Metodos Diseño 2
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Un mundo amplio
El horizonte histórico
La palabra arte es un producto histórico y social. Entendible solo desde un determinado horizonte
temporal. Nace junto a la era industrial y a la expansión del neocolonialismo. Pero el arte no es
propiedad de una cultura, de una época o de una franja social. Es una palabra que sufrió varios
cambios. En el mundo helénico no existía, tenían el concepto de techné el cual nosotros
entendemos como técnica e implicaba el conjunto de reglas y normas a cumplir. Recién en Roma
surge la voz latina ars, parecido al arte. En la Edad Media se clasifican en Artes Liberales y Artes
Vulgares. Las primeras no implicaban esfuerzo físico mientras que las segundas si. En el siglo XVI
nacen las Bellas Artes que correspondían a la poesía, la elocuencia, la comedia, etc. En el siglo
XIX conocemos el cine y fue denominado séptimo arte. Otros tipos de artes fueron relegados por
la categoría folklore, que en algunas ocasiones parecía agitar la bandera libertaria de la
resistencia. Sin embargo, el folklore ha sido con frecuencia conservador y en ocasiones
estandarte de estéticas dictatoriales.
Las necesidades secundarias del hombre son: pertenecer, tener conciencia de tiempo y espacio,
poder crear ideas a partir de múltiples experiencias. En estas necesidades se incluyen los signos
artísticos como medio de ser parte de una comunidad y ser reconocidos por ella. El arte se hace
presente decisivamente en esta interrelación entre el hombre y el paradigma.
El paradigma
a. Edificación cognitiva: refiere a todo lo que conocemos y sabemos. Desde los saberes
más básicos hasta los académicos, complejos y renovadores. El hombre es configurado
por el saber del momento determinado en el que él irrumpe en su ámbito para ir luego
actuando sobre la configuración de su mundo.
b. Sistema axiológico: se establece a través de la estructuración de los valores y al mismo
tiempo establece estos valores.
c. Universo simbólico: da cuenta de los saberes y valores, y gracias al cual pueden ser
enseñables y comunicables. No hay valor ni conocimiento accesible sin su representación
simbólica. El arte posee un destacado rol en este ámbito.
Lo que puja por ser dicho
La división tripartita sólo sirve sabiendo que los tres integrantes se entrelazan de tal manera que
resulta ilusorio pensar en uno sin la presencia, la presión, la solidaridad, la colaboración y la
tensión generada por los otros dos. El gesto creativo del arte instala al mismo tiempo saberes
sobre algo y erige y funda valores, al mismo tiempo. Los componentes paradigmáticos se
configuran por un dinámico encadenamiento y por una constante interacción; entre todos ellos
forman una red compleja y un entretejido sumamente sensible. En el arte hay un combate
permanente entre lo que existe históricamente y lo que hoy se considera moderno.
a. Religión: se constituye como tal sólo si dispone tanto de un código moral, con su serie de
premios y castigos, como de una relación con el mundo sobrenatural. El hombre recibe no
solo la posibilidad de convivir y ser un ente social sino también una finalidad para sus
actos, buenos o malos y para toda su vida. Su actor principal es el sacerdote.
b. Arte: como fenómeno por sí y en si no promete la prolongación de la vida hasta la
eternidad sino que posibilita acercarse a los límites sin correr el riesgo de pagar un precio
demasiado alto por este conocimiento. El artista es quien se encarga de articular así
aquello que existe con lo que todavía no es, pero que quiere surgir para este mundo.
c. Ciencia: tiene la voluntad de mejorar las condiciones de sobrevivencia y convivencia del
hombre. El actor principal es el científico.
d. Filosofía: tiene la tarea de mirar hacia la no-existencia ya fuera del lenguaje, pero que
sugiere, provoca la pregunta para avanzar hacia sus dominios. Su actor principal es el
filósofo.
Se necesita inquirir sobre el origen del para entender los recorridos y los objetivos procurados. El
arte habla sobre aquello que nos sería imposible experimentar por no poder alcanzarlo o por el
peligro que eso significaría. Sin pretender encontrar equivalencias con lo empírico. El arte genera
comunidad y pertenencia. Suele llamarse de este modo a un sistema de signos asociados entre sí
y de estrategia compartida. Ej. Cine, literatura, etc. Cualquiera de estos sistemas se ubica en un
tiempo y en un espacio histórico y cultural. Existe la utilidad como factor del origen e intención del
arte. No hay arte sin interés, porque el mismo estimula la fuerza del deseo. La verdadera obra de
arte nunca podrá ser un medio de satisfacción. La magia es otro progenitor del arte. La magia es
una manera de dialogar con el mundo sobrenatural y la voluntad de influir sobre él. El trabajo
también ha sido un elemento determinante en el nacimiento del arte.
3. Objetos y civilización
La sociedad primitiva y la “fase naturalista” del diseño
Podemos mencionar dos objetos fundamentales que llevaron a las sociedades primitivas a
sobrevivir a la historia: el lenguaje articulado y la capacidad del hombre primitivo de producción a
través de este; el segundo es la capacidad del ser primitivo de producción material mediante su
articulación con la naturaleza.
La variante de uso estético es el aspecto que ofrecen los objetos destinados a cubrir las
necesidades el hombre primitivo. En las sociedades primitivas, de igual manera, los objetos se
encontraban desprovistos de valor de signo. El texto nos alcanza el ejemplo de los utensillos
realizados por una tribu de la isla de Bali, en la cual podemos ver que los pueblos primitivos no
deslindan su sistema objetual entre objetos suntuarios y utilitarios.
La fase naturalista se caracteriza por el valor de uso, la ausencia casi absoluta del valor de
cambio y la incorporación del valor de signo a las dimensiones del valor de uso de un objeto.
Mientras que el hombre primitivo tuvo que descubrir una serie de fenómenos de la naturaleza para
organizar su vida adecuándose a ella, Robinson Crusoe pretende descubrir y prefiere inventar el
medio objetual y lo hará por analogía a lo ya conocido.
Las complejas operaciones de diseño han llevado al hombre a una comodidad propia de un hogar
pequeñoburgués de la campiña inglesa. La gran diferencia entre la fase inventiva del diseño y la
consumista es la ausencia de funcionalidad o valor de cambio del dinero en el circuito de
producción, distribución, venta y posesión de objetos.
Lo que separa a Robinson de la fase consumista del diseño es que, consecuencia de que vivía
solo, sus objetos no tienen ni valor de cambio ni de cambio-signo; por otro lado el dinero no juega
ningún papel.
La invención, es la característica del hombre nuevo. Ahora se trata de la invención de una serie de
elementos que no sirven ya para transformar la naturaleza y tener una relación productiva con
ella, sino para transformar lo que ya era producto derivado de lo natural. El hombre ya no es un
descubridor sino un destructor de la naturaleza. La fase consumista del diseño vale como
elementos en los que la sociedad industrial se consuma. La relación que tenemos con los objetos
es una relación de uso o función. Ya no existe la creatividad en la producción de objetos. A partir
de la revolución industrial en relación con los medios de producción se pretende conseguir una
serie de objetos de consumo: objetos fetiche. Estos se convierten en algo improductivo, incapaces
de generar utilidad alguna. Producir un objeto en serie es reproducir algo, eliminando las
posibilidades de relación sujeto-objeto.
En la fase consumista el diseño se caracteriza por producciones que tienen un peculiar valor de
cambio-signo. La excedencia simbólica que atribuimos a los objetos de las sociedades
consumistas no podría pensarse como integrado al valor de uso y el carácter de necesidad del
objeto en sí, sino que debería vincularse al contexto social y cultural del mismo. El valor de
cambio-signo de los objetos se convierten en el reflejo de unas todavía evidentes diferencias
económicas y culturales entre las sociedades capitalistas. Los objetos de la fase consumista no
son para amplios sectores de la sociedad, elementos que denotan una falta de cultura, e intentan
suplir con su presencia.
Los objetos han terminado constituyéndose como una cultura exterior al sujeto individual, pero
característica, en cambio, del funcionamiento más interior de una sociedad. La tecnología
industrial ha creado una cultura que no ofrece un lugar creador al sujeto.
La sociedad de consumo juega con ciertos aspectos de la constitución psicológica del sujeto y de
las sociedades para incrementar sus ventas. Aprovechando la existencia de un deseo del sujeto
que representa siempre un potencial a la deriva, una riqueza por explotar, un capital no invertido,
se convierte en deseable y luego en irreprimible.
Algunas conclusiones.