Segunda Guerra Del Congo

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La segunda guerra del Congo —conocida también como guerra mundial africana, gran

guerra de África o la guerra del Coltán— fue el conflicto armado que tuvo lugar en
gran parte del territorio de la República Democrática del Congo (antiguo Zaire),
con posterioridad a la primera guerra del Congo. Este conflicto se inició en 1998 y
terminó formalmente en 2003, cuando asumió el poder un gobierno de transición bajo
los términos del Acuerdo de Pretoria. Los combatientes provenían de nueve naciones
(además de existir dentro del país veinte facciones armadas distintas), lo que lo
convierte en el conflicto continental africano más grande del que se tenga noticia.

Provocó la muerte de aproximadamente 5,4 millones de personas, la mayoría de ellas


por hambre y enfermedades prevenibles y curables. Dentro de estos graves hechos, se
considera a este episodio el más álgido dentro del llamado «genocidio congoleño».
Esta trágica cifra convirtió a esta guerra en el conflicto más mortífero desde la
Segunda Guerra Mundial, y eso sin contar los millones de desplazados y refugiados
en los países vecinos.

Pese a la paz formal alcanzada en julio de 2003 en Pretoria y al acuerdo de los


intervinientes de establecer un gobierno de unidad nacional, la institucionalidad
estatal sigue siendo débil y escasa en grandes sectores del país, los cuales sufren
todavía brotes esporádicos de violencia. En 2004 se calculaba que cerca de cien
personas morían diariamente como resultado de las escaramuzas ocasionales y de la
falta de servicios y alimentación. La migración forzada de habitantes continúa
desangrando la región en una crisis que parece no terminar, mientras que la esquiva
paz aún no ha llegado a todas las regiones.
Mobutu Sese Seko

Artículo relacionado: Mobutu Sese Seko

La turbulenta historia del territorio que ocupa la actual República del Congo tiene
su origen en la colonización del territorio por parte de los belgas desde mediados
del siglo XIX. La administración del rey Leopoldo II fue considerada de una
brutalidad y violencia inusitada, incluso para los estándares del colonialismo de
su época. Esto prosiguió en gran medida más allá de 1908, cuando el dominio privado
del rey se convirtió en el Congo Belga. Producto de su extraordinaria riqueza
mineral y de los lastres del colonialismo, la vida de la naciente república fue
problemática desde el comienzo de la transición a la vida independiente.

La primera elección democrática efectuada en el país (1960) dio como resultado la


elección de Patrice Lumumba, de tendencias izquierdistas. Este fue derrocado por
Mobutu Sese Seko, en un golpe apoyado por la CIA y Bélgica. Para 1965 Mobutu se
había consolidado como el hombre fuerte del país, estableciendo una dictadura que
duraría por muchos años. Mantuvo el apoyo de los países occidentales gracias a su
apoyo en la guerra contra la influencia soviética que arreciaba en Angola. Este
apoyo permitió a Mobutu obtener una fabulosa fortuna personal, mientras que el país
caía en una espiral de hambre, destrucción, empobrecimiento y subdesarrollo
insalvable dentro de una economía de subsistencia. Después de la disolución de la
URSS a comienzos de la década de 1990, las presiones en contra de Mobutu crecieron
de forma sostenida, al no ser necesario para combatir contra unos enemigos ya
desaparecidos. Para contrarrestar este efecto, el dictador creó un fuerte culto a
la personalidad al mismo tiempo que las agencias internacionales concluían que el
país era un caso perdido. En 1991 la presión hacia el régimen se tradujo en un
primer acuerdo que otorgó concesiones a los líderes de la oposición, lo cual no
pudo evitar el inminente desastre. Para 1995 la crisis había debilitado el poder
del dictador, y su influencia era escasa. Los salarios de la administración pública
no se pagaban, la violencia era endémica y la corrupción la rutina de cada día.

El fin de la Guerra Fría significó el abandono de toda el África subsahariana por


las grandes potencias, dejando los países a la deriva para que enfrentaran sus
problemas por sí mismos. Los conflictos internos no tardaron en destaparse,
mientras los resultados que habían provocado los lastres del colonialismo y del
conflicto entre los Estados Unidos y la URSS afloraban. Cuando los estadounidenses
dejaron de apoyar a Mobutu, esto se convirtió en la señal esperada por sus
opositores para iniciar una gran campaña que terminase con su derrocamiento y el
fin de la dictadura.

El segundo ingrediente que faltaba para desencadenar una gran crisis regional lo
aportó el genocidio ruandés de 1994. Producto de estos graves hechos, además de la
violencia incubada en Burundi, la zona oriental del Zaire se convirtió en un
refugio para millones de hutus que huían de sus tierras, intentando salvar sus
vidas. La gran crisis de refugiados de la región de los Grandes Lagos dejó la zona
en manos de las milicias interahamwe (formada por hutus que habían llevado a cabo
buena parte del genocidio) apoyadas por elementos del anterior Ejército de Ruanda.

La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDLC) encontró


entonces el apoyo de los ruandeses y ugandeses, quienes canalizaron gran cantidad
de dinero y armas para que continuaran la guerra contra las fuerzas de Mobutu.
Dirigidas por Laurent Désiré Kabila, estas fuerzas dieron inicio a la primera
guerra del Congo en 1996. El gobierno de Ruanda, dirigido por una coalición de
fuerzas tutsis, protestó enérgicamente contra las fuerzas hutus refugiadas en la
zona, que realizaban incursiones dentro de su territorio. La salida que se buscó
entonces fue armar a los banyamulengue, etnia tutsi que habitaba en Zaire. El
gobierno de Mobutu Sese Seko denunció vigorosamente esta intervención, aunque su
capacidad de acción en términos militares era nula, además de que su capital
político era escaso.
Kabila marcha hacia Kinshasa

Abandonado por sus antiguos aliados, el régimen de Kinshasa se derrumbó fácilmente,


una vez que las fuerzas de Kabila iniciaron su descenso por el río Congo.10
Encontraron escasa resistencia y pudieron concluir su campaña en un breve plazo.
Cabe también señalar que Kabila gozaba de cierto prestigio, que había incrementado
con el tiempo, al haber sostenido una constante oposición a Mobutu por más de
veinte años, Kabila destacaba por ser un declarado marxista, seguidor de Mao
Zedong, y por haber tomado parte en la fracasada insurrección apoyada por el
guerrillero argentino Che Guevara a mediados de la década de 1960.

Por su parte, el ejército del AFDLC estaba formado en gran parte por tutsis
veteranos de los conflictos de la zona de los Grandes Lagos. El ejército se puso en
movimiento en diciembre de 1996, con la toma de control de los pueblos mineros y
fronterizos en los cuales estableció bases de apoyo. Informes de masacres y de
represiones brutales cometidas por los insurrectos llegaron lentamente a Occidente.
Un delegado de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, el
chileno Roberto Garretón,11 informó que testigos presenciales hablaban de grandes
masacres cometidas por los rebeldes, estableciendo una cifra aproximada de 60.000
muertos en su avance. Estos informes fueron siempre negados por el AFDLC. Las
investigaciones llevadas a cabo en Goma, establecieron que la práctica de la
desaparición forzada, la tortura y los asesinatos estaban a la orden del día.
Garretón citó a Moese Nyarugabo, un ayudante de Mobutu, quien le señaló que estas
muertes y desapariciones eran esperables en tiempo de guerra.

En marzo de 1997, las fuerzas de Kabila iniciaron una gran ofensiva bélica, al
tiempo que exigían la rendición del gobierno. Se informó que el 27 del mismo mes
los rebeldes ocupaban la ciudad de Kasenga, pese a ser este hecho desmentido por
Mobutu. Bajo los auspicios de varios países y organizaciones, se hicieron a finales
de marzo varias tentativas de llegar a un acuerdo. El 2 de abril fue designado un
nuevo primer ministro, Etienne Tshisekedi, antiguo opositor de Mobutu. Estos
cambios fueron despreciados por Kabila por considerarlos superficiales, además de
advertirle a Tshisekedi que si aceptaba el cargo no podría formar parte de un
eventual nuevo gobierno.
Los constantes avances del AFDLC a lo largo del río llegaron a su punto culminante
cuando en mayo se encontraron a las puertas de Kinshasa. El 16 de ese mes, el
ejército multinacional dirigido por Kabila tomó el control del aeropuerto de
Lubumbashi, una vez fracasadas las negociaciones. El dictador huyó ese mismo día,
proclamándose Kabila presidente. En ese mismo momento comenzaron grandes purgas,
además del intento de Kabila de reorganizar el país.
El apoyo indeseado
La frontera entre la República Democrática del Congo con Ruanda y Burundi.

Cuando en mayo de 1997 Kabila tomó el control de la capital, se enfrentó con


gravísimos problemas para gobernar la nueva “República Democrática del Congo”
(RDC). Fuera de los conflictos entre sus propios partidarios locales y una
exorbitante deuda externa, sus colaboradores extranjeros decidieron no abandonar el
país cuando se les solicitó. La presencia de una gran cantidad de ruandeses en la
capital mostraba a Kabila como una marioneta de los regímenes externos ante los
mismos congoleses.

La creciente tensión se agravó cuando, el 14 de julio de 1998, Kabila se deshizo de


su comandante militar, el ruandés James Kabare, remplazándolo por uno nacional. El
aparente control que parecía tener Kabila sobre su base política congolesa le daba
la fuerza para intentar poner distancia en su compleja relación con los países que
le llevaron al poder. Pese a que la jugada enfrió su relación con Kigali, intentó
mejorarla nombrando a Kabare asistente militar de su sucesor. Sin embargo, dos
semanas después Kabila abandonó la diplomacia, agradeciendo a Ruanda su ayuda y
ordenando a esas tropas, además de las de Uganda, abandonar con la mayor brevedad
el país. En menos de 24 horas todos los colaboradores militares ruandeses fueron
despachados a casa sin ningún tipo de ceremonia. Esto provocó una gran inquietud
entre los grupos que se veían abandonados por la partida de los extranjeros,
principalmente los banyamulengues del este del Congo. Las tensiones de este último
grupo con las naciones vecinas había sido una de las causas de la primera guerra
del Congo. Fuera de esto habían sido utilizados por los ruandeses para entrar al
país, y poco tiempo después se vieron envueltos nuevamente en un conflicto armado.

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