4-Los Productos de Laboratorio

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4.1.

Las sustancias químicas


En el laboratorio llevaremos a cabo diversas operaciones empleando muchas sustancias
químicas, algunas de las cuales las adquirimos comercialmente y las encontraremos en el
almacén; por ejemplo reactivos para diferentes procesos, ingredientes de medicamentos,
etc.
Otras sustancias químicas las prepararemos nosotros en nuestro trabajo en el laboratorio,
por ejemplo fórmulas magistrales, preparados oficinales, patrones para análisis, medios de
cultivo para microorganismos, etc.
Antes de hablar de las sustancias químicas que encontramos en el laboratorio conviene
repasar algunos conceptos de química básica.

4.1.1. Átomos y moléculas


La estructura elemental de todos los productos que manejaremos está formada
por átomos y moléculas.

Los átomos
El átomo es la partícula más pequeña que tiene propiedades definidas y que no es posible
dividir mediante procesos químicos.
Los átomos tienen un núcleo formado por protones, partículas de carga eléctrica positiva,
y neutrones, partículas sin carga eléctrica. Alrededor del núcleo, los átomos tienen una
nube de electrones, que son partículas de carga negativa.

Representación básica de un átomo: un núcleo


formado por dos tipos de partículas (protones y
neutrones) y una nube de electrones a su alrededor.

La tendencia de todos los átomos es a la estabilidad y, por tanto, a que las cargas negativas
de su zona exterior (electrones) sean las necesarias para compensar las positivas que hay
en su núcleo (protones).
El número de protones presentes en el núcleo del átomo se conoce como número atómico
(Z).
Los átomos que tienen el mismo número atómico, es decir, el mismo número de protones,
se considera que son un mismo elemento químico. Por ejemplo, el elemento químico
oxígeno tiene 8 protones en su núcleo, y 8 electrones, y su número atómico es 8.
Los elementos químicos se ordenan según su número atómico en la tabla periódica, que
podemos encontrar al final del libro.
Los átomos tienden a unirse para conseguir una configuración más estable
formando moléculas.

Las moléculas
Una molécula es una partícula formada por un conjunto de átomos unidos por enlaces. Es
la partícula más pequeña que presenta todas las propiedades físicas y químicas de la
sustancia.
Por ejemplo, una molécula de oxígeno está formada por dos átomos de oxígeno (O 2) o una
molécula de agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H 2O).

¡Tenlo en cuenta!
Si tomamos el agua como ejemplo, vemos que las partículas más pequeñas con propiedades definidas que la

forman son los átomos de hidrógeno y oxígeno. Pero la partícula más pequeña que tiene las propiedades que

corresponden al agua es la molécula H2O.

Representación gráfica del agua: un conjunto de moléculas cada una


de las cuales está formada por tres átomos, dos de hidrógeno y uno
de oxígeno.

La forma en que se unen los átomos para formar las moléculas se denomina enlace. Existen
tres tipos principales de enlaces que pueden formar moléculas:
-Enlace covalente. El enlace se forma cuando dos átomos comparten un par de
electrones, procedentes uno de cada átomo. El par de electrones compartido es común
a los dos átomos y los mantiene unidos.
-Enlace iónico. Estos enlaces se forman cuando uno de los átomos cede electrones al
otro; los primeros se convierten en iones positivos y los segundos, en iones negativos. Al
formarse iones de carga opuesta se produce una atracción entre ellos, que los mantiene
unidos. Los compuestos formados con este enlace se denominan compuestos iónicos.
-Enlace metálico. Estos enlaces unen átomos de elementos metálicos. Los electrones
más externos de los átomos no quedan ligados a un átomo en concreto, sino que forman
una especie de nube entre los distintos átomos.
4.1.2. Clasificación de las sustancias químicas
Los productos que hay en cualquier laboratorio o que se obtienen en él se pueden dividir
según su composición en dos grandes grupos: las sustancias puras y los sistemas o
mezclas.

Las sustancias puras


Las sustancias puras son las que están formadas por una sola sustancia química.
Tienen una composición química fija, es decir, están formadas por átomos o moléculas
iguales.

En el laboratorio podemos encontrar sustancias puras; en


los envases se especifica el nivel de pureza de cada
producto.

Las sustancias puras presentan un único conjunto de propiedades, es decir, cualquier


porción de la sustancia tendrá exactamente la misma composición y las mismas propiedades
que cualquier otra.
Entre las sustancias puras distinguimos sustancias simples y compuestos:
-Sustancias simples: son sustancias puras que están formadas por átomos iguales. Por
ejemplo, el calcio (formado por átomos de Ca), las moléculas de oxígeno (O 2) o las de
nitrógeno (N2), el neón (Ne), etc.
-Compuestos: son sustancias puras constituidas con átomos de varios elementos
químicos. Por ejemplo, el agua (H2O), el ácido sulfúrico (H2SO4) o el etanol (C2H6O).
En la naturaleza (o en nuestra vida cotidiana) es difícil encontrar sustancias puras. Los
procesos naturales se encargan de mezclar y remezclar las sustancias y al final casi siempre
tenemos mezclas: los alimentos, la sangre, el suelo, el aire que respiramos, e incluso el agua
del grifo son mezclas de muchas sustancias. En los laboratorios, sin embargo, podremos
encontrar algunas sustancias puras que adquirimos comercialmente para trabajar con ellas,
por ejemplo reactivos para procesos químicos o ingredientes de medicamentos.
Los sistemas
Los sistemas son una combinación de dos o más sustancias puras entre las cuales no se
da ninguna reacción química.
Así como las sustancias puras tienen una composición química fija y un único conjunto de
propiedades, los sistemas no poseen una composición química definida, ya que cada uno
de sus componentes conserva sus propiedades características, y las propiedades del
sistema varían según la relación que haya entre las cantidades de cada uno de los
componentes.

¡Tenlo en cuenta!
Los medicamentos rara vez son una sustancia pura, sino que suelen estar compuestos de varias sustancias; es

decir, son mezclas de uno o varios principios activos y diferentes clases de excipientes.
Desde el punto de vista estructural las mezclas se pueden clasificar en dos tipos:
-Sistemas heterogéneos: se caracterizan por no presentar una estructura física
homogénea. También se llaman también dispersiones o sistemas dispersos. Por ejemplo,
una mezcla de arena y agua, una roca tipo granito o una mezcla de agua y aceite.
-Sistemas homogéneos: son las llamadas disoluciones o soluciones verdaderas. Son
sistemas que presentan un aspecto transparente y homogéneo, incluso observados al
microscopio. Un ejemplo sería la mezcla de agua y alcohol, o también la atmósfera, donde
los diferentes gases (oxígeno, nitrógeno, etc.) se mezclan perfectamente de forma
homogénea.
En los próximos apartados estudiaremos los sistemas heterogéneos y homogéneos con más
detalle, debido a su gran importancia en el laboratorio de farmacia.

4.2. Los sistemas heterogéneos o dispersiones


Los sistemas heterogéneos, sistemas dispersos o dispersiones son mezclas de dos o
más sustancias que presentan una estructura física heterogénea y cuyos componentes se
pueden separar por medios físicos.

4.2.1. Las fases


La principal característica de los sistemas heterogéneos es que son sistemas
polifásicos, es decir, que en ellos se aprecian varias fases, que corresponden a los
componentes.

Representación gráfica de un sistema heterogéneo.


Muchos medicamentos son sistemas dispersos.
Durante su elaboración se deben incorporar
excipientes o aplicar procedimientos que permitan
que su composición y aspecto resulten
homogéneos.

Las fases son diferenciables a simple vista o con microscopio, y cada una de ellas tiene sus
propiedades fisicoquímicas, que son las de la sustancia que las forma. Así, la mezcla tendrá
distintas propiedades según la fracción de ella que observemos.
Las dispersiones suelen estar formadas por dos fases, y una de ellas queda dividida en
partículas aisladas en el seno de la otra, diferenciándose los dos componentes
característicos de un sistema disperso:
-Fase externa (FE) o fase dispersante, que es la que se encuentra en mayor proporción y
«rodea» a la otra fase.
-Fase interna (FI) o fase dispersa, que es el componente que se encuentra en menor
proporción, formando partículas «dispersas» en el interior de la FE.

¡Tenlo en cuenta!
Algunos sistemas heterogéneos pueden tener un aspecto aparentemente homogéneo, de tal modo que es

imposible observar las fases (por ejemplo, la leche o una pomada). Esto se debe a que las partículas de la FI son

muy pequeñas y no pueden observarse a simple vista.

4.2.2. Tipos de sistemas heterogéneos


Las fases que forman un sistema heterogéneo mantienen su estado de agregación
original, es decir, si un sólido y un líquido forman un sistema, este no tendrá un estado de
agregación propio sino una fase sólida y una fase líquida. Además, cada fase tendrá el
resto de las propiedades que correspondan según su composición: densidad, punto de
fusión, etc.
Ejemplos de sistemas
heterogéneos: esta roca es una
dispersión sólido-sólido (a), el café
en agua forma una suspensión (b), la
nube de polvo que levanta un
automóvil es un aerosol tipo
humo (c), el agua forma inclusiones
líquidas en las arenas aglomerantes
para gatos (d) la leche es una
emulsión (e), las nubes son un
aerosol tipo niebla (f), las gotas de
aire que quedan en el ámbar son una
inclusión gaseosa (g) y la espuma
para el cabello es una espuma (h).
Teniendo en cuenta el estado de agregación de la materia, podremos encontrar
numerosas combinaciones posibles de sistemas heterogéneos, según el estado de cada
fase. La tabla siguiente nos muestra estas combinaciones y el nombre que recibe cada
una de ellas:

Fase interna Fase externa Tipo de sistema disperso Ejemplos

Sólida Sólida Dispersión sólido-sólido Rocas, mezclas de polvos

Sólida Líquida Suspensión Mezcla de arena y agua

Sólida Gas Aerosol (tipo humo) Nube de polvo, humo de un cigarrillo

Líquida Sólida Inclusión líquida Inclusiones de agua en rocas

Líquida Líquida Emulsión Leche, mayonesa

Líquida Gas Aerosol (tipo niebla) Nubes, niebla, vahos medicamentosos

Gas Sólida Inclusión gaseosa Burbujas de aire en un cubito de hielo

Gas Líquida Espuma Espuma de afeitado, nata montada

4.2.3. Estabilidad de los sistemas heterogéneos


En un sistema heterogéneo no se producen reacciones químicas ni físicas entre las
sustancias que lo forman. La mezcla se produce porque una sustancia se dispersa en la
otra, sin reaccionar con ella. Por ello no se crea una estructura estable y los componentes
se pueden separar con más o menos facilidad.

Factores que influyen en la estabilidad


La mayor fuerza motriz que produce la separación de fases en un sistema disperso es la
gravedad. Así, entre los factores más relevantes que influyen en la mayor o menor
durabilidad y estabilidad de las dispersiones se encuentran la diferencia de densidades,
la viscosidad de la FE y el tamaño de partícula de la FI.

Diferencia de densidades entre la FI y la FE


Los materiales se separan según su densidad: los de mayor densidad bajan al fondo y los
de menor densidad se quedan en la superficie.
Los sistemas dispersos contienen, casi siempre, materiales de densidad diferente. Cuanto
mayor sea esta diferencia de densidades entre la FI y la FE, más rápida será la separación
de fases. El mejor ejemplo es la espuma, en la que el aire es mucho menos denso que
cualquier líquido y, por tanto, forma con ellos sistemas altamente inestables.

Viscosidad de la FE
Una mayor viscosidad del medio (es decir, de la FE) hace que el sistema sea más estable.
Esto se debe a que, tras hacer la dispersión, la separación de las fases se produce más
lentamente cuanto más viscoso sea el medio. Por ejemplo, a las suspensiones se les añaden
viscosizantes para aumentar su estabilidad.
¡Tenlo en cuenta!
La densidad y la viscosidad son características de las sustancias que estudiaremos en la UNIDAD DIDÁCTICA 8. De

momento, recuerda que la densidad se refiere a la cantidad de materia que hay en un determinado volumen de

esta (a igual volumen de dos sustancias, es más densa la que pese más), y la viscosidad es una propiedad de los

líquidos que mide su capacidad de fluir (si dejamos caer un pequeño volumen de dos líquidos por la pared de

un vaso, será más viscoso el que tenga más dificultad para fluir es decir, el que avance más lentamente).

Tamaño de partícula de la FI
Independientemente del sistema disperso (espumas, aerosoles, emulsiones, etc.), las
partículas de la FI pueden presentar diferentes tamaños. Cuanto menor sea el tamaño de
partícula de la FI, mayor será la estabilidad. Podemos diferenciar tres tipos de
dispersiones: dispersiones macroscópicas o groseras, dispersiones finas y sistemas
coloidales.
-Dispersiones macroscópicas o groseras. En las dispersiones groseras, las partículas
de la FI tienen un tamaño mayor a 50 μm y se distinguen a simple vista. Son sistemas
muy inestables cuyas fases tienden a separarse. Por ejemplo: una mezcla de arena y
agua.
-Dispersiones finas. En las dispersiones finas, las partículas de la FI tienen un tamaño
entre 0,1 y 50 μm y solamente son visibles al microscopio. Este tipo de dispersiones
también son algo más estables que las dispersiones groseras. Son dispersiones finas
muchas de las dispersiones con las que nos encontramos día a día: emulsiones (leche,
mayonesa, etc.), aerosoles (nubes y humos), algunas pomadas (pomada de óxido de
zinc), cremas limpiadoras, emulsiones hidratantes, etc.
-Sistemas coloidales. Las dispersiones denominadas sistemas coloidales o coloides,
presentan una FI cuyas partículas tienen un tamaño muy pequeño, 0,001 y 0,1 μm, por
tanto, solo son visibles con un ultramicroscopio. Los coloides son mucho más estables
que los otros tipos de dispersiones.

¡Tenlo en cuenta!
Los coloides marcan un límite entre los sistemas heterogéneos y los homogéneos: si el tamaño de partícula de

la FI es menor a 0,001 μm pasaríamos a tener una disolución en la que las partículas disueltas de FI son moléculas

o iones.

Los coloides tienen gran importancia en farmacia porque muchos principios activos (por
ejemplo, las proteínas y la vitamina A) forman coloides cuando se mezclan con agua.
Además, muchas dispersiones coloidales se usan como excipientes de cremas y pomadas,
como por ejemplo los mucílagos de gelatinas o de metilcelulosa.
4.2.4. Los sistemas heterogéneos en farmacia
En farmacia se trabaja a menudo con sistemas heterogéneos y, de hecho, muchas formas
farmacéuticas lo son, como por ejemplo algunas pomadas y supositorios, las suspensiones
orales, etc.
De estos sistemas, los más habituales en farmacia son:
-Las dispersiones sólido-sólido. Son sistemas heterogéneos en los que las dos fases se
encuentran en estado sólido. Las mezclas de polvos son dispersiones sólido-sólido, y
también un producto habitual en farmacia, que podemos encontrar como forma
farmacéutica o formando parte de comprimidos, cápsulas, etc.
-Las suspensiones. Son sistemas heterogéneos formados por la dispersión de un sólido
en un líquido en el cual no es soluble.
Las suspensiones son formas muy usadas en farmacia. La fase interna sólida suele ser
el principio activo en forma de polvo, que puede estar mezclado con otros productos
también pulverulentos. La fase externa líquida puede ser agua u otros disolventes como
etanol o aceites.

¡Tenlo en cuenta!
Las suspensiones son sistemas bastante inestables debido a la diferencia de densidades entre la FI sólida y la FE

líquida. Por ello, es muy frecuente encontrar medicamentos en suspensión que se preparan de forma

extemporánea (cuyos componentes se deben mezclar justo antes de su uso).

-Las emulsiones. Son sistemas heterogéneos formados por dos líquidos inmiscibles entre
sí. Uno de los líquidos tiene afinidad por el agua y constituye la fase acuosa, mientras
que el otro tiene afinidad por las grasas y constituye la fase oleosa.
Según cómo se dispongan las fases podemos diferenciar entre emulsiones óleo acuosas
(O/A) y acuo oleosas (A/O):

Fase interna Fase externa Tipo de emulsión

Oleosa Acuosa Óleo acuosa O/A

Acuosa Oleosa Acuo oleosa A/O

Las emulsiones son muy usadas en farmacia, especialmente para administraciones por vía
tópica. De hecho, la mayoría de las cremas que encontramos en farmacia son emulsiones.
4.2.5. Preparación de sistemas dispersos
La preparación de sistemas dispersos será diferente dependiendo de los componentes que
los formen. Sin embargo, en todos los casos tendremos un mismo objetivo: obtener una
mezcla lo más uniforme y estable posible, para que todas sus partes tengan la misma
composición y propiedades.
Por ejemplo, si vamos a elaborar comprimidos a partir de una mezcla de polvos hemos de
poder asegurar que todos los comprimidos tendrán exactamente la misma composición.

La homogeneización
Para conseguir que la mezcla heterogénea sea uniforme, se debe proceder a
su homogeneización.

Una mezcla heterogénea homogeneizada sigue siendo un


sistema heterogéneo pero de composición uniforme

La homogeneización es una operación que se realiza para conseguir la mezcla de los


distintos componentes de un sistema.
Tras la homogeneización, el sistema seguirá siendo heterogéneo, pero todo él tendrá una
composición uniforme.
El procedimiento de homogeneización que apliquemos depende del tipo de sustancias que
formen la mezcla. En general podemos hablar del mezclado de sólidos o de la agitación de
líquidos.

Mezclado
El mezclado es la operación por la que se mezclan productos en polvo.
Antes de proceder a la mezcla de polvos se deben efectuar unas operaciones previas:
-Pulverización. Es la operación por la que se reduce el tamaño de partícula de los sólidos.
Cuanto más pequeñas sean las partículas de los sólidos que vayamos a mezclar, más
fácilmente podremos homogeneizar la mezcla.
-Desagregación. Es la operación por la que se deshacen agregados de un producto en
polvo, que a menudo se forman debido a la humedad ambiental. Con los polvos sueltos
y sin agregados, la mezcla será más sencilla.
En el laboratorio, tanto la pulverización como la desagregación y el mezclado se llevan a
cabo con el mortero. También existen mezcladores, que son muy apropiados si se va a
mezclar una cantidad grande.
Agitación
La agitación es la operación por la que se mezclan productos líquidos o un sólido en polvo
en un líquido.
En el laboratorio la agitación se puede hacer en un mortero, o en un vaso de precipitados
ayudándonos con una varilla. También pueden usarse equipos agitadores, muy habituales
en los laboratorios, como el agitador vórtice o el agitador magnético (PRÁCTICAS 04/01 y
04/02).

¡Tenlo en cuenta!
En la industria se utilizan mezcladores y agitadores industriales de diversos tipos para operar con cantidades

más grandes de producto.

La adición de excipientes
En la preparación de ciertas dispersiones, la homogeneización mediante agitación o
mezclado no es suficiente para obtener la mezcla uniforme de las sustancias y conseguir
una mínima estabilidad. En estos casos se pueden adicionar excipientes, como los
viscosizantes que hemos mencionado arriba.
Las emulsiones son mezclas especialmente complicadas, que tienden a separarse
fácilmente en sus fases. Para evitarlo es imprescindible añadir unas sustancias
denominadas emulgentes, que facilitan la formación de la emulsión y estabilizan la mezcla.
En el módulo de FORMULACIÓN MAGISTRAL estudiaremos en detalle la elaboración de
sistemas heterogéneos y manejaremos algunos de los excipientes más habituales.

4.3. Los sistemas homogéneos o disoluciones


Las disoluciones o sistemas homogéneos son mezclas de dos o más sustancias de
aspecto transparente y homogéneo cuyos componentes no se pueden separar por medios
físicos.
Estos sistemas presentan un aspecto transparente y homogéneo y en ellos no podemos
distinguir los distintos componentes, ni siquiera al microscopio. Por ejemplo, una mezcla de
agua y alcohol.
Las disoluciones presentan unas características que las diferencian de las dispersiones:
-Las disoluciones, al igual que las sustancias puras en un estado de agregación
determinado, se consideran formadas por una única fase.
-A diferencia de las dispersiones, son sistemas muy estables.
-Los componentes de una disolución no se pueden separar por medios físicos, como por
ejemplo centrifugación o filtración a causa de las fuerzas físicas que los unen; sí se
pueden separar por cambios de fases, como la evaporación, la condensación, la fusión,
etc.

¡Tenlo en cuenta!
Las propiedades físicas de la disolución son diferentes de las del disolvente puro: aumenta el punto de ebullición,

pueden variar el pH y la conductividad, etc.


4.3.1. Los componentes de las disoluciones
Todas las disoluciones están formadas por dos componentes:
-El disolvente es el componente que tiene el mismo estado de agregación que la
disolución o, si ambos componentes tienen el mismo estado, el que se encuentra en
mayor proporción.
-El soluto es el componente que tiene un estado de agregación distinto a la disolución o,
si ambos componentes tienen el mismo estado, el que se encuentra en menor proporción.

¡Tenlo en cuenta!
Dado que en los sistemas homogéneos no se pueden apreciar distintas fases (se ven como una sola), para

referirnos a sus componentes no usamos los términos FE y FI.

Por ejemplo, mezclamos agua (líquida) y sal (sólida) y obtenemos una disolución líquida; el
disolvente será el agua y el soluto, la sal. En cambio, si mezclamos agua y alcohol
deberemos considerar disolvente el componente que ponemos en mayor proporción, y
soluto, el otro.

¡Tenlo en cuenta!
Cuando dos líquidos forman una disolución se dice que son miscibles entre sí.

Generalmente trabajamos con disoluciones líquidas, con el disolvente líquido y el soluto


líquido o sólido. A este tipo de disoluciones dedicaremos estas unidades, pero debemos
tener en cuenta que no todas lo son y que según el estado de agregación de cada
componente podemos encontrar:

Soluto Disolvente Tipo de disolución Ejemplo

Sólido Sólido Disolución sólida Aleaciones metálicas

Gas Gas Disolución gaseosa Atmósfera

Líquido Líquido Disolución líquida Alcohol en agua

Sólido Líquido Disolución líquida Sal en agua

4.3.2. Las disoluciones en farmacia


Las disoluciones se emplean habitualmente en la preparación de medicamentos, y muchas
formas farmacéuticas terminadas son disoluciones como la mayoría de los jarabes, colirios,
e inyectables.
Las disoluciones que se utilizan habitualmente en farmacia son las disoluciones líquidas, en
las cuales el soluto es un sólido o un líquido, y el disolvente es siempre un líquido. En
muchos medicamentos, el disolvente obra como vehículo de los principios activos, como,
por ejemplo, el agua de un inyectable.
Los disolventes de uso farmacéutico se pueden clasificar según su afinidad con el agua y
los podemos dividir en dos tipos: disolventes hidrosolubles y disolventes liposolubles.
Disolventes hidrosolubles
Los disolventes hidrosolubles son el agua y aquellos que son miscibles con el agua. Los
más usados en farmacia son el agua y el etanol, con los que se preparan disoluciones
acuosas y disoluciones alcohólicas, respectivamente; también se usan otros, como
la glicerina, el propilenglicol o la acetona.

El agua
La molécula de agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno,
dispuestos de tal manera que forman un ángulo muy cerra-do, de 105º, con el oxígeno en el
vértice. En la molécula, los electrones se disponen cerca de este vértice, de forma que la
molécula queda con las cargas negativas en ese vértice y las positivas en el otro extremo,
es decir, es una molécula polar (con dos polos, uno con carga positiva y otro con carga
negativa). A causa de esta polaridad, entre las distintas moléculas de agua se forman unas
uniones mediante puentes de hidrógeno. Estas uniones son débiles y se rompen y se
vuelven a formar con frecuencia en el agua líquida.

El agua es un compuesto imprescindible en cualquier


laboratorio.

Las propiedades químicas del agua, su polaridad de las moléculas de agua y su facilidad
para formar puentes de hidrógeno, hacen que sea un excelente disolvente. De hecho, del
agua se dice que es el disolvente universal, ya que puede disolver sustancias polares o con
carga iónica (alcoholes, aminoácidos, proteínas, sustancias salinas, etc.).
Entre las propiedades físicas del agua podemos destacar:
-Resistividad y conductividad. La resistividad es la cuantificación de la resistencia que
un cuerpo opone al paso de la corriente eléctrica; su inverso es la conductividad. El agua
pura es un mal conductor; sin embargo, si contiene iones disueltos, estos facilitan el paso
de la corriente. Por tanto, cuantas más sustancias disueltas contenga y cuanto más
ionizables sean, mayor será la conductividad del agua y menor su resistividad. Ambas
cifras son formas comunes de expresar la pureza del agua.
-pH. El agua pura es la sustancia que define la neutralidad de pH, con un valor asignado
de 7. Las aguas naturales, sin embargo, tienen valores de pH que pueden ir de 4 a 9,
aunque la mayoría de ellas son ligeramente básicas debido a la presencia de
bicarbonatos y carbonatos.

El agua pura tiene un pH de 7. Si el pH es distinto podemos deducir que


el agua contiene sustancias en disolución o en suspensión.
-Calor específico. El calor específico es la cantidad de calor que 1 g de sustancia debe
absorber o perder para que su temperatura varíe 1 ºC. El agua tiene un calor específico
elevado, lo que significa que necesitará mucho calor para variar su temperatura. Por
tanto, será menos sensible a pequeños cambios de temperatura que otras sustancias.
-Calor de vaporización. El calor de vaporización es la cantidad de calor que un líquido
debe absorber para que 1 g de él pase a estado gaseoso. La unión entre las moléculas
mediante puentes de hidrógeno y la elevada tensión superficial del agua explican que su
calor de vaporización sea alto comparado con otros líquidos, como el alcohol.
Un calor de vaporización elevado permite que el agua pueda calentarse mucho en su estado
líquido, lo que resulta muy útil en muchas situaciones.

El etanol
El etanol tiene un gran poder disolvente y se usa solo o mezclado con agua para preparar
disoluciones. Cuando se usa en la elaboración de productos, se debe tener en cuenta que
se trata de un alcohol (lo cual condiciona las vías de administración posibles) y que, además
de su actividad como disolvente, actúa como antimicrobiano, conservante y desinfectante.

Disolventes liposolubles
Los disolventes liposolubles son sustancias con aspecto graso, no miscibles en agua. Se
utilizan para disolver solutos liposolubles. Son importantes excipientes farmacéuticos para
la preparación de cremas, pomadas y supositorios.
La mayoría de los disolventes liposolubles usados en farmacia son de origen natural, como
los distintos aceites –de almendras dulces, de coco, de oliva, etc.–, aunque también los hay
de origen sintético o semisintético, como las siliconas, el oleato de etilo o la parafina líquida.

4.3.3. La solubilidad
La solubilidad de un soluto en un disolvente es la capacidad que tiene el disolvente para
disolver ese soluto.
La solubilidad, por tanto, nos informa de si es posible o no hacer una disolución con dos
sustancias concretas. Así, diremos que la sal es soluble en agua, o que la vitamina D es
insoluble en agua.
En cuanto sabemos que un soluto es soluble en un determinado disolvente, hay otros datos
que nos interesa conocer:
-¿Cuánto soluto podemos incorporar al disolvente?
-¿Cómo afecta la temperatura al proceso de disolución?
-¿A qué velocidad se produce la disolución?
En este apartado daremos respuesta a estas preguntas.

¡Tenlo en cuenta!
Cuando mezclamos un sólido y un líquido podemos obtener dos tipos de sistemas: si el sólido es soluble en el

líquido, obtenemos una disolución (por ejemplo, azúcar y agua) y si el sólido es insoluble en ese líquido,

obtendremos una suspensión (por ejemplo arena y agua).


Lo mismo sucede cuando mezclamos dos líquidos: si son miscibles obtendremos una disolución (por ejemplo,

agua y etanol) y si son inmiscibles, una emulsión (por ejemplo, agua y aceite).

El coeficiente de solubilidad
La solubilidad se puede cuantificar. Aunque su soluto sea soluble en un disolvente, su
capacidad para disolverlo no es infinita. Añadiendo soluto a un volumen dado de disolvente
se llega a un punto a partir del cual la disolución no admite más soluto; si en todo caso
añadimos ya no se disolverá sino que quedará en suspensión o se depositará en el fondo
del recipiente.
El coeficiente de solubilidad es la máxima cantidad de un soluto que puede disolverse en
100 g o en 100 ml de un determinado disolvente, a una temperatura establecida.
El coeficiente de solubilidad nos sirve para expresar la solubilidad en términos cuantitativos.
Por ejemplo, el coeficiente de solubilidad del bicarbonato sódico en agua a 20 ºC es de 9,6
g/100 ml; esto significa que la máxima cantidad de bicarbonato sódico que podemos disolver
en 100 ml de agua a 20 ºC es 9,6 g: cualquier cantidad inferior se disolverá sin problema,
pero si añadimos más, se depositará en el fondo del recipiente.
Si lo comparamos con el coeficiente de solubilidad de la sacarosa en agua (204 g/100 ml, a
20 ºC) vemos que en este caso la disolución admite una cantidad mucho más elevada de
soluto. Con estos datos podemos decir que la sacarosa es más soluble en agua que el
bicarbonato sódico.

La saturación
Un disolvente puede disolver un determinado soluto hasta alcanzar el coe-ficiente de
solubilidad del soluto en el disolvente a la temperatura que corresponda.
Cuando una disolución contiene la cantidad máxima de soluto que puede admitir se dice que
está saturada.
Por ejemplo, sabemos que el coeficiente de solubilidad de la sacarosa en agua es 204 g/100
ml, a 20 ºC. Si tenemos una disolución de 408 g en 200 ml de agua a 20 ºC podemos decir
que está saturada y que, en consecuencia, no admitirá más sacarosa.
Teniendo en cuenta la saturación también podemos definir:
Una disolución no saturada es aquella que aún puede disolver más soluto porque no se ha
alcanzado el coeficiente de solubilidad del soluto en el disolvente.
Si seguimos con el ejemplo de la sacarosa, una disolución de 100 ml de agua con 50 g de
sacarosa será una disolución no saturada.

Las curvas de solubilidad


La temperatura es un factor que afecta en gran medida a la solubilidad. Normalmente, al
aumentar la temperatura aumenta la solubilidad.

La aplicación de calor es un procedimiento habitual


para conseguir disoluciones que a temperatura
ambiental no serían posibles.
Por ejemplo, el coeficiente de solubilidad del bicarbonato sódico en agua a temperatura
ambiente (20 ºC) es de 9,6 g por 100 g de agua; cuando la temperatura aumenta a 60 ºC, el
coeficiente de solubilidad pasa a ser 16,4 g por 100 g de agua.

¡Tenlo en cuenta!
Hay algunas excepciones, en las cuales la solubilidad disminuye al aumentar la temperatura, como es el caso de

las disoluciones acuosas de sulfato de cerio (Ce 2SO4).


Por tanto, una sustancia tendrá diferentes coeficientes de solubilidad a diferentes
temperaturas. Por ello, siempre que hablemos de coeficiente de solubilidad de una
sustancia, además de especificar el disolvente debemos especificar la temperatura.
La evolución de los coeficientes de solubilidad con la temperatura se estudia mediante
las curvas de solubilidad (PRÁCTICA 04/03).

¡Tenlo en cuenta!
La cantidad de soluto presente en una disolución (concentración) se puede expresar de diversas formas. En la

próxima unidad estudiaremos las más habituales.

Una curva de solubilidad de una disolución es la representación gráfica de la variación del


coeficiente de solubilidad de una disolución en función de la temperatura.
Las curvas son crecientes, aunque con distinta pendiente, ya que a medida que aumenta la
temperatura aumenta la solubilidad, pero de forma distinta según el compuesto. Esto
significa también que a medida que se enfría la disolución admite cada vez menos soluto y
que este va precipitando. Pero existe la posibilidad de hacer un enfriamiento lento y
conseguir que parte del soluto que debería depositarse se mantenga en disolución. En este
caso, la disolución tiene más soluto del que podría contener en condiciones normales y se
dice que está sobresaturada. Estas disoluciones son muy inestables y el soluto que está
en exceso en la disolución precipita fácilmente.

La velocidad de disolución
Cuando preparamos una disolución, nos podemos encontrar con solutos que se disuelven
muy lentamente en un disolvente, mientras que otros lo hacen muy rápido. La velocidad de
disolución está íntimamente relacionada con la solubilidad, pero no es exactamente lo
mismo. Así, podemos encontrar compuestos que tengan un mismo coeficiente de solubilidad
en un disolvente para una temperatura determinada, pero diferente velocidad de disolución.
La velocidad de disolución expresa la menor o mayor rapidez con que un soluto pasa a la
disolución, en unas condiciones determinadas.
Son varios los factores que influyen en la velocidad de disolución:
-La solubilidad. La velocidad de disolución aumenta al hacerlo la solubilidad del sólido en
el disolvente que estemos usando. Por ello, los factores que incrementan la solubilidad,
como elevar la temperatura, incrementan también la velocidad de disolución.
-El tamaño de partícula del sólido. La disolución es más rápida cuanto mayor sea la
superficie de contacto entre el soluto y el disolvente. Cuando el soluto es un sólido
interesa que el tamaño de partícula sea lo más pequeño posible para acelerar la
disolución; por esta razón, el soluto se suele pulverizar previamente.
-La agitación. La agitación aumenta la velocidad de disolución porque hace que el soluto
se distribuya de forma homogénea en el seno del disolvente, y favorece el contacto
soluto-disolvente.

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