Marian Tee - Saga How (Not) To Be Seduced by Rockstars 03
Marian Tee - Saga How (Not) To Be Seduced by Rockstars 03
Marian Tee - Saga How (Not) To Be Seduced by Rockstars 03
fans. Ninguna otra traducción de este libro es considerada oficial salvo ésta.
Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño, sea de
vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están adentrándose y
que ya están dentro del mundo de la lectura. Recuerda apoyar al autor/a de
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Katiliz94
Saffi March solía ser “solo” una fan de la estrella del rock Staffan
Aehrenthal, también conocido como el Dios del Sexo#1 y quien es uno de
los Pussketeers, un trío de amigos multimillonarios de fama mundial.
Ahora que es la esposa de Staffan, Saffi pensó que sería feliz para
siempre. Y era así... hasta que un día, Staffan, de repente comenzó a ser
frío con ella.
La idea tenía los hombros de Saffi caídos. Tal vez eso era antes. Pero
no en los últimos días.
—Te tengo.
Staffan Aehrenthal.
Su marido.
—S-Sta…
—¿Nena?
—Lo siento. —Corrió tras él. Maldito Modoc mortificante. Había hecho
espaciados en la belleza de él. Cuando empezaron a caminar, le
preguntó—: ¿Cómo me has encontrado?
—Basta.
—Eso está muy bien. —Se volvió hacia ella con el ceño fruncido—.
Pero me gustaría mucho que no viajes sola. Me pone enfermo de
preocupación.
Y había dicho…
Nada.
Fue entonces cuando vio que su pequeño vestido negro no era tan
común. Más bien, él no vio nada, el vestido solamente tenía un par de
tirantes finos para mantenerlo unido en la parte posterior. Se sumergía
tan abajo que si tuviera en mente deslizar seda hacia abajo, Staffan sabía
que habría visto la línea del deliciosamente amplio trasero de su esposa.
—¿Qué es eso? —Por favor, Señor, por favor, que esté celoso.
No te rindas, Saffi. Con la cara roja, se dijo las palabras una y otra
vez mientras se abrían camino hacia el auto de observación. Formado con
elegante encanto, el auto de cincuenta plazas tenía paredes cubiertas de
terciopelo de damasco y el suelo cubierto de alfombras Aubusson
originales. Lámparas de araña de la vendimia colgando de los techos
ornamentados y en un rincón, un hombre tocaba música clásica en un
piano de media cola.
—Umm, ¿ventana?
—Oh, Dios mío —susurró. Su cabeza se sacudió hacia él, con los
ojos llenos de incredulidad—. Es la fecha de tu concierto. En el que nos
conocimos.
—Pensé que se suponía que las mujeres eran las que recordaban
todas las ocasiones importantes —bromeó.
Las palabras la hicieron querer llorar, pero se rehusó a ser tan débil.
—Saffi, no.
Cuando comenzó a bajar el cierre, Staffan sabía que tenía que actuar
rápido. Tenía que poner un alto a esto o ellos tal vez terminarían haciendo
algo de lo que ambos se arrepentirían para siempre.
—¿Si, señor?
—Enseguida, señor.
Saffi mordió su labio con fuerza cuando sintió a Staffan ahuecar sus
pechos desde atrás, el movimiento de sus manos indetectable por la
gruesa manta que había puesto sobre ella.
—¿Lista?
Porque eso era lo que había estado haciendo desde hace días, algo
que había intentado demasiado negar. Aceptar entrevistas de izquierda y
derecha, hacer apariciones en todas las fiestas a las que era invitado, e
incluso aceptar participar en una gira de conciertos Europea, todo, porque
quería estar lejos de ella.
¿Por qué?
Balbuceó:
La mujer continuó:
—De una fanática a otra, creo que has dejado que el hecho de que
eres su esposa se te suba a la cabeza.
Tal vez para otra persona, las palabras habrían sonado ridículas.
Pero para Saffi, cada palabra tenía sentido porque también era una
fanática. O por lo menos lo había sido. Había buscado consuelo en la
música de Staffan y se había vuelto su fanática para escapar del estrés de
su vida, de ser la hija perfecta del Senador. Su música ha sido su
salvación, y como fanática, siempre había…
Eso.
Solía pensar que era lo más importante. ¿Cuándo, pensó Saffi
miserablemente, había dejado de pensar en lo que era mejor para Staffan y
había empezado a pensar que solo lo que era mejor para ella importaba?
Saffi se estremeció.
—Me disculpo.
—¿Podrías…?
Se llevó las manos a la boca. ¡De todas las cosas para decir! Staffan
era muy orgulloso, y sabía que no tomaría sus palabras tan a la ligera.
—Janine.
—Hola, Saffi.
Frunció el ceño.
Vaciló.
—Sí.
—Sí creo que es extraño, pero tal vez realmente esté cansado y no
quiera correr el riesgo... ¿de decepcionarte en la cama? —Incluso a sus
oídos, las palabras sonaron vagas.
El Duque sonrió.
—Naturalmente.
Incluso sabiendo que estaba allí, fingió no darse cuenta, ni una sola
vez vacilando en su conversación con Janine, que estaba tomándose su
tiempo cambiándose. El hecho de que la suya era la conversación más
aburrida no ayudaba, y era todo lo que podía hacer para no bostezar.
Saffi se alejó ante la vista. Sabía que la hacía una cobarde, pero
simplemente no tenía el coraje de quedarse para ver lo que haría Staffan.
—Amo a mi esposa.
—Es posible que seas devota a mí, pero ya ves, he aprendido una
cosa o dos acerca de las fanáticas con mi esposa. ¿Una cosa que he
aprendido? Las verdaderas no hablan mierda de las otras. Mi esposa
nunca hablaría mierda sobre ti, incluso si eres una mierda. Y eso es lo que
más me gusta de ella.
—¿Saffi? —Entró a la cabina privada. Todas las luces estaban
apagadas y su esposa estaba acostada de lado, tan cerca de la pared cómo
era posible.
No contestó.
Pero si no lo hacía…
Y no lo ha hecho…
Más lágrimas cayeron, pero no, ella no cerró sus ojos. No quería
dormir porque tenía miedo de lo que el mañana pudiera significar.
Caminó hacia el vagón al final del tren, un club nocturno que sabía
que también era usado como lugar para que los pasajeros pudieran
coquetear y besarse.
Adentro del vagón poco iluminado, la vio inmediatamente, su vestido
beige casi transparente y su piel de marfil la hacían brillar en la oscuridad
como una diosa de porcelana.
Le dio la vuelta.
—Saffi…
—¿Qué coño estas diciendo? —dijo Staffan con voz ronca. ¿Cómo
habían llegado a esto? ¿Todo lo que había hecho era por ella, maldita sea,
y ahora lo estaba dejando?
No sobreviviría.
La amaba demasiado.
—¡Mentiroso!
Saffi se congeló.
—Lo siento, H.
La amaba tanto que había pasado por tantas cosas solo para hacer
bien las cosas la segunda vez. Eso la conmovió e hizo que quisiera darle a
Staffan lo que quería.
—¿Staffan?
—¿Qué ocurre?
—Estoy embarazada.
Lentamente, sus ojos se cerraron y Saffi esperó, sabiendo que
Staffan estaba luchando por mantener la calma. Cuando sus ojos se
abrieron, él le sonrió con el mismo tipo de sonrisa que le había dado ese
primer día que se conocieron, cuando solo era una estrella de rock para
ella y solo era una fanática para él.
—¿Doctor?
El doctor se atragantó.
—Te daré cien mil dólares si nos dejas esta habitación y te aseguras
de que nadie nos interrumpa.
—¡Staffan!
—¿Doctor?
—Ooooooh.
Dentro de la clínica, Saffi jadeó, también, pero por una razón muy
diferente.
Exactamente cuatro horas después, una Saffi de chicle, balando y
un Staffan de apariencia satisfecha salieron de la clínica. Poniendo un
brazo en la cintura de su mujer, le dijo al doctor:
—Tú eliges.
—Caminar.
—Es la ex de Rathe.
—¿En serio Rathe tuvo novia? —De todos los chismes que había oído
sobre el Duque, ninguno insinuaba alguna relación seria.
El modo en que Staffan dijo las últimas palabras causó que Saffi
hiciera una mueca de dolor. No creía querer saber cómo exactamente el
duque se la había jugado a la belleza inglesa.
—¿Qué?
—¿Tú crees…? —Intentó imaginarse a Mary y Rathe juntos. Su
tímida, modesta amiga de dieciocho años y el sofisticado y analizador
Duque de treinta y cuatro años. Era posible que se conocieran ya que
Staffan había conseguido que Rathe cuidase de su pez, y el dormitorio de
Mary estaba en la misma planta que el suyo.
—Nah…
—Sin comentarios.
—No tienen nada en común, así que no creo que ellos…. naaaah.
¿Verdad, verdad, verdad?
Está loca por los idiomas. Habla Filipino e Inglés, pero puede
manejar una conversación también en Mandarín, Fookien y Español. Tomó
clases privadas con un hablante nativo de Japón, que estima que su nivel
de fluidez esta en N3. Está haciendo actualmente todo lo posible para
mejorar su Mandarín y debatiendo que entre el Italiano y el Alemán deben
ser su próximo proyecto.
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