Generalidades - Juicio - de - Amparo (2) - 2-17

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GENERALIDADES DEL JUICIO DE AMPARO

1. ASPECTOS FUNDAMENTALES.

1.1 CONCEPTO DE AMPARO. Es un juicio constitucional autónomo, que se inicia por


la acción que ejercita cualquier persona ante los tribunales de la Federación contra toda
norma general, actos u omisiones de autoridad (acto reclamado), en las hipótesis previstas
en el artículo 103 constitucional y que se considere violatorio de sus derechos humanos y
sus garantías, reconocidos en la Constitución o en Tratados Internacionales. Su objeto es la
declaración de inconstitucionalidad del acto que se impugna, invalidándose o nulificándose
en relación con el agraviado y restituyéndolo en el pleno goce de sus derechos.

1.1.1 NATURALEZA JURÍDICA DEL AMPARO. Comentarios en la sesión correspondiente.

1.1.2 Fundamentación del Amparo. El amparo, como toda institución jurídica debe
tener una fundamentación en nuestro máximo ordenamiento, atendiendo al principio de
Supremacía Constitucional, así como contar con la ley reglamentaria correspondiente de los
preceptos constitucionales, así como los demás ordenamientos que se requieran para
normar de manera adecuada lo relativo a este Medio de Control Constitucional.

1.1.2.1 FUNDAMENTACIÓN CONSTITUCIONAL DEL AMPARO. La procedencia del Juicio de


Amparo o Juicio de Garantías se establece en el artículo 103, en sus tres fracciones; y las
bases del mismo se regulan en el artículo 107.

1.1.2.2 FUNDAMENTACIÓN LEGAL DEL AMPARO. La Ley Reglamentaria del Amparo y por
tanto de los artículos 103 y 107 de la Constitución, es la Ley de Amparo o Ley Federal de
Amparo, asimismo encontramos disposiciones reglamentarias del Amparo en la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
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1.1.2.3 OTRAS DISPOSICIONES RELACIONADAS CON LA REGULACIÓN DEL JUICIO DE

GARANTÍAS. Entre otros ordenamientos que se hace necesario conocer para aplicarlas al
juicio de Amparo tenemos:

1. Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.


2. Código Federal de Procedimientos Civiles.
3. Acuerdos Generales emitidos por el Pleno de la Suprema Corte.
4. Acuerdos emitidos por el Consejo de la Judicatura Federal.
5. Jurisprudencia y tesis aisladas emitidas por el Poder Judicial de la Federación.

1.2 ACCIÓN DE AMPARO.

1.2.1 CONCEPTO GENERAL DE ACCIÓN. Para Hugo Rocco “El derecho de cada
ciudadano, como tal, de pretender del Estado el ejercicio de una actividad para la
satisfacción de los intereses amparados por el derecho, se llama derecho de acción”.

Conforme al autor citado el derecho de acción tiene las siguientes características:

a). Es un derecho subjetivo público, toda vez que es correlativo de una obligación
impuesta a los órganos del Estado encargados de la función jurisdiccional, consistiendo su
actividad en la aplicación de las normas generales al caso concreto, para la satisfacción y
tutela de los intereses que las mismas protegen.

b). Es relativo, toda vez que este derecho de acción se corresponde a la obligación
especial de las mencionadas autoridades del Estado de actuar, ante la excitativa del titular
de la acción.

c). Es abstracto, ya que puede ser ejercitado por cualquier persona, aun cuanto no
tenga un derecho material que hacer valer, no se trata de un derecho frente a un adversario,
sino de una facultad correlativa de una obligación estatal, que consiste en impartir justicia.
(García Maynes. Introducción al Estudio del Derecho. Pág. 237).
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1.2.2 ACCIÓN DE AMPARO. La acción de amparo es un derecho público subjetivo que


tiene toda persona, ya sea física o moral, como gobernado, de acudir ante el Poder Judicial
de la Federación cuando considere que se le ha violado alguno de sus Derechos Humanos y
Garantías Constitucionales, mediante una norma general, acto u omisión por parte de una
autoridad del Estado en las hipótesis previstas por el artículo 103 de la Constitución Federal,
con el objeto de que se le restituya en el goce de esas garantías, ya restableciendo las cosas
que guardaban antes de la violación, ya obligando a la autoridad a respetar el derecho
humano o garantía constitucional violada.

Los elementos de la Acción de Amparo: sujetos, objeto y causas.

LOS SUJETOS. Como sujetos dentro de la Acción de Amparo tenemos: el activo, que lo
es el gobernado y el pasivo que en todo caso será una autoridad o bien un particular en
ejercicio de funciones de autoridad que le son delegadas por la misma.

EL OBJETO. El objeto de la acción de amparo, es que, mediante la prestación del


servicio jurisdiccional, se proteja al sujeto activo contra una norma general inconstitucional, o
un acto u omisión de la autoridad que vulnera sus derechos humanos y sus garantías.

LAS CAUSAS. Las causas de la acción son: la remota y la próxima. La causa remota
consiste en la relación que guarda el gobernado con los derechos humanos que le son
reconocidos, así como con las garantías que le son tuteladas en su favor por la Constitución,
derecho objetivo, de donde resulta que puede acudir a los Tribunales de la Federación,
cuando sus derechos y garantías le son vulnerados. La causa próxima está constituida por la
transgresión de los derechos humanos y las garantías del gobernado por el acto de
autoridad.

1.2.3 FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL DE LA ACCIÓN DE AMPARO. Diversos tratadistas en la


materia coinciden en que el fundamento constitucional de la acción de amparo, se sustenta
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en lo establecido por los artículos 8º y 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos. (Analizar preceptos).

1.2.4 CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN DE AMPARO.

Personal. La acción de amparo es de carácter estrictamente personal, esto es, la


misma no puede transmitirse a otro gobernado, siendo potestad exclusiva de la persona que
sufre la afectación en su esfera de derechos el ejercitarla ante las instancias
correspondientes.

LA TEMPORALIDAD. El derecho que nace para el gobernado de acudir ante los órganos
competentes en ejercicio de la acción de amparo cuando considera que le ha sido violado un
derecho humano y la correspondiente garantía, es de carácter temporal, toda vez que el
agraviado por el acto de autoridad cuenta con un término señalado por la ley para que
válidamente pueda ejercitar dicha acción y la consecuencia de no hacerla valer en tiempo
será la de no darle trámite a su petición.

NATURALEZA. La acción de amparo es autónoma, independiente y abstracta respecto a


la violación de derechos y garantías, ya que la acción puede ejercitarse, se encuentre o no
fundada, encargándose la autoridad de Amparo de declarar lo procedente: desecharla,
admitirla, sobreseerla o conceder el Amparo, atendiendo a las circunstancias particulares del
asunto.

2. PROCEDENCIA DEL AMPARO.

Para que el Amparo o Juicio de Garantías proceda resulta necesario cubrir ciertos
requisitos establecidos tanto por la propia Constitución, obviamente conforme a lo
establecido por los artículos 103 y 107 de la Constitución, así como por la ley reglamentaria
de los mismos y de los criterios emitidos por los órganos del Poder Judicial de la Federación,
y por qué no señalarlo, del contenido de la doctrina elaborada por los diversos tratadistas en
la materia.
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Entre los requisitos esenciales que deben de tomarse en consideración para que
proceda el Amparo, a través del ejercicio de la acción correspondiente tenemos:

1. Que exista una violación a los derechos humanos y garantías del Gobernado.
2. Que la violación a los derechos y garantías provenga de un acto de autoridad en
sentido lato.
3. Que el afectado en su esfera de derechos, sea un particular o gobernado.

La procedencia del amparo la encontramos en lo dispuesto por el artículo 103 de la


Carta Magna que establece:

Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite.

I. Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que violen los


derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su
protección por esta Constitución, así como por los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte;

II. Por normas generales o actos de la autoridad federal que vulneren o


restrinjan la soberanía de los estados o la esfera de competencia del Distrito
Federal, y

III. Por normas generales o actos de las autoridades de los Estados o del
Distrito Federal que invadan la esfera de competencia de la autoridad
federal.

En la fracción I de este precepto se establece la procedencia del amparo por actos de


autoridad, en sentido amplio, que violen de manera directa o indirecta, derechos humanos y
garantías del gobernado, mientras que en las otras dos fracciones se contempla la
procedencia del amparo, cuando a consecuencia de la invasión de esfera de competencias
se conculquen los derechos humanos y garantías del gobernado.

Lo anterior se precisa en el artículo 1º de la nueva Ley de Amparo, en el que se


expresa:
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Artículo 1º. El juicio de amparo tiene por objeto resolver toda controversia que se
suscite:

I. Por normas generales, actos u omisiones de autoridad que violen los derechos
humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su protección por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte;

II. Por normas generales, actos u omisiones de la autoridad federal que vulneren o
restrinjan la soberanía de los Estados o la esfera de competencias del Distrito
Federal, siempre y cuando se violen los derechos humanos reconocidos y las
garantías otorgadas para su protección por la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; y

III. Por normas generales, actos u omisiones de las autoridades de los Estados o
del Distrito Federal, que invadan la esfera de competencia de la autoridad federal,
siempre y cuando se violen los derechos humanos reconocidos y las garantías
otorgadas por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El amparo protege a las personas frente a normas generales, actos u omisiones


por parte de los poderes públicos o de particulares en los casos señalados en la
presente Ley.

Debemos de considerar que la amplitud de la protección del amparo deviene del


contenido de los artículos 14 y 16 de la Constitución, los cuales resultan esenciales para la
protección de los derechos de los gobernados, no solamente en cuanto a los derechos
humanos y garantías, sino en relación a cualquier acto de autoridad, el cual en todo caso
debe estar debidamente fundado y motivado, y se considera que un acto cumple con esos
requisitos cuando se apega a lo establecido en dichos preceptos, ya que en caso contrario el
acto de autoridad es susceptible de impugnarse a través del juicio de Garantías para efectos
de nulificarlo y restituir al quejoso en el goce de sus derechos.

3. LOS PRINCIPIOS RECTORES DEL JUICIO DE AMPARO.

Los principios rectores del Juicio de Amparo se desprenden en forma eminente del
contenido del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
siendo la Ley de Amparo la que, como ley reglamentaria de los artículos 103 y 107
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constitucionales, se encarga de puntualizar dichos principios y el Poder Judicial Federal a


través de la emisión de sus criterios y formación de la Jurisprudencia, de llevar a cabo la
interpretación y aplicación de la norma al caso concreto.

En el artículo 107 de la Constitución Política vigentes, se establecen las bases


constitucionales o principios jurídicos fundamentales que rigen nuestro Juicio de Amparo, y
que son, a decir de los tratadistas:

 Iniciativa o instancia de parte agraviada.


 Prosecución judicial del amparo.
 Relatividad de los efectos de las sentencias de amparo.
 Definitividad del acto reclamado.
 Principio de estricto derecho.
 Procedencia del amparo directo.
 Procedencia del amparo indirecto.
 Suspensión del acto reclamado.
 Recurso de revisión contra sentencias dictadas en Amparo indirecto.
 Jurisdicción concurrente.
 Competencia auxiliar.
 Responsabilidad de las autoridades.
 Existencia de Agravio Personal y Directo.
 Procedencia del Recurso de Revisión contra sentencias dictadas en amparo
directo, en forma excepcional.
 Jurisprudencia por contradicción de tesis.
 Sobreseimiento del amparo por inactividad procesal o caducidad de la instancia.
 Intervención del Procurador General de la República, por sí o por medio de sus
agentes.
 Suplencia de la deficiencia de la demanda o conceptos de violación, en
determinadas materias y para determinados sujetos.

A nuestro parecer, no todos los principios enunciados pueden considerarse como


verdaderos principios rectores fundamentales del juicio de amparo, toda vez que algunos de
los enunciados son reglas o requisitos que deben de cubrirse para o durante la tramitación
del juicio, pero propiamente no tienen esa calidad de principios rectores fundamentales.
Estos principios tienen aplicación al momento en que se inicia el juicio, durante o una vez
concluido el procedimiento y dictado la sentencia respectiva. Los tratadistas coinciden en que
los principios de mayor relevancia, son los siguientes:
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Principios rectores del juicio de amparo.

1. Instancia de parte agraviada;


2. Existencia de agravio personal directo o derivado de la circunstancia particular en
que se encuentre el gobernado;
3. Principio de definitividad;
4. Principio de prosecución judicial;
5. Principio de estricto derecho;
6. Suplencia de la queja deficiente; y
7. Relatividad de la sentencia.

1. Iniciativa o Instancia de Parte Agraviada. Este principio se encuentra consignado


en la fracción I del artículo 107, que señala:

I. El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada;

Por su parte la Ley de Amparo, en su artículo 6º, establece:

El juicio de amparo puede promoverse por la persona física o moral a quien


afecte la norma general o el acto reclamado en términos de la fracción I del
artículo 5o. de esta Ley. El quejoso podrá hacerlo por sí, por su
representante legal o por su apoderado, o por cualquier persona en los
casos previstos en esta Ley.

Cuando el acto reclamado derive de un procedimiento penal, podrá


promoverlo, además, por conducto de su defensor o de cualquier persona
en los casos en que esta Ley lo permita.

Del contenido de los preceptos transcritos, se desprende que el Juicio de Amparo de


ninguna manera puede iniciarse en forma oficiosa por las autoridades federales, sino que se
hace necesario que el gobernado que se considere afectado en sus garantías o derechos
constitucionales, acuda ante dichas autoridades ejercitando la Acción de Amparo, excitando
a la autoridad para que a través del procedimiento legal le sean restituidas esas Garantías o
Derechos violados. La solicitud de Amparo y protección de la Justicia Federal puede
hacerse, conforme a lo que establece el artículo 4º de la Ley, a través del representante del
agraviado o por su defensor y en casos extremos por algún familiar e inclusive por una
persona extraña, sin embargo en todo momento debe existir el pedimento expreso, a través
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de la vía de Acción, ya que de otra manera la autoridad de amparo, en ninguna circunstancia


puede iniciar, de oficio, ningún procedimiento de Amparo.

2. Existencia de agravio personal y directo o derivado de la circunstancia


particular en que se encuentre el agraviado. Este principio encuentra su sustento
constitucional en el contenido de la fracción I del artículo 107 Constitucional, que señala: “El
juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada, teniendo tal carácter
quien aduce ser titular de un derecho o de un interés legítimo individual o colectivo,
siempre que se alegue que el acto reclamado viola los derechos reconocidos por esta
Constitución y con ello se afecta su esfera jurídica, ya sea de manera directa o en
virtud de su especial situación frente al orden jurídico…”. En cuanto a su fundamento
legal, el mismo se encuentra en el artículo 6º, relacionado con el diverso 5º fracción I, de la
Ley de Amparo.

Este principio tiene íntima relación con el interés jurídico o legítimo del quejoso o
agraviado, toda vez que éste debe acreditar que el acto que reclama le perjudica en su
esfera de intereses, ya que de no acreditar este extremo, el amparo deberá sobreseerse. Por
agravio debe entenderse todo menoscabo, pérdida, detrimento o afectación que sufre un
gobernado en su patrimonio o en su persona, debiendo afectar por otra parte en forma
directa al quejoso o agraviado, esto es que sea el titular del derecho afectado (interés
jurídico), o bien que el acto de autoridad le afecta de manera indirecta en virtud de su
especial situación frente al orden jurídico (interés legítimo), por lo que, quien promueve un
juicio de garantías debe acreditar tanto la existencia del acto reclamado, como el daño o
perjuicio que en forma directa o indirecta, le causa dicho acto.

3. Principio de Definitividad. El principio de definitividad resulta determinante para


que pueda darse trámite al juicio de amparo, toda vez que si no se agota este principio, por
regla general, no se sigue el procedimiento de amparo, el principio en estudio consiste
básicamente en que deben haberse agotado todos los medios ordinarios de defensa que la
ley de la materia contempla, para poder interponer la demanda de garantías, en caso de no
agotarse este principio la demanda deberá desecharse, conforme a lo que establecen la
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fracción XVIII primer párrafo, XIX y XX del artículo 61 de la nueva Ley de Amparo. El propio
artículo 107 Constitucional, en su fracción III, incisos a) y b) contempla este principio,
señalando el primero de estos incisos, en el párrafo tercero y en relación al amparo directo,
que:

Para la procedencia del juicio deberán agotarse previamente los recursos


ordinarios que se establezcan en la ley de la materia, por virtud de los cuales
aquellas sentencias definitivas, laudos y resoluciones puedan ser modificados o
revocados, salvo el caso en que la ley permita la renuncia de los recursos.

Y en al párrafo cuarto en la primera parte del mismo, se señala:

Al reclamarse la sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al juicio,


deberán hacerse valer las violaciones a las leyes del procedimiento, siempre y
cuando el quejoso las haya impugnado durante la tramitación del juicio mediante
el recurso o medio de defensa que, en su caso, señale la ley ordinaria respectiva.

Asimismo en el segundo de los incisos señalados de la fracción III, se establece que:


el amparo procederá contra actos en juicio de imposible reparación, fuera de juicio o
concluido el juicio, una vez que se haya agotado los recursos que en su caso procedan.

En la materia administrativa este principio se contempla en la fracción IV, del propio


precepto constitucional invocado.

Excepciones al principio de definitividad: Entre las excepciones a este principio,


tenemos las siguientes:

1. Cuando el agraviado es tercero extraño al juicio.


2. Cuando el acto reclamado importe peligro de privación de la vida, deportación o
destierro, o cualesquiera de los actos prohibidos por el artículo 22 de la Constitución.
3. Ataques a la libertad personal fuera de procedimiento judicial.
4. Orden de aprehensión.
5. Auto de formal prisión.
6. Cuando se reclame una ley por inconstitucional.
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7. Cuando el acto reclamado consiste en el ilegal emplazamiento a juicio del quejoso.


8. Cuando exista una violación directa a un precepto de la Constitución.

4. Principio de Prosecución Judicial. Este principio encuentra su fundamento en lo


dispuesto por el artículo 107 constitucional en su primer párrafo, que señala que todas las
controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán a los procedimientos y formas del
orden jurídico que determine la ley reglamentaria.

Conforme a este principio el juicio de amparo debe sujetarse a los procedimientos y


formas que señala, tanto la propia constitución en el artículo 107 que sienta las bases del
mismo, como lo dispuesto en la ley de amparo, por lo que las partes y el propio juzgador
deben sujetarse a tales disposiciones, no pudiendo alterar, ni omitir las reglas del
procedimiento.

5. Principio de Estricto Derecho. Conforme a este principio el juzgador de amparo,


sea singular o colegiado, debe de dictar sus resoluciones atendiendo a los conceptos de
violación vertidos por el quejoso en su escrito de demanda, por lo que no puede ir más allá o
salirse de lo que expone en los mismos el solicitando del Amparo, aún y cuando del análisis
de las constancias se desprenda que efectivamente se cometió una violación a las Garantías
Individuales del impetrante, sin embargo al no hacerlas valer de manera adecuada el mismo,
el juzgador se ve impedido de suplir esa deficiencia y consecuentemente debe de negar el
amparo.

Este principio no encuentra un sustento expreso ni en la Constitución ni en la Ley de


Amparo, por lo que su existencia se desprende de la interpretación en sentido contrario de la
interpretación del quinto párrafo de la fracción II del artículo 107 constitucional, que
establece: “En el juicio de amparo deberá suplirse la deficiencia de los conceptos de
violación o agravios de acuerdo con lo que disponga la ley reglamentaria”. Atendiendo en lo
que al respecto establece la Ley de Amparo en el artículo 79, en cuanto a las materias en
que debe de suplirse la deficiencia de la queja deficiente, se infiere que en aquellas materias
en que no se señale que procede la misma, debe aplicarse el principio en estudio.
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6. Suplencia de la queja deficiente. Este principio que algunos autores no


consideran como tal, sino como una excepción al principio de estricto derecho, consiste en
que los juzgadores de amparo deben de proceder al análisis de las constancias del
expediente de amparo, con independencia de los conceptos de violación esgrimidos por el
quejoso y si encuentran que hubo violaciones a Garantías Individuales, deben proceder a
dictar su fallo en el sentido de conceder el amparo, señalando en la sentencia
correspondiente que en suplencia de la deficiencia de la queja, se procede al análisis de
dichas constancias y en consecuencia a determinar si se omitió por el quejoso el dolerse de
esas violaciones a sus Garantías.

El fundamento constitucional, como se señaló en el principio de estricto derecho se


encuentra en el contenido de la fracción II, párrafo quinto, del artículo 107 constitucional y el
fundamento legal en el artículo 79 de la nueva Ley de Amparo.

Existe en el artículo 76 de la nueva ley, una forma de suplencia que no se refiere a la


de la deficiencia de la queja, sino a la facultad que tiene el juzgador de amparo de corregir
los errores cometidos por el quejoso al citar los preceptos constitucionales y legales que se
estimen violados, pero no puede cambiar los hechos expuestos en la demanda. Esta
disposición resulta aplicable a cualquier materia y se le conoce doctrinalmente como
suplencia del error.

7. Principio de Relatividad de la Sentencia de Amparo. A este principio se le


conoce también como “fórmula Otero” y consiste en que la sentencia de Amparo, solamente
tendrá efectos en relación al impetrante del amparo, por lo que de ninguna manera se hará
una declaración general de inconstitucionalidad respecto del acto reclamado.

En relación a este principio se han formado múltiples debates entre aquellos que se
pronuncian porque se mantenga dicha fórmula o principio y aquellos que consideran que
debe de suprimirse y que las sentencias que se dicten, en forma principal en el amparo
contra leyes, tengan efectos generales, esto es efectos erga omnes. El debate no solo se
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centra en los efectos que tendría para el amparo, sino en relación al equilibrio de poderes,
toda vez que los que pugnan porque se mantenga dicho principio, sostienen que si las
sentencias tuvieran efectos generales, ocasionaría que el poder legislativo quedara sometido
a las decisiones del poder judicial, al derogar o abrogar de hecho, las leyes emitidas por el
primero, afectando la división de poderes que es una decisión política fundamental del
Estado Mexicano.

En cuanto a la fundamentación de este principio, la misma se encuentra en el párrafo


inicial de la fracción II del artículo 107 Constitucional, que señala: “Las sentencias que se
pronuncien en los juicios de amparo sólo se ocuparán de los quejosos que lo hubieren
solicitado, limitándose a ampararlos y protegerlos, si procediere, en el caso especial
sobre el que verse la demanda.”

Por su parte el párrafo primero del artículo 73 de la nueva Ley de Amparo establece:

ARTÍCULO 73. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se
ocuparán de los individuos particulares o de las personas morales, privadas u
oficiales que lo hubieren solicitado, limitándose a ampararlos y protegerlos, si
procediere, en el caso especial sobre el que verse la demanda.

4. LAS PARTES EN EL JUICIO DE AMPARO.

Concepto de parte en el Amparo.-Burgoa Orihuela, después de una serie de


disquisiciones nos dice que: parte en un juicio es toda persona a quien la ley le da facultad
para deducir una acción, oponer una defensa en general o interponer cualquier recurso o a
cuyo favor o contra quien va a operar la actuación concreta de la ley.

El definir a las partes en el juicio de amparo resulta un tanto complejo en virtud a la


naturaleza del mismo, así como a los intereses que cada una de las partes tiene en su
intervención en este juicio Constitucional, de ahí que Raúl Chávez Castillo nos diga que:
parte en el Amparo es aquella que tiene interés en que se declare la constitucionalidad o
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bien la inconstitucionalidad de una ley o acto que se reclama en el Amparo también se


constituye en un medio regulador en dicho juicio al vigilar que éste se lleve acorde a las
disposiciones legales

Nos sigue diciendo este último tratadista, que las partes que intervienen en el amparo
tienen diversos intereses, ya que el del quejoso o agraviado es que se declare la
inconstitucionalidad del acto de autoridad que reclama; el interés de la autoridad responsable
y del tercero perjudicado es la subsistencia del acto que se reclama en el amparo, es decir
que se declare su constitucionalidad; en tanto que el interés del Ministerio Público Federal es
que se tramite y resuelva el Juicio de Amparo conforme a lo que señala la Constitución y la
ley reglamentaria del mismo, y que se dicte una sentencia justa, esto es, esto es que si el
quejoso tiene la razón porque el acto reclamado es inconstitucional, el representante social
estará a favor de que se le otorgue el amparo y si no le asiste la razón, se le niegue la
protección federal y si el juicio es improcedente puede formular pedimento para que se
sobresea el juicio.

De lo anterior, así como del contenido del artículo 5º de la nueva Ley de Amparo,
tenemos que son partes en este juicio constitucional:

1. El quejoso.
2. La autoridad responsable.
3. El tercero interesado.
4. El Ministerio Público Federal.

En el juicio de amparo el quejoso tiene el carácter de parte actora; la autoridad


responsable el de demandada; el tercero interesado defiende un interés propio o de carácter
público y si bien no es demandado propiamente, puede decirse que forma una especie de
litis consorcio pasiva con la autoridad responsable; mientras que el Ministerio Público de la
Federación interviene para preservar los principios de legalidad y constitucionalidad en el
juicio.
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4.1 El agraviado o quejoso.

Esta parte es el gobernado que resiente los efectos del acto de autoridad en su esfera
de derechos humanos y garantías, en tal virtud es el titular de la acción de amparo, mediante
la cual acude ante los Tribunales Federales para que a través del procedimiento respectivo,
se declare la nulidad o inconstitucionalidad del acto de autoridad y se le restituya en el goce
de sus derechos y garantías violados.

Al hablar de gobernado debe entenderse que es todo ente que puede ser agraviado
en sus derechos por un acto de autoridad, pudiendo tener este carácter:

Las personas físicas.


Personas morales de derecho privado.
Personas morales de derecho social.
Personas morales de carácter religioso.
Personas morales de derecho político o electoral.
Personas morales oficiales.

4.2 La autoridad o autoridades responsables.

La autoridad responsable, es aquélla a quien se imputa la emisión del acto que se


reclama y contra la cual se demanda la protección de la justicia federal a través del ejercicio
de la acción de amparo, por considerar el quejoso que el acto que emite viola sus derechos
humanos y sus garantías, sea de manera directa o por invadir la esfera de competencia de
otras autoridades (amparo soberanía).

Las autoridades tienen una doble personalidad, la que corresponde a su carácter de


ente público dotado de las facultades que como autoridad de corresponden y la de carácter
privado cuando actúan en relaciones de coordinación con los particulares, para efectos de
considerarla como autoridad responsable siempre será en su carácter propio de la función
pública que desempeña, esto es con facultades de imperio y en ejercicio de las funciones
que le resultan propias atendiendo al hecho de ser depositario de la soberanía popular,
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reuniendo sus actos los requisitos característicos del acto autoritario, esto es, cuando los
mimos son unilaterales, imperativos y coercitivos.

La autoridad responsable en el amparo puede tener un doble carácter: como autoridad


emisora del acto que se reclama, en cuyo caso estamos en presencia de lo que se conoce
como autoridad responsable ordenadora y por otra parte tenemos a la o las autoridades que
materializan el mandato de la ordenadora, a las cuales se les denomina como autoridades
ejecutoras.

En la nueva Ley de Amparo se establece en el párrafo segundo, fracción II del artículo


5º lo siguiente: “Para los efectos de esta Ley, los particulares tendrán la calidad de autoridad
responsable cuando realicen actos equivalentes a los de autoridad, que afecten derechos en
los términos de esta fracción, y cuyas funciones estén determinadas por una norma general.”

4.3 El tercero interesado.

Anteriormente denominado tercero perjudicado, en la nueva ley se cambia su


denominación en virtud de que las partes que pueden tener este carácter puede o no tener
un interés personal, esto es, la sentencia que se dicte en el amparo puede tener
consecuencias o efectos sobre ellos o no incidir en su esfera de derechos.

Al hablar de tercero perjudicado se decía que era la parte que había resultado
beneficiada con la emisión del acto de autoridad contra el cual el quejoso interponía el juicio
de garantías y en el supuesto de que el amparo le fuera concedido al impetrante del amparo,
la sentencia dictada le causaba perjuicios a ese tercero, toda vez que el acto que le favorecía
era dejado sin efectos.

Como ejemplo de tercero interesado, al cual no le favorece ni le perjudica la sentencia


que se dicte en el amparo, tenemos que la nueva Ley de Amparo en el inciso e) de la
fracción III, señala que tiene el carácter de tercero interesado: “El ministerio público que haya
intervenido en el procedimiento penal del cual derive el acto reclamado, siempre y cuando no
tenga el carácter de autoridad responsable.”

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