Qué Hay Más Allá de Este Aquí

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TABLA DE CONTENIDO
Nota de presentación..........................................................................................................................................7
Primera parte la oracion escuchada................................................................................................................8
1 Vengo a visitarte desde muy lejos................................................................................................................8
2 he venido a platicarte un poco, de cómo es la vida eterna......................................................................11
3 fui una muerta ahora soy una bienaventurada....................................................................................13
4 la dimensión del tiempò.........................................................................................................................17
5 los paratiempos......................................................................................................................................21
6 los alimentos Los átomos, movidos por el amor universal......................................................................25
7 el contacto espiritual.............................................................................................................................27
8 la acción sobrenatural de nuestro Dios....................................................................................................29
9 la caridad cristiana..................................................................................................................................32
10 viaje celeste a san luis de potosi............................................................................................................36
11 existen muchas variedades de tiempo....................................................................................................39
12 la misma alma espiritual del pasado......................................................................................................41
segunda parte la eternidad creada..................................................................................................................43
13 la eternidad creada o quinta dimensión..............................................................................................43
14 el ser es uno, verdadero, bueno, bello y todo eterno...........................................................................48
15 tu cuerpo integral en en la grandiosa bodega del tiempo.....................................................................52
16 no conviene permanecer ni un segundo en pecado grave.....................................................................57
17 la bilocación...........................................................................................................................................63
18 la vida eterna es en las cinco dimensiones..............................................................................................68
19 error del acto imperioso.......................................................................................................................71
20 la quinta dimensión y la glorificación la recibe el alma espiritual............................................................73
21 el organismo integral es alma y cuerpo..................................................................................................76
22 ejemplo de la quinta dimensión o eternidad creada..............................................................................79
tercera parte: en pecado mortal tiempo perdido. mal negocio de la vida futura............................................83
23 el amor programado desde la eternidad absoluta el Altisimo................................................................83
24 tu colaboración terrena determina el alto estado de gloria...................................................................86
25 la gloria accidental.................................................................................................................................91
28 los cambios de vicios humanos a virtudes celestes..............................................................................105
29 la compenetración gloriosa..................................................................................................................109
30 el pecado personal y la indiferencia humana ante el amor de Dios......................................................113
5
31 la gloria eterna es una perfecta hermandad que debe iniciarse desde aquí.........................................120
32 ningún mortal puede salvarse fuera de la fe.........................................................................................123
33 estoy completamente seguro: Dios me Ama. Me Ama a mí, singularmente, como si yo, pequeño y
miserable, fuese el único objeto de Su Amor..............................................................................................124
“Vale más una santa ilusión a lo divino, que todas las realidades a lo mundano”.

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«¿QUÉ HAY MÁS ALLÁ DE ESTE AQUÍ?»
(“LOS DELEITES DEL MÁS ALLÁ”)
LA MARAVILLOSA BIENAVENTURANZA CRISTIANA:
LA VISIÓN BEATÍFICA,
LA DELICIOSA POSESIÓN DEL AMOR DIVINO,
EL GOZO CON LA ALABANZA,
LA SOBREVIVENCIA SIN FIN DE TODO,
LA ETERNIDAD DE TODAS LAS COSAS,
EL INEFABLE AMOR UNIVERSAL,
GOZOS INIMAGINABLES...
SIN NADA DE PANTEÍSMO, NIRVANA O CIELOS MAHOMETANOS
LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD A LA LUZ DE LA RELIGIÓN

NOTA DE PRESENTACIÓN
Doy gracias a Dios por su maravillosa Providencia, que ha tenido a bien que llegara hasta mí
este modesto pero precioso librito.
Su Autor fue el dr. Ricardo Pérez Hernández, fallecido en la Ciudad de México el 15 de
Febrero de 1978 (seis meses después de publicarlo); era casado y sin hijos. Vivía en Calle de
Canela, n. 62, Tlalpan, México 22, Distrito Federal. Saboreándolo, me he permitido añadir
algunas notas al pie de la página.
Quisiera advertir al lector que no conviene detenerse en la apariencia de una pequeña novela
de "ciencia ficción" como género literario en que encuadrarlo, aunque mejor podría definirse
de "cosmología-ficción".
En realidad nos ofrece, apoyándose sorprendentemente en la teoría de la Relatividad, una
visión nueva del mundo, en si misma coherente, consoladora, optimista, bella, que si bien en
un primer momento puede dejarnos más bien perplejos, ello es debido a que jamás ningún
mortal ha tenido la posibilidad de contemplar la realidad desde otro punto de vista que no
fuera el subjetivo de la atadura de la conciencia con el momento presente.
Se trata de una intuición indemostrada e indemostrable a la evidencia de los sentidos, de
pocos genios de la humanidad, como por ejemplo Platón con el "mito de la caverna". Por
tanto, para nosotros, hombres mortales, nunca pasará de ser tan sólo una bella HIPÓTESIS.
El Autor es consciente de ello y la presenta con modestia al buen sentido del lector. Pero tiene
a su favor una sana lógica interna y una correcta sintonía con la Verdad revelada, que la
Iglesia custodia y profesa. Es natural que queden no pocos aspectos (dentro del tema del
libro) que todavía haya que aclarar mejor a la luz de la Fe de la Iglesia, la cual sigue siendo
siempre el supremo criterio de discernimiento. Pero hay armonía, y este librito ayuda a
comprender mejor y con mucha mayor luz tantas verdades de la Fe, sobre todo las que se
refieren a "los Novísimos".
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El lector debería saber percibir la verdadera tesis cosmológica del libro (el valor de cada acto
de existencia de cada ser creado, en su correspondiente "espacio-tiempo", y su conservación
para siempre, real y definitiva), en apoyo de la Fe y de la maravillosa Esperanza cristiana, sin
distaerse en detalles pintorescos o presuntamente científicos, que a veces pueden ser
discutibles y que no pasan de ser como un "envoltorio".
En realidad el Autor sería una joven que actualmente ya no vive nuestra vida mortal, sino la
vida gloriosa del Cielo. Ella es quien, según el Autor, explica el tema del libro. Y aquí surge
la acostumbrada primera dificultad: ¿pero es posible? ¿De verdad no se trata de una fantasía
del Autor o de un artificio literario? Digamos que sin duda es posible; pero a fin de cuentas,
que haya sido una verdadera "comunicación" con una persona del más allá o que no haya
sido, a nosotros poco o nada nos interesa; que cada quien tenga en cuenta únicamente el
contenido.
¡Ojalá Dios hiciera que todos los que lo lean pudieran sacar, como fruto, por lo menos una fe
más viva y un deseo más ardiente del Cielo, un amor más sincero al Señor y "una convicción
más profunda y operativa" de su Amor!
P. Pablo Martín

PRIMERA PARTE LA ORACION ESCUCHADA

1 VENGO A VISITARTE DESDE MUY LEJOS


Todo sucedió en la ardiente tarde de un domingo de verano. Después de comer, satisfecho y
acalorado, quise reposar y divertirme, viendo un programa de dibujos animados por
televisión. Me preparé una taza de café sin cafeína, me arrellané en mi viejo sillón y encendí
un cigarrillo. Si no me divertía, era seguro que me quedaría dormido.
En una mesita metálica de estorbo, varias veces rota y otras tantas vuelta a soldar, puse, a mi
izquierda, la taza de café y la cajetilla de cigarros; a mi derecha, sobre el amplio brazo del
sillón, coloqué el cenicero con el cigarrillo.
Sin ánimo de criticar, sino con afán de divertirme, me dejé llevar dócilmente por el clásico
argumento: El muñeco bueno sería exaltado por su valor o su virtud; y el malo, abatido o
castigado sin piedad.
De repente se quedó fija la imagen en el televisor. Y no escuchaba ningún ruido, ni aun el de
los vehículos que, con el escape abierto, circulan continuamente por el inmediato Viaducto
Tlalpan Sur.
Pensé en una descompostura del aparato de televisión. Ya me disponía a levantarme, cuando
noté algo sorprendente: la columna de humo de mi cigarrillo permanecía paralizada, como
una blanca filigrana incapaz de terminar su lógico desarrollo. Soplé sobre la voluta y ni
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siquiera se movió. Empezó a preocuparme la sensación de que algún poder extraño,
insospechado, se ejercía sobre mí.
Reinaba una quietud completa. Jamás había escuchado un silencio tan rotundo. Ni siquiera
percibía, por más que aguzaba el oído, el trasteo de la cocinera que poco antes me molestaba.
Un frío intenso, al que siempre he sido muy sensible, había paralizado todas mis coyunturas.
Pero no se trataba del frío invernal que conocía bien, sino de otro distinto y doloroso.
Creí ser víctima de una pesadilla, de la que me urgía despertar. Pensé que me había
acomodado mal en el sillón y que, por eso, padecía semejante sueño.
Intenté de nuevo levantarme, pero mi cuerpo parecía de plomo. A duras penas pude mover
mis manos adheridas a los brazos del sillón por una fuerza misteriosa.
“Debo estar enfermo -me dije- ¿Pero de qué, si hace un instante me sentía bien?”
Mi preocupación se transformó en asombro y luego en miedo. No podía entender lo que
estaba sucediendo.
Comenzaba a desesperarme de temor y de frío, cuando oí, en medio de aquel gran silencio,
una voz femenina, muy agradable, que me llamaba por mi nombre desde la reja del zaguán.
Con difícil esfuerzo, impulsado a un tiempo por el miedo y el deseo de compañía, me
apresuré a atenderla. No sé cómo me levanté del sillón. Ni aprecié en esos momentos que los
goznes de la puerta de la estancia, así como mis propios pasos, no producían su peculiar ruido
natural.
Crucé trastabillando el pequeño patio que separa la estancia de la reja del zaguán. Los pies me
pesaban como dos bloques de acero.
Me encontré frente a la reja con una bellísima muchacha de unos veinte años, alta, muy bien
formada; de ojos café claro hermosísimos y expresivos, grandes y dulces, infantilmente
limpios, los que irradiaban una inmensa felicidad. Sus labios eran pequeños y delgados, bien
dibujados y muy rojos, pero sin pintura alguna. Sus mejillas, tersas y ligeramente sonrosadas,
daban lugar a dos atractivos hoyuelos al reír.
Contemplé extasiado su belleza. Cuando bajó sus ojos ante mi insistente mirada, observé el
limpísimo cutis de su rostro. Su expresión me pareció serena en su alegría; pero con una
singular serenidad que sobrepasaba la tierna juventud de su semblante.
Vestía como lo acostumbran en la actualidad las muchachas de clase media. Creo que su
vestido, fino y sencillo, era de color crema. No le vi ninguna alhaja; ni las necesitaba, porque
su belleza resplandecía por sí sola.
El mirarla me tonificó. Se me olvidaron mis preocupaciones anteriores. Era la mujer más
agraciada que he visto en mi vida. Poseía ese tipo de hermosura que siempre me ha cautivado.
No podía dejar de admirarla. Sin embargo, mi costumbre de cumplir con las convenciones
sociales no me permitió seguirla observando. Pero estaba seguro de descubrir en ella otros
muchos encantos: fineza en su actitud, sutiles rasgos de mayor belleza, afinidad de ideales...;
en fin, algo más de lo que absorbía en mis primeras miradas y que, al irlos descubriendo,

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harían revivir en mí, ese maravilloso sentimiento de amor que no experimentaba desde hacía
muchos años.
De momento, decidí poner en juego todas mis pobres armas psicológicas, para investigar los
matices de su atrayente personalidad, ¡Cuánto deploro no haberlo conseguido! Porque mi
encantadora visitante estaba mucho más allá de mi alcance.
Ella me saludó como si me conociera bien: -“Vengo a visitarte desde muy lejos. Soy de San
Luis Potosí Pero tú ya no me recuerdas
En ese instante no comprendí la trascendencia de sus palabras. La ciudad de San Luis Potosí
no está "muy lejos". *1
Se me ocurrió que ella era la nieta de algún amigo mío. Pero ¿de quién, si hace más de treinta
años que no voy a esa ciudad? Su hermosura, además de ser cautivante para mí, poseía un
cierto parecido que se me hacía familiar. Me inspiraba una simpatía, una afinidad, más allá
del conocido atractivo que el arquetipo de mi mujer ideal siempre ha ejercido sobre mí. Esta
maravillosa mujer parecía traer a mi memoria algo..., algo especial que, por lo pronto, no
atinaba a recordar.
- “Nos conocimos en San Luis Potosí -añadió sonriendo-, en casa de las señoritas Campos
Por más esfuerzos que hacía mi memoria, no acertaba. Las señoritas Campos eran para mí un
recuerdo de más de cuarenta años atrás.
-“Pasa, por favor”, le dije. Y me apresuré a abrir la reja, preguntándome quién sería aquella
visitante. Cuanto más la veía, tanto más me cautivaba. Sólo ese tremendo frío insoportable...
Al pasar delante de mí, pude contemplar su pelo suelto, largo, casi hasta la cintura; muy
delgado, dócil y castaño con muchos hilos dorados, cuyo brillo acentuaba los destellos de sus
ojos. Me pareció algo húmedo, con olor a limpio; pero no pude percibir ningún olor. Hasta
después supe el por qué.
Cuando atravesó el patio, tropezó al pisar uno de los escalones. Me apresuré a ayudarla. Mis
dedos apenas rozaron su antebrazo ligeramente apiñonado y con finísimos vellos dorados. El
leve roce de su piel tuvo un efecto mágico sobre mí: me produjo una agradabilísima sensación
de calor y vitalidad. Posteriormente, quedaría maravillado al conocer la causa.
Entramos en la pequeña estancia. Y mientras ella paseaba su vista sobre los escasos y
anticuados adornos de la sala, aproveché para contemplarla mejor. Volví a sentir aquella vieja
sensación, casi olvidada, de mi niñez: una especie de placentera opresión en no sé qué parte
de mi pecho, la cual me anunciaba la presencia de la mujer amada, mediante una agradable
dificultad para respirar.
Esto era para reírse. ¡Un pobre anciano enamorado! O como para entristecerse: ¡enamorarse
al cuarto para las doce...! Sin embargo, yo me alegré. *22
Ella se mostraba amable, cariñosa, comprensiva. Probablemente ya había notado, por la sutil
perspicacia de la adolescencia, el profundo interés que me inspiraba. Y quizá por ese
1
- Está a poco más de 500 Km. al norte de la Ciudad de México.
2
- El Autor dice que es anciano: en realidad tenía unos 56 ó 57 años.
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sentimiento de gene-rosa compasión de muchacha bella, consciente del poder que le otorgaba
su hermosura, me obsequiaba una limosna de afectuosa amabilidad. Tal vez debí rebelarme
ante su dádiva compasiva. Pero no. Acepté con gusto el regalo de su mirada dulce y agradecí
su cordialidad, como se siente gratitud por los sencillos placeres de la vida, como se disfruta
de la vista de un hermoso paisaje, del trinar de los pájaros o de la caricia de una tibia mañana.
Será que en la vejez aceptada, al irse consumiendo la vida, se va borrando el orgullo.
-“Recuerdo -me dijo- que te agradó sobremanera una melodía que canté en casa de las
señoritas Campos, hace ya muchos años
¡Muchos años! Los jóvenes, pensé, cuentan los meses como si fuesen años. No podían ser
tantos para una joven de veinte. Probablemente me está confundiendo con otra persona. Pero
no importa. ¡Bendita equivocación que me permite disfrutar de su presencia!
- “Veréis -prosiguió-, canté esa canción hace... cuarenta y ocho años”.

2 HE VENIDO A PLATICARTE UN POCO, DE CÓMO ES LA VIDA ETERNA


¡Qué pena! ¡Lástima de tan hermosa muchacha! Si yo pudiera ayudarla... Ojalá se trate de un
trastorno mental pasajero. Mi amor por ella me exigía justificarla. Después de todo, ¿quién es
completamente normal en este mundo? Se dice en psiquiatría que la frontera entre la
normalidad y la locura no es una línea nítida, sino una zona bien amplia, la cual se delimita,
en mucho margen, por el sentir de la sociedad. Sólo se encierra a un loco cuando se comporta
de un modo antisocial.
Por lo pronto, decidí seguirle la corriente. Empezaba a contarle algo adecuado, pero me
interrumpió.
-“No, no estoy loca -aseveró con una franca sonrisa que me permitió admirar sus dientes
limpísimos, simétricos, naturales- Me evocaste en tu juventud con el sobrenombre de
Pajarera. Porque esa fue la melodía que canté, hace cuarenta y ocho años, en casa de las
señoritas Campos”.
La canción de La Pajarera... ¡Sí, claro que lo recuerdo! Una romántica melodía de antaño,
ligada a mis remembranzas estudiantiles con fuertes cargas afectivas. Siempre que la oigo,
algo íntimo se remueve en mí y me trae a la memoria agradable e ingenuas emociones.
En los "gallos"*3 que llevaba con mis amigos, pagaba aparte, con tal de oír mi canción e
impregnarme más hondamente con el hechizo de sus notas.
Recuerdo que, siendo niño, me encontré de pie cerca de un piano vertical en casa de las
señoritas Campos. Una señora lo tocaba. Y una bellísima joven, como doce años mayor que
yo, cantaba junto a mí la canción de La Pajarera.
Sólo que ahora, no sé cómo, los detalles borrosos de ese infantil recuerdo empezaban a
clarificarse; resurgían, como cuando se le quita la pátina a un viejo bronce.

3
- En México “los gallos” son las serenatas nocturnas que un grupo de amigos dedican a una jóven bajo su ventana, con un
complejo musical popular o “mariachi”, contratado pagándolo..
11
Actualmente contemplo en esa imagen, con toda claridad, a la hermosa muchacha que, al
cantar, conmocionaba mi ser y hacía brotar en mi corazón el primer sentimiento de amor
pasional de mi vida. Y la mujer de mi recuerdo era muy parecida a la que ahora me visitaba.
No cabía duda de que esa joven, a quién yo evocaba con el apodo de Pajarera, siempre la he
buscado en todas las mujeres de mi existencia. Ella fue la primera pasión de mi niñez, la
placentera evocación de mi juventud y el gran amor ideal de mi vida.
Claro está que mi memoria no había soportado el paso de los años, y los rasgos fisonómicos
se habían empañado. Sin embargo en el fondo de mí mismo se ha de haber conservado
indeleble la imagen de mi primer amor, como un arquetipo al que debía conformarse toda
mujer a quién yo amara intensamente. Después, quedé estupefacto al saber la verdadera
causa.
¡Clarificar un recuerdo! ¡Volver casi a vivirlo! Me pareció una experiencia fascinante. Por
supuesto, no podía sospechar las maravillosas vivencias que me esperaban en esa maravillosa
entrevista. Sólo deploraba que esto me aconteciera al final de mi vida. ¡ Que alegría revivir el
más grato recuerdo de amor ingenuo de toda la existencia!
Pronto mi gozo se tornó en inquietud. ¿No estaría sólo imaginando? Después de todo, ¿quién
es realmente esta bella mujer? Porque es indudable que se trata de dos personas diferentes,
aunque muy parecidas. No pueden ser la misma, toda vez que las separan más de cuarenta y
cinco años.
-“Supongo -le pregunté- que tú eres nieta de aquella hermosa joven que conocí en casa de las
señoritas Campos. ¿No es verdad?”
- “No. Yo soy la misma muchacha que cantó en tu infancia ”.
“Eso no puede ser -dije para mis adentros-. Probablemente me encuentro enfermo y estoy
sesteando un agradable ensueño. Siendo así, ¿no sería mejor dejarme llevar por él, en vez de
destruirlo con mis insistentes cavilaciones? Es preferible fomentar esta fascinante ilusión. Ya
despertaré y entonces tal vez olvide este prodigio”.
Sin embargo, ¿cómo se realizó la clarificación de mi recuerdo? Probablemente forma parte de
la trama de este sueño, y en ese caso no hubo tal clarificación. O bien, en esta siesta, mi
memoria retrógrada de anciano logró sacar a flote, en mi fantasía, a la antigua imagen
original. Estaba en esas reflexiones, cuando ella me insistió: - “Te aseguro que no estás
soñando. Yo soy esa misma mujer de tu recuerdo
Su tono de voz era convincente, y un no sé qué me impulsaba a creerla. En ese momento, yo
no me explicaba cómo ella podía adivinar mi pensamiento. Hasta después lo supe.
-“Ahora el loco soy yo -le dije-, porque no entiendo nada de nada”.
-“No te preocupes. Todo esto te lo voy a explicar, si me prometes que no vas a inquietarte
más. Cálmate, por favor, Si no, tendré que ausentarme ”.
-“No, eso no. Perdóname y explícate”.
Nunca pregunté el nombre de la joven de mis recuerdos infantiles. Me hubieran llovido
burlas, recriminaciones y "sanos consejos". Comprendí por intuición que debía guardar en
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secreto lo referente a mi primer amor. En aquel entonces, declarar abiertamente que un niño
de ocho años se había enamorado, hubiera sido casi un sacrilegio.
- “Le has pedido al Altísimo desde hace mucho tiempo -me recordó-, que durante tu vida
mortal, te diese a conocer cómo es la vida futura. ¿No es así? ”
-“En efecto. Se lo he pedido desde hace más de veinte años. Pero entonces... ¿Quieres decir
que yo... estoy muerto? ¡Significa que...!”
¡Cálmate, por favor! -me interrumpió-. No te has muerto todavía. Y yo he venido a platicarte
un poco, de cómo es la vida eterna. Te hago esta entrevista con ánimo de lograr para ti una
mayor humildad, un anhelo entrañable de la vida futura, un acicate para que ejercites la
auténtica Caridad cristiana y un mejor conocimiento del Amor que te profesa nuestro Dios ”.
¡Creí que estaba muerto y yo no lo sabía! ¡Qué serio debe ser el paso por la muerte, cuando la
sola sospecha de haberlo dado, infunde tanto pavor!
“No he venido a inquietarte -reiteró-, sino a traerte paz, con objeto de que el Señor, por
mediación mía, te ayude a transformar algunas verdades que te ha enseñado la Fe, en
convicciones profundas y operativas. Algunas de estas nociones las conoces superficialmente,
las crees y las profesas con sinceridad, pero las has penetrado muy poco.
Es que te deslumbra el actual progreso científico -añadió-, y a su lado, lo que enseña la
religión te parece insustancial y anticuado. Sin embargo, ciencia y Fe tienen el mismo origen
divino. No hay, ni puede haber, contradicción entre ellas. Por eso, he venido a aclararte cómo
se coordina admirablemente la Palabra Divina con algunos postulados actuales de la sincera
ciencia humana.
Para los mortales -agregó- no existe misterio alguno del mundo físico, que no apunte hacia
otro misterio más hondo y trascendente. Comprendo que si tú eres para ti mismo un gran
enigma, es lógico que se te dificulte entender las nociones celestes que te voy a explicar.
Porque vas a representar el papel de actor y el de espectador. Eres parte del mundo que hoy
vas a explorar. Tendrás que cooperar con ahínco. Mas recuerda que el hombre actúa, no tanto
por la evidencia de las verdades que conoce, sino por las convicciones que ama.
Por otra parte -siguió diciendo-, la Divina Pedagogía es lenta. Va de acuerdo con la pequeñez
humana. Y es progresiva, porque depende, en cierto modo, de la perfección cultural del
hombre, alcanzada por su propio esfuerzo y con la ayuda del Altísimo ”.
Algo se calmó mi temor; no tanto por las reflexiones que ella me hacía, sino por su belleza
encantadora.

3 FUI UNA MUERTA AHORA SOY UNA BIENAVENTURADA


- “En el proceso de formación de tus convicciones profundas y operativas -prosiguió la
bella muchacha-, yo seré simplemente un pobre y débil instrumento del Todopoderoso,
Quien, sin embargo, no desea coaccionarte, sino respetar la libertad moral que El mismo te
otorgó. Por tanto, si lo prefieres, me iré inmediatamente, sin que nadie se moleste o se sienta
por eso. ¿Deseas que me vaya? ”
13
-“No, no. Quédate, por favor. Perdona mi confusión. Continúa”.
Su voz me sonaba categórica y no podía imaginar la manera en que nos estábamos
comunicando. Parecía muy segura de sí misma y su belleza me cautivaba más y más.
En todo caso, pensé, quedo muy conforme con disfrutar solamente de su presencia y hermosa
figura. Aunque... pudiera ser una impostora. Pero entonces, ¿cómo me da antiguos detalles de
fechas y personas?
El frío extraño me atormentaba de nuevo. Mis articulaciones estaban congeladas y no podía
mover ni un dedo. La atractiva adolescente se había sentado cerca de mí, en el sofá que forma
escuadra con mi sillón. Nos separaban los brazos de los asientos y la mesita metálica en
donde se encontraban la taza de café y la cajetilla de cigarros. Como si adivinara que me
estaba muriendo de frío, la bella muchacha se inclinó hacia mí y rozó levemente con las
yemas de los dedos de su mano derecha el dorso de mi mano izquierda, que yacía helada
sobre el brazo del sillón. Bastó ese simple rozamiento, para que me comunicara calor vital y
tranquilidad.
-“Supongo -me dijo con cierto matiz bromista- que ya te habrás dado cuenta de que estás
platicando con una muerta ”.
¿Una muerta? ¡Cómo iba a estar muerta si la veía tan hermosa y lozana! Los muertos tienen
un aspecto horrible. He visto morir a varias personas y nunca he notado, al contemplar el
rostro de un cadáver, ni siquiera la sonrisa de paz que algunos deudos aseguran haberles visto.
También podría tratarse de un fantasma... Pero los espectros de ultratumba, que en realidad
sólo existen en las mentes excitadas por fotonovelas de misterio, consejas y películas
escalofriantes, siempre los presentan repulsivos.
Por supuesto, no podía aceptar que ella fuera un fantasma. Tampoco me parecía un cadáver.
¿Qué sería, pues, mi preciosa compañera? No me causaba el menor miedo; al contrario,
mucha felicidad. Ella me encantaba, pero yo sentía perplejidad ante lo enigmático de su
presencia.
“Sí -afirmó-, soy una muerta. O mejor dicho, lo fui, ya que actualmente soy una
bienaventurada. ¿De veras, no tienes miedo de seguir platicando conmigo? ”
-“No, claro que no. Al contrario, sabiendo que eres una glorificada, quisiera hacerte muchas
preguntas”.
- “Házmelas. Precisamente para eso estoy contigo. Te las responderé hasta donde pueda.
Porque debo advertirte que no soy una bienafortunada importante. Soy muy inferior. Después
te explicaré el por qué ”.
Me resistía a reconocer que estaba platicando nada menos que con una bellísima habitante del
Cielo. Pero ella lo decía, y su hermosura me había hechizado. Le hubiera creído todo lo
creíble.
-“Si en verdad eres la misma joven que conocí de niño, deberás saber, ahora que estás
glorificada, lo mucho que significas para mí”.

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-“Lo sé. Pero mientras fui viadora nada conocí del niño que junto a mí se derretía de amor
mientras yo cantaba La Pajarera. No obstante, una vez glorificada, nuestro Dios me habló del
primer amor que yo te había inspirado. Comprendí, cuando supe la Voluntad admirable del
Señor, que El nos ha destinado para que tú y yo realicemos en el Cielo un amor asombroso,
que no pudimos disfrutar en la tierra. Tú eras un niño de ocho años, y yo, una joven casadera.
Nuestro amor en cuanto viadores quedaba frustrado ”.
-“¿Por qué dices "nuestro amor"? Mi amor por ti era y es evidente. Pero, ¿tu amor por mí...?”
- “Nada sucede al acaso. La Inteligencia Infinita lo tiene todo minuciosamente planeado,
dentro de la voluntad libre del hombre. Su Divina Providencia lo ocasiona o lo permite. Todo
amor honesto de la tierra, jamás se frustra en la vida eterna. Todo amor virtuoso forzosamente
es recíproco y si no se
realiza en este mundo, se consumará de un modo inefable en el cielo. Porque desde la
eternidad fue querido y proyectado por el Altísimo
-“¿Te refieres a los amores fracasados de este mundo?”
- “SI, a todos los amores lícitos. El Señor coloca en esos amantes los vínculos de
atracción y de complementación recíprocos. Para que se busquen y se encuentren, si no en
esta vida, seguramente en la otra. Para que se amen, se deseen, se gocen y se posean al
inefable y fruitivo modo celestial de la Patria.
Por supuesto, como veremos más adelante, no se trata de placeres conyugales, toda vez que
en el Cielo no hay matrimonio; ni los bienaventurados nos satisfaríamos con deleites tan
breves y pequeños. Ese inaudito amor humano celestial es la realización plena y gozosísima
del amor de Caridad, que luego te describiré. Claro que, a causa del pecado del mundo -
añadió-, muchas veces no se notan o no se pueden cumplir en esta vida los lazos de
complementación amorosa programados por el Creador. Porque dichos vínculos se han
opacado, se han desvirtuado; casi han perdido su brillo de atracción, debido a las taras
hereditarias, lacras de enfermedades, costumbres inadecuadas, pobreza, incultura, etc. Todo lo
cual es consecuencia del pecado. O bien, como en nuestro caso, son amores imposibles en la
tierra, pero que se cumplirán cabalmente en el Cielo. Después te explicaré por qué los permite
el Altísimo.
No obstante -puntualizó-, existen y perdurarán eternamente esas vinculaciones de amor,
establecidas por el Señor. Te diré más: Para fundamentar el lazo recíproco de amor celeste, es
suficiente la existencia de atracción amorosa en uno sólo de los amantes honestos de la tierra.
Puesto que el amor lícito que empieza en este mundo, siempre es correspondido e infrustrable
en el Cielo, ya que no se opone a la Divina Voluntad”.
¡Acababa de oír algo grandioso! Mi bella visitante me ama y, algún día, "inefable y
plenamente", se realizará nuestro amor. Mi gozo no cabía en mí. Me parecía que todos los
amores de mi vida se fusionaban en el de mi amada muerta; que todos ellos retornaban al
molde que les dio origen, para darle más vida al arquetipo. ¡Cuánta felicidad me aguarda en
mi futura Patria!
15
Noté en mi amada compañera, a pesar de su pudorosa indiferencia, una emoción semejante a
la mía, la cual se transparentaba a través del rubor de sus mejillas y de los destellos que
abrillantaban la expresión de su llamada. Ella volvió a tocarme levemente, tal vez para evitar
que me enfermase de alegría.
Sin embargo, no podía yo reflexionar con calma en medio de aquellas emociones: la belleza
de mi visitante, el saber que era una encantadora bienaventurada, su indecible amor por mí, su
recuerdo vuelto a vivir, mi incertidumbre entre el sueño y la vigilia, y el misterio de las
parálisis: la de la imagen en el televisor, la del humo del cigarro y la mía propia.
- “¿Qué más quieres saber? ”, me preguntó.
Me tranquilicé lo más que pude e intenté formularle otra pregunta. De tantas que a este
respecto se me han ocurrido, no recordé ninguna. ¡Qué inoportuno aturdimiento! Apenas atiné
a decirle:
-“¿Qué es lo que hacen los bienafortunados en el Cielo?”
- “Amar a nuestro Dios, disfrutar de Su Amor y Su Poder, amar a todos los seres del
Universo y gozar con ellos hasta el límite del grado de gloria obtenido en esta tierra. Más
adelante procuraré demostrarte la deleitosa compenetración físico-espiritual entre los
glorificados afines, la que supera inmensamente en intensidad, duración, calidad y modo, al
mejor placer terreno.
Debes saber -explicó- que la eterna Bienaventuranza comprende dos aspectos: el gozo directo
con el Creador y el disfrute de los bienes creados. A la visión y posesión por amor
directamente de nuestro Dios se le llama gloria esencial, porque es la mejor. Los placeres y
gozos que en el Cielo nos proporciona el Universo creado, corresponden a la gloria
accidental. En esta entrevista sólo hablaremos de la gloria accidental, que es la menor.
Dejaremos pendiente la gloria esencial para otra ocasión ”.
-“¿Cómo es el Cielo?”
“El Cielo es la Bienaventuranza, es decir, la plena Felicidad y el gozo con alabanzas. No se
trata de un recinto especial, como una gran catedral o un enorme estadio. No, el Cielo
consiste en la Dicha inmensa de los bienaventurados. El Cielo es todo el Cosmos,
estructurado admirablemente por nuestro Dios para proporcionarnos una infinidad de
vivísimos gozos y placeres,* 4 Por ejemplo, en este momento mi Cielo es la sala de tu casa
porque aquí y ahora estoy disfrutando de la gloria que me otorgó el Altísimo. La felicidad
celestial la llevo conmigo en dondequiera que me encuentre. Como puedes ver, en la Patria
todo es amor y gozo. Y algo semejante debería suceder entre los mortales ”.
-“¿Y por qué no?”
- ‘Por causa del pecado: el original, primero, y luego, el actual personal que se le suma,
entrelaza y complica hasta formar el tremendo pecado del mundo. El mal moral ha

4
- No olvidemos que esta glorificada es de un rango inferior y que el mismo San Pablo habla de “tres Cielos” (2
Cor.12,2).
16
trastornado todos los planes divinos. No digo que los haya nulificado, sino que los complica y
retarda, y convierte en dolor lo que debería ser gozo ”.
-“¿Cual es tu nombre?”, le pregunté con curiosidad.
- “Mi nombre en la tierra ya no tiene importancia. Mi nombre nuevo en el Cielo es
confidencial. Porque has de saber que al glorificarnos, nuestro Dios revela a cada
bienaventurado, secretamente, su nombre nuevo, esto es, el nombre que expresa con exactitud
el modo de ser preciso e individual de cada quien. El nombre nuevo explica claramente la
personalidad singular y la función particular de felicidad que habrá de gozar cada uno en el
cielo. Es la definición exacta de todo lo glorificado. Es la revelación luminosa de su vocación
terrena y celeste. No te imaginas el júbilo y gratitud con que el bienafortunado recibe su
nombre Nuevo*5, conoce, entonces, la esencia de su personalidad y ve que se ajusta
exactamente a su eterna vocación de gozo y placeres. El nombre nuevo -agregó^ es un
secreto, porque se refiere, sobre todo, a la gloria esencial que se va a disfrutar directamente
con nuestro Dios. Porque atañe a las sutiles características o matices peculiares de amor, con
los que se amarán eternamente al Altísimo y el recién bienafortunado. Incluye el principal
gozo que dicho bienaventurado recibirá del Universo todo, así como el que otorgará, en
reciprocidad, al resto del Cosmos. También es un secreto en esta vida, por causa del pecado
que todo lo obscurece”.
-“¿No quisieras revelarme tu nombre nuevo?”
¡Imposible! Te mataría de dicha. Cualquier noción estrictamente celestial causa un gozo
incompatible con la vida terrena. Sin embargo, podrías llamarme Tiernamada. Creo que es la
palabra de este mundo que más se aproxima a mi nombre nuevo, ya que poseo una
remotísima participación de la Ternura Divina
Tiernamada volvió a rozar con sus dedos el dorso de mi mano izquierda, casi paralizada sobre
el brazo del sillón. Me vivificó inmediatamente. Y esto me hizo amarla más. Fue como
descubrir en ella una prodigiosa habilidad técnica, que, si bien yo no entendía, me unificaba
aún más con la hermosa habitante del Cielo.

4 LA DIMENSIÓN DEL TIEMPÒ


“Quisiera coordinar tus conocimientos respecto a la dimensión tiempo ”, propuso
Tiernamada.
Por lo pronto, no entendí por qué decía "coordinar conocimientos", en vez de explicármelos.
Luego supe el asombroso porqué.
-“El viador -afirmó- posee un poco de fuerza para influir sobre las tres dimensiones del
espacio: longitud, anchura y espesor. Modifica las cosas, las comprime, las dilata y, en cierto
modo, disminuye las distancias mediante los rápidos vehículos de transporte. Pero tratándose

5
- “Al vencedor –dice el Señor– le daré un maná recóndito y le daré una piedrecita blanca, en la que tiene escrito un
nombre nuevo, que nadie conoce, sino quien lo recibe” (Apoc. 2,17).
17
del tiempo o cuarta dimensión el peregrino es incapaz de alterarla y se ha adaptado a su
impotencia.
No obstante -continuó- modernos estudios por vía matemática, no experimentalmente,
señalan la posibilidad de visitar el pasado o el futuro. Claro que esto ha dado pábulo a la
literatura de ciencia- ficción. Más en el fondo hay mucho de verdad. Si una nave espacial
saliera de la tierra y viajase a la velocidad de la luz, directamente a la constelación de
Andrómeda, un mes de ida y otro de regreso, el hipotético astronauta envejecería dos meses y
así lo marcaría su cronómetro. Mientras tanto, transcurrirían unos sesenta años en la tierra. O
sea, que a su regreso el viajero se encontraría con sus bisnietos.
Naturalmente -afirmó-, lo anterior es irrealizable durante la vida mortal. Pero algo de ello se
verifica con la mayor facilidad en el Cielo. Observa que el tiempo mide los actos sucesivos
del movimiento, más el tiempo se encuentra también en el ser de las cosas. Los cuerpos son
movimiento. Por esto, si el movimiento se acelera o se retarda exageradamente, el tiempo
cambia su frecuencia y sobrepasa las clásicas nociones terrenas, muy subjetivas, del presente,
pasado y futuro”.
En esta primera explicación, no entendí eso de que el tiempo está en el ser de las cosas.
Después me lo demostró objetivamente.
-“Me parecen muy reales las ideas del pasado, presente y futuro”, le argumenté, muy seguro
del testimonio de mis sentidos y del consenso de la humanidad.
“Son categorías necesarias durante el estado de peregrinación en este mundo, pero carecen de
trascendencia en la Patria. Luego te diré por qué. Los sabios de la tierra vislumbran ya estas
verdades y afirman que el hombre, durante su paso por este planeta, ordena de un modo
egocéntrico los sucesos en su mente, de acuerdo con su personal sentido del pasado, presente
y futuro. Sin embargo, excepto en la conciencia del viador, el Universo, el mundo objetivo de
la realidad, no acaece, no se aniquila, no sucede; simplemente existe. ”
-“¿Y esa es la verdad?”
-“Si. Así lo vemos desde el plano de conciencia de la vida celestial. También los científicos
mortales se dan cuenta de ello, al comprobar que los astronautas, cuando viajan a una
velocidad mayor que la de rotación de la tierra, envejecen una millonésima de segundo,
menos que el resto de la humanidad. Muy pronto te haré una demostración ”.
-“Sin embargo -protesté- el tiempo es algo fugitivo, huidizo; se nos escapa como una
corriente de agua entre los dedos. Cuando empezamos a pensar en el instante actual... ¡ya es
pasado!”
“Esto se debe al testimonio de tus sentidos, exclusivo del estado de viador en que te
encuentras aquí en la tierra ”.
-“Perdóname, pero el tiempo transcurre inexorablemente. Lo único que vale de él es el
momento actual, por que el pasado ya sucedió y se acabó. Estoy seguro de que el tiempo pasa
sobre la humanidad como una nube en el firmamento. Para que todo mundo sepa la fecha en

18
que nació, en la que vive y le suceden sus acontecimientos, y en la que los deudos se aseguran
de la defunción”.
-“Créeme -insistió amablemente-. Estás equivocado y te lo voy a probar cuando observes, hoy
mismo, la majestad de la quinta dimensión. Tu error podría compararse con la antigua idea
falsa de que la tierra permanecía inmóvil, como centro del Cosmos, y que era el sol el que
giraba alrededor de ella*6... Los mortales se inclinan al pesimismo -sentenció-. Son muy
susceptibles al poderío de lo egocéntrico, por razón del pecado original. Esa maldita lacra,
que heredamos de nuestros primeros padres, es la causa remota de todos los males y
limitaciones que aquejan a la humanidad, impidiéndole tomar conciencia de su verdadera
ubicación, en el Cosmos ”.
“Parece que exagera”, pensé. Y con trabajos por la extraña pesantez que me agobiaba,
observé mi reloj. Fue inútil. El segundero estaba parado.
- “No estamos en el ritmo temporal del reloj y del calendario ”, dijo sencillamente, y yo
me alarmé.
- “No te preocupes -me animó-. Nuestra entrevista no podría efectuarse al compás del
reloj. Después te diré por qué. Es como si el tiempo normal de la tierra se hubiese detenido
para nosotros. Nos hemos ubicado en una frecuencia temporal muy lenta. Porque has de saber
que el tiempo tiene muchas frecuencias, así como longitudes y amplitudes en sus ondas. Claro
es que sólo conocías el ritmo temporal de la tierra, el del reloj. Sin embargo, considera que un
segundo es divisible hasta el infinito matemático. ¿No se te ha ocurrido pensar en lo que
sucede durante una de esas fracciones infinitesimales del tiempo? ¡Acontecen muchas cosas!”
-“No me doy cuenta de ello”. 
-“Considera simplemente que tu vida no se interrumpe en este lapso, que por ser brevísimo,
carece de trascendencia. Lo que pasa es que tú, igual que todos los mortales, vives con tu
conciencia atada fuertemente al instante actual”.
-“¿Por qué vivo con esa ligadura?”
“Te decía que la razón de todos los males de la tierra es el maldito pecado. No obstante, en el
actual régimen de la Fe y en el estado de peregrinación por este mundo, nuestro Dios ha
dispuesto, movido por el inmenso Amor que profesa a la humanidad, que el peregrino
transcurra con gran rapidez durante la prueba que es la vida mortal. Por ello el hombre
transita por la tierra como si viajara en un avión supersónico. Además el Señor ha ligado la
conciencia del viador con el momento presente, para disminuir y abreviar las penalidades
terrenas a sus amadas creaturas humanas. Y sólo les permite contemplar el Universo desde la
ventanilla del velocísimo instante actual”.
-“No me siento amarrado...”
“Es que no habías reflexionado en eso. Por otra parte, la adaptación al ambiente es tan
poderosa, que la costumbre de vivir sujeto al momento presente ya no te llama la atención.
6
- “Al vencedor –dice el Señor– le daré un maná recóndito y le daré una piedrecita blanca, en la que tiene escrito un
nombre nuevo, que nadie conoce, sino quien lo recibe” (Apoc. 2,17).
19
Sucede lo mismo con tu vinculación a la superficie de la tierra por la fuerza de gravedad y
con la imperceptibilidad de lo que ocurre en una fracción infinitesimal del tiempo.
Precisamente la atadura con el instante actual es lo que te obliga a recurrir a las nociones
subjetivas, pero necesarias para los viadores, de lo pasado, presente y futuro”.
-“¿Y tú ya rompiste esa traba?”
- “Sí, gracias al Señor. Quedó rota con mi buena muerte. En cuanto a ti, la sujeción
forzosa con el momento presente se ha suspendido mientras dure nuestra conversación, por un
favor singular que te hace el Altísimo ”.
Mi desconcierto era tal, que en vez de dar gracias por tan espléndido regalo, sentí una fuerte
aversión por los grilletes que aprisionaban a mi conciencia con el instante actual. Pero
Tiernamada reaccionó inmediatamente: “¡Qué bueno es el Creador al darnos el obsequio del
tiempo! Para los viadores, es como un disolvente en que se diluyen paulatinamente los gozos
y sufrimientos de la vida mortal”.
-“Debe ser un solvente muy frío, porque no ha alcanzado a diluir todos mis males”.
“¡Eres el pesimismo en dos pies! Mira. Si en un sólo acto de existencia fueses capaz de gozar
la suma de tus momentos felices, o la de tus tribulaciones, es seguro que, incapaz de soportar
tanta dicha o semejante dolor, morirías en ese instante. Es verdad que el momento presente es
el carcelero de tu conciencia, pero también es tu aliado. Por que te da la oportunidad, al
llenarlo de amor de Caridad, de colaborar con nuestro Dios y obtener la estupenda gloria
futura que El quiere para ti. La ligadura de tu conciencia con el instante actual te brinda la
oportunidad de recapacitar y pedir perdón. Si no fuese por ella, tu vida sería un continuo
presente. Te convenceré de esto un poco más adelante

- “Pues bien -prosiguió-, nos encontramos en un paratiempo. Es decir, es una onda


temporal muy lenta con relación al tiempo normal de la tierra. Pero de frecuencia rapidísima,
toda vez que efectuaremos muchas cosas en un lapso muy breve. Desde que la imagen quedó
fija en el televisor, el tiempo ordinario de la tierra casi no ha transcurrido. Estamos viviendo
en el ritmo de milmillonésimas de picosegundo. Un picosegundo equivale a 1012 de segundo
Es decir, cuando debía haber transcurrido una media hora desde que conversamos, apenas han
pasado unas cuantas milésimas de picosegundo. Me cuesta trabajo traducir mi pensamiento en
el lenguaje de la física y de las matemáticas terrenas. No olvides que soy una bienaventurada
muy última. Pero calculo que esta larga entrevista, con los paseos al través del tiempo y otras
cosas que vamos a realizar, no durará más de una milésima de segundo. Aunque quizá
tomemos unos diez minutos del tiempo pasado”.
Lo de estar viviendo en un paratiempo infinitesimal me parecía increíble. Pero me
entusiasmaba la maravillosa entrevista con Tiernamada, los paseos al través del tiempo y esas
otras cosas que íbamos a efectuar. 
-“Dices que nos encontramos en otra frecuencia temporal -le objeté-, y yo no he sentido el
cambio...”
20
“¡Claro que te has dado cuenta! Por eso sientes tanto frío y casi no puedes moverte. Mi
cuerpo glorificado, en cambio, no resiente esas modificaciones de las ondas temporales
cuando visito el pasado o viajo por los espacios siderales. Al contrario, todo ello me causa
sensaciones muy agradables. Son prodigiosas las cualidades de los organismos humanos
bienaventurados”.
Se me ocurrió levantar mi mano derecha a como a un centímetro del brazo del sillón, y tuve
que desplegar un esfuerzo como para levantar veinte kilogramos.
-“¿No podrías disminuirme esta pesantez, así como casi me has quitado el frío?”
“No, no es prudente. Muy pronto lo vas a comprobar. Pero volvamos a platicar de las ondas
temporales . Nuestra desaceleración, respecto al tiempo normal de la tierra, hace que para
nosotros no se mueva la imagen del televisor, que no se oiga ningún ruido y que no acabe de
difundirse la columna de humo de tu cigarro. Ahora ya sabes por qué no oíste el ruido de tus
pasos ni el de los goznes de la puerta de la estancia ni el trasteo de la cocinera ”.

5 LOS PARATIEMPOS
-“Decías -le argumenté a Tiemamada- que estamos viviendo al compás de milmillonésimas
de picosegundo. Siendo así, nos encontramos en un movimiento cuya frecuencia debe ser
millones de veces inferior al movimiento de rotación de la tierra. Y esto significa que nos
encontramos muy cerca de la inmovilidad absoluta... ¡Quizá nos aproximamos a la nada...!”
“No te inquietes. Estamos muy lejos de la inmovilidad absoluta. Recuerda el ejemplo clásico
de la teoría de la relatividad. Si un automóvil circula en carretera a cien kilómetros por hora,
¿cuál es la velocidad absoluta de dicho vehículo? Claro está que su velocidad relativa, con
relación a la carretera que se supone inmóvil, es de cien kilómetros por hora. Mas para
calcular la velocidad absoluta, habría que sumar algebraicamente, a los cien kilómetros, la
velocidad de rotación de la tierra, más su velocidad de traslación alrededor del sol, más la
velocidad de traslación del sistema solar hacia la constelación de Hércules, más la velocidad
de traslación de toda nuestra galaxia hacia otras constelaciones, más la inmensa celeridad de
la expansión de todo el Universo*7... El resultado -concluyó muy alegre- sería que el
automóvil, con relación a la inmovilidad absoluta, y no con relación a la carretera que
arbitraria-mente hemos considerado inmóvil, circularía a millares y millares de kilómetros por
segundo terrestre ”.
-“¡Y yo había pensado que estábamos próximos al reposo absoluto! Nunca imaginé que la
tierra se moviese tan rápidamente”.
-“Te aseguro -afirmó para confortarme- que a pesar de la gran lentitud de este paratiempo,
estamos muy lejos de la inmovilidad completa; la cual, por otra parte, no es tan temible: la
7
- El Autor se apoya mucho en la teoría de la relatividad, de Einstein. El ejemplo que aqui pone Tiernamada corresponde
a las categorías mentales de que dispone el Autor, sin dar con eso más fuerza o quitarla a la tesis de fondo del libro. El
Autor da por seguras las afirmaciones “oficiales” de la Astronomía actual, que en buena parte son discutibles, como
resulta de la obra de Fernand Crombette “¿Galileo tenía razón o no?”, en que desarrolla una crítica sin cuartel a la
teoría de la relatividad de Einstein (véase la nota anterior). Pero la tesis del libro no resulta afectada por eso.
21
inmovilidad no es lo mismo que la nada. Tranquilízate, no te ocurrirá ningún mal. Nuestro
Dios permitió este paratiempo contigo. ¿Acaso no tienes confianza en la Divina Sabiduría? ”
-“Sí, por supuesto que sí, -le respondí, más por compromiso que por convicción-. No
obstante, si nos movemos más lentamente que la tierra, ¿por qué permanecemos en nuestros
lugares, como si nos moviéramos a la misma velocidad que el planeta?”
- “Más adelante vislumbrarás la explicación. Por lo pronto, te contestaré con un ejemplo. La
luz que entra por la ventana se mueve a 300.000 kilómetros por segundo, y, sin embargo, el
haz de rayos luminosos se contempla fijo. Lo mismo sucede con la tierra, que está girando y
parece inmóvil. ¡Las apariencias engañan! En tu propio cuerpo, los electrones de tus átomos
vibran a una velocidad cercana a la de la luz, y ni siquiera te das cuenta de ello.
Son muy limitados los sentidos corporales -comentó-. La tierra, por ejemplo, se traslada
alrededor del sol a la velocidad de unos 108.000 kilómetros por hora, y ningún mortal siente
tan excesivo movimiento*8. Por tanto, si te atuvieras al testimonio exclusivo de los sentidos,
caerías fácilmente en el error. De veras -insistió-, no te pasará nada malo. Al contrario, así te
podré explicar mejor y efectuaremos varios experimentos que te enfermarían o hasta te
matarían, si tus funciones vitales estuviesen actualmente en ejercicio
¡Otra sorpresa más! ¡Mis procesos vitales estaban suspendidos!
-“¿Quieres decir que no tengo signos de vida? ¡Entonces, estoy muerto!”
Me alegraré de llegar a esta conclusión. Porque después de columbar el Cielo futuro a través
de la belleza de Tiemamada, empezaban a estorbarme los apegos mundanos a esta vida
mortal.
-“Mientras te encuentres en este paratiempo, tu organismo no manifiesta los signos vitales
que se estudian en medicina, por la sencilla razón de que no transcurres en el tiempo ordinario
de la tierra, gracias al cual se realiza la fisiología humana”.
A pesar de la semiparálisis y de la rara sensación de frío, me sentía vivir como siempre. Sin
embargo, me observé mejor y... ¡no respiraba!
-“No te alarmes -me dijo inmediatamente-, no te pasará nada malo. En los paratiempos muy
lentos, las funciones biológicas se efectúan de manera distinta que la de los viadores.
Mientras vivas en este paratiempo, no latirá tu corazón, ni circulará tu sangre, ni respirarás.
Ahora entiendes por qué no se movió la columna de humo de tu cigarro, cuando creiste soplar
sobre ella”.
Me apresuré a tomarme el pulso y... ¡nada!
-“No logro entender cómo permanezco vivo, ¡o quizás ya no...! Ni menos cómo es factible
que piense, si carezco de signos vitales...”

8
- La tierra debería girar, como todos los planetas, alrededor del Sol, habiendo sido expulsada de él, pero en realidad
ambos giran, en órbitas prácticamente paralelas y con el mismo ángulo en torno a un punto central, que es tangencial a
la tierra. En su traslación alrededor del Sol, la tierra no se separa de su sitio, tocando tangencialmente (con la superficie)
el eje de todo el sistema y del Universo, con lo cual su traslación de un año en torno al Sol se anula.
22
-“Esto último te demostrará que el hombre no piensa con el cerebro, por más que éste
intervenga en el pensamiento, sino, sobre todo, con el alma espiritual. La biología cósmica
tiene leyes distintas de la terrena, de acuerdo con la onda temporal en que se ubique el ser
vivo. La vida humana en cualquier lugar y tiempo del Universo se sostiene mediante las
energías. Sólo que en la frecuencia del tiempo normal terrestre, la energía se toma de los
alimentos y del oxígeno del aire. Mientras que en los paratiempos lentos la energía se
adquiere directamente del medio: de la materia-energía del ambiente y del medio biológico
interno. Si estuviésemos en la frecuencia normal del tiempo de la tierra, tanto tú como yo
necesitaríamos respiración y alimentación”.
-“Entonces, ¿mi organismo está efectuando la asimilación, y la desasimilación en este
paratiempo?”
- “Claro que sí. Adquiere la energía vital de tu medio biológico interno. Pero la
excreción es casi nula. Si permanecieras el equivalente a diez años en este paratiempo, apenas
excretarías unas gotas de sudor. Lo mismo pasa conmigo pero en un grado sumamente
perfecto. Esto se debe a que casi no se forman desechos químicos, sino que se aprovecha
totalmente la energía extraída de los átomos. Recuerda que el átomo es un gran almacén de
energía ”.
-“¡Vaya! Ahora resulta que estoy funcionando como un reactor atómico”.
- “Funcionas mucho mejor, porque utilizas unos pocos átomos, pero los desintegras, en
modo total y no parcialmente, como sucede en las pilas nucleares. Lástima que no te sea dable
disfrutar el deleite que causa, en el Cielo, la realización de las funciones biológicas regidas
por el alma. Aquí en la tierra, apenas se siente un ligero bienestar cuando todo el organismo
funciona bien. Más en la gloria, eso mismo causa inmensos placeres que aumentan nuestra
felicidad accidental”.
¡Cuántas maravillas del Universo desconozco! -pensé-. Qué pequeño es el caudal de la
ciencia a pesar de acercamos al siglo XXI. Nadie imaginaría que el cuerpo humano fuese
capaz de causar tanta felicidad y de fisionar los átomos. -“Tiernamada, ¿cómo puedo
desintegrar átomos si no me doy cuenta de ello, ni sabría cuales fusionar?”
- “Tu conciencia no lo sabe, claro está. Pero tu alma espiritual, sí. Y lo sabe muy bien y
lo puede ejecutar perfectamente. Así como conoce y coordina la digestión, filtración,
regulación, comunicación, etc., sin que la conciencia se dé cuenta de ello. Si tu conciencia
psicológica tuviese que controlar todas las funciones de tu organismo, no te alcanzaría el
tiempo para dirigir bien una sola de ellas. Por ejemplo, si tu entendimiento y voluntad
tuviesen que regular los movimientos del corazón, ni siquiera conseguirías dormir ni atender
ningún otro asunto, por estar pendiente de acelerarlos o retardarlos según conviniese. Nuestro
Dios le ha quitado a tu conciencia todos esos tediosos problemas, para que dediques el
entendimiento y la voluntad a cumplir Sus designios sobre ti, a amarlo y servirlo mediante la
Fe y las obras de auténtico amor de Caridad. El alma sabe muy bien cómo regir cada función
biológica y como coordinarlas todas, inclusive las psicológicas, como las costumbres que
23
mecanizan la conducta. Sabe también vivir en el Cielo y en cualquier frecuencia ondulatoria
del tiempo, así como viajar a velocidades fantásticas, atravesar las paredes, dominar las
fuerzas de la Naturaleza, etc. El mortal posee en germen lo que ha de disfrutar en la Gloria
venidera ”.
-“Si mi alma sabe como fusionar átomos, ¿por qué no lo hace de una vez? Me evitaría el
trabajo diario, los fastidios del Metro y hasta las indigestiones”.
— “Lo sabe hacer, pero no lo ejecuta por mandato divino. Porque apenas está mereciendo,
con sus buenas obras, la gloria eterna. Porque a causa del pecado original, todo ser humano
debe alimentarse mediante el trabajo honrado y soportar cristianamente las pruebas que le
envíe nuestro Dios. Además, tu alma nunca antes se había ubicado en un paratiempo ”.
-“Le bastó situarse en él para aprender”.
— “No aprender, sino ejercitar lo que de antemano sabía, desde que la creó el Señor. El
alma humana es sapientísima. Efectúa lo principal: el pensamiento y el amor, y le alcanza el
tiempo terrestre para ganarse con honradez la vida, educarse, cumplir con todos sus deberes,
divertirse sanamente y descansar ”.
-“Sin duda que el alma es un gran misterio”.
“Sí. Es un enigma para los viadores, pero no para los bienaventurados. Durante la vida
mortal, el alma trabaja día y noche en silencio y no molesta ni distrae la actividad de la
conciencia, tanto en la vigilia como en el sueño. Sólo cuando se le presenta algún problema
grave, insoluble para ella que no tiene aún los poderes de la glorificación, avisa a la
conciencia por medio de malestares o dolores, para que intervenga el entendimiento y
resuelva la dificultad”.
-“Tiernamada, si carezco de signos vitales en este paratiempo, ¿cómo es que puedo moverme,
aunque con trabajo?”
— “Es muy sencillo. Todo movimiento material requiere energía. Los peregrinos mortales
la obtienen de sus alimentos, después de muchos trabajos fisiológicos de digestión, absorción,
circulación, asimilación, desasimilación, etc. Tú, en este paratiempo, adquieres la energía del
plasma sanguíneo y de la linfa de tu organismo. Para ello nuestro Dios te ayuda mediante el
roce de mis dedos sobre tu mano. Los bienaventurados, en cambio, tomamos la energía
directamente del medio en que nos encontramos: luz, calor, electricidad, fuerzas
gravitacionales y otras energías que te mencionaré después. Y también, con frecuencia,
comemos exquisitos alimentos, aunque esto no se necesite en el Cielo ”.
Por lo pronto, no entendí cómo los bienafortunados tomaban la energía. Poco después me di
cuenta de su inmenso poder sobre la materia y las fuerzas naturales.
Creo que comencé a entrever la maldición divina sobre la humanidad pecadora: “Comerás el
pan mediante el sudor de tu rostro*9...”

9
- Génesis, 3,19.
24
Estoy tan acostumbrado a trabajar, que mi ocupación me parecía normal, natural. Pero
empezaba a presentir que el cansancio del deber cotidiano es algo que Dios no quería para el
hombre.
Columbré que la fatiga del trabajo humano, la enfermedad y la muerte se deben, no a la
Voluntad Divina, sino al pecado de la humanidad. Y me consideré muy culpable de cooperar
con mi aportación de maldad al pecado del mundo.

6 LOS ALIMENTOS LOS ÁTOMOS, MOVIDOS POR EL AMOR UNIVERSAL


Tiemamada y yo continuábamos sentados en la estancia de mi humilde casa. De cuando en
cuando miraba yo la inmóvil voluta del cigarro y la imagen fija del televisor, testigos de la
fabulosa experiencia que estaba viviendo.
-“¿Así que también hay cocineras en el Cielo?”, le pregunté a Tierna amada.
- “Sí, contamos en la Patria con grandes santas expertas en aderezar platillos exquisitos,
sin que les cueste el menor esfuerzo ”.
-“Pero si en la Gloria eterna nadie trabaja, ¿dónde consiguen la carne, las legumbres, la
fruta?”
“Todo alimento, por complicado que parezca, en último término está formado de átomos, y
éstos, de energía. Pues bien, los átomos y la energía nos obedecen ciegamente, al grado de
que con sólo nuestro querer logramos fácilmente combinarlos, transmutarlos, fisionarlos y
convertirlos en manjares vistosos y suculentos. Más aún -prosiguió-, la materia-energía está
ansiosa de servirnos de alimento, de incorporarse a nuestro cuerpo bienaventurado y de
participar de nuestra gloria accidental. Es que todos los seres nos hallamos vinculados por los
lazos de amor universal; nos completamos unos con otros, nos deseamos y nos poseemos a la
inefable manera celeste. No es panteísmo; se trata de interrelaciones. Los átomos, movidos
por el amor universal, están suspirando y como con dolores de parto* 10, mientras les
otorgamos felicidad a su modo. Ya verás en el Cielo, que todo ser es capaz de conocimiento y
amor, aunque sea rudimentariamente ”.
-“¡Grandioso! Ustedes, los bienaventurados, consiguen por sí mismos y sin esfuerzo, mucho
más que nuestro mejor laboratorio de energía nucleaf’.
Me había olvidado de mis deberes de anfitrión. Pero al hablar de alimentos, recordé que debía
ofrecer siquiera un refresco a mi amada visitante.
-“¿Te gustaría tomar una taza de café?”
-“No, gracias. Mejor, si te parece, te prepararé una pequeña golosina celestial”.
Tomó mi cajetilla de cigarros. Le quitó la envoltura de celofán. La amigó entre sus dedos
hasta formar una pequeña bola, y me la ofreció con una sonrisa radiante.
- “Pruébala. Estoy segura de que te gustará ”.
En efecto, ¡qué golosina tan exquisita! Jamás había gustado algo tan sabroso. Como un frágil
polvorón se deshizo en mi boca. Su sabor agradabilísimo era único. No alcancé a reconocer el
10
- Romanos, 8,22.
25
predominio de ninguno de los sabores fundamentales: dulce, salado, amargo y ácido. Y a
pesar de que he probado chocolates suizos y norteamericanos, así como mazapanes y
canelones de almendra, esta celestial golosina los superaba con creces.
-“Está exquisita. ¿Como la hiciste?”
“Transformé las moléculas de celofán en otras substancias químicas, desconocidas en la
tierra, las cuales excitan armónicamente todas las papilas gustativas. No parcialmente, como
los clásicos postres terrenales. Lástima que esta misma golosina no la puedas probar en el
tiempo normal de la tierra ”.
-“¿Por qué no?”
“Porque te morirías de gusto. Disfrutarías de un placer incomparable con la vida mortal. En
realidad has probado menos que a medias esta inferior golosina. Porque percibiste su sabor
por medio de la infraenergía, de la que te hablaré después, ya que nos ubicamos en un
paratiempo muy lento, en el que no es posible la transmisión de la impresión gustativa
mediante impulsos nerviosos ”.
-“Pues me pareció deliciosa. Tú debes ser una magnífica cocinera celestial”.
- “No. Esta golosina la puede preparar cualquier bienaventurado. Diría que en el Cielo
corresponde al pinole*11 de la tierra. Ya conocerás a muchas santas cocineras que por su
gran gloria, preparan manjares de veras suculentos. En los peregrinos de este mundo, el
sentido del gusto se encuentra muy atrofiado a causa de tanto mal moral. Por el contrario, en
los bienaventurados es agudísimo y perfecto. No te imaginas cómo tratamos de congraciarnos
con esas santas reposteras ”.
-“Yo creía que en el Cielo, ante la Visión Beatífica, los glorificados se olvidarían de lo
demás: placeres de los sentidos, goces estéticos de las bellas artes, otros amores y
amistades...”
“Es verdad que nuestra gloria esencial, es decir, la Visión Beatífica y la Posesión Amorosa
con nuestro Dios bastaría para hacernos completamente felices. Pero El, por amarnos
muchísimo, ha dispuesto que además gocemos de nuestra gloria accidental: infinito número
de amores humanos, angélicos, estéticos, científicos y otros más, desconocidos en esta tierra.
Aparte de incalculables placeres de la vista, oído, olfato, gusto y sobre todo, del tacto, que,
como veremos después, no se limita a las papilas táctiles de la piel, como sucede aquí, sino
que abarca todas las células del organismo, las cuales gozan y nos hacen gozar lo indecible en
nuestras compenetraciones amorosas, al estilo jubiloso del Cielo, con toda la Creación ”.
¡Fascinante! ¡Disfrutar sin trabajos! Deleitarse sin esfuerzos. Saborear exquisitos manjares sin
pagar por ellos. Oler perfumes delicados. Contemplar bellezas como la de mi amada visitante
y poseerlas amorosamente, al fruitivo modo celestial, por medio de la inefable
compenetración con ellas. Más adelante columbré la maravilla de esa interpenetración físico-
espiritual entre los bienaventurados, de acuerdo con los Designios Divinos. No pude menos
11
- “Pinole” en México es una especie de harina de maíz, de sabor neutro, popular. Como uso equivaldría por ejemplo a
lo que en otras partes sería un caramelo de menta, por ejemplo
26
que darle gracias a Dios por haberme llamado a la existencia. Por regalarme la naturaleza
humana y no la material pura, la vegetal o la animal. Por redimirme. Por crearme en el siglo
XX y no en la época cavernaria. Por perdonarme mis iniquidades. Por su generosa
Providencia durante mi vida. Por tenerme tanta paciencia. Por su esplendidez en el presente y
por la futura que empezaba a vislumbrar.
Pero volviendo a la deliciosa golosina, le dije a mi compañera: -“Supongo que ya no te
gustará nuestro pozole, ni el mole de guajolote*12 , ni las frutas cubiertas”.
“Por supuesto que nos siguen gustando y los comemos con mucho agrado. Pero muy bien
hechos, sin ninguna imperfección culinaria. Lo mismo digo de los refrescos, vinos y licores
del Cielo, que superan a los mejores de este mundo. Y sin necesidad de mercados, ni de
regatear precios, ni de asfixiantes cocinas, ni de platos que lavar. No te extrañes por lo que te
digo -aclaró-. Recuerda que nuestro Señor Jesucristo, nuestra Causa Ejemplar, comió con los
apóstoles poco después de su Resurrección*13”
-“¡Qué bien! ¡Ya tengo deseos de estar en la Gloria!”
“Colabora pues con tu Redentor. Alcanza con tus buenas obras de cristiano la
Bienaventuranza que El te tiene preparada. Cuando la hayas obtenido ¡verás qué banquetes
nos daremos!”
-“¿Cuándo será ese cuándo*14... ?”

7 EL CONTACTO ESPIRITUAL
-“Perdóname -le objeté a Tiemamada-, te estoy oyendo claramente y el sonido se propaga a
unos 340 metros por segundo. Por tanto, en esta conversación aquí en la sala han transcurrido
por lo menos varios minutos y no milésimas de picosegundo”.
“No te alarmes por lo que voy a decirte -me anunció-. En realidad no nos estamos
comunicando mediante palabras audibles, sino por medio de ideas ”.
¡Otra sorpresa! ¡No estábamos hablando! Era increíble. Pero tuve que darle la razón. Porque
si nos encontrábamos en una frecuencia temporal de milmillonésimas de picosegundo era
lógico que no se transmitiese el sonido de las palabras.
-“¿Acaso nos estamos comunicando por telepatía?”
“Algo más. Mi alma está en contacto espiritual con la tuya. De esta manera, conozco tus
pensamientos. Reviso y utilizo tu archivo de memoria intelectual y tu almacén de memoria
sensitiva cerebral. Mi alma, por sus poderes de glorificada, está asociando tus ideas, de un

12
Salsas típicas de la cocina mexicana. Guajolote es el pavo.
13
- Lc 24,41-43. Pero el misterio permanece: “Ardientemente he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de
padecer, porque os digo que no volveré a comerla hasta que no tenga pleno cumplimiento en el Reino de Dios. Y
tomando un cáliz, dió gracias y dijo: Tomad y distribuidlo entre vosotros, porque os digo que a partir de ahora no
beberé el fruto de la vid hasta que no haya llegado el Reino de Dios” (Lc 22,15-17). Por otra parte “el Reino de Dios no
consiste en comer o en beber, sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,17). Por lo demás, “lo que ojos
no han visto, ni oídos han escuchado, ni jamás ha imaginado el hombre, es lo que Dios ha preparado para los que lo
aman” (1 Cor 2,9).
14
- San Juan de la Cruz, Poesía XXIII, 39.
27
modo distinto y más eficaz del que acostumbras. Aparentemente te hablas a ti mismo. Pero yo
intervengo y acomodo tus conceptos e imágenes, para expresarte mejor el mensaje particular
que te envía nuestro Dios y que motiva mi actual visita ”.
-“¿Así que esto no es un diálogo, sino un monólogo?”
“Estamos en comunicación, mas no conversamos como se acostumbra en este mundo.
Platicamos casi de la misma manera que empleamos los bienaventurados. Pero con la
diferencia de que no te infundo mis propias ideas, sino que concierto las tuyas para que me
entiendas mejor, aunque te parezca un monólogo. Después notarás la importancia de asociar
debidamente las ideas en la conciencia. Es el primer paso para que se formen las convicciones
profundas, arraigadas y operativas ”.
Ella tenía razón. En esto consiste la verdadera educación. No basta atiborrarse de
conocimientos hasta ser una enciclopedia ambulante. Es preciso ordenar y aprovechar, como
es debido, unas pocas ideas básicas, fundamentales para vivir cristianamente la vida terrena y
necesarias para lograr el Cielo. ¿Pero cómo alcanzar todo ésto?
Tiernamada vio la pregunta en mi mente y la contestó: - “Sólo con la ayuda del Señor. Pero
El está ansioso de otorgarla a todo aquel que se la pida cristianamente ”.
-“¿Así como nosotros, platican los bienafortunados?”
“No exactamente, pero casi. En el Cielo conversamos, infundiéndonos directamente nuestras
ideas e imágenes. Sin embargo, también hablamos en muchos idiomas y dialectos”.
¡Disfrutar en la gloria el placer del lenguaje! Hablar lo justo, sin errores ni vicios de dicción.
Decir exactamente los pensamientos sin dudas, sin ambages, sin malicia, sin peligro. Con la
seguridad de ser no solamente escuchado, sino entendido. En este mundo hay que pensar muy
bien lo que se dice, ya que resultaría fatal decir lo que se piensa.
-“¿Por qué no me infundes tus ideas, en vez de acomodar las mías?”
“Porque ningún mortal logra soportar tanto gozo. Te morirías de placer. No te imaginas el
deleite que significa recibir una idea infusa. Equivale a la interpenetración espiritual, al beso
entre dos almas ”.
-“Ahora entiendo cómo adivinas mis pensamientos. Sin embargo, mueves los labios al
comunicarte espiritualmente conmigo. Si no hablamos con palabras, ¿por qué percibo esos
movimientos tuyos?”
- “Para no desconcertarte. Ya que en este mundo no es factible el beso entre dos almas,
pronuncio las palabras que corresponden a las ideas que aclaro, coordino y hago pasar a tu
conciencia. Las expreso vocalmente con mucho amor, puesto que son para ti, aunque sean
inaudibles. ¡Lástima que no deba comunicarte alguna idea mía! ”
-“Haz la prueba, por favor”.
- “No. Cualquier concepto estrictamente celestial que te infundiese, operaría como una
convicción irresistible, y, o te morirías de gozo o casi perderías la libertad humana y, por
tanto, la capacidad de colaboración con el designio del Señor sobre ti* 15. Hagamos mejor otra
15
- Jamás el Señor nos quitará el libre albedrío con que nos ha dotado, a imagen de su libertad. Y si en el Cielo los
28
prueba. Cuando me hables, tóca-te los labios y te darás cuenta de que no los mueves, toda vez
que te estás comunicando espiritualmente conmigo ”.
-“Debo parecerte un cadáver sentado -le dije, al tiempo que con grandes esfuerzos ponía los
dedos sobre mis labios inmóviles-. Si nunca he sabido comunicarme así, espiritualmente, con
nadie, ¿cómo es que hoy platico sin palabras contigo?”
“No es lo mismo saber, que practicar lo que se sabe. Tu conciencia lo ignora, porque nunca lo
había experimentado. Pero tu alma espiritual bien que lo conoce; igual que sabe gobernar
todo tu organismo y dirigir las funciones biológicas, mientras tu conciencia duerme
plácidamente o se ocupa en otros asuntos ”.
De veras que sí. Recordé que, en una infección grave, el alma sabe muy bien cómo aumentar
las defensas naturales, aunque no haya estudiado medicina.
Era admirable la conversación con mi amiga glorificada, porque a pesar de desarrollarse en
milmillonésimas de picosegundo, Tiernamada me dejaba pensar con calma y dirigía mis
reflexiones con toda oportunidad. ¡Si pudiésemos platicar así los mortales en la tierra...!

8 LA ACCIÓN SOBRENATURAL DE NUESTRO DIOS


- “¿No te parece magnífica la Providencia de Dios en los regalos y ayudas para sus
amados hijos humanos?” -me preguntó Tiernamada, con sus dos atractivos hoyuelos en las
mejillas, los que de antemano me tenían convencido.
-“La verdad es que no esperaba todo ésto”.
- “La acción sobrenatural de nuestro Dios en los mortales es casi siempre inesperada.
Algunos la llaman sorpresa, casualidad, destino... Pero en realidad, esas expresiones son los
nombres laicos de la Divina Providencia ”.
-“¿Por qué llamas "sobrenatural" a esa acción divina?”
- “Porque es algo que se encuentra muy por encima de lo que el mortal conoce
ordinariamente. Se trata de una moción superior a lo que, para el viador, es natural, común y
corriente. Esto no significa que lo sobrenatural sea raro. Al contrario, es muy frecuente en los
verdaderos cristianos ”.
-“Pero no se nota...”
- “Es que tú la rechazas de antemano; a priori la juzgas imposible. Y el Señor te busca
ansiosamente, pero Se hace de rogar. La causa es el pavoroso pecado del mundo: el desprecio,
la indiferencia, el olvido de que hay un Dios Todopoderoso que nos ama entrañablemente. ¡Si
yo pudiera cooperar a que el Altísimo y tú se diesen la mano...! ¡Si yo lograra intervenir para
que El y tú se estrechasen en inefable abrazo de amor de caridad, sería la más dichosa de las
pequeñas bienaventuradas! ”
-“Entonces, ¿esta maravillosa entrevista es como una lotería que me saqué?”

bienaventurados no quieren sino lo que Dios quiere, es por su pleno conocimiento de la Verdad, pero siempre en plena
libertad.
29
-“Sí, algo así. Y no te imaginas su cuantía, toda vez que se refiere a la riqueza de ideas-
convicciones profundas y operativas que te obsequia nuestro Dios. Si la sabes aprovechar
bien antes de tu muerte, te valdrán una gloria más importante que la ganancia de muchos
billones de dólares. Aunque debería decir, en vez de dólares, derechos especiales de giro.
Porque observo en tu memoria sensitiva que ha bajado actualmente la cotización del dólar
-“Por lo visto, ya tienes bien explorada mi alma y mi cerebro. ¿Acaso estás percibiendo todos
mis pensamientos y recuerdos?”, le pregunté, con cierto temor.
“No. Sólo advierto lo que libremente quieres que conozca. Y no te inquietes, porque el Señor
es celoso guardián del decoro y privacía de cada uno de sus amados hijos humanos. Por
supuesto, El conoce todo, absolutamente todo. Pero a nadie lastima ni atemoriza. Su
minuciosa Providencia Se ejerce también en el Cielo. El está muy pendiente de que los
bienaventurados no cometamos el menor error o indiscreción cuando nos comunicamos entre
nosotros, ya sea por interpenetración o mediante el lenguaje
-“¿Cuál forma de conversación te agrada más?”
“Preferimos el diálogo espiritual, sin palabras pronunciadas. Así nos entendemos mejor. El
lenguaje terrenal es bello, agradable y meritorio, pero, a veces, algo incierto. Y resultaría
insuficiente para expresar el cúmulo de nuevas ideas celestiales. Además, como existen en la
gloria todos los idiomas de la tierra, nos sería difícil, sobre todo para los glorificados
inferiores, como yo, dominar tantos lenguajes.
Te platicaré -añadió- uno de nuestros juegos celestiales con los bienaventurados prominentes.
Les preguntamos por una noción elevada. Ellos nos contestan con exquisita precisión en
algunos de los idiomas que sabemos. Nos asombramos de su explicación y creemos haberla
entendido muy bien. Pero luego, ellos se compenetran con nosotros, en la agradabilísima
interpretación intelectual, y mediante la deliciosa unión sin confusión de alma con alma,
quedamos extáticos al saborear directamente, sin palabras, la misma noción que antes
creíamos haber entendido
-“¿Quieres decir que el mejor lenguaje no consigue la perfecta comunicación?”
-“En efecto, no puede, ni siquiera en la Gloria. El que habla, necesita seleccionar sus
pensamientos y expresarlos con claridad al que escucha. El oyente, partiendo de las palabras
que percibe, intenta evocar lo mismo que su interlocutor. Pero no lo conseguirá del todo,
mientras sus almas no se compenetren. Ellos se entienden, claro está, mas no se identifican
plenamente. Por tanto, el lenguaje sugiere, explica, pero raras veces define y comunica con
exactitud”.
-“¡Es admirable el beso espiritual en el Cielo! ¡Lamento no sentir fruitivamente el que me
estás dando! De veras que el Universo es complicado y grandioso”.
- “La Creación es infinita en sus cinco dimensiones: las tres del espacio, el tiempo y la
eternidad creada, que veremos después ”.
-“¿Por qué los viadores ignoramos esas verdades? ¿No sería mejor que Dios nos permitiera
conocer todas sus maravillas creadas, así como lo consiente para las verdades científicas
30
sencillas? ¿Por qué su Divina Revelación no abarca la descripción de los paratiempos, la de la
inefable comunión en espíritu entre los bienafortunados y la de las exquisitas golosinas de la
vida futura?”
- “Porque nuestro Dios ha revelado lo necesario para que todo hombre de buena
voluntad alcance su Vida eterna, que es lo verdaderamente valioso y necesario.. Es lenta la
pedagogía de la Palabra Revelada, debida al maldito pecado, a la rudeza humana causada por
tanta soberbia, egoísmo, engaño, erotismo... ”
-“¿Tan funesto es el pecado?”
-“Tanto que si el hombre hubiese sido menos pecador, habríamos aprovechado más la
Revelación. Y la humanidad, en medio de las penalidades indispensables para la prueba que
es la vida mortal en el régimen de la Fe, vislumbraría mejor la estupenda Felicidad que le
espera en el cielo y trataría de conseguirla mediante el cumplimiento fiel y perseverante de
los Mandamientos y Consejos del Señor.
Considera -prosiguió- que nadie da algo, ni en la tierra ni en el Cielo, sino en la medida que
sabe cómo será recibido el regalo que otorga. Y es muy triste observar que la humanidad, el
mundo en general, nunca ha querido prepararse para conocer y gustar un poco más de la
Divina Revelación. El mundo, en cuanto tal, se ha atenido a disfrutar, sana o
pecaminosamente, el placer o gozo que le proporcionan de inmediato los sentidos corporales.
Tributa culto de latría*16 al becerro de oro del bienestar temporal. Poco ha buscado
directamente al Señor por sí mismo, por amor a El. Ha pretendido recibir sin dar nada. Se ha
imbuido de soberbia y egoísmo y sólo recurre a nuestro Dios para exigirle cuentas...
Por supuesto -recalcó-, no afirmo lo anterior como un reproche para los demás. Tanto tú
como yo hemos sido soberbios, egoístas, sensuales, pecadores al fin... ¡Ah! Pero si la
humanidad tomara en serio a nuestro Dios, estoy segura, en nombre del Amor con que la ama
el Altísimo, que el breve paso por la tierra le parecería más llevadero, más lógico, más
sencillo y más fructífero. No me refiero a ganancias en pesos y centavos, claro está, sino en
Paz presente y en gloria futura”.
-“¿Qué es la Paz cristiana?”
- “La Paz del Señor es la más grande felicidad terrena a la que puede aspirar un viador.
No es el mero equilibrio de fuerzas opuestas, ni la ausencia de guerras, ni la quietud de la
pereza, ni el silencio de los oprimidos, ni la tranquilidad del cínico. Tampoco es la euforia
inestable de ese nuevo humanismo cristianoide y filantrópico, pero sin verdadero amor de
Caridad.
La Paz del Señor -dijo Tiemamada- es la tranquilidad nacida del orden auténticamente
cristiano. Es la calma espiritual y profunda que brota del deber cumplido, no por el
humanismo que hace a un lado al Altísimo, sino por amor a nuestro Dios. La Paz es el
silencio interior y muy alegre de quién reposa, activo y confiado, en la palabra Divina. Pero

16
- Culto de adoración debido a Dios Creador, único y sumo Bien.
31
sin recortes ni tergiversaciones dogmáticas. No faltaba más, que la Paz cristiana fuese como
esa cama premonitoria que precede a las tormentas.
En el actual régimen de la Fe -siguió diciendo-, el Creador anhela el progreso humano, pero
sólo el que se alcanza mediante el amor de Caridad Y no el pseudoprogreso, logrado por el
humanismo puro. El progreso cristiano consiste en el esfuerzo continuo de cada uno de
ustedes y de todos, por cumplir cabalmente la Ley de Nuestro Señor Jesucristo. No le tengas
tanto miedo al dolor, a la enfermedad y a la muerte. Es muy breve la estancia del peregrino en
este mundo. Recuerda que cuando el hombre se desdiviniza por el pecado,
inmediatamente se animaliza por la concupiscencia Cuando se pierde la Fe en nuestro
Dios, se empieza a creer en tonterías

9 LA CARIDAD CRISTIANA
-“Tiernamada, le das mucha importancia a la caridad. Y actualmente la limosna se considera
casi un insulto. A lo más, y a regañadientes, se acepta la justa cooperación”.
- “¡No confundas el primer mandamiento de la Ley de nuestro Dios con el simple
humanismo! No me estoy refiriendo a la limosna material ni a la pura filantropía. Hablo de la
Caridad cristiana. La Caridad es el amor que se adhiere primero al Altísimo y después, con
El, a nuestros semejantes. El amor de Caridad es el que se practica, estando en Gracia de
nuestro Dios y para agradarle. No hay que confundir la Caridad con el sentimiento de
compasión. El sentir lástima del prójimo es apenas la invitación para ayudarle cristianamente.
Pero esta ayuda, para que de veras sea cristiana, debe inspirarse y fundamentarse en el amor
al Todopoderoso. Si no es así, la dádiva, por muy importante que sea, carece de valor
sobrenatural. Por tanto, la cooperación económica sin Caridad es "címbalo que retiñe" *. 17 La
filantropía sin Caridad produce la ingratitud y la decepción. Y el humanismo sin Caridad
desemboca en el fracaso social. La Caridad es el amor que rige en el Cielo y el único que
puede salvar al mundo ”.
-“¿Por qué no se habla del primer mandamiento de la Ley de Dios?”
-“Por la soberbia humana, que intenta reducir el cristianismo a una religión de club,
complaciente, superficial y dulzona, en la que se soslaya la Justicia Divina, se minimiza el
pecado y se quiere olvidar la existencia del demonio y del infierno. Y se estruja y se mutila y
se tergiversa el Evangelio, con ánimo de no contrariar la concupiscencia del creyente y de
hacer acomodadiza (!) la Revelación Divina...
El cristianismo autentico -añadió- considera al hombre actual con sus defectos y cualidades,
con sus inquietudes e interrogantes. Pero le responde a sus preguntas a la luz del Evangelio
íntegro, sin recortes convenencieros, con todas las sublimes y drásticas exigencias de la
Divina Voluntad, con sobrenatural amor de Caridad, y no con un amor bonachón, interesado
y exclusivamente filantrópico.

17
- 1ª Corintios, 10,1.
32
Buena cuenta se dan los viadores -agregó- de la imperiosa necesidad de llevar todos una vida
virtuosa, en beneficio de la sociedad. Pero equivocan el camino. Porque la probidad, por sí
sola, no alcanza a nuestro Dios. Ni el afán desesperado de salud y bienestar terrenos es el
recto camino que conduce al Cielo. Por eso no motivan con ímpetu vehemente los
argumentos humanísticos y filantrópicos. Les falta fuerza para llegar al meollo de la voluntad.
Carecen de eficacia para forjar la convicción profunda y operativa. Hipnotizan, pero no
convencen. Y claro está, la juventud se desanima y se desvía. ¡Hacen falta ideales vigorosos
que levanten el corazón! Y éstos no se encuentran en el mundo; los regala solamente el Señor.
Es inútil buscarlos en razones terrenas. Pero quien se arrima en espíritu y en verdad a nuestro
Dios, los obtiene en abundancia”.
-“¿Por qué vale tanto el amor de Caridad?”
- “Porque cuando la limosna es material, cuando el dar por compasión o miedo, el
humanismo y la filantropía se practican con la intención de obedecer la Ley del Señor o de
agradarle o de manifestarle el amor preferente, se transmutan en amor de Caridad, el único
amor fecundo y liberador. Puesto que, entonces, al vincularse el amor humano con el Amor
Divino, ya no es el hombre solo, sino el Altísimo el que le da el apasionamiento, la eficacia y
el triunfo. Es importantísimo el propósito con que se hacen las obras. Y no se insiste en que la
intención es lo que especifica y valoriza el acto humano ”.

-“Dicen que el verdadero amor es recíproco. ¿Cómo es el Amor de Dios para nosotros?”
-“El Creador está, fíjate bien, profundamente enamorado de cada uno de sus hijos humanos
adoptivos. El no ama globalmente al género humano, así como el hortelano quiere a toda su
huerta.
No, El ama a cada uno de nosotros con un Amor supremo, que sobrepasa infinitamente al
mejor amor creado. El Señor te ama a ti, singularmente, con vehemencia, con energía, con
inefable necesidad amorosa, con inmenso cariño, con ternura indescriptible y con otras mil
cualidades que ni en el Cielo ni en la tierra se pueden explicar”.

“¡Fascinante! -exclamé para mis adentros-. Jamás me habían expuesto así la Religión”.
Quizás empezaba a formarse en mí la convicción profunda y operativa de mi situación de
viador contingente y muy limitado. Pero al mismo tiempo, tal vez como contrapeso, parecía
que se formaba esta otra convicción: Dios me ama. Y no me ama en el bloque de la masa
humana. Me conoce en lo personal y me ama individualmente. No soy un simple número de
catálogo en la Creación. ¡Qué maravilla! Jamás hubiera sospechado que mi débil y precaria
ancianidad inspirara amor. ¡Y nada menos que el Amor Divino!
Posteriormente, cuando Tiernamada se fue y medité en su mensaje, me sentí agobiado por el
peso del Amor de Dios, tan rotundamente inmerecido por mi parte. Sentí que mi pequeñez se
engrandecía. Que yo valía más que el anciano basurero donde se arrojan la indiferencia y los

33
desprecios. Porque Alguien, el Mejor, me ama Fue como una transfusión de Esperanza en mi
futura Felicidad celestial.
Bien entendía que esa Esperanza no era de mi fabricación. Que no se trataba del optimismo
terreno, fundado en la probabilidad de conseguir presto algún bien mundano. Sin duda
alguna, era uno de los regalos celestiales que me había traído mi bella glorificada.
Por de pronto, en ese paratiempo en que me encontraba, consideré que el Amor Divino, a
pesar de su grandiosa intensidad, no es celoso y egoísta como nosotros, ya que ha dispuesto
un inefable amor, a la manera celestial, entre mi hermosa compañera y yo. Sentí, entonces,
una profunda gratitud, ya no tanto hacia Tiernamada, sino hacia el Creador de Tiernamada.
-“De la gratitud brota el amor -me sorprendió mi querida muerta en mis pensamientos-,
¡Alégrate, porque empiezas a sentir tu amor a nuestro Dios! ”

¡Ya estoy confirmado en Gracia! -grité para mi interior- ¡Soy un "candidato descubierto" para
la gloria futura! ¡Ya tengo el pasaporte al Cielo! ¡He sentido el amor de Dios!
Sabía que apenas grandes santos, como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, sintieron
su amor a Dios.
— “No te hagas ilusiones -me previno-. Sentir por un instante de paratiempo el amor a
nuestro Dios no es tener el boleto para ingresar al Cielo* 18. Muchos mortales perciben, por
lo menos en algunos momentos de su vida, el sentimiento de su amor al Creador. No lo
experimentan por largo rato, porque morirían de felicidad. Por otra parte, no es necesario
sentirlo continuamente, ya que el amor al Altísimo se ejercita, amando con caridad al
prójimo”*. 19
-“Pero es muy agradable sentirlo, aunque sea por una milmillonésima de picosegundo. Sin
embargo, dicen que el amor a Dios no se puede sentir...”
-“El pequeño amor a nuestro Dios, en efecto, no se siente; sólo se practica con el amor de
Caridad a los hermanos; no por su linda cara ni por lástima, ni por temor a las represalias,
sino por obediencia al Altísimo. Mas el grande e intenso amor ¡claro que se siente!, ¡y en qué
forma!, y aun desde esta vida mortal”.
-“¿Por qué no se habla de un amor sensible a Dios?”
- “Por la misma razón que ya te mencioné: el pecado. Porque el peregrino vive en un
ambiente de maldad. Y así, es claro que no puede entrever, ni menos saborear, el amor de
Dios. Ni muchos predicadores se atreven a mencionarlo, por no provocar la burla de los
oyentes.
Por otro lado -dijo Tiernamada-, piensa que si el Señor hubiese permitido al hombre mortal
que dominara la materia, la energía, la eternidad creada, los tiempos y paratiempos, es seguro
que los pecados hubieran aumentado en especie, número y malicia. Y es que la humanidad en
18
- El amor no es tanto el sentirlo, como el hacer que lo sienta la persona amada.
19
- El amor al Señor se ve en tres cosas: en hacer su Voluntad (observando sus mandamientos) (Jn 14,15.21.23.24, etc.),
en buscarlo dedicándole tiempo en la oración, y demostrándoselo en la persona del prójimo (1ª Jn 4,20).
34
general, a pesar de la Revelación y de la Redención, sigue siendo tremendamente egoísta y
orgullosa.
Comprende, pues -concluyó-, a la Divina Providencia, que ha preferido limitar el radio de
acción de sus amados hijos humanos adoptivos y los ha colocado dentro de los barandales de
este mundo,
los que impiden travesear por terrenos altamente peligrosos. Esta es la causa de las
limitaciones individuales, sociales, políticas, científicas, tecnológicas y artísticas”.
-“No obstante, algunos científicos ya se salieron del huacal* 20y llegaron a la Luna. Otros,
mantienen espantada a la humanidad con sus travesuras atómicas”.
-“Sí -me respondió, siguiendo la broma-, Pero todos ellos, gateando, no podrán llegar muy
lejos. Nuestro Padre Celestial los cuida amorosamente desde arriba, y, si ellos se alejaran
demasiado, los tomaría cariñosamente en brazos y los devolvería a sus primitivas andaderas.
El les permite travesear, y a veces peligrosamente, por respeto a la libertad humana que les
otorgó ”.
-“¿Podría el viador salirse lícitamente de las limitaciones de ese barandal providencial?”
“Claro que sí. Muchos lo consiguen, si eso les sirve para alcanzar el Cielo. Bastaría que el
cristiano mortal, estando en gracia del Altísimo, se lo pidiera al Señor con auténtica
humildad, sinceridad y perseverancia, no por egoísmo ni curiosidad malsana; que hiciera su
oración impetratoria en espíritu y en verdad, con la confianza filial de que nuestro Padre le
atenderá eficazmente. Tú mismo eres testigo de ello en este paratiempo ”.
-“Sí, pero Dios tardó más de veinte años en atender mi petición de conocer algo de la vida
futura”.
-“Mas al fin lo conseguiste. ¿No te alegras de ello? ¿Le das más importancia al tiempo
transcurrido? ¿Hubieras preferido que el Señor te atendiera inmediatamente a pesar de tus
pecados de entonces, los que no te hubieran permitido recibir la acción divina?
Nuestro Dios -añadió para convencerme- es lento en actuar, pero no por su Voluntad, sino por
la pereza moral del viador. A pesar de todo, no podrás negar que El te ama, y muchísimo, ya
que, a la postre, te cumplió tu capricho. ¡Que si hubieses adelantado en perfección cristiana,
desde hace mucho tiempo sabrías todo ésto que te digo hoy!
Y si tú -prosiguió-, sin ser un perfecto cristiano, estás logrando una singular ayuda divina,
¡cuánto más conseguirán, si se lo proponen, quienes aman de veras a su Creador! Y créeme
que en realidad lo alcanzan. No te imaginas las ayudas y regalos de nuestro Dios para
quienes, en esta vida, Lo sirven y Lo aman de veras. Numerosos mortales que toman en serio
al Señor, obtienen de El regalos más valiosos que los que estás recibiendo. De ésto se publica
muy poco, ya que se trata de obsequios privados, o el beneficiario no acierta a explicarlos.

Si sufre mucho la humanidad actual -reiteró-, es porque la soberbia no le deja pedir el


remedio al Altísimo. Los regalos divinos, materiales y espirituales, están condicionados a la
20
Expresión mejicana para decir que “se pasaron de la raya” o que “se fueron más allá de lo tolerable”.
35
obediencia de la Ley de nuestro Dios. Y el hombre no quiere combatir la concupiscencia que
lo arrastra al pecado; ni procede con lógica: si cree en el Todopoderoso, ¿por qué no Le pide
su ayuda con verdad, humildad y perseverancia? El mundo padece más de la cuenta por su
deliberada rebeldía contra la Voluntad del Señor. Se quieren resolver los problemas por
medios mundanos, con exclusión absoluta del Creador. La religión se reduce a la psicoterapia
periódica de aspirinas, para calmar momentáneamente el egoísmo. Y, claro está, rechazando
el Amor Divino, se retrae por elemental delicadeza y fracasan las mejores planificaciones ".
-“No obstante, en los templos reza mucha gente”.
- “Sí, pero esa oración suele ser rutinaria, tibia, pálida, temerosa, apocada, casi desprovista de
Fe y de Caridad. Una súplica de ese estilo no la atienden ni los líderes; ni los mendigos
competentes la emplean ”.
-“Es que se requiere un gran milagro para convertir y aliviar a la sociedad”.
“¡Pues pidan el milagro! Ustedes no lo pueden hacer, por más que se sugestionen. La falla no
está en el Omnipotente. Está en ustedes, orgullosos e incrédulos, que no quieren caer de
rodillas y tender sus débiles manos hacia el Padre que está en el Cielo. En vez de amarse con
amor de Caridad -continuó-, tal como lo manda el Señor, se empecinan en odiarse, franca o
disimuladamente. Y cuando creen que se aman, como no lo hacen con amor de Caridad, su
afecto se estaciona en un combate egoísta: cada quien toma lo que puede desde su trinchera.
Naturalmente, nuestro Dios no les ayuda, y las funestas consecuencias de hacer a un lado al
Creador, llueven como pesado granizo sobre todos ustedes.
Un milagro personal -concluyó- requiere una petición individual. Un milagro nacional
necesita la impetración de todo el pueblo. Si los creyentes de la nación: católicos y
protestantes, cristianos y no cristianos, se unieran en apremiante súplica, respaldada por obras
de amor de Caridad no de humanismo puro-, se asombrarían del maravilloso resultado. La
historia de Israel es testigo de la Omnipotencia del Altísimo ”.

10 VIAJE CELESTE A SAN LUIS DE POTOSI


- “Ahora -propuso Tiemamada-, te invito a que visitemos a San Luis Potosí”.
¡Un viaje con mi primer amor! De momento, me entusiasmé. Pero luego comprendí que ese
viaje, para un anciano achacoso como yo, era casi imposible.
- “Ya verás que no es tan complicado -me dijo, insistíéndome con su bella mirada-.
Llegaremos a San Luis en menos de una milmillonésima de picosegundo. Todo el paseo no
durará más de siete diez- milésimas de segundo. En vez de objetar, aprovecha la oportunidad
que te brinda el Señor, de viajar a una celeridad mayor que la de la luz, siendo aún mortal”.

Pensé en los problemas de viajar con la rapidez de la luz. Si a una velocidad de trescientos
kilómetros por segundo, la fisiología humana ignora lo que le pasaría al organismo, ¿qué
sucedería a más de trescientos mil kilómetros por segundo? Las predicciones de las modernas
teorías relativistas son aterradoras. A una velocidad mayor que la de la luz, la materia
36
aumentaría su masa o tal vez se desintegraría. Se derrumban las clásicas leyes de la física,
cuyo límite máximo es precisamente la velocidad de la luz. Las líneas rectas se vuelven
curvas. En fin...
A pesar de los malos augurios, Tiemamada se veía tan hermosa, tan radiante y tan optimista,
que dejó de preocuparme lo que pudiera suceder.
-“¡Vamos a donde quieras, mi bella muerta! -exclamé en mi interior-. Que si muero en el
camino, menos te perderé, porque seremos dos los muertos”.
Ella volvió a rozar con sus dedos el dorso de mi mano. Y no supe qué sucedió, ni sentí nada.
Cuando me di cuenta, estaba de pie junto a Tiemamada en la acera de una angosta calle de
provincia.
“¡ Ya estamos en San Luis Potosí! ” -me aseguró con su juvenil sonrisa.
-“¡Es un milagro!”
-“No. Es muy sencillo. Los mortales lo llamarían milagro, porque supera las técnicas de la
ciencia actual. En cambio, para los bienaventurados no tiene nada de prodigioso. Es un viaje
celeste muy natural y muy frecuente. Ya verás en la Patria, que el menor de los glorificados
puede viajar, por su propio poder, a una velocidad equivalente a la de la luz, elevada a la
potencia de un millar ”.
-“¡Es fabuloso...!”
“Al contrario, es poca cosa. Algunos grandes Santos viajan con mayor rapidez. Cuando ellos
nos invitan, los glorificados inferiores gozamos con creces. Te diré que la celeridad de los
viajes, así como otros muchos deleites de la gloria accidental, dependen del grado de felicidad
obtenido por la libre colaboración de la voluntad humana con la Voluntad Divina, efectuada
por el viador en estado de gracia durante la vida mortal. Como ves, nuestro Dios nos glorifica
con justicia y munificencia*21”.
-“Es fascinante viajar a grandes velocidades. Bueno, me refiero a las de este mundo, es decir,
a centenares de kilómetros por hora. Pero, ¿cómo es que no sentí el vértigo de la rapidez, sino
que de buenas a primeras me encuentro aquí?”
- “En primer lugar, porque en este paratiempo, te asiste una ayuda especial del Señor. Si
hubieses sentido la placentera emoción de este vértigo, ya te habrías muerto de gozo. En
segundo lugar, porque la distancia fue mínima. Las rapidísimas celeridades a las que me
refería, corresponden a distancias de trillones de años luz, elevados a la potencia de trillones”.
¡De veras que está atrasada la Astronomía! -me dije-. Nunca he leído que existiera una
distancia equivalente a un trillón de años luz.

Me hubiera gustado sentir el deleitable vértigo de la velocidad de la luz, aunque fuese en la


corta distancia de nuestro viaje. Pero me conformaba muy ampliamente con lo que me
concedía mi amada muerta.

21
munificencia: Generosidad espléndida, especialmente la de un rey, magnate, soberano, etc.
37
-“A tí -me prescribió- te hace falta divisar la inmensidad que disfrutarás en la Patria. Te
recomiendo que en una noche serena te acuestes en un lugar muy alto, donde no estorben
árboles ni edificios y contemples por un largo rato el río de diamantes, musical y silencioso,
del firmamento. Admirarás y sentirás la nostalgia del infinito ”.
- “¿En dónde estamos? ” -me preguntó Tiernamada.
Mis recuerdos eran borrosos. Pero rememoré esa calle pavimentada con piedra bola. Vi, un
poco más allá, la pequeña Plaza de Liñán. Sí. Estábamos en la calle de la Independencia.
Serían como las cinco de la tarde.
Advertí mi vestido: llevaba pantuflas, el cuello desabrochado y mi saco* 22de casa, rojizo y
muy raído. No sé por qué se me ocurrió pensar en cómo se vestirían los bienaventurados. El
vestido de Tiernamada, sencillo y elegante, era moderno y de buena calidad. Pero, ¿y el de los
glorificados de otras épocas? Imaginé que usarían túnicas y mantos, como en el tiempo de
Nuestro Señor Jesucristo. O bien que, con sus formidables poderes, se vestirían como les
viniera en gana.
- “¿No te agrada mi vestido? ” me preguntó con acento de preocupación.
-“Es muy bello. Aunque te verías bien con cualquier atuendo”.
- “No te asombres por lo que voy a decirte. Los bienaventurados no usamos ningún
vestido. No lo necesitamos. Ni para protegernos de las inclemencias del tiempo, las que no
nos afectan sino para gozarlas. Ni para cubrir defectos físicos, que no existen en el Cielo. Ni
por rubor, ya que en la Gloria no hay malicia; todos somos impecables. Verás. Para visitarte,
yo misma ordené a los átomos que se combinaran y se organizaran para formar mi vestido, y
ellos me obedecieron gustosos, a su modo, claro está. Pero quizá me equivoqué y me resultó
una vestidura ridicula ”.

¡Claro está! Mi concupiscencia de mortal exaltó mi imaginación, y... no sé cómo decir que me
enamoré mucho más de mi amada muerta. Ella, de por sí tan hermosa y amable, aun vestida a
nuestro modo mundano, me parecía más bella que la mejor actriz de cine o que la ideal
Helena de Troya.

11 EXISTEN MUCHAS VARIEDADES DE TIEMPO


Algunas transeúntes enlutadas, con la falda muy larga y sus rostros casi cubiertos por sendos
chales obscuros, permanecían de pie, inmóviles, en la estrecha acera de losas muy
desgastadas.
Tiernamada me adivinó la pregunta y la contestó: -“No estamos en el transcurso normal del
tiempo terrestre. Nos ubicamos en el tiempo pasado. Nos encontramos en el 21 de octubre de
1923 ”.
¡Qué maravilla! ¡Yo, visitando el pasado! Me parecía increíble, pero tenía enfrente la
evidencia.
22
- En México, chaqueta.
38
- “Tampoco nos colocamos -prosiguió- en el transcurso normal del tiempo pasado. Nos
hemos situado en un paratiempo más lento del que utilizábamos en México. Nos movemos al
ritmo de billonésimas de picosegundo. Observa a esa señoras enlutadas. Caminan según el
compás del tiempo ordinario de esa fecha. Sin embargo, para nosotros no se mueven, porque
su andar es demasiado lento en comparación con el ritmo de nuestro paratiempo.

Te explicaré un poco más -añadió-. En estos momentos, tú y yo transcurrimos en una onda


temporal muy lenta con relación al movimiento de la tierra. Dicha onda, sin embargo, es
rapidísima para las transeúntes enlutadas*23 Es que ellas marchan al ritmo del reloj y del
calendario. En cambio, nosotros nos movemos al compás de billonésimas de picosegundo.
Posteriormente lo entenderás mejor.
No -añadió al observar mi pensamiento-, no quieras aplicar las clásicas ecuaciones del
movimiento ondulatorio, a las ondas temporales. No coinciden. Esas fórmulas sólo se
cumplen en el momento presente del tiempo normal de la tierra. Les falta tomar en cuenta el
parámetro de la quinta dimensión, que veremos después. Con esta nueva coordenada,
vislumbrarás cómo es posible que aumente la frecuencia, sin modificación de la longitud y
amplitud de las ondas. También columbrarás la coexistencia de diversos trenes de ondas
temporales.
El tiempo está muy relacionado con el movimiento ondulatorio -aclaró-. Existen muchas
variedades del tiempo, que corresponden a numerosas ondas temporales, semejantes a las
ondas sonoras y luminosas. Para los mortales, rige la frecuencia rapidísima del reloj.
Los viadores saltan de un segundo a otro como si calzaran "las botas de siete leguas". Mas no
logran brincar del lunes al miércoles, ni del día de hoy al de ayer. Viven con su conciencia
atada al instante actual, sin posibilidad de retroceder al pasado ni avanzar con más rapidez
hacia el futuro.
Y así sucede hasta que la buena muerte, la muerte en el Señor* 24 , rompa esa rígida ligadura y
se obtenga la liberación. Mientras tanto, ustedes apenas se asoman al pasado mediante los
centros cerebrales de la memoria, que son como las ventanas por donde miran borrosamente
su historia.
Las viandantes no pueden vernos -afirmó-, toda vez que las imágenes nuestras, en sus retinas,
permanecen sólo unas millonésimas de picosegundo. Naturalmente, la agudeza visual humana
no permite percibir imágenes en tan corta duración. Ni las transeúntes alcanzan a mover los
ojos hacia donde estamos ”.
Imaginé que la misteriosa frecuencia del tiempo normal de la tierra, es una angosta vereda por
la que transitamos los mortales. Pero con abismos insondables a cada lado. Y que si no
caemos en el voladero sin fondo, es por la cuidadosa Providencia Divina. Pensé en lo terrible
de una caída en el abismo infinito del tiempo. Si Dios no nos atendiera, nos quedaríamos,
23
- En efecto, en este lentísimo transcurso del tiempo se hacen muchas cosas que necesitarían muchísimo tiempo normal.
24
- Apocalipsis, 14,13.
39
quién sabe hasta cuándo, en una de esas misteriosas frecuencias temporales, como el
paratiempo en que me encontraba.
No cabe duda que la cuarta dimensión es un complicado laberinto. Qué bien hace Dios al
impedimos pasear por cuenta nuestra en los paratiempos. ¡Nos perderíamos! Porque si
manejando las tres dimensiones del espacio nos complicamos la vida, ¡cuánto más nos
enredaríamos si viajásemos a través de las incontables ondas temporales! ¡Maravilloso, en
verdad, el complicado tiempo! Pero más asombrosa aún, la majestad de la quinta dimensión,
que luego vislumbraría.
Pronto corroboré lo dicho por Tiernamada. La transeúnte más próxima tenía el pie levantado
como para dar un paso, pero no acababa de darlo. Se me ocurrió que así como esas enlutadas
no podían vemos, quizás otros visitantes, en paratiempos más lentos, nos observarían sin que
Tiernamada y yo nos diéramos cuenta. Porque no era lógico suponer que nosotros fuésemos
los únicos viajeros a través del tiempo en esos precisos momentos. Pero en tal caso, el mundo
parecería un teatro y los mortales, los comediantes. Sólo que sin aplausos, ni abucheos. No se
lo pregunté, porque su sonrisa me avisó que había conocido mi pensamiento.

- ‘‘Por supuesto que sí -aseguró-. Innumerables bienaventurados, viajeros al través del


tiempo, contemplan los sucesos diarios de esta tierra obscurecida por el pecado. Y no creas
que prefieren observar los acontecimientos que los mortales califican de muy relevantes, sino
los que en verdad lo son: actos de amor de Caridad, penalidades sufridas con cristiana
fortaleza, culto sincero a nuestro Dios, paz de los viadores santos, buenas obras practicadas
sin ruido ni vanidades. En fin, todo lo que de veras es grato al Señor y que, precisamente por
eso, tiene valor de vida eterna.
Muchos ángeles -siguió diciendo-, y de los más importantes, así como numerosos glorificados
humanos, están pendientes de las libres decisiones de los peregrinos mortales. Se regocijan
cuando presencian el fiel cumplimiento de la Ley del Señor y se deprimen, sin sufrir -ya que
en la Patria se sienten las emociones, pero sin dolor alguno-, cuando se produce una
deficiencia moral grave. Y no te imaginas cómo corre la voz en el Cielo. El más pequeño
viador que sea fiel cristiano empieza a ser famoso en la Gloria ”.
-“Entonces -le dije con optimismo-, no existe la soledad humana. ¿No es verdad?”
-“En efecto. Ningún mortal se encuentra absolutamente solo. Desde luego, nuestro Dios está
siempre con él. Además, suelen estar presentes varios ángeles y humanos glorificados. Por
supuesto, ellos nunca interfieren directamente en el devenir histórico y libre de la humanidad
viadora. Pero sí le ruegan al Señor por ella. El universo de los bienafortunados está muy
interesado en los mortales, para hacer imposible el olvidarlos ”.
-“¿Por qué tanto interés?”
- “Porque todo viador es, o puede ser, un hijo adoptivo del Altísimo, mediante su
Gracia, y, por ello, un manantial de gloria para El. Pero como la Gloria divina reverbera en

40
los bienaventurados, ya que el Altísimo nos participa de la alabanza universal que recibe, es
lógico que los Santos del 
Cielo estén muy pendientes de todo lo que pudiera aumentar el celeste regocijo. Considera,
pues, cuando creas estar solo, que muchos ojos intelectuales te contemplan amorosamente y
desean con fervor que actúes en ese momento de acuerdo con la Ley del Señor. La gloria que
tú alcances repecutirá en los demás bienafortunados ”.
-“¿Sucede lo mismo con todos los mortales de la tierra?”
“Mientras más cristianamente humilde es el viador, mayor número de espectadores tiene.
Porque es mayor la probabilidad de darle alabanzas de gloria a nuestro Dios, mediante las
obras de amor de Caridad y, por ello, a todos los bienafortunados. Te diré que la gloria
accidental, esto es, la felicidad que en el Cielo causan las creaturas -no el Creador mismo- se
parece al ambiente de la tierra. Si alguien lo contamina, todos lo resienten. Pero si alguno lo
purifica y enriquece, todos se benefician”.
Por unos instantes de paratiempo, medité en que debo tener mucho cuidado con mi conducta
privada, puesto que algún bienaventurado podría observarla. Lo que no consideré, es que
Dios me mira continuamente.

12 LA MISMA ALMA ESPIRITUAL DEL PASADO


Tiemamada y yo permanecíamos de pie en la estrecha acera poniente de la calle de la
Independencia, en el San Luis Potosí de 1923.
“¿Quieres asomarte a la casa de las señoritas Campos? ”, propuso mi amada muerta.
Estábamos frente a la casa de esas señoritas. Era una casita pobre en un barrio humilde de San
Luis, pero con humos de habitantes siquiera un poco pudientes: dos ventanas enrejadas a la
calle, correspondientes a la pequeña sala, abiertas de par en par, con vulgares y estropeados
visillos, y viejas cortinas recogidas para que, desde afuera, los transeúntes disfrutaran un poco
de música casera.
Miré por la ventana y contemplé un espectáculo que me desconcertó: ¡Ya lo había vivido
hace muchos años! Vi como a diez personas, la mayoría mujeres, sentadas e inmóviles
alrededor de la estancia, todas vestidas de obscuro y muy recatadas. Las observé mejor y ¡sí!,
reconocí a las señoritas Campos, discretamente emperifolladas. Me extrañó, porque sé que en
la actualidad no queda ninguna de ellas. Después, cuando Tiemamada me explicó la
majestuosa quinta dimensión, vislumbré el prodigio.
¡Que maravilla! Ahí estaba mi abuela paterna, muerta hace treinta años. ¡Imposible entender
lo que estaba sucediendo! Era una fusión misteriosa del pasado y del presente. Pero el pasado
resultaba muy actual. Volvía yo no solamente a recordar, sino a presenciar lo que había
vivido muchos años atrás. Lo pasado era tan real, que me resistía a aceptarlo como ya
sucedido. Sólo el recinto lo hallaba más estrecho. No podía suponer una ilusión, puesto que la
realidad era demasiado objetiva. No miraba el retrato de mi abuela paterna, sino a ella misma,
viva y corpórea, pero inmóvil.
41
También se encontraban, como estatuas inconmovibles, mis tías paternas, desaparecidas
desde hace muchos años. ¡Qué alegría volver a verlas y a saludarlas!
-“No te hagas ilusiones -pronosticó Tiemamada-, Solamente podrás mirarlas, no tocarlas,
porque ya están glorificadas y su contacto te mataría de felicidad”.
-“Pero tú me has tocado, y en vez de matarme me fortaleces”.
-“Es que ellas no te acariciarían con prudencia. Al reconocerte, te abrazarían llenas de gozo, y
ese contacto te mataría de dicha sin remedio. Por lo mismo, también nuestro Dios, cuando
acaricia el alma de un mortal, lo hace muy leve y fugazmente. Claro es que el Señor quisiera
reiterar la caricia, pero el denso smog del pecado Se lo impide ”.
-“¿A qué se debe que ninguna de ellas se mueva?”
- “A la lentitud de nuestro paratiempo, con relación al compás del tiempo ordinario de la
tierra. Y al ritmo rapidísimo en que tú y yo nos movemos. No te extrañes de que coincidan
dos ritmos temporales muy distintos. Si en una alberca tranquila, arrojas dos piedras, una en
cada extremo de ella, se formarán trenes de ondas diferentes, inclusive opuestos, pero
coexistentes. Pues bien, las personas que están en la sala viven en ondas de tiempo, distintas
de las nuestras ”.
¡Mi abuela paterna y mis tías! Tan humildes y corteses. Tan cariñosas que fueron conmigo.
Iba a decir pobrecitas. Pero no, toda vez que ya están glorificadas. Más bien, pobre de mí que
soy aún viador.*25
-“¿Quién es ese niño que está muy asombrado junto al piano?”, me preguntó Tiernamada, con
cierto matiz humorístico.
Era un niño de ocho años, gordo, que, en efecto, tenía cara de asustado. Lo miré mejor, y...
¡era yo mismo! ¡Sí, yo mismo en mi infancia! Ahora el más espantado resulté yo, anciano.
Pero eso no podía ser... Era absurdo... Seguramente se trataba de una extraña alucinación,
causada por las maravillas que me sucedían en ese paratiempo. Mi lógica me aseguraba la
imposibilidad real de lo que veía. No. Sencillamente no podía entender que yo, el viejo,
mirara por la ventana nada menos que a mí mismo, al niño, de pie y al lado del piano. A pesar
de tantos prodigios, no podía soportar este último, que superaba la capacidad de mi
entendimiento.
“No te asombres -intentó tranquilizarme Tiernamada, muy conmovida-. Ese niño eres tú.
Recuerda que estamos visitando el pasado. Eres tú mismo hace cuarenta y ocho años”.
-“Lo siento, pero no puedo creerte. Yo estoy aquí, en la calle, y ese niño está en la sala cerca
del piano. Es verdad que en mis recuerdos se parece mucho a mí, pero nada más... nada
más...”
“No, mi amor, ese niño y tú sois la misma persona. La misma alma espiritual anima a ese
niño y te anima a tí actualmente ”.
La ternura de mi bella amiga había derrumbado todos mis argumentos. ¡La dulzura quebranta
peñas! Aunque mi entendimiento dudaba, mi corazón se había convencido. Ese niño y yo
25
- “Viador” es el hombre en su vida mortal, que va todavía “de camino”, que está “en vías” de alcanzar su meta, el Cielo.
42
éramos la mismísima persona. Sin embargo, ¿cómo era posible que una sola alma alentara a
dos cuerpos diferentes? El de mi niñez y el actual no se parecen en nada. Son esencialmente
distintos no sólo en edad, peso y estatura, sino en las facciones y en la materia misma
Es cierto que yo viví, hace mucho tiempo, una situación semejante aquí, en casa de las
señoritas Campos. Que estuve de pie, próximo al piano, y que me enamoré de la espléndida
muchacha, cuando ella, junto a mí, cantó “La Pajarera” en aquel entonces inolvidable. Lo que
sucede ahora, pensé, es una extraña coincidencia de circunstancias.
Como quiera que fuese, una energía desconocida me empujaba hacia el niño.
Creí que Tiernamada trataba de representar, como en el cine, el suceso ocurrido hace cuarenta
y ocho años. Le agradecí de corazón su amorosa tentativa y hasta pensé seguirle el juego y
continuar con ella esa como ilusión de amor.
Fue hasta un poco después, cuando mi amada muerta me permitió columbrar el portento de la
quinta dimensión, que resolví el enigma de mis dos cuerpos en existencia simultánea.

SEGUNDA PARTE LA ETERNIDAD CREADA

13 LA ETERNIDAD CREADA O QUINTA DIMENSIÓN


“Para entrever mejor el intrincado Universo -expuso Tiernamada-, son insuficientes las cuatro
dimensiones que conoces: longitud, anchura, espesor y tiempo. Con ellas solas, te enfrentas a
problemas incompatibles con la Divina Sabiduría y con tu propia inteligencia. Por eso, no
entiendes la presencia de tu cuerpo de niño en este paratiempo del pasado. Ni alcanzas a
explicarte cómo es posible que el Altísimo, enamorado de sus creaturas, permita el deterioro o
destrucción de ellas. Además, siempre te ha parecido un derroche absurdo, un despilfarro, la
aniquilación de la belleza, del amor, de las obras del trabajo humano, de tus seres queridos, de
los complicados organismos vivos y de las cosas en general. Y tienes toda la razón.
Las cuatro clásicas dimensiones -reiteró- no alcanzan a descifrar el enigma de la Creación, el
sentido de la vida y del amor, el misterio del desgaste y acabamiento de las cosas, el por qué
de las catástrofes y de las cadenas alimenticias, la tragedia de la muerte y los asuntos
escatológicos del Más Allá. Todo ésto lo vas a vislumbrar al través de la quinta dimensión o
eternidad creada. Barruntarás la asombrosa lógica de la Creación. Por ello, nuestro Dios ha
permitido que hoy entreveas, objetivamente, ese novedoso parámetro del Cosmos. Tal es la
razón de nuestro viaje al pasado.
- “Viador” es el hombre en su vida mortal, que va todavía “de camino”, que está “en vías” de
alcanzar su meta, el Cielo.
La eternidad creada o quinta dimensión -agregó- aclara y fundamenta los demás ejes de
coordenadas del Universo. Es el parámetro que, junto con la longitud, anchura, espesor y
tiempo, causa la persistencia definitiva y sin término de todo ser, desde el inicio de su
43
existencia como tal. Pero de todo el ser completo, con inclusión de lo que le ha sucedido en el
transcurso del tiempo y con todas sus etapas evolutivas. La eternidad creada es como el
almacén mejor ordenado, que conserva perpetua y realmente toda la historia del Universo”.
-“Me parece imposible lo que dices...”
- “Te estoy exponiendo la verdad. Pero la rechazas de antemano, como la pelota en un
juego de ping pong.
No cierres a priori tu inteligencia, a las nuevas ideas científicas, con tal de que no se opongan
a la Divina Revelación. Te recomiendo que las estudies primero.
La existencia de un ser -prosiguió-, de ti mismo, por ejemplo, podría compararse con un gran
paquete de barajas perfecta y cronológicamente acomodadas. Cada naipe equivaldría a cada
acto de existencia, a cada suceso, a cada momento del pasado histórico de ese ser. Sin
embargo, el observador, hombre mortal con su conciencia ligada al transcurso del instante
actual, sólo miraría la última carta, la que correspondería en exclusiva al momento presente.
Pero detrás, en el almacén del tiempo pasado, se encontrarían las demás barajas en riguroso
orden. Ellas representarían la historia eterna, real y viviente de dicho ser”.
-“¡Es lástima que yo no pueda barajar mis cartas de existencia!”
- “Lo harás cuando alcances la Bienaventuranza. Por ahora, contemplas el naipe que
corresponde a tus ocho años de edad”.
-“No sé... Me resisto a creer en esa eternidad creada...”
-“Te ayudaré con otro símil. Para calcular la posición de un convoy de ferrocarril, bastan la
distancia y el tiempo. No hace falta conocer la altitud, como sucede en la ubicación de un
aeroplano. Mientras la locomotora no se convierta en avión, bastará con las coordenadas de la
distancia y el tiempo para calcular la situación del tren. Sin embargo -prosiguió con celestial
paciencia-, sería un grave error negar la existencia de la altura sobre el nivel del mar, tan sólo
porque el conductor del ferrocarril no la utiliza en el cálculo de su posición. Pues bien, para
vivir la vida mortal, te son suficientes cuatro coordenadas: las tres del espacio -largo, ancho y
grueso- y la cuarta dimensión o tiempo.
El hombre mortal -puntualizó- no emplea en la práctica la quinta dimensión. Porque vive con
la conciencia atada al momento presente, como la locomotora a los rieles. Y está
incapacitado, por el castigo divino al pecado original y por el vigente régimen de la Fe, para
utilizar libremente la quinta dimensión o eternidad creada. Apenas la vislumbra, pero ya la
desea, sin que acierte a entenderla bien ”.
-“Yo no comprendo ni deseo esa quinta dimensión...”
-“¡Claro que sí! El hambre de eternidad se manifiesta por doquier: El vigoroso instinto de
conservación, los juramentos de amor perenne, el anhelo de estabilidad del hogar, la firmeza
arquitectónica de los monumentos a los grandes ideales, la tendencia a retener la buena fama
y la riqueza, la evocación de los recuerdos gratos, el mantenimiento de los afectos, el
coleccionismo, el odio al oscuro agujero de la muerte... demuestran el amor y la necesidad de
la quinta dimensión y son pruebas indirectas de la existencia real de la eternidad creada.
44
Después de la buena muerte -concluyó-, el hombre glorificado recupera la libertad física, el
imperio sobre la Naturaleza, que perdió a causa del pecado del mundo. Y entonces sucede
como si, de pronto, la máquina de ferrocarril adquiriera las características del avión. El
bienaventurado entiende la eternidad creada, la vive en toda su plenitud y ejerce dominio
sobre ella. Y goza lo indecible al sentirse eterno y al contemplar eternos a sus semejantes, a
sus cosas amadas y al Universo todo. La quinta dimensión no vendrá hasta después de los
tiempos. La eternidad creada ya está, aquí y ahora, en el presente actual”.
-“No cabe en mi inteligencia la eternidad de los seres”.
- “Es que tú -me explicó- separas en tu mente el tiempo del espacio. Consideras que el
tiempo transcurre, pero el espacio no. Y estás equivocado. Te aclararé lo que es el espacio-
tiempo. En el Universo objetivo de la realidad, el tiempo y el espacio son inseparables. El
tiempo no sólo es el parámetro que mide el movimiento de los seres. La verdad es que el
tiempo está realmente en las cosas; no existe separado de ellas. Porque los cuerpos están
hechos de materia y energía en movimiento. Y el movimiento necesita, por fuerza, del
tiempo.
Todo acto de existencia -reiteró-: un cambio de forma, un fenómeno físico, dar un paso, una
reacción química, cualquier mutación, sucede en determinado espacio-tiempo indisoluble,
inseparable. No creas que el tiempo pasa y el espacio permanece inmutable. No, seguramente
que no. Eso es una ilusión de los sentidos. La gran realidad objetiva es que el tiempo
transcurre junto con el espacio que corresponde a dicho acto de existencia. Cuando el reloj
indica el paso de un segundo, no sólo circuló el tiempo; transcurrió también el espacio
material correspondiente.
El espacio-tiempo del instante actual -afirmó- es la única oportunidad de realizar cambios. Es
el punto álgido. Es el único sitio terreno del amor, del deseo, del gozo, del dolor y de la
muerte. Pero el fenómeno, una vez efectuado, persiste inmutable, con su materia, energía y
espacio-tiempo, en la gran bodega de la quinta dimensión. Puesto que ya cruzó el peligroso
escenario del momento presente. El instante actual es la fábrica de actos de existencia, buenos
o malos, que en la vida futura servirán para mejor Bienaventuranza, o para mayor oprobio.
Desde el Cielo -prosiguió- contemplarás los monumentos de la antigüedad, desde su erección
hasta su derrumbe. Porque la existencia se conserva incólume en los incontables espacio-
tiempos transcurridos y almacenados en la quinta dimensión. Es un grave error suponer que el
devenir se aniquila.
Te ayudaré con otra parábola -agregó resignada-. Así como la máquina de coser va bordando
y las puntadas se conservan minuciosamente ordenadas sobre la tela, así el hombre, al pasar
por la aguja del momento presente, borda, sobre la tela de su voluntad y con el hilo de la Ley
del Señor y Su designio sobre el viador, la costura de su existencia. El sube y baja de la aguja
representa el instante actual. La puntada significa, en el momento en que se efectúa, el acto de
existencia; y ya realizada, el espacio-tiempo guarda la acción ejecutada.

45
La cual se añade justamente a las demás para formar la labor. Esta viene siendo el hombre
entero y toda su historia. La belleza del bordado resulta de la libre colaboración virtuosa, en
amor de Caridad, de la tela de la voluntad humana con el hilo de la Voluntad Divina. Y el
dechado se conserva, para siempre, en el estuche inviolable de la quinta dimensión ”.
-“Sin embargo, Tiernamada, cuando una cosa se transforma, deja de ser lo que era. Se
convierte en otra cosa”.
-“¡Ahí está el error! Te engañan los sentidos. Ellos te presentan las transformaciones,
destrucciones y muerte de los seres como hechos definitivos e irreversibles, porque te los
presentan desde la perspectiva del instante actual. No te dejan ver que el espacio material
transcurre junto con el tiempo. Caes en la trampa que te ponen la atadura de tu conciencia con
el momento presente, la sugestión colectiva de los esquemas mentales, erróneos pero muy
arraigados, y tu atávica ignorancia. Confundes, infantilmente, el pasado que ya no te es
factible mirar, con el presente que estás observando.
Y es que, siendo viador, no puedes detenerte en la carrera de los espacio-tiempos. Sigues
siempre al galope, montado y bien amarrado en el veloz caballo del tiempo normal de la
tierra, sin posibilidad, siquiera, de volver la cara y contemplar, a tus anchas, el majestuoso
horizonte de la perduración de todos los espacio-tiempos de las cosas, el que acabas de dejar
atrás.
Y claro está -afirmó-, concluyes que el pasado remoto se acabó porque ya no lo miras, y que
el pasado inmediato se fusiona con el instante actual Por eso te resistes a aceptar la existencia
perenne de tu cuerpo infantil. Confundes el organismo que posees en el momento presente,
con la ininterrumpida serie de fases de desarrollo biológico desde tu concepción.
Ellas engloban, en minucioso orden cronológico, la incontable cantidad de actos de existencia
correspondientes a los espacio-tiempos que te ha tocado vivir. Y todo ello pervive, sin fin, en
la imponente realidad objetiva de la quinta dimensión ”.
-“Es inconcebible que mis sentidos se equivoquen a tal grado”.
- “Así sucede, por causa del pecado. Ya podrás entrever la trascendencia del mal moral. Es
fácil el engaño sensorial en los viadores. Por ejemplo, en la estación del ferrocarril, a veces,
un tren comienza a moverse con tanta suavidad, que no se siente.
Si miras a través de la ventanilla y observas otro convoy en la vía contigua, no logras saber
cuál tren está detenido y cuál en movimiento. Te haría falta un punto de referencia, un poste,
por ejemplo. Infortunadamente, no hay un punto de relación para convencerte de que el
devenir no se aniquila; se conserva en los seres, aunque te parezca que sucede lo contrario.

Pero ya lo verás en el Cielo -me dijo con radiante alegría-. Observarás la historia del Universo
como si ésta fuese un enorme álbum de fotografías. Podrás contemplarlas en cualquier orden,
ya no cronológicamente, tal como sucedieron, sino primero las últimas y luego las primeras.
O compararlas indistintamente a tu gusto. Sólo que en la quinta dimensión no se miran
retratos; se contempla la realidad misma, siempre perenne. En el Cielo, no existe la traba de la
46
conciencia con el momento actual, ni la necesidad de las clásicas nociones, puramente
subjetivas, del presente, pasado y futuro. Estos se entretejen, según nuestra voluntad, y nos
sirven de medios para aumentar nuestros goces.
En la equivocación de los sentidos aquí en la tierra -reafirmó-, pasa lo que con la visión
binocular. Cada uno de tus ojos forma en su retina la imagen de un mismo objeto. Deberías
ver dos objetos, correspondientes a las dos imágenes. No obstante, miras uno solo. Pero
bastaría una ligera presión sobre uno de tus globos oculares, para que observaras
inmediatamente las dos imágenes del mismo objeto.

De manera análoga -continuó-, apenas contemplas lo que acontece en el momento presente.


Porque tu conciencia, como te decía, se encuentra bien atada al transcurso del instante actual.
Y juzgas, inde-bidamente, que eso constituye todo lo verdadero, cuando sólo te señala la
pequeña verdad del momento presente. No confundas la fugaz evidencia, pequeña e
incompleta, que los sentidos te proporcionan en el momento presente, con la gran realidad,
perenne y objetiva, de la eternidad creada o quinta dimensión. Es deplorable que no logres
verificar la existencia del eterno almacén de todos los seres. En tu estado de viador, la
máxima demostración posible es lo que contemplas en este paratiempo.

Pues bien -finalizó-, para adquirir la certeza moral (no la evidencia absoluta, imposible para
los viadores), no funciona la ligera presión sobre uno de los globos oculares. Pero sí puede
servir una prudente presión sobre la buena voluntad, para que medites sin prejuicios en la
existencia y trascendencia de la quinta dimensión ”.
-“Con todo, si un vaso se rompe, se acabó como vaso”.
- “No. Porque el rompimiento tuvo lugar en determinado momento, pero no en el
momento anterior ni en todo el tiempo en que el vaso fue vaso. Este se quebró en el espacio-
tiempo de su último acto de existencia. Mas conserva intactos, en la quinta dimensión, todos
los espacio-tiempos correspondientes a sus actos de existencia: cambios de lugar, de color, de
contenido, de desgaste, de uso...; desde que lo fabricaron, hasta un momento antes de que se
rompiera”.
-“Tiernamada, ¿cómo evitar el infausto engaño de los sentidos?”
- “Muy sencillo. Permanece siempre cerca del Altísimo en su Gracia, en espíritu y en
verdad. Si el engaño sensorial perjudicara tu salvación eterna, ten la seguridad de que El lo
remediaría. Pero si continuaras en el engaño, puedes estar cierto de que esa verdad no te hace
falta para alcanzar la Bienaventuranza. La entenderás después en el Cielo. Claro que estás
obligado a poner aquí, de tu parte, todo lo más que puedas para salir del error ”.
-“¿Por qué le llamas eternidad creada a esa misteriosa quinta dimensión?”
-“Para diferenciarla de la Eternidad Absoluta del Altísimo. Comprenderás que la eternidad
creada no puede ser la posesión total, simultánea y perfecta de una vida sin término. Esto
corresponde a la Eternidad Inmutable, exclusiva de nuestro Dios. Los seres creados tenemos
47
muchas limitaciones. Perduraremos para siempre, mas nuestra existencia tuvo un comienzo e
innumerables cambios. Nehemías proclama estas nociones: "Levantaos, bendecid al Señor,
vuestro Dios, desde la eternidad (creada) a la Eternidad (Absoluta)"*26
Tampoco la eternidad creada -explicó- es lo contrario de la temporalidad, puesto que el
tiempo y la quinta dimensión son parámetros coexistentes. Persistiremos sin fin, desde que
comenzó nuestra existencia. Pero siempre nos ubicaremos en alguna frecuencia temporal.*
27
Nuestro organismo glorificado no puede vivir en la intemporalidad. Perpetuamente
estaremos pasando del deseo a la inmediata posesión del bien amado, de la potencia al acto.
Sólo el Creador es Acto Puro.
En el Cielo, somos libres para elegir entre dos bienes, pero no entre el bien y el mal, toda vez
que nuestra voluntad persiste abrazada al Bien Infinito. Como sabes, la materia y la energía
no pueden existir sin la cuarta dimensión o tiempo ”.

14 EL SER ES UNO, VERDADERO, BUENO, BELLO Y TODO ETERNO


Tiemamada y yo continuábamos de pie, frente a la ventana de la casa de las señoritas
Campos. Un silencio de paz dominaba en el ambiente. Yo curioseaba mi cuerpo infantil, sin
acabar de entender el prodigio.
- “El organismo humano -aseveró ella-, visto desde la perspectiva del momento actual,
no desde la quinta dimensión, se renueva sin cesar. Por la asimilación, incorpora
continuamente materia nueva que adquiere vida. Y por la desasimilación elimina materia que
poco antes vivía. Los cuerpos humanos cambian constantemente, de tal manera que cada siete
u ocho años, más o menos, se renuevan casi todas las moléculas químicas del viador.

Considera, entonces -añadió-, que tú mismo, en el transcurso de tu vida, has cambiado unas
siete u ocho veces de cuerpo material. Sin embargo, tu alma espiritual, libre e inmortal sigue
siendo la misma. Pues bien, para que admires mejor la grandeza de tu alma eterna, observa
que tu espíritu, al darte testimonio de tu incesante yo personal, continúa siendo tu única alma
indivisible, irreemplazable, sin partes componentes. Ella es la forma substancial de tu
organismo total, es decir, de todos tus cuerpos materiales desde el estadio de célula huevo.

Pero no supongas -continuó- que lo que le ha acontecido a tu cuerpo integral, por el hecho de
haber sucedido, se haya esfumado, se haya acabado definitivamente. No creas que tus
cambios corporales, por pertenecer al tiempo pasado, hayan sido aniquilados. No, porque en
la realidad objetiva no han sucedido; están sucediendo, están existiendo en el ámbito de la
eternidad creada o quinta dimensión ”.
-“De modo que yo poseo una sola alma espiritual pero con siete u ocho cuerpos distintos...”
26
- Nehemías, 9, 5.
27
- Efectivamente decimos “por los siglos de los siglos”, en lugar de decir “por la eternidad”.
48
-“En la eterna realidad objetiva, tienes un solo cuerpo integral, el cual ha ido adoptando
diversas facciones, estaturas, complexiones, materias y energías. Pero tus siete cuerpos
permanecen intactos, para siempre, en el pasado del tiempo terrestre o quinta dimensión ”.
-“¡Es maravilloso...!”
“Si tus siete cuerpos se observaran desde el plano de la eternidad creada, se miraría un solo
organismo total, así como los siete colores se unifican para dar el color blanco mediante el
disco de New ton. Pero si te observaras a través del prisma del tiempo, tu único cuerpo
integral, a la manera de un haz de luz blanca, se refractaría, para dar los siete colores de tus
siete cuerpos distintos y la gama interminable de matices, correspondientes a tus actos de
existencia y a los espacio-tiempos que los conservan ”.

-“¿Cómo es posible que no sea consciente de poseer siete u ocho cuerpos materiales
diferentes?” “En parte, sí te das cuenta. Te recuerdas niño, adolescente, joven y adulto. Has
percibido tus cambios fisonómicos, de peso, de estatura... Y en parte, no, puesto que tu
conciencia está encadenada al presente momento existencial. En este paratiempo, por
encontrarnos visitando el pasado, contemplas tu cuerpo de niño, existente y vivo, como vivo y
existente estás todo tú, en el almacén de la quinta dimensión ”.
-“Quisiera entender bien todo esto”.
- “Ya lo comprenderás cuando lo vivas en el Cielo. De momento, no olvides que todo
ser, por el solo hecho de ser, es uno, es verdadero, es bueno y es bello. Se trata de los cuatro
clásicos y grandes valores. Pues bien, ahora añádele el quinto valor: Todo ser es eterno
-“Esta sí es una novedad que me has revelado!”.

-“No. Ya la sabías. Estoy leyendo en tu mente las leyes fundamentales de la ciencia que
aprendiste: "Nada se aniquila, nada se crea, todo se transforma". Solamente te faltaba aclarar
que las transformaciones se realizan en el momento presente, pero que, una vez efectuadas,
perduran, sin fin, en la eternidad creada. Como ves, la ley de la conservación de la materia-
energía te está develando el misterio de la quinta dimensión.
En este paratiempo -expresó- observas tu cuerpo de niño inmovilizado pero viviente. Lo que
no soportarías como viador, sería mirar tus cuerpos, o mejor dicho, tu cuerpo integral,
moviéndose en el curso normal del tiempo terrestre. ¿Te imaginas contemplar tus siete
cuerpos en plena actuación? ¿Observarte a ti mismo en una super-introspección a la vez
subjetiva y objetiva? ”
-“Sería fascinante contemplar mis cuerpos actuando todos a la vez. ¿No podría verlos?”
“Ten paciencia. Sólo quienes estamos glorificados, libres de la atadura de la conciencia con el
momento actual, logramos disfrutar de esas maravillas. Los diversos estadios de desarrollo
corporal, en cualquier espacio-tiempo de sus fases evolutivas, terrenas y celestes, pueden ser
glorificados por el alma en un momento dado. Es divertidísimo gozar con ellos en el Cielo.

49
Yo apenas lo puedo hacer en siete estadios, por mi pequeño grado de gloria. Y logro vivir y
sentirme bebé, niña, adolescente, novia, recién casada, madre y abuela. Pero me es factible
hacer otras muchas combinaciones. Cambiamos nuestras fases corporales, como ustedes se
mudan de ropa. Disponemos de muchísimos aspectos físicos en la Patria. Tú podrás ser y
sentirte joven en la gloria. No serás como un eterno retrato.
En otra oportunidad -prosiguió-, cuando te describa un poco de la sexta dimensión,
vislumbrarás el prodigio que realizan los glorificados muy prominentes: logran vestirse con
todas sus etapas corporales a la vez, en el mismo acto de conciencia. Participan,
analógicamente, de la Ubicuidad Divina. Pero un bienafortunado inferior dispone de pocas
envolturas corporales al mismo tiempo. Por ello, haz el propósito de alcanzar, con tus buenas
obras terrenas, un alto grado de gloria futura”.
-“Es portentoso el organismo humano integral, pero ya glorificado, porque en esta vida no
contamos ni con una muda corporal de repuesto. Sin embargo, ¿no hay confusión psicológica
en esa vivencia múltiple?”
-“No, puesto que es enorme la capacidad intelectual del bienafortunado. La luz de la gloria
(Lumen gloriae) y el dominio sobre la sexta dimensión, nos dan aptitud para disfrutar de mil
maravillas simultáneamente. Tampoco se estorban los espacio-tiempos de las fases de
desarrollo corporal, en los actos celestes. Por ejemplo, así como al platicar, tu conciencia
atiende a la conversación y se olvida de los dedos meñiques, así el bienaventurado, al
disfrutar una vivencia celeste de amor de juventud, no es consciente de su etapa de niñez. Mas
todas las fases de desarrollo del cuerpo perviven íntegras en el estupendo archivo del tiempo
pasado. Y pueden actuar en muy diversas ondas temporales, porque una vez fabricado el acto
de existencia, es factible ubicarlo en otros tiempos y paratiempos.

En conclusión -señaló-, cualquier cambio del hombre, cualquier fenómeno físico, químico,
biológico, social, político, religioso, etc., pervive, sin fin, en el imponente archivo del tiempo
pasado o quinta dimensión. Todo se conserva, hasta el más leve movimiento.
Mas no te imagines la quinta dimensión -me dijo al observar mi mente- como una estantería
de biblioteca ni como un museo, donde tus cuerpos y lo que les acaece en el momento
presente, se conservarán en recipientes con antibióticos. No, el Cosmos funciona como
almacén viviente y perdurable. El Universo consiste en la existencia perpetua de todas las
criaturas, absolutamente todas. Ten presente que el espacio circula junto con el tiempo ”.
-“Sin embargo -protesté-, gracias a la asimilación se incorpora materia nueva al organismo, la
cual reemplaza a la materia desasimilada. Esta última se desecha como una excreción. Y yo
estoy viendo completo mi cuerpo de niño...”
“Es que la materia desasimilada se excreta en el momento presente, pero no antes, mientras
era materia viva. Advierte que cada espacio-tiempo guarda el fenómeno realizado en el
instante en que ocurrió. La gran realidad objetiva es diferente de la evidencia que percibes, a
primera vista, en el momento presente.
50
Por ejemplo -explicó al notar mis dificultades para entender-, las células de la epidermis que
murieron y se descamaron el martes, estaban vivas el lunes. Y así, vivas, se quedan para
siempre. Como todo perdura sin fin, resulta que las células del lunes, y del martes, y las de
toda la vida perviven eternamente. Observa que los actos de existencia fueron sucesivos, no
coincidentes. Gracias a ello, es posible distinguirlos y ubicarlos según el reloj y el calendario.
Mas en la eterna realidad objetiva, la materia-energía-biología del ser humano existe en total,
pero no en el mismo espacio-tiempo, sino en una serie de incontables espacio-tiempos
sucesivos.
Te decía -prosiguió- que el tiempo, separado de las cosas, carece de realidad objetiva. Cada
instante se aduna a la materia-energía de todo ser corpóreo, para que éste realice su acto de
existencia. Por tanto, el ser, su materia, su energía, su espacio y ese preciso momento forman
un todo inseparable. De consiguiente, no quieras independizar una cosa de su tiempo pasado.
Todo cuerpo está constituido por la suma de sus espacio-tiempos, correspondientes a los actos
de existencia que ha efectuado desde que empezó su naturaleza”.
-“Entonces -le dije-, yo existo y soy una sola persona con un cuerpo total, formado por el
sinnúmero de actos de existencia que he realizado en otros tantos espacio-tiempos. Mi
organismo es múltiple. No sólo porque es el conjunto de mis estadios de feto, niño,
adolescente, adulto y anciano, sino, sobre todo, porque soy la suma de una infinidad de actos
vitales. Y cada acto de mi existencia conserva la materia, la energía, el espacio y el tiempo en
que realicé la acción existencial. El momento presente exhibe, nada más, un balance
instantáneo de mi ser. Siendo así, ¡soy un gigante monstruoso!”
“En verdad que eres un gigante en la realidad objetiva, pero no monstruoso. Porque tus actos
de existencia, así como los espacio-tiempos que los conservan, fueron sucesivos, no
coincidentes. Tus acciones del 31 de julio y las del primero de agosto persisten separadas. No
acontecieron en dos días simultáneos ”.
-“Ya comienzo a entender el símil de la baraja. Cada acto de mi existencia es como un naipe
indestructible en el enorme paquete de cartas de mi vida”.
“Sí, así es. Tu organismo integral entró a la existencia con una sola alma espiritual y una
célula huevo. De esta manera se constituyó tu ser individual. Pero comenzó la reproducción
celular. Te adueñaste de materia y energía. Te volviste embrión y te desarrollaste. Te
organizaste biológicamente, sin que tu conciencia se diera cuenta, y naciste. Después, los
procesos vitales, sobre todo la asimilación y la desasimilación, te han hecho reemplazar poco
a poco todos tus átomos.
No obstante -enfatizó-, ese reemplazo de materia-energía, así como el de células y tejidos, es
puramente subjetivo, propio del estado de viador con tu conciencia ligada al momento
presente ”.
-“Creo que ese reemplazo es muy objetivo”.
“No. Es que todo lo que acontece, lo juzgas con relación al instante actual. En la eterna
realidad objetiva no existe el catabolismo, tal como lo concibe la biología. La materia
51
orgánica no se elimina definitivamente. Te he dicho que lo que desasimilas en un momento
determinado, se encontraba viviente y asimilado en el momento anterior, y que así, vivo y
asimilado, permanece para siempre, puesto que todo acto de existencia, junto con su espacio-
tiempo, persiste, sin fin, una vez realizado ”.
-“Pero la excreción es sumamente real y objetiva”.
“Sí, mas ella corresponde al acto de existencia del instante actual, y nada más. No significa
una pérdida para el organismo total. Es errónea, con relación a la eternidad creada -no con
relación al momento presente , la idea de que tu materia-energía haya cambiado varias veces
en el curso de tu vida. Ese cambio es una ilusión. En la eterna realidad objetiva, eres el
mismo, en proceso siempre acumulativo de enriquecimiento. Sólo que tal riqueza no se
encuentra en el momento presente; se halla en la quinta dimensión. Entiéndeme bien -
aseveró-: según la biología, que todo lo juzga desde el ángulo del instante actual, la materia
de tu cuerpo ha cambiado unas ocho veces durante tu vida. Pero desde el plano de la eternidad
creada, no has hecho comercio, sino acopio de materia-energía en tu organismo integral”.

15 TU CUERPO INTEGRAL EN EN LA GRANDIOSA BODEGA DEL TIEMPO


-“Pero veo en tu mente -dijo Tiernamada, con acento de resignación- que te cuesta mucho
trabajo abstraer la idea de la eternidad de los seres. Y es que todo lo piensas en función del
momento presente del tiempo normal de la tierra. ¡Esfuérzate! Tu cuerpo integral, no sólo el
que posees actualmente, se conserva intacto en la grandiosa bodega del tiempo pasado ”.
-“¡Lo siento, Tiernamada, soy muy tarugo!”
“No te preocupes -me dijo cariñosamente-. Todos padecemos de ese achaque. Sin embargo,
para tu salvación eterna no necesitas saber la esencia del tiempo ni la de la eternidad creada.
Te bastan la Fe y las obras de amor de Caridad. Pero insisto en que el alma humana
permanece unida a su organismo total: cuerpo biológico de embrión, feto, bebé, niño,
adolescente, joven, adulto y anciano. Lo sucedido no se aniquila; subsiste eternamente en el
espacio-tiempo que conserva el acto de existencia ”.
-“Si pervive mi organismo integral con todos mis cuerpos materiales, ¿por qué no puedo
mirarlos?”

-“Te lo explicaré con un ejemplo. Así como en una hélice en pleno movimiento, es imposible
distinguir las aletas y apenas se percibe un tenue disco a causa de la gran celeridad, así en el
instante actual no se logra ver, aisladamente, las materias, sucesos y circunstancias que
integran al organismo humano total. Sólo se mira el cuerpo que corresponde a ese momento
presente. Sin embargo, al disminuir considerablemente la velocidad, como ocurre en este
paratiempo, alcanzas a observar tu cuerpo de la infancia. Muy pronto te vas a cerciorar de
esto que te digo.
La aparente contradicción entre tu organismo adulto frente a tu cuerpo de niño -aclaró-, se
debe a la falsa imagen que te formas de las cosas, por causa de la ligadura de tu conciencia
52
con el instante actual. Te pondré otro símil. Del mismo modo que en una filmación, la
película va circulando a través del aparato de cine para tomar las imágenes, así el organismo
del hombre, a la manera de una larga cinta de celuloide, va pasando por la cámara fotográfica
del momento presente y registrando, para siempre, lo ocurrido en cada espacio-tiempo con su
acto de existencia. Sólo que en esta gran realidad objetiva no se trata de fotografías, sino de la
conservación real de los acontecimientos. Nada se escapa y todo perdura. Por eso, contemplas
hoy el espacio-tiempo de tus ocho años de edad.

Ya no recuerdas exactamente -agregó- lo que efectuaste, hoy hace diez años. No obstante, eso
ha sido no sólo registrado como en una grabación, sino que permanece viviente en el
prodigioso archivo de la eternidad creada. Si únicamente miras el cuadro de tu persona y de
las cosas en el instante actual, es porque eres aún viador, con tu conciencia atada al momento
presente.
Y así como dicho rollo -añadió- alcanza a exhibirse en múltiples ocasiones, así el
bienaventurado logra contemplar cualquier cuadro de su pasado histórico y vuelve a vivir,
pero sin dolor alguno, los sucesos eternamente reales y vivientes de su historia, ya sea terrena
o celeste. Dichas experiencias redivivas se obtienen en otras ondas temporales, distintas de las
ya vividas. Esto lo vislumbrarás mejor, cuando te describa un poco de la sexta dimensión.
Pues bien -concluyó-, en cuanto a ti, tu cuerpo ha cambiado (pero sólo con relación al instante
actual) física y substancialmente; mas tu alma, no. Ella cambia, pero en cuanto conoce,
experimenta y saborea las experiencias de la vida”.
-“Me siento el mismo, aunque mi cuerpo se haya modificado”.
“Te sientes el mismo porque tienes una sola alma espiritual, libre, indivisible e inmortal, la
cual te ha animado desde que eras una célula huevo.
Tu cuerpo de hoy se deterioró con la vejez. Tu alma se enriqueció espiritualmente con la
edad. Tu ser es el mismo, aunque tu envoltura corporal haya cambiado del todo, con relación
al momento presente. Ya sabes que no existen modificaciones desde la perspectiva de la
quinta dimensión. Sin embargo eres mortal y vives, por ahora, bajo el régimen de la Fe y con
tu conciencia ligada con gran fuerza al instante actual. Ahora bien, tu alma unifica vitalmente
a tu organismo total. Pero como éste necesita del momento presente para colaborar con el
Señor y alcanzar el Cielo, resulta que tu espíritu, mientras tanto, vivifica a tus cuerpos, a
través de los espacio-tiempos que has vivido, aun cuando no te hayas dado cuenta de ello.
Esta es la causa de que te sea factible contemplar hoy tu organismo vivo de niño ”.
-“¿Por qué no alcanzo a comprender la eternidad creada?”
“Porque tu conciencia no ha tenido aún la oportunidad de vivirla plenamente. Hasta hoy la
vislumbras, al observar tu cuerpo infantil. Pero tu alma bien que la conoce, como conoce a
fondo tus funciones biológicas. Y algo de la eternidad creada lo sabe ya tu conciencia; por
ejemplo, las ideas abstractas y los primeros principios de la ciencia, todo ello empapado de
eternidad. También el conocimiento del yo personal, independiente de los espacio-tiempos
53
materiales, porque emana de la esencia del alma espiritual. Cuando admiras o amas
intensamente, no sientes pasar las horas. Es como si gustaras por anticipado de la paz sin
ocaso de la quinta dimensión ”.

-“¿Por qué debo vivir con mi conciencia sujeta a la inexorable férula del momento presente?”
“Por tu calidad de viador en esta tierra. Porque apenas estás mereciendo con tu Fe y obras de
Caridad, la vida celestial. Comprender la eternidad creada es gozar ya del Cielo”.
-“¿Y por qué no logro conocer bien ni siquiera la cuarta dimensión o tiempo?”
“Porque no te hace falta para luchar por obtener la Bienaventuranza, que es lo
verdaderamente necesario en esta vida mortal. El Creador ha revelado todo lo esencial para
alcanzar la vida futura, en el actual régimen de la Fe. Pero no ha entrado en mayores
explicaciones, puesto que no son necesarias para conseguir el Fin final. Sin embargo, El
respeta los trabajos de investigación científica de sus amados hijos mortales. Y, para hacer
honor a la inteligencia que El mismo les ha concedido, pudiera ser que en el futuro los dejara
viajar a través del tiempo y asomarse a la quinta dimensión.
En la gloria eterna -siguió diciendo-, cuando el Todopoderoso quiere hacernos saber un hecho
histórico, no necesita relatárnoslo ni exhibirlo en una sala cinematográfica. Basta que nos
ubique en los espacio-tiempos que corresponden a ese acontecimiento. No sufrimos ninguna
molestia, porque ya estamos glorificados. Tampoco alteramos el suceso histórico, toda vez
que éste permanece inmutable en la quinta dimensión.

-“¿Y si no les agrada lo que están presenciando?”


- “Entonces, cambiamos a otro episodio, ya sea terrenal o de cualquier otro lugar del
infinito Universo. Para ello, basta que queramos hacerlo. Y sin pensar mucho, porque nuestro
Dios está muy pendiente para sugerirnos lo mejor ”.
-“¡Maravilloso! Ustedes observan la historia del Cosmos, como nosotros la televisión. Y
hasta pueden cambiar de canal. Lo que me desconcierta es contemplar mi propio cuerpo
infantil”.
“Es que le das excesiva trascendencia al momento presente y le restas importancia a lo
pasado. La historia no sólo existe en la memoria, libros, filminas y computadoras; ella
pervive, sin término, en el ámbito de la eternidad creada ”.
-“Con todo, no se habla de la quinta dimensión o eternidad creada...”
-“Es un conocimiento moderno que no se ha vulgarizado. Veo en tu memoria, aunque muy en
desorden, que las recientes teorías lógico-matemáticas de la relatividad afirman, sin
comprobación experimental, que el mundo objetivo de la realidad vale mucho más que la
percepción de él en el momento presente: Abarca toda la historia del Universo desde su
creación, en perpetua existencia. Tienes bien grabada esta noción en tu memoria: El mundo
objetivo de la realidad no acaece, no sucede, no se aniquila; simplemente existe. Y solo
nuestro Dios puede abarcarlo en toda su imponente majestad. Lo cual es muy cierto, a pesar
54
de que ese conocimiento no se ha generalizado. Es indudable que la realidad del Cosmos debe
incluir, además de lo que acontece en el instante actual, la acumulación ordenada,
cronológica, de todos los actos efectuados durante la existencia de los seres ”.

-“¿Por qué me decías que la noción de lo pasado es irreal?”


- “La idea del pasado es puramente subjetiva; no corresponde a la majestuosa y eterna
realidad universal: Si lo que ha sucedido, no se acaba, es falso que haya pasado ya”.
-“¿Por qué no se ha comprobado experimentalmente la existencia de esa misteriosa quinta
dimensión?”
“Porque los científicos tienen su poder de actuar, ligado con gran fuerza al momento presente.
Sólo observan y modifican las cosas en el lapso del instante actual. No consiguen mirar ni
menos alterar los hechos del pasado, que, sin embargo, persisten intactos y vivientes, tal
como sucedieron. No obstante, el alma espiritual e inteligentísima de esos sabios relativistas,
les permite elucubrar y expresar matemáticamente sus conclusiones; las cuales, en este
asunto, se encuentran de acuerdo con la Revelación Divina ”.

-“En tal caso, la idea de la eternidad creada es inútil en la práctica”.


- “Nada de eso. La quinta dimensión puede servir a la filosofía, para que ésta haga honor
a la verdad y aclare algunas ideas cosmológicas y otras de su especialidad. Y a la teología,
para columbrar mejor, dentro del terreno hipotético hasta que el Magisterio lo haga culminar,
algunos dogmas de la escatología cristiana. Claro es que la eternidad creada no tiene
aplicación en las ciencias naturales. No es motivo de grandes negocios.
La eternidad creada es valiosísima en la religión -añadió-, porque muestra la importancia
decisiva de cualquier acto y circunstancia que nos tocó vivir en la tierra. Cada espacio-tiempo
con su acto de existencia es trascendente para bien o para mal, para eterna Bienaventuranza, o
para perpetua desgracia. No sólo vale la suma total, ni los subtotales de cada reconciliación y
encuentro con nuestro Dios. Es valiosísimo cada sumando de correspondencia a la gracia
divina. Los actos humanos perviven en la quinta dimensión.
Las matemáticas terrenas no coinciden con las celestes, porque les falta precisamente el
parámetro de la eternidad creada.
Es notable -aseveró- la importancia de los actos humanos en este mundo. Si ustedes logran
mayor progreso cristiano en la sociedad, más dichosas serán sus interrelaciones de amor con
los demás bienafortunados. Pero si la soberbia y el egoísmo debilitan el amor de Caridad en el
apostolado, contaremos con escaso número de compañeros de Dicha, con limitada cantidad de
espacio-tiempos disputables y, por lo mismo, con menor acopio de placeres y gozos en la
gloria accidental.
La quinta dimensión -argumentó- es un corolario valiosísimo de las teorías relativistas. Es un
acicate jubiloso para la actividad cristiana, personal y social. Es un poderoso sedante en la
angustia de los problemas actuales. Es el antídoto del pesimismo. Es un vigoroso argumento
55
para columbrar más claramente los novísimos o postrimerías del hombre. Y es un estímulo
que fomenta la Paz y la Esperanza entre los peregrinos cristianos. Por todo ello, nuestro Dios
quiso hoy demostrártela objetivamente.
La quinta dimensión -insistió- es asombrosa en el Cielo. Después del fin de la humanidad
viadora, los glorificados regresaremos al pasado y viviremos la realización de los deseos
honestos, que se frustraron en este mundo. Y para agradecer debidamente, al placentero modo
celestial, los favores que recibimos de quienes nos amaron con amor de Caridad, o para
formular y efectuar intenciones lícitas, que se nos escaparon durante la vida mortal a causa de
la ignorancia invencible. Esto se logra, utilizando paratiempos semejantes a éste en que nos
hemos ubicado, o también, recurriendo a la sexta dimensión. Después veremos que el hombre
bienaventurado, al disfrutar su gloria accidental, utiliza cualesquiera de los espacio-tiempos
de su vida terrena o celeste, y en cualquier onda temporal de la cuarta dimensión ”.
-“¿Quieres decir que los bienafortunados volverán a encontrarse y a convivir en la tierra,
después del Juicio Final?”
- “Sí, eso mismo. Pero no sólo en la tierra actual, sino en el planeta eterno desde su
creación. Algo empezamos a hacer en el presente. Pero con timidez, por no interferir con los
actuales vivientes mortales. Y con grandes precauciones por el estado de interdicción que rige
en la tierra, debido al pecado del mundo.
No obstante, después de la Resurrección Final será algo grandioso para los bienaventurados:
Reunidos quienes se amaron con Caridad, convivencias verdaderamente amistosas,
realización de ideales honestos y de amores lícitos, al fruitivo modo celestial; encuentro de
personas desconocidas, de la misma época o de diversos períodos históricos. Y
descubrimiento de nuevos y agradabilísimos amores de la gloria accidental”.
-“¿Cómo es eso?”, le pregunté admirado.

- “En este mundo, apenas conociste a unas pocas mujeres que te interesaron, de las
muchísimas que nuestro Dios te ha designado para tu gloria. No te alcanzó el tiempo terreno
para admirar, siquiera, a todas las mujeres bellas que fueron tus contemporáneas. Recuerda
que basta que tú sientas la atracción amorosa, para fundamentar el vínculo de amor recíproco
en el Cielo. Gracias a la quinta dimensión las tratarás ampliamente y descubrirás amores
insospechados, que realizarás de acuerdo con las gozosísimas normas celestes. Y no sólo de
tu época, sino de tiempos pasados o futuros para ti. Más adelante vislumbrarás el amor
humano en la gloria accidental”.
-“Tendré que viajar mucho al través de la quinta dimensión, para buscarlas en la amplísima
historia de la tierra...”
“Las encontrarás inmediata y oportunamente, porque nuestro Dios ya tiene programados, para
tu mayor gloria accidental, cada uno de esos indecibles amores celestiales. Nada cuesta
trabajo en el Cielo. Dependemos del Señor y El nos lo da todo con infinita magnificencia”.

56
16 NO CONVIENE PERMANECER NI UN SEGUNDO EN PECADO GRAVE
-“Es asombrosa y desconcertante la quinta dimensión”, le dije a Tiemamada.
- “Sí, causa turbación a primera vista. Porque presenta la realidad del Cosmos de un
modo nuevo. Y te resistes a rectificar los clásicos moldes subjetivos, muy arraigados en tu
conciencia. Te has forjado una realidad egocéntrica e incompleta. Los cambios físicos y
químicos de las cosas y de ti mismo acontecen en determinado momento. Pero se perpetúan
para siempre en el pasado, exactamente así como sucedieron. ¿Acaso es tan frágil el Poder
Creador del Altísimo? No, claro que no. Lo que creías aniquilado, permanece inmutable en la
eterna realidad objetiva”.
-“Entonces, lo ya sucedido no se puede enmendar. Así se queda, ¿no es cierto?”
-“Los actos virtuosos perduran sin cambio alguno. Pero los pecados se pueden aniquilar en
todas las dimensiones del Cosmos, mediante el perdón divino. El mal moral es lo único
aniquilable de la Creación* 28Es muy grande el Poder Redentor de Nuestro Señor Jesucristo.
La individual naturaleza humana es restaurada física, moral y espiritualmente ”.
-“Dicen que ‘palo dado, ni Dios lo quita’”
“Es falso ese dicho blasfemo. Supongamos que un defraudador destruyó un documento que lo
comprometía. Lo quemó en determinada fecha y hora. Ningún mortal podría reconstruir ese
documento. El interesado concluye que, una vez destruida la evidencia, nadie, ni siquiera el
Todopoderoso, lograría hacerla reaparecer. El pecador se siente muy seguro. Destruida la
prueba, no hay delito que perseguir. Lo que olvida el malhechor es que el documento fue
quemado en cierto momento, pero no en los espacio-tiempos anteriores. Bastaría retroceder
en la quinta dimensión para encontrar intacto dicho papel. ¿No te parece muy consolador que
suceda lo mismo con las obras buenas?
Por tanto -concluyó- no conviene permanecer ni un segundo en pecado grave. Puesto que al
recuperar la gracia del Señor, quedan reducidos a la nada los actos de existencia y los
espacio-tiempos del periodo en que el Altísimo fue rechazado por el pecador. La justificación
es completa e intrínseca. Una justificación superficial y extrínseca no tendría sentido en la
quinta dimensión, que guarda la historia del ser. O los actos se borran, o ahí persisten. En la
cuenta final, no quedan huellas del pecado perdonado. Su aniquilación ha sido definitiva. Por
consiguiente, después, en el Cielo, harán falta esos espacio-tiempos aniquilados, que debieron
llenarse de amor de Caridad, para gozar mejor de la gloria accidental”.

-“Yo tenía entendido que el tiempo pasa y sólo deja su rastro”.


- “Sí, pero la huella del tiempo y del espacio no consiste únicamente en la erosión de las
cosas y en las arrugas de los rostros. Vale mucho más: es la perduración eterna del sinnúmero
de espacio- tiempos correspondientes a los actos de existencia de todo ser real”.

28
- El pecado, el mal moral, no tiene entidad; es una injusticia, un desorden, un VACÍO culpable de un bien sobrenatural,
un bien impedido y destruido.
57
-“Tiernamada, es duro de aceptar esa persistencia definitiva de la historia de las personas y
cosas. Contradice al sentido común. Tal vez mi cuerpo infantil que estoy observando sea una
alucinación”.
- “No, estás viendo la realidad, la gran realidad objetiva, que no es contraria al sentido
común; ella va contra los esquemas mentales, subjetivos y erróneos, causados por la
naturaleza humana caída y resquebrajada por el pecado. Tu equívoco es semejante a lo que
ocurre en un viaje. Miras desde tu asiento el panorama que cambia continuamente. Pero la
variación se efectúa tan sólo en tu conciencia, puesto que atrás quedó imperturbable el mismo
paisaje. Si retrocedieras, encontrarías
todo tal como lo dejaste. De manera análoga, en tu breve travesía de mortal por este mundo,
miras tu devenir y el de las cosas desde la ventanilla del momento presente, con
incertidumbre por lo que vendrá y con tristeza por lo agradable que ya pasó. Este erróneo
punto de vista te hace sufrir más de la cuenta ”.
-“¿Por qué?”, le pregunté, esperanzado en hallar una manera de padecer menos.
- “Por ejemplo, sufres cuando un amor legítimo se te escapa. Sin embargo, tu pena se
mitigaría hasta casi desvanecerse, si aceptaras en serio la perduración de todos los seres. La
esperanza cristiana de recuperar algún día lo perdido, menguaría el actual dolor. La semilla de
la inmortalidad y el hecho de la pervivencia están en ti, como lo puedes comprobar en tu
cuerpo de niño. Ningún acto se te ha perdido. Todo persiste, excepto los pecados perdonados
por el Señor.
Cuando dices -agregó-: hoy hace un año que recibí una gran alegría, recuerdas ese
acontecimiento con un dejo de amargura. Porque lo consideras ya ido, lejano e irrepetible.
Pero no es así. ¡Y que bueno que estés equivocado! Nada pasa y perece en esta vida.
El tiempo pasado es un archivo perenne; no te ha arrebatado nada. Si creyeras en la quinta
dimensión, exclamarías gozoso: ¡Desde hace un año estoy recibiendo una honda y perdurable
alegría! ¡Y con creces la volveré a vivir cuando resida en la Patria! ¡Deja, pues, de aficionarte
a las canciones que hablan de lo que "se acabó para siempre ”!
Como ves -dijo sonriente-, te pasa lo que a los niños pequeños cuando pierden un juguete.
Lloran desconsolados porque la pelota rodó debajo de la cama. Tú, te entristeces porque tus
bienes perdidos, o tu juventud, o tus momentos de dicha legítima pasaron, del momento
presente, al ámbito de la quinta dimensión. ¡ Tristeza inútil!, a no ser que la vivas con amor
de Caridad. Mas si confiaras en nuestro Dios, como el niño se atiene a su madre, esperarías
con paciencia hasta recuperar todo, con ganancias abundantísimas, cuando se rompa, con la
buena muerte, tu atadura al momento actual e ingreses triunfante en la gloria. Por ello, el
cristianismo es la religión de la alegría ”.
-“¿Por qué Dios permite que suframos?”
- “Por el pecado del mundo, que incluye tus propias faltas morales. Porque, aun cuando
fuimos redimidos por Nuestro Señor Jesucristo, todo hombre debe cubrir su cuota de dolor en

58
el Misterio de la Redención*29. De consiguiente, es más lógico y más consolador que aceptes
los fracasos, y los errores, y las tribulaciones, como hechos transitorios de prueba para
merecer el Cielo; o como procedimientos didácticos de la Divina Providencia, para que
rectifiques tu conducta; o como estímulos a la Esperanza cristiana de alcanzar la fascinante
gloria de la Patria, donde no se conocen las frustraciones ni nada negativo.
Al aceptar la quinta dimensión -continuó-, es preciso que modifiques la imagen que te has
forjado de las cosas. La verdadera forma de los seres, durante su existencia como tales, no
coincide con lo que actualmente percibes de ellos.
Porque tu conciencia se encuentra ligada con gran fuerza al instante actual y sólo observas en
los cuerpos lo que les sucede en el momento presente. Ahí les contemplas sus cambios que,
por ser sucesivos, te ves obligado a estudiarlos mediante artificios nemotécnicos: fotografías,
descripciones, esquemas, gráficas, computaciones... Pero no te es factible mirar al mismo ser
en el espacio-tiempo que acaba de transcurrir, ni menos aún en lo que le sucedió hace un día o
hace un año. No obstante, recuerda que todo ser real es la suma de los espacio-tiempos
correspondientes a todos sus actos de existencia
-“Pero si fuese así, los seres se entrelazarían en el ámbito de la eternidad creada. Porque al
transformarse una cosa, su materia se utiliza en otra cosa. Y resultaría que la misma materia
serviría para muchos cuerpos distintos”.
- “Así sucede, pero sin ningún inconveniente. Por ejemplo, la madera de un árbol se
transforma en una mesa y después en leña. Mas el ser del árbol, y el de la mesa, y el de la
leña, no son simultáneos; corresponden a espacio-tiempos diferentes. El ser del árbol fue
anterior al de la mesa, y el de ésta antecedió al de la leña. Comprenderás que ningún ser
creado es absolutamente simple.
En toda creatura material se encuentran varios niveles o grados de existencia. De esta manera,
se halla en el hombre, en primer lugar, el grado de existencia en cuanto persona formada de
organismo total y alma espiritual.
Otro grado de existencia es el celular, es decir, el conjunto de células vivas en un momento
dado. Dichas células, aunque dependen de todo el hombre, tienen cierta independencia en su
vida particular y poseen propiedades distintas de las del organismo integral. Habría que
mencionar, además, el nivel de existencia químico del mismo ser humano en un espacio-
tiempo determinado de su vida, y el nivel energético de esa persona, correspondiente a cada
instante de su peregrinación ”.

-“Esto significa que los seres se revuelven en la quinta dimensión”.


“Se mezclan, pero no se confunden; sólo se interrelacionan, y con mucha alegría. Porque
todos los seres estamos ligados por los lazos del amor universal. No nos confundimos entre
nosotros, debido a la persistencia de nuestro ser en la quinta dimensión. Te decía que todo
acto de existencia, todo fenómeno, perdura en su espacio-tiempo instantáneo y exclusivo.
29
- “Completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24).
59
Por consiguiente -afirmó- no te imagines el organismo integral del hombre, como un inmenso
ejército de cuerpos que departen entre sí al mismo tiempo. No, ya que los actos de existencia
no fueron simultáneos; sucedieron en espacio-tiempos diferentes. Y, aunque todos los
estadios corporales perviven como en una interminable fila india, persisten cronológica y
espacialmente ordenados, sin posibilidad de intercomunicación durante la vida mortal. Porque
la conciencia humana está ligada con el momento presente. Luego te diré cómo se relacionan
entre sí los espacio- tiempos del hombre bienaventurado ”.

-“¿Cómo es, entonces, la verdadera forma de las cosas?”


-“La forma de cualquier objeto difiere y vale mucho más que la observada en el momento
presente. Es mucho más extensa en el espacio. Para barruntar el verdadero aspecto de una
cosa, tendrías que ir añadiendo, en tu mente, la sucesión de imágenes, una por una, del
sinnúmero de espacio-tiempos correspondientes a los actos de existencia, los cuales van
agregándose cronológicamente y marcando con toda exactitud, en la eterna realidad objetiva,
el desarrollo histórico, evolutivo, de dicho cuerpo. Convéncete de que el ser que miras y su
devenir completo, que no puedes observar, forman un todo inseparable, real y persistente ”.
-“Es difícil imaginar una cosa en esas condiciones”.
“Haz un intento. Por ejemplo, para imaginar la tierra en la quinta dimensión, en vez de
representártela como un inmenso globo, trata de figurártela como un grandioso cometa en
cuya interminable y majestuosa cola se encuentran, reales, vivientes e inmutables, todos los
seres que la han formado y toda su historia. La forma de una pelota es esférica en el instante
actual. Pero en la quinta dimensión es sumamente alargada, puesto que corresponde a la
trayectoria de todos sus movimientos. La línea espiral es la predilecta del Universo.
Ya adviertes -sentenció- que las imágenes anteriores corresponden a la cosmología actual. No
olvides que el mundo objetivo de lo real, según afirman las modernas teorías relativistas, no
acaece, no sucede, no se aniquila; simplemente existe. Los seres se transforman en el
momento presente, mas subsisten incólumes en el pasado.
Jamás podría chocar el planeta contra sí mismo me dijo al leer la objeción en mi conciencia-,
a pesar de la exacta periodicidad con que recorre su órbita. La nueva teoría del Universo en
expansión sostiene que, si bien las órbitas planetarias se ajustan con exactitud al calendario,
ningún astro vuelve a ubicarse en el mismo lugar, aunque todos conservan su distancia
relativa. Para nuestro caso, daría igual la otra teoría del Universo en retracción”*. 30

-“¿Quieres decir que cuando pongo un lápiz en el mismo lugar que antes ocupaba una pluma,
estoy equivocado?”

30
- En efecto, cualquiera que sea la teoría del Universo no cambia la tesis de la definitiva conservación de todos los actos
de existencia. Sistemas o teorías, ninguno de ellos demostrado. Con precisión se conocen las distancias relativas,
trayectorias y dimensiones de los principales planetas del sistema solar, independientemente de los sistemas que lo
representan.
60
- “Claro que sí, porque transcurrió un instante. El espacio-tiempo del lápiz es posterior al de
la pluma. Pero cada uno de ellos persiste, sin fin, en su correspondiente acto de existencia.
Todo ser real perdura para siempre, sincrónico con todos los demás, al ritmo del reloj, en sus
innumerables espacio-tiempos, con todo su devenir y sin peligro de colisión consigo mismo
ni con los demás. Los choques sólo se efectúan en el momento actual”.
-“Quizá la expansión del Universo se deba a la quinta dimensión”.
-“Sí, ambas son consecuencia de la exacta armonía del Cosmos. Por lo pronto, necesitas
modificar los moldes convencionales, subjetivos y muy arraigados, que te han sugestionado
hasta hoy. Es preciso, para fomentar el legítimo optimismo en tu persona y en lo que te rodea,
borrar la falsa y angustiosa idea de la aniquilación del pasado.
Es conveniente, en cambio, para suscitar la Esperanza en la Promesa Divina del Más Allá y
para que vivas en Paz en este aquí, abrir tu espíritu a la noción de la eternidad creada o
almacén perpetuo del tiempo transcurrido ”.
-“Es difícil renunciar a lo que se observa: Los seres se acaban definitivamente. ..”
- “Considera que si algún ser se aniquilara o en el devenir temporal perdiera su forma
anterior al transformarse, sólo quedaría en la Mente Divina como un recuerdo del pasado.
¿No te parece que sería el colmo atribuirle a nuestro Dios, Simplicísimo, las circunvoluciones
cerebrales de la memoria?* 31
La eternidad creada es del todo conveniente a la Divina
Eternidad Absoluta.
Además -argumentó-, ¿no tendrá el Amor Divino deseos de volver a vivir, no sólo de
recordar, junto con sus amados hijos ya bienaventurados, no viadores, aquellos momentos
terrenales de fidelidad a la gracia divina, de práctica de oraciones y mortificaciones por amor
de Caridad, de intimidades en la oración...? Y los bienaventurados, ¿no anhelaremos algo
semejante en la Gloria? ¿No te agradaría restaurar, de un modo redivivo, las frustraciones y
pesares de tu historia? Ahora bien, ¿cómo satisfacer esos justos anhelos, si el pasado hubiese
sido completamente aniquilado? ”
-“Tengo entendido que Dios nos participará de su Eternidad absoluta en el Cielo”.
- “Pues precisamente, la eternidad creada es la participación analógica de la Divina
Eternidad Absoluta. Sólo que la quinta dimensión no empieza hasta el Cielo; ya está con
ustedes en la tierra.* 32
Y otra prueba más de la existencia de la eternidad creada -agregó-: ¿No sientes extraño que de
las obras buenas de tu pasado, sólo quede el mérito de ellas delante del Altísimo y el recuerdo
borroso para ti? ¿No crees que esa situación sería el clímax del pesimismo? Por el contrario,
la certeza moral (no evidencia absoluta) de la duración sin término de tu ser completo y el de

31
- ¿La Omnipotencia del Creador no sabría tal vez conservar en la existencia cada cosa (y cada acto existencial), creado
por El, sino que dejaría que todas sus obras se hundieran inexorablemente en la nada al ritmo del tic-tac del reloj?
32
- Cada instante de tiempo tiene un valor de eternidad. Por eso la eternidad no precede o sigue al tempo: son
concomitantes.
61
las personas y cosas, te da vigor y esperanza. Y hace más congruente la Omnipotencia Divina
con lo que ocurre en tu etapa de viador.
¿No te parece anómalo -añadió- que las escenas de los grandes Misterios cristianos no existan
ya en la actualidad? En cambio, si aceptas la eternidad creada, la Historia de la Salvación
pervive sin fin. Y así es. ¡Lástima que no te sea factible contemplar el Portal de Belén, el
Sermón de la Montaña, el Cenáculo, la Cruz de tu Redención...! Todo ello se conserva
viviente pero sin dolor, por haber librado ya el trágico instante actual”.
-“Tienes razón. La eternidad de la Eucaristía y el eterno descanso de los fieles difuntos, son
ideas religiosas que hablan en favor de la existencia de la quinta dimensión. Sin embargo,
Tiemamada, mueren las personas queridas, se va la juventud, se pierden las riquezas, se
rompen los objetos preferidos...”
“Eso es la apariencia, nada más. En ello tienes, precisamente, otra prueba de la existencia
perenne de los seres. ¿Acaso el Señor, que tanto nos ama, te permitiría un anhelo legítimo
para dejarlo eternamente insatisfecho? Nuestro Dios no da y quita los bienes naturales; jamás
Se arrepiente de sus regalos. Te relataré una anécdota mía.
Cuando murió mi hijo menor, a los tres años escasos de edad, yo estaba desconsolada. En mi
desesperación, Le decía a nuestro Dios: "¿Por qué me lo diste, si tan pronto me lo habías de
quitar?" Nunca me alivié de esa pena en mi vida mortal. Pero ya glorificada, el Señor me
llevó a esos espacio-tiempos críticos de mi pasado.
Me consoló tiernamente, como sólo El sabe hacerlo, me hizo ver la conveniencia de la muerte
prematura de mi querido hijo y lo puso en mis brazos, vivo y resplandeciente. "No te lo quité
me dijo el Altísimo-, te lo pedí prestado". De este modo agrada-bilísimo, el recuerdo de mi
dolor material quedó más que consolado.
Y gracias a la perdurabilidad de las personas, en todas sus edades de desarrollo, y de las
cosas. Y otra prueba más de la existencia de la eternidad creada: el fogoso deseo de la
inmortalidad de la belleza y del amor, el cual a todos nos apasiona. Verás. Las creaturas
somos espejos del Creador cuando procedemos limpiamente. Ahora bien, el Amor del
Altísimo es incompatible con las frustraciones definitivas.
Sólo fracasa para siempre el pecado sin perdón divino. Luego la belleza, el amor y los seres
que los sustentan deben perdurar, sin ocaso, en la quinta dimensión
-“Es cierto. Algunos poetas le cantan a la eternidad, no expectante, sino actual”.
-“Y tú, en cambio, por una equívoca condescendencia al frágil testimonio de tus sentidos, te
resistes a creer en la lógica perduración de todos los seres. Es tan vigoroso el deseo de la
eternidad creada, por ser una exigencia de lo verdadero, que hasta el lenguaje estira la mano
de su gramática hacia la quinta dimensión. El presente histórico y el antepresente* 33son
anhelos furtivos de perennidad.
Tal vez en el futuro la verdad se imponga -finalizó-, y se piense y hable en términos de la
quinta dimensión. Por lo pronto, antes del cambio de mentalidad, ustedes se valen de verbos
33
- O sea, el pretérito perfecto de los verbos.
62
inexactos como perder, aniquilar, acontecer..., a los que están muy habituados, pero que no
corresponden a la realidad objetiva. Poco a poco, empero, a medida que se reconozca la
trascendencia de la eternidad de los seres, irán cambiando las costumbres y el lenguaje, aun
cuando no sea negocio lucrativo”.

17 LA BILOCACIÓN
No dejaba yo de observar mi cuerpo de niño, paralizado junto al piano, con todo mi asombro,
curiosidad y algo así como amor propio a mi prolongación corporal infantil.
-“¿Te gustaría comprobar -dijo de pronto Tiemamada- que tú y ese infante sois la misma
persona? ”
Pensé que ella permitiría una plática entre el niño y yo. Pero en ese caso, ¿cómo conversaría
conmigo mismo? Aunque a veces he sostenido mis monólogos, ¡qué maravilla!, ahora
dialogaría conmigo mismo.
-“Sí, por supuesto que sí”.
“Bien. Pero antes quiero explicarte que tu única alma se va a bilocar en cuanto a la
conciencia. Es decir, va a operar conscientemente en dos espacio-tiempos distintos: en tus dos
cuerpos. Claro es que tu alma sostiene la vida a todas tus etapas de desarrollo biológico, que
yacen en la quinta dimensión, pero sin que tengas conciencia de ello.
La bilocación consiste -prosiguió- en que un mismo ser espiritual, alma humana o espíritu
angélico, actúe conscientemente en dos lugares distintos al mismo tiempo, o en dos espacio-
tiempos diferentes. En este caso, tu bilocación no será simultánea, toda vez que cuarenta y
ocho años separan a tus dos cuerpos.
Será en dos espacio-tiempos distintos. Debo decirte que la bilocación humana no es
exclusivamente espiritual, puesto que en ella interviene, además del alma, la energía biológica
del cuerpo, que le es consustancial e inseparable.
La bilocación consciente y la multilocación -añadió- son fenómenos muy frecuentes en la
vida celestial; nos permiten a los bienaventurados nuevas experiencias muy placenteras ”.
-“¿Se da también la bilocación en los animales?”
-“Al modo intelectual, desde luego que no. Porque el alma de los animales no es espiritual, es
decir, no es capaz de reflexionar ni de amar al modo del hombre. Sin embargo, de una manera
inferior, exclusivamente energética, sí se producen algunas comunicaciones a gran distancia
entre los seres vivos irracionales; su alma inmaterial disfruta de grandes poderes ”.
-“¿Así que ellos también tienen ‘corazonadas’?”
— “De un modo muy inferior al de las personas, pero sí las presentan. No quieras reducir el
Universo a la vida terrestre que conoces, a la materia y a la energía. Existen muchísimos
elementos más. No los conozco en su totalidad, pero podría mencionarte la supraenergía y la
infraenergía, muy comunes, de las cuales te hablaré después.  
El alma de los organismos inferiores al hombre -aseguró- nunca podrá conocer directamente a
nuestro Dios ni Lo poseerá con Amor supremo, como sucede en los bienaventurados. Pero a
63
través del hombre glorificado, que es como el sacerdote de las creaturas irracionales, la
materia y las energías, los vegetales y los animales recibirán su felicidad.* 34Ellos viven
eternamente en la quinta
dimensión y ahí mismo serán glorificados a su manera
-“Dirás que vivieron, porque la mayoría de ellos ya murió”.
-‘Ellos pasaron también por la cuarta dimensión o tiempo, y murieron. Pero no olvides que
existen, que viven para siempre en el ámbito de la eternidad creada. Por ejemplo, mira esa
mosca junto al vidrio superior de la ventana.
Se encuentra en actitud de vuelo, aunque no se mueva por ahora. Ella vive en este preciso
espacio-tiempo y sin saberlo, espera aquí mismo su glorificación, la cual le vendrá de alguna
persona glorificada. Lo que te digo de esa mosca vale para ese perro callejero echado en la
otra acera, y se aplica también a la materia-energía de esta ventana y de toda la casa, de esta
manzana y de toda la ciudad. El amor universal, que interrelaciona las creaturas entre sí y a
éstas con su Creador, se realiza cabalmente en el Cielo”.
-“¿Pero hasta cuándo serán glorificados?”
- “Si te hablo en función del año que estamos visitando, te diré que algún día. Pero si te
contesto desde la eternidad creada, te aseguro que están siendo glorificados hasta el límite de
su capacidad na-tural. Recuerda que el pasado, presente y futuro son nociones puramente
subjetivas, aunque necesarias, de los viadores. Pues bien, en virtud del amor universal y
múltiple del Cielo, el bienafortunado disfruta su gloria accidental, gozando y haciendo gozar
a las creaturas inferiores.
Es fascinante que todos los seres nos encontremos ligados por los lazos recíprocos del
placentero amor universal.
Para satisfacer tu curiosidad, voy a hacerte una demostración -prosiguió-. Glorificaré a la
mosca que está junto a la ventana ”.
Mi bella bienaventurada se adelantó un poco y acercó su dedo índice al insecto, que con las
alas abiertas parecía volar pero se encontraba inmóvil.
La mosca empezó a revolotear alrededor del dedo. Había entrado en nuestro paratiempo. Era
evidente la alegría del insecto. Mimaba con sus patas el dedo de Tiernamada. Se volteaba al
revés, acariciándolo con las alas. Sin temor, como si hubiera olvidado la crueldad del hombre,
el animal se hermanaba con la bella habitante del cielo.
Súbitamente, la mosca desapareció. Pero Tiernamada, sin mover su dedo, continuaba
sonriendo.
- “La estoy glorificando ”, me dijo.
-“Es que ya voló la mosca...”
- “No, no se ha ido. Está dentro de mi dedo. La estoy compenetrando amorosamente
para proporcionarle la felicidad de que ella es capaz.. ”
34
- “Todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro: ¡todo es vuestro! Pero
vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios” (1ª Cor 3,22-23).
64
En efecto, la mosca se hizo visible y se aferraba al dedo de Tiernamada. Se sujetaba con todas
sus patas, cuerpo, probóscide y hasta con las alas, tirantes y oblicuas, adheridas a la piel del
dedo.
Con la otra mano, Tiernamada puso a la mosca en su sitio original. Trabajo le costó que el
insecto se desprendiera y quedara exactamente en el mismo lugar.
-“Esta mosca -afirmó- esperará eternamente, en la quinta dimensión, nuevas y mejores
glorificaciones, que le vendrán del resto del Cosmos, de acuerdo con los Designios del
Altísimo. Y ella corresponderá, a su vez, desplegando efusivamente los dones naturales que le
otorgó nuestro Dios ”.
-“¡Qué lástima que algunos mortales, y lo digo por mí -comenté-, nos comportemos como
espejos sucios, que apenas reflejamos borrosamente al Amor Divino!”
-“Felizmente no son así todos los peregrinos. Existen muchos santos viadores en este tiempo.
Pero, como dices, es una verdadera lástima que en algunos seres humanos se dé la tremenda
aberración de odiar a quienes los aman o podrían amarlos.
También es deplorable -señaló- que no puedas saborear en esta vida los deleites de la gloria
accidental. Muy al contrario, te molesta el amoroso abrazo que te da la tierra con su fuerza de
gravedad. Te irrita el afectuoso choque de la electricidad.
Te duelen las caricias que te dan las cosas en su vehemente lenguaje de golpes o cortaduras.
Les temes a las fieras. Te repugnan los insectos. No estás programado actualmente para
compartir el amor universal y múltiple. Pero en la Patria comprobarás que amar es dar, que
amor con amor se paga, que el pago es muy agradable, y que para ser feliz es preciso hacer
felices a las demás creaturas, relacionadas amorosamente contigo.
Los maravillosos vínculos del amor universal son infrustrables y gozosísimos en la gloria
eterna. Ya verás que la asimilación, la desasimilación, las cadenas alimentarias..., en vez de
ser crueldades de la Naturaleza, son reemplazos muy agradables, inspirados por el eterno
Amor universal”.
-“Tiernamada, ¿de qué está hecha el alma inmaterial, pero no espiritual, de los animales y
vegetales?”
- “Esperaba esa pregunta, que no te quería explicar para no darte más complicaciones. El
alma inmaterial o principio vital y unificador de los organismos irracionales, es una forma de
supraenergía, muy superior en naturaleza a la materia y energía que tú conoces, pero
sumamente inferior al alma humana ”.
-“¡Ahora sí que el Universo me apachurra de tan enredado! -me dije-. Además de lo que
conozco superficialmente, existe la "supraenergía" y la "infraenergía", acerca de las cuales no
sé absolutamente nada”.
“En la Creación -expuso con paciencia- existen muchísimas maravillas que superan la
inteligencia de los hombres más sabios y de los ángeles más entendidos. Considera, pues, que
si la Naturaleza es inexplicable para las creaturas más sublimes, ¿cuánto más inefable no será

65
el Creador? No pretendas comprehender el magnífico Universo. La pequeña ciencia humana
es simple tontería, menor que un balbuceo de niños, delante del Altísimo”.

-“Es que deseo saber la verdad”.


“La saborearás en el Cielo hasta el límite de tu capacidad intelectual. Y no me refiero a la que
tienes actualmente, sino a la que poseerás en tu futura calidad de bienaventurado, rey de la
Creación. Por lo pronto, mientras seas viador, en vez de hurgar con egoísmo los inefables
misterios del Cosmos, dale gracias al Creador por todo lo que ha sacado de la nada para su
gran Gloria, porque de ella participarás en el Cielo ”.
Creo que en ese momento columbré lo que reza el Gloria de la Misa: "Te damos gracias por
tu gran Gloria. Señor Dios, Rey Celestial, Dios Padre Omnipotente..." Sí, porque de su gran
Gloria participaremos algún día.

-“Así es -ratificó Tiernamada-, Pero necesitas colaborar con el Altísimo para alcanzar esa
participación, amándolo sobre todo lo creado y demostrándole tu amor, amando a tus
semejantes, porque El así te lo ordenó. Pero recuerda: que sea amor de Caridad y no de
simple filantropía; que tu amor al prójimo se fundamente en el amor a tu Dios, y no en un
humanismo de club, egoísta y dulzón, disfrazado de cristiano. El verdadero cristianismo está
fincado en el Primer Mandamiento de la Ley de nuestro Dios, y nada tiene que ver con esa
otra actitud comodona, cristianoide y placentera de religión de casino, la que suprime o
recorta los Dogmas para no molestar a los creyentes.
Procura aceptar por Fe -me dijo-, más que comprender, lo que se está operando en ti, gracias a
este regalo especial de nuestro Dios. Trata de obtener de todo ésto un provecho moral, que
sirva para mejorarte y para que logres en tu estancia de peregrino, un mayor nivel de Caridad.
Al ejercitar el amor de Caridad, aumentará tu colaboración terrena al designio del Señor sobre
ti y alcanzarás un mayor grado de gloria en el Cielo. Si aumenta tu felicidad accidental, harás
más dichoso al Universo ”.

-“Vislumbro lo que me dices, pero no acabo de entenderlo”.


“Lo sé y el Señor también lo sabe. Por ello, para que con calma lo medites y lo pongas por
obra, El te ha permitido vivir tantos años. Eres autor con nuestro Dios de tu mérito y de tu
gloria. Pero hazme caso. Ante las dudas religiosas intelectuales, cree; y ante las vacilaciones
de cómo debes proceder, ama, pero con amor de Caridad En este paratiempo, nuestro Dios te
permite, si quieres, que tu única alma, sin dejar de animar a tu cuerpo de adulto, vuelva a ser
consciente del organismo que poseías en tu infancia. ¿De veras quieres hacerlo? ”

-“Sí, Tiernamada. No entiendo bien todo ésto, mas la curiosidad me acucia”.


“Bien. Pero no vayas a abusar de la bilocación. Al volver tu conciencia a tu antiguo hogar,
quiero decir, al volverte a posesionar intelectualmente de tu cuerpo de niño, debes observar
66
únicamente. No actúes con tu voluntad sobre él Compórtate como receptor. No quieras influir
en lo más mínimo sobre tu cuerpo infantil”.
Yo me dije: Tiernamada está exagerando. Se me olvidó que ella observaba mis pensamientos.
-“Mira -insistió-, que puedes comprometer seriamente tu futuro temporal”.
Mas yo seguí pensando: Mi cuerpo de hace cuarenta y ocho años es como un cadáver de mí
mismo, como las uñas que me he cortado en el curso de mi vida. ¿En qué lo dañaría, si mi
conciencia le hiciera algunas preguntas? Y ya empezaba a elaborar el cuestionario, cuando
ella, que seguía leyendo mi pensamiento mediante el inefable contacto de nuestras almas, me
advirtió:
“No vayas a hacerlo. El perjuicio podría ser grave. Eres viador todavía y nos encontramos
visitando el pasado. Pero lo que es pasado para ti, anciano, es presente o futuro para tu
organismo infantil. Si tu cerebro-niño captara algo anormal para su edad, le causaría un
trauma psicológico o algo peor. Y ese trastorno repercutiría en todas las etapas de tu vida
hasta tu cuerpo del presente. En cuanto adulto, has vivido innumerables espacio-tiempos.
Pero no así tu organismo de la infancia. Lo que éste fije ahora, influirá forzosamente en la
actualidad. Recuerda que el pasado, presente y futuro son nociones subjetivas, necesarias para
los viadores, pero intrascendentes en el Más Allá”.
Aunque ya lo había aceptado, no podía hacerme a la idea de que el niño y yo éramos
exactamente el mismo.
— “Tu ser actual -aseveró- ha acumulado una gran cantidad de actos de existencia, que ha
guardado en los respectivos espacio-tiempos de la quinta dimensión. Pero no así tu fase
infantil. ¿No entiendes que todavía no le acaece al niño lo que le ha sucedido al adulto?
Perdóname..., creo que es mejor para ti no efectuar el experimento. Es peligroso. Para
desanimarte, piensa que hay muchas nociones de biología universal que desconoces y que
difícilmente podría explicarte. ¡No sé cómo se me ocurrió proponerte la bilocación dirigida
por mil ”
Tiernamada tenía razón. Mi ligereza la había desanimado.
-“No es eso, mi amor, -me dijo para alentarme, al ver mi pensamiento-. Es que la biología
cósmica es muy complicada”.
18 LA VIDA ETERNA ES EN LAS CINCO DIMENSIONES
Tiernamada y yo continuábamos de pie frente a la ventana. Dentro de la sala, todas las
personas permanecían inmóviles, como figuras de un museo de cera. Mi curiosidad era muy
grande. Y ardía en deseos de realizar esa maravillosa posesión consciente de mi organismo de
niño.
-“Tiernamada, permíteme efectuar esa bilocación. Te prometo portarme con mucha
prudencia. Me conduciré como un simple espectador”.
El niño, mi cuerpo infantil, permanecía inmóvil con los ojos clavados en el rostro de la bella
muchacha, que junto al piano parecía cantar.
“Bien. Intenta bilocarte
67
-“¿Cómo se practica la bilocación?”
“Basta que quieras hacerla, ya que el Señor te lo ha permitido
Me dije a mí mismo: ¡Quiero bilocarme! Pero todo quedó igual. Yo seguía de pie, al lado de
Tiernamada, frente a la ventana.
“Vuelve a intentarlo”, dijo piadosamente.
Cerré los ojos, apreté los dientes y volví a imperar con todas mis fuerzas: ¡Quiero bilocarme
en ese niño! ¡Quiero bilocarme en ese niño! Pero... ¡nada! Me mantenía en el mismo lugar.
“Mira -me aconsejó-. El acto de querer con fervor no consiste en cerrar los puños, prensar los
dientes y realizar el mecanismo muscular del esfuerzo. El querer ferviente es un acto de la
voluntad, no de los dientes ni de los puños. Vuelve a procurarlo ”.
Hice otro intento, y... ¡tampoco pude bilocarme! Me sentí en derrota y muy apenado con
Tiernamada.
“No te preocupes -me confortó-. Cuando el mortal no puede realizar aquello bueno que se
propone, debe pedir ayuda a nuestro Dios y también a sus prójimos. El Señor siempre auxilia,
aunque a veces no coincida lo que El da con lo que Le piden. Los prójimos, en Caridad
cristiana, cooperan hasta donde pueden
-“No soy capaz de bilocarme”, le dije con tristeza.
“¡Cómo no! El más pequeño de los glorificados puede situarse conscientemente por lo menos
en tres o cuatro espacio-tiempos a la vez. Yo lo puedo hacer en siete ubicaciones
coincidentes, nada más, porque mi grado de gloria es muy pequeño. Algunos bienaventurados
logran multilocarse billones de veces, y gozan y hacen gozar lo indecible ”.
-“No estoy glorificado”, afirmé con pesimismo.
“Pero te estoy asistiendo. Escucha. En vez de decir: ¡quiero, quiero!, pídeselo a nuestro Dios
con sincero tono suplicante ”.
Así lo hice. Desde el fondo de mi ser, dije: Señor, si Tú quieres, permíteme esta fascinante
bilocación. Y si no, que se cumpla tu Voluntad. ¡Bastante, pero bastante, me has dado ya!
Y así fue. No supe cómo. De pronto, me sentí dentro del infante asustado e inmóvil. No se
trataba de un encuentro entre él y yo, toda vez que en ese niño no había otro más que yo.
Estaba completamente seguro de que los dos éramos el mismo.
Debido a la posición de la cara del chiquillo, apenas alcanzaba a mirar al través de sus ojos,
de mis ojos infantiles, y a la orilla del campo visual, una pequeña parte de mi cuerpo de
anciano al otro lado de la ventana. Me hubiera gustado que el niño moviera ligeramente la
cabeza, para mirar a Tiemamada junto a mi cuerpo de viejo, y, de paso, ver mi cara actual.

No me atreví a ordenar ese movimiento, de acuerdo con las instrucciones recibidas. Pero
sabía que me era muy fácil imperarlo. Mas sí pude observar con los ojos fijos de mi cuerpo
infantil, pendiente del hermoso rostro de la muchacha que con la boca entreabierta parecía
cantar, a la misma Tiemamada, a mi antigua Pajarera, sólo que ahora estaba de pie junto a mi

68
cuerpo pequeño. Sin embargo, la Tiemamada celestial, la que se encontraba afuera, lucía
mucho más bella que la que contemplaban mis ojos infantiles.
¡Qué maravillosa sensación! Vivía yo en mi antiguo cuerpo. Ella tenía razón. Me sentía como
en mi propia casa. Y ese cuerpo anterior mío, guardado fielmente en el almacén del tiempo
pasado o quinta dimensión, era cuarenta y ocho años menor que yo.
Mi alma espiritual había tomado posesión consciente de mi antiguo cuerpo. Era fascinante la
opción: sentirme niño, o anciano. Por supuesto, no entendía el prodigio, pero gozaba
experimentándolo.

- “A pesar de la bilocación -me advirtió Tiemamada-, continúo en contacto espiritual


contigo. En estos instantes de paratiempo, tu única alma se encuentra animando
conscientemente a tus dos cuerpos. No sugiero que lo compruebes, ya que es difícil para los
viadores imperar en un cuerpo y ser receptor en el otro
-“Es como si mi única alma se hubiese reencarnado en mi cuerpo de niño. ¿Verdad?”
- “No. Es diferente la bilocación que la reencarnación. Esta última significa, por lo que
veo en tu memoria, que un alma humana anime con exclusividad a otro cuerpo distinto de los
que poseyó en esta vida terrena. La bilocación, en cambio, es la actuación consciente de una
misma alma espiritual en dos lugares diversos al mismo tiempo, o en dos espacio-tiempos
diferentes. Tú no te has reencarnado en tu cuerpo de niño, porque es tu propia carne.
Tu alma no ha transmigrado de un cuerpo a otro distinto, sino que anima a dos cuerpos tuyos
distanciados en el tiempo. Además, la metempsicosis es una teoría errónea. El alma jamás se
independiza de su organismo integral. Por tanto, es imposible que se reencarne lo que nunca
se desencarna. Después te explicaré en qué consiste la muerte.
Tu organismo infantil -puntualizó- continúa y seguirá siendo tuyo. Lo podrías volver a poseer
íntegramente en este paratiempo. Pero no te permito verificarlo por los peligros que te señalé.
Cuando vivas en el Cielo, utilizarás cualesquiera de tus cuerpos en cualesquiera de los
espacio- tiempos que viviste en la tierra.
Y más aún, tu alma los glorificará a las mil maravillas hasta el límite de tu grado de gloria. Tu
espíritu perfeccionará a tu organismo integral en tal forma, que ni tú mismo te reconocerás. El
bienaventurado ejerce pleno dominio sobre la materia-energía-espacio- tiempo-eternidad
creada. Luego te lo demostraré.
Actualmente -agregó- te observas tan sólo en el plano de conciencia, reducido e incompleto,
del momento presente. Apenas te conoces por el relámpago del instante actual. No logras
mirarte en el grandioso ámbito de la realidad objetiva y completa, como un ser total, "de
bulto", con todos tus actos de existencia en sus respectivos espacio-tiempos.
Verás qué maravilla, cuando contemples la serie de tus fases corporales en el fantástico
holograma eterno de la Bienaventuranza, ya no tridimensional sino pentadimensionaL Porque
abarcará las cinco dimensiones: largo, ancho, grueso, tiempo y eternidad creada. Pero atiende
a tu bilocación. ¿Qué te parece lo que estás viviendo? ”
69
-“Es fantástico. Siento que este pequeño cuerpo es todo mío. Pero no me explico el porqué.
Nunca he contemplado mi alma”.
“No la verás con tus ojos corporales, mas la conocerás muy bien en tu vida eterna, mediante
la placentera introspección celestial. Entonces, comprenderás que tu alma piensa y ama,
gobierna y controla a la perfección tu materia, energía, biología y psicología. Asimismo,
conocerás directamente tu propio rostro, tus rostros, mejor dicho, sin espejos ni fotografías,
tal como hoy observas tu rostro infantil. Entenderás, hasta el último detalle, tu anatomía,
fisiología, bioquímica, física nuclear, supraenergía e infraenergía. Y le darás gracias a nuestro
Dios por el espléndido regalo de tu ser humano total”.
Era fascinante mi bilocación. Me sentía niño y anciano alternativa y simultáneamente. Las
experiencias de mi niñez pugnaban con toda su carga emotiva por irrumpir en mi conciencia.
Pero de un modo natural, sin conflicto psicológico. Pronto empezaron a surgir en mi mente
las vivencias ansiosas de mi niñez .

19 ERROR DEL ACTO IMPERIOSO


Exploré sin dificultad mi cerebro de niño. No entendí cómo, pero noté que, en contraste con
mi experiencia actual, mis centros nerviosos de la memoria contenían imágenes
desordenadas, en vez de reflejos condicionados. Esto me demostraba que mis antiguos actos
de existencia persistían cronológicamente guardados en los espacio-tiempos de la quinta
dimensión. Estaba en lo cierto mi amada maestra.
Nuevamente sentí, porque ahí estaban frescos y con ansia de aflorar en la conciencia, muchos
recuerdos que de anciano se me habían olvidado: La imagen de mi mamá grande 35*,
bondadosa y enérgica; la de mi madre, joven entonces, activa, sufrida, fiel cumplidora de su
deber, triste por su precoz viudez y alegre por mi futuro. Se trataba de imágenes cálidad y
vivientes por su reciente origen.
Todo ésto me producía sensaciones nuevas y muy agradables. Se diferenciaba el recuerdo en
sí, de la conciencia de estarlo viviendo por segunda vez. Era algo distinto de las fantasías del
sueño. Tal vez se parezca, aunque nunca lo he vivido, a la sensación de haber estado ya en un
lugar que se mira por primera vez. Probablemente muchos fenómenos parapsicológicos se
explicarían por la perennidad de los seres en la quinta dimensión.
Quizá Dios permita, por razones que El sabe, que ciertos mortales visiten el pasado o el futuro
y actúen de algún modo sobre ellos. Tal sería el caso de la precognición y del conocimiento
del pasado ajeno.
En esta inolvidable bilocación, mi alma establecía comparaciones y deducciones, a pesar de
encontrarme viviendo en el ritmo de billonésimas de picosegundo. Tenía razón mi bella
amiga: “El alma humana, de por sí, se encuentra libre del transcurso de los espacio-tiempos y
del organismo que anima consustancialmente”.

35
- Abuelita, en México.
70
Después me dijo Tiernamada que apenas permanecí unas cienmillonésimas de picosegundo
en mi cuerpo de niño. Y a mí me parecieron horas. No cabe duda de que las ideas de pasado,
presente y futuro carecen de realidad objetiva. Ellas se deben a la punitiva ligadura de la
conciencia humana con el momento actual que está marcando el reloj.

Exploré mis conocimientos infantiles. Eran muy escasos, tímidos y erróneos. ¡Ah! Si ella me
hubiese permitido informar a mi cerebro-niño de tantos reflejos condicionados que ahora
poseo; de la esencia de lo que he estudiado... Pero me advirtió que solamente observara como
espectador, que no operara sobre mi cuerpo infantil. ¡Y me era tan fácil actuar sobre él! * 36Lo
captaba con toda perfección.
En un instante podría haberle infundido fórmulas, leyes científicas, hábitos, habilidades...
¿Sucederá algo así en los niños-prodigio?
Ese infante estaba ansioso de conocer verdades. Percibía yo, anciano, sus defectos adquiridos.
¡Me hubiera sido tan fácil ayudarle! Si por lo menos le advirtiera de tantos peligros.
Le previniera de muchos desengaños. Pero no. Lo hubiera transformado en un niño viejo. Le
habría matado muchas ilusiones. Le hubiese restado arrojo en sus empresas.

En ese instante, yo, el viejo, percibía su ingenuo amor por Tiemamada. ¡Qué prodigio volver
a sentir en toda su vehemencia ese apasionamiento redivivo tan violentamente contradictorio,
a la vez dulce y trágico, tierno y explosivo, remanso y volcán! Volvía yo a experimentar mi
ansia de vivir, mi anhelo de saber y de abarcarlo todo. Pero eso sí, sin asistir a la escuela.
Esa bilocación fue, en mi achacosa ancianidad, una tonificante transfusión de vida infantil.
-“Dale gracias a nuestro Dios -me aconsejó Tiemamada- por haberte regalado un alma
espiritual y no puros órganos materiales, incapaces de bilocarse ”.
-“Sí”, le dije, al tiempo que yo sentía una fuerte tentación de comunicarme intelectual mente
con mi cuerpo de la infancia.
Por supuesto, ella se dio cuenta y me instó para que no lo hiciera. Pero mi curiosidad
imprudente, como la de Adán y Eva, no soportó la tentación y ejercí un acto de imperio sobre
el niño inmóvil. Le pregunté: “¿Quién eres tú?”
Apenas empezaba a notar la revolución cerebral que le produjo la pregunta, cuando ya
Tiemamada me había sacado de mi cuerpo infantil. Volví a sentirme anciano, junto a mi
amada celestial, otra vez en la acera frente a la ventana.
-“¿Por qué lo hiciste? -me preguntó con cariño, pero un poco disgustada-. No debiste influir
conscientemente sobre tu cuerpo de niño. ¿No comprendes que eso repercutirá en todas las
fases de tu cuerpo integral y eterno? Debí suponer que te contagiarías de infantilismo”.
-“Pero ya soy un viejo y lo que acabo de efectuar en mi cuerpo-niño no me ha trastornado
hasta ahora”.

36
- Se repite la prueba del hombre; la situación de Adán y Eva. Y la caída: una desobediencia.
71
-“Me dice nuestro Dios, unido siempre a mí por gloria esencial, que yo debería llevarte a tu
adolescencia, para que vieras que en algo, aunque ligeramente, afectó en tu vida esa atrevida
interrogación ”.
Me sentí avergonzado como un anciano desobediente y acomplejado de impulsivo
adolescentismo.
-“Añade nuestro Dios -rememoró Tiemamada- que esa pregunta que le formulaste al niño te
produjo un leve desdoblamiento de tu personalidad, el cual, sin graves molestias, algo te
inquietó en la adoles-cencia. Recuerda que te interrogabas: "¿Quién soy yo?", y te observabas
a ti mismo buscando la causa de esa imperativa y extraña pregunta”.
-“Es verdad. Con los golpes de la vida se me había olvidado. Perdóname”.
En efecto, recordé que de joven leía “El Discípulo”, de Paul Bourget, para ver si encontraba
la causa de ese ligero, pero molesto, desdoblamiento de mi personalidad.
Qué bien hace Dios en mantenernos encerrados en las andaderas del espacio-tiempo del
momento actual. Que si nos soltara en el complejo laberinto de las ondas temporales, nosotros
mismos no perjudicaríamos hasta el desastre.
Es indudable que la materia, el espacio, la energía, el tiempo y la eternidad creada son
complicadísimas maquinarias de las que sólo miramos y entendemos el aspecto exterior, sin
comprender los íntimos mecanismos.

20 LA QUINTA DIMENSIÓN Y LA GLORIFICACIÓN LA RECIBE EL ALMA ESPIRITUAL


- “Vuelve a ver por la ventana -sugirió mi bella amiga, otra vez de muy buen humor-
¿Reconoces a la que está muy cerca de tu cuerpo infantil? ”
Junto al niño temeroso estaba otra Tiemamada. Mejor dicho, el cuerpo de ella en esa época,
inmóvil y en actitud de cantar.
Muy hermosa, pero no tanto como la Tiernamada celestial, que estaba conmigo frente a la
ventana.
-“¿Acaso tienes dos cuerpos? ¿O uno es real y el otro aparente?”
- “Este cuerpo mío, junto a ti, frente a la reja, es el mismo que poseo dentro de la sala;
pero ya glorificado y un segundo después de este preciso espacio-tiempo en que estamos. Te
explicaré. Antes de visitarte, tomé mi cuerpo de muchacha, de esta misma sala, con el
intervalo de un segundo terrestre, después de terminada mi entrevista contigo.
Glorifiqué a ese cuerpo mío con la posesión consciente que de él hizo mi alma
bienaventurada. Le comuniqué mayor belleza para impresionarte más, pero no mucha, por no
matarte de gozo. Como ves, la quinta dimensión fue mi aliada, gracias al dominio completo
que los bienafortunados ejercemos sobre ella ”.
-“¿Por qué tomaste tu cuerpo, un segundo después de nuestra entrevista?”
- “No le atribuyas a la cuarta dimensión o tiempo un valor excesivo e inviolable, que en
realidad no tiene. Recuerda que el tiempo y el espacio se adunan, y que los seres corpóreos
estamos constituidos por la agregación ordenada y cronológica de nuestros actos de
72
existencia, efectuados y guardados en sus respectivos espacio-tiempos, instantáneos y al ritmo
del reloj. Por supuesto, la serie de espacio-tiempos para cada ser es prácticamente infinita. Sin
embargo, cada acto de existencia, con su respectivo espacio-tiempo, es separable
objetivamente en el Cielo. Es como la unidad en la serie de actos vitales.
Para que entreveas mejor este asunto -continuó-
deberás tener presente estas CUATRO NOCIONES:
 Primera, la quinta dimensión conserva para siempre la perennidad del organismo total,
terreno y celeste, de todo bienaventurado.
 Segunda, la glorificación la recibe fundamentalmente el alma espiritual, que es la forma
substancial del cuerpo completo del hombre. El alma, a su vez, glorifica un determinado
espacio- tiempo del organismo. ¿Cuál? El que le convenga para disfrutar en un momento
dado, alguna vivencia fruitiva de la gloria accidental.
 Tercera, la sutileza de los cuerpos bienaventurados consiste en el pleno dominio de la
quinta dimensión o eternidad creada.* 37Es la espiritualización analógica de la materia
corporal, que se independiza del orden cronológico de los espacio-tiempos normales de la
tierra, los que dieron realidad a los actos de existencia. Ten en cuenta que los glorificados
no somos espíritus puros. Tú, en este paratiempo, disfrutas anticipadamente un poco de la
sutilidad de los bienafortunados.
 Cuarta, el organismo total del hombre bienaventurado es separable, físicamente, en cada
uno de los espacio-tiempos o momentos infinitesimales de su vida, terrestre y celestial; es
divisible en cada acto de su existencia, y puede experimentar ahí vivencias de gloria en
muy diversas ondas de tiempo, distintas de las que constituyen sus espacio-tiempos
originales.

Te haré una comparación -explicó-. Supongamos que escribes una frase en un papel. Esa nota
quedó constituida realmente y para siempre. Pero puedes cambiarla muchas veces de lugar.
De manera análoga, un acto de tu existencia, junto con su espacio-tiempo inseparable, una
vez constituido, puede ubicarse en otros muchos lugares y en diversas ondas de tiempo.
Porque el acto existencia!, con su materia, espacio y tiempo originales, constituye una
realidad objetiva e independiente, aunque siempre forme parte del ser humano integral.
Por tanto -concluyó-, y con el consentimiento divino, arreglé que mi cuerpo de muchacha
pasara, del espacio-tiempo original que viví en esta sala el 21 de octubre de 1923, al
paratiempo en que te estoy visitando. Los glorificados ejercemos pleno dominio sobre nuestro
organismo integral y sobre el com-plejo materia-energía- espacio-tiempo-eternidad creada ”.

37
- S. Pablo ha escrito: “Conozco un hombre en Cristo (él mismo), el cual, hace catorce años, no sé si estaba en su cuerpo
no no, lo sabe Dios, fue raptado hasta el tercer Cielo; y sé que ese hombre, no së si estaba en su cuerpo o fuera de su
cuerpo, lo sabe Dios, fue arrebatado al Paraíso y oyó palabras inefables, que al hombre no le es posible decirlas” (2ª
Cor. 12, 2-4).
73
-“Es complicado...”
“Haz otro esfuerzo. Escucha. Lo que sucede en cada instante de la vida humana, es factible
separarlo objetivamente en el Cielo, ya que es un acto vital, en sí, aislado. Es como una de las
cuentas del largo rosario de la existencia. Claro es que tú, por vivir con tu conciencia
encasquillada al instante actual, no conseguirás separar, físicamente, los espacio-tiempos de
tus acontecimientos vitales.
“El instante actual -reiteró- es la única oportunidad de fabricación de actos de existencia
terrenos. Pero éstos, una vez construidos, son unidades eternas y, en cierto modo, autónomas.
Es posible separarlas en el Cielo, para gozar mejor de la gloria accidental”.
-“¿No se contraponen el acto de existencia original, el que se vivió en este mundo, y el que
resulta de utilizar ese mismo espacio-tiempo unitario para un nuevo experimento en la gloria
accidental?”
- “No. Al contrario, se enardece el hecho primitivo al repetir la vivencia en el Cielo. Así
como el ruido de los platillos en una orquesta, en vez de opacar los sonidos de los demás
instrumentos, los refuerza en intensidad, así los espacio-tiempos terrenales se acrecientan al
gustarlos nuevamente en las ondas temporales de la Bienaventuranza”.
-“¿Por qué no sacaste tu fase corporal de esta casa, simultáneamente con el paratiempo de
nuestra entrevista?”
- “Porque no me habrías encontrado en la sala junto al piano. El organismo material
humano no logra bilocarse como el alma. Es absurdo que un mismo acto de existencia ocupe
dos espacio-tiempos iguales y coincidentes. Los espacio-tiempos, junto con sus respectivos
actos de existencia, se pueden separar en la eterna realidad objetiva, mas nunca se confunden.
Después te demostraré la manera en que se intercomunican los espacio-tiempos humanos en
el Cielo ”.
-“Sin embargo, te estoy viendo dos cuerpos...”
“Es porque corresponden a distintos actos terrenos de mi existencia. Se trata de dos espacio-
tiempos diferentes. Los separa el intervalo de un segundo terrestre. Además, no olvides que
mi cuerpo que está en la sala y el que se encuentra contigo frente a la ventana, se hallan en
diversas ondas temporales. Te haré una demostración -enfatizó- para que te convenzas de que
mi única alma espiritual anima a los dos cuerpos que me estás observando. Haré que mi
cuerpo que está junto a tu organismo de niño, cerca del piano, se vuelva hacia nosotros ”.
¡Fascinante! El cuerpo de Tiernamada que no exhibía la glorificación en ese momento, el que
parecía cantar en la sala, dejó de ser una bella figura de cera, volvió el rostro hacia la ventana
y me sonrió con cariño. Me convenció la prueba evidente de que ella ejercía pleno dominio
sobre los dos cuerpos que le veía y, claro estaba, sobre sus demás fases corporales, sobre los
espacio-tiempos de su organismo integral. Ya no existía la trágica ligadura del viador con el
instante actual del tiempo terrestre.
-“¿Qué te parece la experiencia que estás viviendo?”, me preguntó muy sonriente la bella
Tiernamada celestial.
74
-“Es maravillosa, pero no tanto como tú misma. El amor que te profesaba se ha multiplicado
al captar misteriosamente mis emociones infantiles”.
En efecto, mi excesiva sensibilidad y mi ingenua autocrítica de niño, las que acababa de
volver a vivir, gritaban en mi mente con gozo y tristeza: “Ella canta una agradable melodía y
me inspira por primera vez en la vida, algo muy placentero, algo que es hermoso y que no sé
definir, que no me atrevo a aceptar... Debe de ser amor, si bien apenas conozco el significado
de ese término... Me siento inmensamente feliz, pero no me atrevo a decirme que la amo,
puesto que, de acuerdo con las convicciones que me han imbuido, el amor, misteriosa palabra,
debe ser un tabú para mí. Ella me atrae muchísimo y de un modo distinto al de mis parientes
y amigos. Me he enamorado y no debo amarla, ¡porque soy niño!”
Eran deficiencias de la educación de mi época. ¡Cuánto siento que mi timidez de niño y mi
parálisis de viejo, no me hayan dejado siquiera darle un beso!

21 EL ORGANISMO INTEGRAL ES ALMA Y CUERPO


-“Tiernamada, ¿posees actualmente todo tu organismo integral?”, le pregunté, tratando de
investigar el Más Allá.
- “Casi todo. Me falta mi cadáver. Y lo necesito para ser plenamente feliz. Porque el
instinto de integridad somática es muy exigente en el cielo. Es como si a ti te faltara un dedo.
Te resignarías, pero no estarías muy conforme con esa mutilación. Gracias a nuestro Dios, en
la Resurrección Final recuperaré el cadáver que me quitó la muerte y gozaré más aún de la
gloria que me concedió el Altísimo.
No te extrañes -dijo- de que yo, siendo una glorificada, posea un cuerpo humano real y
verdadero como el tuyo. Ya te dije que el organismo integral del hombre es eterno desde la
concepción. Cierto es que mi cuerpo íntegro se encuentra del todo sometido a mi alma;
funciona como un organismo material analógicamente espiritualizado. Pero conservo todos
mis actos de existencia, todos mis cambios terrenos, en los respectivos espacio-tiempos que
me tocó vivir en el mundo. La resurrección consiste en la recuperación del cadáver vuelto a la
vida y en el seguimiento del proceso vital, evolutivo y perfectísimo, en el cielo.
La Gracia en esta vida y la Gloria en la otra -prosiguió- no alteran la naturaleza del hombre.
Muy al contrario, la presuponen, la elevan y la perfeccionan. Los bienaventurados actuamos
como super-hombres, con las cualidades de sutilidad, agilidad, impasibilidad y otras dotes
más. Pero gozamos la vida celeste con todo nuestro ser humano, tal como lo conoces aquí,
por más superdotado que se encuentre.
Además, recuerda lo que es la eternidad creada o quinta dimensión. El ser humano es eterno
en el sentido de que jamás perecerá en la vida futura. Mas también es eterno en el aspecto de
que todas sus fases de desarrollo, todos sus actos de existencia y todos sus espacio-tiempos
materiales, desde el estadio de célula huevo humana y con exclusión del cadáver, perviven sin
término, ya sea en estado de viador o de comprehensor, en el parámetro de la quinta
dimensión.
75
Cada acto vital en su espacio-tiempo -continuó-, es decir, cada unidad de existencia de las
etapas biológicas vividas en este mundo, constituye una ocasión de felicidad en la gloria
accidental, siempre que se haya vivido en estado de gracia con nuestro Dios. Porque, como te
explicaba, si se vivió en pecado grave, esa unidad de existencia habrá sido aniquilada al
recibir el perdón divino*38 Como ves, el conocimiento de la quinta dimensión es un acicate
moral para perseverar con alegría en la estricta vida cristiana. ”
-“¿Qué es, entonces, la muerte?”
- “La muerte no consiste en la destrucción del hombre. ¡Lejos de los Planes divinos, que
la muerte sea el naufragio total! No olvides que todo ser perdura sin fin desde que entró en la
existencia. Por eso, observas tu cuerpo infantil en este paratiempo del pasado, así como los
cuerpos vivos de las personas que están en la sala. Ya sabes que viven en otra onda temporal,
distinta de la frecuencia del tiempo ordinario de la tierra.
Lo que muere del hombre -afirmó- es únicamente su cadáver, que al dejar de ser organismo se
vuelve incapaz de retener el alma. Esta se va separando, entonces, de la última fase de
desarrollo biológico al que llegó ese peregrino. Porque dicha etapa entró en proceso
irreversible de putrefacción. Sin embargo, el alma no se independiza del organismo integral,
es decir, del conjunto de estadios corporales del pasado y de los espacio-tiempos
correspondientes a los actos de existencia ya transcurridos. Todo ésto constituye al hombre
total, que pervive siempre en la esfera de la quinta dimensión. Por tanto, el hombre sigue
siendo hombre antes de la muerte, en la muerte y después de la muerte. Te decía que el
peligro de morir, así como la oportunidad de los cambios y la fábrica de actos de existencia,
solo se presentan en el espacio-tiempo del instante actual.
A este respecto, no olvido mi estupor cuando inmediatamente después de la muerte real, al
comparecer en juicio,* 39contemplé la fila interminable de mis cuerpos, de mis actos de
existencia en sus espacio-tiempos respectivos. Eran como cuadros de película en cámara
lenta. Pero, eso sí, realísimos. ¡Es grandiosa la quinta dimensión! Por supuesto, el juicio
particular es rapidísimo en comparación con el tiempo del reloj, toda vez que se verifica,
minuciosa y estrictamente, en paratiempos muy lentos.
No creas -agregó con cierto matiz irónico en su sonrisa, al explorar mi mente- que
participarás de la eternidad hasta después de la muerte. No, la muerte no es el brinco del
tiempo a la eternidad La eternidad creada, aunque no la sientas, ya está, aquí y ahora, en ti y
contigo. De ésto brota una admirable consecuencia. Es asombroso que el hombre coopera
realmente con el Creador, aquí y en el Más Allá, en la duración sin fin de las cosas y en la
evolución de los seres, la cual es moderada en el tiempo terrestre, pero excelente y grandiosa

38
- Por ejemplo, si en una vida de 60 años se ha vivido en Gracia de Dios solamente 10, muriendo en Gracia se salvan
esos 10 años. Para salvarse, bastaría invocar de corazón al Señor, al menos en el último instante… Pero nada se
improvisa.
39
- “Está establecido que los hombres mueran una sola vez, después de lo cual viene el juício” (Hebreos, 9,27).
76
en el cielo. Tú, al actuar sobre lo que te rodea, eres autor con nuestro Dios, de la eternidad
creada. Lo cual aumenta considerablemente tu responsabilidad humana ”.
-“Tiernamada, ¿Por qué el alma no se independiza de sus cuerpos anteriores al deceso?”
- “Porque están vivos, porque no han entrado en putrefacción y porque son inmortales”.
-“¿Quieres decir que mi cuerpo de niño ya es imperecedero?”
- “¡Claro que sí! Para bien o para mal, nunca morirá. Insisto en que el peligro de muerte
sólo se encuentra en el instante actual, que es la única oportunidad de los cambios básicos.
Pero una vez transcurrido el espacio-tiempo del momento presente, el deceso es imposible.
No puede haber ningún fenómeno natural. Sería irrealizable la putrefacción. Sólo hay
pervivencia en el eterno almacén del tiempo pasado.
Sin embargo, la inmutabilidad no es absoluta, ya que en el ámbito de la eternidad creada rigen
otras frecuencias del tiempo, distintas del ritmo temporal de la tierra, tales como el
paratiempo en que nos ubicamos hoy. Se efectúan ahí muchísimos fenómenos de orden
sobrenatural, o bien, de naturaleza diferente a los cambios físicos y químicos que tú conoces.
El fallecimiento consiste -aclaró al notar mis dudas- en la corrupción de la última envoltura
corporal, la cual se vuelve cadáver al sobrevenir la descomposición de la materia orgánica.
Mas las células vivas de los cuerpos anteriores, o sean las del organismo total, continúan
regidas por el alma en sus espacio-tiempos correspondientes; siguen y seguirán viviendo,
debido a la eternidad inmanente de todo ser ”.
-“Perdona que te insista. Veo mi cuerpo de niño, sí, pero ¿y mi cuerpo de adolescente... y los
demás?”
“No los miras porque ellos no están viviendo en el instante actual. Viven en la quinta
dimensión, en ondas temporales que no son las del reloj y el calendario, y en espacio-tiempos
distintos de los que estamos utilizando ”.
-“Así que en la muerte, el alma no se separa del cuerpo...”
“El alma se separa del cadáver, por eso se le llama «alma separada». Pero no se independiza
de la materia viva de sus cuerpos anteriores, toda vez que ésta perdura eternamente viva en la
grandiosa bodega del tiempo pasado. En la muerte, el alma, junto con su organismo total, se
separa del cadáver. Por consiguiente, no existen almas aisladas de su cuerpo total El alma y el
organismo entero son consustanciales y, por tanto, inseparables. Desde la concepción, todo el
hombre permanece vivo y sigue subsistiendo después de la muerte, por la sencilla razón de
que no ha muerto. La corrupción es solamente del difunto. El deceso no afecta al cuerpo total
anterior al fallecimiento ”.
-“¿Qué son, pues, los muertos?”
“Los que llamas muertos continúan viviendo en la eterna realidad objetiva y universal, no en
la del momento presente del tiempo terrestre. Ellos viven sin su cadáver y sin transitar por la
misma senda temporal que los viadores. Esas personas "muertas" marchan vivientes, a paso
distinto, por otras sendas de las intrincadas frecuencias del tiempo. Viven en el sitio que

77
merecieron según sus obras terrenales. Pero libres ya de la atadura de la conciencia con el
instante actual”.
-“Entonces, en vez de vivos y muertos, lo que hay es libres y cautivos...”
“Sí, algo así. Ahora, observa la trágica confusión entre cuerpo integral y cadáver. El proceso
de muerte real empieza en determinado momento, pero no antes. Y en esta sencilla
apreciación, te engaña con crueldad el testimonio de tus sentidos. Confundes,
deplorablemente, el pasado que no puedes mirar, con el presente que estás observando.
Transfieres, sin razón, los datos del presente, al tiempo pasado. Juzgas, arbitrariamente, que la
historia ha sido aniquilada.
Y, claro está, concluyes que el pasado remoto se acabó, puesto que ya no lo contemplas. Y
que el pasado inmediato se fusiona con el instante actual. De esta infantil manera, confundes
la masa putrefacta del cadáver, con el hombre integral, incorruptible y eterno, el que pervive
sin fin en la majestuosa realidad objetiva de la quinta dimensión.
El cadáver –añadíó prosigue su corrupción en el transcurso del tiempo normal de la tierra.
Pero, como ya te advertí, la putrefacción no toca al ser humano total, anterior al proceso de
muerte. Porque dicho organismo no se encuentra en el arriesgado momento presente; pervive
íntegro e inmortal, pero sin el cadáver, en la esfera de la eternidad creada.
Pues bien -finalizó-, ¿no crees que la convicción de que los difuntos perviven con cuerpo y
alma, aunque sin el cadáver, inmediatamente después del deceso, mitigue la pena de los
deudos ante el lecho de muerte de sus seres queridos? ¿No te tranquiliza la certeza moral de
que todo perdura, si bien no lo puedes observar? Por ello te decía que la quinta dimensión es
fuente de optimismo
-“Es extraño que Dios revele el misterio de la eternidad creada a los hombres de ciencia
seglares y no a los sabios clérigos de la Iglesia”.
“No tiene nada de raro. Los científicos seglares también forman parte de la Iglesia. Ya te dije
que la pedagogía de la Divina Revelación es lenta y progresiva, de acuerdo con la cultura y
progreso cristiano no materialista de la sociedad. Las ideas que el Señor te regala, y que ha
aclarado en tu mente, pueden parecer novedosas. Pero ya verás desde el cielo, que en el siglo
próximo serán tomadas en cuenta por el Magisterio Eclesiástico
-“¿Por qué Dios no me permite mirar la serie de espacio-tiempos de los seres en esa
maravillosa quinta dimensión?”
- “Es lo primero que verás en tu juicio particular. ¡Falta poco! La vida mortal es brevísima,
por más que los viadores se aferren desesperadamente a ella. Además, el Señor te ha
permitido la bilocación en tu cuerpo de niño. ¡Ya es mucho! Por otra parte, el vértigo te
anonadaría, si contemplaras desde tu estado de viador la majestad de la eterna realidad
objetiva del Universo. La imponente observación de tu pasado íntegro menguaría tu libertad
humana en el momento actual. Amarías al Altísimo por interés y por miedo. Se reduciría el
mérito de la gloria futura por alcanzar. Y nuestro Dios no quiere amor de Caridad a la
fuerza”.
78
22 EJEMPLO DE LA QUINTA DIMENSIÓN O ETERNIDAD CREADA
“Para que admires mejor la quinta dimensión -me dijo Tiemamada-, voy a referirte lo que me
sucedió, después de mi juicio particular y antes de recibir la glorificación, cuando asistí a mi
propio entierro en el panteón de El Saucito ”.
-“¡¿Qué asististe a tu propio entierro...?!”, le pregunté más que asombrado.
Ella me sonrió. Y en su alegre rostro bienaventurado, noté un dejo de amable y piadosa
indulgencia.
“En otra ocasión, te platicaré los detalles amorosísimos de nuestro Dios durante la etapa de mi
muerte. De momento, te contaré que el ángel que me asistió en ese difícil trance, me dijo:
"Voy a llevarte a tu inhumación, porque es necesario para tu purgatorio, que adquieras la
decepción general de lo pecaminoso y mundano". Me condujo como del brazo y a la fuerza,
toda vez que no pude resistir.
Por el gran poder de mi ángel -continuó- llegamos, sin que yo pudiera explicarme cómo, a la
puerta principal del camposanto. Acababa de llegar la carroza con mi cadáver en un ataúd
muy bello. Contemplé a mis deudos y amigos, sin que ellos advirtieran mi presencia”.
-“¿Pero veías sin ojos?”
- “Claro que no. Miraba con los ojos corporales de la fase biológica inmediatamente anterior a
mi muerte real. No olvides que cada acto de existencia perdura eternamente en su respectivo
espacio- tiempo.
Ya te dije que el organismo total del hombre es múltiple; que está formado por la serie
ininterrumpida de sus actos existenciales, pero que cada uno de ellos, junto con su espacio-
tiempo, puede separarse de los demás, aunque ésto no se logre durante la vida mortal. Mas
después de la buena muerte, el organismo entero, libre ya de la atadura de su conciencia con
el instante actual, logra operar conscientemente, y por separado, con cualquiera de los
estadios biológicos de su vida pasada, guardados fielmente en la quinta dimensión. Y le es
factible vivir en muy diversas ondas temporales”.
-“¿Por qué no te veían tus deudos?”
“Porque el ángel y yo nos ubicamos en una onda temporal, distinta de la del tiempo normal de
la tierra. Observa. Las ondas de las estaciones de la radio se encuentran todas en el aire de la
ciudad. Pero tu radio sólo capta las que sintonices. De manera semejante, mis familiares y
amigos, con su conciencia atada al momento actual, vivían en el tren de ondas del tiempo
ordinario de la tierra. Por el contrario, mi ángel y yo transcurríamos en otro tren de ondas
temporales, paralelas, pero no comunicadas con las de los viadores.
Porque, a pesar de tratarse de movimientos ondulatorios de igual frecuencia, mi ritmo
temporal tenía un instante de retraso con relación al de los mortales. Por tanto, mis parientes
no alcanzaban a observarme en la diferente ondulación temporal en que me encontraba. Pues
bien, en otra oportunidad te contaré cómo sufrí la decepción de los afectos mundanos, al leer
en la mente de algunos de mis deudos sus verdaderos sentimientos hacia mí.
79
Mis tres hijos -siguió describiendo- y mi sobrino Damián, convaleciente de reumatismo,
llevaron en hombros mi caja mortuoria. Pero tropezó mi sobrino y yo sentí el golpe en mi
cabeza, que rebotó en el mal acojinado ataúd. "¡Ay, -le dije al ángel- me van a enterrar viva!"
Pero El me tranquilizó: "No te preocupes. El alma humana no se separa instantáneamente del
cadáver, sino poco a poco. Mientras exista materia viva en el difunto, el alma la asiste y la
anima".
No quedé conforme -prosiguió Tiernamada-, ya que no poseía aún la ciencia infusa celestial y
le insistí: "Es que sentí el golpe en la cabeza. De veras, no estoy muerta. ¡Anda, suspende el
entierro!"
Para qué te cuento -agregó mi bella glorificada-, que con los relatos que había escuchado en
mi vida acerca de personas enterradas vivas por descuido o por maldad, yo estaba
aterrorizada. Pero el ángel me aseguró: "No pienses más en ello. Tu cadáver está bien muerto.
Lo que sucede es que tu alma espiritual continúa animando a los pocos tejidos vivos que
quedan en él, hasta que haya muerto toda tu materia viva. Esta pena que padeces forma parte
de tu purgatorio". ”
-“Yo creía que la muerte era un proceso muy rápido -comenté-, Pero si es lento, supongo que
habría posibilidad de resucitar a un difunto”.
“No. Una vez muertos los principales centros nerviosos del encéfalo, el proceso de muerte es
irreversible. Si a veces se reaniman algunos "cadáveres", es porque se trataba de errores de
los médicos o de estados catalépticos. También la medicina moderna consigue, con grandes
trabajos y costos, prolongar el proceso de muerte, la agonía y la preagonía.
Pues bien, el ángel continuó explicándome: "En este momento conoces lo que sucede en los
pocos tejidos vivos de tu cuerpo muerto, porque tu alma no se ha separado de ellos. Todavía
forman parte de tu organismo integral. Por eso sientes algo, pero sin molestia ni dolor. Te das
cuenta al modo espiritual, de lo que en vida percibías por sensibilidad consciente ".

Luego -añadió Tiernamada- le pregunté al ángel: "Por fin, ¿en dónde estoy? ¿Aquí afuera
contigo o dentro de mi ataúd?" El me respondió: "Tu alma espiritual, con todo tu
entendimiento y voluntad, puede ubicarse en varios espacio-tiempos o unidades de tu vida a
la vez. Porque ya no está ligada al momento presente del tiempo de la tierra. De un modo
coincidente, y sin abandonar a tu organismo total, tu alma logra gozar del cielo o continuar la
purificación aquí en la tierra". Me pasaba lo mismo que a ti en este paratiempo. Me
encontraba asombrada e incrédula.
El ángel prosiguió: "El alma humana, por su esencia espiritual, es independiente del espacio,
tiempo, materia y energías. Radica fundamentalmente en la quinta dimensión o eternidad
creada. Puede actuar, junto con cualquiera de los espacio-tiempos de su cuerpo total, en el
cielo o en el purgatorio o en el infierno y, coexistentemente, en las partes vivas de su cadáver.
Por ello prenden los injertos de tejidos, trasplantados de difunto a paciente. La aceptación

80
biológica por parte del enfermo equivale al reemplazo del alma anterior, por la del propio
paciente". ’’
-“Tiernamada, ¿cómo es factible que un alma sea substituida por otra?”
- “De igual manera que los ostiones que comiste hoy, se están incorporando a tus tejidos
vivos. El alma inmaterial pero no espiritual de esos moluscos, está dejando de animar su
materia viva, mientras tu organismo la asimila y la hace tuya. Precisamente, hacerla tuya
quiere decir que tu alma la acepte y la anime
-“Sin embargo, el proceso digestivo desbarató las complicadas proteínas vivas. ¿Acaso no
murió esa materia viva durante la digestión y antes de la absorción intestinal?”
- “La digestión no desintegró esas proteínas hasta separar todos sus átomos. Se detuvo al
nivel de moléculas más sencillas pero vivas aún, esto es, animadas por el alma del ostión. En
esta forma, pasaron a la sangre y llegaron a tus células. Estas seleccionaron lo que les
convenía y lo asimilaron, es decir, reemplazaron el alma inmaterial anterior, por la tuya
propia ”.
-“Y la leche cocida, la carne asada o los huevos fritos ¿conservan la vida? ¿Los vivifica el
alma del animal correspondiente?”
- “¡Claro que sí! Por ejemplo, supongamos que se sacrifica una vaca en el rastro y su
carne se destina a servir de alimento humano. Murió la vaca en su nivel de existencia como
organismo. Pero su alma inmaterial —no espiritual- continúa unificando y animando su
cuerpo total, guardado para siempre en la quinta dimensión, así como la materia viva de su
cadáver. Después, al cocer la carne, una parte de las proteínas se carbonizó y dejó de vivir. El
resto lo comieron los humanos.
La digestión de la carne -siguió explicando- transforma las proteínas vivas de la vaca en
aminoácidos, que continúan viviendo. Así se absorben en el intestino humano, pasan a la
sangre, llegan a las células y éstas seleccionan los aminoácidos que les convengan. Luego los
asimilan, es decir, se sustituye el alma inmaterial de la vaca, por el alma espiritual del que
comió el bistec.
Por supuesto -agregó-, el alma de la vaca, una vez desplazada de su materia orgánica, no se
aniquila ni se esfuma, sino que continúa animando eternamente su organismo integral, que
radica, con excepción de su cadáver, en la quinta dimensión. Porque todo ser perdura sin fin
desde que recibe la existencia. No es tan fácil la muerte completa de un cadáver. La materia
orgánica sigue viviendo hasta que sirva de alimento o sobrevenga la putrefacción o se la
incinere ”.
-“Parece que la quinta dimensión exige la existencia de las almas”.
- “Sí. El alma o principio vital unificador de los organismos biológicos, es indispensable
para conservar eternamente la vida humana, animal y vegetal. Platón no estaba tan
equivocado.
Tu ignorancia y la atadura que liga tu conciencia con el momento presente te manifiestan la
muerte, los cataclismos, las guerras, las cadenas alimentarias, las hambrunas... como tragedias
81
irreparables. Pero todo ello tiene un misterioso y profundo sentido de beneficio, que sólo se
vislumbra desde el plano de la duración sin fin. Esos seres siguen existiendo, no en el
presente, pero sí en el tiempo pasado de la quinta dimensión. De otra manera, serían enigmas
absurdos e incompatibles con la Sabiduría Divina y con la inteligencia humana. Por otra
parte, ese cambio de un alma por otra es un resultado muy placentero del amor universal, que
entrelaza maravillosamente a todas las creaturas.
Yo sabía -prosiguió-, por uno de mis hijos que estudiaba medicina, que los cadáveres
humanos se conservan en el refrigerador del anfiteatro anatómico. Y le pregunté a mi ángel, si
el alma del difunto permanece mucho tiempo en el refrigerador. "Su acción -me respondió-
puede durar bastante. Pero eso no importa, toda vez que el alma no siente dolores ni
molestias. No pienses que el espíritu humano quede prisionero del cadáver, encerrado en el
refrigerador y tiritando de frío".
Algo semejante -aseveró mi hermosa bienaventurada- sucede con los animales y vegetales,
aunque en grado muy inferior al humano. Su alma o principio vital y unificador, inmaterial
pero no espiritual, sostiene la vida de tejidos u órganos separados del resto del organismo.
Así sucedió, por ejemplo, con el corazón de pollo del experimento de Alexis Carrel. Ese
corazón vivió aislado, con minuciosos cuidados de laboratorio, durante muchos años. El alma
inmaterial de ese pollo le conservó la vida a su corazón hasta que le faltó oxígeno, por
descuido de los ayudantes.
-“¡Pobre alma del pollo! -comenté-. Varios años encerrada en un dispositivo de laboratorio”.
- “El alma de ese animal le sostuvo la vida a su corazón con mucho agrado. Porque toda
vida es un gran regalo de nuestro Dios. ¡Sí! -añadió- ¡Ya sé lo que estás pensando! Que te
parecería más cómodo que cada tejido o cada órgano tuviera su propia "almita", aunque el
organismo resultara una especie de colonia de almas. Pero no es así. El Señor ha dispuesto
que todo organismo, en cuanto individuo, posea una sola alma que lo unifique y gobierne en
todas sus funciones, así como en la perennidad de la quinta dimensión”.

TERCERA PARTE: EN PECADO MORTAL TIEMPO PERDIDO. MAL


NEGOCIO DE LA VIDA FUTURA

23 EL AMOR PROGRAMADO DESDE LA ETERNIDAD ABSOLUTA EL ALTISIMO


Me quedé contemplando a mi bella bienaventurada y complaciéndome en la pasión amorosa
que me inspiraba. Sentía yo la fuerza de ese amor tan completo y tan claro, como bien
correspondido, vehemente y sereno, confiado y seguro, más perfecto y equilibrado que mi
contradictorio amor infantil por ella.
¡Cuánto me hubiera satisfecho conocer el perfil de su carácter glorificado! Pero como ella me
explicó: “Los ojos de los mortales captan escasamente lo superficial. Son incapaces de mirar
en la profundidad esencial de las personas, que es donde radica la mayor belleza de ellas, y se
conforman con las vagas impresiones del aspecto externo”.
82
Mas en el cielo me desquitaré, contemplando y poseyendo, al inefable modo celestial, todos
los matices de su personalidad gloriosa.
Bien me daba cuenta de que el amor es inexplicable. Pero, ¿por qué me sentía tan seguro de
mi primer amor? ¿A qué se debía esa certeza tan fuerte y tan estable?
-“¿Por qué me amas?”, me preguntó.
-“Te amo por tu belleza, por tu radiante juventud, por tu atractivo personal, por...”
- “No, mi amor -me interrumpió-. Eso no es la causa principal. Tú y yo nos amamos porque
nuestro Dios así lo ha dispuesto. Nuestro amor está programado desde la Eternidad Absoluta
del Altísimo. El Señor nos ha interrelacionado mediante cualidades de fuerte atracción
recíproca y lazos de mutua complementación física y espiritual.
En este paratiempo apenas vislumbramos esa magnífica vinculación. Tú no alcanzas a
observar las cualidades que me regaló el Altísimo. No debo manifestarte, por ahora, todos mis
atractivos. Me ves como desde muy lejos y no lograrás comprenderme. Yo tampoco puedo
mirar los dones que te ha dado el Creador, tal como se encuentran en tu futuro y secreto
nombre nuevo, que ostentarás en el cielo. Las lacras del pecado del mundo empañan el
talento, la apostura, el vigor... que te ha concedido nuestro Dios.
No obstante, ya iremos descubriendo y disfrutando nuestra vinculación amorosa poco a poco
en el cielo, de acuerdo con nuestra pequeñez de creaturas humanas. Para eso contamos con la
gloria accidental y la quinta dimensión. El amor humano en la tierra es como planta de
invernadero, que se asfixia con el smog del mal moral. Pero que se adaptará al espléndido
ambiente ecológico del cielo ”.
Si el amor es un Designio Divino -pensé-, con razón es inexplicable para los humanos
mortales.
¡Y yo que me creía ser la causa principal de mis sentimientos amorosos! ¡Cuánto nos
engañamos en este mundo! Empezaba a entender que todo amor honesto, como especificaba
Tiemamada, proviene de Dios. ¡Con razón me he equivocado cuantas veces he pretendido
forjar amores a mi gusto!
Un cúmulo de recuerdos afloraron en mi mente y se sumaron a los sentimientos infantiles que
acababa de volver a vivir: los de mi adolescencia, cargados de esperanza inquieta; los de mi
madurez, serenos pero influidos por mis vivencias anteriores, y los de mi vejez que, en
síntesis de despedida, aglutinaban todo lo afectivo en un intenso amor hacia mi encantadora
visitante, con la esperanza de la vida futura sin frustraciones.
La bilocación en mi cuerpo infantil no solamente había refrescado mi memoria, sino acortado
la distancia memorial entre la niñez y la ancianidad. Parecía que se juntaban los principales
hechos de mi vida, esparcidos en cuarenta y ocho años. Lo que se había desparramado en el
tiempo se aunaba en un todo actual y viviente, como preludio de futuras vivencias celestiales.
El gran amor de mi vida se frustró en este mundo, pero no así en la Patria.
Hoy sé que ella me ama y que estamos vinculados mediante cualidades de invencible
atracción recíproca.
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Mi amada insiste en que tenga yo paciencia. Pues sí, estoy de acuerdo. Después de todo, ¿qué
tanto puede durar esta vida mortal, por muy larga y penosa que parezca?
¿No vale más la inmensa Felicidad del cielo y el dominio del complejo materia-energía-
espacio-tiempo-eternidad creada?
¿No son los obituarios, reseñas de esperanza para los cristianos?
- “Ojalá -interrumpió ella mis cavilaciones- nuestro Dios te regalará en tu vida mortal, la
convicción profunda y operativa del amor. Si así fuese, entenderías un poco lo que es
verdaderamente el amor creado. Y, por analogía, el Amor Increado. Es decir, el Amor
Personal con el que nuestro Dios Padre y nuestro Dios Hijo Encarnado Se Aman en Su
Santísima Trinidad, más allá de todo lo infinito
-“Tiernamada, estas ideas son muy elevadas para mí”.

- “No lo son tanto, si aprestas tu oído intelectual para escucharlas y creerlas. Los
Misterios Divinos son inaccesibles para el pecador soberbio y egoísta. Pero fáciles de creer,
no digo que de comprehender, por el cristiano libre, generoso y fuerte. Al auténtico creyente
le asiste el don divino de saborear las cosas del Altísimo ”.
Pensé en el dolor humano, en tantas penas y calamidades que nos asechan durante la vida
mortal.
-“Tiernamada, si Dios Todopoderoso es Amor y nos Ama, ¿por qué el dolor nos acosa en este
mundo?”
- “El Señor no quería que la humanidad sufriera en lo más mínimo. Pero el hombre se
extravió en el pecado y nuestro Dios ha permitido el dolor, el dolor sufrido cristianamente,
para que el mortal, al encontrarse a sí mismo en su impotencia, retorne a su legítimo estado de
amigo e hijo adoptivo del Creador. Como ves, el sufrimiento cristiano se ha convertido en una
forma valiosísima del amor de Caridad, en una ingeniosa manera de alcanzar al Altísimo.

Sin embargo -declaró con tristeza-, deploramos en el cielo el desperdicio del dolor humano.
Es como tirar millones de pesos en la coladera. El sufrimiento se pierde cuando sólo se sufre
y no se cristianiza. El dolor se convierte en Felicidad futura cuando se padece por amor de
Caridad al Señor. Si no es así, la aflicción no significa más, que una hemorragia espiritual ”.
-“Tal vez el despilfarro del dolor se deba a la ignorancia”.
“Sí. En gran parte, sí. Le hacen falta apóstoles verdaderos a Nuestro Señor Jesucristo ”.
-“No entiendo la razón del dolor cristiano.
¿Por qué congraciarnos con Dios mediante el sufrimiento? ¿Por qué no satisfacerle por medio
de alabanzas, o del simple arrepentimiento de los pecados, o algo así..., pero de manera
indolora?”
- “Porque la alabanza, el arrepentimiento, la oración y cualquiera otra "forma indolora",
ya Se la debemos a nuestro Dios por otro motivo. La alabanza, por Ser Quien Es. La
adoración, porque nos creó. El arrepentimiento, porque nos Ama. La oración, porque
84
dependemos de El. Solamente el dolor no Se lo debemos por ningún título. Por eso, la Justicia
Divina permitió, toleró, puesto que no Le agrada, el dolor cristianizado. Como un original
procedimiento didáctico para que el hombre complete lo que falta de su Redención, coopere a
que sus pecados se aniquilen por el sufrimiento, se reconozca a sí mismo y encuentre con
facilidad a su Padre celestial.* 40
No te hagas ilusiones vanas -finalizó-. El dolor es indispensable en esta vida pecadora. Es
tontería pretender soslayar el sufrimiento en el camino cristiano, bajo el pretexto pueril de
atraer más adeptos.
La religión de Nuestro Señor Jesucristo no se concibe sin austeridad, sin mortificación
voluntaria, sin aceptación caritativa de los males que permite el Creador, sin Viernes Santo...
Sin embargo, son dolores brevísimos, si se comparan con la eterna duración de la gloria
futura.* 41Son tribulaciones muy fructíferas para el cielo, si se sufren con amor de Caridad”.
-“No hay mal que dure cien años, dicen, ¡pero cómo duele!”
- “No es para tanto. Lo que pasa es que, por ahora, eres esclavo del instante actual. Si
tienes que padecer, sufre, pero con paciencia cristiana.
¿Qué caso tiene amargarte el dolor con estériles cavilaciones, si cuentas con la esperanza del
eterno presente de la Bienaventuranza? ¿Para qué te afliges más de la cuenta por un
acontecimiento tan fugaz? No exageres las tribulaciones que te envía nuestro Dios. Amargan,
pero son medicamentos valiosísimos.
En cambio, muchas pesadumbres mal llevadas se parecen a la del niño enfadado que se
castiga a sí mismo, rechazando la golosina, para salir airoso en su berrinche. ¿No estará detrás
de la rabieta, el espectro de la soberbia? ”

24 TU COLABORACIÓN TERRENA DETERMINA EL ALTO ESTADO DE GLORIA


- “Es muy grande la Felicidad que te espera en el cielo -me dijo Tiernamada, con gran
unción-, Y eso que me refiero apenas a la gloria accidental, la gloria inferior. Te falta
vislumbrar la inefable gloria esencial. Pero quisiera que columbraras un poco los placeres
mínimos de la Patria.
Por ejemplo -añadió-, una melodía terrena es principalmente para su compositor, a pesar de
que resuene su mensaje en otros humanos que se identifican espiritualmente con él. Sin
embargo, como no existen en todo el Universo dos personas exactamente iguales, por más
simpatía que haya entre las más afines, ninguna otra captará íntegramente el mensaje musical
del artista.
Y es que el Creador no Se repite en Sus obras. Aun el nombre nuevo y el maná recóndito, que
El nos regala en el cielo, son singulares, insustituibles y únicos”.
40
- El dolor, moral o físico, es una privación de bien y de felicidad, un vacío che sólo Dios puede llenar. El pecado crea
esa carencia, y Dios permite que en cierta medida el hombre la sienta para que se vuelva hacia Dios, y El la colme.
41
- “Tanto es el bien que yo espero, que toda pena es consuelo” (San Francisco de Asís). “Los sufrimientos del momento
presente no se pueden comparar con la gloria futura que será revelada en nosotros” (Rom 8,18). “El momentáneo,
ligero peso de nuestra tribulación, nos obtiene una cantidad sin medida y eterna de gloria” (1ª Cor 4,17).
85
-“Así que los mortales entendemos y sentimos a medias...”
“¡Menos que a medias! ¡Muy poco, de lo poco a su alcance! Pero lo que quiero decirte es que
tú y yo no tenemos una melodía que sea exclusivamente nuestra”.
-“Perdóname. La canción de La Pajarera, que tú cantaste en este día del pasado que estamos
visitando, es nuestra canción”.
- “Analiza bien. No es la factura musical lo que te satisface de ella. Es el conjunto de
recuerdos y sentimientos, entre los que se encuentra tu amor por mí. En realidad, amas las
remembranzas más que la música misma.
Ya verás -prosiguió-. En el cielo compondremos nuestra propia música de acuerdo con las
inefables vivencias amorosas, que efectuaremos al placentero modo del Más Allá.* 42
Una música que no exprese deseos de realización, sino la eterna realidad feliz. Una melodía
sin matices de destierro, como las de aquí. Por mi parte, ya hago planes sobre el canto que me
corresponde. ¿Empezarás tú a proyectar la partitura? ”
-“¿Pero cómo, si no soy músico?”
- “Es muy fácil que lo seas, si alcanzas un alto grado de gloria mediante tu colaboración
terrena con los designios del Señor sobre ti ”.
-“No sé qué deba hacer para escribir música. Y nada menos que una partitura celestial. Parece
que te estás burlando de mí”.
- “No, mi amor. Estoy levantando un poco el velo que cubre las delicias de la Patria.
Para ser un genio musical en el cielo, te basta amar a nuestro Dios sobre todas las cosas y a
tus hermanos de viaje terrenal por amor a El. Es decir, obedecer fielmente la Ley de Nuestro
Señor Jesucristo ”.
-“¡Ah, es eso mismo! Yo creía que ello era para lograr la Bienaventuranza, no para
convertirme en músico del Más Allá”.
“Si cumples con perseverancia la Divina Voluntad, no solamente ingresarás en el cielo.
Obtendrás gratuitamente, sin estudios teóricos ni prácticos, el glorioso título profesional de
gran músico celeste. No será preciso que toques instrumentos musicales. La energía te
obedecerá en el cielo y producirá los sonidos acordes con tu voluntad.
Ejercerás esa y miles de profesiones más, y todas, a la perfección. No por necesidad, sino por
vocación sobrenatural y por puro gusto. Sin tedio, sin cansancio. En la Bienaventuranza no
hay dormitorios, porque la gran Felicidad a nadie incomoda ”.
-“Pues fíjate que hubiera deseado ser campeón de box. Sólo que con las enfermedades, mi
escasa vista y la vida sedentaria...”
- “Lo serás en el cielo, si te esfuerzas por alcanzarlo. Te lo aseguro, porque acabas de
formular ese deseo. Y en la Patria se cumple todo honesto deseo terrenal. Te decía que ahí no

42
- Todas estas cosas de índole terrena, a veces casi “mundanas”, de que se sirve para hablar de la Gloria accidental (la
que Dios da a sus hijos por medio de las criaturas), las explica siempre “al modo celestial”, o sea, de una forma tan
diferente del modo terreno que conocemos, infectado de pecado, que “ojos no han visto, ni oídos han escuchado…”
etc. (1ª Cor 2,9).
86
se conocen las frustraciones terrenas: físicas, artísticas, profesionales, amistosas, amorosas...
Aquí en la tierra, los músculos se fortalecen y agilizan mediante duros entrenamientos
gimnásticos y alimentación adecuada.
En el Más Allá, por el amor de Caridad practicado en el mundo. Porque a mayor grado de
gloria, mayor poder sobre la propia biología celestial”.
-“¡Bien diferente es la gimnasia terrena de la celestial! ¿Pero contra quién boxearé en el cielo,
si allí todo es paz y mansedumbre?”
- “También es juego, deporte, entusiasmo y camaradería. Es la eterna juventud. Sin
posibles lesiones ni molestos reumatismos. Te sobrarán contrincantes poderosos y amigables.
El premio: un Abrazo innenarrable del Señor, y un beso compenetrativo de tu Tiernamada”.
Me intrigó lo del “beso compenetrativo”, pero en ese momento no me lo explicó. Grande fue
mi asombro cuando vislumbré este misterio.
-“Si en el cielo se practican deportes, supongo que también se siente el cansancio físico, sobre
todo después de una pelea de box. ¿No es así?”
“No se siente cansancio al modo terrenal, donde casi todo está en contra de ustedes. Allá es
una fatiga muscular sin molestias.
Aumenta el sudor y se acelera la respiración junto con los latidos del pulso, pero no hay
desgaste fisiológico. Podrías boxear mil peleas ininterrumpidamente. Y así sucede, toda vez
que el aguijón del placer es muy fuerte en el cielo. No te cansarás como los boxeadores
mortales. Al contrario, gozarás muchísimo más que los mejores de ellos.
Sería oportuno -prosiguió- que desde hoy empezaras a preparar tu espíritu para disfrutar la
estupenda gloria accidental en alegres reuniones, asombrosas ciencias, juegos y deportes
divertidísimos, apasionantes artes, comunicativas convivencias... Pero lo más asombroso es
que el Señor juega con cada uno de nosotros.
Y no Se enoja, como los papás terrenales, cuando descomponemos los juguetes, que consisten
en el dominio de la materia, energías, espacio, tiempo, eternidad creada, sexta dimensión...
Con Su solo Querer los vuelve a dejar nuevos”.
-“Nunca me hubiera imaginado a Dios, jugando con los glorificados”.
“¿Y por qué no, si es nuestro Padre celestial? Lo que sucede es que te has forjado una imagen
adusta y agria del Señor. El amor no se opone al respeto. Los bienafortunados adoramos a
nuestro Dios y jugamos con El. Y El Se deleita con nosotros, inventa juegos y los promueve.
Ha preparado a la naturaleza humana para magníficas recreaciones celestes.
Y todo lo anterior -agregó- nunca estacionario. Jamás aburrido. Siempre cambiante, pero en la
línea de perfectibilidad progresiva y sin límite. Dentro de un ambiente de sincero entusiasmo
veraz y efusivo. Con felices compañeros de Dicha, eternamente amables y generosos;
incapaces, por definición de bienaventurados, de causar el mínimo desaire o dificultad.
Todos, impulsados por la Felicidad y Entusiasmo Infinitos. Todos, en plena participación de
Sus Gozos”.

87
En contraste con lo que Tiernamada acababa de expresar, yo, mezquino y afligido, sentía
vivamente el instinto de la gloria futura. Pero sufría por mi egoísmo contrariado. Y empezaba
a rebelarme, ahora que lo sabía, contra los grilletes que sujetan a mi conciencia con el
momento actual.
En vez de reaccionar con humildes ansias de gloria futura, me deprimí por esta miserable
situación terrena. Le repliqué a mi hermosa bienaventurada: -“Pero en el Más Allá no tienen
teatros, ni cines...”
“Los hay, pero muy perfectos -afirmó piadosamente-. Te decía que en lugar de salas
cinematográficas, visitamos cualquier época de la tierra o de los demás planetas habitados.
Observamos, con los personajes auténticos, los sucesos verídicos de la Historia del Universo.
No hacen falta cintas magne-tofónicas, trucos o ficciones. Recuerda que los acontecimientos
no se esfuman. Están ahí eternamente actuales en la quinta dimensión, para informar al
bienaventurado que quiera conocerlos o recordarlos de un modo redivivo ”.

-“Sí -le seguí objetando con un sentimiento de tristeza, difícil de reprimir-, Pero no pueden
montar en el cielo una obra teatral ni filmar un argumento de pura ficción”.
- “Más que eso. Hacemos realidad de las quimeras. No olvides que los entes de la
imaginación son seres posibles, que carecen de la existencia material. Pues bien, se la damos
y nos complacemos no sólo imaginando, sino viviendo realmente nuestras fantasías. La
imaginación terrenal es prenda del futuro poderío de los glorificados. No te extrañes por ello.
Los bienaventurados somos pequeños dioses, no por esencia, claro está; lo somos por
participación del Altísimo ”.* 43
-“Así que te imaginas un argumento, ¿y sólo con eso existen realmente las escenas?”, le
pregunté con toda mi incredulidad.
“Sí, lo puedo efectuar. Claro es que como no poseo una prodigiosa imaginación creadora, el
espectáculo no me resulta atractivo. Pero hay grandes bienaventurados que logran maravillas
a este respecto. Cuando ellos nos invitan, los glorificados inferiores gozamos muchísimo. El
único límite a la realización de las honestas ficciones es el absurdo, ya que éste, por ser
disparatado y falso, no puede existir. Debo decirte que los mejores artistas de la imaginación
celeste son los autores fallidos de esta vida mortal, cuando no llevaron al cabo su obra por
servir con amor de Caridad a sus prójimos

-“Es que la imaginación no tiene límites”.


- “Menos los tiene la Omnipotencia Divina, de la cual participamos ”.
-“¿Cómo alcanzan ustedes a dar la existencia material a los pensamientos?”
- “Nuestro Dios les otorga la existencia, por complacernos. Nosotros la actualizamos
simplemente. Para que te convenzas, te referiré un diálogo que presencié en la gloria, entre

43
- “Yo he dicho: Vosotros sois dioses, sois todos hijos del Altísimo” (Salmo 81, 6).
88
nuestro Dios y un poeta bienaventurado, amigo mío, autor de unos versos mal rimados pero
muy amorosos.
"Me agrada muchísimo el soneto que Me dedicaste en la tierra", le dijo el Altísimo.
"En realidad es obra Tuya, Señor. Tú me diste la sed y la oportunidad. Siento que por mi
escasa colaboración, me haya quedado bastante mal".
"No importa. Me encantan tus versos, porque corresponden al matiz singular de mi Amor por
ti. Pero no soy yo el autor. Tú fuiste el poeta, y poeta por amor a Mí".
"No, Señor. Tú me diste la inspiración. Tú eres el Artista".
"Bueno, mi hijito, el soneto es de los dos, ya que vivimos consumados en el Amor. Volvamos
a mi querida tierra y perfeccionemos nuestro soneto".
Y así fue concluyó Tiemamada- Los dos, utilizando la quinta dimensión, regresaron a este
mundo en los precisos espacio-tiempos en que mi amigo redactaba los versos. Se acomodaron
en el ritmo temporal más adecuado, y nuestro Dios le hizo sentir a mi amigo el dulce Peso del
Amor Divino. Por supuesto, los versos cambiaron de métrica y quedaron tan perfectos, que
son famosos en todo el Universo ”.
-“¿No quisieras recitarlos?”
“¡Imposible! No los resistirías, siendo mortal. Su belleza cautiva y hace temblar de emoción
al bienaventurado más preeminente ”.
-“¡Cuántas maravillas en la gloria!”, le dije a Tiernamada con una tristeza próxima a la
envidia.
- “Claro está que nuestra inmensa Dicha en esos espectáculos vivientes, no nos permite
ser sádicos ni masoquistas: gozar con una matanza o pedir la muerte del que nos caiga mal.
Siempre estamos alegres y felices”.
-“Sí. Me imagino que no podrían deprimirse aunque contemplaran un tristísimo espectáculo,
capaz de hacer llorar a la estatua de Nerón. Sin embargo, ¡en el cielo no hay bares como los
de aquí!”
- “En verdad, no los necesitamos. Transformar el agua en delicioso vino es lo más fácil
en la gloria* 44Y lo bebemos con agrado, mas no para ponernos en ambiente, porque lo
estamos de antemano. Ni para adquirir su brevísima euforia, ya que nuestra alegría siempre es
inmensa. Lo escanciamos por su exquisito sabor y grandioso simbolismo. Me refiero, por
supuesto, a los vinos y licores celestiales ”.
Mi envidia descubrió otra objeción: -“En el Más Allá no hay bailes, como en los salones de
aquí”.
- “Sí los hay, pero mucho mejores. Los ritmos bailables de este mundo tienen que ser
forzosamente adecuados al compás de los espacio-tiempos normales de la tierra, marcados
por el reloj. Deben efectuarse sobre el suelo, debido a la fuerza de gravedad. Cuentan aquí

44
“En verdad, en verdad os digo: también el que cree en Mí hará las obras que Yo hago y y aún las hará más grandes,
porque Yo voy al Padre” (Juan 14,12). Y si no las hace en la tierra, con toda seguridad las hará en el Cielo.
89
con muy pocas cadencias. El armonioso vuelo de las parvadas te está señalando nuevas
posibilidades del baile celestial. En la
Patria, la danza se realiza dondequiera. No es necesario un piso pulido y encerado. Por el
dominio absoluto que ejercemos sobre las fuerzas gravitacionales, nos es factible bailar sobre
las cordilleras y en la superficie o en las profundidades de los mares.
También en los espacios siderales. Es muy divertido bailar dentro de los volcanes. Y no me
refiero a los de la tierra, poco activos, sino a los de las estrellas. Después barruntarás el
inefable abrazo de las parejas ”.
-“¡Pero no tienen balnearios!”, le repliqué triunfante.
- “No como los de aquí -me respondió con afabilidad-, superficiales y con adornos
postizos, o profundos y peligrosos. Los balnearios celestes cuentan con el atractivo de la
Naturaleza pura. Por supuesto, no necesitamos bañarnos. Nuestras almas glorificadas
eliminan el polvo y sudor de nuestros cuerpos.
No obstante, al nadar disfrutamos el rozamiento de los fluidos del Universo: agua como la de
aquí, otros líquidos y gases estupendos que desconoces e inclusive lava volcánica, toda vez
que somos invulnerables. Nos deleitamos con las caricias del oleaje, provocado ya no por la
marea, sino por la emoción natural del líquido al conocer, a su modo, nuestra proximidad y al
presentir la dicha que, según su naturaleza, le proporcionará nuestro contacto.
De esta manera, funcionan en el cielo el conocimiento y el amor universales. Todos los seres
nos encontramos interrelacionados, y nos conocemos, y nos amamos, y nos poseemos
inefablemente en la gloria
Tiemamada notó que yo estaba próximo a reventar de envidia y volvió a rozar con sus dedos
el dorso de mi mano.
Me dijo cariñosamente: - “¡Vamos, no seas envidioso! Muy pronto, si de veras tomas en serio
a nuestro Dios, gozarás de todo ésto. Verás lo que significa ser un pequeño dios por
participación del Creador. Es algo así como un todopoderoso en miniatura. ¡Pero qué poder a
pesar de lapequeñez! ¡Quégrandeza dentro de la insignificancia substancial! ¡QuéInmenso es
el Amor con que nos Ama nuestro Dios! ”
El leve roce de Tiemamada me vivificaba y su ternura celestial me ponía de excelente humor.
Si esos magníficos deleites corresponden apenas a la gloria accidental, la gloria menor, ¡qué
serán los indecibles gozos de la gloria esencial!
- “Comprendo que sientes la nostalgia de la Bienaventuranza -finalizó-. Es la tristeza
noble y solemne del desterrado que suspira por la Patria. Pero procura que sea una
pesadumbre constructiva, que te mueva a poner los medios para alcanzar tan elevado Fin. Ya
te resarcirás en la gloria futura, de los trabajos que padeciste para obtenerla.

25 LA GLORIA ACCIDENTAL

90
Tiemamada y yo continuábamos de pie frente a la ventana de la casa que habitaron las
señoritas Campos. Todo estaba inmóvil y en silencio. Solamente escuchaba yo, mejor dicho,
percibía no sé cómo, lo que me enseñaba mi amada maestra celestial.
- “Quisiera explicarte un poco -me anunció-, respecto de la posesión fruitiva del amor
humano en la gloria accidental. Si no la entiendes a pesar de mis esfuerzos, haz un acto de Fe
y no intentes escudri-ñar lo que está muy por encima de tu inteligencia actual. Para ello,
desearía que me permitieras saludar a mi mamá. Es la señora que trae una capita de estambre
gris. Ocupa la cuarta silla antes del piano, frente a nosotros ”.
Miré por la ventana. Era una señora joven. Bueno, joven para mí, porque a los viejos, las
cuarentonas nos parecen muchachas. Se veía de porte distinguido, pero no se parecía a
Tiemamada.
De pronto, aquella señora, que lucía como una figura de cera, recobró sus movimientos. Se
acomodó primero y luego se puso de pie. Se dirigió hacia la ventana, sonriéndole a mi bella
compañera. Por un momento, pensé que la señora iba a tropezarse con la pequeña mesa de
centro. Mas ni siquiera la vio.
Pasó a través de ella sin alterarla. Junto a la ventana estaban varias personas sentadas. Pero a
la señora no le importó. Se filtró entre ellas, traspasándolas como supongo que deberían de
proceder los fantasmas. Atravesó también la reja sin moverla. Tiemamada y su mamá se
saludaron de mano. Y así permanecieron, creo yo, el equivalente a un minuto de los que
conozco. Después se separaron.
La señora volvió a cruzar la reja y a las personas que, como estatuas, permanecían sentadas
dentro de la sala. Se sentó en su lugar. Se acomodó y retornó a la misma posición estatuaria
que tenía antes.
Posteriormente me explicó Tiemamada que cuando los glorificados utilizan un paratiempo,
deben volver a su posición inicial con toda exactitud para no perturbar los acontecimientos
históricos, conservados en sus respectivos espacio-tiempos de la quinta dimensión.
Añadió que ésto es muy sencillo, ya que el alma bienaventurada posee una memoria
prodigiosa. Pero que si algo olvidara, Dios supliría inmediatamente, en vista de la pequeñez
humana.
“¿Tefijaste en lo que sucedió?”, me preguntó Tiernamada, muy contenta.
-“Sí, claro. Tu mamá atravesó los obstáculos como un haz de rayos X”.
“No me refiero a eso, sino a cómo nos dimos la mano al saludarnos
-“Lo siento, no me fijé”.
“No nos saludamos de mano, igual que los peregrinos mortales. Nuestras manos se
compenetraron y se fundieron en una sola, pero sin menoscabo de su individualidad Se
unificaron íntimamente, en medio de deleites magníficos, piel con piel, sangre con sangre,
músculo con músculo... Se interpenetraron sin romperse, sin lastimarse, sin confundirse. Se
acariciaron con fruición células con células, protoplasma con protoplasma.

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Al través de nuestras manos, mi mamá y yo realizamos una compenetración de amor celestial.
Nos comunicamos gloriosamente y nos gozamos muchísimo. Para barruntar el saludo de la
gloria futura conviene que recuerdes dos cualidades del cuerpo bienaventurado: La sutilidad o
plena sumisión del cuerpo humano al espíritu, y la impasibilidad o ausencia de dolor.
Además, la materia es excesivamente porosa.
Está hecha casi de espacios vacíos. Alguien dijo que si la materia fuera compacta, todo el
género humano cabría en un dedal. Estas propiedades permiten que en el saludo celestial las
manos se interpenetren y se fundan como si se tratase de una sola mano, pero sin lastimarse ni
desordenarse. Porque todo ser, en su esencia, es independiente de los demás
¡Fascinante! Así que ésta es la compenetración celestial que mi bella muerta me había
anunciado.
Empecé a entender lo del beso compenetrativo. -“Me pareció que ustedes no se hablaron.
Aunque, ¡ya no sé lo que digo!, porque, como aseguras, en los paratiempos lentos no se
transmite la voz ni hacen falta las palabras. Basta la fruitiva intercomunicación del beso entre
dos almas”.
- “Observa que el saludo de mano en la tierra, el solo roce y apretón de los dedos, es una
manifestación terrena del instinto de la gloria futura. Porque es una añoranza del placentero
saludo celeste ”.
-“Pero si ese saludo del cielo se desconoce en el mundo”.
- “Lo ignora la conciencia, mas el alma espiritual por su arraigo en la eternidad creada y
por ser la forma substancial, unificante, de todo el ser humano, tanto en el estado de viador
como en el de comprehensor, lo columbra y lo anhela”.
-“En algunas épocas y regiones, las gentes no han acostumbrado el saludo de mano”.
- “Sin embargo, el saludo terreno siempre ha preferido un ligero tocamiento, una leve
caricia, que vale como un anticipo del maravilloso saludo del Más Allá
-“Es agradable saludar de mano. Pero al practicarlo con mis semejantes, no tengo conciencia
de la futura salutación celeste”.
“Se trata de un instinto para el cielo. Los instintos no se originan en la conciencia por la
voluntad del hombre. Nuestro Dios los puso en cada uno de nosotros para impulsarnos a
efectuar lo que El ha dispuesto de antemano, de acuerdo con el nombre nuevo y la dotación
de maná recóndito, que cada quien disfrutará en la Patria. No siempre se satisfacen los
instintos durante la vida mortal. Algunos, como éste, son inexplicables en el mundo ”.
-“¿Por qué, inexplicables?”
“Porque no son para practicarse en esta tierra, sino hasta el cielo. No hay puntos de referencia
para entenderlos ni disfrutarlos. Si efectuaras una compenetración manual, como el saludo
con mi mamá, te matarías de dolor. Tu piel no toleraría la penetración de un cuerpo extraño.
Solamente en la gloria es posible gozar de éste y otros muchos instintos, que apenas se
vislumbran en este planeta

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Otra vez me molestó mi triste situación de viador limitado e impotente, y le repliqué:
-“Algunos animales domésticos nos saludan con caricias a su modo, como el gato zalamero.
¿También poseen ellos el instinto de la gloria futura?”
“Por supuesto que sí -me respondió, con una mirada compasiva-. Solamente que ellos no
pueden aspirar a la gloria de los humanos, puesto que carecen de alma espiritual. Su gloria la
reciben de las personas bienaventuradas, como ya te expliqué. Sin embargo, su alma
inmaterial -no espiritual les permite conocer obscuramente, que las caricias superficiales son
el preludio de mejores placeres que recibirán del hombre glorificado. Y se disponen, con la
generosidad auténtica de su naturaleza inferior pero impecable, a otorgar a sus glorificadores
la participación de los dones específicos, pero, sobre todo, los regalos singulares, que
recibieron gratuitamente del Creador ”.

-“Algunos sabios modernos sostienen que no existe el alma humana espiritual, libre e
inmortal. Dicen que cuando Nuestro Señor Jesucristo menciona el alma humana, se refiere al
centro o núcleo vital del hombre, pero no a una substancia espiritual”.
- “Pues que tengan cuidado con las nociones que propagan, no sea que por sus ideas
avanzadísimas apenas logren en el cielo la felicidad propia de los animales. Yo te insisto en
que aceptes la Sagrada Escritura y la Tradición Apostólica en su sencillo lenguaje, sin
estrujamientos ni rebuscamientos, de acuerdo con el Magisterio Oficial de la Iglesia. La
Palabra Divina no ha sido dictada para los sabios orgullosos, sino para los humildes de
corazón.
No te preocupes -concluyó- por las aparentes diferencias entre la Revelación y la ciencia
terrena. ¿Acaso el Creador es esclavo de las ciencias que El mismo ha creado? Su Palabra
pide Fe, y no tanto demostración objetiva y evidente; ni siquiera correspondencia exacta con
los "maravillosos" descubrimientos modernos. Nuestro Dios prevalece. La ciencia humana se
equivoca, cambia y declina. Ya comprobarás qué distintas se ven las cosas terrenales desde el
cielo, de arriba hacia abajo, y no de abajo para arriba, como sucede aquí”.
-“No entiendo por qué es tan placentero el saludo de mano celestial”.
- “El inmenso deleite de la menor compenetración amorosa en la Bienaventuranza, se
debe a la participación recíproca, entre los glorificados, de los regalos divinos, individuales e
irrepetibles, que el Señor ha concedido a cada bienafortunado, de acuerdo con su nombre
nuevo y su dotación de maná recóndito, esto es, con el matiz singular de felicidad que disfruta
cada quien en la Patria. Equivale a una transfusión mutua de gloria y regocijo. Permite una
indecible intercomunicación de dicha, muy superior a las breves, limitadas y superficiales
caricias de los que se aman en esta vida ”.
-“Ya vislumbro el placentero abrazo de las parejas en los bailes del cielo”.
“Los sentidos corporales, una vez glorificados, funcionan intensamente, sin deficiencias ni
debilidades. El tacto se ejerce, además de la piel, en todas las células del organismo integral,
las cuales gozan y comunican sus deleites al alma que las gobierna. La agudeza táctil no se
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limita a sentir el calorcito o el friyecito, ni la forma y consistencia de los cuerpos. Se vuelve
variadísima, hasta percibir diferencialmente una molécula de otra, y, si obtienes un alto grado
de gloria, un átomo, de un electrón o de un quantum de infraenergía. Y como cada elemento
individual es capaz de comunicar, por amor universal, el don peculiar que le concedió el
Altísimo, ya podrás entrever la inmensa felicidad táctil en la Patria. Lo mismo podría decir de
los demás sentidos corporales ”.
-“Da vértigo pensar en tantos placeres...”
“Claro que sí. Nuestro Dios es generosísimo. Recuerda que no existen dos personas
exactamente iguales. Jamás el Creador Se repite en Sus obras. Tampoco se encuentran dos
glorificaciones idénticas. Pues bien, esas diferencias de bienaventuranza se transmiten, se
intercomunican entre los que se saludan al modo celestial. Y lo más asombroso es que cada
vez que se saluda a la misma persona, se reciben nuevos matices de felicidad, ya que la
Bienaventuranza no es estacionaria sino perfectible, dentro del grado de gloria alcanzado, en
proporción geométrica hasta el infinito matemático. Pero, claro está, sin llegar nunca al
panteísmo. Nada ni nadie puede igualar la Excelsitud de nuestro Dios ”.

-“¿Por qué se siente agrado al saludar de mano, aquí en la tierra, a una persona estimada?”
- “Ese pequeño gusto es como el gozo incipiente, anticipado por el instinto de la gloria
venidera, del saludo de mano que se acostumbra en la Patria. Aquí, se comparte la alegría por
medio del lenguaje, atenciones y regalos. En la gloria, por la compenetración amorosa del
saludo de mano celestial. Como ves, el cielo no consiste en una confusión diluyente de
bienaventurados, sino en deleitables interrelaciones personales
-“Si es fascinante el saludo de mano entre los bienafortunados, ¡cuánto más no significará ese
saludo con Nuestro Señor Jesucristo o con la Santísima Virgen María! ¿No querrías decirme
algo más a este respecto?”
- “Sí. Hay un gozo muchísimo mejor que el simple saludo compenetrativo: ¡La
interpenetración inefable con Ellos, amorosísima y absolutamente total...! Sin embargo, la
intensidad de estos deleites depende del grado de gloria alcanzado en esta vida. Y no te
extrañes. La Sagrada Comunión de esta tierra es un anuncio de la del Cielo. El ser humano ha
sido creado para recibir la Infinita Ternura Divina. Sin nada de panteísmos, nirvanas ni cielos
mahometanos, por supuesto. Por ello, el amor universal se realiza siempre en indecible
cariño. Sólo el hombre egoísta, enconchado en su costra de soberbia, se vuelve incapaz de
columbrar la ternura universal y se conforma con el "muy machismo", que supera en
estulticia al instinto de las bestias ”.
-“Tu mamá no me vio, ya que al atravesar la reja por poco me atropella”.
“No se fijó en ti por el gusto de verme y por lo insólito de tu presencia, como viador, en este
paratiempo. Pero no te habría lastimado. Simplemente te hubiera atravesado sin causarte
ningún daño. Así verás que en el cielo, no hace falta un reglamento de tránsito, a pesar de que

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se trata de un movimiento universal complicadísimo, a velocidades inmensurables y en todas
las dimensiones del Cosmos”.
-“Buena falta les harían semáforos y policías”.
“No. En vez de ellos, contamos con la Omnipotencia Divina. Confiamos absolutamente en
nuestro Dios ”.
-“¿Por qué los mortales no alcanzamos lo mismo, sino que topamos contra los obstáculos?”
“Por ser aún viadores. Porque viven bajo el régimen de la Fe y no participan gloriosamente
del Poder Divino. Existe otra causa: la gran malicia mundana. Algunos peregrinos cometerían
atrocidades si poseyeran tan grandes dotes.
-“Tienes razón. "Dios no les da alas a los alacranes". Tiernamada, si el solo roce de tus dedos
sobre mis manos me causa mucho bienestar, ¿qué habría sentido si tu mamá me hubiera
atravesado?”
- “El bienaventurado puede efectuar la interpenetración gloriosa con amor o sin él. Si la
realiza sin amor, como cuando mi mamá traspasó la reja y los cuerpos de las personas
sentadas, no se origina el menor placer. Pero si la ejecuta con amor de Caridad, experimenta
deleites magníficos ”.
-“¡Qué importante es el amor en la gloria!”
- “Es decisivo. Pero no solamente en el cielo, sino desde la vida terrena. Desde aquí se
empieza a notar su valiosa influencia. Donde hay verdadero amor, amor de Caridad, siempre
abunda el gozo, aunque en los viadores se mezcle, a las veces, con las penalidades propias del
estado de prueba que es la vida mortal. Te explicaré un poco más -agregó-. Mi mamá y yo
disfrutamos muchísimo en esa compenetración. Sin embargo, aquí hay gran variedad de
formas y matices. Por ejemplo, cuando tú y yo nos compenetramos gloriosamente, nuestro
gozo mutuo será inmensamente mayor, ya que fuimos designados por nuestro Dios para
consumar plenas interpenetraciones celestiales. No se trata de matrimonio al estilo terrenal.
Es algo mucho más elevado. Es la sublime realización del amor de Caridad, al jubilante modo
del Más Allá ”.
Parece que se encendió otra vez la luz en mi mente. Empecé a sentir, no a entender, la
delicada pero fuerte Providencia de Dios sobre cada uno de nosotros. Sentí que sin ella, el
pobre mortal se iría al garete. Columbré que mi resistencia a creer en la suave y vigorosa
influencia de Dios sobre todo mortal, se debía a un sentimiento de autosuficiencia infundada,
a una soberbia sutilmente escondida, a ese “muymachismo”, reprobado por mi bella maestra.

26 26 los cinco grandes valores


- “Por último -me dijo Tiernamada-, si te parece bien, visitaremos a Blanca, tu amor
número dos. Vive cerca de aquí, en la calle de Galeana. ¿Recuerdas? Nos trasladaremos
rápidamente al año de 1927 y nos ubicaremos en un espacio-tiempo oportuno. Quiero que
observes el poder de los bienaventurados sobre los espacio-tiempos de su organismo integral,
guardados fielmente en la quinta dimensión ”.
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Era fabuloso viajar al través de la eternidad creada. ¡Cuánto me hubiera gustado sentir las
tremendas aceleraciones o desaceleraciones!
Mi encantadora amiga volvió a rozar con las yemas de sus dedos, el dorso de mi mano.
Tampoco supe cómo sucedió. Cuando me di cuenta, estaba junto a ella frente a la casa de
Blanca.
En ese instante del nuevo paratiempo, Blanca salía y no acababa de cerrar la puerta. Se veía
inmóvil, como una delicada estatua infantil. Blanca era, en 1927, una encantadora chiquilla
rubia, de grandes ojos, café muy obscuro. Se veía agraciada, pero no tanto como mi bella
muerta. Me había entusiasmado mucho en aquel tiempo, sólo que al presente me resultaba
demasiado niña.
“Recuerda -advirtió Tiemamada- que la trataste cuando apenas contaba doce años, tu misma
edad. Obsérvala con calma. Ya sabemos que no puede verte ”.
Blanca había sido mi segundo amor. ¿O el tercero...? En mis recuerdos, surgía bellísima y
atractiva. Pero actualmente la miraba como a una graciosa niña que bien podía ser mi nieta.
¡Cuánto cambia el ser humano por dentro y por fuera! Mi apasionado amor infantil se había
transformado en una plácida ternura de abuelo. Claro es que la presencia física de esa
chiquilla, evocaba fuertemente mis ingenuos recuerdos infantiles de ella. Pero ya no podía
amarla como en mi infancia.
“¡Qué, ya no te gusta? ”, expresó Tiemamada, con un matiz de travesura en su sonrisa.
-“Estando contigo, no alcanza a atraerme ninguna otra mujer. No me queda capacidad para
amar”.
“No exageres. Si en algo eres muy rico, es en tu potencialidad de amar. Es infinita. Lo que
pasa es que el amor entre los viadores, con todo y ser muy amplio y poderoso, es sumamente
débil en su ejercicio. No alcanza a suscitar todo el vigor que contiene, por más que el mortal
se sugestione de lo contrario. Es que el amor terreno se ejerce únicamente en el fugaz
espacio-tiempo del instante actual. Cuando vislumbres la sexta dimensión, te anonadarás ante
la vigorosa intensidad de los placeres celestes. Ningún objetivo de aquí -agregó- es capaz de
satisfacer la infinita sed de amor y felicidad que encierra el corazón humano. Lo mismo pasa
en la Patria con el amor creado, no con la Visión Beatífica que es plenamente colmativa. Por
ello, es muy múltiple el amor de los bienaventurados en su gloria accidental. Claro que esa
multiplicidad no rige en el matrimonio cristiano, que, por Mandato Divino, debe ser
exclusivamente monogámico. Pero en la gloria eterna cada uno se satisface en el amor de
Caridad de todos los demás. No cabe duda de que el hombre fue creado, sobre todo, para la
admirable sociedad celeste. Y en vano busca en la tierra lo que sólo se encuentra en el Más
Allá ”.
-“Me siento muy seguro de que te estoy amando con todas mis fuerzas”.
- “Te equivocas. Por insuficiencia de los sentidos, ligados con el momento presente, la
conciencia del viador no alcanza a percibir la belleza de las personas y de las cosas en toda la
plenitud. El conocimiento de la hermosura depende, además de la naturaleza del conocedor,
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de su estado sobrenatural. El hombre en gracia de nuestro Dios columbra mejor la belleza,
que el pecador. Y la hermosura física y moral, unificada con la bondad y con el valor
eternidad, es lo que más excita al amor entre los humanos, viadores y comprehensores”.
-“Pues eso poco, me parece mucho. Mis ojos nunca habían contemplado una belleza como la
tuya”.
“Entonces, empieza a considerar cuánto gozarás en el cielo, al percibir con toda claridad los
cinco grandes valores: Verdad, Bondad, Belleza, Unidad y Eternidad, en la más pequeña
bienaventurada. Tampoco alcanza el viador a comprender esos cinco valores, escondidos en
el objeto más inferior ”.
-“¿Por qué?”
“Porque el desprecio y la indiferencia a nuestro Dios ha reducido la vida mortal a un breve
lapso de prueba para merecer el cielo. Es en la Patria donde se realiza de veras el amor de
Caridad, más o menos frustrado en esta tierra pecadora. Por eso, en tu calidad de peregrino,
no soportarías el inmenso deleite de comprender a fondo la verdad, amar la bondad, gozar la
belleza y disfrutar todo esto en la unidad y en la eternidad del objeto más insignificante. Por
ahora, la plenitud del ser permanece oculta para ti, en lo más íntimo de sus entrañas ”.
-“¿De manera que conozco a las personas y cosas, apenas a profundidad de periscopio?”
“Para llegar hasta la esencia íntima, necesitarás forzosamente de la escafandra de la
glorificación. Ahora dime -me preguntó, con una sonrisa más traviesa-, ¿Qué le falta a Blanca
para que te atraiga actualmente tanto como en tu infancia? ”
-“La quise mucho en aquel entonces. Recuerdo mis sentimientos hacia ella. Pero hoy la
observo demasiado niña...”
“¿Te agradaría contemplarla a sus veintitrés años? ”
Tiemamada no esperó mi respuesta. Volvió a vivificarme y, otra vez sin saber cómo, me
encontré junto a ella en el patio de la Universidad de San Luis Potosí.
Era muy de mañana. Había llovido y soplaba un viento helado que calaba los huesos. Pero era
el frío conocido, diferente del otro frío extraño que me había molestado en los paratiempos.
“Nos ubicamos en el transcurso del tiempo normal terrestre del pasado -me dijo
tranquilamente, sin importarle el fuerte invierno potosino- Estamos en diciembre de 1938.
Quítate del charco en que estás parado y consulta tu reloj”.
En efecto, mi reloj marcaba el tiempo y oía su tictac.
-“¿No sientes frío?”, le pregunté, viendo su delgado vestido de verano.
“Sí, pero no me molesta. Al contrario, me acaricia. Ya te advertí que el cuerpo de los
bienaventurados es invulnerable ”.
Se percibía el murmullo de la ciudad que comenzaba a trabajar; el ruido de la escoba, cuando
el anciano aseador pasaba el agua de los charcos a las losas menos mojadas del patio.
No me fue difícil reconocer a Blanca que se acercaba a nosotros. Lucía bellísima. ¡Con razón
me entusiasmaba cuando la traté de niña! Después no la volví a ver.

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Por la bilocación que acababa de efectuar en mi cuerpo infantil, tenía presentes, redivivos,
mis sentimientos niños: el incipiente sentido del amor, su vehemencia, su delicadeza; mi afán
de ternura y las ansias de proteger y defender a mi amada; mis deseos de comprensión y de
amistad...
Blanca se acercaba a nosotros como toda una real hembra. ¡Un perfecto monumento a la salud
juvenil! Exactamente proporcionada en sus redondeces y bien segura de sí misma. Su garbo
evidenciaba incapacidad para cualquier terneza. Su porte altivo, de andar gracioso pero
altanero, manifestaba carencia de dulzura. La ingenua y tierna Blanca se había transformado
en una atractiva y exuberante mujer fogosa, pasional, imperativa, radiante y muy segura del
poder de su belleza.
Me llamó la atención que yo lograra captar todo ello en una simple mirada. Nunca tuve éxito
con la psicología. ¿Acaso estaba abultando mi apreciación?
“No exageras -me aseguró Tiernamada- Lo que sucede es que te estoy transfiriendo la imagen
de la verdadera personalidad de Blanca en esta fecha del pasado. A esa edad, era una
muchacha bastante experimentada. ¿Te gusta a sus veintitrés años?”, añadió, con su sonrisa
celestialmente irónica.
-“Claro que sí. Pero de un modo diferente al que me colmaba en su niñez”.
Pensé que la anatomía y fisiología humanas nos hacen muchas jugarretas con la ayuda de sus
inseparables compañeros de juego: el tiempo y el espacio.
“Si fueses capaz de quitar y poner, ¿cómo arreglarías a Blanca, para que la amaras con un
grande y apasionado amor? ”
-“¿Para qué forjarme ilusiones? Yo sé que el amor obtiene el cambio de conducta de los
amantes. Pero no modifica la constitución física ni el temperamento de la amada."Genio y
figura, hasta la sepultura".”
“No seas pesimista y contéstame ”.
-“No necesito pensar mucho. Me agradaría que conservara su ingenuidad de niña y la
unificara con su experiencia de mujer y con su ciencia de pasante universitaria. Sí, desearía
que en ella se armoni-zaran, no sé cómo, su candor infantil con su experiencia femenina. Pero
sin fingimiento. Preferiría que sus piernas estuviesen mejor torneadas y que sus ojos fuesen
como los tuyos. Sin embargo, no me hagas caso, porque estoy pidiendo un coctel imposible”.
- “Ya verás que no. Para eso sirve la eternidad creada. Basta con recurrir a los espacio-
tiempos que guardan al ser humano integral en la pervivencia de la quinta dimensión. Esto es
de lo más natural y común en el cielo. Para lograr cambios en la personalidad, basta con situar
algunos centros nerviosos del organismo total, en determinado ritmo del tiempo. Mientras
tanto, otros núcleos de neuronas funcionan en diferentes frecuencias de la cuarta dimensión.
Es decir, servirnos de los espacio-tiempos y de las ondas temporales como si fuesen nuestras
herramientas, en vez de que ellos nos dominan, como sucede en los mortales.
De esta manera -aclaró- el alma glorificada arregla al gusto el temperamento y el carácter, los
que dependen, en gran parte, de las sinergias hormonales. Las glándulas secretan sus
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hormonas de acuerdo con el nuevo acondicionamiento de los centros nerviosos. Algo así,
como si el organismo integral fuese de plástico y lo modelaras a tu antojo”.
-“¿Pero cómo investigar esa complicada fisiología?”
“Se la preguntamos a nuestro Dios. El está ansioso de explicárnosla, toda vez que anhela
nuestra felicidad accidental. Además, el alma glorificada conoce muy bien la técnica. Este
dominio del alma sobre los espacio-tiempos del organismo total, permite a los
bienaventurados modificar diversos segmentos de sus cuerpos, cambiar las facciones, adquirir
nuevos y muy reales matices de belleza, rejuvenecernos como lo hacen aquí los parameños ,
aumentar o disminuir la estatura, peso y complexión, etc. Sin necesidad de suplicios en
institutos de belleza, maquillaje, dietas ni gimnasias. El complejo materia-energía-espacio-
tiempo-eternidad creada nos obedece ciegamente sin posibilidad de error. Recuerda que
participamos, analógicamente, de la Omnipotencia Divina”.
-“En esta tierra, tú lo sabes, nos aferramos a la imagen de las personas que amamos.
Quisiéramos eternizarla. Nos admiramos cuando embellece, pero nos causa tristeza cuando va
perdiendo su lozanía. ¡Qué bueno que en el cielo no existe la fealdad y que el cambio de
aspecto es solamente en la línea de perfección progresiva y sin límite! Debe ser fantástico
cambiar de fisonomía a voluntad, así como Nuestro Señor Jesucristo, que no fue reconocido
por los discípulos de Emaús.* 45 Quizás el instinto de la gloria futura sea lo que mueve a las
señoras a pintarse las canas y a maquillarse”.
“¡Ya empiezas a balbucir el lenguaje celestial! En efecto, el afán de perfeccionarse
físicamente y de buscar nuevas formas de belleza, es un impulso del instinto de la felicidad
venidera, el cual suspira por realizar en el mundo las costumbres de la Patria. Ya comprobarás
en el cielo lo fácil que te será modificar la fisonomía y hasta cambiarla completamente. Claro
es que todo ésto depende del grado de gloria alcanzado en la tierra. Los grandes
bienaventurados, que fueron grandes cristianos en esta vida, logran cambios asombrosos en
sus cuerpos”.
-“¿Y para qué efectuar en el cielo esas modificaciones corporales y fisonómicas?”
- “Sirven para conseguir muchísimos idilios, al maravilloso modo celestial, en la Patria.
Los amantes se ajustan con exactitud a su correspondiente prototipo ideal, a su nombre nuevo
y a su dotación de maná recóndito. Se complementan con toda minuciosidad, sin concesiones
ante lo irremediable ni tolerancias disimuladas. Cumplen exactamente los Designios Divinos
”.
-“¡Estupendo! Los glorificados no necesitan asomarse al alma de la amada, mediante hábiles
preguntas ni sutiles observaciones, para investigar sus gustos. Como su amor ya está
programado, Dios le dice en qué forma conviene que transformen físicamente su aspecto
personal, para deslumbrar a la amada.
“No la encandilan engañosamente -protestó-, ya que ese poder de modificarse a sí mismos, lo
merecieron por sus buenas obras terrenales de amor de Caridad. Ese poder es un atractivo
45
- Lc 24,16.
99
personal que el hombre no recibió gratuitamente, como sucede con las cualidades heredadas.
Lo obtuvo por el cúmulo de mortificaciones, padecidas en esta vida por contrariar la
concupiscencia y cumplir los Mandamientos y Consejos de nuestro Dios ”.
-“Entonces, los bienaventurados preeminentes disfrutan de mejores y más numerosos amores
celestiales”, sugirió mi envidia.
- “Sí, porque lo alcanzaron mediante sus obras de amor de Caridad, mientras fueron
viadores. Con ésto, espero que te esfuerces por conseguir una gran gloria futura. ¡Nos harás
gozar más a todos los habitantes del cielo! Pues bien, nuestro Dios te permite, aunque sea en
mínima parte, que 44-Le 24,16.
veas logrado tu deseo. Observa otra vez a Blanca, pero no te le acerques. Su etapa de la
infancia se ha coordinado con la de su esplendor juvenil”.
Blanca, que había pasado de largo, se volvió hacia nosotros. La vi caminar segura de sí
misma, pero sin altanería. Alcancé a ver su mirada dulce, prometedora de un tierno amor.
Tenía yo razón. Ella lucía más fascinante, de acuerdo con mi prototipo de mujer. Era toda una
bella muchacha esplendente y, sin embargo, ¡ingenua, candorosa...! ¡Extraordinaria
maravilla! Blanca correspondía al ideal de mi mujer amada, apenas superado por mi hermosa
visitante. Sus piernas, exactamente torneadas. ¡Qué fantástico! ¡Sus ojos de capulín habían
virado al café claro! ¡Igualitos a los de Tiernamada!

- “No creas que le presté mis ojos a Blanca -me dijo, riéndose de buena gana al ver mi
asombro-. El cambio de color de la piel, ojos, pestañas, etc., es de lo más fácil. Hasta los
mortales podrían practicarlo si supieran un poco más de bioquímica
¡Magníficos, los espacio-tiempos de la quinta dimensión! Gracias a ellos, es posible realizar
en el cielo la vivencia del honesto capricho amoroso que se frustró en el mundo. En esta vida,
fueron antojos que por muchas causas, casi todas relacionadas con el pecado, no pudieron
efectuarse. Pero se desearon lícitamente..., son seres de razón. ¡Qué bueno que en el cielo
adquieran la existencia real!
- “Habrás observado -agregó- que cada cristiano se forja, más o menos idealizada, la
imagen física de Nuestro Señor Jesucristo, su Cristo. Hay tantas imágenes de El como la
fantasía del hombre. El cine y las revistas intentan poner Su físico y Su indumentaria al día.
Esto no es frivolidad ni falta de respeto. Es una moción del instinto de la gloria futura, que
añora lo que se usa en la Bienaventuranza. El Señor manifiesta infinidad de rostros dentro de
Su Naturaleza Humana.
A cada glorificado Se le muestra de un modo distinto, siempre Amable, de acuerdo con el
grado de felicidad alcanzado por el viador y con el nombre nuevo que disfruta en el cielo. El
nombre nuevo indica la sutil manera en que nuestro Dios Ama y quiere ser amado, muy en lo
singular, por ese bienafortunado. El maná recóndito expresa la capacidad, otorgada por el
Altísimo, para que el hombre glorificado resista y disfrute ese preciso matiz del Amor Divino,
y Le responda de esa misma manera, única e irrepetible.
100
El maná recóndito señala también el exquisito deleite principal, que cada bienaventurado
aprovechará de todo el Universo. Sin embargo, observa que nuestro Dios impone una
condición. Porque dice: "Al que venciere, le daré Yo un maná recóndito, y le daré una
piedrecita blanca; en la piedrecita, esculpido un nombre nuevo, que nadie sabe, sino aquél que
lo recibe.* 46El Creador habla desde Su Eternidad Absoluta, no desde el tiempo y espacio
terrenales. Por tanto, en el lenguaje de la quinta dimensión, "Al que venciere", significa estar
venciendo.
De consiguiente, cuando avances en la perfección cristiana y te encuentres triunfando sobre
los enemigos de tu salvación eterna, desde la tierra columbrarás tu nombre nuevo y ese divino
matiz amoroso al que has sido llamado por el Señor, singularmente, desde Su Eternidad
Absoluta. Entonces, te sorprenderás al contemplar que ese sutil aspecto amoroso de tu
personalidad, corresponde al anhelo del Señor sobre ti y a tus más caros deseos: conscientes o
subconscientes, actuales y futuros, en esta vida y en el cielo.
Muy esperanzado quedarás -concluyó- cuando vislumbres tu nombre nuevo y su misteriosa
relación con tus cualidades negativas, que a los demás causan pena, y risa, y aversión.
Dejarán de preocuparte tus limitaciones y defectos, que no sean pecaminosos, porque los
mirarás con las luces del Más Allá. Los aceptarás como parte del dolor que te corresponde en
la Redención, como estímulos para acrecentar la Fe y el amor de Caridad, y como valiosas
prendas y agradables pregustos de la futura Bienaventuranza. ”

-“Siento que Blanca haya dejado su gloria, para venir al patio de la Universidad” -le dije a
Tiernamada, cuando Blanca se alejó.
- “No abandonó el cielo. Ningún bienaventurado puede dejar la Felicidad de la vida eterna.
Para este experimento, bastó con que ella se multilocara. Su alma gloriosa animó
conscientemente y perfeccionó algunos espacio-tiempos de su organismo íntegro. Corrigió su
personalidad tal como tú
lo deseabas, como un anticipo de lo mucho que se arreglará para cautivarte. Ella es uno de los
incontables amores que el Señor ha programado, para dártelos en tu gloria accidental. Sin
embargo, Blanca no le comunicó a su cuerpo la espléndida hermosura entera, que le
corresponde según su grado de gloria ”.
-“¿Por qué no mostró su belleza total?”
“Porque te hubieras muerto de admiración y de amor por ella ”.
¡Qué caray! -pensé-, Tiernamada y Blanca son las mujeres más hermosas que he visto en mi
vida y resulta que apenas las contemplo superficialmente. ¿Cómo será su espléndida belleza
celestial? ¡Qué deleite cuando las bese al modo compenetrativo...! ¡Ya quiero salir de este
mundo! ¡No soporto la ligadura de mi conciencia con el momento actual! ¡Ya no me hallo en
esta tierra!

46
- Apocalipsis 1, 17.
101
“No pienses así -me regañó-. Esta vida es muy valiosa para el futuro celeste. No obstante, es
muy pobre en verdad. Pero no quiero deprimirte. Es mejor que hablemos de lo que acabas de
observar en Blanca. El cambio operado en ella fue real y verdadero. Nada resultó fingido. En
esta ocasión duró breves minutos, pero podría persistir el equivalente a miles de años, a
voluntad tuya y de ella. Ustedes conseguirán alterar su personalidad, su aspecto y su cuerpo
físico, de muy diversos modos. Así se gozarán mutuamente, a la inefable manera celestial, en
variadísimas formas y circunstancias ”.

-“Pero será un amor muy distinto del que conozco”.


“Será un amor muchísimo mejor. En esta pobre vida terrenal, el amor se repite casi del mismo
modo. Los cuerpos mortales, como cercas electrizadas, impiden el éxtasis recíproco,
compenetrativo, del amor celeste, y no permiten a los enamorados gozarse en el íntimo
conocimiento espiritual La fruición de los labios no alcanza al beso entre dos almas. En las
confidencias de amor terreno, queda siempre un rescoldo de duda, ante la imposibilidad de
una comunicación espiritual absoluta, sin equívocos, sin temores, sin disfraces, sin palabras.
Además -prosiguió-, el amor terrenal fácilmente se vuelve rutina y acaba por cansar. Como no
es factible perfeccionar realmente el aspecto físico de los amantes, ni retroceder a los espacio-
tiempos felices del pasado, los esposos terminan con frecuencia por sobrellevarse, tolerarse y,
a veces, por hastiarse.
Por otra parte, el tiempo sopla en su contra y poco a poco se desvanecen la belleza primitiva y
los atractivos iniciales. Menos mal que también se van agotando los sentidos. Los viejos no
advierten claramente sus defectos físicos”.
-“Tú no querías deprimirme, pero ya me deprimiste”.
- “No es mi intención. Lo que deseo, es colocarte muy cerca de la verdad. Convencerte
de que el amor terreno es, si acaso, un pálido retrato del gran amor definitivo celestial.
Persuadirte de que pongas las miras de tus amores en el Cielo 47. *
Prevenirte del canto de sirenas de algunos mortales, que de tanto amar al amor perverso se
polarizan en pasiones absorbentes que cierran las puertas de la Patria. ¡Es tan breve la
estancia del viador sobre la tierra! Ojalá aceptaras humildemente tu condición de peregrino y
te comportaras como tal”.
Entendí. Mi afán de ser feliz me orilla a pedirle peras al olmo en esta vida. Ahora ya sé que
solamente en el cielo el olmo da peras.
- “En donde esté tu tesoro, ahí estará tu corazón* 48 -sentenció-. Si meditaras con
frecuencia en tu próxima vida futura vislumbrarías tu verdadero tesoro, y en el pondrías toda
la fuerza de tu espíritu ”.
-“¿Para qué sirve, pues, el amor terrenal?”

47
- “Cuanto más de tierra se deja, más de Cielo se toma”.
48
- Mt. 5, 3.
102
- “El casto amor humano en esta vida es como una "probadita" del delicioso ágape de
Amor en la Patria. El Amor terreno sirve para que, unificado con el amor al Altísimo, es
decir, convertido en amor de Caridad y asociado a la Promesa Divina de la Bienaventuranza,
empuje al peregrino a acelerar el paso en la senda de la perfección cristiana. El buen amor es
necesario para que el viador progrese y haga progresar cristianamente a los demás. Porque el
amor de Caridad, lejos de alienar al hombre, lo impulsa a perfeccionarse y a cooperar en el
cristiano desarrollo del género humano.
El amor de Caridad -prosiguió- vale de frugal refrigerio en el duro camino de este mundo.
Sirve también para que los novios se casen y engendren más ciudadanos del cielo, esto es,
mayor cantidad de matices de felicidad celestial, de los que todos disfrutaremos en nuestra
gloria accidental.
A mayor cantidad de bienafortunados, habrá más nombres nuevos y manás recónditos, mayor
número de interrelaciones personales de amor en el cielo, más alabanzas de gloria a nuestro
Dios y, por tanto, mejor dicha para todos los ciudadanos de la Patria. Es mejor resolver el
problema demográfico mediante la Caridad fraterna, que por el aborto criminal y el control de
la natalidad por medios ilícitos.
Si no fuera por la pasión vehemente del amor -añadió-, algunas parejas no se casarían, al
considerar fríamente las responsabilidades del matrimonio cristiano. Sirve, por último, pero es
lo principal, para que el viador conozca, siquiera por remota analogía, el infinito Amor con
que lo Ama el Señor”.
-“Tiene muchas importantes finalidades, para ser sólo un pálido retrato del amor celestial”.
“Y ha de tener otras, que se me escapan en este paratiempo o que ignoro a causa de mi pobre
grado de gloria. Llamo pequeño al amor terrenal porque lo comparo con el del cielo, pero no
creas que lo minimizo.
Al contrario, le recomiendo que lo fomentes con prudencia cristiana. Tus amores lícitos de
este mundo, a pesar de ser pequeños y efímeros con relación al momento actual, no de
acuerdo con la quinta dimensión constituyen el único motor automático que posees para salir
espiritualmente de la tierra y orbitar, si bien desde muy lejos, el regio Cielo que te espera.

El amor fundamental -puntualizó-, el que hacer verdaderos, bellos, buenos, unificantes y


eternos a los demás amores, es el amor de Caridad a nuestro Dios. Jamás excluyas al Amor
Divino, de tus amores terrenos. Si éstos no concuerdan con el Primero, recházalos. Recuerda
siempre el oráculo del Profeta Isaías: «Ay de vosotros, hijos! -dice el Señor-, que formáis
designios, sin contar conmigo; y urdís una tela, y no según mi deseo, para añadir pecados a
pecados». *49

49
Isaías, 30,1.
103
«Hijos que no quieren escuchar la voz del Señor; que dicen a los que profetizan: No
profeticéis; y a los videntes: No estéis mirando para nosotros cosas rectas. Habladnos de
cosas placenteras y profetizadnos cosas falsas. Quitad de nuestra vista al Santo de Israel».* 50
Que necesitas algo -concluyó-, pídeselo al Altísimo.
Si te lo da, agradéceselo. Y si no, dale las gracias también, toda vez que te lo negó en
beneficio de tu futuro celestial. No mires la muerte con los gemelos al revés. Que la alegría te
sirva para columbrar el cielo. Y la tristeza, para anhelar mejor tu próxima Dicha. No te dejes
llevar por las apariencias. La vida mortal se desenvuelve como si no existiera el Creador. Pero
ese cariz es falso. Nuestro Dios está muy pendiente de cada uno de Sus Amados hijos
mortales ”.

28 LOS CAMBIOS DE VICIOS HUMANOS A VIRTUDES CELESTES


“Para que adquieras una remota idea del imperio que los bienaventurados ejercemos sobre la
materia-energía-biología del Universo -propuso Tiernamada-, voy a referirte una experiencia
de mi gloria accidental, consistente en la compenetración amorosa que realicé con una flor.
Sí, no te rías, me interpenetré con una bella rosa guinda.
El amor universal -prosiguió-, incompleto y esquivo en la tierra, es perfectísimo y
resplandeciente en la Bienaventuranza. Los seres nos amamos según la naturaleza y matices
singulares de amor que nos concedió el Creador. Todas las creaturas nos deseamos y nos
gozamos, entre nosotros, en El y con El.
Es fascinante ir descubriendo en la gloria eterna, la magistral correspondencia de amor entre
unos y otros. Para que entrevieras ese maravilloso amor múltiple, tendrías que interrelacionar
cada ser individual, en cada espacio-tiempo de su existencia, con el resto del Cosmos.
No sigas sonriéndote -observó-, porque se trata de amores ciertamente grandiosos. Lo que
sucede es que con tu pequeñísimo amor superficial, egoísta y breve, amas la belleza de una
flor o de jardín sin entenderla, sin disfrutarla... Miras en las flores y en los frutos, en las
semillas y en los bosques, sólo el signo de pesos.
Y si, de paso, amas una flor por sus colores y perfume, calificas ese amor como
exclusivamente de parte tuya. No obstante, el buen amor nunca es unilateral: por fuerza es
recíproco, ya que se trata de un Designio Divino ”.
-“¿Por qué no observo las cosas, tal como tú las ves?”
“Porque el egoísmo, la soberbia y la ambición vendan los ojos de tu espíritu. Además, en la
actualidad vives bajo el régimen de la Fe, muy a la carrera por el veloz transcurso de los
espacio- tiempos terrestres, y con tu conciencia ligada fuertemente con el momento actual”.

-“Es terrible esta situación de peregrinaje”.


- “Sí, es una muy breve pero doloroso prueba para merecer la Bienaventuranza. Mas en
el cielo, todos buscamos y nos buscan, amamos y nos aman, gozamos y hacemos gozar. Te
50
- Isaías, 30,9-11.
104
decía que los grandes valores: Verdad, Belleza, Bondad, Unidad y Eternidad son como los
anzuelos del amor fruitivo.
Y todo ser los posee en mayor o menor grado, proporción y singular matiz. ¿No es cierto que
en la unidad de una flor verdadera, existe la belleza de sus pétalos y perfume, y que atrae,
porque todo ello es bueno y no se acaba, sino que dura eternamente? ”
-“Sí, pero insisto en que el amor a una flor, no puede ser correspondido”.
- “Así parece en la tierra. En el cielo es diferente. Verás. Un ángel, amigo mío, me llevó
a un planeta de Andrómeda muy semejante a nuestra tierra. Ahí realizamos experiencias
sublimes que te contaré en la Patria, porque aquí casi no hay tiempo.
Entre ellas, mi deleitable compenetración por amor con una bella rosa de tono muy obscuro,
semejante, si bien un poco más ancha, a las que se dan en los invernaderos terrestres. "¿Te
gustaría compenetrarte físicamente con esa rosa? -Me preguntó el ángel-. Ella tiene, a su
manera, deseo de ti".
Como se trataba de la primera interpenetración de amor que practicaba con vegetales -aclaró
Tiemamada-, consulté con nuestro Dios, unido siempre a mí por gloria esencial. Y El me
animó. Entonces, el ángel me tomó con su inmensa energía, me acarició a su modo espiritual,
llenándome de gozo; redujo mi estatura a unas cuantas mieras y, junto con él, me compenetré
con la rosa.
No fue obstáculo mi tamaño ni mi pesantez normales. Y no te sorprendas. Ya te advertí que la
materia es sumamente porosa y comprensible. Está hecha casi de poros. Además, los
glorificados, pequeños dioses por participación analógica del Altísimo, ya no estamos sujetos
a las leyes naturales de la tierra; dominamos el complejo materia-energía-espacio-tiempo-
eternidad creada-sexta dimensión.
No entendí cómo sucedió -dijo- Ya sabes que el pensamiento no es mi fuerte. Pero sí aprecié
la alegría de la rosa, manifestada a su modo natural y de acuerdo con la biología de ese
planeta, al ser compenetrada por nosotros. Sobre todo por el Altísimo, unido gloriosamente al
ángel y a mí. No tienes idea de los placeres que causarás en el cielo, cuando te compenetres
amorosamente con los organismos biológicos que el Señor te ha asignado ”.
-“¡Inaudito!”
- “Ya lo practicarás -sentenció-. Entendí el porqué de su corola, de su aroma y de su
bello color. Era una alcoba nupcial donde se esperaba con ansia la fecundación, que para
aquella rosa significaba la máxima felicidad natural. Con gran júbilo, a su manera, ella
conoció nuestra presencia en su interior. Y correspondió al amor que recibía, desplegando
toda la fuerza de su amor natural”.
-“¿Pero qué sintieron tú y la rosa?”
- “Todos disfrutamos de placeres desconocidos para ti. No podría esclarecértelos, como
nadie le explicaría lo que es el color blanco a un ciego de nacimiento. Ni siquiera por
analogía. Porque si le dijera: El color blanco es como la nieve de los volcanes, el invidente
deduciría: lo blanco es frío como la nieve ”.
105
-“¡Ni modo! Tendré que esperar hasta el cielo, si es que llego”.
- “Ten mucha paciencia, esfuérzate cristianamente y confía en el Señor. Pero volvamos a
la rosa. Me comunicó sus fuerzas instintivas. Gocé con ella la fruición del gameto masculino
cuando taladraba el estigma y el estilo, y elaboraba su tubo polínico en apremiante búsqueda
del óvulo.
Participé y le acrecenté su orgasmo biológico, cuando se realizó la anhelada fecundación.
Besé con ternura la célula huevo que empezaba a reproducirse. El ángel, a su modo espiritual,
la acarició también. Entendí que la rosa conocía, según su manera natural, la nueva felicidad
que estaba recibiendo. Intentaba retenernos. Reforzaba con rapidez las membranas del ovario,
cerraba sus pétalos y acentuaba su perfume.
De este modo, nuestro Dios le otorgó el más alto grado de felicidad al que puede aspirar una
rosa. Quedé muy conmovida y muy feliz por este nuevo deleite y Le di gracias al Señor,
mientras el ángel me acariciaba espiritualmente y yo me le entregaba... ”
-“¿Cómo puede un vegetal adquirir conocimientos?”
- “De la misma manera que la raíz sabe dónde está el agua, para dirigirse hacia ella.
Todo ser real es capaz de conocimiento y de amor. Recuerda la irritabilidad, o sea la
propiedad que tiene la materia viva de recibir, conocer, los estímulos del ambiente y de
reaccionar, amar, de algún modo frente a ellos ”.
-“Así que la corola no es únicamente el receptáculo para la fecundación. Es también la
esperanza vegetal del íntimo abrazo compenetrativo de amor múltiple, el cual habrá de
realizar con los bienaventurados y con otros seres que, asimismo, disfrutarán con ella y en
ella. ¡Es fantástico Tiemamada!”
- “Sin duda que sí. No obstante, veo que estás pensando en la repugnancia mundana, al
imaginar compenetraciones amorosas con seres vivos que se consideran repulsivos en la
tierra. Te cuesta trabajo reflexionar con amor en el hermano ciempiés, la hermana tarántula y
la hermana lombriz. Es porque no has profundizado el mecanismo psicológico de la
repugnancia
-“Hay cosas que por su naturaleza son repulsivas”.
- “Ya verás que no es así. El asco, con tal de no exagerarlo, es conveniente y hasta
necesario en este mundo. Aleja de los peligros. El mal olor, por ejemplo, aparta de los focos
tóxicos o infecciosos. Muchos insectos, asquerosos para el ser humano, molestan con sus
picaduras o son portadores de microbios patógenos.
Todo ésto lo sabe el alma y se lo avisa a la conciencia, mediante la sensación de
repugnancia”.
-“Con todo, imagino que en el cielo debe de haber alguna repulsión”.
- “Pues no, no la hay. Ya lo comprobarás. Por de pronto, observa que ciertos ascos
terrenales, mal interpretados y muy poco dominados, impiden cumplir con muchos deberes
cristianos. Así, el pueblo pobre huele muy mal.

106
Por ello, algunos cristianos pulcros no se le acercan. Prefieren hacer Caridad a los mendigos,
enfermos y ancianos mediante interpósitas personas, las que no siempre cumplen con
fidelidad la voluntad del donante. En la Patria, por el contrario, no existen las repugnancias.
Ningún ser causa el menor daño en la gloria eterna. Ni siquiera existe allá la aversión al
pecado, puesto que en la Bienaventuranza no se conoce el mal moral”.
-“Pero eso de compenetrarse amorosamente con un alacrán...”
- “Cuando hayas adelantado en el camino de la perfección cristiana, en el vencimiento
de las malas costumbres terrenales, los ascos entre ellas, y vislumbres tu nombre nuevo,
aceptarás gustoso compenetrarte en el cielo con la hermana víbora de cascabel o con el
hermano bacilo de la lepra. En este mundo, el amor ya empieza a inhibir el asco. Una madre
amorosa, por ejemplo, no siente repulsión respecto de su hijo, por muy sucio que se
encuentre.
Bien saben los novios, que se demuestra el amor cuando se pierde la repugnancia. Ya te
cerciorarás de que las agradabilísimas interrelaciones de la Patria están fundadas en el
estupendo amor universal.
Qué bien columbró San Francisco de Asís, en su cristianísima vida de pobreza -comentó-, que
los seres creados somos hermanos, por ser hechura del mismo y único Padre Celestial.
¡Cuánta paz espiritual y perfecta alegría obtendrás, si aprendes a estimar de veras, según el
modo cristiano, al hermano sol, al hermano lobo, a la hermana materia, a la hermana flor...!
Será un fructífero entrenamiento para adquirir en la tierra las costumbres del cielo ”.

-“¿Pero no existe el menor asco en la gloria eterna?”, insistí.


- “¡Claro que no! Los bienaventurados no podríamos sentir aversión en compenetrarnos
amorosamente con lo que nuestro Dios no tuvo repugnancia en crear. Nota que las
repulsiones de esta vida dependen, a las veces, de la mala crianza. Si a la mamá no le gusta
determinado alimento, es casi seguro que contagie esa aversión injustificada a sus hijos.
Cada región suele tener alguna costumbre que repugna, a primera vista, a los extraños. Como
nuestras frituras de gusanos de maguey; la pasta de ajos con aceite, muy agradable para
algunos españoles; los huevos podridos que deleitan a ciertos orientales, o el queso agusanado
de los franceses y de los alemanes. Todo eso se debe al pecado del mundo.

Por tanto -afirmó-, espero que logres entrever el amor y júbilo de la vida futura. Ellos no se
parecen a los del mundo, donde persiste la inexorable pugna entre el polvo por sofocar la
vida, y ésta por sacudirse el polvo. En todos los astros y demás lugares del infinito Universo,
se contempla y se goza de lo que esta tierra, nublada por el pecado, no nos lo permitió. Al
contrario, lo desvirtuó y nos dio fieras, sabandijas, temores y repugnancias”.
-“Es muy triste el destino de nuestro planeta”.
‘‘No tanto. Es una situación pasajera debida a la malicia humana. Después del Juicio Final,
los bienaventurados actuaremos en la quinta dimensión sobre la tierra y reconoceremos a
107
nuestros queridos animales, vegetales y objetos que apreciamos. Recuerda que todo ser es
indestructible y que perdura o pervive, sin fin, en sus actos de existencia y espacio-tiempos de
la eternidad creada. Esos seres queridos, que de algún modo nos conocieron y amaron, nos
aguardan en los eternos espacio-tiempos en que convivieron con nosotros.
Para volver a tratarlos -prosiguió-, bastará, como lo estás comprobando hoy, con regresar al
pasado, utilizando los paratiempos como en una excursión de placer o recurriendo a la sexta
dimensión. Claro es que ahora, apenas los conoces por fuera y te comunicas con ellos
mediante señas o caricias superficiales. Mas en la vida futura, gracias a la interpenetración
recíproca de amor, los disfrutarás hasta lo más íntimo de su esencia ”.
-“¿Te has compenetrado amorosamente con algún animal doméstico tuyo?”
- “Todavía no, a causa del estado de interdicción que rige actualmente en la tierra. Pero
lo haré. Mejor dicho, lo realizaremos. Bastará con elegir los paratiempos adecuados. De esta
manera sabrás lo que te querían decir tus perros: el de tu niñez, el de tu adolescencia y el de tu
ancianidad, cuando agitaban la cola, saltaban hacia ti, frotaban sus patas sucias en tus brazos
y buscaban lamer tu rostro mientras te miraban con sus ojos llenos de candor, impulsados por
su instinto de felicidad futura. Felicidad que les darás al compenetrarte amorosamente con
ellos”.

29 LA COMPENETRACIÓN GLORIOSA
Tiemamada y yo permanecíamos de pie en el patio de la Universidad, en el San Luis Potosí
de diciembre de 1938. Pero en un paratiempo, ya que no se oía ningún ruido ni funcionaba mi
reloj.
-“Es fascinante lo que dices, Tiemamada”.
“Sí, es maravilloso el Universo que ha creado nuestro Dios. El ha dispuesto que muchas
glorificaciones de los seres irracionales, y de los inanimados, se verifiquen por medio de los
hombres bienaventurados. En eso consiste principalmente nuestro imperio como reyes de la
Creación.
Pero hay seres que, a su vez, se componen de otros muchos. Determinado animal o vegetal
consta de un sinnúmero de células. Y cada una de éstas corresponde a un individuo muy
complejo.
Sin embargo, todo ser particular ocupa su sitio en un grado preciso de la escala jerárquica de
la Creación y en determinado espacio-tiempo de su historia. No olvides los niveles de
existencia. No es lo mismo el nivel organismo total del perro, que el nivel celular de ese
animal, o que el nivel material o el energético de dicho can en un preciso espacio-tiempo de
su vida. La compenetración gloriosa con tu perro la efectuarás a nivel de su organismo íntegro
que fue lo que le conociste en el mundo.
Claro es que también podrías interpenetrarlo a nivel atómico. Pero entonces, la felicidad la
recibirían los átomos y no el perro en cuanto organismo entero”.
¡ Qué complicado...! ”
108
“Es facilísimo. Lo difícil es explicártelo. Pero ya lo disfrutarás en el cielo. Tú y yo
compenetraremos amorosamente una molécula de agua, por ejemplo. ¿Cuál? Alguna de las
muchas que nuestro Dios nos ha destinado, la que seguramente es la más adecuada para
nosotros.
Al interpenetrarla, gozaremos de su afinidad, o sea del amor químico que enlaza en estrecho
abrazo a los átomos constituyentes. Estos, por su instinto de felicidad, conocerán, a su modo,
nuestra presencia en su interior. Los glorificaremos por nuestro solo contacto y ellos nos
comunicarán las íntimas delicias de su poderosa estabilidad y nos compartirán sus dones,
exquisitamente individuales, que recibieron del Altísimo ”.
-“No entiendo cómo les darás felicidad”.
- “Los glorificaremos porque al interpretarlos, ellos tocarán, por nuestra misión
sacerdotal en la Creación, a su Creador. Se alegrarán a su modo y nos participarán de su
júbilo. Los átomos de esa molécula vibrarán intensamente de amor, resplandecerán de alegría,
mientras nosotros saboreamos los regalos singulares e irrepetibles que concedió el Señor
precisamente a esos átomos”.
-“¡Y explotarán... y tal vez nosotros con ellos!”

“Estallarán de júbilo, pero no se aniquilarán, pues lo que nuestro Dios ha creado, nadie puede
reducirlo a la nada. Por otra parte, es muy placentero ubicarse dentro de una explosión. Un
gran estallido en la gloria equivale a una inmensa manifestación de alegría y sin ningún
peligro. Algo de ésto se observa en la vida mortal. Los cohetes y balazos del día último del
año constituyen una expresión del instinto de la gloria, aunque un poco deformada.
Con cuánta razón físico-química-celestial -prosiguió- dijo Nuestro Señor Jesucristo el
Domingo de Ramos en Su entrada triunfal a Jerusalén: «Os digo que si éstos callaran -se
refería a la multitud que Lo exaltaba , las piedras darían voces». *51
En efecto, hubiera bastado que los conjuntos de átomos, en su nivel de existencia como
piedras, conocieran, a su modo material, la presencia tan próxima de su Creador, para que
prorrumpieran en alabanzas y manifestaran su júbilo a su manera, con sus propias voces: luz,
calor, sonido, explosión, fusión, fisión... ”
-“Tiemamada, ¿cómo voy a meterme dentro de una molécula de agua? Si se tratara de un
mamífero o de un arbusto, pudiera ser. Pero...”
“Te resistes a creerlo, por sentirte encajonado en tu estatura actual. Te sugestionan las
dimensiones casi invariables de tu presente envoltura corporal. Sin embargo, no siempre ha
sido así. Hace muchos años, medías la quinta parte de un milímetro, que era el diámetro de tu
célula huevo. Ya contemplarás en el cielo, que la talla del cuerpo humano glorificado puede
variar desde lo infinitamente pequeño hasta lo inmenso.
¿No has adivinado el impulso del instinto de la gloria futura, en la alegría de un niño al
ponerse zancos para sentirse más alto? Es el anhelo inconsciente de la futura grandeza física,
51
- Lucas, 19,40.
109
vislumbrada por el alma a pesar de las limitaciones del niño. Es bueno, pues, que empieces a
considerar que tu organismo será capaz de crecer enormemente en el cielo, o de hacerse muy
pequeño, sin necesidad de zancos ni de compresoras. Lo conseguirás por tu propio poder de
glorificado.
A propósito -agregó-, voy a relatarte muy brevemente, puesto que el tiempo apremia, otra
aventura mía, que a este respecto tuve con mi ángel. Me llevó por los infinitos espacios
siderales a una velocidad fantástica. Me hizo sentir el vértigo agradabilísimo de la celeridad
de la gloria, hasta que llegamos cerca de una enorme estrella.
"¿Te agradaría compenetrarla amorosamente?", me preguntó el ángel.
"Pues... creo que no -le respondí con miedo-. Mejor contemplémosla desde lejos".
"/ Vamos, aleja el temor! -insistió . Estás glorificada. El fuego no alcanza a quemarte. Nada
puede hacerte daño, sino causarte desbordante júbilo. ¡Anímate!"
Yo -siguió refiriendo Tiernamada-, me apresuré a preguntarle a nuestro Dios, unido siempre a
mí por gloria esencial. Pero El solamente sonreía de muy buena gana y nada me contestaba.
Claro es que me sentía muy segura, con la absoluta certeza que da la glorificación.
A pesar de ello, mi pequeña gloria y mi miedo femenino me impedían arriesgarme. Eran
terribles las explosiones en la superficie de la estrella. Aumentaban cada vez más, como si la
inmensa bola de fuego estuviera próxima a explotar. "Señor -Le dije , deja de sonreír y
contéstame".
"El ángel -me respondió- habló por Mí. Además, ¿por qué sientes temor? ¿No Estoy siempre
contigo? ¡Anda, pues, divirtámonos!"
Para entonces -observó Tiernamada-, yo había compenetrado amorosamente muchos seres y
en cada uno de ellos, había descubierto nuevos deleites. ¡Pero interpenetrar con amor a una
supernova...!
"¡ Vamos! ", le dije al ángel, aunque no muy convencida.
"Pero antes -propuso mi compañero , te voy a hacer crecer hasta un billón de kilómetros, para
que abraces y compenetres toda la estrella".
Me parecía absurdo, como a ti -aclaró ella-, que mi estatura creciera un billón de kilómetros.
Claro está que con mi escaso poder de bienaventurada inferior, era incapaz de aumentar mi
tamaño a tal grado por mí misma. Pero el ángel suplió mi deficiencia. Así verás que en el
cielo, los glorificados compartimos los dones y poderes que nos ha regalado nuestro Dios. Es
la plena realización del amor de Caridad en la Comunión de los Santos.
No sé qué hizo el ángel -dijo Tiemamada-, pero de pronto me sentí inmensa. Mi cuerpo había
crecido, según afirmó mi compañero, hasta un poco más de un billón de kilómetros en
estatura. Sin embargo, creo que las proporciones de mi fantástico organismo, que se había
vuelto transparente, permanecían equilibradas.
"¡Avanza!", me ordenaba el ángel, mientras me ceñía espiritualmente, colmándose de dicha...
Y nos abalanzamos hacia las candentes llamas de la estrella. ¡Fue maravilloso! Sentí que su

110
inmenso calor, del orden de trilíones y trillones de grados centígrados, lejos de quemarme, me
acariciaba y me producía un deleite desconocido hasta entonces.
En mi vida mortal, me agradaba la caricia del calor, sólo que en grado de tibieza, toda vez que
mi cuerpo de viadora no toleraba más. Pero en esos momentos, me deleitaba con temperaturas
elevadísimas. Le di gracias a nuestro Dios por haberme liberado, mediante la buena muerte y
la glorificación, de las abismales limitaciones con las que el pecado original y mis propias
faltas morales me habían agobiado durante mi estancia de mortal en la tierra.

-“¿No sufriste quemaduras?”, le pregunté, mientras buscaba alguna cicatriz en su bello rostro.
- “Ninguna. Los bienaventurados somos invulnerables. Por el contrario, gocé lo
indecible en esa compenetración amorosa con un sol muchísimo más grande que el de la
tierra. La supernova nos conoció, a su manera, y se estremeció de júbilo. Empezaron a
verificarse en ella no sé cuantas clases de explosiones nucleares en cadena. Porque en esos
momentos, la inmensa estrella recibía su glorificación.
No tanto por parte del ángel ni por la mía, sino por nuestro Dios, Quien, unido con nosotros,
acariciaba, mediante la materia expandida de mi enorme cuerpo, al inmenso coloso ardiente
que estallaba de júbilo. El placer que me embargaba no cabía en mí, a pesar de mi gran
extensión, y se desbordaba hasta inundar la estrella. De esta manera, el Altísimo le otorgó el
más alto grado de gloria al que puede aspirar una nova. Fue entonces cuando el ángel me
explicó que en los humanos bienafortunados, el sentido del tacto no se limita a la dermis de la
piel o de las mucosas, sino que toda célula del organismo integral, en todos los espacio-
tiempos del desarrollo biológico terreno y celeste desde la concepción, es capaz de sentir en el
cielo, de gozar y de compartir su gozo con el alma que la gobierna, una vez glorificado el
hombre en la quinta dimensión.
Y que no solamente las células; también las moléculas químicas del protoplasma, y cada uno
de sus átomos, y cada partícula subatómica, y cada fotón de energía, y cada unidad de las
energías desconocidas en la tierra, es decir, el eterno organismo íntegro del hombre, también
goza y hace gozar al alma.
Me dijo también que en esa extensísima interpenetración con la estrella, el Creador había
permitido que disfrutara todo mi ser: espíritu, cerebro, cada uno de mis órganos, cada tejido,
cada célula, ... hasta cada unidad de infraenergía de mi voluminoso organismo.
Inmediatamente después, el ángel redujo a su tamaño normal la fase de mi adolescencia y el
respectivo espacio-tiempo material de mi existencia terrena, los cuales utilicé en esa fabulosa
vivencia.
-“Siento no haber participado contigo de esas estupendas aventuras”.
- “¿Por qué no? ¡Claro que compartirás mis experiencias celestiales, así como me
convidarás a las tuyas! ”
-“¿Pero cómo...? Tus aventuras ya pasaron. Me las estás refiriendo”.

111
“¡Qué mala memoria tienes! Las nociones de pasado, presente y futuro no se necesitan en el
cielo. ¡Ya olvidaste la quinta dimensión o eternidad creada! Mis aventuras sucedieron en
espacio- tiempos de la vida celeste. Y en esos espacio-tiempos permanecen archivadas, para
volverlas a repetir y a perfeccionar cuantas veces queramos”.
-“¡Fantástico...!”
“No alcanzas a imaginar la cantidad y calidad de radiaciones poderosísimas, capaces de
volatilizar al hombre mortal mejor protegido, que me acariciaron en esa compenetración
amorosa, la cual duró el equivalente emocional de unos cien años terrestres. Nuestro Dios
estaba encantado con mi felicidad y me hizo ver que la mejor receta para que un ser
inteligente sea feliz, consiste en hacer felices a los demás, pero a la manera cristiana ”.
Después, pensé que muchas de las terríficas explosiones estelares, observadas por los
astrónomos, quizá se deban a las compenetraciones amorosas de los bienaventurados.
- “Y no me digas ni pienses -finalizó- que mis relatos son increíbles. Porque después de lo
que has vivido en esta entrevista, espero que abras tu espíritu a nociones que superan el
conocimiento de los humanos mortales ”.

30 EL PECADO PERSONAL Y LA INDIFERENCIA HUMANA ANTE EL AMOR DE DIOS


- “Quisiera hacerte ver -manifestó Tiernamada- la fuerza de arraigo de las malas costumbres
terrenas, la conveniencia de llevar una vida de austeridad cristiana y el beneficio que reporta
el mortificante y misericordioso Purgatorio después de la buena muerte”.
-“¡Es terrible la Justicia Divina!”
“No. Ella está colmada de misericordia. Lo terrible es el pecado, el pecado personal y el
escándalo que contagia y acrecienta el pecado del mundo. Lo terrible es el cúmulo de pecados
ajenos, ocultos, originados por el mal ejemplo de nuestras propias faltas morales. Lo más
terrible es la indiferencia humana ante el inmenso Amor que le profesa nuestro Dios.
Por otra parte -añadió-, no es posible la glorificación del hombre sin haber satisfecho
plenamente a la Justicia Divina, El Altísimo nos ama infinita pero rectamente. Jamás se
comporta como un "compadre bonachón y disimulador". No tolera en el cielo la más pequeña
mancha o huella de pecado, ya sea de comisión o de omisión. Porque es del todo
incompatible con la Pureza Divina.
No se trata de caprichos del Altísimo. El hombre bienaventurado se encuentra en interrelación
personal y libre con el Señor. Estorbaría, por tanto, la menor brizna de mal moral. De ahí la
necesidad de la purificación después de la buena muerte y, si el hombre no fue perfecto
cristiano en esta vida, el aprendizaje de las costumbres de la Patria, que vienen siendo las
virtudes cristianas ”.
-“Es muy duro...”
“No. Lo que sucede es que eres muy tolerante. ¿Acaso te agradaría que tus familiares y
amigos conservaran en la gloria eterna sus defectos, malas costumbres, impurezas, impiedad
y modos mundanos? Claro es que nuestro Dios les perdonó toda la culpa y la pena eterna al
112
morir en estado de gracia. Pero algunos de ellos conservan la raíz de los malos hábitos que no
lograron vencer en la vida mortal; el lastre de los injustos daños, que no repararon por
carencia de tiempo y que aún no se restauran en los espacio-tiempos del pasado, guardados en
la quinta dimensión; la ignorancia, por descuido religioso, del gran Amor que les otorga el
Altísimo, y la falta de correspondencia adecuada a ese Amor Supremo.

De consiguiente -expresó Tiernamada-, necesitan sufrir el justo castigo para compensar por
sus pecados ya perdonados en cuanto a la culpa y pena eterna. Les hace falta rectificar su
indiferencia terrena hacia las cosas del cielo y encontrar su lugar exacto en la Patria.
Requieren el aprendizaje de los hábitos celestiales y realizar, al modo del Más Allá, las
restituciones de lo que robaron.
A este respecto, estoy llamando a tu amigo de la infancia, Mauricio, que actualmente es un
bienaventurado, para que platique contigo ”.
En efecto, de pronto se aproximó a nosotros Mauricio, un compañero mío de la escuela
primaria. Se presentó en su etapa biológica de niño, y no percibí en él ninguna señal de
glorificación.
Era un chiquillo de mi edad, en ese entonces, más alto y fornido que yo, el cual se reía
continuamente de mí. Por supuesto, me caía como "patada al estómago". Y yo ignoraba que
las antipatías se deben a la opacidad de los vínculos amistosos, programados de antemano por
el Creador para unificar a Sus hijos adoptivos humanos. Estupendos lazos recíprocos de
atracción y complementación que, a las veces, casi se borran en esta vida por causa del
pecado del mundo.
Mucho después supe que el origen de su risa no era yo, sino un travieso tic que contraía
periódicamente sus músculos faciales izquierdos, dibujándose una insoportable sonrisa
sarcástica.
Como no podía darme el lujo de pelear abiertamente con él, tramé una ligera intriga con la
profesora del grupo y me las arreglé para que lo inculparan del robo de un pequeño lápiz
bicolor, muy apreciado por la maestra, el cual yo sustraje. Lo castigaron enérgicamente y yo
me reí de su risa durante una temporada.
Mauricio me saludó amablemente y empezó a reírse. Pero no con la antigua risa burlona, sino
con alegres y amistosas carcajadas. "¡Perdóname, Mauricio, por favor!", le supliqué
contritamente.
"¡Claro que sí! Y no te inquietes por lo que pasó en la escuela. Preocúpate por la manera en
que habrás de satisfacerme en la gloria eterna. ¡Pero no sufras, hombre -exclamó al notar mi
desasosiego-, yo te ayudaré en la Patria!"
Y desapareció también sorpresivamente.
-“¿Ahora qué hago, Tiemamada?”, le dije con preocupación.
- “Trata de aumentar tu grado de gloria. Ya te dije que si logras ser mejor cristiano, gozarás
mayormente en el cielo y acrecentarás la felicidad de todos tus hermanos en Bienaventuranza.
113
En la Patria, brillan con todo su fulgor los vínculos de atracción amorosa, de
complementación, de amistad y de simpatía, establecidos por el Señor desde su Eternidad
absoluta, entre todos los bienafortunados, y entre éstos y toda la Creación.
Sin embargo, las consecuencias de las antipatías no vencidas en esta tierra, son la merma de
gloria en el cielo y el desagravio a los glorificados ofendidos en este mundo. El Altísimo es
muy amoroso, pero terriblemente justiciero.
Te relataré otra anécdota mía -propuso Tiernamada-, En ella barruntarás que, como una
pequeña parte de la gloria celestial merecida por tus obras de amor de Caridad en la tierra,
nuestro Dios hará que en el preciso espacio-tiempo del pasado, en que venciste una tentación
o padeciste por amor a nuestro Dios alguna decepción, pobreza, enfermedad o tribulación, ahí
mismo, en el acto de tu existencia guardado en el perenne almacén de todos los seres o quinta
dimensión, recibas plena y objetivamente el consuelo divino que solicitaste, la alabanza que
borre la ofensa a tu dignidad de hijo adoptivo del Creador y la correspondencia amorosa o
amistosa que te negó la incomprensión humana en la tierra.
Recién casada -continuó la encantadora habitante del Cielo-, pasé con mi esposo por una
situación económica difícil. En un fuerte apuro, le pedí dinero a una conocida agiotista
potosina ”.
"Le facilitaré los centavos que solicita me advirtió la usurera-, pero con el cinco por ciento de
interés mensual. Tengo permiso del Señor Obispo para prestar al dos por ciento. Mas como
soy una pobre viuda y tengo muchos gastos..."
"Está bien -le respondí-. Tome las alhajitas de mi mamá y dígame dónde debo firmar".
Por supuesto -añadió Tiemamada-, no me dio ningún comprobante. Pasaron los meses y
apenas pude pagarle los réditos. Cuando mi marido consiguió un empleo mejor, fui a
devolverle el dinero.
"Me debe nada más la mitad de lo que le facilité me respondió la prestamista . El resto quedó
pagado con la venta que hice de sus alhajas. Supuse que no podía pagarme y las rematé".
Me abatí ante esa injusticia. Y como estaba embarazada de mi segundo hijo, me desmayé por
el disgusto. La agiotista me quitó todo el dinero y me arrastró hasta la calle.
Después de mi ingreso en la Bienaventuranza -agregó Tiernamada-, nuestro Dios me pidió
que glorificara mi cuerpo de ese entonces, en la casa de la usurera y precisamente en los
espacio-tiempos terrenos en que fui ofendida por ella.
Ya sabes que ésto se logra fácilmente en el cielo, puesto que el organismo total del ser
humano permanece vivo en el ámbito de la quinta dimensión o eternidad creada. "Perdóneme,
perdóneme, señora!", me suplicaba la prestamista, con ese profundo dolor y tristeza del
purgatorio que yo bien conocía, porque acababa de salir de él.
Nuestro Dios me aconsejó -dijo Tiernamada- que además de otorgarle mi perdón, le
prometiera mi amistad en el cielo. Así lo hice y mitigué, en parte, la terrible purificación de la
que hoy es mi amiga en la Bienaventuranza. El Señor me hizo ver que permitió esa injuria
que recibí, para ayudarme a colaborar con sus Designios. Lo más asombroso es que en plena
114
calle, ahí donde desperté de mi desmayo y sufrí la tribulación de haber perdido las alhajitas y
el dinero, decenas de bienafortunados, y de los muy importantes, Le rogaban a nuestro Dios
el privilegio de ser los primeros en satisfacerme, al deleitoso modo celestial, con su inmensa
gloria.
El Todopoderoso -siguió diciendo- escribe el destino voluntario y libre del hombre en líneas
rectas, que en este mundo parecen torcidas. Te contaré otra anécdota mía en que yo soy la
villana. Aquí verás cómo se truecan en gloria accidental algunas faltas morales de esta vida,
una vez alcanzado el perdón divino.
Cuando era yo una joven mortal -prosiguió- me enojé una vez con un modesto camionero,
porque se permitió la "osadía" de dirigirme un piropo en su rústica habla popular. Mi vanidad
no me dejó ver el limpio sentimiento que el pobre hombre expresaba con rudas palabras. Me
encolericé en exceso.
Lo humillé públicamente. Y un acomedido pasajero le rompió la cara, por el "delito" de
ofender mi altiva y necia vanidad. Pues bien, me encontré con mi supuesto ofensor en el
cielo, y ¡qué apuros pasé, a la manera del Más Allá, para congraciarme con él! ¡Es un gran
bienaventurado, que me supera inmensamente en dignidad de gloria!
Sufrí en la Patria (al modo de merma de felicidad, pero sin pena ni dolor) al comprender que
su lisonja no era agravio, que sólo quiso decirme "bonita" en su caló de chofer ”.
-“Tampoco yo me habría reprimido para decirte un piropo”.
- ‘‘Con mi experiencia actual, acepto los requiebros con gozo y gratitud, sin
envanecerme ni disgustarme.
Mas de ese lance terrenal, mi galanteador salió venciendo en el cielo. Porque ganó mi amor,
respeto y alabanza de gloria. Y yo también, aunque en menor proporción, ya que no deja de
apenarme, al modo celestial, por supuesto, mi proceder vanidoso en la tierra, mientras él me
distingue con su generosa amistad.
Por consiguiente -concluyó-, tienes ahora en las manos magníficas oportunidades de lucrar
ganancias fabulosas en la Patria y granjear muchísimos amigos, si aprendes a sufrir las
injusticias y humillaciones con paciente amor de Caridad. Ten mucho cuidado en el trato con
tus prójimos: caras vemos, glorificaciones no sabemos ”.
-“Tiernamada, perdóname una digresión: ¿Existen emociones y pasiones en la
Bienaventuranza?”
“¡Claro que sí! Los bienafortunados seguimos siendo humanos en el cielo; pervive nuestro
organismo integral. La glorificación nos perfecciona pero no altera la esencia de nuestra
naturaleza. Sentimos las emociones y pasiones de este mundo. Sólo que nuestra exquisita y
purísima sensibilidad hace que las vivamos intensamente. Desde luego, sentimos el amor en
toda su plenitud; el gozo, en sus incontables formas; el placer, hasta en grados que no pueden
concebirse en la tierra; el deseo, con todas sus vehemencias... Mas también alcanzamos a
sentir, debidamente orientados, el odio, el temor y la ira”.
-“¿Quieres decir que se sufre en el Cielo?”
115
“¡No, no! Ahí no existe el menor sufrimiento ni la más pequeña contrariedad. Sentimos las
pasiones y emociones, pero sin dolor alguno. Claro es que al experimentarlas, los reflejos
psico- motores, que continúan siendo humanos y funcionan a la perfección, nos producen
lágrimas, palidez o rubicundez, cambio en el tono de la voz y hasta temblor en las rodillas.
Pero eso sí, no sentimos la menor pena. Porque en la Patria no existen inseguridades ni
angustias ”.
-“¿Has sentido la ira en el cielo?”
“Sí, por supuesto. La siento cuando veo, desde el Más Allá, a mis queridos seres terrenales
cometer alguna falta grave. A este respecto, mis nietos me traen "de cabeza" en el cielo ”.
-“¿No te agradaría amonestarlos o corregirlos?”
- “¡Sí, muchísimo! Pero no es fácil conseguir el permiso divino ”.
¡Gracias, gracias, Señor, -exclamé en mi interior- por haber permitido esta maravillosa
conversación, para bien espiritual mío, entre una de tus bellas bienaventuradas y uno de tus
pecadores mundanos.
-“Tiernamada, ¿has sentido el odio en la gloria?”
- “Sí, también. Odio a todos los réprobos del infierno ”.
-“Y si algún pariente tuyo se encontrase ahí, ¿lo odiarías igualmente?”
- “Se hallan algunos. Y los odio igual o más. Te pondré un ejemplo para que me
entiendas. ¿Qué sentirías si algún pariente tuyo, por pura maldad, me destrozara el rostro y
me sacara los ojos? ”
-“¡Lo mataría!”
- “Aunque por lo pronto lo odiaras, inmediatamente te arrepentirías, como debe
acontecer en todo buen cristiano viador. Pero el primer impulso sería de odio. Ahora bien, el
réprobo ha ofendido a nuestro Dios, al que será tu Amor Supremo, más gravemente aún.
Porque destrozarme la cara y sacarme los ojos es poca cosa, en comparación con la ofensa
que recibe el Amor del Altísimo, de parte del pecador empedernido y condenado ”.
-“Y después de odiar así, ¿no te arrepientes de ello, siendo tú una cristiana glorificada?”
- “No. Porque en el cielo ya no rigen los Mandamientos terrenales del Señor. Los
bienaventurados somos impecables; no necesitamos leyes morales. Lo que ocurre es que en la
tierra, el odio es malo porque aleja del Creador. Pero en el cielo, el odio bien orientado nos
solidariza con El”.
-“Así que en esta vida, el odio siempre está mal encauzado...”
- “No exactamente. Aquí hay también odios bien dirigidos y legítimos: Tú deberías
odiar el pecado, por ejemplo. Y también, sentir la ira contra tu concupiscencia, para dominar
las malas pasiones. Lo mismo digo del temor: deberías suscitar tu miedo de perder para
siempre la futura Bienaventuranza.
Pero si te parece -sugirió Tiemamada-, volvamos al tema del Purgatorio. No le es posible al
que fue pecador, disfrutar del cielo sin la previa purificación, ya sea voluntaria en vida, o
forzosa después de la muerte. Y sólo el dolor purifica. Es por ello que todo encuentro con
116
Nuestro Señor Jesucristo, en esta tierra, siempre lleva el sello del dolor. El Misterio de la
Redención y el testimonio de los mártires no tienen nada de placentero. Gozo espiritual, sí,
pero en medio de penas y tribulaciones ”.

-“¿Cómo es el Purgatorio?”
“Desde luego, el Purgatorio no consiste en un campo de concentración de almas humanas
independizadas de sus cuerpos. Te decía que el alma del hombre jamás se separa de su
organismo integral, que le es consustancial, sino solamente del cadáver. La purificación
después de la muerte se realiza en cuerpo y alma. Tampoco se trata de una purificación
intensiva e instantánea de tipo angélico, ya que ésto implicaría un esencial cambio
antropológico, ciertamente innecesario. El hombre vive aquí y pervive en el Más Allá con su
naturaleza humana, tal como se la dio el Creador. El Purgatorio, por tanto, es un lugar real y
temporal”.

-“¿En dónde está el Purgatorio?”


“En los espacio-tiempos de la quinta dimensión, los cuales conservan los actos de existencia
de toda la vida terrena del hombre. Ahí, en cada espacio-tiempo que lo necesite, es preciso
purgar la pena debida por ese acto de existencia pecaminoso, para que la Justicia Divina
termine de aniquilar lo que ha quedado pendiente en dichos actos inmorales, ya perdonados
en cuanto a la culpa y pena eterna. Para ello basta que la conciencia humana se ubique en esos
estadios de la vida pasada; que reconozca libremente la malicia y funestas consecuencias de
sus faltas deliberadas, y que repare con dolor lo que no quiso obedecer por amor.
Además, como la conciencia ya no está ligada al momento presente del tiempo normal de la
tierra, el alma puede contemplar, en paratiempos del pasado y del futuro, las consecuencias de
sus aportaciones de maldad al pecado del mundo.
¡Se siente un profundo abatimiento por haber desaprovechado los espacio-tiempos de la vida
terrena, concedidos generosamente por el Creador! ¡Es sumamente dolorosa la purificación de
los sentidos corporales! ¡Da mucha tristeza el haber contribuido a la disminución del grado de
gloria de un bienaventurado! ¡Es espantoso, cuando se ha cooperado a la condenación eterna
de algún prójimo! ¡Resulta excesivamente penoso, observar nuestra falta de correspondencia
al Amor Divino! Ahí se rectifican los malos hábitos y se adquieren los de la Patria. Es fácil
decir todo ésto, pero muy difícil y aflictivo el efectuarlo.
Para mayor claridad, te relataré lo que me sucedió en mi última etapa de purgatorio. Ya había
satisfecho a la Justicia Divina por todos mis pecados. Ya vislumbraba el inmenso Amor de
nuestro Dios para conmigo. Empezaba a entrever mi nombre nuevo y mi dotación de maná
recóndito. Me encontraba purificada, pero no sabía mi exacto lugar en el cielo y aún no
confiaba plenamente en el Señor.

117
Mi ángel instructor -continuó- me llevó al sitio donde yo radicaría principalmente en la gloria.
Algo así como mi "refugio” celestial. Debes saber que todo bienaventurado posee un lugar
muy íntimo y propísimo, donde realiza sus más caros amores.
Pues bien -agregó-, yo nunca había viajado en avión por miedo a las alturas. ¡Grande fue mi
pánico cuando el ángel me hizo subir al firmamento! Utilicé un espacio-tiempo de mi cuerpo
adulto. Veía la tierra cada vez más pequeña, verdosa, la cual se alejaba de mí con suma
rapidez. Como aún no estaba yo glorificada sino en fase de entrenamiento para adquirir las
costumbres celestiales, era poco lo que entendía.
Mi hábito arraigado de confiar en mí y no en nuestro Dios, aumentaba mi temor. Creí que me
iba a caer de esas alturas. Después, la obscuridad completa me aterrorizaba, a pesar de que el
ángel insistía, reprochándome mi falta de confianza en el Todopoderoso. Mi espanto llegó al
colmo cuando sobrepasé la velocidad de la luz.
Ya podrás apreciar que las malas costumbres terrenales dificultan el aprendizaje de lo que se
usa en el cielo. Claro es que actualmente, con la confianza absoluta que tengo en nuestro
Dios, viajo a velocidades mucho mayores sin temor alguno ”.
-“¿En dónde se encuentra tu residencia celestial?”
“Mi refugio está en un pequeño planeta de la constelación de Aster, a un poco más de un
millón de años luz, de la tierra”. *52
-“¿Y desde allí has venido a visitarme?”
“Sí, claro. Viajo actualmente con gran celeridad. Pues bien, cuando llegamos a Aster 5, sólo
vi una gran llanura inhóspita. "Aquí radicarás", me dijo el ángel. Y yo me entristecí. "¿Por
qué te preocupas? -me animó- Basta que imagines cómo deseas tu casa, para que se haga
según tu pensamiento. Ya ejerces dominio e imperio sobre la materia, energías y toda creatura
inferior a ti". Pero yo no atinaba. En mi terruño, estaba acostumbrada a contratar un
arquitecto y a lidiar con los albañiles.
No lograba convencerme de que las cosas me obedecieran. Al primer intento, me resultó una
casona de cantera rosa potosina. Después, un eco lejano del Palacio de Versalles. Y así batallé
muchas veces, hasta que el ángel me convenció de que sobraban muros, techos, puertas y
ventanas, puesto que no tenía que protegerme de nada en el cielo. Al final quedó muy bien.
Ya la conocerás. No te la describo, porque prefiero darte la sorpresa ”.
-“Es muy difícil el aprendizaje de las costumbres del cielo”.
“No es complicado. La base del entrenamiento consiste en adquirir una plena y absoluta
confianza en nuestro Dios. Esta educación debe comenzar en la vida terrena, para abreviar o
evitar el purgatorio, sólo que de acuerdo con la Fe y las múltiples limitaciones del hombre
mortal.
La verdadera confianza en el Altísimo no consiste en esperar que El cumpla todos nuestros
caprichos, sino en la seguridad, basada en el gran Amor que nos profesa, de que nos regalará

52
- Nombre genérico (“Astro”): no existe ninguna constelación con ese nombre.
118
lo mejor para cada uno de nosotros, cuándo y cómo El lo determine, y si es que nos
conservamos en su Gracia y perseveramos en el cumplimiento fiel de sus Mandamientos.

Te contaré otra anécdota mía -añadió, con su bella mirada-. Antes de mi glorificación, bien
sabía que mi cuerpo, en cualquiera de los innumerables espacio-tiempos de mi vida terrena,
era capaz de atravesar las paredes sin molestia alguna. Sin embargo, la primera vez que
intenté atravesar un pequeño montículo, me paré bruscamente. Prevaleció mi costumbre
terrenal de detenerme frente a los obstáculos. Pero en la actualidad, atravieso hasta los
astros”.
-“¿Sirven de algo los sufragios por los difuntos?”
“Son eficacísimos, aunque se trate de difuntos muy antiguos. En el Más Allá, no rigen las
clásicas nociones de presente, pasado y futuro, ni existe la ligadura de la conciencia con el
momento actual. Los sufragios llegan con toda oportunidad desde cualquier fecha, gracias al
puente inmediato de la quinta dimensión. Ojalá -finalizó- que tus actos de existencia,
guardados en los espacio-tiempos de tu vida, y los hábitos que formes, sean tan cristianos,
que no necesites pasar por el purgatorio. Tal es el deseo de nuestro Dios para ti ”.

31 LA GLORIA ETERNA ES UNA PERFECTA HERMANDAD QUE DEBE INICIARSE DESDE


AQUÍ
“Este paratiempo de San Luis es muy lento -dijo mi amada compañera- y la energía vital de tu
organismo alcanza apenas para una milésima de picosegundo. Al moverte, aunque sea
ligeramente, gastas fuerzas que no logras recuperar. Porque tu fisiología de viador no está
condicionada a esta lentitud paratemporal. Por eso, te toco de cuando en cuando, y así,
vivificarte. Sólo que ya no va siendo prudente hacerlo ”.
-“¿Por qué? Tus toques, aunque breves, me son muy agradables”.
“Precisamente por ello. Después de haberme ido, te quedaría la nostalgia de esa fuerza vital,
antes desconocida para tu organismo. Te darían ansias de recibirla de nuevo, como al
fármaco- dependiente, cuando se le suspende la droga eufórica. Por esta razón, mi entrevista
contigo debe terminar.
Pues bien -aseveró-, lo que te he dicho de la gloria accidental es menos que un balbuceo en
comparación con la realidad ¡Si yo pudiera encontrar conceptos adecuados, imágenes y
comparaciones asequibles, para desempeñar mejor mi cometido y hacerte columbrar con
mayor luz la gloria que te aguarda...! Pero el Cielo y la tierra son muy distintos y su lenguaje
muy diferente.
Menos mal que pasarás muy pronto por el mundo y que cuando menos lo esperes, te
encontrarás disfrutando de lo que hoy apenas vislumbras ”.
-“Tiernamada -le dije con toda mi franqueza-, tengo miedo. Miedo a la invalidez, por mis
achaques de viejo. Miedo a mis prójimos, por su egoísmo y ambición. Miedo a la soledad y al
dolor. Miedo a la muerte, porque la desconozco en mí mismo. Miedo al infierno, bien
119
merecido por mis pecados. Miedo a mi futuro y necesario purgatorio. Y miedo a mí mismo,
puesto que conozco mi volubilidad”.
- “Tu temor estaría fundado, si te encontraras completamente solo, sin Fe, sin Patria
futura y sin Amor. Pero no es así. Nuestro Dios te Ama mucho y te lo ha demostrado en el
curso de tu vida. Posees el apoyo de la Fe, como regalo que el Señor te ha concedido. Tienes
en el cielo muchísimos amores y grandes amigos que te esperan.
Cuentas con una madre ejemplar en la tierra, quien ha sido para ti la providencia visible de
nuestro Dios en el mundo. Tienes otra Madre en el cielo, la Madre del Amor Hermoso, la
Madre de Dios, que te ha asistido con predilección. Y me tienes a mí, a tu Tiernamada, que te
ama con sublime amor predesignado, dispuesta, si fuese necesario, a interceder hasta el colmo
en tu favor.
Por tanto, trueca tu recelo por una adoración sin desmayo al Altísimo y por una acción de
gracias sin límite. No te sientes a la vera del camino. Toma tu cruz, tu pequeña parte de dolor
y sigue a tu Señor. ”
-“Esta vida mortal es angustiosa. Veo mi maldad y diviso los pecados de los demás. Y la
vorágine de soberbia y egoísmo parece sumergirnos a todos en un mare magnum de
iniquidad”.
- “No siempre es así. Observas los pecados porque en verdad son muy ostensibles y
numerosos. Pero no ves las conversiones, los arrepentimientos, las obras de Caridad, que
también son incontables, aunque invisibles y en silencio. Es enorme el Poder de la Redención
y son muchos los pecadores que se justifican. Mas, desgraciadamente, son muchos también
los que se arrepienten casi a última hora, cuando les resta poco tiempo para alcanzar un alto
grado de gloria.
A la postre -concluyó-, esas personas reconocen que hicieron de su vida un mal negocio.
Quisieron ser ricos en pesos y centavos, en vez de atesorar riquezas sobrenaturales,
numerosos amores de Caridad, que vienen siendo la moneda circulante en la Patria futura. Se
empecinaron en buscar la suprema felicidad en puros bienes de este mundo, y, claro está, no
la encontraron. Deploran haber preferido los inmorales gozos y placeres mundanos, tan
pequeños, tan inciertos, tan fugaces, tan fatigosos.
Recurren a la Iglesia, se arrepienten de corazón y nuestro Dios les perdona y los acaricia
tiernamente, porque son Sus Amadas ovejas descarriadas. ¡Lástima que en el cielo no Le
tributan al Altísimo toda la alabanza de gloria que El esperaba de ellos! ¡Lástima que sólo
alcanzan, como yo, una felicidad inferior, cuando hubiera sido tan fácil conseguir mayor
gloria! ”
-“¿Cuál es el camino recto para obtener la máxima Bienaventuranza?”
- “Cumple siempre los Mandamientos y Consejos Divinos, que no son caprichos del
Señor. Por el contrario, corresponden a tu mayor conveniencia en la tierra y en el cielo.
La gloria eterna -insistió- es una perfecta Hermandad que debe iniciarse desde aquí, mediante
la práctica de la fraterna Caridad cristiana; la cual no deberás confundir con el amor
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exclusivamente humanístico, filantrópico, el que se practica por lástima o por interés
puramente terrenal. La Caridad es la razón de los Mandamientos Divinos. Por ejemplo:
"Amarás a tu Dios sobre todas las cosas". Pues sí. Eso es lo que harás en tu vida futura. En
ello consistirá tu felicísima gloria esencial.
"No hurtarás". Porque es tontería robar lo que al fin de cuentas es nuestro en el cielo. Ya lo
dijo San Pablo: "Todas las cosas son vuestras. Vosotros, empero, sois de Cristo, y Cristo es de
Dios". "No mentirás". Para que te vayas acostumbrando a la veracidad absoluta y
agradabilísima que rige en la Patria. "No codiciarás las cosas ajenas". ¿Para qué envidiarlas,
si en la gloria no hay cosas ajenas?
Que no te importe -recomendó- si la Voluntad Divina contraría tu voluntad y bienestar
material. No protestes ni te rebeles contra Ella. ¡No hagas tan mal negocio para la vida futura!
¡No pierdas inútilmente los valiosos espacio-tiempos de tu vida terrena, porque tiempo en
pecado mortal, tiempo perdido! Si para los mundanos el tiempo es dinero, para los cristianos
es Felicidad futura.
La oportunidad de atesorar para el cielo, vuela y se te va. Por eso, debes procurar que se te
quede para siempre, en la quinta dimensión, el bien auténtico, el practicado por amor a
nuestro Dios, que más puedas ejercitar en esa sucesión de espacio-tiempo fugitivos.
Has vislumbrado la majestad de la quinta dimensión -reiteró- y has aprendido el inmenso
valor de cada acto de tu vida, guardado eternamente y con toda fidelidad en su respectivo
espacio-tiempo.
Ya sabes que te es posible aniquilar tus pecados, por medio del sacramento de la
Reconciliación. Por último, es muy conveniente para que disfrutes y hagas disfrutar a otros,
de mayor gloria accidental en el Más Allá, que almacenes en la quinta dimensión muchos
actos de Fe y de amor de Caridad. Ellos te servirán en el cielo como puntales, para soportar el
inmenso y dulce Peso del Amor Divino hacia ti.
La certeza moral de la quinta dimensión, al recordarte la pervivencia de tu ser integral y de
tus buenas acciones, fomentará en ti la Esperanza. Porque esas obras virtuosas que dejaste en
custodia como depósitos de Dicha futura en el almacén del tiempo pasado, se trocarán para ti
y para los bienaventurados con quienes te relacionarás amorosamente, en maravillosos tesoros
de gloria accidental en la Bienaventuranza.
Convéncete -reafirmó- de que el gran pecado de la humanidad consiste en el desprecio y
olvido de nuestro Dios. En hacerlo a un lado en los amores, ideales, propósitos y actividades.
Tus problemas y los de la sociedad no se resolverán sólo con capitalismos, ni democracias, ni
comunismos, ni humanismos por muy cristianoides que sean.
Sin la ayuda de nuestro Dios, nada bueno se puede hacer. Son insuficientes las sabias
legislaciones y los minuciosos reglamentos. Poco valen las promesas demagógicas y las
sugestiones colectivas. El pérfido egoísmo hace fracasar todo: individuos, familias,
condominios, sindicatos, colegios, municipios, estados, naciones y mundo en general.

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Ahora bien -finalizó-, el antídoto del egoísmo no es la limosna exclusivamente material, ni el
hecho de distribuir bienes espirituales por simple humanismo. Observa lo que sucede en
nuestra Patria terrenal. El egoísmo, la ambición, la soberbia, la indolencia, la corrupción, la
vanidad, de ricos y pobres, está ahogando a la sociedad en una terrible crisis de penuria,
inflación, devaluación monetaria, desempleo, angustia y... ¿guerra? La antitoxina del egoísmo
es la práctica de la Ley del Señor, por amor a El.
Es preciso, es urgente, pues, apelar al Altísimo con Fe, con amor de Caridad, con el fiel
cumplimiento de sus Mandamientos, con la Esperanza en el riquísimo Cielo que acabas de
vislumbrar, con la mortificación voluntaria en prueba de su acatamiento, y con la oración
confiada y perseverante ”.

32 NINGÚN MORTAL PUEDE SALVARSE FUERA DE LA FE


De repente, sin saber cómo, me encontré de nuevo arrellanado en el viejo sillón de mi
pequeña sala. Continuaba fija la imagen en el televisor. El cigarro, con su espiral de humo
inmóvil e inconclusa, en el cenicero a mi derecha. Tiernamada se había vuelto a sentar en el
sofá que forma escuadra con mi sillón. Parecía que todo estaba igual que antes del vertiginoso
paseo a San Luis Potosí.
“Ningún mortal puede salvarse fuera de la Fe -me dijo mi bella visitante, rozando con los
dedos de su mano derecha el dorso de mi mano izquierda, paralizada sobre el brazo del sillón,
Y la Fe corresponde a lo que no se ve, porque si se viera, quiero decir, si se comprendiera
plenamente, ya no sería Fe sino evidencia.
Así pues, cuando me vaya, terminará nuestro paratiempo. Tu vida proseguirá su curso normal.
No quedarán señales ciertas de mi presencia. Recordarás esta conversación, pero dudarás si
fue sueño o realidad. Mas persistirá la operación que nuestro Dios obró en tu alma ”.
-“¿Por qué voy a dudar de mi entrevista contigo, la más trascendente de mi vida?”
- “Conviene que dudes de la realidad de mi visita, para que no se perturbe el mérito de tu Fe.
El auténtico cristiano cree en la Palabra Divina, porque nuestro Dios la ha dictado. Porque El
no puede engañarse ni engañarnos. Porque es digno de que Le crea toda creatura racional, y
nada más. Si se le añaden a la Fe algunos hechos extraordinarios, disminuye el mérito de
colaboración humana con la Voluntad Divina y decrece el grado de gloria en el cielo. Nuestro
Dios es Justo Remunerador.
Así lo dicen -me recordó- las palabras de Nuestro Señor Jesucristo a Santo Tomás Apóstol:
"¿Porque me has visto, has creído? Bienaventurados los que sin ver creyeron. Y entre estos
últimos te encuentras tú. Mas no importa que dudes de mi entrevista contigo, toda vez que lo
principal, lo verdaderamente esencial, ya fue realizado. Reconociste tus ideas religiosas y
algunas de ellas se han transformado en convicciones profundas y operativas”.
-“¿De manera que pensaré que esta maravillosa conversación y nuestro paseo a San Luis,
fueron simples ilusiones?”

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“Así será. Pero fíjate bien en lo que voy a decirte: Vale más una santa ilusión a lo divino, que
todas las realidades a lo mundano ”.
-“¿Acaso me olvidaré de ti?”
“Claro que no. Nuestro Dios es muy estricto en cuanto a la Fe y las obras de amor de Caridad
de cada uno de nosotros, porque es justo defensor del Honor Divino. Pero no es un tirano.
Muy al contrario, es benévolo sostenedor de los grandes amores que El ha designado ”.
Ella me sonrió con esa sonrisa suya, tan sincera, tan alegre, tan inolvidable, porque brotaba de
su felicidad celestial. Me miró con cariño y añadió: “Ya me tengo que ir”.
-“¡No, por favor, todavía no!”
Y no era el cumplimiento social, sino la necesidad de su presencia lo que me impulsaba a
retenerla. Intenté incorporarme para tocarla, sujetarla..., pero esta vez mi parálisis era total.
Me sonrió con sus dos hermosos hoyuelos, y me dijo: “¿Qué más quieres preguntarme?”
Posteriormente se me ocurrieron muchas preguntas sobre asuntos inquietantes de esta vida
terrenal. Pero en ese momento no me acordé de nada.
“No importa, no te preocupes -me consoló con ternura-. Nuestro Dios te concede una segunda
y quizás última entrevista extraordinaria, antes de tu muerte ”.
-“¿Cuándo tendrá lugar nuestra próxima conversación? ¿En dónde?”
- “No lo sé, ni debo averiguarlo. El Señor actúa sorpresivamente. Procura estar siempre
bien dispuesto ”.
El hermoso cuerpo de Tiernamada empezaba a transparentarse y mi tristeza se convertía en
angustiosa impotencia.
-“¡Espera, espera!”, le supliqué, para retener su vaporoso cuerpo que se esfumaba.
- “¿Qué más quieres? ”, me dijo, con la ternura que significa su glorioso nombre nuevo.
-“Te quiero a ti. Te amo más que a mí mismo”.
- “Lo sé y yo también te amo. Te amo más de lo que tú me quieres. Pero no soy tu único
amor. Recuerda: "Amarás al Señor tu Dios " en primer lugar. Yo ocupo en tu corazón uno de
los últimos lugares. Es nuestro Dios quien verdaderamente te ama y muchísimo más que yo”.
Mi bella visitante se desvanecía, sin que yo pudiera hacer algo para impedirlo. Al través del
cuerpo de mi amada, se veía el respaldo del sofá.
- “¡Hasta luego, mi amor! ”
-“¡Hasta pronto, Tiernamada!”

33 ESTOY COMPLETAMENTE SEGURO: DIOS ME AMA. ME AMA A MÍ, SINGULARMENTE, COMO SI


YO, PEQUEÑO Y MISERABLE, FUESE EL ÚNICO OBJETO DE SU AMOR
Todo volvió a la normalidad. Consulté mi reloj. Eran las tres y dieciocho de la tarde. Después
pedí la hora por teléfono y comprobé que mi reloj tenía ocho minutos de adelanto.
¿Serían los que pasé con Blanca en el patio de la Universidad? ¿Acaso había vivido yo ocho
minutos “extra”? El problema era saber quién tenía la razón: si mi reloj descompuesto o mi
mente enriquecida.

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Prosiguieron las caricaturas en la televisión. Terminó su desarrollo la voluta de mi cigarrillo.
Volví a oír el ruido del trasteo de la cocina. Me pareció que acababa de despertar de un largo
y placentero sueño. Invoqué a Tiernamada, pero fue inútil.
Sucedió lo que ella me había pronosticado. Deduje que todo había sido un magnífico
ensueño. Sin embargo, su influencia sobre mí era demasiado vigorosa, para relegarla por una
simple conclusión.
Miré la cajetilla de cigarros y le faltaba la envoltura de celofán. ¿Se la habría quitado yo
mismo en un acto de sonambulismo?
Y si lo hice, ¿en qué momento fue? Las caricaturas de la televisión no se interrumpieron en
mi conciencia. ¿De veras me habré quedado dormido?
¿O realicé un fantástico viaje por la quinta dimensión? Además, la suela de mis pantuflas
estaba mojada. ¿Sería por los charcos del patio de la Universidad? Y algo más, que me
desconcertó: Mi café aún seguía caliente.

Me puse a meditar en lo que había soñado. ¡Qué hermosa, Tiernamada! Mas las ideas que
aclaró en mi mente, ¿no son conceptos demasiado elevados para mi invención?
Vinieron a mi memoria sus ideas: “Recordarás esta conversación, pero dudarás si fue
sueño o realidad. Y así conviene que sea, para que no se perturbe el mérito de tu Fe” .
Ella tenía razón. Yo estaba dudando ahora. ¡Qué bien conoció mi espíritu ignorante, indeciso
y positivista!
Recordé esta otra idea suya: “Vale más una santa ilusión a lo divino, que todas las realidades
a lo mundano”. Muy cierta me pareció. Porque algo en mi interior me decía que cualquier
acercamiento sincero a Dios, es más real y verdadero que la porosa materia que nos rodea,
cuya plenitud es casi la de un espejo, el cual simula estar lleno y está vacío.

Si mi sueño maravilloso fuese una revelación, diría lo que El Cantar de los Cantares: “Mi
secreto, para mí”. Pero en la duda, me atengo a lo que afirma San Pablo: “Buscad las cosas
que son de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Saboread las cosas del Cielo,
no las de la tierra” (Col 3,1-2). Prefiero seguir este consejo, que conformarme con un vano
ensueño de cosmología-ficción.
También me impresionó esta otra idea suya: “Mas persistirá la acción que nuestro Dios operó
en tu alma”. Sí, hoy lo comprendo. Podré dudar de la entrevista con Tiernamada. Podré dudar
de la quinta dimensión. Podré dudar de todo, inclusive de mí mismo. Podré dudar hasta de
que dudo. Más de algo estoy completamente seguro: Dios me Ama. Me Ama a mí,
singularmente, como si yo, pequeño y miserable, fuese el único objeto de Su Amor... Porque
este espléndido conocimiento permanece arraigado en mi alma, como la dulce puya de una
convicción profunda y operativa.

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El mismo Autor, en tres libritos sobre “Los deleites del Más Allá”, reflexiona sobre el Divino
Misterio, para entrever los secretos recursos de la Esperanza Cristiana, para hallar alivio en la
fatiga, en la angustia y en la pesadez de la peregrinación en este mundo; para encontrar el
trampolín de lanzamiento del espíritu hacia los resplandores de la Gloria futura y para
empezar a vivir desde ahora la perfecta Leticia de la Patria.

La primera parte (el primer librito) resume la argumentación de siete hipótesis


escatológicas, basadas en la teoría relativística de la “QUINTA DIMENSIÓN” o
“ETERNIDAD CREADA”. Son cuestiones elevadas, pero en un lenguaje sencillo y sin
abandonar nunca la plataforma de la Fe.

La segunda parte reflexiona, manteniéndose en el mismo plano católico y de la teoría


relativística, acerca del instinto de la gloria futura, sobre el secreto del “nombre nuevo” y
del “maná escondido ” (Apocalipsis, 2,17), sobre el amor universal y sobre la santa
estrategia para cautivar al Amor el Altísimo.

La tercera parte, por último, describe algunas experiencias celestiales, el amor múltiple de la
Bienaventuranza, el verdadero progreso cristiano y cómo debe ser la educación cristiana.
Además añade una sencillísima argumentación filosófico-teológica sobre las hipótesis del
Autor, siempre basadas sobre el depósito de la Fe y a la vez sobre las modernas teorías
lógicas y matemáticas de la relatividad.

ATESTADOS
"No puedo no ver con simpatía Su empeño por procurar entre los fieles de hoy el progreso en
la perfección cristiana. En el ambiente en que se vive son oportunas las orientaciones que se
dan, en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia".
(Fr. Costantino Koser,
OFM, Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores. Roma)

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"Si bien no me es posible seguirle en todas Sus afirmaciones, encuentro esta obra (“Los
deleites del Más Allá”, segunda parte) muy interesante y original. En tal sentido Le ruego que
acepte mi enhorabuena en Cristo Nuestro Señor".
(Fr. Sighardo Kleiner,
Abad General de la Orden de los Cistercienses, Roma)

"El librito “Los deleites del Más Allá” (tercera parte) abre perspectivas de esperanza al
cristiano y a todo hombre. Tenemos necesidad de motivos de alegría y de serenidad en este
tiempo en que vivimos. Usted ha contribuido a despertar conciencias que lo necesitaban.
Enhorabuena".
(P. Antonio Leghisa, Superior General de la Congregación
de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María, Claretianos)

"Esta obra (“Los deleites del Más Allá”, segunda parte) adquiere particular interés en quanto
revela la riqueza de vida interior de un laico que vive los criterios de Cristo y que invita a
todos a recorrer el camino del Reino, en la visión natural de su consumación. Lo que quiere
decir, a vivir la vida con la «esperanza» que imprime a todos nuestros actos el valor
transcendente".
(S E. Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador.
El Salvador, Centroamérica) (Asesinado)

"Le expreso mi felicitación por el carisma que Dios Le ha dado para descubrirlo y para hacer
que otros hombres también Lo descubran en los signos de los tiempos".
(S E. Mons. Juan Jesús Posadas Ocampo,
Obispo de Tijuana, Baja California, México) (Asesinado)

"En todo caso, las páginas de este libro (“Los deleites del Más Allá”, primera parte), aunque
no sean desde luego dogmas de fe y sin dejar de ser en algún caso discutibles, ensanchan el
corazón, enriquecen la fe, profundizan en el sentido de la vida y hacen vislumbrar una
profunda comprensión de los posibles caminos de la Sabiduría de Dios en los laberintos de
este mundo. Un libro, además, bien escrito, sin autosuficiencia, con sencillez".
(Revista "Caridad", n, 112, pág. 24)

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