4-Los Productos de Laboratorio
4-Los Productos de Laboratorio
4-Los Productos de Laboratorio
Los átomos
El átomo es la partícula más pequeña que tiene propiedades definidas y que no es posible
dividir mediante procesos químicos.
Los átomos tienen un núcleo formado por protones, partículas de carga eléctrica positiva,
y neutrones, partículas sin carga eléctrica. Alrededor del núcleo, los átomos tienen una
nube de electrones, que son partículas de carga negativa.
La tendencia de todos los átomos es a la estabilidad y, por tanto, a que las cargas negativas
de su zona exterior (electrones) sean las necesarias para compensar las positivas que hay
en su núcleo (protones).
El número de protones presentes en el núcleo del átomo se conoce como número atómico
(Z).
Los átomos que tienen el mismo número atómico, es decir, el mismo número de protones,
se considera que son un mismo elemento químico. Por ejemplo, el elemento químico
oxígeno tiene 8 protones en su núcleo, y 8 electrones, y su número atómico es 8.
Los elementos químicos se ordenan según su número atómico en la tabla periódica, que
podemos encontrar al final del libro.
Los átomos tienden a unirse para conseguir una configuración más estable
formando moléculas.
Las moléculas
Una molécula es una partícula formada por un conjunto de átomos unidos por enlaces. Es
la partícula más pequeña que presenta todas las propiedades físicas y químicas de la
sustancia.
Por ejemplo, una molécula de oxígeno está formada por dos átomos de oxígeno (O 2) o una
molécula de agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H 2O).
¡Tenlo en cuenta!
Si tomamos el agua como ejemplo, vemos que las partículas más pequeñas con propiedades definidas que la
forman son los átomos de hidrógeno y oxígeno. Pero la partícula más pequeña que tiene las propiedades que
La forma en que se unen los átomos para formar las moléculas se denomina enlace. Existen
tres tipos principales de enlaces que pueden formar moléculas:
-Enlace covalente. El enlace se forma cuando dos átomos comparten un par de
electrones, procedentes uno de cada átomo. El par de electrones compartido es común
a los dos átomos y los mantiene unidos.
-Enlace iónico. Estos enlaces se forman cuando uno de los átomos cede electrones al
otro; los primeros se convierten en iones positivos y los segundos, en iones negativos. Al
formarse iones de carga opuesta se produce una atracción entre ellos, que los mantiene
unidos. Los compuestos formados con este enlace se denominan compuestos iónicos.
-Enlace metálico. Estos enlaces unen átomos de elementos metálicos. Los electrones
más externos de los átomos no quedan ligados a un átomo en concreto, sino que forman
una especie de nube entre los distintos átomos.
4.1.2. Clasificación de las sustancias químicas
Los productos que hay en cualquier laboratorio o que se obtienen en él se pueden dividir
según su composición en dos grandes grupos: las sustancias puras y los sistemas o
mezclas.
¡Tenlo en cuenta!
Los medicamentos rara vez son una sustancia pura, sino que suelen estar compuestos de varias sustancias; es
decir, son mezclas de uno o varios principios activos y diferentes clases de excipientes.
Desde el punto de vista estructural las mezclas se pueden clasificar en dos tipos:
-Sistemas heterogéneos: se caracterizan por no presentar una estructura física
homogénea. También se llaman también dispersiones o sistemas dispersos. Por ejemplo,
una mezcla de arena y agua, una roca tipo granito o una mezcla de agua y aceite.
-Sistemas homogéneos: son las llamadas disoluciones o soluciones verdaderas. Son
sistemas que presentan un aspecto transparente y homogéneo, incluso observados al
microscopio. Un ejemplo sería la mezcla de agua y alcohol, o también la atmósfera, donde
los diferentes gases (oxígeno, nitrógeno, etc.) se mezclan perfectamente de forma
homogénea.
En los próximos apartados estudiaremos los sistemas heterogéneos y homogéneos con más
detalle, debido a su gran importancia en el laboratorio de farmacia.
Las fases son diferenciables a simple vista o con microscopio, y cada una de ellas tiene sus
propiedades fisicoquímicas, que son las de la sustancia que las forma. Así, la mezcla tendrá
distintas propiedades según la fracción de ella que observemos.
Las dispersiones suelen estar formadas por dos fases, y una de ellas queda dividida en
partículas aisladas en el seno de la otra, diferenciándose los dos componentes
característicos de un sistema disperso:
-Fase externa (FE) o fase dispersante, que es la que se encuentra en mayor proporción y
«rodea» a la otra fase.
-Fase interna (FI) o fase dispersa, que es el componente que se encuentra en menor
proporción, formando partículas «dispersas» en el interior de la FE.
¡Tenlo en cuenta!
Algunos sistemas heterogéneos pueden tener un aspecto aparentemente homogéneo, de tal modo que es
imposible observar las fases (por ejemplo, la leche o una pomada). Esto se debe a que las partículas de la FI son
Viscosidad de la FE
Una mayor viscosidad del medio (es decir, de la FE) hace que el sistema sea más estable.
Esto se debe a que, tras hacer la dispersión, la separación de las fases se produce más
lentamente cuanto más viscoso sea el medio. Por ejemplo, a las suspensiones se les añaden
viscosizantes para aumentar su estabilidad.
¡Tenlo en cuenta!
La densidad y la viscosidad son características de las sustancias que estudiaremos en la UNIDAD DIDÁCTICA 8. De
momento, recuerda que la densidad se refiere a la cantidad de materia que hay en un determinado volumen de
esta (a igual volumen de dos sustancias, es más densa la que pese más), y la viscosidad es una propiedad de los
líquidos que mide su capacidad de fluir (si dejamos caer un pequeño volumen de dos líquidos por la pared de
un vaso, será más viscoso el que tenga más dificultad para fluir es decir, el que avance más lentamente).
Tamaño de partícula de la FI
Independientemente del sistema disperso (espumas, aerosoles, emulsiones, etc.), las
partículas de la FI pueden presentar diferentes tamaños. Cuanto menor sea el tamaño de
partícula de la FI, mayor será la estabilidad. Podemos diferenciar tres tipos de
dispersiones: dispersiones macroscópicas o groseras, dispersiones finas y sistemas
coloidales.
-Dispersiones macroscópicas o groseras. En las dispersiones groseras, las partículas
de la FI tienen un tamaño mayor a 50 μm y se distinguen a simple vista. Son sistemas
muy inestables cuyas fases tienden a separarse. Por ejemplo: una mezcla de arena y
agua.
-Dispersiones finas. En las dispersiones finas, las partículas de la FI tienen un tamaño
entre 0,1 y 50 μm y solamente son visibles al microscopio. Este tipo de dispersiones
también son algo más estables que las dispersiones groseras. Son dispersiones finas
muchas de las dispersiones con las que nos encontramos día a día: emulsiones (leche,
mayonesa, etc.), aerosoles (nubes y humos), algunas pomadas (pomada de óxido de
zinc), cremas limpiadoras, emulsiones hidratantes, etc.
-Sistemas coloidales. Las dispersiones denominadas sistemas coloidales o coloides,
presentan una FI cuyas partículas tienen un tamaño muy pequeño, 0,001 y 0,1 μm, por
tanto, solo son visibles con un ultramicroscopio. Los coloides son mucho más estables
que los otros tipos de dispersiones.
¡Tenlo en cuenta!
Los coloides marcan un límite entre los sistemas heterogéneos y los homogéneos: si el tamaño de partícula de
la FI es menor a 0,001 μm pasaríamos a tener una disolución en la que las partículas disueltas de FI son moléculas
o iones.
Los coloides tienen gran importancia en farmacia porque muchos principios activos (por
ejemplo, las proteínas y la vitamina A) forman coloides cuando se mezclan con agua.
Además, muchas dispersiones coloidales se usan como excipientes de cremas y pomadas,
como por ejemplo los mucílagos de gelatinas o de metilcelulosa.
4.2.4. Los sistemas heterogéneos en farmacia
En farmacia se trabaja a menudo con sistemas heterogéneos y, de hecho, muchas formas
farmacéuticas lo son, como por ejemplo algunas pomadas y supositorios, las suspensiones
orales, etc.
De estos sistemas, los más habituales en farmacia son:
-Las dispersiones sólido-sólido. Son sistemas heterogéneos en los que las dos fases se
encuentran en estado sólido. Las mezclas de polvos son dispersiones sólido-sólido, y
también un producto habitual en farmacia, que podemos encontrar como forma
farmacéutica o formando parte de comprimidos, cápsulas, etc.
-Las suspensiones. Son sistemas heterogéneos formados por la dispersión de un sólido
en un líquido en el cual no es soluble.
Las suspensiones son formas muy usadas en farmacia. La fase interna sólida suele ser
el principio activo en forma de polvo, que puede estar mezclado con otros productos
también pulverulentos. La fase externa líquida puede ser agua u otros disolventes como
etanol o aceites.
¡Tenlo en cuenta!
Las suspensiones son sistemas bastante inestables debido a la diferencia de densidades entre la FI sólida y la FE
líquida. Por ello, es muy frecuente encontrar medicamentos en suspensión que se preparan de forma
-Las emulsiones. Son sistemas heterogéneos formados por dos líquidos inmiscibles entre
sí. Uno de los líquidos tiene afinidad por el agua y constituye la fase acuosa, mientras
que el otro tiene afinidad por las grasas y constituye la fase oleosa.
Según cómo se dispongan las fases podemos diferenciar entre emulsiones óleo acuosas
(O/A) y acuo oleosas (A/O):
Las emulsiones son muy usadas en farmacia, especialmente para administraciones por vía
tópica. De hecho, la mayoría de las cremas que encontramos en farmacia son emulsiones.
4.2.5. Preparación de sistemas dispersos
La preparación de sistemas dispersos será diferente dependiendo de los componentes que
los formen. Sin embargo, en todos los casos tendremos un mismo objetivo: obtener una
mezcla lo más uniforme y estable posible, para que todas sus partes tengan la misma
composición y propiedades.
Por ejemplo, si vamos a elaborar comprimidos a partir de una mezcla de polvos hemos de
poder asegurar que todos los comprimidos tendrán exactamente la misma composición.
La homogeneización
Para conseguir que la mezcla heterogénea sea uniforme, se debe proceder a
su homogeneización.
Mezclado
El mezclado es la operación por la que se mezclan productos en polvo.
Antes de proceder a la mezcla de polvos se deben efectuar unas operaciones previas:
-Pulverización. Es la operación por la que se reduce el tamaño de partícula de los sólidos.
Cuanto más pequeñas sean las partículas de los sólidos que vayamos a mezclar, más
fácilmente podremos homogeneizar la mezcla.
-Desagregación. Es la operación por la que se deshacen agregados de un producto en
polvo, que a menudo se forman debido a la humedad ambiental. Con los polvos sueltos
y sin agregados, la mezcla será más sencilla.
En el laboratorio, tanto la pulverización como la desagregación y el mezclado se llevan a
cabo con el mortero. También existen mezcladores, que son muy apropiados si se va a
mezclar una cantidad grande.
Agitación
La agitación es la operación por la que se mezclan productos líquidos o un sólido en polvo
en un líquido.
En el laboratorio la agitación se puede hacer en un mortero, o en un vaso de precipitados
ayudándonos con una varilla. También pueden usarse equipos agitadores, muy habituales
en los laboratorios, como el agitador vórtice o el agitador magnético (PRÁCTICAS 04/01 y
04/02).
¡Tenlo en cuenta!
En la industria se utilizan mezcladores y agitadores industriales de diversos tipos para operar con cantidades
La adición de excipientes
En la preparación de ciertas dispersiones, la homogeneización mediante agitación o
mezclado no es suficiente para obtener la mezcla uniforme de las sustancias y conseguir
una mínima estabilidad. En estos casos se pueden adicionar excipientes, como los
viscosizantes que hemos mencionado arriba.
Las emulsiones son mezclas especialmente complicadas, que tienden a separarse
fácilmente en sus fases. Para evitarlo es imprescindible añadir unas sustancias
denominadas emulgentes, que facilitan la formación de la emulsión y estabilizan la mezcla.
En el módulo de FORMULACIÓN MAGISTRAL estudiaremos en detalle la elaboración de
sistemas heterogéneos y manejaremos algunos de los excipientes más habituales.
¡Tenlo en cuenta!
Las propiedades físicas de la disolución son diferentes de las del disolvente puro: aumenta el punto de ebullición,
¡Tenlo en cuenta!
Dado que en los sistemas homogéneos no se pueden apreciar distintas fases (se ven como una sola), para
Por ejemplo, mezclamos agua (líquida) y sal (sólida) y obtenemos una disolución líquida; el
disolvente será el agua y el soluto, la sal. En cambio, si mezclamos agua y alcohol
deberemos considerar disolvente el componente que ponemos en mayor proporción, y
soluto, el otro.
¡Tenlo en cuenta!
Cuando dos líquidos forman una disolución se dice que son miscibles entre sí.
El agua
La molécula de agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno,
dispuestos de tal manera que forman un ángulo muy cerra-do, de 105º, con el oxígeno en el
vértice. En la molécula, los electrones se disponen cerca de este vértice, de forma que la
molécula queda con las cargas negativas en ese vértice y las positivas en el otro extremo,
es decir, es una molécula polar (con dos polos, uno con carga positiva y otro con carga
negativa). A causa de esta polaridad, entre las distintas moléculas de agua se forman unas
uniones mediante puentes de hidrógeno. Estas uniones son débiles y se rompen y se
vuelven a formar con frecuencia en el agua líquida.
Las propiedades químicas del agua, su polaridad de las moléculas de agua y su facilidad
para formar puentes de hidrógeno, hacen que sea un excelente disolvente. De hecho, del
agua se dice que es el disolvente universal, ya que puede disolver sustancias polares o con
carga iónica (alcoholes, aminoácidos, proteínas, sustancias salinas, etc.).
Entre las propiedades físicas del agua podemos destacar:
-Resistividad y conductividad. La resistividad es la cuantificación de la resistencia que
un cuerpo opone al paso de la corriente eléctrica; su inverso es la conductividad. El agua
pura es un mal conductor; sin embargo, si contiene iones disueltos, estos facilitan el paso
de la corriente. Por tanto, cuantas más sustancias disueltas contenga y cuanto más
ionizables sean, mayor será la conductividad del agua y menor su resistividad. Ambas
cifras son formas comunes de expresar la pureza del agua.
-pH. El agua pura es la sustancia que define la neutralidad de pH, con un valor asignado
de 7. Las aguas naturales, sin embargo, tienen valores de pH que pueden ir de 4 a 9,
aunque la mayoría de ellas son ligeramente básicas debido a la presencia de
bicarbonatos y carbonatos.
El etanol
El etanol tiene un gran poder disolvente y se usa solo o mezclado con agua para preparar
disoluciones. Cuando se usa en la elaboración de productos, se debe tener en cuenta que
se trata de un alcohol (lo cual condiciona las vías de administración posibles) y que, además
de su actividad como disolvente, actúa como antimicrobiano, conservante y desinfectante.
Disolventes liposolubles
Los disolventes liposolubles son sustancias con aspecto graso, no miscibles en agua. Se
utilizan para disolver solutos liposolubles. Son importantes excipientes farmacéuticos para
la preparación de cremas, pomadas y supositorios.
La mayoría de los disolventes liposolubles usados en farmacia son de origen natural, como
los distintos aceites –de almendras dulces, de coco, de oliva, etc.–, aunque también los hay
de origen sintético o semisintético, como las siliconas, el oleato de etilo o la parafina líquida.
4.3.3. La solubilidad
La solubilidad de un soluto en un disolvente es la capacidad que tiene el disolvente para
disolver ese soluto.
La solubilidad, por tanto, nos informa de si es posible o no hacer una disolución con dos
sustancias concretas. Así, diremos que la sal es soluble en agua, o que la vitamina D es
insoluble en agua.
En cuanto sabemos que un soluto es soluble en un determinado disolvente, hay otros datos
que nos interesa conocer:
-¿Cuánto soluto podemos incorporar al disolvente?
-¿Cómo afecta la temperatura al proceso de disolución?
-¿A qué velocidad se produce la disolución?
En este apartado daremos respuesta a estas preguntas.
¡Tenlo en cuenta!
Cuando mezclamos un sólido y un líquido podemos obtener dos tipos de sistemas: si el sólido es soluble en el
líquido, obtenemos una disolución (por ejemplo, azúcar y agua) y si el sólido es insoluble en ese líquido,
agua y etanol) y si son inmiscibles, una emulsión (por ejemplo, agua y aceite).
El coeficiente de solubilidad
La solubilidad se puede cuantificar. Aunque su soluto sea soluble en un disolvente, su
capacidad para disolverlo no es infinita. Añadiendo soluto a un volumen dado de disolvente
se llega a un punto a partir del cual la disolución no admite más soluto; si en todo caso
añadimos ya no se disolverá sino que quedará en suspensión o se depositará en el fondo
del recipiente.
El coeficiente de solubilidad es la máxima cantidad de un soluto que puede disolverse en
100 g o en 100 ml de un determinado disolvente, a una temperatura establecida.
El coeficiente de solubilidad nos sirve para expresar la solubilidad en términos cuantitativos.
Por ejemplo, el coeficiente de solubilidad del bicarbonato sódico en agua a 20 ºC es de 9,6
g/100 ml; esto significa que la máxima cantidad de bicarbonato sódico que podemos disolver
en 100 ml de agua a 20 ºC es 9,6 g: cualquier cantidad inferior se disolverá sin problema,
pero si añadimos más, se depositará en el fondo del recipiente.
Si lo comparamos con el coeficiente de solubilidad de la sacarosa en agua (204 g/100 ml, a
20 ºC) vemos que en este caso la disolución admite una cantidad mucho más elevada de
soluto. Con estos datos podemos decir que la sacarosa es más soluble en agua que el
bicarbonato sódico.
La saturación
Un disolvente puede disolver un determinado soluto hasta alcanzar el coe-ficiente de
solubilidad del soluto en el disolvente a la temperatura que corresponda.
Cuando una disolución contiene la cantidad máxima de soluto que puede admitir se dice que
está saturada.
Por ejemplo, sabemos que el coeficiente de solubilidad de la sacarosa en agua es 204 g/100
ml, a 20 ºC. Si tenemos una disolución de 408 g en 200 ml de agua a 20 ºC podemos decir
que está saturada y que, en consecuencia, no admitirá más sacarosa.
Teniendo en cuenta la saturación también podemos definir:
Una disolución no saturada es aquella que aún puede disolver más soluto porque no se ha
alcanzado el coeficiente de solubilidad del soluto en el disolvente.
Si seguimos con el ejemplo de la sacarosa, una disolución de 100 ml de agua con 50 g de
sacarosa será una disolución no saturada.
¡Tenlo en cuenta!
Hay algunas excepciones, en las cuales la solubilidad disminuye al aumentar la temperatura, como es el caso de
¡Tenlo en cuenta!
La cantidad de soluto presente en una disolución (concentración) se puede expresar de diversas formas. En la
La velocidad de disolución
Cuando preparamos una disolución, nos podemos encontrar con solutos que se disuelven
muy lentamente en un disolvente, mientras que otros lo hacen muy rápido. La velocidad de
disolución está íntimamente relacionada con la solubilidad, pero no es exactamente lo
mismo. Así, podemos encontrar compuestos que tengan un mismo coeficiente de solubilidad
en un disolvente para una temperatura determinada, pero diferente velocidad de disolución.
La velocidad de disolución expresa la menor o mayor rapidez con que un soluto pasa a la
disolución, en unas condiciones determinadas.
Son varios los factores que influyen en la velocidad de disolución:
-La solubilidad. La velocidad de disolución aumenta al hacerlo la solubilidad del sólido en
el disolvente que estemos usando. Por ello, los factores que incrementan la solubilidad,
como elevar la temperatura, incrementan también la velocidad de disolución.
-El tamaño de partícula del sólido. La disolución es más rápida cuanto mayor sea la
superficie de contacto entre el soluto y el disolvente. Cuando el soluto es un sólido
interesa que el tamaño de partícula sea lo más pequeño posible para acelerar la
disolución; por esta razón, el soluto se suele pulverizar previamente.
-La agitación. La agitación aumenta la velocidad de disolución porque hace que el soluto
se distribuya de forma homogénea en el seno del disolvente, y favorece el contacto
soluto-disolvente.