La Orogenia Andina
La Orogenia Andina
La Orogenia Andina
LA OROGENIA ANDINA
Hacia el final del Cretáceo, gran parte del relieve andino se hallaba configurado, sólo que no había
experimentado fuertes movimientos orogénicos (levantamiento) para diferenciar las cordilleras de las
áreas laterales deprimidas (borde llanero-amazónico y llanuras costeras) y cuencas interandinas
El levantamiento andino está asociado con los eventos acrecionales de los terrenos por el occidente,
eventos resultantes de la colisión entre placas (Nazca y Suramericana y en menor medida la del Caribe)
con compresiones que repercutían en todo el sistema andino.
Ya al final del Cretáceo (Senomaniano) los Andes experimentaron movimientos epirogénicos amplios.
Desde el Eoceno superior hasta el final del Oligoceno inferior se identifica una fase de tranquilidad
tectónica.
En el Oligoceno superior ocurre un leve levantamiento de las cordilleras por lo que emergen un poco
más; fue la fase Protoandina, con la que termina la sedimentación terciaria de las partes centrales de las
cordilleras Oriental y Occidental.
Los esfuerzos compresivos que aceleran la orogenia en el Mioceno también representan causal mente el
inicio del volcanismo en el eje de la cordillera Central, y éste se refleja en la sedimentación de tobas y
otros materiales volcánicos en las depresiones del Cauca y Magdalena.
El levantamiento principal de los Andes ocurrió en el Plioceno medio (7 a 5 m.a.) y continuó más
levemente en el Cuaternario y continúa en el presente u Holoceno
El levantamiento de los Andes colombianos no fue un hecho aislado; se trató de un fenómeno global
finiterciario durante el cual llegaron a las altitudes similares a las actuales cadenas montañosas como
los Andes, el Himalaya, los Pirineos, los Alpes y otras.
Para el caso de los Andes colombianos, similares a otros casos, las consecuencias son variadas y van
desde los resultados puramente estructurales (relieves), hasta los cambios bioclimáticos y a la
generación de un potencial hidrogravitatorio, que modelarían el relieve.
• Consecuencias estructurales
El levantamiento de las cordilleras llevó una enorme masa rocosa desde profundidades por debajo del
nivel del mar o levemente emergidas hasta altitudes variadas que, en general, superan los 2.000 m
La fuerte pendiente de estos relieves, más la interacción con otros factores, hacen de las cordilleras
áreas sedimentógenas.
Las cordilleras fueron los bloques más levantados en la orogenia pero las depresiones laterales e
interandinas también fueron levantadas Esto implicó una regresión marina y la instalación en ellas de
sistemas aluviales (ríos, ciénagas, pantanos) donde antes existían mares interiores (Cauca-Patía,
Magdalena-Cesar, Atrato-San Juan) y en las depresiones laterales (llanuras costeras y
OrinoquiaAmazonia). Todos estos espacios depresionales se convirtieron en áreas inundables en
relación con los sistemas fluviales y receptores de sedimentos, en oposición a las cordilleras.
Un hecho especialmente importante en las cordilleras Oriental y Centro Occidental fue la formación en
la parte media (arriba de 2.000 m) de depresiones amplias con origen en amplios pliegues o en cuencas
de tracción y que fueron ocupados por lagos durante el levantamiento o parte de él (algunos de los
cuales persisten: Guamués, Tota) y que formaron los altiplanos.
En las áreas laterales al sistema andino también se levantaron otras geoformas de menor altura
conocidas como serranías. Son éstas las de La Macarena, Chiribiquete y Naquén en el escudo
guayanés y las de San Jerónimo, San Jacinto y Abibe en el terreno noroccidental de Sinú-San Jacinto.
También emergieron algunas de las serranías bajas de la actual Guajira.
Las partes bajas de las cordilleras corresponden, en general, con los escarpes de las fallas
fundamentales que las separan de las depresiones. Esta unidad de relieve abrupto existe a lo largo de
los bordes de las cuatro cordilleras, de la sierra nevada de Santa Marta y de las serranías antes citadas.
Descendiendo a partir de la unidad anterior, se encuentran los piedemontes, entendidos éstos como los
depósitos aluviales y aluvio-torrenciales o de derrubios ubicados al pie de las cordilleras y serranías.
Esto implica un concepto estructural y antagónico entre la parte más levantada y la deprimida
(erosional y deposicional separados tectónicamente).
Debido a la alta densidad de fallas que en diferentes direcciones se entrecruzan, especialmente en los
relieves montañosos, se generan abundantes geoformas como escarpes de falla y lineamientos que
controlan la red de drenaje y aun depresiones menores deposicionales.
Además de las formas específicas (conos y coladas de lava), el volcanismo tiene otras implicaciones en
los modelados y formación de los suelos relacionados con las coberturas piroclásticas en las cordilleras
y depósitos de tobas en áreas depresionales.
La regresión marina ligada a la orogenia implicó la formación de franjas litorales definidas por una
dinámica compleja entre eventos tectónicos, eustáticos y la morfodinámica marina y continental.
El levantamiento del área continental que hoy conocemos implicó también el levantamiento de los
bordes oceánicos adyacentes (plataformas, taludes u otras geoformas) y con ellos las formas
protuberantes formaron islas.
Las geoformas mayores, antes señaladas, definen los grandes rasgos del relieve colombiano, mientras
que otras formas menores del relieve y del modelado están ligadas a otros factores tanto estructurales
(pliegues, depresiones subsidentes, fracturas, diaclasas, ... ) y modelados relacionados con factores
bioclimáticos, hídricos, glaciares, eólicos, entre otros.
Consecuencias bioclimáticas
Contexto: El clima mundial que la humanidad ha conocido es un hecho reciente. Hace más de 40 m.a.
"la mayor parte del mundo era cálida y más húmeda, e incluso la lluvia tendía a ser mejor distribuida
dentro del año y los bosques siempreverdes y deciduos cubrían la mayor parte de los continentes"
91 ). Para Colombia, su u bicación durante el Terciario inferior y medio era, al parecer, más hacia el
suroriente; es decir, se ubicaba en condiciones tropicales. Oligoceno inferior, fase en la que el clima
dominante era tropical de tendencia seca, y los relieves no superaban los 500 m sobre el nivel del mar.
Desde hace 40 m.a. el clima fue menos cálido y menos húmedo, pero seguía siendo tropical, y durante
los últimos 15 m.a. se hizo más frío como consecuencia de los movimientos orogénicos globales y se
tornó más húmedo en los sistemas montañosos.
Aquí se incluyen las cordilleras y algunas serranías bajo el término genérico de montaña, el cual
significa una altitud suficiente para generar una diferenciación bioclimática altitudinal con pisos o
cinturones (bioclimáticos) caracterizados cada uno por formaciones vegetales, clima y procesos
morfogénicos diferentes. Por el hecho de elevarse las cordilleras, éstas se convirtieron en barreras
orográficas capaces de interceptar los vientos y la humedad. Por tanto el clima se tornó más húmedo y
diferenciado altitudinalmente, lo que a su vez implicó una diferenciación florística y faunística.
La formación de montañas altas de clima más frío, junto con las variaciones térmicas ligadas a la
geometría orbital, generó las condiciones propicias para la ocurrencia de glaciaciones en nuestro
territorio.
Consecuencias hidrográficas
La orogenia causó la regresión marina del espacio continental que hoy conocemos. El retiro del mar, la
formación de pendientes fuertes y el clima más húmedo definieron la formación de cuencas
hidrográficas que drenan el territorio continenta. En las cordilleras y serranías se organizó una red
hidrográfica que, en general, drena perpendicularmente a las cordilleras hacia las depresiones laterales
e interandinas, parcialmente controladas por fallas u otros lineamientos como pliegues, fracturas o
diaclasas. Así, por disección, desde la orogenia hasta el presente se ha desarrollado una red de cañones
de comportamiento torrencial que disectan el relieve. "valle transversal" refiriéndose a los cursos de
agua que fluyen de las cordilleras aproximadamente perpendicular a la cordillera y a los valles
interandinos.
Ceomorfológicamente, el nivel de base general es el nivel del mar, y los materiales por encima de ese
nivel tienen una energía potencial que les imprime la tendencia a descender, previa la intervención de
agentes como la gravedad, el agua, el hielo, etc. La orogénesis, junto con los efectos de los cambios
climáticos referidos, generaron un potencial hidrogravitatorio que actúa sobre los relieves levantados
produciendo ablación de materiales, disección, transferencia (transporte), acumulación transitoria en
los valles de disección y luego depósito en las áreas deprimidas de piedemontes, llanuras aluviales y el
mar.
Además del potencial hidrogravitatorio generado con la orogenia y la formación de pendientes fuertes,
existen formaciones superficiales fáciles de transferir hacia abajo, por lo cual las características
geomorfológicas fundamentales de los sistemas montañosos son la disección, el comportamiento
torrencial de la red de drenaje y los movimientos en masa.
Las características torrenciales de los valles transversales (en cañones) se explican principalmente por
la pendiente fuerte del cauce principal y de sus afluentes, pendiente que aumenta con la disección. Otra
razón procede de su mismo encañonamiento que facilita la concentración y mayor transporte de
sedimentos (competencia) procedentes de la disección, movimientos en masa y escurrimiento
superficial en las laderas.
Con respecto al potencial hidrogravitatorio, conviene recalcar que los procesos morfogénicos se
intensifican en las regiones tectónicamente activas por sismos frecuentes y eventos volcánicos, Así, los
flujos torrenciales y movimientos en masa se convierten en eventos catastróficos