libroURGENCIAS 2011
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Instituto Psiquiatrico Dr. Jose Horwitz
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URGENCIAS
PSIQUIÁTRICAS
**Psiquiatra de urgencia
Profesor Asociado Universidad Adolfo Ibáñez
Profesor Adjunto Universidad Andrés Bello
2
AUTORES
ENFA. EGLANTINA POZO P1 DRS CARLOS CRUZ M 1
ENFO. ENRIQUE URRA M. 2 “ ENRIQUE ESCOBAR M.2
DR. HERNÁN ALVAREZ 6 “ RICARDO GARCIA S 5
A.S. GABRIELA FARIAS T.1 “ FRANCISCO GIL 1
PSI. CLAUDIO MARTINEZ 3 “ JUAN F. LABRA 17
INDICE
1° ANTECEDENTES HISTORICOS
DR. E ESCOBAR
2° EPIDEMIOLOGIA Y PLANIFICACIÓN DE LA ATENCION
DR. E ESCOBAR
3° ASPECTOS ETICOS Y LEGALES
DR. E ESCOBAR
4° ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN
DR. E ESCOBAR
5° ATRIBUTOS DEL PSIQUIATRA DE URGENCIA
DR. E ESCOBAR
6° MALAPRACTICA EN URGENCIA
DR. E ESCOBAR
7° SEGURIDAD: ARQUITECTURA Y RIESGO
DR. E ESCOBAR
8° CONCEPTOS BASICOS
DR. E ESCOBAR
9° CONCEPTOS OPERATIVOS
DR. E ESCOBAR
10º GESTION EN URGENCIAS
DR.C.CRUZ
11º EPIDEMIOLOGIA PSIQUIATRICA DE URGENCIA
DR.C.CRUZ
12º EL SÍNDROME DE BURN - OUT
DR.E.ESCOBAR
13º LOS ATRIBUTOS DEL PERSONAL DE URGENCIAS
ENFAS EGLANTINA POZO Y DR C. CRUZ
6
ANEXOS
1- PSICOFARMACOS DE URGENCIA
2-TENDENCIA DE LA DEMANDA EN URGENCIA Y
CONSULTORIO
3- PRESTACIONES DEL SERVICIO DE URGENCIA
DEL INSTITUTO PSIQUIATRICO DR. JOSE HORWITZ BARAK
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Este libro que el lector tiene en sus manos es una ampliación de un texto escrito en el 2003
y que se agotó rápidamente. Agotado precozmente. Esta obra, donde colaboran
especialistas experimentados, le dará la oportunidad al médico de urgencia general, al
becado de psiquiatría, neurología y urgenciología, a las enfermera/os, asistentes sociales,
psicólogos, personal paramédico y estudiantes de las respectivas carreras, formarse como
lo diremos luego, una opinión realista de las urgencias y del modo de resolverlas. Como lo
advertirá el lector acá se trata de resolver una conducta o un vivenciar anormal y para eso
es suficiente, en muchos casos, utilizar el concepto del síndrome.
Sin embargo, queremos dejar claro que el diagnóstico sindromático es para urgencias,
especialmente ambulatorias y no para la etapa de pacientes hospitalizados en sectores de
agudos, donde se aclarará el diagnóstico y se hará el tratamiento correspondiente. Por otra
parte, en otros casos para el experto es evidente el diagnóstico nosológico y naturalmente
podrá afirmarlo en el protocolo respectivo siguiendo en Chile la nomenclatura del CIE-10.
Este manual, entre sus nuevos aportes consta de capítulos dedicados a urgencias obstétricas,
infanto-juveniles, psicosexuales, pacientes victimas de desastres, etc En cuanto a
tratamiento se actualizan las terapias farmacológicas, se agrega un capítulo de intervención
en crisis y otro de terapias conductuales adaptados para emergencia, esperando que el
capítulo respectivo sea la puerta de entrada a un conocimiento y a una praxis diferente a la
que actualmente vivimos. Un comentario especial merece el tema del agotamiento en el
trabajo de gran estrés, como el que se ejecuta atendiendo urgencias y que en este libro se
atiende especialmente. A lo expuesto vale agregar la coincidencia con que el profesor
Mario Vidal en su libro de tres años después del nuestro, que enfoca la atención psiquiátrica
en la Unidad de Corta Estadía con el concepto sindromático.
En fin, esperamos que este texto sea una ayuda para todos aquellos que se encuentran con
la responsabilidad de atender urgencias psiquiátricas en la sala de urgencia del hospital
general, en el COSAM y naturalmente en los servicios de urgencia especializados.
1.1 INTERNACIONALES
de la demanda, hay que tener presente que el desarrollo de ambas ha permitido diferenciar
diferentes setting o encuadres que incluyen al paciente individual como a la familia. Una
dificultad destacada en las unidades de urgencia es la escasez de camas, agravada por el
principio de atender correctamente, pero evacuar rápidamente. Por su parte, los centros de
salud mental, aún en países desarrollados sufren limitaciones por la reducida cobertura
asistencial, geográfica y horaria por razones presupuestarias. Otros procedimientos
auxiliares generados para atender han sido el teléfono de emergencia y el sistema de
emergencia móvil. En realidad el teléfono de emergencia se ha utilizado desde la década
del treinta para programas de prevención del suicidio y si bien su utilización ha estado mas
en mano de servicios voluntarios, es cierto que puede prestarse ayuda profesional en casos
que es imposible el contacto directo, por ejemplo en zonas rurales o áreas de la ciudad
peligrosas para una visita. Sin embargo el procedimiento tiene sus limitaciones, pues se
puede obtener poca información y las posibilidades de intervenir son restringidas a algunos
casos. El sistema de emergencia móvil, extendido en algunos países con la participación de
diferentes integrantes y por lo mismo costoso, tiene ventajas según sus seguidores pues
permite evaluar al paciente junto a su grupo familiar y social, evitando hospitalizaciones, a
pesar de que algunos lo miran con reserva pues son visto como una intromisión indebida al
atender en el hogar y no estar confirmada su ventaja. En fin, últimamente se trabaja en
mejorar la accesibilidad de los usuarios, los sistemas de enseñanza a los servidores de
oferta, el control de la calidad etc., si bien hay preocupación por las medidas económicas
restrictivas.
1.2 NACIONALES
apoyo de los especialistas de los Servicios de Urgencia ya citados, a los que debe agregarse
el Hospital Félix Bulnes que inició en 1995 atención de urgencia de tiempo parcial.
Paralelamente en 1994 el Servicio de Urgencia del Instituto Psiquiátrico ganó un
proyecto que remodeló completamente su planta física, facilitando el acceso directamente
por la calle Olivos, mostrando dependencias mejor habilitadas para la atención de los
pacientes y el bienestar de los funcionarios y profesionales. Últimamente se ha remodelado
la sección de atención ambulatoria En caso de necesidad especial de internación
prolongada entra a funcionar la Unidad de Cuidados Psiquiátricos Permanentes, entidad
virtual, que ocupa los mismo recursos del Servicio de Urgencia.
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Desde el punto de vista administrativo, definimos la urgencia como toda la demanda que
acude al Servicio, por la sencilla razón que cualquiera sea su necesidad, siempre se
procederá a algún tipo de intervención, que ocupará algún recurso. Si bien el grado de uso
de un Servicio depende de variados factores, el conocimiento de la demanda permitirá
formarse una idea del estado de la situación de salud mental de esa comunidad. En todo
caso hay que tener presente algunos de aquellos factores, como por ejemplo: el nivel de
desarrollo sanitario general, el prestigio del servicio sanitario, la capacidad para reconocer
una necesidad, el lugar de residencia, etc. De ese modo puede explicarse las notables
diferencias de tasa de consultas de emergencias, que se encuentran, entre ciudades con
poblaciones parecidas como Madrid con 234 atenciones por 100.000 por año y Santiago
con 816/100.000 disponiendo en la década de los ochenta de 0.5 camas por 100.000
habitantes en Santiago y 9/100.000 en Madrid. Ahora bien, desde la década de los sesenta
aparecen publicaciones internacionales sobre la demanda de urgencia, que continúan hasta
la fecha. En cuanto a nuestro país aparecen desde la década de los ochenta estudios tanto
en servicios de urgencia médico como especializados, algunos de los cuales revisaremos
brevemente. Sin embargo antes dejo citado el primer trabajo chileno sobre emergencias
neuropsiquiátricas, estudio realizado en la Asistencia Pública por el psiquiatra Dr. Eduardo
Brücher y publicado en las Actas de las I Jornadas Neuropsiquiátricas del Pacífico,
realizadas en Santiago en 1937.
a) Sectorización y Accesibilidad
La atención de urgencia psiquiátrica se concibe como una atención continua que cubre
necesidades psiquiátricas impostergables, de una población urbana entre 150.000 y 250.000
habitantes, a efectuarse en distintos sitios según el nivel de complejidad de la emergencia.
La ubicación de los sitios de atención, cercana a los lugares de residencia, a objeto de
facilitar la atención, es esencial, ya que una condición necesaria es la accesibilidad.
c) Procedimientos Delimitados
La intervención de urgencia, limitada en tiempo y objetivos, requiere en ocasiones de más
de una consulta ambulatoria, pudiendo efectuarse un control dentro de las 24 a 72 horas
para completar el procedimiento. De este modo se podrá decidir si hay mejoría con las
medidas recomendadas o aparecen otros indicadores que decidan la internación. La calidad
de los servicios ofrecidos incluye varios componentes, como son una evaluación de la
persona y de los motivos de la consulta y una orientación o una intervención médica
psiquiátrica y social del paciente y su familia. En todo caso debe considerarse que algunos
pacientes buscarán continuar las visitas al mismo médico por motivos propios de su
personalidad.
e) Organización de la Atención
En vista de la enorme demanda, en especial en las grandes urbes, hay ciudades como
Paris, donde funciona un Centro Psiquiátrico de Orientación y Acogida para toda la ciudad,
que regula y distribuye la demanda de acuerdo a su nivel de complejidad y lugar del evento.
Con ese sistema se pretende calificar el nivel de riesgo, aumentar la eficacia y la eficiencia.
Gracias a un regulador, un especialista, quien mediante una red telefónica o computacional
establece un contacto rápido con el personal que primero se vincule al enfermo y de
acuerdo con la situación y condición del paciente se lo envía a donde sea más conveniente.
La participación coordinada de agentes de la comunidad, la policía además del equipo de
salud se da por descontada.
En otros medios menos refinados, debe establecerse un sistema de red de atención para
cubrir las emergencias gradualmente, de modo que las emergencias menos complejas se
resuelvan en el nivel primario y las urgencias más graves en los centros secundarios, en
manos de los equipos de salud mental. En Santiago el nivel primario lo cumplen los
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médicos de los Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU) y los equipos de los
Centros de Salud Mental y Familiar (COSAM), los que a su vez derivan a los especialistas
de los Centros de Referencia en Salud (CRS), Servicio de Psiquiatría de Hospital o
Servicios de Urgencia Psiquiátrico según la necesidad. Sabemos que Santiago dispone
sólo de dos servicios de esa naturaleza: el Hospital General Ramón Barros Luco a cargo de
la población del Área Sur de la ciudad y el del Instituto Psiquiátrico Dr. José Horwitz
Barak., responsable del lado norte. También existe en el lado poniente en el Hospital Félix
Bulnes un servicio de atención parcial. En todo caso debe considerarse, que al
desconcentrarse más la atención, menos probable es que se pueda adquirir experiencia de
aquellos casos complejos, y poco frecuentes, raros de observar. Es por eso que hemos
pensado en que la Unidad de Urgencia se transforme progresivamente en un Centro de
Cuidados Psiquiátricos Permanente que permitirá al equipo adquirir habilidad cubriendo
las necesidades de los pacientes con elevada complejidad en la Región Metropolitana.
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La ética médica se preocupa de establecer las reglas y principios que rigen la conducta
moral y profesional de los médicos. Sin embargo, a consecuencia de los avances
tecnológicos de los últimos cincuenta años, apareció la Bioética que realiza un estudio
sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y en la atención de
la salud, en tanto que esa conducta es examinada a la luz de los principios y valores
morales.
Ahora bien, en psiquiatría y salud mental se distinguen al menos cinco principios éticos
que rigen la relación médico - paciente, a saber : la autonomía por la cual se postula que el
enfermo puede rechazar o aprobar la intervención médica, la obligación de no causar daño,
es decir la no-maleficencia; la intención de que se quiere causar un bien, deshacer o
prevenir un daño, es decir la beneficencia , la confidencialidad por lo que no se divulga los
hallazgos de la atención y la justicia que propone que las acciones profesionales se
extiendan a toda la población.
Atendiendo al campo de las emergencias discutiremos a continuación la aplicación especial
que aquellos principios tienen en urgencia. Con ese fin revisaremos diversas situaciones
de la relación médico - paciente, médico-familia y médico-hospital.
En ocasiones el familiar acompañante resulta estar incapacitado para actuar como co-
terapeuta por que sufre una patología mental, una deficiencia intelectual o un trastorno de
personalidad. En esos casos para satisfacer el principio de beneficencia se optará por
ubicar a un familiar apropiado.
Hasta hace poco la internación y tratamiento de los enfermos mentales se regía por el
Decreto Supremo N° 68 de 1927 del Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión Social.
En efecto, aunque muchos de sus artículos habían dejado de cumplirse, persistió como
norma legal hasta la puesta en vigencia en el año 2001 del actual Reglamento para la
Internación de las personas con enfermedades mentales y sobre los establecimientos que la
proporcionan. Acá revisaremos algunos artículos que competen a la atención e internación
de urgencia.
Esta corresponde efectuarla a médicos preparados para tal efecto en los lugares que la
ley autorice. La decisión de internación se justifica para efectuar un diagnóstico y
tratamiento imposible de realizar ambulatoriamente y en todos los casos que las
condiciones psíquicas y conductuales del enfermo representen un riesgo de daño físico,
psíquico o psicosocial inminente. Al respecto cabe señalar que a pesar del mejoramiento
de los recursos, aún seguimos limitados en la disponibilidad de vacantes, la que se subsana
en parte ingresando pacientes en camas de permiso, derivando al paciente a otro lugar con
disponibilidad o en su defecto recurriendo a la vieja práctica de “internación en domicilio”
. De acuerdo con el grado de aceptación de la internación se conocen dos modalidades: la
internación voluntaria y la obligatoria o no voluntaria, diferenciando dentro de esta última
la de urgencia, la administrativa y la judicial. Atendiendo aquí a la que más nos compete, la
de urgencia no voluntaria, definida como la decidida por un médico ante la necesidad de
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resolver una situación de crisis y sin conseguir el consentimiento del paciente ni disponer
del tiempo necesario para conseguir la autorización administrativa, se realiza sin
consentimiento del enfermo en un lugar disponible. Esta condición tiene un plazo de 72 hrs,
prorrogables si el enfermo persiste en su falta de cooperación y su condición médica aún
no mejora, siempre que la autoridad sanitaria correspondiente resuelva en un plazo de 72
hrs. su internación administrativa o si la deniega se proceda a su alta con las
recomendaciones apropiadas al familiar responsable para continuar tratamiento donde
pertenezca. El traslado y la internación administrativa es determinada por la autoridad
sanitaria a solicitud de la policía, la familia o el médico tratante, en todo caso de sospecha
de enfermedad mental y cuya conducta pone en riesgo su integridad o de los demás, o bien
altera el orden o la tranquilidad de la comunidad. Es oportuno destacar que el nuevo
reglamento confirma la participación de la fuerza pública en el cumplimiento de ese
cometido. Cabe señalar que en realidad son pocos los pacientes que luego de las 72 hrs. se
niegan a tratamiento, si bien hay un pequeño grupo de enfermos que necesita resguardo
especial por la alta complejidad de su enfermedad o la repetición de fugas. Debe tenerse
presente que, si bien el paciente puede negarse a colaborar, el médico de urgencia puede
aplicar un tratamiento, siempre que no sea irreversible en las siguientes circunstancias: en
caso de menor o mayor de edad incapacitado, una vez autorizado por su apoderado legal; si
está inconsciente o requiere tratamiento inmediato para preservar la salud o la vida, y en
casos de internación judicial. Por último un tratamiento sin el consentimiento del paciente
ni del apoderado puede continuarse hasta por un mes siempre que esté de acuerdo otro
médico interconsultor y el director de establecimiento.
26
4.1 INTRODUCCION
Ambos temas, sea por las dificultades que trae consigo investigar en ese medio, como por
el carácter tan especializado, corrientemente no aparecen en los libros y están poco tratados
en la literatura. Decidimos dedicar un capítulo tanto a la enseñanza como a la investigación
para clarificar algunos aspectos de este complejo asunto y así facilitar su aproximación al
interesado. En otro lugar dijimos que los miembros de un equipo de urgencia necesitan
entre otras cosas conocimiento psicopatológico y clínico, destreza para una rápida
evaluación, habilidades psicoterapéuticas, etc., condiciones que se adquieren
progresivamente. Ahora bien, la lenta consolidación de la Psiquiatría en el campo de la
Medicina, impidió entre otras cosas, el reconocimiento académico de las emergencias. Al
respecto, valga recordar lo dicho por Puryear en 1992, sobre su práctica de urgencia:
“consistía en diferenciar a los psicóticos para ingresarlos, a los neuróticos para derivarlos al
policlínico y a los psicópatas para sacarlos de la sala de urgencia”. En nuestro medio la
situación no era nada diferente, pues sabemos que hasta mas allá de los sesenta los becados
lo hacían por iniciativa propia, pues aún no existía una estadía formativa oficial de
urgencia, si bien ya se había señalado la utilidad y ventajas de su inclusión en la docencia.
El gran avance que significó el conocimiento psicofarmacológico y las técnicas
psicoterapéuticas breves incidió en la presencia del psiquiatra en un rol más protagónico
ante las emergencias. La enseñanza de esta materia como parte del currículo de los
especialistas se hace realidad en Santiago a mediados de los setenta, una vez formado y
desarrollado el equipo docente. En cuanto a la duración misma de la estadía, en algunos
lugares sólo se exige asistir a turnos acompañando a los profesionales, mientras que en
otros, entre los que nos incluimos, consideramos que la formación es mucho más que
atender pacientes recién llegados. Como dice Katsching, se requiere una especialización, ya
que no se trata sólo de la atención de pacientes agudos, sino de realizar una atención en
condiciones especiales y con objetivos precisos. Ahora bien, sin perjuicio del tiempo de
dedicación y cualquiera sea la condición curricular del discípulo, creemos que se requiere la
integración a todas las actividades de la Unidad de Urgencia para embeberse en la
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atmósfera, tan especial de un servicio de esa naturaleza. De este modo el interesado no sólo
conocerá la presentación de aparición de una forma sindromática, sino también las rápidas
modificaciones, tan propias y características de ese momento observables en los pacientes
una vez iniciado el tratamiento.
Si bien su profundidad dependerá del nivel académico del discípulo y por lo tanto de los
objetivos de su pasada, pueden considerarse los siguientes como los más importantes:
b) Objetivos y Procedimientos
Un conocimiento claro de los propósitos que se pretenden cumplir en la atención de
urgencia, facilitará el mejor desempeño y evitará la mal praxis. Los medios para alcanzar
esos objetivos será uno de los principales contenidos de la estadía.
c) Síndromes Conductuales y Clínicos
29
4.5 INVESTIGACION
5.1 INTRODUCCION
A medida que crece el conocimiento dentro de una especialidad, van surgiendo diferentes
áreas de trabajo que poco a poco dan origen a subespecialidades clínicas.
Se adquiere ese carácter cuando se combinan al menos los siguientes componentes:
necesidades asistenciales más o menos específicas, recursos terapéuticos disponibles,
cuerpo teórico que sustenta el ejercicio en ese ámbito y naturalmente interesados - tanto
para la práctica clínica como para la investigación -en esa actividad. Las necesidades y
recursos por sí mismo no generan una subespecialidad, pues para eso es indispensable que
exista un sustento teórico y un mínimo de profesionales que se dediquen a esa materia.
También en psiquiatría han aparecido áreas del conocimiento y la investigación que
alrededor de una práctica clínica se han consolidado como subespecialidad. Es el caso de
las Emergencias Psiquiátricas, que si bien conocidas desde la aparición del asilo su
concepción y praxis moderna se remonta sólo a comienzos de este siglo.
Sin embargo, fue tan escaso su desarrollo, que debió esperarse el avance de la
psicofarmacología y el desenvolvimiento de las psicoterapias breves en la segunda mitad
del siglo, para disponer de recursos que permitieran, sino resolver, al menos aliviar
rápidamente el dolor psíquico - la angustia - y limitar comportamientos peligrosos del
paciente. Más aún, a consecuencia del papel que se le asigna dentro de la psiquiatría y la
salud mental y el interés que su práctica genera, permite la aparición de investigación de
variada temática que al fin van a dar el sustento teórico a la nueva subespecialidad. Visto
así el impulso de las Emergencias Psiquiátricas, puede al igual que en otras áreas,
considerarse que ciertos atributos del especialista favorecerán el mejor desempeño laboral.
De este modo, en este ensayo proponemos - avalados por la experiencia de muchos años
trabajando en emergencias psiquiátricas - algunas características, preferentemente de
naturaleza técnica del psiquiatra de urgencia - materia poco citada en la literatura- que
reconocemos como apropiadas para este trabajo y con lo cual esperamos enriquecer el
cuerpo teórico de la subespecialidad.
32
presión del tiempo puede entorpecer la relación médico-paciente y por lo tanto el proceso
de la decisión. Asimismo en los casos en que acuden varios pacientes graves a la vez, la
presión no solo del tiempo sino del espacio puede constreñir lo que también apura al
examinador para evacuar la unidad.
Ahora bien, aunque en nuestro campo, a diferencia de la cirugía, no se corre habitualmente
para evitar la muerte del paciente, durante la consulta se vive un complicado problema
con el tiempo vivencial del enfermo. Se sabe que en una entrevista hay que sintonizar de
acuerdo a los objetivos previstos de la consulta y al estilo del paciente, hecho que en la
emergencia se hace particularmente complejo. En esta situación, el acercamiento inicial,
el modo de interrogar, la forma de focalizar en fin, van a depender de la necesidad mas
inmediata, de la forma sindromática de urgencia así como del tiempo y la energía
disponible. De ahí que trabajar cómodamente en esas condiciones requiere de aptitudes
especiales como veremos mas adelante.
etiopatogénica más influyente, experiencia para efectuar con astucia una exploración
abreviada y focalizada - sopesando el riesgo para el paciente y el peligro para terceros -
destreza para proponer un diagnóstico sindromático, obrando oportuna y
consecuentemente. Por eso que en contra de lo que pudiera creerse, quien trabaje en esta
actividad requiere de una formación reconocida, así como un adiestramiento en la atención
de urgencia.
(económicos, sociales, legales, etc). De ahí que desde el recibimiento hasta el término de
la consulta se requiere de habilidad para conectarse con el paciente, especialmente de
aquellos con perturbación del juicio, donde será necesario un esfuerzo particular. Habrá
que flanquear esa barrera invisible que impide el contacto, -dándose el tiempo apropiado,
aún sin palabras, a través de la mirada y los gestos, ofrecimientos sencillos u órdenes
simples que puedan incitar al encuentro. La habilidad para jerarquizar el tipo de
participación, adoptando el comportamiento más adecuado en cada caso, es una cualidad
que se adquiere con la práctica. En verdad el nivel de compromiso dependerá del objetivo
terapéutico, de modo que cuanto más necesidad del otro, de su sí mismo para cumplir con
los objetivos de la intervención mayor profundidad y compromiso psicológico. De
cualquier manera la disposición y energía personal, el tiempo disponible, la naturaleza del
apoyo familiar, etc, son variables que influyen en el grado de participación.
de esa intervención en el servicio. Por otra parte puede aprovecharse la fragilidad de las
defensas de un paciente, para que en medio de una catarsis, aparezcan aspectos poco
conocidos del paciente, que pueden ser revisados en otro lugar.
psiquiatra tendrá que aceptar las reiteradas visitas de pacientes repetidores, cuyo manejo
es generalmente agotador.
naturaleza.
6.1 INTRODUCCIÓN
omisión médica y reclamar responsabilidad penal y / o civil debe probarse que se actuó,
sin dolo ni mala fe, en forma negligente o imprudente.
Se considera que para hablar de mala práctica deben cumplirse cuatro condiciones
conocidas como las cuatro “d”: deber de cuidar, desviación de las normas habituales, daño
al enfermo y directa relación de la desviación con el daño. Un elemento esencial en la
calificación de la mala práctica es una adecuada comparación con intervenciones
semejantes en la misma comunidad profesional.
De acuerdo con Simon, en psiquiatría el foco de la mala práctica está supeditado al
afianzamiento de la alianza médico-paciente, de modo que demandas de mala práctica no
deberían ser valederas si no hay previamente una relación médico paciente que obligue al
profesional con un contrato que cumpla las cuatro condiciones citadas. Dicho de otro
modo, es especialmente importante saber que la mejor defensa contra querellas de mala
práctica es el desarrollo de una apropiada relación médico paciente. Esta se apoya ,entre
otras cosas, en la confianza mutua del enfermo y del profesional , en segundo lugar en las
cualidades éticas de este último, sobre todo en lo que se refiere a los derechos de los
enfermos, tercero en el buen conocimiento del psiquiatra y por último en la presencia, en
urgencia, de atributos apropiados para ese tipo de atención.
Investigaciones sobre los motivos de las denuncias en la práctica psiquiátrica, revelan que
el tratamiento incorrecto, los suicidios consumados y el diagnóstico equivocado son las
causas mas frecuentes de pleitos por mala práctica.
Ahora bien, en urgencia donde es habitual un débil vínculo médico paciente, puede haber
errores y comportamientos susceptibles de ser denunciados como mala práctica. Por eso,
aunque las acusaciones sean poco habituales, este ensayo busca reconocer los errores
frecuentes en emergencias psiquiátricas y discutir la posibilidad de denuncias por mala
práctica.
Antes de revisar las fuentes de errores - algunos, motivo de querellas - es oportuno recordar
los principales principios éticos que regulan la relación médico paciente y sus restricciones
en urgencia. La beneficencia, por la que se busca hacer el bien y la no-maleficencia, es
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decir la precaución de evitar el daño hasta donde sea posible, pueden omitirse en urgencia
cuando es necesario medicar, aislar y / o contener físicamente a un enfermo, cumpliendo
con las reglas de registro, control y duración.
El consentimiento informado, puede eludirse en ciertos casos como por ejemplo, la
presencia de riesgo para sí o terceros, la necesidad de iniciar un inmediato tratamiento, la
presencia de incompetencia mental, etc. sin perjuicio de pedir la autorización por escrito al
representante legal. Por último, la confidencialidad, es decir que “el médico no puede
divulgar a terceras personas cualquier información de lo aseverado por el paciente o
referentes a su condición sin previo consentimiento”, con excepción de ciertas
condiciones, como por ejemplo en caso de enfermedades venéreas, abuso sexual, violencia
o suicidalidad. En fin, a pesar de una apropiada preparación, el psiquiatra no está libre de
cometer errores que deben analizarse a la luz de la ética y de las normas legales para
evaluar si hubo o no responsabilidad penal y civil.
Ahora bien, para estudiar posibles causantes de mala práctica, podemos distinguir en
medicina cuatro fuentes de error, que son: durante la recolección de antecedentes
subjetivos y objetivos, en la solicitud de exámenes, en la interpretación de los resultados de
los exámenes y por último en la síntesis diagnóstica. En cuanto a psiquiatría y
específicamente en urgencia, creo que los momentos con mayor riesgo de cometer errores
son durante la evaluación, el proceso de elaboración del diagnóstico y por último en la
etapa de decisión y tratamiento. A continuación revisaremos, sin pretender agotar el tema,
los errores más frecuentes.
a) Errores en la Evaluación
Nos parece que al inicio de la atención se pueden omitir o efectuar acciones que dañen la
mínima relación necesaria para intervenir, cometiendo faltas de urbanidad, apresuramiento
e impaciencia, perjudicando el curso de acción y el éxito de la intervención. En efecto, una
evaluación precipitada, descuidada o insuficiente donde se pase por alto una alteración
física o psicopatológica, puede derivar en una equivocación de consecuencias
imprevisibles.
44
de las nosologías psiquiátricas vigentes son bastante complejas para atender en urgencias.
En efecto, en este medio se requiere de un modelo diagnóstico sencillo, práctico y de
utilidad para el proceso de la decisión. Es por eso que proponemos más adelante trabajar
con el modelo sindromático conductual y clínico. La detección y la reflexión de la
jerarquía del síntoma principal son imprescindibles para elaborar un síndrome. Esa
modalidad nos permite generar un proceso de decisión más seguro y confiable, lo que sin
duda nos evitará lamentar un error y ser objeto de una querella. De cualquier modo la
puesta en práctica de ese modelo contribuirá a disminuir el riesgo de etiquetar a los
enfermos - sin una observación más prolongada - con enfermedades de serio pronóstico.
7.1 INTRODUCCION
El proyecto arquitectónico para esta unidad debe considerar la naturaleza de los pacientes
junto a las medidas de protección. Aspectos como la accesibilidad, la zona de tránsito y
evacuación, la iluminación y el color, el diseño y material usados, las dependencias de
enfermo y personal, la ubicación en relación a otros servicios y el público deben estar
supeditados a las normas de seguridad
a) Salas de Internación
Entendiendo que es parte de un hospital, se optará por una ubicación en lo posible en planta
baja y cerca del sitio de atención abierta. La construcción de la unidad será de material
sólido, muros con bordes protegidos por perfiles para evitar los cantos, salas para no más de
cuatro camas separadas por tabiquería resistente a media altura con camas clínicas con
barandas y veladores fijos al piso. Se dispondrá de aislamientos con paredes, en lo posible
cubiertas con una protección de material amortiguador, como espuma forrada con tevinil
lavable, al menos de 2 metros de altura, techo sin reborde, ventanas altas con vidrios
plásticos protegidos por rejilla interior y puerta maciza con visor y sistema de cierre con
pasador metálico por fuera. Otros sitios como comedores, baños y sala de estar para los
pacientes seguirán los mismos criterios de diseño, incluido que deben tener puertas con
chapas de seguridad. En los baños se recomienda que sus puertas sean batientes sin
pestillos, que los sistemas de evacuación de silenciosos, los surtidores de agua de lavatorio
y las duchas sean automáticos y empotrados, de modo que queden pocas posibilidades de
arrancarlos. Asimismo los desagües deben estar protegidos con rejillas fijas y el del
personal tenemos que considerar que la estación de enfermería debe tener una ubicación
que le permita tener una adecuada visibilidad, en lo posible inmersa en la sala de pacientes
o en su defecto, cerca y con una visión y acceso directo a la sala de hospitalización, y otras
dependencias utilizadas por los enfermos. Los sitios de reposo para el personal serán
restringidos para los enfermos. Algunas unidades de urgencia se han implementado con
sistemas de vigilancia de circuito cerrado de T.V. que se ubican en los lugares de riesgos
como baños, dormitorios y sitios ciegos. Si bien su presencia apoya el trabajo del personal,
se ha advertido que esos equipos pueden sobreestimar la seguridad. También se han
48
La regulación y el papel del líder, el rol de la jefatura directa y de la autoridad superior son
importantes de considerar pues su conocimiento, entusiasmo pero más aún su capacidad de
realismo y tino permitirán al equipo evitar sinsabores por fracasos terapéuticos.
A pesar de las medidas de seguridad revisadas hay un asunto poco conocido que puede
perjudicar la eficiencia laboral. En 1974 se describió la aparición de un grupo de síntomas
en quienes trabajan con personas en un medio estresante, sometido a un rendimiento
elevado y continuo descrito como Síndrome de desgaste profesional o de Burnt-out. Éste
alude a un conjunto de síntomas como fatiga, sentimientos de despersonalización,
desinterés, irritabilidad, desapego por los enfermos y sentimientos de culpabilidad por lo
mismo, ocasionados por un trabajo con importante gasto emocional.
“La atención al paciente conduce a situaciones de alto grado de estrés, a veces ocasionado
por una identificación con la angustia del paciente o de sus familiares, y por las
experiencias personales de pretendido fracaso terapéutico”. Se ha señalado que son más
propensos a contraer esa complicación personas con altas exigencias, sentimientos de
omnipotencia, y de indispensabilidad. Aunque no es fácil el diagnóstico, debe
sospechárselo cuando aparece un comportamiento no comprometido junto a
somatizaciones, inasistencias y atrasos inhabituales. En el trabajo de urgencia donde
frecuentemente deben controlarse sentimientos negativos surgidos de las conductas
mórbidas, se ha recomendado discutir y elaborar las reacciones contratransferenciales
vividas por los miembros del equipo de urgencias. Para eso se aconseja tener reuniones
periódicas para discutir los procedimientos y revisar las distintas emociones que surgen en
la atención. En ocasiones se recomienda terapia individual e incluso cambio de funciones a
otro lugar. (ver capítulo sobre el tema ).
50
En medicina la urgencia está bien definida por el riesgo vital o la necesidad de actuar
rápidamente para evitar graves secuelas. En psiquiatría su definición es más imprecisa,
pues si bien el riesgo vital existe, tanto para el paciente como para terceros, es más
corriente actuar para evitar el sufrimiento psíquico, la angustia y la perturbación conductual
que corrientemente la acompaña. En la revisión de Munizza y cols. se discuten términos
afines como urgencia, emergencia y crisis, los que si bien algunos argumentan que sus
diferencias son sólo académicas, otros entre los que nos incluimos, consideran interesante
distinguir.
Se ha definido la urgencia como cualquier necesidad mórbida que, dadas ciertas
condiciones, requiere intervención médica inmediata. Aquí, el peso del proceso
psicopatológico es evidente, de tal modo que el papel del médico es decisivo. Por el
contrario, en la emergencia, a pesar de recurrir apresuradamente al contacto médico, éste
aprecia que son factores psicosociales, culturales o económicos los que facilitan o provocan
la necesidad , siendo en consecuencia prioritario la orientación psicológica, el manejo
ambiental, la ayuda social, etc., más que la intervención médica. En cuanto a la crisis,
término que alude a un período de cambios adaptativos, adecuados o no ante obstáculos
inhabituales, en donde se recomienda un proceso técnico conocido como la intervención en
crisis. De este modo se entenderá que en ocasiones la culminación de una patología de la
crisis, termine, según el factor desencadenante, en una urgencia o una emergencia. Ahora
bien, sabemos lo difícil que es para las personas identificar una necesidad real. Así
encontraremos dramáticos casos en donde la gente no reconoce lo urgente y otros donde el
propio especialista desechará participar dado el carácter no urgente de la demanda.
Ejemplo del primer caso es la consulta de una familia con su hijo adolescente, quién desde
hace varios meses muestra un cambio de comportamiento, aislándose, descuidándose en
sus intereses habituales y solo recientemente aprecia que podría estar enfermo cuando
comienza a decir “locuras” y tornarse violento. Por el contrario consulta no urgente es la de
un adicto que acude para conseguir benzodiacepinas. Otro aspecto a considerar en la
51
a) Alteraciones de la Psicomotricidad
Transitan desde la hipo a la hiperactividad posibilitando riesgo vital para sí mismo o
terceros. A decir verdad, para muchos las más serias y verdaderas urgencias estarían
incluidas casi en su totalidad en este grupo. Más adelante veremos, que son la combinación
de dos condiciones, la psicomotricidad y la agresividad, combinadas o no con perturbación
de la conciencia, las que generan las más riesgosas alteraciones conductuales.
Puesto que existe bastante interés en solicitar apoyo psicológico urgente, creemos que
una evaluación previa del psiquiatra es necesaria, por lo que en ocasiones puede el médico
de urgencia cumplir ese papel. Además de lo expuesto el Servicio de Urgencia, en su labor
asistencial, realiza labores de apoyo a otros servicios, orientación a los usuarios, etc.
52
Conocer lo que hay que hacer en cualquier actividad, permite ahorrar tiempo y energía,
administrar los recursos y facilitar el adiestramiento. En el trabajo de urgencia donde
existen condiciones propias, que luego veremos, las ventajas de economizar energía y
capacitarse en los procedimientos evitan el agotamiento y la malpraxis. Hemos propuesto,
al menos, tres objetivos principales:
b) Prevenir la Recaída
Una vez resuelta la urgencia, corresponde intervenir en todos los aspectos posibles para
evitar recidivas y recaídas. Sin perjuicio de la fuente etiopatogénica más influyente, es
conocido el rol que juega la adhesión al tratamiento, las exigencias excesivas y la negativa
influencia de terceros.
a.1) La Violencia
Probablemente es la condición que más corrientemente caracteriza a la urgencia
psiquiátrica, sin perjuicio que también se presente en otros lugares. La manifestación de la
agresividad va desde veladas amenazas verbales, el daño a los objetos y personas hasta el
homicidio consumado. Cuando se estudia quiénes, en el medio hospitalario, son las
víctimas de la violencia, se aprecia que influye el lugar de trabajo. En efecto, los
psiquiatras, los psicólogos y las asistentes sociales son los más afectados en la atención
ambulatoria, mientras que las enfermeras y el personal paramédico lo son en las
dependencias de pacientes hospitalizados. Sin perjuicio de que las mujeres perciban mayor
vulnerabilidad, se ha comprobado que el género no influye en la elección de la víctima. De
acuerdo con una revisión de Fink, la sala de urgencia es el sitio más corriente de aparición
de hechos violentos y son los profesionales más jóvenes, especialmente los que están en
formación, los más atacados. De ahí que se requieran continuos cursos de prevención y
resolución de la violencia. En el capítulo sobre el intento homicida ahondamos sobre el
tema.
Persiste el rechazo hacia los enfermos mentales. La familia y las autoridades esperan que
los pacientes sean internados por cualquier motivo y permanezcan hospitalizados el mayor
tiempo posible. Al mismo tiempo los recursos disponibles son escasos, lo que facilita el
abandono de los tratamientos y la aparición de los enfermos repetidores.
b) Evaluación Inicial
La atención se centrará en los síntomas, estimulando el relato espontáneo, aunque
dirigiendo al enfermo o al familiar para evitar los detalles innecesarios y desechando lo
trivial y rescatando los matices que dan forma a los síntomas. Precisada la sintomatología
inicial se ubicarán los antecedentes y circunstancias previas a la aparición de la
emergencia. Éstos adquieren todo su valor cuando son compatibles con los hallazgos
clínicos, primando en caso contrario el cuadro clínico para decidir la fuente etiopatogénica.
La presencia de alteración de conciencia, el antecedente de enfermedad somática reciente o
el abrupto cambio conductual hará sospechar organicidad, incluida la toxicidad por droga o
alcohol y orientará el estudio hacia ese campo. Sin embargo hay que tener presente que el
antecedente de uso de sustancias o alcohol es a veces negado o desconocido. Por otra parte,
el antecedente de un conflicto psicológico reciente pierde relevancia para proponer una
causa psicógena, si apreciamos cambios conductuales y síntomas psicóticos sin relación de
sentido. Naturalmente que la presencia de un desorden conductual como la agitación,
abrevia los pasos, ya que hace necesario rápidamente una contención farmacológica, si las
medidas verbales no surten efecto. Propuesta una posible fuente etiopatogénica se adoptará
el comportamiento que corresponda, aunque manteniendo una apropiada relación médico -
paciente.
d) El estado de la conciencia
Junto con apreciar si es capaz de comprender su situación, contar coherentemente su
historia, dando inicios claros de que se orienta en el lugar y el tiempo, se observará si
aparecen elementos hiperestésicos emocionales, rebajamiento o fluctuación de la alerta,
comportamientos imprevistos, etc. señales todas que habrá que ponderar cotejándolas con
el resto .
- El estado de la psicomotricidad
Naturalmente que se apreciarán precozmente las modificaciones marcadas que orientan
hacia los trastornos de la conducta. Con todo, a veces será necesario explorar con cuidado,
para no confundirlos con alteraciones de la motilidad por el uso de los neurolépticos.
d) El Proceso de la Decisión
Como en cualquier urgencia se trata de salvar la vida del paciente o de terceros, evitar
daños o calmar el dolor psíquico, para lo cual disponemos de indicadores de riesgo
inminentes de daño y de peligrosidad que pueden revisarse en otra parte. Así mismo habrá
que evaluar la capacidad del paciente para autoprotegerse y de la familia para colaborar en
caso contrario. Al respecto no debería pasar desapercibido las encubiertas tendencias de
rechazo al paciente. Ahora bien el proceso mismo de decisión no es estático, sino por el
contrario, bastante dinámico. Como ya señalamos es prioritario detectar lo más rápido
posible lo que estuvo pasando las veinticuatro a setenta y dos horas previas al comienzo del
motivo de consulta. Al mismo tiempo que se está entrevistando al acompañante, se está
observando al enfermo y comenzando la evaluación inicial, que luego permitirá continuarla
60
privadamente con él. Una vez definido un síndrome conductual, se considerará la necesidad
de una terapia inmediata, teniendo presente la fuente etiopatogénica más probable. Luego,
con más calma será indispensable ir a definir el síndrome clínico. Ahora bien, en términos
generales podemos decir lo siguiente: los síndromes exógenos donde sea necesario
averiguar la etiología somática , la internación en un centro médico puede ser recomendada
ya que disponen de otras especialidades y mejor tecnología; los síndromes endógenos de
acuerdo al riesgo, fracaso de la medicación, falta de apoyo o agotamiento familiar, se
hospitalizarán o derivarán a consultorio con las medidas apropiadas y los síndromes
psicógenos se tratará de atenderlos ambulatoriamente hasta donde sea posible. En todo caso
antes de terminar la consulta será conveniente cotejar el grado de comprensión de los
protagonistas, insistiendo en aquellos casos de posibles recaídas la necesidad de asistir
precozmente.
e) Tratamiento
En los capítulos correspondiente detallaremos los distintos procedimientos que
disponemos para atender las urgencia; por el momento señalaremos que existen medidas
psicoterapéuticas, psicofármacológicas, biológicas y mecánicas.
A Urgencia acuden pacientes con una variada gama de comportamientos, donde juegan un
papel fundamental la alteración de la conciencia, la presencia de agresividad y el
compromiso de la psicomotricidad. La perturbación cuantitativa o cualitativa de la
conciencia sirve de elemento diferencial inicial, la violencia puede ser hacia sí mismos o
terceros y la psicomotricidad en su variable cuantitativa transita desde una máxima
hiperactividad hasta la hipoactividad más extrema. Teniendo presente esas dimensiones,
hemos propuesto los siguientes síndromes de perturbación conductual:
- La Agitación Psicomotora.
Es un estado de hiperactividad más o menos intenso acompañado de una perturbación de
los afectos y de descontrol de los impulsos.
- El Estupor
Es una perturbación de la psicomotricidad caracterizada por el enlentecimiento psicomotor
que puede llegar a la inmovilidad absoluta, sin perturbación de la conciencia.
- El Intento de Suicidio.
62
Definida como cualquier conducta autoprovocada que en forma rápida intenta terminar con
la vida del sujeto.
- El intento de homicidio.
Incluimos aquí cualquier comportamiento mórbido que ponga en riesgo la vida de otra
persona.
Cualquiera de ellos puede acompañarse o no de compromiso de la conciencia. Cada
síndrome cuenta con un espectro de posibilidades, que en un continuum va desde la
expresión más clara del desorden, hasta aquellas donde el comportamiento sólo se muestra
en forma mitigada o de un modo equivalente al desorden fundamental.
INTRODUCCIÓN
No hay duda que existe una incomprensión de mayor o menor intensidad entre los equipos
clínicos y administrativos. Los primeros muy centrados en la atención directa y la respuesta
a estas demandas, los segundos enfocados prioritariamente en mejorar la eficiencia,
eficacia y calidad de la atención. De allí que R. Grol concluía que “la introducción de
procedimientos a menudo no cambia la conducta clínica”. En un estudio cualitativo con
equipos quirúrgicos se señala que, mientras las enfermeras adhieren y se tranquilizan con
el uso de protocolos “los médicos rechazan las reglas escritas y, en cambio adhieren a
reglas implícitas lo que constituye una conducta aceptable para los miembros de la
profesión médica”. Lo que intentaré desarrollar en el presente capítulo es una manera de
articular los ejes clínicos y administrativos para facilitar la tarea de avanzar en mejorar la
gestión, centrándome en lo evaluado hasta ahora en el Servicio de Urgencias del Instituto
Psiquiátrico.
CONTEXTO GENERAL
Definición básica: “Se considera una urgencia psiquiátrica cualquier alteración del afecto,
de la conducta o del pensamiento que pueda producir daños a terceros o al mismo
consultante, por lo cual requiere de un diagnóstico inmediato para una intervención rápida y
eficaz, dirigida a aliviar la situación inmediata “.
Lo primero a lo que podemos aportar en conjunto con un clínico es a priorizar las
atenciones de los problemas de salud mental de urgencia, los cuales pueden ayudar a
orientar la demanda de consultantes a los distintos componentes de la red de urgencia,
como se muestra en la Tabla Nº1
TABLA Nº 1
64
Al conocer cuáles son el tipo de problemas que competen al clínico, resulta útil caracterizar
los trastornos que son incluidos en esos criterios generales. En Este Servicio de urgencias
hemos podido determinar que se agrupan fundamentalmente en:
a.- Psicosis endógena de inicio reciente o reagudizada.
b.- Psicosis psicógena aguda o de corta duración.
c.- Psicosis exógena.
d.- Psicosis de base orgánica descompensada.
e.- Trastorno angustioso en crisis.
f.- Crisis disociativa y conversiva.
g.- Depresión y sus variantes
h.- Desajustes conductual en personalidades psicopáticas, neuróticas o anormales.
i.- Cuadros psiquiátricos agudos secundarios a consumo de alcohol o drogas.
j.- Conducta, tendencia o marcada ideación suicida.
Una vez precisado que tipo de pacientes veremos, el administrador actual necesita definir
ciertos estándares mínimos para que la atención se dé en las mejores condiciones. Así,
65
aspectos tales como la Sala de espera cobran relevancia y entre sus características habrá de
considerarse que el paciente y los familiares cuentan con una sala de recepción cómoda y
segura donde el diseño garantiza minimizar el daño en caso de autoagresión. De
necesitarse, según las condiciones del paciente, nuestro personal puede brindar una
atención abreviada de contención activa. Se cuenta además con un baño para el paciente y
sus familiares, incluyendo discapacitados físicos.
Este es el tipo de definiciones que el administrador solicita y que su énfasis difiere, pero
complementa al quehacer clínico. Esto significa, en términos de la sala, que no habrá
objetos contundentes que puedan ser usados en caso de agitación, etc. Por ello es que debe
explicitarse que la norma del Servicio es el tiempo mínimo de espera, pero las atenciones se
realizan acorde las prioridades clínicas, es decir, según la gravedad del paciente.
Asimismo, las exigencias en el salvaguardar los derechos de los pacientes y su contraparte
legal, las demandas, hace imperativo que tanto el paciente como el familiar reciban un
resumen escrito u oral de los procedimientos y/o prescripciones por parte del médico
tratante.
Con los mismos fines anteriores y como un modo de proteger al personal de salud es
fundamental describir el proceso de atención realizado por los profesionales.
Este es un ejercicio que hemos realizado y que cito a continuación: Para cada atención se
determinó que el paciente podía ingresar al área clínica sólo o acompañado, si es que lo
desea o se le es solicitado por el profesional tratante. En casos de riesgo vital, el médico
deberá entrevistar al acompañante e informarse tanto como explicarle las características del
cuadro y sus riesgos.
Para que ello se dé de la mejor manera es que la atención ambulatoria se efectúa en diversas
Salas de Entrevistas que permiten privacidad y el resguardo de la confidencialidad que la
situación requiere. Allí el paciente será evaluado por un médico especialista en psiquiatría,
el cual le realizará un examen mental, establecerá una hipótesis diagnóstica sindromática,
pronóstico y tomará una decisión terapéutica. Se deja establecido que, en ocasiones, el
paciente necesitará ser examinado físicamente, requerir contención física, recibir
tratamiento parenteral u observación de su estado; para este efecto será trasladado a los
Boxes de Tratamiento y Observación, por ende, el diseño de esta instalación está pensado
66
Figura Nº 1
Ficha de Atención Ambulatoria sugerida
67
Hospitalización:
Efectuada
Rechazada por falta de
vacantes
Rechazada por paciente y/o
familiares
4.Problemas de Adicción
5.Síntomas psiquiátricos
específicos
6.Judicial
El muestreo utilizado fue por conveniencia y los cuestionarios fueron aplicados por
estudiantes de Psicología en un período de 3 meses, obteniendo una muestra total de 79
pacientes. Se intentó cubrir la mayor variedad de horarios posibles de atención incluidos
fines de semana.
En la evaluación del trato o empatía demostrada por el personal médico los rangos
porcentuales de opinión favorable variaron entre el 51,5% para la afirmación “Las personas
que me atendieron lograron que viera mi problema desde otro punto de vista” y el 82,3%
para la afirmación “en el Servicio de Urgencias logré ser atendido cuando lo necesitaba y
de acuerdo a mis posibilidades”.
En las evaluaciones específicas acerca de la atención psiquiátrica propiamente tal, los
porcentajes de satisfacción variaron entre un 54,4% para la afirmación “la capacidad del
médico para mostrarle su problema y las alternativas de solución” y un 64,6% para la
afirmación “la confianza y seguridad profesional que le inspiró el profesional”. En el caso
del Centro Médico privado estudiado previamente los valores oscilaron entre un 86,3 y un
93,1%, respectivamente.
Cuando el paciente evalúa el proceso para llegar a “sentirse mejor como persona”, que
parece ser el fin último de la atención, nuestros resultados muestran que el apoyo empático
sigue siendo muy destacado como fundamento de la satisfacción del usuario. En estas
afirmaciones, los profesionales del Servicio de Urgencias son evaluados con rangos
porcentuales sólo razonablemente aceptables, lo que nos invita a reflexionar sobre las
causas de este resultado.
Por una parte, podemos mencionar nuestra experiencia en ese Servicio, cuyas condiciones
físicas y de protección al personal están bajo el rango de aceptabilidad razonable. Por otra,
E. Escobar ha mencionado la necesidad de seleccionar a los profesionales de acuerdo al
perfil que requiere un Servicio de estas características: atracción por este tipo de atención,
capacidad para soportar emociones y conductas desbordadas sin paralogizarse, talento
para proceder en Intervención de crisis, etc. Es posible que las razones aducidas aparezcan
retratadas en las cifras de satisfacción que muestran los usuarios en cuanto a la atención
psiquiátrica propiamente tal.
Es importante considerar además, que en el análisis entran otros factores en juego aparte de
las características de la atención médica, como la insuficiente capacidad resolutiva de otros
70
Hemos intentado explicar con algún detalle como es posible imbricar el trabajo del clínico
junto con el administrador en salud y armonizarlos.
Desde la perspectiva que enfatizamos en este capítulo, para nosotros se presentan varias
oportunidades y desafíos:
Ante todo, la oportunidad de introducir en el Servicio innovaciones, teniendo en mente el
nuevo perfil epidemiológico de la población atendida en él, que debiera ir acompañado de
la revisión, no sólo de los procedimientos, sino de una actualización de un arsenal
farmacológico para este tipo de pacientes, y ya disponemos de criterios internacionales para
nuestras intervenciones. En éstas se enfatiza la necesidad de enfrentar adecuadamente las
alteraciones conductuales, en especial la agresión y el uso juicioso de fármacos para su
control, teniendo presente ante todo la seguridad del paciente.
La evolución del tipo de consultantes y su diagnóstico indica la reorientación que debiera
tener el servicio en términos de las prestaciones que ofrecerá, en especial en lo referente al
abuso de alcohol y drogas, las autoagresiones y las descompensaciones emocionales.
Terapias como la Intervención en crisis realizadas por C. Martínez y su equipo, tanto en
hospital general como en este Servicio de Urgencias, han demostrado resultados muy
esperanzadores Tanto para los pacientes como las terapeutas.
Una vez establecidos y conocidos los procedimientos deberán ser regularmente revisados.
Podemos sugerir que se requerirá una capacitación en las áreas administrativas para todo el
personal del Servicio y que se actualice periódicamente. La satisfacción del paciente en su
atención nos permite tener valores basales que pueden guiar los cambios necesarios para
que avancemos hacia la prestación de un mejor servicio.
Sin desmerecer lo anterior, nos parece clave como sostén que facilita el proceso de mejorar
la calidad, el desarrollo de la docencia y la investigación.
tuviesen como antecedente la influencia del alcohol, aunque el motivo de consulta fuese
distinto.
Dada la naturaleza retrospectiva y la utilización de una variada gama de términos clínicos
por parte de los médicos tratantes, decidimos estandarizar los diagnósticos siguiendo la
normativa oficial del uso del Manual CIE-10:
1. trastornos orgánico cerebrales, 2. Trastornos. Relacionados con el uso de sustancias y
alcohol, 3. Esquizofrenia y otros trastornos, 4. Trastornos del ánimo, 5. Trastornos
neuróticos y 6. Autolesiones intencionales. Esta clasificación tiene la ventaja de sugerir en
los próximos estudios su uso con fines de comparación. Adicionalmente los pagos
asociados a estas atenciones irán exigiendo cada vez más una mayor rigurosidad
diagnóstica.
En este estudio observamos que durante el mes se detectaron 562 consultas psiquiátricas
(5,1%) del total de atenciones en el Servicio de Urgencia, 51% de ellas correspondió al
género femenino. En cuanto a la edad, se apreció un mayor porcentaje de consultas en los
grupos etarios menores de 35 años, con el 48%. La media de la población adulta fue de 39
años.
En los grupos diagnósticos se hay diferencias muy claras según el género según se observa
en la tabla Nº 1: en los hombres predominan los trastornos relacionados al consumo de
sustancias psicoactivas, seguidos de los trastornos neuróticos y autolesiones intencionales,
en tanto en las mujeres éstos dos últimos dan cuenta del 78,7% de los diagnósticos,
quedando en tercer lugar los trastornos relacionados al consumo de sustancias psicoactivas
y alcohol.
74
Tabla N°1
Patologías Psiquiátricas según género
(Mayo, 2005) Servicio de Urgencia Dr. Alejandro del Río
es decir, referidos como tales a la urgencia, en tanto el 30% restante fueron detectados con
la evaluación sistemática.
Adicionalmente, destaca en los resultados que los trastornos del humor con alta
probabilidad son subdiagnosticados, a pesar del énfasis actual en su detección.
A modo de conclusión, el estudio nos permitió sugerir que la patología psiquiátrica en los
servicios de urgencia general está subestimada y que hace recomendable unificar criterios
diagnósticos con base en el CIE-10. La presencia de psiquiatras en los servicios generales
aumenta la detección de los trastornos mentales, y ésta se incrementa aun más si se hacen
estudios prospectivos con instrumentos estandarizados. Por lo tanto, se hace necesario
diseñar estrategias de intervención terapéutica en estos establecimientos, siendo el manejo
de crisis una alternativa promisoria.
Tabla Nº 2
Distribución del total de las consultas según el diagnóstico CIE-10
Trastornos Orgánicos
70 3,5
Cerebrales
Abuso de Sustancias y
Trastornos Neuróticos /
Trastornos de
Conductas
Autoagresivas 97 4,9
La asociación más significativa para el género masculino fue con el abuso de sustancias y
alcohol (76%). Las conductas autoagresivas (74%), trastornos de personalidad (71%) y
trastornos afectivos (74%) son más frecuentes en pacientes de género femenino, tal como se
parecía en la Tabla Nº 3
Tabla Nº 3
Distribución de sexo según categoría diagnóstica,
expresado en términos porcentuales
Femenino Masculino
Tabla Nº 4
Comparación de consultantes por diagnóstico en los diferentes estudios, expresado en
términos porcentuales
DIAGNOSTICOS AÑO
1988 1994 2006
Trastornos Ezquizoides 31.6% 26.2% 19.1%
Alcohol y Drogas 10.0% 17.9% 19.7%
Trastornos Neuróticos 21.2% 11.9% 16.7%
Trastornos Afectivos 5.80% 15.80% 18.40%
Otros 31.40% 28.20% 26.10%
Recomendaciones
A modo de conclusión de los estudios descritos podemos sugerir algunas estrategias que un
Servicio de Urgencias Psiquiátricas debiera adoptar:
• Homogenizar la recopilación de datos clínicos del paciente con el uso del CIE-10 y
reducir las variables a completar, siguiendo un criterio clínico y de utilidad del dato para
investigar procesos diagnósticos y terapéuticos.
• Precisar la verdadera urgencia de la consulta y determinar si los pacientes son
repetidores o desean la obtención de fármacos como motivo principal de la consulta, dato
que no se menciona en este estudio, pero que se conoce es cercano al 50% en servicios de
urgencia general.
• El manejo de este nuevo perfil epidemiológico de la población atendida en el Servicio,
debiera ir acompañado de la revisión, no sólo de los procedimientos, sino de una
actualización de un arsenal farmacológico para este tipo de pacientes. Ya disponemos de
criterios internacionales para nuestras intervenciones. En éstas se enfatiza la necesidad de
80
.
81
CONCEPTO
También conocido como el “Síndrome del Quemado”, se lo define como el síndrome del
contagioso por los sentimientos de hastío, desesperación y cinismo , por lo que la entidad
personal que hace turnos, que trabajan en salud, bomberos, Carabineros, grupos sociales
1.- Etapa de Idealismo: Hay gran entusiasmo, pero sin saber lo que se puede hacer con
los individuos a su cargo, pero al mismo tiempo se hacen esfuerzos para no perder el cargo,
casi una constante, que lleva el riesgo inminente de perjudicar al ya alterado paciente y a
sus compañeros.
TRATAMIENTO
ventaja de la existencia de turnos fijos (mañana, tarde, noche y rotativos los fines de
semana ).
descartar un reposo laboral (licencia, cambio del sistema de turnos, etc.) Si no hay
SECCION II
CLINICA DE URGENCIA
Descripción
iii - La Agitación Maníaca, con una hiperactividad inagotable, sintónica, eufórica, si bien
ante los obstáculos pueden encolerizarse, con contacto cercano y un discurso ideofugal y
megalomaníaco.
El estudio inicial de un paciente con agitación, limitado y engorroso por las condiciones del
paciente y la necesidad de intervenir pronto, no exime de alguna proposición diagnóstica
básica, a fin de evitar equivocaciones lamentables. Una anamnesis mínima dirigida a
averiguar sucesos previos a la aparición de la agitación, antecedentes recientes de
enfermedad de compromiso somático o de una enfermedad psiquiátrica, pueden orientar
hacia una determinada etiopatogenia.
En cuanto al examen mental, si bien será limitado, contamos con algunos elementos que
sopesados en conjunto inclinaran la decisión. El aspecto general del paciente es diferente,
pues mientras en la psicogenicidad apreciamos cierto cuidado en la presentación (aros,
tinturas oculares, uñas pintadas, etc) junto a un comportamiento llamativo, corrientemente
dirigidos hacia el espectador, en la endogenicidad por el contrario, el descuido y la
87
extravagancia es corriente y en las exógenas dependiendo del estado previo del paciente, el
cuidado prestado por la familia, el desaseo es habitual. El semblante y la expresión del
enfermo, que sin duda dan cuenta de su vivenciar, es importante tratar de acogerlo, a pesar
de lo difícil que pueda ser. Una expresión sombría, boba, con una mirada enturbiada, sin
brillo, opaca, propia del compromiso de conciencia, es completamente diferenta al
semblante alerta, desconfiado, con una mirada astuta, huidiza, limpia, propia del paciente
paranoide. Asimismo la jovialidad y cercanía del maníaco contrasta con la expresión
teatral, inauténtica de la histérica. Los contenidos del discurso son también diferentes, de
este modo los pacientes psicóticos endógenos expresaran su vivenciar alucinatorio delirante
discordante, los esquizomorfos, o sintónicos e ideofugal los maníacos. Los confusos según
su intensidad en forma incoherente daran cuenta de un vivenciar onírico y los psicógenos
dependiendo de su presentación, entregaran contenidos relacionados con los eventos
traumáticos. Paralelamente apreciaremos cambios emocionales concordantes, bizarros,
alterados etc. Por último, la calidad de los movimientos durante la agitación son relevantes;
en efecto, en el estado confusional los movimientos son torpes, incompletos o fallidos, en el
paciente lúcido por el contrario, son rápidos y precisos, sorprendiendo por su fuerza y
coordinación, si bien a veces aparecen junto a ellos parálisis, temblores, estereotipias, etc.
Contención verbal
Con voz tranquila, una vez identificado los miembros presentes, y dándole la seguridad de
que se pretende protegerlo a él y a los participantes, se solicitará calma para poder hablar
sobre lo que le está sucediendo. Primordial es evitar actitudes irritadas o coléricas de parte
del entrevistado, eludiendo enfrentamientos verbales y dando a entender que se escucharan
88
Contención mecánica
Disponiendo de al menos 5 colaboradores, cada uno encargado de una extremidad y quien
dirige de la cabeza, se procederá a la contención, mientras se informa al paciente del
procedimiento. La camisa de contención o en su defecto las sábanas enrolladas cruzando
el cuello, los brazos y los pies fijados a la camilla, permitirán una inmovilización que
facilitará la evaluación mínima para instalar una medicación. Siempre deberá vigilarse la
rudeza de la intervención, la firmeza de las amarras que permitan al enfermo respirar y
tragar con facilidad.
Contención Farmacológica
Sin perjuicio del uso de medicamentos que se revisarán en los capítulos sobre los
síndromes clínicos correspondientes, aquí adelantaremos que el Lorazepam 4 mgrs. y el
Haloperidol 5 mgrs inyectables, repetibles dentro de dos horas, son la primera elección que
se puede continuar cada 6 a 8 hrs, antes de pasar a la vía oral en la agitación endógena;,
mientras que en la agitación psicógena nos inclinamos por las benzodiazepinas inyectables,
al comienzo en dosis habituales y pasar lo antes posibles a la vía oral, y en las agitaciones
exógenas utilizaremos también benzodiacepinas, si bien ubicada la causa, podrán utilizarse
antipsicóticos típicos como atípicos en las dosis habituales.
89
14.2 EL ESTUPOR
ENDÓGENOS
a) Estupor Catatónico
Puede haber antecedentes de patología psiquiátrica, y relato de cambios previos de
conducta, rarezas en sus hábitos y progresivo aislamiento social. Al paciente se lo
encuentra absorto, silencioso, evitativo y negativista, eliminando saliva que no deglute,
manteniendo posiciones incómodas, con tendencia a la hipertonía de la musculatura
voluntaria, pudiendo permanecer indiferente al medio por períodos muy prolongados Al
observarlo atentamente apreciamos que está alerta, nos sigue con la mirada o la elude
activamente. Al palpar sus extremidades percibimos cambios notables del tono,
apareciendo la flexibilidad cérea, por el cual podemos modelar las posturas del enfermo.
También pueden aparecer temblores intermitentes, o movimientos parecidos a la corea, tics,
paracinesias,, estereotipias o conductas repetitivas de gestos o actitudes, etc. Es frecuente
un mutismo casi absoluto, si bien imprevistamente emite palabras, gritos o risas sin sentido
o intenta levantarse para arrancar o atacar cogido por impulsiones u onirismos eróticos,
beatífico, catastrófico, etc. En el examen físico deben tenerse en cuenta algunos cambios
que pueden confundir como palidez, seborrea, un petequiado difuso, ocasionales febrículas,
sudoraciones más localizada en el rostro, asimetrías pupilares transitorias, fluctuaciones de
los reflejos osteotendíneos. En el laboratorio puede encontrarse leucocitosis, elevación
discreta de la sedimentación y la C.P.K. En el estudio diferencial, sin descartar otras causas
orgánicas, destacamos tres cuya confusión con un estupor catatónico trae graves
90
Tratamiento
b) Estupor Depresivo
Apreciamos un paciente con aspecto descuidado, pálido, piel marchita, semblante triste,
mirada vacía, omega melancólico, postrado, hundido en la cama y que al estimularlo puede
atender a nuestra palabra y responder lacónicamente. Sus contenidos depresivos pueden
adquirir una calidad deliroide y los movimientos escasos pueden enriquecerse a medida que
se establece un diálogo. En casos extremos el mutismo y la inmovilidad casi total recuerda
la quietud cadavérica, incluso con retención urinaria y fecal. El tratamiento, siempre
hospitalizado, puede considerar una cura con antidepresivos parenteral como la
clomipramina I.V. en suero, si bien la indicación más corriente es la T.E.C.
91
c) Estupor Disociativo
El estupor disociativo irrumpe bruscamente luego de una situación de tensión emocional.
Al examen aparece inmovilidad con semblante tranquilo, expresión lejana, no exenta a
veces de cierta teatralidad. Predomina una hipotonía que al intentar movilizar al paciente
muestra resistencia suave o bruscos cambios, acompañados a veces de impulsiones
violentas y descargas emocionales. Algo parecido surge a consecuencia del acercamiento
verbal. Por lo general dura poco, solo horas. Cede con la intervención psicoterapéutica
consistente en una aproximación verbal, buscando estimular al paciente para que ventile
emociones retenidas o al menos “despierte” y facilite el contacto con el entorno. Una
benzodiazepina, como el Clonazepam 4 mgr I.M o I.V. puede ayudar al egreso. No
obstante a veces deberá hospitalizarse para aislar del medio y efectuar sedación o incluso
T.E.C. en cuadros crepusculares prolongados.
EXOGENOS
La suicidalidad es un concepto que da cuenta de una amplia gama superpuesta que incluye
ideadores, intentadores y consumadores de suicidio. Al menos tres dimensiones
combinadas de una u otra forma pueden considerarse en presencia de un comportamiento
suicida: la detención y suspensión definitiva de la conciencia y la muerte; la interrupción
con suspensión transitoria de la conciencia para dejar de sentir y como señal de llamada
para influir y movilizar a terceros. El suicidio es la muerte rápida ocasionada
intencionalmente. Las tentativas de suicidio, entendiendo por tal cualquier comportamiento
autolesivo son variadas en su motivación, letalidad y recurrencia. Entre los factores más
importantes asociados al suicidio están la presencia de enfermedad mental (especialmente
enfermedad afectiva, la esquizofrenia, el trastorno de personalidad y el abuso de
sustancias), historia de suicidalidad familiar, eventos estresores significativos,
enfermedades físicas progresivas, disponibilidad de armas de fuego, etc. Las causas
psiquiátricas más corrientes de intento suicida son la depresión, la personalidad anormal, la
esquizofrenia, el abuso de sustancias y alcohol, y la demencia.
Es una tarea compleja por las emociones en juego y las consecuencias que lleva consigo
predecir correctamente si una persona intentará o repetirá el intento. Los factores asociados
ya vistos y los indicadores de riesgo si bien sirven como orientadores de menor o mayor
riesgo, no descartan cierto albur que debe aceptarse.
Como indicadores de riesgo inminente destacan en la depresión: ideación suicida
egosintónica, centrada la culpa en sí mismo, falta de cuidado y gestos de despedida hacia
sus familiares, desesperación más que resignación, escasa respuesta a la ayuda ofrecida,
aspecto tranquilo una vez tomada la decisión; en la esquizofrenia, la presencia de
alucinaciones auditivas exigentes, humor paranoide, impulsividad, desesperanza postbrote
esquizofrénico, ingestión de alcohol y drogas recientes, son las características que más se
observan.
Averiguar antecedentes entregados por los familiares y acompañantes, así como
divulgarles la ideación suicida posterior evaluación, no debiera ser impedimento para crear
una atmósfera de intimidad, acrítica y empática, focalizada en la suicidalidad. Es preciso
considerar varios aspectos del examen mental, una vez descartado el daño físico.
Reconocer la presencia de una enfermedad mental o física grave, un acontecimiento como
el puerperio, la pérdida de un ser significativo o, en fin, otras aflicciones o dificultades
93
bien hay quienes creen que tal asociación no es causa sino que consecuencia de aquella
creencia. En todo caso “independiente de la línea de investigación, actualmente hay
evidencia convincente para relacionar la conducta violenta seguida de muerte con
enfermedad mental.”.
a) Indicadores de Peligrosidad
Aunque no es fácil identificar a los pacientes de alto riesgo, existen los llamados
indicadores de peligrosidad que permiten orientarse delante de una persona mentalmente
enferma. Los indicadores más conocidos son los siguientes:
- Conocimiento de historia previa de violencia, probablemente sea el predictor más
confiable, sobretodo cuando no hay antecedentes de patología mental.
- Atracción por las armas, los juegos violentos y las artes marciales
- Presencia de fantasías suicidas u homicidas reveladas por terceros o descubiertas en el
examen.
- Existencia de abuso de alcohol o / y drogas. -
Descubrimiento de alguna enfermedad mental como esquizofrenia paranoide, personalidad
antisocial, distimia epiléptica, deterioro orgánico cerebral y exaltación maníaca. Se sabe
que la comorbilidad aumenta el riesgo.
- Las alucinaciones exigentes y el descubrimiento de delirios de perjuicios específicos
hacia una determinada persona deben ser ponderados como riesgosos.
- La carencia de efectividad de un tratamiento, aumenta el riesgo de conductas violentas del
paciente.
- La obstinada negación, el disimulo o minimización de alguno de los antecedentes previos
deberá también considerarse.
INTRODUCCION
ETIOLOGÍA
99
De acuerdo con nuestro modelo nosológico de urgencia vamos a revisar las causas según
las tres diferentes fuentes etiopatogénicas clásicas, dando especial importancia a las
también conocidas como Psicosis de Fundamento Corporal.
c) Enfermedades Metabólicas
Encefalopatía Hepática, Uremia, Hipoglicemia, Hipoxia, Alteraciones Hidrelectrolíticas:
hiponatremia, hipo e hipercalcemia, hipo e hiperamagnesemia, acidosis, hiperosmolaridad,
Porfiria y Pancreatitis Aguda.
100
d) Endocrinopatías
Hipo e hipertiroidísmo, Hipo e hiperparatiroidísmo, Hipopitituarísmo, Síndrome de
Cushing y Enfermedad de Addison.
e) Infecciones
Sepsis y cualquier infección, especialmente en la tercera edad
Descripción
Descripción
confundir lugares, personas y situaciones, aunque no es raro, dado las oscilaciones de estos
cuadros, que transitoriamente se lo aprecie mas despejado, incluso con cierta mayor
capacidad de entender su condición. Aunque menos notorio que en el delirium, también acá
hay acentuación de la confusión con el anochecer, la fatiga, medicamentos u otros agentes
que influyen en el S.N.C. El pronóstico del estado confusional dependerá de la causa
primera, de tal modo que una estabilización hacia la lucidez habla a favor de la mejoría de
la enfermedad de base; mientras que una profundización hacia el sopor orienta hacia un
agravamiento. En el diagnóstico diferencial es imprescindible conocer las enfermedades
que haya sufrido el paciente o sus familiares explorando activamente la ocurrencia de
patología reciente o el uso de alcohol o drogas. El examen somático y la utilización de
laboratorio clínico que incluya la electroencefalografía, radiología e imagenología
apropiadas pueden ser de gran utilidad. En relación con las fuentes psicógenas cabe
destacar que no aparecen signos de claro compromiso orgánico, si bien puede existir
historia de síntomas atípicos a los que se suma, previo a un evento traumático, la aparición
de confusión con contenidos oniroides, llenos de sentido, propio de la Psicosis Reactiva,
distinguibles por la forma de curso y término. A veces es difícil su distinción con la
Psicosis Histérica Aguda, que se sospechará cuando apreciemos una actitud muy
tendenciosa, finalista y pueril de la sintomatología que será revisada en otro lugar. En
cuanto a las causas endógenas recordamos acá la formas confusional y estuporosa de las
Psicosis Marginal de Kleist, las primeras componentes de las Psicosis cicloides, y las
segundas partes de las Psicosis de la Motilidad, patologías incluidas en los Trastornos
bipolares y Catatonías por las clasificaciones actuales. Por último, la misma Esquizofrenia
puede, en brotes muy violentos, descomponer la conciencia, presentando los pacientes
cierta obnubilación con despersonalización.
Descripción
Descripción
Sin perjuicio de que hay autores que afirman que cursan con una claridad de la
conciencia, otros opinan que existe una disminución del nivel de conciencia con
alucinaciones auditivas, visuales, cenestésicas, con temática de perjuicio, elaboradas
secundariamente y que aterrorizan al paciente. Es posible que aquellas diferencias de
opinión respecto del compromiso de la conciencia se expliquen por que durante el curso de
la enfermedad se despeja la conciencia. El cuadro si no mejora en los primeros meses puede
cronificarse e incluso adquirir un aspecto esquizofrénico. El origen más conocido de la
Alucinosis es el Alcoholismo, donde puede aparecer en plena ingestión. Otras sustancias
desencadenantes son la Cocaína, la Anfetamina, los Anticolinérgicos, etc.
Descripción
comportamiento del paciente puede variar desde una actitud extática y contemplativa hasta
una actividad determinada por el desmesurado afecto patológico, erótico en las histerias,
religioso en los fanáticos, cruel en los epilépticos, miedoso en los orgánicos y de pavor
metafísico en los esquizofrénicos. Si bien durante los estados crepusculares existen
recuerdos más o menos claros, una vez mejorado hay amnesia del episodio. Los estados
crepusculares pueden ser orientados, si dentro del campo de la conciencia se conservan
indemne el resto de las otras funciones, permitiendo al paciente deambular, realizar algunos
quehaceres, trasladarse de un sitio a otro e incluso de ciudad, sin recordar nada de lo
ocurrido luego de recuperarse. En los estados crepusculares desorientados, más corrientes
se compromete la función de coordinación En el estudio diferencial pueden distinguirse
los estados crepusculares psicógenos e histérico con gran dramatización afectiva, con un
curso mas bien rápido. La patología endógena como la Esquizofrenia y la Paranoia, pueden
durante su evolución presentar episodios crepusculares que se sospechan por las
características de la enfermedad. También la Epilepsia tradicionalmente se conoce que
muestra a veces un típico estado crepuscular con temática religiosa, beatífica u homicida.
a) Procedimientos básicos
Aislamiento y contención mecánica: Siempre que sea posible se ubicará al paciente en un
lugar independiente, manteniendo una luminosidad tenue, un reloj y un calendario para
ayudar a que el paciente pueda orientarse. Así mismo, la privacidad prevendrá lesiones
involuntaria y sobre estimulación de otros enfermos. En la medida de lo posible, se
intentará comunicarse con el paciente para dar la información apropiada y paliar la
confusión y el terror que a veces la acompaña. La restricción será recomendable para
evitar lesiones al paciente, agresiones del mismo o huidas descontroladas. La contención
deberá prevenir daños por desaseo o permanencia prolongada, realizando cambios de
106
b) Farmacoterapia
Como regla esencial se aconseja evitar la medicación, en especial en la etapa de
investigación de la causa y hasta donde sea posible, la que se utilizará para controlar una
agitación, la hiperactividad o el intenso vivenciar delirioso. Para la elección del fármaco
se tendrá presente, el estado médico del paciente, la edad, el estado cardiovascular y
pulmonar. Al respecto debe recordarse la tendencia hipotensiva de las fenotiazinas y el
efecto depresor respiratorio de las benzodiacepinas. Ahora bien, en general se prefiere
utilizar butirofenonas como el Haloperidol por su mejor tolerancia, su escasa toxicidad
cardiovascular y su eficiencia en el delirio y la alucinosis. Sin embargo existen alternativas
para recomendar una benzodiacepina como el Lorazepam cuando se trata de influir en la
actividad psicomotora, el miedo o la angustia. El Haloperidol se utiliza en dosis de 2 a 5
mgr. I.M. o I.V. dependiendo de la edad y el estado general del enfermo, pudiendo repetir
la dosis no antes de veinte a treinta minutos. Obtenido la sedación se puede continuar con
dosis inferiores repartidas hasta tres veces al día. El Zuclopentizol 50 a 100 mgrs
I. M. cada 3 días sin sobrepasar los 400 mgs. de dosis total. El Lorazepam que no tiene
metabolitos intermedios y su absorción muscular es regular a diferencia del Diazepam;
se utiliza en dosis de 2 a 4 mgr. I.M. o I.V., pudiendo repetir la dosis a los 20 minutos,
cuidándose de un paro respiratorio, probable a medida que se eleva la dosis. Si no se
dispone de ese medicamento se utilizará diazepam 5 a 10 mgr. I.V., teniendo presente que
por su larga vida puede acumularse y aparecer efectos de sopor por sobremedicación. El
uso combinado de Tonaril de 2 mgs 1 diaria está recomendado cuando aparecen efectos
antiparkinsonianos, Actualmente disponemos de los antipsicóticos atípicos como la
107
Risperidona que está disponible en los servicios de salud, en dosis de hasta 6 mgs. vía
oral.
Si atendemos a los síndromes psicógenos, pueden indicarse ansiolíticos parenterales, en el
Síndrome Crepuscular si bien, si el cuadro no mejora - luego de fracasada la aproximación
psicoterapéutica - dentro de72 hrs. si está indicado la TEC. Si se trata de un origen
epiléptico, utilizaremos anticonvulsivantes, neurolépticos y antipsicóticos. Si, lo que es
muy poco frecuente, se trata de una esquizofrenia, se efectuará la medicación recomendada
para esta enfermedad.
El Episodio Delirioso debido a síntomas de privación por Hipnóticos-Sedativos deberían
estar en manos de los servicios médicos dado el riesgo de convulsiones, apneas e incluso
muerte. La recomendación ante la aparición de un delirio secundario a su interrupción es
reinstalar la medicación respectiva o suplirla con barbitúricos dado la tolerancia cruzada,
para luego ir disminuyéndolos lentamente.
La privación de alcohol que genera síntomas leves a graves requiere evaluación somática,
terapia ansiolítica y vitaminas. Las manifestaciones del síndrome más graves, el Delirium
Tremens o el Episodio Delirioso Nocturno, requieren hospitalización para descartar
cualquier patología asociada ÉSTAS serán tratadas con abundante hidratación glucosada y
salina, corrección del balance hidroelectrolítico, una dosis de vitamina B1, la tiamina de
60-200 mgr. I.V.. para prevenir la Psicosis de Wernicke, continuando con dosis menores
diarias del complejo vitamínico B. En cuanto a la tranquilización se prefieren las
benzodiacepinas como el Lorazepam en dosis de 4 mg. I.M. o I.V., o en su defecto
Diazepam 10 mgr I.V., pudiendo repetirse esas dosis dentro de minutos. Sin perjuicio de lo
expuesto puede a veces reemplazarse por Haloperidol, o si no se dispone de él,
Clorpromazina inyectable en las dosis habituales, si la respuesta es mala con las
benzodiacepinas.
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Descripción
Tratamiento
109
Descripción
Etiología
Tratamiento
Conviene recordar las causas que pueden ser modificadas: hematoma y tumor cerebral,
hidrocefalia normotensiva, deficiencia de Vitamina B12, Acido Fólico y Vitamina D,
Endocrinopatías, (hipotiroidismo, hipoparatiroidismo, enfermedad de Cushing),
metabólicas (enfermedad hepática y renal) infecciosas del S.N.C., etc.
En todo caso, las medidas de urgencias se refieren a instalar tranquilizantes,
preferiblemente Haldol (0.5 mgr, subiendo según tolerancia hasta 3 mgr diarios) o
antipsicóticos atípicos como la Risperidona (0.25 mgr hasta 3 mgr diarios) aislamiento,
incluso contención para evitar caídas y educación de la familia.
Descripción
Fue aislado como una entidad diferente por Kahlbaum en 1874; Kraepelin en 1896 lo
incluyó como parte de la Demencia Precoz y luego en 1908, Bleuler lo aceptó dentro de las
Esquizofrenias. Sin embargo ha sido considerado más bien un síndrome causado por
diferentes agentes que mas adelante revisaremos. Caracterizan al síndrome manifestaciones
peculiares de la psicomotricidad, alteraciones de la actividad, cambios de la afectividad,
vivencias alucinatorio-delirante y manifestaciones somáticas.
a) Manifestaciones Psicomotoras
.- Mutismo: ausencia de comunicación oral, permaneciendo el paciente como si fuera mudo
días, meses o años.
.- Alteraciones del habla y lenguaje: al contrario de la anterior pueden aparecer logorrea,
musitaciones, verbigeración, disgregación, incoherencia e ideofugabilidad.
.- Estereotipias: conductas repetitivas de actitudes, gestos o palabras que pueden
representar un fragmento de delirio o constituir un vacío ritualístico vagamente simbólico.
.- Catalepsia: los enfermos no realizan casi ningún movimiento, adoptando posiciones
incómodas o extravagantes por largo tiempo.
.- Pseudoflexibilidad cérea: combinado a la anterior se refiere a la posibilidad de modelar
plásticamente las posturas del paciente desde el exterior permaneciendo indiferente a estar
cómodo o no.
.- Manierismo: movimientos parásitos que contaminan la expresividad del gesto y de la
mímica
.- Paracinecias: movimientos involuntarios fragmentarios que recuerdan los de la Corea,
Tics, Atetosis o Distonías.
.- Rigidez: aumento del tono muscular segmentario o generalizado que puede exacerbarse
con los intentos de movilización
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b) Alteraciones de la actividad
.- Negativismo: resistencia sin motivo a instrucciones o intentos de terceros de activarlo.
Puede limitarse a una esfera parcial (evitar la mirada, retirar la mano al saludar) o ser
generalizado, activo cuando se opone activamente o pasivo si se deja hacer sin colaborar.
.- Obediencia Automática: contrariamente al negativismo el enfermo ejecuta como un
autómata todo lo que se ordena e incluso parece adelantarse a las órdenes.
.- Estupor: disminución marcada de la capacidad de responder al ambiente, reducción de la
actividad y de los movimientos espontáneos, sin verdadera perturbación de la conciencia.
El paciente puede permanecer inmóvil semanas o meses sin hablar, alimentarse, asearse,
orinándose y defecándose, falleciendo por infección o caquexia.
.- Excitación: aumento de la actividad motriz que puede llegar a la agitación incontrolada
sin ningún propósito, llevando al paciente a riesgo vital por deshidratación, posibles
lesiones e incluso descompensaciones cardíacas.
.- Interceptación o Bloqueo: interrupción brusca de un acto o movimiento que se encuentra
en plena ejecución; pudiendo tras un breve lapso, reanudarlo en el mismo o diferente
sentido o no continuarlo.
.- Fenómenos de Eco: se refiere a la repetición sin sentido de palabras (ecolalias) gestos
(ecomimias) o actos de terceros (ecopraxias).
.- Ambitendencia: aparición de las dos tendencias opuestas de un acto, sentimiento, deseo o
conocimiento lo que obstruye la vida de relación.
.- Impulsiones: abruptas conductas de descargas motoras que pueden traducirse en carreras,
agresiones, fugas, risas, etc.
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c) Cambios de la Afectividad
.- Aplanamiento afectivo: dificultad en resonar con el otro como expresión del defecto
psicótico que puede acentuarse por acción de los medicamentos.
.- Humor maníaco: presencia de alegría, jocosidad sin el carácter sintónico.
.- Humor depresivo: aparición de corrientes de ánimo triste o claramente melancólico
discordantes con los contenidos.
.- Irritación con agresividad: surgen ráfagas de violencia sin explicación, que bien pueden
entenderse desde la experiencia interior.
.- Labilidad emocional: sensibilidad exacerbada variando desde una indiferencia hasta una
exagerada respuesta emocional
e) Síntomas somáticos
Destacaremos las descritas en la literatura, ya que si bien son raras actualmente, pueden
ocasionalmente observarse e interpretarse como una complicación del cuadro. Pueden
presentarse acrocianosis, adelgazamiento, bsudoración profusa, deshidratación, palidez,
dermografismo, edemas de reposo, seborrea, petequiado difuso, taquicardia, taquipnea,
febrícula, parálisis y asimetría pupilar, oliguria, leucocitosis, aumento de sedimentación,
aumento discreto de la CPK.
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Etiologías
a) exógenas
Tendrá que considerarse un cuadro orgánico cuando existan antecedentes de otra patología
sospechosa, sea relevante la perturbación de la conciencia con oposicionismo más que
negatívismo y pobreza de los signos psicomotores, a excepción de la agitación. En la
literatura se citan causas metabólicas como encefalopatía hepática, porfiria aguda
intermitente, hipercalcemia, cetoacidosis y pelagra, raras hoy día dado la prevención y el
tratamiento precoz de esos cuadros Entre las causas tóxicas tenemos el alcohol, los
anticonvultivantes, los halucinóqenos, los neurolépticos, el disulfiram y la morfina.
Especial consideración debe tenerse con el síndrome neuroléptico maligno que será descrito
en otro capítulo. En cuanto a causas neurológicas destacan el accidente vascular, la atrofia
del lóbulo frontal, la encefalitis, la epilepsia, la lesión temporal, el parkinsonismo y la TEC
b) psicógenas
Cuando los antecedentes apuntan a una personalidad anormal junto a los acontecimientos
recientes psicotraumáticos y, donde mas que catatonía, hay un estupor hipotónico debe
considerarse una patología neurótica de carácter disociativo o más raro, simuladora.
c) endógenas
Orientarán la edad, los antecedentes mórbidos, la forma de comienzo y la evolución.
Aunque se ha planteado que la causa más frecuente actualmente es la enfermedad afectiva,
creemos que se subestiman las oscilaciones anímicas de la esquizofrenia y se olvidan,
dentro de las psicosis cicloide descritas por Kleist y Leonhard, a una de las psicosis de la
motilidad con episodios catatónicos repetitivos que sin dejar defecto es también conocida
como la Catatonía Periódica. Por último, rara es hoy la Catatonía Letal con gran
hiperquinesia hipertímica, tormentosa evolución llegando a la acinesia y la muerte descrita
por Stauder y que requiere diferenciarla del Síndrome Neuroléptico Maligno.
116
Tratamiento
Durante las primeras cuarenta y ocho horas de observación se implementarán las medidas
de enfermería (aseo, movilización pasiva, cambios de posición), alimentación por sonda y
tranquilizantes menores, desapareciendo en algunos casos los signos más peligrosos como
son el negativismo y el mutismo, dando paso a la mayor relevancia de síntomas delirantes o
del humor. Naturalmente que otros pacientes ingresan con agitación psicomotora
discordante, delirante, estereotipada y rica en otros elementos psicomotores que requerirán
aislamiento, contención mecánica, tranquilizantes mayores, que deberán solo utilizarse
transitoriamente y suspenderse ante cualquier indicio de efectos laterales o tóxicos.
Entretanto, durante el período inicial se habrá efectuado el estudio anamnéstico y clínico
para descartar patología orgánica que, además de los exámenes habituales, incluirá una PL,
TAC y un EEG. Una intervención con Amytal (Amobarbital) 50 mgrs por minuto, sin
sobrepasar los 500 mgrs. en suero, ha sido recomendada con fines diagnósticos. Mientras
una fuente orgánica genera un adormecimiento del paciente, una endógena, sea
esquizofrénica o depresiva, se mejora transitoriamente y entrega probablemente un
vivenciar delirante o deliroide según corresponda; por su parte, un síndrome disociativo se
angustia y ventila, bien dirigido, en ciertos casos se convierte en una catarsis recuperadora.
Ahora bien, aunque se ha observado que los ansiolíticos (20mgrs. de Diazepam en goteo
I.V. o Lorazepam 4 mgrs. I.M. cada 12 hrs) e incluso la Carbamezapina, vencen los
síntomas más resistentes, más corrientemente fracasan por lo que sigue siendo la terapia
electroconvulsiva (TEC) la mejor disponible. Por último cabe señalar que esta terapia
también está indicada en catatonías sintomáticas.
117
Descripción
Fue uno de los motivos más frecuente de consulta en un servicio de urgencia. Si bien era
conocida desde antiguo, alcanzó su perfil más propio con Emilio Kraepelin, cuando
distinguió dentro de las enfermedades endógenas a la Psicosis Maníaco Depresiva y a la
Demencia Precoz. Posteriormente Akiskal y Angst distinguen diversas formas del
Trastorno Afectivo Mono, Bipolar y Mixto.
Las quejas más frecuentes de consulta son la ansiedad depresiva, la falta de energía y la
ideación o intento suicida. Es corriente que existan antecedentes de fases previas y de
ocurrencia en otros familiares. En realidad, se distinguen las siguientes alteraciones:
Emocionales: tristeza, irritabilidad, minusvalía, carencia de sentimiento pudiendo, aunque
no siempre, presentar mayor gravedad en las mañanas.
Cognitivos: poca concentración, indecisión, hipocondría, ideación culposa pesimista,
catastrófica, alcanzando en ocasiones calidad psicótica; además despersonalización,
desesperanza, preocupaciones obsesivas, ocurrencias suicidas y paranoídeas.
Biológicos: fatiga, desvitalización, insomnio preferentemente matinal o hipersomnia diurna,
anorexia, baja de peso, libido disminuida o nula, dolores corporales atípicos.
Conductuales: inhibición psicomotora que puede alcanzar el estupor o, por el contrario,
inquietud e incluso agitación, lenguaje lento, bajo y escaso, aislamiento, marcada
dependencia de terceros, lesiones autoinfligidas e intentos suicidas.
Etiopatogenia:
Tratamiento
b) Depresión severa
Son casos marcados por la severidad de la inhibición psicomotora, el congelamiento
afectivo, la incapacidad culposa, la dependencia y el peligro de suicidio o su recidiva. En
estos casos se requiere hospitalizar para dar protección, iniciar terapia inmediata y prevenir
complicaciones como el riesgo vital, el abandono familiar y la cronificación.
Descripción
Etiopatogenia
Tratamiento
En general son enfermos que cooperan poco y corrientemente su conducta desborda los
límites familiares por lo que deben hospitalizarse, en lo posible en aislamiento, silencioso y
en penumbra, para disminuir los estímulos.
La farmacoterapia incluye uso de neurolépticos (Haloperidol 10 mgrs. en 24 hrs),
estabilizadores (Valproato 20 mrs/kg/d o Carbonato de Litio 900 a 1600 mgs o
Carbamazepina 400 a 1600mgrs ), ansiolíticos (Lorazepam 4 a 8 mgrs), de acuerdo al
121
estado del paciente. El uso de la TEC está indicada en casos rebeldes o intolerancia a los
fármacos; los antipsicóticos atípicos en las dosis habituales últimamente se han
recomendados si no funcionan los típicos, teniendo satisfactorios resultados con Quetiapina
en dosis de 100 a 300 mgrs. y/o Aripiprazol 15 a 45 mgrs en 24hrs.
Descripción
Como antecedente histórico valga recordar que la entidad básica del síndrome surge como
Demencia Precoz con Kraepelin al final del siglo xix, cuando enfatiza el curso evolutivo de
varias formas clínicas; que posteriormente Bleuler en el siglo xx, destacando un quiebre del
yo denominará esquizofrenia a unos enfermos con una serie de síntomas y signos
patológicos que afectan al si mismo. Más adelante puede citarse a Crow y Andreasen
diferenciando los síntomas positivos y negativos.
En la presentación de urgencia destacan como síntomas principales las alteraciones
conductuales como la agitación psicomotora bizarra, el estupor catatónico, el delirio
alucinatorio paranoide o de influencia. La experiencia vivida con un paciente con
presentación esquizomorfa va desde el asombro por el llamativo lenguaje disgregado y los
juicios absurdos, la jocosidad de algunos desatinos al temor por las amenazas y el miedo
que puede llegar al pánico delante de un paciente armado.
Las manifestaciones de este síndrome incluyen
.- cambios de la afectividad: discordancia, aplanamiento afectivo, depresión, pseudo
contacto y afectos paratímicos.
.- perturbación del pensamiento: las asociaciones se organizan de forma peculiar,
perdiéndose su continuidad, y la idea central, que combinada con la aparición de palabras
inventadas o conocidas con otro significado (conocidas como los neologismos), las
estereotipias y los fenómenos de eco del lenguaje, destruyen el discurso lógico. Esa
alteración conocida como disgregación puede tener distintos matices, de tal modo que
desde una laxitud en su grado mínimo hasta la jergafasia o ensalada de palabras,
122
Etiopatogenia
Pueden observarse síntomas parecidos por causas orgánicas, sea por enfermedad o por
efecto de sustancias. Entre las sustancias psicoactivas están las anfetaminas, la fenciclidina,
el ácido lisérgico, la cocaína, los alcaloides de la belladona, y los síndromes de privación
alcohólico y por barbitúricos.
De las patologías causales destacan las neurológicas, como la psicosis epiléptica del lóbulo
temporal, tumores cerebrales, vasculares y traumáticas. También debemos citar al SIDA, la
enfermedad de Jacob-Creutzfeldt, la enfermedad de Wilson y el lupus eritematoso
sistémico. Otras entidades son el hidrocéfalo normotensivo, la encefalitis, la neurosífilis y
la enfermedad de Huntington.
Revisando fuentes etiopatogénicas endógenas recordemos el trastorno esquizofreniforme, el
episodio psicótico breve, el trastorno esquizoafectivo y el trastorno delirante. Por último, se
puede considerar como propiciadas por fuentes psicógenas las derivadas de un episodio
psicótico en un trastorno límite de la personalidad.
123
Tratamiento
Descripción
Tratamiento
Descripción
a) Enfermedad psiquiátrica
Los distintos síndromes revisados en otros capítulos describen las enfermedades, por lo
que aquí solo señalaremos las más corrientes de presentar síntomas somáticos: la
esquizofrenia, principalmente paranoide y cenestésica, la depresión, los desórdenes de
ansiedad y de pánico y la hipocondriasis.
b) Trastornos de somatización
Lo caracteriza la presencia recurrente de síntomas somáticos que se inician antes de los
treinta años y que deterioran la actividad social y laboral del paciente. Las quejas no están
relacionadas con una enfermedad médica física definida ni tienen que ver primariamente
con el uso de sustancias. Tampoco deben confundirse con los síntomas de conversión, que
127
serán revisados en otra parte, si bien los autores americanos los incluyen. Paciente
funcional es otro modo de aludir a esos enfermos. Al respecto Goic dice que “estos
enfermos están expresando somáticamente alteraciones fisiológicas persistentes o
recurrentes, inducidas por perturbaciones emocionales crónicas, derivadas de estímulos
que, desde un punto de vista psicológico, son significativos para él”. Pueden
comprometerse estructuras y órganos inervados tanto por el Sistema Nervioso Autónomo
como el Sistema Nervioso Central. Por eso es que en diferentes visitas de Urgencia el
paciente puede mostrar síntomas de distintos aparatos:
.- gastrointestinal: náuseas, dolor, hinchazón, diarrea, vómitos e intolerancia a los
alimentos.
.- reproductivo: más frecuentes en la mujer, con menstruaciones dolorosas, irregulares y
abundantes, actividad sexual dolorosa e insatisfactoria etc. El hombre presenta disfunción
eréctil o eyaculatoria.
.- cardiopulmonar: opresión o dolor en el tórax, disnea.
.- músculo-esquelético: cefalea, dorsalgia, lumbalgia, etc.
La exploración física generalmente es negativa y si aparecen algunos signos, las
manifestaciones subjetivas del enfermo son desproporcionadas. Los exámenes de
laboratorio son normales.
c) Dolor psicógeno
Se propone ese diagnóstico cuando la queja principal del paciente es un dolor que no puede
explicarse por alguna causa somática. El dolor puede llegar a alterar seriamente la vida del
individuo. Se considera que hay factores psicológicos asociados en la aparición y
mantención del dolor. Una complicación frecuente es el uso indebido de sustancias,
especialmente analgésicos, alcohol, tranquilizantes, etc. Se distingue dolor agudo y crónico.
El primero está relacionado con la ansiedad y el segundo con la depresión.
d) Hipocondría
Se caracteriza por el temor o la creencia a sufrir una enfermedad. Las preocupaciones
relacionadas con la salud ocupan gran parte de la actividad mental del paciente. Son
frecuentes las molestias sensoriales de la superficie del cuerpo o referidas al
128
e) El trastorno facticio
Se refiere a la producción de síntomas físicos o psíquicos de manera voluntaria, por
motivos psicológicos relacionados con una carencia afectiva infantil inconsciente, buscando
obtener la protección mediante la asunción del rol de enfermo. Habitualmente se trata de
personas que consultan a diferentes médicos quejándose de molestias sin encontrar una
explicación ni fundamento biológico. Se quiere estar enfermo, para lo cual se crean o
manifiestan síntomas físicos o psicológicos sin una motivación ganancial manifiesta. Se
planteará este diagnóstico cuando los síntomas siguen una evolución atípica, sospechándose
la creación artificial o comprobándose que son autoinfligidos.
f) Simulación
Se desea aparentar enfermedad, pues se pueden así evitar situaciones embarazosas u
obtener beneficios. Al igual que en el anterior, se inventan síntomas, pero con el propósito
evidente de una ganancia secundaria, siendo fácil descubrir los motivos de ese
comportamiento.
Diagnóstico Diferencial
Descripción
Tratamiento
Descripción
Conocido desde la antigüedad, ha llegado a ser uno de los síndromes más frecuentes.
Responsable de tal cosa, además del mejor conocimiento de la patología y por lo tanto de
diagnósticos más precisos, es el derrumbe de los valores occidentales, la rapidez del avance
tecnológico contemporáneo fracasando las medidas adaptativas, etc. Aparece la angustia
con su cortejo de síntomas psicológicos y somáticos como señal de alarma, preparando al
individuo a optar por la huída o el enfrentamiento, dentro del marco de la normalidad.
Cabe señalar que ya al comienzo del siglo XVIII se afirmó el origen orgánico de la
sintomatología somática, mientras que los aspectos psíquicos se imputaron a una dificultad
psicológica posteriormente. En efecto, primero Janet con su cambio de la tensión
psicológica y luego Freud y sus continuadores con sus sucesivas hipótesis del desarrollo
de la angustia mórbida, encaminaron la atención hacia los aspectos psicodinámicos que en
esencia amenazan con sobrepasar la represión de impulsos inaceptables de dependencia,
agresivos y sexuales en la persona.
Atendiendo a las manifestaciones clínicas distinguimos una gama de síntomas y diferentes
formas de presentación:
Síntomas agudos
.- Ataque de Pánico (Angustia): es un temor sin motivo conocido que puede llegar al
pánico, inquietud motora con movimientos y temblores, sudoración e incluso
despersonalización o desrealización; a lo que se agregan preocupantes molestias
somáticos: disnea, dolor precordial, epigastralgias, cólicos intestinales, poliaquiuria, etc.,
que puede durar horas o días; necesitando distinguirla de un infarto del miocardio.
.- Síntomas Agorafóbicos con o sin ataque de pánico. Lo principal es la incapacidad de
mantenerse en lugares abiertos o situaciones de aglomeración que se acompañan del temor
a no poder escapar ante la aparición de un ataque de pánico.
.- Forma crónica o neurosis de angustia: expectación ante inminente catástrofe, tensión y
fatiga, dificultad de atención y concentración, cefalea cervical, irritabilidad, insomnio de
131
Tratamiento
Como siempre será importante diferenciar la presencia de una fuente exógena, endógena o
psicógena antes de iniciar la terapia farmacológica. Las formas exógenas, es decir por
causas médicas, deberán atender - sin perjuicio de las acciones psicoterapéuticas - a tratar
la causa somática. Las formas endógenas se tratarán de acuerdo a los síntomas principales
y del mismo modo las de fuente psicógena, ya sea consecuencia de un evento
desencadenante externo o interno. En efecto, el tratamiento estará encaminado a aliviar con
ansiolíticos y/o antipsicóticos la angustia, sin descuidar las acciones psicoterapéuticas de
apoyo.
El Lorazepam 5 mgs. I.M. o I.V. 1 amp cada 8 hrs. pasando luego a la vía oral hasta 6-8
mgrs por día está indicado cuando domina la ansiedad psíquica, mientras que en casos
donde el humor o vivenciar deliroide sea el motor de la perturbación conductual, se
preferirá el Haloperidol I.M. o I.V.. en dosis menores o iguales a la indicadas en las
psicosis. En caso de crisis de pánico aparecidas durante un tratamiento se recomienda
portar Lorazepam 1-2 mgrs sublingual como medida de urgencia. De cualquier modo, los
procedimientos terapéuticos estarán encaminados a eliminar o al menos atenuar la angustia
y compensar el desorden conductual hasta la atención habitual, postergando los
antidepresivos que no se utilizan de rutina en urgencia.
132
Descripción
contemplar con indiferencia (la belle indifference o bella indiferencia) o, por el contrario,
confirma teatralmente los síntomas. Sin embargo, sus quejas son imprecisas, fluctuantes,
cambiantes y los mismos síntomas plásticos pueden incluso desaparecer ante maniobras
sugestivas. Cuando se atiende y focaliza en el motivo desencadenante es corriente la
intensificación o repetición de los síntomas como por ejemplo las crisis convulsivas, los
temblores, etc. Por el contrario, la separación del familiar y el aislamiento disminuyen o
hacen desaparecen los síntomas.
Entre las manifestaciones más frecuentes de presentación de este síndrome están los
síncopes, los temblores, las parálisis, los ataques convulsivos, las cefaleas y otros dolores
atípicos. Son infrecuentes el compromiso sensorial como ceguera, mutismo, jergafasia, etc.
Tratamiento
Descripción
a) amnesia
Se refiere a la incapacidad de recordar aspectos de su vida previa vinculada a eventos
dolorosos, penosos, violentos. Puede comprometer un período delimitado (amnesia
lacunar), un suceso determinado (amnesia selectiva) o que abarque toda la vida del sujeto.
El episodio amnésico puede durar horas, días o años e incluso hacerse crónico. En el
134
diagnóstico diferencial hay que descartar una enfermedad médica que lleve a demencia, la
acción de sustancias adictivas o farmacológicas y la simulación. La demencia -
habitualmente de carácter irreversible - es un proceso que lentamente compromete toda
la personalidad. Las drogas incapacitan para la retención de nueva información, mientras
que la amnesia por fármacos puede ser reversible. La simulación, a veces difícil de
diferenciar con la amnesia disociativa, presenta ventajas evidentes.
b) fuga disociativa
Se designa así al traslado inesperado de un lugar a otro, lejos de su residencia o trabajo, en
un estado de olvido de su vida y personalidad habitual. La duración y la distancia recorrida
pueden presentar grandes variaciones, pudiendo incluso adoptar una nueva vida. Una vez
recuperado del episodio, el paciente puede no recordar los acontecimientos previos a la
iniciación de la fuga.
La epilepsia, en la forma de crisis parciales complejas, puede ocasionar un cuadro parecido
si bien, en este caso hay amnesia total acompañado de otros síntomas clínicos. En casos de
simulación es corriente apreciar evitación de responsabilidades legales, militares o
económicas.
c) personalidad múltiple
Caracterizado por la presencia de dos o más identidades que cambian en forma repentina
e inesperada. En general, cada personalidad tiene su propio nombre, biografía y situación
de vida, pudiendo haber una dominante de otras y comportarse de modo adecuado a cada
circunstancia, lo que es incompatible con presentar otros síntomas histéricos. El trastorno
de identidad disociativo como también se lo denomina últimamente debe diferenciarse de la
esquizofrenia, efectos de sustancias y la simulación.
d) despersonalización
Existe la sensación de extrañeza o distanciamiento de uno mismo. Aunque el paciente se
percata bien de la realidad le parece actuar como autómata, autobservándose o viviendo
como en un sueño, agregándose en ocasiones experiencias de desrealización, es decir, como
si el mundo fuera extraño o irreal. Los episodios pueden durar segundos hasta años; en los
135
Tratamiento
Descripción
.- una conducta violenta hacia las cosas y/o las personas, movilizando gran hostilidad, ira
o angustia.
.- una conducta violenta hacia sí mismo, mediante daños sobre su cuerpo como cortes en
los brazos o abdomen, en fin, automutilaciones sin una clara intención suicida, sino más
bien con un deseo de descargar agresividad o sentir un placer morboso.
.- un comportamiento seductor, intentando erotizar la intervención y desligándose del
motivo de consulta.
.- un comportamiento antisocial con mentiras, invenciones, amenazas y violencia criminal,
consumo de drogas, intentos de robos,
.- un comportamiento carente de empatía, sobrevalorado, descalificador, irrespetuoso y
arrogante propio de la veta narcisística que poseen,
.- una presentación dramática, con una demanda inmediata de satisfacción y excesiva
emocionalidad.
Etiología
Tratamiento
La indicación de internación está recomendada sólo en casos que presenten las siguientes
características:
.- en pacientes cuyo respaldo familiar este sobreexcedido y el caos domine en el hogar,
.- si aparece un alto riesgo de suicidio
137
SECCION N° III
EMERGENCIAS ESPECIALES
Cuadro clínico descrito por primera vez por el Prof. O. Döor en la década del 70 y
reconocido internacionalmente años después. Trastorno alimentario caracterizado por crisis
de ingesta masiva, la comilona, rica en alto contenido calórico, seguida por un severo
sentimiento de culpa, provocación de vómitos, ejercicio excesivo, dieta estricta y otros
recursos para evitar el sobrepeso. Los episodios se repiten con frecuencia variable al menos
dos veces por semana, acompañado de los mismos procedimientos antes citados, para no
subir de peso. Éste oscila frecuentemente, si bien es corriente un adelgazamiento. El
tratamiento en urgencia será educar y generar la confianza para buscar terapia ambulatoria.
El uso de antidepresivos y ansiolíticos es una opción que puede iniciarse inmediatamente,
en especial con ISRS y Benzodiacepinas, si hay un familiar que actúe como coterapeuta,
controlando la medicación y la ubicación en atención ambulatoria. Por lo mismo, se
efectuará un control precoz en el mismo lugar mientras no se establezca la atención externa.
140
El tratamiento del Trastorno Agudo por Estrés (TAE) o el Trastorno por Estrés Post
Traumático (TEPT), considera tres tipos de intervenciones asociadas. El tratamiento
farmacológico, la psicoterapia y la intervención psicosocial. La secuencia en que se
apliquen estas medidas o su uso simultaneo pueden ser variables en cada caso. Al respecto
cabe considerar que la sintomatología aguda inicial puede hacer estériles las intervenciones
psicoterapeúticas las cuales deberán diferirse. La mayoría de las victimas de un desastre se
recuperarán sin necesidad de intervención farmacológica y las medidas psicosociales
descritas en el Abordaje Inicial parecen tener un promisorio valor preventivo para el
desarrollo del TEPT en sobrevivientes a un desastre (21).
Las características de este abordaje que combina múltiples intervenciones bio – psico –
sociales, pone de relieve la importancia de la conformación de equipos multiprofesionales
para el tratamiento de las víctimas de desastres. Estos equipos deben constituirse
considerando la participación de médicos psiquiatras, psicólogos clínicos, enfermeras y
asistentes sociales. El equipo multiprofesional ante la emergencia, debe contar con criterios
144
TRATAMIENTO ESPECÍFICO
Abordaje Inicial
Existe la creencia que las personas requieren verbalizar su experiencia traumática y que al
menos en parte el alivio provendría del compartir lo vivido con otra persona que lo escuche.
No deja de ser efectiva la necesidad en muchas víctimas de un desastre de relatar los hechos
y el beneficio de ser acogido y recibir atención y apoyo, pero las técnicas de debriefing
individual o grupal aplicadas en periodos agudos posteriores al trauma no muestran un
efecto preventivo frente al desarrollo posterior de TEPT. Es un hecho que no todas las
victimas quieren o están preparadas para hablar de lo sucedido. El debriefing en algunas
víctimas puede representar un mecanismo de reexperimentación del trauma. No hay
evidencia sin embargo que medidas de apoyo general puedan tener un impacto negativo en
los sobrevivientes a un desastre. Las medidas de abordaje inicial de victimas implican una
serie de intervenciones psicosociales precoces destinadas a reducir el riesgo de
consecuencias psicológicas negativas y favorecer la recuperación después de un desastre.
Estas acciones también se encuentran contempladas en lo que se ha denominado como
Primeros Auxilios Psicológicos (22) (23). Si bien se considera que la falta de apoyo social
favorecería la presencia de TEPT, existe poca evidencia acerca del resultado del manejo
psicosocial posterior a un desastre. Siendo tema actual de investigación y debate cual sería
la forma más apropiada de brindar esta intervención psicosocial, por la evidencia indirecta
desde varias fuentes, habría consenso en la necesidad de promover el sentimiento de
seguridad, la eficiencia personal y colectiva y la conexión, calma y esperanza (24).
145
1.- Brindar Protección: Establecer un ambiente seguro que provea refugio, provisión de
agua y comida, recursos sanitarios básicos, privacidad y la posibilidad de reponerse,
descansar y dormir.
2.- Focalizar prioridades: Dirigir y focalizar los esfuerzos de las victimas y sus familias en
sus prioridades inmediatas. Favorecer la preservación o recuperar el sentido de propósito en
la vida y autoestima.
3.-Conectar: Mantener o restablecer comunicación con la familia o sus pares y con las
redes de apoyo que las victimas requieran Al respecto de suma importancia en un desastre
resulta la separación de los miembros de una familia. Debe establecerse un sistema inter-
operable que permita la identificación de las victimas, sus contactos y seguir el
desplazamiento y traslado de heridos y refugiados. Los niños separados de sus padres son
prioridad en cualquier emergencia y la reunificación con sus familias debe lograrse en el
más breve plazo (25). Respecto al abordaje inicial, la forma en que se provee esta
intervención psicosocial sigue siendo un tema no resuelto. Su despliegue puede fácilmente
sobrepasar los recursos de un sistema público de salud. En discusión está aún el tema no
resuelto respecto a quien estaría en mejor posición para su implementación. ¿El personal
sanitario?, ¿los lideres de la comunidad?, ¿otros actores de la red de apoyo social?
Psicofármacos
1. Antidepresivos:
La mayor evidencia disponible sobre fármacos útiles en el tratamiento del TEPT se
concentra en los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS). Otros
fármacos antidepresivos también han merecido atención sin que en general exista una clara
supremacía de un ISRS sobre otro o entre éste grupo de fármacos y, por ejemplo,
antidepresivos duales con acción inhibidora de la recaptura de noradrenalina.
Existe una diferente respuesta a la acción de los antidepresivos en casos de TEPT
relacionado a la exposición al combate y en TEPT en víctimas de desastres de naturaleza no
bélica, registrándose mejores resultados a la terapia farmacológica en este último grupo.
146
Existen datos limitados que puedan guiar la decisión clínica acerca de hasta cuándo
extender el tratamiento, sobre todo cuando se presentan casos resistentes de TAE y TEPT.
En la mayoría de los estudios farmacológicos el seguimiento y la duración del tratamiento
son cortos, las muestras son pequeñas y los resultados se concentran en cambios
cuantificables de síntomas específicos y no en la evaluación a largo plazo en mejorías en el
funcionamiento social, ocupacional o interpersonal, que es una meta realista y práctica para
el clínico.
Paroxetina: Observan diversos estudios respuesta superior a placebo durante fases de
mantención de hasta diez semanas. Dosis máximas de 60 mg por día alrededor de la
séptima semana.
Serotonina: Superior a placebo. Mejoría global en síntomas en 60% de sujetos tratados
comparado a 38% de sujetos sometidos a placebo. Seguimiento por doce semanas. Dosis
entre 50 y 200 mg al día. En general fármaco bien tolerado con menos efecto de retirada
que paroxetina.
Fluoxetina: En pacientes respondedores a fluoxetina a seis meses posteriormente
aleatorizadoss en forma ciega a continuar con fluoxetina a razón de 40 a 60 mg al día o
recibir placebo, las tasas de recaída fueron de 22% para fluoxetina y 50% para placebo.
Estudios en TEPT relacionado al combate y cuadros más crónicos muestran cambios en
síntomas de TEPT sin mayor diferencia entre fluoxetina y placebo.
Mirtazapina: Antidepresivo dual de acción serotoninérgica y noradrenérgica. Resultados
variables respecto a la disminución de síntomas en TEPT con dosis máximas de 45 mg al
día. Puede representar una alternativa de potenciación del tratamiento por su efecto
beneficioso sobre la regulación del sueño, asociado a un ISRS y en el tratamiento del TEPT
comórbido a una depresión mayor.
Venlafaxina: Antidepresivo dual. A 24 semanas mejoría significativa en síntomas
invasivos, evitativos y disociativos, pero no en el estado de híper activación del TEPT.
Dosis de 37,5 a 300 mg por día. Venlafaxina de liberación prolongada comparada a
sertralina y placebo muestra disminución de síntomas con cambios desde el nivel basal de -
41,8 puntos para venlafaxina, -39,4 puntos para sertralina y -33,9 puntos para placebo,
siendo estadísticamente significativa la diferencia entre venlafaxina de liberación
prolongada y placebo.
147
2. Agentes adrenérgicos
Propranolol: Beta bloqueador. Inicialmente se sugirió su probable rol para prevenir el
TEPT al indicar esta medicación dentro de las primeras seis horas del trauma. Sin embargo,
si bien se logra una disminución en la respuesta fisiológica, no hay superioridad en la
respuesta sobre placebo.
Prazosín: Antagonista alfa-adrenérgico que muestra eficacia sobre la mejoría de las
pesadillas relacionadas al trauma y a las alteraciones del dormir. Puede asociarse al uso de
ISRS durante el día. Dosis promedio 10 mg por noche.
3. Antipsicóticos atípicos:
Estudios con olanzapina y risperidona muestran utilidad en su asociación al tratamiento con
ISRS o ISRN con los que haya respuesta parcial o la presencia de sintomatología psicótica.
Dosis reportadas de uso de risperidona entre 0,5 y 8 mg por día y en olanzapina dosis de 5 a
10 mg diarios.
4. Anticonvulsivantes:
Estudios limitados con resultados mixtos respecto a placebo. Topiramato de 20 a 400 mg al
día, tiagabina 2 a 4 mg al día, divalproato 250 mg al día, respuesta parcial.
5. Ansiolíticos:
No recomendables como monoterapia en TEPT. Se ha reportado síndrome de abstinencia
post discontinuación de benzodiacepinas. No hay efectividad en los síntomas evitativos,
disociativos e intrusivos. Demuestran capacidad de reducir síntomas ansiosos generales y
mejorar el sueño. Se usan como tratamiento coadyudante asociados a ISRS. (5) (21).
Psicoterapia
Comentario final
Descripción
Entendemos por tal, todo comportamiento que pretende dañar o lesionar a un miembro
“sano” de la familia. Destacan principalmente como víctima, las mujeres, los niños y los
ancianos. El Síndrome del abuso doméstico es aún una morbilidad subestimada,
sumergida en la tradicional cultura machista y encubiertos los síntoma como síndromes
depresivos, ansiosos o incluso disociativos . Si bien en urgencia acuden víctimas de
abuso, especialmente mujeres, son pocas las que están dispuestas a proseguir el
procedimiento para una denuncia, pues dependen afectiva o económicamente del agresor.
En cuanto al abusador se afirma que son inseguros, celosos, envidiosos y con experiencias
infantiles de haber sido golpeados.
En la entrevista hay que explorar con tacto y delicadeza, si se sospecha abuso doméstico,
antes de efectuar una confrontación más directa. Será útil averiguar antecedentes de la
historia clínica para confirmar si ya antes había datos que la apoyaran. En el examen
mental siempre será recomendado explorar ideación suicida y no descartar un examen
físico si se considera oportuno.
Tratamiento
Homosexualidad Egodistónica
Son, por lo tanto, individuos que no tienen apetencias heterosexuales o, si existen, son
demasiado débiles. Cuando el trastorno se presenta en una persona adulta, busca el
matrimonio y el tener familia rápidamente, ya que son sujetos que han tenido antecedentes
de relaciones homosexuales, pero insatisfactorias, debido por lo general, a los fuertes
sentimientos de culpa por su condición.
Este cuadro se asocia con aislamiento social, soledad y frecuentes cuadros depresivos. Por
lo general, se inicia en la adolescencia y facilitado por la cercanía de otros individuos
homosexuales.
Los pacientes que cursan esta disfunción, tienen una heterosexualidad muy débil, lo que es
un obstáculo importante para sus relaciones de tipo heterosexual, para iniciarlas y con
mayor razón, para mantenerlas. Esta categoría debe ser reservada únicamente a aquellos
homosexuales para quienes el cambio de orientación sexual les preocupa de manera intensa
y persistente.
Transexualismo
ya sea angustia extrema, ideas suicidas, síntomas depresivos, o “deseos de terminar con
todo”, con un erróneo enfoque de su problema.
Se le indicará tratamiento para el cuadro agudo, generalmente indicando medicación
inyectable al momento de la consulta, asociado a tratamiento oral. Un buen esquema será el
siguiente: Lorazepam 4 mgs. IM., más media ampolla de 25 mgs. (O una ampolla) de
Clorpromazina IM. Si el cuadro es muy agudo, podrá asociarse al tratamiento inyectable
inicial, una tableta sublingual de Lorazepam de 2 mgs.
Se le prescribirá medicación ansiolítica y/o antidepresiva para los primeros días de
tratamiento y se le derivará a un centro especializado. Es necesario sugerirle que puede
concurrir las veces que sienta la necesidad de ayuda al Servicio de Urgencias, mientras
obtiene la hora en el lugar donde fue derivado.
El tratamiento posterior, ya no es propio de un Servicio de Urgencias psiquiátrico. En el
caso de la Homosexualidad Egodistónica, será preferentemente psicoterapéutico, asociado a
ansiolisis suave y en el caso del Trastorno de la Identidad Sexual, será terapia psicológica,
con frecuencia ansiolítica y antidepresiva, pero, por lo general, corresponderá derivarlo(a) a
un centro quirúrgico especializado, donde podrá ser efectuada la cirugía correctiva que el (o
la) paciente está buscando, o sea, adaptar el sexo físico a su sexo psicológico Debe decirse
también que en casos puntuales, la cirugía correctiva al paciente no le interesa.
La masturbación
Es, por lo general, una actividad precursora normal de la conducta sexual, Se ha dicho que
ninguna otra forma de actividad sexual ha sido objeto de más discusión, ninguna otra forma
ha sido condenada tan rotundamente y ninguna otra es practicada en forma tan universal
como la masturbación. Investigaciones sobre el predominio de esta práctica, demostró que
casi todos los hombres y el 75% de las mujeres, se masturban alguna vez en sus vidas.
Esta conducta masturbatoria podrá ser consultada en el Servicio de Urgencias. Es una
alteración psicopatológica cuando se convierte en compulsión, más allá del control
voluntario de la persona. En este caso, constituye un trastorno emocional, no porque es
sexual, sino porque es compulsivo. Podrá ser también un síntoma de una anormalidad
psiquiátrica más grave, como una psicosis. Corresponderá al médico de Urgencia, aliviar la
156
tensión, informar al paciente y/o a los familiares y derivar a esta persona si el caso lo
requiere.
Podrán dividirse en dos grandes grupos, Las Disfunciones Sexuales y Las Parafilias. Como
éste no es un tratado sobre Sexualidad Humana, sólo se citan las alteraciones, ya que
cualquiera de ellos puede llegar a ser motivo de una consulta de urgencia.
a) Disfunciones Sexuales
b) Parafilias
En los Estados Unidos existen estudios que señalan que una de cada ocho mujeres
(Uniform Crimes Report) ha sido violada. La mayoría de ellas se sienten estigmatizadas por
haber sido víctimas de una agresión sexual.
Gran parte de la información existente, versa en torno a víctimas de sexo femenino, pero
también existen, en casos recientes, informes de violación masculina, cuya frecuencia, se
calcula entre el 2% a 4% de las violaciones registradas.
Existen muchos conceptos erróneos acerca de la violación sexual. De los cuales, el más
común es el que dice que obedece al deseo sexual. En un estudio efectuado por Groth y
Birnbaum a 133 violadores convictos, encontraron en la mayor parte de los casos, que este
tipo de delito es la expresión de una necesidad asexuada, de poder y/o ira. Se demuestra en
las lesiones que presentan las víctimas, sólo el 7% de los casos eran de índole ginecológico.
Todas, en cambio, tenían lesiones de tipo psíquico secundario, ya que a gran parte de ellos
se les amenazó con un arma.
La atención somática, lo más urgente en estos casos, corresponde a un hospital general.
Interesará el cuadro clínico, que está constituido por los antecedentes de la violación, los
antecedentes médicos y luego el examen físico, que incluye zonas comprometidas.
En el caso de los hombres, el examen es similar, ya que interesan de sobremanera los
antecedentes para efectos legales.
Cuando llega el paciente al Servicio de Urgencia psiquiátrico, es por lo general, antes de la
atención somática, es en el momento posterior inmediato a la agresión. Se le atenderá el
episodio agudo, para posteriormente derivarlo a un centro especializado para que sea
tratado por personal capacitado en el área psicológica y/ psiquiátrica.
159
Se da, en estos casos la posibilidad de un Trastorno por Estrés Agudo, como lo más
probable. En otros casos, es posible que el cuadro derive en un Trastorno por Estrés Post
Traumático. En casos excepcionales, posterior al Abuso Sexual, tendremos la aparición de
un Trastorno Conversivo-Disociativo, o de una Psicosis Psicógena. En el caso de tratarse de
este último diagnóstico, corresponderá tratamiento hospitalizado. Será por breve tiempo, ya
que, por lo general, son episodios de buen pronóstico. La sintomatología aguda cede frente
a la administración de medicamentos antipsicóticos, en dosis moderada y asociados con
ansiolíticos. En las primeras horas, el tratamiento será parenteral y posteriormente oral,
asociado a psicoterapia. . Un buen esquema inicial a utilizar, será Haloperidol 5 mg. ½
ampolla I.M. c/8 hrs. más Lorazepam 4 mgrs. o Diazepam 10 mg. 1 ampolla I.M. c/8 Hrs.
. Al segundo o tercer día, cuando, por lo general el o la paciente se encuentre mejor, podrá
cambiarse al esquema oral.
Según consta en la Resolución Nº 710 Exenta de 1999, publicada en el Diario Oficial del
21-8-99, todo profesional que pertenezca o no al Servicio Médico Legal y que haya
intervenido o atendido pacientes que hayan sufrido agresiones sexuales, deberá proceder
como se indica en el Punto II – “De la Denuncia” (Documento que se encuentra a
disposición en todo Servicio de Urgencias, titulado. “Instrucciones y Normativa Técnica
Pericial sobre Agresiones Sexuales”).
160
CONCEPTO
Desarrollo
Nosotros tenemos algo que agregar, pues si bien aquí en nuestro medio se está efectuando
la reforma psiquiátrica, su procedimiento no ha incidido sustancialmente en los
consultantes repetidores.
Un estudio retrospectivo muestra que un 21% de los pacientes que se investigaron en
Montreal durante 15 años tenían más de 11 visitas y el diagnóstico más corriente era el de
EQZ con comorbilidad, siendo en su mayoría jóvenes de mala situación económica. Otra
investigación revela que los pacientes repetidores son vagabundos, tienen antecedentes de
internación hospitalaria y carcelaria, no son cooperadores y tienen una escasa red de apoyo.
Nuestros asiduos visitantes caben en otras categorías que pasaremos a describir a
continuación. De los enfermos frecuentes que acá hablamos pueden distinguirse algunos
grupos: unos vienen quejándose de molestias, a veces triviales, o de tal complejidad que
escapa al resorte de la urgencia; otros exigen atención inmediata pidiendo remedios u
hospitalización, y encubiertamente alimentación y protección. Justifican su pedido
afirmando que los fármacos entregados en Consultorio ya se les acabaron o no los
despachaban en Farmacia, silenciando así su ausentismo al Policlínico o su intención de
traficarlos. En fin, hay que considerar que viven una vida bien al límite con una red social
inexistente o muy frágil, lo que puede explicar su sinvergüenzura y desfachatez, lo que los
asimila a pequeños rateros.
Ahora bien, si buscamos distinguirlos por diagnósticos nosológicos del CIE nos
aparecen los siguientes como los más frecuentes:
- Trastorno Disocial (Antisocial, Psicopático)
- Trastorno Histriónico
- Trastorno de Inestabilidad Emocional (Trastorno Límite o, Fronterizo)
- Esquizofrenias Paranoide y
- Esquizofrenia Defectual
- Trastorno Mental y del Comportamiento debido al Consumo de Alcohol y
Los enfermos que son objeto de nuestra atención, generan en los psiquiatras y en los que
están a su alrededor marcadas emociones, en especial disgusto y fastidio, que incluso se
extiende al equipo de atención de internación. Es que ese tipo de pacientes porta una
compleja patología pues, a la morbilidad existente, siempre se agrega una condición social
anonadante, donde no son ajenas la soledad, la ratería, la vagancia, etc. Sin embargo, hay
que hacer el esfuerzo de recuperar la neutralidad emocional propia del trabajo
terapéutico y proceder con la entrevista habitual; es importante en este caso precisar los
motivos que conducen al paciente a sus reiteradas visitas o incluso citarlo con un familiar si
eso es posible, para resolver la conducta del paciente. En el mismo sentido habrá que
proceder con cautela para evaluar la real calidad psicopatológica del momento y
desperdiciar la posibilidad de iniciar la estabilización del paciente. Del mismo modo, se
tendrá especial cuidado con las actuaciones suicidas del paciente, que en algunos casos
exigirán una estricta actitud terapéutica.
Si resueltos esos aspectos, se advierte que los motivos del enfermo son inoportunos se le
explicará que si solicita medicación sólo se le administrará fármaco inyectable; del mismo
modo se le negará la internación si la requiere, podrá enviárselo a entidades privadas o
públicas que lo protejan (aunque los callejeros preferirán su vida habitual si no hay un
desastre natural) si tal solicita y por último, se lo derivará al centro de atención periférico
que le corresponda. Como es propio de la experiencia, más de algún paciente se tornará
agresivo y habrá que proceder con las medidas propias de esa situación; en otras bastará
con pedir la ayuda del personal de seguridad o de Carabineros para forzarlo a retirarse de la
Unidad, reactivando los propios mecanismos defensivos de la integridad del si-mismo para
evitar una crisis personal.
163
Concepto
Nos referimos así a las emergencias que aparecen durante el embarazo, el parto, el
puerperio y la lactancia.
Durante cualquiera de esos momentos puede exacerbarse una patología previa o irrumpir
una nueva cuya etiología puede corresponder a las tres vertientes que hemos ya definido
Desarrollo
Tratamiento
En cuanto a los tratamientos farmacológicos hay que considerar los efectos perjudiciales
sobre el feto y por lo tanto ponderar la mejor opción de la TEC que no está contraindicada
en casos rebeldes.
En todo caso hay que estudiar los costos beneficios en el uso de medicamentos. De ahí que
en general en el primer trimestre de un embarazo se preferiría reducir o suspender los
psicofármacos. Sin embargo, el agravamiento de una psicosis exigiría dirimir entre
fármacos y TEC. Por lo demás a veces en ese estado se aprecia mejoría de la
sintomatología psicótica lo que viene a facilitar las cosas. De todas maneras en los
trimestres siguientes deberá reiniciarse la medicación e incluso en casos de agravamiento
elevarla utilizando de preferencia antipsicóticos atípicos.
En cuanto a la enfermedad bipolar se afirma que los antidepresivos clásicos y los más
modernos no tienen efecto teratogénico por lo que se pueden utilizar en la embarazada.
Muy diferente es la opinión con las sales de Litio, que deben suspenderse así como
también con estabilizadores como el Acido Valproico y la Carbamazepina..
En relación a los ansiolíticos no hay constancia de un efecto perjudicial, si bien se
recomienda su supresión lenta en las semanas previas al parto para evitar la depresión
respiratoria y la flaccidez del recién nacido
Un aspecto accesorio pero que conviene considerar es la supresión de la lactancia cuando la
paciente está tomando psicofármacos Para tal efecto se utiliza la Bromocriptina 2.5 mgrs.
cada 12 hrs iniciando con la mitad de la dosis y manteniendo la dosis útil durante 14 días .
165
INTRODUCCION
Tratamiento
El desarrollo del sistema nervioso central del niño y del adolescente presenta períodos de
grandes cambios en los sistemas funcionales del cerebro, incluyendo una maduración
diferenciada de los sistemas de neurotransmisores. Al mismo tiempo, la farmacodinamia y
farmacocinética de los fármacos administrados en este período es muy diferente a la que
sucede en adultos, lo que condiciona el efecto farmacológico, haciéndolo más difícil de
predecir.
La respuesta farmacológica y los efectos laterales en los pacientes serán de acuerdo a sus
antecedentes genéticos, factores psicosociales y estructura neurofisiológica cerebral actual.
Los efectos laterales de los psicofármacos indicados más frecuentemente en los trastornos
psiquiátricos pueden producir efectos que requerirán una atención de urgencia
C. Fármacos antipsicóticos:
Son fármacos ampliamente usados en psiquiatría y neurología infantil como tranquilizantes
mayores en bajas dosis, o fármacos antipsicóticos en mayores dosis.
Se pueden producir efectos extrapiramidales agudos dado el efecto en diferentes receptores,
especialmente D2, principalmente inducidos por los antipsicóticos típicos (haloperidol,
clorpromazina), pero también, aunque en menos frecuencia, con los atípicos.
Efectos extrapiramidales:
Distonía aguda: se manifiesta por contractura muscular dolorosa por tiempo variable, de
minutos a varias horas, generando mucha alarma en los niños y la familia, temor e
impotencia funcional. Afectan principalmente a los músculos de la espalda, tortícolis,
opistótonos, contracción de músculos de la nuca, cara y boca. También pueden presentarse
crisis óculogiras, distonía de la lengua, espasmos laríngeos que pueden ser graves y afectar
la respiración y en los niños más pequeños la crisis puede ser generalizada. Los síntomas de
dístonía aguda pueden aparecer después de minutos de administrado el antipsicótico o
varias horas más tarde; pueden suceder al aumentar las dosis, pero también pueden
aparecer en el transcurso del tratamiento o con cambios de fármacos. Al parecer hay una
susceptibilidad personal para tener estos efectos
Frente a esta situación:
- la primera indicación es tranquilizar al paciente y su familia, informando sobre la
naturaleza de la afección y que ésta será transitoria, disminuyendo el estrés también se
evitará el aumento de la sintomatología.
- Suspender el antipsicótico o reducir la dosis y si es necesario, reemplazarlo
174
- Administrar anticolinérgicos:
Biperideno (Akineton) en dosis de 0.04 mg/kg y máximo tres dosis en forma IV o IM. Es
necesario tener precaución con efectos laterales como confusión, alucinaciones, visión
borrosa o sequedad de boca.
Difenhidramina: Antihistamínico con acción anticolinérgica, en dosis 25 a50 mg vía IM.
Si no se dispone de estos fármacos, se pueden utilizar Benzodiacepinas: Clonacepam (2 mg
IV), diazepam (dosis de 5-10 mg IV), diluidos y administrados lentamente
Fármacos Ansiolíticos
Lo constituyen principalmente las benzodiacepinas, relacionada con el efecto en el sistema
GABAergico. En general, son poco utilizados en niños por su escasa evidencia de
efectividad en esta población. Son utilizadas más en adolescentes, cuando la ansiedad es
aguda e intensa o en algunos casos de trastornos del sueño.
La urgencia con este tipo de fármacos se puede dar por la intoxicación accidental o con
fines suicidas, especialmente si se ha mezclado con alcohol. El cuadro por intoxicación se
manifiesta por somnolencia, confusión, ataxia, temblor y diplopía; excepcionalmente se
pueden presentar alucinaciones. Requiere atención en un servicio de urgencia en los cuales
hay protocolos para este tipo de intoxicación
175
En su etiología deberán ser considerados tanto los factores individuales, en sus aspectos
genéticos y neuroquímicos, como los factores familiares y psicosociales.
Evaluación
Para efectuar una correcta evaluación de un cuadro de agitación y establecer su causa más
probable debe contarse con cinco fuentes de información:
antecedentes relacionados con el episodio, aportados por los familiares o acompañantes
del paciente
historia médica
historia psiquiátrica
examen físico
evaluación psicopatológica
exámenes de laboratorio.
Como es indispensable descartar una etiología orgánica no psiquiátrica, debe ser evaluado
en principio por un médico pediatra; hay que tomar en cuenta que la ausencia de síntomas,
176
Fiebre
Taquicardia Alteración del nivel de Hemograma y VHS
conciencia
Inicio brusco de los síntomas Taquipnea Bioquímico
Desorientación temporo-
Fluctuación de la Temblor Tóxicológico en sangre y
espacial
sintomatología Rigidez orina
Confusión mental
Pérdida del ritmo sueño- Ataxia ECG
Discurso incoherente
vigilia Erupciones cutáneas TAC y RMN
Movimientos repetitivos
Empeoramiento nocturno Midriasis o miosis EEG
carentes de finalidad
Fondo de ojo Alucinaciones visuales Punción lumbar
Síntomas neurológicos
177
En términos generales el paciente agitado debe ser ubicado en un lugar seguro del SU
Pediátrico, idealmente acondicionado para este propósito, de modo que garantice la
seguridad tanto del paciente como de los miembros del equipo médico pediátrico. El
personal de salud debería estar entrenado y disponible en un número suficiente como para
una eventual contención física, cuando no, actuará como una medida disuasiva para una
eventual conducta violenta.
Contención ambiental
Separar al paciente de las personas que han estado relacionadas con el origen de la
agresividad, pudiendo permanecer familiares o acompañantes en la medida que puedan
favorecer la contención
La entrevista debe hacerse en un lugar tranquilo, desprovisto de materiales
potencialmente peligrosos, tanto para el paciente como para el personal de salud
Tanto el paciente como el médico deben estar con igual posibilidad de acceder a la
puerta. El paciente no debe sentirse atrapado y el personal de salud nunca debe darle la
espalda o dejar de tener contacto visual permanente
Contención Verbal
Cada institución debe tener un protocolo detallado para usar este tipo de contención,
identificando al personal involucrado y la señal que activa su funcionamiento. El equipo
mínimo para niños es de 2 miembros, requiriéndose 5 para adolescentes. En el caso de
niños se recomienda evitar la contención mecánica por sus efectos traumáticos. El líder del
equipo siempre debe explicar el procedimiento al paciente, coordinar el accionar de los
miembros y preocuparse de cuidar la cabeza del enfermo, para garantizar que no se
produzca una sofocación o impedir posibles aspiraciones, así como traumatismos
accidentales. El resto del equipo se encargará de las extremidades previamente asignadas o
el tronco, en algunos casos. En la contención mecánica de 2 puntos, deben inmovilizarse la
extremidad superior e inferior contralateral y en la de 4 puntos, las extremidades superiores,
en lo posible, deben inmovilizarse con una hacia arriba y la otra hacia abajo, para prevenir
el volcamiento de la camilla con ambos brazos en igual sentido. El uso de sábanas
enrolladas, mantas envolventes o tablas de inmovilización, debe estar establecido en las
normas y el equipo necesario implementado por la correspondiente institución. La
recomendación menos riesgosa es la inmovilización sobre un costado, que previene
posibles sofocaciones o aspiraciones vistas en las posiciones prona y supina
correspondientemente.
181
La indicación verbal y escrita de este tipo de contención debe acotarse según la edad. Se
recomienda:
- 1 hr. para niños menores de 9 años
- 2 hrs. para niños y adolescentes entre 9 y 17 años
- 4 hrs. para pacientes mayores de 18 años
-
El registro clínico del fracaso de medidas previas, la indicación de inmovilización, hora de
inicio y todas las evaluaciones posteriores, deben ser precisas y detalladas. El monitoreo
continuo de un paciente inmovilizado debe ser estricto, consignando además del estado
fisiológico, físico y psicológico del paciente, su disposición a retomar un estado de
autocontrol. Se recomienda mantener un protocolo de evaluación cada 15 minutos para la
enfermera y cada una hora para el médico. Para terminar con este procedimiento se
recomienda liberar una extremidad por vez, a intervalos de 5 minutos, evaluando la
capacidad del paciente para reasumir el autocontrol.
Contención Química
en los síntomas", sería el tratamiento administrado siempre con el consentimiento del tutor
legal del paciente y el del niño, en la forma apropiada para la edad del mismo, como parte
de un plan específico de tratamiento para reducir la agitación, esto es, "tratar una indicación
o característica de un estado físico o psicológico del paciente". En este caso, el plan de
tratamiento es indicado por "una evaluación breve que conduce a la determinación de una
categoría general de presentación", tal como la intoxicación, la ansiedad o la psicosis, como
una causa potencial de la agitación observada. Sea cual sea el tipo de indicación
psicofármacológica, es necesario tener en cuenta las potenciales complicaciones médicas
asociadas y proporcionar un control adecuado. En la tabla siguiente se resumen los
principales psicofármacos usados en pacientes pediátricos agitados y que están descritos en
la literatura, a continuación se presenta un algoritmo sugerido para enfrentar este cuadro
clínico.
183
Nota: Tabla adaptada de “Agitation Treatment for Pediatric Emergency Patients. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry.2008; 47: 132-138. Tmax =
tiempo de concentración plasmática máxima; t½= vida media.
Psicofármacología de emergencia
Las siguientes recomendaciones deben ser revisadas con especialistas locales.
Si el paciente ya está tomando medicamentos psiquiátricos:
1. Dar medicamentos usuales VO en la dosis prevista, a menos que se sospeche de toxicidad.
2. Si no está en el tiempo de la dosis habitual, considere la cuarta parte a la mitad de la cantidad diaria total en una sola dosis si está tomando
benzodiacepinas o antipsicóticos (compruebe el rango de dosis máxima, evitar aripiprazol debido al potencial de agitación).
Es un trastorno de urgencia médica, en que el niño o adolescente está con delirium, con
alteración total de la conciencia de realidad, con juicio delirioso por alteración de las
funciones cognitivas y alteraciones de la conducta, concordante con la alteración de la
conciencia.
Dada su elevada morbimortalidad se requiere un acercamiento normado y protocalizado
en el Servicio de Urgencia general o pediátrico.
Las intervenciones en el grupo etario menor de 18 años, no difiere en gran medida de la de
adultos (revisar capítulo correspondiente en este libro), existe escasa bibliografía específica.
En la existente se enfatizan junto a las medidas médicas generales, la presencia de los
padres o cuidadores en forma permanente y colocar en su ambiente inmediato, objetos que
le son familiares o favoritos, como juguetes, fotos o música. Se recomienda en las medidas
psicofármacológicas el uso de haloperidol en dosis de carga inicial, seguida de dosis
repartida en 24 horas, hasta un máximo de 0.05- 0.5 mg/Kg 24 hrs. I.V. en forma similar a
las crisis de agitación psicomotora; en los casos de compromiso menor se puede utilizar
risperidona en forma dispersable oral, hasta 2mg en 24 horas.
Los pensamientos o ideas suicidas son parte de un continuo que puede o no expresarse en
un Intento de Suicidio, el que a su vez puede o no terminar en un Suicidio Consumado.
Cabe señalar que la conducta suicida no es una entidad mórbida particular por la
heterogeneidad de los factores biopsicosociales que la determinan. En cuanto a su
presentación, en función del desarrollo de la noción de muerte, se esperaría que alrededor
de la edad de 9 años se alcance un concepto abstracto de este proceso y su irreversibilidad,
en tanto que en edades más tempranas, la idea de muerte es una percepción más mítica, con
carácter transitorio y reversible, lo que no impide un acto suicida propiamente tal. En este
sentido, las ideas de muerte y especialmente en los más pequeños, pueden tener
representaciones diversas y múltiples: escapar de una situación insoportable, castigar a
otros, vengarse, librarse de conflictos internos, ser rescatado, lograr un estado de calma o
reunirse con un ser querido que ha muerto.
En nuestro medio los informes epidemiológicos indican que entre los años 1983 y 2003 las
tasas de suicidio consumado aumentaron de 1,1 a 2,6 /100.000 hab. en el rango etario de 10
a 14 años de edad y de 4,4 a 8,9 /100.000 hab. en el rango etario de 15 a 19 años de edad.
Es importante destacar que una proporción importante y variable de las muertes por causas
externas es clasificada en las estadísticas del Servicio Médico Legal como “eventos de
intención indeterminada”, correspondiendo a la mitad o dos tercios de las muertes causadas
por lesiones auto inflingidas intencionalmente, lo que puede significar un número mayor en
las tasas de suicidio conocidas.
186
Suicidio
IMOPULSIVIDA PSICOPATOLOGIA T
INMADUREZ
COGNITIVA D •Trastornos afectivos a
RELACIONADA •Trastornos de conducta f
CON LA EDAD
•Culpabilidad •Agresión impulsiva
e
c
•Desesperanza •Intervalos de estrés •Rasgos neuróticos t
i
•Enjuiciamiento suicidal corto •Ansiedad antes del v
•Intentos de
distorsionado intento de suicidio o
Intento de Suicidio
riesgo entre los intentadotes y los que hacen un suicidio consumado han fracasado en hacer
una clara distinción, probablemente por las dificultades metodológicas para obtener la
muestra de los que han intentado suicidarse, pudiendo corresponder estos últimos a los
pacientes más graves.
Se ha hecho la distinción psicopatológica entre 2 tipos de intentadotes: los suicidas puros,
que corresponderían a los que tienen un buen funcionamiento yoico con buen manejo de la
realidad, pero que se descompensan con eventos estresantes que los sobrepasan y los
suicidas agresivos, que presentarían un déficit en el funcionamiento yoico con mal manejo
de la agresión y la tendencia a identificarse con la psicopatología parental.
El deseo de suicidarse emerge desde la conjunción de factores ambientales y cierta
vulnerabilidad personal, esta última determinada por la interacción de características
constitucionales, las experiencias tempranas de vida y del nivel de desarrollo psíquico. En
la tabla siguiente se resumen los factores de riesgo asociados con el intento de suicidio.
¿Alguna vez hiciste algo que tú sabías que era tan peligroso que podrías haberte lastimado
o incluso haberte matado?
¿Alguna vez te has lastimado o tratado de lastimarte?
¿Alguna vez intentaste matarte?
¿Alguna vez pensaste o trataste de suicidarte?
Otra cuestión de suma importancia es evaluar la magnitud de la intención, que determinará
en gran medida el riesgo y las conductas terapéuticas apropiadas; en este sentido habrá que
valorar la severidad del intento en función del grado de planeamiento y las precauciones
tomadas para no ser descubierto, así como también el grado de convicción en lograr su
objetivo. Cabe señalar sobre este último aspecto que, en general, los niños y adolescentes
sobrestiman el grado de letalidad de los métodos empleados.
También es importante establecer la actitud del paciente frente al intento, en cuanto a
mostrar un estado reflexivo y crítico, con una buena disposición para el tratamiento, cuya
ausencia es un indicador de mayo riesgo y de mal pronóstico.
Otro aspecto importante de establecer es el tipo de motivación asociada al comportamiento
autodestructivo, como por ejemplo: llamar la atención sobre sus necesidades, modificar
patrones relacionales disfuncionales y rigidizados, forma de venganza, reunirse con un ser
querido que ha fallecido, evitar una situación intolerable, terminar con un proceso
agobiante. Estas condiciones son muy importantes en tanto persistan como factores
precipitantes, aumentando el riesgo de recurrencia. Determinar el estado psicopatológico y
las condiciones mórbidas psiquiátricas es un punto relevante para decidir las conductas
terapéuticas inmediatas, en función de proteger al paciente y modificar los procesos
psicobiológicos subyacentes. En este sentido, un estado de profunda desesperanza, la
alteración del juicio de la realidad, una impulsividad evidente, la desrealización y los
estados de alteración de conciencia, tanto previos como posteriores al intento, deben
generar una conducta terapéutica enfocada en cuidados extremos para el paciente y la
corrección del proceso subyacente.
Por otro lado, se deben valorar la presencia de trastornos afectivos uni o bipolar, así como
psicóticos descompensados y los trastornos del desarrollo de la personalidad que requieran
de intervenciones psicofarmacológicas inmediatas para su estabilización.
191
Desde un comienzo se estará interviniendo con todas las conductas terapéuticas enfocadas
en contener una situación de alto estrés, tanto para el paciente como para su familia,
tratando de obtener el máximo grado de tranquilidad y cooperación de todos.
Siempre debe considerarse la amenaza de suicidio como real y situarla en un continuo de
letalidad en función de la valoración de los aspectos señalados. La subestimación o el
descuido son importantes precursores de un desenlace fatal. La tranquilidad del profesional
que evalúa la situación descansa en las indicaciones que garanticen la seguridad y el
cuidado que cada paciente requiere, no debiendo confiarse en la relación terapéutica
(vínculo) o en protocolos de cuidado poco precisos y mal definidos.
La internación en condiciones biomédicas estables puede ser un problema más complejo,
por cuanto muchas veces debe situarse en una realidad subjetiva que integra la gravedad del
intento, la patología psiquiátrica subyacente y las condiciones de apoyo sociofamiliar. En
términos generales parece más apropiado hospitalizar aun cuando las variables no hayan
sido ponderadas como de alto riesgo, por cuanto igualmente estamos frente a una conducta
grave que implica una crisis personal y relacional de diversa magnitud y alcances, la que
bien podría ser contenida y orientada en un entorno más protegido y con la concurrencia de
los profesionales adecuados, así como establecer las bases de las intervenciones más
recomendadas.
En el caso de psicopatología o enfermedad psiquiátrica, la indicación es perentoria, con las
medidas de manejo específicas para cada cuadro. En el caso de ideas de muerte
192
El maltrato infantil y el abuso sexual constituyen una realidad lamentable y muchas veces
poco conocida entre el personal de los Servicios de Urgencias Pediátricas, cuando no es un
tema que se prefiere evitar o se hace “invisible” por su extremada complejidad
biopsicosocial y la de sus aspectos éticos, morales y legales, con las responsabilidades que
derivan de ello. Las definiciones de maltrato infantil son diversas en cuanto al énfasis
propuesto y sus alcances jurídicos. El concepto central es una conducta que por acción u
omisión provoca un perjuicio en un menor. Para hacerse una idea se transcriben 3
definiciones de maltrato que ilustran lo complejo del problema.
193
B. Desastres Naturales
Los desastres implican una perturbación psicosocial que puede sobrepasar la capacidad de
adaptación o afrontamiento de la población afectada. Por tener personalidades en
formación, los niños tienen una potencialidad innata de aprendizaje, están en continuo
desarrollo y deben enfrentar diariamente, en el proceso de superación de cada etapa de su
vida, nuevos retos, exigencias y necesidades que los impulsan hacia el crecimiento y las
adquisiciones cognoscitivas y afectivas.
Esto supone una cierta ventaja sobre los adultos en cuanto a su posibilidad de adaptación y
afrontamiento de situaciones nuevas. En efecto, esta capacidad de los niños, fruto de su
197
La información a los niños debe ser complementada con reuniones paralelas dirigidas a los
cuidadores. Son, también, actividades de orientación, información y anticipación.
Las explicaciones deben ser precisas, concretas, breves, gráficas y sin vocabulario técnico o
muy elaborado. Es necesario abordar los cambios que ellos pueden esperar en la conducta
de sus hijos o alumnos como reacción normal ante el desastre.
Se recomienda que se fomente la participación activa de los padres y se invite a compartir
información acerca de cómo creen que reaccionan los niños y lo que han notado en sus
propios hijos/alumnos.
Se debe hacer énfasis en la necesidad de comprensión, tolerancia y apoyo.
Las siguientes recomendaciones para los padres pueden ser compartidas y trabajadas en el
seno de estas reuniones:
1. Disponga de tiempo y paciencia para su hijo. Recuerde que él lo necesita
2. en estos momentos, más que a ninguna otra persona. Esté siempre dispuesto a oírle
con atención.
3. Trátelo y escúchelo con cariño, dígale cuánto lo quiere y lo importante que él es
para usted. Las manifestaciones de afecto fortalecen la seguridad.
4. Hable con su hijo, sin mentirle pero sin exagerar.
5. Trate de explicarle lo que pasó en términos que él pueda entender.
6. Permítale expresar sus sentimientos, en especial, el miedo y el llanto. Acójalo y
abrácelo.
7. No se moleste si su hijo o hija quiere estar más tiempo con usted o si protesta
cuando intentan separarlo. Permita que esté con usted demostrándole cariño, esto le
dará seguridad.
8. Cuando tenga que separarse, prepárelo siempre con antelación, explicándole a
dónde va y cuándo va a regresar. Asegúrese de dejarlo con alguien conocido.
9. En principio, no se alarme por los cambios de conducta, usualmente
a. son normales ante una situación excesivamente impactante.
199
Adaptado de:
Rodríguez J, Zaccarelli Davoli M, Pérez R. Guía práctica de salud mental en situaciones de
desastres. OPS/OMS Washington, DC. 2006. (Serie Manuales y Guías sobre Desastres).
200
Introducción
La expectativa de vida actualmente alcanza sobre los 80 años en las mujeres y 78ª años
en los hombres chilenos. Estudios recientes revelan –como en otras partes - un aumento
progresivo de la demanda de la población de la tercera edad al Servicio de Urgencia.
Los senescentes están sometidos a diferentes estresores, empezando por las enfermedades
somáticas o psiquiátricas frecuentes, a la expectativa de la muerte, a la menor tolerancia a
los medicamentos y sobretodo a la pobreza, a la soledad, etc.
Todas esas condiciones pues hacen aparecer o reactivar condiciones psicopatológicas no
tratadas o insuficientemente atendidas, tanto por sus familiares o acompañantes (si los
tienen) como por los mismos equipos primarios de salud.
Desarrollo
Las urgencias que estamos estudiando se presentan por complicación de los estresores
recién descritos o por descompensación de distintas patologías que pasamos a describir sin
más trámite:
nocturna de los, síntomas, mejor memoria reciente, posibles apraxias y agnosias, etc.,
mientras que el depresivo, lúcido, coopera si no hay marcada inhibición, apareciendo un
discurso coherente pero con ideas deliroides y/o de suicidio, mejoría vespertina y, sino hay
psicosis, existe una comprensión de un estado anormal. Una Tomografía Axial
Computarizada puede mostrar diferencias de ubicación de daño cerebral. Una
complicación temible es la tentativa de suicido que se consume con alta frecuencia en esta
época de la vida y que merece considerarse como la mayor complicación.
3.- el síndrome maníacal, del que generalmente se conocen antecedentes si se trata de una
enfermedad bipolar, siendo sospechoso de una complicación médica su presencia por
primera vez; sin perjuicio de lo expuesto debe considerarse que algunas manías aparecen
por primera vez en la tercera edad.
Cualquiera de estas formas de manía puede adquirir la combinación con un compromiso de
conciencia y sus consecuencias pueden ser muy perturbadoras para las familias y el
equipo médico. A veces la complicación diagnóstica es mayor pues su presentación es de
una forma mixta, que sin duda hace más difícil la decisión diagnóstica y terapéutica.
4.- el síndrome esquizomorfo, menos corriente que los anteriores en que pueden
aparecer descompensados a propósito de una enfermedad somática o estresores agudos,
adoptando generalmente la forma paranoide o catatónica.
Tratamiento
Este es un paciente, por lo general, poco grato. Se observa sucio, desaliñado la mayor parte
de las veces, con un caminar dificultoso, a veces profiriendo frases agresivas, petitorio,
demandante, y que al acercarnos a él (o a ella), percibimos un intenso olor a alcohol, que
emana desde su cuerpo, sus ropas o su aliento.
Su comportamiento psicológico es clínicamente significativo (agresivo, lábil
emocionalmente, con el juicio alterado, etc.)
204
El efecto del etanol sobre el Sistema Nervioso Central es siempre depresor, aunque a dosis
bajas puede existir una aparente sobre excitación, por la depresión de las vías inhibitorias.
En dosis altas puede producir, incluso depresión de los centros respiratorios. Alcanza su
concentración máxima en la sangre 1 hora después de ingerido.
En la intoxicación por alcohol, puede presentarse una agitación psicomotora, que puede
acompañarse de cierto grado de hostilidad y agresividad y que suelen ser los casos de
embriaguez patológica.
Tratamiento de la Embriaguez
La terapia farmacológica es la más utilizada en estos casos. No están indicadas las dosis
elevadas, ni tampoco sedantes que pudieran potenciar el alcohol que ya se encuentra en el
organismo del paciente.
Se indica:
1. Contención mecánica (si es necesario y por un tiempo breve)
2. Lorazepam 1 amp. Im. o Ev. Y repetir si el caso lo requiere.
3. Haloperidol (Haldol) 5 mg. Inyectable. ½ o 1 ampolla Im. o Ev.
4. No es necesaria la hospitalización.
Tratamiento: Sólo requiere sedación, la que se realiza con Lorazepam 4 mg. IM., o
Diazepam 10 mg. IM. Más Haloperidol 5 mg. IM. No es necesario hospitalizar.
Tratamiento:
Generalmente con este tratamiento se logra un sueño profundo y que al cabo de algunas
horas compensa al paciente. Si existen complicaciones psiquiátricas es recomendable
hospitalizar.
Tratamiento:
- Hospitalizar al (o a la) paciente
- Sedación con Lorazepam o Diazepam cada 8 horas EV. o IM.
- Haloperidol IM. o EV. Cada 12 ó cada 8 hrs.
- Suero Glucosado al 10% más vitaminas del tipo B.
- Tratamiento somático, Hidratación si corresponde.
Cuadro clínico
El cuadro se inicia en la mayoría de los casos (más del 90%) a la semana siguiente del claro
descenso en el consumo del alcohol.
Los síntomas y signos incluyen: delirium, con el sensorio gravemente alterado,
hiperactividad neurovegetativa importante. Ej. Taquicardia, hipertensión, taquipnea, fiebre,
diaforesis, temblor, convulsiones, (crisis de tipo epiléptico por abstinencia). Alucinaciones
vívidas que pueden ser táctiles o visuales y alteraciones psicomotrices. Las pesadillas y el
insomnio son frecuentes.
208
Evaluación y manejo
1. Hospitalizar
2. Tratamiento inmediato para prevenir el agotamiento, reducir la hiper irritabilidad
del Sistema Nervioso Central y corregir las alteraciones hidroelectrolíticas.
3. Evitar -en lo posible- la contención mecánica, ya que el paciente puede luchar
contra las ligaduras y provocarse daño.
4. Evaluar el estado hidroelectrolítico y la hidratación del paciente. La hidratación es
muy importante y justifica la terapia endovenosa. Corregir especialmente los
déficits de calcio y magnesio.
5. Evaluar la posibilidad de problemas médicos.
6. Evaluar posibles alteraciones neurológicas
7. Dieta, Vitaminas.
8. En caso de complicaciones, derivar a Hospital General
Terapia Farmacológica
Embriaguez Patológica
Tratamiento
1. Hospitalizar, en lo posible.
2. Tomar inmediatamente las medidas precisas para evitar que los pacientes se dañen a
si mismos o a otras personas. Puede, además de la sedación, ser necesaria la
contención física.
3. Efectuar un examen físico completo para detectar enfermedades subyacentes y
evitar complicaciones físicas.
Cuadro Clínico
Las crisis convulsivas tienen lugar, casi siempre, entre las 24 y 72 horas después de la
interrupción de la ingesta alcohólica o un descenso de la misma. Pueden, con frecuencia
anteceder al Delirium. Los pacientes que padecen una enfermedad médica intercurrente,
son especialmente sensibles a la presentación de las crisis.
Las crisis son convulsiones generalizadas tónico-clónicas (Grand Mal), de carácter
autolimitado. Su número oscila entre una y cuatro. Aunque existen casos aislados en que
los pacientes experimentan convulsiones múltiples.
210
Evaluación y manejo
1. Sin tratamiento, hay una significativa letalidad, asociada a las convulsiones por
abstinencia y Delirium.
2. Evaluar cuidadosamente la existencia de otras condiciones médicas, en especial la
presencia de un Traumatismo Encéfalo Craneano.
3. Considerar también la abstinencia por otras drogas.
4. Evaluar causas posibles de crisis. Puede haber una epilepsia subyacente. Se sugiere
tomar EEG.
5. Si las crisis prosiguen durante un tiempo prolongado, si tiene lugar un Status
Epiléptico, o si las convulsiones son focales en vez de generalizadas, debe
considerarse una causa distinta al alcohol.
Tratamiento Farmacológico
El tratamiento es igual al del Delirium Tremens, pero hay que valorar el añadir a las
benzodiacepinas, antiepilépticos. No es recomendable tratar profilácticamente las crisis con
anti epilépticos, la mayoría de los autores no los recomienda a largo plazo.
211
Urgencias en Adicciones
Como es indudable, las adicciones a sustancias, son una realidad prevalente en nuestra
sociedad. No hay que ser experto en el tema, basta solo con leer los periódicos o ver
noticias, para darse cuenta de la criminalidad asociada a este consumo: trafico, asaltos y
actos violentos varios. En la práctica privada y pública es una realidad innegable, sin
embargo, en una atención de Urgencia nos vemos obligados a plantearnos una serie de
preguntas:
¿Qué se le puede ofrecer al paciente? ¿Qué tipo de intervención sería la más efectiva? ¿Es
necesario Hospitalizarlo? ¿Puede realizar un Tratamiento ambulatorio?
El objetivo del siguiente capítulo es intentar responder en alguna medida estas preguntas y
orientar al lector en cuales conductas pudiesen ser las más recomendadas a seguir.
De las múltiples sustancias que generan adicción, nos referiremos en mayor profundidad
sólo a las siguientes: Estimulantes como la Cocaína y Anfetaminas; y Alucinógenos. Esta
decisión que parece arbitraria, esta basada en la prevalencia del consumo y en la frecuencia
de consulta que se observa en el S.U. del Instituto Psiquiátrico Dr. Jose Horwitz Barak.
Según el Conace, en el “OCTAVO ESTUDIO NACIONAL DE DROGAS EN
POBLACIÓN GENERAL DE CHILE” realizada el año 2008, se detalla la prevalencia del
consumo de estas sustancias, entendido este como el haber consumido al menos 1 vez la
droga en los últimos 12 meses. Esta sería de: 1,8% para la Cocaína, 0,7% para la Pasta
Base, 68,5% para el alcohol y el uso diario del mismo de 1,2%. Debe tenerse claro que
estas cifras no son sinónimos de Dependencia o Abuso de una droga.
212
Abuso y Dependencia
El Abuso o consumo perjudicial de una sustancia, esta definido por una serie de conductas
observables por el mismo paciente o terceros. Como son: problemas en la casa, trabajo o
estudio a causa del uso de alguna droga; exposición a riesgos contra la propia integridad
física; dificultades en las relaciones con el entorno inmediato como familia y amigos y
problemas con la ley. No todo sujeto que abusa de una droga es dependiente a la misma.
Dentro de los estudios prospectivos que evalúan los resultados de los tratamientos, uno de
los publicados es “The Nacional Treatment Outcome Research Study (NTORS): 4-5 years
follow up results” (Gossop, Marden, Steawart & Kidd 2003). Cuyos resultados según
señalan los autores son similares a los encontrados en otros estudios prospectivos realizados
en EEUU, como son el: DARP, TOPS y DATOS. Este estudio consistió en una cohorte de
650 pacientes, para ser contactados a los 6 meses, 1, 2 y 4-5 años. Se evaluó la frecuencia
de consumo de 6 drogas ilícitas: heroína, metadona no prescrita, benzodiacepinas, crack de
cocaína, polvo de cocaína y anfetaminas, en 2 Modelos de tratamiento: ambulatorio y
cerrado. Los resultados mostraron que 3 a 4 de cada 10 sujetos que ingresan a
rehabilitación, no importando el modelo de tratamiento ni que drogan consumían, se
encontraran abstinentes al cabo de 5 años, lo que es similar a lo observado al primer año de
tratamiento. Es decir, los que logran estar abstinentes al año de iniciado el tratamiento lo
seguirán a los 5 años. Pero lo que es más importante aún, es que aquellos que no logran la
abstinencia, disminuyen la frecuencia de consumo de forma significativa, así como las
conductas de riesgo para su salud, la criminalidad y mejorando su salud mental.
Pre contemplativa
Contemplativa
Mantención
Acción
Estimulantes
Por estimulantes, nos referiremos, a la Cocaína, su derivado, la Pasta Base de Cocaína
(PBC) y a las Anfetaminas. Estas tres sustancias deben sus efectos al aumento de la
actividad Dopaminérgica y Noradrenérgica a nivel del sistema nervioso central, y en menor
grado al aumento de la transmisión serotoninérgica.
Si el efecto es similar y por ende la abstinencia de estas sustancias también lo es ¿en qué se
diferencian? La respuesta a esta interrogante radica en la vida media y el tiempo en que
demoran en alcanzar su peak plasmático, siendo la más rápida la PBC, luego la Cocaína y
finalmente las Anfetaminas. Así, un adicto a las Anfetaminas va a experimentar el efecto
buscado al consumir la droga, los efectos mentales no deseados y los síntomas de
217
abstinencia en algunos días, mientras que quien consume PBC experimentara lo mismo en
algunas horas o menos.
Por efectos deseados nos referiremos a un aumento de la energía y actividad, euforia,
disminución del apetito y de la necesidad de dormir; esto puede progresar a reacciones
paranoides y estados confusionales, dependiendo de la dosis y de cada sujeto en particular.
Los síntomas de descontinuación del consumo o de abstinencia del mismo son: ánimo
depresivo, irritabilidad, inquietud que puede llegar a la agitación, craving o deseos de
consumir, hiperfagia e hipersomnia.
Intoxicación
Si bien el consumo de estas drogas es buscado por el efecto placentero que conllevan, la
sobredosis de las mismas o bien características idiosincráticas de los sujetos determinarán
los efectos psíquicos desagradables, como son:
Para el tratamiento de estos casos suele bastar con la sedación con Benzodiacepinas y
Neurolépticos. En casos de severa agitación, en que corriera riesgo el paciente u otras
personas, se justifica su hospitalización. Son cuadros de resolución rápida en que
generalmente basta con que los pacientes duerman.
Abstinencia
Como ya se mencionó la sintomatología propia del síndrome de abstinencia de esta
sustancia es bastante amplia, pero en determinadas circunstancias se constituirá en una
verdadera urgencia psiquiátrica. Nos referimos a aquellos casos en que se presentan severas
agitaciones psicomotoras, que ponen en riesgo al paciente y a terceros, o bien que se
presentan como un Delirium por abstinencia de la sustancia.
Estos dos casos requerirán de tratamiento hospitalizado y un manejo inicial con
Benzodiacepinas y Neurolépticos, por vía Parenteral, utilizando de preferencia Haldol y
Lorazepam. Como ya se ha dicho en varias oportunidades, todo Delirium requiere de un
estudio orgánico acabado para descartar otras posibles causas o comorbilidades.
sustancia, entendiendo estos cuadros desde una definición más amplia de Psicosis: una
alteración del juicio de la realidad determinada por un vivenciar directamente determinado
por el ánimo del paciente.
Fuera de los criterios mencionado por Weitbrecht, Glaas y Soyka para diferenciar una
Psicosis Endógena de una producida por sustancias, mencionados ya previamente, Caton
(2009) describe tres elementos claves, estadísticamente significativos, para distinguir a los
T. psicóticos inducidos por drogas:
1. Abuso de Sustancia por los Padres.
2. Diagnostico de Dependencia a cualquier droga.
3. Alucinaciones Visuales
Alucinógenos
Los alucinógenos se pueden definir como aquellas drogas que alteran la sensopercepción y
el humor, pero sin alterar la conciencia de quien los ingiere. El consumo de alucinógenos
tiene una baja prevalencia en Chile, será tratados en este capitulo por sus importantes
manifestaciones psiquiátricas, y nos referiremos básicamente a la Fenilciclidina (PCP) y el
Acido Lisérgico (LSD).
Fenilciclidina
Se trata de una droga sintética, que pertenece a la misma familia de anestésicos a la que
pertenece la Ketamina. Tiene gran afinidad por los receptores opioides sigma y es un
bloqueador no competitivo de los receptores Glutamatérgicos del tipo NMDA. A la vez,
estimula en forma indirecta la liberación de Noradrenalina, la actividad colinérgica y los
receptores serotoninérgicos.
Los sujetos que consumen esta droga, pueden consultar en el SU, por una serie de cuadros
psicopatológicos: Intoxicación, Delirium y Trastorno Psicótico inducido por la misma.
A) Intoxicación
Se manifiesta por un cuadro agudo de agitación psicomotora, agresividad e irritabilidad con
alteración del juicio, nistagmus, hiperacusia, hipertensión, taquicardia, parestesias y
sensación de entumecimiento de extremidades. Ésta puede evolucionar hacía una rigidez e
hipertonía del cuerpo, sialorrea, crisis convulsivas y coma.
La severidad de la intoxicación puede ser de tal magnitud que produzca crisis y
emergencias hipertensivas, hipertermia, opistótonos, arritmias y accidentes vasculares
cerebrales. La agitación e hiperactividad muscular es de tal extremo que puede causar
rabdomiolisis y en un 2,5% de los pacientes una Insuficiencia Renal secundaria a ésta.
De lo anteriormente expuesto, se desprende que el tratamiento psiquiátrico es básicamente
como un Interconsultor para manejar la agitación, pues la terapia es eminentemente médica
y debiese ser en unidad de cuidado intermedio de un Hospital General.
221
2- Acidificar la orina con Vitamina C o jugo de arándano, para luego forzar la diuresis
con Furosemida.
3- Antihipertensivos, por crisis y emergencias hipertensivas.
4- Para la agitación, puede utilizarse Neurolépticos de Alta Potencia, como el Haldol, o
Barbitúricos. Por el efecto anticolinérgico, debe evitarse los neurolépticos de baja
potencia, tricíclicos u otros.
Efectos Adversos
a) Crisis de Pánico
Pueden aparecer durante la experiencia de consumo agudo de la sustancia. Para su
tratamiento, responden muy rápidamente a las Benzodiacepinas: Diazepam 20 mg vía oral
o Amparax 4 mg por vía intramuscular.
c) Psicosis
El cuadro clínico de las psicosis post LSD se asemeja más a un Trastorno Esquizoafectivo
que a una Esquizofrenia. Se caracteriza, además de las alucinaciones visuales, por un afecto
mejor modulado, menos alteraciones del pensamiento, un mejor contacto y aparentemente
menor sintomatología negativa también.
En cuanto al tratamiento, se sugiere que éste sea hospitalizado, pese a que se utilizan
neurolépticos se sugieren otras terapias alternativas como: Terapia Electroconvulsiva, Litio,
y Anticonvulsionantes.
Comentario y Conclusiones
Se puede criticar que no se hayan expuesto en este capitulo otras drogas como solventes
volátiles, opioides, marihuana y las llamadas drogas de fiestas, como el éxtasis. Esta
decisión, como ya se explicó, se basa en la prevalencia de abuso, dependencia y consulta de
las mismas, tanto como en las manifestaciones psiquiátricas de éstas. Si el lector desea
profundizar al respecto, existe amplia literatura del tema.
Se decidió también excluir el abuso y dependencia de las Benzodiacepinas, básicamente
por dos razones. La primera, porque quienes consultan por esto o en quienes se pesquisa
esta adicción durante la entrevista, deben ser derivados a un programa de adicciones, donde
se puede llevar a cabo la desintoxicación y disminución de las dosis en el setting que se
estime conveniente. Y segundo, los cuadros de delirium asociados al consumo y abstinencia
de Benzodiacepinas, fisiopatológicamente y clínicamente son similares al del alcohol.
No está de más recalcar, que el tratamiento de las adicciones no son en si un Urgencia
Psiquiátrica, sino las complicaciones que se observan por la acción directa de una sustancia
o la abstinencia de las mismas lo son. Como se señaló en el estudio NTORS, finalmente no
importa el tipo de tratamiento, ni el tipo de adicción lo que determina el éxito de éste, sino
el deseo de cambiar.
225
SECCION IV
TRATAMIENTOS PSIQUIATRICOS EN URGENCIA
INTRODUCCION
Descripción
Funciones
Conclusiones
INTRODUCCION
DESCRIPCION
En este escenario, la primera acción del Asistente Social, ya sea frente a un caso
ambulatorio u hospitalizado en el Servicio de Urgencia, se refiere a disminuir la angustia e
incertidumbre del entrevistado, entregándole un espacio de confianza y contención,
aportándole información relevante y permitiéndole visualizar la situación a corto plazo, de
una manera clara y precisa, para que logre formarse un panorama realista y tenga más
herramientas para enfrentar y apoyar el tratamiento.
Tanto en la atención ambulatoria como en la atención cerrada, el Trabajador Social además
buscará dar una orientación al paciente o su familiar en la utilización de la Red Asistencial
o Social, aportándoles herramientas para que puedan resolver de mejor manera el problema
que complejiza la situación de salud, se deriva de ésta o incluso la origina, dándole un rol
activo en la resolución de su conflicto. La oportuna derivación a instituciones u
organizaciones que atiendan focalizadamente la problemática permite que la sintomatología
psiquiátrica no sea interferida por ésta, y por lo tanto aporta a la eficiencia en el
tratamiento.
Entre las acciones habituales del Trabajador Social en el Servicio de Urgencia se cuentan:
a) La identificación.
Ocurre con cierta frecuencia que llegan a la urgencia pacientes solos o traídos por
carabineros y que requieren de un enfoque social pragmático, podría decirse investigativo,
en que se inicia la atención desde lo más esencial, su identidad. La llegada de un paciente
sin identificación y que no está en condiciones de aportar antecedentes propios o de su
entorno, sin acompañante y sin historia. El Asistente Social procurará la identificación de la
persona, mediante un trabajo coordinado con otros Servicios e Instituciones, y con los datos
que logre precisar será posible determinar no sólo sus datos de identificación sino también
datos previsionales, domicilio, antecedentes psiquiátricos previos (si ha estado
hospitalizado antes) o en ocasiones, tal vez sólo pistas y datos que permitan iniciar la
reconstrucción de una historia, la ubicación de un pariente, como un aporte al diagnóstico y
tratamiento psiquiátrico.
231
b) La regularización previsional
Por la premura con que el enfermo concurre a buscar atención de urgencia, puede ocurrir
que su situación previsional no esté debidamente acreditada. En este caso, el Trabajador
Social buscará orientar al familiar para la obtención de los documentos necesarios, a fin de
que no se interfiera o retrase la atención médica psiquiátrica o los procedimientos
solicitados por el especialista.
En el caso de pacientes no beneficiarios del sistema público de salud (afiliados a ISAPRE),
suelen generarse graves dificultades debido a que el sistema de atención privado tiene
actualmente serias carencias en la cobertura de las enfermedades psiquiátricas, con lo que el
enfermo y su grupo familiar ven afectada su situación económica, precaria muchas veces,
generándose una nueva carga de tensión que influye negativamente en el cuadro
psiquiátrico.
c) Ubicación de familiares.
La reconstrucción de la red familiar de un paciente que ingresa solo al Servicio de Urgencia
puede constituirse en un proceso de alto desgaste para la labor del Asistente Social. Hay
pacientes que llevan largos periodos en soledad, viviendo en las calles, sin las mínimas
condiciones de seguridad e higiene, sin un tratamiento adecuado, casos en los que se hace
necesario revincularle con su grupo de referencia, en miras a proporcionarle una mejor
calidad de vida. A partir de un nombre o una dirección, el Asistente Social recurre a todas
las herramientas a su alcance, relacionándose con diversas instituciones que cooperan para
la ubicación de familia: Carabineros, Consultorios, Hospitales, diarios e incluso programas
de televisión pueden constituirse en un aporte para lograrlo
En otros casos, existe familia ubicable, pero por la gravedad del cuadro psiquiátrico y las
alteraciones conductuales que derivan de éste, la relación se ha deteriorado,
desvinculándose el paciente de su familia, negándose ésta, bien sea por temor, rabia, dolor,
o por incapacidad de relacionarse adecuadamente con el enfermo, a asistir o cooperar en su
tratamiento y rehabilitación. El Asistente Social buscará entonces, en un lento y cuidadoso
trabajo, acercar y reunir a la familia, aportándole herramientas de cuidado y contención,
reinstalando la confianza, apoyando el proceso de reconocimiento del paciente con su
232
En el Anexo 21.1 aparecen los psicofármacos de urgencia, sus dosis y efectos laterales.
Acá describiremos algunas complicaciones secundarias agudas y su tratamiento.
agrava el cuadro por necrosis muscular, mioglobinuria e insuficiencia renal alcanzando una
letalidad, si no se trata, de un 20%. Su tratamiento inespecífico exige ingreso a UCI,
interrupción del antipsicótico, hidratación intensa, uso de ansiolíticos, agonistas de
Dopamina como la Bromocriptina 2,5 mgr cada 8 hrs hasta una dosis máxima diaria de 45
mgr, o Amantadina en dosis de 200 a 400 mgr diarios. En casos muy graves se utiliza
Dantroleno (amp. 20 mgr.) en dosis de 1 mgr/kg/día y si también fracasa se ha recurrido a
la TEC.
Se trata de una reacción tóxica debida a un exceso de serotonina en el SNC ocasionada por
uso de ISRS, combinación con IMAO, triptofano o clomipramina. El paciente presenta
síntomas confusionales, neurológicos (hiperreflexia, mioclonías, ataxia, rigidez, nistagmus,
convulsiones), digestivo (diarrea, vómito, dolor), fiebre y sudoración. Su tratamiento es en
la UCI e incluye suspender los psicofármacos, estabilizar hemodinámicamente al paciente y
administrar Benzodiazepinas como el Lorasepam I.V. o I.M. en las dosis habituales.
Noción de Crisis
Carmen, es una mujer de 30 años, casada y madre de 3 hijos. Su principal actividad es ser
dueña de casa y dedicarse completamente a sus niños.
Es traída por su familia al SU por un intento de suicidio con medicamentos. Al SU llega
gritando “¡¡mamá, mamá!!” de forma muy escandalosa. El médico que la recibe le
diagnóstica un Trastorno de Ansiedad con ánimo depresivo, le indica psicofármacos y
solicita una evaluación para Intervención en Crisis (IC). En la primera entrevista la
paciente relata con alguna dificultad que está mal hace una semana, comiendo poco, con
dificultades para quedarse dormida, irritable con los niños y sin ganas de hacer nada.
Dice desconocerse, pues si hay algo que la caracteriza es su extrema dedicación a sus hijos
y a su hogar.
No se explica lo que le ha pasado, pero hace una semana cuando llevaba al colegio a su
hija menor, en la calle un grupo de apoderadas del curso le gritan y la insultan, al parecer
por reclamos relacionados con su rol de directiva del Centro de Padres. Se sintió muy
herida y disminuida como persona. Esto nunca le había ocurrido y no supo qué hacer. El
evento le quedó dando vueltas en la cabeza y desde ese día se empezó a sentirse mal. Hizo
lo posible por superarlo, lo habló con su esposo y con su familia, pero se fue sintiendo
cada día peor, hasta que decidió tomar las pastillas para “desaparecer”.
En Carmen, el evento sin duda era muy especial y extraño. No provocaba inmediata
empatía su estado psicológico y rápidamente emergieron múltiples hipótesis teóricas para
comprenderlo.
Frente al dolor la paciente intentó entender qué ocurría, incluso haciendo a su marido
partícipe de ello. Pero luego vino la desesperación, aparecieron los síntomas, no se sintió
apoyada por nadie, incluso pensaba que su marido no sólo no la comprendía, sino que la
agredía verbalmente con las cosas que le decía..., finalmente las pastillas. Después del SU
se fue a la casa de la mamá, donde esta la cuida como a una niña, pasa acostada, no hace
nada. A veces explota, cuando la contradicen o si se siente presionada u obligada en algo.
El marido tiene que dejar un tiempo su trabajo para cuidar de la casa y los hijos. En
definitiva, en corto tiempo Carmen pasa de ser una mujer activa y trabajadora a ser una
niñita dependiente y regalona.
Los mecanismos de enfrentamiento son todos los procesos psicobiológicos que sirven para
mantener o restablecer el equilibrio psicológico. Incluyen, aunque no exclusivamente, los
mecanismos dinámicos de defensa. Estos mecanismos se deben evaluar con respecto a un
antes y un después del evento desencadenante.
Estos mecanismos pueden ser más adaptativos o menos adaptativos, en ambos casos el
dolor intenso puede ser superado, pero en el segundo el dolor puede convertirse en
síntomas que, en algunas personas, cristalizan en un patrón de conducta que restringe sus
habilidades para funcionar libremente. En el peor de los casos la situación de crisis no
logra ser estabilizada y puede llevar a la persona a reacciones aún más mal adaptativas
como el suicidio u homicidio (o ambos).
En el caso de Carmen, el riesgo era que sus mecanismos más regresivos, tan distintos a su
habitual autonomía e independencia, se instalaran como un funcionamiento relacional
permanente.
Clínica e Intervención
Las reacciones psicológicas de la paciente no son extrañas en una persona que está viviendo
una situación crítica; de hecho en la literatura se han descrito los siguientes efectos
psicológicos de una crisis:
240
Además de estas reacciones, existe una característica del estado de crisis que es favorecedor
de una intervención externa. Taplin (1971), un teórico cognitivo, estudió la vulnerabilidad y
sensibilidad a la sugestión en que se encuentra un individuo en estas condiciones. La
sobrecarga del suceso precipitante deja a la persona confundida y permeable, reduce sus
habituales barreras defensivas y lo deja psíquicamente más disponible a un cambio.
Debido a la vulnerabilidad que representa este estado y a la motivación producida por el
desequilibrio emocional, el individuo desarrolla capacidades de aprendizaje tanto
cognitivas como afectivas. La resolución adaptativa de una crisis es frecuentemente un
vehículo para resolver problemas subyacentes que determinaron en parte, la presente crisis
emocional o interfirieron con el proceso de enfrentamiento. La resolución efectiva de una
crisis previene futuras situaciones de similar naturaleza ya que se remueven las fragilidades
del pasado y se aumenta el repertorio de habilidades para enfrentar tales situaciones.
Por tal razón, una pequeña influencia externa durante el estado de crisis puede producir
cambios desproporcionados en un breve período de tiempo, si se le compara con el cambio
terapéutico que ocurre fuera de los estados de crisis. Quien interviene, ya sea por medios
psicológicos, físicos o químicos, realiza, primero que nada, maniobras que tienden a actuar
(temporalmente) como un Yo subsidiario, que permita a la persona reorganizarse y
enfrentar la crisis de un modo más tranquilo y efectivo. Posteriormente, y si así está
técnicamente indicado, podrá profundizar en el mundo interno del paciente, explorando los
significados personales y en el dolor subjetivo de la persona.
242
El estado regresivo de Carmen fue especialmente difícil para la relación terapéutica. Fue
fundamental el apoyo familiar para traerla al SU todas las semanas, lugar bastante más
incómodo y que violentaba su “tranquilidad” en casa de su madre. Después de un par de
sesiones de exploración mutua, comienzan a aparecer pequeños indicios del significado
más profundo de la crisis. La paciente relata que siempre ha estado muy orgullosa de
poder tener a sus hijos en un colegio de monjas y que con su marido hacen un gran
esfuerzo por costearlo. También se enorgullece de ser una de las apoderadas con mayor
“llegada con las monjitas”, gracias a su espíritu cooperador y sacrificio por el colegio y
los niños. Siempre ha ocupado cargos directivos y ha recibido innumerables felicitaciones
de parte de las autoridades del establecimiento y del resto de los apoderados. Por eso es
que le duele ser tratada de “ladrona” o “chupamedias de las monjas” de parte de otras
apoderadas, ella que siempre se ha sacrificado por hacer todo bien. El “hacer todo bien”
y su relación con la autoridad permitieron explorar sus rasgos obsesivos con el tema de la
limpieza y el orden en su casa y también la relación con su madre. Con respecto a esto
último, en las siguientes sesiones surgen una serie de sentimientos ambivalentes con
respecto a ella.
En la 6° sesión cuenta que de niña su madre nunca se preocupó de ella ni de sus hermanas,
que jamás recuerda que haya asistido a una reunión de apoderados de su colegio, rol que
a veces hacía su hermana mayor. Recuerda que cuando tenía 6 años (edad actual de su
hija menor) su mamá se fue durante 2 años, al parecer por otra relación de pareja que no
prosperó, para luego retornar a casa. Dice no tenerle rencor y que siempre ha sido la más
preocupada de todas las hijas, de hecho fue la última en irse de su lado. Reconoce que su
madre ha cambiado y ahora es más preocupada, de hecho todo este tiempo, desde que se
enfermó la ha cuidado mucho…(como una madre le digo…y Carmen se pone a llorar.
1. Personas que han estado en una situación vital conflictiva por una cantidad mayor o
menor de tiempo, a lo que se agrega una situación precipitante aguda que lleva a una
intensificación evidente de la angustia, depresión, u otros síntomas del individuo.
2. Una situación externa rompe el equilibrio psicológico que la persona poseía hasta ese
momento. En estos casos el evento desencadenante puede ser universalmente crítico
(Ej. muerte repentina de un ser querido, pérdida del trabajo, etc.) o bien idiosincrásico y
estar asociado a características internas (Ej. Personalidad, estructural, etc.) o externas
(Ej. situación socioeconómica).
243
Técnica de Intervención
Los elementos que nos permiten caracterizar la técnica de PC, tal como aquí se entenderán
de alta. Como en toda psicoterapia breve o focal, la duración limitada del tiempo debe
ser comunicada en la primera sesión al paciente, explicando que el foco en este caso
será la situación de crisis.
Conclusiones
Creada por Marsha Linehan para pacientes limítrofes suicidas, la Terapia Conductual
Dialéctica es una intervención estructurada que se efectúa por parte de una comunidad de
terapeutas sobre un grupo de pacientes en diversos “modos” de tratamiento: terapia
individual, grupo de entrenamiento en habilidades sicosociales, supervisión de los
terapeutas, contacto telefónico y farmacoterapia.
Se ha demostrado efectiva en diversos estudios para los pacientes que permanecen en
tratamiento por el periodo recomendado de al menos un año, idealmente dos, y que logran
el objetivo de aprender las habilidades que se les enseñan practicándolas incesantemente
hasta lograr su incorporación al repertorio de conductas propias. El trabajo conjunto
permite detectar mejor los riesgos y manejar el desgaste sicológico de los terapeutas, sin
disminuir las responsabilidades, pues son siempre casos muy difíciles.
Como se ha reconocido, la mayor parte de los pacientes son de género femenino. Por esta
razón, a partir de este momento, como Linehan, hablaré de las pacientes a pesar de que todo
puede aplicar por igual a los hombres.
Las pacientes suelen presentarse a sí mismas como portadoras de uno o más de los
diagnósticos ya citados y esconden o rechazan que se les plantee el diagnóstico de
trastorno de personalidad, sea que se les ha formulado antes o que lo escuchen por primera
vez en ese momento.
250
Puede ser conveniente que, en vez de hablarles de “trastorno” de personalidad, se les hable
de una manera de ser especial, un problema de la manera de ser, una dificultad de manejo
de las emociones o una tendencia a inundarse por ellas. Esto es menos agresivo que
“trastorno”, asociado tradicionalmente a la locura.
Además de que el médico no debe estigmatizar a las pacientes, el personal no debe
maltratarlas.
Muy polares, casi siempre en la línea de todo o nada, con frecuencia oscilan entre algunos
momentos de expectativas y aspiraciones casi imposibles de lograr en relación con sus
capacidades y otros en que se sienten incapaces de cualquier cosa, porque a lo largo de su
vida ya lo han intentado y han “fracasado en todo”, dejando a medio camino diversos
intentos de estudiar, trabajar o establecer relaciones significativas.
Agobiadas por sus problemas no ven en sí nada positivo, ni siquiera en su salud. Hay que
pedirles que reflexionen acerca de la importancia de ver, oír o caminar, por ejemplo; que
son valiosas funciones con que otras personas no cuentan; que no padece enfermedades
físicas graves; que sus hijos no están en consumo de drogas; que ella misma no consume
drogas o alcohol; que su pareja permanece a su lado; que mantiene su trabajo, etc.
dependiendo muy estrictamente de la realidad de cada caso.
Recomendarles que usen la misma lupa para mirar tanto sus problemas como las cosas
buenas que tienen en las que no habían pensado, las sorprende inicialmente y luego las
anima.
En general, a las pacientes les gusta que se les reconozca como característica personal el ser
muy sensibles. Reaccionan ante estímulos menores, con respuestas más intensas y con un
tiempo más largo para volver al estado basal, quedando luego incluso más vulnerables para
un próximo estímulo.
Todas las intervenciones que se hagan con ellas deben estar orientadas a lograr
comprensión por parte de las pacientes sobre la condición que las afecta, que su cuadro
está reconocido por la especialidad, que no es una rareza ni una exclusividad sino, más bien
al revés, es una condición de alta prevalencia en todo el mundo.
Lo central como intervención dialéctica es aceptar y pedirles que ellas acepten algunos
aspectos de sí mismas tal como son en el momento y, simultáneamente, tratar de enseñarles
a aceptar el cambio de algunas conductas. Se construyen posiciones nuevas que toman
251
MENTE SABIA
Se recomienda a las pacientes observarse para detectar en qué área del esquema presentado
se encuentran en un instante dado. Al comienzo lo lograrán sólo en momentos de calma,
pero luego podrán conseguirlo en situaciones de crisis.
Se les prescribe no iniciar una conducta desde la mente emocional. La vieja receta de contar
hasta tres, hasta cien o hasta mil antes de actuar tiene plena validez. Generalmente las
conductas iniciadas desde la mente emocional causan más problemas y las llenan de nuevas
emociones perturbadoras, arrepentimiento, vergüenza, culpa, etc.
Reconocido el momento como emocional, identificada o no la emoción involucrada, se les
enseña algún recurso que baje la intensidad afectiva y logre la calma, lo mismo que muchas
veces consiguen a través de cortarse y ver correr su sangre. En pacientes en tratamiento,
durante una crisis se les permite comunicarse con el terapeuta individual, pero también se
usa el recurso de tomar cubos de hielo en cada mano hasta que la sensación sea intolerable.
Para entonces habrá disminuido la emoción que causó la crisis, rabia con mayor frecuencia,
y podrán optar por una conducta distinta que no implique lesionarse. O sea, se transfiere el
alivio que el cortarse y ver el sangramiento produce en estas pacientes por otro alivio,
derivado éste de una acción que no les dejará huellas de las cuales luego se avergüencen.
Así como les es difícil reconocer una emoción, les resulta complejo establecer qué hecho
causó la crisis. Debe enseñárseles cómo descubrirlo a través de análisis en cadena de todas
las situaciones y conductas, propias y del entorno, que rodearon la crisis: pensamientos,
sensaciones, acciones, omisiones, gestos, palabras etc.
253
Como toda sicoterapia y la farmacoterapia misma, la TCD actúa cambiando los modos de
funcionamiento del cerebro para conseguir conductas de mejor adaptación a través de la
práctica repetida. No es dable este logro en una única entrevista de urgencia, pero se puede
usar como elemento de explicación y comprensión de por qué se actúa de ciertas maneras.
Es útil mostrar también la respuesta fisiológica al estrés para ilustrar los diversos síntomas
físicos que estas pacientes padecen y tranquilizarlas sobre la inexistencia de problemas
reales, como por ejemplo en el caso de las crisis de pánico en que el corazón está sano a
pesar todo lo que experimentan en el tórax y en la región precordial. La imagen de un gato
engrifado es muy ilustrativa de cómo ellas se sienten.
En una primera entrevista hay que ser muy cuidadosos en el empleo de técnicas irreverentes
de comunicación en que el terapeuta estimula el cambio con estrategias como la paradoja,
expresando impotencia u omnipotencia, usando un tono confrontacional o acusando a la
paciente de estar “blufeando” ya que no se ha creado entre ellos un lazo firme que soporte
esa tensión y podrían sentir que se burlan de ellas.
Para lograr mejor comprensión de las explicaciones se recomienda la utilización de mitos,
cuentos, fábulas, leyendas, proverbios u otros recursos del lenguaje que paralelamente
consiguen una mayor permanencia en la retención de los contenidos. Desde luego el hecho
de que el médico sepa diagnosticar el cuadro, dé las explicaciones claramente, pueda
mostrar soluciones posibles y muestre firmeza en el abordaje, será bien recibido por las
pacientes.
A veces es recomendable que el especialista ayude puntualmente en la solución de
problemas específicos sin invalidar la capacidad de la propia paciente de resolverlos.
La hospitalización podría perpetuar un ciclo ya largo de internaciones previas que no han
tenido utilidad. En el caso de existir puntualmente una situación vital precisa que lo
justifique o una amenaza real de suicidio se podría considerar apropiado hospitalizar, pero
de no ser así, es preferible evitarlo.
Sería ideal que existieran diversos centros de tratamiento especializados en el manejo de
estas pacientes, sustentadas por cualquier teoría, con cualquier estrategia, para derivarlas
directamente, ya que el deambular entre instituciones sin lograr un tratamiento efectivo las
hace desesperanzarse.
255
A lo largo del libro creemos haber dado cuenta de los aspectos más importantes de la
Psiquiatría de urgencia, tanto para médicos generales como para especialistas.
Sin embargo, es importante describir algunas de las proyecciones futuras que la Urgencia
podría desarrollar e implementar para mejorar su entrega.
Algunas de ellas nos parecen que son necesarias ahora para el actuar efectivo de la acción
clínica.
De entre ellas la que más se destaca es la de la seguridad. Por seguridad entendemos tanto
la del paciente como del personal de salud. En este sentido, las Urgencias generales
deberían contar con personal entrenado en contención, acción destinada a controlar al
paciente sin dañarlo. Así mismo, para que ello pueda hacerse efectivamente es necesario
tener los elementos físicos, como por ejemplo, la chaqueta de contención.
A la par con lo anterior, el personal que atiende debe contar con apoyo policial que permita
controlar los pacientes que puedan venir armados o que intenten agredir con objetos
contundentes al personal. También estos debieran tener un seguro de vida o daños por
agresiones de parte de los pacientes.
Dado que las urgencias demandan agilidad y se trabaja bajo presión, la implementación de
un triage se torna indispensable: entendemos que esta acción de seleccionar a los pacientes
que consultan según su gravedad permite, por una parte, que el médico se aboque a lo más
grave y, por otra, que la persona que discrimina, frecuentemente una enfermera, pueda
resolver situaciones clínicas y administrativas más triviales.
En las acciones clínicas propiamente tales, es deseable poner en práctica nuevas terapias,
siguiendo la tendencia de la psiquiatría contemporánea: implementar una hospitalización
domiciliaria, en la que el médico de urgencia controla regularmente al paciente y va
decidiendo que acciones tomar dependiendo de la evolución del paciente, que puede ser
desde el aumento de dosis de fármacos hasta la internación en el Servicio, si es que el
paciente se agrava.
257
De acorde con lo anterior, también puede ser posible que la hospitalización, cuando tenga
lugar, pueda acortarse, permitiendo o favoreciendo la rápidas reintegración del paciente a
su medio habitual.
Un punto crítico en la línea de este tipo de manejos será el mejorar la capacidad de
resolución con aquellos pacientes que presenten patología médica que se supone puede
estar generando el cuadro psiquiátrico por el que consulta. La coordinación con equipos de
internistas y neurólogos, ya sea en la misma urgencia cuando se trata de hospitales
generales, o con otros hospitales cuando se refiere a urgencias especializadas. Hoy por hoy,
esto ocurre de la manera inversa, vale decir, con frecuencia nos solicitan evaluaciones de
pacientes suicidas que están hospitalizados en urgencias generales por su cuadro médico
secundario al acto suicida (por ejemplo, intoxicación por psicofármacos). A este respecto,
es interesante mencionar que la capacitación de personal de salud en técnicas y
procedimientos psiquiátricos no excluye la necesidad de contar con un especialista en la
Urgencia general. También la aplicación de terapias más potentes, como el uso de
Clomipramina endovenosa para el manejo de cuadros depresivos graves, en los cuales la
familia se muestra cooperadora y no desea hospitalizar a su familiar.
Sumado a lo anterior, actualmente se ha vuelto una necesidad el disponer de fármacos de
última generación como los antipsicóticos atípicos, que deberán usarse en casos
justificados, como por ejemplo en pacientes con mala tolerancia a los típicos o con una
agitación que ha respondido de manera insuficiente al control habitual y que no se desea
aumentar dosis de antipsicóticos típicos por el riesgo de impregnarlo.
La instalación de estas acciones deberá considerar la vigilancia de efectos adversos de los
fármacos de uso habitual en urgencia. Esto permitirá discriminar mejor perfiles de uso y
riesgo de las terapias. Sumado a esto, pero no por ello menos importante, será el disponer
de protocolos de acción para los distintos cuadros, que serán una referencia para el manejo
de los pacientes, que significa mayor seguridad y efectividad de nuestras acciones, así
como la protección que brinda en caso de demandas legales por parte de los pacientes o sus
familiares.
Para que lo anterior surta un efecto real, deberá acompañarse de la realización periódica de
auditoría de fichas, con el propósito de ver las acciones médicas y sus consecuencias, con
miras a mejorar la atención prestada.
258
La presión legal que está sufriendo el personal de urgencias no debiera impulsar a tomar
acciones destinadas a contrarrestarla: la capacitación en aspectos legales al personal de
salud, así como la difusión de los trastornos psiquiátricos y su manejo a todos aquellos que
se ven involucrados en estos actos, vale decir, carabineros, gendarmes y jueces.
La atención de urgencias se ve comprometida con otro error frecuente que es la iatrogenia.
Se ha afirmado que los urgenciólogos somos los que menos conocemos la historia natural
de las enfermedades psiquiátricas de nuestro pacientes, y creemos que es posible que así
sea en algunos casos. Esto sucede con la atención de pacientes con adicciones a
benzodiacepinas. La frecuente consulta y solicitud de fármacos orales o parenterales, a
veces incluso bajo amenaza de reclamo al Jefe del Servicio, nos hace rendirnos a la petición
para continuar atendiendo a los pacientes que se acumulan en la sala de espera. Sin
embargo, deberíamos tener presente que corremos el riesgo de cronificar aun más el
trastorno que aqueja al paciente. Esto es especialmente grave si pensamos que las
estadísticas de consultas de urgencia muestran que es una de las patologías que se ha
incrementado notablemente en la última década y pareciera que seguirá en ascenso.
De allí que el triage o el apoyo de un psicólogo pudiera ser apropiado para recabar más
antecedentes del caso y conocer el grado de motivación del paciente a tratarse, o coordinar
la derivación a un programa de tratamiento. Esto último podría ser de gran utilidad si se
obtiene el compromiso del paciente de hacerlo, pues permite entonces que, de seguir
consultando en la Urgencia, podemos eventualmente negar la medicación solicitada.
Un punto de la mayor importancia es que aun existe un arraigado prejuicio hacer de los
pacientes psiquiátricos: se les atribuye una agresividad mayor que la de las personas que no
los tienen, y en general, que son más difíciles de manejar. Por un lado, para el personal de
salud significan una presión indeseable en la Urgencia general, por otro, para las personas
que los llevan a consultar, como carabineros u otros, son complejos de manejar porque no
se sienten cómodos en el trato que debieran darles.
Si finalmente nos asomamos al futuro, podemos decir que se requiere la instalación de
nuevas formas de abordar las urgencias psiquiátricas. Una de ellas será la atención
telefónica de las personas en crisis. Se ha visto que estos servicios no necesariamente
requieren personal altamente especializado, sino dispuesto a un apoyo contenedor y con la
259
capacidad de discriminar cuando derivar, proceso que puede ser apoyado por personal
entrenado.
Así también, la atención domiciliaria constituye un avance significativo en el manejo de
estos pacientes. Algunos estudios han demostrado como la implementación de estas visitas
disminuye la consulta a urgencias y la hospitalización, al tiempo que en el mediano plazo
ahorra en los gastos de salud estatales.
Por otra parte, se hace imprescindible la educación a la población en el uso adecuado de los
servicios de urgencia, pues la excesiva demanda no justificada tiene como repercusión una
merma en la calidad de la atención otorgada por el personal que ellas trabajan. Esto debe ir
acompañado de atenuar el estigma de los profesionales que en este trabajamos en este
campo, pues se nos atribuye ignorancia en el ámbito médico general y particularidades en
nuestra personalidad, tales como conductas excéntricas o inestabilidad anímica.
Finalmente, nosotros deseamos contribuir a mejorar la calidad de nuestra atención,
capacitando a los que lo deseen, pero también reforzando nuestras destrezas profesionales.
De allí que creemos que la Urgencia psiquiátrica debe transformarse en una subespecialidad
de la medicina, dado el nivel de complejidad que ha alcanzado. Ello implica no sólo
manejarse con mayor destreza en el ámbito intrahospitalario, sino también hacia la
comunidad. En relación a este punto debemos destacar esfuerzos realizados recientemente
en este sentido:
Si recordamos que “una urgencia psiquiátrica es cualquier perturbación en el pensamiento,
sentimiento o en el accionar, para la que se necesita una intervención terapéutica
inmediata”, es fácil que nos demos cuenta que la incidencia se ha ido incrementando en los
últimos años. Por ejemplo, podemos citar el aumento de la violencia, la cada vez más
frecuente ingesta anormal de drogas provocadoras de adicción, incluido el alcohol, que
participa en el incremento de la agitación psicomotora, de las psicosis y las alteraciones en
el ámbito social. La aparición de crisis de pérdida de conocimiento, a veces totales y en
otras parciales en la vía pública en que no es claro su origen ni su desenlace, los intentos
suicidios, etc.
En cada uno de estos casos, el cuadro es pesquisado por terceras personas. A veces por
familiares, por compañeros de trabajo y en algunas ocasiones por el ciudadano común,
quien es testigo de una urgencia psiquiátrica, y acude a solicitar ayuda a Carabineros.
260
Así es como la fuerza pública tiene que concurrir en estos casos a brindar las primeras
atenciones, en otras ocasiones han sido los profesores en los colegios, también les ha
ocurrido a personal de investigaciones en el Aeropuerto o en alguna oficina aduanera y en
otras oportunidades ha tenido que ser el guardia de algún establecimiento comercial quien
ha tenido que resolver precozmente, una urgencia en esta área del comportamiento humano.
Un factor común existe en todos ellos. No poseen la capacitación necesaria para
responder efectivamente en estas situaciones. Cada uno hace lo que cree que es mejor, y a
veces se producen errores de manejo susceptibles de evitar. No es raro que esto ocurra,
puesto que pertenecen a otra área del quehacer humano. Ello hace necesario que la
Psiquiatría de Urgencia esté presente en estas personas, aunque sea en sus conceptos más
básicos.
En vista de esas consideraciones, Psiquiatras del Servicio de Urgencia del Instituto
Psiquiátrico Dr. José Horwitz, optaron por dictar, en dos oportunidades un curso de
Psiquiatría Básica a un grupo de más de 500 carabineros en formación y que serían
destinados a trabajar a diferentes ciudades de Chile, con la finalidad preventiva y de mejor
manejo de los cuadros que nos ocupan .La idea de los profesores encargados, era entregar,
de forma integrada, sencilla y didáctica, los conocimientos necesarios.
La iniciativa, llevada acabo en Marzo de este año fue todo un éxito, dado que a las personas
que le fueron dictadas las clases, con la supervisión de sus superiores, en un clima de
máximo respeto y deseos de conocimiento, tuvieron la oportunidad de conocer medidas,
para la prevención y adecuada conducta de manejo de las enfermedades psiquiatritas más
frecuentes.
Se entregaron conocimientos en los siguientes temas: Alcoholismo (beber anormal de
alcohol), Drogadicción, Demencias, Depresión e Intento Suicidio, Epilepsia, Psicosis y
Agitación Psicomotora y Trastornos de Personalidad Psicopática.
Con la enseñanza de estos temas, se piensa que se cubre en gran medida las emergencias
susceptibles de ver en la comunidad y que una institución de servicio público como
Carabineros, es necesario que conozca. Igual iniciativa debe planificarse con la Policía de
Investigaciones, profesores, guardias privados, en diferentes sectores del quehacer nacional.
261
ANEXO Nº 1
PSICOFARMACOS DE URGENCIA
262
263
264
265
266
267
268
269
ANEXO Nº 2
40000
35000
30000
25000
Consultorio
20000
Urgencia
15000
10000
5000
0
69 972 975 978 981 984 987 990 993 996 999 002 005 008
19 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2
270
ANEXO Nº 3
Se efectúa durante las 24 horas del día y todo el año, a personas afectadas que demanden
atención por afecciones clínicas psiquiátricas que pueden ser agrupadas en las siguientes
categorías::
Servicios Incluidos
Área Confort Pacientes y Familiares
NORMAS ESPECIALES:
Nuestros servicios están a disposición las 24 horas del día todo el año para:
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