Literatura Del Renacimiento
Literatura Del Renacimiento
Literatura Del Renacimiento
1. EL SIGLO XVI
1.1. La sociedad del siglo XVI
Durante el siglo XVI el capitalismo sustituyó al feudalismo en muchos lugares de Europa. El campesino
medieval, que pagaba al señor con parte del fruto de su trabajo, es reemplazado por el obrero que trabaja
por un salario. El dinero se convierte en la fuerza que todo lo puede. Este cambio supuso una auténtica
revolución en la mentalidad de las gentes.
El sistema feudal se desmorona poco a poco. Los reyes incrementan su poder político y se crean los
Estados nacionales. La aristocracia se acomoda a los nuevos tiempos e imita a la burguesía que es la nueva
clase social cuyos valores va a adoptar la sociedad.
Todas estas transformaciones se producen con fuertes conflictos: revoluciones de campesinos,
guerras entre las nuevas naciones, aparición del protestantismo, etc.
Reinado ● España se cierra frente a Europa para evitar LÍRICA Fray Luis de León
de influencias de Reforma protestante. San Juan de la Cruz
Felipe II ● Contrarreforma católica: literatura ascética y PROSA Novela pastoril
(2º mística. NARRATIVA Novela morisca
mitad ● Desaparece el vitalismo y la moral pagana de la Miguel de Cervantes
siglo XVI etapa anterior.
PROSA Teresa de Jesús
DIDÁCTICA Fray Luis de Granada
TEATRO Lope de Rueda
1
Hay que recordar, no obstante, que la mayoría de la población seguía siendo analfabeta y era
corriente la lectura en voz alta en grupo, sobre todo de los libros de caballerías. En el medio rural se
mantenía la literatura oral (canciones, romances) y alguna vez se podían ver espectáculos teatrales. Los
grupos alfabetizados se encontraban en las ciudades entre aristócratas, eclesiásticos y burgueses.
1.3. El Renacimiento
El término Renacimiento define el periodo cultural y social posterior a la Edad Media, cuando renace
el interés por los autores griegos y latinos. La cultura, las letras y las ciencias son una necesidad de los
tiempos, favorecen el desarrollo comercial y son muy útiles para el gobierno de los Estados. Así los reyes
conceden privilegios a las Universidades porque cumplen una función imprescindible: en ellas se forman
juristas, médicos, etc.
El movimiento cultural más característico del Renacimiento es el Humanismo. Partiendo de una frase
del poeta latino Terencio: Soy un hombre: nada de lo humano considero ajeno, se afirma la posición central
que el hombre ocupa en el cosmos, hasta el punto de ser él mismo un microcosmos, un ser en que todo el
universo está reproducido en miniatura.
El Humanismo declara inválidas para las necesidades humanas el sistema de valores vigente en la
Edad Media, descubre en el mundo clásico un pensamiento, un arte y una literatura centrados en lo
humano. Tal descubrimiento de lo clásico es una consecuencia del cambio de mentalidad.
Importancia decisiva para la difusión del Humanismo va a tener la invención de la imprenta por el
alemán Gutenberg (1400-1468). Para muchos renacentistas este va a ser un hecho providencial ya que
permitió el acceso a libros a mayor parte de la población y la secularización de la cultura.
a) Antropocentrismo 1y racionalismo2
Ante a la actitud teocéntrica del hombre medieval, el renacentista se sitúa en el centro del mundo. El
renacentista se siente capaz de dominar el mundo (los descubrimientos geográficos y científicos
demostraban la naturaleza al alcance del conocimiento humano), de controlar su propia existencia. Se
exaltan el poder de la razón y el cultivo de la inteligencia, que convierten al hombre en un ser superior. La
idea de la época es que la razón debe dominar la pasión mediante el equilibrio y la mesura.
La visión totalizada del hombre dio lugar al concepto del cortesano: hombre que desarrollaba por
igual sus facultades físicas y espirituales y armonizaba el dominio de las armas y de las letras con las buenas
maneras cortesanas.
b) Culto a la a antigüedad clásica
Se tomaron de la antigüedad clásica (Grecia y Roma) modelos y formas de vida. El mundo clásico
descansa sobre una concepción antropocéntrica y materialista de la vida, y su conocimiento supuso el
descubrimiento del hombre, de sus instintos y su razón, y de la vida material con sus placeres y belleza que
habían sido desterrados por la concepción ascética del Medievo. Este será el siglo del Carpe diem!, un
tópico que anima a disfrutar de la vida y sus placeres.
El verdadero humanista ambiciona equipararse a los clásicos, creando una obra comparable a la que
ellos realizaron. De esa admiración nace la defensa del latín y de las lenguas vernáculas3 como medio más
natural de expresión.
c) Neoplatonismo
La filosofía de Platón dominó sobre el aristotelismo medieval. Este neoplatonismo señala que la
belleza de los seres naturales y materiales es un reflejo de la belleza divina. Según Platón, existe un “mundo
de las ideas” donde reside la esencia ideal, perfecta, de cada cosa existente. La belleza de un objeto natural
o artificial será mayor cuanto más se parezca a la esencia ideal. En la Edad Media esa idea se cristianizó y se
convirtió el mundo de las ideas en algo parecido al cielo. El neoplatonismo va a ser básico en la
consideración nueva del amor. Al defender la belleza de los seres naturales como reflejo de la divina, el
amor a lo individual nos lleva al amor a Dios
1
Antropocentrismo: Teoría filosófica que sitúa al hombre como centro del universo.
2
Racionalismo: Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e independencia de la razón humana
3
Vernácula: dicho de una lengua, nativo, propio, de nuestra casa o país.
2
d) Nuevo concepto de belleza
La belleza se basa en la armonía, el equilibro, la contención y la serenidad: herencia del mundo
clásico.
e) Religiosidad
El Renacimiento se caracteriza por el desarrollo de una religiosidad interior que se basaba en la
pureza de las costumbres y relegaba a un segundo plano los ritos externos. El humanista holandés Erasmo
de Rótterdam (1467-1536) fue el principal defensor de esta espiritualidad interior. En el marco de esta
mentalidad nueva surgió la Reforma Protestante, que compartía la religiosidad interior y la libre
interpretación de la Biblia, pero que discrepaba abiertamente de la Iglesia Católica en otros aspectos,
cuestionando su poder tanto espiritual como terrenal.
En respuesta a la Reforma protestante, la Iglesia católica inició la Contrarreforma. A partir del Concilio
de Trento (1545-1563), la Inquisición española será inflexible y perseguirá todas las ideas consideradas
sospechosas. Así en 1558 se prohíbe a los españoles seguir estudios en universidades europeas. Al año
siguiente se publica el Índice de libros prohibidos. Comienza entonces la censura de los libros, que tenían
que pasar una serie de controles antes de ser publicados. Los libros son vistos ahora como peligrosos
medios de difusión de ideas. Se persiguen con saña libros y pensadores.
Tópicos vinculados con el amor: Descriptio puellae, Carpe diem y Collige, virgo, rosas
La belleza de la mujer se idealiza como reflejo de la belleza divina y se describe mediante el tópico de
la Descriptio puellae (“descripción de la muchacha”). Se trata de un modelo de descripción tópica de la
belleza de la mujer que aparece como un ángel (donna angelicata) y se basa en metáforas de la naturaleza
que mezclan conceptos del espíritu (frialdad) y de la materia (calor). Así, la piel será mármol, hielo, nieve; el
cabello de oro, los labios de rubí, las mejillas son rosas. La descripción se realiza de arriba abajo (cabeza,
rostro, cuello, brazos, manos, torso y piernas, aunque con mucha frecuencia se detienen en el cuello). Esta
mujer –ángel hace brotar en el hombre el deseo de superarse a sí mismo y superar sus pasiones.
La belleza femenina da pie a otros dos tópicos muy conocidos, el Carpe diem (Disfruta cada día) y
Collige, virgo, rosas (Muchacha, corta las rosas). En ambos, el poeta anima a una mujer joven y bella a que
aproveche la juventud y la belleza mientras estas duren, ya que el tiempo de los placeres es muy breve. Se
identifica la juventud y la belleza con las estaciones (la primavera es la juventud, el otoño o el invierno, la
vejez) o con las flores, en especial la rosa, cuya belleza dura poco.
Para alabar a los varones el tópico renacentista es Sapientia et fortitudo (Sabiduría y valor), es decir,
la mezcla del soldado y el estudioso. Se valora que los hombres cultiven tanto su físico (con la danza, la caza
o la guerra) como el espíritu (con el estudio, la creación literaria, el canto y la música).
b) NATURALEZA
La Naturaleza, olvidada durante la Edad Media, aparecerá en el Renacimiento bellamente estilizada
como reflejo de la Belleza divina y como marco de incidencias amorosas, en armonía y reposo, que
contrasta con su agitado espíritu.
3
Tópicos relacionados con la naturaleza: locus amoenus, beatus ille, aurea mediocritas.
En la descripción de la naturaleza se sigue el tópico del locus amoenus (lugar agradable), procedente
de Virgilio, que describe una naturaleza ideal, armónica y reposada, con unas características fijas: arboleda,
sombras, corrientes de aguas cristalinas, flores, serenidad climatológica, prados de hierba fresca…
Relacionado con la descripción de la naturaleza están los tópicos de la alabanza de la vida sencilla:
Beatus ille y Aurea mediocritas. Fuera de la literatura bucólica y pastoril, el campo y la aldea se
contraponen a la ciudad y la Corte como un refugio de paz frente a los embates de la vida. El tópico de la
Aurea mediocritas (la feliz mediocridad) alaba la vida sin riquezas ni ambiciones, pero tranquila frente a las
preocupaciones del rico. Junto a este tópico, el Beatus ille (Feliz aquel) muestra la añoranza de la vida
apartada del mundo, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para encontrar la paz y la
armonía.
c) MITOLOGÍA
Los mitos sustituyen a las alegorías de la Edad Media y son utilizados en función de temas no
mitológicos, como símbolos de las fuerzas de la Naturaleza y de la pasión amorosa. La principal influencia
será de Ovidio con su obra las Metamorfosis.
d) RELIGIÓN
La paganización propia del primer Renacimiento se transforma en religiosidad en época de Felipe II.
Los temas siguen siendo el amor y la naturaleza, pero, ahora, los escritores ascéticos y místicos los divinizan
y los aplican a la exaltación del sentimiento religioso.
Odas: poemas en el que se expresa la admiración exaltada Fray Luis, Fernando de Herrera
por algo o alguien.
Teatro popular: festivo y costumbrista Torres Naharro, Gil Vicente, Lope de Rueda
4
La utilización de los versos y las estrofas italianas por parte de Juan Boscán y Garcilaso de la Vega
supone el mayor cambio producido hasta hoy en la historia de la poesía castellana. Se incorporaron el
endecasílabo y el heptasílabo y nuevas estrofas como el soneto, la octava real, la lira, la estancia, la silva y
el terceto.
Nuevas Soneto Poema estrófico de 14 versos compuesto por dos ABBA/ABBA/ CDC/DCD
estrofas cuartetos y dos tercetos.
Garcilaso de la Vega fue el prototipo del cortesano renacentista, tal como lo había definido el italiano
Baltasar Castiglione: muy culto, elegante, valeroso y hombre de letras. Garcilaso vivió, como él mismo dice,
“tomando ora la pluma, ora la espada”.
Su obra poética es escasa: una epístola (carta en forma de poema), dos elegías (poemas de dolor por
la muerte de alguien), tres églogas (poemas situados en ambiente pastoril y protagonizados por
pastores-poetas), cinco canciones (a imitación de Petrarca), treinta y ocho sonetos y unas pocas
composiciones al estilo tradicional. Esta breve producción modificó el rumbo de la lírica castellana y le
otorgó su definitiva configuración hasta los tiempos modernos.
4
Nació en Toledo, en el seno de una familia noble. Fue miembro de la corte de Carlos I, a cuyo servicio dedicó gran parte de
su vida. En 1526, tras su matrimonio con Elena de Zúñiga, acudió a Granada a las bodas del emperador Carlos. Allí se produjeron
dos hechos fundamentales en su vida de poeta: el embajador italiano Andrea Navagero le animó a él y a Juan Boscán a que
compusieran versos al estilo italiano y conoció a la mujer que inspiraría sus más bellos poemas: la dama portuguesa Isabel Freyre.
En 1529 realizó su primer viaje a Italia, donde vivió el ambiente cultural renacentista. En 1531 y a causa de una desavenencia
con el emperador fue desterrado primero a una isla del Danubio y luego a Nápoles, donde entró en contacto con el humanismo
italiano.
En 1536, recuperado el favor del emperador, fue herido en el asalto a la fortaleza de Le Muy en Provenza. Murió en Niza
poco después. [No es necesario estudiar las biografias]
5
Al entrar en contacto con el ambiente cultural italiano, la poesía de Garcilaso se adentró en el
petrarquismo. Garcilaso imitó los temas, el vocabulario, el estilo y el repertorio de imágenes de la belleza y
los elementos de la naturaleza empleados por Petrarca para retratar a la amada y describir su vivencia
amorosa. Además de Petrarca, el autor que mayor influencia ejerció en la poesía de Garcilaso fue
Sannazaro. La lectura de La Arcadia llevó al poeta toledano a incluir en sus composiciones pastores
caracterizados por su melancolía en un entorno idealizado. El contacto con el humanismo fomentó también
que Garcilaso leyera a los autores clásicos: Virgilio, Ovidio, Horacio…
A Garcilaso se le puede considerar como el definitivo adaptador de las formas italianas, introducidas
por su amigo Juan Boscán. Utiliza el endecasílabo italiano y las estrofas y recursos propios de la poesía
italiana (el soneto, el tercero, la canción, la lira…) en los que logra una extraordinaria flexibilidad y
armonía. Sus endecasílabos aportan a la lírica española nuevas posibilidades sonoras gracias al juego de
acentos.
3.1.4. Obra
Las Églogas condensan toda la riqueza de su mundo poético y es donde su sinceridad se aproxima a
la confidencia, pese al convencionalismo de la tramoya pastoril. Las tres Églogas fueron compuestas
durante su estancia en Nápoles y son composiciones líricas en las que unos pastores exponen sus quejas
amorosas en un entorno idealizado (locus amoenus).
La Égloga I contiene los monólogos de los dos pastores, Salicio y Nemoroso. La voz de un narrador
introduce las tristes quejas de Salicio, rechazado por su amada Galatea. Nemoroso, por su parte, Nemoroso,
llora la muerte de su querida Elisa. En los personajes de Salicio y Nemoroso se ha querido ver a Garcilaso y a
Boscán, pero es más probable que ambos sean el desdoblamiento del “yo” del poeta, que plantea así el
debate sobre qué pena de amor es más intensa: la del que es rechazado o la del que ha perdido a su amada
para siempre. El poema concluye en una atmósfera de melancolía y de afirmación del “dolorido sentir”
como condición de la existencia humana.
Hay que resaltar la frecuencia de las exclamaciones y preguntas, la hipérbole al tratar el proceso
amoroso y la identificación de la naturaleza con el sentimiento de dolor del poeta. Hay una mezcla de
sincera confesión y contención sobria y, a pesar de lo convencional del artificio pastoril, se percibe en el
poema la emoción y la pasión de un amor vivido.
La Égloga II, se centra en el amor no correspondido de Albanio hacia Camila. Albanio intenta
suicidarse y relata sus desventuras. Su amigo Nemoroso, además de referirse a sus experiencias amorosas,
elogia las hazañas del duque de Alba, protector del poeta.
La Égloga III describe un paisaje del Tajo, bellamente idealizado, al que acuden cuatro ninfas que
tejen en ricas telas escenas mitológicas de amores trágicos (Orfeo y Eurídice, Dafne y Apolo, Venus y
Adonis) y la historia de la muerte de la ninfa Elisa, con lo que se introduce la amada del poeta; en la
segunda parte los pastores Tirreno y Alcino cantan sus respectivos amores.
Esta Égloga —escrita en octavas reales— sobresale por la soltura en el uso de los recursos literarios,
por su perfecta estructura y, si la comparamos con las otras dos, por un mayor distanciamiento y
convencionalismo en la expresión del sentimiento amoroso.
Los treinta y ocho sonetos de Garcilaso desarrollan básicamente el sentimiento amoroso. Se trata de
un amor neoplatónico en el que no falta la indiferencia de la dama, el dolor del amante, la esperanza y la
desesperanza. Garcilaso habla del amor que siente por una mujer, Elisa, que es la inspiradora de la mayor
parte sus versos. Está imitando en esto a Petrarca, cuya amada se llamaba Laura: ambos, Garcilaso y
Petrarca, muestran su melancolía y analizan los sentimientos provocados primero por el amor no
correspondido y luego por la muerte de la amada. De la dama se describen pocos rasgos físicos; en cambio,
6
el mundo interior del poeta, marcado por el sufrimiento y la alegría del amor, es analizado muy a fondo. En
sus poemas de madurez aparece ya la nueva sentimentalidad renacentista, suave y melancólica.
Fray Luis de León es uno de los mayores poetas de todos los tiempos. Sus versos no se publicaron en
vida6. La primera edición de sus poemas la hizo Quevedo en 1637; la publicó para oponerse a las nuevas
corrientes poéticas que Góngora estaba imponiendo.
La obra poética de Fray Luis es escasa: no llegan a cuarenta los poemas que compuso. Además,
tradujo en verso castellano textos latinos, italianos y bíblicos (fue un gran hebraísta).
Su poesía se caracteriza por la asimilación de los clásicos, de la Biblia y de la corriente poética
italiana—usó el endecasílabo y la lira—, sin olvidar la tradición española y todo esto hermanado con la
sinceridad en la expresión apasionada de sus anhelos más íntimos, la sensibilidad ante la naturaleza, la
emoción poética, el fervor religioso y un estilo cuidado, aunque sobrio y natural.
Este estilo es, lógicamente, deudor de las tradiciones literarias de las que parte. Su poesía es sencilla
sólo en la apariencia, ya que, aunque siempre dentro de la norma renacentista de la elegancia y de la
naturalidad, su estilo es muy elaborado, como prueba el uso de muchas figuras retóricas: asíndeton,
polisíndeton, hipérboles, aliteraciones, hipérbatos, encabalgamientos abruptos, metáforas,
personificaciones, etc. Un rasgo peculiar de su poesía es que muchos de sus poemas están dirigidos a una
segunda persona. Ello explica el carácter conversacional que suelen tener: abundan las enumeraciones, las
exclamaciones e interrogaciones retóricas, las exhortaciones…
Los temas de sus poemas son la naturaleza, la añoranza del campo y de la vida tranquila, el gusto
por la noche y por la música. Estos temas proceden de la tradición clásica y neoplatónica: el beatus ille, es
decir, la búsqueda de la “descansada vida” y el alejamiento del “mundanal ruido”; la contemplación de la
noche estrellada; la armonía universal sentida al escuchar las notas musicales; el dominio de las pasiones; la
exaltación de la virtud. El deseo de armonía y la tranquilidad lo llevan a añorar la soledad, la “vida retirada”
cantada por los poetas clásicos paganos; pero, como cristiano, anhela la vida del cielo como suprema
liberación.
Existen en la segunda mitad del siglo XVI y en el XVII dos variedades de literatura religiosa:
a) La ascética (etimológicamente, ejercicio), que trata del esfuerzo que el hombre ha de realizar para
alcanzar la perfección moral y acercarse a Dios.
5
Nació en Belmonte (Cuenca) en 1527, de padres con ascendientes judíos. Muy joven ingresó en la orden de los agustinos y estudió
en Salamanca y Alcalá. Fue catedrático de Teología en la universidad de Salamanca. Su carácter, justo, pero agresivo, le granjeó
numerosos adversarios, los cuales, con el pretexto de que había desobedecido un acuerdo del Concilio de Trento al traducir el bíblico
Cantar de los Cantares, lo denunciaron. Estuvo, por ello, preso durante casi cinco años en Valladolid. Al recobrar la libertad, es fama
que reanudó sus explicaciones con estas palabras: “Decíamos ayer…” Volvió a ser amonestado por sus continuos enfrentamientos
en el claustro de profesores. Dejó la cátedra para desempeñar altos cargos en su orden, y murió en 1591.
6
Corrían copiados de mano en mano, especialmente entre los estudiantes, que lo adoraban. Un poema del Brocense, compañero
suyo de claustro, lo describe rodeado siempre de jóvenes, escuchando los poemas que le leían, o recitándoles él los suyos.
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b) La mística (etimológicamente, sabiduría secreta), que intenta describir el don gratuito que Dios
concede a algunas almas al fundirse con ellas y llenarlas de su amor. El proceso místico por el que el alma se
funde con Dios atraviesa tres fases o vías:
- Vía purgativa: el hombre se libera del pecado mediante la penitencia y la práctica de la virtud.
- Vía iluminativa: mediante la cual el alma se somete a Dios, renuncia a la razón y a la inteligencia
humanas y recibe una sabiduría especial que la ilumina. La culminación de la unión mística es el éxtasis, que
supone la anulación total de los sentidos y un sentimiento tal de felicidad y gozo que es inefable, no puede
expresarse con palabras.
- Vía unitiva: que supone la fusión, la unión mística entre el alma y Dios.
Las dos primeras son comunes a ascetas y místicos; a la tercera sólo llegan almas privilegiadas, los
místicos, por una gracia especialísima de Dios.
Las figuras más representativas de la mística española son Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Juan de la Cruz no tuvo un definido propósito literario, sus poemas son expresión personal de sus
vivencias y textos edificantes para beneficio espiritual de sus compañeros de orden. Por tanto, sus
motivaciones son más religiosas que artísticas; sin embargo, es tal su sensibilidad y el dominio de la
expresión poética que, como dice Dámaso Alonso, su obra parece tocada por el “ala del prodigio”.
Su obra en verso se puede dividir en dos partes:
a) Una primera de tipo tradicional, en la que emplea el octosílabo y cuyos modelos son los
cancioneros y la poesía popular de villancicos y romances.
b) Otra, de influencia italiana, en la que usa sobre todo el endecasílabo y, con sentido religioso,
desarrolla el tema bucólico con expresión procedente de Garcilaso. Estas composiciones constituyen su
poesía mística y representan la cumbre de su obra. Tres son estos poemas mayores: Noche oscura del alma,
Cántico espiritual y Llama de amor viva.
Cántico espiritual (1577), sigue de cerca el Cantar de los cantares bíblico. Es un diálogo entre la
Amada —el alma— y el Amado —Dios—, a quien ella ha buscado a través de valles y montañas hasta
encontrarlo y celebrar la unión mística con el Amado. Está escrito en liras.
El poema se puede interpretar como una representación de las vías místicas. En las dos primeras
estrofas aparece la vía purgativa, en las nueve centrales, la iluminativa y en las restantes, la unitiva.
Noche oscura del alma (1584) expone, bajo la forma de una alegoría, el caminar del alma hasta su
unión con Dios. Elige como fundamento alegórico una situación amorosa humana: la amada (el alma) sale
“a oscuras y segura” a encontrarse con el Amado (Dios). En este poema, la noche se transforma en luz, una
vez que ha guiado a la Amada hasta el Amado, y se establecen relaciones con las ideas espaciales: arriba (lo
divino) / abajo (lo humano). Está escrito en liras.
Llama de amor viva (1584) es un poema de cuatro estrofas de seis versos en el que, sin aludir a las
dos primeras vías, se centra exclusivamente en las sensaciones amorosas que expresa la Amada en la unión
con Dios, el éxtasis místico.
3.3.2.2. Temas
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Nació en Fontiveros (Ávila) en 1542. Ingresó muy joven en la Orden del Carmelo que estaba empezando a reformar santa Teresa.
Debido a esta reforma, en la que san Juan colaboró, surgieron disensiones en el seno de la Orden, que supusieron incluso la prisión
para el santo. Cursó estudios superiores en Salamanca, donde tuvo como maestro a Fray Luis de León. El último periodo de su vida
transcurrió en Andalucía, desempeñando cargos importantes en su orden y continuando su labor reformadora. Murió en Úbeda
(Jaén) en 1591
8
significado espiritual. Al intentar explicar sus sentimientos al producirse la unión mística con Dios, San Juan
se ve obligado a recurrir a la comparación con el amor humano. En realidad, esto ya se hacía así en el
mismo Cantar de los cantares, en el neoplatonismo y a lo largo de la Edad Media.
3.3.2.3. Influencias
La poesía de San Juan es un buen ejemplo de la lírica de su tiempo. Tres son las influencias principales
en sus versos:
1) La poesía culta renacentista a la manera italiana: empleo del endecasílabo y la lira, uso de
determinadas imágenes.
2) La lírica castellana tradicional: temas, vocabulario, formas, motivos, estribillos…
3) La poesía bíblica del Cantar de los cantares.
3.3.2.4. Estilo
En la poesía de San Juan predomina el sustantivo y escasean verbos y adjetivos. Además, los pocos
adjetivos que utiliza aparecen seguidos y pospuestos, en vez de antepuestos como sucedía en Garcilaso. En
el léxico conviven las palabras populares con las cultas de origen latino o bíblico.
San Juan intenta expresar sus experiencias místicas por medio del lenguaje humano, que le resulta
muy limitado. Por ello, utiliza recursos literarios como la reiteración, la intensificación, —“en soledad vivía /
y en soledad ha puesto ya su nido…”— ; el oxímoron —“música callada, soledad sonora”—; el hipérbaton
inusitado —“y miedos de la noche veladores”— ; exclamaciones afectivas; la concentración acumulativa
—“a las aves ligeras/ leones, ciervos, gamos saltadores/ montes, valles, riberas…”—; también las
metáforas, alegorías, comparaciones, paradojas, apóstrofes, etc. son recursos magníficamente utilizados por
el poeta.
Hay que destacar la facilidad de San Juan para escribir versos que sugieren las cosas que describen —
“un no sé qué que quedan balbuciendo…”—.
4. LA NARRATIVA RENACENTISTA
En el siglo XVI, los relatos todavía suelen ser cortos y se incluyen dentro de otras obras, sin tener
autonomía. No se puede hablar de novela en el sentido moderno. La palabra novela, de origen italiano, se
utiliza para referirse a narraciones breves, como las Novelas ejemplares de Cervantes. Los relatos más
extensos se denominan de modo muy variado.
Siguen editándose y siendo muy leídos durante todo el siglo XVI los libros de caballerías y las novelas
sentimentales del XV. Pero aparecen nuevos géneros narrativos:
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bucólica: evoca de modo idealizado la vida en el campo.
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escritores intercalaron relatos moriscos en sus obras mayores: Ozmín y Daraja de Mateo Alemán, incluido
en su Guzmán de Alfarache, y la Historia del cautivo del Quijote cervantino.
4.4.2. Problemas
Rodean al Lazarillo múltiples problemas. Las primeras ediciones conservadas son de 1554, pero
ninguna de ellas es la fuente de las otras y todas proceden de ediciones perdidas, no de manuscritos.
Probablemente, la primera edición sea de uno o dos años antes de las conservadas y el libro se compuso en
torno a 1550.
Se desconoce por completo quién pudo ser el autor. Se ha atribuido a varios escritores (el
diplomático Diego Hurtado de Mendoza; el poeta y prosista toledano Sebastián de Orozco, el fraile jerónimo
Juan de Ortega, el humanista Alfonso de Valdés…) pero ninguna atribución ha podido probarse
resolutivamente. No hay constancia explícita de las razones que tuvo el autor para ocultar su nombre, si
bien se pueden intuir los motivos, dado el carácter marcadamente anticlerical de la obra. Se trata, en todo
caso, de un escritor culto, pese al tono llano y natural que emplea.
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3) El carácter picaresco del protagonista: Algunos críticos han definido al “pícaro” como un
delincuente, es decir, un transgresor de las leyes civiles y morales, pero no un malhechor violento o
criminal. Es un personaje astuto, versátil, prudente y receloso. Se trata de un personaje listo, sin oficio, que
urde tretas para robar o vivir a costa del prójimo, con escaso sentido moral y que suele ser víctima de sus
propios ardides.
4) El protagonista tiene afán de medro, es decir, aspira a ascender socialmente y a mejorar su
situación económica y su puesto en la sociedad.
5) Explicación de un estado final de deshonor, aceptado o superado, a partir del pasado del
protagonista.
4.4.4. Argumento
Lázaro, un personaje de baja clase social, nacido en una aldea próxima a Salamanca, hijo de padres
sin honra, cuenta su vida, en primera persona, por medio de una carta, a un noble y desconocido señor, a
quien se dirige en el prólogo con el tratamiento de “vuestra merced”, para explicarle los detalles de un
“caso”, que no es otro que la explicación de los rumores sobre las posibles relaciones de la mujer de Lázaro
con el Arcipreste de San Salvador. Para ello, Lázaro habla de su vida desde su nacimiento y cuenta cómo,
desde niño, sirve sucesivamente a un ciego astuto y miserable, a un clérigo avaro, a un escudero pobre y
preocupado por su honra, a un fraile de la Merced, a un farsante vendedor de bulas y a un alguacil. La
novela termina cuando Lázaro, a los veintitantos año y en Toledo, se casa, de modo deshonroso, con la
criada del Arcipreste de San Salvador. La gente murmura que la boda ha sido un “apaño” y que la mujer de
Lázaro es la amante del Arcipreste. Aunque Lázaro lo niega todo, ciertas afirmaciones suyas no dejan lugar a
dudas, y él justifica su vida actual porque en ese momento él se encontraba “en mi prosperidad y en la
cumbre de toda buena fortuna”.
4.4.5. Estructura
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En cuanto al tiempo ya se ha señalado que en el Lazarillo se producen desfases entre el tiempo que
duran los hechos narrados y el que dedica el narrador, Lázaro adulto, a narrarlos. La infancia de Lázaro,
hasta los doce años, ocupa solo unos pocos párrafos. Sin embargo, al corto periodo que pasa con el ciego se
le dedican bastantes páginas, así como su estancia de seis meses con el escudero. Con este último es
significativa la extensión adjudicada, al principio del tratado III, al tiempo que transcurre desde la mañana
hasta la hora de “comer”. Indudablemente, el narrador-protagonista selecciona los acontecimientos que
considera relevantes para la explicación del “caso”.
4.4.7. Temas
La ironía sólo se percibe atendiendo al contexto y depende de las intenciones del emisor y de la
capacidad de interpretación del interlocutor, que infiere que el primero quiere decir algo diferente de lo que
literalmente dice. En el Lazarillo, todos llegan a ser irónicos: narrador, personajes y autor.
En numerosas ocasiones, el narrador protagonista dirige la ironía hacia sí mismo. Por ejemplo,
cuando el escudero le dice que para vivir mucho lo mejor es comer poco, piensa: “Si por esa vida es —dije
entre mí—, nunca yo moriré, que siempre he guardado esa regla por fuerza, y aún espero, en mi desdicha,
tenerla toda mi vida”.
La ironía de los amos tiene como destinatario al propio Lázaro. El ciego, por ejemplo, dirá a Lázaro
cuando le lava con vino las heridas que le ha hecho propinándole un jarrazo: “Lo que te enfermó te sana y
da salud”. O el clérigo de Maqueda quien, al darle los huesos que él ha roído antes, le dice: “Toma, come,
triunfa, que para ti es el mundo”. O el escudero que, al encontrarse con Lázaro y ofrecerle trabajo le dice:
“Pues vente tras mí, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo; alguna buena oración rezaste hoy”,
sabiendo que, con él, Lázaro pasará hambre.
Por último, el autor dirige su ironía hacia Lázaro adulto. Al comenzar el relato dice: “Yo por bien
tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas”, donde señaladas no tiene el sentido
elogioso de “famosas” sino que se refiere a “comentadas, criticadas”.
La novela es, por otra parte, una dura crítica de la sociedad de su tiempo, tanto que los
comportamientos de los personajes, siempre hipócritas e interesados, como del sistema social que los
obliga a ser así. Dos mitos centrales de la España del XVI son el objeto central de esa crítica: la obsesión por
la honra y la religiosidad. Por un lado, el episodio del escudero pone en evidencia la falsedad del
sentimiento del honor de la nobleza. Por otro, la mayor parte de los amos de Lázaro son clérigos y todos
explotan, más o menos cruelmente al muchacho. El anticlericalismo de la obra es, pues, evidente. Si la
nobleza y la Iglesia son satirizadas, tampoco otros estamentos se libran de la censura del autor anónimo: la
justicia o los miliares, por ejemplo, son también criticados.
En la novela no aparecen valores como el amor o la amistad, predominan la ambición, la avaricia, el
dinero, el provecho propio, las apariencias, la astucia, el cinismo… El autor del Lazarillo pone así al
descubierto la cruel vida española de mediados del siglo XVI.
El Lazarillo está escrito en un lenguaje llano, sin artificios, directo. Los personajes se expresan de
acuerdo con su condición individual y se ajustan a lo que pide el momento: júbilo, tristeza, cólera, etc. El uso
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de refranes, modismos, el vocabulario mismo, guardan relación con el estrato social al que pertenece el
protagonista narrador. La frase corta, pero vivamente expresiva y ágil, o extensa, según la función narrativa
que realice, y la precisión en captar, a veces con un toque de ironía o humor lo esencial y revelador,
manifiestan un dominio del lenguaje y del arte de narrar.
Destaca especialmente el sentido del humor, con el empleo humorístico de algunos pasajes del Evangelio
o con el uso de juegos de palabras, como cuando Lázaro habla del ciego: “este me dio la vida y, siendo ciego,
me alumbró y adentró en la carrera de vivir”; o cuando habla de sí mismo: “Lázaro, lacerado”. Para
conseguir el efecto irónico, se recurre al diminutivo y a la antítesis: “Fue tal el golpecillo que me tuvo fuera
de mí por espacio de tres días” o “No era yo señor de asirle una blanca todo el tiempo que con él viví o, por
mejor decir, morí”.
Como poeta, debió de escribir bastantes poemas de carácter culto, pero muchos se han perdido. Sólo
publicó una obra en verso, El viaje del Parnaso (1614), en la que presenta en conflicto a los buenos y malos
escritores.
Como dramaturgo, escribió Cervantes numerosas obras, de las que conservamos más de una decena
de comedias y ocho entremeses. Sus comedias, de muy diversos temas, siguen las normas clásicas y se
distinguen por ello de las que triunfan en la época. Títulos de comedias cervantinas son Los baños de Argel,
El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos… Su única tragedia conocida es La Numancia.
Muy interesantes son sus entremeses, certero retrato de las clases populares de la época. Partiendo
de Lope de Rueda, Cervantes hace más complejos a los personajes y dignifica al simple o bobo, personaje
básico del entremés. La construcción de las piezas y la trama argumental son también más sólidas. Entre los
más famosos entremeses cervantinos, figuran El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de
Daganzo, El viejo celoso, El rufián viudo…
Cervantes sobresale especialmente como novelista. Escribe novelas de casi todos los tipos conocidos
en su tiempo.
Su primera novela, La Galatea (1585), desarrolla el tema de los amores entre pastores y contiene,
como es habitual en las obras ce Cervantes, comentarios de crítica literaria, juicios teóricos, etc.
Su última novela, El Persiles, publicada póstuma en 1617, es una novela bizantina. Las novelas
bizantinas eran novelas de amor y de aventuras, donde los enamorados protagonistas, tras pasar por
diversos lugares y peripecias, terminan felizmente su viaje. Cervantes sigue de cerca este modelo, pero
procura que los hechos narrados resulten creíbles.
Si no hubiera escrito el Quijote, es muy posible que Cervantes hubiera pasado a la historia literaria
por ser el autor de las Novelas ejemplares. Esta colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613.
Cervantes es el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales. El adjetivo
ejemplares del título expresa su conexión con el género de los ejemplos medievales: se presenta una
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Nació Cervantes en 1547 en Alcalá de Henares. En 1570 marchó a Italia y quedó impresionado por su arte, su literatura y su vida.
Participó como soldado en la batalla de Lepanto y permaneció como militar en diversos lugares italianos. Cuando regresaba a
España, en 1575, fue apresado por los turcos y conducido a Argel. Allí permaneció cautivo durante cinco años. Rescatado, volvió a
España, donde llevó hasta el final de sus días una vida difícil y azarosa (fue excomulgado y encarcelado varias veces). Vivió en
Esquivias (Toledo) en diversos lugares de Andalucía, en Valladolid y en Madrid, donde murió el 23 de abril de 1616
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historia breve de la que se extrae una moraleja. Pero no todos estos relatos tienen una ejemplaridad moral,
sino que son modelos o ejemplos de creación literaria.
Suelen agruparse las Novelas ejemplares en dos conjuntos: las novelas realistas y las novelas
idealistas.
a) Novelas realistas: Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El celoso extremeño, El
casamiento engañoso y El coloquio de los perros.
b) Novelas idealistas: El amante liberal, La española inglesa, La fuerza de la sangre, Las dos
doncellas y La señora Cornelia.
Combinan rasgos de ambos grupos las dos restantes: La gitanilla y La ilustre fregona.
5.4. El Quijote
5.4.1. Edición de la obra
Un año antes, en 1614, había aparecido el Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de La
Mancha, firmado por Alonso Fernández de Avellaneda. En el prólogo de este Quijote apócrifo se insultaba a
Cervantes; éste respondió en el prólogo de la segunda parte de su libro, e incluyó, dentro de la ficción
misma, numerosas referencias a la falsedad de la novela de Avellaneda.
La materia narrativa se encuentra dividida en las dos partes en que está escrito el Quijote, pero la
estructuración del relato está determinada por las andanzas de don Quijote: las salidas de su casa y de su
pueblo por tierras de La Mancha, Aragón y Cataluña en busca de aventuras.
El Quijote desarrolla una acción principal organizada en tres salidas: la primera y la segunda se narran
en la primera parte; la tercera abarca toda la segunda parte.
El esquema narrativo básico de cada salida es el siguiente:
a) Salida de la aldea: La primera vez don Quijote deja su casa solo; en las otras dos le acompañará su
fiel escudero Sancho Panza; en los preliminares de la tercera salida aparece el bachiller Sansón Carrasco,
que irá en su busca y le causará su última derrota.
b) Serie de aventuras: Las aventuras del caballero se suceden también de un modo semejante: don
Quijote se enfrenta con la realidad porque la percibe deformada (molinos= gigantes) y fracasa, además de
recibir con frecuencia golpes y palos. En la tercera salida hay un cambio: el protagonista ya no se equivoca,
sino que los demás desfiguran la realidad por su conveniencia o para divertirse a su costa.
c) Regreso a la aldea: Las tres salidas concluyen con el regreso a casa de don Quijote: las dos
primeras, en condiciones penosas; la última, para morir.
El camino desempeña un papel fundamental, pues favorece el encuentro con personas de todo tipo y
estrato social. Los encuentros de los protagonistas con otros personajes originan episodios ajenos a la
acción central, con la cual se relacionan de diverso modo.
Las historias intercaladas destacan por su variedad formal y responden a los estilos de la narrativa
anterior: novela pastoril, sentimental, morisca, de aventuras y novela corta de tipo italiano. Cervantes
justificó su presencia para que no faltase variedad a su novela, pero en la segunda no incluyó novelas, sólo
algún episodio que enlaza con el eje argumental.
5.4.3. Argumento
a) Primera parte:
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El caballero manchego don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos el Bueno, enloquece leyendo
libros de caballerías. Concibe la idea de lanzarse al mundo, con el nombre de don Quijote de la Mancha,
guiado por los nobles ideales la caballería. Con armas absurdas y un viejo caballo, Rocinante, sale por La
Mancha y se hace armar caballero en una venta que imagina ser un castillo, entre las burlas del ventero y de
las mozas del mesón. Libera a un muchacho a quien su amo está golpeando por perderle las ovejas (pero
apenas se marcha, prosigue la paliza). Unos mercaderes lo golpean brutalmente; un conocido lo recoge y lo
devuelve a su aldea. Ya repuesto, convence a un rudo labrador, Sancho Panza, ofreciéndole riquezas y poder,
para que lo acompañe en sus aventuras. Y siempre sale mal parado: lucha contra unos gigantes que no son
otra cosa que molinos de viento; es apaleado por unos arrieros; da libertad a unos criminales, que luego lo
apedrean, etc. Sus amigos, el Canónigo y el Barbero, salen en su busca y lo traen engañado a su pueblo,
metido en una jaula.
b) Segunda parte:
Don Quijote, obstinado en su locura, sale otra vez acompañado de Sancho Panza. En sus correrías por
tierras de Aragón, llegan a los dominios de unos Duques, que se burlan despiadadamente de la locura del
señor y la ambición del criado. Mandan a este como gobernador a uno de sus estados; Sancho da pruebas
de un excelente sentido, pero cansado de la vida palaciega, organizada en son de burla por los Duques, se
vuelve a buscar a don Quijote. Tras constantes aventuras, marchan a Barcelona, y allí es vencido por el
Caballero de la Blanca Luna, que es su amigo Sansón Carrasco disfrazado así para intentar que don Quijote
recobre su cordura. Sansón Carrasco, vencedor, le impone la obligación de regresar a su pueblo. El caballero,
física y moralmente derrotado, vuelve al lugar y allí muere cristianamente después de haberse curado de su
locura.
5.4.4. Espacio
Se trata de una novela itinerante. Los personajes de los libros de caballerías iban constantemente de
un lugar a otro sin más leyes que las que les dictara el azar para sus aventuras. Frente a los espacios
fabulosos o fantásticos de los libros de caballerías, los escenarios de esta novela son reales: los
protagonistas se desplazan por los caminos y pasan por distintas localidades, pero las descripciones físicas
son imprecisas y se limitan a lo más importante.
En la primera parte los protagonistas recorren La Mancha hasta Sierra Morena; cuando se detienen,
la venta se convierte en un núcleo espacial, lugar de paso donde se mezcla gente de distintos grupos
sociales.
En la segunda parte, los personajes se desplazan por Aragón y Cataluña y son menos “andantes”. El
espacio más importante es el palacio de los duques, donde se relacionan con la alta nobleza, que ha leído la
primera parte de la obra y trama una serie de burlas para entretenerse y divertirse a su costa. Don Quijote
se siente tratado como un caballero y, por primera vez, amo y escudero se separan.
5.4.5. Tiempo
La narración es cronológica y lineal: el caballero sale un día de julio de un cierto verano y en ese
mismo verano (por licencia poética, demasiado largo) ocurren las tres salidas y su muerte.
Las alusiones temporales a lo largo de la obra son escasas e incoherentes. Estos disparates
cronológicos no afectan a la progresión regular del relato que percibe el lector: el período que abarca la
historia comienza con la locura del protagonista y acaba, poco tiempo después, con su muerte.
5.4.6. Personajes
Los numerosos personajes que pueblan las páginas del Quijote pertenecen a todas las categorías
sociales, desde las más altas a las más humildes. Uno de los grandes valores de la novela de Cervantes es la
creación de la pareja protagonista. Los protagonistas, don Quijote y Sancho, son dos figuras distintas y
complementarias, que llegan a hacerse amigos gracias al diálogo. Juntos recorren los caminos y se influyen
mutuamente: sus caracteres se van modificando por el hablar y el hacer de cada uno. Sus relaciones
cambian: de la autoridad de don Quijote y la obediencia de Sancho, a la crítica y el enfrentamiento; pero los
unen, como en la vida, la amistad y la lealtad.
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a) Don Quijote
El personaje es descrito como alto y delgado, viejo, colérico, culto y gran lector, soltero, solitario,
valiente e impulsivo. Hidalgo rural y pobre, su locura lo lleva a convertirse en caballero.
El tema de la locura es central en la obra, ya que constituye la base del conflicto permanente entre el
héroe y la realidad que se le presenta. Quiere y cree ser caballero andante, pero sabe que finge (“Yo sé
quién soy”, dirá). La locura de don Quijote está limitada al mundo de lo caballeresco; en los momentos en
que no aparece este tema, el protagonista es admirablemente cuerdo, generoso, culto, tolerante y
mesurado, como reconocen muchos de los que le tratan. En este sentido, se podría decir que don Quijote
vive en cuatro “mundos” que aparecen relacionados por la estructura novelesca paródica:
- Un mundo voluntario: al volverse loco, el hidalgo rompe con una personalidad a la que le
condenaban las circunstancias, su tiempo y su espacio. Por medio de la locura, se escapa de su realidad
cotidiana. Ahora puede buscar una nueva personalidad, a través de la imitación de los modelos que admira,
de ahí el nuevo nombre, que significa para él una nueva identidad y una nueva vida.
- Un mundo transformado: el mundo voluntario de don Quijote hace que este transforme la realidad
que le rodea: ve gigantes donde hay molinos, ejércitos donde hay rebaños, etc.
- Un mundo fingido: una serie de personajes “siguen la corriente” a don Quijote, aparentan creer que
el mundo transformado es el real. Unos lo hacen para reírse de él (el ventero, los condes…) otros para
intentar curarlo (el bachiller Sansón Carrasco, el cura…).
- El mundo “real”, el objetivo, del que don Quijote huye a toda costa.
b) Sancho
Representa al hombre llano, con una enorme sabiduría popular, práctico y materialista. Es lo opuesto
a su amo: bajo y barrigudo, prudente, analfabeto, casado y pacífico. Acepta servir a don Quijote por su
simpleza y por la recompensa prometida de una ínsula. El personaje, síntesis del tonto de la tradición
folclórica, del bobo del teatro y parodia del escudero de las narraciones caballerescas, se transforma
durante la narración en un ser complejo, independiente, que duda y cree, miente y es engañado, ríe y llora,
se muestra discreto y tonto; pero es siempre bueno y compasivo.
En la novela cervantina se distinguen un narrador básico o principal, distintos autores ficticios y varios
narradores-personajes:
a) Narrador principal: Cuenta desde un nivel superior y externo a la historia, es omnisciente y, en
ocasiones, usa la primera persona para designarse a sí mismo como responsable directo de lo narrado.
b) Autores ficticios: El narrador interrumpe el relato en un momento clave de un episodio ⎯en plena
pelea con un vizcaíno⎯ y dice que aquí se acaba el documento que le servía de base. Pero entonces, el
narrador principal explica que, casualmente, ha encontrado el texto original en árabe, de un tal Cide
Hamete Benengeli, y se lo hace traducir por un morisco aljamiado (que habla castellano) con lo que puede
continuar la narración. Todo esto constituye una parodia de los pseudoautores y traductores que aparecían
en las novelas de caballerías. Este artificio permite a Cervantes un alejamiento irónico, ya que puede
comentar su propia obra.
c) Narradores-personajes: El narrador principal cede la palabra a los personajes que cuentan relatos
de distinto tipo en los que desempeñan diferentes funciones. En las historias intercaladas hay
narradores-personajes que son simples testigos, otros que participan en las historias contadas y algunos son
sus protagonistas.
El lenguaje del Quijote es un acabado resumen de la variedad de estilos típica del Renacimiento. En
él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular
⎯conformes ambas con la condición social de los personajes⎯, las disquisiciones eruditas con los refranes y
dichos de profundo saber popular, etc. Su dominio del castellano fue portentoso: utiliza en sus obras más de
doce mil palabras distintas, aspecto relevante, ya que una persona culta puede utilizar entre cinco y seis mil.
La pluralidad de los mundos que refleja El Quijote tiene su reflejo en la variedad de los registros
lingüísticos:
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- Registro del narrador (Cervantes), que corresponde a la prosa culta de finales del XVI y principios del
XVII, pero sin afectaciones ni oscuridades innecesarias.
- Registro de los protagonistas, manifestado a través de los diálogos:
o Don Quijote muestra dos estilos diferentes: el que corresponde a la imitación de los modelos
caballerescos y el que corresponde al mundo real en el que se mueve. Cuando don Quijote se
refiere a asuntos de caballerías utiliza un estilo anacrónico, lleno de expresiones arcaicas; sin
embargo, cuando no se trata de asuntos de caballeros, don Quijote muestra en su lenguaje tanta
precisión como juicio en sus razonamientos. Así, corrige con frecuencia no sólo a Sancho, sino a
otros personajes que hacen un uso incorrecto del castellano.
o Sancho muestra un estilo muy distinto de su señor, como corresponde a su diferente educación y
posición social. El habla de Sancho reproduce el vocabulario, los giros y expresiones propios de
un rústico, así como la riqueza de sentencias manifestada en el constante empleo de refranes
que llega a abrumar a don Quijote.
- Registro de los demás personajes: cada uno de ellos nos indica por medio de sus palabras su nivel
cultural, su estado de ánimo, su personalidad. En definitiva, los personajes del Quijote quedan
perfectamente individualizados por su forma de hablar.
El propósito del Quijote es la parodia de los libros de caballerías, y como libro casi exclusivamente
cómico fue leído durante los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, desde el Romanticismo se interpreta la novela
como la defensa de un ideal en un mundo en el que los grandes ideales han perdido su sentido.
El Quijote es también un libro de crítica y teoría literaria: no sólo los personajes hablan
constantemente de literatura, sino que el conjunto de la obra es en sí mismo un ejercicio de
experimentación literaria; en ella se encuentran relatos de todo tipo (pastoriles, moriscos, cortesanos…),
poemas, diálogos, etc. Además, la novela cervantina retrata bastante fielmente la vida española de su
tiempo: por sus páginas desfilan grandes nobles poseedores de títulos; hidalgos que desean recuperar una
posición social digna, labradores ricos o míseros labriegos, criados, curas, cabreros, presos, moriscos, etc.
6. EL TEATRO RENACENTISTA
6.1. Primera mitad del siglo XVI
Lucas Fernández fue discípulo de Juan del Encina y escribió varios dramas muy próximos todavía al
teatro medieval, como es el caso de su Auto de la Pasión.
Gil Vicente fue un escritor portugués que escribió también en castellano. En su producción alternan
las obras religiosas (Trilogía de las Barcas, Auto de la Sibila Casandra) con las profanas (Don Duardos).
Características del teatro de Gil Vicente son la sátira de los eclesiásticos, la incorporación de elementos
folclóricos y la gran calidad de los poemas y canciones que se incluyen en sus dramas.
Bartolomé de Torres Naharro debe a su estancia en Italia el buen conocimiento del teatro clásico y el
renacentista. Dividió sus comedias en dos tipos: las comedias a noticia y las comedias a fantasía. Las
comedias a noticia (Soldadesca y Tinellaria) tienen un carácter realista y en las comedias a fantasía
(Serafina e Himenea) se deja vía libre a la imaginación. Rasgos generales de su teatro son la variedad de
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tipos y clases sociales, su dominio del diálogo y de las técnicas dramáticas, su vitalismo y el fuerte
anticlericalismo.
Se produce la consolidación del teatro, pero desaparecen de las obras los contenidos satíricos por la
presión que ejercía la censura de la Inquisición.
En esta segunda mitad conviven muchos tipos de teatro. Junto al teatro religioso y profano, que se
representaba en las iglesias, palacios o en la calle en determinadas fiestas religiosas, se desarrolla a lo largo
del siglo XVI un teatro popular, representado de forma rudimentaria en los pueblos o puesto en escena en
los corrales de comedias que van surgiendo en las ciudades más importantes.
Dentro de este teatro sobresale la figura de Lope de Rueda. Actor, director de escena y autor al
mismo tiempo, escribió muchas comedias en prosa al modo italiano, pero introdujo muchas novedades,
como la utilización de numerosos elementos cómicos para adaptar la comedia culta italiana al ambiente
popular en que se representaban las obras. Muy conocido son sus pasos, breves piezas cómicas
representadas en los entreactos de las comedias, cuyo éxito popular se debe a su cercanía al folclore. Los
pasos de Lope de Rueda darán lugar a los entremeses, caracterizados por su brevedad, su comicidad y el
dominio del lenguaje.
En el florecimiento del teatro español que lleva hasta Lope de Vega y los dramaturgos del XVII tuvo
gran importancia la actividad teatral en Sevilla y Valencia a fines del siglo XVI. Los autores valencianos
incorporaron a sus obras muchos elementos (asuntos de la historia nacional, temas locales, tono
costumbrista, aproximación al gusto popular…) que después aprovechó Lope de Vega. Otros autores como
el mismo Cervantes o Juan de la Cueva también contribuyeron al auge del teatro.
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