UT 3. 5. La Discapacidad Visual
UT 3. 5. La Discapacidad Visual
UT 3. 5. La Discapacidad Visual
LA DISCAPACIDAD VISUAL
En este sentido, cuando se habla en general de ceguera o deficiencia visual se está haciendo
referencia a condiciones caracterizadas por una limitación total o muy seria de la función visual
en uno o varios de esos parámetros medidos. Es decir, se trata de personas que, o bien no ven
absolutamente nada, o bien, en el mejor de los casos, incluso llevando gafas o utilizando otras
ayudas ópticas, ven mucho menos de lo normal y realizando un gran esfuerzo de enfoque.
Ceguera total
Más específicamente, las personas ciegas o con ceguera son aquellas que no ven nada en absoluto
o solamente tienen una ligera percepción de luz (pueden ser capaces de distinguir entre luz y
oscuridad, pero no la forma de los objetos).
Ceguera parcial
Por otra parte, son personas con deficiencia visual aquellas que con la mejor corrección posible
podrían ver o distinguir, aunque con gran dificultad, algunos objetos a una distancia muy corta.
En la mejor de las condiciones, algunas de ellas pueden leer la letra impresa cuando ésta es de
suficiente tamaño y claridad, pero, generalmente, de forma más lenta, con un considerable
esfuerzo y utilizando ayudas especiales.
En otras circunstancias, es la capacidad para identificar los objetos situados enfrente (pérdida de
la visión central) o, por el contrario, para detectarlos cuando se encuentran a un lado, encima o
debajo de los ojos (pérdida de visión periférica), la que se ve afectada en estas personas.
Por tanto, las personas con deficiencia visual, a diferencia de aquellas con ceguera, conservan
todavía un resto de visión o resto visual útil para su vida diaria (desplazamiento, tareas
domésticas, lectura, trabajo, etc.).
Diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica producida cuando el cuerpo no puede regular la cantidad
de azúcar en la sangre. Puede estar causada por muy poca producción de insulina, resistencia a la
insulina o por ambas.
Cuando no hay suficiente insulina queda demasiado azúcar en el torrente sanguíneo y con el
tiempo esto puede provocar problemas de salud graves, entre ellos oculares, como dificultad para
ver, especialmente por la noche, sensibilidad a la luz y ceguera.
Tipos de diabetes
La diabetes tipo 1, menos común. Se puede presentar a cualquier edad, pero se diagnostica
con mayor frecuencia en niños, adolescentes o adultos jóvenes. En esta enfermedad, el
cuerpo no produce o produce poca insulina debido a que las células del páncreas encargadas
de ello dejan de trabajar.
La diabetes tipo 2, más común: Suele presentarse en la edad adulta. pero debido a las tasas
altas de obesidad, ahora también se está diagnosticando a niños y adolescentes. Con la
diabetes tipo 2, el cuerpo es resistente a la insulina y no la utiliza con la eficacia que debería.
Todas las personas con diabetes, tanto del tipo 1 como del tipo 2, corren riesgo de
desarrollar retinopatía diabética, una de las principales causas de ceguera.
Degeneración macular
La degeneración macular o DME es una afección ocular que provoca una lenta y progresiva
pérdida de visión central y aguda. La retina, donde se encuentra la mácula, es la encargada de
transmitir señales nerviosas al cerebro para que este sea capaz de visionar la luz e imágenes. En
todo este proceso nervioso, la mácula proporciona nitidez y definición a aquello que estamos
viendo, pero una mácula dañada hará que nuestra visión sea débil, poco detallada y borrosa.
El principal factor de riesgo de la degeneración macular es la edad, pero factores como el consumo
de tabaco o la obesidad también incrementan su riesgo. Además, las mujeres se ven más afectadas
por esta patología que los hombres.
Cataratas
Con el paso de los años, las proteínas forman cúmulos que se depositan en una pequeña área del
cristalino, provocando lo que conocemos como cataratas. Si esta afección no se trata en sus
inicios, los cúmulos de proteínas se pueden ir extendiendo cada vez en más zonas, provocando
visión borrosa, problemas para distinguir la gama de colores, sensibilidad extrema a la luz,
dificultad para adaptar la visión a sitios muy oscuros o muy iluminados e incluso la pérdida total
de visión.
El principal factor de riesgo de las cataratas es la edad, de hecho, se sitúan como la primera causa
de discapacidad visual y ceguera en todo el mundo en personas mayores de 40 años, pero también
hay otros factores que las provocan como la alta miopía, la exposición a la luz ultravioleta, el
tabaco, la diabetes o factores genéticos, entre otros.
Cataratas corticales: Este tipo de catarata se da en la corteza del cristalino, la parte que
rodea al núcleo central, y se caracteriza por tener opacidades blancas en forma de cuña que
se van extendiendo hasta la parte central de la lente natural del ojo.
El trato con una persona con deficiencia visual no tiene por qué diferir del que tenemos con otra
persona. Unas pequeñas recomendaciones, aplicables también a otras relaciones sociales, son
suficientes para no meter la pata y sentirnos cómodos si nos relacionamos con personas con
deficiencia visual.
Relación y comunicación
Actitud de respeto
El respeto a la persona con deficiencia visual se debe reflejar entre otras cosas
en:
No forzar a recibir una ayuda no necesaria, en muchos casos cuando una persona solicita
una ayuda puntual (cruzar una calle, el nº del autobús que se acerca, etc.) nos empeñamos
en imponer nuestra ayuda más allá de lo que la persona necesita.
Comunicación
Hablar en un tono normal, despacio y claro. No gritar o elevar la voz, las personas con
deficiencia visual, en general, oyen perfectamente.
No sustituir el lenguaje verbal por gestos, pues estos, en muchos casos, no podrán ser
percibidos por la otra persona.
No utilizar palabras como "aquí", "allí", "esto", "aquello"... ya que van acompañadas con
gestos que no pueden verse por la persona. En estas situaciones es preferible utilizar
términos más orientativos como "a izquierda de la mesa", "a tu derecha", "delante de la
puerta", "detrás de ti". En ocasiones, puede ser también útil conducir la mano de la persona
hacia el objeto e indicarle de lo que se trata.
Utilizar normalmente las palabras "ver", "mirar", etc.; no considerarlas como términos tabú
pues las propias personas con ceguera y deficiencia visual las utilizan normalmente en sus
conversaciones.
Evitar exclamaciones que pueden provocar ansiedad a la persona tales como "¡ay!", "¡ay!",
"cuidado", etc., cuando veamos un peligro para ella (una puerta abierta, un obstáculo en la
acera, etc.). Es preferible emplear una exclamación más informativa, como "alto", con el fin
de evitar que siga avanzando y explicarle después, verbalmente, el peligro o ayudarle para
que pueda evitarlo.
Interacción social
Dirigirse directamente a la persona con deficiencia visual para saber lo que quiere o desea y
no al acompañante.
Utilizar el nombre de la persona, si se conoce, para que tenga claro que nos dirigimos a él.
Presentarse, identificarse con el fin de que la persona sepa con quien se encuentra, por lo
que deberemos decirles nuestro nombre e indicarles, si procede, quienes somos o lo que
hacemos. Y por supuesto, en caso de conocer a la persona no jugar a las adivinanzas, ¿quién
soy?
Para saludar, si la persona no extiende la mano, podemos coger la suya para hacerle saber
que queremos saludarle.
Mantener un entorno ordenado. Cuando se conoce la ubicación de las cosas es más fácil
encontrarlas y disminuye el riesgo de golpes o choques fortuitos con ellas, por lo tanto, es
recomendable que todos los objetos se mantengan en el orden habitual, y, si se altera,
informar de ello.
Para prevenir, además, los golpes o accidentes con objetos que, por su localización o
situación no habitual o por ser inesperados, se convierten en obstáculos peligrosos para la
persona con ceguera o deficiencia visual, es aconsejable seguir las siguientes
recomendaciones:
Sillas: deberán estar colocadas debajo de las mesas o bien pegadas a la pared, nunca
dispersar por la habitación.
Armarios o cajones: las puertas de los armarios deberán igualmente estar cerradas, al igual
que los cajones.
Contraste: las personas con resto visual, se pueden beneficiar, además, si al ofrecerles las
cosas o indicarles su situación, utilizamos fondos que presenten un gran contraste con ellos.
Ayuda al desplazamiento.
Preguntar antes de ofrecer la ayuda: el hecho de que una persona tenga una discapacidad
visual no debe llevarnos a suponer que siempre nos necesita.
Prestar sólo la ayuda que se solicite: cruzar la calle, informar del nº del autobús que se
acerca, etc., entendiendo que es lo único que precisa y procurando no imponerle otra cosa
no solicitada.
Colocándonos delante de ella, le ofreceremos nuestro brazo para que se agarre. Nunca
deberemos situarnos detrás ni empujarle.
A una persona que utiliza perro guía hay que preguntarle primero si quiere agarrarse a
nosotros o prefiere seguirnos.
En una relación habitual con personas con discapacidad visual es imprescindible establecer
un código de señales corporales, apoyado en indicaciones verbales, que permita a la persona
con discapacidad visual desplazarse con seguridad y comodidad.
¿Cómo acompañarle?
Situarse medio paso por delante para permitir que se coja de nuestro brazo. La indicación
para que se sujete se puede hacer verbalmente o a través de un contacto directo.
La persona con discapacidad visual irá medio paso por detrás del guía para poder reaccionar
adecuadamente a la información que éste le transmita.
El paso de los dos debe ser coordinado, adecuado a su velocidad y a las características del
medio por el que se desplazan.
El guía debe colocarse habitualmente en el lado opuesto en el que la persona lleva el bastón.
No se debe coger en ningún caso el bastón o la ropa para guiarlo ni empujarlo por detrás
El guía llevará el brazo hacia atrás, y con este movimiento indicará que se están acercando a un
tramo por el que no pueden pasar uno al lado del otro.
Por este motivo, la persona con discapacidad visual, sin soltarse, se colocará justo detrás de él.
Apoyarse en el hombro.
Agarrarse a nuestra muñeca
Una vez finalizada la subida o bajada, se detendrá brevemente antes de reanudar la marcha
normal, para indicar que los escalones han finalizado.
Si tenemos que parar sin haber finalizado la escalera, lo explicaremos verbalmente para
evitar que interprete nuestra parada como el fin de la escalera.
Si nos aproximamos de frente, haremos que sus rodillas toquen el asiento, o bien podemos
indicarle verbalmente que se encuentra frente a él.
En una fila de butacas, basta con colocar su mano en el respaldo de la fila anterior, para que le
sirva de guía y avisarle verbalmente cuando haya llegado a su asiento.
En el folleto ¡MIRA!, ilustrado por Álvaro Núñez se ofrecen recomendaciones sencillas que, con
un toque de humor, ayudan a conseguir una interacción natural y espontánea con las personas con
discapacidad visual.
5.5. El Braille: lectura, aprendizaje, alfabeto y signos
En 1825, Luis Braille ideó su sistema de puntos en relieve: el sistema braille, también conocido
como cecografía, aporta a las personas ciegas una herramienta válida y eficaz para leer, escribir,
acceder a la educación, a la cultura y a la información sin necesidad de ver, guiándose solo por
el tacto.
Alfabeto braille
Se trata de un sistema que parte de seis puntos que se ubican y numeran de la siguiente forma:
1 4
2 5
3 6
Algunos signos braille que representan letras acentuadas o específicas de cada idioma son
distintos, según el idioma en que se quiera escribir.
Signos de puntuación
Letras en mayúsculas
Para representar algunos signos es preciso utilizar más de un carácter braille, pues las 64
combinaciones resultan insuficientes. Por ejemplo, para representar las letras mayúsculas se
antepone el carácter braille formado por los puntos 4 y 6:
X 4
X X
X 6
Números en braille
Los números se hacen con el prefijo formado por los puntos 3, 4, 5 y 6 antes de las diez primeras
letras. De este modo se indica que es un número en vez de una letra:
X 4
X 5
3 6
Si el número tiene más de una cifra, sólo es necesario que el prefijo se escriba antes de la primera
cifra.
5.6. La accesibilidad, un factor clave para la inclusión social
Vivimos en una sociedad dinámica, compleja, tecnificada, y que aparentemente ofrece nuevas
y mayores oportunidades de desarrollo personal, de bienestar social y calidad de vida. Una
sociedad en la que una imagen vale más que mil palabras y las herramientas de orientación y
comunicación se desarrollan en torno a la visión.
Para las personas con discapacidad visual, tanto los avances como la incuestionable supremacía
visual pueden convertirse en nuevas barreras y factores de exclusión para su plena
participación e integración en la comunidad. Pero como ciudadanos y consumidores de bienes y
servicios, tienen derecho a acceder de forma autónoma a todos los lugares y a la información
que se proporciona.
Conseguir que cualquier persona pueda usar y disfrutar los entornos con seguridad, comodidad y
autonomía es un reto para nuestra sociedad. Por ello, entre las acciones que realiza la ONCE, es
prioritaria la de contribuir a que los entornos, bienes y servicios sean totalmente accesibles para
las personas con discapacidad visual.
¿Cómo se diseñan entornos accesibles para las personas con discapacidad visual?
La visión permite interpretar de forma rápida y global el entorno y gracias a ella se desarrollan
conductas motoras que permiten estructurar y controlar el espacio. Algo que resulta fundamental
para dirigirse a un lugar concreto, moverse por un edificio y realizar todo tipo de acciones, en
definitiva, desplazarse y hacerlo de manera autónoma.
Las personas con discapacidad visual deben sustituir o complementar estas capacidades por
habilidades perceptivas específicas que se apoyan en un mayor uso de los demás sentidos. Para
facilitar el desenvolvimiento autónomo, resulta imprescindible, además, que los entornos
dispongan de medidas para:
Las medidas se encuentran recogidas en las distintas normativas, documentos técnicos y manuales
y contemplan aspectos:
Tan importante como el diseño es la eliminación de riesgos, que debe tener en cuenta la
señalización de elementos estructurales (columnas, esquinas), el diseño y la ubicación del
mobiliario, etc.
Accesibilidad a la información
Continuamente recibimos informaciones necesarias para localizar objetivos (rótulos de
nombres de calles, comercios...), orientarnos, estar al tanto de inspecciones en nuestra vivienda,
incidencias en los transportes, etc., y el conocimiento de estos avisos nos exige muchas veces
cambiar las rutinas diarias y organizarnos anticipadamente.
Por otro lado, contar con informaciones actualizadas a través de la tecnología es cada vez más
frecuente, y planificamos nuestros desplazamientos al instante en función del estado del tráfico o
de las alertas del servicio de transporte. Otra realidad actual es la constante comunicación con
las máquinas para adquirir productos, obtener dinero en efectivo, solicitar hora para una visita
médica o diligencia oficial, así como gestionar los turnos de atención y dirigirse al despacho
asignado.
Para que todas estas situaciones no constituyan
un obstáculo para las personas con
discapacidad visual, los folletos, carteles,
semáforos, cajeros automáticos, máquinas de
compra-venta y de gestión de turnos, etc., deben
contemplar en su diseño aspectos táctiles
(braille) y/o sonoros, transmitidos mediante
dispositivos electrónicos, smartphones, tabletas,
ordenadores, que adecúen el tamaño, la
tipografía, el contraste cromático y la iluminación, para hacer esa información accesible para
todos.
Accesibilidad en la educación
En la actualidad, dada la creciente importancia de los recursos didácticos digitalizados, desde la
ONCE se trabaja, en colaboración con otros organismos, para favorecer la accesibilidad del
alumnado con ceguera o deficiencia visual.
Fruto de este trabajo ha sido la elaboración de una serie de pautas que sirven de guía y referencia
para todos aquellos profesionales implicados en el diseño y desarrollo de estas plataformas y
entornos educativos, de forma que sean accesibles y utilizables por los alumnos con cualquier
tipo de discapacidad visual.
Trabajamos para que en el futuro se haga realidad en el entorno educativo el diseño para todos.
Accesibilidad a la cultura
Las personas con discapacidad visual, como sujetos de los mismos derechos, deben poder acceder
en plano de igualdad a los bienes y servicios culturales. La ONCE garantiza estos derechos
facilitando los medios y el asesoramiento técnico preciso para que estas personas puedan disfrutar
de:
Accesibilidad en el empleo
La ONCE provee de los instrumentos y materiales específicos necesarios para que las personas
con discapacidad visual desempeñen las tareas inherentes a su puesto de trabajo en igualdad de
condiciones que el resto de los trabajadores, con profesionalidad, eficiencia y productividad.
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