Ña Catita
Ña Catita
Ña Catita
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Ña Catita
Ciudad Lima
País Perú
Ña Catita es una comedia en verso, escrita por el escritor peruano Manuel Ascencio Segura. Su
primera versión, en tres actos, fue estrenada en Lima, en la noche del 24 de enero de 1845.
Posteriormente su autor la refundió, ampliándola con un acto más, y la reestrenó el 30 de
agosto de 1856, también en Lima, en el teatro Variedades. Se constituyó en un gran éxito,
engrandecido por el genio de la actriz Encarnación Coya.
Don Alejo, un hombre maduro, falso y petulante, quiere casarse con la joven Juliana. Pero ella
está enamorada del joven Manuel, que cuenta inicialmente con el apoyo de don Jesús. Sin
embargo, doña Rufina, mal aconsejada por la vieja intrigante y chismosa Ña Catita, acepta a
don Alejo como pretendiente de su hija y trata de convencer a ésta para que haga caso de sus
galanteos.
Esta divergencia entre los esposos Jesús y Rufina en elegir a la pareja de su hija crea un clima
tenso y hostil en el hogar. Las discusiones entre ambos son muy constantes, lo que alimenta
Ña Catita con sus múltiples enredos y chismes. Mercedes, la empleada de la casa, sirve de
paño de lágrimas a la desdichada Juliana.
Don Alejo deslumbra a doña Rufina con su excesiva palabrería y rebuscados gestos; le
convence de que tiene una buena posición social, fortuna y una excelente educación, que lo
hacía un buen partido. Doña Rufina, cándidamente cae en el juego y cree que casando a su hija
con el engreído de don Alejo asegurará el futuro de la muchacha. Ña Catita sirve de alcahueta
al vanidoso galán, adulando y engriendo a doña Rufina, con lo que se gana el aprecio y
confianza de ésta.
Intempestivamente, llega a la casa don Juan, un viejo amigo de don Jesús, el cual trae una
carta para éste. Por fortuna, conoce también a don Alejo, a quien le entrega una carta de su
esposa del Cuzco, y así, sin pretendérselo, lo desenmascara frente a toda la familia. Todos se
enteran entonces que el vanidoso don Alejo no era sino un buscavidas que haciéndose pasar
de soltero con fortuna, enamoraba a indefensas jovencitas. Después de este bochornoso acto,
don Alejo y Ña Catita son arrojados de la casa.
Doña Rufina, arrepentida y avergonzada pide perdón a su hija por tratar de obligarla a casarse
con quien no amaba, y se reconcilia con su esposo, prometiendo que en adelante sería una
buena esposa.
Es así como Juliana se libera de contraer matrimonio con quien no quiere, y puede finalmente
ser feliz junto al joven Manuel quien amas críticos, Ña Catita es la obra emblemática del teatro
peruan