BEAUMONT, J. A. B. - Viajes Por Buenos Aires, Entre Ríos y La Banda Oriental (1826 - 1827) (OCR) (Por Ganz1912)
BEAUMONT, J. A. B. - Viajes Por Buenos Aires, Entre Ríos y La Banda Oriental (1826 - 1827) (OCR) (Por Ganz1912)
BEAUMONT, J. A. B. - Viajes Por Buenos Aires, Entre Ríos y La Banda Oriental (1826 - 1827) (OCR) (Por Ganz1912)
J. A. B. BEAUMONT
VIAJES POR BUENOS AIRES,
ENTRE RIOS Y LA
BANDA ORIENTAL
COLECCIÓN "E L PASADO ARGENTINO''
dirigida por
GREGORIO WEINBERG
ganzl912
J. A . B . B E A U M O N T
Traducción y Notas de
J o sé L u is B u s a n ic h e
LIBRERIA HACHETTE S. A.
BUENOS AIRES
Titulo del original inglés:
T b a v els / in / B u e n o s A ir e s , / and /
T he / o f / T h e R io
a d ja c e n t p r o v in c e s
d e l a P la ta / w it h / o b se r v a t io n s , /
INTENDED FOR / THE USE OF PERSONS WHO
CONTEMPLATE EMICRATING / TO THAT
COUNTRY; / OR, / EMBARICING CAPITAL IN
ITS AFFAIRS. / By J . A. B. B e a u m o n t ,
E s q . / L o n d o n : / J a m e s R id g w a y , P i -
c a d il l y . / MDCCCXXVIH.
ESTUDIO PRELIMINAR
$
La empresa de Beaumont —de los Beaumont, debemos de
cir— está vinculada a uno de los primeros capítulos de la his
toria de la inmigración en Argentina. Es importante señalar
14 SERGIO BAGU
1 , . . with the exception of three or four black sheeps, for such will
nlwnys lie found in a large flock. Literalmente: con excepción de tres
o cuatro ovejas negras porque tales se encontrarán siempre en una gran
majada . . , (N. □ei. T.)
VIAJES ( 1 8 2 6 - 1 8 2 7 ) 33
4 Este trastrueque de techas, tan burdo (¿habrá que decir que se refie
re al 9 de julio de 1816?), es un índice muy elocuente de ía información
histórica con que el señor Beaumont acometió el bosquejo o resumen tan
desdichado que forma la primera parte de este capitulo. No hagamos
capitulo de cargos a este extranjero que habla en 1826, cuando no dis
pon ia de libros ni de fuentes de información. Conozca muchos argentinos
con pretensiones de “cultos” que por ahí se van, hoy mismo, con Beau-
monL on punto a historia de su propio país. (N. b e l T.)
v ia je s (1 8 2 6 -1 8 2 7 ) 45
P IE S PULGADAS
ana planta parásita que crece sobre las ramas de los grandes
árboles a los que se adhiere por medio de fibras pequeñas.
Los habitantes de Buenos Aires y de otras ciudades atan es
tas plantas a los balcones de hierro y cuando están en flor,
el efecto que hacen es muy agradable; las hojas son largas
y parecidas a las del áloe y como las flores del áloe, las su
yas brotan de un tallo derecho y largo que sale del centr o de
la planta.
f;. ■Aunque el suelo y el clima de: Buenos Aires son tan favo
rables a la agricultura, los nativos han preferido hasta ahora
comprar a l°s países extranjeros todos los productos vegetales
que pueden y a precios altos, en lugar de esforzarse ellos
mismos por sacarlos de su propio suelo. El cultivo de la vid
está asimismo muy abandonado y con excepción de algún vino
que se produce en Mendoza, y, también en pequeñas cantida
des en La Rioja y en San Juan, Buenos Aires se provee de
-este artículo de lujo en Europa!., Sin embargo, la vid, aun
plantada cerca de Buenos Aires, produciría con mucha abun
dancia. Yo he probado uva moscateL cultivada por un nativo
a dos millas de la ciudad, uva que tenía: una pulgada y me
dio de largo y que no cedía en buen gusto a las mejores que
había probado en España y Francia. En cuanto a los cereales,
se ha probado que. son dos veces más productivos en este país
que en Europa, pero es tal la aversión de los nativos por. el
trabajo manual, que dependen por entero de América del Nor
te, el Cabo de Buena Esperanza y aun de la tierra de Van
Diemen 11 para atender a esta necesidad. Ultimamente, sin
embargo, las medidas tomadas por el gobierno para fomentar
el:¡cultivo, la introducción de tantos agricultores al país, y el
Último bloqueo, han contribuido en conjunto a promover el
desarrollo de los cereales. EL bloqueo, sobre todo, ha obligado
ai 1q¡s habitantes a sembrar trigo a riesgo de no comer pan.
!'•>El tabaco, el café, el azúcar y el algodón han sido cultivados,
-en parfe, en las provincias del norte y más particularmente
*etr el Paraguay, pero el Clima y el suelo se ha comprobado
'• )¡b cO’T • -i' • . : " • • •" ' ■ '• \ ■ :• ■I V"UÍ
M Tierra de Van Diemen. La Tasmania, isla del sur de Australia.
(N. d e c T.) T • • .aviOKtiisr.ni «J !;l
60 J. A . I!. B 2 A U M 0 N T
111 I a> vió muy pequeño el autor. El yacaré grande mide mucho más.
(N. mu. T.)
1 l’nroco referirse a las iguanas. (N . d e l T.)
i 11 Jlirluso que aquí el autor quiere referirse a las culebras. (N. d e l T.)
?0 T . A, B. BEA U M O N T
h ie r o ................. 91 60 71 82
’ebrero ............ 30 4 29 21 29 58 89 58 73 19 9
larzo ................ 29 88 29 33 29 61 82 53 70 83 20 10
ibril ................. 29 82 29 46 29 73 78 43 62 4 22 8
l a y o ................. 30 18 29 21 29 76 68 4+ 58 31 30
unió ................. 30 5 29 23 29 77 66 40 54 32 30
ttlio ................. 30 17 29 21 29 65 1/3 68 38 52 55 31
.gosto ............... 30 21 29 51 29 84 66 36 51 83 31
eptiembre . . . . 30 41 29 32 29 74 72 42 54 64 30
ictubre ............ 30 13 29 24 29 67 81 46 58 91 30 1
íoviembre . — 29 91 29 17 29 61 88 56 68 +3 28 2
ticiembre . . . . 30 29 15 29 45 86 62 70 91 23 8
M ayor elevación M enor elevación Elevación media Los días más El día más Temperatu 294 38
el 11 de septiem el 9 de diciem en los 11 meses calurosos: 11 frío el 19 de ra media
bre a 30 pulga bre, 29 pulgadas de este año, 29 y 12 de ene agosto. G ra - del año: 62
das 14. 71. pulgadas 71. ro. Los gra dos extremos 16 1/4.
dos de calor de f río : 36.
más alto: 91,
ln K|ii(' (!ji el país, porque los indios son los únicos en ocuparse
iln asa industria. Entre los carpinteros y albañiles nativos, los
iiiá’i numerosos —según lo lie oído decir— y los mejores, son
lu>. indios, y yo reuní varias piezas de plata, estribos, adornos
tli> riendas y mates hechos por los indios en las provincias de
nn ilm, que no hubieran desacreditado ni mucho menos a un
platero londinense.
Muchos de los aborígenes, por haber convivido con los des-
i elidientes de españoles o criollos, han procreado con ellos
romo es de suponer— y en dos o tres generaciones los ras-
leo distintivos como la sensibilidad de cada raza se han mez-
i ludo tanto unos con otros que tienden a desaparecer.
ílntre los indios salvajes, como se llama a los que se han
miiutenido apartados de la sumisión a los españoles, vimos
varios rasgos peculiares de la raza sin mezcla europea; sus
luí hitos han experimentado, sin embargo, cierta alteración por
el contacto con pobladores europeos que no los ha mejorado
en nada, particularmente en punto a la costumbre de beber
licor-es fuertes. Estos indios salvajes, lo mismo que los civili
zados, no son tampoco de ninguna manera inferiores en cuan
to n industria. Hacen también lazos, boleadoras, cabestros y
rebenques de cuero; estribos, algunos de una sola pieza de
moriera que configura un triángulo; otros, excavados curio-
mímente, parecen pequeñas cajas; plumeros de plumas de
avestruz teñidos con finos colores. Acopian pieles de tigre, de
león, de leopardo, gato montes, animales que ellos cazan. Ha
cen también botas de potro con las patas traseras de los po
trillos, cortando éstas en redondo a mitad del muslo y también
<i muís nueve pulgadas sobre el menudillo; después de ese
Kirie sacan el cuero. La parte superior forma la caña de la
bolii, el. corvejón forma el talón y el resto cubre el pie, aunque
mu mi agujero en la punta por donde asoma el dedo mayor
il>-l mismo pie. A esta bota se le quita el pelo del animal, se
ni i/.a y adapta a la pierna y al pie mientras el cuero está
IimIiivju húmedo y así se conforma fácilmente sin ningún otro
)imr cil imiento; cuando el jinete cabalga, únicamente el dedo
|tr ;mile del pie apoya en el estribo y con esta práctica se des-
it mil la extraordinariamente y se mantiene m uy separado de
Mi ,1, A. !). BKAU M ON T
“77/rt chtíek
udwra thu liue crim son tfirough th e native w hite
so ft shooting - o’er th e face diffuses Uoom,
A nd every nameless grace." *
5 “La mejilla — donde el vivo carmesí a través del blanco natural — apa
reciendo blandamente sobre el rostro difunde frescura (y lozanía) — y
toda especie de gracia sin nombre." (N. d e l T.)
< Esto viene a confirmar lo que ya he sostenido alguna vez, fundado
en documentos fehacientes: que la palabra gaucho en 1810 era término
ofensivo con que se designaba a cierta gente de mal vivir en la campaña
de Entre Ríos y la Banda Oriental y que los hombres de Buenos Aires,
a raíz del prim er levantamiento artiguista, la utilizaron como diatriba de
guerra contra todos los habitantes de la campaña sublevada (y ciudades
de esas campañas), y extendieron luego ese calificativo a pobres y ricos,
contraponiéndolo al hombre de la ciudad, Buenos Aires. Era tan gaucho
don Francisco Antonio Candioti, gobernador de Santo Fe y opulento ha
cendado (gaucho principesco le llama Robertson) como el último mon
tonero. Los viajeros ingleses que conocieron la palabra en Buenos Aires,
la encontraron cómoda y pintoresca y la usaron de buena fe para designar
o los hombres del campo en el Río de la Plata. Así difundieron en el
extranjero ese vocablo bajo su amplia acepción de campesino, sin ninguna
intención denigratoria. Algunos viajeros como William Mae Cann observa
ron ya, sin embargo, que no tenía la significación lata que muchos le
v ia je s (1 8 2 6 -1 8 2 7 ) 91
«ii gran cantidad por este b e llo ... o mejor dicho parduzco
sfífítor do In creación
Nunca tuve la suerte de participar en alguna de las fiestas
uno celebra el paisanaje; quizás porque la población está muy
<liN|wmi pura que la gente pueda reunirse con frecuencia. La
única reunión o fiesta a que me fué dado asistir, y en que
participaron los dos sexos, fué en Arroyo de la China sobre el
rio Uruguay, donde la población se reúne en buen número
puro bañarse; y vi a las ejecutantes del sexo femenino, ligeras
do ropas, nadar con sus conocidos del sexo masculino, y bur
la rso de algunos de nuestros hombres (que se unieron a la
partida), por su inexperiencia para competir con ellas en sus
doportes acuáticos.
Longitud oeste
Latitud sur de Londres
Nombres de las ciudades grados minutos grados minutos
Derechos de exportación
P esos y medidas
La nrroba: 25 libras.
El quintal os igual a 4 arrobas: 103 libras inglesas avoir-
thipois l2.
M e d id a s d e l o n g it u d
M e d id a s a g r a r ia s
M e d id a s d e á r id o s
M e d id a s d e l íq u id o s
11 <><luí lito ni español por el Dr. Caitos A. Aldao con el nombre de Leu
t'iimfiit» y ins Andes. Buenos Aires, 1920. (N. del T.)
126 J . A. B. B E A U M O N T
v ia je s < 1 8 2 6 -1 8 2 7 ) 127
plcto, pero sin embargo vasto que ofrecen las noticias anterior
mente redactadas; para ellos son excusadas más explanaciones
que los hechos; y cuando a estas se agrega una seguridad
efectiva en el libre ejercicio de todas sus facultades individua
les, en la inviolabilidad de la propiedad, esté en paz o en
guerra su patria natal con el país que adoptan; cuando todo
esto se presenta, no es fácil que se equivoque en sus cálculos
el que sabe reflexionar.
Esto se escribe con la mejor intención respecto de todas las
partes a quienes estas noticias pueden interesar; no hay el
menor interés en seducir y aun cuando lo hubiera se conoce
bien que esto seria promover mayormente el mal de las Pro
vincias Unidas. Se escribe con conocimientos positivos del
estado y de los principios de aquel país. Nadie debe du
darlo”?
Mucho más se dice en esta publicación en el sentido de la
seguridad, de las promesas, de la persuasión; y como la obra
ha sido publicada en español y francés, así como en inglés,
y ampliamente difundida en Francia y Alemania, se calcula
que ha de producir considerable efecto.
Previamente a esta publicación, sin embargo, se habían
tomado medidas m uy activas por el gobierno para conseguir
emigrantes de Gran Bretaña y Alemania, medidas acompa
ñadas por las seguridades más positivas de pago de todos los
adelantos que pudieran haberse hecho para ponerlos en con
diciones de emigrar, por personas bien dispuestas en sus pro
pios países. Mr. Barber Beaumont, de Londres, que se había
interesado por la causa de la independencia de la América
del Sur, como también en promover la emigración entre los
desocupados pobres de Gran Bretaña, recibió una petición y
el mismo tiempo una autorización del gobierno de las Pro
vincias Unidas, para enviar y dirigir emigración desde Gran
Bretaña a las orillas del Plata, por cuenta del gobierno, todo
acompañado por ofrecimientos de ayuda a los emigrantes y
de indemnización a quienes los dirigía. El documento siguien-1
Ni* c.onloninn otra cosa que los pagos en dinero contante he-
dios a c.lienta de los emigrantes en este país, y que ascendían a
£ (i.020; no se cargaba un solo chelín ni se esperaba tampoco,
por concepto de comisión ni agencia ni por el trabajo personal
efectuado y gastos de nuestra familia en el asunto; ni hubo
una palabra de objeción a las referidas cuentas. Yo me pre
senté personalmente en Buenos Aires, de acuerdo con la orden
del gobierno a recibir el dinero, pero nada pude obtener; esta
falta de cumplimiento a todas las anteriores promesas y a la
orden misma del gobierno, fué tomada como cosa tan natural,
que no mereció justificación ninguna, ni siquiera una excusa,
si exceptuamos alguna explicación verbal de algún funciona
rio en el sentido de que el dinero se necesitaba para la guerra.
Por lo que hace a los bienes de la Río de la Plata Agricul-
tural Associaiion, confiados a los señores Lezica y Castro para
ayuda de los emigrantes en el establecimiento, y solamente
en el establecimiento, consistían en £ 3.000 remitidas en di
nero contante, en mercaderías enviadas con los pobladores
por valor £ 6.000, fuera de £ 2.000 que debían dichos señores
por sus cuotas [en la sociedad]. Sobre la forma en que se
había dispuesto de estos bienes, no pude obtener de estos se
ñores ninguna rendición de cuentas, ni tampoco del señor
Jones, aunque el [Tribunal del] Consulado expidió una orden
para oue Jones rindiera sus cuentas dentro del plazo de un
mes, a contar desde la fecha de mi llegada y se le requirió
con ese fin. Mis gestiones ante el Consulado para que hiciera
cumplir esa orden fueron repetidas e insistentes pero no pude
obtener la rendición de cuentas y tampoco conseguir que el
Consulado lo compeliera a ello. Mis gestiones ante la casa
del señor Sebastián Lezica en el mismo sentido fueron igual
mente infructuosas. No pude obtener del gobierno ni ayuda,
ni asistencia ni gratitud; ni siquiera un solo chelín a cuenta
de las libras, que oscilaban en total entre veinte y treinta mil
y que habíamos adelantado para el precio del pasaje, soste
nimiento y provisiones de seiscientos veinte emigrantes con
ducidos por nosotros a Buenos Aires, y que estaban entonces
peleando por Buenos Aires (en la guerra) o acrecentando su
población y el valimiento de la provincia. Esto bastaría por
v ia je s ( 1 8 2 6 - 1 8 2 7) 157
l El viaje por tierra es hasta Las Vacas. De allí a Buenos Aires por el
rio. (N. del T.)
VIAJES ( 1 8 2 6 - 1 8 2 7 ) 1 63
8 Los gauchos no cuentan la edad (de los niños) por años. La edad
de montar a caballo corresponde a ios cinco años. (Nota de B e a u m o n t . )
178 J. A. 1!. BSAUMONT
"I* '< ¡lo patriota; que desertó de este ejército para irse con los
12 J . A. B. BEAÜMONY
‘ Aiiní hay un error. Antes pasarían por Martín García. {N. del T.)
200 J . A . H. B E A U M O N 'Í
4 Echar una larga y anhelante mirada sobre lo que dejaba detrás de mí.
(N. djslT.)
v ia je s (1 8 2 6 -1 8 2 7 ) 205
i
V IA JE S ( 1 8 2 6 - 1 8 2 7 ) 215
I
viajes (1826-1827) 217
74 5
Uruguay, Noviembre 3 de ÍS26.
220 J . A. II. B EA U M O N T
E scu a d r a r e p u b l ic a n a
E scuadra brasileña
Los buques a cuyo nombre siguen las letras R.P. están ac
tualmente en el Río de la Plata.
('lases y nombres Cañones Clases y nombres Cañones
1,1 Imm ilii Oliveira Botas, marino portugués al servicio del Emperador
■luí ....... . Honumont lo llam a Boots. (N. bel T.)
260 J . A . 15, B E A U M O N T
Ihk que se destacan los cocoteros, decoran las orillas con todos
Ion intensos y variados colores de la fronda tropical. Nada po
dría exceder a la claridad de la atmósfera a cuyo través contem
plábamos esta escena. Ni una partícula de niebla o de vapor
en i]mnaba el brillo de la mañana. El raudal de luz que ful
guraba en los objetos cercanos y hacía claramente visibles los
más remotos, rompíase en aquellos profundos y amplios es
purios de sombra, formados por los acantilados salientes y los
(lilísimos bosques, dando allí la nota más feliz en sentido pic-
lárico.
Después de una permanencia de un año en Buenos Aires
«■ ¡umediaciones, en llanuras interminables que apenas se ele
va n a veces algo más que los cardales que las desfiguran, al
••ncoTitrarme transportado a una bahía que no tiene par en el
mi nulo por su magnificencia, y en el centro de un estupendo
panorama, se me despertaban sentimientos que, en verdad,
tm puedo definir y que difícilmente podrían ser concebidos,
nuil por aquellos más devotos de lo pintoresco. Decir que nos
wilitamos m uy contentos, seria expresar muy pobremente las
fio ilaciones que aquello nos produjo. No creo, sin embargo,
qui' tal expresión fuera superada si adoptáramos la figura
ilol señor Núñez, de que no podemos sino sentir “la necesidad
ilti vivir”. Aunque, para decir verdad, y la pura verdad, a
hirió aquello se mezclaba cierto temor de term inar asados,
porque el calor era algo insoportable.
foco después de entrar en la bahía, aparecieron a mano
il i*rocha las sólidas fortificaciones de Santa Cruz. En la orilla
opiiosln, los muros enjalbegados de numerosas casas de cam
po relucían entre el verde oscuro de los bosques y entre los
naranjales espléndidos que los rodean. A las dos horas, más
o monos, de haber entrado en la bahía, pudimos ver la ciudad
ilo Son Sebastián, o Río de Janeiro como se la llama común
mente, edificada sobre una lengua de tierra que avanza dentro
ilo lo misma bahía y al pie de las altas montañas que proyec
tan nú sombra sobre ella.
I .o ciudad vista de cerca es agradable, pero no imponente.
262 J , A. B. B E A U M O N T
135.000
1 Aunque Beaumont dice Estados, se refiere a las provincias. (N. del T.)
v ia je s (1 8 2 8 -1 8 2 7 ) 269
* E s ta designación eq u iv a le a q u í a P ro v in c ia s U n id a s o p ro v in cias
a rg e n tin a s. (N . del T .)
270 J . A. E . B E A U M O N T
§ •
t
v ia je s (1 8 2 6 -1 8 2 7 ) ' 273
“ ¡■S'
274 J. A. L'. B EA U M O N Í
MORALES
POLÍTICAS
' i ir
29 2 1. A. B . 8 E A U M 0 N I
o sujetas a su jurisdicción, del modo más eficaz y por las leyes más so
lemnes de tomar parte alguna en dicho tráfico.
ARTICULO 15. £1 presente tratado será ratificado, y las ratificaciones
canjeadas en Londres dentro de cuatro meses, o antes si fuere posible.
E n testimonio de lo cual, los respectivos plenipotenciarios lo han fir
mado y sellado con sus sellos.
Hecho en Buenos Aires, el día dos de febrero en el año de Nuestro
Señor, mil ochocientos veinte y cinco. M anuel. J. G arcía (L .S.) W ood
bine P akish. (L.S.).
'*li
IN D IC E
! v , CAPITULO I
Partida de Inglaterr^p— Viaje al Río de la Plata. — 1.a entrada en
el río, — JÉ1 bloqueo. —í.Betenoión en Montevideo. Lo que allí
ocurrió....................... . : ................................................................. 31
■ , í„ 'CAPÍTULO II
. Bosquejo históriédtie las Provincias de la Plata. — Primeros descu
brimientos. — «denlas ío rispados por ios españoles y por los je
suítas, — Expulsión de los jesuítas. — Declaración de la indepen
dencia. — DesStojpn de las provincias. —■ Inseguridad de la pro-
piedadí¡' — PoS^ejo geográfico de las Provincias del Río de la
Plata. — Fertilidad. — Salubridad. — Adecuación para los emi
grantes. —jCpndioiones para el comercio. — El río de la Plata, —
Sus priimipaMS&itributanos. — El Paraná y el Paraguay. — El Uru
guay. —- Inundaciones. —■El suelo. —■Productos minerales. —■Pro
ductos vegetales, — Animales salvajes, — Animales de presa. —
Pájaros. — Insectos. — Reptiles. — Peces. — Las estaciones. —
Los vientos. — El clima. — Observaciones meteorológicas............ 40
CAPÍTULO III
i Los aborígenes. — LoSl criollas. — El gauc.bo, — El peón. — El escla-
vo. — Las estancias! — Modo de administrarlas. — El comercio. —
I
Usos y costumbres de !a población ru ra l....................................... 81
CAPÍTULO IV
División en provincias. — La Banda Oriental. —■Buenos Aires: la ciu
dad,
0 los edificios, el Fuerte, la Plaza, el Cabildo, la Catedral, las
1
i
302 I K » I CE
Pag-
iglesias, los conventos da reonjasólos pespita) es, la Aduana; dere-
choa de importación y exportarías; el'Tíorreo, la Casa de Moneda,
los hoteles, el Teatro, los mataderos; el lavado de ropos; la Ala
meda, las diversiones; pesos y medidas; monedas. — Entre Ríos. —
Corrientes. — Paraguay. — Santa Fe. — Córdoba. — Mendoza.
—■San Luis. — San Juan. — La Riojá, — Calamarca. — Santiago
del Estero. — Tncumán. — Salta. — Jujuy. — El Alto Perú, —
Potosí. — Codiabamlja, — Charcas. — La P a z ............................. 98
CAPÍTULO V
índole del Gobierno de Buenos Aires, — Falta de dinero y de hombres.
— Empréstitos y Emigrantes. — Decretos del gobierno para fo-f
mentó
.u v i, wde
w la Emigración. — Promesa^de
*■ * v L k i v v > u u v ayuda ajos emigrantes yj
de indemnización a quienes ayudaren a otros eoriWB mismo propó
sito. — El gobierno invita a Mr. Barber,; Beaumont, de Londres,
a tomar medidas en favor de la emigración. — Privilegios ofrecidos »
a los pobladores. — El establecimiento de San Pedro. — La ñío
de ia Pinto Agiicidtural Associaliott. — Él establecimiento dé Entre
Ríos. — Intrigas para detener a los emigrantes eS¡J3ticnos Aires.
— Recursos empleados para inducirlos a entrar elna armada del
país o en el ejército. — Obstáculos dpuestos a su buen éxito. —
Prohibición de trabajar sus tierras. — Mal empleóle su&provisio-
nes y fondos. — Le3 son arrebatadas sus herratméntas.;'e instru
mentos de trabajo. — Con compelidos a volver a ífuénos Aires. —
Se les despoja de los restos de su propiedad. — FEande en el
asunto de las minas. — Compañías por acciones . , ................. 130
CAPÍTULO VI
Diversos modos de viajar en las provincias. — Viaje por tierra de Mon
tevideo a Buenos Aires. — Pensión y alojamiento en el camino. —v
Cacerías de avestruces. — El Ejército patriota. — Las cacerías dé},
tigres, — “Las Vacas”. —■ Viaje a Buenos Aires. — La llegada.
— Los emigrantes retenidos ociosos en la mudad y en sus cerca
nías. — Víveres derrochados y caudales malversados por los agen
tes del gobierno. — Viaje a la Ensenada. — Audiencia con el
Presidente don Bernardino Rivadavia........................................... 162'
i
■1
CAPÍTULO VII
Persecución y saqueo sufridos por los colonos de Entre Ríos de parte
do las autoridades provinciales. — Viaje por tierra a !a colonia de
Entre Ríos. — San Pedro. — Santa Fe. —■La Bajada, — Guale-
*
Í N 11 1 C B
Na.
gnaychú. — Licuada a la colonia. Amenazas de robo. Vuelta
precipitada a Buenos Aires — Viaje por el Uruguay arriba hasta
la colonia de Entre Ríos. — Alarmas. — Paisaje en el río. — Estado
de la colonia. — Traslado de los pobladores. — Detenido por las
partidas provinciales. — Prisión soportada en Arroyo de la China.
— Ejemplos de procedimientos judiciales y militares. — Llegadas
[de personajes]. — Recibimiento al gobernador. — Regocijos. —
Lealtad y rebelión. — Tramoyas dé las autoridades para extorsio
nar. — Acusaciones falsas. — Un cómico proceso. — Crecidas mul
tas por la absolución. — El último peso por la libertad. — Viaje
de vuelta a «Buenos Aires . .>• 191
CAPÍTULO IX
Observaciones fililíes. — Efectos de la guerra y mala fe del Gobierno.
■— Separación de las provincias. — La guerra mantenida solamente
por Buenos Aires. — Probabilidad de la continuación de la guerra
por la Banda Oriental, de la guerra contra los indios y entre las
mismas provincias. — Obstáculos de carácter moral y político tjue
se oponen al buen éxito de los europeos. — Causas del fracaso de
diversas asociaciones. — Los trabajos del capitán Head y del se
ñor Miers, — Falta de protección legal. — Irresponsabilidad de los
agentes. — Inseguridad en las consignaciones. — Convenios inefi-
O f ' !.
Este Übro se terminó de
imprimir el 15 .fie marzo
de 1957, en los Talleres
El G ráfico / I mpresores,
/m
Nicaragua 4462, Bs. Airea
t
.•'C-
COLECCION
MIS MEMORIAS
-(INFANCIA - ADOLESCENCIA)
■•(Prólogo dé Ju a n Carlos GfalanoJ
P astor S , O blioabo
■* TRADICIONES
t r a d i c i o n e s ’ ARGENTINAS
,. ■“ J uan B. At.berdi
V . FRAGMENTO PRELIMINAR AL
* ESTUDIO DEL DERECHO
(Prólogo de Bernardo C anal Feijóo)
D omingo F, S armiento
VIAJES
(I, De Valparaíso a París. II. España e Italia,
i n . Estados Unidos)
(Prólogo de Alberto Palcos)
J u l io SAn c h e z G asdel
T E A T R O
(Prólogo de Ju a n Carlos G hiano)
T . WOODBINE HlNCBLTFF
VIAJE AL PLATA EN 1801
W vV';(Prólogo de R, A. Arriata; traducción de
J " Ll B u w n M “ >
ROBERTO J. PAYRÓ
TEATRO COMPLETO
;^ "" (Prólogo de Roberto F. G lusti)
EL SAINETE CRIOLLO
(Selección y Prólogo de T u lla Carella)
A lvaro B abeos
FRONTERAS Y TERRITORIOS FEDERALES
D É LAS PAMPAS DEL SUD
(Estudio Prelim inar de Alvaro Yunquo)
P. T omAb F aleñe r
DESCRIPCION DE LA PATAGONIA Y DE LAS
PARTES CONTIGUAS DE LA AMERICA
DEL SUR
(Traducción y n o tas de Samuel A. Lareno
Quevedo. Estudio Prelim inar do Salvador
Canals Frnu)
E duardo L. UoLUtnanfl
CUENTOS FANTASTICOS
(Selección y Prólogo dn A, Pagós Liil'luyn)
Pniino Oalijkbón un la H aiwa
LA AURORA 1CN COPADA UANA
(Prólogo do Ricardo Itojnn; edición y ¡intuí de
Antonio P agón tarray a)