La República 2-Platón-Resumen

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

La República

Libro segundo
Glaucon tomó la palabra y siguió la discusión con Trasimaco.

Trasimaco no estaba contento con la conclusión de Sócrates: la justicia es de


todas maneras preferible a la injusticia.

Glaucon expone la existencia de 3 bienes:

-Aquellos que deseamos y buscamos por lo que son, sin cuidarnos para nada de
sus resultados, como la alegría y otros placeres puros. Nos agradan
inmediatamente.

-Aquellos que amamos por sí mismos y las cosas que generan, la vista, la salud.

-Aquellos relacionados con el ejercicio del cuerpo, el ejercer una profesión


lucrativa, Trasimaco se refiere a ellos como penosos. Estos son bienes que
buscamos por su salario y otras ventajas.

Sócrates esta de acuerdo y ubica a la justicia en la de los bienes que deben amar
por ellos mismos y por sus resultados los que quieran ver verdaderamente
dichosos. (El segundo tipo)

Glaucon pone a la justicia en los bienes penosos, a los que debemos de huir
porque cuestan demasiado a la naturaleza.

Sócrates busca plantear cuál es la naturaleza de la justicia y de la injusticia, y qué


producen en el alma.

Para empezar, quienes se someten a la justicia lo hacen por necesidad. No puede


probar si la justicia es preferible a la injusticia.

El origen de la justicia según Glaucon


Se dice que es un bien en sí, cometer la injusticia y un mal padecerla, resultando
mayor mal padecerla que cometerla. A partir de esto, nacen las leyes y las
convicciones. La esencia y el origen de la justicia.

Se llama justo y legítimo aquello ordenado por la ley.

La justicia ocupa un término medio entre el más grande bien (poder ser injusto
impunemente, es decir sin recibir castigo) y el más grande mal (no poder vengarse
de la injuria que ha recibido).

La justicia nos imposibilita dañar a los demás.

Al hombre del bien lo seduce la maldad, arrastrado por el deseo de tener más y
más.

Glaucon hace referencia a la leyenda de Gijes (uno de los antepasados del Lidio) el
era pastor del rey de Lidia. Cuenta la historia que el vio un caballo de bronce, en
cuyo vientre habían unas pequeñas puertas. El asomo la cabeza y encontró dentro
del animal un cadáver de ralla mas superior a la humana. El cadáver estaba
desnudo y sólo tenia en un dedo un anillo de oro. Gijes se llevo el anillo y se sentó
entre los pastores. La piedra del anillo estaba del lado de sue piel y lo volvió
invisible. Había encontrado la virtud del anillo. Se incluyo dentro de los pastores
que iban a dar de cuenta al rey, corrompe a la reina y toma el trono.

Si existiesen dos anillos y le dieran uno a un hombre de bien y otro al hombre de


mal, no se encontraría uno que se abstuviera de tocar los bienes ajenos,
preservando la justicia. El hombre bueno sigue el ejemplo del hombre malo.
Probando que ninguno es justo por voluntad, sino por necesidad, el hombre se
hace injusto tan pronto como cree poder serlo sin temor. Aquel que con semejante
poder no desea realizar ninguno de estos actos y maldades, se lo reconocería
como el más insensato de los hombres.

Glaucon demuestra que somos justos solamente ante a la coacción externa,


cuando somos observados. Sin vigilancia solemos actuar injustamente.

Glaucon describe 2 tipos: el perfecto justo y el perfecto injusto.

El perfecto injusto: consiste en parecer justo sin serlo, crea una reputación de
hombre de bien, capaz de mantener esta coraza hasta el fin de sus días y capaz
de convencer su inocencia. He aquí un hombre injusto.

El perfecto justo: es justo por sus verdades y no sus intereses. Lo tratan como el
mayor de los criminales. El más infeliz.

Aquel que es injusto aparentando ser justo llega más lejos que aquel que
realmente lo es, tiene mayores riquezas.

Así concluye que la condición del hombre injusto es más dichosa que la del justo.

El hermano de Glaucon, Adimanto se unió a la conversación. De acuerdo con su


hermano, pero decide añadir la perspectiva de aquellos que elogian la justicia.

Adimanto demuestra que todos aquellos (padres a sus hijos y maestros a sus
discípulos) que proponen la justicia es por las ventajas que esta acarrea, la
reputación de hombre de bien proporciona dignidades, uniones honrosas y los
bienes que propuso Glaucon.

Poetas, dioses y la justicia


Homero y Hesíodo prometen a los justos recompensas mayores; después de la
muerte vivir en campos Elíseos, mesas coronados de flores, y pasan el resto de
esa vida en medio de festines como si una embriaguez eterna fuese la más bella
de las resoluciones.

Los hombres malos son sumidos en el cieno de los infiernos, condenados a sacar
agua con una criba. Por lo tanto, los justos que se hacen pasar por malos son los
malos mismos.

Adimanto continua diciendo que a partir del lenguaje de los poetas; la justicia y la
templanza es lo más bello, lo más difícil y penoso. Por el contrario, no hay nada
más dulce que la injusticia y el libertinaje.

Las acciones injustas son más útiles que las justas. Que la mayoría de los
hombres se inclinan a honrar como dichoso a los hombres malos, que tiene
riquezas y crédito. A menospreciar al hombre justo, débil. Aunque convengan que
el justo es mejor que el malvado.

Los dioses dice que los hombres virtuosos tienen males y desgracias, mientras
que colman a los perversos de prosperidades. Los sacrificadores (ritos de Museo
y Orfeo) y adivinos los pueden persuadir. Mediante víctimas y juegos pueden
espiar las faltas de los vivos y de los muertos. De nada me servirá ser justo si no
adquiero la reputación de ser como tal, y que la virtud no tiene más que
penalidades y trabajos que ofrecerme. Ddebo atenerme a lo que dicen los sabios,
puesto que la apariencia de la virtud puede contribuir más a mi bienestar que a la
realidad misma. Le pide a Sócrates que no se limite a probarles que la justicia es
preferible á la injusticia. Preferible explicar los efectos que ambas producen por sí
mismas en el alma, y que hacen que la una sea un bien y la otra un mal.

El Estado
Sócrates quedo impresionado con las exposiciones de Glaucon y Adimanto.

¿No se encuentra la justicia en un hombre y en una sociedad de hombres? Les


pregunto Sócrates a Adimanto y Glaucon.

La justicia y la injusticia nacen en el Estado. El Estado surge cuando uno no puede


autoabastecerse. La necesidad de aglomerarse, unirse un hombre a otro hombre,
y este a otro y así, con la mira de auxiliarse mutuamente.

Todo Estado se compone esencialmente con 4 o 5 personas. Cada una ejerce en


provecho de los demás el oficio que le es propio. Las necesidades de la sociedad
se agrandan y más personas se suman a la sociedad, agrandando el pequeño
Estado.

No basta que trabajen para la necesidad del Estado, sino que también trabajen
para la necesidad de los extranjeros, y allí la necesidad de personas que se
encarguen de ella, como la exportación o la importación, es decir comerciantes y
navegadores.

Compra y venta, y luego aparecerá la moneda y un mercado que se encargue de


estas. Personas que trabajan con su cuerpo pueden ser mercenarios.

Aquí tenemos un Estado perfecto y sano, ¿dónde metemos la justicia e injusticia?

Primero se observa dónde se introducirían en la sociedad, en un Estado enfermo.

Aparece la guerra, los ejércitos, las invasiones y la defensa de nuestro Estado.

Para defender el Estado, el guardián de este dene tener cierta tendencia a la


cólera respecto al alma. Sin embargo, es preciso que sean suaves para con sus
amigos, y que guarden toda su ferocidad para los enemigos; de no obrar así, no
habrá necesidad de atacarlos, porque no tardarán en destruirse los unos á los
otros.

¿Cómo se encuentra un partido que sea dulce pero inclinado a la cólera? Si una
de estas cualidades destruye a la otra. No existen los buenos guardianes del
Estado.

El guardián debe ser valiente y naturalmente filósofo.

Según Glaucon, deben tener el instinto natural del perro, que ladra al que no
conoce aunque no lo haya tratado mal, y halaga a los que conoce aunque no
hayan hecho ningún bien.

Debe ser filósofo y tener ansias de conocimiento.

Según Adimanto, valor, fuerza y actividad filosófica deberá ser el carácter de los
guerreros. Dándoles una educación de gimnasia para su cuerpo y mediante la
música en el alma. Aprenderán de los discursos falsos y los verdaderos, fábulas
de Hesiodo y Homero.

Por medio de narraciones, pinturas, tapicerías historias de otros guerreros, héroes,


parientes, amigos. Epopeya (hazañas legendarias de los personajes heroicos), sea
en la oda o en la tragedia.

El personaje de Dios, siendo esencialmente bueno, no es causa de todas las


cosas, como se dice comúnmente. Y si los bienes y los males están de tal manera
repartidos entre los hombres, que el mal domine, Dios no es causa más que de
una pequeña parte de lo que sucede a los hombres y no lo es de todo lo demás. A
él sólo deben atribuirse los bienes; en cuanto á los males es preciso buscar otra
causa que no sea Dios.

Las guerras de Troya, Niobe, Pelópidas. Todo lo que Dios crea no deja de ser justo
y bueno, todo pasa por algo. Aquellos a quien Dios castiga no son desgraciados.

Primera ley: que todos los ciudadanos sepan que Dios es el autor de las cosas
buenas.

Segunda ley: prohibe hablar y escribir, respecto á los dioses, como si fueran
encantadores, que toman diferentes formas y que intentan engañarnos con sus
discursos y sus acciones. Por ende muchos de los pasajes de Homero no están
avalados.

También podría gustarte