Exposición Roble
Exposición Roble
Exposición Roble
Germinación. Para evitar deformaciones de las plántulas se recomienda hacer surcos cada 2 cm,
colocar las semillas a una distancia de 5 cm entre éstas, a 0,5 cm de profundidad, para obtener
una densidad aproximada de 1.200 semillas/m2. De acuerdo con el vigor y viabilidad de la semilla,
la germinación inicia después de 10 a 12 días de la siembra, y se prolonga hasta 35 días; no se
recomienda usar plántulas que germinen después de este período debido a su bajo vigor. Al
analizar un total de 15 lotes de semillas nacionales y centroamericanas, se encontró que en
promedio T. rosea emerge entre los días 22 y 26 después de la siembra, en condiciones de
Chinchiná. En la costa Caribe la germinación se inicia al día 5 y se extiende hasta el día 15. Una vez
inicia la germinación, debe hacerse una vigilancia permanente con el fin de evitar la presencia del
mal del tallito o “damping- off”, para lo cual es recomendable además de la desinfestación del
sustrato la aplicación de benomil en concentraciones de 0,6 m/L y mancozeb (4 g/L), en forma
alternada cada 15 días dependiendo de la frecuencia de aparición de la enfermedad. En la costa
Caribe el control del mal del tallito se hace con la aplicación de Previcur o su equivalente a razón
de 6cc/4L por m2 de germinador, dirigido a la raíz.
El sustrato recomendable para llenar las bolsas está compuesto por una parte de arena, una de
suelo y una de micorriza comercial. Es importante que el producto comercial tenga dentro de sus
micorrizas especies del género Glomus, como G. fistolusum o G. fasciculatum (Fungifert y
Micorrizar), en los cuales se tienen hasta 15 esporas por gramo de suelo. En caso de no conseguir
la micorriza, ésta puede reemplazarse con pulpa descompuesta o lombrinaza, la cual se mezcla
con el suelo o la arena para lograr un sustrato homogéneo. Algunas especies vegetales como los
besitos (Impatiens balsamina) son indicadores de la presencia de nematodos, por tanto, es
necesario evaluar, aunque sea en forma cualitativa, la presencia de nematodos en el sustrato. El
sustrato puede desinfestarse por dos métodos: el primero consiste en que 6 días después del
transplante y una vez la plántula se haya establecido, se debe aplicar Paecilomyces lilacinus en
dosis de 10 g/L por 100 bolsas o por 4 contenedores, para una descarga de 10 cc de producto. Si
no se dispone de este producto, puede emplearse carbofuran (Furadan), el cual se aplica en las
bolsas o cubetas 5 días antes de la siembra, en dosis de 1 a 2 g por bolsa ó 1 g por cono del
contenedor. Figura 10. Transplante y desarrollo de plántulas. a. plántula lista para el transplante;
b. transplante a la bolsa, impregnándola con mezcla de enraizador y fungicida; c. plántula lista
para llevarla al campo (120 días); d. desarrollo radical a los 120 días; e. transplante a contenedores
plásticos; f. plántula de 60 días en conos plásticos; g. plántula de 120 días; h. desarrollo radical de
una plántula de 120 días. a b c d e f g h En la costa Caribe, donde la incidencia de nematodos es
baja, se trabaja con un sustrato limoso, adicionando cascarilla de arroz, previamente desinfestada
con Orthocide, en proporción 3:1, adicionando 4 kg de NPK (10-30-10) por m 3 de sustrato,
preparado 5 días antes del llenado de las bolsas.
Propagación vegetativa Por estacas. La mejor época para recolectar las estacas es después de la
producción de semillas, poco antes del inicio de las lluvias, época en la cual se considera que las
yemas tienen la mayor reserva nutritiva y la probabilidad de sobrevivencia es mayor. Las ramas de
donde se recolectarán las yemas deben ser las más bajas y que tengan una inclinación
perpendicular a las ramas principales basales; la estaca seleccionada debe tener por lo menos
cuatro hojas abiertas y tres yemas latentes (entrenudos), el corte debe realizarse por debajo del
nudo más inferior, en horas de la mañana, para evitar su deshidratación. Las estacas deben
envolverse en papel húmedo para transportarlas al vivero, allí se les debe aplicar un cicatrizante
hormonal en la parte apical. Las estacas deben conservar dos hojas, que posteriormente se cortan
a la mitad para reducir transpiración y evitar su deshidratación. Luego, la estaca debe
desinfestarse, por 10 segundos, sumergiéndola en una solución con un fungicida (Orthocide) a
razón de 0,5 cc/L. Una vez desinfestadas, éstas deben impregnarse con un enraizador (ácido
indolbutírico- AIB) mezclado con talco industrial en concentraciones de 0,8 a 1,6% de AIB. Para una
correcta impregnación debe sumergirse la base de la estaca (5 cm), durante 3 a 5 segundos, e
inmediatamente sembrarlas (Conif, 2002). Para obtener porcentajes de enraizamiento cercanos al
82%, debe emplearse una concentración de auxina (AIB) del 0,6%; concentraciones superiores
inhiben el desarrollo de raíces (Conif, 2002; Inderena 1992). El sustrato para el enraizamiento de
las estacas, debe drenar adecuamente para facilitar la formación de las raíces. La profundidad del
sustrato debe ser al menos de 25 cm, y estar compuesto por una capa de 10 cm de piedra grande y
mediana (de 3 a 6 cm de diámetro) y luego, otra capa de 10 cm de arena fina de río “llamada
Por injertos. En T. rosea es posible utilizar la injertación como método para conservar la
información genética de los individuos de interés y, además, disponer de una semilla seleccionada
en buena cantidad ya que con el injerto se aceleran los procesos de floración y puede obtenerse
semilla en un período más corto que lo estimado. Por lo general, T. rosea florece entre los 3,0 a los
3,5 años aproximadamente, en zonas por debajo de los 1.200 m de altitud, y entre 4,0 y 4,5 años
cuando crece en zonas por encima de los 1.200 m, con la injertación este proceso ocurre entre los
18 y 24 meses. Para obtener un buen injerto se debe partir de un buen patrón y una buena yema.
Para ello, el patrón debe propagarse en bolsas de 5 kg (bolsa de cítricos), con igual sustrato al
detallado anteriormente, y una edad máxima de 6 meses. La yema debe tener de 15 a 20 cm de
longitud, un diámetro mayor a 3 mm, poseer tres yemas latentes, sin hojas para evitar la
deshidratación, ni desgarres o lesiones internas (producidas por insectos u hongos), y debe
desinfestarse con benomil, para evitar su pudrición. Para el transporte de las estacas, desde el sitio
de la recolección hasta el lugar de injertación, las yemas deben envolverse en papel absorbente
(previamente humedecido) y transportarlas en una nevera portátil de icopor, a temperaturas de 4
a 6°C. También puede emplearse parafina derretida sobre las dos puntas de las yemas para
prevenir la deshidratación de éstas (Conif, 2002). El guayacán rosado puede injertarse por dos
métodos: Injerto de tope lateral y de púa terminal. Las evaluaciones realizadas por Conif y
Cenicafé han permitido identificar que el mejor método de injertación para la especie, en cuanto a
la sobrevivencia y desarrollo del injerto, es el de púa terminal.
PLANTACIÓN Establecimiento Sitio. El guayacán debe sembrarse en suelos profundos y con buen
drenaje. No se desarrolla bien en suelos con baja retención de humedad, en aquellos con déficit
hídrico marcado o en pendientes superiores al 60%. Es una especie exigente en luz, aunque en sus
primeros estadios de desarrollo tolera la sombra parcialmente. Es sensible a las variaciones en las
condiciones edáficas y puede presentar diferencias notorias de crecimiento en un mismo lote.
En las zonas que han sido sometidas a ganadería extensiva, donde se evidencia un grado de
compactación, la preparación del sitio requiere de un subsolado profundo (mayor a 50 cm), para
romper la capa endurecida, favorecer el anclaje del árbol, permitir la disponibilidad de agua y
mejorar el crecimiento de la plantación inicial. Sobre el subsolado se realiza el hoyado y se planta
el árbol. Una semana antes de plantar los árboles, se hace una aplicación de glifosato sobre la
línea para eliminar gramíneas (pastos), que compiten fuertemente con los arbolitos.
En zonas bajas, se requiere un control intensivo de arvenses los primeros seis meses, a través de
plateo o limpieza continua de línea de 1,2-1,5 m de ancho. Estas limpias se realizan cada dos
meses aproximadamente o con menor intensidad dependiendo de la agresividad de las arvenses.
Después de seis meses, se puede continuar con control químico (cuando hay gramíneas) y las
limpias se reducen a 2 ó 3 por año, los dos primeros años.
Podas. No hay recomendaciones específicas sobre las podas en T. rosea, pero si éstas deben
realizarse es necesario garantizar un fuste recto y sin torceduras, con una altura de la bifurcación
que no limite la altura comercial del fuste. Algunos autores afirman que debido a su ramificación y
bifurcación temprana es necesario hacer podas de formación, pero igualmente reportan que, una
vez hecha la poda el árbol se recupera por sí mismo, y en medio de la bifurcación brota una nueva
yema, que se encargará de proyectar el árbol verticalmente y que inducirá a mantener la
bifurcación que se deseaba suprimir. La poda de realce debe hacerse de manera que no afecte el
crecimiento del árbol, ya que éste tiende a producir una ramificación opuesta, es decir, una rama
en frente de la otra y disponer las ramas superiores en forma perpendicular a la inmediatamente
inferior (decusadas). Es así como al eliminar una de las ramas se genera un desbalance en el árbol,
el cual intenta recuperarse produciendo una sinuosidad en sentido contrario a la rama eliminada y
que puede convertirse en una torcedura, de acuerdo al grosor de la rama que ha sido retirada.
Cabe anotar que no hay inconvenientes en realizar la poda de realce cuando la ramificación del
árbol no se observa en forma
decusada, sino que éstas se distribuyen aparentemente en un primer plano, con una rama de
mayor grosor que la que tiene enfrente. Al eliminar la rama más delgada no se crea desbalance en
el árbol ni se produce alguna torcedura, solo una curvatura muy suave. Al momento de realizar la
poda para obtener una madera libre de nudos, la rama o las ramas a retirar deben tener 5 cm de
diámetro; por encima de este diámetro la rama deja nudos en la madera. El corte de la rama debe
realizarse a ras del tallo, sin ocasionar heridas que faciliten la entrada de patógenos. Se
recomienda aplicar un cicatrizante en los cortes, el cual puede ser pintura blanca a base de agua,
pasta bordelés o cicatrizante hormonal, para evitar la incidencia y el desarrollo de hongos
vasculares. Generalmente a los árboles sembrados como sombrío de café se les realiza una
remoción excesiva del área foliar, para facilitar la entrada de luz al cafetal. Para ello se elimina la
casi totalidad de ramas que conforman la copa, dejando una fracción de copa muy pequeña y
“horquetas” a lo largo del fuste para facilitar el ascenso del podador. Las podas excesivamente
altas pueden desbalancear el árbol y que por la acción del viento se produzcan torceduras o se
quiebre el tallo; además, los restos de las ramas (a manera de “horquetas”) a lo largo del fuste,
producen una alta emisión de rebrotes y retardan el crecimiento del árbol y restan valor comercial
al fuste. En algunas ocasiones esta especie puede emitir un par de chupones al perder su
dominancia apical como producto de las podas o de un daño mecánico. Cada chupón tiene
dominancia apical, lo cual permite manejar el mejor de ellos y obtener una altura de bifurcación
mayor.
Ima ica
Silvicuktura