Actitudes Que Puede Asumir El Demandado

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M. EN D. CAROLINA HERNÁNDEZ NAVES.

ACTITUDES QUE PUEDE ASUMIR EL DEMANDADO

Las diversas actitudes que el demandado puede asumir frente a la demanda, una
vez que se le ha concedido la oportunidad procesal de defenderse, son muy
variadas, pero pueden agruparse genéricamente en dos: contestar o no contestar
la demanda.
Si el demandado, en ejercicio de su derecho procesal de defenderse, contesta la
demanda, puede asumir una gran variedad de actitudes, aunque todas ellas tendrán
como característica común su participación efectiva en el proceso. De esta manera,
al contestar la demanda, el demandado puede:
1. Aceptar las pretensiones del actor (allanamiento).
2. Reconocer que los hechos afirmados por el actor en la demanda son ciertos
(confesión).
3. Admitir la aplicabilidad de los preceptos jurídicos invocados como fundamento de
la demanda (reconocimiento).
4. Pedir que el proceso se haga del conocimiento de alguna otra persona, para que
también se le dé la oportunidad de defender el derecho controvertido y para que, en
todo caso, la sentencia que llegue a dictarse en tal proceso también se le pueda
aplicar (denuncia).
5. Negar que los hechos afirmados por el actor, en su demanda, sean ciertos o decir
que los ignora por no ser propios (negación de los hechos).
6. Negar que el demandante tenga derecho a las prestaciones que reclama en su
demanda (negación del derecho).
7. Oponerse al proceso mismo, aduciendo la ausencia o el incumplimiento de
presupuestos procesales (excepciones procesales).
8. Oponerse al reconocimiento, por parte del juez, de los derechos alegados por la
parte actora, afirmando, en contra de las pretensiones de ésta, la existencia de
hechos extintivos, modificativos o impeditivos de la relación jurídica material
invocada por el demandante (excepciones sustanciales).
9. Formular nuevas pretensiones en contra de la parte actora, aprovechando la
relación procesal que ya se ha establecido (reconvención o contrademanda).
Todas estas actitudes implican la contestación formal a la demanda. Fuera del caso
de allanamiento, en el cual no hay ninguna resistencia por parte del demandado,
tales actitudes han sido enunciadas en orden de la menor a la mayor resistencia
posible del demandado frente a la demanda. Se debe tomar en cuenta, además,
que las actitudes señaladas en los números. 4 a 9 no son enteramente excluyentes
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entre sí y que, en buena medida, pueden concurrir dos o más de ellas en una sola
contestación a la demanda. Así, al mismo tiempo que se pide la denuncia del
proceso a un tercero, se pueden negar determinados hechos u oponer excepciones
procesales o sustanciales; al mismo tiempo que se niega el derecho del
demandante a las prestaciones reclamadas, se le pueden contrademandar nuevas
pretensiones, etcétera. Por otra parte, las actitudes enumeradas en los puntos 1 a
3 y 5 y 6 pueden ser totales o parciales. Así, por ejemplo, el allanamiento puede ser
respecto de todas o sólo de algunas de las pretensiones del actor; la confesión
puede referirse a todos o sólo a algunos de los hechos aducidos por el demandante,
etc. En el caso de que tales actitudes sean parciales, es posible que concurran con
cualquiera de las demás. A cada una de estas actitudes, que implican la
participación efectiva del demandado, nos referiremos más adelante. Conviene
señalar, por último, que la actitud de no contestar la demanda, de no participar en
el proceso, implica una inactividad procesal a la cual se denomina rebeldía o
contumacia y tiene determinados efectos procesales, particularmente en relación
con la situación del demandado en el proceso. Una vez que se haya examinado
cada una de las actitudes que la contestación de la demanda puede implicar, se
hará referencia a la rebeldía.
CONTESTACIÓN A LA DEMANDA
El escrito de contestación a la demanda deberá expresar:
1. El tribunal ante quien se conteste a la demanda, que deberá ser aquel que haya
admitido la demanda y ordenado el emplazamiento del demandado, con
independencia de que este último pueda cuestionar la competencia del tribunal, a
través de la declinatoria o la inhibitoria.
2. El nombre y apellidos del demandado, el domicilio que señale para oír
notificaciones y, en su caso, las personas autorizadas para oír notificaciones y
recibir documentos y valores. Al igual que la parte actora, el demandado puede
autorizar para oír notificaciones en su nombre a personas con cédula profesional
para ejercer la profesión de licenciado en derecho o con carta de pasante, con todas
las facultades que confiere la Ley.
3. El demandado deberá referirse a cada uno de los hechos aducidos por el actor
en su demanda, confesándolos o negándolos, o bien expresando los que ignore por
no ser propios. Sólo se pueden confesar o negar hechos propios, es decir, aquellos
hechos en los que se haya intervenido; cuando se trate de hechos que no sean
propios del demandado, éste deberá aclarar simplemente que los ignora o los
desconoce por no ser propios. El silencio y las evasivas del demandado hacen que
se tengan por confesados en forma ficta los hechos sobre los que no suscite
controversia. Esta confesión ficta no opera cuando se trata de conflictos que afecten
las relaciones familiares o el estado civil de las personas, así como en los casos en
que el emplazamiento se haya hecho por medio de edictos. En estas hipótesis, el
silencio o las evasivas producen una negación ficta de los hechos no discutidos.
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Aunque ocasionalmente la Ley no lo indique, es lógico que el demandado, además,


puede afirmar hechos distintos de los alegados por el actor; en este caso, también
deberá enumerarlos y narrarlos sucintamente, con claridad y precisión. Al contestar
los hechos aducidos por el actor en la demanda o al describir nuevos hechos, el
demandado deberá precisar los documentos públicos o privados que tengan
relación con cada hecho, así como si los tiene o no a su disposición; igualmente,
deberá proporcionar los nombres y apellidos de los testigos que hayan presenciado
los hechos. Los efectos de la omisión de indicación de los documentos o los testigos
deben ser los que se señalaron en relación con la demanda. Los documentos,
además, deben acompañarse al escrito de contestación a la demanda, con las
salvedades previstas en el Código Civil. Se debe recordar que, de acuerdo con el
principio dispositivo, los hechos controvertidos que serán objeto de prueba sólo son
aquellos que las partes hayan afirmado en los escritos de demanda, contestación a
la demanda, reconvención y contestación a la reconvención, que son los escritos
con los que se fija la litis (u objeto del proceso), por lo que sólo se podrán ofrecer y
aportar pruebas sobre tales hechos.
4. El demandado deberá expresar cada una de las excepciones que tenga,
cualquiera que sea su naturaleza, las cuales sólo podrá hacer valer precisamente
al contestar la demanda. De manera más general podemos afirmar que el
demandado deberá precisar cuál es o cuáles son las actitudes que asume frente a
la demanda.
5. La firma del demandado o de su representante; si éstos no supieren o no pudieren
firmar, pondrán su huella digital y un tercero firmará en su nombre y a su ruego,
indicando estas circunstancias.
6. Es conveniente que en la contestación a la demanda el demandado se exprese
sobre los fundamentos de derecho invocados por la parte actora en su demanda, y
que precise los preceptos legales y las tesis de jurisprudencia en los que base su
contestación.
7. Asimismo, es pertinente que el demandado exprese sus puntos petitorios.
Además de cumplir con los requisitos anteriores, el demandado debe acompañar a
la contestación los documentos en los que funde sus excepciones, los demás
documentos probatorios, los que acrediten la personería jurídica, así como las
copias simples o fotostáticas de la contestación a la demanda y de los documentos
anexos para cada una de las partes.
Como se puede advertir, la estructura formal del escrito de contestación a la
demanda es muy similar a la de la demanda, ya que se forma también de cuatro
partes:
a) El proemio
b) Los hechos
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c) El derecho
d) Los puntos petitorios
ALLANAMIENTO
El allanamiento es una conducta autocompositiva propia del demandado, en virtud
de la cual éste se somete a las pretensiones del actor. El demandado se allana
cuando acepta las pretensiones del actor. Briseño Sierra explica que el allanamiento
es una “figura doblemente interesante, primero porque implica un instar, sin
resistencia procesal ni sustantiva; y después, porque, siendo un acto procesal,
tiende a dar muerte al proceso”.
El propio Briseño Sierra precisa que la decisión que el juez dicte como consecuencia
del allanamiento no es en sentido estricto una sentencia, una decisión sobre
pretensiones litigiosas, aunque tenga la forma de sentencia, “sino una
homologación de la actitud compositiva” de la parte que se haya allanado. Conviene
advertir que como el allanamiento implica en cierto sentido una renuncia de
derechos, sólo debe aceptarse tal actitud tratándose de derechos renunciables y no
en los casos de derechos irrenunciables o indisponibles. Por este motivo, es
acertada la disposición contenida en el art. 240, segundo párrafo, del CPC del
estado de Sonora, de acuerdo con la cual “no procede citar para sentencia en caso
de allanamiento, si la cuestión planteada interesa al orden público o cuando
manifiestamente la sentencia por dictar surta efectos frente a terceros que no han
litigado, y en los demás casos en que la ley así lo disponga”.
CONFESIÓN
Como actitud del demandado frente a la demanda, la confesión es la admisión de
que determinados hechos afirmados por el actor en su demanda son ciertos. La
confesión, en rigor, sólo puede referirse a los hechos; la determinación del derecho
corresponde al juzgador. Las partes no pueden “confesar” el derecho. Sólo se
confiesan los hechos. Cuando el demandado admite que los hechos afirmados por
el actor en su demanda son ciertos, puede, sin embargo, discutir la aplicabilidad de
los preceptos jurídicos. En este caso, si bien no es necesaria la etapa probatoria,
pues los hechos han sido confesados y no requieren otro medio de prueba, sí se
precisa la etapa de alegatos, con objeto de que las partes discutan la aplicabilidad
y el alcance de los preceptos jurídicos. Por esta razón, la Ley establece que, si las
cuestiones controvertidas fueren puramente de derecho y no de hecho, se citará a
una audiencia de alegatos, en la cual éstos podrán presentarse por escrito. En
realidad, la audiencia de alegatos tiene sentido cuando éstos se deben formular
oralmente; pero si se pueden presentar por escrito, bastaría con que se autorizara
al juez a fijar un plazo dentro del cual las partes deban presentar sus escritos de
alegatos.
OPOSICIÓN DE EXCEPCIONES
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De acuerdo al Código Civil, las excepciones que se tengan, cualquiera que sea su
naturaleza, se harán valer simultáneamente en la contestación y nunca después, a
no ser que fueren supervenientes.
La palabra excepción ha tenido y tiene numerosos significados en el derecho
procesal. La exceptio se originó en la etapa del proceso per formulas del derecho
romano, como un medio de defensa del demandado. Consistía en una cláusula que
el magistrado, a petición del demandado, insertaba en la fórmula para que el juez,
si resultaban probadas las circunstancias de hecho alegadas por el demandado,
absolviera a éste, aun cuando se considerara fundada la intentio del actor. La
posición de la exceptio en la fórmula era entre la intentio y la condemnatio.
Actualmente podemos destacar dos significados de la palabra excepción:
1. Excepción en sentido abstracto: En primer lugar, con el término excepción se
designa, con un sentido abstracto, el poder que tiene el demandado para
oponer, frente a la pretensión del actor, cuestiones que o bien impidan un
pronunciamiento de fondo sobre dicha pretensión, o que, en caso de que se
llegue a tal pronunciamiento, produzcan la absolución del demandado. Ahí la
expresión excepción tiene un sentido abstracto: designa sólo el poder del
demandado, independientemente de las cuestiones concretas que oponga
en ejercicio de tal poder. En este sentido, Couture considera que la
excepción, en su más amplio significado, “es el poder jurídico de que se halla
investido el demandado, que le habilita para oponerse a la acción promovida
contra él”.
2. Excepción en sentido concreto: En segundo término, con la expresión
excepción se suele designar las cuestiones concretas que el demandado
plantea frente a la pretensión del actor, con el objeto de oponerse a la
continuación del proceso, alegando que no se han satisfecho los
presupuestos procesales (excepciones procesales) o con el fin de oponerse
al reconocimiento, por parte del juez, de la fundamentación de la pretensión
de la parte actora, aduciendo la existencia de hechos extintivos, modificativos
o impeditivos de la relación jurídica invocada por el demandante
(excepciones sustanciales). En este sentido concreto, se suele hablar más
de excepciones que de excepción. A diferencia de las simples negaciones de
los hechos o del derecho, en las excepciones el demandado formula
afirmaciones sobre los presupuestos del proceso o sobre hechos extintivos,
modificativos o impeditivos de la relación jurídica sustancial invocada por el
actor. En el primer caso, las excepciones se denominan procesales porque
cuestionan la válida integración de la relación procesal; no discuten la
pretensión de fondo, sino sólo el cumplimiento de las formas procesales. En
el segundo caso, cuando, frente a la pretensión del actor, el demandado
opone la existencia de hechos extintivos, modificativos o impeditivos de la
relación jurídica material en la que el actor afirma basarse, las excepciones
se denominan sustanciales, pues lo que se discute ya no es tanto el
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cumplimiento o la ausencia de presupuestos procesales para la válida


integración de la relación procesal, sino la fundamentación de la misma
pretensión de fondo.
EXCEPCIONES PROCESALES
1. Excepción de incompetencia del juez.
Esta excepción tiene por objeto denunciar la falta del presupuesto procesal
consistente en la competencia del órgano jurisdiccional. Debemos recordar que,
para plantear la incompetencia del juzgador el CPCDF establece dos vías, a
elección del demandado: la declinatoria, que se promueve como excepción
ante el mismo juez que está conociendo del asunto y al cual se considera
incompetente, y la inhibitoria, que se promueve dentro del plazo de nueve días
siguientes al emplazamiento ante el juez que se considera competente para que
dirija oficio inhibitorio al juez que está conociendo del asunto, con objeto de que
remita testimonio de las actuaciones respectivas al inmediato superior para que
éste resuelva, previa audiencia de pruebas y alegatos, cuál juez debe conocer
del asunto. En el caso de que se plantee la excepción de incompetencia por
declinatoria, el juez debe también remitir testimonio de las actuaciones
respectivas al inmediato superior para que éste, una vez verificada una
audiencia de pruebas y alegatos, decida cuál es el juez competente. La
excepción de incompetencia por declinatoria no produce la extinción del
proceso. En caso de que se estime fundada la excepción, la consecuencia es el
desplazamiento del proceso hacia el juez que sea declarado competente. Los
criterios fundamentales que debe tomar en cuenta el tribunal que resuelva la
cuestión de competencia para determinar cuál es el juez competente, son la
materia, la cuantía, el grado y el territorio.
2. Excepción de falta de legitimación procesal o de “personalidad”.
De acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la excepción
denominada de falta de personalidad en el actor consiste en la denuncia de que
éste carece de la calidad necesaria para comparecer en juicio (capacidad
procesal) o de que no ha acreditado el carácter o representación con que
reclame (representación procesal o personería).
3. Excepción de litispendencia.
Esta excepción tiene por objeto hacer del conocimiento del juez que el litigio
planteado por el actor en su demanda ya está siendo conocido en otro proceso
anterior; que se trata de un litigio pendiente de resolver en un proceso que ya se
había iniciado con anterioridad al que ahora promueve el actor con su demanda.
La excepción de litispendencia procede “cuando un juez conoce ya de un juicio
en el que hay identidad entre partes, acciones deducidas y objetos reclamados,
cuando las partes litiguen con el mismo carácter”. Esta triple identidad entre
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partes, acciones y objetos reclamados debe darse entre el primer y el segundo


proceso. Al oponer la excepción de litispendencia, el demandado deberá
precisar los datos del primer juicio. Esta excepción se puede probar
acompañando copia certificada de las constancias que el demandado tenga en
su poder del primer juicio, o solicitando la inspección del expediente de dicho
juicio, la cual, de admitirse, deberá llevar a cabo el secretario dentro del plazo
de tres días, so pena de que se le imponga una multa. Estas pruebas deberán
ofrecerse precisamente en el escrito de contestación a la demanda. Sin
embargo, cuando la excepción de litispendencia se base en la existencia de un
juicio que se siga ante un juzgado que pertenezca a un sistema judicial distinto
del que corresponda al juzgado en que se haga valer dicha excepción, ésta sólo
podrá probarse mediante la copia certificada de la demanda y la contestación
formuladas en el juicio anterior, la que deberá exhibirse antes de la audiencia
previa, de conciliación y de excepciones procesales.
La resolución que el juzgador dicte sobre esta excepción puede ser en alguno
de los dos sentidos siguientes:
a) Considerar infundada la excepción y decidir que debe continuar el desarrollo
del proceso, o
b) Estimar fundada la excepción, caso en el que se deberá sobreseer, o sea, dar
por terminado anticipadamente el segundo proceso.
4. Excepción de cosa juzgada.
Esta excepción tiene por objeto denunciar al juez que el litigio que el actor
plantea en su demanda ya fue resuelto en un proceso anterior, mediante una
sentencia definitiva que ya adquirió firmeza, por no poder ser impugnada ni
discutida legalmente. La excepción de cosa juzgada tiene en común con la de
litispendencia que a través de ella se pone de manifiesto que un mismo litigio ha
sido sometido a dos diversos procesos; sólo que, en el caso de la litispendencia,
el primer proceso aún no ha concluido con sentencia firme, y en el caso de la
cosa juzgada, el primer proceso ya terminó mediante sentencia firme.
5. Excepción de conexidad.
La denominada excepción de conexidad no es sino una petición formulada por
la parte demandada para que el juicio promovido por el actor se acumule a otro
juicio —diverso de aquél, pero conexo— iniciado anteriormente, con objeto de
que ambos juicios sean resueltos en una sola sentencia. La petición de
acumulación por conexidad se distingue de las excepciones de litispendencia y
de cosa juzgada por el hecho de que no se refiere, como estas últimas, a un
mismo litigio sometido a dos diversos procesos; sino que se formula en relación
con dos litigios diversos, planteados a través de dos distintos procesos, sólo que,
como se estima que entre los dos litigios diversos existe conexidad, se pide la
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acumulación de dichos procesos con objeto de que, aunque cada uno conserve
su propio expediente y se tramite por separado, finalmente se resuelvan en una
sola sentencia. A través de la petición de acumulación por conexidad se trata de
evitar que dos litigios diversos, pero conexos, sean resueltos en forma separada,
a través de sentencias distintas, que pueden resultar, incluso, contradictorias. La
petición de acumulación por conexidad, en rigor, no constituye una excepción
procesal, ya que a través de ella no se denuncia la falta o el incumplimiento de
un presupuesto procesal o bien alguna irregularidad en la constitución de la
relación procesal, sino que solamente se solicita al juez la acumulación de dos
procesos, a través de los cuales se sustancian litigios conexos para que sean
resueltos en una sola sentencia.

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