CARDENAS - Notas Sobre La Familia Del Siglo XXI
CARDENAS - Notas Sobre La Familia Del Siglo XXI
CARDENAS - Notas Sobre La Familia Del Siglo XXI
Nota 1: Introductoria.
Estas notas no pretenden ser más que eso: “notas” sobre la familia del
siglo XXI, o sea el siglo que estamos comenzando. Como la familia es una
entidad conservadora, es probable que resulte mucho más parecida de lo que
creemos a la de los siglos pasados. De modo que forzosamente estaremos
hablando de cambios que se agrandan a nuestros ojos simplemente porque
tendemos a ver más las diferencias que las similitudes. La realidad será más
monótona y menos revolucionaria. Sirva ésta como primera “nota” del
conjunto.
Nota 2. La pareja y los dioses.
La construcción de la pareja humana siempre estuvo, está y estará
asentada sobre mitologías compartidas.
Se trata de creencias en hechos (relatos) que son extraordinarios,
anteriores (omnipresentes), indemostrables e irrebatibles, o ideas luminosas y
energéticas (“ideas fuerza”). Ellas dan cuenta del origen, finalidad y
organización de las especies y subgrupos. Reglan conductas, etc.
A veces se repiten en el tiempo y en el espacio. Hay variaciones
locales de creencias generales, o creencias exclusivamente locales.
En ocasiones se trata de una tradición venerada, una “ciencia”, una
religión oficial (a veces la desplaza, o la acompaña) o una subreligión
(mariofanías, etc.).
Generalmente tienen algo que ver con el origen, el sexo, la pareja, la
reproducción, el trabajo, el fruto del trabajo, etc., y con el Bien y el Mal y el
Poder (Dios y el Diablo), y se acomodan más o menos a las necesidades,
modo de producción, tecnologías, límites, recursos, etc. Aunque a veces no.
A menudo los mitos son exclusivos de uno o más grupos y
excluyentes de “otro” u “otros”. A veces son agresivos (la sangre, la
supremacía varonil, etc.) y a veces inclusivos y pacíficos (aunque nunca del
todo).
Las más de las veces estas creencias son semiconscientes. Cuanto más
conscientes son, menos energéticas y más prontas a decaer, se dice. Lo cierto
es que hasta hoy la humanidad siempre ha tenido mitos para guiar su destino.
Y especialmente la vida de la pareja, centro de la relación con la
divinidad, con la legitimidad, con la herencia patrimonial, con la ética y eje
de la entera organización social.
Lo difícil es “ver” los mitos de hoy, ya que uno mismo está parado
sobre ellos. Los del pasado son detectables.
Nota 3. Los dioses del siglo XIX y principios del XX, y la pareja
En la segunda mitad del siglo XIX, quizá en reemplazo parcial de la
mitología religiosa, nace el relato mítico “evolución-progreso-trabajo-
ahorro”. Y se incorpora el tiempo como dimensión.
La iglesia católica se pronunció contra Darwin pero no contra las
consecuencias (éticas, etc.) del relato. De modo que las reforzó con su poder
todavía vigente.
El relato copó la burguesía (los elementos conservadores y de
derecha), pero también a las clases bajas con sus dirigentes (socialistas, etc.).
En la Argentina el relato se apoyó en Alberdi, Sarmiento y Mitre. Así
lo hicieron pensadores como Ingenieros, Carlos Octavio Bunge, etc.
Se reinterpretó la historia argentina y se dio sentido a la construcción
de un Estado para poblar el desierto: capitales e inmigrantes extranjeros.
El relato alentó las reformas en educación, salud e higiene y ahorro. Y
ubicó a los nuevos “diablos”: lujuria (organizada), libertinaje (prohibido) y
juego (deporte). Varió los métodos represivos del control del cuerpo para
trasladarlos al control del alma (el cura, el maestro, la aparición del niño).
Pero también ubicó al hombre y a la mujer, y a la vida de la pareja
burguesa. Pueden distinguirse estas características:
La familia pasó a ser un reino centrado en los hijos, el trabajo y el
capital. La fidelidad de la mujer y su avocación al hogar fueron principios
sagrados del sistema. El matrimonio no podía ser sino para siempre.
La sexualidad fue negada (y a la vez era omnipresente).
La mujer, dominada (y diabolizada), jugó a ser la muñeca y/o el
ángel.
Se incorporó la creencia en el amor romántico (Eva y María) y en el
bestial. Son típicos los relatos de la noche de bodas y las siguientes.
Se relacionó el sexo con la enfermedad y con el pecado.
El adulterio masculino y el femenino fueron diferentes, porque éste
ponía en peligro la legitimidad de la prole.
El joven fue vigilado por el horror a la masturbación. Se le exigió al
hombre gravedad en el porte.
Nota 4. Los cambios posteriores
Pero a la vez, hacia finales, que del siglo, hubo serios cambios
tecnológicos que influeron a la par que los culturales. Cambios muy rápidos e
intensos en el sistema macro afectaron a las rutinas con que las familias se
manejaban y las tornaron en parcialmente ineficaces.
La paz social dejó completamente de reposar sobre la unión de dos
familias a través del matrimonio de un miembro de cada una de ellas. La
sociedad generó otros medios para estabilizar las relaciones y democratizar el
poder. Dejó de interesar a la sociedad, entonces, la estabilidad y legalidad de
las parejas por este motivo.
En cuanto al aprendizaje de la socialización y la tradición de la
cultura, la pareja parental dejó de ser la única o más importante fuente. Tanto
la educación como el trabajo de la prole se desarrollan a través de las
instituciones extrafamiliares y los medios de comunicación. La pérdida de la
familia como unidad educativa y laboral en este siglo, la ha aliviado de
funciones que pueden asumir los servicios sociales, pero le ha quitado poder
y unidad.
La des-somatización del trabajo (el reemplazo de la energía humana
por la energía natural mediante la tecnología basada en la nueva ciencia) puso
en mejores condiciones a la mujer y al niño para acceder al mercado laboral
(que precisó de más brazos). Luego ambos accedieron a una educación más
formal y a un registro de sus emociones personales.
Se abrió tìmidamente en la mujer un camino hacia lo individual, hacia
la percepción del cuerpo (toilette, etc.), hacia la búsqueda del espacio (y
lecho) privados. Aparecieron los diarios íntimos, los viajes exóticos, la
oración privada, el uso de los espejos, la valoración de los ensueños, el
estudio del piano, la lectura de libros, la confesión al cura y al médico, a la
amiga íntima y al hermano.
El matrimonio se había mantenido históricamente monógamo por una
fuerte atención a las creencias religiosas y una vigorosa presión social. Con el
desvanecimiento progresivo de ambas y el advenimiento del culto de la
individualidad psíquica y física cambió la la estructura y expectativas de la
pareja. Cada uno de sus miembros atiende más a su propio. Paralelamente,
los jóvenes ven con ojos indiferentes o temerosos el compromiso que el
matrimonio entraña y cuando se casan la posibilidad de separarse y casarse
nuevamente es real.
Se construyó la infancia como una edad, con sus reglas propias y sus
derechos.
Está en gestación una cultura del divorcio que atienda estas
situaciones y suministre modelos para una reorganización eficaz. Pero
todavía un importante grupo de familias está encabezado por madres solas y
sobrecargadas, padres periféricos e hijos abrumados. La separación de los
cónyuges muchas veces es necesaria y trae alivio, pero a su vez trae un
inmenso sufrimiento a los adultos y a los hijos.
El contraer nuevo matrimonio o formar nueva pareja todavía no es
una realidad que tenga reglas internalizadas. Muchas veces los padrastros
cumplen la función de padre con eficacia, otras pueden combinarse con él,
pero en muchas ocasiones la colisión permanente es inevitable y desgastante.
La apertura del mercado laboral hacia la mujer le ha permitido crecer
intelectual y emocionalmente, pero a la vez el no compartir con el hombre las
funciones domésticas ha provocado un desequilibrio en las cargas que
muchas veces provoca fracturas.
La intensa especialización que hoy en día la sociedad requiere de los
trabajadores provoca un prolongamiento de la adolescencia históricamente
único. Además, las condiciones éticas de la sociedad también dificultan a los
adolescentes encontrar una identidad que los transforme en jóvenes adultos y
muchas veces les es más fácil hallar pseudo identidades o identidades
francamente negativas. Esto crea graves problemas entre padres e hijos,
muchas veces violentos.
Las condiciones sanitarias urbanas y los antibióticos han alargado
enormemente la vida de los seres humanos. Todavía no se han desarrollado
con tanta intensidad servicios que ayuden a las familias a sostener la carga y
sobrecarga de sus miembros longevos. Esto también provoca fracturas y
desequilibrios.
La función de la familia extensa va siendo reemplazada por sistemas
de seguridad social; esto da independencia a la familia nuclear pero a la vez
la debilita en aspectos emocionales e incluso socio económicos.
Nota 5. Descripción de la pareja y la familia actuales
Hay cambios en la variante espacio: se busca intimidad para la
familia, la pareja y el individuo.
Los hay también en el reparto de roles y poderes entre hombre y
mujer y entre padres e hijos.
La cohabitación juvenil se populariza y legitima, al igual que la
separación y el divorcio.
Hay una progresiva socialización de la educación y del trabajo.
Se popularizan en clase media las familias monoparentales por no
unión matrimonial, por adopción o fecundación in vitro de una mujer sola, o
por el divorcio.
El patrimonio está cada vez más fuera de la familia.
Se consagra el individuo-rey y la veneración del cuerpo (régimen,
deporte, maquillaje, la salud, la muerte, la vejez...) y las emociones
(psicoterapias, etc.).
La planificación familiar y la legalización del aborto avanzan, éste
último como una conquista de la mujer en la lucha de los sexos.
La droga y los “media” ingresan al ámbito familiar.
El neoliberalismo imperante quita muchos falsos soportes que bajo la
máscara de proteger, sobreprotegen e impiden el crecimiento. Pero en
muchos casos desprotege lisa y llanamente, y provoca crisis en las estructuras
débiles.
La trama jurídica que envuelve a la familia también evoluciona y es
digna de ser observada:
El parentesco. Algunos dicen que el parentesco como trama social (y
por tanto la familia como célula básica social) responde a una necesidad
ahora en disolución. Y que la nueva trama social del mundo está siendo ya
otra.
Por eso:
se admite el matrimonio como una forma efímera del parentesco,
se comienza a pensar en legislar sobre padrastros y madrastras (antes
sólo pensados para la viudez, ahora para rematrimonios), y
se piensa en parentescos nuevos no biológicos (hermanastros,
hermanos de crianza, etc.). La generación de vida no procedente de la cópula
estimula estos parentescos.
Se admite ya desde hace mucho el lazo no biológico de la adopción,
inclusive creando filiaciones revocables por varias causas entre las cuales está
el mutuo acuerdo.
Se admite ya el derecho del hijo a impugnar o no su filiación
matrimonial, con lo cual se generó una forma optativa de filiación.
El apellido. La inscripción social dada por el apellido (e
individualizada por el primer nombre) entra en el campo opcional y
acompaña las modificaciones en materia de parentesco. Ya en la legislación
actual puede optarse por el apellido materno cuando el reconocimiento
paterno es tardío, o en algunos casos de adopción. La legislación avanza
hacia dar opciones entre ambos apellidos tanto a los padres como a los hijos
en cualquier caso, poniendo de relieve una vez más el desinterés por la
ubicación familiar como geografía social.
La herencia. Los proyectos tienden a rebajar o eliminar la legítima.
Los fideicomisos también invaden un área que antes se consideraba casi
sagrada como mantenimiento de la familia. Es probable que esta área no sea
demasiada tocada porque va perdiendo importancia a medida que el
capitalismo va desarrollando nuevas formas de capital intangible.
El avance de lo público sobre el área familiar ocurre entre otras en el
área del derecho penal, donde muchos delitos pasarán a ser de instancia
privada a acción pública, en defensa de los derechos personales (delitos
llamados contra la integridad psicofísica - lesiones leves, por ejemplo - o la
honestidad - violación, etc. El secreto profesional que resguardaba la
intimidad familiar retrocede también en esos campos.
La Justicia, la familia y el derecho procesal familiar. También el
Poder Judicial entró en la familia, junto a la publicización de lo privado.
Obviamente las primeras experiencias fueron nefastas porque no tuvieron en
cuenta los elementos conservadores que la familia tenía y su natural
resistencia a la entrada de leyes vistas como exteriores y ajenas. La justicia,
como las instituciones, desmembró a la familia, focalizando en los derechos
personales de cada uno de sus miembros (especialmente de los considerados
más débiles). El fracaso de esta forma de actuación llevó a pensar en formas
nuevas de desarrollar la labor judicial, más parecida a la de los antiguos
magistrados que a la de los jueces-árbitros del siglo XIX.
La pulverización del régimen de la capacidad. Tanto en menores
como en discapacitados mentales, el régimen de la capacidad estaba pensado
en familia con roles fijos y para la salvaguarda de su patrimonio. La
porosidad y movilidad actuales, así como la pulverización del patrimonio y el
auge de los derechos personales, hace que ya hoy el régimen de regulación de
la capacidad esté en crisis. Lo estará más aún en el futuro. Además con el
aumento de la edad posible, otras categorías etáreas entrarán en un régimen
pulverizado de discapacidades o de protecciones especiales (quizás sea más
acertado llamarlo así): el anciano, el discapacitado funcional, etc.
La ruptura de las barreras del estado nacional. El auge de
organizaciones supranacionales como el Mercosur y la decadencia del estado
nacional llevarán al dictado de normas supranacionales referentes a la familia
que tengan vigencia en territorios más amplios que el de la nación.
Probablemente la incorporación de formas culturales diferentes (piénsese en
el Brasil, por ejemplo) bajo el mismo manto legislativo traiga
transformaciones importantes.
El matrimonio. Estamos pasando de un régimen arcaico de no-
casamiento por razones de no acceso a la civilización burguesa, al no-
casamiento por razones de acceso a una civilización posmoderna. Esto ya ha
sido registrado por la legislación. Posiblemente ésta tenga que marcar
caminos alternativos (contratos prematrimoniales, ya legislados en muchos
países), matrimonios por plazos (ya que la experiencia del divorcio ya creo
una nueva forma de parentesco que no es para siempre), etc.
La ruptura del predominio de la familia nuclear como forma básica y
privilegiada de la trama social. Equiparación de los hijos matrimoniales y
extramatrimoniales, divorcio, etc.
El aborto. Es visto como un progreso femenino, pero no en el sentido
de liberarse de las cargas del embarazo y la crianza, sino en el de no permitir
que el varón se apropie de aquello que constituye lo único que la mujer tiene
y él no: la prole. Destruido el matrimonio (que hasta hace poco era el único
modo de "saber" que un hijo era de determinado varón), el aborto es una
forma más acabada de lucha por impedir el "arrebato".
Hijos nacidos fuera de la cópula y/o el embarazo. Es imperativo
ahora legislar sobre un tema clave, ya que da lugar a relaciones de parentesco
donde se ignora el nombre del padre y/o de la madre biológicos, para dar
lugar a formas nuevas, a veces optativas, de paternidad.
Las instituciones y la familia. Primero fue el estado nacional a través
del registro civil, luego la higiene pública (que señaló también normas éticas
precisas) y la escuela (que señaló tanto normas éticas como culturales), luego
fue el área del trabajo (extrafamiliar desde hace décadas), luego la seguridad
social (que suplantó a la familia extensa) y por último los medios de
comunicación, las instituciones que fueron y seguirán marcando que la
familia deja de ser el centro de la socialización de las mujeres (primero) y los
miembros más jóvenes de la familia. Esta suplantación trajo y traerá enormes
cambios legislativos en las áreas del derecho público administrativo, laboral,
educativo, de seguridad, etc.
Nuevas formas de autoridad, obediencia y cuidado. El poder
educaciones del padre (que antes se extendía a la mujer y los hijos, luego sólo
a los hijos) sufrió ya transformaciones importantes tanto en la práctica como
en la legislación. Los cambios sufridos por la niñez y la adolescencia llevarán
sin duda a nuevos cambios legislativos buscando nuevas formas de autoridad
y cuidado, más consensuados y democráticos. El tema de la mayoría de edad.
La nueva cultura. La droga. Nuevos rituales que sustituyen a los
antiguos (cursos, congresos, terapias, etc.) invaden la sociedad y las familias.
Los cambios legislativos seguramente vendrán por el lado del consumo de
droga, que pasará del ideal de una sociedad sin droga a una sociedad con
droga más maduramente controlada. La liberalización de la droga será
seguramente el futuro.
La tercera y cuarta edades. Dificultades que plantea el avance de la
medicina y la salubridad pública. El tema se encuentra en plena revisión
legislativa en los países centrales y probablemente lo sea también en el
nuestro. Derechos del consumidor. La insania como una de las variantes de la
protección.
La familia monoparental. Sea que provenga del divorcio o de la
adopción o de formas de dar a vida no relacionadas con la cópula, la familia
monoparental probablemente inspire reformas legislativas de ayuda.
La pareja homosexual. El matrimonio de homosexuales. La adopción
de hijos por esta pareja. En plena ebullición en los países centrales, el tema
del matrimonio de homosexuales (basado en otra concepción del matrimonio)
y de la posibilidad de que tengan hijos para la crianza, probablemente traiga
reformas legislativas en nuestro país.