Tensiones y Posiciones Respecto de Los Usos Del Lenguaje: Una Batalla No Solo Cultural
Tensiones y Posiciones Respecto de Los Usos Del Lenguaje: Una Batalla No Solo Cultural
Tensiones y Posiciones Respecto de Los Usos Del Lenguaje: Una Batalla No Solo Cultural
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Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / INCIHUSA - CONICET
www.estudiosdefilosofia.com.ar / Mendoza / 2020 / Dosier (1-15)
Paula Morales
Facultad de Ciencias de la Comunicación
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Recibido: 26/02/2020
Aceptado: 31/03/2020
Resumen. El objetivo principal del trabajo es dar cuenta de las tensiones y posiciones respecto de los
usos del lenguaje no sexista e inclusivo, teniendo en cuenta las distintas líneas de acción y de trabajo que
las autoras hemos recorrido en torno al tema en el campo de la comunicación en su cruce con los estudios
de género/feminismos y la educación. Para ello se aborda la historicidad del problema del lenguaje y la
crítica de los feminismos junto a algunas perspectivas filosóficas en tensión. El escrito retoma la idea del
lenguaje como arena de lucha por los sentidos con un importante rol en construcción intersubjetiva de las
identidades sociales, el uso del genérico masculino como la conquista más preciada de la lengua dominante
para finalizar con la propuesta de pensar el término “lenguaje inclusivE”.
Palabras clave: Usos del Lenguaje, Crítica Feminista, Identidades Sociales, Lenguaje Inclusivo.
Abstract. The main objective of this work is to account for tensions and positions regarding the uses of
non-sexist and inclusive language, considering the different lines of action and work that the authors have
done around the topic in the field of communication studies in intersection with gender, feminisms and
education. The historicity of the problem of language and the critique of feminisms are approached along
with some philosophical perspectives in tension. The writing revisit the idea of language as fighting space
for the senses with an important role in intersubjective construction of social identities, the use of the generic
masculine as the most precious conquest of the dominant language to conclude with the proposal to think
the term “inclusivE language”.
Keywords: Uses of Language, Feminist Criticism, Social Identities, Inclusive Language.
I. Introducción
La autora Diana Maffía (2012) explica que una definición clásica del lenguaje sería
aquella que remite a la capacidad que tienen las personas de construir sistemas
simbólicos. El planteo va en tono con los aportes de Ferdinand de Saussure, en su
Cours de Linguistique Générale. Siguiendo este hilo, un producto de esta capacidad es
la lengua, ya que nos permite expresarnos y comunicarnos. Para Maffía aunque la
capacidad de crear sistemas simbólicos va más allá de la lengua, ésta adquiere una
función relevante porque permite seleccionar de la experiencia lo que nos resulta
1 En el año 2015 se produjeron en Argentina una serie sucesiva de femicidios que conmocionaron la opinión pública. Por
este motivo personalidades de diferentes sectores y familiares de víctimas de violencia de género convocaron a una
concentración en repudio a los femicidios en diferentes puntos del país para el 3 de junio, bajo el lema #NiUnaMenos.
2 Desde 2016 se realiza el 8M un Paro Internacional de Mujeres. El primero surge en Islandia en 1975. Muchos años
después, en 2016, mujeres polacas realizaron una huelga de un día contra la ley que penalizaba a aquellas que
abortaban. La protesta pasó a la historia como el “Lunes Negro” y tuvo como resultado acabar con esa normativa. El
19 de octubre de se mismo año, y tras siete femicidios en una misma semana, Argentina se puso de pie: se lanzó la
convocatoria desde las redes sociales y organizaciones feministas -entre ellas, el movimiento Ni Una Menos-
propusieron un paro de mujeres de una hora con movilizaciones masivas en todo el país. A partir de entonces, se armó
un grupo de trabajo internacional que comenzó a trabajar en las acciones de cara al año siguiente. El 8 de marzo de
2017, 2018 y 2019 la medida se replicó en gran cantidad de países y muy fuertemente en Argentina.
3 Llamado el año de los pañuelazos por la fuerte pregnancia que tuvieron los pañuelos verdes y las prácticasde
visibilización de la lucha por la despenalización y legalización del aborto en Argentina.
4 Dada la heterogeneidad de los movimientos feministas y de las disidencias sexuales, no desconocemos que hay
resistencias porque, por ejemplo, surge el interrogante acerca de que si con el uso de la “e”, las mujeres no volvemos
a ser invisibilizadas en el lenguaje. De todos modos, entendemos que estamos refiriendo a procesos de
transformaciones socio-culturales, políticas y materiales en los que nada está dicho de una vez por todas.
pertinente, ponerle nombre y comunicarlo. La autora precisa que aunque los símbolos
de nuestra lengua no tienen una relación necesaria con aquello que refieren, son
arbitrarios y –además- requieren un consenso. Es decir, para comunicarnos no usamos
cualquier sonido o cualquier grafismo como palabra (esto lo haría imposible). Sin
embargo, ese consenso ha sido históricamente sexista, ha privilegiado arbitrariamente
las experiencias y relevancias de un sexo sobre otro (de los varones sobre las mujeres)
y no sólo las mujeres han sido segregadas, sino también muchos otros sujetos
subalternos lo fueron. Por lo anterior es que hablamos de androcentrismo, tal como
explicamos líneas arriba, partiendo del reconocimiento de este privilegio del punto de
vista del varón adulto, blanco, capaz y educado por sobre todas las otras experiencias
humanas nombrables, decibles.
Es que el lenguaje no es una entidad natural, abstracta, dada de una vez y para
siempre. Por el contrario, el lenguaje no puede comprenderse por fuera de una
comunidad. A la vez es el uso de un mismo código lo que le otorga a esa comunidad
cohesión y continuidad. Entonces, analizando la lengua podemos analizar los procesos
culturales y sociales, los valores predominantes que en ella se reflejan y perpetúan. La
lengua - no solo el lenguaje - es dinámica, el lenguaje evoluciona casi siempre por detrás
de la necesidad; nadie inventó la palabra “ordenador” hasta que no existió un artefacto
que demandaba ese nombre, o “googlear” hasta que no se popularizó la plataforma.
En relación a lo dicho, el llamado Círculo Bajtín asegura que un o una sujeto nunca
usa el lenguaje de manera neutral, siempre está orientado y conlleva las marcas de
quien habla, de género, de clase, raza y de conflicto. Desde este marco, la categoría de
signo es central porque en él está la ideología de quien lo usa y transmite. Según
Valentín Voloshinov (2009) donde hay signo hay significación y, por lo tanto, ideología
dado que a todo signo pueden aplicársele criterios valorativos. Podemos aseverar
entonces que los idiomas no son machistas ni discriminatorios en sí mismos, lo son los
usos que se hacen de ellos; dicho de otro modo, es en el discurso donde se expresan
las ideologías.
La producción e interpretación de los discursos está estrechamente vinculada a su
contexto sociopolítico. Al respecto, el Círculo Bajtín afirma que el signo sólo puede surgir
en un territorio interindividual, territorio que no es “natural”, en el sentido literal de la
palabra, sino que es necesario que los individuos estén socialmente organizados, que
representen una comunidad, un colectivo.
¿En qué se basan las resistencias a los cambios y transformaciones a los cambios
en el lenguaje? En el juego entre lo apropiado y correcto según la normativa lingüística.
Este es el principal freno a los cambios. Lo apropiado no deja de ser una convención
Otra resistencia proviene de quienes admiten la función semántica del género, pero
la encorsetan en las reglas de la gramática lingüística clásica. Aunque se afirma que se
trata de evitar la definición de elementos y categorías lingüísticas desde una perspectiva
sustancial, creemos que, al menos en parte, esta postura entiende que cierta relación
entre las formas léxicas y sus referentes debe responder a la estructuración binaria y
sexista de los roles sociales. Así, cuestiona también los propios fundamentos
epistemológicos de la lingüística estructuralista y generativista (ya que ambas
comparten la perspectiva inmanente en sus presupuestos teóricos). La idea de la lengua
como “sistema” explicable en sí y por sí misma, y, por tanto, la absoluta independencia
de la lengua con respecto a la realidad, se cuestiona desde este punto de vista al
plantear que los referentes lingüísticos ya están dados y son objetivos y descriptibles a
través de las combinaciones disponibles en nuestra lengua.
Los usos sociales de la lengua construyen performáticamente el género. Pueden
hacerlo tanto atribuyendo a las personas - de manera binaria y naturalizada-
condiciones, atributos y calificativos en función de dos polos, el masculino y el femenino,
o puede también optar por un uso -deliberado- de ciertas estrategias y formas
lingüísticas para subvertir las relaciones sociales entre los sexos. Si partimos de esta
potencialidad de los hablantes podemos nombrar -aún sin correspondencia entre el
género atribuido lingüísticamente y con el sexo biológico del/la/le referente-, un amplio
espectro de formas de nombrar, reconociendo la complejidad de identidades y la
expresión de las diferencias identitarias.
Nuestro punto de vista considera al género como mucho más que un atributo
identitario de las personas, más bien como posiciones y relaciones de existencia
(Izquierdo). Inclusive, como una categoría útil a la hora de pensar las relaciones
humanas y el lenguaje, signadas por el poder sexista que divide el mundo en binomios
jerarquizados y organiza las prácticas y los sentires sociales en casilleros estancos de
clasificación social.
Para que género no sea = a mujeres, estaría bien hablar/nombrar también la violencia
hacia el colectivo trans: travestis, transexuales, transgénero, intersex; y además del
sexismo, también incluir la lesbofobia, la homofobia y la transfobia.
Para Giulia Colaizzi (1990), lo que no es nominado o nombrado no existe. La
necesidad de otorgar entidad lingüística e incluir a los géneros que no aparecían
explícitamente denominados en el lenguaje, responde a los movimientos feministas que
deconstruyen viejos y obtusos mandatos y de todas las formas expulsivas en las
instituciones humanas que existen en virtud del Sistema Patriarcal. También, en la lucha
por la equiparación de sus derechos, el colectivo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y
Transexuales) se ha apropiado de las palabras que otrora les humillaban y segregaban.
Así como el filósofo Paco Vidarte en su Ética Marica expresa “nosotras, las maricas” y
las jóvenes activistas por el derecho al aborto legal señalan la responsabilidad de “les
diputades”, cada vez más las licencias retóricas van haciéndose un lugar en el acervo
de la lengua compartida.
La división de géneros no es una división neutral, sin jerarquías, por el contrario, las
diferentes características y los diferentes mandatos que se atribuyen a una persona
según su género derivan de –y devienen en- desigualdades signadas por una
predominancia de los individuos masculinos.
Esto mismo que hemos hecho -identificado que esas desigualdades tienen su
correlato en el modo en el que hablamos- es lo que motivó, décadas atrás, a qué
planteos feministas y académicos se enfocaran en la revisión del lenguaje sexista, aquel
que nombra ciertos roles y trabajos sólo en masculino; refiere a la persona genérica
como ‘el hombre’ o identifica lo ‘masculino’ con la humanidad; usa las formas masculinas
para referirse a todas las personas y deja las formas femeninas sólo para las mujeres,
que cuando son nombradas, ingresan en un lugar diferencial y subsidiario del primero.
Bajo este mecanismo el lenguaje denomina al varón de la especie y a la especie
Ana Soledad Gil y Paula Morales
Tensiones y posiciones respecto de los usos del lenguaje: una batalla no solo cultural
Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / (CC BY-NC-SA 2.5 AR)
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Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / E-ISSN 1851-9490 / Vol. 22
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El largo camino que han iniciado los feminismos en la academia, en los medios de
comunicación, en las instituciones públicas, haciendo visible el androcentrismo y el
sexismo lingüístico da cuenta de una “gran fuerza nominativa, en tanto praxis narrativa
y política, para crear un lenguaje-otro capaz de producir palabra colectiva para el
VII. Conclusiones
como adjetivo, a un campo rico en posibilidades y disputas: dar la batalla simbólica por
el reconocimiento inclusivE (como adverbio), en el lenguaje.
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