Actitudes Que Puede Asumir El Demandado
Actitudes Que Puede Asumir El Demandado
Actitudes Que Puede Asumir El Demandado
Las diversas actitudes que el demandado puede asumir frente a la demanda, una
vez que se le ha concedido la oportunidad procesal de defenderse, son muy
variadas, pero pueden agruparse genéricamente en dos: contestar o no contestar
la demanda.
Si el demandado, en ejercicio de su derecho procesal de defenderse, contesta la
demanda, puede asumir una gran variedad de actitudes, aunque todas ellas tendrán
como característica común su participación efectiva en el proceso. De esta manera,
al contestar la demanda, el demandado puede:
1. Aceptar las pretensiones del actor (allanamiento).
2. Reconocer que los hechos afirmados por el actor en la demanda son ciertos
(confesión).
3. Admitir la aplicabilidad de los preceptos jurídicos invocados como fundamento de
la demanda (reconocimiento).
4. Pedir que el proceso se haga del conocimiento de alguna otra persona, para que
también se le dé la oportunidad de defender el derecho controvertido y para que, en
todo caso, la sentencia que llegue a dictarse en tal proceso también se le pueda
aplicar (denuncia).
5. Negar que los hechos afirmados por el actor, en su demanda, sean ciertos o decir
que los ignora por no ser propios (negación de los hechos).
6. Negar que el demandante tenga derecho a las prestaciones que reclama en su
demanda (negación del derecho).
7. Oponerse al proceso mismo, aduciendo la ausencia o el incumplimiento de
presupuestos procesales (excepciones procesales).
8. Oponerse al reconocimiento, por parte del juez, de los derechos alegados por la
parte actora, afirmando, en contra de las pretensiones de ésta, la existencia de
hechos extintivos, modificativos o impeditivos de la relación jurídica material
invocada por el demandante (excepciones sustanciales).
9. Formular nuevas pretensiones en contra de la parte actora, aprovechando la
relación procesal que ya se ha establecido (reconvención o contrademanda).
Todas estas actitudes implican la contestación formal a la demanda. Fuera del caso
de allanamiento, en el cual no hay ninguna resistencia por parte del demandado,
tales actitudes han sido enunciadas en orden de la menor a la mayor resistencia
posible del demandado frente a la demanda. Se debe tomar en cuenta, además,
que las actitudes señaladas en los números. 4 a 9 no son enteramente excluyentes
M. EN D. CAROLINA HERNÁNDEZ NAVES.
entre sí y que, en buena medida, pueden concurrir dos o más de ellas en una sola
contestación a la demanda. Así, al mismo tiempo que se pide la denuncia del
proceso a un tercero, se pueden negar determinados hechos u oponer excepciones
procesales o sustanciales; al mismo tiempo que se niega el derecho del
demandante a las prestaciones reclamadas, se le pueden contrademandar nuevas
pretensiones, etcétera. Por otra parte, las actitudes enumeradas en los puntos 1 a
3 y 5 y 6 pueden ser totales o parciales. Así, por ejemplo, el allanamiento puede ser
respecto de todas o sólo de algunas de las pretensiones del actor; la confesión
puede referirse a todos o sólo a algunos de los hechos aducidos por el demandante,
etc. En el caso de que tales actitudes sean parciales, es posible que concurran con
cualquiera de las demás. A cada una de estas actitudes, que implican la
participación efectiva del demandado, nos referiremos más adelante. Conviene
señalar, por último, que la actitud de no contestar la demanda, de no participar en
el proceso, implica una inactividad procesal a la cual se denomina rebeldía o
contumacia y tiene determinados efectos procesales, particularmente en relación
con la situación del demandado en el proceso. Una vez que se haya examinado
cada una de las actitudes que la contestación de la demanda puede implicar, se
hará referencia a la rebeldía.
CONTESTACIÓN A LA DEMANDA
El escrito de contestación a la demanda deberá expresar:
1. El tribunal ante quien se conteste a la demanda, que deberá ser aquel que haya
admitido la demanda y ordenado el emplazamiento del demandado, con
independencia de que este último pueda cuestionar la competencia del tribunal, a
través de la declinatoria o la inhibitoria.
2. El nombre y apellidos del demandado, el domicilio que señale para oír
notificaciones y, en su caso, las personas autorizadas para oír notificaciones y
recibir documentos y valores. Al igual que la parte actora, el demandado puede
autorizar para oír notificaciones en su nombre a personas con cédula profesional
para ejercer la profesión de licenciado en derecho o con carta de pasante, con todas
las facultades que confiere la Ley.
3. El demandado deberá referirse a cada uno de los hechos aducidos por el actor
en su demanda, confesándolos o negándolos, o bien expresando los que ignore por
no ser propios. Sólo se pueden confesar o negar hechos propios, es decir, aquellos
hechos en los que se haya intervenido; cuando se trate de hechos que no sean
propios del demandado, éste deberá aclarar simplemente que los ignora o los
desconoce por no ser propios. El silencio y las evasivas del demandado hacen que
se tengan por confesados en forma ficta los hechos sobre los que no suscite
controversia. Esta confesión ficta no opera cuando se trata de conflictos que afecten
las relaciones familiares o el estado civil de las personas, así como en los casos en
que el emplazamiento se haya hecho por medio de edictos. En estas hipótesis, el
silencio o las evasivas producen una negación ficta de los hechos no discutidos.
M. EN D. CAROLINA HERNÁNDEZ NAVES.
c) El derecho
d) Los puntos petitorios
ALLANAMIENTO
El allanamiento es una conducta autocompositiva propia del demandado, en virtud
de la cual éste se somete a las pretensiones del actor. El demandado se allana
cuando acepta las pretensiones del actor. Briseño Sierra explica que el allanamiento
es una “figura doblemente interesante, primero porque implica un instar, sin
resistencia procesal ni sustantiva; y después, porque, siendo un acto procesal,
tiende a dar muerte al proceso”.
El propio Briseño Sierra precisa que la decisión que el juez dicte como consecuencia
del allanamiento no es en sentido estricto una sentencia, una decisión sobre
pretensiones litigiosas, aunque tenga la forma de sentencia, “sino una
homologación de la actitud compositiva” de la parte que se haya allanado. Conviene
advertir que como el allanamiento implica en cierto sentido una renuncia de
derechos, sólo debe aceptarse tal actitud tratándose de derechos renunciables y no
en los casos de derechos irrenunciables o indisponibles. Por este motivo, es
acertada la disposición contenida en el art. 240, segundo párrafo, del CPC del
estado de Sonora, de acuerdo con la cual “no procede citar para sentencia en caso
de allanamiento, si la cuestión planteada interesa al orden público o cuando
manifiestamente la sentencia por dictar surta efectos frente a terceros que no han
litigado, y en los demás casos en que la ley así lo disponga”.
CONFESIÓN
Como actitud del demandado frente a la demanda, la confesión es la admisión de
que determinados hechos afirmados por el actor en su demanda son ciertos. La
confesión, en rigor, sólo puede referirse a los hechos; la determinación del derecho
corresponde al juzgador. Las partes no pueden “confesar” el derecho. Sólo se
confiesan los hechos. Cuando el demandado admite que los hechos afirmados por
el actor en su demanda son ciertos, puede, sin embargo, discutir la aplicabilidad de
los preceptos jurídicos. En este caso, si bien no es necesaria la etapa probatoria,
pues los hechos han sido confesados y no requieren otro medio de prueba, sí se
precisa la etapa de alegatos, con objeto de que las partes discutan la aplicabilidad
y el alcance de los preceptos jurídicos. Por esta razón, la Ley establece que, si las
cuestiones controvertidas fueren puramente de derecho y no de hecho, se citará a
una audiencia de alegatos, en la cual éstos podrán presentarse por escrito. En
realidad, la audiencia de alegatos tiene sentido cuando éstos se deben formular
oralmente; pero si se pueden presentar por escrito, bastaría con que se autorizara
al juez a fijar un plazo dentro del cual las partes deban presentar sus escritos de
alegatos.
OPOSICIÓN DE EXCEPCIONES
M. EN D. CAROLINA HERNÁNDEZ NAVES.
De acuerdo al Código Civil, las excepciones que se tengan, cualquiera que sea su
naturaleza, se harán valer simultáneamente en la contestación y nunca después, a
no ser que fueren supervenientes.
La palabra excepción ha tenido y tiene numerosos significados en el derecho
procesal. La exceptio se originó en la etapa del proceso per formulas del derecho
romano, como un medio de defensa del demandado. Consistía en una cláusula que
el magistrado, a petición del demandado, insertaba en la fórmula para que el juez,
si resultaban probadas las circunstancias de hecho alegadas por el demandado,
absolviera a éste, aun cuando se considerara fundada la intentio del actor. La
posición de la exceptio en la fórmula era entre la intentio y la condemnatio.
Actualmente podemos destacar dos significados de la palabra excepción:
1. Excepción en sentido abstracto: En primer lugar, con el término excepción se
designa, con un sentido abstracto, el poder que tiene el demandado para
oponer, frente a la pretensión del actor, cuestiones que o bien impidan un
pronunciamiento de fondo sobre dicha pretensión, o que, en caso de que se
llegue a tal pronunciamiento, produzcan la absolución del demandado. Ahí la
expresión excepción tiene un sentido abstracto: designa sólo el poder del
demandado, independientemente de las cuestiones concretas que oponga
en ejercicio de tal poder. En este sentido, Couture considera que la
excepción, en su más amplio significado, “es el poder jurídico de que se halla
investido el demandado, que le habilita para oponerse a la acción promovida
contra él”.
2. Excepción en sentido concreto: En segundo término, con la expresión
excepción se suele designar las cuestiones concretas que el demandado
plantea frente a la pretensión del actor, con el objeto de oponerse a la
continuación del proceso, alegando que no se han satisfecho los
presupuestos procesales (excepciones procesales) o con el fin de oponerse
al reconocimiento, por parte del juez, de la fundamentación de la pretensión
de la parte actora, aduciendo la existencia de hechos extintivos, modificativos
o impeditivos de la relación jurídica invocada por el demandante
(excepciones sustanciales). En este sentido concreto, se suele hablar más
de excepciones que de excepción. A diferencia de las simples negaciones de
los hechos o del derecho, en las excepciones el demandado formula
afirmaciones sobre los presupuestos del proceso o sobre hechos extintivos,
modificativos o impeditivos de la relación jurídica sustancial invocada por el
actor. En el primer caso, las excepciones se denominan procesales porque
cuestionan la válida integración de la relación procesal; no discuten la
pretensión de fondo, sino sólo el cumplimiento de las formas procesales. En
el segundo caso, cuando, frente a la pretensión del actor, el demandado
opone la existencia de hechos extintivos, modificativos o impeditivos de la
relación jurídica material en la que el actor afirma basarse, las excepciones
se denominan sustanciales, pues lo que se discute ya no es tanto el
M. EN D. CAROLINA HERNÁNDEZ NAVES.
acumulación de dichos procesos con objeto de que, aunque cada uno conserve
su propio expediente y se tramite por separado, finalmente se resuelvan en una
sola sentencia. A través de la petición de acumulación por conexidad se trata de
evitar que dos litigios diversos, pero conexos, sean resueltos en forma separada,
a través de sentencias distintas, que pueden resultar, incluso, contradictorias. La
petición de acumulación por conexidad, en rigor, no constituye una excepción
procesal, ya que a través de ella no se denuncia la falta o el incumplimiento de
un presupuesto procesal o bien alguna irregularidad en la constitución de la
relación procesal, sino que solamente se solicita al juez la acumulación de dos
procesos, a través de los cuales se sustancian litigios conexos para que sean
resueltos en una sola sentencia.