Los Sujetos Procesales Intervinientes en El Proceso Penal

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Los Sujetos Procesales Intervinientes en el

Proceso Penal.

Una característica central del modelo acusatorio es la rigurosa


determinación que efectúa de las funciones procesales básicas y la
asignación de ellas al correspondiente sujeto procesal. Siguiendo
las pautas contenidas en sus artículos 159º, 139º.14 y 138º, la Ley
Suprema identifica las tareas centrales sin la cuales no podría
siquiera hablarse de proceso penal, éstas son: la de persecución
del delito, que importa, a su vez, investigar, acusar - cuando
corresponda - y probar la acusación para alcanzar un veredicto de
culpabilidad y una condena; la de defensa o resistencia a la
persecución, dirigida a desvirtuar las imputaciones que soporta el
procesado, entendida tanto en sentido material, o derecho a ser
escuchado, como técnica, o ser patrocinado por un profesional del
derecho, de elección o de oficio; y, la de enjuiciamiento o fallo
para resolver el conflicto impartiendo justicia imparcial sobre la
base de la valoración de la actuación probatoria practicada en
juicio por las partes en contienda.
Este círculo de funciones se cierra con la atribución
que se hace de ellas al sujeto procesal respectivo: La de
persecución al Ministerio Público, la de defensa al
propio imputado y su abogado patrocinador y la de
administración de justicia al órgano jurisdiccional.

El nuevo Código Procesal Penal, de 2004, (en adelante


CPP), al desarrollar las pautas constitucionales en este
campo, hace igual reconocimiento de las funciones
procesales básicas y la asignación específica de ellas,
por eso, su Título Preliminar distingue los alcances de
la titularidad de la acción Penal (IIº)1 , el derecho de
defensa (IXº) y la competencia judicial (Vº); a lo que
debe agregarse el tratamiento que luego da al
Ministerio Público (60º), a su brazo operativo, la Policía
(67º), al imputado (71º), al abogado defensor (80º) y al
órgano jurisdiccional (16º).
He aquí los actores principales, no los únicos, del drama procesal
penal, ya que no hay que olvidar que el nuevo modelo también rescata
y revitaliza a la víctima (94º) y al actor civil (98º), así como reconoce los
derechos de las personas jurídicas, sujetos pasivos de la relación
procesal, en la medida que se les atribuya haber sido organizadas para
delinquir, o empleadas con ese fin (90º), del tercero civil (111º), del
querellante particular (107) y de aquellos que celebraron actos
jurídicos con el imputado, luego de la comisión del delito, sobre su
patrimonio y arguyen buena fe (15º).

Los sujetos procesales. En materia penal es muy común hablar de las


partes del proceso o de los sujetos procesales, para referirnos a las
personas que intervienen durante el proceso. En sentido amplio el
término “Partes” se utiliza para significar a los contendientes, a la
contraposición de personas, a los adversarios que buscan alcanzar un
objetivo, una victoria.

Jurídicamente se identifica a las partes en atención a la formulación de


intereses contrapuestos, y de la totalidad de personas intervinientes
en el proceso se destacan los sujetos procesales que son: el Juez, el
acusador y el acusado. Ellos cumplen un papel primordial y esencial en
el proceso penal. Sin ellos no hay proceso. A cargo de estos tres polos
procesales está la realización de actos procesales merced a los cuales
el proceso nace, se prosigue, avanza y arriba a la sentencia.
Dentro del sector de la acusación y como
complemento eventual y accesorio del mismo
puede en el proceso penal aparecer el actor
civil, por el otro lado, en el del acusado,
puede aparecer el responsable civil.
En el proceso intervienen otras personas,
que tienen relación al proceso, como son
testigos, peritos, etc, quienes como terceros
al proceso aportan su conocimiento y se
retiran.
Los Sujetos procesales. Son personas capaces
legalmente para poder participar en una
relación procesal de un proceso, ya
sea como parte esencial o accesoria.
El proceso penal es eminentemente formalista y en
aquél intervienen una serie de sujetos legitimados por
ley, que son conocidos con el nombre de “sujetos
procesales”, Binder, señala: que los sujetos que
intervienen en el proceso penal se pueden agrupar en
tres sectores: el Juez y sus auxiliares, quienes acusan y
llevan adelante la pretensión penal (Fiscal), y quienes se
defienden –el imputado y el defensor como asistente
suyo-, junto a ellos encontramos a los demandados
civiles (tercero civil responsable). A esta línea se puede
agregar a la víctima o el agredido que en el
procedimiento se puede constituir en actor civil y en ese
mismo nivel se coloca a los abogados del Estado –
Procuradores, y finalmente el órgano auxiliar encargado
de ejercer la investigación del delito bajo la dirección del
Ministerio Público que viene a ser la Policía Nacional.
Los primeros de ellos (Juez y Fiscal) actúan como
órganos estatales como órganos de justicia y órganos
persecutores.
La investigación judicial del delito, se actúa por denuncia que
se hace de conocimiento del Ministerio Público como titular
de la acción penal, con intervención del Juez, no se puede
prescindir de la intervención de los demás sujetos procesales
en las etapas del proceso penal. La Necesidad de la
recopilación de los elementos probatorios, a cargo de la
autoridad competente, la aportación de los mismos y la
evaluación que sobre ellos ya se van haciendo, involucran a
todos los sujetos procesales.

En la etapa del juzgamiento la intervención de los sujetos


procesales es trascendental pues la decisión judicial se ve
precedida del debate de contradicciones que realizan las
partes sobre las pruebas. El Fiscal reafirmará su acusación
escrita analizando la prueba ofrecida y la defensa hará lo
propio, sin perjuicio de los elementos propios incorporados
por el acusado y agraviado, así como los que aparezcan del
debate mismo o los que sean dispuestos de oficio por el
juzgador.
EL JUEZ, JURISDICCIÓN y ATRIBUTO

Como la Constitución indica, la potestad de impartir justicia emana


del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial. La resolución de los
conflictos generados por los delitos no puede efectuarse de
cualquier manera, requiere que en la cúspide de la estructura
procesal actúe un órgano investido de plenas prerrogativas que le
permitan que todos, personas e instituciones, le deban obediencia
y colaboración, que sus disposiciones tengan efectividad al estar
respaldadas por el poder coercitivo y que sus decisiones sean
efectivamente ejecutadas. Así lo entiende el CPP cuando indica que
la justicia penal se imparte con imparcialidad por los órganos
jurisdiccionales competentes (Iº.1). La jurisdicción penal común es,
entonces, la llamada a zanjar la pugna establecida entre las
pretensiones procesales, punitiva del Fiscal y libertaria del acusado,
dentro del marco de un juicio previo, oral, público y contradictorio
(Iº2). Ambos asuntos van de la mano porque están relacionados
tanto con el órgano que decide como con el escenario y
actuaciones, las del juzgamiento, sobre cuya base se emite la
sentencia (393º1). La idea que descansa en todo esto es que el
órgano jurisdiccional cumpla eficientemente su trabajo haciéndose
cargo de un juicio en el cual se aseguren sus principios capitales
(356º).
Ñ

Potestad jurisdiccional
El colectivo de órganos que ejercen la potestad jurisdiccional del
Estado en materia penal esta compuesto por la Sala Penal de la
Corte Suprema, las Salas Penales de las Cortes Superiores, los
Juzgados Penales, colegiados o unipersonales, los Juzgados de la
Investigación Preparatoria y los Juzgados de Paz Letrados (16º).
Detenerse a considerar por qué se ha hecho esta distribución es
instructivo, pues permite descubrir que el CPP, inteligentemente, ha
querido preservar al máximo la imparcialidad judicial, de ahí que
esencialmente diferencie entre los Juzgados de la Investigación
Preparatoria, órganos de tutela y de garantías en esta fase y de
control y saneamiento en la etapa intermedia (29º, 345º y 351º), de
los Juzgados Penales, dedicados, más bien, a dirigir el juicio público
y a emitir sentencia, evitando así que los órganos de juzgamiento se
contaminen innecesariamente con intervenciones en actuaciones
precedentes al juzgamiento. Con respecto a las Salas Penales
Superiores, interesa saber que entre sus funciones más señaladas
está la de conocer las apelaciones de autos y sentencias que emitan
los Juzgados de la Investigación Preparatoria y los Juzgados Penales
(27º1), y que para resolver impugnaciones de sentencias es
admisible el ofrecimiento de pruebas en segunda instancia (422º) y
la necesaria realización de audiencia de apelación (424º).
En relación a la potestad de la Sala Penal de Corte Suprema, destaca el
conocimiento del recurso de casación interpuesto contra las sentencias y
autos expedidos en segunda instancia por las Salas Penales de las Cortes
Superiores, en los casos previstos por la Ley (26º). Tratándose de un
recurso extraordinario las causas de procedencia son muy estrictas, esto
es, tasadas, aunque discrecionalmente la Sala Penal Suprema puede
concederlo cuando lo considere necesario para el desarrollo de la doctrina
jurisprudencial (427º).

Es correcto decir que la jurisdicción penal se extiende a los delitos y a las


faltas y que invoca como criterios de aplicación los establecidos en el
Código Penal (CP) y en los Tratados Internacionales, aprobados y
ratificados por el Perú, conforme a la Constitución (17º, 482º), de ahí que
el CPP destine, por ejemplo, todo su Libro Séptimo (508º - 566º), vigente a
plenitud conforme Ley Nº 286712 , publicada el 31 de enero de 2006, a La
Cooperación Judicial Internacional, incluida la sección referente a la
Cooperación con la Corte Penal Internacional (554º). La jurisdicción penal
ordinaria encuentra su límite (18º), en cambio, frente a los delitos de
función militar o policial (173º Constitución), cuya esencia reside en la
afectación de bienes jurídicos no comunes sino estrictamente castrenses;
a las infracciones de la ley penal que cometen los adolescentes (183º
Código de los Niños y Adolescentes); y, he aquí algo muy interesante,
aunque poco referido y menos estudiado, a los casos privativos dela
función jurisdiccional por las comunidades y rondas campesinas y nativas
(149º Constitución).
Competencia

Entendida como la distribución de la jurisdicción entre los


diferentes órganos que la detentan, presenta en el CPP
criterios territoriales (21º), en determinada medida
afectados por la ocurrencia de delitos graves y de
trascendencia nacional (24º, modificado por D. Leg.983)
que permite su conocimiento por los jueces de la capital de
la República, con prescindencia del lugar de perpetración; y
razones objetivas y funcionales relacionadas con
determinado tipo de personas (aforados), división de los
hechos punibles en delitos y faltas, mayor o menor
gravedad de los primeros y rol cumplido por los órganos
judiciales durante las diversas etapas del proceso (26° - 30°)
En esta área importa anotar que el CPP ha efectuado una
terminante diferenciación entre los órganos
jurisdiccionales, para asignarles a unos la condición de
Juzgados de la Investigación Preparatoria y a otros la de
Juzgados Penales, de enjuiciamiento y fallo.
El Juez de la Investigación Preparatoria o Juez de Garantías

Se trata de una figura novísima (29º) que rompe el viejo


esquema de la instrucción con dos órganos persecutores, por
un lado, el Fiscal, desplegando indagaciones preliminares
hasta formalizar su denuncia, y, por el otro, el Juez Instructor
o pesquisa a cargo de la llamada investigación formal una vez
emitido el auto de apertura de instrucción. Esta rémora,
propia de los procedimientos sumarios (D. Leg. 124º) y
ordinarios (Código de Procedimientos Penales - C. de PP – y
Ley Nº 26689), ha sido cortada de raíz por el CPP porque para
él sólo existe un órgano investigador, desde el inicio o noticia
criminal, el Ministerio Público (IVº.1), en tanto que el Juez que
participa en esta etapa de pesquisa no se inmiscuye en la
misma, ni cumple la menor tarea de inquirir o indagar, sino
que efectiviza su presencia para asegurar garantías y tutelar al
justiciable (71º4), despachar medidas coercitivas o restrictivas
de derechos fundamentales y efectuar el control y
saneamiento en la etapa intermedia del proceso común (29º);
sin perjuicio de practicar, en casos extremos y a solicitud de
las partes, prueba anticipada (242º) proceso (26º - 30º).
Claros ejemplos de estas importantes tareas del Juez de la
Investigación Preparatoria los encontramos lo siguiente:
 Audiencia de tutela, para subsanar omisiones o dictar medidas de
corrección o protección, a solicitud del imputado cuando éste
considere que sus derechos no son respetados, que es objeto de
medidas limitativas de derechos indebidas o requerimientos
ilegales (71º4).
 Expedición de medidas restrictivas de un derecho fundamental en
razón de búsqueda de pruebas (203º1), como lo es, entre otros, el
allanamiento (214º) y la intervención de comunicaciones
telefónicas o análogas (230º)
 Emisión de medidas de coerción procesal o su cesación (254º), por
ejemplo, la prisión preventiva (268º)
 Audiencia de control del plazo de las diligencias preliminares de
investigación (334º2)
 Procedencia de actos de investigación solicitadas por los sujetos
procesales interesados, rechazadas por el Fiscal
 Audiencia de control del plazo de conclusión de la investigación
preparatoria, luego de su formalización (343º)
 Control en audiencia del requerimiento fiscal de sobreseimiento
(346º)
 Control en audiencia preliminar de la acusación fiscal (352º)
Además del resguardo de garantías, a este Juez le toca
jugar un papel muy activo en el campo de la simplificación
procesal o descarga de despachos, que haga manejable el
número de causas que se ventilan cotidianamente, por eso
es que, luego de emitida la disposición fiscal de
formalización de la investigación preparatoria (336º), queda
facultado para aplicar el principio de oportunidad y los
acuerdos reparatorios (2º), acoger el requerimiento fiscal
de un procedimiento abreviado o inmediato (446º), que
hace innecesaria gran parte de la investigación formal y la
fase Intermedia, y aprobar el acuerdo de terminación
anticipada al que arriban el Fiscal y el imputado, emitiendo
sentencia condenatoria que recoja el consenso (468º)

Aunque la regla del CPP es que la verdadera prueba se


actúa en juicio y no en las etapas precedentes, como se ha
dejado ver más arriba, existen circunstancias, por lo general
sustentadas en razones de urgencia, para anticiparla,
actuación que ha de llevarse adelante mediante audiencia
conducida por el Juez de la Investigación Preparatoria
durante esta fase o en el curso de la intermedia.
El Juzgado Penal y el juzgamiento
La estructura o vía procesal emblemática del CPP es el proceso
común (Libro Tercero), compuesto por tres etapas: la investigación
preparatoria, la etapa intermedia y el juzgamiento. Si bien entre
estas tres fases hay una perfecta sincronía no todas tienen igual
peso o significado, es por esto que el canon ritual establece que “El
juicio es la etapa principal del proceso” (356º), es decir, que las
otras se encuentran claramente a su servicio y no podría ser otro
modo porque mientras la investigación preparatoria busca que el
Fiscal reúna los elementos de convicción que le permitan decidir si
formula o no acusación ya la defensa prepararse (321º); la etapa
intermedia persigue confirmar o no la procedencia del
sobreseimiento (344º), o, en su caso, que la acusación tenga base
suficiente para ser ventilada y discutida en juicio; mientras que el
juzgamiento es el escenario donde la oralidad y publicidad plenas
permiten que las pretensiones procesales adversas compitan,
litiguen y que sobre la base de la actuación probatoria (375 – 385)
de los medios de prueba ofrecidos por las partes y admitidos
oportunamente, el tercero imparcial, el órgano jurisdiccional,
valorando el resultado de la misma, pronuncie sentencia
absolutoria o condenatoria (398º, 399º).
El CPP confiere la conducción de tan trascendente etapa al Juzgado Penal,
organismo que no ha intervenido en ninguna de las fases anteriores para
de esta manera acendrar su imparcialidad y dejar que sean los adversarios
los que mediante la prueba le lleven información de calidad y busquen
alcanzar su convicción en un legítimo juego dialéctico, contradictorio,
abonado por la igualdad de armas entre acusación y defensa (Iº.3). Este
Juzgado Penal puede ser unipersonal o colegiado, dependiendo ello de la
entidad de la causa que les competa, así los Juzgados Penales Colegiados
(28º) conocerán materialmente sólo de los delitos que tengan señalados
en la Ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de libertad mayor de
seis años, reservándose los demás asuntos para los órganos
unipersonales.

Por lo dicho, no cabe duda cabe que el éxito del juzgamiento dependerá
de la acertada conducción que de esta fase haga el Juzgado Penal, pues
habrá de tomar todos los cuidados para que durante el período inicial se
produzcan los alegatos preliminares o de apertura de la acusación y la
defensa, informará de sus derechos al acusado, entre ellos, la libertad de
manifestarse sobre la imputación o de no declarar (371º), le preguntará si
admite ser responsable del delito y la reparación civil, dando pie, en caso
de admisión, a la conclusión anticipada del juicio por conformidad (372º);
caso contrario, abrirá la posibilidad de ofrecimiento y admisión de nueva
prueba, para enseguida dar curso a la actuación probatoria consistente en
el examen del acusado, si éste acepta deponer, la actuación de
testimonios y examen de peritos, la prueba material y oralización de
medios probatorios documentales, en su caso, la inspección o la
Durante la declaración del acusado – si ocurre - los exámenes
de testigos y peritos, el Juez moderará el interrogatorio y
decidirá, paso a paso, las objeciones que se formulen a
preguntas capciosas, sugestivas o impertinentes (378º4), que
siempre desnaturalizan la limpieza de los interrogatorios y
contra interrogatorios y demuestran una indebida técnica de
litigación oral. Terminada la actuación de pruebas, el Juez
escuchará atentamente los alegatos finales, de cierre o
clausura de las partes (386º), así como la autodefensa del
acusado (391º), procediendo luego a deliberar según las
reglas de la sana crítica, conforme a los principios de la lógica,
las máximas de la experiencia y los conocimientos científicos
(393º, 158), cuidando de excluir del acervo probatorio la
prueba ilícita, obtenida con violación de los derechos
fundamentales (VIIIº, 159º). El producto de la deliberación
judicial ha de ser la sentencia que impartirá justicia en el caso
concreto, destacando entre sus componentes la motivación
clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias que se dan por probados o no y la valoración
de la prueba que la sostiene, indicando el razonamiento que
la justifique (394º).
Sobre la lectura de la sentencia el CPP trae una
novedad que seguramente servirá para
reconciliar al pueblo con sus magistrados, se trata
de aquellos casos en los cuales por la
complejidad del asunto o lo avanzado de la hora
convenga diferir la redacción de la sentencia,
leyéndose, entonces, sólo la parte dispositiva,
mientras el Juez o uno de los miembros del
colegiado relatará sintéticamente al público los
fundamentos que motivaron la decisión. Aquí,
con este contacto oral del Juez con el pueblo,
surge la figura del magistrado docente o maestro,
interesado en mejor las costumbres cívicas de sus
conciudadanos (396º2)
La imparcialidad judicial: Inhibición y recusación
Porque las partes son parciales, el Juez debe ser imparcial, este axioma
procesal rige el nuevo modelo que, como ya se tiene dicho, intenta no
contaminar al Juzgado Penal con actividades precedentes al juicio. Ocurre,
sin embargo, que la imparcialidad judicial no es necesaria sólo en la
oportunidad del juzgamiento, sino desde mucho antes, desde los primeros
momentos de la investigación preparatoria y también en la etapa
intermedia porque en esas fases el Juez de Garantías interviene para
tutelar al justiciable o restringir sus derechos fundamentales ante los
requerimientos, por ejemplo, del Ministerio Público, y para ejercer control
sobre el pedido de sobreseimiento o la acusación. Desde esta óptica,
cuando existan razones objetivas que pongan en entredicho su
imparcialidad es deber del Juez inhibirse de seguir conociendo el caso
(53º). La gran mayoría de esas causales son explícitas, como el interés del
juez en el proceso, su condición de acreedor o deudor del imputado, la
víctima o el tercero civil, etc., y una de ellas abierta: “cualquier otra causa,
fundada en motivos graves (…). Si pese a la concurrencia de alguno de los
supuestos de inhibición previstos por la Ley, el Juez no se inhibe, las partes
podrán recusarlo, dentro de los tres días de conocida la causal que
invoquen (54º), mientras la incidencia no esté resuelta el Juez cuestionado
podrá resolver sobre la libertad o privación de ésta del imputado, así como
practicar diligencias urgentes e irrealizables ulteriormente o
improrrogables (56º, 52º).
Entre persecución penal y defensa siempre habrá un
conflicto, la regla estipula que el Ministerio Público
tiene, entre sus obligaciones, agrupar objetivamente
elementos de convicción que le permitan acusar y
probar, luego, lo acusado, en tanto que establece, a su
vez, que la defensa tiene derecho a resistirse y
desvirtuar la imputación. He aquí desnuda la esencia
del litigio que sostienen estos actores del proceso, el
que resultaría interminable e injusto si un tercero
neutral no se ocupa del respeto al debido proceso y
todas sus garantías, como del pronunciamiento de una
sentencia que con justicia y razón condene o absuelva.
A nadie debe extrañar, en consecuencia, que cuando se
inicia el juzgamiento el Juez deba carecer de perjuicios
o ideas preconcebidas, tenga bien abiertos los oídos y
los ojos para espectar la actuación probatoria de las
partes y recoger el resultado de la misma al valorarla.
LA DIVISIÓN DE FUNCIONES PROCESALES COMO CARACTERÍSTICA
RESALTANTE DEL CPP
El programa procesal penal de la Constitución desde 1979
estableció las vigas maestras sobre las cuales debía edificarse el
nuevo proceso penal o el mecanismo de resolución de conflictos
generados por el delito. Transcurridas muchas décadas y varios
intentos de reforma, recién con el D.Leg 957 (CPP), de 29 de julio de
2004, se han desarrollado estas grandes pautas, conforme a las
cuales no existe proceso penal posible sin la concurrencia de
sujetos procesales esenciales como el Ministerio Público, el
imputado y su defensa y el órgano jurisdiccional, encargados de
específicas tareas: perseguir el delito, resistirse a la incriminación y
fallar, respectivamente, sin admitir interferencias o postergaciones
como las que caracterizan el modelo mixto de tendencia inquisitiva,
donde el Juez toma todas las riendas del caso y devalúa la
intervención de los otros actores del proceso. Esta situación es la
que finalmente nos ha conducido al estado de crisis e ineficacia
crónica del servicio de justicia penal, generador permanente de
descontento en la colectividad que se siente cada vez más insegura
e intranquila, en los agraviados que no son resarcidos, menos
indemnizados, y en los imputados que ven la escandalosa violación
del plazo razonable, circunstancia tanto más dramática cuando se
trata de presos preventivos, sin condena.
Ante semejante debacle el CPP ha lanzado el reto, en el campo
normativo, de una nueva estructura denominada proceso común
(Libro Tercero), al que deben sujetarse las causas para alcanzar
justicia pronta y cumplida. En el proceso común se ensamblan
armoniosamente finalidades y tareas de diversa índole, bajo
comando de su respectivo responsable. Así, la investigación
preparatoria es entregada al Ministerio Público para que con toda
amplitud decida el ejercicio de la acción penal y cumpla con la carga
de la prueba, sin perder de vista que en esta fase el Juez ejerce
tarea de tutela y al imputado se le reconoce derechos esenciales
emanados de la presunción de inocencia (IIº, IXº). En la etapa
intermedia, gracias a las audiencias de control se asegura la
regularidad del sobreseimiento de lo actuado o el pase de la
acusación a la etapa de juzgamiento, mediante la emisión del
respectivo auto, cuando no la emisión de sobreseimiento por
petición de parte o de oficio al carecer el dictamen fiscal acusatorio
de suficiente peso para ingresar al juicio público y oral. En el
juzgamiento lo medular es la actuación probatoria que sostienen las
partes ante el tercero imparcial para alcanzar su convicción y lograr
que confirme su teoría del caso mediante una condena o
absolución.
Según se ve, en cada etapa del proceso común los
actores cumplen la tarea asignada sin interferencias o
invasiones funcionales, porque cada uno de ellos tiene
su respectiva misión. Normativamente no hay forma,
por ejemplo, que el Juez sustituya al Fiscal en la tarea
de pesquisa, o que en el juicio la actuación probatoria
de las partes sea totalmente reemplazada por la
prueba judicial de oficio (385º.2). En suma, sin división
de funciones procesales no tendría el menor sentido
asignarle al CPP la característica de acusatorio,
garantizador y de tendencia adversativa, no pasaría de
ser un cuerpo normativo más enfrascado en revitalizar
el añoso y fracasado modelo mixto de tendencia
inquisitiva, cuya peor expresión es el procedimiento
sumario, enemigo jurado de la publicidad y la
transparencia.
El Estado ejerce su poder soberano de administrar justicia a
través de la función jurisdiccional y esta labor de primer orden
es conferida a los órganos jurisdiccionales, potestad que
según la Constitución emana del pueblo y se ejerce por el
Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos
funcionalmente autorizados. Para Binder “el Juez es un
funcionario del Estado con poder para solucionar un litigio
que otras personas llevan a su consideración”.

El Juez solo puede ejercer válidamente la jurisdicción penal,


conforme a dos presupuestos: capacidad de adquisición y
capacidad de ejercicio. La primera se refiere a las
características individuales que debe concurrir en él; edad,
ciudadanía, grado académico, concurso público, etc., en tanto
que la capacidad de ejercicio se refiere a que debe haber
sido admitidito como Juez en un concurso público y como tal
se haya constituido regularmente en un proceso penal.
El juzgador es el director del proceso, es el encargado de
otorgar las garantías a los justiciables y de controlar la
legalidad en las actuaciones de los demás sujetos
procesales. (Art. 139° Constitución Política del Estado)
El Juez penal es el encargado de administrar justicia
criminal, conforme al ordenamiento jurídico y acorde con
los valores de justicia y de igualdad.

El Juez Penal es el representante del Poder Judicial


para el ejercicio de la función penal, esto es la potestad
estatal de aplicar el derecho objetivo con relación a
casos concretos. Actúa en forma unipersonal o
colegiada, en juzgados o en tribunales o salas.
Es importante comprender que los Jueces no son contratados, por el
contrario, son elegidos mediante un concurso de oposición de
credenciales, en el que el perfil del ABOGADO es evaluado por un jurado o
comité que analiza su carrera profesional, sus valores, integridad y méritos
académicos.

Los Jueces deben funcionar de manera independiente, objetiva y como


intermediarios justos y neutrales, por lo cual deben comportarse de una
manera correcta, respetuosa y profesional en todo momento.

Funciones principales
A continuación, las funciones más comunes de un Juez:

Dirigir los casos presentados en juzgados y tribunales, interpretando y


haciendo valer la legislación aplicable al procedimiento correspondiente y
establecer parámetros a ser considerados para efectos de la admisibilidad
de la evidencia:
- Escuchar los testimonios de los testigos.
- Decidir si la evidencia presentada es admisible o no.
- Escuchar los alegatos del Ministerio Público y de la defensa.
- Comunicar sus derechos y deberes al acusado.
- Revisar los escritos, argumentos y evidencias presentadas por el Ministerio
Público y la defensa.
- Utilizar el buen juicio y basarse en la evidencia presentada
para tomar la decisión correcta al anunciar el veredicto.
- Ejecutar la sentencia de quienes sean condenados en casos
penales.
- En los casos penales, decidir si las personas imputadas
deben permanecer en una medida privativa de libertad
hasta el momento del juicio o si pueden ser juzgados en
libertad.
- Mantener una postura imparcial en la corte, velando por los
derechos civiles y humanos de las partes.
- Emitir órdenes judiciales.
- Estar al corriente de las modificaciones en la ley y
procedimientos judiciales.

El juez garantizará que se cumpla la ley durante el


procedimiento penal. Además de controlar que se respeten
las garantías constitucionales.

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