Problemas Sociales Contemporáneos

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD UPN 284

LICENCIATURA EN INTERVENCIÓN EDUCATIVA

ANTOLOGÍA

PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS

PRIMER SEMESTRE

Asesores:
MTRO. JOSÉ DOMINGO HOYOS CANCHÉ
MTRA. MINERVA GUADALUPE LOZANO MORENO

Nuevo Laredo, Tamaulipas Septiembre 2021


ÍNDICE

PRESENTACION ............................................................................................................ 1
COMPETENCIA POR BLOQUE……………………………………………………………….2

Cultura y Sociedad (Anthony Giddens, 1997)...………………..…………………………….5


Estratificación y estructura de clases (Anthony Giddens, 1997) .................................... 29
El mundo en que vivimos (Sol Arquedas, 1997) ............................................................ 62
¿Qué es la globalización? (Estefanía Joaquín, 2003) ................................................... 72
Prólogo generacional (Estefanía Joaquín, 2003) ........................................................... 77
La historia se hace desde la cotidianidad (Hugo Zamelman, 2000)............................... 99
El conflicto termonuclear y las justificaciones tradicionales de la guerra
(Norberto Bobbio, 1997) .............................................................................................. 106
El problema de la cultura nacional (Guillermo Bonfil, 1997) ........................................ 116
¿Nuevos movimientos sociales? (Alain Touraine) ....................................................... 122
El final del desarrollo y las limitadas posibilidades de modernizacion en América Latina
(Ma. Dolores París, 1990) ........................................................................................ 139
Nuevos movimientos sociales: identidades restringidas (Ma. Dolores París, 1990) .... 146
¿A dónde va México? (Pablo González, 2000).............................................................161
PRESENTACIÓN

El curso de “Problemas sociales contemporáneos” se ubica en el primer semestre del plan


de estudios de la licenciatura en Intervención Educativa, en el campo del saber referencial;
forma parte de la etapa de formación inicial en ciencias sociales:

La competencia que el/la alumna deberá adquirir durante el desarrollo del curso será: que
identifique los principales problemas sociales contemporáneos, y establezca relaciones con
los elementos teórico metodológico, para que comprenda la realidad social y los problemas
que en ella emergen bajo el contexto de la globalización, así como en consideración de los
sujetos y los movimientos que convergen en la sociedad moderna.

En este sentido el curso está organizado en tres bloques temáticos:

BLOQUE I Perspectivas teóricas para el análisis de los problemas sociales

BLOQUE II Proceso de globalización de la sociedad contemporánea

BLOQUE III La sociedad global


¿Viejos problemas o nuevas demandas.

En cada uno de estos tres bloques se analizarán por separado algunas perspectivas teóricas,
para comprender y analizar los principales problemas contemporáneos.

Conviene precisar que la presente compilación de lecturas incorporadas en este volumen,


constituye la bibliografía básica sugerida en el programa indicativo para el desarrollo de
curso, conforma a los contenidos temáticos establecidos para cada uno de los tres bloque,
sin embargo, también existe la posibilidad de integrar nuevos materiales bibliográficos, que
enriquezcan y complementen esta compilación de textos.

Licenciatura en Intervención Educativa


Problemas Sociales Contemporáneos
Primer Semestre

1
BLOQUE I

o COMPETENCIA: Construye una nación de sociedad y reconoce las principales


características de la sociedad contemporánea; a partir de lo cual identifica algunas
perspectivas teóricas dominantes en el campo de la Ciencias Sociales, desde las
cuales se delimita el análisis de los problemas sociales y se ubica su relación con el
ámbito educativo

UNIDAD DE COMPETENCIA: RESULTADOS DEA PRENDIZAJE:


 Identifica y comprende la idea de sociedad.
Identifica y caracteriza la sociedad  Reconoce las principales características de la
contemporánea; así como algunas sociedad contemporánea.
perspectivas teóricas dominantes en el  Identifica distintas perspectivas teóricas de las
campo de las Ciencias Sociales, para Ciencias Sociales para analizar los problemas
delimitar el análisis de los problemas de la de la sociedad contemporánea.
sociedad contemporánea  Reconoce, reflexiona, compara y caracteriza la
sociedad como economía-mundo (sistema
mundo), como sistema complejo, como
estructura social, como sistema social, como
sociedad global.

EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE:
Organización de mesas redondas entre los alumnos del grupo para:
 Comprender la noción de sociedad.
 Problematizar y reconocer las características de la sociedad contemporánea.
 Reconocer distintas perspectivas teóricas.
 Identificar y comparar los distintos problemas que caracterizan a los diferentes tipos de sociedad.
o Exposición de argumentos precisos.
o Manejo claro de la teoría.

EVIDENCIAS DE DESEMPEÑO: CRITERIOS PARA LAS


 Escritos sobre la noción de sociedad y EVIDENCIAS:
sobre las principales características de la  Escritos conceptuales y descriptivos,
sociedad contemporánea. tanto de sentido común como
 Fichas bibliográficas y de trabajo. teóricos.
 Cuadros que sinteticen cada una de las  Fichero organizado alfabéticamente
perspectivas teóricas que analizan los por temas.
problemas sociales (económico, políticos,  Cuadro sintético y preciso; con ideas
históricos, culturales, educativos, etc.) principales y secundarias.
 Opinión sobre la realidad social y sobre  Escrito reflexivo y que reúna
los problemas que caracterizan a los características formales y contenidos
diferentes tipos de sociedad de fondo.
contemporánea

Universidad Pedagógica Nacional-Hidalgo

2
BLOQUE II

o COMPETENCIA: identifica, conoce y caracteriza, de manera crítica, solidaria y con


un fuerte compromiso social los principales problemas sociales contemporáneos;
dichos problemas los adscriben en el proceso histórico de Mundialización-
Globalización, así como en torno a los sujetos y movimientos sociales emergentes en
los campos de la cultura, económica, política, educación y medio ambiente.

UNIDAD DE COMPETENCIA: RESULTADOS DEA APRENDIZAJE:

Amplía su conocimiento sobre el proceso  Comprende el significado de la noción de


de Mundialización-Globalización que ha globalización.
caracterizado la construcción y  Reconoce y diferencia distintas metáforas sobre
transformación de la sociedad la globalización, desde las Ciencias Sociales.
contemporánea. Conforme a lo anterior, identifica las metáforas
DE: “economía”, “Fábrica Global”, “Aldea
Global”, “Nueva Babel”; “Nave Espacial”.

EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE:
Organización de debates y mesas redondas entre los alumnos del grupo para:
 Comprender la noción de globalización.
 Problematizar y reconocer las características de la globalización.
 Reconocer distintas perspectivas teóricas.
 Identificar y comparar los distintas metáforas sobre la globalización..
o Exposición de argumentos precisos y complementarlo con otro tipo de información
adicional
o Manejo claro de la teoría.

EVIDENCIAS DE DESEMPEÑO: CRITERIOS PARA LAS


EVIDENCIAS:
 Escritos sobre el significado de la noción  Escritos conceptuales y descriptivos,
de globalización, así como sobre el tanto de sentido común como
proceso de Mundializaciòn- teóricos.
Globalización.  Fichero organizado alfabéticamente
 Fichas bibliográficas y de trabajo. por temas.
 Mapa conceptual sobre las características  Mapa conceptual sintético y preciso;
de la globalización. con ideas principales y secundarias.
 Escritos sobre la características de las  crito descriptivo y comparativo.
distintas metáforas de a globalización

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

BLOQUE
III

o COMPETENCIA: identifica, conoce y caracteriza, de manera critica, solidaria y con


un fuerte compromiso social, los principales problemas sociales contemporáneos;
dichos problemas los adscriben en el proceso histórico de Mundializaciòn-
Globalización, así como en torno a los sujetos y movimientos sociales emergentes en
los campos de la cultura, económica, política, educación y medio ambiente.

UNIDAD DE COMPETENCIA: RESULTADOS DEA APRENDIZAJE:


Identifica, conoce y caracteriza los  Ubica distintos sujetos y movimientos sociales
principales problemas sociales emergentes en los campos de: la cultura, la
contemporáneos, signados tanto economía, la política, la educación, el medio
por el proceso de mundialización- ambiente, etc.
globalización, así como por Identifica, conoce y caracteriza distintos problemas
distintos sujetos y movimientos sociales contemporáneos, comprendidos tanto desde
emergentes en distintos campos de el contexto en diferentes campos de lo social. Entre
lo social. otros problemas se revisan: conflictos de guerra-paz;
imperialismo-terrorismo; salud-narcotráfico-
inseguridad; educación-analfabetismo diversos;
distribución desigual de la riqueza, incremento de la
pobreza y de la miseria, trabajo-desempleo, ética
social-inequidades de género; agresión al medio
ambiente; alimentos transgènicos, integración-
diversidad intercultural; violencia intrafamiliar-
violencia infantil, etc.

EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE:
Organización de presentaciones entre los alumnos del grupo para:
 Ubicar diferentes sujetos y movimientos sociales emergentes en distintos campos de lo social.
 Identificar, conocer y caracterizar distintos problemas sociales contemporáneos
o Exposición de argumentos precisos en debates, mesa redonda y/o coloquios.
o Invitación de especialistas que profundicen con ejemplificaciones de la vida social.
o Prever alternativas de solución y necesidades de intervención desde el ámbito educativo.

EVIDENCIAS DE DESEMPEÑO: CRITERIOS PARA LAS


EVIDENCIAS:
 Elaboración de trabajos creativos donde  Trípticos, carteles, caricaturas,
identifiquen y ubiquen las características documentales, etc. que aborden
de los principales problemas sociales de manera reflexiva problemas
contemporáneos, en el contexto de la sociales contemporáneos.
globalización.  Mapa conceptual sintético y preciso;
 Ensayo sobre las características de los con ideas principales y secundarias.
problemas sociales contemporáneos y las  Ensayo reflexivo y que reúna
necesidades de intervención desde el características formales y contenidos
ámbito educativo. Todo ello, desde el de fondo.
contexto de globalización, así como de los
sujetos y movimientos sociales
emergentes.
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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

GIDDENS, Anthony (1997). “Cultura y Sociedad”. En: Sociología.


México. Editorial Alianza, pp. 83-92.

Capítulo 2
Cultura y sociedad

GIDDENS Anthony “Cultura y Sociedad” en


Sociología
Ed. Alianza
México D.F., 1997
pp. 63-92
El encuentro de las culturas

Hace alrededor de medio siglo los habitantes de las islas del Pacifico Occidental empezaron
a construir elaborados modelos de aeroplanos de madera de grandes dimensiones, horas y
horas de paciente labor se emplearon en su construcción, aunque ninguno de ellos había
visto nunca un avión de cerca. Los modelos no estaban diseñados para el vuelo, eran de una
importancia vital par los movimientos religiosos dirigidos por los profetas locales. Los
líderes religiosos proclamaban que si se celebraban ciertos ritos, el «cargamento» caería del
cielo. El cargamento consistía en los bienes que habían traído los europeos a las islas para
su consumo propio. Entonces desaparecerían los blancos y los ancestros de los nativos
retomarían. Los isleños creían que como resultado de practicar con fe ritos iba a llegar una
nueva era en la cual disfrutarían de la riqueza material de los intrusos blancos manteniendo
sus modos de vida tradicionales (Worsley, 1970).
¿Por qué surgieron estos «cultos cargos»? Se originaron a raíz del enfrentamiento entre las
ideas y costumbres tradicionales de los isleños y los modos de vida introducidos a través de
la influencia occidental. La riqueza y el poder de los blancos no eran difíciles de apreciar, y
los isleños terminaron asumiendo que los misteriosos objetos volantes que apartarían las
riquezas de que disfrutaban los intrusos eran la fuente misma de tal riqueza. Desde el punto
de vista de los isleños era lógico intentar controlar los aviones por medios religiosos y
rituales. Al mismo tiempo estaban tratando de proteger y preservar sus propias costumbres
amenazadas por la llegada de los colonizadores.
El conocimiento que los isleños poseían de los modelos de comportamiento y de la
tecnología occidental era relativamente escasos; interpretaban las actividades de los
europeos en términos de sus propias creencias y de su posición en el mundo.
En ese sentido, sus reacciones eran similares en casi todas partes antes de la época
moderna. Incluso los habitantes de las grandes civilizaciones en el pasado eran vagamente
conscientes de los modos de vida de otros pueblos. Cuando los exploradores y los
marcadores occidentales viajaron por mar a zonas remotas del globo en los siglos XVI Y
XVII consideraban a aquellos con los que entraron en contracto como «bárbaros» o
«salvajes».

Primeros contractos con otras culturas

Los europeos que viajaron a las Américas en el siglo XV iban buscando gigantes amazonas
y pigmeos, la Fuente de la Eterna Juventud, mujeres cuyo cuerpo nunca envejecía y
hombres que vivían cientos de años. Las imágenes familiares de los mitos europeos

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
tradicionales les ayudaron a guiarse en los viajes emprendidos. Los indios americanos eran
vistos inicialmente como criaturas salvajes, más afines a los animales que a los seres
humanos. Paracelso, científico del siglo XVI, representó a América del Norte como un
continente poblado por criaturas que eran mitad hombre, mitad bestia. Ninfas, sátiros,
pigmeos y salvajes eran seres sin alma surgidos de la tierra de modo espontáneo. El obispo
de Santa Marte, en Colombia, Sudamérica, describía a los indios locales «no como hombres
sin mala racional, sino salvajes de los bosques, razón por la cual no podían poseer nunca
ninguna doctrina cristiana, ninguna virtud ni ningún tipo de aprendizaje» (Paguen, 1982,
p.23)
Por el contrario, los europeos que establecieron contacto con el Imperio chino durante los
siglos XVII de Inglaterra enviaron una misión comercial a China para promover el
intercambio comercial. A los visitantes «bárbaros» se les permitió establecer varios puestos
comerciales en China, así como beneficios de los lujos que el país pudiera proporcionares.
Los propios chinos, se les decía a los visitantes, estaban poco interesados en lo que los
europeos pudieran ofrecerles: «Nuestro Imperio Celestial posee todas las cosas en
abundancia y no carece de ningún producto dentro de sus fronteras. No hay, por tanto,
ninguna necesidad de importar las manufacturas de bárbaros extranjeros a cambio de
nuestros productos.» Una solicitud de permiso para enviar misioneros occidentales a China
encontró la respuesta: «La distinción entre chinos y bárbaros es escrita, y la petición de su
embajador de que sus bárbaros obtengan total libertad para expandir se religión no es en
modo alguno razonable» (Worsley, 1967, p.2)

El abismo entre Oriente y el Occidente era de tales dimensiones que cada uno tenía las
creencias más extrañas sobre el otro. Por ejemplo, incluso en época tan tardía como finales
del siglo XIX era ampliamente compartida en China la idea de que los extranjeros, y
particularmente los ingleses, morirían de estreñimiento si se viesen privados de ruibarbo.
Hasta hace dos siglos nadie poseía la «visión global» del mundo que ahora damos por
supuesto.

Uno de los primeros y más dramáticos encuentros entre occidentes y otras culturas ocurrió
en la tardía fecha de 1818. una expedición naval inglesa que iba en busca de un paso hacia
Rusia entre la isla Baffin y Groenlandia, dentro del circulo ártico, tuvo un encuentro
fortuito con los esquimales polares. ¡Hasta ese día los esquimales habían pensado que eran
los únicos habitantes del mundo!

El concepto de cultura

En este capítulo trataremos de la unidad y la diversidad de la vida y la cultura humana. El


concepto de cultura, junto al de sociedad, es una de las nociones más ampliamente
utilizadas en sociología. Cultura se refiere a los valores que comparten los miembros de
un grupo dado, a las normas que acatan y a los bienes materiales que producen. Los
valores son ideales, abstractos, mientras que las normas son principios definidos o reglas
que las personas deben cumplir. Las normas representan el «hazlo» y el «no lo hagas» de la
vida social. Así, la monogamia – ser fin a la pareja de un único matrimonio- es un valor
prominente en la mayoría de las sociedades occidentales. En otras muchas culturas se
permite que una persona tenga varias esposas o varios maridos simultáneamente. Las
normas de comportamiento en el matrimonio incluyen para con sus converges. En ciertas
sociedades, se espera que un esposo o una esposa mantengan una estrecha relación con sus
suegros; en otras, se espera que mantenga una marcada distancia respecto a ellos.

6
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Cuando utilizamos la palabra «cultura» en nuestra conversación cotidiana muchos piensan


en ella como equivalente a «los aspectos más elevados de la mente» -arte, literatura, música
y pintura. El empleo que de ella hacen los sociólogos incluye tales actividades, pero
también otras. Cultura se refiere a los modos de vida de los miembros de una sociedad o de
los grupos de la sociedad. Incluye el modo de vestir, sus costumbres matrimoniales y la
vida familiar, sus modelos de trabajo, las ceremonias religiosas y sus pasatiempos. Cubre
además los bienes que crean y que adquieren significado para ellos- arcos y flechas, arados,
fábricas y máquinas, ordenadores, libros, viviendas.

«Cultura» se distingue conceptualmente de «sociedad» pero existen estrechas conexiones


entre ambas nociones, una sociedad es un sistema de interrelaciones que conecta a los
individuos entre sí. Ninguna cultura podría existir sin sociedad. Pero, por la misma razón,
no puede haber una sociedad carente de cultura. Sin cultura no seriamos «humanos» en
absoluto, en el sentido en que normalmente empleamos dicho término. No tendríamos una
lengua con la cual expresáramos ni un sentido de autoconciencia, y nuestra habilidad para
pensar y razonar se vería notablemente limitada – como veremos a lo largo de este capítulo
y del capítulo 3 («Socialización y ciclo de vida»).

El tema central de este capítulo y del siguiente es la herencia biológico versus la herencia
cultural de la humanidad. Las preguntas relevantes son; ¿Qué es lo que distingue a los seres
humanos de los animales? ¿De dónde proceden nuestras características típicamente
humanas? Son preguntas cruciales para la sociología porqué sientan las bases de todo el
campo de estudio. Para responderlas deberemos analizar tanto lo que los seres humanos
tienen en común como las diferencias entre las distintas culturas.

Las variaciones culturales entre seres humanos están ligadas a los distintos tipos de
sociedad, y seguidamente estableceremos una comparación entre las principales formas de
sociedad que pueden identificarse tanto en el pasado como en el presente. A lo largo del
presente capítulo la atención se sentará en el modelo en que el cambio social ha afectado el
desarrollo cultural humano –concretamente desde los tiempos en que los europeos
empezaron a exportar sus modelos de vida alrededor del mundo.

La especie humana

A pesar de los enfrentamientos y los malentendidos que se produjeron, la creciente


intrusión de los occidentales en otras partes del globo permitió comprender, de forma
gradual, lo que los seres humanos comparten en cuanto especie, así como las variaciones en
la cultura human (Hirst y Wolley, 1982). Charles Darwin, pastor de la iglesia de Inglaterra,
publico su obra El origen de las especies en 1859, después de dos viajes alrededor del
mundo a bordo del Beagle de Su Majestad la Reina. Partiendo de sus detalladas
observaciones de las distintas especies animales. Darwin elaboró una visión del desarrollo
de los seres humanos y de los animales muy distinta de las mantenidas hasta entonces.
Como hemos visto, no era infrecuente en esa época que la gente creyera en seres mitad
bestia mitad hombre, pero los hallazgos de Darwin dichas posibilidades quedaron
completamente descartadas. Darwin aspiraba a encontrar una continuidad de desarrollo
entre los animales y los seres humanos. Según él, nuestras características humanas
emergieron de un proceso de cambio biológico que se remonta a los orígenes de la vida en
la Tierra, hace más de tres mil millones de años. La visión que Darwin tenía de los

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
humanos y de los animales era para muchos más difícil de aceptar incluso que aquella de
las criaturas mitad bestia mitad hombre. Puso en acción una de las teorías más persuasivas,
de la ciencia moderna: la teoría de la evolución.

Evolución

Según Darwin, el desarrollo de la especie humana se produjo como resultado de un proceso


aleatorio. En muchas regiones, incluida la cristiana, se considera que los animales, por
contraste, concibe el desarrollo de las especies animales y humanas como desprovisto de
intencionalidad. La evolución es resultado de lo que Darwin llamó selección natural. La
idea de la selección natural es sencilla. Todos los seres orgánicos necesitan alimentos y
otros recursos, tales como protección frente a las inclemencias del tiempo, para subsistir,
pero no existen suficientes recursos para mantener a todos los tipos de animales que existen
en un momento dado, ya que su prole es más extensa que la que el medio es capaz de
alimentar. Los mejor adaptados al medio sobrevivieron, mientras que otros, menos capaces
de soportar sus adversidades, parecen. Algunos animales son más inteligentes, más rápidos
o tienen un mayor alcance visual que otros. En la lucha por la supervivencia poseen ventaja
sobre los menos dotados. Viven más tiempo y son capaces de procrear, transmitiendo sus
cualidades a las generaciones siguientes. Ha sido «elegidos» para sobre vivir y
reproducirse.

Existe un proceso continuo de selección natural debido al mecanismo biológico de la


mutación. Una mutación es un mecanismo casual que altera las características de algunos
individuos de una especie. La mayor parte de las mutaciones son o bien perjudiciales o bien
inútiles en términos de su valor para la supervivencia, pero algunas proporcionan al animal
una ventaja competitiva sobre los demás: los individuos que poseen los genes mutantes
tendrán a sobrevivir a expensas de lo que carecen de ellos. Este proceso explica tanto los
cambios menores dentro de una especie como los grandes cambios que llevan a la
desaparición de especies enteras. Por ejemplo, hace muchos millones de años aparecieron
reptiles gigantes en diversas regiones del mundo. Su tamaño se convirtió en un handicap,
mientras que los cambios que sufrieron otras especies menores les proporcionaron
capacidades adaptativas superiores. Los primeros ancestros de los humanos se encontraban
entre estas especies con una mayor capacidad adaptativa.
Aunque la teoría de la adaptación ha sufrido modificaciones desde la época de Darwin, lo
esencial del planteamiento darviniano aún sigue siendo ampliamente aceptado. La teoría
evolucionista nos permite adquirir un conocimiento claro sobre el surgimiento de las
diferentes especies y de sus relaciones entre sí.

Seres humanos y simios

Hoy en día está generalmente admitido el hecho de que la vida tuvo su origen en los
océanos. Hace unos cuatrocientos millones de años aparecieron las primeras criaturas
terrestres. Algunas de ellas evolucionaron hasta convertirse en grandes reptiles, y fueron
más tarde desplazadas por los mamíferos. Los mamíferos son criaturas de sangre caliente
que se reproducen mediante intercambio sexual. Aunque los mamíferos en de un tamaño
mucho mayor que los grandes reptiles, eran más inteligentes y más hábiles. Los mamíferos
tienen una mayor capacidad de aprendizaje por medio de la experiencia que otros animales,
y esta capacidad ha alcanzado su máximo desarrollo en la especie humana. Los seres
humanos pertenecen a un grupo de mamíferos superiores, los primates, que tuvieron su

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
origen hace unos setenta millones de años.

Nuestros parientes más cercanos entre las especies animales son el chimpancé, el gorila y el
orangután. Se dice que, al conocer el contenido del discurso sobre la evolución de Darwin,
la esposa del obispo de Worcester dijo: «¿Descendientes de los monos? Querido, esperemos
que no sea cierto. Pero si fuera cierto, esperamos que la noticia no se difunda.» Como
muchos otros desde entonces, la dama mal interpretó lo que la evolución implica. Los seres
humanos no somos descendientes de los monos; los humanos y los monos han
evolucionado a partir de grupos de especies ancestrales mucho más primitivas que vivieron
hace mucho millones de años.

Los antepasados de los seres humanos fueron primates que caminaban en posición-erguida
y que tenían un tamaño aproximado al de los actuales pigmeos. Su cuerpo era
probablemente poco peludo, pero en otros aspectos se parecía más a los monos que a los
humanos. Otros tipos de homínidos (seres pertenecientes a la familia humana) existieron
entre ese período y el surgimiento de la especie humana como la conocemos hoy. Los seres
humanos con una apariencia idéntica a la actual en todos los sentidos aparecieron hace unos
cinco mil años. Existe una evidencia clara de que el desarrollo cultural precedió a, y
probablemente conformó, la evolución de las especies humanas. Es prácticamente seguro
que el empleo de herramientas y el desarrollo de formas de comunicación más o menos
elaboradas, junto con la formación de comunidades sociales, desempeño un papel central en
el proceso evolutivo. Ofrecía unos valores de supervivencia mucho mayores para los
ancestros de la especie humana que para otros animales. Los grupos que los poseían eran
capaces de dominar su medio de un modo más eficaz que aquellos que carecían de dichos
instrumentos. Sin embargo,, con el surgimiento de la especie humana el desarrollo cultural
propiamente icho se intensificó.

Debido a las líneas paralelas de desarrollo, la especie humana y otros primates comparten
una serie de características. La estructura física del cuerpo humano es similar en casi todos
los aspectos a la de los monos. Al igual que los seres humanos, los monos tienden a vivir en
grupo sociales, poseen cerebros proporcionalmente grandes al tamaño del cuerpo y
atraviesan por un periodo en el que las crías dependen de los adultos.

Sin embargo, los seres humanos difieren apreciablemente de sus parientes más cercanos.
Los seres humanos tienen una posición erguida, mientras que los monos están encorvados.
El pie humano difiere notablemente de la mano, mientras que en la mayor parte de los
monos ambos se asemejan. El cerebro humano es considerablemente mayor, en relación al
cuerpo, que el cerebro de los monos más inteligentes. Mientras que el periodo de
dependencia infantil entre los animales superiores es de dos años o menos, en los seres
humanos se prolonga hasta siete u ocho años.

Naturaleza y ambiente

Sociobiología

Aunque reconocieron la continuidad evolutiva entre los animales y los humanos, hasta hace
poco la mayoría de los biólogos tendían a sobre valorar las cualidades distintas de la
especie humana. Los sociobiólogos que ven un estrecho paralelismo entre el
comportamiento humano y animal han desafiado esta postura. El término sociobiologìa

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
proviene de los criterios del norteamericano Edward Wilson (Wilson, 1975, 1978). Se
refiere a la aplicación de principios biológicos a la explicación de las actividades sociales
de todos los animales sociales, incluyendo a los seres humanos. Según Wilson, muchos
aspectos de la vida social humana se basan en nuestro componente genético. Por ejemplo,
algunas especies animales han elaborado rituales de cortejo pos los que se llega a la unión
sexual y a la reproducción. El cortejo y el comportamiento sexual humanos, según los
sociobiólogos, implican por lo general rituales similares, basados asimismo en
características innatas. En la mayor parte de las especies animales, por poner un segundo
ejemplo, los machos son de mayores tamaños y más agresivos que las hembras, y tienden a
dominar al «sexo débil». Tal vez los factores genéticos expliquen por qué en todas las
sociedades humanas que conocemos los hombres tienden a ocupar posiciones de mayor
autoridad que las mujeres. Un modo en el que los sociobiólogos han intentado aclarar las
relaciones entre los sexos ha sido a través del concepto de «estrategia reproductiva» La
estrategia reproductiva es un patrón de comportamientos, adquirido por medio de la
selección evolutiva, que favorece las oportunidades de supervivencia de la descendencia.
La inversión en célula reproductiva del cuerpo de la mujer es mucho mayor que la del
hombre. En consecuencia las mujeres no malgastarán esa inversión y no serán inducidas a
mantener relaciones sexuales con muchos compañeros, los hombres tienden a la
promiscuidad. Su deseo de mantener relaciones sexuales con muchas compañeras es una
sólida estrategia desde el punto de vista de las especies; cumplen, su función, que es la de
maximizar la probabilidad de fecundación, y continúan con otros asuntos. Se ha sugerido
que, de esta forma, podemos explicar las diferencias en el comportamiento y en las
actitudes de hombres y mujeres y dar cuenta de fenómenos tales como la violación.

Las dudas que han despertado estas ideas han sido ampliamente debatidas en los últimos
años (Sahlins, 1976; Kitcher, 1985). Pero aún no se han resuelto. Los científicos se dividen
en dos campos, dependiendo en cierta medida de su educación. Los autores que se inclinan
por la perspectiva sociobiológica se han formado con más frecuencia en la biología que en
las ciencias sociales, mientras que la gran mayoría de los sociólogos y antropólogos se
muestrean escépticos ante las afirmaciones de la sociobiologìa. Probablemente su saber
acerca de las bases genéticas de la vida humana sea escaso, y, o mismo ocurra con los
biólogos en cuanto a la investigación sociológica y antropológica. Cada una de las partes
encuentra dificultades para comprender en todas sus dimensiones la fuerza de los
argumentos propuestos por la otra parte.

Algunas de las pasiones que desató en el pasado el trabajo de Wilson se encalmado, y ahora
parece posible realizar una apreciación razonable. La sociobiologìa es importante- pero más
respecto a lo que ha mostrado de la vida de los animales que por lo que ha demostrado
sobre el comportamiento humano. Combinados con los estudios de los etólogos (biólogos
que llevan a cabo «trabajo de campo» en grupos animales, más que estudiar a los animales
en circunstancias artificiales como zoos o laboratorios), los sociobiólogos han sido capaces
de demostrar que muchas especies animales ejercen una considerable influencia sobre los
miembros individuales de la especie. Por otro lado, existe escasa evidencia que demuestre
que la herencia genética controla formas complejas de la actividad humana. Las ideas de los
sociobiólogos sobre la vida social humana son, por ello, meramente especulativas. Por
ejemplo, muchos rechazan la interpretación del comportamiento sexual humano dada
anteriormente. Ho hay modos –afirman- en que pueda ser demostrada. Además, no solo los
hombres son promiscuos y, si observamos el comportamiento sexual en las sociedades
modernas, en las que las mujeres son mucho más libres de escoger sus compromisos

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
sexuales que antes, por término medio tienen tantos asuntos como los hombres. Incluso si la
generalización fuera correcta, existen muchos factores psicológicos, sociales y culturales
que podrían explicarla. Por ejemplo, los hombres ostentan mayor poder en la sociedad; en
su búsqueda de muchas compañeras podrían estar llevados por el deseo de ejercer ese poder
y mantener a las mujeres bajo su total control.

« La evolución te ha sentado bien. Sid.»


Ilustración de Lorenzo. © 1980 The New Yorker Magazinje

Instintos

La mayor parte de los biólogos y los sociólogos comparten la idea de que los seres
humanos no tienen «instintos» Tal afirmación contradice no sólo la hipótesis de la
sociobiologìa, sino también lo que la gran mayoría de la gente corriente cree. ¿No es cierto
que existan numerosas cosas que hacemos de un modo instintivo? Si alguien da un golpe.
¿No parpadeamos o nos asustamos?
¿De hecho, éste no constituye un ejemplo de instinto si el término instinto se emplea con
precisión. Para la biología y la sociología, un instinto es un modelo complejo de
comportamientos determinado genéticamente. Los rituales de cortejo de muchos de los
animales inferiores son instintivos en el sentido aludido. El espinoso un pequeño pez de
agua dulce), por ejemplo, tiene un complicado sistema de rituales que deben ser cumplidos
tanto por el macho como por la hembra para que se produzca el apareamiento (Tinbergen
1974). Cada pez produce una elaborada serie de movimientos, a los que responde el otro,
dando lugar a una compleja «danza de apareamiento». Se trata de una configuración
genética para el conjunto de la especie. Un guiño o un rápido movimiento con la cabeza
como respuesta espontánea y anticipada a un golpe es un movimiento con la cabeza como
respuesta espontánea y anticipada a un golpe es un acto reflejo y no un instinto. Es una
respuesta simple, no un modelo elaborado de comportamiento. Esto no se mira como
«instinto» en sentido técnico.

Los seres humanos nacen con una serie de reflejos básicos del tipo de la reacción de guiñar
el ojo, la mayor parte de los cuales parecen tener un valor de supervivencia evolutivo: Los
bebés humanos, por ejemplo, chupan un chupete o cualquier otro objeto similar. Un niño
pequeño alza los brazos en busca de apoyo cuando pierde repentinamente el equilibrio, y
retira la mano bruscamente cuando toca una superficie muy caliente. Obviamente, cada una
de estas reacciones es útil para adaptarse al medio.

Los seres humanos poseen además una serie de necesidades biológicas. Nuestra necesidad
de alimento, bebida, sexo y de mantener cortos niveles de temperatura corporal poseen una
base biológica. Pero el modo en que estas necesidades se satisfacen o se manejan varían
enormemente entre –y dentro- de las distintas culturas.
Por ejemplo, todas las culturas tienden a poseer algún tipo de comportamiento
estandarizado de cortejo. En tanto esto se relaciona con la naturaleza universal de las
necesidades sexuales, su expresión en diferentes culturas –incluyendo el acto sexual en sí
mismo- varían enormemente. La posición común del acto sexual en la cultura occidental es
con la mujer tumbada boca arriba y el hombre encima de ella. Esta posición resulta absurda
en otras sociedades, en las que más probablemente se efectuará el acto yaciendo
lateralmente, o con la mujer encima del hombre, o el hombre contra la espalda de la mujer,
o en otras posiciones. Los modos por los que la gente busca satisfacer sus necesidades

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
sexuales responden, por tanto, a un aprendizaje cultural y no a una determinación biológica.
Sin embargo, los humanos son capaces de dominar sus necesidades biológicas por una serie
de medios que no parecen tener paralelo entre los animales. Los místicos religiosos son
capaces de ayunar durante largos períodos. Los individuos pueden elegir pertenecer solteros
durante parte o la totalidad de su vida adulta. Todos los animales, incluyendo a los seres
humanos, muestran una tendencia hacia la autoconservación, pero, a diferencia de otros
animales, los humanos pueden actuar deliberadamente en contra de esa tendencia,
arriesgando sus vidas haciendo montañismo u otras arriesgadas hazañas, incluso
suicidándose.

Diversidad cultural

La diversidad de la cultura humana es asombrosa. Los valores y las normas de


comportamientos varían enormemente de una cultura a otra, y a menudo contrastan
notablemente con lo que los habitantes de las sociedades occidentales consideran «normal»
Por ejemplo, en Occidente actualmente se considera que el asesinato deliberado de bebés y
niños constituye uno de los peores crímenes. Pero en la cultura china tradicional a menudo
se estrangulaba a las niñas al nacer porque se consideraba un lastre más que una ventaja
para la familia.

En Occidente comemos ostras y no gatitos o cachorros de perro, pero éstos constituyen


auténticas exquisiteces en algunas partes del mundo. Los judíos no comen cerdo, mientras
que los hindis comen cerdo, pero rechazan la carne de vaca. Para los accidentales basarse es
una manifestación normal del comportamiento sexual, pero en otras muchas culturas dicha
práctica es desconocida o se techa de desagradable. Todos estos rasgos distintos del
comportamiento son aspectos parciales de amplias diferencias culturales que distinguen
unas sociedades de otras.
Las sociedades pequeñas (como las sociedades «de cazadores y recolectores», que serán
tratadas más adelante en este capítulo) tienden a ser culturalmente uniformes, mientras que
las sociedades industrializadas son culturalmente diversas, e incluyendo numerosas
subculturas distintas. En las ciudades modernas, por ejemplo, existen muchas
comunidades sub-culturales que viven unas de otras, por ejemplo, en algunas áreas del
centro de Londres existe actualmente muchos agrupamientos sub-culturales: indios
occidentales, pakistaníes, indios, bangladeshianos, italianos, griegos y chinos. Todos ellos
pueden tener sus propios territorios y modos de vida.

Identidad cultural y etnocentrismo

Toda cultura contiene sus propios modelos de comportamiento, los cuales resultan extraños
para aquellos con otro bagaje cultural. Podemos tomar como ejemplo a los Onacirema,
grupo descrito en una célebre investigación de Horace Miner (1956), Miner concentró su
atención en los elaborados rituales corporales que acompañan a la ceremonia matrimonial
entre los Onacirema, rituales de extrañas y exóticas características. Su descripción merece
ser citada en toda su extensión:

La creencia fundamental que subyace a todo el sistema parece ser que el cuerpo humano es feo y
que su tendencia natural es hacia debilitamiento y la enfermedad. Encarcelado en este cuerpo, la
única esperanza del hombre es poder apartarse de estas características mediante el uso de las
poderosas influencias del ritual y de la ceremonia. Cada hogar tiene uno o más altares dedicados a

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
este fin [...] El lugar central del altar lo ocupa una caja o cofre construido en la pared. En este cofre
se guarda numerosos amuletos y pociones mágicas sin los que ningún nativo cree poder sobrevivir.
Estas preparaciones las elaboran diversos especialistas. Los más poderosos son los curanderos, cuya
asistencia debe recompensarse con múltiples regalos. Sin embargo, los curanderos no proporcionan
las pociones curativas a sus clientes, sino que deciden sobre los ingredientes y luego los escriben en
una lengua antigua y secreta. Esta escritura la comprenden únicamente los curanderos y los
herbolarios, quienes, a cambio de otro regalo, proporcionan los amuletos necesarios [...] .
Los Onacirema sienten al mismo tiempo un horror casi patológico y una gran fascinación por la
boca, cuya condición se cree que tiene una influencia sobrenatural en todas las relaciones sociales.
Si no fuera por los rituales de la boca creen que se les caerían los dientes, que sus encías sangrarían,
que la mandíbula se reducirían, que sus amigos les abandonarían y que sus amantes les rechazarían.
Creen también que existe una fuerte relación entre las características orales y morales. Por ejemplo,
existe unja ablución de la boca de los niños que se supone mejora su fibra moral.
El ritual corporal cotidiano general incluye un rito bucal. Además de ser sumamente puntillosos con
el cuidado de la boca, este rito conlleva una práctica que resulta repulsiva para el no iniciado. Me
contaron que el ritual consiste en insertar una pequeña brocha de pelo de perro en la boca, junto con
ciertos polvos mágicos, y en mover la brocha con una serie de gestos formales. (Miner, 1956, pp.
503-4)

¿Quiénes son los Onacirema y en qué parte del mundo viven? Usted mismo podrá responder a esta
pregunta e identificar la naturaleza de los rituales corporales descritos, simplemente deletreando
«Onacirema» de atrás hacia delante. Prácticamente todas las actividades cotidianas parecerán
extrañas si son descritas fuera de contexto, en lugar de verse como parte del modo de vida total de
un pueblo. Los rituales de aseo occidentales no son más ni menos extraños que las costumbres de
cualquier grupo del Pacifico que se sacan los dientes frontales con el fin de embellecerse, o de
ciertas tribus sudamericanas que se introducen aros en los labios para resultar más protuberantes, ya
que creen que ello realza su atractivo.
No podemos entender estás prácticas y creencias separadamente de las culturas más amplias de las
que forman parte. Una cultura ha de estudiarse a partir de sus propios significados y valores- un
presupuesto clave de la sociología. Los sociólogos se esfuerzan por eludir el etnocentrismo, el cual
consiste en juzgar otras culturas con los criterios propios. Dado que las culturas humanas son tan
variadas no resulta sorprendente que aquellos que provienen de una cultura encuentren dificultad a
la hora de aceptar las ideas o el comportamiento de los habitantes de otras culturas. El ejemplo del
«culto cargo» que iniciaba este capítulo ilustra la dificultad de una cultura para desenvolverse
dentro de otra distinta. En sociología, tenemos que asegurarnos de que nos deshacemos de nuestros
antifaces culturales para así poder ver los modos de vida de otros pueblos sin prejuicios.

Universidades culturales

Dentro de la diversidad del comportamiento cultural humano existen cubiertos rasgos. Cuando éstos
se encuentran en todas, o prácticamente todas, las sociedades reciben el nombre de universales
culturales. No existe ninguna cultura conocida sin una lengua gramaticalmente compleja. Todas las
culturas poseen alguna forma reconocible de sistema familiar, en el cual existen valores y normas
asociados al cuidado de los niños. La institución del matrimonio es un universal cultural, así como
también lo son los rituales religiosos y los derechos de propiedad. Además, todas las culturas tienen
alguna forma de prohibición del incesto –la proscripción de relaciones sexuales entre parientes
cercanos, como padre e hija, madre e hijo o hermano y hermana. Los antropólogos han identificado
toda una variedad de universales culturales –incluyendo la existencia del arte, la danza, el adorno
corporal, los juegos, el regalo, la diversión y las reglas de higiene (Murdock, 1945).
Debido a las numerosas variaciones existentes dentro de cada categoría, puede decirse que hay
manos universales de los que parecen deducirse de la lista anterior. Consideremos, por ejemplo, la
prohibición del incesto. Lo que se entiende por incesto en diferentes culturas varía

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
considerablemente. En la mayor parte de los casos se considera incesto a las relaciones entre
miembros de la familia inmediata, pero para numerosos pueblos ésta incluye a primos y, en algunos
casos, a todo aquel que lleve el mismo apellido. Han existido sociedades en las que se ha permitido,
al menos a una pequeña proporción de la población, ejercer prácticas incestuosas. Fue el caso, por
ejemplo, de la clase dominante en el antiguo Egipto.

Lenguaje

Nadie discute el hecho de que la posesión del lenguaje es uno de los atributos culturales humanos
más distintivos, común a todas las culturas (aunque se hablen muchos miles de lenguas diferentes
en el mundo). Los animales se pueden comunicar entre sí, pero ninguna especie de animal posee un
lenguaje desarrollado. Ciertos primates superiores pueden desarrollar habilidades lingüísticas, pero
solamente de un modo muy rudimentario. A uno de los más famosos chimpancés que la sociología
haya conocido, Washoe, se le enseño un vocabulario de más de cien palabras utilizando el lenguaje
de signos para sordo (Gadner y Gardner, 1969, 1975). Washoe también sabía construir unas cuantas
frases rudimentarias. Por ejemplo, podía decir «Ven abrazo-quiere perdón perdón», que significa
que quería disculparse por haber hecho algo que no debía.

Los experimentos llevados a cabo con Washoe fueron mucho màs satisfactorios que los realizados
con otros chimpancés, de ahì la fama de Washoe en la literatura sociología. Sin embargo, Washoe se
mostró incapaz de retener cualquier regla gramatical y de enseñar a otros chimpancés lo que sabía.

Incluso después de varios años de instrucción su capacidad lingüística estaba muy por debajo de la
de un niño de dos años. Todo adulto competente en el empleo de la lengua tienen un vocabulario de
miles de palabras y es capaz de combinarlas según reglas de una complejidad tal que los lingüistas
emplean toda su carrera intentando encontrar cuáles son.

Habla y escritura

Todas las sociedades utilizan el habla como vehículo del lenguaje. Sin embargo, existen sin
duda otros modos de «transmitir» o «expresar» el lenguaje; sobre todo, la escritura. La
invención de la escritura marcó un cambio radical en la historia del hombre. Comenzó
siendo el dibujo de listas. Se hacìan marcas en madera, arcilla o piedra `para dejar
constancia de hechos significativos, objetos o personas. Por ejemplo, una marca, o en
ocasiones un dibujo,. Para representar los campos que poseía una familia o un grupo de
ellas (Gelb, 1952). La escritura comenzó siendo un medio de almacenar información,
íntimamente ligado a los requisitos administrativos de los antiguos estados y civilizaciones
(este tema será tratado en detalle más adelante en este mismo capìtulo). Una sociedad que
posee escritura puede «situarse a sí misma » en el tiempo y el espacio. Es posible
almacenar los documentos que dan cuenta del pasado, así como reunir información sobre
los hechos y las actividades del presente.

La escritura no es simplemente la plasmación del habla en papel o en cualquier otro


material duradero. Constituye un fenómeno de interés en sí mismo. Los documentos o
textos escritos poseen cualidades en parte distintas de la palabra hablada. El impacto del
habla está siempre y por definición al contexto en el cual se pronuncia. Las ideas y las
experiencias se pueden transmitir de una generación a otra en culturas sin escritura, pero
sólo si se repiten con regularidad y se transmiten oralmente. Por otro lado, los textos
pueden perdurar durante miles de años. Y a través de ellos el pasado puede llegar hasta
nosotros, en cierto sentido, «directamente». Esto explica por qué la investigación documental es
tan importante para los historiadores. Interpretando los textos legados por las generaciones pasadas

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
los historiadores tratan de reconstruir sus vidas. Los textos bíblicos, por ejemplo, construyen un
documento imprescindible de la historia occidental durante los últimos dos mil años. Aún podemos
leer y admirar las obras de los grandes dramaturgos de la antigua Grecia.

Semiótica y cultura material

Los símbolos que utilizan el habla y la escritura constituyen la vía principal por la que se
construyen y expresan los significados culturales, pero no son la única. Tanto los objetos
materiales como los distintos aspectos del comportamiento pueden emplearse para generar
significados. Los estilos de vestir, por ejemplo, ayudan normalmente a marcar las
diferencias entre sexos. En nuestra cultura hasta hace relativamente poco las mujeres solían
vestir falda y los hombres pantalones. En otras culturas ocurre lo contrario: las mujeres
visten pantalones y los hombres falda.
El análisis de los sistemas semióticos –significados culturales no verbales- abre un campo
fascinante para la sociología y la antropología. El análisis semiótico puede resultar muy útil
al comparar distintas culturas. El hecho de que los significados culturales sean simbólicos
no permite contrastar el modo en que se estructuran las diferentes culturas. Por ejemplo, los
edificios de las ciudades no son simplemente lugares en los que la gente vive y trabaja. A
menudo poseen un carácter simbólico. En las ciudades tradicionales el templo o iglesia
principal estaba generalmente situado en terreno elevado o próximo al centro de la ciudad.
Simbolizaba la influencia todopoderosa que se suponía a la región sobre la vida de las
personas.
Es obvio que la cultura material no es sólo simbólica, sino que también es vital para
satisfacer las necesidades físicas –en forma de herramientas o de tecnología empleada para
obtener alimentos, construir armamento, construir hogares, etc. Las variaciones en la
cultura material aportan los principales medios de clasificación de los distintos tipos de
sociedades a lo largo de la historia, pues el modo en que las personas se organizan para
satisfacer sus necesidades básicas influye en casi todos los demás aspectos de la cultura.
Pasamos ahora a establecer una comparación entre las diversas formas que adopta la
sociedad humana.

Tipos de sociedad premoderna

Los exploradores, los comerciantes y los misioneros que viajaron durante la gran época de
los descubrimientos en Europa se encontraron con gentes muy distintas. Como ha señalado
el antropólogo Marvin Harris:

En algunas regiones –Australia, el Ártico, los cabos del sur de Sudamérica y África- se encontraron
con grupos que aún como los antepasados europeos de la era de piedra olvidados hace mucho
tiempo, esparcidos por enormes territorios, con una movilidad geográfica constante, viviendo
completamente de la caza de animales y de la recolección de plantas salvajes. Estos cazadores
recolectores parecían pertenecer a una especie extraña y amenazada. En otras regiones –los bosques
del este de Norteamérica, las selvas de Sudamérica y el este de Así- encontraron poblaciones mas
densas que normalmente habitaban en poblados más o menos pertenecientes, que vivían del cultivo
y la ganadería y que estaban compuestas de una o dos grandes estructuras comunales, pero también
en ellas las armas y las herramientas eran reliquias de la prehistoria.
El resto de lo que encontraron los exploradores fueron estados e imperios completamente
desarrollados, liderados por déspotas y clase gobernantes y defendidos por ejercicios permanentes.
Eran grandes imperios, con sus ciudades, monumentos, palacios, templos y tesoros, los que habían
atraído a Marco Polo y a Colón al otro lado del océano en un primer momento. Estaba China: el
mayor imperio del mundo, un vasto y sofisticado reino cuyos líderes despreciaban a los «bárbaros

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
de rostro rojo» que suplicaban en nombre de débiles reinos más allá de los confines del mundo
civilizado. Y estaba la India: una tierra donde se veneraba a las vacas y donde las desigualdades
cargas de la vida se repartían de acuerdo a lo que cada alma había merecido en su encarnación
previa. Y después estaban los estados e imperios nativos americanos, un mundo en sí mismos, cada
uno con sus artes y religiones distintas. Los incas, con sus grandiosas fortificaciones de piedra, los
puentes voladizos, elaborados graneros y una economía estatal, los aztecas, con sus dioses sedientos
de sangre y alimentos a basar de corazones humanos y su búsqueda incesante de nuevos sacrificios.
(Harris, 1978, pp. 13-14)

Esta aparentemente ilimitada variante de sociedades premodernas puede agruparse en tres


grandes tipos, a los cuales se hace referencia en la descripción de Harris. Cazadores y
recolectores (a los que se refiere Harris), sociedades agrarias y pastorales más amplias (que
incluyen la agricultura e el cuidado de animales domésticos) y las civilizaciones no
industriales o estados tradicionales. Examinamos a continuación las principales
características de cada uno de ellos.

Tipos de sociedades humanas

Sociedades cazadoras y recolectoras

Constatan de un reducido número de personas que vive de la caza, la pesca y la recolección


de plantas comestibles. Existen pocas desigualdades en estas sociedades; las diferencias de
rango o posición se limita a la edad y sexo.

Desde hace 50.000 años hasta la actualidad, aunque se encuentran al borde de la


desaparición total.

Sociedades agrarias

Sociedades basadas en pequeñas comunidades rurales que viven de la caza, la pesca y la


recolección de plantas comestibles, sin pueblos o ciudades. El modo principal de ganarse la
vida es mediante la agricultura, a menudo suplementada por la caza y la recolección. Estas
sociedades están marcadas por desigualdades de mayor peso que entre los cazadores y
recolectores, y están gobernadas por ejes.
Desde hace 12.000 años hasta la actualidad. La mayoría ha pasado a formar parte de
entidades políticas mayores y está perdiendo su identidad distintiva.

Sociedades de pastores

Sociedades dependientes de la cría de animales domésticos para la subsistencia material. Su


tamaño varía desde unos cientos de personas hasta militares. Las sociedades de pastores
están marcadas por distintos tipos de desigualdades, y están gobernadas por jefes o reyes
guerreros.
El mismo espacio de tiempo que las sociedades agrarias. En su mayor parte, las sociedades
de pastores también forman parte actualmente de estados mayores, y sus formas de vida
tradicionales se están deteriorando.

Estados o civilizaciones tradicionales

En estas sociedades la agricultura continua siendo la base principal del sistema económico.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Pero existen ciudades en las que el comercio y la manufactura están concentrados. Los
estados tradicionales alanzan en ocasiones enormes dimensiones, incluyendo a millones de
personas, aunque la mayoría solían ser pequeños comparados con las grandes sociedades
actuales. Los estados tradicionales constan de un aparato de gobierno propio (de ahì su
nombre), liderado por un rey o un emperador. Existen importantes desigualdades entre las
clases.
Desde el año 6000 a. C. hasta el siglo XIX. Todos los estados tradicionales han
desaparecido en la actualidad.

Sociedades de Primer Mundo

Sociedades basadas en la producción industrial, en las que desempeña un importante papel


la libre empresa. Únicamente una mínima proporción de la población trabaja en la
agricultura, y la mayoría de la gente vive en pueblos y ciudades. Existen grandes
desigualdades de clase, aunque son menos pronunciadas que en los estados tradicionales.
Estas sociedades constituyen comunidades políticas o estados nacionales independientes.
Desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

Sociedades del Segundo Mundo

Sociedades con una base industrial, pero cuyo sistema económico es de planificación
central. Sólo una reducida proporción de la población trabaja en la agricultura, y la mayoría
de la gente vive en pueblos y ciudades. Existen marcadas desigualdades de clase, aunque el
objetivo de los gobiernos marxistas de estas sociedades se crear un sistema «sin clase. Al
igual que los países del Primer Mundo, los del Segundo Mundo constituyen comunidades
políticas o estados nacionales independientes.

Desde principios del siglo XIX (tras la Revolución rusa de 1917) hasta 1991, cuando la
unión Soviética abandono el comunismo.

Sociedades del Tercer Mundo

Sociedades en las cuales la mayoría de la población trabaja en la agricultura y vive en áreas


rurales, empleando básicamente métodos de producción tradicionales. Sin embargo, parte
de la producción agrícola se vende en los mercados mundiales. Algunos países del Tercer
Mundo poseen sistemas de libre, empresa, mientras que otros se rigen por la planificación
central. Las sociedades del Tercer Mundo, como las del Primer Mundo- y las del Sendo,
constituyen entidades políticas o estados nacionales independientes.
Desde el siglo XVIII (Como áreas colonizadas) hasta la actualidad.

Cazadores y recolectores

Durante toda su existencia en este planeta, excepto una mínima parte, los seres humanos
han vivido en pequeños grupos o tribus, a menudo no superiores a treinta o cuarenta
personas. El primer tipo de sociedad estaba constituido por cazadores y recolectores. En
lugar de sembrar cosechas o cuidar animales, estos grupos se ganaban la vida con la caza, la
pesca y la recolección de plantas salvajes comestibles. Las culturas cazadoras y
recolectoras aún existen en alguna parte del mundo como las selvas de Brasil o Nueva
Guinea, pero la mayoría han sido destruidas o absorbidas por la expansión mundial de la

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
cultura occidental y aquellas que sobreviven es muy improbable que pertenezcan intactas
mucho más tiempo (Wolf, 1983). En la actualidad menos de un cuarto de millón de
personas en el mundo sobreviven básicamente de la caza y la recolección –sólo el 0,001 por
100 del total de la población mundial.

Las investigaciones de los antropólogos en los últimos cincuenta años han aportado
abundante información sobre las sociedades cazadoras y recolectoras. Tomando en cuenta
la diversidad de la cultura humana, debemos tener cuidado a la hora de generalizar incluso
sobre un solo tipo de sociedad, aunque ciertas características comunes de las comunidades
cazadoras y recolectoras las diferencia de otros tipos (Bicchieri, 1972; Diamond, 1984).

Comparados con otras sociedades más extensas –particularmente los modernos sistemas
industriales- existe una escasa diferencia entre los grupos de cazadores y recolectores. Los
cazadores y recolectores se desplazan continuamente; dado que carecen de animales o de
medios mecánicos de transporte pueden llegar consigo escasos bienes o posesiones. Los
bienes materiales que necesitan se limitan a armas para la caza, herramientas para cavar y
construir, y trampas y utensilios para cocinar. No existe, por tanto, mucha diferencia en el
número o el tipo de posesiones materiales entre los distintos miembros de la sociedad. Las
diferencias de posesión o rango suelen limitarse a las diferencias de edad y sexo. Los
hombres son prácticamente siempre los cazadores, mientras que las mujeres se dedican a la
recolección de semillas salvajes, a la cocina y al cuidado de los hijos. Los «ancianos» - los
más viejos y con mayor experiencia en la comunidad- tienen por lo general voz y voto en
las decisiones más importantes que afectan al grupo. De la misma forma que existe escasa
diferencia entre los miembros de la comunidad en cuanto a riqueza se refiere, las
diferencias de poder son también mucho menores que en otras sociedades más amplias. Las
sociedades de cazadores y recolectores son normalmente «participativas» todos los adultos
varones se reúnen a la hora de tomar decisiones importantes o de enfrentarse a una crisis.

Los cazadores y recolectores no se desplazan de un modo completamente errático. La


mayoría poseen territorios fijos, dentro de los cuales migran cada año. Numerosas
comunidades cazadoras y recolectores carecen de miembros estables; a menudo las
personas se cambian de campamento o bien los grupos se dividen y se unan a otros del
mismo territorio.

Los pigmeos Mbuji

De los centenares de descripciones sobre sociedades cazadoras y recolectores que se han


escrito nos detendremos en una nada más para ilustrar su modo de vida: la sociedad de los
pigmeos Mbuji (pronunciado «Mubuti»), que viven en una zona de Zaire, en África Central
(Turnbull, 1983). Los Mbuji viven en una zona de muchos bosques de difícil acceso para
los forasteros. Conocen el bosque a la perfección y en él se encuentran a gusto. Hay
abundante agua, plantas salvajes comestibles y animales para cazar. Las casas de los Mbuji
no son viviendas permanentes, y están hechas con hojas recubriendo una estructura de
ramas. Se pueden montar en cuestión de horas, y se abandonan cuando los Mbuji se
trasladan- cosa que ocurre continuamente, ya que nunca están más de un mes en un mismo
sitio.
Los Mbuji en bandas pequeñas constituidas por cuatro o cinco familias. Las bandas constan
de una serie de miembros permanentes, pero nada impide que un individuo o una familia
abandonen un grupo y se una a otro. Nadie «dirige» una banda – no existe jefes. Los

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
hombres demás edad tienen el deber, sin embargo, de acallar los «ruidos» -riñas y peleas –
que los Mbuji creen que perturban a los espíritus del bosque. Si un conflicto llega a ser
realmente serio, los miembros de una banda se dividen y se unen a otra.

Los Mbuji fueron estudiando por primera vez en los años sesenta, cuando su modo de vida
tradicional aún estaba intacto. Desde entonces ha sufrido profundas transformaciones. El
mundo exterior se ha internado más en los bosques, y los Mbuti están absorbidos por la
economía del dinero de los poblados que rodean el perímetro de los bosques. He hecho una
descripción de su modo de vida en tiempo presente, pero ahora se encuentran al límite de la
extinción. Lo mismo puede decirse de los ejemplos de otros tipos de pequeñas sociedades
tradicionales de las que hablaremos más adelante en este capítulo.

¿Las primeras «sociedades de la abundancia»?

A diferencia de los Mbuji, la mayoría de las sociedades cazadoras y recolectoras que siguen
existiendo están confinadas en zonas inhóspitas. Cabe la posibilidad de que dichos grupos
vivan al borde del hambre, ya que el medio es demasiado duro como para proporcionar más
que lo mínimo imprescindible para subsistir. Los cazadores y recolectores han ido siendo
expulsados de las regiones más fértiles del mundo, y el hecho de que se encuentren en una
situación en la que la supervivencia es una lucha constante ha llevado a muchos científicos
a suponer que siempre vivieron en condiciones de escasez material. Pero lo más probables
es que no fuera así en el pasado. Un destacado antropólogo, Marshall Sahlins, ha llamado a
los cazadores-recolectores para satisfacer necesidades (Sahlins, 1972). Los antiguos
cazadores y recolectores que vivían en las regiones más hospitalarias del mundo no tenían
que emplear la mayor parte del día en el trabajo «dedicados a la producción». Es probable
que muchos trabajasen una media de hora al día inferior a las que trabajan los empleados de
las modernas fábricas y oficinas.

Fuente Richard B. Lee e Irven de Vore (eds.). Man the Hunter (Chicago: Aldine Press, 1968), portada.
Los cazadores y recolectores apenas si tienen interés en crear una riqueza material más allá
de lo estrictamente necesario para abastecer de lo imprescindible. Sus principales
preocupaciones son normalmente los valores religiosos y las actividades ceremoniales y los
rituales. Muchos cazadores y recolectores participan regularmente en elaboradas
ceremonias, y muchos de ellos emplean una gran parte de su tiempo preparando los
vestidos, las máscaras, el maquillaje u otros objetos sagrados utilizados en tales rituales.
Algunos autores, especialmente los que han estado influidos por la sociología, han
relacionado la preeminencia de la caza en estas sociedades con los impulsos humanos
universales hacia la guerra, pero, de hecho, las sociedades de cazadores y recolectores
parecen ser escasamente belicosas. Los instrumentos utilizados para la caza son rara vez
empleados como armas contra otros humanos. Ocasionalmente pueden producirse peleas
entre diferentes grupos, pero tienen por lo general una escasa trascendencia. Las bajas son
mínimas o nulas. La guerra en el, sentido moderno del término es completamente
desconocida entre los cazadores y recolectores, quienes carecen de guerreros especialistas.
La caza es en sí misma y sobre todo una actividad cooperativa. Los individuos pueden salir
a cazar solos, pero casi siempre comparten los resultados de la caza- por ejemplo, la carne
de un cerdo salvaje o un jabalí- con el resto del grupo.
Los cazadores y recolectores no son meramente gentes «primitivas» cuyo modo de vida
carece por completo de interés para nosotros. Estudiar su cultura nos permite ver más
claramente que algunas de nuestras instituciones están lejos de ser rasgos «naturales» sin

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
duda, no debemos idealizar las circunstancias en las que han vivido los cazadores y
recolectores, pero, a pesar de todo, la inexistencia de guerras, la ausencia de desigualdades
importantes de riqueza y poder y el énfasis en la cooperación más en la competencia
constituyen todos ellos advertencias instructivas sobre el hechos de que el mundo creado
por la moderna civilización industrial no es necesariamente sinónimo de «progreso»

Sociedades de pastores y agrarias

Hace unos veinte mil años, ciertos grupos de cazadores y recolectores empezaron a
dedicarse a la crianza de animales domésticos y al cultivo de trozos fijos de tierra como
medio de supervivencia. Las sociedades de pastores son aquellas que dependen
básicamente de la ganadería domestica, mientras que las sociedades agrarias siembran
cosechas (practican la agricultura). Numerosas sociedades poseen economías pastoriles y
agrarias mixtas.

Sociedades de pastores

Dependiendo del medio en el que vivan, los pastores crían y guardan vacas, ovejas, cabras,
camellos y caballos. Hoy día siguen existiendo numerosas sociedades pastoriles,
concentradas básicamente en áreas de África, el Medio Este norteamericano y Asia central.
Estas sociedades se encuentran normalmente en regiones con extensas praderas o en los
desiertos y las montañas. Dichas regiones no se prestan a una agricultura productiva,
aunque pueden alimentar a diversos tipos de ganados.
Por lo general, las sociedades de pastores migran entre diferentes áreas según los cambios
estacionales. Dado que poseen transporte animal atraviesan distancias mucho mayores que
los pueblos cazadores y recolectores. De acuerdo a sus pavitos nómadas los habitantes de
las sociedades de pastores no suelen acumular cuantiosas posesiones materiales, aunque su
modo de vida es más complejo en términos materiales que el de los cazadores y
recolectores. Ya que la domesticación de animales proporciona un aporte regular de
alimento, estas sociedades suelen ser más amplias que las comunidades de cazadores y
recolectores. Algunas sociedades de pastores agrupan a un cuarto de millón de personas o
incluso más.
Al recorrer grandes espacios de territorio los pastores entran en contacto con otros grupos.
Con frecuencia comercian, y se asocian para la guerra. Muchas culturas pastoriles han sido
pacíficas, con el único deseo de atender a su ganado y de participar en los rituales y las
ceremonias de la comunidad. Otras han sido notablemente guerreras, y obtenían lo
necesario para subsistir en las conquista y mediante el saqueo, además del cuidado de
animales. Las sociedades pastoriles muestran mayores desigualdades de riqueza y poder
que la comunidades cazadoras y recolectoras. En concreto, los jefes, los líderes tribales o
los señores de la guerra a menudo ejercen un considerable poder personal.
E. E. Evans-Pritchard, que estudio a los Nuer, una sociedad del sur Sudán en África (Evans-
Pritchard, 1940), proporcionó una descripción clásica de una sociedad de pastores. El
sustento de los Nuer depende principalmente de la cría de vacas, aunque también siembran
cosechas. Viven en poblados separados entre sí de cinco a veinte millas. En los años treinta,
cuando Evans-Pritchard realizó su estudio, los Nuer eran unos 200.000 en total. Todos
hablaban la misma lengua y seguían las mismas costumbres, pero carecían de una autoridad
política central o de cualquier forma de gobierno. Los Nuer se dividen en tribus que a veces
colaboran entre sí, pero por lo general viven separados.
Cada tribu posee su propia porción de tierra, delimitada normalmente por arroyos. Sin

20
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
embargo, la tierra no tiene para los Nuer una excesiva importancia más allá del hecho de
que constituye el lugar donde apacentar el ganado. Una parte del año, durante la estación
seca, la pasan en campamentos cercanos las lagunas. Gran parte de la vida de los Nuer está
ligada a su ganado, el cual es en muchos sentidos central en su cultura. Sienten un profundo
desprecio por los pueblos vecinos que poseen escaso o ningún ganado. Cada una de las
etapas principales de la vida –nacimiento, entrada en la madurez, matrimonio y muerte- está
marcada por rituales relacionados con el ganado. A los hombres se les llama a veces por el
nombre de su buey favorito a las mujeres por el de la vaca favorita que ordeñan.
En ciertas ocasiones las tribus Nuer guerrean entre sí, aunque también crean alianzas para
enfrentarse al enemigo. Del mismo modo que viven para su ganado guerrean en su nombre
– por ejemplo, atacan a los cercanos Dinka; otra sociedad pastoril, para robarles sus
rebaños. Un dicho Nuer dice así: «Ha muerto más gante por una vaca que por ninguna otra
causa.»

Sociedades agrarias

Se cree que las sociedades agrarias surgieron aproximadamente en la misma fecha que las
de pastores. En su momento dado los grupos de cazadores y recolectores empezaron a
sembrar sus propias cosechas en vez de recolectar simplemente las que crecían salvajes.
Esta práctica se utilizó por vez primera como lo que hoy se conoce por «horticultura», en la
que se cultivan pequeños huertos mediante pequeños cazadores e instrumentos para cavar.
Muchos pueblos en el mundo siguen dependiendo básicamente f de la horticultura para
sobrevivir.
Al igual que el pastoreo, la horticultura proporciona un suministro de alimentos más seguro
que la caza a o la recolección y permite, por tanto, abastecer a comunidades más amplias.
Dado que no son nómadas, las culturas que viven de la horticultura pueden acumular stocks
de posesiones materiales mayores que las de las comunidades de cazadores y recolectores.
Unja vez que los grupos se han asentado en un territorio pueden crear vínculos comerciales
y políticos con otros poblados.
El comportamiento guerrero es común entre las sociedades hortícolas, aunque el nivel de
violencia tiende a ser menos pronunciado que entre algunos grupos de pastores. Aquellos
que siembran cosechas no suelen ser diestros en las artes del combate; los hombres de las
tribus pastoriles nómadas, por el contrario, pueden agruparse en ejércitos provocadores.
Los Gururumba son una tribu de Nueva Guinea con más de mil miembros que viven en seis
poblados (Newman, 1965). En cada poblado hay varios huertos vallados. Diferentes
familias poseen terrenos dentro de estas áreas valladas. Todos, adultos y niños sin
excepción, se ocupan del cuidado de las tierras, aunque los hombres y las mujeres son
responsables de distintos tipos de frutos y vegetales. Cada familia posee más de un terreno
y cultiva diferentes plantas en las distintas épocas del año. Con lo que aportan un sustento
consistente. La cultura Gururumba comporta un complicado sistema de intercambio de
regalos ceremonial entre las familias a través del cual se puede lograr prestigio dentro de la
comunidad. Así, la gente tiene unos huertos en los que siembran la cosecha que satisfará
sus necesidades cotidianas y otros en los que siembran cosechas «de prestigio». Las
cosechas «de prestigio» reciben mayor cuidado que las ordinarias.
Los Gururumba también crían cerdos, pero no como fuente alimenticia, sino como objetos
para el intercambio de regalos designados para conseguir un status en la comunidad. Cada
pocos años se celebra una gran fiesta del cerdo, en la que cientos de cerdos se sacrifican, se
cocinan y se atorgan como regalo. Como ocurre en los grupos de pastores, existe entre los
Grurumba una desigualdad mayor que en las culturas cazadoras y recolectoras. Los jefes y

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
los líderes de las tribus juegan un papel destacado, y existen marcadas diferencias entre las
riquezas materiales que poseen las personas.

Civilizaciones no industriales o estados tradicionales

Aproximadamente desde el año 6000 a. C. en adelante tenemos evidencia de sociedades de


mayores dimensiones que las hasta entonces conocidas, contrastando de diversos modos
con los tipos anteriores (Burns y Ralph, 1974). Estas sociedades se basaban en el desarrollo
de las ciudades, presentaban desigualdades muy pronunciadas de riqueza y poder y estaban
asociadas con la ley de los reyes o emperadores.
Debido al hecho de que conocieron la escritura y el florecimiento de la ciencia y el arte, son
llamadas con frecuencia civilizaciones. Sin embargo, y puesto que desarrollaron un
gobierno más estructurado que ninguna otra forma de sociedad, el término estados
tradicionales también se emplea para referirse a ellas.
La mayoría de los estados tradicionales eran asimismo imperios; sus dimensiones fueron
fruto de la conquista y de la incorporación de otros pueblos (Eisenstadt, 1963: Claessen y
Skalnik, 1978; Kautsky, 1982). Esto era cierto, por ejemplo, para los casos de China y
Roma tradicionales en su cima, en el siglo 1 d. C., el Imperio romano se extendió desde
Bretaña, en el noreste de Europa, hasta más allá del Medio Oriente. El Imperio chino, que
duro más de dos mil años, hasta el umbral del presente siglo, cubría la mayor parte de la
inmensa región del este de Asia hoy ocupada por la China moderna. Hoy día no existe en el
mundo ningún estado tradicional. Aunque algunos, como China y Japón, permanecieron
prácticamente intactos hasta comienzos del siglo XX, todos han sido destruidos o
absorbidos por sistemas más modernos.

Los primeros estados tradicionales se desarrollaron en el Medio Oriente, sobre todo en las
fértiles orillas de los ríos. El imperio chino data del año 2000 d. C., un momento en el que
también existían poderosos estados en los territorios que hoy ocupan India y Pakistàn.
Existió un cierto número de estados tradicionales en México y Latinoamérica como los
aztecas de la península de México y los incas del Perú. El establecimiento inca se remonta a
un siglo antes de la llegada del conquistador español Pizarro, quién desembarcó en América
del Sur en 1535 con un pequeño ejército de hombres. Sin embargo, mediante alianzas con
otras tribus nativas hostiles a los incas, logró con extremada rapidez la caída del Estado
inca y su anexión a España. El suyo fue el primero de una serie de encuentros entre las
influencias occidentales y los estados tradicionales que eventualmente conducirían a su
total desaparición.

Los mayas

Como ejemplo de estado tradicional nos referimos a una tercera civilización americana, la
de los mayas, asentada en la península de Yucatán, próxima al golfo de México. La
civilización maya floreció entre los años 300 y el 800 d. C. Los mayas levantaron
complejos centros religiosos rodeados por sus hogares, todos construidos en piedra. Los
santuarios religiosos adoptaron la forma de inmersas pirámides y en la cima de cada una de
ellas un templo. En Tikal, la mayor de estas pirámides, la ciudad circundante albergaba a
unos 40, 000 habitantes. Se trataba del principal centro administrativo de hecho, la
capital del estado maya.

22
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

La sociedad maya estaba gobernada por una clase aristocrática de guerreros-sacerdotes.


Eran los más altos dignatarios religiosos de la sociedad, aunque también eran líderes
militares, y lucharon en guerras constantes con los grupos cercanos. La mayoría de la
población estaba constituida por campesinos a los que se exigía una proporción de sus
producción para los gobernantes aristócratas. Los cuales vivían en condiciones de relativo
lujo.

No se sabe con certeza por qué desapareció la civilización de los mayas, pero lo más
probable es que fuesen conquistados por las tribus vecinas. En la época en que llegaron los
españoles, el Estado maya había desaparecido hacía mucho tiempo atrás.

Rasgos del Estado tradicional

El Estado tradicional ha sido el único tipo de sociedad en la historia, antes del surgimiento
del industrialismo moderno, en el que una proporción significativa de la población no
estaba directamente implicada en la producción de alimentos. En las comunidades
cazadoras y recolectoras, así como en las sociedades pastoriles y agrarias, existía una
sencilla división del trabajo. La principal división de tareas era la existente entre hombres
y mujeres. Por contraste, en los estados tradicionales existía un sistema ocupacional más
complicado. Aún había una estricta división del trabajo por sexos, y las tareas de las
mujeres estaban confinadas al hogar y los campos. Sin embargo, entre los hombres
asistimos al surgimiento de unas tareas especializadas, como es el caso del mercader, el
cortesano, el administrador del gobierno y el soldado.
Existía además una elemental división de clases entre los grupos aristocráticos y el resto de
la población. El gobernante era la cabeza de una de las <<clases dominantes>> que poseía
el derecho exclusivo de acceder a las más altas posiciones sociales. Los miembros de esta
clase vivían por lo general en unas condiciones de confort material y lujo considerables.
Por el contrario, las condiciones para la mayor parte de la población eran frecuentemente
muy furas. La posesión de esclavos constituía un rasgo común a estas sociedades.
Un número reducido de estados tradicionales surgieron a raíz del comercio, en cuyo caso
estaban gobernados por mercaderes, pero la mayoría se establecieron mediante una
conquista militar o conllevaron una concentración sustancial de fuerzas armadas (McNeill,
1983; Mann, 1986). Los estados tradicionales asistieron al crecimiento de ejércitos
profesionales, anticipando así los modernos tipos de organización militar. El ejército
romano, por ejemplo, fue un cuerpo de hombres altamente disciplinado y con un
entrenamiento intensivo, y constituyó la base sobre la cual fue posible la expansión del
Imperio romano. En los estados tradicionales encontramos además el comienzo de la
mecanización de la guerra. Las espadas, las lanzas, los escudos y el equipo para el asedio
empleados por el ejército romano fueron manufacturados por artesanos especialistas. En las
guerras desatadas entre los estados tradicionales, y entre estos estados y las tribus
<<bárbaras>>, las bajas fueron mucho más numerosas de lo que había sido hasta entonces.
Sociedad en el mundo moderno
Los estados tradicionales han desaparecido totalmente de la faz de la Tierra. Aunque las
sociedades cazadoras y recolectoras, así como las agrarias y de pastores, continúan
existiendo en algunas regiones, sólo pueden encontrarse en territorios relativamente
aislados y, en muchos casos, incluso estos últimos ejemplos supervivientes se están
desintegrando. ¿Qué ha ocurrido para que se hayan destruido las formas de sociedad que

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
dominaron toda la historia hasta hace dos siglos? La respuesta, en una palabra, es la
industrialización: el surgimiento de la producción mecánica, basada en el uso de fuentes de
energía inanimada (como el vapor o la electricidad). Las sociedades industrializadas son
radicalmente diferentes en muchos sentidos de cualquier tipo de orden social previo, y su
desarrollo ha tenido consecuencias mucho más allá de sus orígenes europeos.

Las sociedades industrializadas

La moderna industrialización tuvo su origen en Inglaterra, como resultado de la Revolución


industrial iniciada en el siglo XVIII. Éste es en realidad un nombre taquigráfico que se
aplica a una compleja serie de cambios tecnológicos que afectaron a los medios por los que
las personas se ganaban la vida. Estos cambios implicaron la invención de nuevas máquinas
(como la máquina de hila jenny, que sustituyó al telar), el aprovechamiento de fuentes de
energía (especialmente el agua y el vapor) para la producción y el empleo de la ciencia para
los métodos de producción. Dado que los descubrimientos y las invenciones en un campo
originan más en otros, el ritmo de innovación tecnológica en las sociedades industrializadas
es extremadamente rápido comparado con el de los sistemas sociales tradicionales.
Un rasgo distintivo de las sociedades industrializadas es que las practica la mayoría de la
población empleada trabaja en fábricas y oficinas, en lugar de en la agricultura. Incluso en
los estados tradicionales más avanzados, como se indicó en el capítulo 1, únicamente una
mínima proporción de la población no se dedicaba al trabajo de la tierra. El nivel de
desarrollo tecnológico bastante rudimentario, sencillamente no permitía que más de una
pequeña minoría quedara libre de las tareas rutinarias de la producción agrícola.
Las sociedades industrializadas están también mucho más urbanizadas que cualquier otro
tipo de sistema social tradicional. En la mayoría de los países industrializados, más de un
90 por 100 de las personas viven en pueblos o ciudades donde se encuentran casi todos los
trabajos y donde se crean continuamente nuevas oportunidades de empleo. El tamaño de las
grandes ciudades es mucho mayor que el de los asentamientos urbanos de las civilizaciones
tradicionales. En estas nuevas áreas urbanas la vida social es más impersonal y anónima
que antes, y muchos encuentros cotidianos se producen con extraños y no con personas
conocidas a nivel personal. Las organizaciones a gran escala, como las corporaciones de
negocios o las agencias gubernamentales, llegan a influir en la vida de todos sin excepción.
Otra característica de las sociedades industrializadas concierne a sus sistemas políticos,
mucho más desarrollados e intensivos que las formas de gobierno de las sociedades
tradicionales. En las civilizaciones tradicionales las autoridades políticas (monarcas o
emperadores) tenían una escasa influencia directa en las costumbres y los hábitos de la
mayor parte de sus súbditos, quienes vivían en núcleos locales autosuficientes. Con la
industrialización se aceleraron el transporte y las comunicaciones, favoreciendo con ello
una comunidad <<nacional>> más integrada. Las sociedades industrializadas fueron los
primeros estados nacionales. Los estados nacionales eran comunidades políticas con
<<fronteras>> claramente delimitadas entre sí, y no las vagas <<áreas fronterizas>> que
solían separar a los estados tradicionales. En los estados nacionales los gobiernos disfrutan
de amplios poderes sobre numerosos aspectos de la vida de los ciudadanos, creando leyes
que tienen una aplicación universal para aquellos que viven dentro de sus fronteras.
La tecnología industrial no se ha visto en modo alguno limitada en su aplicación a los
procesos pacíficos del desarrollo económico. Desde las fases iniciales de la
industrialización los modernos procesos de producción han tenido un empleo militar, lo que
ha alterado radicalmente los modos de librar las guerras, creando armamento y formas de
organización militar mucho más avanzados que los que poseían las culturas no industriales.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Una fuerza económica, una cohesión política y un poder militar superiores subyacen a la
expansión aparentemente ilimitada de los modos de vida occidental por todo el mundo
durante los dos últimos siglos.
Si un gran número de sociedades y culturas tradicionales ha desaparecido, ello no se debe a
que sus modos de vida fuesen <<inferiores>>. Se debe al hecho de que no fueron capaces
de resistir el impacto de la combinación de poder industrial y militar que desarrollaron los
países occidentales. El concepto de poder y una noción estrechamente vinculada a él, la
de ideología son de capital importancia en sociología. Por poder se entiende la habilidad
de determinados individuos o grupos para imponer sus preocupaciones e interese, incluso
allí donde otros oponen resistencia. El poder implica en ocasiones el empleo directo de la
fuerza, pero va prácticamente acompañado por el desarrollo de ideas (ideologías) que
justifican las acciones de los poderosos. En el caso de la expansión occidental los invasores
justificaron sus actividades al verse a sí mismos como <<civilizadores>> de los pueblos
<<bárbaros>> con los que entraron en contacto.

Sociedades del Tercer Mundo

Desde el siglo XVII hasta comienzos del XX los países occidentales fundaron colonias en
numerosas áreas previamente ocupadas por sociedades tradicionales, empleando su fuerza
militar superior allí donde se consideró oportuno. Aunque prácticamente la totalidad de
estas colonias han conseguido hoy su independencia, el proceso de colonialismo cambió el
mapa social y cultural del globo. En ciertas regiones, como Norteamérica, Australia y
Nueva Zelanda, pobladas exclusivamente por comunidades de cazadores y recolectores, los
europeos se convirtieron en la población mayoritaria. En otras áreas, incluyendo la mayor
parte de Asia, África y Sudamérica, las poblaciones locales continuaron siendo mayoristas.
Las sociedades pertenecientes al primero de estos tipos, como la de Estados Unidos, se han
industrializado. Las pertenecientes a la segunda categoría se encuentran por lo general a un
nivel de desarrollo industrial muy inferior, y a ellas se refiere la noción de sociedades del
Tercer Mundo. Las sociedades del Tercer Mundo incluyen a China, India, la mayoría de los
países africanos (como Nigeria, Ghana o Argelia) y de Sudamérica (por ejemplo, Brasil,
Perú o Venezuela).
En los países del Tercer Mundo, con un bajo nivel de industrialización, la inmensa mayoría
de la población se dedica a la producción agrícola. Por el hecho de que muchas de estas
sociedades se encuentran al sur de los Estados Unidos y de Europa, a menudo se alude a
ellas con el término <<el Sur>> en contraste con <<el Norte>>, más rico e industrializado.
Aunque incluyan pueblos que continúen viviendo al estilo tradicional, los países del Tercer
Mundo son muy diferentes de las formas preexistentes de cultura tradicional. Poseen
sistemas políticos derivados de, o diseñados de acuerdo a, los instaurados por primera vez
en las sociedades de occidente es decir, se trata de estados nacionales. Mientras que la
mayor parte de la población continúa viviendo en áreas rurales, muchas de estas sociedades
están experimentando un rápido proceso de urbanización. Y aunque la agricultura sigue
siendo la actividad económica predominante, a menudo las cosechas están destinadas a los
mercados mundiales y no al consumo local. Los países del Tercer Mundo no son
sencillamente sociedades a las que las áreas más industrializadas han <<dejado atrás>>. Las
condiciones en las que actualmente viven millones de personas en el Tercer Mundo se
deben fundamentalmente al contacto con Occidente, al haberse ido deteriorando los
anteriores sistemas tradicionales.
El Tercer Mundo fue originariamente comprendido como parte del contraste existente entre
los tres principales tipos de sociedad que se encuentran en el siglo XX. Los países del

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Primer Mundo eran los estados industrializados de Europa, Estados Unidos, Australia y
Japón. Casi todas las sociedades del Primer Mundo poseen regímenes multipartito y
sistemas parlamentarios de gobierno. Se diferenciaban de las sociedades del Segundo
Mundo referidas a las antiguas sociedades comunistas de los que era antes la Unión
Soviética (URSS) y Europa del Este, como Checoslovaquia, Polonia y Hungría.

Las sociedades del Segundo Mundo eran economías de planificación central, que concedían
un escaso papel a la propiedad privada o a la libre competencia. Eran, asimismo, estados de
un solo partido: el partido comunista dominaba tanto el sistema político como el
económico. Durante unos setenta y cinco años la historia mundial se ha visto condicionada
por la rivalidad global que se desarrolló entre la Unión Soviética y los países de Europa del
Este, de un lado, y las sociedades capitalistas de Occidente y Japón, de otro. Hoy esa
rivalidad ha terminado y con el colapso del comunismo en la antigua Unión Soviética y en
la Europa del Este, el Segundo Mundo virtualmente ha desaparecido.
Sin embargo, el término <<Tercer Mundo>> se ha convertido en algo establecido: son
muchos los que continúan usándolo y yo mismo lo haré a menudo en los siguientes
capítulos de este libro, Pero también me referiré con frecuencia a las sociedades del Tercer
Mundo como <<países en desarrollo>> o <<países menos desarrollados>>. Todas estas
etiquetas son de uso común hoy en día y más o menos equivalente entre sí.
En comparación con las naciones industrializadas, las sociedades del Tercer Mundo son en
su mayoría muy pobres. Muchas de ellas han experimentado elevadas tasas de incremento
de la población, dedicando en enorme esfuerzo a generar suficientes recursos para
proporcionar a sus ciudadanos al menos un nivel de vida mínimamente adecuado.

Conclusión

En el capitulo 1 señalábamos que el foco principal de la sociología es el estudio de las


sociedades industrializadas. Como sociólogos, ¿podemos ignorar entonces el Tercer
Mundo, dejando este ámbito a la antropología? Desde luego que no. El Primer y el Tercer
Mundo se han desarrollado en interconexión uno con otro, y hoy está más íntimamente
ligados de lo que lo han estado nunca. Los que vivimos en sociedades industrializadas
dependemos de numerosas materias primas y productos manufacturados provenientes de
países del Tercer Mundo. A la inversa, las economías de la mayor parte de los estados del
Tercer Mundo dependen de las redes comerciales que los ligan a los países industrializados.
Únicamente podremos comprender en su totalidad en orden industrializado si situamos a las
sociedades del Tercer Mundo como telón de fondo en las cuales vive, de hecho, la mayor
parte de la población mundial. (Para un estudio más detallado del tema, véase capítulo 16:
<<La mundialización de la vida social>>.)

Las sociedades que existen hoy en el mundo son diferentes de los tipos tradicionales de
orden social que predominaron en el mundo durante miles de años, hasta hace
aproximadamente dos siglos. Las exploraciones que los viajeros occidentales realizaron
alrededor del globo desencadenaron una serie de procesos de cambio que han destruido
numerosas culturas premodernas. Pero aún existe una enorme diversidad cultural, tanto
dentro como entre las distintas sociedades. Como seres humanos tenemos toda una serie de
características en común, pero también estamos fuertemente influidos por los valores y los
hábitos culturales de las sociedades en las que vivimos. En el siguiente capítulo
consideraremos algunos de los procesos que afectan a nuestro desarrollo individual desde la
infancia y a lo largo de las fases posteriores de la vida.
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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Resumen

1.- La cultura consiste en los valores que posee un cierto grupo, las normas que siguen y los
bienes materiales que crean.
2.- La especie humana surgió como resultado de un largo proceso de evolución biológica.
Los seres humanos son parte de un grupo de mamíferos superiores, los primates. La
evidencia parece confirmar el hecho de que el desarrollo cultural precedió, y
probablemente modeló, la evolución de la especie humana.
3.- La sociobiología es importante principalmente por sus aportaciones al campo del
comportamiento animal; las ideas de los sociobiólogos sobre la vida social humana son
de un alto nivel especulativo. Nuestro comportamiento está genéticamente influido,
pero nuestra dotación genética probablemente condiciona únicamente las
potencialidades de nuestro comportamiento, no el contenido en sí mismo de nuestras
actividades.
4.- Los seres humanos carecen de instintos en el sentido de modelos complejos de
comportamiento no aprendido. Un conjunto de reflejos simples, más una serie de
necesidades orgánicas son características innatas del individuo humano.
5,- Las formas de comportamiento halladas en todas, o prácticamente todas, las culturas se
denominan universales culturales. La lengua, la prohibición del incesto, la institución
del matrimonio, la familia, la religión y la propiedad son los principales tipos de
universales culturales, pero dentro de estas categorías generales existen numerosas
variaciones en los valores y los modos de comportamiento de las distintas sociedades.
6.- Se puede distinguir diversos tipos de sociedades premodernas. En las sociedades
cazadoras y recolectoras, la gente no siembra cosechas ni cría ganado, sino que vive de
la recolección de plantas y de la caza de animales. Las sociedades de pastores son
aquellas en las que la cría de animales domésticos proporciona el principal medio de
vida. Las sociedades agrarias de mayores dimensiones y más desarrolladas forman
estados o civilizaciones tradicionales.
7.- El desarrollo y la expansión de Occidente condujo a la conquista de numerosas zonas
del mundo, alterando de un modo radical sistemas sociales y culturales con un profundo
arraigo.
8.- En las sociedades industrializadas la producción industrial (cuyas técnicas se emplean
también para la producción de alimentos) se convierte en la base principal de la
economía. Los países industrializados del Primer Mundo incluyen a las naciones de
<<Occidente>>, además de Japón, Australia y Nueva Zelanda. Los Países del Segundo
Mundo eran sociedades industrializadas regidas por gobiernos comunistas. (Desde las
revoluciones de 1989 en la Europa del Este, que condujeron a la caída del comunismo,
allí en la antigua Unión soviética, las sociedades del Segundo Mundo ya no existen).
Los países del Tercer Mundo, en los que vive la inmensa mayoría de la población,
fueron en su casi totalidad áreas anteriormente colonizadas. La mayoría de la población
trabaja en la producción agrícola, parte de la cual se dirige a los mercados mundiales.

Conceptos básicos

cultura normas
sociedad poder
valores ideología

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Términos importantes

evolución sociedad de pastores


mutación sociedades agrarias
sociología estados tradicionales
instinto estado nacional
subcultura colonialismo
etnocentrismo Tercer Mundo
universales culturales Primer Mundo
semiótica Segundo Mundo
sociedades cazadoras y recolectoras

Lecturas complementarias
Ruth Benedict, Patterns of Cultura (Nueva Cork: Mentor Books, 1946). Edición en
castellano: El hombre y la cultura, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1967, Un estudio
clásico sobre las diferencias culturales: recomendable.
Brian M. Fagan. People of the Herat (Londres: Harper Collins, 1992). La última edición de
una autorizada investigación de los orígenes y el desarrollo de las diferentes formas de la
cultura humana.
Ralph Fasold. The Socio_linguistics of lenguaje (Oxford: Blackwell, 1991). Último manual
que cubre muchos aspectos de la naturaleza del lenguaje y la cultura.
Raymond Williams. Cultura (Glasgow: Fontana, 1981). Una disertación general de gran
utilidad sobre el concepto de cultura.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

ESTRATIFICACIÓN Y ESTRUCTURA DE CLASES

GUIDDENS Anthony “Estratificación y estructura de clases en Sociología”


Ed. Alianza
México, D. F. 1997
pp. 247-286

¿Por qué son más ricos o poderosos algunos grupos que otros en una sociedad? ¿Cuánta
desigualdad hay en las sociedades modernas? ¿Qué probabilidades de alcanzar la cima de la
escuela económica tiene alguien de origen humilde? ¿Por qué perdura hoy en día la pobreza
en los países ricos? Éstos son algunos de los interrogantes que se proponen y a los cuales se
intenta responder en este capítulo. El estudio de las desigualdades sociales es una de las
áreas más importantes de la sociología, porque los recursos materiales a los que tiene
acceso la gente determinan sus vidas en gran parte.

Sistema de estratificación social

Las desigualdades existen en todos los tipos de sociedad humana. Incluso en las culturas
más simples, donde las variaciones en riqueza o propiedad son, virtualmente, existentes,
hay desigualdades entre los individuos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Una persona
puede tener un status más alto que otras, por ejemplo, por una especial proeza cazadora, o
porque esa persona creyera tener un acceso especial a los espíritus ancestrales. Los
sociólogos hablan de la existencia de la estratificación social para descubrir las
desigualdades. La estratificación puede definirse como las desigualdades estructuradas
entre diferentes agrupamientos de individuos. Resulta útil concebir la estratificación como
los estratos geológicos de las rocas sobre la superficie de la tierra. Las sociedades pueden
verse como compuestas por <<estratos>>en una jerarquía, con los más favorecidos en la
cima y los menos privilegiados más cerca de la base.
Puede distinguirse cuatro sistemas de estratificación básicos: esclavitud, casta, estado y
clase. Algunas veces pueden encontrarse en conjunción: la esclavitud, por ejemplo, existió
con las clases en la antigua Grecia y Roma, y en el sur de los Estados Unidos antes de la
Guerra Civil.

Esclavitud

La esclavitud es una forma extrema de desigualdad, en la cual algunos individuos son


poseídos por otros, literalmente, como su propiedad. Las condiciones legales de la posesión
de esclavos han variado considerablemente entre las diferentes sociedades. Algunas veces
los esclavos fueron privados de casi todos sus derechos por ley, como en el sur de los
Estados Unidos, mientras que en otros casos su posición fue más semejante a la de un
sirviente.
Los esclavos fueron utilizados casi exclusivamente como trabajadores en las plantaciones o
como servidores domésticos en los Estados Unidos, Sudamérica y las Indias Occidentales,
durante los siglos XVIII y XIX. En la Atenas clásica, por el contrario, se hallaban presentes
en muchos ambientes, algunas veces en posiciones de gran responsabilidad. Los esclavos
estaban excluidos de los puestos políticos y militares, pero se encontraban en la mayoría de
otros tipos de ocupación. Algunos sabían leer y escribir y trabajaban como administradores

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
del gobierno, muchos eran artesanos. En Roma, donde los grupos gobernantes mantenían
una mala opinión del comercio y la compra-venta, los esclavos se hicieron muy ricos, en
ocasiones, gracias a sus actividades mercantiles, incluso algunos esclavos ricos poseían
esclavos a su vez. En el lugar más bajo de la escuela, sin embargo, aquellos que trabajaban
en las plantaciones o en las minas en el mundo antiguo solían ser tratados de manera
inclemente (Finley, 1968, 1980).
La esclavitud ha provocado resistencia y luchas periódicas por parte de aquellos sujetos a
ella. La Historia está salpicada de rebeliones de esclavos; algunas veces los esclavos se las
arreglaron colectivamente para liberarse de sus sueños. Los sistemas de trabajo forzado con
esclavos como las plantaciones han tenido a ser inestables, porque una productividad alta
sólo podía alcanzarse mediante una supervisión constante y con el uso de métodos brutales
de castigo. Los sistemas de trabajo esclavo se vienen abajo, en parte, por las luchas que
provocan y a causa de que los incentivos económicos o de otra índole motivan a la gente
con mayor eficacia que la compulsión directa. Simplemente la esclavitud no consigue altos
rendimientos. El tráfico de esclavos llevado a cabo por los poderes occidentales hasta el
siglo XIX fue el último, pero también el más extensivo de los sistemas. Desde que se
garantizó la libertad a los esclavos en Norteamérica y en Sudamérica, hace cerca de un
siglo, la esclavitud como institución formal ha sido erradicada gradualmente, y ha
desaparecido del mundo casi completamente hoy en día.

Casta

La casta se asocia sobre todo con las culturas del subcontinente indio. El término
<<casta>> no es indio, viene del portugués casta, y significa <<raza>> o <<estirpe pura>>.
Los indios no tienen un único vocablo para describir el sistema de castas en su conjunto,
sino una variedad de palabras para referirse a sus distintas partes, las dos principales son
varna y jati. Los varna consisten en cuatro categorías diferentes jerarquizadas según su
honor social. Debajo de estos cuatro agrupamientos están los <<intocables>>, en la
posición más baja de todas. Los jati son grupos definidos localmente dentro de los cuales se
organizan los rangos de castas.
El sistema de castas está extremadamente elaborado y varía en su estructura de zona a zona,
tanto que realmente no constituye un <<sistema>> en absoluto, sino una diversidad de
creencias y prácticas variables difusamente conectadas. Pero ciertos principios se
comparten ampliamente. Los miembros de varna más elevado, los brahmanes, representan
la condición superior de pureza, los intocables la más baja. Los brahmanes deben evitar
ciertos tipos de contacto con los intocables, y sólo a éstos les está permitido el contacto
físico con animales o sustancias consideradas impuras. El sistema de castas está
estrechamente ligado a la creencia hindú en la reencarnación; se cree que los individuos que
no siguen los rituales y deberes de su casta renacerán en una posición inferior en su
próxima reencarnación. El sistema de castas indio nunca ha sido completamente estático.
Aunque los individuos no puedan moverse entre las castas, grupos enteros pueden cambiar
su posición dentro de la jerarquía de castas, y frecuentemente lo han hecho.
El concepto de casta se emplea en ocasiones fuera del ámbito cuando dos o más grupos
étnicos están profundamente segregados entre sí, y las nociones de pureza racial
prevalecen. En tales circunstancias, hay fuertes tabúes, o prohibiciones legales, que
dificultan el matrimonio entre los grupos afectados. Al abolirse la esclavitud en los estados
del sur de los Estados Unidos, el grado de separación entre blancos y negros permaneció
tan intensamente que algunos han empleado el término casta para referirse al sistema de
estratificación. El concepto de casta también se ha aplicado a Sudáfrica, donde se mantuvo

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
hasta hace poco tiempo una segregación estricta entre negros y blancos, y el matrimonio
interracial o el contacto sexual estaban prohibidos por ley hasta hace poco tiempo. (Véase
el capítulo 8: <<Etnicidad y raza>>).

Estados

Los estados eran parte del feudalismo europeo, pero también existieron en muchas otras
civilizaciones tradicionales. Los estados feudales consistían en estratos con diferentes
obligaciones y derechos recíprocos, algunos de los cuales estaban establecidos por ley. En
Europa, el estado más elevado era el compuesto por la aristocracia y la nobleza. El clero
formaba otro estado, con inferior status, pero en posesión de varios privilegios distintos.
Aquellos que serían denominados el <<tercer estado>> eran los plebeyos, siervos,
campesinos libres, mercaderes y artesanos. Al contrario que en las castas, se toleraba hasta
cierto punto la movilidad individual o matrimonial entre los estados. Los plebeyos podían
ser ennoblecidos, por ejemplo, para compensar servicios especiales al monarca; los
mercaderes podían comprar títulos de nobleza algunas veces. Un residuo del sistema
persiste en Gran Bretaña, done los títulos hereditarios se reconocen todavía, y los líderes
financieros, funcionarios públicos y otros pueden ser ennoblecidos o recibir la dignidad de
par en reconocimiento a sus servicios.
Los estados han tendido a desarrollarse dondequiera que hubiese una aristocracia
tradicional basada en la nobleza de nacimiento. En los sistemas feudales como en la Europa
medieval, los estados se hallaban estrechamente ligados a la comunidad señorial local:
formaban un sistema de estratificación local más que nacional. En imperios tradicionales
más centralizados como en China o en Japón estaban organizados sobre una base nacional.
Algunas veces las diferencias entre estados se justificaban por creencias religiosas, aunque
raramente de una manera tan estricta como en el sistema de castas hindú.

Clase

Los sistemas de clases difieren en muchos aspectos de la esclavitud, las castas o los estados.
Deben mencionarse cuatro diferencias en especial:
1.- Al contrario que en otros tipos de estratos, las clases no se establecen mediante
provisiones jurídicas o religiosas; la pertenencia no se basa sobre una posición heredada,
especificada legalmente o por costumbre. Los sistemas de clase son más fluidos,
típicamente, que los restantes tipos de estratificación, y los límites entre las clases no son
nunca definidos. No hay restricciones formales al matrimonio entre personas de distintas
clases.
2.- La clase de un individuo es adquirida, al menos en parte, y no simplemente <<recibida>>
por nacimiento como es corriente en otros tipos de estratificación. La movilidad social, el
movimiento hacia arriba o debajo de la estructura de clases, es mucho más frecuente que en los
otros tipos. (En el sistema de castas la movilidad individual de una casta a otra es imposible).
3.- Las clases dependen de las diferencias entre los agrupamientos de individuos, de las
desigualdades en la posesión y control de los recursos materiales. En los otros tipos de
sistemas de estratificación, los factores no económicos, tales como la influencia de la
religión en el sistema de castas indio, son en general mucho más importantes.
4.- En los restantes tipos de sistemas de estratificación, las desigualdades se expresan
primeramente en relaciones personales de deber u obligación, entre siervo y señor, esclavo
y amo, individuos de menor o mayor casta. Por el contrario, los sistemas de clases operan
principalmente mediante conexiones impersonales a gran escala. Por ejemplo, una de las

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
bases fundamentales de las diferencias de clases se halla en las desigualdades de salario y
de condiciones de trabajo; éstas afectan a todas las personas de una categoría ocupacional
específica, como resultado de las circunstancias económicas derivadas de la economía
como totalidad.

Podemos definir una clase como un agrupamiento de personas a gran escala que comparten
recursos económicos comunes, los cuales influyen fuertemente sobre el estilo de vida que
son capaces de llevar. La propiedad de riqueza junto con la ocupación son las bases más
importantes de las diferencias de clases. Las principales clases que existen en las
sociedades occidentales son una clase alta los ricos, los empleadores e industriales, más
los altos ejecutivos, aquellos que poseen o controlan directamente los recursos
productivos, una clase media que incluye a la mayoría de los profesionales y a los
trabajadores de cuello blanco y una clase obrera aquellos con trabajos manuales o de
cuello azul. En algunos de los países industrializados, como Francia o Japón, una cuarta
clase ha sido importante hasta hace poco tiempo, los campesinos, personas dedicadas a los
tipos tradicionales de producción agrícola. En los países del Tercer Mundo, los campesinos
suelen ser aún la clase más numerosa con mucha diferencia.
Volvemos ahora al examen de las principales teorías de la estratificación que se ha
desarrollado en la sociología, en especial concentrándonos sobre su relevancia para las
sociedades modernas.

Teoría de la estatificación en las sociedades modernas

Los acercamientos teóricos más influyentes son los desarrollados por Kart Marx (1818-
1883) y Max Weber (1864-1920): la mayoría de las teorías subsiguientes sobre la
estratificación están en deuda con sus ideas. Analizaremos también dos teorías más
recientes, las propuestas por Eric Olin Wright y Frank Parkin. Las ideas de Marx y Weber
han tenido un efecto profundo en el desarrollo de la sociología, y también hen influido en
muchas otras áreas de la disciplina. Algunos aspectos de sus escritos se examinarán en
varios capítulos posteriores. (Para una visión panorámica de su trabajo, véase el capítulo 22
<<El desarrollo de la teoría sociológica>>).

La teoría de Karl Marx

Marx nació en Alemania, pero pasó gran parte de su vida en Gran Bretaña. Pese a que sus
ideas siempre han sido polémicas, han tenido una gran influencia mundial. Muchos autores
que rechazaron sus puntos de vista políticos se inspiraron ampliamente en sus escritos,
incluyendo a Marx Weber.
La mayoría de sus trabajos se ocupan de la estratificación, y sobre todo de la clase social,
aunque sorprendentemente no proporcionó un análisis sistemático del concepto de clase. El
manuscrito en el que Marx estaba trabajando en el momento de su muerte, publicado
posteriormente como parte de su trabajo más importante, El Capital, cesa en el punto en
que plantea la pregunta <<¿Qué constituye una clase?>>. El concepto de clase de Marx
tiene que reconstruirse, en consecuencia, desde el cuerpo de sus escritos como conjunto.
Puesto que en los distintos pasajes en los que argumenta la noción de clases no son siempre
totalmente coherentes, ha habido muchas disputas entre los académicos sobre <<lo que
Marx quería realmente decir>>. Sin embargo, los contornos fundamentales de sus puntos
de vista bastante claros.

32
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

La naturaleza de la clase

Para Marx una clase es un grupo de personas que tienen una relación común con los medios
de producción, los medios mediante los que se ganan la vida. Antes del ascenso de la
industria moderna, los medios de producción constituían primordialmente en la tierra y los
instrumentos para cultivar o cuidar el ganado. Por consiguiente, en las sociedades
preindustriales las dos clases fundamentales eran quienes poseían la tierra los aristócratas,
la nobleza o los dueños de esclavos y aquellos dedicados a producir con ella los siervos,
los esclavos y los campesinos libres. En las sociedades industriales modernas, las fábricas,
las oficinas, la maquinaria y la riqueza o el capital necesario para obtenerlos se hicieron
importantes. Las dos clases principales son quienes poseen estos nuevos medios de
producción los industriales o capitalistas y aquellos que se ganan la vida vendiéndoles su
fuerza de trabajo la clase obrera o, en el término que Marx prefiere, ahora algo arcaico, el
<<proletariado>>.
Según Marx, la relación entre las clases es de explotación. En las sociedades feudales, la
explotación tomó la forma de la transferencia directa del producto del campesinado a la
aristocracia. Los siervos estaban obligados a dar una cierta parte de su producción a sus
aristocráticos señores, o tenían que trabajar un cierto número de días al mes en las tierras
del señor para producir cosechas para su consumo y el de su séquito. En las sociedades
capitalistas modernas, la fuente de la explotación es menos obvia, y Marx presta mucha
atención, tratando de aclarar su naturaleza. En el curso de un día de trabajo, razonaba Marx,
los trabajadores producen más de lo que los empleadores necesitan para reembolsar el coste
de pagarles. Este plus-valor es el origen del beneficio, que se apropian los capitalistas. Un
grupo de trabajadores en una fábrica textil, digamos, puede producir un centenar de trajes al
día. La venta de la mitad de los trajes proporciona una renta suficiente para que el
fabricante pague los salarios de los trabajadores. El ingreso proveniente del resto de la ropa
constituye el beneficio.
Marx estaba impresionado por las desigualdades que crea el sistema capitalista. Aunque en
épocas precedentes los aristócratas disfrutaban una vida de lujo, como plenamente diferente
de la del campesinado, las sociedades agrarias eran relativamente pobres. Incluso si no
hubiera habido aristocracia, los estándares de vida habrían sido muy bajos. Sin embargo,
con el desarrollo de la industria moderna, la riqueza se produce en una escala muy lejana a
lo visto con anterioridad, pero los trabajadores tienen poco acceso a la riqueza que crea su
fuerza de trabajo. Mientras la acumulada por los propietarios crece, ellos permanecen
relativamente pobres. Además, con el desarrollo de las fábricas modernas y la
mecanización de la producción, el trabajo se suele convertir en algo aburrido y opresivo en
exceso. El trabajo que es el origen de nuestra riqueza conlleva, a menudo, un deterioro
físico y el aburrimiento mental como en el caso de un taller manual cuyo trabajo consista
en tareas rutinarias, día tras día, en un entorno inmutable.

La complejidad de los sistemas de clases

Aunque en la teoría de Marx hay dos clases principales en la sociedad, quienes poseen y
quienes no poseen los medios de producción, él reconoce que los sistemas de clases
existentes son muchos más complejos que lo que sugiere este modelo. Junto a las dos clases
básicas, existen lo que Marx denomina a veces clases de transición. Son grupos de clases
residuales provenientes de tipos anteriores de sistemas de producción, los cuales persisten

33
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
por largo tiempo después de su desaparición. En algunas sociedades modernas occidentales,
como Francia, Italia o España, durante buena parte de este siglo, por ejemplo, partes
sustanciales de la población siguiente siendo campesinos, trabajando en buena parte de la
misma manera que en el sistema feudal, Marx también presta atención a las divisiones que
se dan dentro de las clases. Por ejemplo, las siguientes.
1.- En las clases superiores se dan conflictos a menudo entre los capitalistas financieros y
los industriales manufactureros.
2.- Hay división de intereses entre las personas con pequeños negocios y aquellas que
poseen o gestionan grandes corporaciones. Ambos grupos pertenecen a la clase capitalista,
pero las políticas que favorecen a los grandes negocios no son siempre beneficiosas para los
pequeños.
3.- Dentro de la clase obrera, los desempleados de larga duración tienen peores condiciones
de vida que la mayoría de los trabajadores. Con frecuencia estos grupos consisten en su
mayor parte en minorías étnicas.
El concepto de clase de Marx nos dirige hacia las desigualdades económicas estructuradas
objetivamente en la sociedad, la clase no se refiera a las creencias que tiene la gente sobre
su posición, sino a las condiciones objetivas que permiten a algunos un mayor acceso a las
compensaciones económicas que a otros.

La teoría de Max Weber

Max Weber fue también alemán como Marx. Aunque la enfermedad le impidió seguir una
carrera académica ortodoxa, tenía ingresos propios y pudo dedicar mayor parte de su vida a
l estudio académico. Se le considera uno de los principales fundadores de la sociología,
pero sus escritos exceden con mucho este campo alcanzando numerosas áreas de la historia,
la teoría legal, la economía y la relación comparada.
El acercamiento de Weber a la estratificación se constituye sobre el análisis desarrollado
por Marx, pero lo modifica y reelabora. Hay dos diferencias fundamentales entre las dos
teorías.
Primero, aunque Weber acepta el punto de vista de Marx sobre que la clase funda en
condiciones económicas objetivamente dadas, percibe una mayor variedad de factores
económicos, tan importantes como los reconocidos por Marx, para la formación de una
clase. De acuerdo con Weber, las divisiones de clases se deben no sólo del control. o de la
ausencia de control, de los medios de producción, sino de diferencias económicas que nada
tiene que ver, directamente, con la propiedad. Tales recursos incluyen especialmente los
conocimientos técnicos y las credenciales o las cualificaciones que afectan a los tipos de
trabajo que las personas pueden obtener. Aquellos con ocupaciones profesionales o de
gestión ganan más, y tienen condiciones de trabajo más favorables, que las personas con
trabajos de cuello azul. Las cualificaciones que poseen, como los títulos, los diplomas y los
conocimientos técnicos que han adquirido, les hacen más <<mercantiles>> que otros sin
tales cualificaciones. En un nivel inferior, entre los trabajadores de cuello azul, los
artesanos cualificados pueden asegurarse salarios más altos que los semi o descualificados.
Segundo, Weber distingue otros dos aspectos básicos de la estratificación además del de
clase. Uno que denomina status y el otro partido. De hecho, adapta la noción de grupo de
status del ejemplo de los estamentos medievales; el término que emplea en alemán (Stand)
significa ambas cosas.

34
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Status

El status se refiere a las diferencias entre dos grupos en el honor social o el prestigio que le
conceden los otros. Las distinciones de status varían a menudo con independencia de las
divisiones de clases, y el honor social puede ser positivo o negativo. Los grupos de status
privilegiados positivamente comprenden agrupamientos de personas cualesquiera que tiene
un prestigio elevado n un orden social dado. Por ejemplo, los médicos y los abogados
tienen un alto prestigio en la sociedad británica. Los grupos parias son grupos de status
privilegiados negativamente sujetos a discriminaciones que les impiden aprovecharse de las
oportunidades abiertas a la mayoría. Los judíos fueron grupos parias en la Europa medieval,
excluidos de la participación en ciertas ocupaciones y del desempeño de cargos oficiales.
La posesión de riqueza tiende a conferir, normalmente, un status elevado, pero hay muchas
excepciones. La expresión <<pobreza distinguida>> se refiere a un caso concreto. En Gran
Bretaña, los individuos de familias aristocráticas continúan disgustado de un estigma social
considerable, incluso cuando han perdido sus fortunas. Recíprocamente, el <<dinero
nuevo>> es mirado con desdén por los ricos de siempre.
Donde quiera que la clase es dada objetivamente, el status depende de las evaluaciones
subjetivas de la gente sobre las diferencias sociales. Las clases se derivan de los factores
económicos con la propiedad y las ganancias; el status se rige por los variables géneros de
vida que siguen los grupos.

Partido

En las sociedades modernas, subraya Weber, la formación de partidos es un importante


aspecto del poder, y puede influir sobre la estratificación con independencia de la clase y el
status. El <<partido>> define un grupo de individuos que trabajan conjuntamente porque
tienen orígenes, aspiraciones o intereses comunes. Marx tendía a explicar en términos de
clase tanto las diferencias de status como la organización de partido. Weber argumenta que
de hecho, ninguna puede reducirse a las divisiones de clase, incluso aun cada una es
influida para ellas; a su vez ambas pueden influir sobre las circunstancias económicas de
los individuos y los grupos, afectando, por consiguiente, a la clase. Los partidos pueden
apelar a las preocupaciones que atraviesan las diferencias de clases: por ejemplo, los
partidos pueden basarse en la inflación religiosa o en los ideales nacionalistas. Un marxista
podría intentar explicar en términos de clases los conflictos entre católicos y protestantes
del Norte de Irlanda, puesto que hay más católicos en trabajos de clase obrera que
protestantes. Un seguidor de Weber argüiría que tal explicación es ineficaz porque también
muchos protestantes tienen origen de clase trabajadora. Los partidos a los que las personas
se afilian son la expresión tanto de las diferencias religiosas como de las de clases.
Los escritos de Weber sobre la estratificación son importantes porque muestran otras
dimensiones estratificadoras que influyen señaladamente sobre las vidas de las personas,
además de la clase. La mayoría de los sociólogos sostienen que el esquema de Weber
ofrece una base más flexible y compleja para el análisis de la estratificación que el
proporcionado por Marx.
Las ideas desarrolladas por Marx y Weber se emplean ampliamente en la sociología actual,
aunque rara vez sin modificaciones. Quienes han trabajado en la tradición marxista han
llevado más lejos las ideas que el propio Marx estableció; otros han tratado de reelaborar
los conceptos de Weber. Como los dos puntos de vista son similares en muchos aspectos, y
complementarios en otros, han surgido formas comunes de pensamientos. Puede darse
alguna indicación de ellas examinando brevemente dos de las perspectivas teóricas más

35
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
recientes.

La teoría de las clases de Erik Olin Wright

El sociólogo estadounidense Erik Olin Wright ha desarrollado una posición teórica que
debe mucho a Marx, pero que incorpora también ideas de Weber (Wright, 1978, 1985).
Según Wright, hay tres dimensiones en el control sobre los recursos económicos en la
producción capitalista moderna, y nos permiten identificar las grandes clases existentes:

1.- Control sobre las inversiones o el capital.


2.- Control sobre los medios físicos de producción (tierra o fábricas y oficinas).
3.- Control sobre la fuerza de trabajo.

Quienes pertenecen a la clase capitalista tienen control sobre cada una de estas dimensiones
dentro del sistema de producción. Los miembros de la clase obrera no tienen control sobe
ninguna de ellas. En medio de estas clases principales, sin embargo, hay grupos cuya
posición es más ambigua. Estas personas están en lo que Wright denomina situaciones
contradictorias de clases, porque son capaces de influir cobre algunas facetas de la
producción pero se les deniega el control de otras. Los empleados de cuello blanco y
profesionales, por ejemplo, tiene que contratar su fuerza de trabajo con los empleados para
obtener un modo de vida, de la misma forma que lo hacen los trabajadores manuales. Pero
al mismo tiempo tienen un grado de control más amplio sobre su ambiente de trabajo que la
mayoría de las personas con trabajos de cuello azul. Wright califica la posición de clases de
esos trabajadores como <<contradictoria>>, porque esas situaciones de clase no son ni de
capitalistas ni de obreros manuales, aunque comparten ciertas características comunes con
cada una.

Frank Parkin: un enfoque weberiano

Frank Parkin, un autor británico, ha propuesto un acercamiento que descansa más


intensamente en Weber que en Marx (Parkin, 1971, 1979). Parkin está de acuerdo con
Marx, al igual que Weber, en que la posesión de la propiedad, los medios de producción, es
el fundamento básico de la estructura de clases. La propiedad, sin embargo, según Parkin,
es sólo una forma de cierre social, que puede ser monopolizada por una minoría y utilizada
como una base de poder sobre otros. Podemos definir el cierre social como cualquier
proceso mediante el cual los grupos tratan de mantener un control exclusivo sobre los
recursos, limitando el acceso a ellos. Junto con la propiedad o la riqueza, la mayoría de las
características que Weber asociaba con las diferencias de status, como el origen étnico, el
lenguaje o la religión, pueden ser empleadas para crear un cierre social.
En el cierre social hay implicados dos tipos de procesos. La exclusión se refiere a las
estrategias adoptadas por los grupos para separarse de los extraños, impidiéndoles el acceso
a los recursos valiosos. Así, en el pasado, los sindicatos de blancos en los Estados Unidos
excluían de sus miembros a los negros, como medio de mantener sus propios privilegios.
La usurpación alude a los intentos de los menos privilegiados para adquirir recursos
monopolizados previamente por otros, como la lucha de los negros para alcanzar el derecho
de afiliación sindical.
Ambas estrategias pueden emplearse simultáneamente en ciertas circunstancias. Los
sindicatos, por ejemplo, pueden emprenderse actividades usurpatorias contra los
empleadores, yendo a la huelga para conseguir una mayor participación en los recursos de

36
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
una empresa, pero, al mismo tiempo, pueden excluir de la afiliación a las minorías étnicas.
Parkin denomina a esto cierre dual. Aquí hay, claramente, un puesto de similitud entre
Parkin y Wright. El cierre dual alude a los mismos problemas examinados por Wright bajo
la denominación de situaciones contradictorias de clase. Las dos nociones indican que los
situados en medio del sistema de estratificación, en cierta manera, dirigen sus ojos hacia la
cima, mientras se preocupan también de distinguirse de los ubicados más abajo.

Las clases en las sociedades occidentales de nuestros días

Algunos autores han argüido que las clases se han convertido en algo carente de
importancia en las sociedades occidentales modernas. Generalmente se coinciden en
afirmar que había que había grandes diferencias de clases hace un siglo y medio en el
periodo inicial de desarrollo del capitalismo industrial. Incluso los más críticos con el
pensamiento de Marx reconocen que habría separaciones abismales entre los trabajadores
pobres y los ricos industriales que les empleaban. Desde entonces, se ha sostenido que las
desigualdades materiales han sido disminuidas en gran extensión en los países
industrializados. Los impuestos dirigidos a los ricos, combinados con los beneficios
sociales para aquellos que no pueden ganarse fácilmente la vida por sí mismos, han
acercado la cima y la base de la escala de la desigualdad. Además, con la extensión de la
educación pública, quienes tienen el talento necesario pueden encontrar el camino hacia lo
más altos niveles del sistema social y económico.
Por desgracia, este cuadro dista de ser preciso. La influencia de la clase puede ser menor de
la supuesta por Marx, pero hay pocas esferas de la vida social que no haya sido afectadas
por las diferencia de clase. Las personas de clase trabajadora tienen como medida un menor
peso al nacer y más altas tasas de mortalidad infantil, son más bajos en su madurez, menos
saludables, mueren a una edad más temprana que aquellos pertenecientes a las categorías de
clase alta. Los grandes tipos de enfermedad mental y física, incluyendo los trastornos
coronarios, el cáncer, la diabetes, la neumonía y la bronquitis, son todos más frecuentes en
los niveles inferiores de la estructura de clases que en su cima (Waitzkin, 1986).

Diferencias de riquezas y renta

Marx creía que la maduración del capitalismo industrial traería consigo un desajuste entre
la riqueza de la minoría y la pobreza de la gran masa de la población. Según él, los salarios
de la clase obrera nunca superaría el nivel de subsistencia. En los niveles inferiores de las
sociedades, en particular entre los desempleados ocasionales o permanentes, habría una
<<acumulación de miseria, agonía del trabajo, esclavitud, ignorancia, brutalidad,
degradación moral>> (Marx, 1970, p. 645). Marx tenía razón, como veremos, en la
persistencia de la pobreza en los países industrializados y en anticipar la continuación de las
desigualdades de riqueza y renta a gran escala. Se equivocó al creer que la renta de la
mayoría de la población seguiría extremadamente baja, y en que una minoría se haría más y
más rica en relación a la mayoría. Hoy día, la mayoría de las personas de los países
occidentales se hallan mejor materialmente que los grupos comparables en la época de
Marx. Para examinar en qué medida y por qué ocurre así, tenemos que investigar los
cambios en la distribución de la riqueza y la renta desde el siglo pasado.
La riqueza se refiere a todos los activos que poseen los individuos tanto acciones y
participaciones, ahorros y propiedades, como casa o tierra, artículos que pueden venderse.
La renta alude a las pagas de salarios provenientes de ocupaciones asalariadas, más el
dinero <<no ganado con esfuerzo>> derivado de inversiones normalmente intereses o

37
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
dividendos. Mientras que la mayoría de la gente consigue su dinero mediante su trabajo, los
ricos obtienen el grueso de su renta de las inversiones.

Riqueza

La información fiable sobre la distribución de la riqueza es difícil de obtener. Algunos


países mantienen estadísticas más precisas que otros, pero siempre hay implicada una
cantidad considerable de adivinación. Los ricos no publican normalmente la cuantía
completa de sus activos; se ha señalado con frecuencia que sabemos muchos más sobre los
pobres que acerca de los ricos. Lo cierto es que la riqueza se concentra en unas pocas
manos. En Gran Bretaña el por 100 de la población posee cerca del 18 por 100 de toda la
riqueza personal (disfrutada por individuos más que por organizaciones).

Tabla 7.1 Propiedad de la riqueza en el reino Unido.

1976 1981 1986 1989


Porcentaje de riqueza en posesión de:
1 % más rico 21 18 18 18
5 % más rico 38 36 36 38
10 % más rico 50 50 50 53
25 % más rico 71 73 73 75
50 % más rico 92 92 90 94
Total de riquezas (en miles de millones de 280 268 955 1.578
libras)

Fuente: Datos de la renta nacional tomados de Social Trendas 22 (Londres: HMSO. 1992).

El 10 por 100 más rico de la población posee más de la mitad de la riqueza total. La
propiedad de las acciones y los bonos es más desigual que la tenencia de riqueza en su
conjunto. El 1 por 100 de la población del Reino Unido posee el 75 por 100 de las
participaciones en empresas privadas: el 5 por 100 posee el 90 por 100 del total, pero ha
habido más cambios a este respecto. Cerca del 25 por 100 de la población tiene
participaciones en comparación con el 14 por 100 en 1986. Muchas personas comparan
participaciones por primera vez con el programa de privatización del gobierno conservador.
El incremento es más dramático incluso cuando examinamos un periodo más amplio, pues
en 1979 solamente el 5 por 100 de la población tenía participaciones. La mayoría de éstas
es pequeña (de un valor inferior a las 1.000 £ a precio de 1991) y la propiedad institucional
de participaciones acciones de compañías en otras empresas crece con más rapidez que
la individual. La proporción del valor total de las participaciones en manos de individuos se
redujo a la mitad entre 1963 y 1990(HMSO, 1992).

38
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Renta

Uno de los cambios más significativos en los países occidentales durante el siglo pasado ha
sido el crecimiento de la renta real de la mayoría de la población trabajadora. La renta real
es la renta efectiva sin incluir los aumentos resultantes de la inflación, para proporcionar
una norma fija de comparación de año a año. Los trabajadores de cuello azul de las
sociedades occidentales ganan ahora entre tres y cuatro veces en renta real lo que sus
asimilados en el cambio de siglo. Las ganancias para los trabajadores de cuello blanco, de
gestión y profesionales ha sido ligeramente superior. En términos de salarios per capita, y el
abanico de bienes y servicios que pueden adquirirse, la mayoría de la población hoy en día
es mucho más acaudalada que lo ha sido cualquier pueblo en la historia humana. Una de las
razones más importantes para el aumento salarial es la creciente productividad, el
rendimiento por trabajador, que ha sido asegurada mediante el desarrollo tecnológico de la
industria. El valor de los bienes y servicios producidos por trabajador ha subido, más o
menos continuamente, en muchas industrias por lo menos, desde 100. Sin embargo, como
en el caso de la riqueza, la distribución de la renta sigue siendo desigual. El 20 por 100 de
las familias más ricas perciben la mitad de la renta total de la población.
En la mayoría de los países occidentales, incluida Gran Bretaña, la riqueza y la renta se han
ido distribuyendo más equitativamente que hace un siglo o más. Esta tendencia ha sido
menos pronunciada en los Estados Unidos que en cualquier otro lugar, y en leo últimos
veinte años parece haber habido pocos cambios en la desigualdad de riqueza o renta en ese
país. Como las fortunas poseídas por los estadounidenses más ricos son tan enormes, la
disparidad entre ricos y pobres en los Estados Unidos es considerablemente mayor que en
la mayoría de los países del mundo industrializado. La propiedad de riqueza, especialmente
de capital, asunto sobre el que los cuatro teóricos examinados están de acuerdo, es una
dimensión básica del sistema de clases. Veamos ahora las principales divisiones de clases
en el Reino Unido, y hagamos, de paso, algunos comentarios sobre otros países.

La clase alta

La clase alta en la sociedad británica consta de un número relativamente pequeño de


individuos y familias que poseen considerables propiedades; una guía estadística
aproximada puede ser considerarles el 1 por 100 de los poseedores de riqueza. tiende a
habar divisiones de status moderadamente claras dentro de la clase alta entre el
dinero<<viejo>> y el <<nuevo>>. Las familias cuya propiedad ha sido heredada a través de
varias generaciones menosprecian con frecuencia a quienes se han enriquecido por sí
mismos. Aunque pueden mezclarse en ciertos contextos, quienes han ascendido desde
orígenes más humildes se encuentran excluidos, a menudo, de los círculos en los que se
mueven los ricos de siempre.
La propiedad, como subraya Marx y Weber, confiere poder, y los miembros de la clase alta
están desproporcionadamente representados en los más altos niveles de poder. Su influencia
arranca, de una parte, del control directo del capital industrial y financiero, y de otra, de su
acceso a las posiciones más importantes en las esferas políticas, educativa y cultural.
John Scout ha descrito los tres sectores de la clase alta en el siglo XIX: grandes propietarios
de tierra, empresarios financieros e industriales (Scout, 1991). El primero de estos grupos
se veía a sí mismo como una aristocracia, pero a lo largo del siglo extendió gradualmente
este reconocimiento a los más prósperos de los grupos financieros. A los industriales

39
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

de cuyas empresas se localizaban en el norte, se les mantuvo, y hasta cierto punto se


mantuvieron, a cierta distancia. A medida que el siglo avanzaba, y que crecía su riqueza,
fueron cada vez más aceptados pos los otros dos sectores. A finales de siglo los industriales
habían adquirido intereses en la tierra y en los bancos y compañías de seguros en tanto que
los propietarios de tierras completaban su renta con los ingresos de sus cargos de directores
en las empresas industriales.
Scott señala que la fusión de los distintos grupos en el seno de la clase alta ha proseguido a
lo largo del siglo XX aunque continúen algunos conflictos y persistan las divisiones. Por
ejemplo, los dirigentes financieros de la City en Londres se encuentran a menudo reñidos
con las cabezas en las corporaciones de negocios: las políticas que benefician a un grupo no
siempre favorecen al otro. Hoy en día los propietarios de tierra han desaparecido del todo
como grupo diferenciado de la clase única personas que pueden intentar competir con otras
a la manera tradicional son aquellas que han hecho dinero por otros medios.

La clase media

La expresión clase media designa a personas que trabajan en ocupaciones muy diferentes.
Según algunos observadores, la mayoría de la población en Gran Bretaña pertenece a esta
clase hoy día, porque la producción de trabajos de cuello blanco ha ascendido
señaladamente en relación a los de cuello azul. (Véase el capítulo 15: <<El trabajo y la vida
económica>>).
Hay tres sectores moderadamente distintos dentro de la clase media. La vieja clase media se
compone de los pequeños negocios, propietarios de comercios locales y pequeños
campesinos. Las cifras de esta categoría han descendido continuamente desde el siglo
pasado, pero todavía son una parte significativa de la producción trabajadora en general.
Los pequeños negocios son mucho más interesables que los grandes, la mayoría cierran a
los dos años de su establecimiento. Solamente el 20 por 100 de los establecidos en el Reino
Unido un año cualquiera siguen siendo aún negocios cinco años más tarde. Las tiendas y
empresas pequeñas son como frecuencia incapaces de competir eficazmente con las grandes
compañías, los supermercados y las cadenas de restaurantes. Si la vieja clase media no ha
disminuido tanto como algunos pensaron una vez que sería el caso, incluyendo a Marx, es
porque hay una gran reserva de personas deseosas de intentar establecer un negocio por su
cuenta. La mayoría de los que se van fuera de los negocios son reemplazados en
consecuencia por otros. Los hombres y mujeres de los pequeños negocios tienden a tener
una perspectiva social y política moderadamente distinta. En algunos países como Francia
muchos han sido partidarios persistentes de los partidos políticos de la extrema derecha,
La clase media alta se compone principalmente de quienes ocupan posiciones de gestión y
profesionales. Esta categoría incluye gran número de individuos y familiares, y la
generalización sobre sus actitudes y punto de vista es arriesgada. La mayoría han
experimentado alguna forma de educación superior, y la producción que mantiene
perspectivas progresivas sobre los asuntos políticos y sociales, en especial en los grupos
profesionales, es moderadamente alta.
La clase media baja es una categoría más heterogénea si cabe, e incluye personas que
trabajan como oficinistas, representantes, maestros, enfermeros y otros. Por lo general, pese
a la confluencia de algunas de sus condiciones de trabajo, la mayoría de los miembros de la

40
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

clase media baja tiende a mantener actitudes sociales y políticas diferentes de las de la
mayoría de los trabajadores de cuello azul.
El variado carácter de la clase media como conjunto se capta, hasta cierto punto, por
conceptos como los sugeridos por Wright y Parkin. Las personas de clase media se
encuentran en situaciones <<contradictoras>> de <<cierre dual>>, en el sentido de que se
hallan atrapados entre presiones e influencias contrapuestas. Muchas personas de clase
media baja, por ejemplo, se identifican con los mismos valores que los de posiciones mejor
remuneradas, pero pueden encontrarse viviendo con rentas inferiores a las de los
trabajadores manuales mejor pagados.

La clase obrera

La clase obrera abarca a quienes trabajan en ocupaciones manuales, de cuello azul. Como
en la clase media, tiende a haber divisiones acusadas dentro de la clase obrera como
conjunto. Una frase importante de tales separaciones es el nivel de cualificación. La clase
obrera alta, compuesta de los trabajadores cualificados, ha sido vista con frecuencia como
una << aristocracia del trabajo>>, teniendo sus miembros rentas, condiciones de trabajo y
seguridad en el empleo superiores a los de las ocupaciones de cuello azul. Aunque algunas
cualificaciones han sido socavadas por los desarrollos tecnológicos, y está debilitada la
posición de los trabajadores en las ocupaciones afectadas, como entre los impresores, en su
conjunto, las circunstancias económicas de los trabajadores cualificados se han hecho más
favorables en los últimos años. En muchos sectores sus ganancias han permanecido
relativamente altas, y sus empleos estables están mucho menos afectados por los crecientes
niveles de desempleo que los de trabajos menos cualificados de cuello azul.
La clase obrera baja está compuesta por aquellos en empleados descualificados o
semicualificados, que necesitan escaso aprendizaje. La mayoría de estos trabajos conllevan
rentas más bajas e inferior seguridad en el empleo que las ocupaciones cualificadas.
Las ocupaciones de clases obreras difieren en función de si son a tiempo completo o
parcial, y de cuanta seguridad en el empleo tienen los trabajadores. Una distinción entre
áreas de las economías centrales y periféricas ayuda a iluminar este punto. Los sectores
centrales son aquellos en los cuales los trabajadores lo son a tiempo completo, obtienen
ganancias relativamente altas y disfrutan de seguridad en el empleo a largo plazo. Los
sectores periféricos son aquellos cuyos trabajos son inseguros, tienen bajas ganancias, con
una alta proporción de trabajadores a tiempo parcial. Los trabajadores cualificados, y una
cierta proporción de empleados semi y descualificados, hombres de raza blanca
mayoritariamente, predominan en los sectores centrales, que son también los sindicatos con
más frecuencia. Otros se hallan en el sector periférico donde el nivel de afiliación sindical
es bajo (Form. 1985).
Una gran línea de demarcación dentro de la clase obrera se da entre la mayoría étnica y las
minorías desvalidas, que componen una infraclase. Los miembros de la infraclase tienen
condiciones de trabajo y niveles de vida acusadamente inferiores a la mayoría de la
población. Muchos se hallan entre los desempleados a largo plazo, o vagan sin rumbo de un
empleo a otro. En Gran Bretaña, los negros y los asiáticos están representados
desproporcionadamente en la infraclase. En algunos países europeos, los trabajadores
emigrantes que encontraron empleo en los tiempos de gran prosperidad hace veinte años,
ahora componen una basta parte de este sector de la clase obrera. Esto es cierto, por

41
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

ejemplo, para los argelinos en Francia y los emigrantes turcos en Alemania Occidental.
(Véase el siguiente capítulo: <<Etnicidad y raza>>).

El estudio de la conciencia de clases: diferentes enfoques

Para investigar la conciencia de clases se han llevado a cabo innumerables encuestas acerca
de cómo piensa la gente sobre las clases y las divisiones de clases. Se han empleado varias
estrategias en tales estudios.

El método de la reputación de posiciones

En el método de la reputación de posiciones se pregunta a los entrevistados en qué clases


colocarían a otras personas. Uno de los estudios mejor conocidos de este tipo fue realizado
por W. Lloyd Warner y Pau Lunt en Newburyport, una pequeña ciudad de Massachussets,
en los Estados Unidos (Warner y Lunt, 1947; Warner et al., 1949). Se administraron
entrevistas muy largas a muchos residentes con la finalidad de elaborar una descripción de
sus puntos de vista sobre las divisiones de clase dentro de la comunidad. Expresiones como
<<la gente con dinero>>, <<gente pobre pero honrada>> y <<don nadie>> eran aplicadas
de forma coherente por los entrevistados. Se identificaron seis clases sociales sobre la base
de sus respuestas: clase alta, media, baja, cada una con subdivisiones.
Este acercamiento se ha empleado con bastante frecuencia desde los estudios originales de
Warner y sus asociados, pero sólo puede ser aplicado eficazmente en pequeñas
comunidades. Por otra parte, confunde dos fenómenos que deberían mantenerse separados
conceptualmente, la clase y la conciencia de clase. Las diferencias de clase existen con
independencia de si las personas son conscientes de ellas o no.

El método subjetivo

El método subjetivo implica simplemente preguntar a los entrevistados a qué clase creen
que pertenecen. Un estudio pionero de este tipo fue llevado a cabo por Richard Centers en
los Estados Unidos, obteniendo respuestas de una muestra aleatoria nacional (Centers,
1949). Emprendió su investigación sobre una encuesta organizada por la revista Fortune, la
cual pretendía que el 80 por 100 de los estadounidenses se identificaba como clase media.
Centers observó que la encuesta sólo había ofrecido a los entrevistados tres elecciones:
<<clase alta>>, <<clase media>>, <<clase baja>>. Determinó que si se añadía una cuarta
posibilidad, <<clase obrera>>, cerca de la mitad de su muestra se situaba en esta categoría.
La gente estaba preparada para verse a sí misma como <<clase obrera>>, pero se sentía
infeliz de situarse en la <<clase baja>>. Como las respuestas varían conforme a la
formulación de las preguntas, es difícil asegurar el valor de los resultados de tales estudios.
No obstante, Mary y Robert Jackman (1983) han intentado recientemente trabajar sobre el
acercamiento a la clase de Cneter, de la Universidad de Michigan. Se preguntaba a las
personas a cuál de las clases siguientes consideraba que pertenecían: los pobres, la clase
obrera, la clase media, la clase media alta o la clase alta. Sólo el 3 por 100 de los
entrevistados no se identificó con alguna de las cinco categorías de clase. Cerca del 8 por
100 como se veía así mismo como <<pobre>>, el 37 por 100 como <<clase obrera>>, el 43
por 100 como <<clase media>>, el 8 por 100 clase <<media alta>> y el 1 por 100 como
<<clase alta>>. Hubo un elevado nivel de acuerdo sobre qué ocupaciones se asociaban a

42
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

estas clases. Por ejemplo, los ejecutivos, los médicos y los abogados eran colocados, casi
invariablemente, en las categorías <<media alta>> o <<clase alta>>. No hubo diferencias
significativas entre negros y blancos en estas valoraciones.

Imágenes de la estructura de clases

Un tercer acercamiento al estudio de la conciencia de clase lo constituye la investigación de


las imágenes de la estructura de clases. La investigación de esta índole tiende a ser más
informativa que las otras dos, porque examina más directamente cómo piensan las personas
sobre la naturaleza y las raíces de la desigualdad social. Por ejemplo, hay tipos de actitudes
y perspectivas que no emplean necesariamente la palabra <<clase>>, ni los aspectos
importantes menos manifiestos de la conciencia de clase. Así, las personas de clase alta o
de clase media alta pueden negar en ocasiones que las clases existan en absoluto. Sin
embargo, podemos ver esto sociológicamente como una expresión de conciencia de clase
en sí misma. Las personas en tales posiciones de clase tiende a interpretar el mundo social
como una jerarquía de posiciones en la cual las oportunidades para avanzar son
moderadamente iguales para todos. Su imagen de la estratificación corresponde a las
circunstancias de su propia experiencia, que generalizan a la sociedad en su conjunto.
De otra parte, los situados en los niveles más bajos de la estructura de clases tienden a ver
la estratificación en términos de oposición entre <<nosotros>> y <<ellos>>. <<Ellos>> son
las personas con autoridad, los altos funcionarios, los jefes, los managers. <<Nosotros>>
son los sujetos a esa autoridad, en similares condiciones de trabajo o en una situación de
relativa privación de poder.
Un examen depurado de las imágenes de clases fue desarrollado por David Lockwood en la
década de 1960 (Lockwood, 1966). Argumentó que las imágenes de las personas sobre la
estructura de clase están fuertemente influidas por sus circunstancias locales. Sus
comunidades, pueblos y vecindades, junto con sus experiencias en el ambiente de trabajo,
influyen muy directamente en su percepción del sistema de clases. El estudio de Lockwood
se dedica a la clase obrera, distinguiendo tres tipos principales en sus imágenes de la
sociedad.
El tradicionalismo proletario es la perspectiva característica de los grupos que viven en
comunidades industriales relativamente aisladas y en la que muchas personas trabajan en
ambientes similares, en cooperación cercana unas con otras. Un ejemplo podría se los
pueblos y aldeas mineras del sur de Gales. En esas comunidades, se suscitan con facilidad
los sentimientos de experiencias de trabajo compartida y de identificación de clases. Los
trabajadores que mantienen este tipo de imagen de clases perciben el mundo social en
términos de una división entre <<nosotros>> y <<ellos>>. Normalmente se inclinan
también a ser miembros comprometidos de los sindicatos.
El tradicionalismo deferente es característico de los grupos de clase obrera que viven en
ambientes comunitarios y de trabajo más variado, como los trabajadores agrícolas en las
áreas rurales. Esos trabajadores perciben la estructura de clases en términos más
cooperativos y armoniosos. Su punto de vista sobre el mundo social es que <<cada uno
conoce su lugar>>, donde las desigualdades manifiestan diferencias justificadas de talento
y responsabilidad. Estos trabajadores son deferentes hacia sus <<superiores>>, y
conscientes de la jerarquía de clases, pero la aceptan como algo legítimo y necesario. La
mayoría de trabajadores con estas actitudes son indiferentes u hostiles a los sindicatos.

43
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

El tercer tipo de imagen es la de los obreros privatizados que han roto con los dos tipos de
perspectivas anteriores. Viven fuera de las antiguas comunidades y vecindades de clase
obrera, en nuevas urbanizaciones suburbanas, por ejemplo, y mantienen actitudes
<<individualistas>>. Perciben el trabajo principalmente como un medio de adquirir un
estilo de vida satisfactorio para ellos y sus familias, y sienten pocas de las añejas lealtades
de clase.
La tipología de Lockwood ha estimulado muchas investigaciones subsiguientes, aunque
algunas han sido críticas con las categorías que él distinguió (Bulmer, 1975). La mayoría de
los estudios han determinado que los tres tipos de imágenes de clase no son tan definidos
como Lockwood sugiere. Los trabajadores cuyos puntos de vista se aproximan al
<<tradicionalismo proletario>> no son de ningún modo siempre más militantes que otros.
Las personas con una perspectiva <<privatizada>> se hallan preparadas para
comprometerse con la acción industrial, dado un cierto nivel de reivindicación, y en este
punto pueden desplegarse también al modismo <<nosotros>> en oposición al <<ellos>>.
Las antiguas <<comunidades solidarias de clase obrera>> han sido separadas por varios
procesos de cambio durante las últimas décadas. Las industrias como la minería del carbón,
o la producción siderúrgica, han entrado en decadencia por el momento. Muchos
trabajadores han emigrado a otras partes del país, y este proceso se ha asociado también
normalmente con el desarrollo de actitudes de mayor <<privatización>> hacia el trabajo.
Aún no han desaparecido, ciertamente, las imágenes de <<nosotros>> y <<ellos>>: es una
perspectiva que pervive en muchas vecindades de clase obrera. En las áreas como grupos
minoritarios importantes, las actitudes de <<nosotros>> y <<ellos>> pueden unir la
conciencia étnica y de clases.

Género y certificación

Los estudios sobre estratificación fueron <<ignorantes del género>> durante muchos años;
estaban escritos como si las mujeres no existieran, o como si no, para el propósito de
analizar las divisiones de poder, riqueza y prestigio, las mujeres fueran insignificantes y
carentes de interés. El género en sí es, todavía, uno de los ejemplos más profundos de la
estratificación. No hay sociedades en las escuelas los hombres no tengan más riqueza,
status e influencia que las mujeres en algunos aspectos de la vida social.

División de clase y género

Uno de los principales problemas por el estudio del género y la estratificación en las
sociedades modernas parece sencillo, pero se torna difícil de resolver. Se trata de la
cuestión de hasta qué punto podemos comprender las desigualdades de género en los
tiempos actuales fundamentalmente en términos de las divisiones de clase; los hombres
tienen una condición superior a la de las mujeres incluso en sociedades cazadoras y
recolectoras, donde no hay clases. Las divisiones de clases son aún tan marcadas en las
sociedades modernas que no cabe duda de que se <<solapan>> sustancialmente con las
desigualdades de género. La posición material de la mayoría de las mujeres tiende a reflejar
la de sus padres o maridos; de aquí que pueda argüirse que se deban explicar las
desigualdades de género básicamente en términos de clase.

44
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Frank Parkin ha expresado muy bien este punto de vista:


El status de mujer, comparado con el de los hombres, implica ciertamente muchas
desventajas de distintas áreas de la vida social incluyendo las oportunidades de empleo,
posesión de la propiedad, renta y tantas otras. Sin embargo, estas desigualdades asociadas
con las diferencias de sexo no son concebibles provechosamente como componentes de la
estratificación. Ello es así porque para la gran mayoría de las mujeres la asignación de
compensaciones sociales y económicas esta determinada, primariamente, por la posición de
sus familias y, en particular por la del hombre de su cabeza. Aunque las mujeres hoy en día
comparten ciertos atributos de status, simplemente en virtud de su sexo, sus aspiraciones
sobre los recursos no son determinadas primariamente por su propia ocupación, si no más
frecuentemente por la de sus padres o maridos. Y las esposas e hijas de los trabajadores
descualificados tienen algo en común con las esposas e hijas de los trabajadores ricos, no
puede caber duda de que las diferencias en situación general son más notables y
significativas. Sólo si los impedimentos añadidos al status de mujer fueron percibidos
como susceptibles de prevalecer sobre la naturaleza de las divisiones de clase sería realista
considerar el sexo como una dimensión importante de la estratificación. (Parkin, 1971, pp.
14-15.)

Las mujeres, pueden argumentase, tienden a estar confinadas a un <<dominio>> privado, el


mundo doméstico de la familia, los niños y el cuidado de la casa. Los hombres, de otra
parte, viven más la vida <<pública>> y determinan cómo se distribuye el poder y la
riqueza. Su mundo es el de trabajo remunerado, la industria y la política (Elshtain, 1981).
El punto de vista de que las desigualdades de clase rigen ampliamente la estratificación por
género fue a menudo un sobreentendido táctico hasta hace poco tiempo, pero el problema
se ha convertido ahora en tema de debate. John Goldthorpe ha preferido lo que denomina la
<<posición convencional>> en el análisis de clase: que el trabajo retribuido de las mujeres
es relativamente insignificante comparado con el de los hombres, y, en consecuencia, puede
considerarse que las mujeres pertenecen a la misma clase que sus maridos (Goldthorpe,
1983). Goldthorpe insiste en que éste no es un punto de vista basado en la ideología del
sexismo. Por el contrario, reconoce la posición subordinada en que se hallan las mujeres en
la fuerza de trabajo. Las mujeres tienen trabajos a tiempo parcial con mayor frecuencia que
los hombres, y tienden a tener una experiencia más intermitente del empleo remunerado
porque lo abandonan para dar a luz y cuidar a los hijos durante largos períodos de tiempo.
Como la mayoría de las mujeres están en una situación de dependencia económica respecto
a sus maridos, se sigue que su posición de clase se rige más a menudo por la situación de
clases de su marido.
El argumento de Goldthorpe puede ser criticado de distintas maneras. Primero, en una
proporción de hogares sustancial la renta de las mujeres es esencial para mantener la
posición económica y el modo de vida de la familia. Segundo, el empleo de una mujer
puede influir fuertemente sobre el de su marido, y no simplemente al revés. Aunque las
mujeres raramente ganan más que sus maridos, la situación de trabajo de una esposa puede
ser el factor de <<peso>> en la influencia sobre la base del marido. Éste podría ser el caso,
por ejemplo, si el marido es un trabajador de cuello azul descualificado o semicualificado,
y la mujer la encargada de una tienda. La ocupación de la mujer puede establecer la norma
de la posición de la familia como conjunto.
Tercero, existe muchos hogares de <<clase mixta>>, en los cuales el trabajo del marido
está en una categoría de clase más elevada que el de la esposa, o, con menos frecuencia, a

45
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

la inversa. Como se han realizado pocos estudios de tales hogares no podemos confiar en
que sea siempre apropiado tomar la ocupación del hombre como la influencia determinante.
Puede haber algunos propósitos para los que se más realista tratar a los hombres y las
mujeres, incluso formando parte del mismo hogar, como si se hallasen en posiciones de
clases diferentes. Cuarto, la proporción de familias en las cuales las mujeres son las únicas
que aportan ingresos se están incrementando. Amenos que la mujer tenga una renta
derivada de una pensión de divorcio que la situase en el mismo nivel económico que su ex
marido, ella es, por definición, la influencia determinante de su propia posición de clase
(Stanworth, 1984: Walby, 1986).
La investigación apoya la conclusión de que la posición económica de una mujer no puede
<<extrañarse>> simplemente de la de su marido. Un estudio realizado en Suecia mostró
que las familias de clase mixta son frecuentes (Leiuffsrd, Woodward, 1987). En muchos de
esos casos, el marido tenía la ocupación superior, aunque había una minoría de casos a la
inversa. La investigación mostró que los individuos en esas familias tendrían a
<<importar>> aspectos de posición de clase diferencial en la familia. Por ejemplo, las
decisiones sobre quién permanecía en casa al cuidado de un niño enfermo estaban
vinculadas a la interacción entre clases y género de la familia. Cuando el trabajo de la
mujer era superior al del marido, ésta solía tener esta responsabilidad.

El debate continúa

Goldthorpe y otros han defendido el punto de vista que él propuesto y añadido algunas
observaciones adicionales. Indican que para los propósitos de la investigación es razonable
utilizar al cónyuge de clase superior para clasificar una familia, con independencia de que
sea hombre o mujer. Añaden, además, que allí donde se han incluido en la investigación
datos sobre las esposas el resultado ha sido sólo el de modificar, más que alterar
radicalmente, los hallazgos de la <<posición convencional>> (Goldthorpe, Llewellin
Payne, 1988).
Llevando el debate más lejos, algunos autores han sugerido que la posición de clases de un
individuo debería determinarse sin referencia a la familia. En otros términos, la clase social
debería ser establecida independientemente para cada individuo, sin referencia específica a
las circunstancias domésticas de esa persona. Este enfoque se aplicó, por ejemplo, en el
trabajo de Gordon Marshall y sus colegas en un estudio sobre sistemas de clase en el Reino
Unido (Marshall et al., 1988).
Sin embargo, dicha perspectiva tienen también sus dificultades. Deja de lado a aquellos que
carecen de empleo retribuido, incluyendo no sólo a las amas de casa, sino también a los
desempleados y a los jubilados. Los dos últimos grupos pueden clasificarse de acuerdo con
las últimas ocupaciones que tuvieron, pero esto puede ser problemático si no han trabajado
durante algún tiempo. El que los individuos sean solteros o tengan una relación conyugal
puede dar lugar a una enorme diferencia en las oportunidades que se les abre.
La investigación llevada a cabo por Norma Bonney (1992) revela que las mujeres con altos
ingresos suelen tener compañeros con altos ingresos y que las mujeres de hombres en
ocupaciones profesionales y directivas tienen salarios más altos que los de las mujeres de
otros trabajadores. Este hallazgo sugiere que la participación creciente de las mujeres en el
trabajo remunerado puede conducir a una acentuación de las divisiones de clase entre las
familias, que no resaltaría si sus componentes hubiesen sido considerados por separado. El
matrimonio tiende a producir asociaciones en las que ambos individuos están en relativa

46
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

ventaja o desventaja en términos de éxito ocupacional. (Para más datos sobre estratificación
y sexo, véase el anterior capítulo: <<Género y sexualidad>>.)

La evolución de sistemas de clases

Tendencias en el orden ocupacional

Como en todos los otros países industrializados, el sistema ocupacional británico ha


cambiado muy sustancialmente desde comienzos del presente siglo y con él el sistema de
clases entendido en sentido más amplio. En 1990, alrededor de las tres cuartas partes de la
población ocupada lo estaba en trabajos manuales (de cuello azul). Alrededor del 28 por
100 de éstos eran trabajadores cualificados, en 35 por 100 semicualificados y un 10 por 100
no cualificados. Los trabajos profesionales y de cuello blanco eran relativamente escasos en
número. A mediados de siglo, los trabajadores manuales constituían menos de los dos
tercios de la población ocupada, mientras que el trabajo no manual creció correlativamente.
Se realizó un censo de población en el Reino Unido en 1971 y otro en 1981. Durante ese
período la población de trabajadores en empelados de cuello azul descendió del 62 al 56
por 100 entre hombres y del 43 al 36 por 100 en el caso de las mujeres. Aumentaron
alrededor de un millo de empleos profesionales y directivos ocupados por los hombres. En
1981 había 170.000 hombres menos en trabajos rutinarios de cuello blanco, a cambio de
250.000 mujeres más en los mismos. El descenso de los trabajos manuales se correspondía
estrechamente con una disminución de los porcentajes de personas ocupadas en la industria
manufacturera. En 1981 había 700.000 hombres y 400.000 mujeres menos en la industria
manufacturera que diez años antes.
Estas tendencias continúan hoy en día, pero se han nivelado algo. Una encuesta sobre el
mercado de trabajo llevada a cabo por el Gobierno en 1990 mostró que alrededor de un 50
por 100 de hombres y un 35 por 100 de mujeres estaban empleados en ocupaciones
manuales (véase figura 7.1). El contraste más acentuado entre los sexos se daba entre las
ocupaciones rutinarias de cuello blanco en relación con las ocupaciones cualificadas de
cuello azul. En 1990 había un 31 por 100 de mujeres en el primer tipo de empleos, en
comparación con sólo un 6 por 100 de hombres, mientras que un 25 por 100 de hombres se
empleaba en trabajos cualificados manuales frente a sólo un 4 por 100 de mujeres. En
algunos otros países industrializados tales cambios han ido más lejos que en Gran Bretaña.
Por ejemplo, de acuerdo con ciertas estimaciones menos de un 40 por 100 de la fuerza de
trabajo en Estados Unidos se emplea en ocupaciones no manuales (Rossides. 1990).
Hay un intenso debate sobre la razón de estos cambios y, como veremos en su momento.
Sobre como deberían interpretarse. Varias pueden ser las razones. Una, la continua
introducción de maquinaria economizadora de mano de obra, que culmina con la
generalización de la tecnología de información y de la computarización en la industria en
los últimos años. Otra es el crecimiento de la industria manufacturera fuera de Occidente.
especialmente en extremo oriente. Las industrias más anticuadas de las sociedades
occidentales han sufrido importantes reducciones debido a su incapacidad para competir
con los productores más eficientes del Extremo Oriente, donde los costes laborales son más
bajos.
Pero ¿Qué significan estas tendencias en lo referente al sistema de clases ? A
primera vista la respuesta parece sencilla. Se podría decir- y muchos lo han dicho- que lo
que vemos es una reducción constante de la <<clase trabajadora>> y un constante

47
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

crecimiento relativo de la clase media. A lo largo del siglo nos hemos desplazado de una
sociedad con predominio de la “clase trabajadora” a otra en que la clase media está en
ascenso. El tipo representativo de comienzos de siglo xx era el del minero trabajando
carbón o la del fundidor de acero trabajando duramente en la fábrica; en la actualidad es
más representativo el oficinista sentado en la mesa de trabajo.
Ciertamente hay algo de verdad en este punto de vista pero necesita también de
importantes matizaciones. Los cambios que se han producido afectan todos los niveles del
sistema de clases y es conveniente considerar sus implicaciones con alguna detalle.
Comenzaremos no por la base, si no por arriba, pues algunos han sugerido que la clase alta
se ha visto tan afectada por tales cambios como cualquier otra clase.

¿Descomposición de la clase alta?

Como se ha señalado anteriormente, la clase alta (como todos los otros grupos de clase) ha
estado siempre dividida. Sin embargo algunos autores han argumentado que la clase alta
esta desagregada en la actualidad que, de hecho ha desaparecido como categoría coherente
de clase. Añaden que en el siglo XIX y a comienzos del XX, la pertenencia a la clase alta se
basaba en la titularidad de propiedades-de negocios, organizaciones financieras o tierra.
Como ya se indicó, hoy en día la tierra ha dejado de ser una fuente significativa de poder y
la economía esáa dominada por grandes corporaciones de negocios, cuya titularidad no es
individual. Tiene miles de distintos accionistas que ejercen escasa influencia en la marcha
de las compañías. El control de las grandes corporaciones ha caído en las manos de sus
altos ejecutivos, que son propietarios de las empresas que dirigen: son simplemente
profesionales o trabajadores de cuello blanco de alta cualificación.
De esta forma en el esquema de clases de las sociedades modernas de John
Goldthorpe ya no hay una clase alta. Lo que él denomina la “clase de servicios” está
formada en sus niveles superiores. Por gestores de negocios, profesionales altamente
cualificados y administradores. Otros autores han apuntado al fenómeno de la participación
institucional como acentuación de la perdida de importancia de la propiedad privada de
capital (vease el capitulo 15; <<El trabajo y la vida económica >> pp.537-538.) Hoy en día
una gran parte de las acciones son propiedad de las compañías de seguros, fondos de
pensiones de inversión de capital ampliable que atiende a grandes sectores de la población.
Por ejemplo, alrededor de la mitad de la población del Reino Unido tiene hoy inversiones
en planes privados de pensiones (Saunders, 1990)
Sin embargo, el punto de vista de que ya no existe una clase alta diferenciable no
resiste el escrutinio, John Scout, a cuyos análisis de la naturaleza cambiante de la clase alta
nos hemos referido anteriormente, sostiene que la clase alta actual ha cambiado su forma,
pero mantiene su posición distintiva. Consiste en una serie de personas ligadas por lo que el
denomina una <<constelación de intereses>> en el poder de los grandes negocios. Los
ejecutivos señor de las grandes empresas pueden no ser propietarios de las mismas, pero a
menudo logran acumular acciones y esto les conecta tanto con los empresarios a la vieja
usanza como con los <<capitalistas de las finanzas>> <<capitalistas de las finanzas>>
categoría que incluye a las personas que dirigen las compañías de seguros y otras
organizaciones que son grandes accionistas institucionales forman hoy el núcleo de la clase
alta, en expansión como los de marketing, ocio e industrias al por menor. Trabajo como los
de ayudantes de ventas o de control están ampliamente feminizado
En su influyente estudio Labour and Monopoly Capital (<<Trabajo y capital
monopolista>>), escrito hace unos veinte años Harry Braverman argumento que la mayoría

48
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
de los trabajos rutinarios de cuello blanco se han descualificado hasta tal y que se
diferencian bien poco del trabajo manual. En lugar de ver cada más y más personas que
acceden a la clase media se dice que lo que observan es un proceso de proletarización.
Estos grupos están siendo empujados a una obrera en aumento a la que debemos ver como
una clase que incluye muchos bajos no manuales (Braverman, 1974).
La mayoría de los sociólogos creen que Braverman sobrevalora su argumento
algunas ocupaciones se recualifican-en vez de lo contrario- con el proceso cambio
tecnológico-se requiere mas, y no menos conocimiento. Esto es cierto ejemplo, para
algunos trabajos afectados por la introducción de ordenadores si otros se degradan
realmente por el mismo proceso). Además y como se deduce los datos sobre clase y genero
analizados anteriormente, la clase social de un individuo casado depende también de la
posición del cónyuge. Las mujeres empleadas en trabajos rutinarios no manuales a menudo
están casadas con hombres en ocasiones superiores de cuello blanco; la familia en su
conjunto seria de clase media .
Estudios sobre los trabajos rutinarios de cuello blanco, y de los trabajadores que los
desempeñan, han arrojado algunos resultados conflictivos por lo que se refiere a la idea de
proletarización. Rosemary Crompton y Gareth Jones (1984) estudiantes o trabajadores de
cuello blanco en un banco, en un ayuntamiento y en una compañía de seguros.
Descubrieron que las mujeres oficinistas tenían muchas menos probabilidades de ser
promocionadas a niveles superiores de trabajo que los hombres. Gran parte de los trabajos
que estudiaron los vieron proletarizados: los trabajadores se limitaban a seguir una serie de
rutinas, sin mucho espacio para la iniciativa personal. A menudo los hombres son capaces
de dejar tales puestos, en tanto que las mujeres no; de ahí que sean principalmente los
empleos femeninos de cuello blanco los que se han degradado.
Gordon Marshall et al. Se muestran críticos con estas conclusiones así como con los
puntos de vista de Braverman. Entrevistaron a hombres y mujeres en una serie de
ocupaciones y les preguntaron si su trabajo necesitaba en la actualidad de mayores
conocimientos que cuando empezaron a trabajar. Descubrieron que solo un 4 por 100
aseguraba que su trabajo necesitaba menos capacitación, y que esta proporción era
prácticamente igual en los trabajos feminizados que en los demás trabajos de cuello blanco.
Concluyeron que los trabajadores de cuello blanco todavía tienen en sus trabajos una
autonomía mayor que la de la mayoría de los trabajadores manuales; en términos de
conciencia de clase tienden mas a verse como miembros de la <<clase Media>> que los
trabajadores manuales .

Cambios que afectan a la clase trabajadora

Como se mostrara en la sección final de este capitulo, la sociedad británica, como la


de la mayoría de otros países industrializados, tiene un número considerable de hombres.
Sin embargo, la mayor parte de los individuos con ocupaciones de cuello blanco ya no
viven en la miseria. (El punto de vista de Marx sobre este problema ha resultado ser
erróneo.) Como se dijo antes, la renta de los trabajadores manuales ha crecido
considerablemente desde el cambio de siglo. Este mayor nivel de vida se expresa en la
creciente capacidad para consumir mercancías de todas las clases, alrededor de un 50 por
100 de los trabajadores de cuello azul son ahora propietarios de sus casas. Un gran número
de hogares tienen coches, lavadoras, teléfonos, y televisores.
El fenómeno de la opulencia de la clase trabajadora sugiere además otra vía posible
hacia una “sociedad más de la clase media”; quizás, a medida en que prosperan más, los
trabajadores de cuello azul se hacen más de clase media. Esta idea, con la característica

49
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
afición de los sociólogos a las denominaciones incomodas, han venido a ser conocida como
la tesis del aburguesamiento. Aburguesamiento significa “hacerse mas burgués”, una
expresión de estilo marxista para <<hacerse mas de clase media>>
En los años 60 John Goldthorpe y sus colegas llevaron a cabo lo que se convirtió en
un estudio muy conocido sobre la hipótesis del aburguesamiento. Basado en entrevistas con
trabajadores de la industria química y automovilística de Luton, la investigación se publicó
en tres volúmenes. Se sita a menudo con el estudio del Affluent Worker (<<El trabajador
opulento>> (Goldthorpe et al., 1968-1969). Se estudió un total de 229 trabajadores-
manuales junto con 54 trabajadores de cuello blanco con fines comparativos. Muchos de los
trabajadores de cuello azul habían emigrado a la zona en busca de trabajos mejor pagados;
de hecho estaban bien pagados en relación con la mayoría de los otros trabajadores
manuales y ganaban más que la mayoría de los trabajadores de cuello blanco de niveles
inferiores.
A los ojos de sus autores, los resultados del estudio eran inequívocos; la tesis del
aburguesamiento era errónea. Estos trabajadores no estaban en proceso de hacerse más de
clase media sostenían lo que Goldthorpe et.al. denominaron una actitud <<instrumental>>
hacia su trabajo; lo veían como un medio para la consecución de un fin, el de ganar buenos
salarios. Su trabajo era, en su mayor parte repetitivo y carente de interés y sentían escaso
compromiso directo con el. En sus ratos de ocio no se reunían con los trabajadores de
cuello blanco y no aspiraban a ascender en la escala social; el dinero que ganaban lo
destinaban a adquirir distintos tipos de bienes y posesiones.
Ninguna investigación estrictamente comparable se ha llevado a cabo en los años
intermedios y no está claro hasta que punto, si las conclusiones alcanzadas por Goldthorpe
et al, fueron validas en su época, siguen siéndolo ahora. Todo el mundo esta de acuerdo en
que las viejas comunidades tradicionales de la clase trabajadora (conectadas con el
<<tradicionalismo proletario>> de Lockwood, citado en la p.263-265, se han ido
fragmentando, o resquebrajando del todo, con el declive de la industria manufacturera y el
impacto del consumismo. Hasta donde ha llegado esta fragmentación es algo que esta por
discutir. Durante mucho tiempo se ha dividido a la clase trabajadora en función de nivel de
cualificacion del trabajo, de la industria y de la localidad. Algunos argumentan que las
divisiones que se dan hoy en día son, en su mayor parte, derivaciones de aquellas que
existían en el pasado.
Aquí se introduce de nuevo el problema del género y la clase. Las divisiones en la
clase trabajadora reflejan contrastes entre hogares, no solo entre individuos. El estudio de
Ray Pahl Divisions of Labour (<< Divisiones del trabajo >>) (1984) da cuenta de una
investigación sobre familias de clase trabajadora en la isla de Sheppey, en Kent. Descubrió
una escisión entre hogares de trabajadores “ricos “y trabajadores “pobres”. Los primeros se
refieren a una situación en la que dos o más miembros de la familia tienen trabajo estable;
suelen ser propietarios de sus viviendas y llevar un estilo de vida confortable, por otro lado
los miembros de los hogares de trabajadores <<pobres>> encuentran que la realización de
sus fines necesita de un esfuerzo mucho mayor.

En general resultaría difícil rebatir que la estratificación en la clase trabajadora, así


como entre clases, ha venido a depender no solo de diferencias ocupacionales sino también
de diferencias en el consumo y en el modo de vida. En importantes aspectos, las sociedades
modernas se han convertido en sociedades de consumidores orientadas a la adquisición de
bienes materiales. En cierto sentido una sociedad de consumo es una “sociedad de masas en
la que, de algún modo, las diferencias de clase están superadas; de esta manera, personas
con distintos antecedentes de clase podrían estar viendo todas el mismo programa de

50
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
televisión. Sin embargo las diferencias de clase pueden también intensificarse a través de
las variaciones en el estilo de vida y en el <<gusto>>(Bourdieu,1986).

Movilidad social

Al estudiar la estratificación tenemos que considerar no solo las diferencias entre las
posiciones económicas u ocupacionales, sino que ocurre con los individuos que las
desempeñan. El termino movilidad social se refiere a los movimientos de los individuos y
grupos entre las distintas posiciones socioeconómicas, la movilidad vertical significa el
desplazamiento hacia arriba o hacia abajo en la escala socioeconómica. Quienes ganan
propiedad, renta o status se denominan móviles ascendentes, mientras que quienes pierden
se designan como móviles descendentes. En las sociedades modernas abunda también la
movilidad horizontal que alude a la traslación geográfica entre vecindades, ciudades y
regiones. Con frecuencia la movilidad vertical y la horizontal se combinan. Por ejemplo, un
individuo que trabaja en una empresa de una ciudad puede promocionarse a una posición
mas elevada en una dependencia de la compañía situada en otra localidad, o incluso en otro
país.
Hay dos maneras de estudiar la movilidad. Primero, pueden examinarse las propias
carreras de los individuos, cuanto se desplazan arriba o debajo de la escala social en el
curso de su vida laboral. Esto se suele denominar la movilidad intrageneracional. De otra
parte, puede analizarse hasta qué punto los hijos emprenden el mismo tipo de ocupación
que sus padres o abuelos. La movilidad a través de las generaciones se designa como
movilidad intergeneracional.

Estudios comparativos sobre movilidad

La cantidad de movilidad vertical de una sociedad es un índice fundamental de un


grado de “apertura”, señalando hasta que punto un individuo con capacidad a sido en un
estrato inferior puede ascender en la escala socioeconómica, ¿Cuan cubiertas son las
sociedades industrializadas respecto a la movilidad social? ¿Hay mayor igualdad de
oportunidades en Gran Bretaña que en cualquier otra parte? Los estudios sobre movilidad
social se han llevado a cabo durante los últimos cincuenta años. Incorporando
habitualmente comparaciones internacionales. Uno de los trabajos pioneros en este campo
fue el de Pitrim Sorokin (1927). Sorokin cubrió un vasto conjunto de sociedades diferentes,
incluyendo la Roma clásica y China; también realizo uno de los primeros estudios
detallados de la movilidad en Estados Unidos. Concluyo que las oportunidades para un
ascenso rápido eran mucho más limitadas que las sugeridas por el folklore estadounidense.
Sin embargo, las técnicas empleadas por Sorokin para recoger sus datos eran relativamente
primitivas.
La investigación efectuada por Peter Blau y Otis Dudley Duncan, cuarenta años
después fue mucho más refinada y comprensiva (Blau y Duncan, 1967). Su indagación
sigue siendo el estudio más minucioso de la movilidad social llevado a cabo en un país
particular. Aunque podía haber tenido amplitud de miras, como la mayoría de los trabajos
sobre movilidad, corrobora las puntualizaciones hechas en la sección previa; todos los
examinados eran hombres. Blau y Duncan recogieron informacion de una muestra nacional
de 20.000 hombres, concluyeron que hay mucha movilidad vertical en Estados Unidos,
pero casi toda se produce entre posiciones ocupacionales muy cercanas la una a la otra. La
movilidad de <<largo alcance>> es rara. Aunque el movimiento descendente se produce,
tanto en las carreras individuales como intergeneracionalmente, es mucho menos frecuente

51
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
que la movilidad ascendente. La razón de esto es que los trabajos profesionales y de cuello
blanco han crecido mucho más rápidamente que los de cuello azul, un desplazamiento que
ha creado una abertura para que los hijos de los trabajadores de cuello azul se trasladen a
posiciones de cuello blanco.
Quizás el estudio internacional sobre movilidad social más afamado sea el realizado
por Seymor Martin Lipset y Reinhard Bendix (Lipset y Bendix, 1995). Analizaron datos de
nueve sociedades industrializadas .Gran Bretaña, Francia, Alemania Occidental, Suecia,
Suiza, Japón, Dinamarca, Italia y Estados Unidos concentrándose en la movilidad de los
hombres desde trabajos de cuello azul a los de cuello blanco. En contra de sus
expectativas, no descubrieron pruebas de que los Estados unidos fuesen más abiertos que
las sociedades europeas. La movilidad vertical total entra en la línea de cuello azul/cuello
blanco eran del 30 por 100 en Estados Unidos, mientras que en las otras sociedades
variaban entre el 27 y 31 por 100. Lipset y Bendix concluyeron que todos los países
industrializados estaban experimentando cambios similares respecto a la expansión de los
trabajos de cuello blanco. Esto condujo a una <<oleada de movilidad ascendente>> de
dimensiones comparables en todos ellos. Otros han puesto en duda sus hallazgos,
arguyendo que las diferencias significativas entre los países se encuentran si se presta mas
atención a la movilidad descendente y si se considera la movilidad de largo alcance
(Heath,1981; Grusky y Hauser,1984

Robert Erikson y John Goldthoerpe han realizado un estudio sustancial sobre las
semejanzas y las variaciones nacionales en la movilidad, incluyendo en su trabajo
sociedades europeas occidentales y orientadas (Erikson y Goldthorpe, 1986) examinaron
nueve países, comprendiendo Inglaterra y Gales, Francia, Suecia, Hungría y Polonia. Los
resultados mostraron una similitud general en las tasas y pautas de movilidad, pero también
hallaron variaciones significativas, Suecia por ejemplo era considerablemente más “abierta”
que los restantes países occidentales. Polonia también mostró altas tasas de movilidad
superiores sustancialmente a las de Hungría.
Hay un aspecto en el cual Estados Unidos parece diferir de los demás países
occidentales en lo que se refiere a la movilidad social. Una proporción más alta que en
otros países de personas con orígenes de cuello azul alcanza trabajos profesionales. La
principal razón es que las organizaciones con profesionales han crecido más en Estados
Unidos que en cualquier otro país occidental en los últimos treinta o cuarenta años,
creando, por consiguiente, más probabilidades de movilidad para las personas de condición
modesta.

Movilidad descendente

Aunque la movilidad descendente es menos frecuente que la ascendente, todavía es


un fenómeno generalizado. Alrededor del 20 por 100 de los hombres de Estados Unidos
son móviles descendentes intergeneracionalmente, aunque la mayoría de este
desplazamiento es de corto alcance. La movilidad intrageneracional descendente es también
habitual. La movilidad de este tipo se asocia con bastante frecuencia con ansiedades y
problemas psicológicos cuando los individuos llegan a ser incapaces de mantener los
estilos de vida a los cuales se ha acostumbrado. Ser innecesario es otra de las principales
fuentes de la movilidad descendente. Por ejemplo, los hombres de mediana edad que
pierden sus trabajos, o bien no encuentran modo alguno de conseguir un nuevo empleo de
ninguna manera, o solo pueden obtener un trabajo con un nivel de renta inferior al
precedente.

52
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

En todo caso en lo que se refiere a movilidad intrageneracional, la mayoría de los


móviles descendentes son mujeres. Todavía es frecuente que las mujeres abandonen
carreras prometedoras al nacer su primer hijo. Después de pasar algunos años atendiendo
una familia dichas mujeres vuelven al trabajo remunerado en una fecha posterior, a menudo
en un nivel inferior al que dejaron, por ejemplo en un trabajo a tiempo parcial mal pagado.
Esta situación está cambiando, aunque no tan rápido como muchos podrían desear.
Un hallazgo surge con claridad de la literatura: los niveles de movilidad son bajos
comparados con los ideales de la igualdad de oportunidades. En todos los países, la mayoría
de las personas permanecen cerca del mismo nivel que la familia de la cual provienen,
Mientras muchos experimentan la movilidad vertical, esta es, más habitualmente, que el
resultado de los cambios de estructura ocupacional, no se produce porque haya un alto
grado de igualdad de oportunidades

Movilidad social en Gran Bretaña

En las sociedades modernas muchos creen que es posible para cualquiera alcanzar la cima
si trabaja duro y con suficiente constancia, aunque hasta ahora las cifras indican que muy
pocos tienen éxito. ¿por qué debe ser tan difícil? En un aspecto la respuesta es muy sencilla.
Incluso en una sociedad “perfectamente fluida” en la que cualquiera tuviera una
probabilidad exactamente igual de alcanzar las posiciones mas elevadas, solo una pequeña
minoría lo conseguiría. En la cima, el orden socioeconómico esta conformado como una
pirámide, con solo unas pocas posiciones de poder, status o riqueza. No mas de dos o tres
mil personas, de una población total de cincuenta y cinco millones en Gran Bretaña,
podrían llegar a ser directores de una de las doscientas mayores empresas.
Además, quienes ocupan las posiciones de poder y riqueza tiene muchas mas
oportunidades utilizables para perpetuar sus ventajas y traspasarlas a su linaje. Pueden
asegurar que sus hijos tendrán la mejor educación disponible, y esto les conducirá con
frecuencia a buenos trabajos. Pese a los impuestos sobre la riqueza y los derechos de
transmisión, los ricos han encontrado normalmente los medios para otorgar la mayor parte
de su propiedad a sus descendientes. La mayoría quienes llegan a la cima parten de una
posición ventajosa, provienen de orígenes opulentos o profesionales. Los estudios sobre las
personas que se han enriquecido muestran que apenas ninguna empieza con nada. La gran
mayoría de quienes han <<hecho dinero>> lo hicieron sobre la base de heredarlo, o al
menos, de recibir una modesta suma inicialmente que han empleado para acumular mas,
(Jaher, 1980; Rubinstein,1980).
William Rubinstein realizo un estudio sobre los orígenes de los millonarios
británicos en la década de los años 1980 (Rubinstein,1986). Baso su trabajo sobre las
personas que fallecieron en 1984 y 1985 legando un millón de libras esterlinas, por lo
menos, (Es casi imposible averiguar hechos fidedignos sobre los millonarios vivos.)
Rubinstein descubrió que aquello cuyos padres eran ricos hombres de negocios o
terratenientes todavía suponen el 42 por 100 del conjunto de millonarios. Las personas que
han recibido un incentivo material de sus familias, cuyos padres eran profesionales
encumbrados, suman un 29 de 100 adicional. El 43 por 100 de los millonarios heredo
alrededor de 100.000 cada uno, un 32 por 100 ulterior heredo entre 10.000 y 100.000 f. En
Gran Bretaña la forma mas segura de llegar a ser rico es, todavía nacer rico.

53
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Niveles de movilidad

Loa niveles globales de movilidad han sido ampliamente analizados en Gran


Bretaña en el periodo de postguerra, aunque una vez más toda la investigación se ha
concentrado virtualmente en los hombres. Un estudio pionero fue dirigido por David Glass
(1954). El trabajo de Glass examino la movilidad intergeneracional durante un plazo
prolongado hasta la década de los años 1950. Sus hallazgos se corresponden con los
mencionados anteriormente respecto a los datos internacionales cerca del 30 por 100 de la
movilidad es desde los trabajos de cuello azul a los cuello blanco. La investigación de Glass
inspiro de hecho ampliamente a los que realizaron comparaciones internacionales. Aunque
se producía bastante movilidad, la mayoría era de corto alcance. La movilidad ascendente
era mucho más frecuente que la descendente y se concentraba mayoritariamente en los
niveles intermedios de la estructura de clases. Las personas en la base tendían a permanecer
allí, casi el 50 por 100 de los hijos de trabajadores en empleos profesionales o de gestión se
hallaban en ocupaciones similares.
El examen más extenso realizado desde entonces fue el de John Goldthorpe y sus
colegas en Oxford, y se basaba en una encuesta llevada a cabo en 1972 (Goldthorpe.
Llewellyn y Bayne, 1980). Intentaban investigar cuanto se había alterado las pautas de
movilidad social desde la época del estudio de Glass, y concluyeron que el nivel general de
movilidad de los hombres era de hecho mas elevado que durante el periodo anterior, con
bastantes mas desplazamientos de largo alcance constatables. La razón principal para esto,
sin embargo no era que el sistema ocupacional se hubiera hecho amas igualitario. Mas bien
el origen de los cambios era el crecimiento acelerado de numero de trabajos de cuello
blanco superiores en relación a los de cuello azul. Los investigadores determinaros que dos
tercios de los hijos de trabajadores manuales descualificados o semicualificados se hallaban
en ocupaciones manuales. Cerca del 30 por 100 de los gestores y profesionales provenían
de la clase trabajadora mientras en 4 por 100 de los hombres en trabajos de cuello azul
provenían de ambientes profesionales o de gestión.
Pese que los datos son incompletos, la investigación de Anthony Heath indica que la
probabilidades de movilidad de las mujeres están severamente limitadas por la carencia de
oportunidades para empleadas femeninas en las ocupaciones profesionales y de gestión
(Heath,1981) cerca de la mitad de las hijas de profesionales o gestores se hallan en trabajos
rutinarios de oficina, no mas del 8 por 100 consiguen posiciones de nivel comparable al de
sus padres. Solamente el 1.5 por 100 de las mujeres de hogares de cuello azul están en
tales ocupaciones aunque el 48 por 100 se hallan en trabajos rutinarios de oficina.
El estudio original de Oxford sobre movilidad fue puesto al día basándose en nuevo
material recogido cerca de diez años después (Goldthorpe y Payne,1986). Los principales
hallazgos del trabajo primitivo fueron corroborados, pero se determinaron desarrollos
ulteriores. Por ejemplo las probabilidades de que los muchachos provenientes de ambientes
de cuello azul consigan empleos profesionales o de gestión se han incrementado. Una vez
esto se imputo a los cambios en la estructura ocupacional. Que produjeron una reducción de
las ocupaciones de cuello azul en relación a los empleos superiores de cuello blanco. La
movilidad descendente fue incluso menos frecuente que la investigación previa. Sin
embargo, una proporción mucho mas alta que antes de hombres que provenían de la clase
obrera estaban desempleados, reflejando la extensión del desempleo en masa de los primero
años de la década de 1970 en adelante.
En los años ochenta Marshall et.al lograron resultados que corroboraron
ampliamente los hallazgos de Goldthorpe y otros. Verificaron que, alrededor de un tercio de

54
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

las personas ocupadas en trabajos superiores de cuello blanco. O en trabajos profesionales


tenían antecedentes de cuello azul .Descubrimientos de este tipo tienden a mostrar la
existencia de un grado de fluidez considerable en la sociedad británica. Mucha gente puede
ascender en la jerarquía social, en términos tanto de movilidad intergeneracional como
intrageneracional. Pero las balanzas están todavía desequilibradas en detrimento de las
mujeres y el carácter fluido de la sociedad moderna deriva principalmente de su propensión
a mejorar las ocupaciones. Marshall y sus colaboradores concluyen: el hecho de que haya
mas “espacio en la cumbre” no ha venido acompañado de una mayor igualdad de
oportunidades para acceder allí (Marshasll et al. 1988, p.138). Sin embargo deberíamos
fijar la atención en un punto señalado con anterioridad; la movilidad es un proceso a largo
plazo y la sociedad se está haciendo más abierta no se verán todos sus efectos hasta dentro
de una generación.

Problemas en el estudio de la movilidad social

El estudio de la movilidad social presenta varios problemas (Hopper,1981). Por


ejemplo, no está claro si la movilidad desde los trabajos de cuello azul a los de cuello
blanco se define siempre correctamente como “ascendente”. Los trabajadores cualificados
de cuello azul pueden hallarse en una posición económica superior a muchas personas en
empleos de cuello blanco mas rutinarios. La naturaleza de los trabajos se altera con el
tiempo, y no es siempre obvio que los que se consideraba ocupaciones “idénticas” sean de
hecho todavía así. Las ocupaciones administrativas, por ejemplo, como hemos visto, han
cambiado en gran medida en las últimas décadas, mediante la mecanización del trabajo de
oficina. Otra dificultad es que en los estudios de movilidad intergeneracional es difícil
decidir en que punto de las respectivas carreras deben hacerse las comparaciones. Un padre
puede todavía hallarse en la mitad de su carrera cuando su hijo o hija comienza su vida
laboral; los padres y sus vástagos pueden ser móviles simultáneamente, quizás en el mismo
sentido o con menos frecuencia en el opuesto. ¿Deberíamos compararles al principio o al
final de las carreras?.Todas las dificultades pueden tratarse con alguna extensión. Debe
cuidado para alterar categorías ocupacionales cuando esta claro que la naturaleza de los
empleos ha cambiado radicalmente durante el periodo cubierto por un estudio particular.

Por ejemplo, podríamos decidir agrupar los empleos superiores de cuello azul y los de
rutina de cuello blanco, examinando la movilidad hacia adentro y hacia fuera de estos
trabajos como conjunto. El problema sobre cuando efectuar comparaciones en las carreras
individuales al estudiar la movilidad intergeneracional puede resolverse, si los datos lo
permiten, mediante la confrontación de los padres y los hijos al comienzo y al final de las
carreras respectivas. Pero estas estrategias no son enteramente satisfactorias. Lo que puede
aparecer como cifras precisas ofrecidas por los estudios de movilidad debe ser recibido con
precaución. Solo podemos extraer conclusiones generales de la investigación sobre
movilidad, en particular cuando se realizan comparaciones internacionales.

Sus propias oportunidades ce movilidad

¿Qué implicaciones cabe extraer de los estudios de movilidad acerca de las


oportunidades de carrera a las cuales se enfrenta como alguien que busca un buen empleo
en el decenio de 1990? Como las generaciones precedentes, probablemente pueda disfrutar
de una movilidad ascendente si no tuviera ya unos orígenes privilegiados. Parece probable

55
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

que la proporción de trabajos profesionales y de gestión continuara expandiéndose en


relación a las posiciones de bajo nivel. Aquellos que se desenvuelvan bien el sistema
educativo tienen mas posibilidades de llenar estos “puestos Vacíos”
Casi no hay todavía suficientes posiciones de status superior abiertas para todos los
que desean ingresar en ellas, y algunos de ustedes están condenándoos a averiguar que sus
carreras no se corresponden con lo que habían esperado de ellas. Aunque se crea una mas
alta proporción de empleos en los niveles profesionales y de gestión que los que existían
antes, el numero total de empleos disponibles en la economía esta disminuyendo, en
comparación con las personas que buscan trabajo activamente. Una razón para esto es el
creciente numero de mujeres que compiten con los hombres por una cantidad finita de
empleos. Otra cuyas consecuencias son difíciles de separar completamente aun, es la
utilización profusa de la tecnología de la informacion en los procesos de producción. Es
posible, y quizás incluso probable, que muchos empleos sean eliminados en años
venideros, porque la maquinaria computarizada puede dirigir tareas –de índole muy
complicada inclusive- que con anterioridad solo los seres humanos podían realizar.
Si usted es mujer, aunque sus probabilidades de ingresar en una buena carrera esta
aumentando, afronta dos obstáculos principales a su progeso. Los empleadores y gestores
masculinos todavía discriminan a las candidatas femeninas. Al menos, lo hacen así en parte
por su creencia de que “las mujeres no están realmente interesadas en sus carreras”, y
probablemente abandonarían a la fuerza su trabajo al formar una familia. el segundo factor
afecta en verdad muy sustancialmente las probabilidades de las mujeres. Esto es a si no
porque estén desinteresadas en sus carreras, sino porque a menudo son forzadas
efectivamente a elegir entre sus carreras y tener hijos. Los hombres raramente están
deseosos de compartir una responsabilidad completa sobre el trabajo doméstico y el
cuidado de los niños. Aunque muchas mas mujeres que antes siguen la “trayectoria no
tradicional” de Gerson, organizando sus vidas domesticas con determinación para proseguir
una carrera, hay todavía grandes obstáculos en su camino. (Vease el capitulo 6; “Genero y
sexualidad”.).

Pobreza y desigualdad

En el fondo del sistema de clases existe un gran número de personas en condiciones


de pobreza en el Reino Unido. Muchos no tienen una dieta apropiada y viven en
condiciones insalubres, teniendo una esperanza de vida inferior a la de la mayoría de la
población. Todavía las personas más opulentas con frecuencia no prestan atención a la
existencia de la pobreza.

Este no es un fenómeno nuevo. En 1889, Charles Booth publicó un trabajo que


mostraba que un tercio de los londinenses estaban viviendo en una pobreza deplorable
(Booth, 1889). El resultado fue un clamor público. ¿Cómo podía ocurrir que la pobreza
estuviese tan extendida en un país que en ese momento era el mas rico de la tierra, en el
centro de un imperio gigantesco? El trabajo de Booth fue reanudado por su homónimo el
general William Booth, del Ejercito de Salvación. Su in Darkest England and the Way
Out(1970. publicado originalmente en 1890) se abría con cifras derivadas de los calculos de
Charles Booth mostrando que había 387.000 personas “muy pobres” en Londres, 220.000
“casi famélicas” y 300.000 hambrientas”. Casi un millón de ejemplares del libro de
William Booth se vendieron en un año, hasta ese punto cautivo la imaginación del publico.

56
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

La pobreza propuso podría ser reducida drásticamente por medio de programas


prácticos de reforma y bienestar.

¿Qué es la pobreza?

¿Cómo puede definirse la pobreza? Habitualmente se efectúa una distinción entre pobreza
absoluta o subsistencia y pobreza relativa. Charles Booth fue uno de los primeros en
tratar de establecer una pauta coherente sobre la pobreza de subsistencia, que se refiere a la
carencia de los requisitos básicos para mantener una existencia física saludable, alimento y
cobijo suficientes para hacer posible el funcionamiento eficaz del cuerpo. Booth supuso que
estos requisitos serían más o menos los mismos para personas de edad y subsistencia física
equivalentes en cualquier país. Esencialmente este es el concepto que se utiliza todavía con
más frecuencia en el análisis mundial de la pobreza.
Las definiciones de la pobreza como subsistencia presentan varias inadecuaciones,
en especial cuando se formulan como un nivel de renta especifico. A menos que se
establezca por lo alto, incluso tolerando ajustes, un solo criterio de pobreza tiende a querer
decir que algunos individuos son situados por encima del límite de pobreza cuando
inclusive su renta no satisface de hecho sus necesidades básicas de subsistencia. Por
ejemplo algunas partes del país son mucho más caras que otras para vivir por otra parte el
cálculo de la pobreza de subsistencia no toma en cuenta el efecto de los niveles de vida
generalmente crecientes. Es más realista ajustar las ideas sobre los niveles de pobreza a las
normas y expectativas cambiantes de una sociedad en la que produce crecimiento
económico. La mayoría de la población mundial vive en viviendas carentes de baño o
ducha, pero sería difícil no calificar el agua corriente como una necesidad de una sociedad
industrializada. Los problemas con las formulaciones sobre la pobreza relativa son también
complejos, sin embargo. Los criterios de la renta se utilizan de nuevo, pero encubren las
variaciones que tienen las necesidades actuales de las personas.

La pobreza actual

Al contrario que en Estados Unidos y muchos otros países, donde existe un “limite
de pobreza” oficialmente establecido, en Gran Bretaña interpretaciones semejantes no son
proporcionadas por la Administración. La última gran encuesta sobre la pobreza en el
Reino Unido fue publicada por Peter Townsend en 1979 Toensend trataba de analizar la
pobreza en términos de carencia de recursos para mantener “las condiciones de vida y las
circunstancias que son habituales, o al menos ampliamente alentadas o aprobadas” en la
sociedad (Townsend, 1979, p.31) empleando la definición calculo que más de la mitad de la
población británica debe experimentar la pobreza en algún momento de su vida, en especial
cuando se llega acierta edad. Ha sido criticado por utilizar una noción de “pobreza”
demasiado amplia, pero su hallazgo de que la pobreza relativa es mucho más numerosa de
lo que se creía en Gran Bretaña en su tiempo ha sido aceptada ampliamente.
Los estudios en el Reino Unido solían definir a cualquiera que tuviera una renta de,
o por debajo del nivel de subvención suplementaria como viviendo en la pobreza. La
“subvención suplementaria se refiere a las subvenciones en efectivos que se pagan a las
personas cuyos ingresos no alcanzan el nivel que se estima necesario para la subsistencia
las personas con ingresos entre el 100 y el 140 por 100 de la subvención suplementaria se
definen como viviendo en los “márgenes de la pobreza” La subvención suplementaria ya

57
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

no existe, pero las últimas cifras disponibles todavía se refieren al periodo en que estaba en
uso
El número de personas que viven en la pobreza o en los márgenes de la misma
aumento dramáticamente a lo largo de los años 80. En 1979, seis millones de personas, el
12 por 100 de la población se encontraba en la primera categoría y un 22 por 100 estaban
comprendidos en las dos categorías combinadas. Los datos de 1987 fueron de un 19 y un 28
por 100, respectivamente; 10 millones de personas, Vivian en la pobreza y otros cinco
millones más en los límites de la misma (Blackburn,1991). Alrededor de dos tercios del
crecimiento total en ambas categorías fue consecuencia del aumento del desempleo en ese
periodo.

¿Quiénes son los pobres? En particular pueden estar en la pobreza las personas en las
categorías siguientes: los desempleados, aquellos en empleos inseguros o a tiempo parcial,
los ancianos, los enfermos e incapacitados, y los miembros de familias numerosas y/o de un
solo padre. Aunque los niveles salariales medios han aumentado constantemente durante
este siglo, por encima del medio millón de personas desempleadas reciben salarios por
debajo del limite de la subvención suplementaria. Cerca de la mitad de los pensionistas de
edad avanzada viven en la pobreza. Muchas personas que pueden ser retribuidas
razonablemente durante su vida laboral experimentan una reducción profunda de su renta
con la jubilación. Las familias monoparentales, casi todas encabezadas por mujeres,
componen una proporción creciente de los pobres. El alto desempleo de las décadas de los
1980 y comienzos de los 1990 no parece que vaya a declinar en el futuro inmediato y en
desempleo prolongado para las cabezas de familia y sus vástagos empuja a mas y mas
familias a la pobreza

¿Por qué los pobres siguen siendo pobres?

Algunas influencias generales sobre el nivel de la pobreza han sido bien verificadas.
Los programas de bienestar bien desarrollados y administrados sistemáticamente, en
conjunción con las políticas gubernamentales que ayuden activamente a disminuir el
desempleo reducen los niveles de pobreza. Existen algunas sociedades, como Suecia en las
que la pobreza de subsistencia ha sido eliminada casi por completo probablemente tiene
que pagarse un precio social por esto, no solo en términos de altos niveles impositivo, sino
con el desarrollo de organismos administrativos burocráticos que puedan apropiarse de una
gran cantidad de poder. A si mismo cuando mas se deje a los mecanismos del mercado la
distribución de la riqueza y la renta en un país –como ha sido en los años 1980- mayores
desigualdades materiales se producen. La teoría subyacente a las políticas del gobierno de
la señora Thatcher consistía en que la reducción de los impuestos y tasas de los individuos
y a las empresas generaría altos niveles de crecimiento económico cuyos frutos “gotearían”
sobre los pobres. Las pruebas de los últimos años no apoyan esta tesis. Esa política
económica puede generar una aceleración del desarrollo económico o no, pero el resultado
tiende a incrementar las diferencias entre los pobres y los ricos, aumentando actualmente
las cifras de aquellos que viven en la pobreza de subsistencia
Las encuestas han demostrado que la mayoría de los británicos consideran que los
pobres son responsables de su propia pobreza y sospechan que aquellos que viven “de
gratis” con las “limosnas de la administración . muchos creen que las personas con subsidio
de bienestar podrían encontrar trabajo si estuviesen decididos a hacerlo.

58
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Desafortunadamente, estos puntos de vista no tienen nada que ver con las realidades
de la pobreza. Cerca de una cuarta parte de los que viven oficialmente en la pobreza están
empleados de alguna forma, pero ganan demasiado poco para superar su umbral. La
mayoría de los restantes son chicos menores de catorce años, mayores de sesenta y cinco
años y los enfermos e incapacitados. Pese a los puntos de vista populares sobre el elevado
nivel de fraude a los subsidios de bienestar, menos del 1 por 100de las solicitudes presentan
demandas fraudulentas, porcentaje menor que en el caso de las devoluciones del impuesto
sobre la renta, donde se estima que se pierde el 10 por 100 de la recaudación por causa de la
evasión o de informaciones tergiversadas.
La falta de conciencia pública sobre la extensión de la pobreza descansa en parte
probablemente en la escasa “visibilidad” de los pobres. La mayoría de las personas situadas
en los sectores mas privilegiados de la sociedad visita rara vez las áreas urbanas o rurales,
en las que se concentra la pobreza. Algunas cuestiones conectadas con la pobreza tales
como las altas tasas de criminalidad atraen regularmente la atención del público, pero la
existencia generalizada de la, pobreza tiende por el contrario a ser pasada por alto la
pobreza ha sido “redescubierta” periódicamente desde los tiempos de Charles Booth en
adelante, y por un momento la condición de los pobres agita la conciencia de los mas
favorecidos, pero entonces la preocupación del público se desvanece con rapidez.

1. La estratificación social se refiere a la división de la sociedad en capas estratos.


Cuando se habla de estratificación social, se dirige la atención de las posiciones
desiguales que ocupan los individuos en la sociedad. La estratificación por género y
por edad se encuentra en todas las sociedades. En las sociedades tradicionales más
extensas y en los países industrializados de hoy en día hay estratificación en
términos de riqueza, propiedad y acceso a bienes materiales y productos culturales.

2. Pueden distinguirse cuatro grandes tipos de estratificación: esclavitud, casa, estado


y clase. Mientras que las tres primeras dependen de desigualdades sancionadas legal
o religiosamente, las divisiones de clase no se reconocen oficialmente, sino que
provienen de factores económicos que afectan las circunstancias materiales de la
vida de las personas.
3. Las clases se derivan de las desigualdades en la posesión y el control de los recursos
materiales. La posición de clase de un individuo es, al menos en parte, algo
adquirido, no se recibe simplemente con el nacimiento.
4. La mayoría de las personas de las sociedades modernas es mucho más opulenta de
lo que era hace varias generaciones, aunque la distribución de la riqueza y de la
renta permanece altamente desigual. Los ricos emplean varios medios para
transmitir su propiedad desde una generación a la siguiente.
5. Las teorías más destacadas e influyentes sobre la estratificación son las
desarrolladas por Marx y Weber. Marx sitúa el énfasis primario en la clase que
parecía como una característica objetivamente dada la estructura económica de la
sociedad. Observa una separación fundamental entre los poseedores de capital y los
trabajadores que no la poseen. Weber acepta un punto de vista similar, pero
distingue otros dos aspectos de la estratificación: status y partido. El status se refiere
a la estima u honor social y el partido a la movilización activa de los grupos para
conseguir fines definidos.
6. En sociedades occidentales modernas la clase es de mayor importancia, aunque hay
muchas complejidades en sus sistemas de clases. La mayoría de las personas en

59
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

estos países aceptan que la población se inscribe en las clases alta, media y obrera, y
la conciencia de clase es fuerte.
7. El análisis de la estratificación ha sido expresado desde un punto de vista masculino
sesgado. Ello es así en parte por la pretensión de que las desigualdades de género
reflejan simplemente diferencias de clase. Está es una suposición muy cuestionable.
El género influye sobre la estratificación en cierto grado con independencia de la
clase en las sociedades modernas.
8. Se han producido cambios de la mayor importancia en el sistema ocupacional a lo
largo del siglo, que a su vez han llevado a cambios en la composición de las clases
sociales. Ha sido especialmente importante el incremento relativo de las
ocupaciones no manuales a expensas de las manuales, la interpretación de estos
cambios es, sin embargo, controvertida
9. En el estudio de la movilidad social. Se distingue entre movilidad intrageneracional
e intergeneracional, la primera se refiere al movimiento hacia arriba o hacia abajo
en la escala social durante la vida laboral del individuo. Al segunda corresponde al
desplazamiento entre generaciones, como cuando una hija o un hijo de orígenes de
cuello azul llega a ser un profesional. La movilidad social es en su mayor parte de
alcance limitado. La mayoría de las personas permanecen cerca del nivel de la
familia de la cual provienen, aunque la expansión de los empleos de cuello blanco
en las últimas décadas ha proporcionado la oportunidad para una considerable
movilidad ascendente de corto alcance
10. En las naciones ricas la pobreza sigue de extendida. Hay dos métodos para
calibrarla; uno implica la noción de “pobreza subsistencia que consiste en la falta
de los recursos básicos para mantener un funcionamiento corporal saludable y
eficaz; el otro “pobreza relativa, significa la constatación de la separación entre las
condiciones de vida de algunos grupos y las que disfruta la mayoría de la población

Conceptos basicos
estratificación social status
clase movilidad social

Términos importantes

Esclavitud situaciones contradictorias de clase


Casta cierre social
Estado riqueza
Clase alta renta
Clase media conciencia de clase
Clase obrera infraclase
Campesinos movilidad vertical
Medios de producción movilidad horizontal
Capitalistas movilidad intrageneracional
Plusvalor movilidad intergeneracional
Clase de transición pobreza absoluta
Prestigio pobreza relativa
Grupos parias

60
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Lectura complementarias

Clare Blackburn. Poverty and health: Working Wit the families (Milton Keynes: Open
University Press,1991). Una discusión puesta al día de las pautas de la pobreza en la
Gran Bretaña actual.
David Lockwood. The black coated worker: a study in class consciousness (Oxford:
Oxford University Prees,1989) Reedición de un estudio clásico sobre las clases
seguido de largo de postscriptum
Jeff Pa
yne. Pamela Abbott. The social mobility of women; beyond male mobility mody
(londres; Falmer, 1990). Trabajo que actúa como un correctiva a la pequeña
preocupación de lose estudios de movilidad social con las carreras masculinas.
Meter Saunders. Social class and startification (Londres Routledge,1990). Corto y accesible
texto que cubre los temas principales en el estudio de la clase y la estratificación .
Eric Olin Wright, Casses (Londres: verso,1990). Sofisticada discusión de las clases y de las
relación de clases

61
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

ARQUEDAS, SOL (1997), “ EL MUNDO EN QUE VIVIMOS I Y II ”


MEXICO, editorial el caballito, p.p 27-42

Arquedas Sol, el mundo en que vivimos I y II


México DF. 1997
Ed. El caballito
p.p.27

El mundo en que vivimos ( I )

TERCERA REVOLUCION CIENTÍFICO-TECNICA

Las sociedades tanto las muy desarrolladas como las subdesarrolladas han sufrido en los
últimos veinte años cambios dramáticos que las han cimbrado en su estructura; a los
individuos, por lo tanto, nos han sacudido desde las raíces ideológicas hasta los niveles de
vida material.
Todo el panorama socio-económico y filosófico-político está en intensa y continua
transformación acelerada gracias a la tercera revolución científico-técnica en curso. Es más
necesario que nunca tener una idea clara de las tendencias principales que lleva el proceso
histórico en nuestros momentos para no sumirnos en una desconsolada impotencia por no
entender “que es lo que está pasando” o para no recurrir a explicaciones fantásticas,
esotéricas, o supersticiosas.
Leí en una articulo pertinente una definición y descripción muy sencilla de las tres
revoluciones tecnológicas que ha llevado a cabo la humanidad, “La primera revolución
consistió en la domesticación de los animales, plantas y demás elementos naturales La
segunda revolución se caracterizó por la conversión de la fuerza dominada de la naturaleza
en fuerza mecánica… La tercera revolución tecnológica de la humanidad se caracteriza por
la capacidad de manipular fuerzas. Fundamentales atómicas y moleculares de la materia; las
fuerzas intrínsecas de la misma que siendo comunes a toda ella se presentan en nuestro
sentidos en muy diversas formas “En síntesis como dice otro autor ”: “ La característica
principal del viejo esquema científico tecnológico es la multiplicación de la fuerza física
humana y animal…“ mientras que la característica del nuevo esquema es la “multiplicación
de la inteligencia” y el talento humanos, así como de la potenciación de la experiencia”
¿Cómo se manifiesta esta tercera revolución científico-técnica? Nos dice el primer
autor citado al enumerar las ramas de la ciencia y la tecnología en donde están ocurriendo
los más asombrosos resultados: “I. Nueva biotecnología (a la que también suelen
denominar –aunque erróneamente- “ingeniería genética”; II. Materiales nuevos y fuentes
alternas de energía; III. Automatización de procesos y comunicaciones; IV. Lógica de
procesos-inteligencia artificial.”
Lo que ya está ocurriendo con la manipulación de las formulas genéticas permite
vislumbrar no solo insólitos descubrimientos en el misterio de la vida, sino apasionados
debates sobre conflictos morales y religiosos derivados del desarrollo mismo de la genética
nueva, conflictos que de hecho ya tienen lugar en las noticias periodísticas cotidianas.
No es difícil comprender como la invención y el uso de materiales nuevos, asi como
el descubrimiento de fuentes de energía distintas de los hidrocarburos y otras materias
fósiles, hará que se transforme, si no el ser, si el quehacer de los habitantes de este planeta

62
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Por su parte, la automatización de los procesos y las comunicaciones es, desde hace
unos años, una realidad inmediata para una parte considerable de la humanidad. En este
campo ya tan comprensible en la teoría y en la práctica, los cambios van acelerándose
notablemente.
Más lejanos parecen estar los resultados en la práctica de los planteamientos
teóricos en cuanto a la lógica de los procesos, lo que también suele llamarse “inteligencia
artificial”; pero es posible que las conquistas en este campo nos sitúen, en uno no muy
lejano día, en la plena cuarta revolución científico-tecnológica con su cauda de
transformaciones radicales en todos los aspectos de la vida y de la actividad de los seres
humanos
Aun siendo fascinante como materia de estudio la transformación tecnológica en si
misma no es mi tema ahora; lo es el desquiciante impacto que ella produce –por eso la
llaman “revolución”- en la sociedad contemporánea, tanto en la sociedad como un todo en
los individuos que la forman

APECTOS ECONOMICOS

Hasta ahora habíamos contemplado las estructuras económicas de las sociedades


capitalistas como hechuras de las relaciones sociales establecidas para producir los
satisfactores de la vida material y de la espiritual de la sociedad. Entender como y por que
estas relaciones económico-sociales han privilegiado a unos pocos en detrimento de los
muchos, es una de las ideas centrales con las que explicamos la desigualdad de los
individuos en el disfrute de la riqueza social.
Sobre este esquema habíamos construido el andamiaje teórico de la revolución
social –insurreccional o pacifica- que traería justicia y bienestar a todos. Esta elaboración
mental ha hecho crisis en nuestro momento.
La transformación científico técnica de hoy –con ser tan profunda y amplia-
ciertamente no removerá las premisas fundamentales, en el capitalismo, de la desigualdad y
la injusticia sociales, así como tampoco cambiara la obligación moral de hacer todo lo que
este a nuestro alcance para modificar esas condiciones; pero si están adquiriendo nuevas
formas -aunque no cambie su esencia exploradora- las relaciones sociales en la producción
y cambiara aun mas en la medida en que la robotización y la automatización de los
procesos productivos modifiquen significativamente los conceptos “proletariado” y
“obreros” por lo tanto también el concepto “sindicalismo”, si como los conceptos
“burguesía” y otros, con esto habrá que revisar también el concepto “ lucha de clases”, ya
que si ciertamente seguirá igual la medula del mismo serán distintas las formas en las que
se presente en la practica.
Estamos inmersos en una decisiva transformación del capitalismo avanzado que
con Estados Unidos a la cabeza, corre a marchas forzadas hacia una etapa superior en su
evolución; la trasnacionalizacion. En esta carrera el capitalismo avanzado obliga a todas las
economías dependientes o subsidiarias a “modernizarse”, es decir a modificar sus
condiciones internas para poder integrarse en el gran proyecto económico mundial
identificado con Estados Unidos, esto es, el establecimiento de un nuevo orden económico
internacional regido mayormente por las gigantescas empresas trasnacionales de matriz
estadounidense aunque también por trasnacionales de origen japonés o europeo.

63
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Parte medular de este cambio económico en gran escala es el predominio del capital
financiero sobre el tradicional capital productivo o industrial lo que ha dado lugar a una
verdadera revolución financiera en provecho de las grandes trasnacionales del dinero: la
banca internacional. En este aspecto financiero el Tercer Mundo, sobre todo América
Latina, sufre en forma espectacularmente visible la esencia voraz despiadada, usuraria, del
capitalismo descarnado y desenmascarado por la crisis generalizada del mismo y,
obviamente por la crisis particular de la deuda externa, deuda cuyo servicio no ha sido otra
cosa que el instrumento idóneo de los países acreedores para capitalizarse y salir de su
propia crisis a costa de los países deudores
Una metáfora utilizada por mi anteriormente –llamar “ asalariadas” a las naciones a
las que se les extrae “plusvalía” mediante el deterioro en los términos del intercambio, y
llamar “salario “ en este caso al precio internacional de las materias primas- explicaría
tanto el auge de las economías centrales (propietarias) como la postración de nuestros
países periféricos (“asalariados”) en la actualidad.
Esta ocurriendo –en escala mundial- lo mismo que ocurre cuando aparece una crisis
en una economía capitalista; para salir de ella los capitalistas revalorizan el capital
mediante la innovación tecnológica que en el caso de hoy y a nivel mundial es una
verdadera revolución científico tecnológica ) y desvalorizan el factor trabajo minimizado
tanto la masa salarial –con el despido masivo de los trabajadores- como el poder adquisitivo
del salario –ni mas ni menos que lo que ocurre hoy con el descenso de los precios de las
materias primas ( el “salario” de nuestras naciones explotadas) y con los resultados de la
inflación en nuestros países.
Quiero decir que así como los trabajadores asalariados pagan siempre no solo las
consecuencias de una crisis capitalista sino también los esfuerzos para salir de ella, en estos
momentos nuestros países “asalariados” abrumados por la crisis están pagando la cuenta de
los esfuerzos que hicieron los países rectores de la economía mundial, sobre todo Estados
Unidos, por salir de dicha crisis generalizada del capitalismo mundial; ellos salieron a flote;
nosotros nos hundimos mas. La recuperación de las sociedades capitalistas avanzadas es
evidente; la postración de nuestras sociedades capitalistas tributarias es mas evidente aún.
Obvio es señalar que así como la recuperación de la tasa de ganancias (cuyo
deterioro provoca la crisis) se revierte en oro momento contra los propios capitalistas (por
que al afectarse los salarios se afecta la única fuente de plusvalía que existe, es decir
cuando ocurre el fenómeno de la composición orgánica del capital), a si también se esta
llegando al momento de la necesidad de restablecer el poder de compra de los asalariados
so pena de hacer naufragar todo el edifico capitalista. Esto, que ocurre en las economías
regionales y en las microeconomías, también ocurre en la macroeconomía internacional.
No es sino la comprensión de esta disyuntiva la que esta llevando a analistas e
ideólogos del capitalismo a considerar la necesidad de restablecer el crecimiento de las
economías de nuestros países “asalariados” para restablecer, a su vez, el equilibrio
capitalista a nivel mundial. Tal es la justificación de las negociaciones en curso para
solucionar la crisis de la deuda

ASPECTOS POLITICOS E IDEOLOGICOS

En cuanto a la organización política de las naciones, el conflicto entre las poderosas


empresas trasnacionales –las cuales objetivan el fenómeno de la trasnacionalizacion del
capitalismo- y los cada vez mas debilitados Estados nacionales esta cambiando

64
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

visiblemente el concierto internacional, como no ocurría desde el nacimiento y la


consolidación del capitalismo ( desde el surgimiento de estado-nación y del mundo
burgués) estoy hablando pues, de elementos políticos determinantes del nacionalismo de
una nueva civilización en la que, si llegan a sobrevivir los Estados nacionales será con
funciones distintas de las tradicionales,
En este terreno ideológico, la lucha agudizada entre don mentalidades opuestas,
pero dentro de un mismo pensamiento capitalista, esta tomando primacía sobre el anterior
conflicto Este –Oeste. Aunque parece erguirse victorioso en nuestros días el liberalismo
económico, con su cuerpo ideológico conservador o reaccionario no ha logrado - y no
lograra- erradicar los anhelos de justicia social recogidos por el Estado interventor o
benefactor es decir por el capitalista reformado y reformista cuyo auge presenciamos
principalmente en los años sesentas. El conflicto entre estas dos grandes corrientes dentro
del capitalismo sigue en pie y agravándose, a pesar de la aparente derrota de la segunda.
Por otra parte la exitosa ofensiva de paz soviética y la critica situación de los países
pobres, a causa de su crisis generalizada y de la crisis de la deuda externa en particular
relegan también a segundo termino el conflicto Este-Oeste y dan primacía al llamado
conflicto Norte-Sur ( en este asunto vuelve a cobrar vigencia el proyecto del “ dialogo
Norte-Sur que por medio de su presidente Willy Brandt ofreció la Internacional Socialista
en los años setentas).

ASPECTOS SOCIO-CULTURALES

En los terrenos social, sociológico y cultural son muy visibles los cambios que esta
experimentado la humanidad. Aquí es precisamente donde vemos con claridad que no se
trata solo de una transformación del capitalismo mundial, por una parte y, por otra, de una
equivalente transformación del socialismo también mundial sino que juntas ambas
transformaciones nos están ofreciendo una autentica crisis de civilización que nos involucra
a todos los humanos y cuya clave para entenderla hay que buscarla en la gran revolución
científico-técnica de hoy.

EN SINTESIS

El capitalismo mundial experimento –a partir del deterioro de la economía estadounidense


de los años sesentas últimos y primeros setentas- una crisis que, habiendo empezado como
una de tantas crisis cíclicas se complico sobremanera por varios factores: a) por la
presencia del Estado interventor en las economías capitalistas con su función reguladora del
mercado; b) por el predominio de las grandes empresas trasnacionales con su proyecto de
trasnacionalizcion global del capitalismo y con su labor dislocadora del mercado en su
acepción clásica; c) por la revolución científico-técnica que, en la rama de la intensificada
industria bélica, alimentadora también de la industria civil, ofrecía innovaciones
tecnológicas en forma ininterrumpida, rompiendo así el ciclo económico “normal”
Meditar sobre el peso y la significación de estos factores señalados de ayuda a
explicar por que la crisis capitalista cíclica se convirtió no solo en estructural y
generalizada, sino que se volvió una verdadera crisis de civilización,
Vemos pues como se encadenan los fenómenos dentro del capitalismo para
provocar esta profunda y acelerada transformación del mundo en el que habíamos vivido
hasta ahora. La revolución científico-técnica –determinada por la necesidad de la

65
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

innovación tecnológica- fue precipitada por la necesidad de restaurar y aumentar la tasa


decreciente de las ganancias en los países del capitalismo avanzado -en Estados Unidos
concretamente- y esto ultimo se hizo a costa de sus propias clases asalariadas y de nuestro
países con economías dependientes o subsidiarias.
Esta forma de expresarse, tan abstracta corresponde en la practica a la historia
reciente de Estados Unidos –región donde se inicio la crisis mundial- desde la guerra de
Vietnam nuestros días, o, dicho de otra manera, desde que Estados Unidos empezó a cobrar
conciencia de su perdida de hegemonía mundial hasta que Ronald Reagan intento
recuperarla.
Para nosotros en México la crisis de la economía estadounidense primero, y del
mundo entero después, explica, en razón de nuestra dependencia, la también reciente
historia económico-política de nuestro país: los que va, simbólicamente del ya impotente
populismo del nacionalista Luis Echeverría al irritante neoliberalismo del desnacionalizado
Miguel de la Madrid ( Los periodos de Salinas de Gortari en México y de George Bush en
Estados Unidos serán, seguramente periodos de transición hacia un mundo organizado de
otra manera que la conocida hasta aquí).

¿Qué pasa en el mundo socialista?

Pocos asuntos son tan apasionantes en nuestro momento como la transformación en curso
de la Unión Soviética, lo que se ha dado en llamar la revolución “gorbacheana” (¡como si
las revoluciones las hicieran los lideres o los héroes ¡).
Los conservadores y los incautos que interpretan las grandes transformaciones en
las naciones socialistas como una gradual desaparición del socialismo presuntamente
fracasado y como una voluntaria vuelta al capitalismo victorioso han obtenido un mentís
rotundo, brutal y sangriento en la Plaza Tiananmen en Pekín. Este cruel episodio de la
lucha universal entre el capitalismo y el socialismo no han sido en esencia, sino la versión
amplificada y en circunstancias distintas de lo ocurrido en Hungría en 1956, y en
Checoslovaquia en 1968. verdaderos y auténticos –además de justificados- movimientos
populares en pos de mejorar y perfeccionar el socialismo fueron infiltrados por los
enemigos imperialistas para encauzar los levantamientos populares hacia el rechazo del
socialismo y la vuela del capitalismo. En todos los casos la respuesta fue la represión a la
intervención enemiga, llevándose de paso, en forma brutal, los anhelos de libertad y de
democracia de los pueblos respectivos, anhelos que, por otra parte, no han sido satisfechos
tampoco por el capitalismo y que hoy inspiran las transformaciones del socialismo
El socialismo esta, como quien dice mudando de piel porque la piel marxista-
leninista, estalinista ya le quedaba estrecha y lo estaba ahogando. Esta metáfora que utilizo
se tradujo en la practica en grave deterioro y hasta parálisis de la economía, en un gran
descontento social y en una inquietante ineficiencia política, fenómenos todos
perfectamente visibles en la historia reciente de la mas avanzada de las sociedades
socialistas: la Unión Soviética.
Coincidieron varios elementos para la sensibilidad y el genio políticos de Mijail
Gorbachov sintetizaran los diversos y dispersos cambios cuantitativos en curso y
vislumbraron la necesidad de precipitar el cambio cualitativo en el socialismo avanzado de
la URSS. El siguiente paso, obviamente fue el establecimiento de las políticas que
encauzaran la gran transformación: a si nacieron la perestroika y la glasnost.

66
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

No es difícil comprender que estas ultimas políticas en la URSS fueron repuesta el


gran reto impuesto por la revolución científico-técnica actual y por la creciente integración
de las economías capitalistas en un mercado mundial; so pena de quedar rezagada y al
margen en el mundo contemporáneo, la economía soviética se vio obligada a
“modernizarse “es decir a descentralizarse en primer lugar para lo cual ya había madurado
con creses, volviendo innecesaria la centralización de recursos económicos, técnicos,
financieros y humanos; centralización que había sido obligada por el atraso de una sociedad
que contaba todavía con pocos recursos de todo tipo, en unos casos, o que estaban mal
utilizados en otros casos, cuando arranco la construcción socialista después de la revolución
de Octubre. En una palabra había que aprovechar al máximo los recursos escasos,
concentrándolos; que es lo que esta haciendo por ejemplo, Cuba en esta etapa del desarrollo
de su economía.
Hoy la situación es distinta. El desarrollo o la “madurez” de los recursos humanos,
económicos, técnicos y financieros en la URSS no solo permiten, sino exigen la búsqueda
autogestión de la economía soviética, autogestión a la que también podemos llamar
descentralización.
En el campo de las ideas las transformaciones actuales en el mundo socialista tiene
precursores que lo ayudaron a conformar una filosofía política y una ideología
actualizadas, de acuerdo con los necesarios cambios científico-técnicos, económicos y
sociológicos que se están imponiendo. Entre los antecesores ideológicos inmediatos se
cuenta al mal llamado “eurocomunismo” lo cual explica en buen parte la popularidad de las
reformas soviéticas “gorbacheanas” en la Europa social demócrata, dado el indudable
parentesco entre eurocomunistas y socialdemócratas. Éxito actual que obtendrá mayores
resonancias en la Europa “socialdemócrata” a pesar de la Inglaterra thahcheriana de hoy.
Al ser la URSS el polo socialista en el mundo –el polo capitalista es Estados
Unidos- es lógico que lo que ocurre ahí obtenga eco y resonancias universales : todos los
partidos marxistas están en crisis con el concomitante desconcierto filosófico-político e
ideológico de los individuos –militantes o no pero simpatizantes- del socialismo. Con el
tiempo y la adaptación mental a los cambios nuevos recuperaran el equilibrio perdido,
Pienso que no caben dudas acerca de que estas crisis, tanto las capitalistas como las
socialistas, son saludables en si mismas a pesar del altísimo precio en sufrimiento humano
que representan y creo generaran –lo que estamos viviendo un parto descomunal- un siglo
XXI cuyos contenidos todavía alcanzamos a intuir del todo.

EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS ( II)


(VARIACIONES sobre EL MISMO TEMA)

Todo empezó EN Vietnam . en los años sesentas. Una guerra, en la que la magnitud de
involucramiento del país agresor se quiso mantener subrepticia, obligo a su gobierno
(Jonson) a utilizar la maquinita de hacer dólares para no echar mano de presupuestos
públicos ni imponer visibles impuestos extras. La cuantía en volumen y el costo de la
extravagante sofisticación del armamento utilizado, mas otros elementos que se
enumeraran enseguida, lesionaron y deformaron considerablemente el conjunto de la
economía estadounidense, uno de cuyos resultados fue, lógicamente, inflación con todas
sus consecuencias.

67
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

No obstante el éxito financiero que había reportado el gran negocio llamado “plan
Marshall” en la Europa devastada por la guerra, Estados Unidos descuido la renovación de
su planta productiva; por lo menos no lo hizo en proporción a la rapidez con la que se
levantaban las economías victimas del desastre bélico. Estas, por lo contrario, se pusieron al
día respecto a la ciencia y a la técnica de punta en aquel momento. El resultado fue el
retraso de Estados Unidos, en cuanto a la productividad del trabajo a la competitividad en el
intercambio internacional, frente a los que perfilaban ya –gracias a los aparentemente
inagotables mercados estadounidenses- como colosos económicos; Alemania federal y
Japón,
Todo esto sumado provoco la consiguiente crisis en la economía estadounidense,
crisis que se exportaría al mundo entero provocando los trastornos escalonados que hoy nos
agobian en el Tercer Mundo; pero provocando también que se precipitara una verdadera
revolución tecnológico-científica en los países de capitalismo avanzado.
La crisis no pudo vencerse de inmediato con los métodos habituales (secesión
deliberada: es decir, disminución de la masa salarial y castigo al poder adquisitivo de los
salarios innovación y tecnológica, luego) porque lo impedía la fuerza de los sindicatos
obreros fuerza ganada durante el largo periodo de predominio del “Estado de bienestar” que
había surgido como solución a la gran de presión del capitalismo de los años 29 y
siguientes. Esto por una parte. Por otra la innovación tecnológica continua, interrumpida
debida al permanente esfuerzo de la industria bélica (guerra fría-Vietnam), distorsionaba el
ciclo económico. Y para acabar de desequilibrar la economía-locomotora del mundo
capitalista, el creciente dominio de las empresas trasnacionales –gigantescos monopolios-
sobre el intercambio mundial anulaba en gran medida el libre juego de las fuerzas del
mercado, a causa del comercio “intrafirmas” y por el reparto de los mercados mundiales
entre si que ellas efectúan ( Las grandes trasnacionales solo respetan las leyes de la oferta y
la demanda cuando están en plan de apoderarse de un mercado nacional o regional).
La acción nociva para el sistema capitalista tradicional de estos factores –estado de
bienestar, innovación tecnológica interrumpida empresas trasnacionales con sus
concomitantes distorsiones del mercado clásico y del ciclo económico-provoco el
nacimiento de un fenómeno inédito hasta entonces en la historia del capitalismo: la
estanflacion ( stagflation) que no era otra cosa sino inflación mas reseción. ( Lo que ocurrió
puede describirse con un viejo dicho popular: “ un clavo saca otro clavo…o se quedan los
dos adentro “).
La llamada “crisis del petróleo”, es decir, las consecuencias del incremento de los
precios del energético –que constituyo la mas notable hazaña del Tercer Mundo por
revalorar sus materias primas- significo solo un empeoramiento de la profunda crisis que
sufría el capitalismo, y no su causa principal, como quisieron hacer creer algunos
comentaristas. Estamos ya por los primeros años setentas.
La creciente trasnacionalizacion del capital –característica propia de nuestro tiempo-
había propiciado, por la vía financiera, la exportación de la crisis mayor de la economía
estadounidense hacia el resto de las economías desarrolladas capitalistas (Europa, en
primer termino). La crisis regional se había convertido –entonces- en una crisis
generalizada del capitalismo, no solo por su difusión geográfica sino por la imposibilidad
de vencer la estanflacion, crisis que para no pocos observadores se presentaba como mas
difícil y peligrosa que la gran depresión de los años 29 y siguientes que hizo cambiar el
rumbo del capitalismo mundial.

68
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Finalmente la crisis llego al Tercer Mundo donde, especialmente en América Latina,


se desato con extremada virulencia gracias al abultamiento usurario de la deuda externa,
Al igual que en los años treinta, el capitalismo se aboca entonces a la necesidad de
una resuelta transformación, una verdadera mutación en su proceso evolutivo (“del
tamaño del sapo debe ser la pedrada…”). Comprendiendo por fin –después de tanto
desconcierto en los medios empresariales y en los académicos- cuales son los orígenes de
la estanflacion y los verdaderos obstáculos para vencer esta insólita crisis, se libra una
monumental y exitosa batalla contra el estado de bienestar, abatiendo previamente la
fuerza que lo sostiene; los sindicatos obreros; se abre la posibilidad –ya que el adversario
soviético, por sus propias razones, siente la misma necesidad- de terminar la guerra fría y
su correlato: la carrera armamentista; se intensifica por el poderío de las empresas
trasnacionales, la tendencia hacia la formación de un solo mercado y una economía única
mundiales ( a costa de las funciones tradicionales de los Estados nacionales). Se han
configurado para entonces una nueva política económica que se conoce bajo el nombre
general de “neoliberalismo” el cual aporta el fortalecimiento de la derecha política y del
discurso ideológico conservador.
La deuda externa de los países del Tercer Mundo se convierte en el instrumento
idóneo para efectuar una doble operación económica, para financiar, mediante la
transferencia de capitales del Sur al Norte, la revolución tecnológica en la que se ha
convertido la necesidad de innovación en este ramo en la política, para doblegar las
voluntades soberanas de las naciones débiles deudoras y obligarlas a ejecutar la
“modernización” que no es sino la aceleración de cambios económicos-sociales y
políticos-filosóficos en sus sociedades para adecuarlas al gran proyecto estadounidense
del nuevo orden económico (y político) mundial que se esta imponiendo rápidamente.
Estamos en los años ochenta. Para entonces las economías capitalistas avanzadas,
con la estadounidense a la cabeza han experimentado una recuperación dentro de la crisis
y han entrado en un periodo de gran auge económico, mientras el Tercer Mundo se
hunde mas y mas en la miseria y en la desesperanza. Nunca había sido tan evidente,
como ahora la naturaleza voraz, usuaria y despiadada del capitalismo nunca hacia sido
tan evidente como ahora que en el capitalismo el bienestar de unos lo tienen que pagar
siempre otros.

II

Visto desde otro Angulo –otro mirador- el panorama se presenta si; para el pueblo de
Estados Unidos, Vietnam representa, además de la derrota militar y el desastre
económico, una profunda depresión moral. Pero llamado “síndrome de Vietnam” ( y el
bochornoso escándalo de Watergate) no explican por si solos el sentimiento de
interiorización que se sufre nacionalmente; contribuye para hacer perder a Estados
Unidos hegemonía mundial e intensificar en su pueblo aquel sentimiento de frustración,
la inquietante disminución de competitividad en los mercados internacionales ; por otra
parte comprensibles resistencias a la reconversión industrial, mas las complejidades del
proceso mismo de la reconversión, abaten la productividad del trabajo; además, se
resiente la paulatina desnacionalización de importantes sectores de su economía
mediante la penetración de empresas trasnacionales de matrices extranjeras, penetración
favorecida por las políticas liberacionistas surgidas en el seno de la renombrada

69
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

“comisión Trilateral “, la que por entonces esta en el pináculo de su poder y de su


influencia. Estamos en los días de la presidencia de James Carter.
Un continua achicamiento interno de la industria “nacional” por excelencia –la
automovilística- junto al predominio de los japoneses en este campo, dentro del propio
Estados Unidos fue ya demasiado para el orgullo estadounidense. ( debemos recordar
que así como la de los tejidos fue la industria básica sobre la que se levantó el soberbio
ingles el no menos arrogante imperio estadounidense lo hizo sobre la industria del
automóvil).
Estaban pues, dadas las condiciones para que el discurso electoral de Ronald
Reagan –llano y simplista como el de Hitler en su lugar y en su momento- tuviese el
éxito que tuvo al prometer a una nación profundamente desmoralizada, recuperar el
primero entre los primeros sitios del concierto internacional.
Por poco casi cumple su promesa Ronald Reagan; por lo menos acabo con
el espíritu derrotista en su nación, pero a un presión tan excesivo ( para ellos y para el
resto del mundo). que bien puede pensarse que los enormes déficit presupuestal y
comercial de la economía estadounidense aceleraran las descomposición del imperio
cuando ya nuestros países subyugados no den mas de si, es decir, cuando ya no sea
posible –literalmente hablando- seguir extrayéndoles capitales para financiar aquellos
déficit, y cuando Estado Unidos pierda guerras comerciales frente a otras economías
“mas sanas” y mas sólidas desde el punto de vista capitalista. Va siendo cada vez mas
difícil, para los estadounidenses seguir gozando alegremente de niveles de vida
superiores a su capacidad económica.
Cuando le llegue el día del inevitable ajuste en su economía la nación del “destino
manifiesto”, “el gendarme internacional”, la campeona de “la libertad y la democracia”
quizas se vea compelida a cometer la mayor estafa que se haya visto en todos los tiempos
: el cínico repudio de su deuda externa ( es Estados Unidos el mayor deudor en el mundo
actualmente). Por inverosímil que pareciera tal hipotética situación hay que considerar,
fría y objetivamente, que no hay infamia imaginable que no sea capaz de cometer
Estados Unidos en aras de defender o privilegiar sus intereses económico; la historia lo
ha demostrado. Además. ¿quién los impedirá? .
Mientras tanto, Estados Unidos esta utilizando a un México ya doblegado ante sus
designios para acabar de absorber –“ integrar” es un compasivo eufemismo- los recursos
naturales y humanos de América Latina. La “integración” económica del hemisferio –
integración propiamente dicha de América del Norte ( Estados Unidos, Canadá y
México) y el resto ( América del Sur) como “apoyo”- seria la tentativa fortaleza que
Estados Unidos opusiera a una Europa unificada y a una región asiática hegemonizada
por Japón ( se debe considerar que, aun aceptado la opinión de algunos comentaristas
sobre la preferencia de Estados Unidos por la apertura total de los mercados
internacionales y no por la formación de bloques económicos regionales no le va a ser
posible sustraerse esta ultima realidad que ya esta imponiéndose

III

La espectacularidad del derrumbe del dominio soviético –dominio militar ideológico-


sobre la Europa oriental mas los sorprendentes cambios en que la propia Unión Soviética
desvían la atención publica de otros cambios que esta experimentando el mundo
occidental y que, cuando sean vistos con la perspectiva del tiempo, se juzgaran mas

70
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

amplios, profundos y significativos que cualesquiera otros en esta época, porque las
transformaciones en la parte socialista se encaminan a construir un nuevo sistema
económico y político( con la consiguiente modificación ideológica) en la región,
mientras las transformaciones en la parte occidental están abriendo las puertas a una
nueva civilización para el mundo entero. ( Y son precisamente estas transformaciones en
Occidente las que determinaron la aceleración de los cambio en la parte oriental).
Me estoy refiriendo a la revolución científico-técnica que barre el siglo XX para
recibir el siglo XXI. ( hablo de “ siglos XX y XXI” en sentido figurado, como símbolos,
y no en su sentido habitual de limitaciones cronológicas. Con este criterio podemos
afirmar que “ya estamos” en el siglo XXI ).
La decisiva transformación tecnológica fue el Frankestein creado por el capitalismo
en apuros a partir de la crisis económica de los primeros años setentas (o últimos
sesentas). La necesidad de “innovación tecnológica” durante el proceso usual para vencer
una crisis periódica capitalista precipito la revolución tecnológica que hoy presenciamos,
gracias a la acumulación de conocimientos científicos y técnicos inducidos por las
exigencias de la carrera armamentista, principalmente. Tal cambio cualitativo,
desembocado en una verdadera revolución termino por supeditar a ella todos los
fenómenos económicos políticos y hasta ideológicos en esta última parte del siglo
XX. Se precipitó como un gigantesco alud sobre toda actividad humana, al punto de que
actualmente es imposible efectuar un análisis en cualquiera de las ramas de las ciencias
sociales , si no se parte, explicita o implícitamente del hecho fundamental de la tercera
revolución científico-técnica en la historia de la humanidad en curso hoy y en
vertiginoso desarrollo existe la identificación entre ambos conceptos que decir “siglo
XXI” equivale a decir “ una nueva civilización.

71
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

BLOQUE II
¿Qué es la globalización?

«Competitividad y globalización» son dos de las palabras más empleadas hoy en el mundo
económico, tanto por los gobernantes como por los empresarios, tanto por los expertos
como por los políticos. Ambos términos provienen, como todo lo que surge del mundo
económico y de los negocios, del inglés. La Real Academia Española ya ha recogido el
primero en su diccionario, porque es más antiguo, pero no el segundo. Los franceses han
rechazado, como es costumbre en el caso de palabras anglosajonas, el término
globalización y proponen el de mundialización. Yo me inclino por el primero de los dos,
por lo menos hasta que se defina nuestra Academia. Creo que se adapta perfectamente al
hecho que describe, que puede ser un sinónimo del segundo y, además, es más utilizado en
economía.
La globalización es un proceso dinámico de creciente libertad e integración mundial de los
mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales. Este proceso no es nuevo,
viene desarrollándose paulatinamente desde 1950 y tardará muchos años aún en
completarse, si la política lo permite. No es nuevo porque ya se dio un proceso similar entre
1870 y 1914 de forma casi tan intensa como la actual. Es decir, comenzó el siglo XX en
una situación de integración mundial de los mercados de bienes, servicios, trabajo y
capitales y, tras unas décadas siniestras, en las que dicho proceso de globalización dio atrás
y en las que se sufrieron dos conflictos mundiales y la Gran Depresión, se reinició después
de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, ha terminado el siglo con otro proceso similar
que tiene visos de ser más duradero. El anterior sólo duró 44 años y terminó de forma
violenta con la Primera Guerra Mundial, mientras que el actual acaba de cumplir ya 50 años
y se asienta sobre bases más sólidas que aquél. Espero que esta vez no termine tan mal
como el anterior ya que supondría, de nuevo, pasar de competir económicamente, en un
entorno pacífico bajo las reglas del mercado, a hacerlo militarmente bajo las reglas del
poder de las armas, lo que sería un desenlace nefasto. En ambos casos hay ganadores y
perdedores pero sus vidas, aunque puedan salir muy perjudicados. Al fin y al cabo, la
globalización está basada en una serie de libertades: la libertad de comerciar con el resto de
los países del mundo aprovechando las ventajas comparativas de cada uno; La libertad de
invertir los capitales allí donde tienen un mayor rendimiento dentro de un riesgo asumible y
la libertad de establecerse en el país que se desee: bien para conseguir un mayor beneficio o
una mayor cuota de mercado, si retrata de una empresa, o para obtener un mayor salario o
mejores condiciones de trabajo, si se trata de una persona.
Creo que uno de los primeros en utilizar el término «globalización» fue Theodore Levitt
(1983) refiriéndose a la globalización de los mercados. Para este autor se estaba pasando de
una concepción de la producción basada en el ciclo del producto, a otra global de los
mercados. En la primera se innovaban nuevos productos que se vendían en los países más
desarrollados hasta que devenían obsoletos y, a partir de entonces, se dirigían a los menos
desarrollados hasta que desaparecían del mercado. En la segunda se vende el mismo

72
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

producto y de la misma manera en todo el mundo, con lo que se reducen los costos y se
armonizan los gustos de los consumidores globalmente.
Michael Porter (1990) utilizó posteriormente el término globalización para diferenciar una
empresa multinacional de otra global. La compañía multinacional es aquella que opera en
un número determinado de países pero hace muy poco o ningún esfuerzo en unificar sus
operaciones desde el punto de vista estratégico, mientras que la empresa global persigue
una estrategia mundial en la que las distintas operaciones nacionales están totalmente
coordinados, desarrollando sinergias y haciendo que el conjunto tenga mayor valor que la
suma de sus partes.
Kenichi Ohmae (1990) dio un paso más, considerando que la empresa global es aquella que
ha abandonado su identidad nacional y que opera como una entidad sin patria en una escala
mundial. Consecuentemente, la supervisión del actual Estado-Nación es fundamentalmente
irrelevante para este tipo de empresas. Éstas realizan sus inversiones en I + D, su
financiación y su reclutamiento de personal a escala mundial. Un ejemplo típico de este tipo
de empresas pudiera ser Nestlé. Una compañía con base en Suiza pero en la que sólo dos
suizos están entre sus primeros diez ejecutivos; los ocho restantes son de cinco
nacionalidades distintas y está presidida por un alemán. La compañía está establecida en
150 países y su negocio en Suiza es muy poco importante.
Es decir, la globalización tiene como agentes fundamentales a las grandes empresas
multinacionales, tanto financieras como no financieras, que se implantan en la mayor parte
de los países, aumentando los flujos comerciales y de capitales entre unos y otros y
haciendo que los mercados estén cada vez más integrados y globalizados. Ahora bien, estas
empresas son capaces de desarrollar la globalización porque una serie de descubrimientos
tecnológicos y decisiones políticas les están permitiendo hacerlo.
¿Cuáles son los factores que determinan el proceso de globalización? El primero es, sin
duda, la tecnología. El desarrollo de nuevas tecnologías en el transporte y en las
telecomunicaciones ha permitido que sus costes caigan de una manera espectacular. El
costo de una llamada telefónica de Nueva York a Londres era de 300 dólares en 1930, de
50 dólares en 1960 y de menos de un dólar hoy. El coste de procesamiento de la
información a través de ordenadores, medido en dólares por segundo, ha caído de 100 en
1975 a 0,01 en 1995, y a 0,001 actualmente. Lo mismo se puede decir del transporte por
carretera, avión o barco. No sólo han caído los precios del transporte sino que la economía
mundial ha devenido menos intensiva en el transporte de mercancías. Se ha pasado de
transportar materias primas y alimentos sin procesar o poco elaborados a transportar,
fundamentalmente, productos manufacturados acabados, que cada vez se hacen con
materiales más ligeros y ocupan menor espacio. Es decir, los productos que se comercian
tienen cada vez un mayor valor unitario y el transporte es cada vez más barato, con lo que
la relación del segundo con el primero caes con gran rapidez. Todo ello ha hecho que las
barreras naturales de tiempo y espacio entre los países sean cada vez menores y, por tanto,
el coste de enviar de unos a otros bienes y servicios, personas y capitales e información sea
cada vez más bajo, lo que ha facilitado la internacionalización e interdependencia de las
economías y está haciendo el mundo cada vez más pequeño.
El segundo factor ha sido la liberalización de los intercambios de bienes, servicios y
capitales, tanto a través de negociaciones multilaterales en el seno del Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (en inglés GATT), de la Organización Mundial del
Comercio (OMC), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), como por decisiones unilaterales y

73
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

bilaterales de las autoridades económicas de los países o de las áreas de integración en las
que se encuentran inmersos.

PROFUNDIDAD DE LA ORGANIZACIÓN

Esto no significa que el proceso de globalización haya alcanzado unas dimensiones todavía
muy importantes, de hecho aún queda muchísimo camino por recorrer. Una de las medidas
más simples para determinar el nivel de globalización, en cuanto a bienes y servicios se
refiere, es ver la relación entre le comercio exterior y la producción en cada país. Aunque
dicha proporción ha aumentado sin parar desde 1950, debido a que el comercio
internacional de bienes y servicios ha crecido a mucho mayor ritmo que la producción
desde la citada fecha, aún no es muy superior a la ya alcanzada en 1913. En aquel año,
Japón era un país más abierto que lo es ahora. Entonces, la suma de sus importaciones y
exportaciones representaban el 30 por 100 del Producto Interior Bruto (PIB) y hoy sólo son
del 22 por 100. No ocurre lo mismo con el Reino Unido, cuya relación ha subido, en dicho
período, desde el 47 por 100 al 57 por 100. Francia, Alemania y Estados Unidos han
aumentado su internacionalización y ahora se encuentran con un peso relativo de su
comercio sobre su producción del 51 por 100, del 69 por 100 y del 26 por 100
respectivamente.
Naturalmente, cuanto mayor es el tamaño del país o el área de integración, menor es dicha
proporción. En Estados Unidos, la Unión Europea y Japón supera ligeramente el 20 por
100, mientras que en países pequeños como Holanda, Bélgica o Irlanda supera con mucho
el 100 por 100. España ha sufrido un cambio radical. En 1918 la suma de sus importaciones
y exportaciones representaba el 24 por 100 del PIB. En 1959 había caído al 9 por 100 y
ahora alcanza casi el 60 por 100, superando a países como Francia e Italia. En su conjunto,
el comercio mundial, medido en volumen, se ha multiplicado 16 veces desde 1950,
mientras que el PIB mundial lo ha hecho sólo 5,5 veces.
Otra forma de medir el proceso de globalización es observar la convergencia de precios, en
todos los países, de los productos o servicios que son idénticos u homogéneos. En un
mundo totalmente globalizado, los precios para los mismos productos deberían de ser
iguales, excluyendo los impuestos locales y los costes de transporte y de seguro. Sin
embargo la realidad dista de ser así. Siguen permaneciendo divergencias notables entre
unos países y otros, incluso dentro de la Unión Europea. Modelos idénticos de automóvil
cuestan, antes de impuestos, hasta un 40 por 100 más en unos países de la Unión Europea
que en otros. Esto es posible, bien porque la distribución es más eficiente en unos países
que en otros, porque los gustos son diferentes y existe un sesgo muy elevado hacia los
automóviles nacionales, o porque, hasta ahora, los consumidores no comparaban
adecuadamente los precios en distintas divisas. El hecho es que los fabricantes
multinacionales pueden discriminar precios entre unos países y otros obteniendo mayores
márgenes medios para el mismo modelo. La Unión Monetaria Europea tenderá a acercar en
mayor medida los precios de los bienes y servicios al poderlos comparar todos ellos en
euros.
Los mercados entre países están todavía menos integrados que dentro de cada uno de ello,
incluso cuando se trata de países vecinos. El comercio entre Canadá y Estados Unidos, por
ejemplo, es veinte veces menor que entre las provincias canadienses a pesar de tener una
frontera común de cerca de 4.000 Km y de mantener unas barreras mínimas entre ambos

74
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

La integración y globalización de los mercados financieros es todavía más importante y ha


avanzado en mayor medida que la comercial debido al desarrollo tecnológico y, sin
embargo, también está muy lejos de ser total. Una manera de medir el grado de
globalización financiera es observando las salidas netas de los países exportadores de
capital (es decir, los que tienen un superávit por cuenta corriente en su balanza de pagos) y
las entradas netas de los países importadores (que tienen un déficit por cuenta corriente en
su balanza de pagos). En la primera globalización (1870-1913) el Reino Unido exportó
capitales, en media anual, de un 5 por 100 de su PIB y llegó al 10 por 100 en algunos años.
En estos últimos años, Japón, que ha sido el país con un mayor superávit por cuenta
corriente, ha exportado capitales sólo por el 3,5 por 100 de su PIB y la media de salidas
netas de la OCDE ha sido del 2,5 por 100 del PIB.
Otra forma de medir la globalización financiera es ver cuánto representan las inversiones
directas en el extranjero en relación a las inversiones directas nacionales. Hoy alcanzan en
los países de la OCDE el 6 por 100 de la inversión doméstica total, mientras que la
inversión extranjera del Reino Unido en los primeros 13 años del siglo era tanta como el
total de su inversión nacional. Sólo en estos últimos años, en países en desarrollo grandes
como México, Brasil y China, las entradas netas de inversión directa extranjera han llegado
a alcanzar el 20 por 100 de su inversión neta nacional.
Por otro lado, si hubiese una globalización financiera total habría una convergencia de los
tipos de interés, cubiertos del riesgo del tipo de cambio, de todos los países, lo que tampoco
ha ocurrido. Es decir, los tipos de cambio no han respondido ni compensado siempre los
diferenciales de tipos de interés a corto plazo (teoría de la paridad de intereses) ni los
diferenciales de inflación a largo plazo (teoría de la paridad del poder adquisitivo), con lo
que la convergencia de tipos de interés es lenta y volátil.
Sin embargo, la globalización financiera progresa a una marcha muy satisfactoria. Entre
1980 y 1996, mientras que el PIB mundial ha crecido al 3,5 por 100 de media anual, el
intercambio de bonos y acciones ha crecido, en términos reales, en torno al 25 por 100; el
comercio de divisas lo ha hecho al 24 por 100, los préstamos internacionales al 8 por 100,
la inversión extranjera directa al 7 por 100, el comercio al 6 por 100. De seguir este ritmo
de crecimiento, la globalización financiera será total dentro de quince años y la comercial
dentro de treinta, aproximadamente, siempre que no se pongan trabas a su desarrollo y siga
adelante la Ronda del Milenio de la Organización Mundial del Comercio.

GLOBALIZACIÓN Y ASIMETRÍA

Uno de los mayores problemas de la globalización es que mientras la integración de los


mercados de bienes, servicios y capitales progresa a fuerte ritmo, la de los mercados
laborales no lo hace. Robert Reich (1991) se pregunta: ¿quiénes somos nosotros?, y llega a
la conclusión de que como casi todos los factores de producción como el capital, la
tecnología, las fábricas, los bienes de equipo, etc., se pueden trasladar de unos países a
otros, lo único que queda realmente nacional es la mano de obra, que lo hace lentamente o
no lo hace. De ahí que sean los trabajadores, especialmente los menos calificados, los que
de verdad merecen llamarse «nosotros». Los demás es cada vez más global.
La movilidad laboral entre los países de la OCDE está estancada y entre los países en
desarrollo y los desarrollados avanza muy lentamente, lo que hace que aumenten las
divergencias de renta per cápita entre unos y otros, como luego analizaré con más detalle.
En la primera globalización de 1870 a 1914 más de 60 millones de personas se desplazaron

75
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

desde Europa a América. Ahora los movimientos son mucho menores, incluso entre los
pobres y los ricos, es decir entre todos los países en desarrollo y los de la OCDE. Los
problemas de control de la inmigración, así como los de las barreras culturales y
lingüísticas, de ecuación y de formación son algunos de los elementos que influyen en la
falta de integración laboral. La entrada de emigrantes oficiales en Estados Unidos a
principios de los años noventa representaba sólo el 0,26 por 100 de su población total, en
Alemania el 1,2 por 100 y en el Reino Unido y Francia el 0,1 por 100. En la Unión
Europea, en 1992, sólo un 4,7 por 100 del total de la población era extranjera, es decir unos
12 millones de personas, de los que ocho millones eran de origen comunitario y sólo cuatro
millones de países en desarrollo. En el Reino Unido, dicho porcentaje era del 4 por 100, en
Francia el 7 por 100 y en Alemania el 8 por 100, igual que en Estados Unidos. En España
era inferior al 0,5 por 100, a pesar de que la tasa de fecundidad española era y es, junto con
la de Italia, una de las más bajas del mundo. Es muy probable que las cifras de inmigración
en Europa aumenten de forma muy importante en los próximos años, dados los problemas
de envejecimiento de la población europea, donde actualmente el 20 por 100 de la
población es mayor de cincuenta años y donde esta proporción puede llegar a duplicarse
dentro de 40 años (de la Dehesa, 1992).
Sin embargo, el actual proceso de globalización se asienta sobre bases más sólidas que las
del anterior a principios del siglo XX. En el anterior, el número de países que participaban
en ella era mucho menor. Nunca ha habido tantas economías abiertas en el transcurso de la
historia mundial como hoy tras la apertura de los países ex comunistas. El desarrollo
tecnológico de las comunicaciones hace que las empresas globales estén más integradas que
nunca y que los mercados integren, a través de Internet, a los consumidores y productores.
La tecnología ha permitido, asimismo, un desarrollo, hasta ahora desconocido, de los
mercados financieros ya que ayuda a aumentar, de forma extraordinaria, la rapidez de las
transacciones y su compensación y liquidación. Las transacciones diarias en el mercado de
divisas, por ejemplo, han aumentado desde 15.000 millones de dólares en 1973 a tres
billones (europeos) de dólares en la actualidad, es decir 200 veces más tan sólo en 17 años.
Aunque los flujos netos de capital no han aumentado en relación a los de principios de
siglo, los flujos brutos se han multiplicado exponencialmente desde entonces, tanto en
términos de transacciones de divisas como de bonos, depósitos o acciones, todo ello gracias
a la rapidez e integración que permiten las tecnologías de la información. Finalmente, la
globalización actual está mucho más institucionalizada que la anterior. Tanto la OMC, el
FMI y la OCDE, como la existencia de grandes empresas y entidades financieras globales,
hacen que sea mucho más difícil dar marcha atrás en este proceso que anteriormente.
Bordo, Eichengreen r Irwin (1999) van más allá y llegan a la conclusión de que vivimos en
un mundo muy diferente al del principio de siglo no sólo porque los sistemas políticos son
más democráticos y permiten una mayor representación de los intereses de los ciudadanos,
sino porque el fenómeno es, en sí mismo, diferente: la integración es más profunda y más
amplia que hace 100 años. El comercio de mercancías representa un mayor porcentaje de la
producción. El comercio y la inversión se han abierto a sectores: servicios públicos y
privados, comercio al por menor, etc., que en aquel momento eran puramente locales y sin
competencia, la integración financiera es mucho mayor y más profunda que entonces a
pesar de que las inversiones directas no hayan superado todavía los niveles previos.
Finalmente, creen que las tensiones comerciales y la inestabilidad financiera en la
actualidad no tienen por qué preocuparnos, ya que eran iguales o mayores a principios de
siglo, a pesar de tener una menor globalización de la que disfrutamos hoy.

76
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

JOAQUÍN, Estefanía (2003) “Prólogo generacional”; en ¿Qué es la globalización?.


Madrid, Punto de lectura, pp. 13-27

Prólogo generacional

Querida hija: estoy aturdido. A la gente de mi generación nos ha caído de repente la


globalización, aunque sé que los procesos sociales nunca llegan de repente. Se preparan,
emergen y vuelven a desaparecer, asoman una de sus mil caras y luego la cambian y se
presentan con otra. Hasta que estallan con rotundidad. Me recuerdan el proceso de las
crisálidas los gusanos y las mariposas. Así ha sucedido con esto que ahora llamamos
globalización, pero que con más propiedad deberíamos denominar mundialización (como
hacen los franceses); al fin y al cabo, en las conversaciones cotidianas hablamos de
«mundo», no de «globo». Además, hasta su vigésima segunda edición, que apareció en el
otoño de 2001, el Diccionario de la Real Academia Española no había incorporado el
término globalización. Cabían pocas dudas de que acabaría haciéndolo, pues pocas veces
un vocablo habría irrumpido con tanta fuerza en nuestras vidas.
«Globalización» es un concepto inglés, más americano que británico, y la cultura
dominante a principios de este siglo, que ha comenzado con tanto estrépito, es la
estadounidense. Por eso se ha instalado sin dificultades en nuestro vocabulario, en nuestras
reflexiones y hasta en nuestros tópicos. En esencia, es muy fácil lo que significa: que todos
somos más interdependientes, más cercanos, que nos perecemos más y actuamos de modo
crecientemente semejante; que vivimos en el mismo mundo. En el transcurso de este
diálogo que vamos a mantener tú y yo, ambos nos daremos cuenta de que hasta una
definición tan sencilla puede ser discutida… en tanto es utilizada para defender unas
posiciones o para atacar otras; es decir, cuando no se trata sólo de describir una realidad
sino de calificarla de alguna manera. Una cosa son las descripciones con pretensión de
exactitud; otra, las representaciones de la realidad, muchas veces falsas, para la defensa de
intereses. Es lo que se ha llamado ideología. La globalización, según entiendo, no es ni un
progreso, ni una regresión, ni una etapa de la historia de la Humanidad y un proceso que da
una dimensión nueva a los fenómenos ya presentes.
Te mencionaba que estoy aturdido. No por la aparición de un fenómeno nuevo, o que
parece nuevo, aunque ello siempre conlleva una cierta turbación; los de mi generación -ya
verás que suelo abusar del concepto generacional, aunque no porque crea más en la teoría
de las generaciones que en la de las clases sociales u otro tipo de grupos, sino porque, en
este caso al menos (el de la gente que sobrepasa ya el medio siglo de existencia), hay
experiencias vitales compartidas- hemos tenido la suerte de vivir un periodo histórico muy
acelerado, con abundantes cambios de rumbo, de forma que ya no estamos seguros de que
el mundo camine siempre hacia el progreso. Leía las memorias de ese gran europeísta que
fue Stefan Zweig, una especie de globalizador prematuro que creía que la peor de todas las
pestes era el nacionalismo porque envenenaba la flor de la cultura europea, y me sentía
identificado con él cuando escribe: «Desde que me empezó a salir barba hasta que se cubrió
de canas, en ese breve lapso de tiempo, medio siglo apenas, se han producido más cambios
y mutaciones radicales que en diez generaciones».
No estamos seguros de casi nada… Por eso hemos aprendido a desconfiar siempre que
aparece alguien como portavoz único de la verdad y nos dice: «Esto es lo bueno». ¡Hemos
sufrido tanto a estos profetas de la verdad que, en última instancia, pretendían imponer la
espiral del silencio a los que discrepaban de sus puntos de vista…!

77
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Ahora ha sucedido con la globalización: en poco tiempo aparecieron los misiones de la


globalización feliz, diciéndonos que esto era el fin de la historia, que el mundo sería ya
siempre libre y poco a poco más justo, que desaparecerían las dictaduras del proletariado –a
cada cual según sus necesidades, de cada cual según su capacidad- y ya vimos adónde
llegamos. De modo que cuando emerge un nuevo mesías que nos cuenta que los pajaritos
cantan y las nubes se levantan, se nos encienden todas las alarmas. Especialmente cuando
vemos cómo han mejorado los sistemas de manipulación de las conciencias y las opiniones;
desde hace tiempo se usa me4nos la fuerza directa (los conflictos) y más la capacidad de
persuasión indirecta (los consensos forzados). Todavía estábamos inmersos en la campaña
de la globalización feliz cuando contemplamos en directo, en la televisión, el terrorismo
global como fenómeno complementario, que nos ha fruncido aún poco más el ceño ante los
paisajes blancos y negros, sin esos grises tan enriquecedores de las descripciones y los
análisis.
Te decía que mi desasosiego ante la globalización no guarda relación, en primera instancia,
con lo que tiene de novedoso. Más bien, mi turbación se deba a que, por primera vez en mi
vida, los protagonistas de los cambios no somos nosotros, los que llevamos varias décadas
mandando (en la política, en los gobiernos o en la oposición, en la cultura y en la economía,
en los medios de comunicación y en la calle), sino que hemos sido sustituidos por vosotros.
Por nuestros hijos. Después de una de las manifestaciones más amplias a favor de una
globalización alternativa, la de Génova en el año 2001, el ministro alemán de Asuntos
Exteriores, Joscha Fischer, un ya viejo líder sesentayochista, declaró: «si hubiera tenido 20
años yo también hubiera ido a Génova». Algunos le criticaron porque esas palabras
indicaban que el nuevo sujeto histórico de la globalización eran los jóvenes, cuando sus
consecuencias, las positivas y las negativas, afectan a todos. Pero lo único que había
señalado Fischer era la realidad de un cambio generacional en la contestación en la calle.
La sustitución de un modo de hacer política por otro. Lo cual no es nuevo en la historia,
pero sí que hacía décadas que había desaparecido.
Desde hace algún tiempo estamos, como los coches viejos, asistiendo cansinamente a un
proceso de sustitución en el poder; cuando todos los años las revistas americanas Forbes y
Fortune publican las listas de los cuidadnos más ricos del planeta, los nombres de los que
aparecen –muchos de ellos, casi desconocidos- son cada ves más jóvenes: gente de una
edad que no es la mía. Si uno se sienta cualquier día ante la pantalla de la televisión, con
mentalidad de espectador atento, se da cuneta de que el protagonista de la publicidad ya no
es, como antaño, alguien parecido a nosotros, sino a vosotros. El consumidor tipo, el mejor
cliente –y por tanto el mejor ciudadano, según las normas de la mercadolatría imperante- ya
no soy yo, sino tú. Esto no es un síntoma de la globalización, sino de que empezamos a
estar, como esos coches viejos, amortizados. Ya me daba cuenta de ello, peor no he sido
plenamente consciente hasta que esta globalización se ha convertido, abrumadoramente,
desde hace un par de años más o menos, en el fenómeno de referencia de nuestra época.
Quienes habéis salido a la calle para criticarla, mejorarla, gobernarla, reformarla,
violentarla, perfeccionarla o abolirla habéis sido vosotros, no los de antes, no los del
sesenta y ocho. No los de siempre. Seattle, Praga, Washintong, Londres, Davos,
Gotemburgo, Génova… son lugares ocupados, demacrados por vosotros. Por nuestro hijos.
Cuando Goytisolo hace un feed back histórico en La saga de los Marx y pone al viejo Marx
delante de la televisión para ver como cientos de ciudadanos albaneses invaden las playas
italianas en busca del paraíso capitalista –imagen que representa, más que ninguna otra, el
fracaso del socialismo real que se amparó en la filosofía marxista-, los protagonistas no se

78
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

determinan en términos de juventud y madurez, sino de bloques geopolíticos, el Este y


Occidente. Sin embargo, en la tensión globalizadota, hasta ahora ha sido más importante la
presencia juvenil que la procedencia de los jóvenes, aunque, como en el sesenta y ocho, los
protestatarios de las calles sean mayoritariamente jóvenes de Occidente, no del Tercer
Mundo. Ello no oculta, ni mucho menos, los términos de clase, de explotación, de
desigualdad, sino que la epidermis, la primera contradicción, está surgiendo de otro sitio.
Los del sesenta y ocho, que buscábamos la playa bajo los adoquines, observamos las
imágenes de revuelta desde nuestros sillones, procuramos teorizarla y proporcionarle
razones, pero no estamos tranquilos porque a los que, en primera instancia, puede pasarles
algo es a nuestros hijos. ¿Cuántos de nosotros no hemos oído ya en nuestras casas lo de
«me voy a Génova», «me voy a Barcelona», «me voy a Praga» y hemos esperado,
preocupados, noticias vuestras a través del móvil o del correo electrónico? La revolución
nos pasa factura a nosotros, que la quisimos tanto.
Uno mira hacia atrás y marca las distancias. Cuando teníamos vuestra edad no conocíamos
lo global sino lo cerrado. El franquismo, que tanto nos ha señalado (negativamente) como
generación, era exactamente lo contrario: la sociedad cerrada frente a la sociedad abierta;
también el mercado cerrado frente al mercado mundial. Yo, por ejemplo, no tuve pasaporte
para salir de España hasta la Revolución de los Claveles portuguesa, a mitad de los años
setenta del pasado siglo, y mis primeras escapadas posteriores fueron para ver cine y traer
libros que en España estaban prohibidos y no teníamos oportunidad de leer. Tú conoces ya
con normalidad Europa y Estados Unidos. Cuando viajaste conmigo a París la primera vez,
inmediatamente me dejaste porque querías ver a tus amigos franceses, a los que habías
conocido estudiando en Edimburgo. Yo no tuve conocidos franceses hasta muy adelante.
En mi adolescencia, cuando llegaban las vacaciones veraniegas, mis padres nos trasladaban
a un pueblecito, a una pequeña casa en la que no había agua corriente; todos los días
teníamos que hacer varios viajes a la fuente pública para acarrear bidones de agua con los
que alimentarnos y lavarnos. Y ello era un privilegio: veranear. Vosotros os trasladáis fuera
todos los veranos para hablar otros idiomas; domináis ya la lingua franca del siglo XXI, el
inglés americano, que para nosotros es sobrevenida y artificial. Y estás terminando tu
carrera con una beca Erasmus en Brighton, y pretendes ampliarla con un tercer ciclo de
educación fuera de España.
Recuerdo también los inviernos en los que mi madre daba la vuelta a la tela del abrigo de
mi padre, para que me sirviera a mí otra temporada, y a la siguiente, a mi hermano… y
luego, otra. Lo mismo pasaba con los libros. Vosotros participáis hoy en una campaña
contra las marcas (No logo) después de haberos hartado de usar zapatillas Nike, sudaderas
Adidas, vaqueros Levi Strauss, o camisas Calvin Klein. Estáis contra los niños pijos,
porque habéis tenido la oportunidad de ser niños pijos. Estáis de vuelta. Naomi Klein
publica un libro contra las marcas (No logo) que se convierte, fulgurantemente, en una de
las biblias del llamado movimiento antiglobalización. Vende miles de ejemplares en
muchas partes del mundo. La rebelión contra las marcas es un signo de confrontación
contra el sistema capitalista. Por ello contesta al texto de Klein un artículo de The
Economist («En defensa de las marcas»), publicación que es una de las bilbias, por seguir
con la metáfora, de la globalización feliz. Pero, independientemente de los análisis
defensivos de carácter ideológico («Lejos de ser instrumentos de opresión, hacen que las
empresas sean responsables ante sus clientes»), hay argumentos reales sobre los que merece
la pena reflexionar: «Imagínense un mundo sin marcas. Una vez existió, y más o menos nos
sigue existiendo en los lugares más pobres del mundo. Nada de publicidad estridente, nada

79
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

de carteles, nada de McDonal`s. Sin embargo, la gente escapa de este paraíso en cunanto
tiene la oportunidad y algo de dinero. Prefiere una Budweiser a la bebida alcohólica local,
se deshace de sus camisetas sin nombre y busca las de Gap, y fuma Malboro en lugar del
tabaco nacional. ¿Qué conclusión deberíamos sacar? ¿Qué las personas no son más que
juguetes en manos de gigantescas empresas que tienen inmensos presupuestos y alcance
mundial? ¿O que las marcas aportan algo que la gente considera mejor que lo que tenía
anteriormente?... De esta forma, las marcas se han convertido en la tapadera del capitalismo
internacional. Fuera de Estados Unidos, ahora son símbolos del poder empresarial
estadounidense, porque la mayoría de las marcas más famosas del mundo son
estadounidenses. En torno a ellas crecen todas las preocupaciones sobre los daños al medio
ambiente, los abusos contra los derechos humanos y la explotación laboral que los
activistas antiglobalización les encanta colocar en sus carteles. No es sorprendente que las
marcas parezcan algo malo… De la misma forma que la distancia creó la necesidad de
marcas en el siglo en el siglo XIX, en la era de la globalización e internet refuerza su
valor… Actualmente se está produciendo un cambio en el papel de las marcas. Cada vez es
más frecuente que los clientes paguen más por una marca porque parece representar un
estilo de vida o un grupo de ideas. Las empresas explotan las necesidades emocionales de la
gente y sus deseos de consumir… Para los grandes del medievo europeo el detalle de la
ropa marcaba la diferencia, y las leyes suntuarias pretendían acabar con las imitaciones por
parte de los órdenes inferiores, ahora, el país más pobre de África tiene su mercado de ropa
donde las marcas de diseño de segunda mano están más solicitadas que las prendas nuevas
sin logotipo… Los manifestantes, incluidos los activistas antiglobalización de Klein,
pueden utilizar el poder de la marca contra las empresas consiguiendo pruebas de que los
trabajadores son maltratados o de que contaminan los ríos. Irónicamente, gracias a la
globalización pueden hacerlo en todo el mundo. Cuanto más fomenten las empresas el valor
de sus marcas, más tendrán que parecer éticamente fuertes y ecológicamente puras. Otra
cuestión es si los manifestantes harán que progresen los intereses de aquellos a los que
alegan defender. Lo cierto es que las marcas les otorgan mucho más poder sobre las
empresas del que tendrían sin ellas. Las empresas pueden quejarse de ello, pero es difícil
entender de qué se quejan los enemigos del facismo de las marcas».
También hay aspectos más agresivos que han creado nuestra personalidad y que forjarán la
tuya con otro signo. La noche que el teniente coronel Tejero pretendió dar un golpe de
Estado en el Parlamento, el 23 de febrero de 1981, me acosté muy tarde y tenía la cuna en
la que tú dormías, con un año, al lado de nuestra cama. No se sabía definitivamente lo que
iba a suceder en España, aunque el Rey ya había desactivado en su mensaje por televisión
(en la única televisión que entonces existía, Televisión Española, la pública) los aspectos
más preocupantes de la asonada militar. Mi pensamiento recurrente era entonces si tú ibas a
tener que repetir los horrores que había sufrido yo; pero la representación gráfica de esos
horrores, paradójicamente, no tenía que ver con cárceles, presos políticos, policías
repartiendo palos en la universidad y en las fábricas, sino con otros matices grises de la
vida. Me acordaba de las piscinas de las Hermandades del Trabajo, donde hombres y
mujeres, niños y niñas de las mismas familias tenían que entrar por puertas diferentes y
bañarse en piscinas separadas. Más de una vez te he dicho, hija mía, que para mí en el
franquismo eran esas piscinas cutres y con apartheid de género. Pensaba en ello la noche
del 23-F y cuando lo rememoro ahora, se me pinta la globalización como una realidad en
colores (aunque sea en colores discordantes e incompatibles a veces) y el franquismo en un
blanco y negro terrible, soporífero, invisible. Mis padres no tuvieron jamás un automóvil y

80
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

mi primera bici me llegó cuando aprobé la reválida. Tú bajas a la universidad en coche,


estás aburrida de viajar en avión y la bicicleta es, como nuestros triciclos o los soldaditos de
plomo, un juguete de la niñez.
Sé que no son vivencias universales ni armónicas, y de ello hablaremos a partir de ahora,
pero, como decía Marx –y en eso tenía razón-, la existencia condiciona la conciencia. Esas
vivencias describen por aproximación las enormes diferencias entre un régimen cerrado –el
marco de referencia de hace apenas veinticinco años- y la globalización con la que creces
tú. Por ello, porque sois sus protagonistas y porque estáis más preparados que nosotros para
entender sus efectos, en la política, la cultura, la psicología, la economía, es decir, en el
modus vivendi ( un modus vivendi es aquello que es practicado por un cierto número de
personas, no por una sola; que debe extenderse a través de varias generaciones, tener una
conciencia de sí mismo y ser reconocible por otros; excluir a algunas personas y tener
prácticas, creencias y valores propios), es por lo que te pido que me ayudes a entenderla,
que contestes a mis preguntas y mis interrogantes y yo a los tuyos, sabiendo habrá
sensibilidades distintas, pero también muchas compartidas; que habría silencios e
ignorancias; y que, en ese diálogo, en esa dialéctica que pretendo, también yo podré
aportarte respuestas, muchas de ellas relacionadas con la historia. Porque la primera
premisa para comprender los fenómenos sociales que sé que compartes porque hemos
hablado de ella infinidad de veces, es que nada surge de la nada, sino que ésta ahí,
completándose, produciéndose, equilibrándose, con marchas hacia delante y atrás.
Lo que sigue a continuación es la síntesis de ese diálogo: una edición del mismo en la que
las preguntas y respuestas de los representantes de dos generaciones se confunden y
completan para dar sentido a la conversación, y así intentar profundizar en los fenómenos
de la globalización, y así intentar profundizar en los fenómenos de la globalización y la
antiglobalización.

¿Qué es la globalización?

Muy pocos diccionarios oficiales han incorporado hasta no hace mucho la voz
globalización. El de la Academia Española lo acaba de hacer. Dice: «Tendencia de los
mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa
las fronteras nacionales». Ello le da un carácter primordialmente económico, lo que es
reduccionista. El gran historiador francés Fernand Braudel, que a finales de los años setenta
del anterior siglo dedicó muchas de sus fuerzas intelectuales a estudiar la mundialización
(entonces no existía el concepto de globalización), escribió en una de sus obras: «La
historia económica del mundo es la historia entera del mundo, pero vista desde un solo
observatorio: el observatorio económico. Elegir este observatorio es privilegiar de
antemano una forma de explicación unilateral y peligrosa».
Algunos diccionarios de autor han descrito la globalización e incluso ya estén diccionarios
dedicados enteramente a la misma. Uno de ellos la califica de «estado de desarrollo
planetario sin barreras, donde todo está próximo, accesible, y donde todo comunica y
donde, consecuentemente, las solidaridades y las interdependencias se acrecientan». Ojalá
fuese así de fácil. Si uno acude a la definición de ella hace uno de sus organismos favoritos,
el Fondo Monetario Internacional (FMI), dice lo siguiente: «la globalización es la
interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, provocada por
el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y

81
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al tiempo que la difusión
acelerada y generalizada de la tecnología».
No hay que dudar que sea sí. Pero no sólo así. La definición es demasiado intrincada; no
ayuda a explicar qué está ocurriendo, ni por qué despierta tantas pasiones enfrentadas.
Parece un concepto técnico, digno de economistas, ausente de la reflexión del resto de los
ciudadanos. Pero la globalización nos afecta a todos y, desde luego, no es un fenómeno
estrictamente económico sino, más amplio. Intentémoslo de otro modo: se trata de un
proceso por el cual las políticas nacionales tienen cada vez menos importancia y las
políticas internacionales, aquellas que se deciden lejos de los ciudadanos, cada vez más. Es
una definición intencionada, mucho más amplia, que puede incluir tanto lo positivo como
lo negativo. Si así fuese, el primer efecto de la globalización sería más político que
económico, y se vincularía a la esencia del sistema en el que aspiramos a vivir: la
democracia, la sociedad de libertades políticas, económicas y sociales. Independientemente
de los beneficios del proceso mundializador, existe también un alejamiento de los
ciudadanos respecto a las principales decisiones que se toman en su nombre, lo que implica
debilidad de la democracia, falta de calidad de la misma. Los ciudadanos no se sienten
representados por quienes toman las decisiones últimas, por quienes se reúnen y marcan las
tendencias, los caminos por los que va a discurrir la Humanidad.
Es decir, lo principal de la globalización no es lo instrumental, lo que favorece, lo negativo,
a quiénes beneficia o a quiénes perjudica. Ello es muy significativo, pero lo central es que
es un proceso que no hemos decidido las personas, que no hemos votado y que, no
haciéndolo, nos perjudica como ciudadanos (aunque en muchos casos nos alegre como
consumidores). Lo principal es que nos distancia de la participación ciudadana, nos
anestesia de lo público, de lo colectivo. Ello es lo que han visto quienes, cada vez con
mayor frecuencia y en mayor cantidad, se manifiestan contra la globalización en todo tipo
de reuniones. A los movimientos antiglobalización les da igual una cumbre de las
Organización Mundial de Comercio (OMC), que del FMI o del Banco Mundial; una
reunión del Ecofin (los ministros de Economía de la Unión europea) que del Consejo
Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno de la UE); tanto les da un club privado de
singular influencia como Davos (empresarios, políticos, banqueros, editores, gente con
mucho poder), que el G-7 (los mandatarios de los siete países más ricos del mundo: Estados
Unidos, Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia). Todas esas reuniones les
parecen naturalmente sospechosas por ademocráticas; porque sustituyen la voluntad de la
mayoría de los ciudadanos en aspectos que afectan a los más de 6.000 millones de personas
que habitan la Tierra.
En los últimos tiempos, los propios poderosos parecen darles la razón, pues no aparecen
públicamente para defender con dignidad lo que hacen; las reuniones de los organismos
citados se celebran aislando los lugares en los que se desarrollan, con miles de policías
protegiéndolo. Fortalezas sitiadas y mandatarios vergonzantes. Últimamente, las cumbres
se han convocado en lugares casi inexpugnables, para que no lleguen los rebeldes. No los
terroristas, que también, sino los llamados «antiglobalización». Y las declaraciones que
salen de ellas son retóricas, dubitativas: nos estamos equivocando, pese a las apariencias,
nos interesa la pobreza y la desigualdad, no sé pueden abrir más brechas entre unos y otros.
Retroceden con mala conciencia, aunque no cambian las políticas que la motivan.
Además, en las últimas décadas se han multiplicado los organismos ademocráticos,
aquellos que son independientes de los poderes políticos e irresponsables ante ellos en el
sentido jurídico del término. Ello es consecuencia del recelo ante la esfera de lo político. El

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

caso más conocido es el de los bancos centrales, que tienen un fuerte grado de
independencia respecto a los gobiernos. Si el poder de estas instituciones ademocráticas
sobre los súbditos de la globalización se vuelve absoluto (sin control), la institución se sitúa
por encima de la ley, y en esa medida se diferencia y se separa de la sociedad civil, que
somos todos. La multiplicación de instituciones ademocráticas procede del recelo ante la
voluntad de los ciudadanos y de la necesidad de protegerse de la democracia. Ésta alimenta
muchos temores, como el de la presión constante de la mayoría de los ciudadanos de un
lugar para exigir la redistribución de la renta y la riqueza. Marx creía, por estas razones,
que la combinación de capitalismo y democracia es inestable. Los globalizadotes oficiales
dicen que uno de los principales defectos de la democracia es que provoca
permanentemente una presión a favor del consumo inmediato, del desarrollo de programas
sociales cada vez más caros y, por tanto, va en detrimento de la eficacia del sistema. Estas
presiones irresponsables son granos de arena en el engranaje del mercado y de la
globalización. El premio Nobel de Economía, el neoliberal Gary S. Becker, declara a este
respecto: «Sólo los Estados que se encuentran institucionalmente protegidos frente a estas
presiones pueden resistir, y los Estados democráticos no lo están».
Muy descriptivo. Por tanto, los Estados más eficaces desde l punto de vista del mercado son
aquellos que gozan de mayor autonomía frente a la soberanía de los ciudadanos. A falta de
una dictadura, el único recurso que queda para beneficiarse todo lo posible de las ventajas
del mercado sería confiar responsabilidades cada vez más importantes a instituciones que se
encuentren estatutariamente al margen de la presión ciudadana. Por ejemplo, los estatutos
del banco Central Europeo dicen que no puede «solicitar ni aceptar instrucciones de las
instituciones o de los organismos comunitarios, ni de los gobiernos de los Estados
miembros, ni de ningún otro organismo».
Y si no son los ciudadanos los que deciden su futuro y su presente, ¿quiénes son los que los
hacen? Aquí aparece una misteriosa e irremediable apelación a los mercados, compuestos
por miles de millones de personas anónimas que, por simple agregación, aseguran que lo
que va a ocurrir es lo mejor que puede ocurrir. Es la versión perfeccionada y sofisticada a
principios del nuevo milenio de lo que el padre de la economía, el escocés Adam Smith,
llamó en el siglo XVIII mano invisible. Para los apologotes de los mercados (seguidores de
Smith sólo en lo que les conviene), el incentivo fundamental de toda actividad, no sólo de
la económica, es el interés individual; conseguirlo asegura el máximo bien público, pues
«no hemos de esperar que muestra comida provenga de la benevolencia del carnicero, ni
del cervecero, ni del panadero, sino de su propio interés. No apelamos a su humanitarismo,
sino a su amor propio». Cada ciudadano es, por naturaleza, el mejor juez de su propio
interés y debe dársele libertad para satisfacerlo puesto que así, en una especie de armonía
natural –que se rompe cuando hay intervenciones públicas-, impulsará el bien común; al
buscar su propio provecho, cada individuo «es conducido por una mano invisible» que
permite que las acciones emprendidas por interés propio confluyan «en resultados globales,
en la obtención de dividendo social, del producto de la actividad económica de la sociedad.
Todo bajo el imperio de las leyes naturales, sin intervención de Príncipe… Jamás he sabido
que hagan mucho bien aquellos que simulan el propósito de comerciar por el bien común».
Magníficas palabras de aquel moralista escocés que fue Amith… pero que tienen poco que
ver con la realidad de nuestro tiempo. Un médico holandés, Bernard Mandeville, escribió
luego la llamada fábula de las abejas en un maravilloso libro que se titulaba con claridad
meridiana Los vicios privados hacen la prosperidad pública; Mandeville defendía que los
asuntos comerciales son más afortunados cuanto menos regulados están por los gobiernos,

83
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

y que las cosas tienden a encontrar por sí mismas el equilibrio que mejor les conviene; el
egoísmo sin trabas de cada individuo intervendrá en la sociedad de manera tan recíproca
que ésta se ajustará por sí misma y redundará en beneficio de la comunidad. En cambio,
una intervención del Estado tendería a trastocar la delicada armonía de la sociedad.
Los apologentas de los mercados son hoy los llamados neoliberales: los mayores
globalizadores de lo económico. Los sucesores de los Smtih o Mandeville amplían la
necesidad de unos mercados impolutos a otros órdenes de la vida (la sanidad, la educación,
la protección social…) diferentes de los comerciales o de los financieros. Por ello, cada vez
que se matiza sobre la globalización realmente existe se la califica de globalización
neoliberal.
Más adelante profundizaremos en lo que de bueno o malo nos ha traído, pero lo primero, lo
más significativo era establecer el primer plano de la globalización, su relación con los
valores más importantes de los que nos hemos dotado para convivir en paz. No se trata de
apaciguar los conflictos de valores, sino de conciliar a los ciudadanos con los valores en
conflicto; no necesitamos de muchos valores comunes para vivir juntos, pero sí de
instituciones comunes en las que muchas formas de vida puedan coexistir. Atribuir a los
mercados esos pocos valores significa debilitar las instituciones comunes.
Cuando pido que dialoguemos sobre la globalización, parto de las dificultades de
comprensión que tiene para quien creció en un régimen cerrado y autárquico como el
franquismo. ¡Cuidado! No sea que las libertades obtenidas con su desaparición se hagan tan
deletéreas, tan débiles, tan alejadas y extrañas a todos nosotros, que lo que conseguiremos
por un lado, los perdamos por el otro: existe por ahora una sociedad abierta, sino un
mercado abierto. La única globalización realmente existente es la financiera, no la política,
ni la de los derechos humanos, ni la de la justicia, ni la del desarrollo sostenible, ni la de los
derechos económicos y sociales, etcétera.
Si la globalización depende más de los mercados que de las decisiones de las personas
(directamente o a través de los representantes libremente elegidos), se pone en cuestión el
concepto mismo de democracia, tal y como lo conocemos. El financiero americano George
Soros, uno de los que más se han aprovechado de la globalización financiera, ha dicho:
«Los mercados votan cada día, obligan a los gobiernos a adoptar medidas ciertamente
impopulares, pero imprescindibles. Son los mercados quienes tienen sentido de Estado». Si
los mercados son los que mandan, devienen en el poder fáctico por excelencia del siglo
XXI. Hay un desplazamiento de poder desde los gobiernos a los mercados: a la
globalización le corresponde un desplazamiento del poder. Cuando en el verano de 1997,
una oleada especulativa sacudió a los países asiáticos, el primer ministro de Malasia
declaraba impotente: «En todos estos países hemos estado trabajando durante treinta o
cuarenta años tratando de levantar nuestras economías. Y ahora viene un tipo que dispone
de miles de millones de dólares [se refiere a Soros] y en un par de semanas deshace todo
nuestro trabajo». El 1 de enero de 1999 tomó posesión por segunda vez de su cargo como
presidente de Brasil Fernando Enrique Cardoso; en su discurso de investidura afirmó
desafiante: «No seré el gestor de la crisis. El pueblo me ha elegido para vencer». Apenas
quince días después, los mercados derrumbaban su proyecto mediante un formidable ataque
especulativo que conseguía una fortísima devaluación del real, la moneda brasileña. La
economía de ese país entraba en recesión.
¿Para qué votar, nos podríamos preguntar en el extremo, si la política de un Gobierno
libremente elegido no es tan determinante para el bienestar de los ciudadanos de ese país
como la acción de un grupo de operadores anónimos (los famosos mercados), que actúan

84
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

como epicentro de un terremoto financiero a miles de kilómetros de donde su decisión va a


tener efecto?

La globalización: ¿es un fenómeno nuevo en la historia?

No. Se aludía en las palabras iniciales a la necesidad de recurrir a la historia en todo lo que
se refiere a los procesos sociales. Los libros de historia están llenos de acontecimientos que
remiten a hechos globalizadotes. ¿Qué otra cosa, por ejemplo, es el descubrimiento de
América? En realidad, la historia de la Humanidad es, con muchos picos de sierra, la
historia de la globalización en la que los hombres se van acercando unos a otros a través de
su economía, de su cultura, de sus costumbres. Globalizaron los fenicios comerciando por
el Mediterráneo, o los venecianos, o los misioneros que llegaron a Japón. El propio
Braudel, al que mencionábamos antes, decía que las mundializaciones históricas fueron la
antigua Fenicia, Cartago, Roma, la Europa cristiana, el islam, Moscovia, China e India.
Repasemos lo sucedido en la edad contemporánea, en el último siglo y medio. Desde la
última parte del siglo XIX, que vivieron nuestros abuelos y bisabuelos, a los que hemos
podido conocer, ha habido dos momentos globalizadores muy intensos, quebrados por las
dos grandes catástrofes del siglo XX, las dos guerras mundiales (también ha habido
conflictos globales). El primero comenzó en los años setenta del siglo XIX, coincidiendo
con la Comuna de París (una de las primeras revoluciones influenciadas por el marxismo,
filosofía que analizó con mucha anticipación lo que pocas décadas después iba a
denominarse capitalismo global) y acabó con la Gran Guerra en 1914. en ese casi medio
siglo se avanzó mucho en la integración mundial de los capitales, de las mercancías, incluso
del trabajo.
Marx y Engels, los padres del marxismo, se equivocaron mucho en sus profecías históricas,
pero hicieron un buen análisis de lo que era el capitalismo. En 1848, con la publicación del
Manifiesto del Partido Comunista, describieron con gran precisión lo que después se
denominó «globalización». Sirvan algunos párrafos de ejemplo: «El descubrimiento de
América y la circunnavegación de África crearon un nuevo terreno para la burguesía
ascendente. Los mercados de las Indias Orientales y de China, la colonización de América,
el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercancías
en general procuraron al comercio, a la navegación y a la industria un auge desconocido
hasta entonces y con ello, una rápida evolución del elemento revolucionario en la sociedad
feudal en descomposición […], los mercados siguieron creciendo ininterrumpidamente, la
demanda no dejó de aumentar de continuo. Tampoco la manufactura bastaba ya. Entonces,
el vapor y la maquinaria revolucionaron la producción industrial. La manufactura fue
sustituida por la gran industria moderna, la clase media industrial fue sustituida por los
millonarios industriales, los jefes de ejércitos industriales enteros, los burgueses modernos.
La gran industria ha creado el mercado mundial ha impulsado un evolución
inconmensurable del comercio, la navegación, de las comunicaciones terrestres. Ésta ha
influido a su vez en la expresión de la industria, y en la misma medida en que se expandían
la industria, el comercio, la navegación y los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía,
aumentaba sus capitales, relegaba a aun plano secundario a todas las clases heredadas de la
Edad Media […]. La necesidad de dar cada vez mayor y más extensa salida a sus productos
lanza a la burguesía de una punta a otra del planeta. Tiene que anidar por doquier, tiene que
establecerse por doquier, tiene que crear conexiones por doquier […]. Las primitivas
industrias nacionales han sido aniquiladas y aún son aniquiladas a diario. Son desplazadas

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

por nuevas industrias cuya introducción se convierte en una cuestión vital para todas las
naciones civilizadas, por industrias que no elaboran ya materias primas locales, sino
materias primas procedentes de las zonas más alejadas y cuyos productos no se consumen
ya únicamente en el propio país, sino en todos los continentes a la vez. Nuevas necesidades,
que reclaman para su satisfacción los productos de los países y climas más remotos, ocupan
el lugar de las antiguas, satisfechas por los productos nacionales. Frente a la antigua
autosuficiencia y aislamiento locales y nacionales irrumpe un tráfico en todas las
direcciones, una dependencia general de las naciones las unas respecto a las otras. Y al
igual que en la producción industrial, en la intelectual. Los productos intelectuales de las
diferentes naciones se convierten en patrimonio común. La limitación y el exclusivismo
nacionales se vuelven cada día más importantes, y a partir de las múltiples literaturas
nacionales y locales se configura una literatura universal […]. En su dominio de clase, que
cuenta apenas con un siglo de existencia, la burguesía ha creado fuerzas productivas más
masivas y colosales que todas las generaciones pasadas juntas. Sometimiento de las fuerzas
de la naturaleza, maquinaria, aplicación de la química a la industria y a la agricultura,
navegación a vapor, ferrocarriles, telégrafos eléctricos, roturación de continentes enteros,
aperturas de los ríos a la navegación, poblaciones enteras como surgidas de la tierra. ¿Qué
siglo anterior pudo sospechar siquiera que tales fuerzas productivas dormitaran en el seno
del trabajo social?».
Las dos guerras mundiales y, en medio, la Gran Depresión de 1929, encerraron de nuevo a
los países y a las personas en sí mismas. Crecieron los nacionalismos, como vectores que
tiraban en dirección opuesta a la mundialización. Después de la Gran Guerra, cerrada en
falso como pudo comprobarse después, los americanos vivieron los felices veinte, años de
prosperidad que pretendieron trasladar al resto del mundo. Poco antes de abandonar la Casa
Blanca, en diciembre de 1928, el presidente de EE.UU. Calvin Coolidage manifestaba su
gran optimismo y decía: «Ninguno de los Congresos de EE.UU hasta ahora reunidos para
examinar el estado de la Unión tuvo ante sí una perspectiva tan favorable como la que se
nos ofrece en los momentos actuales». El dirigente republicano siguió hablando del «más
largo periodo de prosperidad» y de «considerar el presente con satisfacción y encarar el
futuro con optimismo, ya que la fuente principal para esta bendita situación reside en el
carácter e integridad del pueblo americano». Unos días antes de dejar su despacho al
también republicano Herbert Hoover, ya en 1929, insistía en que las cosas iban
«perfectamente bien» y que las acciones de las empresas «estaban baratas, a precios
corrientes». Todavía en septiembre de 1929, el presidente del organismo regulador de las
Bolsas declaraba: «Se han acabado los ciclos económicos tal como los hemos conocido».
Un mes después de las palabras del presidente Coolidge comenzaba el crash bursátil de
1929, precedente de la Gran Depresión que duró una década, y que se trasladó de EE.UU a
Europa, y de allí al resto del planeta (excepto a la URSS, enmarcada en un sistema de
planificación central). Diez años después del crash de la Bolsa se iniciaba la II Guerra
Mundial.
Siete décadas después, el presidente demócrata Hill Clinton hacía un discurso ante el
Congreso casi con las mismas palabras que Coolidge: «Tenemos la suerte de estra vivos en
este momento de la historia. Es la primera vez que nuestra nación disfruta al mismo tiempo
de tanta prosperidad y progreso social con tan pocas crisis internas y tan pocas amenazas
exteriores. Nunca antes hemos tenido una oportunidad tan buena –y por tanto, una
obligación tan fuerte- de construir la Unión más perfecta que soñaron nuestros fundadores».
Por otro lado, la teoría del final de los ciclos económicos volvía a ponerse de moda dentro

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

de lo que se daba en llamar nueva economía. Poco después estallaba la primera crisis
financiera global, aquella que comenzando en Asia se diseminó por América Latina y
Rusia, y más adelante afectó al resto del mundo, con una gran capacidad de contagio. Un
economista muy conocido por su capacidad de diagnóstico, Paul Krugman, estableció
entonces una comparación entre lo sucedido en 1929 y el final de siglo, al escribir un libro
titulado De vuelta a la economía de la Gran Depresión, en el que afirmaba que los
monstruos de la economía… recesión, depresión, devaluaciones astronómicas, inflación,
desempleo, estanflación…- habían vuelto a aparecer, como una maldición, al final del
milenio. Poco después de esas fechas estallaban las primeras algaradas contra la
globalización en Seattle.
Así pues, el periodo que va desde 1914 a finales de los años cuarenta fue un gran paréntesis
entre dos oleadas de globalización. La actual comenzó en la década de los años cincuenta y
ha estado en su esplendor hasta ahora. Aumentaron espectacularmente los intercambios
entre las naciones: bienes, servicios, movimientos de personas y movimientos de capitales
se han incrementado en términos desconocidos hasta entonces. El comercio crecía mucho
más que la producción.
En este más de medio siglo último también ha habido momentos de retroceso; cada vez que
la economía se torcía (por ejemplo, con las crisis del petróleo de los años setenta), la
globalización se hacía más lenta. Se puede afirmar con carácter general que está se expande
cuando las cosas van bien (periodos de expansión económica, sin conflictos bélicos) y que
sufre dificultades cuando las economías y las sociedades se encierran, se hacen más
autárquicas, más nacionalistas, que coinciden con los tiempos de recesión.
Por ello, cuando antes del verano de 2001 se empiezan a detectar los primeros síntomas de
enfriamiento económico en el planeta (muy agudos en EE.UU, la zona que más tira del
resto) e inmediatamente después se producen los atentados terroristas contra las Torres
Gemelas en Nueva York, y contra el Pentágono en Washington, los analistas se preocupan.
¿Estamos entrando en un movimiento de diástole internacionalizadota? El conflicto bélico
posterior no hace sino ahondar estas preocupaciones.

¿Qué diferencia a la actual globalización de los anteriores periodos globalizadores?

La globalización más reciente tiene características distintas a las anteriores: se asienta en


una revolución tecnológica (lo digital, la era de internet) y afecta, más a cualquier otro
sector, al de las finanzas; es una globalización financiera.
¿Por qué? Porque el mundo de las finanzas se ajusta como un guante a las condiciones de la
revolución tecnológica: es inmaterial, inmediato, permanente y planetario. Durante los 365
días del año, las 24 horas del día se intercambian capitales de un lado a otro de la tierra sin
ningún tipo de interferencia; las principales Bolsas de valores están vinculadas entres sí y
funcionan en bucle, sin interrupción; cuando una cierra, abre la otra, y todo continúa.
Una enorme cantidad de dinero, que navega por el ciberespacio, busca las mejores
condiciones de rentabilidad sin necesidad de la intervención de los otros factores de
producción (trabajo y tierra). Las transacciones financieras diarias, que algunos cuantifican
ya en cerca de dos billones de dólares de media, equivalen, por ejemplo, a la producción de
bienes y riquezas de un país como Francia (que pertenece al club de los siete países más
ricos del mundo) en un año. O, por hacer otra comparación, el volumen de las transacciones
de los mercados financieros representa alrededor de 50 veces el valor de los intercambios
comerciales internacionales.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

En la globalización actual, las fianzas funcionan a escala planetaria en tiempo real. Eso
significa que cualquier ciudadano puede negociar con otro las 24 horas del día si tiene
conocimientos, con lo que la información se convierte en el producto más valioso de la
economía global.
Veamos estos cinco ejemplos de la actual globalización:
1) En su diminuto domicilio en Bangkok, un ingeniero informático navega por
internet, buscando información acera de dónde colocar mejor unas acciones que posee del
Manchester United, el equipo de fútbol más rentable del mundo, ya que necesita liquidez
inmediata.
2) A la misma hora, un joven matrimonio mexicano estudia las posibilidades de
acceder a un crédito hipotecario de la banca japonesa, que tiene los tipos de interés más
bajos, para financiar la ecuación privada de sus dos hijos en Estados Unidos, ya que una
buena educación es la mejor herencia que las pueden dejar.
3) Más o menos al mismo tiempo, un antiguo campesino chino, ex guardia rojo,
explora en Macao, a través del satélite, la situación de los grandes fondos de inversión, para
invertir en ellos la fortuna lograda en los últimos años con la formidable especulación
inmobiliaria que ha tenido lugar en Pekín.
4) En Barcelona, un antiguo banquero que se ha instalado por su cuenta se conecta
como todos los días, con sus socios de Berna para estudiar unos extraños movimientos
detectados en el mercado de futuros, relacionados con el precio del azúcar; está preocupado
por el informe confidencial que un banco de inversiones ha introducido en la red para sus
selectivos clientes, sobre los planes económicos de Fidel Castro. Su inquietud no empaña la
satisfacción de ver cómo crece el nivel de facturación de su empresa, que sólo forman él y
un potente aparato multimedia que le hace todas las funciones de secretaría.
5) En Sao Paulo, mientras tanto, un grupo de cinco cibernautas, que han unido sus
fuerzas, intenta por enésima vez asaltar el sistema informático de la Casa blanca para
demostrar al mundo la fragilidad de la seguridad de la Presidencia norteamericana. Si lo
consiguen, aprovecharán el vacío legal y difundirán las claves secretas de acceso a través
de internet.
Alguien ha dicho que si metiésemos en el mismo saco hamburguesas, dinero y espectáculos
televisivos no veríamos con nitidez lo que realmente distingue a esta globalización de otras
en la historia. El motor es la capital, convertido en más portátil y más móvil que cualquier
otro objeto. El capital no sólo está ganado la carrera de la movilidad, sino que está
dirigiendo la globalización no es sinónimo de la mundialización de todo, sino de los
movimientos de capitales por todo el mundo es la característica central de esta
globalización; estos movimientos no son nuevos, aunque sí su amplitud y libertad. A
principios del siglo XX, en la anterior oleada de globalización, los financieros podían hacer
circular sin demasiados problemas el dinero por las fronteras. Fue la Gran Depresión, como
hemos visto, la que cambió la tendencia: los gobiernos pasaron a controlar los capitales,
con el objeto de evitar las salidas de dinero que acababan desencadenando las dificultades
de los países. El resultado fue que numerosas naciones limitaron el derecho de las empresas
y de los ciudadanos a comparar valores extranjeros; con frecuencia se permitía adquirir
únicamente pequeñas cantidades de moneda extranjera.
En los años setenta y ochenta del siglo XX, cuando fueron olvidando los efectos de la Gran
Depresión, hubo un nuevo giro, y en Estados Unidos y en Europa se puso de moda dejar
que el dinero se moviera libremente. La Administración neoliberal de Ronald Reagan
presionó mucho para imponer el libre movimiento de capitales en otros países. El

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

presidente Clinton heredó el proyecto y lo amplió. Los republicanos habían presionado para
lograr una liberalización económica, sobre todo en el proteccionista Japón, pero con
Clinton se convirtió en una iniciativa mundial dirigida a todo tipo de países, incluso a los
más pequeños, mucho más capaces de absorberla que Japón. La campaña a favor de la
liberalización económica se dirigió especialmente a Asia, en gran parte porque se veía
como una mina de oro para los bancos y agentes de bolsa americanos; la idea era presionar
a los países asiáticos para que facilitaran el paso por sus fronteras de los bienes y servicios
financieros estadounidenses y así «ayudar a Fidelity a vender fondos de inversión; a
Citibank, a vender cuentas corrientes; y a American Intenational Group a vender seguros»,
en declaraciones de un alto funcionario de EE.UU. La Administración Clinton aprobó un
plan de grandes mercados emergentes, con el fin de indentificar diez potencias económicas
al alza y presionar de forma implacable a fin de conseguir negocios para las empresas de su
país. Según unos periodistas del Internacional Herald Tribune, siendo secretario de
Comercio de EE. UU Ron Brown, su departamento llegó a construir lo que se denominó
sala de guerra, donde los ordenadores seguían la pista a los grandes contratos, «y en donde
se recurría a todo el mundo, desde la CIA hasta los embajadores o incluso al mismísimo
presidente, para echar una mano a la hora de conseguir contratos».

Ésta es otra cara de la globalización.


Del dinero que busca dinero y, sobre todo, del dinero caliente (el 90% de los capitales que
circulan son transacciones que se realizan en menos de una semana y que no se
corresponden con movimientos ce mercancías, servicios ni inversiones productivas):
circulan cerca de los dos billones de dólares cada día por los mercados de cambio. Un ex
presidente de Gobierno español, Felipe González, narraba el sentimiento de impotencia de
los políticos cuando esos capitales entran y salen de un país modificando las condiciones de
su economía: «Un país como España tiene 60.000 millones de dólares de reservas de
divisas [las declaraciones se hicieron antes de la entrada en vigor del euro] para defender su
moneda frente a algún movimiento especulativo. Si la cola de este potente huracán que
circula cada día por los mercados de cambio, veinticuatro horas al día, pasase por mi país,
sólo rozarlo significaría la liquidación de nuestras reservas de divisas en media hora de
entretenimiento».
Uno de los casos en los que se ha visualizado mejor esa impotencia de las administraciones
ante el libérrimo juego de los mercados de capitales se dio en México, en los años 1994 y
1995. Entre finales del primer año y el comienzo del segundo, coincidiendo con la toma de
posesión de un nuevo presidente de la República, Ernesto Zedillo, México vivió lo que se
ha denominado «primera crisis de un mundo nuevo con mercados financieros
globalizados», o más sencillamente «la primera crisis económica del siglo XXI». En un
país que entonces estaba considerado como uno de los más ejemplares del Tercer Mundo
por el grado de apertura de su economía y en el que casi todo iba bien (crecimiento
económico, inflación controlada y a la baja, reducción del déficit público, integración con
Estados Unidos y Canadá en el Tratado de Libre Comercio, etcétera), de repente, de un día
para otro, los inversores empezaron a sacar su dinero a espuertas fuera del país; el peso
mexicano se devaluó hasta un 60% respecto al dólar americano, se hundió la Bolsa de
valores, se desplomó el valor de las acciones de las empresas mexicanas en la Bolsa de
Nueva York, etcétera. Poco a poco, México quedó en la ruina y aumentaron
extraordinariamente los desempleados y la pobreza. Tan mal le fueron las cosas, que un
país tan nacionalista como México saludó la ayuda pública de los Estados Unidos, que

89
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

suponía la dependencia directa del vecino del Norte; cuando se conoció el contenido de la
ayuda que había propiciado el presidente de EE. UU, uno de los periódicos populistas
de mayor tirada de México Distrito Federal, tituló a toda plana: «Viva Clinton».
La crisis mexicana se extendió primero a toda la región y luego a otros muchos países
emergentes del mundo entero, en lo que se llamó efecto tequila. Cuatro años después, en el
verano de 1997, se inició otra crisis económica mundial, con gran capacidad de contagió,
que arrancó en Asia y se extendió luego a Rusia, América Latina, etcétera. Piezas de
dominó que demostraron el sentido más negativo de la globalización financiera. Antes se
citaban las palabras de Soros, que decía que «los mercados votan cada día y son los que
tienen sentido de Estado». A lo que el ex primer ministro francés, el muy neoliberal
Raymond Barre, responde: «Decididamente, ya no se puede dejar el mundo en manos que
no piensan más que en hacer dinero». Y el director de Le Monde Diplomatique, Ignacio
Ramonet, remata informando de que tres grandes fondos americanos movilizan una
cantidad de dólares diez veces superior a la de las reservas del G-7: «los gerentes de esos
fondos concentran en sus manos un poder financiero, de una envergadura inédita, que no
posee ningún ministro de Economía ni gobierno de banco central alguno. En un mercado
que se ha convertido en instantáneo y planetario, todo cambio brutal de esos auténticos
mamuts de las finanzas puede originar la desestabilización de cualquier país».
Ésta es una globalización mutilada. Sólo financiera. El llamado «movimiento
antiglobalización» apuesta por una globalización global, valga la redundancia. Ellos son los
auténticos globalizadores, a pesar de que se les manipule y se les vitupere.

¿Existe alguna globalización alternativa?

Resumamos una vez más lo que estamos exponiendo: la única globalización realmente
existente es la globalización financiera. Y está es sólo una parte de la globalización
económica. La globalización económica es una visión parcial de la globalización global.
La etapa globalizadota que vivimos tiene tres características iniciales: libertad absoluta del
movimiento del dinero a través de las fronteras; libertad relativa de los movimientos de
bienes y servicios entre las naciones; y una libertad muy restringida de los movimientos de
personas y trabajadores, a través del fenómeno migratorio contemporáneo.
La paradoja es que los mismos países que hicieron presión en los organismos
internacionales para que se practicase la libertad absoluta de capitales –los países ricos- son
los que ponen trabas a que los países del Tercer Mundo les exporten sus mercancías y
servicios libremente y compitan con los productores fabricados en su interior. Y mucho
más: son los que han hecho de sus territorios castillos con murallas que impiden el libre
tránsito, y almenas para vigilar a los que van llegando. Para que no puedan penetrar con
total libertad en ellos las personas que quieren abandonar la miseria o las dictaduras, y
emigrar hacia lugares en los que existe más lujo material, Estado del Bienestar y, por
supuesto, mayor libertad política, menos corrupción y más derechos económicos y sociales
que los que hay en sus países, donde, en muchos casos, son casi inexistentes.
¿Qué clase de globalización es ésta que sólo es total en lo que se refiere al dinero, y parcial
o inexistente en lo que tiene que ver con mercancías, productos, servicios y, sobre todo, en
libertad de circulación de las personas? ¿Por qué sus defensores son los hagiógrafos de la
globalización, sin calificativos, y sus detractores son apellidados «movimientos
antiglobalización»?

90
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Hasta ahora sólo nos hemos referido a la globalización económica. Pero, ¿quién ha hecho
intencionadamente sinónimos globalización y economía? ¿Por qué la globalización ha de
ser financiera, o económica, y no política, judicial, ecológica, de los derechos humanos o de
los derechos económicos? Estamos hablando de una globalización al alza, que recoja lo
mejor de la sociedad, no lo peor. Podría haber una globalización de las dictaduras, un
mundo feliz como el de Aldous Huxley o una contrautopía como 1984, de Orwell. O una
globalización del terror, como han pretendido algunos fundamentalistas extremadamente
peligrosos. Podría existir –y este escenario catastrofista no se puede olvidar del todo, dado
lo que está ocurriendo en los últimos tiempos- una globalización del mundo, en que todas
las sociedades olvidasen la escasez de los recursos naturales; una especie de basurero
mundial en el que se buscase la prioridad del crecimiento económico sin tener en cuenta los
límites ecológicos, una especie de desarrollo no sostenible permanentemente… hasta el fin.
Una globalización ausente de los controles de la justicia, de los parlamentos; es decir, una
dictadura global. Pero en toda la conversación estamos pensando en cómo acceder a una
globalización equilibrada, domesticada por los hombres.
En los Estados nacionales, tal como los conocemos, los poderes económicos deben estar
controlados y regulados por los poderes políticos, que son aquellos que son elegidos
democráticamente por los ciudadanos. ¿Y en la era de la globalización? ¿Quién controla a
los mercados, a los poderes económicos? Es por esto por lo que se habla de «la
gobernabilidad de la globalización». Esto significa la necesidad de la existencia de
instituciones políticas mundiales, globales; una especie de gobierno mundial de la
globalización. Una especie de, no un Gobierno mundial. Si existiese ese gobierno mundial,
¿quién iba a presidirlo sino el más poderoso? Esto sí que supondría legitimar la dominación
de Estados Unidos. George Bush: presidente del mundo. No es eso lo que queremos.
Ha habido algunas iniciativas en este sentido. Alguna de ellas, más filosófica que real, ha
pretendido establecer una especie de ideología del mundo, por la cual se debía regir la
economía de éste y, a través de esa ideología económica, su política. Esto es el llamado
consenso de Washington. El consenso de Washington es una expresión acuñada por el
analista norteamericano John Williamson, que incluía las posturas defendidas
tradicionalmente por Estados Unidos (sea demócrata o republicano el presidente de EE.
UU) y, de forma añadida, por los organismo multilaterales tipo Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial, Organización mundial de Comercio… y los grupos de
influencia localizados en Washington. Es decir, por los que más mandan. Se componía de
disciplina presupuestaria (que no se gaste más de lo que se ingrese; los países no se pueden
endeudar aunque tengan necesidades por cubrir); cambio en las prioridades del gasto
público (sanidad, ecuación, seguro de desempleo, etcétera): en vez de la asistencia a todos
los ciudadanos, los estados sólo se ocuparían de aquellos que sean pobres de solemnidad,
marginados o excluidos; reformas fiscales que obliguen a pagar a todo el mundo y moderen
la progresividad (ésta consiste en que paguen más impuestos quienes más ganan o más
riqueza poseen); liberalización financiera (que los capitales puedan entrar y salir de los
países sin ningún impedimento); liberalización comercial (lo mismo, en relación con las
mercancías y servicios9; privatización de todo el sector público empresarial (desaparición
de las empresas públicas y venta de las existentes al sector privado); y derechos de
propiedad (los únicos derechos económicos naturalmente sagrados) firmemente
establecidos o garantizados. Estos mandamientos se resumen en cuatro: lo que se llama un
cuadro macroeconómico equilibrado; gobiernos de menor tamaño y más eficientes; un
sector privado eficaz y en expansión; y políticas dedicadas a la reducción de la pobreza

91
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

extrema. Una especie de intencionado «sentido común económico que sea aceptado de
manera global».
El consenso de Washington fue aplaudido por los liberales menos doctrinarios; los más
fundamentalistas ni siquiera quieren esto; pretenden el libre juego de los mercados en todas
las áreas de la vida, como si los ciudadanos tuviésemos las mismas oportunidades, idéntica
información y semejantes recursos para adaptarnos a esa mano invisible. Los críticos con el
consenso de Washington opinan que pensar en la libertad de los mercados como
derivaciones de los derechos humanos fundamentales es un error cometido
intencionalmente. Igual que otras libertades humanas, las libertades encarnadas por las
instituciones de mercado se justifican en la medida en que satisfacen las necesidades
humanas; cuando no lo consiguen, pueden ser razonablemente transformadas. No hay un
solo tipo de sistema económico justo, sino que la justicia puede realizarse a través de
distintos sistemas económicos.
Hay que distinguir entre los neoliberales y los pluralistas; los primeros establecen un
régimen único –el neoliberalismo- como un estándar de legitimidad para todos; los
pluralistas, no: hipotéticamente, un régimen liberal puede ser le mejor marco en algunas
ocasiones para la mayoría de las personas de un país, pero en otras puede ser mejor un
régimen socialdemócrata, o no neoliberal. La idea de que todas las economías modernas
deben converger hacia un único modo de vida económico –el neoliberalismo, el consenso
de Washington- no cuadra con la historia ni con la libre elección política de los ciudadanos.
Otra propuesta más amplia para la gobernabilidad de la globalización fue la defendida en
primera instancia por Jacques Delors, ex presidente de la Comisión europea. Muchas otras
personas, organizaciones no gubernamentales e instituciones se han adherido
posteriormente a la idea de Delors. Parte ésta del hecho de que si las finanzas y los
discursos (como el del consenso de Washington) se han mundializado, sus modos de
regulación y de control político por los ciudadanos no lo han hecho. No hay una verdadera
coordinación de las políticas ni de las políticas económicas. Funciona un capitalismo
mundial, un discurso económico mundial, pero no una administración de todos. Delors
propuso la creación de todos. Delors propuso la creación de una especie de Consejo de
Seguridad Económica, en el seno de la Organización de las Naciones unidas, cuyo objeto
sería tan ambicioso -¿o tan utópico?- como asegurar la paz y la estabilidad de la política y
de la economía del planeta. Una vez aceptada la irreversibilidad de la globalización, se
trataría de globalizar el progreso. Sabiendo que, si no se consigue, el futuro puede ser un
futuro de barbarie y de dominación.

¿Quiénes son los partidarios de la globalización alternativa?

Delors declaró que era necesario ese tipo de Consejo, que «establezca las bases del sistema
económico de la era de la globalización, para el que todavía no se ha encontrado una
solución satisfactoria». Este Consejo de Seguridad Económica debería tener funciones
similares a la del actual Consejo de Seguridad (que regula los conflictos bélicos del
planeta), con el objeto de democratizar el funcionamiento de la economía y de la política
mundial. En él estarían representadas todas las zonas del mundo; no podría ser una especie
de G-7 ampliado, porque no lo toleraría el resto de los países del mundo y no funcionaría.
Se da la paradoja de que entre Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón poseen
alrededor del 75% del Producto Interior Bruto mundial, pero representan a menos del 20%
de la población. ¿Cómo resistirían la tentación gobernar el mundo contando con una

92
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

potencia económica tan abrumadora? ¿Cómo podría soportarlo el 80% restante de los
ciudadanos del planeta, a los que todos los días se les dice que la globalización es el marco
de referencia en el que viven?
Pero cuando se habla de una globalización alternativa tampoco se ésta pensando
exclusivamente en una globalización directa de las personas. Se trata de una globalización
en la que los ciudadanos tengan pode como tales (como sujetos con derechos políticos,
económicos y sociales) y como consumidores. Un ciudadano pleno es aquella persona que
no tiene miedo de su suerte como tal. Los partidarios de esa globalización alternativa
luchan contra la existencia del trabajo esclavo, del trabajo de los niños, contra el sida y a
favor del uso de fármacos genéricos para terminar con esta enfermedad, contra el tráfico de
armas, a favor de la condonación de la deuda externa que no permite desarrollarse a los
países más desfavorecidos, contra las minas antipersonal, contra el proteccionismo
importador de los países desarrollados (que quieren comerciar en todo el mundo con lo que
ellos producen, pero que cierran las fronteras a los productos de los demás países), etcétera.
Entienden que la verdadera globalización tiene un componente económico, otro cultural y
otro social, pero el que domina y descompensa es el económico. La globalización realmente
existente propende a que el mercado tenga mucha fuerza, los gobiernos menos y las
sociedades civiles, según en qué países, ninguna. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, poner
escuelas y formar profesores en África –el continente que sufre más las consecuencias
negativas de la globalización, por su aislamiento-, donde uno de cada dos niños no tiene
educación, si tienen que pagar por la deuda externa pendiente cuatro veces más de lo que se
invierte en educación y salud?
Los partidarios de una globalización alternativa están a favor de una justicia global, de la
creación de un Tribunal Penal Internacional que juzgue los genocidios y los crímenes de
guerra. Por ello pusieron tanto entusiasmo en la detención en Londres, y en la exigencia de
un juicio ecuánime, del dictador chileno Augusto Pinochet. Y su posterior desánimo cuando
fue exonerado de juicio en Santiago de Chile, por una pretendida demencia.

¿Quiénes son los partidarios de esa globalización alternativa?


¿Por qué se les ha denominado «movimiento antiglobalización»?

En agosto de 2001, después de que en Génova se originase una manifestación


multitudinaria del llamado «movimiento antiglobalización», que fue reprimida por las
fuerzas de orden público y en la que murió Carlo Giuliani (el primer mártir del
movimiento), el primer ministro italiano, Silvo Berlusconi, declaró que detrás de esos
movimientos estaba el comunismo y que, habiendo sido desalojado éste por la puerta de
atrás, había que estar vigilantes para que no volviese a entrar en el sistema por la ventana.
¿Cómo es posible que resucitase la paranoia anticomunista de la derecha? Es seguro que
detrás de los movimientos antiglobalización hay militantes y simpatizantes comunistas, así
como gente de otras muchas ideologías y con distintos objetivos. Pero darle al comunismo
el carácter dominante del movimiento es hacerle un favor, además de ser una gran mentira.
¿También eran comunistas los miles de manifestantes norteamericanos en Seattle? Estos
movimientos son tan heterogéneos como la propia globalización. La simplicidad de
identificar antiglobalización y comunismo es una respuesta ideológica engañosa,
establecida con el afán de identificar en enemigo artificial organizado. En el caso de que la
denuncia hubiera sido bienintencionada –imposible de creer en un saurio de la
política como Berlusconi-, es profundamente equivocada.

93
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

El escritor liberal Mario Vargas Llosa, en un artículo titulado «¿Una nueva revolución?»,
escribía: «¿qué puede haber en común entre los ecologistas del medio ambiente y los
iracundos del Bloque Negro que devastan los comercios e incendian automóviles? ¿Qué
entre los prehistóricos estalinistas y los ante-diluvianos ultranacionalistas? ¿O entre las
pacíficas e idealistas ONG a las que moviliza el deseo de que los países ricos condonen la
deuda de los países pobres, o aumenten la ayuda para la lucha contra el sida, y los
grupúsculos y bandas de extrema derecha o de extrema izquierda, tipo ETA, que concurren
a estas demostraciones por razones de autopromoción? Es verdad que, en el movimiento,
hay mucha generosidad e ilusión de muchachas y muchachos avergonzados de vivir en
sociedades prósperas en un mundo lleno de hambrientos; pero también lo es que, entre los
miles y miles de manifestantes, hay un buen número de frívolos hijitos de papá, aburridos
de la vida, que han ido allí sólo en busca de experiencias fuertes, a practicas un inédito
deporte de riesgo. Es sin duda cierto que este archipiélago de contradicciones comparte una
vaga animadversión al sistema democrático al que, por ignorancia, moda, sectarismo
ideológico o necedad, hace responsable de todos los males que padece la humanidad. Con
este linfático sentimiento de malestar o rebeldía, se pueden impulsar grandes espectáculos
colectivos, pero no elaborar una propuesta seria y realista para cambiar el mundo».
Las palabras de Vargas Llosa son una muestra científica, mucho más elaborada que la de
Berlusconi, de los intentos de devaluación del movimiento antiglobalización a través de la
unificación equidistante de las muestras, de su pretendido alejamiento de la democracia y
de la falta de propuestas racionales a la globalización sin calificativos, como si fuese la
única globalización posible.
En Alicia a través del espejo, su autor, Lewis Carroll, hace decir a su personaje Humpty
Dumpty: «cuando yo uso una palabra, esa palabra significa lo que yo quiero que signifique,
ni más ni menos». Pocas frases tan demostrativas de que no hay mayor poder que el que
emana de poner nombre a los comportamientos, las personas y las cosas. Hay una
verdadera batalla ideológica por quedarse con el apellido globalizador y por poner el prefijo
anti- a los contrarios. Y ante ella, no cabe más que preguntarse de nuevo: ¿sólo hay una
globalización?; ¿los verdaderos globalizadores son aquellos que así se autodenominan?,
¿Quiénes son los que verdaderamente se oponen a una globalización global, consecuente,
alternativa a la globalización financiera que es la única realmente existente?, ¿quiénes los
que utilizan las armas de la «ignorancia, moda, sectarismo ideológico o necedad»,
utilizando los mismos conceptos de Vargas Llosa?; ¿de qué sirven los matices y las
puntualizaciones ante el simplismo de las etiquetas? Muchos de los actuales neoliberales
son conversos del antiguo marxismo escolástico y no han olvidado la importancia de
apoderarse de las palabras, los conceptos, las interpretaciones, como decía Humpty
Dumpty; son ellos los que usan las viejas herramientas. ¿Os acordaís de cuando Lenin se
aprovechó de una circunstancia muy puntual para dar a su grupo de seguidores el apellido
de bolcheviques (mayoritarios), bautizar a sus adversarios como mencheviques
(minoritarios), y fijar para siempre esas categorías momentáneas, inscribiéndolas en el
vocabulario habitual de la historia? ¡Qué mayor paradoja que los doctrinarios neoliberales
de hoy sean los que mejor utilizan el leninismo de ayer! ¿cómo tolerar la extraordinaria
inversión de la situación, según la cual se nos quiere convencer de que los que ponen frenos
al libre movimiento de personas, a las exportaciones de bienes y servicios de los países
pobres hacia los países ricos, los representantes de la libre circulación de capitales y del
neoliberalismo ideológico sean los auténticos globalizadores, y los que defienden una
gobernación política de la globalización, y una globalización al alza de los derechos

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

humanos (a través de una justicia globalizada), de los derechos económicos, sociales, de


género (hombres y mujeres) y ecológicos sean los componentes del movimiento
antiglobalización? ¿Cómo combatir la idea de que quienes se reúnen en cumbres
excluyentes, fortificando como castillos los lugares en los que se juntan son los partidarios
de la globalización, y quienes se muestran críticos con ellos y se movilizan a través de
internet son los antiglobalización, los globofóbicos? Hay que denunciar con continuidad
esta manipulación del lenguaje y de la realidad.
Los aparentemente globofóbicos –en general, dicho más correctamente, los partidarios de
una globalización alternativa –son un movimiento muy joven. No solamente por la edad de
sus componentes, sino por el escaso tiempo de formación de mismo. Se trata de un
movimiento heterogéneo formado por organizaciones no gubernamentales, colectivos
varios y ciudadanos particulares que se oponen, los más de manera cívica y unos pocos
utilizando métodos más violentos, a una forma de entender la globalización como sinónimo
de neoliberalismo. Esta heterogeneidad, similar a la de muchos movimientos sociales y
políticos en sus albores, hace que algunos de los auténticos globofóbicos que se albergan en
su interior se planteen incluso la propia realidad de la globalización y prefieran el
primitivismo de antaño. Por ejemplo, uno de los líderes más anti de ese movimiento, el
anarquista primitivista norteamericano John Zerzan, ha declarado: «los reformistas [dentro
del movimiento antiglobalización] dicen que hay cosas que no funcionan, pero nunca dicen
que es el sistema el que no funciona. Yo creo que necesitamos poner sobre la mesa lo que
pensamos y queremos. Si la reforma nos parece suficiente, vayamos a por ella. Pero
asumamos que ello requiere algo más que buenos propósitos. Las buenas ideas de nada
sirven sin acción. O luchas o te callas. Ya es tiempo de quejas… En un país donde el
derecho al dinero y la propiedad pasa por encima de cualquier otro derecho, [apedrear
escaparates] es sólo una forma de señalar y defenderse de los que ejercen la verdadera
violencia: las multinacionales y la tecnología, que degradan nuestra comida, nuestras aguas
y nuestros hábitats; todos los que anteponen su avaricia sobre la vida de millones de
personas en el mundo».
Este movimiento se ha convertido en un contrapoder, sustituyendo en muchas ocasiones a
los partidos políticos tradicionales en la movilización en la calle, e incluso en el
planeamiento de alternativas, y deviniendo en la única instancia de contestación social. En
general, está compuesto por ciudadanos de los países ricos, del Norte geopolítico (aunque
no solamente, como se demostró en la reunión alternativa que celebró en la ciudad
brasileña de Porto Alegre, en enero de 2001), que defienden los derechos y las
oportunidades de los países del Sur, y denuncian las dos marchas a las que circula el
mundo: mientras una pequeña parte del planeta ha entrado en la nueva economía (aquella
que se basa en el dominio de internet y en la sociedad del conocimiento), hay otra zona
inmensa que apenas se ha acercado a la revolución industrial; que aún tiene agua potable,
teléfonos, infraestructuras industriales para desarrollarse. En muchas de sus intervenciones
públicas recuerdan a los movimientos, también heterogéneos, también compulsivos, de
Mayo del 68. Vargas llosa, en el artículo citado, profetiza que al movimiento
antiglobalización, «por su naturaleza caótica, contradictoria, confusa y carente de realismo»
le ocurrirá algo semejante al de Mayo del 68 en Francia, con el que tiene mucho de
parecido: lo que hay en él de crítica social válida y de iniciativas realizables, será absorbido
y canalizado, «y por lo demás, el estruendo y los estragos de las grandes gestas callejeras,
perderá toda actualidad y quedará sólo como un estimulante material para sociólogos e
historiadores».

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Pero lo que ha quedado del sesentayochismo fue mucho para la cultura general: incorporó a
la vida cotidiana el feminismo, el ecologismo, una ecuación no autoritaria, la permisividad,
aunque no precisamente los aspectos políticos que estaban en primera fila. Fue una
revolución de la vida cotidiana, cuyos efectos positivos todavía hoy, más de tres décadas
después y pese a la velocidad de los cambios sociológicos que hemos vivido, disfrutamos.
Aquél fue un tiempo prodigioso en el que, por última vez, todo fue posible («queremos el
mundo, y lo queremos ahora»: Jim Morrison). Entonces fue París, Milán o Berkeley, como
lo ahn sido Seattle, Gotemburgo o Génova. En ambas fechas, Praga, sólo que entonces era
la capital de la comunistas Checoslovaquia, y hoy es la capital de la capitalista Chequia que
gobierna el sesentayochista Havel (Eslovaquia es otra nación, separada de Chequia). Ayer,
los estudiantes que los protagonizaron decretaron con su práctica política la obsolescencia
del socialismo real, burocrático y sin libertades; la URSS y sus alrededores dejaron de ser,
definitivamente, un modelo al que admirar o copiar. El Sartre soviético dio paso al Sartre
maoísta de La cause du peuple y el comunismo ortodoxo cedió el protagonismo de la
izquierda a las versiones estudiantiles del pensamiento de Mao Zedong, el trotskismo y el
anarquismo, que tuvieron sus quince minutos de gloria y su cenit en aquel tiempo del
sesenta y ocho. Hoy, los antiglobalización luchan contra la aplicación del capitalismo a
zonas de la vida como la escuela, la sanidad o la protección social, que deberían de estar al
margen; contra el pensamiento único que dice que sólo hay un camino posible. Se apoyan
en Le Monde Diplomatique y su Sartre el José Saramago. Los participantes del
movimiento, estudiantes o intelectuales, no pretenden ser una clase social y es difícil que
tengan necesidades y aspiraciones comunes. No son el sujeto revolucionario, como hace
más de un cuarto de siglo creyó Herbert Marcuse de los estudiantes. Seguramente saben,
como alguno de los revolucionarios de París, que cuanto más lejana está una revolución,
más seductora es.
Las consecuencias más profundas de Mayo del 68 han sido el objeto de los ataques de los
neoliberales, una vez que creyeron debilitar irreversiblemente las conquistas del Estado del
Bienestar.
Ecologistas, sindicalistas, proteccionistas, izquierda alternativa, izquierda tradicional, ONG
de muy distinta razón social, humanitaristas, etcétera, forman parte de ese movimiento
ambiguo que la opinión pública dominante ha denominado antiglobalización, y que la
mayor parte de sus componentes preferirían calificar a favor de una globalización
alternativa. El movimiento por la Justicia Global, Jubileo 2000 (que trabaja por la
condonación de la deuda externa de los países más pobres), el Foro Social Mundial, ONG
como Oxfam/Intermon, ATTAC (Asociación para la Tasa Tobin y la Acción Ciudadana),
personas individuales como el agricultor francés José Bové, el periodista Ignacio Ramonet
(director de Le Monde Diplomatique), los ideólogos norteamericanos Lori Wallace o Ralph
Nader (candidato a la presidencia de EE. UU), el cantante y líder del conjunto U2, Bono,
John Zerzan, Jody Williams (premio Nobel de la Paz por coordinar la campaña
internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonas), la ecologista india Vandana
Shiva, escritores como José Saramago, etcétera, son algunas de las caras públicas de los
globofóbicos.
Los lugares donde ha emergido ese movimiento, que se comunica a través de internet, son,
generalmente, aquellas ciudades en las que se celebran las asambleas de los organismos
multilaterales tipo OMC, FMI, BM, en las reuniones de Davos del Foro Económico
Mundial, o en las cumbres de los países más poderosos de la tierra, el G-7, el Consejo
Europeo o la reunión de ministros de Economía de la Unión Europea. Los lugares en los

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

que los globofóbicos creen que están representadas las mayores alianzas de la globalización
financiera y en los que el resto de las globalizaciones (la política, la jurídica, la
ecológica…) son depreciadas o tratadas como una retórica hueca. Así, Seattle, Praga,
Bangkok, Washington, Londres, Québec, Génova… son plazas que han conocido la
presencia multitudinaria de los globofóbicos. Las manifestaciones míticas fueron, la
primera, la de Seattle, en diciembre de 1999, donde el movimiento antiglobalización logró
interrumpir las escasamente transparentes tareas de la OMC, generando una fuerte crisis en
la institución; y la de Génova, en Julio de 2001, en la que se enfrió el primer muerto de las
confrontaciones (en Mayo del 68, pese a todas las imágenes de violencia, no hubo ni un
solo muerto). En su libro Jaque a la globalización, la periodista Pepa Roma reproduce la
reflexión de uno de los manifestantes de Seattle, muy expresiva por lo inesperado de una
participación masiva: «Nos decíamos: ¿es que no queda nadie ahí fuera para reaccionar a
tanta injusticia, a tanta locura? Por eso fue un rayo de esperanza, un milagro que no
creíamos que pudiera suceder… ¿Qué fue Seattle? ¿De dónde salían todas aquellas voces
tan diferentes, en las que nadie había reparado antes, protestando a la vez?... Les hemos
dado demasiadas sorpresas en poco tiempo. El establishment está tan convencido de sus
propias mentiras que todavía no se ha recuperado… Si quisieron llevar la reunión de la
Organización Mundial de Comercio al lugar más apartado y tranquilo de EE. UU, se
equivocaron. No tuvieron en cuenta que Seattle está en el estado vecino de Oregón, el más
progresista y combativo de toda Norteamérica… No era un movimiento de élite intelectual
lo que vimos en Seattle, sino un movimiento que hincaba sus raíces en el ciudadano medio.
Y eso fue lo que más desconcertó a las autoridades norteamericanas, ver junto a antiguos
hippies a profesores marxistas y jóvenes anarquistas, a obreros, agricultores de toda la vida,
pequeños empresarios y hasta amas de casa cantando a coro las mismas consignas contra la
OMC, el FMI, la Casa Blanca y las multinacionales…».
¿Cuáles son esas consignas, los eslóganes que corean los partidarios de una globalización
alternativa? El primero, que en este marco de referencia mundial hay vencedores pero
también perdedores, lo que no suelen aceptar los hagiógrafos de la globalización feliz.
Ignasi Carreras, director de Intermón Oxfam, una de las ONG más poderosas del mundo, lo
ha resumido así: «Una buena parte de la humanidad, entre el 50% y el 75%, es perdedora
en este proceso de globalización, y pierde porque en sí ya genera una serie de
desigualdades; pero, sobre todo, agudiza las causas estructurales de la pobreza, de la
injusticia, y beneficia a los que tienen más poder, sobre todo, más poder económico. En
esta situación no es suficiente con curar las heridas que provoca, tenemos que ir a las
causas que la provocan».
Los globofóbicos gritan cuatro noes que se superponen dependiendo de la coyuntura: no a
los programas del FMI y del BM, que perjudican a los más pobres; no a la contaminación,
motivada por un modelo de desarrollo incontrolado; no al pago de la deuda externa, que
impide crecer a los países afectados por los créditos; y no a la opacidad y falta de
transparencia de instituciones como la OMC. Entre las demandas positivas del movimiento
está la condonación de la deuda externa de los países menos avanzados; la regulación de los
flujos de capitales; el derecho a la salud de los pueblos frente a los grandes beneficios de
las multinacionales farmacéuticas; una renta básica de ciudadanía a la cual tienen derecho
todas las personas por el mero hecho de existir, no para existir; la internacionalización de la
justicia, que haga imposible la impunidad de las dictaduras y tipifique los delitos
económicos que están detrás de la mayoría de las guerras; la existencia de los paraísos

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

fiscales, etcétera. Todo ello se resume en una frase: VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD, NO
EN UNA ECONOMIA.
Los partidarios de la globalización alternativa están armados de pruebas para defender su
causa. Ejemplos: en EE. UU, metrópoli de la globalización financiera, el número de
excluidos de los beneficios del sistema supera los 40 millones de personas y el salario
obrero medio baja desde 1973; en Gran Bretaña, más de una cuarta parte de los niños no
tiene acceso a los servicios públicos básicos; en Francia, seis millones de personas son
radicalmente marginadas y el número de parados de larga duración crece a pesar del
aumento del empleo. Actualmente, a un niño que crece en un mal ambiente social le es
cuatro veces más difícil que hace 30 años obtener buenos resultados en la enseñanza
superior. En los países del Sur, 2.000 millones de personas sobreviven con menos de dos
dólares diarios, y 160 millones de niños pasan hambre; el continente africano, casi entero,
está aislado de las corrientes económicas y financieras del resto del mundo.
En mayo de 2001 se celebró en Bruselas la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre
los Países Menos Avanzados (PMA); las anteriores convocatorias habían tenido lugar en
1981 y 1991, una cada década, lo que contrasta con la proliferación de asambleas que todos
los años se celebran de otros organismo multilaterales, dominados y financiados
presentemente por los países más ricos. Los datos aportados en esa conferencia son
suficientemente explícitos de una globalización mutilada: en 1971, los PMA eran 25; hoy
son 49, de los cuales 34 son africanos. Mientras la renta per cápita de los países
industrializados se sitúa alrededor de los 25.000 dólares anuales, ninguno d elos 49 PMA
alcanza los 900 dólares anuales, y cuatro de ellos (Sierra Leona, Etiopía, República
Democrática del Congo y Burundi) apenas llegan a los 150 dólares. El 80% de la población
del planeta no dispone de protección social. Los PMA reciben tan sólo el 0,5% de las
inversiones directas mundiales. En la Conferencia se recordó también que sólo cinco países
del mundo (Suecia, Luxemburgo, Holanda, Dinamarca y Noruega) destinan ayuda al
desarrollo el 0,7% de su PIB, y los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico (OCDE) –los más ricos del mundo- han reducido esa ayuda a la mitad en la
última década, pese a que prometieron gastar el 0,7% del PIB en ayuda al desarrollo. Según
Horts Kohler, director del FMI, sólo dedican a ayuda al desarrollo una media del 0,24% lo
que supone cada año una media de 100.000 millones de dólares menos. Kofi Annan,
secretario general de la ONU, declaraba en Bruselas que «630 millones de personas [el
10% de la población mundial] quieren entrar en el mercado global como productores y
consumidores», y el presidente francés Jacques Chirac hablaba de la necesidad de una
«mundialización de la solidaridad».

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

BLOQUE III
ZEMELMAN, Hugo et. al. (2000). “La historia se hace desde la cotidianidad”: En: El
fin del capitalismo global, el nuevo proyecto histórico. México, Editorial Océano, pp.
153-165.

Hablar desde la Historia

Si ustedes repasan la literatura de los economistas, de los sociólogos, de los antropólogos,


etcétera, podrán darse cuenta de que hay una gran laguna en las ciencias sociales. Una
laguna que no ha podido llenar esta disciplina s pesar de sus desarrollos metodológicos
teóricos. Y esa gran laguna es la Historia. ¿En qué sentido? No en el sentido de que no se
hable de la Historia. Si se habla de ella. De hecho hay muchos escritos sobre los procesos
históricos. Lo difícil es hablar desde la Historia.

¿Qué significa lo que estoy diciendo? Hablar desde la Historia significa pensar y construir
el conocimiento, no desde teorías, no desde libros, no desde autores (que a veces no se sabe
ni siquiera lo que significan y a veces ni siquiera saben por qué los leen) sino vincularse
con esos autores, vincularse con esas teorías, a partir de la necesidad de leerlos. Y la
necesidad de leerlos da el sentido que tiene leerlos, y el sentido que tiene leerlos no lo da la
teoría, lo da el momento histórico. Pero para eso hay que saber en qué momento histórico
vivimos. Porque si no somos capaces de hacerlo, cualquier teoría se aplica. Y al aplicar de
cualquier modo las teorías, la única función que cumplen en definitiva es impedirnos ver la
realidad. Ésta es una lección de la tradición y un desafío del momento actual.

La vieja y la nueva globalización

La globalización es un fenómeno que se nos impone y que no podemos ignorar. Por


“globalización” entendemos tantas cosas distintas, pero a la vez muy semejantes. Por
“globalización” se entiende un proceso de transnacionalización del capital. Esto es lo más
claro porque ha sido lo más teorizado. La transnacionalización del capital fue la gran
preocupación de muchos economistas durante cien años. Es un fenómeno que comenzó a
estudiarse desde fines del siglo XIX y durante todo el siglo XX. Hay escritos sobre la
globalización –desde un punto de vista de la transnacionalización del capital- ya en los
primeros diez años del siglo que acaba de concluir. No es, pues un fenómeno tan nuevo.

Tenemos que preguntarnos, por lo tanto, ¿qué es lo viejo y qué es lo nuevo de la


globalización? Lo viejo es simplemente la concreción a escala de una vieja tendencia que
ya se había estudiado y que aquí conviene recordar: la concentración del capital. Es decir,
cualquiera que sea la escuela política o ideológica que se tenga, no se puede negar que hay
una concentración del capital. Una concentración y centralización del capital y un
predominio del capital financiero sobre cualquier otra forma de él: comercial o industrial;
proceso que ha sido fuertemente estimulado por la revolución tecnológica actual.

Hay que recordar que este aspecto de la globalización fue teorizado y anticipado casi cien
años atrás. Sin embargo, hoy en día eso no se reconoce porque se tiende a ver a la
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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
globalización como un fenómeno reciente que ha cambiado las reglas del funcionamiento
del sistema económico, como si esas reglas no hubieran sido predichas y, de alguna manera,
descritas por gente muy lucida hace muchos años. Entonces podríamos preguntarnos: ¿por
qué hoy, cuando se habla de la globalización, de la globalización del capital financiero y de
la globalización en términos comerciales, no se señala que uno de los primeros que habló
del fenómeno fue Marx? ¿Por qué no se dice que él anticipó y describió las leyes con las
que hoy en día se busca explicar la globalización? Es una pregunta que tenemos que
hacernos.

Pero la globalización no sólo es un fenómeno económico: es también otras cosas. ¿Cómo


cuáles? Por una parte, es la expresión de una revolución tecnológica indudable que se ha
ido acelerando. Una revolución científico-técnica en los procesos de producción y también
en otras esferas de la vida, como es la esfera de las comunicaciones; es indudable que en los
últimos decenios se vive una importante revolución tecnológica en los medios de
información. Por lo tanto, agreguemos otra dimensión a la globalización económica, que es
la que ocurre en el mundo de las comunicaciones, con todo lo que ello implica en cuanto a
cercanía e instantaneidad de la comunicación. Ello ha permitido que cada individuo se
sienta ciudadano del mundo sin abandonar su aldea. Pero también ha permitido hacer creer
a la gente que es participe siendo profundamente pasiva y marginal; ha permitido crear
sistemas políticos altamente excluyentes –con el argumento de que está bien no participar-;
ha permitido que la gente desde la sala de su casa crea estar participando en el mundo y en
sus decisiones por el mero hecho de ver la televisión. Dicho fenómeno ha provocado, en
suma, que lo público se transforme en privado, porque aquí estamos no solamente en
presencia de la privatización de las empresas, también de la privatización de lo público,
donde el viejo concepto de vida pública en el espacio público, que ha sido un concepto
central en la discusión, por ejemplo, de los sistemas políticos democráticos, termina siendo
expropiado por grupos privados.

Y una de las formas en que se manifiesta esta expropiación de lo público es en la


transferencia de lo público a la esfera familiar y escuchar cosas como: “no se moleste usted,
quédese usted en su casa, está participando con el mero hecho de informarse”. Ya nadie se
pregunta ¿qué información se recibe?, ¿qué sesgo tiene esa información?, ¿qué mensajes
ideológicos contiene? De esta forma, el ciudadano consciente, rebelde e inquieto termina
transformado en un ente pasivo que ni siquiera es capaz de aprovechar los espacios de la
democracia. Todo esto también es globalización.

Pero la globalización es algo más. Es manipulación apoyada en un discurso ideológico


orientado claramente a legitimar un sistema económico centrado en el capital financiero,
que requiere escalas gigantescas de reproducción. El capital es de tal complejidad y
densidad, que necesita mercados inconmensurables para reproducirse; ya no de diez
millones, ni siquiera de cien millones de personas. Requiere del mundo entero. Un capital
que necesita el mundo para sobrevivir, y que para obtener su tasa de ganancia habrá de
suprimir las diferencias entre países. Y por lo tanto, más allá de las preocupaciones actuales
en términos de imponer parámetros económicos que e permitan programas sus utilidades a
largo plazo en igualdad de condiciones en cualquier país –que es la razón de ser de los
llamados “macro-equilibrios económicos” y el énfasis en las llamadas políticas financieras
actuales-, el gran capital requiere que los países sean un solo país homogéneo, donde valga
lo mismo invertir en Brasil, en Francia o en cualquier nación africana o asiática.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Esa es la gran tendencia de nuestros días: la homogeneización. Primero económica. Pero
para que sea homogeneización económica, que permita que esa reproducción gigantesca del
capital se consolide, requiere que se legitime. Y la legitimación de ese gran capital, de este
sistema que hoy en día se nos impone como consecuencia de leyes económicas de largo
curso, necesita también cambios culturales. Necesita que la gente piense igual, que tenga las
mismas ambiciones, que consuma lo mismo. Y la solución a esta homogeneización cultural
es un proyecto, sin duda el más complejo de todos, pero que está a punto de ocurrir. El
primer paso de dicho proceso es lo que hoy en día podríamos llamar “uniformidad de las
pautas de consumo”. Donde todos consuman lo mismo, quieran lo mismo, vean la misma
propaganda, escuchen el mismo discurso televisivo y tenga como referencia al mismo ídolo
de la televisión, el mismo automóvil, el mismo refrigerador y el mismo banco. Todos
ofreciendo el Paraíso en la tierra.

El sujeto mínimo

Detrás de lo anterior se oculta no sólo una lógica mercadotécnica. Hay algo más profundo
y, me atrevería a decir, más perverso. Porque lo que pretende esta homogeneización
cultural es que los individuos como tales comiencen, por una parte, a exaltarse como
individualidades soberanas –yo soy importante, no los otros; yo soy el importante, no las
organizaciones; yo soy el importante, no la solidaridad-; pero, por la otra, inmediatamente
se manifiesta una especie de reducción de ese ciudadano redentor. Esa reducción consiste
en decir: “Señor, ya ha logrado usted ser ciudadano. Pregúntese ahora, ¿para qué sirve ser
ciudadano? Lo que se busca es una minimización del ser humano. Disminuir su capacidad
para construir su destino, para ver las diferencias y para construir su realidad: un ser
humano mínimo, un sujeto mínimo, un individuo que apetezca lo mismo, que no demande
demasiado, en una palabra, que no ejerza presiones, que vive feliz en el equilibrio. Y ese
equilibrio, si ustedes analizan América Latina, es la pobreza y la marginalidad.

El máximo logro de un sistema de esta naturaleza es que la gente que lo glorifica sea la más
pobre. Aplaude el hecho de ser marginal: “estoy bien como estoy, no puedo ser otra cosa”.
Eso es hegemonía, y eso es lo que estamos enfrentando el día de hoy. Pasa porque el
individuo no se transforma nunca en sujeto. Es solamente un espectador de los procesos que
ocurren en s contexto y se conforma, en el mejor de los casos, con procesarlos. No es, en
ningún caso, un constructor, un hombre capaz de reconocer las diferencias, de reconocer
opciones de vida y de sociedad: ese es el sujeto mínimo. El sujeto que se bloquea con el
discurso dominante, esta tercera acepción de la globalización, de la hegemonía del capital,
de la empresa trasnacional.

Todos sabemos lo que esto significa en la práctica: significa entender al mundo como un
conjunto pequeño y definido de empresas que controlan el mundo. Empresas que son unas
cuantas, que son bien conocidas por los economistas y que no son un misterio. Empresas
que están sometidas a las leyes de la concentración y centralización del capital, vale decir,
que cada vez serían menos; por lo tanto, en algún momento podríamos llegar a la
conclusión de que el mundo se identifica con una sola empresa. Todo lo anterior podría ser
también una consecuencia de la globalización.

Muchos futuros, muchos pasados

En este contexto es donde hay que plantearnos –por lo menos en el plano de las ciencias

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
sociales- algunas preguntas elementales. ¿Qué estamos haciendo en el contexto de la
globalización? ¿la estamos describiendo? Y si así es, ¿lo estamos haciendo bien? Aquí, por
ejemplo, hay un desafío que se refiere a la capacidad de pensar la realidad. Es fácil
describir la sociedad contemporánea desde las exigencias de su lógica dominante. Es fácil
que un sociólogo o un economista describa la sociedad moderna desde el punto de vista,
por ejemplo, de la tecnología, y comience a hacer grandes descubrimientos desde las
tecnologías de punta. La cuestión, sin embargo, es más compleja, la pregunta es tan
elemental como la siguiente: ¿Qué significan “tecnologías de punta”? ¿Significa progreso?
¿Significa algo más que progreso? ¿Qué es el progreso desde el punto de vista de las
tecnologías de punta? ¿Hay una sola versión de progreso o muchas versiones? Esto es lo
mismo que si ustedes se plantean: ¿hay un solo futuro para el hombre?, ¿hay un solo futuro
para la humanidad?, ¿hay una sola sociedad del futuro?, ¿la que hoy en día impone, por
ejemplo, el discurso neoliberal o hay muchos futuros? Así como la Historia nos ha
enseñado que todo pueblo tiene muchos pasados –el problema es que sólo se toma
conciencia de algunos y otros se olvidan- también tiene muchos futuros. En este sentido el
desafío de una ciencia social en la actualidad (una ciencia social que quiera realmente
contribuir con su conocimiento al mejor entendimiento del momento actual), requiere
hacerse esa pregunta. La pregunta de los muchos futuros o de los únicos futuros. Porque
esto, no nos asuste, es algo que cíclicamente ha pasado en el transcurso de la humanidad.
Cada cierto tiempo el hombre se satura de discursos que se presentan ante ellos como los
últimos y los únicos discursos para el futuro.

Hoy en día estamos viviendo una situación de ese orden. Pero así como se sabe de que el
hombre enfrentaba estos desafíos en el pasado, aprendamos de esa memoria y de esas
experiencias, para decir como enfrentamos hoy los retos de este contexto por medio de una
pregunta tan elemental como la que les estoy formulando a ustedes. No creo engañarme al
sostener o creer que muchos de ustedes de sienten atrapados por un discurso, porque no ven
alternativas.
Deténganse un momento a pensar en lo que significa: “no tengo alternativa”. Puede
significar muchas cosas. el primer significado se adscribe al discurso dominante: “creo que
el neoliberalismo o la transnacionalización es lo mejor para la humanidad, es una opción”.
Pero podría haber muchos que digan, no veo alternativa y estoy en desacuerdo con lo que
ocurre: ¿qué hago? Eso es un desafío que pone en el centro de la discusión ciertas
exigencias que se plantean los filósofos, pero que no son exclusivas de ellos, sino que son
propias de cada uno de ustedes.

Hoy en día, la pregunta que me estoy planteando ante ustedes es, en verdad, una invitación.
Se puede entender el actual contexto histórico como una invitación para que ustedes
piensen por su cuenta, inventen su destino, construyan su realidad. Ese desafío no es
novedoso; se ha dado muchas veces a lo largo de la historia. Hoy es un desafío importante
porque de otro modo significa, como se ha dicho ya y se sabe, y la historia es muy rica en
esos casos, que se va a escribir sólo una historia posible de las muchas historias posibles. Y
América Latina en concreto enfrenta un dilema de esa naturaleza.

La imaginación del hombre puede más que las descripciones basadas en las tecnologías de
punta. Esto es algo que las ciencias sociales tienen que aprender. En esta tarea nos puede
ayudar la literatura y e arte de América Latina los cuales son más audaces que todas las
ciencias sociales juntas y que nos están revelando más cosas sobre los desafíos del futuro
que las disciplinas académicas. En este sentido, las ciencias sociales tienden a ser, cada vez

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
más, una ciencia de epitafios: lo que fue y no puede seguir siendo. Tenemos que construir
un conocimiento de lo que puede seguir siendo, para lo cual hay que entender lo que hoy en
día se nos dice sobre la realidad y sobre el futuro posible.

No estamos planteando optar por un acto de fe: esta realidad es la única posible. Y un acto
de fe en el contexto de nuestra discusión es un doblegamiento ideológico. Un
doblegamiento ideológico que, en la medida en que no se tiene conciencia de que es tal –es
terrible decirlo, pero hay que hacerlo- es la creación de lo subalterno. Y es distinto
adscribirse a una opción concientemente decidida –cualquiera que ésta sea- al ser un
subalterno que cree en el discurso que se impone como único posible. Eso es un desafío que
tiene que saber proyectarse desde las exigencias de valores a una construcción de
conocimiento, que nos permita enriquecer nuestro saber sobre la realidad sociohistórica.
Enriquecerla para poder ver más a futuro, como se ha dicho.

Si nosotros hubiéramos vivido en la época de la Inquisición, en los años de la


Contrarreforma, también habríamos estado prisioneros de aquella noción que dice que sólo
hay un futuro para la humanidad. Esa era la versión que tenía el cristianismo. Y no habría
surgido el pensamiento crítico de la época, no habría surgido la filosofía crítica de ese tipo
de dogma. La humanidad es prolija en tales desafíos.

Levantarse como sujetos

Hemos aludido a la globalización vinculando este fenómeno con el sujeto que somos cada
uno de nosotros –porque aquí no estamos hablando de un sujeto abstracto, sino de
individuos en concreto. Ello ha sido con el fin de que ustedes se afirmen como sujetos. Y
afirmarse como sujeto significa ser heredero de las grandes luchas de la sociedad.

Entenderla no necesariamente como una historia sujeta o sometida a leyes y a legalidades


que trabajan por nosotros, sino, por el contrario, asumir la Historia como un desafío
constante, diario y permanente. Eso no es fácil.

¿Qué significa lo que estoy diciendo? Significa tomar en serio lo que nos está pasando.
Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo que no podemos hacer es dejar de
discutir, porque se trata de uno de los retos más importantes de los últimos siglos: la
supervivencia de la humanidad, que hoy en día está seriamente en cuestión. Estamos
llegando a un punto sin retorno, a un punto de irreversibilidad. Tenemos que tener
conciencia de ello.

En este contexto la globalización nos está invitando a ser sujetos capaces de interpretar el
devenir histórico de una manera más compleja, con más variantes, con más opciones. Y
esto es un reto que se hace todavía más grave, pero que nos permite ver ciertos problemas
con mayor claridad. Si yo pienso en América Latina tengo que reconocer que hay distintas
historias de América Latina. Está la de quienes la vivieron, la entendieron, la interpretaron a
la luz de una cierta concepción de la Historia, que era una concepción sujeta a leyes, que
funcionaban en bien o en beneficio del hombre y de la humanidad como emancipatorias.
Las leyes de la Historia trabajan hacia una sociedad mejor que le dio sentido a las ciencias
sociales de América Latina durante los últimos treinta años. Eso ya no existe más. La
generación de ustedes tiene que estudiar el pasado sin la garantía de que exista una lógica
interna que trabaje por ustedes como lo fue para quienes vivieron, por ejemplo, en los años

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
cincuenta, los sesenta y en parte los setenta. Porque ya no tenemos esa garantía. La historia
se nos ha mostrado en el último tercio del siglo XX mucho más caprichosa, mucho más
arbitraria. No nos garantiza un destino o una finalidad emancipatoria.

Construir la Historia

En América Latina hemos visto fuertes retrocesos políticos, económicos y también


culturales. Todo lo cual coloca de nuevo en el centro de la discusión al sujeto, a un sujeto
que tiene que construir la Historia. Pero esto no significa ser héroe: significa asumirse como
sujeto capaz de enfrentar las realidades de sus propias circunstancias en la realidad
cotidiana. Implica no ser un subalterno.

Y ese desafío se ha convertido hoy en día en un reto todavía mucho más acuciante. La falta
de leyes coloca al hombre como el centro mismo de la Historia, como el centro mismo de lo
que va a ser el devenir de la humanidad en el futuro. Y eso es lo que el discurso dominante
niega, porque el discurso actual de la globalización o de la mundialización como algunos la
denominan, quiere suprimir al sujeto; no quiere ver más sujetos, quiere reemplazarlos por
ciertas lógicas que se autorregulan y que hacen cada vez menos necesaria la presencia de un
individuo activo y creador.

Pero la no-presencia del sujeto al interior de los sistemas sociales complejos, significaría,
entre otras cosas, que no habría prácticamente ninguna diferencia entre las hormigas y las
abejas con respecto de los seres humanos.

Y la diferencia que hay entre las abejas, las hormigas, y los seres humanos es que estos
últimos tienen la capacidad de considerar opciones para construir su realidad.

El discurso de la globalización quiere eso: una población disciplinada, productiva, que no


presione, que no demande, que se adapte a un mundo consumista que la empobrece
culturalmente. Esto es un punto importante. Yo los invito a que piensen en esto, para que
lleguen a una u otra conclusión. Aquí nosotros no estamos haciendo aserciones, no estamos
dando sermones, estamos simplemente advirtiendo un cuadro complejo que tenemos que
discutir y después saber qué hacer con él.

Estos son algunos desafíos que nos plantea hoy en día el concepto de sujeto desde la
perspectiva de la globalización: rescatarse como sujeto desde lo cotidiano y desde los
microespacios; y eso es precisamente lo que no se desea. Porque el microespacio y el
microtiempo del hombre están cada vez más dominados y cada vez más moldeados por
lógicas que son de enajenación y de negación –en última instancia- del sujeto, como es, por
ejemplo, no el consumo sino el consumismo como una forma y estilo de vida, que anula al
individuo y anula la cultura. Por eso la importancia de entender fenómenos como os que
acabo de plantear: las consecuencias que se derivan de la concentración económica en el
plano cultural, como es este esfuerzo de homogeneización. Uno de los síntomas más claros
de lo que les estoy diciendo es la creciente falta de identidad de las personas. Eso se nota
muy claro entre los jóvenes; que se encubra y se soslaye, es otro problema; pero está allí, y
esto es expresión de fenómenos como los que muy rápidamente he comentado.

Qué podemos hacer, si nada de lo podría tener sentido que hagamos lo veremos en el corto
tiempo; es decir, a lo mejor no veré el mejoramiento de la sociedad que anhelo. Ése si es un

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
argumento, pero de la conformidad. Porque podríamos poner dos ejemplos, uno muy
antiguo y uno muy reciente. Todos ustedes conocen la vida y la obra de Giordano Bruno. Si
este filósofo se hubiera preguntado qué sentido tiene rebelarse en contra del papa y el
dogma de la iglesia católica, entonces no habría hecho nada. Sin embargo, su lucha fue el
punto de partida de una serie de procesos de cambios históricos muy importantes. Es decir,
la Historia no puede plantearse a partir de la lógica que me garantice que lo que yo inicie
ahora, tenga necesariamente un resultado que yo mismo pueda ver. Eso es una manera un
tanto doméstica de entender las cosas. La Historia es cotidianidad, pero no es economía
doméstica. N es algo que yo pueda calcular solamente en cuanto al sentido posible que
tenga en los límites de lo que sería mi propia vida personal. Eso es un punto que hay que
saber procesar.

Voy a poner otro ejemplo. ¿Por qué Pinochet fue detenido en 1998 y no en 1973? Es una
pregunta importante. Porque desde 1973 hubo gente que insistió en el hecho de que hubo
un señor que había violado los derechos humanos, y que después de veinticinco años esta
misma gente creó una opinión pública, que se tradujo en una medida como la de detener a
Pinochet. Porque si no hubiera existido esa gente –si se hubiera dicho: “ya todo pasó,
olvidémoslo y miremos sólo al futuro”- nadie habría detenido a este militar. Lo mismo que
las abuelas y las de la Plaza de Mayo. Fue gente que hizo un trabajo de todos los días, un
trabajo microsocial, que nunca se olvido de escoger ciertas opciones: como lo es mantener
en alto la defensa de ciertos valores, en este caso, el respeto a los derechos humanos.

Si no hubiera sido por ese trabajo cotidiano, desconocido, anónimo –y a veces muy
hostilizado- de tanta gente, en España no se habría pedido la extradición de Pinochet, ni se
hubiera abierto la posibilidad de un juicio en Argentina tras su regreso. Eso hay que
valorarlo, porque la Historia se conforma de esa manera. Es decir, está hecha desde la
cotidianidad.

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

BOBBIO, NORBETO (1997) “EL CONFLICTO TERMONUCLEAR Y LAS


JUSTIFICACIONES TRADICIONALES DE LA GUERRA”; “HAY FUTURO
PARA LA PAZ” EN : EL TERCERO AUSENTE MADRID EDITORIAL
CATEDRA PP.31-41; 253-262

El conflicto termonuclear y las justificaciones tradicionales de la guerra

Es ya un convencimiento general que el paso de la guerra tradicional a la guerra


termonuclear representa una transformación no solo cuantitativa, sino también cualitativa
de la propia guerra. Este convencimiento se fundamenta en la conciencia de que la
capacidad destructiva de las armas termonucleares que existen y podrían ser utilizadas es
tan grande que su empleo indiscriminado supondría la completa desaparición de la vida
humana sobre la tierra, o mas drásticamente si aceptamos la condición de que Bicho tenia
de la historia como mundo de naciones creadas por el hombre. El fin de la historia
Entre los diversos argumentos –de naturaleza política, económica social e histórica-
que podrían aducirse para sustentar ese convencimiento, en este ensayo me propongo
ilustrar uno que pertenece al dominio de la historia de las ideas o, mas adecuadamente, de
la filosofía de la historia . lo formulo del siguiente modo; frente a la guerra termonuclear,
algunas de las mas celebres justificaciones de la guerra que han propuesto a lo largo de la
historia teólogos, filósofos, moralistas y juristas resultan insostenible y pierde todo cu poder
de convicción, en otras palabras, las teorías elegidas para justificar la guerra tradicional no
sirven ya para hacer lo propio con la guerra futura. Puesto que tales teorías se encuentran,
por lo general, vinculadas o un sistema filosófico de la historia, cabe afirmar que solo el
hecho de concebir la posibilidad de una guerra termonuclear capaz de destruir la vida
humana sobre la tierra induce al abandono, por insatisfactorios e impotentes, de algunos
sistemas tradicionales de la filosofía de la historia pero no es mi intención ocuparme en las
paginas que siguen de este problema, que dejo de buen grado a los filósofos
Ni siquiera afirmo que la guerra radicalmente aniquiladora no pueda encontrar
alguna clase de justificación ; al final de este libro explicare que existen teorías
justificadoras de la guerra antigua capaces de superar la prueba de la guerra nueva y sus
efectos. Me limitare a demostrar que el análisis de la guerra futura y sus consecuencias
anula gran parte de las teologías y filosofías de la guerra que se han defendido hasta ahora
la cual me parece una prueba, no menos indigna que otras de los cambios que han sufrido el
propio significado de la guerra a raíz de la transformación de los conflictos tradicionales en
conflictos termonucleares.

Examino especialmente cuatro teorías

1.- la guerra justa


2.- la guerra como mal menor
3.- la guerra como mal necesario
4.- la guerra como bien

LA GUERRA JUSTA
Una de las justificaciones mas celebres de la guerra es aquella que se basa en la
distinción entre guerras justas e injustas, aceptada durante siglos por los teóricos del

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

derecho internacional. El procedimiento lógico que ha empleado esta teoría es la distinción


entre dos clases de conflictos puesto que no todas las guerras son iguales no todas serán
igualmente condenables; hay guerras injustas y por tanto condenables; y guerras justas y
por tanto aceptables. Son justas y consecuentemente licitas, las guerras que se hacen en
legitima defensa; injustas y en consecuencia ilícitas, las guerras de agresión ( o de
conquista). El criterio de la distinción viene impuesto por el derecho natural cuya norma
fundamental prescribe la conservación de la vida, y cuya norma derivada autoriza a los
hombres a hacer todo lo que esta en su mano por conservar la existencia, sin excluir el
empleo de la fuerza para responder a la fuerza ( vim vi repellere licet). Y puesto que allí
donde se introducen normas, se establecen ciertos criterios cualificadores de los hechos
como, lícitos o ilícitos de la norma que autoriza el empleo de la fuerza para responder a la
fuerza resulta la posibilidad de calificar normativamente la fuerza ora como ilícita ora
según se emplee para violar derecho o para restaurarlo
Consideremos ahora no ya la guerra tradicional sino la nuclear y preguntémonos
¿Tiene sentido aplicar a esta clase de guerra la distinción entre guerras justas e injustas?
¿Existe la posibilidad de distinguir un guerra atómica justa de un guerra atómica injusta?. A
este respecto cabria establecer dos hipótesis

1.-El empleo de armas atómicas para responder a un ataque con armas


tradicionales. En este caso dada la desproporción entre ambas clases de armas, nos
encontramos manifiestamente frente a una situación que ningún jurista dudaría en
calificar de exceso de legitima defensa, y por tanto defensa ilícita
2.- el empleo de armas atómicas para responder a un ataque con el mismo tipo de armas

Los expertos dicen que en este caso el que se defiende es decir, aquel que ataque en
segundo lugar, ya ha perdido. Bertrand Russell refiere a la hipótesis un experto americano
(Richard Fryklund), según el cual en caso de un ataque ruso sin aviso previo contra Estado
Unidos morirían 150 millones de personas en América y 40 en Rusia y esta ultima tendría
asegurada la victoria. De tal modo pierde todo si significado el concepto mismo de
defensa. La guerra atómica anula la distinción entre guerras justas e injustas, porque hace
imposible uno de los dos términos; la guerra en legitima defensa. La guerra atómica no
admite mas que un tipo de guerra: la del primer atacante

LA GUERRA COMO MAL MENOR

La teoría de la guerra como mal menor puede formularse del siguiente modo: en
cuanto mal, la guerra se contrapone a un bien; este bien no es otro que la paz ¿ pero es
realmente la paz el bien supremo? Si se responde como no parece difícil, que la paz no es
siempre el bien supremo, si no un bien entre otros bienes como la libertad, el honor de la
nación, la religión, el bienestar. etc. y que como tal no constituye un fin absoluto, sino un
fin que compite, según el heterogéneo entramado de circunstancias objetivas y aspiraciones
subjetivas, con otros fines, se establece la premisa para sostener que la guerra, en cuanto
contraria a la paz no es un mal absoluto sino solo un mal cuya gravedad se evaluara en cada
momento en comparación con la gravedad de los males están en liza. No podemos excluir
quien con semejante evaluación, en que determinados de caos, puede preferirse o incluso
desaearse la guerra; por ejemplo cuando se crea que sirve para evitar, a través de la perdida
del bien considerado menor en aquella circunstancia ( la paz), un mal que en esa

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

circunstancia se considera mayor ( por ejemplo la perdida de la libertad). En rigor, solo el


sistema de Hobbes, entre los sistemas éticos del pensamiento moderno, se basa en la
primacía del valor de la paz sobre los restantes valores y, por eso mismo en la
consideración de la guerra como mal absoluto por el contrario la ideología mas común ( y
también la mas cómoda) sobre la guerra a lo largo de la historia ha sido aquella que
contraponiendo el bien de la paz al de la libertad o el honor, proclama “ Antes la muerte
que la esclavitud”, <<Antes la muerte que la deshonra>>.
Situemos ahora frente a la guerra termonuclear ¿ podemos considerarla un mal
menor? Seria posible, a condición de que conseguiríamos atribuirle el carácter de un fin
mas entre otros fines. ¿ no es ella misma, desde la perspectiva de posible aniquilamiento de
la especie human, un fin ultimo; es mas, el fin por excelencia? La elección entre varios
fines presupone una alternativa, pero, ¿ es una alternativa la guerra nuclear? Y de ser así,
¿Frente a que otra posibilidad existencial? Respecto a las guerras de otras épocas puede que
sea un razonable hablar de una alternativa entre paz y libertad, paz y justicia o paz y honor.
Pero frente a la guerra futura, ¿Qué alternativa queda por proponer?¿ la libertad o el
suicidio universal? Y Quien se beneficiaria de esa libertad? Si cupiera aun alguna
alternativa, no sería la tradicional entre guerra o libertad o entre guerra u honor nacional,
sino, según el análisis radical de Gunter Anders, entre ser o no ser, de acuerdo con la
máxima suprema del nihilismo; << Antes que el ser, la nada.>>

LA GUERRA COMO UN MAL NECESARIO

Llamo teoría de la guerra como mal necesario a aquella según la cual la guerra es,
en efecto, un mal ( desde esta perspectiva no se discute ya si el mal es menor o mayor, ni se
establece una jerarquía de valores) pero un mal del que nace un bien, en tan estricta
interdependencia que no existiría ese bien de no haberse dado aquel mal. Semejante teoría
de la guerra forma parte de aquellas concepciones del progreso histórico que describen este
ultimo como el producto de un movimiento dialéctico de afirmación y negación y, mas
generalmente de toda filosofía de la historia que conciba en conflicto y el antagonismo,
incluso el conflicto armado, incluso el antagonismo que degenera en guerra, como un
elemento indispensable del progreso humano. ¿Cuáles son las ventajas que la guerra
proporciona a la humanidad? Las opiniones son muy variadas? Unas veces es una nueva
fuente de energía vital; otras, un acicate para el ingenio, otras aun, estimulo para la virtud.
Desde Kant, el pensamiento decimonónico ha reproducido en millares de ejemplos, con
algunas variantes, esta formula de la filosofía de la guerra ¿ quien quisiera recoger un
florilegio de apologías de la guerra como espuela del progreso, no tendría otro problema
que el de la elección. Por decirlo con las palabras típicas de un epígono como Renan; <<El
día en que la humanidad se convirtiera en un gran imperio romano completamente
pacificado y sin enemigo externos, la moralidad y la inteligencia correrían el mayor de lo
peligros>>. (1)

Basta haber visto una fotografía cualquiera de la ciudad de Hiroshima tras el


estallido de la primera bomba atómica para rechazar con horror la idea de que el progreso
humano deba pasar necesariamente por ahí. Si pensamos además de una nueva guerra
serian cien mil veces mas destructiva, la idea del vinculo entre guerra y progreso no puede
ser otra cosa que la expresión de un delirio macabro. El progreso de la humanidad
presupone la existencia del hombre sobre la tierra; pero la guerra futura hace posible su

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

total autoaniquilacion. ¿Para quién seria, entonces el progreso? Toda teoría del progreso
tiende a captar en los acontecimientos, en toda serie de acontecimientos, un momento de la
historia. No logro ver como podría considerarse un momento esa forma de guerra que lleva
en si la perpetua amenaza de ser una conclusión

(1) E. R. Renan, la reforme morale et intellectuelle , Paris, 1872 Pág.3 Toma esta y las dos citas siguientes de G. Bouthoul, le guerre,
Millan, Longanesi, 1961.

LA GUERRA COMO BIEN

También ha habido quien no se ha contentado con ver en la guerra un mal del que
nace un bien, sino que la exaltado como un bien en si misma, un valor positivo, el valor
por excelencia, y la ha llamado divina. Aunque nos cueste un cierto esfuerzo,
mencionaríamos algunas de esas lucidas aberraciones. El campeón de la idolatría de la
sangre y de la guerra fue, como es bien sabido, el teócrata De Maestre: <<La guerra es
divina en si misma, por que es una ley del mundo[…] La guerra es divina en la gloria
misteriosa que la circunda y en la atracción no menos inexplicable que nos empuja hacia
ella (2). pero no le falta la compañía del demócrata Proudhon; <<¡ viva la guerra¡ por ella el
hombre, nada mas salir del fango que le sirve de matriz, se yergue en toda su majestad y su
valor[…] (3) Y. ¿ que decir del decadentismo decimonónico aliado con el irracionalismo y
el misticismo en filosofía, y con el nacionalismo, en política? Encontraríamos es esa
literatura ejemplos abundantisimos pero, ¿merece la pena enlodarse mas? Baste con este
lúgubre himno del necrofilo papini, en vísperas de la Primera guerra mundial; <<el porvenir
como los antiguos dioses de los bosques, necesita sangre en su camino. Tiene la necesidad
de victimas humanas, de carnicerías[…] La sangre es el vino de los pueblos
fuertes[…]Necesitamos cadáveres para empedrar las calles de todos los triunfos>>.(4)
Tanta la demencia no precisa de mas confutacion. Bastaría con una pregunta, a la
que toda respuesta resulta superflua: ¿ quien frente a la pesadilla de una guerra
termonuclear, podría entregarse hoy a semejantes desvaríos? Aunque nos causen horror,
Papini pronuncio realmente estas palabras. ¿ Habría hoy alguien en el mundo que tuviera el
valor de repetirlas? La única excusa para todos estos cantores de la violencia es que no
tuvieron la fantasía suficiente para imaginar una violencia hasta tal punto monstruosa que
pudiera cambiar radicalmente nuestra actitud frente a la guerra, que no es ya el miedo a la
muerte ( por lo que resulta inútil intentar demostrar, como hizo Papini, que la vida no es
sagrada), sino la vergüenza de sobrevivir, Lo que, por otra parte, esta ya escrito en el
Eclesiastés <<…vi. las opresiones que se hacen debajo del sol, y las lagrimas de los
oprimidos[…]Y proclame mas dichosos a los muertos[…]que a los vivos y mas dichosos
aun a los que nunca vivieron y no vivieron lo malo que debajo del sol se hace<< (IV; 1-3)
(2) J. D. De Maistre. Les soiress de saint-petersbourg. Bruselas, 1938 vol. II pag. 25 (trad. Esp. Las veladas de de San Petersburgo,
Madrid, Esapasa-Calpe).
(3) P. J. Proudhon. La guerre et la paix, I. page. 38
(4) G. Papini, <<La vita non é sacra>> (1913) reproducido en La Cultura italiana del 900 attraverso le reviste IV, Turín Einaudi. 1961.
Pág.. 207

LA GUERRA COMO ACONTECIMIENTO NATURAL O PROVIDENCIAL

No excluí al comienzo que existieran teorías justificadoras de la guerra capaces de


superar la prueba de la guerra futura. Pero ello se debe a un carácter común peculiar que las

109
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

distingue de las cuatro anteriores hasta el punto de que mi argumentación para demostrar la
imposibilidad de aplicarlas a la guerra futura no solo no resulta invalidado, sino que se
reafirma y se refuerza, las agrupo en dos grandes clases ; las que consideran la guerra un
acontecimiento providencial ( especialmente como castigo divino) y las que la juzgan un
acontecimiento propio de la evolución natural ( por ejemplo, todas las teorías darwinistas
sobre la guerra como medio de selección o supervivencia de los mejor adaptados).
En cuanto a la primera clase, parece claro que si las guerras son la expresión de un
proyecto divino, no hay razones para excluir que en ese diseño de la providencia se
encuentre también la destrucción del genero humano. Del principio y el fin de la
humanidad, mal que les pese a todas las cosmogonías y filosofías que ha generado la
historia, no sabemos hasta ahora mas que lo que imputamos, fidedigna o hipotéticamente, a
un ser supremo y para un ser supremo que actúa libremente, sin pedirnos parecer, la
continuación o el fin de la especie humana son acontecimientos igualmente posibles. En
cuanto a las teorías biológicas, si la guerra es un hecho natural inherente a la propia
estructura y finalidad de la naturaleza nada podría objetarse a una teoría que considerara la
guerra atómica un acontecimiento capaz de inscribirse en esa estructura, y la destrucción de
la humanidad un hecho atribuible a esa finalidad. Obsérvese que las cauro teorías que
hemos examinado en los párrafos anteriores son el resultado de una evaluación moral de la
guerra; por el contrario en las teorías biológicas la guerra no se evalúa, sencillamente se
constata; la guerra es un hecho, tanto la tradicional como la termonuclear. Y cómo hecho
puede someterse a un mero juicio de la realidad de necesidad o de posibilidad; no hay duda
de que la guerra termonuclear es, por lo menos, un acontecimiento posible (aunque hasta
ahora no haya sido real y no existan pruebas suficientes para afirmar que es necesario). No
importa ahora que las teorías evolucionistas, inspiradas por un optimismo superficial,
leyeran en el futuro de la humanidad la desaparición gradual de la guerras y no su
agravamiento , no hablo aquí de esas teorías tal y como se defendieron en realidad, sino de
las consecuencias que cabe deducir de sus premisas.
La común a estas dos teorías la teológica y la biológica, es que extraen las guerras
del terreno de los acontecimientos directos o controlados por el hombre la primera las
interpreta como un acto divino, y la segunda como un hecho natural, pero ambas intentan
explicarlas al margen de cualquier fin deseable para el hombre. Por el contrario, las cuatro
teorías precedentes intentan justificar la guerra como un hecho humano que se cumple
conforme a fines deseables, ya sean estos la conservación de la vida la defensa de valores
supremos como la libertad, el honor o el bienestar, el progreso histórico, el desarrollo de la
ciencia o el aumento de la virtud. Brevemente, las primeras tratan de justificar la guerra
como acontecimiento posible (o necesario), y por tanto posible con mayor razón); las
segundas intenta hacerlo como acontecimiento deseable. Esta diferencia explica bastante
bien, a mi parecer, por que las primeras no se ven menoscabadas desde la perspectiva de la
guerra termonuclear mientras que las segundas quedan invalidados por completo. La guerra
termonuclear no permite proponer todos los fines deseables que justificaría moralmente una
guerra normal. De ahí que estas teorías necesiten mudar radicalmente de sus criterios de
evaluación mediante una <<inversión de valores>> ( por ejemplo) afirmando que el no ser es
preferible al ser ) y con ello, se suprima a si mismas o repudien la guerra futura por ser tan
distinta a la tradicional que se vuelve injustificable,

110
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

CONCLUSION

Los que están convencidos de que no hay que hacer guerra y, coherentemente se
niegan a llevar armas, reciben el nombre de objetores de conciencia. En otros términos , los
objetores de conciencia son aquello que no están dispuestos a aceptar ninguna de las
justificaciones propuestas en el primer grupo, por tanto, rechazan las definiciones de la
guerra como bien, como mal necesario o como mal menor y la consideración de que ciertas
guerras son buenas ( teoría de las guerras justas), y sostienen que la guerra es
incondicionalmente un mal absoluto.
Si reflexionamos sobre lo dicho hasta aquí, es decir, sobre el echo de que ante la
guerra termonuclear no podemos defender ciertas teorías tradicionales para justificar la
guerra estamos obligados a reconocer que se trata de un mal absoluto debemos admitir –y
esta es la conclusión a la que quería llegar- que ante la perspectiva de una nueva guerra, al
menos en potencia todos somos objetores De forma mas sencilla y directa: la objeción de
conciencia significa el rechazo a llevar armas. Cuando en el concepto de arma se incluye
hoy una bomba que, como es sabido, tiene por si sola un poder explosivo superior a todas
las que cayeron sobre Alemania en la ultima guerra, es licito preguntarse si llevar armas no
se ha convertido ya en un problema de conciencia para todos.
El camino es abrupto y no tenemos la seguridad de que pueda conducirlo a la meta.
Pero sabemos que, por retomar el pensamiento de pascal ninguna otra vía nos salvara de
correr despreocupados hacia el principio.

¿HAY FUTURO PARA LA PAZ?


UNA PREGUNTA DIFICIL

La pregunta : <<¿ Hay futuro para la paz ? >> es difícil ; no obstante deberemos
responder antes a ciertas preguntas parciales, afortunadamente mas fáciles.
Ante todo ¿Qué entiendo yo por paz? Entiendo un estado de ausencia de guerra en
tanto que <<enfrentamiento violento continuado y duradero entre grupos organizados>>. Una
definición de esta clase comprende tanto la guerras internacionales o exteriores como las
internas o civiles, así como la guerrilla, que es interna y externa al mismo tiempo, esta
precisión es indispensable porque existen movimientos por la paz como el que promueve
Johan Galtung, para los que la paz no solo implica la ausencia de guerra, sino también algo
mas: la no violencia. Por el contrario, la guerra, desde el punto de vista de la doctrina
filosófica y del sentido común, es una sola de las formas –aunque la mas radical- con que se
manifiesta la violencia en el mundo la eliminación de la guerra entendida en sentido
restrictivo no implica en absoluto la eliminación de la violencia ene. Mundo , sino
sencillamente su limitación, o mejor aun, la eliminación del empleo de la violencia
continuada entre grupos organizados.
En segundo lugar, la pregunta sobre el futuro de la paz se formula de modo que nos
permite suponer que la paz se tiene por un bien y la guerra por un mal; en otras palabras,
que la eliminación de la guerra es un hecho deseable. Debo admitir que la paz
Es un bien, aun a sabiendas de que la identificación de la paz, con el bien y de la guerra con
el mal ha sido durante siglos un problema que ha ocupado a filósofos, teólogos y juristas.
Baste pensar en la distinción entre guerras justas y guerras injustas de la que se desprende
lógicamente que si una guerra es justa la paz alternativa no lo seria. De modo que damos

111
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

aquí por sentado que la paz es un bien, sobre todo porque con el aumento vertiginoso de la
potencia de las armas la distinción entre guerras justas e injustas, guerras ofensivas y
guerras defensivas se hace cada vez mas labil.
En tercer lugar, la pregunta parece sobrentender que en paz cuyo futuro quiere
conocerse es la paz universal, es decir, la de todos con todos, que es exactamente lo
contrario de la famosa guerra de todos contra todos bellum omnium contra omnes del
estado de naturaleza hobbesiano. Es una pregunta que se sitúa en la misma línea de los
proyectos de paz perpetua que aparecieron en el siglo XVIII, entre ellos el mas celebre el
de Kant. No obstante, convendría recordar por lo menos dos diferencias. Por paz universal
se entendia entonces la paz entre las potencias europeas, por tanto entre un numero muy
limitado de estados, mientras que hoy no se puede comprender sino como la eliminación de
las relaciones de guerra entre todos los estados del mundo, lo que, como habréis
comprendido, complica endemoniadamente el problema. En segundo lugar, durante el siglo
XVIII vacuo aquella concepción optimista de la historia que habría de desarrollarse en el
XIX y que sobrevivió al menos hasta la Primera Guerra Mundial, a medida que la
humanidad se encaminaba inexorablemente hacia una sociedad libre, justa y pacifica. A la
famosa pregunta de si el genero humano se halla en constante progreso hacia lo mejor. Kant
respondía afirmativamente. Y de igual modo respondieron en el siglo pasado Hegel y Marx
Comte y Spencer marxistas, positivistas, idealistas y materialistas. Se trata de un problema
que yo mismo he abordado varias veces llamado <<pasiva>> a esta forma de pacifismo
porque se creía que la paz llegaría sola, por la fuerza de los hechos. Hoy, sin embargo, si
queremos la paz nos encontramos frente a la necesidad de construirla.
Finalmente, la pregunta <<¿Hay un futuro para la paz?>> puede estimular tanto una
profecía como una previsión. La diferencia esta en que la profecía es categórica, y la
previsión, hipotética. El profeta declara <<Yo os aseguro que esto ocurrirá ( o no ocurrirá).>>
el previsor afirma: << si ocurre esto o lo otro, entonces se producirá ( o no se producirá)>>.
No pretendo decir que las provisiones hayan conocido mas éxitos que la profecías. En
realidad muchas supuestas previsiones son solo profecías equivocadas. Como la famosa
caída del capitalismo según la previsión, supuestamente científica, de Marx. Sin embargo
son muchas las profecías que han sabido acertar, entre ellas la lamosa de Tocqueville sobre
la dominación del mundo por dos naciones, Estados Unidos y Rusia

NECESIDAD E IMPOSIBILIDAD DE LA PAZ

Una vez establecidas estas premisas, podría reformular la pregunta que he de


responder del siguiente modo <<¿Es deseable la eliminación de la guerra como forma de
resolver los conflictos entre todos los estados de la tierra? >> Formulo el problema en forma
de paradoja para obligaros a reflexionar sobre la gravedad y la dificultad del problema del
siguiente modo: la paz es hoy necesaria e imposible al mismo tiempo. No hay necesidad de
ser versados en la lógica de las modalidades para comprender que los dos términos sin
antitéticos. Lo que es necesario, debe ser posible, y lo que es posible no puede ser posible.
Dicho de otra manera: la necesidad implica la posibilidad y la posibilidad excluye la
imposibilidad. Brevemente, los acontecimientos no pueden ser necesarios e imposibles al
mismo tiempo, pero pueden ser innecesarios e imposibles si se admite un tertium quid, la
contingencia.
Plantear el problema de la paz universal de forma paradójica sirve únicamente para
mostrar el dramatismo existencial, no solo histórico, del problema. Lo que es lógicamente

112
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

contradictorio, no lo es, ni tiene por que serlo, también existencial históricamente. El plano
lógico existencial o histórico de distintos, no puede superponerse. Pero y también es en un
largo discurso que deberíamos desarrollar en otro lugar. Me limito a una cita autorizada que
confirma la paradoja he leído en un resiente discurso que Gorvachov que el 95% del
armamento nuclear podría ser eliminado de Estado Unidos a la Unión Soviética sin alterar
en lo mas mínimo el equilibrio de sus fuerzas. Entre paréntesis, llamo vuestra atención
sobre el significado de que no hayamos dado cuenta después de cuarenta años de que el
95% de armamento que ha costado miles de millones, que haya llegado a ser perfectamente
inútil. Se trata de un argumento definitivo contra la estrategia de la disuasión nuclear
generadora como dice Gorbachov, de una <<lógica delirante >> <<lógico>> y <<delirante>> son
términos habitualmente antitéticos; lo que es lógico no es delirante, y lo que es delirante no
es lógico. Se trata, por otra parte, de una expresión que se utiliza sin que nos perturbe en
absoluto la contradicción que lleva implícita. Prueba evidente de lo que acabo de decir
sobre la diferencia de los planos entre lógica que rige en el mundo de las ideas y de las
proposiciones, y la vida, que por paratrasear una celebre de Pascal <<se burla de la lógica.
He dicho ya que la paz es necesaria, y no es necesario emplear muchas palabras en
ello. Hoy, el aumento de la potencia destructora de las armas es tal que una guerra librada
con ellas tendrá consecuencias mortales no solo para quien las empleara, sino para toda la
humanidad. Inútil recurrir a datos que hemos oído mil veces y que llenan libros sobre el
argumento que, a su vez podrían completar una biblioteca entera.
He dicho que la paz es imposible, ¿Por qué los es? Esto requiere un explicación mas
extensa. Digo que la paz es imposible porque, al menos hasta ahora mismo, faltan todas
huellas condiciones que podría posibilitarla. Hablo de <<condiciones>> porque quien
prefiera la bata de laboratorio al manto sacerdotal del profeta solo puede responder a la
pregunta mediante una hipótesis.
Comienzo por una condición puramente negativa; la paz solo es posible entre dos
sujetos que no se consideren respectivamente enemigos. Enemigo es aquel al que se aplica
el principio mors tu avita mea . Enemigo es aquel con el cual no se puede resolver el
conflicto mas que con la victoria. Mientras existe la relación amigo-enemigo la paz es solo
un tregua Atenas o Esparta, Roma o Cartago ( cuando la Roma venza, no deberá quedar
de Cartago piedra sobre piedra) por hablar de nuestra época; Israel o Palestina, Irán o Irak.
Hoy, en el actual estado de las relaciones entre las dos grandes potencias de las que
depende la paz universal. ¿ podemos decir que no son de enemigo a enemigo? ¿ No se
presentan todavía sus respectivos sistemas políticos y económicos como recíprocamente
incompatibles? En un congreso por la paz en el que participaban delegados de distintos
países, yo mismo, con mis podios oídos, he oído decir a un representante autorizado de
Estados Unidos que la máxima mas inteligente de la estrategia americana es todavía -
estábamos en Roma donde la cita latina podía parecer particularmente oportuna- <<si vis
pacem pani bellum>> Inútil decir que esta máxima expresa cumplidamente la relación entre
los dos sujetos que se consideran recíprocamente enemigos, y entre los cuales no exciten
relación pacifica alguna que no fundamente en el temor.

¿EXISTEN LAS CONDICIONES?

las condiciones positivas requerían un discurso mas amplio. Para mi son esencialmente
tres. Me limitare a apuntarlas brevemente. La primera es un pacto de no agresión que
consiste en un compromiso mutuo por parte de los contrayentes –individuos, grupos o

113
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

naciones- para excluir el recurso a la violencia en sus relaciones reciprocas. Semejante


compromiso en la antitesis perfecta de las relaciones entre individuos en estado de
naturaleza según la hipótesis hobbesiana, en la que no hay norma alguna que excluya el uso
de la violencia para solucionar los conflictos.
La segunda condición es un pacto de nivel mas alto que ya no consiste en no hacer
(<< de ahora en adelante no volveremos a agredirnos>>)sino en hacer; un pacto por el que los
propios contrayentes se ponen de acuerdo para establecer normas generales son las que
solucionar pacíficamente los futuros conflictos. Una construcción democrática es
precisamente un conjunto de normas por las cuales los conflictos sociales se resuelven con
medios pacíficos, que pueden ser acordados por las partes lo que permite llegar a un
compromiso ( en cuyo caso, la decisión se toma por unanimidad) o, cuando la humanidad
no es posible porque los contrayentes son muchos, conforme al principio de la mayoría.
Defino la democracia, de la forma mas sencilla y comúnmente aceptada, como aquel
conjunto de normas que permite resolver los conflictos de intereses y de principios entre
varios sujetos sin necesidad de recurrir al empleo de la fuerza.
La tercera condición surge de considerar que los dos pactos, el de no agresión y el
que permite transformar el estado polémico ( de conflictividad violenta) en este agónico de
( conflictividad no violenta) pueden ser violados, y por tanto la prohibición de recurrir a la
fuerza reciproca, si ha de valer, valdrá también la en el caso de que uno u otro de los pactos
anterior, o ambos, sean violados. Esto significa que la prohibición de recurrir a la fuerza
debe valer no solo para solucionar los conflictos primarios, sino también el confito
secundario que puede surgir del incumplimiento de las normas determinadas para la
solución de los conflictos primarios. Esta ultima condición requiere un poder común, el que
según hobbes y los contractualistas permite pasar del estado de naturaleza al estado civil.
Un poder común por encima de las partes requiere la presencia de un Tercero, presupone,
pues, el paso de una situación de tercero excluido a otra del tercero incluido.
La figuras del Tercero son varias; la primera es la del mediador, que se limita a
poner en contacto a las partes en conflicto sin intervenir en la solución; la segunda es la del
arbitro que no solo pone en contacto a las partes si no da la razón a una y otra dado que las
partes han comenzado por declararse dispuestas a acatar las decisiones que tome; la tercera
es la del juez , autorizado a intervenir para resolver el conflicto, y por tanto super partes
por pleno derecho finalmente, la cuarta es la del soberano en el sentido clásico de la
palabra, que no solo tiene el poder de juzgar sino también el de obligar por la fuerza a
acatar la decisión ( el jus Gladis). El hecho decisivo para la superación del estado de
naturaleza es el pacto inicial de no agresión, según el cual las partes renuncian al empleo de
la fuerza, pero la finalidad ultima del pacto solo se alcanza cuando la prohibición de
recurrir a la fuerza reciproca esta garantizada por la constitución de un poder superior.
Comparando estas condiciones con la situación actual del sistema internacional,
podemos constatar que con la creación de las Naciones Unidas se han realizado ciertamente
los dos primeros pactos. La carta de las Naciones Unidas ha sido el resultado de la
conciencia, encarnada por las grandes potencias vencedoras de que se necesitaba un pacto
de no agresión que comprendiera potencial y duraderamente todos los estados de la tierra ,
ha diferencia de lo que había ocurrido antes cuando las alianzas habían sido siempre
parciales, con exclusión de algunos estados y no duradera, aunque a veces se llamaran
<<grandes>> o <<santas>>. En segundo lugar, los principios que inspiran la carta son los del
segundo, pacto, que habría debido permitir, también en el futuro <<lograr con medios
pacíficos y de conformidad con los principios de l justicia y del derecho internacional la

114
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

composición y la solución de las controversias que podrían llevar a una violación de la


paz>>.
Por el contrario, en cuanto a la tercera condición que parecía netamente indicada en
el mismo articulo con estas palabras<<adoptar eficaces medida selectivas para prevenir las
amenazas a la paz y para reprimir los actos de agresión y otras violaciones de la paz >>, la
carta de las Naciones Unidas dio un enorme paso adelante respecto a los pactos
precedentes incluido el pacto de la sociedad de la Naciones ( no es casualidad que las trece
colonias de la América del Norte emplearan también la palabra <<unidas>>) con los
artículos 42 y 43 que atribuyen al Consejo de Seguridad del poder <<emprender todas las
acciones necesarias para mantener y restablecer la paz>>, incluso mediante el compromiso
de los miembros de poner a disposición del propio consejo de fuerzas armadas suficientes
para lograrlo. Quede bien claro que no se trataba aun de establecer un poder común, pera ya
se expresaba la nueva conciencias de la vía obligada para alcanzarlo. Sin embargo estos
artículos se han aplicado cada vez menos, y los expertos se preguntan <<¿ Han caído ya en
desuso?>>

LA AMBIGÜEDAD DE LA HISTORIA

Frente a la ausencia o la insuficiencia de la tercera condición ha reaparecido el


antiguos sistema de equilibrio, vale decir el sistema en el que la paz queda garantizada
exclusivamente por el temor reciproco. Las relaciones entre las dos grandes potencias se
desarrollan en la actualidad en un sistema de equilibrio mas o menos como lo hicieron
durante los siglos las potencias europeas. Sin en otra época la relación entre los sujetos
reales del sistema internacional se llamaba equilibrio de las potencias, hoy se denomina
equilibrio del terror, donde solo ha cambiado, para aumentar, la potencia de las armas, pero
no la razón del equilibrio que es siempre el temor reciproco, característico, según la
hipótesis hobbesiana del estado de naturaleza.
Con esta consecuencia : lo que hoy caracteriza el orden internacional es que el
sistema tradicional del equilibrio ha sobrevivido, o continua sobreviviendo, junto al nuevo
sistema, o por encima de el, que ha producido la exigencia de las Naciones Unidas cuya
meta era precisamente escribir la palabra <<fin>> en el sistema de equilibrio. El choque
entre los dos sistemas paralelos e incompatibles entre si puede esclarecerse mediante la
distinción bien conocida por los juristas entre legitimidad y efectividad. El nuevo, es decir,
el sistema de las Naciones Unidas es legitimo gracias al consenso tácito o expreso de la
mayor parte de los miembros de la comunidad internacional, pero tiene una eficacia muy
escasa. El antiguo, es decir, el sistema de equilibrio continua siendo eficaz aunque perdido
toda legitimidad, respecto a la letra y al espíritu del estatuto de la Naciones Unidad.
Concluyo: es imposible prever cual de los dos sistemas esta destinado a predominar.
En este punto, la previsión se transforma en profecía si se quiere responder afirmativamente
a la pregunta que se me ha planteado. he dicho que la previsión se funda exclusivamente en
el vincula entre una condición, o una serie de condiciones y de lagunas consecuencias. He
demostrado cuales de estas condiciones pueden considerarse realizadas y cuales no. En
todo caso la experiencia histórica enseña que mientras prevalezca el sistema de equilibrio,
la paz será, como ha sido siempre, una tregua entre guerras, pero, de un lado la experiencia
histórica no es constrictiva o necesaria, de otro, no se excluye que el proceso de
democratización del sistema internacional venza el desafió. La historia humana es ambigua
y ofrece repuestas distintas según quien la interpreta.

115
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Bonfil Batalla, Guillermo (1997). “El problema de la cultura nacional”;


en: MEXICO PROFUNDO. México, Editorial Grijalbo, pp. 101-111.

I EL PROBLEMA DE LA CULTURA NACIONAL


En las páginas anteriores se han ofrecido los argumentos que llevan a la conclusión de que
la sociedad mexicana se compone de un abigarrado conjunto de pueblos de grupos sociales
que poseen y practican, cada uno de ellos, una cultura específica y diferente de las demás.
El grado de divergencia cultural varía, según los casos que se decida comparar, desde
matices locales que no alteran la pertinencia a una misma cultura básica, hasta el contraste
entre formas de vida radicalmente diferentes, orientadas por proyectos históricos
esencialmente distintos. La argumentación también se ha encaminado a mostrar que la
diversidad cultural de Mexicano puede entenderse en términos de desniveles culturales, es
decir, que no se trata de expresiones de una misma cultura que difieren entre si debido a la
posición que ocupa cada grupo o segmento social dentro del conjunto, lo que determina un
acceso mayor o más restringido a los bienes y prácticas de una cultura común. Este
fenómeno, las diferencias culturales debidas a la estratificación social, esta sin duda
presente en la dinámica cultural del país. Pero de ninguna manera es el factor que permita
explicar la diversidad cultural de nuestra sociedad. Mucho más allá de las diferencias
coyunturales, lo que ésta en el fondo explica la inexistencia de una cultura mexicana única
es la presencia de dos civilizaciones que, ni se han fusionado para dar lugar a un proyecto
civilizatorio nuevo, ni han coexistido en armonía fecundándose recíprocamente.
Por lo contrario entre las culturas de estirpes mesoamericana y de las sucesivas
variedades de la civilización occidental que han adquirido hegemonía entre los grupos
dominantes de la sociedad mexicana, no ha habido ninguna convergencia sino oposición.
La razón es simple y es una sola: los grupos sociales que han detentado el poder ( político,
económico, ideológico) desde la invasión europea hasta el día de hoy, afiliados por
herencia o por circunstancia a la civilización occidental, han sostenido siempre proyectos
históricos en los que no hay cabida para la civilización mesoamericana. La posición
dominante de estos grupos, originada en el orden testamentario de la sociedad colonial se
ha expresado en una ideología que solo concibe el futuro (el desarrollo, el progreso, el
avance la revolución misma) dentro del cauce de la civilización occidental. La diversidad
cultural y de manera específica, la presencia múltiple de la civilización mesoamericana ha
sido entendida siempre, necesariamente dentro de ese esquema, como un obstáculo que
impide caminar por el único sendero cierto hacia la única meta valida. La mentalidad
heredada del colonizador no permite ver o inventar cualquier otro camino: la civilización
mesoamericana, no se da por muerta, o debe morir cuanto antes, porque su condición,
según la mirada del colonizador, es de indiscutible inferioridad y no admite futuro propio.
La presencia de dos civilizaciones distintas implica la existencia de proyectos
históricos diferentes. No se trata simplemente de propuestas alternativas dentro del marco
de una civilización común, propuestas que podrían alterar en muchos ordenes la realidad
actual pero que no cuestiona los objetivos últimos ni los valores profundos que todos
comparten en tanto participes del mismo proyecto civilizatorio. Se trata, en cambio, de
proyectos diferentes que descansan en formas distintas de concebir el mundo en la
naturaleza la sociedad y el hombre que postulan diferentes jerarquías de valores; que no
tienen las misma aspiraciones ni entienden de la misma manera lo que significa la
realización plena del ser humano; son proyectos que expresan dos sentidos de trascendencia

116
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
que son únicos, y por lo tanto, diferentes. Por todo ello, los proyectos de unificación
cultural nunca han propuesto la unidad a partir de la creación de una nueva civilización que
sea síntesis de las anteriores, sino a partir de la eliminación de una de las existentes (la
mesoamericana, por supuesto) y la generalización de la otra.
La empresa colonizadora se empeñó en destruir la civilización mesoamericana sin
más límite que el que imponía sus propios intereses. Allí donde fue necesario, se liquidaron
pueblos enteros. Donde, por el contrario, se requirió la fuerza de trabajo de los indios, se les
mantuvo social y culturalmente segregados y se crearon, indirecta y contradictoriamente,
las condiciones mínimas para la continuidad de la civilización mesoamericana pese al brutal
descenso de la población durante las primeras décadas de la invasión, una de las catástrofes
demográficas más violentas y terribles en la historia de la humanidad. Por su naturaleza
intrínseca, el régimen colonial no podía plantarse un proyecto de fusión cultural que
amalgamara las vertientes civilizatorias de Mesoamérica y occidente. La ideología que
pretendía justificar la colonización como una cruzada de redención, revela precisamente la
convicción de que el único camino hacia la salvación era el trazado por la civilización
occidental. La occidentalización del indio, sin embargo resultaba contradictoria con la
terca y el primordial necesidad de mantener una clara distinción entre los colonizados ( los
indios) y los colonizadores europeo, porque si los indios hubiesen dejado en serlo por
incorporarse plenamente a la civilización occidental, habría dejado de existir la
justificación ideológica de la dominación colonial. La segregación y la diferencia son
consustánciales a toda sociedad colonial. La unificación, en cambio, bien sea por la
asimilación del colonizado a la cultura dominante, o bien como proyecto improbable de
fusión de civilizaciones, niega de raíz el orden colonial.
El surgimiento y la consolidación de México como un Estado independiente, en el
transcurso turbulento del siglo XIX, no produjo ningún proyecto diferente, nada que se
aparte de la intención última de llevar al país por los senderos de occidente las luchas entre
conservadores y liberales expresan solo concepciones distintas de cómo alcanzar esa meta,
pero en ningún momento la cuestionan. Al definir la nueva nación mexicana se la concibe
culturalmente homogénea, porque en el espíritu (europeo) de la época domina la convicción
de que un Estado es la expresión de un pueblo que tiene la misma cultura y la misma
lengua, como producto de una historia común de ahí que la intención de todos los bandos
que disputaba el poder, haya sido la de consolidar la nación, entendiendo por esto la
incorporación paulatina de las grandes mayorías del modelo cultural que había sido
adoptado como proyecto nacional. ¿Cuál era ese modelo en torno al cual debería unificarse
la nación mexicana? Era un modelo netamente occidental. Y no podía ser de otra manera
puesto que los grupos dirigentes, los que se abrogaban el derecho de definir los derroteros
de la nación naciente, era la minoría que heredaba las orientaciones de la civilización
occidental trasplantada a estas tierras por los antiguos colonizadores. Libertad, sí; mayor
justicia, igualdad de derechos, sí; pero todo encaminado a la transformación de la sociedad
mexicana en una nación “moderna” según los moldes de la civilización occidental. La
inmensa mayoría de los mexicanos vivía fuera de ese molde porque vivía una civilización
diferente. Consolidar la nación significo, entonces, plantear la eliminación de la cultura real
de casi todos, para implantar la eliminación de la cultura real de casi todos, para implantar
otra de la que participaban solo unos cuantos. Y ese modelo a imponer no era en ningún
sentido una etapa superior, un escalón necesario y natural al que antes hubieran podido
acceder las culturas de las grandes mayorías de no haberlo impedido la injusticia y las
restricciones del régimen colonial; no, era un modelo diferente, era otra civilización.
En los términos en que se aborda aquí el problema de la cultura nacional, los
caminos que se recorren a partir del triunfo de la Revolución tampoco significan un cambio

117
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

de rumbo. El desarrollismo y la modernización siguen la línea de la sustitución cultural


dentro de un modelo occidental cuyo ejemplo prístino esta ahora más cercano: en los
Estados Unidos. Ya se adelantaron en el capitulo anterior algunas consideraciones sobre la
formulación ideológica oficial en torno a la cultura nacional que se afirma como una cultura
mestiza; volveré sobre ese punto más adelante. Aunque los caminos emprendidos se cierran
abruptamente o llevan al borde del precipicio, los empeños de las capas dirigentes siguen
comprometidos en alcanzar metas que corresponden a los paradigmas de la civilización
occidental. Ente el desastre, se admite cuestionar las estrategias y criticar los
procedimientos, pero nunca imaginar siquiera que puede haber alternativas el proyecto
global.
El único proyecto que en algún momento tuvo la posibilidad de convertirse en
proyecto nacional alternativo –dejando aparte, por el momento, la resistencia permanente y
las luchas incesantes de lo pueblos indios- fue el que postulo el movimiento encabezado por
Emiliano Zapata. La defensa de los pueblos, su orientación agraria, su no renuncia a las
formas reales de la vida forjadas a través de los siglos, le otorgan al movimiento zapatista
un lugar especial, diferente dentro de las corrientes que conformaron la Revolución
mexicana. Hubo otros grupos, sin duda, que actuaron en el mismo sentido profundo; pero
ninguno alcanzo la trascendencia y al repercusión nacional que tuvo en su momento la
revolución suriana. Sin embargo, mas que a Porfirio Díaz la Revolución derroto a Emiliano
Zapata. Sin restar importancia a los contenidos agraristas de la Constitución de 1917 y sin
negar los meritos de los mejores momentos de la Revolución hecha gobierno, como el
periodo cardenista, es necesario reconocer que la esencia misma del proyecto zapatista fue
eliminada y que solo se incorporaron en el programa triunfante de la Revolución aquellas
demandas que parecían ser compatibles con las metas que finalmente definieron el carácter
de la Revolución vencedora. Y digo los que parecían ser compatibles, por que al correr de
los años y cada día mas, se han dado retrocesos en la política agrarista formulada
inicialmente lo que muestra sin lugar a dudas que el proyecto adoptado es mas incompatible
con los postulados zapatitas de lo que se creyó en su primer momento. Y eso que solo se
aceptaron demandas aisladas, pero nunca el programa de fondo que les daba sentido y
hondura.
Es inevitable una primera conclusión. Los grupos dirigentes del país, los que toman
o imponen las decisiones mas importantes que afectan al conjunto de la sociedad mexicana
nunca han admitido que el avance pueda consistir en la liberación y el estimulo de las
capacidades culturales que realmente existen en la mayoría de la población. Nunca se han
planteado que el desarrollo signifique precisamente crear las condiciones para que crezcan
y fructifiquen con plenitud las diversas culturas indias, regionales y populares que han
hecho posible la sobrevivencia de la inmensa mayoría de los mexicanos. Una mentalidad
colonizada, sustentada en una orden de dominación que los beneficia, ha impedido a esos
grupos diferentes considerar cualquier alternativa cultural que se aparte del esquema
accidentalizado que asumen rígidamente por incapacidad, por conveniencia, por sumisión,
o en el mejor de los casos, por simple ceguera ante la realidad propia
Lo que se ha propuesto como cultura nacional en los diversos momentos de la
historia mexicana puede entenderse como una inspiración permanente por dejar de ser lo
que somos. Ha sido siempre un proyecto cultural que niega la realidad histórica de la
formación social mexicana y, por lo tanto, no admite la posibilidad de construir el futuro a
partir de esa realidad. Es un proyecto sustitutivo, en todos los casos; el futuro está en otra
parte, en cualquier parte, menos aquí mismo, en esa realidad concreta. Por lo tanto la tarea
de construir una cultura nacional consiste en imponer un modelo ajeno, distante, que por sí

118
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
mismo elimine la diversidad cultural y logre la unidad a partir de la supresión de lo
existente. Según esta manera de entender las cosas, la mayoría de los mexicanos solo tiene
futuro a condición de que dejen de ser ellos mismos. Ese cambio de concibe como un corte
definitivo, dejar de ser para ser otro; nunca como una actualización que provendría de una
transformación interna, de una liberación de culturas que han estado sujetas a las presiones
múltiples de la dominación colonial durante cinco siglos. La historia constitucional de
México es uno de los ejemplos que ilustra de manera abrumadora ese planteamiento
esquizofrénico, porque ha conducido en todos los casos a la construcción jurídica de un
estado ficticio, de cuyas normas y prácticas queda excluida la mayoría de la población.
¿Dónde si no, esta la razón de contradicciones tan evidentes como que el individualismo y
el igualitarismo en que se empeñaron los liberales del siglo pasado hayan conducido, sin
solución de continuidad, a la consolidación de los sistemas de servidumbre en las haciendas
porfirizas? ¿Como se explica una legislación anticlerial convertida en letra muerta, en
ficción pura, para dar paso a un acuerdo tácito con la iglesia que resulta ser la negación
misma del espíritu de las leyes? ¿Cómo entender, si no es a condición de admitir la gran
fricción dominante, un sistema de elecciones democráticas que descansa en el
reconocimiento de los partidos políticos como único vehículo legitimo de la participación
electoral ciudadana, en un país en que la absoluta mayoría de la población no limita en
ningún partido ni ejerce el derecho al voto? Se buscaría en vano un solo ejemplo que
mostrarse la intención de conocer y reconocer los sistemas reales que se emplean en los
diversos grupo de la sociedad mexicana para obtener y legitimar la autoridad, con el fin de
estructurar un sistema nacional en el que esas formas locales tuviesen cabida y, al mismo
tiempo encontrasen los estímulos y las posibilidades para su progresiva actualización, no
hay tal; el país se requiere moderno ya, por virtud de la ley y si la realidad marcha por otros
caminos es una realidad equivocada e ilegal
Esta ficción esquizofrenica, manifiesta en todos los ordenes de la vida y la cultura
del país, acarrea consecuencias cuya gravedad parece no inquietar a los propulsores del
México imaginario. En primer termino, la ficción produce la marginación de las mayorías,
esta si una marginación real y no imaginaria. Los participantes del México “que debe ser”
han sido siempre una minoría. Los demás, todos los demás, quedan excluidos por decreto y
su participación en los procesos teóricamente democráticos queda reducida en el mejor de
los casos, a un mero formulismo externo, ajeno a su vida real, ficticio en la ultima instancia.
Las normas que se pretende que rijan la vida del país en todos los ordenes están concebidas
con base en una matriz cultural de la que solo participa una minoría de mexicanos, a partir
de ese núcleo dirigente y en función de sus intereses y tendencias, variables a lo largo del
tiempo auque siempre dentro del cauce de la civilización occidental, se impulsan esfuerzos
en diversas direcciones para integrar a otros sectores de la sociedad a las conductas que el
modelo presupone. Para ser ciudadano mexicano en el sentido pleno del termino, no basta
haber nacido en este suelo y no haber renunciado a la nacionalidad de nacimiento: para los
muchos es condición adicional (no expresada en la ilusión ajena jurídica) aprender una
cultura ajena a la que enmarca y da sentido a su vida concreta, cotidiana, porque su cultura
propia resulta ilegitima en el contexto del México imaginario. No es, entonces, una
marginación que se exprese únicamente en una mayor acceso a bienes y servicios, sino que
es una marginación total, una exclusión de la forma propia de vivir. Gran parte de los
mexicanos queda así sometida s una condición en la cual, o permanece al margen de la vida
nacional , vinculada únicamente por las relaciones mínimas inevitables entre su mundo real
y el otro que se presenta como ajeno y externo: o vive una situación doble, también
esquizofrenica, cambiando de mundo y de cultura según las circunstancias y las
necesidades; o se ve obligada finalmente, a renunciar a su ser de origen para intentar ser

119
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

aceptada plenamente en el México imaginario de la minoría.


La noción de democracia, establecida hace dos siglos como una de las aspiraciones
vertebrales de la civilización occidental, se convierte, al ser trasplantada mecánicamente
como postulado del México imaginario en una serie de mecanismos de exclusión que
trasforma al pueblo real en no-pueblo. Una curiosa democracia que no reconoce la
existencia del pueblo y se plantea, en cambio , la tarea de crear al pueblo para después,
seguramente, ponerse a su servicio. Una sorprendente democracia de la minoría, un
proyecto de nación que parte de considerar ajenos a los grupos mayoritarios del país. Un
proyecto, en fin, que vuelve ilegítimos el hacer y el pensar de los mas de los mexicanos: el
pueblo termina siendo el obstáculo para la democracia`
Una segunda consecuencia es también inevitable. Al hacer tabla rasa de la realidad,
se renuncia a poner en juego la mayor parte del capital cultural de la sociedad mexicana. Se
genera una imposibilidad absoluta para reconocer, valorar y estimular el desarrollo del
extenso y variado patrimonio cultural que la historia ha puesto en manos de los mexicanos.
Sigue presente la vieja ceguera colonial, la noción de que aquí no hay nada con lo que se
pueda construir un futuro. Si hay que hacer al pueblo para que sustituya al no-pueblo, lo
consecuente es hacer también una cultura que sustituya a las no-culturas existentes. Los
elementos que deberán conformar ese nuevo acervo cultural no esta aquí: son artículos de
importancia (ideas, conocimientos, aspiraciones, tecnología; el quehacer y el saber hacerlo).
Otra vez la ímproba tarea, no de transformar la realidad, sino de sustituirla.
Todas las capacidades acumuladas y pulidas a lo largo de los siglos, es decir, todo el
patrimonio cultural del México profundo, pasa sin mas, a la categoría de lo inútil. Pareciera
como si generación tras generación, siglo tras siglo los de aquí solamente hubieran
recorrido un camino equivocado que ya llego a su fin. Aquella historia, según las pautas del
México imaginario, no fue realmente una historia; ni siquiera parte de la historia. Fue, por
lo visto, una aberración, un sinsentido. El saldo que arroja ( las culturas vivas que norman y
hacen posible la existencia de millones de mexicanos ) queda en números rojos; no solo es
útil y ajeno al proyecto de cultura nacional, sino que resulta ser un lastre que debe
removerse para emprender el camino correcto a partir de cero, desde la inocencia total, sin
memoria. La propuesta no es ni siquiera el despilfarro sino la renuncia suicida a lo que se
tiene
El perverso esquema del desarrollo imaginario, por ejemplo, intenta reducir la
actividad útil de los individuos a una sola dimensión mecánica; la fuerza de trabajo,
aplicable indistintamente a cualquier tarea. Todas las capacidades que encuentran espacio y
condiciones para desarrollarse simultáneamente en el contexto comunitario de la vida
indígena y campesina, quedan excluidas y sin aprovechamiento en un modelo cultural de
relaciones de trabajo que no contempla entre sus metas la realización plena de las
potenciales individuales y colectivas. Los ejemplos pueden multiplicarse y hallarse en todos
los aspectos de la vida nacional: y empeño permanente de ignorar las capacidades creadas
por el México profundo y una absoluta indiferencia ante el reto y la promesa que
significaría la elaboración de un proyecto que buscara el desarrollo de esas capacidades y
no su castración.
La pregunta es inevitable: ¿cómo llegamos a donde estábamos? Resulta claro que la
esquizofrenia en que debate la cultura nacional es la expresión actual de un largo proceso
histórico cuyo origen se encuentra en la instauración del régimen colonial, hace casi 500
años. A partir de ese momento puso en marcha un sistema de control cultural mediante el
cual se fueron limitando las capacidades de decisión de los pueblos colonizados y se le fue
arrebatando el control sobre muchos de sus elementos culturales, aquellos que en cada

120
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

momento histórico resultaban de interés para la sociedad dominante. Conviene subrayar


que el sistema de control cultural abarca todas las dimensiones de la vida social y se refiere
a la posibilidad de decidir, en cualquier circunstancia, sobre la forma de poner en juego los
elementos culturales que son indispensables para cualquier acción. El estudio del proceso
histórico que ha dado por resultado el actual sistema de control cultural no puede limitarse,
en consecuencia, aun solo aspecto de la actividad social, como seria, por ejemplo la
enajenación de bienes y productos nacionales o el empleo la fuerza del trabajo de los
pueblos colonizados en beneficio, primero, de los colonizadores y, posteriormente, de sus
epígonos nacionales. Tales mecanismos de explotación económica han jugado, sin duda, un
papel de primera importancia en la historia de la dominación; pero el sistema de control
cultural que los ha hecho posible, es un aparato mucho mas complejo, diversificado y total,
cuya comprensión exige introducir otros criterios de análisis, mas allá de los puramente
económicos.
El hecho de que el sistema de control cultural sea un fenómeno total, no implica que
todas las decisiones queden concentradas en un solo grupo o clase de la sociedad. Ahí.
Ciertamente tenderán a ubicarse las decisiones que el sector dominante de la sociedad
considere fundamentales, las que de alguna manera expresan su razón de ser y su proyecto.
Pero los grupos subalternos conservan también capacidades de decisión en los ámbitos de
su cultura propia. Estos reductos se modifican, se amplían o se estrechan, según se
transformen las condiciones y las fuerzas que conforman el sistema de control cultural en
su conjunto. Desde esta perspectiva, la dinámica histórica puede entenderse como una lucha
incesante de los grupos sometidos por conservar y ampliar los ámbitos de su cultura propia
( aquellos en los que tiene capacidad de decisión sobre los elementos culturales requeridos
para la actividad social), frente a los intentos de la sociedad dominante por ampliar y
consolidar su propio espectro de control cultural, en función de sus intereses y necesidades.
Este proceso se presenta con mayor nitidez en las sociedades plurales de origen colonial,
como la mexicana, porque existen culturas diferentes que distinguen a los pueblos
subalternos de la sociedad dominante; en tal situación, la lucha por los espacios propios
dentro del sistema global de control cultural expresa, simultáneamente, el enfrentamiento
de culturas y proyectos culturales diferentes y la lucha por una mayor participación en las
decisiones dentro del sistema de control cultural en su conjunto.
Sobre estas líneas apuntadas aquí en forma esquemática para ubicar inicialmente al
lector en la perspectiva teórica que subyace en los siguientes capítulos, se intentara
presentar una visión general de los momentos centrales y los mecanismos mas importantes
que han ido configurando y transformando el sistema de control cultural en México durante
el ultimo medio milenio. no se trata como ya se anoto al principio de esta segunda parte, de
hacer una síntesis histórica, tarea por demás desorbitada en el contexto de esta obra, sino de
apuntar hacia una manera de reflexionar sobre nuestra historia que ponga en el centro de la
atención el problema de la realidad cultural de México, entienda como el resultado de las
historias concretas de diversos pueblos, ligadas entre si pero, al mismo tiempo, obedientes a
determinantes propias y particulares de cada uno de ellos. Mas que ofrecer resultados, las
paginas siguientes proponen una tarea a futuro que aspiraría a ser colectiva y cada vez mas
amplia: analizar con una mentalidad abierta como llegamos a donde estamos, para
fundamentar, sobre esa base, cual es el mejor camino para salir de donde estamos. Mas allá
de los problemas coyunturales, por agobiantes y dramáticos que sean, se propone una
reflexión en términos de civilización que nos permita superar la esquizofrenia a que ha
dado lugar el desencuentro entre el México profundo y el México imaginario

121
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

TOURAINE, Alain “¿NUEVOS MOVIMIENTO SOCIALES?”; en: cómo salir del


liberalismo. México, Editorial Paidos, pp. 17-31; 33-52; 53-80

NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES?

CONTRASENTIDOS

No es posible, tres años después de la gran huelga en diciembre de 1995, dirigir los
instrumentos del análisis a ningún movimiento social, antiguo o nuevo, sin reflexionar
previamente sobres esta movilización. No solamente en razón de su importancia, sino
porque supuso el punto de partida de cierta construcción ideológica que se desarrollaría con
inusitada rapidez, teniendo en cuenta que partía de cero. Esto es algo más sorprendente y
lamentable si se advierte que en ese mismo momento estaban tomando cuerpo un serie de
movimientos sociales reales que, a decir verdad, se encontraban en proceso de formación
desde hacía bastante tiempo. El contrasentido que señalo es doble: una percepción errónea
sobre la verdadera naturaleza del movimiento huelguista de 1995 y cierta incapacidad a la
hora de advertir la novedad de unos movimientos sociales en proceso de formación.
Quienes veían en el apoyo masivo de la opinión pública a la huelga de diciembre de
1995 cierto signo de renovación de la lucha de clases, o incluso del espíritu de lucha
sindical, tomaban sus deseos por realidades. Aunque es cierto que la opinión pública,
angustiada e irritada por el nivel de desempleo y por la precariedad apoyó por esa época
todas las huelgas, y éstas aún con mayor firmeza que cualquier otra, con el fin de
manifestar su descontento, y el verdadero sentido de la huelga de diciembre de 1995 viene
dado por el agotamiento y la descomposición de eso que Guy Groux ha llamado el bloque
social, es decir, de la gestión por parte del Estado de la dinámica social, y en particular a
cuanto se refiere al mundo del trabajo. Se trata de un modelo típicamente francés que ha
tenido como consecuencia la excepcional debilidad de nuestros sindicatos, puesto que
señala al Estado como el principal garante de un progreso social que debe incrementarse ( y
que en efecto se ha incrementado), sin tomar en verdadera consideración la situación
económica ni la capacidad de negociación de los asalariados. Tal modelo, que siempre ha
hecho triunfar a las fuerzas políticas, y sobre todo al Estado, sobre las fuerzas sociales o
económicas, está agotado desde hace tiempo. De hecho, ahora el Estado no es el principal
dinamizador de la economía. Ya en 1981 era un espejismo pensar que las nacionalizaciones
en bloque pudieran favorecer la modernización económica, pero en los años noventa,
mientras las empresas francesas progresan en los mercados internacionales, resulta evidente
que la acción económica del Estado ha de consistir primordialmente en administrar (cada
vez peor) sus propios sectores de acción.
Paralelamente, en el plano social las tareas del Estado, después de haber apostado
por una política dinámica de empleo y de creer en el papel igualitario de la educación, se
reducen desde hace bastante tiempo a la protección de los sectores bajo su control, a
imponer al conjunto de la nación la mayor parte de los costos de jubilación del sector
público y de las subvenciones de las empresas de ese sector, y a permitir, al igual que el
sector privado, la penetración del trabajo temporal e interino. Un Estado como éste no
concede a la educación más que un papel secundario en la formación y la reconversión de
los asalariados, y consolida los mecanismos conservadores que sirven para el reclutamiento
de las élites políticas.

122
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Por esta razón Francia se encuentra privada casi por completo de sindicatos y
gobernada por un Estado debilitado. Desde este punto de vista, la huelga de 1995 no
significó el nuevo momento de desarrollo del sindicalismo, como en seguida quedó
demostrado, sino que en todo caso esa huelga sancionó el fracaso de un sistema de gestión
de la economía y de las relaciones laborales que desde hacía mucho tiempo se demostraba
ineficaz e incluso perjudicial. Sobre todo, resquebrajó la creencia deque la apertura
económica y la integración social son dos ideas absolutamente contradictorias.
Esta interpretación no cuestiona ni por un instante las motivaciones de todos
aquellos que, mayoritariamente, apoyaron con firmeza la huelga, ni por supuesto la
voluntad del Estado por acabar con el deterioro de la situación social (ni tampoco el punto
de vista moral de la opinión pública). Pero se opone a esa otra interpretación de quienes en
ese momento pretendieron incrementar la responsabilidad del Estado en tanto que gestor de
la economía y de la sociedad, lo que no se podía hacer sin poner en peligro la actuación de
los actores económicos y sociales.
Por otra parte, sostengo que, entre 1995 y 1998, ha quedado cada vez más claro que
los conflictos más significativos se han desplazado del terreno de los derechos sociales al
de los derechos relacionados con los factores culturales. Sobre estos dos asuntos versará el
siguiente capítulo.

DE LAS LUCHAS CLÁSICAS A LAS NUEVAS LUCHAS

Cuando se habla de movimientos sociales sin más precisiones, se suele sugerir que
las luchas sociales demuestran tener cierto rasgo común y que éste encuentra fundamento
en el rechazo de cierta política liberal cuyas consecuencias son bien conocidas:
subordinación de la vida social a la lógica aplastante de esa globalización que asedia a los
trabajadores, aumento del paro, una Seguridad social amenazada y el debilitamiento de la
capacidad de acción del Estado. ¿Quién, desde luego, no defendería la Seguridad social o el
mantenimiento de los salarios? ¿Quién no se opone al paro y a la precariedad laboral? Pero
tales declaraciones de principios no sólo no suponen por sí mismas ninguna solución al
problema, sino que ignoran el número de movilizaciones populares que, sin ser indiferentes
a estos objetivos, presentan otra naturaleza: algunas de tales movilizaciones pretenden que
sean reconocidos los derechos culturales.
No trataremos aquí de algunos movimientos que se podrían denominar como
clásicos, que serían aquellos que concentran sus esfuerzos en la defensa de las condiciones
laborales y salariales. En los últimos años, el movimiento de los camioneros ha sido el más
relevante de entre éstos, y ha contado con el apoyo de la población, a pesar de los
inconvenientes que le ha causado, puesto que el número de horas de trabajo pasadas en las
carreteras parece escandaloso en el país en el cual el tiempo semanal oficial es de treinta y
nueve horas, aunque pronto se verán reducidas a treinta y cinco. En resumen, que el hecho
de que este movimiento se pueda encuadrar dentro del tipo clásico no reduce en nada su
importancia.
Otros muchos movimientos se han puesto en marcha dentro de las empresas y de los
servicios públicos, sin relación alguna con la lógica liberal: han entrado en actividad dentro
de la RATP y de EDF. En el caso de la SNCF, las causas han sido el sistema de jubilación
de los ferroviarios y la forma de financiamiento de la Seguridad social. El movimiento de
internos y de directores de clínica estaba todavía menos dirigido contra determinada
política liberal, puesto que se proponía la mejora no tanto de las condiciones laborales de
los médicos en los hospitales (bastante lamentable, por cierto) como sus niveles de

123
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
remuneración por la Seguridad Social en el sector privado. Nada que comentar, por otro
lado, sobre la naturaleza de los movimientos surgidos en Air France. El movimiento de
parados resulta ser, por último, casi el único que tiene relación con la situación económica,
y ya volveré sobre él, pero su importancia y resonancia se ha ido reduciendo en parte.
Por el contrario, lo que resulta sorprendente desde comienzos de los años ochenta es
que los movimientos que han impactado con mayor fuerza a la opinión pública por su
contenido, y no sólo por su contexto, han sido habitualmente los movimientos formados en
defensa se los derechos relacionados con la cultura. Por eso comenzaré por recordar los
movimientos de los beurs y de los militantes antirracistas, y después los de los
homosexuales, vinculados con la lucha contra el sida. Entre los movimientos de los «sin»,
destaca evidentemente por su importancia, y con mucho, el de los «sin-papeles», y a él
volveremos más tarde.
¿Qué significa esta evolución? Significa claramente que los problemas laborales y
salariales han perdido relevancia, pero que la formación de nuevos actores, y por
consiguiente el renacimiento de la vida pública, pasa a menudo por la reivindicación de una
serie de derechos culturales, y que ese género de luchas, más que los movimientos
directamente opuestos a la lógica liberal, es el que merece el nombre de «movimientos
sociales», si bien es cierto que no existe movimiento social alguno en el cual la
reivindicación que contiene no se acompañe de un rechazo.
¿Pueden construirse acciones colectivas, o mejor aún, movimientos sociales sobre la
base de la privación, de la dependencia o, sencillamente, sobre la miseria? Hay quien
responde que es evidente que sí, y añaden: ¿sobre qué otra cosa podrían fundarse? ¿No fue
acaso la explotación laboral el origen del movimiento obrero, la dominación colonial la que
hizo surgir los movimientos de liberación nacional o el imperio de lo masculino el que
suscitó el movimiento feminista?
Tales posturas, que se prodigan al abrigo de la evidencia, sin embargo no resisten el
menor análisis. Para que se originen esos movimientos no basta con que se opongan a
determinada forma de dominación; es necesario, por contra, que reivindiquen también
determinados atributos positivos. Los sindicalistas han defendido el trabajo y el empleo en
contra de la explotación capitalista; cierta conciencia de identidad nacional o cultural ha
animado a los movimientos anticolonialistas; la afirmación de una personalidad propia
impulsó a las mujeres en su lucha contra la dependencia masculina. Hace falta, por
consiguiente, que la lucha no esté dirigida solamente contra el orden imperante, sino que
actué en nombre de valores considerados esenciales por el conjunto de la sociedad. En
nombre del progreso y de la sociedad industrial el mundo obrero se opuso a los patrones; en
nombre de la autodeterminación, y por tanto de la libertad, fue combatida la dominación
colonial. En nombre de la liberación del cuerpo y de la sexualidad el movimiento feminista
causó impacto en toda la sociedad. Pero más allá de estas posiciones sobre la naturaleza de
los movimientos sociales, se hace preciso preguntarse por sus mecanismos de formación y
por las «enfermedades infantiles» que les son propias, y al mismo tiempo por cuáles son los
obstáculos que se oponen a su maduración.
El recurso a la violencia y una dependencia extrema en lo referente a sus apoyos
exteriores son los dos principales peligros que amenazan la formación de los nuevos
movimientos sociales. No resulta sencillo proteger a estos movimientos en período de
formación de los grupos exteriores que buscan utilizarlos en su propio beneficio o de la
violencia que los puede destruir desde su interior. Estas debilidades y enfermedades están
presente en todos los movimientos de los «sin»: «sin-techo»,«sin trabajo»,«sin papeles».
Pero aún más fundamental resulta intentar reconocer, a la inversa, en ciertas actuaciones
que parecen fundadas sobre la simple privación de una cualidad, la presencia de algunas

124
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
reivindicaciones positivas, y por lo tanto de conflictos importantes que les sitúen en el
corazón de la sociedad y de la cultura, cosa que no ha de ser óbice para denunciar las
posibles desviaciones, y en especial cualquier manipulación política o ideológica como ésas
de las que suelen ser víctimas estos movimientos, todavía poco autónomos.
En las movilizaciones contemporáneas lo más notable y característico proviene de
su voluntad de ruptura, de rechazo y de denuncia. Estos movimientos de repulsa están
dirigidos contra la injusticia, contra lo intolerable. Pero a partir de ese rechazo de un orden
por naturaleza excluyente se ven obligados a elegir entre dos caminos distintos: el primero
es el que conduce a la formación de actores sociales autónomos, si es que, como grupos en
general minoritarios que son, logran asociar sus reivindicaciones particulares con la defensa
de ciertos principios reconocidos por la sociedad y más concretamente con determinados
derechos; el otro puede llevarse a depender de fuerzas políticas o ideológicas que no
confían en la posible formación de actores autónomos y que se arrogan ellas mismas la
función de vanguardias cuya tarea consiste en dotar de sentido, y en ocasiones incluso de
organización, a simples «fuerzas» o «masas» incapaces de acceder por sí mismas a su
propia conciencia. En las acciones colectivas que se han desarrollado en el curso de los
últimos años se pueden distinguir tres componentes: las primeras revueltas, el recurso a un
principio general de legitimidad y, en dirección opuesta, la instrumentalización de la acción
colectiva por parte de esas vanguardias poderosas y experimentadas.
Es fácil arrojar luz sobre el primer y último de estos componentes. El primero es el
más diáfano: todas sus acciones van acompañadas de actos de trasgresión y del rechazo de
la regla general (se ocupan edificios vacíos y despachos administrativos, se convocan
manifestaciones en la calle). El último, la dependencia, se caracteriza por la debilidad de
sus actuaciones; tanto hoy como ayer, los grupos con una ideología, ya sea de intelectuales
o religiosos, se atribuyen la misión de definir su sentido. Pero resulta más compleja y
también más importante intentar explicar eso que, a partir de ciertas acciones, autoriza al
analista a hablar de movimientos sociales, ya que su novedad y originalidad suele ser
grande.
Los movimientos de las sociedades industriales, y el movimiento obrero en primer
lugar, solían hablar como representantes de la historia, el progreso, de la sociedad
comunista; en otras palabras, de un porvenir deseable e incluso necesario. Pero el siglo XX
se ha visto demasiado dominado por regimenes totalitarios que anunciaban una sociedad
perfecta y un hombre nuevo para que, ahora, se pueda continuar creyendo en tales utopías
de tan catastróficas consecuencias. Por el contrario, contamos con una viva conciencia de la
fragilidad que rodea a nuestras sociedades, amenazadas tanto por su propio desorden como
por la destrucción de su entorno. Estamos en oposición con la proliferación de ciertas
técnicas y con el liberalismo desenfrenado, pero, al mismo tiempo, con la obsesión
identitaria de algunos comunitarios que se quieren imponer en nombre de la resistencia a la
dictadura del mercado. La defensa de los derechos culturales y sociales de los individuos y
de las minorías es, actualmente, el objetivo primordial de los movimientos sociales que se
oponen tanto al imperio del mercado como a la dominación de los movimientos de
inspiración comunitarista. Estos movimientos ya no hablan en representación de la
sociedad perfecta, ni miran tampoco hacia el provenir; más bien luchan por la defensa del
derecho de todos a una existencia libre y «humana». Tal es la forma que adquiere hoy día el
principio general sobre el que descansan todos los movimientos sociales: el derecho a la
igualdad cultural.
De las diversas acciones colectivas que hemos tenido ocasión de conocer durante los
últimos años, y más allá de los momentos iniciales que conforman una movilización vamos
a intentar analizar ahora dos aspectos]: por un lado, la influencia ideológica que los

125
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
deforma y los sofoca, y por otra esa nueva reivindicación de los derechos de individuos y
de ciertos grupos despreciados por el (des) orden dominante, castigados por la desigualdad
y la exclusión. No es difícil darse cuenta de la debilidad que amenaza a tales acciones;
aunque, por contra, se hace necesario comprender las innovaciones sociales y políticas que
portan en su interior, por limitadas y escasas que parezcan o, como a menudo sucede, estén
dirigidas pro grupos ajenos o exteriores a ellas.

LOS BEURS

A partir del momento en que los inmigrantes, llegados sobre todo del Magreb,
dejaron de ser considerados trabajadores y en el que Francia comienza, en 1974, a limitar la
inmigración y a cerrar sus fronteras, estos inmigrados (y en especial los de segunda
generación, los hijos nacidos en Francia) conocieron un proceso de integración bastante
rápido, aunque chocaron no obstante con el rechazo de importantes segmentos de la
población, que rebasaba ciertamente el número de simpatizantes con que contaba el Frente
Nacional. Teniendo en cuenta esta situación, se podía prever la formación de algún tipo de
movimiento social que ligara la defensa de la identidad cultural, étnica o religiosa de la
minoría conformada por los inmigrantes con la lucha contra la xenofobia y el racismo,
llevada a cabo en nombre de los derechos (culturales) del ser humano.
Tal movimiento se formó en efecto, aunque se descompuso con bastante rapidez
para dejar paso a otras movilizaciones más puntuales, al mismo tiempo políticas y
mediáticas, contra el Frente Nacional. Repasemos los principales acontecimientos.

| Mientras las asociaciones de inmigrantes desfilaban por París en favor de la causa


kurda o kabila, en nombre de cierto republicanismo cada vez más restrictivo se organizaba
la lucha contra el Frente Nacional que, por su parte, se aprovecha del miedo y del rechazo
expresado hacia los extranjeros (rechazo suscitado por el aumento del paro y por la
desestructuración social de los suburbios del extrarradio). Esta evolución se produjo de
manera tan rápida y compleja que el recuerdo de la marcha de los beurs de 1983
desapareció casi por completo, y los espíritus más liberales se consolaran observando que,
una vez más, la sociedad francesa parecía ser capaz de absorber nuevas olas de inmigrantes
tras medio siglo de agitaciones. Sin embargo, ya se veía progresar la reislamización de los
jóvenes de origen árabe o africano.
Se pueden comprender las razones políticas por las cuales el miedo al terrorismo
islámico y la denuncia del Frente Nacional pasaron a ocupar el centro de interés. Pero lo
que ha quedado en el camino es un posible actor social y cultural en formación, apeado de
la ruta hacia su consolidación, y una Francia que, por miedo al multiculturalismo, se ha
permitido obliterar el reconocimiento de los derechos culturales de los inmigrantes de otras
minorías. Nuestro país había sido el primero en Europa en proclamar los Derechos del
Hombre, pese a reconocer los derechos sociales de los trabajadores con retraso; pero ha
sido muy lento en reconocer los derechos culturales, a pesar de las actuaciones positivas
que, en ese sentido, desarrollan algunos defensores declarados se la laicidad, como la Liga
de enseñanza.

CONTRA EL SIDA

El balance se muestra más positivo en este ámbito, porque las acciones se


vincularon desde el principio al reconocimiento público de los homosexuales en tanto que

126
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
agentes sociales y políticos. Un éxito tanto más notable por cuanto, como ha puesto de
manifiesto Fréderic Martel, los representantes de los homosexuales, desde el FHAR o
periódicos de tipo Gay Pied hasta los comerciantes ligados al mundo gay, recusaron
durante mucho tiempo la idea de movilizaciones con carácter propiamente homosexual
contra el sida, y ello a causa del miedo, muy republicano por otra parte, a señalarse a sí
mismo como «colectivo problemático». No fue, finalmente, hasta el momento en que se
reconoció la necesidad de alguna política de prevención que exigiera la participación activa
de los grupos sociales más concernidos ––homosexuales, drogadictos, receptores habituales
de sangre–– cuando hizo aparición cierta corriente de conciencia de colectivo, y ello gracias
en especial a Aides, asociación creada por Daniel Defert. Sus actividades, orientadas hacia
la consecución de objetivos concretos, se revelarían eficaces: prevención, pero sobre todo
ayuda a los enfermos, y lucha contra la discriminación y contra las reticencias por parte del
mismo cuerpo médico. Únicamente las limitaciones que la propia organización se impuso
le impidieron convertirse en instrumento de la afirmación homosexual, un objetivo en
relación al cual se expresó siempre con reservas.
Esta afirmación homosexual se operará a la vez bajo los efectos de las estrategias
más agresivas de Act Up, especialmente difundidas por los medios de comunicación, y a
través de espectaculares acciones y manifestaciones de carácter más festivo y comercial.

Las actividades de Act Up, tanto en Francia como en los Estados Unidos, es un claro
ejemplo de vanguardismo, cuyo espíritu de provocación encontraría amplio apoyo, si bien
éste contribuyó algo menos que la actuación más instrumentalizada de Aides a forjar cierta
conciencia de actores colectivos. Por otra parte, los homosexuales obtendrían finalmente su
reconocimiento en tanto que gays por el hecho de que el conjunto de la ciudadanía se sintió
acongojada al ver morir a tantos jóvenes, y también a causa del debilitamiento general de
las tradiciones normales morales. El Gay Pride fue durante algunos años el principal
órgano de expresión de esta conciencia homosexual que ahora se reivindicaba, antes de
decidirse en una serie de organizaciones con carácter más comercial.
El resultado final parece positivo. Los homosexuales han logrado ciertos derechos –
–aunque continúan luchando para obtener otros–– y han adquirido cierta conciencia cultural
como colectivo. Pero existen diversos elementos de ese movimiento que permanecen
aislados entre sí: Aides actúa con firmeza para alcanzar esa necesaria conciencia de sí
mismos; Act Up., sobre todo, combate a sus adversarios, aunque sus acciones menos
organizadas (pero muy apoyadas desde el exterior, en particular por el Partido Socialista)
han logrado cierto reconocimiento de los derechos culturales de los homosexuales. Se trata
de un éxito a medias que puede juzgarse como satisfactorio, puesto que los gays y las
lesbianas buscaran reconocimientos más que la transformación del conjunto de la sociedad.
Nos aproximamos sin embargo al momento en que, con el nacimiento del PACS ––
que concede cierto reconocimiento a las parejas homosexuales, en particular en materia de
herencia–– se produce un debate que pone sobre el tapete la discusión sobre algunas
actitudes fundamentales (¿hay que reconocer a las parejas homosexuales el derecho a
adoptar niños?), como antes se hiciera con temas como la contracepción y la interrupción
del embarazo. Recuerdo estos anteriores debates porque tienen en común con éste que, la
mayoría de quienes defendían el derecho al aborto, por ejemplo, estaban convencidos de
que en principio era necesario hacer lo posible para evitarlo. Pero en el caso de los y las
homosexuales la discusión se planteaba en términos más profundos: ¿no supone esta
alteración del fundamento de nuestra concepción sobre la personalidad el ir contra la pareja
compuesta por el padre y la madre, separar por completo al niño de la presencia
complementaria de un padre o de una madre? Y no a causa de ningún suceso irremediable,

127
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
sino por mera elección deliberada.
Habría que partir aquí de otro principio, de ése que afirma la necesidad de la
dualidad hombre/mujer en le plano de las instituciones políticas, es decir, en el espacio de
expresión de la soberanía popular. Según esta concepción, no existe manifestación del
género humano más general que la dualidad formada por el hombre y la mujer. Tal posición
impone la distinción de los hombres y de las mujeres en tanto que seres sexuados, iguales
en lo relativo a los derechos humanos pero diferentes por naturaleza. En razón de ser
iguales en cuanto a disfrute de derechos, y al mismo tiempo diferentes, hombres y mujeres
disponen del derecho a decidir la construcción de sus papeles sexuales, y en especial sus
relaciones de parentesco, admitiéndose que la complementariedad del padre y de la madre
se debe seguir considerando como una de las condiciones esenciales de la formación de la
personalidad. Las concepciones minoritarias de la familia pueden acabar generando
situaciones desviadas, si bien quizás también refuercen el parentesco, la presencia activa de
parientes alrededor del niño.
Lo que es cierto es que el niño de un apareja de homosexuales se arriesga a tropezar
con determinadas actitudes de rechazo. Pero esto sería más bien un argumento a favor del
reconocimiento del matrimonio homosexual: este matrimonio significará un golpe contra la
perjudicial discriminación del niño. Pero se puede objetar a tal proposición que los
homosexuales que viven vinculados por uniones de hecho, reguladas por el PACS, estarían
en la misma situación que gran número de parejas heterosexuales, ya que si algo se le
puede reprochar al PACS es que resulta demasiado semejante a un concubinato, ahora
reconocido legalmente. El caso de los homosexuales debe, pues, tener carácter distinto,
pues de lo que se trata es de respetar la igualdad de sus derechos; por eso el matrimonio
homosexual ha de ser reconocido del mismo modo que el de los heterosexuales.
La importancia de esta polémica, que Francia se plantea con cierta distancia,
proviene del hecho de mostrar que, en el campo político, las cuestiones relativas a la cultura
y a la personalidad ocupan lugares de privilegio, como confirman, el alguna medida, los
movimientos de defensa de los «sin».

LOS « SIN»

Cuando cierto número de «sin-papeles», de entre los cuales algunos se encontraban


en huelga de hambre, son brutalmente perseguidos y agredidos en el interior de una iglesia
en la que habían buscado refugio, cuando las ocupaciones espectaculares de locales vacíos
llaman la atención de los medios de comunicación y el público sobre el elevado número d
gentes «sin hogar», o cuando los parados ocupan los locales de la ANPE o de ASSEDIC, se
hace evidente que se asiste a una serie de luchas de gran relevancia. Gracias a los medios de
comunicación, estas luchas han movilizado a gran parte de la opinión pública. Mas, ¿estos
movimientos son la vanguardia de nuevos actores sociales o, por el contrario, simbolizan el
signo de la actual crisis social?
La idea que defenderemos aquí es que un verdadero movimiento social se encuentra
actualmente en vías de formación, aunque se encuentra de continuo amenazado por ciertas
ideologías periclitadas o por el radicalismo que suele conllevar el ímpetu contestatario.
Ningún acontecimiento posee una significación univoca, como se aprende en las
escuelas. Basta en principio con recordar los comentarios efectuados diez o veinte años
después de Mayo del 68, tan diferentes de los que solemos escuchar hoy día, para
percatarse de cuán absurdo resulta pensar que los acontecimientos hablan por sí mismos.
Pero si el análisis histórico o sociológico no se reduce más que a la mera descripción de los
sucesos y a hacer surgir el sentido general de los mismos, esto no supone ninguna razón

128
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
para renunciar a buscar la significación principal, la más clarificadora, o el sentido que se
trasluce en una nueva acción colectiva.
Generalmente, en este tipo de movimientos se pueden advertir dos sentidos
principales. Según dicen algunos, la globalización triunfa como antes había triunfado el
capitalismo financiero de comienzos de siglo, y frente a la fuerza desplegada por este
capitalismo de protesta radical y la acción revolucionaria se oponen a la destrucción de la
capacidad de la sociedad para actuar por sí misma, es decir, a la destrucción de la
democracia, que comienza con la liquidación de los derechos sociales tan difícilmente
alcanzados a lo largo de este siglo. Participa de esta misma sensibilidad la idea de que
solamente el Estado y una política voluntarista son susceptibles de contener la oleada
liberal.
Otros analistas afirman en primer lugar que existen posibilidades de frenar el triunfo
del mercado, y que las acciones políticas no son del todo inútiles; en segundo lugar, que no
es la acción del Estado, sino el despertar de los movimientos sociales, lo que puede
conducir a la transformación de ciertas situaciones que, nos parece, no admiten el menor
cambio.
Por un lado, pues, tenemos una postura que crece en la globalización, en su carácter
inevitable, y que lucha desesperadamente en su contra apelando al Estado republicano; por
el otro, existe otra opción, la de quienes no creen en la completa interdependencia de las
diferentes transformaciones de la economía y de la sociedad, y que piensa, por
consiguiente, que todavía existe terreno para la acción política, aunque a condición de que
nuestras sociedades escapen a la vez tanto de la ilusión neoliberal como del
conservadurismo estatista que parece su eco.
En el primer capítulo de este libro, en el que se ha criticado la ideología de la
globalización, ya he dado a entender que personalmente me sitúo entre quienes defienden la
segunda opción.
Existen diferencias, nada difíciles de advertir, entre los pesimistas que invitan a la
sublevación desesperada sirviéndose de la cólera y de la miseria, y aquellos otros a los que
se llama reformadores, porque se niegan a afirmar que «no s posible hacer nada» y buscan,
por el contrario, poner de relieve que aún hay espacios para la actuación, para la reforma y
para la construcción de nuevas formas de orden social y político de la economía.
La posibilidad de aparición de movimientos sociales parece en general remota a
quienes describen la situación de manera puramente negativa, al igual que hacer los «sin»
(hogar, trabajo o papeles). Sin embargo ahí, en especial entre los «sin-papeles», es donde se
ha creado lo que da sensación de ser lo más similar a un movimiento social; pero también
es ahí donde el control del movimiento por parte de ciertas vanguardias ideológicas o
políticas pesa como una amenaza constante.

LOS «SIN HOGAR»

La crisis de vivienda, como la de empleo, tiene su origen en causas tan generales


que parece no poder ser combatida más que por acciones políticas y sindicales de gran
envergadura. Ahora bien, estas acciones no acaban de tomar forma. Por lo mismo que en
1954 el abad Pierre intervino directamente, al sentirse concernido, en el problema de
vivienda por medio de una serie de acciones impactantes transmitidas por la televisión.
Derecho de vivienda fue creado en 1990 tomando como referencia directa aquel invierno de
1954. Este grupo organizó una serie de ocupaciones de inmuebles o de lugares públicos,
ganándose las simpatías de una parte de la ciudadanía, y se fue haciendo progresivamente
más mediática gracias a la participación de diversas personalidades y de artistas en sus

129
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
iniciativas. En el centro de actuación colocó la afirmación del derecho a una vivienda
reconocido por la ley Besson, votada durante el gobierno Rocard. Pero entre la presión a la
autoridad y la movilización de los militantes, la síntesis fue y sigue siendo difícil, y tras el
éxito que conllevó la ocupación del inmueble en la rue du Dragón, seguido por la
transformación del vecino cours Désir en espacio de solidaridad, de creación y de
intercambio de conocimientos, la disociación de esos dos elementos se fue agravando. La
escisión de Droits devant! (DD!), algunos de cuyos militantes crearon DAL, es reflejo de
esta situación.
Las presiones de las realidades económicas y las intervenciones políticas y
administrativas resulta tan formidable que este movimiento, a despecho de su gran
popularidad en determinados momentos, no ha sido llamado a ejercer una gran influencia
real sobre las políticas de vivienda ni a la formación de nuevos actores sociales. Todo lo
más representa la base de partida de distintos movimientos de «sin», es decir, de protesta
contra la miseria y la exclusión, asuntos que por algún tiempo han interesado a la opinión
pública pero que nunca demuestran ser carburante suficiente para alimentar ningún
movimiento. Tales acciones han revelado sobre todo las dificultades existentes si de lo que
se trata es de traspasar el horizonte de las operaciones mediáticas y descubrir nuevos
campos para la acción colectiva. Sea como sea, la reivindicación del derecho a vivienda,
incluso su formulación ha pecado de demasiado general, muestra en qué dirección puede
llegar a constituirse un nuevo actor social.

LOS MOVIMIENTOS DE PARADOS

Las acciones organizadas de parados no son ninguna novedad. En Francia, en el


período de entreguerras, la CGTU, de inspiración comunista, contaba con numerosos
afiliados (aproximadamente un 10%), y una gran marcha de parados, que fue de Lille a
París, pudo reunir a 60.000 participantes en el momento álgido de la crisis económica de
los años treinta. Y más recientemente, Maurice Pagat ha intentado crear un sindicato de
parados.
Tales precedentes nos ayudan a situar el tema central: el de las relaciones entre la
acción de los parados y el sindicalismo. Encerrado en sí mismos, el movimiento de los
parados oscila entre las actuaciones de urgencia, en unas ocasiones violentas y en otras de
carácter humanitario, y el debate planteado en términos demasiado generales sobre la
reducción de horas de trabajo y el modo en que éste habría de ser repartido.
La principal organización, AC! (Agir ensemble contre le chomage!; «Acción
conjunta contra el paro!»), ha estado desde sus comienzos vinculada a la acción sindical,
pese a dar muestras de gran autonomía en relación con su principal compañera, la CGT,
que también ha adoptado importantes iniciativas. Del mismo modo C. Villiers, que pasara
de la CFDT a Sud-PTT. Christophe Aguiton, delegado de la LCR y activo en el mismo
sindicato, han buscado constantemente combinar acciones independientes, en particular las
marchas en Francia (durante 1994) y más tarde en Europa, con iniciativas diseñadas en
común con las organizaciones sindicales, en especial en Bouches-du-Rhone. Pero en AC!
Surgieron pronto fuertes divergencias con unos sindicatos que por encima de todo querían
defender el empleo, en concreto cuando la organización pretendió hablar en representación
de los jóvenes parados cuyo futuro estaba en entredicho y que expresaban sus dudas sobre
la actual sociedad de trabajo.
Esto condujo al movimiento a cambiar radicalmente de discurso, en especial durante
la campaña electoral de 1995, y a emprender por su cuenta las reivindicaciones de todas las

130
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
clases de excluidos: «sin hogar», «sin papeles»etc. Estas iniciativas prolongaban, utilizando
medios mas radicales, el tema más genérico en la lucha contra la fractura social y en favor
de nuevas maneras de comprender la ciudadanía, tema que había encontrado suficiente eco
en la población. Ésta había acogido en principio favorablemente el movimiento de
ocupaciones del ASSEDIC y de los despachos de ANPE a finales de 1997. Pero el gobierno
volvió a tomar n seguida cartas en el asunto, obligando a evacuar los locales ocupados y al
mismo tiempo preparando una ley en contra de la exclusión. ¿De qué manera un
movimiento que reunía a varios miles de militantes y de parados cuyas situaciones,
actitudes y objetivos eran tan diversos, se podía sostener sin desmembrarse?
Este movimiento cuenta con dos aspectos diferentes. En primer lugar, ha
contribuido a dotar de nuevos contenidos la acción reivindicativa, poniendo en lugar bien
visible la noción de derechos, pero sobre todo ha intentado transformar a las víctimas en
actores de la vida social, demostrando que los parados, como antes de ellos los beurs, eran
capaces de organizar una acción, de hacer oír su voz, incluso en el caso de que sus palabras
fueran difícilmente comprendidas por los trabajadores sindicados. Ningún movimiento, se
ha encontrado en una situación más difícil que éste para hacer surgir un nuevo actor
colectivo, lo que dice mucho en favor de su importancia, pero lo que explica también la
fragilidad que le ha conducido a emprender acciones de carácter puramente mediático,
como la ocupación de la Escuela Normal superior a iniciativa de algunos alumnos, acciones
que han proporcionado al movimiento una imagen negativa. Pero estas desviaciones, que
han contribuido a reforzar la posición del gobierno cuando éste hizo evacuar los locales
ocupados, no deberían hacernos olvidar que este movimiento ha propuesto innovaciones en
el ámbito de la formación de nuevos actores sociales y que su actuación se puede volver a
reemprender.

EL MOVIMIENTO DE LOS «SIN PAPELES»

Mientras los «sin techo» y los sin «trabajo» han agotado sus fuerzas con protestas en
contra de situaciones que no admiten fácilmente cambios, puesto que cuestionan a la misma
organización de la sociedad económica, el movimiento de los sin «papeles», que podrían
haber sido más marginal, se ha transformado por sí mismo en movimiento social. Ha sabido
constituirse como actor autónomo; su adversario, el gobierno, se ha declarado como tal; por
último, ha encontrado una resonancia considerable, en ciertos momentos incluso
mayoritaria, en la opinión pública, porque aquí la defensa de los derechos de unos pocos se
ha asociado a la defensa de los derechos de todos, en especial cuando el artículo 1º del
proyecto de ley Debré fue contemplado por mucha gente como un atentado a las libertades
personales.
Esta fuerza y esta autonomía del movimiento explican que en ningún momento haya
estado dominado por intervenciones dirigidas desde el exterior. El grupo de mediadores se
ha contentado con la posibilidad de intentar hacer posibles determinadas regulaciones que
hasta entonces habían sido rechazadas o muy limitadas, y en ningún instante ha pretendido
dirigir el movimiento o imponerle determinado sentido. Éste se ha constituido como agente
autónomo, en parte porque se ha apoyado sobre una organización colectiva más antigua, la
de los Maliens al comienzo o la de los Chinos de Wenzbou en fases posteriores. Finalmente,
han sido los senegaleses, Ababacar Diop y Madjiguene Sissé, los principales dirigentes y
figuras emblemáticas, y entre ellos se ha entablado el debate interno más relevante del
movimiento.

131
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Este movimiento, desde la ocupación de la iglesia de Saint-Ambroise, seguida de la


detención de Ariane Mnouchkine en el teatro de la Cartoucherie, y sobre todo después de la
expulsión violenta de los huelguistas de hambre de la iglesia de Saint-Bernard, ha
movilizado en su favor una fuerte solidaridad, que por otra parte se ha visto alimentada por
cierto sentido político más dinámico: el miedo al Frente Nacional y el rechazo activo de sus
tesis racista. En realidad, se trató de una serie de acciones independientes en defensa de los
derechos de los «sin papeles» a vivir en Francia con absoluta normalidad lo que se vio
luego transformado en un vasto movimiento que, de repente, ocupó un lugar altamente
significativo en la vida política, en especial al poco de la manifestación en Estrasburgo
contra el congreso del Frente Nacional.
Este movimiento no ha sido «recuperado». Si bien se ha visto apoyado por grupos
de extrema izquierda, por asociaciones humanitarias o por determinadas personalidades, no
ha perdido en control de sus actos y no se ha agotado en una serie de operaciones
espectaculares o en gestos puramente mediáticos. Su intención no es la transformación de la
sociedad; su único objetivo consiste en la regularización de la situación legal de los «sin-
papeles». Este mismo nombre, que ha reemplazado al de clandestinos, nos indica a las
claras que su voluntad de integración social no tiene nada de revolucionaria. Pero ha
suscitado un gesto reflejo de miedo en el gobierno y en un segmento de la opinión pública
que temen la presión migratoria originada por la situación económica mundial. Más
concretamente, el encuentro del movimiento de los «sin-papeles» y de levantamiento
ciudadano contra la ley Debré ha otorgado carta de naturaleza a ciertos actores que podrían
haber quedado en posiciones tan marginadas como los «sin-hogar». Sería por entonces
cuando fueron llamados a jugar un papel en la nueva reestructuración del espacio social e
incluso en el fracaso de la derecha durante las elecciones legislativas de 1997.
Ciertamente, las imágenes difundidas por los medios de comunicación favorecieron
la extensión del movimiento. Pero sería injusto pretender que las acciones emprendidas por
los «sin-papeles» se hayan visto orientadas principalmente por los media. La actividad
autónoma de los interesados y la invocación a los principios fundamentales de la República
han sido desde siempre los resortes principales de la acción colectiva.
Se objetará que, como en el caso de los beurs, una acción en principio limitada se ha
transformado en acción política tras recibir el apoyo masivo de gente para quien la lucha
contre el Frente Nacional, e incluso la defensa de sus propios derechos personales, era más
importante que la mera solidaridad con los «sin-papeles». Tal objeción no es de recibo,
puesto que si el movimiento de los «sin-papeles» se ha transmutado en lucha contra de las
leyes Pasqua y el proyecto de ley Debré (que, necesario es recordarlo, manifestaba la
influencia del Frente Nacional sobre la derecha en el poder), y si el movimiento h tenido
influencias políticas impensables en otros similares hasta la fecha, es porque su verdadera
razón de ser ha seguido siendo la defensa de ciertos derechos muy precisos y la búsqueda
de soluciones concretas.
Todas las huelgas de hambre que han caracterizado su actuación confirman que el
compromiso personal ocupa en él un lugar esencial. Cualquier movimiento social suscita el
sacrificio y la acción ejemplar; pero aquí están puestos al servicio de los derechos de los
individuos, y por lo tanto han tenido una orientación moral más que política. Y la política,
que estuvo durante tanto tiempo ligada a la economía, se ha visto transformada a causa de
la introducción de las exigencias morales en la esfera pública
Cuando las acciones se establecen sobre la base de la privación (de trabajo, de
vivienda, de papeles, etc.) y no sobre el reconocimiento de alguna función o de alguna
calificación, la creación e actores sociales y la denuncia política e ideológica de un orden

132
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

injusto amenazan siempre con ir por su lado. Estos dos componentes habían caminado
unidos en los movimientos sociales de la época industrial por efecto de un principio
universalista de referencia, el progreso por el concurso de la razón. Pero, puesto que ha
dejado de existir semejante principio «objetivo», portador dentro de sí de toda una filosofía
de la historia, se afirma la recurrencia al concepto de derecho: los Derechos del Hombre tal
como fueron definidos en 1789, pero también, y de manera más concreta, el derecho al
trabajo, a una vivienda y a la seguridad. Actualmente haría falta añadir los derechos
culturales, amenazados por el espíritu jacobino cuando éste rechaza la diversidad y
pretende la imposición de su norma.
Ahora bien, justamente la referencia a los derechos de los individuos, a los derechos
de las minorías tanto como a los de la mayoría, es lo que confiere a estos nuevos
movimientos sociales una importancia tan grande, ya que aportan la contestación al orden
dominante, y más todavía, la liberación de las víctimas que alcanzan, por lo menos en
alguna medida, a transformarse en actores de los cambios sociales. A la inversa, existe un
peligro real, e incluso creciente, de ver que esta acción «afirmativa» la desbordan y
manipulan ideologías que tienen como único contenido la denuncia del orden establecido
sin creer posible la formación de nuevos actores.
Hoy esta subordinación de la protesta social a la acción política e ideológica no
dispone del mismo efecto dinámico que tenía cuando los partidos comunistas apoyaban las
luchas obreras y anticolonialistas, si bien utilizándolas para la construcción de su propio
proyecto político totalitario. En todo caso, nos recuerda el caso de las guerrillas
latinoamericanas de los últimos treinta años. Éstas, en efecto, no mantenían más que
relaciones indirectas con las poblaciones rurales en nombre de las cuales tomaban las
armas, sin olvidar que sus bases provenían de los jóvenes de las clases medias urbanas
radicalizadas que se consideraban a sí mismas la vanguardia de la liberación de los pueblos;
eso ha conducido a trágicas situaciones sin salida. Ha sido necesario el hundimiento de los
sistemas soviético y cubano para que en América Latina se originen movimientos indígenas
de distinto signo, como los de Rigoberta Menchú en Guatemala o de los zapatistas del
subcomandante Marcos en México, o también el de los kataristas bolivianos y el de los
indios de Ecuador. Todos estos movimientos han renunciado a las políticas de ruptura y se
basan en la afirmación de alguna identidad cultural, adoptando al mismo tiempo líneas
políticas activamente democráticas.
Francia se ha sentido siempre atraída por los extremismos políticos, en detrimento
de la formación de nuevos actores sociales. Se trata de una tendencia característica que no
tiene fecha de hoy y que no se circunscribe al Hexágono, puesto que ya fue el trasunto de la
oposición entre los bolcheviques y sus adversarios mencheviques que dominaron los
sindicatos en Rusia hasta el año 1913. Durante la década de los setenta los movimientos
que por entonces yo denominé «nuevos movimientos sociales» se agotaron precisamente
porque se presentaban como de inspiración leninista. Se trataba de vino nuevo en odres
viejos, que pronto se convertiría en vinagre. Ahora no debería suceder lo mismo: el espíritu
de Mayo del 68 (y no su vocabulario político) renace con mayores energías, desembarazado
ya del viejo vocabulario y de las formas de pensar arcaicas, en particular en las acciones de
los «sin-papeles» tanto como en la de Aides, que me parecen las más cargadas de
contestación creadora y liberadora.
La reivindicación de ciertos derechos, según cada uno los entiende, viene a ser un
signo democrático que se opone a la voluntad de «tomar el poder» o de romper
completamente con las instituciones. El colectivo de Sain-Bernard y quienes lo han

133
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

ayudado ponen dique al peligroso proyecto de ley Debré mediante la apelación al derecho
de los individuos a vivir conforme a sus deseos, a sus necesidades y a su cultura. Ahí nunca
hubo intención de hacerse con el poder o iniciar la revolución.
También es mérito de estos movimientos haber reducido la distancia que separa a
quines se llaman republicanos de los que se sienten antes que nada demócratas. Pues el
reconocimiento de los derechos culturales presupone el apoyo de unas instituciones capaces
de combinar la unidad de la nación con la diversidad de los intereses, de los valores y de las
herencias. En Francia como en todo el mundo occidental e incluso más allá se ve retroceder
al mismo tiempo la confianza en los mercados y en las políticas comunitaristas. Se habla
una vez más de nación, de ciudadanía de derechos sociales y culturales. Estos términos no
se oponen entre sí, sino que son complementarios. La ciudadanía ya no puede volver a
consistir en la fusión de todas las identidades en una sola conciencia nacional unificadora,
para lo cual se recurre a la represión cuando se cree oportuno; más bien se ha de
fundamentar en el incremento de la diversidad, del debate y de la representación política en
el interior de una colectividad que se propone como principal objetivo la consolidación de
los derechos de cada uno antes que su subordinación a la unidad y a intereses nacionales
omnipresentes e intolerantes.
Pero estos movimientos demuestran por contraste la degradación el sector
asociativo, cuyas llamadas a la solidaridad y a la igualdad, aun que basados en sentimientos
sinceros y generosos, son cada vez más aprovechadas por un aparato de Estado que busca
en primer lugar aligerar sus cargas confiando parte de sus tareas a personas voluntaristas. El
movimiento asociativo se convierte entonces en la extensión de una administración, sobre
todo local, más preocupada por el clientelismo político y las acciones espectaculares que
por la transformación de las víctimas en actores sociales.

LOS MOVIMIENTOS CULTURALES

No habrá ningún movimiento social con la suficiente entidad en el conjunto de la


sociedad y en la política hasta que la defensa de las víctimas esté claramente vinculada con
las nuevas orientaciones culturales y sociales. Una confluencia de intereses semejante está a
punto de producirse, y constituye la mayor respuesta a la dominación capitalista. Vale la
pena estudiarla con atención.
La modernidad occidental se consiguió gracias a la concentración de medios de
actuación en manos de cierta élite que se definía a sí misma como racional, y a que ésta
afirmo su papel dirigente en contra del resto de fuerzas supuestamente irracionales. Una vez
alcanzada, proporcionó a Occidente la supremacía durante el siglo, aunque al precio de la
escisión de la sociedad, de su polarización en todos los aspectos: empresarios
autoproclamados racionales contra trabajadores considerados como rutinarios o perezosos;
colonizadores portadores de la Ilustración contra embrutecidos «salvajes» que rechazaban
las ventajas del progreso; adultos que saben contenerse contra niños que ceden a sus
instintos; hombres racionales contra mujeres juzgadas irracionales, traduciéndose este
último fenómeno en el dominio de lo público masculino sobre lo privado femenino.
Ahora bien, desde hace ya mucho tiempo, y en la actualidad más todavía que
antaño, se asiste a la superación de estas polarizaciones, de estas oposiciones establecidas
entre dominadores y dominados. Ya he hablado antes de recomposición del mundo. El
movimiento obrero supone la primera manifestación: el desarrollo económico no se redujo
a la mera racionalización autoritaria y a la acumulación de los recursos; ha exigido

134
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

igualmente la participación de cada vez un mayor número de individuos en l producción,


consumo y gestión de la sociedad moderna. Al poco se vio a los movimientos de liberación
de las colonias rechazadas un poder que no sólo se apoyaba en a fuerza, sino también en la
arrogante confianza de unos colonizadores embutidos en su papel modernizador.
Durante la segunda mitad del siglo XX dos grandes formas de recomposición del
mundo se han añadido a las anteriores. La primera es el pensamiento y la acción ecologista,
que han sustituido el poder que el hombre ejerce sobre la naturaleza por la responsabilidad
de éste en relación con un medio ambiente natural y cultural amenazado y explotado por las
intervenciones tecnológicas y económicas de la sociedad, una sociedad subida al carro de la
modernización económica. Que este ecologismo haya tomado en ocasiones peligrosas
formas antihumanistas, tal como ha señalado Luc Ferry, no debe hacer cuestionar el vuelco
profundo de perspectivas que ha operado.
Más importante todavía es el movimiento feminista, puesto que la pareja
complementaria hombre/mujer ha dominado siempre, y bajo formas diversas, nuestra
cultura. Al principio, las mujeres exigían igualdad de derechos, el fin de la discriminación y
el derecho a disponer libremente su cuerpo. En gran parte estas exigencias fueron
obtenidas, en nuestro país, por medio de la promulgación de ciertas leyes, aunque pese a
ello, no desaparecieron de hecho todas las desigualdades, como demasiado pronto se había
querido anunciar. En especial a causa de las resistencias del antiguo modelo jerárquico,
pero también porque en el tema de la igualdad se descubre un sesgo peligroso: propone a
las mujeres se iguales que los hombres, el poder acceder al género de vida, de poder y de
autoridad que disfrutan los hombres. Y parte de los fracasos de este igualitarismo provienen
de que muchas mujeres han buscado otros géneros de vida, diferentes a los que ostentan los
hombres más comprometidos con la carrera por la competitividad y el poder; en pocas
palabras, han intentado dar un contenido a la identidad femenina. Pero esta búsqueda ha ido
a parar a un callejón sin salida, como todos los movimientos basados en lo identitario, y a
veces ha tomado la forma de cierta automarginación que las lesbianas norteamericanas más
radicales, las del movimiento Queer, han sabido denunciar oportunamente. Esto ha
desembocado, más recientemente, en un movimiento mucho más significativo, que ataca
los mismos principios de nuestra cultura polarizada, establecida sobre la desigualdad.
El movimiento por la paridad, cuyo apoyo por la opinión pública se puede
considerar todo un éxito y que probablemente conducirá en Francia a reformas de carácter
constitucional, va dirigido hacia una política de cuotas que busca restablecer la equidad
dentro de una situación de desigualdad. Éste afirma que el hombre para el que fueron
constituidos los Derechos del hombre sólo existe bajo la forma dual hombre/mujer y que,
por lo tanto, el pretendido universalismo de los derechos ––que se ha de defender a
cualquier precio–– es inseparable del reconocimiento de las diferencias entre los hombres y
las mujeres. Ellas quieren ser al mismo tiempo iguales y diferentes. De este modo el
modelo de la modernización occidental se encuentra cuestionado en su componente más
esencial, como es la creación de la identidad y la producción de cultura. No se pueden
analizar las transformaciones de nuestra sociedad sin introducir la dualidad de las
experiencias propias de lo masculino y de lo femenino. Francia ha tardado mucho tiempo
en darse cuenta.
Es necesario añadir que se ha abierto un nuevo frente en la lucha por la
recomposición del mundo. Hoy se habla de los derechos de los niños y, más allá de los
casos de abuso de menores, se oye expresar el deseo, tanto en la escuela como en el seno de

135
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

la familia, de reforzar la autonomía de los niños y de la capacidad de disfrute propia de su


experiencia vital.
Las distancias son todavía importantes entre estos grandes movimientos culturales y
las acciones de defensa de las clases sociales más directamente castigadas por la
organización económica y social. Sin embargo, y como es sabido, los movimientos sociales
han de presuponer, para estar construidos sólidamente, que la defensa de las victimas y la
transformación de la cultura son asuntos que se toca. En este punto la escena política se
puede animar de nuevo, mientras que todavía ayer la mayor parte de la sociedad se apartaba
de la agitación confusa que percibía en estos movimientos y que tanto la defraudaba.
Uno de los principales obstáculos para la formación de estos grupos es la
intervención de quienes no creen en la existente posible de actores sociales capaces de
definir objetivos positivos. Éstos, ya se sabe, no ven en ellos más que a víctimas que sufren
un destino inevitable y que dan testimonio de su sufrimiento de las injusticias del orden
social. Esta ideología retrasa la formación de nuevos movimientos sociales, y eso cuando
no les dota ella misma de cierto discurso que, piensa, no son capaces de elaborar por sí
mismos. Por esta razón requiere ser combatida.
La tarea de reconducir los movimientos de rechazo hacia movimientos de
afirmación parece compleja. Se trata, para los excluidos ––beurs víctimas de la
discriminación, «sin techo»,«sin trabajo»,«sin papeles», enfermos de sida y minusválidos,
entre otros–– del intento de afirmar sus derechos personales, al mismo tiempo que de
combatir los aparatos que dirigen y utilizan en su propio provecho la sociedad de la
información y cierta flexibilidad (es decir, cierta precariedad) que nos es presentada como
condición indispensable de la competitividad ( y por lo tanto del crecimiento).
Lo que comparten estos dos tipos de movimientos es que ambos defienden
colectivamente los derechos personales: el derecho al trabajo y a una cierta continuidad
laboral tanto como los derechos culturales. Decir que tales referencias a los derechos
individuales niegan cualquier posibilidad para la acción colectiva resulta sorprendente en
nuestro país, cuyo texto más importante, de entre los inspirados por la Revolución francesa,
fue la Declaración de los Derechos del hombre, en la cual se apela no solamente a la
soberanía del pueblo sino, aún más, a la defensa de los derechos personales. Precisamente,
lo que no es ninguna novedad es la referencia a la libertad de opinión, de reunión o de
organización; más bien la originalidad proviene de la invocación del derecho a una
identidad individual, si por ésta se entiende la unidad, de continuo construida y
transformada, que engloba a toada experiencia concreta de la vida individual. Que esta
defensa en clave «ética» aparezca en numerosas acciones colectivas supone la evidencia de
que éste es el sentido que encierran muchos de los movimientos que se desarrollan frente a
nosotros. Pero tales acciones colectivas no son posibles más que al abrigo de la protección
institucional. Se trata, por tanto, de una acción política y no de un individualismo abstracto,
autista en lo relativo a las relaciones sociales y en concreto a las relaciones de poder.
De ahí la importancia del movimiento de los beurs durante los años ochenta y el de
los «sin-papeles» durante los noventa. Son ellos los que tienen más fácil el paso de una
acción de defensa a otra de afirmación de derechos, de protesta contra las injusticias a un
compromiso que podría definirse con el término de orgullo (del mismo modo que se ha
hablado de una conciencia orgullosa en el movimiento obrero) en lo que se refiere a los
atributos personales y colectivos, ya sean éstos profesionales, lingüísticos, morales o
religiosos. Por su parte, el movimiento de los homosexuales no lucha exclusivamente
contra la discriminación: representa también cierta concepción gay del lugar de la

136
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

sexualidad dentro de la sociedad y de la existencia humana. Por último, y pese a que el


movimiento puramente defensivo de las feministas ha declinado después de sus victorias
legislativas y pese a que la búsqueda de un modo de ser estrictamente femenino sólo ha
conducido la marginación, la acción de las mujeres, incluso cuando ha tomado cuerpo en
movimiento de opinión más que en movimientos políticos organizados, se significa como
un actor fundamental en la tarea de «recomposición del mundo». Tras el movimiento
obrero de los movimientos de liberación nacional, y del mismo modo que éstos, dicho
movimiento lucha por la superación de las oposiciones jerarquizadas entre el polo racional
masculino, burgués y occidental, y el otro polo irracional femenino, popular e «indígena».
Si la aproximación entre los movimientos de rechazo y los movimientos de
afirmación no acabara de producirse, los primeros se agotarían con rapidez por culpa de las
divisiones internas y de la facilidad con la que los poderes públicos pueden manipularlos.
En conclusión, ¿cómo es posible no ver que a través de estas acciones, a menudo limitadas
a breves espacios de tiempo y en su capacidad de movilización, se está operando la
formación de nuevos actores sociales? Nadie nos puede asegurar que estos grupos acaben
por federarse o que se unan para conformar el equivalente a lo que se dio en llamar el
movimiento obrero. Y es que lo que ellos atacan son los problemas ligados a la modernidad
capitalista y a la cultura masificada; son las formas principales de poder lo que se cuestiona.
Tal vez el gobierno considere que estas acciones tienen carácter minoritario, pero lo más
importante no es que sean reconocidas por el Estado y por las fuerzas dominantes de la
sociedad, puesto que su labor es imponerse a éstas y transformar en profundidad la
organización de la sociedad y la representación que de ella nos hacemos.
El reciente movimiento de los liceistas (octubre de 1998), los escolares de
secundaria, muestra bien a las claras la transformación de nuestras ideas tradicionales
acerca de la escuela y la educación. No ha sido ésta la primera vez: en muchas otras
ocasiones los alumnos de los liceos han nutrido con su presencia inquieta las
manifestaciones de estudiantes. Pero en este caso el tono es nuevo; quizá porque la
reorganización del movimiento es tan frágil que los discursos que están de acuerdo con las
estrategias sindicales clásicas no han tapado inmediatamente la voz de estos alumnos (y
alumnas). Ahora bien, también lo que dicen resulta novedoso. Lo que cuestionan, más allá
de sus condiciones materiales de trabajo, de seguro mejorables, es su lugar dentro de los
liceos. Éstos siguen manteniendo una cultura y una autoridad propiamente colegial,
aceptables para quienes creen que la escuela supone el paso previo de un futuro previsible,
pero que van contra los individuos que disponen de un porvenir menos asegurado y de
aquellos cuya personalidad casa mal con sistemas que exigen la conformidad con las
normas antes que la propuesta de nuevas ideas o el mantenimiento de puntos de vista
originales. Estos estudiantes desean ser actores sociales no solamente dentro del mundo de
la enseñanza que se les inculca, sino también en los cambios que por aquí y por allá
asoman, desde el campo de las leyes hasta el de las instituciones. Y dado que tales
reivindicaciones no se pueden considerar estrictamente políticas, muchos observadores las
han juzgado moderadas en exceso. Se oponen a ellas quienes querrían cambiar la sociedad
a su antojo y participar más directamente en esos cambios. Eso implica cierta
contradicción, puesto que no se trata de que los alumnos impongan su imagen de la
sociedad, sino de que surja la nueva representación que ellos se hacen tanto de sí mismos
como de su ambiente social. La información de sus proyectos personales independientes,
sus relaciones con los amigos de orígenes bien diversos, la exigencia de una comunidad
más directa con los enseñantes, su acercamiento de terminados principios morales ––la

137
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

dignidad del otro y su libertad–– conducen al análisis clásico de la escuela como unidad
administrativa y económica. Su proyecto se puede llamar propiamente democrático, ya que
ha sido elaborado por los propios interesados, cuyos discursos están a salvo de cualquier
influencia externa y manifiestan una profunda experiencia que hasta entonces permanecía
cubierta por ciertos discursos, ya fueran éstos mediáticos o de cualquier otro tipo, que
alertan sobre una juventud encerrada en su narcisismo y satisfecha con su particular cultura.
Muchos de estos estudiantes han sabido combinar el respeto a su propia diferencia con el
acercamiento a la lengua francesa, instrumento indispensable de comunicación y de
integración.
La espontaneidad y la debilidad de la organización de este movimiento lo han
llevado con demasiada rapidez a efectuar una serie de reivindicaciones cuantitativas que
enmascaran su sentido. Pero éste ya había alcanzado su principal objetivo. La opinión
pública, si hemos de juzgar por el apoyo que le ha demostrado, ha dado a entender que ya
estaba comprometida con la revisión en profundidad de las condiciones establecidas para la
enseñanza, que no debe estar centrada solamente en el valor del conocimiento, al cual los
profesores han de lograr que accedan los alumnos, o en las mismas normas de la sociedad
escolar. La enseñanza se debe poner al servicio de la libertad creadora de los estudiantes y
tomar en consideración su situación y su personalidad concreta, a falta de esto la búsqueda
de cierto igualitarismo pretencioso sólo conseguirá reforzar las desigualdades dentro de la
escuela.
Pocas veces habían sido planteadas, después de 1968 ––y era en contextos bien
distintos––, demandas basadas en proyectos individuales antes que en críticas objetivas de
la sociedad. Se trata, desde luego, de un movimiento social, puesto que hunde sus cimientos
en la afirmación positiva de sí mismo y en lucha contra el sistema escolar y contra sus
rigideces, en nombre de una cultura de la originalidad y de la innovación.
Hace quince años ya esperábamos y anunciábamos el «retorno de los actores
sociales». En estas manifestaciones de estudiantes, incluso cuando se ven alteradas por las
provocaciones de los alborotadores, los actores hacen oír sus voces, unas voces en las que
se mezclan los proyectos de futuro y las críticas, en lugar de limitar su acción a la manera
defensa corporativista o al rechazo global, de carácter ideológico y destructor más que
anunciador de cualquier actuación real.

138
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

PARIS Pombo, Ma. Dolores (1990). “El final del desarrollo y las limitadas
posibilidades de modernización en América Latina”; en Crisis e identidades colectivas
en América Latina. México, Editorial Plaza y Valdes, pp. 2-16

CAPITULO I

EL FINAL DEL DESARROLLO


Y LAS LIMITADAS POSIBILIDADES DE
MODERNIZACIÓN EN AMERICA LATINA

1. Globalidad estructural y espacial de la modernidad

Al iniciar el siglo pasado, el término de modernidad contenía un matiz cultural


subversivo, un tinte de vanguardia artística y de liberación de trabas tradicionales a la
creatividad en el mundo occidental. Al finalizar el siglo xx, la modernidad se ha despojado
de su envoltura subversiva y se ha transformado en un modelo dominante de evolución
social y técnica de la humanidad. Hoy “la modernidad” no evoca una corriente ni una
aspiración liberadora; es un concepto que se ha tragado poco a poco todos los ámbitos y los
espacios de la vida social hasta transformarse en un modelo hegemónico de vida cotidiana,
en un imaginario colectivo, y sobre todo en un modelo mundial de evolución económica.
De tal forma que Chesneaux se refiere a la “modernidad-mundo” (Jean Chesneaux, junio de
1988): desde el punto de vista “económico” y “cultural” hemos llegado a la construcción de
una globalidad estructural y espacial.
Globalidad estructural: la producción sólo puede ser entendida a nivel mundial. La
fábrica se ha dispersado en una variedad de etapas productivas que se realizan en
microtalleres o en talleres de mayor extensión repartidos por el mundo; de tal forma que en
muchos sectores de la industria el proceso productivo ha adquirido dimensiones mundiales.
La emigración de la mano de obra barata hacia el centro del capitalismo es así reemplazada
por el traslado de las plantas a los países del tercer mundo, lo cual permite a las
trasnacionales realizar enormes ahorros en salarios, disminución de cargas impositivas,
dispersión de riesgos... Fundamentalmente, los países del tercer mundo funcionan como
proveedores de una mano de obra extremadamente barata y cuyos salarios pueden todavía
comprimirse a medida que la competencia tecnológica hace más necesario el abaratamiento
de los costos.
Los beneficios de los países “maquiladores” a nivel de posibilidades de desarrollo
autónomo son prácticamente nulos: son importados patentes, maquinaria, técnicos, técnicas
de producción y hasta servicios empresariales. Lo único que queda en el país son los
míseros salarios de una mano de obra que, sin embargo, sigue siendo privilegiada por tener
un empleo fijo en el sector formal de la industria.
Globalidad estructural significa así dispersión de la fábrica en unidades fabriles
repartidas por el mundo y dimensión mundial de la compañía industrial. La era de la
modernidad es la del gigantismo tecnológico, la de los imperios planetarios al estilo de la
IBM que controla mundialmente más del 60% de la producción en su rama.

A partir de los años setenta se ha acelerado el proceso de monopolización realizado

139
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
a través del mundo por las multinacionales. Estas han llegado a controlar (a través del
proceso de subcontratación, contratación, extensión y multiplicación de filas por el mundo)
cerca de las tres cuartas partes de la producción industrial mundial. Algunos sectores están
casi totalmente controlados por las trasnacionales, como son la industria electrónica
(controlada por diez firmas en el mundo), la petroquímica (controlada por quince
compañías) o la producción de papel (controlada por nueve trasnacionales). André Gorz y
Michel Bosquet hablan de una verdadera oligarquía mundial:

La constituyen unos cuantos centenares de compañías; sus directores provienen de


las mismas escuelas, del mismo medio social, comparten las mismas ideas y
persiguen los mismos fines por los mismos medios. (André Gorz y Michel Bosquet,
1978; p. 131.).

Las ventajas del traslado de plantas hacia el tercer mundo son numerosas: las
exigencias legales de seguridad en cuanto a emisión de contaminantes son mucho menos
estrictas en los países periféricos; la casa matriz vende a las filiales, a precios
estratosféricos, maquinaria obsoleta, servicios empresariales y patentes, e impone además
la utilización de componentes suministrados por la propia casa matriz a precios de
monopolio. Por otro lado, reingresan al país de origen el grueso de las ganancias realizadas
en los países donde se invirtió.
En la última década gran parte de los países latinoamericanos, en sus llamadas
“políticas de modernización”, han abierto sus puertas de par en par y recibido a las
trasnacionales con los brazos abiertos. En México, se les ha concedido el permiso de operar
con capital total o mayoritariamente extranjero.
El gobierno del presidente mexicano Miguel De la Madrid disminuyó además, o
suprimió totalmente, tasas arancelarias y permisos de importación, de tal forma que las
subsidiarias de las empresas trasnacionales han podido importar sin costos adicionales sus
materiales componentes.
La mundialización de la economía es también la generalización de una nueva
dependencia mutua: la de acreedores y deudores. Unos y otros amarrados por los
compromisos financieros contraídos durante la década pasada, se ven obligados hoy a
programar sus políticas económicas en función de una dependencia mucho más fuerte aún
que la que teorizaron los dependentistas en la década pasada ( y es sorprendente, por cierto,
que el tema de la dependencia se ya tan poco mencionado por las ciencias sociales
latinoamericanas cuando los lazos de dependencia no han hecho sin estrecharse en los
últimos años).
Entre el deterioro de los términos de intercambio y el pago por servicio de la deuda
de los países periféricos, es un verdadero saqueo el que están realizando hoy os países más
ricos en el tercer mundo, saqueo que ha llevado a la multiplicación de la pobreza y del
hambre en los últimos años, además del desmantelamiento de las soberanías nacionales.
Globalidad espacial: el objetivo de las nuevas tecnologías es aniquilar las distancias
y las relaciones espaciales. En el medio de las comunicaciones la modernidad es la
instantaneidad, la imagen transmitida por satélite simultáneamente a todos los rincones del
mundo, la información que llega por computadora a todas las terminales... La moda es lo
inmediatamente obsoleto, y es también el consumo masivo, que borra las distancias
culturales, que se realiza al mismo tiempo en todas las ciudades del mundo.
La modernidad significa hoy, ante todo, un modelo cultural hegemónico en que
dominan los valores de espontaneidad, instantaneidad, compatibilidad, y criterios de
prestigio imitados de los valores americanos (un modelo transmitido cotidianamente por

140
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

todos los “media”, cuya expresión más clara son las telenovelas norteamericanas
transmitidas en todo el mundo al estilo de “Dallas” o “Dinastía”).

2. Imposición del modelo de desarrollo, polarización y transferencia de recursos

Así, parece que hemos llegado a un punto universal de convergencia cultural y


económica, un punto en que la producción al igual que el consumo, la cultura de masas y la
ciencia parecen haber borrado las fronteras. No estaríamos lejos entonces de la utopía de la
Ilustración, ni de las ideas de Durkheim sobre el paso general, en las sociedades, de la
solidaridad mecánica a la solidaridad orgánica y de la heterogeneidad a la homogeneidad.
Los científicos sociales, para explicarse la realidad, han abandonado en nuestros días el
término “orgánico” para emplear “cibernético”, o aun “sistémico”. El modelo de unicidad
ideal ya no nos lo proporciona la imperfecta biología sino la teoría de sistemas y la
cibernética; pero la utopía es bastante similar a la de los ilustrados: el modelo de desarrollo
cultural y económico al cual el mundo entero deberá llegar sigue siendo la sociedad
occidental europea y norteamericana.

Por supuesto lo que vivimos en los países latinoamericanos no se parece en nada a una
transición de la tradición a la modernidad, de la sociedad rural a la industrial o de un
modelo arcaico hacia la “perfección” de la modernidad. Se trata simplemente de la
imposición de un modelo de desarrollo por una combinación de dominación política de
obligación económica y de incitación cultural. La modernización en América Latina ha
cobrado un significado muy distinto al que tuvo en el Centro. Los procesos de
modernización no ha llevado sino a la consolidación de los lazos de dependencia bajo
nuevas formas de control. La creatividad o la innovación tecnológica han sido aplastadas
por la competitividad; y los individuos han encontrado muy escasas vías de integración a la
sociedad llamada “moderna”, poquísima capacidad de absorción del sector “formal” de la
economía, proliferación de la pobreza que impide el acceso al consumo para la mayoría,
poca capacidad de integración y movilización de las instituciones . . . La modernidad
permanece a menudo como un espejismo, un mundo que pare ce siempre al alcance de la
mano, ya! que sin embargo nunca puede accederse.

La modernización es una vía contínua la polarización de la sociedad: el mundo de la


modernidad tiende a dividirse en prosperidad y miseria, prestigio social y frustración, en
una sociedad construida sobre la abundancia y el consumismo y otra sobre la escasez.

En América Latina volvemos a encontrar la misma ten tendencia a la polarización: enclaves


de modernidad, con sus técnicos formados en el extranjero, sus pautas de consumo
estandarizadas sobre el modelo de productos creados en el mundo desarrollado (la
videocasetera, la computadora, la antena parabólica y el viaje a Disneylandia), sus criterios
de prestigio. . . frente a un tercer mundo de la miseria y de la frustración. Volvemos a
descubrir el gigantismo tecnológico propio de la modernidad en la presa inmensa de Itaipu
en el Paraguay, en el complejo industrial de Camazari en Brasil, o en una megalópolis
incontrolable como la Ciudad de México, incapaz de limitar su propio crecimiento y
transformada en una verdadera bomba de tiempo. Y frente a ese gigantismo tan “integrado”
al camino del desarrollo, encontramos la enorme cantidad de individuos que sobreviven de
la basura de la ciudad, de los desechos industriales, y que consumen algunas migajas de la
modernidad campesinos que todavía no han llegado a engrosar las ciudades perdidas, que

141
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

trabajan con niveles de productividad apenas suficientes para mantener en vida a sus
familias.

Se ha vuelto una moda teórica hablar (le sociedad postindustrial, sociedad postmoderna., o
aun sociedad de la abundancia, del hedonismo (Lipovetsky) o del narcisismos. Pero sin
duda, como lo señala Francois Partant (1982), esa sociedad postindustrial, robotizada e
informatizada, es hoy al mundo lo que el señor Rockefeller es a los Estados Unidos. En
América Latina, la transferencia de tecnología que ha permitido la robotización de algunas
ramas de la industria (generalmente a manos de la inversión extranjera) o la incipiente
informatización de algunos sectores de la administración han significado la exclusión de
nuevos contingentes de trabajadores empujados hacia el mercado (le trabajo informal y
generalmente hacia condiciones de vida infrahumanas. El único factor de ventaja que tenían
estos países a nivel de productividad era una mano de obra barata y abundante. Con la
robotización de la industria y la informatización de la administración, ese factor se ha
vuelto totalmente inútil desde el punto de vista competitivo. En forma semejante, en el
campo, las famosas revoluciones verdes han provocado la degradación de la economía de
los pueblos y el éxodo rural, contribuyendo a la formación de las enormes ciudades
perdidas.

El famoso mundo postindustrial no sólo constituye un mundo totalmente utópico para la


mayoría de la población: reposa además sobre la gigantesca transferencia de recursos del
tercer mundo hacia el primero. Los países industrializa dos absorben casi la totalidad de las
materias primas producidas en el tercer mundo y consumen una parte importantísima de su
producción animal y vegetal, De esta forma, el desarrollo de unos resulta del desequilibrio
socioeconómico a escala mundial. Mencionemos sólo algunos datos que nos da Chesneaux
en este sentido:

El ingreso por habitante de los países más pobres ha caído, entre l 1982, de
1/23 a 1/39 del de los países industrializados Sobre 70 millones de
toneladas de pescado que se Consumen anualmente en el mundo, el tercer
mundo no consume más que 14 millones, mientras que 25 millones se
transforman en alimento para el ganado de Occidente. (Chesneaux, 983; p.
199).

Aporé Gorz menciona también que Estados Unidos y Europa utilizan, para su propio
consumo, el 20% de las tierras agrícolas del mundo, además de las propias; y si todos
quisiéramos vivir como los norteamericanos, tendríamos que cuadruplicar la producción
agrícola mundial. (André Gorz y Michel Bosquet, 1978.)

Esta situación ha sido agravada por el nuevo colonialismo: a raíz del endeudamiento de los
países en desarrollo, los países industrializados parecen tener entre las manos todas las
posibilidades de imponer las pautas de desarrollo al mundo.

A través de las “sugerencias del Fondo Monetario Internacional” sobre las políticas de
ajuste por llevar en los países deudores, a través de la fijación de las tasas de interés, o de la
fijación de precios de materias primas, las vías del desarrollo parecen converger todas hacia
los intereses del primer mundo. Y la riqueza de éste se monta cada vez más sobre la escasez
y el deterioro de las condiciones de vida del tercer mundo.

142
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Así, en los últimos años, el desequilibrio y la interdependencia a escala mundial no han


interdependencia a escala mundial no han hecho sino acentuarse; la situación de las
poblaciones del tercer mundo ha empeorado continuamente, y las posibilidades de acceder
a esa modernidad tan codiciada son cada vez más escasas. La famosa utopía le una América
Latina postindustrial y de un mundo de consumo masivo, se aleja continuamente por la vía
emprendida de la “modernización”:
En el marco del sistema sociopolítico y económico mundial, tal y como lo
vivimos hoy en día, el desarrollo técnico-económico del tercer mundo es
imposible. Es material y financieramente imposible. Y todo lo que se lleve
a cabo para promover ese desarrollo desemboca en resultados socialmente
inaceptables. Finalmente, si fuera posible (es decir si el tercer mundo
produjera y consumiera en las mismas cantidades que los países llamados
desarrollados) provocaría la destrucción casi inmediata de la biósfera, y
por lo tanto dé la especie humana. (Francois, Partant, 2982; p. 3).

3. Las “nuevas modernizaciones” y los “nuevos políticos”

Paradójicamente, en América Latina se mantiene, en la política y en la ideología


dominante, la esperanza en la modernización, asociada a la idea de “progreso” (y a su
utopía propiamente moderna). Los políticos siguen sin du dar de que la vía del desarrollo es
la que ha marcado el Occidente industrializado, al que alcanzaremos algún día a través de
reconversiones, inversiones extranjeras, modernizaciones administrativas, transferencias de
tecnología, etcétera.

Pero “modernización”, para los gobiernos Latinoamérica nos, parece significar hoy
alineamiento total con las políticas promovidas desde el “centro” para el tercer mundo y
con las políticas económicas “sugeridas” por FMI y por el Banco Mundial; integración
técnica bajo el dudoso camino de las ventajas comparativas ( son las ventajas, en realidad,
de los países latinoamericanos?, ¿una mano de obra con salarios extremadamente
comprimidos?, ¿riquísimos recursos naturales totalmente saqueados por las consecutivas
revoluciones tecnológicas de Occidente?).
El Estado latinoamericano se ha transformado en un promotor cultural, político y
económico de la nueva modernidad occidental. Es un estado que h abandonado
definitivamente los discursos populistas y las pretensiones de bienestar social,
identificándose plenamente con las capas sociales privilegiadas de la región y con los
intereses de los poderosos grupos económicos trasnacionales; un Estado de tecnócratas,
formados generalmente en Europa o en Esta dos Unidos, o a veces directamente asesorado
por técnicos extranjeros (el ejemplo más claro fue la asesoría prestada por algunos
miembros de la ll2mada “Escuela de Chicago” a la dictadura chilena). Así, en apariencia, el
poder político en América Latina ya no se detiene, se administra según las pautas de la
técnica económica moderna: los gobernantes se presentan como gerentes del Estado,
quienes, lejos de tomar decisiones con fines políticos, tornan el camino que la razón
científica les dicta. Han adquirido el lenguaje del técnico y abandonado el del político;
están seguros de no constituir más que un eslabón lógico de la razón formal.

Pero esos nuevos políticos (¿ o acaso ha sido realmente destronada la política?) son los
nuevos representantes de la modernísima ideología del progreso y del desarrollo basado en
el alineamiento con el Occidente industrializado. Desarrollo que se transforma en un

143
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
crecimiento a toda costa, por encima de las limitaciones físicas, de las necesidades socia les
o de los valores culturales locales. La ideología dominante sigue totalmente envuelta en el
mito del progreso. Y este “progreso” al parecer, confunde la historia del Occidente
industrializado con la del mundo en general.

El progreso no es sino el espejismo de la técnica, de la robótica y de la informática


proyectado por la hiperdesarrollada (¡!) sociedad posindustrial o postmoderna Un espejismo
que al igual que cualquier otro mito, niega todo tipo de cuestionamiento.

4. Estancamiento y decrecimiento. Agotamiento de los recursos

Los discursos modernizadores convergen todos en la ilusión de un crecimiento continuo,


inacabable, como si los recursos terrenalmente disponibles pudieran, mediante una extraña
magia, estirarse y multiplicarse al infinito. Sin embargo la ilusión se ha topado ya desde
hace años con el muro del estancamiento. Francois Partant (1982) señala que, desde hace al
menos diez años, el crecimiento se ha detenido a nivel mundial. Esto ha repercutido en las
economías de la mayoría de los países en un aumento del desempleo, que se hace más
rápido aún por el hecho de que la evolución de la técnica no se ha detenido (ni por lo tanto
la informatización).

América Latina ha vivido, en la última década, un decrecimiento considerable de su


producto global bruto; pero más considerables ha sido el decrecimiento del producto por
habitante y la polarización de los ingresos. El decrecimiento y el estancamiento han tendido
a interpretarse como crisis. Y todos los gobiernos hablan ya de la próxima recuperación de
la economía. Pero ante la multiplicidad de callejones sin salida a los que nos ha conducido
el desarrollo, tenemos suficientes elementos para dejar hoy a un lado el optimismo: el
pronto agotamiento de muchos recursos naturales y el deterioro del planeta nos permite
afirmar que no nos encontramos sólo ante una crisis más del sistema capitalista; lo que
estamos viviendo hoy es un proceso de descomposición global del sistema que afecta por
igual a todas las sociedad.

No podemos seguir pensando que los recursos son incabables cuando sabemos a ciencia
cierta que en una generación la humanidad habrá agotado al menos las reservas de aluminio
y de petróleo, y probablemente también las de uranio (Gortz; Bosquet, 1978). Pero también
al ritmo actual de degradación ambiental, gran parte de las tierras, de los mares y de los ríos
que hemos estado experimentando en estos años se habrán tornado estériles, y urbes como
la Ciudad de México serán totalmente inhabitales.

A modo de ejemplo, el científico Jacques Cousteau nos señaló ya, en 1964, que la mitad de
la vida marina filmada en 1954 era inexistente en aquel año. Otro ejemplo más sobre la
capacidad destructiva de la modernidad: las trasnacionales papeleras y los productores de
muebles están arrasando hoy, bajo el visto bueno de los tecnócratas brasileños, la selva
amazónica, que genera la cuarta parte del oxígeno contenido en el aire de nuestro planeta.

Los costos del crecimiento parecen superar día con día sus beneficios (que por lo demás
sólo han disfrutado unos pocos). El mito del progreso, que permitió construir todas las
utopías modernas – desde la ilustración hasta la sociedad programada – ha llevado al
deterioro progresivo del planeta: agotamiento de los recursos renovables, desaparición de
especies condenadas, empobrecimiento genético y vulnerabilidad de las nuevas especies

144
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

estandarizadas, además del continuo aumento de tierras y aguas totalmente estériles a casa
de los métodos de exploración que imponen altos rendimientos y de las fuentes de
contaminación.

Pero el camino del desarrollo nos ha puesto además al borde de una serie de catástrofes,
como las posibilidades de Apocalipsis nuclear o de algún desastre ecológico a nivel
planetario como la inminente perforación de la capa de ozono.

El desarrollo, ese conjunto de factores dinámicos de orden económico, técnico, social,


político y cultural, cuya interrelación brinda al sistema su coherencia, no corresponde en
absoluto a lo que habíamos pensado que era: la finalidad misma de la evolución humana.
Limitado en el espacio, lo está también, necesariamente, en el tiempo. No habrá sido más
que la aventura de una pequeña fracción de la humanidad con objetivos realmente
estrechos, perseguidos por medios generalmente condenables. (Partant, 1982).

¿Cómo pueden entonces seguir sosteniendo, los gobiernos latinoamericanos, la ideología


del crecimiento a toda costa y de la modernización como solución a todos los males?.
Parecemos todos inmersos en la ideología de la sociedad tecnológica; una ideología que
pernea tanto nuestras utopías literarias televisivas como el conjunto de los mensajes
producidos a diario por la industria cultural. Pensar en una alternativa real de evolución que
deje de lado la palabra mágica de “modernización” parece imposible, absurdo, o incluso
irreal. Presentar dudas serias sobre las virtuales de las naves espaciales y de la conquista del
espacio o sobre las perspectivas de progreso que nos brinda la NASA es asimismo salirse
de los datos básicos de la razón.

De esta forma, los gobiernos que llegan al poder en América Latina, con sus programas
modernizadores, parecen presentar la única opción racional posible: la del progreso basado
en el desarrollo de la técnica; opción que no es en realidad sino el sometimiento total de las
economías latinoamericanas a los imperativos de desarrollo de Estados Unidos, de Japón o
de Europa Occidental.

145
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

PARIS Pombo, Ma. Dolores (1990). “Nuevos movimientos sociales:


identidades restringidas”; Crisis e identidades colectivas en América Latina.
México, Editorial Plaza y Valdes, pp.89-116.

NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES:


IDENTIDADES RESTRINGIDAS

1. Falta de canales de participación política

Los estados latinoamericanos, se han retirado poco a poco de las tareas


redistributivas, de integración y de movilización de la sociedad, tareas que
asumieron los estados populistas en su afán de modernizar sus naciones desde la
base, a partir de la incorporación de crecientes grupos sociales al mercado de
trabajo formal y a la participación política institucional.

El fin del populismo trae consigo el vaciamiento del sistema político (el centro neurálgico
de gravitación de la sociedad latinoamericana); este vaciamiento ensancha distancias
entre Estado y Sociedad: el Estado se achica y se retrae en su neoliberalismo al mismo
tiempo que la sociedad recrea identidades más restringidas, defensivas ante la crisis.
(Sergio Zermeño, 1987, p.86).

Ante la retirada del Estado populista, amplios grupos sociales encuentran más y
mayores dificultades para desempeñarse en espacios de participación política y
para incorporarse a una estructura institucional, ya sea laboral, partidaria o estatal.
La crisis económica y política genera continuamente áreas de profunda
conflictividad sin que los sectores sociales descontentos encuentren una expresión
política específica en el sistema.

De esta forma, el conflicto estructural y organizado se reduce a un área muy


limitada (a los espacios cada vez más reducidos de la política estatal) mientras la
gran mayoría de los grupos sociales tienen que expresar sus demandas por
canales “marginales” al sistema político.

Frente a la creciente polarización de la sociedad y al crecimiento sin precedentes


de un polo de extrema pobreza, subempleo, marginalidad política, etc., los estados
neoliberales han carecido de respuestas. De hecho, la presencia de la política
estatal en la comunidad (ya sea barrial o campesina) se ha limitado cada vez más
al asistencialismo o a la movilización electoral. El núcleo estatal además ha
tendido a actuar en forma autoritaria y represiva frente a los movimientos sociales,
o tratando de ignorarlos políticamente como expresiones “ilegales” de sectores
minoritarios: represión policial y militar de paros y de huelgas, falta de respuesta a
plantones y huelgas de hambre…

Desde luego, la expresión máxima del autoritarismo estatal unido al neoliberalismo


fue la de los gobiernos dictatoriales del Cono Sur. Pero gobiernos llamados
“democráticos” de América Latina, como el de Colombia o el de Venezuela no han
dudado en utilizar las fuerzas militares para sofocar a los movimientos sociales.

146
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Asimismo en México las huelgas han tenido cada vez más a convertirse en “paros”
calificados de “ilegales” por las autoridades del trabajo (como el paro de maestros
en abril-mayo de 1989) o a terminar en la quiebra forzada de las empresas (huelga
de Aeroméxico, paro de los trabajadores del transporte urbano estatalizado –Ruta
100; huelga de los trabajadores de Cananea). A partir del gobierno de De la
Madrid, se ha vuelto un fenómeno cotidiano los plantones “eternos” en el Zócalo
de las capitales o frente a las Secretarías del Gobierno, y las huelgas de hambre
que acaban en el hospital. La conformación de un estado cada vez más autoritario
lleva a que una demanda importante de los movimientos sociales sea la
“ampliación de la ciudadanía”: los grupos excluidos luchan por penetrar en el
sistema, presionan para que se realice una apertura institucional que les permita
obtener respuesta a sus necesidades. Sin embargo, al tratar de abrir el orden
institucional, el movimiento resulta muchas veces subversivo, pues cuestiona los
fundamentos mismos del nuevo Estado tecnocrático.

2. Características generales de los nuevos movimientos sociales

La falta de canales de participación lleva, en algunos países de América Latina, a


una violencia crónica en la sociedad o a fuertes estallidos en los momentos de
mayor conflicto. Pero esa falta de estructura institucional ha llevado también a
formas expresivas y de participación política nuevas, que se manifiestan, por un
lado, en el retraimiento y la resistencia comunitarias: cooperativas, comunidades
religiosas, organizaciones barriales, comités de abastecimiento…; por el otro lado,
se han conformado grupos reducidos y poco orgánicos pero que mantienen una
presión constante sobre el sistema institucional por el reconocimiento de los
valores que defienden: ecologistas, grupos de defensa de los derechos humanos,
feministas o comités de mujeres, organizaciones juveniles.

Todos estos movimientos son los que varios sociólogos latinoamericanos han
caracterizado como “nuevos movimientos sociales”. (E. Jelin; F. Calderón; T. Dos
Santos; T. Evers; Harmult Kärnen; S. Maiwaring y E. Viola…)

Nuevos, desde luego, no significa que algunos de ellos no tuvieran una existencia
previa: algunas organizaciones barriales, por ejemplo, tienen una presencia
importante en el escenario sociopolítico latinoamericano desde los años cincuenta,
es decir desde la acelerada urbanización de los países de ingreso medio en
América Latina. Como lo señalan Scout Maiwaring y Eduardo Viola (1985), la
calificación de “nuevos” se debe a que todas esas formas de participación, en los
ochenta, responden a un patrón relativamente nuevo de valores (preocupaciones
afectivas, relaciones expresivas, orientación grupal y organización horizontal…).
Sin embargo, en la práctica no podemos dividir radicalmente un “nuevo
movimiento social” de uno “antiguo”, pues esas denominaciones corresponden a
tipos ideales diseñados por las ciencias sociales con fines propiamente analíticos.

Los nuevos movimientos sociales pueden ser clasificados en dos tipos principales:

 Los movimientos simbólicos, que suelen agrupar a un número reducido de


individuos pero tienen una profunda influencia ideológica a nivel de toda la

147
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

sociedad (en dirección a un cambio en la cultura política). Estos


movimientos no pueden calificarse de instrumentales: no tienen demandas
concretas (o éstas no son la principal dimensión del movimiento) sino que
afirman ciertos valores innegociables (como la vida misma). En esta
categoría consideramos a los grupos feministas, ecologistas, en defensa de
los derechos humanos, organizaciones juveniles y de homosexuales (estos
últimos con una influencia muy limitada todavía en América Latina).
 Los movimientos comunitarios pueden ser mucho más masivos, y
agruparse en coordinadoras o uniones. Sus prácticas son también más
instrumentales, con demandas que muchas veces giran en torno a
problemas muy concretos (agua, abastecimiento, escuela transporte…). Su
orientación principal es la recreación de una identidad comunitaria basada
en lazos de solidaridad y cooperación. En esta categoría, tomaríamos en
consideración a las organizaciones barriales, las comunidades eclesiales de
base, las bandas de jóvenes (en algunas ocasiones), las organizaciones
cooperativistas y también el nuevo sindicalismo y gremialismo de base.

Con características más expresivas o más comunitarias, los nuevos movimientos


sociales representan todos una forma de participación particular, que podemos
caracterizar en rasgos generales. A pesar de sus objetivos tan disímiles, se
ajustan a un sistema de valores bastante similar.

a) En primer lugar, la práctica política de estos movimientos se caracteriza por


una falta de integración sistémica: por lo general los partidos son
rechazados, y la política misma es expresada, al menos por la base de los
movimientos, como una actividad negativa, que responde a bajos intereses
de algunos grupos de individuos. Muchos movimientos (como el de las
Madres de la Plaza de Mayo, las Comunidades Eclesiales de Base, algunas
cooperativas y organizaciones de jóvenes…) mantienen un “apoliticismo”
declarado y tratan de evitar en todo momento cualquier adscripción
ideológica.
Esto va unido a una falta de organicidad en el movimiento, una
reivindicación de la espontaneidad y del compromiso individual más que de
las tareas asignadas por comisiones o líderes electos. La inorganicidad y la
asistematicidad de la práctica provocan en ocasiones una ambigüedad de
las demandas, y casi siempre, sentidos contradictorios y multifacéticos de la
acción.

b) Otra característica común de los nuevos movimientos sociales es el


rechazo del autoritarismo y de las jerarquías: todos ponen un fuerte énfasis
en las prácticas democráticas y participativas, en las decisiones tomadas
por consenso y con altos niveles de participación interna. Los líderes del
movimiento tratan de presentarse como coordinadores, o aun como
animadores (Maiwaring y Viola, 1985), cuya tarea no es la toma de
decisiones sino levantar y movilizar a las bases. Hay un rechazo abierto del
elitismo, de las relaciones jerárquicas, que suelen ir asociadas por lo
general a una organicidad estricta. Se fomentan en cambio las relaciones
de solidaridad y todo tipo de vínculos horizontales (afectivos, familiares,
PAG..-152

148
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

comunitarios…). El rechazo del autoritarismo puede ser el fundamento


mismo del movimiento, como en el caso de las organizaciones de defensa
de los derechos humanos, de las organizaciones juveniles y feministas.
Sin embargo resulta difícil evitar, en muchas ocasiones, la recreación de la
relación líderes-masas: En grupos con bajo nivel de organicidad, que
carecen casi de estructura permanente, la comunidad del movimiento
reposa a menudo sobre la figura de un líder, pierda fuerza o se diluya el
movimiento.

c) Los nuevos movimientos sociales reivindican las relaciones de expresión


personal y dan gran importancia a los vínculos afectivos. El nivel de
participación de cada individuo depende principalmente del grado de
“compromiso personal”. La defensa de valores y principios suele ponerse
por encima del carácter instrumental del movimiento. De esta forma, las
demandas por interés ceden el lugar a exigencias de derechos, por su
puesto innegociables.
En términos weberianos, los miembros de esos movimientos responden en
su práctica a una ética de la convicción4. Los medios de la acción tiene que
ajustarse por lo tanto a una convicción moral, más que a un cálculo formal-
instrumental. Importa más la solidaridad y la cooperación ejercidas
cotidianamente, la democracia en el “hoy” y el “ahora”, recreada en las
prácticas comunitarias diarias, que la democracia, el socialismo, el
comunismo o cualquier otra utopía diseñada para el futuro y para toda la
sociedad.
La dimensión personal del nuevo movimiento social lo transforma en una
práctica fundamentalmente expresiva. Se abandonan así conscientemente
algunos rasgos formales de la política (el clásico activo militante de los
partidos y de los sindicatos que ponían por encima de su persona la “causa”
del movimiento.
d) Pero no sólo existe una reivindicación de la dimensión “personal” de la
política, sino también de la dimensión política de lo personal. Lo familiar, lo
habitual, las relaciones interpersonales son transferidas al escenario de la
discusión pública. En el conocido lema de las feministas chilenas
“Democracia en el país y en la casa”, lo doméstico pasa a ser un asunto de
discusión pública nacional. Pero a su vez las Madres de la Plaza de Mayo
ponen en la esfera pública su rol de madres; transforman en una denuncia
política de alcances no sólo nacionales sino internacionales lo que
aparentemente era sólo una “queja de madres”. En este sentido es claro el
paso de lo privado (del papel doméstico de la mujer) a la política.

Lo cierto es que una acción colectiva nacida de la división sexual del trabajo (velar
por los hijos) estas mujeres violaron esa misma división: salieron del ámbito
doméstico y se enfrentaron a los gobernantes de facto en el lugar que simboliza el
poder político. (E. Jelin, 1985, p. 47).

Al reivindicar su papel de madres y al denunciar la desaparición de sus hijos


frente a la sede misma del gobierno militar, las Madres de la plaza de Mayo
estaban cuestionando también la imagen tradicional de la mujer sumisa y

149
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

recluida en el hogar ante las penas y la represión.

Tareas que han sido propias exclusivamente del ámbito doméstico, como la
compra de alimentos y la preparación de los mismos, se vuelve también,
ante la crisis de lo cotidiano, un problema que se resuelve
comunitariamente: cooperativas de compra, comedores públicos, comités
del “vaso de leche” (Perú), etcétera.

En este ámbito, también, la mujer se ve obligada a salir del hogar y a


moverse en el espacio de lo público ante la incapacidad del núcleo familiar
para autoabastecerse y reproducirse; se ve llevada a establecer lazos de
solidaridad, a cooperar con las demás mujeres, a negociar con las
instituciones precios preferentes o formas de subsidio, etcétera.

Al afirmar la dimensión política de lo personal, los nuevos movimientos


asignan a la mujer un papel que va mucho más allá de lo doméstico. Sin
embargo, con la excepción de los movimientos feministas, los nuevos
movimientos sociales no cuestionan, sino que refuerzan el papel de la mujer
en el hogar y la división sexual del trabajo así como la estructura familiar.

Ligada a la salida de la mujer (y de la madre) a la escena pública, aparece


con gran énfasis en todos los movimientos, y principalmente en el de los
derechos humanos, la exigencia del “derecho a la vida”.

e) Los nuevos movimientos sociales representan también la búsqueda de una


identidad colectiva ante la destrucción, la desintegración, o sencillamente la
inexistencia de canales institucionales de “incorporación” del individuo a la
sociedad. Elizabeth Jelin comenta que la emergencia de los nuevos
“sujetos sociales colectivos” a la escena pública “está ligada a la
construcción de una identidad colectiva. Y estas identidades –quiénes
somos nosotros, quiénes los otros, cómo nos relacionamos con ellos, en
qué espacio, cuáles son los tiempos y la duración histórica de estas
presencias- implican básicamente procesos de carácter cultural.” (E. Jelin,
1987, p. 29). Para los movimientos simbólicos, esa identidad se expresa
como apropiación de un campo cultural: resignificación de roles sociales
(feministas), afirmación enfática de valores (derechos humanos),
reivindicación de una “forma de vida” (ecologistas), denuncia del
autoritarismo en todas las áreas de la vida social (movimientos
estudiantiles, rock, bandas de jóvenes). En términos de Melucci, “el objetivo
del movimiento social no es solamente la igualdad de derechos, sino más
bien el derecho a ser diferentes.” (Citado en E. Jelin, 1985.) Para los
movimientos comunitarios, la búsqueda de la identidad es la afirmación del
“nosotros” como grupo primario, como comunidad, como identidad
“restringida” [Zermeño]. El movimiento social no depende de una conciencia
de clase, de etnia, ni mucho menos de un sentimiento nacionalista; expresa
la conciencia clara de defender una identidad comunitaria amenazada. La
falta de incorporación institucional parece ser compensada por la
PAG..-154

150
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

reintegración de la comunidad. Así, los movimientos sociales comunitarios


son el contraejemplo más claro de lo que algunos postmodernistas europeo
y norteamericanos han llamado la “hipersecularización” y el
“hiperindividualismo” de la sociedad postmoderna (F. Lyotard; D. Bell, J.
Lipovetsky). En América Latina, la retirada de las utopías no se traduca en
ningún caso en individualismo a ultranza, consumista e hipersecularizado,
sino en la reintegración del grupo primario con base en valores
tradicionales, y muchas veces con base en principios religiosos
(particularmente en el caso de las comunidades eclesiales de base).
f) Retomemos por fin un término que utiliza Touraine para calificar a todos
estos movimientos: él habla de antimovimientos sociales (Touraine, 1978,
1984,1987). Por supuesto, la caracterización de Touraine responde a su
estricta definición de lo que es un “movimiento social” como lucha
característica de la sociedad industrial (definido con base en la observación
de los movimientos sociales europeos):
El movimiento social es la conducta colectiva organizada de un actor de clase que
lucha contra su adversario por la dirección social de la historicidad en una
colectividad concreta. (Touraine, 1978).
Es decir los movimientos son conductas socialmente conflictivas, cuya
conflictividad está determinada por la situación de clase del actor
(dominante o dependiente) y son también conductas culturalmente
orientadas. El movimiento social, en la teoría de Touraine, es la
combinación de un principio de identidad, de un principio de oposición (clara
localización de un adversario que no puede ser el Estado, sino otro grupo
social) y de un principio de totalidad (apropiación o defensa de un campo
cultural).

I O

Ahora bien, el movimiento social responde siempre, en la teoría de Touraine, a un


principio desarrollista: la apropiación de un campo cultural tiene el objeto de
imponer una nueva visión de totalidad sobre el adversario, visión más abarcadora
y superior. El campo cultural se sitúa siempre en la sociedad industrial, y se
mantienen los valores de desarrollo, evolución, historia…

El anti-movimiento social, en cambio, es más propio de la sociedad posindustrial:


el objetivo ya no es la apropiación de un campo cultural, sino una clara oposición a
la industrialización autoritaria y brutal y al desarrollo a toda costa, con un llamado
defensivo a la comunidad.

En este sentido puede ser útil la recuperación del término tourainiano de “anti-
movimiento” asociado a los nuevos movimientos sociales. Hasta hace una década,
parecía haber consenso en la política, tanto entre izquierdistas, populistas,
“desarrollistas” como militares, en el carácter supuestamente benéfico del
progreso material y en la necesidad de desarrollar y modernizar América Latina.
Desde luego, el desacuerdo residía en las vías que debían seguirse para tal
PAG..-155

151
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
modernización, en las formas de reparto de las riquezas y en todos los aspectos
de la organización política y social. Pero los valores mismos del desarrollo eran
incuestionables. En términos de Touraine, la historicidad, los modelos culturales
de inversión, conocimiento y moralidad, eran compartidos por todos los actores.

Los nuevos movimientos sociales cuestionan las raíces mismas de la sociedad


industrial. Por primera vez en la historia, hay un desencanto general de
desarrollismo, no se espera nada de la modernización (por ninguna vía). Es más,
a diferencia de los movimientos hiperpolitizados de las décadas anteriores
(estudiantiles, obreros, revolucionarios,…) parece haber una renuncia clara a un
proyecto histórico de transformación global de la sociedad; es decir, hay una
carencia de “Totalidad” en el movimiento (T): Y particularmente en el caso de los
movimientos comunitarios, no parece siquiera haber una claridad con respecto al
adversario; faltaría por lo tanto también el principio de oposición (O).

3. Movimientos simbólicos

A pesar de la carencia de un principio de totalidad y de la falta de definición


clasista, los movimientos que aquí llamamos “simbólicos” son a menudo una
denuncia radical del poder. Son un cuestionamiento profundo de los valores
tecnocráticos y autoritarios que tiende a monopolizar la política estatal en los
países de América Latina (y también en los centrales) y una denuncia, en general
de todos los valores de la “nueva modernización”, desde el neoliberalismo a
ultranza hasta el culto a la automatización e informatización, desde el autoritarismo
y la centralización del poder político, hasta la burocratización y jerarquización de la
administración pública.

Los movimientos simbólicos, como todos los nuevos movimientos sociales, tienen
una escasa o nula integración al sistema político, y una organicidad muy débil. Sin
embargo, a pesar muchas veces del muy reducido número de sus integrantes,
ejercen una profunda influencia sobre la conciencia colectiva; de hecho, podemos
afirmar que han contribuido a la formación de una nueva cultura política en
América Latina.

Así, las organizaciones en defensa de los derechos humanos, en el Cono Sur, han
tenido tal influencia sobre la vida política de los países que la temática ha tenido
que ser recuperada y reivindicada por todos los partidos políticos y ha sido
retomada en general por toda la sociedad. En Argentina, “las organizaciones de
derechos humanos se convirtieron en la memoria y conciencia no negociable del
clamor por el derecho a la vida, que el Estado intentaba destruir.” (S. Maiwaring y
E. Viola, 1985, p.51) Las organizaciones de derechos humanos tuvieron además,
en ese país, un papel fundamental en el proceso de democratización, pues
constituyeron la presión más constante y la denuncia más radical del régimen
militar. De hecho, según los autores que acabamos de citar, antes de la Guerra de
las Malvinas, las organizaciones de derechos humanos constituían los únicos
movimientos sociales de importancia en Argentina. (Aunque consideramos
necesario tomar en consideración también a los movimientos juveniles,
particularmente al rock nacional.)

152
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
Las luchas antitecnocráticas (antinucleares y ecologistas de todo tipo) son a su
vez una denuncia de la gestión totalitaria. Acerca de estos movimientos, Touraine
señala:

El adversario, aquí, está claramente señalado: son los grandes aparatos técnico-
económicos, que imponen por su poder mismo una política energética que ningún
argumento científico, tecnológico o económico obliga a reconocer como superior a
otras políticas. (Touraine, 1978, p. 104).

Contra la gestión tecnocrática de la sociedad y de la economía, los movimientos


ecologistas oponen la capacidad de autogerencia de los grupos sociales. Indican
la posibilidad de buscar formas alternativas de vida, que renuncien al saqueo
indiscriminado de recursos naturales, al desarrollo a toda costa, a los valores
consumistas. En América Latina, esto significa desenmascarar la “modernización”
tan esperada en décadas anteriores y tan pregonada todavía por los gobiernos;
revelar el carácter fundamentalmente negativo, destructivo y desigual del
desarrollo industrial.

Los movimientos feministas, a pesar de ser muy minoritarios y dispersos en


múltiples grupos de distintas tendencias, han ejercido también una fuerte
influencia a nivel social. Como lo vimos anteriormente, en todos los movimientos
sociales las mujeres han reafirmado su capacidad de actuar en público y su
capacidad de liderazgo. Han afirmado también el carácter político de la
cotidianeidad y la dimensión política de lo personal.

Las feministas han cuestionado además el rol de la mujer en el hogar, la doble


jornada de trabajo que pesa sobre muchas mujeres y el poder patriarcal que se
ejerce en todos los ámbitos de la vida social. A través de su lucha cotidiana y casi
molecular, representan un intento de transformación de las relaciones cotidianas, y
por lo tanto un intento de ruptura cultural. Como lo señala Rafael de la Cruz
(1987), la escasa y frágil organización de las feministas latinoamericanas no
guarda ninguna relación con la extraordinaria influencia ideológica que ejercen en
todas las esferas de la sociedad.

Finalmente, las organizaciones juveniles (rock, movimientos estudiantiles,


organizaciones de jóvenes cristianos) representan una crítica al autoritarismo, un
cuestionamiento de la educación y de sus formas represivas de integración de los
individuos, y la necesidad de un cambio radical en el mundo que han llegado a
construir las generaciones anteriores. Expulsados a la calle por la escuela, por la
industria e incluso por la familia, los jóvenes han dejado de creer en los valores del
mundo industrial y en la utopía que ha guiado los proyectos de modernización.

4. Movimientos juveniles

Desde luego no puede hablarse de un solo movimiento juvenil: las conductas de


las organizaciones y grupos de jóvenes son extremadamente variadas y van,
como lo veremos en el próximo capítulo, desde la desintegración, delincuencia y
violencia hasta grupos de acción comunitaria, grupos religiosos, organizaciones
estudiantiles, movimientos de rock o juventudes políticas. El único elemento

153
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

común a todas esas conductas es la juventud mismo como elemento identificatorio


fundamental de los actores.

Guillermo Campero por ejemplo (1987), se dedica a estudiar organizaciones


juveniles de pobladores y las divide en cuatro tipos distintos: colonias urbanas,
constituidas por grupos de jóvenes ligados a las comunidades cristianas, que
desarrollan actividades recreativas y culturales para niños y adolescentes, grupos
Juveniles de Derechos Humanos, centros culturales y comunidades cristianas
juveniles. En este estudio, Guillermo Campero se interesa por los movimientos
juveniles organizados más que por las conductas anónimas (a diferencia de la
obra de Eduardo Valenzuela, La rebelión de los jóvenes, 1984). Se trata de
movimientos juveniles hasta cierto punto comunitarios, que se acercan bastante a
la caracterización que anteriormente hicimos de los nuevos movimientos que
llamamos “simbólicos”. A diferencia de las organizaciones de pobladores de
adultos, el factor de “sobrevivencia económica” no es un percutor clave de la
organización; esto puede parecer sorprendente si tomamos en consideración que
los jóvenes se ven todavía mucho más afectados por el desempleo, el subempleo,
la frustración escolar, etc. La orientación reivindicativa de esas organizaciones es
muy débil. Predomina una dimensión de denuncia social, una lógica contestataria
del sistema y del régimen político militar. Al igual que en los demás movimientos
sociales que hemos mencionado, la participación de los jóvenes en las
organizaciones depende mucho más de la noción de “compromiso personal” que
de la estructura organizacional. La unión y la continuidad de la acción se ven
aseguradas por un conjunto de valores:

La afinidad ideológica, la consecuencia entre principios y actos (la autenticidad), el


sentimiento de causa, se aprecian como cuestiones definitorias y selectivas.
(Guillermo Campero, 1984, p. 111).

Otro factor subjetivo importante de adhesión a los grupos juveniles es la necesidad


de recreación, el deseo de encontrar un ámbito de diversión colectiva.

Como lo señala también Manuel Antonio Carretón (1988) los grupos juveniles son
un elemento muy fácil de movilizar y que con mucha frecuencia tiende a
realizarse. Para el joven excluido de todos los mecanismos clásicos de
socialización y personificación, cobran una importancia fundamental los momentos
históricos, los actos de enfrentamiento y liberación.

La protesta parece tener un sentido de liberación de tensiones y se vive, en


palabras de varios entrevistados, “como un hecho o un día extraordinario” más allá
de los objetivos de presión social. (G. Campero, 1984, p. 129).

Entre muchos jóvenes, el recital de rock cumple esa misma función de catarsis, se
transforma en un ámbito privilegiado de expresión, de comunicación, y en la
conciencia de un poder colectivo. En Argentina, el rock nacional puede ser
considerado como una práctica continua de contestación y de denuncia durante el
régimen dictatorial, y como una práctica de creación de identidades colectivas
juveniles. Denuncia que se hace más candente durante la Guerra de las Malvinas,

154
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

cuando el gobierno militar trata (en gran medida con éxito entre los sectores
políticos) de encauzar el descontento en una aventura militar-chovinista.

El movimiento del rock nacional, no habiendo apoyado al gobierno en su aventura


bélica, y representando, como principal movimiento juvenil, a los verdaderos
perjudicados por la guerra: los cientos de jóvenes muertos o mutilados, sí asumió
la crítica frontal al gobierno militar. (Pablo Vila, 1986).

Junto con las organizaciones en defensa de los Derechos Humanos, el rock


nacional argentino fue, durante años, el único movimiento social que repudió
radicalmente al régimen militar y al autoritarismo de la sociedad argentina.
Comparte también, con aquellas organizaciones, su carácter fundamentalista, la
defensa a ultranza de ideas y valores. De ahí el miedo a “transar” (Pablo Vila,
1986), a dejarse “copar” por el sistema. De ahí también el temor a ser calificado de
“político”. La política es vivida como el mundo corrupto de los adultos.

En los movimientos estudiantiles de nuestra década en América Latina, parece


también haber dado marcha atrás la tradición iluminista, la tendencia a la
hiperideologización; empiezan a surgir nuevos movimientos, más preocupados por
demandas propiamente universitarias, y reivindicaciones para el corto plazo
mucho más concretas:

“En este movimiento se van imponiendo las demandas sociales específicas (costo
de las matrículas, status de las carreras, disminución de presupuestos,
incertidumbre de las salidas profesionales, políticas de bienestar, etcétera) por
sobre los grandes proyectos de transformación propios de la Reforma
Universitaria, con excepción de la autonomía y la libertad de cátedra”. (G.
Campero; 1987).

En México, a partir de septiembre de 1986, surge el movimiento liderado por el


Consejo Estudiantil Universitario, (CEU) en protesta por un plan de reformas
claramente elitistas impulsadas en la Universidad Nacional Autónoma de México
por el Rector Jorge Carpizo (reglamentos sobre pagos, exámenes e inscripciones
tendientes a una selección más estricta de los “mejores” alumnos…).

Sergio Zermeño divide el movimiento del CEU en dos fases (Zermeño; mayo de
1988): en la primera, predominan las acciones que mantienen la participación de
las bases; esta fase abarca los seis primeros meses del movimiento; en la
segunda, las acciones del CEU se vuelven cada vez más “copulares”, hasta que
tiende a dominar lo que Sergio Zermeño llama la “buropolítica”, o negociación en
la cúpula, integrada a los mecanismos de la política institucional.

En general, por algunos factores que lo asimilan a los nuevos movimientos


sociales latinoamericanos, el movimiento estudiantil del CEU presenta
características novedosas en las luchas sociales en México: en primer lugar,
aparece como un movimiento claramente universitario, enmarcado en la disputa
por la orientación de la Universidad. Sus objetivos no son en ningún momento los
fines utópicos de liberación social y de democracia a nivel nacional que animaron
a los estudiantes mexicanos en el movimiento del 68. Sus prácticas no tienen

155
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
tampoco en ningún momento a enfrentar directamente al Estado como “enemigo
principal”. No existe ningún llamado al “proletariado” (como lo hubo en los años
sesenta).Sin embargo existe una crítica radical al discurso modernizador del
gobierno y a los valores de eficiencia y excelencia en los que se apoya ese
discurso.

Durante la primera fase del movimiento, se mezclan acciones reivindicativas (y


diálogos públicos con las autoridades), protestas radicales en algunos planteles de
educación media superior, y rituales o momentos expresivos como los festivales
de rock. Los estudiantes más radicalizados, provenientes sobre todo de los
bachilleratos, hacen de los centros de estudio su “habitat libertario” (Zermeño,
1988).

Se hace presente, como en los demás movimientos juveniles, el momento cumbre


y explosivo de la protesta, el sentimiento heroico que consolida
momentáneamente una identidad poco estructurada: en las manifestaciones, en
los mítines, en las asambleas, en la toma de locales universitarios. En general,
con un bajo nivel de organización pero una amplia participación de los grupos
estudiantiles de extracción popular. Al igual que en otros movimientos juveniles, es
la respuesta a la política cada vez más exclusiva y neoliberal del Estado, es la
respuesta a la frustración laboral, educacional, familiar, o social en general, de un
grupo generacional.

5. Movimientos comunitarios urbanos

La desintegración de los aparatos redistributivos del Estado y el desmantelamiento


de las formas de integración y de movilización populistas de los actores sociales
ha llevado en muchos países de América Latina a la segmentación de la base
social (de las identidades de clase, de género, de etnia…) y a la introducción, en
todas las esferas de la sociedad, de los mecanismos de mercado, coartando la
posibilidad de conformación de identidades amplias y duraderas. Los grupos
sociales han tendido a retraerse a la comunidad como centro de acción y
reivindicación. Los grupos comunitarios operan así como espacios de refugio o de
defensa ante los efectos desintegradores de la exclusión económica y
sociopolítica. Suplen, por otra parte, las crecientes dificultades de la familia
nuclear por reproducirse brindando lo necesario material a sus miembros.

Estudiamos aquí particularmente las organizaciones comunitarias que han ido


formándose, en nuestra década, en las ciudades de América Latina, por la
sobrevivencia material, la defensa frente a la desocupación y el hambre, y también
por una sobrevivencia “cultural” y moral frente a la crisis de modernización.

Las organizaciones de sobrevivencia en las distintas ciudades latinoamericanas


son muchas y con objetivos bastante diversos: En Lima, aproximadamente 200
000 familias están integradas a prácticas de sobrevivencia: principalmente
comedores populares, guarderías infantiles y comités del “vaso de leche”. La
campaña del “vaso de leche”, subvencionada por el Estado, agrupa a más de 100
000 mujeres, organizadas por comités, que participan voluntariamente. Su objetivo
es lograr que cada niño de los barrios populares de Lima tenga acceso al menos a

156
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

un vaso de leche diariamente (Ballón, 1986).

En 1984 existían también, en la capital peruana, alrededor de 300 comedores y


cocinas populares. Los más dinámicos agruparían a cerca de 10 000 mujeres
trabajando para 60 000 comensales. (Tomar Samanez, 1986).
En Venezuela han cobrado mucha fuerza, a lo largo de esta década, las
organizaciones cooperativistas. Estas han logrado incluso una amplia coordinación
a nivel nacional: agrupadas en 14 centrales regionales, han conformado la Central
Cooperativa Nacional (CECONAVE) que representa hoy la organización popular
independiente más grande del país. La CECONAVE agrupa a 350 cooperativas
que organizan aproximadamente a 200 000 familias. Sus objetivos básicos son el
abaratamiento de los productos alimenticios, el fortalecimiento de la integración
cooperativa (producción-distribución) y la generación de cambios en los hábitos
alimenticios. Por otro lado, la CECONAVE impulsa proyectos de abastecimiento
popular en las ciudades, permitiendo el acceso, en los barrios, a productos más
baratos que los que pueden encintrarse en el mercado. (Gómez Calcaño, 1985).

En Brasil, las organizaciones comunitarias más extendidas son las comunidades


eclesiales de base. Estas han ido cobrando fuerza desde la década pasada, tanto
en el campo como en las grandes ciudades. A comienzos de la década de los
ochenta, algunos estudios estimaron que existían 80 000 comunidades que
implicaban a más de dos millones de personas en todo el país. (S. Maiwaring y E.
Viola, 1985).

En Chile, la Iglesia Católica ha tenido también una profunda influencia en los


movimientos comunitarios, no sólo a través de la formación de las CEB en todo el
país, sino también como intermediario frente al estado, como asesor (a través de
sus vicarías) y subvencionador de numerosas organizaciones de sobrevivencia.

En santiago, las organizaciones comunitarias agruparían, según estimaciones de


Guillermo Campero (1984), aproximadamente al 5-10% de los pobladores
(habitantes más pobres de la ciudad). Muchas de esas comunidades constituyen
organizaciones de sobrevivencia (talleres laborales, Comprando Juntos, Ollas
Comunes, Comedores Populares, Bolsas de Cesantes): éstas suman cerca de
1400 e incorporan a más de 190 000 miembros. El 80% de los miembros de esas
organizaciones son desempleados o adscritos al PEM (Programa de Empleo
Mínimo) o al POJH (Programa de Ocupación de Jefes de Hogar), ambos
programas de emergencia impulsados por el Estado a partir de 1982. (G.
Campero, 1987).

En México, las organizaciones comunitarias se han formado a partir de dos


demandas fundamentales: tenencia de la tierra y derecho a la vivienda popular. En
las colonias populares de la Ciudad de México, las uniones de colonos empezaron
a formarse, desde el principio de la década pasada, a partir de la toma de tierras y
de las demandas de regularización de las mismas.

El movimiento urbano popular ha adquirido una coordinación nacional con la

157
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

formación de la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular


(CONAMUP), que agrupa a cerca de 40 organizaciones de 11 estados de la
República.

Las organizaciones de colonos han centrado sus luchas en demandas sobre la


tenencia de la tierra, vivienda y servicios. Sin embargo, en su interior, se han dado
muchas formas de participación y organización comunitarias: cooperativas de
producción y consumo, organización comunitaria de centros de abasto
proporcionados por la CONASUPO (Consejo Nacional de Subsistencias
Populares), talleres formativos para los jóvenes, comités de mujeres. (P.
Moctezuma, Arau, Perló y Schteingart).

Las organizaciones comunitarias presentan una serie de características comunes.


En primer lugar, intentan privilegiar en lo posible lazos no competitivos ni
pactados, tratan de favorecer los valores de cooperación y solidaridad. Por otro
lado, como lo vimos anteriormente, las prácticas de esos movimientos no suelen
ajustarse a modelos estructurados. Predomina, al contrario, un funcionamiento
informal, basado en el compromiso personal de los integrantes y en los flujos y
reflujos del movimiento. En este sentido, las prácticas, que no se atienden a una
estructura formal, suelen apoyarse y reforzar las redes de solidaridad familiar, de
parentesco y de vecindario.

Existe también un rechazo a los partidos, y en la base del movimiento, una


percepción negativa de la política en general. En realidad, la política sólo es
aceptada cuando se vincula con demandas muy concretas: servicios, vivienda,
abastecimiento…

Las reivindicaciones principales giran en torno al nivel de vida, al acceso a


servicios, a la educación y a la cultura, y en menor medida, al ordenamiento de la
ciudad y “democracia local”. El espacio de donde surgen las demandas es también
el lugar de creación de la identidad comunitaria: el territorio. De esta forma, la
defensa de la tenencia de la tierra es la demanda que significa la posibilidad
misma de conformación de la identidad barrial.

En la mayor parte de las organizaciones comunitarias (y a diferencia de los


movimientos que hemos llamado “simbólicos”) no hay idea clara de adversario. La
relación con el estado es contradictoria; las organizaciones de sobrevivencia
suelen poner una esperanza última en la ayuda estatal o en la solución a sus
demandas otorgada por alguna institución. De hecho, la gran diversidad de
instituciones con las que tienen que tratar los colonos hace que éstos tengan una
visión muy fragmentada del Estado.

La inexistencia de un proyecto político a largo plazo torna frágil la continuidad del


movimiento. En casi todas las organizaciones de sobrevivencia, existe un ir y venir
continuo de los miembros; en los movimientos urbanos populares, la participación
raramente es constante, existen flujos y reflujos. Esto contribuye en gran parte a la
creación de un cierto “populismo local”: a fin de cuentas, el líder se vuelve la

158
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

fuente de permanencia de la organización. A pesar del rechazo expreso al


autoritarismo y a las jerarquías, las decisiones y las orientaciones de la acción
terminan por reposar sobre esa única base permanente: el líder comunitario. Sus
opiniones se vuelven directivas.

Las prácticas de sobrevivencia asumen características fundamentalmente


defensivas frente a la crisis, a diferencia de los movimientos “simbólicos” que
enfrentan directamente los valores y orientaciones de la política dominante.

La fuerza de la familia y de los grupos primarios en general, limita la capacidad de


acción colectiva directa y aumenta la capacidad de resistencia en una situación de
ruptura o de amenazas contra la comunidad y el grupo primario. (A. Touraine,
1987, p. 89).

Debido a las características fundamentalmente defensivas de estas


organizaciones, hay un cuestionamiento de muchos autores sobre las
posibilidades reales de su impacto a nivel social, ya sea un cambio redistributivo
en relación a las orientaciones de la política estatal, o en cambio de la cultura
política.

Consideramos necesario, en este sentido, retomar una clasificación que hace


Sergio Zermeño de las “identidades restringidas”: el autor las divide en dos tipos:

1. “Los que tienden a formar frentes, uniones, coordinadoras, centrales,


alianzas y partidos cuyo objetivo es unificar esos movimientos, con el fin de
concentrar un poder que los conduzca a influir en la política nacional”.
2. “Los movimientos, dirigencias y corrientes que rechazan las estructuras
verticales y la política y sólo eventualmente participan en centrales,
alianzas, frente o coordinadoras por considerarlos jerárquicos,
corruptibles…” (Sergio Zermeño, 1987, p. 58).

En el caso de los primeros movimientos, no cabe duda sobre su posibilidad de


influencia y presión sobre la política estatal (su efecto sistémico). Así, en México,
el Estado se ha visto obligado a tener en cuenta, en el diseño de sus políticas de
vivienda, a organizaciones que han cobrado el peso y la coordinación de la
Asamblea de Barrios, que agrupa a más de un centenar de organizaciones
barriales, o a la CONAMUP.

A falta de coordinación real del movimiento, la Iglesia ha significado muchas veces


(Perú, Chile, Brasil) un intercambio institucional importante entre las
organizaciones “de base” y el estado. La Iglesia se constituye así en una
“institucionalidad compensatoria” (G. Campero, 1987). Permite que el integrante
de la organización sienta un vínculo social más allá de su propia vivencia
comunitaria. En algunos casos (principalmente en Chile) la Iglesia aparece como
un apoyo a los movimientos antiautoritarios y libertarios, como una presión
constante contra el poder del gobierno.

159
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Aun en los casos de una inexistencia total de coordinación y de un aislamiento real


de las organizaciones de sobrevivencia, las prácticas comunitarias deben ser
consideradas como fuerzas de transformación. No lo son, desde luego, en función
de utopias sociales universales; pero a nivel local, microsocial, las prácticas
democráticas y solidarias pueden irse transformando en un cambio “molecular” de
las sociedades latinoamericanas, en un cambio de la cultura política y de las
prácticas colectivas de gestión social.

160
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

GONZALEZ Casanova, Pablo. “¿A donde va México? I, II, III, IV en: La jornada
(México) 27, 28, 29, 30 de junio de 2000.

MARTES 27 DE JUNIO DE 2000

*Pablo González Casanova*

¿A dónde va México?/I

(Pensar y hacer el futuro)

Plantear el problema del futuro no sólo implica observar cuáles han sido las tendencias
recientes y extrapolarlas en formas lineales o cíclicas. Y ni siquiera basta prever puntos de
ruptura y cambios de tendencias. Todo eso es muy importante pero no basta. Prever el
futuro implica también construir el futuro.

Hay una especia como de juego entre el destino y la libertad. O para decirlo de otro modo:
las luchas de un pueblo, sus organizaciones, su templanza, su firmeza en los objetivos y su
flexibilidad táctica, su creatividad y destreza organizativa, o su capacidad de aprendizaje
organizado y de acciones coordinadas, pueden permitirle alcanzar un futuro distingo en un
mundo parecido. La fuerza organizada de los pueblos puede cambiar la historia de los
pueblos.

El mundo y el país

En las dos últimas décadas del siglo XX, el mundo entero ha vivido bajo el dominio cada
vez mayor de una política y una ideología a las que sus partidarios y promotores bautizaron
con el nombre de neoliberalismo. Los estragos que esa política y esa ideología han causado
entre los pobres y más pobres ––y aun en las clases medias–– son hoy reconocidos hasta
por los ricos y más ricos, sus indudables beneficiarios. Pero aunque muchos de éstos
reconozcan los estragos y hasta anuncien otros mayores, se las ingenian para seguir
aplicando exactamente la misma política neoliberal al tiempo que reniegan de su nombre o
le cambian de nombre, o dicen que van a aplicar una política distinta y “humanitaria”, o un
“neoliberalismo social” o una “tercera Vía”. En cualquier caso sostienen, sin la menor base
científica, que los efectos adversos del neoliberalismo son provisionales y corresponden a
medidas calculadas en que a la larga sí se van a resolver los problemas de las mayorías
empobrecidas.

La filosofía del neoliberalismo consiste en decir: “la mejor forma de que administres tu
casa es que me la des a mí; la mejor forma de que administres la República o la cosa
pública es que la privatices; la mejor forma de que administres la nación es que se la
entregues a las compañías trasnacionales y a los nativos asociados a las trasnacionales. Tan
sencillo como eso, y como que nos tiene que seguir pagando por los siglos de los siglos los
intereses crecientes de una deuda externa e interna cuyo ‘principal’ cada vez es mayor y
cuyos intereses lógicamente son y serán cada vez mayores, por lo que también,

161
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

lógicamente, tendrás que irnos entregando, cada vez más, proporciones crecientes del
ingreso y el producto nacional, y por qué no, de las empresas y ls riquezas nacionales,
incluidos energéticos como la electricidad y el petróleo y territorios como Baja California y
el Istmo. Es más como la proporción de lo que produzcas y transfieras a nuestros bancos y
empresarios y a los bancos y empresarios asociados y subordinados a los nuestros, será una
proporción creciente, los recursos públicos de que dispongas para educación, salud,
alimentación vivienda serán cada vez menores y se te irá planteando un problema de
africanización, o depauperación universal que es una ley natural como las leyes naturales
que hacen que la Tierra se mueva alrededor del Sol. Y te lo decimos con bases científicas,
aunque…, a decir verdad, allí sí tenemos un problema pues a veces invocamos a Newton
para sostener el carácter necesario de las leyes, y a veces a Darwin para sostener el carácter
necesario de la evolución de las especies y el triunfo de los más fuertes, mientras otras
planteamos problemas de moral o de ética, de ‘humanitarismo’ y de ‘derechos’ que
llamamos ‘humanos’, y que nos parecen muy respetables como sentimientos de las
personas generosas y caritativas que los invocan, siempre que por ningún motivo sus
beneficiarios los declaren verdaderos derechos de pueblos y ciudadanos, y siempre que se
limiten a aplicarlos de manera altruista, generosa, paternal, o para justificar el carácter
‘humanitario’ de nuestras acciones militares en la ‘guerra de baja intensidad’ que tenemos
organizada contra los pueblos rebeldes, insumisos o ‘inviables’, y para el control militar de
las poblaciones civiles que viven en las áreas más depredadas, marginadas, discriminadas y
en sus aledaños.”

Es necesario aclarar que el neoliberalismo incluye, en su rico pensamiento, un proyecto


para la economía, otro para la política y otra para la sociedad, amén del cultural que hoy
adquiere una dimensión especial con las tecnociencias. El proyecto neoliberal de la
economía se resuelve con el reino del mercado al que controlan las trasnacionales y el
“Grupo de los Siete”; el de la política con una democracia electoral de pocos en pocos y
para pocos a la que se le prohíbe plantear alternativas de carácter económico, es decir a la
que se le prohíbe, so pena de graves sanciones, desestabilizaciones e intervenciones
naturales e inducidas, plantear una política económica alternativa. En cuanto a la sociedad,
el proyecto neoliberal alienta a los llamados movimientos sociales, a condición de que no
tengan un proyecto histórico alternativo ni un proyecto de poder que articule lo social, lo
cultural, lo ético o moral, lo político y lo económico.

El proyecto neoliberal en materia social es muy sofisticado. Combina, con costos mínimos
y resultados máximos, la cooptación y la represión tanto de individuos como de pequeñas
colectividades. Esa cooptación y represión atienden y atacan “blancos” previamente
seleccionados. Corresponden a una política que los expertos llaman “focalizada”. Como
cooptación, esa política es mucho menos costosa que la socialdemócrata o la populista que
las clases dominantes, la banca y los oligopolios se vieron obligados a soportar, y hasta a
alentar, cuando eran muy fuertes los movimientos de liberación nacional, o los de los
trabajadores en las socialdemocracias avanzadas, o los de los comunistas en el bloque que
encabezaba la URSS y que después se enfrentó al de China. La autodestrucción y
destrucción de todos esos movimientos por divisiones internas, represión corrupción
manipulación y amafiamiento, le dio el triunfo histórico a los neoconservadores y al
capitalismo corporativo, quienes desde los años 70 y sobre todo desde los 80 pasaron a la
ofensiva. Desde entonces el proyecto neoliberal, con ése u otros nombres se propuso a
contribuir a la desestructuración del Estado de bienestar, del Estado post colonial o

162
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

neocolonial de carácter populista y del Estado comunista “realmente existente” que


correspondía a una especie de socialdemocracia de los pobres y de populismo totalitario
cuya ideología oficial era conocida como marxismo-leninismo. El proyecto neoliberal
aprovechó las contradicciones de los enemigos del imperialismo y el capitalismo para
desestructurarlos y para estructurar una mundialización (o globalización) en que los
complejos de empresas trasnacionales y los complejos financieros-militares, con sus
sistemas de mediación y represión aumentaron su dominio y sus beneficios, a costa de los
Estados-nación que perdieron su fuerza mediante procesos de endeudamiento,
desregulación e integración dependiente, y a costa de los trabajadores que perdieron la suya
a raíz de un proceso de exclusión, marginación y desempleo que combinó con la
“flexibilización” o destrucción de los derechos laborales y sociales alcanzados en la etapa
anterior, y de los que se habían beneficiado sobre todos los trabajadores organizados y los
sectores medios. El neoliberalismo, como nueva política del capitalismo corporativo,
diseño una globalización funcional a sus intereses y cuyos efectos laterales no sólo
aumentaron la pobreza y la extrema pobreza, sino la explotación de los trabajadores y la
transferencia de excedente de los países periféricos a los centrales, y de los negocios no
organizados a los negocios organizados. A principios del siglo XXI las fuerzas dominantes
se pro-pondrían globalizar más, desregular más flexibilizar más, mucho más de lo que
habían globalizado, desregulado y flexibilizado al mundo hasta entonces, y con mayor
profundidad y ventaja. El proyecto neoliberal, en marcha, no sólo abarca la llamada
periferia del mundo, a la que nuestros publicistas y diplomáticos llaman por costumbre “en
desarrollo”, sino a los países centrales a los que llaman “post industriales” o “muy
avanzados”…

Tal es, más o menos, el discurso y el curso directo e indirecto del neoliberalismo, aunque el
discurso varíe según los públicos que los escuchan y los voceros que los pronuncian;
aunque éstos se expresen de una manera en Inglaterra y otra en México, de una manera de
Harvard y de otra en Los Pinos. Así es el neoliberalismo. A su retórica tecnocientífica
universal no sólo corresponden ideologías, mitos y mentiras nada desdeñables, sino técnicas
muy efectivas y extraordinariamente novedosas en el conocimiento y manejo de los
sistemas complejos, como ellos mismos los nombran. Bueno es por eso saber, lo más que
se pueda, no sólo cómo son las nuevas ideologías sino también como son las nuevas
técnicas, pues de otro modo no se entiende ni el mundo en que se vive ni la forma de actuar
en él. Al ineludible análisis crítico del sistema se tiene que añadir el conocimiento profundo
de las técnicas y prácticas con que el sistema domina.

El arte de las mentiras tecnocientíficas conserva hoy muchos elementos clásicos. Se ha


enriquecido también con otros que provienen de las nuevas técnicas de la publicidad, la
propaganda y los mensajes subliminales persuasorios o intimidatorios. Opera en una
sociedad relativamente nueva que conoce como “la sociedad del espectáculo” en que la
imagen suele tener una especie de peso óntico superior a la realidad. Y para colmo se
mueve en un mundo de engaños y autoengaños que viene de la identificación de las formas
profanas con el mundo real cada vez más alejado de las mismas, y de los símiles o
representaciones con aquellos a que se requieren asemejar o que pretenden representar. De
la impresionante variedad del fenómeno baste señalar siete modos de mentir en los que es
necesario poner atención a sabiendas de que hay muchos más.

Está el arte de mentir con la verdad: por ejemplo, a veces (y si uno busca bien) todo se

163
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

publica en relación con los horrores del empobrecimiento. Esta el arte de mentir sobre las
causas: por ejemplo, la miseria de hoy se debe a los populistas de hace treinta años. Está el
arte de mentir sobre los efectos. Por ejemplo: se dice que el ajuste estructural y las políticas
de choque sirven para modernizar la economía. Está el arte de decir verdades a medias, por
ejemplo: se ocultan los efectos secundarios o laterales del “adelgazamiento del Estado”, de
la “desregulación” de la economía y de la “flexibilización del trabajo”. Está el arte de
mentir con “la verdad del poderoso” considerada como la verdad por antonomasia,
científica, racional, ética, y, por si eso no basta, apoyada con estímulos y premios a favor de
los intelectuales y científicos que precisan, amplían o difunden los “conocimientos
políticamente correctos”, y con sanciones y amenazas, entre mensajes dobles, a quienes
precisan, amplían o diseminan los conocimientos prohibidos que son ninguneados como
propios de intelectuales anticuados o de jóvenes ultraignorantes. Está el arte de mentir con
los derechos de igualdad ante la ley en circunstancias en que “el país formal” cada vez tiene
menos que ver con “el país real”. Y el dulce engaño de una democracia que no es el
gobierno del pueblo para el pueblo y con el pueblo, y que no permite la elección de una
política económica alternativa. En tan opresivo mundo de engaños y autoengaños la labor
del pensamiento crítico tiene una importancia innegable. Pero no basta porque hay otra
forma más de mentir, relaciona a los descubrimientos más recientes de las tecnociencias y
que niega sus usos y efectos inequitativos y excluyentes en los textos sobre la equidad y la
justicia social.

Las tecnociencias han optimizado las formas de conocer y actuar para alcanzar objetivos.
Se aplican con gran rigor en unas cosas y se olvidan totalmente en otras. Ese hecho, de por
sí, amerita una cuidadosa reflexión críticas sobre todo cuando se advierte cómo son usadas
para maximizar el poder y las utilidades del sistema dominante, y también para
desestructurar o destruir el poder y los recursos resistentes u opositores. La nueva mentira
consiste en ofrecer empleo, alimentación, vivienda, educación y servicios de salud sin el
menor razonamiento sobre las medidas que se requieren para alcanzar esos objetivos, sin
mención alguna sobre las fuerzas en que se tendrá que apoyar una política que
necesariamente va a afectar a las grandes compañías, potencias y grupos de poder y presión
que dominan el mundo actual y el México actual. La crítica de las falsas ofertas de justicia
y equidad tiene que aclarar que esas falsas ofertas se hacen en una época en que las ciencias
y técnicas del pensar y el hacer se han desarrollado muchísimo. Si es necesario denunciar
sus ocultamientos también es indispensable conocer sus comportamientos.

El neoliberalismo y sus autores intelectuales no se quedan en el campo de las mentiras, de


los mitos, las ideologías y la publicidad, que constituyen parte de una riquísima retórica a
menudo perfeccionada con métodos experimentales. Gozan también de los beneficios de
una auténtica revolución científica en el pensar y el hacer, que es parte de una nueva lógica
y de una nueva historia de la humanidad. No es exageración. La tecnociencia ha
desarrollado el conocimiento y la técnica de manejar conjuntos y subconjuntos de
relaciones humanas, y los de imponer subsistemas funcionales a la dominación y la
apropiación; sistemas llamados abiertos o disipativos que han cambiado de manera notable
la organización del conocimiento y el conocimiento de las organizaciones que dominan el
mundo. Las tecnociencias de los sistemas autorregulados han mostrado una eficiencia de
tan largo alcance en el espacio y el tiempo que muchos de sus ideólogos consideran como
un fenómeno eterno al sistema dominante. Pero aunque tal creencia sea vana, y ya esté

164
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

disconfirmada empíricamente por los peligros de ecocidio que sin la menor duda amenazan
a la humanidad y al planeta, es indudable que el poderío del gran capital y de las grandes
potencias es enorme y que las técnicas de ese poderío entrañan novedades que la
humanidad entera debe conocer.

La revolución tecnocientífica de nuestro tiempo plantea como uno de sus retos principales
el inicio de una nueva “era del conocimiento” en que una de las más importantes luchas por
la democracia es la que dé prioridad a la educación clásica y moderna, humanista y
científica, política y técnica, de las mayorías de ciudadanos en cada polis, y de las mayorías
de los pueblos, polis y etnias en cada Estado. Y es en ese mundo en el que tenemos que
responder a la pregunta de ¿adónde va México?

Un mundo en que la educación y el conocimiento ocupan un lugar esencial para el triunfo,


junto con la ética social, política y personal que replantee el interés general y el bien
común, la democracia, la justicia y la paz, la soberanía, el socialismo y la equidad, y que
lucha por ellos a sabiendas de que el futuro no está predeterminado y que sí es posible
construir una alternativa.

*Este es un texto en que cada frese o proposición se basa en fuentes directas, oficiales o
bancarias y de instituciones de investigación científica nacional e internacional;
corresponde a series estadísticas, modelos matemáticos cuantitativos y cualitativos,
análisis sistémicos, o análisis histórico-políticos. Las principales frases y proposiciones, en
especial las que se prestan a dudas o interpretaciones distintas, han sido codificadas para
ser programadas como hipertexto. El lector podrá consultar las referencias
correspondientes. En un primer plano encontrará lo que hemos llamado
“ventanas”dedicadas a precisar, ejemplificar o aclarar algunos problemas esenciales del
actual debate; en un segundo plano podrá optar por la ruta de la profundización en otras
“fuentes” o bibliografías, o por la ruta de la simplificación y la persuasión con palabras,
cifras e imágenes variadas. El texto es también un intertexto, o texto entre muchos y está en
proceso de elaboración para ediciones sucesivas y ampliadas, algunas interactivas.

165
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

¿A dónde va México?/ II

(Las tendencias recientes)


Todas las experiencias del mundo moderno y posmoderno parecen indicar que la
construcción de la alternativa comenzará por la construcción de una nueva democracia. El
proceso de democratización en el mundo es un hecho que no podemos desconocer. Pero el
carácter limitadísimo de la democracia realmente existente es cada vez más visible en
varios terrenos. Conforme la crisis mundial y nacional se acentúa frente a los objetivos de
una democracia electoral de por sí limitada, los ideólogos de las clases dominantes tienden
a priorizar la gobernabilidad. Los electores tienden a abstenerse de emitir su voto. Los
líderes de la sociedad civil tienden a aislarse de los líderes de la sociedad política. Los
partidos tienden a sustituir los argumentos por injurias personales, y usan la publicidad
comercial como medio principal de persuasión. Las organizaciones patronales y financieras
exigen abiertamente que “sea quien sea” el partido que gane deberá aplicar la misma
política neoliberal que ha enriquecido a los grupos de más altos ingresos y empobrecido a
los sectores medi0os y a las clases bajas.

El comprensible malestar social provocado por la política neoliberal se manifiesta en


formas pacíficas y violentas, individuales y colectivas, que corresponden a acciones de
defensa de las poblaciones afectadas y amenazadas en su seguridad y en sus comunidades.
De manera todavía incipiente las organizaciones de defensa colectiva se articulan como
movimientos de protesta, de presión y de proyectos alternativos tanto en el sistema social
como en el político. Muchos de esos movimientos no son sólo de resistencia; plantean una
democracia con justicia social e individual, con “sufragio efectivo” y con respeto a la
dignidad de los pobres; recogen y renuevan sus legados cívicos y de acción colectiva, y una
cierta cultura democrática de “los de abajo” en materia de “consensos” , de “tolerancia”, de
“dignidad”, de “vergüenza” y “valentía”. Su proyecto social y ciudadano entra en
contradicción con el régimen y con el sistema dominante local, estatal, nacional y mundial.
A menudo deriva en enfrentamientos violentos o amenazadores y otras incluso en acciones
de resistencia armada. La resistencia mayor proviene de una conciencia moral de los de
abajo que se organiza y estructura articulando varios estratos y espacios sociales, culturales
y políticos.

La respuesta principal de las fuerzas dominantes combina el uso amenazador y represivo de


los órganos de seguridad, policiales, militares y paramilitares, con algunas negociaciones
para la cooptación y la claudicación de grupos utilizables y líderes disponibles. Las fuerzas
dominantes actualizan sus teorías de las “democracias peligrosas”, de la
“contrainsurgencia” y las “acciones cívicas”. Al mismo tiempo disponen acciones
“preventivas” para la “gobernabilidad”. Esas acciones a menudo incluyen tácticas de

166
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

desestabilización y autodestrucción de las fuerzas populares, locales o nacionales. Quienes


las usan parten del supuesto de que al aventurarse la crisis hay peligro de ingobernabilidad,
y que el sistema debe prepararse, desde ahora, para desestructurar y, eventualmente,
destruir a sus fuerzas opositoras.

La resistencia al neoliberalismo se mueve así en un campo política acotado. El proceso de


democratización del sistema político es vigilado y atendido por las fuerzas dominantes con
una lógica de seguridad. Está enmarcado en una estructura de poder financiero, económico,
mediático, tecnológico y policiaco-militar, que impone una gran cautela a los políticos que
aspiran a ganar las elecciones. Esa cautela lleva incluso a muchos opositores a asumir la
lógica de que cualquier alternativa a la política económica neoliberal es imposible. Los más
empeñados en contenerla y cambiarla necesitan proponerse una recomposición de fuerzas
no sólo políticas sino sociales. La tarea no resulta fácil ni sus resultados previsibles. Tanto
las fuerzas políticas o ciudadanas como las sociales o populares se redefinen y recomponen
en formas discontinuas. La crisis y las medidas neoliberales reblandecen a veces sus
posiciones y otras las endurecen; a veces las cansan de resistir y las subyugan, y otras las
llevan a quitarse el miedo y a organizarse. Las conductas de ciudadanos y pueblos oscilan
entre el conformismo, el cinismo, la desesperación anómica o el endurecimiento emocional,
e incluso calculado. También se dan en ellos fenómenos personales, existenciales, que son
sorprendentes y que los cristianos llaman “conversión”. Se trata de algo así como la
esperanza. Pero ésta es espiritual y visceral y se halla íntimamente vinculada a la decisión
de luchar y a lo que se conoce como “la opción por los pobre”

Allí no paran las metamorfosis de personas y gentes, ni con esos cambios basta para
alcanzar algo que se parezca a los caminos de la victoria. Ya en la lucha, las poblaciones
insumisas y sus heroicos líderes, como si el drama no fuese suficiente, se ven obligados a
controlar en su propio seno las políticas autoritarias, paternalistas y populistas, los
compadrazgos, las mafias y las clientelas que tanto criticaros en sus enemigos y que
reaparecen entre sus compañeros y aliados. Muchos de ellos rehacen intimidaciones,
sanciones físicas y psicológicas arbitrarias, manipulaciones de personas y de grupos,
control vergonzante de asambleas, fraudes en votaciones internas y hasta corrupciones en el
manejo del bien común. Es así como la crisis del sistema se suma la crisis de las propias
alternativas al sistema, la autodestrucción de las alternativas. Si no se detiene a tiempo el
autoritarismo, si los de abajo imitan o practican la violencia y las trampas de los de arriba, y
empiezan a decir mentiras y le pierden respeto a su propia dignidad y a la dignidad de sus
hermanos y compañeros, la autoderrota se vuelve una crisis dentro de la crisis. Para
enfrentarla tienen que unirse firmemente los hombres y mujeres que “todavía tienen
vergüenza”, como decía Zapata, y que hoy más que nunca viven a diario el múltiple reto de
construir una sociedad del conocimiento y la organización, capaz de articular la moral
pública a las fuerzas sociales y a sus redes, todo con disciplina y pluralismo…

La coyuntura de fin de siglo parece estar acumulando varias crisis que se acentúan. Algunas
ya se han desatado en el sistema social y político; otras están por desatarse. Entre las crisis
manifiestas en México, se encuentran las siguientes: 1. La de los pueblos indios cada vez
más discriminados, empobrecidos, asediados despojados, explotados, excluidos,
hambrientos y enfermos y cada vez más dignos y rebeldes 2. La de los estudiantes
universitarios en lucha por la educación superior pública y gratuita y por que no les quiten

167
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

el futuro; 3. La del gran subsidio del pueblo a los banqueros que quebraron en formas
fraudulentas y no fraudulentas y en cuyo salvamento, mediante tributo impuesto al pueblo,
se comprometió y desprestigió la “clase política” gubernamental, a instancias de las elites
económicas beneficiadas y de los propios organismos financieros nacionales e
internacionales; 4. La de los asesinos de varias centenas de periodistas y de políticos; 5. La
del campo mexicano, en especial de los productores de maíz y fríjol, con grave pérdida de
nuestra independencia alimentaria a favor de los productores estadounidenses, y con
crecientes manifestaciones de desnutrición y amenazas de hambrunas; 6. La de los
pequeños y medianos empresarios sin créditos o con créditos a plazos más cortos que la
producción y con tasas de interés incosteables.7. La de la violación de los derechos
individuales y sociales con medidas macroeconómicas que afectan a las cuatro quintas
partes de la población; 8. La del narcotráfico y el crimen organizado que se articulan en
forma sistémica a la banca nacional y mundial y a los círculos gubernamentales de Estados
Unidos y de México, con crímenes que hasta en las películas van más allá de las meras
explicaciones personales y a los que se vincula el terrorismo de Estado denunciado y
documentado por autores muy serios como Noam Chomsky; 9. La de las inflaciones y
devaluaciones que favorecen a los especuladores y a un empresariado corporativo para el
que el mercado interno no cuenta: los grandes ganadores; 10. La de salarios nominales
congelados y de salarios reales disminuidos que permite a las trasnacionales y sus
asociados aprovechar las diferencias de salarios que son de uno a diez entre los trabajadores
de México y los de Estados Unidos para “abatir costos” (aquí) y “maximizar utilidades”
(allá y acá); 11. La de los servicio0s públicos de educación, salud, alimentación seguridad
social, infraestructura, con subsidios y presupuestos cada vez más reducidos, mientras
sumas crecientes de subsidios y concesiones se reorientan a las empresas privadas y, para el
caso, a la educación privada, a la salud privada, a la alimentación privada, a la seguridad
social privada, cuyos costos son inaccesibles para 85 o 90 por ciento de la población; 12. La
de la retórica oficial y la pretendida bondad de la política neoliberal, que tanto enaltecen los
voceros de la Secretaría de Hacienda y de los organismos internacionales, mientras
millones de mexicanos comprueban su notoria falsedad en carne propia; 13. La de una
política de altas inversiones y sueldos en fuerzas policiaco-militares y en armamento para
una guerra interna llamada “de baja intensidad]” que se libra con el pretexto de guerra al
narcotráfico, y que afecta al conjunto de la población civil, en especial a la excluida y
marginada, o a la que promueve protestas cívicas y exige políticas alternativas. Esa política
pone en crisis al régimen institucional al imponer un marco policiaco-militar a cualquier
movimiento o fuerza que limite el modelo neoliberal de dominación y acumulación.

Las crisis señaladas tienden a acentuarse. A ellas se añaden otras que en plazos
relativamente cortos pueden colocar a México en una situación explosiva y en un camino
acelerado de africanización, esto es, en un proceso de liquidación de sectores medios, con
pérdida de empleos calificados y reducción de fuentes de trabajo profesional para médicos,
ingenieros, dentistas, abogados, economistas, arquitectos, y con políticas genocidas, o de
exterminio de pueblos, en especial de pueblos indígenas, a quienes desde ahora cada vez
más se expulsa de sus tierras y caseríos, infestando sus campos de labranza, incendiando
sus chozas, destruyendo sus enseres domésticos y sus aperos de labranza, y arriando a los
sobrevivientes por brechas de fieras acosadas para que emigren a las montañas, donde se
enferman y fallecen de hambre y de frío, de virus y bacterias.

168
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

Los miembros de las clases medias y empresariales sin empleo y sin empresas serán un
tremendo factor de inestabilidad y de ingobernabilidad democrática neoliberal, aunque
algunos se conformarán con su suerte y aprenderán a vivir sin la esperanza de un futuro
mejor para sus hijos. En cuanto a los campesinos, indios y no indios, expulsados por el
mercado y por los paramilitares y asesinos a sueldo de ganaderos, hacendados y compañías,
en ocasiones podrán escaparse a las ciudades donde se integrarán a los nuevos barrios
marginados, hacinados, malolientes, inseguros. Otros se irán a Estados Unidos y
arriesgarán su vida y su libertad con tal de conseguir trabajo de mojados, un triste trabajo
sin garantías y más bien con discriminaciones y amenazas de cárcel. Pero, extranjeros en su
propia tierra, sentirán que viven en el país vecino una vida mejor que millones de
mexicanos indios y no indios, a reserva de ser cazados, atropellados, deportados, o
encarcelados por los rancheros y la migra.

Si, esa es la triste verdad, y lo es, una crisis aun mayor parece a todos previsible. Se puede
desarrollar en dos etapas: la pérdida de propiedades públicas y nacionales que hoy todavía
generan.

Si, ésa es la triste realidad, y lo es, una crisis aún mayor parece a todos previsible. Se puede
desarrollar en dos etapas: la pérdida de propiedades públicas y nacionales que hoy todavía
generan empleos y servicios para el conjunto del país, y la suspensión de pagos de los
servicios y el principal de la deuda externa cuando los acreedores decidan suspender las
políticas de “salvamento” y blindaje con que hasta ahora han permitido “pagar la deuda con
más deudas”. Es obvio que la situación tiende de por sí a empeorar.

Cada vez se expresan de manera más abierta las presiones por la privatización y
desnacionalización (escalonadas) de los recursos energéticos del país, en especial de la
electricidad y el petróleo.

Tanto la privatización como la desnacionalización son formas simuladas de depredación y


de expropiación. Las propiedades nacionales y públicas pasan a las empresas privadas que
pagan sumas simbólicas, por debajo del valor de lo que “compran”, al tiempo que “sacan
del mercado” a la propiedad pública y nacional para meterse al mismo, como propietarios
privados, predominantemente trasnacionales. A la fecha ya se han privatizado y
desnacionalizado la banca, los teléfonos, los ferrocarriles, las supercarreteras, los
aeropuertos y numerosas empresas mineras, industriales, de distribución de artículos
básicos y de servicios de primera necesidad. Al mismo tiempo, el gobierno ha perdido
fuentes de ingreso que precisamente lo obligan a endeudamientos crecientes y a pagos
acumulados de intereses. Estos absorben una parte cada vez mayor de los ingresos públicos,
de por sí reducidos y que se han reducido todavía más con el Tratado de libre Comercio y
las políticas de estímulo a los inversionistas extranjeros y nacionales.

La autonomía de la banca central respecto al gobierno de la República y su integración a la


red encabezada por el Banco Mundial aumentó la tutoría de los organismos internacionales
y las grandes potencias sobre los programas de inversión y gastos público en México, sobre
las políticas de estímulo o falta de estímulo a las empresas medianas y pequeñas, sobre el
empleo calificado y no calificado, así como sobre el subempleo, el desempleo y la llamada

169
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

economía informal con creciente presencia de marginados y excluidos, en especial jóvenes


y viejos.

La autonomía de la banca central privó al Estado de la posibilidad de enfrentar la crisis con


una política monetaria y de inversiones orientada al crecimiento del mercado interno. Las
altas tasas de intereses y la baja tasa impositiva al capital y a los altos ingresos, como
supuestos estímulos a la inversión derivaron, junto con el empequeñecimiento del mercado
interno de artículos de consumo general, y la quiebra generalizada de pequeños y medianas
empresas en estímulos al capital especulativo más que al productivo. El excedente, que
antes generaban los servicios públicos gratuitos y la producción social subsidiada, pasó de
ser un impuesto útil al sector público a ser fuente de utilidades para las empresas privadas.
Los productos y servicios públicos transformados en mercancías “adelgazaron” el ámbito
de los derechos sociales, limitaron la prestación de servicios y el aprovisionamiento de
bienes a aquéllos y sólo a aquéllos que tienen la capacidad de comprar en un mercado cada
vez más entregado a satisfacer la demanda de grupos de ingresos altos y medios y que para
muchos bienes y servicios de primera necesidad deja fuera alas dos terceras, a las cuatro
quintas, y a las nueve décimas partes de la población.

La amenazante desnacionalización de la electricidad y del petróleo ––de por sí


descapitalizados y desarticulados de la economía y el desarrollo científico y tecnológico de
la nación––, de llevarse a cabo acentuaría fatalmente la crisis presupuestal del Estado y
aumentaría todavía más la dependencia de las empresas y del gobierno respecto de las
políticas del fondo Monetario Internacional, el banco Mundial y la Oficina del Tesoro de
Estados Unidos. Es decir, colocaría a México en una crisis de pagos sometido a enérgicas
exigencias globalizadotas y neoimperialistas para la entrega de más riquezas, recursos y
territorios.

En caso de no detenerse el proceso, la culminación de la privatización dejará a la


República, al gobierno, y alas empresas particulares y sociales no integradas a los
oligopolios, en situaciones insuperables de debilidad, con una sobrevivencia precaria, o
camino de una desaparición de que ya han sido víctimas numerosos pequeños y medianos
propietarios y a cuya suerte se sumarían mucho más. La importación del desempleo (sic) en
materia de un trabajo calificado y profesional que dejaría de realizarse en México para
llevarlo a Estados Unidos y otros países hegemónicos, y la exportación de los mejores
trabajadores calificados y altamente calificados a Estados Unidos y demás países
dominantes, se combinaría con mayor inseguridad del empleo de México.

En la vida cotidiana, en el futuro de los niños y los jóvenes, al igual que en otros países
donde el proceso se ha adelantado, se viviría un clima de inestabilidad generalizada con
resistencia civil y armada ––al estilo centroamericano o sudamericano–– en que las clases
dominantes, o los intelectuales neoliberales y “los medios” dizque explicarían lo que ocurre
y anunciarían el futuro, entre vanalidades, injurias y acusaciones personales contra quienes
encabecen la resistencia, acusándolos de ignorantes o necios, de presentar a fuerzas
oscuras, de ocultar intereses puramente personales. Los responsabilizarían de agudizar una
crisis que podría resolverse si no fuera por su conducta de pseudolíderes pretenciosos,
ignorantes e interesados, de agitadores profesionales y no profesionales, que enredan y
manipulan a “los trabajadores responsables”, a los jóvenes ingenuos” y a “los pobrecitos

170
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

indios”. Y si los líderes de la resistencia contrataran con el apoyo popular, las elites
tecnocráticas y sus fuerzas de choque no dejarían de calificar al pueblo de corresponsable
como lo hicieron en el gobierno de Allende. En todo caso, y sin el menor empacho,
sostendrían que sin la presencia de los populistas desplazados, de los fósiles o dinos, de los
idealistas equivocados, de los “indecisos” y “cobardes”, todos “los buenos ciudadanos” y
“el conjunto” del país, apoyarían “la mejor política posible, la del neoliberalismo” (que de
paso se seguirá avergonzando de su nombre).

Las críticas de los soberanos de la globalización ––encabezadas por el Grupo de los siete––
se harían extensivas a los gobernantes nativos. Con los argumentos y términos
acostumbrados para defender “el modelo neoliberal” afirmarían que los gobernantes locales
a su servicio “no han aplicado bien el modelo por ineficacia y corrupción”. Por supuesto les
seguirían prestando su apoyo mientras (y sólo mientras) les sirvan para seguir haciendo
negocios y no necesiten sustituirlos con otros que los ayuden a controlar a los pueblos
levantados mediante políticas populistas de derecha en que se dé un cambio para que no
haya cambo, o mediante regímenes policiaco-militares con fachada democrática al estilo
centroamericano, colombiano o peruano.

Las resistencias, en efecto, serían frenadas en combinaciones crecientes de cooptación y


represión, y mediante el fomento generalizado de una cultura individualista y egoísta que
internalizaría la filosofía del conformismo y el cinismo o del racional choice, en que “yo
compito contra todos y todos compiten contra mí”, y “así es la vida y así seguirá siendo”.
La persecución y decapitación de los movimientos de avanzada y sus líderes continuarían
en nombre de la lucha contra el narcotráfico, y mediante agentes policiales disfrazados de
ultras que fomenten acciones descabelladas para que las fuerzas paramilitares, los
pistoleros a sueldo o los porros tengan la justificación necesaria de actuar, mientras se
emplea a los policías, a las fuerzas de seguridad y los soldados en “operaciones abiertas”,
que serían cada vez más frecuentes, “otros factores iguales”. La llamada “guerra de baja
intensidad” mostraría su verdadero carácter de control militar del territorio y de la
población al estilo chiapaneco, siempre a reserva de subir de intensidad cuando sea
necesario.

Ese anuncio de futuro no tiene nada de “pesimista”. Hoy mismo, en los círculos académicos
y policíacos de Washington abiertamente se publica lo que en México oficial quiere ocultar
y ocultarse. En la vasta literatura sobre el peligro de una guerra civil en México destaca un
famoso artículo de Foreing Affairs (enero-febrero de 1999) que se titula: Saving America
from the Comino Civil Wars (“Salvadndo a Estados Unidos de las guerras civiles que
vienen”). En ese artículo México aparece como uno de los países amenazados de guerra
civil. Otro texto, no menos famoso, es el que pide cerrar el camino de la paz de los
zapatista. Publicado por la Rand Corportion bajo el título The Zapatista Social Netwar in
Mexico (mayo de 1995), sus autores son el distinguido politólogo David Randfeldt de la
Rand Corporation, y su colaborador John Arquilli de la Escuela Naval Superior (El texto se
puede bajar del Web en la dirección: [email protected]). En él sus autores declaran que las
redes de paz de la sociedad civil propuestas por el EZLN y el sub Marcos son redes de
guerra inducen a la solución militar del problema de Chiapas como supuesta forma de
impedir la guerra social en México. Aseguran ––en forma impresionante–– que las redes de
la sociedad civil llevan a la guerra social. No advierten ni parecen dispuestos a considerar

171
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

que precisamente las redes de la sociedad civil han presionado y pueden presionar por un
diálogo que reconozca y haga respetar los derechos sociales, culturales, políticos y
económicos de los excluidos y marginados, y que así asegure la paz con justicia y dignidad.
De antemano juzgan ingenua y sin base toda lógica que lleve a la paz. Y desde luego no se
plantean la necesidad de contrariar la política neoliberal par alcanzar una paz con
democracia y justicia.

Tal vez, al leer a esos y otros ideólogos del neoliberalismo se pensará que no hay
alternativa posible de solución negociada. Puede ser. Pero no intentar la solución negociada
con concesión de derechos a los pueblos ––y en este caso a los pueblos indios–– es la mejor
forma de contribuir a una catástrofe que envolverá a México y a Estados Unidos. El
apartheid mexicano tiene sus manifestaciones más graves en las zonas de refugio de los
pueblos indios; pero afecta por lo menos a las cuatro quintas partes de la población de
México, y hace ridículo y falso cualquier proyecto de democracia, paz y justicia que no
plantee los derechos de los pueblos indios y una política que acabe con los remanentes del
racismo y el colonialismo.

La democracia de pocos para pocos con pocos se seguirá llamando democracia y dirá
luchar por el bienestar de todo México. Sus partidarios pretenderán que al aplicar la misma
política económica que nos ha llevado al desastre nacional y social, sólo por un corto
tiempo sacrificarán a los pobres y más pobres, a los menos ricos o menos acomodados y a
los que “nomás la van pasando”, pero a todos les dirán que obran con la certeza de que si
les va mal en el corto plazo, a la larga serán los más beneficiados: Y como apostilla al bello
discurso, que ya no ofrece la gloria después de la muerte sino un futuro neoliberal en el
provenir de los excluidos, los tecnócratas seguirán validado sus afirmaciones con una sabia
y sonriente retórica de tecnócratas a favor de un supuesto “liberalismos social” al que
según ellos sólo los “demagogos” y “conservadores” no aceptan por perversidad,
frustración, tontería, o falta de conocimientos.

¿Adónde va México?/III

(Las Alternativas Posibles)

Malo adelantar vísperas y que éstas se vuelvan vísperas de nada, pro peor todavía pensar
que es imposible un futuro mejor o anunciar que os jóvenes no tienen futuro ni el país tiene
futuro ni el mundo…, o que todo será igual que ahora o incluso peor. Eso es opción
personal más que una reflexión atendible. Las bases científicas del optimismo se
comprueban a lo largo de la historia humana, por lo menos, en un sentido. Hasta en los
periodos más siniestros de pronto volvió a arrancar la lucha por un mundo mejor. Hoy, las
ciencias sociales más avanzadas confirman con creces que la historia no es sólo una
extrapolación de tendencias pasadas mediatas o inmediatas. Si se basa uno exclusivamente
en las tendencias no se puede sacar ninguna conclusión sobre el futuro de la historia. El

172
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

optimismos se asocia en gran medida a las historia de la voluntad y de la creación. En la


voluntad a aparece como iluminación o conversión o claridad y en la mente creadora como
boceto que no tiene todas sus líneas precisadas desde el comienzo. El optimismo se
materializa en el pensamiento organizado para conocer y actuar, en el pensamiento
organizado para experimentar y corregir de acuerdo con los experimentados, y para
readaptarse a las condiciones en función de valores y objetivos a fin de formar nuevas
condiciones que permitan construir efectivamente caminos-mundos nuevos. A esa
conclusión llegan los estudios más precisos sobre el determinismo y la libertad en la
historia.

Por ejemplo, en el México de 1999 tenemos dos proyectos de alcance universal: uno, el de
los Zapatista, y otro de los partidarios de la Revolución Democrática. Ambos proyectos
recogen y recrean la historia universal y nacional. Se trata de proyectos radicales en el
sentido martiano de la palabra. Son los más radicales porque uno y otro recogen las
experiencias de lucha de los excluidos y oprimidos, y de quienes han organizado su
conocimiento y acción para enfrentar a los regímenes de opresión y exclusión. Pueden ser
los proyectos más radicales sino sólo van a las raíces políticas de una moral que iguale con
la vida el pensamiento si no convencen a los sujetos sociales que se beneficiarían de una
política más libre y más justa. En ese sentido son potencialmente los más radicales.
También son los más radicales, porque al replantear los movimientos liberales,
nacionalistas y socialistas del pasado van encontrando que los fracasos anteriores se deben
a no haber organizado en la práctica un gobierno democrático y plural del pueblo, para una
mayor equidad hacia el pueblo y con el poder participativo y sufragante del pueblo. De allí
van concluyendo que para no fracasar necesitan organizar ese tipo de gobierno.

La redefinición del proyecto democrático tiene muchas contradicciones teóricas y prácticas.


Quienes plantean más concretamente el proyecto, y lo hacen parte de su vida cotidiana y de
sus formas de lucha son los indios de México, y los revolucionarios que surgieron de ellos
o se unieron a ellos, o los que en el campo político dieron una creciente prioridad a la
Revolución Democrática.

A la redefinición de los objetos y medio de lucha han contribuido también las fuerzas
populares, patriotas y socialistas que advirtiendo los límites y contradicciones el populismo,
del nacionalismo, de la socialdemocracia y del comunismo, desde la sociedad civil urbana y
rural, laica y religiosa, acuerdan primordial importancia a una revolución democrática que
no se ha hecho, que se intentó de manera descuidada e indecisa, que fue cooptada,
traicionada, lo destruida en sus primeros pasos y que es necesario hacer bien.

En los dos grandes proyectos han tendido a prevalecer la idea de una revolución pacífica, y
de la necesidad de hacer todo lo posible por lograr la paz con democracia y justicia. Ambos
proyectos son muy ricos. Es imposible caracterizarlos en pocas palabras. Sin embargo
pueden destacarse algunas de sus contribuciones.

El proyecto de los indios de México y en especial el de los zapatistas propone y procura


una democracia plural, participativa y representativa, a la vez étnica y loca, y también
nacional y universal. Propone la construcción del poder y la ética en la sociedad civil, y de
las autonomías en la sociedad civil y el Estado. Redefine las comunidades como
PAG..-177

173
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

localidades, municipalidades y regiones internas e internacionales. Lucha contra la


discriminación y la exclusión racial, económica y cultural, de género o inclinaciones
sexuales y por la justicia social e individual. Defiende el disfrute de los pueblos a sus
territorios y recursos naturales, y sus derechos a las tierras ejidales y comunales. El
proyecto zapatista supera varios problemas que debilitaron e hicieron fracasar a proyectos
anteriores. El pluralismo ideológico no sólo obedece a la tolerancia y la libertad de
expresión como valores respetables sino como valores necesarios a fin de construir actores
sociales que teniendo distintas creencias, filosofías e ideologías integren organizaciones y
redes para acciones comunes victoriosas. El pensar en un protagonista plural al que se sume
la clase obrera industrial sin reclamar para ella un puesto ontológico de vanguardia, no
menosprecia el papel que los trabajadores manuales e intelectuales cumplen en las luchas
de la revolución democrática; simplemente no les asigna un papel privilegiado al margen de
la historia real. El combinar la democracia participativa con la democracia representativa y
una y otra con las ideas de justicia, y el combinar las ideas de justicia individual, con las de
justicia a las etnias, y con las de justicia social establece puentes entre luchas necesarias y
posibles. Esas luchas incluyen a quienes piensan desde ahora en una democracia socialista,
por elusivos que sean en el uso de ese término o concentrados que se hallen en el proyecto
democrático, y a quienes defienden los derechos de los pueblos indios, la paz y las
autonomías, dentro de un proyecto de democracia efectiva en las comunidades autónomas,
locales, municipales o regionales, en las entidades federativas y en el país.

La construcción del poder y la ética en la sociedad civil va más allá de los planteamientos
estatistas que predominaron en el corto sigo XX, supera a los anarquistas que no se
plantearon a fondo los problemas de la resistencia y la rebelión y que quisieron construir
repúblicas justas y libres sitiadas y al fin liquidadas por el Estado, y deja atrás a los eticistas
que desprestigian a la moral con la moralina. En la práctica, el proyecto zapatista se plantea
los necesarios vínculos de la moral y la lucha, en medio de una “guerra de baja intensidad”
que combina el conflicto y el consenso, el enfrentamiento y la negociación-transa, la
represión y la cooptación de individuos y colectividades como formas de eliminación moral
y fiscal de líderes y pueblos cuando unos y otros defienden sus derechos y desean construir
un mundo mejor.

El proyecto zapatista concede a la moral y al poder un papel principal para enfrentar sin
miedo al enemigo y para dialogar con él sin hacer transas, es decir, sin hacer negociaciones
y concesiones que beneficien a los líderes o clientelas cooptados contra los intereses de las
colectividades. El proyecto también convoca a cohesionar a la comunidad y a los que al
mandar obedecen los valores de la comunidad y de la humanidad. En todos sentidos se
propone a forjar un mundo que se organice en torno a los derechos humanos individuales y
colectivos para hacer de ellos una realidad generalizada. Concibe los derechos humanos
individuales y colectivos como el atractor familiar y práctico de un sistema alternativo.

La novedad y riqueza del proyecto zapatista se advierte en el uso sistemático de la


combinación allí donde el pensamiento maniqueo plantea la disyuntiva. La combinación,
como forma predominante de un pensar concreto, combina lo universal y lo particular; así,
por ejemplo en el idioma combina la necesidad de saber el castellano y el tzotzil u otra
lengua vernácula o internacional; en la moral combina el respeto a lo humano, a lo nacional
y a lo local; en el conocimiento, valora la civilización mundial y la cultura propia. La

174
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

combinación concreta se da también en el terreno político, en que lejos de oponer la


democracia participativa a la representativa al estilo de la antigua izquierda y de Rousseau,
hermana a una y otra; y en que postula la lucha por los derechos humanos individuales y
personales y también enarbola la lucha por los derechos sociales, los comunitarios,
nacionales y globales. La combinación concreta estructura un pluralismo ideológico,
religioso, étnico que ven la comunidad, la sociedad, la nación, la humanidad, algo así como
una unidad en la diversidad que debe y puede organizarse. Al mismo tiempo vincula las
reformulaciones del Desarrollo, la Modernidad y la Post modernidad con formas de
expresión locales y tradicionales de culto a la naturaleza y a las civilizaciones pasadas,
prehispánicas e hispánicas ––piénse en el Popol Vuh y El Quijote––, y con un ecologismo
actualizado, no sólo post moderno en la defensa de la naturaleza, sino moderno en la
defensa de los bosques, las aguas y las tierras de las etnias frente a los caciques y las
compañías depredadoras. Esboza así los planteamientos de una globalización alternativa a
la del capitalismo salvaje y corporativo en la que lo primero a imponer es un gobierno
cuyos dirigentes mandan por elección o consenso de los ciudadanos y las comunidades, y
en que como mandatarios obedecen los mandatos de sus mandantes. El rico planteamiento
no olvida las categorías históricas, sociales y antropológicas de la dominación y la
apropiación; pero de todos los legados antiguos y recientes que la inteligencia
revolucionaria y radical le deja forjar un proyecto seminal en que la libertad, la igualdad y
la fraternidad añade la dignidad concebida como dignidad de la persona humana y como
condición del pobre que se respeta a sí mismo y que merece respecto.

Proyecto de los descendientes de los mayas, el zapatista lo es también de los guerrilleros y


luchadores latinoamericanos: con ambos crea una filosofía realmente nueva y un proyecto
alternativo particularmente creado. Las contradicciones en que incurre por la necesaria
política de seguridad, disciplina y cohesión en condiciones de cerco y guerra muestran
altibajos en que siempre busca volver a una política hegemónica sin que se haga de la
disciplina político-revolucionaria un dogma sin dudas o un paradigma sin empatías. Como
filosofía revolucionaria, política y democrática, representa un extraordinario avance en el
respeto a creencias e identidades distingas de la propia. Realmente es un proyecto de
alcance mutual por su rico juego de respecto y empatías. Ni hace de occidente el centro del
universo ni es ajeno al dulce encanto de occidente. Se opone a su dominación como a
cualquier vasallaje mundial o local.

En cuando a los partidarios de la revolución democrática, entre los que destaca el partido de
ese nombre, el PRD, desde la memoria e imaginación colectiva de las izquierdas, priorizan
y profundizan en un fenómeno parcialmente descuidado por los teóricos e ideólogos de la
democracia y el socialismo, en el que nos profundizaron nunca o al que no priorizaron
nunca un movimiento, aunque de los liberales haya surgido aquellos del gobierno del
pueblo, con el pueblo y para el pueblo; de los socialistas el concepto de la
socialdemocracia, y de los comunistas el de dos supuestas etapas de la revolución mundial:
una, la revolución democrática y, otra la revolución socialista. El caso es que hoy mismo
se requiere mucha más elaboración teórica-práctica sobre la revolución democrática. Pero
en el caso de México ya se han dado importantes contribuciones, entre las que destacan: 1º
el plantear, en los conceptos y los derechos, el que los sistemas electorales, los equilibrios
de poderes, las autonomías municipales, institucionales y empresariales, así como la
soberanía nacional, estén vinculados a la democratización del Estado y a la

175
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

democratización de las organizaciones de la sociedad civil; 2º El proponer políticas de


alianzas cuyo objetivo primordial sea el cambio de régimen político, dando a ese cambio
una importancia que la izquierda tradicional no le reconocía y que quedaba inserto en una
política “reformista” frente a la “revolucionaria” de los bloques históricos encabezados por
la clase obrera. La nueva propuesta supone que un régimen de alternancia de partidos es
particularmente valioso dentro de un proyecto de revolución democrática. La alternancia es
fundamental frente a la perpetuación de un mismo grupo o partido en el poder, y el cambio
de régimen político necesario frente a las estructuras autoritarias que impiden una creciente
representación y participación del pueblo en las decisiones. Pero la alternancia es
insuficiente si choca con la alternativa democrática que efectivamente permite un mayor
poder del pueblo y una política de justicia social; y el cambio de régimen político es
insuficiente si no se acopla con cambios en el sistema social que den creciente poder a la
sociedad civil y a las mayorías que en ella actúan. En general la nueva propuesta parte del
postulado de que la democracia político-electoral y partidaria es un valor, en sí mismo muy
importante, que se articula a los valores relacionados con la justicia y la equidad; 3º en
cuanto, a los problemas en que aparecen los intereses de las clases dominantes, se esboza el
proyecto de resolverlos mediante lo que podríamos llamar un modelo alternativo
negociado, que en lo económico y lo social resuelva problemas fundamentales de . 1.
protección y fortalecimiento de la propiedad pública, nacional y social en las leyes, tratados
y políticas correspondientes; renegociación del Tratado de Libre comercio para proteger la
producción del maíz, el fríjol y la libre migración de trabajadores, entre otros objetivos; así
como medidas que detengan los procesos de privatización por etapas o de golpe, de la
educación, la electricidad, el petróleo, la seguridad social, el patrimonio cultural de la
nación y de los pueblos indios, la política monetaria y financiera, la política de defensa y
seguridad nacional. 2. Rearticulación o integración de complejos y redes empresariales de
crédito, conocimiento, tecnología producción y servicios para un mercado interno que
incremente su capacidad de producir lo que consume y de distribuir en forma menos
inequitativa lo que produce y los servicios que presta de alimentación, salud educación
vivienda, seguridad social. 3. Reorientación hacia una política de desarrollo equitativo en
los puntos más sensibles: el de los derechos de los pueblos indios, el de la autonomía de las
organizaciones sindicales y de trabajadores, el de un subsidio elevado para la educación
pública, para el pago de mejores salarios y de estímulos al magisterio, y para la educación
gratuita desde la primaria hasta la superior; el de la lucha contra la inflación aumentando el
empleo para la producción de los bienes y servicios que demandará una población menos
desempleada y subempleada y con salarios que permitan, por lo menos, adquirir la canasta
básica, y aumentar los niveles de la población en forma sostenida. Todo lo anterior implica
la reconversión de la actual política de seguridad policíaco-militar en una política de
seguridad basada en una sociedad menos inequitativa, desigual y excluyente en una
democracia más representativa y participativa, así como en el control tanto moral como
político, jurídico, policial y militar de la corrupción hasta hacer del ejercicio público un
ejemplo de transparencia con periódicas auditorias internas y externas. 4. Estructuración de
fuerzas ciudadanas y de la sociedad civil que apoyen el proyecto frente a las oposiciones
que necesariamente presentarán las fuerzas neoliberales con sus redes de caciques políticos,
compañías transnacionales y partidos, cuyas bases de poder se centran en las viejas y
nuevas oligarquías el PRI y el PAN. 5. Los objetivos anteriores no sólo suponen una
reorientación de la intervención del Estado para que asuma como propia la responsabilidad
del desarrollo equitativo y sustentable, sino una creciente participación de la sociedad en la

176
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

toma de decisiones que permitan ese desarrollo. El proyecto propone, entre otras medidas,
la realización de plebiscitos ciudadanos que lejos de plantear una lucha de clase contra
clase ––informe y metafísica––planteen una lucha ciudadana contra quienes pretendan
preservar y aumentar sus privilegios a costa de la soberanía nacional, de la propiedad
pública y de las políticas de subsidio y exención; se enfrentará también a la tolerancia
consuetudinaria de la evasión fiscal, ese otro privilegio convertido en derecho de
privatización de impuestos por los pudientes.

La importancia de la democracia político-electoral y de la democratización del Estado, del


sistema político y de la sociedad civil parece ser hasta hoy la principal aportación en los
planteamientos actuales de una revolución democrática, que con las nuevas prácticas
político-morales de los ciudadanos requiere negociar la doble transición a un régimen
democrático en la política con un modelo alternativo en la economía, objetivo que sólo en
una lógica conservadora está de antemano condenado al fracaso, y que en la actual
coyuntura histórica requiere una atención creciente de la inteligencia orgánica y la voluntad
colectiva, organizada.

El PRD y numerosos líderes encabezados por Cárdenas apuntan su política a la posibilidad


de una alternancia en que también haya alternativa. El triunfo electoral del PAN puede
significar una alternancia al PRI; pero está lejos de presentar una alternativa al modelo
neoliberal. La filosofía que en inglés corresponde a las siglas TINA (There Is No
Alternative) en castellano corresponde a NAP (Ninguna Alternativa Posible). Ambas se
refieren a un mundo sin modelo económico-social alternativo. Los tecnócratas y los
neoliberales sostienen esa tesis mientras se limitan a proponer falsos objetivos sociales de
participación y justicia con las mismas políticas económicas que han aumentado la
injusticia y la exclusión. El bosquejo de un proyecto alternativo por el PRD y la izquierda
democrática integrada en la llamada alianza por México recoge las mejores experiencias de
la periferia y el centro del mundo en su lucha contra los estragos del neoliberalismo. Pero
hay algo todavía más importante: coincide con un trabajo muy serio de precisión de un
modelo económico social alternativo al neoliberal elaborado como “Agenda Ciudadana” en
octubre de 1999 por numerosas organizaciones de la sociedad civil agrupadas como
“Acción Ciudadana por la Democracia y por la Vida: el Poder es la Gente”. Ese trabajo
constituye un extraordinario esfuerzo de elaboración teórico-práctica, desde abajo, de un
modelo de desarrollo que con la justicia social asegure la democracia y con el poder de la
gente organizada el apoyo para implantarlo. La revolución democrática en México aparece
así tanto en la sociedad política como en la sociedad civil y no se limita a modelos
abstractos ni a medidas generales que en la práctica rehuyan sus líderes y bases. Tal vez no
sea esa la revolución democrática del porvenir; pro sí será una importante etapa que ponga
a prueba lo posible en la historia y lo construya sobre una base heredada e innovadora en
que el nacionalismo sea democrático, la intervención social del Estado democráticamente
organizada y controlada, y la democracia participativa y representativa, respetuosa de la
autonomía de las personas, de las comunidades y de las empresas de la sociedad civil.

A las grandes corrientes de zapatismo y la revolución democrática se añaden movimientos


en que aparece puntualmente el proyecto alternativo profundo, como los movimientos de
los electricista y trabajadores independientes, de los pobladores urbanos marginados, de los
deudores de El Barzón y, más recientemente, de los estudiantes universitarios y el Consejo

177
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

General de Huelga de la UNAM. Todos ellos viven problemas angustiosos en que el legado
teórico de las luchas nacionales y mundiales es importantísimo, pro también insuficiente
para profundizar y precisar el proyecto de una democracia con paz y justicia y de una
soberanía del pueblo ciudadano que defiende y decida en la República y la Nación,
contribuyendo a un proceso alternativo de globalización en que la democracia universal
tienda a prevalecer como democracia plural y no excluyente.

Entre los aciertos estratégicos de todos esos movimientos se encuentran ciertas formas de
romper el conformismos y el cinismo impuesto por el proyecto neoliberal. También destaca
la creciente atención a las contradicciones internas en proyectos creadores que tiendan a
superarlas mediante estructuraciones democráticas y prácticas del “mandar obedeciendo”.
En los zapatistas sobresale el acierto de haber aceptado el camino de la paz que le demandó
insistentemente la sociedad civil y que en medio de todas sus contradicciones es el único
que permitirá construir el mundo alternativo, acumular fuerzas y hacer posible los
imposible. Entre las contradicciones del zapatismo ameritan una reflexión profunda las que
se dan entre las políticas de democracia y consenso, la necesaria disciplina de una lucha de
resistencia contra el dominio policiaco-militar que busca someter a los pueblos insurgentes
del estado de Chiapas y eventualmente al conjunto del territorio nacional. También exigen
esclarecimiento (tanto narrativo como normativo) las contradicciones que surgen entre la
política de alianza y la política hegemónica para la formación del bloque liberador. Destaca
en el PRD la decisión de priorizar la lucha democrática en el interior del partido y de
construir, con otros partidos, la transición democrática a un Estado que se base en el
“Sufragio Efectivo”; que ponga en marcha un sistema electoral controlado por la
ciudadanía, y un régimen en el que sea real el equilibrio de poderes, una federación con
gobiernos estatales democráticamente elegidos y por eso soberanos; un sistema de
autonomías municipales que se enriquezca con las autonomías y regiones indígenas en un
Estado pluriétnico. El PRD y otros partidos de la izquierda asumen, además, como propio
un proyecto que hasta hace muy poco se consideró como un proyecto de “democracia
burguesa” o de “democracia formal”. El cambio es limitado y a menudo recuerda las
limitaciones de los movimientos socialdemócratas y populistas. Una parte importante de la
izquierda llega a dar más importancia a las luchas y asociaciones políticas y a descuidar, e
incluso a olvidar, las luchas o las asociaciones de intereses y clases; no pocos de sus
miembros vuelven a caer o se quedan en el clientelismo y el populismo y más que ocuparse
de aumentar sus fuerzas con las del “bajo pueblo” y la sociedad civil de los excluidos dan
prioridad a las luchas partidarias y electorales y a la “política de elites”… En todo caso, una
y otra vez regresan las presiones y los movimientos contra el sectarismo, contra la
corrupción, contra la manipulación de los lectores, contra el oportunismo politiquero, y por
una cultura de democracia plural, participativa y representativa que se disemine y organice,
y que logre constituir un nuevo tipo de bloque histórico con la sociedad civil y el pueblo
trabajador.

En los electricistas destaca el convocar desde uno de los más antiguos y prestigiados
sindicatos no sólo a la clase obrera sino a todos los ciudadanos y fuerzas nacionales para
defender el patrimonio nacional, empezando por la industria eléctrica y el petróleo. Su
lucha tiende a crecer y consolidarse en nuevas alianzas obrero-campesinas independientes y
democráticas. Destaca en los pobladores urbanos la reformulación de las acciones
colectivas del pueblo y de sus formas de cooperación en proyectos de defensa del

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

vecindario y también democráticos. Destaca en el movimiento de los deudores de el Barzón


el enriquecimiento espiritual de los pequeños y medianos propietarios y de sus
perspectivas. Muchos de ellos se identifican con las víctimas de la llamada “deuda social”,
con los excluidos y explotados de la sociedad formal e informal y levantar su voz al lado de
las fuerzas democráticas nacionales. Destaca en la “sociedad civil” su resistencia al
golpeteo que sufre entre represiones y corrupciones, y la forma en que a sus caídas suceden
recomposiciones y rearticulaciones, todo en medio de un proceso cuya memoria histórica es
innegable, y que en el pasado inmediato recuerda las hazañas de las acciones colectivas del
81 (Nava), del 85, del 88, del 93, el 97 y el 99. Y las recuerda como experiencias para
actuar mejor, más coordinada y eficazmente en el futuro.

Destaca en los estudiantes , la voluntad de luchar más allá de los intereses individuales por
el derecho de una educación superior pública y gratuita de primera calidad y por una
sociedad que dé empleo público a los médicos de los pobres, a los ingenieros y arquitectos
de los espacios de la pobreza, y educación y trabajo público a los pobres y a los hijos de los
pobres considerando que quienes tienen un más alto nivel educativo padecen menos
desempleo, y que el actual nivel del empleo es muy inferior al que puede darse con otra
política macroeconómica que entierre a la neoliberal y mida sus éxitos por la solución de
problemas sociales y no sólo por la acumulación de riquezas y utilidades a favor del gran
capital. En todo caso el movimiento estudiantil nos recuerda que un ciudadano educado es
mejor como empleado o desempleado, que un ciudadano al que se le niega la educación
con el pretexto de que “¿para qué se le va a dar educación si no va a tener empleo?”, o con
el no menos falso de que la educación superior debe ser de pocos, para pocos, y con pocos,
argumento falso de toda falsedad, sobre todo hoy en que los nuevos medios electrónicos
combinados con los métodos clásicos de diálogo, seminario, y grupo de trabajo nos
permiten dar una educación pública y social de excelencia no sólo a los descendientes de
Sócrates y Netzahualcoyotl sino a los de sus esclavos todos en seguimiento de las lecciones
de esos maestros y poetas y de sus sucesores idealistas y materialistas, positivistas y
dialécticos, o incluso constructivistas y post modernistas. En las fallas del movimiento
estudiantil del 99 cabe el no haber estructurado más sus organizaciones y redes en relación
a un proyecto participativo de Universidad Alternativa, y el no haber sido consistente en su
vocación democrática o el no haber podido controlar los desplantes autoritarios que han
prevalecido en momentos críticos y que tanto lo debilitan. Destaca en el movimiento
magisterial ––que sucedió al estudiantil–– una lucha que no se limita a la defensa de sus
intereses gremiales seriamente afectados por la política neoliberal, sino que acomete la
defensa de la educación nacional, de su carácter laico, público, gratuito y universal, y de su
necesaria mejoría en el campo pedagógico.

En cualquier caso no podemos ignorar los muchos problemas de corto y largo plazo que se
plantean en la construcción de la alternativa. Constituye un reto creador la universalización
conceptual y efectiva del planteamiento zapatista a fin de que se convierta en un proyecto
del pensar y el hacer de las redes virtuales de reflexión información y acción que puedan
actuar en las distintas partes del país y de la tierra. Es también un reto creador en las
prácticas morales e intelectuales, el control y la eliminación de la cultura priísta en materia
de trampas electorales, y de la dogmática o sectaria que viene del oscuro sendero
“revolucionario” con su aritmética contrarrevolucionaria que reaparece cuando menos se
piensa. Algo semejando ocurre con la tendencia a pensar en alianzas sólo en términos

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

políticos, o en alianzas sólo entre organizaciones de la sociedad civil, sin plantear


profundamente el juego sucesivo y simultáneo de las alianzas políticas y sociales, y la
necesidad primigenia de construir las redes y organizaciones de la sociedad civil. Urge
diseñar y realizar una educación política incluyente, que se proponga enseñar a pensar-
actuar, y que se organice en forma práctica y efectiva como ya lo han hecho las iglesias de
los curas que “optaron por los pobres”, o partidos y movimientos como el PT y los “Sin
Tierra” de Brasil que han plasmado en realidad orgánica la “Pedagogía de los Oprimidos” y
las “ciudades-escuela”. En fin, en una lucha concreta que una lo diverso y enfrente
represiones y cooptaciones, hace falta impulsar la cultura del diálogo, y de la negociación
sin transa, un diálogo que no sea mera racionalización de las políticas neoliberales, y una
negociación que obedezca a las bases y planee rigurosamente las líneas de acción y
concesión que precisan. A ese respecto la educación acerca de la firmeza en los principios y
la flexibilidad en las tácticas, y acerca de lo que hoy es ser radical en las explicaciones y
coherente en las políticas, reclaman una reflexión que actualice constantemente las
experiencias imprevistas, y las que se confirman en los hechos para lograr negociaciones
exitosas con concesiones concretas y con acuerdos que se cumplan.

Las respuestas posibles a la crisis serán de dos tipos principales, las de aquéllos que piensan
seguir aplicando la misma política económica y social neoliberal con pequeñas variantes, y
las de quienes, hasta sin querer, necesitan que se abandone la política neoliberal para
resolver sus demandas vitales y soberanas. Entre los primeros, la dura realidad de lo que
ocurre, las falsas propuestas de solución que avizoran ––como la tercera vía o el
“neoliberalismo social”––, y los intereses de las fuerzas en que piensan apoyar sus políticas
los colocan en terrenos muy superficiales e incongruentes. Ellos mismos se dividen entre lo
que prevén una crisis de gobernabilidad democrática y están decididos a enfrentarla por
todos los medios ––incluso los más sangrientos y autodestructivos–– con tal de seguir
beneficiándose de la depredación neoliberal y de las transferencias de excedente que
genera, y los que en forma vaga e irresponsable no creen, o no quieren ni pensar en esos
peligros, y por lo pronto siguen aplicando o proponiendo, con necia terquedad, las mismas
políticas neoliberales que están llevando a México y al Mundo a la devastación.

Entre quienes advierten la necesidad de un cambio de política, que enfile a la solución de


los problemas sociales, a la defensa de la nación y a la consolidación de una gobernabilidad
constitucional sólo cabe incluir a quienes exploran un nuevo proyecto de democracia con
poder de la sociedad c.

180
PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS
¿Adónde va México? IV

(El país en crisis y la bifurcación inminente)

No cabe duda que el futuro se va a decidir en una lucha cuyo final es incierto. En la
coyuntura del año 2000 se da una acumulación de tendencias cuyo desenlace inminente e
implica a un punto de quiebre hacia un autoritarismo exacerbado o hacia una auténtica
democratización. La crisis es múltiple y aparece de distintos modos: como crisis de
autoridad y de poder, como crisis de políticas que llevaron al empobrecimiento económico-
social y a la pérdida de autonomía y soberanía del Estado, y como presión para que se sigan
aplicando esas mismas políticas privatizadoras y desnacionalizadoras a cualquier precio y
por cualquier medio, incluidos los que sirvieron para derrocar a los regímenes
constitucionales del ex Tercer Mundo en la década de los sesenta y principios de los
setenta. No puede así descartarse el que en un plazo relativamente corto se pase de la
desestabilización inducida por un propósito predominante de lucro financiero a una
desestabilización que abiertamente busque imponer un “régimen de excepción”.

El desenlace se dará en condiciones distintas a las que prevalecían cuando las guerrillas y
guerras revolucionarias sucedieron a la Revolución Cubana y a menudo coincidieron con la
agudización de las presiones del bloque soviético y de los países árabes contra el dominio
de Estados Unidos, Europa y Japón. La desestabilización deliberada y posible, más que
parte de una estrategia contrainsurgente, será hoy parte de una política de globalización que
reestructura al colonialismo en el mundo entero, incluso en las fronteras del imperio. Se
daría para imponer, por la fuerza, la privatización y desnacionalización del país, y para
detener el avance incontenible de las corrientes democráticas que plantean una política
económica y social alternativa y un auténtico proyecto de democracia. La ruptura del orden
constitucional se daría ––incluso con la apariencia de respetar ese orden–– ante la
imposibilidad de controlar institucionalmente al Congreso, a los partidos y a los
movimientos ciudadanos y sociales. Se daría igualmente para controlar a la nación
empobrecida mediante un reposicionamiento a lo largo de su territorio de las fuerzas
policiaco-militares que quedarían a la cabeza del poder efectivo del Estado y del control de
la población. Por supuesto serviría también para asegurar los procesos de privatización y
desnacionalización a costa de los territorios públicos, comunales, de las pequeñas
propiedades que se hallan en posesión de los pueblos indios y no indios. El carácter
autoritario y represivo del régimen se legitimaría con un sistema político electoral
simulado. También buscaría legitimarse con la persecución creciente y selectiva de la
delincuencia organizada y no organizada, y “criminalizaría” a todos los opositores cívicos y
políticos que sea necesario.

La posibilidad de que en la bifurcación, México siga ese camino, no puede destacarse. Para
crecientes círculos dominantes las protestas sociales y los movimientos de resistencia legal
y de acciones directas exigen una política firme en defensa del orden establecido. Esa es la
única alternativa en que creen elites y oligarquías: mediante una profecía autorrealizada
cierran todos los caminos pacíficos y políticos a los movimientos populares, y claman por
el ordene que asegure sus privilegios.

El problema ya es grave. Los políticos más conservadores del gobierno y la oposición ven
actos subversivos y delictuosos en cualquier movimiento de protesta urbana o rural, y

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

acusan a sus líderes ––estudiantes, profesores, obreros, indios–– de ser los causantes de las
movilizaciones de masas, sin aceptar que éstas manifiesten su inconformidad por la grave
situación a que las ha llevado la política neoliberal, un argumento por cierto que ni siquiera
atiende y al que descartan como explicación poco seria. Su lógica ultra conservadora los
lleva a sostener que “la violencia legal” es la mejor forma de resolver los problemas
sociales. Por supuesto muchos no dejan de justificar y organizar “las operaciones
encubiertas” como eufemísticamente llaman a los crímenes de Estado. El peor escenario
imaginable es que la bifurcación tome el camino de la vieja y la nueva ultraderecha
mexicana. No necesariamente va a ocurrir, aunque en lógica de probabilidades parece
indispensable hacer todo lo que se pueda para alejar semejante peligro.

En la larga crisis ha sido notable la actitud pacífica del pueblo mexicano, su inquebrantable
oposición a cualquier acto terrorista, su movilización multitudinaria a favor de las políticas
de paz, su creciente conciencia de lo que ocurre en una historia imprevista, en que
originalmente creyó luchar contra los males del populismo dejando hacer o incluyo
apoyando al neoliberalismo. Ahora gran parte de ese pueblo ve con claridad que la política
neoliberal lo llevó a un régimen más democrático y más justo, sino a uno más inequitativo,
excluyente y represivo con libertades sumamente limitadas que la ruptura del orden
constitucional anularía en forma aun más violenta e injusta. Su lucha, pues, tiene que
orientarse hacia la construcción de una fuerza de paz con democracia que desde la sociedad
civil presione para que la sociedad política imponga una política alternativa.

Esa política tiene que distinguirse del populismo nacional de los años treinta, del populismo
de derecha del Partido Acción Nacional que quiere encabezar la herencia conservadora de
la historia de México y combinarla con las luchas populares y cívicas que viene del
movimiento democrático-librador representado por Heberto Castillo, del movimiento cívico
representado por el doctor Salvador Nava, del movimiento contra los desaparecidos
políticos representado por Rosario Ibarra de Piedra. Como alternativa al neoliberalismo
priísta y a sus recientes y vagas versiones de “neoliberalismo-social” el movimiento
alternativo tiene que enarbolar un proyecto democrático de participación y representación
popular, y de respeto al pluralismo religioso, ideológico y político, un proyecto de paz con
democracia y con justicia social que construya las redes del desarrollo y del poder desde la
sociedad civil y con la sociedad política.

La verdadera alternativa se dará entre las fuerzas que reconozcan la crisis terminal del
neoliberalismo y construyan políticas y fuerzas democráticas en distintos niveles. Entre las
medidas urgentes a concentrar y consolidar se encuentran el alto a la salida policiaco-
militar de los problemas sociales, y el apoyo a las alianzas políticas de los partidos que se
comprometan con los movimientos sociales para tomar medidas concretas. En el primer
terreno se encuentra el apoyo a la desmilitarización y la paz en Chiapas y el apoyo a la
“Alianza por Chiapas” en que postula como candidato a gobernador a Pablo Salazar con el
apoyo del PRD y del PAN, así como de una amplia gama de fuerzas democráticas. En el
segundo terreno se encuentra un programa mínimo de medidas concretas contra la
privatización escalonada o definitiva de la electricidad, del petróleo, y por un proyecto de
recuperación de nuestra soberanía para la toma de decisiones en el desarrollo económico-
social: ese programa mínimo no sólo requerirá la renegociación del TLC y de la deuda
externa, sino el impulso a empresas sociales y públicas de producción de artículos y de

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

prestación de servicios de primera necesidad. Exigirá una reforma fiscal para un sistema
tributario menos inequitativo y más moderno, que empiece por anular tributos como el
Fobaproa-IPAB; el establecimiento de sistemas democráticos de auditorías autónomas y
públicas para el control de la corrupción; la organización de un Estado democrático
pluriétnico con reconocimiento de derechos de los pueblos indios y de la autonomía a los
gobiernos democráticos locales, municipales, regionales, estatales; la reestructuración del
sector público con los recursos necesarios para hacer efectivo el derecho a la educación
desde sus niveles elementales hasta los universitarios y superiores; la reestructuración de la
salud pública, de la seguridad social, y del mercado interno para aumentar las fuentes de
trabajo, profesional, calificado y no calificado con fines sociales. El nuevo proyecto,
concertado y democrático, tendría que estructurar un nuevo equilibrio de poderes
(legislativo, ejecutivo y judicial) que acabe con el presidencialismo sin disminuir la
capacidad ejecutiva de la sociedad y el Estado. Su realización supone el acuerdo inmediato
de un respeto claro tanto al proceso electoral como a sus resultados. Con dos de los tres
grandes partidos que lo avalen, la gobernabilidad democrática quedaría fortalecida para las
elecciones y el periodo poselectoral.

En el corto plazo la sucesión presidencial plantea la posibilidad de un verdadero voto útil


que escape a la falsa alternativa neoliberal por la que se supone que el PAN cambiaría el
curso histórico de México en un sentido contrario a la globalización avasalladora y al
neoliberalismo del México-mercancía. La alternancia sin alternativa nos llevaría a un voto
inútil para detener al neoliberalismo en sus versiones priístas y panistas. La alternancia en
el sistema gubernamental es necesaria; pero no menos importante es un cambio de política
económico-social que basado en el poyo ciudadano defienda una alternativa para la
sobrevivencia nacional y para la solución acumulativa de problemas sociales, económicos,
culturales y políticos que interesan al conjunto de la población.

Lograr el triunfo de las fuerzas que pugnen por esa política y que se apoyen en los
ciudadanos y los pueblos, implica luchar contra el abstencionismo, por el sufragio efectivo
y por la más amplia participación de la ciudadanía en el proceso electoral. El triunfo del
PAN pude significar un cambio del régimen de partido de Estado a un régimen de partidos
de Estado, y la continuidad del neoliberalismo. Para acercarse a la opción democrática de la
bifurcación, las candidaturas de Cuauhtémoc Cardenas, de Andrés Manuel López Obrador
y del PRD son, sin duda, las que presentan una mayor garantía de alcanzar las metas
mínimas que aseguren la paz con democracia.
Considerarla alternancia sin alternativa como un paso mínimo y práctico es un engaño
mayúsculo desde el punto de vista de una paz negociada y de una democracia gobernable.
A lo único a que nos llevaría es a enfrentamientos y conflictos de altísima peligrosidad para
México y para el propio Estados Unidos. Sólo un acuerdo de partidos que no se quede en
las vaguedades democratizantes y falsas del neoliberalismo avasallador, impedirá en forma
lógica y práctica el que México enfile a la salida policiaco-militar de la bifurcación.

Desde el punto de vista de la lógica de la seguridad que prevalece en los círculos


hegemónicos, el problema ha sido planteado con toda claridad por James F. Rochlin: “Con
respecto a México ––escribe–– un doble proceso parece esta en camino: (1) Más represión
por parte del Estado para contener un caos en ascenso; o un (2) progreso creciente hacia la
democracia…”Y más lejos añade: “Para que el progreso hacia la democracia pueda reducir

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PROBLEMAS SOCIALES CONTEMPORANEOS

el racket de la ‘seguridad’ y la fuerza de los grupos subversivos, necesitará acompañarse de


un reparto más equitativo de la riqueza si quiere tener éxito”. Y concluye con certera
profundidad:; “Un vínculo crucial entre las estructuras de producción y de seguridad es el
concepto de un buen gobierno. La estabilidad y la paz sustancial pueden ser cultivadas por
un buen gobierno mediante políticas que generen consenso social. Una integración
económica exitosa, por lo tanto, implicaría impulsar la hegemonía (el poder por convicción
o persuasión), y por lo tanto la fusión conceptual de la seguridad estatal y de seguridad
social”1. Reflexiones como esa pueden llevar a una política alternativa que se base en una
auténtica democracia y en una seguridad con justicia social Previendo el futuro necesario
construirán el futuro posible. Exigiendo lo que hoy parece imposible descubrirán lo posible.

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