Los Sujetos Procesales Intervinientes en El Proceso Penal
Los Sujetos Procesales Intervinientes en El Proceso Penal
Los Sujetos Procesales Intervinientes en El Proceso Penal
Proceso Penal.
Potestad jurisdiccional
El colectivo de órganos que ejercen la potestad jurisdiccional del
Estado en materia penal esta compuesto por la Sala Penal de la
Corte Suprema, las Salas Penales de las Cortes Superiores, los
Juzgados Penales, colegiados o unipersonales, los Juzgados de la
Investigación Preparatoria y los Juzgados de Paz Letrados (16º).
Detenerse a considerar por qué se ha hecho esta distribución es
instructivo, pues permite descubrir que el CPP, inteligentemente, ha
querido preservar al máximo la imparcialidad judicial, de ahí que
esencialmente diferencie entre los Juzgados de la Investigación
Preparatoria, órganos de tutela y de garantías en esta fase y de
control y saneamiento en la etapa intermedia (29º, 345º y 351º), de
los Juzgados Penales, dedicados, más bien, a dirigir el juicio público
y a emitir sentencia, evitando así que los órganos de juzgamiento se
contaminen innecesariamente con intervenciones en actuaciones
precedentes al juzgamiento. Con respecto a las Salas Penales
Superiores, interesa saber que entre sus funciones más señaladas
está la de conocer las apelaciones de autos y sentencias que emitan
los Juzgados de la Investigación Preparatoria y los Juzgados Penales
(27º1), y que para resolver impugnaciones de sentencias es
admisible el ofrecimiento de pruebas en segunda instancia (422º) y
la necesaria realización de audiencia de apelación (424º).
En relación a la potestad de la Sala Penal de Corte Suprema, destaca el
conocimiento del recurso de casación interpuesto contra las sentencias y
autos expedidos en segunda instancia por las Salas Penales de las Cortes
Superiores, en los casos previstos por la Ley (26º). Tratándose de un
recurso extraordinario las causas de procedencia son muy estrictas, esto
es, tasadas, aunque discrecionalmente la Sala Penal Suprema puede
concederlo cuando lo considere necesario para el desarrollo de la doctrina
jurisprudencial (427º).
Por lo dicho, no cabe duda cabe que el éxito del juzgamiento dependerá
de la acertada conducción que de esta fase haga el Juzgado Penal, pues
habrá de tomar todos los cuidados para que durante el período inicial se
produzcan los alegatos preliminares o de apertura de la acusación y la
defensa, informará de sus derechos al acusado, entre ellos, la libertad de
manifestarse sobre la imputación o de no declarar (371º), le preguntará si
admite ser responsable del delito y la reparación civil, dando pie, en caso
de admisión, a la conclusión anticipada del juicio por conformidad (372º);
caso contrario, abrirá la posibilidad de ofrecimiento y admisión de nueva
prueba, para enseguida dar curso a la actuación probatoria consistente en
el examen del acusado, si éste acepta deponer, la actuación de
testimonios y examen de peritos, la prueba material y oralización de
medios probatorios documentales, en su caso, la inspección o la
Durante la declaración del acusado – si ocurre - los exámenes
de testigos y peritos, el Juez moderará el interrogatorio y
decidirá, paso a paso, las objeciones que se formulen a
preguntas capciosas, sugestivas o impertinentes (378º4), que
siempre desnaturalizan la limpieza de los interrogatorios y
contra interrogatorios y demuestran una indebida técnica de
litigación oral. Terminada la actuación de pruebas, el Juez
escuchará atentamente los alegatos finales, de cierre o
clausura de las partes (386º), así como la autodefensa del
acusado (391º), procediendo luego a deliberar según las
reglas de la sana crítica, conforme a los principios de la lógica,
las máximas de la experiencia y los conocimientos científicos
(393º, 158), cuidando de excluir del acervo probatorio la
prueba ilícita, obtenida con violación de los derechos
fundamentales (VIIIº, 159º). El producto de la deliberación
judicial ha de ser la sentencia que impartirá justicia en el caso
concreto, destacando entre sus componentes la motivación
clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias que se dan por probados o no y la valoración
de la prueba que la sostiene, indicando el razonamiento que
la justifique (394º).
Sobre la lectura de la sentencia el CPP trae una
novedad que seguramente servirá para
reconciliar al pueblo con sus magistrados, se trata
de aquellos casos en los cuales por la
complejidad del asunto o lo avanzado de la hora
convenga diferir la redacción de la sentencia,
leyéndose, entonces, sólo la parte dispositiva,
mientras el Juez o uno de los miembros del
colegiado relatará sintéticamente al público los
fundamentos que motivaron la decisión. Aquí,
con este contacto oral del Juez con el pueblo,
surge la figura del magistrado docente o maestro,
interesado en mejor las costumbres cívicas de sus
conciudadanos (396º2)
La imparcialidad judicial: Inhibición y recusación
Porque las partes son parciales, el Juez debe ser imparcial, este axioma
procesal rige el nuevo modelo que, como ya se tiene dicho, intenta no
contaminar al Juzgado Penal con actividades precedentes al juicio. Ocurre,
sin embargo, que la imparcialidad judicial no es necesaria sólo en la
oportunidad del juzgamiento, sino desde mucho antes, desde los primeros
momentos de la investigación preparatoria y también en la etapa
intermedia porque en esas fases el Juez de Garantías interviene para
tutelar al justiciable o restringir sus derechos fundamentales ante los
requerimientos, por ejemplo, del Ministerio Público, y para ejercer control
sobre el pedido de sobreseimiento o la acusación. Desde esta óptica,
cuando existan razones objetivas que pongan en entredicho su
imparcialidad es deber del Juez inhibirse de seguir conociendo el caso
(53º). La gran mayoría de esas causales son explícitas, como el interés del
juez en el proceso, su condición de acreedor o deudor del imputado, la
víctima o el tercero civil, etc., y una de ellas abierta: “cualquier otra causa,
fundada en motivos graves (…). Si pese a la concurrencia de alguno de los
supuestos de inhibición previstos por la Ley, el Juez no se inhibe, las partes
podrán recusarlo, dentro de los tres días de conocida la causal que
invoquen (54º), mientras la incidencia no esté resuelta el Juez cuestionado
podrá resolver sobre la libertad o privación de ésta del imputado, así como
practicar diligencias urgentes e irrealizables ulteriormente o
improrrogables (56º, 52º).
Entre persecución penal y defensa siempre habrá un
conflicto, la regla estipula que el Ministerio Público
tiene, entre sus obligaciones, agrupar objetivamente
elementos de convicción que le permitan acusar y
probar, luego, lo acusado, en tanto que establece, a su
vez, que la defensa tiene derecho a resistirse y
desvirtuar la imputación. He aquí desnuda la esencia
del litigio que sostienen estos actores del proceso, el
que resultaría interminable e injusto si un tercero
neutral no se ocupa del respeto al debido proceso y
todas sus garantías, como del pronunciamiento de una
sentencia que con justicia y razón condene o absuelva.
A nadie debe extrañar, en consecuencia, que cuando se
inicia el juzgamiento el Juez deba carecer de perjuicios
o ideas preconcebidas, tenga bien abiertos los oídos y
los ojos para espectar la actuación probatoria de las
partes y recoger el resultado de la misma al valorarla.
LA DIVISIÓN DE FUNCIONES PROCESALES COMO CARACTERÍSTICA
RESALTANTE DEL CPP
El programa procesal penal de la Constitución desde 1979
estableció las vigas maestras sobre las cuales debía edificarse el
nuevo proceso penal o el mecanismo de resolución de conflictos
generados por el delito. Transcurridas muchas décadas y varios
intentos de reforma, recién con el D.Leg 957 (CPP), de 29 de julio de
2004, se han desarrollado estas grandes pautas, conforme a las
cuales no existe proceso penal posible sin la concurrencia de
sujetos procesales esenciales como el Ministerio Público, el
imputado y su defensa y el órgano jurisdiccional, encargados de
específicas tareas: perseguir el delito, resistirse a la incriminación y
fallar, respectivamente, sin admitir interferencias o postergaciones
como las que caracterizan el modelo mixto de tendencia inquisitiva,
donde el Juez toma todas las riendas del caso y devalúa la
intervención de los otros actores del proceso. Esta situación es la
que finalmente nos ha conducido al estado de crisis e ineficacia
crónica del servicio de justicia penal, generador permanente de
descontento en la colectividad que se siente cada vez más insegura
e intranquila, en los agraviados que no son resarcidos, menos
indemnizados, y en los imputados que ven la escandalosa violación
del plazo razonable, circunstancia tanto más dramática cuando se
trata de presos preventivos, sin condena.
Ante semejante debacle el CPP ha lanzado el reto, en el campo
normativo, de una nueva estructura denominada proceso común
(Libro Tercero), al que deben sujetarse las causas para alcanzar
justicia pronta y cumplida. En el proceso común se ensamblan
armoniosamente finalidades y tareas de diversa índole, bajo
comando de su respectivo responsable. Así, la investigación
preparatoria es entregada al Ministerio Público para que con toda
amplitud decida el ejercicio de la acción penal y cumpla con la carga
de la prueba, sin perder de vista que en esta fase el Juez ejerce
tarea de tutela y al imputado se le reconoce derechos esenciales
emanados de la presunción de inocencia (IIº, IXº). En la etapa
intermedia, gracias a las audiencias de control se asegura la
regularidad del sobreseimiento de lo actuado o el pase de la
acusación a la etapa de juzgamiento, mediante la emisión del
respectivo auto, cuando no la emisión de sobreseimiento por
petición de parte o de oficio al carecer el dictamen fiscal acusatorio
de suficiente peso para ingresar al juicio público y oral. En el
juzgamiento lo medular es la actuación probatoria que sostienen las
partes ante el tercero imparcial para alcanzar su convicción y lograr
que confirme su teoría del caso mediante una condena o
absolución.
Según se ve, en cada etapa del proceso común los
actores cumplen la tarea asignada sin interferencias o
invasiones funcionales, porque cada uno de ellos tiene
su respectiva misión. Normativamente no hay forma,
por ejemplo, que el Juez sustituya al Fiscal en la tarea
de pesquisa, o que en el juicio la actuación probatoria
de las partes sea totalmente reemplazada por la
prueba judicial de oficio (385º.2). En suma, sin división
de funciones procesales no tendría el menor sentido
asignarle al CPP la característica de acusatorio,
garantizador y de tendencia adversativa, no pasaría de
ser un cuerpo normativo más enfrascado en revitalizar
el añoso y fracasado modelo mixto de tendencia
inquisitiva, cuya peor expresión es el procedimiento
sumario, enemigo jurado de la publicidad y la
transparencia.
El Estado ejerce su poder soberano de administrar justicia a
través de la función jurisdiccional y esta labor de primer orden
es conferida a los órganos jurisdiccionales, potestad que
según la Constitución emana del pueblo y se ejerce por el
Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos
funcionalmente autorizados. Para Binder “el Juez es un
funcionario del Estado con poder para solucionar un litigio
que otras personas llevan a su consideración”.
Funciones principales
A continuación, las funciones más comunes de un Juez: