Mantilla Molina-Acto de Comercio

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ROBERTO L.

MANTILLA MOLINA
CATEDRÁTICO DE LA ASIGNATURA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE wtJlco

DERECHO MERCANTIL
INTRODCCClóN y CONCEPTOS FUNDAMENTALES
SOCIEDADES

V¡GESIMOSEXT~EIÍ ÓN
REVISADA Y PUES AL OlA
PO ...(1..
ROBERTO L. M4'NTI¡.L"l\ CABALLERO
~y
JOSI' ~~A ABASCAL ZAMORA

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PROFE~~>~A
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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

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EDITORIAL PORRÚA, S. A.
AV. REPÚBLICA ARGENTINA, 15
MEJICO, MCMLXXXIX
CAPITULO IV

ACTOS DE COMERCIO

BIBUOGRAFIA: .Agro ARCANGELI, Los actos de comercio y /a noción juridica de


comercio, traducción española de RlMM, Méjico, 1942; BARRERA GRAF, caps. II y IV.
núms. '8-97 y El contenido del derecbo mercantil mejicano, págs. 220 a 241 en Estudios
de dt'ft'cho mel'cantll (Editorial Porrúa. S. A.. Méjico. 19'8), Derecbo merc.mril. núm. V:
HAMEL, UGARDE y ]AUFFRET. T. L'vol. J, cap. IV; HOUIN y PÉDAMON. ¡, parte. cap. I~
MANTII.I.A 1I.fOI.JNA, Sobre la dejinición de acto de comercio, en Ret'ia" di;' la Ercllda
Nacionei de fUI'isp,udeneia, tomo V"l págs. 71-96; MORENO CORA, pégs. ::>0·36; PALLARES,
núms. -109-462; Daniel QUIROZ. L~ (osa mercantil J' el acto de comercio, en Revista Ge1Jem/
de Drrecbo y JuriJ/JrudcJJcja, 1, 437; Rocco, núms. 41-52; RODRÍGUEZ RODRíGUEZ, núms.
23·27; 501..0. DE CAÑIZARES, Primera: parte, cap. VI: TJ<:NA, núms , 27·28~ VÁZQllEZ net.
MERCADO, Osear, El arlo de comercio en derecho mejicano, en 'Estudios !tuídicof en Aft-
morie de Robeno L. Mantilla MOJilldf pp. 793-805; VIVANTE, núms. 29-97,

61. ~I acto de comercio en el sistema del derecho mercantil.-Tra-


dicionalmente se ha considerado el acto de comercio como la clave del
s;stern~~ti!,p~es a más de quesucelebración determina1a apli-
é¡';@idad de esta rama del derecho, la..,.f.i.g]J1A.J.Ilisma del comerciante np
existe, según la opinión dominante, ~jn'Len~tunciÓf!" del acto de ~!>'
mercio:'t-Inspirado en esta concepción, nuestro vigente Código de Co-
mercio comienza (art. l~) con la solemne declaración de que sus dis-
posiciones "ron aplicables sól() a los actos de comercio"; sin embargo,
pocas líneas más adelante, en 'et"llrtlculo "3?, se-contradice, illiciando una
serie de preceptos sobre el comerciante y sus obligaciones, con lo cual
se pone en evidencia la palmaria verdad de que el Código no es apli-
cable "sólo a los actos de comercio". Cierto es que, conforme a la in-
terpretación que comúnmente se ha dado, el concepto de comerciante
individual, que se perfila en el artículo 3~, tiene como fundamento el
acto de comercio; pero a más de que esta tesis no es inatacable (como
mostraré más adelante: núm. 115), está fuera de duda que los comer-
ciantes colectivos (las sociedades mercantiles) tienen tal carácter, con
total independencia de la realización de actos de comercio.
Si, por otra parte, se toman en consideración las modernas tenden-
cias para restituir su carácter subjetivo o profesional al derecho mercan-
til, que a su vez se apoyan eri el hecho de que los actos aislados de
~7
58 DERECHO MERCANTIL

comercio (con excelxlOn de los relativos a titulosvalor) casi no tienen


existencia real y carecen en absoluto de importancia económica, se com-
prenderá que no dé a la teoría del acto de comercio el exagerado interés
que suele consagrársele; sin que, claro es, le niegue todo valor científico
ni pretenda prescindir de su estudio, que, por razones de método, habré
de emprender antes del correspondiente al comerciante, ya que de otra
suerte no podría analizar hasta qué punto el concepto de comerciante
es función del acto de comercio.

A lo menos desde principios de este siglo. la doctrina había mostrado


tendencia a dar como fundamento del derecho mercantil el concepto de comer-
ciante, y no el del acto de comercio.!
Legislativamente, la tendencia a restar importancia al acto de comercio pre-
senta distintas manifestaciones: el Código Civil italiano de 1942 se refiere al co-
mercio únicamente a través de la regulación de la empresa y de los titulosvalor,
sin alusión alguna ~ los actos de comercio. El Proyecto mejicano de Código de
Comercio de 1943 se basa, exclusivamente, en el concepto de empresa, y en los
proyectos ulteriores de 19'\7, de 1953-1955. al igual que en el de 1960, la enu-
meración de IDs actos de comercio Se limita a dos fracciones; los relacionados con
empresas y los que recaen sobre cosas mercantiles. Muy ilustrativos al respecto
son los trabajos de la Comisión francesa de reformas al Código de Comercio:
el 11 de marzo de 1948, por acuerdo de subcomisión, se aprobó un articulo así
redactado: "El presente Código se aplica a los comerciantes y a los actos de co-
mercio", sin formular lista alguna de los actos de comercio, aun cuando el con-
cepto respectivo resulta implícitamente del artículo siguiente al declarar que "es
comerciante cualquiera que, a título profesional, realiza actos de producción. circu-
lación, especulación o interposición, salvo las excepciones previstas por la ley".
Además, en sesión plenaria del 11 de marzo de 1950, a propuesta de AMIAUD,
al plantearse la cuestión del acto de comercio aislado. se suprimió el primero de
los preceptos mencionados, de modo que el proyecto de nuevo Código francés
descansa, básicamente, sobre el concepto de comerciante. pues el segundo de los
preceptos fue aprobado, en lo sustancial, por el pleno de la Comisión 1_, No pa·
rece probable que ninguno de los proyectos i1eguen a tener vigencia en México
ni en Francia, respectivamente.

62. Sobre la definición del acto de comercio.-Aun cuando todos


los legisladores han desistido del propósito de dar una definición del
acto de comercio, probablemente por reputarla imposible, muchos am-
biciosos mercantilistas se han propuesto reducir a unidad la variada
congerie de los declarados por las leyes actos de comercio, y han creído
encontrar un concepto al cual reducir todos. ¡Vana ilusión! Aún más

1 V. ACHEIt, De {a notion jUTidiqut: des tUtes 1-4 TTal'aU~ de la Comminon de Ri/orme du


de commer.ce el des commeTfants, en Rrotle Code de commerce el dI' Droít des Sor:i!tls, n,
Klnhale du droil, vol. XXVIII, I9Of, pág. !!86; págs. 47, 67.
jean E.J,cAklU, Principl':s de droie commerciel.
número. 8", 98 r 102·104.
ACTOS DE COMERCIO 59

vana cuando se han pretendido aplicar al derecho mejicano doctrinas


que se elaboraron contemplando otras legislaciones, y "sí habré de demos-
trarlo una vez establecidos los indispensables supuestos: el conocimiento
de los diversos actos de comercio.
63--64, La enumeracián de los actos de comercio y su clasificacián.
El catálogo de los actos de comercio del derecho mejicano se encuentra,
principal, pero rio exclusivamente, en el artículo 75 del Código de Co-
mercio. A las veinticuatro fracciones de este precepto, una de ellas "di-
cionada, de modo innecesario y desconcertante (ver núm. 83, párrafo
tercero), por decreto de 28 de agosto de 1934, hay que añadir: el ar-
tículo 12 de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el
Ramo del Petróleo, que declara actos de comercio a los de la industria
petrolera*",l artículo le de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito. conforme al cual son actos de comercio todos los consignados
en un titulovalor y las operacones de crédito reglamentadas por la pro-
pia ley; y, por último, el artículo 2? de la Ley de Instituciones de Fian-
zas, que declara mercantiles las fianzas y los contratos que en relación
con ellas otorguen o celebren las instituciones de fianzas, excepto la
garantía hipotecaria. 'lt
La anterior Ley Reglamentaria del arto 27 constitucional en Materia de Ex-
plotación y Aprovechamiento de Recursos Minerales, en su arto 9':'. declaraba actos
de comercio 3¡ las industrias mineras. La Ley Mine'ca en vigor (D. O. 22 de dí- ~
c'embre de 1975) no contiene disposición similar. Sin embargo, por aplicación
analógica del art. 75, fraes. V a XI Ca. Com., tales empresas serán comerciales.
En tanto que el arto 6? de la Ley Minera permite que esta explotación se haga
por el Estado a través del Consejo de Recursos Minerales y la Comisión de Fo-
mento Minero, y que puedan ser concesionarios los ejidos y comunidades agrarias,
no siempre serán comerciantes quienes exploten una industria minera. Pero sí lo
serán las sociedades cooperativas de producción minera, las sociedades anónimas
(arts. 11 y 12) Y las empresas de participación estatal, mayoritaria o minoritaria,
a-l como las personas físicas autorizadas para explotar industrias mineras (art. 6?).
Para estudiar los actos de comercio que figuran en el largo elenco
del derecho mejicano, conviene planear una clasificación que sirva de
guía en dicho estudio.
\¡..,Hay actos esencialmente civiles, es decir, que nunca y en ninguna cir-
cunstanciason regidos por elderecbo mercantil: pueden reducirse a las
relativos al derecho de familia y ,,1 derecho sucesorio, pues aun la do-
nación, según autorizadas y ~erosas opiniones doctrinales:, cabe que
se realice como consecuencia de una actividad mercantil, y toma este"
carácter. '*'
-"-----------------=-~~-~
2 Por ejemplo, neceo. núm. 49j VtvANTE, gr.: Bou.:nrro, BoLAPFIO-Rocco-VIVAl'nI:, tomo 1,
núm. 91. No faltan opinionet en contrp,rioj v, núm. SS, y RIPZKT. núm. !It!.
60 DERECHO MERCANTIL

>¡..-pero también ha¡y actos absolu{flmeme m_"'¡les, es decir, que siem-


pre y necesariamente están'Iegidos por el derecho rnercanbil, !ln31klL
em:oñfí'llinos una primera clase de actos de comercio."
:r, Hay buen número de actos que no son esencialmente civiles ni mer-
ca.htitéS, 006 quepueden 'revestir uno u otro carácter, según las circunS.._
rancias en que se realicen, y de las cuales dependerá que sean regidos
por el derecho civil o el mercantil; si este último es aplicable, tendre-
mos una segunda clase de actos de comercio que denorninaré actos de
merc!!!!tjljdad cond¡c~onada~ ---."
--La clase de los actos <le !!lercantilidadcondicionada puede subdivi:.,.
dirse el! dosgrupos, .si se piensa en que la mercantilidad de un acto pue·
de estar condicionada por alguno de sus propios elementos, o bien resul-
tar de su conexión con otro acto, que por sí mismo haya adquirido el
carácter de mercantil.*Asl ~tin~iIé.~QS. actos principales de comercio
y losactos accesorios o ~qpeJ<Qll8. - ... ---
"Acabo de indlear, con referencia a los actos principales de mercan-
tilidad condicionada, que tal carácter puede provenir de algunos de los
elementos integrantes del acto. Ahora bien, como todo negocio jurídico
requiere: a) s~lo realice; b) volunt~4.que persigne lª-_.realiza,
ción de un fin Wºº'~ y c) objeto; podemos considerar que cualqwe-
/:a-"Qe estos tres elementos esenciales es, por las peculiaridades que pre-
sente, el que basa la calificación de mercantil que se atribuye a deter-
minado acto.~
De lo dicho resulta el siguiente cuadro clasificatorio de los actos
mercanriles:
"f A.-Actos absolutamente mercantiles

5 Por ronexl6n ron la actividad mercanut 5egunda Sala, en el juicio Banco del P .
puede adquirir eae carácter la responaabllídad S. A., VI. Banco IntttnacionaJ, S. A.. de fecha
proveniente de un hecho mcito. pues no le le 15 de mayo de 1962. con el argumento de Que
ccnaldera esencíaltneme civil. En este aentido, la respon.abilidad civil se encuentra ~ulad.'t
la doctrina dominante seguida en b. actualidad por lo. artlcu10l 1910 V .iguientes del Código
por la jurisprudencia europea. AsCAal:Ll.l, In- Civil, V de que la via procesal la establea' el
troducción, n6m. 11; A. BOISTn., Cour! de C6dill'o de Procedtmtentoe Civiles. en la frac-
Droit Commercial (Paria, 1890); BoUPl'IO, nú- ción X:XIII del articulo HO (deroll'ada desde el
mero 99; Ph. BONNECAJUl.ItkE y M. LABOaDE·J..A· 14 de marzo de 197'). En ~ta argumentación no
OOlIIU, Expo!¿ mélhodique de droit commercial se toma en cuenta el carácter fragmentario del
(Parl., 1946), núm, 55; EaCAtulA, nflta. 167. V derecho mercantil, que se reconoce al señatársete
Manuel, núm. 129; RIPEIlT, nám. !l16 V 11rs.; fuentes supletcrlas: conforme a la argumentación,
necee, núm. 49; TllALLU., núm. 61; Vn'ANTE, no habrfa arrendamiento. mercantiles, pese a lo
número 88. Niegan la posibilidad de que tos declarado por el arto 75, frac. 1, Va que las ncr-
acto. llfcito. puedan adauirir carácter comer- mas sobre tales contrato. babrán de buscane, ne-
daJ: Antonio BaUNETn, éOTJO di Diritto com- cesariamente, en el C6digo Civil, pues ningún
merciale (Roma. 19M), núm. 29, V GAlUUGUEI, precepto sobre ello. se encuentra en el de Co-
Tf'tJttJdo. núm. 105. mercio, HAllUllA GIlAf, Responsabilidad civil en
Niecan cade:ter mercantil a la coerrovereta ;ns/itllcione! mercantjfes, en Revista de investiga-
para reclamar Indemuil1Kf6n por aetoll IUcito. dones jurídicas, Méifco, 1986, Escuela Libre de
divenu eentencí.. del Tribunal Superior de jus- Derecho, núm. lO, pág,. 75 y sgts., hace un aná-
ticia del Distrito 1 Territorio, Fe:doeraler. 5egun- lisis muy completo de lo• •upuenoa de responsa-
da Sala, JlnaleJ de JurisPrUdencia, tomo XXXVII. bilidad en nuestras lI"'Yes rotnerciales en donde
pill'. 842; Quinta Sala, op. dt., tomo XXXIX, cita, también, varias resotucícnee judiciales que la
página 626. v otra sentencia. inMita. de La reconocen.
ACTOS DE COMERCIO 61
a) Atendiendo al su-
jeto
lo- ActOS principales b) Atendiendo al fin
B.-Actos de ~w-
o motivo
tilidad condício-
e comercio a.
c e ) Atendiendo al oh-
nada { 2.-Actos accesorios jeto
o conexos ~
'1
La clasificación de los actos mercantiles que propongo se inspira en la de
ARCANGELI" la cual ha sido adoptada en lo substancial, según Indica el pro-
pio ARCANGELI, por VALERI, cANDIAN, NAVARRINI y ASCARELLI. A estos nom-
bres hay que añadir, en Méjico, el de Felipe de J. TENA, que, desde la segunda
edición de su Derecho Mercantil Mejicano, abandona el método seguido en la
primera para el estudio del acto de comercio, y adopta claramente la clasifica'-
ci6n de ARCANGELI. PuENTE y CALVO 4-4 se inspiran también en ARCANGELI.
pero no de modo directo, sino a través de TENA. .
ARCANGELI distingue actos :b.bsolutamente mercantiles y actos relativamente
mercantiles. Los actos relativamente comerciales los subdivide el propio ARCAN-
GEU en cuatro grupos:
a) Actos que responden a .r la noción económica de comercio;
b) actos realizados por empresas;
e) actos que se relacionan PJn otros actos de comercio, y
d) actos que se refieren a un ejercicio profesional.
Considero acertada la distinción tundamental entre actos absolutamente rner-
~_.Y actos relativamente rnercantiles, pero prefiero lla.ma.ra
estos últimos
actos de rñefcintIhdad cond10onada, yaque el adverbio relativamente, parece
apuntar a otro acto con el cual aquel de que se trata está en una relación de la
que deriva el carácter comercial,' cuando lo cierto es que éste depende, en muchos
casos. de las circunstancias en que Se realiza el propio acto. En los dos últimos
grupos en que subdivide ARCANGELI los actos relativamente mercantiles, hay un
elemento común, o sea el de Óbtener 5U comercialidad por la relación en que
se encuentran, directa o indirectamente, con otros actos mercantiles. Lo dicho
justifica que distinga yo, dentro de los actos de mercantilidad condicionada, dos
grandes grupos: los actos principales de comercio, que adquieren por sí mismos
su carácter de tales. y los actos accesorios o conexos, que s610 derivan su rner-
cantilidad de la relación en que se encuentran con otro acto mercantil.
En cuanto a las dos primerás clases que el autor italiano forma con los actos
que llama relativamente mercantiles, no las acepto, por basarse en criterios que
no atienden a los caracteres jurídicos de los actos en cuestión, como trata de
hacerlo la cIasificación que propongo.
TENA, que sigue literalmente la clasificación de ARCANGELI, declara que no
caben en ella dos actos de los enumerados por la legislación mejicana: la venta
que el propietario o el cultivador hace de los productos de su cultivo, y las
remesas de dinero de una plaza a otra 6. Pero, ¿cómo aceptar una clasificación
que se muestra ineficaz para ordenar todos los objetos que se quieren clasificar?
Los actos de comercio que no están previstos en el Código de Comercio,
.. Al1;to AllOVl.F.U, Los ados de comercio, nú- 4-a Derecho Mercantil (Mi-jito. 1966), nú-
meros I y 8. " m e r o .!I!.
5 TENA, op. dI., núm. 75.
62 DERECHO MERCANTIL

sino en la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito no son considerados por


TENA para intentar, siquiera, incluirlos en la clasificación de ARCANGEU, que
él adopta.
64-a. BARRERA GRAF (núm. 64) critica la clasificación de ARCANGELl por
utilizar dos criterios para formarla; uno, que basa la categoría de los actos abso-
Iutamente mercantiles, deriva exclusivamente del derecho positivo, es decir de la
circunstancia de que la ley los considera siempre mercantiles; el otro atiende a
la naturaleza misma del acto: son, añadiré, los que responden a la noción eco-
nómica de comercio.
A esta crítica escapa, a lo menos parcialmente. la clasificación que, con base
en la de ARCANGELl, he propuesto, dado que las diversas clases de actos de
mercantiIidad condicionada se forman en atención a notas puramente jurídcas.
Con referencia directa a mi clasificación, "BARRERA GRAF señala que confor-
me a ella actos secundarios como el reporto, el avío. etc., resultan absolutamente
mercantiles. Observación fundada, ·pero que igualmente puede aplicarse a los
resultados que produce cualquier clasificación sistemática.
La clasificación que propone el propio BARRERA GRAF (núm. 67) se basa
en la distinci6n entre actos principales de comercio y actos aocesorios. Los pri-
meros los subdivide en las tres clases propuestas por mi, más una cuarta, la
de los actos de comercio por su forma. El segundo grupo lo subdivide en actos
accesorios y actos realizados por empleados de comerciantes. Resulta así el si-
guiente esquema:
Por el sujeto
Actos de Por el objeto
~:oo { Por el motivo o fin
principales Por la forma

Actos de { Accesorios
comercio
accesorios Realizados por empleados
En verdad, la categoría de los actas accesorios no resulta subdividida, pues
los actos realizados por empleados (más propiamente, dependientes) son jurídi-
camente imputables a su principal y deben quedar comprendidos en alguna de
las cuatro primeras clases.
Resulta así que la clasificación de BARREM GRAF sólo difiere de l. mía
en manto suprime la categoría de los actos esencialmente mercantiles. que par.
cialmente reaparece en la subclase que llama actos de comercio por su forma.
La suprimida categuría de los actos ahsolutamente mercantiles también re-
aparece en cierto modo, en cuanto el propio autor (núm. 69) declara "que los
actos de comercio pueden ser ahsolutos y relativos; son absolutos aquellos que,
de acuerdo con la ley, sólo pueden ser mercantiles, nunca civiles. .. Tanto los
actas ahsolutos como los relativos pueden agruparse en las distintas categorías
propuestas por nosotros ... " Confieso que no puedo concebir un acto accesorio
absolutamente mercantil, y tampoco entiendo cómo si un acto es mercantil por
el sujeto que lo realiza, se pueda decir que su mercantilidad sea abro/u/d, y no
condicionada por dicho sujeto, etc.
Ulteriormente se analizarán algunas de las consecuencias de las modifkacio-
nes en la clasificación que propone BARRERA GRAF.
4CTOS DE COMERCIO 63

65. B. Actos sbsolutemente mercantiles.----Ú>nforme al derecho me-


jicano son siempre comerciales, y, por tanto, quedan incluidos en la
categoría de los ~os abS?lutamente mercantiles: el reporto,";;'1 des-
cuento de créditos enIibros, la apertura de crédito,..fa cuenta corriente,
1", carta de crédito",.el avío o crédito de habi1l;tación; el crédito ref~
cionario, el fideicomiso, ~éontrato de seguro,""Tos actos consignados en
tírulos de crédito, y el acto ,i constitutivo de una sociedad mercantil.
66. ,,) El reporto --, según resulta del artículo 259 de la Ley de
Títulos y Operaciones de Crédito, es el contrato mediante el cual una
persona, llamada reportador, a<!quiere la propiedad de títulos de eré-
S/ dito que, mediante una suma de dinero, le transfiere el reportado, obli-
gándose el reportador a transferirle otros tantos títulos de la misma
especie y calidad, en el plazo convenido y contra reembolso del mismo
precio más un premio.
Como, de acuerdo con el artículo 1? de 1a LTOC, el reporto es un
acto de comercio por estar reglamentado en dicha ley, siempre que haya
rerrttlat,~ ~!:fer(~;~cÁ-~oy~r ello su comercialidad es absoluta.
Otí61: bl Por llsdnismas ratones, es acto de comercio absoluto el des-
f_t cuénro de créditos en libros,' el cual, sin embargo, va acompañado de
"J cierto matiz subjetivo, en cuanto sólo puede ser realizado por institucio-
II nes de crédito""". .,
68. e) El artículo 291 ele la LTOC permite definir la apertura
de crédito como un contrato que impone al acreditante la obligación de
tener 'una suma de dinero a disposición del acreditado, quien se obliga
rf.. a restituir las sumas de que disponga y a pagar los correspondientes
intereses y comisiones.
La obligación del acreditánte puede consistir en contraer otra por
cuenta del acreditado, caso en el cual éste deberá suministrarle fondos
para cubrirla. ,¡
Como variedades de este contrato, se pueden considerar la apertura
:J de crédito en cuenta corriente '(arto 296 LTOC) Y el crédito confirmado
(art, 317 LTOC).
E'n el primer caso, el acreditado puede hacer remesas al acreditante,
si:n perjuicio de volver a disponer del crédito a su favor, dentro del
5-4 Sobre ella V lu demás operaciones de Norteamérlca, y que ~I:: está intentando practicar
crédito a la. que se ban. referencia en plrra- por algunas ínsenuctones bancarias de nuestro
Ice sucesivos, aM romo sobre lo~ títulQs de pab. 1..0 estudia ampliamente Mario BAUCHt:
credno véanee la obra de Raúl CUVANTES Am,J- GAaClADIEOO. en OPerado}Jes bancarias (Editorial
~DA. TÚu/oJ )' Opereciones de Crédito (Mé· Porrúa, S. A .• Méjico, 196.7); ron referencia a
JICO. 19tH) Y la ~e L. ~arlos DÁVALO&, TítflloJ )'
Estados Unidos, es muy útil el opúJCulo <k
contratos de crédito, quubras, Méjico. J984.~ Irwing NAITOVIt, Modern factoring (American
5-a4 I:I descuente de crédito en Hbn» rara Management Anociatlon, Inc., 1969): una buena
vez ha lido practicado en Méjico. PreRnta cierta "f concíea información. en Lucas Bt:LTJtÁN Ft.oaa.
ana.Ioaf. con ella operacíán, el factorin6. que ha DicdofUlrio de banca)' bolsa (Madrid, 1969). voz
Ifdo traducido en ccaeíonee por faetodje. que eíe- Fac:torin,.
ae sraa Importancia en lo. EaadOl Unido. de
64 DERECHO MERCANTIL

límite establecido en el contrato, Tratándose de un crédito confirmado,


el acreditante contrae la obligación de entregar el dinero a un tercero
y no al acreditado, quien tampoco podrá revocar el crédito obtenido.
Este tipo de negocio es el que mejor acogida ha encontrado en el co-
mercio mejicano, conociéndosele con el nombre de crédito comercial y
siendo utilizado con frecuencia para importar mercancías: el comercian-
te importador obtiene de un banco mejicano la apertura de un crédito,
confirmado por este banco al comerciante extranjero o a su banquero,
que así adquiere la certeza de que será puntualmente pagado el precio
de las mercancías que remita.
La diferencia entre la apertura de crédito y el mutuo con interés es sutil,
dado que, en nuestro Código Civil, éste no tiene carácter real, sino consensual;
las notas que permiten el discrimen son éstas: el acreditante se obliga a poner
una suma de dinero a disposición del acreditado, mientras que el mutuante (en
el caso frecuente de que el negocio verse sobre dinero) se obliga a transferir la
propiedad de la suma convenida, de modo que la apertura de crédito puede
cumplirse aunque no llegue a entregarse dinero, y en el mutuo. el mutuante no
se libera sino con la transferencia efectiva de los signos monetarios; el acredi-
tante adquiere derecho a una compensación, independiente de los réditos de las
sumas que llegue a entregar, mientras que el mutuante sólo tiene derecho a éstos;
el mutuante puede exigir intereses desde que consigne al mutuatario la suma
que se obligó a prestar, y el acreditante ha de esperar que su contraparte use del
crédito concedido ... ri-b.

\? 68-a. Considero contraría al texto del art. 1Q LTOC, la opmion sostenida


por BARRERA GRAF (núm. 71), de que en la hipótesis de "que ni el acreditante
ni el acreditado sean comerciantes y el crédito tampoco se destine a una empresa
mercantil, el contrato estará regido por el derecho civil".

69. cb) El contrato de cuenta corriente es aquel en virtud del cual


se suspende la exigibilidad de los créditos que se originen de todos o
algunos de los negocios que celebren las partes, hasta un momento de-
terminado, en el que, mediante un ajuste de cuentas, se precisará cuál
de ellas es deudora y por qué cantidad, la cual deberá ser pagada del
modo convenido.
Es necesario, para este contrato, que las partes se lleven recíproca-
mente una cuenta; aun cuando no basta la existencia de ésta ni la ca-
lificación contable de cuenta corriente, para probar la existencia del
contrato. No es necesario, por el contrario, que tal cuenta se incluya
en un libro mayor, regularmente llevado. Así, el contrato de cuenta
5-b Para la distinci6n entre mutuo y aper- vterte la palabra italiana pmTJiggioru: por pro-
tura de crédito véase Francesco MEMINr.O, COIl- t'isión de fondos, cuando además de esra ¡¡U-P-
tenido )l careu:ttus jurídicos de la apertura de clón tiene la de comísión, que es la de QU(' debi6
crédito (Méjiw, 1944). Creo necesario, sin em- dárscle en diversos pasan-s de la obra citAda, por
bargo. poner en guardia contra las confusiones ejemplo: en la~ púginas 2-1. 28, 108. 1(1:1, lió.
que introduce un descuido en la traducción: se 117, 131 Y 139.
ACTOS DE COMERCIO 6S

corriente puede celebrarse incluso entre no comerciantes; pero siempre


tendrá carácter mercantil, y PO:r ende, puede afirmarse que su mercan-
tilidad es absoluta, pues está regulado por los artículos 302 al 310 de
la LTOC, y queda comprendido en la declaración del párrafo final del
artículo 1~ de la propia Ley.

69·a. También respecto de la cuenta corriente sostiene BARRERA GRAF


(núm. 65) que en ocasiones la menta corriente es un contrato ciwl. "Es falso
-añade-- que la mera inclusión del contrato en la LTOC exija el considerarlo
siempre como mercantil. .. " Dado gue el arto 1Q LTOC expresamente declara
que "las operaciones de crédito que esta ley reglamenta -y entre ellas figura
la cuenta corriente-e- son actos del comercio", no cabe hablar de falsedad, como
si se tratara de un juicio enunciativo, sino de validez o invalidez, pues se cali-
fica a una norma. Entonces el argumento con que continúa BARRERA GRAF, de
CJue el reputar acto de comercio la menta corriente "nos llevaría a ampliar sin
razón alguna el ámbito de aplicación del derecho comercial, así como la materia
de comercio a que Se refiere la fracción X del artículo 73 constitucional", nos
enfrentaría al problema de los líhlites de la legislación mercantil, que planteo
en el número 91 de-este libro.

70. d) La carta de crédito (art. 311 LTOC) es un documento que


contiene la invitación de entres'" a la persona en ella designada las su-
mas de dinero que, dentro del máximo señalado, solícite de aquel a
quien va dirigida.
Nuestra ley no exige ningún requisito para ser dador de una carta
de crédito, que puede expedirse también a cargo de cualquiera persona.
Sin embargo, en la, práctica súelen expedirse por un banco a cargo de
otro o de sus propias sucursales.
Acertadamente no incluye la Ley la carta de crédito entre los ti-
tulosvalor, pues en verdad no tiene los caracteres de esta clase de do-
"
cumentos. I
Su absoluta mercantilidad resulta de su inclusión entre las operacio-
nes reguladas por la LTOe.

Para prevenir confusiones, conviene advertir que lo que la ley denomina


carta de crédito es un documentó diverso -hoy en día poco usado-- del que
la práctica, bajo la influencia norteamericana, conoce can el mismo nombre,
y que se expide como consecuencia del contrato de apertura de crédito con-
firmado.

70-b is. Por lo contrario, tieqe gran difusión, tanto en el campo nacional
como en el internacional, lu 'a,.jet~ de crédito respecto de la cual no existe regu-
lución legal, aunque sí un reglamento aplicable a las tarjetas de crédito banca-
rias, que el llaneo de Méjico dio a conocer en D. O. del 15 de septiembre de 1986
(fe de erratas del 19 del mismo mes). '
66 DERECHO MERCANTIL

La LRSB (art. 30, frac. VII) contempla, entre las operaciones que pueden
realizar las instituciones de crédito, la de "expedir tarjetas de crédito con base
en contratos de apertura de crédito en cuenta corrientc.o-ee

71. e) El avío o crédito de habilitaci6n (art. 321 LTOC) es el que


se concede para invertir su importe en materias prirruls, ~1,!!iQs y dem~
gastos directos de ~"E1Qtaci6n de ~~_ empr~a. El lícredita.do contrae,
a más efe la obligación de reembOlsar las cantidades que se le hayan
suministrado, con sus réditos, la de invertirlas para los fines convenidos.
Las materias primas y materiales adquiridos, y loo frutos o productos
elaborados con las sumas obtenidas en vírtud cIel crédito, constituyen
la garantía de éste, y el acreditante tiene respecto de ellos el carácter de
acreedor privilegiado.
Dados los términos absolutos de la LTOC, este contrato es mercantil,
independientemente de las circunstancias en que se celebre; por ejemplo,
aunque el acreditante sea un particular y el acreditado un agricultor.

72. f) En el contrato de crédito refaocionarío (art. 323 LTOC) el


acreditado está obligado a invertir los fondos obtenidos, no en elemen-
tos que constituyan una riqueza circulante llamada a consumirse y des-
aparecer con e! movimiento de la negociación, transformándose en dinero
(como sucede en el avío), sino en los que constituyen sus elementos
estables, y que se denomina. "apita' fiio "'l-J'COQQmía~ y en términos
contables, activo fiio. -
El alcancecteJaCleclaraci6n de mercantilidad de este contrato es e!
mismo que en el caso anterior, y su régimen jurídico muy semejante
al de! crédito de habilitación,

73. g) El fideicomiso es un negocio jurídico mediante el cual una


persona, el [ideicomitente, entrega a otra, el fiduciario, ciertos bienes
que destina a un fin lícito determinado, cuya realización encomienda al
propio fiduciario; cuando el fin del fideicomiso redunde en beneficio de
determinadas personas, tendrán éstas el carácter de [ideicomisarios.
.Esta institución, inspirada en gran parte en el trust del derecho an-
glosaj6n, ha sido introducida en el derecho mejicano por las leyes mer-
cantiles, y su absoluta mercantilidad resulta atento lo dispuesto en el
artículo 1~, LTOC, de que la regulan los artículos 346 a 359 de esta ley.

S-bb Sobre la, tarjetas d~ crédito. l' IU día- d. Dn6eho Comparado (Univcnidad NaCional
linción de la. canas-orden de crédito, MANTILLA. Autónoma de MEjlco, 1971), ptg. 215 , biblio·
MOLI!'fA~ 1.Q.J tarjelM de crédilo en Comunica- grana que ah.! te cita.
nOl'l6J mejkantJS tU VIII Conrre$o Intemacional
ACTOS DE COMERCIO 67
Aunque sólo una institución lIe crédito puede tener el carácter de fiduciaria,
no debe pensarse que la comercialidad de este negocio es subjetiva, pues es
justamente la existencia de un acto de comercio la que determina la aplicación
de la ley mercantil, que fija los requisitos que ha de tener una de las personas
que en él intervienen; y no, como seria el caso tratándose de un acto sub-
jetivo, que un negocio, que puede adquirir la calidad de civil o de mercantil,
adquiera esta última al ser realizado por una institución de crédito.

73-a. Para BARRERA GRAF (inúm. 72) el fideicomiso es un servicio bao>-


cario y uno de los ejemplos de "actos de comercio por el mero hecho <le inter-
venir un banco". Pero esto supoqe la existencia de un negocio de fideicomiso,
que puede ser civil o mercantil, y que toma este carácter cuando interviene, como
fiduciario, un banco. Considerar otra posibilidad (como señalamos desde la ter-
cera edición de esta obra) nos lleva a difíciles antinomias:
El arto 350 LTOC dice 'lue "5610 podrán st:r fiduciarias las instituciooes (de
crédito) expresamente autorizadas para ello". ¿Cómo podria aplicarse este pr<,-
cepto a un fideicomiso de carácter. civil?, y ¿cómo podrá negarse el carácter civil
a un negocio que reuniera las notas del fideicomiso, pero en el cual ninguna de
las partes fuese titular de una negociación mercantil ni la finalidad del fideico-
miso estuviese en relación con una., empresa?

74. h) Según la fracción XVI del artlculo 75 del C, Com., serán


actos de comercio "los contratos de seguros de toda especie, siempr«
qlle lean becbos po« empresas"; pero el artículo 3~ de la Ley Genera!
de Instituciones de Seguros sólo permite celebrar esta clase de contra-
tos a las instituciones legalmente autorizadas, las cuales tienen siem-
pre los caracteres de empresa, de modo que en la actualidad todos los
contratos de seguro habrán de ser hechos por
empresas, y tendrán todos
carácter mercantil en fuerza de lo dispuesto en el precepto mvocado a!
principio.
Conforme a los artículos 3~ y 141 de la Ley mencionada, comete
un delito, sancionado con penal corporal, no sólo quien sin ser institu-
ción de seguros legalmente autorizada asume el carácter de asegurador,
sino también la persona que toma el seguro. El contrato asi celebrado,
como contrario a una ley prohibitiva, sería nulo.

No deben dejarse de señalar dos problemas oon relación a este tema: ¿Es
constitucionalmente válido arrebatar 'a los Estados la posibilidad de legislar sobre
los seguros no celebrados por empresas? .... ¿El carácter mercantil del seguro se
extiende a todas 1... partes que e",¡ él intervienen? El .intento de solución del
primer problema lo aplazo para mando aborde el tema del alcance de la fa-

5-c En Francia, en la ~D que el t5"i' de C6di¡o de Comercio, pero en la nota que al


oaubre de 1949 celebraron unldu l•• Coml.io- efecto había mmetido el Secretario General. Ro-
nn de C6<!11O Civil ., Códlco de Comerciol le ¡er HOUL"f. te babIa propueto que el lIel(Ut'O
aoordó, aunque no con arieta ddlnitivD. que lert'eltre te reculara en el Código Civil.
el contrato de IeKUro Rl'fa ~ all el
68 DERECHO MERCANTIL

cultad concedida por la Constituci6n al Congreso Federal para legislar en materia


de comercio.
Considero que la segunda pregunta puede contestarse afirmativamente. En
efecto, el Código de Comercio abandona en la fracción XVI del artículo 75 la
técnica empleada en las fracciones V a XI, y no declara comerciales las empresas
de segeros, sino los contratos de esta clase cuando sean: celebrados por empresas,
dando así a entender que es el contrato, objetivamente considerado como unidad.
el que es calificado de mercantil. y no únicamente desde el punto de vista de la
empresa y con relación a ésta. Por otra parte, la Ley sobre el Contrato de Se-
guro contiene numerosas disposiciones aplicables al tomador del seguro, y ello
incluso tratándose del seguro de vida, que, desde un punto de vista económico,
muy rara. vez, si es que alguna, tendrá carácter comercial para el tomador; con
ello resulta evidente que también esta Ley consideró el seguro como acto de
comercio para todos los que en él intervienen. Por último, debo notar que, desde
que el Código Civil de 1928 omitió la regulación del seguro, en la mayor parte
del país no existen normas civiles aplicables a dicho contrato.

75. i) Mientras que conforme a la legislaci6n de otros países sólo


algunos títulos de crédito tienen carácter mercantil, y otros sólo lo ad-
quieren en determinadas circunstancias, el derecho mejicano, mediante
la fórmula amplísima de! artículo 1~ LTOC, los declara a todos comer-
~,,(,.) j cial~, y da e! carád.er de act,:s de comercio a los consignados.en ellos.
, i
<• El atado precepto vino a sustituir a aquella parte de las fracciones IJI,
' " IV, Xv:m, XIX y :xx ~el artículo, 75 de! C. Com., que ron~enen
declaraciones semejantes, bien con carácter general, bien con especial re-
ferencia a ciertos titulosvalor <l-<f.
El concepto de titulosvalor lo da el artículo 5~ de la Ley de la ma-
teria, al decir que es el documento necesario para ejercitar el derecho
literal que en él se consignJ .....

Es errónea la afirmación de que todos los actos que tienen como objeto
titulosvalor son rnercantiles e, pues el texto del artículo 1- de la LTOC se limita
a declarar que son actos de comercio los que se consignan en el propio título, y

r.-d La ecPt'f'Ji6n tituloJY21or tiende a IUJJtuulr. MANTILLA MOLJS4, TftuU>.t tk trUito t.dmbillrio
en la doctrlra. a título de crédito. por ter (Edil'" ,.1 ¡'un ......\léjicu, 1'/7i) (~" l',lil;lI11,
aquélla má. exatta: la misma tendencl.a Ir' oh· J 1I"i ,.Nfi.',_ r·lill'r; .• j I';"T'·"!. \I':'Jllll,
.en-a en nuestra legialacl6n, pues ya en la LM' 1'11<:).
de Quiebras ,. SU'PeO,lón de Pago. te elDJ)lea e TENA. vp, cit., 1, n6m. 34: ..... son actO'
la más reciente terminologfa; etn embargo, aun- u eperacíones que tienen por octeto tirulo' de
que también :le UN. en el. anreproeeoo imprf:IU crfdito. laa cuales, por 10 mismo, en "lIo. lit:
del libro tercero del C6di~o de Comercio. la conslgnan ntt~riamente. .... h,. ~ct(\s ju-
Comisión redactora -·en contra del voto del rídtcos que tienen a esos tttutoe por objeto, ba·
autor de este libro, Que entonces fom¡;aba parte lIan su propio asiento en la enumend6n de lot
de ella-- MJlroÓ volver a utilizar la expre!.iém actos mercantiles ..... PUENtt r CI\LVO, núm. 22.
tlculos d(' crldito. SlgulMldo mi crüer¡a, emple-a- Discrepo también de BAD.UA GRAF (númno
ré en el texto sólo de modo eecepeiooal la 78), pues dice "Son también ano. de comercio
expresión titulo de crédito y h.thlaré en lo R('" las operaciones y negocios CUJO objeto está ron_j·
ncn.1 de titulO'\'alor, y en plural de liwllJt'-'<llM. tutdo por tuulos-vatores" y enumera una eeríe
.Igulendo una 5uRle!twn del lingiii'ta Rab.el de 'contratos que IOn artes de comercio por
DowiNCUEZ. . explícita d ecl.aracló n de la ley. l' no ,imple·
5-t An.ili,¡. de esta definición. en Roberto L. mente por recaer sobre titulo,valor.
!l
ACTOS DE COMERCIO 69
cuando el acto referente al título no consta en este mismo será ora civil, ora mer-
cantil, según lo indica expresamente el propio artíeu.lo lo LTOC, al decir que
"los actos o contratos que ... se hayan practicado con éstos (los títulos de eré-
dito) se rigen por las normas enumeradas en e! artículo 20 , cuando no se
puedan ejercitar o cumplir separadamente de! título, y por la ley que corresponda
A LA NATURALEZA CIVIL o MERCANTIL DE TALES ACTOS o CONTRATOS en los
demás casos" 7. I~
No es cierto que los actos que tienen por objeto titulosvalor se consignen
en ellos necesariamente 8: los títulos al portador, y los endosados en blanco se
transmiten por simple tradición, sin necesidad de anotar nada en el propio
documento; todos los títulos pueden transmitirse por cesión ordinaria (art. 27
LTOC) y es potestativo que la transmisión se anote judicialmente en e! título
mismo (art, 28 LTOC). Aun cuando recaigan sobre titulosvalor, los actos que no
se consignan en ellos pueden tener carácter civil; lo tendrá, por ejemplo, la da-
ción, en pago de una deuda civil, de pagarés endosados en blanco; y por ma-
yoría de razón, el testamento o la donación matrimonial cuyo objeto sean tales
títulos n, :~
Esta posibilidad convierte en dudoso e! carácter absoluto'de la mercantilidad
de los actos considerados; en realidad depende de una circunstancia formal: e!
que se consignen en el propio título o por separado. Claro es que cumplida esta
formalidad, el acto es de comercio, quienquiera que lo celebre, cualquiera que
sea el propósito y cualquiera que haya sido el negocio precedente.

75. i) Entendiéndose por forma, en la terminología jurídica, el


modo de manifestarse la volunead, es indudable que no puede decirse
que es la forma la que caracteriza a las sociedades mercantiles coa respec-
to de las civiles, porque se prescinda de considerar el fin perseguido Y
se atienda sólo para hacer la distinción, al tipo negocia! adoptado,
La forma de escritura pública exigida siempre para las sociedades
mercantiles, se necesita también para la sociedad civil a la que se apor-
ten inmuebles con valor no menor de quinientos pesos (ares. 2690 Y
2317 C. C.). Lo que distinguirá a dos negocios sociales de la misma
forma será el tipo socral adoptado: en un caso, el de sociedad cioil; en
el otro, alguno de los diversos tipos de sociedades mercantiles: coleot:iva,
comandita, etc.
Demostrado así que no es la forma lo que da carácter mercantil a
una sociedad, no dejará, sin embargo, de parecer paradójico el afirmar
que el acto constitutivo de una sociedad mercaotil es de absoluta mer-
cantitidad, pues tal tesis 1""ece conducir a la coneradicdón de que las
I

7 En elle ~ntido: Roberto A. EsnvA :~UIZ. de C.omen::io de 1929: "Son acto. de com~lo y
le TleI'irán por las dispoaidonea de ese C.6dlgo,
todce los que rt:ealpn 1Ob~ (DQI mnnntil"
por naturaleza:' b obvtc que .. 10 meDoe debi6
aliadir: a no rr que sean eRD.clalmente dvíles;
IIJvedad que al formula el proyecto de 1!Hro~
aunque con ~P'l'elón poco (da. '

./
70 DERECHO MERCANTIL

sociedades son actos de comercio absolutos, a condición de que sean


mercantiles. O, por lo contrario, podría redudrse a la aparente tauto-
logía de que las sociedades son actos mercantiles, si son sociedades mer-
cantiles.
Preciso es confesar que la terminología es confusa, y que dificulta
la clara comprensión de los hechos. Hoy un tipo de negocio que es la
rociedad civil; otros varios tipos de negocios jurídicos incluidos en la de-
nominación genérica de sociedad mercantil. Según que, en cada caso
concreto, se opte por celebrar el negocio siguiendo uno u otro tipo, se
dará vida a un acto civil o a un acto de comercio. Pero al optarse por
alguna de las especies de sociedades mercantiles, el acto será absoluta-
mente mercantil, pues tiene este carácter prescindiendo de las personas
que lo celebren, sin atender al objeto de las obligaciones contraídas y
cualquier« '1/1e sea /'1 fill,diddd 1'ro1'u<'1<1 (arts. 19 y 49 de la LSM y
2(,9) del C. C.).

76-a. BARRERA GRAF dice (núm. 93, al final): "Como actos conexos mer-
cantiles de carácter subjetivo debemos considerar aquellos ligados a la constitución
y funcionamiento de las sociedades mercantiles." Y en nota, pretendiendo refutar
nuestra opinión, añade: "el acto es mercantil en cuanto la sociedad a que se
refiere sea comercial. por lo cual es acto accesorio y conexo".
Pero ¿por qué es comercia! la sociedad? No ciertamente por su conexión
con determinados actos, en sí mismos mercantiles, pues para calificar la mercan-
tilidad de una sociedad nuestro derecho prescinde del fin u objeto social (por
lo cual la conexián con actos mercantiles es innecesaria) y toma en cuenta sólo
los tipos negocia/es de sociedad, gue son considerados siempre como mercantiles,
aun cuando no tengan relación de conexión o accesoriedad COn operaciones de
comercio. Menos aún puede verse en las sociedades mercantiles una conexión
de carácter subjetivo (como se dice en las primeras lineas transcritas), pues la
, /\<A..
consideración de los sujetos que constituyen la sociedad es completamente indi-
~~=nte para su calificación como mercantil. ,

~~ 77. B) ActOJ de ",ercantilidad condicionada.-Se dividen los actos


de mercantilidad condicionada, según queda dicho ("nliñ. 63), en actos
pri DeipaIes y a<jQL¡!.<;.cesorios o con~s.
La mercantilidad de los actos principales puede depender, de acuerdo
también con lo dicho, bien de las personas que en ellos intervienen, bien
del fin o motivo perseguido, bien del objeto sobre el que recae el acto.
Estudiaré en primer término la segunda de estas categorías, por ser, de
hecho, la más importante.. '\
78"" Actos mercantiles en atención a su fin o motivo.-En esta ca-
tegoría entran: l~ _ac:lquiski()lles con el prop(¡sit9 de.Iucrar con la enJije-
nación o alquiler de la cosa _adqu~rida, así como las enajenaciones _o
~--
ACTOS DE COMERCIO 71

alquileres E~lebr.ados...ra:ra cumpl4:.ta,l.pro~s¡~ [fracs, I y IIdel arto 75).;


-ra:soperaClove¡ J*lnemas (frac. XIV del arto 75), y los actos encanu-
ñados a la creación,--;ealizoci6o., '"fesarrollo-¡(liquidaci6n de una empresa-í
(fraes. V a XI del arto 75).

79. Los actos de interposici6n en el cambio de bienes, descritos en


las fracciones I y JI del artídMo 75, los incluye ARCANGELI en la clase
que denomina "actos que responden a la noción económica de comer-
cio". Y aunque no hay duda de que tal correspondencia existe, no juz-
go metódicamente correcto aplicar un criterio económico a una clasifi-
cación jurídica. Jurídicamente; uno de los elementos del acto es su fin;
y como el fin de oeder la cosa adquirida, o su uso, para obtener un
lucro, es el carácter distintivo de este grupo, es notorio que a tal fin
habrá de atenderse al elasificarlo.
Tratándose de bienes muebles es indiferente el negocio por el cual
se adquieren, si se celebra COn la ya indicada finalidad. Con fórmula
feliz, el legislador mejicano no habla (como su modelo, el Código ita-
liano de 1882) de compras, sino que usa una palabra de mayor deno-
tación: adquisiciones. Así, no sólo la compra puede ser mercantil, sino
también la permuta, e incluso la donación (v. gr.: a<!.quisición gratuita
de cascajo, para venderlo con el consiguiente beneficio); y también es
Coiñéfcíárél arrendamiento ele muebles con el propósito de subarren-
darlos.
Poco influye el objeto en la calificación de mercantilidad hecha en
la fracción 1 del artículo 75; basta que se trate de un bien mueble; ello
resulta de la fraseología redundante usada en dicho precepto: manteni-
mientos, artículos, muebles o mercaderías. Esta verbosidad no es priva-
tiva del legislador mejicano: incurren en ella, aunque en menor grado,
el Código francés y el italiano, hoy derogado, modelos de tantos otros.
Asimismo, las personas sbn indiferentes para la mercantilidad del
acto; quienesquiera que lo celebren será mercantil, si la adquisición tiene
la finalidad ya apuntada: ceder la cosa, o su uso, obteniendo un lucro.

Este motivo debe ser, si no 1~e1 único, sí el principal, el determinante de la


celebración del negocio. Será mercantil la compra de un automóvil con el pro·
pósito de utilizarlo viajando en él desde el punto en donde se adquirió hasta
otro, en donde se piensa venderlo obteniendo una ganancia; pero no lo será, si
el principal móvil es utilizar el~ vehículo durante cierto tiempo, aun cuando se
prevea que después podrá venderse en mejor precio. Se ejecuta acto de comercio
si se adquieren los bienes con la intención de labrarlos y de transformarlos antes
de revenderlos, siempre que esta venta sea el fin, y la elaboración medio para
lograrla; pero no habrá acto de comercio si. por el contrario, los bienes adqui-
72 DERECHO MERCANTIL

ridos son simple medio para ejercitar el propia arte, que vendrá a ser la fina-
lidad principal (art, 76 in fine).
Es obvio que para que pueda decirse que la adquisición se hace con el Pt'>
pósito de revender o arrendar, tal propósito debe existir en el momento mismo
de la adquisición; el que vende, obteniendo una ganancia, lo que había adquj-
rido para el propio uso, evidentemente no hizo la adquisición con fin de lucro:
no celebró un acto de comercio.
Por el contrario, es indiferente que la adquisición sea posterior a la enajenación
o cesión del uso; aquélla se hizo con el propósito de especular, que es. lo decisivo.
La intención de revender debe resultar objetivamente del acto mismo, de
las circunstancias en que se realiza, de la cantidad de objetos sobre los que recae,
etcétera. Los hechos deben mostrar al vendedor, O a cualquer otra persona, que
la adquisición no se hace par<1f el propio consumo, sino para un ulterior acto
lucrativo:
En el de'\-echo mejicano no basta, como en el italiano, que le sirvió de
modelo, que exista el propósito de ulterior reventa: precisa que se pretenda ob-
tener una ganancia; claro que no influirá en la calificación del acto el que no
se llegue a obtener la ganancia buscada, y que;, por el contrario, se experimente
una pérdi~
80. "La reventa, arrendamiento .0 subarrendamiento, merced al cual
se pretende obtener el lucro buscado, es también acto de comercio. según
resulta de la letra de la fracción 1 del artículo 75. Su rnercantilidad
depende de su fin: consumar la especulación emprendida,
8!. De acuerdo con la letra de la fracción II del artículo 75, apli-
cable a los inmuebles, sólo son mercantiles las compras y las ventas
que recaigan sobre ellos. El suprimir los alquileres y las voces genéricas
adquisiciones y effajeffaciones no parece fortuito, y habrá de negarse
carácter mercantil a la adquisición mediante permuta de un terreno,
aunque se haga con el evidente propósito de venderlo obteniendo una
ganancia; tampoco es mercantil el arrendamiento de un edificio para
subarrendar sus apartamientos con el consiguiente lucro. Soluciones con-
forme a la letra de la ley. pero sin suficiente base económica y lógica.
Pero es ir más allá de la letra de la ley, negar la posibilidad de que
el arrendamiento de un inmueble adquiera carácter comercial en virtud
de preceptos legales diversos de la fracción que estamos comentando.
Por ejemplo, el arrendamienrtode un local por un comerciante para
establecer una sucursal de su negociación. evidentemente es un acto de
comercio por conexión (ver núm. 87).
De acuerdo con diversas ejecutorias de la Suprema Corte de justicia de la
Nación 9-4, cuando el arrendador se repute comerciante, en los términos de las
leyes respectivas, los ingresos que obtenga, provenientes del contrato de arren-
9-a Inverelones La Herradura. S. A., 4, de agosto de 1959. Semanario, Sexta :tpoca, Vol. XXVI,
Primera Parte, Ej«utorh! del Pleno, pág!. 9 a SI.
ACTOS DE COMERCIO
, 73

damiento, resultan gravados por el artículo 24 de la Ley del Impuesto sobre la


Renta (obviamente, la referencia a la ley vigente al dictarse la ejecutoria}, que
no tenía 'vicio de anticonstitucionalidad, ya que grava, en forma igual, a todos
los comerciantes que realicen el mismo género de actividades. Para llegar a esta
conclusión, se parte de la premisa pe que el contrato de arrendamiento celebrado
por un comerciante tiene carácter mercantil.
La observación que acaba de formularse tiene valor sólo para la interpre-
tación sistemática de nuestro derecho, dado que con posterioridad a las ejecuto-
rias aludidas, se reformó la Ley del Impuesto sobre la Renta y se gravaron los
ingresos provenientes de alquileres con independencia del carácter de comerciante
del arrendador. En la Ley del Impuesto sobre la Renta, de 30 de diciembre de
1964, también se gravaron los ingresos provenientes del contrato de arrendamien-
to de inmuebles tanto si estaban en relación con la actividad mercantil del causan-
te (art. 19, frac. VI, inciso d), icomo si los obtenía una persona física no es
comerciante (art. 60, frac. IV). La Ll5R en vigor (D. O. 30 de dic. 1980) gra-
va, en general, todos los ingresos de las. sociedades mercantiles y de las personas
físicas. Entre los casos excluidos no están los ingresos por arrendamiento.

81-d. BARRERA GRAF (núm. ,,94, pág. 133) niega, en general, la posibilidad
de que sea mercantil el arrendamiento inmobiliario. Para ello se basa en la
fracción II del artículo 75 del Código de Comercio, no obstante que considera
que dl.cha fracción puede interpretarse analógicamente. Pero el motivo decisivo
para discrepar de su tesis, es que la mercantilidad del acto puede resultar. bien
de que esté expresa o implícitamente previsto en alguna de las fracciones del
artículo 75, o en otro precepto legal equivalente, bien de su conexión con
otros actos de comercio, y la consecuente aplicación de las fracciones XX y XXI
do! mencionado artículo 75. Ninguna razón da BARRERA GRAF para excluir la
mercantilidad en los casos en que existe tal conexión, y él mismo señala, en
nota, cómo su opinión discrepa de la mayoría de la doctrina; especialmente in'-
teresante a este respecto es la doctrina il:aliana elaborada sobre el Código de
Comercio. que inspiró al nuestro, y en el que existe una disposici6n del todo
equivalente a la fracción II del artículo 75, lo cual no ha impedido que la
generalidad de dicha doctrina considere mercantil el arrendamiento del local
para establecer una negociación.ncomo habrá de considerarse mercantil el arren-
damiento celebrado por un comerciante, salvo los casos de excepción previstos
en las mismas fracciones XX y ~ a que se ha hecho referencia (v, núms. 88
V 89).

81-h. Conforme al Proyecto de Código de Comercio, desaparece Ia catego-


ría de los actos aislados de comercio, y no tendrán este carácter, aunque corres-
penden -para volver a emplear la terminología de ARCANGELI- a la noción
económica de comercio, las adquisiciones realizadas con el propósito de, lucrar
con la reventa, si no son realizadas como consecuencia de la explotación de una
negociación comercial.

82. Las operaciones bancarias son de dos clases: activas y pasivas.


Mediante éstas el banco adquiere el uso de capitales, que invierte en las
74 DERECHO MERCANTIL

operaciones activas, con las cuales confía a terceros los capitales que a
él se le han confiado; el banco lucra con la diferencia de tasa de interés
entre las operaciones activas, en que presta el dinero, y las operaciones
pasivas, mediante las cuales lo obtiene, a veces gratuitamente (depósi-
tos a la vista). Es digno de notarse cómo una operación gratuita sirve
de base a una especulación comercial.
En verdad, las operaciones bancarias son en esencia similares a las
previstas en la fracción 1: se adquiere el uso de una cosa (dinero), con
e! propósito de ceder su uso, obteniendo un lucro (la diferencia de! tipo
de réditos en las dos operaciones).

83. Si se entendiera literalmente e! artículo 75, llegaríamos a la


conclusión de que las empresas son actos de comercio, es decir, actos
urfdicos 9_. En realidad lo que el código ha querido declarar actos de
comercio son los actos jurídicos cuya finalidad es producir para el rner-
eado ...., mediante la organización de los factores económicos: elementos
naturales, capital, trabajo.
El Código enumera (fraes. V a XI de! arto 75) varias especies de
empresas que declara mercantiles. Pero tal enumeración es inútil, pues
hoy es doctrina dominante Ia de que es indiferente la especial moda-
lidad de la empresa, ya que cualquiera que ésta sea determina la mer-
cantilidad de los actos que la tienen como fin. Considero que puede
entenderse el concepto de empresa en e! sentido tradicional de la Eco-
nomía, es decir, como organización de los factores de la producción.
Fue, pues, innecesario que el decreto de 28 de agosto de 1934 viniera a
declarar comerciales L1s empresas de turismo; pero se justificó análoga decla-
ración respecto de las empresas mineras y petroleras, para incluir entre los actos
de comercio las actividades de las industrias extractivas, ya que la circunstan-
cía de que ninguna de las enumeradas por el Código tenga tu
carácter permitía
dudar de que lo tuvieran comercial. Problema de dudosa solución el de cuándo
adquiere carácter mercantil W1a explotación agrícola. ARCANGEU 10 ha demos-
trado la insuficiencia de los diversos criterios propuestos, y, por su parte, sos-
tiene que la elaboración o transformación de los productos agrícolas es comercial
cuando no es consecuencia normal del cultivo agrícola; tampoco este criterio, que
peca de cierta imprecisión, puede considerarse definitivo, pues hay casos en
que difícilmente podría negarse la calificación de mercantil a actividades normal-
mente desarrolladas por quienes se dedican a ciertos cultivos; v. gr.: ingenios
para la transformación de la caña en piloncillo o en azúcar. Juzgo que la saiu·
~-aa V. José Maria ABA5~L ZAMORA, Em presa, Daniel KUltI DRE:'iA, Intento de d~finició" d~
emprf!Sario )' ne&otiatión merCantil, en Jurídica, ocio de comercio, em presa mrrcnníil y de co-
Méjico, 1972. pág•. 11-!I0, y Manuel BRosnA PONT, !/lerciantc, l"n rdlldón con el Proyecto de Libro
1.4 empresa, 1(J unificación del deruho de obliga- Primero drl Código de Comercio, trabajo nre-
ciones '1 ,.1 derecho mercantil, Madrid, Tecnos sentaoo en el I"nlllt:. Congreso taenuñcc Mejl·
191j5. cano. relr-hrado en 1951.
. 'lJ-b Se tia negado a sostener que "acto mer- JO Agco ARCANGELI, Agricultura e materia di
r::anti! ~ el Que tiene por fin el mercado": commercío, en scrittt di dirítta Cllmmercialf! ed
agraria (Pádua, 1936). II, 139.
AcreS DE COMERCIO 75

ción depende de las concretas circunstancias del caso, y han de aplicarse conjun-
tamente los criterios de normalidad, predominio, necesidad y autonomía de las
actividades consideradas, con respecto a las estrictamente agrícolas 10-4.

Incluyo los actos referentes a empresas en e! grupo de aquellos cuya


mercantilidad deriva de! fin; pues, en efecto, es e! fin propuesto (orga-
nización, funcionamiento, desarrollo o liquidación de una empresa) lo
que da su carácter peculiar a tales actos; así se explica que tengan
carácter comercial aun los actos anteriores a la constitución misma de
la empresa, si a este fin van encaminados, e incluso habremos de reco-
nocerles dicho carácter mercantil, aunque no llegue a funcionar la em-
presa; pues al celebrarse el acto existía la finalidad característica de él.
Este concepto de la mercantilidad de la empresa permite apreciar lo
que hay de cierto, y de erróneo, en la doctrina defendida con especial
vigor por Rocco ", de que la empresa es mercantil en cuanto constituye
una especulación sobre e! trabajo ajeno. Es cierto que quien ofrece al
público su propio trabajo, artesano o profesionista, no ejecuta actos de
comercio; pero nolos ejecuta, f10rque en tales casos el fin es e! ejercicio
de la propia actividad, no la cOordinación de los factores de la produc-
ción para constituir una empresa, y no adquirirán carácter mercantil los
actos aunque se utilicen servicios ajenos, si éstos son mero auxilio para el
mejor desarrollo de la propia labor. Y se ve claramente que lo que viene
a determinar la mercantilidad es el propósito de organizar los factores
productivos, analizando casos en los que falta tal coordinación y a los
cuales falta también carácter comercial: el propietario de un manantial
de aguas medicinales, que permite su consumo mediante una remunera-
ción, no realiza actos de comerJio; SU propósito es explotar un elemento
natural, no lo coordina con los otros factores de la producción. Tampoco
pueden considerarse actos de comercio los de quien invierte su propio
dinero en una serie de préstamos, aun cuando emplee trabajo ajeno en
obtener informes, constituir garantías, cobrar réditos, etc.: el propósito
de quien tal hace no es coordinar los factores de la producción sino
explotar uno: el capital.
Si, como dije antes, es innecesJio que el Código enumere varias especies de
empresas, pues la rnercantilidad de "los actos deriva del concepto general de em-
presa, inútil sería. también analizar las características de las empres2.S menciona-
das por el legislador, ya que la comercialidad de los actos no es consecuencia de

lo-a Es comercíante el arrendatario de una agrícola manufacturero }' el ejercicio de eYa


finca rúauca que no ee limita a la explotación industria lo califia como cnnu-rciante. Enrique
del suelo, sino que consrruve trapiches para OI.EA, S~manQrjo Judicial d~ la F~dn'aáón. XLV,
I ransformar la materia prima por él mismo pág. 380. -
cultivada en un producto de estructura dlsttn- JI 01" cit., núm. 46.
fa; en este C:¡UO ee convierte en un indll~trial
76 DERECHO MERCANTIL

tales características. Queda así explicado por qué no sigo el método de estudiar
una por una las diversas empresas a que el artículo 75 se refiere, tal como lo hace,
por ejemplo, TENA.

84. Una notable excepción a la regla de la mercantilidad de los actos para


la organización o funcionamiento de una empresa, la forman los contratos me-
diante los cuales se obtiene o regulan los servicios del personal, que caen, como
es sabido, dentro del ámbito del derecho del trabajo.

85. Actos mercantiles por alguna de las personas que en ellos inter-
vienen.-Eludo llamar a estos actos subjetivos, porque la categoría que
tradiciona:lmente se denomina así es en absoluto diversa de la que pro-
pongo. En efecto, para mí, actos de comeraio por razón de alguna de
las personas que en ellos intervienen no son los realizados por un co-
merciante, sino aquellos que sólo se califican de mercantiles cuando
interviene una persona con d~inadas características; tales son: "la
enajenación que el propietario el cultivador hagan de los productos
de su finca o de su cultivo" (frac. XXIII del articulo 75); los depó-
sitos en los almacenes generales -(frac. XVIII del arto 75, Y arts. l'
in fine y 280 de la LTOC); los depósitos bancarios de títulos {arto l' in
fine} 276 de la LTOC) y los contratos de fianzas realizados por una
institución afianzadora (art. 2' de la Ley General de Instituciones de
Fianzas) .

El primero de estos actos es una extraña peculiaridad de nuestro derecho


mercantil, ya que las leyes extranjeras que le sirvieron de modelo contienen una
declaración exactamente contradictoria a la formulada en la fracción XXIII. Lo
más curioso es que la jurisprudencia de la primera década del siglo mostraba
tendencia a ampliar analógicamente la disposición legal1.2, sin que posteriormente
haya tenido ocasión, a 10 que entiendo, de confirmar o rectificar la. tendencia
mostrada.
Lo que determina la comercialidad del acto previsto en la fracción XXIlI
es la persona que hace la venta: propietario o cultivador de un fundo.
Erróneamente incluye ARCANGELI 13 entre los actos absolutamente mercan-
tlb el depósito en almacenes generales: el contrato de depósito puede ser civil
o mercantil; si la especial organizecién del depositario lo hace mercantil y lo
somete a reglas diversas del depósito común, significa, no que se está en pre-
sencia de un acto mercantil absoluto, sino de uno cuya comercialidad está con-
dicionada por la persona que asume la función de depositario.
Cosa semejante ocurre con el dep6sito bancario de títulos. El mismo contrato
celebrado con un particular sería civil: luego la persona depositaria es, en el
caso, quien da mercantilidad al acto.

12 La venta de una partida de cabras, hecha venta de una C08eCha que etti por producirse
por el propiaario de una hacienda. fue cenar- (op, cit., tomo XIV, pig. .521).
derada mercantil (Diario de JurnPrude1lcilJ. 13 Op. cit., núm. 12.
tomo 1, núm. 79, pq. ~), y tambIén lo fue la
ACTOS DE COMERCIO 77

La fianza, aun a título oneroso, puede ser realizada esporádicamente por


particulares (art. 39 de la Ley de Instituciones de Fianzas) y tener carácter
meramente civil; pero la intervención de determinada clase de personas. las ins-
tituciones de fianzas. basta para imprimirle sello comercial.
"

86. Actos mercantiles por ~u objeto.----<:Onsidero incluidos en esta


categoría: "las compras y v~. de porciones, acciones y obligaciones
de las sociedades ~antiles""'{ frac. III del arto 75); los contratos rela-
tivos a los bu.9.ues (art. 75, frac, XV) y las remesas de dinero de una
plaza a otra,frac, XIX del art. 75)" '
En el primer caso, la compraventa; contrato que puede ser civil o
mercantil, adquiere esta modalidad en atención al objeto sobre el que
recae y no al propósito con que se efectúa. Una compraventa, un al-
quiler, pueden ser civiles o mercantiles; no son ni una ni otra cosa
absolutamente; si recaen sobre hn buque, quedan calificados como co-
merciales: el objeto determinó la mereantilidad.

/ 87. Actos mercantiles accesorios o conexos.-Hay actos jurídicos


que no pueden existir si no es en virtud de otros a los cuales preceden,
acompañan o siguen; es inconcebible una prenda sin una obligación
garantizada; una promesa de venta sin un contrato de compraventa que
ulteriormente se celebrará. Tales son los actos accesorios, que serán mero
cantiles siempre que lo sea el negocio con el cual están en relación.
Actos jurídicos hay que pueden existir por si, independientemente
de cualquier otro acto; v. gr.: el kontrato de depósito. Pero si tales actos
tienen vida propia, esto 'no impide que en ocasiones su celebración tam-
bién esté encaminada a preparar o facilitar la de otros actos, con los
cuales resultan asf conexos, y de los cuales, en su caso, toman el carácter
mercantil;'
Acertadamente señala Rocco 14 que la existencia de la relación de
un acto dado con uno de comercio puede resultar de tres maneras:
a) Por la prueba directa de la conexión;
b) Porque la ley la establezca por medio de una presunción tUI'lS
tantum; I

c) Porque legalmente se creJ una presunción iuris et de iure de tal


conexión.
En el primer caso se encuentran los actos accesorios de uno de co-
mercio, o los directamente relacionados con él, celebrados por quien no
es comerciante. La ley menciona en concreto: las operaciones de comi-
sión mercantil (frac. XII del arto 75), las operaciones de mediación en
14 op. ca., núm. 49.
78 DERECHO MERCANTIL

negocios mercantiles (frac. XIII), los depósitos por causa de comercio


(frac. XVII), e! préstamo (art.. 358) yel transporte (art. 576, frac. 1).
La LTOC derogó el arto 605, que declara mercantil "la prenda cons-
tituida para garantizar un acto de comercio"; pero aunque la nueva ley
no cuidó de declarar cuándo la prenda es comercial, la regla debe con-
siderarse subsistente.
La fracci6n XXIV de! arto 75 autoriza emplear el criterio analógico
para calificar la mercantilidad de los actos. Ahora bien: siguiendo par-
cialrnente la doctrina de ARUNGELI lO, considero que la analogía permi-
te declarar mercantiles los actos que son accesorios a actos de comer-
cio y que la simple conexión. no es fundamento suficiente para comunicar
la rnercaatilidad de un aoto a otro. Así, como la. fianza es un acto
accesorio de otra obligaci6n, ésta puede comunicarle su carácter, y debe
concluirse que la fianza otorgada para garaotizar una obligaci6n mer-
<cantil tiene también carácter comercial.
En todo caso, e! que sostenga la mercantilidad del acto debe asumir
la carga de probar que es accesorio de un acto de comercio principal;
sólo ante esa prueba deberá declararse la comercialidad.

Se escaria tentado a considerar la comisión como acto absolutamente comer-


cíal, pues el contrato de comisión siempre es acto de comercio. Pero ello es pura
oCUeltión de nombres: comisi6n es el mandato para actos de comercio (art. 273}.
O en otras palabras: el mandato puede ser civil o mercantil; cuando se otorga
para actos de comercio, recibe el nombre de comisión; pero ésta, indudablemente,
toma el casácter comercial del que tienen los actos para los cuales se confiere:
mercaneilidad por conexión (ÁRCANGEU). •

88. Se presume ¡UNS tantum la conexión con otro acto de comercio


en todos los que son celebrados con intervención de un comerciante:
las obligaciones de los comerciantes son declaradas comerciales por la
fracci6n XX, a: no ser que se pruebe que derivan de una causa extraña
al comercio.
La prueba, ahora, a diferencia de! caso anteriormente estudiado, re-
-caerá sobre quien sustenta el carácter civil del acto, pues la ley presume
-que lo tiene mercantil; y deberá consistir en la demostraci6n de que el
.acro, aunque celebrado por un comerciante, no lo ha sido en conexión
con su comercio. La prueba, en contra de lo que establecía e! Código
italiano de 1882, modelo de nuestro arsículo 75, puede rendirse con
elementos extraños al propio acto.
Así, un arrendamiento, un préstamo, celebrados por un comerciante,
son actos de comercio, salvo que se pruebe, por ejemplo, que el local
J J) O;. dt., nÍlm, so.
ACTOS DE COMERCIO 79.

arrendado se destina a habitación, o el dinero obtenido en préstamo, a


la adquisición de bienes pMa el propio consumo.
89. No es admisible la prueba de la falta de conexión con otros
actos de comercio, cuando las dos partes son comerciantes: entonces sólo
habrá de aplicarse la ley civil si el acto tiene, por esencia, este carácter
(adopción, donación propter nuptias, etc.). El carácter absoluto de la
presunción resulta del texto de ~a fracción XXI, conforme al cual son
actos de comercio: "Las obligacíones entre comerciantes y banqueros si
no son de naturaleza esencialmente civil", texto que, a diferencia del
inmediato anterior, no habla de prueba en contrario.
No es fácil comprender cómo a los mercantilistas mejicanos, especiaIroente
a TENA 10, ha pasado inadvertida la diferencia entre las fma:iones XX y XXI,
habiendo una razón que la explica; la ley normalmente aplicable a los comer-
ciantes es la ley mercantil; debe dejar de aplidá=les s6lo cuando repugne con
ella el carácter esencialmente civil dcl acto; no cuando, por accidente, dicho acto
no está en conexión con SU comercio.
89-a. No sólo se atiende poro a la patente diferencia de redacción de las
fraa:iones XX y XXI, sino que se lee mal la interpretación que doy de dichos
textos legales. Ninguna de las dos fracciones pretende dar carácter mercantil •
actos esencialmente civiles, lo que sería contradictorio, por lo que parece super-
fluo refutar -como lo hace BARRERA GRAF 16-4_ la afinnación de que la frac·
ción XX incluya actos esencialmente civiles.
El pcopio autor rechaza la distindión que señalo en el alcance de las dos
fracciones, no porque refute mi análisis de su texto, sino por tachar de íncons-
titucional el sentido que señalo a la fracción xx, en cuanto comprenderla ore-
raciones civiles 1 ...... Cuestión ésta diversa de Ia que se tiene que resolver, poes
uná cosa es fijar el sentido de un texto legal, y otra determinar su validez cons-
titucional.
90. Actos unilateralmente mercantiles.-Las condiciones de que de-
pende la mercantilidad de los actos que no la tienen absoluta no siem-
pre se dan con respecto a las diversas partes de un mismo acto: puede
el vendedor de un objeto estar animado de un propósito de especular,
y quien compra, hacerlo para destinar lo comprado a su propio consumo;
éste no celebra un acto de comercio. Si se alquila un local para la
organización de una empresa, el arrendador no celebra acto de comercio;
tampoco lo celebra quien adquiere alfalfa para su establo, aunque la
venta sea mercantil por hacerla, de los productos de su finca, el pro.
pietario del alfalfar.

16 Jacinto PALLARES, op. dt .• núms. 4.56 v 457: primera edición de esta obra, ~¡ dala allf'1t1il di-
TENA, op. cít., 1, núm.. 69: A. CAso, nÚilD.. 17; ferencia entre ambas fracciones: pár. 27 de la
PV.l:NTE y CALVO, nüm, 26. RODllfcuEZ RODRI~uE:t. primera edícíén.
en d CU1'so,publicado muy poco dl!l¡)uél ~ la 16-4 OP. cit., pill'. HO.
80 DERECHO MERCANTIL

Tales son los actos unilateralmente mercantiles, que plantean el di-


fícil problema de cuál sea la ley que ha de regirlos; problema que sólo
parcialmente resuelve el artículo 1050, al declarar, con referencia a tales
actos, que la controversia Se regirá conforme a las leyes mercantiles.
En cuanto al fondo del negocio, la ley calla. En mi opinión, las
obligaciones de la parte para quien el acto no lo es de comercio, se
rigen de modo exclusivo por la ley civil. Para someterlas a la legisla-
ción mercantil sería preciso un texto expreso, que en nuestro sistema
jurídico no existe; y que aun en caso de existir sería de dudosa validez
constitucional, en cuanto implicaría una extensión de la legislación fe-
deral a personas que están sometidas a la ley civil, de carácter local".
A estos actos se les llama también actos mixtos y actos mercantiles unila-
terales. Esta última denominación "puede engendrar un equívoco: puede hacer
creer que se trata de actos propiamente unilaterales, es decir, creados por una
sola declaración de voluntad, al paso que son necesariamente actos bilaterales,
en los males participan necesariamente dos sujetos cuando menos" 18~ Acto mixto
es también incorrecto: implica una nota de composición, de mezcla, que en ver-
dad no se d. en los actos considerados.
Es de notarse que los actos mercantiles absolutos no pueden ser unilateral-
mente mercantiles, pues radicando la razón de su eomercialidad en el acto mis-
mo, Se extiende a todos los que en él intervienen. También, y por razones aná-
logas, son siempre bilateralmente mercantiles los actos en que este carácter deriva
del objeto. Aun cuando las razones de mercantilidad deriven de una sola de las
partes, la ley aplicable a ambas es la mercantil, tratándose de depósitos bancarios
y depósitos en almacenes generales, según resulta tácitamente de la LTOC. De
modo expreso, se declara aplicable a ambas partes la Ley de Instituciones de
Fianzas (art. 29 ) .

91. Límites de la legislad611 m~r(antil.-La doctrina mencana no se ha


preocupado por investigar cuáles son los límites constitucionales de la facultad
que el Congreso de la Unión tiene para legislar en materia de comercio 18-4. Ha
faltado en este punto la inspiración y la ayuda de los tratadistas extranjeros,
para quienes el problema no existe, pues es un mismo órgano el competente para
dar leyes tanto en materia. civil como en la comercial. bien por tratarse de es-
tados unitarios (España, Francia, Italia), bien por ser federales ambas materias

17 En el mismo eenrldo, PALt.AUlI. 0/1. ca., 18 ARCANCELI, op. cit., núm.. .!I8.
núms. 4~2 v 44!. En sentido contrario. Ro- 18--4 Plantea el problema, pero 1610 con el
DIlIGuu: RoDRfGU!:Z, Curso,pá.~. 29. dice: "Si los pmp6sito de dilucidar' si el Gobierno F~eral po-
acres mixtos hubieren de regirse, lIeg1'¡n casos , llee facultades admlrrisrrativaa sobre el comercio,
círcuneeanctas por el derecho civil ., por el de- y no desde el punto de vista de la delimitaci6:J
recho mercanril, el caos mi! absoluto imperaría entre derecho mercanrtt y derecho civil. al cual
en esta materia. Es Indíspensable que el acto de a610 alude en la nota 47 de m trabajo. Cus-
comercio mixto se regule siempre por el Códteo tavo R. VELASOO, Las iecuítedes del (;o"'ierno
de Comercio." Pero este argumento probarla. Federal en materia de comercio, publicado en la
cuando más, la convenlencla de una aolud6n en Memoria de la tercertJ conferendtJ de la Feti ..-
el sentido que ee propugna, no que tal IOInd6n racíán Lnteramerícona de Abogados (Mtjiro, 19H),
haya sido efectivamente dada por el legblador. pág. 192.
ACTOS DE COMERCIO 81

(Alemania), o de la competencia del legislador local ambas (Estados Unidos


de Norteamérica). El problema se plantea sólo en paises como el nuestro,
en que la facultad de legislar en lo civil y en lo mercantil está dividida en-
tre los estados-miembros y la Federación, cuyas atribuciones se limitan recípro-
camente.
Parece indudable que no es omnímoda la atribución del Congreso para dar
• leyes mercantiles, de manera que quede a su arbitrio determinar lo que es ma-
teria de comercio; sería absurdo pensar que el legislador federal pudiera declarar
comerciales toda compraventa.. todo contrato o todo acto en que interviene un ro-
merciante, incluso su testamento o su matrimonio.
Pero tampoco podría entenderse restringida la facultad federal a lo que es
el comercio en sentido económico. Cuando el poder revisor de la Constitución,
en 1883, concedió al Congreso de la Unión facultades para dictar un Código de
Comercio, así como ruando el Constituyente de 1917 se las dio, con fórmula más
amplia, para legislar en materia de comercio, necesariamente emplearon el ron-
cepto comercio con la significación jurídica usual y tradicional: más amplia que
su significación económica.
La falta de un preciso concepto jurídico de comercio, general, ya que no
unánimemente aceptado, impide fijar con precisión cuál es el alcance que el poder
constituyente dio a la expresión comercio.
Sin pretender resolver de modo definitivo y pleno este problema, que ex-
cede mucho del campo del derecho mercantil para caer dentro del constitucional,
pienso que desde un punto de vista estático el legislador federal debe entender
por ~omercio lo que tradicional, consuetudinariamente, se ha entendido en de-
recho por tal, y sin perjuicio de dmpliar el concepto, dinámicamente, a medida.
que el COnsenso general, maruifestado a través del derecho comparado, lo ampliase.
Pero claro es que no puede el legislador federal, reconociendo el carácter
civil de una relación, someterla a la ley comercial: y tal hace cuando pretende
regir todo el acto unilateralmente rnercantil por la ley del comercio.
Juzgo que en otros casos el legislador mercantil ha rebasado sus limitas
constirucionales, pues no Se ha atenido ni al concepto dominante de comercio
ni al ejemplo del derecho comparado, v. gr.: al considerar comercial. todo ne-
gocio del fideicomiso, todo crédito refaccionario, la venta de los productos agríco-
las, etcétera.
La legislación sobre cooperativas y sobre mutualistas (esta última contenida
en la Ley de Instituciones de Seguros) también puede ser de discutible cons-
titucionalidad: de hecho, no han faltado Estados que hayan promulgado leyes
locales sobre mutualistas, v. pr.: en el Estado de México se publicó una el 7 de
enero de 1950; en el de Coahuila, el 27 de diciembre del mismo año; una más
se promulgó en Durango, el 26 de
en Puebla.
=0 de 1953; otra, el 27 de febrero de 1959,

92. La definidón de los actos de comercío.-Muchos esfuerzos se han rea-


lizado para reducir a unidad conceptual la variada congerie de actos de comercio,
ciñéndola dentro de los límites de una definición. Primero se quiso definir el
acto mercantil en función del propósito de especular: pronto se consideró insu-
ficiente esta nota y se le añadió la de intermediación: se habló de intermediario
especulador (BE5LAY, B0I5TEL); cuando ta.mbién esta teoría mostró ser incapaz
de comprender todos los actos de comercio, se pretendió, para definirlos, utilizar
82 DERECHO MERCANTIL

la idea de circulación (THALLER), con la cual no se abarcan en realidad todos


los actos del catálogo del Dlerecho francés, mucho menos los de aquellos siste-
mas, como el italiano y el mejicano, cuyo elenco es más amplio 19.
Rocco 20 define el acto mercantil como "todo acto que realiza o facilita una
interposición en el cambio". Con ello se implica la distinción entre actos intrln-
seca y extrínsecamente mercantiles; son los primeros aquellos mediante los cuales
se realiza una interposición en el cambio de bienes (compra para revender), eré- •
dito (operaciones bancarias), trabajo (empresas) o riesgos (seguros); los que
están en conexión con éstos son actos cuya mercantilidad es extrínseca: entre
ellos figuran la letra de cambio y los negocios marítimos.
La teoría de Rocco, seductora, en su apariencia, no es aceptable. ARCANGELJ
considera que la doctrina del eximio mercantilista ni es exacta ni alcanza el fin
propuesto, pues no puede considerarse a la intermediaci6n en el trabajo como
¡" caracterlstica de las empresas. cuando las hay en las que el trabajo ajeno no
tiene sino un carácter accesorio; y en todo caso, la intermediaci6n en el traba-
jo tiene una identidad verbal, no real, con la relativa a la circulación de bienes,
pues el empresario cede a los consumidores no el trabajo, sino el producto del
trabajo.
Critica asimismo ARCANGELI que la mercantilidad de los actos llamados abso-
lutamente mercantiles la base Rocco en una presunción iuris et de iure de estar
en conexión con otros cuya naturaleza intrínseca es mercantil, cuando tal rner-
eantilidad se justifica por razones históricas y prácticas, muy diversas de una
presunción absoluta de la relación con el comercio.
A la crítica de ARCANGEU añado 21: que ninguna base suministran los
textos legales para afirmar Ja presunta relación de la cambial, de los negocios
marítimos y de los depósitos en almacenes generales con actos diversos e intrln-
secamente mercantiles; es más, la naturaleza misma de los negocios marítimos,
cuyo conjunto forma una unidad per se, excluye toda idea de conexión con
aletos de diversa clase. La doctrina y el derecho positivo mejicano consideran la
letra de cambio como un titulovalor abstracto, es decir, sobre el cual ninguna in-
fluencia ejerce el negocio que lo originó, llamado negocio causal, y ruyo carácter
civil o comercial no puede. por tanto, comunicarse al tltulovalor. La determi-
nación de la mercantilidad de la cambial por una supttesta conexión con un acto
mercantil desconoce la ceracterlsticn abstraccián de esta clase de títulos. A mayor
abundamiento. ni siquiera existe normalmente una conexión entre la letra de
cambio y un acto de comercio, pues muchas se expiden a consecuencia de ne-
gocios puramente civiles.
Más insostenible aún resulta la opinión .de Rocco cuando se pretende apli-
carla al derecho mejicano, en el que hay actos por completo ajenos a toda idea
de intermedíación; v. gr.: los previstos en la fracción XXIII del articulo n; la
menta corriente, el fideicomiso, etc.
La definición de acto de comercio dada por Rocco lleva implícita una ele-
sificación de los mísmos, la cual sólo es sostenible si se acepta la definición
propuesta. Pero hay más: el propósito de sostener la definición lleva a defor-
mar los actos para clasificarlos, pues sólo así puede sostenerse que la letra de
cambio es un acto de mercantilidad presunta.

19 Para una crltka de estas doctrinas, véase 21 Roberto 1.. MANTJu.A MOLINA, Sobre lo
Ageo All.CANCELI, El concepto fUTídit:o del co- definición del acto de comercio, en Revista de
merdo (Editorial Jus; Méjico, 1942). la Escuela Nacional de Jurlsprutkncia, tomo V,
20 Op. cit., núm. 50. pág. 71.
ACTOS DE COMERCIO 83

93. Dejinicián de ROOIÚGUEZ ROOIÚGUEZ.-Inspirándose en HECK, MOSSA


y WIELANO, ROOIÚGUEZ ROOIÚGUEZ 22 ha definido los actos de comercio como
a'Juellos que son realizados en masa por empresas. Puede objetarse a esta defí-
mción "": a) que el término empresa es vago, y hay gran diversidad de pare·
ceres sobre la manera de entenderlo; b) que tampoco es suficientemente preciso,
ni tiene significación jurídica, el concepto de actos en masa, empleado en la
definición; e) que hay aetas de indiscutible mercantilidad que no son realizados
en masa: a una empresa constituida para la construcción de carreteras, pocos con-
tratos, y típicamente diferenciados. le son necesarios para realizar su finalidad;
eh) que los contratos mediante los males se obtiene l. fuerza de trabajo, aunque
puedan considerarse celebrados en masa, no son comerciales; d) que hay actos
que no son realizados por empresas, y alya comercialidad no es dudosa: los que
constan en títulos de crédito.
Del somero análisis realizado, resulta claramente que no es posible, en el
estado actual de la ciencia jurídica, un concepto unitario del acto de comercio.

93·a. Proyectos de C6digo de Comercio.-En el Proyecto de 1947, al cual


después de una minuciosa revisión, se le dio el carácter de definitivo en 1960,
sin pretender, como 10 hacía el Proyecto de 1941, tomar a la empresa como
criterio exclusivo de merca.ntilidad,se simplifica grandemente la teoría de los
actos de comercio, puesto c;I.l.le, conforme a su artículo 39 , solamente se declaran
mercantiles los actos que . tengan romofin organizar, explotar, traspasar o li-
quidar una negociación o empresa de carácter lucrativo, y Ios que recaigan sobre
cosas mercantiles".

-----------------_
22 Su Usil doctoral. inMita. En IU Cuno, 28 MANTILU MOLlNA.
.. - ....
articulo citado en la
páal. 12 ., rip., inlllte en etta definición. DOLa 21.

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