Disjecta Membra: La Escritura de Juan Agustín: Palazuelos Frente A Su Recepción Crítica
Disjecta Membra: La Escritura de Juan Agustín: Palazuelos Frente A Su Recepción Crítica
Disjecta Membra: La Escritura de Juan Agustín: Palazuelos Frente A Su Recepción Crítica
David Wallace C.
Universidad de Chile
[email protected]
RESUMEN / ABSTRACT
El artículo propone una lectura de la obra del novelista chileno Juan Agustín Palazuelos
(1936-1969) considerando, en primer lugar, las disímiles impresiones de su recepción crítica.
Con ello, se pretende dar cuenta de una poética autorial que desafió, excedió y frustró las
expectativas de un exiguo circuito de críticos. La multiplicidad de recursos escriturales de la
obra palazueliana es abordada a partir del concepto de disjecta membra, a través del cual es
posible establecer vínculos con las nociones de monstruosidad, exceso, melancolía, espectáculo,
anamorfosis y simulación, entre otros.
Palabras clave: Juan Agustín Palazuelos, recepción crítica, corpus, disjecta membra, melancolía.
This article proposes a reading of the work by the chilean novelist Juan Agustín Palazuelos
(1936-1969) considering, first, the different impressions of its critical reception. Therefore
we intend to identified the strategies of Palazuelos’s poetics that had defied, exceded and
frustrated the expectations of a meager group of critics. The multiplicity of his scriptural
resources will be approached from the concept of disjecta membra, trough wich it is posible
to establish links with the notions of monstrosity, excess, melancholy, spectacle, anamorphosis
and simulation, among others.
1
Agradezco a mis ayudantes Andrés Soto y Samuel Espíndola por su colaboración
en la formulación y edición de este trabajo.
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INTRODUCCIÓN
2
Según Genette, paratexto es todo aquello que hace que el texto devenga libro (o
cualquier otro soporte material) y se proponga al público como tal: “El paratexto, pues, se
compone empíricamente de un conjunto heteróclito de prácticas y discursos de toda especie
y de todas las épocas que agrupo bajo ese término en nombre de una comunidad de intereses
o convergencias de efectos, lo que me parece más importante que su diversidad de aspecto”
(8). Derrida, por su parte, utiliza el concepto de párergon, a través del recurso etimológico
de carácter anfibológico que porta el prefijo para –con/contra–, para señalar la coexistencia
metonímica del trazo en el adentro y el afuera del marco de la obra: “Queda un espacio por
abrir para darle lugar a la verdad en pintura. Ni afuera ni adentro, se espacia sin dejarse
encuadrar pero se mantiene fuera del cuadro. Trabaja, hace trabajar, deja trabajar el marco,
le da trabajo (dejar, hacer y dar serán las palabras más incomprendidas por mí en este libro).
El trazo mismo se atrae y retira de allí, se atrae y pasa por allí, por sí mismo. Se sitúa. Se
sitúa entre la orla visible y el fantasma central desde el cual nosotros fascinamos” (25). Hillis
Miller, por su parte, establece la relación parasitaria entre lector y texto a partir de la noción
de hospedaje: el que acoge y el que es acogido. Finalmente, pertinentes dentro de este trabajo,
son las palabras de Patricio Marchant: “En el cuadro de honor de los grandes hombres, la
grandeza y el honor no lo ponen los hombres sino los cuadros. Un cuadro cuadra a un hombre;
un hombre sin cuadro se descuadra” (21).
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 259
sus dos antinovelas prologadas por Roberto Gac (conocido también como
Juan Almendro), autor radicado en Francia e íntimo amigo de Palazuelos3.
Esta noticia exhibe, por una parte, el deseo de vitalizar a una figura eximia
dentro de la literatura chilena y, por otra, la progresiva vigencia de una
escritura intensa, desafiante y transgresora de los órdenes anquilosados de
la tradición. Como en la película de Robert Bresson, el condenado a muerte
está escapando de su destino.
3
Véanse El Bautismo (Barcelona: Montesinos, 1983) y El Sueño (Barcelona:
Montesinos, 1985). Recientemente el autor ha reeditado sus textos a través de CreateSpace
Independent Publishing Platform (Amazon) bajo los títulos de Antinovelas I y II.
4
“[Cortázar] se rebela fundamentalmente contra dos cosas: primero, contra una forma
de narrar que corresponde a una falsa concepción de la realidad (esa forma que Cortázar llama
Rollo Chino); y segundo, contra un lenguaje que masticado y rumiado hasta la excrecencia
termina por desvirtuar la expresión literaria. Cortázar propone una novela abierta, hecha de
fragmentos que, en su simultaneidad, darán una imagen auténtica de la realidad” (Alegría 245).
5
“La terminología con que la crítica se ha referido a las obras metaliterarias en el
plano narrativo ha oscilado desde el término mismo de metanovela, hasta el de antinovela,
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pasando por otros como introverted novel (novela introvertida), irrealism (irrealismo), surfiction
(“sobreficción”), self-beggetting novel (novela que se construye a sí misma), fabulation
(“fabulación”), metafictional mode (modo metafictivo), incluso narcissistic narrrative…”
(Quesada 26).
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6
“En literatura, la generación del 1950 se componía de jóvenes nacidos hacia los
años 30. En 1960, el superjoven novelista Juan Agustín Palazuelos, aburrido de la cantinela
del 50, inventó la aparición de los Novísimos. Él mismo se etiquetó como novísimo […]
creo que la existencia de los novísimos no pasó de constituir un simple volador de luces. Los
llamados novísimos se distinguían de los del 50 sólo por la edad. Eran más jóvenes. No había
en ellos un gran cambio de temática, escenario o de estilo. Por lo demás, tengo la certeza de
que Wacquez no tomó nunca en serio la idea de registrar en la palabra una doctrina” (Filebo
47).
7
Compárese con la espera inútil de Vladimir y Estragón en Esperando a Godot (1952)
de Samuel Beckett. Se trataría, en ambos textos, de un funcionamiento contrateleológico por
cuanto la postergación o diferimiento del cumplimiento articula sus narraciones. En este sentido,
también se relacionaría con el cuento “Una llamada a Patricia” de un joven Palazuelos, pero
publicado en 1963, en donde el narrador no se decide nunca a llamar a su amiga porque la
cotidianeidad lo interfiere permanentemente.
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 263
8
“…el placer sensorial de la experiencia estética, una constante reflexividad que
va estructurando la acción en un sostenido preguntar y la actitud ante la mujer, vivida como
sensualidad y emoción de amor. La primera, plenamente gustada; a la inversa, siempre fallida,
la segunda. Frustrada, en el amor de la infancia, no lograda en su realización plenaria con
Soledad, voluntariamente eludida con Hexe en la anécdota que pone término al libro dejando
al protagonista en la misma incertidumbre del comienzo, si bien esta vez, con una ganada
responsabilidad” (Gelcic s/n).
9
Sicalipsis (Del gr. συκον, higo, y ἄλειψις, acción de untar, frotar): 1. f. Malicia
sexual, picardía erótica (DRAE).
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10
“Se trata de un novelista destinado a señorear el arte en que se inicia, si desecha
halagos y apresuramientos, convencido que es un arte difícil y exigente […]. Irá contra los
viejos inmediatos, es decir, los del 50. Ya está aparte, no los mira, y es posible y probable que
no los entienda. ¿Qué han venido a hacer ustedes –les podría decir en su fuero interno–, que
ambicionaron derribarlo todo y tuvieron que construir ruinas artificiales para creer cumplida
su misión? Y si se examina un poco este juicio, encontrará razones para afirmarlo […] El
mundo que le dan, el de sus mayores, es un recinto hermético por el que van y vienen los
enmascarados, exteriormente pintorescos, simples comparsas que juegan a darle a la vida un
sentido. El personaje se siente desterrado en este mundo de contratiempos, de ataduras, de
resonancias de un mundo perdido y que se debe buscar […] Todo lo mira con ojos nuevos,
y el espectáculo es siempre el mismo, de engaños, de laberinto sin salida, pero que alguna
tiene, no obstante, y lo que importa es encontrar el método para el hallazgo de sí mismo, de
los demás, de la vida como se quiere tenerla” (Del Solar s/n).
11
“… Según el orden del tiempo ha tenido una de las más entusiastas acogidas de la
crítica. El libro, sin embargo, no es de fácil lectura. Hay una forma novedosa, dinámica, para
exponer las ideas y hacer evocaciones a la que el lector no está acostumbrado. He ahí parte
de su mérito. Hay varios planos que alteran dando una sensación de caos, que corresponde a
una realidad subjetiva más honda y profunda que el lógico desarrollo de episodios ordenados
ficticiamente […] Esta valiente posición para afrontar la soledad de la propia búsqueda,
revela una mentalidad directa, vital, donde el análisis busca interpretar la vida, pero no la
entiende ni la frustra […] El individuo no se sujeta a normas, sino que busca su propio camino,
dificultosamente, en un permanente monólogo consigo mismo” (Matte 263-264).
12
En una nota anónima aparecida el 20 de abril de 1969 en El Diario Ilustrado se
dice, a propósito de la segunda edición de Según el orden del tiempo (1968), que “la obra
es un tanto sofisticada, la acción se desenvuelve en un ámbito literaturizante, en donde los
personajes conversan haciendo amplia exhibición de sus conocimientos en diversas materias
y muestran su erudición; pero, a mi parecer, había una estructura novelística endeble”.
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 265
Verano…
Ahora es invierno.
Amarillo…
Ahora ceniza.
Tonos brillantes y enceguecedores…
Ahora tonos opacos que apaciguan. (Es mejor, no hay posibilidad
de deslumbrarse.)
Un calor sofocante…
Ahora frío en todo mi cuerpo. (No obstante, la vivencia me hace
transpirar por dentro. El sudor corre por el revés de mi piel, hiriendo
con su caudal salobre cada uno de mis nervios. Por fuera mi piel
permanece reseca).
Tengo frío y calor 13 (Palazuelos, Según el orden del tiempo 124).
Adán. Nada. Adán es nada. Eva es reversible. Ave. Eva volando. Era
mucho más fácil no comerse la manzana. Era más cómodo. Pero si
se volaba un poco se podía coger la fruta y dársela a la nada. Para
que fuera algo. De la nada a la hombría14 (108).
13
El permanente oxímoron sitúa el fragmento en el plano barroco, del claroscuro,
pero además refuerza la oposición temporal que articula toda la novela (pasado y presente).
Lo irrecuperable frente al futuro incierto aparece en el motivo barroco de la ceniza, como
el soneto de Góngora “Mientras por competir con tu cabello” (1582, soneto 24 según el
ordenamiento cronológico): “antes que lo que fue en tu edad dorada/ oro, lilio, clavel, cristal
luciente,/ no solo en plata o viola troncada/ se vuelva, mas tú y ello juntamente/ en tierra, en
humo, en polvo, en sombra, en nada”.
14
En los consabidos anagramas que vinculan a Adán con Nada y luego Eva como
el ave que coge la manzana y la lleva hacia la nada, está funcionando la traducción que hace
Palazuelos de aperion: inmediatamente después de la frase “de la nada a la hombría”, Palazuelos
pone la frase con los términos griegos: “Desde el apeiron a la andreia” (en la edición de
Cuneta hay, al parecer, una confusión entre r y f por semejanza visual: ρ, ϕ). Sin embargo, el
sentido de apeiron en Anaximandro se vincula a una arché muy particular, en tanto se trata
de lo indefinido, infinito e imperecedero como principio u origen de todo cuanto existe.
15
“Salto continuo con el punto seguido cada cinco o seis palabras, sin tomar no
obstante ese ritmo de gotera, tan precario en otros escritores. Definición de cosas o estados
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[su] trama marcha por varios caminos paralelos, sin seguir el orden
del tiempo. A un paso del epílogo, la narración empieza con la misa
de réquiem de una muchacha, salta hacia atrás y continúa avanzando
y retrocediendo por múltiples hilos hasta llegar a mostrar el cuadro
completo. Es un triste cuadro, hecho de frustraciones y desorientación:
una juventud que se embriaga y se encama, habla trivialidades, huye
de sí misma, se enfrenta sin comprensión posible con unos adultos
esclerotizados por principios que declaman con energía, pero no
saben vivir (G.B. 34-35).
Lo que escandaliza a este crítico anónimo son pasajes como estos, cargados
de sátiras y desbordes narrativos:
en la garganta. Ni siquiera en los ojos. (En ese sitio habría que herir
al enemigo). Quizás sea el mismo lugar de la tristeza. Cada imagen
de presente tuvo su origen en el pasado: ahora me ocurre que estoy
frente a un espejo que sólo refleja su metálica profundidad (silencio
mercurial). La oportunidad para ver lo que ocurriría se presentó mil
veces… (61).
Con un tono cercano a G. B., la crítica de Juan Tejeda despedaza los miembros
separados de Muy temprano para Santiago:
Cada trozo de este libro está bien escrito. Pero el conjunto no está
armado. O está armado de un modo tal que no se hace accesible
al lector […]. Es una tela bien hecha, sin forma ni estructura, que
podría alargarse hasta el infinito, siempre monótonamente perfecta
[…] Quien la lea con afán crítico sufrirá muchísimo, porque tendrá
que seguir adelante y tratará de explicarse a dónde va la intención
del autor […] Porque a través de la manera de desenvolverse de
Palazuelos, se palpa algo, algo no muy definido aún, algo como
un instinto de mostrar cierta simultaneidad de los recuerdos en la
conciencia, que no distingue entre el ayer y el hoy. Y, también, algo
como un querer mostrar no ya a los personajes diferenciados, si no
[sic] como formando parte de un mismo monstruo colectivo, como si
cada cual fuese un poco los otros, confundidos en un mismo destino
que los ha juntado más o menos arbitrariamente, más, más que menos
[…) Pues el autor se encarga de poner todos los obstáculos para la
comprensión fácil (s/n).
16
“1º Los tiempos. [...] La habilidad para entretejer diversos tiempos siguiendo más
bien una lógica del sentimiento, aparece trocada aquí por algo que parece pura arbitrariedad,
lo que no hace accesible por tanto la obra. […] Aquí, repetimos, no hay suspenso. Ni siquiera
esa curiosidad que forma parte del suspenso, porque todo lo que pasa en la novela (o se
comenta como pasado) podría seguir cualquier otro rumbo: no se ve el hilo conductor. 2º La
pedantería. Grave obstáculo, porque exige al lector ser casi un erudito (…) ¡Qué diferencia
con las grandes obras literarias con el fluir de la sencillez grandiosa de las parábolas de Cristo
o las películas de Chaplín. 3º La grosería […] o las expresiones burdas no sólo las pone en
boca de los personajes, sino también las profiere el narrador, lo que nos parece una novedad
sin ningún interés. 4º Muchas reflexiones, demasiadas reflexiones, algunas o todas muy
inteligentes, pero excesivas en número y dentro de una ambivalencia insolucionable. 5º […]
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Una sensación espantosa en torno de no se sabe qué […]. 6º Clave. […] Novela escrita de
atrás para adelante, sólo puede interesar a lectores de atrás para adelante. 7º Literaturitis. Es
tan monstruosa esta enfermedad, que ella puede verse en la forma en que el autor firma (…)
Creemos que formalmente que Juan-Agustín Palazuelos no hará accesible al lector lo que
quiere darle, porque le exige demasiado (…) Nos parece una obra bien frustrada hecha por
un literato perfecto” (Tejeda s/n).
17
Tanto la Primera Ley de Gay-Lussac (o de Charles) como la segunda, relacionan
el volumen y la temperatura de una cierta cantidad de gas ideal, mantenida a una presión constante,
mediante una constante de proporcionalidad directa. En el pasaje tiene relación irónica con
la temperatura que alcanza el cuerpo torturado de la hormiga.
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 269
Aquí aún se ven los miembros despedazados del poeta. Y basta por
hoy. En otra ocasión discutiremos si estas composiciones merecen
el dictado de poemas; ahora veamos si es o no justo el odio que
profesas a la sátira (24).
18
Américo Castro afirma con respecto a él: “…en el alma de Guevara los componentes
de esa forma de vida –caballería, saber de cosas humanas, religión, mundanidad– se encuentran
desintegrados y sin fusión posible: «prometo como caballero, juro como cristiano» (o al
contrario). Su ánimo está poblado de «disjecta membra». No pudiendo vivir en el tráfago del
siglo, su ímpetu enorme e insatisfecho se vuelca en la expresión, en trocitos fragmentados
y menudos, o en frases contrapuestas, paralela o antitéticamente. Su genialidad consistió en
representar su vivir auténtico en un estilo no menos auténtico, labrado a su medida, no falso
ni engañoso, puesto que virtualmente es lo que Guevara es, un intento de existir buscando
sustitutivos a sueños de gloria malograda, y reflejando a la vez las fracturas insondables de
su alma. De ahí que le embriague la oratoria, arte espectacular y muy para vanidosos” (50).
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 271
19
Véase Wallace, David. “(Des)construyendo un sistema. Notas sobre Sistema sombrío
de Pablo Neruda”. Anuario de Postgrado Nº3. Santiago: Escuela de Postgrado, Facultad de
Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, 1999. pp. 461-470.
20
“El recurso barroco de los disjecta membra está en el poema surrealista, en el object
trouvé y en el cuadro cubista” (Sebreli 24).
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21
“67. Cada porción de la materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas
y como un estanque lleno de peces. Pero cada rama de la planta, cada miembro del animal,
cada gota de sus humores, es también un jardín o un estanque similar. 68. Y aunque la tierra
y el aire interpuestos entre las plantas del jardín, o el agua interpuesta entre los peces del
estanque, no sean en absoluto planta ni pez, sin embargo los contienen también pero muy a
menudo con una sutileza que es para nosotros imperceptible.(…) 70. Según esto vemos, que
cada cuerpo viviente tiene una entelequia que en el animal es el alma; pero los miembros de
ese cuerpo viviente están llenos de otros seres vivientes, plantas, animales, cada uno de los
cuales tiene también su entelequia o su alma dominante” (Leibniz 621).
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 273
¡Gracias!
Abandonemos la ciencia y el método para dar con eso. Inventemos un
lenguaje más oscuro (más oscuro que el de las meras palabras) (230).
EL CORPUS TRASTORNADO
22
Véase “Prefacio a Cromwell” (1827) de Victor Hugo.
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23
“El conjunto dialoga entre opciones que se recombinan o apartan. Se confirma un
“aire del tiempo” en el juego de las diferencias. Hago una prueba de contacto, un continuo
monstruoso de lectura, sin autoridad, por más que resulte estimulante” (Echavarren et al. 9).
24
Véase el espectáculo del supliciado en Farabeuf (1965) de Salvador Elizondo.
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 275
Entonces, trastorno, anomalía, enfermedad que trae este mal sin causa
conocida: malum sine materia.
25
La contradicción entre caída y ascensión muestra semejanzas con Altazor (1931).
Fuga y contrapunto están ligados paradigmáticamente a la música barroca: véase las referencias
a Bach en Según el orden del tiempo.
26
“Sombra en lugar de materia perenne, reflejo en lugar de forma, la perspectiva
descompuesta. […]. La realidad vista a través del ojo melancólico parece haberse entregado
a una anamorfosis continua (una deformación óptica) en la que una figura empuja a una
forma ya existente a la contradicción; así es esa realidad, tan poco esencial, tan poco estable
y tan sensible a la deformación. […] Las formas se vuelven estáticas: sacadas de su estado,
stasis, conducidas a una aparición poco duradera, apretadas o amasadas en su superficie.
La anamorfosis, la «proyección de la forma fuera de sí misma», como afirma en una de sus
definiciones Baltrušaitis, significa según su genealogía (ana-morphe) la elevación (ana) de la
forma (morphe), mejor dicho, la vuelta, el alejamiento de una forma en virtud de otra para que
la resultante sea nueva, cambie, se deforme. El prefijo ana-, que alude precisamente al salir, al
«afuera» (la dirección es vertical, hacia arriba), trae a la mente la anamnesis platónica según
la cual encontramos en la memoria aquello que ya conocimos en el mundo –elevado– de las
ideas. Pero en la anamorfosis melancólica el movimiento de desechar las formas vistas, de
transformarlas en otras, no conocer por supuesto ninguna referencia ideal más allá de la Nada,
la única esencia de la realidad asible para la melancolía. Si la melancolía es platónica, lo es
precisamente de una manera negativa, en su pérfida tendencia a alcanzar esa idea primera
que es el vacío, un lugar al que se regresa desde el mundo de las formas: la «tumba vacía»
del verso de Baudelaire” (Bieńczyk 91-92).
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Sarduy señala, por otra parte, que es esta mirada la que otorga verosimilitud
a la representación por parte del ojo melancólico que se mira a sí mismo y
no encuentra nada que ver:
27
“Todos los razonamientos comunes sobre el cuerpo terminan en algo de sombra y
de opacidad en torno a un hueso (en el embudo ético, en la melancolía de lo finito): a veces
comienzan bien, para luego terminar de cualquier manera…Si son necesarios los apuntalamientos
lógicos, quiere decir que hay descomposición, riesgo de derrumbamientos. Observando este
cuerpo, el pensamiento comprende que tiene mejores cosas que hacer, antes que definir o
desear” (Ceronetti 56).
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 281
28
“[…] el cuerpo es la materia plástica del espaciamiento sin forma y sin Idea. Es la
plasticidad misma de la expansión, de la extensión según la cual tienen lugar las existencias.
[…]. El cuerpo no es imagen-de. Pero es venida a presencia” (Nancy 51).
Disjecta membra: la escritura de Juan Agustín Palazuelos frente a su recepción crítica 283
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