Modelos de Evaluación e Intervención en Lenguaje
Modelos de Evaluación e Intervención en Lenguaje
Modelos de Evaluación e Intervención en Lenguaje
Según Teeter (1991), estos modelos de atención se dividen en tres aproximaciones que
generalmente están orientadas a: atacar el déficit, estimular las habilidades remanentes
y las metodologías mixtas. De estas tres aproximaciones se puede señalar lo siguiente:
Rourke y col. (1983) señala que hay oportunidades en que la intervención directa sobre
la dificultad es adecuada y preferible.
(a) Puede ayudar en la reorganización de las áreas corticales dañadas. Lo mismo
ocurriría en el lenguaje.
(b) Evita que las funciones afectadas sean completamente eliminadas del proceso de
rehabilitación. Supone que las funciones del lenguaje que están afectadas se podrán
mantener por mas tiempo presente y no se olvidarán.
(c) Para que este tipo de intervención tenga buenos resultados debería comenzar tan
pronto se detecta el déficit. Es decir, esto señala que debe realizarse una detección
precoz.
(d) Los déficits que poseen una naturaleza pervasiva. El déficit atencional (ADDH) tiene
una duración que involucra toda la vida de un individuo por lo cual la atención focalizada
daría mejores resultados. En el caso del lenguaje eso es más marcado en las alteraciones
pragmáticas.
(e) Los niños con dificultades moderadas que muestren un marcado progreso. Eso es
especialmente notorio en los sujetos con dificultades como las alteraciones fonológicas.
Hynd y Cohen (1983) señalan que sin excepción a nivel neuropsicológico, los estudios
sobre efectividad de estos programas no apoyan su utilidad. En el caso del lenguaje, solo
han mostrado su utilidad en alteraciones articulatorias detectadas a temprana edad y sin
otros componentes fonológicos.
Por su parte, Reynols (1981) fue más crítico con este tipo de intervenciones
neuropsicológicas. El aclara que:
(a) Tienen su base en la rehabilitación de áreas que están dañadas o son disfuncionales,
por lo cual sería muy difícil lograr su activación.
(b) El trabajo que requiere la activación de las áreas dañadas, puede aumentar el
potencial de falla del individuo. Esto tiene relación especialmente con el
simultaneidad se refieren a la forma en que son abordadas los distintos niveles del
lenguaje.
(b) Modelo de praxis terapéutica de Estienne (1982) Este programa señala que las
actividades deben estar centradas en las habilidades que desbloquean otras unidades
lingüísticas, ha demostrado utilidad en el tratamiento de la afasia.
Las características que tienen estos 3 métodos involucran el trabajo conjunto de aquellas
áreas remanentes y aquellas con dificultad.
Como fue señalado con antelación el cambio de paradigma también afectó la intervención
y ha ido modificando la constitución de los equipos tanto en salud como en educación. El
cambio del modelo de salud al modelo educacional obliga a los distintos profesionales a
plantearse en este nuevo paradigma como es el objetivo a largo plazo que se ha enfocado
hacia la integración de un currículum para lograr resultados esenciales que aseguren el
éxito de los jóvenes una vez graduados de enseñanza media (O’Niel, 1992). Por lo tanto,
ya no estamos centrados en las patologías ni en las enfermedades sino que en el
desarrollo de los sujetos como futuras personas activas y productivas.
En nuestra normativa educacional los equipos que atienden a los niños con necesidades
especiales son llamados multiprofesionales y se les otorga una función transdisciplinaria
(MINEDUC, Normativa 363/94) al igual que en las actividades realizadas por los equipos
en salud. Sin embargo, es necesario entender que ambos términos no son equivalentes
y definen a distintos tipos de grupos con distintas metas y formas de trabajo (Patterson y
Gillam, 1995). A saber, los equipos multidisciplinarios están compuestos por
profesionales de distintas disciplinas que trabajan en forma independiente, cada miembro
del equipo realiza tareas, planifica intervenciones y realiza tratamientos. No existe mayor
complementación entre ellos. Los equipos interdisciplinarios están caracterizados por
tener canales formales de comunicación entre sus miembros, aunque comparten
información y desarrollan planes de intervención, cada miembro es responsable de la
implementación de su porción de la intervención respecto al plan general y que está
relacionada con su disciplina. El objetivo primario de este tipo de equipos es coordinar
la información y los servicios que recibe cada niño. En contraposición a los anteriores,
los equipos transdisciplinarios llevan a cabo en forma conjunta las tareas, comparten
información y la experiencia de cada uno en sus disciplinas, y seleccionan los objetivos
de las intervenciones. Una de las características más innovadoras del equipo
transdisciplinario es que sus miembros también pueden compartir sus roles. Este tipo de
equipo es de concepción nueva ya que los profesionales realizan sus tareas en forma
interactiva y los miembros del equipo pueden compartir roles o redistribuir roles. La
redistribución de roles está definida como una función en donde los roles profesionales
se combinan, al menos en parte, y uno o dos miembros del equipo pueden ser
responsables de entregar todas las intervenciones a un alumno (McWilliam, 2000; Bruder,
1996; Patterson y Gillam, 1995).
“pull out”. En este modelo, el niño es sacado de la sala de clases para recibir la atención
especialista, es devuelto a su sala de clases al terminar la sesión. Debido a los cambios
en la filosofía educacional y sus prácticas, muchos fonoaudiólogos y demás profesionales
deben mirar por sobre el modelo “pull out” para encontrar formas más eficientes para
tratar las complejas necesidades de la población escolar. Aunque muchos de ellos
trabajan en proyectos con equipos multidisciplinarios, aún funcionan tomando decisiones
en forma aislada. Dentro del gran espectro se encuentra la realización de la terapia en
forma individual o en grupo, planificación de los objetivos diarios para los niños integrados
en lenguaje y determinación de su alta del tratamiento. En este contexto los términos
colaboración, consulta y consulta colaborativa toman importancia, porque han sido
usados en forma extensa en la literatura educacional con cierta ambigüedad por parte de
diferentes autores. Ello ha creado confusión al respecto, lo que se evidencia en el uso de
combinaciones de términos y, en algunos casos, su utilización como sinónimos. Sin
embargo, en nuestra opinión al igual que en la de otros autores, cada uno de estos
términos tiene una definición específica y deben ser usados para designar distintos tipos
de intenciones, interacciones y resultados.