Evaluacion Psci
Evaluacion Psci
Evaluacion Psci
La evaluación psicopedagógica
El origen de la evaluación está en determinar las necesidades que el alumno posee para dar una
respuesta educativa adecuada a su déficit. La evaluación es un elemento esencial de la práctica
educativa. Se trata de proporcionar datos para una correcta toma de decisiones en la práctica
orientadora a través de la búsqueda de soluciones de los problemas que se le plantean a la
intervención. Esta línea de investigación ha contribuido a acercar la teoría a la práctica, y, con ello,
a mejorar la intervención orientadora y a que se tome conciencia de la importancia de la
evaluación de programas.
La evaluación psicopedagógica tiene por objetivo encontrar las ayudas que le permitan progresar
al sujeto en su proceso de aprendizaje ya que está centrada en el modo de aprender y los procesos
de cambio a que está sometida. Tiene en cuenta todos los condicionantes individuales, sociales y
ambientales que rodean al sujeto y tratan de mostrar al alumno que puede aprender y cómo
hacerlo de manera realista.
No existe un solo modelo de evaluación psicopedagógica, sino que ésta se inserta en enfoques con
una filosofía diferente de entender los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Enfoque psicotécnico: es aquella que se desarrolla fundamentalmente a través de test
estandarizados y considera la inteligencia un conjunto de aptitudes. La evaluación tiene un
carácter fundamentalmente cuantitativo y se basa sobre una conducta global. El resultado de
la evaluación se compara con una medida normalizada o estandarizada para tomar
referencias y comparar unos valores con otros. Los instrumentos de evaluación como hemos
dicho anteriormente son fundamentalmente los test dirigidos a aptitudes, habilidades,
conocimientos, intereses, personalidad y adaptación.
Enfoque conductual: basado en el análisis funcional de la conducta con un claro carácter
asociacionista del aprendizaje y la enseñanza. Este enfoque, a diferencia del anterior, pasa de
escribir lo que el sujeto padece a describir lo que el sujeto hace y las condiciones bajo las
cuales está sometido. Critica a la utilización de test estandarizados por los sesgos
socioculturales y su falta de validez en una medición correcta. Para este tipo de enfoques la
conducta está motivada por el entorno circundante al sujeto y debe ser evaluada en sus
contextos naturales y no en situaciones artificiales de laboratorio. Utiliza normalmente
instrumentos de observación, escalas, registros, informes y auto informes y entrevistas.
Enfoque de potencial de aprendizaje: es un enfoque con un marcado carácter cognitivista y
constructivista que considera que las deficiencias cognitivas se deben a deficiencias
cualitativas y cuantitativas en la instrucción recibida. A este enfoque le preocupa la respuesta
educativa que se le puede dar a un sujeto determinado para que se desarrolle y no trata de
establecer un diagnóstico del déficit del alumno. El concepto de desarrollo depende de
factores sociales y culturales, y entiende la inteligencia como un repertorio de conductas que
puede ser entrenado. Tiene en cuenta factores afectivo, emocionales, familiares, sociales,
culturales, etc. normalmente los instrumentos que utiliza están entre test psicológico
normalizados y test psicológicos de potencial de aprendizaje, así como técnicas de recogida de
datos de carácter observacional.
Enfoque del diagnóstico pedagógico: este enfoque considera la evaluación como un elemento
que forma el currículum. El diagnóstico al sujeto se considera una evaluación y una
orientación, en un proceso cíclico que retroalimentar a la toma de decisiones. Este tipo de
enfoque se entiende como un continuo desde la evaluación curricular más ordinaria hasta la
evaluación multidimensional efectuada por especialistas diferentes, al igual que también las
necesidades educativas, a las que la valuación se dice, y se extienden a lo largo de un
continuo. La finalidad del diagnóstico es determinar la naturaleza de las dificultades, su
gravedad y los factores que subyacen para realizar la provisión de ayudas educativas. Los
instrumentos que más habitualmente utilizan son los test psicológicos, las pruebas objetivas,
las listas de control y las escalas de observación, además de los exámenes tradicionales.
Visto los anteriores enfoques uno puede preguntarse ¿cuál es el enfoque que actualmente se
utiliza en nuestros centros educativos?
Pues se trata de valorar las necesidades educativas especiales que presentan los sujetos y dejar a
un lado aquellas evaluaciones ordinarias con un marcado carácter normativo en función de unos
objetivos dentro de una programación cerrada. Ruiz (1988), nos ofrece el modelo diseñado por
Reed y Schachter que valora las dificultades del alumno como un proceso continuado que
estructura en dos fases.
Una primera fase que ha denominado periodo “pre-referral”, donde trata de identificar el
problema de aprendizaje del alumno a través de la figura del profesor. Consiste en realizar un
primer acercamiento mediante una valoración informal para que el profesor mediante un
proceso de toma de decisiones vaya modificando sus estrategias de enseñanza para adaptarse
al alumno y permitir que prosiga con los aprendizajes previstos. Por último el profesor
evaluaría los resultados derivados de la modificación de sus estrategias de aprendizaje y
comprobaría si es necesario realizar alguna modificación o, por el contrario, el alumno
necesita una valoración especial por parte de algún profesional.
El segundo período, denominado” referral”, es aquel que se pone en marcha si falla el
proceso anterior y consiste fundamentalmente en un proceso de evaluación individualizada a
cargo de un especialista. Es la evaluación que conocemos como evaluación psicopedagógica.
Esto supone entender que las necesidades educativas son un continuo que va desde el nivel
ordinario o común hasta el extraordinario o específico, siendo la valoración de necesidades
educativas especiales un proceso que puede iniciar cualquier profesor en su aula de manera
común o que puede necesitar una evaluación especializada por algún profesional del
desarrollo.
Evaluación ordinaria: es aquella que puede realizar cualquier profesor en su aula de manera
rutinaria, empleando los instrumentos habituales que tiene a su alcance, por ejemplo,
observación, entrevista, escalas de estimación, exámenes ordinario, etc.
Evaluación asistida: se trata de una evaluación ordinaria donde el profesor solicita
asesoramiento de otros profesionales, como el profesor de apoyo o el orientador del centro
en la planificación, análisis y valoración de los resultados. La única diferencia entre una y otra
modalidad es la petición de ayuda.
Evaluación compartida: en este caso, la intervención de otros profesionales no se hace
solamente a nivel de asesoramiento técnico sino que además se participa en colaboración
directa con el profesor. No sólo contempla la petición de ayuda sino que además esa ayuda
implica la intervención en el proceso de otros profesionales.
Evaluación psicopedagógica: estamos ante una evaluación técnica que por su complejidad
requiere de profesionales distinto al equipo educativo que no participan ya en tareas
colaborativas. El término psicopedagógico responde a que es una evaluación que se realiza
estrictamente dentro del marco escolar sin contar con otros profesionales de otras áreas
fuera del ámbito del sistema educativo.
Evaluación multidisciplinar: es un escalón más en cuanto a la especialización de la evaluación
ya que, en este caso, engloba a profesionales especialistas externos. Por eso la evaluación
dejaría de llamarse psicopedagógica para llamarse multidisciplinar, es decir, en la que
intervienen diferentes disciplinas distintas a la escolar.
Siguiendo a Solé (2001), podemos establecer una serie de fases en la evaluación psicopedagógica.
El orden y el diseño no son uniformes ni rígidos y las fases que propone serían las siguientes:
1-En cuanto a valoración de la información que ya tiene la escuela sobre el alumno podemos
contar la entrevista inicial a los valores cuando van a realizar la matriculación de los hijos. Estos
datos suponen la primera base informativa que se habrán de ir ampliando posteriormente a través
de entrevistas con tutores, alumnos y equipo educativo. Entre la información que se obtiene
tenemos los datos personales del alumno, de la familia, la situación familiar social, económica y
cultural, la lengua habitual de comunicación, se utiliza algún servicio escolar, algunos datos
médicos sobre el niño, la escuela de la que procede y cualquier otro dato que la familia considere
relevante. Cuando se produce una demanda de intervención el psicopedagogo ha de poder
disponer de la máxima información de la situación actual del alumno y de aquellos aspectos por
los cuales se ha solicitado la intervención. La recogida de información se realiza mediante
instrumentos que se facilitan al profesorado con el fin de recogerla de manera adecuada. La
información se contrasta con una entrevista individual que permite una primera toma de
decisiones a corto plazo. Es importante establecer el nivel de competencia curricular del alumno,
es decir, el logro que el alumno es capaz de conseguir en relación a las áreas instrumentales, ya
que permite a su tutor realizar una reflexión más profunda sobre el alumno.
Es necesario determinar una serie de variables que por su naturaleza requieren de una serie de
instrumentos que nos permitan conocer sus aptitudes, personalidad, conductas, integración,
preferencias, intereses, motivaciones, etc. Todo ello, para poder orientar en los momentos
oportunos en el proceso de toma de decisiones que mejor se adapte a lo que realmente quiera
hacer en la vida.
La evaluación psicopedagógica trata de tener en cuenta la interrelación que existe entre sujeto y el
entorno, en orden al desarrollo de las capacidades dirigidas a la consecución de los objetivos
generales de enseñanza. Primero es preciso recoger información sobre el sujeto y el contexto y
posteriormente valorar esa información para comprender las interacciones entre ambos.