Apreciación Literaria
Apreciación Literaria
Apreciación Literaria
Expresiva: cuando un mensaje nos informa del estado de ánimo del emisor o,
en general, nos descubre rasgos de su personalidad, decimos que el mensaje
cumple una función expresiva o emotiva. En tales casos el mensaje toma al
emisor como punto de referencia. Además de transmitir una información, el
hablante expresa a la vez su actitud ante lo que dice.
El llanto de los humanos o sus gestos y gritos de alegría son también mensajes
emotivos. En el lenguaje verbal, la función expresiva recurre a las interjecciones,
a las onomatopeyas o a las formas exclamativas: “¡Ay!” “¡Qué dolor!” Son
mensajes verbales que desempeñan principalmente una función emotiva. Los
gestos, los tics o la intensidad de la voz acompañan y refuerzan las expresiones
verbales propiamente dichas.
Connotativa o apelativa: el elemento destacado es el receptor de quien el
hablante quiere conseguir algo: influirlo, aconsejarlo, mover lo a actuar en un
sentido determinado... En un mensaje predomina la función connotativa cuando
el mensaje incita al receptor a responder, aunque no necesariamente en el
mismo código. En el lenguaje verbal, el imperativo y todas las formas
de interpretación son específicas de la función connotativa (“¿Qué
hora es?” ¡Vete de una vez!”). También es muy frecuente observar esta función
en los mensajes publicitarios, en las señales de tráfico, etc.
Fática: se centra en el canal o contacto entre emisor y receptor. Sirve para
establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, para verificar el
funcionamiento del circuito. Es la primera función verbal que adquirimos en la
niñez. Con ella sólo se pretende que el canal permanezca abierto para que la
comunicación se mantenga. El timbre del teléfono que avisa al receptor de
una llamada cumple una función fática. Las frases insulsas que emitimos al
encontrarnos con un vecino en el ascensor (“hola”, “hace un buen día”, etc.)
desempeñan también una función fática, pre comunicativa: su finalidad no es
principalmente la de informar, sino la de facilitar el contacto social para poder
introducir, posteriormente, mensajes de más enjundia.Los mensajes persuasivos
se emiten con el propósito de convencer, crear opiniones o cambiarlas e incitar
a los receptores a realizar determinadas acciones.
Poética: tiene lugar cuando el emisor quiere que el receptor centre su atención
en la forma del mensaje. Para ello se sirve de recursos retóricos, siendo el
objetivo del mensaje el producir belleza. Predomina la función poética en
cualquier obra de arte, ya sea un poema lírico, una escultura o una pieza musical.
En el lenguaje habitual las palabras sólo son un medio para entenderse emisor
y receptor. En el lenguaje literario son un fin en sí mismas; su fin es atraer la
atención del lector y su función es la de crear un mundo de belleza que
permanezca y perdure en el tiempo.
Meta lingüística: cuando el mensaje tiene como objeto fundamental referirse al
propio código al que pertenece o a otros códigos de la misma naturaleza decimos
que desempeña una función meta lingüística. Por ejemplo, la oración La palabra
“monosabio” significa: “mozo que ayuda al picador en la plaza”, además de
informar, desempeña una función metalingüística en tanto que se refiere al
propio lenguaje. En este caso decimos que la palabra “monosabio” está
mencionada y que estamos usando el lenguaje reflexivamente.
Referencial: está siempre presente en el mensaje publicitario, pues éste alude
continuamente al producto, marca, servicio o idea que quieren ser
promocionados. Pero esta función informativa es parcial porque destaca sólo lo
más llamativo, innovador o positivo del producto: “Airtel. Llevamos la
voz” (anuncio de teléfonos móviles).
La ficción: la ficción que ofrece la literatura permite al escritor jugar con todo
tipo de realidades. Un texto literario podrá ser más o menos parecido a la vida
real, a una historia o a unos hechos verídicos, pero será siempre, a fin de
cuentas, surrealista. Por eso, el escritor se puede conceder a sí mismo una gran
libertad en este tipo de lenguaje.
Cantares de gesta: nos cuenta las hazañas de los caballeros del medioevo. Un
ejemplo es el cantar del mío Cid.
Los géneros literarios son el pilar fundamental del lenguaje tal y como lo
conocemos hoy en día. Su origen remoto no solo nos permite conocer nuestro
pasado, sino que nos entretiene de maneras únicas y muy especiales. Los
géneros literarios nos permiten observar de primera mano la evolución artística,
literaria y científica que ha atravesado la humanidad para adaptarse a los nuevos
tiempos.
2. Buscar y leer el libro ¨Desde mi altura¨ de Antonio Guerrero.