Caracterizacion de Acuiferos

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CARACTERIZACIÓN HIDROGEOLÓGICA DE

LOS ACUÍFEROS DE ASPE Y LA HORNA


(ASPE, ALICANTE)

Ernesto García Sánchez


Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente

Facultad de Ciencias

CARACTERIZACIÓN HIDROGEOLÓGICA DE LOS ACUÍFEROS


DE ASPE Y LA HORNA (ASPE, ALICANTE)

ERNESTO GARCÍA SÁNCHEZ

Tesis presentada para aspirar al grado de


DOCTOR POR LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

CIENCIAS EXPERIMENTALES Y BIOSANITARIAS

Dirigida por:

JOSÉ MIGUEL ANDREU RODES


Profesor Titular de Universidad
Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente
Área de Geodinámica Externa
Facultad de Ciencias
Universidad de Alicante

ANTONIO PULIDO BOSCH


Catedrático de Universidad
Departamento de Biología y Geología
Área de Geodinámica Externa
Facultad de Ciencias Experimentales
Universidad de Almería
CARACTERIZACIÓN HIDROGEOLÓGICA DE LOS ACUÍFEROS
DE ASPE Y LA HORNA (ASPE, ALICANTE)

Esta Tesis Doctoral ha sido realizada en el Departamento de Ciencias de la Tierra y


del Medio Ambiente de la Universidad de Alicante.

Esta memoria es presentada por Ernesto García Sánchez para optar al título de Doctor
en Ciencias Geológicas.

Alicante, julio de 2016

El Doctorando,

Ernesto García Sánchez

Los Directores,

José Miguel Andreu Rodes Antonio Pulido Bosch


El día que decidí iniciar esta tesis doctoral pensaba que conocía la envergadura del
esfuerzo y dedicación que conllevaba tal proyecto. Ciertamente así fue, además de por
el propio entendimiento, por los innumerables mensajes que recibí de compañeros y
amigos; pero lo que no fui capaz de imaginar es el sacrificio que iba a suponer para las
personas queridas que tenía y tendría junto a mí. Sin duda, ellas son las que más han
puesto para que esta historia terminara bien.

Quiero mencionar a todos los que con su granito, ó granero, han hecho posible el
trabajo que aquí presento. Espero no dejar a nadie, no en el olvido sino en el
descuido, pero si así fuera, le pido disculpas desde estas líneas.

Agradecer a mis directores, José Miguel Andreu y Antonio Pulido-Bosch, la dedicación,


saber y paciencia que han puesto en esta tesis; sin ellos, este proyecto habría pasado
a engrosar la larga lista de intentos fallidos.

Del Dpto. de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Alicante:

A mi buen amigo Pedro Alfaro García, que aportó su toque de sabiduría y precisión en
la revisión del capítulo 3 y en los trabajos de delineación.

A José Enrique Tent por la ayuda prestada en campo y en el reconocimiento


micropaleontológico de muestras.

A Pedro Jauregui por el interés y amabilidad demostrada en la interpretación de los


datos de geofísica eléctrica.

A José Delgado por la ayuda prestada en el tratamiento de datos y en los trabajos de


interpretación automática de mapas piezométricos y de isocontenidos mediante el
software ArcGIS 9.

A David Benavente por los cálculos sobre especiación hidroquímica de las aguas
subterráneas.
Del Dpto. de Matemáticas de la Universidad de Alicante:

A Juan Matías Sepulcre por su dedicación al tratamiento estadístico de los datos


hidrogeoquímicos.

Al Dpto. de Hidrogeología y Química Analítica de la Universidad de Almería por


facilitarme el equipo de testificación geofísica de sondeos, y en especial a Sara Jorreto
e Israel Francés por la interpretación de los resultados obtenidos, lo que permitió
arrojar algo de luz a los acuíferos investigados.

Al Dpto. de Agroquímica y Medio Ambiente de la Universidad Miguel Hernández de


Elche por facilitarme las instalaciones y el material de laboratorio con el que realizar
las determinaciones analíticas de las muestras de agua, y a sus directores Jorge
Mataix Beneyto e Ignacio Gómez Lucas por el apoyo y amistad mostrados durante
estos años.

Y como no, a mis compañeros a lo largo de todos estos años:

A Ignacio Meléndez por el trabajo realizado en la digitalización de los datos geológicos


y de inventario.

Gracias Alicia por tu dedicación a la farragosa tarea del tratamiento estadístico de los
datos hidrogeoquímicos.

Lo siento Vicky, te toco lo más divertido, la revisión y detección de erratas. Gracias.

A José Navarro por la lectura pausada del documento final.

A Fuen, Jorge, y Manu por ser, más que compañeros, amigos durante estos años (os
debo varios campamentos).

A Mari Carmen, Belén, Hugo, Begoña y Merche agradecerles su colaboración en el


análisis químico de las muestras de agua.

A Cecilia, Eva y María José por los ánimos transmitidos en los momentos necesarios y
por el cariño con que lo han hecho.
También quiero mencionar a aquellas otras personas y empresas que me ayudaron
con igual generosidad:

A Tomás Rodríguez Estrella de la Universidad de Cartagena por la ayuda prestada en


el campo y en las tareas de interpretación de los datos geofísicos.

A Miguel Fernández-Mejuto del Ciclo Hídrico de la Diputación Provincia de Alicante por


la ayuda prestada en el manejo del código informático RENATA.

A Sondeos Martínez, a su director Paco y a sus técnicos Pepe y Miguel, por los
trabajos de testificación geofísica realizados en el sondeo 34.

A Miguel Ángel Zaplana de Aforiol por la información facilitada y la amabilidad que


siempre muestra.

A José María Gálvez de Sondeos y Minería por los datos y opiniones que aportó.

A Luis Vicente, mi hermano, por la compañía y ayuda prestada durante las calurosas
jornadas estivales de medición de niveles piezométricos.

A Santonja, Javier, Antonio (el zafranero), Manuel Cerdán, Cecilio, Carlos y Ángel
María (en el recuerdo), y a una interminable lista de buenas personas que me
permitieron acceder a sus propiedades y me facilitaron la recogida de datos y
muestras de agua, además de ofrecerme sombra y agua fresca en los momentos más
calurosos. Gracias paisanos.

A Antonio Soria por facilitarme la instalación de una sonda de registro automático de


nivel en un sondeo de su propiedad.

A la Comunidad de Regantes Virgen de las Nieves de Aspe por facilitarme el acceso a


sus instalaciones.

Al Excmo. Ayto. de Aspe por facilitarme la instalación de una sonda de registro


automático de nivel en un sondeo de su propiedad.

Y por último, a todas aquellas otras personas, que no fueron tantas, que confiaron en
que algún día concluiría esta tesis.

Gracias a todos.
A Mari y Daniel por robarles lo más preciado, el

tiempo. Besos.

A mis padres, sin los cuales no hubiera llegado

hasta aquí. Gracias papás.


ÍNDICE

Agradecimientos

MEMORIA

I. INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 15
1. Justificación de la investigación................................................................................ 15
2. Organización de la Memoria ..................................................................................... 17
3. Localización geográfica ............................................................................................ 17
4. La importancia de las aguas subterráneas y el regadío en el área de estudio ....... 19
4.1. El regadío histórico......................................................................................... 20
4.2. El regadío moderno ........................................................................................ 21
4.3. Evolución de la superficie de riego................................................................. 26
5. Algunas consecuencias del cambio de usos del suelo............................................. 29
6. Objetivos ................................................................................................................... 33
7. Metodología de trabajo ............................................................................................. 34
7.1. Métodos de campo ......................................................................................... 35
7.2. Métodos de laboratorio................................................................................... 36
7.3. Métodos de gabinete ...................................................................................... 37
8. Antecedentes ............................................................................................................ 38
8.1. Antecedentes geológicos ............................................................................... 38
8.2. Antecedentes hidrológicos ............................................................................. 39
8.3. Antecedentes hidrogelógicos ......................................................................... 41

II. HIDROMETEOROLOGÍA ........................................................................................ 43


1. Introducción .............................................................................................................. 43
2. Contexto climático regional....................................................................................... 44
3. Precipitación ............................................................................................................. 47
3.1. Régimen pluviométrico regional ..................................................................... 47
3.2. Análisis de la precipitación en el área de estudio .......................................... 50
3.2.1. Precipitación media anual y años tipo ..................................................... 51
3.2.2. Distribución temporal de la precipitación ................................................. 57
3.2.3. Distribución estacional de la precipitación ............................................... 66
3.3. Cuantificación de las precipitaciones recibidas .............................................. 69
4. Temperatura ............................................................................................................. 70
4.1. Marco regional................................................................................................ 70
4.2. Tratamiento de los datos ................................................................................ 71
4.3. Temperatura media anual .............................................................................. 72
4.4. Distribución temporal...................................................................................... 73
5. Índices climáticos ..................................................................................................... 77
5.1. Índices térmicos ............................................................................................. 78
5.2. Índices de evaporatividad. Evapotranspiración .............................................. 78
5.2.1. Evapotranspiración potencial .................................................................. 79
5.2.2. Evapotranspiración real ........................................................................... 82
6. Influencias del clima en los acuíferos ...................................................................... 90

III. GEOLOGÍA ............................................................................................................. 93


1. Localización geológica.............................................................................................. 93
2. Litoestratigrafía ......................................................................................................... 96
3. Tectónica ................................................................................................................ 108

IV. HIDROGEOLOGÍA DEL ACUÍFERO DE LA HORNA ......................................... 111


1. Inventario de puntos de agua ................................................................................. 111
2. Comportamiento hidrogeológico de los materiales................................................. 112
3. Geometría y límites................................................................................................. 116
4. Características hidráulicas...................................................................................... 123
4.1. Piezometría .................................................................................................. 123
4.1.1. Red de control piezométrico .................................................................. 123
4.1.2. Evolución piezométrica .......................................................................... 125
4.1.3. Variaciones estacionales ....................................................................... 128
4.1.4. Funcionamiento hidrodinámico. ............................................................. 131
4.2. Parámetros hidráulicos................................................................................. 135
5. Hidrogeoquímica..................................................................................................... 135
5.1. Introducción .................................................................................................. 135
5.2. Sistemática del muestreo y análisis ............................................................. 136
5.3. Tratamiento de los datos hidrogeoquímicos ................................................ 139
5.4. Facies hidrogeoquímica ............................................................................... 140
5.5. Variaciones espaciales y temporales ........................................................... 142
5.5.1. Parámetros no específicos .................................................................... 142
5.5.2. Constituyentes mayoritarios .................................................................. 151
5.5.3. Presión parcial de CO2 .......................................................................... 166
5.6. Relaciones iónicas de interés....................................................................... 167
5.7. Análisis multivariante entre los parámetros fisicoquímicos .......................... 171
5.8. Condiciones de equilibrio-desequilibrio ........................................................ 177
5.9. Principales procesos hidrogeoquímicos en el acuífero ................................ 180
5.10. Características isotópicas de las aguas de La Horna ................................ 182
5.10.1. Isótopos estables de la molécula del agua: 18O y 2H ........................... 182
5.10.2. Carbono-13 (13C) ................................................................................. 185
5.10.3. Azufre-34 (34S) ..................................................................................... 186
5.11. Alteración a la composición natural de las aguas del acuífero ................. 188
6. Componentes del balance ...................................................................................... 189
6.1. Estimación de la recarga ............................................................................. 189
6.2. Salidas ......................................................................................................... 196
6.3. Estado del acuífero ...................................................................................... 197

V. HIDROGEOLOGÍA DEL ACUÍFERO DE ASPE .................................................... 199


1. Inventario de puntos de agua ................................................................................. 199
2. Comportamiento hidrogeológico de los materiales................................................. 201
3. Geometría y límites................................................................................................. 203
4. Características hidráulicas...................................................................................... 206
4.1. Piezometría .................................................................................................. 206
4.1.1. Red de control piezométrico .................................................................. 206
4.1.2. Evolución piezométrica .......................................................................... 206
4.1.3. Funcionamiento hidrodinámico .............................................................. 223
4.2. Parámetros hidráulicos................................................................................. 225
5. Geofísica................................................................................................................. 227
5.1. Prospección geofísica eléctrica .................................................................... 227
5.2. Testificación geofísica de sondeos .............................................................. 232
6. Hidrogeoquímica..................................................................................................... 234
6.1. Sistemática del muestreo y análisis ............................................................. 234
6.2. Facies hidrogeoquímica ............................................................................... 235
6.3. Variaciones espaciales y temporales ........................................................... 242
6.3.1. Parámetros no específicos .................................................................... 242
6.3.2. Constituyentes mayoritarios .................................................................. 247
6.3.3. Presión parcial de CO2 .......................................................................... 256
6.4. Algunas relaciones iónicas de interés .......................................................... 257
6.5. Análisis multivariante entre los parámetros fisicoquímicos .......................... 261
6.6. Condiciones de equilibrio-desequilibrio ........................................................ 264
6.7. Principales procesos hidrogeoquímicos en el acuífero ................................ 267
6.8. Características isotópicas de las aguas de Aspe ......................................... 268
6.8.1. Isótopos estables de la molécula del agua: 18O y 2H ............................. 268
6.8.2. Carbono-13 (13C) ................................................................................... 269
6.8.3. Azufre-34 (34S) ....................................................................................... 270
7. Relación entre los acuíferos de La Horna y Aspe .................................................. 270
8. Componentes del balance ...................................................................................... 278
8.1. Entradas ...................................................................................................... 278
8.2. Salidas ......................................................................................................... 280
8.3. Estado del acuífero ...................................................................................... 281
9. Modelo conceptual del acuífero de Aspe................................................................ 281

VI. CONCLUSIONES ................................................................................................. 285

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................... 291

ANEXOS ........................................................................................................ 307


Inventario de puntos de agua .................................................................................. 308
Análisis químicos ..................................................................................................... 312
Sondeos eléctricos verticales. Perfiles de resistividad ........................................ 320
Introducción

I.
Introducción

1. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Un clima adecuado favorece el desarrollo y expansión de la agricultura


intensiva sobre el territorio, lo que requiere adicionalmente de la disponibilidad de
recursos hídricos. Durante las últimas décadas las aguas subterráneas han jugado un
papel muy importante en el desarrollo económico del arco mediterráneo, aunque es
ésta una realidad que generalmente se desconoce y olvida. La parte meridional de la
provincia de Alicante se caracteriza por presentar un clima semiárido, con escasez de
agua y un marcado carácter torrencial; sin embargo, es paradójico que su demanda
sea más elevada y creciente día a día. La agricultura y el sector servicios, este último
ligado principalmente al turismo, son los principales impulsores de la economía de
diversos municipios del Sur de Alicante.

La elevada demanda de agua por parte del sector agrícola provocó la


explotación intensiva de numerosos acuíferos de la provincia de Alicante, generando
graves desequilibrios hídricos que pusieron en peligro la continuidad de las principales
actividades económicas (agricultura y turismo), generadoras de la mayor parte de la
riqueza en estas tierras. Durante la primera década de este siglo, parte del suelo,

15
Capítulo I

tradicionalmente agrícola, se transformó rápidamente hacia usos urbanos, industriales


o de ocio. El rápido crecimiento del sector de la construcción derivó, no solamente el
suelo, sino buena parte de los recursos de agua hacia las demandas residenciales.
Para garantizar en cantidad y calidad la creciente demanda urbana se planteó
inicialmente un modelo de gestión que primaba la importación de recursos de agua
externos (trasvases), que posteriormente fue sustituido por el desarrollo de los
recursos no convencionales (desaladoras y desalobradoras). Ambas vías han ido
perdiendo impulso en los últimos años, a la par que la crisis económica ha disminuido
el crecimiento exponencial de la demanda de agua. Sin entrar a valorar la
sostenibilidad ambiental de ellas, ya no parece económicamente sostenible ninguna de
las dos alternativas planteadas.

Esta realidad ha puesto en valor la importancia que en ocasiones los recursos


propios, como las aguas procedentes de pequeños acuíferos, pueden tener para el
sostenimiento, aunque sea bajo mínimos, de las economías locales. En este sentido,
los acuíferos como los de La Horna y Aspe, estudiados en este trabajo, de pequeño
tamaño y con recursos relativamente reducidos, han sido prácticamente olvidados
administrativamente a la hora de realizar una gestión hídrica y han mostrado una
elevada potencialidad para contribuir al desarrollo local.

Por otro lado, esta situación de olvido ha provocado que las actividades
humanas desarrolladas sobre ellos también hayan ocasionado algunos problemas
medioambientales, entre los que cabe destacar los relacionados con la pérdida de
calidad de sus aguas. Así, la agricultura intensiva ha jugado un papel notable como
generadora de contaminación difusa en el medio subterráneo, resultado del retorno de
riego y la adición de fertilizantes.

El contexto geológico de esta región no presenta las condiciones adecuadas


para que existan acuíferos de gran extensión y elevada permeabilidad, que permita
disponer de suficientes recursos subterráneos, ya que predominan los terrenos
margosos con una intensa tectónica que ha provocado una elevada
compartimentación. Ello hace todavía más necesario conocer en profundidad estos
pequeños embalses subterráneos que pueden llegar a determinar la sostenibilidad de
algunas economías locales. Por consiguiente, una definición y actualización del estado
en el que se encuentran, sus recursos y las características de sus aguas, ayudará a
poder realizar una adecuada y correcta gestión de este tipo de acuíferos, así como a la
implantación de modelos de explotación sostenibles.

16
Introducción

2. ORGANIZACIÓN DE LA MEMORIA

La estructura que presenta este texto sigue el esquema de los estudios


hidrogeológicos clásicos. La memoria se divide en cinco capítulos más un capítulo final
de conclusiones; con el desarrollo de los mismos se ha pretendido responder a los
objetivos planteados en el presente trabajo de investigación.

En este primer capítulo se aborda una caracterización del entorno geográfico y


socio-económico de Aspe y su comarca, que permita comprender mejor la evolución
que han seguido los acuíferos de Aspe y de La Horna. Así mismo, se plantean los
objetivos y métodos de esta investigación y se expone el estado de conocimiento de
ambos acuíferos.

En el capítulo II se realiza una caracterización hidrometeorológica detallada del


área de estudio que permita comprender el ámbito climático en el que se encuentran
los acuíferos estudiados.

El contexto geológico general donde se ubican los acuíferos investigados y la


geología de cada uno de ellos, se exponen en el capítulo III.

Los capítulos IV y V constituyen el cuerpo del trabajo de investigación, y se


centran en los aspectos hidrogeológicos e hidrogeoquímicos de los acuíferos de La
Horna y Aspe, respectivamente. Las labores de investigación realizadas han permitido
actualizar el escaso conocimiento que se tenía sobre el funcionamiento de ambos
acuíferos, a la vez que se ha mejorado la definición de sus límites. La aplicación de la
herramienta geofísica, junto al seguimiento de la fisicoquímica de las aguas y de la
evolución de la piezometría en los acuíferos, permiten establecer una propuesta de
régimen de funcionamiento para cada uno de ellos.

3. LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

Los acuíferos de Aspe y La Horna se sitúan en la parte meridional de la


provincia de Alicante, concretamente al Oeste de la localidad de Aspe, dentro de la
comarca del Medio Vinalopó. Ocupan parte de las hojas del Mapa Topográfico
Nacional a escala 1:50.000 de Elda (871) y Elche (913). El acceso al área de estudio
se puede realizar a través de la carretera N-325 que une las localidades de Aspe y
Crevillente, así como por las vías CV-846 entre Aspe y La Romana y CV-845 entre
Aspe y Hondón de las Nieves (Figura 1.1).

17
Capítulo I

Figura 1.1. Localización geográfica del área de estudio.

El acuífero de Aspe se extiende por la depresión por la que discurre el río


Tarafa, afluente del Vinalopó, y presenta una superficie aproximada de 20 km2. Esta
depresión queda delimitada al NNE por la sierra de La Horna; por las elevaciones de
La Ofra, Enmedio y Ors por la parte WSW y por los relieves comprendidos entre Uchel
y Borisa por el SSE. El río Tarafa tiene un marcado carácter de río-rambla
mediterráneo, lo que unido a las continuas transformaciones agrícolas del terreno,
hacen que no siempre sea reconocible. Desde la vertiente septentrional de la sierra de
Crevillente surge el barranco del Tolomó, que alcanza la depresión del río Tarafa por
la parte Suroeste de la misma. Las altitudes de este acuífero están comprendidas
entre 350 m s.n.m. en su cabecera y 260 m s.n.m, en su parte más baja. Dese el punto
de vista administrativo, el acuífero se extiende mayoritariamente sobre el término
municipal de Aspe, participando en menor proporción los municipios de Novelda y La
Romana.

El acuífero de La Horna queda circunscrito al propio relieve de la sierra que le


da nombre. Esta pequeña elevación se desarrolla preferentemente según una
dirección NNW-SSE y ocupa una superficie aproximada de 4,2 km2. La sierra de La
Horna forma la divisoria hidrológica entre las depresiones del río Vinalopó, al Noreste,

18
Introducción

y su principal afluente, el Tarafa, al Suroeste; las elevaciones están comprendidas


entre 514 y 285 m s.n.m., ambas cotas en la mitad meridional de la sierra.

4. LA IMPORTANCIA DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS Y EL REGADÍO EN EL


ÁREA DE ESTUDIO

Las mejoras económicas y sociales del medio rural siempre han estado ligadas
a un aumento en la disponibilidad de agua, que permitiera el paso de una agricultura
de secano a regadío y el consecuente crecimiento económico. Esta agricultura, junto a
la industria y los servicios, permitieron el crecimiento y desarrollo de las poblaciones
del Medio Vinalopó durante la segunda mitad del s. XX (Rico, 1994). Tal desarrollo se
produjo a expensas de las aguas subterráneas, aunque de forma no planificada y sin
tener en cuenta los recursos disponibles. La agricultura en Aspe representa un claro
exponente de este expansionismo agrario durante el siglo pasado.

El aprovechamiento de las aguas subterráneas en Aspe comenzó en época


árabe y fue incrementándose a lo largo del tiempo. Los primeros datos sobre el uso de
estas aguas se remontan al s. XIX, periodo en el que se perforaron minas en las
proximidades de surgencias naturales asociadas a los terrenos detríticos (acuífero de
Aspe) con el objeto de disponer de mayores caudales. A mediados del s. XX y
especialmente en las décadas de los años setenta y ochenta, la demanda cada vez
más exigente de la agricultura y el abastecimiento a la población, determinaron la
necesidad de extender las captaciones más allá de los terrenos detríticos. El primero
de los acuíferos captados fue el contiguo acuífero de Crevillente. La creciente
necesidad de agua como consecuencia de la fuerte expansión de los cultivos, provocó
la prospección de nuevos recursos de agua en pequeños relieves que podrían
constituir acuíferos y ubicados en el entorno de la depresión del Tarafa (sectores de La
Horna, Uchel y Borisa). Sin embargo, estas actuaciones no resultaron positivas, bien
por ser escasos los caudales o por tratarse de aguas de elevada mineralización.

La explotación minera del agua realizada en el acuífero de Crevillente,


especialmente durante las décadas de los años 70 y 80 del s. XX, trajo consigo un
descenso muy importante de los niveles que provocó un aumento desorbitado en los
costes directos e indirectos de explotación (Andreu, 1997; Sevilla Jiménez et al.,
2010). Como consecuencia de ello fue mermando la rentabilidad de los cultivos y
comenzó el deterioro y recesión de la actividad agrícola local, que se vio agravada por
los problemas de comercialización de las producciones y por los daños ocasionados

19
Capítulo I

en las cosechas por las inclemencias del tiempo. Solamente, el carácter minifundista
de una gran parte de los propietarios agrícolas, cuyas tierras solían ser heredadas y
cuya principal actividad laboral se encontraba en el sector industrial y de servicios,
favoreció el sostenimiento de una agricultura local de escasa rentabilidad. En
consecuencia, se produjo una pérdida de peso de la agricultura en la economía local
(Juárez, 2006).

4.1. EL REGADÍO HISTÓRICO

El denominado regadío histórico estuvo basado en un aprovechamiento


conjunto de aguas superficiales y subterráneas. La contribución subterránea asociada
fundamentalmente a la descarga natural del acuífero de Aspe era modesta debido a la
los escasos caudales de los manantiales de este acuífero.

Para Martínez Español (2007) la superficie del riego histórico, tal y como queda
reflejado en documentos del último cuarto del siglo XIX, ocupaba una extensión de
entre 750 y 850 ha que correspondía, casi en su totalidad, a los riegos de las acequias
de El Fauquí, El Aljau y Huerta Mayor. Estos riegos históricos, que se remontan a
época árabe (Cavanilles, 1795-1797; Madoz, 1849; Asencio, 1970; Azuar, 1994), se
localizan mayoritariamente al Noreste de la localidad de Aspe, sobre el tramo final del
río Tarafa antes de su confluencia con el Vinalopó.

Azuar (1994) indica que “…debido a la proximidad del río Vinalopó (en
referencia al Castillo del Río o Aspe el Viejo), el área de regadío se concentraría en
sus márgenes y a los pies del yacimiento…” (Figura 1.2). La documentación
bajomedieval sobre los seculares pleitos de aguas entre la ciudad de Elche y las
poblaciones de Aspe, Monforte del Cid, Elda y Villena, indican que las aguas y las
tierras del cauce del río Vinalopó siempre fueron un derecho de explotación de la
ciudad de Elche desde época islámica (Ibarra y Ruiz, 1914). Los sectores del Tolomó y
Alcaná hasta el paraje de Las Fuentes, sectores incluidos todos ellos dentro de los
límites del acuífero de Aspe, quedaron exentos de riegos históricos, probablemente
debido al carácter torrencial de río Tarafa.

Los regadíos históricos se mantuvieron más o menos estables hasta el último


tercio del s. XIX. Durante ese periodo puede considerarse que el acuífero de Aspe
funcionó en régimen natural, pues la explotación del mismo se realizaba a través de la
captación directa de la descarga de los manantiales situados aguas arriba del paraje

20
Introducción

de Las Fuentes, punto de cierre de la depresión de Aspe y donde se localizaba la


presa del Fauquí. Es de este punto desde donde partía la rafa o azud que daba agua a
la acequia del mismo nombre. Por su parte, la acequia del Aljau es probable que en
época musulmana recibiera las aguas de un pequeño humedal (charco de Claudio)
situado en el lugar que luego ocupó la antigua piscina municipal, muy próxima al
paraje de Las Fuentes. Por último, la acequia Mayor recibía las aguas de dos azudes
ubicados aguas abajo de los anteriores manantiales (Martínez Español, 2007) y por
tanto, fuera del acuífero de Aspe, por lo que sus aportes deberían corresponder al
drenaje del detrítico del Vinalopó.

Figura 1.2. A. Regadío histórico de Aspe durante los siglos XII-XIII (1. Rafa o azud de El
Fauquí; 2. Rafa Mayor). Derechos de aguas y tierras de Elche hasta finales del s. XIX.
Descargas naturales del río Tarafa (paraje de Las Fuentes). B. Sectores en expansión del
regadío moderno (modificado de Azuar, 1994).

4.2. EL REGADÍO MODERNO

Lo que se puede considerar regadío moderno comienza en el último tercio del


s. XIX, ahora sí, con el minado del acuífero de Aspe y sectores del Cuaternario de
Novelda. Durante este periodo se produjo una expansión del regadío que conllevó la

21
Capítulo I

perforación de pozos abiertos y galerías drenantes, muchos de ellos autorizados, bajo


la solicitud de falsas explotaciones mineras de hierro y lignito (Antequera et al., 2007;
Mejías, 2008).

Figura 1.3. Acción de la sociedad minera La Unión de Aspe, fechada


en el año 1898 (tomado de Mejías, 2008).

Durante las primeras décadas del siglo XX, con la llegada de la


industrialización, sobre el acuífero de Aspe proliferaron pozos con galería que, de
forma privada, iniciaron la explotación de sus aguas. Así, en 1905 comienza a
funcionar el pozo de la casa Frasco, ubicado en el paraje del Alcaná (Martínez
Español, 2007). En 1920 la Comunidad de Propietarios de Agua, constituida en 1915 y
heredera de los regadíos históricos, construye el pozo Aljau que alimenta a la acequia
del mismo nombre; ésta, en su tramo inicial, es subterránea y también funcionaba
como galería de captación (Asencio, 1970). Durante los años cincuenta la propia

22
Introducción

Comunidad inicia la explotación del acuífero en el sector de La Ofra mediante sondeos


(pozo Templete) que alcanzan profundidades comprendidas entre 100 y 115 m. Para
transportar el agua hasta el depósito regulador de donde partían las acequias, se
construye una galería que discurre próxima al trazado del camino de Hondón, a
profundidades de entre 25 y 30 m, que también hacía las veces de galería de drenaje
del acuífero de Aspe. En 1956/57 el Instituto Nacional de Colonización (INC) realizó
varias captaciones en La Ofra y Tolomó (Figuras 1.4 y 1.5) de las cuales dos
resultaron positivas, aportando 215 L/s (INC, 1972 en Sevilla Jiménez, 2010).

A B

C D

Figura 1.4. A. Perforación realizada por el INC en La Ofra a mediados de los años 50 del siglo
pasado. Maquina modelo Falling 2500; al fondo la sierra de La Horna (Archivo de imágenes del
INC). B. Aforo realizado en uno de los sondeos ejecutado por el INC en el paraje de La Ofra en
1956; al fondo la sierra de Enmedio (gentileza de D. Claudio Zurita). C y D. Visita oficial del
Gobernador Civil en diciembre de 1956. En la imagen C, al fondo, la sierra de Ors y en la D se
observan las torres de transformadores eléctricos que marcan la ubicación de pozos sobre el
llano cuaternario (gentileza de D. Enrique Vicedo).

Posteriormente, en 1959, D. Enrique Vicedo Cremades (en la actualidad


Comunidad de Riegos San Enrique de Elche) realizó varios sondeos en el Tolomó

23
Capítulo I

(Figura 1.6); éstos captaban las aguas del acuífero de Crevillente y alcanzaron en sus
primeros años una capacidad total de bombeo próxima a los 400 L/s que dotaba a
regadíos de Aspe, Elche y Crevillente (Asencio, 1970). Las extracciones ocasionaron
indirectamente una notable afección en el acuífero de Aspe debido a su conexión
hidráulica, que terminó con el agotamiento progresivo de los pozos de La Ofra,
obligando a la Comunidad de Propietarios de Agua a tomar la iniciativa de perforar en
el Tolomó.

A B

C D

Figura 1.5. A. Conjunto de instalaciones elevadoras construidas por el INC en los parajes de
La Ofra y Tolomó; B. Instalaciones dimensionadas para elevar 150 L/s en uno de los sondeos
ejecutado por el INC; al fondo se observa la sierra de La Horna (archivo de imágenes del INC).
C y D. Situación de ruina en la que se encuentran en la actualidad los antiguos pozos del INC.

En 1964 el INC realizó tres nuevas captaciones en el Tolomó (acuífero de


Crevillente), obteniendo un caudal total de 223 L/s (Sevilla Jiménez, 2010); éstas
fueron transferidas al Grupo Sindical de Colonización, constituido en 1957,
transformado después en SAT-3819 y actualmente Comunidad de Regantes Virgen de
las Nieves de Aspe. En 1970 se produce la desaparición de la Comunidad de
Propietarios de Agua, siendo absorbida por el citado Grupo.

24
Introducción

En 1972 se declaró de “Alto Interés Nacional” la colonización de las superficies


regables con aguas profundas en las cuencas Alta y Media del río Vinalopó, hecho
éste que supuso la consolidación y ampliación del regadío en todo el término
municipal, y el inicio de la explotación intensiva del acuífero de Crevillente; éste fue el
inicio de la configuración de un amplio y continuo espacio de riego en estas comarcas.
Efectivamente, con la transformación en regadío de las tierras en secano y eriales de
la depresión Alcaná-Ofra, y de los piedemontes de las sierras que la circundan, La
Horna, Ofra, Crevillente, Enmedio y Ors (Rico, 1994), culminó la distribución del
regadío en el término municipal de Aspe. Los terrenos de dicha depresión presentan
continuidad con los del Tolomó-Carrasca y en conjunto conforman el acuífero de Aspe.

A B

Figura 1.6. A. Vista panorámica del barranco del Tolomó (acuífero de Crevillente). La situación
de los antiguos transformadores indica el emplazamiento de uno o varios sondeos (tomada de
Andreu, 2006). B. Pozo San Enrique (gentileza de D. Enrique Vicedo). C. En primer término
torre de transformador eléctrico en ruinas en el Tolomó, detrás la sierra de Ors y en el plano
medio acuífero de Aspe y sierra de La Horna; al fondo la depresión del Vinalopó y relieve del
Cid.

Los años 70 y 80 del s. XX marcan un giro en la captación de las aguas


subterráneas en Aspe, ya que los nuevos sondeos se emplazan en el acuífero de
Crevillente (Tolomó y Rollo); la explotación del acuífero de Aspe sólo la realizan
algunos pozos históricos y pequeñas captaciones particulares con caudales inferiores

25
Capítulo I

a 15 L/s. A partir de la década de los años 90 se evidencia un progresivo abandono del


regadío y la construcción de nuevas viviendas, lo que ha supuesto la perforación de
numerosos sondeos sobre el acuífero de Aspe con caudales inferiores a 3 L/s.

4.3. EVOLUCIÓN DE LA SUPERFICIE DE RIEGO

A principios del s. XX alrededor del 75% de la superficie del término municipal


de Aspe se dedicaba a la agricultura, si bien la gran mayoría era de secano. Según
Figueras Pacheco (en Asencio, 1970) en 1910 existían 4500 ha de secano y 1000 ha
de regadío. La realización del pozo Aljau en 1920 significó el inicio del regadío sobre el
acuífero de Aspe, aunque la mayor parte de sus aguas eran destinadas a los regadíos
históricos. Hasta finales de los años cincuenta eran mayoritarios los cultivos de secano
sobre el acuífero (Figura 1.7), inicialmente almendros, algarrobos y olivos que fueron
dando paso a cereales (trigo y cebada) tras la Guerra Civil. Apenas existen datos
sobre el aprovechamiento agrícola de los sectores más elevados (paraje Alcaná) en
épocas anteriores al s. XX. Tan solo se ha encontrado una referencia (Azuar, 1994)
sobre la existencia de restos de un sistema “fosilizado” de riego en ese sector.

Horna

Aljau
Río Tarafa
Mayor

La Ofra Fauquí

Las
Fuentes
Tolomó

A B

Figura 1.7. A. Imagen aérea de la depresión del Tarafa aguas arriba de Las Fuentes; terrenos
ocupados por cultivos de secano. B. Imagen aérea del casco urbano de Aspe y río Tarafa
aguas abajo de Las Fuentes, con indicación de los regadíos históricos (Aljau, Mayor y Fauquí).
Fuente: CNIG, Vuelo 3518. Escala original 1:18000 (CEFTA, 1935; en Mejías, 2014).

26
Introducción

El incremento más significativo en la superficie de riego sobre el acuífero de


Aspe se produjo a mediados de los años 60 del siglo pasado (Figura 1.8), como
consecuencia de los caudales aportados por las nuevas captaciones del Tolomó
(acuífero de Crevillente). El acuífero de Crevillente fue determinante para la expansión
del regadío, no solamente en Aspe, sino también en poblaciones próximas, tales como
Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes o Albatera (Andreu, 1997).

Horna Las
Fuentes
Alcaná Las
Fuentes

Pozo
Aljau

Tolomó

Sierra de
Crevillente A B

Figura 1.8. A. Imagen del acuífero de Aspe, donde se observan los nuevos regadíos en torno
al pozo Aljau; Segundo Vuelo Americano (1956). B. Imagen de 1977; se aprecia en riego la
totalidad de la superficie del acuífero, así como parte de los piedemontes de los relieves que
circundan la depresión. En ambos casos escala original 1:33000.

La expansión incrementó en más de 1200 ha el regadío en Aspe, donde el


viñedo, comercializado como uva de mesa, representó el máximo exponente,
ocupando en 1965 algo más de 1400 ha del total de 2374 en riego (Figura 1.9). Como
consecuencia, el secano sufrió una fuerte regresión, que trajo consigo el abandono de
buena parte de estos cultivos. A partir de 1987 se inicia una clara recesión en el cultivo
de la uva de mesa, que fue provocando un abandono progresivo del regadío, de tal
forma que en 1999 tan sólo se contabilizaron en cultivo 2176 ha del total de 3862 ha
de alta en riego y 308 ha de alta en secano. Por último, conviene indicar que las cifras
del Instituto Valenciano de Estadística reflejaban una superficie en regadío durante
2009 de apenas 1037 ha.

Las dificultades económicas que atraviesan las comunidades de riego en las


comarcas del Vinalopó y particularmente la Comunidad Virgen de la Nieves, no

27
Capítulo I

favorecen la recuperación del sector agrícola local, por lo que es de esperar que siga
disminuyendo la superficie de riego en Aspe.

1964 - Sondeos en el Tolomó

Figura 1.9. Evolución de las superficies de cultivo en Aspe en la segunda mitad del s.
XX. Elaborado a partir de datos de la Cámara Agraria Local (tomados de Monllor, 2006).

Durante el primer decenio de este siglo en la zona de estudio se produjo un


importante cambio de uso del suelo, de agrícola a urbano-residencial, favorecido por la
desorbitada revalorización que sufrió el precio de la tierra. Estos cambios afectaron
tanto a las tierras situadas en la depresión de Aspe como a los piedemontes de la
sierra de La Horna y de otros relieves circundantes a dicha depresión. Claro ejemplo
de esta transformación son las áreas residenciales de San Isidro, Virgen de las Nieves
y Mirador de la Alcaná, que han supuesto un cambio importante respecto a la
ocupación del territorio. Sin embargo, no sólo los planes parciales han contribuido a
este cambio, sino también la proliferación de innumerables viviendas diseminadas
sobre la superficie de los acuíferos investigados (Figura 1.10).

28
Introducción

Figura 1.10. Residencial San Isidro sobre el acuífero de Aspe; vista tomada desde la
sierra de La Horna. Además, es posible apreciar la proliferación de viviendas
unifamiliares aisladas, tanto sobre la depresión como sobre las laderas de los relieves
circundantes.

5. ALGUNAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO DE USOS DEL SUELO

La transformación de numerosas parcelas agrícolas en áreas residenciales o


en viviendas unifamiliares aisladas ha supuesto una pérdida considerable de suelo
agrícola en Aspe. En otras ocasiones, incluso estas actuaciones han ocasionado la
destrucción de patrimonio hidráulico. Así, son varios los casos de abandono o
destrucción de pozos con galería que datan de finales del siglo XIX o principios del XX,
y que tradicionalmente abastecían algunos pequeños sectores en regadío sobre el
acuífero de Aspe. No obstante, en la actualidad aún se conservan, aunque en estado
bastante lamentable, algunos ejemplos de estas captaciones (Figuras 1.11 y 1.12).

El lavadero de la casa Delicias utilizaba el agua extraída de un pozo situado


junto a él (Figura 1.11). El pozo, de sección elíptica y con galerías, tiene sus paredes
recubiertas con ladrillo y mortero. A la profundidad de 34 m se alcanza una cámara
subterránea desde donde se excavó la zona saturada. Este último tramo, con 4 m de
profundidad, estaba destinado a situar la bomba de eje vertical. A consecuencia del

29
Capítulo I

descenso del nivel freático, provocado por las nuevas captaciones que fueron
realizándose en los sectores de la Ofra y el Tolomó durante la segunda mitad de s.
XX, el pozo se quedó seco y se perforó un sondeo de 20 m desde su fondo.

A B C

D E F

Figura 1.11. Lavadero y pozo de la casa Delicias, localizada en el Tolomó (acuífero de Aspe).
A. Lavadero de las Delicias. B. Acceso a la nave que alberga el pozo, por la escalera de la
izquierda se accede al lavadero. C. Vista del pozo en el interior de la nave. D. Tramo superior
excavado en la zona no saturada. E. Cámara subterránea a 34 m de profundidad, donde se
sitúa el brocal del “pozo subterráneo”. F. Detalle del brocal; a 4 m de éste se encuentra el fondo
de este pozo desde donde se perforó un sondeo de 20 m.

La casa Picote posee un pozo con dos galerías de drenaje que ha sido
inventariado con el número 111; actualmente sólo la inferior aporta caudal (Figura
1.12). Se trata de un pozo de sección circular que atraviesa la zona no saturada hasta
alcanzar una cámara subterránea a 20 m de profundidad. Existe una galería, cuyo
estado actual es bastante precario, a través de la cual se accede a dicha cámara. A
partir de ésta se perforó la zona saturada mediante un pozo vertical de 5 m, conectado
a dos galerías horizontales. Las profundidades de penetración en la zona saturada no
suelen ser mayores en los pozos del área de estudio, ya que las dificultades de
excavar en la zona saturada no permitían alcanzar profundidades mayores para este
tipo de obras.

30
Introducción

A B C D

Figura 1.12. Pozo casa Picote. Pozo con galerías sobre el acuífero de Aspe. A. Vista del brocal
y aspecto exterior. B. Tramo superior excavado en la zona no saturada. C. Galería de acceso a
la cámara subterránea. D. Cámara subterránea desde donde se iniciaba la excavación de la
zona saturada. E. Tramo inferior donde se reconoce a la derecha una galería que no es
productiva en la actualidad; en el fondo se observa el nivel freático y la galería que está
aportando caudal.

Entre el patrimonio hidráulico más conocido en Aspe se tienen los casos de la


Minica de la Unión (Figura 1.13) y el pozo de la casa Frasco (Figura 1.14). La primera
de ellas, ya destruida por completo, drenaba las aguas de los depósitos de ladera en
la vertiente Este de la sierra de La Horna, aportando sus aguas al regadío histórico de
la huerta del Aljau. La Minica de la Unión era una de las numerosas minas que,
durante finales del siglo XIX y principios del XX, se realizaron para drenar las aguas

31
Capítulo I

subterráneas en el término de Aspe y en otras zonas del Vinalopó (Antequera et al.,


2007; Martínez Español, 2007). La ejecución de un polígono industrial privado fue el
motivo de su destrucción.

A B

Figura 1.13. Minica de La Unión. A. Caseta de acceso en cuyo interior se instaló el mecanismo
de un partidor de aguas, que funcionaba como compuerta de retención. B. Vista de la parte
exterior de la galería que sobresale del nivel del suelo. Vertiente oriental de la sierra de La
Horna (Depresión del Vinalopó).

Respecto al pozo de la casa Frasco, cabe indicar que alrededor de 1905


comenzó a funcionar y se complementaba con otras instalaciones de valor patrimonial
como son una máquina de vapor y una chimenea de ladrillo macizo de excelente
factura (Martínez Español, 2007). Actualmente se encuentra en condiciones ruinosas,
especialmente agravadas desde el momento en el que se abandonaron las tierras de
labor, al incorporarse éstas a un proyecto urbanístico.

Sirvan los casos comentados como ejemplo del deterioro y pérdida de


patrimonio hidráulico de Aspe; este hecho se vio especialmente agravado durante las
dos últimas décadas. Desafortunadamente es ésta una realidad que puede hacerse
extensible a otras comarcas del Vinalopó.

En el ámbito local debería protegerse aquella parte de los regadíos históricos


(Huerta Mayor y Fauquí, especialmente) que todavía hoy no han sufrido un deterioro
irreversible y que permitirían preservar esta faceta de la identidad cultural de Aspe.

32
Introducción

Figura 1.14. Pozo de la casa Frasco. Acuífero de Aspe (paraje


Alcaná). Al fondo la sierra del Rollo (tomada de Martínez Español,
2007).

6. OBJETIVOS

El objetivo general del estudio es adquirir un conocimiento lo más amplio


posible de los acuíferos de Aspe y La Horna, ambos de pequeña extensión y recursos
muy limitados, de manera que puedan ser tenidos en cuenta por la administración y
entidades que se encargan de la gestión hídrica. Pese a estas limitaciones, como ya
se indicó anteriormente en este capítulo, en ocasiones estos pequeños acuíferos
llegan a representar un papel relevante en el desarrollo de las economías locales.

Con carácter específico se establecieron estos otros objetivos:

 Realizar una caracterización física e hidrogeológica de los mismos.

33
Capítulo I

 Establecer el modelo de funcionamiento que presentan y obtener una


estimación de sus recursos lo más precisa posible.

 Identificar los principales procesos hidrogeoquímicos existentes


responsables de las características fisicoquímicas de sus aguas.

 Por último, tratar de precisar la relación que existe entre estos dos
acuíferos en el sector meridional de la sierra de La Horna.

No obstante, para alcanzar estos objetivos ha sido sortear una serie de


inconvenientes o limitaciones. Entre ellas, se puede destacar la escasez de datos
hidrogeológicos históricos existentes sobre estos acuíferos. Además, la escasa
información disponible presenta un carácter sectorial y apenas aporta información
global sobre los acuíferos. No obstante, es cierto que éste suele ser un problema
común en multitud de estudios hidrogeológicos.

Puede entenderse la dificultad que supone para estos estudios la escasez de


datos de columnas litológicas de las perforaciones, de registros de aforos, de ensayos
de bombeo o de volúmenes de extracción. Respecto a los registros de niveles
piezométricos cabe indicar que se limitan a datos puntuales y escasos, que en ningún
momento reflejan evoluciones espaciales o temporales de la piezometría de estos
acuíferos.

Otro factor limitante a considerar es la marcada estacionalidad en el


funcionamiento de las captaciones y la irregular distribución de las mismas. Las
captaciones más extendidas, las de uso doméstico, han sido accesibles durante la
época estival, pero apenas funcionaban el resto del año. Esta estacionalidad, del
régimen de bombeos, condicionó las pautas de muestreo y la existencia de frecuentes
lagunas en las series de datos hidroquímicos. Igualmente, las captaciones de uso
agrícola presentan esta pauta estacional, pero además, tienen una distribución
espacial muy irregular.

7. METODOLOGÍA DE TRABAJO

Para tratar de lograr los objetivos fijados he seguido la metodología


convencional en este tipo de investigaciones. Las principales técnicas utilizadas se
exponen a continuación de manera esquemática, agrupando en métodos o técnicas de
campo, de laboratorio y de gabinete.

34
Introducción

7.1. MÉTODOS DE CAMPO

 Revisión geológica. He realizado una revisión de las cartografías existentes en


el área de estudio, básicamente del Plan MAGNA (1:50.000) y de otros trabajos de
distinta entidad (Azéma, 1977; Pulido-Bosch y Fernández-Rubio, 1980; Nieto, 1996;
Tent-Manclús, 2003) a diferentes escalas. Para ello, utilicé los fotogramas del vuelo
nacional a escala 1:18.000 que recubren el área de estudio. Resultado de este trabajo
fue el mapa sintético que se incluye en esta memoria.

 Inventario de puntos de agua. Para completar esta fase se partía de una exigua
base de datos, procedentes de los escasos estudios previos realizados sobre los
acuíferos investigados. Por tanto, a la vez que actualizaba y completaba los datos
existentes, fui ampliando el inventario, recogiendo en la base de datos de puntos de
agua información como estado en que se encuentra la obra, aspectos técnicos
constructivos, niveles piezométricos y análisis químicos, entre otros.

 Control piezométrico. Con la información del inventario de puntos de agua


diseñé una red de control de niveles piezométricos; ésta, fue adaptándose a la
disponibilidad y facilidad en la toma de datos. El control tuvo una periodicidad
mensual, independientemente de que se realizaran algunos controles diarios durante
aquellos episodios de precipitaciones considerados de interés. Para las mediciones
utilicé sondas de nivel Meyer de 100 y 300 m de longitud. Entre 2005 y 2007 se
registraron niveles automáticamente mediante dos limnígrafos, uno situado en el
acuífero de La Horna y el segundo emplazado en un sondeo ubicado en un límite del
acuífero de Aspe. Se programaron para obtener registros piezométricos con una
frecuencia horaria; no obstante, existen importantes lagunas en el registro debido a
problemas con las fuentes de alimentación eléctrica.

 Control de calidad de las aguas. Planifiqué una red de muestreo de calidad con
periodicidad anual. Se dispone de algunos datos semestrales, aunque esta frecuencia
fue complicada de mantener debido al carácter estacional de la mayor parte de los
bombeos en los acuíferos investigados. Durante el período de estudio recogí del orden
de 400 muestras de agua, midiendo en campo la temperatura y conductividad eléctrica
mediante equipos portátiles.

 Control isotópico. Entre 2002 y 2008 se realicé cinco muestreos de agua para
conocer el contenido isotópico en diversos sondeos de los acuíferos investigados. Las

35
Capítulo I

muestras se enviaron a los Laboratorios de Isótopos Estables de las universidades de


Salamanca y Autónoma de Madrid, donde se determinaron δ18O y δ2H. Algunos de
estos muestreos se completaron con determinaciones de δ13C y δ34S.

7.2. MÉTODOS DE LABORATORIO

 Determinaciones analíticas. Éstas se han realizado en los departamentos de


Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Alicante y Agroquímica y
Medio Ambiente de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Algunas
determinaciones más específicas fueron contratadas a laboratorios externos: Labaqua
de Alicante, Laboratorio de Isótopos Estables de la Universidad de Salamanca, Isotope
Geosciences Laboratory del British Geological Survey (Inglaterra) y ACME Analytical
Laboratories de Vancouver (Canadá).

Las técnicas analíticas utilizadas fueron diversas y específicas (volumetría,


cromatografía, espectrometría y fotometría) para los diferentes parámetros
determinados. Una vez llegaba la muestra al laboratorio, pocas horas después de ser
recogida, se procedía a medir el pH y a valorar el contenido en bicarbonatos.
Posteriormente la muestra se dividía en dos alícuotas, una de ellas se acidificaba con
HNO3, preservándola para el análisis de cationes y la otra permanecía en las mismas
condiciones en las que se recogió. Estas alícuotas se almacenaban en una cámara
frigorífica a 4º C para su correcta conservación, hasta el momento de ser analizados
los restantes parámetros.

 Técnicas de interpretación de datos geofísicos. En las diferentes campañas


geofísicas de sondeos eléctricos verticales (SEV) que se realizaron se utilizó el
dispositivo Schlumberger simétrico para realizar los SEV que fueron interpretados
utilizando el software IPI2Win compatible con el sistema operativo Windows.

 Otras técnicas de laboratorio. Se trata de aquellas que son utilizadas de forma


ocasional como apoyo al trabajo de campo: fotointerpretación geológica y análisis de
muestras sólidas.

36
Introducción

7.3. MÉTODOS DE GABINETE

 Recopilación bibliográfica. Al iniciar la investigación, a la vez que durante la


realización de la misma, fui recopilando y revisando aquellos trabajos relacionados con
el tema estudiado.

 Elaboración de una base de datos. He tratado de recopilar la mayor parte


posible de la información geológica e hidrogeológica existente sobre los acuíferos
investigados, para de esta forma poder conformar una base de datos lo más amplia
posible. He agrupado los datos en las siguientes categorías: series estratigráficas,
inventario de puntos de agua, serie de niveles piezométricos, caudales de extracción,
aforos, columnas litológicas de sondeos y análisis químicos de las aguas
subterráneas. Los organismos y empresas consultadas para su elaboración fueron:
Comunidad de Regantes Virgen de las Nieves de Aspe, Instituto Geológico y Minero
de España (IGME), Excma. Diputación de Alicante (DPA) y Confederación Hidrográfica
del Júcar (CHJ). A la vez la consulta se hizo extensiva a diferentes propietarios
privados, cuyas captaciones se encontraban en el área de estudio. Adicionalmente se
recopilaron datos climáticos procedentes del INM, actualmente Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET). Almacené toda la información en una base de datos para su
posterior tratamiento y análisis.

 Tratamiento de datos. La información obtenida, previamente organizada en


bases informatizadas, fue analizada e interpretada. Para ello realicé las siguientes
tareas:

o Corrección y tratamiento de datos climáticos;

o Interpretación de datos geofísicos (sondeos eléctricos verticales y


testificación de sondeos);

o Análisis de los datos hidrogeoquímicos;

o Tratamiento de las series piezométricas.

 Elaboración de la memoria. Tras la interpretación de los resultados obtenidos


en la fase anterior, elaboré gráficos y tablas, digitalicé mapas y establecí las
conclusiones. Por último, redacté la presente memoria.

37
Capítulo I

8. ANTECEDENTES

La bibliografía consultada sobre el área de estudio está integrada tanto por


trabajos a escala regional, como por aquellos otros que se centran en aspectos más
concretos y específicos del área investigada. A continuación, expongo una síntesis de
los mismos agrupándose en antecedentes geológicos, hidrológicos e hidrogeológicos.

8.1. ANTECEDENTES GEOLÓGICOS

Entre los primeros estudios propiamente geológicos del área de estudio cabe
citar algunas de las investigaciones realizadas por Jiménez de Cisneros (1904-1935),
que quedan recogidas en diversas publicaciones. Se trata de numerosas y excelentes
descripciones geológicas y paleontológicas, muchas de las mismas válidas en la
actualidad. Pero son los trabajos realizados por Azéma y plasmados en su tesis
doctoral del año 1977 los que recogen de forma detallada e integral los datos
estratigráficos, paleontológicos y tectónicos, además de incluir una cartografía y cortes
geológicos del área de estudio.

El conjunto triásico, especialmente la serie evaporítica superior del Keuper bien


representada en el área de estudio, fue definida por Ortí (1974) y es de gran interés en
todo el contexto regional levantino al jugar un papel determinante en los procesos
diapíricos responsables, en parte, de la configuración estructural de esta parte de la
cordillera. La hoja geológica 871 (Elda) que se elaboró durante el Plan MAGNA (Leret,
et al., 1978), aporta igualmente información de interés sobre estos procesos diapíricos.

Entre los trabajos bioestratigráficos de los materiales terciarios de la zona de


estudio, caben destacar los de Hillebrandt (1974) y Cremades (1982), realizando este
último una biozonación de precisión en la sierra de La Horna. Respecto al límite K/T
cabe citar a Chacón y Martín-Chivelet (2003), cuya caracterización de las
discontinuidades estratigráficas regionales finicretácicas del Prebético, en el sector de
Jumilla-Callosa-Aspe, permite mejorar el conocimiento de la cuenca al definir en ella
unidades estratigráficas con carácter genético.

La cuenca subbética mesozoica en el sector oriental de la Cordillera Bética fue


estudiada por Nieto (1996); especial interés muestra la definición que realiza de la
unidad Algayat-Crevillente, pues comprende, entre otras, las sierras de Ors, Ofra y
Crevillente que constituyen el frente Subbético al Suroeste del área de estudio.

38
Introducción

Alfaro (1995) analiza la actividad neotectónica del borde septentrional de la


cuenca del Bajo Segura y pone en evidencia una importante actividad de la Falla de
Crevillente durante el Mioceno superior. Sin embargo, a partir del Plioceno la mayor
deformación pasa a estar asociada a la falla del Bajo Segura y, por tanto, a trasladarse
a la Zona Interna.

Respecto al límite entre los dominios subbético y prebético diferentes autores


ponen de manifiesto la complejidad de establecerlo en la zona de estudio; así, Nieto
(1996) considera los afloramientos cretácicos al Sur de Aspe como del Subbético, sin
embargo, Chacón y Martín-Chivelet (2001 y 2005) y Arias et al., (2004) los asigna al
Prebético de Alicante, tal y como ya indicaban Pignatelli et al., (1973) al elaborar la
hoja geológica 893 (Elche) del Plan MAGNA.

Tent-Manclus (2003) presenta un estudio estructural detallado para el que


realizó una cartografía a escala 1:25.000; tanto la interpretación de la deformación
como las unidades litológicas definidas por él, han servido de base para el
desarrollado de este trabajo.

8.2. ANTECEDENTES HIDROLÓGICOS

Son escasas las referencias y publicaciones específicas sobre los acuíferos


estudiados; sin embargo, sí existen multitud de referencias históricas sobre las aguas
del río Tarafa y por ende, de los recursos subterráneos asociados a él. El río Tarafa, o
de Aspe como fue llamado siglos atrás, ha presentado recursos importantes para toda
la comarca, teniendo sus aguas un aprovechamiento tanto en la pesca como en la
industria y la agricultura (Asencio, 1970).

Históricamente parece que los sectores topográficamente más altos de la zona


de estudio no dispusieron de recursos de agua superficial ni de captaciones
significativas. Madoz (1849) al referirse a la villa de Aspe indica: “Cruza por el térm. de
O. á N. hácia los confines del de Elche, 1 arroyo llamado Tarafa, el cual nace á 1/4 de
hora dist. de la v. y sus aguas, con las de varias fuentes que brotan no lejos de la
pobl., dan movimiento á 6 molinos harineros, riego á varios trozos de tierra y
proporcionan barbos, anguilas y madrillas para regalo del vecindario”.

Lafarga (1910) indica: “Aguas abajo de Monforte, recibe el Vinalopó un afluente


de importancia por la constancia de sus aguas. Es este, el arroyo Tarafa que, después

39
Capítulo I

de regar la vega de Aspe, deja sus sobrantes en el citado río”; y continúa: “Los
sobrantes del Tarafa, han sido objeto por nuestra parte de repetidos aforos durante el
estiaje, resultando un caudal medio en cuatro años, en la referida estación, de 650
litros por segundo”.

La importancia que Lafarga (1910) otorga a los recursos del río Tarafa queda
reflejada en su obra, al indicar: “Este dato es de gran importancia, pues los sobrantes
citados, al ser almacenados en el Pantano de Elche, constituyen la base principal de
los riegos de esta ciudad”; en otra parte de este texto podemos leer: “Las avenidas del
Vinalopó se presentan, generalmente, en otoño y primavera. En invierno, aumenta el
caudal de aguas permanentes que suele oscilar, á la entrada del Pantano, entre 1.000
y 1.500 litros por segundo, conservándose este régimen hasta el final de la primavera”.

Por tanto, los recursos regulados por el pantano de Elche se corresponderían,


de una parte, con las aportaciones de las avenidas extraordinarias y ordinarias del río
Vinalopó, 350 m3/s y entre 150 y 200 m3/s, respectivamente (Lafarga, 1910); y de otra,
con las aportaciones ordinarias del río Tarafa, que podrían corresponderse con las
cifras de caudal permanente indicadas anteriormente.

Parece pues que históricamente el río Tarafa proveía el caudal de base del río
Vinalopó en este tramo de su cauce. En tal sentido, Ibarra y Ruiz (1914) indica
respecto a las medidas tomadas por los gobernantes de Elche: “C. 1402.- Nuestro
Concejo municipal acordó en 12 de Marzo enviar mensajeros á Villena para manifestar
si… gran escasez de aguas en Elche: sólo venía la de Aspe. El Concejo dictó severas
penas á los que hicieran represas o paradas en los cauces y Rambla por donde vienen
las aguas de Aspe y las distrajeran”.

Por tanto, el río Tarafa debe ser incluido entre los cauces de carácter torrencial,
o ríos-rambla, como anteriormente se les denominó. Esta naturaleza explosiva queda
reflejada en las “citas documentales dieciochescas que refieren daños producidos en
las infraestructuras de riego por furibundas avenidas de aguas en el Tarafa” (Martínez
Español, 2007; Alberola, 2010). Sus características torrenciales se pusieron de
manifiesto no hace muchos años (octubre de 1982 y noviembre de 1987). Igualmente
pudieron ser recogidas citas históricas de la magnitud de las crecidas en este río: “El 4
de diciembre de 1854 llovió como no se había conocido nunca. El río bajaba lleno,
hasta pasar el agua por las salidas que tiene el puente por encima de la calzada. Hubo
gran expectación y pánico; se desalojaron las casas de la calle Honda. Un gran gentío
lleno de zozobra contemplaba la riada, temiendo que de un momento a otro las aguas

40
Introducción

destruyeran el puente recién hecho”, Cremades (1966 en Sala y Cremades, 2002). El


puente referido es el conocido como puente El Baño, cuya anchura y altura máxima
actuales son aproximadamente 20 y 10 m respectivamente, lo que da idea de la
entidad de la crecida de ese año.

8.3. ANTECEDENTES HIDROGEOLÓGICOS

Son escasos los trabajos dedicados a los acuíferos investigados en esta Tesis.
Los primeros estudios específicamente hidrogeológicos corresponden a informes
técnicos solicitados por las entidades privadas de riego a partir de la década de los
ochenta del siglo pasado que tratan de prospectar los diferentes terrenos con el objeto
de descubrir nuevos recursos para riego (Pulido-Bosch y Fernández-Rubio,1980;
Pulido-Bosch y Padilla, 1984; Pulido-Bosch, 1985; CGS, 1985). Fruto de estos
trabajos, entre otros, se realizaron las primeras publicaciones en las que se describen
los principales rasgos hidrogeológicos e hidrogeoquímicos de ambos acuíferos
(Pulido-Bosch y Fernández-Rubio, 1981; Pulido-Bosch y Padilla, 1986). Hasta
entonces, la mayor parte de la información corresponde a documentos registrales de
archivos históricos, que hacen referencia a los numerosos pleitos, denuncias y
reclamaciones por la frecuente perforación de minados para el aprovechamiento de las
aguas subterráneas.

Para entender hasta donde llegó el aprovechamiento de las aguas


subterráneas del acuífero de Aspe, baste con indicar que se utilizó la argucia legal de
solicitar el registro de Sociedades Mineras, con la finalidad de extraer mineral, en la
mayoría de los casos lignito (Cremades, 1982; Antequera et al., 2007), aunque en
realidad se perseguía drenar el acuífero y aportar agua a nuevas superficies de riego.
De esta forma se burlaban las limitaciones establecidas en la Ley de Aguas de 1879,
encontrando amparo en el Reglamento de Minas de 1905 (Ponce, 1991 y 1992), en el
sentido de no tener que respetar una distancia de 100 m respecto a los
aprovechamientos ya consolidados; posteriormente, con el argumento de recuperar la
inversión realizada, los promotores de estas Sociedades Mineras solicitaban a la
Administración el aprovechamiento del agua extraída (Antequera et al., 2007). Caben
destacar los registros que figuran en los archivos Histórico Provincial (A.H.P.A.) y de la
Diputación Provincial de Alicante (A.D.P.A.). En estas instituciones también se
localizaron informes del INC de finales de la década de los años cincuenta del siglo

41
Capítulo I

pasado, en donde se exponen propuestas de explotación del acuífero de Aspe (Sevilla


et al., 2010).

El acuífero de Aspe, todavía, no se encuentra en la relación de acuíferos


oficialmente catalogados, aunque sí es citado en algún trabajo de gestión hídrica
(Rico, 1998). Se puede decir que el primer trabajo específico del mismo es el realizado
por Pulido-Bosch y Padilla (1986), en la que se aborda fundamentalmente el estudio
de su parte meridional y la relación con el acuífero de La Horna. Posteriormente, se
realizan estudios sobre la calidad química de sus aguas y la influencia de las
actividades agrícolas sobre el mismo (Andreu et al., 2001 y 2002), si bien, la
caracterización hidrogeológica e hidrogeoquímica más completa, además de un
pormenorizado estudio socieoconómico y medioambiental, se lleva a cabo varios años
después (Estévez et al., 2006).

Respecto al acuífero de la sierra de La Horna, su catalogación en la relación de


acuíferos de la Comunidad Valenciana no se produce hasta el año 1996 (ITGE, 1996).
El primer trabajo monográfico sobre este acuífero se realiza ya en el presente siglo
(Andreu et al., 2000), en el que se realiza una caracterización hidrogeológica e
hidroqeoquímica y se indica la relación hidráulica existente entre La Horna y el
acuífero detrítico de Aspe. Posteriormente, se atribuye principalmente a la disolución
de sales evaporíticas el origen del quimismo de sus aguas (Andreu et al., 2003). Más
tarde, se pone de manifiesto la presencia de aguas muy mineralizadas en la parte más
profunda del acuífero (Andreu et al., 2010).

42
Hidrometeorología

II.
Hidrometeorología

1. INTRODUCCIÓN

Estimar los recursos hídricos renovables de un sistema acuífero es uno de los


objetivos básicos que se plantea en cualquier estudio hidrogeológico de carácter
general. Para establecer con la mayor precisión posible el balance hídrico, es
necesario realizar un análisis y tratamiento previo de los datos climáticos de partida.
He realizado el cálculo de las variables climáticas representativas de la zona de
estudio a partir de las series históricas de precipitación media mensual y temperatura
media del aire mensual. Posteriormente, he realizado cálculos más específicos con
datos de precipitación a nivel diario, necesarios para determinar los balances hídricos
de los acuíferos.

Los datos de partida pertenecen a la red de la Agencia Estatal de Meteorología


(AEMET), antes Instituto Nacional de Meteorología (INM). En la tabla 2.1 se exponen
los datos identificativos de las estaciones empleadas, así como de dos estaciones
experimentales multiparamétricasubicadas en el área de estudio. Estas estaciones no
pudieron incluirse en el cálculo de las variables climáticas debido a la existencia de
significativas lagunas de datos y al corto periodo de registro (< 3 años). La situación de
todas estas estaciones se refleja en la figura 2.1.

43
Capítulo II

Tabla 2.1. Relación de estaciones meteorológicas. Se incluye indicativo y nombre de la


estación, tipo de estación (P: pluviométrica; T: termométrica), coordenadas geográficas y Cota
m s.n.m.

Indicativo Nombre Tipo Latitud Longitud Cota

8017 Aspe P 38º 20' 42" N 0º 46' 17" W 241


8013 Novelda P-T 38º 23' 14" N 0º 45' 52" W 245
8015O La Romana Algesar (1) P-T 38º 22’ 23 N 0º 53’ 59 W 445
Experimental Tolomó P-T 38º 19' 12" N 0º 47' 55" W 280
Experimental Rollo P-T 38º 20' 22" N 0º 52' 03" W 425

(1) Antes Agromet.

Figura 2.1. Situación de las estaciones meteorológicas.

2. CONTEXTO CLIMÁTICO REGIONAL

A continuación, presento una breve descripción del clima regional y de sus


características meteorológicas, de forma que permita tener una idea del contexto
climático general en el que se ubican los acuíferos investigados, a la vez que ayude a

44
Hidrometeorología

comprender los problemas que han provocado la explotación intensiva de estos


acuíferos y la problemática agrícola de la zona.

Si bien para las grandes divisiones climáticas las características sinópticas son
las más apropiadas, para delimitar regiones de menor rango, especialmente cuando
éstas lo son por influencias orográficas, las características estadísticas suelen ser las
más relevantes (Font Tullot, 2000). Este autor realizó una división climática de la
Península Ibérica en regiones, basada fundamentalmente en los índices hídricos y de
continentalidad, en el régimen pluviométrico y en la influencia de los tipos de tiempo.
De esta forma el área de estudio queda englobada en la subregión sudeste dentro de
la región mediterránea (Figura 2.2).

Figura 2.2. División climática de la Península (modificado de Font Tullot, 2000).

La característica sobresaliente que permite delimitar la región mediterránea es


la presencia del otoño como la estación más lluviosa del año, lo cual es propio del
Mediterráneo occidental. A su vez, la divisoria entre las subregiones mediterráneas de
Levante y Sudeste, ambas semiáridas, vendría determinada por la presencia de
veranos secos y muy secos.

Tal y como indica Font Tullot (2000), la subregión Sudeste presenta una
irregularidad y variabilidad del régimen pluviométrico más acusada que en el resto de
la región mediterránea. Además, la presencia de veranos muy secos y el carácter
árido de sus tierras bajas (mínimo pluviométrico europeo en Cabo de Gata), confiere a
esta subregión unas características climáticas singulares. Característico de este
dominio es la recurrencia de largos períodos de sequía, que durante la segunda mitad

45
Capítulo II

del siglo pasado se presentaron de forma intensa y prolongada(Tabla 2.2). Estas


sequías se repiten durante los primeros años de este siglo; es probable que el cambio
climático aumente la frecuencia e intensidad de este fenómeno en el futuro.

Tabla 2.2. Porcentaje de disminución (%) de la precipitación en las tres sequías del
período 1940/41-1995/96 respecto a la media de dicho período. Cuencas
hidrográficas de la zona de estudio (MMA, 1998).

Cuencas 1990-94 1979-82 1941-44

Segura 15 21 24
Júcar 13 18 18
Media de las Cuencas españolas 15 15 11

El área en la que se ubican los acuíferos de Aspe y de La Horna (Medio


Vinalopó) se encuentra, en gran medida, resguardada de los vientos atlánticos y
totalmente expuesta a los de componente mediterránea, debido a la disposición de las
cadenas montañosas. Por ello, a diferencia de las comarcas de la cuenca alta del río
Serpis, en estas comarcas del Vinalopó son los vientos de componente mediterránea
los que favorecen las precipitaciones, que no suelen superar los 400 mm/año, y sólo
ocasionalmente los frentes atlánticos aportan lluvias. Así, la dinámica de flujos de
viento del E y SE generan nubes de gran inestabilidad que se traducen en lluvias de
gran intensidad de carácter local y corta duración. Los otros flujos, como los
provenientes del SW, tan sólo originan algunas precipitaciones sobre los frentes
montañosos de la parte septentrional de la provincia, donde la pluviosidad supera los
500 mm/año y con cierta frecuencia se aproxima a los 900 mm/año. Por último,
aquellos flujos procedentes del S tienden a causar olas de calor en verano, mientras
que los de componente N ó NE suelen ocasionar olas de frío en los meses de invierno,
ninguno de éstos suele contribuir con precipitaciones significativas en la zona donde
se ubican los acuíferos.

En conclusión, los acuíferos investigados, ubicados en la parte meridional de la


provincia de Alicante,están sometidos a un tipo de clima típico de ambientes
semiáridos, caracterizado por una fuerte escasez e irregularidad del régimen de
precipitaciones y condicionado, en gran parte, por el factor orográfico.

46
Hidrometeorología

3. PRECIPITACIÓN

Las precipitaciones en el área de estudio se presentan frecuentemente en


forma líquida, siendo característicos los chubascos o precipitaciones de corta duración
que comienzan y terminan de forma súbita. Las precipitaciones sólidas en forma de
granizo se dan ocasionalmente en episodios al final del estío o comienzos del otoño.
La nieve es un fenómeno excepcional que quedaría limitado a las zonas de cumbre de
las áreas montañosas localizadas alrededor del área investigada: sierras de
Crevillente, Algayat-Rollo, Reclot o Cid-Maigmó, entre otras.

3.1. RÉGIMEN PLUVIOMÉTRICO REGIONAL

La variabilidad, intensidad y distribución espacio-temporal de las


precipitaciones permite caracterizar el régimen de precipitaciones o régimen
pluviométrico de la zona investigada. Se entiende como “día de precipitación” aquel en
el que la cantidad de precipitación caída en 24 horas es igual o superior a 0,1 mm
(Font Tullot, 2000). Por otra parte, este autor indica como “día de precipitación
importante” aquel cuya precipitación iguala o supera los 10 mm (Figura 2.3).

Figura 2.3.Mapa sinóptico del número medio anual de días


de precipitación igual o mayor de 10 mm (modificado de Font
Tullot, 2000).

47
Capítulo II

El área investigada se encuentra por debajo de la isolínea de 10 días,


apareciendo claramente circunscrita a la subregión Sudeste dentro de la región
climática mediterránea, y en cierta forma parece reflejar la influencia orográfica de esta
distribución.

La comarca alicantina del Medio Vinalopó, donde se ubica el área de estudio,


está entre las zonas seca de la Península pues recibe una precipitación media anual
inferior a 350 mm (Figura 2.4). La variabilidad en el régimen de precipitaciones en esta
región se evidencia con los fuertes gradientes de precipitación que se pueden
alcanzar. Así, en algunas zonas al Norte de la provincia de Alicante se llegan a
superar los 1000 mm/año de precipitación.

Zona de estudio

Figura 2.4. Precipitación anual media (mm) en la provincia de


Alicante para el período 1952-199 (DPA, 2007).

A escala provincial los mínimos absolutos de la precipitación media anual se


sitúan en las proximidades de los acuíferos estudiados, coincidiendo con la ciudad de
Elche. Los valores de precipitación para el año húmedo medio y seco medio en la
provincia de Alicante, reflejan la irregularidad y variabilidad de las precipitaciones en
este territorio (Figura 2.5).

48
Hidrometeorología

Zona de estudio

A B

Figura 2.5. Precipitación del año húmedo medio (A) y precipitación del año seco medio
(B) en la provincia de Alicante para el período 1952-1995. Valores en mm (DPA, 2007).

El carácter torrencial de los temporales de lluvia que se producen con cierta


recurrencia sobre el Este peninsular, queda reflejado en el mapa de la figura 2.6,
donde se aprecia la magnitud de las precipitaciones máximas en 24 h que llegan a
registrarse en estas zonas levantinas.

Figura 2.6.Mapa sinóptico de las cantidades máximas


absolutas de precipitación en 24 h. Valores en mm
(modificado de Font Tullot, 2000).

49
Capítulo II

Para algunos autores las cuencas mediterráneas muestran una tendencia


general al descenso de las precipitaciones (Briffa et al., 1994; Lana et al., 2001, en
Vicente-Serrano, et al., 2004), y al aumento en el número de eventos extremos:
sequías e inundaciones (Ben-Gai et al., 1998; Szinell et al., 1998, en Vicente-Serrano,
et al., 2004). Otros autores (Quereda Sala, et al., 1999 y 2005) indican la dificultad de
concluir una tendencia clara de las precipitaciones, pareciendo verosímil que se
mantenga una cierta estabilidad en las mismas, siempre dentro de la variabilidad
característica del clima mediterráneo.

3.2. ANÁLISIS DE LA PRECIPITACIÓN EN EL ÁREA DE ESTUDIO

Dada las características climáticas que presenta la región, con una fuerte
irregularidad de precipitaciones, se intentó que el intervalo de tiempo utilizado para
establecer la precipitación que recibe el área de estudio fuese lo suficientemente
representativo. Para ello se escogió el periodo de tiempo correspondiente entre los
años 1955/56 y 2006/07, lo que supone 52 años, intervalo de tiempo que cumple la
recomendación de la Organización Meteorológica Mundial de utilizar al menos 30
años.

Los datos utilizados corresponden a valores de precipitaciones


líquidasregistrados en las tres estaciones identificadas en la tabla 2.1; los valores
vienen expresados en altura de lámina de agua equivalente. En el área de estudio las
precipitaciones se realizan fundamentalmente en forma de lluvia y a veces de granizo,
este último preferentemente en los meses de mayo, junio y septiembre (Rico, 1994) y
centrado con mayor frecuencia en los parajes del Tolomó y Alcaná (Olcina Cantos, et
al., 1998);la nieve es poco frecuente y se encuentra limitada a las cumbres de los
relieves circundantes. Se ha desestimado otro tipo de precipitaciones ocultas (rocío,
escarcha o nieblas goteantes) ya que, si bien no se dispone de datos cuantitativos, el
volumen total de este tipo de precipitaciones debe ser muy inferior a las lluvias
visibles, tal y como corresponde a esta Subregión del Sudeste, en la que estas
precipitaciones ocultas son casi inexistentes (Font Tullot, 2000).

El tratamiento realizado a los datos pluviométricos ha sido el clásico en los


estudios hidrogeológicos, aunque ligeramente simplificado. En todo tratamiento de
series pluviométricas existen dos etapas: la de homogeneización del periodo
establecido y completado de lagunas, y la de corrección de posibles errores. En este
caso se ha preferido efectuar tan sólo la primera etapa con el objeto de evitar una

50
Hidrometeorología

posible homogeneización de los datos que podría modificar la realidad. El completado


de datos mensuales se ha efectuado atendiendo a las recomendaciones establecidas
por la U.S. Weather Bureau.

De las tres estaciones utilizadas


(Aspe, Novelda y La Romana), sólo la
estación de La Romana ha requerido el
completado de valores anuales. Éstos
se han obtenidoa partir de la recta de
regresión que presentaba mayor
coeficiente de determinación, en este
caso ha sido con la estación de Aspe
(r2 = 0,815) (Figura 2.7). En cuanto a
los valores mensuales, se ha procedido
repartiendo entre ellos el valor anual,
atendiendo a la misma distribución
proporcional que tenía la estación de la
cual se ha completado, y manteniendo
el valor original de los meses en que sí
se poseía el dato.

Los módulos pluviométricos


anuales medios varían entre 285

Figura 2.7. Correlación entre las series mm/año de Aspe y 308 mm/año de
pluviométricas seleccionadas (mm/año). Novelda.

3.2.1. PRECIPITACIÓN MEDIA ANUAL Y AÑOS TIPO

Los principales coeficientes estadísticos descriptivos de las series


pluviométricas de cada estación se recogen en las tablas 2.3 y 2.4. Se han calculado
los estadísticos para períodos homogéneos, diferenciando las series largas (1955/56-
2006/07) registradas en los observatorios de Aspe y Novelda, de las de menor
extensión (1976/77-2006/07), donde también se incluye el observatorio de La Romana.
Al estar los valores extremos incluidos dentro del período corto, los coeficientes de
dispersión correspondientes a este intervalo son algo mayores. Los valores de

51
Capítulo II

desviación típica superiores a 120, máximos por encima del doble de la media y
mínimos inferiores a la mitad, y rangos entre el máximo y mínimo significativamente
superiores a la media, indican una acusada irregularidad pluviométrica interanual, la
cual es más fuerte en la estación de La Romana, donde el CV alcanza valores
superiores al 50%. Este hecho, típico y característico de climas mediterráneos (Figura
2.9), ya fue puesto de manifiesto en trabajos anteriores, tanto en esta zona como a
escala regional (Andreu, 1997; Vicente-Serrano et al., 2004).

Tabla 2.3. Principales valores estadísticos descriptivos de las series de precipitación (1955/56-
2006/07). Desv. Tip.: desviación típica; CV: coeficiente de variación (%).

Estación Media Mediana Desv. Tip. C.V. Máximo Mínimo

Aspe 285 271 108 38 631 126


Novelda 308 276 115 37 695 153

Tabla 2.4. Principales valores estadísticos descriptivos de las series de precipitación (1976/77-
2006/07). Desv. Tip.: desviación típica; CV: coeficiente de variación (%).

Estación Media Mediana Desv. Tip. C.V. Máximo Mínimo

Aspe 285 260 122 43 631 126


Novelda 309 276 128 41 695 153
La Romana 305 275 155 51 849 133

Se han agrupado las precipitaciones anuales en intervalos prefijados,


intentando centrar éstos a partir del valor de la media (Figura 2.8). Los valores de
desviación típica altos, especialmente en las estaciones de Novelda y La Romana, no
han permitido obtener intervalos de frecuencia aproximadamente centrados por el
valor medio de la serie correspondiente. Como se puede observar en las gráficas, en
las tres estaciones la frecuencia de los años en los que la precipitación es inferior a la
media, es significativamente mayor que la de los años con precipitaciones superiores a
la media. Este hecho es general para toda la península, a excepción del Norte
peninsular, considerablemente lluvioso, donde la diferencia entre ambas frecuencias
es pequeña o incluso puede invertirse la relación (Font Tullot, 2000). De esta forma se
justifican las limitaciones frecuentemente planteadas al valor medio como
representativo del año pluviométrico “normal”. No obstante, es evidente la importancia
del valor de la media en el análisis temporal de las precipitaciones, donde las
oscilaciones de las cantidades anuales de precipitación son valoradas respecto al
valor referencia que es la media.

52
Hidrometeorología

El promedio de la precipitación media anual (1976/77-2006/07) de las tres


estaciones estudiadas es de 299 mm/año, apareciendo los valores extremos en las
estaciones de Aspe (284 mm/año) y Novelda (309 mm/año).

Los años tipo se han obtenido a partir del ajuste de los datos de cada estación
mediante una ley de distribución normal. Las cantidades de lluvia anual que
diferencian los años tipo, vienen marcadas por los valores de probabilidad de la curva
de ajuste normal indicados en las tablas 2.5 y 2.6.

Solamente la estación de Aspe


presenta la media centrada en el
intervalo de mayor frecuencia (21%),
mientras que en las estaciones de
Novelda y La Romana la máxima
frecuencia (19%) no se corresponden
con el intervalo centrado por la media
(10% en ambos casos). La distribución
de frecuencias para la estación de
Aspe presenta un sesgo positivo,
aunque bastante menos marcado que
en la estación de Novelda. Por su
parte, La Romana presenta una curva
de frecuencias bimodal, con sesgos
positivos muy marcados.

Por tanto, la variabilidad en las


cantidades anuales de precipitación es
mayor en las estaciones de Novelda y
La Romana que en la estación de
Figura 2.8. Frecuencia (%) de la Aspe. Las ubicaciones geográficas,
precipitación anual comprendida en
intervalos prefijados para el período más abiertas al valle del Vinalopó
1955/56-2006/07en las estaciones de Aspe
(Novelda) o rodeada de relieves
y Novelda, y 1976/77-2006/07 en La
Romana. Valor de la media (M): Aspe = importantes (La Romana), podrían
285 mm/año, Novelda = 308 mm/año y La
Romana = 305 mm/año. justificar este comportamiento
particular.

53
Capítulo II

Tabla 2.5. Pluviometría de los años tipo del período 1955/56-2006/07 (mm/año).

Intervalo
Año tipo Aspe Novelda La Romana
probabilidad
Muy seco 0-0,2 < 195 < 211 < 195
Seco 0,2-0,4 195-258 211-279 195-273
Normal 0,4-0,6 258-312 279-337 273-340
Húmedo 0,6-0,8 312-376 337-404 340-419
Muy húmedo 0,8-1 > 376 > 404 > 419

Tabla 2.6. Pluviometría de los años tipo del período 1976/77-2006/07 (mm/año).

Año tipo Intervalo probabilidad Aspe Novelda La Romana

Muy seco 0-0,2 <181 <202 <175


Seco 0,2-0,4 181-253 202-277 175-266
Normal 0,4-0,6 253-315 277-341 266-344
Húmedo 0,6-0,8 315-387 341-416 344-436
Muy húmedo 0,8-1 > 387 > 416 > 436

Las frecuencias de años tipo obtenidas para las tres estaciones estudiadas
indican distribuciones similares para los dos períodos analizados (Figura 2.9). La
distribución refleja una frecuencia algo menor de años normales en la estación de
Novelda respecto a las otras dos, que viene acompañada de un mayor número de
años secos en aquella estación.

Figura 2.9.Frecuencia de los años tipo de los períodos 1955/56-2006/07 y 1976/77-2006/07,


agrupados en 5 categorías.

54
Hidrometeorología

La frecuencia baja con la que se presentan los años tipo normales (13%) y alta
(> 50%) para años secos-muy secos en la estación de Novelda respecto a las de Aspe
y La Romana, evidencian un carácter algo más seco del que cabría esperar según los
valores obtenidos para los coeficientes estadísticos descriptivos (Tablas 2.3 y 2.4) o
considerando el valor de la media como umbral de separación de años secos y
húmedos (Figura 2.10).

Figura 2.10.Frecuencia de años secos y húmedos de los períodos 1955/56-2006/07 y


1976/77-2006/07.

En cualquier caso, la frecuencia media de años secos (58%) en las tres


estaciones, evidencian la importancia que tienen éstos en la zona de estudio, dato que
por otra parte concuerda con el valor medio obtenido (57% años secos) para el
conjunto de estaciones de la Península durante el período 1881-1980 (Font Tullot,
2000).

La torrencialidad es un fenómeno característico del área mediterránea, donde


en ocasiones se presentan precipitaciones que en pocas horas pueden aportar valores
superiores al promedio de todo el año; este hecho se ve favorecido por valores de
precipitación media anual no muy elevados. El área de estudio se encuentra entre las
regiones donde la relación porcentual entre la precipitación máxima diaria registrada y
la precipitación media anual puede superar el 50%; así mismo, los valores de las
lluvias máximas diarias para un periodo de retorno de 100 años estarían comprendidos
entre 125 y 175 mm/día (MMA, 1998).

El clima en esta región, con alta irregularidad y variabilidad de las


precipitaciones, justifica la existencia de lluvias diarias importantes (>40 mm) incluso
en años secos o muy secos (Tabla 2.7), llegando a representar en algún caso, más de
la mitad de la precipitación anual.

55
Capítulo II

Tabla 2.7. Lluvias mayores de 40 mm/día en “años tipo” secos o muy secos del período
1955/56-2006/07 para las estaciones de Aspe y Novelda, y 1976/77-2006/07 para La Romana.
Valores en mm/año.

Estación Año Año tipo P (mm/año) P (mm/día) Pdía/Paño (%)

1980/81 Seco 247 65 (22/08/81) 26


1982/83 Muy seco 158 81 (19/10/82) 51
Aspe 1985/86 Seco 259 66 (30/09/86) 26
1986/87 Seco 238 54 (17/10/86) 23
1999/00 Seco 204 40(28/09/00) 20
1982/83 Seco 233 118 (19/10/82) 51
1984/85 Seco 235 42 (21/02/85) 18
Novelda 1991/92 Seco 275 45(20/02/92) 16
1994/95 Muy seco 202 70 (09/10/94) 35
2005/06 Seco 276 53 (17/04/06) 19
54 (19/10/82) 31
La Romana 1982/83 Muy Seco 174
47 (20/10/82) 27

Las lluvias extraordinarias ocurridas han provocado caudales extremos en el


Tarafa, que han llegado a generar importantes inundaciones en el sector septentrional
del acuífero de Aspe (paraje Alcaná). Las precipitaciones extremas (P >100 mm/día),
suelen aparecen en años muy húmedos, donde las lluvias anuales alcanzan valores
mayores de 600 mm/año (Tabla 2.8).

Tabla 2.8. Lluvias mayores de 100 mm/día en “años tipo” muy húmedos del período 1955/56-
2006/07 para las estaciones de Aspe y Novelda, y 1976/77-2006/07 para La Romana.

Estación Año Año tipo P (mm/año) P (mm/día) Pdía/Paño (%)

1987/88 Muy húmedo 630 149 (04/11/87) 24


Aspe
1988/89 Muy húmedo 631 127 (04/09/89) 20
130 (03/11/87) 19
1987/88 Muy húmedo 695
115 (04/11/87) 17
Novelda
1988/89 Muy húmedo 646 104 (04/09/89) 16
1996/97 Muy húmedo 494 101 (30/09/97) 21
1987/88 Muy húmedo 733 121 (04/11/87) 17
La Romana 118 (14/10/88) 14
1988/89 Muy húmedo 849
149 (04/09/89) 18

56
Hidrometeorología

En la tabla 2.9 se indica el número de días de lluvia con que se presentan las
precipitaciones, agrupadas según umbrales, así como la frecuencia anual de las
mismas.

Tabla 2.9. Lluvias mayores de 100, 40, 20 y 10 mm/día en el período 1955/56-2006/07 para las
estaciones de Aspe y Novelda, y 1976/77-2006/07 para La Romana.

P >100mm/día P >40 mm/día P >20 mm/día P >10 mm/día


Estación Frecuencia Frecuencia Frecuencia Frecuencia
(días/año) (días/año) (días/año) (días/año)
2 41 162 476
Aspe
0,04 0,8 3,1 9,2
5 38 153 451
Novelda
0,1 0,7 2,9 8,7
4 25 108 267
La Romana
0,1 0,8 3,5 8,6

La frecuencia anual de días de lluvia obtenida para las estaciones de Aspe y


Novelda presenta un mismo valor de 37,4 días/año; en la estación de La Romana este
valor es de 48,6 días/año. Pérez Cueva (1994) obtuvo unos valores de 35 y 39 días
para los observatorios de Aspe y La Romana respectivamente.

Considerando como significativas aquellas precipitaciones diarias que igualan o


superan 10 mm, se establece una frecuencia media de 8,8 días/año para este tipo de
precipitaciones. Este valor es coherente con los obtenidos por Andreu et al. (2006) en
zonas cercanas y está próximo a los valores indicados por Font Tullot (2000) para esta
región (Figura 2.3).

En la zona de estudio casi el 80% de las precipitaciones diarias son menores


de 10 mm y representan el 33% de la lluvia media anual. Por tanto, es conveniente
considerar este dato a la hora de evaluar la recarga a los acuíferos, especialmente
cuando la evapotranspiración es elevada. En estas condiciones se justifica que la
recuperación de acuíferos intensamente explotados se produzca a medio y largo
plazo, incluso aún cuando disminuyen sensiblemente los bombeos.

3.2.2. DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LA PRECIPITACIÓN

Las cantidades anuales de precipitación a lo largo del período seleccionado,


así como el número de días de lluvia durante el mismo en las estaciones estudiadas,
se presentan en las figuras 2.11 y 2.12.

57
Capítulo II

Figura 2.11. Precipitaciones anuales y número de días de lluvia en la


estación de La Romana.

En general, no aparecen diferencias muy marcadas entre las tres estaciones.


Se observa como en los años 1987/88 y 1988/89 se registran los máximos absolutos
de la serie en cada una de ellas. Del mismo modo, las tendencias de años por debajo
o encima del valor medio también siguen secuencias similares en las tres estaciones.
A finales de los años50 y principios de los 70 se registran algunos años húmedos en
las estaciones de Aspe y Novelda; la secuencia de datos en La Romana comienza en
el año 1976/77.

58
Hidrometeorología

59
Capítulo II

Desde los máximos pluviométricos registrados a finales de los años ochenta


hasta los últimos años de la serie, parece evidenciarse un aumento de las diferencias
entre los valores extremos. En este sentido, se produce un incremento (5%) del valor
del coeficiente de variación entre los períodos anterior y posterior a las lluvias
máximas de los años 1987/88 y 1988/89. Conviene destacar los valores superiores a
400 mm registrados en 1996/97, 2001/02 y 2003/04, así como los mínimos
pluviométricos de toda la serie, situados en los años 1994/95 (Aspe, 126 mm) y
1999/00 (Novelda, 153 mm; y La Romana, 133 mm).

Respecto a la evolución del número de días de lluvia, cabe destacar la ligera


tendencia creciente que se manifiesta, especialmente marcada durante los últimos
años de las series, llegando incluso a superarse durante varios años consecutivos los
valores medios, aún tratándose de años secos o muy secos.

Para analizar con mayor detalle el comportamiento de los ciclos climáticos que
presentan las estaciones seleccionadas, también se elaboraron los gráficos en los que
se representaron las desviaciones acumuladas de las precipitaciones mensuales y
anuales con respecto a la media (Figura 2.13). De esta forma es posible establecer
intervalos de tiempo con características húmedas (tendencias crecientes) y secas
(tendencias decrecientes).

La representación conjunta de las estaciones de Aspe, Novelda y La Romana


permite identificar entre 1955 y 2006 tres periodos secos y tres húmedos. En general,
la duración de los periodos secos (tendencias descendentes) es mayor, lo que tiene
una notable repercusión sobre la recarga natural que experimentan los acuíferos.
Especialmente prolongado fue el que se inició en 1992/93 y que, con pequeños
intervalos húmedos, se extendió hasta los últimos años del período de estudio. No
obstante, hay que destacar que durante este último intervalo algunos de los años
catalogados como húmedos están condicionados por la influencia de eventos lluviosos
de gran intensidad dentro de años poco lluviosos, lo que hace que aumente
significativamente su módulo pluviométrico anual. Otro aspecto significativo de este
análisis se observa en los años 1987/88 y 1988/89, ya que se presentan como
extremadamente húmedos respecto al resto de la serie.

60
Hidrometeorología

1000
A
800
600
400

200
0
-200
-400
-600
1955/56

1960/61

1965/66

1970/71

1975/76

1980/81

1985/86

1990/91

1995/96

2000/01

2005/06
Aspe Novelda
La Romana (completado) La Romana (registrado)

Figura 2.13. Representación de la desviación acumulada de la precipitación


anual (A) y mensual (B) respecto a la media en las estaciones del área de
estudio.

También se ha cuantificado la duración e intensidad de los ciclos “secos”,


entendiendo éstos como la secuencia de años con precipitación inferior a la media;
para ello se ha utilizado el Índice Estándar de Precipitación, SPI (McKee et al., 1993,
en Vicente-Serrano, 2004). En la figura 2.14 se representa la evolución del índice SPI
medio de la precipitación anual en el área de estudio para el período 1955/56-2006/07.

61
Capítulo II

Figura 2.14. Evolución del Índice SPI medio de la precipitación anual en el área de estudio
para el período 1955/56-2006/07.

Para caracterizar la intensidad o gravedad de cada ciclo seco se ha adoptado


el criterio establecido por Agnew (2000), que asocia la intensidad del ciclo seco al
valor del SPI. La duración de estos ciclos se ha establecido siguiendo el criterio de
tendencias a medio plazo, intentando evitar la segmentación o individualización de
pequeños períodos secos separados por un año húmedo. Así, se han obtenido tres
ciclos secos, aunque es posible diferenciar algún año húmedo incluido en ellos (Tabla
2.10). El valor medio del SPI en el período de duración de la sequía indica una
intensidad leve para cada uno de los tres ciclos secos.

Tabla 2.10. Intensidad de los ciclos secos en el ámbito de la zona de estudio a partir de los
datos de precipitación anual del período 1955/56-2006/07.

Período SPI medio Intensidad SPI acumulado Intensidad

1960/61-1964/65 (5 años) -0,79 Leve -3,95 Extrema

1975/76-1986/87 (12 años) -0,33 Leve -4,00 Extrema

1993/94-1999/00 (7 años) -0,62 Leve -4,32 Extrema

62
Hidrometeorología

Hay que indicar que para el primer ciclo seco (1960/61-1964/65) se obtiene un
valor del SPI próximo a -0.84, que marca el tránsito a una sequía de intensidad
moderada y por tanto, sería la más grave del período de estudio. Por su parte, la
sequía de 1975/76-1986/87 es la más leve de las tres, aunque la de mayor duración,
intercalándose en ella algunos años con valores positivos del SPI. No obstante, si se
hubiese seguido el criterio adoptado por la Confederación Hidrográfica del Júcar, que
identifica períodos secos de más de tres años, separados por años húmedos, se
habría obtenido una mayor intensidad para alguno de estos períodos.

Por último, si se considera el valor del SPI acumulado en el período en que es


negativo e inferior a -1,28 (límite entre sequía moderada y severa), se concluye que
los tres ciclos secos obtenidos alcanzan el grado de sequía extrema (valor del SPI
inferior a -1,65), tabla 2.10 y figura 2.15.

Figura 2.15. Evolución del Índice SPI acumulado de la precipitación anual para los ciclos
húmedos y secos en el área de estudio (1955/56-2006/07).

El porcentaje de disminución de la precipitación, en los tres ciclos secos del


período de estudio respecto a la media de dicho período, refleja unos valores medios
para el conjunto de las tres estaciones entre el 13% y 31% (Tabla 2.11).

63
Capítulo II

Tabla 2.11. Porcentaje de disminución de la precipitación en los tres ciclos secos del
período 1955/56-2006/07 respecto a la media de dicho período.

Ciclo seco 1960/61-1964/65 1975/76-1986/87 1993/94-1999/00

Media de las tres estaciones (%) 31 13 25

30 (Aspe) 10 (Novelda) 19 (Novelda)


Valores medios extremos (%)
32 (La Romana) 17 (Aspe) 34 (La Romana)

La severidad, extensión y duración de los ciclos secos indican que la sequía de


1960/61-1964/65 fue la de mayor disminución de las precipitaciones (31%) y, a la vez,
la más generalizada en toda el área de estudio, con valores muy similares en las tres
estaciones (30% a 32%); este comportamiento está en consonancia con el valor del
SPI medio obtenido (Tabla 2.10). La menos severa, aunque la más prolongada (12
años), corresponde al período 1975/76-1986/87. Tanto esta última como la del período
1993/94-1999/00 afectaron de forma desigual al área de estudio, siendo en ambos
casos la estación de Novelda la que registró menor disminución de las precipitaciones.

La ubicación climática de los acuíferos investigados explica que los ciclos


secos sigan un comportamiento similar al de las áreas murcianas, diferenciándose de
las zonas alicantinas del Norte de la provincia. Por ello, las sequías presentan un
carácter más severo que en el conjunto de la cuenca hidrográfica del Júcar (Tabla
2.2). La aparición de eventos torrenciales intercalados en los episodios de sequía son
una característica de los regímenes pluviométricos de alta irregularidad y variabilidad
de esta región (Tabla 2.12). En ocasiones, estas fuertes precipitaciones pueden llegar
a atenuar significativamente el índice SPI acumulado del ciclo seco.

Tabla 2.12. Algunos eventos torrenciales intercalados en los ciclos secos del período 1955/56-
2006/07.

P media P media Evento


Ciclo seco Estación período ciclo
(mm) (mm) P (mm/día) % s. P Fecha
l
Aspe 285 237 81 51 19/10/1982

100 27 17/04/1982
1975/761986/87 Novelda 308 278
118 51 19/10/1982

La Romana 307 269 110 31 29/05/1982

1993/941999/00 Novelda 308 251 101 20 30/09/1997

64
Hidrometeorología

Con la finalidad de complementar el análisis sobre la tendencia y cambios en el


régimen de precipitaciones en el área de estudio, se han representado los valores de
precipitaciones acumuladas respecto al tiempo (Figura 2.16).

La linealidad de todo el intervalo


representado no indica cambios de
tendencia que se asocien a
modificaciones en el régimen
pluviométrico; no obstante, es posible
observar pequeños cambios de
pendiente coincidiendo con los ciclos
secos detectados y especialmente, con
los períodos húmedos intercalados
entre las sequías. En este sentido el
ciclo 1987/89podría catalogarse como
"periodo anómalo" y se correspondería
con los años más lluviosos de toda la
serie.

Este hecho se muestra


ligeramente más acusado en la
estación de La Romana, para la que se
han representado las precipitaciones
acumuladas de la serie completada y

Figura 2.16. Representación de la registrada. Como puede comprobarse,


precipitación acumulada en las estaciones la serie completada presenta un
de Aspe, Novelday La Romana para el
período 1955/56-2006/07. coeficiente de determinación
ligeramente más elevado.

65
Capítulo II

3.2.3. DISTRIBUCIÓN ESTACIONAL DE LA PRECIPITACIÓN

En la zona de estudio la mayor parte de las precipitaciones tienen lugar en


otoño y primavera (Figura 2.17). A diferencia de las otras estaciones, en la estación de
La Romana, el volumen de precipitación media durante la primavera llega a ser
ligeramente superior a la que se produce durante el otoño.

Figura 2.17. Distribución estacional de la precipitación en las estaciones de Aspe, Novelda y


La Romana para el período 1955/56-2006/07.

En cuanto a la distribución a lo largo del año (Figura 2.18) se observa que el


máximo absoluto de precipitaciones medias se registra en el mes de octubre en las
estaciones de Aspe y Novelda con valores ligeramente por encima de 40 mm,
mientras que en la estación de La Romana el máximo absoluto (36 mm) aparece en
abril. Por su parte, los valores medios mínimos se producen en el mes de julio en las
tres estaciones, siendo inferior a 6 mm en todos los casos. Además del mínimo estival,
existe un mínimo relativo invernal durante el mes de enero en todas las estaciones,
aunque ligeramente menos marcado en la estación de La Romana. Este hecho ha sido
interpretado como resultado de la influencia sobre esta parte de la península Ibérica
del anticiclón de las Azores.

Figura 2.18. Distribución de la precipitación media a lo largo del año en las estaciones de
Aspe, Novelda y La Romana para el período 1955/56-2006/07.

66
Hidrometeorología

Respecto a la distribución estacional de ciclos secos y húmedos (Figura 2.19)


cabe destacar: 1) aparece un porcentaje significativo (63%) de otoños secos en la
estación de Novelda, 2) destaca una elevada proporción de inviernos secos (65%) en
la estación de La Romana, y 3) se da una tendencia generalizada a que se presenten
veranos secos (62% a 65%) en las tres estaciones. Se ha utilizado el valor de la media
estacional como límite estación seca/húmeda.

Figura 2.19. Distribución estacional del porcentaje de años secos/húmedos en las estaciones
de Aspe, Novelda (1955/56-2006/07 y La Romana (1976/77-2006/07).

Respecto a la distribución estacional de las cantidades de precipitación cabe


indicar que el comportamiento general es muy similar en las tres estaciones; sin
embargo, es posible resaltar algunas particularidades. En las figuras 2.20 a 2.22 se
muestran las distribuciones estacionales de las precipitaciones en las tres estaciones
estudiadas.

Figura 2.20. Distribución estacional de la precipitación en la estación de Aspe (1955/56-


2006/07). Se indican los estadísticos descriptivos para cada ciclo estacional.

67
Capítulo II

En ocasiones las precipitaciones torrenciales otoñales aparecen al final del


verano (1985/86 y 1988/89), lo que se refleja en años con estíos excepcionalmente
húmedos. En las estaciones de Aspe y Novelda la primavera es la estación más
regular en cuanto a la distribución de las precipitaciones, con valores del coeficiente de
variación de 55% y 53% respectivamente. Sin embargo, en la estación de La Romana
es en otoño donde aparecen los menores valores de desviación estándar y del
coeficiente de variación (49%).

Figura 2.21. Distribución estacional de la precipitación en la estación de Novelda (1955/56-


2006/07). Se indican los estadísticos descriptivos para cada ciclo estacional.

Figura 2.22. Distribución estacional de la precipitación en la estación de La Romana (1955/56-


2006/07). Se indican los estadísticos descriptivos para cada ciclo estacional.

68
Hidrometeorología

No se aprecian cambios de tendencia evidentes en las cantidades de


precipitación o en la distribución anual del número de días de precipitación. Al
respecto, cabe indicar que los coeficientes de determinación obtenidos para estas
variables han sido bajos.

3.3. CUANTIFICACIÓN DE LAS PRECIPITACIONES RECIBIDAS

Teniendo en cuenta las características climáticas, orográficas y la relativamente


reducida extensión del área de estudio, se optó por aplicar los polígonos de Thiessen
para calcular el volumen de agua de lluvia que reciben los acuíferos investigados
(Figura 2.23). La planimetría de los sectores se realizó a partir de las bases
cartográficas elaboradas para este trabajo. El modelo digital del terreno (MDT) se
obtuvo del Instituto Geográfico Nacional (IGN); se utilizó el programa Q-GIS 2.0 y se
realizó la digitalización propia de carreteras y de la red hidrológica a partir de
ortofotogramas de la Generalitat Valenciana.

Figura 2.23. Aplicación de los polígonos de Thiessen en el área de estudio.

69
Capítulo II

Este método establece que la mayor parte del acuífero de Aspe (14,2 km2)y de
La Horna (3,1 km2) está bajo la influencia de la estación de Aspe, mientras que la parte
más occidental de los mismos (5,8 km2 y 1,1 km2 respectivamente)está condicionada
por la estación de La Romana (Tabla 2.13).

Tabla 2.13. Volúmenes de agua recibidos por precipitación sobre los acuíferos estudiados
(1976/77-2006/07). Valores obtenidos mediante polígonos de Thiessen.
PThiessen (mm) V (hm3)
Superficie Año Año Ciclo Ciclo Año Año Ciclo Ciclo
Acuífero Estación Año Año
(km2) seco húmedo seco húmedo seco húmedo seco húmedo
medio medio
1 2 3 4 1 2 3 4

Aspe 14,2
Acuífero
de Aspe
291 128 705 237 469 5,8 2,6 14,1 4,7 9,4
La
Romana
5,8

Acuífero Aspe 3,1


de 289 128 686 236 462 1,2 0,5 2,9 1,0 1,9
Horna La
Romana
1,1

1. Aspe (1994/95) y La Romana (1999/00); 2. 1988/89; 3. 1976/77-1986/87 y 1993/94-1999/00; 4. 1987/88-1991/92

El volumen medio anual de precipitación estimado sobre la superficie de los


acuíferos de Aspe y La Horna se estima en 5,8 y 1,2 hm3 respectivamente. Por otra
parte, los volúmenes extremos anuales de precipitación que se obtienen considerando
las precipitaciones de los años seco y húmedo del periodo de registro, ponen de
manifiesto la variabilidad a que están sometidos como consecuencia de las
características climáticas del área de estudio. También se calcularon los volúmenes
correspondientes a los períodos secos y húmedos que aparecen en la serie temporal
(índice SPI), resultando para los ciclos secos cifras similares a las del año medio.

4. TEMPERATURA

4.1. MARCO REGIONAL

En el contexto provincial la distribución de las temperaturas anuales medias


permite observar la situación de los valores mínimos en las zonas con clima
continental, comarcas del Alto Vinalopó y del valle de Alcoy (Figura 2.24). Las
temperaturas presentan acusados contrastes que siguen el patrón de la altitud y la
proximidad a la costa. La zona litoral presenta temperaturas suaves que, de forma
general, oscilan entre los 17 y 18 ºC. La zona comprendida entre el valle medio y bajo

70
Hidrometeorología

del río Vinalopó y la costa, así como la Vega Baja del río Segura, registran las
máximas temperaturas anuales medias de la Provincia, llegando a superar los 20 ºC al
NE de la ciudad de Elche.

Zona de estudio

Figura 2.24. Temperatura anual media (ºC) en la Provincia de Alicante, 1952-1995. (DPA,
2007).

4.2. TRATAMIENTO DE LOS DATOS

Se dispone de registros térmicos en las estaciones de Novelda y La Romana,


mientras que la estación de Aspe tan sólo presenta datos de precipitaciones. Los
datos de identificación de estas estaciones se indicaron anteriormente (Tabla 2.1) y su
situación se mostró en la figura 2.1.

Las series utilizadas presentan distinta longitud: 41 años (1966/67-2006/07) en


la estación de Novelda y 31 años (1976/77-2006/07) en la de La Romana. Se han
completado las escasas lagunas detectadas en el registro de las temperaturas medias

71
Capítulo II

mensuales de la estación de Novelda; para ello, se ha procedido de igual forma que en


el caso de la precipitación, utilizando la regresión lineal para completar la serie de
datos. El coeficiente de correlación de la recta de regresión utilizada para restituir las
temperaturas que faltaban es superior a 0,95 (Figura 2.25), y se obtuvo a partir de los
365 pares de valores mensuales coincidentes de la temperatura media entre las
estaciones de Novelda y La Romana.

Figura 2.25.Correlación de la temperatura media mensual


entre las estaciones de Novelda y La Romana.

La longitud de las series estudiadas, en ambos casos superior a 30 años, y las


escasas lagunas en los registros de temperaturas, permiten validar los datos
disponibles para el cálculo de la evapotranspiración potencial y así obtener, mediante
los balances de agua en el suelo, la lluvia útil aportada a los acuíferos investigados.
Por último, conviene indicar que el gradiente térmico altitudinal para las estaciones del
área de estudio y su entorno, no presenta un elevado coeficiente de correlación
(Andreu, 1997), por lo que no es conveniente utilizarlo para posibles comprobaciones.

4.3. TEMPERATURA MEDIA ANUAL

Las temperaturas medias anuales obtenidas a partir de las medias mensuales


son de 17,7y 17,8 ºC en Novelda para los periodos 1966/67-2006/07 y 1976/77-

72
Hidrometeorología

2006/07 respectivamente, y de 16,6 ºC en La Romana entre los años 1976/77-


2006/07. Si consideramos un año cálido aquel cuya temperatura media anual se
encuentra por encima del valor de la media, la frecuencia de años cálidos en ambas
estaciones es la misma: 52% para el período de registro corto (31 años). No obstante,
si se considera el total de años registrados en Novelda (41 años), disminuye al 44% la
frecuencia de años con temperaturas por encima de la media en esta estación. En el
epígrafe siguiente se expone la evolución temporal de la temperatura y puede
observarse el calentamiento registrado durante los últimos años respecto a las
décadas de los años 70 y 80 (Figura 2.26), hecho que se presenta más acentuado en
la estación de Novelda.

Los principales estadísticos descriptivos de los datos de la temperatura media


anual se muestran en la tabla 2.14. Se comprueba que el valor de la media es similar
en las dos estaciones, aunque ligeramente superior en Novelda. De acuerdo con los
valores de la desviación estándar y el coeficiente de variación, se establece que la
dispersión de las medidas alrededor del valor medio es mayor en la estación de
Novelda. Conviene destacar que la amplitud térmica de la temperatura media anual es
doble en la estación de Novelda que en la de La Romana (Figura 2.26), a la vez que
en aquella se dan los valores medios anuales extremos (19,2 y 15,4 ºC).

Tabla 2.14. Estadísticos descriptivos de las temperaturas medias anuales


para las series de Novelda-A (1966/67-2006/07) y Novelda-B y La Romana
(1976/77-2006/07).

Estación Novelda-A Novelda-B La Romana

Media 17,7 17,8 16,6


Mediana 17,5 17,9 16,7
Desv Est 0,9 1,0 0,6
CV 5,0 5,4 3,6
Máx 19,2 19,2 17,7
Mín 15,4 15,4 15,7

4.4. DISTRIBUCIÓN TEMPORAL

La evolución de la temperatura media anual en ambas estaciones pone de


manifiesto una correspondencia aceptable entre ellas (Figura 2.26), mostrando
Novelda valores superiores. Excepción a esta tendencia es el período 1978/79-

73
Capítulo II

1985/86, en el que se observa una aproximación de los valores térmicos medios en


ambas estaciones. En este sentido, La Romana llegó a superar la temperatura de
Novelda en 1981/82 y 1984/85.

Figura 2.26. Temperatura media anual (ºC) en las estaciones de Novelda


(1966/67-2006/07) y La Romana (1976/77-2006/07).

La representación de las temperaturas acumuladas frente al tiempo ofrece


líneas muy bien definidas sin ningún tipo de cambio de pendiente y siguiendo trazas
aproximadamente paralelas (Figura 2.27); por tanto, en los periodos registrados no
seha producido ningún cambio apreciable en el régimen térmico, pese al
calentamiento detectado en los últimos años.

800
T med anual acumulada (ºC)

700

600
500

400

300

200
100

0
1966
1969
1972

1975
1978

1981

1984
1987

1990
1993

1996
1999
2002

2005

Novelda La Romana

Figura 2.27. Temperatura media anual acumulada (ºC) en las


estaciones de Novelda (1966/67-2006/07) y La Romana (1976/77-
2006/07).

74
Hidrometeorología

La distribución anual de las temperaturas en las estaciones de Novelda y La


Romana (Figura 2.28), refleja comportamientos semejantes y valores similares. La
temperatura media anual de la zona de estudio (17,2 ºC) es superada ampliamente
durante los meses de junio a septiembre, lo que indica el carácter marcadamente
cálido del verano, coincidiendo con las fuertes demandas de agua por los cultivos de la
zona. La temperatura máxima de las medias mensuales se alcanza en julio y agosto
en Novelda (25,9 ºC) y en agosto en La Romana (24,8 ºC). Es interesante destacar
que esta semejanza entre los meses de julio y agosto es un hecho diferencial de la
Península Ibérica, ya que en el resto de Europa, como en gran parte del hemisferio
Norte, julio es claramente el mes más cálido (Font Tullot, 2000). Así, es frecuente
encontrar estas semejanzas entre las temperaturas máximas de julio y agosto en
zonas próximas al área de estudio (Rico, 1994; Andreu, 1997; DPA, 2007) y en otros
sectores del SE peninsular (Vallejo, 1997; Pulido-Leboeuf, 2002). Por otra parte, la
temperatura mínima de las medias mensuales se da en enero en ambas estaciones
(10,6 ºC en Novelda y 9,6 ºC en La Romana), hecho frecuente en la Península, salvo
en algunas estaciones de la costa cantábrica (Font Tullot, 2000).

Figura 2.28. Regímenes térmicos en las estaciones de Novelda y La Romana


(1976/77-2006/07).

75
Capítulo II

En la figura anterior también se han representado los valores máximos y


mínimos medios de las series mensuales, observándose en las T máximas que las
diferencias aumentan con respecto a las diferencias de los valores medios. Los
valores medios tienden a minimizar las diferencias térmicas de una región. Así, es
posible observar como las temperaturas máximas, que condicionan preferentemente la
evapotranspiración, tiende a presentar incrementos mayores respecto a la media en
Novelda que en La Romana. Cabe pues pensar que los sectores más orientales de los
acuíferos estudiados, presentan evapotranspiraciones todavía más efectivas que en
los sectores occidentales.

La amplitud de la variación anual de la temperatura, es decir, la diferencia entre


la temperatura media del mes más cálido y el más frío en ambas estaciones, viene
condicionada por el carácter climático de la región. Rangos superiores a 20 ºC e
incluso 22 ºC pueden localizarse en núcleos reducidos de La Mancha con clima
marcadamente continental (Font Tullot, 2000). En el área de estudio las estaciones de
Novelda y La Romana muestran una amplitud térmica con rangos anuales de 15,4 y
15,1 ºC respectivamente, que ponen de manifiesto la influencia continental al alejarse
del litoral. La entrada ocasional de vientos fríos continentales del NE, en invierno, y de
vientos cálidos africanos del SE, en verano, favorece este comportamiento. Cabe
indicar que las temperaturas medias mensuales extremas en enero y agosto, justifican
que el descenso térmico durante el otoño sea más brusco que el ascenso de la
temperatura durante la primavera. Respecto a las series de datos de la temperatura
media mensual, éstas se muestran en la figura 2.29.

Figura 2.29. Temperaturas medias mensuales en las estaciones de Novelda


(1966/67-2006/07) y La Romana(1976/77-2006/07).

76
Hidrometeorología

Los valores máximos de las series corresponden a los meses de julio y agosto
(29 ºC) en Novelda y agosto (27,6 ºC) en La Romana; respecto a las mínimas, éstas
se producen en el mes de enero en ambas estaciones (7,5 y 6,5 ºC en Novelda y La
Romana respectivamente). De estos datos resultan unos rangos en las series de
temperaturas de 21,5 ºC en Novelda y 21,1 ºC en La Romana.

Por último, conviene indicar que la distribución estacional de las temperaturas


(Figura 2.30) muestra valores primaverales muy próximos a la media anual, a la vez
que permite caracterizar los inviernos como templados.

Figura 2.30. Temperaturas medias estacionales en los


observatorios de Novelda y La Romana (1976/77-
2006/07).

5. ÍNDICES CLIMÁTICOS

Determinar el clima del área de estudio a través de un índice numérico es


extremadamente complejo, debido al elevado número de variables a considerar y de
tipos de clima resultantes; sin embargo, es cierto que determinados índices basados
en los principales elementos climáticos (temperatura, precipitación y evaporación),
permiten caracterizar alguno de sus rasgos más característicos. En tal sentido, en este
epígrafe se han considerado los índices térmicos, de evaporatividad e hídricos.

Antes de continuar, y como referencia, conviene indicar que según la


clasificación de Köppen las condiciones climáticas en el área de estudio definen un
clima seco, templado cálido con acusada sequía estival (Ramón et. al., 1990).

77
Capítulo II

5.1. ÍNDICES TÉRMICOS

Los valores de temperatura de las estaciones estudiadas reflejan caracteres de


un clima mediterráneo, con temperaturas medias mensuales, siempre superiores a 10
ºC y amplitudes térmicas superiores a 15 ºC, donde los inviernos son templados y los
veranos secos, calurosos y prolongados. Sin embargo, los valores obtenidos para el
índice de Gorezynski (K) en las estaciones de Novelda (K=22) y La Romana (K=21)
permiten precisar que el clima en la zona de estudio presenta claros matices
continentales, hecho éste, por otra parte, generalizado en la casi totalidad de la costa
mediterránea, limitándose el carácter oceánico a una estrecha franja junto a la costa.
En tal sentido, los valores térmicos en la estación de Alicante-Ciudad Jardín (DPA
2007), reflejan un índice de Gorezynski ligeramente superior a 18, lo que justifica la
denominación de “submarítimo” o “marítimo mediterráneo” para el clima en esta
estación.

5.2. ÍNDICES DE EVAPORATIVIDAD. EVAPOTRANSPIRACIÓN

La cuantificación de la recarga a los acuíferos está condicionada por la


disponibilidad de agua en la superficie del terreno, ya se trate de un suelo sin
vegetación o con una cubierta vegetal más o menos desarrollada. Para conocer la
fracción de la precipitación que se transforma en escorrentía o lluvia útil, es necesario
estimar previamente la cantidad de agua evaporada de la superficie del suelo, la cual
vendrá determinada por las características de éste y las circunstancias meteorológicas
del momento, principalmente: radiación solar, temperatura, viento y humedad.

De lo expuesto se deduce la dificultad que existe para determinar la


evaporación efectiva de forma directa; estas determinaciones son aproximadas y
quedan restringidas a ámbitos muy concretos como los embalses, con la finalidad de
determinar las pérdidas que se producen por evaporación, o los cultivos en regadío, lo
que permite evaluar sus necesidades hídricas. Sin embargo, cuando se trabaja en
zonas extensas y heterogéneas suele recurrirse a métodos teóricos que permiten
estimar aproximadamente el valor de la evaporación.

La metodología que se utiliza en los estudios hidrogeológicos se basa en


índices de evapotranspiración para estimar la cantidad de agua que regresa a la
atmósfera, no entrando en valoraciones sobre otro tipo de índices de evaporatividad.

78
Hidrometeorología

El concepto de evapotranspiración (Thornthwaite, 1948) integra el proceso


físico de la evaporación y el fisiológico de la transpiración de las plantas. El primero se
refiere a la vaporización de las gotas de lluvia, del rocío y del agua en superficies
líquidas libres, mientras que la transpiración corresponde al agua que es absorbida por
las plantas a través de sus raíces y es devuelta a la atmósfera en forma de vapor.
Puesto que el suelo no siempre dispone del agua suficiente para satisfacer la
demanda total de la evapotranspiración, Thornthwaite (1948) introdujo la distinción
entre evapotranspiración potencial y real.

Se define la evapotranspiración potencial (ETP) como la cantidad de agua que


perdería una superficie completamente cubierta de vegetación en crecimiento activo, si
siempre existiera en el suelo humedad suficiente para su uso máximo por las plantas.
En contraposición, la evapotranspiración real (ETR) es la cantidad de agua
evapotranspirada realmente.

Desde el punto de vista hidrogeológico interesa conocer principalmente la ETR


para poder realizar los balances hídricos. No obstante, su valor va estar limitado por la
ETP y condicionado por factores edáficos y fisiológicos de la vegetación existente.

5.2.1. EVAPOTRANSPIRACIÓN POTENCIAL

Dado que en las inmediaciones del área de estudio no existe una estación
donde se proceda a la medición de la ETP de forma directa, su estimación se ha de
realizar partir de la aplicación de métodos empíricos. Para ello, se utilizaron las
temperaturas registradas en las estaciones de Novelda y La Romana, pues como ya
se indicó, la estación de Aspe no dispone de registros térmicos. Entre los diversos
métodos existentes para el cálculo de la ETP se utilizaron Thornthwaite (1948) y
Blaney-Criddle (1950), dado que parte de la superficie de estudio se destina al cultivo
de uva de mesa.

El método de Blaney-Criddle obtiene resultados acordes a las necesidades de


agua que requiere un cultivo dado, si bien su principal inconveniente es que no se
puede aplicar en aquellos meses en que la planta no se encuentra en estado
vegetativo de crecimiento. Ello significa que cuando se utiliza para calcular la ETP
anual con fines hidrogeológicos se ha de combinar con otra metodología; en este caso
el método empleado fue el de Thornthwaite. Ambos métodos son frecuentemente
utilizados cuando se realizan evaluaciones de grandes extensiones, donde alternan

79
Capítulo II

zonas no cultivadas con extensiones agrícolas y sólo se dispone de estaciones


meteorológicas próximas que registran precipitaciones y temperaturas.

El método Blaney-Criddle estima la ETP en función de las temperaturas medias


mensuales del aire obtenidas a partir de las medias diarias. Posteriormente aplica un
factor corrector de proporcionalidad según las horas de insolación mensuales del lugar
respecto al total anual y un coeficiente empírico según el tipo de vegetación. En este
caso se consideró el cultivo de la uva de mesa, cuyo ciclo vegetativo se extiende
desde marzo a noviembre.

El método de Thornthwaite utiliza como variable primaria la media mensual de


las temperaturas medias diarias del aire, aplicándole posteriormente unos factores de
corrección dependientes de la duración del mes y del número máximo de horas de sol
según la latitud del lugar. Al analizar la distribución de la ETP media diaria obtenida en
las estaciones de Novelda y La Romana (Figura 2.31), se observa una mayor
homogeneidad de los valores cuando se utiliza el método de Blaney-Criddle,
combinado con el de Thornthwaite, que al aplicar exclusivamente le método de
Thornthwaite. Este último provoca incrementos significativos en los valores máximos
de la ETP diaria en la serie estudiada. Sin embargo, la ETP mínima presenta valores
similares a lo largo de todo el período, independientemente del método aplicado.

Tal y como cabría esperar los máximos absolutos de ETP-Thornthwaite


mensual se dan en el mes de julio con valores que alcanzan 164 mm en la estación de
Novelda y 149 mm en La Romana, mientras que el mínimo se sitúa en ambas
estaciones en enero con 21 y 20 mm respectivamente (Figura 2.32). Por su parte, la
ETP-Blaney-Criddle mensual presenta máximos también en el mes de julio con valores
que alcanzan 146 mm en la estación de Novelda y 142 mm en La Romana. Los
valores mínimos coinciden con los expresados anteriormente, dado que durante los
meses de diciembre a febrero los cultivos se encuentran en reposo invernal y las ETP
se obtuvieron mediante el método de Thornthwaite.

Conviene indicar que el valor anual medio de la ETP obtenido para las
estaciones de Novelda y La Romana ha sido de 911 y 848 mm para el método de
Thornthwaite, y de 764 y 742 mm para Blaney-Criddle respectivamente. La falta de
datos dentro de los límites de la zona de estudio impide diferenciar la ETP en los
relieves, de la correspondiente a la depresión de Aspe.

80
Hidrometeorología

Figura 2.31.Distribución de la ETPdiariamedia en los observatorios


de Novelda y La Romana.

Figura 2.32.Distribución de la ETPmensual media en los observatorios de Novelda (1966/67-


2006/07) y La Romana (1976/77-2006/07).

Los valores de ETP-Thornthwaite anual asignados con carácter local por


diversos autores (Andreu, 1997; Ramón et al., 1990) o evaluados a escala regional por
diversas fuentes (DPA, 2007; Font Tullot, 2000), se encuentran comprendidos entre

81
Capítulo II

850 y 900 mm, que están en consonancia con los obtenidos en este trabajo mediante
el método de Thornthwaite.

En la figura 2.33 se muestra la distribución de la ETP anual en los


observatorios de Novelda y La Romana a lo largo de la serie de años estudiada. El
método de Thornthwaite refleja mejor la evolución térmica, mientras que el de Blaney-
Criddle suaviza, hasta hacer poco significativo, el calentamiento detectado en los
últimos años y que se manifiesta como un comportamiento cíclico bien caracterizado
en el tiempo, que presenta rangos de mayor amplitud en la estación de
Novelda(Figuras 2.26).

Figura 2.33.Distribución de la ETPanual en los observatorios de Novelda y La Romana.

En todo caso, se debe considerar que los valores de ETP obtenidos son una
mera aproximación, cuya validez se desconoce, al carecer de estaciones
experimentales en la zona de estudio que permitan obtener medidas directas que
puedan compararse con los valores empíricos obtenidos.

5.2.2. EVAPOTRANSPIRACIÓN REAL

Como se indicó en el punto anterior, la ETP es un límite superior de la cantidad


de agua que desde el suelo retorna a la atmósfera en forma de vapor y en menor
proporción pasa a formar parte de la estructura vegetal, suponiendo que no existe
limitación de humedad. No obstante, esto no siempre es así, ya que puede ocurrir que
el agua disponible que exista en el suelo sea inferior a la ETP. Por consiguiente, se

82
Hidrometeorología

define la evapotranspiración real (ETR) como el agua que realmente vuelve a la


atmósfera; por tanto, la ETR siempre será menor o igual que la ETP.

La falta de infraestructura con que cuentan las estaciones meteorológicas


seleccionadas impideobtener valores directos de ETR; por ello, como en el caso de la
ETP, su valor se debe establecer a partir de métodos empíricos que utilizan variables
climáticas de fácil obtención. Fórmulas como las de Coutagne (1954) o Turc (1955),
entre las más utilizadas, calculan valores anuales de evapotranspiración real
frecuentemente sobreestimados, hasta el punto de no permitir la existencia de
excedentes en ningún momento del año hidrológico. Por tanto, para obtener valores de
ETR de forma aproximada a la realidad en climas áridos y semiáridos, en los que la
repartición temporal de la lluvia es bastante irregular, es conveniente aplicarel método
del balance hídrico diario. Éstos han sido puestos en valor en condiciones climáticas
semejantes a las de la zona estudiada (Padilla y Pulido-Bosch, 1985 y 1986; Padilla,
1990; Andreu, 1997).

En este trabajo se utilizó el programa EVADIA (Padilla y Pulido-Bosch, 1986);


las variables que requiere este programa son la precipitación y evapotranspiración
potencial diaria y la reserva de agua utilizable (RAU). La precipitación diaria procede
de los datos de las series de las estaciones de Aspe y La Romana suministrados por
AEMET; la evapotranspiración potencial diaria se calculó dividiendo los valores
mensuales, establecidos anteriormente, por el número de días de cada mes. Este
método presenta dos incertidumbres que surgen, por una parte al realizar el
completado de series temporales y, por otra, al desconocer el valor de la reserva de
agua utilizable del suelo.

Por tanto, se optó por trabajar con las series temporales registradas en las
estaciones de Aspe y La Romana, y por utilizar valores de RAU comprendidos en un
intervalo adecuado para las diferentes superficies de los acuíferos. En consecuencia,
la ETR obtenida no representa un valor absoluto, sino un orden de magnitud de este
parámetro.

En el acuífero de Aspe predominan los suelos de textura arenosa-franca,


franco-arenosa y arenosa (Hernández, 2003), encontrándose la fracción arena, en la
mayoría de las muestras, por encima del 80%. Estas texturas otorgan a los suelos
unas características edafológicas como son, buena aireación y drenaje y baja
capacidad de retención de agua y nutrientes. Por otra parte, este mismo autor obtiene
unos valores medios de capacidad de campo comprendidos entre 30 y 34%. Se trata

83
Capítulo II

de valores algo elevados respecto a los que la bibliografía indica para suelos con estas
texturas (Urbano, 1999), pero la presencia de materia orgánica en los horizontes
muestreados justificaría estos resultados, dado que ésta es determinante para
conformar la estructura del suelo.

Duchaufour (1987) establece para suelos de textura arenoso-limosa una


reserva de agua útil (RAU) de 1 mm/cm de suelo. Considerando que la vid constituye
prácticamente un monocultivo sobre el acuífero de Aspe, y teniendo en cuenta que su
profundidad de enraizamiento está comprendida frecuentemente entre 40 y 60 cm (el
90% del sistema radical se desarrolla por encima del primer metro de suelo), se
considera adecuado trabajar con valores de la RAU entre 25 y 75 mm para este
acuífero. No obstante, a título comparativo, se presentan también los valores de ETR
obtenidos para la RAU de 100 mm, ya que frecuentemente se valora en acuíferos de
estas características (Tabla 2.15).

Para el acuífero de Horna se considera una RAU máxima de 50 mm, pues


aunque los suelos están poco desarrollados o son prácticamente inexistentes, los
balances diarios tienden a sobreestimar la cantidad de lluvia útil, lo cual ha sido puesto
de manifiesto por numerosos autores (Gollonet y Castillo, 1986; Padilla y Pulido, 1986;
Andreu, 1997; entre otros).

Tabla 2.15. Estimación de la ETR del año medio para las estaciones de Aspe y La Romana.

ETR (mm)
% sobre P
Estación Período P (mm)
(1)
RAU = 25 RAU = 50 RAU = 75 RAU = 100

1966-06 295 216 258 274 283 73-93 (96)


Aspe
1976-06 284 209 247 264 271 74-93 (95)

La Romana 1976-06 305 217 253 269 278 71-88 (91)

(1) Entre paréntesis estimación para RAU = 100 mm.

El valor de la ETR del año medio en el sector que comprende los acuíferos de
Aspe y La Horna se halla entre el 71% y el 93% de la precipitación anual, valores
acordes con los obtenidos por Andreu (1997). La dificultad para elegir un valor de la
reserva de agua condiciona este amplio intervalo, aunque en cierta medida refleja el
diferente grado de desarrollo del sustrato edáfico en la zona. Característico de las

84
Hidrometeorología

zonas semiáridas son estas altas tasas de evapotranspiración, que indican la escasa
cantidad de agua de precipitación que queda disponible para la recarga delos
acuíferos.

La variabilidad de la ETR en las series temporales de Aspe y La Romana se ha


caracterizado a partir del análisis de los ciclos secos y húmedos (Tabla 2.16), los
cuales fueron identificados anteriormente mediante el SPI acumulado (Figura 2.15).

Tabla 2.16. Estimación de la ETR para los ciclos seco y húmedo en las estaciones de Aspe y
La Romana (1976/77-2006/07).
ETR
P (mm) % sobre P
Estación Ciclo
(mm) RAU = (1)
RAU = 25 RAU = 50 RAU = 100
75
Seco 233 183 210 222 225 79-95 (97)
Aspe
Húmedo 441 279 343 374 395 63-85(91)

Seco 245 195 219 228 234 80-93 (96)


La Romana
Húmedo 524 268 339 381 413 51-73 (79)

(1) Entre paréntesis estimación para RAU = 100 mm.

En ambas estaciones los ciclos secos presentan proporciones similares de


agua evapotranspirada; sin embargo, está muy marcada la diferencia en el valor de la
ETR durante los ciclos húmedos. Las menores evapotranspiraciones se producen en
la estación de La Romana durante los ciclos húmedos, apenas la mitad de la
precipitación sufre evapotranspiración. Durante los períodos secos, en ambas
estaciones, al menos el 79% de la precipitación es evapotranspirada.

En las figuras 2.34 a 2.37 se representa la variabilidad de la ETR a lo largo del


año en relación a la precipitación. En ambas estaciones se observa un
comportamiento bimodal, bien marcado en los ciclos húmedos, disponiéndose las
máximas evapotranspiraciones durante la primavera (marzo a junio) y apareciendo un
máximo relativo en octubre. Obviamente, la ETR presenta los mínimos valores en la
época estival (julio y agosto).

85
Capítulo II

Figura 2.34. Distribución anual de la ETR en la estación de Aspe para valores


de la RAU de 25 y 50 mm.

86
Hidrometeorología

Figura 2.35. Distribución anual de la ETR en la estación de Aspe para valores


de la RAU de 75 y 100 mm.

87
Capítulo II

Figura 2.36. Distribución anual de la ETR en la estación de La Romana para


valores de la RAU de 25 y 50 mm.

88
Hidrometeorología

Figura 2.37. Distribución anual de la ETR en la estación de La Romana para


valores de la RAU de 75 y 100 mm.

89
Capítulo II

Se han estimado los volúmenes de agua de evapotranspiración que se dan


sobre los acuíferos investigados; para ello se utilizaron los porcentajes de precipitación
que se traducen en ETR para las estaciones de Aspe y La Romana. Se empleó la
metodología de Thiessen, como se hizo con la precipitación, de forma que se asignó la
superficie de terreno que estaría afectada por las características de cada una de las
estaciones. Así, se obtuvieron los volúmenes de evapotranspiración sobre cada uno
de los acuíferos. En el caso del acuífero de Aspe se valoró las ETR obtenidas con
reservas de 25 y 75 mm, para el acuífero de La Horna las reservas utilizadas fueron 25
y 50 mm (Tabla 2.17).

Tabla 2.17. Volúmenes de agua evapotranspirada (Thiessen). RAU 25 y 75 para el acuífero de


Aspe, y RAU 25 y 50 para La Horna. Período 1976/77-2006/07.
ETR (mm) V (hm3)
Acuífero Estación 2
Superficie(km ) Ciclo Ciclo Ciclo Ciclo
Año Año
seco húmedo seco húmedo
medio medio
(1) (2) (1) (2)
Aspe 17,1
Acuífero de 212- 187-
275-376 5,5 6,9 4,8 5,8 7,1-9,8
Aspe La 266 224
8,8
Romana
Aspe 3,1
Acuífero de 211- 186-
276-342 0,9-1,0 0,8 0,9 1,2-1,4
La Horna La 249 212
1,1
Romana

1. 1976/77-1986/87 y 1993/94-1999/00; 2. 1987/88-1991/92

6. INFLUENCIA DEL CLIMA EN LOS ACUÍFEROS

Como ya se evidenció en apartados anteriores el clima de la región está


marcado por la irregularidad en las precipitaciones, donde se pone de manifiesto la
presencia de años húmedos o muy húmedos enmarcados en ciclos secos (Tabla
2.12). Igualmente, la duración de los periodos secos es mayor, lo que tiene una
notable repercusión sobre la recarga natural que experimentan los acuíferos.

La precipitación durante los ciclos secos es inferior entre un 13 y un 31% de la


precipitación media anual (Tabla 2.11). Por otra parte, el agua que queda disponible
para la alimentación de los acuíferos es escasa o prácticamente nula durante los ciclos
secos (Tabla 2.16); si además, tenemos en cuenta la mayor duración de los ciclos
secos, cabe pensar que las entradas de agua a los acuíferos se producen de forma
importante durante los años húmedos y en menor medida en aquellos otros donde las
precipitaciones se hallen próximas a los valores medios de la serie. Es decir, la

90
Hidrometeorología

recarga es significativa durante pequeños períodos, que alternan con otros más
prolongados donde los acuíferos no reciben aportaciones naturales y además las
salidas por bombeos se incrementan significativamente para sostener los regadíos de
la zona.

También es conveniente recordar que la frecuencia del número de días de


precipitación con valores superiores a 10 mm se encuentra en un intervalo
comprendido entre 8,6 (La Romana) y 9,2 (Aspe) días/año (Tabla 2.9); valores
notablemente bajos y que indican que la recarga se concentra en unas pocas
precipitaciones al año.

91
Capítulo II

92
Geología

III.
Geología

En este capítulo hedescrito las características litoestratigráficas y tectónicas del


área de estudio y su entorno; previamente realicé una breve descripción de la
Cordillera Bética en la cual se ubican los acuíferos estudiados. Tanto los depósitos
detríticos que constituyen la depresión de Aspe, como los materiales carbonatados de
la sierra de La Horna que la delimitan por el E, serán descritos con cierto detalle en los
epígrafes siguientes. De igual forma revisé los límites de la depresión con las
formaciones existentes por el W y con los distintos materiales aflorantes al S.

1. LOCALIZACIÓN GEOLÓGICA

La Cordillera Bética, formada durante la orogenia alpina, se extiende al S de la


península Ibérica desde Gibraltar hasta las Islas Baleares, alcanzando una longitud de
600 km y una anchura superior a los 200 km. En ella, se diferencias varios dominios
geológicos: la Zona Interna, la Zona Externa y el Complejo del Campo de Gibraltar
(Vera y Martín-Algarra, 2004). Además, a lo largo de la cordillera se han desarrollado
sobre estos tres dominios varias cuencas rellenadas por sedimentos de edad neógeno
y cuaternario (Figura 3.1).

93
Capítulo III

Figura 3.1.Dominios geológicos en la Cordillera Bética. Tomado de Vera, 2004b.

La zona de estudio se encuadra exclusivamente en el dominio de la Zona


Externa. Los afloramientos más próximos de la Zona Interna se encuentran varios
kilómetros al sur, en los relieves de las sierras de Callosa del Segura y de Orihuela, o
en la isla de nueva Tabarca. Las unidades del complejo del Campo de Gibraltar no
están representadas en este sector oriental de la cordillera Bética.

La Zona Externa constituye el dominio septentrional de la Cordillera y en ella, a


su vez, se establecen dos subdominios: el Prebético y el Subbético (Blumenthal, 1927;
Fallot, 1945, 1948; Fontboté, 1970).

El Prebético ocupa la parte NE de la Zona Externa y está en continuidad con el


macizo varisco (la meseta Ibérica). Se caracteriza por la presencia de rocas
depositadas en plataformas someras y mares epicontinentales, cuyos registros
sedimentarios son principalmente series carbonatadas con intercalaciones de carácter
terrígeno provenientes de la meseta.Dentro de este dominio se han realizado diversas
diferenciaciones en función de la distancia al orógeno (Azéma, 1977; Rodríguez-
Estrella, 1977a y 1977b; García-Hernández et al., 1980; Jérez-Mir, 1981). Sin entrar en
profundidad en estas diferenciaciones, se puede establecer un Prebético Interno, más
próximo al orógeno, y un Prebético Externo, más distante. Las características

94
Geología

distintivas entre ambos se basan en aspectos estratigráficos, sedimentológicos y


tectónicos. El Prebético Externo está caracterizado por facies carbonatadas con la
presencia de terrígenos silíceos, depositados en mares someros. La actividad
tectónica sufrida ha sido poco acusada. Por el contrario, el Prebético Interno presenta
una sucesión estratigráfica más potente y completa, debida a una mayor subsidencia.
La mayor parte de sus afloramientos pertenecen al Cretácico y al Paleógeno. Los
sedimentos tienen una mayor componente margosa y los terrígenos que alcanzan este
subdominio son más finos. La tectónica sufrida ha sido más intensa, caracterizada por
un mayor acortamiento de la cobertera acompañado de fenómenos de despegue y
procesos halocinéticos, muy importantes ambos en la zona de estudio. La sierra de la
Horna, que forma parte de este estudio, así como otros relieves que bordean la
depresión de Aspe por el S, sierras de Uchell y Borisa, pertenecen a este dominio.

El Subbéticose sitúa al S del Prebético. La compartimentación que se produjo


en la cuenca subbética como consecuencia de grandes fracturas ha servido para
establecer una diferenciación en tres grandes subdominios paleogeográficos:
Subbético Externo, Subbético Medio y Subbético Interno (García Dueñas, 1967). El
Subbético Externo y el Interno quedaron como áreas elevadas dentro de la cuenca. En
ambas se produjo una sedimentación típica de altos fondos representada por facies
carbonatadas someras. Existen facies pelágicas calizo-margosas, pero éstas
adquieren menor desarrollo y presentan evidencias de condensación sedimentaria.
Por el contrario, el Subbético Medio se caracteriza por presentar facies de cuencas
profundas con evidencias de subsidencia, representadas por potentes series
margosas y calizo-margosas que incluyen episodios turbidíticos y olistostrómicos. En
general, el Subbético se encuentra notablemente deformado, mostrando plegamientos
y cabalgamientos de vergencia NNW.

En el límite W de la depresión de Aspeaparecen diversos relieves


pertenecientes al Subbético Externo (Rodríguez-Estrella, 1977c; Nieto, 1997); se trata
de las sierras de La Ofra, Enmedio, Ors y Rollo. También pertenecen a este
subdominio algunos relieves de mayor entidad como son las sierras de Crevillente,
Algayat y Reclot, todas ellas situadas en posiciones más occidentales respecto al área
estudiada. Cabe indicar que para la mayoría de autores los afloramientos
carbonatados jurásicos y las evaporitas triásicas que se localizan al W de la depresión
del Vinalopó, corresponden al dominio Subbético. Sin embargo, una excepción a esto
último lo constituyen los afloramientos triásicos del S de Aspe y el diapiro de Pinoso
(Tent-Manclús, 2003).

95
Capítulo III

Sobre los principales dominios de la Cordillera Bética se han desarrollado


varias cuencas sedimentarias rellenas por sedimentos marinos o continentales de
edad Neógeno y Cuaternario. En el área de estudio está representado parte del relleno
marino y continental de una de estas cuencas, que en la actualidad se localiza en los
lugares topográficamente más bajos conocidos como “depresión de Aspe”. Esta
depresión de Aspe constituye uno de los sectores más meridionales de una cuenca de
mayor entidad, la cuenca sedimentaria del Vinalopó.

2. LITOESTRATIGRAFÍA

Entre los relieves que delimitan la depresión de Aspe se pueden destacar los
pertenecientes al dominio subbético, situados al WSW (sierras de La Ofra, Enmedio,
Ors, y del Rollo), y al dominio prebético, situados al N (sierra de La Horna) y SSE
(sierras de Uchell y Borisa). No obstante, conviene aclararque Nieto (1997) sitúa el
límite subbético más al E, por lo que algunos relieves como Borisa no representarían
según este autor al Prebético (Figuras 3.2 y 3.3).

En el presente trabajo la descripción de las características litoestratigráficas de


los materiales las he realizado siguiendo los mismos criterios de trabajos previos
(Azéma, 1977; Nieto, 1997; Tent-Manclús, 2003), en función de los principales
dominios. En este sentido he descrito por un lado los relieves subbéticos y prebéticos
y, por otro, el relleno detrítico de la depresión de Aspe. Los terrenos basales de la
serie estratigráfica corresponden al Triásico y se describen previamente a las
secuencias subbética y prebética, ya que sus características son similares en ambos
dominios.

Margas arcillosas rojas con evaporitas (Tk)

Está representado por la facies evaporítica del Keuper y se compone


principalmente de materiales de naturaleza arcillosa y margosa acompañados de
grandes acumulaciones de yesos. Ocasionalmente, este conjunto litológico incluye
rocas carbonáticas, en su mayor parte dolomías. El conjunto triásico se distingue
claramente en el paisaje por sus coloraciones rojizas, aunque localmente puede
adquirir tonalidades verdes, ocres y grises. Muestra un alto grado de desorganización
que le confiere un aspecto caótico y discontinuo, y suele estar asociado a zonas de
fractura. El conjunto triásico aflorante en la zona estudiada corresponde a la serie
evaporítica superior del Triásico Keuper definida por Ortí(1974).

96
Geología

E0

CORTE 2

CORTE 1

Figura 3.3.Mapa geológico.

97
Capítulo III

Figura 3.3.Columnas estratigráficas sintéticas del área de estudio y relieves adyacentes. Serie Subbética: sectores del Tolomó, Ors, Ofra y Rollo. Serie Prebética: sectores de Borisa, Uchel y Horna.

98
Geología

En el área estudiada estos materiales han sido reconocidos de forma local en


el borde oriental de la sierra de Ors y en la parte septentrional de la sierra de La Horna
(Figura 3.2). Estos materiales triásicos están ampliamente representados fuera de la
zona de estudio, concretamente al N de La Horna, al Sur del barranco del Tolomó
(terminación oriental de la sierra de Crevillente, en las proximidades del embalse del
Federal), así como en el valle del Vinalopó donde se han llegado a reconocer las
formaciones más altas del Grupo Keuper (Tent-Manclús, 2003).

Hay que tener en cuenta que Tent-Manclús (2003) diferencia entre


afloramientos triásicos del Keuper y terrenos triásicos redepositados. En tal sentido,
dicho autor asigna a algunos de los terrenos en facies Keuper del área estudiada un
carácter redeposicional, en una posición por encima de los materiales cretácicos y por
debajo de las calizas arrecifales miocenas, no atribuyéndole, consecuentemente, un
carácter diapírico.En el caso concretode los terrenos triásicos del valle del Vinalopó,
próximos al límite NE de la sierra de La Horna, presentan un diapirismo manifiesto; sin
embargo, este carácter es más difícil de establecer en la sierra de La Horna, debido al
depósito de materiales cuaternarios que cubren el contacto.

En las figuras 3.4 y 3.5 se presentan dos cortes geológicos correspondientes al


sector noroeste (corte 1) y sureste (corte 2) del relieve de La Horna. Los afloramientos
del Keuper en el sector de estudio se limitan a pequeñas manchas que, en ocasiones,
son visibles gracias a desmontes deobras o labores agrícolas. En el corte 2 se
interpretó la existencia de esta facies asociada a una falla de borde como resultado de
la información recabada de los sondeos próximos. Se tiene constancia de que el
sondeo 63, sector SE de La Horna, cortó materiales en facies Keuper y se tuvieron
que cementar los últimos 25 metros de perforación.

Figura 3.4. Corte geológico dela sierra de La Horna en el sector noroeste(modificado de Tent-
Manclús, 2003).

99
Capítulo III

Figura 3.5. Corte geológico del sector sureste delasierra de La Horna.

Subbético

Se trata de los relieves de La Ofra, Enmedio, Ors, y la sierra del Rollo. Todos
ellos pertenecen al Subbético Externo (Azéma, 1977; Nieto, 1997; Andreu, 1997; Tent-
Manclús, 2003), y más concretamente a la unidad tectonoestratigráfica denominada
Unidad de Crevillente-Algayat definida por Nieto (1997).

De forma esquemática la serie litoestratigráfica de esta unidad subbética queda


representada por los siguientes materiales:

Calizas blancas (J1)

Se trata de la litología predominante en los terrenos subbéticos que limitan el


área de estudio en los sectores occidental y meridional. Forman parte de una
secuencia que en la base está formada por dolomías masivas con silicificaciones que,
aunque no afloranen estos sectores, sí es posible reconocerlas entre los depósitos de
ladera de la sierra del Rollo, concretamente en su parte más occidental (Tent-
Manclus,2003). Las calizas blancas aflorantes en las sierras de Ors y La Ofra pueden
dividirse en dos tramos: uno inferior de más de 150 m de calizas masivas, que en
ocasiones aparecen muy brechificadas y, por alteración, presentan tonalidades grises;
y otro superior representado por bancos gruesos de calizas oolíticas a veces con
texturas algales y fenestrales reconocibles, que solamente se encuentran presentes en
el peñón de la Ofra donde pueden alcanzar 15 m de espesor, llegando a desaparecer
lateralmente (Tent-Manclús,2003).

Este conjunto está bien representado en todos los relieves subbéticos


adyacentes al área de estudio, mostrando potencias en los afloramientos
comprendidas entre 200 y 300 m (Nieto, 1997; Tent-Manclús, 2003); no obstante, los

100
Geología

registros de las columnas de los sondeos existentes en las sierras del Rollo y de
Crevillente (Andreu, 1997) permiten estimar espesores que podrían superar los 400 m.
La edad de estos materiales corresponde al Jurásico Inferior, concretamente al Lías
inferior.

Calizas y margocalizas con pasadas de margas amarillas (J2)

Se incluyenen este grupo los materiales de la FormaciónZegrí definida por


Nieto (1997) yal que Tent-Manclús (2003) denominó Grupo Zegrí. Se trata de un
conjunto de materiales de edad Lías superior de naturaleza calco-margosa. Tent-
Manclús (2003) identificó cuatro unidades litológicas dentro de este grupo, de las
cuales las dos superiores son las que presentan mayor desarrollo en los relieves
subbéticos que limitan el área de estudio (sierras del Rollo, La Ofra y Ors).

Sobre las calizas del tramo J1 se disponen de forma discontinua una secuencia
de calizas y margas amarillas que pueden alcanzar 20 m de potencia. Sobre estos
materiales se desarrolla un tramo de entre 25 y más de 100 m de calizas micríticas
tableadas; estos materiales se caracterizan por estar afectados por fallas
sinsedimentarias (Tent-Manclús, 2003).

Calizas micríticas rojas y calizas tableadas con sílex(J3)

Por encima de los materiales jurásicos ya descritos se dispone un conjunto de


calizas micríticas algo nodulosas de tonalidades rojas y rosadas, con facies similares a
la piedra ornamental comercializada como rojo Alicante. Estos materiales presentan un
mayor desarrollo en la sierra del Rollo, alcanzando potencias de hasta 50 m.
Corresponden a los depósitos asociados a las discontinuidades del tránsito Lías-
Dogger (Tent-Manclús, 2003). Sobre esta unidad se disponen unas calizas tableadas
con sílex donde es posible identificar la presencia de radiolarios y filamentos (Tent-
Manclús, 2003). El conjunto alcanza su máximo desarrollo en la sierra de la Ofra,
superando el centenar de metros de potencia; sin embargo, se encuentran
escasamente representados en los sectores de la sierra de Ors y El Tolomó.

Calizas y margocalizas nodulosas rojas (J4)

Denominada Formación Ammonítico Rosso Superior por Nieto (1997), está


constituida principalmente por calizas nodulosas, calizas margosas y margocalizas de
colores rojos. Su coloración y, sobre todo, su aspecto noduloso las hace fácilmente
distinguibles en el paisaje. Las calizas se disponenbien estratificadas en estratos

101
Capítulo III

centimétricos, y sus microfacies son principalmente wackestones con filamentos,


fragmentos de moluscos y radiolarios, entre otros. Además, incluyen niveles con
abundante macrofauna de ammonites, belemnites y braquiópodos. Hacia techo existen
niveles de calizas blancas con brechas intraformacionales, y ocasionalmente nódulos
silíceos. La potencia que adquieren es variable, pudiendo oscilar entre 20 y 40 m. La
edad de estos materiales es Bajociense superior-Berriasiense basal (Colmenero et al.,
1974; Azéma, 1977; Nieto et al., 2001; Tent-Manclús, 2003).

Los únicos afloramientos de estos materiales en los relieves adyacentes al área


de estudio se encuentran en la extremidad oriental de la sierra de Crevillente,
próximos al barranco del Tolomó, y corresponderían a las unidades litológicas de
techo de la Formación Ammonítico Rosso Superior, en concreto a las facies más
margosas del Malm (Tent-Manclús, 2003). En dicho sector las potencias de los
diferentes tramos de las facies ammonítico rosso margoso es probable que hayan
sufrido modificaciones tectónicas y por ello puedan llegar a alcanzar los 70 m (Tent-
Manclús, 2003).

Margas, margocalizas y calizas margosas amarillentas (C1)

Se han incluido bajo este mismo epígrafe los materiales que engloban las
formaciones Carretero (Formación MiravetesenTent-Manclús, 2003) y Represa (Nieto,
1997). La secuencia se encuentra sobre las facies ammonítico rosso (J4) descritas
anteriormente. Se trata de un conjunto de calizas margosas y margas blanco-
amarillentas (Formación Miravetes) que en el sector oriental de la sierra de Crevillente
alcanzan 20 m de potencia y cuya edad es Cretácico Inferior basal. A estos terrenos
les sigue entre 300 y más de 500 m de margas y calizas margosas gris amarillentas
que pueden ser algo arenosas y cuyos bancos calizos presentan aspecto
“aboudinado” o noduloso (Formación Represa). La edad de este tramo es Albiense
medio y superior (Tent-Manclús, 2003).En la Formación Miraveteshay abundantes
fósiles (pígopes, ammonites, belemnites y Aptychus, entre otros); sin embargo, la
Formación Represa incluye menor cantidad de fauna de ammonites, aunque en lámina
delgada se aprecian Pithonellas y Hedbergellas(Nieto, 1997).

Prebético

Pertenecen a este dominio las rocas de la sierra de La Horna y de los relieves


que constituyen el borde meridional de la depresión, es decir, aquellas elevaciones

102
Geología

entre las que se encuentran Uchell y Borisa. La inclusión de las litologías de estos
relieves en el dominio Prebético, y concretamente en el denominado Prebético de
Alicante fue realizada por Azéma (1977). No obstante, sus facies presentan ciertas
características que las alejan de las formaciones prebéticas más septentrionales y las
acercan a las subbéticas, pudiendo representar un dominio de transición al Subbético
Externo.

En la década pasada se realizaron estudios más detallados del sector S de


Aspe (Chacón y Martín Chivelet, 2001; Tent-Manclús, 2003; Tent-Manclús y Estévez,
2003a y 2003b). En este trabajo presento una serie estratigráfica sintetizada en 13
conjuntos litológicos, algunos de los cuales agrupan varias unidades litológicas de
Tent-Manclús (2003).

Margas, margocalizas y calizas margosas amarillentas (C1)

La secuencia se corresponde a la descrita anteriormente para el dominio


Subbético. En tal sentido conviene recordar, como se ha indicado anteriormente, que
Nieto (1997) asignó los afloramientos de Borisa al Subbético.

Calizas arenosasblanco grisáceas (C2)

A los más de 500 m de margas, margocalizas y calizas margosas amarillentas


de la Formación Represa (C1) le siguen unas calizas arenosas blanco grisáceas con
nódulos de pirita de edad Cenomaniense. El techo de este tramo presenta una
superficie erosiva, lo que explica que no siempre estén presentes. Lapotencia, por
tanto, es extremadamente variable pudiendo no estar presente o alcanzar los 20 m en
los parajes de Borisa y Uchel.

Calizas margosasy margas(C3)

Dentro de este conjunto litológico se integran dos unidades litológicas


diferenciadas por Tent-Manclús (2003);el tramo inferior conformado por litologías que
van desde calizas margosas a margas de coloraciones blancas y rosadas, y el tramo
superior con un carácter más margoso en el que se engloban depósitos
olistostrómicos. El tramo inferior muestra un carácter micrítico, con una estratificación
bien definida, mientras el superiores más margoso con tonalidades verdes debido a la
presencia de glauconita. Además,se reconocen niveles muy continuos y competentes
que se han interpretado como depósitos turbidíticos, slumps y olistostromas;

103
Capítulo III

algunosde estos últimos alcanzan 20 m de espesor, si bien es frecuente que sean del
orden de un metro.

Este conjunto aflora ampliamente en las elevaciones del borde meridional de la


depresión de Aspe,conformando parte de los relieves de Uchell y Borisa, y
extendiéndose por el sector más meridional del área de estudio. También existe un
pequeño afloramiento de esta unidad al N de la depresión, coincidiendo con el punto
kilométrico 7 de la carretera Aspe-La Romana (Figura 3.2).

El espesor total que puede llegar a alcanzar está comprendido entre 200 y
300m en el sector de Borisa al S de Aspe. La edad se atribuye al Senoniense (Azéma,
1977; Chacón y Martín-Chivelet, 2001; Tent-Manclús y Estévez, 2003a). En Uchel la
presencia de calcarenitas miocenas (M3) en discordancia erosiva limita la potencia de
las calizas margosas a 50 m, estando erosionado el tramo superior con olistostromas.

Margascon calcarenitas (P1)

Sobre los niveles anteriores se desarrolla una serie mayoritariamente margosa


en la que se intercalan dos episodios de calcarenitas grises que muestran un carácter
turbidítico. Se trata de materiales pertenecientes al Paleoceno, los cuales habían sido
descritosal S de Aspe por Hillebrandt (1974) y Tent-Manclús (2003); este último
atribuye a estos materiales una potencia total de 85m, donde los subtramos de
calcarenitas alcanzan espesores de entre 10 y15 m.

Calcarenitas turbidíticas (P2)

Se trata de calcarenitas turbidíticas negras que, por alteración, se presentan


con coloración ocre. Se caracterizan por contener olistostromasde los materiales
senonienses (C3).Se estima una potencia de 20 a 40 m en los relieves meridionales
que delimitan la depresión de Aspe. La edad de los materiales es Paleoceno
superior(Hillebrandt, 1974).

Arcillas negras y rojas (P3)

Este nivel corresponde a un tramo arcilloso sin carbonato ni foraminíferos


planctónicos que representa el límite Paleoceno-Eoceno. El nivel no aflora de forma
continua, por lo que no siempre está presente; cuando se encuentra puede llegar a
presentar hasta 20 m de potencia.

104
Geología

Areniscas (E0)

Se trata de un paquete constituido por 30 m de areniscas cuarzosas mal


clasificadas que en su matriz presenta material arcilloso, lo que reduce la cohesión de
la roca. Hacia la base pueden intercalarse niveles de arcilla negra. Afloran en distintos
puntos de los relieves que constituyen el borde meridional de la zona de trabajo, así
como en el sector septentrional de la sierra de La Horna, aunque en este último tan
solo aflora la parte más alta de estos materiales, encontrándose el límite inferior
afectado por unafalla inversa.Se corresponde con la Formación Areniscas de la Rasa
de Hoedemaeker (1973).

Margas grises (E1)

Se trata de un tramo margoso en el que se intercalan algunos niveles de


calizas y areniscas cuarzosas. Estas últimas diferencian claramente este tramo de la
secuencia que le sigue a techo donde los terrígenos vienen representados por
calcarenitas con macroforaminíferos bentónicos. Presenta 20 m de potencia al S de la
depresión de Aspe, mientras que en el sector septentrional de la sierra de La Horna
alcanza los 55 m. La edad asignada a estos materiales es Eoceno inferior.

Calcarenitas con nummulites, margas y calizas (E2)

Se trata esencialmente de un paquete alternante y rítmico con características


de tipo turbidítico, compuesto por niveles calcáreos alternantes con niveles margosos
y margoarenosos. A veces los estratos más arenosos muestran abundantes marcas
de corriente, mientras que otras veces se intercalan bancos decimétricos muy ricos en
nummulítidos. La edad de estos materiales es Eocenoinferior (Hillebrandt, 1974 y
Cremades, 1982). Se encuentran muy bien representados al N de la sierra de La
Horna, así como en las elevaciones existentes entre Uchell y Borisa, al S de la
depresión de Aspe. El espesor de este tramo adquiere potencias que oscilan entre los
40 m en este último sector y más de 90 m en La Horna.

Calizas margosas, margocalizasy margas verdes (E3)

Unidad litológica definida por Tent-Manclús (2003) como margas rojas en


referencia a su color por alteración. Se trata de un potente conjunto margoso que
alcanza los 90 m al S de la depresión de Aspe y que tan solo se reconoce en sus
últimos metros al S del relieve de La Horna (Tent-Manclús, 2003), dondese muestra
como una alternacia de calizas margosas y margocalizas. Las margas verdes son muy

105
Capítulo III

ricas en foraminíferos planctónicos, macroforaminíferos bentónicos y equínidos; entre


ellas se intercalan calizas margosas y areniscas. Es de destacar un nivel de slump en
los niveles margosos a techo de esta unidad y marca el tránsito a la siguiente unidad.
La edad de estos materiales es Eoceno medio.

Calizas margosas y calizas de Lepidocyclinas (O)

Por encima de la secuencia anterior prosigue la serie con un conjunto bien


estratificado de calizas margosas y calizas bioclásticasde edad Oligoceno, por lo que
entre ambas unidades existe un hiato correspondiente al Eoceno superior (Tent-
Manclús, 2003). Dentro de este tramo carbonatado es posible encontrar niveles más
arenosos y nodulosos, así como bancos más calcáreos con nódulos de sílex. Las
calizas bioclásticas muestran gran abundancia de equinodermos y organismos
bentónicos como Lepidocyclina (Azema, 1977), de ahí que a veces se les denomine
"Calizas de Lepidocyclinas"; son también numerosos otros organismos formadores de
arrecifes como algas y políperos. La potencia de este tramo es de unos 250 m en la
parte meridional de la sierra de La Horna, aunque en el sector del S de la depresión de
Aspe apenas alcanza 60 m.

Relleno neógeno-cuaternario

En este conjunto se incluyen las rocas sedimentarias sinorogénicas y


postorogénicas depositadas durante el Mioceno, el Plioceno y el Cuaternario, que se
apoyan sobre las rocas antes mencionadas del Prebético y el Subbético. En una
primera etapa, estas rocas se depositaron en una cuenca sedimentaria marina
conectada con el actual Mar Mediterráneo. A finales del Mioceno Superior, debido a la
actividad de la Falla de Crevillente, se perdió la conexión con el mar, y la cuenca del
Vinalopó (la depresión de Aspe se sitúa en su extremo meridional), se continentalizó.

Calizas margosas y calcarenitas (M1a)

Sobre las “Calizas de Lepidocyclinas” se disponen unos bancos de calizas


margosas entre los que se intercalan calcarenitas con estratificación cruzada. En los
afloramientos al S de la depresión de Aspe aparecen niveles con una importante
bioturbación. En la cumbre de la sierra de La Horna los niveles de calizas margosas
presentan algas y foraminíferos planctónicos que indican una edad Mioceno inferior

106
Geología

(Azéma, 1977). Los espesores de este tramo alcanzan los 40 m en el cerro de las Tres
Hermanas y entre 15 y 20 m en la sierra de La Horna.

Calcarenitas (M1b)

En la loma de las Amoladeras, al S del área de estudio, se disponen


discordantes sobre las areniscas (E0),margas grises (E1) y calcarenitas con
nummulites (E2) unas calcarenitas de edad Mioceno inferior.El conjunto está formado
por calizas algales y calcarenitas amarillentas que en la sierra de Crevillente, próxima
al área de estudio, pueden alcanzar 30 m de potencia.

Margas blancas Tap-1 (M2a)

En la ladera NE de la sierra de La Horna y discordante sobre los materiales


anteriores se desarrollan más de 150 m de margas blancas en facies Tap de edad
Mioceno medio, alcanzando el Serravalliense inferior (Tent-Manclús, 2003).

Calcarenitas y calizas arrecifales(M2b)

Sobre las margas anteriores se dispone un conjunto formado por calcarenitas


que muestran secuencias turbidíticasy calizas arrecifales. La potencia varía entre 3 y
más de 20 m. La edad de estos materiales es Mioceno medio.

Margas Tap-2 (M2c)

Se trata de un conjunto de margas blancas en facies Tap que se disponen


concordantes sobre las calcarenitas y calizas arrecifales (M2b). Sobre ellas reposan
los depósitos diapírico-sedimentarios de facies Keuper del diapiro de Elda (Tent-
Manclús, 2003). Este mismo autor asigna a estos materiales una edad Mioceno medio-
superior.

Conglomerados, calcarenitas y margas (M3-P)

Se trata de un conjunto de depósitos de edad Mioceno superior-Plioceno


representado en el límite SE del área de estudio y alcanza su máxima expresión en los
parajes de la Coca y barranco de las Monjas. Está constituido mayoritariamente por
conglomerados a la base que hacia la parte superior se intercalan con niveles de
calizas, calcarenitas y margas, que pueden incluir paleosuelos. Los tramos finales,
donde es más frecuente la presencia de finos, es posible reconocerlos de forma
intermitente a lo largo del cauce del Tarafa, a partir de 900 m aguas arriba del paraje

107
Capítulo III

del Hondo de las Fuentes y, al menos, hasta pasado el núcleo urbano de Aspe. Sobre
ellos descansan los recubrimientos cuaternarios.

Neógeno indiferenciado (N)

Unos cientos de metros aguas arriba del Hondo de las Fuentes el cauce del río
Tarafa muestra en sus taludes unos depósitos de naturaleza margolimosa,recubiertos
por una cobertera cuaternaria de escasos metros. No ha sido posible asignar la edad a
estos materiales, por lo que están agrupados como Neógeno indiferenciado.

Depósitos cuaternarios

La depresión de Aspe está ocupada superficialmente por materiales


procedentes de la erosión de los relieves que la limitan; el carácter efímero de los
cauces del Tarafa y Tolomó y las intensas labores agrícolas desarrolladas en estos
terrenos ha condicionado su morfología. Las terrazas de la zona presentan texturas
arenosas en diferentes grados, siendo frecuente la presencia de cantos de tamaño
centimétrico, especialmente en los depósitos asociados a la rambla del Tarafa, aunque
no tanto a la del Tolomó (Hernández-Jiménez, 2003).

En este estudio se agrupan cartográficamente los depósitos de abanicos


aluviales que ocupan mayoritariamente las laderas de los relieves del Rollo, La Horna
y LaOfra, con los depósitos coluviales que aparecen en los relieves al S de Aspe (Qa).

Los depósitos fluviales (Qf) asociados a los cauces del Tarafa y Tolomó, cuyos
cantos rodados de diferentes litologías presentan gran variedad de tamaños, ocupan
las áreas más deprimidas. En el sector más septentrional del acuífero de Aspe el
cauce del Tarafa ha desaparecido, en parte como consecuencia de las continuas
trasformaciones agrícolas a que ha sido sometido el terreno,así como a consecuencia
de los aportes de material proveniente de los procesos de erosión de las laderas
adyacentes. No obstante, a partir del cruce dela carretera local Aspe-Hondón de las
Nieves, el Tarafa muestra un importante cauce que deja constancia del fuerte poder
erosivo de las efímeras crecidas de esta rambla.

3. TECTÓNICA

La zona de estudio se encuentra sobre el contacto entre los dos grandes


dominios tectonopaleogeográficos de la Zona Externa: Subbético y Prebético. Ambos

108
Geología

dominios están caracterizados por una tectónica de cobertera, en la que el Triásico


Keuper es el principal nivel de despegue. Los relieves situados al SW de la zona de
estudio (sierras de Crevillente, Ofra, Enmedio, Ors y Rollo), que pertenecen al
Subbético Externo, cabalgan a los terrenos prebéticos (Fallot, 1945; Azéma, 1977;
Tent-Manclús, 2003). Precisamente, en ese sector se encuentra el frente de
cabalgamiento subbético, si bien no es fácil observar en campo su traza debido al
recubrimiento de los materiales cuaternarios.

A grandes rasgos, y de forma muy esquemática, los materiales subbéticos


pertenecientes a la unidad de Crevillente presentan una estructuración alternante de
anticlinales-sinclinales de dirección ENE-WSW. Los anticlinales dan origen a los
relieves de Crevillente y Algayat y los sinclinales a las depresiones entre los Hondones
y La Romana-Algueña. Por otro lado, los materiales prebéticos aflorantes dan origen a
los relieves de La Horna y la banda Uchell-Borisa. La sierra de La Horna constituye un
sinclinal de dirección NW-SE; se trata de una estructura relativamente suave en su
parte meridional, mientras que hacia la parte septentrional sus flancos se verticalizan
hasta llegar a invertirse (Azéma, 1977). El sinclinal está cortado por algunas fracturas
de dirección NNE-SSW más o menos perpendiculares al eje del pliegue, así como
otras aproximadamente paralelas a su dirección que rompen la estructura.

Tanto los materiales subéticos como los prebéticos presentan una complejidad
tectónica importante, ya que están afectados por fallas normales originadas durante la
etapa de rifting que deformó el paleomargen sudibérico y, posteriormente, por pliegues
y cabalgamientos desarrollados durante la orogenia alpina. Además, en un momento
indeterminado del Mioceno, se desarrolló la zona extensional del valle del Vinalopó,
que se extiende en dirección NW-SE desde el norte de Villena hasta la zona de Aspe.
Durante esta etapa de deformación extensional, se originó una zona topográficamente
más baja respecto a los relieves circundantes y el Triásico Keuper extruyó
ampliamente a lo largo de ella. En su etapa inicial, durante el Mioceno medio y
superior, estuvo conectada con el Mar Mediterráneo y, con posterioridad, se
desconectó y se formó el actual valle del Vinalopó. La depresión de Aspe se encuentra
en el sector SW de esta cuenca del Vinalopó.

Por otra parte, hay que tener en cuenta la actividad tectónica más reciente que
es responsable, en gran parte, del relieve actual de la zona de estudio. No se han
realizado estudios de detalle sobre la edad de la deformación del área de estudio, pero
tal y como muestran los pliegues de las figuras 3.4 y 3.5, gran parte del plegamiento
fue posterior al depósito de la unidad M2c que Tent-Manclús (2003) asigna al Mioceno

109
Capítulo III

medio-superior. Teniendo en cuenta la existencia de pliegues similares en materiales


del Mioceno superior en las proximidades (Orito o Monforte), es muy probable que el
pliegue de La Horna se produjese durante el Mioceno superior.

También los relieves situados en el SE del área de estudio (sector de Uchell-


Borisa) son relativamente recientes. La falla activa de Los Hondones (Alfaro, 1995;
Tent-Manclús, 2003), de dirección NE-SW, separa estos relieves de la zona
topográficamente más baja de la depresión de Aspe. La actividad de esta falla, junto a
la falla de Crevillente (Martín-Rojas et al., 2015), es responsable de la elevación de
esta banda Uchel-Borisa, respecto a la depresión de Aspe.

Por otra parte, la relación entre los materiales subbéticos y prebéticos de La


Horna queda oculta por los depósitos cuaternarios de la depresión de Aspe, y si bien
Tent-Manclús (2003) apunta un posible cabalgamiento de los primeros sobre los
segundos, no se ha podido constatar este hecho con datos de sondeos, lo que deja
también como posible solución un cabalgamiento de los primeros sobre la serie
cretácica prebética que se situaría como parte del substrato del acuífero de Aspe,
entre los relieves de La Ofra y La Horna. Sin embargo, hacia los sectores del Tolomó
Bajo y Hondo de las Fuentes, entre los relieves de Uchel-Borisa y La Horna, el relleno
cuaternario parece situarse sobre materiales neógenos indiferenciados (N), cuya edad
no ha podido ser determinada.

110
Hidrogeología del acuífero de La Horna

IV.
Hidrogeología del

acuífero de La Horna

1. INVENTARIO DE PUNTOS DE AGUA

En el acuífero de La Horna los sondeos de uso agrícola son minoritarios en


comparación con los de uso residencial o doméstico, aunque aquellos son los que
producen la mayor parte de las descargas del acuífero y se ubican preferentemente en
la parte SE del mismo. No obstante, es frecuente que los sondeos de uso doméstico
sean también utilizados para el riego de pequeñas parcelas agrícolas colindantes a las
viviendas.

La distribución de las captaciones en el acuífero está claramente marcada por


la ubicación de zonas residenciales (Figura 4.1); la densidad de sondeos en parajes
como La Torreta, Corral del Duque o urbanización El Naranjo es relativamente alta en
comparación con el resto del acuífero, encontrándose a menudo sondeos muy
próximos entre sí. Existen otras zonas residenciales que, o bien se abastecen de un
único sondeo (Urb. Camino Gaspar), o bien están conectadas a la red municipal de
abastecimiento (Mirador de Alcaná).

111
Capítulo IV

BM La Horna C
US La Horna
UI la Horna
E A+B
Ac. Aspe

C. Novelda
Otros D

Figura 4.1.Captaciones de referencia en el acuífero de la sierra de la Horna y áreas de alta


ocupación residencial: A. La Torreta; B. Corral del Duque; C. Urbanización El Naranjo; D.
Camino Cano; E. Mirador de Alcaná; F. Camino Gaspar.

Se han inventariado 40 sondeos (Anexo), estimándose que el número total de


captaciones puede alcanzar las 60-70, por lo que la densidad media de captaciones se
aproxima a 15 sondeos/km2. La mayoría de los sondeos son de pequeño diámetro con
profundidades que no suelen sobrepasar 100-120 m. Sin embargo, unos pocos,
promovidos por el antiguo Grupo de Colonización de Aspe al inicio de la década de los
años ochenta del siglo pasado, alcanzan profundidades que en algunos casos superan
los 400 m. En concreto, el número14 se perforó hasta 405 m, aunque posteriormente
se intentó cementar la parte inferior debido a problemas de elevada salinidad en las
aguas captadas.

Los sondeos a percusión, realizados hace décadas y promovidos por el Grupo


de Colonización, se encuentran entubados en chapa de acero con diámetros que van
de 360 a 500 mm; sin embargo, a partir de los últimos años del siglo pasado las
captaciones se realizan preferentemente a rotopercusión y se entuban en PVC, siendo
frecuente los pequeños diámetros y profundidades máximas de entre 100 y 150 m.

2. COMPORTAMIENTO HIDROGEOLÓGICO DE LOS MATERIALES

En este apartado se caracterizan hidrogeológicamente las diferentes unidades


litoestratigráficas que se describieron en el capítulo anterior. Cuando dichas unidades
se encuentran en continuidad, conexión hidráulica y presentan similar comportamiento

112
Hidrogeología del acuífero de La Horna

hidrogeológico se ha procedido a agruparlas, con el fin de establecer el menor número


de tramos o unidades hidrogeológicas (Figura 4.2).

Figura 4.2.Comportamiento hidrogeológico de los materiales del acuífero de La Horna.

113
Capítulo IV

Terrenos triásicos (Tk). Compuesto por materiales margo-arcillosos con


evaporitas que confieren al conjunto un comportamiento acuicludo. Afloran claramente
en superficie fuera de los límites del acuífero, aunque es posible reconocerlos como
subafloramientos en la vertiente NE de La Horna. Las características plásticas del
conjunto margo-arcilloso favorecen su presencia en las zonas de fractura. En lugares
próximos al área de estudio, la presencia de evaporitas le confiere una porosidad
secundaria por disolución, pudiendo presentar incluso surgencias hipersalinas (Andreu
et al., 2010). No obstante, conviene indicar que estos materiales triásicos se han
considerado como el impermeable regional, siendo la causa del confinamiento de
muchos acuíferos del entorno.

Calizas margosas y margas cretácicas (C3). A muro de la serie terciaria se


sitúa un conjunto litológico formado por calizas margosas y margas de edad Cretácico
Superior. En esta secuencia se pueden distinguir dos tramos bien diferenciados: el
inferior, constituido por calizas y calizas margosas y margas bien estratificadas que en
conjunto podrían presentar propiedades de acuitardo; y el superior, mucho más
margoso con un comportamiento claramente acuicludo. No obstante, dentro de este
último se reconocen niveles decimétricos muy continuos y competentes que se han
interpretado como depósitos turbidíticos, que tienen un comportamiento de acuífero
muy pobre y que podría ser captado por algunas perforaciones ubicadas en el límite
septentrional entre los acuíferos de Aspe y de La Horna, donde existe un pequeño
afloramiento de estos materiales. Si bien, no se conoce con exactitud el espesor de
este conjunto, se estima que sobrepasa 100 m (Azéma, 1977; Chacón y Martín
Chivelet, 2001; Tent-Manclús y Estévez, 2003).

Margas paleocenas (P1). Sobre la secuencia anterior es posible identificar un


tramo formado por margas con intercalaciones carbonatadas de edad Paleoceno. Las
intercalaciones turbidíticas constituidas por episodios de calcarenitas y calizas pueden
llegar a formar un acuífero muy pobre, intercalado dentro de una secuencia que en
conjunto funciona como acuicludo.

Conjunto calcarenítico paleoceno-eoceno (P2, P3 y E0). En este conjunto


se han agrupado las calcarenitas turbidíticas (P2) y arcillas negras (P3) paleocenas
con las areniscas de la base del eoceno (E0). Es probable que las calcarenitas y las
areniscas se encuentren en continuidad; esto ha sido constatado en sectores próximos
donde el tramo de arcillas (P3) ha funcionado como nivel local de despegue y se
encuentra omitido (Tent-Manclús, 2003). No obstante, la presencia de materiales

114
Hidrogeología del acuífero de La Horna

margosos y la escasa potencia de los terrenos permeables, hace que se considere a


este conjunto como un acuífero pobre.

Margas grises eocenas (E1). Tramo margoso con algunos niveles de calizas y
areniscas intercalados. En conjunto funciona como un acuicludo que conforma el
impermeable de muro del acuífero de La Horna. En el sector septentrional de la sierra
de La Horna alcanza 55 m de potencia (Tent-Manclús, 2003).

Calcarenitas con Nummulites y calizas margosas (E2 y E3).Conjunto


formado por calizas, margas y calcarenitas con Nummulites del Eoceno inferior (E2)
que hidrogeológicamente está en continuidad con las calizas margosas y calcarenitas
de la base del Eoceno medio (E3) y constituyen la que puede ser considerada como
Unidad Inferior del acuífero de La Horna.

Margas verdes eocenas (E3). Se trata de un conjunto margoso bien


representado al Sur de Aspe en la zona de Uchel donde alcanza 90 m de potencia. Se
desconoce la potencia de este tramo en La Horna, pero según datos de algunas
perforaciones se habrían atravesado espesores variables de entre 40 y más de 100 m.
De edad Eoceno medio, actúa como un impermeable entre las calcarenitas y calizas
del Eoceno inferior y las calizas bioclásticas del Eoceno medio-Oligoceno que
conforman el relieve de La Horna.

Calizas margosas, calizas bioclásticas y calcarenitas bioclásticas (E3, O y


M1a). A techo de las margas verdes (E3) se desarrolla un conjunto de calizas
margosas (E3 y O) y calizas de Lepidocyclinas (O) con un comportamiento de acuífero
más deficiente en la base que hacia techo. Las calizas de Lepidocyclinas conforman
niveles que pueden presentar una aceptable karstificación, lo que les confiere un buen
comportamiento acuífero. En este sentido, estos niveles presentan las mejores
características hidrogeológicas y permiten obtener los mayores caudales de
explotación de La Horna. Es importante indicar que la secuencia oligocena se hace
más carbonática hacia techo y lateralmente hacia el Noroeste, lo que confiere a este
acuífero unas características ligeramente diferentes en función de su emplazamiento.
Las calcarenitas bioclásticas miocenas (M1a) presentan también comportamiento
acuífero y están en continuidad con los materiales oligocenos; sin embargo, hay que
considerar que se trata de afloramientos de escasa extensión y potencia que tan solo
afloran en las cotas más altas de la sierra de La Horna, quedando colgadas en la parte
Sureste del acuífero. A todo este conjunto litológico se le ha considerado como la
Unidad Superior de La Horna.

115
Capítulo IV

Margas blancas – Tap (M2a, M2b y M2c). Se trata de una potente serie
margosa de edad Burdigaliense-Serravalliense que puede alcanzar más de 200 m de
espesor y que aflora extensamente en el sector Noreste de la sierra de La Horna.
Estos materiales presentan un comportamiento hidrogeológico claramente acuicludo,
pudiendo actuar tanto de impermeable de techo como de impermeable lateral como
consecuencia de la tectónica local. La secuencia margosa intercala un nivel
calcarenítico (M2b) cuya potencia, entre 3 y 20 m según sectores, no permite
individualizarlo como un tramo acuífero con entidad propia.

Depósitos cuaternarios (Qac y Qf). Por último, se consideran los materiales


recientes constituidos por los depósitos detríticos aluviales y coluviales (Qac) que en
conjunto presentan permeabilidades medias-bajas y que normalmente no se
encuentran saturados. Su emplazamiento suprayacente a los terrenos terciarios los
hacen a veces meros transmisores del agua hacia las formaciones acuíferas
infrayacentes. En ocasiones, estos depósitos se encuentran dispuestos sobre tramos
margosos de la serie terciaria y en conexión lateral con los materiales fluviales (Qf) del
acuífero de Aspe, funcionando en estos casos como transmisores del agua hacia este
acuífero. En la parte Sureste del relieve de La Horna los depósitos fluviales (Qf)
pueden superponerse de forma directa sobre los materiales del Eoceno inferior (E2).

3. GEOMETRÍA Y LÍMITES

La complejidad tectónica de la región y la extensión de los depósitos


cuaternarios no permiten trazar con precisión los límites del acuífero y el
comportamiento de los mismos, permaneciendo interrogantes que no han podido aún
resolverse. Prácticamente la totalidad de los límites del acuífero quedan ocultos por los
materiales recientes que recubren las formaciones de La Horna, tanto hacia la
depresión de Aspe como hacia el Vinalopó. Por tanto, los límites se han establecido a
partir de la interpretación geológica de las estructuras que presentan los materiales y
la ayuda de algunas columnas litológicas de sondeos (Figura 4.3).

El límite más septentrional del acuífero presenta un alto grado de complejidad


(Figura 4.4), ya que está en relación con la falla inversa existente en este sector y
donde las calcarenitas oligo-miocenas (M1a) se disponen discordantes, incluso, sobre
las calcarenitas con Nummulites, margas y calizas del Eoceno inferior (E2). Se trata
pues de un límite muy tectonizado donde la serie se encuentra invertida siendo

116
Hidrogeología del acuífero de La Horna

probable que el acuífero quede desconectado y confinado lateralmente por las margas
miocenas (M2a) y/o las evaporitas del Triásico Keuper (Tk).

Figura 4.3. Mapa hidrogeológico del acuífero de La Horna. Se indica la posición de los cortes

El límite lateral con el acuífero de Aspe, a lo largo de toda su parte occidental,


se corresponde con las margas grises eocenas (E1), las cuales se encuentran
dispuestas bajo los depósitos aluviales, y que conforman también el impermeable de
base de la propia Unidad Inferior de La Horna.

El primer lugar en el que se captó el acuífero de La Horna fue en la parte NW


del relieve, en concreto en el paraje denominado Alcaná. En la década de los años
ochenta del siglo pasado se perforaron los sondeos 14 y 80 cuyos resultados fueron
dispares y en ningún caso óptimos (Figura. 4.4). El sondeo 14 alcanzó 405 m de
profundidad total, captando aguas de elevada mineralización a 400 m. Se cementó el
fondo sin conseguir buen resultado, por lo que pese a estar entubado no se puso en
funcionamiento por parte de la SAT Virgen de las Nieves de Aspe, promotores de la
obra. El sondeo 80, de gran profundidad, atravesó margas desde la superficie hasta el
metro 300 y solamente fue entubado en los primeros metros, por lo que se cerró en
profundidad, desconociéndose si llegó a captar la Unidad Inferior; actualmente se
encuentra soterrado a consecuencia de la transformación agrícola realizada en este

117
Capítulo IV

paraje. Todo indica que a pesar de la proximidad entre ambos sondeos el 80 se


adentró en las margas impermeables (E3) que actúan de barrera hidráulica.

Figura 4.4.Corte hidrogeológico interpretativo del sector NW del acuífero de La


Horna que muestra el flanco occidental de la estructura sinclinal en el paraje del
Alcaná. Corte 1 del mapa hidrogeológico de la figura 4.3. Modificado de Tent-
Manclús (2003).

A tenor de la información existente se puede establecer que ambas unidades


de La Horna son captadas en este sector. El 14 y 62 pertenecen a la Unidad Superior
y el 117 a la Inferior (Figuras 4.5). En esta misma figura se puede observar como la
parte SW de La Horna, siguiendo el contacto de la estructura con el acuífero de Aspe,
se reconoce también un límite cerrado ya que las margas grises del Eoceno inferior
(E1) forman el impermeable de muro y lateral. Los depósitos aluviales (Qac) que
recubren esta ladera de la sierra no se encuentran saturados, produciéndose a través
de ellos la recarga de la Unidad Inferior. El sondeo 124 llegó a cortar más de 100 m de
margas que constituyen claramente un límite entre las formaciones de La Horna y el
acuífero de Aspe.

Por debajo de las formaciones que se han definido como acuífero de La Horna
se disponen algunos tramos permeables paleocenos que parecen haber sido captados
por varias perforaciones (30, 60 y 137), cuyas cotas piezométricas entre 294 y 309 m
s.n.m.se encuentran siempre muy por encima de los valores de las unidades que
conforman el acuífero de La Horna (Figura 4.3).

118
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Figura 4.5. Corte hidrogeológico del Sector SW de La Horna.


Flanco de la estructura en la zona de la urbanización Mirador del
Alcaná. Corte 2 del mapa hidrogeológico de la figura 4.3.

El límite oriental del acuífero hacia la depresión del Vinalopó resulta, si cabe,
todavía más incierto, pues la estructura geológica de La Horna hacia este valle
presenta poca deformación y es probable que el acuífero se extienda por debajo de los
sedimentos neógeno-cuaternarios, aunque existen algunas evidencias que indican que
el Triásico Keuper está próximo bajo estos recubrimientos. Así, en el sondeo 16
(Figura. 4.1), dentro del Cuaternario de Novelda y, por tanto, fuera del área estudiada,
se cortaron materiales margoarcillosos del Triásico Keuper a 60 m de profundidad. Ello
apunta a que la extrusión de materiales triásicos asociados a la fase de deformación
extensional del valle del Vinalopó, podría confinar lateralmente al acuífero de La
Horna, al menos en toda la parte NE (Figura 4.6).

Figura 4.6.Corte hidrogeológico del acuífero en su límite oriental hacia la depresión del
Vinalopó, sector de La Horna Alta (Urbanización El Naranjo). Corte 3 del mapa
hidrogeológico. Modificado de Tent-Manclús (2003).

119
Capítulo IV

No obstante, este mismo límite pero en posiciones más meridionales, hacia la


terminación del relieve, y más concretamente hacia el paraje denominado Horna Baja,
podría actuar como abierto. Así la información histórica recopilada muestra que desde
finales del s. XIX dos galerías drenaban los depósitos aluviales de esta parte de la
sierra (Tabla 4.1). La salida de una de ellas, mina La Unión, se conservó hasta
principios de este siglo, cuando la urbanización de un polígono industrial acabó con
ella (Figura 1.13).

Tabla 4.1.Galerías y algunos sondeos en losparajesde Horna Altay Horna Baja. Datos de
las galerías tomados de CGS (1985).
Cota salida galería Longitud
CE
Identificación del punto Cota NP sondeo galería
(µS/cm)
(m s.n.m.) (m)

Mina Vieja 240 1500 -

5374 (2/1980)
Mina La Unión 235 2400
6270 (10/1985)

Sondeo 20 244 (9/1985) -- 3140 (10/1984)

Unidad Superior
Sondeo 67 237 (8/2000) -- 3650 (8/2007)
de La Horna

Sondeo 68 238 (8/2000) -- 4820 (8/2000)

Sondeo 16 214 (11/1995) -- 7774 (11/1995)

Acuífero Sondeo 63 238 (8/2000) -- 1440 (8/2007) *


Cuaternario de
Novelda Sondeo 64 s.d. -- 4940 (8/2007)

Sondeo 89 235 (7/2001) -- 6270 (7/2001)

(*) Cortó los terrenos del Triásico Keuper y bombea un caudal pequeño y durante un tiempo corto para evitar
aguas de elevada mineralización.

La cota de salida de las galerías, sus longitudes y una pendiente próxima al


1‰, permite interpretar que esta obra pudiera captar en gran parte un posible drenaje
de La Horna hacia los depósitos aluviales que se desarrollan en su vertiente NE
(Horna Alta). La figura 4.7 muestra un croquis donde se ha representado
aproximadamente la traza de la mina La Unión.

120
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Figura 4.7. Croquis del acuífero en su límite oriental hacia la depresión del
Vinalopó. Posición estimada de la traza de la Mina La Unión, sectores de
Horna Alta y Horna Baja.

En el corte hidrogeológico de la figura 4.6 se refleja la posición aproximada del


nivel piezométrico antes de la explotación de La Horna (1980) y en el año 2007,
cuando la galería ya no aportaba caudal. Aunque los descensos no hayan sido muy
significativos en este acuífero, sí fueron suficientes para que éste dejara de drenar a
través de los depósitos aluviales y por tanto, fueran agotándose los caudales en la
galería de La Unión. Además, se dispone de dos análisis, uno correspondiente a 1980,
fecha anterior al inicio de las perforaciones en La Horna y otro de 1985, una vez
iniciada la explotación; en este último se aprecia un aumento de la CE de las aguas de
la mina coincidiendo con el inicio de los bombeos en La Horna. Una reducción de la
descarga de las aguas de La Horna podría ser la causa del incremento de la
mineralización del agua de la galería al aumentar la proporción de agua procedente
del Cuaternario de Novelda, de mayor mineralización, tal y como atestiguan los datos
de diversos sondeos (16, 89 ó 109, entre otros).

Por último, se encuentra la terminación meridional del relieve. Es este un sector


que históricamente se ha interpretado como abierto (Pulido-Bosch y Padilla, 1986;
Andreu et al., 2000 y 2003) y en el que parece existir una relación compleja entre La
Horna y los acuíferos de Aspe y Cuaternario de Novelda. El emplazamiento del relieve

121
Capítulo IV

de La Horna entre los valles del Tarafa y Vinalopó y las importantes superficies de
recubrimiento cuaternario dificultan la interpretación de los esquemas de flujo (Figura
4.8).

Figura 4.8.Modelo de elevaciones de la imagen de satélite de La Horna. Se indican los


límites de acuífero y la traza de falla (ambos supuestos), así como la divisoria
hidrogeológica entre los acuíferos de Aspe y Cuaternario de Novelda. Imagen tomada de
Google Earth (7/2015).

La terminación de La Horna hacia el acuífero de Aspe (concretamente en la


denominada área de Las Fuentes) se realiza cubierta por unos depósitos de
piedemonte recientes. Sin embargo, durante el tramo de mayor pendiente de
transición hacia la vega existen una serie de sondeos cuyas columnas indican que tras
atravesar la cobertera detrítica se perforan los terrenos carbonáticos terciarios que
forman parte de la terminación de la sierra de La Horna.

Todo indica que el cierre perisinclinal que presenta La Horna en este sector se
encuentra afectado por una falla vertical cuyo bloque hundido está recubierto por los
depósitos recientes. En este sector se tiene constancia de la existencia de Triásico

122
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Keuper a menos de 100 m de profundidad en el sondeo 63. También se ha


comprobado que el sondeo 129 atravesó más de 30 m de margas bajo las cuales se
dispone un conjunto de calizas margosas que ha podido ser datado y que se atribuye
al Eoceno medio (E3). Esta situación también se ha constatado en el sondeo 149 que
tras atravesar 30 m de materiales detríticos cuaternarios (Qf) capta las calizas
margosas del Eoceno medio (E3). Por todo ello se puede constatar que existe un
contacto litológico directo entre los materiales carbonatados y detríticos, y en principio,
todo apunta a que esta parte de La Horna está en conexión hidráulica con el acuífero
de Aspe a través de los depósitos recientes (Qac y Qf). No obstante, es ésta unas de
las cuestiones que se plantea comprobar en el presente trabajo, por lo que será
discutido posteriormente con mayor detalle.

4. CARACTERÍSTICAS HIDRÁULICAS

4.1. PIEZOMETRÍA

4.1.1. RED DE CONTROL PIEZOMÉTRICO

Con la finalidad de caracterizar el funcionamiento del acuífero de La Horna se


estableció una red de control piezométrico de frecuencia mensual. La distribución
espacial de los puntos de control ha venido condicionada por la accesibilidad a los
mismos, así como por la distribución de los sondeos en las diferentes partes del
acuífero. De hecho, la elevada salinidad del agua y los escasos caudales hicieron que
algunos sondeos fueran soterrados (80, 123, 124, 128, 178 y 186), motivo por el cual
algún punto de control piezométrico se perdió prácticamente desde el inicio del
estudio.

La longitud de la serie de datos difiere según el punto de control que se


considere, ya que algunos de ellos fueron incorporados con posterioridad al inicio de
las mediciones y otros tuvieron que ser retirados de la red al quedar inutilizado el
sondeo o impedirse el acceso al mismo. Los niveles se tomaron de forma manual
mediante una sonda tipo Meyer de 300 m de longitud en los puntos 61, 63, 69, 117,
125, 126 y 132.

Durante un corto periodo de tiempo se dispuso de una estación de medida de


nivel automática en el sondeo 126, compuesta por un sensor de presión modelo
Bourdon Sedema Y940 fabricado por Baumer, cuya fuente de energía era una batería

123
Capítulo IV

de 12 V. El sensor era capaz de realizar medidas entre -25º C y +40º C con un error
menor del 1%. Las lecturas de presión, traducidas a impulsos eléctricos,
proporcionaban unas señales de salida que eran registradas en un conversor
analógico-digital que transformaba las señales eléctricas en valores digitales de
longitud. La selección del rango de medida se adaptó a las variaciones estacionales
que en el caso del sondeo 126 eran inferiores a 5 m. Con esta calibración la sonda era
capaz de medir láminas de agua de hasta 5 m por encima de su posición y los errores
cometidos son inferiores a 2 cm. En caso de producirse descensos del nivel
piezométrico excepcionales se procedía a reposicionar la sonda para evitar la pérdida
de registros. Con cierta regularidad se descargaban los datos en un ordenador portátil
cuyo software permitía editar y crear gráficos de los valores de nivel. Los registros
obtenidos permitieron observar las respuestas del acuífero frente a diversos eventos
de lluvia que pudieron ser contrastados con los datos de nivel tomados de forma
manual. No obstante, surgieron problemas de diseño en el sistema, pues pequeñas
caídas de tensión en la batería significaban la pérdida de datos.

Estacionalmente y coincidiendo con las campañas de calidad se midieron


niveles en un mayor número de puntos con la finalidad de caracterizar mejor la red de
flujo. En la práctica no fue posible mantener los mismos puntos durante todas las
campañas realizadas.

Aunque con cierta irregularidad en el tiempo también se midieron niveles en los


sondeos 33, 60 y 111, situados, el primero de ellos en el acuífero de Aspe y el último
en el acuífero Cuaternario de Novelda; el sondeo 60 capta las areniscas de la base del
Eoceno (E0) y/o las calcarenitas paleocenas (P2). Estos datos piezométricos
permitieron también caracterizar la evolución de niveles en acuíferos contiguos a La
Horna.

La información piezométrica se presenta a partir de la diferenciación realizada


en el acuífero en la que además de las unidades Superior (correspondiente a las
calizas del Eoceno medio - Oligoceno) e Inferior de La Horna (calizas margosas del
Eoceno medio - Eoceno inferior), se ha diferenciado también de forma independiente
como Bloque Meridional al situado en la terminación SE del relieve, en donde la mayor
parte de los sondeos se emplazan en terrenos detríticos pero captan materiales
carbonáticos.

124
Hidrogeología del acuífero de La Horna

4.1.2. EVOLUCIÓN PIEZOMÉTRICA

Salvo datos aislados no se dispone de registros de nivel que permitan


establecer una evolución piezométrica de este acuífero previa al inicio de este trabajo.

Unidad Superior de La Horna

Según la información de que se dispone, el inicio de las perforaciones en La


Horna data de 1984 y las primeras mediciones de nivel corresponden a un año
después (CGS, 1985).La posición de la superficie piezométrica oscilaba entre valores
próximos a 249 y 242 m s.n.m. Cuatro sondeos (20, 125, 126 y 186) se realizaron en
la parte SE del relieve de La Horna y dos (14 y 80) en su extremo más septentrional.
Los niveles más altos coincidían con los puntos 14 y 125, en torno a 249 m s.n.m. y la
cota menor correspondió al sondeo 186. La ubicación de estos sondeos y las
columnas atravesadas confirman que los terrenos captados corresponden únicamente
a los de edad Eoceno medio – Oligoceno.

En la figura 4.9 se muestra la evolución piezométrica en algunos puntos de la


unidad. A grandes rasgos el conjunto de los sondeos de esta unidad muestran un
comportamiento bastante estabilizado durante la primera parte del registro, aunque
afectados por un comportamiento estacional. A partir de 2004 se observa una ligera
pérdida de nivel que alcanza los niveles más bajos a mediados de 2006. A partir de
entonces se adquiere una tendencia claramente ascendente favorecida en gran
medida por varios episodios de precipitación importantes, entre los que destacan los
caídos en septiembre de 2009, en que las precipitaciones estuvieron distribuidas en
cuatro eventos diarios entre 30 mm y 60 mm, lo que se tradujo en un episodio de
recuperación muy significativo.

Figura 4.9.Evolución piezométrica de la Unidad Superior de La Horna en los puntos 125, 126 y
132 (extremo SE) y en el punto 61 (zona septentrional).

125
Capítulo IV

El sondeo 61 situado en la parte septentrional muestra un comportamiento


bastante acorde con los anteriores, una primera etapa de cierta estabilización, aunque
muy condicionada por la estacionalidad, en la que los niveles más bajos se alcanzan
en mayo de 2006, seguido de un periodo de recuperación.

Unidad Inferior de La Horna

Desgraciadamente el seguimiento piezométrico de esta unidad no ha podido


efectuarse durante todo el periodo de estudio, por lo que resulta algo escaso. Entre
octubre de 2002 y mayo de 2004 se pudo medir la evolución piezométrica en el
sondeo 117 (Figura 4.10), obteniéndose cotas en torno a 265 m s.n.m que estaban en
consonancia con datos aislados de los puntos 85 y 131 donde se registraron niveles
entre 260 m s.n.m en julio del 2001 y 257 m s.n.m. en julio del 2005 respectivamente.
Estos valores piezométricos presentan cotas mucho más altas de las que muestran los
puntos correspondientes a la Unidad Superior. A partir de 2004 el sondeo 117 fue
instalado y la sonda de nivel no descendía, por lo que no pudo seguir registrándose la
evolución piezométrica en dicho punto.

Figura 4.10.Evolución piezométrica en el punto 117 (Unidad Inferior) en


comparación con los niveles registrados en los puntos 125, 126 y 132
(Unidad Superior).

Bloque Meridional de La Horna

El comportamiento piezométrico de este bloque queda caracterizado por la


evolución del nivel en los puntos 8, 31, 32, 34, 69 y 86 (Figura 4.11).A pesar de la

126
Hidrogeología del acuífero de La Horna

cercanía de estos sondeos con respecto a otros pertenecientes de la Unidad Superior


sorprende que presenten unas cota piezométricas más bajas. Este salto piezométrico
podría interpretarse como el resultado de pérdidas de conexión hidráulica entre este
bloque y la Unidad Superior, aspecto que será discutido posteriormente.

Figura 4.11.Evolución piezométrica en el Bloque Meridional de La Horna


(puntos 8, 31, 32,34, 69 y 86) en comparación con el nivel en la Unidad
Superior en los puntos 20 y 126.

Otro aspecto a destacar es que presenta unas variaciones piezométricas de


mayor amplitud que las registradas en la Unidad Superior de La Horna. Los bombeos
frecuentes en el sondeo 69 de este último condicionan su piezometría y caracterizan
su comportamiento. Cabe mencionar que en los últimos años ha sido aquí donde se
han producido las mayores extracciones de La Horna.

En cuanto a la evolución de sus niveles, aunque la falta de registro continuo en


muchos puntos dificulta establecer su tendencia en algunos periodos, a grandes
rasgos también puede establecerse un periodo inicial de mayor estabilidad, seguido de
un periodo de recuperación a partir de mediados de 2007.

127
Capítulo IV

4.1.3. VARIACIONES ESTACIONALES

Unidad Inferior de La Horna

Durante el período de octubre de 2002 a marzo de 2004 esta unidad no


presentó una explotación significativa, pues las oscilaciones estacionales de nivel eran
pequeñas (Figura 4.12). Tal y como corresponde a un régimen poco afectado, los
niveles presentan un comportamiento estacional poco acusado, en el que se producen
ligeros ascensos durante el otoño y la primavera, dándose las máximas depresiones
hacia el final del verano.

Figura 4.12. Variación estacional en el punto 117 de la Unidad Inferior de


La Horna desde septiembre 2002 a marzo de 2004.

Unidad Superior de La Horna

Las oscilaciones estacionales de los niveles en la Unidad Superior siguen una


clara tendencia marcada por el aprovechamiento residencial y agrícola de sus aguas;
así, el punto 126 refleja un claro comportamiento estacional marcado por el régimen
de extracciones y la pluviometría anual (Figuras 4.13 y 4.14). En el período de junio de
2001 a septiembre de 2003 el acuífero reflejaba ligeras variaciones, mientras que a
partir de septiembre de 2006 se puede observar una clara recuperación coincidiendo
con años más húmedos. El comportamiento general indica recuperaciones del nivel

128
Hidrogeología del acuífero de La Horna

durante el otoño y depresiones hacia el final del verano, como por otra parte era de
esperar en función de la climatología y el uso de las aguas subterráneas en esta zona.

Figura 4.13. Variación estacional en el punto 126 durante junio 2001 a septiembre de
2003 (izquierda) y de septiembre de 2006 a diciembre de 2010 (derecha).

Las precipitaciones diarias a partir de 50 mm provocan una notable respuesta


en el acuífero, sobretodo, en otoño (septiembre de 2009).Cuando estas
precipitaciones coinciden con períodos de extracciones importantes el efecto queda
amortiguado, como ocurrió en los episodios de abril de 2006, marzo de 2007 (Figura
4.14) y marzo 2009 (Figura 4.13).

Figura 4.14.Detalle del comportamiento del nivel piezométrico con lecturas diarias en
el punto 126. Con trazo horizontal valores intercalados de lectura manual.

129
Capítulo IV

Bloque Meridional de La Horna

Las oscilaciones estacionales de este sector siguen una evolución


condicionada por las extracciones del sondeo 69 (Figura 4.15), reflejando claramente
los ciclos de bombeo/parada de este punto. Los niveles más bajos coinciden con
agosto y a partir de este mes comienza la recuperación del nivel al ir disminuyendo las
extracciones. Los episodios de precipitación importantes pueden quedar ocultos en la
evolución piezométrica. No obstante, según aumenta la distancia al bombeo (punto 69)
es posible identificar algún episodio significativo de recuperación; así ocurre en el
sondeo 8 (Figura 4.15), donde las precipitaciones de septiembre de 2001 (79 mm)
tuvieron un episodio de 43 mm/día que marcó una clara recuperación del nivel de casi
3 m en un mes. La precipitación durante diciembre de 2001 (67 mm) no se reflejó en la
evolución del nivel, pues la mayor lluvia diaria apenas alcanzó los 28 mm.

Figura 4.15.Variaciones estacionales en el Bloque Meridional de La Horna. Sondeo 69 desde


junio 2005 a diciembre de 2010 (izquierda) y sondeo 8 desde junio 2001 a septiembre de 2003
(derecha).

La clara tendencia a la recuperación piezométrica que muestra la Unidad


Superior, especialmente desde 2008 en adelante, no se manifiesta con la misma
intensidad en el Bloque Meridional, sino que es más atenuada debido a las
extracciones durante estos años. Se puede observar como la estacionalidad también
marca una diferencia en el comportamiento piezométrico entre las unidades de La
Horna y el Bloque Meridional.

130
Hidrogeología del acuífero de La Horna

4.1.4. FUNCIONAMIENTO HIDRODINÁMICO

La irregular distribución espacial de las captaciones junto a las escasas


diferencias piezométricas detectadas, gradientes hidráulicos que en varios sectores
llegan a ser inferiores al 1‰, junto con el recubrimiento cuaternario sobre la mayor
parte de los límites del acuífero, hacen complicado obtener un esquema de circulación
del flujo para este acuífero, así como de sus relaciones hidráulicas con los terrenos
adyacentes.

La situación previa a la explotación indicaría un esquema de funcionamiento en


donde cobra peso la influencia de la estructura del acuífero, de tal forma que el sentido
general del flujo presentaba una componente desde el W hacia el E, es decir desde el
flanco occidental del sinclinal hacia la depresión del Vinalopó; este modelo se puede
considerar válido para el funcionamiento no influenciado (Figura 4.16).

Figura 4.16. Esquema de dirección y sentido del flujo en La Horna.

Las extracciones han provocado diferencias piezométricas en el conjunto del


acuífero, de tal forma que en la situación actual se han originado inversiones de flujo.
En la parte más próxima a la vega de Aspe que se corresponde el flanco occidental de

131
Capítulo IV

la estructura, el flujo en la Unidad Superior está muy condicionado por los bombeos en
el sondeo 62, mientras que en la Unidad Inferior lo hace entorno a los sondeos 85 y
117. Por su parte, la explotación en la parte oriental del acuífero está controlada
principalmente por el sondeo 20, lo que ha provocado que desciendan los niveles,
aunque los gradientes hidráulicos indican que sigue existiendo un flujo hacia el
Cuaternario de Novelda.

En el Bloque Meridional, los bombeos del sondeo 69 originan descensos


importantes que condicionan la evolución del nivel en todo este sector. Un aspecto de
notable importancia es la similitud de niveles entre el Bloque Meridional y el acuífero
de Aspe en el sector de Las Fuentes, lo cual indica una posible comunicación entre
ambos, como ya exponían Pulido-Bosch y Padilla (1986) y Andreu et al. (2000 y 2003).
Todo apunta a que la comunicación entre el acuífero de La Horna y Aspe se produciría
preferentemente a través del tramo próximo al sondeo 33 (Figuras 4.17). No parece
tan factible esta comunicación según se aproxima este contacto hacia el Cuaternario
de Novelda, en parte debido al levantamiento que sufre la estructura en este sector
posiblemente a consecuencia de los empujes relacionados con el ascenso diapírico de
las margas yesíferas del Triásico Keuper que aparece en el valle del Vinalopó (Figura
4.18).

Figura 4.17.Evolución de niveles en el acuífero de Aspe (sondeo


33) y en el Bloque Meridional (sondeos 8) del acuífero de La
Horna.

132
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Conviene recordar que el sondeo 63 cortó a menos de 100 m dichas facies. Por
otra parte, el sondeo 65, de 95 m de profundidad, cortó margas negras que atribuimos
a los niveles de margas grises del Eoceno inferior (E1), lo que indicaría que en ese
sector el impermeable de muro estaría bastante alto. Los sondeos 125 y 126, con 347
y 174 m de profundidad respectivamente captan la Unidad Superior y no llegarían a
atravesar las margas verdes del Eoceno medio (E3) debido al basculamiento de la
estructura hacia el SW.

Más complejo resulta poner de manifiesto la dirección del flujo entre el detrítico
de Aspe y el carbonático, ya que las diferencias piezométricas son tan escasas que
resulta complicado establecer el sentido de flujo.

Figura 4.18.Imagen aérea dela terminación meridional del relieve de La Horna; se indica la
posición de diversos sondeos. Los puntos 8, 69 y 129 corresponden al Bloque Meridional, el
126 y 158 a la UnidadSuperior, el 63 y 65 al Cuaternario de Novelda y el 12 y 72 al acuífero de
Aspe.

Por último, la probable desconexión del Bloque Meridional del resto de


unidades de La Horna debe atribuirse tanto a la propia falla que afecta a este extremo
de la estructura, como a las margas yesíferas triásicas (Tk) asociadas a ella (Figura
4.19). Por otra parte, el nivel de margas eocenas (E3) dificulta, en gran medida, la

133
Capítulo IV

comunicación entre todas ellas. Como resultado de estas limitaciones al flujo, los
niveles del Bloque Meridional y la Unidad Superior llegan a presentar diferencias de
nivel significativas, al menos durante buena parte del período de estudio (Figura 4.17).

Figura 4.19.Corte hidrogeológico del Bloque Meridional de La Horna.Muestra L1


data Eoceno indiferenciado y L2 Eoceno medio. Corte 4 del mapa hidrogeológico de
la figura 4.3.

Figura 4.20.Evolución de niveles en el Bloque Meridional


(sondeos 8) y la Unidad Superior (sondeo 126) del
acuífero de La Horna.

134
Hidrogeología del acuífero de La Horna

4.2. PARÁMETROS HIDRÁULICOS

Los únicos datos disponibles sobre los parámetros hidráulicos de este sistema
corresponden a lo reflejado en CGS (1985) y pertenecen a los primeros sondeos
realizados en este acuífero. Así, el sondeo 14 fue aforado en 1984 con un caudal de
40 L/s y una depresión de 66 m, lo que indicaría una transmisividad inferior a 100
m2/día atendiendo a cálculos a partir de fórmulas estimativas (Custodio y Galofré,
1983). Por otra parte, las pruebas de bombeo que se realizaron en el sondeo 20 en
1984 arrojaron un caudal de explotación de 45 L/s (CGS, 1985). Éstas son realmente
las únicas dos captaciones que han obtenido caudales de explotación aceptables,
mientras que el resto de los sondeos han resultado muy poco productivos; el sondeo
21 apenas aportaba 8 L/s en 1988. Por tanto, se puede afirmar que la mayor parte de
los sondeos del acuífero de La Horna presentan transmisividades inferiores a 50
m2/día, valores bajos acordes con captaciones que presentan caudales de explotación
menores de 5 L/s y con depresiones importantes.

5. HIDROGEOQUÍMICA

5.1. INTRODUCCIÓN

Los estudios hidrogeoquímicos toman especial relevancia al constituirse como


una herramienta imprescindible con la que completar el conocimiento de los acuíferos,
ya que permiten identificar los principales procesos químicos que actúan en el acuífero
y que son responsable del quimismo de sus aguas, pero además pueden aportar
información complementaria, entre otros, sobre aspectos sobre el funcionamiento del
acuífero (Giménez, 1994, Lorite, 2008, Renau, 2010, Barberá, 2014; Villacampa,
2015).

Para realizar la hidrogeoquímica del acuífero de La Horna que permitiera


establecer las variaciones espaciales y temporales de las características químicas de
sus aguas, e identificar los procesos que en él intervienen, se realizó un seguimiento
de los principales parámetros fisicoquímicos. Sus aguas fueron muestreadas durante
tres años consecutivos (2000 a 2002) que posteriormente se ampliaron con dos
campañas durante 2005 y 2007,más algunos muestreos reducidos en julio de 1998 y
1999, mayo de 2001 y 2002, y julio de 2008.

135
Capítulo IV

5.2. SISTEMÁTICA DEL MUESTREO Y ANÁLISIS

Se estableció una red de muestreo cuyo diseño estuvo condicionado por la


distribución de los puntos, el número de captaciones con equipamiento eléctrico y la
facilidad de acceso a las instalaciones. Así pues, la red hidrogeoquímica establecida
en el acuífero de La Horna constaba de 20 sondeos; ocasionalmente se muestrearon
otros que junto a los del acuífero de Aspe dan un total de 80 puntos de control. A la
vez, se seleccionaron otras captaciones en acuíferos contiguos a los investigados o
que estaban en relación directa con éstos; de esta forma se pudo disponer de datos de
calidad de aguas de aproximadamente 120 puntos.

El número de captaciones muestreadas varió en las distintas campañas


realizadas y vino condicionado por factores diversos, siendo determinante el
funcionamiento estacional de la mayor parte de las mismas (Tabla 4.1). Es necesario
precisar que en la medida de lo posible se intentó mantener los mismos puntos de
control a lo largo de todo el período de investigación, pero cuando esto no fue posible
por abandono o cese de explotación de alguna de las captaciones, éstas se
sustituyeron por otras lo más próximas posible y de características similares. En el
Anexose adjuntan los valores de las variables analizadas en las distintas captaciones
durante las diferentes campañas de muestreo.

Tabla 4.1. Número de muestras recogidas en las diferentes campañas


hidrogeoquímicas realizadas en los acuíferos investigados.
Campaña Acuífero de Acuífero de Otros Total
Aspe La Horna acuíferos
Julio 2000 18 17 11 46
Julio 2001 20 15 22 57
Septiembre 2002 15 11 22 48
Julio 2005 21 20 32 73
Agosto 2007 12 14 27 53

El número total de muestras analizadas para este trabajo de investigación


alcanzó las 400, ya que adicionalmente a las indicadas en la tabla anterior se
realizaron muestreos reducidos (campañas flash) en julio de 1998 y 1999, mayo de
2001 y 2002, y julio de 2008. De esta forma se pudo mantener una continuidad en la
información sobre la evolución temporal de la calidad del agua en algunos sectores del
los acuíferos investigados y áreas adyacentes. También se dispuso de análisis

136
Hidrogeología del acuífero de La Horna

anteriores a este trabajo, fundamentalmente de los años ochenta del siglo pasado
(CGS, 1985), que han permitido conocer en mayor medida la evolución
hidrogeoquímica del acuífero de La Horna desde el inició de su explotación.

La densidad media de muestreo refleja unos valores de una muestra cada 1,3
km2 en el acuífero de Aspe y cada 0,2 km2 en el acuífero de La Horna. Algunos
sectores de estos acuíferos quedaron sin poder ser muestreados debido a las
limitaciones expuestas anteriormente.

Casi la totalidad de las muestras fueron recogidas directamente a la salida de


la tubería de impulsión de la captación; si bien, en algún caso se tuvo que muestrear a
la entrada del agua a embalses de riego. En todos los casos se utilizaron botellas de
polietileno de un litro para transportar el agua hasta el laboratorio, lo cual se hacía en
recipientes isotermos con hielo. El procedimiento seguido en la toma de muestra fue el
utilizado habitualmente en este tipo de trabajos (Custodio, 1983; Vallejos, 2001),
lavando previamente la botella dos veces con la misma muestra de agua y llenándola
en su totalidad hasta enrase para evitar la formación de burbujas de aire en su interior.
La conductividad eléctrica (CE) y la temperatura (T) fueron medidas in situ durante la
toma de muestra.

Las muestras de agua, pocas horas después de su toma y correctamente


identificadas, eran transportadas al laboratorio para ser analizadas; a su llegada se
procedía a la determinación del pH, carbonatos y bicarbonatos. Así mismo, se
separaban dos partes alícuotas de agua, una para la determinación de aniones y otra
para la determinación de cationes. A esta última se le adicionaba 0,25 mL/L de HNO3
para evitar el posible precipitado de los cationes. Ambas partes alícuotas, distribuidas
en sendas botellas de polietileno, se conservaban en la cámara frigorífica a una
temperatura de 4ºC, hasta su análisis en el propio laboratorio o hasta el momento en
que eran enviadas a laboratorios externos.

Las determinaciones analíticas se pueden agrupar en parámetros no


específicos (CE, pH y T) y constituyentes químicos mayoritarios (carbonatos,
bicarbonatos, cloruros, sulfatos, nitratos, calcio, magnesio, sodio y potasio).

A continuación, se indican los principales métodos empleados para determinar


cada uno de estos parámetros.

• Conductividad eléctrica. Conductivímetro portátil modelo Hi-8733, de la marca


Hanna Instruments. Las CE son referidas automáticamente a una temperatura de 25

137
Capítulo IV

ºC y son expresadas en µS/cm. Adicionalmente, en algunos sondeos no instalados se


realizaron registros longitudinales de CE mediante un equipo de testificación
GEOVISTA con un rango de entre 50 y 64000 µS/cm. En aquellos pozos donde no ha
sido posible la utilización del equipo se ha usado una sonda manual Reelogger de
Solinst que tiene una longitud de 490 m y un rango de 40 a 60000 µS/cm.

• pH. Potenciometría directa mediante un pH-metro de laboratorio con compensación


automática de temperatura a 25 ºCmodelo micropH 2001 de la marca Crison. Poco
tiempo después de ser recogida la muestra se realizaba la medida del pH y la
determinación de los bicarbonatos en tandas de mañana o tarde, según el momento
de la recogida de muestras. La facilidad de calibración en los equipos de laboratorio,
así como la fiabilidad y estabilidad de las medidas que ofrecen, aconsejó este
procedimiento.

• Temperatura. Termómetro digital portátil modelo Hi-8733 de la marca Hanna


Instruments. Al igual que para la CE en algunos sondeos no instalados se realizaron
registros longitudinales de T mediante un equipo de testificación GEOVISTA (0 a 80
ºC) o mediante una sonda manual Reelogger de Solinst, ésta tiene un rango de -20 a
+50 ºC.

• Alcalinidad. Valoración ácido-base con HCl, utilizando como indicadores


fenolftaleína y naranja de metilo.

• Cloruros. Volumetría en medio neutro con una disolución de AgNO3 en presencia


de cromato potásico.

• Sulfatos y nitratos. Cromatografía iónica, siguiendo los métodos estándar descritos


en AOAC (Official Methods of Análisis, 1990) y APHA (Standard Methods, 2005). En el
caso de los sulfatos también se realizaron gravimetrías que, en algunos casos,
permitieron obtener mayor precisión en las determinaciones.

• Calcio, magnesio, sodio y potasio. Espectrofotometría de absorción atómica. Para


el análisis de Ca2+ y Mg2+ se utilizaron disoluciones con un 4% de LaCl3 para impedir la
interferencia por ionización de la llama.

Por último, indicar que la detección de errores analíticos y la estimación de la


bondad de los resultados, fueron calculadas a partir del error porcentual del balance
iónico mediante la siguiente ecuación (Schöeller, 1962; en Custodio, 1983):

138
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Err (%) =
∑ Cat − ∑ Ani ×100
∑ Cat + ∑ Ani

En esta ecuaciónΣCat y ΣAnison el sumatorio de cationes y aniones


respectivamente, expresados en meq/L. Los análisis que presentaban errores por
encima del 8% fueron repetidos o desestimados.

Los errores analíticos obtenidos para las muestras analizadas en cada uno de
los acuíferos investigados, así como para el conjunto de todas las muestras (Tabla
4.2), presentan una notable regularidad. Además, conviene indicar que en ocasiones
parte de las variables de una misma muestra fueron analizadas en laboratorios
externos, y no obstante, los errores finales también fueron inferiores al 8%. En total se
realizaron alrededor de 400 análisis que muestran un error analítico medio inferior al
3% y una desviación estándar media del 2%. Por todo ello, se considera que los
resultados obtenidos en las determinaciones analíticas son válidos y permiten su
valoración comparada.

Tabla 4.2. Errores analíticos en las muestras de los diferentes acuíferos investigados
(1998/2008), se incluyen algunos análisis anteriores a la investigación. N = número de
determinaciones.
Error Acuífero de Aspe Acuífero de La Horna C. de Novelda Total*
analítico (%) (N = 181) (N = 123) (N = 31) (N = 404)
Media 2,9 3,2 2,9 2,9
Máximo 7,8 7,7 8,0 8,0
Mínimo 0 0,2 0 0
σ 2,0 1,9 2,4 2,0
*Se incluyen muestras de los acuíferos de borde.

5.3. TRATAMIENTO DE LOS DATOS HIDROGEOQUÍMICOS

Para la correcta interpretación de los datos hidrogeoquímicos se realizaron


previamente diversos tipos de tratamientos, comenzando por el cálculo de los
parámetros estadísticos básicos (media aritmética, máximo, mínimo y desviación
típica) y distribuciones de frecuencias, para pasar posteriormente al análisis
multivariante (Análisis de Componentes Principales), el cual fue realizado con el
paquete informático SSPS Statistics. Para completar la caracterización se procedió al
cálculo de proporciones iónicas (facies) e índices de saturación a partir del código
PhreeqC (Parkhurst y Appelo, 1999).

139
Capítulo IV

5.4. FACIES HIDROGEOQUÍMICA

Para realizar la caracterización de la facies hidrogeoquímica de las aguas de


este acuífero se han utilizado los resultados del muestreo correspondientes a la
campaña de julio de 2005, ya que es el que presenta mayor número de puntos
analizados. Se han representado los diagramas de Piper y Schöeller-Berkaloff (Figura
4.20). Estas representaciones han permitido caracterizar el tipo de agua y agrupar las
muestras en función del sus características.

Más de la mitad de las muestras analizadas en el acuífero de La Horna


presentan una facies hidroquímica clorurada sódica, siendo la totalidad clorurada. En
el caso de los cationes predominan la facies sódica (53%) seguida de la sódico-cálcica
(26%), siendo el resto de muestras sódicas con proporciones similares de cálcio y
magnesio. Como se observa en la figura 4.21 la facies de las aguas de este acuífero
difiere considerablemente del tipo de quimismo que se supone presenta la lluvia en
esta región, ya que Carratalá (1993) obtuvo una facies hidroquímica bicarbonatada
cálcica con proporciones mayoritarias de bicarbonatos, sulfatos y calcio para las
precipitaciones de las vecinas localidades de Pinoso y Elche.

Figura 4.21. Diagramas de Piper (izquierda) y Schöeller-Berkaloff (derecha) para las aguas del
acuífero de La Horna (julio de 2005). El grupo A1 incluye las aguas de facies clorurada sódica y
CE frecuentemente mayores de 4000 µS/cm; por otra parte, en el grupo A2 se encuentran las
muestras algo menos mineralizadas. El punto P corresponde a la lluvia en la región (Carratalá,
1993).

En consonancia con lo expuesto cabe reseñar que las aguas de este acuífero,
a pesar de tener naturaleza carbonática, muestran una importante proporción de sodio
en su composición, próxima al 57% de los miliequivalentes de cationes en el total de

140
Hidrogeología del acuífero de La Horna

las muestras analizadas. El magnesio representa el 23% de los miliequivalentes


catiónicos, siendo incluso ligeramente superior al número total de miliequivalentes de
calcio (20%). En este sentido, conviene indicar que en la mitad de las muestras el
contenido en calcio y magnesio es superior al de sodio y potasio.

En la figura anterior también se puede observar como las muestras de agua del
acuífero de La Horna (julio 2005) se pueden distribuir en dos grupos. El grupo A1
incluye las aguas de tipo clorurado sódico, que suelen presentar CE mayores de 4000
µS/cm; por otra parte, en el grupo A2 se encuentran el resto de aguas, también
cloruradas, pero con facies catiónicas mixtas y CE frecuentemente menores de 4000
µS/cm. Aproximadamente, las muestras se distribuyen al 50% en cada uno de estos
grupos.

Respecto a la distribución espacial de la facies hidrogeoquímica se puede


establecer que todas las aguas del acuífero son de tipo clorurado; sin embargo, las de
tipo catiónico mixto se localizan preferencialmente en el anteriormente definido Bloque
Meridional, mientras el resto del acuífero está dominado por facies sódicas (Figura
4.22).

Figura 4.22. Diagramas de Stiff modificado de las aguas del acuífero de La Horna (julio 2005).
Se incluyen algunas muestras de acuíferos adyacentes: Aspe (12 y 33) y terrenos paleocenos
(30 y 60).

141
Capítulo IV

En definitiva, la distribución de los diagramas de Stiff muestra que, a pesar de


las variaciones de salinidad, existe cierta similitud entre los distintos puntos que captan
el acuífero. Así, las captaciones 8, 20 y 62 por una parte, ó 31 y 67 por otra, presentan
similitudes entre sus aguas, pese a encontrarse en sectores diferentes del acuífero.
Las mayores diferencias entre diagramas se observan en las captaciones
pertenecientes al Bloque Meridional, ya que tienen un patrón totalmente diferente.

5.5. VARIACIONES ESPACIALES Y TEMPORALES

5.5.1. PARÁMETROS NO ESPECÍFICOS

Conductividad eléctrica

Los valores medios de CE de las aguas de este acuífero se recogen en la


Tabla 4.3, presentando por separado las diferentes unidades de La Horna. En el
conjunto del acuífero y en el Bloque Meridional se han desestimado dos muestras
correspondientes a los sondeos 32 y 34, por considerarlas anómalas.

Tabla 4.3.Estadísticos de la CE de los acuíferos investigados y adyacentes (1998/2008). Se


incluyen algunos datos analíticos anteriores a este trabajo. N = número de determinaciones; σ
(desviación típica); CV (coeficiente de variación). Valores de la CE en µS/cm.

Acuífero de La Unidad Unidad Bloque


Estadísticos
Horna Inferior* Superior Meridional
N 123 6 48 69
Media 4012 6618 4564 3402
Percentil 25% 2955 6705 3650 2690
Mediana 3710 6860 4630 3070
Percentil 75% 4775 6993 5293 3900
Máximo 7770 7220 6700 7770
Mínimo 2130 5080 2660 2130
σ 1312 777 1038 1051
CV 33 12 23 31
*Incluye únicamente dos puntos de control (85 y 131).

La CE presenta un valor medio para el conjunto del acuífero de La Horna por


encima de 4000 µS/cm; el coeficiente de variación indica una variabilidad importante
en los valores, donde el máximo y mínimo alcanzados corresponde a sondeos del
Bloque Meridional. Los distintos valores estadísticos indican que las aguas de menor

142
Hidrogeología del acuífero de La Horna

mineralización del acuífero de La Horna están en el Bloque Meridional. Claramente la


mayor salinidad la presentan las muestras de la Unidad Inferior, aunque en este caso
el número de determinaciones fue bajo.

Curva de distribución de la frecuencia de la conductividad eléctrica

La CE para todas las muestras del acuífero de La Horna presenta una


distribución de frecuencias que manifiesta un ligero carácter bimodal con una asimetría
positiva (Figura 4.23). El diagrama de frecuencia relativa para la Unidad Superior
también manifiesta un carácter bimodal pero en este caso con una asimetría negativa.
Sin embargo, el histograma es unimodal y con una importante asimetría positiva en el
caso el Bloque Meridional, donde el 50% de las muestras se encuentran comprendidas
en el intervalo de CE entre 2500 y 3500 µS/cm.

En todos los casos el coeficiente de variación que se obtiene es elevado, si


bien la Unidad Superior presenta un valor inferior al del Bloque Meridional, lo que
indica que la mineralización es algo más estable.

Figura 4.23. Diagramas de frecuencia relativa de la CE del agua subterránea durante el


período 1998-2008 para la Unidad Superior y el Bloque Meridional del acuífero de La Horna.
N = número de datos; M = media; CV = coeficiente de variación.

Variación temporal de la conductividad eléctrica

En cuanto a la variación temporal de la CE se puede diferenciar dos grupos de


puntos de agua en función de su comportamiento: el de los que presentan escasas
variaciones en este parámetro, y el de los que sí presentan cambios en él (Figura
4.24). Especialmente significativas son las variaciones registradas en algunos sondeos

143
Capítulo IV

del Bloque Meridional que se relacionan con la captación de flujos muy mineralizados
(32 y 35).

Figura 4.24. Evolución de la CE de las aguas en algunos puntos del Bloque Meridional y la
Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. El agua del sondeo 32
alcanzó valores muy elevados a raíz de la reprofundización del sondeo 34 en octubre de 2004.

Un aspecto a destacar es que en determinados sondeos (32, 34 y 35) se ha


comprobado que la mineralización de sus aguas varía considerablemente con el
tiempo de bombeo, disminuyendo su CE a los pocos minutos de iniciarse la extracción
(Figura 4.25 y 4.26). Esta pérdida de mineralización no es idéntica para todos los
iones, sino que algunos iones (especialmente cloruro y sodio) se reducen mucho más,
hasta el punto de provocar un cambio de facies.

Figura 4.25. Contenidos de los diferentes iones mayoritarios del agua en los sondeos 32 y 34
en Julio de 2005. La muestra 32b corresponde a Julio de 2001.

144
Hidrogeología del acuífero de La Horna

En realidad el sondeo 35 presentó estos comportamientos desde el inicio de su


explotación; sin embargo, los puntos 32 y 34 presentaban aguas de mineralización
acorde con las del conjunto de puntos próximos, sin evidenciarse variaciones
significativas de la CE a lo largo del bombeo. A raíz de la reprofundización realizada
en el punto 34, tanto el agua de esta captación como la extraída por el sondeo 32
aumentaron la mineralización durante los primeros minutos de bombeo.

Figura 4.26. Diagrama de Piper para las aguas de los sondeos con
“comportamientos anómalos” (julio de 2005); las más mineralizadas
corresponden al inicio del bombeo.

Variación de la conductividad eléctrica con la profundidad

En el acuífero de La Horna se testificaron 7 sondeos en varias campañas con


un total de 441 m de columna testificada y cuyos registros se presentan en la figura
4.27. Los metros testificados por sondeo variaron entre algo más de 39 m en el
sondeo 61 y aproximadamente 106 m en el punto 126. Además de la CE se determinó
la T del agua, si bien en el punto 34 se completó la testificación con diagrafías de
gamma natural y flowmeter, aunque de este último no se obtuvo una información
concluyente.

Los registros realizados en los sondeos 34, 61, 126, 127 y 129 muestran un
patrón común definido por una parte superior con aguas menos mineralizadas con

145
Capítulo IV

valores de la CE menores de5000 µS/cm y bastante estables dentro de esta zona,


cualquiera que fuera su valor. En ellos aparece una interfaz neta, que es más
escalonada en el punto 127 y no llega a aparecer en el 61 (probablemente por falta de
columna testificada), que supone un incremento brusco de la CE, con valores máximos
que oscilan entre 10500 µS/cm en el sondeo 34 y 32000 µS/cm en el 129. Esta parte
inferior más mineralizada se caracteriza por una marcada estabilidad de la CE hacia la
base de la columna de registro.

Figura 4.27.Testificación geofísica de diferentes sondeos del acuífero de La Horna y


Cuaternario de Novelda (63) entre 2003 y 2007. Se muestra la evolución de la CE y la T en la
vertical. Los registros de los sondeos 61, 63 y 126 corresponden a testificaciones con sonda
manual, los restantes fueron realizados con el equipo automatizado.

Sin embargo, el único sondeo testificado de la Unidad Inferior (117) presenta


un registro de la CE donde ya en los 10 primeros metros el valor aumenta
significativamente de 1500 µS/cm a 8000 µS/cm y por otra parte, no aparece una
interfaz neta a mayor profundidad sino que la CE aumenta de forma progresiva a
intervalos.

146
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Ya sea que la CE aumente de forma brusca o que ese incremento sea gradual,
en todos los casos las aguas más mineralizadas se sitúan en la parte profunda de las
columnas de agua que se testificaron. Este tipo de disposición hidroquímica se puso
de manifiesto en este acuífero y en otros próximos, y fue relacionado con procesos de
disolución de depósitos evaporíticos (Andreu, et al. 2010). Sin embargo, no parece que
exista una correlación directa entre la profundidad y el aumento de la mineralización,
hasta el punto de que sondeos de poca profundidad (34 ó 129) alcanzan elevadas CE,
mientras que otras captaciones de mayor profundidad (61 ó 126) presentan columnas de
agua con valores menores de CE. En las diagrafías (Figura 4.27) se puede observar
como los saltos de mineralización se producen a cotas diferentes aún tratándose de
puntos próximos. Por tanto, esta distribución se relaciona con un modelo que combina
de una parte un proceso de diferenciación gravitatoria del agua dentro del acuífero, y
de otra un factor dinámico perturbador de la estratificación por densidades y
relacionado con la existencia de flujos asociados a zonas de mayor o menor
transmisividad.

Los sondeos 32, 34 y 35 son buenos ejemplos de este modelo algo complejo
donde el agua al inicio del bombeo presenta mineralizaciones considerablemente
elevadas que tienden a disminuir con el tiempo (Figuras 4.25 y 4.26). En la figura 4.28
se muestran los diferentes registros geofísicos que se realizaron en abril de 2006 en el
sondeo 34. El registro gamma natural permite caracterizar un tramo superior con una
permeabilidad algo mayor entre 35 y 57 m. El registro de la sonda flowmeter evidencia
una entrada de agua a 59 m de profundidad, coincidiendo con un aumento de la CE y
corroborando la información de que se dispone respecto a la reprofundización que se
realizó de este sondeo, cuya profundidad inicial eran 60 m, encontrándose soterrados
los últimos 5 m. Al aumentar la profundidad del sondeo el agua que bombea durante
los primeros minutos presenta una CE muy elevada que con el tiempo tiende a
situarse en valores habituales en la captación. La entrada de agua por el nivel captado
en el metro 59 es la responsable del importante aumento de sales. Por tanto, el
modelo es coherente con un tramo superior de menor potencial hidráulico que aporta
aguas de mineralización media y un tramo inferior con aguas más mineralizadas, con
mayor potencial hidráulico y escaso caudal que tras los primeros minutos de bombeo
llega a agotarse.

Junto a estos comportamientos se encuentran otras captaciones profundas


(sondeo 14) que bombearían una mezcla de agua con mayor proporción de agua
basal y por consiguiente, más salina, que responderían de forma más directa a un

147
Capítulo IV

comportamiento por diferenciación gravitacional en la columna de agua. Conviene


indicar que el sondeo 14 fue aforado en 1984 con un caudal de 40 L/s y 66 m de
descenso en la columna de agua; el sondeo no fue instalado debido a la pésima
calidad del agua (CGS, 1985). Esta captación en la actualidad bombea un caudal
pequeño que permite mantener la CE del agua dentro de unos límites tolerables para
el uso residencial al que se destina.

Figura 4.28.Diagrafías mostrando los resultados de la testificación geofísica realizada en el


sondeo 34 en abril de 2006. Únicamente debe considerarse la evolución de la CE, la T, el
gamma natural y el flowmeter.

Temperatura

La temperatura media del agua subterránea obtenida para el acuífero en el


período de estudio es de 20,2 ºC, observándose ligeras diferencias entre los valores
medios de los sectores establecidos (Tabla 4.4). En general, estos valores medios son

148
Hidrogeología del acuífero de La Horna

inferiores a la temperatura media anual del área de recarga (17 ºC) más un incremento
de 4 ºC y el aumento de la temperatura correspondiente al gradiente geotérmico, para
profundidades de extracción de entre 50 m y 150 m dependiendo del sector. En
consecuencia, las aguas del este acuífero pueden clasificarse de tipo ortotermal
(Schöeller, 1962).

Tabla 4.4. Estadísticos de la T de los acuíferos investigados y adyacentes (1998/2008). Se


incluyen algunos datos analíticos anteriores a este trabajo. N = número de determinaciones; σ
(desviación típica); CV (coeficiente de variación). Valores de la T en ºC.
Estadísticos Acuífero de La Unidad Unidad Bloque
Horna Inferior Superior Meridional

N 123 6 48 69
Media 20,2 19,9 20,7 20,0
Percentil 25% 19,5 19,5 19,9 19,5
Mediana 20,0 19,8 20,3 19,8
Percentil 75% 20,8 20,5 21,8 20,5
Máximo 24,0 21,0 24,0 23,2
Mínimo 16,4 18,9 17,7 16,4
σ 1,2 0,8 1,3 1,0
CV 5,9 3,9 6,4 5,1
*Incluye únicamente dos puntos de control (85 y 131).

Los valores estadísticos calculados para la temperatura del agua del Bloque
Meridional son siempre algo menores que los correspondientes a la Unidad Superior,
lo que, en principio podría explicarse a la menor profundidad de extracción.

Variación de la temperatura con la profundidad

Los registros obtenidos en las diferentes testificaciones geofísicas no muestran


cambios bruscos en la temperatura del agua subterránea, más bien se caracterizan
por presentar aumentos progresivos suaves que generalmente vienen marcados por
gradientes positivos a lo largo de toda la columna testificada (Figura 4.27); de forma
puntual aparecen pequeños gradientes negativos que terminan por desaparecer. En el
sondeo 34 el sentido negativo del gradiente de temperatura pasa a ser positivo
coincidiendo con el aumento brusco de la conductividad eléctrica.

El intervalo de temperatura más amplio se ha registrado en el sondeo 129, con


un valor inicial de 19,4 ºC y una temperatura en fondo de 21,3 ºC, valor que representa
149
Capítulo IV

un gradiente medio de 2,4 ºC/100 m. En el sondeo 126, de 174 m de profundidad, se


obtuvo un registro de temperatura de 106 m, obteniéndose un incremento de 1,5 ºC
(19,3 a 20,8 ºC), lo que representa un gradiente de 1,4 ºC/100 m. Por el contrario, el
sondeo 61 muestra en los 39 m de columna testificada una temperatura prácticamente
constante (20,8 ºC) desde el nivel piezométrico hasta los 188 m del fondo de sondeo.

En definitiva, las temperaturas en la zona saturada testificada se obtuvieron


gradientes geotérmicos máximos del orden de 1,5 a 2,5 ºC/100 m, inferiores al
gradiente geotérmico medio, pero por encima de los valores obtenidos en acuíferos
carbonáticos próximos (Andreu, 1997; Andreu et al., 2010).

pH

Los valores de pH obtenidos para el conjunto de las aguas del acuífero han
oscilado entre 6,87 y 7,94 resultando un valor medio de 7,33 (Tabla 4.5).

Tabla 4.5. Estadísticos del pH de los acuíferos investigados y adyacentes (1998/2008). Se


incluyen algunos datos analíticos anteriores a este trabajo. N = número de determinaciones; σ
(desviación típica); CV (coeficiente de variación).
Estadísticos Acuífero de La Unidad Inferior Unidad Superior Bloque Meridional
Horna

N 123 6 48 69
Media 7,33 7,53 7,22 7,38
Percentil 25% 7,22 7,49 7,18 7,30
Mediana 7,30 7,50 7,22 7,40
Percentil 75% 7,43 7,53 7,27 7,46
Máximo 7,94 7,70 7,50 7,94
Mínimo 6,87 7,47 6,87 6,87
σ 0,16 0,08 0,10 0,15
CV 2,2 1,1 1,4 2,1
*Incluye únicamente dos puntos de control (85 y 131).

La Figura 4.29 muestra la evolución del pH en algunos sondeos del acuífero.


En general, se aprecia una tendencia estable en las unidades establecidas, mostrando
los puntos del Bloque Meridional una dispersión media algo mayor y unos valores
ligeramente superiores.

150
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Figura 4.29. Distribución de los valores de pH en diferentes puntos


correspondientes a los muestreos realizados durante el período
1998-2008 en el acuífero de La Horna. Se ha indicado con línea de
trazo continuo el valor de la media (7,33) y línea discontinua la
mediana (7,30) para el conjunto de todas las muestras.

El sondeo 8 muestra valores ligeramente superiores al resto de los puntos que


podría reflejar una influencia más marcada que en el resto de sondeos, del nivel en
depósitos aluviales cuyas aguas presentarían mezcla con las del acuífero carbonático.

5.5.2. CONSTITUYENTES MAYORITARIOS

En este apartado se realiza una descripción somera de los valores de


concentración obtenidos para los diferentes iones mayoritarios, para los sectores
establecidos.

La distribución de los valores de mineralización presenta una diferencia clara


entre los grupos muestrales de la Unidad Superior (US) y Bloque Meridional (BM). La
Figura 4.30 ofrece la representación en diagramas de caja y bigotes de los diferentes
iones.

Observando el gráfico anterior se puede apreciar una dispersión algo mayor de


los datos en las aguas de la Unidad Superior. No obstante, en ambos sectores existen
valores aislados o atípicos que se salen de la normalidad (Tabla 4.6). Hay que indicar
que en este análisis se han excluido dos muestras de mineralización muy elevada
correspondientes a los puntos 32 y 34.

151
Capítulo IV

Figura 4.30. Diagramas box-plot de las concentraciones de los diferentes iones


correspondientes a los muestreos realizados durante el período 1998-2008 en la
Unidad Superior y Bloque Meridional. Concentración en meq/L. Unidad Superior
(US), Bloque Meridional (BM).

Tabla 4.6.Estadísticos de las concentraciones de los iones mayoritarios (1998/2008). Se


incluyen algunos datos analíticos anteriores a este trabajo. Concentraciones en meq/L. N =
número de determinaciones.

Acuífero Estadísticos Cl- Na+ K+ SO4= Ca2+ Mg2+ HCO3- NO3-


Media 34,3 24,3 0,2 8,7 11,0 11,0 4,1 1,1
Unidad Máximo 65,9 50,9 0,7 17,4 16,8 29,5 6,5 2,9
Superior
(N = 48) Mínimo 19,6 12,0 0,1 5,0 7,2 5,5 3,5 0,6
CV 31 33 43 33 17 34 12 41
Media 23,1 17,9 0,2 8,1 8,5 8,4 3,4 1,4
Bloque Máximo 76,5 47,7 0,4 19,4 17,0 16,7 5,3 3,6
Meridional
(N = 69) Mínimo 10,2 8,1 0,1 3,4 3,8 4,6 2,3 0,4
CV 45 48 31 37 24 28 11 37

Para algunos de los iones se presenta la distribución de frecuencias de la


concentración con la finalidad de caracterizar el conjunto de valores que ha tomado
cada una de las especies iónicas, de tal modo que permita identificar diferencias entre

152
Hidrogeología del acuífero de La Horna

los dominios de La Horna. A continuación, se estudia la relación entre la concentración


de cada ion y el grado de mineralización del agua, con el fin de observar el grado de
relación entre ambas variables. Por último, se estudia la evolución de la composición
del agua en aquellos puntos de los que se dispone de una cierta continuidad temporal
de datos. En general, no ha sido posible obtener tendencias claras, sino más bien
oscilaciones dentro de un intervalo. No obstante, cabe destacar que la composición de
las aguas de la Unidad Superior presenta menores oscilaciones que en el Bloque
Meridional.

Ion cloruro

Este ion presenta concentraciones máximas de 2711 y 2338 mg/L para las
aguas de ambos sectores, siendo el valor mínimo del primero de 360 mg/L y del
segundo 694 mg/L. Conviene indicar que el máximo detectado en el Bloque Meridional
coincide con el aumento de la mineralización que sufrieron los sondeos 32 y 34 a
consecuencia de la reprofundización de este último.

El ion cloruro en ambos sectores muestra una distribución unimodal, siendo


más marcada en el Bloque Meridional, donde el 75% de las muestras presenta
concentraciones inferiores a 850 mg/L, encontrándose más de la mitad de ellas en el
intervalo entre 600 y 850 mg/L (Figura 4.31). En la Unidad Superior presenta un sesgo
menos marcado, donde el 71% de las muestras se agrupa en los tres primeros
intervalos y la mitad de ellas presenta concentraciones del ion cloruro ligeramente
superiores con valores comprendidos entre 850 y 1350 mg/L.

Figura 4.31. Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion cloruro del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; CV = coeficiente de
variación.

153
Capítulo IV

El ion cloruro controla en gran medida la mineralización del agua en el acuífero


y presenta una fuerte relación con la CE (Figura 4.32). Destaca la progresiva
mineralización del agua en el sondeo 32, especialmente después de la
reprofundización, del sondeo 34 que provocó incrementos en la conductividad eléctrica
hasta alcanzar valores superiores a 16000 µS/cm en este punto y de más de 14000
µS/cm en el sondeo 32.

Figura 4.32. Relación de la concentración del ion cloruro con la CE


de las muestras del acuífero de La Horna para el periodo 1998-
2008. Se excluyen las muestras anómalas del sondeo 32 y 34. El
triángulo indica la posición del valor medio.

La evolución temporal que experimenta el contenido de cloruros presenta una


ligera tendencia ascendente en la Unidad Superior que, sin embargo, no se detecta en
el Bloque Meridional con claridad (Figura 4.33). Conviene indicar que no han sido
valorados los cambios bruscos de calidad que parecen responder más a la dinámica
del bombeo que a una evolución en el tiempo de la calidad del agua. La óptima
correlación que existe entre este ion y la CE permite atribuir los ascensos de cloruros
al claro aumento en la mineralización del agua.

Figura 4.33. Evolución de la concentración del ion cloruro en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio.

154
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Ion sulfato

El sulfato presenta concentraciones máximas muy similares entre los sectores


definidos en torno a 800 mg/L. El máximo valor de sulfatos no se corresponde con el
punto de mayor contenido en cloruros, ni tan siquiera con las muestras con valores
más elevados de CE.

La distribución de frecuencias relativas para este ion sigue, en cierta medida,


los mismos patrones que se vieron con el cloruro. En ambos conjuntos se definen
distribuciones unimodales con sesgos positivos, presentando alrededor del 50% y 75%
de las muestras concentraciones inferiores a 400 mg/L respectivamente (Figura 4.34).

Figura 4.34. Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion sulfato del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; CV = coeficiente de
variación.

Contrariamente a lo que ocurría con el cloruro, no existe un buen ajuste entre la


CE y los sulfatos. El ajuste mejora si se establece la correlación por sectores, de forma
que se observa un mejor ajuste del aumento de la mineralización del agua con el
incremento del ion sulfato en la Unidad Superior (Figura 4.35). Algunos puntos del
Bloque Meridional (8 y 22) muestran contenidos muy elevados de sulfatos apuntando a
un origen diferente, quizás relacionado con la actividad agrícola.

155
Capítulo IV

Figura 4.35. Relación de la concentración de los sulfatos con la CE de las muestras del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008. El
triángulo indica la posición del valor medio. La zona sombreada (A) corresponde al lugar que
ocuparían las muestras del sondeo 85 de la Unidad Inferior.

El sulfato presenta una tendencia más o menos estable tanto en la Unidad


Superior como en el Bloque Meridional; si bien es cierto que algunos sondeos
muestran oscilaciones mayores que otros (Figura 4.36).

Figura 4.36. Evolución de la concentración del ion sulfato en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio.

Ion bicarbonato

Los valores extremos del contenido en bicarbonatos obtenidos para las aguas
del acuífero oscilan entre 140 y 395 mg/L. Si se analiza por separado la distribución de
muestras en el Bloque Meridional y la Unidad Superior se obtienen rangos entre 140 y
323 mg/L para el primero, entre 213 y 395 mg/L para el segundo. La mediana y la
media están próximas en ambos casos, como generalmente suele suceder para este
ion, aunque la diferencia es ligeramente mayor en la Unidad Superior (244 y 252 mg/L)
que en el Bloque Meridional (202 y 205 mg/L).

156
Hidrogeología del acuífero de La Horna

La distribución de las concentraciones en intervalos de frecuencia para el


Bloque Meridional permite agrupar el 90% de las muestras entre 175 y 225 mg/L,
presentando la mitad de las muestras concentraciones entre 200 y 225 mg/L (Figura
4.37).

Figura 4.37. Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion bicarbonato del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; σ = desviación típica.

Aunque estadísticamente no es significativo, ya que el valor del coeficiente de


correlación es bajo (r = 0,43), sí puede observarse que en la Unidad Superior las
concentraciones más altas de ion bicarbonato tienden a distribuirse hacia las muestras
más mineralizadas; sin embargo, no se aprecia ese comportamiento en el Bloque
Meridional (Figura 4.38).

Figura 4.38. Relación de la concentración de bicarbonatos con la CE de las muestras del


Bloque Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008. (*)
Se trata de un análisis de octubre de 1995 no realizado en este trabajo.

157
Capítulo IV

El contenido de bicarbonatos en la Unidad Superior y en el Bloque Meridional


aparece estable, no apreciándose variaciones significativas (Figura 4.39). Las
muestras presentan mayores contenidos en bicarbonatos en el sector septentrional del
acuífero y hacia el flanco oriental, en el sentido del flujo.

Figura 4.39. Evolución de la concentración del ion bicarbonato en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. Los
análisis de octubre de 1995 no fueron realizados durante este trabajo.

Ion nitrato

El 94% de las muestras del conjunto acuífero se encuentran por encima de 40


mg/L y por tanto, superan el valor de referencia de calidad en la legislación europea y
española sobre este ion (Figura 4.40).En la Unidad Superior casi el 75% de los puntos
presentan aguas con contenidos entre 40-80 mg/L, encontrándose valores de hasta
120 mg/L en el Bloque Meridional.

Figura 4.40. Diagrama de frecuencia relativa de la


concentración de ión nitrato del agua subterránea durante el
período 1998-2008 para el acuífero de La Horna. Valores en
mg/L. N = número de datos; M = media; σ = desviación típica.

158
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Las elevadas concentraciones del ion nitrato se justifican porque la mayor parte
de los depósitos aluviales estaban ocupados por cultivos de regadío, lo que producía
una entrada de los retornos de riego desde aquellos hacia los niveles carbonáticos.

La distribución temporal para este ion no sufre variaciones y puede


considerarse estabilizado (Figura 4.41). En algunos casos las pequeñas fluctuaciones
podrían ser debidas a las determinaciones analíticas. En el punto 8 se observan
algunos episodios difíciles de valorar que pueden asociarse al nivel detrítico del cono
aluvial que atraviesa este sondeo y que también se pusieron de manifiesto en la
evolución de los sulfatos.

Figura 4.41. Evolución de la concentración del ion nitrato en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. Los
análisis de octubre de 1995 no fueron realizados durante este trabajo.

Ion sodio

Las concentraciones de sodio para el conjunto acuífero se encuentran


comprendidas entre 187 y 1305 mg/L. Respecto a este ion es evidente la diferencia en
la mineralización de las aguas del Bloque Meridional y la Unidad Superior, ya que
contenidos por debajo de 400 mg/L representan el 63 y 17% del total de las muestras
respectivamente. (Figura 4.42).

159
Capítulo IV

Figura 4.42. Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion sodio del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; σ = desviación típica.

El sodio es frecuentemente uno de los iones que mejor reflejan el grado de


mineralización del agua; las relaciones obtenidas en este acuífero no difieren de este
comportamiento en ninguno de los sectores (Figura 4.43) y muestran un
comportamiento idéntico al cloruro. En todos los casos el coeficiente de correlación
obtenido presenta un valor aceptable y estadísticamente significativo.

Figura 4.43. Relación de la concentración del ion sodio con la


CE de las muestras del acuífero de La Horna para el periodo
1998-2008. El triángulo indica la posición del valor medio. Los
puntos 85 y 131 corresponden a la Unidad Inferior de La Horna.

La variabilidad temporal que presenta este ion durante el periodo de estudio


muestra comportamientos ligeramente diferenciados entre la Unidad Superior y el
Bloque Meridional desde principios de este siglo. En el primero de ellos se aprecia un

160
Hidrogeología del acuífero de La Horna

ligero incremento de sodio en la concentración de sus aguas, mientras que en el


segundo la evolución es variable de unos puntos a otros (Figura 4.44).

Figura 4.44. Evolución de la concentración del ion sodio en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. Los
análisis de octubre de 1995 no fueron realizados durante este trabajo.

Ion calcio

Los valores de concentración de este ion se encuentran comprendidos entre 77


y 340 mg/L. Las formas que presentan las distribuciones de frecuencias marcan una
diferencia clara entre los sectores de la Horna (Figura 4.45). En el Bloque Meridional el
histograma presenta una simetría clara y un valor alto de la curtosis, hasta el punto de
que en el intervalo 150-200 mg/L se agrupa el 67% de las muestras. En la Unidad
Superior el intervalo de mayor frecuencia es ligeramente superior (200-250 mg/L)
recoge el 52% de las muestras.

Figura 4.45 Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion calcio del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; σ = desviación típica.

161
Capítulo IV

El acuífero de La Horna muestra una relación poco significativa entre el


contenido de calcio y el grado de mineralización de sus aguas. No obstante, las
muestras de la Unidad Superior reflejan mejor el incremento de la concentración de
calcio al aumentar el contenido de sales del agua (Figura 4.46).

Figura 4.46. Relación de la concentración del ion calcio con la CE de las muestras del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008. La zona
sombreada (A) corresponde al lugar que ocuparían las muestras del sondeo 85 de la Unidad
Inferior. El triángulo indica la posición del valor medio y la línea de trazos el valor de 150 mg/L.

El calcio presenta una tendencia descendente muy marcada en varios sondeos


de la Unidad Superior hasta julio de 2005; es significativo el aumento que sufre este
ion en agosto de 2007. Sin embargo, en el Bloque Meridional el calcio parece
mantener una cierta estabilidad, aunque dentro de un amplio rango de oscilación
(Figura 4.47).

Figura 4.47. Evolución de la concentración del ión calcio en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. Los
análisis de octubre de 1995 no fueron realizados durante este trabajo.

162
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Ion magnesio

Las aguas del acuífero de La Horna presentan valores extremos para este ion
comprendidos entre 56 y 245 mg/L, correspondiendo el máximo a la Unidad Superior y
el mínimo al Bloque Meridional. En este último los contenidos de magnesio no
sobrepasan los 203 mg/L y en el primero los valores mínimos se encuentran por
encima de 67 mg/L. Una vez más las distribuciones de frecuencias presentan
diferencias entre ambos sectores. El histograma bimodal de la Unidad Superior refleja
dos intervalos mayoritarios que en ambos casos presentan concentraciones por
encima de los máximos del Bloque Meridional (Figura 4.48).

Figura 4.48. Diagramas de frecuencia relativa de la concentración de ion magnesio del agua
subterránea durante el período 1998-2008 para el Bloque Meridional y la Unidad Superior del
acuífero de La Horna. Valores en mg/L. N = número de datos; M = media; σ = desviación típica.

Las aguas de los acuíferos carbonaticos frecuentemente aumentan el


contenido en magnesio con el tiempo de contacto agua-roca. Este hecho se puede
relacionar con un aumento de la distancia recorrida por el flujo. En general, la
mineralización y el contenido en magnesio del agua presentan una alta relación
(Figura 4.49).

Algunos puntos presentan valores que se distancian de la recta de correlación.


Este hecho se observa especialmente con los puntos 85 y 131 pertenecientes ambos
a la Unidad Inferior, lo que podría indicar contenidos en magnesio inferiores a los de la
Unidad Superior.

163
Capítulo IV

Figura 4.49. Relación de la concentración del ión magnesio


con la CE del conjunto de muestras del acuífero de La Horna
para el periodo 1998-2008. Puntos 85 y 131 corresponden a la
Unidad Inferior, el 14 a la Unidad Superior y el 22 al Bloque
Meridional. El triángulo indica la posición del valor medio. (*) Se
trata de un análisis de octubre de 1995 no realizado en este
trabajo.

La evolución que presenta el magnesio en el periodo de estudio está marcada


por la estabilidad dentro de un rango de oscilación de los valores de concentración
(Figura 4.50). En la Unidad Superior existe una ligerísima tendencia ascendente, más
difícil de identificar en el Bloque Meridional.

Figura 4.50. Evolución de la concentración del ion magnesio en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio. Los
análisis de octubre de 1995 no fueron realizados durante este trabajo.

Ion potasio

Las aguas del acuífero de La Horna presentan contenidos de potasio


comprendidos entre 3 y 26 mg/L. Existen diferencias notables entre los sectores de

164
Hidrogeología del acuífero de La Horna

forma que en el Bloque Meridional prácticamente el 90% de las muestras contienen


menos de 10 mg/L de potasio, mientras que en la Unidad Superior casi la mitad de los
análisis presentaron contenidos superiores a 10 mg/L. Por último, cabe destacar que la
Unidad Inferior es la que presenta las concentraciones más elevadas, diferenciándose
claramente en el conjunto de La Horna (Figura 4.51).

De forma general, el incremento de la salinidad va aumentando el contenido en


potasio de las aguas subterráneas. En este sentido vemos que las concentraciones
más altas de la Unidad Superior se dan en el punto 158 y coinciden con valores
elevados de la concentración de nitratos en ese mismo punto.

Figura 4.51. Relación de la concentración del ion potasio con


la CE del conjunto de muestras del acuífero de La Horna para
el periodo 1998-2008. El punto 85 corresponde a la Unidad
Inferior. El triángulo indica la posición del valor medio.

Las concentraciones excesivamente elevadas en el punto 85 de la Unidad


Inferior, se justificarían de una parte por diferencias litológicas al tratarse se
secuencias de naturaleza más margocaliza que las de la Unidad Superior, y de otra,
por un aporte adicional de potasio proveniente de los fertilizantes utilizados en los
cultivos de la zona. Esto último en relación con unos contenidos igualmente elevados
de nitratos en ese punto.

La evolución que ha seguido el potasio viene marcada por una estabilidad en


sus contenidos (Figura 4.52).

165
Capítulo IV

Figura 4.52. Evolución de la concentración del ión potasio en algunos puntos del Bloque
Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna durante el periodo de estudio.

5.5.3. PRESIÓN PARCIAL DE CO2

La utilización del código PHREEQC (Parkhurst y Appelo, 1999) ha permitido


obtener los valores de PCO2 para las muestras recogidas en el periodo de estudio.
Habitualmente el mayor enriquecimiento de CO2 en las aguas de los acuíferos está
relacionado con los aportes edáficos; por tanto, la potencia de los suelos sobre los
macizos calcáreos y la actividad biológica que en ellos se desarrolla es determinante
en el proceso de enriquecimiento de CO2 en las aguas de infiltración. Por otra parte,
las corrientes de aire en el interior de los sistemas kársticos son un hecho constatado,
atribuido a las diferencias de temperatura y presión entre el exterior y el interior del
macizo calcáreo que provocan la entrada de aire en la zona no saturada del sistema y
favorecen la incorporación de CO2 a partir de la superficie freática (Moral, 2005;
Cuevas 2013).

El valor medio de la presión parcial de CO2 obtenido para el conjunto de todas


las muestras de La Horna es de 10-2,1 atm, correspondiendo el valor máximo (10-
1,5atm) a la Unidad Superior y el mínimo (10-2,7 atm) al Bloque Meridional (Tabla 4.7).

Tabla 4.7. Promedio y valores extremos de la PCO2 de las aguas correspondientes al conjunto
de todas las muestras (1998/2008) en el acuífero de La Horna.
Estadísticos La Horna Unidad Superior Bloque Meridional Unidad Inferior*
Media -2,08 -1,93 -2,17 -2,31
Máximo -1,53 -1,53 -1,61 -2,12
Mínimo -2,72 -2,19 -2,72 -2,46
*Incluye únicamente dos puntos de control (85 y 131).

166
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Los valores encontrados en las aguas estudiadas no son suficientemente altos


como para considerar un aporte endógeno de CO2 (Bakalowicz y Jusserand, 1987);
por tanto, todo indica que tendría naturaleza exógena, estando ligado al agua de
infiltración. Estas PCO2 son semejantes a los encontrados en otros acuíferos de
naturaleza carbonatada en la parte meridional del SE de España (Martos, 2008;
Barberá, 2014; Villacampa, 2015).

5.6. RELACIONES IÓNICAS DE INTERÉS

El agua subterránea adquiere una mineralización acorde con el tipo de agua


que se infiltra, la cual presenta de origen una marca climática, y por los diferentes
procesos que tienen lugar en el suelo y el seno de los acuíferos. Estos procesos son
reflejo de las reacciones físico-químicas que se dan en las interacciones agua-suelo y
agua-roca. Algunas relaciones iónicas pueden aportar información relevante sobre
estos procesos hidrogeoquímicos; no obstante, hay que tener en cuenta que también
presentan algunas limitaciones a la hora de realizar su interpretación, ya que suelen
ser muy sensibles a los posibles errores analíticos (Iglesias, 1999; Custodio y Llamas,
1983).

Se han seleccionado algunas de las relaciones iónicas más empleadas con el


fin de intentaridentificar los principales procesos que condicionan la química del agua
subterránea y que podrían explicar las diferencias existentes entre las unidades del
acuífero de La Horna.

rCa2+/rHCO3-

En el acuífero de La Horna esta relación presenta un valor medio de 2,57 y


valores extremos de 5,51 y 1,02, ambos en el Bloque Meridional. Este importante
exceso de calcio respecto del bicarbonato indica un aporte adicional del primero. Por
tanto, el proceso de disolución de calcita no sería el único que esté aportando calcio a
las aguas del acuífero. Esta relación presenta en el Bloque Meridional un coeficiente
de variación mayor (28%) que en la Unidad Superior (18%). En cualquier caso, el
conjunto de muestras analizadas se aleja de la relación iónica 1:1. Cabe destacar un
comportamiento similar para esta relación en el Bloque Meridional (Figura 4.53).

167
Capítulo IV

Figura 4.53. Relación iónica rCa2+ vs rHCO3- de las muestras de agua subterránea del Bloque
Meridional y de la Unidad Superior del acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008. La
zona sombreada (A) corresponde al lugar que ocuparían las muestras del sondeo 85 de la
Unidad Inferior.

r(Ca2++Mg2+)/rHCO3-

El valor medio de la relación se sitúa en 5,17 para el conjunto de La Horna, con


valores extremos situados entre 10,94 y 2,21 ambos en el Bloque Meridional; estos
valores evidencian un exceso de calcio y magnesio respecto al bicarbonato. La
dispersión que muestran los valores es similar a la indicada en la relación anterior e
igualmente es significativo que, aunque sin valor estadístico, se aprecien tendencias
diferentes entre la Unidad Superior y el Bloque Meridional cuando se representan las
muestras por separado (Figura 4.54). Este comportamiento, en donde los valores de la
relación son prácticamente el doble con respecto a los obtenidos en la relación
anterior, puede ser interpretado como consecuencia de la importancia que los
procesos de disolución de dolomita tienen en este acuífero; sin embargo, la ausencia
de dolomías en la serie paleógena obliga a involucrar otros procesos que permitan la
incorporación de cantidades significativas de magnesio al agua de La Horna. En
definitiva, valores tan altos para esta relación indican la necesidad de otras fuentes
que aporte estos cationes; así, los procesos de disolución de yeso, anhidrita y carnalita
asociados a los depósitos triásicos, darían explicación al exceso de calcio y magnesio.

Figura 4.54. Relación iónica r(Ca2++Mg2+) vs rHCO3- de las muestras de agua subterránea del
Bloque Meridional y la Unidad Superior del acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008. La
zona sombreada (A) corresponde al lugar que ocuparían parte de las muestras del sondeo 85
de la Unidad Inferior.

168
Hidrogeología del acuífero de La Horna

rCa2+/rSO4=

Los valores medios de la relación en el acuífero de La Horna son de 1,37 para


la Unidad Superior y 1,21 para el Bloque Meridional, que ponen de manifiesto un
exceso de calcio y que indican un doble origen para este ion, tal y como ya se apuntó
al ver su relación con los bicarbonatos. Estos valores, así como la importante
mineralización que presenta el agua de La Horna, identifican al proceso de disolución
del yeso como el segundo origen de calcio en las aguas del acuífero (Figura 4.55).

Figura 4.55 Relación iónica rCa2+ vs rSO4= de las muestras de agua subterránea del Bloque
Meridional y la Unidad Superiordel conjunto acuífero de La Horna para el periodo 1998-2008.
La zona sombreada (A) corresponde al lugar que ocuparían las muestras del sondeo 85 de la
Unidad Inferior.

rMg2+/rCa2+

La Horna presenta para esta relación un valor medio de 1,05 que inicialmente
indicaría importantes procesos de disolución de dolomita, aunque el aporte de
magnesio procedente de sales magnésicas podría también explicar esta relación
(Figura 4.56).

Figura 4.56. Relación iónica rMg2+ vs rCa2+ de las muestras de


agua subterránea del conjunto acuífero de La Horna para el
periodo 1998-2008. El punto 85 corresponde a la Unidad Inferior.

169
Capítulo IV

rMg2+/rCl-

Estos iones muestran una correlación más que aceptable que indica un origen
común para ambos constituyentes (Figura 4.57). El valor medio de la relación en el
acuífero de La Horna es de 0,35, correspondiendo el máximo y mínimo al Bloque
Meridional, 0,50 y 0,22 respectivamente. El exceso de magnesio respecto a los
procesos de disolución de carbonatos y las aceptables relaciones del magnesio
respecto al cloruro, apuntan a un posible proceso de disolución de sales magnésicas
(carnalita), de forma que se podría explicar la incorporación de buena parte del
magnesio contenido en las aguas de La Horna; lo que hace probable una presencia
significativa de este mineral, junto a la halita y el yeso, en las rocas evaporíticas
triásicas de la región.

Figura 4.57. Relación iónica rMg2+ vs rCl- de las muestras de


agua subterránea del conjunto acuífero de La Horna para el
periodo 1998-2008.

rNa+/rCl-

El valor medio de esta relación en todos los casos es inferior a la unidad; para
el acuífero de La Horna. La Unidad Superior presenta un valor medio de 0,70,
sensiblemente menor que el del Bloque Meridional (0,78), por tanto. Este pequeño
exceso de cloruros podría apuntar a procesos de pérdida de sodio en el agua o por
aumentos de cloruros asociado a la disolución de otras sales no sódicas.

170
Hidrogeología del acuífero de La Horna

5.7. ANÁLISIS MULTIVARIANTE ENTRE LOS PARÁMETROS FISICOQUÍMICOS

El empleo de técnicas de análisis multivariante permite un mejor entendimiento


de los fenómenos objetos de estudio, ya que suelen aportar una mayor información
que los métodos uni y bivariantes. Su empleo suele ser habitual en muchos campos
del conocimiento cuando se dispone de series con gran cantidad de datos y variables.
En el caso concreto de la hidrogeoquímica se ha mostrado muy útil para agrupar e
identificar procesos hidrogeoquímicos que se producen en acuíferos, por lo que es
frecuente encontrarlos en los trabajos de aguas subterráneas (Bakalowicz, 1979;
Morell, et al., 1996; Vallejos, 2001; Renau, 2010; Barbera, 2014; Villacampa, 2015).

El tratamiento llevado a cabo en este estudio se ha realizado con el programa


estadístico SPSS. En él se han considerado las variables conductividad eléctrica (CE),
temperatura del agua (T), pH, calcio (Ca2+), magnesio (Mg2+), sodio (Na+), potasio (K+),
bicarbonatos (HCO3-), sulfatos (SO42-), cloruros (Cl-) y nitratos (NO3-) de las
correspondientes determinaciones analíticas de agua del periodo 1995-2008. El
análisis multivariante se ha efectuado sobre variables tipificadas para evitar problemas
derivados de la escala, por ello se procedió también a realizar tal tipificación (dada una
variable, a cada observación se le ha restado la media y se ha dividido por su
desviación típica).

Dada las diferencias hidrogeoquímicas que se han puesto de manifiesto entre


las unidades Superior y Bloque Meridional a lo largo de los anteriores epígrafes, se ha
preferido realizar el análisis multivariante de los datos hidrogeoquímicos de forma
independiente. No obstante, la aplicación de estas técnicas multivariantes, requiere de
la independencia de las observaciones, y que los datos presenten una distribución
normal bivariada para cada pareja de variables. Esta condición de normalidad se
puede comprobar aplicando una serie de tests estadísticos como los gráficos Q-Q
normal o los test de Kolmogorov-Smirnov (K-S) o Chi2, entre otros. En este caso se ha
utilizado el de Kolmogorov-Smirnov, por su sencillez y por ser numérico respecto a un
nivel de significación.

En el caso de la Unidad Superior de La Horna, la aplicación de la prueba


estadística de K-S no satisfizo la hipótesis de normalidad (en ninguna variable), al
mostrar niveles de significación superiores a 0,01, mientras que para la serie del
Bloque Meridional la mayoría de las variables sí lo cumplieron, si bien las variables pH,
K+, HCO3- y NO3- mostraron niveles de significación superiores al límite establecido
(Tabla 4.8). Uno de los principales problemas de estas series es su escaso número de

171
Capítulo IV

observaciones, por lo que se realizó la prueba con otro test adecuado para series
cortas. La aplicación del test Shapiro-Wilk, habitualmente utilizado cuando el número
de observaciones son inferiores a 30, aunque también se emplea para series de hasta
50 datos, permite constatar la condición de normalidad. Al aplicar este test a ambas
series se obtuvo que en el Bloque Meridional sí se cumplía la normalidad, mientras
que en el caso de la Unidad Superior, todavía quedaban excluidas las variables CE, T,
Ca2+ y Na+.

Tabla 4.8.Coeficientes de significación (p) para las series del Bloque Meridional y Unidad
Superior obtenidas para el test de Kolmorogov-Smirnov y Mann-Whitney para la serie de la
Unidad Superior.
Kolmorogov-Smirnov Mann-Whitney
Test
Bloque Meridional Unidad Superior Unidad Superior
CE 0,000 0,813 0,000
T 0,003 0,179 0,002
pH 0,169 0,523 0,000
Ca2+ 0,000 0,703 0,000
Mg2+ 0,003 0,411 0,000
Na+ 0,001 0,716 0,000
K+ 0,034 0,415 0,000
-
HCO3 0,029 0,497 0,000
Cl- 0,000 0,268 0,000
2-
SO4 0,005 0,231 0,117
-
NO3 0,035 0,437 0,000

Ante esta situación se reconsideró que las series diferenciadas podrían


pertenecer a la misma población, es decir, si debían ser consideradas como una única
serie estadística. Una forma de comparar series de datos es mediante el empleo de
los tests de hipótesis. Existen varios tipos de test, los cuales pueden ser agrupados en
función de la distribución que siguen los datos. En el caso que las series presenten
una distribución normal se utilizan los denominados paramétricos, mientras que
cuando la serie muestra una distribución libre se emplean los no paramétricos. Dado
que aquí las series no cumplen la condición normal, se ha utilizado el test no
paramétrico de Mann-Whitney. Se trata de un test muy poderoso para comparar
valores medios de series, si bien, en este caso se utiliza para contrastar la hipótesis
nula de si las dos poblaciones son idénticas frente a la hipótesis alternativa, que no
son similares.

172
Hidrogeología del acuífero de La Horna

La Tabla 4.8 muestra a un nivel de significación (p) 0,001, el rechazo de la


hipótesis de que no hay diferencias entre ambas series de ambos sectores del
acuífero (para todas las variables excepto temperatura y SO42-), es decir, no se
pueden considerar iguales a los efectos propuestos, y, por tanto, han de tratarse como
series independientes desde un punto de vista estadístico.

La técnica elegida fue el análisis de componentes principales; es esta una


técnica de análisis estadístico multivariante que se clasifica entre los métodos de
interdependencia. Se trata de un método multivariante de simplificación o reducción de
la dimensión y que se aplica cuando se dispone de un conjunto elevado de variables
con datos cuantitativos correlacionadas entre sí persiguiendo obtener un menor
número de variables, combinación lineal de las primitivas e incorreladas, que se
denominan componentes principales o factores, que resuman lo mejor posible a las
variables iniciales con la mínima pérdida de información y cuya posterior interpretación
permitirá un análisis más simple del problema estudiado. Esta reducción de variables,
que sintetizan la mayor parte de la información contenida en los datos iniciales, puede
simplificar la aplicación de otras técnicas multivariantes tales como los clusters.

Como medida de la cantidad de información incorporada en una componente


se utiliza su varianza. Es decir, cuanto mayor sea su varianza mayor es la información
que lleva incorporada dicha componente. Por esta razón se selecciona como primera
componente aquella que tenga mayor varianza, mientras que, por el contrario, la
última es la de menor varianza.

Cuando las variables originales están muy correlacionadas entre sí, la mayor
parte de su variabilidad se puede explicar con muy pocas componentes. Si las
variables originales estuvieran completamente incorreladas entre sí, entonces el
análisis de componentes principales carecería por completo de interés, ya que en ese
caso las componentes principales coincidirían con las variables originales.

Serie del Bloque Meridional

A continuación, se presenta el análisis efectuado para la serie del Bloque


Meridional. La Tabla 4.9 muestra la matriz de correlaciones cuyo determinante es
2,10·10-7, que al ser muy pequeño indica que el grado de intercorrelación entre las
variables es muy alto, condición inicial que debe cumplir el análisis en componentes
principales.

173
Capítulo IV

Tabla 4.9. Matriz de correlación del ACP realizados a la serie de datos del Bloque Meridional.
CE T pH Ca2+ Mg2+ Na+ K+ HCO3- Cl- SO42- NO3-

CE 1,000 0,063 -0,245 0,834 0,955 0,978 0,644 -0,471 0,991 0,364 -0,420
T 1,000 0,080 0,075 0,076 0,107 0,229 -0,040 0,103 -0,10 0,112
pH 1,000 -0,405 -0,301 -0,162 -0,127 0,111 -0,275 0,202 0,233
2+
Ca 1,000 0,877 0,738 0,438 -0,550 0,867 0,039 -0,349
2+
Mg 1,000 0,911 0,607 -0,560 0,959 0,349 -0,409
+
Na 1,000 0,667 -0,409 0,964 0,440 -0,397
K+ 1,000 -0,336 0,642 0,272 -0,235
-
HCO 3 1,000 -0,511 -0,021 0,394
-
Cl 1,000 0,296 -0,451
2-
SO4 1,000 0,170
-
NO 3 1,000

Entre las variables incorreladas se destaca a la CE con Cl-, Na+, y Mg2+ con
coeficientes de correlación superiores a 0,9, así como con el Ca2+ (0,834). También
presentan elevadas correlaciones entre sí el Cl- y Na+ (0,964), Cl- y Mg2+ (0,959), Mg2+
y Na+ (0,911), Ca2+ y Mg2+ (0,877) y Cl- y Ca2+ (0,867).

También relacionada con la matriz de correlaciones se ha calculado el test de


esfericidad de Barlett, el cual ha permitido contrastar formalmente la existencia de
correlación significativa entre las variables dado que su p-valor es 0,000.

La primera componente explica un 53,67% de la varianza total y las dos


siguientes un 13,87% y un 9,59 (un 76,13% entre las tres). En el plano I-II se observa
que las variables con mayor peso sobre la parte positiva de la primera componente
son CE, Cl-, Na+, Mg2+, Ca2+ y K+, variables representativas de la mineralización del
agua, estando el HCO3- en la parte negativa. La segunda componente estaría
representada por el SO42-, mientras que la componente III lo hace para la temperatura
(Figura 4.58).

En cuanto al espacio de las observaciones estadísticas se puede observar que


aquellas muestras que presentan mayor mineralización se sitúan en las partes más
positivas de la componente I, por lo que puede considerarse un eje representativo de
la salinidad. De igual forma, adquieren un sesgo más positivo en la componente II las
que presentan mayores concentraciones de sulfatos (Figura 4.59).

174
Hidrogeología del acuífero de La Horna

II

SO42-

pH
-
NO3

T
-
HCO3 K+
Na+

CE
Mg2+
- I
Cl

Ca 2+

Figura 4.58. ACP de las variables consideradas para la serie del Bloque
Meridional. Componente I-II (izquierda) Componentes I-III (derecha).

8
8

2
Sulfatos

35
35

22
22

32

Salinidad
-2
-2

-2
-2 0 2 4 6

Figura 4.59. ACP de las muestras consideradas para la


serie del Bloque Meridional.

Serie de la Unidad Superior

La Tabla 4.10 presenta la matriz de correlación obtenida para la serie de la


Unidad Superior de La Horna, en la que los mayores coeficientes de correlación se
obtienen entre la CE con el Cl-, Na+ y Mg2+, todas ellas superiores a 0,9 así como entre
los iones Cl- y Na+ (0,926).

175
Capítulo IV

Tabla 4.10.Matriz de correlación del ACP realizados a la serie de datos de la Unidad Superior.
CE T pH Ca2+ Mg2+ Na+ K+ HCO3- Cl- SO42- NO3-

CE 1,000 0,308 0,062 0,499 0,825 0,916 0,660 0,426 0,945 0,575 -0,037
T 1,000 -0,211 0,466 0,365 0,262 0,099 0,486 0,441 -0,281 -0,655
pH 1,000 -0,261 0,114 0,092 0,104 -0,096 -0,002 0,277 0,185
2+
Ca 1,000 0,456 0,365 0,375 0,218 0,555 0,039 -0,440
2+
Mg 1,000 0,715 0,470 0,323 0,780 0,612 -0,143
+
Na 1,000 0,619 0507 0,926 0,503 0,053
K+ 1,000 0,174 0,624 0,390 0,095
-
HCO 3 1,000 0,567 -0,247 -0,328
-
Cl 1,000 0,367 -0,183
2-
SO 4 1,000 0,386
-
NO 3 1,000

Los dos factores principales del ACP explican el 68% de la varianza (Figura
4.60). La componente I (45,6%) engloba en la parte positiva a las variables
hidroquímicas (CE, Cl-, Na+ y Mg2) que representan, en gran medida, a la
mineralización relacionadas con sales cloruradas, mientras que la componente II
(22,6%) estaría representado por la T y NO3-.

II
4

-
HCO3

Ca+2 2

20
20
-
14
Cl

Mg+2
CE
0
Na+
Sulfatos

I 21

K+

pH -2
-2
158

SO42-
Salinidad

-
NO3 -4
-4

-2
-2 -1
-1 0 1 2 3

Figura 4.60. ACP de las variables rotado con varimax (izquierda) y las muestras (derecha)
consideradas para la serie de la Unidad Superior.

176
Hidrogeología del acuífero de La Horna

En el espacio de las unidades estadísticas se observa que el plano definido por


la componente I y II presenta un aumento de la salinidad hacia las partes positivas de
la componente I. Por su parte la componente II discrimina hacia la parte negativa
aquellas muestras que presentan mayores contenidos de sulfatos.

5.8. CONDICIONES DE EQUILIBRIO-DESEQUILIBRIO

Los modelos de especiación de solubilidad permiten establecer las condiciones


de equilibrio del agua y de esta forma determinar los índices de saturación del fluido
respecto a diferentes fases minerales. Para el cálculo de dichos índices se ha utilizado
el código PHREEQC (Parkurst y Appelo, 1999) al que se han introducido los valores
obtenidos en los análisis químicos del período 1998-2008. A partir de aquí se han
seleccionado los siguientes minerales: calcita, dolomita, yeso y halita. Los índices de
saturación presentan unos rangos de incertidumbre que oscilan entre ± 0,1 para la
calcita y ± 0,5 para la dolomita; este último se hace extensivo para la halita y el yeso
(Langmuir, 1971 y Plummer et al., 1990; en Rosillo, 2008).

Atendiendo a los valores medios para el conjunto de las muestras puede


indicarse que las aguas del acuífero de La Horna están ligeramente saturadas en
calcita y dolomita, habiéndose obtenidos valores similares para ambos minerales en la
Unidad Superior y el Bloque Meridional. Respecto al yeso y la halita los índices de
saturación indican un estado claro de subsaturación para todas las aguas de La
Horna.

La totalidad de las muestras presentan índices de saturación de la calcita por


encima de 0, encontrándose la mayoría entre 0,1 y 0,2 (Tabla 4.12). El valor máximo
alcanza 0,36 y corresponde al punto 14 que es un sondeo profundo localizado en el
sector noroeste de la Unidad Superior. Los mínimos valores próximos a cero aparecen
en los puntos 68 y 160 de la Unidad Superior y en el 35 del Bloque Meridional. En
general, el agua de La Horna se encuentra ligeramente saturada respecto a la calcita;
por tanto, los procesos de disolución de este mineral en la zona saturada no cobran
excesiva relevancia en este acuífero.

177
Capítulo IV

Tabla 4.12. Valores promedio de los índices de saturación de algunos minerales en las aguas
de los principales puntos del acuífero de La Horna. Periodo 1998/2008.

Bloque
IS Calcita IS Dolomita IS Yeso IS Halita
Meridional
8 0,17 0,52 -1,04 -5,03
22 0,12 0,21 -1,09 -5,47
31 0,14 0,30 -1,06 -5,24
32 0,17 0,44 -1,01 -4,67
34 0,11 0,25 -0,93 -5,04
35 0,04 0,29 -1,08 -4,69
69 0,11 0,22 -1,04 -5,41
86 0,16 0,41 -1,06 -5,31
149 0,15 0,40 -1,20 -5,58
150 0,11 0,27 -0,82 -5,16
163 0,20 0,42 -0,90 -5,09
Unidad
IS Calcita IS Dolomita IS yeso IS Halita
Inferior
85 0,17 0,75 -1,00 -4,39
131 0,24 0,77 -1,22 -4,58
Unidad
IS Calcita IS Dolomita IS yeso IS Halita
Superior
14 0,36 0,90 -0,90 -4,50
20 0,17 0,32 -0,96 -4,92
21 0,14 0,21 -1,06 -5,27
62 0,19 0,54 -1,02 -4,68
66 0,06 0,17 -0,92 -4,87
67 0,18 0,38 -1,06 -5,06
68 0,04 0,11 -0,83 -4,94
70 0,09 0,26 -0,83 -4,88
158 0,12 0,43 -0,87 -4,65
160 0,03 0,25 -0,90 -4,66

Son escasos los puntos donde el índice de saturación de la dolomita ha


superado el umbral de incertidumbre (+ 0,5) en las muestras de La Horna,
generalmente presentan valores positivos entre 0,20 y 0,40, por lo que se consideran
saturadas respecto a este mineral. Tan solo el punto 14 de la Unidad Superior y los
puntos 85 y 131 en la Unidad Inferior superan ampliamente el valor umbral y puede
considerarse claramente saturadas las muestras.

En la Figura 4.61 se muestran algunas relaciones entre diversos índices de


saturación. Cabe destacar que en el Bloque Meridional la mayor parte de los puntos
presentan aguas claramente saturadas en calcita, pero no es posible identificar una
diferenciación espacial. En la Unidad Superior destaca claramente el punto 14 que
junto al 62 son los dos únicos de La Horna que aparecen saturados en dolomita

178
Hidrogeología del acuífero de La Horna

(considerando el umbral de incertidumbre); se tratan de sondeos ubicados en el sector


septentrional de la Unidad Superior. Además, en ésta aparecen varios puntos con
valores de IS de la calcita inferiores a 0,1 que indican aguas ligeramente saturadas o
en equilibrio respecto a este mineral. En la relación de los índices de saturación del
yeso y la calcita se aprecia como aquellas aguas que muestran valores más bajos
para la calcita, presentan los índices de saturación más altos para el yeso. Es probable
que al aumentar el yeso en el agua de este acuífero se produzca una precipitación de
calcita y, en consecuencia, este mineral se encuentre en condiciones próximas al
equilibrio. Este proceso se aprecia algo mejor en la Unidad Superior que en el Bloque
Meridional.

Figura 4.61. Relaciones entre diversos índices de saturación para las muestras del Bloque
Meridional (BM) y la Unidad Superior (US). Periodo 1998-2008.

179
Capítulo IV

5.9. PRINCIPALES PROCESOS HIDROGEOQUÍMICOS EN EL ACUÍFERO

La composición química que presentan las aguas subterráneas suele


responder fundamentalmente a la naturaleza de las rocas por las que circula y al
tiempo de contacto del agua con los minerales de la roca (Custodio y Llamas, 1983;
Iglesias, 1999). Los principales procesos hidrogeoquímicos suelen asociarse a la
disolución y precipitación de tales minerales; no obstante, durante su circulación
pueden intervenir procesos hidrogeoquímicos como los intercambios iónicos, procesos
de adsorción, reacciones redox o mezcla de aguas, por ejemplo, que alteran y
modifican la composición del agua en el subsuelo.

El acuífero de La Horna es de naturaleza carbonática, de pequeñas


dimensiones y cuya principal fuente de alimentación se debe a la recarga que tiene
lugar sobre los terrenos calizos aflorantes, por lo que, en principio, sus aguas estarán
controladas por los procesos hidrogeoquímicos asociados a los acuíferos kársticos, si
bien, dada la proximidad de los terrenos evaporíticos todo indica que existe una fuerte
influencia de estos terrenos en la mineralización de sus aguas. Entre los principales
procesos que se han podido identificar se puede destacar lo siguiente.

Procesos edafoclimáticos

Aunque no se ha determinado la composición química de las aguas de lluvia in


situ, ni se dispone de datos sobre el paso del agua a través de suelo que presenta
este acuífero, es de esperar que estos procesos tengan cierta influencia. Las
precipitaciones y la deposición total en áreas próximas a La Horna han mostrado
mineralizaciones relativamente altas, como consecuencia de las características
atmosféricas de la región (Carratalá, 1993; Villacampa, 2015), lo que apunta a que
este hecho también podría ocurrir aquí, y el agua de infiltración presentar cierta
mineralización. En este sentido, hay que tener en cuenta que muchas de las lluvias
que recibe el acuífero son de pequeña magnitud, tal y como indicaron las frecuencias
medias obtenidas para lluvias de 10 mm, lo que supone que su evapotranspiración
conlleva la concentración de sales en el suelo.

Disolución de la calcita

La cinética de esta reacción es muy rápida, y se inicia desde el momento en


que el agua se adentra en el acuífero, por lo que muchas veces se alcanza la
saturación en este mineral en la misma zona no saturada. De los tres sectores

180
Hidrogeología del acuífero de La Horna

diferenciados en el acuífero es en la Unidad Superior en el que este proceso está


menos afectado por otros y en el que se pone de manifiesto con mayor claridad.

Disolución de dolomita

La elevada relación rMg+2/rCa+2 apunta a una posible disolución de este mineral


(Custodio, 1987), ya que los mayores tiempos de residencia suelen incrementar la
concentración de magnesio al dar tiempo a que se completen la cinética de la
reacción. La disolución de dolomita además de magnesio incorpora bicarbonatos y
calcio y puede dar lugar a la sobresaturación y posterior precipitación de la calcita, lo
que provoca también aumentos de la relación rMg+2/rCa+2, es lo que se ha
denominado disolución incongruente de la dolomita (Freeze y Cherry, 1979; Drever,
1997). Sin embargo, la serie estratigráfica de este relieve no presenta dolomías y
siempre resulta complejo establecer si otros aportes de Mg+2 son los responsables de
los valores elevados de la relación rMg+2/rCa+2 que presentan sus aguas.

Disolución de evaporitas

Algunas de las relaciones iónicas calculadas apuntan a un exceso de calcio y


magnesio con respecto a un origen único proveniente de la disolución de carbonatos.
Este aspecto unido a las altas concentraciones de cloruros, sodio y sulfatos ponen de
manifiesto la posible disolución de rocas evaporíticas. La presencia de terrenos
triásicos del Keuper en la propia sierra y en sus inmediaciones confirma la existencia
de este proceso. En el apartado siguiente se podra comprobar si los contenidos de
azufre 34 pueden indicar un origen de la mineralización asociado a la disolución de
materiales triásicos como se vera posteriormente.

Mezcla de agua

Se ha podido constatar la existencia de aguas altamente mineralizadas en la


base de algunos sondeos, especialmente de la Unidad Inferior. La mezcla de las
aguas infiltradas con éstas, las cuales se asocian a la presencia de materiales
evaporíticos (Andreu et al., 2010), es la que contribuye a que las aguas de este
acuífero presenten una significativa marca salina. La perforación de grandes sondeos
en tiempos anteriores podría haber facilitado este proceso de mezcla, de forma que la
facies actual en todos los bloques no responde a la clásica facies de un acuífero
carbonático.

181
Capítulo IV

5.10. CARACTERÍSTICAS ISOTÓPICAS DE LAS AGUAS DE LA HORNA

El agua subterránea presenta una marca isotópica de la que se puede obtener


información sobre su origen e historia; es decir, como ha evolucionado a lo largo del
tiempo. Los isótopos ambientales presentes en la naturaleza se incorporan al ciclo
hidrológico y se les unen aquellos otros que son emitidos por diversas actividades
antrópicas, distribuyéndose en el medio a escala regional o global a través de
procesos naturales. Las características isotópicas que presenta el agua subterránea
aportan información sobre su origen, edad y procesos a los que ha estado sometida
(FCIHS, 2009).

5.10.1. ISÓTOPOS ESTABLES DE LA MOLÉCULA DEL AGUA: OXÍGENO-18 (18O) Y


DEUTERIO (2H)

Aunque son varios los isótopos estables de la molécula del agua (se podrían
formar hasta 18 moléculas de aguas diferente), son el 18O y el deuterio (2H) los dos
isótopos habitualmente empleados como trazadores en estudios de aguas
subterráneas, lo cual se debea su mayor abundancia con respecto a otros.

El aumento del empleo de estos isótopos estables en aguas subterráneas es


debido al particular comportamiento dentro del Ciclo Hidrológico como consecuencia
del proceso de fraccionamiento isotópico que experimentan. El fraccionamiento es
responsable de un reparto desigual de los diferentes isótopos entre el agua o fases del
agua como consecuencia mayoritariamente de los procesos físicos que tienen lugar en
el Ciclo Hidrológico (evaporación, condensación, sublimación, por ejemplo). El
resultado de este fraccionamiento es que el agua, antes de llegar al acuífero, presenta
una marca isotópica determinada (δ18O y δ2H), de forma queuna vez que el agua entra
en el medio subterráneo se comportan de manera casi conservativa, es decir,
normalmente a temperaturas no termales no se modifica la marca isotópica de estos
isótopos durante la interacción agua-roca (Gat y Gonfiantini, 1981). No obstante, si se
produce intercambio de oxígeno con minerales ricos en oxígeno como el yeso, esta
afirmación sólo sería válida para el deuterio, ya que el δ18O podría experimentar
aumentos (FCIHS, 2009; Barberá, 2014). En cualquier caso, la ayuda de los isótopos
estables de la molécula del agua resulta muy útil para obtener una mejor comprensión
del funcionamiento hidrogeológico de los sistemas naturales.

182
Hidrogeología del acuífero de La Horna

En este trabajo se ha pretendido complementar la información lograda a partir


de la herramienta hidroquímica con la utilización de la isotopía ambiental. Para ello se
realizaron varios muestreos isotópicos durante 2002, 2005, 2007 y 2008. En total se
tomaron 50 muestras en el acuífero de La Horna, 49 en el acuífero de Aspe y 27 en el
Cuaternario de Novelda y otros terrenos limítrofes del área de estudio.

Las determinaciones analíticas fueron llevadas a cabo por el Laboratorio de


Isótopos Estables de la Universidad Autónoma de Madrid. La técnica analítica
empleada para su determinación isotópica fue la espectrometría de masas de
relaciones isotópicas (IRMS, Isotope Ratio Mass Spectometry).

Precipitación

Dado que en el presente trabajo no se realizaron determinaciones isotópicas de


la precipitación, la caracterización de la misma ha de realizarse a partir de la
información bibliográfica. En España existe la red REVIP (Red Española de Vigilancia
e Isótopos en la Precipitación) gestionada desde el año 2000 por el CEDEX en
colaboración con la AEMET que permite conocer a grandes rasgos la distribución
isotópica espacial (Araguás y Díaz, 2005). Los resultados obtenidos a partir de la
información obtenida durante el periodo 2000/06 han puesto de manifiesto que para
las estaciones mediterráneas los valores de δ18O estaban comprendidos entre -5 a -6
mientras que los de δ2H lo hacían entre -30 a -41, mostrando una menor variabilidad
que las estaciones atlánticas (Jiménez y Custodio, 2008; Díaz et al., 2009).

Entre las estaciones que integran REVIP, la estación de Murcia es la más


cercana al área de trabajo (aproximadamente 60 km). Los valores medios obtenidos
son de δ18O = -5,26 y δ2H= -33,2, siendo el exceso de deuterio d = 8,9. Todo apunta
que la precipitación del área de estudio esté comprendida en el rango de valores de
las estaciones mediterráneas, si bien, sería necesario obtener información de las
lluvias locales, ya que tanto la cota topográfica, como los elementos geográficos
locales presentan una fuerte influencia en la temperatura, factor clave que controla el
fraccionamiento isotópico.

Aguas subterráneas

El intervalo de los δ18O para las aguas muestreadas en el acuífero de La Horna


se sitúan entre -4,35 a -6,89‰ con un valor medio de -5,68‰. En cuanto al δ2H oscilan

183
Capítulo IV

entre -32,50‰ y -43,98‰ con valor medio de -36,82‰. Por su parte, el exceso de
deuterio medio es de 9,1, el cual es muy parecido al que presenta la estación de
Murcia y algo inferior a los encontrados en el vecino acuífero de Crevillente (Andreu,
1997). Este parámetro muestra un elevado rango de variabilidad oscilando entre 5,22
a 13,51‰. A grandes rasgos, y partir de los valores medios obtenidos, todo indica que
las características isotópicas de las aguas de este acuífero son acordes con las aguas
de la precipitación en la región mediterránea, con predominio de valores de exceso de
deuterio por debajo del 12‰, lo que apunta a cierta influencia de fenómenos de
evaporación. Por otro lado, no parece existir diferencias significativas entre las
diferentes unidades y sectores del acuífero de La Horna.

La representación de los contenidos isotópicos de δ18O y δ2H resulta de gran


interés para obtener información sobre el origen del agua de recarga, la altitud a la que
tiene lugar, la influencia de fenómenos de evaporación, la mezcla de aguas o la
interacción con gases, como más habituales. La figura 4.62 refleja que los puntos
muestreados en el acuífero de La Horna definen una recta, cuya pendiente es menor
que la línea meteórica mundial.

Figura 4.62. Representación de la relación de δ2H/18O para las


muestras procedentes del acuífero de La Horna. LMM: línea
meteórica mundial y LMMO: línea meteórica del Mediterráneo
Occidental.

184
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Esta línea converge con la LMM en torno a δ2H = -40‰, composición que ha
sido considerada típica de las aguas meteóricas del Mediterráneo (Durán, 2003),
sugiriendo el origen meteórico de las aguas de este acuífero. La menor pendiente de
dicha línea puede ser atribuida al proceso de evaporación durante la caída de la
precipitación hasta la superficie, así como desde la misma superficie del terreno. Se
trata de un fenómeno característico de climas secos y cálidos como el área de estudio
y que ha sido puesto de manifiesto en diversos sectores del área mediterránea
(Vallejos, 2001).

5.10.2. CARBONO-13 (13C)

El carbono presenta tres isótopos 12C, 13C y 14C, los dos primeros estables y el
tercero radiactivo. En hidrogeología es frecuente la utilización tanto del 13C como del
14C. El 13C se emplea básicamente como indicador de la fuente de carbono que origina
las especies carbonatadas del agua, si bien, también se usa para corregir el posible
aporte de 14C muerto o sin radiactividad a las aguas subterráneas.

El contenido de 13C se expresa en tanto por mil de la desviación de la relación


13C/12C de la muestra respecto a la del estándar seleccionado, en un principio fue el
belemnites jurásico de la Formación Pee Dee (PDB) de Carolina del Sur y actualmente
el patrón semejante elaborado por la OIEA (VPDB).

Debido a los procesos de fraccionamiento, tanto cinéticos como de equilibrio, la


composición isotópica del carbono varía en un amplio intervalo para distintos
materiales naturales y compuestos antrópicos. La figura 4.63 sintetiza alguna de estas
variaciones en compuestos de carbono.

Generalmente, las especies de carbono que se encuentran disueltas en las


aguas subterráneas se incorporan durante el proceso de infiltración. Cuando la lluvia
alcanza la superficie y atraviesa el suelo incorpora CO2 de origen biogénico. Éste
facilita la disolución de carbonatos del suelo y de la roca en la zona no saturada y
saturada, cuando el acuífero es de naturaleza carbonática. No obstante, otras fuentes
de carbono pueden relacionarse con un origen endógeno o con la aplicación de
fertilizantes, entre otros.

185
Capítulo IV

13
Figura 4.63. Variaciones de la relación C/12C en compuestos naturales (IGME,
2002).

El punto 85 que pertenece ala Unidad Inferior de La Horna, presenta un


contenido más positivo que las muestras del detrítico, δ = -6,4‰, valor que puede ser
resultante de la combinación del aporte edáfico y la disolución de 13C de las rocas
carbonáticas que constituyen el acuífero.

5.10.3. AZUFRE-34 (34S)

El azufre se puede presentar en la naturaleza bajo cuatro formas isotópicas


estables 32S, 33S, 34S y 36S, siendo la más abundante el 32S con algo más del 95%. La
relación 34S/32S es la que se utiliza para establecer la composición isotópica de las
sustancias formadas por compuestos del azufre. Como ocurre con otros isótopos los
resultados de dicha relación se expresan en tanto por mil utilizando la notación “δ”,
referidos al estándar internacional de la OIEA. En este caso corresponde a una troilita
(FeS) procedente del meteorito Cañón del Diablo (VCDT) caído en Arizona.

Al igual que otros isotopos estables de elementos ligeros, el 34S presenta un


gran potencial para investigar el origen del azufre. Los compuestos del azufre de los
materiales naturales y antrópicos presentan un amplio rango de contenidos debido al
elevado número de especies químicas en las que se encuentra el azufre (Mook, 2002;
Krouse y Mayer, 2000; Vitòria et al., 2004), por lo que su utilización en aspectos

186
Hidrogeología del acuífero de La Horna

hidrogeológicos ha ido creciendo en las últimas décadas. La figura 4.64 sintetiza


algunas de estas variaciones empleadas habitualmente en Hidrogeología.

34
Figura 4.64. Variaciones de la relación S/32S en compuestos naturales Modificado
de Mook (2002).

El azufre se encuentra en las aguas subterráneas habitualmente en forma de


SO42- y, ocasionalmente, en forma de H2S. La composición isotópica de los sulfatos
varía en función de su fuente y mecanismos de formación. Bajo ciertas condiciones
esta composición isotópica se comporta de forma conservativa, por lo que puede
utilizarse como trazador natural para establecer su origen. Así, los sulfatos que
provienen de la disolución de materiales que hayan sufrido escaso fraccionamiento, tal
es el caso de las rocas ígneas, presentarán marcas isotópicas cercanas a los valores
del estándar. Por el contrario, si disolvieron compuestos en los que el azufre
experimentó procesos de fraccionamiento su marca isotópica se alejará de éstos.

El origen de los sulfatos relacionados con los yesos de evaporitas marinas


suele ser bastante complejo, ya que su composición isotópica ha variado a lo largo de
la historia geológica (Claypool et al., 1980). Aunque en la actualidad el contenido
isotópico del agua del mar es prácticamente constante para todos los océanos, en
torno a +21‰, dependiendo de los procesos que predominaron en el momento del
depósito de las evaporitas (reducción bacteriana, precipitación de pirita u oxidación de
sulfuros), la composición de 34S de estos sulfatos ha sido diferente. De esta manera,

187
Capítulo IV

un agua con sulfatos marinos presentará contenidos en 34S próximos al agua del mar
en el momento en que se depositaron dichas evaporitas.

Además del origen del azufre disuelto (marino, terrestre, industrial, por
intrusión, por contaminación, etc.), el empleo de este isótopo ha sido utilizado para
identificar procesos hidrogeoquímicos que tienen lugar dentro del acuífero: reducción
de sulfatos, desnitrificación, o mezcla de aguas entre otros. En este sentido, el 18O de
la molécula de sulfato también puede ser determinado y utilizado como parámetro
adicional para precisar el origen y la evolución del sulfato (Vitòria, et al., 2008 2004;
Yuan y Mayer, 2012).

Las determinaciones de 34S muestreados en el acuífero de La Horna quedan


recogidas en la tabla 4.13. Las muestras de este acuífero presentan valores δ = 11,3 a
13,3‰ con un valor medio de δ = 12,43‰. Estos valores podrían corresponder a
sulfatos de origen marino, y más concretamente a aquellos que su composición es
semejante a los sulfatos de origen triásico (Claypool et al, 1980, Utrilla, 1989). Así,
estos valores son muy parecidos al valor δ = 11,4‰ determinada para los yesos
triásicos del Keuper aflorantes en la Sierra de Crevillente (Andreu 1997).

Tabla 4.13. Determinaciones de 34S en las aguas de algunos puntos del acuífero de La Horna
en julio de 2008. US (Unidad Superior), UI (Unidad Inferior) y BM (Bloque Meridional). Valores δ
(‰).
34
S
Acuífero Punto
VCTD
US 158 11,3
UI 85 12,1
La Horna
31 13,3
BM
34 13,0

5.11. AFECCIÓN A LA COMPOSICIÓN NATURAL DE LAS AGUAS DEL ACUÍFERO

Las laderas de la sierra de la Horna han sido ocupadas por cultivos intensivos
de viñedos desde la década de los años ochenta del siglo pasado. Los excesivos
abonados a que han sido sometidas las plantaciones han favorecido el lixiviado, en
ocasiones a través de los depósitos de ladera y otras veces en forma directa sobre los
propios materiales de La Horna, de abundantes cantidades de nitratos que se han

188
Hidrogeología del acuífero de La Horna

incorporado a las aguas subterráneas. Por ello, las concentraciones de nitratos que se
ha detectado en La Horna son similares a las del acuífero de Aspe, cuya superficie ha
sido igualmente utilizada para el cultivo intensivo de uva de mesa (Tabla 4.14).

Tabla 4.14. Valores estadísticos del contenido en nitratos (mg/L) de las muestras
analizadas en julio de 2005 y para el conjunto de todas las muestras (1998-2008)
en los acuíferos de La Horna y de Aspe.

Julio 2005 1998-2008


NO3-
Acuíf. de La Horna Acuíf. de Aspe Acuíf. de la Horna Acuíf. de Aspe
Media 98 115 79 103
Máximo 185 177 185 301
Mínimo 48 49 22 15
SD 42 35 30 44

Debe considerarse que la progresiva implantación de sistemas de riego


localizado, unido a la textura arenosa-franca que poseen parte de los suelos del área
de estudio, aumenta el riesgo de incorporación de sustancias nitrogenadas a las aguas
subterráneas. Por otra parte, la densidad importante de viviendas sobre la superficie
del acuífero constituye una fuente adicional de nitratos cuando aquellas no disponen
de fosas estancas, sino que utilizan pozos ciegos que lixivian los residuos en
profundidad.

Entre los fertilizantes utilizados en las tareas de abonado en esta zona se


encuentran el sulfato potásico, nitrato amónico, nitrato magnésico y el NPK o
“nitrofoska” que aporta importantes proporciones de óxidos de potasio, sulfatos y en
menor proporción magnesio. Las viñas de estas zonas sufren el problema recurrente
de la clorosis, indicador de la carencia de magnesio en la planta, por lo que los
tratamientos con fertilizantes ricos en magnesio son habituales.

6. COMPONENTES DEL BALANCE

6.1. ESTIMACIÓN DE LA RECARGA

Existe una gran diversidad de metodologías para estimar la recarga de agua en


un acuífero. Esta amplia diversidad se debe a que se trata de una de las cuestiones

189
Capítulo IV

más complejas en los estudios hidrogeológicos, ya que su determinación conlleva una


elevada incertidumbre (Custodio et al., 1997; Scanlon et al., 2002). La elección de la
metodología a emplear debería adecuarse al tipo de recarga predominante en el
acuífero (difusa, preferencial, retorno de riegos...). En el contexto climático en que se
encuentran los acuíferos de La Horna y Aspe, los métodos de balance hídrico han
aportado excelentes resultados (Touhami et al., 2013; Tohuami, 2014, Villacampa,
2015), especialmente en lo que respecta a acuíferos kársticos. Es por ello, que en este
trabajo se ha utilizado también un programa de cálculo numérico basado en la
metodología del balance hídrico. El modelo empleado se denomina RENATA (Recarga
NATural de Acuíferos), código desarrollado por la Diputación de Alicante
conjuntamente con el IGME (DPA-IGME, 2012). Entre las mayores ventajas que tiene
esta aplicación es su sencillez y que requiere un número de variables reducido fáciles
de conseguir. Además, tiene la posibilidad de introducir dotaciones de riego
discretizadas y distribuidas en el espacio y el tiempo.

Breve descripción de la metodología

Para ejecutar el código RENATA es necesario definir la geometría


georreferenciada en planta del acuífero o acuíferos. En este caso se ha realizado de
forma conjunta para los acuíferos de La Horna y de Aspe (Figura 4.65). A partir de la
discretización de dichas geometrías, en una serie de celdas sobre las que se
realizarán los cálculos, se han seguido una serie de etapas que permiten estimar tanto
la recarga, como otras variables del balance hídrico para un período de tiempo
definido. El periodo elegido para realizar la estimación de la recarga ha sido el
comprendido entre octubre de 1998 y septiembre de 2009, periodo en el que se realizó
tanto el seguimiento piezométrico más intenso de los acuíferos como la mayor parte
de los muestreos hidrogeoquímicos.

Una vez realizada la etapa anterior se introdujeron las series temporales de


datos necesarias entre las que se encuentran la variables precipitación, temperatura
de las estaciones más próximas (Aspe, Novelda y La Romana) y de dotaciones de
riego (uva de mesa como cultivo predominante). El código permite la incorporación de
series de evapotranspiración potencial (ETP), las cuales pueden ser importadas o
calculadas por la propia aplicación. En este caso han sido calculadas con el propio
código. Para el caso de las variables climáticas las series introducidas fueron a nivel
diario, mientras para las dotaciones de riego fueron mensuales.

190
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Figura 4.65.Discretización de los diferentes dominios. Leyenda: 1.


Triásico Keuper; 2. Acuífero de Crevillente; 3. Acuífero de La Horna;
4. Margas del Mioceno; 5. Acuífero de Aspe.

Las estimaciones de recarga se realizan a partir de cálculos basados en la


combinación de la información conjunta a partir de una sectorización inicial en función
de tipo climático, de suelo y de riego (Figuras 4.66 a 4.68). Los sectores climáticos
quedan definidos por las áreas de influencia de una pareja de series temporales
climáticas (pluviométrica y de ETP asociada). Los sectores de suelo corresponden a
las superficies que el modelo presenta según sus características como son, el punto
de marchitez, la capacidad de campo, el umbral de escorrentía o el número de curva.
Los sectores de riego son las zonas del modelo a las cuales se asocia una serie
temporal de dotaciones del riego en m3/ha, con el objetivo de tener en cuenta los
posibles retornos de riego.

191
Capítulo IV

Figura 4.66. Sectores climáticos de los acuíferos de La Horna y Aspe.


Leyenda: 1. La Horna P (Aspe) y ETP (Novelda); 2. La Horna P (La
Romana) y ETP (La Romana); 3. Aspe P (Aspe) y ETP (Novelda); 4. Aspe
P (La Romana) ETP (La Romana).

Figura 4.67. Sectores del suelo de los acuíferos de La Horna y Aspe.


Leyenda: 1. Calizas; 2. Abanicos sobre el acuífero de La Horna; 3:
Abanicos; 4. Detrítico fluvial.

192
Hidrogeología del acuífero de La Horna

Figura 4.68.Sectores de riego del acuífero de Aspe (R).

A partir de las capas anteriores el modelo realiza una sectorización combinada


definida por las intersecciones entre los tres sectores previamente descritos (Figura
4.69). A cada una de las zonas obtenidas por intersección geométrica, se asocian las
series temporales resultantes del cálculo climático (una serie de evapotranspiración
real, una serie de lluvia útil y otra de escorrentía superficial).

Figura 4.69. Sectores de intersección a partir de la información sectorial de


los acuíferos de La Horna y Aspe. Los sectores 1 a 4 corresponden al
acuífero de La Horna y del 5 al 12 al acuífero de Aspe.

193
Capítulo IV

Método de cálculo

Como primera etapa del cálculo se determina la evapotranspiración potencial.


El código RENATA permite importar los datos de ETP o efectuar el cálculo, ya que
dispone de varios métodos, entre ellos los de Thornthwaite y Blaney-Criddle
empleados en el capítulo de Hidrometeorología. Para realizar el balance se ha
preferido utilizar únicamente el método de Thornthwaite (1948), en ambos acuíferos,
ya que en el periodo de cálculo la extensión de cultivo en el acuífero de Aspe se ha
reducido considerablemente, estando la mayor parte de la superficie en barbecho.

La segunda etapa consiste en la estimación de la ETR y la lluvia útil. RENATA


permite realizar el balance de agua en el suelo aplicando también la metodología de
Thornthwaite, y plantea para cada periodo i un balance de suelo según la siguiente
expresión:

Pi = ETR + LLútil + ΔRi

donde:

Pi , precipitación (mm)

ETR, evapotranspiración real (mm)

ΔRi, incremento de la reserva de agua en el suelo utilizable por las plantas (mm)

El suelo no puede almacenar más de una cierta cantidad de agua que se


denominacapacidad de campo (CC), la cual depende de la litología y espesor
delsuelo. Para el caso de los terrenos carbonatados se ha empleado CC de 20, 30 y
40 mm, valores que entran dentro del rango de de CC utilizados en terrenos kársticos
del entorno (Andreu, 1997; Touhami, 2014; Villacampa), mientras que para los
terrenos detríticos, algo más desconocidos en esta región, se ha utilizado CC de 50,
75 y 100 mm; valores semejantes se han utilizado en acuíferos detríticos de otras
regiones (Lorite, 2008).

Los balances diarios se han realizado utilizando una variante en el método del
balance de Thornthwaite establecida por Girard (1981) en DPA-IGME (2012), ya que
se ha considerado que se adapta mejor a lo que ocurre en la naturaleza. Para ello es
necesario establecer un límite inferior de la capacidad de campo, valor por el cual los

194
Hidrogeología del acuífero de La Horna

excedentes en el suelo por debajo del mismo siempre quedarían retenidos en el suelo.
Ello significa que el excedente de agua de precipitaciónse almacena en el suelo de
dos formas. Si el agua almacenada en un periodo previo es menor que límite inferior
de la capacidad de campo, la precipitación se acumula ensu totalidad en el suelo; pero
sila reserva está comprendida entre el valor mínimoy la capacidad de campo, se divide
entre una parte que se destina a aumentar la reserva del suelo y otra a la lluvia útil. Se
han utilizado valores de 10 mm para los terrenos carbonáticos y 15 mm para los
detríticos.

El último paso del balance es la descomposición de la lluvia útil en escorrentía


e infiltración. RENATA aplica el método del Número de Curva del Soil Conservation
Service de los EE.UU. Este método parte de un umbral de escorrentía (Po) a partir del
cual se empieza a producir escorrentía superficial. El valor de este parámetro depende
de la litología, de la pendiente y de la vegetación. En el caso del acuífero de La Horna
se han utilizado valores de Po, correspondientes a 3 mm como corresponde a rocas
desnudas con pendientes superiores al 3%. Para los terrenos detríticos se han
modelado utilizando un tipo de uso de suelo de rotación de cultivos pobres, con
pendiente inferior al 3% y una tipología de suelo B (suelos arenosos de escaso
espesor con una permeabilidad moderada cuando están saturados), lo que implicaba
valores de número de curva de 73 mm (Po = 19 mm).

Resultados del balance del acuífero de La Horna

Las entradas en el acuífero de La Horna se producen por infiltración de la


precipitación sobre los materiales carbonáticos y por cesión de los terrenos detríticos
situados sobre aquellos. Las entradas por los carbonatos se deben a la precipitación
eficaz que reciben los aproximadamente 3,1 km2 de calizas aflorantes, cuyos
resultados de la modelización se muestran en la tabla 15.

Tabla 4.15.Balance hídrico sobre los terrenos carbonáticos de La Horna estimados a partir del
código RENATA, para diferentes capacidades de campo (CC). Valores medios para el periodo
1998-2009 en hm3/año. P: precipitación, ETR: evapotranspiración real, LLu: lluvia útil, I:
infiltración y Es: escorrentía superficial.

P CC (mm) ETR Llu I Es


20 0,54 0,36 0,23 0,14
0,90 30 0,59 0,31 0,20 0,11
40 0,63 0,26 0,18 0,08

195
Capítulo IV

Por su parte se estima que los terrenos aluviales sobre los carbonáticos son
aproximadamente 1,1 km2 cuyos resultados procedentes de la modelización son se
sintetizan en la tabla 4.16.

Tabla 4.16.Balance hídrico sobre los terrenos detríticos dispuestos sobre los carbonatos de La
Horna estimados a partir del código RENATA, para diferentes capacidades de campo (CC).
Valores medios para el periodo 1998-2009 en hm3/año. P: precipitación, ETR:
evapotranspiración real, LLu: lluvia útil, I: infiltración y Es: escorrentía superficial.

P CC (mm) ETR Llu I Es


50 0,24 0,06 0,06 0,00
0,32 75 0,26 0,05 0,05 0,00
100 0,27 0,04 0,04 0,00

Tomando como valores medios los resultados obtenidos para capacidades de


campo de 30 mm para los carbonatos y de 75 mm para los detríticos se establece que
el acuífero de La Horna recibe una precipitación media de 1,22 hm3/año, que
originarían una recarga media de 0,25 hm3/año. Valores en torno a 0,2 hm3/año han
sido estimados recientemente para este acuífero en el atlas hidrogeológico de la
provincia de Alicante (DPA-IGME, 2016).

Dada la naturaleza margosa de las rocas carbonáticas que conforman el


acuífero de La Horna se considera que son más apropiados valores de capacidad de
campo de 40 mm, mientras que los terrenos detríticos de los abanicos aluviales
podrían ser de 100 mm. A partir de estos condicionante el acuífero de La Horna recibe
una precipitación media de 1,22 hm3/año que originarían una recarga media de 0,22
hm3/año, valores semejantes a los estimados recientemente para este acuífero en el
atlas hidrogeológico de la provincia de Alicante (DPA-IGME, 2016).

6.2. SALIDAS

La explotación de este acuífero es relativamente desconocida, pues aunque las


perforaciones se iniciaron en 1984, éstas no han funcionado de forma regular debido a
la mala calidad del agua y nunca ha existido un control sobre las mismas. No obstante,
se tiene constancia de que en años concretos los bombeos fueron muy significativos,

196
Hidrogeología del acuífero de La Horna

llegando a extraerse a finales de los años ochenta 0,23 hm3/año por el sondeo 20
(fichas inventario IGME). Por otra parte, la construcción de viviendas de segunda
residencia ha ido pareja a la perforación de numerosas captaciones en este acuífero.
Las mayores extracciones se llevan a cabo en el Bloque Meridional y son destinadas
al regadío y al uso residencial. En la actualidad para todo el conjunto del acuífero se
estiman unas salidas por bombeos de 0,15 hm3/año. Estos valores difieren de los
indicados en el atlas hidrogeológico de la provincia de Alicante que establece las
salidas en 0,2 hm3/año (DPA-IGME, 2016).

La evolución piezométrica registrada en La Horna indica una situación de


equilibrio para el primer quinquenio de este siglo; sin embargo, en el período 2005-
2010 los niveles consolidaron una tendencia ascendente que permite identificar una
clara recuperación. Por consiguiente, se estima que las salidas del acuífero de La
Horna podrían estar por encima de 0,15 hm3/año, pero en todo caso serían inferiores a
0,2 hm3/año.

6.3. ESTADO DEL ACUÍFERO

Dado que las entradas estimadas para este acuífero han sido de 0,22 hm3/año
y las salidas de 0,15 hm3/año, se considera que el estado en que se encuentra es de
ligero superávit.

197
Capítulo IV

198
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

V.
Hidrogeología del

acuífero de Aspe

1.INVENTARIO DE PUNTOS DE AGUA

El número total de captaciones en este acuífero es difícil de establecer debido


al uso mayoritariamente residencial de las mismas. Gran parte de las viviendas,
construidas sobre la superficie del acuífero, son de uso estacional y suelen disponer
de un sondeo, el cual también se destina, en ocasiones, para el riego de pequeñas
parcelas agrícolas colindantes a las viviendas. La mayor parte de las captaciones son
sondeos de pequeño diámetro que raramente sobrepasan los 100 m de profundidad.
También es posible reconocer pozos con galerías cuyas profundidades oscilan entre
25 y 35 m, aunque con frecuencia se encuentran en condiciones lamentables debido a
la antigüedad de las mismas. Al igual que en el acuífero de La Horna, los pozos
agrícolas son responsables de la mayor parte de las descargas del acuífero.

Los sondeos que vienen realizándose durante los últimos años suelen
perforarse a rotopercusión, siendo frecuente que las entubaciones se realicen de PVC
con diámetros de 180 mm. En numerosas ocasiones no ha sido posible medir los
niveles piezométricos debido al escaso espacio interanular entre la tubería de

199
Capítulo V

impulsión y la entubación y a las desviaciones importantes que presentan estos
sondeos.

Se han inventariado 75 captaciones, correspondiendo 70 a sondeos y 5 a


pozos; es frecuente que estos últimos dispongan de galerías de acceso hasta las
plataformas donde se instalaban los motores y que solían encontrarse próximas al
nivel freático. Desgraciadamente la mayor parte de este tipo de pozos se encuentra en
situación de ruina, siendo cada vez más frecuente su desaparición. Las captaciones
en el acuífero de Aspe se distribuyen de forma irregular y claramente condicionada por
la aparición de áreas residenciales planificadas o no (Figura 5.1). La densidad de
sondeos en sectores como Las Fuentes, San Isidro o Polideportivo es muy alta,
encontrándose gran parte de las captaciones muy próximas entre sí, frecuentemente a
menos de 50 m de distancia unas de otras.

Ac. La Horna

Ac. Aspe
C. Novelda
Otros

Figura 5.1. Distribución de las captaciones en la zona de estudio. En el acuífero de Aspe se ha


indicado las zonas con altaocupación residencial: A. Las Fuentes; B. Urbanización San Isidro;
C. Polideportivo.

200
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

2.COMPORTAMIENTO HIDROGEOLÓGICO DE LOS MATERIALES

En este apartado se caracteriza hidrogeológicamente los materiales que se


describieron en el Capítulo III como Depósitos cuaternarios (Qac y Qf).

El acuífero de Aspe está formado por materiales recientes constituidos por los
depósitos aluviales y coluviales (Qac) que en conjunto presentan permeabilidades
medias-bajas. Su emplazamiento sobre las laderas de los relieves que circundan la
depresión de Aspe condiciona que normalmente no se encuentren saturados y, en
estas condiciones, sean meros transmisores del agua hacia los depósitos aluviales
(Qf) con los que se encuentran conectados lateralmente. En ocasiones, estos últimos
se superponen directamente sobre las formaciones mesozoicas y terciarias. Se trata
de un acuífero de porosidad primaria ligada a los espacios intergranulares o poros que
dejan los granos de arena y grava tras su depósito y compactación.

Por la génesis de los materiales que lo constituyen, este acuífero detrítico se


puede catalogar como de tipo "rambla" (Andreu et al., 2001). Su principal característica
es la heterogeneidad en cuanto a la disposición de los cuerpos arenosos y gravosos
en el conjunto de la secuencia sedimentaria. Así, estos cuerpos de comportamiento
hidrogeológico claramente acuífero se disponen conformando barras y depósitos de
geometría en forma de paleocanales rodeados por materiales de carácter limoso y
arcillosos de comportamiento variable entre acuítardo y acuícludo. Ello origina un tipo
de acuífero complejo que puede diferir del modelo conceptual de acuífero poroso
detrítico simple. Con estas características puede indicarse que el acuífero de Aspe
presenta una gran heterogeneidad que lo hace extremadamente complejo en cuanto a
su funcionamiento hidrodinámico. En este sentido, es posible encontrar tramos con
diferentes propiedades en la vertical y con cargas hidráulicas variables que no parecen
reflejar una clara continuidad lateral,habiéndose localizado sondeos muy próximos que
presentan saltos piezométricos importantes. No obstante, a gran escala, se puede
asumir que, en general, se comporta como un único acuífero.

Es importantedestacar el conjunto margolimoso reconocido en el cauce del río


Tarafa, unos cientos de metros aguas arriba del Hondo de las Fuentes, por
conformarel impermeable de muro en este sector y ser el responsable de las antiguas
surgencias que constituían la descarga natural del acuífero de Aspe. Estos materiales
fueron agrupados como Neógeno indiferenciado (N) y, en conjunto, presentan unas
características claramente acuícludas.

201
Capítulo V

En el entorno del acuífero de Aspe existen otros materiales que también
presentan características acuíferas. De forma esquemática, se puede destacar que
toda la secuencia jurásica subbética, constituida principalmente por materiales
carbonáticos presentan un claro comportamiento como acuíferokárstico. Así, los
relieves de La Ofra, Enmedio, Ors y Rollo forman parte del acuífero de Crevillente. Se
trata de uno de los acuíferos más extensos del entorno y con mejores características
hidráulicas (Andreu, 1997). Una parte importante de la demanda de agua agrícola de
la localidad de Aspe fue cubierta con los recursos y reservas de este acuífero,
especialmente durante las dos últimas décadas del siglo pasado.

El relieve de La Horna, formado poruna secuencia terciaria carbonática, ofrece


en su conjunto un comportamiento acuífero tal y como se expuso en el capítulo
anterior. La potencialidad hidrogeológica de este pequeño acuífero kárstico es mucho
menor que la de Crevillente,no solamente en cantidad sino también en calidad. Estos
mismos materiales se encuentran en parte de los relieves que conforman la parte
meridional de la zona de estudio (Uchel-Borisa); sin embargo, la alternancia de tramos
permeables e impermeables, así como la importante compartimentación tectónica que
les afecta, condiciona enormemente sus características hidrogeológicas. De esta
forma, la relación hidráulica que pueda existir entre las diferentes formaciones
acuíferas se torna especialmente compleja, como se puso de manifiesto en algunos
casos. Otra parte de los relieves prebéticos de Uchel-Borisa están formados por
secuencias cretácicas de naturaleza mayoritariamente margosa (C1, C2 y C3) y
constituyen un límite cerrado para el acuífero de Aspe en este sector, a la vez que
forman el impermeable de base de dicho acuífero hacia el noroeste, junto al acuífero
de La Horna.

Por último, hay que reseñar que próximo a los límites del acuífero se
reconocenafloramientos de materiales triásicos margo-arcillosos con evaporitas (Tk)
que presentan un comportamiento claramente acuícludo. En todo caso, conviene
indicar que estos materiales, considerados como el impermeable regional, no han
podido reconocerse en el sustrato del acuífero de Aspe y solamente se han puesto de
manifiesto en sondeos próximos del acuífero Cuaternario de Novelda.

202
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

3. GEOMETRÍA Y LÍMITES

La delimitación del acuífero en su parte noroccidental presenta incertidumbres,


ya que la extensión de los materiales detríticos prosigue hacia el NW siguiendo
larambla del Tarafa hasta prolongarse al N de la localidad de La Romana. En este
trabajo se ha considerado para el acuífero de Aspe un límiteabierto en este sector
(Figura 5.2). Dado que los materiales detríticos fluviales (Qf) muestran continuidad
superficial con los depósitos de ladera (Qac), no se puede descartar una posible
conexión, al menos de la franja más superficial de este acuífero con los depósitos que
continúan hacia La Romana. No se conoce con suficiente precisión la profundidad del
substrato como para valorar con mayor precisión esta cuestión.

En el sector más oriental del acuífero los materiales detríticos de la depresión


de Aspe entran en continuidad con los del Vinalopó. La información
obtenidasobrealgunas columnas litológicas de diferentes sondeosconfirman que los
acuíferosde Aspe yCuaternario de Novelda presentan un límite abierto. En
estesectorse localizan los antiguos puntos de descarga natural del acuífero de Aspe
(Hondo de Las Fuentes), cuyo origen puede relacionarse con una elevación del
sustrato neógeno (N).

El contacto entre el acuífero de Aspe y el de La Horna también se presenta


complejo, como ya se indicó en el capítulo anterior. El flanco occidental del sinclinal de
La Horna se presenta muy verticalizado en su parte más septentrional, hasta el punto
de que llegan a aflorar las margas y margocalizas cretácicas (C3). Los depósitos de
ladera (Qac) se disponen sobre buena parte de la vertiente de esta sierra y confluyen
con los depósitos fluviales (Qf) asociados a las crecidas de la rambla. Unos y otros
recubren este contacto donde los materiales poco permeables del Cretácico Superior
(C3), Paleoceno (P1 y P3) y Eoceno inferior (E1) forman un conjunto de muy baja
permeabilidad, que funciona como un límite cerrado. No obstante, existe la posibilidad
de que las calcarenitas turbidíticas paleocenas (P2) o las areniscas del Eoceno inferior
(E0) puedan estar en contacto con el detrítico de Aspe.

Al SSE el acuífero está limitado por los materiales cretácicos y neógenos que
constituyen los relieves comprendidos entre Uchell y Borisa. Todo indica que este
límite actúa mayoritariamente como cerrado, aunque existen sectores donde no se
puede descartar una posible comunicación hidráulica entre el detrítico y los materiales
paleógenos.

203
Capítulo V

Figura 5.2.Mapa hidrogeológico del acuífero de Aspe. Leyenda: Triásico (margas


yesíferas); Jurásico (calizas y margocalizas); Cretácico (Margas y calizas
margosas); Terciario (calizas, margocalizas y margas); Cuaternario (gravas, arenas
y arcillas).

También se considera límite cerrado la mayor parte del borde WSW entre el
acuífero y los materiales subbéticos. La presencia de margas en la base del relieve de
La Ofra impide cualquier tipo de comunicación hidráulica. Sin embargo, el sector
situado al N de la sierra de Ors, concretamente ocupando el relleno de La Ofra
(sondeos 135, 180 y 185), pudo ser históricamente unazona de transferencia de agua
desde el acuífero de Crevillente al de Aspe. La explotación intensiva en el acuífero de
Crevillente provocó el descenso de niveles y a partir de entonces se hizo imposible
una alimentación del detrítico por este lugar. No obstante, no es posible precisar más
sobre la naturaleza de este límite con la información de que se dispone en la
actualidad.

La geometría del substrato del acuífero y su naturaleza se ha caracterizado a


partir del estudio de las columnas litológicas de sondeos y de los datos geofísicos
aportados por diversos sondeos eléctricos verticales.A grandes rasgos el substrato
está constituido por margas, margocalizas, conglomerados y arcillas, tanto cretácicas

204
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

como terciarias, sin haberse podido constatar la presencia de materiales triásicos.Las
mayores potencias del relleno se han alcanzado en los sectores del Tolomó y La Ofra,
en los que varios sondeos han llegado a atravesar espesores superiores a 70 m.
Según información oral recabada de diversos propietarios y sondistas, en la parte
basal de los mismos suelen encontrarse unas arcillas rojas. El hecho de que estos
depósitos alcancen tanto desarrollo hace sospechar que parte de los mismos puede
corresponder a materiales pliocenos e incluso más antiguos. Al respecto, conviene
recordar que en áreas próximas como en la vertiente meridional de la sierra de
Crevillente afloran conglomerados, arenas y margas en facies fluviales de edad
Tortoniense terminal-Messiniense (Alfaro, 1995). En este sentido, en CGS (1985) se
indica que en concordancia aparente con las areniscas del Plioceno superior es
posible distinguir una formación detrítica de conglomerados y arcillas rojizas de
carácter continental, atribuida al Cuaternario antiguo. En este estudio se pudo
constatar la existencia de conglomerados en la base de varios sondeos realizados en
el entorno del punto 73.

El substrato impermeable en el sector Noroccidental lo formarían los materiales


margosos cretácicos (C3) que afloran junto a la carretera comarcal Aspe-La Romana.
En el sondeo 133 se recuperaron restos de materiales correspondientes a los últimos
metros de perforación que se atribuyen a niveles cretácicos, aunque no se pudo
precisar su edad. Otras perforaciones realizadas entre los puntos 159 y 184 acabaron
en niveles margosos que pueden ser atribuidos al Cretácico. Las formaciones
cretácicas quedaron también expuestas en superficie al eliminar el recubrimiento de
los depósitos aluviales con motivo de pequeños desmontes que se realizaron al Oeste
del punto 177 (Figura 5.1). Se trata de pequeñas manchas sin entidad para poder ser
cartografiadas pero que permiten caracterizar un límite cerrado entre los acuíferos de
Aspe y Crevillente en su mitad más septentrional (Alcaná).

En el paraje del Hondo de las Fuentes, ya en el límite del área de estudio, se


reconoció subaflorando un conjunto margo-limoso que no ha podido ser datado de
forma precisa y que se atribuye a un Neógeno indiferenciado (N). A lo largo del cauce
encajado del río Tarafa, desde el sector del Hondo de las Fuentes hasta su
confluencia con el río Vinalopó, es posible identificar materiales de características
similares bajo escasos metros de recubrimiento cuaternario. Estas formaciones
constituyen el impermeable de muro en este sector.

205
Capítulo V

4. CARACTERÍSTICAS HIDRÁULICAS

4.1. PIEZOMETRÍA

4.1.1. RED DE CONTROL PIEZOMÉTRICO

Se procedió de igual forma que en el acuífero de La Horna, midiendo niveles


estacionalmente y durante las campañas de calidad. En estas últimas se medían
niveles en un mayor número de puntos con la finalidad de caracterizar mejor la red de
flujo. Algunos puntos de medida debieron de ser sustituidos por otros próximos ante la
dificultad de poder mantenerlos durante todo el período de seguimiento. Aunque con
cierta irregularidad en el tiempo también se midieron niveles en diversos sondeos
situados en acuíferos contiguos (Cuaternario de Novelda, cretácicos y paleógenos de
Uchel-Borisa), para de esta forma conocer las relaciones piezométricas del acuífero de
Aspe con las formaciones de borde.

En total se seleccionaron 23 puntos, lo que supone una densidad de algo más


de 1 punto por km2, en los cuales se realizaba una lectura de nivel con una
periodicidad mensual. La medición del nivel se llevó a cabo con una sonda
piezométrica manual. El registro de estos niveles ha permitido establecer la evolución
piezométrica que han presentado los distintos sectores del acuífero así como
establecer la dirección de los flujos en el seno del acuífero.

Durante un cierto tiempo se dispuso de una estación de medida de nivel


automática en el sondeo 130 situado en el Hondo de Las Fuentes, aunque ya fuera de
los límites del acuífero de Aspe. El sensor de presión es del mismo modelo que el
instalado en el sondeo 126 del acuífero de La Horna y descrito en el capítulo anterior.

4.1.2. EVOLUCIÓN PIEZOMÉTRICA

Salvo datos aislados (CGS, 1985; Pulido-Bosch, 1985; Pulido-Bosch y Padilla,


1986) no se dispone de registros de nivel que permitan establecer la situación
piezométrica del acuífero con antelación al inicio de este trabajo. Sin embargo, el
agotamiento delos manantiales pone de manifiesto la explotación que ha sufrido este
acuífero en las últimas décadas y los descensos de los niveles en muchos sectores.
La distribución espacial de los puntos de control vino condicionada por la accesibilidad
a ellos, así como por la distribución de los sondeos sobre la superficie del acuífero. La
mayoría de los mismos se localiza en áreas residenciales donde la elevada

206
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

concentración de viviendas lleva aparejada una alta densidad de sondeos. En las
zonas donde predominan las superficies cultivadasla densidad es menor, pues las
tierras en regadío tienen derechos de agua de la Comunidad de Riegos Virgen de las
Nieves de Aspe, cuyas aguas provenían mayoritariamente del acuífero de Crevillente y
eran de mejor calidad que las que obtenían las captaciones del acuífero de Aspe. No
obstante, dicha Comunidad de Riegos también posee varios pozos históricos (Ofra,
135; Aljau, 139; entre otros) que aportaron caudales al riego de la zona. Los pozos en
el sector de La Ofra se agotaron y se abandonaron sus instalaciones que, a día de
hoy, se encuentran en estado ruinoso.

En la tabla 5.1 se recogen algunos valores históricos del nivel piezométrico, en


comparación con los registrados en este estudio. La falta de coordenadas no ha
facilitado identificar con seguridad un mayor número de sondeos con datos de fechas
pasadas.

Tabla 5.1.Cotas piezométricas (m s.n.m.) en algunas captaciones sobre el acuífero de Aspe.


Los datos de 1980 y 1985 corresponden a trabajos de Pulido Bosch y Padilla (1986) y de CGS
(1985).

Nº 1980* 9/1985* 10/1995 7/2001 8/2005

1 - 231,0 - - -

3 - 234,0 233,3 - -

7 - - 231,6 - 240,4

9 - - 300,9 299,6 301,6

17 244,0 - - 234,4 239,1

59 - 257,5 - 263,2 262,7

106 - 244,0 - 239,9

135 - 201,1 - 204,8 204,7

139 - 231,5 - - 238,4

147 - 232,4 - - 223,5


(*) Calculadas a partir de las cotas del terreno del
modelo digital utilizado en este trabajo.

Los datos expuestos en la tabla anterior permiten afirmar que no todos los
sectores del acuífero de Aspe han sufrido descensos de nivel continuados. Este hecho
debe ser atribuido por una parte a la calidad deficiente del agua en sectores concretos
del acuífero y, por otra, a la falta de productividad de gran parte de las captaciones;
motivos por los cuales los bombeos no han llegado a ser importantes en dichas áreas.

207
Capítulo V

También se pueden encontrar captaciones que atraviesan el relleno cuaternario
sin saturar y alcanzan las formaciones saturadas a mayor profundidad. Estas capas
permeables o bien se relacionan con un substrato de carácter carbonático que puede
ser atribuido al Cretácico, o bien con niveles de conglomerados de edad
Pliocuaternario, según la ubicación de los puntos.

Evolución de la piezometría en el sector del Alcaná (NW)

Durante agosto de 2005 la cota piezométrica superaba la cota 330 m s.n.m. en


los puntos 134 y 142 (Figuras 5.1 y 5.3). Los materiales del relleno cuaternario se
prolongan a lo largo de este borde en la dirección del propio cauce de la rambla del
Tarafa. Sin embargo, es probable que estos materiales no se encuentren saturados
mucho más allá del punto 134, por lo que se pueden considerar las cotas registradas
en este sector como las más altas del acuífero.

La evolución de nivel registrada en este sector durante los últimos años


identifica un comportamiento bastante estable, donde las oscilaciones piezométricas
apenas son de algunos centímetros. Los gradientes que se obtienen para la parte más
septentrional de este sector oscilan alrededor del 20‰ y coinciden con las
estimaciones realizadas por CGS (1985). El predominio de la fracción fina en las
proximidades de los límites N y E del acuífero (Pulido Bosch y Padilla, 1986) justifica
los fuertes gradientes determinados.

La conexión con las formaciones de borde se considera complicada por la


disposición estructural del flanco occidental de La Horna, donde todo indica que la
serie paleocena (P1 a P3) y las margas senonienses (C3) constituyan un límite
cerrado (Figura 5.5).

208
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

.
Figura 5.3. Evolución piezométrica en diversos sondeos del acuífero de Aspe.

209
Capítulo V

Figura 5.4. Evolución piezométrica en diversos sondeos de las formaciones de borde del acuífero de Aspe.

210
 Hiddrogeología deel acuífero de Aspe

Los dattos piezom
métricos, en
n algún caso,
c pueden llevar a conclusiones
errón
neas. Las escasas
e dife
erencias de nivel entre
e los acuíferros de Aspe
e y La Horn
na, no
perm
mitirían desccartar, a prriori, una co
onexión enttre ambos acuíferos.
a S
Se determin
naron
salto
os piezométtricos de en
ntre 4 y 5 m que para un
u sector co
omo este, ccaracterizad
do por
eleva
ados gradie
entes hidráu
ulicos, perm
mite pensar en una com
municación hidráulica entre
el de
etrítico y La
a Horna. Siin embargo
o, este hech
ho no pare
ece probable si se ana
alizan
algun
nos datos obtenidos
o d las perfo
de oraciones en
n los puntos 124 y 137. En el priimero
de ellos se corta
aron más de
d 100 m de
e margas desde la sup
perficie hasta el fondo de la
perfo
oración. De otra parte, en el sond
deo 137 se cortó el prim
mer nivel sa
aturado enttre 42
y 48
8 m de profundidad, siendo
s el espesor
e atra
avesado de
el recubrimiento aluvia
al del
orden de 15 m, lo que refle
eja una clarra descone
exión en estte borde en
ntre los acuíferos
a Horna y Aspe.
de La A

Figurra 5.5. Evolu


ución piezommétrica en el borde de La
a Horna, secctor del Alcan
ná del acuífe
ero de
Aspe
e. El sondeo 90 presenta aba una cotta alrededorr de 300 m s.n.m.
s en aggosto de 2000. El
sondeeo 124 resulltó negativo y cortó más de
d 100 m de e margas.

ndiqué en el
Como in e apartado anterior, en
n algunos puntos
p del b
borde occid
dental
del acuífero
a de
e Aspe en el sector del
d Alcaná,s
se detectó la presenccia de pequ
ueños
suba
afloramiento
os de marg
gas cretácicas que ju
ustifican la desconexió
ón piezomé
étrica
entre
e los acuíferros de Crevvillente y Asspe.

Evollución de la
a piezomettría en el se
ector de La
a Ofra (SW

Se deteccta una defficiente conexión entre


e el sector de
d La Ofra y el detrític
co de
Aspe
e. Este he
echo ya se puso de
e manifiestto por CG
GS (1985) con los datos

211
Capítulo V

piezo
ométricos de
d 1985, ob
bteniéndose
e gradiente
es del 11% entre amb
bas formacio
ones.
Los datos de este
e estudio
o indican sa
altos piezom
métricos co
on gradienttes que lleg
gan a
valorres del 19%
% y que apu
untan en el mismo sen
ntido. Proba
ablemente tienen su origen
o
en diferencias litológicas deposiciona
d ales que han establecid
do una barrera con va
alores
ermeabilida
de pe ad muy bajo
os que provvoca la desc
conexión hid
dráulica entre los depó
ósitos
cuate
ernarios (Figuras 5.3 y 5.6).

Figurra 5.6. Evollución del niivel en los puntos


p 46 (s
substrato) y 135 (Ofra) sobre el ac
cuífero
deAsspe. Los sonddeos estuvie
eron desinsta alados durante todo el pe
eríodo de reg
gistro.

a parte, en este se
Por otra ector se han reconocido varioss sondeos que
probablemente captan el substrato
s s
saturado y cuyas med
didas piezom
métricas no
o son
esentativas del detrítico de Aspe. Entre éstos
repre s se encuen
ntran los pu
untos 46, 47
7, 82,
114, 146, 147, 153 y 15
54, identificá
ándose en algunos de
d ellos un
n pequeño nivel
ado; CGS (1985)
colga ( apun
ntaba la po
osibilidad de
e que los niveles
n proffundos capttados
por los
l sondeos 146 y 14
47 desagua
aran por La
a Ofra y ell Rincón de
e Michavila
a. Sin
emba
argo, los da
atos de los que
q se disp
pone despué
és de más de
d 20 años de evolució
ón de
niveles no pareccen apuntarr en ese sentido (Figurra 5.3 y Tab
bla 5.2).

Durante este estudio se pudo medir el niivel en vario


os sondeoss de este se
ector,
regisstrándose en
e los punto
os 153 y 154 las men
nores cotass del nivel piezométric
co en
todo el sector de La Ofra. Por tantto, se estim
ma que la dirección del flujo en los
eriales del substrato
mate s sig O-SE, marccada por la alineación entre
gue una orientación NO
los puntos
p 147 y 153. El gradiente piezométric
p co medio que resulta entre estos
s dos
punto
os es del 27
7‰; valor liigeramente mayor que
e el obtenido
o al N del ssector del Alcaná
A
para el detrítico
o superficia
al. No he podido
p miento de estos
avanzar sobre el conocim

212
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

niveles profundos al no localizar en otros sectores del acuífero sondeos con
comportamientos similares.

Tabla 5.2. Cotas (m s.n.m.) y profundidades (m) del nivel piezométrico en algunas captaciones
sobre el acuífero de Aspe en el sector de La Ofra. Dato de 9/1985 tomado de CGS (1985).
9/1985* 7/2001 7/2005

pnp Cota pnp Cota pnp Cota
47 - - - - 68,4 219,4

82 - - 64,1 228,6 - -

114 - - - - 70,0 219,6

135 - - - - 92,0 204,6

147 61,1 232,4 - - 70,0 223,5

153 - - - - 109,3 181,2

154 - - - - 90,5 201,8


(*) Calculada a partir de las cotas del terreno del
modelo digital utilizado en este trabajo.

También comprobé que sondeos muy próximos a los indicados anteriormente,


presentaban piezometrías muy diferentes con valores de cota más acordes con los
niveles del acuífero de Aspe en el sector del Alcaná (Tabla 5.3). En estos casos
llegaron a detectarse diferencias piezométricas mayores de 20 m entre puntos apenas
distantes 100 m. Estos saltos piezométricos deben ser explicados por la propia
naturaleza de los materiales que forman el detrítico del acuífero de Aspe.

Las importantes proporciones de arcillas y limos en determinados sectores de


la depresión justifica la ausencia del nivel piezométrico superficial, registrándose en los
sondeos el nivel de las formaciones permeables de muro. En este estudio se pudo
comprobar el predominio de la fracción fina en el relleno detrítico de toda la depresión,
hecho que ya fue puesto de manifiesto por Pulido-Bosch y Padilla (1986). Las
granulometrías mayores (gravas, cantos y bloques) se encuentran preferentemente en
las zonas de paleocanales y se asocian con los sedimentos aportados de las ramblas
del Tarafa y del Tolomó (Andreu et. al., 2002). Esta disposición favorece que el
detrítico se comporte como un acuífero multicapa con una notablevariabilidad espacial.

213
Capítulo V

Tabla 5.3. Cotas (m s.n.m.) y profundidades (m) del nivel piezométrico en algunas captaciones
del acuífero de Aspe en el sector de La Ofra.

Nº 7/2000 7/2001 7/2005

pnp Cota pnp Cota pnp Cota

44 50,6 244,9 50,5 245,0 49,9 245,6

59 30,9 263,4 31,1 263,2 31,6 262,7

81 - - - - 47,4 244,6

148 - - - - 49,8 244,4

156 - - - - 51,0 237,5

188 - - 60,6 238,5 - -

Este sector limita hacia el O con las formaciones jurásicas del acuífero de
Crevillente y hacia el E con los materiales cretácicos y paleógenos de Uchel-Borisa,
entre ambas se localizan depósitos cuaternarios que impiden deducir la relación de
ambos conjuntos. Como indiqué en apartados anteriores el límite con Crevillente
presenta dudas razonables, el recubrimiento cuaternario y el Trías Keuper
subaflorante no facilitan la interpretación.

La comunicación entre los acuíferos de Crevillente y Aspe por el barranco del


Tolomó se justificó por registrarse en éste las cotas más bajas del acuífero de
Crevillente (Andreu, 1997). De igual forma, la comunicación a través de la sierra de
Enmedio presenta incertidumbres, pues si bien el sondeo 201 (Figura 5.6) atravesó
370 m de dolomías sin saturar (Pulido-Bosch y Padilla, 1986), el nivel en La Ofra se
localiza a profundidades entre 50 y 60 m (Tabla 5.3). No se puede descartar que en la
situación previa a la explotación de Crevillente hubiera comunicación con La Ofra a
partir de niveles por encima de las cotas actuales.

Los relieves de Uchel-Borisa constituyen claramente un límite cerrado, donde


los sondeos captan materiales carbonáticos cretácicos o paleógenos, desconectados
del acuífero de Aspe (Figura 5.4 y 5.7).

214
 Hiddrogeología deel acuífero de Aspe

Figurra 5.7. Evolu


ución del nivvel en el pun
nto 46 (subs
strato) sobre el acuífero de Aspe y en
e los
punto
os 75 y 138 del
d borde de Uchel-Borissa en el sectoor de La Ofraa.

Aunque no se disp
pone de in
nformación contrastada
a sobre lass columnas
s que
4 74, 75 y 138, las diferencias piezométrica
atravvesaron los sondeos 46, p as y la evolución
de niveles
n ntre estos puntos eviidencian una descon
obsservada en nexión entre
e las
forma
aciones qu
ue captan cada
c uno de ellos (Ta
abla 5.4). El
E sondeo 7
74 cortó ma
argas
hasta
a los 79 m de
d profundidad y desd
de aquí hastta el metro 92 calizas que aportarron el
caud
dal; por su posición es probablle que estté explotando las callizas turbidíticas
paleo
ocenas (P2
2). El sonde
eo 138 es probable
p que
e fuera surg n principio, pues
gente en un
el bro
ocal de la entubación
e s encuentrra a 2,5 m por
se p encima del nivel de
el suelo.

Tabla
a 5.4. Cotas (m s.n.m.) y profundidaddes (m) del nivel
n piezommétrico en alg
gunas captac
ciones
sobre
e el acuífero de Aspe y en el borde de
e Uchel-Boriisa en el secctor de La Ofr
fra.
7/2001 9/2001 9/2002

pnp Cota pnp Cota pnp Cotaa
46 32,3 262,9 33,1 262,1 34,3 260,99
74 31,5 290,8 - - 31,3 291,00
75 54,5 271,8 55,0 271,3 49,3 277,00
138 - - 10,7 319,3 10,6 319,44

Evollución de la
a piezomettría en el se
ector del Tolomó
T (SE
E)

La piezo
ometría dura
ante los prim s de este siglo en el se
meros años ector del To
olomó
viene
e representtada por la
a evolución de niveles
s en el son
ndeo 73; en
n él se corrtaron
grava
as con algu
unas pasada
as de arcilla
as desde la superficie hasta 58 m de profund
didad.
Próxximo a este punto se encuentra
e e sondeo 191
el 1 que durante años abasteció a los

215
Capítulo V

riego
os de la zon
na y derivab
ba caudaless a la SAT (a
actualmente
e Comunida
ad de Rega
antes)
Virge
en de las Nieves
N de Aspe.
A Se co
onsidera qu
ue el eje en
ntre estas ccaptaciones
s y el
punto
o 17 es uno
o de los secctores más productivos
s del acuífero. En conccreto, este último
ú
sond ue presenta el caudal más
deo es el qu m elevado de todo el
e acuífero d
de Aspe; du
urante
su perforación
p se atravessaron varios tramos potentes
p de
e gravas e
entre 0 y 70
7 m,
cortá
ándose entre 40 y 45
5 m de pro
ofundidad cantos
c de gran tamañ
ño. En 196
60 se
consstruyó un pozo
p abiertto junto a la posició
ón que ahora ocupa el sondeo
o 17,
enco
ontrándose el nivel pie
ezométrico a 20,5 m de
d profundidad (inform
mación orall). En
aque a explotaciión intensivva del acuífero, existiendo
ellas fechass no se prroducía una
todavvía algunoss manantiales en el paraje
p de Las
L Fuentess. Por tanto
o, se estim
ma un
vacia
ado del acu
uífero de 10
0 a 12 m en
e el sectorr del Tolomó durante e
estos último
os 50
añoss.

La evolu
ución piezo
ométrica en
n el sonde
eo 73 reflej
eja los ciclo
os estacion
nales,
prese
entando niiveles bajo
os durante el verano
o y recupe
eraciones q
que marcan
n los
máxiimos en la primavera, a la vez que indica una
u recuperración del n
nivel durantte los
prime
eros años del siglo (Figura 5.8)). Una evolución sem
mejante sólo
o aparece en el
secto
or de Las Fuentes (pun
nto 139), no
o siendo tan
n evidente en
e La Ofra y Alcaná (F
Figura
5.3).

Figurra 5.8. Evolu ución del nivvel en el punnto 73 del acuífero


a de Aspe
A en el ssector del Tolomó
To
(izquiierda) y cota
as en julio de
e 2005 en divversos sondeeos de este mismo
m secto
or (derecha). El eje
entre
e los sondeoss 191 y 17 es e el más pro oductivo del acuífero, jun
nto al entornoo del pozo 139
1 en
el secctor de Las Fuentes.
F

elo estableccido para este acuífero considera


El mode a un sistem
ma de porosidad
interg
granular tipo "Ramb
bla",cuya extensión estaría ocupada
o m
mayoritariam
mente

216
 Hiddrogeología deel acuífero de Aspe

porarcillas, limo
os y arenas,, en donde las gravas y bloques. De esta forma se justtifican
gradientes eleva
ados como el que indicca los nivele
es de los so
ondeos 73 y 115.

En la te
erminación del Tolomó
ó, hacia el sector de Las Fuentes, el límitte del
acuíffero con las
l formacciones crettácicas y paleógenas de Uch
hel-Borisa actúa
mayo
oritariamentte como cerrado,
c au
unque exis
sten zonasspor donde
e no se puede
p
desccartar una posible co
omunicación
n hidráulica
a entre el detrítico y los materiales
paleó
ógenos (Fig
gura 5.4 y 5.9).
5

Figurra 5.9. Relaciones piezo


ométricas en
ntre diversos
s sondeos de Uchel-Borrisa (78 y 79
9) y el
acuífe
fero de Aspe en la zona del
d sondeo 107.
1

ente la desconexión de
Es evide d niveles entre
e los pu
untos 78 y 107, ya qu
ue se
producen saltoss piezométtricos de entre 10 y 50 m a lo largo de lla evolución del
regisstro; estas diferencias
d son consid
derablemen arar las medidas
nte menoress al compa
entre
e los punto
os 79 y 107
7 (Figura 5.10).
5 En ell primero se
s marcan con clarida
ad los
cicloss estaciona
ales con la recuperació
ón del nivel a partir de
e octubre, ccoincidiendo
o con
las lluvias otoña
ales.

La profundidad del nivel piezo


ométrico en el punto 76 fue de 12
2,34 m en enero
e
de 1985; la perforación co
ortó 365 m de marga
as azules con
c algunoss niveles ca
alizos
(Pulido y Padilla
a, 1986). En
n agosto de
e 2000 el nivel piezom
métrico en e
ese mismo punto
p
ncontraba a 16,6 m (283,4 m s.n.m.) de proffundidad y en
se en e el punto 166, fuera de la
zona
a de estudio, el nive
el estaba a 6,7 m de
e la superrficie (265,6
6 m s.n.m.) en
septiiembre de 2001.
2

217
Capítulo V

Figurra 5.10. Rellaciones piezzométricas entre


e los pun
ntos 79 (Uchhel-Borisa) y 107 (acuífe
ero de
Aspe)
e) en el secctor del Toloomó (izquierrda). El sond deo 79 no bombeó
b en ningún mom mento
durannte todo el periodo
p de esstudio. Locallización de lo
os puntos co
on indicación
n de cota del nivel
(m s.n.m.) y fechaa (derecha).

pitación torrrencial de septiembre


La precip s de 2009no produjo en
n los puntos
s 78 y
79 una respuessta tan inmediata com
mo la refleja
ada, por eje
emplo, en e
el punto 12
26 del
acuíffero carbon
nático de La
a Horna (F
Figuras 4.17
7, 5.9 y 5.10), lo que hace pensar en
áreass de recarg
ga alejadass y un impo do de confinamiento d
ortante grad de estos niv
veles.
Son evidentes las diferen
ncias que se
s observa
an en el nivel piezom
métrico entrre los
eriales cretá
mate ácico-paleógenos del borde y los
s del rellen
no detrítico del acuífero de
Aspe
e.

La estructura comp
pleja de este borde un
nida a la variabilidad
v litológica de
d las
serie
es cortadas por diverssos sondeo
os en los materiales
m d Uchel-Bo
de orisa, hace
e muy
comp
plicada la comunicació
ón con el de
etrítico de Aspe.
A

Evollución de la
a piezomettría en el se
ector de las Fuentes (E)

En esta parte del acuífero


a dessde inicios de siglo se
e aprecia una recuperración
mediia de 0,5 m/año
m que a partir del año hidroló
ógico 2007//08 pasa a ser de 1 m/año
m
(Figu
ura 5.3). No
o obstante, este compo
ortamiento no ha sido por igual en todo el se
ector,
así en
e la zona del punto 96
9 durante los primerros años de
el siglo los niveles esttaban
estab
bilizados. En
E la figura
a 5.11 se muestra
m la evolución
e p
piezométrica
a en tres de
d los
punto
os de Las Fuentes.
F En
n ellos se evvidencia un comportam
miento simila
ar, reflejand
do los
máxiimos y mínimos estacio
onales con la primaverra y el estío
o respectiva
amente.

218
 Hiddrogeología deel acuífero de Aspe

Figurra 5.11. Evo


olución piezo
ométrica en los puntos 11, 33 y 111 del acuífe
ero de Aspe en el
secto
or de Las Fue
entes.

El punto
o 23 corressponde a un
u pozo ab
bierto con dos galería
as en el fo
ondo,
consstruido en la
a década de
d los años setenta de
el siglo passado (Tabla
a 5.5). En origen
o
tenía
a una profundidad de 27
2 m (actua
almente 25
5 m) con el nivel del agua a 5 m de la
supe
erficie del te
erreno (información ora
al). Próximo
o a él se sitúa el sond
deo 24, ya cerca
del cauce
c del ríío Tarafa, ju
unto a cuya
a posición existía
e hace
e décadas un manantial ya
agota
ado, lo que
e justificaría gua en el punto 23. De esta form
a la cota inicial del ag ma se
estim
ma que el de s 50 años en el sector de descarg
escenso producido en los últimos ga del
acuíffero de Asp
pe es del orden de 20 a 24 m. Esta parte debió ser el inicio del cauce
c
perm
manente dell río Tarafa, comenzan
ndo a gana
ar caudal a partir de aquí hacia aguas
a
o. En este sentido, se
abajo mprobar que en el pun
e puede com nto 18 se re
egistra la menor
m
cota piezométricca, lo que vendría
v a co
onfirmar lo indicado.

Tablaa 5.5. Cotas (m s.n.m.) y profundidad des (m) del nivel


n piezom
métrico en alg
gunas captac
ciones
del accuífero de Asspe en el sector de Las Fuentes.
F
7/2000 7/2001 7/2005

pnp Cota pnp Cota pnp Cota
5 22,7 235,0 - - - -

7 37,1 235,8 - - 32,6 2400,3

11 20,2 233,3 19,9 233,66 17,9 2355,6

18 23,8 228,7 22,8 229,77 - -


Sin Sin
23 - - 22,3 2366,7
nivel nivel
24 23,2 232,4 23,7 231,99 20,2 2355,4

33 - - 34,9 234,44 31,6 2377,7

119 - - 18,6 230,66 - -

120 - - 22,3 236,22 - -

139 - - - - 30,4 2399,1

219
Capítulo V

Como in
ndiqué el lím
mite del acu
uífero en la zona naturral de desca
arga se aso
ocia a
un co
onjunto ma
argo-limoso atribuido al Neógeno, responsab
ble de que h
históricame
ente a
lo larrgo del cauce del río, en
e las proximidades del Hondo de las Fuenttes, comenz
zaran
a bro
otar las agu
uas subterrá
áneas del acuífero
a de Aspe. En diversos
d so
ondeos ubic
cados
en esstos materiales de borrde se han medido niv
veles que ha
an permitid
do caracteriz
zar el
comp
portamiento
o hidrodinám
mico en esta zona de descarga
d (F
Figura 5.12)).

Figurra 5.12. Evo olución piezométrica en n los puntos 11 (acuíferro de Aspe) y 130 (Neó ógeno
indife
erenciado) enn Las Fuenttes; medidass tomadas conc sonda manual
m (izquiierda). Situac
ción y
nivele
es (profundiddad y cota) durante
d julio
o de 2005 enn diferentes puntos
p de la
as formacion nes de
bordee en el secto
or de Las Fueentes (derech ha).

En el punto 130
0 la evolu
ución del nivel pressenta un comportam
miento
caraccterístico de
d un siste
ema kárstico cuya re
espuesta a la precip
pitación es casi
inme ura 5.4). El sondeo 143,
ediata (Figu 1 con similar cota piezométrica que el 130,
estássituado jun
nto al río Tarafa
T en cuyo cauce es posib
ble reconoccer el subs
strato
neóg
geno. Aunqu
ue los niveles en estoss puntos so
on similares a los del acuífero de Aspe,
A
no se
s relaciona
an con éste
e, sino pro
obablemente
e con los manantialess que aparrecen
agua
as abajo de
e dichos so
ondeos, en
n el propio cauce dell río, y que
e justificarían la
respu
uesta observada frente
e a precipittaciones im
mportantes (Figura
( 5.13
3). En efectto, en
esta parte y algunos
a cie
entos de metros
m agua
as abajo, los
l depósittos cuatern
narios
dan colgados respectto al fondo
qued o del cauc
ce excavad
do por el río Tarafa
a, no
enco
ontrándose saturados.. Otra evid
dencia en este senttido se en
ncuentra en
n las
evolu
uciones com
mparadas entre
e los puntos 11 y 130 (Figura 5. 12). El p
primero (acu
uífero
de Aspe)
A presenta una ten
ndencia a la
a recuperac
ción del nive
el que es so
ostenida du
urante
el últtimo periodo y que rep
presenta un
n ascenso medio
m de 0,46 m/año; sin embarg
go, en
el pu
unto 130 (Ne
eógeno) el ascenso medio fue de 0,22 m/año
o.

220
 Hidrogeología del acuífero de Aspe

11 Manantial
La Rafica
(225 m s.n.m.)

143
(232 m s.n.m.)

130
(231,7 m s.n.m.)
LAS FUENTES

Manantial
23 agotado

0 500 m
24

Figura 5.13. Ortofoto del cauce del Tarafa entre Las Fuentes y La Rafíca. Se indica
la posición de los puntos 11, 23 y 24 del acuífero de Aspe; 130 y 143 (Neógeno) y
los manantiales asociados a ellos. Las cotas corresponden a julio de 2005. Imagen
de 2012 (TERRASIT, Generalitat Valenciana).

El contacto del acuífero de Aspe con el acuífero Cuaternario de Novelda se


establece en función de la divisoria piezométrica cuya posición es incierta y variable en
el tiempo. Puntos alejados, incluso 500 m, llegan a presentar niveles similares (Tabla
5.6). El diapirismo que afecta a la depresión del Vinalopó provoca el levantamiento del
substrato en este sector y favorece el establecimiento de un umbral piezométrico. Por
tanto, se considera éste un límite abierto, a partir del cual y hacia el valle del Vinalopó,
es cada vez más frecuente encontrar sondeos que cortaron evaporitas del Triásico
Keuper durante su perforación (puntos 63 y 16, por ejemplo).

221
Capítulo V

Tabla 5.6. Cotas (m s.n.m.) y profundidades (m) del nivel piezométrico en algunas captaciones
del acuífero de Aspe en el sector de Las Fuentes y del Cuaternario de Novelda.
7/2000 7/2001 7/2005

pnp Cota pnp Cota pnp Cota
11 20,2 233,3 19,9 233,6 17,9 235,6

63 32,0 238,2 31,5 238,7 31,8 238,4

65 31,6 235,3 - - - -

84 - - 22,2 232,7 20,8 234,1

89 - - 14,8 235,4

95 15,7 227,6 15,6 227,7

109 19,8 234,6 18,7 235,7

111 21,2 234,6


El dato del sondeo 16 corresponde a octubre de 1995

El Cuaternario de Novelda presenta los gradientes hacia el cauce del río Tarafa
donde se localizan manantiales como la Fuente Barrenas (manantial captado con
galerías), situado a 2 km aguas abajo de la Fuente La Rafica (Figura 5.14). Por tanto,
el río Tarafa formó un eje de drenaje para el acuífero de Aspe y el Cuaternario de
Novelda en este sector.

16 (213,8 m s.n.m.) FUENTE BARRENAS


(205 m s.n.m.)

FUENTE
LA RAFICA

0 1000 m
LAS FUENTES

Figura 5.14. Ortofoto del cauce del río Tarafa entre Las Fuentes y La Fuente Barrenas. Punto
16 (Cuaternario de Novelda) y manantiales asociados a este tramo de cauce. TERRASIT 2012,
Generalitat Valenciana.

222
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

La caracterización del límite del sector de Las Fuentes con el Bloque Meridional
de La Horna se realizó en el capítulo anterior, indicándose la posible conexión
preferentemente a través del entorno del punto 33. Los niveles en los puntos 8 y 33
presentan valores semejantes (Figura 5.4), pudiéndose comprobar también su
similitudcon los puntos 129 y 163 (Tabla 5.7).

Tabla 5.7. Cotas (m s.n.m.) y profundidades (m) del nivel piezométrico en algunas captaciones
del acuífero de Aspe en el sector de Las Fuentes y del Bloque Meridional de La Horna.

4.1.3. FUNCIONAMIENTO HIDRODINÁMICO

La red de flujo se ha obtenido con los datos piezométricos correspondientes


aseptiembre de 2002 y julio de 2005. Para su trazado se utilizó la aplicación
informática ArcGis 9 Así, la figura 5.15 muestra una clara diferencia de gradientes y
flujos entre los sectores oriental y occidental del acuífero durante septiembre de 2002,
que se mantiene en la red de flujo obtenida para julio de 2005 (Figura 5.16).

En Septiembre de 2002, al Oeste (hacia el Alcaná), el flujo presenta dirección y


sentido NW-SE, con gradientes piezométricos muy altos (> 20‰). Sin embargo, el
comportamiento piezométrico de la mitad Este del acuífero es claramente diferente. En
ella, se aprecia una depresión piezométrica en la parte más nororiental de Las Fuentes
hacia el límite con el acuífero Cuaternario de Novelda, donde se obtuvieron valores
piezométricos comprendidos entre 234 y 237 m s.n.m.

223

 Capítulo IV

Figura 5.15. Isopiezas del acuífero de Aspe en septiembre de 2002. Valores en m s.n.m.

Figura 5.16. Isopiezas del acuífero de Aspe en julio de 2005. Valores en m s.n.m.

224
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

La red de flujo para julio de 2005 no presenta diferencias significativas respecto
a la obtenida en septiembre de 2002. La dirección y sentido del flujo son muy similares
en ambas fechas, situándose el nivel piezométrico en Las Fuentes entre 235 y 240 m
s.n.m.

Como muestran las isopiezas la dirección del flujo está condicionada, en gran
medida, por la propia geometría del acuífero y, sectorialmente, por su relación con los
acuíferos de borde. Localmente, este planteamiento general puede verse alterado por
las características hidrogeológicas de los depósitos que conforman el sistema, en
donde la existencia de paleocauces perturbaría de forma notable la dirección general
del flujo.

Durante las últimas décadas del siglo pasado el acuífero todavía se drenaba
fundamentalmente a través del cauce del Tarafa (Pulido Bosch y Padilla, 1986). La
proliferación de sondeos en estos últimos 30 años ha modificado la red de flujo,
favoreciendo la desaparición de los manantiales y desplazando el eje del drenaje hacia
captaciones situadas al Noreste de Las Fuentes, en las proximidades del acuífero
Cuaternario de Novelda.Sin embargo, las extracciones en este sector de Las Fuentes
han provocado la formación de un conoide de bombeos que hace difícil interpretar con
precisión la red de flujo, entre estos dos acuíferos.

Por último, como ya se expuso en el capítulo IV existe una buenaconexión


hidráulica con el Bloque Meridional del acuífero de La Horna, preferentemente a
través del entorno de los puntos 12 y 33, por lo que pueden producirse flujos en ambos
sentidos en función del agrado de explotación. También conviene destacar que no se
puede descartar que de forma localizada se produzca la relación con alguna formación
de borde Uchel-Borisa..

4.2. PARÁMETROS HIDRÁULICOS

Son frecuentes los sondeos realizados en el acuífero de Aspe que han cortado
secuencias de finos (arenas, limos y arcillas) que alternan con pasadas de gravas y
arenas, en donde no se han obtenido caudales significativos, ni siquiera para proseguir
la perforación. Sin embargo, a escasos metros de ellos se obtienen sondeos altamente
productivos, este es el caso de los puntos 17 ó 139. En tal sentido, se comprobó como
el sondeo 84 atravesó 45 m de gravas sin obtener ni siquiera el caudal necesario para
poder perforar, pese a que el nivel piezométrico se encontraba a menos de 20 m de la

225

 Capítulo IV

superficie en el pozo 111. Este hecho se ha puesto de manifiesto en numerosas
perforaciones realizadas en el acuífero de Aspe, como sucedió también en el punto
194 (sector del Tolomó), por ejemplo. Es decir, la conectividad hidráulica entre los
diversos cuerpos transmisivos es muy deficiente, al estar éstos rodeados de una
importante matriz limo-arcillosa.

Puesto que no existen ensayos de bombeo realizados con garantías en este


acuífero, son muy escasos los datos disponibles para poder establecer las
características hidráulicas del mismo. La única forma de poder valorar los parámetros
hidráulicos es a partir de la información obtenida de los caudales de explotación de las
captaciones. Este tipo de datos presenta el inconveniente de que no es frecuente que
la construcción y acondicionamiento de las captaciones sea la adecuada, por lo que
los valores de caudal están afectados por dichas deficiencias. Especialmente, durante
los últimos 20 años se ha impuesto el sistema de rotopercusión con perforaciones en
diámetros pequeños, entubadas de PVC, sin control de obra y que frecuentemente
han hecho complicada la instalación de los propios sondeos. Puede entenderse que
en estos casos las pérdidas de carga atribuidas a factores constructivos y a la
deficiente instalación de las captaciones hacen prácticamente inútiles las valoraciones
de los parámetros hidráulicos de la formación.

El caudal más elevado obtenido en este acuífero parece haber sido de 52 L/s
(sondeo 17), tras una pequeña prueba de bombeo realizada en 1980, que originó una
depresión de 22 m, lo cual supone un caudal específico de 2,4 L/s/m correspondiente
a una transmisividad del orden de 500 m2/día (Pulido-Bosch y Padilla, 1986). Estos
mismos autores citan caudales de 30 a 50 L/s con depresiones de 20 a 30 m en el
entorno del punto 139, correspondiente al pozo Aljau (pozo con galerías). Los
caudales más frecuentes corresponden a sondeos que con apenas 1 ó 2 L/s se agotan
en pocas horas (punto 59, por ejemplo), lo que indica una brusca reducción de las
transmisividades.

El acuífero presenta una gran heterogeneidad, estando las áreas productivas


muy localizadas. A grandes rasgos, y de forma cualitativa, se ha podido establecer que
las mejores características hidráulicas se encuentran en la mitad oriental del acuífero,
sectores del Tolomó y Las Fuentes. Mención aparte debe hacerse del sector de La
Ofra, cuyas captaciones históricas dieron caudales próximos a los 100 L/s, pero como
se indicó, se considera una unidad diferenciada dentro del Cuaternario, que hoy en día
está agotada.

226
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

5. GEOFÍSICA

5.1. PROSPECCIÓN GEOFÍSICA ELÉCTRICA

La disposición geométrica de los materiales del acuífero de Aspe y sus


relaciones con las formaciones de borde se han caracterizado a partir de datos de
prospección geofísica eléctrica resistiva ya existente (Pulido-Bosch y Padilla, 1986) y
otros obtenidos en las campañas de sondeos eléctricos verticales realizadas en este
trabajo. Los veinticuatro SEV realizados en este estudio presentaron valores de AB/2
de 130 m a 370 m y se agruparon en ocho perfiles en los sectores de Alcaná, Ofra y
Tolomó (Tabla 5.8). Así, los perfiles P-I a P-V atraviesan ortogonalmente la rambla del
Tarafa en el sector del Alcaná, prolongándose hasta los depósitos aluviales que
recubren las formaciones de los relieves de La Horna y el Peñón de La Ofra. Los
perfiles P-VI y P-VII se realizaron en los sectores de La Ofra y Tolomó
respectivamente. Por último, el P-VIII sigue la dirección NO-SE desde el Alcaná hacia
el Tolomó. El sector de Las Fuentes fue caracterizado a partir de los datos de Pulido-
Bosch y Padilla (1986) y se corresponde con los SEV números 25 a 40.

Tabla 5.8. Relación de los perfiles de resistividad realizados en el acuífero de Aspe.

Sector acuífero Perfil SEV AB/2 (m)


10 130
P-I 11 160
12 160
1 130
P-II 13 130
14 250
15 190
P-III 16 190
ALCANÁ 17 130
2 130
3 130
P-IV 8 190
23 250
24 370
5 160
P-V 7 190
9 190
4 250
OFRA P-VI 6 160
7 190
18 130
a 19 160
PVII 20 160
21 190
TOLOMÓ b
22 160
5 160
P-VIII 7 190
8 190

227

 Capítulo IV

En la Figura 5.17 se indica la posición de los SEV realizados y de aquellos
sondeos próximos de los que se dispone de información litológica que facilite la
interpretación de los datos eléctricos. Se utilizó el dispositivo Schlumberger simétrico
para realizar los SEV que fueron interpretados utilizando el software IPI2Win
compatible con el sistema operativo Windows. Los perfiles de resistividad obtenidos se
adjuntan en los Anexos.

202
84
111
133 60
90

9
124
19

139
149
44
148
177 184
147 7
146

154 140 195


196 193
202 5
Sondeo y número 46 152 194
135 153
SEV 7

Figura 5.17. Situación de los sondeos eléctricos verticales realizados (SEV 1 a 24) y de otros
de los que se pudo disponer para este trabajo (Pulido-Bosch y Padilla, 1986). También se
indica la posición de diversos puntos de agua.

El objetivo perseguido fue identificar la naturaleza del relleno, diferenciando


entre valores de resistividad elevados que pudieran relacionarse con litologías de
gravas y arenas (paleocauces), de aquellas otras zonas donde se produjera una
disminución importante de la resistividad aparente que indicara una mayor abundancia
de materiales limo-arcillosos.

228
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

En la zona más septentrional del acuífero se realizaron los SEV 10 a 12 que
conforman el P-I. El SEV 12 se localiza próximo al sondeo 133 de cuya columna se
pudo recoger algún resto de perforación del los últimos metros que, a falta de
datación, es asignado al Cretácico Superior (C3). Los valores de resistividad aparente
obtenidos indicarían formaciones del relleno asociadas a conjuntos de arcillas, limos,
arenas y gravas. Los valores más altos de resistividad aparente en la vertical del SEV
11 están indicando la presencia de algún paleocauce desplazado hacia esa posición.
Por último, el SEV 10 presenta resistividades aparentes alrededor de 10 Ω·m a partir
de los 24 m de profundidad, hecho asociado a la presencia de un substrato margoso.
Próximo a él se encuentra un sondeo abandonado (punto 202), probablemente sin
entubar y que atravesó niveles margosos que se relacionan con los valores de baja
resistividad aparente detectados.

El P-II está constituido por tres SEV donde dos de los extremos se realizaron
sobre los depósitos de abanicos aluviales de los relieves de La Horna y el Peñón de
La Ofra. Estos depósitos de ladera parecen algo más potentes en La Ofra que en La
Horna, dando paso en ambos casos a un substrato con valores de resistividad
aparente bastante bajos (<10 Ω·m). El sondeo 60 está próximo al SEV 13 y en él se
cortaron margas a una profundidad menor de 40 m, se reprofundizó porque agotaba
rápidamente el caudal (información oral). Parece probable que el acuífero de Aspe
presente límites cerrados con las formaciones de ambos extremos. Próximo al SEV 1
se ubica el sondeo 9 que cortó una alternancia de finos con algunas pasadas de
gravas y arenas entre 15 y 45 m, donde posiblemente gana el caudal, ya que a partir
de 45 m y hasta el fondo de la perforación (63 m) se cortaron margas.

En el P-III el SEV 15 situado en el centro de la rambla detectó un espesor


importante de materiales con resistividades aparentes muy elevadas que reducían
bruscamente su resistividad a partir de 65 m de profundidad. El sondeo 19 que se
encuentra próximo a este SEV, cortó 50 m de relleno y 20 m finales de margas
(información oral), lo que justificaría los valores de resistividad aparente obtenidos. El
SEV 17 se realizó sobre los depósitos de ladera que se desarrollan en la vertiente SO
de La Horna y alcanzó a una profundidad aproximada de 50 m materiales de
resistividades aparentes muy bajas. El sondeo 124 que se encuentra al NO del SEV
17 y en el límite con los depósitos fluviales, cortó más de 100 m de margas desde la
superficie sin apenas recubrimiento. En este caso, la asignación aquí de un límite
cerrado con La Horna estaría conforme con los datos de resistividad aparente
obtenidos. Sobre los depósitos aluviales del Peñón de La Ofra se localiza el punto 177

229

 Capítulo IV

cuyo nivel piezométrico se situaba en octubre de 2002 a 40 m de profundidad
(información oral); esta profundidad indicaría que los depósitos cuaternarios no
estarían saturados y que el nivel correspondería a los materiales del substrato,
posiblemente cretácicos, cuya resistividad aparente en el SEV 16 es muy elevada
(>400 Ω·m) y que estarían separados del detrítico por niveles margosos cretácicos
(resistividad aparente <10 Ω·m).

En el P-IV se observa un máximo espesor de materiales con valores elevados


de resistividad aparente entre los SEV 8 y 23, coincidiendo con el sector central de la
depresión donde la rambla pudo depositar importantes cantidades de gravas y cantos
de gran tamaño, del orden de 50 a 60 m en las verticales de los SEV 23 y 24;
próximos a éstos se encuentran los sondeos 44 y 148 con el nivel del agua a
profundidades entorno a 50 m. En esta misma zona aparecen otros pozos (146 y 147)
que llegan a alcanzar profundidades de 140 m y cuyo nivel piezométrico es atribuido a
formaciones del substrato.

En el sector de la depresión donde el cauce del Tarafa cambia de dirección y


comienzan las aportaciones del barranco del Tolomó se realizó el P-V. En él se puede
apreciar la preponderancia de finos en el relleno de la depresión. En la vertical de los
SEV 5 y 7 no aparece prácticamente ningún nivel de resistividad aparente que pueda
ser asociado a gravas o arenas. Los puntos 140, 152, 153 y 154 próximos a los SEV
indicados, corresponden a sondeos de más de 140 m de profundidad que no
atravesaron nivel saturado en el relleno y cuyos niveles piezométricos se relacionan
con las formaciones del substrato. Por tanto, esta zona central del acuífero se
caracteriza por una abundante presencia de finos y la ausencia de paleocauces bien
desarrollados que podrían estar emplazados en posiciones más septentrionales,
coincidiendo con el SEV 9 de este perfil o SEV 27 de Pulido-Bosch y Padilla (1986).

El P-VI se realizó en dirección ONO-ESE transversal al desarrollo de los


depósitos de ladera de los relieves de Ors-Enmedio. La mitad oriental de este perfil en
dirección al sector del Tolomó (SEV 6 a 7) presenta rasgos similares al perfil anterior,
con resistividades aparentes medias a bajas (10-25 Ω·m) que estarían de acuerdo con
las características de la columna litológica del sondeo 46 que alcanzó los materiales
del substrato sin cortar niveles permeables, alcanzando una profundidad final de 129
m. Sin embargo, el SEV 4 (sector de La Ofra) muestra una mayor variación de la
resistividad aparente con la profundidad; así, aproximadamente a 50 m se detecta una
capa de resistividad elevada hasta una profundidad de 100 m. Estos materiales

230
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

podrían ser los que aportaran caudal a los sondeos de La Ofra, hoy día abandonados
y con profundidades del nivel del agua de más de 90 m (punto 135).

La interpretación de los SEV 18 a 22 (P-VII) indica una significativa reducción


de la resistividad aparente en sentido SE (hacia Tolomó). Coincidiendo con este perfil
de resistividades se localizan los sondeos 193 a 196. Sus columnas litológicas indican
una abundancia de arcillas y limos con pasadas de gravas y arenas. Los números 194,
195 y 196 cortaron margas ocres entre 60 y 75 m de profundidad. Estas perforaciones
no fueron entubadas al no obtener un caudal significativo.

Los SEV 27 y 31 coincidieron con el cauce de la rambla del Tarafa. En el SEV


27 se obtuvieron resistividades elevadas que fueron interpretadas como una
importante presencia de gravas y cantos de gran tamaño. Sin embargo, en el SEV 31
las resistividades aparentes fueron extremadamente bajas y fueron asignadas a lechos
arcillosos del relleno (Pulido-Bosch y Padilla, op. cit.). En realidad, se ha constatado
que se trata del substrato neógeno de naturaleza limo-arcillosa que se presenta
subaflorante en el lecho de la rambla y que es responsable de los primeros
manantiales, hoy agotados, que comenzaban 500 m aguas abajo de este punto. De
los datos de Pulido-Bosch y Padilla (op. cit.) se deduce que en este sector del acuífero
de Aspe existe un paleocauce desplazado hacia el NO respecto a la posición actual
que ocupa el río Tarafa.

El SEV 37 junto al punto 139 (pozo con galerías), presentó un máximo de la


resistividad aparente que vendría a justificar las características de un detrítico formado
mayoritariamente por gravas y cantos de gran tamaño que son los responsables de los
importantes caudales de este pozo.

Pulido-Bosch y Padilla (op. cit.) obtuvieron hacia el límite con el Cuaternario de


Novelda unos valores mínimos de la resistividad aparente coincidiendo con la posición
del SEV 36. Próximo a éste se encuentran los puntos 84 y 111 de los que ya se indicó
anteriormente la mala conectividad hidráulica entre los cuerpos de gravas y arenas a
consecuencia de la abundancia de limos y arcillas que los envuelven.

En la vertical del SEV 38 se obtuvieron resistividades aparentes muy elevadas


a diferentes profundidades que fueron interpretadas como una posible prolongación de
la sierra de La Horna (Pulido Bosch y Padilla, op. cit.). Efectivamente, se ha
comprobado que el sondeo 149 cortó la serie carbonática de La Horna a partir de una
profundidad de 30 m.

231

 Capítulo IV

Los SEV 38 y 39 detectaron unos niveles muy resistivos que pueden asignarse
a un relleno de gravas y cantos de gran tamaño (Pulido-Bosch y Padilla, op. cit.). Junto
al SEV 39 se sitúa el sondeo 7 de 140 m de profundidad que cortó hasta el metro 60
gran cantidad de gravas y de aquí al fondo del sondeo calizas (información oral). Es
probable que se tratara de calizas margosas con intercalaciones de margas, pues la
resistividad aparente en el SEV 39 descendió notablemente a partir del metro 80.

5.2. TESTIFICACIÓN GEOFÍSICA DE SONDEOS

En mayo de 2003 y noviembre de 2007 se llevó a cabo la testificación geofísica


de diversos sondeos con la finalidad de intentar relacionar los flujos de entrada a las
captaciones con la mineralización y temperatura del agua. En total se realizaron 10
testificaciones, 5 en sondeos del acuífero de Aspe y 5 en puntos ubicados en las
formaciones de los bordes o del substrato con un total de 560 m de columna
testificada (Figura 5.18).

De forma general, la columna de agua testificada en las captaciones del


acuífero de Aspe no presenta variaciones significativas en los valores de CE y T. Sin
embargo, los sondeos 11 y 133 mostraron un descenso importante de la CE del agua
que en el segundo de ellos, además fue acompañado de un aumento de la T. De igual
forma, en ambos sondeos, el flowmeter detectó un flujo de entrada coincidiendo con
los descensos del valor de la CE. El sondeo 133 en la misma fecha fue testificado con
la sonda manual, coincidiendo a grandes rasgos las características de CE y T pero sin
poder constatarse la entrada de agua menos mineralizada. En el sondeo 96 el registro
presenta unos valores de CE y T prácticamente constantes a lo largo de toda la
columna de agua (32 a 78 m de profundidad). Esta perforación cortó
fundamentalmente gravas y arenas hasta alcanzar 120 m de profundidad. Solamente
se entubaron los 80 primeros metros que son los que actualmente tiene el sondeo,
presentando valores de CE en torno a 3000 µS/cm y T entre 19,8 y 20,8 ºC.

En el sector de La Ofra se testificó manualmente el sondeo 135 entre los


metros 92 y 114 sin apreciarse variaciones significativas de la CE ni de la T. La
conductividad eléctrica obtenida presentaba un valor en torno a 2450 µS/cm y la
temperatura osciló entre 20,4 y 20,8 ºC. En el sondeo 46, atribuido a formaciones del
substrato, se testificó la columna de agua también con sonda manual entre los metros
34 y 129. Los valores de CE y T permanecieron casi constantes, alrededor de 1100
µS/cm y 20 ºC respectivamente.

232
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.18. Testificación geofísica de diferentes sondeos del acuífero de Aspe y formaciones
de borde. Se muestra la evolución de la conductividad eléctrica (en rojo) y la temperatura (azul)
en la vertical. Los registros de los sondeos 46 y 135 corresponden a testificaciones con sonda
manual; el 130 se registró manualmente y con equipo automatizado. Los restantes fueron
testificados con el equipo automatizado.

En los materiales de los bordes se testificaron los sondeos 75, 78 y 130, los
dos primeros en el límite Uchel-Borisa y el último en el paraje de Las Fuentes. Éste se
testificó con el equipo automatizado en mayo de 2003 y con sonda manual en
noviembre de 2007. El sondeo 75, con una profundidad total de 57 m, apenas
presentaba 11 m de columna de agua; la CE aumentó de 4400 a 5200 µS/cm y la T se
encontraba en torno a 18 ºC. En el número 78 se registraron 108 m hasta una
profundidad de 159 m; la CE osciló entre 3200 y 3500 µS/cm y la T aumentó de 20,8 a
22,6 ºC. Como se puede comprobar las columnas testificadas en los sondeos de
Uchel-Borisa apenas presentaban variaciones significativas en la mineralización del
agua.

233

 Capítulo IV

El registro automático en el sondeo 130 se realizó entre los metros 19 y 77
hasta alcanzar el fondo de la perforación. Los valores de CE y T al inicio del registro
indican 2400 µS/cm y 19 ºC respectivamente. Al alcanzar los 25,5 m de profundidad la
CE desciende hasta 400 µS/cm y la T aumenta a 25 ºC. Estas variaciones coinciden
con un entrada de agua detectada con la sonda flowmeter entre 25,5 y 26,5 m. El
descenso brusco de la CE en este punto se relaciona con la entrada de agua que
circularía por los niveles más karstificados atribuidos a los materiales de borde en el
sector de Las Fuentes y estaría asociado a los tramos más productivos de estas
formaciones que, a su vez, presentan una menor mineralización del agua. La CE en
los últimos metros de la testificación alcanza valores de 3700 µS/cm y la T permanece
prácticamente constante al registrarse 19,5 ºC. Como se puede apreciar en la figura
anterior, el registro realizado con la sonda manual en noviembre de 2007 no evidenció
ningún cambio significativo en los valores de CE y T.

6. HIDROGEOQUÍMICA

6.1. SISTEMÁTICA DEL MUESTREO Y ANÁLISIS

El seguimiento hidrogeoquímico realizado siguió las mismas pautas que el


expuesto para el acuífero de La Horna. Se realizó la toma de muestras durante tres
años consecutivos, del 2000 al 2002, que fueron completados con dos campañas
posteriores (2005 y 2007).

Se estableció una red hidrogeoquímica en el acuífero de Aspe de 19 puntos


fijos, a los que se incorporaban algunos otros ocasionalmente. También se analizaron
las aguas de captaciones ubicadas en acuíferos contiguos al de Aspe o que estuvieran
en relación directa con éste. El número de puntos muestreados, así como el número
de muestras y las fechas en las que se realizaron los muestreos se indicó en el
capítulo anterior (Tabla 4.1). También fueron ya expuestos el procedimiento de toma
de muestra, las determinaciones realizadas en el laboratorio o el tratamiento de los
datos hidrogeoquímicos.

Las principales características químicas de la lluvia en la zona de estudio ya


fueron indicadas y refieren datos para la estación de Pinoso (Carratalá, 1993; in
Andreu, 1997); la facies es bicarbonatada cálcica, con una conductividad media de 55
S/cm y un pH de 7,07.

234
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

6.2. FACIES HIDROGEOQUÍMICAS

Los resultados de los análisis de las muestras de agua correspondientes a Julio


de 2005 se han representado en diagramas de Piper, Schöeller-Berkaloff (Figuras 5.19
a 5.22) y Stiff modificado (Figura 5.23 y 5.24). Estas representaciones han permitido
caracterizar la facies y observar la evolución de las distintas composiciones químicas
del agua de este acuífero y de las formaciones de borde.

Figura 5.19. Diagramas de Piper (izquierda) y Schöeller-Berkaloff (derecha) para las aguas del
acuífero de Aspe (Julio de 2005). En el sector A se incluyen más del 75% de las muestras
analizadas. El conjunto de todas las muestras queda comprendido en el área B. En el diagrama
de Schöeller-Berkaloff con línea punteada el sector A. El punto P corresponde a la lluvia media
en el área de estudio (Carratalá, 1993; in Andreu, 1997).

La mayor parte de las aguas de este acuífero quedan claramente agrupadas en


el diagrama de Piper (sector A), presentando más de la mitad de las muestras de julio
de 2005 una facies clorurada sódico-cálcica. Las aguas cloruradas representan el 96%
de las muestras y el resto son del tipo clorurada-sulfatada. En el caso de los cationes
predominan las facies mixtas: sódico-cálcicas (58%), cálcico-sódicas (12%) y sódico-
magnésica (15%); el 15% restante presenta una facies sódica. Como se indicó
anteriormente, la lluvia media en la estación de Pinoso (1989-1991) es del tipo
bicarbonatado cálcico con elevadas proporciones de bicarbonatos, sulfatos y calcio
(Carratalá, op. cit.).

En el diagrama de Schöeller-Berkaloff se aprecia que la variación en el


contenido de sodio en las aguas de este acuífero es especialmente significativa,
presentándose valores mínimos próximos a 6 meq/L en el sector de Las Fuentes
235

 Capítulo IV

(punto 24) y máximos entre 50 y 35 meq/L en el límite con las formaciones de Uchel-
Borisa, entre los puntos 59 y 115 respectivamente. Probablemente estos sondeos
cortan los materiales de las formaciones de borde, por lo que sus aguas incorporan
parte de las sales de aquellos terrenos. En principio, no se puede descartar que exista
de forma natural una comunicación entre el acuífero de Aspe y algunos sectores
permeables de Uchel-Borisa, aunque de forma general se ha identificado a éste como
un límite cerrado.

Por el contrario, el bicarbonato es el ion que presenta el menor coeficiente de


variación (18%) estando sus concentraciones comprendidas entre 3 y 6 meq/L. Los
máximos están nuevamente muy marcados en el sector de Uchel-Borisa, coincidiendo
con los puntos 59 y 115. Por el contrario, las menores concentraciones se encuentran
distribuidas de forma muy uniforme por todo el acuífero.

A la vez se analizaron aguas de captaciones ubicadas en las formaciones


acuíferas adyacentes al acuífero de Aspe con la finalidad de comparar sus
composiciones para caracterizar la naturaleza abierta o cerrada de estos límites que,
en ocasiones, las piezometrías no permitían identificar con claridad. En general, se
observa que los acuíferos de borde (La Horna, Uchel-Borisa y Cuaternario de Novelda)
presentan aguas más mineralizadas que las del detrítico de Aspe (Figura 5.21).


Figura 5.20. Diagramas de Piper (izquierda) y Schöeller-Berkaloff (derecha) para algunas
muestras de agua de las formaciones de borde en Julio 2005. Unidad inferior de La Horna
(131), Bloque Meridional de La Horna (86), Peñón de la Ofra (83), Uchel-Borisa (78 y 105) y
Cuaternario del Novelda (109). El sector sombreado, en ambos diagramas, comprende las
muestras del acuífero de Aspe.

236
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Se aprecia que en algunos casos las aguas presentan valores de
concentración bastante acordes con la composición del acuífero de Aspe. Este es el
caso de los sondeos 83 (Peñón de la Ofra) y 86 (Bloque Meridional de La Horna). En
el primer caso es probable que el sondeo capte los niveles aluviales antes de alcanzar
los materiales carbonáticos en profundidad. En el segundo, el sondeo se encuentra en
un límite abierto con el detrítico de Aspe como se caracterizó en el capítulo anterior.

Algunos sondeos alcanzan profundidades de entre 120 y 140 m y


probablemente capten formaciones pleistocenas o incluso pliocenas, cuyas aguas
frecuentemente presentan menor mineralización que las del acuífero de Aspe (Figura
5.21).


Figura 5.21. Diagramas de Piper (izquierda) y Schöeller-Berkaloff (derecha) para las aguas de
sondeos que captan niveles del substrato en julio 2005. El sector sombreado, en ambos
diagramas,corresponde al total de las muestras del acuífero de Aspe.

No parece éste un hecho localizado, pues en el sector de Las Fuentes las


aguas de algunos sondeos que cortaron el substrato que se encuentra aflorando en el
propio cauce del río, también presentaron valores de mineralización por debajo de los
valores de las aguas del acuífero de Aspe. Así, se puede comprobar que el agua del
punto 145 presenta una facies hidrogeoquímica similar a la del acuífero de Aspe pero
con un grado de mineralización considerablemente menor (Figura 5.22). No obstante,
otras captaciones próximas presentaron contenidos elevados de sales (puntos 105 y
130). Éstos se hallan en el límite cerrado donde se localizaban parte de los
manantiales, hoy en día agotados, que representaban la descarga natural del acuífero
de Aspe.

237

 Capítulo IV

Figura 5.22. Diagramas de Piper (izquierda) y Schöeller-Berkaloff (derecha) para las aguas del
substrato (130 y 145) y formaciones de borde (105) en el sector de Las Fuentes durante Julio
2005. El sector sombreado, en ambos diagramas corresponde al total de las muestras del
acuífero de Aspe.

Variabilidad espacial del quimismo

El agua del acuífero de Aspe presenta una composición química bastante


similar en toda su extensión, en la que la facies clorurada sódico-cálcica es
predominante (Figuras 5.23 y 24). Sin embargo, se aprecia un grado de mineralización
diferente entre unos sectores y otros del acuífero. En ocasiones, es difícil relacionar el
descenso de la salinidad del agua con un hecho diferencial en el propio detrítico de
Aspe, ya que la existencia de materiales permeables en profundidad ha favorecido la
mezcla de aguas en aquellos sondeos que cortaron estos últimos. Sondeos como el
46, 47, 114, 152 ó 153 alcanzaron profundidades mayores de 120 m y cortaron estos
materiales del substrato, atravesando el detrítico sin cortar tramos con permeabilidad
suficiente para ganar caudal. En otras ocasiones, como en el caso de los sondeos 146
y 147, los materiales detríticos superiores aportaron caudal suficiente para dar lugar a
una mezcla de aguas.

238
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.23. Diagramas de Stiff modificado de las aguas de la mitad occidental del acuífero de
Aspe (Julio 2005). Las muestras 30 y 60 corresponden a formaciones de borde de La Horna.

Uno de los parajes de mayor quimismo se encuentra en el sector del Alcaná,


próximo al punto 60 de los niveles paleocenos. Éstos presentan una elevada
mineralización que podría relacionarse con la que se detecta en el cuaternario de
Aspe. Sin embargo, el tipo de agua y el grado de mineralización entre los puntos 15 y
19 permanece invariable, sin que se puedan reconocer entradas desde los materiales
kársticos de La Horna hacia el detrítico de Aspe.

A pesar de que los sondeos 135 y 141 están emplazados en terrenos


diferentes no muestran diferencias composicionales significativas respecto a las del
resto del acuífero(Figura 5.23), sin embargo, entre ambos puntos existe un salto
piezométrico de alrededor de 50 m que permite distinguir a La Ofra como un sector
diferenciado dentro del acuífero de Aspe. Es probable que no sean tan diferentes los
materiales que están siendo lavados en ambos sectores; sin embargo, bien por
diferencias deposicionales o por la existencia de una falla en este borde de la

239

 Capítulo IV

depresión, los sectores de La Ofra y Tolomó quedan desconectados. La presencia de
Triásico Keuper en superficie, a escasa distancia de estos puntos, apoyaría está última
posibilidad.

Figura 5.24. Diagramas de Stiff modificado de las aguas de la mitad oriental del acuífero de
Aspe (Julio 2005). Los puntos 95 y 109 corresponden al acuífero Cuaternario de Novelda y el
145 al substrato neógeno en la zona de antiguos manantiales. Del 105 no se conoce la
columna atravesada.

La muestra de agua del punto 7 presenta una facies hidrogeoquímica


claramente clorurada sódica muy similar a las aguas de La Horna o de los límites de
Uchel-Borisa (punto 78), que difiere algo del resto de aguas del detrítico. Durante la
perforación de este sondeo se cortaron gravas desde la superficie hasta 60 m de
profundidad y desde aquí, hasta el fondo, 80 m de calizas. Por tanto, es probable una
mezcla de aguas en su columna dinámica. Los datos geofísicos de resistividad

240
Hiidrogeología ddel acuífero dee Aspe 

aparente indica
an que el su
ubstrato pu
uede corres
sponder a niveles
n de ccalizas y ca
alizas
gosas (SEV
marg V 39). Como
o no se disp
pone de infformación sobre
s las lito
ologías corttadas
durante la perfo
oración, no se pueden atribuir los
s materialess carbonáticcos a una u otra
forma
ación de bo
orde.En el sector
s de La
as Fuentes
s, en genera
al, se prese
entan aguas
s algo
meno
os mineralizzadas que en el resto
o del acuífe
ero, puntos 24, 33 ó 167, por eje
emplo
(Tabla 5.9). No
o obstante, aparecen otras muestras (12, 103 y 110) con un mayor
m
enido salino
conte o que no permiten
p esstablecer co
on claridad un modelo
o de distribución
espa
acial. El son
ndeo 24 pro
obablemente
e cortó matteriales carb
bonáticos d
del substrato
o que
mezcclarían sus aguas con las del acu
uífero de As
spe. Se deb
be considerrar la proxim
midad
de esste punto al río Tarafa, en cuyo ca
auce afloran materiales neógenoss. Por otra parte,
p
la prresencia de evaporíta
as triásicass en el su
ubstrato de
el acuífero Cuaternariio de
Nove
elda se hace patente en
e la compo
osición del agua
a (punto
o 109).

El Triásico Keuperr se encue


entra exten
ndido por la
a región y ha podido
o ser
consstatado de forma
f puntu
ual en dive
ersos lugare
es próximoss a los límittes del acu
uífero.
De esta
e forma es
e frecuente encontrarr elevadas mineralizacciones en la
as aguas qu
ue se
localizan en lass formacione
es de borde o en los sondeos de
el propio accuífero de Aspe,
A
pendientem
indep mente de que
q los ma
ateriales ev
vaporíticos estén o no presente
es en
supe
erficie (Figurra 5.25).

Fiigura 4.25. Diagramas


D d Stiff modifficado de las
de s aguas de algunos
a acuííferos de borrde
re
especto al accuífero de Asspe para julio
o de 2005. Acuífero Cuatternario de N
Novelda (109 9) y
accuíferos del límite
l Uchel-Borisa (57, 74,
7 78 y 105)).

241

 Capítulo IV

6.3. VARIACIONES ESPACIALES Y TEMPORALES

6.3.1. PARÁMETROS NO ESPECÍFICOS

Conductividad eléctrica

Los valores medios de CE de las aguas de este acuífero se recogen en la


Tabla 5.9, diferenciando entre el total de las muestras analizadas y las
correspondientes al sector de Las Fuentes; también se recogen los valores para los
puntos más próximos del Cuaternario de Novelda. El análisis más detallado de estos
datos se realizó en el capítulo anterior.

Tabla 5.9. Estadísticos de la CE del acuífero de Aspe y del sector próximo del Cuaternario de
Novelda (1998/2008). Se incluyen algunos datos analíticos anteriores a este trabajo. N =
número de determinaciones;  (desviación típica); CV (coeficiente de variación, %). Valores de
la CE en S/cm.

Acuífero de Aspe Acuífero de Aspe Cuaternario de


Estadísticos
(Total) (Fuentes) Novelda
N 181 80 31
Media 3148 2887 4305
Percentil 25% 2384 2105 2800
Mediana 3010 2600 4080
Percentil 75% 3510 3243 5070
Máximo 7310 6530 8180
Mínimo 1000 1612 1340
 1199 1089 2000
CV 38 38 46

La mineralización del agua del acuífero de Aspe presenta de forma localizada


máximos o mínimos muy marcados que reflejan la conexión con acuíferos de borde o
la proximidad de materiales evaporíticos (Figura 5.26). Las formaciones subyacentes
pueden presentar aguasmenos mineralizadas que el detrítico de Aspe, cómo en el
caso del punto 114 por ejemplo. En otras ocasiones el contenido en sales será mayor
en el acuífero inferior, que podría corresponderse con las formaciones acuíferas de
borde que estarían dispuestas de forma directa bajo el relleno de la depresión (punto
7) o habrían sido captadas al atravesar algún tramo de baja permeabilidad, puntos 24
ó 147, entre otros.

242
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.26. Conductividad eléctrica del agua del acuífero de Aspe


(septiembre de 2002). Los valores máximos se obtuvieron en los puntos 59
(6750 µS/cm) y 84 (6530 µS/cm); los mínimos en los puntos 24 (1880
µS/cm), 33 (1910 µS/cm) y 144 (1770 µS/cm).

En el sector de Las Fuentes se observan tres evoluciones diferenciadas de la


CE. En primer lugar se identifican las aguas menos mineralizadas hacia el sector de
los manantiales agotados (puntos 23 y 24); en segundo lugar, las mayores CE se
detectan hacia la confluencia con el Cuaternario de Novelda (punto 84) y, por último,
una posible comunicación con el Bloque Meridional en torno a los puntos 8 y 33.

Curva de distribución de la frecuencia de la conductividad eléctrica

Para el conjunto de muestras del acuífero de Aspe la conductividad eléctrica


presenta una distribución de frecuencias que manifiesta un carácter unimodal con una
asimetría positiva (Figura 5.27), encontrándose el 25% de las muestras comprendidas
en el intervalo entre 3 y 3,5 mS/cm. El diagrama de frecuencia relativa para el sector
de Las Fuentes también presenta un carácter unimodal con asimetría positiva, donde
el intervalo con conductividades eléctricas comprendidas entre 3 y 3,5 mS/cm recoge
tan sólo el 15% de las muestras. Por otra parte, las muestras que presentaron CE

243

 Capítuulo IV

meno
ores de 2 mS/cm
m sign
nifican el 12% para ell conjunto de
d todas la
as muestras
s y el
20% para el se
ector de La
as Fuentes; es decir, el agua en
n el sector de Las Fue
entes
enta valores de minera
prese alización sig
gnificativam
mente meno
ores que loss obtenidos
s para
el co
onjunto de to
odas las mu
uestras del acuífero de
e Aspe.

Figurra 5.27. Diiagramas de e frecuencia


a relativa de
d la conductividad elléctrica del agua
subte
erránea dura
ante el períod
do 1998-200
08 para el co
onjunto del accuífero de Aspe y el sec
ctor de
Las Fuentes.
F N = número de datos; M = media;
m CV = coeficiente de
d variación.

Temperatura

La temperatura media del agu


ua subterrán
nea obtenid
da para el a
acuífero de Aspe
en el
e período de
d estudio es de 19,7
7 ºC, observándose una
u diferencia con el valor
mediio del secttor de Las Fuentes de
d 0,1 ºC (Tabla 5.10). La tem
mperatura media
m
obten
nida para la
as muestrass del acuífe
ero de Nove
elda es de 19,7
1 ºC; porr tanto, a effectos
práctticos se pue
ede considerar que las aguas de
e las formacciones detrííticas de la zona
de esstudio prese
entan la missma T.

La temp
peratura dell agua subtterránea en
n el acuíferro de Aspe
e es inferiorr a la
temp
peratura me
edia anual del
d área de recarga má
ás un increm
mento de 4 ºC y el aum
mento
de la
a temperatu
ura correspo
ondiente al gradiente geotérmico,
g que para e
esta zona estará
e
acord
de con pro
ofundidadess de extraccción meno
ores de 50 m. En co
onsecuencia
a, las
agua
as del acuíffero de Aspe son de tipo ortote
ermal (Schö
öeller, 1962
2). Las may
yores
profu
undidades de
d extracció
ón se han registrado
r en
e el sectorr del Tolomó
ó, en torno a los
punto
os 54 y 73.

244
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Tabla 5.10. Estadísticos de la T (ºC) del acuífero de Aspe y del Cuaternario de Novelda
(1998/2008). N=número de determinaciones;  (desviación típica); CV (coeficiente de variación,
%).

Acuífero de Aspe Acuífero de Aspe Cuaternario de


Estadísticos
(Total) (Fuentes) Novelda
N 181 80 31
Media 19,7 19,8 19,7
Percentil 25% 19,3 19,5 19,5
Mediana 19,8 20,0 19,7
Percentil 75% 20,4 20,5 20,0
Máximo 22,2 22,0 21,5
Mínimo 15,8 15,9 17,4
 1,1 1,1 0,8
CV 5,8 5,3 3,8

Mención aparte son las profundidades del nivel piezométrico en los sondeos
asignados a los materiales del substrato; en ellos las profundidades alcanzan valores
en torno a 80 m en el sector de los puntos 47 y 147, hasta llegar a superar los 109 m
de profundidad en el punto 153 en julio de 2005. En estos puntos la temperatura del
agua suele ser de entre 21 y 22 ºC y correspondería a los valores más altos del
conjunto de aguas analizadas en Aspe. Se decidió incluir estos puntos en el mapa de
isotermas para septiembre de 2002 con la finalidad de poner de manifiesto en que
forma la distribución de la temperatura en el agua del acuífero de Aspe estaba
condicionada por las muestras del substrato (Figura 5.28).

Figura 5.28. Temperatura (ºC) del agua del acuífero de Aspe (septiembre de 2002).

245

 Capítulo IV

pH

El pH obtenido para el conjunto de las aguas del acuífero de Aspe ha oscilado


entre 6,96 y 7,92 resultando un valor medio de 7,32 (Tabla 5.11). Los resultados
estadísticos no reflejan diferencias significativas entre los valores de este parámetro
en las aguas de este acuífero.

Tabla 5.11. Estadísticos del pH para el total de las muestras y el sector de Las Fuentes en el
acuífero de Aspe. También se incluyen los valores para los puntos próximos del Cuaternario de
Novelda (1998/2008). N = número de determinaciones;  (desviación típica); CV (coeficiente de
variación, %).

Acuífero de Aspe Acuífero de Aspe Cuaternario de


Estadísticos
(Total) (Fuentes) Novelda
N 181 80 31
Media 7,32 7,32 7,29
Percentil 25% 7,23 7,22 7,14
Mediana 7,29 7,28 7,22
Percentil 75% 7,40 7,42 7,30
Máximo 7,92 7,92 8,41
Mínimo 6,96 6,96 6,94
 0,14 0,16 0,31
CV 1,9 2,2 4,2

El pH en las aguas del acuífero Cuaternario de Novelda se encuentra


generalmente por debajo del obtenido para Aspe, a excepción del agua del punto 63
que siempre registró los máximos valores del conjunto de todos las muestras
estudiadas. En caso de no considerar este punto en el análisis estadístico, el
coeficiente de variación obtenido en Novelda sería inferior al del sector de Las Fuentes
y el pH máximo registrado alcanzaría un valor de 7,57; es decir, no llega a
evidenciarse un carácter básico del agua en este sector del Cuaternario de Novelda.
Sin embargo, en el acuífero de Aspe sí se dan muestras con carácter claramente
básico en torno al sondeo 33 que podrían interpretarse por mezcla con aguas
procedentes de rocas carbonáticas (Bloque Meridional). En concreto, en La Horna el
pH máximo se registra en el punto 8 cuya relación piezométrica con el punto 33 del
acuífero de Aspe se puso de manifiesto en el capítulo anterior.

246
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

6.3.2. CONSTITUYENTES MAYORITARIOS

Las composiciones medias del agua en el acuífero de Aspe, en el sector de Las


Fuentes de éste último y en el Cuaternario de Novelda se muestran en la Tabla 5.12.
En general, se puede afirmar que aquellos iones que influyen notablemente en la
mineralización del agua siguen el mismo patrón de distribución espacial que se
observó para la conductividad eléctrica.

Tabla 5.12. Media, valores extremos y coeficiente de variación (CVde las concentraciones de
los iones mayoritarios de los acuíferos investigados (1998/2008). Se incluyen algunos datos
analíticos anteriores a este trabajo. Concentraciones en meq; CV en %; N = número de
determinaciones.

Acuífero Estadísticos Cl- Na+ K+ SO4= Ca2+ Mg2+ HCO3- NO3-

Media 20,0 16,1 0,14 8,6 8,8 8,2 3,9 1,7


Acuífero de Máximo 56,1 54,9 0,39 31,8 22,5 24,0 6,4 4,9
Aspe
(N = 181) Mínimo 4,3 5,5 0,05 1,8 3,4 2,0 2,5 0,2
CV 46 55 44 53 31 42 18 43
Media 18,5 13,4 0,12 7,5 9,1 7,7 3,6 1,4
Las Fuentes Máximo 45,1 27,6 0,24 16,0 22,5 18,3 5,1 4,9
(N = 80) Mínimo 8,3 6,3 0,07 3,8 5,0 3,7 2,5 0,5
CV 46 40 29 39 37 40 12 48
Media 29,7 23,5 0,16 14,4 12,4 11,8 3,7 1,4
Cuaternario Máximo 55,9 45,3 0,25 35,0 22,5 25,2 5,9 2,0
de Novelda
(N = 29) Mínimo 11,7 11,0 0,06 4,9 4,1 4,0 1,1 0,6
CV 46 50 28 64 38 50 23 28

A continuación, se describe de forma sintética la variabilidad espacial que


presenta el agua del acuífero de Aspe respecto al contenido de los principales iones.
No he contemplado de forma deliberada los valores de aquellos puntos que fueron
asignados al substrato, pues alguno de ellos representa aguas de mezcla (47, 114,
146 ó 147) y otros son claramente el agua de las formaciones subyacentes (puntos 46,
153 ó 154).

Ion bicarbonato

El contenido de este ion en el acuífero se mantiene constante, de forma que no


se aprecian variaciones considerables, ni en cantidad ni en su distribución espacial.
Las concentraciones oscilan entre 200 y 300 mg/L y corresponden a valores que

247

 Capítulo IV

podrían ser considerados normales para este tipo de acuíferos detríticos. Cabe
destacar que es el parámetro que presenta el menor coeficiente de variación de todos
los analizados y que los valores medios y extremos son similares.

En la figura 5.29 se representa la variación espacial del contenido de


bicarbonato en las aguas del acuífero de Aspe en septiembre de 2002. Los menores
contenidos para este ion estén en relación con el límite del Bloque Meridional de La
Horna, encontrándose los máximos en el borde Uchel-Borisa.

Figura 5.29. Distribución de la concentración del ion bicarbonato en las


aguas del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Ion sulfato

De forma sostenida en el tiempo, los sulfatos presentan una distribución que


marca unos mínimos con concentraciones menores de 300 mg/L en la franja central
del sector oriental del acuífero, estando esta distribución en consonancia con la
observada para la conductividad eléctrica. Cabe destacar el máximo absoluto
localizado hacia el sector SE próximo al límite de Uchel-Borisa, donde en el sondeo 59
casi se alcanzan 1000 mg/L de SO4= en julio de 2001. Las concentraciones menores
adquieren valores siempre inferiores a 200 mg/L (punto 24, por ejemplo),

248
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

encontrándose la mayor parte del acuífero dentro del intervalo comprendido entre 200
y 400 mg/L.

Las aguas del acuífero de Aspe en septiembre de 2002 muestran valores


máximos de sulfatos hacia la parte septentrional del acuífero (Alcaná) y en su borde de
Uchel-Borisa (Figura 5.30). Como se observa, en una parte importante de la superficie
central del acuífero y en buena parte del sector de Las Fuentes, este ion presenta
concentraciones entre 300 y 400 mg/L, llegando en algunos casos a valores inferiores
a éstos. El límite con el Bloque Meridional muestra nuevamente una posible
interrelación entre ambos acuíferos. Los valores máximos del Alcaná y Uchel-Borisa
se asocian a flujos que están lavando terrenos evaporíticos y que provienen de los
sectores al Norte del área de estudio o del barranco del Tolomó, donde existen
afloramientos importantes de Triásico Keuper.

Figura 5.30. Distribución de la concentración del ión sulfato en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Ion cloruro

La presencia de este ion en el acuífero se correlaciona fuertemente con la


distribución que presenta la conductividad eléctrica durante el periodo de estudio. Las

249

 Capítulo IV

concentraciones mínimas se localizan en los sectores en los que se ubican los
sondeos 24 y 33, no llegando en ningún análisis a superar los 400 mg/L.

Al igual que para los sulfatos, los valores de concentración de cloruros en las
aguas del acuífero de Aspe durante Septiembre de 2002 muestran un patrón de
dilución desde los sectores al Norte del Alcaná y el barranco del Tolomó hacia el
sector de Las Fuentes (Figura 5.31). Los valores mínimos aparecen en los sectores de
menor mineralización del agua, coincidiendo con la zona central del sector de Las
Fuentes y hacia la zona de descarga natural.

Figura 5.31. Distribución de la concentración del ion cloruro en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Al aproximarse al límite con el Cuaternario de Novelda el contenido de este ion


crece de forma importante, a la par que la mineralización del agua. La influencia del
las evaporitas triásicas de la depresión del Vinalopó se hace evidente, habiéndose
detectado en sondeos próximos a este límite.

250
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Ion nitrato

El contenido de nitratos en las aguas del acuífero de Aspe durante el período


de estudio puede considerarse elevado, estando comprendidos entre 35 mg/L en el
sector de Las Fuentes (punto 24) y 301 mg/L en el límite con el acuífero Cuaternario
de Novelda (punto 111). Todo apunta que estas cantidades están relacionadas
mayoritariamente con actividades agrícolas que históricamente han venido
desarrollándose sobre el acuífero, aunque puntualmente no se puede descartar otras
fuentes de origen como las aguas residuales de las viviendas diseminadas sobre la
superficie del acuífero.

De forma evidente los máximos valores de nitratos se registran en el sector del


Alcaná (Figura 5.32), donde la actividad agrícola durante el último cuarto del siglo
pasado aportó cantidades muy importantes de fertilizantes nitrogenados. Al igual que
para otros componentes las concentraciones menores se dan hacia el Bloque
Meridional y la antigua zona de descarga de Las Fuentes. En este caso no se define
un patrón claro de distribución de contenidos en las aguas del acuífero, sino que como
cabría esperar, es la actividad agrícola la que controla la mayor o menor concentración
en función de los hábitos de cultivo.

Figura 5.32. Distribución de la concentración del ion cloruro en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

251

 Capítulo IV

Respecto a las muestras de los puntos cuyas aguas se asignan a los niveles
del substrato cabe indicar que los valores en algún caso marcan claramente una
diferencia con los contenidos del detrítico superior (puntos 46, 153 y 154) y en otras
ocasiones de la mezcla de aguas resultan valores altos (puntos 47, 114, 146 y 147).
En la Tabla 5.13 se indican los contenidos de nitratos obtenidos para las muestras de
agua de estos sondeos en diferentes fechas.

Tabla 5.13. Contenido en nitrato para las muestras de agua de diferentes puntos sobre el
acuífero de Aspe que cortan a formaciones del substrato (1998-2008). Concentraciones en
mg/L.

Fecha 46 153 154 47 114 146 147

9/2002 - - 72 66 - -
7/2005 15 20 74 75 135 142
8/2007 19 18 21 90 - 149 142

Los sondeos 146 y 147 marcan máximos que están en consonancia con zonas
agrícolas que son sometidas a fuertes enmiendas con fertilizantes nitrogenados. En
este sentido, en los puntos 44 y 148, muy próximos a los anteriores, registraron en las
mismas fechas concentraciones de 177 mg/L, que ponen de manifiesto el uso abusivo
de fertilizantes nitrogenados en algunas explotaciones. Monllor (2006) obtuvo para
algunos sectores valores medios de aplicación tres veces superiores a las
recomendaciones teóricas.

Ion calcio

A diferencia de otros iones el calcio presenta un mínimo absoluto (80 mg/L) en


el sector occidental del acuífero, localizándose un mínimo relativo en el sector oriental,
hacia la zona de Las Fuentes (Figura 5.33). Los valores máximos, al igual que ocurre
con la mayoría del resto de iones, aparecen hacia los límites con relieves de La Horna
(200 mg/L) y Uchel-Borisa (216 mg/L), así como hacia el detrítico del Vinalopó (450
mg/L).

252
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.33. Distribución de la concentración del ion calcio en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Como refleja la figura 5.33, de forma general los mayores contenidos de calcio
están asociados a sectores del acuífero donde los contenidos de sulfatos son
elevados, aunque no siempre ocurre así. El sector del Alcaná hacia La Horna y el
límite con el Cuaternario de Novelda sí presentan las concentraciones más altas de
calcio en el acuífero; sin embargo, no sucede así en el borde de Uchel-Borisa.

Ion magnesio

El contenido en magnesio de las aguas subterráneas está comprendido entre


56 y 224 mg/L. En cuanto a la distribución espacial del contenido de este ion durante
septiembre de 2002, cabe destacar que en la mayor parte del sector oriental del
acuífero los valores están comprendidos entre 75 y 100 mg/L, incrementándose éstos
de forma rápida hacia los límites con los relieves de Uchel-Borisa y detrítico del
Vinalopó (Figura 5.34). Las concentraciones en el sector occidental se sitúan
mayoritariamente por encima del valor de 100 mg/L.

253

 Capítulo IV

Figura 5.34. Distribución de la concentración del ion magnesio en las


aguas del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Ion sodio

El agua de este acuífero presenta contenidos de sodio entre 158 mg/L (punto
24) y 1262 mg/L (punto 59). Tal y como cabría esperar las concentraciones de sodio
siguen una distribución similar las que presentan el ion cloruro y la conductividad
eléctrica del agua. La figura 5.35 muestra la distribución espacial del ion sodio en
septiembre de 2002 en las aguas de este acuífero. En el sector oriental, hacia la
antigua zona de descarga, es posible identificar una banda central con menor
concentración, alrededor de 300 mg/L, que alcanzan mínimos inferiores a 200 mg/L. A
ambos lados de esta franja crece la concentración de este ion. Por su parte, el sector
occidental del sistema muestra valores siempre por encima de 300 mg/L. Este mismo
patrón de distribución se observa en todas las campañas de calidad realizadas.

254
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.35. Distribución de la concentración del ión sodio en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

Ion potasio

Los contenidos de potasio en el acuífero son relativamente pequeños, siendo


inferiores a 10 mg/L en casi la totalidad de los puntos salvo en los sondeos 59 y 115
próximos al límite de Uchel-Borisa en los que se alcanzan valores entre 10 y 15 mg/L.
En la mitad oriental existen dos zonas bien definidas con valores extremos: Las
Fuentes (3 mg/L) y Tolomó (9 mg/L). Por su parte, la mitad occidental presenta
concentraciones entre 6 y 9 mg/L. En general, se observa una tendencia creciente
hacia los límites de Uchel-Borisa y detrítico del Vinalopó. Por consiguiente, de forma
general, la distribución espacial del contenido de potasio sigue la pauta de la
mineralización del agua en el acuífero.

No obstante, la agricultura intensiva de la zona ha utilizado durante décadas


fertilizantes ternarios o binarios que combinan en diferentes proporciones nitrógeno
con fosforo y potasio, constituyendo una fuente adicional de este elemento (Monllor,
2006). Por tanto, no se puede descartar que los valores más altos de potasio deban
relacionarse con un doble origen, sales evaporíticas por una parte y lixiviado del suelo
agrícola por otra.

255

 Capítulo IV

Figura 5.36. Distribución de la concentración del ión potasio en las aguas


del acuífero de Aspe durante septiembre de 2002.

6.3.3. PRESIÓN PARCIAL DE CO2

Al igual que en el acuífero de La Horna, en este caso se utilizó el código


PHREEQC (Parkhurst y Appelo, 1999) para obtener los valores de PCO2 para las
muestras recogidas en el periodo de estudio. En el análisis no se incluyeron las
muestras de aquellas captaciones cuyas aguas se asignan al substrato o son mezcla
de éste con el detrítico superior.

La mayor parte de los suelos sobre el acuífero de Aspe presentan textura


arenosa-franca (Hernández, 2003) con buena capacidad de aireación que favorece la
oxidación de la materia orgánica (MO), por lo que habitualmente presentan contenidos
de MO inferiores al 1%. Por tanto, la actividad biológica que en ellos se desarrolla y es
determinante en el proceso de enriquecimiento de CO2 en las aguas de infiltración, no
se considera muy significativa.

El valor medio de la presión parcial de CO2 obtenido para el conjunto de todas


las muestras de Aspe es de 10-2,1 atm, con un valor máximo de 10-1,6 atmy un mínimo
de 10-2,7 atm (Tabla 5.14).

256
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Tabla 5.14. Promedio y valores extremos de la PCO2 de las aguas correspondientes al
conjunto de todas las muestras (1998/2008) en el acuífero de Aspe, sector de Las Fuentes y
Cuaternario de Novelda.

Estadísticos Aspe Las Fuentes Cuaternario de Novelda


Media -2,05 -2,08 -2,07
Máximo -1,57 -1,74 -1,66
Mínimo -2,69 -2,69 -3,25

En los tres casos los datos obtenidos son similares, cabe indicar que el valor
mínimo del Cuaternario de Novelda corresponde a una muestra del punto 63 que
bombea el agua de la parte más superficial de la columna para evitar mezcla con las
aguas muy mineralizadas que aparecen en profundidad.

Los valores de CO2 encontrados en las aguas estudiadas muestran que éste
tendría una naturaleza exógena, estando ligado al agua de infiltración.

6.4. ALGUNAS RELACIONES IÓNICAS DE INTERÉS

Al igual que para el acuífero de La Horna en éste los procesos


hidrogeoquímicos que caracterizan sus aguas pueden variar su importancia en función
del grado de mezcla producido por la superposición de acuíferos con aguas de
diferente mineralización. Se exponen algunas de las relaciones que se consideran más
relevantes en cuanto a la información que aportan sobre el funcionamiento del
acuífero.

Relación rCl-/rHCO3-

Se escogió esta relación por ser de interés para seguir el proceso de


concentración en sales en el sentido del flujo subterráneo. En aguas continentales
suele presentar valores entre 0,1 y 5 (Custodio y Llamas, 1983). Cuando el incremento
de cloruros es debido a concentración de sales en zonas de regadío, la relación crece
de forma moderada debido a la incorporación conjunta de HCO3-. En la Figura 5.37 se
ha representado la variación espacial de esta relación.

257

 Capítulo IV

- -
Figura 5.37. Valores de la relación rCl /rHCO3 para las aguas del acuífero
de Aspe en julio de 2001.

Los valores de esta relación en el acuífero de Aspe muestran mínimos que se


localizan hacia la parte central del sector oriental del acuífero, aumentando la relación
con gradientes muy fuertes hacia los límites de Uchel-Borisa y detrítico del Vinalopó.
Los valores obtenidos durante julio de 2001 se encontraban comprendidos entre 2,5 y
14,6, correspondiendo el valor mínimo al sector de Las Fuentes (punto 24) y el
máximo al borde con las formaciones de Uchel-Borisa (punto 59).

Como norma general el valor de la relación crece hacia los límites con los
acuíferos kársticos de La Horna y de Uchel-Borisa, así como hacia el detrítico del
Vinalopó; no aumenta en el sentido del flujo subterráneo y no sigue una distribución
similar a la de NO3-.

Relación rK+/rNa+

El contenido en K+ y Na+ en las aguas del acuífero de Aspe muestra de forma


general una disminución del valor de la relación hacia los sectores de mayor
conductividad eléctrica del agua. Esta evolución parece normal, pues tiende a
disminuir al aumentar la salinidad (Custodio, 1974; en Custodio y Llamas, 1983) a la

258
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

vez que coincide con el comportamiento de la relación anterior. La relación rK+/rNa+
puede ser fácilmente alterada cuando existen aportes artificiales de K+, como es el
caso de muchos enclaves agrícolas; sin embargo, no parece que este sea el caso del
acuífero de Aspe.

Los valores obtenidos para esta relación en septiembre de 2002 se


encontraban comprendidos entre 0,006 y 0,017. Los mínimos aparecen en el sector de
Las Fuentes coincidiendo con los puntos 13 y 17; hacia el límite de Uchel-Borisa se
marcan los máximos en el punto 115 (Figura 5.38).

+ +
Figura 5.38. Valores de la relación rK /rNa para las aguas del acuífero de Aspe en
septiembre de 2002 (izquierda). Ubicación de SEV y puntos de agua en el sector
Tolomó-Las Fuentes (derecha).

Al comparar en detalle la distribución espacial de los valores de las relaciones


- - + +
rCl /rHCO3 y rK /rNa se aprecia que el máximo se desplaza del punto 59 para la
primera al 115 para la segunda. En la figura 5.26 se apreciaba que el máximo de CE
se localizaba en el punto 59, además en todos los muestreos el contenido de sodio
resultó superior en este punto respecto al 115, por lo que la distribución espacial
obtenida sigue las pautas esperadas. Por otra parte, el fuerte gradiente que se
establece en este límite del acuífero se corresponde con una abundancia de
materiales finos en el relleno de la depresión entre los puntos 115 y 73, como se

259

 Capítulo IV

evidenció al estudiar el perfil de resistividades aparentes (PVII) y las columnas
litológicas de los sondeos 193 y 194. Por su parte, la zona de los puntos 13 y 17
coincidiría con los paleocauces detectados por los sondeos eléctricos verticales. Este
modelo podría reflejar una notable influencia de la litología en la distribución de los
flujos en el acuífero.

Relaciones rNa+/Cl- , rK+/Cl-, rCa+2+Mg+2/Cl-

Se han calculado algunas relaciones iónicas en las que interviene el cloruro. La


tabla 5.15 muestra los principales estadísticos. Los valores medios inferiores a la
unidad (0,81, 0,002 y 0,91), lo que indica que el quimismo de las aguas está
controlado fundamentalmente por la disolución de sales. Los valores tan bajos de la
relación iónica rK+/Cl- son característicos de aguas en las que tienen lugar procesos de
absorción del potasio por parte de la matriz de la roca (Petrides y Cartwright, 2006), si
bien, la alta correlación que presentan el potasio y el sodio (0,705) parece no
corroborar la existencia de ese proceso.

Tabla 5.15. Promedio y valores extremos de la PCO2 de las aguas correspondientes al


conjunto de todas las muestras (1998/2008) en el acuífero de Aspe, sector de Las Fuentes y
Cuaternario de Novelda.

rNa+/Cl rK+/Cl- rCa+2+Mg+2/Cl-


Media 0,81 0,007 0,91
Máximo 1,70 0,019 1,45
Mínimo 0,53 0,002 0,45
Desv. Tip. 0,2 0,002 0,19

Relación rCa+2/Mg+2

Esta relación muestra valores comprendidos entre 0,45 y 2,22, mostrando


valores medios de 0,95. Valores próximo a 1 se suelen relacionar con terrenos
dolomíticos (Custodio, 1983), si bien los procesos de precipitación de calcita puede
también elevar esta relación.

260
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

6.5. ANÁLISIS MULTIVARIANTE ENTRE LOS PARÁMETROS FISICOQUÍMICOS

Dada la continuidad entre los terrenos detríticos del acuífero de Aspe y el


Cuaternario de Novelda, como anteriormente se ha expuesto resulta complejo
establecer un límite claramente definido entre ambos. A partir de una primera
delimitación geográfica se establecieron las series de Aspe y Cuaternario de Novelda.
A estas series se les realizó las pruebas de normalidad de manera independiente. Al
aplicar el test K-S para la serie de Aspe, se observó que no se cumplía la hipótesis de
normalidad para el NO3-, por lo que hubo de aplicarle una transformación logarítmica
para llegar a lograr la normalidad. En el caso de la serie del Cuaternario de Novelda,
tras considerar también el test Shapiro-Wilk, pocas variables cumplieron la hipótesis
de normalidad, ya que mostraron niveles de significación superiores al límite
establecido (Tabla 5.15).

Tabla 5.15.Coeficientes de significación (p) para las serie de Aspe obtenida para el test de
Kolmorogov-Smirnov y Shapiro-Wilk para la serie de Novelda.
Serie Aspe Serie Novelda
Test Kolmorov-Smirnov Shapiro-Wilk
CE 0,002 0,380
T 0,003 0,017
pH 0,006 0,000
2+
Ca 0,007 0,752
Mg2+ 0,000 0,270
+
Na 0,001 0,054
+
K 0,000 0,386
-
HCO3 0,004 0,000
-
Cl 0,001 0,211
2-
SO4 0,001 0,085
NO3- 0,138 0,000

Ante esta situación, de nuevo se planteó la posibilidad de si ambas series


podrían pertenecer a la misma población. Para ello se utilizó el test no paramétrico de
Mann-Whitney. La Tabla 5.16 muestra que, a un nivel de significación (p) 0,0001, no
se rechaza la hipótesis de que no hay diferencias entre ambas series (para todas las
variables excepto para la temperatura), es decir se pueden considerar
estadísticamente iguales y, por tanto, podrían ser consideradas como una única serie
de datos. El ACP efectuado contiene la serie compuesta por los datos de Aspe y
Cuaternario de Novelda.

261

 Capítulo IV

Tabla 5.16.Coeficientes de significación (p) para la serie conjunta de datos del acuífero de
Aspe y Cuaternario de Novelda obtenidas para el test Mann-Whitney y posteriormente para el
de Kolmorogov-Smirnov.
Aspe-Novelda
Test Mann-Whitney Kolmorov-Smirnov
CE 0,005 0,000
T 0,950 0,000
pH 0,004 0,000
2+
Ca 0,001 0,000
Mg2+ 0,008 0,000
+
Na 0,007 0,000
K+ 0,002 0,000
-
HCO3 0,160 0,000
-
Cl 0,004 0,000
2-
SO4 0,012 0,000
NO3- 0,028 0,000

La Tabla 5.17 muestra la matriz de correlaciones entre las variables


empleadas. Entre las variables incorreladas destaca la CE con Cl- y Na+con
coeficientes de correlación superiores a 0,9. También son altos los coeficientes de
correlación de esta variable con el Mg2+ (0,888) y SO42- (0,867), y en menor medida
con el Ca2+ (0,719). Entre los iones destacan las correlaciones entre el Cl- y Na+
(0,937), SO42-yMg2+ (0,900), así como Cl- y Mg2+ (0,867), Mg2+ y Na+ (0,826) ó SO42-y
Na+(0,843).

Tabla 5.17.Matriz de correlación del ACP realizados a la serie de datos Aspe-Novelda.


Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
CE T pH HCO3 SO4 NO3
CE 1,000 -0,199 -0,252 0,719 0,888 0,942 0,784 0,287 0,974 0,867 0,457
T 1,000 -0,048 -0,181 -0,195 -0,177 -0,250 -0,055 -0,198 -0,138 -0,289
pH 1,000 -0,417 -0,243 -0,159 0,011 0,020 -0,254 -0,172 -0,127
2+
Ca 1,000 0,715 0,522 0,391 -0,029 0,736 0,622 0,357
2+
Mg 1,000 0,826 0,705 0,220 0,865 0,900 0,423
+
Na 1,000 0,833 0,392 0,937 0,843 0,388
+
K 1,000 0,572 0,772 0,665 0,366
-
HCO3 1,000 0,284 0,208 0,206
-
Cl 1,000 0,811 0,451
2-
SO4 1,000 0,282
-
NO3 1,000

262
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

También se ha calculado el test de esfericidad de Barlett, el cual hapermitido
contrastar formalmente la existencia decorrelación significativa entre las variables
dado que su p-valor es 0,000.

El análisis efectuado nos indica que la primera componente explica un 56,01%


de la varianza total y las dos siguientes un 12,84% y un 9,83 (un 78,68% entre las
tres). En el plano I-II de la matriz de componente rotado se observa que las variables
con mayor peso sobre la parte positiva de la primera componente son CE, Cl-, SO42-,
Mg2+, Na+y K+variables representativas de la mineralización del agua. La segunda
componente estaría representada por la temperatura (Figura 5.39). En cuanto al
espacio de las observaciones estadísticas, conviene destacar la diferenciación que se
produce a lo largo de la componente I en la que las muestras más salinas se sitúan en
las partes más positivas, mientras que las menos mineralizadas quedan desplazadas
hacia la parte negativa (Figura 5.39).

Los puntos 59 y 115se sitúan en el borde de Uchel-Borisa y sus muestras se


sitúan en la parte positiva del eje de mineralización. Por tanto, la entrada de agua
desde las formaciones de este borde, de producirse, parece más probable por el
sector de dichos sondeos.El punto 46 representa el agua de las formaciones del
substrato, sin ninguna mezcla, quedando bien identificado en el ACP de las
observaciones estadísticas en la parte más negativa de la componente I, y por tanto,
como la de menor mineralización.

II 4

115

NO3-
63
2 59

Ca 2+
K+ Cl -
CE 46
pH Mg 2+
SO42- Na + 0
I
HCO3-
107 16

109
-2

Salinidad

T -4

-4 -2 0 2 4 
Figura 5.39.Representación del ACP de las variables a partir de la matriz de
componente rodado por el método varimax con normalización Kaiser (izquierda).
Representación del ACP de las muestras consideradas (derecha).

263

 Capítulo IV

6.6. CONDICIONES DE EQUILIBRIO-DESEQUILIBRIO

Al igual que para el acuífero de La Horna los índices de saturación del fluido
respecto a diferentes fases minerales se establecieron aplicando el código PHREEQC
(Parkurst y Appelo, 1999) a los valores obtenidos en los análisis químicos del período
1998-2008. Se seleccionaron los siguientes minerales: calcita, dolomita, yeso y halita
para las aguas de los diferentes puntos del acuífero de Aspe (Tabla 5.18). Se han
mantenido los mismos rangos de incertidumbre para los índices de saturación que se
establecieron en el capítulo anterior: ± 0,1 para la calcita y ± 0,5 para la dolomita, la
halita y el yeso.

Tabla 5.18. Valores promedio de los índices de saturación de algunos minerales en las aguas
correspondientes al conjunto de todas las muestras (1998/2008) en el acuífero de Aspe, sector
de Las Fuentes y Cuaternario de Novelda.

Aspe IS Calcita IS Dolomita IS Yeso IS Halita


Media 0,15 0,32 -1,00 -5,29
Máximo 0,80 1,96 -0,36 -4,30
Mínimo -0,37 -0,41 -1,77 -6,30
Las Fuentes IS Calcita IS Dolomita IS Yeso IS Halita
Media 0,14 0,27 -1,04 -5,44
Máximo 0,41 0,86 -0,61 -4,84
Mínimo -0,04 -0,13 -1,25 -5,81
C. Novelda IS Calcita IS Dolomita IS Yeso IS Halita
Media 0,10 0,25 -0,85 -5,06
Máximo 0,56 1,18 -0,32 -4,40
Mínimo -0,87 -1,61 -1,79 -5,91

Atendiendo a los valores medios para el conjunto de las muestras puede


indicarse que las aguas del acuífero de Aspe y, en particular, para el sector de Las
Fuentes, están saturadas en calcita;las del Cuaternario de Novelda se encontrarían en
equilibrio o ligeramente saturadas respecto a este mineral. En todos los casos para el
yeso y halita se muestran subsaturadas, especialmente para esteúltimo. Para la
dolomita los valores medios serían similares en los acuíferos de Aspe y Novelda, con
un índice ligeramente mayor en el primero, que indicaría una tendencia a la saturación.

Si atendemos a la distribución espacial de los valores medios de los índices de


saturación de las especies minerales consideradas, se observa una tendencia en

264
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

algunos sectores de los bordes del acuífero a presentar índices de saturación más
elevados (Tabla 5.19).

Tabla 5.19. Valores promedio de los índices de saturación de algunos minerales en las
aguasde los principales puntos del acuífero de Aspe. Periodo 1998/2008.

IS IS IS IS IS IS IS IS
Punto Punto
Calcita Dolomita Yeso Halita Calcita Dolomita Yeso Halita
1 0,28 0,62 -0,86 -5,19 91 0,08 0,12 -1,08 -5,57
3 -0,02 0,14 -1,19 -5,80 92 0,12 0,16 -0,90 -5,21
5 0,28 0,48 -1,02 -5,43 93 0,03 0,15 -1,02 -5,23
7 0,11 0,28 -0,90 -4,97 94 0,07 0,07 -1,03 -5,53
9 0,31 0,88 -1,28 -5,20 96 0,41 0,86 -1,08 -5,23
12 0,17 0,34 -0,94 -5,22 102 0,09 0,18 -1,08 -5,28
13 0,06 0,14 -0,92 -5,09 103 0,19 0,40 -1,10 -5,39
15 0,15 0,41 -0,87 -5,09 106 0,09 0,27 -0,91 -4,98
17 0,08 0,14 -1,05 -5,14 107 0,09 0,07 -0,89 -5,49
18 -0,04 0,00 -1,10 -5,67 110 0,08 0,15 -1,03 -5,38
19 0,15 0,45 -0,78 -5,11 111 0,24 0,49 -0,61 -4,95
23 0,17 0,30 -1,12 -5,53 115 0,28 0,84 -0,93 -4,68
24 0,15 0,25 -1,25 -5,81 118 0,12 0,29 -1,00 -5,34
25 0,00 0,01 -1,03 -5,24 119 -0,03 -0,13 -1,13 -5,70
33 0,20 0,35 -1,19 -5,70 120 0,24 0,42 -1,03 -5,35
44 0,20 0,56 -1,13 -5,26 134 0,09 0,44 -1,39 -5,19
46 0,09 -0,04 -1,54 -6,26 139 0,18 0,43 -1,04 -5,33
54 0,24 0,35 -0,97 -5,65 148 0,26 0,63 -1,06 -5,31
59 0,18 0,60 -0,70 -4,41 151 0,15 0,11 -0,94 -5,62
71 0,21 0,25 -1,17 -5,76 157 0,22 0,28 -0,86 -5,42
72 0,05 0,03 -0,97 -5,31 159 0,32 0,62 -0,89 -5,25
73 0,18 0,33 -0,85 -5,25 161 0,08 0,34 -1,09 -5,09
81 0,07 0,12 -1,36 -5,61 167 0,10 0,12 -1,09 -5,66
84 0,10 0,22 -0,71 -4,84 191 0,19 0,32 -0,89 -5,24
90 0,41 1,09 -0,47 -5,01 192 -0,03 -0,20 -0,94 -5,81

Los procesos de disolución de carbonatos aparecen bien identificados poruna


buena correlación entre los índices de saturación de la calcita y la dolomita (Figura
5.40). En otros casos (puntos 9 y 159) la proximidad de los relieves carbonáticos de
Crevillente, con abanicos aluviales conformados por clastos de calizas y dolomías,
justifica los índices de saturación que se obtiene para la dolomita y la calcita; conviene
recordar que a la base del Jurásico (J1) los procesos de dolomitización cobraron
relevancia (Tent-Manclús, 2003).

265

 Capítuulo IV

Los punttos 59 y 115 en el borrde de Uche
el-Borisa y el
e punto 90
0 en el límite
e con
el Pa
aleoceno-Eo
oceno inferrior de La Horna,
H prese
entan índice
es de saturración altos
s para
la do
olomita, el yeso
y y la halita
h (Tabla 5.19 y Figura 5.40). Este hech
ho indicaría
a una
incorrporación de sales eva
aporíticas a través de
e las formaciones carb
bonáticas de
d los
bordes, las cua
ales estarían
n en contaccto con el Triásico
T de facies Keu
uper, justific
cando
de essta forma lo
os índices de
d saturació
ón obtenidos, no sólo para
p el yeso
o y la halita, sino
tamb
bién para la
a dolomita. En este se
entido hay que
q indicar que en zo
onas próxim
mas al
área de estudio
o (Upanel), afloran calizas
c dolo
omíticas forrmando parrte del con
njunto
caótiico extruido
o del diapiro
o del Pantan
no de Elche
e.

Los punttos 84 y 11
11 aparecen claramen
nte afectado
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agua
as del acuífe
ero Cuatern
nario de No
ovelda, dond
de la faciess Keuper ha
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da en
los sondeos
s 16 y 63; los procesos
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e disolución de evaporitas quedan
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dos al
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entar las muestras de agua valore es de saturración del yeso y
es altos para los índice
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alita.

Figurra 5.40.Rela
ación entre lo
os IS del ye
eso y la halitta (izquierda)) y de la calcita y la dolomita
(dere
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l valores medios
m obte
enidos en laas muestras del acuíferro de Aspe en el
perío
odo 1998-20008.

ndicarse qu
Puede in ue las entrradas oculta
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gnificativo en
e los
índicces de saturración del yeso
y y de la halita de la
as aguas de
e mezcla, que en ocasiones
es accompañado
o de una subida simultá
ánea del índ
dice de satu
uración de la dolomita..

Por otra parte, las aguas


a de alg
gunos puntos del subsstrato (46) e
están claram
mente
subssaturadas pa
ara dolomitta, yeso, ha
alita e inclus
so para la calcita.
c En ccierta medid
da los
valorres son sim
milares a lo
os obtenidos en el punto
p 24 de Las Fue
entes, dond
de se
prese
entan los mínimos
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m ción en el ac
cuífero de Aspe.
A Hay q
que recorda
ar que

266
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

es probable que la perforación en el punto 24 cortara materiales del substrato en el
sector de Las Fuentes y, por tanto, las aguas que se extraen de este sondeo
correspondan a una mezcla de aguas del detrítico y de la formación inferior.

6.7. PRINCIPALES PROCESOS HIDROGEOQUÍMICOS EN EL ACUÍFERO

El acuífero de Aspe es un acuífero de naturaleza detrítica en la que se


producen entradas con distinto origen, cuyas aguas presentan una notable marca
salina pero en la que el quimismo experimenta variaciones sectoriales, resultado de
diferentes procesos hidrogeoquímicos. Entre los procesos que se han podido
reconocer en este acuífero se encuentran.

Mezcla de agua

Se considera como el proceso fundamental que tiene lugar en este acuífero, ya


que la entrada de agua mineralizada por el borde septentrional es responsable de las
características hidroquímicas generales. La existencia de aguas fuertemente
mineralizadas en algunos sondeos de la cabecera del acuífero de Aspe, así como la
presencia de materiales triásicos al norte del acuífero, y la existencia acuíferos
salinizados al norte del acuífero de Aspe (Lambán y Aragón, 2004; Andreu et al.,
2010). La mezcla de esas aguas de entrada subterránea con las infiltracionales sobre
el acuífero, bien por lluvia o retorno de riegos, controla la deficiente calidad del agua y
su pérdida de mineralización progresiva hacia la zona de descarga. Este proceso de
mezcla también se produciría por la parte final del acuífero en la zona próxima al
contacto con el acuífero de La Horna.

Disolución de evaporitas

Las altas concentraciones de cloruros, sodio y sulfatos así como la buena


correlación entre ellos apuntan a una la posible disolución de rocas evaporíticas. En
este sentido, excepto en la muestras menos mineralizadas, la relación iónica
rCa+2+Mg+2/Cl- es inferior a 1, lo que indica que la disolución de sales controla la
composición química del agua. Por último, los contenidos de azufre 34 indican un
origen de este isótopo asociado a la disolución de materiales triásicos. La presencia de

267

 Capítulo IV

estos terrenos triásicos es clara en distintos sectores de la parte meridional, donde
existen pequeños afloramientos.

Disolución de carbonatos

Prácticamente la totalidad de las partículas de tamaño arena y superior son de


naturaleza carbonatica, y es de esperar que gran parte de las de menor tamaño
resulten de la combinación de minerales de la arcilla y carbonatos. Es por ello que la
disolución de carbonatos influye en buena parte en el quimismo de las aguas de este
acuífero. Cuando el agua subterránea se encuentra simultáneamente en equilibrio con
respecto a la calcita y a la dolomita y esta situación se combina con la disolución de
yesos, se dan las condiciones necesarias para que tenga lugar el proceso de
dedolomitización. Este proceso conlleva un aumento de Mg+2, Ca+2 y SO42- y aumentos
de la relación rMg+2/rCa+2, aspectos que se observan en ese acuífero.

6.8. CARACTERÍSTICAS ISOTÓPICAS DE LAS AGUAS DE ASPE

6.8.1. ISÓTOPOS ESTABLES DE LA MOLÉCULA DEL AGUA: OXÍGENO-18 (18O) Y


DEUTERIO (2H)

El intervalo de los18O para las aguas muestreadas en el acuífero de Aspe se


sitúan entre -5,39 a -6,94‰ con un valor medio de -5,89‰. En cuanto al 2H oscilan
entre -35,16‰ y 42,7‰ con valor medio de -37,77‰. Los valores de exceso de
deuterio se sitúan en 9,62, valores muy próximos a los encontrados en el acuífero de
La Horna y cuya característica también parece relacionada por fenómenos de
evaporación. Teniendo en cuenta la caracterización isotópica del agua del acuífero de
Aspe, los 18O y 2Hse sitúan dentro del rango de las precipitaciones mediterráneas, lo
que apunta a un origen del agua predominantemente meteórico.

La figura 5.41 muestra como el conjunto de los puntos pertenecientes al


acuífero de Aspedefinen una recta de menor pendiente que la línea meteórica mundial.
La menor pendiente de dicha línea puede ser atribuida al proceso de evaporación
durante la caída de la precipitación hasta la superficie, así como desde la misma
superficie del terreno.

268
Hiidrogeología ddel acuífero dee Aspe 

esentación de la rellación de 2H/18O pa


Figura 5.41.Repre ara las
muestrras procede
entes del acuífero
a de Aspe. LMM M: línea meeteórica
mundiaal y LMMO:: línea mete
eórica del Mediterráne
M eo Occidenttal. A LA
GRÁFIC
CA LE FALTA
TA LA LEYEN
NDA DE LOS
S EJES

6.8.2 NO-13 (13C)


2. CARBON

En acuífferos detrítticos, espe


ecialmente en aquellos que pressentan un buen
desa
arrollo edáffico y son ricos en materia
m org
gánica, el agua
a de llu
uvia incorp
porará
cantiidades imp
portantes de
d CO2 biogénico qu
ue favorezzca, fundam
mentalmentte, la
disolución de los carbonato
os del suelo
o.

ores obtenid
Los valo dos en las cinco mues
stras analizzadas perm
miten afirmar que
existte un grupo de aguas relacionada
r as con los te
errenos dettríticos (pun
ntos 15, 17,, 82 y
109) cuyo conte
enido disuelto en la ma
ateria inorgá
ánica (TDIC
C) se encue
entra en el rango
r
13C = –8,7 a –10,3‰.
– Este rango suele ser muy
m habitual en agua
as subterráneas,
repre
esentando típicamente
t e agua de llu
uvia que dis
suelve CO2 edáfico, re
elacionado con
c el
bito mediterráneo. El 13C que oriiginariamen
ciclo fotosintéticco tipo Calvvin del ámb nte es
más negativo (e
en nuestra latitud deb
bido a la es
scasa vege
etación hay poco aporrte de
CO2 orgánico, estimándo
ose que se ntervalo =
e encuentra en el in = –23 y –2
25‰)
evolu
uciona hacia valores más
m positivo
os durante su
s circulació
ón en el acu
uífero al dis
solver
13
la matriz carbonática cuyo
os contenid
dos en edios de =
C presentan valores me = 0 a
+2‰
‰.

269

 Capítulo IV

6.8.3. AZUFRE-34 (34S)

Los resultados de 34S de las muestras de agua delos acuíferos de Aspe,


Cuaternario de Novelda y substrato, presentaron contenidos isotópicos entre 9,6 y
13,7‰ (Tabla 5.20). Todo parece indicar que al igual que en el acuífero de La Horna,
aquí también existe influencia de los materiales triásicos. El punto 15 muestra un
9,6‰ que sería demasiado bajo para ser explicado únicamente por disolución de
yesos triásicos, quizás en este caso la aportación de azufre por parte de los
fertilizantes explicaría ese descenso, ya que este punto se localiza en una zona donde
el abonado fue excesivo; de hecho en ese sector se han registrado las máximas
concentraciones de nitratos de todo el detrítico de Aspe en diferentes fechas (García
et al. 2006).

Así, estos valores son muy parecidos al valor 11,4‰ determinada para los
yesos triásicos del Keuper aflorantes en la sierra de Crevillente (Andreu, 1997).

Tabla 5.20. Determinaciones del34S en las aguas de algunos puntos de los acuíferos de Aspe,
Cuaternario de Novelda y substrato en La Ofra en julio de 2008. Valores (‰).

Acuífero Punto 34S


VCTD
6 12,1
15 9,6
Aspe
17 11,9
59 13,7
Cuaternario de Novelda 109 12,0
Substrato de Aspe 82 12,9

7. RELACIÓN ENTRE LOS ACUÍFEROS DE LA HORNA Y ASPE

Una de las cuestiones planteadas en el presente trabajo ha sido la de estudiar


la relación existente entre el borde meridional del acuífero de La Horna y el acuífero de
Aspe. Desde prácticamente los primeros estudios realizados sobre La Horna se
estableció que el límite con el acuífero de Aspe era un límite abierto. Sin embargo,
resultaba complejo establecer la relación hidráulica entre ambos, al establecerse flujos
en ambas direcciones.

Se ha definido como Bloque Meridional a la terminación SE del relieve de La


Horna en la que las captaciones, emplazadas sobre terrenos detríticos coluviales,

270
Hiidrogeología ddel acuífero dee Aspe 

terminan alcanzzando los materiales
m ca
arbonáticos
s terciarios, y más conccretamente a las
calizas del Eoce
eno medio - Oligoceno
o. Ello implic
ca que se trrata un secttor de naturraleza
onática con
carbo n contacto directo co
on el acuíffero de Asspe. Para tratar de poder
p
confiirmar la po
osible relación hidráuliica entre ambos
a acuííferos se ha comparado la
inform
mación hidrrodinámica e hidroquím
mica recogid e investigación.
da durante la presente

Com
mportamien
nto hidrodin
námico

La evolu
ución de niiveles entre eros de Asspe y el Bloque Merid
e los acuífe dional
muesstra mayor semejanza
a que entre
e este últim
mo y la Unidad Superiior de La Horna
H
(Figu
ura 5.42); por
p tanto, to
odo indica que la con
nexión entre
e el Bloque
e Meridiona
al y el
acuíffero de Asp
pe es clara. La comuniccación se produce
p fund
damentalmente en el tramo
t
próxiimo al sond
deo 33, sien
ndo menos probable se
egún nos aproximamos al límite con
c el
Cuatternario de Novelda. Más
M comple
ejo resulta poner
p de ma
anifiesto el sentido del flujo
entre a que las diferencias piezométricas son ta
e ambas littologías, ya an escasas
s que
resullta complejo
o establecerlo.

Fig
gura 5.42.Evvolución de niveles
n en ell Bloque Me
eridional de La
L Horna (so
ondeos 8 y 69),
acu
uífero de Asp
pe (sondeo 33
3 y 111) y Cuaternario
C de
d Novelda (ssondeos 63).

Cara
acterísticas
s hidroquím
micas

La distrib
bución de los
l valores de mineralización pre
esentan una
a cierta sim
militud
entre
e los grupo
os muestrales del Bloq
que Meridio
onal de La Horna y e
el sector de
e Las
Fuen
ntes del acu
uífero de Aspe
A a 5.43), apareciendo en
(Figura e ambos ssectores va
alores
aislados o atípiccos que se salen de la normalidad
d.

271

 Capítulo IV

Figura 5.43. Diagramas box-plot de las concentraciones de los diferentes


iones correspondientes a los muestreos realizados durante el período 1998-
2008 en el Bloque Meridional (BM) y sector de Las Fuentes del acuífero de
Aspe.

A continuación, he revisado algunos contenidos iónicos que evidencian la


relación entre el Bloque Meridional de La Horna y el acuífero de Aspe en su sector de
Las Fuentes.

La mineralización del agua respecto al ion cloruro marca diferencias en el


conjunto de La Hornadebido a posibles diluciones por aportes desde el sector de Las
Fuentes del acuífero de Aspe hacia el Bloque Meridional. Los histogramas de la figura
5.44 reflejan como, en este último, las concentraciones de cloruros se encuentran
mayoritariamente por debajo del valor 850, al igual que ocurre con las aguas de Las
Fuentes.

272
Hiidrogeología ddel acuífero dee Aspe 

Figurra 5.44. Diaagramas de frecuencia relativa


r de la
l concentraación de ion cloruro del agua
subte
erránea durante el períoddo 1998-2008 8 para el connjunto de mu
uestras de La
a Horna, el Bloque
B
Meriddional y el se
ector de Lass Fuentes de el acuífero de Aspe. Valoores en mg/L
/L. N = númeero de
datoss; M = mediaa; CV = coeficciente de varriación.

n el sector de Las Fu
Tanto en uentes del acuífero de
e Aspe com
mo en el Bloque
Merid
dional de La Horna,, aproxima
adamente el
e 75% de
e las muestras prese
entan
conccentracioness del ión sulfato inferiores a 400 mg/L
m (Figura
a 5.45).

Figura 5.45.
5 Diagramas de freccuencia rela ativa de la concentració
c ón del ión
sulfato de
el agua subtterránea durrante el perío
odo 1998-20 008 para las muestras
del Bloquue Meridiona
al y el sector de Las Fuenntes del acuíífero de Aspee. Valores
en mg/L. N = número o de datos; M = media; CV
C = coeficien nte de variacción.

Respecto al ion bica


arbonato la
a distribución de las concentracion
nes en interrvalos
de frrecuencia para el Bloque Meridion
nal permite agrupar el 90% de lass muestras entre
175 y 225 mg/L
L, presenta
ando la mita
ad de las muestras
m co
oncentraciones entre 200
2 y
225 mg/L; el 50
0% de las muestras del
d sector de entes del acuífero de Aspe
d Las Fue
prese
enta tambié
én contenid
dos de bica
arbonatos dentro
d de este último intervalo (F
Figura
5.46)).

273

 Capítuulo IV

Figura 5.46.
5 Diagramas de freccuencia rela
ativa de la concentració
c ón del ion
bicarbonaato del agu
ua subterrán
nea durante el período 1998-2008 para las
muestrass del Bloque
e Meridional y el sector de Las Fueentes del accuífero de
Aspe. Vaalores en mg
g/L. N = núm
mero de datoss; M = media
a; CV = coefficiente de
variación
n.

La distribución del contenido en nitratos de las muestras de a


agua del Bloque
Merid
dional y Lass Fuentes presenta
p un
na similitud que no se reconoce
r entre el prim
mero y
la Un
nidad Supe
erior de La Horna. En la figura 5.47
5 se obsserva como
o entre el 80%
8 y
el90%
% de las muestras del Bloque Meridio
onal y de Las Fue
entes prese
entan
conccentracioness comprendidas entre
e 40 y 12
20 mg/L.Sin
n embargo
o, en la Unidad
erior de La Horna casi el 75% de ellas están
Supe n incluidas en
e el interva
alo 40-80 mg/L
m y
prese
entan una dispersión
d d los datoss algo meno
de or. Por tanto
o, a través del límite de
e Las
Fuen
ntes con el
e Bloque Meridional
M se evidenc
cia una co
omunicación
n que apo
ortaría
cantiidades significativas de
e nitratos a las aguas del
d Bloque Meridional.

Figurra 5.47. Diaagramas de frecuencia relativa


r de la
l concentra
ación del ion
n nitrato del agua
subte
erránea dura ante el períod
do 1998-200 08 para las muestras
m de la Unidad SSuperior, el Bloque
B
Meriddional y el se
ector de Lass Fuentes de el acuífero de Aspe. Valo
ores en mg/L
/L. N = núme ero de
datoss; M = mediaa; CV = coeficciente de varriación.

Conviene recordar que a partir del año 2005 se dete


ectó un aum
mento brusc
co en
la miineralización del sonde
eo 32 coinccidiendo con
n la reprofu
undización d
del sondeo 34 y,
sin embargo,
e la
as concentra
aciones de nitratos en
n dicho sondeo se mantuvieron dentro
d
del intervalo 80
0-100 mg/L durante to
odo el perio
odo de estudio, por lo
o que se puede
p

274
Hiidrogeología ddel acuífero dee Aspe 

conccluir que los nitratoss tienen un
u origen independie
ente del a
aumento de
d la
mine
eralización.

Respecto al conten
nido en sod
dio de las aguas
a del se as Fuentes y del
ector de La
Bloque Meridion
nal (Figura 5.48), alred
dedor del 62% de las determinacciones mosttraron
valorres entre 20
00 y 400 mg
g/L, coincid
diendo el inttervalo de mayor
m frecu
uencia en ambos
caso
os (200-300 mg/L).

Figurra 5.48. Dia agramas de frecuencia relativa de la concentra ación del ion sodio del agua
subte
erránea dura ante el períod
do 1998-200 08 para las muestras
m de la Unidad SSuperior, el Bloque
B
Meriddional y el se
ector de Lass Fuentes de el acuífero de Aspe. Valo
ores en mg/L
/L. N = núme ero de
datoss; M = mediaa; CV = coeficciente de varriación.

a 5.49 muestra como una vez má


La figura ás, en este caso para el contenid
do en
magn
nesio del agua
a subte
erránea, lass distribucio
ones de fre
ecuencias p
presentan cierta
similitud entre el
e Bloque Meridional
M y el sector de
d Las Fue
entes del accuífero de Aspe,
A
difere
enciándose
e de éstas la Unidad Superior.
S En
E aquellos,, alrededor del 40% de
d las
muesstras prese
entan contenidos de magnesio
m co
omprendido
os entre 75 y 100 mg/L
L; sin
emba
argo, algo más
m del 30% de las muestras
m de
e la Unidad Superior tie
enen contenidos
supe
eriores a 15
50 mg/L. Cabe
C destaccar que en
n el acuíferro de La Horna no se
e han
detecctado conce
entracioness de magnesio inferiore
es a 50 mg//L.

Figurra 5.49. Diaggramas de frecuencia


f re
elativa de la concentració
ón del ion m
magnesio dell agua
subte
erránea dura ante el períod
do 1998-200 08 para las muestras
m de la Unidad SSuperior, el Bloque
B
Meriddional y el se
ector de Lass Fuentes de el acuífero de Aspe. Valoores en mg/L
/L. N = núme ero de
datoss; M = mediaa; CV = coeficciente de varriación.

275

 Capítulo IV

Al igual que para los parámetros indicados anteriormente, los valores de


presión parcial de CO2 obtenidos en el Bloque Meridional se aproximan más a los del
sector de Las Fuentes que a los de la Unidad Superior (Tabla 5.21).

Tabla 5.21. Promedio y valores extremos de la PCO2 de las aguas correspondientes al


conjunto de todas las muestras (1998/2008) en la Unidad Superior y el Bloque Meridional de La
Horna, y en el sector de Las Fuentes del acuífero de Aspe.
Estadísticos Unidad Superior Bloque Meridional Las Fuentes
Media -1,93 -2,17 -2,08
Máximo -1,53 -1,61 -1,74
Mínimo -2,19 -2,72 -2,69

Por último, hay que indicar que en el análisis del Bloque Meridional se han
excluido dos muestras de mineralización muy elevada correspondientes a los puntos
32, 34 y en menor medida 35, cuyos características hidrogeoquímicas les confieren un
comportamiento anómalo o atípico que no se ha detectado en el acuífero de Aspe
(Figura 5.50). Se ha comprobado que en estos puntos la mineralización del agua varía
considerablemente con el tiempo de bombeo, disminuyendo su conductividad eléctrica
a los pocos minutos de iniciarse la extracción. En el caso de las muestras 32a y 34a se
observa claramente que su facies sódica con el bombeo evoluciona enriqueciéndose
porcentualmente en calcio y magnesio.La progresiva mineralización del agua en estos
puntos provocó incrementos en la conductividad eléctrica hasta alcanzar valores
superiores a 16000 S/cm en este punto y de más de 14000 S/cm en el sondeo 32,
valores que en absoluto pueden relacionarse con los de las aguas del acuífero de
Aspe.

Las muestras representativas del Bloque Meridional que no presentan esos


comportamientos atípicos (149 o 69) muestran similitud con las aguas del acuífero de
Aspe; sin embargo, los sondeos donde se dan esos valores atípicos presentan facies
que se asemejan más a la Unidad Superior. Este hecho apunta a que debe existir una
cierta comunicación entre el Bloque Meridional y el conjunto de La Horna, aunque esta
sea deficiente.

276
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.50. Diagramas de Stiff modificado de las aguas del Bloque Meridional con
comportamiento atípico (Julio 2005). Las muestras 70 y 158 corresponden a la Unidad
Superior, la 33 al acuífero de Aspe y el resto pertenecen al Bloque Meridional.

Discusión

A tenor de los resultados basados en el comportamiento piezométrico y


quimismo del agua del Bloque Meridional se puede establecer que existe una buena
comunicación con el acuífero de Aspe, ya que sus evoluciones de nivel son
semejantes y su quimismo es prácticamente idéntico. Sin embargo, se aprecian
notables diferencias entre el comportamiento piezométrico de la Unidad Superior de La
Horna y el Bloque Meridional, a pesar de que desde el punto de vista geológico
corresponden con los mismos materiales. Aunque la información que se tiene de la
Unidad Inferior es mucho más escasa, tampoco parecen existir evidencias que
impliquen la posible comunicación hidrodinámica entre esta unidad y el Bloque
Meridional.

Desde un punto de vista hidrogeoquímico todo indica que las aguas del Bloque
Meridional de La Horna se asemejan a las del acuífero de Aspe en su sector de Las
Fuentes, mientras que se alejan de las características químicas de las aguas del
acuífero de La Horna. Así, el análisis multivariante efectuado al quimismo de La Horna
ha puesto de manifiesto que las series de datos hidroquímicos de La Horna Superior y
Bloque Meridional no pueden ser consideradas de la misma población.

277

 Capítulo IV

A tenor de los argumentos expuestos se puede concluir que a pesar de que las
captaciones del Bloque Meridional extraen agua de terrenos carbonáticos, la similitud
de su comportamiento hidrodinámico e hidroquímico con el sector de Las Fuentes
permiten considerar que presentan una relación más directa con el acuífero de Aspe.
Además, contrariamente a lo que podría considerarse, su comportamiento
hidrodinámico y su quimismo evidencian diferencias notables que apuntan a una
deficiente comunicación de este bloque con las unidades de La Horna. Es probable
que la falla que origina el hundimiento del Bloque Meridional en el SE de La Horna sea
la responsable de la pérdida de comunicación entre los terrenos carbonáticos a ambos
lados de la misma. La presencia de terrenos del Keuper (Tk) asociados a estas falla,
tal y como evidencian algunos sondeos de este sector, así como el hecho de que
bombeos de algunos puntos ubicados en el Bloque Meridional no provoquen afección
en otros puntos cercanos, pero situados al otro lado de esta falla, constatan esta
pérdida de comunicación.

8. COMPONENTES DEL BALANCE

8.1. ENTRADAS

Como he indicado en el capítulo anterior es necesario establecer un umbral de


escorrentía (Po) en el balance que permita descomponer la lluvia útil en escorrentía e
infiltración. Aquí, la litología, así como la pendiente del terreno y el tipo de vegetación
son determinantes. Para los terrenos detríticos se ha modelado utilizando un tipo de
uso de suelo de rotación de cultivos pobres, con pendiente inferior al 3% y una
tipología de suelo B (suelos arenosos de escaso espesor con una permeabilidad
moderada cuando están saturados), lo que implicaba valores de número de curva de
73 mm (Po = 19 mm).

Resultados del balance

Las entradas al acuífero se producen por:

a. infiltración directa del agua de lluvia;

b. el retorno de riegos procedente del área que se dedica al cultivo en regadío;

278
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

c. la transferencia oculta de otros acuíferos.

Los Tabla 5.21 sintetiza los valores del balance de agua para la superficie total
de área de recarga del acuífero de Aspe estimada en torno a 19,9 km2 (11,72 km2
depósitos de la rambla y 9,27 km2 de depósitos de abanicos), en función de las
diferentes capacidades de campo de los terrenos detríticos.

Tabla 5.21.Resultado del balance hídrico sobre el acuífero de Aspe estimado a partir del
código RENATA, según las diferentes capacidades de campo para los terrenos detríticos (CC).
Se trata de valores medios para el periodo1998-2009 en hm3/año. P: precipitación, ETR
evapotranspiración real, LLu: lluvia útil, I: infiltración y Es: escorrentía superficial.

P CC (mm) ETR Llu I Es


100 5,43 0,51 0,51 0,00
5,85 75 5,12 0,65 0,64 0,01
50 4,89 0,92 0,89 0,02

Las cantidades medias de recarga debido a la precipitación oscilan entre 0,5 y


0,9 hm3/año, lo que supone coeficientes de infiltración entre 8,5 y 15,3%. Valores de
0,5 hm3/año fueron establecidos en trabajos previos para este mismo acuífero
(Estévez et al., 2006).

Para conocer las entradas por retorno de riego es necesario conocer la


extensión cultivada. A partir del estudio de fotogramas, así como del reconocimiento
del terreno en campo, se ha podido establecer que la superficie de regadío tan sólo
supone 4,3 km2, lo que supone una importante reducción con respecto a estudios
previos (Estévez et al., 2006) consecuencia de la notable transformación del uso del
suelo que experimentó la región a partir de la década de los 90 y que supuso la
pérdida de casi dos tercios de la superficie cultivada (Monllor, 2003). Tomando una
dotación media de consumo de 5.100 m3/ha año y un coeficiente de retorno de riegos
del 15%, ya que gran parte de la superficie se encuentra transformada a riego
localizado, ello supone que se producen unas entradas de 330.000 m3/año.

Por último, se encuentra la transferencia oculta de otros acuíferos que podría


producirse de forma puntual a través del contacto del detrítico con los relieves de
Uchel-Borisa y con la sierra de La Horna que actuarían como límites por los que podría
existir flujo hacia el acuífero detrítico o al contrario. Aunque es probable que el flujo
sea en sentido de los relieves hacia la depresión, en el presente trabajo no se ha
podido constatar con totales garantías este modelo, de forma que podría producirse

279

 Capítulo IV

flujo en ambos sentidos. En el caso del Bloque Meridional es más probable este doble
sentido entre el detrítico y el kárstico. En cualquier caso, los datos químicos de las
aguas del acuífero de Aspe en las zonas de contacto, las relaciones de los niveles
piezométricos y algunas evidencias litológicas en algunas perforaciones parecen
indicar que las zonas de transferencia se encuentran localizadas y no representarían
volúmenes importantes.

Las entradas ocultas a través de los materiales permeables del NNW podrían
ser estimadas aplicando la ley de Darcy a partir de la transmisividad y el gradiente
medio. Debido a la falta de datos al respecto, cualquier valoración que tratase de
cuantificar estas entradas podría ser errónea. De cualquier forma tomando valores
medios de transmisividad de 200 m2/día y un gradiente general medio de 0,5% estos
autores estimaron unas entradas laterales ocultas de 0,55 hm3/año(Pulido-Bosch y
Padilla, 1986). Esta aportación comprendería la totalidad de las transferencias
subterráneas.

Por tanto, se establecen unas entradas medias totales de 1,4 a 1,8 hm3/año.

8.2. SALIDAS

Las salidas de este acuífero se distribuyen entre antrópicas y naturales. Las


primeras son las más importantes y se deben a los bombeos, mientras que las
naturales (aunque inducidas por los bombeos en otras formaciones) se deben
fundamentalmente a la transferencia oculta de agua hacia el acuífero detrítico del
Cuaternario de Novelda y el Bloque Meridional de La Horna. Ambas son muy difíciles
de cuantificar, dadas las dificultades para precisar el régimen de explotación como las
características hidráulicas de la zona de descarga del acuífero. No obstante, con la
información recabada se ha intentado aproximar en la medida de lo posible las salidas
de este acuífero.

En cuanto a las salidas antrópicas del acuífero hay que destacar que son
numerosas las captaciones verticales (pozos y sondeos) existentes en el acuífero, si
bien, su pauta de funcionamiento es muy variable. Como principal resultado del
inventario de puntos acuíferos realizados se puede establecer que la gran mayoría de
captaciones existentes actualmente se destinan a uso doméstico. La principal
característica de su explotación es bombear de forma discontinua con bajos caudales
(normalmente inferiores a 2 L/s), lo que significa que los volúmenes extraídos son

280
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

bajos. Por el contrario, ya son pocos los sondeos destinados exclusivamente a
regadío, bien por los escasos caudales obtenidos o bien por el abandono muy
significativo de la superficie de riego. Sin embargo, a pesar de ser menos, éstos
originan mayores extracciones que el conjunto de pozos de uso residencial.

Cuantificando la totalidad de las captaciones (tanto las de uso doméstico como


de riego) se ha estimado que el volumen anual medio bombeado está comprendido
entre 0,9 y 1,2 hm3/año.

Respecto a la cuantía de la descarga oculta hacia el acuífero detrítico del


Cuaternario de Novelda, tampoco se dispone de información, de manera que sus
salidas han de ser estimadas de forma indirecta a partir del balance hídrico del
acuífero. Además, la naturaleza dinámica de la divisoria hidrogeológica entre estos
dos acuíferos dificulta sobremanera establecer con precisión cifras fiables. Pulido-
Bosch y Padilla (1986) establecieron unas salidas netas que podían ascender a 0,6
hm3/año, aunque en unas condiciones piezométricas del acuífero diferentes a las que
se dan hoy en día, por lo que quizás sea más apropiado reducir actualmente estas
salidas a la mitad. De esta forma se obtienen unas salidas totales de 1,2 a 1,5
hm3/año.

8.3. ESTADO DEL ACUÍFERO

Dado que las entradas medias totales establecidas para este acuífero se
encuentran entre 1,4 y 1,8 hm3/año, y las salidas están comprendidas entre 1,2 y1,5
hm3/año, se considera que el acuífero de Aspe presenta un balance positivo para el
periodo 1998-2009 del orden de 0,2 a 0,3 hm3/año.

9. MODELO CONCEPTUAL DEL ACUÍFERO DE ASPE

De forma general, la escorrentía subterránea presenta un flujo en dirección


NW-SE en el sector más occidental que cambia a SW-NE en la parte oriental, sectores
del Tolomó y Las Fuentes. El flujo, condicionado en gran medida por la propia
geometría del acuífero, se adapta localmente debido a las características
hidrogeológicas de los depósitos que conforman el sistema, en donde la existencia de
paleocauces modifica localmente la dirección general. Los gradientes hidráulicos más
elevados corresponden al sector del Alcaná, La Ofra y Tolomó. El sector de Las

281

 Capítulo IV

Fuentes se reconoce por diferencias piezométricas pequeñas, donde es probable que
la mayor presencia de materiales gruesos confiera mayor transmisividad al conjunto.
El acuífero ha experimentado un incremento de los niveles piezométricos a lo largo de
los últimos años, coincidiendo con algún período húmedo y pese al abandono de gran
parte de la superficie de riego.

La abundancia de materiales finos en el relleno detrítico de la depresión de


Aspe condiciona, no sólo el funcionamiento hidrodinámico, sino también la calidad del
agua subterránea de este sistema. Se produce un descenso de la mineralización del
agua en el sentido del flujo subterráneo, cuyo origen se relaciona con la recarga
natural y con las entradas del retorno de riego que aportan aguas de menor salinidad
que las del propio acuífero. Como norma general los límites con el flanco occidental de
La Horna y con Uchel-Borisa se consideran cerrados; sin embargo, es probable que de
forma localizada se produzcan entradas puntuales de pequeña entidad que no aportan
grandes volúmenes pero sí afectan a la calidad del agua del detrítico. Estas pequeñas
descargas se producirían por los sectores próximos a los puntos 59 y 115 para Uchel-
Borisa y 60 para La Horna (Figura 5.51). No se descartan igualmente flujos que desde
el barranco del Tolomó aportarían escasos volúmenes pero cuyas aguas presentarían
elevada mineralización. La comunicación con el Bloque Meridional de La Horna parece
más clara y se produce preferentemente a través del sector entre los puntos 33 y 149,
aunque en este caso no conlleva un aumento de la mineralización del agua del
detrítico. Por otra parte, el sector de La Ofra parece encontrarse actualmente en
situación de equilibrio, compensando la recarga natural los escasos bombeos. Este
sector se debió diferenciar del conjunto del acuífero de Aspe una vez iniciados los
bombeos en Crevillente. El borde septentrional del acuífero en el sector del Alcaná es
un límite abierto a través del cual, pese a lo alto del substrato cretácico, debe
producirse alguna entrada que justifique la mineralización que presenta el agua en
este sector. Otro límite abierto se reconoce en el borde con el Cuaternario del
Vinalopó.

282
Hidrogeología del acuífero de Aspe 

Figura 5.51.Croquis del modelo conceptual del acuífero de Aspe.

Las formaciones del substrato se caracterizan por presentar aguas con


menores contenidos en sales que la de los niveles detríticos superiores. Por tanto, la
mineralización del agua del acuífero de Aspe no tiene su origen en las formaciones
subyacentes que además presentan menores cotas piezométricas.

Junto al inicio de la explotación intensiva, otro de los hitos clave en el esquema


de funcionamiento del acuífero de Aspe es la expansión del regadío sobre su
superficie. Hasta la década de los años sesenta del siglo pasado la superficie del
detrítico permanecía en secano y las aguas captadas eran utilizadas fuera de la
superficie del acuífero. Por tanto, durante este período el sistema no recibía
aportaciones de retornos de riego y las salidas solamente eran compensadas por la
recarga natural y las entradas ocultas desde las formaciones de borde. La
irregularidad pluviométrica que caracteriza a la región condicionaría el descenso
brusco de caudales en los ya mermados manantiales durante los períodos de sequía.
En los años ochenta el regadío experimentó una gran expansión sobre la superficie del
acuífero que supuso un cambio importante en el balance y funcionamiento del mismo.

Aunque el agua de riego tenía su origen en el contiguo acuífero de Crevillente y


no representaba salidas directas del acuífero de Aspe, los flujos que probablemente se
produjeran desde aquel hacia éste, a través del sector del Tolomó-Ofra, sufrirían
mermas que redujeron las entradas totales al detrítico.

283

 Capítulo IV

En conclusión, actualmente la alimentación procede de la infiltración directa del
agua de lluvia, del retorno de riego y de entradas laterales ocultas desde las
formaciones de borde. La situación actual del regadío en la zona es muy diferente a la
que se podía observar en los años de su expansión; si en esos años llegaron a
cultivarse cerca de las 1400 Ha, en la actualidad difícilmente se alcanza una tercera
parte de la superficie de entonces, significando este dato una merma muy significativa
de las entradas por retorno de riego.

284
Conclusiones

VI.
Conclusiones

En este capítulo expongo las principales conclusiones que se extraen de los


trabajos desarrollados. Algunas tienen carácter general y otras son más específicas,
quedando abiertas nuevas líneas de trabajo para próximos proyectos.

1.

La zona de estudio presenta una precipitación media anual de 299 mm/año y


se sitúa próxima al sector de la provincia de Alicante donde se registran los mínimos
absolutos de la precipitación. En la serie de datos climáticos estudiada se han
detectado tres ciclos secos, obteniéndose unos valores medios de disminución de la
precipitación respecto a la media del período de entre el 13% y el 31%.

2.

La elevada frecuencia media de los años secos (58%) en las series de las
estaciones meteorológicas con influencia en el área de estudio, unido al carácter
torrencial de las precipitaciones importantes durante los años más húmedos, tiene una
notable repercusión sobre la recarga natural que experimentan los acuíferos
estudiados. De esta forma, la recarga es significativa durante pequeños períodos, que

285
Capítulo VI

alternan con otros más prolongados durante los cuales los acuíferos no reciben estas
aportaciones naturales. El 80% de las precipitaciones diarias son inferiores a 10 mm y
representan una tercera parte de la lluvia media anual.

3.

El acuífero kárstico de La Horna se puede considerar un acuífero pobre en el


que se pueden diferenciar dos entidades propias, las unidades Inferior y Superior. De
forma general el acuífero queda conformado por un tramo superior de menor potencial
hidráulico que presenta aguas de mineralización media, y un tramo inferior con aguas
muy mineralizadas, con mayor potencial hidráulico y cuyas escasas captaciones
aportan pequeños caudales. Ambas unidades separadas por un tramo margoso
presentan cierta comunicación debido a fracturas que cortan perpendicularmente la
estructura de La Horna.

4.

En su terminación SE existe un sector debajo de los terrenos detríticos (Bloque


Meridional) en el que se captan calizas pertenecientes a las formaciones de la Unidad
Inferior. La diferenciación del Bloque Meridional del resto de La Horna se interpreta por
la presencia de una falla que hunde el cierre perisinclinal en el extremo SE de la
estructura de este relieve, donde la presencia de margas yesíferas del Triásico Keuper
y la intercalación de margocalizas y margas en la serie Eocena produce una pérdida
de comunicación, que en función de la evolución piezométrica puede llegar a ser
completa con respecto al resto del acuífero.

5.

La evolución piezométrica registrada en el acuífero de La Horna durante el


período 2005-2010 permite identificar valores piezométricos diferentes para las
unidades Inferior y Superior, así como para el Bloque Meridional. En todos los casos
se muestra una tendencia ascendente que permite identificar una ligera recuperación.

6.

La estructura que presenta el acuífero condiciona el flujo subterráneo desde el


flanco occidental que se encuentra verticalizado, hacia el oriental, de capas con

286
Conclusiones

buzamientos muchos más suaves, para finalmente dirigirse hacia la depresión de


Vinalopó. Aquí, es probable que el Triásico Keuper confine al acuífero, justificándose
de esta forma el drenaje de La Horna a través de los depósitos aluviales.

7.

La buena comunicación del Bloque Meridional de La Horna con el acuífero de


Aspe a través del sector de Las Fuentes, permite explicar las semejanzas de nivel y de
composición de las aguas entre ambos. No obstante, la elevada mineralización del
agua de algunos sondeos del Bloque Meridional se relaciona con el lavado de los
materiales evaporíticos asociados en profundidad a la falla de la terminación SE.

8.

El acuífero de La Horna presenta aguas de mineralización media-alta y


mayoritariamente facies hidroquímica clorurada sódica, donde el contenido de calcio y
magnesio es menor a pesar de tratarse de un acuífero kárstico.

9.

La mineralización del agua en el acuífero de La Horna está controlada


principalmente por un modelo que combina los procesos de disolución de los terrenos
carbonáticos con aquellos de mezcla de agua muy mineralizada cuyo origen se
relaciona con los materiales del Keuper. Se ha podido reconocer una diferenciación
gravitatoria del agua dentro del acuífero en la que las aguas salinas se disponen en la
parte basal del acuífero. No obstante, también se ha manifestado un factor dinámico
perturbador de la estratificación por densidades y relacionado con la existencia de
flujos asociados a zonas de mayor o menor transmisividad.

10.

En la Unidad Superior del acuífero de La Horna es donde el proceso


hidrogeoquímico de disolución de la calcita se presenta con más claridad. Los datos
también apuntan a una posible disolución de dolomita; sin embargo, la ausencia de
dolomías en la serie de La Horna dificulta la interpretación de los elevados valores de
magnesio que presentan sus aguas respecto al contenido en calcio de las mismas.

287
Capítulo VI

11.

La proximidad de terrenos evaporíticos al acuífero carbonático de La Horna se


resuelve con una fuerte influencia de estos materiales en la mineralización de sus
aguas. Las altas concentraciones de cloruros, sodio y sulfatos están en relación con
una posible disolución de rocas evaporíticas; los contenidos de azufre 34 así parecen
indicarlo.

12.

La recarga media al acuífero de La Horna asciende a 0,22 hm3/año y se


producen mayoritariamente por la infiltración de la precipitación sobre los materiales
carbonáticos y, en menor cuantía, por cesión de los terrenos detríticos situados sobre
aquellos. En los últimos años del período de estudio las salidas estimadas del acuífero
han sido de 0,15 hm3/año, produciéndose fundamentalmente por bombeos, y de forma
estacional por transferencia a los detríticos de Aspe y Cuaternario de Novelda. En
consecuencia, el acuífero de La Horna se encuentra en un estado de ligero superávit.

13.

El acuífero de Aspe es un acuífero detrítico altamente heterogéneo, con una


presencia preponderante de la fracción fina en la que se intercalan diferentes tramos
de naturaleza grosera que corresponden a paleocanales. Todo indica que se da una
circulación diferencial entre los paleocanales y el resto, la cual podría explicar tanto los
gradientes hidráulicos como la diferente mineralización entre puntos relativamente
próximos.

14.

La evolución de niveles en el sector de La Ofra es independiente del resto del


acuífero de Aspe y se ha interpretado como una desconexión piezométrica entre
ambas zonas. La causa de este comportamiento no ha podido ser determinada en
este trabajo y se propone como un objetivo para futuros estudios.

288
Conclusiones

15.

Varios sondeos situados sobre el cuaternario de Aspe y que alcanzan


profundidades, al menos, de entre 80 y 100 m, presentan niveles piezométricos
claramente diferentes de los del resto del acuífero y con un menor grado de
mineralización de sus aguas. Todo parece indicar que dichos sondeos captan
formaciones del substrato, quedando para futuros trabajos identificar estas
formaciones y caracterizar sus relaciones con el acuífero de Aspe.

16.

Las aguas del acuífero de Aspe presentan de forma mayoritaria una facies
hidroquímica clorurada sódico-cálcica, registrándose la mayor mineralización en los
bordes de Alcaná-La Horna y Uchel-Borisa. El carácter abierto del primero de ellos y la
abundancia de terrenos evaporíticos al Norte del mismo, aportaría flujos de elevada
mineralización hacia el acuífero de Aspe. De otra parte, la presencia importante de
Triásico Keuper en la terminación oriental del acuífero de la sierra de Crevillente,
produce aguas muy mineralizadas que entrarían en el acuífero de Aspe a través del
barranco del Tolomó e irían diluyendo sus sales al mezclarse con otros flujos o recibir
las recargas naturales o de retornos de riego.

17.

La relación de los acuíferos de La Horna y de Aspe se produce de forma


preferente a través del límite entre el Bloque Meridional y el sector de Las Fuentes; los
niveles y los datos hidrogeoquímicos así parecen confirmarlo. Sin embargo, las
escasas diferencias piezométricas entre ambos acuíferos no permite establecer el
sentido del flujo.

18.

Durante estos últimos 50 años el acuífero de Aspe ha estado sometido a una


elevada presión. La explotación de sus aguas ha generado notables descensos,
aunque éstos no han sido iguales en todos los sectores. Se estima un vaciado del
acuífero de 10 a 12 m en el sector del Tolomó, que pasaría a ser de 20 a 24 m en el
sector de descarga del acuífero (Las Fuentes). La principal consecuencia de esta
explotación ha sido el agotamiento de los manantiales del Hondo de las Fuentes, zona

289
Capítulo VI

de descarga natural del acuífero, desplazándose el eje de drenaje hacia captaciones


situadas al Noreste de dichas surgencias, ya en el límite con el acuífero Cuaternario
de Novelda.

19.

Las entradas medias totales establecidas para el acuífero de Aspe oscilan


entre 1,4 y 1,8 hm3/año; las salidas están comprendidas entre 1,2 y 1,5 hm3/año. Por
tanto, este acuífero presenta un balance positivo para el periodo 1998-2009 del orden
de 0,2 a 0,3 hm3/año. Durante ese tiempo se produjo una pérdida de la superficie de
regadío que supuso menores retornos de riego; sin embargo, una climatología
favorable, con algún período húmedo, fue suficiente para establecer el balance
positivo en el acuífero.

290
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306
Anexos 

Anexos

307

 Anexos

Inventario de puntos de agua.

X Y Z Punto Acuífero
692484 4245063 274,0 1 Aspe
692254 4245364 283,0 2 Aspe
693383 4245723 263,0 3 Aspe
693387 4245599 262,0 4 Aspe
693582 4246013 257,5 5 Aspe
692719 4245031 270,0 6 Aspe
692677 4244962 271,5 7 Aspe
688943 4245902 322,5 9 Aspe
693644 4246441 253,0 11 Aspe
693053 4246587 260,5 12 Aspe
692748 4244727 270,0 13 Aspe
688738 4246780 333,0 15 Aspe
693222 4244675 266,0 17 Aspe
694007 4245748 251,7 18 Aspe
689865 4245679 310,0 19 Aspe
693790 4245573 258,5 23 Aspe
693922 4245459 255,0 24 Aspe
693278 4244388 268,0 25 Aspe
692778 4245816 269,0 33 Aspe
690605 4244964 295,5 44 Aspe
691404 4243620 295,0 46 Aspe
690716 4244586 291,0 48 Aspe
691999 4243960 286,0 52 Aspe
692063 4244037 284,5 53 Aspe
692089 4244235 281,0 54 Aspe
692484 4243434 294,5 59 Aspe
692819 4245849 268,5 71 Aspe
693082 4246631 260,5 72 Aspe
692528 4244187 275,5 73 Aspe
690256 4244346 292,0 81 Aspe
693260 4246646 254,5 84 Aspe
689209 4246396 325,0 90 Aspe
693321 4246309 261,0 91 Aspe
692861 4244661 270,0 92 Aspe
692456 4244771 273,5 93 Aspe
691980 4244297 282,0 94 Aspe
692701 4245366 271,5 96 Aspe
691017 4244863 290,0 97 Aspe
693067 4245476 265,0 102 Aspe
692995 4245607 267,5 103 Aspe
692310 4244481 276,0 106 Aspe
693733 4244481 266,0 107 Aspe
693653 4246153 255,0 110 Aspe
693269 4246677 255,0 111 Aspe
693001 4243711 285,5 115 Aspe
693400 4245652 261,0 118 Aspe
693967 4245879 249,0 119 Aspe
693505 4246002 259,0 120 Aspe
688449 4246538 334,3 133 Aspe

308
Anexos 

X Y Z Punto Acuífero
687280 4246280 357,0 134 Aspe
692782 4245631 269,5 139 Aspe
690771 4243269 302,0 141 Aspe
687901 4246860 344,0 142 Aspe
690675 4244868 294,0 148 Aspe
691639 4243698 292,0 151 Aspe
692695 4244602 272,0 155 Aspe
691609 4244036 288,5 156 Aspe
693368 4246231 258,5 157 Aspe
689728 4245466 315,0 159 Aspe
689612 4245579 313,0 161 Aspe
693165 4245584 264,0 162 Aspe
693221 4244139 273,0 165 Aspe
693521 4246518 253,5 167 Aspe
692651 4245501 271,5 172 Aspe
693959 4245558 255,0 174 Aspe
693769 4245816 253,0 175 Aspe
693644 4246108 255,5 179 Aspe
693797 4245400 259,0 181 Aspe
688924 4246483 329,0 187 Aspe
693882 4245348 255,0 190 Aspe
692481 4244260 275,5 191 Aspe
692351 4244067 279,5 192 Aspe
692410 4244010 279,5 193 Aspe
692530 4243785 280,5 194 Aspe
692224 4244049 281,0 195 Aspe
692289 4243957 282,0 196 Aspe
690548 4243393 296,5 135 Ofra
690103 4243419 304,0 180 Ofra
690574 4243662 294,5 185 Ofra
690065 4243675 299,0 188 Ofra
694505 4247807 237,0 16 Cuaternario de Novelda
692936 4246900 270,0 63 Cuaternario de Novelda
692950 4246996 270,5 64 Cuaternario de Novelda
693044 4247037 266,5 65 Cuaternario de Novelda
693804 4247050 250,5 88 Cuaternario de Novelda
693789 4247039 250,5 89 Cuaternario de Novelda
694295 4246779 243,0 95 Cuaternario de Novelda
693696 4247056 251,0 98 Cuaternario de Novelda
693978 4246975 245,5 100 Cuaternario de Novelda
693937 4247045 245,5 101 Cuaternario de Novelda
693675 4247113 252,0 104 Cuaternario de Novelda
693426 4246738 254,0 109 Cuaternario de Novelda
693530 4246739 253,0 112 Cuaternario de Novelda
694325 4247281 240,0 173 Cuaternario de Novelda
689338 4247732 394,0 14 Superior Horna
691778 4246952 347,0 20 Superior Horna
691886 4246631 350,0 21 Superior Horna
689395 4247674 389,0 61 Superior Horna
689491 4247591 386,0 62 Superior Horna
691980 4247109 318,0 66 Superior Horna
692183 4247221 306,0 67 Superior Horna
692161 4247129 310,0 68 Superior Horna

309

 Anexos

X_23030 Y_23030 Z_mapa Punto_ID Acuífero
692691 4246750 284,5 70 Superior Horna
689215 4247685 385,0 80 Superior Horna
689496 4247623 389,0 123 Superior Horna
692032 4245898 314,0 125 Superior Horna
692172 4246172 308,0 126 Superior Horna
692475 4246321 289,0 127 Superior Horna
692538 4246361 289,0 128 Superior Horna
691675 4245907 318,0 132 Superior Horna
692460 4246275 288,0 158 Superior Horna
691978 4247126 323,0 160 Superior Horna
692530 4246454 292,5 186 Superior Horna
692588 4246118 279,5 8 Bloque meridional Horna
692618 4246106 276,5 10 Bloque meridional Horna
692697 4246000 270,0 22 Bloque meridional Horna
692611 4246411 282,0 31 Bloque meridional Horna
692603 4246490 285,5 32 Bloque meridional Horna
692753 4246531 269,0 34 Bloque meridional Horna
692749 4246664 273,0 35 Bloque meridional Horna
692818 4246586 268,0 69 Bloque meridional Horna
692513 4245862 281,5 86 Bloque meridional Horna
692575 4245768 274,5 87 Bloque meridional Horna
692652 4246163 275,0 99 Bloque meridional Horna
692609 4246187 278,0 129 Bloque meridional Horna
692203 4245438 279,0 149 Bloque meridional Horna
692782 4246633 270,0 150 Bloque meridional Horna
692565 4246104 281,0 163 Bloque meridional Horna
692811 4246630 269,5 164 Bloque meridional Horna
691531 4245759 307,5 85 Inferior Horna
690449 4246744 352,0 117 Inferior Horna
691616 4245509 292,5 131 Inferior Horna
689120 4246868 332,5 30 Otros
690960 4244411 288,5 47 Otros
693124 4243749 286,0 57 Otros
689598 4246513 324,5 60 Otros
692167 4242860 322,0 74 Otros
691959 4242673 326,0 75 Otros
693497 4243614 300,0 76 Otros
693904 4244027 286,0 77 Otros
694063 4244314 278,0 78 Otros
693737 4244134 275,0 79 Otros
690262 4244493 292,0 82 Otros
690158 4244352 294,5 83 Otros
694742 4245530 290,0 105 Otros
694674 4245240 295,0 108 Otros
694413 4245800 258,0 113 Otros
690748 4244276 289,6 114 Otros
694654 4243641 267,0 116 Otros
690258 4246145 315,0 124 Otros
694336 4245841 253,0 130 Otros
689356 4246641 326,5 137 Otros
691332 4242173 328,0 138 Otros
691448 4244024 288,5 140 Otros
694134 4246107 245,5 143 Otros

310
Anexos 

X_23030 Y_23030 Z_mapa Punto_ID Acuífero
694057 4246003 249,0 144 Otros
694216 4246139 240,0 145 Otros
690650 4244821 294,0 146 Otros
690721 4244821 293,5 147 Otros
691669 4243660 292,0 152 Otros
691666 4243654 292,0 153 Otros
691295 4244083 291,0 154 Otros
694485 4243370 273,0 166 Otros
694658 4243540 265,0 168 Otros
695548 4243038 224,0 169 Otros
692667 4243212 306,0 170 Otros
692676 4243078 315,0 171 Otros
689884 4244960 318,5 177 Otros
689167 4246903 335,0 178 Otros
693974 4246121 252,5 182 Otros
694134 4244359 280,0 183 Otros
690308 4244960 297,5 184 Otros
689668 4246548 326,0 189 Otros

311

 Anexos

Análisis químicos.
2+
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH Ca Mg2+ Na+ K+ HCO3- Cl- SO42- NO3-
1 febrero-80 3161 20,0 7,40 160 85 347 4,0 256 652 437 64
abril-82 3099 20,0 7,50 200 109 381 4,4 244 659 563 86
enero-84 3030 20,0 7,40 176 127 534 4,8 256 815 716 81
3 febrero-80 1733 20,0 7,40 100 73 167 6,2 183 355 285 33
enero-84 1612 20,0 7,40 120 107 180 3,4 171 411 327 33
5 julio-98 2450 21,0 7,40 178 83 307 4,3 240 556 308 67
julio-99 2460 21,7 7,43 179 74 246 5,6 243 598 293 75
julio-00 2730 20,5 7,30 187 73 283 3,8 224 577 344 89
7 julio-05 3800 21,0 7,26 150 105 468 6,6 237 876 501 146
julio-08 4000 20,5 7,25 226 109 583 6,0 250 1008 521 138
8 octubre-95 3973 20,0 7,27 155 128 569 5,1 323 767 831 125
julio-00 3600 21,1 7,62 115 72 475 5,0 234 640 625 143
julio-00 3310 21,1 7,54 102 70 525 6,6 199 750 450 80
mayo-01 3900 20,0 7,94 77 84 645 6,6 208 711 686 167
julio-01 3390 19,7 7,58 97 84 586 8,4 202 745 799 78
mayo-02 3500 20,1 7,56 112 74 536 7,0 224 740 470 132
septiembre-02 3790 19,5 7,55 114 98 624 7,0 227 825 707 139
julio-05 3900 20,5 7,58 125 89 532 5,1 214 920 472 185
9 julio-98 3400 20,5 7,50 135 138 456 7,1 317 671 318 163
julio-99 3060 19,6 7,40 115 110 360 7,2 336 650 288 161
julio-00 3290 19,8 7,29 125 108 361 5,4 294 680 382 163
mayo-01 3140 19,7 8,06 106 123 398 6,7 317 675 300 175
mayo-02 3280 19,0 7,50 100 128 403 6,7 311 711 142 192
septiembre-02 3390 19,7 7,25 135 93 466 7,0 311 734 316 206
10 julio-98 4170 22,4 7,40 250 130 467 7,2 183 944 383 99
julio-99 3020 21,8 7,43 191 95 334 6,7 205 792 340 92
12 octubre-95 2807 20,0 7,22 135 94 341 5,8 308 592 376 63
julio-98 3240 20,1 7,27 223 109 348 5,1 220 690 340 97
julio-99 3010 20,2 7,30 195 93 267 6,2 213 759 330 92
julio-00 3340 20,7 7,24 205 99 314 4,5 207 733 414 117
mayo-01 3830 20,0 7,55 157 125 410 6,4 199 918 375 121
julio-01 3420 19,8 7,33 218 125 353 5,3 213 810 409 117
mayo-02 3720 20,9 7,23 223 125 406 7,1 210 911 422 124
septiembre-02 3560 20,8 7,21 245 76 449 6,2 198 976 447 113
julio-05 3420 22,0 7,35 211 108 330 5,1 203 810 512 119
agosto-07 3540 20,1 7,13 205 108 332 4,5 224 647 420 126
julio-08 3190 19,1 7,52 199 94 324 4,9 215 765 393 101
13 octubre-95 3740 20,0 7,19 144 145 542 6,8 302 858 665 96
julio-00 3380 20,1 7,20 193 84 352 3,7 250 737 414 107
julio-01 3470 19,6 7,22 189 104 432 4,6 242 811 432 112
septiembre-02 3650 20,0 7,21 197 74 485 5,0 209 891 439 122
14 octubre-95 6638 22,0 7,22 232 211 1169 9,9 395 2338 412 35
julio-98 6650 22,5 7,30 337 184 920 11,4 273 2185 357 43
julio-99 6040 22,0 7,18 309 167 705 26,0 284 1907 315 35
julio-00 6700 23,0 7,35 283 358 771 9,5 266 1849 835 37
15 octubre-95 4125 19,0 7,04 173 156 574 9,3 381 928 673 116
julio-01 3620 18,9 7,38 171 125 431 7,6 264 779 510 132
mayo-02 3530 19,5 7,32 178 112 446 8,4 289 754 540 133
septiembre-02 3470 19,7 7,21 173 124 480 8,3 270 703 731 138
julio-05 3450 18,8 7,35 175 111 375 7,3 283 759 507 137
julio-08 3840 18,2 7,29 188 112 436 9,0 284 907 485 147

312
Anexos 

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
16 octubre-95 7774 19,5 7,26 301 306 1038 8,8 190 1680 1681 123
17 julio-00 3500 20,4 7,21 175 85 390 3,7 239 746 467 116
mayo-01 3300 20,4 7,34 112 98 445 4,9 236 809 86 111
julio-01 3570 20,2 7,24 196 98 416 4,5 219 809 433 113
mayo-02 3680 20,4 7,29 208 99 555 5,2 238 824 456 117
septiembre-02 3630 20,3 7,23 207 99 493 5,0 234 871 414 117
julio-05 3470 19,8 7,22 175 92 375 5,3 232 821 415 126
agosto-07 2630 18,4 7,14 174 79 270 4,0 201 527 279 124
julio-08 3570 18,3 7,23 223 88 367 4,1 217 915 338 116
18 octubre-95 2044 19,6 7,22 116 73 323 2,7 192 293 626 105
julio-00 2140 19,9 7,27 133 122 193 3,5 230 449 256 67
julio-01 2120 19,2 7,20 160 73 197 3,8 235 460 235 57
19 octubre-95 3700 19,0 7,35 207 189 523 2,1 204 900 951 93
julio-05 3430 18,8 7,33 182 114 350 5,9 269 752 486 177
20 octubre-84 3140 21,0 7,10 169 67 361 4,8 283 780 242 40
julio-98 4720 22,3 7,30 273 122 630 8,3 244 1133 398 48
julio-99 4320 20,8 7,21 243 103 494 8,5 254 1139 418 47
julio-00 4120 20,8 7,21 215 95 489 5,7 241 1032 402 53
julio-01 4180 20,4 7,28 232 119 506 6,8 226 1134 408 48
septiembre-02 3970 22,4 7,24 213 123 521 6,9 240 1116 332 44
julio-05 4240 20,0 7,24 172 105 515 5,7 239 1122 397 50
agosto-07 4800 18,8 7,22 265 115 562 7,3 254 1298 412 50
21 julio-98 3200 21,0 7,20 235 94 390 5,4 233 775 275 74
julio-99 2660 21,2 7,27 211 75 283 7,0 241 717 251 63
julio-00 3040 20,2 7,19 175 101 276 4,4 225 694 273 68
julio-01 3020 19,5 7,21 197 92 316 5,4 232 761 252 74
mayo-02 2970 20,0 7,16 210 90 304 6,0 230 737 292 77
julio-05 3200 20,1 7,22 215 90 305 4,9 227 846 289 73
22 octubre-95 2895 19,5 7,23 165 156 359 5,6 140 714 706 80
junio-97 2290 19,5 7,40 152 68 243 7,0 205 562 277 51
julio-98 2480 21,3 7,40 178 82 274 4,7 199 552 263 52
julio-99 2300 19,4 7,40 173 68 217 5,8 210 555 257 50
julio-00 2290 19,5 7,43 172 63 244 3,8 210 488 272 55
mayo-01 2400 19,4 7,49 177 74 271 4,8 206 551 280 56
julio-01 2390 19,3 7,37 146 79 266 4,4 204 573 255 51
mayo-02 2570 19,7 7,23 158 76 268 4,7 208 584 251 58
septiembre-02 2190 19,3 7,43 138 70 297 4,6 198 450 335 54
julio-05 2580 18,9 7,42 165 73 243 5,0 183 637 279 67
agosto-07 2630 19,2 7,15 198 80 187 3,0 190 575 163 64
23 julio-00 2160 19,4 7,22 141 86 190 3,4 244 461 245 66
mayo-01 2440 18,8 7,54 149 82 221 4,3 238 557 238 73
julio-01 2420 19,0 7,16 194 92 207 3,8 269 544 195 70
mayo-02 2630 19,0 7,28 208 95 225 4,8 289 594 276 85
septiembre-02 2520 19,0 7,06 199 96 281 4,7 264 605 273 80
julio-05 2630 19,5 7,20 205 78 214 3,9 244 619 265 90
24 julio-00 1760 19,8 7,22 117 63 161 2,6 266 361 211 39
mayo-01 1860 19,4 7,57 108 61 164 3,4 254 385 183 43
julio-01 1770 20,1 7,28 132 65 158 2,8 256 373 211 35
mayo-02 1840 19,5 7,30 150 62 162 3,4 269 369 192 43
septiembre-02 1880 19,3 7,19 154 60 207 3,3 258 444 211 43
julio-05 1830 19,9 7,29 153 60 145 2,9 251 376 209 49
25 julio-00 3410 20,5 7,20 152 81 351 3,8 234 710 375 88
30 julio-98 5300 21,0 7,20 136 146 890 8,4 333 1242 381 169

313

 Anexos

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
30 julio-99 4550 20,5 7,33 145 144 692 16,3 346 1262 438 156
julio-00 4900 19,8 7,29 157 127 753 7,7 330 1241 471 170
julio-01 5170 19,1 7,33 132 160 745 8,4 304 1294 470 163
septiembre-02 5230 19,5 7,33 161 120 796 9,8 333 1338 432 173
julio-05 6090 19,1 7,40 140 198 898 12,4 290 1681 488 168
agosto-07 5750 21,0 7,02 206 204 996 11,7 286 1947 432 169
julio-08 6480 18,7 7,30 197 186 1003 10,3 285 1993 466 161
31 julio-98 2950 21,0 7,40 185 106 338 7,8 200 656 298 77
julio-99 2610 20,4 7,30 185 81 286 6,6 205 631 274 76
julio-00 2900 20,8 7,38 182 86 301 6,0 192 664 294 101
julio-01 3030 20,4 7,42 157 109 417 6,8 200 752 315 97
septiembre-02 2910 20,3 7,40 175 66 368 6,9 195 707 329 86
julio-05 3710 20,6 7,32 165 122 361 6,2 182 805 389 102
agosto-07 3820 18,9 7,14 185 111 386 6,0 205 802 331 100
julio-08 3140 19,3 7,46 177 91 331 6,6 195 817 310 85
32 julio-98 3350 23,2 7,40 180 108 408 7,7 201 770 270 92
julio-99 3160 20,7 7,30 205 106 350 8,2 197 873 290 96
julio-01 4330 20,4 7,39 203 150 482 8,0 184 1174 326 91
mayo-02 4730 20,6 7,27 229 168 543 9,1 199 1323 513 98
septiembre-02 4420 20,6 7,43 188 139 602 9,4 202 1163 334 83
julio-05 14240 20,4 7,24 605 392 2132 12,6 160 4926 437 82
agosto-07 7770 22,0 7,05 340 203 1096 11,6 188 2711 352 92
julio-08 6170 19,8 7,37 268 147 825 8,0 186 1789 333 88
33 julio-98 2110 20,4 7,50 125 55 265 6,6 233 345 265 55
julio-99 1650 20,7 7,49 123 46 179 5,2 241 345 266 56
julio-00 1855 19,8 7,45 115 45 227 3,2 226 332 279 66
mayo-01 1990 20,9 7,92 105 52 232 4,0 205 362 250 78
julio-01 1870 19,0 7,59 109 56 233 3,8 211 348 274 58
mayo-02 1920 19,7 7,42 116 55 249 4,4 222 380 270 68
septiembre-02 1910 19,4 7,55 116 63 234 4,3 214 352 249 63
julio-05 1930 20,2 7,46 125 55 251 3,6 213 395 265 88
agosto-07 2020 20,0 7,12 117 56 220 3,2 209 320 270 91
34 julio-98 3250 21,0 7,30 220 116 342 6,0 215 705 333 95
julio-99 2800 19,9 7,30 165 91 270 7,7 213 693 313 89
julio-00 2900 20,0 7,52 183 103 268 4,9 201 632 398 103
julio-01 2950 19,6 7,28 181 108 287 5,3 202 669 392 93
julio-05 16420 19,8 7,18 474 424 2511 17,7 143 5547 798 6
julio-05 3200 19,7 7,30 195 91 303 5,5 200 719 405 110
agosto-07 4200 17,5 7,11 201 117 457 6,1 209 946 412 96
julio-08 3970 18,9 7,31 197 100 441 6,3 210 1060 386 83
35 julio-98 6100 21,0 7,40 174 138 1005 12,4 200 1614 393 33
julio-99 3360 20,7 7,51 173 120 312 9,5 182 1006 252 71
julio-00 4430 20,0 7,46 165 141 752 7,0 190 1155 933 223
julio-01 4580 19,5 7,47 155 136 627 9,3 177 1242 343 22
julio-01 5910 19,5 7,48 158 152 1079 11,4 198 1700 427 63
mayo-02 5270 20,1 6,87 140 118 797 14,4 229 1450 383 63
44 julio-00 3010 20,7 7,41 154 98 309 4,8 268 630 321 165
julio-01 3080 20,0 7,45 141 125 333 5,4 259 673 302 155
julio-05 3110 19,7 7,30 143 120 337 5,7 276 696 316 177
julio-08 3370 18,9 7,23 172 112 375 5,9 287 831 298 178
46 julio-05 1000 16,7 7,50 69 25 129 2,8 229 176 149 15
agosto-07 1050 16,7 7,59 71 25 126 3,1 235 152 133 19
47 septiembre-02 2070 21,5 7,31 124 68 324 4,6 221 450 365 72

314
Anexos 

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
47 julio-05 2000 21,2 7,38 110 53 213 3,9 214 408 247 74
agosto-07 2370 17,2 7,14 140 58 257 3,8 229 440 268 90
54 julio-00 1910 20,7 7,42 164 57 183 3,2 186 342 321 73
julio-05 2420 19,6 7,53 186 78 275 3,5 175 524 367 112
57 julio-00 5100 20,0 7,22 163 126 668 5,7 277 1019 928 70
mayo-01 8210 20,0 7,48 141 288 1009 14,3 326 1649 897 45
julio-01 8370 20,0 8,46 223 315 1316 11,3 318 2122 1108 44
julio-05 4310 20,5 7,28 166 100 620 5,0 264 906 933 37
agosto-07 6680 17,4 7,16 269 232 1081 11,1 308 1392 1580 53
59 enero-84 6290 19,0 7,30 401 292 1069 11,3 305 1843 1526 83
julio-00 6910 19,2 7,39 197 164 944 9,1 322 1592 876 198
julio-01 6600 19,0 7,05 166 224 1175 9,1 195 1657 968 163
septiembre-02 6750 19,0 7,56 179 139 1028 12,4 313 1610 901 153
julio-05 6970 18,8 7,43 155 189 1128 9,8 303 1678 1184 159
agosto-07 7130 18,1 7,28 239 226 1262 12,1 318 1989 988 144
julio-08 7310 17,9 7,31 239 203 1141 10,4 296 1964 999 119
60 julio-00 5300 19,8 7,24 164 164 740 6,9 279 1214 616 190
julio-01 5270 19,5 7,35 200 167 741 8,2 263 1286 612 181
septiembre-02 5260 19,2 7,19 207 106 736 9,3 294 1215 606 179
julio-05 5070 19,2 7,37 173 155 731 7,7 280 1302 603 186
62 julio-00 5640 22,4 7,13 240 150 635 10,0 284 1477 450 44
mayo-01 5250 21,9 7,41 242 151 651 9,9 289 1417 339 39
julio-01 5410 21,9 7,13 226 171 694 11,8 279 1540 354 43
mayo-02 5210 21,7 7,26 220 162 628 11,8 283 1437 312 41
septiembre-02 5360 22,3 7,19 232 150 573 12,2 273 1438 337 47
julio-05 5390 23,7 7,25 188 163 688 9,7 257 1580 404 48
agosto-07 5410 24,0 6,87 287 167 810 12,1 274 1707 361 58
63 julio-05 1340 19,7 8,41 31 29 197 4,9 173 252 205 21
agosto-07 1440 19,7 8,24 32 37 213 5,0 183 229 186 29
64 julio-00 4460 20,0 7,21 237 117 429 5,3 214 1002 618 96
mayo-01 4460 19,3 7,57 193 122 525 7,1 218 1055 614 88
julio-01 4450 19,6 7,18 240 143 525 6,8 197 1080 618 87
mayo-02 4430 19,7 7,13 244 125 542 7,2 224 1056 398 88
septiembre-02 4450 19,8 7,16 248 136 592 7,1 218 1180 589 85
julio-05 4520 20,0 7,28 185 126 584 6,1 224 1094 653 109
agosto-07 4940 19,7 7,08 258 118 625 6,8 234 1133 603 97
66 julio-99 4800 19,8 7,13 219 129 512 8,2 269 1186 425 80
julio-00 4680 20,3 7,14 235 124 475 6,0 248 1174 471 96
julio-01 4600 19,7 7,13 217 140 567 6,5 226 1277 403 85
67 julio-00 3490 19,9 7,25 169 108 352 5,3 268 846 307 70
mayo-01 3640 20,1 7,50 179 102 427 7,1 259 948 325 69
julio-01 3610 20,3 7,23 193 109 419 6,2 245 936 300 67
mayo-02 3690 20,3 7,20 199 103 435 7,2 269 935 292 74
septiembre-02 3610 20,4 7,18 194 99 483 6,9 261 934 280 75
julio-05 3650 20,5 7,21 204 102 406 6,1 251 954 355 79
agosto-07 3650 20,6 7,18 207 105 426 5,6 274 888 315 82
68 julio-00 4820 19,9 7,14 220 122 487 5,9 238 1085 533 86
69 julio-99 2590 19,9 7,27 178 85 232 7,1 223 631 294 69
julio-00 2680 20,2 7,27 168 80 263 4,5 210 581 325 78
mayo-01 2800 19,5 7,50 175 93 295 5,6 213 630 476 84
julio-01 2780 19,7 7,33 165 99 292 5,4 197 664 319 74
mayo-02 2700 19,6 7,15 170 92 269 5,9 216 621 312 83
septiembre-02 2670 19,7 7,42 163 90 325 5,7 215 593 307 70

315

 Anexos

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
69 julio-05 2690 19,7 7,41 158 81 269 5,0 217 603 325 81
agosto-07 2390 21,0 7,09 161 84 281 4,7 217 519 322 74
70 julio-99 4100 20,0 7,24 229 126 448 10,7 238 1015 447 56
julio-00 4430 20,3 7,24 250 130 433 9,1 217 1058 546 63
julio-01 4430 19,7 7,27 205 153 502 9,4 215 1101 547 52
mayo-02 4660 19,9 7,16 228 143 563 10,4 223 1085 577 60
septiembre-02 4750 20,4 7,24 221 145 547 12,1 213 1223 586 62
julio-05 4360 19,6 7,31 166 124 638 10,4 214 1139 628 60
agosto-07 5100 18,9 7,16 260 160 656 12,5 224 1432 565 69
71 julio-99 1775 19,5 7,45 126 46 183 5,3 228 387 252 58
72 julio-00 2870 20,5 7,20 196 82 283 4,2 215 634 335 71
julio-01 3120 20,5 7,23 196 109 325 5,1 222 746 340 69
septiembre-02 4160 20,6 7,20 252 95 504 6,6 194 1070 453 123
julio-05 2450 20,7 7,21 190 70 245 4,4 214 566 339 73
agosto-07 2750 20,7 7,03 167 82 272 4,3 225 527 290 83
73 julio-00 3400 20,0 7,25 196 87 389 3,4 232 727 628 93
mayo-01 3040 19,8 7,45 192 83 353 3,5 224 609 462 76
julio-01 3850 20,1 7,33 216 113 470 4,7 215 818 666 93
mayo-02 2910 20,3 7,33 158 74 292 4,1 214 562 370 87
septiembre-02 3160 20,0 7,40 194 112 381 4,6 232 673 460 95
julio-05 3170 19,9 7,29 191 85 357 4,0 234 684 498 104
74 julio-00 6430 19,6 7,19 165 180 859 14,2 449 1470 762 83
mayo-01 6520 19,1 7,76 162 197 1050 13,4 486 1670 755 71
julio-01 6490 18,6 7,33 155 210 972 16,6 397 1615 852 81
julio-01 6310 18,7 7,23 150 195 946 17,0 430 1528 836 84
mayo-02 6520 19,0 7,13 134 179 928 18,2 437 1520 605 117
septiembre-02 6830 18,9 7,34 141 171 1137 20,0 417 1580 813 126
julio-05 6130 19,8 7,24 125 171 1016 13,5 416 1480 984 114
agosto-07 6610 16,9 7,16 178 196 1079 16,3 448 1669 800 106
julio-08 6500 18,6 7,12 169 173 1063 14,0 431 1567 824 109
78 noviembre-84 2210 20,0 7,80 63 64 327 5,2 288 440 263 33
septiembre-85 2870 20,0 8,00 135 70 428 5,5 319 631 310 54
mayo-02 3210 23,0 7,30 158 83 416 7,4 240 715 363 62
septiembre-02 3180 22,7 7,21 148 106 480 7,2 231 798 350 63
julio-05 3290 20,0 7,26 161 83 473 6,0 237 815 409 78
agosto-07 3420 18,8 7,26 176 89 436 6,4 250 737 373 76
81 julio-01 2200 21,1 7,24 166 79 194 3,7 198 510 146 160
mayo-02 2260 21,1 7,20 177 76 194 4,8 218 541 140 112
septiembre-02 2120 21,1 7,20 156 77 208 4,3 214 526 129 110
82 julio-00 2820 21,6 7,31 191 82 244 4,5 200 693 146 110
julio-01 2860 21,6 7,28 193 96 253 4,5 183 731 150 161
mayo-02 2800 21,6 7,22 209 94 276 5,7 216 748 144 114
septiembre-02 2890 21,6 7,24 208 65 315 5,2 202 763 274 112
julio-08 2940 20,2 7,38 210 81 263 5,1 204 840 156 116
83 julio-01 2610 22,0 7,47 112 81 338 4,3 220 570 283 64
mayo-02 2670 22,0 7,33 123 84 332 5,8 236 597 256 89
julio-05 2510 22,0 7,39 148 85 282 4,8 241 573 254 110
agosto-07 2730 22,0 7,54 144 100 258 5,3 254 521 226 130
84 mayo-01 5630 19,3 7,28 256 191 591 8,2 201 1471 546 96
julio-01 3800 19,7 7,23 258 135 524 5,5 188 913 579 110
julio-01 4800 19,6 7,11 320 181 633 7,1 190 1314 629 106
mayo-02 5520 19,5 7,29 255 198 611 7,6 206 1375 728 97
septiembre-02 6530 19,4 7,29 395 150 566 8,6 184 1339 769 93

316
Anexos 

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
84 julio-05 4420 19,8 7,29 250 153 598 6,3 202 1305 662 125
agosto-07 4930 19,4 6,96 304 150 519 6,8 219 1114 571 116
julio-08 4220 18,2 7,17 266 123 447 5,7 210 1054 514 105
85 julio-00 6690 19,5 7,48 124 244 935 42,3 306 1526 814 135
julio-01 6970 19,5 7,47 122 168 1250 21,8 265 1750 807 108
septiembre-02 7000 20,6 7,50 124 155 1147 24,2 290 1798 780 107
julio-05 6750 21,0 7,50 133 133 1036 21,3 299 1731 722 141
julio-08 7220 18,9 7,54 138 143 1305 22,6 298 2157 741 116
86 julio-00 3070 19,7 7,41 146 119 294 4,6 202 701 368 76
mayo-01 3040 19,5 7,40 165 94 302 4,3 200 701 335 90
mayo-02 2960 19,4 7,42 151 96 317 5,9 208 676 344 71
septiembre-02 2760 19,6 7,47 155 112 366 5,6 213 656 308 64
julio-05 2900 20,1 7,34 152 90 290 5,1 214 680 365 81
agosto-07 3160 17,6 7,44 179 97 323 4,5 211 637 357 81
88 julio-01 3280 19,7 7,07 288 133 282 4,9 329 875 387 45
septiembre-02 3900 19,7 7,09 315 85 405 6,4 248 951 402 64
89 julio-00 5200 21,1 7,23 212 273 555 6,9 191 636 1421 73
julio-01 6270 21,1 7,22 361 224 912 7,1 278 1664 772 79
90 julio-00 4240 19,7 7,49 250 246 543 8,3 292 865 1530 138
91 julio-00 2320 20,2 7,21 168 68 227 3,8 255 474 292 82
julio-01 2320 19,5 7,28 157 83 234 3,8 202 507 274 80
92 julio-00 3450 20,1 7,24 190 82 361 3,7 239 753 437 110
93 julio-00 3390 20,6 7,28 160 82 358 4,2 231 750 426 109
julio-01 3370 19,8 7,27 131 100 412 5,1 232 602 420 113
94 mayo-01 2230 20,1 7,26 165 68 197 2,9 199 471 315 43
julio-01 2470 19,5 7,22 169 80 261 3,7 202 539 384 87
mayo-02 2310 20,1 7,29 156 71 235 3,9 208 503 278 88
septiembre-02 2520 19,9 7,35 180 94 269 4,0 213 521 328 91
julio-05 2520 19,3 7,33 182 85 219 3,5 171 593 287 128
agosto-07 2900 17,1 7,13 210 88 227 3,2 198 545 270 141
julio-08 2690 19,6 7,26 209 75 233 3,6 205 630 273 132
95 mayo-01 2150 21,5 7,43 98 48 270 4,0 258 445 251 106
julio-05 2080 20,7 7,43 92 49 254 4,3 249 450 247 82
96 agosto-07 3160 17,7 7,69 143 87 383 6,1 228 663 354 66
98 octubre-95 2421 19,5 7,18 83 59 377 2,2 65 416 606 37
100 septiembre-02 2760 20,3 7,26 179 94 292 6,7 220 658 237 56
101 julio-00 2600 19,5 7,46 136 170 312 5,6 218 640 564 36
julio-01 2840 19,5 7,31 165 99 294 5,2 196 717 247 39
102 mayo-02 2780 20,6 7,28 175 87 328 4,9 220 644 303 86
septiembre-02 2760 20,8 7,24 172 89 360 4,9 205 680 290 76
103 julio-01 2460 20,3 7,38 106 80 292 5,0 215 560 269 73
mayo-02 2420 20,2 7,35 138 78 276 5,0 220 538 251 90
septiembre-02 2560 20,4 7,50 185 107 298 5,2 214 605 270 90
julio-05 2660 21,1 7,38 174 74 274 4,8 205 615 362 93
agosto-07 3250 19,9 7,45 191 99 296 4,1 229 550 322 155
julio-08 3040 19,8 7,27 175 80 330 5,0 226 756 321 103
104 julio-01 2480 18,8 7,27 235 88 260 4,2 229 568 388 113
mayo-02 3260 19,0 7,12 255 114 286 5,1 248 646 466 88
septiembre-02 3020 19,3 7,26 203 59 428 4,9 194 764 358 59
julio-05 3280 19,4 7,28 250 109 274 5,2 213 788 407 93
agosto-07 4080 17,4 6,94 293 132 328 4,7 210 813 449 100
105 julio-01 6640 17,9 6,86 244 265 898 40,6 626 1537 1049 69
mayo-02 6960 18,3 6,72 261 264 873 46,8 678 1562 1045 145

317

 Anexos

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
105 septiembre-02 6670 18,6 6,88 234 217 808 39,2 685 1548 912 105
julio-05 5970 18,3 7,02 225 203 855 28,5 624 1426 882 87
106 julio-01 3890 19,7 7,22 189 110 520 6,3 258 925 537 137
mayo-02 3970 19,9 7,27 192 114 527 6,1 274 913 519 139
julio-05 3750 19,6 7,27 143 108 524 5,4 247 861 529 160
107 julio-01 2770 19,4 7,22 190 90 303 5,4 219 619 357 81
mayo-02 2730 19,7 7,28 191 84 280 5,4 226 556 539 85
julio-05 2750 19,4 7,26 190 72 271 5,2 219 601 461 93
agosto-07 2280 15,8 7,21 184 71 205 3,5 241 380 328 78
108 mayo-02 3520 20,4 7,41 128 103 499 37,0 831 694 368 51
109 julio-01 7960 20,0 7,13 435 264 974 8,6 188 1980 1387 99
mayo-02 8150 20,3 7,01 394 240 1041 9,9 203 1981 1515 111
septiembre-02 8180 20,2 7,33 450 254 953 9,9 358 1969 1479 110
julio-05 7500 19,9 7,22 296 230 1028 7,9 198 1825 1416 100
julio-08 6050 18,9 7,15 354 163 771 6,9 195 1475 891 90
110 julio-01 2570 20,6 7,25 155 85 273 4,0 201 560 299 77
septiembre-02 2570 20,6 7,22 178 87 300 5,0 224 602 300 74
julio-05 3050 20,6 7,29 191 83 301 4,6 218 708 393 101
111 septiembre-02 3050 15,9 7,14 215 187 252 5,8 184 684 764 171
agosto-07 6120 15,9 7,57 450 222 593 9,2 155 1550 658 301
julio-08 6090 15,9 7,55 416 197 570 7,4 155 1601 644 262
112 septiembre-02 3740 19,4 7,20 192 90 540 6,1 279 953 426 89
113 septiembre-02 1800 19,7 7,44 122 40 219 6,7 213 230 398 44
julio-05 1750 18,6 7,44 129 61 191 5,1 352 204 422 41
114 septiembre-02 1770 22,2 7,35 121 112 352 3,7 185 701 275 66
julio-05 2020 21,4 7,36 128 60 177 3,5 208 417 254 75
115 septiembre-02 4830 19,3 7,47 180 166 711 15,1 374 1121 658 101
julio-05 4980 18,7 7,47 178 132 794 13,5 351 1159 708 121
agosto-07 5820 17,9 7,37 122 162 888 15,1 391 1135 731 135
julio-08 5700 18,0 7,41 117 154 926 15,1 370 1296 789 145
116 julio-01 6910 21,5 8,09 31 29 1633 6,5 326 1693 866 6
septiembre-02 7030 21,5 8,05 30 40 1476 6,5 259 1795 806 4
118 septiembre-02 2520 21,3 7,28 172 97 324 4,2 222 618 374 72
119 julio-01 2050 19,5 7,14 164 74 184 3,4 214 457 240 55
120 julio-01 2750 19,6 7,42 172 77 308 4,3 220 631 324 90
130 agosto-07 3010 19,6 7,41 154 78 352 4,6 299 616 334 13
131 julio-05 5080 20,0 7,70 104 106 879 12,2 223 1403 443 138
134 agosto-07 2890 19,9 7,33 105 100 405 5,2 302 686 230 69
135 julio-05 2190 21,1 7,76 176 60 205 4,6 139 522 349 64
135 agosto-07 2230 19,2 7,65 176 73 229 4,3 162 512 316 69
137 agosto-07 3890 20,0 7,51 208 136 725 8,3 307 1156 471 192
139 febrero-80 2559 20,0 7,70 152 90 254 3,4 232 532 377 44
agosto-81 2384 20,0 7,50 144 92 254 4,4 232 496 356 34
octubre-84 2820 20,0 7,15 132 83 341 4,1 225 631 310 54
julio-05 3510 20,0 7,27 161 88 525 4,8 246 852 486 139
141 julio-05 2460 18,8 7,50 192 66 224 3,2 204 522 405 58
agosto-07 2890 16,7 7,26 209 89 266 3,0 217 538 436 64
143 julio-05 2150 19,9 7,36 208 59 207 3,8 259 457 319 61
agosto-07 2480 19,8 7,39 184 73 213 3,7 289 439 266 61
144 julio-05 2490 19,5 7,16 218 70 209 4,3 293 524 363 73
145 julio-05 1710 20,3 7,45 84 38 216 3,8 249 356 214 12
agosto-07 1900 19,2 7,40 94 41 245 3,8 263 352 214 12
146 julio-05 2980 21,7 7,41 205 89 297 6,3 236 687 385 135

318
Anexos 

Ca2+ Mg2+ Na+ K+
-
Cl-
2- -
PA Fecha C (S/cm) T (ºC) pH HCO3 SO4 NO3
146 agosto-07 3340 21,2 7,31 200 96 343 5,4 263 697 327 149
julio-08 3450 21,3 7,27 208 87 348 5,6 232 817 324 147
147 julio-05 2850 20,1 7,31 175 86 292 5,0 246 647 321 142
agosto-07 3200 21,0 7,21 180 95 338 4,7 251 595 326 142
148 julio-05 2950 21,0 7,33 177 112 313 5,0 271 683 324 177
149 julio-05 2130 19,7 7,54 89 56 279 5,1 246 385 352 103
agosto-07 2380 19,5 7,53 88 62 311 4,9 261 360 365 86
150 julio-05 3520 20,2 7,33 197 117 378 7,4 193 826 571 118
151 julio-05 2310 19,7 7,42 212 67 193 3,7 215 517 361 75
agosto-07 2560 18,6 7,10 195 77 218 3,0 210 472 302 77
153 julio-05 1800 21,7 7,69 142 39 212 3,3 200 364 329 20
agosto-07 1950 22,0 7,40 101 39 250 3,1 198 308 288 18
154 agosto-07 1640 22,0 7,42 82 32 216 3,5 213 278 200 21
157 julio-05 2800 19,8 7,31 219 79 259 4,6 218 639 407 91
158 julio-05 6090 18,5 7,43 144 156 961 15,9 241 1629 736 178
agosto-07 4950 17,7 7,28 202 151 672 14,4 238 1076 625 127
julio-08 5370 19,0 7,39 195 147 769 15,7 240 1320 666 132
159 julio-05 3200 19,1 7,33 221 111 338 5,3 278 735 408 195
160 julio-05 5270 19,8 7,28 168 149 606 7,6 239 1296 532 88
agosto-07 6060 19,8 7,08 255 176 817 10,7 251 1685 545 88
161 julio-05 3240 18,8 7,29 132 109 475 5,6 291 748 411 190
163 julio-05 3770 20,0 7,55 223 128 362 7,0 180 977 475 63
agosto-07 4120 16,4 7,30 190 118 404 6,2 199 762 404 68
julio-08 4120 18,8 7,40 210 112 404 7,7 195 1051 424 70
167 julio-05 2090 19,5 7,33 145 63 192 4,2 217 471 294 76
169 julio-01 6670 17,2 7,07 347 284 789 21,2 535 1474 1279 104
185 agosto-07 3140 22,6 7,42 179 76 378 4,8 205 673 233 96
189 julio-01 5280 18,9 7,20 203 167 952 8,4 260 1295 674 174
191 agosto-07 3600 19,6 7,27 213 95 388 3,4 240 659 411 145
192 agosto-07 1940 18,6 7,24 160 63 201 3,0 189 322 387 74

319

 Anexos

Sondeos eléctricos verticales. Perfiles de resistividad.

320
Anexos 

321

 Anexoos

322
Anexos 

323

 Anexos

324
Anexos 

325

 Anexos

326

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