Neurosis Fobica - Henri Ey: Las Situaciones Fóbicas

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NEUROSIS FOBICA – HENRI EY

Está caracterizada por la sistematización de la angustia sobre personas, cosas, situaciones o actos,
que se convierten en el objeto de un terror paralizador. Con la neurosis de angustia hemos
descrito una forma neurótica “mal formada” ya que la angustia traduce la tensión interior, que
resulta de la imposibilidad de descargar la energía pulsional. Por ello se la llama flotante.
En tanto que síntoma, la fobia es un medio especifico intenso, cuyo estimulo es proyectado al
exterior para disminuir la angustia. Exige del fóbico medidas de lucha contra fóbica, es decir una
actividad de descarga.
Existe una forma de neurosis típica en la que la fobia representa el síntoma prevalente. La
conducta neurótica no se limita a la expresión de una angustia específica, sino que se complica con
medios de defensa y contracatexis. Estos síntomas y estos medios de defensa constituyen la
estructura de ésta neurosis, que tiende a reemplazar la angustia de un peligro interno por el
miedo de un peligro externo. La neurosis fóbica fue separada de la neurosis obsesiva, siendo la
primera llamada con este nombre o con el nombre de histeria de angustia.
Estudio clínico de las fobias: Vamos a describir la neurosis fóbica bajo su aspecto manifiesto,
estudiando primero la situación fóbica y después las conductas ligadas a ella.
Las situaciones fóbicas
La fobia apenas puede definirse por un fenómeno aislado: el objeto fóbico y el terror que
engendra en el sujeto. Estas situaciones se reducen a un número pequeño de temas de y de
conductas tabúes.
Los temas fóbicos: El tema mas frecuente se refiere a la fobia del espacio, como el miedo a salir o
angustia a las calles, a los espacios cerrados o descubiertos.
En la mayor parte de las fobias del adulto, la angustia es desencadenada por el espacio en
condiciones donde se mezclan en proporciones diversas, estos temores fóbicos esenciales. Como
variedades de esto podemos citar el gran vértigo fóbico, el miedo a la oscuridad, el miedo a los
medios de transporte, el miedo a la muchedumbre.
Otra categoría se refiere al miedo social: son las relaciones individuales o colectivas con el prójimo
las que constituyen el objeto de una angustia pavorosa. La fobia al enrojecimiento, la fobia al
contacto humano.
Pero también pueden persistir en el adulto fobias que son consideradas como restos de
experiencias infantiles:
- Restos de fobia de la primera infancia que conciernen a los grandes animales. Estos son
imaginados en actitudes amenazadoras de devoracion, de persecución.
- Restos de fobia a la segunda infancia, que concierne a los animales pequeños, cuya
amenaza, sentida como un atentado a la integridad corporal, conlleva una horrible
repulsión.
Las conductas fóbicas
Consiste en recurrir a artificios para conjugar la angustia.
1) Conductas de evitación: Si los objetos fóbicos se perciben en el campo de la situación, el
enfermo esta en camino de tener una gran crisis de angustia con todas sus
manifestaciones psicológicas y fisiológicas. Se comporta de manera que evita encontrar el
objeto tabú, lo que conduce a conductas de fuga.
2) Conductas de tranquilizacion: A la situación fóbica corresponde una conducta de
tranquilizacion. Lo más frecuente es la presencia de un personaje, es decir, que se trata
sobre todo de no estar solo.
El carácter fóbico
Hay dos aspectos fundamentales:
1) El constante estado de alerta: El fóbico se alarma ante todo lo que surge de si mismo, del
claroscuro del mundo interior. Manifiesta horror ante estas situaciones mal definidas y
mal percibidas, en las que presiente la cercanía de un peligro interno. Pero es de la
oscuridad exterior de lo que tiene miedo, y de ningún modo de si mismo. Tiende a
proyectar fuera de si el drama que vive, y va hasta una verdadera negación del mundo
imaginario del que es prisionero. Se defiende contra sus pulsiones, negándolas.
2) La actitud de huida: Pueden traducirse de dos maneras opuestas: una es la actitud pasiva,
la cual conduce a exposiciones de inhibición que pueden ser parciales o totales. La otra es
la negación de la pasividad. Esta expresa el mismo temor ante las realidades de la vida. Es
una huida hacia adelante. Se expresa por el carácter de altivo y por un comportamiento de
desafío.
Un caso particular de esta huida hacia adelante consiste en el comportamiento de
superocupaciones, que en ciertos sujetos constituye un verdadero rasgo de carácter.
Evolución
Evolución habitual
Es raro el no encontrar en el pasado de los enfermos un periodo bastante largo de fobias de la
infancia. Los terrores nocturnos han durado muchos años y después han sido relevados por fobias
de animales. También ocurre que los síntomas de la angustia permanecen camuflados a los ojos de
los demás durante mucho tiempo.
El sujeto, emplea mil astucias para ocultar sus miedos para tranquilizarse. Pero después de meses
o años no es raro verlo hundirse en una crisis depresiva.
Puede ocurrir que la neurosis se estabilice, incluso con síntomas molestos, si las conductas de
evitación y de tranquilizacion son eficaces, y si el juego de las pulsiones y de las defensas realiza un
equilibrio.
Formas complicadas
En las formas graves se revela la intervención de importantes fijaciones pregenitales. Entonces no
hay tan solo regresión a objetos de satisfacciones arcaicas, sino también regresiones a
modalidades globales de antiguas conductas.
Diagnostico:
Se trata de distinguir la neurosis fóbica de los aspectos fóbicos de la neurosis de angustia, de la
histeria, de la neurosis obsesiva y de la melancolía.
Neurosis de angustia. Hipocondría
Es frecuente que aparezcan una o varias fobias: son ensayos de defensa contra la angustia, y no
obtienen éxito. Se aprecia entonces el carácter pasajero de la fijación a un objeto fobigeno. El
sujeto ensaya así varias fijaciones. Si encuentra una que consiga sacarlo de su angustia flótate, se
instala en ella, y se constituye la neurosis fóbica.
Histeria
En un comportamiento histérico pueden aparecer también fobias como defensas suplementarias.
Así un histérico al ser trastornado por una pulsión agresiva o sexual que surge aumentando sus
problemas habituales, podrá desarrollar una fobia a la nueva situación.
Clase N° 1 de Psicopatología II (06/03/13)
El Yo es el reservorio de la angustia, y es solo la puerta de entrada a la actividad psíquica de la
persona. Esto último se puede vincular con lo que plantea Heidegger: no comprender tan rápido
un fenómeno.
En la fase anal hay un intento de dominio sobre el objeto.
No tener representante es salirse del Otro. Ej: no hay representante en la muerte, la mujer (la
falta)
No hay salida a la angustia con un padre imaginario.
Un padre que tiene todas las respuestas, no deja lugar a la crítica.
Desarrollo freudiano sobre la fobia:
Lo primero que Freud despeja como estructura no es la fobia, porque los elementos que producen
la fobia no se le aparecían.
Freud buscaba en la realidad los datos que expliquen el fenómeno. Nadie podía contar la
estructura de la fobia, tuvo que ir armando una infraestructura conceptual. Al principio tuvo la
forma descriptiva, conceptualizaba la fobia como un síntoma.
*En el primer momento la palabra neurosis ocupaba el centro: Neuropsicosis. La categoría
articuladora del primer momento es Defensa: implica desalojar lo que perturba, evitar una
percepción. En este sentido, el fóbico evita la percepción del objeto fobígeno.
La fobia insiste, avanza, produce angustia y un carácter fóbico.
*En 1914 se inicia el segundo momento freudiano con el estudio de Narcisismo y Pulsión. Se pasa
a las psiconeurosis de transferencia.
Freud descubre la fantasía. Entre la escena traumática y el síntoma hay fantasías. El problema del
fóbico no es con cosas que suceden, sino con cosas que se representan.
Construye su metapsicología psicoanalítica.
Se pasa del inconciente descriptivo, fenomenológico (que considera un contenido manifiesto y
uno latente) al modelo dinámico del inconciente, que se caracteriza por la oposición de intereses,
entre conciencia e inconciente; hay conflicto entre la conciencia y el inconciente (éste quiere soñar
con la primera vivencia de satisfacción).
El sujeto es lo reprimido. Cuando Freud advierte que lo reprimido es el sujeto, es su deseo,
aparece una redefinición del trauma: son formaciones que encubren la sexualidad infantil, y, de
ésta, puntualmente la masturbación. Esta última tiene que ver con un intento de dominio del
objeto; nace cuando el niño se independiza del pecho de la madre con algún sustituto, por
ejemplo el chupete (esto alimenta la fantasía).
Entonces, se diferencia fobia de histeria dentro de las psiconeurosis de transferencia. Éstas serían:
Histeria de conversión, Histeria de angustia (fobia), Neurosis obsesiva.
Puede decirse entonces que Freud se va independizando de lo observable, del relato de la
histérica acerca de un hecho de seducción. Introduce un elemento perturbador para la época: la
fantasía, un hecho fantaseado masturbatoriamente. Cada vez que se repite el síntoma, por el
enganche que tiene con las fantasías, hay una realización de deseo.
Cuando no hay conversión la libido se transforma en angustia: energía no ligada a nada.
Representa la primera angustia del nacimiento, angustia de la ruptura con el cuerpo de la madre.
Esa angustia se repite en el síntoma de angustia fóbica. La angustia se canaliza en el síntoma, y el
beneficio es que entonces se puede evitar.
En 1914 Freud plantea que en el núcleo de toda psiconeurosis de transferencia hay un núcleo
irreductible no simbolizable y tampoco analizable. Nadie es contemporáneo del acto de nacer,
nadie se acuerda de antes.
Un psicótico que no tiene la Ley del Edipo, en nuestra civilización no nació. Nacemos con la
castración. Un infante tiene en potencia la vida, tiene que desarrollarla. Si no hay un padre y
madre que lo construyan, queda psicótico.
El ser humano o es humano o es nada, por ejemplo, el autismo.
En el hecho de nacer, de atravesar el complejo de Edipo y de castración, algo queda sin posibilidad
de ser simbolizado, un resto, que se lo recupera en la sublimación. El lenguaje no puede nombrar
todo, es una restricción, siempre esquiva a la cosa. El lenguaje es el que dice “esto es hombre y
esto es mujer”, pero es errático.
La memoria del cuerpo repite situaciones vividas con placer (anales, visuales, auditivas, en la piel,
etc.) no importa como le venga al sujeto. El neurótico obsesivo, por ejemplo, no se “banca” el
reclamo del cuerpo y desarrolla una hipermoralidad.
Esa memoria del cuerpo es la de lo realmente ocurrido. Otra memoria es la de lo “por ocurrir”: lo
que nunca ocurrió, la de los ideales. Uno creyendo que cumple una, cumple la otra. Los ideales se
confunden con ese cuerpo. Uno creyendo que realiza un ideal, por ejemplo ser actor, realiza un
“ser visto”, “ser tocado”, etc. El cuerpo es el destino.
En el pasaje a la palabra siempre hay una pérdida. Cuando digo “quiero ser esto” se pierde el
cuerpo. El sujeto no quiere enterarse de la pulsión. La pulsión despedaza ese ideal. Ese ideal está
cuando hay castración. Si no, en el psicótico, está ese cuerpo.
Eso es un núcleo irreductible, solamente representable en el nivel de la fantasía.
Lo que domina en este tiempo freudiano es la fantasía de seducción, que es un fantasma, y el
síntoma. La explicación que se da a esto es que entre el recuerdo y el síntoma se interpone la
fantasía.
*El tercer tiempo, de 1921, tiene como articuladores los conceptos de Castración y Edipo.
Así, Freud ya dispone de “represión”, “narcisismo”, “castración” y “Edipo”.
Siguen siendo “psiconeurosis de transferencia”.
Desarrolla la segunda tópica. El Yo se separa del inconciente y aparece como alguien que
intermedia entre el Ello, la realidad y el Superyó.
Los conflictos, si se tratan de psiconeurosis de transferencia, se dan entre el Yo y el Ello: el Yo no
quiere saber nada de ese cuerpo pulsional que empuja por realizar el acto. En las psiconeurosis
narcisísticas el conflicto se da entre el Yo y el Superyó (Melancolía). En las psicosis el conflicto es
entre el Yo y la realidad: el Yo se separa de la realidad.
El inconciente que, dicen, hoy están “descubriendo” es el descriptivo de Freud de antes de 1900.
El Yo en sí mismo es un articulador.
Entonces: Freud comienza con la Teoría traumática y la evitación de la percepción. En un segundo
momento, una psiconeurosis de la infancia. Una percepción que se torna muy intensa pero con
posterioridad (efecto retardado, neurosis en dos tiempos: cuando ocurre y cuando retorna).
Eso intenso es el retorno de lo reprimido, trae a la luz la sexualidad infantil, que es masturbatoria,
se realiza por vía de la fantasía y no de la realidad. Ésta se subordina al principio de placer.
En este segundo momento Freud dice que cuando no funciona la defensa de conversión, cuando
no se puede localizar el síntoma, la libido queda libre y se transforma automáticamente en
angustia: a esto lo llama Histeria de angustia (primer nombre que recibe la fobia).
Inicialmente Freud encuentra dos tipos de angustia:
-realista: tiene que ver con la autoconservación, la percepción de un peligro exterior. Huida o
ataque.
-angustia neurótica: aquí el peligro es interior y pulsional.
Diferencia “angustia” de “miedo” y de “terror”. El miedo tiene un apronte que prepara. Hay un
objeto. Pero si no se tiene el apronte angustiado, hay un factor sorpresa, se cae en el terror.
La angustia neurótica no tiene que ver con miedo y terror, es angustia ante la pulsión, ante las
manifestaciones del inconciente. No tiene objeto, no lo puedo ligar a nada. No es ni miedo ni
terror, es pulsión.
El apronte angustiado aumenta la tensión sensorial y motriz, y esto favorece el desarrollo de más
angustia. Cuando una persona está angustiada la percepción está exacerbada: todo la daña, hay
una hipersensibilidad que genera más angustia. (Freud después va a decir que la única angustia es
de castración).
Al ser pulsional, el peligro es sin objeto. El inconciente funciona con la repetición, la cual es un
intento de ligar la angustia a un objeto, por ejemplo, construir un síntoma.
La repetición en el nivel más radical es la de una vivencia significativa que es el acto del
nacimiento. Es una vivencia de peligro que carece de contenido psíquico. Es un logro psíquico salir
de esa angustia por ejemplo con una fobia.
La última y tercer teoría freudiana implica que con el C. de castración se repite la angustia del
nacimiento, es decir, un acto que carece de contenido, de significado psíquico.
Si en el momento de la castración no se presenta el Nombre del Padre, si no permite la sustitución
del representante objeto-madre por otro representante, el niño quedaría presa de la devoración
materna.
La madre no está de entrada, de entrada está la angustia, un existir “pura pulsión”. El primer
objeto que produce una calma a esa pulsión es la madre. La madre le da un objeto a la pulsión,
está puesta ahí como síntoma. Es una ligadura de esa angustia del niño que en el acto de nacer no
tiene ningún contenido psíquico. La castración pone otra vez en acto eso, ahí se produce
verdaderamente, o no, el nacimiento del sujeto.
Acto de nacer: angustia. Madre: liga esa angustia, liga al niño a la madre como el fóbico está ligado
a su síntoma.
Cuando se despoja uno del objeto-madre por la Ley del incesto para entrar en la cultura, cuando
se produce la castración, esto es volver a nacer. No hay más objeto de ahí en adelante. En la
búsqueda incesante que se presenta por el lado del deseo, no hay ninguna forma de encontrarlo si
primero no se lo perdió.
Lacan dice que en el fóbico el deseo trabaja como prevenido. En la histeria el deseo trabaja como
insatisfecho. En el obsesivo el deseo trabaja como prevenido (imposible).

Angustia según Lacan:


Lacan piensa al Edipo en términos de una sustitución metafórica: el “deseo de la madre” será
sustituido por el “nombre del padre”. Éste funciona como ordenador del goce. La castración es
aquello que simboliza la falta. El sujeto humano no tiene ni ser ni sexo cuando nace, tiene ser y
sexo biológico pero no tiene sexuacion psíquica, ya que ésta es la consecuencia del
atravesamiento por distintos momentos de constitución del ser y el tener, del ser y el sexo. Lacan
entonces dice que no hay relación sexual, esto significa que no hay significante que nos garantice
una armoniosa relación entre los sexos. Esta falta de
significantes que nos garanticen un posicionamiento sexual y una armonía entre los sexos, es lo
que Lacan llama “castración”. Entonces lo que opera en la castración no es más que el enunciado
de que no hay significantes para la diferencia de los sexos, y esto es efecto del Edipo. Para Lacan
es efecto también de la metáfora paterna, singular para cada uno.
Lacan estudia la angustia en función del caso Juanito. La manifestación de angustia no tiene que
ver ni con un peligro interno ni con un peligro externo. Es el afecto que captura a un sujeto en una
vacilación cuando se ve confrontado con el deseo del otro. Para que un deseo no se transforme en
angustia el otro tiene que estar en falta. La angustia por lo tanto no está ligada a una falta de
objeto como lo planteaba Freud, sino que surge siempre en relación entre el sujeto y el objeto
perdido. La presencia del objeto es la que genera angustia.
Lacan plantea que el objeto que falta queda como causa del deseo, pero el objeto no esta tan
perdido como se supone, sino que aparece en los síntomas y las formaciones del inconsciente.
La angustia nunca es sin objeto. Ese objeto según Lacan es el objeto a. Este objeto faltante Lacan
lo considera como soporte y luego como causa del deseo. La angustia se constituye cuando algo
viene a aparecer en el lugar que ocupa el objeto causa del deseo.
La angustia produce siempre una estructura, porque siempre se manifiesta enmarcada. Es una
escena o una ventana donde como en el fantasma viene a inscribirse lo horrible, lo turbio, lo
inquietante, lo innombrable.
Toda respuesta que pretenda colmar, va a originar angustia. La angustia es siempre lo que nos
deja dependiendo del Otro, sin palabra alguna y fuera de simbolización. El yo se construye como
diferencia.

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