De La Acción de Tutela

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Sentencia T-598/12

ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA DE MUJER


TRABAJADORA EMBARAZADA-Presupuestos para la procedencia
de la acción de tutela

De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política, y el artículo 6º del


Decreto 2591 de 1991, la acción de tutela procede como mecanismo de
protección de los derechos fundamentales (i) cuando no existen otros medios
de defensa judicial del derecho; (ii) cuando existen tales medios, pero no son
eficaces o idóneos para salvaguardar el interés iusfundamental, en atención a
las circunstancias del caso concreto y las condiciones personales del
peticionario; o (iii) cuando sea imprescindible la intervención del juez de
tutela para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable en los derechos
constitucionales.

DERECHO FUNDAMENTAL A LA ESTABILIDAD LABORAL


REFORZADA DE MUJER EMBARAZADA Y DURANTE EL
PERIODO DE LACTANCIA-Reglas para la protección

La Corte ha señalado que la protección al derecho a la estabilidad reforzada


de la mujer embarazada opera siempre que concurran los siguientes
presupuestos: a) que el despido se ocasione durante el período amparado por
el "fuero de maternidad", esto es, que se produzca en la época del embarazo o
dentro de los tres meses siguientes al parto; b) que a la fecha del despido el
empleador tuviera conocimiento, o debiera conocer, del estado de gravidez; c)
que el despido sea consecuencia del embarazo, es decir, que no esté
directamente relacionado con una causal objetiva y relevante que lo
justifique; d) que no medie autorización expresa del inspector del trabajo si se
trata de trabajadora oficial o privada, o resolución motivada del jefe del
respectivo organismo si se trata de empleada pública; y e) Que el despido
amenace el mínimo vital de la actora o del niño que está por nacer”.

DERECHO A LA ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA DE


MUJER EMBARAZADA EN CONTRATO DE PRESTACION DE
SERVICIOS-Reiteración de jurisprudencia

El derecho a la estabilidad laboral reforzada de la mujer embarazada, si bien


fue concebido en un comienzo como un derecho propio de la relación laboral,
constituye, en realidad, una protección a la mujer derivada del mandato de no
discriminación, el derecho fundamental al mínimo vital y la especial
protección a los menores (por nacer y recién nacidos). Los fundamentos
constitucionales recién mencionados, así como la realidad colombiana
caracterizada por la dificultad de acceder a puestos estables de trabajo,
llevaron a la Corporación a concluir que la protección se extiende a cualquier
2

opción de vinculación o ejecución de tareas productivas por parte de mujeres


embarazadas o lactantes. La protección derivada de la estabilidad laboral
reforzada se extiende entonces, sin lugar a dudas, a los vínculos originados en
contratos u órdenes de prestación de servicios, con independencia de la
naturaleza jurídica del empleador.

MUJER EMBARAZADA EN CONTRATO DE PRESTACION DE


SERVICIOS

PROTECCION LABORAL REFORZADA DE MUJER


EMBARAZADA Y EN PERIODO DE LACTANCIA-Orden al
Ministerio de Defensa Nacional y a hospital para que efectúen el pago de
las sumas dejadas de percibir por concepto de honorarios

Referencia: expedientes T-3411554 Y T-


3413576 (acumulados)

Acciones de tutela presentadas por Dalia


Viviana Olarte Brijaldo contra el Ejército
Nacional de Colombia y otro; y por Icela
Yojana Osorio Luquez contra el Hospital
Eduardo Arredondo Daza ESE.

Magistrada Ponente:
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA

Bogotá, D.C., veintisiete (27) de julio dos mil doce (2012)

La Sala Primera de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


Magistrados Adriana María Guillén Arango, María Victoria Calle Correa y
Mauricio González Cuervo, en ejercicio de sus competencias constitucionales
y legales, ha proferido la siguiente

SENTENCIA

En el proceso de revisión de los fallos proferidos, en primera instancia, por la


Sala de Decisión Civil del Tribunal Superior de Bogotá, el diecinueve (19) de
diciembre de dos mil once (2011), y en segunda instancia por la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, el nueve (9) de febrero de dos
mil doce (2012), dentro de la acción de tutela instaurada por Dalia Viviana
Olarte Brijaldo contra el Ejército Nacional de Colombia y otro; y de los fallos
proferidos, en primera instancia, por el Juzgado Segundo Civil del Circuito de
3

Valledupar el diecinueve (19) de julio de dos mil once (2011), y en segunda


instancia, por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Valledupar el quince (15) de septiembre de dos mil once (2011), proferidos
con ocasión de la acción de tutela instaurada por Icela Yojana Osorio Luquez
contra el Hospital Eduardo Arredondo Daza ESE.

Los procesos de la referencia fueron seleccionados para revisión y acumulados


entre sí por presentar unidad de materia, por la Sala de Selección Número
Tres, mediante auto de marzo (29) de dos mil doce (2012).

I. ANTECEDENTES

Las peticionarias Dalia Viviana Olarte Brijaldo e Icela Yojana Osorio Luquez
instauraron acción de tutela contra el Ejército Nacional de Colombia y contra
el Hospital Eduardo Arredondo Daza respectivamente porque a su juicio
dichas entidades vulneraron su derecho fundamental a la estabilidad laboral
reforzada de la mujer embarazada, al no renovar el contrato de prestación de
servicios por medio del cual estaban vinculadas a tales entidades públicas.

De acuerdo con la solicitud de tutela y las pruebas obrantes en el expediente,


las accionantes sustentan sus peticiones en los siguientes hechos.

Expediente T 3411554

1. Hechos

1.1. El 31 de enero de 2011, Dalia Viviana Olarte Brijaldo suscribió un


contrato de prestación de servicios técnicos con el Ministerio de Defensa
Nacional -Ejército Nacional-, Liceos del Ejercito, cuyo objeto era el desarrollo
de actividades de apoyo especializado en el área de matemáticas en el Colegio
de Bachillerato “Patria” y respecto del cual se fijó un plazo de ejecución de
once meses, esto es de enero a diciembre de dos mil once (2011).1

1.2. El primero (1º) de noviembre de dos mil once (2011) la actora informó de
manera verbal su estado de gravidez a la rectora del colegio donde prestaba
sus servicios, hecho que a su juicio, motivó la no renovación de su contrato
para el año siguiente, pues antes de dar aviso sobre su estado a la accionada,
ya le habían solicitado allegar los documentos necesarios para renovar su
contrato. Sin embargo, después de conocer esa situación, la entidad procedió a
comunicarle que su contrato terminaría en diciembre. 2 Agregó que, de hecho.

1 Contrato de Prestación de servicios técnicos No. 051 Celic 2011. Folios 4-6 cuaderno principal del
expediente ( en adelante cuando se haga mención a un folio deberá entenderse que forma parte del cuaderno
principal del expediente a menos que se diga lo contrario).

2 Escrito de tutela. Folios 1-3. Específicamente en el folio 1 la accionante manifiesta “(…) tan pronto como
manifesté mi estado de embarazo fui informada de que el próximo año no seré contratada (...)”.
4

el contrato ya había sido prorrogado en una ocasión en el año dos mil diez
(2010).

1.3. La demandante aduce que a pesar de que el contrato celebrado era de


prestación de servicios, se cumplían en su ejecución los requisitos de
subordinación y dependencia que hacen presumir la existencia de una relación
laboral.

2. Solicitud de tutela

Dalia Viviana Olarte Brijaldo sostiene que la decisión del Ministerio de


Defensa -Ejército Nacional- Liceos del Ejército vulnera sus derechos
fundamentales y los de su hijo por nacer, al privárseles del sustento económico
requerido para subsistir. Por lo anterior, solicita al juez de tutela ordenar al
demandado (i) continuar con la relación laboral y (ii) reconocer las
prestaciones sociales a que haya lugar.

3. Respuesta del Ministerio de Defensa- Ejército Nacional- Liceos del


Ejército a la acción de tutela.

A través del Subdirector General de los Liceos del Ejército, la entidad


accionada dio respuesta a la acción de tutela. En su escrito manifestó que,
como ordenador del gasto, no le constaba el estado de gravidez de la
accionante, ya que después de revisar la carpeta de sus documentos no
encontró comunicación escrita que informara su estado, únicamente hay un
certificado de incapacidad por seis (6) días expedido por la EPS Saludcoop. 3
Sin embargo, en este no se hace mención a su estado de gestación. Por lo que
explicó que su decisión de no contratarla para el año siguiente no fue
motivada por su estado, sino porque ya se había vencido el plazo pactado para
la ejecución del mismo. Argumentó también que en este caso no concurren los
requisitos para aplicar la figura de la estabilidad laboral reforzada, comoquiera
que no existió una relación laboral entre las partes. Por último, solicitó la
declaratoria de improcedencia de la acción de tutela, aduciendo la existencia
de otros mecanismos de defensa judicial efectivos para dirimir el conflicto.

4. Decisiones objeto de revisión

4.1. Primera instancia

El Tribunal Superior de Bogotá, Sala de Decisión Civil, mediante sentencia


del diecinueve (19) de diciembre de dos mil once (2011) denegó el amparo
solicitado. A su juicio, no se cumplen los requisitos establecidos por la
jurisprudencia constitucional para la procedencia del amparo solicitado bajo la
figura de la estabilidad laboral reforzada. Lo anterior, por cuanto al momento
de interposición de la acción de tutela la relación entre la demandante y el

3 Incapacidad aportada al proceso por el accionante y la entidad accionada. Reposan en los folios 18 y 36.
5

Ejército Nacional continuaba vigente, aunado al hecho de que las


circunstancias constitutivas de la acción de tutela son futuras e inciertas.

Impugnación

La demandante solicitó la revocatoria de la decisión de primera instancia y, en


su lugar, pidió conceder el amparo deprecado. Argumentó que el Ejército
Nacional de Colombia no le notificó la decisión de no prorrogar el contrato de
acuerdo con el artículo 45 del Código Sustantivo de Trabajo. De hecho, le
solicitaron los documentos para renovar su contrato hasta antes de informar
su embarazo. Insistió en que la decisión del demandado fue motivada por su
estado de gestación, hecho evidentemente contrario al ejercicio de sus
derechos fundamentales.

4.2. Segunda instancia

La Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, mediante fallo del


nueve (9) de febrero de dos mil doce (2012), confirmó la sentencia de primera
instancia. Sostuvo la Corporación que, en tanto no hay pruebas de que la
entidad tuviera conocimiento del estado de embarazo de la accionante y que
como consecuencia de ello hubiese decidido no volver a contratarla. Por otra
parte, adujo que tampoco hay prueba de la afectación al mínimo vital de la
peticionaria y su hijo.

Expediente T-3413576

Hechos

1.1. El 27 de julio de 2010 Icela Johana Osorio Luquez suscribió contrato de


prestación de servicios como auxiliar de enfermería con el Hospital Eduardo
Arredondo Daza, para desarrollar acciones de prevención y promoción de
salud infantil en determinadas zonas de la ciudad de Valledupar. Así mismo, se
desempeñó en el área de vacunación, saneamiento ambiental y zoonosis.4

1.2. La accionante expone que informó al demandado mediante examen de


embarazo y memorial que fue anexado a su hoja de vida, su estado de
gestación.5 Sin embargo, el 27 de enero de 2012 el Hospital Eduardo
Arredondo Daza decidió dar por terminado su contrato. A su juicio, la
terminación del contrato se dio por su estado de gravidez, sin que para ello
mediara autorización del Inspector del Trabajo. Agrega que, si bien el contrato
suscrito con la entidad se regía bajo la modalidad de prestación de servicios,
las funciones propias del cargo, el horario, la remuneración y la
subordinación, generaron entre las partes una verdadera relación laboral.

4 Contrato de prestación de servicios No. SF-164 suscrito por la accionante y la ESE Hospital Eduardo
Arredondo Daza. Folios 16-20.

5 Memorial Dirigido a las directivas del Hospital Eduardo Arredondo Daza. Folio 38.
6

2. Solicitud de tutela

La decisión del Hospital Eduardo Arredondo Daza a juicio de la actora


comporta la vulneración de sus derechos fundamentales a la estabilidad
laboral reforzada de la mujer embarazada y la deja en estado de desamparo, al
igual que su hijo que esta por nacer y su otra hija de 2 años de edad. Por lo
anterior, solicita se decrete la nulidad de la terminación del contrato y en
consecuencia su reintegro, así como el pago de 60 días de salario, de acuerdo
al artículo 239 del Código Sustantivo del Trabajo.

3. Respuesta del Hospital Eduardo Arredondo Daza a la acción de tutela.

Dentro del término el Hospital Eduardo Arredondo Daza contestó la acción de


tutela solicitando que se negara el amparo. Para sustentar su petición, indicó
que el plazo pactado en el contrato de prestación de servicios era de 6 meses y
que el hecho generador de la terminación del mismo fue el cumplimiento del
mismo. Así mismo, aseguró desconocer el estado de embarazo de la actora al
momento de la terminación del contrato. Por último, alegó que no se cumplen
de los requisitos establecidos para dar aplicación a la figura de la estabilidad
laboral reforzada.

4. Decisiones de instancia bajo revisión

4.1. Primera instancia

El Juzgado Segundo Civil del Circuito de Valledupar, mediante fallo de nueve


(9) de julio de dos mil once (2011) declaró improcedente la acción de tutela.
Argumentó que no se cumplen los criterios establecidos por la jurisprudencia
para dar aplicación a la figura de la estabilidad laboral reforzada. Lo anterior,
por cuanto lo que motivó la terminación del contrato fue el vencimiento del
plazo acordado por las partes y no el estado de embarazo de la trabajadora.
Adicionalmente, indicó que no estaba probada la afectación al minino vital de
la actora, razón por la cual debía acudir a los mecanismos ordinarios de
defensa judicial.

4.2 Impugnación

Inconforme con la decisión la accionante interpuso recurso de apelación.


Sustentó que: (i) el cumplimiento del plazo pactado no justifica la terminación
del contrato cuando subsisten las causas que llevaron a la celebración del
mismo; (ii) la acción de tutela resulta procedente para lograr el reintegro de
una trabajadora en estado de embarazo, cuando del análisis del caso se
desprende que el mínimo vital de la madre y del hijo por nacer se encuentra
gravemente amenazado (iii) la decisión del demandado no sólo vulnera sus
derechos fundamentales, también desconoce los de su hijo recién nacido y su
7

hija de 2 años de edad, al privarles de un ingreso mínimo que garantice su


subsistencia en condiciones de dignidad.

4.3. Segunda instancia

En sentencia de septiembre quince (15) de dos mil once (2011), el Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Valledupar Sala Civil- Familia- Laboral,
confirmó la decisión de primera instancia. Para llegar a dicha conclusión, el
fallador de segunda instancia indicó que la razón que motivó la terminación
del contrato de trabajo fue el vencimiento del plazo pactado y no el estado de
gestación de la demandante. Además, afirmó que no existía certeza respecto
de que el Hospital Eduardo Arredondo Daza tuviera conocimiento del estado
de gravidez de la actora.

II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

Esta Sala es competente para revisar el fallo de tutela proferido dentro del
trámite de la referencia, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 86,
inciso 3°, y 241, numeral 9°, de la Constitución Política, en concordancia con
los artículos 33, 34, 35 y 36 del Decreto 2591 de 1991.

2. Presentación del caso y problema jurídico

2.1. De conformidad con las situaciones fácticas expuestas en el acápite de


antecedentes se le atribuye a las entidades accionadas la presunta vulneración
del derecho fundamental a la estabilidad laboral reforzada de la mujer
embarazada de las peticionarias, al no renovar el contrato de prestación de
servicios que habían suscrito, a pesar de su estado de embarazo. En ambas
situaciones, las mujeres gestantes solicitaron a los jueces de tutela la
protección de sus derechos derivados del denominado fuero de maternidad
(art. 43 C.N.), esto es, el reconocimiento de la indemnización por despido
injustificado, los aportes correspondientes a la seguridad social y el reintegro a
los trabajos que venían desempeñando.

Frente a estas pretensiones, las entidades demandadas alegaron la


improcedencia de la protección derivada del fuero de maternidad, comoquiera
que, de un lado, la relación contractual que existía entre estas y las accionantes
era de prestación de servicios y no laboral, y de otro, no conocían el estado de
embarazo de las peticionarias.

Por su parte, los jueces de instancia denegaron las solicitudes de las tutelas
impetradas alegando, en términos generales, que no se presentaron pruebas en
los expedientes de que las actoras hubieran notificado a las accionadas de su
estado de embarazo, ni de la afectación a su mínimo vital. Además, estimaron
que las accionantes contaban con otro medio judicial de defensa.
8

2.2. Con fundamento en los hechos expuestos y en las decisiones proferidas


por los jueces de instancia, le corresponde a esta Sala de Revisión determinar
si ¿unas entidades públicas (Ejército Nacional de Colombia y el Hospital
Eduardo Arredondo Daza) desconocieron el derecho al fuero de maternidad y
la estabilidad laboral reforzada de sus contratistas (Dalia Viviana Olarte
Brijaldo y de Icela Yojana Osorio Luquez) con las cuales suscribieron un
contrato de prestación de servicios, al darlo por terminado, argumentando el
vencimiento del plazo, a pesar de que estas se encontraban en estado de
embarazo y sin que mediara autorización previa de la oficina del trabajo?

2.3. Antes de resolver el anterior interrogante la Sala analizara si las acciones


de tutela de la referencia son procedentes y, de ser así, pasará a resolver el
problema jurídico propuesto, haciendo referencia a (i) el fuero de maternidad
derivado de la especial protección constitucional a las mujeres durante el
embarazo y la lactancia, (ii) el derecho a la estabilidad laboral reforzada de la
mujer en estado de embarazo cuando su vinculación es por medio de un
contrato de prestación de servicios y finalmente estudiará (iii) los casos
concretos.

3. Procedibilidad de la acción de tutela para la protección de la


estabilidad laboral reforzada de mujeres en estado de embarazo.

3.1. De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política, y el artículo 6º


del Decreto 2591 de 1991, la acción de tutela procede como mecanismo de
protección de los derechos fundamentales (i) cuando no existen otros medios
de defensa judicial del derecho; (ii) cuando existen tales medios, pero no son
eficaces o idóneos para salvaguardar el interés iusfundamental, en atención a
las circunstancias del caso concreto y las condiciones personales del
peticionario; o (iii) cuando sea imprescindible la intervención del juez de
tutela para evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable en los derechos
constitucionales.6

Pues bien, en relación a los casos en los que se invoca la protección a la


estabilidad laboral reforzada, la Corte ha sostenido que resulta procedente la
acción de tutela, debido a la estrecha relación que guardan estos asuntos con el
principio constitucional de no discriminación, y con los mandatos superiores
de protección de grupos vulnerables, como las mujeres en embarazo,
trabajadores aforados y las personas con discapacidad, comoquiera que frente
a la terminación del vínculo del cual derivan su sustento y, en muchas
ocasiones el de su familia, quienes pertenecen a estos grupos no encuentran
otro mecanismo que tenga el grado adecuado de eficacia para solicitar la

6 De hecho, el Decreto 2591 de 1991, en su artículo 6.1, de manera expresa dispone que la eficacia de los
medios ordinarios de defensa judiciales será apreciada en el caso concreto, atendiendo a las circunstancias en
que se encuentre el solicitante.
9

defensa de sus derechos fundamentales a la estabilidad laboral reforzada, al


mínimo vital y a la seguridad social.7

De esta forma, la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional ha señalado


tanto por vía de control abstracto8 como en control concreto,9 que cuando lo
que se reclama es la efectividad de la protección especial a la maternidad,
procede la tutela como mecanismo judicial prevalente, pues tal protección está
consagrada en el ordenamiento constitucional colombiano y en los
instrumentos internacionales, en consideración de los derechos de las
trabajadores, la especial protección a la mujer, el principio de igualdad y los
derechos del hijo por nacer; siendo primordial que durante el período del parto
y post parto las necesidades de la madre y el recién nacido sean atendidas
oportuna e integralmente.
7 Respecto de la procedencia de la acción de tutela para la protección de mujer embarazada se puede
consultar entre otras, las sentencias T-1138 de 2003 (MP Rodrigo Escobar Gil) En esta oportunidad la Corte a
propósito de la revisión del caso de una mujer embarazada que tenía un contrato de prestación de servicios
con una empresa privada que había decidido no renovar su contrato, a pesar de que se encontraba en estado de
embarazo. En dicha providencia la Sala Quinta de Revisión de esta Corporación hizo una línea jurisprudencial
de procebilidad de la acción de tutela para el amparo de la estabilidad laboral reforzada de las mujeres
embarazada. la Corte sostuvo expresamente lo siguiente: “si la acción de tutela se encuentra establecida para
proteger los derechos fundamentales de las personas, cuando quiera que aquellos resulten amenazados o
vulnerados por un particular o una autoridad pública, es evidente que si el derecho de la mujer a no ser
despedida en estado de gestación, es de aquellos de carácter fundamental como se acaba de indicar, la
acción de tutela ha de ser procedente en estos casos. No obstante, y a fin de no mermar la eficacia propia que
la vía ordinaria ofrece para ventilar tales asuntos, es del caso, limitar la procedencia de la acción de tutela a
los específicos supuestos que la jurisprudencia de la Corte ha fijado al respecto.”

8 Ver las Sentencias C-470 de 1997 (MP. Alejandro Martínez Caballero) en la que se declaró exequible el
artículo 239 del Código Sustantivo del Trabajo, tal y como fue modificado por el artículo 35 de la Ley 50 de
1990, en el entendido de que carece de todo efecto el despido de una trabajadora durante el embarazo, o en los
tres meses posteriores al parto, sin la correspondiente autorización previa del funcionario del trabajo
competente, quien debe verificar si existe o no justa causa probada para el despido, y C-199 de 1999 (MP.
Eduardo Cifuentes Muñoz) que resolvió declarar exequible el aparte “a título de indemnización por
maternidad, el valor de doce (12) semanas de descanso remunerado a que tiene derecho como licencia de
maternidad” del artículo 62 de la Ley 443 de 1998, demandado. Ello, bajo el entendido de que la expresión
“la indemnización a que tendría derecho”, a la que se refiere la primera parte del tercer inciso del mencionado
artículo, incorpora (1) la compensación por la totalidad de los salarios dejados de percibir en el interregno
entre el retiro y la fecha del parto y, (2) el pago mensual, a la correspondiente entidad promotora de salud, de
la parte de la cotización al Sistema General de Seguridad Social en Salud que corresponde a la entidad pública
en los términos de la ley, durante toda la etapa de gestación y los tres meses posteriores al parto.

9 Ver entre otras, las sentencias: T-420 de 1992 (MP. Simón Rodríguez Rodríguez); T-179 de 1992 (MP.
Alejandro Martínez Caballero), T-273 de 1992 (MP. Carlos Gaviria Díaz), T-437 de 1992 (MP. Carlos Gaviria
Díaz), T-495 de 1992 (MP. Alejandro Martínez Caballero) y SU-491 de 1993 (MP. Eduardo Cifuentes
Muñoz); T-292 de 1993 (MP. Fabio Morón Díaz), T-339 de 1993 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa), T-341 de
1993 (MP. Carlos Gaviria Díaz) y T-503 de 1994 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa); T-211 de 1994 (MP.
Alejandro Martínez Caballero) y T-358 de 1995 (MP. Alejandro Martínez Caballero); T-568 de 1996 (MP.
Eduardo Cifuentes Muñoz); T-662 de 1997 (MP. Alejandro Martínez Caballero); T-656 de 1997 (MP. Eduardo
Cifuentes Muñoz) y T-792 de 1998 (MP. Alfredo Beltrán Sierra); T-104 de 1998 (MP. Eduardo Cifuentes
Muñoz), T-149 de 1998 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz), T-205 de 1998 (MP. Alfredo Beltrán Sierra), T-316
de 1998 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz), T-339 de 1998 (MP. Vladimiro Naranjo Mesa), T-347 de 1998 (MP.
Eduardo Cifuentes Muñoz), T-362 de 1998 (MP. Alfredo Beltrán Sierra, T-365 de 1998 (MP. Alejandro
Martínez Caballero), T-380 de 1998 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz) y T-458 de 1999 (MP. Alfredo Beltrán
Sierra).
10

3.2. En ese orden de ideas, la Sala considera que las acciones de tutela objeto
de estudio son procedentes. En efecto, ambas peticionarias fueron
desvinculadas de las entidades accionadas mientras estaban en embarazo y lo
que pretenden es precisamente obtener la protección especial derivada de la
maternidad y el goce efectivo de sus derechos fundamentales al trabajo y al
mínimo vital durante el periodo del parto y lactancia, con el fin de cubrir las
necesidades básicas de sus hijos que están por nacer, el cual, de acuerdo con
varios pronunciamientos de esta Corte, es un derecho fundamental cuya
protección puede pedirse por medio de la acción de tutela.10

La Sala procederá entonces a resolver de fondo del problema jurídico


propuesto de acuerdo al esquema planteado previamente en esta providencia.

4. Marco de protección a la mujer en estado de embarazo. Presupuestos


jurisprudenciales para el amparo de la estabilidad laboral reforzada

4.1. La Constitución consagra una protección especial a favor de la mujer


trabajadora gestante en los términos de los artículos 13, 43 y 53 superiores.
Esta protección propende por la exclusión de cualquier forma de
discriminación contra la mujer por razones de sexo y supone, de un lado la
creación e implementación de acciones afirmativas por parte del Estado, y de
otro la asistencia y protección a la mujer en estado de embarazo, durante el
tiempo que éste dure y después del parto (Art. 43), lo que implica por
supuesto, el deber del legislador de incluir como principio mínimo
fundamental en el desarrollo normativo del derecho al trabajo, la estabilidad
laboral y la protección a la mujer y a la maternidad en este campo. (Art. 53).

Este precepto constitucional impone al Estado el deber de garantizar (i) la


protección de la vida en gestación, (ii) la asistencia necesaria a la mujer
durante su embarazo, así como (iii) el goce efectivo de sus derechos
fundamentales durante esta etapa, especialmente de su derecho al trabajo, del
cual se deriva el sustento económico que le va a permitir cubrir sus
necesidades y las de su hijo por nacer, o recién nacido.11

10 Sentencia T-373 de 1998 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz). En esta oportunidad la corte sostuvo que: “el
derecho a no ser discriminada por razón del embarazo - del cual surge el derecho a una estabilidad laboral
reforzada -, se encuentra consagrado, entre otros, en los artículos 43 y 53 de la Constitución. En este sentido
se ha afirmado que el mismo no constituye un derecho constitucional fundamental, pues las mencionadas
normas establecen derechos sociales o económicos de naturaleza programática. No obstante, tal afirmación
ignora que el derecho a no ser discriminada a causa del embarazo se deriva del derecho fundamental a la no
discriminación por razón de género, consagrado en el artículo 13 de la Constitución Política. Por
consiguiente, debe sostenerse que la estabilidad reforzada a la que se ha hecho referencia no es sino una
derivación del derecho fundamental a la igualdad de la mujer embarazada”. En el mismo sentido, la
Sentencia C-470 de 1997 (M.P. Alejandro Martínez Caballero).

11 En concordancia con las disposiciones constitucionales señaladas, el deber de protección a la mujer


gestante y al hijo por nacer también se encuentra contenido en diferentes instrumentos internacionales, que
por disposición del artículo 93 superior hacen parte de la legislación interna, y sirven como herramientas de
interpretación de los derechos y deberes consagrados en la Constitución. Algunos de estos instrumentos son:
11

4.2. Ahora bien, el Código Sustantivo del Trabajo dispone en su artículo 239
que ninguna mujer trabajadora puede ser desvinculada por motivo de
embarazo o lactancia, y que se presume que ha sido despedida por estos
motivos cuando la terminación unilateral de la relación por el empleador tiene
lugar dentro del periodo de gestación, o los tres meses siguientes al parto, sin
que medie autorización de la autoridad laboral competente; además, establece
que la trabajadora despedida sin autorización tiene derecho al pago de una
indemnización equivalente a sesenta (60) días de salario, y doce (12) semanas
de descanso remunerado, sin perjuicio del reconocimiento de las prestaciones
e indemnizaciones de ley, causadas durante la vigencia del contrato.

A su vez, el artículo 240 (ibídem) señala que el despido de una mujer gestante
debe ser autorizado por el inspector de trabajo o el alcalde municipal, en los
lugares en los que no exista inspector, después de oír a la trabajadora, y de
constatar que la solicitud se hizo con fundamento en alguna de las causales
consagradas en los artículos 6212 y 6313 del mismo Código, que le permiten al
empleador dar por terminado unilateralmente el contrato de trabajo.
4.3. Por su parte, la jurisprudencia constitucional ha sostenido que la
protección a la mujer trabajadora gestante, a través del desarrollo
constitucional y legal señalado, constituye una concreción de una garantía
general denominada “fuero de maternidad”, que comprende la protección
específica prevista en el ordenamiento jurídico en favor de la mujer
embarazada, con un receso remunerado antes y después del parto, la
prestación de los servicios médicos y hospitalarios, la licencia remunerada
para la lactancia del recién nacido y la estabilidad laboral reforzada. Por
medio de esta última se busca que el vínculo laboral entre trabajador y
empleador no se rompa injustificadamente, y que tal hecho vulnere o amenace
derechos fundamentales de los trabajadores y de sus familias, especialmente
su derecho al mínimo vital.

Frente a este punto, la Corte ha señalado que la protección al derecho a la


estabilidad reforzada de la mujer embarazada opera siempre que concurran los

la Declaración Universal de Derechos Humanos (Art. 25: la maternidad y la infancia tienen derecho a
cuidados y asistencia especiales) ratificada por Colombia mediante la Ley 74 de 1968, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Art. 10.2: se debe conceder especial
protección a las madres durante un período de tiempo razonable antes y después del parto) ratificado por
Colombia mediante la ley 74 de 1968, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer de la Asamblea General de la ONU (Art. 11: los Estados partes deben adoptar
“todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo)
ratificada por Colombia mediante ley 51 de 1981, el Convenio 111 de la OIT que prohíbe la discriminación en
materia de empleo y ocupación, aprobado por Colombia mediante la Ley 22 de 1967 y ratificado en 1969 y la
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño ratificada por Colombia mediante la Ley 12 de 1991.

12 El artículo 62 del Código Sustantivo del Trabajo establece las causas para terminar unilateralmente el
contrato de trabajo por parte del empleador y del trabajador.

13 El artículo 63 del Código Sustantivo del Trabajo consagra la terminación unilateral del contrato de trabajo
por una justa causa.
12

siguientes presupuestos: a) que el despido se ocasione durante el período


amparado por el "fuero de maternidad", esto es, que se produzca en la época
del embarazo o dentro de los tres meses siguientes al parto; b) que a la fecha
del despido el empleador tuviera conocimiento, o debiera conocer, del estado
de gravidez; c) que el despido sea consecuencia del embarazo, es decir, que no
esté directamente relacionado con una causal objetiva y relevante que lo
justifique; d) que no medie autorización expresa del inspector del trabajo si se
trata de trabajadora oficial o privada, o resolución motivada del jefe del
respectivo organismo si se trata de empleada pública; y e) Que el despido
amenace el mínimo vital de la actora o del niño que está por nacer.14

Ahora bien, frente al cumplimiento estricto de los requisitos mencionados esta


Corporación a partir de la sentencia T-095 de 2008 15 ha sostenido que la
exigencia de acreditar que el empleador conocía o debía conocer el estado de
embarazo de la trabajadora no puede ser interpretada de manera rígida, sino
que debe interpretarse en forma tal que proyecte la protección de los derechos
fundamentales de la mujer en el mayor rango posible.

4.4. En la línea de esas consideraciones, la Sala Octava de Revisión sostuvo en


el mencionado fallo que teniendo en cuenta la desigualdad entre las partes de
la relación laboral, en determinados supuestos (por ejemplo, cuando el
empleador se rehúsa a recibir una carta de aviso del embarazo) puede resultar
muy difícil para la afectada acreditar la ocurrencia de la actitud
discriminatoria. Precisamente, la Sala señaló que por esta vía se puede vaciar
el contenido de la protección que el Legislador estableció en el marco del
derecho del trabajo a favor de dos grupos de especial protección constitucional
como la mujer gestante y los menores por nacer o recién nacidos. Esta
posición ha sido interpretada en la jurisprudencia como: (i) una consecuencia
de la protección que objetivamente ampara a la mujer gestante en el ámbito
laboral o (ii) una inversión de la carga de la prueba destinada a ampliar el
alcance de la protección a la estabilidad laboral de las mujeres en estado de
embarazo.

4.5. Por esa razón, esta Sala de Revisión considera que si bien no son
exigibles pruebas formales sobre la notificación de el estado de embarazo por
parte de la trabajadora al empleador, sí debe desprenderse de todos los indicios
y pruebas relevantes que obren en el expediente que el empleador conocía o
debía conocer el estado de embarazo para que la tutela prospere, aspecto que
deberá ser analizado en el marco de los casos concretos.

5. Protección a la estabilidad laboral reforzada cuando la vinculación se


produce a través de contrato de prestación de servicios con una entidad

14 Requisitos señalados en las sentencias T-373 de 1998 (MP. Eduardo Cifuentes Muñoz), T-426 de 1998 y
T-778 de 2000 (MP. Alejandro Martínez Caballero), T-550 de 2004 (MP. Manuel José Cepeda), T-185 de 2005
(MP. Alfredo Beltrán Sierra) y T-291 de 2005 (MP. Manuel José Cepeda), entre otras.

15 MP. Humberto Antonio Sierra Porto.


13

pública o privada. Reiteración de jurisprudencia y solución de los casos


concretos.

5.1. Esta Corporación ha señalado que tanto el fuero de maternidad como el


derecho fundamental a la estabilidad laboral reforzada constituyen mandatos
directamente derivados de las normas constitucionales. En consecuencia, la
especial protección de la que goza la mujer gestante en el ámbito laboral, debe
extenderse a cualquier escenario relacionado con el desempeño de labores
productivas, destinadas a asegurar la manutención de la mujer y de su familia,
sin importar la naturaleza del vínculo.

En razón a ello, la jurisprudencia constitucional ha concedido el amparo del


derecho a la estabilidad laboral reforzada de mujeres que fueron contratadas
laboralmente por término fijo, por obra o labor, así como los derechos de
mujeres que prestaban servicios por intermedio de una cooperativa de trabajo
asociado o a través de contratos de prestación de servicios, bien sea de
carácter civil16 o administrativo, y que fueron desvinculadas en estado de
embarazo.

Particularmente respecto de la vinculación por medio de contratos estatales de


prestación de servicios, esta Corte ha reconocido que, de acuerdo a naturaleza
del contrato, las relaciones que surgen de este tipo de vinculación, se
caracterizan, a diferencia de los contratos laborales por los siguientes
elementos: (i) su objeto se refiere al desarrollo de actividades relacionadas con
la administración y funcionamiento de la entidad, (ii) el contratista goza de
autonomía e independencia para el cumplimiento de su labor, (iii) se suscribe
cuando la actividad contratada no puede realizarse con personal de planta de
la entidad o cuando requiere de conocimientos especializados; y (iv) su
término es el indispensable para ejecutar el objeto contratado.17

5.2. Ahora bien, en relación a la protección de la estabilidad laboral reforzada


de las mujeres en estado de embarazo cuya vinculación con la entidad o
autoridad accionada se origina en un contrato de prestación de servicios, bien
sea con una entidad estatal o con empresas privadas, es preciso señalar que la
jurisprudencia constitucional también ha garantizado los derechos de la mujer
con fuero de maternidad, ofreciendo diversas respuestas y formas de

16 Este tipo de contratos se rigen por las disposiciones contenidas por el libro cuarto del Código Civil “de
las obligaciones en general y de los contratos”.

17 Al respecto, la Corte explicó en la sentencia T-031 de 2011 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva) a propósito
del estudio de dos acciones de tutela interpuestas por mujer que habían suscrito un contrato de prestación de
servicios con entidades públicas : “[e]n el caso de que las actividades con ellos atendidas demanden una
permanencia mayor e indefinida, excediendo su carácter excepcional y temporal para convertirse en
ordinario y permanente, será necesario que la respectiva entidad adopte las medidas y provisiones
pertinentes a fin de que se dé cabal cumplimiento a lo previsto en el artículo 122 de la Carta Política, según
el cual se requiere que el empleo público quede contemplado en la respectiva planta y previstos sus
emolumentos en el presupuesto correspondiente.”
14

protección, en atención a las distintas situaciones que se pueden presentar en


cada caso concreto.

En ese sentido se pronunció la Corporación en la sentencia T-1201 de 2001.18


En esta decisión se estudió el caso de una contadora pública que había
prestado sus servicios de manera interrumpida por aproximadamente tres años
para la ESE Hospital San Martín de Sardinata, a través de órdenes sucesivas
de prestación de servicios, y que, luego de informar su estado de embarazo y
una vez finalizada la ejecución de la última orden, fue notificada de la
terminación del contrato.

En tal oportunidad la Corte concedió la tutela como mecanismo transitorio, y


ordenó restablecer un vínculo laboral con la peticionaria que le permitiera
continuar ejerciendo sus funciones en condiciones similares a aquellas en que
lo venía haciendo. También ordenó a la actora interponer la acción ordinaria
para resolver de manera definitiva la controversia respecto de su relación con
la entidad accionada.

De igual manera, en la providencia T-501 de 2004, 19 la Sala Novena de


Revisión concedió el amparo del derecho fundamental a la estabilidad laboral
reforzada de una mujer que sostuvo un vínculo con el Instituto de Seguros
Sociales, mediante un contrato formalmente identificado como de prestación
de servicios, y a quien la entidad accionada desvinculó argumentando el
cumplimiento del plazo pactado, sin tener en cuenta que la actora se
encontraba en estado de embarazo.

En esa oportunidad indicó la Corte que era posible constatar la existencia de


los elementos del contrato de trabajo con base en la noción del “contrato
realidad”, dadas las condiciones de subordinación y dependencia, de las
cuales, era factible derivar una relación de orden laboral pese a que
formalmente las partes habían suscrito un contrato de prestación de servicios.
Como consecuencia, la Corporación ordenó el reintegro de la actora y el pago
de la indemnización de que trata el artículo 239 del Código Sustantivo del
Trabajo, así como el pago de las 12 semanas de descanso remunerado y
demás salarios y prestaciones dejadas de percibir desde el momento del
despido, comoquiera que este carecía de todo efecto.

En el mismo sentido, en la sentencia T-529 de 2004, 20 al estudiar el caso de


una mujer que suscribió un contrato de prestación de servicios con una
universidad pública, que decidió desvincularla mientras se encontraba en
estado de embarazo porque su contrato había vencido, la Sala Sexta concedió
el amparo por considerar que se cumplían los requisitos para proceder a la

18 MP. Manuel José Cepeda Espinosa.

19 MP. Clara Inés Vargas Hernández.

20 MP. Marco Gerardo Monroy Cabra.


15

protección de los derechos invocados, así estuviera en debate la naturaleza del


contrato, toda vez que la madre se encontraba en situación de vulnerabilidad.
Igualmente la Sala citada aclaró que la discusión acerca de si las partes
sostenían (o no) una relación laboral no pueden convertirse en un obstáculo
para la protección de la mujer gestante en el ámbito de los contratos de
prestación de servicio. En el fallo, se expresó:

“De lo expuesto se desprende que (…) existe debate sobre el tipo


de relación que unía a Claudia Marcela Acosta Venegas con la
Universidad Militar ‘Nueva Granada’, asunto que no corresponde
dirimir al juez constitucional y que es de competencia del juez
laboral ordinario. No obstante, la Corte advirtiere que éste no es
obstáculo para conceder la tutela como mecanismo de protección
transitorio siempre que se encuentre probada la vulneración de los
derechos invocados y acreditado el posible acaecimiento de un
perjuicio irremediable”.21

Igualmente en el fallo T-992 de 2005 la Corte revisó el caso de una mujer que
estuvo vinculada al Hospital Santa Clara E.S.E. durante siete meses, mediante
órdenes de prestación de servicios. En la ejecución del contrato, la accionante
quedó embarazada, y la parte accionada decidió dar por terminado el contrato
correspondiente. La Sala Octava de Revisión tuteló de manera transitoria el
derecho a la estabilidad laboral reforzada de la peticionaria. En el estudio del
asunto, consideró la Sala que, aunque el vínculo sostenido entre las partes era
de prestación de servicios, esa denominación encubría un contrato laboral. Por
ello, ordenó a la entidad reintegrar a sus labores a la accionante. Sin embargo,
advirtió a la peticionaria que debía acudir dentro de cuatro (4) meses
siguientes a la jurisdicción ordinaria para reclamar el pago de las prestaciones
sociales.
En la sentencia T-031 de 2011 a propósito del estudio de dos acciones de
tutela interpuestas por mujeres que habían suscrito contratos de prestación de
servicios con entidades públicas, sostuvo la Sala Novena que, en
consideración del principio según el cual la realidad prima sobre las
formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales, se
desvirtúa la existencia material del contrato de prestación de servicios si se
verifica que la relación entre el contratista y la entidad contratante está
mediada por la subordinación. Y, bajo esa consideración no sólo concedió el
amparo a la estabilidad laboral reforzada, también declaró la existencia de un
contrato realidad en ambos casos y ordenó a las entidades accionadas a (i)
cancelar la indemnización de que trata el artículo 239 del Código Sustantivo
del Trabajo; (ii) reconocer la licencia de maternidad; y (iii) pagar los salarios y
21En esta oportunidad la Corte sostuvo que, cuando el juez de tutela advierta que una mujer es despedida de
su empleo a causa de su embarazo o por el hecho del parto, y que tal hecho ha puesto en peligro el mínimo
vital de ella y su hijo recién nacido, o que la desvinculación constituye una flagrante violación al derecho a la
igualdad de las mujeres, sea cual sea su vinculación, debe concederse la tutela como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio de sus derechos fundamentales y los del nasciturus.
16

prestaciones sociales dejadas de percibir desde la fecha de su desvinculación


hasta la fecha en que terminó su embarazo.

En la sentencia T-126 de 2012,22 la Corte concedió el amparo de la estabilidad


reforzada a una mujer vinculada a la Superintendencia de Sociedades por
medio de un contrato estatal de prestación de servicios, que había sido
desvinculada de la entidad en estado de embarazo. En aquella oportunidad, la
Sala Séptima de Revisión adujo que el fuero de maternidad operaba
independientemente del tipo de vinculación. En ese fallo, además de verificar
el cumplimiento de los requisitos establecidos por la jurisprudencia para
amparar el derecho, la Corte concluyó que también se presentaban los
elementos propios del contrato de trabajo y por ello ordenó el reintegro y el
pago de las prestaciones sociales dejadas de percibir. En dicha oportunidad se
sostuvo:

“(…) la jurisprudencia constitucional ha admitido la procedencia


excepcional de la acción de tutela cuando se desconoce el principio de
la primacía de la realidad sobre las formalidades en las relaciones de
trabajo. Lo anterior quiere decir, que el juez constitucional debe
determinar, si la relación [independientemente de su denominación
formal] puede asimilarse a un vínculo laboral 23, para lo cual verificará
si se cumplen los siguientes requisitos: (i) el trabajador desempeñaba
una actividad personal, (ii) si la actividad la realizaba en forma
subordinada o dependiente del empleador cumpliendo órdenes
impartidas por éste, relativas al modo, tiempo o cantidad de trabajo y
(iii) si por ello recibía un salario como retribución del servicio
prestado. Verificado lo anterior, se demostrará el vínculo de carácter
laboral, por lo tanto se evaluará la procedencia de la protección a la
estabilidad laboral reforzada.”

En síntesis, en los casos recién expuestos, la Corte Constitucional concedió el


amparo a la estabilidad laboral reforzada de mujeres en estado de embarazo
cuyo contrato con las entidades accionadas, a pesar de ser aparentemente un
contrato estatal de prestación de servicios regido por el artículo 32 de la Ley
80 de 1993,24 constituía una verdadera relación laboral, pues se configuraban
las características esenciales de un contrato de trabajo. A partir de esa premisa,
la Corporación concedió el amparo en los mismos términos en que ocurre en
los casos en los cuales existe un contrato de trabajo formal; es decir, ordenó el
reintegro de las accionantes, el pago de salarios y prestaciones dejadas de
percibir y el reconocimiento de la licencia de maternidad, cuando esta no
había sido cancelada como consecuencia de la desvinculación de las
accionantes.

22 Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.

23 Artículo 23 del C.S. del T.

24“Por la cual se expide el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública”.


17

5.3. De otro lado, también la Corte ha tutelado el derecho a la estabilidad


laboral reforzada de mujeres en estado de embarazo en casos en los que
estaban vinculadas a entidades, tanto de naturaleza pública como privada, por
medio de un contrato de prestación de servicios, sin declarar la existencia de
un contrato realidad, en aquellos eventos en que no existen suficientes
elementos probatorios sobre la existencia de los supuestos del contrato de
trabajo.

Así lo ha hecho, por ejemplo, en las sentencias T-571 de 2011 25 y T-886 de


2011.26 En la primera, la Corte concedió el amparo definitivo a la estabilidad
laboral de cinco mujeres en estado de embarazo cuyas opciones de realización
profesional eran diferentes a un contrato laboral. En dos de estos casos la
vinculación de la mujer se dio por medio de un contrato de prestación de
servicios suscrito con una entidad pública (en virtud del artículo 32 de la ley
80 de 1993),27 cuyo plazo de ejecución había vencido mientras estaban
embarazadas.

En tales asuntos, la respectiva Sala resolvió restablecer la relación contractual


bajo la misma modalidad y condiciones originalmente pactadas y el
reconocimiento de los dineros dejados de percibir durante todo el tiempo de la
interrupción del contrato. Ello, tras considerar que si bien no podía afirmarse
que la no renovación del contrato fuera con ocasión de un trato
discriminatorio, debía garantizarse la protección de la mujer en estado de
embarazo y señaló: “(…) Por tanto, teniendo conocimiento de dicha
situación, la entidad ha debido prorrogar el contrato, por lo menos hasta
tanto se culminara el periodo de fuero y de protección reforzada”.

En la segunda de las sentencias referidas (T-886 de 2011), la Corte tuteló


definitivamente la estabilidad laboral reforzada de una mujer contratista del
Instituto Municipal del Deporte y la Recreación de Yumbo (Valle), a quien la
entidad había decidido no renovar el contrato, a pesar de que la afectada
contaba con seis (6) meses de embarazo.28 En esta oportunidad la Sala Novena

25 MP. Jorge Iván Palacio Palacio.

26 MP. Luis Ernesto Vargas Silva (SPV. Mauricio González Cuervo. AV. María Victoria Calle Correa).

27 Ob cit pie de pág. 23 pág. 13.

28En dicha oportunidad esta Corporación señaló: “(…) la estabilidad laboral se predica de todos los
contratos, sin importar su clase y sin importar que el patrono sea público o privado, pues lo que la
Constitución busca es asegurarle a la trabajadora que su vínculo no se romperá de manera abrupta y por
tanto su sustento y el de su familia no se verá comprometido por una decisión arbitraria del empleador. Esta
estabilidad se predica también para los contratos de prestación de servicios, en los cuales a pesar de
conocerse que su naturaleza no genera una relación laboral de subordinación, se debe aplicar el criterio
establecido por la jurisprudencia, mediante el cual se ha dicho que para los contratos a término fijo el solo
vencimiento del plazo o del objeto pactado, no basta para no renovar el contrato de una mujer embarazada.
Lo anterior, teniendo en cuenta los principios de estabilidad laboral y primacía de la realidad sobre las
18

de Revisión ordenó a la entidad que efectuara el pago de las remuneraciones


dejadas de percibir desde la fecha de su desvinculación y hasta la terminación
del período de lactancia.

5.4 En suma, el derecho a la estabilidad laboral reforzada de la mujer


embarazada, si bien fue concebido en un comienzo como un derecho propio
de la relación laboral, constituye, en realidad, una protección a la mujer
derivada del mandato de no discriminación, el derecho fundamental al mínimo
vital y la especial protección a los menores (por nacer y recién nacidos). Los
fundamentos constitucionales recién mencionados, así como la realidad
colombiana caracterizada por la dificultad de acceder a puestos estables de
trabajo, llevaron a la Corporación a concluir que la protección se extiende a
cualquier opción de vinculación o ejecución de tareas productivas por parte de
mujeres embarazadas o lactantes.

La protección derivada de la estabilidad laboral reforzada se extiende


entonces, sin lugar a dudas, a los vínculos originados en contratos u órdenes
de prestación de servicios, con independencia de la naturaleza jurídica del
empleador, pues en esos contextos, también debe asegurarse la eficacia de las
normas constitucionales que configuran el citado conjunto de garantías, con el
doble cometido de proteger a dos sujetos de especial protección
constitucional, y eliminar los patrones históricos de discriminación por razón
de sexo.

De acuerdo con los fallos reiterados en esta oportunidad, cuando se discute la


procedencia de la estabilidad laboral reforzada por parte de las mujeres
embarazadas, vinculadas con entidades públicas mediante contrato u orden de
prestación de servicios, el amparo procede para proteger sus derechos y los de
su hijo por nacer o recién nacido, cuando persistan las causas que dieron
origen al trabajo, incluso si se ha vencido el término formalmente pactado
entre las partes. Siguiendo la jurisprudencia previamente citada, en esta
hipótesis el amparo se extiende hasta el momento en que termina la lactancia,
es decir, cuando en concepto del Legislador culmina el fuero de maternidad.

6. Análisis de los casos concretos

De acuerdo con los hechos, las decisiones de instancia y la jurisprudencia


reseñada, procede la Sala a resolver el problema jurídico planteado para
ambos casos.

formalidades establecidas por las partes del contrato laboral; tal figura se aplica siempre que (i) al momento
de la finalización del plazo inicialmente pactado subsistan la materia de trabajo y las causas que los
originaron (ii) y el trabajador haya cumplido efectivamente sus obligaciones, por lo que se le deberá
garantizar su renovación.”
19

Ahora bien, como se expresó en el acápite precedente, la Corte ha declarado la


existencia de un contrato realidad en algunos casos en los que solicitaba el
amparo a la estabilidad laboral reforzada de mujeres embarazadas, siempre
que ha considerado que existen suficientes elementos de prueba para inferir la
existencia material del vínculo laboral, lo que no ocurre en estos casos, pues
del estudio de los expedientes no puede concluirse que realmente existió una
relación laboral, comoquiera que no hay elementos probatorios suficientes
para demostrarlo. La Sala advierte, sin embargo, que esta consideración no es
óbice para que las accionantes no puedan acudir ante la jurisdicción de lo
contencioso administrativo para controvertir ese extremo de la controversia, si
lo consideran pertinente.

La Sala se concentrará entonces en evaluar si se cumplen los requisitos para


conceder el amparo en el marco de los contratos de prestación de servicios
suscritos con entidades estatales, siguiendo las subreglas sintetizadas en el
acápite precedente pues, según se explicó, las controversias sobre la naturaleza
del contrato que une a las partes, no justifican el desconocimiento de los
derechos constitucionales de la mujer y del menor que esta por nacer, cuyo
reconocimiento no sólo se desprende de los principios del derecho al trabajo,
sino también del mandato de no discriminación, la protección a la mujer
gestante y a la familia; y los derechos de los menores por nacer y recién
nacidos.

Así las cosas, esta Sala pasará a verificar si en los casos concretos se cumplen
los presupuestos establecidos por la jurisprudencia para proteger el derecho a
la estabilidad laboral reforzada de la mujer en estado de embarazo.

6.1. Expediente T-3411554.

1. Que la desvinculación se haya dado durante el embarazo. De la lectura del


expediente se desprende que la accionante había suscrito en dos oportunidades
un contrato de prestación de servicios con el Ejército Nacional de Colombia-
Liceos del Ejército, la última de estas, el treinta y uno (31) de enero de dos mil
once (2011), cuyo plazo de ejecución era de once (11) meses, es decir de enero
a noviembre del mismo año y con el objeto de “Desarrollar políticas,
estrategias, mecanismos programas, relacionados con las actividades de
apoyo especializado en el área de matemáticas en el Colegio Bachillerato
Patria”. Efectivamente el contrato se terminó en noviembre de dos mil once,
cuando la actora, de acuerdo al examen médico que reposa en el expediente,
tenía más de dieciséis (16) semanas de embarazo.29

1. Que la desvinculación se realice sin los requisitos legales pertinentes para


cada caso. La Sala advierte que en el presente asunto la desvinculación no fue
precedida de autorización del Ministerio del Trabajo,30 de manera que la
señora Dalia Viviana Olarte Brijaldo debía continuar ejerciendo las

29 En los folios 34-38 reposan copias de la ecografía de la accionante, examen de embarazo donde se puede
constatar que la accionante en octubre de 2011 tenía 16 semanas de embarazo.
20

actividades para las cuales fue contratada, hasta tanto la oficina de trabajo
verificara que, en efecto, se presentaba una casual objetiva para terminar el
vinculo y procediera a autorizar la no renovación del contrato. Sin el
cumplimiento de este requisito, el despido se torna ineficaz.

2. Que el empleador conozca o deba conocer el estado de embarazo de la


empleada. La Sala encuentra que, el treinta y uno (31) de octubre de dos mil
once (2011) la accionante se enteró de su estado de embarazo, 31 hecho que
según afirma puso en conocimiento de la rectora del Colegio quien era su jefe
inmediata.32 Frente a este hecho la entidad accionada al contestar la tutela se
limitó a expresar: “(...) Como ordenador del gasto y quien suscribo el
contrato con la accionante no me consta, pues en la entidad que dirijo no
existe comunicación en tal sentido (…)”.

Como se explicó en los fundamentos 4.3 y 4.4 de esta providencia, la carga de


la prueba recae en estos casos sobre la entidad contrante y no sobre la mujer
en estado de embarazo. La Sala estima que en este caso la entidad no cumplió
con la carga de demostrar que no tenía conocimiento del estado de la
accionante, de hecho su afirmación es insuficiente para tal fin, pues no
desvirtúa la circunstancia de que la actora lo hubiese informado de manera
verbal a su jefe directo o que su embarazo no era un hecho notorio. Esto
último teniendo en cuenta que para el momento en que el plazo del contrato
venció (diciembre 31), la accionante ya tenía aproximadamente seis (6) meses
de embarazo,33 elementos que, dentro de los parámetros probatorios exigidos
en sede de tutela, son suficientes para considerar acreditado el requisito.

3. Que el despido amenace el mínimo vital de la actora o del niño que está
por nacer. Esta demostrado que, como consecuencia de la desvinculación de
la demandante se afectó su mínimo vital y el del menor por nacer, en tanto lo
devengado en la ejecución del contrato sostenido con Liceos del Ejército
constituía su único sustento.
5. Que el despido sea una consecuencia del embarazo y no de circunstancias
objetivas que lo justifiquen: como ya se mencionó, de conformidad con la
jurisprudencia de la Corte correspondía a la entidad contratante, en virtud del
fuero de maternidad, acudir ante el inspector de trabajo para obtener su

30 Inclusive la entidad acepta en la contestación de la acción de tutela que no solicitó permiso para terminar
el vínculo con la accionante expresa: “(…) la autorización del inspector de trabajo, lo cual para el caso de
los contratos de prestación de servicios no tiene aplicación”.

31 En los folios 34- 38 reposa prueba del examen de sangre que se realizó la accionante el 31 de octubre de
2011, así como de las ecografías y demás imágenes diagnosticas en donde consta que a esa fecha tenía 16
semanas de embarazo.

32 Así lo expresa la accionante en el escrito de tutela. Folios 1-3. Específicamente en el folio 1 afirma “en el
mes de octubre me entere de que estoy embarazada se lo hice saber a y el 01 de noviembre se lo hice saber a
la señora María del Carmen Rincón Mesa quien es mi jefe en mi lugar de trabajo”.

33 Ob cit pie de pág. 33 de la pág. 15.


21

autorización con respecto a la desvinculación previa demostración de que la


misma obedecía a causas distintas al embarazo.

Sin embargo, la entidad no sólo no asumió dicha carga, sino que tampoco
logró en el trámite de la tutela sustentar que concurría un factor objetivo para
desvirtuar la presunción de terminación del contrato por razón del embarazo,
pues únicamente expuso que el plazo de ejecución del mismo había vencido
en diciembre de dos mil once (2011), sin probar que el objeto por el cual se
suscribió, había desaparecido. Además, la actora manifiesta que el contrato ya
había sido renovado en una oportunidad y que, incluso, antes de informar a la
rectora del colegio su estado, le habían solicitado los documentos pertinentes
para la renovación del contrato, afirmación frente a la cual la entidad guardó
silencio. El conjunto de indicios y elementos de prueba allegado al expediente
permiten a la Sala concluir que se vulneraron en este caso los derechos
fundamentales de la actora y de su hijo por nacer.

Con base en estas consideraciones la Sala de Revisión revocará el fallo


proferido el nueve (9) de febrero de dos mil doce (2012) por la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, que a su vez confirmó la
sentencia dictada por el Tribunal Superior de Bogotá- Sala de decisión Civil y
familia-, el diecinueve (19) de diciembre de dos mil once (2011) que resolvió
negar la acción de tutela interpuesta por Dalia Viviana Olarte Brijaldo y, en su
lugar, le concederá a la peticionaria la protección de los derechos
fundamentales al mínimo vital y la estabilidad reforzada de la mujer gestante
en las diversas alternativas de desempeño profesional, así como los derechos
al mínimo vital y la especial protección de los menores de edad, de sus hijos.

Ahora bien, comoquiera que en el expediente obra prueba que demuestra que
en estos momentos la peticionaria ya no está embarazada ni en periodo de
lactancia,34 la Sala ordenará a la demandada que dentro las cuarenta y ocho
(48) horas siguientes a la notificación de este fallo efectúe el pago de las
remuneraciones dejadas de percibir desde la fecha de su desvinculación y
hasta la terminación del período de lactancia. De igual manera se le ordenará a
la entidad accionada a reconocerle la licencia de maternidad a la señora Dalia
Viviana Olarte Brijaldo si la EPS no lo ha hecho.

Finalmente, debe aclarase que si la peticionaria lo considera pertinente puede


acudir a la jurisdicción contencioso administrativa para dirimir la controversia
respecto del tipo de contrato que existe entre ella y la entidad accionada, y
definir si hay lugar al pago de salarios y prestaciones sociales dejadas de
percibir.

6.2. Expediente T-3413576

34 En la ecografía que adjunto la peticionaria como prueba se puede constatar que el 31 de octubre de 2011
tenía dieciséis semanas de embarazo. Folios 34-37. De igual manera esta Sala de Revisión constató por medio
de una solicitud telefónica de información, que la actora dio a luz el 6 de abril del año en curso, lo que
significa que el menor tiene más de tres meses.
22

Siguiendo el esquema de análisis planteado en el acápite anterior, la Sala


estudiará brevemente si se cumplen los requisitos establecidos por la
jurisprudencia para acceder a la protección invocada por la señora Icela
Yojana Osorio Luquez:

1. Que la desvinculación se haya dado durante el embarazo. La accionante


estaba vinculada al Hospital Eduardo Arredondo Daza por medio de un
contrato de prestación de servicios como auxiliar de enfermería para
“desarrollar acciones de promoción y prevención contempladas en el
proyecto de salud infantil del plan territorial de la salud pública con vigencia
2010”. En efecto la terminación de la relación sostenida entre la partes se
produjo durante el embarazo, pues según se desprende del contrato de
prestación de servicios aportado por la accionante al proceso, 35 el plazo del
mismo venció en enero veintisiete (27), fecha en la que la actora tenía
aproximadamente 20 semanas de embarazo (5 meses).36 Se aprecia que la
terminación de la relación contractual con la accionante ocurrió como
consecuencia de la finalización del contrato de prestación de servicios, sin que
la entidad procediera a renovar el vínculo.

2. Que la desvinculación se realice sin los requisitos legales pertinentes para


cada caso. Esta actuación por parte de la entidad accionada comporta la
vulneración de los derechos fundamentales de la señora Icela Yojana Osorio,
teniendo en cuenta que estaba en periodo de gestación; la parte contratante no
acudió a la oficina de trabajo a demostrar que la terminación del vínculo se
diera por alguna causal objetiva, por lo que no estaba autorizada a dar por
terminada la relación contractual, tornándose ineficaz su desvinculación.

3. Que el despido amenace el mínimo vital de la actora o del niño que está
por nacer. La actora es madre cabeza de familia, cuenta con escasos ingresos,
y está a cargo de dos menores de edad así que la no renovación de su contrato
la dejó en situación de debilidad económica, al no contar con una fuente de
ingresos para garantizar una vida en condiciones de dignidad a su núcleo
familiar.

4. Que el empleador conozca o deba conocer el estado de embarazo de la


empleada. En relación con el cumplimiento de este requisito, en el expediente
se cuenta con los siguientes elementos de convicción: (iii.1) el escrito de
tutela, en el cual se afirma: “(…) además de ser un hecho notorio en el mes de
diciembre está anexo el examen de embarazo a la carpeta –hoja de vida que
reposa en la entidad (…) “en el mes de enero antes de que se diera la
terminación al contrato de trabajo No. SF164 volvió a pasar el examen de

35 Contrato de prestación de servicios No. SF-164 suscrito por el Hospital Eduardo Arredondo Daza ESE y
la señora Icela Yojana Osorio Luquez. Folio 16-20.

36 Ultrasonido aportado por la accionante al proceso. En este se puede constatar que para el 28 de marzo de
2011 tenía 27 semanas, de lo anterior se puede deducir que al 31 enero tenía aproximadamente 20 semanas.
Folios 80-83 del expediente
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embarazo acompañado de memorial en el cual comunica de forma debida el


estado de embarazo en que se encontraba, lo cual se puede constar en dicha
carpeta”37; (iii.2) copia de un memorial suscrito por la accionante y dirigido a
la parte demandada, donde informa a los directivos del Hospital Eduardo
Arredondo Daza ESE acerca de su estado. Ahora bien, la Sala nota que dicho
memorial no tiene fecha, ni constancia de recibido, pero también advierte que,
a pesar de que la entidad tuvo conocimiento y contacto con dicha prueba, no la
controvirtió en la contestación de la acción de tutela, ni logró desvirtuar lo
afirmado por la accionante. Sólo adujo que, en tanto el objeto del contrato se
desarrollaba en varias localidades, y no en el Hospital directamente, no tenía
por qué notar su estado. Argumento que además no es de recibo para esta Sala,
comoquiera que en el expediente obran varias pruebas de que la peticionaria
tuvo contacto con la entidad en múltiples oportunidades cuando su estado de
embarazo era ya notorio.38

5. Que el despido sea una consecuencia del embarazo y no de circunstancias


objetivas que lo justifiquen: Finalmente, la entidad tampoco acreditó en el
trámite de la acción de tutela las condiciones objetivas por las cuales decidió
no renovar el vínculo contractual de la accionante, ni que las causas que
dieron origen al contrato hayan sido superadas, teniendo la carga de hacerlo,
con lo que se encuentra acreditado el último requisito para la procedencia de
la acción de tutela.

Por lo expuesto, la Sala considera que en el caso bajo estudio, se dan los
elementos necesarios para conceder el amparo, razón por la cual revocará los
fallos de instancia y, en su lugar, concederá la protección de los derechos
fundamentales al mínimo vital y la estabilidad reforzada de la mujer gestante
en las diversas alternativas de desempeño profesional, así como los derechos
al mínimo vital y la especial protección de los menores de edad, de sus hijos.
Sin embargo, toda vez que del expediente se puede deducir que la accionante
dio a luz en el mes de julio del año dos mil once (2011) 39 y ya transcurrió su
periodo de lactancia, la Sala le ordenará a la entidad accionada que en el
término de cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación de este fallo
efectúe el pago de las remuneraciones dejadas de percibir desde la fecha de su
desvinculación y hasta la terminación del período de lactancia. De igual
ordenará al Hospital demandado que, si la EPS no lo ha hecho, proceda a
cancelar la licencia de maternidad a que tiene derecho la señora Icela Yojana
Osorio Luquez.40

37 Acción de tutela Folios 1-9. El aparte citado se encuentra en específicamente en el folio 2.

38 En efecto en los folios 32 y 33 del expediente reposa copia de certificados de cumplimiento de funciones
expedidos y entregados por la entidad los días 29 de octubre de 2010 y 28 de enero de 2010. Así como
también en el folio 22 se encuentra una copia de un certificado de disponibilidad presupuestal expedido por el
un profesional del Hospital el 13 de diciembre de 2010.

39 Ultrasonido con fecha de junio 17 aportado por la accionante junto con el escrito de impugnación. En este
se puede constatar que la actora tenia 39.3 semanas.
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La Sala estima necesario aclarar que si la accionante lo considera pertinente,


puede acudir a la jurisdicción contencioso administrativa con el fin de dirimir
la controversia relacionada con el tipo de relación que sostuvo con el Hospital
accionado, con el propósito de que el juez natural defina si hay lugar al
reconocimiento de indemnizaciones, salarios y prestaciones sociales dejadas
de percibir.

III. DECISIÓN

En merito de lo expuesto, la Sala Primera de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del Pueblo y por mandato de
la Constitución,

RESUELVE:

Primero.- REVOCAR la sentencia proferida el nueve (9) de febrero de dos


mil doce (2012) por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia,
que a su vez confirmó la dictada por el Tribunal Superior de Bogotá- Sala de
decisión Civil y familia-, el diecinueve (19) de diciembre de dos mil once
(2011) que resolvió negar el amparo solicitado y en su lugar, CONCEDER la
protección de los derechos fundamentales al mínimo vital y la estabilidad
reforzada de la mujer gestante en las diversas alternativas de desempeño
profesional de la señora Dalia Viviana Olarte Brijaldo, así como los derechos
al mínimo vital y la especial protección de los menores de edad, de sus hijos.

Segundo.- ORDENAR al Ministerio de Defensa Nacional- Ejército Nacional-


Liceos del Ejército que en el término de cuarenta y ocho (48) horas siguientes
a la notificación de este fallo efectúe el pago de las sumas dejadas de percibir
por concepto de honorarios desde la fecha de su desvinculación y hasta la
terminación del período de lactancia de la señora Dalia Viviana Olarte
Brijaldo. De igual manera deberá pagar la licencia de maternidad a que tiene
derecho si la EPS a la que se encuentra afiliada no lo ha hecho.

Tercero.- REVOCAR la sentencia proferida por la Sala Civil-Familia del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Valledupar el quince (15) de
septiembre de dos mil once (2011) que resolvió confirmar el fallo dictado por
el Juzgado Segundo Civil del Circuito de Valledupar el diecinueve (19) de
julio de dos mil once (2011), en el cual se negó la protección solicitada por la
accionante, y en su lugar CONCEDER la protección de los derechos
fundamentales al mínimo vital y la estabilidad reforzada de la mujer gestante
en las diversas alternativas de desempeño profesional de la señora Icela
40La Sala considera que esto es pertinente teniendo en cuenta que, al terminar el vínculo con la accionante,
la entidad accionada le impuso una barrera para poder seguir cotizando al sistema de salud hasta el final de su
embarazo y en esa medida es posible que la EPS no haya pagado la licencia de maternidad. De igual manera
procedido la Corte en las Sentencias T-480 de 2010 (MP Juan Carlos Henao Pérez) y T-571 de 2011 (MP
Jorge Iván Palacio Palacio). En ambos casos, esta Corporación tuteló el derecho a la estabilidad laboral
reforzada de mujeres vinculadas por medio de contratos de prestación de servicios y ordenó a las entidades
contratantes asumir el pago de la licencia de maternidad si otra entidad no lo había hecho.
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Yojana Osorio Luquez, así como los derechos al mínimo vital y la especial
protección de los menores de edad, de sus hijos.

Cuarto.- ORDENAR, al Hospital Eduardo Arredondo Daza que dentro del


término de cuarenta y ocho (48) horas, contadas a partir de la comunicación
del presente fallo efectúe el pago de las sumas dejadas de percibir por
concepto de honorarios desde la fecha de su desvinculación y hasta la
terminación del período de lactancia de la señora Icela Yojana Osorio Luquez.
De igual manera deberá pagar la licencia de maternidad a que tiene derecho en
caso de que la EPS a la que se encuentra afiliada no lo haya hecho.

Notifíquese, comuníquese, publíquese e insértese en la Gaceta de la Corte


Constitucional. Cúmplase.

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA


Magistrada

ADRIANA MARIA GUILLÉN ARANGO


Magistrada (E)

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO


Magistrado
Con salvamento de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General
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SALVAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


MAURICIO GONZALEZ CUERVO
A LA SENTENCIA T-598/12

Referencia: Expediente T-3.411.554 y T-3.413.576.


Accionante: Dalia Viviana Olarte Brijaldo
Accionado: Ejército Nacional de Colombia y otro.
Accionante: Icela Lojana Osorio Luquez.
Accionado: Hospital Eduardo Arredondo Daza ESE.

Salvo mi voto frente a la sentencia de tutela aprobada por la Sala Primera de


Revisión en sesión del veintisiete (27) de julio de dos mil doce (2012), por las
razones que a continuación expongo:

La jurisprudencia constitucional ha señalado claramente 41, que la mujer en


estado de gravidez y en periodo de lactancia tiene un derecho constitucional a
la estabilidad laboral reforzada. En virtud de este derecho, el despido de las
trabajadoras causado por el embarazo o el parto es ineficaz y, por lo tanto,
procede el reintegro además del pago de los emolumentos dejados de recibir y
las indemnizaciones a que haya lugar42.

Por regla general, la estabilidad laboral reforzada de la mujer en estado de


gravidez, es aplicable a los contratos a término indefinido, a término fijo o por
obra o labor contratada. Frente a los contratos de prestación de servicios no es
aplicable directamente esta protección especial, dado que, la estabilidad
laboral se predica de contratos laborales y no de contratos de naturaleza civil.
Sin embargo, excepcionalmente procede la protección a la estabilidad laboral
reforzada de la mujer embarazada cuando en la relación entre empleador y
trabajador, se verifique de una manera ostensible los elementos de
subordinación43 propios de un contrato de trabajo. De esta manera, una vez

41 Corte Constitucional Sentencia C-470 de 1997.

42 Corte Constitucional Sentencias T-373 de 1998.

43 Sobre el particular, esta Corte en la sentencia T-637 de 2008, señaló que la subordinación se presume
por el cumplimiento de los siguientes requisitos: (i) el trabajador desempeña una actividad por sí mismo
(actividad personal), (ii) la cual realiza de manera subordinada o dependiente del empleador, lo que se
refleja en el cumplimiento de órdenes impartidas por éste, relativas al modo, tiempo o cantidad de trabajo y
(iii) recibe un salario como retribución del servicio prestado.
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demostrado el vínculo laboral, el juez constitucional debe evaluar en cada caso


si procede la protección a la mujer embarazada. En el caso que el amparo sea
procedente, el juez de tutela deberá primero declarar la existencia de una
verdadera relación laboral, para luego aplicar la protección al derecho
constitucional a la estabilidad laboral reforzada.

Así las cosas, frente al presente caso no comparto la decisión tomada por la
Sala, frente a la tutela de los derechos a la estabilidad laboral reforzada de la
mujer embarazada cuando la vinculación se produce a través de contrato de
prestación de servicios, toda vez que en este caso se concedió el amparo de
forma directa, sin declarar antes la existencia de un verdadero contrato de
trabajo.

En estos términos dejo expuestas las razones que me llevaron a apartarme de


la decisión adoptada por la Sala Novena de Revisión de esta Corporación en el
asunto de la referencia.

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO


MAGISTRADO

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