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JUAN

J. Vernon McGee
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Juan

J. Vernon McGee
15
Juan

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J. Vernon McGee
©2021 THRU THE BIBLE RADIO NETWORK
Primera Edición en Español
Traducido de materiales escritos en inglés por J. Vernon McGee

Impreso en los Estados Unidos

Al menos que se indique lo contrario, el texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-
Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina;
© renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Reina-Valera 1960TM es una marca registrada de la American Bible Society,
y puede ser usada solamente bajo licencia.

Agradecemos a Joe Ferguson y Joseph Miller


por su labor de edición de la presente obra.

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Al Dr. McGee, autor del estudio bíblico A Través de la Biblia, le importaba mucho que
todos los que quieran entender la Palabra de Dios tengan las herramientas para hacerlo.
Es por eso que escribió el librito titulado

Las Guías para el Entendimiento de la Escrituras.


Este recurso le brinda siete principios para la lectura y comprensión de la Biblia.

Para obtener una copia, descárguela gratis en nuestro sitio web:


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Indice
INTRODUCCIÓN9
BOSQUEJO15
Capítulo 1 19
La Palabra es Dios—la Palabra se hizo carne—la Palabra reveló a Dios 19
El testimonio de Juan el Bautista 21
El testimonio de Andrés 34
El testimonio de Felipe 35
El testimonio de Natanael 36

Capítulo 2 39
El milagro en la boda en Caná (La primera obra) 39
La purificación del templo 44

Capítulo 3 49
Jesús con Nicodemo (La segunda palabra) 49
El testimonio de Juan el Bautista 60

Capítulo 4 62
Jesús y la mujer samaritana (La tercera palabra) 63
Jesús sana al hijo de un noble (La segunda obra) 72

Capítulo 5 75
La curación del paralítico  75
Las alegaciones de Jesús 81
La segunda alegación o declaración 82
La tercera gran alegación o declaración  82

Capítulo 6 90
La alimentación de los cinco mil (La cuarta obra y palabra) 90
Jesús da un discurso sobre el Pan de Vida 97

Capítulo 7 110

5
Capítulo 8 121
Jesús es la Luz del mundo (La sexta palabra) 125

Capítulo 9 138
Jesús abre los ojos de un hombre nacido ciego en Jerusalén (quinta obra) 139
Récord del milagro 140
Reacciones a este milagro  145

Capítulo 10 154


Humanidad—Cristo en forma de siervo 154
Deidad—Cristo igual a Dios 162

Capítulo 11 168


Jesús resucita a Lázaro de entre los muertos en Betania (sexta obra) 168

Capítulo 12 186


Testimonio de judío y gentil en cuanto a Jesús 186
Jesús llega a Betania para cenar 186
Jesús llega a Jerusalén (la entrada llorosa) 190
Jesús viene a los griegos 192
Cristo llega a Su hora 195
Jesús llega para terminar Su ministerio público 200

Capítulo 13 203


Jesús les lava los pies a los discípulos 203
Jesús les lava los pies a los discípulos—símbolo de Su ministerio actual  204
Amonestaciones a los discípulos 210

Capítulo 14 219


Jesús consuela a los discípulos 219
Jesús consuela a Sus discípulos y anuncia Su segunda venida 219
La promesa del Espíritu Santo 231

Capítulo 15 236


Jesús es la Vid verdadera; los discípulos son pámpanos 236

Capítulo 16 252


Jesús enviará al Espíritu Santo durante Su ausencia 252

6
Jesús enviará al Espíritu Santo durante Su ausencia—El nuevo ministerio del
Espíritu Santo 253

Capítulo 17 265


La oración del Señor—Jesús ora por Sí Mismo; Jesús ora por los discípulos; Jesús
ora por Su iglesia 265
La oración del Señor—Jesús ora por Sí Mismo 267
Jesús ora por los Suyos 271
Jesús ora por Su iglesia 275

Capítulo 18 279


La primera negación de Simón Pedro 286
El juicio de Jesús ante el sumo sacerdote  287
La segunda y la tercera negación de Simón Pedro 288
El juicio de Jesús ante Pilato 289

Capítulo 19 294


La muerte de Jesús en el Gólgota 294
Su sepultura en la tumba de José 302

Capítulo 20 305


La resurrección de Jesús 305
La aparición de Jesús a María Magdalena 309
Aparición a los discípulos 311
Aparición a Tomás 315

Capítulo 21 318


La experiencia de pescar en el mar—Señor de nuestras voluntades 318
El desayuno a la orilla del mar---el Señor de nuestros corazones  322
Jesús anuncia la muerte de Simón Pedro---Señor de nuestras mentes 324

7
8
Juan Un Comentario

Juan
INTRODUCCIÓN

E
l evangelio de Juan, a veces se llama el “evangelio sencillo”.
Pero no creo que sea tan sencillo. Es verdad que la sencillez
del lenguaje que se usa aquí ha sido la razón para que muchos
designen el relato de Juan, como el evangelio sencillo. Pues es un hecho,
que hay muchas palabras monosílabas y bisílabas en este evangelio. En
realidad, es raro encontrar una que tenga tres o cuatro sílabas. Fíjese
en las palabras del siguiente versículo: A lo Suyo vino, y los Suyos no
le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en
Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (Jn. 1:11-12)
No hay problema en entender las palabras mismas, pero de hecho
estamos tratando aquí con el evangelio más profundo. Considere
esta expresión, una de las frases más sencillas que se encuentran en el
evangelio según San Juan ...y vosotros en Mí, y Yo en vosotros. (14:20)
No sé si usted se ha fijado que casi todas estas palabras son palabras
de una sola sílaba. Hay una conjunción, dos preposiciones y cuatro
pronombres, y algunas palabras tienen sólo dos letras. Solamente dos
palabras tienen tres sílabas: vosotros. Cualquier niño del cuatro grado
podría decirle el significado de cualquiera de estas palabras. Pero al
juntar estas palabras y vosotros en Mí, y Yo en vosotros, al filósofo o
al teólogo más sagaz, nunca le será posible sondear las profundidades
del significado de esta frase. Vosotros en Mí, sabemos que significa
salvación; y Yo en vosotros significa santificación, pero nadie puede
sondearlo más allá de ese significado. A veces pensamos que si
entendemos el significado de las palabras que sabemos lo que se está
diciendo. Las palabras son sencillas, pero el significado es profundo.

9
• J. Vernon McGee •

El autor del libro fue Juan el apóstol, hijo de Zebedeo, y hermano de


Santiago (Jacobo). (Mr. 1:19-20; Mr. 3:17; y Jn. 21:20-24)
Aunque se supone que éste sea el evangelio sencillo, no siempre se supone
que Juan sea el autor. La Escuela de Teología de Tubingen, Alemania,
ha dudado seriamente la paternidad literaria de Juan el Apóstol, y con
ella, también lo han hecho muchos teólogos liberales que no creen
en la inspiración de la Biblia. Sin embargo, estas objeciones han sido
completamente refutadas, y la paternidad joánica es aceptada, hoy en
día, por una competente erudición bíblica. Cuando yo estudiaba en el
seminario, tomé un curso sobre la paternidad del evangelio de Juan. El
profesor concluyó al fin del curso que Juan había sido el autor. Un joven
que también estudiaba en ese seminario bíblico era muy bromista, y este
joven bromista dijo: “Bueno, hemos desperdiciado todo el semestre. Yo
creía y sabía que Juan había escrito este evangelio, cuando esta clase
comenzó. Y ahora, me vuelvo a encontrar donde primero empecé”. Le
aseguro que no vamos a perder el tiempo aquí hablando de este asunto,
excepto que voy a mencionar algunas declaraciones que aclaran que
Juan fue quien lo escribió.
Pero ¿le es posible a usted, saber sin lugar a dudas, que Juan, el Apóstol,
es el autor de este evangelio? Considere entonces las evidencias. Es
interesante notar, en primer lugar, que los padres de la iglesia atribuyen
a Juan, el cuarto evangelio. Teófilo fue obispo de Antioquía y vivió
alrededor del año 180 d.C. Irenio, vivió alrededor del año 190 d.C. Fue
alumno de Policarpo, quien, a su turno, fue alumno de Juan. Clemente
de Alejandría en Egipto, vivió alrededor del año 200 d.C. Tenemos
luego, la evidencia del llamado “Fragmento Muratoriano“. También se
encontró una cita hecha por Papias en la Biblioteca Vaticana. No se
puede pedir mejor autoridad que ésa. Todos éstos afirman que el cuarto
evangelio, fue escrito por Juan, el apóstol.
La fecha de este evangelio tiene mucha importancia. Algunos creen
que éste es el último libro del Nuevo Testamento que fue escrito.
En ese período, Juan escribió el evangelio que lleva su nombre, las
tres epístolas que también llevan su nombre y asimismo, el libro de
Apocalipsis. Yo sostengo que sus epístolas, fueron escritas después del
libro de Apocalipsis y que todos fueron escritos durante los últimos diez
años de la vida del “Apóstol amado”.

10
Juan Un Comentario

La pregunta más importante es: ¿Por qué escribió Juan este evangelio?
Permítame llamar su atención a ciertos rasgos interesantes, en cuanto
a la estructura de este evangelio. Usted recordará, que el evangelio
de Mateo fue dirigido a, y escrito para, el judío; que el evangelio de
Marcos fue dirigido a, y escrito para, el romano; y que el evangelio de
Lucas fue dirigido y escrito para el griego, y para los que tienen aquel
tipo de mentalidad clásica hoy en día.
El evangelio de Juan fue escrito para suplir la necesidad de las grandes
masas del Oriente. Éstos eran hombres miserables. Es verdad que
muchos eran ricos, muy ricos. Pero, muchos más, vivían en la más
abyecta pobreza. Sin embargo, todos tenían gran necesidad y mucha
hambre espiritual. Fue del Oriente de donde vinieron los magos
haciendo la pregunta: ¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido?
Porque Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
(Mt. 2:2) Juan suple la necesidad de este tipo de mentalidad.
Después de todo, los antecesores de todos nosotros, realmente,
provenían de aquella región. Cam, Sem, y Jafet vivieron en el Oriente.
El reino de Babilonia era un gran reino camítico. Abraham, hijo de
Sem, venía de esa región. Desde aquella región vinieron los hijos de
Jafet. Todos, pues, provenimos de esta región y siempre hemos sido un
pueblo necesitado. Hoy en día, esto habla de usted y de mí, y puede ser
que es precisamente por esto que el evangelio de Juan ha sido recibido
y estudiado tan universalmente.
Cuando yo estudiaba en la universidad, trabajaba para un periódico
local y por eso, he tratado de dividir los evangelios en estos estudios
bíblicos, más o menos como se divide un diario en sus partes. Después
de todo, la palabra evangelio significa buenas nuevas, o sea buenas
noticias. Claro que los diarios generalmente contienen las peores
noticias, incluyendo las noticias en cuanto a las defunciones. Pero
bueno, tenemos aquí una división: Mateo, es la página que lleva los
avisos y los anuncios— “He aquí, el reino de los cielos se ha acercado”.
Lucas, por su parte, lleva las ediciones extras. Lucas es el único que relata
los cánticos de la Natividad, y las parábolas del buen samaritano, y del
hijo pródigo. Marcos, lleva los encabezamientos, es decir, los titulares
llamativos. Dice: “¡He aquí Mi siervo!” Juan, escribe los editoriales. Ha
escrito en cuanto al Pan de vida, el Agua de vida, la Vid verdadera, y la
vida cristiana.
11
• J. Vernon McGee •

Los tres primeros evangelios, se llaman los evangelios sinópticos,


porque los tres son escritos desde el mismo punto de vista y de un modo
similar. Pero, el cuarto evangelio es diferente.
1. Mateo y Marcos presentan con énfasis especial los milagros de Jesús,
y Lucas da atención a las parábolas. En cambio, Juan, no hace ninguna
de las dos cosas.
2. Los milagros de Jesús en el evangelio según San Juan, son dados
como señales y fueron elegidos con muchísima discriminación, para
interpretar ciertas grandes verdades. Por ejemplo, Jesús, mediante un
milagro alimenta a cinco mil, y pronuncia entonces Su discurso sobre
el Pan de vida. Hay once señales con sus aplicaciones específicas, en el
evangelio según San Juan.
3. No hay parábolas en el cuarto evangelio. Algunas versiones han usado
la palabra “parábola” en el capítulo 10:6, pero no es la palabra griega
parabole que se usa comúnmente en Lucas, sino paroimía. La versión
Reina-Valera la traduce correctamente con la palabra “alegoría”. La
historia del “Buen Pastor”, por ejemplo, no es una parábola, sino un
discurso.
Ya he mencionado la sencillez de lenguaje en el evangelio de Juan. Es
notable en verdad. Sin embargo, éste es el evangelio más profundo, y
por eso, es bastante difícil sondear su significado.
Juan nos da un orden cronológico que es bueno notar. Por ejemplo,
en el primer capítulo, versículo 35, dice: el siguiente día. Luego, en el
versículo 43, del mismo capítulo, repite: el siguiente día. No sólo da un
orden lógico de sucesión, sino también un orden cronológico. También
presta atención a lugares y ciudades, por ejemplo: Betabara, al otro lado
del Jordán, en el capítulo 1:28. Caná de Galilea, en el capítulo 2:1.
Aunque la Deidad de Cristo es el tema predominante en este evangelio,
la humanidad de Cristo no se pierde de vista, y en verdad es acentuada
en forma especial. No sé si usted se ha fijado en el hecho de que Juan es
el único de los evangelistas que cuenta el viaje de Jesús por Samaria, y
cómo se sentó junto al pozo, y que estaba cansado del camino. ¿Puede
usted pensar en otra cosa que sea más humana que ésa? Bueno, yo sí
puedo pensar en una cosa que sea más humana que ésa: Jesús lloró.
Es Juan también, quien nos cuenta eso. El nombre Jesús se usa con

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Juan Un Comentario

exclusividad en este evangelio, con la exclusión de Cristo. Esto parece


extraño, en el evangelio que manifiesta Su Deidad. ¿Por qué pues, se
usa solamente el nombre Jesús? Bueno, es porque Dios se hizo hombre.
También creo que es interesante notar, que la palabra judío, aparece
más de sesenta veces en este evangelio.
Durante toda la vida de la iglesia, se ha rendido mucho culto al cuarto
evangelio. Algunos lo han llamado “el corazón de Cristo;” otros, “el
evangelio espiritual”, y en Europa lo llaman, “el seno de Cristo”.
Orígenes, uno de los “Padres de la iglesia”, dijo: “El evangelio de Juan,
es la consumación de los evangelios, así como los evangelios, a su vez,
son la consumación de las Escrituras”.
Jerónimo dijo: “Juan sobresale en las profundidades de los misterios
divinos”.
Culross lo expresó así: “Creo que las escrituras de Juan han sido
enjugadas por más lágrimas de penitentes, y que han ganado más
corazones para el Redentor, que todas las demás juntas”.
El Dr. A. T. Pierson escribió: “Toca el mismo corazón de Cristo.
Si Mateo corresponde a la corte de Israel, Marcos a la corte de los
sacerdotes, y Lucas a la corte de los gentiles, Juan nos guía más allá del
velo, al Lugar Santísimo”.
El Dr. A. Hayes ha dicho: “Al leerlo recibimos la seguridad de que aquí,
por fin, tenemos una descripción digna y adecuada de la vida de Jesús
entre los hombres”.
Como ya lo dije, la Deidad de Jesús es el tema que predomina en este
evangelio. El carácter mesiánico de Cristo es un tema que también
tiene prioridad. Esto se declara sucintamente en el capítulo 20:30-31.
Creo que debe ser considerado con la misma clave de este evangelio.
Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de Sus discípulos,
las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para
que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo,
tengáis vida en Su nombre. (Jn. 20:30-31)
Hay un movimiento poderoso que es expresado en el capítulo 16:28.
Dice allí: “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo,
y voy al Padre”. Dios se hizo hombre; ésta es la declaración simple de
13
• J. Vernon McGee •

la verdad sublime.
Estas cosas son todas relatadas con un fin específico: para engendrar fe
en el corazón del hombre. La palabra “cree”, por ejemplo, se usa más
de cien veces en este evangelio de Juan. Pero, en contraste, aparece
menos de cuarenta veces en los evangelios sinópticos. La palabra “fe” no
aparece aquí en Juan, pero se halla en los otros evangelios. La expresión
“vida eterna”, aparece treinta y cinco veces, pero solamente doce veces
en los evangelios sinópticos. De modo que lo que tenemos aquí en este
evangelio es el verbo activo “cree”, el que se usa generalmente con “cree
en” o “cree a”. Es un acto de la voluntad y no un consentimiento estático.
No significa sólo el hacer una seña afirmativa o aceptar solamente con
el intelecto las verdades del evangelio. Significa que cuando usted,
escucha las verdades del evangelio, se da cuenta de que Jesús murió por
sus pecados conforme a las Escrituras, y eso significa que usted confía
personalmente en Él como su Salvador, el que murió para pagar la pena
de sus pecados. Es muy importante que veamos esto.

14
Juan Un Comentario

BOSQUEJO

I. PRÓLOGO—La Encarnación, Capitulo 1: 1-18


A. El Verbo es Dios, Vs. 1-3
B. El Verbo fue hecho carne, V. 14
C. El Verbo dio a conocer a Dios, V. 18
II. INTRODUCCIÓN, Capitulo 1:19-51
A. El testimonio de Juan el Bautista, Vs. 19-36
1. Jesús es Redentor del hombre, V. 29
2. Jesús da a conocer a Dios, V. 36
B. El testimonio de Andrés, Vs. 37-42
Jesús es el Mesías (el Cristo), V. 41
C. El testimonio de Felipe, Vs. 43-46
Jesús es el cumplimiento del Antiguo Testamento (V. 45)
D. El testimonio de Natanael, Vs. 47-51
Jesús es el Hijo de Dios, Rey de Israel (V.49)
III. EL TESTIMONIO DE OBRAS Y PALABRAS (“Señales” 20:30-
31), Capítulos 2-12
A. Jesús en la boda de Cana (primera obra), 2:1-12
B. Jesús limpia el templo durante la Pascua en Jerusalén (primera
palabra), 2:13-22
Jesús la Resurrección (v.22)
C. Jesús tiene una entrevista con Nicodemo en Jerusalén (segunda
palabra), 2:23-3:36
Jesús ha de morir por los pecados del mundo (3:15)
D. Jesús se entrevista con la mujer en el pozo de Sicar (tercera palabra),
4:1-45
15
• J. Vernon McGee •

Jesús da el Agua de Vida


E. Jesús sana al hijo del Noble en Capernaum (segunda obra), 4:46-54
F. Jesús sana al paralítico de Betsaida (tercera obra), Capitulo 5
Jesús el Igual a Dios
G. Jesús alimenta a los 5,000 al otro lado del mar de Galilea (cuarta obra
y palabra), Capitulo 6
Jesús el Pan de Vida
H. Jesús enseña en el templo en la fiesta de tabernáculos (quinta palabra),
Capitulo 7
Jesús es el Agua de Vida; la promesa del Espíritu Santo
I. Jesús en el templo perdona a la mujer adúltera (sexta palabra), Capitulo
8
Jesús es la Luz del mundo
J. Jesús sana a un ciego de nacimiento en Jerusalén (quinta obra),
Capitulo 9
I. Relato del milagro, Vs. 1-7
2. Reacción al milagro, Vs. 8-41
K. Jesús es el Buen Pastor (séptima palabra), Capitulo 10
1. Su humanidad—Cristo en forma de siervo, Vs.1-21
2. Su Deidad—Cristo es igual a Dios, Vs. 22-42
L. Jesús levanta a Lázaro de los muertos en Betania (sexta obra),
Capitulo 11
M. El testimonio de los judíos y los Gentiles acerca de Jesús, Capitulo 12
1. Jesús viene a Betania para cenar, Vs. 1-11
2. Jesús viene a Jerusalén—una entrada en lágrimas, Vs. 12-19
3. Jesús viene a los griegos, Vs. 20-26
4. Jesús viene a Su hora, Vs. 27-36

16
Juan Un Comentario

5. Jesús viene al fin de Su ministerio publico, Vs. 37-50


IV. EL TESTIMONIO DE JESÚS A SUS TESTIGOS, Discurso del
Aposento Alto, Capítulos 13-17
A. Jesús lava los pies de Sus discípulos, Capitulo 13
Una cuadra de Su presente ministerio
B. Jesús consuela a Sus discípulos, Capitulo 14
Anuncia Su segunda venida
C. Jesús la Vid verdadera: los discípulos son los pámpanos, Capitulo 15
Una nueva relación
C. Jesús enviará al Espíritu Santo durante Su ausencia, Capitulo 16
Nuevo ministerio del Espíritu Santo
E. La oración sacerdotal del Señor, Capitulo 17
1. Jesús ora por Sí Mismo, Vs. 1-5
2. Jesús ora por Sus discípulos, Vs. 6-19
3. Jesús ora por Su iglesia, Vs. 20-26
V. EL TESTIMONIO AL MUNDO: Capítulos 18-20
A. Arresto y juicio de Jesús, Capitulo 18
1. El arresto en Getsemaní; el juicio ante Anas, Vs. 1-14
2. La primera negativa de Simón Pedro, Vs. 15-18
3. El juicio ante el sumo sacerdote, Vs. 19-24
4. La segunda negativa de Simón Pedro, Vs. 25-27
5. El juicio ante Pilato, Vs. 28-40
B. Muerte de Jesús en el Gólgota; es puesto en el sepulcro de José,
Capítulo 19
C. Resurrección de Jesús; las apariciones a María, a sus discípulos y a
Tomás, Capítulo 20
VI. EPILOGO: La Glorificación, Capitulo 21
17
• J. Vernon McGee •

El Jesús resucitado todavía es Dios.


Es Señor de nuestra voluntad—dirige nuestro servicio, V .6
Es Señor de nuestro corazón—el impulso del servicio, Vs. 15-17
Es Señor de nuestra mente—la falta de conocimiento no exime del
servicio, V .22

Otra división del Evangelio según San Juan:


Juan 1-12 LUZ
Juan 13-17 AMOR
Juan 18-21 VIDA

18
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 1

Prólogo—Encarnación; la Palabra es Dios, la Palabra se hizo carne; la


Palabra reveló a Dios; el testimonio de Juan el Bautista; el testimonio
de Andrés; el testimonio de Felipe, el testimonio de Natanael

La Palabra es Dios—la Palabra se hizo


carne—la Palabra reveló a Dios
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas
las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que ha
sido hecho, fue hecho. [Jn. 1:1-3]
Logos: En el principio era el Verbo…, dice el versículo 1. En realidad,
hay tres principios que se mencionan en las Escrituras. Un principio
se encuentra en Génesis capítulo 1:1, y se remonta hasta la creación
del universo físico. No se puede poner fecha a ese evento, y no estoy
nada de acuerdo con alguien que trate de ponerle fecha. Es una
tontería decir que todo comenzó allá por el año 4004 a.C., como
algunos han afirmado. Lo que algunos científicos dicen, sin embargo,
es tan tonto como eso. Descubren un hueso por allá en África, y
tratan de ponerle fecha, y dicen que data de dos mil millones de años.
Permítame decirle que eso no lo sabemos de ninguna manera. Lo que
yo creo es que la tierra ha estado aquí por mucho tiempo. Después de
todo, tenemos un Dios de la eternidad. ¿Qué cree usted que Dios haya
estado haciendo en el pasado? Bueno, opino que un gran drama ha
tenido lugar en la eternidad pasada, y que ni usted ni yo sabemos nada
en cuanto a eso. Creo que este universo ha estado aquí por mucho
tiempo. Y creo que es una presunción nuestra, pensar que Dios haya
esperado la aparición del hombre para crear un universo.
Lo interesante es que el principio que se menciona aquí ya queda en el
tiempo pasado cuando se menciona. Cuando volvemos a la creación,
Él ya era. Y, note usted que la palabra usada aquí, no es “es”, sino
“era”. En el principio era el Verbo. En griego, esta palabra está en el
pasado imperfecto del verbo, y denota una acción que es continua.
Pues, vuelve al principio, a la creación, a dos o tres billones de años, o

19
quizás mucho más antes. El Señor Jesús viene desde la eternidad y Él
ya es tiempo pasado. En el principio era el Verbo. Si volvemos a hace
billones y trillones de años antes de la creación, Jesús todavía sale
desde la eternidad anterior. Por tanto, aquí, tenemos un principio,
que en realidad no es un principio. Es un principio al cual no nos
es posible ni siquiera comenzar a regresar, ni formarnos una idea
de ello. Él es el Anciano de Días, y Su cabello es tan blanco como la
nieve, y ya lo era hace billones y trillones de años. En aquel entonces,
ya era.
En el principio era el Verbo... En el griego original son solamente
cinco palabras, y no hay ni un solo hombre en toda la tierra que
pueda ponerle fecha, ni comprender o sondear esta frase. Así es que,
con esta primera declaración tremenda, comienza este estudio en la
infinidad del tiempo y del espacio.
Ahora, la segunda declaración es ésta: Y el Verbo era con Dios. Esta
expresión aclara que Jesús es diferente y distinto a Dios el Padre. No
se puede identificarlo como Dios el Padre, porque Él es con Dios.
Pero, alguien dirá que, si Él es con Dios, entonces, Él no es Dios.
Pero, la tercera declaración aclara esto también: Y el Verbo era Dios.
Ésta es una declaración clara y enfática, la cual expresa que el Señor
Jesucristo es Dios. El hecho es que el griego es aun más específico
que esto, porque en el idioma griego, la palabra que lleva importancia
se coloca al principio de la oración. En el griego, esta frase se lee así:
“Dios era el Verbo”. Y, ¡eso es enfático! No se puede ser más enfático
que eso. ¿Cree usted que se pueda negar la Deidad de Cristo? No le es
posible negar la Deidad de Cristo. ¡Las primeras tres declaraciones en
el evangelio según San Juan lo resumen todo! En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Ahora, es verdad
que hay algunas sectas que tratan de negar la Deidad de Jesucristo,
pero para tratar de afirmar tal cosa, han tenido que recurrir a un
estratagema realmente diabólico y engañoso: es la estratagema
de publicar su propia supuesta “traducción” de la Biblia, en la que
presentan su propio punto de vista, en lugar de lo que dice el griego
original en este pasaje.
Ahora, fíjese usted también que Jesús es el Creador. Los versículos
2 y 3, dicen: Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él
20
Juan Un Comentario

fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. ¿Se fija
usted? Todas las cosas por El fueron hechas. ¡Jesús es el Creador!
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
[Jn. 1:4]
Ahora, esto no significa simplemente que Él estaba vivo, aunque
claro es que eso es verdad. ¡Había vida en Él! Pero, el hecho es que los
hombres necesitan de vida. Todos están muertos en delitos y pecados,
según lo que dice la Biblia en Efesios 2:1: Y Él os dio vida a vosotros,
cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Lo que los
hombres necesitan aun hoy en día, amigo, es la vida. En Él estaba la
vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no
prevalecieron contra ella. [Jn. 1:5]
La palabra, prevalecieron, en griego es katalambano, o tomar
anhelante, i.e. apoderarse, poseer (Lit. o Fig.): alcanzar, asir,
comprender. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pueden
apoderarse de ella. Cuando usted entra en un cuarto oscuro y prende
la luz, las tinieblas desaparecen. Las tinieblas y la luz no pueden
existir juntas. Tan pronto se prende la luz, las tinieblas huyen.
Tan pronto como se apaga la luz, las tinieblas vuelven. Pero luz
espiritual y tinieblas existen juntas. A veces hay un marido que es
salvo y una esposa que no es salva—o viceversa. Un obrero cristiano
puede trabajar al lado de un obrero inconverso. “¿Qué quieres decir
cuando dices que eres cristiano? Yo hago lo mejor que pueda. ¿No
soy yo cristiano también?” Ahí usted tiene un ejemplo de la luz y
las tinieblas lado a lado y las tinieblas no pueden comprender la luz.
Eso es exactamente lo que dice este versículo. La luz en las tinieblas
resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

El testimonio de Juan el Bautista


Juan el Bautista dio testimonio de la luz. Él no era la luz, simplemente
dio testimonio de ella.
Ahora, Jesús es contrastado con Juan el Bautista:
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba
Juan. Éste vino por testimonio, para que diese testimonio

21
• J. Vernon McGee •

de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él


la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella
luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este
mundo. [Jn. 1:6-9]
Tenemos aquí una declaración tremenda. Porque la luz viene de
la Palabra de Dios. Sin la Palabra de Dios, no hay luz. Cuando los
hombres vienen a la Palabra de Dios, entonces, están en la luz. 1 Jn.
1:7, dice: Pero si andamos en luz, como Él está en luz... Ahora, ¿Cuál
luz? La luz de la Palabra de Dios. Esta luz alumbra a todo hombre. Eso
es, alumbra a cualquier hombre que venga a la luz. Es simplemente
como el sol que brilla sobre cada hombre que sale a la luz del sol. Pero,
hay quienes están por allí abajo en sus cuevas, a los cuales la luz del sol
no llega. Es necesario venir a la luz.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero
el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron. [Jn. 1:10-11]
Ésta era la tragedia del mundo, y todavía es la tragedia del mundo. El
Creador bajó a esta tierra y fue hecho carne. Sin embargo, el mundo
no le reconoce y le rechaza.
Hay quienes limitan la declaración aquí en el versículo 11 que dice: A
lo Suyo vino, diciendo que significa que sólo vino a la nación de Israel,
a Su propio pueblo. Pero, yo creo que abarca más. Vino a Su propio
mundo porque Juan acaba de hablar en cuanto al hecho de que Él
hizo el mundo. Vino a Su propio mundo y Su mundo no le recibió. Se
trata de un rechazo universal de Él. Pero ¡fíjese lo que dice aquí en los
versículos siguientes!
Mas a todos los que le recibieron, los que creen en Su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. [Jn.
1:12]
Yo doy en realidad, gracias a Dios por esta palabrita “todos”. “Todos”
tiene una proyección universal, porque nos incluye a usted y a mí,
todos los que le recibieron. Ahora, ¿qué les pasa? ...a todos los que le
recibieron, a los que creen en Su nombre, continúa el versículo, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios.
La palabra “potestad” no viene del griego dunamis, como la dinamita

22
Juan Un Comentario

o poder físico, sino que viene de exousía, o poder que se le otorga


a uno, o autoridad. Él da autoridad a los que le reciben a ser hechos
hijos de Dios, a los que creen en Su nombre.
Note que esto es a todos los que le recibieron. La fe, como se usa en la
Biblia, no es sólo conocimiento mental. Muchas personas preguntan,
“¿Usted quiere decir que todo lo que tengo que hacer es decir ‘Yo
creo’?” Si, eso es todo lo que usted tiene que hacer, pero vemos a ver
lo que eso implica. Con el verbo “creer” siempre hay una preposición
en o a veces epi en el griego. Usted tiene que creen en Jesucristo. Lo
puedo ilustrar así: Estoy parado delante de una silla, y creo que la silla
puede sostenerme, pero no me está sosteniendo mientras estoy de pie.
¿Por qué? Porque hasta entonces tengo sólo un conocimiento mental
de la capacidad de la silla. Pero entonces me siento en la silla. Cometo
mi peso a la silla y ella me sostiene. ¿Está Cristo sosteniéndole a
usted? ¿Es Él su Salvador? No es una cuestión de decir solamente,
“Oh, sí, creo que Jesús es el Hijo de Dios”. El asunto es si usted ha
creído personalmente en Él, si está usted descansando en Él. En este
momento Cristo es mi Salvador completo. Estoy dependiendo de Él;
estoy descansando en Él.
Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad
de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. [Jn. 1:13]
La frase, los cuales no son engendrados indica que la vida sólo puede
venir por medio de un renacimiento. Viene a aquellos que reciben a
Cristo, a los que creen en Su nombre.
Note estas frases más de cerca: Los cuales no son engendrados de
sangre. Esto significa que este renacimiento, no es una procreación
natural. Ni de voluntad de carne, significa que uno no puede llegar
a ser hijo de Dios mediante sus propios esfuerzos. No se puede
mediante algo que uno haga, es decir, las buenas obras.
Los cuales no son engendrados... ni de voluntad de varón, significa
que no es por la educación, ni por el entrenamiento que uno tenga.
Los cuales no son engendrados... sino de Dios, significa que usted,
amigo, sólo puede llegar a ser hijo de Dios mediante el renacimiento.
Ésta es la obra directa del Espíritu de Dios. El Señor Jesús dirá allá en

23
• J. Vernon McGee •

el capítulo 3:6: ...lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.


Es pues necesario, ser nacido del Espíritu. Ya nos hemos fijado en
cuatro declaraciones que aparecen en los primeros tres versículos
de este prólogo, y ahora encontramos tres declaraciones aun más
profundas, en el versículo 14:
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad. [Jn. 1:14]
Aquel Verbo fue hecho carne. Deseo que usted mire esa declaración
por un momento. El filósofo griego, probablemente estaría de acuerdo
conmigo en todo lo que dije sobre el versículo 1. Pero, aquí es donde
creo que no estaría de acuerdo con nosotros. Él nunca aceptaría como
hecho, de que el Verbo se haya hecho carne. El idioma griego nos
permite ponerlo en una forma más específica. Creo que, en una forma
más exacta, también. El Verbo fue nacido carne. Ahora, ¡piense en
esto por un momento! Aquí viene Dios desde la eternidad. Ya era el
Anciano de Días, pero también vino a Belén.
George MacDonald lo ha expresado de la siguiente manera. “Estaban
buscando a un Rey para exaltarlo, pero Él vino como un bebé que hizo
llorar a una mujer”.
Note usted, que San Juan, ni aun menciona Su nacimiento en Belén.
¿Sabe por qué es que no lo menciona? Porque está hablando en cuanto
a Alguien que no es de la tierra y se hizo carne y habitó entre nosotros.
Ésa es la segunda gran declaración en Jn. 1:14, demasiado grande
para Belén. Viene desde la eternidad y se hace carne. El Verbo se hizo
carne, o nació carne. Por tanto, ésta es la historia de la Navidad, aquí
en el evangelio según San Juan. Y es importante que veamos esto.
Nació carne. Y la única manera en que eso pudo haber ocurrido, en
que eso pudo haber tenido lugar, fue mediante el nacimiento virginal.
Hebreos 2:16, lo expresa así: Porque ciertamente no socorrió a los
ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Participó de
carne y sangre... para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo... (He. 2:14)
Hay quienes creen que las declaraciones en los versículos 12 y 13,
que dice: los cuales no son engendrados, no se refieren solamente

24
Juan Un Comentario

al renacimiento del creyente, sino también al nacimiento de Jesús


Mismo. Él no fue nacido de sangre. Es decir, no nació de una manera
humana, por esfuerzos humanos. Tampoco nació de voluntad de
carne, carne humana, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel
Verbo fue hecho carne. Ésta es la historia navideña. Fue nacido carne.
Isaías 9:6, dice: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado. Un
Bebé nació en Belén, pero el Hijo vino desde la eternidad. El Niño fue
nacido, pero el Hijo fue dado.
Ahora, la segunda declaración en Jn. 1:14 es que el Verbo ...habitó
entre nosotros. La palabra habitó es la palabra griega skenos que
tiene el sentido de “acamparse”. La palabra skenos significa “tienda”.
Pablo se sirve de esta misma figura en 2 Corintios 5:1, donde
compara nuestros cuerpos, en los cuales vivimos, con pequeñas
tiendas o carpas. Son tan frágiles como una tienda, amigo. El apóstol
Pablo dice: Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este
tabernáculo, (o sea, esta tienda) se deshiciere, tenemos de Dios un
edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Esta
pequeña tienda en la cual vivimos puede ser tumbada en una noche
por un simple vientecito. Puede ser quitada en un instante. Pero
porque usted y yo, amigo, vivimos en estas pequeñas tiendas, el Dios
de la eternidad bajó a esta tierra.
La tercera declaración es: Y vimos Su gloria, gloria como del
Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. La pregunta que
dije surgía aquí es: ¿No se limitó haciéndose carne? Juan responde:
¡espere un momento. ¡Fue lleno de gracia y de verdad! La palabra
“lleno”, quiere decir simplemente, que estaba tan lleno, que no podía
tener más. Trajo con Él toda Su Deidad. Cuando vino acá, fue lleno
de gracia y lleno de verdad. Luego en los versículos 15-17, vimos que
todos hemos tomado gracia de la plenitud de Cristo, porque Él fue
lleno de gracia y lleno de verdad.
Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Éste es de
quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de
mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud
tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por
medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo. [Jn. 1:15-17]

25
• J. Vernon McGee •

Todos hemos tomado gracia de la plenitud de Cristo. El fue lleno de


gracia y de verdad. Éste es Él, de quien hablamos.
Y vimos Su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad—porque Él fue lleno de gracia y lleno de verdad.
Llegamos ahora a otro versículo que está lleno de declaraciones de
grandes verdades.
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en
el seno del Padre, él le ha dado a conocer. [Jn. 1:18]
A Dios nadie le vio jamás. Esta verdad se halla en todas las Escrituras
y Juan la explicará en su evangelio. El Señor Jesucristo le dirá a la
mujer samaritana junto al pozo, en el capítulo 4, versículo 24 de este
evangelio, que Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren. (Jn. 4:24). A Dios nadie le vio jamás.
Podemos preguntarnos entonces, en cuanto a las apariciones de
Dios en el Antiguo Testamento. Dios nunca se reveló en el Antiguo
Testamento a los ojos de los hombres. Entonces, ¿qué o a quién
vieron? Examinemos algunos de estos relatos. Por ejemplo, Jacob dijo
que había visto a Dios. Lo que él vio fue el ángel de Jehová que luchó
con él. Ésa era una manifestación, pero no vio a Dios porque Dios es
Espíritu. A Dios nadie le vio jamás.
La siguiente declaración, que tenemos en este versículo 18 es: El
unigénito Hijo, que está en el seno del Padre... Un gran erudito
alemán, Nestle, ha traducido estas palabras, a fin de que podamos
leerlas, así: “El unigénito Dios”. Y eso sí me gusta. Está en el seno
del Padre, y eso nos dice muchísimo. No vino de la cabeza de Dios
para revelar la sabiduría de Dios, ni vino de los pies de Dios para
ser siervo de los hombres. ¿Ha notado usted que Jesús no era siervo
de los hombres, sino siervo de Dios? Él no limpió zapatos. No hizo
mandados, ni tampoco hizo lo que el hombre le pidió que hiciera. Él
dice allá en el capítulo 6:38: Porque he descendido del cielo, no para
hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió. Fue del seno
del Padre que vino, no de la cabeza ni del pie. Vino del seno para
revelar el corazón de Dios. Él es el unigénito Hijo, que está en el seno
del Padre.

26
Juan Un Comentario

La tercera declaración que encontramos aquí en el versículo 18,


es: “Él le ha dado a conocer”. La palabra griega aquí es exegeomai,
que viene de las raíces que significan “revelar” o “desvelar”. Eso es
exactamente lo que Jesucristo hizo. Reveló a Dios. Sacó al descubierto
a Dios. ¿Quiere usted saber algo aún más grande que eso? Un viajecito
a la luna no es nada, comparado con este hecho. Aquí, viene de la
eternidad pasada, el Dios de este universo, el Creador de todo, y
se hace carne, revelando a Dios para que los hombres le conozcan.
Amigo, la única manera en que usted puede conocer a Dios, es
mediante el Señor Jesucristo. Vino para dar a conocer a Dios porque
El Mismo es Dios.
Quisiera ahora, desarrollar estos pensamientos. Permítame tomar
las declaraciones que aparecen en los primeros dos versículos; las
declaraciones del versículo 14, y las declaraciones del versículo 18, y
combinarlas en un estudio.
En el principio era el Verbo—Y aquel Verbo fue hecho carne—A Dios
nadie le vio jamás. No podemos ver a Dios porque Dios es Espíritu.
Tuvo que hacerse carne. Tuvo que hacerse uno con nosotros, es
decir, identificarse con nosotros para que pudiéramos conocerle.
No nos fue posible ir a Su reinado, a Su trono, para conocerle a Él.
Él tuvo que venir hasta aquí, y encarnar y revelar a Dios adonde
nosotros estamos.
El Verbo era con Dios—Y habitó entre nosotros—el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre. Considere esto con nosotros por un
momento, amigo. Los ángeles se postraron delante de Él. Era con
Dios, igual a Dios. El apóstol Pablo escribió lo siguiente en cuanto
a Él: El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse. (Fil. 2:6) Eso significa que no estudió
para llegar a ser Dios, ni tuvo que hacer ningún trabajo o esfuerzo
para poder lograrlo. No se trataba de un grado o puesto que hubiera
conquistado. No trató de ser Dios, porque eternamente ¡Él era Dios!
Tampoco cambió Su posición relativa a Dios cuando vino a la tierra.
Por ejemplo, no le fue necesario decirle al Padre, cuando vino a esta
tierra: “Ahora, vigila a Gabriel. Creo que anhela mi posición. Vigílalo
mientras que Yo no estoy”. Porque nadie puede tomar Su posición.
Él es Dios. Sin embargo, vino a nacer en Belén. Hubo solamente

27
• J. Vernon McGee •

unos pocos pastores que vinieron a verle. Fue a Nazaret y se quedó


“escondido” por treinta años, en ese pueblito. El Dios de la eternidad
bajó a Nazaret y trabajó en una carpintería. ¿Por qué hizo esto? Lo
hizo a fin de que pudiéramos conocer a Dios, amigo. La única manera
en que usted jamás pueda conocer a Dios es conociendo a Éste, al
unigénito Hijo, que está en el seno del Padre. Él es el Único que puede
revelarnos a Dios. Ahora, esta declaración: El Verbo era Dios—Y,
vimos Su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia
y de verdad—Y luego, ...Él le ha dado a conocer. Cuando El estuvo
aquí en la tierra, todavía era Dios, lleno de gracia y de verdad, y dio
a conocer a Dios. El es el Único, amigo, que puede revelar a Dios. Es
sólo por medio de Jesucristo, que podemos conocer a Dios.
Ahora, todavía no he terminado de hablar sobre estas declaraciones.
Quiero que usted vea algo más: Permítame una pregunta: ¿Cómo es
que usted divide el universo? El científico que ideó el blindaje que
ha protegido todas las cápsulas espaciales durante su reentrada a la
atmósfera, en el programa espacial norteamericano, una autoridad
en cuanto al calor dijo en cierta ocasión: “¿Sabe que este universo
está compuesto de solamente tres cosas? Creo que Dios ha dejado
Sus huellas dactilares, sobre todo. La Trinidad se encuentra en todas
partes”. Entonces, seguía explicándome lo que quiso decir. “El universo
se divide en: el tiempo, el espacio, y la materia”. ¿Puede usted, amigo,
pensar en otra cosa? Es muy interesante que el tiempo, el espacio, y la
materia abarquen todo lo que hay en este universo, como nosotros lo
conocemos. El tiempo puede ser dividido en solamente tres partes: el
pasado, el presente y el futuro. ¿Puede usted pensar en otra forma? El
espacio se puede dividir en: lo largo, lo ancho, y lo alto. ¿Habrá acaso
otra dimensión? Y, en la materia tenemos la energía, el movimiento,
y el cambio o fenómeno. Ésas son las tres divisiones de las tres
divisiones. El universo en que vivimos es una seña de la Trinidad.
Considere entonces, El Universo. Piense en la encarnación para
ver cómo es que se relaciona a nuestra observación del universo. El
versículo 1:1, dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios. Esto se remonta hasta allá, a la eternidad pasada, y aquí tenemos
tanto al tiempo, como al espacio. Luego, el versículo 14, dice: Y aquel
Verbo fue hecho carne. Es decir, bajó al espacio físico. El que no
estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, descendió a la

28
Juan Un Comentario

tierra. Vino a Belén, a un pequeño sitio geográfico. Nuestro viajecito


a la luna no ha de ser ni aun comparado con el hecho de que Él vino
desde la gloria del cielo, y que vino para padecer hasta la muerte,
y muerte de cruz. Luego, el versículo 18, dice: A Dios nadie le vio
jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a
conocer. Es decir, fue hecho materia. Se hizo hombre. Se hizo carne
para que los hombres pudieran ver y conocer a Dios. Por tanto, se
ve aquí el tiempo, el espacio, y la materia; todos involucrados en la
encarnación. En realidad, no sería posible seguir y subdividir esto aún
más.
Considere por unos momentos El Tiempo. Ya declaramos que el
tiempo se divide en el pasado, el presente, y el futuro. Vamos a
mirarlo. El versículo 1 dice: En el principio era el Verbo. Eso es
pasado. Y aquel Verbo fue hecho carne. Eso es presente. En nuestros
tiempos, en los tiempos del hombre, El vino y se hizo carne. Luego,
el versículo 18, declara: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo...
Él le ha dado a conocer. Y eso encierra el futuro. El apóstol Pablo dijo
al final de su vida: ...a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección.
Jesús se ha dado a conocer, para que en el futuro estemos en Su
presencia y veamos lo maravilloso que será cuando le conozcamos.
Considere ahora: El Espacio. En el principio era el Verbo. Eso es lo
largo. Se extiende por la eternidad. Lo ancho es: Aquel Verbo fue
hecho carne y habitó entre nosotros. Lo alto es que: A Dios nadie le
vio jamás; el unigénito Hijo... Él le ha dado a conocer. Vino desde las
alturas para poner a Dios a la vista de nosotros.
Considere, por último: La Materia. En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios... Todas las cosas por El fueron hechas. Tenemos
aquí la energía. El habló, y este universo surgió. Luego encontramos
el movimiento, porque el ...Verbo fue hecho carne. Vino desde la
gloria del cielo, y descendió hasta esta tierra. Luego el fenómeno—
el fenómeno más grande en este mundo, amigo, es Jesucristo. Al
contemplarle, Él es todas las maravillas del mundo antiguo, y todas
las maravillas en nuestros tiempos. Todos los descubrimientos de la
ciencia no son nada, comparados con la maravilla de la encarnación.
Dios se hizo carne y vino a esta tierra para darnos a conocer a Dios y
para redimir a los hombres. Amigo, no se puede encontrar nada que

29
• J. Vernon McGee •

sea más grande que esto.


Así concluye el prólogo al evangelio según San Juan. ¡Qué pasaje más
imponente es éste! Aunque su lenguaje es sencillo, ni a usted ni a
mí, amigo, nos será posible sondear sus profundidades en esta vida.
Ahora, el resto de este primer capítulo constituye la “introducción al
evangelio según San Juan”.
Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron
de Jerusalén sacerdotes y levitas, para que le preguntasen:
¿Tú, quién eres? [Jn. 1:19]
Éste es el primer incidente en la vida de Juan el Bautista, mencionado
por el apóstol Juan en su registro evangélico. No se da ningún dato
sobre el principio de este hombre. Pero, podemos enterarnos de la
historia de su nacimiento, leyendo el evangelio según San Lucas. Juan
dice aquí, que dará el testimonio de Juan el Bautista. Luego, cuenta de
ciertos sacerdotes y levitas que salieron para preguntarle quién era. En
esta pregunta se ve una tentación sutil, porque le ofreció a Juan una
oportunidad para causar buena impresión.
Una de sus respuestas se encuentra en el 3:30 que él dijo: Es necesario
que Él crezca, pero que yo mengüe. ¡Qué declaración es ésta! Es una
declaración que todo creyente debe hacer. Pero, aún más importante,
es que cada creyente debe vivirla. Es necesario que Él crezca, pero
que yo mengüe. Amigo, los dos no pueden ocupar el primer lugar. O
Cristo es lo principal en su vida, ocupando el primer lugar, o usted, el
“yo” egoísta, tendrá el primer lugar. Es necesario que Él crezca, pero
que yo mengüe, o bien será viceversa.
En el texto se encuentra la respuesta que Juan el Bautista les dio a sus
interlocutores.
Confesó, y no negó; sino confesó: Yo no soy el Cristo. [Jn.
1:20]
¿Se fija usted? Ellos diestramente insinuaron que él podría ser el
Mesías y que ellos tenían una esperanza mesiánica. Pero, Juan aclaró
que él no era el Cristo, no era el Mesías. Estaban buscando al Mesías,
pero le preguntaron al hombre que no lo era. Por tanto, si él no era el
Cristo, entonces, ¿quién era él?

30
Juan Un Comentario

Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No


soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. [Jn. 1:21]
Como usted ve, Juan es breve y positivo. Sus respuestas son breves
y se tornan aun más breves, mientras ellos continúan con sus
preguntas. Si él no es el Cristo, creen entonces que, bueno, debe
ser Elías. Y si no es Elías, creen que tiene que ser aquel profeta. Se
refieren a un profeta, como Moisés, que había sido prometido en
Deuteronomio 18:15. Juan responde enfáticamente: No. El tampoco
es el profeta predicho allá en el libro de Deuteronomio.
Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta
a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo:
Yo soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el
camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. [Jn. 1:22-
23]
Ellos insisten en que él debe decirles quién es. No pueden volver con
un informe que es simplemente un montón de negativas. Por tanto,
Juan por fin se identifica. Note usted que él dice, que es una voz. Es
que Cristo era el Verbo. Juan era la voz.
He tenido la oportunidad y el privilegio de conocer a varios de
nuestros oyentes, y muchos de ellos me dicen: “Bueno, ahora tengo
una cara para juntarle a la voz que escucho por radio”. O bien dicen:
“Muchas veces me he preguntado ¿cómo será su fisonomía?” Amigo,
permítame decirle, que, en el programa radial, yo simplemente
soy una voz. Esto era también todo lo que Juan quería decir. Tenía
un gran mensaje que dar. Era un mensaje más grande que él.
Francamente, estoy satisfecho de ser simplemente una voz, porque
es cierto que el mensaje que tengo que dar, es más grande que el
individuo que lo da. Eso es, creo yo, una de las bellezas del ministerio
radial. La personalidad no se involucra tanto. Es simplemente una
voz que usted escucha. Y claro que, esa voz, debe declarar la gloria de
Cristo.
Note usted el gran mensaje que da Juan el Bautista. Él dice:
“Enderezad el camino del Señor”. Les está diciendo que se preparen
para la venida del Señor. Creo que lo que Juan quiere decir aquí
es, que el reino de los cielos se ha acercado. Es que, se acercó en la

31
• J. Vernon McGee •

persona del Rey. Por eso les dice: “enderezad”. Esto equivaldría a
decirles: “Que quiten las cosas malas de sus vidas, que pongan sus vidas
en orden”. Cuando hacemos eso, amigo, entonces tenemos comunión
con Dios. 1 Jn. 1:6-7, dice: Si decimos que tenemos comunión con Él,
y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero
si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.
Continúa Juan, enseñándonos en los versículos 8-9, que necesitamos
limpiar nuestras vidas mediante la confesión. Dice: Si decimos que
no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad
no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Volviendo ahora al capítulo 1 de Juan, notará usted que, él está
citando al profeta Isaías, allí en el versículo 23. Ahora, Isaías 40:3, dice:
...Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro
Dios.
Y los que habían sido enviados eran de los Fariseos. Y
le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué pues bautizas, si
tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? [Jn. 1:24-25]
Ahora, le presentan una cosa técnica. Le dicen, bueno, “Si no eres uno
de éstos, entonces, ¿por qué bautizas?”
Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua;
mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no
conocéis. [Jn. 1:26]
Hoy en día, llamamos a este hombre Juan el Bautista. Pero, la realidad
es que él negó que de veras era el Bautista. Dijo que meramente usaba
agua, pero, añadió que había Uno que venía después de él, y que Éste
bautizaría en fuego y en Espíritu Santo (Mateo 3:11). Ése es, pues,
el bautismo de juicio que ha de venir sobre la tierra, mientras que
el bautismo del Espíritu Santo tuvo lugar en el día de Pentecostés.
Ahora, quizás Ud. se pregunte si en aquel día Cristo ¿no estaría
allí entre la multitud? ¿Si El no estaría allí mientras le hacían estas
preguntas a Juan? Bueno, la verdad es que no se sabe, pero bien pudo
haber estado allí.

32
Juan Un Comentario

Éste es el que viene después de mí, el que es antes de mí,


del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
[Jn. 1:27]
Un siervo tenía que hacer toda tarea que le diera su amo. Un
discípulo, sin embargo, debía hacer toda tarea, menos aquélla de
desatar la correa del calzado al maestro. Ésa era la regla de aquel
entonces. Juan estaba diciendo que él era un siervo. Ni siquiera un
discípulo. Era simplemente un siervo. Ni siquiera se consideraba
digno de ser ese siervo. Sin embargo, eso es lo que era.
Estas cosas sucedieron en Betabara, al otro lado del
Jordán, donde Juan estaba bautizando. [Jn. 1:28]
Al principio de este estudio, dirigimos nuestra atención, al hecho de
que Juan nos relaciona con la geografía y el calendario. Tenemos aquí
un sitio geográfico en este versículo 28. Y luego, fíjese usted, que el
próximo versículo, el versículo 29, principia diciendo: El siguiente
día. Es decir, que Juan nos está enseñando que Jesús vino desde la
eternidad, el Verbo hecho carne, y que ahora está relacionado con
nuestro calendario aquí en la tierra y con nuestro reloj.
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo:
He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. [Jn. 1:29]
Aquí, Juan le señala. Él es el Salvador. No es tan sólo el Mesías, sino
también el Salvador. Él es un gran Salvador porque es el Cordero de
Dios. Es un Salvador perfecto porque quita el pecado. Es un Salvador
todopoderoso porque quita el pecado del mundo. Es un Salvador
perpetuo porque “quita”. No dice que quitó ni que quitará, sino que
“quita”. Y éste es el tiempo presente. Esto dice, que cualquiera puede
llegar a Él en cualquier momento.
Encontramos aquí, el cumplimiento de la respuesta que Abraham le
había dado a Isaac hacía muchísimos años. Isaac había dicho: ...He
aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
¿Recuerda que Abraham respondió que Dios proveería? (Véase
Génesis 22:7,8) Juan dice que Jesús es el Cordero de Dios; el Cordero
provisto por Dios.
Esto comprueba que, al ofrecer aquellas primeras ofrendas a Dios,

33
• J. Vernon McGee •

Caín había hecho lo malo y que Abel había hecho lo bueno. Abel trajo
un corderito. Todos los corderos que fueron matados durante tantos
siglos en los altares judíos ahora hallan su cumplimiento en Él. Y Juan
le señala: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Éste es aquél de quien yo dije: Después de mí viene un
varón, el cual es antes de mí: porque era primero que yo.
Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a
Israel, por eso vine yo bautizando con agua. [Jn. 1:30-31]
Juan está diciendo que Jesús es el que bautiza en verdad. Podemos
llamarle Jesús el Bautista. Él es quien bautizará en Espíritu Santo y
en fuego. El bautismo del Espíritu Santo fue cumplido en el día de
Pentecostés, y el de fuego, es el juicio que todavía ha de venir sobre
esta tierra.
También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu
que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre
él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar
con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el
Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza
con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio
que éste es el Hijo de Dios. El siguiente día otra vez
estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando á Jesús
que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
[Jn. 1:32-36]
Desde mucho antes, Jesucristo ya era el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Esto es en cuanto a la obra de Cristo. Ahora dice:
He aquí el Cordero de Dios. Es decir, Él es el Cordero en persona.
Vemos que Juan bautizó a Jesús, y que Jesús fue identificado por el
Espíritu Santo. De modo que, al ver a Jesús caminando por allí, Juan
dice: He aquí el Cordero de Dios.
Continuemos ahora con los versículos 37 al 39, y veamos el principio
del ministerio de Jesús.

El testimonio de Andrés
Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo:

34
Juan Un Comentario

¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es,


Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron,
y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día;
porque era como la hora décima. [Jn. 1:37-39]
Hoy en día, Jesús le extiende a usted, amigo, la misma invitación. Él
le dice: Venid y ved. Pedro parece completar esta invitación cuando
dice: Si es que habéis gustado la benignidad del Señor. (1Pedro 2:3)
Note usted una vez más, cuán específicamente se relaciona esto con
el tiempo. Dice la última parte del versículo 39: ...era como la hora
décima. Es decir, era tarde en la noche.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos
que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Éste
halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos
hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo
á Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de
Jonás: tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
[Jn. 1:40-42]
La distinción en el idioma castellano entre Pedro y “piedra” no refleja
la fuerza del original arameo y griego, donde una misma palabra
designa a la vez, la firmeza que caracteriza a la roca y el nuevo
nombre. Este hombre Simón, era de carácter muy débil. Pero nuestro
Señor le dijo que sería una piedra. Tal vez todo el mundo se rió allí
ese día, porque ninguno creía que Simón llegaría a ser el hombre
fuerte que llegó a ser. ¿Quién creyera que este hombre, se pararía en
el día de Pentecostés, para predicar ese poderoso sermón que inició la
edad de la Iglesia?

El testimonio de Felipe
El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe,
al cual dijo: Sígueme. Y Felipe era de Betsaida, la ciudad
de Andrés y Pedro. [Jn. 1:43-44]
Betsaida está en el mar de Galilea. Sabemos que Pedro, Andrés, y
Felipe vivían allí, y que eran pescadores.

35
• J. Vernon McGee •

El testimonio de Natanael
Felipe halló á Natanael, y le dijo: Hemos hallado a
aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como en los
profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael
le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo
Felipe: Ven y ve. [Jn. 1:45-46]
Natanael es uno que presume ser sabio, y aquí, cree decir una agudeza.
¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Tal vez se rió de su propio
chiste. Pero Felipe no se rió. Simplemente le dijo: Ven y ve. Y eso en
realidad es lo importante. Ven a Cristo.
Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo
de él: He aquí un verdadero Israelita, en quien no hay
engaño. [Jn. 1:47]
También podríamos decir que Jesús dijo: “Aquí hay un israelita
en quien no hay Jacob”. Ya que el nombre de Jacob significaba
“suplantador” o “engañador” en el hebreo. Jesús se refiere al hecho de
que el nombre de Jacob fue cambiado a Israel, que significa “gobernará
como Dios”. Natanael, acostumbraba a decir cosas ingeniosas y
chistosas, pero nunca con alguna mala intención. Como él hay
muchos. Siempre nos agradan las personas que tienen un sentido del
buen humor. Pero, la verdad es que tememos al hombre que no lo
tiene. Por eso nos gusta Natanael. No hay Jacob en este hombre; un
Israelita, en quien no hay engaño.
Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió
Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael
y le dijo: Rabi, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de
Israel. [Jn. 1:48-49]
El Señor Jesucristo tuvo dos discípulos que tuvieron muchas dudas.
Uno, que las tuvo al principio de su discipulado, fue Natanael; y el
otro, que las tuvo al final, fue Tomás. Este hombre, éste que duda,
éste que se pregunta si ¿algo de bueno puede salir de Nazaret? confiesa
inmediatamente que Jesús es el Hijo de Dios, el Rey de Israel. Son
muchos los hombres que hoy en día, todavía hacen la misma pregunta:
¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Nuestro Señor Jesucristo pasó
allí treinta años.
36
Juan Un Comentario

Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo


de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás. [Jn.
1:50]
Natanael había confesado que el Señor Jesús era el Hijo de Dios y el
Rey de Israel. Eso revela que algo de mucha importancia había salido
de Nazaret. Pero el Señor más o menos le reprende y le pregunta,
que si era simplemente porque le dijo que le había visto debajo de la
higuera, que había creído. Jesús le promete que vería cosas mayores
que ésas en los próximos tres años. La verdad fue que Natanael vio
cosas mucho mayores que éstas. Sin embargo, Jesús sigue contándole
aún más.
Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante
veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben
y descienden sobre el Hijo del Hombre. [Jn. 1:51]
Nuestro Señor había dicho a este hombre, “He aquí un verdadero
israelita, en quien no hay engaño”. Ahora, nuestro Señor sigue
hablándoles y se refiere al incidente en la vida del patriarca Jacob,
quien cuando era joven tuvo que salir de su hogar huyendo. Tuvo
que salir de su casa porque su hermano Esaú le buscaba para matarle.
Pasó su primera noche fuera del hogar allá en Bet-el, y allí el Señor
se le apareció, y vio una escalera que bajaba del cielo. Por esa escalera
los ángeles subían y descendían. El significado para Jacob era que
Dios no había perdido contacto con él. Que Dios estaría siempre con
él, aunque hubiera salido de su hogar. Jacob había creído que cuando
salió de su hogar, había dejado atrás a Dios. Claro es que tenía una
perspectiva limitada en cuanto a Dios. Pero en Bet-el, Jacob se dio
cuenta que Dios estaría siempre con él.
Nuestro Señor se refiere a esto aquí, y dice que la escalera era Él
Mismo. Le dice: “Ahora tú verás a los ángeles de Dios, subiendo
y descendiendo sobre el Hijo del Hombre”. Los ángeles estaban
en sujeción a Cristo y le servían. Aquí, se revela que Jesús estaba
encargado de los ángeles. Por tanto, los podía mandar como
mensajeros del cielo y también que regresaran. Jesús, pues, le dice a
Natanael que vería el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben
y descienden sobre el Hijo del Hombre. Vería hablar al Padre desde
la parte superior de esa escalera, a Su Hijo que estaba abajo, diciendo:

37
• J. Vernon McGee •

Éste es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (Mt. 3:17) La


escalera es Cristo, y es sólo por esta escalera que usted y yo, amigo,
podemos comunicarnos con Dios. El Señor Jesús dijo en Jn. 14:6: Yo
soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por
Mí. Él es la escalera. No es una escalera por la cual uno sube. Sino una
escalera en la cual uno confía. Es una escalera en la cual uno se apoya y
en la cual uno cree. Esto es lo importante aquí.

38
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 2

Jesús en la boda de Caná (primera obra); Jesús limpia el templo


durante la Pascua en Jerusalén (primera palabra); Jesús habla con
Nicodemo en Jerusalén (segunda palabra)

El milagro en la boda en Caná (La primera


obra)
Llegamos ahora a un incidente muy importante en el ministerio
de Jesús. Ocurre cuando fue convidado a la boda en Caná. Pues allí
fue donde hizo Su primer milagro. Dice el versículo 11 que, este
principio de señales hizo Jesús. Esto, entonces, es la respuesta a
quienes enseñan, que cuando el Señor Jesús era niñito, cuando vivía
allá en Egipto, jugaba con los otros muchachitos que formaban unos
pichones de barro. Y que cuando el Niño Jesús los tocaba, aquellos
pichones se iban volando. Es una bella historia, pero no está basada
en la realidad. Esta frase: este principio de señales, aclara de una vez
por todas que Jesús no hizo milagros por allá en Egipto. Éste es Su
primer milagro.
Note usted que una vez más, Juan relaciona ese evento con el tiempo
y con el espacio. Comienza diciendo: al tercer día. Nuestro Señor,
pues, sale ahora en Su ministerio.
Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea;
y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también
invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. [Jn. 2:1-2]
Como ya he dicho, muchos creen que el motivo de que María, la
madre de Jesús, estuviese allí, era que ella era pariente de los que
se casaban, o por lo menos de una de las familias. Creo que ésta es
mayormente una suposición, pero, bien puede que sea verdad. El
Señor Jesús y Sus discípulos, también fueron convidados. Como ya
lo dije también, veremos aquí que Jesús hará Su primer milagro. Se
cree que esta referencia al “tercer día”, significa que esto ocurrió tarde
en febrero, o temprano en marzo del año 27 d.C. Lo verdaderamente
interesante es que Juan da con mucho cuidado los lugares
geográficos. En el último capítulo, estuvimos en Betsaida y ahora nos

39
• J. Vernon McGee •

encontramos en Caná de Galilea. Luego, más adelante, veremos que


Jesús irá hasta Capernaum, según el versículo 12, y de allí a Jerusalén,
según el versículo 13. De modo que Juan nos da aquí, muchos datos
geográficos. Juan dice que la madre de Jesús estuvo allí. Ahora, no
sabemos por qué, pero Juan nunca la llama por su nombre María,
en su evangelio. Bueno, ella viene a Jesús con una petición bastante
extraña. Fíjese usted lo que le dice a Jesús.
Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen
vino. [Jn. 2:3]
Aquí surge una pregunta en cuanto al vino. No hace mucho, alguien
que participa y concuerda con la teología liberal, escribió un artículo
en el cual llamaba a Jesús “contrabandista de licores”. ¡Qué sacrilegio!
En aquel entonces, el vino era parte integral, parte principal de la
dieta. Sin embargo, la borrachera era condenada categóricamente.
También es cierto, que usaban vino en las ceremonias levíticas. Era
la libación. Pero, nunca hubo ninguna idea de borrachera relacionada
con esta ofrenda. Una boda es una ocasión religiosa, y éstas eran
personas que creían en el Antiguo Testamento. Usted puede notar,
que no hubo ninguna borrachera en esta boda. Ahora, la boda es una
descripción de otra boda que viene. El Señor Jesucristo comenzó Su
ministerio en la tierra, en unas bodas, y lo terminará en cuanto a la
iglesia, con la celebración de Sus bodas con ella. En la cena de las bodas
del Cordero, la iglesia le será presentada como novia.
Éste, pues, es el primer milagro que hizo Jesús. El primer milagro
público de Moisés fue el de convertir las aguas del Nilo en sangre. El
primer milagro de Cristo fue el de cambiar el agua en vino. Pues la ley
por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo. ¡Qué contraste!
¿Qué quiso decir María con su declaración? En primer lugar, es bueno
que nos demos cuenta del hecho de que ésta era una familia muy
pobre. Simplemente, no había suficientes refrescos. En su comentario,
Bengal dijo que cuando ella le dijo al Señor que no tenían vino, quiso
indicar suavemente que Él y Sus discípulos deberían salir. Ahora, Juan
Calvino escribió que era una sugerencia para que Él divirtiera a los
convidados con un discurso. Calvino creía que la madre de Jesús le
decía: “¿Por qué no les das alguno de Tus famosos discursos?” Pero, el

40
Juan Un Comentario

caso es que Él todavía no había dado ningún discurso, porque éste es


el principio de Su ministerio público. No creo que el contexto aquí
admita ninguna de estas dos interpretaciones. No creo que fue una
sugerencia para que Él saliera. Tampoco creo que fue una sugerencia
para que divirtiera a los convidados. Creo francamente que lo que ella
está diciendo es: “Haz un milagro. Ésta es una ocasión apropiada”.
Usted recordará que cuando el ángel Gabriel se le apareció a María
y le dijo que ella sería quien daría a luz al Mesías, María preguntó
en cuanto al nacimiento virginal. Dijo: ¿Cómo será esto? pues no
conozco varón. (Lc. 1:34) Gabriel le indicó con toda claridad, que el
Espíritu Santo vendría sobre ella y que el Ser que nacería sería divino
y santo. María entonces demostró su fe y su sumisión cuando dijo en
Lucas 1:38: He aquí la sierva del Señor. (Lc. 1:38) Desde ese momento
en adelante, una nube pasó sobre su cabeza y siempre hubo dudas.
Los hombres realmente le hacían preguntas en cuanto a Jesús. Creo
que ella realmente dice: “Aquí tienes Tu oportunidad de hacer un
milagro y demostrar que yo tenía razón, cuando dije que Tú tuviste
un nacimiento virginal, y que Tú eres el que he declarado que eres”.
Pero Jesús le da una respuesta muy clara.
Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha
venido mi hora. [Jn. 2:4]
Él le estaba diciendo: “Ésta no es la ocasión. Yo te vindicaré, pero aquí
no”. Cuando Jesús colgaba en la cruz y Su madre se paró debajo de
aquella cruz, usted recordará que Él la miró y le dijo: Mujer, he ahí tu
hijo. (Jn. 19:26) Su hora, vino entonces. Fue su hora cuando Él murió,
porque en tres días resucitaría de los muertos.
Creo que cuando los discípulos se reunieron en el Aposento Alto,
después de la resurrección y ascensión de Jesucristo, le fue entonces
posible a María mirar a su alrededor, y decirle a cada uno de esos
discípulos: “¿No te dije que Él era el Hijo de Dios?” Pablo dice: Que fue
declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por
la resurrección de entre los muertos. (Ro. 1:4)
De modo que, aquí ella le está pidiendo a Jesús que haga algo que
demuestre quién es, y que la vindique a ella. Entonces, Él le dice que
hará exactamente eso, pero que la hora todavía no había llegado.

41
• J. Vernon McGee •

¡Esa hora sí llegó! Su resurrección comprobó quién es. Y no olvide


usted, que la resurrección también comprueba el nacimiento virginal
de Cristo. Somos propensos a considerar el nacimiento virginal,
solamente durante el tiempo de la Navidad y como un hecho aislado.
Pero, esto tiene íntima relación con Su resurrección, amigo, porque
comprobó que Jesucristo era quien dijo que era.
Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os
dijere. [Jn. 2:5]
¡Qué consejo tan bueno! Sería un buen texto para un sermón en el día
de la madre. “Haced todo lo que os dijere”. El título del mensaje sería:
“El consejo de una madre”. Es un buen consejo. Algunos han hablado
sobre este texto y han sugerido que éste fue el único mandamiento
que María dio. Pero, no me atrevo a llamarlo mandamiento. Creo
que es más bien, un consejo, un buen consejo. De hecho, un excelente
consejo.
Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme
al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las
cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad
estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. [Jn.
2:6-7]
Nuestra atención ahora es dirigida hacia estas seis tinajas de agua.
Las usaban en los ritos de purificación externa. Ésta era una familia
pobre, y evidentemente estas tinajas eran viejas, muy usadas, y
probablemente las habían guardado aparte en algún lugar. Esperaban
que cuando los convidados vinieran, que ojalá ninguno se fijara en
ellas. Creo que nuestro Señor debe haberle causado pena a esta familia,
cuando pidió que sacaran estas tinajas. Pero luego Él les explica lo que
quiere que hagan y entonces, las llenan hasta arriba.
Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala.
Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua
hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían
los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
Y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y
cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas
tú has reservado el buen vino hasta ahora. [Jn. 2:8-10]

42
Juan Un Comentario

Ahora, no quisiera que nos desviemos del tema aquí, y que entremos
en discusiones en cuanto a si éste era vino embriagador o no. No creo
que tal tipo de discusiones sean provechosas, y más que eso, ésta no es
la cuestión de importancia en este pasaje.
Note usted, que hay algo aquí que se omite. ¿Dónde está la novia? No
la encontramos en ninguna parte. Y, ¿cómo era el traje de la novia?
¿No era esto, acaso, lo más importante de la boda? Quizá usted, al
igual que yo, ha presenciado muchas bodas y se habrá dado cuenta
que, cuando el predicador entra en la iglesia, nadie tiene verdadero
interés en el predicador. Luego, entra el novio y francamente,
tampoco tienen mucho interés en él. La única persona que le da
una sonrisa al novio es la madre de él. Pero entonces entra la novia
y todo el mundo la mira. Ahora, ¿qué tipo de traje tenía esta novia
aquí? Bueno, no lo sabemos. Jesús y esas tinajas de agua, son lo más
importante aquí. Aquí hay algo que es maravilloso. Tomó unas tinajas
y mandó que las llenaran de agua. Luego, sirvieron el agua y creo
que el milagro tuvo lugar, cuando llevaron el agua y la sirvieron a
los convidados. Se cambió en vino. Creo que así fue como el milagro
tuvo lugar.
Aquí tenemos una gran lección espiritual para nosotros. Jesús nos
usa hoy en día, como usó aquellas tinajas de agua. Somos como
tinajas que son golpeadas y batidas. No somos atractivos, y por eso
debemos ser apartados y ocultados de la vista. Pero, Él quiere usarnos.
Quiere llenarnos de agua. Ahora, ¿cuál es el agua? El agua, amigo, es
la Palabra de Dios. Quiere llenarnos del agua de la Palabra de Dios.
Luego, después que nos llena del agua de la Palabra de Dios, quiere
que la compartamos. Cuando hacemos esto, no sé cómo explicarlo;
pero, cuando el agua es vaciada de las tinajas y llega hasta los
sedientos, es entonces cambiada en vino. Es cambiada en el vino de la
alegría, por medio de la operación del Espíritu Santo. Se nos manda:
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu. (Ef. 5:18) El Espíritu Santo, toma esa agua y hace
un milagro en la vida del individuo. No lo puedo explicar, pero sé que
sí sucede.
Son varias las personas que han escrito y que han contado que han
sido salvadas, simplemente al escuchar la Palabra de Dios, por medio

43
• J. Vernon McGee •

de este programa. No lo puedo comprender. Soy simplemente una


vieja tinaja de agua, y tengo dentro de mí un poquito de agua de la
Palabra. Trato de dársela a usted, amigo, y utilizo estos estudios como
medio para compartirla. Allá donde usted está, Dios transforma esta
agua en vino de la alegría. Sé que tal cosa ocurre, pero, no lo puedo
explicar.
Hay por otra parte, tantas personas hoy en día, que quieren salir para
testificar, o quieren salir para hacer algo para el Señor. Pero, antes de
poder hacer algo efectivo, amigo, tenemos que recordar que somos
simplemente unas tinajas de agua—viejas y golpeadas; y que Cristo
quiere tomarnos y llenarnos con la Palabra de Dios. Es precisamente
por eso que la enseño con tanto ahínco en este programa. Creo que lo
que le falta a usted, amigo, es el vino de la alegría en su vida. Y nada
menos que la Palabra de Dios puede traérselo. Sé que esto es verdad,
porque he recibido miles de cartas que lo testifican.
Después de esto descendieron a Capernaum, él, su
madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí
no muchos días. [Jn. 2:12]
Creo que esto se refiere a ese tiempo, cuando Su pueblo natal no le
quiso aceptar. Usted recordará que en aquella ocasión trataron de
acabar con Él. Cuando entró en la sinagoga y leyó del libro de Isaías,
y dijo que estas profecías se cumplían con Su venida, el pueblo no le
creyó y dijeron: ¿No es éste el hijo de José? (Lc. 4:22) Probablemente le
habrían destruido en aquella ocasión. Por tanto, cambió su centro de
operaciones a Capernaum y, que sepamos, Capernaum fue el centro de
operaciones de Jesucristo, durante Su ministerio público de tres años.

La purificación del templo


Estaba cerca la pascua de los judíos, y subió Jesús a
Jerusalén. [Jn. 2:13]
Tenemos aquí la mención de otro sitio geográfico. Jesús principió
Su ministerio en Caná de Galilea, fue a Capernaum, y ahora está
en Jerusalén. Fíjese usted que Juan llama esta fiesta, la pascua de los
judíos. Ya no era la pascua del Señor, como se la llama en Éxodo 12:27.
Es la pascua de los judíos, meramente una fiesta religiosa, sin sentido,
y vacía... simplemente un rito para ser cumplido. Aquél, del cual habla

44
Juan Un Comentario

la pascua, ya había venido: ....porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya


fue sacrificada por nosotros, dice Pablo, en 1 Corintios 5:7. Nuestro
Señor, pues, subió a Jerusalén. Esto no ocurrió durante el principio de
Su ministerio público, sino probablemente al fin del primer año.
A todos los varones les era requerido ir a Jerusalén tres veces al año
para la fiesta de la pascua, la fiesta de Pentecostés, y la fiesta de los
tabernáculos. Jesús pues, subió a Jerusalén para la pascua, una fiesta
que se celebraba a mediados del mes de abril. Allí Jesús purifica el
templo. En realidad, lo purificó dos veces: La primera vez fue al
principio de Su ministerio, y la segunda vez al fin de Su ministerio.
Y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas allí sentados. [Jn. 2:14]
Estaban vendiendo animales y tórtolas y cambiando dinero. Es muy
interesante que no aceptaran ningún tipo de dinero allí, sino sólo
el dinero del templo. Ningún otro tipo de dinero podía ser usado
ni ofrecido. Por tanto, tenían puestos para cambiar el dinero, y
por supuesto que estos hombres ganaban dinero al efectuar estas
operaciones cambiarias.
¿Por qué tenían tal sistema? ¿Por qué hicieron esto? Bueno, estaban
allí porque estaban facilitando la vida religiosa. Era más cómodo
cambiar el dinero allí mismo en el templo. Recibían las monedas
romanas que tenían grabadas una efigie de César y la marca del
paganismo, y las cambiaban por monedas judías que se podían usar
en el templo. Estaban pues allí, para la comodidad de los que venían
para adorar. También, cambiaban las monedas más grandes por su
equivalente en monedas más pequeñas.
Asimismo, vendían animales. Había mucho tráfico de aquellos
animales para sacrificios. Había los que cobraban cierto precio por
criar estos animales. Esto proporcionaba también una oportunidad
para hacer más cómoda la religión. Hoy en día, tenemos el mismo
problema con las muchas maneras de hacer más cómodas las iglesias.
Esto sirve para atraer a la gente.
Hay tantos hermanos en la iglesia, que parece que piensan en Cristo
como un ser algo anémico. Parece que no se dan cuenta de quién es Él
en realidad.

45
• J. Vernon McGee •

Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las


ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las
mesas;
Y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto,
y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El
celo de tu casa me consume. [Jn. 2:15-17]
Permítame decirle que el Señor era fuerte. De eso no hay duda. La
cita de la cual se acordaron Sus discípulos era un versículo que se
encuentra en el Salmo 69. Este Salmo, o alguna porción de él, es citado
17 veces en el Nuevo testamento y es uno de los seis Salmos, que son
más citados en el Nuevo testamento. Se cita una vez más, en Jn. 15:25
y 19:28. Los otros Salmos que se citan con frecuencia son: el Salmo 2,
el 22, el 89, el 110 y el 118.
Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos
muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo:
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. [Jn.
2:18-19]
La palabra que Jesús usó aquí para destruir es luo y significa “desatar”
(desunir). En realidad, se refería a Su cuerpo humano.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue
edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
[Jn. 2:20]
El templo, en aquel entonces, era el templo de Herodes. Todavía
estaba en el proceso de construcción y ya había estado en construcción
por 46 años. Hay un uso específico de palabras griegas aquí, que
quisiera que usted vea. En los versículos 14 y 15, donde se habla
acerca de Jesús purificando el templo, el templo se declara con la
palabra griega hieron, la que se refiere al templo en conjunto. Pero
específicamente, fue el atrio del templo lo que Jesús purificó. La
palabra que Jesús usa aquí en el versículo 19, y que los judíos repiten
en el versículo 20 es naos, y se refiere al santuario interior del templo.
Esta palabra también puede usarse con referencia al cuerpo, como la
utiliza Pablo en 1 Corintios 6:19, cuando dice que el Lugar Santo hoy
en día, no es un templo hecho de manos, sino que nuestro cuerpo es

46
Juan Un Comentario

el templo, o sea, el naos del Espíritu Santo. Los judíos le preguntaron


al Señor, si en realidad quería decir que destruiría este templo. Pero
claro que nuestro Señor quiso decir, el templo de Su cuerpo.
Mas él hablaba del templo de su cuerpo. [Jn. 2:21]
Jesús dijo que, si destruían este templo, Él lo levantaría. La palabra
que usó era egeiro, la cual Juan usa cinco veces en su evangelio. Su
verdadero sentido es “despertar”, y cada vez que se usa, la palabra
se refiere a despertarse de entre los muertos. El apóstol Pablo usó
la misma palabra en su sermón en Antioquía de Pisidia, y allí la usó
cuatro veces. Se refiere a la resurrección de Cristo, y también a la
resurrección de los creyentes.
Es usada también en Hechos 13:30, que dice: Mas Dios le levantó
de los muertos. Esta palabra encierra en su significado, la acción de
despertar, o sea despertar de la muerte. También es la misma palabra
que nuestro Señor le habló a la hijita de Jairo, uno de los principales
de la sinagoga. A ella le dijo: “Levántate”. Fue precisamente esto lo
que Jesús quiso decir cuando habló del templo de Su cuerpo. Pero
Sus discípulos no entendieron eso, y no fue sino hasta después de Su
resurrección cuando se acordaron de lo que Él había dicho aquí.
Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus
discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron
la Escritura y la palabra que Jesús había dicho. [Jn. 2:22]
Estamos llegando ahora a algo que es de mucho interés. En realidad,
debemos leer desde el versículo 23 y seguir leyendo el capítulo 3,
donde tenemos la historia de Nicodemo. Todo esto tuvo lugar en
Jerusalén, durante el tiempo de la Pascua.
Estando en Jerusalén en la fiesta de la pascua, muchos
creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
[Jn. 2:23]
Muchas personas que leen esto, dicen: “¡Cuán maravilloso es que
muchos creyeron en Él!” Pero, no fue nada maravilloso, porque ésta
no era la fe salvadora, de ninguna manera. Ellos simplemente hacían
una señal afirmativa cuando vieron los milagros que Él hacía.

47
• J. Vernon McGee •

Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía


a todos, Y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el
hombre. [Jn. 2:24-25]
En verdad, el lenguaje que se usa aquí revela que Él no se fiaba de ellos.
La fe de ellos no era la fe genuina. No era esa fe salvadora, de ninguna
manera.
¿Qué quiere usted decir, cuando dice que cree en Jesús? ¿Quiere decir
que cree en las verdades del evangelio? Sería difícil contradecirlas,
¿verdad? Pero, El murió por sus pecados. La pregunta importante es:
¿Confía usted en Él como su Salvador personal, el que murió por sus
pecados? ¿Fue resucitado Él para su justificación? ¿Es Él, el Salvador
que vive a la diestra de Dios, hoy día, y que se constituye en la única
esperanza que usted tiene? Eso es lo más importante.
Esta multitud tenía interés en Jesús, y cuando le vieron hacer los
milagros, creyeron. Tenían que creer. ¡Habían visto los milagros! Pero
Jesús no se fiaba de ellos. No creyó que su “creencia” fuera genuina,
porque conocía a todos. Sabía lo que había en el corazón humano. No
necesitaba que nadie le diera testimonio del hombre, porque Él sabía
lo que había en el hombre.
Es sobre la base de esto, amigo, que Nicodemo viene a Él. En otras
palabras, el Señor Jesús no se fiaba de la multitud. La multitud creyó
en Él, pero era sólo porque habían visto los milagros. Sería casi
imposible ser testigo de un milagro y no creer. Este hombre Nicodemo
vino a Jesús de noche, y nuestro Señor sí se fió de este hombre, de este
hombre Nicodemo, porque la fe de este hombre era sincera.

48
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 3

Jesús tiene una entrevista con Nicodemo en Jerusalén (segunda


palabra)

Jesús con Nicodemo (La segunda palabra)


Éste es un caso en el cual la división que se ha hecho entre capítulos
no es lo más deseable. Por eso es que leeremos desde 2:24 sin pausa
hasta 3:1.
Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía
a todos, Y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre; pues él sabía lo que había en el
hombre. Había un hombre de los fariseos que se llamaba
Nicodemo, un principal entre los judíos. [Jn. 2:24-3:1]
Este hombre se había separado de la multitud. Nuestro Señor no se
fiaba de la multitud porque Él sabía que su fe no era genuina. Pero,
este hombre Nicodemo es un hombre sincero. Y vamos a conocerlo
ahora.
Tres cosas se dicen aquí en cuanto a él. Lo primero es que era un
hombre de los fariseos. Eso significa que era miembro del mejor
grupo en Israel. Los fariseos creían en la inspiración del Antiguo
Testamento, creían en la venida del Mesías, creían en los milagros
y creían en la resurrección. Era pues, un hombre de los fariseos y su
nombre era Nicodemo. Se nos da su nombre y es identificado como
principal entre los judíos. De modo que podríamos decir que este
versículo nos da las tres máscaras que este hombre llevaba puestas.
Ésta es una descripción del hombre moderno. Era un hombre de los
fariseos cuando se reunía con ellos. Cuando él estaba con ellos, era
uno de ellos. Luego, cuando salía de entre los fariseos y caminaba
por las calles, el público se apartaba para abrirle paso. Seguramente
Nicodemo tendría puesta su vestimenta especial, sus filacterias, y su
manto de oración. Y la gente quizá diría: “Allí va Nicodemo, principal
entre los judíos. ¡Qué hombre más destacado!” Por tanto, creo que
Nicodemo adoptaría una actitud totalmente diferente con la gente en

49
• J. Vernon McGee •

la calle. Pero su nombre era Nicodemo, y debajo de estas dos máscaras


que llevaba, era simplemente “Niquito”.
Hoy en día, hay muchos hombres que viven así. Tenemos al señor
que es comerciante y oficial de una gran corporación. Sale a la oficina
por la mañana, y aquéllos que trabajan con él en la oficina le hablan y
le llaman “señor”, y se someten a él. En verdad, no le conocen. Ellos
creen que le conocen, pero no le conocen de veras. Luego, el “señor”
sale de la oficina y ve a algunos de sus clientes, y cuando le preguntan
en cuanto al negocio, él les responde: “Pues, todo anda bien”. Luego,
al mediodía entra en el club para almorzar. En el mismo momento en
que entra en el club, es un hombre diferente. No es ya el Señor Fulano
de Tal, presidente de la corporación, sino que ahora es simplemente
uno, entre muchos miembros del club. Los socios del club juegan
golf con él, y le conocen; se “tutean” con él, y le llaman por su primer
nombre. Él por su parte asume una actitud diferente, y una relación
diferente con ellos. Le preguntan en cuanto al negocio, y él les
responde: “Pues, todo anda muy bien”.
Luego, por la noche, después de cerrar el negocio, vuelve a su casa.
Abre la puerta, entra y se quita el abrigo, y se sienta en su silla favorita.
Aquí, otra vez, es un hombre diferente, un hombre muy diferente.
Su esposa entra en el cuarto y lo mira, sentado allí, desalentado, y
sin las dos máscaras que ha llevado puestas durante el día. Ya no es
el comerciante, presidente de la corporación, tampoco es uno de los
muchachos en el Club. Ahora simplemente es “Paco” o “Pancho”, o lo
que fuere su sobrenombre. Su esposa le pregunta: “¿Qué te pasa?” Y
él contesta: “El negocio anda mal”. Pues, bien, aquí tenemos revelado
abiertamente y con sinceridad, la identidad de esta persona.
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que
has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
[Jn. 3:2]
Este hombre Nicodemo vino al Señor Jesús con la máscara puesta.
Él dice: “sabemos”. Ahora, ¿a quién se refiere? Bueno, se refiere a los
fariseos. Viene como un hombre de los fariseos. Está llevando puesta
aquella máscara. A propósito, viene haciendo un cumplido genuino.
No es hipócrita. Dice que los fariseos se han reunido y que saben que

50
Juan Un Comentario

Él, es decir, el Señor Jesucristo, ha venido de Dios como Maestro.


Creo que vino para hablar acerca del reino de Dios. Los fariseos
querían establecerlo y librarse del yugo romano, pero no disponían
de los medios para lograr esto. Aquí viene Éste que es tan popular
con las multitudes que le siguen a dondequiera que vaya, y por lo
tanto, los fariseos quieren unirse a Él. Ellos creen que Jesús ha venido
del pueblito de Galilea y que, por tanto, no sabe cómo tratar a los
políticos, pero ellos sí lo saben, y por eso los fariseos creen que no
sería malo combinar sus fuerzas. Por esto, Nicodemo viene de una
manera algo condescendiente a Jesús, pero siempre reconociendo que
Él ha venido de Dios como Maestro. Las pruebas que Él señala son
los milagros. Tenía que reconocer los milagros. Fíjese usted que, en
aquel entonces, nadie dudaba la realidad de los milagros de nuestro
Señor. Los que dudan los milagros hoy en día, son los profesores de
teología liberal, que están separados por unos 2000 años y miles de
kilómetros de la tierra donde todo esto ocurrió. Usted encontrará que
ni los amigos ni los enemigos de Jesús jamás dudaron la realidad de
Sus milagros.
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. [Jn. 3:3]
Ésta es la razón por la cual creo, que Nicodemo vino para hablar
acerca del reino de Dios. No vemos otra razón por la cual nuestro
Señor se hubiera referido a ello. Nuestro Señor le interrumpe
repentinamente y le dice: “La cosa es que, ni aún puedes ver el reino
de Dios, a menos que nazcas de nuevo”. Aquí tenemos a un hombre
que es sumamente religioso y que es fariseo, y sin embargo, nuestro
Señor le dice que no puede ver el reino de Dios a menos que nazca de
nuevo. Esto es lo de importancia crucial.
Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre
de su madre, y nacer? [Jn. 3:4]
Jesús le dijo a Nicodemo que le era necesario nacer de nuevo.
Realmente la palabra que Él usó significa también nacer “de lo alto”.
Pero, parece que Nicodemo sólo pudo pensar en términos físicos,
pues, quitándose su máscara condescendiente de fariseo, le pregunta

51
• J. Vernon McGee •

a Jesús: Bueno, “Y ¿cómo puede ser esto? ¿Cómo puede uno que ya es
adulto volver al vientre de su madre para entonces, nacer de nuevo?”
Es que Jesucristo no estaba hablando en cuanto a un nacimiento físico,
sino más bien, de un nacimiento espiritual. El motivo de la confusión
de Nicodemo era que aparentemente él no tenía ninguna capacidad
espiritual para comprender lo que Jesús le estaba diciendo. Así es que
Jesús trata de aclarar lo que decía.
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. [Jn. 3:5]
Quizá usted se esté preguntando, y bueno, ¿qué significa eso de ser
nacido de agua y del Espíritu? Por una parte, hay quienes creen que
el ser nacido de agua es una referencia al bautismo, pero, permítame
decir amigo, que ésta sería una expresión muy extraña, si fuese una
referencia a tal cosa. Por otra parte, tenemos el caso de muchos
médicos que dicen que ésta es una referencia al nacimiento físico, ya
que es un nacimiento en agua, y el feto en el vientre está rodeado por
agua. Sea lo que fuere, no creo que “nacer de agua” signifique ninguna
de estas dos cosas. Creo que Jesús no estaba hablando aquí, de las
diferencias entre el nacimiento natural y el nacimiento espiritual, sino
que estaba explicando cómo un hombre puede ser nacido “de lo alto” o
sea, “renacido”. Al hacerlo, dijo entonces que este nuevo nacimiento es
producto del agua y del Espíritu.
Más adelante en este evangelio, Jesús dice: Santifícalos en Tu verdad;
Tu palabra es verdad. (Jn. 17:17) La Palabra es la que puede limpiar
y santificar. En el 15:3 Jesús dice: Ya vosotros estáis limpios por la
palabra que os he hablado. O sea que, en muchas maneras y en muchos
pasajes de las Escrituras, la Palabra es comparada con el agua, es decir,
la Palabra de Dios. Creo entonces, que el nacer de agua en este pasaje,
significa que una persona sólo puede nacer de nuevo mediante la
acción de la Palabra, o sea las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo
es quien toma las Escrituras y las usa. Creo de todo corazón que nadie
puede ser renacido sin la acción de la Palabra de Dios. Creo que es
por esto que Jesús le da tanta importancia al ser nacido del agua y del
Espíritu. Si estudiamos los Hechos de los Apóstoles, encontraremos
que hay tres relatos sobresalientes sobre tres personas que se

52
Juan Un Comentario

convierten, es decir, que nacen de nuevo. Creo que estos relatos nos
han sido dados como ilustraciones. Primero tenemos la conversión
del eunuco etíope, luego la conversión de Cornelio, y entonces la
conversión del Apóstol Pablo.
Estas tres personas son representantes de las tres familias de Noé: uno
es hijo de Sem, otro es hijo de Cam, y el tercero es hijo de Jafet. En la
conversión de cada uno de estos tres, la Palabra de Dios fue utilizada
por el Espíritu de Dios. El método de Dios parece ser éste: La Palabra
de Dios, usada por el Espíritu de Dios, dada mediante un hombre de
Dios. Estoy confiado de que nuestro Señor Jesucristo estaba diciendo,
que es necesario nacer de agua y del Espíritu, y que esto significa la
acción del Espíritu de Dios, quien usa la Palabra de Dios. Sin este
renacimiento no se puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido
del Espíritu, espíritu es. [Jn. 3:6]
La intención de Dios no es la de cambiar esta vieja naturaleza que
usted y yo tenemos. El hecho es que no puede ser cambiada. Es
imposible. La Palabra de Dios tiene mucho que decir en cuanto
a esta vieja naturaleza que tenemos. Por cuanto la mente carnal
es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni
tampoco puede; y los que viven según la carne no pueden agradar
a Dios. (Romanos 8:7-8) Dios no tiene un programa para esta vieja
naturaleza que tenemos. No piensa recuperarla, ni mejorarla, ni
desarrollarla, ni salvarla. Esa vieja naturaleza tiene que descender al
sepulcro con nosotros. Y, si el Señor viene antes de que descendamos
al sepulcro, entonces tendremos que ser transformados. Eso significa
que Él acabará con esa vieja naturaleza. Pues ésta, nunca, nunca jamás
podrá ser obligada a ser obediente a Dios. El Señor Jesucristo dijo: Lo
que es nacido de la carne, carne es. Éste es un axioma y por esto Dios
no intenta salvar la carne de ninguna manera. Esta vieja naturaleza
será reemplazada por la nueva naturaleza. Amigo, es por esto que
el nacimiento espiritual es necesario, a fin de que podamos recibir
una nueva naturaleza. La vieja naturaleza es categóricamente una
naturaleza que no puede ser recuperada.

53
• J. Vernon McGee •

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de


nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido;
mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo
aquél que es nacido del Espíritu. [Jn. 3:7-8]
Nicodemo está ahora, perdiendo sus máscaras y Jesús le explica
esto. No se puede decir de dónde viene el viento ni a dónde va. Las
corrientes de aire y los vientos son cosas sobre las cuales hay mucho
que los hombres todavía no saben. El viento sopla de donde quiere. No
podemos hacer nada para desviarlo ni cambiarlo. Hoy en día, tratan
de restarle fuerza a los huracanes allá en el golfo de México y en la
región del Caribe, pero hasta el momento, no han tenido mucho éxito
que digamos. No nos es posible domar el viento. Ahora, aunque no
podemos controlar el viento, sí podemos saber cuando sopla. Usted
y yo podemos estar parados en la calle, y usted me dice a mí: “Hace
mucho viento”. Yo le respondo: “¿Cómo sabes?” Usted me contestaría:
“Pues, lo siento, y mira allí aquel árbol, ¿ve como sus hojas son llevadas
por el viento?, y fíjate en cómo se dobla el árbol”. Sí podemos saber
cuándo sopla el viento.
No sé cómo explicarle, el nacimiento espiritual. Yo sé que hay muchos
libros que se han publicado hoy en día, que tratan de explicarlo, pero,
la diferencia entre aquellos autores y yo es que parece que los autores
de esos libros, no saben que no lo saben explicar. Yo, por lo menos,
estoy dispuesto a admitir que no lo sé. El Señor dijo: El viento sopla
de donde quiere... así es todo aquél que es nacido del Espíritu. No lo
entiendo por completo. Así es con el que es nacido del Espíritu. No le
puedo decir exactamente cómo opera el Espíritu de Dios, pero sí me
es posible saber cuándo está obrando en las vidas y en los corazones
de Su pueblo. Eso es exactamente lo que nuestro Señor Jesucristo está
diciendo aquí.
Nuestro Señor le ha quitado dos máscaras a Nicodemo. El hombre que
se para delante de Jesús ya no es un hombre de los fariseos, ni tampoco
es principal entre los judíos. ¿Quién es entonces?
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse
esto? [Jn. 3:9]
Ahora, se para allí, simplemente “Niquito”. Se pregunta en cuanto, a

54
Juan Un Comentario

cómo estas cosas pueden ser, y veremos que nuestro Señor le habla
muy claro. A propósito, a usted y a mí, nos es posible ponernos las
máscaras cuando estamos los unos con los otros, y hoy en día, hay
muchos que las llevan puestas. Cuando están con cierto grupo, se
portan de cierta manera. La máscara, amigo, esconde cómo somos en
verdad. Pero, cuando venimos al Señor Jesús, tenemos que quitarnos
todas nuestras máscaras. Jesús nos verá tal como somos en realidad, y
tratará a cada uno de nosotros de conformidad. Así trató a Nicodemo.
Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y
no sabes esto? [Jn. 3:10]
Nuestro Señor aquí, hace uso de la sátira. Le está diciendo a
Nicodemo que Él creía que Nicodemo era principal entre los judíos,
y, sin embargo, ahora se estaba portando como si Jesús le estuviera
diciendo algo que no podía ser verdad. Dice que, si esto es verdad,
Nicodemo debe de haberlo sabido. Y entonces, Jesús le pregunta: “¿No
sabes esto, Nicodemo?”
De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos,
y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro
testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis,
¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al
cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre,
que está en el cielo. [Jn. 3:11-13]
Jesús le dice a Nicodemo que él no había recibido su testimonio, ni
aun lo que le había estado hablando ahora. Después de esto, vemos
que hay un gran movimiento que se presenta aquí, en el evangelio
según San Juan. Usted recordará que, en la introducción al estudio de
este evangelio, dirigí nuestra atención a lo que Jesús dijo en Jn. 16:28,
cuando dijo: Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el
mundo, y voy al Padre. Ahora dice: Nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo.
Ésa es la respuesta para quienes hoy en día, creen que Elías y Enoc
fueron al cielo cuando fueron traspuestos. No creo que fueron al
cielo, porque hasta aquí el Señor Jesús dice que: Nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el
cielo. En otras palabras, dice que Él es el Único que puede hablar en
cuanto al cielo, porque El es el Único que ha subido al cielo. Ahora, es

55
• J. Vernon McGee •

verdad que hay muchos que han ido al cielo después de Cristo; pero,
en el Antiguo Testamento cuando un santo moría, es decir, uno de
los hijos de Dios moría, iba a un lugar que se llamaba el Paraíso o el
seno de Abraham. Nuestro Señor lo llamó así en Lucas 16:22. No fue
sino hasta después que Cristo murió y subió al cielo, y llevó cautiva la
cautividad, cuando llevó a aquéllos que estaban allí a la presencia de
Dios. Desde entonces, para el hijo de Dios siempre ha sido verdad que
estar ausentes del cuerpo, es estar presentes al Señor, como dice Pablo,
en 2 Corintios 5:8. ¡Qué cuadro tan glorioso tenemos aquí!
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para
que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. [Jn. 3:14-15]
Cuando Moisés puso aquella serpiente sobre la asta, debido al pecado
del pueblo, todo lo que tenía que hacer uno que fuese mordido, era
mirarla. Como Moisés levantó la serpiente, así es necesario que Cristo
sea levantado. Como usted ve, amigo, esa serpiente representaba el
pecado del pueblo. Cristo fue hecho pecado por nosotros en la cruz.
Llevó allí nuestros pecados. Y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.
Nuestro Señor le dice ahora a Nicodemo, las palabras que
probablemente son las más conocidas en toda la Biblia.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. [Jn. 3:16]
Hay dos cosas que necesitamos notar aquí. La primera es que nos dice
que es necesario nacer de nuevo. La otra es, que es necesario que el
Hijo del Hombre sea levantado. Estas dos cosas están relacionadas.
Se necesita ambas cosas: la muerte y la resurrección de Cristo. Es
necesario que Él sea levantado. Y siendo que Él ya ha sido levantado,
y que ya ha llevado nuestro castigo; ahora, el Espíritu de Dios puede
regenerarnos, puede hacernos nacer de nuevo. Pero, no nos olvidemos
que es necesario, imprescindible, nacer de nuevo. Ésa es la única
manera por la cual Dios nos puede recibir.

56
Juan Un Comentario

El motivo de todo esto es que, de tal manera amó Dios al mundo.


¡Dios nunca salvó al mundo por medio de Su amor! Ésa es la gran
equivocación del día. No dice aquí que el amor de Dios salvó al
mundo, porque el amor de Dios de por sí, nunca podría salvar al
pecador. Dios, amigo, no salva por amor. ¡Dios salva por gracia!
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
(Efesios 2:8,9) Ahora, ¿cómo le salva Dios a usted? Dios le salva
a usted, amigo, por Su gracia. Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquél… Y
aquí, usted amigo, puede poner el nombre suyo y yo puedo poner el
mío también. ...para que todo aquél que en El cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna.
Fíjese usted, que junto con la palabra cree, está la pequeña
preposición en. Significa creer en Cristo, es decir, confiar en Él como
el Único que llevó la pena del pecado. Esto es lo personal. Cada uno
de nosotros individualmente, necesita creer que El murió en el lugar
nuestro. Amigo, es necesario que crea que Él murió por usted.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar
al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El
que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios. [Jn. 3:17-18]
Vemos aquí que cuando Jesús vino la primera vez, no vino como Juez.
Esto quedó bien aclarado en Su conversación con aquel hombre en
Lucas 12, que quiso que el Señor juzgara entre él y su hermano. Él le
dijo en el versículo 14: Hombre, ¿quien Me ha puesto sobre vosotros
como Juez o partidor? Jesucristo no vino como Juez la primera vez.
Vino como Salvador. Pero, la segunda vez, la próxima vez que venga,
entonces sí vendrá como Juez. Ahora, dice que Dios no le envió al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo
por Él... El que no cree, ya ha sido condenado. Amigo, si usted no
cree, ya es condenado. ¿Por qué? Porque no ha creído en el nombre
del unigénito Hijo de Dios. Aquel maravilloso nombre es Jesús. Su
nombre es Jesús porque Él es el Salvador del mundo. Cualquiera que
cree en aquel nombre, ya no está bajo condenación, bajo pena de
muerte eterna, sino que tiene vida eterna.
57
• J. Vernon McGee •

Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los


hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas. [Jn. 3:19]
Éste es el juicio del mundo. El día en que el mundo crucificó a Cristo,
el mundo tomó una gran decisión. Ahora, debe ser juzgado por Dios, y
de eso es de lo que se habla aquí. Recuerde que Jesús está hablando con
Nicodemo aquí y que Nicodemo era fariseo. Los fariseos creían que
cuando viniera el Mesías, vendría como Juez. El Antiguo Testamento
presenta dos aspectos de la venida del Mesías. Uno es Su venida como
Salvador, llegando para morir, para pagar la pena. El otro aspecto
es, Su venida como Juez, y la palabra aquí significa esto. Razonaban
entonces los fariseos que el Mesías sería un Juez cuando viniera,
porque dice en el Salmo 2:9 que: Los quebrantarás con vara de hierro.
Daniel habla de Él como Juez del mundo entero. (Dn. 7:13-14) El
Salmo 45 habla del reinado del Mesías sobre el mundo con justicia. En
Isaías 11:3-5 y también en Isaías 42:1-7 se habla acerca de Sus juicios
con justicia.
El Señor Jesús le está diciendo a Nicodemo con suma claridad, que
Dios no había enviado a Su Hijo esta primera vez, para juzgar al
mundo, sino para que el mundo fuese salvo por Él. La palabra que se
traduce aquí por mundo significa “cosmos”, y esto quiere decir, que
el propósito redentor de Dios comprende al mundo entero. No vino
para condenar ni para juzgar al mundo, sino para salvarlo. En Cristo,
amigo, no hay ninguna condenación. Pero, aquéllos que no creen en
Cristo, ya están condenados.
Hay muchos que piensan hoy en día que el mundo está en una etapa
de prueba; creen que Dios está sometiendo al mundo a un proceso
judicial. Pero la realidad es que el mundo está perdido. Usted y yo
estamos viviendo en un mundo perdido, y no es necesario esperar
hasta el juicio final para saber que el mundo está perdido. Su situación
es como cuando usted le pregunta a un hombre en la cárcel si está o
no está dispuesto a aceptar un indulto o perdón. Así es el Evangelio
hoy en día. El Evangelio no es decirle a un hombre que está siendo
juzgado. Él ya está condenado; él ya está en la cárcel esperando la
muerte, la pena máxima; pero el Evangelio le dice que hay una oferta
de perdón. La pregunta de mayor importancia es, entonces, si aceptará

58
Juan Un Comentario

o no el perdón. ¡Cuán maravillosamente claro es esto!


El Evangelio es para salvar a los que ya están perdidos. La
condenación, o el juicio es que la luz ha venido al mundo, pero siendo
que el hombre es pecador por naturaleza, sus obras son malas. La
Biblia dice aquí que... los hombres amaron más las tinieblas que la luz.
El hombre que no ha nacido de nuevo es como las ratas, que siempre
corren hacia el rinconcito más oscuro cuando se enciende la luz. Es
natural que los hombres no quieran la luz, porque revela sus malas
obras. Sólo los que vienen a Cristo, y solamente los que se vuelven a
Él, quieren la luz.
Porque todo aquél que hace lo malo, aborrece la luz y no
viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que
sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. [Jn.
3:20-21]
Fíjese usted que, en estos versículos, nuestro Señor habla en cuanto
a tantas cosas desde el punto de vista negativo. Dice: Porque todo
aquél que hace malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que
sus obras no sean reprendidas. Es mucho lo que se habla por allí en
cuanto al poder del pensamiento positivo. Pero, amigo, la verdad es
que hay mucho poder también en el pensamiento negativo y en el
hablar negativo. Escuche otras de las cosas negativas que el Señor
Jesucristo dijo. En Marcos 2:17, dice: No he venido a llamar a justos,
sino a pecadores. En Marcos 10:45, el Señor dijo: Porque el Hijo
del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar
Su vida en rescate por muchos. Y en Jn. 3:17, Jesús dice: Porque no
envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al mundo. Pero Jesús
añade aquí que todo aquél que hace lo malo, aborrece la luz. En otras
palabras, cualquiera que practique habitualmente lo que es malo,
odia la luz. “La luz” y “la verdad” son lo mismo. Mas el que practica
la verdad viene a la luz… (V. 21) Pero el error y las tinieblas siempre
andan juntos; siempre presentan un contraste total ante la luz y la
verdad. Y con esto termina este relato sobre la entrevista entre Jesús y
Nicodemo.

59
• J. Vernon McGee •

El testimonio de Juan el Bautista


Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra
de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. Juan
bautizaba también en Enón, junto a Salim, había allí
muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Porque Juan
no había sido aún encarcelado. [Jn. 3:22-24]
En esos días, Juan todavía podía predicar que el reino de los cielos se
ha acercado. (Mt. 3:2b) Pues fue después de la tentación del Señor que
encarcelaron a Juan. Esto es lo que cuentan los otros evangelistas.
Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y
los judíos acerca de la purificación. Y vinieron a Juan y
le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro
lado del Jordán, de quién tú diste testimonio, bautiza, y
todos vienen a él. [Jn. 3:25-26]
Ésta es una declaración muy interesante. Me imagino que los
discípulos de Juan estaban algo celosos y envidiosos de la popularidad
de Jesús. Le sugieren a Juan que ni aun debe de mencionar el nombre
de Jesús. Luego implican que fue un error haber dado testimonio de
Él, en primer lugar, porque ahora todos se iban a Jesús. Pero note
la reacción de Juan el Bautista. Él hace una declaración muy clara y
demuestra que él no tiene nada de envidia en su corazón.
Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada,
si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois
testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy
enviado delante de él. El que tiene la esposa, es el esposo;
mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se
goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi
gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que
yo mengüe. [Jn. 3:27-30]
Uno no puede evadir la gran importancia de esto, amigo. Juan el
Bautista es el último de los profetas del Antiguo Testamento. La
verdad es que él no pertenece a la era de la iglesia. Esto lo aclara con
las palabras: El que tiene la esposa... ¿Quién es la esposa? La iglesia.
Entonces, ¿quién es Juan? Él es el amigo del Esposo. Es verdad que
él estará presente en la cena de las bodas del Cordero, pero él no

60
Juan Un Comentario

forma parte de la iglesia. Es el último de los profetas del Antiguo


Testamento y camina desde las páginas del Antiguo Testamento y
llega hasta el Nuevo Testamento anunciando la venida del Mesías.
Juan, pues, responde en el versículo 27: No puede el hombre recibir
nada, si no le fuere dado del cielo. Esta verdad se repite muchas veces
en las Escrituras. El Señor Jesús Mismo dijo en Jn. 6:65: ...ninguno
puede venir a Mí, si no le fuere dado del Padre. ¡Cuán grandes son
estas declaraciones! Luego Juan dice que es necesario que Jesús crezca,
pero que él mengüe. Su ministerio ahora viene llegando a su fin.
El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la
tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que
vienen del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto
testifica; y nadie recibe su testimonio. El que recibe su
testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el
que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios
no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y
todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en
el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre
él. [Jn. 3:31-36]
Juan pone muy en claro que el Señor Jesucristo es superior y da este
maravilloso testimonio en cuanto al Señor Jesucristo. El que cree en
el Hijo tiene vida eterna. ¡La tiene ahora mismo! Estimado amigo,
esto no se puede expresar en forma más clara. Juan el Bautista predicó
el Evangelio como usted bien lo puede ver. Proclamó que los hombres
están perdidos sin Cristo, pero que pueden tener vida eterna por la
fe en Cristo. ¡Qué testimonio tenía este hombre! ¡Qué testimonio tan
grande para el Señor Jesucristo!

61
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 4

Jesús se entrevista con la mujer en el pozo de Sicar (tercera palabra);


Jesús sana al hijo del noble en Capernaum (segunda obra)
Este capítulo narra uno de los incidentes más importantes en la vida
del Señor Jesucristo: Su encuentro con la mujer samaritana.
Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían
oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
(Aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),
Salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. [Jn. 4:1-3]
Al parecer, esto sucedió inmediatamente después del encuentro entre
Jesús y Juan el Bautista en el capítulo tres. Probablemente esto ocurrió
cerca del 27 del mes de diciembre y cuando Juan el Bautista ya estaba
en la cárcel. Creo que cuando Juan fue encarcelado, Jesús salió de
Judea y regresó a Galilea.
¿Por qué salió de Judea? Bueno, no quería precipitar de antemano una
crisis. Es que el Señor Jesús estaba andando según un horario. Aquel
horario era un horario celestial; un horario fijado por el Padre. Jesús
dijo con toda claridad que Él había venido para hacer la voluntad del
Padre. Dijo en el 10:18 con respecto a Su vida: Nadie Me la quita, sino
que Yo de Mí Mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de Mi Padre.
Estaba hablando en cuanto a Su muerte venidera. No podían prender
a Jesús sino cuando llegara Su hora. Es en el capítulo 13 de Juan donde
primero veremos que llegó la hora de Jesús. El 13:1 dice: Antes de la
fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para que
pasase de este mundo al Padre… Jesús, pues, estaba andando, amigo, y
vino para cumplir la voluntad del Padre según un horario—un horario
previsto.
Es por esto que Jesús se fue otra vez a Galilea. Regresó a donde estaba
Su centro de operaciones. Ya he indicado que creo que este centro
estaba ubicado en la ciudad de Capernaum.

62
Juan Un Comentario

Jesús y la mujer samaritana (La tercera


palabra)
Y le era necesario pasar por Samaria. [Jn. 4:4]
Aquellas palabras le eran necesario nos llaman la atención. ¿Por qué
le era necesario pasar por Samaria? Bueno, porque quería alcanzar a
la mujer samaritana. Escúchele usted en el versículo 34, Mi comida es
que haga la voluntad del que Me envió, y que acabe Su obra. Le era,
pues, necesario pasar por Samaria. Al parecer, Su destino era Caná
de Galilea, aquel lugar donde había cambiado el agua en vino. Había
un hombre noble, un oficial del Rey, en Capernaum que tenía un
hijo enfermo. Jesús se dirige hacia Capernaum, pero le es necesario
pasar por Samaria. Si usted mira un mapa de esa región, verá que
había tres rutas que Él podría haber tomado. Podría haber viajado
junto a la costa. Había allí un camino que hoy en día todavía está
allí. Podría haber pasado por Perea, que está al otro lado del Jordán,
o bien, podría haber pasado por Samaria. El historiador Josefo nos
dice que la ruta más directa era la que pasaba por Samaria, pero los
judíos no tomaban esa vía por la enemistad que había entre ellos y los
samaritanos. Sin embargo, Jesús pasó por Samaria porque sabía que
allí le esperaba la mujer samaritana.
Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar,
junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. [Jn. 4:5]
El sepulcro de José está cerca de la bifurcación del viejo camino
romano al sur de Sicar. Allí, junto al pozo, fue donde Jesús se
encontró con la mujer samaritana. El Monte Gerizim estaba situado
al noroeste de allí, y la sinagoga de los samaritanos estaba en la cuesta
del Monte Gerizim. Y ésta es, en breve, la escena de este lugar a
donde llega el Señor.
Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado
del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora
sexta. [Jn. 4:6]
La hora sexta, según la hora romana, sería las seis de la tarde. Pero
al parecer, aquí seguimos la hora judía y esto correspondería a
las doce del mediodía. Dice que estaba cansado del camino. ¡Cuán
perfectamente humano era Jesús! Y Juan, lo presenta como el Hijo

63
• J. Vernon McGee •

de Dios; como Dios manifestado en la carne. Él dijo al principio de


este Evangelio: El Verbo fue hecho carne. Nuevamente hay algo aquí
que es profundo aun cuando el lenguaje es sencillo. ¡Piénselo! El Dios
de la eternidad vino a esta tierra. El Verbo fue hecho carne y habitó
entre nosotros, y al pasar por Samaria se sentó allí junto al pozo para
alcanzar a esta mujer samaritana. En aquel entonces los samaritanos,
por lo general, eran personas bastante pobres.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo:
Dame de beber. [Jn. 4:7]
Como lo veremos más adelante, era obvio que ésta era una mujer
de vida licenciosa. Era una mujer ruda e inmoral. Hoy en día la
llamaríamos una mujer de vida alegre.
¡Qué contraste hay entre ella y el hombre que vimos en el capítulo
anterior—Nicodemo! Fíjese usted que con Nicodemo, un hombre que
era muy religioso, nuestro Señor se portó de una manera bastante
áspera. Fíjese ahora en lo benigno que fue con esta samaritana.
Le pide que le haga un favor. Despierta su simpatía. Jesús tenía sed
y así le pidió que le diera de beber. Dos veces la mujer rehúsa darle
agua. Se resintió por Su acercamiento y resistió cualquier inferencia
espiritual que Él le hiciera.
¡Qué condescendencia por parte de Jesús! Él, quien es el Agua de Vida,
le pide a ella que le dé un poquito de agua.
Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de
comer. [Jn. 4:8]
Eran las doce del día y Sus discípulos habían ido a la ciudad para
comprar algo de comer. El hecho de que ellos compraban comida
samaritana también revela el rechazamiento total de Jesús del perjuicio
judío que se consideraba hasta la comida inmunda, como la carne de
cerdo.
La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me
pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque
judíos y samaritanos no se tratan entre sí. [Jn. 4:9]
Aquí ella es ruda, insolente, imprudente, e impertinente y mueve su
petulante cabeza. Se dice que los samaritanos les vendían comida a los

64
Juan Un Comentario

judíos, pero no beberían de la misma copa con ellos.


Pero fíjese usted en lo que nuestro Señor hace aquí: Llega al lugar
más bajo al cual puede llegar. Mire cómo el Señor se porta con ella.
Era muy diestro y simpático, pero también habla con ella potente y
firmemente, y con certeza. No le da un discurso sobre la integración,
ni sobre los derechos civiles. Él no es candidato para ningún puesto
político. Simplemente despierta su curiosidad femenil. Motivó un
interés y una sed.
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios,
y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y
él te daría agua viva. [Jn. 4:10]
Note usted cómo Jesús ha despertado la curiosidad de esta mujer, e
inmediatamente ella cambia de actitud.
La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y
el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que
nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus
ganados? [Jn. 4:11-12]
La mujer ahora lo llama Señor, cosa que antes había omitido. Hasta
ahora ella había sido imprudente y descortés; pero ahora hay una
diferencia. Sin embargo, notemos aquí que esta mujer todavía está
pensando sólo en lo físico, y por esto, su mente no puede remontarse
más allá del nivel del agua en el pozo. Note usted también que ella se
identifica como descendiente de Jacob que fue quien cavó este pozo.
Ella hace esto de propósito, ya que los samaritanos eran descendientes
de Jacob que se habían casado con gentes del norte después del
cautiverio asirio de Israel en 721 a.C.
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de
esta agua, volverá a tener sed; Mas el que bebiere del
agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el
agua que yo le daré será en él una fuente de agua que
salte para vida eterna. [Jn. 4:13-14]
Jesús aclaró aquí que no estaba hablando en cuanto al agua del pozo
de Jacob. Sólo la usa como contraste. Hoy las multitudes van por el
mundo buscando satisfacción. Pero están buscando satisfacción física,

65
• J. Vernon McGee •

no espiritual. Pero note ahora que Jesús ha despertado un deseo por


esta agua espiritual en el corazón de esta mujer.
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no
tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. [Jn. 4:15]
Ella tiene sed del agua espiritual, pero le es muy difícil apartar su
pensamiento del agua de ese pozo.
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. [Jn. 4:16]
Ésta es una pincelada maestra de Jesús. El agua está a la disposición
de todos, pero hay una condición. Se precisa tener sed, es decir, debe
haber una necesidad. Ella, por eso, ahora debe reconocer que es
pecadora.
Ve, llama a tu marido. Es una frase que en este caso es quisquillosa,
pues, ella había tenido cinco maridos, pero ahora no tenía ninguno. El
hombre con el cual vivía, vivía con ella en adulterio. Pero, note ahora
que la mujer nuevamente se pone impertinente.
Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo:
Bien has dicho: No tengo marido; Porque cinco maridos
has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has
dicho con verdad. [Jn. 4:17-18]
Ella tenía razón en cuanto a eso. Vivía en adulterio. Es pues, una
pecadora. Uno de los motivos por el cual ella no era tan popular
con las mujeres del pueblo, era porque era demasiado popular con
los hombres del pueblo. Nuestro Señor insiste en que, cuando usted
viene a Él, que usted trate con el pecado que hay en su vida. Todos
los secretos tienen que ser revelados ante Él. La mujer está pues,
conmovida con lo que Jesús le ha dicho, pero, parece que ella quiere
cambiar de tema y entrar entonces en un argumento religioso.
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros
decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
[Jn. 4:19-20]
Esto sí que se prestaría para un buen argumento religioso. ¿A dónde
va usted para adorar? ¿Adora en este monte, o en Jerusalén? En aquel
entonces esto causaba muchos argumentos.

66
Juan Un Comentario

Hoy en día, hay muchas personas que quieren argüir en cuanto a la


religión, pero no quieren vivirla. Estoy persuadido que, la mayor
parte de la superficialidad que se halla en las iglesias está allí porque
hay un encubrimiento de pecado. Creo que en nuestras iglesias hay
mucha hipocresía. Hay una avenencia con la maldad y una negativa
de oponerse al pecado. Es fácil predicar en cuanto al pecado que los
moabitas cometieron hace unos 4000 años. Pero ¿qué de nuestros
propios pecados hoy en día? Fue el hermano de Henry Ward
Beecher quien dijo: “Me gusta el sermón donde un solo hombre es el
predicador y un solo hombre se halla en la congregación, y cuando el
predicador dice: ‘Tú eres aquel hombre’, no hay ninguna equivocación
en cuanto a quién está hablando”.
Hay muchos predicadores hoy en día, que tienen miedo de predicar
en cuanto a los pecados de los hermanos. Hace algunos años, yo
estaba hablando en una conferencia familiar y daba una serie
de estudios sobre los primeros ocho capítulos de Romanos. De
costumbre, no se usa esto entre creyentes, porque Pablo trata el
pecado. En el principio, sentí que había cierto resentimiento de parte
de los hermanos. Pero, dos o tres días después de comenzar el estudio,
el Espíritu Santo empezó a abrir los corazones duros. Un señor que
parecía ser el santo más pomposo y piadoso, vino adonde estaba yo y
quiso confesar sus pecados. Le dije que no me los confesara a mí, sino
que fuera al gran Sumo Sacerdote, al Señor Jesús. Él le escucharía,
y cuando confesara su pecado, sería perdonado. ¡Y qué cambio se
realizó en la vida de este hombre!
En esa misma conferencia, otros dos predicadores vinieron a ver
a mí en privado y le dijeron: “¿Predica usted de esa manera en su
iglesia?” A lo cual, yo respondí que sí. Pero descubrí que había
entre la congregación un grupo de “super santos”, a quienes les
gustaba criticar al predicador, quitando así la atención de sus propias
necesidades espirituales. Éstos que se creían tan espirituales, nunca
asistían a los cultos de oración ni al estudio bíblico, pero siempre
querían ser muy activos. El hecho es que hasta querían manejar la
iglesia. Pero, no querían tratar el pecado que había en sus propias
vidas.

67
• J. Vernon McGee •

Pues bien, nuestro Señor no evitó la cuestión. Creo que, si uno de


veras tiene algún argumento religioso, es decir, si realmente tiene
dudas honestas, el Señor le revelará la solución. De modo que nuestro
Señor, trató este tema con esta mujer.
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando
ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo
que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. [Jn.
4:21-22]
Para esta mujer lo importante era, si debía adorar a Dios en este monte
donde los samaritanos le adoraban, o si debía ir a adorarle a Jerusalén,
donde lo hacían los judíos. Y Jesús le dijo que vendría el día cuando
Dios no sería adorado en ninguno de los dos lugares. ¿Por qué?
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu
y en verdad es necesario que adoren. [Jn. 4:23-24]
Por eso, amigo, el lugar donde usted adora a Dios no es lo importante.
No es dónde, sino cómo le adora, lo que es importante. Nuestro Señor
le contestó muy adecuadamente. Dios es Espíritu, y no es necesario
que uno corra a este o aquel lugar. Los que le adoran de verdad, deben
adorarle en espíritu y en verdad.
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado
el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
[Jn. 4:25]
Aún los samaritanos esperaban la venida del Mesías. Esto es algo muy
interesante. Hoy en día, la segunda venida de Cristo es esperada y
anhelada por aquéllos que son de Él. Hay ciertos miembros de iglesias,
los cuales no son creyentes en verdad, que tienen un presentimiento
de que pueda venir Jesucristo. Dicen que no creen en Su segunda
venida, pero, la posibilidad de que Jesucristo pronto vuelva es algo que
constantemente les perturba.
Hace muchos años, un ateo en Londres hizo la declaración de que la
cosa que más le perturbaba, era que la Biblia pudiera ser verdad, y que

68
Juan Un Comentario

Jesús pudiera venir otra vez. Si viniera, este hombre se daba cuenta
de que se hallaría en un gran apuro. Y amigo, es muy cierto que se
hallaría en muchos apuros. Note ahora que esta mujer samaritana
tiene un interés profundo y un anhelo ávido en su corazón.
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado
el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. [Jn. 4:25-26]
¡Cuán majestuosa y sublime es esta declaración! Esta mujer ahora se
halla cara a cara con el Salvador del mundo y con el Mesías. Amigo,
la pregunta que nos gustaría hacerle a usted hoy en día, no importa
dónde esté, ni quién sea, o cómo esté, es: ¿se ha hallado usted alguna
vez cara a cara con el Señor Jesucristo? Amigo, esta mujer se halló
en Su presencia. Yo soy, el que habla contigo, le respondió el Señor
Jesús.
En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de
que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo:
¿Qué preguntas? O, ¿Qué hablas con ella? Entonces la
mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los
hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo
cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? [Jn. 4:27-29]
Esta mujer había aceptado como Salvador y Mesías al Señor Jesús
por fe, y ahora corre a la ciudad para contárselo a otros. Fíjese usted
que no habló con las mujeres porque no se hablaban. Algunos de
esos hombres tenían tratos con ella y tenían mucho interés en saber
si este Jesús de quien ella hablaba, podía de veras contar todo lo que
ella había hecho. Por tanto, aquí tiene Usted lo que sucedió, en el
versículo 30:
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. [Jn. 4:30]
Los hombres vinieron a causa del testimonio de la mujer. Es muy
importante que veamos eso. El hecho de que la mujer testificó a otros
es evidencia de su fe.
Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí,
come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que
vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos
a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?

69
• J. Vernon McGee •

Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que


me envió y que acabe su obra. [Jn. 4:31-34]
El motivo para que Jesús pasara por Samaria, fue para que hiciera la
voluntad del Padre. Fue para alcanzar a esta mujer.
No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro meses para que
llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y
mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida
eterna, para que el que siembra goce juntamente con el
que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es
el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado
a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y
vosotros habéis entrado en sus labores. [Jn. 4:35-38]
Recuerde usted que esto tuvo lugar allá en el mes de diciembre. El
tiempo de la siega en esa región sería en el mes de abril. Creo que en
esta edad en que vivimos hoy en día, nuestro trabajo es el de sembrar.
Por medio de la radio, trato de sembrar la Palabra de Dios. Espero que
las iglesias y las diferentes organizaciones cristianas locales, sieguen
porque he sembrado. Sé que esto sea verdad, que muchos testifiquen
de esto.
Un Pastor dijo una vez que, a causa de los mensajes radiales, ha
recibido en su iglesia, más de cien miembros. Estamos alcanzando a
muchísimas personas, que desean saber a dónde ir para ser instruidas
en la Palabra de Dios. Los pastores dicen que muchas personas han
escuchado la transmisión del mensaje del evangelio y luego se han
dado cuenta de que deseaban más de la Palabra de Dios. Por lo tanto,
se asociaron con una iglesia donde se enseña la Palabra de Dios. Y, yo
me regocijo en eso.
Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron
en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio
diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. [Jn. 4:39]
Muchos fueron alcanzados en Samaria, a través de esta mujer, que
tenía un pasado de dudosa moralidad. ¿No es ésta una declaración
conmovedora?

70
Juan Un Comentario

Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que


se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron
muchos más por la palabra de él, Y decían a la mujer:
Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros
mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste
es el Salvador del mundo, el Cristo. [Jn. 4:40-42]
¡Qué cosa más maravillosa tenemos aquí! Ahora, vienen al Agua Viva
y beben de Él. La única condición era la de tener sed. Amigo, usted
nunca sabrá que tiene sed, sino hasta cuando sepa que es pecador.
A todos los sedientos: Venid a las aguas... (Isaías 55: 1a). Si alguno
tiene sed, venga a Mí y beba. (Jn. 7:37b). Usted recordará que el
Señor Jesús se paró en el templo y alzando la voz, dio esta invitación.
La condición entonces es tener sed. Pues bien, en este caso fueron
muchos los samaritanos que vinieron a Él y bebieron.
Hoy en día, encontramos situaciones similares a este testimonio de
la mujer samaritana. Son muchos los que llegan a conocer a Cristo
por medio de la influencia de otros. El hecho es que, el efecto que
tiene una vida sobre otras vidas; el impacto de una personalidad sobre
otra, es lo que muchas veces causa que una persona conozca a Cristo.
Pero nuestra fe tiene que mantenerse en algo que sea más sólido, más
seguro que simplemente una persona humana.
Un joven puede tener padres extraordinarios, y por medio de la
influencia de sus padres puede llegar a conocer a Cristo, y vivir
según la luz de aquellos padres. Pero, si este joven no tiene ningún
contacto personal con Cristo Mismo; entonces, más tarde, lo veremos
tropezando y cayendo, cuando ya no tenga la influencia de sus
padres. Esto ha ocurrido repetidas veces. Es cosa maravillosa ejercer
una influencia sobre otro, para Cristo. Pero no deje que las cosas se
queden allí. Asegúrese que el individuo tenga su propio contacto y
relación personal con Jesucristo. Vemos que esto fue lo que sucedió
con aquellos samaritanos. Y hoy en día esto es también de mucha
importancia para los padres que son creyentes en Cristo.

71
• J. Vernon McGee •

Jesús sana al hijo de un noble (La segunda


obra)
Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. Porque
Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene
honra en su propia tierra. Cuando vino a Galilea, los
galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que
había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también
ellos habían ido a la fiesta. Vino, pues, Jesús otra vez
a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo
estaba enfermo. [Jn. 4:43-46]
Fíjese usted que Juan nuevamente presenta los datos geográficos, al
narrar este incidente. Jesús sale de Samaria y va a Galilea, y algunos
galileos creen en Él porque le habían visto en la fiesta, y habían
observado las cosas que Él había hecho. Va a Caná de Galilea porque
allí hay un noble. Sin embargo, el noble tiene un hijo que está en
Capernaum.
Éste, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a
Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su
hijo, que estaba a punto de morir. [Jn. 4:47]
Aquí tenemos a un padre que ejerció fe a favor de su hijo. Y esto
ilustra lo que acabamos de decir. Asegúrese, amigo, de que su propio
hijo tenga un contacto personal con Jesucristo. Lo esencial habría sido
que el padre trajera a su hijo a Cristo. Creo que tenemos el derecho de
esperar que nuestros seres amados lleguen a Cristo. Debemos ejercer
nuestra propia influencia sobre las vidas de otros. Creo que usted,
amigo, tiene que servir de buen testimonio ante sus seres amados, y
tiene que manifestar en su propia vida que tiene una fe viva en Cristo
y que ésta es práctica.
Un día, un miembro de una iglesia, vino a visitar a su pastor.
Desafortunadamente, aunque este caballero era oficial de la iglesia, su
vida no era muy buena. Él le pidió al pastor, que orara por la salvación
de su hijo. Su hijo había huido de la casa, y la verdad es que realmente
no se podía culpar al hijo por lo que había hecho. Además, este padre
le pidió al pastor, que hablara también con el muchacho. Pero el pastor

72
Juan Un Comentario

le dijo con toda franqueza, que él no podría hablar con el muchacho.


Le dijo: “Hermano, usted ha criticado tanto al pastor, que ahora el hijo
suyo me tiene en poco. Usted no ha hecho más que criticar y ahora ha
perdido su influencia sobre el muchacho. Lo que sí voy a hacer es que
voy a orar para que otro ejerza una influencia en su hijo, a fin de que
él conozca al Señor”. Amigo, tenga cuidado, de que su propio corazón
y su propia vida ejerzan una buena influencia sobre los demás.
Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios,
no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende
antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive.
Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
[Jn. 4:48-50]
Este hombre protestó porque no buscaba simplemente señales y
prodigios. Él quería que su hijo fuera sanado. Esto era lo único que
le importaba. Jesús entonces respondió a la fe de este hombre y sanó
al muchacho. ¡Y eso es maravilloso! Pero, es una lástima que este
padre no trajera a su hijo a la presencia de Cristo, pues, esto era lo que
realmente importaba.
La mujer samaritana, que había sido la mujer mala, trajo a los
hombres, y éstos se encontraron cara a cara con el Señor Jesucristo.
Le es posible a usted, amigo, tener influencia sobre otros, y es
posible que otros tengan influencia sobre usted. Creo que todo el
mundo puede alcanzar a alguien, a ése que está fuera del alcance del
predicador. El hecho es que nadie puede alcanzar a ese individuo,
sino sólo usted. Usted, amigo, es quien tiene influencia sobre ese
individuo. Cerciórese entonces de que la ejerza oportunamente.
Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle,
y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él
les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor.
Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre
entonces entendió que aquélla era la hora en que Jesús
le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a
Galilea. [Jn. 4:51-54]
Es difícil estar exactamente seguro de la hora que Juan usa. Según la
hora romana, esto habría sido alrededor de las siete de la noche. El

73
• J. Vernon McGee •

padre esperaba que toda su casa conociera a Cristo. Cada uno tendría
que ejercer una fe personal, pero este hombre, había ejercido su
influencia en ellos para Cristo. Ésta es pues, la segunda señal que hizo
Jesús.

74
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 5

La curación del paralítico


Hasta cierto punto, este milagro es el punto decisivo en el ministerio
de Cristo. Éste fue el milagro que causó que los sabuesos del odio
comenzaran a seguir la pista de Jesús y que nunca cesaran de hacerlo,
hasta cuando le llevaron a morir en la cruz.
Note los versículos 16-18:
Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y
procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el
día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta
ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más
procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día
de reposo, sino que también decía que Dios era su propio
Padre, haciéndose igual a Dios. [Jn. 5:16-18]
Esta confrontación que tuvieron con Jesús fue en cuanto al día de
reposo, y ellos nunca le perdonaron por lo que hizo en el día de
reposo. Le odiaban porque El dijo: El día de reposo fue hecho por
causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. (Mr.
2:27) El milagro que nuestro Señor hizo aquí, realmente infundió un
odio tal en sus corazones, que los llevó hasta el asesinato. Lo odiaron
porque hacía milagros en el día de reposo, y porque se hizo igual a
Dios. Y, no puede ser más claro que eso.
Hay muchos que sostienen una teología liberal y dicen que la Biblia
no enseña la Deidad de Cristo. No sé de lo que hablan estos hombres.
O bien, estas personas son totalmente ignorantes en cuanto a lo
que la Biblia enseña, o bien, son totalmente deshonestos. Es posible
que usted no esté de acuerdo con Jesucristo, ni con la Biblia, pero
no puedo pensar en otra interpretación que se le pueda dar a estas
palabras tan claras, “haciéndose igual a Dios”. Si eso no es reclamar
Deidad, entonces no sé cómo una persona puede expresarse para
reclamarla.

75
• J. Vernon McGee •

Volvamos ahora, al principio del capítulo. Principia con una fiesta


de los judíos. ¿Cuál es esa fiesta? Probablemente era la Pascua. Hay
tres grandes fiestas de los judíos. Tres veces cada año aparecerá todo
varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que Él escogiere: en
la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de
las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos... (Dt. 16:16).
Las tres fiestas son entonces: la pascua, la fiesta de Pentecostés, y la
fiesta de los tabernáculos. Ahora, en Juan 2, encontramos la fiesta de la
pascua. En el capítulo 17, encontraremos la fiesta de los tabernáculos.
Por eso muchos piensan que esta fiesta, era la de Pentecostés. Tengo
que confesar que realmente no sabemos. Pero creo que es más
probable, que aquí se habla otra vez de la fiesta de la pascua. Pero, eso
no es lo importante aquí.
Después de estas cosas había una fiesta de los judíos,
y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de
la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo
Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una
multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que
esperaban el movimiento del agua. [Jn. 5:1-3]
El nombre de este estanque era Betesda, que significa “Casa de Olivos”,
o también se ha traducido como “Casa de Misericordia”. Tenía cinco
pórticos. Adentro había una gran multitud. La expresión una multitud
de enfermos quiere decir, personas sin fuerza. Fue por uno de estos
pórticos, que el Señor Jesús vino a este lugar. Cualquiera de los otros
enfermos que había allí, pudo haberse dirigido a Él. Todos ellos le
eran importantes. Uno de ellos causó que el Señor Jesús llegara a este
lugar y cualquiera de los demás podría haberse ido a Él. Todos le eran
importantes.
El cuarto versículo de este capítulo no se halla en los mejores
manuscritos. No deseo entrar en una discusión en cuanto a esto.
A lo mejor muchos nos escribirán acusándonos de no creer en la
infalibilidad de las Escrituras. Amigo, permítame asegurarle que creo
con todo mi corazón, en la infalibilidad de las Escrituras. Es por eso
que enseño toda la Biblia, la Biblia entera. Pero creo que sí hay tal
cosa como la erudición; la erudición fundamental y conservadora. Los
eruditos creen que, porque no aparece en los mejores manuscritos,

76
Juan Un Comentario

que quizá fue colocado allí por un escriba, como palabra explicativa.
Creo que esto puede ser verdad, pero si pertenece a las Escrituras o
no, es otra cosa. Para mí eso no es lo esencial, porque hay algo aquí
que tiene mucha más importancia. Pero esta palabra aquí está a modo
de explicación.
Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al
estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía
al estanque después del movimiento del agua, quedaba
sano de cualquier enfermedad que tuviese. [Jn. 5:4]
Ésta es pues la explicación de la razón por la cual estaban todos
reunidos allí. La creencia era que, en ciertas ocasiones, un ángel
agitaba el agua. Ahora, personalmente creo que muchísimas
curaciones de tipo psicológico se registraron allí. Hay algunas
personas hoy en día, así como había en aquel entonces, que están
enfermas en la mente. Personas ignorantes y supersticiosas. Hay
muchos que van a los llamados sanadores divinos hoy en día, y según
dicen, hasta se sanan. Pero siempre hay una duda en cuanto a si
habían estado realmente enfermos. Otra pregunta es si continúan
sanos permanentemente. El punto es que el Señor Jesucristo sí sana
hoy en día, así como sanó cuando estuvo en la tierra, y el paralítico
aquí no fue sanado por algún movimiento del agua.
Hace algún tiempo me escribió una oyente algo disgustada porque
según ella, dije en alguna ocasión que no creía que el Señor sanara
hoy en día. Pero amigo, lejos esté de mí decir tal cosa. Porque estoy
completamente convencido que el Señor Jesucristo, sí sana hoy en
día. Ahora, si el Señor sana hoy en día, para qué entonces acudir a
otra persona, cuando podemos ir directamente a Él, presentándole
nuestro caso.
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años
que estaba enfermo. [Jn. 5:5]
Nuestra atención se dirige ahora, a un solo hombre. No sabemos
si había estado al lado del estanque todo este tiempo, o no. Había
sufrido de esa enfermedad por treinta y ocho años, y al parecer, no
podía moverse. Diríamos que el caso era el peor de los que había allí.
Piense usted en la frustración que debe haber asediado a este pobre
hombre. Si es que no había estado allí durante todos los treinta y

77
• J. Vernon McGee •

ocho años de su enfermedad, por lo menos debe haber estado allí por
algunos años. Debe haber tenido más de 38 años, y según dice aquí,
su condición fue el resultado de su propio pecado. En el versículo 14,
el Señor Jesucristo le dice: Mira, has sido sanado; no peques más, para
que no te venga alguna cosa peor.
Usted bien puede imaginarse a este pobre hombre acostado allí, con
los ojos puestos sobre el agua, esperando el movimiento del agua.
Esperaría que, de alguna manera u otra, él pudiera ser el primero en
bajar al agua y debe haberse sentido decepcionado una y otra vez.
Estaba en una condición tan mala, que los demás siempre se metían
primero en el agua. Estoy seguro de que él vio muchas curaciones allí.
El Señor sabía que él había estado enfermo por mucho tiempo y que
por mucho tiempo había esperado al lado del estanque. Ahora, fíjese
usted, cómo se acerca el Señor al enfermo.
Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya
mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? [Jn. 5:6]
Ésa es una pregunta algo extraña para un enfermo. Parece algo
absurda, ¿no le parece? Ése no era el problema de este hombre. Por
supuesto que él quería ser sano, pero el Señor le hizo la pregunta
con dos motivos. En primer lugar, quería producir esperanza en el
hombre. Su caso era desesperado, y creo que esa luz de esperanza se
había ido de su vida, dejándolo muy desesperado. En segundo lugar,
y éste es el motivo más importante, Jesús quería que este hombre
quitara los ojos del estanque. Jesús quería que le mirara a Él, y por eso
sorprendió al hombre. Creo que este hombre nunca se había fijado
en los otros enfermos que venían allí. Nunca miraba a otra parte,
sus ojos estaban fijos en el estanque. De modo que, nuestro Señor ¡le
sorprendió!
Cuando el Señor le preguntó que si de veras quería ser sano, creo
que el hombre normal y naturalmente reaccionó con una mirada
que expresaba sorpresa. ¿Quién haría una pregunta como ésa? Su
contestación fue: “Claro que quiero ser sano. Pero, ése no es mi
problema. Lo que necesito es que alguien me meta en el agua”.
La condición de muchos hoy en día, amigo, es como la de ese hombre
que vigilaba aquel estanque esperando que algo pasara. Me atrevo

78
Juan Un Comentario

a decir que, en estos días, ésa es la condición de todos nosotros.


Estamos esperando. Piense usted en los muchos que hay en nuestras
iglesias, que esperan que alguna gran emoción les sobrevenga.
Luego, hay los que posponen tomar una decisión por Cristo. No
están dispuestos a volverse a Él porque están buscando una emoción,
están buscando que algo suceda. Otro grupo de personas hoy en
día tiene los ojos puestos en los negocios, y espera que algo suceda
allí para enriquecerse rápidamente. Luego, hay aquéllos hoy en día,
que acuden a un individuo. Han escuchado contar la experiencia de
otros y están esperando que una cosa semejante suceda en sus vidas.
Entonces, sufren una decepción bastante amarga.
Muchos han sufrido esto, y realmente son personas que provienen
de toda clase social y carácter. Pero todos están esperando con
sus ojos puestos en alguna cosa u otra. Éste es el problema.
Desafortunadamente, tienen los ojos puestos en la cosa, en el
individuo, o en la experiencia. Permítame, amigo, una pregunta: ¿está
usted esperando que algo le suceda en estos días? Si usted me cuenta
lo que es, quizá me sería posible escribir su biografía. Los cristianos
en Tesalónica se convirtieron de los ídolos a Dios, para servir al Dios
vivo y verdadero. (Véase 1 Ts. 1:9) Es decir, quitaron los ojos de las
cosas, allá en Tesalónica y se volvieron para servir al Señor Jesucristo.
Estoy seguro de que este hombre en el estanque miró hacia arriba con
asombro, de que alguien le hiciera esa pregunta.
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta
en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que
yo voy, otro desciende antes que yo. [Jn 5:7]
¡Qué historia tan triste es ésta que cuenta! Este pobre hombre,
desesperado, impotente, sin casa ni hogar, triste, realmente está
diciendo: “¿Que si quiero ser sano?” ¡Claro que sí! “Pero, no tengo
quien me meta en el estanque. ¿Me meterás Tú en el estanque?” En el
momento en que el hombre puso sus ojos en el Señor Jesús, entonces
sí que le sucedió algo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. [Jn 5:8]
Le mandó a levantarse, a tomar su lecho, y a andar. Debía entregar a
otro su puesto allí junto al estanque. Pero él debía tomar su lecho e
irse, porque es seguro que no sufriría ninguna recaída.

79
• J. Vernon McGee •

Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho,


y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Entonces los
judíos dijeron a aquél que había sido sanado: Es día de
reposo; no te es lícito llevar tu lecho. Él les respondió: El
que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma
tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía
quien fuese, porque Jesús se había apartado de la gente
que estaba en aquel lugar. [Jn 5:9-13]
Ahora, lo próximo que sucede, es que los enemigos le acusan de llevar
su lecho en el día de reposo. Bueno, ésa era la prueba de que había
sido sanado. ¿Puede usted imaginarse amigo, lo ridículos que eran
estos líderes religiosos? Se turbaban porque llevaba su lecho en el día
de reposo. Creo que nuestro Señor se apartó de aquella gente de una
manera milagrosa. El hombre en verdad no sabía quién era el que le
había sanado.
Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has
sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna
cosa peor. [Jn. 5:14]
Lo que realmente sucedió fue lo siguiente: El Señor le sanó físicamente
en el estanque de Betesda, pero allí en el templo, le sanó el alma. El
pecado había causado la enfermedad del hombre. Recibió primero
un cuerpo sano, y luego un alma sana. Este hombre realmente llegó
a conocer a Jesús. Ahora sí que le es posible decir quién es Él. Este
paralítico esperaba y esperaba, vigilando el agua, pero un día pasó
por allí Jesús el Cordero de Dios, y le vio y el hombre también vio
a Jesús. El hombre que no tenía fuerzas se encontró con el Hombre
Omnipotente. La cosa que me parece tan asombrosa aquí es que, había
multitudes en aquellos pórticos que se quedaron sin ser sanados. Y
hoy en día, hay multitudes que no son salvas. ¿No está acaso dispuesto
Jesús a salvarlas? Sí, pero lo que ocurre es que no han mirado a Jesús.
Simplemente esperan, amigo, esperan que algo suceda.
El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús
era el que le había sanado. Y por esta causa los judíos
perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía
estas cosas en el día de reposo. [Jn. 5:15-16]

80
Juan Un Comentario

Éste fue el incidente que causó que aquellos sabuesos de odio


siguieran la pista a Jesús. Cuando aquí dice “los judíos”, en realidad
se refiere sólo a los líderes religiosos de los judíos. Aquí es donde
empiezan a perseguir a Jesús y procuraban matarle.
Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y
yo trabajo. [Jn. 5:17]
Cuando aquel hombre se hundió en el pecado, amigo, al Señor Jesús
y al Padre no les fue posible descansar en el día de reposo. Dios
descansó después de la creación del universo físico. Pero, después de
la creación del hombre, no descansó porque el hombre se hundió en
el pecado. Una vez más, deseo mencionar que trataban más y más de
matarle, no solo porque “violaba”, según ellos, el día de reposo, sino
también porque se hizo igual a Dios.
Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque
no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también
decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a
Dios. [Jn. 5:18]
Estos hombres nunca cesaron de procurar matarle, hasta cuando se
cruzaron de brazos, bajo la cruz de Jesús.

Las alegaciones de Jesús


Nuestro Señor ahora sigue haciendo tres grandes alegaciones o
declaraciones en cuanto a Sí Mismo. Y es sobre la base de estas
alegaciones o declaraciones, que podemos usar Jn. 5:24 en presentar
el evangelio. Trataremos de juntarlo todo.
Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto
os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino
lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre
hace, también lo hace el Hijo igualmente. [Jn. 5:19]
El Señor Jesús está diciendo que El es Dios y que Él puede hacer lo
que hace Dios. Hay una relación y armonía perfecta entre el Padre y el
Hijo. Por eso, la acusación que lanzaron contra Él fue absurda. El Hijo
no contradice al Padre, ni el Padre contradice al Hijo. Por eso, Jesús
hace lo que hace Dios. Por eso, Jesús puede perdonar los pecados.
Luego, sigue diciendo que hay una relación personal e íntima entre el
Padre y el Hijo.
81
• J. Vernon McGee •

Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas


que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de
modo que vosotros os maravilléis. [Jn. 5:20]

La segunda alegación o declaración


Porque como el Padre levanta los muertos, y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida. [Jn. 5:21]
Jesús imparte la vida; da vida a quien quiere. Si Dios levanta a los
muertos, el Hijo también levantará a los muertos. Hoy en día, oímos
hablar mucho en cuanto al don de la sanidad, pero con ese don había
también la habilidad de levantar a los muertos. Pablo levantó a los
muertos. También lo hizo Simón Pedro. El Señor les dio ese don. Era
un don apostólico el de sanar y levantar a los muertos. No es mi deseo
el de crear controversia, o cosas por el estilo. Pero creo que esto ya
ha pasado. El Señor Jesús pues, levantó a los muertos. Levantó a los
muertos porque El es Dios. Y estos otros hombres lo hicieron en el
nombre del Señor Jesús.

La tercera gran alegación o declaración


Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio
al Hijo. [Jn. 5:22]
Una lectura literal sería: “Porque ni aun el Padre a nadie juzga”. Él
ha entregado, ha dado todo juicio al Hijo. No solamente levanta a los
muertos, sino que también juzgará algún día a todos los hombres. Los
salvos y los perdidos, todos aparecerán delante de Él. No habrá sólo un
día general de juicio. Primero los creyentes aparecerán delante de Él
para ver si reciben recompensa, o no (2 Co. 5:10). Esto ocurrirá ante
el Tribunal de Cristo. Luego, los perdidos aparecerán delante de Él en
el gran trono blanco (Ap. 20:11). Recuerde usted que el Señor Jesús no
vino la primera vez a juzgar; pero vendrá la próxima vez para esto, y
que todo juicio le es dado a Él.
Para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
[Jn. 5:23]
Es pues, en base a estas tres alegaciones o declaraciones, estos tres
grandes principios, que sigue entonces esta maravillosa declaración

82
Juan Un Comentario

aquí en el versículo 24, que tanto se usa hoy en día, en la obra


personal. Está bien que la usemos, pero no debemos olvidarnos de
respaldarla con las declaraciones que El acaba de hacer.
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y
cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida. [Jn. 5:24]
Fíjese usted, que Él dice: tiene vida eterna, lo cual indica que es
ahora mismo. No vendrá, es decir, allá en el futuro, no vendrá a
condenación, que es otra palabra para juicio. Ha pasado de la muerte a
la vida. ¿Quién es el que dice esto? Esto es lo importante.
Hace años, en una plantación de algodón en el sur de los Estados
Unidos, un hombre se paró entre los que se habían acostado en sus
esteras, por estar tan cansados de recoger algodón, y les leyó las
siguientes palabras: Venid a Mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y Yo os haré descansar. (Mt. 11:28) Un hombre, al escuchar
estas palabras, se sentó en su estera y dijo: “Éstas sí son buenas
palabras, pero ¿quién las dijo?”
El Señor Jesús, alegó ser Dios y alegó también, que le era posible
hacer, lo que hace Dios. ¡Y eso es muy importante! Eso hace que Su
invitación sea gloriosa y que Sus palabras sean “buenas”. Alega que, si
Dios levanta a los muertos, entonces el Hijo levantará también a los
muertos. Es basado en eso que Él dice: El que oye Mi palabra, y cree
al que Me envió, tiene vida eterna. Él levanta a los muertos porque Él
es Dios. Por eso, hoy en día, le es posible darle a usted, amigo, la vida
eterna.
Es tan maravilloso ver las alegaciones o declaraciones que Él hace
antes de hacer Su promesa. Porque Él dice que Él es Dios. Dice que
levanta a los muertos. Dice que va a juzgar. Éste es el que le dice a
usted, que, si oye Su Palabra y cree en Él, no vendrá a condenación.
Es el mismo Juez, quien nos dice eso. Eso es lo que hace que estas
palabras sean tan maravillosas.
De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los
que la oyeren vivirán. No os maravilléis de esto; porque
vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros
oirán su voz. [Jn. 5:25, 28]
83
• J. Vernon McGee •

¿Qué quiere decir en el versículo 25, cuando Él dice: ...la hora, …


ahora es? Bueno, nosotros estamos en ese período de la hora que
viene. El versículo 28 dice con toda claridad, que la hora todavía no
había llegado, sino que vendrá hora. El pensamiento es que estamos
viviendo en ese período, o en esa edad o dispensación, que marcha
hacia el tiempo cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los
que la oyeren vivirán.
Si nosotros estamos en el período de la “hora que viene”, entonces,
¿qué significa cuando Él dice: ...y ahora es? ¿Quiénes son los muertos
que oyen Su voz ahora? En Jn. 11, donde se nos cuenta el incidente
cuando Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, usted recordará que
Él les dijo a las dos hermanas en el tiempo de la muerte de Lázaro: Yo
soy la Resurrección y la Vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.
(Jn. 11:25, 26) Note usted las palabras, aunque esté muerto. ¿Significa
esto que la persona está en el sepulcro y que oye? No. Esto se refiere a
la muerte espiritual. La muerte significa separación de Dios. La hora
viene cuando aquellos que están en el sepulcro oirán Su voz y vivirán.
La hora es ahora, cuando aquellos que están muertos espiritualmente
oyen Su voz y viven. Efesios 2:1, dice: Y Él os dio vida a vosotros,
cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Ésa es la
condición espiritual de todos. Entonces, dice: El que oye Mi palabra,
y cree al que Me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación,
mas ha pasado de muerte—es decir, de la muerte espiritual—a vida.
De modo que en los versículos 25 y 28, Jesús está hablando en cuanto
a dos cosas distintas. La expresión “ahora” indica que Cristo da la
vida espiritual ¡ahora mismo! La hora que viene, se refiere a cuando
levantará a los muertos del sepulcro.
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también
ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; Y también le
dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del
Hombre. [Jn. 5:26,27]
El Señor Jesús es el que da vida. No tan sólo tiene vida, sino que
también da vida. También tiene el derecho de ejercer juicio. Vino la
primera vez como Salvador, no vino como Juez, no vino para juzgar;
pero la próxima vez, vendrá como Juez. En ese tiempo, cuando venga

84
Juan Un Comentario

como Juez, aquéllos en los sepulcros oirán Su voz:


Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de
vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación. [Jn. 5:29]
Una mejor traducción de la palabra condenación sería “juicio”.
Hay dos resurrecciones que se mencionan aquí. El libro de
Apocalipsis es aún más específico y describe la primera resurrección
en Ap. 20:4-6. También describe la segunda resurrección en Ap.
20:11-15. La primera resurrección será la resurrección de todos los
salvados. Éste será el próximo gran evento en el programa de Dios.
También lo llamamos el Rapto o el Arrebatamiento de la iglesia. Y
amigo, esto tiene amplia base bíblica. Pablo se refiere a este evento en
1 Tesalonicenses 4:17, cuando dice que seremos “arrebatados”.
Eso quiere decir, que seremos “raptados”. Lo único que sabemos
en cuanto a esto, es que este arrebatamiento tendrá lugar en algún
tiempo en el futuro. La Biblia no le fija fecha, ni indica las señales que
lo precederán. En otras palabras, Cristo puede venir para arrebatar
a Su iglesia en cualquier momento. Llamará a los Suyos, sacándolos
del mundo, tanto vivos como muertos. Pero, creo que esto será sólo
una parte de la primera resurrección. Luego, durante el período
de la gran tribulación, muchísimos creerán en Cristo, y por su fe
llegarán a ser mártires. Éstos serán levantados al fin del período de la
gran tribulación, junto con los santos del Antiguo Testamento. Ésta
también será parte de la primera resurrección. Serán levantados para
vivir por siempre aquí en la tierra. Ésa será la primera resurrección.
Será la resurrección de vida, como nuestro Señor la llamó.
En cambio, la resurrección de condenación será el juicio del gran
trono blanco, cuando todos los que no fueron salvados—de todas las
edades—serán levantados. Quisieron ser juzgados según sus obras, y,
¡así serán juzgados! Se pararán delante de Dios, ante Él que es Santo,
Justo y Recto, y allí tendrán su oportunidad de pararse para defender
su causa. Pero, Dios ya ha advertido que no hay quien se salve en
ese juicio. Únicamente los perdidos se presentarán allí, y éstos serán
juzgados según sus obras. Y Dios ya ha expresado con toda claridad,
que nadie puede ser salvado por sus obras, porque nuestra condición
natural, es una condición de perdición. Es sólo los perdidos que son
85
• J. Vernon McGee •

llevados allá, y ellos serán juzgados según sus obras, porque hay grados
de castigo. (Véase Lc. 12:47-48)
No puedo yo hacer nada por mí mismo: según oigo, así
juzgo; y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió, la del Padre. [Jn. 5:30]
Jesús dice aquí, que Él se ha autolimitado, que cuando vino a esta
tierra se hizo hombre, vino como hombre, no para hacer Su propia
voluntad, sino la voluntad del Padre. En Su humanidad adoptó esta
auto limitación.
Éste es el ejemplo para nosotros hoy en día. Usted y yo tenemos
una voluntad, una vieja naturaleza que no es obediente a Dios. No
podemos ser obedientes a Dios porque realmente por naturaleza
somos rebeldes en cuanto a Dios. Ésa es la condición natural de todos
los hombres. Es por eso que nuestro Señor Jesucristo, tuvo que decirle
a Nicodemo, que le era necesario nacer otra vez. Aquellos que están en
la carne, no pueden agradar a Dios. Lo que es nacido de la carne, carne
es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Jn. 3:6)
Por tanto, hoy en día, es necesario nacer otra vez, porque esta vieja
naturaleza es incorregible. Es rebelde. La humanidad ha estado
alzando una bandera de protesta ante las puertas del cielo, desde el día
en que Adán salió de las puertas del paraíso, allá en el huerto de Edén.
Ahora, nuestro Señor mostrará que hay testigos en cuanto a Sus
reclamos de Divinidad, de ser Dios hecho carne; y que estos testigos le
respaldan diciendo que tales alegaciones son la verdad.
Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio
no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de
mí; y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. [Jn.
5:31, 32]
La Escritura enseña que, en boca de dos o tres testigos, consta toda
palabra. (Mateo 18:16 y Deuteronomio 17:6) Jesús sabe que, si Él
diera testimonio de Sí Mismo, no sería válido en una Corte de la ley.
El testigo a quien se refiere aquí no es Juan el Bautista. Seguramente
que los que le escuchaban, pensarían que era a él a quien se refería;
pero Jesucristo aclara esto inmediatamente e indica que no se refiere a
ningún testigo humano.

86
Juan Un Comentario

Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio


testimonio de la verdad. [Jn. 5:33]
Ahora, está diciendo que es verdad que Juan el Bautista dio
testimonio de Él. Por tanto, Juan era un testigo que ellos conocían.
Pero Jesús indicó que se refería a todavía otro testigo que no era un
testigo humano. En otras palabras, eran dos testigos los que ellos
debían reconocer.
Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas
digo esto para que vosotros seáis salvos. [Jn. 5:34]
Alega tener un testigo que es mayor que el testimonio del hombre.
Sin embargo, Jesús da un testimonio en cuanto a Juan el Bautista.
Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros
quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. [Jn. 5: 35]
Antorcha. En realidad, es más exacto decir, una lámpara. Porque Jesús
es la Luz y Juan era Su testigo, Su antorcha, Su lámpara.
Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque
las obras que el Padre me dio que cumpliese, las mismas
obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre
me ha enviado. [Jn. 5: 36]
Aquí vemos que las credenciales que nuestro Señor Jesucristo
tenía eran las obras que hacía. Esta idea hoy en día, de que hay
quienes tienen el mismo poder que tenía Jesús, es a nuestro parecer,
blasfemia. Porque estas obras que Él hacía daban testimonio de que Él
era, quién decía ser. Y amigo, no había solamente unos pocos casos
aislados. No celebraba campañas o cruzadas de fe. Tampoco exigía
que los enfermos formaran una fila, para luego pasar adelante para
su sanidad. Él salía donde estaban las multitudes, por los caminos.
No recogía ninguna ofrenda. Mientras Jesús caminaba entre el
pueblo, muchísimos enfermos eran sanados. He llamado la atención
en cuanto a este asunto en los evangelios, muchas veces. Es tan
importante que refresquemos nuestra memoria en cuanto a esto.
Amigo, no había simplemente una media docena, ni aun cien, ni
doscientos que Él sanó. Había literalmente, miles y miles de personas
que Él sanó. Esto ha sido demostrado abiertamente. No había una sola

87
• J. Vernon McGee •

persona en aquel día, que contradijera el hecho de que Él sanaba a los


enfermos. Habrían sido necios, si hubieran tratado de contradecirlo.
Pero dos mil años más tarde, en bibliotecas mohosas, en las grandes
universidades de Europa y Estados Unidos, y a miles de kilómetros de
distancia de aquella tierra, hay supuestos “eruditos” que se sientan para
escribir en sus libros, diciendo que no creen en los milagros de Jesús.
Pero amigo, esto no comprueba nada.
También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.
Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, Ni
tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien
él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras;
porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. [Jn.
5:37-39]
Muchas veces este último versículo, es mal entendido. No es una
expresión en el modo imperativo, sino en el modo indicativo.
Permítame decirlo así: “Vosotros escudriñáis las Escrituras”. Hace
una simple declaración sobre lo que hacen, pero no les está diciendo
que hagan algo. Les dice que ellos escudriñan las Escrituras, creyendo
que en ellas hallarán la vida eterna. Pero ni aun entienden, que estas
mismas Escrituras, testifican de Jesús. Amigo, tenga cuidado de
encontrar a Jesús en la Biblia, porque si no le encuentra, entonces su
búsqueda será en vano.
Y no queréis venir a mí, para que tengáis vida. [Jn. 5:40]
Las Escrituras hablan de Jesucristo, pero ellos no comprendían el
verdadero sentido.
Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en
vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no
me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése
recibiréis. [Jn. 5:42-43]
Rechazaron a Cristo. El anticristo vendrá en su propio nombre,
mandará que hagan una imagen de sí mismo y a ése aceptarán.
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos
de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios
único? [Jn. 5:44]

88
Juan Un Comentario

Ellos buscaban el aplauso de los hombres. No buscaban la gloria que


viene del Dios único.
No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre;
hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra
esperanza. Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais
a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus
escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras? [Jn. 5:45-47]
Amigo, eso es de tanta importancia. En los libros del Pentateuco,
en los libros que ya hemos estudiado, he tratado de señalar al Señor
Jesucristo. Es verdad que no hay una referencia específica a Él en
todas las páginas. Pero sí creo que se encuentra en cada página del
Pentateuco. Es más, creo que se encuentra en cada página de la Biblia.
Cuando un hombre empieza a lanzar un ataque contra el Antiguo
Testamento, ¡cuidado! En realidad, está lanzando un ataque sutil
contra el Señor Jesucristo Mismo. Temo que haya muchos hombres
que, de una manera tonta, empiezan a dudar del Antiguo Testamento
y en verdad, no se dan cuenta de lo que hacen. Es como el caso de un
hombre en un manicomio, que estaba socavando el cimiento de un
edificio. Cuando le preguntaron que por qué estaba empeñado en
quitarle los cimientos al edificio en que vivía, contestó: “Bueno, es
que yo vivo en el segundo piso”.
Temo que haya muchos hombres necios que dicen: “Bueno, es que
yo vivo en el Nuevo Testamento”. Amigo, el Antiguo Testamento
es la base. Nuestro Señor dijo: Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo
creeréis a Mis palabras?

89
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 6

Jesús alimenta a cinco mil cerca del Mar de Galilea (cuarta obra y
palabra)
Llegamos ahora a la alimentación milagrosa de los cinco mil. Éste es
el único milagro de Jesús que todos los cuatro evangelios relatan. En
el evangelio según San Juan, como resultado de este milagro, nuestro
Señor da un discurso sobre el Pan de Vida. Éste es el método que Juan
emplea. Llama a los milagros “señales”, pues indican que cumplen
cierto propósito. Juan también escoge sólo ciertos milagros. Usted
recordará que Juan dijo en el capítulo 20:30, 31: Hizo además Jesús
muchas otras señales en presencia de Sus discípulos, las cuales no están
escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida
en Su nombre. (Jn. 20:30-31) En verdad, ésta es la clave del evangelio
según San Juan.

La alimentación de los cinco mil (La cuarta


obra y palabra)
Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea,
el de Tiberias. [Jn. 6:1]
Después ¿de qué? Bueno, después de los sucesos anotados en el
capítulo 5. Jesús se había apartado de Jerusalén, y al parecer había
venido al lado oriental del río Jordán. Ahora, cruza el mar de Galilea
y llega a la región del norte. Aparentemente, esto ocurrió como seis
meses a un año después de los eventos del capítulo 5, y como un año
antes de Su crucifixión.
La manera en que podemos fechar estos eventos es según las fiestas
que Juan menciona. Como ya he dicho, Juan relaciona el evangelio con
un calendario y un mapa de la topografía de la tierra. De esa manera,
Juan explica que Jesús, El que vino de la gloria del cielo, el Verbo que
fue hecho carne, el que habitó entre nosotros; caminó junto al mar
de Galilea, y fue hasta Caná, a Nazaret, a Capernaum, a Betsaida, a
Jerusalén, a Decápolis, etc.

90
Juan Un Comentario

Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que


hacía en los enfermos. [Jn. 6:2]
En verdad, esta gran multitud no creyó en Él de una manera
salvadora. No confiaba en Él. Tenía interés en Sus milagros y querían
hacerle su Rey porque Él había llenado sus estómagos. Pero amigo, Él
no va a ser el Rey de su estómago. Él es el Rey y el Señor de nuestras
vidas y corazones. Éste es el motivo por el cual Juan había dicho
allá en el principio, que Jesús no tenía necesidad que nadie le diera
testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.
No se fiaba de la multitud en Jerusalén, ni tampoco se fiará de esta
multitud que ahora se reúne alrededor de Él. El mayor interés era y
es, una curiosidad por ver los milagros que hacía.
Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus
discípulos. [Jn. 6:3]
El lugar que se señala aquí no es realmente lo que nosotros
llamaríamos un monte. Es que, en aquella tierra, mil metros es la
altura máxima de los cerros, pero aún así son muy escarpados. El
monte, que hoy en día señalan como el monte mencionado en este
versículo, es un sitio muy bello, y bien pudo haber sido el lugar donde
Jesús alimentó a los cinco mil. Es un monte situado cerca a la ciudad
de Capernaum. Pues bien, Jesús se subió a ese monte y se sentó allí
con Sus discípulos.
Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. [Jn. 6:4]
Al parecer, Jesús había vuelto a la tierra de Galilea porque en el
capítulo 5 había estado en Jerusalén, entrando por la llamada puerta
de las ovejas. Por tanto, hay cierto transcurso de tiempo hasta el
capítulo 6, cuando Jesús fue al otro lado del mar de Galilea.
Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él
gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos
pan para que coman éstos? [Jn. 6:5]
Felipe era muy quieto, nunca tenía mucho que decir. Nuestro Señor
trató de hacerle hablar en esta ocasión en particular. Usted notará que
al parecer Felipe y Andrés se habían juntado. Hallamos a Andrés en el
versículo 8: Uno de Sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro,
le dijo...

91
• J. Vernon McGee •

Andrés y Felipe evidentemente eran hombres muy activos, muy


ocupados, pero simplemente no hablaban mucho. No se oye hablar a
ninguno de los dos. Sin embargo, Andrés es quien trajo a Simón Pedro
al Señor, y usted notará más adelante, que los griegos vinieron a Felipe
y a Andrés cuando quisieron ver a Jesús. Felipe se juntó con Andrés
para enterarse de lo que debían hacer. Por tanto aquí, los hallamos
juntos.
¿Será que nuestro Señor está pidiendo consejo? Amigo, permítame
decirle que Él nunca pidió consejo a nadie. ¿Por qué, entonces le hizo
esta pregunta a Felipe?
Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que
había de hacer. [Jn. 6:6]
Estaba probando a Felipe. De modo que Felipe contempló esa
multitud que llegaba a cinco mil hombres, además de miles de mujeres
y niños. Calculo que debe haber habido allí, unas quince mil personas,
por lo menos. Amigo, ésa era una multitud regular, especialmente en
aquella tierra y en aquel entonces. Cuando Felipe la vio llegando, no
estaba pensando en ningún milagro.
Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no
bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.
[Jn. 6:7]
¿Cómo es que Felipe llegó a esa cantidad de dinero? ¿Qué quiso decir
con doscientos denarios? Bueno, creo que eso era todo lo que tenían
en la tesorería en aquel entonces. Probablemente Judas había dado
su informe de tesorería aquella mañana, y eso era todo lo que tenían.
Felipe miró pues, a esa multitud, y luego pensó en lo que tenían en
la bolsa de la tesorería, y dijo que doscientos denarios de pan, pues,
no sería suficiente para que toda esa multitud comiera. Un denario
valía aproximadamente de 16 a 20 centavos de dólar. Aquellos
doscientos denarios, pues, habrían tenido un valor de entre treinta
o cuarenta dólares. Amigo, ¡No les era posible alimentar a quince
mil personas con sólo cuarenta dólares! Los otros evangelistas dicen
que los discípulos trataron de aconsejar al Señor Jesús. Quisieron ser
miembros de la Junta Directiva.
Le dijeron: “¿Por qué no mandas que se vaya la multitud?” Pero

92
Juan Un Comentario

nuestro Señor les respondió: “No voy a mandar que se vayan.


Voy a mandar que se sienten en grupos y voy a darles de comer”.
Usted puede leerlo en San Lucas 9. Estos mismos hombres que se
habían postulado a sí mismos a la Junta Directiva, luego los vemos
desempeñando el papel de camareros, sirviendo a la multitud. Y eso
es lo que debían de haber estado haciendo todo el tiempo.
Quisiera ahora decir algo que me encuentro en una posición de
decirlo. Hay demasiados hombres en la iglesia hoy en día, que desean
tener un puesto oficial. Quieren servir en la mesa directiva. Quieren
mandar lo que hable el Pastor. Pero, muchas veces, en primer lugar,
no tienen la información que necesitan tener. En segundo lugar, no
tienen el discernimiento espiritual, y, sin embargo, quieren hablar.
No se dan cuenta de que ellos son los que deben hacer la obra del
ministerio. Deben estar testificando para el Señor y sirviendo el pan
de vida eterna. Pero, por lo general, no están testificando nada.
De modo que el Señor le da la motivación para que hable Felipe, y
Felipe dice que no tienen suficiente dinero para comprar pan para
toda esa multitud. Felipe y Andrés estaban juntos, y Andrés es el que
habla ahora.
Aquí está el muchacho, que tiene cinco panes de cebada
y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? [Jn. 6:9]
¿Se da cuenta? Andrés había estado caminando entre la multitud y
había estado estudiando la situación. ¿Puede usted ver allí a Andrés
y a Felipe, juntos? Felipe dice que el dinero en la tesorería no era
suficiente para alimentar a toda esa multitud. Andrés por su parte,
dice que todo lo que pudo encontrar era un muchachito con cinco
panes de cebada y dos pececillos. Recuerde usted que no se trata
aquí, de los grandes panes de molde que se venden ahora en los
supermercados. Era más bien, como los pancitos que se compra por
docena, o de aquéllos que se usan para las hamburguesas. Eso era todo
lo que el pobre Andrés había podido encontrar. Y, por lo tanto, se
abatió y pregunta: “¿Qué es esto para tantos?”
Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había
mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en
número de cinco mil varones. [Jn. 6:10]

93
• J. Vernon McGee •

Permítame dirigir su atención sobre el hecho de que había allí cinco


mil hombres. Creo que sería posible juntar una mujer y un niño
con cada hombre y llegar así a la cifra de unas quince mil personas.
El Señor Jesús alimentará a la multitud. Aquí hay algo que creo es
interesante. Si usted tiene quince mil personas para darles de comer,
eso de veras es una responsabilidad grande. Si tiene cinco panes y dos
pececillos, más los doscientos denarios que igualan a unos cuarenta
dólares, entonces, amigo, éstos son los recursos disponibles.
Si un comité hubiera entregado un informe de aquellos haberes y
de aquella responsabilidad, quizá habrían dicho: “No hay nada que
se pueda hacer”. Alguien ha definido a un comité como un grupo de
personas, las cuales individualmente no pueden hacer nada, pero que
juntas pueden decidir, que nada se puede hacer. O, también que, un
comité es un grupo de personas que anotan las minutas, y desperdician
las horas. Pues bien, aquí está el informe del comité. Tenemos
doscientos denarios, cinco panes y dos pececillos, pero son quince mil
personas las que tienen hambre. Pues, no podemos hacer nada.
Como usted ve, lo que les faltaba en esta ecuación es lo que llamamos
las matemáticas de un milagro. Les faltaba Jesús. Amigo, si usted tiene
cinco panes, más dos pececillos, más Jesús, entonces tiene algo. Pero
sin Él, no tiene nada, absolutamente nada.
Jesús les dijo, pues, que mandaran a los hombres a que se sentaran.
Éstos se sentaron. Ahora, el evangelista Marcos, enfatiza en su relato,
el hecho de que se sentaron por grupos. Es decir, cada uno de los
grupos de personas que habían venido de cierta región, todos se
sentaron juntos. Puede que se hayan distinguido estos grupos, por sus
vestidos de cierto color, que indicase su región. El caso es que todo lo
que hizo nuestro Señor, fue hecho decentemente y con orden. Creo
que, si usted pudiera haberse sentado en la colina, al otro lado de
donde estos grupitos se sentaron, habría visto algo muy bello. Debió
haber sido hecho con orden, porque era nuestro Señor quien lo hacía.
Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias,
los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre
los que estaban recostados; asimismo de los peces,
cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a
sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para

94
Juan Un Comentario

que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron


doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada
sobraron a los que habían comido. [Jn. 6:11-13]
Un profesor universitario, de estos liberales que no creen en todo
lo que Dios ha dejado revelado aquí en Su Santa Palabra, trató
de explicar una vez, este milagro. Dijo que era que los discípulos
previamente habían reunido estos panes y peces, y que los habían
guardado en una cueva, a fin de que el Señor Jesús simplemente se
volviera atrás, hacia aquella cueva y luego los discípulos simplemente
se los pasaban debajo de Su brazo, bajo Su túnica suelta. Algo así
como si fuera un tipo de truco, un abracadabra, y luego los sirvió. Lo
único que aquella explicación tenía de malo, era que no era práctica.
Necesitamos tener más fe para creer tal supuesta explicación, en vez
de aceptar los hechos, tal como realmente ocurrieron. En primer
lugar, permítame preguntarle, amigo, ¿dónde en aquella región
encontrarían una panadería que pudiera preparar tantos panes?
Y, ¿dónde conseguirían tantos peces, en tan poco tiempo para esta
ocasión? No tenemos indicio alguno de que Andrés y Pedro hubieran
estado pescando. Esta “explicación” pues, es tan absurda como
ridícula, como usted bien lo puede ver.
La explicación entonces es que aquí ocurrió un milagro. Cuando
usted incluye a Jesús en esto, y lo suma en la columna de los haberes,
usted tiene más de lo suficiente. El hecho es que tiene doce cestas de
pedazos que sobran. Ahora, eso no quiere decir que eran migajas.
Hay quienes creen que, quizá una persona mordía un sándwich, y
al ver otro más grande, pues ponía el que había mordido a un lado,
para coger el más grande. Así los pedazos serían aquellos sobrantes
que habían sido comidos parcialmente. Pero, eso no es verdad. Había
doce cestas de sobrantes que no habían sido tocados, amigo. Ahora,
¿sabe usted lo que eso significa? Significa que la multitud tomó todo
lo que quiso comer. No se olvide que muchos hombres de aquel
entonces sufrían hambre. Había muchos entre la multitud aquel día y
en aquella tierra, que por primera vez en sus vidas, llenaron de veras
sus estómagos. ¿No ve amigo, que cuando el Señor Jesús hace algo, lo
hace bien?

95
• J. Vernon McGee •

Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús


había hecho, dijeron: Éste verdaderamente es el profeta
que había de venir al mundo. Pero entendiendo Jesús que
iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió
al monte él solo. [Jn. 6:14-15]
Vemos aquí, sin lugar a dudas, que estaban siguiendo a Jesús, porque
hacía milagros. Y creo que, para poder salir de aquella multitud, Jesús
hizo otro milagro. La razón por la cual se apartó de la multitud era
porque querían hacerle Rey. Ahora, alguien dirá, bueno, “¿y no es
Rey?” Sí, es verdad que vino como Rey para ser Rey. Pero ésta no es
la ruta por la cual llegaría a Su Majestad. No es mediante el estómago
lleno. Es mediante el corazón obediente. Será sobre obedientes que Él
reinará. De paso, note que ellos también tendrán el estómago lleno.
Amigo, no carecerán de nada. Pero ésa no es la ruta por la cual Jesús
llega a Su Majestad.
Recuerde lo que dice Jn. 2:24-25: Pero Jesús Mismo no se fiaba de
ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le
diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.
Los hombres hoy en día todavía quieren tener un Rey que les dé pan.
Nuestro Señor no hará eso. Aunque ha alimentado esta multitud y
ha suplido su necesidad, y la ha atendido, no será Soberano según los
términos de la multitud. Amigo, la única manera en que Él vendrá
a usted y a mí, es según Sus propias condiciones, y no las nuestras.
Debemos venir a Él según Sus términos y satisfacer Sus requisitos.
Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, Y
entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia
Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido
a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que
soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o
treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y
se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas Él les dijo:
Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron
en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde
iban. [Jn. 6:16-21]
Los otros evangelistas nos dicen que, en seguida hizo a los discípulos
entrar en la barca para cruzar el mar, mientras que Él subía al monte

96
Juan Un Comentario

para orar. Ya he mencionado que Jesús estaba en las inmediaciones de


los cerros de Golán, y que éstos tienen unos mil metros de altura. Un
viento de aquéllos que viene de sopetón apareció en el mar de Galilea.
Le digo amigo, que ésta era una verdadera tempestad. Cuando
ya estaban a unos 25 a 30 estadios en el mar, ya estaban a medio
camino. Fue en medio del mar que vieron caminar a Jesús sobre el
agua. Tuvieron miedo, porque no le conocieron. Esto es algo. No le
reconocieron de ninguna manera.
Los críticos que pregonan una teología liberal tratan de explicar este
milagro, diciendo que la barca permanecía en la tierra, y que por lo
tanto Jesús en realidad, andaba por la orilla, pero que los discípulos
creían que estaba caminando sobre el agua. Amigo, permítame decirle
que Juan había sido pescador en este mar de Galilea y lo conocía
bien, e hizo mención específica de su posición en el mar, a fin de que
supiéramos que no estaba cerca, ni mucho menos en la orilla.
Jesús vino hacia ellos en medio de la tempestad. Y así es como Él
viene a los Suyos hoy en día. Siempre se acerca a una persona en la
hora de prueba y tristeza. No sé por qué es que a veces espera hasta la
medianoche, hasta cuando las olas se están agitando. Quizá sea porque
éste es el único momento en que estamos dispuestos a escucharle.
El versículo 21, concluye diciendo: ...la cual, es decir la barca, llegó
enseguida a la tierra donde iban. Es posible que Juan quiera decir,
que sin demora alguna llegaron al otro lado del mar, puesto que el
agua ahora se había calmado. Es posible que sea el lenguaje de amor
diciendo que con Jesús a bordo y la tempestad calmada, parecía ser
que llegaron en seguida. O, bien, puede ser otro milagro, que, al
entrar Jesús, la barca cruzó milagrosamente.

Jesús da un discurso sobre el Pan de Vida


El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar
vio que no había habido allí más que una sola barca, y
que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos,
sino que éstos se habían ido solos. Pero otras barcas
habían arribado de Tiberias junto al lugar donde
habían comido el pan después de haber dado gracias el
Señor.

97
• J. Vernon McGee •

Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus


discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum,
buscando a Jesús. [Jn. 6:22-24]
Al parecer, Jesús y Sus discípulos habían llegado de la parte sur del mar
de Galilea. Parece que Jesús había alimentado a la multitud cerca de
Tiberias. Luego, habían llegado por barca a Capernaum.
Ahora, ésta es la primera vez que Juan usa la expresión: después de
haber dado gracias el Señor, y ésta es también la primera vez, que Juan
lo llama Señor. Como ya hemos visto, la palabra corriente aquí para
Él es “Jesús”. Él es el “Verbo hecho carne”. (Véase Jn. 1:14) Ahora,
¿Quién es ese Verbo? Pues, es Jesús. El ángel dijo: ...y llamarás Su
nombre JESUS, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados. (Mt.
1:21) Ahora, lo que realmente quería toda esta gente, era saber cómo
le había sido posible a Jesús, apartarse de ellos.
Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí,
¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De
cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis
visto las señales, sino porque comisteis el pan y os
saciasteis. [Jn. 6:25-26]
Jesús no responde directamente su pregunta. Penetró debajo de la
superficie del verdadero motivo por el cual le buscaban. La palabra
que usó no era literalmente “pan”, sino “forraje”. Dice que comieron
el forraje y que quedaron saciados. Su único interés era el de llenar el
estómago.
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la
comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo de
Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. [Jn.
6:27]
Permítame poner esto en un lenguaje más corriente. Ésta no es una
traducción, sino más bien, una manera de sacar el sentido. Permítame
decirlo así: “Dejad de trabajar por la comida que perece, pero trabajad
por la comida que permanece para la vida eterna, la comida que el Hijo
del Hombre os dará; porque en Él, Dios el Padre ha puesto Su sello”.
Usted recordará que éste es el mismo tipo de acercamiento que
nuestro Señor usó con la mujer samaritana, allá junto al pozo. En

98
Juan Un Comentario

aquella ocasión, Jesús se constituyó en el Agua de Vida. Aquí, Él es el


Pan de Vida. Estas dos cosas son esenciales. El pan y el agua son muy
importantes para poder mantener la vida. Él es tanto el Pan, como
el Agua. Note usted, que Él es estas dos cosas ordinarias. También
es el Verbo, y el Verbo fue hecho carne. ¿Cómo entonces podemos
conocer a Dios, y qué podemos saber acerca de Dios? Jesús, el Verbo,
llega a donde estamos y nos toca y se comunica con nosotros de una
manera que podemos entender. Él dijo que Él es el Agua y que Él da
agua viva. Dijo también que Él es Pan. Ahora, nosotros sabemos lo
que es el agua y sabemos lo que es el pan.
Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en
práctica las obras de Dios? [Jn. 6:28]
En otras palabras, están preguntando en cuanto a lo que pueden hacer
para ser salvos. Quieren hacer algo porque el hombre siempre ha
creído que, si simplemente pudiera ocuparse en hacer alguna cosa,
podría ser salvo. El hombre se cree enteramente capaz de lograr su
propia salvación. Se cree competente para hacerlo y cree que Dios va
a aceptar sus obras. Pero, fíjese usted con cuidado, lo que es la obra de
Dios.
Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que
creáis en el que él ha enviado. [Jn. 6:29]
¿Se fija usted? La obra de Dios no consta en hacer lo que es mandado
por Dios, sino en aceptar lo que ha sido hecho por Dios. En otras
palabras, es lo que Dios ha hecho y no lo que usted hace. Es la obra de
Dios y no las obras del hombre. Ésta es la obra de Dios, que creáis en
el que Él ha enviado. Él está diciendo que Dios provee la comida. Él
es quien ha provisto esa comida para nosotros hoy en día. Nosotros
debemos comer de ella. Él extiende una invitación a un banquete. Él
dice: “Vayan a las salidas de los caminos para decirle a todo el mundo,
que están invitados a venir”. Es una comida gratis, pero sucede que es
una comida espiritual.
Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para
que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? [Jn. 6:30]
Permítame decir, amigo, que esto revela la dureza del corazón
humano. Aquí estaban los hombres que habían sido alimentados

99
• J. Vernon McGee •

milagrosamente por nuestro Señor Jesucristo, cuando Él alimentó a


los cinco mil, y ellos ahora le dicen: “Danos señal. ¿Qué obra haces?”
En otras palabras, no querían creer en Él de ninguna manera. Y ahora
hablan en cuanto al pan material.
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo:
De cierto, de cierto, os digo: No os dio Moisés el pan del
cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es aquél que descendió del cielo y
da vida al mundo. [Jn. 6:31-33]
Ellos dicen, que Moisés le dio maná al pueblo. Pero, la verdad es que
Moisés no fue quien les dio el maná, sino Dios. No fue una comida que
les dio una sola vez. Dios les alimentó todos los días durante cuarenta
años. Esta gente quiere ser alimentada, y eso es lo que buscan. Jesús les
asegura que el maná daba vida en aquel entonces y que era un regalo
de Dios. El maná les dio la vida física a los que viajaban por el desierto,
pero el Señor Jesús da la vida espiritual.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. [Jn. 6:34]
La reacción de estas personas es idéntica a la de la mujer samaritana.
Ella pidió agua, pero estaba realmente pensando en el agua del pozo,
pues ella dijo que jamás tendría que venir al pozo para sacar agua
de nuevo. Nuestro Señor pasó algunos momentos levantando y
desviando el pensamiento de la mujer samaritana, de aquel pozo, hacia
el agua espiritual. Aquí, también hace un esfuerzo similar por cambiar
los pensamientos de estas personas, de su hambre física, hacia su
necesidad del pan espiritual, que da vida espiritual.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene,
nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed
jamás. [Jn. 6:35]
Cristo juntó las dos cosas: el pan y el agua. Cristo es el maná. Él
es quien bajó del cielo y quien dio Su vida por el mundo, a fin
de que nosotros, usted y yo, amigo, tuviéramos vida. Esto es la
salvación. También veremos que Él es el Pan que debemos comer
constantemente, a fin de que crezcamos.
El maná era un alimento milagroso que satisfizo. Cuando entraron

100
Juan Un Comentario

en la tierra prometida, les fue dado el fruto de la tierra, lo cual es


la Palabra de Dios. Créame, amigo, que hay muchos hoy en día, a
quienes no les gusta “el fruto de la tierra”.
Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí
viene, no le echo fuera. [Jn. 6:36-37]
Jesús les pregunta si en verdad quieren pan. Si quieren pan, Él es
el Pan de Vida. Pero, lo han visto y no creen. Han rechazado el
verdadero Pan.
El versículo 37 es muy importante. Hay muchos argumentos
teológicos hoy en día, en cuanto a la predestinación y al libre albedrío.
No me propongo reconciliar estas dos doctrinas, porque bueno, no
me es posible hacer esto.
La predestinación y el libre albedrío son dos doctrinas que se
encuentran en este versículo. Dice: Todo lo que el Padre Me da,
vendrá a Mí. Esto declara la verdad de la predestinación. Ah, pero
¡espere un momento! La próxima frase dice: ...y al que a Mí viene, no
le echo fuera. Y también esto es verdad. Jesús enseña aquí que Dios
respeta nuestro libre albedrío. Amigo, las dos son verdades, pero no
sabemos cómo reconciliarlas. El Padre Me da, es verdad, pero uno
tiene que venir. Y, al parecer, los que vienen a Jesús son los que el
Padre le da. Usted y yo amigo, estamos aquí abajo y no vemos lo que
pasa en el cielo. No sabemos cómo es que Dios maneja este calculador
de la predestinación. Pero estoy seguro, que ¡Dios es quien oprime el
botón! No lo comprendemos, pero también sabemos esto, que Dios
nos ha dado a cada uno, a mi y a usted, un libre albedrío, y que somos
responsables de cómo lo ejercemos.
Se cuenta que el gran predicador Spurgeon, predicaba que todo
aquél que quiere, puede venir, y así también predico yo. Alguien
le dijo a Spurgeon una vez: “Si yo creyera como tú crees en cuanto
a la predestinación, yo no predicaría como tú”. A esto, Spurgeon
respondió: “Si el Señor hubiera puesto una raya amarilla en las
espaldas de los predestinados, yo saldría por la calle alzando las
camisas de las personas y al hallar aquéllos que tuvieran la línea
amarilla, pues les daría el mensaje del evangelio. Pero Dios no lo

101
• J. Vernon McGee •

hizo así. Me dijo que fuera a predicar a toda criatura, y todo aquél que
quiere, puede venir. Esto es lo que dice Jesús en nuestro versículo:
...y al que a Mí viene, no le echo fuera. Por lo tanto, amigo, se puede
discutir en cuanto a la predestinación todo lo que se quiera, pero
siempre se puede venir. Y si uno viene, tiene la promesa solemne de
Cristo Mismo, de que no le echará fuera.
Alguien preguntará: “Quiere usted decir, que si no soy predestinado,
¿todavía puedo venir?” Amigo, si usted viene, será predestinado. ¡Cuán
tremendo es esto!
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. [Jn. 6:38]
Cuán maravilloso es esto, que la voluntad de Dios sea que usted
venga. Sí, amigo, ésta es la voluntad de Dios y de eso, estoy seguro.
Jesucristo dijo: “Yo he venido del cielo porque es necesario que el Hijo
del Hombre sea levantado”. Pero, es necesario también que usted,
nazca de nuevo. Él vino para hacer la voluntad del Padre en todo, y es
la voluntad de Dios que usted, sea nacido de nuevo. Usted tiene que
venir a Él, amigo, ésa es la única manera. Tiene que venir al Señor
Jesús por la fe.
Y ésta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que
de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo
resucite en el día postrero. [Jn. 6:39]
El término “predestinación” se aplica solamente a los que ya han
sido salvados. Significa exactamente lo que Él dice aquí. Cuando
una persona acepta a Cristo es justificada, y si ha sido justificada, es
igualmente segura que será glorificada. Cuando Jesús comienza con
cien ovejas, termina con cien ovejas. No pierde ninguna. Eso es lo
que esto significa. Todos los que creen en Cristo tienen vida eterna, y
todos serán resucitados en el día postrero.
Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo
le resucitaré en el día postrero. Murmuraban entonces
de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que
descendió del cielo. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de
José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo,
pues, dice éste: Del cielo he descendido? [Jn. 6:40-42]
102
Juan Un Comentario

No había duda alguna aquí, que Jesús les está enseñando que Él era
Dios y que había descendido del cielo. Permítame decirle, que en esta
sección Él está enseñando Su nacimiento virginal. Hay quienes dicen
que el Señor Jesús nunca enseñó Su nacimiento virginal. ¿Qué es lo
cree usted que está diciendo aquí, amigo? Los judíos entendieron
muy bien lo que Él decía. Preguntaron cómo podía ser verdad lo que
Él decía, siendo que conocían a Su padre y a Su madre. ¿Cómo podía
haber bajado del cielo? Bueno, fue por Su nacimiento virginal. Como
el ángel le dijo a María, fue el Espíritu Santo quien concibió aquel
Santo Ser en ella. (Véase Lc. 1:35) Esta sección aquí mismo es un
complemento, o una confirmación del nacimiento virginal, y necesita
ser añadida a las otras porciones de la Escritura que lo tratan.
Del cielo he descendido: Ésa es la historia de la Navidad. “Glorias
magníficas El dejó, para buscarme a mí. Sólo Su incomparable amor le
hizo venir aquí”. Vino de la gloria del cielo. Descendió del trono para
ascender a la cruz por usted y por mí, amigo. Esto lo hizo mediante
el nacimiento virginal. Ésa es la historia de la Navidad, y amigo, no
habría ninguna historia navideña sin este nacimiento virginal.
Aquí, pues, los que escuchaban a Jesús entendieron inmediatamente y
preguntaron: “Bueno, ¿y, no es éste Jesús, el hijo de José?” Ellos creían
que conocían a Su padre y a Su madre, pero la verdad es que no los
conocían. Porque Jesús no era el hijo de José. El había descendido del
cielo.
Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no
le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. [Jn. 6:43-
44]
Ésta es la elección divina. ¿Quiere usted que se la explique? No se la
puedo explicar. Dios le hace a usted, responsable de ello, y usted sabe
que es responsable. Sabe ahora mismo, que usted es el que tiene que
decidir si va a venir a Jesús o no.
Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por
Dios. Así que, todo aquél que oyó al Padre, y aprendió de
él, viene a mí. [Jn. 6:45]
Son casi innumerables los pasajes en el Antiguo Testamento que se
refieren a esto. Por ejemplo, Isaías 54:13, dice: Y todos tus hijos serán
103
• J. Vernon McGee •

enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. Isaías 60:2-


3, declara: Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad
las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista Su
gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los Reyes al resplandor de
tu nacimiento. Hay éstas y muchas otras declaraciones, que dicen que
ellos podían acudir a Dios y que usted puede venir a Él. Estas verdades
son maravillosamente claras. Malaquías 4:2, dice: Mas a vosotros los
que teméis Mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en Sus alas traerá
salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Ésta es
otra referencia clave a esta verdad. “Cada hombre que oye al Padre y
aprende de Él, vendrá a Mí”. Eso es lo que se está diciendo aquí. Ésta
es la verdad central en todos estos pasajes. Si usted escucha la Palabra
de Dios, entonces, vendrá a Cristo.
El resto de este capítulo 6, es tan importante que no me atrevo a
considerarlo sólo en forma general y superficial.
No que alguno haya visto al Padre, sino aquél que vino
de Dios; éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os
digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. [Jn. 6:46-47]
El Único que ha visto al Padre es el Señor Jesucristo. Él aclara, sin
lugar a dudas, que cualquiera que cree en Él, tiene vida eterna. Esto,
amigo, no puede ser expresado de una manera más clara.
Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná
en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende
del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el
pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi
carne, la cual yo daré por la vida del mundo. [Jn. 6:48-
51]
Él vino a esta tierra como el Verbo hecho carne, y va a la cruz para
entregar allí Su vida humana, como un sacrificio, para pagar los
pecados suyos y los míos. Alguien dirá: “Eso es demasiado vívido y
fuerte”. Y eso era lo que decían también en aquel entonces.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne? [Jn. 6:52]
Pensaban en Su carne literal.

104
Juan Un Comentario

Jesús le dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis


la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi
sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió
el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que
me come, él también vivirá por mí. Éste es el pan que
descendió del cielo; no como vuestros padres comieron
el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá
eternamente. [Jn. 6:53-58]
Ésta es una declaración asombrosa. Nuestro Señor está preparando
a estos hombres para aquella última cena, y para la institución de
la Cena del Señor. Al parecer, esto es algo que no debe tomarse en
sentido literal, porque Él estaba allí mismo con ellos. No les dijo que
debían comenzar a comerse Su cuerpo ni a beber Su sangre. Lo que
Él les dice, es que les dará Su vida. En aquel Aposento Alto expresó
claramente, que la sangre es el símbolo de la vida. Como dice en
Levítico 17:11: Porque la vida de la carne en la sangre está. Dios había
enseñado eso a Su pueblo desde el mismo principio, cuando primero
lo sacó de la tierra de Egipto, y allí en el monte Sinaí, Moisés les dio
esta declaración que también es verdad en el sentido médico.
La vida de la carne en la sangre está. Jesucristo indica que derramará
Su sangre sobre la cruz y así nos dará Su vida. Pero nosotros tenemos
que aceptarle y recibirle de una manera muy íntima, muy personal.
La salvación es mediante nuestra aceptación de Su sangre que fue
derramada en la cruz para darnos vida.
Ésta es la base del sacramento de la cena del Señor. Amigo, ha habido
tanto desacuerdo entre los creyentes en las iglesias por todas las
edades, en cuanto a la interpretación de la cena del Señor, como lo ha
habido en cuanto al bautismo. No creo que hayan luchado tanto en
cuanto a la Santa Cena, pero el desacuerdo todavía existe.
“Hoc est corpus Meum”—“Esto es Mi cuerpo”. Cuando les dio el pan
en la cena allá en el Aposento Alto, Él dijo: Esto es Mi cuerpo. (Lc.
22:19) Ahora, ha habido diferentes maneras de interpretar estas

105
• J. Vernon McGee •

palabras, según la palabra que se enfatice.


Hay quienes enfatizan la palabra “esto”. Por ejemplo, dicen: Esto es
Mi cuerpo. Dicen que es posible transformar ese pan en la misma
carne de Cristo. Bueno, amigo, no creo que nuestro Señor enseñara
el canibalismo ni nada parecido. Creo más bien, que el problema ha
resultado al darle el mayor énfasis a la palabra que no debe tenerlo.
Hay también quienes afirman que es “por, con y en el pan”, que uno
recibe el cuerpo de Cristo. Nuevamente, permítame decir amigo, que
creo que esa afirmación, yerra en cuanto a lo que nuestro Señor en
verdad ha querido decir.
Hay aún quienes sostienen la posición de Zwingli. Él era otro de los
reformadores y le dio una interpretación espiritual. Él creía que era
simplemente un símbolo, solamente un rito religioso y nada más.
Según este punto de vista, Jesús nos mandó a cumplir el rito y por eso
lo cumplimos. Creo que probablemente ésta es la interpretación que
la mayor parte del protestantismo le da hoy en día. Pero francamente,
creo que es tan errada en cuanto a la interpretación de la cena del
Señor, como las dos anteriores.
Esto es Mi cuerpo. Calvino pone el énfasis sobre la palabra es. La fe
reformada siempre ha puesto el énfasis en esta palabra, y la iglesia
primitiva puso el énfasis también allí. El pan es pan, y siempre
será pan. No se puede cambiar. El vino es siempre vino y no hay
ningún milagro que ocurra allí. Uno no recibe el cuerpo de Cristo
por cumplir un rito. Sin embargo, la Santa Cena es más que un rito,
y en verdad hay una bendición espiritual allí. Un profesor de un
Seminario decía que la cena del Señor es “pan en la boca, pero Cristo
en el corazón”. Y amigo, creo que hay una bendición espiritual que
resulta de la celebración de la cena del Señor. Creo que Dios le ayuda
espiritualmente por su obediencia en observar la cena del Señor. No
se trata de algo misterioso o mágico. Tampoco es un rito vano el que
cumplimos. Es de profundo significado y proporciona una bendición
espiritual para el corazón del que la observe.
Creo que eso es lo que nuestro Señor le está diciendo aquí a esta gente.
Una relación íntima y verdadera con Él es lo importante. Cuando
comieron el maná en el desierto, eso era una cosa temporal. Pero Jesús

106
Juan Un Comentario

tiene algo que es eterno, y eso es la vida que Él proporciona, al darnos


Su propia vida. Dice en el principio de este evangelio que: En Él
estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. (Jn. 1:4)
Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en
Capernaum. Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron:
Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús
en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les
dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del
Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el
que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras
que yo os he hablado son espíritu y son vida. [Jn. 6:59-
63]
Amigo, hubo aquí una reacción a lo que Jesús había dicho. Note la
reacción de algunos grupos que estaban allí. Jesús les dice que no le
van a comer literalmente porque Él regresará al cielo. La carne para
nada aprovecha, pero el Espíritu es el que da la vida. Por tanto, amigo,
es obvio que no está hablando en cuanto a Su cuerpo en sentido
literal. Pero cuando por la fe participamos de la cena del Señor, y yo
siempre gusto de la copa dulce; nos recordamos que Él bebió la copa
amarga por mí y por usted en la cruz, para que pudiéramos beber esta
copa dulce. Esa copa dulce sirve para recordarnos, que Él derramó Su
sangre por nosotros, y esto amigo, es una gran bendición espiritual.
Las palabras que os he hablado son espíritu y son vida, dice en el
versículo 63. Siempre que he participado en un servicio en el cual se
sirve la cena del Señor, se ha leído porciones de la Palabra de Dios y
me parece una práctica procedente y apropiada, pues la Palabra de
Dios, bendice los corazones de los hermanos. ¿Por qué? Porque las
palabras del Señor Jesús son espíritu y son vida.
Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús
sabía desde el principio quiénes eran los que no creían,
y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho
que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del
Padre. [Jn. 6:64-65]
Pero recuerde usted ahora que tiene que juntar con estas palabras la
frase: “todo aquél que cree puede venir”. Porque depende de usted,
amigo.

107
• J. Vernon McGee •

Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás,


y ya no andaban con él. [Jn. 6:66]
Se puede ver aquí que en medio de ese grupo ya había los enemigos,
principalmente entre las autoridades religiosas, que eran hostiles
a Jesús. También estaban allí los discípulos, y entre los doce estaba
Judas. Los doce estaban entre un grupo más grande de discípulos. Por
tanto, en este tiempo había cuatro opiniones en cuanto a Él. Muchos
de estos discípulos, según dice aquí, se volvieron atrás. Ahora, los doce
no estaban entre ellos.
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros
también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. [Jn.
6:67-68]
Ésta es una declaración maravillosa de parte de Simón Pedro. La
pregunta que él hace es excelente. Sé que muchas veces estoy hablando
a creyentes. Pero si usted amigo, dice hoy que el Señor Jesús no es
su Salvador y que Él no suple sus necesidades en manera alguna,
entonces permítame preguntarle: ¿A quién irá? Hay tantos hoy en día,
que se encuentran tristes, insatisfechos, desilusionados. Van en todas
direcciones buscando la luz y realmente la buscan. Pero permítame
repetir la pregunta de Simón Pedro: ¿A quién iremos? El Señor Jesús,
amigo, es el Único que tiene palabras de vida eterna.
Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente. Jesús le respondió: ¿No
os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros
es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón;
porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los
doce. [Jn. 6:69-71]
En verdad este hombre Judas Iscariote es un gran misterio. Aquí,
nuestro Señor le incluye con los doce y dice que Él le había escogido.
Sin embargo, añade que Judas era diablo, lo cual probablemente
significa endemoniado, y éste era el hombre que le iba a traicionar.
Creo que, por todo su camino, nuestro Señor le dio toda oportunidad
posible a Judas, para tomar una decisión de aceptar y seguir a Cristo,
fielmente. Es difícil interpretar una maldad como ésta. Es uno de los
misterios. La maldad, siempre es un misterio. Esto es precisamente lo

108
Juan Un Comentario

que hace que la maldad, sea tan atractiva. Supóngase usted que ahora
mismo le decimos que tenemos dos palitos. Y le decimos que uno de
los palitos, es perfectamente recto porque es una regla. Ahora, ¿puede
usted imaginarse la apariencia de esta regla? Estoy seguro de que no
tendría ninguna dificultad en imaginarlo, porque una regla puede ser
recta de una sola manera. Ahora, supóngase usted que le decimos que
también tenemos en la mano, un palito torcido. Si le pedimos que
dibuje una descripción de cómo cree usted que ese palito esté torcido,
pues quizá dibujará usted un palito torcido de mil maneras. Porque
puede ser torcido de mil maneras.
Es que, la maldad, tiene un misterio en cuanto a su naturaleza. Debo
confesar que este hombre Judas Iscariote, camina así a través de las
páginas de la Escritura. Es difícil interpretarlo. Aquí, nuestro Señor
habla esta cosa extraña en cuanto a él, diciendo que es diablo. Qué
contraste a esto presenta el testimonio de Simón Pedro. El dijo:
...nosotros hemos creído y conocemos que Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios Viviente. Amigo, ¿puede usted decir genuinamente, lo que
dijo Simón Pedro?

109
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 7

Jesús enseña en el templo en la fiesta de tabernáculos (quinta palabra)


Este capítulo contiene las maravillosas verdades de que Jesús es el
Agua de Vida y que promete dar el Espíritu Santo, a aquéllos que
creen en Él.
Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues
no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban
matarle. [Jn. 7:1]
Después de estas cosas es una expresión común de Juan, quien nos está
dando una descripción cronológica de la vida terrenal de Jesucristo.
Los eventos del capítulo 6 tuvieron lugar en el mar de Galilea, pero
antes Jesús había estado en Jerusalén, donde hubo la controversia
en cuanto a Él, en el estanque de Betesda. Parece que los eventos del
capítulo 6 acontecieron como un año antes de la crucifixión, alrededor
del mes de abril del año 29 d.C. Los eventos del capítulo 7 tienen
lugar en octubre, o sea unos seis meses después. Mateo 15-18, 7-9 de
Marcos, y el 9 de Lucas, todos relatan incidentes que acontecieron
durante este período. Durante el último año de Su ministerio, Jesús
limitó Sus actividades a la región de Galilea. Dice que no andaba más
en Judea, porque allí las autoridades religiosas habían tramado un
complot para matarle. Pero Jesús está siguiendo un horario divino
que Su Padre le había dado, y estos hombres no podían tocarle hasta
cuando llegara Su hora. Ahora estamos entrando en los últimos seis
meses de la vida de Jesús y el primer incidente que Juan registra de
aquel período, es éste que ocurrió durante la fiesta de los tabernáculos.
El primer versículo, en verdad es una revelación. Hay mucha
conmoción en cuanto a la persona de Cristo. Seis meses más tarde
la agitación se cambiará en frenesí, y resultará en la muerte de Jesús
en la cruz. Amigo, todavía vemos la misma agitación en este mundo.
Todavía hay más diferencias de opinión en cuanto a Jesucristo que
en cuanto a cualquier otra persona que jamás haya vivido. Jesucristo
continúa siendo un foco de controversias y todavía son muchos los
que blasfeman y lanzan acusaciones terribles contra Él. Es contencioso.

110
Juan Un Comentario

Jesús eligió pues, este tiempo de conmoción y agitación, para


abandonar Su costumbre de quedarse fuera de Jerusalén, y así subió a
Jerusalén. Subió porque era la fiesta de los tabernáculos.
Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos.
[Jn. 7:2]
Había tres fiestas en Jerusalén. Tres fiestas que requerían la asistencia
obligatoria de todo varón. Nuestro Señor cumplió toda la ley, y
por tanto subió a Jerusalén durante las fiestas de la pascua, de los
tabernáculos y de Pentecostés. La fiesta de los tabernáculos se
describe en Levítico 23. Ésta era una fiesta de gran alegría porque el
pueblo de Israel celebraba su gran liberación y salida de la tierra de
Egipto, y recordaba los años en que tuvo que habitar en tiendas en
el desierto. Es una fiesta de tiendas, carpas, o tabernáculos. Durante
esta celebración acampaban en tiendas. Había el son de trompetas, y
la ofrenda de los becerros. Además, vertían agua en el templo, y una
porción doble en el último día, para recordarles que Dios les había
dado agua de la peña en el desierto. Éxodo 17 describe este incidente.
Para esta celebración sacaban el agua del estanque de Siloé, y al
parecer vertían grandes cantidades de agua, quizá varios barriles en el
piso del templo.
Aunque esta agua era vertida, debía recordarles del agua que había
salido de la peña, cuando Moisés la golpeó. Veremos que nuestro
Señor usó esta festividad para atraer los hombres hacia Sí Mismo.
Habló en cuanto a Sí Mismo como el Agua de Vida. Si alguno tiene
sed, venga a Mí y beba. (Jn. 7:37) Y todavía esto es cierto hoy en día.
Si usted amigo, quiere Agua Verdadera, venga a Él. Jesús saciará la
sed de su corazón.
En esta fiesta también iluminaban la corte interior con una procesión
de antorchas, que conmemoraba la columna de fuego que les había
guiado al caminar de noche por el desierto. Nuestro Señor, también
se sirvió de esta procesión, para atraer a los hombres hacia Sí Mismo.
Yo soy la Luz del mundo; el que Me sigue, no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida. (Jn. 8:12) Ahora, podemos comprender
que la columna de nube y la columna de fuego que guiaron a los hijos
de Israel, eran tipos de nuestro Señor Jesucristo.

111
• J. Vernon McGee •

Todas las fiestas de Jehová en el Antiguo Testamento han sido


cumplidas, menos la fiesta de los tabernáculos. Ésta será cumplida
cuando nuestro Señor vuelva a la tierra, y en ella está simbolizado el
gran gozo de aquel tiempo.
Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea,
para que también tus discípulos vean las obras que haces.
Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo
en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.
Porque ni aun sus hermanos creían en él. [Jn. 7:3-5]
Estos “hermanos”, que se mencionan aquí, no son discípulos o hijos
espirituales de Jesús, sino Sus medio-hermanos. Sus nombres se
encuentran en Mateo 13:55. Se les menciona como Jacobo, José,
Simón y Judas. Su medio hermano Santiago (Jacobo), es quien escribió
la epístola universal que lleva su nombre en el Nuevo Testamento.
Su medio hermano Judas, es quien escribió la epístola universal que
lleva su nombre. Claro que eso fue mucho después. Pero aquí en
este tiempo, estos hermanos no creían en Él. Éstos son Sus medio-
hermanos según la carne y por lo tanto, le dan consejo, según la carne.
Hacen uso de la sabiduría del mundo. “¿Por qué no subes a Jerusalén?”
le dicen. “Allí al descubierto puedes hacer algo espectacular”.
Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado,
mas vuestro tiempo siempre está presto. [Jn. 7:6]
Ellos aconsejaron a Jesús, basándose en su incredulidad. Pero Jesús
no aceptó su consejo. ¿Se ha fijado usted que Jesús nunca aceptó
consejo? Él andaba según un horario establecido. Era el horario de Su
Padre. Estaba haciendo la voluntad de Dios. No seguía la sabiduría
del mundo. Ni aún apeló a Su propia mente, al decir que simplemente
no creía que era la hora propicia para ir. Andaba según un horario
definido del Padre, y lo siguió fielmente.
Note usted la palabrita “aún” en la frase Mi tiempo aún no ha
llegado. Jesús no dijo que no iría a la fiesta. Simplemente no subiría
públicamente con ellos, para ganar el favor del público, haciendo algo
espectacular como ellos querían que hiciera. Jesús subió en Su propia
hora, y en Su propia manera.

112
Juan Un Comentario

No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí


me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son
malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a
esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea. [Jn. 7:7-9]
El mundo se muestra hostil hacia Cristo. Es porque nuestro Señor
Jesucristo es la Luz del mundo y esa Luz es brillante. Esa Luz revela
todo lo que es malo; revela el pecado; condena al pecador. Por eso
mismo, le odian aún hoy en día. Jesús condena el pecado con Su
Misma presencia, con Su Misma vida. Esto produce una hostilidad
en el hombre porque el corazón del hombre es malo. Jesús fue a la
cruz por Su amor redentor para con el mundo entero a fin de que la
hostilidad en los corazones de los hombres fuera destruida.
Vemos esto de una manera tan clara en la vida de Saulo de Tarso.
Al comienzo, él perseguía a la iglesia. Odiaba al Señor Jesús y a
cualquiera que le siguiera. Pero, cuando conoció al Señor Jesús, su
corazón fue quebrantado. Después de su encuentro con Jesús, Pablo
escribió las siguientes palabras: El cual me amó y se entregó a Sí
Mismo por mí. (Gálatas 2:20)
Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también
subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. [Jn. 7:10]
Probablemente viajó con los discípulos por un camino apartado y
entró en la ciudad por la puerta de las ovejas. Creo que siempre entró
en Jerusalén por la puerta de las ovejas, hasta el tiempo de Su entrada
triunfal, cuando lo hizo públicamente. Para esa ocasión, Jesucristo
en verdad se ofreció a ellos, demandando que, o le aceptaran, o le
rechazaran.
Y le buscaban los judíos en la fiesta, decían: ¿Dónde
está aquél? Y había gran murmullo acerca de él entre la
multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían:
No, sino que engaña al pueblo. Pero ninguno hablaba
abiertamente de él, por miedo a los judíos. [Jn. 7:11-13]
Le estaban buscando y esperando porque la ley requería que viniera a
la fiesta. Había mucha discusión en cuanto a Jesús, pero todo se hacía
en secreto, porque cualquiera que hiciera una declaración a Su favor,

113
• J. Vernon McGee •

pues era atacado. Tal persona corría el riesgo de ser arrestada.


Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. [Jn. 7:14]
De repente, Jesús apareció en el templo. Esta fiesta de los tabernáculos
se halla en el calendario de Dios y representa la venida de Cristo en Su
regreso a la tierra. También nos presenta los eventos y períodos que
conducen a esa venida. Esta fiesta habla de la consumación de todas
las cosas. Jesucristo aparecerá de repente. ...y vendrá súbitamente a
Su templo el Señor a quien vosotros buscáis... (Mal. 3:1) Creo que se
estaba cumpliendo allí esta profecía, pero esta gente le rechazó. Sin
embargo, ésta será cumplida, en Su regreso a la tierra.
Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste
letras, sin haber estudiado? [Jn. 7:15]
¿Ha notado usted, cuántas veces encontramos a Jesús enseñando?
Note usted la prioridad que dio a la Palabra de Dios. Los judíos, y
éstos serían los líderes religiosos, se quedaban asombrados, porque Él
no había tenido ninguna educación formal en las escuelas rabínicas.
Se admiraban que le fuera posible hablar como lo hizo. Aun Sus
enemigos tuvieron que admitir que, ¡Jamás hombre alguno ha hablado
como este Hombre! como veremos en el 7:46.
Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de
aquél que me envió. [Jn. 7:16]
Rechazar el mensaje de Jesús, amigo, es rechazar el mensaje de Dios.
En los capítulos cuatro y cinco, Él insistió en que rechazarle a Él, es
rechazar a Dios. Ahora, favor de no decirme que Él nunca se hizo
igual a Dios. Usted bien puede rechazar el hecho de que Jesús es igual a
Dios, pero nunca podrá decir que la Biblia no declara que Jesucristo es
igual a Dios.
El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la
doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.
[Jn. 7:17]
El que quiera hacer. El Antiguo Testamento: Gustad, y ved que
es bueno Jehová... (Salmo 34:8) Jesús le convida a venir y hacer
la prueba. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la
doctrina es de Dios. Debe haber una actitud de amor hacia la Palabra

114
Juan Un Comentario

de Dios. Alguien ha dicho que el conocimiento humano necesita ser


conocido para poder amarlo, pero que el conocimiento divino tiene
que ser amado para poder entenderlo. Aquí tenemos los pasos: el
conocimiento, el amor, y la obediencia. Esto es lo que Él pide que
hagamos: conocerle, amarle, y obedecerle.
Cuánto nos gusta decirles a los demás, cómo deben hacer tal o cual
cosa. Nos gusta decir lo que pensamos sin saber lo que decimos. Jesús
dice, “¡Gustad al Señor!” El que quiera hacer la voluntad de Dios,
conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por Mi propia cuenta.
Ésa es la maravilla de la Palabra de Dios. Amigo, si usted de veras lo
desea, Dios se revelará a usted por medio de ella.
El que habla por su propia cuenta, su propia gloria
busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es
verdadero, y no hay en él injusticia. [Jn. 7:18]
La cuestión es si los hombres quieren oír a Dios o no. Si quieren
oírle, entonces Dios les hablará por medio de Su Palabra. Luego,
aceptarán a Jesucristo, el que vino para hablar de parte del Padre.
Desafortunadamente los hombres, muchas veces, tienen más interés
en prestar atención a un hombre que busca su propia gloria, antes
que a Dios. Si Jesucristo hubiese tratado de fundar una nueva secta
o religión, estoy seguro de que estos hombres le habrían escuchado.
Pero Jesús no se glorificaba a Sí Mismo; más bien, daba toda la gloria
al Padre, y por lo tanto: ...el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios
2:14) Por eso hay muchos que leen la Biblia y no perciben nada.
¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple
la ley? ¿Por qué procuráis matarme? [Jn. 7:19]
Aquí se ve la hipocresía del legalista, del hombre que dice que el
Sermón del Monte es su religión, o la persona que dice que vive
según los Diez Mandamientos. El Señor Jesús dice: ...ninguno de
vosotros cumple la ley. La ley es un espejo para dejarnos ver que
somos pecadores y que estamos perdidos. La ley es importante y es
la voluntad de Dios. Pero el propósito de la ley era mostrarnos que
somos pecadores y que necesitamos un Salvador. ...la ley ha sido
nuestro ayo, para llevarnos a Cristo. (Gá. 3:24)

115
• J. Vernon McGee •

Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién


procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra
hice, y todos os maravilláis. [Jn. 7:20-21]
Al parecer, no se daban cuenta que había un complot para matar
a Jesús. Esta obra a la cual Jesús se refiere aquí era cuando sanó al
hombre en el estanque de Betesda. Esto había causado antagonismo.
Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque
sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de
reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre
la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de
Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque
en el día de reposo sané completamente a un hombre?
No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo
juicio. [Jn. 7:22-24]
La circuncisión es un rito que data de Abraham y es más antigua
que la ley mosaica. Jesús les está mostrando a ellos la contradicción
entre lo que decían y lo que practicaban. Al tratar de cumplir la ley,
la violaban. Si un niño cumplía ocho días en el día de reposo, estaban
dispuestos a violar el día de reposo para circuncidar al niño. Ellos no
tenían ninguna respuesta a esto que Jesús plantea. Entonces Jesús les
amonesta en cuanto a hacer juicios superficiales. Y ésta es todavía una
dificultad que tenemos hoy en día. Haremos bien en hacer caso de
esta amonestación de nuestro Señor. Estamos propensos a mirar lo de
afuera cuando juzgamos a otros, sin conocer o tomar en cuenta todos
los hechos. Ninguno de nosotros tiene todos los hechos, y por lo tanto
no nos es posible juzgar según un juicio que es justo. Sólo Dios puede
hacer esto.
Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien
buscan para matarle? Pues mirad, habla públicamente,
y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los
gobernantes que éste es el Cristo?Pero éste, sabemos de
dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de
dónde sea. [Jn. 7:25-27]
De nuevo notamos que hubo una división en cuanto a quién era Jesús.

116
Juan Un Comentario

Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y


dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he
venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero,
a quien vosotros no conocéis. Pero yo le conozco, porque
de él procedo, y él me envió. [Jn. 7:28-29]
Jesús está diciendo, “¿Me conocen de veras? Creen que Me conocen.
Me ven, pero realmente no Me conocen. Creen que saben de dónde
vengo, pero en realidad, no lo saben”.
Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó
mano, porque aún no había llegado su hora. Y muchos
de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando
venga, ¿hará más señales que las que éste hace? Los
fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas
cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron
alguaciles para que le prendiesen. Entonces Jesús dijo:
Todavía en poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al
que me envió. Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde
yo estaré, vosotros no podréis venir. [Jn. 7:30-34]
El Señor contestó a los fariseos informándoles que no le prenderían
hasta cuando llegara la hora debida. Luego les dijo que se apartaría
de ellos. Les habló de Su resurrección y Su ascensión. Nunca podrían
ni tocarle otra vez. ¿Ha notado usted que después de Su muerte en
la cruz, no le tocaron sino manos amantes? ¿No lo vieron sino ojos
amantes?
Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde irá éste,
que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los
griegos, y enseñará a los griegos? ¿Qué significa esto
que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo
estaré, vosotros no podréis venir? [Jn. 7:35-36]
Creo que esto es ridículo. No creían que Jesús se podía esconder
de ellos. Llegamos ahora al último día de la fiesta y es el día cuando
vertían una porción doble del agua en el piso del templo. Creo que
Jesús bien pudo haber estado parado con Sus pies en el agua cuando
dijo estas palabras. Estaban celebrando el hecho de que Dios les había
dado agua de la peña durante la larga jornada por el desierto. Pablo
nos dice en 1 Corintios 10:4, que Cristo es aquella Roca.

117
• J. Vernon McGee •

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie


y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y
beba. [Jn. 7:37]
Esto es libre albedrío, amigo. Si alguno… Esto le incluye a usted
también. Dios le está ofreciendo un regalo. La pregunta es: “¿Tiene
usted sed?” Quizá usted haya estado bebiendo de los pozos lodosos
del mundo y ha encontrado que no sacia, que no satisface. Jesús dijo:
Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. Y usted, puede venir a Él para
recibirle como su Salvador personal.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior
correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que
habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no
había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había
sido aún glorificado. [Jn. 7:38-39]
El Espíritu Santo todavía no había sido dado, porque Jesús todavía
no había sido glorificado. El Espíritu Santo no vino sino hasta el día
de Pentecostés. Entonces vino para morar en los creyentes y para
formarlos en un solo cuerpo. La llegada del Espíritu Santo en aquel día
de Pentecostés fue el testimonio de que Jesús había llegado al trono del
Padre.
Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras,
decían: Verdaderamente éste es el profeta. [Jn. 7:40]
Algunos creyeron en Él y se volvieron a Él. Bebieron y fueron
saciados.
Otros decían: Éste es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De
Galilea ha de venir el Cristo? [Jn. 7:41]
Tenemos lo mismo hoy en día. Hay algunos que creen y otros que no
creen.
¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la
aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. [Jn.
7:42-43]
Jesucristo era precisamente del linaje de David y del pueblo de Belén.
Allí fue donde primero llegó a la tierra. Nació en ese miserable mesón,

118
Juan Un Comentario

en ese pueblo tan pequeño. No fue como los cuadros bonitos que
usted ve en las tarjetas de Navidad. Es verdad que nació en Belén,
pero no se quedó allí para Su ministerio terrenal. Si estos hombres en
verdad hubieran querido saberlo, hubieran podido enterarse de que
Su nacimiento tuvo lugar en Belén y que sí cumplió las profecías. Era
pues el Cristo, o sea el Mesías quien les estaba convidando a venir y
a beber, pero ellos rehusaron, colocando por delante esta objeción
infundada. Siempre habrá una división entre los hombres en cuanto a
la identidad de Jesús, hasta cuando El venga a reinar.
Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le
echó mano. [Jn. 7:44]
Ahora, no les fue posible prenderle, porque Su hora aún no había
llegado.
Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y
a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis
traído? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre
alguno ha hablado como este hombre! [Jn. 7:45-46]
¡Qué testimonio dieron estos hombres en cuanto a Jesús! ¡Jamás
hombre alguno ha hablado como este Hombre! El era el Gran
Maestro, pero no es mediante Sus enseñanzas que somos salvos. Nos
salva mediante Su muerte y resurrección.
Entonces los fariseos les respondieron: ¿También
vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él
alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Mas esta
gente que no sabe la ley, maldita es. Les dijo Nicodemo,
el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: ¿Juzga
acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y
sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres
tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca
se ha levantado profeta. Cada uno se fue a su casa. [Jn.
7:47-53]
Este Nicodemo es el mismo que vino a Jesús de noche. Creo que
Nicodemo confió en el Señor aquella noche. Pues, aunque era fariseo
Nicodemo defendió a Jesús. Ellos se mofaron de él, preguntándole:
“¿Eres tú también galileo?” Era como los de las grandes ciudades

119
• J. Vernon McGee •

que se burlan de los campesinos que vienen de un pequeño pueblo o


aldea, para visitar la gran ciudad. Es interesante notar que éstos sabían
las enseñanzas de las Escrituras. Dijeron: De Galilea nunca se ha
levantado profeta.
Estaban ciegos a la verdad, pues Jesús no había venido de Galilea.
Realmente había salido de Belén cuando dejó la gloria y bajó a esta
tierra. El Hijo de Dios salió del cielo, como dice Isaías 9:6: Porque un
niño nos es nacido, hijo nos es dado.
El versículo 53 dice: Cada uno se fue a su casa. Nadie invitó a Jesús a
su hogar. Fue una noche de fiesta, pero Jesús se fue al monte de los
Olivos. Que nosotros sepamos, nunca pasó ni una noche en Jerusalén.
Ahora, ¿Qué le parece a usted todo esto amigo? ¿Entra usted en su
hogar, dejando a Jesús olvidado allá afuera? ¿Ha venido usted para
beber de Él? ¿Le ha aceptado como el que nació para morir por sus
pecados? Si no lo ha hecho, amigo, ahora es el momento preciso de
hacerlo.

120
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 8

Jesús en el templo perdona a la mujer adúltera (sexta palabra)


Este capítulo empieza con el episodio de la mujer sorprendida en
adulterio. Juan usa su método acostumbrado de dar un discurso
después de un incidente como éste. Hubo un conflicto de opinión
entre el Señor y los principales religiosos en cuanto a esta mujer y lo
que se debía hacer con ella. Surge de este incidente, el maravilloso
discurso sobre Jesús la Luz del mundo.
Este incidente de la mujer sorprendida en adulterio, que se encuentra
contenido en los versículos 1-11, no se halla en algunos manuscritos
antiguos y está entre paréntesis en otros. Westcott y Hort lo eliminan
de su texto griego. Nestle lo incluye en su texto griego, pero lo pone
entre corchetes. No se halla en algunos de los mejores manuscritos,
pero se encuentra en otros. Yo sostengo que pertenece al texto y que
los escribas sinceros dejaron de copiarlo porque simplemente no
podían resignarse a aceptar lo que dijo. Por tanto, perdieron una gran
verdad espiritual. Agustín escribe que los escribas creían que esto
podría enseñar el adulterio y así enseñaría a los hombres a pecar, y
por eso lo pusieron en corchetes, o lo pusieron al fin del evangelio.
Por eso lo hallamos de esa manera en algunos de los manuscritos
antiguos. Sin embargo, si leemos el relato con cuidado, veremos que
no condona el pecado. Más bien, condena el pecado. Tenemos una
base escolástica y moral para considerar que es parte de la inspirada
Palabra de Dios.
Y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana
volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él,
les enseñaba. [Jn. 8:1-2]
Recuerde usted que la noche anterior se había reunido el Sanedrín
y que había allí una división de opinión en cuanto a si Jesús era el
Mesías o no. Nicodemo por su parte, le había defendido. Todos se
habían ido a sus casas, pero nadie le convidó a Jesús a quedarse en su
casa. Temprano entonces, por la mañana, Jesús regresó a Jerusalén y
volvió al templo, donde se sentó para enseñar.

121
• J. Vernon McGee •

Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer


sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, Le
dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el
acto mismo de adulterio. [Jn. 8:3-4]
No puedo pensar en algo que pudiese ser más crudo, rudo o brutal,
que este acto de estos principales religiosos. Nuestro Señor estaba
sentado en el templo enseñándole al pueblo. Luego aparecieron estos
principales religiosos acompañados por la gritería del populacho,
trayendo a esta mujer con su cabello despeinado y resistiéndose a ellos.
Es seguro que la actitud de ella era muy desafiante. La multitud en
el templo naturalmente se volvió para ver lo que estaba ocurriendo,
y trajeron a esta mujer hasta el mismo grupo que el Señor Jesús está
enseñando. Allí la arrojaron con fuerza al suelo y luego lanzan su
cruda acusación.
Esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo. Es culpable, no hay
duda de eso. Y lo que ella hizo fue pecado. Finalmente, nuestro Señor
le dijo a ella: Vete, y no peques más. Sin embargo, ellos no tenían
ningún derecho de poner al descubierto su pecado delante de una
multitud, donde ella estaría en peligro de sufrir la violencia por parte
de ellos. Bien sabían la ley. Si un hombre cometiere adulterio con la
mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán
muertos. (Levítico 20:10) ¿Dónde estaba el hombre? El hecho de que
no produjeran al hombre, también indica que ellos no tenían interés
en hacer seguir la ley. Tenían otro motivo en mente. Estos líderes
religiosos eran tan malos como la mujer misma.
Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres.
Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para
poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo,
escribía en tierra con el dedo. [Jn. 8:5-6]
Tenían razón en cuanto a la ley de Moisés y no hay ninguna manera
de modificarla. Esta mujer, debía ser apedreada. Y le presentan un
dilema a Jesús. ¿Contradirá a Moisés? ¿Dirá otra cosa? ¿Ofrecerá
otra explicación? Hicieron esto para tentarle, a fin de que pudieran
acusarle. En realidad, no tenían interés en apedrear a esta mujer. Lo
que querían era apedrear a Jesús. Nuestro Señor lo sabía, y no tenia
necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo

122
Juan Un Comentario

que había en el hombre. (Jn. 2:25)


Esta escena es muy interesante. Arrojan a esta mujer desafiante
delante de Él. La multitud no tenía ningún respeto hacia ella y la
miran maliciosamente. Aumentan su humillación. Ella pues, era
culpable. Pero aún si lo fuese, ésta no era excusa para tratarla de esta
manera. El hecho es que Jesús despide el caso. No se juntará con los
que la acusan. Ni aún la mirará para aumentar su pena. Él se agacha y
escribe exactamente como si ni aún los oyera.
Éste es el único registro que tenemos de que Jesús haya escrito algo.
Cristo es el personaje sobre el cual más libros se han escrito, en pro y
en contra, más que cualquier otro hombre que jamás haya vivido. Sin
embargo, aparentemente Él nunca escribió nada sino esto, en la tierra
del suelo del templo. El viento o los pies de la multitud lo borraron.
¿Qué escribió Jesús? Bueno, no lo sabemos. Pero voy a decirle lo
que creo que escribió. Pusiste nuestras maldades delante de Ti,
nuestros yerros a la luz de Tu rostro. (Salmo 90:8) El pecado oculto
acá en la tierra es un escándalo descubierto en el cielo. ¡Oh Jehová,
esperanza de Israel! todos los que Te dejan serán avergonzados; y
los que se apartan de Mí serán escritos en el polvo, porque dejaron
a Jehová, manantial de aguas vivas. (Jeremías 17:13) Ahora, ¿quién
había dejado al Señor? ¿Esta mujer? Sí, ella le había dejado. Pero ¿qué
de esos líderes religiosos? Bueno, ellos también le habían dejado.
Sus nombres serán escritos en el polvo. Esto es lo que yo creo que
escribió.
Quizá escribió el nombre de una mujer que vivía en Roma. Un viejo
fariseo piadoso había tenido una relación amorosa en Roma cuando
era joven. Su esposa no lo sabía; ninguno en Jerusalén lo sabía. Pero
nuestro Señor conocía a ese individuo. Simplemente escribió el
nombre de la mujer, y al venir para ver lo que había escrito Jesús, el
viejo fariseo de repente se acordó que tenía cita para estar en otra
parte.
Quizá uno de los escribas visitaba con frecuencia a Efeso, y allí
había cierta dirección, la cual Jesús escribió también sobre el polvo.
El escriba la vio escrita y dijo: “¡Caramba!” y se fue. Otro escriba
abandonó a una joven en Galilea estando embarazada, pero él no se

123
• J. Vernon McGee •

había casado con ella, y él creía que nadie sabía nada sobre este asunto.
Creo que el Señor escribió el nombre de la joven y junto al nombre de
ella, el nombre del escriba.
Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les
dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en
arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo
hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al
oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y
quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. [Jn.
8:7-9]
Jesús da los requisitos para ser Juez, y esto es algo que todos nosotros
necesitamos. Podemos tener el derecho de ser jueces de otros, con
tal que cumplamos el requisito, y este requisito es la impecabilidad.
Amigo, yo no sé en cuanto a usted, pero eso me quita de una vez por
todas, el oficio de arrojar piedras.
Un viejo comentarista escocés dice en cuanto a este incidente de
la mujer adúltera, que los viejos salían primero porque tenían más
juicio que los jóvenes. Los jóvenes se quedaron hasta cuando vieron
su propio nombre y luego por fin cayeron en cuenta, y también
salieron. De modo que no hubo ni un solo hombre que se quedara
para apedrear a esta mujer, con la excepción de Uno, y ése fue Jesús.
Él sí pudo haberla apedreado. Todos los demás se habían ido. ¡Qué
hipócritas!
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la
mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?
¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor.
Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques
más. [Jn. 8:10-11]
Esta mujer era culpable de pecado y según la ley de Moisés, en Levítico
20:10, una adúltera debía ser apedreada. ¿Estaba entonces Jesús
anulando el sistema mosaico? Claro que no. Él estaba poniendo Su
cruz entre la mujer y su pecado. Éste, que es el Hijo de la virgen, que se
vio asediado por una nube de incrédulos, va a la cruz aún para cubrir
el pecado de esta mujer. ¡Vino al mundo para ser Salvador!

124
Juan Un Comentario

Son muchos los que creen que se pierden porque han cometido cierto
pecado. Si usted, amigo, es uno que los que cree esto, tengo noticias
para usted. Uno no se pierde por ser asesino, ni por ser mentiroso,
ni por ser ladrón, ni adúltero, ni por cometer otros pecados. Una
persona se pierde sólo porque no cree en Jesucristo. Jesucristo
perdona los pecados, todos los pecados. Él es el Salvador. Murió
por todos los pecados del mundo. Cualquier persona que acuda al
Salvador, será perdonada. No importa cuál sea su pecado.
¡Qué regalo más glorioso y maravilloso tiene Dios para usted! La vida
eterna se encuentra en Cristo Jesús. El perdón del pecado se halla en
Cristo Jesús.

Jesús es la Luz del mundo (La sexta


palabra)
Notamos que Jesús con frecuencia sigue este método. Después de
un incidente o un milagro, Él da un discurso sobre ese tema. En este
caso, la fiesta de los tabernáculos terminaba con una procesión de
antorchas, y por tanto Jesús se aprovecha de esta oportunidad para
dar un discurso. Es importante ver que Él toma estos actos simbólicos
que se realizaban durante todo el tiempo del Antiguo Testamento, y
se los aplica a Sí Mismo.
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida. [Jn. 8:12]
“YO SOY”. Jesús usó esta frase muchas veces. En el Antiguo
Testamento, Jehová es el YO SOY EL QUE SOY. (Ex. 3:14)
Francamente, en el tiempo del Antiguo Testamento no sabían tanto
en cuanto a Dios. Sabían que tenía existencia propia, que tenía toda
sabiduría, y todo poder. El Señor Jesús vino a esta tierra no sólo para
redimir al hombre, sino también para revelar a Dios al hombre. Jesús
da mucha información en cuanto a quién es Dios. Se sirve de las cosas
comunes como el pan, la luz, y el agua, para hablar de lo admirable.
Se sirve de lo ordinario para hablar de lo extraordinario; de lo físico
para hablar de lo espiritual; de lo temporal para hablar de lo eterno;
de lo presente para hablar de lo futuro; de lo terrenal para hablar de lo
celestial; de lo limitado para hablar de lo ilimitado, y de lo finito para
hablar de lo infinito.
125
• J. Vernon McGee •

Como usted ve, amigo, el conocer a Dios como Uno que tiene
existencia propia, todavía no nos revela mucho. Existe sin tener que
respirar, comer, ni beber. Pero estas cosas sí son necesarias para
sostener la vida en nosotros. Jesús nos da una revelación de Dios
cuando nos dice que Él es el Pan, que Él es el Agua, y que Él es la Vida.
Entonces comprendemos que Dios no tan sólo tiene existencia propia,
sino que también suple todas nuestras necesidades. Observe usted
algunas de las alegaciones de Cristo:
Jn. 6:35: Yo soy el Pan de Vida. Jn. 8:12: Yo soy la Luz del mundo.
Jn. 10:7: Yo soy la Puerta de las ovejas. Jn. 10:9: Yo soy la Puerta. Jn.
10:11: Yo soy el buen Pastor. Jn. 11:25: Yo soy la Resurrección y la
Vida. Jn. 14:6: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida. Jn. 15:5: Yo
soy la Vid, vosotros los pámpanos.
Aquí, Jesús está diciendo: Yo soy la Luz del mundo. Acaba de exponer
el pecado de los escribas y los fariseos, que le habían traído a esta
mujer sorprendida en adulterio. Eran tan culpables como ella, pero
ellos tuvieron que huir. Cuando uno prende la luz, todas las ratas, los
murciélagos, y los chinches, salen corriendo. Porque la luz expone el
pecado, y es por eso que los escribas y los fariseos tuvieron que salir.
Jesús dice que Él es la Luz, y ésta es la alegación o la declaración
más elevada que ha hecho acerca de Sí Mismo, hasta aquí, en este
evangelio de Juan. Una de las definiciones de Dios es que Él es Luz,
según 1 Jn. 1:5. Es perfecto en Su santidad y en Su justicia. Aun la
luz física es una de las cosas tanto más complicadas, como una de las
cosas más esenciales para nosotros. ¿Quién en verdad sabe lo que es?
Algunas veces funciona como ondas y otras funciona como partículas
de materia. Lo sobresaliente es que los hombres, actuando sobre
estas dos definiciones o principios, han podido lograr invenciones
y descubrimientos extraordinarios. Algunos dicen que las dos cosas
son verdad, y sin embargo, hay otros que dicen que ambas no pueden
ser verdad. ¿Es la luz la ausencia de tinieblas? ¿O son las tinieblas
la ausencia de la luz? Decimos que un cuarto se llena de luz. ¿Qué
queremos decir? ¿Pesa más cuando se llena de luz?
Pues bien, no comprendemos la luz, y es cierto que un niño no
comprende la luz, pero sí sabe lo suficiente en cuanto a ella, como para
encender la luz para que haya luz al entrar en un cuarto. Jesucristo

126
Juan Un Comentario

es la Luz del mundo. Él es la Luz espiritual. Así como el sol es la luz


física de este mundo, así la Luz espiritual de este pobre mundo es
Jesucristo Mismo. Como a un pequeñito le es posible tener suficiente
juicio como para entrar en la luz, así el pecador hoy en día, aunque
sea necio y vagabundo, puede entrar en la presencia del Señor
Jesucristo. (Véase Is. 35:8)
Hay quienes que niegan que Cristo sea la Luz del mundo. Están
caminando en la luz de la luna. Ahora, la luna no tiene luz propia,
sino que deriva su luz y la refleja del sol. Esta civilización en la
cual vivimos hoy en día, lo debe todo a Cristo. Los hospitales, los
orfanatos, la consideración de los pobres, los derechos del obrero;
todos reflejan al Señor Jesucristo. Una de las razones por la cual
tenemos tantos problemas hoy en día en nuestra civilización, es
que nos hemos desviado tan lejos de la luz. El mundo simplemente
anda en la luz de la luna. Sin embargo, el Señor Jesús extiende Su
invitación. El dice: ...el que Me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la Luz de la Vida.
Hay quienes han tratado de comparar a Jesús, la Luz, con las luces
de un automóvil. Mi estimado amigo, las luces de un automóvil no
conducen a ninguna parte. ¿Quién es el que conduce? El que está
manejando el automóvil. Lamentablemente, ésa es la forma como
muchos cristianos tratan de vivir sus vidas. Yo no considero que ésta
sea una ilustración apropiada de Cristo.
Durante esta fiesta de los tabernáculos, Israel estaba recordando su
liberación cuando la columna de fuego guiaba a los hijos de Israel por
el desierto. Ellos celebraban esto con un desfile de antorchas y cuando
Jesús dijo: Yo soy la Luz del mundo, El se estaba refiriendo a esto.
Cuando la columna de fuego les guiaba, y a donde les guiaba, los hijos
de Israel tenían que seguirla. De la misma manera debemos seguir al
Señor Jesús, mirándole como a la Luz del mundo.
Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio
acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio
acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque
sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no
sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. [Jn. 8:13-14]

127
• J. Vernon McGee •

Hay ahora un conflicto claro entre las autoridades religiosas y Cristo.


En verdad, le están acusando de jactarse, de dar un falso testimonio.
Pero Jesús les da tres razones por las cuales, Su testimonio es
verdadero. En primer lugar, Él les dice: ...sé de dónde he venido. Él
dice que sabe de dónde vino y por tanto, se conoce. A propósito, los
hombres de esta tierra no pueden decir que saben en realidad de dónde
vienen. Los científicos tratan de decirnos lo que sucedió hace millones
de años. Sin embargo, ninguno de ellos estuvo aquí, ni siquiera hace
cien años. No saben de dónde vienen. El hombre no puede decir que
sabe de dónde ha venido. Pero el Señor Jesús sí sabía de dónde había
venido.
Vosotros, juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y
si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo,
sino yo y el que me envió, el Padre. [Jn. 8:15-16]
Su segunda declaración o razón, es que no juzga a nadie según la carne.
Cualquier juicio que usted o yo hagamos amigo, es según la carne.
Nuestro juicio es limitado porque simplemente no tenemos todos los
hechos. Nuestro juicio se basa en hechos muy fragmentarios, y por
tanto es pura especulación. O el hombre acepta la especulación, o
acepta la revelación. Si uno juzga según la carne, es natural que siga la
especulación. El Señor Jesús dice que no juzga a nadie según la carne.
Da el juicio que viene del cielo. Da el punto de vista de Dios, según la
estimación de Dios. Ésta es la revelación y difiere del punto de vista
del hombre. Es por eso que la hostilidad de estas autoridades religiosas
aumenta. Amigo, ¿cuál de las dos acepta usted: la especulación del
hombre o la revelación de Dios?
Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos
hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de
mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
[Jn. 8:17-18]
Aquí tenemos la tercera razón por la cual Su testimonio es verdadero.
El Padre da testimonio de Él. Ellos habían escuchado al Padre como
una voz del cielo.
Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús:
Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis,
también a mi Padre conoceríais. [Jn. 8:19]

128
Juan Un Comentario

De nuevo desprestigian Su nacimiento. Al parecer, entendían que


José no era Su padre. Fíjese usted que Jesús llama a Dios el Padre,
“Mi Padre”. Y ésa es una relación diferente que cuando usted y yo
llamamos a Dios “nuestro Padre”. ¿Recuerda usted lo que Jesús le
dijo a María Magdalena después de la resurrección? Le dijo: ...Subo
a Mi Padre y a vuestro Padre... (Jn. 20:17) Llegamos a ser hijos de
Dios mediante la fe en Jesucristo, pero Él lo llama “Padre” debido a
Su posición en la Trinidad. Jesús es Dios el Hijo y se dirige a Dios
el Padre. Esto no tiene nada que ver con la generación ni con la
regeneración. Se trata de Su posición en la Trinidad.
...si a Mí Me conocieseis, dijo Jesús, también a Mi Padre conoceríais.
Y aquí está la hendidura. Aquí está el verdadero punto en cuestión.
Si es que vamos a conocer a Dios el Padre, amigo, tenemos que venir
por medio de Jesucristo. No hay otra manera de conocerle.
Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas,
enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún
no había llegado su hora. Otra vez les dijo Jesús: Yo me
voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a
donde yo voy, vosotros no podéis venir. Decían entonces
los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A
donde yo voy, vosotros no podéis venir? [Jn. 8:20-22]
El tesoro estaba en la corte de las mujeres. Éste es el lugar donde
le habían traído a la mujer sorprendida en adulterio. Usted puede
notar la magnitud de la falta de comprensión de estos líderes judíos.
En primer lugar, le preguntan: ¿Dónde está Tu Padre? Aquí en el
versículo 22, le preguntan: ¿…se matará a Sí Mismo? No saben nada
en cuanto al hecho de que Él ha estado enseñándoles a los Suyos que
iba a Jerusalén para morir en manos de los gentiles; que estos mismos
líderes religiosos le entregarían; y que moriría una muerte redentora
por los pecados del mundo. ¿Se mataría a Sí Mismo? ¡Claro que no!
Pero es seguro que dará Su vida en rescate por muchos.
Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba;
vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque
si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. [Jn.
8:23-24]

129
• J. Vernon McGee •

Encontramos este mismo pensamiento en 1Corintios 2:14. Tenemos


el hombre natural, que es de la tierra, terrenal. El hombre natural
puede entender cualquier cosa que diga el hombre natural, el hombre
terrenal. En otras palabras, es posible que cualquier hombre que tenga
una naturaleza humana, entienda el conocimiento humano; es decir,
si tiene un cociente intelectual que sea lo suficientemente alto. Pero
el conocimiento divino es diferente. Es espiritual, celestial, y tiene
que ser amado para poder entenderlo. Sólo el Espíritu de Dios puede
tomar las cosas de Cristo y revelárnoslas. Eso es lo que Jesús dice aquí.
Los hombres mueren porque son pecadores. Ésa es la consecuencia
natural del pecado. ...si no creéis que Yo soy, dice Jesús, en vuestros
pecados moriréis. Ahora, ¿Puede salvarse una persona en su lecho de
muerte? Sí. Le es posible salvarse, si acepta al Señor Jesucristo como
su Salvador personal. Pero una persona puede rechazar demasiado al
Señor, así como le rechazaron estos judíos. Viene un tiempo cuando
una persona rechaza a Cristo tantas veces, que nunca querrá aceptarle.
Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús le
dijo: Lo que desde el principio os he dicho. [Jn. 8:25]
Estos judíos no sabían cuál era la misión de Jesús, ni Su obra.
Tampoco le conocían. ¿Dónde está Tu Padre? le dicen. Luego se
preguntan... ¿se matará a Sí Mismo? Y: ¿Tú quién eres? Jesús responde
que Su declaración en cuanto a Sí Mismo, siempre es la misma. Él
firmemente alega ser el Mesías, el Salvador del Mundo.
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me
envió es verdadera; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.
[Jn. 8:26]
Nuestro Señor siempre dijo que lo que hacía y lo que decía era lo que
el Padre quería que hiciera y dijera. Alegó que Dios el Padre le había
enviado y que hacía la voluntad del Padre. Nunca apeló a Su propia
mente ni a Su propio intelecto. Esto también es verdad para nosotros
hoy en día. El evangelio sencillo que predicamos hoy es lo que
constituye el mensaje de mayor importancia.
Pero no entendieron que les hablaba del Padre. [Jn. 8:27]
No comprendieron el verdadero sentido de Sus palabras. Son de la
tierra, son de aquí abajo, son del mundo. Es por eso que no entienden

130
Juan Un Comentario

estas verdades espirituales.


Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo
del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada
hago por mí mismo, sino que hago según me enseñó el
Padre, así hablo. [Jn. 8:28]
Cuando Jesús se llama a Sí Mismo el Hijo del Hombre, se refiere a la
profecía de Daniel 7:13-14. El Hijo del Hombre viene hasta Dios, el
Anciano de Días y es coronado y hecho Soberano de este universo.
Por tanto, el Señor Jesús se refiere aquí, a Su crucifixión y también a
Su coronación que todavía está por cumplirse.
Después de la muerte y la resurrección de Cristo, muchos de estos
hombres creyeron. Se nos dice en el libro de los Hechos de los
Apóstoles, que muchos de los sacerdotes en Jerusalén creyeron.
Esto es lo que Jesús les está diciendo ahora. Después, después de
Su resurrección, muchos de los que le estaban persiguiendo ahora,
reconocerán que Él era quién alegaba ser. Es la muerte redentora de
Cristo lo que explica por qué vino Él y quién es. En realidad, no le
es posible a uno conocer quién es Jesús sino hasta saber lo que Él ha
hecho.
Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado
solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. [Jn.
8:29-30]
¿Ha llegado usted, alguna vez al fin del día, deseando haber hecho
las cosas de una manera diferente? Nuestro Señor nunca llegó al
fin del día con algún pesar de este tipo. Siempre hacía las cosas que
agradaban a Su Padre. Aclara, sin lugar a duda alguna, que ha venido
para hacer la voluntad del Padre.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en
él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad
y la verdad os hará libres. [Jn. 8:31-32]
Sólo la fe, amigo, salva. Pero la fe que salva no es sola; producirá algo.
Después que una persona cree en el Señor Jesucristo, querrá crecer
y seguir con Él. La prueba de la fe es que una persona siga andando

131
• J. Vernon McGee •

con el Salvador. Un Pastor de una iglesia dijo en una ocasión que es


necesario tener cuidado con el hermano que es activo en la iglesia,
pero que no tiene interés en el estudio de la Palabra de Dios ni en lo
que Dios dice. ¡Tal hermano es un santo peligroso!
La verdad os hará libres. La verdad es que Jesucristo es el Salvador del
mundo. Él es la Verdad. Primero venimos a Él, y luego al seguir con
Él, aprendemos por la experiencia, que somos libres. Somos libres
de la pena del pecado, y por tanto no nos es necesario quedarnos
despiertos toda la noche, preocupándonos si es que iremos a parar al
infierno o no. Ni siquiera exige que nosotros vivamos la vida cristiana.
Nos pide confiar en Él y dejar que Él viva Su vida a través de nosotros.
Es una cuestión de entregarnos a Él. Cuando nos sometemos a Él,
entonces somos completamente libres.
Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás
hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis
libres? [Jn. 8:33]
Permítame decirle, que ellos estaban mintiendo cuando dijeron eso.
Habían sido esclavos en Egipto y Babilonia, y aún en aquel momento
estaban bajo el yugo romano. ¡Qué falsedad fue ésa!
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que
todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado. Y
el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí
queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de
Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra
no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca
del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de
vuestro padre. [Jn. 8:34-38]
No eran libres física ni espiritualmente. Alegaban ser del linaje de
Abraham, y sin embargo todavía buscaban cómo matar a Jesús.
Todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado, es en tiempo
presente. Si usted amigo, sigue viviendo una vida de pecado, usted
es esclavo del pecado. Dudo que pase un día sin que peque alguno de
nosotros. Pero el que es hijo de Dios, acude al Padre todos los días,
confiesa su pecado y obtiene el perdón. En cambio, el hijo del diablo

132
Juan Un Comentario

nunca hará esto. Éste es el sentido en Pablo en Romanos 6:16: ¿No


sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquél a quien obedecéis...?
Jesús ahora habla de una manera sutil. Un siervo puede venir y
trabajar para usted durante el día, pero cuando llega la noche, se
prepara para ir a su casa. El hijo en cambio llega, se quita el saco
y lo guarda; se sienta y descansa porque es hijo. El Señor les está
diciendo a estos príncipes que, en realidad, no son hijos de Dios. En
aquel entonces estaban en el templo, pero no estarían allí por mucho
tiempo. Jesús sabía que los días de ellos estaban contados. En efecto,
esto es lo que sucedió. En el año 70 d.C., vino Tito y llevándose a
todos, los vendió en esclavitud. La hora había llegado para salir, y los
siervos tuvieron que salir de la casa. Pero el HIJO permaneció en casa.
El Hijo nos hace libres de verdad. No es necesario que seamos siervos
del pecado. Muchos cristianos aceptan la derrota y el fracaso como si
fuera la vida normal del cristiano. Pero la intención de Dios nunca fue
que viviéramos así. Su propósito para nosotros es que vivamos para
El mediante el poder del Espíritu Santo.
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham.
Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras
de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme
a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he
oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las
obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros
no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que
es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese
Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he
salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo,
sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje?
Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de
vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y
no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad
en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de mentira. [Jn. 8:39-44]

133
• J. Vernon McGee •

Hay un refrán que dice: “De tal palo, tal astilla”. Aquí, estos príncipes
religiosos, tratan de alegar que son hijos de Abraham, pero Jesús les
dice que, si fueran verdaderos hijos de Abraham, se portarían como
lo hizo Abraham. Pero, en lugar de actuar así, tratan de matarle.
Comprueban pues, por sus hechos, que, en lugar de ser hijos de
Abraham, son hijos del diablo. Él es el autor del asesinato y de la
mentira y sus hijos, le estaban imitando. Vosotros, dice Jesús, hacéis
las obras de vuestro padre.
Note usted que nuevamente traen a discusión el tema del nacimiento
extraordinario de Jesús. Nosotros no somos nacidos de fornicación...
dicen. Hay quienes afirman que es posible negar el nacimiento virginal
y todavía ser cristiano. Pero, si negamos el nacimiento virginal
de Cristo, creo que es lo mismo que asociarnos con esta multitud
insultante que le dice: Nosotros no somos nacidos de fornicación. Sin
embargo, esta misma multitud insultante quiere alegar que Dios es
su Padre. Jesús les dice: Si vuestro Padre fuese Dios, ciertamente Me
amaríais; porque Yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido
de Mí Mismo, sino que Él Me envió.
¿Cómo sabemos nosotros que Dios es nuestro Padre? Todo aquél que
cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquél que ama al
que engendró, ama también al que ha sido engendrado por Él. (1 Jn.
5:1)
Estos judíos creían que eran hijos de Dios, cuando en realidad eran
hijos del diablo. Hoy en día, hallamos esta misma creencia. Esta
doctrina de la paternidad universal de Dios y la fraternidad universal
de los hombres nos ha metido en mucha dificultad, aun como
naciones. Nos sentamos en la mesa de conferencias para hablar de la
paz con los hijos del diablo, y nos llamamos hijos de Dios. La Biblia no
enseña la paternidad universal de Dios, ni la hermandad universal de
los hombres. Hay quienes son hijos del diablo. Uno llega a ser hijo de
Dios mediante la fe en el Señor Jesucristo y ésa es la única manera.
Las palabras de Jesús hicieron que estos hombres se pusieran
antagónicos. Sin embargo, Jesús insistió en que Sus palabras eran la
verdad. También insistió en que ninguno de ellos podía probar que
Él era pecador. Jesús es de Dios y cualquiera que sea hijo de Dios,
escuchará a Jesucristo.

134
Juan Un Comentario

Hay quienes no les gusta escuchar esto. Muchos creen que todos
somos hermanos y hablan del amor, del amor, y del amor. Y amigo, si
usted se declara a favor de la verdad hoy en día, tendrá que denunciar
la maldad, así como lo hizo nuestro Señor Jesucristo. Y eso, téngalo
por seguro, causará antagonismo.
Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. [Jn. 8:45]
¿No es interesante que Jesús puede hablar la verdad a los hombres
y que éstos, no le crean? Estas palabras de Jesús excitaron su
antagonismo más intenso. Sin embargo, los hombres siempre
creen los rumores más insensatos y las mentiras más grandes. Los
dictadores han aprendido esto. La televisión ha descubierto esto
también. Hitler era muy franco en cuanto a esto en su libro, cuando
dijo, que, si una mentira grande se cuenta muchas veces, por fin los
hombres la creerán.
¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si
digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? El que
es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís
vosotros, porque no sois de Dios. Respondieron entonces
los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que
tú eres samaritano, y que tienes demonio? [Jn. 8:46-48]
Jesús se arriesga Su propia vida al preguntar, ¿Quién de vosotros
Me redarguye de pecado? Ésta es una de las grandes pruebas de
la Deidad de Cristo. Créame, si alguno de Sus enemigos hubiera
tenido evidencia cualquiera contra Él, la habría usado. Ellos no
tenían respuestas lógicas para Sus preguntas. Así que, ¿qué hicieron?
Inventaron algo ridículo. Aprendí este método hace mucho tiempo
cuando yo era miembro de un equipo de debate. Cuando los
contrarios no tienen respuestas lógicas, hacen uso de lo ridículo.
Escuche a los judíos. “Tú eres samaritano; tiene de demonio”. Esto es
ponerle nombre nada más y es pura ridiculez.
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a
mi Padre; y vosotros me deshonráis. Pero yo no busco
mi gloria; hay quien la busca, y juzga. De cierto, de
cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá
muerte. [Jn. 8:46-51]

135
• J. Vernon McGee •

Ojalá pudiéramos ver a Jesús, parado allí entre esa multitud. Le odian
tanto que quieren matarle. Ellos tienen homicidio en sus corazones.
Pero Él no tiene nada más que amor en Su corazón, e irá hasta la cruz
para morir por ellos. Conspiran para matarle, pero Él les ofrece la
Vida. Jesús dice: El que guarda Mi palabra, nunca verá muerte. Les
está ofreciendo la vida eterna, la vida espiritual. Amigo, este Jesús es
más que hombre. Leamos ahora los versículos finales de este capítulo
8 de San Juan.
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que
tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú
dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.
¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el
cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti
mismo? Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo,
mi gloria nada es; mi Padre es el que me gloria, el que
vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le
conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco,
sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo
su palabra. Abraham vuestro padre se gozó de que había
de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron
los judíos: aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto
a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo:
Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces
piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió
del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.
[Jn. 8:52-59]
¿Jamás vio Abraham a Cristo? Por cierto, que sí le vio. Las apariciones
de Dios en el Antiguo Testamento eran apariciones de Jesucristo.
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, Él le ha dado a conocer. (Jn. 1:18) Además, aunque el cuerpo
de Abraham había sido sepultado allí, Abraham no estaba muerto de
veras, sino que estaba en la presencia de Dios. Como dijo el mismo
Señor Jesucristo, en Lucas: ...Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de
Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él
todos viven. (Lc. 20:37, 38)

136
Juan Un Comentario

El teólogo liberal de hoy en día trata de decir que Jesucristo era un


gran Maestro, pero que nunca en realidad alegó que Él Mismo fuese
Dios. Amigo, escuche usted las palabras que Él dice aquí Jn. 8:58:
Antes que Abraham fuese, Yo soy. No dice: “Yo era”, sino “Yo soy”.
El es el Jehová, el YO SOY. Los judíos lo entendían perfectamente
bien. Sabían precisamente lo que Él estaba diciendo. Sabían que
Jesús estaba diciendo que Él Mismo era el Jehová, y por eso tomaron
piedras para arrojárselas.
El punto en cuestión es Jesucristo. Los judíos se hallan en un aprieto.
Tenían que tomar una decisión en cuanto a Él. Usted, tiene que tomar
una decisión en cuanto a Él. Jesucristo es la Verdad, o es mentiroso.
O es Dios y Salvador, o no lo es. Usted, tiene que decidir. O le acepta
o le rechaza. Recuerde que la decisión suya no cambia de ninguna
manera la realidad de quién es Jesucristo. Él es el gran YO SOY, Él es
Jehová, el Dios eterno. Usted, tiene que decidir entre aceptar o negar
esto.

137
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 9

Jesús le abre los ojos al hombre que nació ciego en Jerusalén (quinta
obra); la historia del milagro; reacción al milagro
El Señor había estado dando Su discurso sobre la Luz del mundo.
Alegó que él era Dios, y los judíos precisamente por esto querían
matarle. Cuando Jesús se escondió y salió del templo atravesando
en medio de ellos, fue sólo por un milagro que pudo escapar de la
multitud tan airada. Su hora aún no había llegado, y por tanto no
podían prenderle.
El incidente que sigue ahora es realmente una prolongación del
discurso sobre la Luz del mundo. Los enemigos del Señor Jesús no
podían ver, porque eran ciegos espiritualmente. De modo que Jesús se
escondió de ellos y pasó por entre todos ellos, sin que nadie le viera.
El ciego aquí tampoco podía ver, aunque la Luz del mundo se paró
delante de él. Pero veremos que Jesús se revelará a él. Antes de que el
ciego pueda ver, necesita tener restaurados los ojos. La luz debe ser
recibida. Tiene que haber un receptor, tanto como un remitente de la
luz.
Quizá usted haya escuchado este argumento clásico en cuanto al
sonido. Si un árbol cae en el bosque y nadie está presente para oírlo
caer, ¿hubo un sonido? La respuesta obvia es que hubo ondas sonoras,
pero si no había ningún oído allí para recibir el sonido e interpretarlo,
nadie oye el sonido.
La luz revela la condición del ojo. La Luz del mundo revela la
condición del alma. Los fariseos, por ejemplo, creían que veían, pero
eran ciegos. Hay una historia que se cuenta en cuanto a una explosión
en una mina de carbón en el estado de Virginia occidental en los
Estados Unidos. Cuando habían rescatado a los mineros y los habían
traído afuera a un lugar seguro, uno de los jóvenes dijo: “prendan la
luz”. Todos le miraron sorprendidos y se dieron cuenta entonces, de
que la explosión le había cegado. En las tinieblas, adentro, ni él ni ellos
se habían dado cuenta de que era ciego. Pero la luz le reveló tanto a él,
como a los demás, que había quedado ciego.

138
Juan Un Comentario

Esto es lo que Jesús quiere decir en Juan 8:39: Para juicio he venido
Yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean
cegados. La luz revela la verdadera condición. Entonces, aquéllos
que son ciegos, pero que no se han dado cuenta, pueden saber que
son verdaderamente ciegos. Un miembro eminente del parlamento
inglés llevó al Sr. Burke, un gran estadista y orador, a escuchar al Dr.
Black, uno de los más grandes predicadores en las Islas Británicas. El
Dr. Black predicó un sermón potente que exaltó al Señor Jesucristo.
El amigo esperó la reacción del Sr. Burke al sermón, y por fin, el Sr.
Burke dijo: “Es un gran orador, pero ¿de qué hablo?” Aquí pues, había
un hombre de gran talento, pero era ciego.
Nuestro deber es predicar la Palabra de Dios, y allí termina nuestra
responsabilidad, si es que hemos rogado que el Espíritu Santo
la bendiga. Es la obra del Espíritu Santo, la de abrir el corazón
del oyente y motivarle a obedecer la Palabra. Nosotros debemos
presentar la Luz del mundo a los hombres, pero es el Espíritu Santo
quien puede abrir sus ojos. Esto es lo que significa estas palabras:
Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan,
y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para
muerte, y a aquéllos olor de vida para vida... (2 Co. 2:15-16) Somos
simplemente tan “exitosos” cuando no ganamos un alma, como
cuando la ganamos. Simplemente debemos brillar como luces, para
presentar a Jesucristo, la Luz del mundo. Alguien nos dirá: “¿Dónde
está la luz?” Tendremos que decir: “El pobre es ciego”. Otro nos dirá:
“Gracias por enseñarme la luz. Yo era ciego, pero ahora veo”.

Jesús abre los ojos de un hombre nacido


ciego en Jerusalén (quinta obra)
Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
[Jn. 9:1]
Lógicamente, este episodio del ciego sigue la maravillosa declaración
de nuestro Señor, Yo soy la Luz del mundo (Jn. 8:12). Evidentemente
hubo un lapso de tiempo entre el capítulo 8 y el principio del capítulo
9 porque Él está moviéndose en una manera despreocupada—Al pasar
Jesús.

139
• J. Vernon McGee •

Récord del milagro


Éste es el único récord de nuestro Señor cuando Él sanó a un hombre
que había nacido ciego.
Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién
pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? [Jn.
9:2]
Los discípulos quieren establecer la causa de su enfermedad. Quieren
discutir quién tiene la culpa, quién ha pecado. En aquel entonces
probablemente había cuatro respuestas que habrían dado. Los paganos
de aquel entonces, también como muchos hoy en día, creían en la
reencarnación, y mantenían que enfermedades como ésta podían ser
el resultado de pecados cometidos durante una existencia anterior. Los
judíos nunca aceptaron esta explicación. Luego, tenemos el argumento
de la herencia: que Jehová visita la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación, como lo vemos en Éxodo
20:5. Sabemos que esto es posible y que la ceguera en algunos casos,
puede ser el resultado del pecado del padre. Luego, había la explicación
de que el pecado de Adán fue pasado a cada miembro de la familia
humana, y por tanto, todos están sujetos a la muerte y la enfermedad.
Y por último, los rabinos judíos creían que un niño, aun estando en el
vientre podía pecar.
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es
necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto
que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede
trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del
mundo. [Jn. 9:3-5]
Jesús no contesta su pregunta. Dice que lo importante no es el
explorar el pasado tratando de encontrar quién es el culpable. La cosa
que hay que hacer es sanar al hombre.
“Dios no permite que se haga, sino lo que nosotros mismos haríamos,
si tan sólo pudiéramos ver todos los sucesos de la vida tan bien como
Él los ve”.
Dios tiene Sus propios motivos sabios para permitir enfermedades,

140
Juan Un Comentario

sufrimientos y dificultades. Dios no siempre nos revela el porqué


permite que pasen las cosas. Dios tiene Su senda y no se propone
informarnos de todos Sus caminos. Nos pide, en cambio, que
caminemos con Él por la fe en las horas obscuras de la vida.
Francamente, creo que debemos comprender que nuestro Señor
no está diciendo aquí, ni por un momento, que este caso era un
caso experimental; que era una especie de experimento espiritual.
No, señor. Creo que la puntuación del versículo nos conduce a
conclusiones erróneas. Jesús está diciendo: No es que pecó éste, ni sus
padres, punto. Pero para que las obras de Dios se manifiesten en él,
Me es necesario hacer las obras del que Me envió, entre tanto que el
día dura...
Dios me ha creado a mí, y le ha creado a usted, amigo, para Su gloria.
No nos creó para que tratáramos de ganar fama aquí. Nos creó para
Su gloria, y si no comprendemos eso, no podemos comprender el
propósito real de nuestra creación. Estas pruebas y sufrimientos nos
vienen porque traen gloria a Dios. Este ciego, por la curación de su
ceguera, traerá gloria a Dios. El ciego no solamente verá (y piense
usted en cuánto se gozaría del hecho de que podría ver durante el
resto de su vida), sino que también verá a Jesucristo y le conocerá
como su Salvador.
Ahora Jesús vuelve a Su declaración original: Yo soy la Luz del
mundo. La noche espiritual ha enceguecido a toda la raza humana. No
hay nadie que pueda ver. Cristo es la Luz espiritual del mundo y sin
Él, todos somos ciegos. Pero, mientras Él esté en el mundo, Él es la
Luz del mundo. Él todavía está en el mundo hoy en día, amigo. Se nos
acerca a nosotros por medio del Espíritu Santo. A menos que el Hijo
de Dios abra nuestros ojos por medio del Espíritu Santo, para que
podamos ver las cosas espirituales, permaneceremos ciegos.
Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y
untó con el lodo los ojos del ciego, Y le dijo: Ve a lavarte
en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue
entonces, y se lavó, y regresó viendo. [Jn. 9:6-7]
Cristo tuvo que tocar al ciego y el ciego tuvo que obedecer a Cristo.
Es necesario amigo, que Cristo toque nuestra vista espiritual y

141
• J. Vernon McGee •

le dé nueva vida al nervio óptico, el que en nosotros está muerto


espiritualmente. No es cuestión de quién peco, como dice Pablo:
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
(Romanos 3:23) Si Cristo no ha tocado sus ojos, amigo, usted aún está
ciego.
Hay tantas personas hoy en día en nuestras iglesias, que son ciegos
y no lo saben. Muchos escriben al programa y dicen que han estado
escuchando el programa durante meses, y que luego, de repente, sus
ojos fueron abiertos, y ahora ven. Como el pobre joven de la explosión
de la mina, hay quienes están parados ante la luz de la Palabra de Dios,
y sin embargo, dicen: “¿Por qué no prenden la luz?” Eso es exactamente
lo que hizo Poncio Pilato. Preguntó: ¿Qué es la verdad? (véase Jn.
18:38) mientras estaba parado allí mismo, en la presencia de quien
dijo: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida. (Jn. 14:6) Necesitamos
amigo, dejar que Cristo toque nuestros ojos para que veamos en
realidad.
Usted notará que Cristo tocó a este hombre, aunque el hombre todavía
no le podía ver. Luego Jesús le mandó a que se lavara, y el hombre le
obedeció. Podemos preguntar: ¿Por qué Jesús usó este método para
curar al ciego? Bueno, creo que hay varias razones:
1. El evangelio presenta la Deidad de Cristo, pero también manifiesta
a Jesús como hombre. Jesús acaba de alegar sobre Su Deidad y ahora,
toca al ciego, hombre a hombre.
2. El ciego tiene que obedecer al Señor Jesús, si es que va a ver.
3. El Señor le envía al estanque que se llama Siloé, y Juan se esmera en
decirnos que esto significa “Enviado”. Aun el nombre del estanque da
testimonio de que Jesús es enviado del Padre. Jesús le está diciendo a
este hombre, que Él ha sido enviado del Padre, y de la misma manera
envía ahora al hombre.
4. El ciego necesitaba agua para hacerle ver. El agua es un símbolo
de la Palabra de Dios, según muchos pasajes de las Escrituras. Creo
sinceramente que no puede haber ninguna conversión, sin la Palabra
de Dios. El Salmo 119:130, dice: La exposición de Tus palabras
alumbra; hace entender a los simples.

142
Juan Un Comentario

5. Los judíos necesitaban este testimonio, porque en el versículo 29


dice: Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto
a ése, no sabemos de dónde sea. Tienen que ver mediante esta
curación del ciego, que Jesús es el Dios-Hombre, el que es enviado del
Padre. Que esto requiere su obediencia, y que necesitan de la Palabra
de Dios. Nosotros también necesitamos ver esto.
Sucede tantas veces hoy en día, que los hombres dicen que se gozan
con algún mensaje y que creen que es una muy buena presentación.
Pero luego dicen: “Ahora, permítame decirle como es que creo yo,
que Dios nos acepta”. Amigo, no importa lo que usted crea ni lo que
yo crea en cuanto a cómo Dios nos acepta. Jesús nos dice, que Él tiene
que abrir nuestros ojos y que tenemos que obedecerle. “Obedecer,
cumple a nuestro deber”—dice el himno—“si queréis ser felices, debéis
obedecer”.
El método de curar a este hombre no es lo importante. La Persona
que le sana es lo importante. Es Cristo, quien abrió sus ojos. Al ciego
le correspondió confiar y obedecer. Jesús empleó diferentes métodos
para sanar a los enfermos. Ahora, si el método fuera el del toque, y un
hombre creyera que el toque es lo importante, entonces, tal hombre
insistiría en que todo el mundo necesita la misma experiencia que él
ha tenido. Jesús sanó a muchos otros sin necesidad de tocarles. Éstos
por su parte insistirían en que uno no necesita experimentar nada,
ni aun su toque. Dirían que todo lo que necesita uno es la Palabra de
Dios. Ni siquiera sería necesario que Jesús estuviera presente.
Pero entonces viene este ciego, aquí en Juan 9 y él diría que todos
estaban equivocados. Diría que es necesario ser tocado primero para
luego lavarse en el estanque. Hay tantos ciegos hoy en día, que les
gusta discutir en cuanto a una ceremonia o a una experiencia. Pero,
lo importante amigo, es venir a Cristo, creer en Él y obedecerle.
El Señor dice: ...al que a Mí viene, no le echo fuera. (Jn. 6:37) Es la
persona del Señor Jesucristo lo que es importante. Note usted cómo
la condición de este ciego se compara con nuestra condición como
pecadores, antes de ser salvos.
1. El ciego estaba fuera del templo, excluido de Dios. En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos de
los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. (Ef.

143
• J. Vernon McGee •

2:12) Ésa es la condición de todos, antes de ser salvos: ¡sin Dios, sin
esperanza, excluidos!
2. El hombre era ciego. No le era posible ver al Salvador. Se dice
que un hombre escuchó una vez un sermón que predicó un tal Juan
Witherspoon sobre el texto que dice: Yo soy la Puerta; el que por
Mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Jn. 10:9)
Al regresar a su casa aquella noche, se dijo a sí mismo: “Siempre he
admirado a Juan Witherspoon, pero esta noche no le podía seguir.
Siempre ha sido mi impresión que él es un gran predicador, pero esta
noche no pude comprender lo que dijo”. Al llegar a su casa, metió
la llave en la cerradura y abrió la gran puerta de su casa colonial y
dijo: “Ah, ¡ahora veo!” Su familia que estaba adentro se sorprendió y
riendo le dijo: “Claro que ves. Estabas afuera en la oscuridad y ahora
has entrado en la luz”. Y él contestó: “No. No es eso. Ahora veo que
Jesús es la Puerta y que la fe es la llave que abre la puerta. Acabo de
abrir esta puerta, y cuando hice eso, la abrí con la llave de la fe, y he
confiado en Cristo, y ahora veo”.
Éramos ciegos cuando estábamos sin Cristo. ¿Le vio usted como su
propio Salvador antes de ser salvo? ¿Era maravilloso para usted en
aquel entonces? Claro que no, porque éramos ciegos.
3. Este hombre era ciego de nacimiento. Nosotros nacimos en pecado.
Entramos en el mundo como pecadores.
4. La condición de este ciego era tal, que estaba fuera del alcance de la
ayuda humana. Nadie tenía una cura para su ceguera. Nosotros por
nuestra parte, éramos pecadores irremediables en este mundo y nadie
tenía una curación para nosotros.
5. Este hombre era mendigo y esto sí que le cae mal a muchos. No
les gusta admitir que son dispuestos a pagar por la salvación, pero
el caso es que no están en venta. Uno tiene que venir a Dios, amigo,
para recibir la salvación, así como vino este mendigo ciego. Dios da
la salvación, la regala. Este mendigo nunca podría haber comprado
la salvación porque no tenía nada con qué comprarla. A todos los
sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid,
comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y
leche. (Isaías 55:1)

144
Juan Un Comentario

6. Este hombre no le hizo ninguna súplica a Jesús. El ciego Bartimeo,


no se quedó callado, pero este hombre simplemente se sentó allí. Él
no conocía a Jesús, pero una vez que lo conoció, pasó mucho tiempo
creciendo en la gracia y en el conocimiento de Jesucristo. Amigo,
permítame preguntarle: ¿Antes de conocer a Jesús, quería usted ser
salvo de veras? ¿Estaba usted buscando la salvación? ¿Estaba usted
buscando al Señor Jesucristo? Ahora, si usted es un hombre ordinario,
no le estaba buscando. Usted no le buscaba a Él, pero Él sí le buscaba a
usted. Ésa es la historia del hombre y su salvación.
7. Otros no tenían piedad de este pobre ciego. Los judíos pasaban
por su lado en camino al templo. Los discípulos de Jesús, por su
parte, querían discutir en cuanto a su situación. No tenían ninguna
intención de tener misericordia de este hombre, y no estaban
dispuestos a hacer nada por él. Ésta es la descripción de la familia
humana. ¡Pero Cristo, y sólo Cristo, es quien puede ayudarnos!

Reacciones a este milagro


1. Los vecinos del ciego—
Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto
que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y
mendigaba? Unos decían: Él es; y otros: A él se parece.
Él decía: Yo soy. [Jn. 9:8-9]
Hay un cambio en un hombre que era ciego, pero que ahora puede
ver. Ya no va a tientas a su hogar todos los días, sino que camina
viendo. Creo que este hombre gritaba, “¡Aleluya, ahora veo!” ¿Puede
usted imaginarse amigo, la escena en el barrio donde él vivía? Alguien
se asoma a la ventana y dice: “Mira, allí está el ciego”. Su esposa va a
la puerta, mira y dice: “No, hombre. Ése no es el ciego. Se parece al
ciego, pero no es él”. Por tanto, este hombre tiene que identificarse
ahora ante sus vecinos.
Permítame decirle amigo, que los vecinos sabían que algo le había
pasado. No creo que si uno es verdaderamente convertido, si ha
cambiado la ceguera por la vista perfecta, no creo que a tal persona
le sea posible vivir sin que el pueblo se fije que ha cambiado. Ahora,
si no hay alguna evidencia de un cambio, entonces hay algo que anda
mal, muy mal.

145
• J. Vernon McGee •

Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Respondió


él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me
untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me
lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está
él? El dijo: No sé. [Jn. 9:10-12]
Me gusta bastante el testimonio de este hombre. Contó solamente
lo que sabía. Es un testimonio bueno, honesto y sincero. Crecía más
cada vez que daba su testimonio. Note cuán correcta es la Palabra de
Dios. El ciego no dijo que Jesús escupió en tierra y que hizo lodo con
la saliva. Estaba ciego y no podía ver eso. Y por lo tanto, ni siquiera lo
sabía. Todo lo que él sabía era que sintió que Jesús le untó los ojos con
lodo. Su testimonio es pues, honesto y no detallado. Note usted cuán
exacta es la Palabra de Dios.
La salvación de veras es una cosa simple. Es la llegada del Señor
Jesucristo al corazón, y sentir el poder de Dios. Este hombre ni aún
había visto a Jesús, y, sin embargo, el Señor Jesús le había abierto los
ojos. Lo importante para nosotros, amigo, no es ver a Jesús, sino creer
en Él. ¡Eso es lo importante!
2. Los fariseos—
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era
día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había
abierto los ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también
los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo:
Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Entonces
algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de
Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían:
¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y
había disensión entre ellos. Entonces, volvieron a decirle
al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo:
Que es profeta. Pero los judíos no creían que él había sido
ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron
a los padres del que había recibido la vista. [Jn. 9:13-18]
Una vez el testimonio de este hombre es muy sencillo. Uno creería
que estos fariseos se habrían regocijado porque un ciego ahora
podía ver. Uno creería que cantarían el gran coro “Aleluya”. Pero,

146
Juan Un Comentario

note usted la reacción de estos fariseos. Simplemente, no saben qué


hacer en cuanto a un hombre ciego de nacimiento que ahora puede
caminar viendo. Sin duda, estos hombres eran muy vivos. Creo que
no hay ni sombra de duda que habrían sido más que iguales a los
filósofos griegos. Eran peritos en argüir. Van a emplear un método
silogístico para argüir. Primero, la premisa mayor, luego la premisa
menor, y finalmente la conclusión. Éste es el método silogístico. Si
las dos premisas son verdaderas, la conclusión entonces tiene que ser
verdadera. Pero si una u otra de las premisas es falsa, la conclusión
será falsa. Por lo tanto, lanzan un argumento falso, así es. He aquí
cómo lo razonan:
La premisa mayor—Todos los que son de Dios guardan el día de
reposo.
La premisa menor—Jesús no guarda el día de reposo.
La conclusión—Luego, Jesús no es de Dios.
Discuten así para evitar que las personas allí lleguen a una conclusión
verdadera y correcta que sería la siguiente:
Premisa mayor—Sólo los de Dios pueden dar vista a un ciego de
nacimiento.
Premisa menor—Jesús dio vista a este ciego.
La conclusión—Luego, Jesús es Dios.
Desafortunadamente, amigo, hallamos que hay controversias
similares en nuestras iglesias hoy en día. Hay argumentos en cuanto
a las cosas que no son esenciales, mientras el mundo afuera se
muere y se va al infierno, ciego al evangelio. Todavía hay el mismo
argumento: “No guarda el día de reposo”, lo que quiere decir: “No lo
hace de la manera nuestra”.
En su argumentación preguntan: “¿Cómo puede un hombre pecador
hacer estas señales?” Esto es lo mismo que ayudó a creer al ciego. Si
un pecador no puede hacer tales milagros, y, sin embargo, sus ojos
han sido abiertos y él puede ahora ver, entonces, el que hizo esto,
tenía que ser profeta, tenía que ser de Dios. El ciego ha dado otro
paso en su progreso espiritual. Note que por otra parte dice: Pero los

147
• J. Vernon McGee •

judíos no creían... Cuando los hombres no quieren creer una cosa,


amigo, es asombroso las pequeñeces que tratan de desenterrar para
evadir la verdad. No aceptan el informe del hombre, y por lo tanto
llaman a sus padres. Esto nos conduce a la reacción de los padres ante
el milagro de Jesús.
3. Los padres—
Y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que
vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste
es nuestro hijo, y que nació ciego; Pero cómo vea ahora,
no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros
tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él
hablará por sí mismo. Esto dijeron sus padres, porque
tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya
habían acordado que si alguno confesase que Jesús era
el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. [Jn. 9:19-22]
Aquí está la convivencia religiosa y es una de las cosas más perniciosas
imaginables. Las autoridades religiosas tratan de hallar a alguien a
quien culpar, y los padres quieren salir de esto. Las autoridades nunca
disputaron el hecho de que el hombre era ciego de nacimiento y que
ahora podía ver. Los supuestos profesores de teología de hoy en día,
que se sientan en sus sillas giratorias en las universidades, son los que
dudan de los milagros. La gente en aquel entonces nunca negó que un
milagro se hubiera realizado. Los padres de este hombre sabían que
había ocurrido un milagro, pero no estaban preparados para explicar
cómo se había realizado el milagro. No querían ser excomulgados
porque eso era una cosa terrible para un judío. Las autoridades les
condenarían al ostracismo, y ellos no querían exponerse a este tipo de
apuros. Las autoridades religiosas pues, no pueden negar el milagro,
pero ahora tratan de impedir que el Señor Jesús reciba la honra por
haberlo hecho.
Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido
ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos
que ese hombre es pecador. [Jn. 9:24]
Los judíos vuelven a su primer argumento. Dicen que este hombre es
pecador porque había violado, según ellos, el día de reposo. Dicen que

148
Juan Un Comentario

no se debe darle la gloria a este hombre, ni al Señor Jesús, sino sólo a


Dios. Parece ser una cosa bella y pía, ¿verdad?
Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una
cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. [Jn. 9:25]
Este hombre todavía no ha visto al Señor Jesús. Ésta es la segunda
vez que le traen a la corte, y ahora ya está cansado de todo esto. Sin
embargo, escuche usted su testimonio. Él dice: ...una cosa sé, que
habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Ése es el testimonio de cualquier pecador que ha sido salvado.
“Habiendo yo sido ciego, ahora veo. Una vez me encontraba en
tinieblas espirituales, pero ahora estoy en la luz espiritual. Antes
no conocía a Cristo, pero ahora le conozco como mi Salvador
personal”. A veces escucho algunos testimonios bastante largos. No
sé en cuanto a usted, amigo, pero me cansa a veces un poco escuchar
unos testimonios así. Y creo que muchos de estos testimonios, son
embellecidos y pulidos para tratar de hacerlos un poco más atractivos.
A veces, el énfasis está puesto sobre la vida pasada, en tal manera
que los hermanos salen como los héroes en su testimonio. Algunos
cuentan que “antes” eran líderes de una mafia, eran miembros de
alguna cuadrilla de rufianes, o eran alcohólicos de los más malos, o
los jugadores más empedernidos, etc. Dicen que entonces escucharon
el Evangelio y se convirtieron. Lo que pasa entonces, amigo, es que
todos quedan muy impresionados con el testimonio y salen diciendo:
“¿Escuchaste el testimonio de Fulano de Tal?” Y se ocupan tanto en
hablar acerca de Fulano de Tal y todas las cosas que él había hecho
antes, que ni siquiera hacen mención de Cristo. Amigo, el nudo
o punto clave de cualquier testimonio que yo quiero escuchar, es
simplemente éste: “¡Habiendo yo sido ciego, ahora veo!” Amigo, ésta
es la clase de testimonio que deseo escuchar.
La volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los
ojos? Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis
querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis
también vosotros haceros sus discípulos? Y le injuriaron,
y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos
de Moisés somos.

149
• J. Vernon McGee •

Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero


respecto a ése, no sabemos de dónde sea. [Jn. 9:26-29]
Los fariseos realmente se hallan en un apuro. Hacen los mejores
esfuerzos por hallar, aunque sea un pequeño defecto del cual puedan
aprovecharse para explicar el milagro que acaba de hacer Jesús. A
ellos no les era posible explicarlo todo tan fácilmente, como presumen
hacerlo los teólogos y profesores incrédulos de hoy en día. Este
hombre está allí mismo y él puede ver.
Creo que el hombre empieza a ver lo que hacen y se pone un poquito
sarcástico. Claro que ellos no quieren ser los discípulos de Jesús. Le
odian. El hombre comprende esto, pero pregunta con sarcasmo si
es que a ellos les gustaría ser Sus discípulos. Hace otra observación
interesante. Los fariseos no sólo son tan ciegos que no pueden ver la
Luz del mundo, sino que también son sordos y por lo tanto, tampoco
pueden oír.
Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo
maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a
mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los
pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su
voluntad, a ése oye. Desde el principio no se ha oído decir
que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste
no viniera de Dios, nada podría hacer. Respondieron y
le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas
a nosotros? Y le expulsaron. [Jn. 9:30-34]
Las autoridades religiosas le injuriaron. Usted puede notar una vez
más, que cuando los hombres no tienen una respuesta, empiezan a
usar la burla y la mofa. En realidad, ellos mismos eran los responsables
de que el ciego que fue sanado siguiera un razonamiento lógico y
llegase a la conclusión de que sólo un hombre de Dios podría hacer
tal milagro. En este hombre no había ninguna duda de que había sido
sanado, y por lo tanto está más y más convencido que este Hombre,
Cristo Jesús, es de Dios. Ahora, recuerde usted que él todavía no había
visto a Jesús.
Estos líderes religiosos no tienen, pues, una respuesta. No pueden
satisfacer el argumento, ni dar una explicación satisfactoria. Los

150
Juan Un Comentario

hechos les confunden y les contradicen. ¿Qué hacen entonces? Pues


optan por expulsar al hombre. Estas autoridades religiosas debían
haberle aceptado, pero en lugar de eso, se enojaron y le expulsaron.
Es decir, le excomulgaron. Eso era una cosa terrible en aquel día.
Esta excomunión le excluía del templo, y también le excluía de poder
participar en la vida comercial. Francamente, hacía de él un paria.
Era como si fuese un leproso, porque quedaba excluido de todo lo
religioso y social. Pero note usted lo que ocurre ahora. El Señor Jesús
aparece en escena.
4. El ciego conoce a Jesús—
Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo:
¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién
es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has
visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Creo,
Señor; y le adoró. [Jn. 9:35-38]
Tenemos aquí la escena en que este hombre que ha sido sanado tiene
su encuentro con Jesús. Este hombre había defendido al Señor Jesús
y había ganado en argumento. Pero las autoridades religiosas le han
expulsado del templo. Es cosa maravillosa que precisamente ahora,
el Señor Jesús se le acerca. Y amigo, Jesús es quien siempre busca al
hombre. El Señor ha preparado a este hombre por todo el camino.
Ahora, es necesario poner su fe en el Hijo de Dios, y el Señor llega
entonces donde él, con esta pregunta crucial: “¿Crees tú en el Hijo
de Dios?” Es que el hombre ha pasado por experiencias que le han
fortalecido. Han aclarado su modo de pensar. El Señor sabe que él está
listo para dar este paso final.
Este hombre es tan amplio, tan honesto y sincero. Pregunta, quién es
el Hijo de Dios para que crea. Se puede ver la ansiedad espiritual de
este hombre. Quiere seguir más adelante. Quiere llegar a conocer a
Jesús, el Cristo, o sea el Mesías prometido.
Jesús le aseguró que podía ver al Hijo de Dios y que era el mismo Hijo
de Dios que le estaba hablando. El hombre entonces creyó y le adoró.
Éste es uno de los casos más bellos de la fe que tenemos en toda la
Palabra de Dios. Nuestro Señor Jesucristo llevó a este ciego paso a
paso, y le trajo a Sus pies, a fin de que pudiera decir: “Creo, Señor”, y
le adoró.
151
• J. Vernon McGee •

Así son los pasos que todo pecador debe dar. En el principio todos
somos ciegos. Somos pecadores perdidos, y ni aun vemos nuestra
condición perdida. Luego llegamos a Cristo. Él se revela a nosotros y
nuestros ojos son entonces abiertos y vemos Quién es y lo que Él ha
hecho por nosotros. Luego la pregunta es: ¿Cree usted? La respuesta
de este hombre también puede ser la respuesta suya, amigo, si es que
usted quiere ser salvo. “Creo, Señor”. Usted entonces se postrará
delante de Él para adorarle.
Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para
que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. [Jn.
9:39]
Esta declaración parece extraña. El Señor dice que hay quienes tienen
ojos pero que no ven. Tienen los ojos físicos y ven las cosas sólo
desde el punto de vista físico, pero son ciegos espiritualmente. Si un
hombre confiesa que es ciego y viene a Jesús como ciego, Jesús le
da discernimiento espiritual. Pablo escribe: Pero el hombre natural
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él
son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. (1 Co. 2:14) Amigo, si usted ha entrado en la
presencia del Señor Jesús, si ha entrado en la presencia de la Luz del
mundo, pero todavía dice “¿Qué es la verdad?” O simplemente, “No
veo que Él sea mi Salvador”. O, simplemente, “No comprendo de lo
que se trata”. Entonces, no ve. Todavía es ciego espiritualmente. Los
fariseos tenían ojos. Creían que veían. Eran hombres religiosos y
celosos, pero continuaban siendo ciegos.
Los paganos están perdidos. Están en las tinieblas. Sin embargo, el
Señor lleva a cada hombre por una serie de pasos. Si hay cualquier
hombre que quiera saber de Jesús y que viva en una tierra pagana,
estoy seguro de que el Señor le alcanzará con el evangelio. El hombre
que se sienta en un banco de la iglesia y oye predicar la Palabra de Dios
y la proclamación del evangelio, está en la presencia de la Luz. Esa Luz
revela su ceguera. Jesús dijo allá en Mateo 6:23: Así que, si la luz que
en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Si usted
sabe las verdades en cuanto a Jesucristo, la Luz del mundo, pero no las
cree, amigo, es ciego y absolutamente no hay nada más que ofrecerle.
Si usted ha estado en la presencia del Salvador del mundo y le ha
rechazado, no hay entonces otro Salvador que ofrecerle.
152
Juan Un Comentario

Entonces algunos de los fariseos que estaban con él,


al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también
ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais
pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado
permanece. [Jn. 9:40-41]
Comenzamos con un ciego que fue sanado a fin de que viera tanto
física como espiritualmente. Terminamos con las autoridades
religiosas que estaban trágica y completamente enceguecidas, pero
que creían que podían ver. En la misma presencia de Cristo, en la
presencia de la Luz, en la presencia de la revelación de Dios, dijeron
que no tenían ningún pecado. Son ciegos, y, sin embargo, dicen que
ven.
¿Sabe usted que algunas de las personas más dogmáticas en sus
creencias hoy en día, son los ateos y aquéllos que muestran más
devoción a un culto? Dicen que ven, pero son ciegos. Rechazan al
Señor Jesucristo y por eso su pecado continúa.
Si usted previamente ha rechazado a Jesucristo, o si nunca antes le
ha aceptado, abra su corazón y su mente para recibirle ahora mismo.
Acompañe al que había sido ciego y diga “Una cosa sé, que habiendo
yo sido ciego, ahora veo. Creo Señor”. Entonces, adore como él adoró
a Jesús.

153
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 10

Jesús el Buen Pastor (séptima palabra); Su humanidad—Cristo en


forma de siervo; Su Deidad—Cristo es igual a Dios

Humanidad—Cristo en forma de siervo


1. La Puerta del redil—
De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta
en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése
es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, el
pastor de las ovejas es. [Jn. 10:1-2]
Los antiguos rediles de aquel entonces todavía existen en muchos
pueblos en aquella tierra. Había un redil público, y por la noche todos
los pastores que vivían en aquel pueblo traían sus ovejas al redil, para
pasar la noche allí. Su costumbre era entregar las ovejas al portero del
redil, quien las cuidaba, y entonces se iban a sus hogares para pasar la
noche. A la mañana siguiente, el portero dejaba entrar a los pastores, y
ellos entonces llamaban a sus ovejas. Cada pastor llamaba a sus propias
ovejas, y luego salía por la puerta del redil llevando todas sus ovejas.
Es conveniente aquí recordar que Jesús pronunció estas palabras,
inmediatamente después de lo ocurrido en el capítulo anterior. Allí las
autoridades religiosas comienzan a rechazar públicamente a Jesucristo
como su Mesías. Excomulgan del templo al ciego sanado por Jesús,
por su fe en Él, y por último preguntan si Jesús les está acusando de
ser ciegos. Jesús establece sin lugar a dudas, el hecho de que son ciegos
en cuanto a lo espiritual. Con este discurso sobre la puerta del redil,
presenta Sus credenciales que lo identifican como el Mesías, el Hijo
de Dios. El redil aquí representa a la nación de Israel. Jesús les está
diciendo que Él entró por la puerta. Sigue diciendo, que cualquiera
que no entre por la puerta, sino que suba por otra parte, es un ladrón y
salteador. Y ésta es una alegación grande que Jesús hace aquí en cuanto
a Sí Mismo. Él dijo que había entrado por la puerta, que había entrado
legalmente y que entró en cumplimiento de las profecías del Antiguo
Testamento. Entró según lo establecido por la ley. Pero cuando vino
el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley. (Gá. 4:4)
154
Juan Un Comentario

Jesús entró por el linaje de David conforme a la profecía. (Véase Lc.


1:32) Nació en Belén conforme a la profecía. (Véase Mi. 5:2) No sólo
era del linaje de David, sino que también fue nacido de una virgen
conforme a la profecía de Isaías 7:14. En el tiempo en que nació, era
una vara del tronco de Isaí, conforme a Isaías 11:1. Ahora, esto es
interesante. En aquellos tiempos, el linaje real de David había bajado
al mismo nivel del campesino. No había más majestad real. Isaí
también había sido un campesino en Belén. El hecho es que criaba
ovejas. Su hijo David fue ungido, y por lo tanto ese linaje, llegó a ser
el linaje real. Pero cuando nació el Señor Jesús, era simplemente una
vara del tronco de Isaí. Era simplemente un carpintero, y hasta llevó
la ropa de carpintero. ¡Con cuanta precisión se cumplieron todas las
profecías!
Luego vino, conforme a la ley mosaica. Le llevaron al templo cuando
tenía ocho días. Vez tras vez, Jesucristo aclaró que no había venido
para destruir la ley, sino para cumplirla. Él era el Mesías, y así había
entrado por la puerta. Ningún otro podía tener las credenciales que Él
tenía. Cualquier otro habría sido ladrón y salteador, y habría tenido
que subir por otra parte, y no hubiera podido presentar credencial
alguna. Es precisamente en esta área que los líderes religiosos lo
acusaban. Ellos no creían que Él tenía las credenciales como para ser
el Mesías. Jesús les dijo: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que Yo
hago en nombre de Mi Padre, ellas dan testimonio de Mí. (Jn. 10:25)
Ésta es una gran reclamación que Él está haciendo en este capítulo.
Israel es el redil; Jesús es el Buen Pastor.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus
ovejas llama por nombre, y las saca. [Jn. 10:3]
El portero es el Espíritu Santo. El Espíritu de Dios vino sobre Él y
todo lo que hacía, lo hacía mediante el poder del Espíritu de Dios. El
Espíritu Santo sabía que Él tenía las credenciales que eran necesarias,
y por eso le dejó entrar en la nación de Israel para llamar a las
ovejas del redil. Las ovejas oyen Su voz, y han respondido. Esto se
relaciona con el capítulo anterior. Esos líderes religiosos eran ciegos
espiritualmente, y además eran sordos. Ni siquiera oyen Su voz. Pero
Él llama a los Suyos por nombre y los saca. El ciego, por ejemplo, le
oyó llamar. Simón oyó llamar su nombre, y Jesús le cambió el nombre

155
• J. Vernon McGee •

por el de Pedro, que quiere decir piedra. Llamó a Santiago, a Juan, a


Natanael, y a Felipe. Se paró bajo un árbol sicómoro en Jericó y llamó
a Zaqueo. Llamó pues a Sus ovejas por nombre.
Quisiera insertar aquí, que creo que cuando el Señor llame a los
Suyos del mundo, durante el arrebatamiento o rapto de Su iglesia, los
muertos en Cristo serán levantados, y nosotros que vivimos, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor
en el aire. Creo que entonces llamará por nombre a cada creyente.
Creo que le oiré decir personalmente mi propio nombre. ¡Eso será
maravilloso! porque Él conoce mi nombre. Me llamará en aquel
entonces. Y si usted, amigo, cree en Él, también a usted le llamará.
Usted le oirá decir su propio nombre.
Jesús, pues, saca las ovejas del redil, de la nación de Israel, del
judaísmo. Aquí, los líderes religiosos ya habían expulsado al ciego del
templo y Jesús va a sacar entonces esta oveja del judaísmo.
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante
de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
[Jn. 10:4]
No solamente llama a Sus ovejas por nombre, sino que también las
saca. En ese tiempo, no marcaban a las ovejas con hierro candente.
El pastor llamaba a las ovejas y las ovejas conocían su voz. El pastor
las sacaba y ellas le seguían. Asimismo, Sus ovejas le seguirán, porque
conocen Su voz.
Es una cosa maravillosa saber hoy en día, que cuando se predica la
Palabra de Dios, Jesús está llamando a Sus ovejas. El Espíritu de Dios
es el Portero que abre los corazones, y las ovejas oyen. Por eso mismo
me gusta la transmisión por radio. Porque las ovejas están esparcidas
por muchas partes, pero oyen. Recibo muchas cartas informándome
de lo siguiente: “Oí y creí”. Amigo, Él sacará a Sus ovejas de algún
sistema legal, o quizá hasta de una iglesia donde no están siendo
alimentados, y ellas le seguirán.
Permítame decir que no es posible engañar permanentemente a las
ovejas de Dios. Es verdad que la oveja por un tiempo puede meterse en
alguna secta falsa, o en algún “ismo”, pero la oveja conocerá la voz del
Pastor. Desafortunadamente, hay demasiados predicadores hoy en día,

156
Juan Un Comentario

que tienen miedo. Sí señor. Miedo de declararse a favor de la verdad.


Sin embargo, dondequiera que la Palabra de Dios sea fielmente
predicada y enseñada, las ovejas la oirán. Podemos confiar en eso
porque nuestro Señor dijo: Mis ovejas oyen Mi voz. (Jn. 10:27)
Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque
no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo
Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
[Jn. 10:5-6]
Creo que es posible engañar al pueblo de Dios algunas veces, pero
no creo que sea posible engañarlo todo el tiempo. Por un tiempo,
las ovejas de Dios pueden creer que le oyen, pero con el tiempo
descubren que no han estado oyéndole, y entonces se vuelven a la
enseñanza de la Palabra de Dios, porque conocen a su Pastor. ¡Es
asombroso!
Ahora, el motivo por el cual algunas ovejas no oyen Su voz es porque
no son Sus ovejas. Pero en dondequiera que hallemos a los que
escuchan la Palabra de Dios, podemos saber que son Sus ovejas, y da
gusto saber que son los hijos de Dios.
En algunas versiones de la Biblia, se encuentra la palabra “parábola”
aquí en el versículo 6. La palabra griega para parábola es parabole,
y la palabra en este versículo es paroimia, que realmente significa
“alegoría”. El evangelio de Juan no registra ninguna de las parábolas
de nuestro Señor Jesucristo. Registra las metáforas y las alegorías
tales como Yo soy la Luz del mundo (Jn. 8:12), y Yo soy el Pan de
Vida (Jn. 6:35). Éstas no son parábolas sino realidades. Son figuras
para dejarnos saber algo acerca de Dios. Tienen por objeto darnos luz
sobre la materia, para que veamos. Y veremos, a menos que seamos
ciegos, como eran estos líderes religiosos. Por lo tanto, debe leerse
así: Esta alegoría les dijo Jesús, así como la versión de Reina-Valera
la traduce. Pero, los líderes religiosos no comprendieron lo que Él les
decía.
El Señor dijo: El que tiene oídos para oír, oiga. (Véase Mt. 13:9)
Es posible tener oídos y sin embargo no oír. Ellos se oyen, esto es
seguro, pero no le oyen como Palabra de Dios. Esto es lo importante.
Amigo, ¿cómo le oye usted? Es de esta misma diferencia en el oír, a la

157
• J. Vernon McGee •

cual nuestro Señor se refirió al citar del profeta Isaías, en el capítulo


13:14, diciendo: ...de oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y
no percibiréis.
2. La Puerta de las ovejas—
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí
vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron
las ovejas. [Jn. 10:7-8]
Aquí, Jesús da otra alegoría. Ha hablado en cuanto a la puerta
del redil, pero ahora da otro paso, y dice que Él es la Puerta de
las ovejas. El Señor Jesús es la Puerta para los que salen de Israel.
Acaban de expulsar de la sinagoga al ciego. Fue echado fuera del
redil. Inmediatamente, el Señor Jesús vino a este hombre y se reveló
a él. Cuando el Señor Jesús se reveló a este hombre, se constituyó
en la Puerta para él. Este hombre ha sido traído del redil, al Señor
Jesucristo, para seguirle. Ésta es la segunda gran verdad que nuestro
Señor declara en este capítulo.
Nuestro Señor declarará este mismo principio en Juan 15, cuando
dice: ...Yo soy la Vid verdadera... vosotros los pámpanos. La vid en
el Antiguo Testamento era un cuadro de la nación de Israel. Jesús
está diciendo que ya no es la relación con la nación de Israel, sino la
relación con Él; lo que significa la unión de los pámpanos con la vid.
Deben salir del judaísmo; de la ley; del ritualismo, y deben venir a Él.
Está diciendo que Él es la Puerta por la cual tienen que entrar. Ahora,
recuerde usted que está hablando con las autoridades religiosas y con
el ciego. A propósito, algunos de estos mismos hombres acudieron a
Jesús, después de Su resurrección.
3. La Puerta—
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene
sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
[Jn. 10:9-10]
Jesucristo es el Camino. Él es el único Camino. Usted amigo, entra y
sale por Él. Ha venido para traernos una vida abundante. Es por eso

158
Juan Un Comentario

que Pedro predicó que: ...en ningún otro hay salvación; porque no
hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos
ser salvos. (Hechos 4:12)
El ladrón viene para hurtar, para matar y para destruir. Y creo
que ésta es una buena prueba que se puede aplicar a una iglesia u
organización, o programa radial que se diga ser evangélico. ¿Se
está enriqueciendo alguien de ello? Jesús, amigo, vino a salvar a los
pecadores. Vino para darnos vida, una vida abundante.
Hagamos ahora un breve repaso de este pasaje.
La Puerta del redil. (V. 1) El redil es la nación de Israel. Jesús saca a
Sus ovejas del judaísmo, del dominio de la ley.
La Puerta de las ovejas. (V. 7) Jesús es la Puerta para los que salen
del judaísmo. Por ejemplo, el ciego no tuvo a dónde ir después de la
excomunión. ...Sed salvos de esta perversa generación. (Hch. 2:40)
La Puerta misma. (V. 9) Él es la Puerta de la salvación, tanto para el
judío, como para el gentil. Él les da a los hijos de Dios libertad para
entrar y salir y hallar pastos.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las
ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien
no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las
ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le
importan las ovejas. [Jn. 10:11-13]
¿Cómo es posible que Jesús sea la Puerta y el Pastor al mismo tiempo?
Bueno, no había puertas como las que tenemos en las casas hoy
en día, ni tenían candado para guardar el redil. El hombre que lo
guardaba dormía atravesado en la entrada, de modo que él mismo
era la puerta. Jesús no es solamente la Puerta, sino que también es el
que se queda allí mismo en la entrada. Él es la Puerta que conduce a la
vida eterna, y también es el que protege a los Suyos.
Jesús también es llamado el Cordero de Dios. Ahora, ¿Cómo puede
ser el Cordero de Dios y al mismo tiempo el Buen Pastor? Esto puede
parecer una metáfora mixta, pero es una de las verdades más gloriosa
en las Escrituras. Jesús es ...el Cordero de Dios, que quita el pecado

159
• J. Vernon McGee •

del mundo, conforme al capítulo 1:29. Bajó de la gloria y se identificó


con nosotros, los que somos las ovejas. El hecho de que llegó a ser un
Cordero acentúa la humanidad de Jesucristo. Al mismo tiempo, Él
es el Buen Pastor. Sólo Él es digno y poderoso para salvarnos, y para
poder hacer esto, no dejó de ser Dios. Esto pues, acentúa la Deidad de
Jesucristo.
Él es el Buen Pastor, y como Buen Pastor, da Su vida por las ovejas.
Esto corresponde al Salmo 22 y lo cumple. Describe además Su obra
pasada.
También es el Gran Pastor, que corresponde al Salmo 23. Como dice
Hebreos 13:20-21: Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a
nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre
del pacto eterno, os haga aptos en toda buena obra para que hagáis Su
voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él
por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Su obra hoy es vigilar o cuidar a Sus ovejas.
También, Él es el Príncipe de los pastores, que esto corresponde al
Salmo 24. 1 Pedro 5:4, dice: Y cuando aparezca el Príncipe de los
pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Cuando
Él venga otra vez, amigo, cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
usted recibirá una corona de gloria.
El asalariado no se preocupa por cuidar las ovejas. Los fundadores de
las otras religiones del mundo hicieron muy poco por sus seguidores.
Los líderes de sectas religiosas modernas, realmente se están
enriqueciendo a costa de sus seguidores. Pero, el Pastor, el verdadero
Pastor, da Su vida por las ovejas y las protege.
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías
me conocen, Así como el Padre me conoce, y yo conozco
al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. [Jn. 10:14-15]
Aquí hay una maravillosa relación. Él conoce a Sus ovejas, y Sus ovejas
le conocen a Él. Pablo escribió: A fin de conocerle, y el poder de Su
resurrección... (Fil. 3:10) Conocerle es amarle. Uno debe leer lo que
Dios dice en cuanto a los Pastores, por medio del mensaje de Ezequiel
en el capítulo 34 de su profecía.

160
Juan Un Comentario

Fíjese usted que ésta es la tercera vez que Jesús dice que Sus ovejas le
conocen. Conocer a Jesucristo amigo, es lo de mayor importancia;
todo lo demás llega a ser cosa secundaria. Por eso mismo he dejado
de disputar en cuanto a pequeños detalles. Voy a dejar de disputar en
cuanto a la religión y en cuanto a los detalles. Lo importante amigo,
lo verdaderamente importante, es conocer a Jesucristo. ¿Le conoce
usted? ¿Conoce Su voz y oye al Pastor?
No hay ningún Pastor como Éste. David arriesgó su vida para salvar
a sus ovejas de un oso y de un león. Pero el Hijo de David muere por
Sus ovejas. Fue a la cruz por Sus ovejas y después las trae a la cruz
para que sean salvas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil;
aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un
rebaño, y un pastor. [Jn. 10:16]
Hay otras ovejas, las cuales no son de este redil, dice el Señor.
Aquel redil era Israel. Pero estas otras también oirán Su voz y habrá
entonces, un sólo rebaño y un sólo Pastor. Ha habido el redil de
Israel, pero ahora habrá un sólo rebaño que incluirá al judío, al gentil,
al rico, al pobre, al siervo y libre, al varón y la hembra, al negro y al
blanco. Es decir, gente de todas las naciones y de todas las lenguas y
tribus.
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para
volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo
poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí
de mi Padre. [Jn. 10:17-18]
Dice que todo esto es la voluntad del Padre. El Padre le ama porque
murió por nosotros. Nosotros también pues, debemos amarle porque
Él murió por nosotros. Ofreció Su alma en ofrenda por el pecado.
Durante esas tres horas de tinieblas, Dios el Padre puso sobre Él, el
pecado del mundo, y sufrió el castigo por usted y por mí. El Buen
Pastor dio Su vida por las ovejas.
El Señor Jesús declara aquí en el versículo 18 con toda claridad, que Él
da Su vida voluntariamente. Jesucristo mantuvo el completo control
de cada aspecto de Su propio juicio. Él fijó la hora de Su muerte. Los

161
• J. Vernon McGee •

judíos dijeron que no debía ser prendido ni muerto en un día de fiesta,


porque podría desencadenar un alboroto del pueblo; pero es un hecho
que fue crucificado en un día de fiesta. Nunca fue más majestuoso que
cuando fue a la cruz, y si uno lee con cuidado los evangelios, se da
cuenta de que entonces en verdad, el gobierno romano fue juzgado.
La nación de Israel fue juzgada y usted y yo amigo, fuimos juzgados. Él
no tuvo que morir, sino que murió voluntariamente por los pecados
de todo el mundo. Puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador
de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio... (He. 12:2) Ningún hombre pudo tocarle
sin Su permiso. Alegó tener poder para poner Su vida y para volverla
a tomar.
Volvió a haber disensión entre los judíos por estas
palabras. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está
fuera de sí; ¿por qué le oís? Decían otros; Estas palabras
no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir
los ojos de los ciegos? [Jn. 10:19-21]
Hay una división. ¿Por qué? Porque algunos son ovejas y otros no lo
son. Las ovejas oirán, y los otros no oirán.
La cuestión todavía es la misma hoy en día, como lo fue en aquel
entonces. O el Señor Jesucristo era un loco, o es el Salvador del
Mundo. O tiene un demonio, o es el Hijo de Dios. Siempre ha habido
esa división. Cuando el Apóstol Pablo predicó en Atenas, algunos
creyeron y otros no creyeron. Cuando yo predico, algunos creen y
otros no creen. No podemos esperar que sea de otro modo.
Creo que los teólogos que se auto identifican como liberales, son los
hombres más inconsecuentes e ilógicos que hay. Jesucristo no puede
ser un buen maestro y un gran ejemplo, sin ser el Hijo de Dios. O es
un fraude, o es el Hijo de Dios. Uno no puede ser liberal y todavía ser
consecuente. Jesús, o es un loco, o es el Dios y Salvador suyo y mío,
amigo.

Deidad—Cristo igual a Dios


Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era
invierno. [Jn. 10:22

162
Juan Un Comentario

La fiesta de los tabernáculos se celebraba en la última parte del mes


de octubre, y la fiesta de Dedicación, en los últimos días de diciembre.
Por lo tanto, hay un intervalo aquí de dos meses. En esta fiesta se
recordaba el tiempo cuando Judas Macabeo libertó el templo de
Antíoco Epífanes, el sirio, quien lo había contaminado. Esto ocurrió
en el año 167 a.C. y todavía se celebraba en el tiempo de nuestro
Señor.
La expresión era invierno, es simbólica del hecho de que Jesús no
tiene más que ver ahora con la nación de Israel. De aquí en adelante,
en el evangelio según San Juan, Jesucristo sólo habla a los Suyos. No
hará otro llamamiento público. Ahora, es demasiado tarde para la
siega. El Cordero de Dios se recluye en preparación para ir a la cruz, y
para morir por los pecados del mundo.
Permítame recordarle que es posible divertirse por demasiado
tiempo. El invierno viene para usted, y vendrá el día cuando no le
será posible testificar más. Si usted va a testificar, mejor es que lo haga
ahora. Por otra parte, si usted nunca ha aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal, permítame recordarle que el invierno puede venir
también en cuanto a esto. Sí amigo, llegará el tiempo cuando ya será
demasiado tarde, demasiado tarde para ser salvo. Uno puede persistir
en rechazar al Señor Jesucristo tantas veces, que al final ya no podrá
aceptarle. El profeta Jeremías dice: Pasó la siega, terminó el verano, y
nosotros no hemos sido salvos. (Jer. 8:20)
Y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo
nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo
abiertamente. [Jn. 10:23-24]
Había allí un gran pórtico que era para los gentiles, es decir, para
los que no eran judíos. Nuestro Señor ya no entra en el templo. Es
invierno, y anda por el pórtico de Salomón.
Jesús había puesto Su identidad de manifiesto, con suma claridad,
y aquéllos que le aceptaron comprendieron que Él era el Mesías, el
Cristo. Recuerde usted que Andrés le había dicho a su hermano que
había encontrado al Mesías. Natanael le reconoció como el Hijo de
Dios, el Rey de Israel. La mujer samaritana por su parte comprendió

163
• J. Vernon McGee •

quién era, y también el ciego aquí. Pero estos líderes religiosos con
sus preguntas sutiles realmente tratan de culpar a Jesús. Hacen creer
que Jesús es culpable de no dar suficiente información, cuando la
verdad es que la culpa es de ellos, por no querer creer lo que Dios les
había revelado. Pues bien, Él ha revelado que Él es el Mesías. Ahora lo
declara una vez más.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras
que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio
de mí; Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis
ovejas, como os he dicho. [Jn. 10:25-26]
Jesús les dice que Él tiene las evidencias de que es el Mesías. Sus obras
dan testimonio de ello. Había nacido en el linaje de David, conforme a
la profecía. Fue presentado por Juan el Bautista. Ningún hombre jamás
enseñó como Él enseñó. Ningún hombre había podido redargüirle de
pecado. Cuando Juan el Bautista envió a sus discípulos a que indagaran
si Jesús era el Mesías o si debían buscar a otro, Jesús les mandó que
fueran y contaran a Juan el Bautista, las obras que Él hacía. Así, Juan el
Bautista sabría si Él tenía las credenciales del Mesías, o no. Es que Su
enseñanza, Su vida, y Sus milagros, demostraron que Él era el Mesías.
El problema no radicaba en la falta de credenciales por parte de Jesús.
El problema estaba en el corazón que no cree. No creyeron, y el hecho
de que no creyeron, demostraba que no eran Sus ovejas.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es
mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano
de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. [Jn. 10:27-30]
Sus ovejas oyen Su voz. Le siguen. Es decir, que la marca de
pertenencia en las ovejas es la obediencia. ¿Quiere usted saber si una
persona es salva o no? Entonces fíjese cómo es su relación con Cristo
y si le está obedeciendo. Recuerde usted que el sacerdote en el Antiguo
Testamento tenía que tener puesta la sangre sobre el lóbulo de su
oreja derecha. Cuando era consagrado, la sangre era puesta sobre el
lóbulo de la oreja derecha. El Espíritu de Dios tenía que abrir su oído
porque, como dice Pablo: ...Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los

164
Juan Un Comentario

que le aman. (1 Co. 2:9) Dios tiene que revelárnoslas por Su Espíritu.
Nosotros también tenemos que tener puesta la sangre sobre el lóbulo
de la oreja derecha. Proverbios 20:12, dice: El oído que oye, y el ojo
que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.
Y Yo las conozco. Me alegro de que Alguien me conozca. A veces, mis
amigos me entienden mal y tengo que explicarme. Pero nunca me es
necesario explicarme a Jesús, porque Él siempre me comprende, me
conoce.
Y Me siguen. Creo en la seguridad eterna del creyente y en la
inseguridad de los que profesan ser creyentes, pero que no lo son. Y
Me siguen, dice el Señor. Así de simple es. Si el pastor llamara por la
mañana y comenzara a caminar por la colina hacia arriba, y si de unas
quinientas ovejas en el redil, cien salieran y le siguieran, tendríamos
que llegar a la conclusión de que esas cien ovejas, eran Sus ovejas.
También llegaríamos a la conclusión de que las otras cuatrocientas no
eran Sus ovejas.
Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Amigo, cuando Él les
da vida eterna, eso quiere decir que no la pueden ganar, ni trabajar
para obtenerla. Es gratuita. Es vida eterna. Es para siempre. No
podrían ser Sus ovejas, si la vida no durara para siempre. Las ovejas
pueden hallarse en peligro, pero el Pastor proveerá. Pueden estar
esparcidas, pero Él las juntará de nuevo. Nunca perecerán. Ahora,
¿pueden descarriarse? Sí. Pueden descarriarse. Pero ¿perecerán? No.
Las ovejas pueden meterse en el chiquero, pero nunca ha habido
oveja que se quede en el chiquero. Las ovejas y los cerdos no viven
juntos. La oveja siempre es oveja. Nadie las arrebatará de la mano
del Salvador. Ningún enemigo, ningún hombre, ningún ser creado,
puede arrebatarlas de Su mano. ¡Esto es maravilloso!
Cierta vez alguien argumentaba que uno mismo puede saltar y salir
de Su mano, porque somos libres agentes morales. Pero escuche usted
el pasaje. Realmente dice: “Ningún ser creado las arrebatará de Mi
mano”. Él es el Pastor. Él es Dios. Si usted cree que puede saltar para
salirse, el Padre cierra las manos y usted no puede salir. Hermano:
Dios le tiene a usted en Su mano y no puede salir de ella. Ambas
manos son las manos de la Deidad. Ningún ser creado puede arrebatar
las ovejas de Su mano.

165
• J. Vernon McGee •

Hace años, un ranchero en el estado de Tejas, en los Estados Unidos,


contaba acerca de sus ovejas y decía que tenía dos mil ovejas, y que
era necesario que alguien las vigilara todo el tiempo. Si dos ovejitas
pasaban al otro lado de una colina y se alejaban del rebaño, se perdían,
porque no pueden encontrar su camino de regreso al rebaño, por sí
mismas. La única manera en que pueden estar seguras es que el pastor
esté allí con ellas. Si un lobo se acercaba para comerse una de ellas,
uno creería que la oveja sería lo suficientemente inteligente como
para decirse: “Bueno, se comió a mi hermanito, pues. Lo mejor es
que vuelva para juntarme con el resto del rebaño”. Pero, ella no sabe
a dónde ir. Todo lo que hace es balar y balar y dar vueltas, y por fin
sirve de postre al lobo. Una oveja de por sí, es torpe, no tiene ninguna
manera de defenderse; no puede huir del peligro. Si una oveja está
segura, no es porque es viva ni inteligente, sino porque tiene un buen
pastor.
Permítame decirle que Jesús nos da vida eterna, y nunca pereceremos.
Alguien podrá acusarme de jactancia. Pero no, no me estoy jactando.
Estoy jactándome de nuestro Pastor. Tenemos un Pastor maravilloso.
Él no perderá ninguna de Sus ovejas. Si comienza con cien, no
terminará con noventa y nueve. Si una se pierde, irá a buscarla.
Ninguna perecerá.
Luego dice que Él y el Padre son uno. Aquí, alega ser Dios, otra vez.
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para
apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras
os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me
apedreáis?Le respondieron los judíos, diciendo: Por
buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia;
porque tú, siendo hombre, te haces Dios. [Jn. 10:31-33]
Hay una cosa que es segura. En aquel entonces, aquéllos que le
oyeron comprendieron muy bien que se hizo igual a Dios. Tenía
Sus credenciales. No había ninguna manera posible para negar los
milagros. Sanó a miles de enfermos y no se podía negar la evidencia.
Ahora le acusan de blasfemia. Le acusan de llamarse Dios. Y, ¿sabe
usted que eso es exactamente lo que hacía?
Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo
dije, dioses sois?

166
Juan Un Comentario

Si llamó dioses a aquéllos a quienes vino la palabra de


Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿Al que
el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú
blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Si no hago
las obras de me Padre, no me creáis. Mas si las hago,
aunque no me creáis a mí, creed a las obras, que el Padre
está en mí, y yo en el Padre. [Jn. 10:34-38]
La acusación que ellos lanzaron era que Él, siendo un hombre,
se hacía Dios. Jesús entonces, les cita el Salmo 82:6, que dice: Yo
dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo. Los
hombres son llamados para ser los hijos de Dios, pero Jesús es Único,
en que Él es el Hombre al que el Padre santificó. Ha sido consagrado.
Es diferente de cualquier otro en el mundo. Porque fue enviado al
mundo con una misión. Él está en el Padre y el Padre está en Él.
Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus
manos. Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al
lugar donde primero había estado bautizando Juan; y
se quedó allí. Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la
verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo
de éste, era verdad. Y muchos creyeron en él allí. [Jn.
10:39-42]
Juan el Bautista no hizo milagros. Dio un verdadero testimonio del
Mesías. Jesús es el Mesías, el Cristo. Él es el que había de venir. “¿Qué
pensáis del Cristo?” Ésta es la manera de comprobar la posición suya.
Uno no puede estar en lo correcto en cuanto a lo demás, a menos que
primero esté en lo correcto en su manera de pensar, acerca de Jesús.
“¿Qué pensáis del Cristo?” Si usted amigo, es Su oveja, entonces oirá
Su voz. Pero si no es Su oveja, no le oirá, sino que la voz de Jesús será
ahogada en la confusión de voces que le hablan a usted. A Sus ovejas
les es posible oír al Hijo de Dios.

167
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 11

Jesús resucita a Lázaro de entre los


muertos en Betania (sexta obra)
Quisiera pausar aquí por un momento, para considerar el propósito
del evangelio según San Juan.
En los primeros diez capítulos, Cristo se ha estado revelando a un
círculo que cada vez es mayor. Comenzó en las bodas de Caná donde
se congregaron algunos convidados y Sus discípulos. A describir el
resultado de ese primer milagro de Jesús, las Escrituras dicen que Sus
discípulos creyeron en Él. Al final, en la fiesta de los tabernáculos y en
la fiesta de dedicación, la nación entera estaba delante de Él. Allí, Jesús
se presentó a la nación, pero fue rechazado por todos. Rechazaron Sus
obras, en el capítulo 5:16. Rechazaron Sus palabras en el capítulo 8:58-
59. Vimos en el capítulo 10:30-31, que rechazaron Su Persona.
Este capítulo es como una especie de intermedio en el relato que
hace el evangelista. El ministerio público de Jesucristo ha llegado
a su conclusión y ahora Jesús se retira a un ministerio particular.
Concentra ahora Sus esfuerzos en alcanzar a individuos, y ya no se
extiende a la nación. Los eventos aquí tienen lugar entre la fiesta
de Dedicación y la Pascua durante algún tiempo, entre los meses de
diciembre y abril.
El estudio del evangelio de Juan es como subir a un monte y cada
capítulo nos eleva un poquito más que el anterior. Recuerde usted
que Juan nos ha dicho el motivo por el cual escribió este evangelio.
El capítulo 20:30-31, dice: Hizo además Jesús muchas otras señales en
presencia de Sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo
de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en Su nombre. Los judíos
rehusaron creer que Jesús fuese el Hijo de Dios. Jesús entonces, les
pidió que creyeran las obras que hacía para que así se dieran cuenta.
Por tanto, hago la pregunta suprema: ¿Tiene Cristo el poder para
levantar a los muertos? La pregunta de mayor importancia en

168
Juan Un Comentario

cualquier religión es en cuanto a la muerte. Hay preguntas que tienen


que ver con esta vida, pero el gran misterio, es la muerte. La vida
también es un gran misterio, pero la vida quedaría prácticamente sin
sentido, si no hubiese una resurrección de los muertos. La pregunta
entonces que hay que hacerle a cualquier religión, es si tiene poder
sobre la muerte.
Muchos tratan de descartar lo milagroso de las Escrituras, incluyendo
la resurrección corporal. Son como el hombre que come pescado,
pero rehusando creer que el pescado tenga huesos. Ahora bien, puede
ignorar los huesos, pero se hallará en apuros, y hasta puede ahogarse
debido a estos huesos. Pues, hacemos lo mismo si tratamos de
descartar los milagros de la Biblia. ¡Allí están! Hay personas que dicen
que quieren una religión que esté involucrada con lo presente, y no
una que esté preocupada sólo de lo futuro. Creen que la esperanza de
la resurrección es solamente para el más allá. Pero no, amigo, es para
¡ahora mismo! Es una esperanza práctica y no teórica.
Cristo nos ofrece muchos beneficios ahora mismo, pero el más
grande de todos los beneficios, es la vida eterna. Es pues, muy práctico
hacer la pregunta: ¿Resucitarán los muertos? La vida aquí es tan corta
comparada con la eternidad que es infinitesimal. Cualquiera que haya
perdido un ser amado, sabe que la esperanza de la resurrección es algo
muy práctico. Amigo, si usted no tiene esta esperanza al pararse al
lado de la tumba, es seguro que estará abrumado por la melancolía y
la tristeza.
Me he dado cuenta de que las sectas falsas y las religiones del día,
hacen toda clase de alardes, reclamos y pretensiones en cuanto a lo
que ofrecen a sus adeptos, pero no hay ninguna de ellas que se ocupe
en levantar a los muertos. Hay algunas sectas que han alegado que
les es posible levantar a los muertos, pero nunca están dispuestos
a exhibir el cuerpo, el corpus delicti. Cuando Jesús sanó a los
enfermos, era el cuerpo que quedaba sanado. Cuando Jesús levantó
a los muertos, fue el cuerpo el que fue levantado. Muchas religiones
prometen mucho para el presente, pero nada para el futuro. Es como
el darle un sonajero a un bebé para que juegue con él en esta vida. O
es como el llevar a alguien en avión con un piloto novato que sabe
cómo despegar y volar, pero que todavía no ha aprendido lo más
difícil, cómo aterrizar. Amigo, la gran esperanza de la fe cristiana es
169
• J. Vernon McGee •

¡la resurrección de los muertos!


Los evangelios cuentan de tres incidentes en los cuales Jesús resucitó a
los muertos. Primero, es el caso de la niña de doce años que acababa de
morir. Este relato se encuentra en Mateo 9:18-26; en Marcos 5:22-43,
y en Lucas 8:41-56. Hay luego el caso del joven camino al sepulcro que
se relata en Lucas 7:11-15. En tercer lugar, está el caso de Lázaro, un
hombre ya mayor, quien había estado muerto por cuatro días, y había
sido sepultado. Éste se encuentra aquí en Juan 11:1-46. Notará usted
que no hay ninguna separación, ninguna brecha entre generaciones.
De toda edad, todos son levantados de la muerte por el poder de
Jesucristo. Además, la Biblia declara que los apóstoles Pablo y Pedro,
levantaron a muchos muertos.
Permítame ser más específico aquí, y declarar que mientras es verdad
que éstos fueron levantados de los muertos, ésta no es la resurrección,
en el más amplio sentido de la palabra. Lo que ocurrió entonces, fue
más bien una restauración a la vida. Pero la resurrección misma, es un
evento venidero que aún no se ha cumplido. Pablo, confirma esto en 1
Co. 15:42-44: ...Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.
Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad,
resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual... Éstos fueron levantados de los muertos, pero a ninguno
de ellos se les dio un cuerpo glorificado. Todos tuvieron que enfrentar
una vez más, la muerte. Cristo es las primicias, es decir, el primero
de aquéllos que duermen. La resurrección de Él es la única verdadera
resurrección. Una vez más, Pablo dice: Cristo, las primicias; luego los
que son de Cristo, en Su venida. (1 Co. 15:23b)
Nuestro Señor utilizó una variedad de métodos para hacer Sus
milagros de sanidad. Pero Su método para levantar a los muertos
siempre fue el mismo: ¡Hablarles! Les llamó y les habló como si le
oyeran. ¿Sabe usted por qué hizo eso? ¡Porque le oían! Creo que
cuando Él vuelva con la voz de mando, con la voz de arcángel, y
trompeta de Dios, todos oiremos nuestros nombres, porque nos
llamará de los muertos.
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.

170
Juan Un Comentario

(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la


que ungió al Señor y le enjugó los pies con sus cabellos.)
[Jn. 11:1-2]
Es la aldea de María. Esto fue escrito alrededor del año 90 d.C. y en
aquel entonces todos sabían acerca de María, la que había ungido
los pies de Jesús con nardo puro. La fragancia de aquel perfume
todavía llena el mundo. Jesús dijo que lo que ella hizo, sería recordado
dondequiera que fuera predicado el evangelio. Opino que hay muchos
humildes que están quebrando sus vasos de alabastro de perfume
de nardo puro, y que tendrán más reconocimiento en el cielo, que
las cosas que reciben tanta publicidad acá en la tierra. Dios, mira las
cosas desde un punto de vista diferente al nuestro, y Él es el que ha de
juzgar todas las cosas.
Estos versículos pues, establecen que estamos en la casa de Marta.
Antes, nuestro Señor Jesucristo, ya había visitado allí. Quizás usted
recordará que, en una de estas visitas, Marta se había afanado y se
había turbado con muchas cosas, para tratar de servir al Señor. Jesús
le había dicho que el sentarse a Sus pies para aprender de Él, era
mucho mejor que el afanarse y turbarse con el servicio.
Podríamos decir que ésta era la aldea de María, pero que la casa era de
Marta. Hay diferentes dones. Algunas mujeres tienen un maravilloso
don en cuanto al hogar. ¡Y hay quienes hablan hoy en día, en cuanto
a la liberación de las mujeres! Francamente no conozco a nadie que
sea el mayor cacique en la casa, que la esposa o la madre. Fíjese usted,
le saca a usted de la cocina. No le permite abrir la nevera. Le manda
quitarse de la silla, cuando quiere pasar con el aspirador. Mantiene el
mando sobre la cocina y el hogar. Éste es el llamamiento de muchas
mujeres cristianas. Hay muchas otras también que tienen como su
don, un ministerio fuera del hogar. Enseñan las clases bíblicas, las
clases para niños, y trabajan en la iglesia. Pero recuerde, amigo, que
la mujer que sirve en su hogar está sirviendo al Señor, y que la mujer
que sirve fuera del hogar también sirve al mismo Señor.
Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor,
he aquí que el que amas está enfermo. [Jn. 11:3]

171
• J. Vernon McGee •

Las hermanas son humildes y no le hacen ninguna súplica, ninguna


demanda, ninguna crítica. Simplemente le cuentan a Jesús su problema
y dejan que Él decida lo que va a hacer. Tantas veces en la oración
he escuchado a tantas personas, prácticamente demandarle al Señor
que sane al enfermo. Amigo, Dios no es un mozo para hacer nuestras
diligencias, ni es nuestro sirviente, ni alguien que sirve para llevar las
maletas. Él no hace las cosas así. ¡Ellas conocen a su Señor! ...Señor,
he aquí el que amas está enfermo. Note usted que dice: el que amas,
es decir, Lázaro es amado por el Salvador. El Apóstol Pablo también
pudo decir que Jesús le amaba. Juan, se llama el discípulo al cual Jesús
amaba. También el apóstol Pedro declaró que Jesús nos amaba. Y a
propósito, le ama a usted, y me ama a mí también. Cualquiera que sea
un hijo de Dios, es alguien a quien Jesús ama.
Oyéndole Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte,
sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella. [Jn. 11:4]
Hay algunos que dicen que uno nunca debe estar enfermo. ¿Se
incluye acaso la enfermedad en la voluntad de Dios? Ojalá que Lázaro
estuviera aquí para hablarnos en cuanto a eso. La enfermedad no es,
ni nunca ha sido indicio, de que Dios no le ama. Eclesiastés 9:1, dice:
Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar
todo esto; que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de
Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está
delante de ellos. No le es posible a usted amigo, saber por medio de las
circunstancias de algún hombre, si Dios le ama, o no. No tiene ningún
derecho a juzgar. Pablo dice en 1 Corintios 4:5: Así que, no juzguéis
nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará
también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los
corazones.... Jesús amaba a Lázaro cuando estaba enfermo. Y no sólo
eso, sino que como se ve más adelante, también dejará que Lázaro
muera. Pero aún así, Jesús le amaba.
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días
más en el lugar donde estaba. [Jn. 11:5-6]
Jesús le ama a usted, cuando está enfermo; le ama cuando se encuentra
bien de salud; le ama en todo tiempo, y usted no puede impedir que le

172
Juan Un Comentario

ame. Sí puede preguntar por qué es que Él permite que ciertas cosas le
pasen, y francamente no sé el porqué. Pero, sí sé que le ama. Le ama
ya sea usted cristiano, o no. Usted no puede impedir que Él le ame;
pero sí le es posible a usted, poner obstáculos que impidan que el
amor de Dios le favorezca. No se puede impedir brillar el sol, pero sí
puede uno ocultarse de la luz del sol.
Debido a que es un hecho que Él nos ama, debemos acercarnos
confiadamente para presentarle nuestros problemas. Ahora,
confiadamente quiere decir, con la libertad de palabra, el abrirle el
corazón a Él. No significa que nuestras peticiones sean demandas.
Estas pruebas de nuestra fe nos obligan a postrarnos sobre nuestras
rodillas. Moisés clamó al Señor. Ezequías tomó las cartas de mano
de los embajadores asirios y las extendió delante del Señor. Los
discípulos de Juan el Bautista vinieron a Jesús y le dieron las nuevas
de que Juan había sido decapitado. María, la que lloró, le dijo a Jesús
al lado de la tumba, que estaba llorando porque no podía hallar el
cuerpo de su Señor.
Es allí en el oscuro valle, aún en el valle de sombra de muerte, donde
debemos aprender a confiar en Él. Las pruebas nos enseñan que nos
es posible descansar en Él. Nos enseñan que todas las cosas les ayudan
a bien, a aquéllos que aman a Dios. Tenemos que mirar más allá de
las lágrimas, las tristezas y las pruebas de la vida, y ver que Dios tiene
un propósito en todo lo que permite que nos ocurra. El Señor dijo:
Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios. Jesús
permite que esto pase para que Dios reciba la gloria. Tenemos que
aprender que nosotros no somos el centro del universo, tampoco lo
es nuestro hogar, ni nuestra iglesia, ni nuestro pueblo. El centro de
dirección de todo está en el cielo, y todo ocurre para Su gloria. Nada
nos pasará sin el permiso de Dios, y si Él permite que ocurra, será
para Su gloria.
Deseo que usted se fije que el Señor amaba a Marta. A veces nos
portamos muy mal con Marta y la criticamos mucho. Muchos de los
comentarios bíblicos que se han escrito, no le han tratado con mucha
bondad. Es verdad que ella se afanó con mucho servicio, y que, en
una ocasión, ella no escogió la buena parte, pero eso no impidió que
nuestro Señor le amara.

173
• J. Vernon McGee •

¿Le parece a usted cruel que Jesús dejara morir a Lázaro? Pues bien,
hay aquí un mensaje para nosotros. El Señor Jesús no se guiaba por
sentimentalismos, sino que estaba sujeto a la voluntad del Padre. El
sentimentalismo humano le habría impulsado a ir en seguida. Pero, Él
las amaba, y por tanto dice este pasaje, que se quedó en el lugar donde
estaba, aún dos días.
¿Recuerda usted que en el pasado he dicho que la ofrenda de alimento
era una descripción de Cristo? Pero había dos cosas que eran excluidas
de esta ofrenda. Una de ellas era la levadura, que en la Biblia simboliza
la maldad. La otra era la miel, la cual habla de la leche de la bondad
humana, el sentimentalismo humano. Jesús nunca se dejó guiar por un
mero sentimentalismo. Eso es lo que produce personas malcriadas. Y
es por eso, por el sentimentalismo, que los padres echan a perder a sus
hijos. Jesús siempre fue guiado por el amor, y ese amor siempre estuvo
interesado en el bien del individuo, y en la gloria de Dios.
Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a
Judea otra vez. Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora
procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
[Jn. 11:7-8]
No pierda usted de vista amigo, esas palabras otra vez. Jesús había
estado allí y le habían obligado a apartarse. Ahora regresa, y esta vez
Jesús va con Sus discípulos a la zona peligrosa.
Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que
anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
Pero el que anda de noche tropieza, porque no hay luz en
él. [Jn. 11:9-10]
Hay doce horas en el día, y eso no puede cambiar. El Padre ha dado al
Hijo una obra que hacer, y nada le puede impedir que la haga. Hay aquí
un gran principio. Dios le ha dado a cada hombre una obra principal
para cumplir en su vida. A usted, no le será posible extender esa
labor, ni siquiera un día más. Como tampoco le será posible impedir
que el sol se ponga en la tarde. Pero, por otra parte, gracias a Dios,
usted permanece categóricamente invulnerable hasta que su obra esté
cumplida. Nadie le puede tocar. Ni aún Satanás le puede tocar.

174
Juan Un Comentario

El peligro se encuentra en no seguir a Jesús. Entonces, uno queda


en tinieblas porque Él es la Luz del mundo. Usted podrá entrar en
una zona peligrosa con Él, y no le tocarán. Terminará Su obra. Pero
si se queda allí afuera en las tinieblas, si anda en tinieblas, entonces
tropezará. Ha habido muerte en Betania, y si ha de haber luz en
aquella hora de tinieblas, es necesario que Jesús vaya hasta allí. Pues,
Él es la Luz del mundo.
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro
duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces
sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús
decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron
que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les
dijo claramente: Lázaro ha muerto; Y me alegro por
vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas
vamos a él. [Jn. 11:11-15]
Los discípulos no comprendieron lo que Jesús quiso decir cuando dijo
que Lázaro dormía. Muchos hoy en día, tampoco lo comprenden,
y por tanto hallamos a quienes hablan en cuanto al sueño del alma.
Amigo, el sueño es para el cuerpo, y nunca para el alma. Esto es
verdad en cuanto al sueño físico y también en cuanto al sueño de la
muerte. Para el creyente, estar ausente del cuerpo es estar presente
al Señor. (Véase 2 Co. 5:8) Jesús es llamado las primicias de aquéllos
que duermen. ¿Significa esto que Jesús duerme en alguna parte hoy
en día? Claro que no. Él tiene Su cuerpo glorificado. El creyente va
inmediatamente para estar con el Señor, pero su cuerpo duerme
hasta el día de la resurrección, y entonces será el cuerpo lo que será
levantado.
La muerte para el creyente es sólo un sueño para el cuerpo. ¿Tiene
usted miedo de dormir? Pues, no debe tenerlo. El sueño es un
descanso de la labor. Es el descanso que viene para la renovación
y la preparación para el nuevo día que viene. No hay nada que sea
tan bello como la palabra “sueño”, cuando es usada para la muerte
de un creyente. El cuerpo se pone a dormir, para ser despertado
por nuestro Señor. Él es el Único que tiene el despertador. Él es el
Único que puede levantar a los muertos, y algún día Él vendrá y nos
despertaremos con nuestros nuevos cuerpos.

175
• J. Vernon McGee •

La palabra griega para resurrección es anastasis que significa


“levantarse”. C.S. Lewis, aquel distinguido Rector de la Universidad
de Oxford, preguntó en cuanto al sueño del alma y dijo: “Si es el alma
lo que se levanta, ¿cuál posición toma?” Ésa es una buena pregunta. El
espíritu, amigo, nunca se muere ni se duerme.
La muerte es una realidad, una terrible realidad para el cuerpo. La
muerte significa la separación, y significa que el cuerpo del creyente
desciende al sepulcro y duerme allí, hasta que sea levantado. Pero,
recuerde que la resurrección también es una realidad. Según el
punto de vista humano, el hombre termina en la muerte. Aun en
los hospitales hay un sentimiento de terminación en cuanto a la
muerte. Los médicos trabajan hasta más no poder con un paciente,
pero cuando muere, todos dejan de trabajar. La muerte llega y no
hay nada más que se pueda hacer. La ciencia está imposibilitada
ante la presencia de la muerte. Pero es allí precisamente donde Jesús
comienza. Donde el hombre tiene que terminar, allí es donde Jesús
puede comenzar. Por eso es que la resurrección es una realidad; una
realidad que alienta e infunde una verdadera esperanza en cuantos
creemos en ella.
Cuando cierta figura de prominencia mundial, cierto personaje
sobresaliente falleció en cierto país del Oriente, todos los habitantes
de aquel país se lamentaban y decían, “nuestro líder ha fallecido,
¿qué haremos?” Inmediatamente los líderes dijeron: “No lamentéis
la muerte de nuestro presidente; él está muerto, pero sus ideas y sus
teorías todavía viven, y vivirán para siempre”. En realidad, aquellas
palabras no pueden infundir mucha esperanza, pero era la única
esperanza que tenían para ofrecer al pueblo. Así ocurre con aquéllos
que no creen en la resurrección; que creen que con la muerte termina
todo para el hombre. No tienen esperanza alguna, como dice Pablo
en 1 Tesalonicenses 4:13-14: Tampoco queremos, hermanos, que
ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como
los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió
y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en
Él. ¿Tiene usted hoy esta esperanza?
Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que
muramos con él. [Jn. 11:16]
176
Juan Un Comentario

Tomás es uno de esos tipos pronosticadores de tristezas, ¿no cree


usted? Cree que va a morir con Jesús. Pero, gracias a Dios, que
aparentemente estaba dispuesto a hacer exactamente eso. Creo que
Tomás estaba hablando en serio, al igual que Pedro, cuando prometió
defender a Jesús hasta la muerte. Pero creo que en la hora crítica le
habría negado, tal como sucedió con Pedro. Es que Tomás, no podría
haberse mantenido fiel sólo por sus fuerzas humanas. Pedro no pudo,
y nosotros tampoco podemos. Si no fuese por la gracia de Dios, todos
lo haríamos también. Es tan trágico oír del fracaso de algún cristiano,
o de un Pastor que por desaliento se aparta del púlpito. Por nuestras
propias fuerzas, no podemos mantenernos fieles. Necesitamos confiar
en Jesucristo en todo tiempo.
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que
Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de
Jerusalén, como a quince estadios; Y muchos de los judíos
habían venido a Marta y a María, para consolarlas por
su hermano. [Jn. 11:17-19]
Betania queda cerca de las puertas de Jerusalén. Muchos judíos habían
caminado desde Jerusalén a Betania para estar con Marta y María.
Al parecer, era una familia prominente en Betania, y estas hermanas
eran bien conocidas en Jerusalén.
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a
encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo
a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no
habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo dará. [Jn. 11:20-22]
Parece que Marta personifica el tipo agresivo. Es una mujer de acción.
Su carácter revela una maravillosa fe, pero también una impaciencia
y una falta de sumisión a la voluntad de Dios. Por contraste, María
estaba dispuesta a quedarse en casa. Había aprendido a sentarse a los
pies de Jesús.
Podemos ver ahora que Marta debía haberse sentado a los pies de
Jesús un poquito más. Ella dice: Sé ahora que todo lo que pidas
a Dios... Marta, ¿no te das cuenta de que Él es Dios? Él es Dios
manifestado en carne. Ha estado en tu casa y le has preparado comida,
le has servido bizcochos. Pero, ella no se daba cuenta que Él era Dios.

177
• J. Vernon McGee •

Ah, amigo, cuánto necesitamos pasar un rato a los pies del Señor Jesús.
Cuánto necesitamos oír Sus palabras.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo
sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree
en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquél que vive
y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? [Jn.
11:23-26]
Marta creía en una resurrección. Pero, escuche, se requiere menos
fe para creer que en algún día futuro recibiremos los cuerpos
glorificados, que para descansar ahora, en la seguridad de que los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas. Es más fácil creer que el
Señor viene y que los muertos serán levantados, que creer que mañana
puedo vivir para Dios. Es tan fácil consolar a los que se lamentan,
diciéndoles: “Bueno, algún día pronto verás a tu ser querido”. Bueno,
eso no requiere mucha fe. Se requiere más fe para decir: “Acabo de
perder a mi ser querido, pero estoy consolado en la seguridad, en la
certeza de que Dios está conmigo, y que Él hace bien todas las cosas”.
Amigo, Marta sabía desde el Antiguo Testamento, que habría una
resurrección de los muertos. Pero, no creyó que Jesús le podría ayudar
allí mismo, en ese momento.
Jesús le dice a ella: “Marta, ¿no sabes que Yo soy la Resurrección y la
Vida?” Si tenemos a Jesús, tenemos la vida. El que cree en Mí, aunque
esté muerto, vivirá. Luego, Él mira al futuro y dice que el que ha
confiado en Él, nunca morirá. La vida comienza en el momento en
que una persona acepta al Salvador. De modo que el que vive y cree en
Jesús, nunca morirá, porque Jesús ya ha muerto por él. Nunca morirá
una muerte de castigo por sus pecados. Nunca será separado de Dios.
Luego Jesús hace la pregunta: ¿Crees esto?
Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios, que has venido al mundo. [Jn. 11:27]
Marta da la misma confesión que dio Pedro. Ella comprende que Él,
Jesús, es el Mesías.
Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana,
diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.

178
Juan Un Comentario

Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús


todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba
en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces
los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban,
cuando vieron que María se había levantado de prisa
y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. [Jn. 11:28-31]
Marta había entrado en la casa, y en secreto, había hablado a María,
informándole de la llegada de Jesús. Pero Dios gobernará esto. Todos
entonces se dirigen al cementerio, sin saber que María había salido
para recibir a Jesús.
María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se
postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado
aquí, no habría muerto mi hermano. [Jn. 11:32]
María está diciéndole a Jesús, lo mismo que le había dicho Marta;
que, si Jesús hubiera estado allí, su hermano no habría muerto. Es por
esto que más tarde Jesús dirá que les conviene que Él se vaya. Este
incidente aclara la razón por la cual Jesús dice que será conveniente
que Él se vaya. Si Jesús hubiera permanecido aquí en la carne, estando
solamente con Su pueblo allí, pues no le hubiera sido posible estar en
el pueblo mío. Si Jesús no se hubiera ido, no hubiera podido enviar
al Consolador, el Espíritu Santo. Pero cuando el Espíritu Santo vino,
Él pudo estar en todas partes. Hoy en día, el Espíritu Santo mora en
cada creyente. Por lo tanto, el Espíritu Santo puede estar donde estoy
yo y donde está usted. Y también al otro lado del mundo. Note estas
Palabras de Jesús: Pero Yo os digo la verdad: Os conviene que Yo me
vaya; porque si no Me fuera, el Consolador no vendría a vosotros;
mas si Me fuere, os lo enviaré. (Jn. 16:7)
Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que
la acompañaban, también llorando, se estremeció en
espíritu y se conmovió, Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le
dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. [Jn. 11:33-35]
Si usted quiere saber cómo es que Dios se siente en cuanto a la muerte
de sus seres amados, mire esto. Jesús se estremeció en Su Espíritu y se
conmovió. La muerte es una cosa terrible. Usted puede estar seguro
de que Jesús se conduele de usted. Su simpatía está con los que viven.

179
• J. Vernon McGee •

Él sabía lo que iba a hacer por los muertos.


Jesús lloró, dice aquí. El evangelio de Juan está escrito para mostrarnos
la Deidad de Cristo, y, sin embargo, aquí Jesús se manifiesta en toda Su
humanidad. Aún pregunta dónde habían puesto a Lázaro, porque era
muy humano. Se ve aquí también cómo Dios se siente en este funeral.
Acompaña al que lleva el duelo, y derrama lágrimas también. Cristo
Jesús, no llora por el difunto amado, sino por el vivo que tanto siente
la pérdida. La muerte no es cosa agradable, y por eso Jesús lloró.
Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y
algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos
al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
[Jn. 11:36-37]
Creo que los judíos no comprendieron aquí el verdadero sentido. No
lloraba como resultado de su amor por Lázaro. Jesús no lloró por los
muertos. Lloró por ellos, por los que estaban vivos y que sentían la
pérdida de sus seres amados. Ahora, fíjese usted que los judíos vuelven
al incidente de la sanidad del ciego. Es obvio que ese milagro les había
impresionado en gran manera.
Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al
sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta
encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana
del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es
de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees,
verás la gloria de Dios? [Jn. 11:38-40]
Si Jesús estuviera en el funeral suyo, amigo, El lloraría. Se estremecería
en Su espíritu. Me pongo algo impaciente a veces con los hermanos
que dicen que uno no debe llorar en un funeral, sino que debe portarse
de una manera valiente. Amigo, Jesús lloró y se estremeció en Su
Espíritu. La muerte es una cosa terrible. No es nada bello.
Hoy en día, el tema de la muerte es un tema que muchos tratan de
pasar por alto, o desestimar. Los empresarios de pompas fúnebres
tratan de hacer que la muerte parezca como un episodio agradable.
Pero, vamos a enfrentarla con franqueza. No podemos disimular el
dolor de la muerte por medio del embalsamamiento, ni pintando

180
Juan Un Comentario

la cara o poniéndole al muerto un vestido nuevo. Tampoco lo


lograremos rodeando al cuerpo en un féretro con ramos de hermosas
flores. Me doy cuenta de que esto se hace con la intención de ayudar
a mitigar el golpe de la muerte. Pero aún con todo esto, la muerte es
una cosa terrible.
Marta dice que Lázaro ya había estado sepultado por cuatro días y
que su cuerpo hedía. Alguien dirá que sus palabras parecen un poco
crudas. Pues bien, la muerte es cruda. Es terrible. Sin duda, este caso
va a requerir un milagro.
Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto
el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre,
gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre
me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está
alrededor, para que crean que tú me has enviado. [Jn.
11:41-42]
Recuerde usted que este incidente es para la gloria de Dios. Por tanto,
Jesús ora audiblemente para dejar saber a las personas a Su alrededor,
que lo que hace es según la voluntad del Padre y para la gloria del
Padre. Hizo esto para el beneficio de aquéllos que estaban allí; para
ayudar a su fe.
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y
los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.
Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. [Jn. 11:43-44]
Deseo mencionar aquí, que creo que Jesús levantó de los muertos a
muchas personas. Creo que en realidad hubo multitudes que fueron
sanados, centenares de ciegos que recibieron su vista. Los evangelios
solamente relatan algunos de todos estos casos.
Ahora, note usted que, en el caso de Lázaro, su vida fue restaurada al
viejo cuerpo. Salió envuelto en toda la mortaja, exactamente como
había estado en la tumba, hasta con el lienzo que le había envuelto
la cabeza. Pero Jesús, en cambio, simplemente salió de la tumba, y
dejó todo eso atrás. ¿Por qué? Porque salió con un cuerpo glorificado.
No tuvieron que quitar la piedra para que Jesús saliera. La piedra

181
• J. Vernon McGee •

fue quitada para que los que estaban fuera pudieran mirar adentro
y ver que la tumba estaba vacía. Su cuerpo glorificado pudo salir del
sepulcro sellado, y pudo entrar sin problema alguno en un cuarto con
las puertas trancadas.
Hay en esto un cuadro bello de la salvación. Nosotros estábamos
muertos en delitos y pecados, muertos ante Dios. Pero, ahora hemos
sido vivificados para con Dios, en Cristo Jesús. Pero amigo, esta
mortaja, nuestra naturaleza humana, nos retiene. Pablo dijo en
Romanos 7:15, 24a: Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago
lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago… ¡Miserable de mí!
Éste no es un inconverso el que habla; es un creyente. Jesús quiere que
estemos libres de esta mortaja. El dice: Desatadle, y dejadle ir.
Entonces muchos de los judíos que habían venido para
acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron
en él. Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les
dijeron lo que Jesús había hecho. [Jn. 11:45-46]
Estos hombres no pueden ignorar este milagro. Esto pone a los
sabuesos de odio, una vez más, sobre Su pista, y puede usted estar
seguro de que no cesarán de seguirle hasta cuando le pongan en la
cruz. Quizás le sorprenderá saber que este incidente marca el final
del ministerio público de Jesús. Especialmente cuando se dé cuenta
de que no estamos ni siquiera cerca al final de este evangelio según
San Juan. El hecho es que solamente hemos llegado hasta la mitad. El
ministerio público de Jesús comenzó cuando Juan el Bautista le señaló
como el Cordero de Dios, y ahora hemos llegado a Su fin. Es que Juan
dedica casi tanto tiempo a las últimas 48 horas de nuestro Señor, antes
de la cruz, como el que emplea en los primeros 32 años, 11 meses, 3
semanas y 5 días de Su vida.
En realidad, así fue como escribieron también los otros evangelistas.
Ponen un mayor énfasis sobre los últimos ocho días. Fíjese usted
que hay 89 capítulos en los cuatro evangelios. De estos 89 capítulos,
4 tratan los primeros 30 años de la vida de Cristo. Los 85 capítulos
restantes, abordan los últimos 3 años de Su vida. De esos 85 capítulos,
27 tratan los últimos ocho días de Su vida. Por tanto, una tercera
parte de los evangelios tiene como tema central, los sucesos de los
últimos días de Jesús, y ponen su mayor énfasis sobre Su muerte y Su

182
Juan Un Comentario

resurrección. El énfasis mayor es sobre el hecho de que Jesús murió y


resucitó de los muertos.
No seríamos fieles a la Biblia, si nuestro mayor énfasis no cayese
sobre la muerte y la resurrección de Jesucristo. Esto es el evangelio.
Los autores de los evangelios hicieron lo que Pablo hizo también
más tarde. Pablo dice: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa
alguna sino a Jesucristo, y a Éste crucificado. (1 Co. 2:2)
Uno creería pues, que este milagro de la resurrección de Lázaro
habría motivado a los escépticos a volverse a Jesús, pero no resultó
así. Usted recordará que nuestro Señor había dicho previamente
las siguientes palabras en Lucas 16:31: Si no oyen a Moisés y a los
profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de
los muertos. Ésa es la razón por la cual Dios no rasga los cielos y
desciende. Por eso mismo es que Dios no anda haciendo señales
y milagros hoy en día. Después de que la iglesia sea sacada de la
tierra, durante el período de la gran tribulación, y también durante
el milenio, habrá un período de grandes milagros, pero aún eso, no
convencerá a la gente. Hoy en día, se nos exige de una manera callada,
poner nuestra confianza en Él, aunque la multitud y la mayoría se
aparten de Él. Hay quienes se quejan de que las multitudes no están
siguiendo a Jesús. Amigo, las multitudes nunca siguieron a Jesús, ni
nunca le seguirán. Él murió, fue sepultado, resucitó de los muertos,
y eso es el evangelio. No necesitamos un milagro. El problema no se
halla en la falta de evidencias. El problema está en la incredulidad del
hombre.
Entonces los principales sacerdotes y los fariseos
reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque
este hombre hace muchas señales. [Jn. 11:47]
¿Se fija usted, amigo? El problema de estos sabuesos de odio no era la
falta de evidencias. Ellos eran los enemigos de Jesús y sin embargo,
decían: Este hombre hace muchas señales. Es que no podían negar Sus
milagros.
Éste es un grupo diabólico. En aquel entonces, los principales
sacerdotes eran mayormente saduceos. Hombres de una teología
liberal, quienes no aceptaban los milagros ni lo sobrenatural, inclusive

183
• J. Vernon McGee •

la resurrección. Los fariseos, por su parte, eran los conservadores


religiosos y los derechistas políticos, pudiéramos decir, de aquel
entonces. Estaban categóricamente opuestos los unos contra los
otros en todo aspecto. Sin embargo, aquí se unen en su odio contra
Jesucristo, y resuelven matarle. Tenemos aquí lo que pudiéramos
llamar, el primer movimiento ecuménico. Si pueden eliminar a
Jesucristo, entonces los hombres de criterios opuestos se unirán en su
antagonismo hacia Él. Ésta es la tendencia de la hora. Uno puede muy
bien unirse con los demás y andar con la mayoría, y eliminar a Cristo,
como está revelado en la Palabra de Dios. Pero es la minoría la que
acepta a Jesucristo.
Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los
romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra
nación. [Jn. 11:48]
Temían que hubiera un movimiento masivo de apoyo a Jesucristo,
que resultara en una revolución, y que, por tanto, Roma viniera sobre
ellos. Es decir que, obraban sobre la base del temor. El temor fue su
móvil, y temo que todavía sea lo que impida que muchísimas personas
sigan a Jesús aún hoy en día. Aún en nuestras iglesias cristianas hay
una falta de valentía para parase sobre los pies de la verdad de la
Escritura y para enseñarla como lo que es—la Palabra de Dios.
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel
año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; Ni pensáis que
nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no
que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo,
sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó
que Jesús había de morir por la nación; Y no solamente
por la nación, sino también para congregar en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos. [Jn. 11:49-52]
Empiezan a emplear la razón y la lógica, y dicen que es preferible que
Jesús muera antes de que toda la nación perezca en manos de Roma.
Es interesante notar que lograron matar a Jesús, pero a pesar de
esto, toda la nación pereció cuando Tito llegó en el año 70 d.C. y la
destruyó.
Este Caifás era un mal individuo. Más tarde conoceremos a su suegro
Anás, quien también era de la misma calaña. Este hombre Caifás era

184
Juan Un Comentario

el sumo sacerdote en aquel año, y tenía el don de la profecía. No nos


dejemos engañar, aun hoy en día, cuando oímos decir que a alguien le
es posible profetizar. Caifás, como Balaam en el Antiguo Testamento,
era un mal individuo. Sin embargo, le fue posible profetizar y su
profecía era verdadera.
Así que, desde aquel día acordaron matarle. Por tanto,
Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino
que se alejó de allí, a la región contigua al desierto,
a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus
discípulos. [Jn. 11:53-54]
Éste es el comienzo del fin. Ahora tratan abiertamente de matar a
Jesús y se declaran hostiles públicamente. No sabemos exactamente
dónde queda la ciudad de Efraín. Probablemente estaba en una
sección retirada, cerca a algún bosque o monte.
Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron
de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para
purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el
templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece?
¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y
los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese
dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
[Jn. 11:55-57]
Las multitudes venían a Jerusalén para purificarse antes de la
Pascua. Al cumplir con este rito continuo, se reúnen las multitudes,
conversan entre sí, y surge una diferencia de opinión en cuanto a
Jesús. Se preguntan si Jesús vendrá a la fiesta este año. Saben que
el Sanedrín le busca de veras. Y, amigo, es que, si rehusaron creer
a Moisés, no creerán ahora, aunque surja uno que resucite de los
muertos. Ha llegado pues, el momento crítico. Se acerca ahora la
última semana de Su vida.

185
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 12

Testimonio de judío y gentil en cuanto a Jesús; Jesús va a Betania para


cenar; Jesús llega a Jerusalén—entrada llorosa; Jesús va a los griegos;
Jesús llega a Su hora; Jesús llega al fin de Su ministerio público

Testimonio de judío y gentil en cuanto a


Jesús
Al llegar al capítulo 12, vamos a hacer una visita a un hogar. Jesús
acostumbraba a visitar el hogar de Lázaro, María, y Marta, de Betania.
Esto revela el hecho de que nuestro Señor puso gran énfasis sobre
el hogar. En este Evangelio de Juan, notamos que Jesús principió Su
ministerio público en las bodas de Caná de Galilea. Ahora, termina
Su ministerio público con una visita a este hogar de Marta y María.
Nuestro Señor hizo gran énfasis sobre el hogar, el hogar cristiano, el
hogar devoto. La bendición de Dios permanece sobre el matrimonio,
pues llegamos ahora a esta historia bella.

Jesús llega a Betania para cenar


Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde
estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien
había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una
cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban
sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra
de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los
pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se
llenó del olor del perfume. [Jn. 12:1-3]
En Jerusalén, los principales sacerdotes conspiraban y planeaban Su
muerte; pero aquí, en Betania, sus amigos planean una fiesta para
El. Allí mismo, a la sombra de la cruz, aquéllos que le amaban, le
preparaban una comida. Queremos estudiar todo lo posible en cuanto
a esta cena amable.
Lázaro, el hombre que ha sido resucitado de los muertos, aquí tiene
comunión con Cristo. Jesús había dicho: Yo soy la Resurrección y la
Vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá. (Jn. 11:25) Esto

186
Juan Un Comentario

fue la verdad en cuanto a Lázaro en un sentido físico. Él había sido


levantado de los muertos. Es la verdad en cuanto a usted y en cuanto
a mí, en sentido espiritual. Estábamos muertos en delitos y pecados.
No teníamos ningún conocimiento de Él, ni teníamos comunión
con Él. Sin embargo, si hemos creído en Jesucristo, aunque estemos
muertos, viviremos. Y todo aquél que vive y cree en Mí, no morirá
eternamente. (Jn. 11:26) Aquí hallamos a Lázaro gozándose de una
maravillosa comunión con el Señor Jesús.
Hallamos a Marta sirviendo a los demás aquí. Siempre está sirviendo.
Su don es el de preparar comidas sabrosas. La otra vez cuando el
Señor visitó su hogar, estaba afanada y turbada con muchas cosas.
Pero, éste no era el caso en esta ocasión. El servir fue su don.
María nuevamente se sienta a los pies de Jesús. Está aprendiendo,
y si nosotros vamos a gozarnos de la comunión con Él, también
tenemos que conocerle. Necesitamos conocerle como Salvador, y
luego tenemos que crecer en la gracia y en el conocimiento de Cristo.
Aquello fue precisamente lo que hizo María.
Hoy en día, estos tres pasos son igualmente esenciales en la iglesia.
Debe haber un compañerismo con Cristo, debe haber el sentarse a
Sus pies para aprender, y debe haber servicio. Todo esto ocurre en
este hogar donde Jesús está con los que le aman. ¿Sabe usted que
la iglesia empezó en un hogar? Bien puede terminar en el hogar.
Muchas de nuestras iglesias se están apartando de Dios y de las cosas
de Él. Ya no son lugares de deliciosa comunión y bendición. Pues,
quizás más y más en el hogar cristiano, es donde se halla la verdadera
comunión con Cristo.
Luego nos fijamos en la devoción y la adoración, en el indecible
apego y en el afecto profundo de esta mujer María. Ella ungió los pies
de Jesús con nardo puro, un ungüento de precio muy elevado, y los
enjugó con sus cabellos. Algunos creen que ésta es la misma historia
que la de la ramera que lavó los pies de Jesús. Creo que algún día
tendrá dificultades con María si usted cree eso. Éste es un incidente
totalmente diferente. La ramera lavó los pies de Jesús con sus
lágrimas, y además el resto del incidente es diferente. Lo único que
es igual en los dos casos, es que las dos mujeres enjugaron Sus pies
con sus cabellos. La fragancia del perfume llenó la casa. ¡Qué delicioso

187
• J. Vernon McGee •

debe haber sido el olor!


Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de
Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este
perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los
pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres,
sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de
lo que se echaba en ella. [Jn. 12:4-6]
Judas Iscariote era el tesorero del grupo, y es más que seguro que no
tenía interés en los pobres. Tenía interés en sí mismo y era ladrón. Es
sabido que Judas estaba malversando el dinero de la bolsa. Dijo que
quería que este dinero fuera dado a los pobres, a fin de que él mismo
pudiera manejarlo y guardarse un buen porcentaje.
Permítame decirle hoy en día, que la prueba decisiva de un cristiano
es la manera en que maneja sus finanzas. La prueba decisiva de una
iglesia o de una organización cristiana, es su manera de manejar las
finanzas. ¿Se emplea el dinero para el propósito para el que fue dado, o
es empleado de algún otro modo?
En aquel entonces, trescientos denarios equivaldrían más o menos al
salario anual de un obrero. El nardo puro era demasiado costoso para
que María lo use para sí misma, y por tanto lo derramó sobre Jesús.
Amigo, si aprendiéramos a sentarnos a Sus pies, nosotros también
le daríamos más. María había guardado este precioso perfume en
un vaso de alabastro. En aquellos tiempos, el nardo sólo crecía en la
India, en la región de los montes Himalayas, y por eso era un perfume
muy costoso. Lo había guardado. ¿Sabe usted por qué ella lo había
comprado y guardado? ¡Lo tenía guardado para que cuando ella
muriera, pudiera ser usado sobre su cuerpo! Ahora lo derrama sobre
los pies de Jesús. Ésta es una expresión de afecto, de adoración, y de
apego total a la persona de Cristo. La fragancia de aquel perfume llenó
la casa, y todavía llena el mundo hoy en día.
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura
ha guardado esto. Porque a los pobres los tendréis con
vosotros, mas a mí no siempre me tendréis. [Jn. 12:7-8]
Esto en verdad es un incidente extraordinario, y el Señor aquí
indica que lo que ella hizo revela el hecho de que ella había entrado

188
Juan Un Comentario

en Su muerte. Se habla mucho hoy en día, en cuanto a la sucesión


apostólica. Bueno, no me interesa tanto estar en aquella sucesión. Los
apóstoles no comprendieron el verdadero sentido de este incidente,
pero esta mujer ungió a Jesús para hacerle saber al Señor que ella
entraba en Su muerte. Ella percibió que Él iba a morir por los pecados
del mundo, y le ungió de antemano. Mateo registra que Jesús dijo
que dondequiera que se predicara el evangelio, este incidente sería
contado, y esto es la verdad. Aun hoy en día, la maravillosa fragancia
de esto que ella hizo, llena el mundo.
¡Qué contraste hallamos aquí ente ella y Judas Iscariote! Aquí es
donde la luz y las tinieblas se juntan. Judas es las tinieblas y María es
la luz. Ella ha entrado en la muerte de Cristo, pero los demás no lo
comprendieron.
Hay también una aplicación para nosotros aquí. Jesús dice que
siempre tendremos con nosotros a los pobres; pero que Él no siempre
estará con nosotros. Esto no contradice Su declaración que Él siempre
está con nosotros y que nunca nos abandonará ni nos desamparará.
Lo que dice aquí es que siempre nos es posible servir, los pobres
siempre están con nosotros, pero nuestro servicio nunca debe
sustituir el sentarnos a Sus pies. De otra manera llegará el día cuando
será demasiado tarde para poder sentarnos a Sus pies.
Una vez recibimos una carta de un radio oyente que decía: “Dr.
McGee, nunca antes me había gozado de una enseñanza bíblica.
¡Si sólo hubiera tenido esta enseñanza cuando era joven!” Amigo,
aprenda de Jesús ahora mismo. No permita que la actividad substituya
al sentarse a los pies de Jesús.
Gran multitud de los judíos supieron entonces que
él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa
de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien
había resucitado de los muertos. Pero los principales
sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro,
Porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban
y creían en Jesús. [Jn. 12:9-11]
Éstos son buscadores de curiosidades. Los principales sacerdotes
querían eliminar a Lázaro. Personalmente creo que los hombres

189
• J. Vernon McGee •

llegaron por curiosidad de ver a Lázaro más bien que para ver a Jesús,
y que la fe que se describe aquí es muy similar a la fe de la multitud,
cuando Jesús primero subió a Jerusalén. Recuerden que la multitud
creyó en Él, pero que Él no se fiaba de ellos. Fue una credulidad basada
en la curiosidad. La credulidad aquí no tenía como su eje al Señor
Jesús, sino un interés basado en la curiosidad por ver a Lázaro.

Jesús llega a Jerusalén (la entrada llorosa)


El siguiente día, grandes multitudes que habían venido
a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, Tomaron
ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban:
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor,
el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre
él, como está escrito: No temas, hija de Sion; he aquí tu
Rey viene, montado sobre un pollino de asna. [Jn. 12:12-
15]
Ésta es la última presentación pública de Jesús. Fue una oferta pública
que Él hizo de Sí Mismo como su Rey, y ellos, por supuesto, le
rechazaron. Ya no camina entre las multitudes ni les enseña. Eso ya ha
cesado. Este acto ahora, lo hizo como cumplimiento de la profecía. Se
está ofreciendo, pero no es en triunfo de ninguna manera y Juan aclara
bien esto.
Ésta no es una verdadera entrada triunfal. Jesús entraba calladamente
por la puerta de las ovejas durante Su ministerio público. Durante
todo Su ministerio público, Jesucristo prefería mantenerse apartado
de las multitudes. Ahora, cuando Su ministerio público termina, Jesús
hace la cosa más pública que jamás haya hecho. Entra públicamente y
se presenta al pueblo.
Fíjese en cómo Juan relaciona al calendario del mundo con Cristo, con
Aquél que vino desde la eternidad. Era el tiempo antes de la fiesta de la
Pascua, y la multitud estaba en la expectativa de que algo iba acontecer.
Recuerde que Mateo registra el nacimiento de Jesús y la búsqueda por
los magos, quienes le llaman el Rey de los judíos. Ahora, al fin de Su
ministerio, nuevamente se presenta como el Rey de los judíos.
Hace esto para cumplir la profecía: Como está escrito... Entra en
Jerusalén para cumplir la Palabra de Dios y para cumplir la voluntad

190
Juan Un Comentario

de Dios. Juan nos da un relato muy breve de esta entrada de Jesús,


pero sí dice que con ella cumple la profecía de Zacarías 9:9: Alégrate
mucho, hija de Sión; da voces de jubilo, hija de Jerusalén; he aquí tu
Rey vendrá a tí, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un
asno, sobre un pollino hijo de asna. Jesús se presenta públicamente en
Jerusalén como el Mesías. Le proclaman con las palabras: ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! ¿Qué
harán con su Rey? Le crucificarán.
Estas cosas no las entendieron sus discípulos al
principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se
acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de
él, y de que se las habían hecho. [Jn. 12:16]
Juan escribe su evangelio muchos años más tarde y confiesa que
simplemente no comprendió lo que Jesús hacía ese día. Le preguntó a
Santiago, a Pedro, y a Andrés, y ellos tampoco comprendieron. María
fue la única que había entrado a la verdad de Su muerte. Los otros
no comprendieron sino hasta después de que Jesús fue glorificado.
Después de Su muerte y resurrección, entonces, se acordaron de las
cosas que habían sido escritas en cuanto a Él.
Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando
llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.
Por lo cual también había venido la gente a recibirle,
porque había oído que él había hecho esta señal. Pero los
fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada.
Mirad, el mundo se va tras él. [Jn. 12:17-19]
Aquí hay una situación explosiva. La multitud se entusiasma debido
a Sus milagros; pero su interés se centra en Lázaro y no en la persona
de Cristo. Los fariseos buscan matarle. Todo esto ocurre cuando
Jerusalén se llena de gente para la Pascua.
Jesucristo no pudo aproximarse a la corona, sin ir primero a la
cruz. Si se hubiera aproximado directamente a la corona, si Él fuera
el Soberano hoy en día, ni usted ni yo nunca podríamos haber
sido salvos. Tuvo que ir a la cruz para salvar a usted y a cada uno
de nosotros. Durante aquella entrada a Jerusalén, tuvo un breve
momento de triunfo, pero ésta no fue Su entrada triunfal; pues, ésta
será un evento futuro, cuando entre como Señor de Señores, y Rey de

191
• J. Vernon McGee •

Reyes. Ahora, en esta fiesta de la Pascua, está en camino a la cruz.


Hay una pintura de la crucifixión que muestra las tres cruces vacías.
Los cuerpos de los crucificados han sido quitados de las cruces y
están en sus respectivas tumbas. Hacia atrás hay un burrito que come
de una rama de palma. ¡Qué mensaje! Allí están los recuerdos de Su
llamada entrada triunfal, pero el punto central es la cruz. ¿Dónde
está la multitud que voceaba: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en
el nombre del Señor, el Rey de Israel!”? Son los mismos que al día
siguiente gritaron: “¡Crucifícale!”, y que ahora se han ido. Él está en la
tumba, pero resucitará el tercer día. Es que Jesús aquí, se ofreció a ellos
públicamente, pero ellos le rechazaron.

Jesús viene a los griegos


Había ciertos griegos entre los que habían subido a
adorar en la fiesta. Éstos, pues, se acercaron a Felipe, que
era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor,
quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo Andrés;
entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. [Jn. 12:20-
22]
Al parecer, Jesús fue al templo y entró. Allí había una corte para las
mujeres y una corte para los gentiles, y estos griegos no podían entrar
al lugar donde estaba Jesús. Felipe era un nombre griego y quizás
hablaba el griego mejor que los demás, y creemos que quizás fue por
eso que vinieron donde él. Pero Felipe, siendo de carácter sencillo y
algo retraído, va adonde Andrés. Después, entre los dos traen a estos
griegos a Jesús.
Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que
el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto
os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El
que ama la vida, la perderá; y el que aborrece su vida en
este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me
sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará
mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
[Jn. 12:23-26]

192
Juan Un Comentario

Jesús les respondió. Creo que la palabra “les” incluye a los discípulos,
y también a los griegos. Creo que Jesús salió para hablarles. No creo
que Jesús haya rehusado acudir a cualquiera que le buscara.
Los griegos deseaban ver a Jesús porque habían oído acerca de Él,
probablemente de Sus milagros, y especialmente el de levantar a
Lázaro de los muertos. Ahora Jesús dirige la atención de los griegos
hacia la cruz. Está en la sombra de la cruz y está muy consciente de la
hora. ¿De cuál hora? La hora de crisis para la cual había salido de la
eternidad, hoy en día, y hacia la cual toda Su vida se había movido.
Usted recuerda que Él le había dicho a Su madre temprano en Su
ministerio, que Su hora aún no había venido. (Jn. 2:4) Pero ahora, Su
hora en verdad había venido. Va a la cruz.
Su concepto de la cruz fue muy diferente al del pueblo romano. Para
los romanos, la cruz fue un lugar de infamia, oprobio y vergüenza.
La cruz equivalía al dogal del verdugo, la silla eléctrica, o la cámara
de gas. Jesucristo se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz, para redimirnos de la maldición de la ley. Cristo nos redimió
de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero). (Gá.
3:13) Luego, en el tercer día fue levantado de los muertos y fue
coronado de gloria y honra. Sufrió la cruz por el gozo puesto de Él,
menospreciando el oprobio. (Véase He. 12:2) La gloria de Dios se ve
en aquella cruz. Es por eso que pudo decir que la hora había llegado
para que fuera glorificado. Amigo, Jesucristo fue glorificado cuando
murió por usted y por cada uno de nosotros. Fue glorificado cuando
resucitó de los muertos. La misericordia y el perdón se hallan en
aquella cruz.
Luego, nuestro Señor declara un gran principio, haciendo uso de la
analogía física de un grano de trigo. Un grano de trigo muere en la
tierra, pero produce la mata, la mazorca y la cosecha. Tiene que morir
para poder llevar fruto. Muchos creen que han visto a Jesús porque
han leído los evangelios y han estudiado Su vida. Ven a un Jesús
histórico. Amigo, usted no puede ver a Jesús, hasta que comprenda
Su muerte y Su resurrección. Murió una muerte redentora. Dio Su
vida en muerte para que tuviéramos vida. No ha visto a Jesús hasta
que haya visto que Él es el que murió por usted en la cruz. Él es el que
murió por los pecados del mundo.
193
• J. Vernon McGee •

Parece extraño que Él hable estas palabras a los griegos que han
llegado para verle. Les está diciendo que hay algo que es más
importante, que simplemente verle físicamente, o verle en el
Evangelio. Lo importante para ellos era ver que Él iba a morir. Iba a
ser sepultado en la tierra. Pero cuando aquel grano de trigo murió,
produjo la vida. Murió, pero resucitó. Esto es lo que reviste verdadera
importancia.
El Señor, pues, continúa explicándoles a los griegos un gran axioma.
Hay dos clases de vida, y aquí las pone en contraste. Hay la vida que se
conoce como la vida psicológica; la vida que se goza de las cosas de este
mundo y que encuentra satisfacción en la gratificación de los sentidos.
Es la clase de vida que en verdad se la pasa de parranda, por decirlo así.
El Señor dice: El que ama la vida, refiriéndose a la vida física y natural
que tenemos. Amigo, es posible que usted se emborrache, tome
drogas, vaya de parranda, pero ¿sabe lo que le va a pasar? Algún día se
va a morir. Perderá este tipo de vida. Siento mucho, pero la perderá,
amigo.
Una vez, le solicitaron a un gran predicador, que hablara en el funeral
de un rico del pueblo, a una persona que había sido miembro de una
iglesia, pero que había violado toda la ley de Dios y de los hombres,
y quien había vivido en el pecado y en la embriaguez. Muchos de sus
amigos, igualmente ricos, habían venido al funeral, y todos igualmente
se gozaban de ese mismo tipo de vida. Ahora, este predicador hizo
una cosa muy interesante. Predicó primero un mensaje evangelístico
y luego, descendió hasta donde estaba el féretro y predicó en cuanto
a lo que el pecado puede hacerle al individuo, diciéndoles a los
reunidos que el pecado acaba enviando al infierno al hombre. Amigo,
todos estos amigos del difunto, se estaban poniendo algo molestos.
Luego, el predicador les dijo a los allí presentes, que el quería que
pasaran para mirar al hombre en el féretro. Y les dijo que su vida ya
había terminado. Había despreciado a Dios y había vuelto su espalda
a Jesucristo. Entonces dijo: “Así morirán también todos ustedes, a
menos que se vuelvan a Jesucristo”. Ahora, amigo, ¿no le parece a
usted que este predicador habló con suma claridad y sin rodeos? Pues
bien, necesitamos hablar muy claro. Esto es lo que el Señor Jesucristo
quiere decir, cuando expresó: El que ama la vida, la perderá.

194
Juan Un Comentario

Luego nuestro Señor hace un contraste: El que aborrece su vida en


este mundo, para vida eterna la guardará. Esto significa que usted no
vive para este mundo, ni para las cosas de este mundo. Usted guarda
su vida para la vida eterna. Ahora, ¿De dónde procede la vida eterna?
Viene por la muerte de aquel grano de trigo que cayó en la tierra y
resucitó. Aquel grano de trigo es el Señor Jesucristo.
Luego, el Señor Jesús les pide a estos griegos que le sigan. Su hora
ha llegado y Él va hacia la cruz. No hay tiempo para hablar con ellos,
pero les pide que le sigan a la cruz. Les promete que donde Él esté,
Sus siervos también estarán. Si alguno me sirviere—dijo el Señor—Mi
Padre le honrará.

Cristo llega a Su hora


Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre,
sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta
hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz
del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. [Jn.
12:27-28]
Hay ciertos aspectos del sufrimiento de Cristo en la cruz, que ni usted
ni yo, amigo, podemos comprender. No solamente sufrió en manos
de los hombres. Eso era suficientemente malo en sí, pero sufrió más
aun. Es que el pecado suyo y el mío, fue puesto sobre Él. Allí en la
cruz, Cristo fue el Varón de dolores y experimentado en quebranto.
Llevó el pecado del mundo, siendo Él sin pecado. Ciertamente llevó
Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Nuestro pecado
fue puesto sobre Él. (Véase Is. 53:4, 6) Ahora, esto no es algo teórico,
pues literalmente, Jesús fue hecho pecado por nosotros. Con todo
eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento, y puso Su
vida en expiación por el pecado. (Véase Is. 53:10) Fue santo, inocente,
sin mancha, y apartado de los pecadores. Pero fue hecho pecado por
usted y por mi, amigo.
Cristo sufrió como ni usted ni yo podemos comprender. El alma de
Jesús estuvo horrorizada ante aquella cruz, pero Él sabía que para
eso había venido; para ir a la cruz y para sufrir su oprobio. Pero
también hubo gloria en esa cruz. Debemos pensar más en ella y darle
más gracias a Él. Pablo dice en Gálatas 6:14: Pero lejos esté de mí

195
• J. Vernon McGee •

gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el


mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
¿Ve usted cómo esto se enlaza con los dos últimos versículos? Nuestro
Señor está enfrentando el sacrificio supremo—en breve tiempo Él
dará Su vida por la familia humana. Y Él ha dado este reto a los que
le están siguiendo: El que ama la vida, la perderá; y el que aborrece
su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno Me
sirve, sígame. Es posible saber a dónde va la persona por su manera
de vivir. Alguien dirá: “Bueno, es que yo creía que éramos salvos por
la fe. Usted siempre pone el énfasis en la fe, y no en las obras”. Eso
es verdad, amigo. Es cierto que ponemos el énfasis en la fe. Si es que
usted va a ser salvo, tendrá que confiar en Jesucristo. Crea en el Señor
Jesucristo y será salvo. Pero, deseo decirle que cuando usted viene a Él
y confía en Él, habrá un cambio rotundo y total en su vida. Si no hay
un cambio en su vida, entonces en verdad, usted no ha confiado en
Él, no descansa en Él. Esto hará efecto en su vida y no estará viviendo
para las cosas del mundo.
Cuando veo a algunos hermanos invirtiendo el dinero en sus casas, en
automóviles, o en las cosas de este mundo, muchas veces me pregunto
¿dónde está en realidad su corazón? Si uno hipoteca todo el dinero
que tiene, simplemente para conseguir todas las cosas para poder vivir
aquí, ¿cómo puede tal persona estar esperando la venida del Señor con
verdadera ansiedad, con verdadero anhelo? El Señor dice: El que ama
la vida, la perderá. Es tontería decir que usted cree en Jesús, y luego
vivir para el diablo. Eso no es confiar en Él. Una fe verdadera, amigo,
cambiará su vida. De otra manera, usted es el peor de los hipócritas.
Ahora, fíjese usted cómo esto se relaciona con las palabras de Jesús:
Y donde Yo estuviere, allí también estará Mi servidor. Si alguno Me
sirviere, Mi Padre le honrará. No es cuestión de que el Señor nos
acompañe a nosotros, sino de que nosotros le acompañemos a Él. Eso
es lo importante. Un hombre dijo una vez: “Bueno, usted sabe que
soy miembro de una iglesia liberal, pero siempre llevo conmigo a mi
Señor”. Tengo noticias para usted. El Señor no asiste a esa iglesia. El
Señor no le va a acompañar. Usted, amigo, debe ir adonde el Señor
está. Eso es lo importante.

196
Juan Un Comentario

Esta hora, pues, fue repugnante para nuestro Señor. Si le hubiera sido
posible, habría deseado que el Padre le salvara de aquella hora, aunque
sabía que éste era el motivo por el cual había venido al mundo. Pero
luego Él dice: Padre, glorifica Tu nombre. Vuelve a la gloria de Dios.
¡Qué lección es ésta para nosotros! Estamos tan propensos a gimotear,
y a lloriquear, y a quejarnos, preguntándole a Dios, por qué deja que
ciertas cosas ocurran en nuestra vida. Pero, con Cristo, debemos
aprender a decir: “¡Padre, por medio de este sufrimiento y dolor,
glorifícate!”
El cielo no pudo quedarse callado, sino que tuvo que responder. Dios
respondió audiblemente. ¿Ha notado usted que Dios le habló del
cielo a Jesucristo en tres ocasiones? Al principio de Su ministerio, a
la mitad de Su ministerio y al final de Su ministerio. ¿Se ha fijado que
todas estas tres ocasiones tienen que ver con la muerte de Cristo? La
primera fue Su bautismo. Jesús había dicho: Deja ahora, porque así
conviene que cumplamos toda justicia. (Mt. 3:15b) Allí Jesús estaba
tomando el lugar del pecador e identificándose con la humanidad
pecadora. La segunda ocasión fue durante la transfiguración, y el
doctor Lucas nos dice que ocurrió mientras que Elías, Moisés y el
Señor Jesús estaban hablando en cuanto a la muerte que Jesús iba
a cumplir en Jerusalén. (Véase Lc. 9:30-31) Y en esta tercera vez
aquí, al final de Su ministerio, el Señor está hablando en cuanto a Su
muerte porque Su hora ha llegado.
Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía
que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha
hablado. Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz
por causa mía, sino por causa de vosotros. [Jn. 12:29-30]
Ahora, ¿cuál grupo tenía razón? En verdad, ninguno de los dos
tenía razón. No había sido un ángel, sino el Padre quien había
hablado. Sí, creían en lo sobrenatural. Sabían que habían oído una
voz sobrenatural. Sabían del ministerio de los ángeles por medio
del Antiguo Testamento, y comprendían que cuando Dios tenía un
mensaje que darle al hombre, generalmente venía como “el Ángel de
Jehová”. Pero, no comprendían que éste era el Cristo pre-encarnado.
Sin embargo, reconocieron que la voz del cielo había traído un
mensaje de Dios.

197
• J. Vernon McGee •

Los otros dijeron que había sido un trueno. Trataron de darle una
explicación natural. Dijeron: “Claro, oímos un sonido, y todo esto en
verdad tuvo lugar, pero fue simplemente un trueno”. Eso es lo que
muchos todavía dicen hoy en día. Dicen que la Palabra de Dios está
llena de errores, a fin de que no se confíe en ella, y que los milagros allí
registrados no pueden ser verídicos. Siendo pues, que son incrédulos,
dicen que esto simplemente había sido un trueno.
En cierta ocasión algunas personas asistían a una clase bíblica, donde
escucharon algunas lecciones grabadas en cinta magnetofónica sobre el
libro de Apocalipsis. Había allí un predicador que les había informado
que era cosa imposible que alguien comprendiera el libro de
Apocalipsis. Dijo que no tenía sentido. Pues, lo que pasó fue que este
señor reveló su propia ignorancia, porque el libro del Apocalipsis es
un libro muy lógico. Pero, no ve usted que para él sólo era un trueno.
Era simplemente un ruido. Si usted, amigo, niega lo sobrenatural y
trata de darle a toda una explicación natural, será simplemente un
trueno.
La Palabra de Dios dice que el nacimiento de Jesús fue sobrenatural. Su
vida estaba colmada de milagros y Su muerte fue como la de un grano
de trigo. No se quedó en la tierra. Él brotó como lo hace el grano de
trigo. Ahora, el teólogo liberal que ha dicho que “los huesos de Jesús
duermen en alguna parte bajo los cielos sirios”, tiene realmente un
problema en sus manos. ¿Dónde están esos huesos? La resurrección
de Cristo no fue un fenómeno puramente espiritual. Fue Su cuerpo
lo que fue levantado, y Sus huesos simplemente no están en ninguna
parte. Sin embargo, éste es el mismo timo o estribillo viejo que ha
sido usado por años. “Fue un trueno”. Cualquiera puede decir esto.
El decir tal cosa, no es señal de inteligencia. Tenemos que tener una
percepción y apreciación de lo espiritual, para escuchar, saber y ver la
Palabra de Dios. Necesitamos reconocer que el Espíritu de Dios debe
de alumbrarnos cuando abrimos la Palabra de Dios.
Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de
este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de
la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando
a entender de qué muerte iba a morir. [Jn. 12:31-33]

198
Juan Un Comentario

La muerte de Cristo en la cruz fue el juicio del mundo y del príncipe


de este mundo. Ésa es una de las cosas de las cuales el Espíritu Santo
da testimonio según Juan 16:7-11. Vivimos en un mundo que es
juzgado. Vino a morir una muerte de juicio por los pecados del
mundo, y si el mundo no acepta esta muerte, el mundo es entonces
juzgado.
¿Cómo es echado fuera Satanás, el príncipe de este mundo? Creo que
es un proceso gradual. Cuando Cristo murió en la cruz, estoy seguro
de que Satanás no comprendió lo que sucedía. Lo que él creía ser una
derrota para Cristo, se cambió en victoria para Cristo. Satanás perdió
la batalla en la cruz, y por eso el Señor pudo decir que el príncipe de
este mundo sería echado fuera. Luego en Apocalipsis 12:10, se nos
dice que Satanás ha sido lanzado fuera del cielo. Ésta es la segunda
etapa. Más adelante, en Ap. 20:3, fue arrojado al abismo. Por último,
en Ap. 20:10, Satanás es lanzado en el lago de fuego y azufre. Ésta es
la última etapa de su derrota. En la cruz su condena fue sellada. La
cruz marca la victoria de Cristo y la derrota de Satanás.
Jesús pone el énfasis en Su muerte redentora. Su muerte atraerá hacia
Él a todos los hombres. Aquéllos que creen, serán salvados. Aquéllos
que le rechazan, serán condenados.
Considere usted cuán importante es levantar a Jesús delante de
los hombres, de poner el énfasis sobre Su muerte redentora. Hay
multitudes que pasan por las iglesias hoy en día, y que no oyen la
Palabra de Dios. Piense en los obreros, en los estudiantes, en los
que llevan el uniforme del país, y en los ricos. Ellos no oyen. Hoy
en día, hay tantas iglesias que no están levantando a Jesús, el Señor
crucificado. Amigo, el evangelio debe ser predicado y el evangelio
tiene que ver con un Cristo que fue crucificado.
Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo
permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que
el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?
Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros;
andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las
tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.
Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que

199
• J. Vernon McGee •

seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se


ocultó de ellos. [Jn. 12:34-36]
Jesús ahora se aparta, y así termina Su ministerio público. Nunca
aparecerá públicamente de nuevo, sino hasta cuando venga a esta
tierra para establecer Su reino.

Jesús llega para terminar Su ministerio


público
Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante
de ellos, no creían en él; Para que se cumpliese la palabra
del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a
nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del
Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo
Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para
que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se
conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su
gloria, y habló acerca de él. [Jn. 12:37-41]
Ahora, nos enteramos del problema aquí. Ellos estaban viviendo según
la luz de aquel entonces. La profecía de Isaías se cumplía con ellos. Ésta
es una cita de aquel gran capítulo de redención en Isaías, el capítulo 53
que habla de la muerte de Cristo. La muerte de Cristo fue presentada
a ellos, pero la rechazaron. Estaban enceguecidos a la luz que les había
sido presentada. Era como el hombre que se despertó por la mañana y
se dijo: “Hoy, no voy a ver, y guardaré cerrados los ojos durante todo
el día”. Bueno, el tal sería tan ciego como el que no puede ver. Ellos,
podrían haber abierto los ojos, pero no quisieron. Ahora, la cita es
de Isaías capítulo 6. Usted puede apuntar que dice así: Cegó los ojos
de ellos, y endureció su corazón. Y eso es verdad. Pero debe ser leído
en su contexto. Jesús se ha presentado a ellos como el Mesías y como
su Rey. Han oído el evangelio y lo han rechazado. Han rechazado
personalmente a Jesús. Ahora, ¡El les rechaza a ellos! Escúcheme con
cuidado. Ellos no le aceptaron, y entonces llegó el día cuando ya no
les fue posible aceptarle. Amigo, lo más peligroso es oír el evangelio y
luego volverle la espalda. Si simplemente sigue oyendo y oyendo y no
lo acepta, llegará el día cuando ya no le será posible oír y cuando no
podrá venir. Dios es Dios, y El tiene la palabra final.

200
Juan Un Comentario

Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron


en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban,
para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban
más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. [Jn.
12:42-43]
Esto es una lástima, verdaderamente. Creo que hay también creyentes
secretos hoy en día, que son cobardes y temerosos. Más adelante,
aquí en este Evangelio según San Juan, encontraremos a dos de estos
creyentes secretos, quitando el cuerpo de Jesús de la cruz.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino
en el que me envió; Y el que me ve, ve al que me envió.
Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquél que
cree en mí no permanezca en tinieblas. [Jn. 12:44-46]
Jesús repite aquí Su declaración asombrosa de que Él es la Luz del
mundo. Ésta es una extensión de aquel tiempo en el cual abrió los
ojos al ciego. Abrirá los ojos a cualquier persona que esté dispuesta a
confesar que es ciega y que necesita la Luz del mundo.
Y al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le
juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a
salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no
he hablado de mi propia cuenta; el Padre que me envió,
él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que
he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna.
Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo
ha dicho. [Jn. 12:47-50]
Vamos a ser juzgados según este Libro. Seremos juzgados según la
Palabra de Dios. No seremos juzgados según nuestras buenas obras,
ni seremos juzgados según lo que creamos en cuanto a la religión.
No. Seremos juzgados según la Palabra de Dios. La primera vez, Jesús
vino como Salvador. Él dijo: No he venido a juzgar al mundo, sino a
salvar al mundo. Pero la próxima vez vendrá como Juez. La voz del
cielo todavía nos está diciendo: Éste es Mi Hijo amado... a Él oíd. (Mt.
17:5) Escúchele, amigo. Seremos juzgados según Su Palabra.

201
• J. Vernon McGee •

Esto concluye esta sección del evangelio según San Juan. Los hombres
han vuelto sus espaldas a aquella voz; han rechazado al Rey. Al
rechazarle ellos, Él, el Rey, les rechaza a ellos también. ¡El es siempre
Rey!

202
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 13

Jesús les lava los pies a los discípulos


Con este capítulo, entramos en la cuarta división principal de este
evangelio según San Juan. Primero estudiamos el prólogo en el
capítulo 1, los versículos 1-18. Luego, estudiamos la introducción
que es el resto del primer capítulo. Hemos visto el testimonio de
Sus obras y de Sus palabras, desde el capítulo 2 hasta el capítulo 12.
Llegamos ahora, al testimonio especial de Jesús para Sus testigos, que
se encuentra en los capítulos 13 hasta el 17.
Hay otra manera en que podemos dividir este evangelio. En los
primeros 12 capítulos, el tema es la luz. Estos capítulos cuentan
Su ministerio público y cuentan que Él es la Luz. La división que
llamamos el Discurso del Aposento Alto, o sea los capítulos 13-17,
se relacionan con el amor. Él ama a los Suyos. La última parte de este
evangelio, desde el capítulo 18 hasta el capítulo 21, tiene que ver con
la vida. Cristo vino para traernos la vida y Él es esa vida. Recibimos
nuestra vida por medio de Su muerte.
El Señor Jesús pronunció cuatro discursos principales. Ya hemos
estudiado tres de estos discursos en el evangelio según San Mateo.
Tenemos el Sermón del Monte, en Mateo, capítulos 5-7. Luego
tenemos el discurso de las Parábolas de misterio, en el capítulo 13 de
Mateo, contándonos del reino de los cielos. El tercer discurso es el
del Monte de los Olivos, en los capítulos 24 y 25 de Mateo. Llegamos
ahora, al Discurso del Aposento Alto, que registra el evangelista Juan
en los capítulos 13-17.
Según lo que sabemos, este discurso es uno de los más grandes que
pronunciara nuestro Señor. Es el más largo y tiene gran significado
para nosotros hoy en día. Porque Jesús en aquella ocasión, llevó a los
Suyos al Aposento Alto y les reveló allí nuevas verdades. Este discurso
es todavía nuevo para nosotros hoy en día, y no hay nada que se le
compare. Su ministerio público ha terminado, y le han rechazado,
pero ahora habla en cuanto a Su amor por nosotros hoy en día, y
cómo nosotros debemos vivir la vida cristiana. Habla también en

203
• J. Vernon McGee •

cuanto a la provisión que Él ha hecho para los Suyos, y las relaciones


entre Él y aquéllos que le pertenecen. Está ahora en camino hacia la
cruz, y no tiene ya ningún mensaje para los fariseos, ni para los líderes
religiosos, ni para el gobierno romano. Este mensaje es para los Suyos.

Jesús les lava los pies a los discípulos—


símbolo de Su ministerio actual
Llegamos ahora, a un incidente extraordinario. Ojalá nos fuera posible
conmoverle en cuanto a esto. Lo hemos oído contar tantas veces, que
a veces parece que hemos perdido de vista las maravillas que encierra.
Aquí, Jesucristo deja la gloria del cielo, desciende a esta tierra y toma el
lugar de un esclavo, y ¡lava los pies de Sus discípulos!
En el capítulo anterior, usted recordará que entonces mirábamos los
pies de Jesús, y vimos que fueron ungidos. Aquí, son los pies de los
discípulos los que son lavados. ¡Qué diferencia! El Salvador pasó por
este mundo pecaminoso y no contrajo ninguna contaminación. Fue
santo, inocente, y sin mancha. Los pies hablan del caminar de una
persona, y el ungimiento de los pies de Jesús con nardo puro, nos
habla del olor grato del caminar de nuestro Señor. ¡Los pies de los
discípulos necesitaban ser lavados! Jesús lavó sus pies con agua, y no
con sangre. Es importante que veamos esto.
Oímos hablar a muchas personas en cuanto al llegar nuevamente a
la Fuente de sangre para ser limpiados. Esto en realidad, deshonra
a nuestro Señor. La sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpia
de todo pecado del pasado, del presente y del futuro, en una sola
aplicación. Hay un solo sacrificio. Como lo dice Hebreos 10:14: Porque
con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Cuando usted y yo, vinimos como pecadores a Cristo Jesús, fue Su
sangre lo que nos limpió una vez y para siempre y lo que nos dio
una posición delante de Dios. Pero, amigo, también necesitamos
ser purificados al caminar en el mundo, porque nos ensuciamos y
necesitamos ser lavados. Veremos pues, que nuestro Señor lavó los
pies de Sus discípulos debido a esto.
Hay un motivo triple que se da para explicar por qué Jesús lavó los
pies de Sus discípulos. Éste lo veremos ahora, al leer los primeros dos
versículos de este capítulo:

204
Juan Un Comentario

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su


hora había llegado para que pasase de este mundo al
Padre, como había amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el
diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote,
hijo de Simón, que le entregase. [Jn. 13:1-2]
Jesús lavó los pies de los discípulos porque Él sabía que Su hora había
llegado para pasar de este mundo. Su ministerio continuaría después
de regresar al cielo. Se ha identificado con Su pueblo, y hoy en día,
todavía lava los pies de Sus discípulos. Dice que pasará de este mundo.
Ahora, Él creó el mundo, pero este mundo en griego es kosmos y
significa el sistema, o la civilización en la cual estamos. Este mundo
es un sistema. Es el mundo del hombre y es un mundo de pecado. Es
una civilización que es anti-Dios y anti-Cristo, y que aguarda el juicio.
Jesús está pasando de este mundo, y es por eso que lava los pies de Sus
discípulos.
La segunda razón por la cual Jesús hace esto es porque ama a los
Suyos hasta el fin, aunque ahora se va al Padre. Lo hizo porque amó
a los Suyos. Murió para salvar a los Suyos y vive para mantenernos
salvos. Tenemos un maravilloso Salvador, quien nos seguirá amando
hasta el fin. Dios nos ama con un amor eterno y no podemos impedir
que nos ame.
El tercer motivo es que otra persona se había introducido en el
Aposento Alto. Había uno que no había sido invitado y su nombre es
Satanás. Hablamos de trece personas que se hallaban en el Aposento
Alto, pero en realidad había catorce. Satanás entró en el corazón
de Judas Iscariote y puso en el corazón de él, el deseo de entregar al
Señor. El lavamiento tuvo lugar precisamente debido a esto, pues
la presencia de Satanás estaba surtiendo sus efectos sobre los demás
discípulos. Dondequiera que el diablo se meta en la obra cristiana,
los hermanos se ensucian y el Señor tiene que lavarlos. Tiene que
lavarlos si es que van a tener comunión con Él.
Ahora, fíjese usted que esto tuvo lugar durante la fiesta de la Pascua.
Ésta no era la cena del Señor. En verdad, Juan ni aun menciona la
cena del Señor. Ahora, ¿Por qué omite Juan algo que tiene tanta
importancia? Bueno, creo que es porque en el tiempo en que Juan

205
• J. Vernon McGee •

escribió, ya había hermanos que habían convertido esta cena en un


rito. Hay un gran peligro en darle mayor importancia a un rito, que a
la Persona misma de Jesucristo. Es más importante conocer la Palabra
de Dios que participar de la comunión. No hay ninguna bendición
en la comunión, aparte de un conocimiento de la Palabra de Dios.
Un profesor de apologética dijo en cierta ocasión que el pan era sólo
pan en el estómago, pero Cristo en el corazón. El pan en el estómago
no permanece allí por mucho tiempo. De modo que tener a Cristo
en el corazón, eso es lo esencial. Creo que es por eso que Juan omite
contarnos acerca de la cena del Señor.
Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas
en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando
una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y
comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos
con la toalla con que estaba ceñido. [Jn. 13:3-5]
Se declara nuevamente que Jesús sabía que el Padre le había dado todas
las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba. Hace
esto porque vuelve al Padre. Todavía en el día de hoy, Jesús se ocupa
en lavar los pies. Todavía éste es Su ministerio.
Jesús se quitó Su manto exterior. No se desnudó, sino que se quitó el
manto que llevaba puesto. Luego tomó una toalla y se la ciñó. Ahora,
ésta es una cosa muy extraña la que hace. Toma el lugar de un esclavo.
Está ceñido de aquella toalla de servicio y está listo a lavar los pies de
todos Sus discípulos. Todavía, hoy en día, Jesús lava nuestros pies.
¿Recuerda usted cierta ley que estudiamos en el capítulo 21 del libro
de Éxodo? Si un esclavo hebreo servía bien a su amo, podría quedar
libre en el séptimo año. Pero si durante ese tiempo se había casado y
tenía hijos, y el amo lo dejaba en libertad a él, pero no a su familia, el
esclavo podía decir que amaba a su familia y que se quedaba con ellos.
Entonces el amo le hacía pararse junto a la puerta o al poste, y el amo
le horadaba o perforaba la oreja con una lesna, y así quedaba como su
esclavo para siempre por amor.
Nuestro Señor Jesucristo vino a esta tierra, y se hizo carne, y fue hecho
semejante a un siervo. Hizo todo esto porque nos amó. Se identificó

206
Juan Un Comentario

con nosotros y murió en la cruz para proveernos la salvación. Hizo


esto para establecer una maravillosa relación con nosotros y abrirnos
la puerta a la comunión con Él. Se hizo un esclavo porque nos ama.
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: ¿Señor,
tú me lavas los pies? Respondió Jesús, y le dijo: Lo que
yo hago, tú no entiendes ahora; mas lo entenderás
después. [Jn. 13:6-7]
Algunos dicen que esto es un sacramento y que debemos practicar
el lavamiento de los pies. No veo nada malo con practicar esto, si
comprendemos el verdadero sentido espiritual. Otros dicen que ésta
es una lección de humildad y un ejemplo para nosotros. No hay nada
malo con esa interpretación, pero no creo que sea lo suficientemente
profunda. Pedro ciertamente podía ver que esto era un ejemplo de
humildad, y sin embargo, el Señor le dijo: Lo que Yo hago, tú no lo
comprendes ahora; mas lo entenderás después.
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Le respondió
Jesús: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. [Jn.
13:8]
¿Qué quiso decir nuestro Señor con estas palabras? Quiso decir
que sin este lavamiento no puede haber ninguna comunión con Él.
Recuerde usted que ésta es la fiesta de la Pascua, la cual hablaba de
Su muerte. Dice que se levantó de la fiesta de la Pascua, lo cual habla
de Su resurrección y Su regreso al cielo. Ahora, Cristo está ceñido de
la toalla de servicio y nos está diciendo: Si no te lavare, no tendrás
parte conmigo. No podemos disfrutar de la comunión con Él, de un
servicio para Él, sin este lavamiento.
¿Cómo es que Cristo nos lava hoy en día? Bueno, el Salmo 119:9,
dice: ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Tu Palabra.
Juan 15:3, dice: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado. Pablo, en Efesios 5:25-26, dice: ...así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a Sí Mismo por ella, para santificarla, habiéndola
purificado en el lavamiento del agua por la Palabra. Jesús ama a los
Suyos hasta el fin, y los limpia. Si queremos gozar de la comunión
con Él, tenemos que ser limpiados por Él, amigo.
¿Cómo se hace esto? I Juan 1:9, dice: Si confesamos nuestros

207
• J. Vernon McGee •

pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos


de toda maldad. Son demasiados los hombres que hacen poco caso
de esto. Amigo, permítame decirle que los pies hablan del caminar, y
cuando usted y yo, somos desobedientes, no estamos caminando en la
senda del Señor. Eso es pecado y debemos confesarlo.
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino
también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está
lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues todo está
limpio: y vosotros limpios estáis, aunque no todos. [Jn.
13:9-10]
Las palabras griegas para “lavado” y “lavarse”, en el versículo 10, son
muy específicas. La primera palabra es louo que significa “bañar;
aplicar agua al cuerpo entero”. La segunda palabra es nipto, y, por
tanto, este versículo está diciendo que aquéllos que se han bañado, sólo
necesitan que sean lavados los pies.
En aquellos días iban al baño común para bañarse, y luego un hombre
se ponía las sandalias y llegaba hasta su casa. En cada hogar había
un lebrillo de agua para lavarse los pies, porque se los ensuciaban
caminando por las calles de la ciudad. No sólo había polvo, sino que
también en aquellos días botaban la basura en las calles. Por tanto,
tenían que lavarse los pies al entrar en la casa.
Nuestro Señor está enseñando que cuando llegamos a la cruz, cuando
venimos a Jesús, fuimos bañados por completo. Aquello es el baño,
louo, la regeneración. Pero, cuando caminamos por este mundo, nos
contaminamos y nos ensuciamos. Somos desobedientes y el pecado
entra en nuestras vidas. No creo que haya algún creyente que no haya
pasado un día sin ensuciarse un poquito. Él dice que no podemos
estar sucios y a la vez, gozar de la comunión con Él. Por tanto, el lavar
de los pies, nipto, es la purificación necesaria para restaurarnos a la
comunión. Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos
en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia (es decir, sigue limpiándonos)
de todo pecado. (1 Juan 1:6-7)
Amigo, para poder lavarnos los pies, primero debemos confesar

208
Juan Un Comentario

nuestro pecado. El confesar significa “ponerse de acuerdo con Dios”.


Significa el decir lo mismo que Dios dice en cuanto a nuestro pecado.
Una de las cosas más difíciles es lograr que un hermano confiese que
es pecador. La frialdad, la indiferencia, la falta de amor, todas se ven
por Dios como pecado. Si confesamos, Él es fiel y justo para perdonar.
Pero, eso no es todo. Si va a tener lavados los pies, debe ponerlos
en las manos del Salvador. Ésa es la obediencia. No podemos decir
simplemente, “Dios, perdóname, hice mal”, para luego salir y hacer lo
mismo de nuevo. Eso no es poner los pies en las manos del Salvador.
Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No
estáis limpios todos. [Jn. 13:11]
Jesús sabía que Judas le iba a entregar. Sabía que Judas no se había
“bañado”. Judas nunca había sido regenerado. Es por eso que dijo que
no todos estaban limpios.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su
manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he
hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís
bien; porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro,
he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavar
los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado,
para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su
señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis
estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis. [Jn.
13:12-17]
Si usted, desea tener gozo en su vida hoy en día, vaya a Él y confiese
su pecado. Éste es uno de los problemas en nuestras congregaciones
hoy en día. Bien podemos tener las cabezas llenas de doctrina, pero
nuestros pies lamentablemente huelen mal. Amigo y hermano que
lee, ¡no hay nada que huela tan mal, como los pies sucios! Quizá sea
por eso que no alcanzamos a más almas para Cristo. Necesitamos
confesar el pecado para poder tener comunión con Cristo.
Jesús les dijo a Sus discípulos que como Él había lavado los pies de
ellos, así debían lavarse los pies los unos a los otros. ¿Qué significa
eso? Pablo lo explica en Gálatas 6:1: Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle

209
• J. Vernon McGee •

con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que


tú también seas tentado. Cuando quiera que salgamos para restaurar
a algún hermano, no lavamos sus pies criticándole. Hoy en día
necesitamos lavarnos más los pies en la iglesia. ¿Sabe usted que en la
iglesia tenemos toda clase de personas que tienen alguna habilidad?
Tenemos muy buenos predicadores y la música es hermosa. Sin
embargo, no hay avivamiento. Es que necesitamos lavarnos los pies.
Tenemos que ser limpiados. Antes de poder lavarle los pies a otro
hermano, amigo, necesitamos primero que el Señor de Gloria nos lave
a nosotros los pies. Debemos llegar a Él cada vez que nos ensuciamos
para ser limpiados por Él.
El salmista dice en el Salmo 139:23-24: Examíname, oh Dios, y conoce
mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en
mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. No hay ni
siquiera uno de nosotros que no ande ni un día sin cometer algún
pecado. Necesitamos confesarlo, amigo, confesarlo al Señor y ser
limpiados. Ponemos nuestros pies en las manos de Él y somos lavados.
Somos lavados por la Palabra de Dios. Ponemos los pies en las manos
de Él, y esto significa que nos entregamos completamente a Él. Eso
nos pone en comunión con el Señor. Amigo, no deje que pase un día
sin tener esta comunión. No deje que el pecado entre y rompa esta
comunión verdadera con Él.
El Señor Jesús da luego algunas amonestaciones a Sus discípulos. Los
discípulos eran como un grupito de niños en aquel Aposento Alto.
Tenían miedo, y con razón. La sombra de la cruz había caído sobre
aquel grupito.

Amonestaciones a los discípulos


No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido;
mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan
conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os
lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis
que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que recibe al
que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí,
recibe al que me envió. [Jn. 13:18-20]

210
Juan Un Comentario

Jesús tiene mucho cuidado ahora, y les dice que no habla en cuanto a
todos ellos. Él acaba de decirles que serán bienaventurados si hacen
estas cosas, pero añade que hay un hombre entre ellos que no las
puede hacer. ¿Y sabe por qué no? Simplemente porque no ha creído.
Jesús ya les ha dicho que todos no estaban limpios. Jesús les había
dicho: Vosotros Me llamáis Maestro, y Señor. Ahora, un amo es un
maestro y debe ser creído. Un señor por su parte debe ser obedecido.
La fe y la obediencia tienen que ir juntas. La fe salvadora y viva
conduce a la obediencia. Judas no tenía esta fe.
Jesús cita del Salmo 41:9, cuando dice: ...el que de mi pan comía, alzó
contra mí el calcañar. Y ésta refiriéndose a Judas. No es cuestión de
si este hombre está perdiendo su vida espiritual. Es más bien una
revelación de que él nunca ha tenido una vida espiritual. No es una
oveja que se ha ensuciado. Es, como dice la Escritura, una puerca
que ha vuelto a revolcarse en el cieno, o un perro que ha vuelto a
su vómito. Ésa es la descripción de Judas Iscariote. Sin embargo,
él estuvo allí en el Aposento Alto y Jesús también lavó los pies de
él. Recibió el lavamiento por la Palabra de Dios, pero lo rechazó
totalmente.
Vamos a repasar esto de nuevo, para ver si lo aclaramos un poco más.
La sangre de Jesucristo es para la expiación de nuestro pecado. La
sangre ha cancelado toda mi culpa y ha lavado aquella cuenta mala
que había contra mí. Me ha dado una posición ante Dios porque ha
borrado toda mi transgresión. La sangre es para la expiación penal. El
limpiamiento por agua es para nuestra purificación moral. Después
que tengamos nuestra posición ante Dios en la base de la sangre de
Jesucristo, el agua nos da nuestra purificación moral durante nuestro
caminar diario.
Jesús les dice luego a Sus discípulos que uno de ellos levantará contra
Él su calcañar, a fin de que cuando suceda no sean escandalizados.
Luego, no podrán decir que fue una lástima que Jesús no se hubiera
dado cuenta de lo que venía. ¿Ha notado usted, que el Señor Jesucristo
es traicionado desde adentro? Esto todavía es cierto hoy en día. Existe
la queja en cuanto al pecado fuera de la iglesia. Pero eso, no daña a la
iglesia. El hecho es que algunos de esos pecadores se salvan. El daño
viene cuando Jesucristo es traicionado desde adentro.

211
• J. Vernon McGee •

Juan añade el versículo 20 porque Judas había sido enviado en


misiones junto con los demás discípulos. Había predicado y había
sanado. El Señor dice: El que recibe al que Yo enviare, Me recibe a Mí;
y el que Me recibe a Mí, recibe al que Me envió. Nadie es salvo por la
fe del mensajero o del predicador. Somos salvos por oír la Palabra de
Dios y por recibir a Cristo como nuestro Salvador personal. Si usted
recibe un telegrama informándole que un tío rico ha muerto y le ha
dejado una fortuna, el hecho de que el que haya traído el telegrama
pueda ser ladrón, no invalida el mensaje del telegrama, ¿verdad?
En cierta ocasión estaba un señor conversando conmigo, y me decía
que estaba perplejo porque se había salvado bajo el ministerio de un
predicador que más tarde, resultó ser un hombre inconverso. Decía
este señor: “Yo sé que soy salvo y que soy hijo de Dios, pero estoy
perplejo. ¿Cómo se explica eso?” Le hice notar este mismo texto y
le dije que aún Judas, había salido y había convertido algunos. Pero
realmente, no porque era Judas, sino porque había dado el mensaje.
Dios bendecirá Su Palabra. Somos salvos oyendo la Palabra de Dios.
Habiendo dicho Jesús esto, conmovió en espíritu, y
declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de
vosotros me va de entregar. Entonces los discípulos se
miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno
de Sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado
al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas Simón Pedro,
para que preguntase quién era aquél de quien hablaba.
Él entonces recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo:
Señor, ¿quién es? [Jn. 13:21-25]
Si usted, cree que Jesús no se conmovió a causa de que Judas le iba a
entregar, pues, está equivocado. Porque Jesús se conmovió en espíritu.
Los discípulos se quedaron estupefactos. Usted puede imaginarse de
la onda de choque que pasó por aquel Aposento Alto. Judas había sido
tan vivo, que ni una persona allí creía que él era quien iba a entregar a
Jesús. Cada uno creía que pudiera ser el otro, pero también, cada uno
creía que pudiera ser él mismo. (Véase Mr. 14:18-19) Cada discípulo
sabía que era capaz de hacer lo mismo.
Dudo que la pequeña diversión entre Juan y Pedro fuera observada
por los demás. Debe haber habido confusión en el cuarto. Pedro

212
Juan Un Comentario

probablemente estaba más retirado de Jesús, mientras que Juan se


había quedado a Su lado, y por tanto, Pedro le pidió a Juan que le
preguntara quién era.
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél
es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, hijo de
Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él.
Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más
pronto. [Jn. 13:26-27]
Según las costumbres de aquel entonces, el anfitrión en un banquete
tomaba un pedazo de pan y lo mojaba en la salsa, y luego se lo ofrecía
al invitado de honor. Mediante este gesto, pues, el Señor hizo a Judas
Su invitado de honor. Le extiende el símbolo de amistad. Judas está
en un punto crítico, pero Cristo mantiene abierta la puerta para
Judas, hasta el fin. Aun en el huerto Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué
vienes? Todavía mantenía abierta la puerta para Judas.
Jesús sabía lo que Judas haría. Permítame repetir aquí una declaración
que alguien hiciera una vez: “El saber algo de antemano, no equivale
a causarlo”. Es decir, que el Señor sabía lo que Judas iba a hacer, pero
el Señor no le obligó a hacerlo. El hecho es que ofreció Su amistad a
Judas hasta el fin.
Satanás tomó posesión gradual de este hombre Judas. No creo que
Satanás jamás tome posesión de un hombre de repente. Hay muchas
pequeñas caídas, y Satanás se mueve gradualmente, pero por fin se
hace cargo de la persona. El Señor le dio a Judas una oportunidad
más para aceptarle. Pero Judas le volvió la espalda a Jesús, y entonces
Satanás entró y tomó posesión completa de él.
Judas tomó su propia decisión. Dios nunca ha enviado a un hombre
al infierno, a menos que ese hombre en primer lugar, haya decidido
encaminarse hacia allí. Lo que ocurre es que Dios ratifica la decisión
humana. Dios apoya nuestra proposición. Cuando un hombre dice
que acepta a Cristo, Dios dice: “Apoyo esta proposición. Lo recibo”.
Cuando un hombre dice que rechaza a Cristo, así como Judas lo hizo
aquí, Dios dice: “Yo apoyo aquella proposición”. Ahora Jesús le pide
a Judas que salga pronto. Habiendo tomado su decisión, no significa
que está fuera del control de Dios. El hecho es que, habiendo tomado

213
• J. Vernon McGee •

su decisión, ahora es obligado a colaborar con Dios en Su gran plan.


¿Recuerda usted que las autoridades religiosas habían dicho que no
querían arrestar a Jesús y crucificarle durante una fiesta? Querían
esperar hasta que se terminara esta fiesta. Pero nuestro Señor le dice a
Judas que se vaya, y que haga lo que va a hacer lo más pronto posible.
Por tanto, Judas sale y les cuenta a los líderes que ha sido descubierto.
Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por
qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que
Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que
necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y
era ya de noche. [Jn. 13:28-30]
Ninguno en la mesa ni aún sospechó que Judas era el traidor. Note
usted que nuestro Señor no mendigaba. Tenían una bolsa con
sus recursos financieros y se conducían de una manera práctica.
También nos dice que el Señor no dio de comer milagrosamente a
Sus discípulos. Tenían que ir a comprar comida. Judas era el tesorero.
Siempre hay una tentación en el manejo del dinero, y aún hoy en día,
eso es cierto. En el tiempo de la Pascua acostumbraban a dar algo a los
pobres, y por tanto, los discípulos creían que esto era lo que el Señor le
pedía a Judas que hiciera con el dinero.
Note usted también, que cuando Judas salió, era ya de noche. Amigo,
ya era de noche eternal para Judas. Era el “día del diablo”, y el día del
diablo siempre es como aquellas terribles tinieblas que descendieron
sobre Egipto, durante el tiempo de las diez plagas de Moisés. Es por
eso que hay tantas luces en las avenidas principales de las grandes
ciudades. Aquéllas son las vías del diablo, y allí hay tinieblas. Son vías
oscuras, y por tanto tratan de iluminarlas. Bueno, este hombre salió a
la noche eterna.
Lo que Dios hace, lo hace lentamente. Pero lo que el diablo hace, lo
hace rápidamente. El diablo tiene que moverse rápidamente porque
sus días son limitados. Dios en cambio, tiene toda la eternidad para
llevar a cabo Sus planes. Pero sucede que tantas veces no entendemos
esto, y somos impacientes.
Hay un cambio en aquel aposento. Judas se ha ido y nuestro Señor

214
Juan Un Comentario

empieza a hablar con estos once hombres. Ellos tienen miedo. La


sombra de la cruz se ha proyectado sobre ese grupo en el Aposento
Alto. Nuestro Señor trata de levantar a estos hombres de un nivel tan
bajo, hasta un nivel elevado; del presente, al futuro; de lo material
a lo eternal; de lo que es secular a lo que es espiritual. Simón Pedro
le interrumpe, pero creo que, en verdad, este discurso de Jesucristo
principia aquí mismo, y prosigue hasta el capítulo 14.
Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.
Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará
en sí mismo, y en seguida le glorificará. [Jn. 13:31-32]
El Señor Jesús está entrando ahora en la esfera de lo espiritual. El
Hijo del Hombre será glorificado y eso será por medio de Su muerte
y resurrección. Según el punto de vista humano, la cruz parece una
vergüenza y una derrota, pero Dios es glorificado porque la salvación
del mundo será lograda mediante la cruz.
Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis;
pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros:
A donde yo voy, vosotros no podéis ir. [Jn. 13:33]
Judas ya se ha marchado y por tanto se puede dirigir a ellos como
Sus hijitos. Va a la cruz, y ningún otro puede ir a la cruz como Él fue.
Sufrió solo, y como ya lo he dicho, hubo una fase del sufrimiento de
Cristo, que ni usted ni yo podemos comprender, ni mucho menos
podemos participar en ella.
Jesús les da ahora un nuevo mandamiento y creo que algunos tienen
una impresión diferente de lo que el Señor quiso decir en realidad con
estas palabras. Parece que no han comprendido el verdadero alcance
de ellas, y, por tanto, no las han aplicado como conviene.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a
otros; como yo os he amado, que también os améis unos
a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si tuviereis amor los unos con los otros. [Jn. 13:34-35]
Jesús da ahora a Sus discípulos, un nuevo mandamiento. Creo que
algunos tienen la impresión de que Él dijo: “En esto conocerán todos
que sois mis discípulos, en que sois fundamentalistas”. Hermano,

215
• J. Vernon McGee •

creo que en verdad es necesario ser fundamentalistas en nuestra fe.


Yo personalmente creo en la infalibilidad de la Palabra de Dios. Creo
en la inspiración verbal y plenaria de las Escrituras. Creo en la Deidad
del Señor Jesucristo. Creo que Él murió en la cruz por la expiación del
pecado. Que murió una muerte substitutiva y vicaria por los pecados
del mundo. Creo también que Jesucristo resucitó corporalmente, que
ascendió al cielo y que pronto viene personalmente para sacar a la
iglesia del mundo. Pero quiero decirle lo siguiente, y quiero decirlo
con mucho cuidado. El creer en esas cosas no es lo que convence al
mundo inconverso. El mundo necesita un poquito de amor.
Es de veras lamentable observar a dos creyentes de diferentes
denominaciones, y ver como se atacan, como critican sus diferencias
denominacionales y cómo sacan a relucir los chismes más grandes
de la una y la otra denominación, sin tener cuidado de cuántos están
a su alrededor. Luego se quejan de que no pueden alcanzar a los
perdidos. Pero amigo, ¿cómo van a alcanzarlos si no están ejerciendo
una influencia positiva sobre ellos? Permítame decirle amigo, que no
ganamos a los perdidos siendo caníbales, comiéndonos los unos a los
otros, como dice Pablo, en Gálatas 5:15: Pero si os mordéis y os coméis
unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Éste
es el tipo de cosas que aleja a los inconversos de la iglesia hoy en día.
Es por eso que no vienen para oír el evangelio. Oyen el chisme, oyen
la crítica, antes de que les sea posible oír el evangelio. ¿Se da usted
cuenta, amigo, que el mandamiento más importante para un cristiano
no es el de testificar, ni el de servir, sino el de amar a los hermanos?
Tertuliano escribe que el gobierno romano se perturbó en cuanto a la
iglesia, pues estaba creciendo a saltos. Pero se preocupaba porque los
cristianos nunca tenían incienso para ponerlo delante de la imagen
del emperador. Por lo tanto, los romanos creían que pudieran ser
desleales. Sucedió pues, que unos espías fueron enviados a la iglesia
y volvieron con el siguiente informe: “Estos hombres, dijeron, son
personas muy raras. Se reúnen juntos en un aposento vacío para la
adoración. No tienen ninguna imagen. Hablan de uno que se llama
Jesús, el que está ausente, pero quien parece que llega en cualquier
momento, y cuánto le aman, y cuánto se aman los unos a los otros”.
Ahora, si algunos espías vinieran en nuestros días para ver si nuestro
cristianismo es genuino o no, y si asistieran a su iglesia, por ejemplo,

216
Juan Un Comentario

¿cuál sería la opinión de ellos? ¿Cree usted que regresarían con un


informe que enfatice el gran amor que los cristianos tienen el uno por
el otro? Piense en eso.
Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le
respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora;
mas me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué
no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le
respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto
te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado
tres veces. [Jn. 13:36-38]
Tenemos aquí un hombre que es como nosotros. Creo que, si usted
es un verdadero hijo de Dios, nunca vendería a Jesús como lo hizo
Judas. El diablo no tiene control sobre usted, pero el Espíritu de
Dios, sí mora en usted. Pero no hay ni uno de nosotros que no haría
lo que hizo Simón Pedro. Su problema no fue que Satanás entró en
su corazón. Sino que confiaba en su propia carne. Creo que éste es
también el problema de todos nosotros. Pedro verdaderamente amaba
al Señor. Pedro estaba listo para defender al Señor. Sin embargo, el
Señor tiene que tratar a Pedro como a un adolescente. Siempre estaba
disparatando y no creo que este hombre alcanzó la madurez mental,
ni espiritual, sino hasta el día de Pentecostés. Lo único que él oyó de
todo lo que Jesús había dicho, era que Jesús se iba. Reacciona igual
como un niño que dice: “¿A dónde vas, papito? Yo quiero ir contigo”.
Su primera pregunta es: Señor, ¿a dónde vas? Y su segunda pregunta
es: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora?
Cuando Jesús le contesta: A donde Yo voy, no Me puedes seguir
ahora; mas Me seguirás después, lo único que Pedro oyó fue la palabra
“ahora”. Es como el niño que pide una galleta. Cuando la mamá le dice
que no puede tener la galleta ahora, sino que va a tener que esperar
hasta después de la cena; el niño se aprovecha de la palabra “ahora”.
Quiere que le dé la galleta “ahora” mismo. No quiere esperar hasta
después de la cena.
Pedro era honesto y sincero. Quería seguir “ahora” al Señor a donde
iba. En realidad, Pedro luchó por su Señor, y hasta le cortó la oreja al
siervo Malco. La razón por la cual sólo le cortó la oreja, era porque
Pedro era pescador y no soldado. Pero esto no demuestra que él no

217
• J. Vernon McGee •

era sincero.
Luego, el Señor le dijo a Pedro que le negaría tres veces antes de
que el gallo cantara. Ya estaba oscuro. Estoy seguro de que Pedro
simplemente no pudo creer que antes del amanecer, negaría al Señor.
¿Qué lección hay aquí para nosotros? Pedro confiaba demasiado en
sí mismo. Debemos aprender de esto, que no debemos confiar en la
carne. Pablo dice en 2 Corintios 12:10: ...porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte. ¿Reconoce usted amigo, su propia debilidad, o
cree que es fuerte? Alguien le preguntó al gran evangelista Dwight
L. Moody, si él tenía suficiente gracia como para morir por Jesús. Él
contestó: “No. Pues Cristo no me ha pedido morir por Él. Pero si me
lo pide, sé que me dará la gracia para morir por Él”. Nuestra propia
carne es débil, pero Dios nos dará la gracia para suplir todas nuestras
necesidades.

218
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 14

Jesús consuela a los discípulos


Las divisiones de la Biblia en capítulos son buenas porque nos ayudan
en nuestro estudio de la Biblia, pero a veces la división no ocurre en
el mejor lugar. Creo que esto es lo que ha ocurrido aquí, entre los
capítulos 13 y 14. En verdad, lo que nuestro Señor dice en el principio
del capítulo 14, es una continuación de lo que le estaba diciendo a
Simón Pedro en el capítulo anterior.
Simón Pedro declaró que estaba dispuesto a morir por el Señor.
Luego, el Señor Jesús le dijo que él, Pedro, le negaría tres veces antes
de la hora en que el gallo cantara por la mañana. El Señor Jesús aquí,
sigue hablando, y todavía le habla a Simón Pedro. Esta porción de las
Escrituras ha servido de mucho consuelo al pueblo de Dios, a través
del correr de los años.
He llamado a este capítulo, el capítulo más conocido de toda la Biblia.
Hace años, un programa radial, hizo la sugerencia a sus oyentes, de
que escribieran informando cuáles eran sus capítulos favoritos de la
Biblia. Claro que se esperaba que el capítulo 14 de Juan, se encontrara
entre sus favoritos. Pero ocurrió que más radioescuchas indicaron
el capítulo 14 de Juan, que todos los demás capítulos juntos. Amigo,
el contenido de este capítulo, le fue dado a un hombre en una hora
de emergencia, en una hora de crisis, y le fue dado para ayudarle a
superar su dificultad. Le fue dado para sostenerlo durante aquella
noche oscura de negación, y para traerle a una relación correcta con
Dios. Le fue dado para consolarle. Este mismo capítulo ha suavizado
el golpe para multitudes de personas desde aquel día hasta la hora
presente.

Jesús consuela a Sus discípulos y anuncia


Su segunda venida
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí. [Jn. 14:1]

219
• J. Vernon McGee •

En este mismo momento los hombres por todo el mundo están


buscando consuelo. Tratan de conseguir la paz en sus corazones. Pero
sólo Jesús puede traer aquel consuelo, aquella paz tan anhelada. Aquí,
Jesús nos da la base para aquella fe: Creéis en Dios, creed también en
Mí, dice el Señor. En el idioma griego, estas palabras pueden ser un
imperativo o un mandato. Creed en Dios. Creed también en Mí.
Junto con la palabra “creed” encontramos la preposición eis que
significa “en”. Cuando Juan habla en cuanto a la fe salvadora, siempre
incluye esta preposición. La fe no es inactiva ni pasiva. Significa
creer en, o creer a. Es una fe activa, una confianza a la que uno se
encomienda. Si usted cree que su automóvil le llevará a su casa, ¿cómo
es que llega a su casa? ¿Simplemente creyéndolo? No. Usted lo cree lo
suficiente como para confiar en el automóvil. Entra en él y confía que
le va a llevar a su casa. Bueno, así es como uno se salva. Usted cree en
Cristo, confía en Él.
Hay quienes tratan de declarar que Jesús nunca enseñó acerca de Su
Deidad. Me gustaría saber qué es lo que Él dice aquí en este primer
versículo, si no es que se hace igual a Dios, creéis en Dios, creed
también en mí. Su declaración aquí aclara muy bien que primero es
necesario creer en Dios, y entonces, ya no somos ateos. Luego, para
ser cristiano es necesario tener una fe personal y una confianza en
Cristo. Las dos son necesarias.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no
fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar
para vosotros. [Jn. 14:2]
Vamos a dejar en claro en primer lugar, lo que es la casa del Padre.
La casa del Padre es este universo vasto en el cual usted y yo vivimos.
Vivimos sobre uno de los planetas más pequeños. Somos simplemente
una peca en el espacio. El hecho es que, si pudiéramos alejarnos lo
suficiente, nadie nos podría ver ni con el telescopio más potente.
Vivimos en la casa del Padre.
Hay un libro que se intitula: “Este Universo que se extiende”. Ese libro
nos cuenta acerca de cómo vivimos en un universo que siempre se
sigue extendiendo. Primero, los hombres pensaban en la tierra con las
estrellas, como si fuesen pequeñas lamparillas atornilladas en la parte

220
Juan Un Comentario

de arriba del universo. Luego, los hombres empezaron a explorar, y


descubrieron que nos hallamos en un sistema solar. Somos en verdad,
un planeta menor que gira alrededor del sol, y hay otros planetas que
bailan con nosotros.
Nosotros, junto con los demás sistemas solares, estamos en un sistema
galáctico; y cuando usted mira arriba a la Vía Láctea, usted ve el otro
lado de nuestro sistema galáctico. Ahora, amigo, eso es solamente un
solo sistema galáctico. Hay todavía muchos otros sistemas galácticos
que hacen que el nuestro parezca un maní en el espacio.
Se nos dice que nuestro vecino más cercano, Andrómeda, queda
como a unos 200.000.000 de años luz, de nosotros. De modo que,
amigo, no vaya usted hasta nuestro vecino más cercano en el sistema
galáctico, para pedirle prestado una taza de azúcar o de café por la
mañana, porque no le será posible volver para el almuerzo. Ahora,
aún estos sistemas galácticos no constituyen en manera alguna, el
fin del espacio. Mas allá de ellos hay lo que llaman “cuásares”. Ahora,
la razón por la cual los astrónomos los llaman “cuásares” es porque
realmente no saben lo que son. Han hallado estos cuásares mediante
gigantescos radiotelescopios, como los que tienen en el desierto de
Mojave y en Arecibo, Puerto Rico. Han encontrado que más allá
de aquellos cuásares, hay otros. Puede ser pues, que vivimos en
un universo infinito. Simplemente no sabemos cuán vasto es este
universo. Es concebible que un Dios infinito haya creado un universo
infinito. Si hay un universo infinito, tiene que haber un Dios infinito.
Nuestro Señor dijo: En la casa de Mi Padre muchas moradas hay.
Creo que Jesús se sonrió un poco cuando dijo eso. Él Mismo
fue quien las creó, y Él sabía cuántas había allí. A usted y a mi,
probablemente, nunca nos será posible contarlas. No creo que Dios
tenga un letrero colgado en alguna parte de este vasto universo,
indicando que hay algunas vacías. Ahora, no quiero decir que haya
hombres “humanidad” o seres humanos en otros planetas. No creo
eso. Una humanidad es suficiente. Pero somos nosotros, los que
vivimos en este pequeño planeta, los que nos hemos rebelado contra
Dios. Creo que este vasto universo lleno de criaturas inteligentes está
mirando a esta pequeña tierra. Aquí, es donde ven en el universo
algo singular. Ya sabían algo en cuanto a la sabiduría de Dios, y de Su

221
• J. Vernon McGee •

Persona y Su poder, pero no sabían nada en cuanto a Su amor, hasta


cuando la segunda Persona de la Trinidad, el Señor Jesús, bajó a esta
tierra y murió en la cruz, porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a Su Hijo Unigénito. Entonces, hubo una manifestación
del amor de Dios en esta tierra.
Usted y yo, creemos a veces que valemos algo, que tenemos algún
valor. Bueno, no deseo ofender a nadie, pero, amigo, ¿sabe usted que
la raza humana no es digna de salvarse? Dios bien pudo habernos
quitado de esta pequeña tierra, para empezar de nuevo. Podría
habernos mandado fuera de la existencia, sin perder mucho. Pero, así
no estaría demostrando Su amor. Estaría demostrando la justicia, pero
no el amor. Dios es justo, pero también nos ama. Eso es lo asombroso
y lo más maravilloso de todo. ¡Dios nos ama! Le ama a usted y me ama
a mí; no porque seamos dignos de ser amados, sino a pesar del hecho
de que somos totalmente depravados. Pertenecemos a esa clase de raza
humana. Sin embargo, ¡Dios nos ama!
Jesús está diciendo aquí, que este universo tan vasto, está lleno de
moradas. Si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho, dice Él. Con esto
implica que, o bien le creemos, o no le creemos. Voy, pues, a preparar
lugar para vosotros. Esto es maravilloso. Este vasto universo está lleno
de muchas moradas, y sin embargo Jesús ha ido a preparar un lugar
especial para aquéllos que son de Él.
Tratamos con un Dios grande y maravilloso. Jesús ha ido a preparar
lugar para nosotros. Hoy en día, uno mira a los millones en este
mundo y se pregunta si, ¿no nos perderemos en alguna parte? La
declaración que Jesús hace es que, si usted es hijo de Dios, Él está
preparando un lugar para usted. Nadie más lo podrá ocupar, sino
solamente usted.
Uno de los hombres que trabajó en la elaboración del espejo para el
ojo del telescopio de 200 pulgadas, en el monte Palomar, decía que
la primera vez que lo estaban esmerilando, habían errado en sus
cálculos, en algo así como un millonésimo de una pulgada. Cuando
por fin terminaron, el pastor de la iglesia a la cual asistía este señor,
le preguntó qué era lo que veían por ese telescopio. Le hacía esta
misma pregunta, semana tras semana. Por fin este señor se cansó de
la pregunta de su pastor tan constante, y a su vez le preguntó, ¿por

222
Juan Un Comentario

qué tenía tanto interés él en saber? “Bueno”, le dijo el pastor, “ustedes


tienen metido el telescopio en la ventana de la casa de mi Padre, y me
gustaría saber lo que se ve allí, porque Jesús me está preparando un
lugar allí”. Ésta es la primera vez en toda la Biblia, donde se menciona
que Dios va a llevar a alguien de este universo, para ir allá a un lugar
que Él ha preparado. Ésta no era la esperanza del santo en el Antiguo
Testamento. Dios nunca le prometió a Abraham, llevarle a alguna
estrella. Dios le dijo que haría su descendencia tan numerosa como
las estrellas. Pero la promesa a Abraham fue el darle la tierra. La
esperanza del Antiguo Testamento fue el establecimiento de un reino
aquí en la tierra, donde moraría la paz, la justicia, y el cumplimiento
del propósito de Dios para esta tierra.
Personalmente creo que la expresión, El reino de los cielos, significa
el reino de Dios sobre la tierra. Ése es el propósito de Dios. Dice
el Salmo 2:6: Pero Yo he puesto Mi Rey sobre Sión, Mi santo
monte. Ése es el propósito terrenal de Dios, y Él está moviendo
todo directa, pronta, y firmemente, hacia el día cuando ponga a los
Suyos en el trono aquí en la tierra. Ése será el reino de los cielos.
Ése es el propósito terrenal de Dios. Ésa es la esperanza del Antiguo
Testamento.
Ésta es la primera vez que Jesús revela que va a llevar a un pueblo,
principiando con los apóstoles de la iglesia; y que la iglesia ha de ser
llevada de esta tierra, para estar con Cristo en el lugar que Él le está
preparando. Ésta es la primera vez que se hace mención de esto, pero
no es la última vez. Pablo habló de esto, en 1 Tesalonicenses 4:16: ...el
Señor Mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta
de Dios, descenderá del cielo. Viene para llamar y para llevar a los
Suyos. Los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego nosotros
los que vivimos en Cristo seremos arrebatados para recibir al Señor
en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor en aquel lugar que
Él nos ha preparado. Juan en Apocalipsis nos dice que la ciudad, la
nueva Jerusalén, descenderá de Dios, del cielo. Amigo, será una nueva
ciudad, un nuevo concepto de vivienda urbana, y allí es donde morará
la iglesia por toda la eternidad.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os
tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros

223
• J. Vernon McGee •

también estéis. Y sabéis a dónde voy; y sabéis el camino.


[Jn. 14:3-4]
Jesús está levantando aquí, a estos hombres a las alturas, porque allí en
el Aposento Alto la sombra de la cruz había caído sobre esa compañía,
y el pecado había llamado a la misma puerta de aquel Aposento Alto.
Nuestro Señor trata de levantarnos de lo presente, a lo futuro; de lo
material, a lo espiritual; de lo terrenal, a lo celestial. Jesús les dice dos
cosas: el destino, que es el dónde, y el camino, que es el cómo.
Encontramos allí a un apóstol sentado que se llama Tomás, el que
duda. Parece que siempre estaba haciendo preguntas y planteando
dudas. Me alegro de que él estuviera allí en ese día y que hiciera la
pregunta que hizo, porque era una buena pregunta. A mí también me
habría gustado haberla hecho, si hubiera estado allí presente. Si él no
hubiera hecho la pregunta, nunca habríamos tenido la maravillosa
respuesta. Veamos pues, cuál es la pregunta de Tomás y la respuesta de
Jesús, la cual es un resumen del Evangelio.
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo,
pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí. [Jn. 14:5-6]
El artículo en griego es un adjetivo. Jesús dijo: Yo soy el Camino.
No es simplemente una persona que muestra el camino, sino que Él,
personalmente, es el Camino. Ninguna iglesia ni ceremonia puede
traernos a Dios. Sólo Cristo nos puede traer a Dios. O bien, tenemos
a Cristo, o no lo tenemos; o confiamos en Él, o no confiamos en Él.
Él es el Camino, y Él es la Verdad. No simplemente dice que nos
habla la verdad, aunque sí la habla. ¡Él es la Verdad, y es la Vida! No
simplemente declara que está vivo; Él es la Fuente, el Origen de la
vida; desde el nivel vegetal más bajo de la vida, hasta el nivel espiritual
más alto de la vida.
Luego el Señor dice: Nadie viene al Padre, sino por Mí. Aquí Él hizo
de todas las religiones, sectas, e ismos, un callejón sin salida. Dice
que el único camino a Dios es Él Mismo. Ésta es una declaración
dogmática.
En cierta ocasión, un estudiante universitario que estaba conversando

224
Juan Un Comentario

con un pastor evangélico, dijo que no le gustaba la Biblia porque


estaba llena de dogmatismo. Eso es cierto. Él se refirió a este versículo
y dijo: “¡Eso es dogmático!” En realidad, lo es, porque el dogmatismo
es característico de la verdad. También los maestros en las escuelas
son dogmáticos. Si no lo cree, pregúnteles a sus estudiantes. Son
las personas más dogmáticas que uno pueda conocer. Insisten
siempre en que dos más dos son cuatro. No importa si se trata de dos
manzanas, dos vacas o dos papas; siempre insisten en que dos más
dos son cuatro. Ahora el banco en donde tengo mi cuenta también
es dogmático. Siempre se sirve del principio de que 2 menos 2 es 0, y
son muy dogmáticos en cuanto a eso. Amigo, permítame decirle que
una de las características de la verdad es su dogmatismo.
Pero, por otra parte, es importante entender que todo dogmatismo
no es verdad. Sin embargo, aquello que es verdad es dogmático.
Cuando yo le pido a alguien que me indique cómo llegar a algún
lugar, no quiero que me dé las indicaciones un señor que no esté
seguro de cómo llegar allí. ¿Sabe usted que millones de personas,
por más de 2000 años han estado llegando a Cristo en base a esta
declaración, y han comprobado que es correcta? Los trae al cielo. ¿Por
qué no la pone usted a prueba? Él dice que no hay otro camino al
cielo, sino sólo por Él.
¿Es Cristo su Salvador hoy en día? ¿Confía usted en Él como su
Salvador personal? Sólo Él le puede salvar. Todo lo que Él le pide
que haga es que venga a Él. Si usted confía en Él, se salva; pero si
no confía en Él, no se salva. Es así de simple y de claro, y es así de
dogmático también.
Cuando el hombre pecó allá en el huerto del Edén le sucedieron
tres cosas: Primero, quedó muerto ante Dios; segundo, perdió su
comunión con Dios; y tercero, perdió su conocimiento de Dios.
Ahora Cristo dice que Él es el Camino. El camino a Dios no es una
carretera, sino una Persona. Necesitamos la reconciliación, y eso
es lo que Cristo ha hecho. Muchas personas creen que tienen que
hacer algo para poder ser reconciliados con Dios. Estimado amigo,
Jesucristo ya lo ha hecho todo. Él es el Camino, y Él es la Verdad.
Necesitamos el conocimiento y la iluminación; y el Espíritu Santo es
el Único que puede hacer eso. Lo hace tomando las cosas de Cristo y
revelándonoslas.
225
• J. Vernon McGee •

Permítame decir aquí otra cosa más. Judas representa al diablo, porque
el diablo entró en él y Judas fue vencido por el diablo. Simón Pedro,
por su parte, fue vencido por la carne y, confiando en su propia carne,
negó a nuestro Señor Jesucristo. Tomás es vencido por el mundo.
Las consideraciones espirituales eran oscuras y no reales para Tomás.
Es posible que esté equivocados, pero creo que Tomás empezó a
comprender en el Aposento Alto. Creo que Tomás era sabio en cuanto
a las cosas de este mundo, y que era materialista. Había sido apóstol
por tres años, pero todavía no comprendía las cosas espirituales. Jesús
le da esta maravillosa respuesta y abre sus ojos a la realidad espiritual.
Hay muchos hoy en día que son religiosos; que han sido miembros de
una iglesia por muchos años, y sin embargo, nunca han sido salvados.
Si usted se halla entre estas personas, entonces escuche la Palabra
de Dios. El Espíritu de Dios tomará esta Palabra y abrirá sus ojos.
¡Jesucristo es el Camino, y la Verdad, y la Vida!
Ahora, Felipe hace otra pregunta.
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais: y
desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo:
Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. [Jn. 14:7-8]
Felipe era un individuo muy callado, lo opuesto del locuaz Pedro.
Creo que Felipe habló muy rara vez. Tenía un nombre griego y
algunos creen que era griego, y bien pudo haberlo sido, pero también
pudo haber sido un judío con nombre griego. Felipe era un hombre
extraordinario, porque cada vez que le vemos está trayendo a otros a
Jesús. Usted recordará que él fue quien trajo a Natanael. Felipe era un
tipo callado, mientras que Natanael era una persona que siempre tenía
una palabra o un proverbio listo. Felipe era el hombre serio, mientras
que Natanael era más bien humorista. Me he dado cuenta de que a
veces los cónyuges son así; uno es muy hablador, mientras que el otro
es muy calmado, muy quieto. Pero Felipe fue quien trajo a los hombres
a Jesús. Recuerde usted que los griegos vinieron a él diciendo que
querían ver a Jesús. Aquí, en este versículo, Felipe expresa la ambición
más alta que pueda tener un hombre, el deseo más noble expresado
por cualquier persona en toda la Biblia: Señor, muéstranos el Padre.
Permítame hacerle una pregunta personal. ¿Cual es el deseo de

226
Juan Un Comentario

su vida? ¿Cuál es su meta principal? ¿Quiere usted enriquecerse?


¿Quiere ganar fama? ¿Quiere educar a sus hijos? ¿Quiere criarlos en
la disciplina y en la instrucción del Señor? Éstas pueden ser metas
dignas de tener. No hay nada malo con estas metas. Sin embargo, la
meta más alta y noble es el deseo de ver a Dios.
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros,
y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí,
ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el
Padre? [Jn. 14:9]
Felipe sabía por las Escrituras del Antiguo Testamento que Moisés
había visto la gloria de Dios y que Isaías tuvo una visión de la gloria
de Dios. No creo que debamos interpretar la respuesta de Jesús como
un reproche para Felipe. Jesús le dice que ha hecho muchos milagros.
Felipe no había visto la gloria de Dios como la vio Moisés o Isaías,
pero había visto a Jesús, y había oído Sus palabras y presenciado Sus
obras. Todo lo que Felipe quería ver, ya lo había visto en Jesucristo.
Había visto a Dios, porque hay más revelación de Dios en Cristo que
la que habría si Dios Mismo se apareciera en el cielo, así como lo hizo
con Moisés. Felipe tenía mayor revelación de Dios porque él le había
visto en la carne y había estado con Él por tres años. Recuerde usted
que Hebreos 1:3 dice que Jesús es ...el resplandor de Su gloria, y la
imagen misma de Su sustancia... Aquí, en este versículo, Jesús le dice
a Felipe que El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre.
Ver a Jesucristo es ver al Padre en Su poder, en Su carácter, y en
Su amor. En Juan 4:24, Jesús le dijo a la mujer samaritana: Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario
que adoren. Asimismo, al comienzo de este Evangelio, Juan dice:
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, Él le ha dado a conocer. (1:18) Es a Jesucristo a quien vemos.
Vamos a pasar toda la eternidad con Él. ¿No cree usted que es de vital
importancia que usted venga a conocerle?
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las
palabras que yo os hablo, no las hablo de mi propia
cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las
obras. [Jn. 14:10]

227
• J. Vernon McGee •

El Señor Jesús aquí hace notar el testimonio de Sus palabras y de Sus


obras. Son lo mismo. Lo uno es igual a lo otro. Él era perfectamente
consistente. Nuestro problema, en cambio, es hacer que nuestras
palabras y nuestras obras sincronicen. Hacemos grandes declaraciones
y damos testimonios gloriosos, pero ninguno de nosotros vive una
vida perfecta. Es por esto que cada cristiano debe separar un tiempo
para la confesión. Como vimos en el capítulo 13, Jesús dice que
Él tiene que lavarnos para que podamos tener comunión con Él.
Son demasiados los cristianos que pierden su comunión con Dios
porque creen que son buenos, pero sus palabras y sus obras no son
consistentes. Es necesario confesar esto.
¿Se ha fijado usted alguna vez que el Señor Jesús nunca apeló a Su
propia mente ni a Su propia voluntad para tomar una decisión?
Él dice: Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia
cuenta, sino que el Padre que mora en Mí, El hace las obras. Cuando
Él hablaba, expresaba la voluntad del Padre. Todas Sus obras eran la
voluntad del Padre. Por tanto, le dice a Felipe que cuando él oía las
palabras de Jesús, estaba oyendo las palabras del Padre, y cuando veía
las obras de Jesús, estaba viendo al Padre obrando por medio de Jesús.
Usted notará que Jesús tiene interrupciones durante Su discurso.
Primero fue Pedro, y luego Tomás, y ahora Felipe. Pero ahora Jesús
sigue dando Su discurso hasta el versículo 22 cuando nuevamente le
interrumpen.
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí: de otra
manera, creedme por las mismas obras. [Jn. 14:11]
Jesús dice que, si usted no puede creerle por Sus palabras, entonces
créale por Sus obras. Ellas deben de convencerle.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago él las hará también; y aun mayores hará;
porque yo voy al Padre. [Jn. 14:12]
Cuando nuestro Señor estuvo aquí en esta tierra, hizo grandes
obras y milagros. Los apóstoles hicieron las mismas obras. Sanaron
a los enfermos y levantaron a los muertos. Con todo, Jesús dice que
aquéllos que creen en Él harán mayores obras. ¿Cuál es la obra mayor
que harán?

228
Juan Un Comentario

En el día de Pentecostés, Simón Pedro, quien había negado a Jesús en


la noche en que fue arrestado, predicó un sermón, y 3.000 personas
creyeron en el Señor. Pienso en los hombres que a través de los años
han invertido sus vidas en ganar a hombres, mujeres y niños para
Cristo. Pienso en los misioneros que van a tantos países del mundo
predicando a un Salvador crucificado, resucitado, glorificado y que
viene de nuevo, a fin de que el que oiga pueda aceptar a Cristo y nacer
de nuevo. Ése es un milagro mayor que el de sanar a los enfermos.
¿No le parece? ¿Cuál es mejor: sanar el alma o sanar el cuerpo?
Cuando el Señor Jesucristo estuvo en la tierra, hizo el milagro de
levantar los cuerpos físicos de los hombres, pero nosotros tenemos
el privilegio de predicar a Jesucristo para que los hombres, cuerpo
y alma, puedan vivir eternamente. El logro supremo es traer a los
hombres y a las mujeres a una correcta relación con Dios.
¿Cómo se hacen estas obras mayores? El Señor Jesucristo dice aquí al
final del versículo 12: ...porque Yo voy al Padre. Es Jesucristo Mismo
quien todavía está obrando, pero hoy en día lo hace por medio del
instrumento humano. Obra por medio de la frágil carne humana.
Pero así es como obra hoy en día. Me asombro de que me sea posible
dar un mensaje bíblico por radio, y que haya quienes vengan a
Cristo. Amigo, ¡eso es mayor! Si Jesucristo estuviera aquí hablando
a los hombres, sería una gran obra; pero cuando Jesucristo nos toma
a usted y a mí y obra por medio de nosotros para alcanzar a otras
personas, ¡ésa es la obra mayor!
¿Se ha fijado usted con cuánta frecuencia Jesús habla de Su Padre?
Encontramos veinte referencias al Padre en este pasaje, y es siempre
el Señor Jesús quien lo menciona.
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré. [Jn. 14:13-14]
Sigue diciendo que estas obras mayores serán el resultado de la
oración. Desafortunadamente, el evangelismo por medio de la
oración está tan descuidado hoy. El Señor dice aquí: Y todo lo que
pidiereis al Padre en Mi nombre, lo haré...
Estos versículos han sido muy mal entendidos muchas veces. Muchas
personas han tomado estos versículos y han corrido con ellos como el
229
• J. Vernon McGee •

perro que agarra un hueso y corre con él. Dicen que oraron, pero que
Dios simplemente no contestó su oración. Algunos hermanos dicen
que tomaron ese versículo según su significado literal y oraron, y que
Dios no contestó su oración. Luego preguntan qué fue lo que pasó.
Bueno, lo que ocurre es que están leyendo algo en el versículo que en
realidad no está allí. Necesitan continuar leyendo. Todo esto forma
parte de un solo paquete.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. [Jn. 14:15]
Considere lo que estos tres versículos dicen. ¿Qué significa pedir en el
nombre de Cristo? Orar en Su Persona significa pararse en Su lugar.
Significa estar completamente identificados con Él, y significa estar
unidos a Cristo. Significa que usted y yo imploramos los méritos de
Su bendito Hijo cuando nos paramos delante de Dios. No tenemos
ningún mérito ni ninguna posición propia ante Dios. Él no oye mi
oración porque yo soy J. Vernon McGee. Él no oye su oración porque
usted es quien es. Él oye nuestras oraciones cuando se elevan en el
nombre de Cristo. Ésta no es simplemente una frasecita que añadimos
al fin de la oración, terminando con las palabras: “en el nombre de
Jesús”. Orar en Su nombre es presentar la oración en los méritos de
Jesús y para Su gloria.
Lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Una oración que
permita que Dios sea glorificado en el Hijo, es una oración que con
toda seguridad Él contestará. Debe ser una oración para Su honra y Su
gloria, y no para nuestros fines egoístas. Cuando oramos en el nombre
de Jesús y para la gloria de Dios, no estamos orando egoístamente para
nosotros mismos; estamos orando para Él. Estamos orando para que el
Padre sea glorificado en el Hijo.
También depende de nuestra obediencia a Cristo. Esta promesa es
dada a aquéllos que le aman, y la evidencia de su amor es el guardar
Sus mandamientos. El amor será demostrado por la obediencia a
Cristo. Un cristiano indisciplinado no puede decir que ama al Señor
Jesús. ¿Cómo le está yendo a usted en este punto, amigo? ¿Ama usted
al Señor Jesús? ¿Está usted guardando Sus mandamientos porque le
ama?
Una noche el Dr. Harry Ironside estaba sentado en una plataforma

230
Juan Un Comentario

con un joven Pastor, durante una serie de reuniones. Una señorita


entró al templo y el Pastor le informó al Dr. Ironside que ella había
sido muy activa en la iglesia, pero que ahora se estaba asociando con
el mundo y viviendo con el mundo, y que ésta era la primera vez, en
mucho tiempo, que él la había visto venir a la iglesia. Aquella noche el
Dr. Ironside predicó sobre este texto de las Escrituras.
Pues bien, esta señorita se puso muy irritada y después del culto vino
a hablar con el Dr. Ironside y le dijo: “¿Cómo se atreve usted a decirle
a esta gente que todo lo que pidan en el nombre de Jesús, lo hará?”
El Dr. Ironside le contestó: “¿Por qué no se sienta para contármelo
todo?” Ella accedió y le contó que, desde hacía algunos meses, su
padre estaba gravemente enfermo, y que mientras el médico estaba
en su cuarto, ella se había arrodillado en la sala para orar y pidió por
la mejoría de su padre. Cuando el médico bajó del cuarto, le informó
que su padre había muerto. Ella dijo: “No me diga que Dios cumple
Sus promesas.” El Dr. Ironside le preguntó: “¿Leyó usted el próximo
versículo? Si me amáis, guardad Mis mandamientos”.
Entonces el Dr. Ironside le preguntó a la señorita, ¿qué pasaría si ella,
encontrando un cheque que fuese designado para otro, tratara de
cobrarlo, firmando su nombre? Ella dijo que sería una falsificadora. El
predicador le mostró entonces este versículo. Si Me amáis, guardad
Mis mandamientos. Luego, le preguntó si ella había estado haciendo
eso, y ella se enrojeció. Entonces, el Dr. Ironside le explicó que lo que
ella trataba de hacer, era lo mismo que tratar de cobrar un cheque
que era designado para otra persona. Todos nosotros necesitamos
reconocer, amigo, que la obediencia a Él es la evidencia de nuestro
amor, y que esta promesa es dada a aquéllos que le aman.
El Señor hace ahora la promesa del Espíritu Santo.

La promesa del Espíritu Santo


Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce: pero vosotros le conocéis; porque mora
en vosotros, y estará en vosotros. [Jn. 14:16-17]

231
• J. Vernon McGee •

Ésta es una verdad única de esta edad en que vivimos. El Espíritu


Santo estaba en el mundo antes de Pentecostés, pero en el día de
Pentecostés vino para morar en los creyentes. Eso fue lo nuevo. El
Consolador ha venido para fortalecernos. Jesús se va, pero enviará a
Éste que nos puede fortalecer.
No dice que el mundo no recibiría al Espíritu de verdad. Dice que
el mundo no puede recibirle. ¡Si sólo pudiéramos aprender eso! Un
hombre tiene que creer primero. El Espíritu de Dios toma la Palabra
de Dios y la enseña, y se la abre al creyente. El inconverso tiene que
creer primero en Jesucristo como su Salvador. Luego, el Espíritu
Santo morará en él.
El hombre del mundo no puede verlo porque Dios sólo puede ser
visto y adorado en espíritu y en verdad. Es visto con el ojo espiritual.
El evangelista Billy Graham usa la expresión: “los ojos y los oídos del
alma”. Es sólo mediante el Espíritu de Dios que estos ojos y oídos
pueden ser abiertos para entender la Palabra de Dios. El Espíritu Santo
es el Maestro que nos guía a toda verdad. Sin Él, la Biblia llega a ser
sólo un libro de Historia, un libro de hechos. El Espíritu Santo nos
enseña las verdades de la Biblia. Había estado pues en el mundo, pero
Jesús dice que ahora El estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. [Jn. 14:18]
Jesús dice que no nos dejará huérfanos, sino que vendrá en la Persona
del Espíritu Santo.
Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero
vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también
viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en
mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. [Jn. 14:19-
20]
¿Cuál es aquel día? Bueno, en aquel día, es el día en que usted y yo
vivimos. Es el día que comenzó con Pentecostés.
Vosotros en Mí, dice el Señor, y Yo en vosotros. Ésta es la declaración
más profunda en todo el evangelio de Juan, o en toda la Biblia. Aún
a un pequeñito le es posible comprenderla, y sin embargo, ningún
filósofo puede sondear las profundidades de su significado.

232
Juan Un Comentario

Vosotros en Mí. Ésta es la salvación. Ser salvo significa estar en


Cristo. Es por eso que el apóstol Pedro dice que somos salvos
mediante el bautismo. El bautismo significa identificación, y significa
ser identificado con Cristo. Dios ve a todos, o bien en Cristo, o bien
fuera de Cristo. O estamos en Él por la fe, o estamos fuera de Él
todavía con los pecados. Si usted, amigo, está en Cristo, entonces,
Dios le ve en Cristo, y Su justicia es la justicia suya, porque estamos
completos en Él.
Yo en vosotros, es la segunda parte de esta declaración y ésta es la
santificación. Es el vivir cristiano aquí en el mundo. ¿Vive Cristo en
usted, amigo? El apóstol Pablo dice en Gálatas 2:20: Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a Sí Mismo por mí.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el
que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre,
y yo le amaré, y me manifestaré a él. [Jn. 14:21]
No diga que usted ama a Cristo, si no le está obedeciendo. Aquí Jesús
lo expresa muy claro. Jesús se manifestará a aquél que le ama. No crea
que ésta sea una manifestación mediante alguna visión. Mas adelante,
Él dice que es el Espíritu Santo quien tomará las cosas de Jesús y se las
revelará. ¿Dónde hace esto? En la Palabra de Dios. Allí es donde Jesús
es manifestado.
Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te
manifestaras a nosotros, y no al mundo? [Jn. 14:22]
Judas oye todo esto y cree que es maravilloso, pero pregunta si ¿no
sería maravilloso que todo el mundo también lo oyera? Pregunta a
Jesús si es que se ha olvidado del mundo. A propósito, aquí está el
primer misionero. El Señor Jesús le contesta, y Su contestación forma
el resto del capítulo.
Respondió Jesús, y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él. El que no me ama, no guarda
mis palabras; y la palabra que habéis oído, no es mía
sino del Padre que me envió. [Jn. 14:23-24]

233
• J. Vernon McGee •

La manera en que el mundo se va a enterar del Señor Jesús no es


mediante los tratados que distribuimos, sino por nuestra obediencia.
Sí, se trata de la obediencia. La profesión realmente no vale nada.
El ser miembro de una iglesia en verdad, no vale nada. Nuestro
amor tiene que ser evidenciado por nuestra obediencia. ¿Qué le
parece el amor suyo? ¿Le disciplina? Estas cosas son verdaderamente
importantes.
Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho. [Jn. 14:25-26]
Jesús les está diciendo que Él no se ha olvidado del mundo. El hecho es
que Él está pensando en el mundo. Se ha reunido con estos apóstoles
en el Aposento Alto y les ha dado la verdad para que la puedan llevar
al mundo, en el poder del Espíritu Santo. La única manera en que la
verdad puede ser dada al mundo, es mediante estos hombres. Juan
estaba en aquel Aposento Alto. Juan ha escrito estas verdades para
nosotros. Jesús les asegura que el Espíritu Santo les enseñará todas las
cosas y que les recordará todo lo que Él ha hablado. Es evidente que Él
hizo eso mismo.
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como
el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo. [Jn. 14:27]
Este versículo nos lleva al primer versículo. Es Su última palabra de
consuelo. La paz de la cual habla aquí no es la paz que resulta de tener
perdonados los pecados. Ésta es la gloriosa y maravillosa paz que viene
al corazón de aquéllos que se han entregado completamente al Señor
Jesús. Es la paz del corazón y de la mente, de aquéllos que se hallan en
la voluntad de Dios.
Habéis oído cómo yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros.
Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho
que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y
ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando
se suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros;
porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene
en mí.

234
Juan Un Comentario

Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y


como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos
de aquí. [Jn. 14:28-31]
Jesús les dice que ellos deben de regocijarse porque Él se va, debido
a las maravillosas bendiciones que vendrán sobre ellos. Jesucristo
volvería al Padre, y luego les enviaría al Consolador. Les dice que
no puede caminar ni hablar mucho con ellos, y la verdad es que así
fue. El príncipe de este mundo venía. Jesucristo tendría entonces
otro encuentro con Satanás, y creo que tuvo lugar en el huerto de
Getsemaní. Después iría a la cruz por los pecados del mundo. Y luego
de Su ascensión, el Consolador vendría a los creyentes. Espero que
ahora mismo, el Espíritu Santo le esté revelando a usted, las cosas de
Cristo.

235
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 15

Jesús es la Vid verdadera; los discípulos


son pámpanos
Este décimo quinto capítulo de Juan es una continuación del mismo
Discurso del Aposento Alto. Pero nuestro Señor en verdad, no
pronunció esta porción en el Aposento Alto. Por lo menos, la
suposición es que no lo habló allí, porque la última declaración del
capítulo 14 es: Levantaos, vamos de aquí. En alguna parte entre el
Aposento Alto y el huerto de Getsemaní, nuestro Señor habló las
palabras de los capítulos 15 y 16, y luego hizo la oración del capítulo
17. Probablemente elevó esta oración en camino hacia el huerto de
Getsemaní.
Ha sido la creencia de muchos expositores de la Biblia, que nuestro
Señor Jesucristo dijo las palabras de este capítulo, en un discurso en
el valle de Cedrón, o en la ladera del monte de los Olivos; porque
sabemos que en aquel entonces había una viña en aquella región, que
cubría aquel valle. También sabemos que era noche de luna llena,
porque era el tiempo de la pascua. Y bien pudo haber sucedido así, y
creo que éste habría sido un lugar bastante apropiado para hablar las
palabras de este capítulo.
Ahora, algunos expositores ingleses han ofrecido otra sugerencia que
me inclino a aceptar. Creen ellos que Jesús habló estas palabras, la
noche en que pasó por el templo cumpliendo la ley, ya que la cumplió
tan escrupulosamente. Las puertas habrían estado abiertas toda la
noche, durante las noches de la pascua. Aquellas hermosas puertas
del templo, en verdad atraían a muchos turistas. Habían sido forjadas
en Grecia, y habían sido llevadas a flote, al otro lado del Hellesponte,
y luego traídas a Jerusalén, y puestas allí en el templo de Herodes.
Eran hechas de bronce y entrelazada con el oro en las puertas, había
una vid de oro. La vid era símbolo de la nación de Israel. Hay varias
citas bíblicas que nos demuestran que el olivo y la vid son símbolos de
Israel.

236
Juan Un Comentario

El Salmo 80:8-9, por ejemplo, dice: Hiciste venir una vid de Egipto;
echaste las naciones, y la plantaste. Limpiaste sitio delante de ella, e
hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. Isaías, dice: Ahora cantaré
por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado
una viña en una ladera fértil... Ciertamente la viña de Jehová de los
ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa
Suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.
(Is. 5:1, 7) Jeremías 2:21, dice: Te planté de vid escogida, simiente
verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te Me has vuelto sarmiento de
vid extraña? Oseas 10:1, dice: Israel es una frondosa viña, que da
abundante fruto para sí mismo; conforme a la abundancia de su fruto
multiplicó también los altares, conforme a la bondad de su tierra
aumentaron sus ídolos. Creo que es muy evidente, que la vid, es una
descripción de la nación de Israel.
Ahora, amigo, nuestro Señor está diciendo una de las cosas más
revolucionarias que aquellos hombres jamás hubieran oído. Esto me
parece algo muy conocido para nosotros hoy en día, pero era algo
muy extraño para ellos. ¿Quiere escuchar Sus palabras?
Jesús es la vid verdadera, los discípulos son los pámpanos: una nueva
relación
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. [Jn.
15:1]
La palabra para verdadera en este versículo es alethinos que significa
“genuina”. Ahora, una cosa puede ser verdadera, comparada con
el error y la falsedad. O una cosa puede ser verdadera, comparada
con lo que sea una falsificación. Este último es el sentido en que es
usada aquí. Ya hemos visto esta palabra usada de la misma manera
en el evangelio de Juan. Juan el Bautista era una luz reflectora, pero
Jesucristo es la Luz verdadera. Moisés dio pan en el desierto, pero
Jesucristo es el verdadero Pan. Por tanto, Jesús está diciendo: “Yo soy
la Vid genuina”.
Estos discípulos pensaban según su mentalidad judía, y su modo
de pensar había sido gobernado por el Antiguo Testamento. Jesús
les está diciendo ahora, que la nación de Israel no es la vid genuina.
Su identificación con la nación judía y con la religión judía no es lo

237
• J. Vernon McGee •

esencial. “Yo soy la Vid genuina”, dice Él. Lo importante ahora es que
los discípulos estén relacionados con Jesucristo.
Nuestro Señor usó aquí, una maravillosa figura, y la expresó con toda
claridad. Era revolucionaria en aquel entonces, y hoy en día, todavía
esto es cierto. No es su identificación con una religión, o ceremonia,
u organización, lo que es esencial. ¡Usted, amigo, tiene que estar
identificado con Cristo Mismo! Usted está en Cristo por medio del
bautismo del Espíritu Santo, el momento en que confía en Cristo
como su Salvador personal y es renacido como hijo de Dios.
“Mi Padre”, dice el Señor, “es el Labrador”. Ésta, también es una
palabra de suma importancia. En los pasajes del Antiguo Testamento y
en las parábolas, Dios es el Dueño de la vid. Aquí, Él es el Labrador, el
que cuida de la viña. Jesús es la Vid genuina y el Padre cuida de Él.
Se dice en el Antiguo Testamento que el Señor Jesús, Subirá cual
renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca. (Is. 53: 2a) Piense
usted, cuántas veces el Padre intervino para salvar a Jesús del diablo,
de aquél que quiso matarle. El Padre es quien cuida de la Vid, y cuidará
también de los pámpanos.
Los pámpanos o pequeñas ramas tienen que estar unidas a la vid.
¿Para qué? Para llevar fruto. Hay tres palabras o frases que son muy
importantes y las estudiaremos al seguir leyendo el capítulo.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará; y
todo aquél que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto. [Jn. 15:2]
En Mí, dice aquí; es decir, en Cristo. Esto es lo que significa ser
salvado. Hay grandes palabras como: propiciación, reconciliación,
salvación; pero éstas abarcan aspectos particulares de la salvación.
Todo el espectro de la salvación se halla en la frase, “en Cristo”. Hay
sólo dos grupos de personas: los que están en Cristo, y aquéllos que
no están en Cristo. Ya hemos mencionado que uno llega a estar en
Cristo al confiar en Él como Salvador personal. Así llega a ser hijo
de Dios por la fe. Un creyente es renacido por el Espíritu de Dios,
y luego el Espíritu mora en el creyente. El Espíritu Santo hace otra
cosa: También bautiza a cada creyente en el cuerpo de Cristo. “Todo
pámpano en Mí”.

238
Juan Un Comentario

Este pasaje fue dirigido a creyentes. Jesús no está hablando en cuanto


a cómo una persona se salva. La verdad es que en este pasaje no habla
en cuanto a la salvación. Está hablando en cuanto a llevar fruto. Ésta
es la próxima frase que quiero señalar. La palabra “fruto” se menciona
seis veces en los primeros diez versículos del capítulo 15. Al seguir
nuestro estudio notaremos que hay tres grados de llevar fruto: fruto,
más fruto, y mucho fruto. Todo el tema aquí es el de llevar fruto.
El Señor dice: Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará.
Ahora, ¿De dónde lo quita? Lo quita del lugar o de la posibilidad de
llevar fruto. Note usted cómo Él describe esto en el versículo 6:
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. [Jn. 15:6]
Alguien dirá: “Pues, esto me suena como si le fuera posible a uno
perder la salvación”. Pero, recuerde amigo, que este pasaje no está
hablando en cuanto a la salvación, sino en cuanto a la producción de
fruto. Habla en cuanto al resultado de la salvación.
En primer lugar, ¿qué es el fruto? No creo que el fruto aquí sea el
ganar almas, como lo creen tantas personas. Creo que eso es más
bien un subproducto, pero que no es el fruto mismo. Es el fruto del
Espíritu. El apóstol Pablo, habla de esto en Gálatas 5:22-23, diciendo:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza... Éste es el fruto en la vida del
creyente. Tres de éstos son mencionados en este pasaje.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. [Jn.
15:7]
Ésta es la oración eficaz.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho
fruto, y seáis así mis discípulos. [Jn. 15:8]
Éste es el fruto perpetuo.
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en
vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. [Jn. 15:11]
Este fruto es el gozo celestial.

239
• J. Vernon McGee •

Ahora, éstos son los frutos que se mencionan aquí, y hemos leído los
que son mencionados por Pablo, como el fruto del Espíritu. Ahora,
si una persona tiene tal fruto en su vida, estará llevando a muchos
hombres a la presencia de Dios, mediante el testimonio de su misma
vida. Eso, por supuesto, hace que el ganar almas, sea el subproducto.
Todo pámpano que en Mi no lleva fruto, lo quitará. Él quiere que
llevemos fruto en nuestras vidas. Si un pámpano no lleva fruto, ¿cómo
lo quita? Una de las maneras de quitarlo, es quitando a tal persona
del lugar en que pueda llevar fruto. Conozco a muchos que han sido
apartados hoy en día, de diversos ministerios, porque ya no eran
efectivos para Dios. Hay predicadores y laicos así también. El quitar tal
pámpano, no significa que pierde la salvación, sino que es apartado del
lugar en que puede llevar fruto.
A veces, esta separación del lugar en el que uno pueda dar fruto ocurre
por medio de la muerte física. Creo que eso es lo que Juan quiere decir
en su primera epístola, cuando dice que hay pecado de muerte. (1 Jn.
5:16) Un cristiano puede caer en pecado y seguir en ese pecado, hasta
cuando Dios le quite por medio de la muerte, del lugar de llevar fruto.
Ananías y Safira, por ejemplo, fueron quitados de la iglesia primitiva,
una iglesia que era santa, una iglesia que llevaba fruto. Estos dos
mentirosos no podían quedarse en esa iglesia. Temo que ellos podrían
haberse sentido un poco más cómodos en algunas de nuestras iglesias
hoy en día. Pero Dios no les permitió quedarse en la iglesia primitiva.
El Señor continúa diciendo: Y todo aquél que lleva fruto, lo limpiará,
para que lleve más fruto. La palabra usada en griego es kathairo que
significa “limpiar”. Algunos consideran que esta limpieza se logra
podando la vid con un cuchillo, y Él hace eso. Pero en verdad significa
limpiar, en un sentido más amplio de la palabra.
El Señor corta, eso es, corta. Entra en nuestras vidas y quita de ellas
aquellas cosas que le ofenden, y ese corte a veces duele. Quita aquellas
cosas que nos estorban. Él entra y corta.
Una de las razones por la cual tantos hijos de Dios sienten dolor por
este método de cortar, es porque se han alejado mucho de Dios; están
muy lejos de la comunión con Él. Cuanto más cerca estemos de Dios,
amigo, tanto mejor será para nosotros, y sufriremos menos dolor.

240
Juan Un Comentario

Porque el Señor al que ama, disciplina, como lo dice Hebreos 12:6.


No es indicio alguno de que Él esté en contra de nosotros. Trata de
conseguir fruto de nuestras vidas. Pero nosotros estamos propensos
a quejarnos y a alejarnos de Él. El quiere que nos acerquemos a Él, y
luego, que no suframos tanto dolor.
En la región de Belén, dejan que la vid crezca en la tierra,
sosteniéndola con una roca. Las uvas se ensucian y los insectos
nocivos se pegan de ellas, y por tanto tienen que lavar las uvas antes
de que se maduren. Pues bien, el Señor llega y nos sostiene, y nos
lava, para que podamos llevar más fruto. Ahora, ¿Cómo hace esto?
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado. [Jn. 15:3]
Tengamos en cuenta que en los capítulos 13 y 14 de Juan, el énfasis
estaba sobre la gracia de Dios, y sobre lo que Él puede hacer y lo que
hará por nosotros. Ahora, en el capítulo 15, Jesús está hablando en
cuanto a nuestra responsabilidad, y dice que aquéllos que están unidos
a Él, llevarán fruto. No podemos dar fruto nosotros mismos, así
como tampoco el pámpano puede dar fruto él mismo. Es necesario
estar unidos a la vid. Si estamos llevando fruto, nos corta para que
podamos dar más fruto. Esta cortadura se hace por medio de la
Palabra de Dios.
Este poder limpiador de la Palabra de Dios es cosa maravillosa. Oímos
hablar tanto hoy en día, en cuanto a los modernos milagros para
el lavado de la ropa y la loza, pero nunca he encontrado que, en la
realidad, sean tan milagrosos como se alega a favor de todos estos
detergentes. El verdadero milagro lavador, es el poder limpiador de la
Palabra de Dios.
2 Pedro 1:4, 8 habla de esto: Por medio de las cuales nos ha dado
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción
que hay en el mundo a causa de la concupiscencia... Porque si estas
cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni
sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
También en 1 Pedro 1:22-23, dice: Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el

241
• J. Vernon McGee •

amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de


corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.
En primer lugar, fuimos renacidos mediante la Palabra de Dios, y por
tanto fuimos limpiados una vez y para siempre. Luego, en nuestro
caminar aquí, y en nuestro servicio, nos ensuciamos, y por tanto
necesitamos la Palabra de Dios para limpiarnos continuamente. Ésta es
una de las razones por la cual es necesario estudiar la Biblia—para ser
limpiados. El Salmo 119:9, dice: ¿Con qué limpiará el joven su camino?
Y responde: Con guardar Tu palabra.
También Pablo, en 2 Corintios 7:1, dice: Así que, amados, puesto que
tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne
y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Ahora,
¿Cuáles son estas promesas? Son las que se encuentran en la Palabra de
Dios.
Entre los cristianos, hoy en día, hay quienes hacen poco caso de la
Palabra de Dios, y dicen que no importa la clase de vida que vivan,
con tal de ser fundamentalistas en su manera de creer en cuanto a la
salvación, mediante la gracia de Dios. Pero amigo, Dios usa Su Palabra
para revelarnos, cuándo no estamos caminando según Su voluntad.
Hay muchísimos santos de aquéllos muy piadosos, que llevan una
Biblia grande bajo el brazo; andan sumamente serios; casi no sonríen;
dan una apariencia de inmensa piedad, pero en verdad no tienen
interés en la Palabra de Dios. Creo que la prueba decisiva, que revela si
una persona es genuina en su relación con Dios, es si está estudiando
la Palabra de Dios, y si está dejando que obre en su vida. Dios quiere
que seamos obedientes a Su Palabra. Debe haber fruto en nuestras
vidas.
El Salmo 119:67, dice: Antes que fuera yo humillado, descarriado
andaba; mas ahora guardo Tu palabra. Más adelante el versículo 71,
del mismo Salmo 119, dice: Bueno me es haber sido humillado, para
que aprenda Tus estatutos.
Él nos limpia por medio de la Palabra de Dios. Amigo, Él usa la
aflicción para traernos a la Palabra de Dios, para que usted y yo le

242
Juan Un Comentario

podamos ser útiles. No creo que usted jamás será limpio ante Dios,
si no llega a la Palabra de Dios, para estudiarla. Creo que los que son
en verdad peligrosos, son aquéllos que son tan activos en las iglesias
hoy en día; pero quienes no están dispuestos a estudiar la Palabra
de Dios. Siempre aceptan los oficios y los cargos públicos, y por eso
precisamente son tan peligrosos. Los consideramos el elemento más
peligroso contra la Palabra de Dios, y contra la causa de Cristo en este
mundo. Amigo, necesitamos estudiar la Palabra de Dios y aplicarla a
nuestras vidas.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano
no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en
la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
[Jn. 15:4]
Hemos llegado ahora a la tercera palabra que deseo que usted
subraye, y esa palabra es permaneced. Permanecer en Cristo significa
mantener comunión constante con Él todo el tiempo. Acabamos de
hablar del poder limpiador de la Palabra de Dios. Ésa es una parte del
permanecer en Cristo. Debemos ser limpiados diariamente.
Hay una anécdota que está relacionada con el famoso predicador
Charles Spurgeon, según la cual, él se paró en medio de la calle un
día, se quitó el sombrero y se puso a orar. Uno de sus diáconos vio
esto y le preguntó que, si en verdad estaba orando allí, en pleno
tráfico. Ahora, recuerde usted que el tráfico en aquel entonces no era
como lo es ahora. El Sr. Spurgeon dijo que sí, que había orado. Dijo
que una nube había pasado entre él y su Señor, y que había querido
quitarla, y que por tanto se paró para confesar a Dios su pensamiento
malo. Necesitamos ser limpios para poder permanecer. Necesitamos
confesar nuestro pecado al Señor y quedarnos en comunión con Él.
Luego, debemos guardar Sus mandamientos.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor; así como yo también he guardado los
mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis las cosas que yo os
mando. [Jn. 15:10, 14]

243
• J. Vernon McGee •

Hay muchos himnos que hablan de que Jesús es nuestro Amigo


y de que Él es humilde. Y de una manera bondadosa deseo decir
lo siguiente. Hoy en día, no hay ningún humilde Jesús, sino un
Cristo glorificado que está a la diestra del Padre. El llamar a Jesús,
“Amigo mío”, es cosa sentimental, y si lo hacemos, en verdad nos
equivocamos. Si yo digo que el presidente de mi país es mi amigo,
lo rebajo a mi propio nivel. Pero, si él dice que yo soy su amigo,
bueno, eso sí es maravilloso. Escuche lo que dice Jesús: Vosotros
sois Mis amigos, si hacéis lo que Yo os mando. No es necesaria toda
esta patarata sentimental que se acostumbra hoy en día. Necesitamos
examinar nuestros corazones. ¿Está haciendo usted lo que Jesús mandó
que hiciera? Eso es lo esencial para poder permanecer en comunión
con Él.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he
amado; permaneced en mi amor. [Jn. 15:9]
Permanecer, significa una comunión continua. Ésa es la relación
de un pámpano con la vid. Si usted ha tenido la oportunidad de ver
un árbol de naranja o de cualquier otra fruta, no creo que se le haya
ocurrido pensar que es necesario decirles a los pámpanos, que deben
permanecer en el árbol, porque de otra manera, no darán fruto.
Tampoco habrá pensado que haya necesidad de pararse de noche
para inspeccionarlos, ni llegar de repente, para ver si los pámpanos se
están apartando del árbol. Simplemente permanecen unidos al árbol
y llevan fruto. ¿Cree usted que estamos diciendo algo ridículo? Pues
bien, muchos cristianos creen que pueden vivir como el diablo toda
la semana, y salir al mundo los sábados en la noche y luego llegar
a casa, para esperar servir al Señor, los domingos. Uno no puede
estar en el mundo el sábado en la noche, y luego enseñar una clase
de Escuela Dominical el domingo por la mañana. Amigo, debemos
estar en comunión constante con Él. Y eso, quiere decir, cuando uno
se despierta por la mañana; cuando uno está ante su escritorio en la
oficina; cuando está manejando su automóvil por las calles; cuando
está en el taller. Permanecer, significa mantener una comunión
constante en todo momento.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados
de mí nada podéis hacer. [Jn. 15:5]

244
Juan Un Comentario

Tenemos libre albedrío y podemos romper la comunión con Dios.


La rompemos al no permanecer en Él, al dejar que el pecado se quede
en nuestra vida, al apartarnos de la voluntad de Dios, y al escoger la
mundanalidad. Pero, Él quiere que permanezcamos para que llevemos
mucho fruto. Habrá notado usted, que aquí hay una analogía a la
parábola del sembrador. Recuerde que parte de la semilla cayó en
buena tierra, y que parte de aquella semilla produjo fruto a treinta por
uno. Eso es fruto. Otra parte de esa semilla dio fruto a sesenta. Eso es
más fruto. Y aún otra parte de esa semilla, produjo a ciento por uno.
Eso es mucho fruto. Dios quiere que llevemos mucho fruto.
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. [Jn. 15:6]
Vamos a decirlo una vez más que esto está hablando en cuanto al
llevar fruto, el producto de nuestra salvación. No está hablando
en cuanto a cómo somos salvados. Pablo usa otra ilustración para
esto mismo 1 Corintios 3:11-14: Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre
este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta;
porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra
de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
Esto habla sólo en cuanto a las obras de los creyentes, el fruto en la
vida de un creyente. El fuego purificará el oro y la plata y las piedras
preciosas, y sacará la escoria. La madera, el heno y la hojarasca se
quemarán. Es el mismo tema que el de nuestro versículo que dice que
las obras son echadas en el fuego y arden. Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó—dice el apóstol Pablo—recibirá recompensa.
Creo que la recompensa es para el fruto en nuestras vidas. Nosotros
no producimos el fruto. Él es el que lo produce. Nosotros lo llevamos.
Esto se hace mediante el ejercicio del don que Dios le ha dado a usted.
Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo
será salvo, aunque así como por fuego. (1 Co .3:15) El hombre nunca
pierde su salvación. Sin embargo, sufrirá pérdida. Creo que habrá
personas en el cielo que olerán como si los hubiesen comprado en
una liquidación de mercaderías averiadas en un incendio, porque

245
• J. Vernon McGee •

todo lo que han hecho, será consumido por el fuego. La persona


será salva, aunque no sea un pámpano que lleve fruto. El Señor está
enseñándonos aquí acerca de llevar fruto y lo que Él quiere, es mucho
fruto.
Creo que una de las cosas más tristes en nuestros días, es que el
cristiano ordinario cree que la vida cristiana normal, es una vida
de fracasos. Cree que no hay que pensar nada en llevar fruto y está
dispuesto a vivir a un nivel espiritual bastante bajo, esperando llevar
simplemente, un “poquito” de fruto. Recuerde, que el Señor quiere que
llevemos mucho fruto.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En
esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto,
y seáis así mis discípulos. [Jn. 15:7-8]
Note usted que dice: Si permanecéis en Mí. Es posible romper esa
comunión. Una vez más pienso aquí en el caso del lavamiento de
los pies. Recuerde que le dijo a Simón Pedro, que si él no le lavaba,
no tendría parte con Él, no podría gozarse de la comunión con Él.
Aquí dice: Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en
vosotros. Eso significa serle obediente. Eso es permanecer. Sólo
si permanecemos, experimentaremos la oración eficaz. Ahora, el
propósito final del permanecer y del orar, es que el Padre reciba la
gloria. Esto elimina la oración que se eleva con motivos egoístas. Se
trata del llevar fruto. Dios es glorificado cuando llevamos fruto.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he
amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco
en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo
esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. [Jn. 15:9-
11]
El Señor quiere que seamos felices y nos gocemos de la vida. Uno de
los frutos del Espíritu es tener gozo en la vida. Tenemos cierto temor
de aquellos “santos súper piadosos” que no tienen ningún sentido del
humor, y andan siempre con la Biblia bajo sus brazos. Un cristiano
que lleva fruto tendrá mucha alegría en esta vida. Se gozará al asistir al

246
Juan Un Comentario

culto bíblico y se gozará de servir al Señor.


La vida que tiene comunión con Cristo, sí se goza mucho. Estas cosas
son tan maravillosas y muy importantes.
Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros,
como yo os he amado. [Jn. 15:12]
Cristo está hablando aquí, en este discurso, a creyentes. Debemos
amarnos unos a otros como Él nos ha amado. Es triste ver a los
hermanos en nuestras iglesias que se critican, se atacan y chismean
el uno del otro. El Espíritu de Dios no está obrando en tal situación.
Es muy posible que uno tenga mucha enseñanza bíblica, y todavía
rechace este mandamiento de nuestro Señor. Amar como Él nos ha
amado, es amar en el nivel más alto. Sólo el Espíritu de Dios puede
producir tal amor en nuestras vidas.
Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su
vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis
lo que yo os mando. [Jn. 15:13-14]
Allí está la prueba. La vida cristiana no es una cosa a la ventura, en
que uno meramente sigue viento y marea. ¡No! La vida cristiana es
seguir Sus instrucciones, y Sus instrucciones son muy claras. Si usted
amigo, las sigue, llevará fruto. Él entregó Su vida por nosotros; pero
ahora nos pide que le obedezcamos. Él es nuestro Amigo porque
murió por nosotros. Nosotros somos amigos de Él cuando guardamos
Sus mandamientos. No nos pide que muramos. Él ya hizo eso. Nos
pide guardar Sus mandamientos.
Como mencioné antes, alguien le preguntó en cierta ocasión al gran
evangelista Dwight L. Moody, si él tenía “la gracia para morir”. El Sr.
Moody contestó que no la tenía, pero esperaba que cuando la hora
viniera para morir, que el Señor se la daría. Y amigo, se la dio.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que
hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas
las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y
vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, él os lo dé. [Jn. 15:15-16]

247
• J. Vernon McGee •

Somos los amigos de Jesús si hacemos lo que Él nos ha mandado. Esto


es algo que vale la pena reflexionar mucho. Piense usted en la norma
que Jesús nos da. El murió por nosotros. ¿Estamos nosotros dispuestos
a entregar nuestras vidas por otros? Nos pide que le obedezcamos y
que hagamos lo que Él nos manda hacer. Cristo nos dice que Él nos
ha revelado lo más íntimo de su Ser. Dios quiere revelarse a nosotros.
Recuerde usted cómo se acercó a Abraham para revelarle Su plan,
porque Abraham era su amigo. Ahora, Jesús nos dice que nos ha
revelado las cosas de Dios. Eso es lo que hace un amigo. ¿Cuántas
personas pueden ir a donde usted para desahogarse, o revelar lo más
íntimo de su ser? Una de las cosas que debe caracterizar a un creyente,
es que le sea posible a uno ir donde él para contarle los problemas, a
fin de recibir de él mutua comprensión, ayuda y aliento. Es así como
debemos amarnos los unos a los otros.
Ahora, fíjese usted en las palabras, No Me elegisteis vosotros a Mí,
sino que Yo os elegí a vosotros. A muchos no les gusta la doctrina de
la predestinación, pero es una verdad maravillosa y práctica. Muchos
cristianos desalentados se han encomendado al Señor diciendo:
“Tú me has llamado y me has elegido, y soy Tu hijo”. El Dr. G.
Campbell Morgan, por ejemplo, dijo: “Él me eligió a mí, por eso soy la
responsabilidad de Él”. ¡Eso, es confianza!
Este grupito que está escuchando estas palabras de Jesús, se va a
dispersar dentro de unas horas. El Pastor será crucificado y las ovejas
se dispersarán. En tal hora, Jesús les dice: No Me elegisteis vosotros a
Mí, sino que Yo os elegí a vosotros.
Un predicador que había sido convertido en su vejez había sido
culpable de robar antes de ser salvo. Una noche, recientemente
después que comenzaba a predicar en cuanto a su Salvador, siendo
todavía un nuevo cristiano, pasó por un gallinero en camino a su casa.
Fue una gran tentación para él, pero se detuvo y oró diciendo: “Señor,
Tu propiedad está en peligro, y no estoy hablando de las gallinas”. Es
maravilloso, amigo, llamar al Señor así.
El propósito de Dios es que produzcamos fruto, no simplemente un
fruto pasajero, sino fruto que permanezca. Si permanecemos, entonces
podemos pedir en Su nombre. Las contestaciones a nuestras oraciones
constituyen un buen barómetro de nuestra espiritualidad.

248
Juan Un Comentario

El Señor llega a la culminación de esta sección en cuanto a llevar


fruto, y precisamente aquí, Jesús menciona una vez más, que debemos
amarnos unos a otros.
Esto os mando: Que os améis unos a otros. [Jn. 15:17]
Ésta debe ser la relación entre los creyentes. Hay también una
relación con el mundo, y ahora Jesús entra en ese tema.
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido
antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes
yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. [Jn.
15:18-19]
Fíjese usted lo que pasará. Si usted es un hijo de Dios, el mundo le
aborrecerá. Creo que la popularidad de un cristiano puede ser una
indicación, de cómo representa a Cristo ante el mundo. No creo que
un verdadero cristiano pueda ser realmente popular en el mundo.
Ningún cristiano tiene el derecho de ser más popular que Jesús. El
mundo no amará al verdadero hijo de Dios.
El mundo le amará si usted es del mundo. Pero si usted es un hijo
de Dios, el mundo le aborrecerá. No es que tiene que portarse
extrañamente, ni de una manera súper piadosa. El mundo le
aborrecerá si usted es un hijo de Dios. Esto es difícil, especialmente
para los jóvenes que anhelan tanto ser populares. Vamos a hablar
claro con nuestros jóvenes y vamos a decirles lo que dice el Señor. No
van a ser populares en el mundo si son hijos de Dios.
Desafortunadamente hay muchas personas en la iglesia hoy en día,
que no son renacidas de veras. También le aborrecerán si usted es un
hijo de Dios. Aborrecerán al predicador, si es fiel a la Palabra de Dios.
Permítame decirle amigo, una vez más, que tenga cuidado con el
cristiano que es popular con el mundo.
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo
no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi
palabra, también guardarán la vuestra.Mas todo esto
os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al
que me ha enviado.

249
• J. Vernon McGee •

Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no


tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su
pecado. [Jn. 15:20-22]
No trate usted de ser mayor que su Señor. El siervo no debe ser más
popular que el Maestro. Simplemente siga proclamando la Palabra
de Dios. Uno de los problemas es que no conocen al Padre. El otro
problema es que no quieren que su pecado sea revelado. Jesucristo
prendió la luz del cielo en las almas de los hombres. Y cuando uno
prende la luz, pues, pasan muchas cosas: Las ratas, las culebras y los
lagartillos odian la luz y corren para encubrirse. A propósito, odiarán
también al que prende la luz. Jesús dice: Sin causa Me aborrecieron.
(V. 25) No hay causa para aborrecer a Jesús. La causa se encuentra en
los corazones pecaminosos de los hombres.
El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.
[Jn. 15:23]
Éste es un versículo importante. El mundo no aborrece su idea de
Dios, si es alguna persona vaga por allá lejos. Es a Cristo, al que
aborrecen. Jesús dice que cuando un hombre le aborrece, aborrece
también a Dios el Padre. Es posible que usted diga que cree en Dios,
y que es popular. Pero, la prueba decisiva es su relación y su actitud
en cuanto a Jesucristo. Uno no puede ser popular y creer en el Señor
Jesucristo, porque es a Él a quien aborrecen.
Si no hubiese hecho entre ellos obras cuales ningún otro
ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y
han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que
se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa
me aborrecieron. [Jn. 15:24-25]
Algún bromista ha dicho: “Dios creó al hombre a Su imagen, y ahora
el hombre está creando a Dios a su propia imagen”. Ése es el tipo de
Dios que quieren los hombres hoy en día, y el tipo de Dios que creen
que está gobernando el universo. Jesús cita aquí estas palabras como
cumplimiento de los Salmos 35:19 y 69:14, cuando dice que sin causa
le aborrecieron. Aborrecen a Jesucristo porque han creado un falso
dios que no es el Dios de la Biblia.

250
Juan Un Comentario

Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré


del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del
Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis
testimonio también, porque habéis estado conmigo desde
el principio. [Jn. 15:26-27]
El Espíritu Santo da testimonio acerca de Cristo. ¿Es Jesucristo una
realidad en su vida, amigo? Si lo es, tal cosa es el resultado de la obra
del Espíritu Santo. Una manera de saber si el Espíritu de Dios está
obrando, es ver si Cristo es glorificado. Si el Señor Jesús no es una
realidad como usted desea que sea en su vida, pídale entonces al
Espíritu Santo que haga una obra en su corazón. Necesitamos amigo,
la realidad de Cristo en nuestros corazones y en nuestras vidas.
Jesús les dijo a estos hombres, que darían testimonio acerca de Él, y
ciertamente lo hicieron. Es el testimonio de Juan acerca del Señor
Jesucristo, lo que estamos estudiando ahora mismo. A nadie le fue
posible dar tal testimonio, sino sólo a los apóstoles, porque ellos
habían estado con Jesús desde el principio.

251
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 16

Jesús enviará al Espíritu Santo durante Su


ausencia
Este capítulo todavía es parte del Discurso del Aposento Alto.
Aprendimos en el capítulo anterior que los Suyos deben amarse unos
a otros. Esto nos sirve de verdadero reproche. Es un reproche que
Él tenga que mandarnos que hagamos esto. Es un reproche porque
muestra que no somos tan atractivos como nos creemos. Necesitamos
la ayuda sobrenatural, para poder amarnos los unos a los otros. Luego
nos dijo que debemos identificarnos con Él, y esto dará por resultado
que el mundo nos aborrezca. Les dijo a ellos que, si Él no hubiera
venido, no habrían tenido pecado. (Jn. 15:22) Ahora, Jesús no quiere
decir que ellos no habrían tenido sus propios pecaditos, sino que desde
que Él había venido, sus pecados personales no eran nada, comparados
con la inmensurable culpa de rechazar al Salvador del mundo, y al
Señor de la gloria.
Permítame decirle lo siguiente. Si usted está leyendo este estudio y
rechaza al Salvador, yo soy el peor enemigo que usted jamás pueda
tener. No le es posible a usted entrar en la presencia de Dios y decir
que nunca supo del Salvador. Ha leído el evangelio, y esto aumenta su
culpa. No tan sólo hay grados de recompensa en el cielo, sino también
grados de castigo en el infierno. La persona hoy en día, que oye acerca
de Jesucristo y vuelve la espalda a Él, queda en la misma categoría en
que se halla Judas Iscariote, quien estuvo en la presencia de Cristo, y
luego le volvió la espalda. Rechazar al Señor Jesucristo, es el pecado
más grande de todos.
Hay quienes preguntan si los paganos del mundo son perdidos, o no.
Sí. Son perdidos porque son pecadores. Pero nunca han cometido
el pecado de rechazar a Cristo. Yo preferiría más bien ser hotentote
por allá, en las tinieblas del África, sin haber oído nunca el evangelio,
que ser pecador sentado en el banco de una iglesia donde se predica
la Biblia, y aun así, rechazar a Jesucristo. Hay muchos en nuestras
iglesias que cometen este pecado terrible de rechazar a Cristo Jesús.

252
Juan Un Comentario

Los apóstoles hallaron esta misma situación y Jesús les amonesta en


cuanto a esto en el próximo capítulo.
En el principio de este capítulo 16, Jesús todavía está hablando en
cuanto al odio del mundo.

Jesús enviará al Espíritu Santo durante Su


ausencia—El nuevo ministerio del Espíritu
Santo
Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo.
Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora,
cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde
servició a Dios. Y harán estas cosas, porque no conocen
al Padre ni a mí. [Jn. 16:1-3]
El Señor no quería que los apóstoles fueran escandalizados por lo que
les acontecería. Es característico de los fundadores de organizaciones,
y especialmente de las religiones, hacer el esfuerzo de presentar un
glorioso futuro para sus organizaciones. El método del mundo es
hacer la propaganda por los maravillosos beneficios, y hacer poco
caso de las dificultades, y desventajas, y privaciones y sacrificios.
¡Cuán diferente es nuestro Señor Jesucristo!
Es verdad que en el capítulo 14 nuestro Señor nos dijo que va a
prepararnos lugar y que nos tomará a Sí Mismo. Pero también deja
muy en claro, que, si le vamos a seguir acá, significa abandonarlo
todo. El dijo que las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar Su cabeza. Dijo
que, si le vamos a seguir, debemos tomar nuestra cruz, no la cruz de
Él, sino nuestra propia cruz, y seguirle. Si sufrimos aquí, reinaremos
allá con Él. Él fue despreciado y desechado entre los hombres, Varón
de dolores, experimentado en quebranto. Él dijo que Sus seguidores
están en el mundo, más no son del mundo, y que el mundo les
aborrecería. Dejó todo eso en claro. Nunca dijo que nos sería fácil
seguirle aquí. Demasiadas veces, la que se profesa iglesia, en lugar
de declararse a favor de Cristo, sale al mundo jactándose de que va
a ganar al mundo. Y no lo ha ganado ya por 2000 años. Para lograr
ganarlo, siempre trata de popularizar la religión. Trata de hacer que

253
• J. Vernon McGee •

sea bien atractiva para el mundo. Usted notará que hoy en día, hay
iglesias que hacen uso de todo tipo de inventos y tretas y trucos, para
atraer a los impíos. Demasiadas personas dicen que hacen estas cosas
para poder ganar al mundo.
Permítame decirle que, si usted se declara a favor de la Palabra de
Dios, tendrá enemigos y éstos le atacarán. Aún hay líderes en la iglesia
y miembros prominentes de iglesias, que tratan de manejar la iglesia.
No lanzan un ataque directo contra la Biblia, sino contra los que tratan
de enseñar la Biblia. Ojalá, que usted asista a una iglesia donde se
enseña la Palabra de Dios. Porque necesita de su apoyo.
Hay historias trágicas en todas partes. Un diácono de una iglesia, por
ejemplo, ha acabado ya con tres predicadores. Uno, salió quebrantado
de salud. Otro, simplemente se marchó del ministerio. El tercero,
renunció. También un Pastor, está hoy vendiendo automóviles usados.
Dice que prefiere más bien tratar con los automóviles usados, que con
los cristianos usados.
Jesús amonesta pues a Sus discípulos en cuanto a todo esto. La
palabra que usa es “tropezar” o “ser escandalizados”. Les amonesta de
antemano para fortalecerles y dejarles saber acerca de lo que les espera.
Les ama hasta el fin y por eso les deja saber que estará con ellos, y que
comprende muy bien lo que les va a pasar.
Él sabía que llegarían momentos cuando ellos serían ofendidos a causa
de Él. Sabía que Pedro, por ejemplo, le iba a negar aquella misma
noche. Les dijo a Sus discípulos lo que sucedería, para alentarlos y
dejarles saber que Él les sostendría en todo. Quería que aprendieran su
responsabilidad para con Dios y a no sentirse ofendidos por las cosas
que los hombres les harían.
Cuando les dice que serán expulsados de las sinagogas, les está
advirtiendo en cuanto a una cosa terrible, porque en aquel entonces,
el ser excomulgado era lo peor que podría suceder a un judío religioso.
En otras palabras, estos hombres tendrían que pagar un alto precio,
al declararse a favor del Señor Jesucristo. Los judíos religiosos los
expulsarían. Y amigo, una vez más deseo hablar con toda franqueza. Si
usted se declara a favor de Cristo Jesús, le costará algo.
Jesús determina una vez más la causa del odio del mundo. Y dice que

254
Juan Un Comentario

no conocen al Padre y tampoco le conocen a Él. Es por eso que el


mundo aborrece la Palabra de Dios. Es por eso por lo que el mundo
aborrece al verdadero creyente.
Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la
hora, os acordéis de que yo os lo había dicho. Esto no os
lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. [Jn.
16:4]
Les está dejando saber lo que viene, y les está entrenando para lo
que ha de venir. El Señor siempre nos prepara, amigo. A través de
los años he aprendido que éste es el método de Dios. He aprendido
mediante la experiencia propia y observando a otros, que el Señor nos
entrena y nos prepara para lo que nos queda por delante.
Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros
me pregunta: ¿A dónde vas? [Jn. 16:5]
Es verdad que Simón Pedro le había preguntado a dónde iba,
pero Pedro había hecho la pregunta de un pequeñito. Jesús está
diciendo ahora, que ninguno de ellos ha discernido en verdad, lo
que va a tomar lugar. Ninguno de ellos ha preguntado inteligente ni
espiritualmente.
Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado
vuestro corazón. [Jn. 16:6]
Estos hombres se dejaban abrumar por completo por el hecho de
que Él los iba a dejar. Eso es algo que los cristianos hoy en día,
necesitamos evitar. Muchos cristianos dejan que una experiencia les
amargue. Experimentan algún chasco y quedan abrumados de tristeza
y hasta se alejan de Dios. Hay quienes ni aun entran en una iglesia
porque están muy amargados a causa de algún incidente del pasado.
Otros que han perdido a un ser querido, están constantemente de
luto. Eso no debe ser así. No debemos dejarnos abrumar por la
tristeza.
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. [Jn. 16:7]
¿Por qué fue mejor que el Señor Jesús se fuera? Nos es posible
ofrecerle algunos motivos, y estoy seguro de que usted puede pensar

255
• J. Vernon McGee •

en otros. Uno de estos motivos es éste: Su propósito en venir al


mundo fue para morir, como Él mismo lo expresó en Marcos 10:45:
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar Su vida en rescate por muchos. Cuando esto ocurrió,
entonces Él volvió al Padre porque había terminado la obra para la
cual fue enviado. Ése es un motivo por el cual era mejor que Él se
fuera.
Hay otro motivo. Cuando Él vino a esta tierra, se hizo hombre. Dios
es Omnipresente, pero Jesús se limitó haciéndose hombre. Eso quiere
decir, que cuando Él estaba en Galilea, no le era posible estar en
Betania al mismo tiempo. Recuerde que María y Marta, le hicieron
recordar eso, cuando dijeron que, si hubiera estado allí, su hermano
no habría muerto. En otras palabras, si el Señor Jesús estuviera en el
mundo hoy en día, en Su cuerpo humano, no le sería posible estar
con usted y conmigo al mismo tiempo. Por eso les dice que les enviará
al Espíritu. El Espíritu Santo estará en todo lugar. Está aquí mismo
conmigo hoy en día, igual como está con usted allí donde se encuentra.
Jesús dice que esto nos conviene.
Enviará al Consolador, el Paracleto, y vendrá a nosotros y estará en
nosotros. Ahora, cuando venga el Espíritu Santo, desempeñará varios
ministerios.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia, y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en
mí; De justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis
más; Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha
sido ya juzgado. [Jn. 16:8-11]
La palabra griega para “convencerá” es elegcho, que significa “probar la
culpabilidad”. Esta palabra se usa unas 23 veces en el relato que Platón
hace del juicio de Sócrates. Es un término legal. Cuando el Espíritu
Santo venga, Él probará la culpabilidad del mundo, así como un juez,
o un abogado fiscal, produce evidencia para convencer al juez y a los
miembros del jurado, de la culpabilidad de un acusado. El Espíritu de
Dios, quiere producir evidencia en el corazón suyo y en el corazón
mío, para traernos a un lugar de convicción. Eso, claro, significa
traernos a un lugar de decisión. Debe haber convicción, antes de que
podamos volver por fe y confiar en Jesucristo.

256
Juan Un Comentario

Hay tres cosas que se mencionan aquí, que constituyen el ministerio


presente del Espíritu Santo en el mundo. Convencerá al mundo
de pecado, y nuestro Señor explica lo que eso significa. Él dice:
De pecado, por cuanto no creen en Mí. Ahora, ¿Cuál es el pecado
más grande en todo el mundo? ¿El asesinato? No. ¿Quiénes son los
pecadores más grandes en esta era? Ya hemos visto algunos perversos.
¿Verdad? Toda edad ha tenido sus hombres malvados. Pero ¿quién es
el pecador más grande hoy en día? Quiero decirle amigo, con mucho
cuidado lo siguiente: Es posible que usted sea el peor pecador que
vive hoy. Es posible que no le consideren malo, y es posible que usted
cumpla la ley. La pregunta es ésta: ¿Ha aceptado a Jesucristo como su
Salvador personal?
Ésta es una condición de incredulidad, y no hay remedio si rehúsa
aceptar a Cristo. Si usted amigo, no confía en Él, está perdido. Es
así de sencillo y así de importante. Ésta es una decisión que cada
hombre tiene que tomar. El hombre hoy en día, quienquiera que
sea, si rechaza a Jesucristo, delante de Dios es el pecador más grande.
Recuerde usted que Jesús dijo en Juan 15:22: Si Yo no hubiera venido,
ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen
excusa por su pecado. Todos los que han escuchado el evangelio,
son responsables de su decisión en cuanto a Jesucristo. Rechazar a
Jesucristo es un pecado.
En segundo lugar, dice el Señor que el Espíritu Santo ...convencerá
al mundo... de justicia. En Romanos 4:25, Pablo dice que Jesucristo
...fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación. Jesucristo volvió al Padre porque había terminado Su
obra aquí. Cuando murió en la cruz, murió una muerte de juicio.
Llevó mi culpa y la culpa suya, y murió en nuestro lugar. Fue
entregado por nuestra transgresión. Pero fue levantado para nuestra
justificación. No tan sólo han sido restados nuestros pecados, sino que
también Su justicia nos ha sido sumada. Eso es de suma importancia
porque usted y yo necesitamos justicia. No es suficiente tener los
pecados perdonados. No podemos pararnos en la presencia de Dios, si
no somos nada más que unos criminales perdonados.
Para poder pararnos en la presencia de Dios, amigo, necesitamos
justicia. Pablo dice en Filipenses 3:8-9: ...para ganar a Cristo, y ser

257
• J. Vernon McGee •

hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino


la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. Él no
solamente resta nuestro pecado, sino que también suma Su justicia.
Si hemos de tener alguna posición delante de Dios, debemos estar en
Cristo, y Él es nuestra Justicia. O tenemos tanto derecho en el cielo
como tiene Cristo Mismo, o no tenemos ningún derecho de estar allí,
de ninguna manera. Él fue entregado por nuestras transgresiones, y
levantado para nuestra justificación, es decir, nuestra justicia.
En tercer lugar, dice el Señor que el Espíritu Santo: convencerá
al mundo de... juicio. ¿Significa esto que el juicio viene algún día?
Según dice este versículo, la respuesta es “no”. El príncipe de este
mundo, Satanás, ya ha sido juzgado. Es difícil para muchos creyentes
comprender que vivimos en un mundo ya juzgado. Uno oye decir a
muchos que se arriesgarán en el juicio. Se portan, como si todavía
fueran a ser juzgados. Amigo, esto no es así. Dios ya ha declarado que
usted es un pecador perdido, y ya le ha juzgado. En Romanos 6:23,
Pablo dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Vivimos en un mundo
que ya ha sido juzgado, y es como el hombre que está en capilla,
esperando la ejecución. El fallo contra todos nosotros es: “condenado”,
porque todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia
delante de Dios. Si nos paramos delante de Dios en nuestros trapos
de inmundicia, tendremos vergüenza y vamos a ver cuán culpables
somos.
Recuerde usted que el apóstol Pablo razonó con el anciano Félix en
cuanto al juicio. Le dijo a Félix que era un pecador perdido. Esto le
asustó. A muchas personas hoy en día, no les gusta oír aquello. Y se
ofenden mucho por eso. El mundo perdido aborrece muchas cosas
en cuanto a Dios. Por ejemplo, Su omnipotencia y Su dirección del
universo. No les gusta que Dios sea quien permanece en control. No
les gusta que Dios salve por la gracia, y que el hombre ya haya sido
declarado perdido. El príncipe de este mundo ha sido juzgado ya. El
mundo ya ha sido juzgado. Es solamente el creyente en Jesucristo, el
que no es juzgado, porque Jesucristo tomó el juicio en su lugar. Dios
no ve al creyente en su trapo de inmundicia, sino en la justicia de
Jesucristo.

258
Juan Un Comentario

Hay otra obra del Espíritu Santo que se menciona en 2 Tesalonicenses


2:5-7: ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os
decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su
debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de
la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que Él a
su vez sea quitado de en medio. El Espíritu Santo detiene la maldad
en el mundo. Sólo el Espíritu de Dios puede crear un clima en que la
Palabra de Dios puede llegar y entrar en los corazones y vidas.
Creo que el Espíritu de Dios, no solamente tomará la Palabra de Dios,
y la usará, así como espero que la esté usando ahora mismo, sino que
también creo que el Espíritu de Dios mantiene abierta la radio para
Su Palabra. Está deteniendo la maldad en el mundo. El Señor Jesús
dijo a la iglesia de Filadelfia, en Apocalipsis 3:8: ...he puesto delante de
ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque… tienes poca
fuerza... Nosotros somos débiles, amigo.
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no
las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu
de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber. [Jn. 16:12-14]
No lo sabemos todo. Tampoco podemos absorberlo todo. Debemos
seguir creciendo en la gracia y en el conocimiento de Él. ¿Cómo
hacemos esto? No simplemente leyendo la Biblia. El Espíritu Santo
debe ser nuestro Maestro mientras estamos leyendo.
El Espíritu de Dios es el Espíritu de verdad. Jesús dijo: El os guiará a
toda la verdad. Guiaba a los apóstoles, así como el Señor dijo que los
guiaría, y hallamos estas verdades en las Epístolas. El Espíritu de Dios
vino a estos hombres en Pentecostés y los guió a la verdad, tanto en
su predicación como en sus escritos.
Jesús dice que el Espíritu Santo no hablará por Su propia cuenta, sino
que hablará todo lo que oyere. En quinto lugar, entonces, el Espíritu
Santo os hará saber las cosas que habrán de venir. En sexto lugar,
glorificará a Cristo. Por último, tomará de lo de Jesús, y os lo hará
saber.
259
• J. Vernon McGee •

Podemos ver cómo esto se cumplió en los apóstoles. El ministerio del


Espíritu Santo ha sido completar la enseñanza del Señor Jesucristo.
Las epístolas glorifican a Cristo y le muestran como la Cabeza de la
iglesia. Hablan de Su segunda venida para establecer Su reino. Las
epístolas son el desarrollo de la persona y el ministerio de Cristo.
También cuentan las cosas que han de venir, y ciertamente el libro del
Apocalipsis también las cuenta.
Puesto que se nos ha dicho estos pasos, de lo que el Espíritu Santo
hará, tenemos una manera de comprobar lo que oímos y leemos. Él
nos guiará a toda la verdad mediante la Palabra de Dios. No hablará
por Su propia cuenta. Si usted asiste a una reunión donde hablan
constantemente acerca del Espíritu Santo, y el avivamiento del
Espíritu Santo, y de lo que el Espíritu Santo hace, y cómo está obrando
en su grupo; entonces, usted puede saber que no es el Espíritu Santo
el que está obrando. ¿Por qué no? Porque Jesús dijo que el Espíritu
Santo no hablaría por Su propia cuenta. Entonces, dirá usted, ¿cómo
se sabe cuando el Espíritu Santo está obrando? Bien, el Espíritu Santo
está obrando cuando glorifica a Cristo. Amigo, si usted asiste a una
reunión o a un estudio bíblico, y de repente recibe un vistazo del
Señor Jesucristo, y llega a ser maravilloso para usted, ésa es la obra del
Espíritu Santo. Se esconde a Sí Mismo y revela a Cristo.
Todo lo que tiene el Padre es mío: por eso dije que tomará
de lo mío, y os lo hará saber. [Jn. 16:15]
Una vez más, el Señor Jesús se hace igual a Dios. Lo que tiene el
Padre, Jesús lo tiene. Tomará las cosas de Dios y nos las revelará. Sólo
Él puede hacer eso. 1 Corintios 2:9-10: ...Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros
por el Espíritu... El Espíritu es el que escudriña lo profundo de Dios, y
sólo Él puede revelárnosla. Lo que el Padre tiene, el Hijo tiene, pero es
el Espíritu, el que tomará estas cosas y nos las revelará.
Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y
me veréis; porque yo voy al Padre. [Jn. 16:16]
¿Qué quiso decir Jesús con esto? Quiso decir que sería arrestado
y que serían dispersados como ovejas y apartados de Él, es decir,
Sus discípulos. Él sería crucificado y sepultado, y por tanto estaría

260
Juan Un Comentario

ausente un poco de tiempo, y no le verían. A nosotros nos es posible


comprender eso ahora, y tiene un significado más completo, más rico,
y más profundo para nosotros hoy en día. Pero observe usted lo que
ocurre con Sus discípulos.
Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a
otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco, y no me
veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, por que yo voy
al Padre? Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía
un poco? No entendemos lo que habla. Jesús conoció
que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre
vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco, y no
me veréis, y de nuevo un poco, y me veréis? De cierto, de
cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el
mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes,
vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando
da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero
después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de
la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre
en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza;
pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y
nadie os quitará vuestro gozo. [Jn. 16:17-22]
Ellos no sabían exactamente lo que Él quería decir. Debía ser aquel
poco de tiempo cuando estuvo en el sepulcro. Pero luego, debía pasar
otro rato porque iría al Padre. Les prometió no dejarlos huérfanos.
Estaría con ellos y con nosotros por medio del Espíritu Santo.
Tomará las cosas de Cristo y nos las revelará. Es allí, donde usted y
yo vivimos hoy en día. Ya han transcurrido 2000 años, y durante ese
tiempo, el Espíritu de Dios ha revelado estas cosas a multitudes de
personas. Han pasado por tristezas, saben lo que es ser aborrecidos y
ser burlados. Él nos trae a través de todo eso. Pero nuestra tristeza se
cambiará en gozo.
No sé dónde está usted, ni quién es, pero si usted amigo, ha aceptado
a Jesucristo como su Salvador personal, usted es hijo de Dios. Si está
pasando por alguna tristeza y tiene lágrimas en sus ojos, o acaso sufre
algún dolor, no se desanime, porque a la mañana vendrá la alegría. Él
traerá gozo a su vida.

261
• J. Vernon McGee •

Creo que cuando lleguemos a Su presencia y reflexionemos sobre esta


vida, si tenemos algún remordimiento, será porque no sufrimos más
por Él. Lamentaremos no habernos declarado a favor de Él. La alegría
será mucho mayor que cualquier tristeza que suframos aquí.
En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de
cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi
nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en
mi nombre: pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea
cumplido. [Jn. 16:23-24]
Ésta es la tercera vez que Jesús habla en cuanto al orar en Su nombre.
Ya hemos visto lo que significa permanecer en Él, obedecerle. No se
puede simplemente decir Su nombre al fin de una petición, y esperar
recibir lo que se pide. Eso no es lo que Él está diciendo.
Recuerde que estos discípulos nunca habían orado al Padre en el
nombre de Jesús. Usted y yo hoy en día, debemos orar a Dios el Padre
en el nombre de Jesús. Quizá alguien preguntará si no podemos orar
a Jesús. Creo que está bien, si es que quiere orar a Él. Pero ¿por qué se
aparta usted de un Intercesor? Él está allí orando por usted. Es por eso
por lo que debemos orar al Padre en el nombre de Jesús.
Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene
cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que
claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día
pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al
Padre por vosotros, Pues el mismo Padre os ama, porque
vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de
Dios. [Jn. 16:25-27]
Dice aquí: La hora viene. Ya se acerca la crucifixión, la hora de
redención, para la cual Él ha entrado en el mundo. Después de pasar
aquella hora, pedirán al Padre. Jesús está tratando de enseñarles que el
Padre no es un capataz áspero, duro, que no está dispuesto a contestar
la oración. Está diciendo en realidad, “Si vosotros creéis que Me es
necesario pedir al Padre que sea bondadoso y generoso con vosotros,
estáis equivocados. Porque el Padre Mismo os ama. No es necesario
pedirle que os ame. Ya os ama. No es difícil llevaros bien con el Padre.
Os ama y es por eso que contestará vuestra oración que pidáis en Mi
nombre”.

262
Juan Un Comentario

Hoy Dios quiere oír y responder oraciones, que vienen del corazón de
alguien que ama a Cristo, y que tiene compañerismo con Él.
Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el
mundo, y voy al Padre. [Jn. 16:28]
Considero que éste es el versículo clave del evangelio de San Juan.
El Hijo eterno vino a la tierra con un solo propósito: redimir a los
hombres. Cuando Su misión se realizó, volvió al Padre. Éste es
el movimiento en el evangelio de Juan. Ha dado una descripción
espantosa y tétrica acerca de la persecución venidera, pero concluye el
capítulo con victoria. ¡Y la victoria de Él, es nuestra victoria!
Este versículo es más grande que Belén; es más ancho que el espacio.
Se extiende hasta la eternidad, más allá de los límites del espacio,
hasta el mismo trono de Dios. Vino desde la eternidad y volvió a la
eternidad.
Le dijeron sus discípulos: He aquí, ahora hablas
claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos
que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te
pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. [Jn.
16:29-30]
Debemos comprender claramente que el Señor Jesús es Dios
manifestado en la carne. Los discípulos llegan ahora al punto del
convencimiento. Están convencidos de los hechos. Han visto que
Él ha venido del Padre y que ha venido al mundo. Él es el Mesías,
es el Salvador que alega ser. Todavía no comprenden el trance de la
muerte por el cual debe pasar, y luego la puerta de la resurrección
y de la ascensión, para volver a la gloria del Padre. Todavía no lo
comprenden. Pero, en realidad, ¿hasta qué punto lo comprendemos
nosotros?
Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene,
y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su
lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el
Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado, para que
en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo. [Jn. 16:31-33]

263
• J. Vernon McGee •

La hora venía cuando todos estos hombres se dispersarían. Le


abandonarían; pero aún así, Él no estaba solo porque el Padre—dijo
Él—está conmigo. Eso es uno de los grandes misterios. …Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo… (2 Co. 5:19) Ésa es una
gran verdad. También es igualmente cierto, que en la cruz, Jesús
clamó a gran voz diciendo: Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué Me has
desamparado? (Mr. 15:34) Ésa es una cita del Salmo 22 y allí da su
contestación: Pero Tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas
de Israel. Amigo, Jesucristo fue hecho pecado por nosotros. Hubo
una rasgadura de la Deidad, así como hubo también la rasgadura del
velo del templo. Sin embargo, en aquel mismo momento, Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo. Éste es un misterio que
la mente humana no puede comprender. Creo que, a través de los
siglos de la eternidad, usted y yo continuamente comprenderemos
algo nuevo en cuanto a la muerte del Señor Jesús por nosotros. Esto
causará que nos arrodillemos nuevamente ante Él.
Note usted que menciona en el versículo 33, la paz. Termina con la
paz. El hijo de Dios, amigo, puede conocer la paz en esta vida porque
la paz se halla en Cristo y no en otro lugar. Usted no hallará la paz
en una iglesia. No encontrará la paz en el servicio cristiano. La paz,
amigo, se encuentra en la Persona de Cristo Jesús.
Luego, el Señor advierte: En el mundo tendréis aflicción. Nuestro
Señor lo expresó claramente. No hay paz en el mundo, sino
dificultades. Cristo tenía razón ¿verdad? Pero ¡Él ha vencido al mundo!
¡Y la victoria de Él es nuestra victoria!
Oímos hablar tanto hoy en día, acerca de la vida victoriosa. El Único
que siempre vivió una vida verdadera y completamente victoriosa,
fue el Señor Jesucristo. A usted y a mí, amigo, nos es prácticamente
imposible vivirla. Podemos dejar que Él la viva en nosotros. Sólo
cuando usted y yo aprendamos a identificarnos con Él y lleguemos
a tener una relación íntima con Él, entonces comenzaremos a
experimentar la paz de Dios en nuestros corazones. Entonces
confiaremos verdaderamente. Hay dificultad en el mundo, pero en
nuestras vidas habrá gozo. ¡Paz y gozo! ¡Cuán importantes son! Estas
cosas— dice el Señor—os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo.

264
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 17

La oración del Señor—Jesús ora por Sí


Mismo; Jesús ora por los discípulos; Jesús
ora por Su iglesia
El capítulo 17 comienza con las palabras: Estas cosas habló Jesús....
¿Cuáles son esas cosas? Bueno, las cosas que hemos leído ya en los
capítulos 13-16. Él deja ahora de hablar a los discípulos y habla al
Padre. Ahora, es verdad que, aunque habla al Padre en este capítulo,
le habla para beneficio de los discípulos y para el beneficio nuestro
hoy en día. Él es nuestro gran Intercesor y nos preguntamos en
cuanto a lo que Él ora. Pues bien, aquí tenemos la oración del Señor,
la oración que Él ora al Padre.
La oración que encontramos en el Sermón del Monte es la oración
que Jesús enseñó a los discípulos que oraran. Cuando Jesús comienza
con las palabras, Padre nuestro, el pronombre “nuestro” incluye a
todos los creyentes. Jesús llama a Dios “Padre” de un modo diferente.
Después de Su resurrección dijo a María, en Juan 20:17: ...aún no he
subido a Mi Padre; mas ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre
y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios. En otras palabras,
“todavía no he subido al Padre tuyo. Tuyo por el renacimiento. Y a
Mi Padre; es decir, Mío a causa de Mi posición en la Trinidad”. Jesús
tampoco pediría, Perdónanos nuestras deudas, es decir, nuestros
pecados, porque Él nunca pecó, y por tanto no podía orar esta oración
para Sí Mismo. De igual manera, ni a usted ni a mí nos es posible orar
esta oración que se encuentra aquí en el capítulo 17 de Juan. Ésta es la
oración de Él.
Hemos llegado pues, a uno de los capítulos más extraordinarios en
toda la Biblia. Es la oración más larga en la Biblia. Usted pasaría
solamente unos tres minutos en leerla. Creo que ése es un buen
indicio en cuanto a la duración de la oración. Deseo hablarle muy
claro, amigo. Creo que las breves oraciones son más efectivas que esas
largas divagaciones que escuchamos orar muchas veces. No es extraño
que los cultos de oración parezcan tan muertos como cualquier ave ya

265
• J. Vernon McGee •

extinta.
El Discurso del Aposento Alto es como subir una escalera, o como
subir un monte, culminando en esta oración. Me gustaría citar de
otros hombres que han expresado algo en cuanto a este gran capítulo
de San Juan.
Matthew Henry, por ejemplo, dijo: “Es la oración más extraordinaria,
la cual sigue al discurso más completo y consolador que jamás haya
sido expresado en la tierra”.
Por su parte, Martín Lutero dijo: “En verdad esta oración es
sobremanera conmovedora y sincera. Nos revela lo más íntimo, tanto
en cuanto a nosotros, como en cuanto al Padre. Es tan sincera y tan
simple. Es tan profunda, tan rica, y tan amplia, que nadie la puede
sondear”.
Philip Melanchthon, otro reformista dijo: “No hay ninguna voz que
jamás haya sido oída en el cielo ni en la tierra, que sea más exaltada,
más santa, más fructuosa, más sublime, que la oración ofrecida por el
Hijo de Dios Mismo”.
Ésta es la oración que Juan Knox leía muchas veces durante su vida.
Cuando estaba en su lecho de muerte, su esposa le preguntó: “¿En
que parte quieres que te lea yo?” El contestó: “Lee donde primero
cometí mi vida a Cristo, en el capítulo 17 del evangelio de Juan”. Hay
muchos más que han leído esta porción muchas veces. El Dr. Fisher,
por ejemplo, quien era obispo de Rochester bajo el reinado de Enrique
VIII, pidió que fuera leída esta porción de la Escritura, antes de su
martirio.
Me siento entera y totalmente incapaz de tratar esta oración. Es la
intercesión sumo sacerdotal de Jesús por nosotros. Nos revela la
comunión, que creo yo, hay constantemente entre el Señor Jesús y el
Padre en el cielo. Toda Su vida fue una vida de oración. Comenzó Su
ministerio yendo a un lugar solitario para orar. Muchas veces subió
a un monte para orar y pasó la noche en oración. Él es nuestro gran
Intercesor. Ora por usted y ora también por mí. Si a usted se le olvidó
orar esta mañana, a Él no se le olvidó. Él oró por usted hoy.
Dios siempre oye y contesta la oración de Jesús, así de la manera que

266
Juan Un Comentario

la ora. Dios siempre contesta mi oración, pero no de la manera que


la pido. A veces tiene que contestar la oración mía, con un verdadero
“NO”. O es posible que me conteste lo que pido, pero de un método
diferente o en un tiempo diferente. Recuerde usted que Jesús dijo
en Juan 11:41-42: Padre, gracias Te doy por haberme oído. Yo sabía
que siempre Me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está
alrededor, para que crean que Tú Me has enviado.

La oración del Señor—Jesús ora por Sí


Mismo
Considere ahora, algunos aspectos en esta oración. En primer
lugar, Jesús ora por Sí Mismo. Permítame señalar amigo, que no
es ajeno a la tarea de uno, ni aun una marca de egoísmo orar por
uno mismo. Creo que cuando usted y yo nos acercamos a Dios en
oración, necesitamos conciliarnos, necesitamos sintonizar al cielo,
por decirlo así. Cada instrumento tiene que ser afinado, antes de que
se toque. Y antes de que usted y yo, amigo, comencemos a orar por
otros, necesitamos orar por nosotros mismos. Eso no es egoísmo. Es
esencial.
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo,
dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para
que también tu Hijo te glorifique a ti. [Jn. 17:1]
Y levantando los ojos al cielo, dice aquí. Ahora, nunca he discutido
en cuanto a la postura del cuerpo. Pero el Señor Jesús oró cuando
caminaba y levantó los ojos al cielo.
El Salmo 25:1, dice: A Ti, oh Jehová, levantaré mi alma.
El Salmo 123:1, dice: A Ti alcé mis ojos, a Ti que habitas en los cielos.
El Salmo 121:1-2, tiene estas palabras: Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo
los cielos y la tierra.
Supongo que he dicho mil veces: “Vamos a inclinar nuestras cabezas
en oración”. Pero creo que sería más en conformidad con lo que es la
oración en verdad, si levantáramos los ojos al cielo cuando oramos.
Creo que cuando nuestro Señor elevó esta oración, caminaba con los

267
• J. Vernon McGee •

ojos abiertos y levantó los ojos al cielo. Ahora, es posible orar mientras
uno camina, o aún mientras uno maneja en la autopista. La oración de
un creyente amigo es la comunión con Dios de una manera informal.
Esta oración fue elevada así, de esa manera.
El Señor dice luego: Padre, la hora ha llegado. La hora había sido
determinada por la eternidad, antes de la fundación del mundo. Él es el
Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo, conforme a
Apocalipsis 13:8. Usted recordará que cuando comenzó Su ministerio
público, su madre le dijo que no tenían vino en la boda de Caná de
Galilea. Entonces, Él le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha
venido Mi hora. ¿Lo recuerda? (En Juan 2:4.) La hora que iba a venir,
era la hora en la cruz. Es la hora cuando Jesús pagó los pecados suyos
y los míos. Es la hora cuando toda la creación de Dios vio manifestado
el amor de Dios, cuando Jesús llevó los pecados suyos y los míos,
sufriendo una muerte vicaria, una muerte substitutiva y redentora,
por usted y por mí. Sin embargo, no terminó en la cruz. Terminó en la
Resurrección.
Luego el Señor dice: Glorifica a Tu Hijo, para que también Tu Hijo te
glorifique a Ti. La muerte de Cristo demostrará que Dios no es el cruel
matón del Antiguo Testamento que muchos tratan de decir que es,
sino más bien un bondadoso Padre, el cual siempre es Padre. Porque
de tal manera amó el Padre al mundo, que dio a Su Hijo Unigénito.
Aquel Hijo resucitará de los muertos y subirá al cielo. Le ha sido dado
un nombre que es sobre todo nombre, y toda rodilla se doblará delante
de Él. ¡Será glorificado!
El fin principal de nuestra oración debe ser siempre, glorificar a Dios.
Opino que ninguna de nuestras oraciones son contestadas, a menos
que el fin de esa oración, sea el de glorificar a Dios. Cuando usted
pide algo amigo, pide algo de Dios en la oración, pida que le conteste
a fin de que Él sea glorificado por medio de usted. Hay maravillosas
lecciones aquí para nosotros. Es por eso que el Señor oró, a fin de que
Sus discípulos le pudieran escuchar. Ellos debían aprender de Él.
Como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé
vida eterna a todos los que le diste. [Jn. 17:2]
Ésta es una declaración que causa sobresalto. ¡Jesús tiene potestad

268
Juan Un Comentario

sobre toda carne! Le es posible hacer que este universo y cada


individuo se arrodillen delante de Él. Pudo habernos puesto en
sujeción a Él, haciéndonos a todos “robots” o sea muñecos mecánicos.
Pero eso no es lo que Él quiere hacer. Sin embargo, tiene potestad
sobre toda carne.
La iglesia es la dádiva de amor de Dios a Jesucristo. Por tanto, lo
que Él quiere hacer es dar vida eterna, como Él dice: a todos los
que le diste. Esto plantea la pregunta en cuanto a la predestinación,
y no deseo entrar extensamente en esa doctrina. Ya sabemos que
hay calvinistas extremistas y armenianistas extremistas también.
La verdad probablemente está en alguna parte entre las dos
doctrinas. Si Dios de alguna manera me revelara a mí, quiénes son
los predestinados, pues yo daría el evangelio sólo a ellos. Pero Dios
no hace eso. Dios ha dicho que, “Todo aquél que cree, puede venir”.
Ésa es la oferta genuina a toda persona. Si usted amigo, está leyendo
ahora mismo, usted no tiene ninguna excusa para ofrecer, de ninguna
manera, si usted no viene a Él. Será su condenación, porque rehusó a
la oferta que Dios le ha hecho.
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. [Jn.
17:3]
¿Excluye a ciertas personas la predestinación? No. La vida eterna
es conocer al único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él ha
enviado. ¿Anhela usted, amigo, conocer al único Dios verdadero y a
Jesucristo? Entonces, usted no está excluido. Usted debe ser uno de
los predestinados.
Él da vida eterna a aquéllos que han escuchado el llamamiento y han
respondido en sus corazones, y han acudido a Cristo de su espontánea
voluntad, de su libre albedrío. Ésa es la manera en que nosotros
comprendemos esto.
No es la cantidad de conocimiento que uno tenga, sino la clase de
conocimiento, lo que es importante. Es a quién conoce. ¿Conoce
usted amigo, a Jesucristo? De igual manera, no es la cantidad de fe que
uno tenga, sino la clase de fe, lo que es importante. Y una vez más,
permítame citar al predicador Spurgeon, que dijo: “No es tu gozo en
Cristo, lo que te salva. Es Cristo Mismo. No es tu fe en Cristo, aunque
269
• J. Vernon McGee •

ella es el instrumento. Es la sangre y el mérito de Cristo”. Eso es lo que


salva. Es posible que uno crea en algo que no debe creer. Es el objeto
de la fe lo que es importante.
El Señor dice luego: Y ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo... Ahora, la fe viene por el oír,
el oír la Palabra de Dios. ¿Qué dice la Palabra de Dios? El evangelio
es que Jesús murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó.
Ésos son los hechos. Nuestro conocimiento de los hechos y nuestra
respuesta aceptante de esos hechos es la fe. La fe es confiar en Cristo
como nuestro propio Salvador.
La vida eterna es conocer a Dios y conocer a Jesucristo. Jesús es Su
nombre como Salvador, y Cristo es Su nombre como Mesías, el Rey
de Israel. Conocerle significa crecer en la gracia y en el conocimiento
de Cristo. Cuando seguimos en el conocimiento del Señor Jesucristo,
llegamos al lugar de seguridad. Cualquiera que no tenga la seguridad
de su salvación, o bien, no es salvo, o simplemente es un bebé en
Cristo. Necesita seguir hasta el lugar donde sepa que es salvo. La vida
eterna es conocer al único Dios verdadero y conocer a Jesucristo. Es
por eso que el estudio de la Palabra de Dios es tan importante. Tantos
hermanos no están seguros de que son salvos, simplemente por que no
estudian a fondo la Palabra de Dios.
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que
me diste que hiciese. [Jn. 17:4]
El Señor Jesús está entregando Su informe final al Padre. Todavía
no ha muerto en la cruz, pero en cuanto a Dios, habla de las cosas
que no son como si fueran. El tiempo futuro para Dios es tan exacto
como el tiempo pasado. Nuestro Señor va a la cruz para morir, para
luego resucitar. En la cruz Él dijo: Consumado es. Eso quiere decir que
nuestra redención fue consumada. Ha hecho todo lo que era necesario
hacer. Podemos poner allí un punto final para no añadir nada más. Por
eso, el evangelio de la salvación no es lo que Dios pide que uno haga,
sino lo que Dios le está diciendo que ya ha hecho por usted. ¿Se da
cuenta? Es su aceptación de eso lo que le salva a usted.
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con
aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
[Jn. 17:5]

270
Juan Un Comentario

En Fil. 2, Pablo habla de Jesús, despojándose. Algunos tratan de


enseñar que Jesús se despojó de Su Deidad. Juan lo expresa con toda
claridad, que el Verbo fue hecho carne. Aquel Bebecito en la falda
de María, es Dios y bien pudo haber mandado que este universo
no tuviera existencia. Él no era simplemente 99.9 % Dios. Era y es
ciento por ciento Dios. ¿De qué pues se despojó? Se despojó de Sus
prerrogativas de la Deidad. Puso a un lado Su gloria. En el tiempo de
la Navidad, hacemos mucho caso de los pastores y de los ángeles y
de los magos que vinieron a ver al Bebé. Amigo, no debió haber sido
así. Él es el Señor de la gloria y toda la creación debiera haber estado
allí. Todo ser humano en la faz de la tierra, debiera haber estado allí.
Cuando un gran líder político muere, mucha gente viene de todas
partes del país y aun desde todas partes del mundo para asistir a su
funeral. Todo el mundo debiera haber estado en el nacimiento del
Señor de la gloria, cuando vino a la tierra. Pudo haber demandado tal
homenaje. Pero dejó a un lado Su gloria. Ahora está listo para volver
al cielo, para volver a la gloria.
El siguiente aspecto que encontramos en esta oración de Jesús, es que
Jesús ora por los Suyos.

Jesús ora por los Suyos


He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo
me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu
palabra. [Jn. 17:6]
Fíjese usted en esto:
...a todos los que le diste. (V. 2)
...a los hombres que del mundo Me diste; ...y Me los diste... (V. 6)
...por los que Me diste... (V. 9)
...a los que Me has dado... (V. 11)
...a los que Me diste... (V. 12)
Ya nos encontramos una vez más en la gran doctrina de la
predestinación. Jesús habló con el Padre en cuanto a ella. Fue una
conversación privada, pero Él quiso que los discípulos la oyeran y
supieran de ella. No sé tanto en cuanto a la predestinación, es decir,

271
• J. Vernon McGee •

no tanto como quizá debiéramos saber. He leído algunos comentarios


de algunos hombres, y parece que ellos tampoco saben mucho en
cuanto a ella. Creo que se trata del lado de Dios, y hay muchas cosas
que Dios sabe, las cuales nosotros no sabemos.
Es maravilloso poder leer esta oración y saber que Jesús está a la
diestra del Padre, hablando al Padre en cuanto a nosotros. El Señor
Jesús ha hablado hoy con el Padre en cuanto a usted amigo, si es que
usted es uno de los Suyos.
Hay una relación mística entre el Señor Jesús y los Suyos. Pertenecen
al Padre y fueron dados a Jesucristo. No nos es posible sondear su
significado.
Ahora han conocido que todas las cosas que me has
dado, proceden de ti; Porque las palabras que me diste,
les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido
verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me
enviaste. [Jn. 17:7-8]
El Señor les había dado las palabras del Padre. Eso es muy importante.
No les dio alguna propiedad, ni dinero, ni un automóvil, sino las
palabras del Padre. Jesús testifica aquí que estos discípulos habían
creído que Él procedió del Padre, que Él había salido del Padre. Ellos
sabían quién era. No comprendían Su propósito, y ciertamente no
comprendieron Su muerte y resurrección, pero sí sabían que Él había
salido de Dios y habían creído que Dios le había enviado.
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los
que me diste; porque tuyos son. [Jn. 17:9]
Voy a hacer una declaración sobrecogedora, la cual no es más
sobrecogedora que la que Él hizo. Jesucristo no ora por el mundo hoy
en día. Su ministerio de intercesión es por los Suyos que están en el
mundo. No ora por el mundo. Él murió por el mundo. Ha enviado
al Espíritu Santo al mundo para convencer al mundo de pecado, de
justicia, y de juicio. Usted y yo somos los que debemos orar por el
mundo. Jesucristo ora por los Suyos.
Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado
en ellos. Y ya no estoy en el mundo, mas éstos están en el
mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado,

272
Juan Un Comentario

guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como


nosotros. [Jn. 17:10-11]
El único objeto de nuestra salvación es traer gloria a Jesucristo. Él
ora por dos cosas maravillosas. Ora que seamos guardados. Usted, si
ha aceptado a Cristo Jesús como su Salvador personal, será guardado
porque ha sido sellado por el Espíritu Santo y porque su Salvador está
hoy orando por usted.
Su otra petición es que seamos uno. Ora por la unidad de creyentes.
No ora por un movimiento ecuménico, ni por ninguna organización
en masa. Ha habido mucha enseñanza errada en cuanto a esto. En
primer lugar, ora al Padre que los Suyos sean uno. No oró a nosotros
ni a ninguna autoridad eclesiástica. Ora que seamos uno, así como
Nosotros, es decir, como el Padre y el Hijo son uno. Ésa es una unidad
orgánica que sólo Dios puede lograr. El Espíritu Santo toma a todos
los verdaderos creyentes y los bautiza en el cuerpo de Cristo, es decir,
los identifica en el cuerpo de Cristo. La ignominia de todo eso es que
aquí los creyentes quedamos o estamos algo divididos. Pero hay una
sola iglesia verdadera y cada creyente en Cristo Jesús es miembro de
esa iglesia. Es el cuerpo de Cristo.
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en
tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno
de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la
Escritura se cumpliese. [Jn. 17:12]
La predestinación se menciona nuevamente en este versículo. Hay
ciertas cosas que he aprendido, las cuales creo, aunque no dejan
de ser paradójicas. No es que sean contradictorias, sino más bien
paradójicas. Sucede que estas doctrinas de la predestinación y del libre
albedrío me parecen paradójicas. Simplemente, no la comprendemos.
Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que
tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado
tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo. [Jn. 17:13-14]
Amigo, Dios no quiere que seamos cristianos solemnes. Él vino para
que nuestras vidas sean llenas de gozo—Su gozo.

273
• J. Vernon McGee •

La Palabra de Dios causa problemas en el mundo hoy en día. La Biblia


es el libro más revolucionario en el mundo. Es revolucionario enseñar
que no se puede salvarse a sí mismo. Sólo Cristo le puede salvar. No
se puede mejorar este mundo. Sólo Jesús puede hacer eso. Eso es
revolucionario y el mundo no quiere oírlo. Prefiere más bien sembrar
unas pocas matas y tratar de acabar con la corrupción. El problema
amigo, es que la corrupción se encuentra en el mismo corazón del
hombre.
No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes
del mal. [Jn. 17:15]
Esta última parte de este versículo debiera leerse así: sino que los
guardes del maligno. Nuevamente es asombroso notar que Él no
ora que seamos quitados del mundo. Dios recibe gloria al guardarle
a usted y a mí, en el mundo hoy en día. Creo que el arrebatamiento
es maravilloso, y lo es. Pensamos en la gloria de Dios en el
arrebatamiento, y eso es verdad. Pero vamos a comprender una cosa.
Dios recibe gloria al guardarle a usted y a mí en este mundo. Si usted
me conociera como Él me conoce, sabría entonces que es un milagro
que Dios me guarde en este mundo. En Apocalipsis 22:17, vemos que
el Espíritu y la Novia, dicen ven. El Espíritu Santo está cansado de
este mundo. Está entristecido. Él dice: “Ven”. Estamos cansados. Y
nosotros que somos la novia de Cristo, decimos: “Ven”. Pero Jesús no
ora que seamos quitados del mundo, sino que seamos guardados del
maligno, de Satanás. No quisiera estar aquí ni por un momento, si no
fuera que nuestro Señor me está guardando del maligno.
¿No sería maravilloso, si pudiéramos aprender en verdad esta lección?
Lloramos y nos quejamos porque las cosas aquí nos son difíciles
para nosotros. Claro que son. Él dijo que tendríamos aflicción. Pero
también dijo: ...confiad, Yo he vencido al mundo. (Jn. 16:33) Amigo,
permítanme decirle que cada 24 horas, hay una gran reunión de
Aleluya en el cielo y los ángeles exclaman “¿No es maravilloso que
estos creyentes todavía estén en el mundo?” Sería tan fácil quitarles
del mundo, pero es un verdadero milagro que Dios les guarde en el
mundo. Si pudiéramos aprender esto, estaríamos capacitados para
sufrir los problemas y las tensiones y las dificultades y las tentaciones.

274
Juan Un Comentario

El Señor Jesús ha orado que seamos guardados en el mundo y que


seamos protegidos del maligno.
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. [Jn.
17:16]
Mientras más nos demos cuenta de esto, más completamente
cumplimos Su voluntad y logramos Su propósito.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. [Jn.
17:17]
“Santificar” significa “poner aparte”, es decir, apartar. El creyente no
es del mundo; es apartado por la Palabra de Dios. El pensamiento se
refiere a la obra más bien que a la persona; habla de dedicación a la
obra. Sólo la Palabra de Dios puede apartarle a usted para Dios. Es
decir, la Palabra revela la mente de Dios. Al leer, usted es guiado para
apartarse para un ministerio en particular. Podemos servirle a Él, sólo
cuando conocemos Su Palabra y la obedecemos.
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado
al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para
que también ellos sean santificados en la verdad. [Jn.
17:18-19]
Hemos sido enviados al mundo para dar testimonio. Él se pone aparte
para identificarse con nosotros, y nosotros debemos ser identificados
con Él en este mundo.

Jesús ora por Su iglesia


Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los
que han de creer en mí por la palabra de ellos, Para que
todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo
crea que tú me enviaste. [Jn. 17:20-21]
Esta oración ha sido contestada. La iglesia es una unidad orgánica.
Son uno en Cristo, porque la iglesia es un cuerpo, y el momento
en que cualquier pecador confía en Cristo, ese pecador pasa a
formar parte del cuerpo de Cristo. Si los creyentes manifestaran
esa unión al mundo, entonces el mundo quedaría más convencido.
Son demasiadas las veces que los inconversos ven a los creyentes

275
• J. Vernon McGee •

odiándose y atacándose y criticándose unos a otros, y ésta puede ser


una de las causas por las cuales no aceptan a Cristo.
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean
uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en
mí, para que sean perfectos en unidad, que el mundo
conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como
también a mí me has amado. [Jn. 17:22-23]
Yo en ellos, y Tú en Mí. ¡Cuán maravilloso! Sólo el Espíritu de Dios
puede lograr esto. La unidad que existe entre el Padre y el Hijo es la
unidad que debe existir entre el creyente y el Señor Jesucristo.
Y que los has amado, como también a Mí Me has amado. Dios nos
ama a nosotros como Él amaba al Señor Jesucristo. ¡Esto es increíble!
Padre, aquéllos que me has dado, quiero que donde yo
estoy, ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que
me has dado; porque me has amado desde antes de la
fundación del mundo. [Jn. 17:24]
Será glorioso estar con Él en perfecta comunión. Creo que ése fue
el propósito de Dios al crear al hombre. Hay otras criaturas en el
universo y en la tierra, pero Dios hizo al hombre una criatura con la
cual pudiera gozarse en comunión. El cielo va a ser maravilloso, y será
importante que todas Sus ovejas estén allí con Él. Cada uno tendrá una
contribución que hacer.
Ver la gloria del Señor Jesús será el regocijo del creyente. Moisés pidió
ver la gloria de Dios. Felipe pidió ver al Padre. A veces recibimos un
vistazo de Su gloria en el arco iris o en la puesta del sol. Pero piense
usted lo que será cuando lleguemos a Su presencia misma y veamos Su
gloria. Ésa es la meta hacia la cual proseguimos.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he
conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer
aún, para que el amor con que me has amado, esté en
ellos, y yo en ellos. [Jn. 17:25-26]
El hecho de que fue enviado del Padre realmente comprende toda Su
misión de redención. Cualquier persona que es creyente, sabe que

276
Juan Un Comentario

el Padre le ha enviado, y el propósito fue para morir. Jesús ora que


nosotros conozcamos el motivo por el cual Él vino.
Por último, Jesús ora que Su amor esté en nuestros corazones y en
nuestras vidas. Hablamos tanto en cuanto a la gracia y en cuanto a
la fe, y con razón. Sin embargo, el gran deseo del corazón de Jesús
es que Su amor sea manifestado en las vidas de aquéllos que Él ha
redimido. Eso debe hacer que nos arrodillemos delante de Él. ¿Cuánto
amor de Cristo es manifestado en usted?
Como repaso ahora, mencionaré lo que esta oración revela en cuanto
a los creyentes y al mundo.
1. Los creyentes han sido tomados del mundo y dados a Cristo,
versículo 6.
2. Han sido dejados en el mundo, versículo 11.
3. No son del mundo, versículo 14.
4. Los creyentes son aborrecidos por el mundo, versículo 14.
5. Son guardados del maligno, versículo 15.
6. El creyente es enviado al mundo, versículo 18.
7. Los creyentes deben manifestar unidad delante del mundo,
versículo 23.
También quisiera dar una lista de las peticiones de Cristo por los
Suyos:
1. Preservación, versículo 11.
2. Gozo y Plenitud del Espíritu Santo, versículo 13.
3. Liberación del maligno, versículo 15.
4. Apartados—Santifícalos, dice Él, versículo 17.
5. Unidad—para que todos sean uno, versículo 21.
6. Comunión—ellos estén conmigo, versículo 24.
7. Regocijo—para que vean Mi gloria, versículo 24.
El Señor Jesucristo es nuestro gran Sumo Sacerdote. Ésta es la gran

277
• J. Vernon McGee •

verdad de la Epístola a los Hebreos. El sumo sacerdote tenía vestidos


hermosos y relumbrantes, y en los hombros llevaba dos piedras de
ónice con los nombres de las tribus de Israel grabados en ellas. Seis
en cada hombro. Las llevaba en sus hombros. Esto habla de la fuerza
y poder del sumo sacerdote. He. 7:25 nos habla de Jesucristo, nuestro
Sumo Sacerdote: …por lo cual puede también salvar perpetuamente
a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder
por ellos. Nuestro gran Sumo Sacerdote nos lleva en Sus hombros. En
otras palabras, puede salvar perpetuamente.
El sumo sacerdote tenía un pectoral que contenía doce joyas bellas:
cuatro en una hilera, tres hileras al pecho. Sobre cada joya estaba el
nombre de una tribu de Israel. Nuestro gran Sumo Sacerdote nos lleva
en Sus hombros, lo cual habla de Su poder. Nos lleva en Su corazón,
lo cual nos habla de Su amor. ¡O sea que nuestro gran Sumo Sacerdote
tiene todo poder! ¡Y nos ama!

278
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 18

Ya hemos concluido el Discurso del Aposento Alto, que principió


en el capítulo 13 de este evangelio de Juan, continuando hasta el
capítulo 17, y esa maravillosa oración del Señor Jesús. Agustín hizo la
siguiente declaración en cuanto al discurso: “Respecto a las palabras,
es el más fácil, pero respecto a las ideas, es el más profundo”. Sin duda
alguna, ésa es una declaración verdadera o valedera.
Llegamos ahora a la quinta división de este evangelio según San
Juan. Se relaciona con el testimonio de Jesús al mundo, e incluye los
capítulos 18 al 20. Nos encontramos en los últimos días de la vida de
nuestro Señor Jesucristo. Tenemos en este capítulo, que le arrestan
y le llevan ante el sumo sacerdote. La presentación de Juan aquí es
diferente a la de los otros escritores sinópticos: Mateo, Marcos y
Lucas.
En aquellos tres evangelios el énfasis está en la humanidad de Cristo
y en Su naturaleza humana. El énfasis está en los sufrimientos del
Salvador. En aquellos evangelios, al acercarse a Jerusalén, Él dice que
va allí para morir y menciona la muerte, Su tratamiento, Su abuso en
manos de los gentiles, y luego Su resurrección corporal.
En el evangelio de Juan, el énfasis está en la Deidad del Señor
Jesucristo. Él es el Dios-Hombre en este evangelio, y el énfasis aquí
es en Su gloria. En Su arresto, Su muerte, y Su resurrección, veremos
Su gloria. El énfasis es que volverá al Padre. Recuerde usted que
declaró varias veces en Su discurso, que volvería al Padre. Esto está de
acuerdo con el énfasis en Su gloria. Comencemos pues, considerando
el arresto y el juicio de Jesús.
Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos
al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un
huerto, en el cual entró con sus discípulos. [Jn. 18:1]
Deseo mencionar que en estos pasajes hallaremos una mezcla de Su
majestad y Su mansedumbre. Parece que pasaba Sus noches bajo el
cielo claro. ¿Por qué salió de Jerusalén y cruzó el torrente de Cedrón?
Bueno, al parecer, tenía la costumbre de ir allí.

279
• J. Vernon McGee •

Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel


lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí
con sus discípulos. [Jn. 18:2]
Lucas 21:37, nos dice: Y enseñaba de día en el templo; y de noche,
saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos. Y una vez
más en el capítulo 22:39: Y saliendo, se fue, como solía, al monte de
los Olivos; y Sus discípulos también le siguieron. Para poder llegar al
monte de los Olivos, tenía que cruzar el torrente de Cedrón.
¿Recuerda usted que en 2 Samuel 15, David había sido traicionado por
Ahitofel, un hombre que él creía ser amigo? Su propio hijo Absalón
encabezó una rebelión contra él, y él también fue al otro lado del
torrente de Cedrón. (2 Sa. 15:23) Ahora, usted recordará que Judas ya
había hecho su contrato para traicionar a nuestro Señor, cuando Jesús
salió al otro lado del torrente.
Según lo que sabemos, Jesús nunca pasó ni una noche en la ciudad
de Jerusalén, en la ciudad amurallada. En la última semana de Su
vida, fue a Betania y se quedó con Sus amigos. Aún en esta última
noche, salió de la ciudad amurallada para ir al lugar llamado el huerto
de Getsemaní. Sale a este lugar solitario para dar a Sus enemigos la
oportunidad de prenderle. Ellos querían prenderle, pero tenían miedo
del pueblo, y por tanto no se atrevieron a prenderle en el templo, ni en
las calles de Jerusalén.
Note usted que Juan no incluye la agonía en el huerto. Juan no registra
Su sufrimiento extremo, sino que más bien habla de Su gloria. Pone
el énfasis en la Deidad de Cristo, mientras que los otros evangelios
acentúan Su humanidad. Notará usted también que Jesús no se opone
al arresto. Es el Cordero de Dios que no ofrece ninguna oposición.
Como dice Isaías 53:7: ...y como oveja delante de sus trasquiladores,
enmudeció, y no abrió Su boca. La majestuosidad de Su persona en
este tiempo es categóricamente dominante.
Recuerde usted que, en previos casos, cuando los enemigos del Señor
Jesús trataron de prenderle, Él se escondió. Creo que simplemente
desapareció de una manera milagrosa. Ahora, se revela para que le
prendan. Es muy importante que notemos esto.

280
Juan Un Comentario

Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y


alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos,
fue allí con linternas y antorchas, y con armas. [Jn. 18:3]
Lucas nos informa lo que Él dijo: ¿Como contra un ladrón habéis
salido con espadas y palos? (Lc. 22:52) Dice que una compañía de
soldados fue allí. Una compañía es la décima parte de una legión,
y está compuesta por aproximadamente 500 hombres. Mateo por
su parte, dice que mucha gente vino con Judas. ¿Por qué vino tal
multitud con espadas y palos? Creo que la multitud sabía que Él había
hecho milagros y creía que, si pudieran traer con ellos una compañía
de soldados lo suficientemente grande y bien armados, les sería
posible capturarlo. Pero, fíjese usted en la majestuosidad de nuestro
Señor.
Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de
sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? [Jn.
18:4]
¿Cree usted que este Jesús, sea simplemente un pobre hombre débil,
que ha sido atrapado por algunos líderes religiosos y por el poder
de Roma? Si Él no se hubiera entregado, todas las armas que esos
hombres tenían habrían sido desde todo punto de vista, vanas e
inservibles.
Le respondieron: A Jesús Nazareno. Jesús les dijo: Yo
soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.
[Jn. 18:5]
No deseo pasar esto por alto, porque no deseo que usted lo pierda
de vista. Note usted que le llaman “Jesús Nazareno”. Es decir, no
le tributan la majestuosidad que pertenece a Él. Rehúsan llamarle
el Cristo. Bueno, está bien. Jesús es un nombre que es sobre todo
nombre. El día viene cuando aquéllos en la tierra, y aún debajo de la
tierra, en el mismo infierno, se arrodillarán ante Jesús Nazareno. Pero
ahora esta multitud no le confesará como el Salvador, el Cristo, el
Hijo del Dios vivo.
Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a
tierra. [Jn. 18:6]

281
• J. Vernon McGee •

Esta multitud no le conocía. Lo más extraño de todo es que en el


principio Judas no le conoció. ¿Por qué no le conoció Judas? Pablo
responde en 2 Corintios 4:3-4, diciendo: Pero si nuestro evangelio está
aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales
el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es
la imagen de Dios. También: ...el hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios, y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente. (1 Co. 2:14) Creo que Judas no le conoció
porque Cristo se paró allí como el Señor de Gloria.
Usted recordará que Juan 1:14, dice: Y aquel Verbo fue hecho carne,
y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, gloria como del Unigénito
del Padre), lleno de gracia y de verdad. Aún en esta hora oscura,
cuando se entregó como el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, reveló Su Deidad. Entonces, los que habían venido para
arrestarle, retrocedieron y cayeron a tierra. Reveló a estos hombres
que Él estaba en completo control de la situación y que no le podían
arrestar sin el permiso de Él. Ahora, no cayeron para adorarle.
Retrocedieron y cayeron en temor y en consternación. Creo que, por
un momento, hubo allí confusión completa cuando retrocedieron y
cayeron a tierra. No están viendo tan sólo a Jesús de Nazaret, sino que
están viendo al ¡Dios-Hombre, al Señor de Gloria!
Esto da cumplimiento a la profecía en el Salmo 27:1-2, que dice:
Jehová es mi Luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se
juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Ahora, éste es el
lado de Dios. Luego en el Salmo 35:4, se ve el lado del hombre. Sean
avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás
y avergonzados los que mi mal intentan. Luego, el Salmo 40:14, dice:
Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para
destruirla. Vuelvan atrás y avergüéncense los que mi mal desean. ¡Qué
cumplimiento tenemos aquí cuando nuestro Señor les revela Su gloria
por un breve momento! Ellos están buscando a Jesús de Nazaret.
Bueno, aquí está Él, el Hijo del Dios Vivo.

282
Juan Un Comentario

¿A quién ve usted? ¿Sabe usted quién es? El inconverso no le conoce.


Los hombres aún pueden leer la Biblia y ser muy religiosos y muy
morales, y todavía no ven que Jesús Nazareno es el Cristo, el Hijo del
Dios vivo.
Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos
dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho
que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
Para que se cumpliese aquello que había dicho: De los
que me diste, no perdí ninguno. [Jn. 18:7-9]
Fíjese usted en Su majestuosidad. Está en control de toda la situación.
Aún les dice a quién deben arrestar, y a quién no deben arrestar.
Había la profecía que el Pastor sería quitado y las ovejas dispersadas; y
Jesús había dicho que no había perdido a ninguna. Los discípulos no
serían capturados. ¿No es interesante amigo, que no les capturaron?
Es de esperarse que hubieran sido traídos para servir de testigos o
como cómplices, pero no sucedió así.
Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la
desenvainó, é hirió al siervo del sumo sacerdote, y le
cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina;
la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? [Jn.
18:10-11]
El Dr. Lucas nos dice que Jesús tocó la oreja de Malco y la sanó. No
arrestaron a Simón Pedro aun después de este asalto, porque Jesús les
dijo que dejaran ir a los discípulos. Él tiene el mando.
Enfoquemos ahora nuestra atención, sólo por unos instantes en
Simón Pedro, ¡aquel pobre pescador y sin estudios avanzados!
Probablemente se sentía acongojado por dentro. Había preguntado
al Señor, ¿por qué no podía ir con Él a donde Él iba? Había dicho que
entregaría su vida por el Señor, y hablaba en serio. Pero el Señor le
había dicho que él no se conocía y que negaría aquella misma noche a
su Señor. Es tan fácil conseguir que los cristianos se dediquen, y que
se dediquen de nuevo al Señor. Simón Pedro habría pasado adelante
para entregar su vida en toda invitación, y habría sido sincero. El
problema amigo, es que no podemos producir esto por nuestra propia
fuerza. Ésta también fue la experiencia del apóstol Pablo quien dijo

283
• J. Vernon McGee •

que el querer estaba en él, pero que no hallaba cómo hacerlo. Es sólo el
poder del Espíritu Santo que puede producir la vida que es entregada
a Cristo. Creo que Pedro se sentía atribulado interiormente y pensaba,
“Yo le mostraré que moriré por Él”.
Pedro es un buen pescador. Puede tirar una red con pericia, pero no
es un buen espadachín. Le cortó la oreja al siervo del sumo sacerdote,
aunque quizá lo que quería era cortarle la cabeza. Nuestro Señor le
manda entonces a Pedro a que meta su espada en la vaina, porque
Él se está entregando en manos de sus apresadores. Antes les había
aconsejado tener espadas, pero era para su propia protección, no para
defenderle a Él. Se está preparando, como Él dice, para beber la copa
que Su Padre le ha dado.
Hay varias copas que se mencionan en las Escrituras. Hay la copa de
la salvación. El Salmo 116:13, dice: Tomaré la copa de la salvación,
e invocaré el nombre de Jehová. Luego, hay la copa de consolación.
Jeremías 16:7: ...ni les darán a beber vaso de consolaciones por su
padre o por su madre. Cuando hablaba de la bondad del Señor, David
dice en el Salmo 23:5: Mi copa está rebosando. Esta copa que nuestro
Señor había de beber, le fue dada por el Padre. Fue una copa terrible,
y Jesús oró en Getsemaní que, si fuera posible, la copa pasara de Él.
Ésta es la copa de juicio. La bebió por nosotros en la cruz. Todos
aquéllos que vuelven la espalda a Jesucristo, han de beber ellos mismos
aquella copa de juicio. Jesús la bebió por nosotros, y le fue totalmente
repulsiva. Recuerde usted que Él es la humanidad perfecta, impecable,
y sin embargo, bebió la copa a causa de nuestro pecado.
Hay la copa de juicio que todavía debe venir al mundo. Creo que
ésta es representada por las siete copas, las siete plagas postreras en
las cuales se consumaba la ira de Dios, y que deben ser derramadas
sobre los malos según se describe en Apocalipsis capítulos 15-16. El
Salmo 11:6: Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y
viento abrasador será la porción del cáliz de ellos. Y Jeremías 25:15,
dice: Porque así me dijo Jehová Dios de Israel: Toma de Mi mano la
copa del vino de este furor, y da a beber de él a todas las naciones a las
cuales Yo te envío.
Jesús dijo: La copa que el Padre Me ha dado, ¿no la he de beber?
No hay ninguna buena voluntad que sea mayor que esa. No nos

284
Juan Un Comentario

engañemos amigo, pensando que el Salvador hizo esto de mala gana.


Hebreos 12:2, dice: ...el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.
Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los
alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron,
Y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro
de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. Era Caifás
el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía
que un solo hombre muriese por el pueblo. [Jn. 18:12-14]
Las autoridades religiosas fueron las que conspiraron todo esto y
tenían miedo al pueblo. Es por eso que nuestro Señor salió de la
ciudad para darles la oportunidad que necesitaban para arrestarle.
Pero ahora se ha mostrado y prosigue en Su majestuosidad y en Su
gloria. Le prendieron y le ataron, aunque eso no era necesario. El es
el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. No abrirá
Su boca. Como oveja delante de Sus trasquiladores, enmudece, y no se
opone.
Ahora, le llevaron primero a Anás. Y notemos que sólo Juan nos da
ese detalle. Y esto nos conduce a pensar que al parecer, Juan estaba
en alguna posición para ver algo, que los otros no veían. Anás era
el sumo sacerdote y probablemente se había quedado en los cuartos
del palacio del sumo sacerdote. La historia secular testifica que Anás
era uno de los sumos sacerdotes más inteligentes, más audaces, y
también más satánicos de todos. Caifás actuaba oficialmente frente
al gobierno romano, pero la verdadera cabeza del grupo religioso era
el viejo Anás. Creo que era el verdadero líder, un político que sabía
cómo manejar a Roma. A nuestro parecer, él fue quien conspiró en
el arresto y el juicio de Jesús, y la crucifixión. Todo el juicio fue una
farsa y creo que la mano de Anás operaba detrás de todo. Le llevaron
pues, primero a Anás.
¡Qué injusticia se ha hecho con los judíos a través de los siglos! Les
han culpado por los crímenes de tales hombres como Anás, Caifás
y Pilato. No somos responsables de los crímenes de alguien, sólo
porque él sea compatriota nuestro. Hay quienes, por siglos, han
llamado a los judíos, los asesinos de Cristo, y esto ha sido la base

285
• J. Vernon McGee •

del antisemitismo en Europa. Ellos no son más responsables que los


gentiles. En el análisis final, todos somos responsables de la muerte de
Jesús. Él murió por los pecados del mundo. No se debe señalar con el
dedo a ninguna raza o grupo de gente.
El versículo 14 nos explica que Caifás, el sumo sacerdote, tenía esta
creencia que, si un hombre moría por el pueblo, protegería a los
judíos contra Roma. Creo que Juan incluye esto aquí para mostrarnos
que ya había sido predeterminado que el Señor Jesús debía morir. Ya
habían decidido eso. El viejo Anás conocía los detalles y le necesitaban
para inventar una acusación contra Jesús, que resultara en la pena de
muerte. Una acusación que fuera válida ante las autoridades romanas.
El juicio pues, no fue nada más que una farsa.

La primera negación de Simón Pedro


Y seguían a Jesús Simón Pedro, y otro discípulo. Y este
discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con
Jesús al patio del sumo sacerdote. [Jn. 18:15]
Es obvio que aquel otro discípulo era Juan. Al parecer, Juan gozaba
del favor de ellos en Jerusalén, y esto le colocó en posición de poder
obtener un pase para que entrara otro. Ahora, queremos que usted vea
que al parecer Juan era conocido en estos círculos, y que el hecho de
que Juan entrara allí no constituía ninguna tentación para él. Fue fatal
que Simón Pedro entrara allí. Se paró fuera con los soldados y Juan
recibió permiso para que Simón entrara en la corte interior. Quiero
que usted vea este pequeño juego escénico en el palacio de Caifás.
Mas Pedro estaba fuera a la puerta. Salió, pues, el
discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a
la portera, e hizo entrar a Pedro. [Jn. 18:16]
Hay una aplicación aquí para nosotros. Usted no tiene ningún derecho
a obligar que otro hermano acepte sus ideas en cuanto a la separación.
Es posible que otro hermano vaya a donde usted no puede ir. Fue malo
que Simón Pedro entrara allí, pero no fue malo para Juan. Podemos
ver a Simón Pedro levantando una petición y diciendo: “Ningún
cristiano debe entrar en la puerta del sumo sacerdote, porque allí es
donde se verá en apuros”. Sin embargo, a Juan le fue posible entrar
allí.

286
Juan Un Comentario

Juan tiene entrada, pero Pedro es un pobre pescador. Nadie le conoce


y no puede entrar. Juan entonces le dice a la muchacha que estaba
en la puerta, que Pedro era amigo suyo. Y entonces, Pedro pudo
entrar. Ahora, Simón Pedro tenía mucho miedo. Es que Juan se sentía
cómodo allí. Pero Simón Pedro nunca antes se había encontrado
con esa gente, con esa multitud. Ahora, Pedro tiene la boca grande,
y simplemente tiene que hablar. Recuerde usted que los otros
evangelios dicen que las muchachas le distinguieron como galileo
porque su habla le traicionó. Habla demasiado. Y se puso nervioso
allí. Una muchacha entonces causa que Pedro niegue al Señor.
Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú
también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No
lo soy. Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que
habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se
calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie,
calentándose. [Jn. 18:17-18]

El juicio de Jesús ante el sumo sacerdote


Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus
discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: Yo
públicamente he hablado al mundo; siempre he
enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen
todos los judíos, y nada he hablado en oculto. ¿Por qué
me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les
haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.
[Jn. 18:19-21]
La escena cambia ahora al juicio del Señor Jesús. Ahora, fíjese usted
en la majestuosidad del Señor Jesús al responder.
Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles que
estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes
al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado
mal, testifica en que está el mal; y si bien, ¿por qué me
golpeas? [Jn. 18:22-23]
Jesús se sujeta a esta clase de humillación. Se entrega para morir por
el pecado suyo y por el mío. Sin embargo, Él les llama la atención

287
• J. Vernon McGee •

sobre el hecho de que lo que hacen es ilegal y contrario a la ley


mosaica. No tienen ningún testimonio de que Él haya actuado mal. Sin
embargo, le golpean. Ellos son los que violan la ley. En primer lugar,
ningún juicio debe principiar de noche, ni terminar de noche. Un
juicio debe comenzar y terminar en el mismo día. No debían golpear a
un prisionero que todavía no había sido declarado culpable.
Anás entonces le envió atado á Caifás, el sumo sacerdote.
[Jn. 18:24]
Juan incluye este pequeño versículo para decirnos una vez más, que
fue Anás quien ató a Jesús. Anás fue quien conspiró y planeó todo este
complot diabólico.

La segunda y la tercera negación de Simón


Pedro
Estaba, pues, Pedro en pie calentándose. Y le dijeron:
¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy.
Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquél
á quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi
yo en el huerto con él? Negó Pedro otra vez; y en seguida
cantó el gallo. [Jn. 18:25-27]
Nos enteramos al estudiar los otros evangelios, que Pedro salió fuera,
y que lloró amargamente. Creo que vio la cara sangrienta y golpeada
de nuestro Señor y que vio aquella mirada de los ojos de nuestro
Salvador, y entonces fue cuando salió y lloró a “moco tendido” como se
dice. Usted sabe que, si discutía con un pariente de Malco, debe haber
sido una discusión muy vehemente. Pedro negó a su Señor. Pero,
gracias a Dios, el Señor estaba en camino a morir por él, y ya le había
dicho que había orado a fin de que la fe de Pedro no faltara.
¿Por qué es que Simón Pedro, el que hizo un acto tan cobarde como
Judas, pudo volver al Señor? ¿Por qué? Porque era un hijo de Dios,
tenía a Jesucristo en su corazón, y quebrantó su corazón saber lo
que había hecho. Un hijo de Dios puede alejarse de Dios, pero Dios
nunca se alejará de él. Usted puede estar muerto para Dios, pero
Dios nunca estará muerto para usted. Siempre está allí y siempre está
a su disposición. El Señor nunca le dijo a Pedro: “Bueno, Pedro, lo

288
Juan Un Comentario

siento mucho, pero tú Me has fallado y simplemente no te puedo


usar más”. No. Apareció personalmente a Pedro después de Su
resurrección y eligió a Pedro para predicar el primer sermón en el día
de Pentecostés. Nunca ha habido un sermón como ése. ¡Gracias a Dios
por un Salvador y un Señor así. ¡Siempre le recibirá!

El juicio de Jesús ante Pilato


Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de
mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no
contaminarse, y así poder comer la pascua. [Jn. 18:28]
Vemos aquí que el Señor Jesús no trató de escapar, pero Caifás si
trató de evadir una decisión. Envió a Jesús ante Pilato.
Hay un juego escénico muy interesante aquí, que deseo que usted lo
vea. Vemos aquí lado a lado la religión y la persona de Jesús. Aquí está
el que ha venido para cumplir la Pascua y morirá en la cruz porque
le van a sentenciar a muerte. Pero, a causa de que quieren comer la
pascua, estos hombres no entrarán en el pretorio. La ley dice que no
podían entrar en la casa de un gentil porque se contaminarían, y por
tanto, no les sería posible comer la pascua. No harán pues eso. ¡Son
escrupulosamente religiosos! Sin embargo, conspiran la muerte de
Aquél que es el cumplimiento de la Pascua.
Esto debe causar que usted examine su corazón ahora mismo. ¿Es
usted religioso, o está realmente unido al Señor Jesucristo?
Hay otro juego escénico aquí, que debemos observar. Los
judíos categóricamente no entrarían en la sala del juicio para así
contaminarse. Pero trajeron a Jesús para ser llevado al pretorio para
ser juzgado. Hay pues mucho cambio de escena en este drama, desde
afuera hasta adentro. Obsérvelo usted:
Versículo 29, dice: Salió Pilato a ellos.
Versículo 33: Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio.
Versículo 38: Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos.
Capítulo 19:1: Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó.
Versículo 4: Entonces Pilato salió otra vez.

289
• J. Vernon McGee •

Versículo 9: Y entró otra vez en el pretorio.


Versículo 13: Llevó fuera a Jesús.
En realidad, a Pilato no le gustaba Jerusalén. Le gustaba más bien
Cesarea, ciudad que quedaba en la costa del mar y que tiene una
playa bella. Durante la fiesta, salía de Cesarea y llegaba a Jerusalén
trayendo con él los soldados. Puesto que era gobernador romano,
era responsable de guardar orden en este tiempo, cuando los judíos
se reunían de todas partes. Y es por eso que en este tiempo estaba en
Jerusalén.
Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación
traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si
éste no fuera malhechor, no te le habríamos entregado.
Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle
según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros
no nos está permitido dar muerte a nadie; Para que se
cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a
entender de qué muerte iba a morir. [Jn. 18:29-32]
Pilato sospecha que hay algo malo, y trata de salir de esto. Les dice que
juzguen a Jesús ellos mismos. No podía comprender lo que ocurría. El
problema era que querían la pena de muerte y tenían que admitir que
no podían darla. Ya no tienen autoridad. Ya no eran los príncipes. Es
interesante que estos hombres tuvieron obligadamente que confesar
esto, después que habían declarado tan arrogantemente en Juan 8:33
que: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie.
Juan nos dice que esto cumplió lo que Jesús había profetizado. Les
había dicho a los discípulos que las autoridades religiosas judías le
condenarían a muerte y que le entregarían a los gentiles (Marcos
10:33). Hacía unos meses que había predicho esto, y ahora estaba allí,
traído a Pilato, el representante de Roma (los gentiles), por los líderes
religiosos que buscaban la sentencia de muerte.
Si los judíos hubieran prendido a Jesús y le hubieran dado muerte
según la ley, le habrían matado a pedradas. Lea nuevamente el
Salmo 22 y fíjese si es que describe una muerte por lapidación o una
muerte por crucifixión. Es obvio que describe una crucifixión con la
horadación de las manos y los pies; las agonías de colgar en una cruz.

290
Juan Un Comentario

Los únicos que daba muerte por crucifixión eran los romanos. Jesús
tuvo que ser entregado a los romanos para cumplir la profecía del
Antiguo Testamento.
Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó
a Jesús, y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús
le respondió: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo dicho
otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu
nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a
mí. ¿Qué has hecho? [Jn. 18:33-35]
Pilato quedó pasmado. No pudo creer que hubiera alguien que
alegaría ser el Rey de los judíos, ni que ellos tendrían la audacia de
lanzar tal acusación. Pilato quiere salir de esto. Le gustaría ayudar a
Jesús. Está adentro en la corte a solas con Jesús; los judíos esperan
afuera a causa de que tenían escrúpulos en cuanto a contaminarse.
Pilato estaría feliz si Jesús simplemente dijera que no es un Rey, y
entonces podía salir de eso. ¿Quién es juzgado? ¿Pilato, o Jesús? Los
otros evangelios nos dicen como Pilato tomó agua y se lavó las manos
delante del pueblo. Se lavó las manos, pero nunca le fue posible
quitar con agua la culpa de su corazón. El credo más antiguo de la
cristiandad declara que Jesús fue crucificado bajo Poncio Pilato.
Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi
reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi
reino no es de aquí. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres
tu rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para
esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar
testimonio a la verdad. Todo aquél que es de la verdad,
oye mi voz. [Jn. 18:36-37]
Jesús había apelado a la cabeza de este hombre Pilato. Le hizo la
pregunta lógica en cuanto al origen de su evidencia. Pilato se mofó
de aquello y dijo que los judíos habían lanzado la acusación. Ahora,
Jesús apelará al corazón de este hombre. Jesús tratará con él, hombre
a hombre.
Mi reino no es de este mundo. Jesús no dijo que Su reino no estaría
en este mundo. Reinará como Rey de reyes y Señor de señores, y la
tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren

291
• J. Vernon McGee •

el mar. (Véase Is. 11:9) Pero Su reino no será de este mundo, no


será como este sistema mundial. No será una estructura de potestad
edificada sobre intereses políticos. No se establecerá por medios
mundanos. Jesús no será elegido Rey por ninguna organización o
partido. Su reino no será edificado sobre la guerra, el tumulto, el odio
y la amargura. Pilato mismo era un político pervertido que había
comprado su puesto; era un individuo que servía de instrumento a
Roma. Odiaba a los judíos, pero tenía miedo de ofenderles porque no
quería perder su oficio, o su posición.
Jesús le dice a Pilato que no se opondrá en absoluto. Pedro había
tratado de defenderle y Jesús le había mandado que metiera su espada
en la vaina. No está edificando Su reino sobre el presente sistema
político, y la iglesia tampoco puede edificar Su reino.
La Biblia nos enseña claramente que Cristo ahora está tomando un
pueblo para Su nombre (véase Hechos 15:14); éstos son la “ekklesia” o
los llamados afuera, la iglesia. Son llamados del mundo para vivir en
el mundo, pero no son del mundo, y luego el tiempo vendrá cuando
el Señor quitará la iglesia del mundo. No son “del” mundo. Luego,
cuando Cristo venga en Su reino, ¡Él lo establecerá! Permítame decir
nuevamente que Jesucristo no está edificando un reino hoy en día, de
ninguna organización como las Naciones Unidas.
Pilato está perplejo aquí. Jesús todavía está respondiendo a este
hombre. Le dice que un elemento esencial de Su reino es la verdad.
Lea las palabras del Salmo 45:1-4, Rebosa mi corazón palabra buena;
dirijo al Rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó
en Tus labios; por tanto, Dios Te ha bendecido para siempre. Ciñe Tu
espada sobre el muslo, oh Valiente, con Tu gloria y con Tu majestad.
En Tu gloria sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad, de
humildad y de justicia, y Tu diestra te enseñará cosas terribles.
Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho
esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en
él ningún delito. [Jn. 18:38]
¿Era cínico Pilato? ¿Estaba simplemente perplejo? Se paró en la
presencia del Señor Jesús, quien dijo: Yo soy el Camino, y la Verdad,

292
Juan Un Comentario

y la Vida. Juan nos dice más tarde, que ha escrito todas estas cosas
para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. ¿Trata usted
de decir que Dios está muerto? ¿Trata usted de decir que la Biblia no
es digna de confianza? ¿Qué es la verdad? ¿Es Cristo la verdad para
usted? ¿Ha enfrentado la realidad con Él?
Pilato, pues, salió de nuevo y dijo a los judíos que no halló
en Él ningún delito. Pero vosotros tenéis la costumbre
de que os suelte uno en la pascua: ¿Queréis, pues, que
os suelte al Rey de los judíos? Entonces todos dieron
voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y
Barrabás era ladrón. [Jn. 18:39-40]
Pilato nunca soñó que estas autoridades religiosas se esforzarían para
convencer al pueblo que demandara la libertad de Barrabás. Trató
mucho de evadir la decisión. La Biblia deja en claro que Pilato estaba
seguro de que Jesucristo era inocente.
Porque sabía que por envidia le habían entregado. (Mt. 27:18)
...Inocente soy yo de la sangre de este justo... (Mt. 27:24)
Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales
sacerdotes. (Mr.15:10)
Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús. (Lc. 23:20)
...Ningún delito digno de muerte he hallado en él... (Lc. 23.22b)
...Yo no hallo en él ningún delito. (Jn. 18:38b)
Desde entonces procuraba Pilato soltarle... (Jn. 19:12)
...Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. (Hch. 3:13)
La Biblia establece con claridad que Pilato estaba seguro de que Jesús
era inocente.
A pesar de todo esto, Pilato no tuvo valentía para soltarle.

293
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 19

Ahora, veremos una gran farsa de la justicia. Roma fue célebre por su
justicia en todo el mundo. En todo escritorio oficial romano, había
una figurita de Jano, el dios con dos cabezas. Una cabeza miraba hacia
adelante y la otra miraba hacia atrás. Es de esta palabra que derivamos
el nombre de enero, el mes que mira hacia atrás, al año viejo y que
mira hacia adelante, al año nuevo. Jano debía recordar al juez que
mirara los dos lados del punto en cuestión.
Roma gobernó el mundo por casi mil años. Cuando tomaba posesión
de un pueblo, Roma prometía que le daría buenas carreteras, la ley y
el orden, la protección y la paz; pero la vida seguía bajo una dictadura.
¿Se da usted cuenta que las Naciones Unidas se esfuerza para dar al
mundo exactamente lo que Roma dio al mundo? Sin embargo, el
mundo se alegró de librarse de la dictadura romana, la que trajo la paz
al mundo. Un pájaro ni aun se atrevía a piar, en el imperio romano,
sin recibir permiso de César. ¡Él gobernaba! Fue Roma que preservó
la ley y el orden. En la Corte romana, recibía justicia, y el culpable
también recibía justicia y no misericordia. Lo interesante en todo esto
es que el juicio de Jesús fue una de las farsas más grandes de la justicia.

La muerte de Jesús en el Gólgota


Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los
soldados entretejieron una corona de espinas, y la
pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de
púrpura; Y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban
de bofetadas. [Jn. 19:1-3]
Si Jesús era inocente, debían soltarlo. Si era culpable de la acusación
que fue lanzada contra Él, debía ser crucificado. Azotar a Jesús era
enteramente ilegal y malo. Pilato lo hizo porque creía que esto
aplacaría a los judíos.
Los soldados se aprovecharon para gozarse con Él antes de que fuera
crucificado. Cuando dice aquí que le daban de bofetadas, significa
que jugaron con Él un cruel juego romano. Les era posible mutilarlo
y hacer lo que les diera la gana. Todos los soldados mostraban al

294
Juan Un Comentario

prisionero los puños. Luego, vendaban los ojos del prisionero


y todos menos uno le daban de bofetadas. Luego le quitaban la
venda y muchas veces tenían que despertarlo de la inconsciencia
para preguntarle, cuál soldado era el que no lo había golpeado. Es
obvio que al prisionero nunca le era posible adivinar cuál era ese
soldado. Así seguían con su juego hasta que habían molido a palos al
prisionero. Creo que el Señor Jesús quedó tan mutilado, que a uno
nunca le hubiera sido posible reconocerle. Como se asombraron de
Ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres Su parecer,
y Su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará
Él a muchas naciones... (Is. 52:14,15)
Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo
traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo
en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el
manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!
[Jn. 19:4-5]
Ahora salen afuera nuevamente. Creo que, si usted hubiera visto
a Jesús, le habría partido el corazón. No crea que parecía como los
artistas lo describen en los cuadros.
¡He aquí el hombre! Si es que usted solamente puede decir esto, como
Pilato, no ha visto a Jesús de ninguna manera. Es más que hombre.
Es el Hijo de Dios. Es el Salvador del mundo. Juan ha escrito estas
cosas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que
creyendo, tengáis vida en Su nombre. (Jn. 20:31)
Cuando le vieron los principales sacerdotes y los
alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale!
¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y
crucificadle; porque yo no hallo delito en él. [Jn. 19:6]
Es posible que sea aquí en este punto, cuando Pilato pidió agua para
lavarse las manos. Con el agua, podía lavarse las manos, pero no
podía lavarse la culpabilidad del corazón.
Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y
según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo
Hijo de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más
miedo.

295
• J. Vernon McGee •

Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde


eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. Entonces le
dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para
soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías
contra mí, si no te fuese dado de arriba; por tanto, el que
a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. [Jn. 19:7-11]
Hay distinciones de pecado y distinciones de juicio. aquéllos que
entregaron a Jesús a Pilato, tenían el mayor pecado. Tenían más luz
que la que tenía Pilato. Eso, por supuesto, no exonera a Pilato de
ninguna manera. Él es culpable.
Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos
daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de
César; todo el que se hace rey, a César se opone. Entonces
Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el
tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo
Gabata. [Jn. 19:12-13]
De allí en adelante, Pilato buscó soltarle. No porque creyó en Él, sino
porque sabía que el Señor Jesús era un hombre inocente.
El Enlosado era el Litóstrotos. Era el lugar de la justicia romana. Julio
César siempre llevaba uno móvil consigo para que, a donde quiera que
fuera, el Litóstrotos fuera levantado, y allí pronunciara su juicio. Este
Gabata es un lugar en Jerusalén, el cual creo que se puede identificar
con exactitud. Queda unos pocos metros debajo del nivel actual de la
calle Ecce Homo. Allí están las piedras deterioradas, las cuales creo que
pueden ser el Enlosado-Gabata.
Jesús ahora se halla en manos de un político común, y no de un Juez de
la justicia romana que Pilato debía haber sido. Estos líderes religiosos
estaban dispuestos a delatar a Pilato, al gobierno de Roma, por haber
permitido la subversión. Aquello habría sido traición, y Pilato no
quiso que tal acusación fuera lanzada contra él. Pilato dejará que en
su puesto político domine su justicia. Es cosa terrible, aun hoy en día,
cuando el gobierno, aunque sea de iglesia o estatal, se halla en manos
de hombres que anhelan poder, los cuales no respetan ni a Dios ni al
hombre.

296
Juan Un Comentario

Y era la preparación de la Pascua, y como la hora de


sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey!
Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les
dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los
principales sacerdotes: No tenemos más rey que César.
[Jn. 19:14-15]
Fíjese en la majestuosidad del Señor Jesús durante todo esto. Fíjese en
que no le están juzgando a Él. Pilato es obligado a hacer una selección.
¿Será Jesucristo, o César? Los líderes religiosos hacen su selección
terrible. No tenemos más Rey que César. El día vendrá cuando
habrá el anticristo, y luego ha de haber la selección. ¿Jesucristo, o
el anticristo? Cada hombre tiene que hacer su selección en cuanto
a Jesucristo. Él dice que “el que no es conmigo, contra Mí es”. El
momento en que usted toma una decisión contra Cristo, toma su
decisión a favor de “César”.
Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese
crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. [Jn.
19:16]
Hablamos tanto acerca de la muerte y la resurrección de Jesucristo,
que llega a ser cosa trillada para el creyente ordinario. La crucifixión
de Jesucristo es uno de los momentos más cobardes e infames en
toda la historia. Sin embargo, se trata de nuestra redención. Nos falta
detenernos aquí, y mirarla desde varios puntos de vista.
Desde el punto de vista de Dios, la cruz es una propiciación. Es el
propiciatorio donde Dios puede extendernos la misericordia. Es el
lugar donde fue hecha la completa satisfacción, a fin de que un Dios
santo y justo pudiera salvar a los pecadores. El trono de Dios, el lugar
de juicio se transforma en el lugar de misericordia, donde usted y
cada uno de nosotros hallamos misericordia, en lugar del juicio que
merecemos. Jesucristo llevó nuestra culpa y Dios queda satisfecho.
Desde el punto de vista del Señor Jesucristo, fue un sacrificio. Él es
el Salvador y se hizo una ofrenda por el pecado. Es una ofrenda de
olor grato a Dios. Le fue también un acto de obediencia. Pablo dice
en Filipenses 2:8, que se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz.

297
• J. Vernon McGee •

Desde el punto de vista suyo y mío, fue una sustitución. Él tomó mi


lugar y Él tomó su lugar. Él era sin pecado, el que sufría por el pecador.
Él era el Justo que sufría por los injustos. …quien llevó Él Mismo
nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, para que nosotros,
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados. (1 P. 2:24)
Desde el punto de vista de Satanás, fue un triunfo y también una
derrota. Fue un triunfo para Satanás herir en el calcañar la simiente
de la mujer como fue predicho allá en Génesis, el capítulo tres. Es una
derrota porque El hirió a Satanás en la cabeza. Cristo ha destruido el
poder de Satanás y el poder de la muerte.
Desde el punto de vista del mundo, la cruz es nada más que un
asesinato cruel. Ven a Jesús Nazareno. Ven al hombre. Ven la
injusticia. Pero vamos a recordar lo que Pedro predicó en Hechos
3:14-15: Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se
os diese un homicida, y matasteis al Autor de la Vida, a quien Dios ha
resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Por tanto, le llevaron para ser crucificado. Esto cumple el Salmo
94:20-21, ¿Se juntará contigo el trono de iniquidades que hace agravio
bajo forma de ley? Se juntan contra la vida del justo, y condenan la
sangre inocente.
Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la
Calavera, y en hebreo, Gólgota; Y allí le crucificaron, y
con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. [Jn.
19:17-18]
Juan no nos da una descripción minuciosa de la crucifixión. Hace
mención del lugar y da muy pocos detalles. El General Gordon nunca
quedó satisfecho de la identificación del sitio de las murallas de la
ciudad que se señala como Gólgota. Hay una formación peñascosa
como una calavera, fuera de las murallas de la ciudad que el General
Gordon decidió ser el verdadero lugar del Gólgota y yo lo creo
también.
Usted recordará que toda ofrenda por el pecado era llevada fuera del
campamento, a un lugar limpio (Levítico 4:12). Así como el Señor
Jesús cumplió la profecía tocante a Él, así también cumple los tipos

298
Juan Un Comentario

del Antiguo Testamento. Nuestra ofrenda por el pecado, el Señor


Jesucristo, fue llevado fuera de la ciudad. El escritor a los Hebreos
pone énfasis en el hecho de que nuestro Señor padeció fuera de la
puerta. (He. 13:12)
Escribió también Pilato un título, que puso sobre la
cruz, el cual decía: JESUS NAZARENO, REY DE LOS
JUDÍOS. [Jn. 19:19]
Usted habrá notado que no he hecho ningún esfuerzo por armonizar
los otros evangelios con el evangelio de Juan. Cada uno es diferente
y cada evangelio está escrito con un propósito diferente. Es necesario
juntar todos cuatro para encontrar el título completo que pusieron en
la cruz.
Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el
lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la
ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego,
y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes
de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él
dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he
escrito, he escrito. [Jn. 19:20-22]
Fue escrito en hebreo, el lenguaje de la religión. Fue escrito en
griego, el lenguaje de la cultura y la educación. Fue escrito en latín,
el lenguaje de la ley y el orden. Así, fue escrito para que todo el
mundo viera que murió por todos. Éste es el evangelio que ha de ser
predicado al mundo. Ésta es la única esperanza del mundo.
Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús,
tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una
parte para cada soldado. Tomaron también su túnica;
la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos
suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que
se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí
mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo
hicieron los soldados. [Jn. 19:23-24]
Cuando... hubieron crucificado a Jesús. Ningún escritor evangélico
describe la muerte de Cristo. Hay cosas en cuanto a la cruz y la

299
• J. Vernon McGee •

crucifixión que nos están vedadas. Dios bajó un velo sobre muchos
de los detalles. Las tinieblas cubrían la tierra para que los hombres
no vieran. En primer lugar, Dios no nos dará los detalles mórbidos,
simplemente para satisfacer nuestra curiosidad ociosa. En segundo
lugar, se realizó allí una transacción entre el Padre y el Hijo. Fue una
transacción por los pecados del mundo, y nosotros simplemente
hemos de hacernos a un lado. Lo único que podemos hacer es aceptar
por la fe, el perdón que se nos concede mediante la muerte de Cristo
en la cruz. Aquélla es la única manera en que usted y yo penetraremos
aquellas tinieblas.
Al parecer, Su ropa era de aldeano, pero muy buena. Alguien se la
había dado. Echaron suertes sobre ella al pie de la cruz. Estos romanos
no lo sabían, pero estaban cumpliendo las Escrituras. Repartieron
entre sí Mis vestidos, y sobre Mi ropa echaron suertes. (Sal. 22:18)
Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de
su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él
amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he
ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. [Jn.
19:25-27]
Jesús llama a María Mujer, así como la había llamado en las bodas
de Caná que se relata en Juan el capítulo 2. Su hora había llegado.
Debe morir, pero resucitará. Será glorificado. Su relación con ella
se romperá, y para ella, tanto como para nosotros, Él será el Cristo
glorificado. Su resurrección vindicará el nombre de ella para siempre;
es decir, la reputación de ella quedará vindicada. Pero ella tiene que
venir a Cristo por la fe, así como todos los demás creyentes. Mientras
Él muere por los pecados del mundo, Él no la olvida. Sabemos que
María oraba con los discípulos en el Aposento Alto, después de Su
resurrección (véase Hch. 1:14), y después de eso ella no figura ya en el
asunto. Mientras ella viviera, Juan la tendría en su casa y cuidaría de
ella, así como el Señor le pidió que hiciera.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba
consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese:

300
Juan Un Comentario

Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre;


entonces ellos empaparon en vinagre una esponja,
y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado
es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
[Jn. 19:28-30]
Juan con cuidado nos enseña que la Escritura se cumple. Hay algunos
capítulos en el Antiguo Testamento que tienen que ver especialmente
con la crucifixión. Podemos aquí mencionar el Salmo 22, Génesis 22,
Isaías 53, y Levítico 16. Hay 28 profecías que se cumplieron mientras
Él colgaba en la cruz. Tengo sed es el cumplimiento del Salmo 69:21.
Consumado es. ¿Qué fue consumado? La redención suya y la de cada
uno de nosotros, fue consumada. En Su informe al Padre en Jn. 17:4,
Él había dicho: ...he acabado la obra que Me diste que hiciese. Por eso
dijo: Consumado es.
Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de
la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la
cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de
gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen
las piernas, y fuesen quitados de allí. Vinieron, pues,
los soldados, y quebraron las piernas al primero, y
asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas
cuando vinieron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le
quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió
el costado con una lanza, y al instante salió sangre y
agua. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es
verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros
también creáis. Porque estas cosas sucedieron para
que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso
suyo. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que
traspasaron. [Jn. 19:31-37]
La primera profecía que Juan menciona se cumplió. Dice: El guarda
todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado. (Sal. 34:20) La
segunda profecía todavía queda por ser cumplida: ...y mirarán a Mí,
a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito...
(Zac. 12:10) ¡Ha sido traspasado! Esa parte ya ha sido cumplida. Pero

301
• J. Vernon McGee •

Zacarías dice que Él vendrá de nuevo, y que cuando venga, mirarán a


Él a quien traspasaron, y llorarán por Él.

Su sepultura en la tumba de José


Tratamos con los hechos, los grandes hechos históricos del evangelio.
¿Qué es el evangelio? Pablo nos lo explica en 1 Corintios 15:3-4:
Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que
fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.
Éstas son las verdades centrales del evangelio. Nuestra salvación se
basa en nuestra relación con aquellas verdades y con la persona de
Jesucristo. ¿Confía usted en Él? ¿Confía en lo que Él hizo por usted
cuando murió en la cruz? ¿Cree usted que murió una muerte vicaria,
substitutiva y redentora por usted?
Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo
de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó
á Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y
Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo
de Jesús. También Nicodemo, el que antes había venido
a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra
y de áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de
Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas,
según es costumbre sepultar entre los judíos. [Jn. 19:38-
40]
Los dos hombres que tocaron el cuerpo de Jesús eran hombres
eminentes. José de Arimatea era rico, y Nicodemo era príncipe de los
judíos, el que había venido a Jesús de noche. Los dos eran discípulos
secretos y ahora, por primera vez se declaran abiertamente. No seamos
tan críticos de estos dos hombres. Se habían quedado callados, pero
ahora los discípulos del Señor, todos se han dispersado como ovejas
y se esconden. Es ahora cuando estos dos hombres se presentan
valientemente.
Recuerde que los hijos de Israel habían vivido en Egipto. Algunos
creen que ellos fueron los que perfeccionaron el método de
embalsamiento de los egipcios. El hijo de Dios, el creyente, tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento, siempre creía que el cuerpo

302
Juan Un Comentario

resucitaría. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.


...se siembra en debilidad, resucitará en poder. (1 Co. 15:42b-43) Será
un cuerpo glorificado. Por esa razón, el hijo de Dios el creyente, ha
tenido siempre una reverencia y un cuidado especial con el cuerpo.
Pero no hay nada de pagano en cuanto a eso. Por supuesto, los
egipcios se hicieron muy paganos con relación a esto y eran muy
paganos aun en su manera de pensar a este respecto.
El pensamiento central era que el servicio fúnebre debía demostrar el
hecho de que, si esta persona era hijo de Dios, algún día los creyentes
estarían con este ser querido otra vez; y eso es siempre lo más
importante. Ellos habían aprendido a embalsamar como lo hacían
los egipcios, y ésa era aparentemente la manera que se usó aquí. Note
usted que usaron lienzos, y que trajeron cien libras de un compuesto
de mirra y de áloes; y que lo envolvieron; note eso. Ahora, lo que los
egipcios hacían, es que tomaban el compuesto de mirra y de áloes y, le
frotaban la mirra y los áloes por todo el cuerpo. Entonces, envolvían
todo el cuerpo en un lienzo. Eso lo sellaría, no dejando entrar el aire.
Cuando habían terminado de envolver la mano, envolvían entonces
el brazo. Cuando terminaban de envolver el brazo, lo envolvían junto
al cuerpo, habiendo envuelto previamente el cuerpo. De modo que,
como usted ve el cuerpo quedaba pesando unas cien libras más de lo
que pesaba al principio. En otras palabras, envolvieron el cuerpo del
Señor Jesús como una momia.
Ahora, Juan hace mención especial de que envolvieron el cuerpo
en los lienzos, usando las especias, porque éste es un detalle muy
importante para él. Usted recordará que, por la mañana del día de
resurrección, Juan vio los lienzos allí sin estar el cuerpo, y entonces
comprendió la resurrección y creyó.
Y en el lugar donde había sido crucificado, había un
huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun
no había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de
la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. [Jn. 19:41-42]
Tuvieron que darse prisa porque la pascua se aproximaba, y
aparentemente no terminaron por completo el proceso del
embalsamiento. Esto explica por qué las mujeres trajeron más

303
• J. Vernon McGee •

especias y planearon ir a cuidar al cuerpo del Señor después de la


pascua.
Esto nos conduce al próximo capítulo glorioso.

304
Juan Un Comentario

CAPÍTULO 20

Éste es el capítulo de la Resurrección como está registrada en el


evangelio de Juan. La resurrección de Jesucristo es el mismo corazón
de la fe cristiana. Es tan importante que alguien ha dicho: “No
podemos enfatizar demasiado la muerte de Cristo, pero muchas veces
no enfatizamos debidamente la Resurrección de Cristo”. Tiene mucha
importancia, pero hallamos que hoy en día, se hace muy poco caso
de ella. Los libros de teología, los himnos de la iglesia, los sermones,
todos tienen que ver con la muerte de Cristo. Con demasiada
frecuencia la resurrección de Cristo se celebra solamente en el Día de
Resurrección. Los sermones en el Nuevo Testamento principiando en
el día de Pentecostés, tenían como tema la resurrección de Jesucristo.

La resurrección de Jesús
El primer día de la semana, María Magdalena fue de
mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada
la piedra del sepulcro. [Jn. 20:1]
El primer día de la semana, es decir el domingo, María Magdalena
vino a la tumba. No tenía ningún pensamiento de que Jesús se
levantara de los muertos. Llegó a la tumba antes de que los discípulos
vinieran. Según lo que sabemos, los discípulos ni aun intentaron
llegar a la tumba.
¿Cuándo se cambió el día de reposo de sábado a domingo? Se cambió
cuando Jesucristo resucitó de los muertos. Estuvo muerto durante el
sábado. Resucitó el domingo. De allí en adelante, los creyentes se han
reunido en el primer día de la semana.
El sábado pertenece a la vieja creación. Después de que Dios creó
todo, reposó el sábado. Ahora, hemos llegado a la nueva creación
en Cristo Jesús. El día de Pentecostés fue el domingo, el primer día
de la semana. Es interesante que Juan, el último de los escritores del
evangelio, pone énfasis en que fue el primer día de la semana que
Jesús resucitó de los muertos.
María Magdalena llegó antes que las otras mujeres. El Señor había

305
• J. Vernon McGee •

echado siete demonios de ella. Muchas la llaman pecadora, y creen


que fue ella quien enjugó los pies de Jesús con su cabello. Ésta es una
conjetura que no se puede comprobar. Creo que ella era una persona
de aptitud muy alta, y que quedó eternamente agradecida del Señor
por haberla sanado. Es posible que fuera más enérgica o que tuviera
más interés que las demás. Quizás fuera más joven y por eso llegó
primero, mientras todavía estaba oscuro. Cuando vio que el cuerpo de
Jesús no estaba allí en el sepulcro, en seguida corrió para contárselo a
Juan y a Pedro.
Entonces corrió, y vino a Simón Pedro, y al otro discípulo,
aquél al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del
sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. [Jn.
20:2]
El discípulo al que amaba Jesús es Juan. Cualquiera de los discípulos,
excepto Judas Iscariote, pudiera haberse servido de este título para sí
mismo. A usted, amigo, le es posible servirse de este título. Judas 21
dice: Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de
nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Consérvese en el amor de
Dios porque usted sabe que le ama. Es maravilloso tomar la posición
que tomó Juan. El discípulo, aquél al que amaba Jesús.
Hallamos juntos a Simón Pedro y a Juan. Juan, por lo visto, lo ha
recibido. Me pregunto si alguno de los otros discípulos, los buenos
fundamentalistas, oyeron de la negociación de Pedro y le excluyeron.
Pero, gracias a Dios que Juan lo recibió en un tiempo cuando Pedro
necesitaba desesperadamente que alguien lo recibiera. Juan, el hijo del
trueno, ha llegado a ser el apóstol del amor. ¡Qué cosa más maravillosa
es ésa!
María Magdalena no esperaba la resurrección. Ella pensaba que habían
robado el cuerpo del Señor. ¿No le parece esto interesante, amigo? Las
autoridades religiosas acusarían después a los discípulos de robar el
cuerpo del Señor. El primer pensamiento de María fue las autoridades
religiosas habían robado el cuerpo del Señor. Creo que las autoridades
religiosas habrían dado cualquier cosa por producir el cuerpo de Jesús
en aquel primer domingo. Lo más interesante de todo es que estas
autoridades religiosas acusarían más tarde a los discípulos de robar el
cuerpo del Señor.

306
Juan Un Comentario

Simón Pedro y Juan tampoco esperaban la resurrección.


Probablemente creían que María no veía tan bien en la oscuridad. Ella
vio la piedra quitada y se asustó y corrió. O pensaban que ella había
ido a otra tumba. Por tanto, se precipitan al cementerio. Amigo, uno
no va al cementerio para buscar a los vivos. Ellos no esperan hallar a
un vivo cuando salieron con precipitación. Esperaban hallar el cuerpo
muerto del Señor.
Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más
aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. [Jn. 20:3-
4]
Este otro discípulo, era Juan. Era más joven y pudo correr más
aprisa que Simón Pedro. Esto confirma la tradición de que Juan
probablemente fue el más joven de los discípulos. Creo que había una
amplia diferencia de edades entre estos hombres.
Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no
entró. [Jn. 20:5]
Lo que Juan vio le convenció de que Jesús había resucitado de los
muertos. Llegó allí primero, pero tenía cierta reticencia, es decir,
cierta reserva, y reverencia, y no entró. Se bajó para mirar por la
pequeña entrada que había sido cortada en la piedra, y vio la evidencia
que lo convenció. Es asombroso cómo Dios usa las cosas pequeñas
como ésta para traer convicción a los corazones de los hombres.
Alguien ha dicho que “las grandes puertas giran sobre pequeños
goznes”. Juan vio los lienzos puestos allí, pero el cuerpo había salido
de ellos.
Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro,
y vio los lienzos puestos allí. [Jn. 20:6]
Aquí viene ahora Simón Pedro soplando y resoplando; bastante
cansado por la carrera. Es que era difícil para él correr. La reserva
no era una de las cualidades de Pedro, y por tanto entró en seguida
al sepulcro. Él también vio los lienzos y el sudario que había estado
sobre la cabeza de Jesús. Recuerde que José de Arimatea y Nicodemo
habían envuelto el cuerpo de nuestro Señor en los lienzos, y lo habían
sellado con un compuesto de mirra y de áloes, lo cual formó como
una especie de goma para sellar bien el cuerpo. ¿Cómo pudo salir el
307
• J. Vernon McGee •

cuerpo de esa envoltura sin desenvolver los lienzos?


Jesucristo salió de esa tumba, así como una semilla sale de la tierra.
Recuerde que Él había dicho que, si el grano de trigo no cae en la
tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto. Pero la
cáscara de la semilla todavía está en la tierra. Eso es lo que quedó en la
tumba—simplemente la cáscara en la cual Él había estado. Ya no estaba
más en esa cáscara. ¡Estaba vivo!
¿Recuerda usted que cuando el Señor Jesús resucitó a Lázaro, éste salió
del sepulcro todo envuelto en la mortaja, y el Señor tuvo que decirles
que desataran a Lázaro? Lázaro salió en su viejo cuerpo envuelto en
la vieja mortaja. El cuerpo de Lázaro murió de nuevo. En cambio,
Jesucristo salió con un cuerpo glorificado, el cual nunca más verá la
muerte. ¡Ésta es la Resurrección!
Y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús,
no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar
aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que
había venido primero al sepulcro, y vio, y creyó. [Jn.
20:7-8]
Dios registra con cuidado, por medio de Juan, otro pequeño detalle
que es muy importante. El sudario que había estado sobre la cabeza de
Jesús estaba allí intacto, aparte de los lienzos en que habían envuelto
Su cuerpo. Tenía la forma de la cabeza; y estaba allí tal como lo habían
puesto en la cabeza de Jesús. Creo que esto convenció a Pedro de que
el Señor había resucitado.
Hay tres palabras griegas diferentes que se usan en este pasaje y
todas se traducen como ver. Esto, en realidad, es desafortunado.
En el versículo 5, cuando Juan bajó para mirar y vio, la palabra vio
allí quiere decir percibir y entender. Comprende la inspección y la
percepción. En el versículo 6, cuando Pedro entró y vio, la palabra
usada es theaomai, de la cual derivamos nuestra palabra “teatro”. O sea
que él lo contempló. En el versículo 8, cuando Juan entró al sepulcro
y vio, significa saber. O sea que él supo y creyó antes de ver al Cristo
resucitado.

308
Juan Un Comentario

Porque aún no habían entendido la Escritura, que era


necesario que él resucitase de los muertos. Y volvieron
los discípulos a los suyos. [Jn. 20:9-10]
Juan nos cuenta algo extraño. Estos hombres no habían entendido,
aunque Jesús les había dicho que resucitaría de los muertos, y aunque
el Antiguo Testamento también hablaba de esto. Creo que aún hoy
en día, necesitamos del Nuevo Testamento como un tipo de linterna
para interpretar el Antiguo Testamento. Creo que uno de los motivos
por el cual el Antiguo Testamento no es tan popular es porque no
usamos el Nuevo Testamento lo suficiente como para interpretarlo.
Hay muchísimos cristianos hoy en día que leen la Biblia, pero
todavía no conocen ciertas Escrituras. Creo que hay dos razones
para esto: Una es que se puede leer un pasaje muchas veces y cada
vez ver cosas en ese pasaje que no hemos visto antes. El Espíritu
Santo nos da más luz al estudiar y al leer muchas veces los pasajes.
Luego, creo que tenemos que experimentar algunas de las Escrituras
para poder entender su significado. Las pruebas, los sufrimientos y
las experiencias de la vida nos explican su significado. Por ejemplo,
cuando David escribió que Jehová era su Pastor, él sabía por
experiencia propia el cuidado pastoral de Dios.

La aparición de Jesús a María Magdalena


Al parecer, María es la primera persona, a quien el Señor apareció.
Hay mucha discusión en cuanto a las apariciones de Cristo después
de Su resurrección. Hay once apariciones antes de Su ascensión y
tres después de Su ascensión. Creo que del texto podemos deducir
que hay otras que no fueron descritas. Supongo que a uno siempre
le es posible encontrar algún proverbio para cualquier situación.
Para quienes preguntan por qué Jesús apareció primero a María
Magdalena, podemos decir que Proverbios 8:17 dice, Yo amo a los
que Me aman, y Me hallan los que temprano Me buscan. Pues bien,
ella le buscó, y le buscó temprano.
Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro;
y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del
sepulcro; Y vio dos ángeles con vestiduras blancas, que
estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies,

309
• J. Vernon McGee •

donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron:


Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado
a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando había
dicho esto, se volvió, y vio á Jesús que estaba allí; mas no
sabía que era Jesús. [Jn. 20:11-14]
Una vez más nos interesa el hecho de que ella no le conoció. Ya
vimos que Judas Iscariote tampoco le conoció en el huerto. ¿Sabe
usted por qué María no le conoció? Ella no creía que Jesús resucitaría
de los muertos. La incredulidad es ciega, y es muda como en el caso
de Zacarías. Ella está buscando en otro lugar en vez del que debiera
buscar. Le ama, sí, pero el amor debe estar unido con la fe. Ella llora
porque le ama, pero también porque no cree. Ella se inclina, cuando
debiera estar mirando hacia arriba, como dice el Salmo 123:1: A Ti
alcé mis ojos, a Ti que habitas en los cielos.
¿Cuánto cambia el cuerpo glorificado? No sé, pero no creo que el
cambio sea tan grande como para que explique el no poder reconocer
a Jesús. Creo que María está absolutamente concentrada en su dolor.
Aunque ve a dos ángeles, esto parece que no le llama la atención de
ninguna manera en particular. Los ángeles le hacen una pregunta, no
porque no sepan la respuesta, sino porque tratan de despertar alguna
evidencia de fe en María. Ella tiene una sola cosa en mente cuando
responde. Él todavía está muerto y la respuesta probable es que el
cuerpo haya sido robado, según lo razona María. Ella no espera ver
vivo a Cristo y en su incredulidad, no le conoce. Pero Jesús la llama
por nombre en el versículo 16.
Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni!
(que quiere decir, Maestro). [Jn. 20:16]
Cuando Jesús la llamó por su nombre, ella inmediatamente reconoció
Su voz. El Nuevo Testamento nos habla de las diversas ocasiones en
que el Señor Jesús llamó a las personas por su nombre, incluyendo a
aquéllas a quienes Él levantó de los muertos. Amigo, es mi opinión
que si el Señor demora en regresar y todos nosotros pasamos por la
puerta de la muerte, nuestros cuerpos serán levantados cuando Él nos
llame por nombre algún día, tal como Él llamó por nombre a aquéllos
a quienes Él levantó de los muertos cuando estuvo aquí en la tierra.

310
Juan Un Comentario

Cada uno de nosotros escuchará llamar su propio nombre. Mis ovejas


oyen Mi voz dijo El en Jn. 10:27. Creo que le escucharé llamar mi
nombre.
En medio de su sorpresa y su gozo, se da media vuelta y ve a su
Maestro allí frente a ella, y trata de tocar a Jesús, pero Él le hace una
advertencia.
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a
mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi
Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
[Jn. 20:17]
El Señor le dijo a María que no le tocara. La palabra “tocar” aquí
es haptomai que significa agarrarse. Más tarde dijo a los discípulos
que le palparan. ¿Por qué esta diferencia? Él dice: Porque aún no he
subido a Mi Padre. Ésa es la razón por la cual ella no debía tocarle o
agarrarse de Él. Así es que, aparentemente, Él sí subió al Padre antes
de Su aparición a los discípulos en el Aposento Alto. Creo que el
Señor Jesús presentó Su sangre en el trono de Dios, y que Su sangre
ha cambiado el tribunal de juicio en el propiciatorio que es hoy en
día. Esa sangre fue derramada por el pecado suyo, y por el mío. Creo
que la sangre estará allí por toda la eternidad como un testimonio
eterno del precio que Él pagó por nosotros.
Fíjese usted que Jesús es específico en decir, Subo a Mi Padre y a
vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios. Su relación con el Padre es
diferente a nuestra relación con Él. Llegamos a ser hijos de Dios por
la fe en Jesucristo. Cristo, en cambio, es miembro de la Trinidad, el
eterno Hijo de Dios; y aquí Él hace esta distinción.

Aparición a los discípulos


Fue entonces María Magdalena para dar a los
discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que
él le había dicho estas cosas. Cuando llegó la noche de
aquel mismo día, el primero de la semana, y estando
las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos
estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y
puesto en medio, y les dijo: Paz a vosotros. [Jn. 20:18-
19]

311
• J. Vernon McGee •

Estos hombres se habían dispersado cuando Cristo fue crucificado,


pero ahora parece que se habían reunido y escondido en un cuarto
porque tenían miedo. Las puertas estaban cerradas, lo cual en realidad
quiere decir que estaban trancadas.
¿Ha notado usted que cuando lo sobrenatural toca lo natural, el
mensaje que siempre viene es “Paz” o “No temáis”? El mensaje que Él
tiene para ellos ahora, cuando Su Deidad toca la humanidad de ellos es
Paz a vosotros.
Ésta es la paz que viene al ser justificados por la fe por medio de
nuestro Señor Jesucristo. Esto nos da paz con Dios.
Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el
costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
[Jn. 20:20]
Fíjese que, aunque es cuerpo glorificado, tiene las señales de las heridas
en Sus manos, en Sus pies y en Su costado. Hay una analogía extraña
a aquel cuerpo que ha sido clavado en la cruz. Las cicatrices están allí.
Ahora no creo que habrá cicatrices en nuestros cuerpos. Creo que esas
cicatrices están en el cuerpo de Jesús porque son las cicatrices que llevó
por nosotros. Creo que sufrió esas heridas por nosotros para que usted
y yo pudiéramos ser presentados delante de Él santos y sin mancha.
El tomó nuestro pecado y esas cicatrices serán la evidencia de eso por
toda la eternidad.
Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz a vosotros. Como
me envió el Padre, así también yo os envío. [Jn. 20:21]
No creo que el Señor simplemente se repita a Sí Mismo. Creo que
esta paz aquí es una paz diferente. En el versículo 19 fue la paz de la
redención—la paz con Dios. La redención ya es completa. Ésta es la paz
descrita en Mateo 11:28, donde el Señor Jesús dijo: Venid a Mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Éste es el
descanso de la redención, la paz de la redención. Pero hay otra paz. Es
la paz de Dios. Es la paz de aquéllos que están en comunión con Dios y
que hacen Su voluntad. Ésta es la paz descrita en Mateo 11:29, donde
Jesús dijo: Llevad Mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
También Juan 14:27, dice: La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os

312
Juan Un Comentario

la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga


miedo.
La redención ya está lograda. Ahora Cristo les envía al mundo como
el Padre le había enviado a Él. Él había mencionado esto antes en Su
oración. Dijo en el capítulo 17:18, de Juan: Como Tú Me enviaste al
mundo, así Yo los he enviado al mundo.
Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo. [Jn. 20:22]
Este período de historia es un período de transición entre la ley
y la gracia. Hay un intervalo en la vida de estos hombres y en el
ministerio del Señor Jesús entre Su muerte y Su resurrección, y el día
de Pentecostés. Éste es un tiempo único en la historia del mundo.
Nuestro Señor les había hablado en cuanto a la oración en Lucas 11.
Había dicho que, si pedían, les sería dado. En Lucas 11:13, Él dice
que está hablando especialmente en cuanto al don del Espíritu Santo
que el Padre Celestial les dará a los que se lo pidan. Bueno, hasta
donde podemos saber, ¡ellos nunca lo pidieron! En Juan 14:16 Jesús
dice: Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador... Fue el Señor
Jesús quien lo pidió, no ellos. Es verdad que Simón Pedro mostró
algo de discernimiento cuando dijo que Jesús era el Cristo, pero fue
solamente unos pocos minutos después, cuando le dijo a Jesús que no
fuera a la cruz para morir. Personalmente creo que en el momento en
que el Señor sopló en ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo, estos
hombres fueron regenerados. Antes de esto, el Espíritu de Dios no
había morado en ellos.
Esta palabra sopló aparece sólo una vez más en la Biblia. En Génesis,
Dios sopló en la nariz de Adán aliento de vida. Creo que aquí
Jesucristo sopló la vida eterna en estos hombres dándoles el Espíritu
de Dios. Esto les sostendría y les daría seguridad en el intervalo entre
Su ascensión y la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés.
En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo vendría y serían bautizados
por el Espíritu en el cuerpo de Cristo. Serían también investidos de
poder desde lo alto. En aquel día la iglesia comenzaría su existencia.
Desde ese tiempo hasta el presente, el Espíritu Santo está en el
mundo, mora en el creyente y bautiza a cada creyente en el cuerpo de
Cristo.
313
• J. Vernon McGee •

A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos: y a


quienes se los retuviereis, les son retenidos. [Jn. 20:23]
Éste es un versículo importante, pero es muy mal entendido. Juan
Calvino ha escrito lo siguiente: “Cuando Cristo manda a los apóstoles
a remitir los pecados, no les transfiere lo que es atributo exclusivo
de Él Mismo. Pertenece a Él perdonar los pecados. Simplemente les
manda en Su nombre a proclamar el perdón de pecados”.
En ninguna parte del libro de los Hechos, ni en las Epístolas
encontramos algún caso de un apóstol remitiendo los pecados de
alguien. Sí van a todas partes proclamando el perdón de pecados.
Permítame hacer la pregunta: ¿Qué es lo que perdona los pecados?
Aún Dios no puede simplemente perdonar arbitrariamente los
pecados. El perdón de los pecados es sola y únicamente por la sangre
de Jesucristo. En los días del Antiguo Testamento, el perdón de
pecados se basaba en el hecho de que Cristo vendría y moriría. En el
Antiguo Testamento Dios salvaba “a crédito” por así decirlo, hasta
cuando Cristo viniera y pagara la pena. Hoy en día, Dios perdona
nuestros pecados cuando creemos que Cristo murió por ellos.
¿Cómo, entonces, podemos nosotros remitir los pecados?
¡Proclamando el Evangelio! Ésta es la obra mayor que podemos hacer.
Cuando alguien se arrepentía y creía en Jesús mientras Él estaba acá
en la tierra, eso era maravilloso. Pero lo que causa asombro es cuando
usted y yo simplemente proclamamos la Palabra de Dios y alguien
es renacido y llega a ser nueva criatura en Cristo Jesús. A quienes
remitiereis los pecados, les son remitidos ocurre cuando usted y yo
proclamamos el Evangelio de la gracia de Dios. Ése es el privilegio
más glorioso que tenemos hoy en día, amigo.
Tenemos una responsabilidad. Si no predicamos el Evangelio
al mundo, sus pecados no serán remitidos. Creo que estamos
cosechando las consecuencias por los años que no hemos llevado el
Evangelio al mundo. Hemos descuidado nuestra responsabilidad y el
resultado es que nuestros muchachos mueren en la guerra. Piénselo,
si todos los muchachos que han muerto en la guerra hubieran estado
dispuestos a perder sus vidas por Cristo y ser misioneros, ¡cuán
diferente sería el mundo! Nosotros tenemos lo único que traerá el
perdón al mundo.

314
Juan Un Comentario

Es el Evangelio de Jesucristo. Amigo, ¿qué está haciendo usted?

Aparición a Tomás
Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba
con ellos cuando Jesús vino. [Jn. 20:24]
Nos es posible simplemente conjeturar la razón por la cual Tomás no
estaba allí. Creo que era introvertido y pesimista. Emitiría tristeza en
toda situación. Creo que los otros diez discípulos estaban hablando
agitadamente en cuanto al hecho de que Jesús resucitó de los muertos,
y que Tomás simplemente no lo podía creer.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos
visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de
los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos,
y metiere mi mano en su costado, no creeré. [Jn. 20:25]
¡Verdad que es escéptico! Tiene la suficiente evidencia como para
creer, pero no cree. Pero, por lo menos parece que ahora se junta
con los otros discípulos. Amigo, si es que usted va a crecer en la
gracia, tendrá que juntarse con los santos y crecer con ellos. Creo que
usted tiene que compartir lo que aprende de la Palabra de Dios. …
no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
(He. 10:25) Dios no tenía ninguna verdad nueva para Abraham, hasta
cuando Abraham obedeciera lo que Dios le había mandado la última
vez que se le había aparecido. Dios nos dice que debemos juntarnos
para que crezcamos juntos.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos
dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las
puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a
vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira
mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado;
y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás
respondió, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! [Jn. 20:26-
28]
El registro no nos informa que Tomás jamás extendiera su mano
para tocarle. No hubo realmente ninguna necesidad. Sé que hoy en

315
• J. Vernon McGee •

día, hay quienes dicen: “Si solamente le pudiera ver, si sólo le pudiera
tocar, entonces sí creería”. El problema, amigo, no se halla en la falta
de evidencia disponible. El problema está en el corazón humano.
Dios tratará personalmente la duda sincera de un hombre, pero no
creo que trate con las dudas falsas. Muchos dicen que no les es posible
creer en la Biblia. Dicen que su problema es intelectual. Amigo, la
mayoría no creerá en la Biblia a causa de los problemas morales. Un
señor, por ejemplo, dijo una vez que no podía creer en el Antiguo
Testamento. Más tarde resultó que estaba viviendo en adulterio.
Bueno, creo que no quiere creer en el Antiguo Testamento. Ex.
20:14, dice: No cometerás adulterio. No les gusta eso. Pero creo que
Dios siempre trata personalmente con el escéptico que es sincero.
Nunca encontrará usted un testimonio más supremo en cuanto
a Jesús, que el que fue dado por Tomás. Es una de las grandes
confesiones en la Escritura. Para un judío, el decir, “¡Señor mío,
y Dios mío!” es el clímax absoluto. Esto sale de los labios de aquel
escéptico Tomás.
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron. [Jn.
20:29]
Hay una bendición especial para nosotros hoy que creemos la
evidencia para la muerte y la resurrección de Cristo.
Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de
sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el
Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis
vida en su nombre. [Jn. 20:30-31]
Ésta es la clave del evangelio. El Señor hizo muchas señales que
no se registran. Sanó a multitudes de enfermos. Creo que Juan
también quiere decir que hizo muchas otras señales después de Su
resurrección, las cuales no están escritas. Juan ha seleccionado al
escribir este evangelio. Ha escogido el material que ha escrito porque
tenía en consideración un fin definido.
Juan no trató de escribir una biografía de Jesucristo. Ni siquiera
trató de insertar incidentes en la vida de Cristo, que no habían sido

316
Juan Un Comentario

abordados por los otros evangelios. Escribe para que creamos que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengamos
vida en Su nombre. Amigo, es mediante el creer, que recibimos la
vida y somos renacidos. Llegamos a ser hijos de Dios por la fe en el
Señor Jesucristo.

317
• J. Vernon McGee •

CAPÍTULO 21

El capítulo 21 es un epílogo. Creo que después de que Juan había


escrito su evangelio, añadió el prólogo y el epílogo.
Hay tres incidentes en este capítulo. El primer incidente es la
experiencia de pescar en el mar de Galilea (también llamado el mar de
Tiberias). Revela este incidente al Señor como el Señor de nuestras
voluntades y quien dirige nuestro servicio. El segundo incidente es el
desayuno a la orilla del mar. Éste revela al Señor Jesús como el Señor
de nuestros corazones y presenta nuestro amor por Él como motivo
para el servicio. El tercer incidente es el anuncio de Jesús acerca de
la muerte de Simón Pedro. Éste revela al Señor Jesús como el Señor
de nuestras mentes, y enseña que ni la falta de conocimiento ni la
variación de las circunstancias, eximen del servicio. Todo el capítulo
21 nos revela que el Jesús resucitado todavía es Dios.

La experiencia de pescar en el mar—Señor


de nuestras voluntades
Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus
discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta
manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado
el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos
de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro
les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros
también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y
aquella noche no pescaron nada. [Jn. 21:1-3]
Este pequeño mar de Galilea tiene mucha relación con el ministerio de
nuestro Señor, tanto antes, como después de Su resurrección. Era un
sitio conocido por estos hombres. Él les había mandado que fueran a
Galilea, y allí se les aparecería. Han ido allí y están esperando.
Éste es un grupo interesante. Me gusta llamarle a esto, “la convención
de los muchachos con problemas”. Está Simón Pedro, ferviente pero
flaco en la fe; de buen corazón, impulsivo e impetuoso, y afectuoso.
Está Tomás, aquel escéptico consumado, que tenía preguntas y dudas.

318
Juan Un Comentario

Natanael, el observador ingenioso, quien fue escéptico en el principio,


también está allí. Luego están los hijos del trueno—Santiago y Juan.
Ya que son hijos problemáticos, quizá nos representan a usted y a mí.
Muchos buenos comentaristas condenan a estos hombres por haberse
ido a pescar. Bueno, el Señor no les reprochó cuando se les apareció.
Pedro es un hombre bastante inquieto. El Señor puede usar ese tipo
de hombre también. Estaban pues, esperando al Señor, pero no vino.
Éste era tiempo de primavera en Galilea y las colinas aparecían bellas
con las flores y la hierba verde en abundancia. Por tanto, Pedro se
puso inquieto.
Pescaron durante toda la noche sin pescar nada. El Dr. Scott lo llama
el fiasco de los peritos. Sabían cómo pescar, pero aquella noche de
fiasco se incluyó en el plan y propósito de Dios para ellos. Antes
estaban inquietos, y esto simplemente aumentó su frustración. Es
fácil pescar cuando se tiene éxito; pero, es desesperante cuando no se
tiene éxito.
Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la
playa: mas los discípulos no sabían que era Jesús. [Jn.
21:4]
Creo que ésta fue una experiencia normal. Estaba en Su cuerpo
glorificado y les fue posible conocerle. Habrían estado lejos en el mar,
y temprano por la mañana sería difícil identificar a las personas en la
orilla.
Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron:
No. [Jn. 21:5]
La palabra para “hijitos” aquí, es casi como decir, “Señores”. No es un
término de caricia y ternura como el término “hijitos”, en 1 Juan. Es
asombroso cuán enfático uno puede ser, y cuán poquito a uno le gusta
hablar en cuanto al fracaso. Le contestan, pero no quieren hablar en
cuanto a eso. Si hubieran tenido peces, todos habrían enseñado cuán
grandes eran.
Ésta es una descripción de nuestro Señor glorificado preguntándonos
a cada uno de nosotros, si hemos conseguido algo. Él quiere saber
si hemos pescado según las instrucciones Suyas, y si hemos tenido
resultados.

319
• J. Vernon McGee •

Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y


hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar,
por la gran cantidad de peces. [Jn. 21:6]
El sentido aquí es que Él dirige las vidas de los Suyos. Él da las
instrucciones precisas y deben ser obedecidas. Cuando pescan según
Sus instrucciones, las redes se llenan, y no se rompen, aunque estén
llenas. La red es fuerte—tan fuerte como la red del evangelio de la
muerte, el sepelio y la resurrección de Cristo.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el
Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa,
(porque se había despojado de ella), y se echó al mar. [Jn. 21:7]
Juan tiene una percepción espiritual, que Simón Pedro no tiene. Tres
años antes, Jesús les había llamado en este mismo sitio. Volvieron
a pescar y el Señor les llamó una vez más. Deben pescar almas de
hombres.
Es posible que Pedro no tuviera el discernimiento que tenía Juan.
Pero ¿se ha dado usted cuenta que cada vez que tuvo la oportunidad,
se acercó más al Señor? Los otros se sientan en la barca y esperan
hasta que lleguen a la orilla. A Simón Pedro le es imposible esperar.
Quiere estar cerca del Señor. Este hombre es un hombre maravilloso.
Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando
la red de peces, pues no distaban de tierra sino como
doscientos codos. Al descender a tierra, vieron brazas
puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús les dijo:
Traed de los peces que acabáis de pescar. Subió Simón
Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces,
ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se
rompió. [Jn. 21:8-11]
Éste es el último milagro de nuestro Señor que se registra, y el único
milagro que se registra después de Su resurrección. Esto es muy
importante porque usted y yo tenemos interés en el ministerio de
Cristo después de Su resurrección. Pablo dice en 2 Co. 5:16b: Y aun si
a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. No somos
unidos al Bebé en Belén, sino al Cristo resucitado, vivo, y glorificado
a la diestra del Padre. Es por eso que Su ministerio después de la
resurrección es tan vital para nosotros.
320
Juan Un Comentario

Hay varias cosas aquí, a las cuales nos gustaría que usted prestara
atención. ¿Ha notado usted que el Señor usa lo que tienen las
personas, como la base de Sus milagros? Los discípulos están
pescando y no tienen éxito. El Señor Jesús les da entonces una gran
cantidad de peces. En Caná, las tinajas de agua estaban vacías. El
Señor manda que llenen las tinajas con agua, y luego cambia el agua
en vino. Pregunta a Moisés lo que tiene en la mano. Moisés dice
que es una vara, y con aquella vara Dios hace Sus milagros a favor
de Israel. David es fiel como pastor con su cayado, y Dios le da un
cetro. Es interesante que lo que uno tenga en la mano, ha de ser usado
para Dios. Tantas personas desean hallarse en otra parte o en otras
circunstancias. Pero amigo, si Dios no le puede usar allí mismo donde
usted está, no creo que le pueda usar en otra parte.
Además, ¿ha notado usted que lo que Dios hace, lo hace en
abundancia? Las tinajas, por ejemplo, estaban llenas de vino. Había
también cestas de comida que sobraba después de la alimentación de
los cinco mil. Las redes por su parte estaban llenas de peces.
Fíjese también en lo siguiente. Jesús había preparado pescado para
ellos, pero también pide que le den algunos de los peces que habían
pescado. Es decir, Él acepta su servicio. Cuando pescan a Su mandato,
acepta lo que traen. ¡Qué bendita comunión se encuentra en este tipo
de servicio!
Hubo otro tiempo cuando Pedro tuvo una maravillosa red llena de
peces. Cristo estaba en la tierra como hombre, y estaba llamando a
Pedro que fuera pescador de hombres. Aquella vez la red se rompió.
Creo que Pedro vería que muchos seguirían a Jesús, pero no todos
serían creyentes. La red se rompería y muchos peces se escaparían.
Pero, esta vez la red no se rompió, sino que fue traída a la tierra,
llena de una gran cantidad de peces. Pedro está siendo llamado para
alimentar las ovejas y los corderos. ¿Con qué va a alimentarlos?
Con la Palabra de Dios. Con el evangelio de un Cristo resucitado
y glorificado. Este evangelio no tan sólo salvará, sino que también
guardará, amigo. Aun en sus fracasos, los creyentes son guardados
por el poder de Dios mediante la fe. Vemos en este incidente que
Jesucristo tiene un propósito para los Suyos. Dirige sus vidas y deben
obedecer. Bendecirá y tendrá una comunión maravillosa con ellos. Él
es el Señor de sus voluntades.
321
• J. Vernon McGee •

El desayuno a la orilla del mar---el Señor


de nuestros corazones
Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos
se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que
era el Señor. Vino, pues, Jesús, y tomó el pan, y les dio,
y asimismo del pescado. Ésta era ya la tercera vez que
Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber
resucitado de los muertos. [Jn. 21:12-14]
¡Qué invitación! Jesús no les mandó, a ir a todo el mundo y predicar
el evangelio. Prefiere más bien que vengan y que se desayunen con
Él antes de ir. La parte amable es que el Señor resucitado, Dios
Mismo, los alimenta. ¡Si sólo nos sentáramos nosotros hoy en día, y
dejáramos que Él nos alimente! Él quiere alimentar a los Suyos.
Ahora llegamos a la entrevista especial que Jesús tuvo con Simón
Pedro.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le
respondió: Sí Señor: tú sabes que te amo. El le dijo:
Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí,
Señor: tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me
amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes
que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. [Jn.
21:15-17]
Nuestro Señor toma a Simón Pedro y llama a Su servicio a este
discípulo que vacila, que falla, y que tambalea. Aprendemos una
lección de suma importancia en esta entrevista. Amor para con el
Señor es el requisito previo del servicio.
Hay algunas analogías aquí, a previas ocasiones. Estoy seguro de
que vinieron a la memoria de Pedro. Pedro había sido llamado
previamente al ministerio, después de una pesca milagrosa. Pedro
perdió aquel ministerio ante un fuego de carbón, cuando negó a su
Señor. Ahora, después de una pesca milagrosa, nuevamente se halla

322
Juan Un Comentario

calentándose junto a un fuego de carbón. Negó tres veces a su Señor.


Jesús le hace la pregunta tres veces.
Una de las primeras cosas en las cuales nos fijamos, es que el Señor le
llama “Simón”. Ni aun le llama Simón Pedro. Recuerde que en Mateo
16, el Señor había dicho que cambiaría su nombre a Pedro. Bueno,
todavía no es Pedro la roca, sino Simón.
Hay tres preguntas que hace nuestro Señor, tres afirmaciones dadas
por Pedro, y luego tres exhortaciones dadas por nuestro Señor.
Cuando Jesús pregunta a Pedro, ¿Me amas? Él usa la palabra griega
agapao que significa amar con todo el corazón, un tipo superior de
amor. Pedro evita usarla y usa la palabra fileo que significa amor
fraternal. Pedro, el que había insistido en que moriría por Él, y luego
aquella misma noche había negado que le conociera siquiera, ya no
se jacta más. Profundamente consciente de su propio fracaso, es
completamente sincero y se aflige por no poder llegar al nivel del
amor agapao. Note usted que sobre la base de su amor fileo, tan débil
que le da vergüenza, que Cristo le comisiona.
En la primera pregunta, nuestro Señor añade las palabras: ¿Me amas
más que éstos? Las palabras más que éstos, pueden referirse a las cosas
materiales. Pedro había ido a pescar y la pregunta sería: “¿Amas al
Señor más que el negocio de pescar?” Pero, creo que lo que significa
es, que el Señor le pregunta que si ahora está preparado para decir
que ama al Señor más que los otros discípulos. Usted recuerda que
ésta había sido la jactancia de Pedro antes de negar al Señor. Había
dicho que él entregaría su vida por su Señor.
No debemos olvidarnos de que nuestro Señor había aparecido
privadamente a Simón Pedro después de Su resurrección. Lo que tuvo
lugar allí no se registra. Fue una entrevista privada. Sin embargo, creo
que podemos estar seguros de que hablaron en cuanto a la negación
de Pedro. Simón Pedro la confesó al Señor y el Señor le restauró. Este
incidente aquí trata de la comisión de Pedro para la obra del Señor.
Ya ha sido perdonado y restaurado.
Así que, la pregunta del Señor fue, ¿Me amas (agapeo) más que éstos?
y la respuesta de Pedro fue, Sí Señor: Tú sabes que Te amo (fileo).
Fíjese usted que el Señor le manda a Pedro entonces, a apacentar a

323
• J. Vernon McGee •

Sus corderos. Temo que muchos leen estas palabras de la manera


siguiente: “Critica a Mis corderos”. No, nuestro Señor le manda a
apacentarlos; a darles la Palabra. Son inmaduros y no necesitan de la
crítica. Lo que necesitan es una alimentación. Observe usted que las
ovejas también necesitan ser alimentadas. ¡Todos necesitamos de la
alimentación de la Palabra de Dios!
La segunda pregunta omite las palabras, más que éstos. ¿Es posible
para Pedro afirmar, “Yo Te amo (agapeo)?” Pero no, Pedro no puede
alcanzar tal nivel alto. Sí, Señor: Tú sabes que Te amo (fileo).
La tercera vez, el Señor dice, ¿me amas (fileo)? Y Pedro se entristece,
pero no puede decir nada mas que: Señor, Tú sabes todo; Tú sabes
que Te amo.
Note usted que sobre la base de su amor fileo, tan débil que le da
vergüenza, que Cristo le comisiona.
El secreto del servicio es amor para el Señor. Eso es lo más
importante. Si Me amáis, guardad Mis mandamientos. Uno de Sus
mandamientos es el de ir al mundo y predicar el evangelio. Pero esto
se basa en el amor. Pablo dice: Y ahora permanecen la fe, la esperanza
y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Co. 13:13)
Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero. (1 Jn. 4:19)
Aun cuando nuestro Señor no puede fiarse de nosotros porque le
fallamos por ser débiles, aun así, nos ama. Dios nos amó cuando
éramos pecadores, y cuando éramos impíos. Le amamos a Él porque
Él nos amó primero. La salvación es en verdad un asunto amoroso. Y
el amor es el requisito previo para el servicio.
Este incidente nos muestra que el Señor Jesucristo debe ser el Señor
de nuestros corazones. Éste debe ser nuestro móvil para servirle.

Jesús anuncia la muerte de Simón Pedro--


-Señor de nuestras mentes
De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te
ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo,
extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a

324
Juan Un Comentario

donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué


muerte había de glorificar á Dios. Y dicho esto, añadió:
Sígueme. [Jn. 21:18-19]
Jesús informa a Pedro que será mártir. Pedro había dicho que moriría
por el Señor Jesús. Bueno, eso es lo que hará. Después de decirle esto,
Jesús le pide a Pedro que le siga.
Volviéndose Pedro, vio que les seguía aquel discípulo a
quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había
recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién
es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo á
Jesús: Señor, ¿y qué de éste? [Jn. 21:20-21]
¿No es ésta una reacción típica de Simón Pedro? Dice: “Ahora que me
has dicho lo que yo voy a hacer, dime lo que le toca hacer a Juan”.
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga,
¿qué a ti? Sígueme tú. [Jn. 21:22]
Nuestro Señor le está diciendo: “Mira, Simón Pedro, tú vas a morir
por Mí. Lo que Juan haga no es asunto tuyo. Aun si vive hasta que Yo
regrese, eso no hace ningún efecto en lo que tú vas a hacer. ¡Yo quiero
que tú Me sigas a Mí!”
Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que
aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que
no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo
venga ¿qué á ti? Éste es el discípulo que da testimonio
de estas cosas, y escribió estas cosas: y sabemos que su
testimonio es verdadero. Y hay también otras muchas
cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por
una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros
que se habrían de escribir. Amén. [21:23-25]
Aquí hay algo interesante. La ignorancia, o la falta de conocimiento
no sirven como excusa para no servir al Señor. Algunos dicen que no
servirán al Señor a menos que sean contestadas todas sus preguntas.
Amigo, hay muchas cosas que usted no sabrá. Hay muchas cosas que
no es necesario que las sepa. Hay cosas que no le importa saber. Lo
importante es seguirle a Él.

325
• J. Vernon McGee •

Jesús no reveló lo que iba a pasarle a Juan. Simplemente dijo que si


fuera Su voluntad que Juan no muriera, eso no afectaría el servicio ni
la obligación de Pedro de seguir a Jesús. Es importante que veamos
eso.
2 Pedro 1:14 dice, sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo,
como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. La tradición dice que
fue crucificado, pero que pidió ser crucificado cabeza abajo, a causa
de que no se creía digno de ser crucificado cabeza arriba, así como el
Señor cuando fue crucificado.
El Señor Jesucristo debe ser el Señor de su mente, el Señor de su
corazón, y el Señor de su voluntad. Si no es Señor de todo, entonces
no puede ser Señor de ninguna manera. Juan no exagera cuando
dice: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se
escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los
libros que se habrían de escribir. El Señor Jesús es el que murió en la
cruz y resucitó de los muertos. Es el Dios eterno, y nuestro Salvador.

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Juan Un Comentario

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• J. Vernon McGee •

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