La Gestión Empresarial Basada en Los Stakeholders y La Reputación
La Gestión Empresarial Basada en Los Stakeholders y La Reputación
La Gestión Empresarial Basada en Los Stakeholders y La Reputación
2. Hay que entender los comportamientos, los valores y los contextos o trasfondos
de los stakeholders, incluido el contexto societario. Este principio también es de
una simplicidad extraordinaria. No es necesario estar de acuerdo con los grupos
de interés ni con sus comportamientos, pero una gestión adecuada sí requiere
entenderlos.
3. Para mantener el éxito en el tiempo, será mejor tener claro cuáles son nuestras
aspiraciones. Freeman (1984) propuso la denominación de estrategia empresarial
para esta cuestión de objetivo. Sin embargo, no obtuvo un amplio consenso al
respecto, ya que el mundo empresarial al completo defendía la idea de que el
objetivo de una empresa consistía en maximizar sus beneficios.
5. Las empresas necesitan utilizar la idea de los stakeholders para definir nuevas
estructuras, procesos y funciones de negocio. Las relaciones con los grupos de
interés se convierten en la unidad de análisis del diseño organizativo.
Pero claro, no podían volver a comerciar al mismo sitio. Para poder mantener la
creación de valor a lo largo del tiempo, los negocios y las personas que se dedican
a ellos necesitan tener una buena reputación.
En su opinión: el deber del hombre rico es el siguiente: en primer lugar, llevar una
vida sencilla, sin ostentación, evitando la exhibición y el derroche; satisfacer con
mesura los legítimos deseos de las personas que de él dependen; y una vez
hecho esto, considerar que los ingresos extraordinarios obtenidos son
simplemente fondos en custodia que él está llamado a administrar, y debe asumir
el deber de administrarlos de la manera que, a su entender, sea la más apropiada
para producir el resultado más beneficioso para la comunidad.
Así, el hombre rico se convierte en el único agente y administrador de sus
hermanos más pobres, poniendo a su disposición su mayor sabiduría, experiencia
y habilidad para administrar, consiguiendo para ellos más de lo que serían
capaces de conseguir por sí mismos.
Esta idea de filantropía empresarial ha llegado hasta la época actual con Bill
Gates, quien ha dedicado una gran parte de su capital a ayudar a los menos
afortunados. La Fundación Bill y Melinda Gates ha conseguido que un buen
número de millonarios de todo el mundo apoye sus fines. Su principio número 14
va en la línea de la idea anterior de Carnegie, conocida como filantrocapitalismo.
Existen numerosos estudios que indican que una buena reputación es rentable
para los accionistas, lo que se ha convertido en la justificación económica de la
gestión de la reputación.
A medida que iba cobrando fuerza el movimiento que exigía una mayor
responsabilidad por parte de las empresas, más estudiosos comenzaron a
defender que la gestión empresarial basada en los stakeholders debía ocupar un
lugar central en el desarrollo de la responsabilidad social corporativa. Un
importante artículo escrito por Wood (1991) marcó la pauta para que los
estudiosos de la responsabilidad social corporativa comenzaran a tomarse en
serio el papel integrador de este tipo de gestión en la utilización responsable del
entorno. Irónicamente, Freeman (1984) opina que si la gestión empresarial basada
en los stakeholders es percibida como un modelo de negocio integrador, es
bastante posible que la responsabilidad social corporativa tenga un carácter
superfluo. De igual modo, uno de los principales argumentos a favor de la gestión
de la reputación vinculó la idea con la responsabilidad social corporativa. Si una
empresa da una imagen de responsabilidad se gana la confianza de sus
stakeholders, lo que en última instancia mejorará su negocio.
No cabe duda de que una posible respuesta sería que dicha justificación solo
puede encontrarse en el modo en el que la empresa crea valor para sus grupos de
interés, y aquí es donde según la teoría de los stakeholders se debe empezar. La
denominada gestión empresarial basada en la creación de valor para las
stakeholders se basa en una serie de principios con los que comienza la
construcción de una nueva narrativa sobre el mundo empresarial.
El primer principio defiende que las empresas funcionan (o no) cuando crean (o
destruyen) valor para, al menos, los clientes, los proveedores, los empleados, las
comunidades y los financiadores (accionistas, etc.).
El cuarto principio mantiene que las empresas son sostenibles a lo largo del
tiempo si tienen un objetivo, y este objetivo deberá atraer al menos a los clientes,
los proveedores, los empleados, las comunidades y los financiadores. Por lo
general, resulta más útil considerar la maximización de los beneficios como un
resultado, más que como un objetivo. De igual modo, los seres humanos
necesitan glóbulos rojos para vivir, pero el objetivo de la vida no consiste en
producir glóbulos rojos.
¿Dónde queda la idea de reputación en esta nueva narrativa empresarial sobre los
grupos de interés? La gestión empresarial basada en la creación de valor para los
stakeholders afirma que la reputación depende del modelo de negocio
subyacente. Se gestiona atendiendo a los fundamentos de dicho modelo. Las
empresas cuyo modelo de negocio genera valor en beneficio de los clientes, los
empleados, los proveedores, las comunidades y los financiadores verán crecer o
disminuir su reputación en función de cómo sean capaces de involucrar a dichos
grupos y de cómo consigan generar valor en su beneficio. Es evidente que los
directivos deben prestar atención a cuestiones tales como la percepción, la función
cada vez más importante que ejercen medios de comunicación y redes sociales en
la publicación ininterrumpida de información, las nuevas y poderosas tecnologías y
una mano de obra cada vez más diversificada. Pero la forma más sencilla de que
te perciban de una determinada manera es que realmente seas de esa manera.
Los directivos deben comenzar por la cuestión de la autenticidad. En la gestión
empresarial basada en la creación de valor para los stakeholders, la reputación
depende del objetivo y de la identidad, de lo que persigue una empresa, de cuáles
son sus valores y principios, y de cómo consigue el compromiso de los demás.
Estas preguntas constituyen el núcleo de la gestión empresarial basada en la
creación de valor para los stakeholders. Veamos algunos ejemplos.
La empresa ABC estuvo muchos años sin prestar atención a los efectos nocivos
de sus productos. Generaba muchos beneficios, pero a medida que la ciencia
avanzaba en el estudio del ámbito en el que se enmarcaban sus productos,
empezaron a aumentar las voces que alertaban frente al uso de estos productos a
lo largo del tiempo. Tras haberse centrado durante años en la creación de valor
para los accionistas, la empresa comenzó a prestar más atención a los
stakeholders. En un principio, esta atención se basaba en el deseo de mejorar su
reputación para seguir incrementando sus beneficios. Con el tiempo, algunos de
los directivos principales comenzaron a percibir que esta visión estratégica no era
suficiente, aun cuando algunos datos indicaban que la reputación global de la
empresa era mejor que la de sus competidores. En consecuencia se produjeron
algunas fricciones en las propias filas de la empresa.
BC ha llegado a poner en marcha una amplia campaña de responsabilidad social
corporativa. Sin embargo, sin reexaminar su objetivo y sus valores, ABC no puede
crear todo el valor posible. Con frecuencia, los detractores de la empresa
rechazan reunirse con sus directivos.
La empresa DEF también recibe numerosas críticas por sus productos y sus
servicios. Sin embargo, ha invertido mucho tiempo en atraer a sus detractores, así
como a sus principales grupos de interés: clientes, empleados, comunidades,
proveedores y financiadores. DEF tiene muy claro cuáles son sus principios y sus
valores e invierte mucho tiempo y esfuerzos en comunicar estas ideas por toda la
empresa. A menudo (no siempre) DEF escucha a sus detractores y realiza
importantes mejoras en sus procesos de negocio, y modifica sus productos y
servicios con el fin de acercarse más al valor del cliente. DEF considera que su
empresa genera valor en beneficio de sus stakeholders. Por supuesto, esta
empresa también es bastante rentable.
FUTUROS DESAFÍOS
El cuarto desafío está en determinar las materias que deben incluirse en el ámbito
de la educación empresarial. Si las principales premisas del presente artículo son
correctas, hay que cambiar muchas cosas. La noción de capitalismo como un
sistema de cooperación social, en el que se genera valor en beneficio de los
grupos de interés, supone un cambio radical en la historia empresarial tal y como
se enseña hoy en día en las escuelas empresariales. La concepción de la ética y
la responsabilidad como algo tan importante como los beneficios exigirá un
replanteamiento completo de las disciplinas empresariales. Por ejemplo, en el área
de marketing debemos comenzar este proceso considerando las marcas como
promesas y a los consumidores como seres humanos con nombres, caras e hijos.
En el ámbito financiero, debemos volver a percibir los mercados como los
fenómenos socialmente integrados que siempre han sido. En los estudios de
organización debemos desterrar la idea de recursos humanos o capital humano, y
sustituirlas por la idea más simple de seres humanos. Si nos centramos en las
relaciones con los stakeholders y empleamos conceptos morales sólidos que
sirvan para aumentar los conceptos tradicionales, podemos y debemos construir
una mejor teoría empresarial que enseñar a la próxima generación.
1 Para una información más matizada de esta idea véase Freeman et al. (2010,
capítulo 2).
2 Los siguientes párrafos se han extraído de Freeman et al. (2010, capítulo 2).
Agradecemos a Cambridge University Press su autorización para sintetizar aquí
las ideas principales. En mi opinión, muchos de estos principios continúan siendo
correctos.
3 http://www.gatesfoundation.org/about/Pages/guiding-principles.aspx (consultado
en agosto de 2011).
4 http://www.awpagesociety.com/site/about/page_principles.