Efesios 3
Efesios 3
Efesios 3
Estudio Inductivo
EFESIOS
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Autor Alberto Prokopchuk
I Preguntas inductivas
Efesios 1:15-16
“Por esta causa también yo,
habiendo oído de vuestra fe en 1.1 Pablo se refiere a una de sus saludables prácticas espirituales ¿cuál
el Señor Jesús, y de vuestro amor es?
para con todos los santos, no
ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros Respuesta:
en mis oraciones,”
1.1 Su permanente práctica la definió en la frase:”no ceso de dar gracias por
vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones”. Fue una
práctica orientada a cristianos que él no conocía personalmente, sino solo
de oídas: “habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor
con todos los santos”. Al no conocerlos, oraba “haciendo memoria” de ellos,
y dando gracias a Dios. Además, debemos observar que no dejaba de dar
gracias. “no ceso” “no termino de dar gracias” “no dejo de dar gracias”. ¡He
aquí un hombre realmente comprometido con el reino de Dios! Se proyectó
más allá de su propio ministerio. Porque todos damos gracias por la iglesia
donde servimos o asistimos, pero nos olvidamos de las otras iglesias porque
no nos incumben. En cambio Pablo, tenía su corazón en toda la obra, y se
desvivía por todas las iglesias, más allá de su propia responsabilidad, porque
su corazón estaba sano de todo egoísmo.
Efesios 1:17-18 2.1 Pablo oraba para que Dios dé a la iglesia dos cosas sumamente
“para que el Dios de nuestro importantes para que pudieran conocer a Dios ¿cuáles son?
Señor Jesucristo, el Padre de
gloria, os dé espíritu de 2.2 ¿Qué necesitamos conocer interiormente cada uno de nosotros?
sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él,
alumbrando los ojos de vuestro Respuesta
entendimiento, para que sepáis 2.1 (1) Podemos conocer a Dios mediante el “espíritu de sabiduría”, que es un
cuál es la esperanza a que él os don, una gracia que viene de Dios y como conoce a Dios nos hace conocer a
ha llamado, y cuáles las Dios. Pero no es un conocimiento superficial o incompleto, sino total, pleno
riquezas de la gloria de su
herencia en los santos,”
de Dios. Tal vez Pablo estaba pensando en el libro del profeta Daniel
mientras oraba para que Dios conceda a los cristianos destacarse en medio
de la sociedad pagana donde vivían. Porque en Daniel 1:17 leemos “A éstos
cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las
letras y ciencias”; (5:14) “Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos
está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría.” (6:3)
“Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque
2
2.2 El conocimiento interior nace en el corazón. Es una pena que los traductores
de algunas versiones hayan reemplazado “corazón” por “entendimiento”.
Porque en griego Pablo escribió = kardías, (corazón) porque no
significa lo mismo decir “alumbrando los ojos de vuestro entendimiento”
que “alumbrando los ojos de vuestro corazón”, porque hay razones que da
el corazón que la mente no entiende. Los “ojos del corazón” incluye
comprensión y sentimientos en lo más profundo de nuestro ser, y esto es
mucho más que la racionalización de la fe. Porque (1) Necesitamos saber
interiormente para qué fuimos llamados. “cuál es la esperanza a que él os
ha llamado”. Sabemos cuál es la esperanza colectiva o general, de toda la
iglesia, sin embargo, esto no es suficiente, porque cada uno tiene una
misión y vocación diferente y necesita saber que Dios espera de él, para qué
lo llamó, y cuál es su responsabilidad en el plan de Dios. Cuando Dios
ilumina nuestro interior toda nuestra vida se transforma ¡nuestro corazón
es tocado! Porque si solamente somos informados y esa información queda
en nuestra memoria, no pasa nada, pero si enciende nuestro corazón, todo
nuestro ser se vivifica. (2) Necesitamos saber interiormente con que
recursos contamos “cuál es la riqueza de la gloria de su herencia en los
santos”. O dicho de otra manera “De cuánta cantidad de riqueza podemos
disponer ya de nuestra gloriosa herencia”. Como garantía ya recibimos el
Espíritu Santo, recibimos dones espirituales, pero ¿qué más? Tal vez
tengamos más recursos a nuestra disposición y no lo sepamos, y por nuestra
ignorancia están durmiendo y por nuestro desconocimiento vivimos en la
pobreza. ¡Que Dios ilumine nuestro corazón para que sepamos lo que él nos
Efesios 1:19-20 ha dado!
“y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos,
según la operación del poder
de su fuerza, la cual operó en
Cristo, resucitándole de los
3.2 ¿Con cuanto poder contamos los que creemos en Cristo? Con ese
muertos y sentándole a su poder Dios hizo dos cosas ¿cuáles son?
diestra en los lugares
celestiales.”
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Respuesta:
3.1 ¿Cuánto poder tenemos aquellos que hemos creído en Cristo? No cuanto
poder “podemos” tener, sino, cuánto poder ya tenemos en nosotros. El
apóstol Pablo oraba intensamente para que sean abiertos “los ojos del
corazón” para que vean “la supe pujante grandeza de su poder hacia
nosotros los que creemos”. ¿Se puede medir este poder? Tenemos formas
de medir la potencia de un motor, la potencia del viento y los huracanes,
podemos medir la potencia de los terremotos; podemos hacer mediciones
exactas de la potencia de una explosión nuclear, pero ¿cómo es el poder
que está en nosotros? ¿Cómo podemos medir su fuerza? El apóstol Pablo
nos dice aquí que Dios “probó” este poder primeramente en Cristo. El
ejercitó su eficiencia en nuestro Señor, para luego dejarlo sobre nosotros.
Dejó su poder ya experimentado, probado, medido en nuestras vidas. Dios
hizo dos cosas (1) El poder que tenemos fue el mismo que resucitó a Cristo
de entre los muertos. Es un poder más fuerte que la muerte. Nada se puede
comparar a un poder tan grande que es capaz de volver a la vida a una
persona muerta por tres días. Nada se puede comparar a ese poder que
removió la piedra de la tumba y transformó un cuerpo de carne en un
cuerpo glorioso. Hacer resucitación por medio de mecanismos artificiales es
posible cuando la muerte aun no ha sido consumada, y es posible que en el
futuro la ciencia encuentre otras maneras de hacer esto, pero jamás podrá
transformar ese cuerpo como el de Cristo. Ese es el poder que está en
nosotros. (2) El poder que tenemos sentó a Cristo en el cielo. ¡Qué
ejercitación maravillosa! Jesús aparece como un prototipo de nuestra
propia resurrección y ascensión al cielo ¡y funcionó a la perfección! Por lo
tanto tenemos la seguridad que con nosotros ocurrirá lo mismo. Este es el
dominio de su fuerza. Esta fuerza está en cada creyente en Cristo, sin que lo
sepa, aunque lo presiente. Puede notar algo de este poder mientras ora, o
cuando proclama palabras de fe; o cuando ejerce sus dones espirituales o
cuando combate a los poderes de las tinieblas. El sabe que tiene poder,
pero aun sus ojos no fueron abiertos para saber cuánto poder en realidad
posee. Aquí es donde intervienen nuestras oraciones.
Efesios 1:21-23
“sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y
4.1 ¿Qué más hizo el poder que poseemos en Cristo?
sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo,
sino también en el venidero; y
sometió todas las cosas bajo sus
Respuesta:
pies, y lo dio por cabeza sobre 4.1 El poder que poseemos es el que puso a Cristo por encima de todo título y
todas las cosas a la iglesia, la nombre, presente y futuro. Muy por encima de cualquier gobernante; por
cual es su cuerpo, la plenitud de encima de cualquier autoridad o jurisdicción, por encima de cualquier
Aquel que todo lo llena en
poder, sea angelical o satánico, por encima de todo nombre que se nombra,
todo.”
y por encima del tiempo “no solo en este siglo, sino también en el
venidero”; El poder que tenemos fue el que sometió todas las cosas bajo los
pies de Cristo, y ese poder está en la iglesia: “y lo dio por cabeza sobre todas
las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud del que todas las cosas
en todo llena”
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II Actividad práctica
1. Imitando al apóstol Pablo debemos dar gracias a Dios por otras iglesias
cristianas, de las cuales tal vez solo hemos oído hablar, haciendo
memoria de ellas en nuestras oraciones, siguiendo el modelo que aquí
nos presenta (1) Que Dios les dé espíritu de sabiduría y de revelación (2)
Que sepan para qué Dios los ha llamado y con qué recursos cuentan,
sobre todo, la supereminente grandeza de su poder.
2. Escribir en nombre del grupo una carta a otra iglesia hermana, para
felicitarles por el trabajo que están haciendo, y decirles que ustedes
han dado gracias por ellos y que está orando para que Dios cumpla su
propósito en sus vidas.
“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y
de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por
vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,”