El Pajaro de Oro Hermanos Grin
El Pajaro de Oro Hermanos Grin
El Pajaro de Oro Hermanos Grin
El pájaro de oro
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ISBN 978-987-678-137-4
«¡Quién se creerá que es esta bestia tonta para darme consejos!», pensó
el hijo del rey, y apretó el gatillo. Pero erró el tiro, y el zorro, con la cola
estirada, se perdió rápido en el bosque.
El joven prosiguió su camino y, al caer la tarde, llegó al pueblo de las
dos hosterías: en una estaban cantando y bailando, mientras que la otra
aparecía miserable y triste.
«Tendría que ser ciertamente un idiota», se dijo, «para hospedarme en
esa fonda destartalada en vez de hacerlo en esta otra, que es tan hermosa y
alegre.»
Y entró en ella, se entregó a las diversiones y al baile, y se olvidó del
pájaro de oro y de su padre y de todo buen consejo.
Transcurridos muchos meses sin que regresara el hijo mayor, se puso el
segundo en camino con el deseo de encontrar al pájaro de oro. Como su
hermano, también él tropezó con el zorro, y éste le dio el mismo buen
consejo, sin que tampoco él lo atendiera.
Llegó también a las dos hosterías, y su hermano, que estaba asomado a
la ventana, lo llamó e invitó a que entrara. No pudo resistir el joven, y
pasando al interior, se entregó también a los placeres y las diversiones.
Pasó algún tiempo más y el hijo menor quiso salir a probar fortuna;
pero el rey no se lo permitía.
Las cosas sucedieron tal como había dicho el zorro, y el príncipe, con la
doncella a la grupa del caballo y en la mano la jaula con el pájaro de oro,
se encontraba ya tan cerca de su propio castillo, que sobre las murallas
podía verse la copa del famoso árbol y entre las hojas los dorados
relumbres de las manzanas. Pero, de repente, apareció el fiel zorro y se
sentó en el medio del camino. El príncipe se alegró mucho de encontrarlo
otra vez y sofrenó el caballo.
Y con las orejas gachas y la cola por el suelo, ya se iba, con un aire tan
lastimero, que el príncipe desmontó de un salto e hizo lo que le pedía. En
el mismo instante el zorro se convirtió en un gallardo joven, que no era
otro sino el hermano de la bella princesa, el cual, de este modo, quedó
libre del hechizo que sobre él pesaba. Se dice que, mientras vivieron, nada
faltó a la felicidad de todos.
FIN