Modulo 3 Lectura 4 Emociones Personalidad

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MÓDULO 3 – DESARROLLO PSICOSOCIAL,

DIFERENCIAS INDIVIDUALES, EDUCACIÓN


SOCIOAFECTIVA Y DIVERSIDAD

Esta lectura está basada en el material de la Universidad Politécnica de Cataluña


Apuntes de Psicología en Atención Visual (Marta Lupón, Aurora Torrents, Lluïsa Quevedo) y el
documento: La personalidad. Aula Aragón. Curso de psicología. Gobierno de Aragón, Departamento
de Educación, Cultura y Deporte

Lectura No.
4.
 Las emociones. La personalidad.

4.1
Las emociones. La personalidad.

4.1
 Emoción.
4.1.1 Función de las emociones
4.1.2 Clasificación de las emociones
4.1.3 El proceso emocional
4.1.4 Inteligencia emocional

4.2
 La personalidad.
4.2.1 ¿Qué es la personalidad?
4.2.2 Definición de personalidad
4.2.3 Temperamento, carácter y personalidad
4.2.4 Teorías de la personalidad
4.2.4.1 Teorías psicoanalíticas
4.2.4.2 Teorías de los rasgos
4.2.4.3 Teorías humanistas
4.1 EMOCIÓN

Según el diccionario de la RAE, la emoción puede definirse como una alteración del ánimo
intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática (es
decir, que se percibe de manera física y que se expresa en alguna parte del organismo). Otras
definiciones afirman que la emoción es una variación profunda pero efímera del ánimo, o una
conmoción afectiva de carácter intenso. También se define la emoción como un conjunto
complejo de respuestas químicas y neuronales que aportan una respuesta distintiva y brusca
ante el hecho que la provoca. Parece claro, pues, que todas las definiciones concuerdan en la
intensidad y en la brevedad de la experiencia emocional, así como en el hecho de que se
producen dentro del sujeto.

Etimológicamente, el término emoción deriva de emovere, en latín; emoción y movimiento


provienen del mismo verbo, lo que indica que las emociones conducen a la acción.

Habitualmente se entiende que la emoción es una experiencia multidimensional en la que,


como mínimo, conviven tres respuestas: cognitiva, conductual y fisiológica. Además, cada una
de estas dimensiones puede adquirir especial relevancia en una emoción en concreto, en una
persona en particular, o ante una situación determinada.

Sin embargo, existen otros conceptos similares a la emoción que frecuentemente se confunden
o se utilizan como sinónimos. No es fácil diferenciar algunos de ellos, pero vamos a intentar
aclararlos a continuación. Mientras que la emoción es una reacción afectiva brusca y aguda
acompañada de síntomas somáticos, el sentimiento es la evaluación consciente que la persona
hace de la percepción de su estado corporal durante una respuesta emocional. El sentimiento

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es más difuso y más duradero que la emoción, y no comporta una reacción somática tan
intensa. La emoción se relaciona con el cuerpo, mientras que el sentimiento lo está con la
mente. Por otra parte, el afecto es un proceso de interacción social entre personas. El afecto se
da y se recibe, mientras que las emociones sólo se experimentan en uno mismo. Finalmente, la
actitud emocional es el estado emocional y afectivo basal del sujeto que le conduce a
reaccionar de un modo similar ante ciertos sucesos vitales.

Por ejemplo: EMOCIÓN: alegría, cólera, angustia.


SENTIMIENTO: amor, odio, pena.
AFECTO: simpatía, rechazo, cariño.
ACTITUD EMOCIONAL: depresiva, eufórica, irritable.

4.1.1. Funciones de las emociones


Todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad, independientemente de si
producen placer o disgusto. Las emociones tienen tres funciones principales: adaptativas,
sociales, y motivacionales.

a) FUNCIONES ADAPTATIVAS: las emociones surgieron como el resultado de la ejecución de


respuestas fisiológicas controladas por el cerebro que permitieron sobrevivir a nuestros
antepasados. Por ello, algunas emociones son fruto de nuestros instintos primitivos, como la
alegría, la tristeza, el miedo o la ira. La emoción prepara al organismo para movilizar la energía
necesaria que conduzca a la ejecución de alguna conducta.

b) FUNCIONES SOCIALES: la expresión de las emociones es de gran valor en las relaciones


interpersonales, ya que permite predecir el comportamiento asociado con las mismas. Algunas
funciones sociales son conocer la conducta de los demás, comunicar los estados afectivos o
promover el altruismo, aunque también es cierto que pueden producirse malentendidos. La
represión de las emociones asimismo tiene una evidente función social ya que, en ocasiones, es
necesaria la inhibición de ciertas reacciones emocionales.

c) FUNCIONES MOTIVACIONALES: la relación entre motivación y emoción es intensa, de modo


que entre ambas se genera una gran interacción. Las emociones refuerzan y dirigen la conducta
motivada, haciéndola más efectiva. Por ejemplo, la sorpresa facilita la atención ante estímulos
o la cólera facilita las reacciones defensivas.

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4.1.2. Clasificación de las emociones
Una cuestión controvertida es si existen o no determinadas emociones básicas o universales.
Algunos defienden la existencia de las emociones básicas o universales, mientras que otros
investigadores concluyen que no existe universalidad en el reconocimiento y en la expresión de
las emociones.

A pesar de ello, vamos a exponer brevemente una clasificación según la cual, las emociones se
dividen en:
Emociones primarias: surgen como fruto del desarrollo evolutivo del sujeto en los primeros
momentos de la vida, como la sorpresa, el asco, el miedo, la alegría, la tristeza y la ira. Cada una
de ellas tiene una función adaptativa y se diferencian entre sí en cuanto a procesamiento
cognitivo, experiencia subjetiva, comunicación no verbal, afrontamiento, y activación
fisiológica.
Emociones secundarias: son aquellas que aparecen en la infancia intermedia (2,5 - 3 años)
como consecuencia de la maduración y de los procesos sociales. Ejemplos de ellas son la culpa,
la vergüenza, el orgullo, los celos, la arrogancia, el bochorno, etc. Sin emociones primarias no
pueden surgir las secundarias. Además, para que aparezcan las emociones secundarias es
necesario que el niño esté aprendiendo las normas sociales y que sea capaz de evaluar su
identidad personal de acuerdo a ellas. Las emociones secundarias dependen de la cultura y de
la propia historia personal del sujeto. Pueden ser una mezcla de emociones primarias (por
ejemplo: celos = ira + tristeza + miedo) y su manifestación depende de cada sujeto. Por
ejemplo, ante los celos una persona puede reaccionar espiando a su pareja, intentando
reconquistarla, etc.

4.1.3. El proceso emocional


El proceso emocional se inicia con la percepción de cambios en la situación externa o interna
del sujeto (desencadenantes emocionales), que son procesados por un primer filtro de
evaluación afectiva. Éste produce como consecuencia inmediata una reacción que incluye una
expresión corporal, una tendencia a la acción y unos cambios fisiológicos. Un segundo filtro
(evaluación cognitiva), muy influenciado por el aprendizaje y la cultura, modifica esta reacción
afectiva dando como resultado la respuesta observable.

En relación al cerebro humano, la sede principal de las emociones se halla en el sistema límbico,
también llamado cerebro medio. Esta parte del cerebro es una de las más primitivas y se sitúa
inmediatamente debajo de la corteza cerebral. Comprende centros como el hipotálamo, el
hipocampo y la amígdala cerebral.

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4.1.4. Inteligencia emocional
Aunque las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié especialmente en los aspectos
cognitivos (como la capacidad matemática, verbal, lógica, etc.), varios investigadores
influyentes en la psicología actual reconocen desde hace tiempo la importancia de otros
aspectos no cognitivos en ella. El concepto tradicional de inteligencia no permite explicar por
qué algunas personas parecen dotadas de un don que les permite vivir felizmente sin destacar
por sus capacidades cognitivas, o por qué los alumnos más brillantes no siempre terminan
siendo los más exitosos en la vida. Por otra parte, no existe una relación entre inteligencia
tradicional y capacidad para enfrentar contratiempos o superar las dificultades de la vida.

Las primeras raíces del concepto inteligencia emocional pueden hallarse en los tratados de
Darwin, quien afirmaba que la expresión de los sentimientos era clave para la supervivencia de
la especie humana. En 1983, Howard Gardner (1943-) introdujo la idea de incluir tanto la
inteligencia interpersonal (capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos
de otras personas) como la inteligencia intrapersonal (capacidad para comprenderse uno
mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios) en el concepto global de
inteligencia. Sin embargo, en 1995 Daniel Goleman (1947- ) popularizó la inteligencia emocional
gracias a sus libros, que se convirtieron en best sellers en todo el mundo.

Goleman indica que poseer inteligencia emocional no significa simplemente “ser amable”, sino
que a veces hay que afrontar realidades incómodas que no es posible evadir por más tiempo.
También señala que tener inteligencia emocional no implica dar rienda suelta a los
sentimientos, sino expresarlos eficazmente. Goleman remarca que, en general, mujeres y
hombres comparten más similitudes que diferencias, aunque, por término medio, las mujeres
muestran mayor empatía y son más conscientes de sus emociones, mientras que los hombres
son más optimistas y tienen una mayor capacidad de adaptación. Por último, el autor apunta

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que este tipo de inteligencia no está determinado genéticamente, sino que se adquiere a lo
largo de toda la vida, siendo un aprendizaje lento.

Así, podemos definir la inteligencia emocional como la capacidad humana de sentir, entender,
controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. La inteligencia
emocional nos permite tomar conciencia de las propias emociones, comprender los
sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones en el trabajo, acentuar la
capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, lo que brindará
mayores posibilidades de desarrollo personal.

4.2 LA PERSONALIDAD

4.2.1 ¿Qué es la personalidad?


Etimológicamente, personalidad, lo mismo que persona, procede del término griego
PROSOPON, palabra que servía para designar la máscara con la que se cubrían el rostro los
actores durante las representaciones teatrales. Personalidad vendría a significar, por tanto, la
imagen que se ofrece a los demás. Desde este punto de vista, la personalidad es algo
superficial, externo, nuestra apariencia exterior.

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Actualmente, el término personalidad hace referencia al conjunto integrado y organizado de
características de un individuo que caracterizan su peculiar ajuste al medio. Es el sello
psicológico exclusivo de cada uno que persiste a lo largo del tiempo y que distingue a un
individuo de otro.

4.2.2 Definición de personalidad


Como casi todos los conceptos en Psicología, la definición de personalidad es diferente según
las distintas corrientes. Una definición que contempla lo esencial de todas ellas sería:

Un patrón único de pensamientos, sentimientos y conductas, determinadas por la herencia y por


el ambiente, relativamente estables y duraderos que diferencian a cada persona de las demás y
que permiten prever su conducta en determinadas situaciones.

De esta definición hemos de destacar tres aspectos:

• Singularidad. Aspectos que distinguen a una persona de las demás. La personalidad


explica por qué no todos obramos igual en situaciones parecidas. Ejemplo: si uno queda
atrapado en un ascensor con otras tres personas, ninguna reaccionará de la misma
forma.

• Estabilidad. Tenemos un estilo o forma peculiar de comportarnos a través del tiempo.


La estabilidad de la personalidad supone admitir cambios y fluctuaciones en el proceso

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vital de un individuo, a la vez que consideramos esas fluctuaciones e inestabilidades
como formas superficiales y no profundas del cambio de personalidad.

• Consistencia. Así como la estabilidad hace referencia a los cambios en el tiempo, la


consistencia analiza las tendencias de comportamiento en diferentes situaciones. Por
ejemplo, una mujer puede encontrase en situaciones diferentes: como médico
atendiendo a niños, como esposa al interactuar con su pareja y como madre al criar a
sus hijos; en todas ellas se muestra cálida, solícita. La estabilidad siempre implica
consistencia, y la consistencia, estabilidad: una persona consistente habitualmente, a lo
largo de su vida tenderá a ser estable.

Es evidente que las personalidades no son nunca estables ni absolutamente consistentes, pero
esperamos que la personalidad de la gente sea relativamente constante de un día a otro y de
una situación a otra. Cuanto más estable y consistente es una persona, más fácil resulta poder
imaginar qué hará en el futuro, ante una situación nueva, es decir, más fácil resultará predecir
su comportamiento.

4.2.3 Temperamento, carácter y personalidad


Cuando describimos a otras personas, además de referirnos a su personalidad, aludimos
también a su temperamento a o su carácter, decimos que tiene un temperamento fuerte, o
tiene muy buen carácter. Personalidad, temperamento y carácter son conceptos que guardan
bastante relación entre sí, pero que son distintos.

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• El temperamento es la disposición innata que nos induce a reaccionar de forma
particular a los estímulos ambientales. Está determinado genéticamente y, por tanto, es
difícil de modificar.

• El carácter se forma mediante los hábitos de comportamiento adquiridos mediante


aprendizaje a lo largo de la vida, y es modificable. Se refiere a las propiedades
psicológicas de un individuo, pero añade un matiz: expresa un juicio de valor sobre el
modo de ser. Así, calificamos a las personas por su buen o mal carácter.

• La personalidad engloba a los dos aspectos, se sustenta en la herencia genética


(temperamento), pero está también influenciada por el ambiente (carácter), por lo que
puede desarrollarse y a pesar de ser bastante estable, cambia a lo largo de la vida.

4.2.4 Teorías de la personalidad


Las teorías psicológicas sobre la personalidad tratan de explicar cuál es su génesis (de dónde se
origina la personalidad), cómo se desarrolla y, finalmente, qué mecanismos pueden utilizarse
en la modificación de algunos de sus rasgos. Realizaremos una breve exposición de algunas de
las teorías más importantes.

• Teorías psicodinámicas (Sigmund Freud). Conceden gran importancia al inconsciente y


se centran en el funcionamiento de la personalidad, en especial, de los conflictos
internos.
• Teorías conductistas. La personalidad se expresa por la conducta y la conducta depende
del ambiente.
• Teorías del aprendizaje cognitivo-social (Bandura). Las personas organizan
internamente sus expectativas y valores para guiar su conducta.
• Teorías de los rasgos. Tratan de identificar qué rasgos forman la personalidad y cómo se
relacionan con el comportamiento real.
• Teorías humanistas (Carl Rogers). Ponen énfasis en la experiencia subjetiva privada y en
el crecimiento personal.

En esta lectura no nos extenderemos mucho en las distintas teorías, solamente revisaremos
algunos aspectos que pueden ser de más interés dentro de esta asignatura.

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4.2.4.1 Teorías psicodinámicas.
Según estas teorías, la conducta es el resultado fuerzas psicológicas que operan dentro del
individuo. A menudo, son procesos de los cuales no somos conscientes.
Para explicar la personalidad, Freud, fundador del psicoanálisis, se centra en la influencia de las
experiencias infantiles tempranas, en los motivos y conflictos inconscientes y en los métodos
con que la gente enfrenta sus impulsos sexuales y agresivos.

Estructura de la personalidad: Modelo Topográfico


En su primer modelo sobre la estructura de la personalidad (modelo topográfico), Freud
distingue tres áreas diferentes en la mente humana:

1) Consciente: Aquella región psíquica en la que las percepciones que provienen del
mundo exterior, del propio cuerpo y de la mente, se hacen presentes (consciente), es
decir, pueden comunicarse por medio del lenguaje y la conducta.
2) Preconsciente: Aquellos sucesos, procesos y contenidos mentales que son capaces de
alcanzar o llegar a la conciencia a través de la memoria, si se realiza un esfuerzo para
concentrar la atención.
3) Inconsciente: Se rige por el principio del placer. Es la suma total de todos los impulsos,
deseos y sucesos que quedan fuera de la consciencia y que son incapaces de llegar a ella
a causa de una contra-fuerza que es la censura o represión.

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Estructura de la personalidad. Modelo estructural.
Años más tarde, Freud introdujo importantes modificaciones proponiendo un nuevo modelo
(modelo estructural). Según este, la personalidad consta de tres estructuras.

• El ello, (id), la única estructura presente al momento de nacer. Se trata de una energía
psíquica inconsciente que influye en la dinámica de la personalidad tratando de
satisfacer los impulsos instintivos de supervivencia, reproducción y agresión
persiguiendo siempre su satisfacción inmediata.

• El yo, (ego), enlace del ello con el mundo real, controla las actividades conscientes del
pensamiento y del razonamiento. Trata de posponer el cumplimiento de los deseos del
ello hasta que pueda hacerlo de forma segura y eficaz en el mundo real. El yo se
desarrolla después del nacimiento, cuando el niño se da cuenta de que no todo lo que
quiere lo obtiene automáticamente y por tanto tendrá que buscar la manera de
conseguirlo.

El yo está formado por aspectos conscientes, como los procesos intelectuales o las
propias percepciones, pero también tiene un mecanismo inconsciente: los mecanismos
de defensa (cuya definición ampliaremos en la siguiente sección).

• El superyó (superego) aparece en la primera infancia y es el guardián moral o la


conciencia y ayuda al individuo a funcionar en la sociedad. Compara además las
acciones con el ego ideal de la perfección. Representa los valores que los padres y
educadores van comunicando al niño/a como ideales. El superyó procura que el niño
interiorice los conceptos de bueno/malo para que pueda, de este modo, controlar su
propia conducta, de acuerdo a su propio criterio. En definitiva, que sea capaz de juzgar
sobre una acción, si ésta es buena o mala.

Freud consideraba que los rasgos determinantes de la personalidad quedaban fijados


prácticamente en los seis primeros años de vida. Sin embargo, consideraba que el sujeto
siempre regresa inconscientemente a la infancia ante situaciones de tensión psíquica, mediante
el uso de algunos mecanismos de defensa como la represión, la fijación y la regresión.

Ampliando el conocimiento acerca de los mecanismos de defensa


Cuando el yo es incapaz de controlar los impulsos del ello de manera aceptable para el superyó,
experimenta ansiedad, manifestada como sentimientos intensos de desasosiego, aprensión o

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preocupación. Para reducir la incomodidad causada por la ansiedad, el yo recurre a una
variedad de mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son reacciones generalmente
inconscientes que protegen contra emociones desagradables como la ansiedad y la culpa.

Veamos algunos mecanismos de defensa y su definición. Léelos atentamente y piensa cuáles


son los que más utilizas:
Negación: Negarse a reconocer una realidad dolorosa o amenazante.
Proyección: Atribuir a otros los propios sentimientos, deseos o impulsos inaceptables en uno
mismo, con lo cual se evita la frustración personal.
Identificación: Adoptar las características de alguien a quien dotamos de características
ideales para reducir nuestras frustraciones internas o evitar sentirse incompetente.
Regresión: Supone un regreso a etapas anteriores del desarrollo, es decir, reproduce
comportamientos pasados que le resultaban satisfactorios.
Desplazamiento: Desplazamiento es una técnica defensiva que consiste en llevar a cabo una
sustitución. Cambiar los motivos reprimidos de un objeto original a un objeto sustituto (por
ejemplo: Tras recibir un regaño de sus padres, una niña descarga su rabia contra el hermano
pequeño).
Racionalización: Justificar mediante razones falsas, pero que parecen creíbles para uno mismo,
una conducta inaceptable o un sentimiento inaceptable o reprimido.

4.2.4.2 Teorías de los rasgos


Según estas teorías, las personas difieren de acuerdo al grado en que poseen ciertos rasgos de
personalidad que pueden ser inferidos de su comportamiento y que utilizamos para
describirlas, como la dependencia, ansiedad, agresividad y sociabilidad.

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Los rasgos son características definitorias del individuo que son relativamente estables y
generales, es decir, un rasgo es una disposición a comportarse de manera estable en diversas
circunstancias. Hay personas mentirosas, habladoras, valientes, etcétera.

El grado en que un rasgo está presente en cada persona se sitúa en un continuo que va desde la
afirmación plena en un extremo hasta su término opuesto en el otro.

Durante el siglo pasado se realizaron varios intentos de reducir los rasgos individuales de la
personalidad a un número limitado de categorías o tipos. Gordon Allport señaló que podrían
utilizarse miles de palabras para describirlos. Raymond Cattell identificó 16 rasgos básicos.
Los cinco grandes rasgos de la personalidad (Goldberg, McRae)
Se centra en la importancia de cinco rasgos esenciales. Los cinco grandes rasgos son
extroversión, afabilidad, escrupulosidad, estabilidad emocional y cultura o apertura. Estos
rasgos parecen ser universales entre las culturas, y algunas investigaciones indican que, en
parte, pueden ser de origen fisiológico.

1) Extraversión: va de lo sociable, divertido y afectivo en un extremo a lo retraído,


silencioso y cauteloso en el otro.
2) Afabilidad: va de la bondad, confianza y cooperación en un extremo a lo irritable,
suspicaz, testarudo en el otro.
3) Responsabilidad: va de la buena organización, autodisciplina y responsabilidad en un
extremo a lo desorganizado, negligente y falto de escrúpulos en el otro.
4) Estabilidad emocional: va de la serenidad y tranquilidad en un extremo al nerviosismo y
ansiedad, excitación e hipocondría en el otro.
5) Apertura a la experiencia: va de lo imaginativo, sensible e intelectual en un extremo a lo
prosaico, insensible y simple en el otro.

4.2.4.3 Teorías humanistas de la personalidad


Como vimos en el Módulo 1, el humanismo es un enfoque teórico que pone de relieve las
cualidades singulares del ser humano, especialmente:

• Su libertad y su capacidad de crecimiento personal: “yo soy el único responsable de mis


propias acciones y sus consecuencias”.
• El valor que se otorga a la dignidad de la persona: la gente es básicamente buena.
• El objetivo de la psicología es comprender a las personas, no predecirlas ni controlarlas.

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Así, los psicólogos humanistas, a diferencia de los conductistas y psicodinámicos, adoptan una
visión optimista de la naturaleza humana:

• Las personas pueden superar su herencia animal primitiva y controlar sus impulsos
biológicos.
• Son seres racionales y conscientes que no están dominados por necesidades y conflictos
irracionales e inconscientes.

Para Rogers, el ser humano desarrolla su personalidad al servicio de metas positivas: todo
organismo nace con ciertas capacidades, aptitudes o potencialidades innatas, que tiende a
desarrollar a lo largo de la vida convirtiéndose en lo mejor que puede llegar a ser.

Además de tratar de cumplir el potencial biológico innato, los seres humanos tratamos de hacer
realidad nuestro autoconcepto, nuestro sentido consciente de quiénes somos y qué deseamos
hacer con nuestra vida, a lo que Rogers dio el nombre de tendencia a la autorrealización. La
personalidad se constituye como resultado del propio proceso de autorrealización: si un sujeto
la alcanza, su personalidad será madura y equilibrada; en caso contrario, nos hallaremos ante
personalidades insatisfechas y, por tanto, desequilibradas.

Los conflictos surgen por la presión social ejercida sobre el individuo. Éste, según Rogers, posee
un yo auténtico que se debe desarrollar en libertad, siguiendo sus genuinos intereses y
expectativas si quiere autorrealizarse. Pero en muchas ocasiones, los intereses de ese yo
personal no coinciden con los de las personas que le rodean, las cuales le fuerzan a seguir
caminos diferentes a los de sus deseos. De esa manera, la familia, el colegio, los amigos, etc.,
presionan para que el individuo se adapte a los intereses sociales dominantes.

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Si el sujeto renuncia a su autenticidad por complacer a los demás, aparecen la insatisfacción y el
descontento con uno mismo. Si, por el contrario, el sujeto desarrolla plenamente su vocación,
estará en el camino correcto para poder sentirse plenamente satisfecho y realizado.

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BIBLIOGRAFÍA:

• APUNTES DE PERCEPCIÓN Y ATENCIÓN. Aznar-Casanova, J.A. Facultat de Psicologia. Universitat


de Barcelona, 2000.

• ATENCIÓN Y PERCEPCIÓN. Munar E, Rosselló J y Sánchez-Cabaco, J.A. Barcelona: Alianza, 1999.

• CIENCIAS PSICOSOCIALES APLICADAS A LA SALUD. Llor, B., Abad, M.A., García, M. y Nieto, J.
Madrid: McGraw Hill, 1995.

• ESTIMULACIÓ COGNITIVA I TECNOLOGIES DE LA INFORMACIÓ I LA COMUNICACIÓ. Begoña


González i Elena Muñoz. Barcelona: FUOC, Fundació per a la Universitat Oberta de Catalunya,
2013.

• LA ATENCIÓN. Castillo Villar, MªD . Madrid: Pirámide, 2009.

• PROCESOS PSICOLÓGICOS BÁSICOS. Santiago, J., Tornay, F., Gómez,E., Elosúa, MªR. Madrid:
Mc.Graw-Hill, 2006.

• PSICOLOGÍA. David G. Myers. Editorial Médica Panamericana 2ª reimpressió 1997.

• PSICOLOGÍA BÁSICA. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CONDUCTA HUMANA. Aníbal Puente.


Editorial Pirámide, 1998.

• PSICOLOGÍA GENERAL. UN ENFOQUE COGNITIVO. Soledad Ballesteros. Editorial Universitas S.A.


1995.

• La personalidad. Aula Aragón. Curso de psicología. Gobierno de Aragón, Departamento de


Educación, Cultura y Deporte (recuperado noviembre 2019).

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