Tema I TEL

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El Trastorno Específico del Lenguaje


TEMA 1. Concepto. Criterios de
identificación de la población TEL.
Del retraso del lenguaje al TEL
1. CONCEPTO

El trastorno específico del lenguaje (TEL) hace referencia a un conjunto de dificultades


en la adquisición del lenguaje que están presentes en un grupo de niños que no
evidencian problemas neurológicos, cognitivos, sensoriales, motores ni sociofamiliares,
teniendo en cuenta los medios actuales de diagnóstico en las diferentes disciplinas.
Paulatinamente, este término, ha ido desplazando a otros más clásicos, como alalia,
audiomudez, sordera verbal congénita, afasia evolutiva y disfasia.

La definición más característica sobre Trastorno Específico del Lenguaje procede de la


ASHA (American Speech- Language- Hearing Association, 1980): “Un trastorno de
lenguaje es la anormal adquisición, comprensión o expresión del lenguaje hablado o
escrito. El problema puede implicar a todos, uno o alguno de los componentes
fonológico, morfológico, semántico, sintáctico o pragmático del sistema lingüístico. Los
individuos con trastornos del lenguaje suelen tener problemas de procesamiento del
lenguaje o de abstracción de la información significativa para el almacenamiento y
recuperación por la memoria a corto plazo”.

Y más concretamente, "Una dificultad con el lenguaje que no está causada por ningún
déficit evidente a nivel neurológico, sensorial, intelectual o emocional, y que puede
afectar al desarrollo del vocabulario, la gramática y las habilidades conversacionales"

Esta definición es también la recogida en nuestro país por AELFA (Asociación Española
de Logopedia, Foniatría y Audiología), que entiende este déficit como:

"Dificultades de lenguaje observadas en niños con un desarrollo típico en todas las


demás funciones psicológicas y con una educación normal, al menos en el momento de
su identificación"
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Desde la DSM V, se recoge el concepto de TEL como sigue:

A. Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus


modalidades (es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro) debido a
deficiencias de la comprensión o la producción que incluye lo siguiente:

1. Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).

2. Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las palabras y las


terminaciones de palabras juntas para formar frases basándose en reglas
gramaticales y morfológicas).

3. Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases


para explicar o describir un tema o una serie de sucesos o tener una
conversación).

B. Las capacidades de lenguaje están notablemente y desde un punto de vista


cuantificable por debajo de lo esperado para la edad, lo que produce limitaciones
funcionales en la comunicación eficaz, la participación social, los logros académicos o
el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combinación.

C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

D. Las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro


tipo, a una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explica
mejor por discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o retraso
global del desarrollo.

Como puede apreciarse por la definición, el TEL no constituye una categoría clínica
como una categorización global (Aram, 1991), sino que se trata de un conglomerado
de subcategorías o de subgrupos con posibles factores causales diferentes. Esto lleva a
preguntarnos si el término TEL engloba una serie de trastornos diferentes. En la
actualidad el problema se aborda desde la heterogeneidad de la población TEL
(Mendoza, 2001).

El trastorno específico del lenguaje es un trastorno que afecta a una cantidad de niños
que oscila entre 0.6 % y el 7.4%, obedeciendo dichas diferencias a los criterios para
clasificarlos.

El del TEL es un campo de plena actualidad en el ámbito logopédico internacional, en


el que se realizan numerosísimas publicaciones, y que recibe una gran atención en
conferencias, seminarios y simposios. Sin embargo, también es un campo polémico,
existiendo posturas contradictorias respecto al propio concepto de TEL, cómo
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identificarlo, qué tipos de TEL pueden existir, en qué momento es posible detectarlo,
cómo tratarlo...

2. CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN DE LA POBLACIÓN TEL

Hay que tener claro cuáles son los criterios que puede presentar una persona para
saber si padece o no un Tel. Un niño presentará TEL si no se determina una causa
concreta, si afecta a una o varias de las habilidades del lenguaje, si la realización de las
tareas del lenguaje es peor que otras habilidades y si los problemas del lenguaje duran
en el tiempo, aunque cambien algunos aspectos. Se han propuesto los siguientes
criterios para identificar si un niño tiene TEL: inclusión, exclusión, evolución,
especificidad y discrepancia.

CRITERIOS POR INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN: Requisitos mínimos que un individuo debe


tener para ser incluido en la población TEL. Y los problemas que se deben presentar
para identificar a un niño con TEL.

Según el criterio de INCLUSIÓN: TIENEN QUE TENER.

- Niños con nivel cognitivo mínimo.


- Superación de un screening auditivo en frecuencias conversacionales.
- Ausencia de lesión cerebral y cuadro autista.

Criterio de EXCLUSIÓN: NO PUEDEN TENER.

- Niños con trastorno mental.


- Deficiencia auditiva.
- Disturbios emocionales severos.
- Anormalidades buco-fonatorias.
- Signos neurológicos claros.
- Trastornos del lenguaje provocados por factores adversos, socioculturales y/o
ambientales

CRITERIOS DE SU EVOLUCIÓN: supone un gran obstáculo, ya que se le presupone


carácter DURADERO Y RESISTENTE. Antes se determinaba el límite de edad en unos 6
años.

CRITERIOS POR ESPECIFICIDAD: se entiende que los niños con TEL no pueden
presentar otras patologías y se asume la normalidad de los individuos TEL en todos los
aspectos y funciones (psicológicas, afectivas, sensitivas, mentales, intelectuales)
excepto en el lingüístico. Este criterio es el que da lugar a una serie de investigaciones,
en las que se encuadra la memoria de trabajo como foco de interés o causa.
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CRITERIOS POR DISCREPANCIA: La discrepancia se establece teniendo en cuenta la


diferencia entre edad lingüística y edad cronológica, o también, teniendo en cuenta las
diferencias entre la edad lingüística y la edad cognitiva. Los criterios de discrepancia
más utilizados son los de Sartk et al, los cuales son:

Al menos 12 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y edad del
lenguaje expresivo.

Al menos 6 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y edad del
lenguaje receptivo.

Al menos 12 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y una


puntuación de edad lingüística compuesta (expresiva + receptiva).

La edad lingüística global tiene que ser, mínimo, 12 meses inferior a la edad
cronológica o mental no verbal. A mayor discrepancia, mayor gravedad del trastorno.

3. DEL RETRASO EN EL LENGUAJE AL TEL

En el estudio de las alteraciones en el lenguaje se han empleado numerosos términos


para referirse a los problemas que hoy en día se pueden categorizar como trastorno
específico del lenguaje. Así, un primer término que tuvo cierto éxito es el de:

▪ "afasia evolutiva", entendida como trastornos receptivos o productivo-


receptivos producidos en niños y que mostraban similitudes con la
desorganización del lenguaje que es típica en las afasias de los adultos.

No obstante, el concepto de afasia siempre se ha relacionado con problemas


lingüísticos derivados de daños y patologías neurológicas, por lo que para muchos
autores no era adecuado para describir los problemas de muchos niños que mostraban
un desarrollo lingüístico alterado, pero sin que existieran dichos problemas
neurológicos, y además era un término originado en un ámbito médico que era difícil de
traspasar a la Logopedia.

Por tanto, posteriormente y dentro de un ámbito más logopédico, se acuñó el concepto


de "retraso en el lenguaje" y se habló de dos tipos principales:

→ Retraso primario en el lenguaje: caracterizado principalmente por un


desfase de la adquisición de las habilidades lingüísticas de acuerdo a la
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edad cronológica, sin que existan causas biológicas ni psicológicas que lo


expliquen.

→ Retraso secundario en el lenguaje: debido a otras patologías de tipo


neurológico, motórico, psicológico, etcétera.

Lógicamente, los casos de TEL entrarían dentro de los retrasos primarios en el


lenguaje, reservándose la otra categoría para los problemas logopédicos asociados al
retraso mental, el autismo, etcétera.

Sin embargo, para muchos autores e investigadores esta categoría de "retraso


primario" seguía siendo muy amplia y con poca utilidad para el trabajo clínico, por lo
que nuevamente se subdividió en dos nuevos conceptos:

→ Retraso simple del lenguaje: se aplicaría a niños pequeños (hasta unos 6


años) en los que existe un desfase en el aprendizaje del lenguaje si lo
comparamos con el ritmo evolutivo habitual de las adquisiciones.

→ Disfasia infantil: se entendería como un déficit del lenguaje oral que se


manifiesta principalmente a partir de los 6 años, bajo la forma de una
desorganización del lenguaje en evolución.

Los conceptos de "retraso simple" y de "disfasia infantil" encontraron un notable eco


dentro de la comunidad científica y logopédica, siendo utilizados extensamente;
incluso en la actualidad, algunos trabajos emplean el concepto de disfasia o de retraso
simple del lenguaje.

Pero pese a ello, muchas voces continuaron criticando esta terminología, apoyándose
en razones como las siguientes:

→ En la práctica eran muy difíciles de distinguir, ya que básicamente los


problemas típicos del retraso simple también podían encontrarse en la
disfasia y viceversa.

→ El criterio de los 6 años es muy problemático, ya que los niños no tienen


un ritmo evolutivo que pueda dividirse categóricamente en función de la
edad cronológica.

→ Debido a los problemas anteriores, la utilización en el campo aplicado era


muy difícil. Si bien a nivel teórico eran muy comunes, la utilidad clínica de
los dos términos era muy escasa.

→ Había muchos casos que no quedaban bien cubiertos, especialmente en la


disfasia.
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→ No eran términos específicos: el término de retraso en el lenguaje es muy


vago y de uso común, y el de disfasia tenía connotaciones en el ámbito
médico.

Por todo ello, se procuró una solución consistente en "empezar de cero", empleando
un nuevo término para describir esta casuística. Así, a partir de las propuestas de
varios autores y posteriormente de las recomendaciones de la ASHA (American
Speech-Hearing Association), surgió el término de "trastorno específico del lenguaje
(TEL)" para hacer referencia a una limitación significativa del lenguaje en niños que
presentan un desarrollo normal y que no muestran una causa evidente para dicha
limitación.

De esta manera y como resultado de esta evolución, en la actualidad la tendencia es la


de emplear el término de TEL como una etiqueta diagnóstica más específica, propia del
ámbito logopédico, y sin excesivas connotaciones.

En resumen, los niños diagnosticados con TEL (a) muestran un funcionamiento


correcto en la mayoría de áreas, (b) no muestran otros trastornos concomitantes, y (c)
tienen evidentes dificultades en el lenguaje sin razones aparentes.

Y aunque, como veremos más adelante, la variedad de problemas y casos que se


consideran como TEL es muy grande, podemos considerar como características
generales de este trastorno las siguientes:

✔ Hay un nivel lingüístico inferior a lo esperado para el grupo de edad (se


considera que tiene que existir un retraso de al menos 12 meses, o de al
menos 1,25 desviaciones típicas por debajo de la media de la población
normal en un test de lenguaje).

✔ El niño presenta un desarrollo normal a nivel cognitivo, social, de autoayuda


y motor.

✔ No existen déficits sensoriales ni alteraciones cerebrales asociadas.

✔ En definitiva, no existe una causa conocida que pueda explicar la gravedad


del retraso en el lenguaje.

✔ Los déficits afectan a la competencia lingüística (comprensión y producción)


pero no a la comunicativa; es decir, que los niños con TEL suelen mantener
una intención comunicativa importante.

✔ El problema es evidente desde las primeras etapas de adquisición del


lenguaje (2-3 años).

✔ Los déficits tienen un carácter evolutivo, de manera que si no se realiza una


intervención adecuada, los problemas suelen ir empeorando a lo largo del
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tiempo y los niños pueden acabar recibiendo un diagnóstico más severo


(retraso mental, autismo, etcétera)

Criterios exclusivos de un niño TEL según Gerard

- Trastornos de la evocación léxica (paradas, perseveraciones, parafasias…)


- Trastornos verdaderos de la codificación sintáctica (dificultad de utilizar nexos y
flexiones para incrementar la carga informativa de las producciones verbales).
- Trastornos de la comprensión verbal no ligados al léxico ni a problemas de
retención inmediata.
- Hipoespontaneidad.
- Trastornos de la informatividad de los enunciados.
- Disociación automático- voluntaria (dificultad de producir bajo petición o de
forma dirigida, enunciados que se emiten de forma espontánea).
- Gran heterogeneidad del vocabulario expresivo (contraste entre el uso de
palabras más o menos complejas frente a la ausencia de otras que pertenecen
al primer lenguaje de cualquier niño).
- Gran desfase entre comprensión y expresión.

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