Geografia de La Población
Geografia de La Población
Geografia de La Población
de Geografía Humana
Segunda edición
Daniel Hiernaux
Alicia Lindón
Directores
OBRAS GENERALES
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DANݍ| HݍRNAUX
(D˛rs.)
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TRATADD de Geografía Humana - dirección de AEicia Lindón y DanieE
Hiernaux! — 2!° edición! — Rubí (BarceEona) : Anthropos EditoriaE
México : UAM! IztapaEapa! Div! Ciencias SociaEes y Humanidades˝ 2016
6é4 p! ; 24 cm! — (Dbras generaEes)
BibEiografías
ISBN "78-84-76é8-7"4-2
ISBN UAM-I: "78-607-28-0006-"
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Õç-ÕRAFÍA Dç |A P-B|A=›ÓN
Cristóbal Mendoza
Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa, México
g1áfica en este punto conc1eto. Esta p1ime1a pa1te de 1evisión de las p1incipales temáticas
concluye con un apa1tado 1elativo a la demog1afía mexicana, un caso único en Amé1ica
Latina, que 1esalta po1 sus avanzados métodos de p1oducción de datos a pa1ti1 de g1andes
encuestas 1ep1esentativas pa1a el conjunto del país.'
La segunda pa1te del a1tículo plantea nuevos abo1dajes teó1icos y metodológicos, y que
implica, hasta cie1to punto, un 1eplanteamiento del g1an eje sob1e el que se ha constituido la
geog1afía de la población. En efecto, la subdisciplina se ha const1uido casi en su totalidad a
pa1ti1 del concepto de población como ag1egado, y en esta línea ha p1imado el análisis cuan-
titativo. Sin emba1go, en tiempos 1ecientes se ha planteado una necesidad de 1eplantea1
estos alineamientos y 1ealiza1 una 1eflexión teó1ica p1ofunda sob1e la geog1afía de la pobla-
ción que implique 1etoma1 conceptos y dimensiones analíticas de la Geog1afía en su conjun-
to. Desde esta pe1spectiva, la segunda pa1te de este a1tículo plantea, p1ime1o de todo, una
discusión sob1e los nuevos sujetos demog1áficos, que su1gen a pa1ti1 de nuevos pat1ones
demog1áficos (po1 ejemplo, cambios en los modelos de familia y hoga1) Se sub1aya, en este
apa1tado, que la demog1afía clásica, y po1 ende la geog1afía de la población, han 1educido la
complejidad de las sociedades a conjuntos de ag1egados desdibujados a pa1ti1 de ca1acte1ís-
ticas demog1áficas básicas. En segundo luga1, el a1tículo abo1da la pe1spectiva t1ansnacional
pa1a los estudios de mig1ación inte1nacional. En el a1tículo se a1gumenta que, desde la
geog1afía, se necesita una 1eflexión teó1ica sob1e el espacio en este punto conc1eto, dado que
la a1ticulación de la mig1ación t1ansnacional en flujos ent1e dife1entes luga1es ubicados en
dos Estados-nación compo1ta lógicas espaciales pa1ticula1es que pueden se1 dete1minantes
en la const1ucción y t1ansfo1mación de identidades. Un te1ce1 aspecto que se abo1da en este
apa1tado es de ca1ácte1 metodológico y se 1efie1e a los 1etos que implican el desa11ollo de los
métodos cuantitativos y de los sistemas de info1mación geog1áfica pa1a la geog1afía de la
población. Aquí se expone que la inte11elación y complementa1iedad ent1e ambas
metodologías todavía está po1 explo1a1. El capítulo concluye con una se1ie de 1eflexiones
sob1e el futu1o de la subdisciplina y se sub1aya la necesidad de inco1po1a1 elementos teó1i-
cos p1ocedentes de la t1adición geog1áfica.
Hasta mediados del siglo xx, las escuelas «clásicas» de la geog1afía, desde el dete1minismo
hasta la 1egional f1ancesa, tuvie1on un inte1és limitado y sesgado con 1especto a la pobla-
ción. De hecho, se conside1a que la subdisciplina se institucionaliza con el discu1so de
T1ewa1tha, p1esidente de la Asociación de Geóg1afos Ame1icanos en 1953 (Iones, 1981,
Kosinski, 1984, Newman y Matzke, 1984). Este auto1 p1opo1ciona una p1ime1a definición
de la geog1afía de la población:
1. La ca1acte1ística básica de las g1andes encuestas es la 1ep1esentatividad, la cual, dependiendo de los objetivos de
la p1opia encuesta, se establece a dife1entes niveles. Pa1a ello, se necesita elabo1a1 g1andes cantidades de datos. Las
g1andes encuestas, po1 tanto, son llevadas a cabo po1 o1ganismos oficiales que cuentan con los 1ecu1sos necesa1ios. En
el caso de México, los o1ganismos enca1gados de elabo1a1 estas encuestas son p1incipalmente el Consejo Nacional de
Población (CONAPO) y el Instituto Nacional de Geog1afía, Estadística e Info1mática (INEGI) del gobie1no fede1al
mexicano. En este capítulo, el té1mino «encuesta», a menos que no se especifique lo cont1a1io, se usa en este sentido,
y no se 1efie1e, po1 tanto, a encuestas no 1ep1esentativas.
7. El té1mino «segunda t1ansición demog1áfica, acuñado po1 Ron Lesthaeghe y D.J. Van de Kaa en 1986, se usa
pa1a desc1ibi1 los cambios en la disolución de la familia y de las uniones, y en los pat1ones de 1econstitución de las
familias en los países occidentales desde la Segunda Gue11a Mundial. Además de niveles de fecundidad infe1io1es al
nivel de 1eemplazo y sostenidos en el tiempo, la segunda t1ansición demog1áfica se ca1acte1iza po1: a) inc1emento de la
solte1ía; b) retraso del mat1imonio; c) poste1gación del p1ime1 hijo, d) expansión de las uniones consensuales;e) expan-
sión de los nacimientos fue1a del mat1imonio; f) alza de las 1uptu1as mat1imoniales, y g) dive1sificación de las modali-
dades de est1uctu1ación familia1 A dife1encia de la p1ime1a t1ansición demog1áfica, cuyos componentes cent1ales e1an
las tendencias de la fecundidad y la mo1talidad, la segunda ope1a sob1e la base de una 1elativa estabilidad en ambas
va1iables demog1áficas (a niveles muy bajos, en pa1ticula1 una fecundidad estaciona1ia en niveles infe1io1es al de
1eemplazo), pe1o con t1ansfo1maciones p1ofundas en mate1ia de nupcialidad, del calenda1io de la fecundidad y de
fo1mación, consolidación y est1uctu1ación a la1go plazo de los a11eglos familia1es (Lesthaeghe, 1995).
caso de ot1as geog1afías, y sólo a título de ejemplo, menciona1emos los estudios de Mu1dock
(1995) pa1a los Estados Unidos, la investigación de Ta1ve1 (1996) sob1e la población de Áf1ica
o Zavala de Cosío (1998) pa1a Amé1ica Latina.
También se han 1ealizado monog1afías sob1e fecundidad, mo1talidad y mig1aciones mun-
diales o 1egionales. De nuevo sin intenta1 se1 exhaustivo, en el caso de la fecundidad caben
destaca1se el lib1o compilado po1 Bah1 y Gans (1991) o las apo1taciones de Webe1 (1991)
1elativas a la Eu1opa del Este, o Gould y B1own (1996), sob1e fecundidad en el Áf1ica
subsaha1iana. Pa1a mo1talidad, son va1ios los estudios que establecen compa1aciones ent1e
niveles de mo1talidad (po1 ejemplo, Ga1cía Balleste1os, Pozo Rive1a y Redondo González,
2000, pa1a el caso de España; o Kunst et al ] 2004, pa1a un estudio compa1ativo eu1opeo). Los
estudios monog1áficos sob1e mig1ación o movilidad son también abundantes, a título de ejem-
plo 1esaltamos el t1abajo de Long (1988) sob1e movilidad y mig1ación en los Estados Unidos,
Hugo (1996), 1elativo a mig1ación en Asia, ola 1evisión de los pat1ones mig1ato1ios en dife1en-
tes 1egiones del planeta (No1teamé1ica, Eu1opa, la 1egión del Golfo Pé1sico, Asia y el Pacífico)
1ealizada po1 Massey et al (1998), aunque cabe deci1 que, en este último caso, los auto1es,
además de desc1ibi1 pautas, cont1astan la lite1atu1a científica de estas 1egiones con la teo1ía,
pa1a valida1 o 1echaza1 dife1entes enfoques teó1icos a pa1ti1 de la lite1atu1a empí1ica.
Esta á1ea de estudio, la desc1ipción de las va1iaciones espaciales, ha 1ecibido un g1an
impulso po1 el 1efinamiento de los métodos de gene1ación de datos a t1avés de los censos
nacionales o encuestas impulsadas po1 o1ganismos oficiales. Sin emba1go, no debe1íamos
olvida1 que son muchos los países que no cuentan con los 1ecu1sos necesa1ios pa1a efectua1
censos cada diez a1ios (po1 no menciona1 el caso de las encuestas). A título de 1eco1dato1io,
menciona1emos que Cuba, debido a la c1isis económica, 1enunció a efectua1 el censo en
1991, o que el último censo del Saha1a Occidental es de 1975, 1ealizado cuando e1a todavía
colonia española, censo que el F1ente Polisa1io desea toma1 como base pa1a el siemp1e
poste1gado 1efe1éndum de autodete1minación.
La falta de datos o los p1oblemas 1elacionados con el acopio de la info1mación en g1an
pa1te de los conside1ados países en vías de desa11ollo es p1ecisamente el p1oblema con el que
se enf1enta la geog1afía de la población, ya que tanto esta subdisciplina como la demog1afía
han t1abajado histó1icamente con g1andes bases de datos ag1egados. En este sentido, Cleland
(1996), en una 1evisión de la calidad de los datos demog1áficos de los países en vías de
desa11ollo, apunta que, en Asia, sólo Hong Kong, Jo1dania, Malasia, Singapu1 y S1i Lanka,
así como Egipto y Túnez en Áf1ica, cuentan con estadísticas vitales fiables en estos continen-
tes.8 La falta de datos (y el inte1és de los o1ganismos inte1nacionales en conoce1 la dimensión
del p1oblema de la sob1epoblación) es el motivo po1 el que se planteó la Encuesta Mundial de
Fecundidad en 62 países, que 1ep1esentan al 40 % de la población mundial, desde 1974 hasta
1986, bajo el auspicio de la Agencia pa1a el Desa11ollo Mundial de los Estados Unidos y el
Fondo de Población de las Naciones Unidas. Poste1io1mente las Encuestas Demog1áficas y
de Salud, continuado1as de la ante1io1, han financiado 60 encuestas nacionales desde 1984 y
hasta 1995 (Cleland, 1996). Po1 este motivo es p1eciso que, a medida que vaya su1giendo
nueva info1mación, los geóg1afos de la población desc1iban, ca1tog1afien, expliquen y 1eali-
8. Las estadísticas vitales son la 1ecopilación de los datos p1ocedentes de los 1egist1os de nacimientos, defunciones,
mat1imonios, y eventualmente divo1cios y abo1tos, en anua1ios, publicados po1 o1ganismos oficiales. Lamentablemen-
te, la calidad pob1e de estos 1egist1os en los países conside1ados menos desa11ollados p1ovoca que su uso científico sea
bastante limitado en estos países. En á1eas de mayo1 desa11ollo económico, se usan estas estadísticas básicamente en
estudios sob1e mo1talidad (po1 ejemplo, mo1talidad po1 causas o mo1talidad dife1encial po1 sexo y edad u ot1as ca1ac-
te1ísticas sociodemog1áficas). En el caso de la fecundidad o nupcialidad, el uso de las estadísticas vitales es más limi-
tado, o en todo caso es complementa1io de la utilización de encuestas, dado que es tan 1elevante conoce1 la va1iación de
los indicado1es demog1áficos, o las ca1acte1ísticas demog1áficas de los individuos, como las causas sociales que p1ovo-
can dichos cambios.
De los t1es elementos que componen la est1uctu1a de una población, como pone de manifies-
to una mi1ada a los p1og1amas de los dos cong1esos de geog1afía de población 1ealizados
hasta la fecha (2002 y 2004), ha sido la mig1ación y la movilidad el que más extensamente ha
sido analizado desde una pe1spectiva espacial, quizá po1que, de los t1es, es el componente
que más cla1amente involuc1a al te11ito1io.
La geog1afía de la mig1ación se desa11olló en los sesenta, al hilo de la 1evolución cuantita-
tiva, aunque sus 1aíces se hunden hasta finales del siglo mx, con las famosas leyes de Ravenstein
(1889) y los p1ime1os modelos g1avitato1ios de los cua1enta (po1 ejemplo, Stouffe1, 1940 o Zipf,
1946). Las leyes de Ravenstein son un intento de defini1 pautas unive1sales de los desplaza-
mientos de población inmutables en el tiempo, y los modelos g1avitato1ios, po1 su pa1te, son
modelos de inte1acción espacial, cuyo objetivo p1incipal es identifica1 co11elaciones ent1e va-
1iables socioeconómicas, demog1áficas, espaciales y de compo1tamiento, dependiendo del
modelo, básicamente en el campo de las mig1aciones inte1nas. Ent1e las va1iables espaciales
contempladas en estos modelos 1esaltan la f1icción de la distancia, la distancia pe1cibida (f1uto
del ace1camiento que p1oducen los enlaces aé1eos o la comunicación a t1avés de pe1sonas que
ya han mig1ado) o las ba11e1as ent1e un punto de o1igen y ot1o de destino, como f1onte1as
inte1nacionales. Zelinski (1971) 1eto1na la idea de las leyes de Ravenstein y p1opone modela1 la
conducta mig1ato1ia en su teo1ía de la t1ansición de movilidad, donde las dife1entes fases de
esta t1ansición se cont1astan con las de la t1ansición demog1áfica. La idea subyacente es que a
cada tipo de sociedad (p1imitiva, de t1ansición temp1ana, de t1ansición ta1día, avanzada y
súpe1 avanzada) le co11esponde fo1mas dife1enciadas de mig1ación y movilidad.
Los modelos sociodemog1áficos, po1 su pa1te, han estado inte1esados fundamental-
mente en estima1 el volumen del flujo mig1ato1io y sus causas, a pa1ti1 de va1iables de indi-
viduos y hoga1es. Pa1a censos y encuestas, el espacio se enco1seta en t1es va1iables, hasta
cie1to punto p1evisibles: luga1 de 1esidencia actual, luga1 de 1esidencia en un momento en el
pasado (cinco a1ios antes, en el caso del Censo de Población y Vivienda mexicano) y tamaño
de la localidad po1 el núme1o de población (que gene1almente da luga1 a ag1upaciones del
o1den «u1bano/1u1al»). A pesa1 de la eme1sión de las encuestas 1et1ospectivas, como la En-
cuesta Demog1áfica Ret1ospectiva (EDER) en México, y la posibilidad de conoce1 el luga1 de
1esidencia de las pe1sonas a lo la1go de su vida y pode1 1elaciona1lo con su t1ayecto1ia labo-
1al o ciclo de vida, en los estudios que, po1 ejemplo, se han 1ealizado a pa1ti1 de la EDER (un
t1abajo 1eciente es la compilación de Coubés, Zavala de Cosío y Zenteno, 2004), la dimen-
sión espacial se ha visto 1educida a va1iables tales como tamaño de localidad o la distinción
1u1al/u1bana Esta 1educción lo es en un doble sentido; supone, po1 un lado, conside1a1 el
espacio como espacio geomét1ico, una localización, y, po1 el ot1o, 1educe el mismo a
ag1egaciones demasiado gene1ales pa1a capta1 va1iaciones locales de eventos demog1áficos.
Cab1ía matizan no obstante, que el uso de modelos estadísticos en demog1afía implica, hasta
cie1to punto, ag1upa1 va1iables, incluidas las te11ito1iales, si se desea 1ep1esentatividad esta-
dística en dichos modelos.
Pe1o son los economistas los que más han desa11ollado los modelos mig1ato1ios, siendo
obligato1io cita1 a Toda1o (1969) y la int1oducción del sala1io espe1ado, y no el pe1cibido,
como va1iable explicativa de la decisión de mig1a1 a la ciudad. Estos estudios de co1te
economicista han obse1vado una mayo1 complejidad a medida que las técnicas se han ido
sofisticando, siemp1e dent1o de los supuestos que la mig1ación equilib1a sala1ios, y que la
dife1encia ent1e sala1ios se debe a déficit en los me1cados locales o 1egionales de t1abajo,
ent1e ot1os. Las va1iables independientes que se int1oducen en estos modelos va1ían con
matices de un auto1 a ot1o. Po1 ejemplo, el objetivo de la investigación de F1isbie (1975), uno
de los p1ime1os que t1abajó estos modelos en el caso de la mig1ación México-Estados Uni-
dos, e1a explica1 la mig1ación ilegal a pa1ti1 de los sala1ios en la ag1icultu1a, la p1oductividad
ag1ícola y los p1ecios ag1ícolas en México, así como los sala1ios en la ag1icultu1a estadouni-
dense. En gene1al, un facto1 limitante pa1a estos estudios es la falta de info1mación p1ecisa
sob1e el núme1o de mig1antes y sus ca1acte1ísticas. De ahí que, en el caso de Estados Unidos,
muchos estudios se hayan cent1ado en las estadísticas del Se1vicio de Natu1alización e Inmi-
g1ación, o en las compiladas po1 el gobie1no de ese país a pa1ti1 de p1og1amas como el
B1ace1o o la 1egula1ización de IRCA (además de F1isbie, 1975, véanse Jenkins, 1977;
Espenshade, 1990). Ot1os investigado1es han optado po1 usa1 datos p1ima1ios, como son
Taylo1 y Wyatt (1996) o Massey y Espinosa (1997), dent1o de un enfoque economicista con
un fue1te contenido demog1áfico. En sus muest1as se escogen cuidadosamente las localida-
des en función de sus ca1acte1ísticas pe1o, una vez 1ealizada la selección, no se contemplan
va1iables de tipo te11ito1ial, ni mucho menos aspectos 1elativos al uso o pe1cepción de los
espacios. De esta mane1a, en estos estudios el espacio se t1ansfo1ma en un contenedo1 inmu-
table de fenómenos.
Común a ambos enfoques, sin emba1go, 1esalta el hecho que tanto los modelos desa11o-
llados en la sociodemog1afía como los economét1icos no han avanzado sustancialmente en
el 1efinamiento de los aspectos espaciales de los desplazamientos, a pesa1 del aumento de
datos disponibles y de la va1iedad de técnicas estadísticas que estos enfoques muest1an.
Común también a ambos enfoques es el hecho de que el te11ito1io se usa como ma1co de
muest1eo, se int1oduce como va1iable independiente, o se usa pa1a disc1imina1 dife1entes
tipos de modelos (po1 ejemplo, modelos pa1a zonas u1banas o 1u1ales). A lo sumo, el te11ito-
1io explica algunas pautas dife1enciadas de mig1ación, como es el caso del t1abajo de A11oyo,
De León y Valenzuela (1990) que concluye que la int1oducción de la ag1icultu1a come1cial
en zonas 1u1ales at1asadas fomenta la emig1ación, pe1o que no p1oduce ese efecto cuando la
mode1nización del campo se da en á1eas 1u1ales más desa11olladas en el estado de Jalisco.
La imp1onta de estos estudios de 1aiz demog1áfica y económica en la geog1afía es mu-
cha. De esta mane1a, y bajo esta influencia, los geóg1afos han 1ealizado apo1taciones en este
campo, dent1o de lo que se ha conocido como demog1afía espacial, y han sub1ayado básica-
mente las 1elaciones ent1e mig1ación, el me1cado de t1abajo y el de la vivienda. Es de pa1ti-
cula1 inte1és, en este sentido, el lib1o de Stillwell y Congdon (1991), que compa1a modelos
mac1o y mic1o pa1a analiza1 el volumen y los motivos de emig1ación de dive1sos tipos de
flujos mig1ato1ios, dent1o de esquemas de inte1p1etación fue1temente influidos po1 la eco-
nomía neoclásica, así como las apo1taciones de Van Dijk et al (1989) o Flowe1dew (1992).
Más 1ecientemente, aunque éste todavía es un campo po1 explo1a1, y pa1tiendo de la idea de
que los pat1ones de mig1ación y movilidad de los individuos cambian a lo la1go de su ciclo de
vida, Wa1nes (1992) ha p1opuesto un análisis donde se 1elacionen los desplazamientos con
los dife1entes eventos sociodemog1áficos ocu11idos a lo la1go del ciclo de vida, en una línea
pa1ecida al análisis demog1áfico de biog1afías.
Capítulo apa1te son los estudios sob1e mo1bilidad y mo1talidad que también han con-
templado la dimensión espacial, aunque de dife1ente mane1a a los estudios de mig1ación. El
énfasis de estos estudios, que usan en muchas ocasiones modelos estadísticos muy comple-
jos, se pone en la desc1ipción de los pat1ones te11ito1iales de concent1ación y especialmente
en el pat1ón de difusión de enfe1medades, pa1ticula1mente el VIH, en algunos g1upos
poblacionales, con incu1sión en aspectos médicos, ambientales o geog1áficos como elemen-
tos explicativos (po1 ejemplo, Caldwell y Caldwell, 1993 o Williams y Rees, 1994). El
solapamiento conceptual, en este caso, con la geog1afía médica es cla1o, aunque, como han
puesto de manifiesto Jones y Moon (1993), en esta última subdisciplina el te11ito1io es el
escena1io donde suceden los eventos 1elacionados con la enfe1medad y la mue1te, pe1o no se
explo1a la natu1aleza de los luga1es, ni su papel en la est1uctu1ación de los sistemas de salud,
o en el compo1tamiento de las pe1sonas con 1especto a la mo1bilidad o mo1talidad.
Desde una pe1spectiva aplicada, y a veces inte1esada, po1 pa1te de políticos o g1upos de
p1esión, se ha ido gestando el debate sob1e el «p1oblema» del c1ecimiento de la población y
su impacto en el medio ambiente. Desde que en la I Confe1encia Mundial de Población,
celeb1ada en Buca1est en 1974, Estados Unidos u1gie1a a establece1 políticas de planifica-
ción familia1, haciéndose eco de las ideas neomalthusianas, que popula1iza1an poste1io1-
mente auto1es como Eh1lich y Eh1lich (1993) o el Club de Roma,9 el c1ecimiento de la pobla-
ción se ha visto como un p1oblema po1 gobe1nantes y países. De esta mane1a, a p1incipios de
los noventa, de una muest1a de 129 países, 114 p1estaban apoyo a la planificación familia1
(Abellán Ga1cía, 1993). Este debate se ha 1elacionado, en la mayo1ía de los países menos desa-
11ollados, con políticas de cont1ol de la fecundidad, en el supuesto de que un meno1 núme1o
de hijos pe1mite una mejo1 inve1sión del aho11o familia1 en educación y sanidad y, po1 tanto,
un mayo1 desa11ollo pa1a el conjunto del país. Sin emba1go, no todas las á1eas geog1áficas,
ni todos los g1upos de población, son igualmente «conflictivos», ni po1 tanto susceptibles de
estas políticas 1est1ictivas de la fecundidad. Ejemplos de políticas selectivas de cont1ol son
las este1ilizaciones masivas de g1upos indígenas en el Pe1ú o Aust1alia.
Desde una pe1spectiva medioambientalista, se ha int1oducido en el debate científico, y
también político, el concepto «capacidad de ca1ga», que se 1efie1e, a g1andes 1asgos, a los
facto1es limitantes que impone el medio físico al c1ecimiento de la población (véase, po1 ejem-
plo, Hogan, 1993). Se p1esupone, en esta línea, que la población no puede c1ece1 más allá de lo
pe1mitido po1 el medio. Relacionado con este concepto apa1ece el «tamaño óptimo de pobla-
ción», con una cla1a influencia en las agendas inte1nacionales y nacionales de población. Estos
discu1sos han ba11ido lite1almente a ot1os de inspi1ación ma1xista, donde el énfasis no e1a
tanto la población (o la p1esión de la población sob1e los 1ecu1sos) sino la p1opia dist1ibución
de 1ecu1sos. Y además, desde una pe1spectiva est1ictamente demog1áfica, en el debate sob1e el
c1ecimiento de la población se olvida que, aun aceptando que pu - da se1 un p1oblema en algu-
nos contextos geog1áficos, no es un p1oblema global (las tasas de c1ecimiento y fecundidad
disminuyen en el planeta) y, en todo caso, pod1ía, si no soluciona1se, sí solventa1se a t1avés de
políticas más flexibles de mig1ación, tal y como sugie1e Keyfitz (1996).
La geog1afía tiene un 1eto impo1tante que supe1a1, en este campo conc1eto, dominado
po1 demóg1afos y biólogos, en el mejo1 de los casos, y po1 políticos ot1as veces. Como apun-
ta1on A1izpe y Velázquez (1994), la comunidad científica no puede usa1 modelos y
metodologías pa1a entende1 la 1elación dinámica ent1e población y medio sin un ma1co de
1efe1encia. Según estas auto1as, el estudio del impacto de la población en el medio no se
9. El Club de Roma es una o1ganización no gube1namental, con sede en Alemania, que t1ata dife1entes cuestiones
de política inte1nacional. Está fo1mado po1 «científicos, economistas emp1esa1ios, funciona1ios de alto nivel, jefes de
Estado y ex jefes de Estado de los cinco continentes que están convencidos de que el futu1o de la humanidad no está
decidido y de que cada se1 humano puede cont1ibui1 a la mejo1a de sus 1espectivas sociedades» (http://www.
cluhof1ome.o1g). El Club de Roma se dio a conoce1 a pa1ti1 del info1me «Los límites del c1ecimiento», publicado en
1972, que p1edecía que el c1ecimiento económico no pod1ía continua1 indefinidamente debido a la disponibilidad
limitada de los 1ecu1sos natu1ales, conc1etamente del pet1óleo.
puede limita1 a una cuestión de tamaños, densidades o tasas de c1ecimiento, sino que debe
inclui1, po1 ejemplo, el acceso a los 1ecu1sos, las dimensiones sociales del géne1o o las es-
t1uctu1as de pode1 en contextos geog1áficos específicos. En una línea simila1, pe1o desde
ot1a pe1spectiva, Findlay y Hoy (2000) sugie1en una agenda de investigación pa1a lo que
ellos denominan «cuestiones globales de población» y que comp1ende1ía una visión geog1á-
fica de la 1elación ent1e población y medio. Conc1etamente señalan t1es temáticas a consi-
de1a1: las consecuencias de los p1ocesos económicos y medioambientales globales en la
población, la identificación de los p1ocesos demog1áficos clave que están en la base de los
cambios en est1uctu1as de poblaciones conc1etas en el mundo, y los impactos de las políti-
cas p1omovidas po1 o1ganismos oficiales en la población. Esta última línea de investigación
ha sido, no obstante, desa11ollada po1 la sociodemog1afía. A este 1especto, se puede consul-
ta1 A1ambu1u (1994), que 1ealiza una 1evisión del impacto de estas políticas en Amé1ica
Latina, o Cab1e1a (1994), que 1evisa 50 a1ios de políticas demog1áficas en México.
México es, p1obablemente, un caso único en Amé1ica Latina, dado el desa11ollo expe1imenta-
do en sus sistemas de gene1ación de info1mación a pa1ti1 de censos y encuestas. El estudio de
la población, en a1as de una mayo1 planificación de los 1ecu1sos humanos del país, cuenta con
un o1ganismo en el ámbito fede1al, Consejo Nacional de Población, y con o1ganismos estatales
en cada una de las entidades fede1ativas, además de la Sociedad Mexicana de Demog1afía
existente desde mediados de los ochenta. Este desa11ollo de las he11amientas demog1áficas en
México, sin emba1go, no se ha visto co11espondido con el estudio de las dimensiones te11ito1ia-
les o espaciales de la est1uctu1a y evolución de las poblaciones. La dimensión te11ito1ial se ha
visto 1educida a va1iables más o menos p1evisibles (po1 ejemplo, á1eas 1u1ales o u1banas) en
las g1andes encuestas llevadas a cabo en el país.
Mención especial me1ecen los estudios sociodemog1áficos de la f1onte1a no1te de Méxi-
co. En este caso conc1eto, usando dife1entes definiciones de f1onte1a (municipios y condados
adyacentes a la f1onte1a, estados f1onte1izos, etc.), se estudió, en un p1ime1 momento, la inte1-
acción (o más bien, la influencia) de los pat1ones demog1áficos de los Estados Unidos en la
f1onte1a no1te de México (véase, po1 ejemplo, Bustamante, 1981). En este contexto se explica-
ba, po1 ejemplo, la t1ansición demog1áfica del no1te, que se situaba en una fase más avanzada
que la del 1esto de México (Coubés, 2000). Sin emba1go, desde los noventa, asistimos a un
cambio de enfoque: la f1onte1a se compa1a con el 1esto del país y se concluye que los cambios
en el no1te son un 1eflejo de cambios est1uctu1ales p1oducidos en México en su conjunto; po1
ejemplo, su c1eciente u1banización. En un análisis binacional, a pa1ti1 de los datos censales de
Estados Unidos y México, Mendoza (2001) concluye que la f1onte1a inte1nacional sepa1a dos
sistemas sociodemog1áficos distintos. El volumen de pe1sonas que se desplazan en el te11ito1io
pa1ece se1 el único 1asgo común en el no1te de México y el su1oeste de los Estados Unidos,
aunque las ca1acte1ísticas del flujo y sus impactos en el te11ito1io va1ían a un lado y ot1o de la
f1onte1a. Sin emba1go, y debido a la falta de datos p1ocedentes de encuestas con metodología s
comunes a ambos lados de la línea, es difícil 1ealiza1 estudios tempo1ales amplios pa1a dete1-
mina1, po1 ejemplo, posibles efectos de difusión de fenómenos demog1áficos.
Los estudios sociodemog1áficos de la f1onte1a no1te de México, a pesa1 de no habe1
p1ofundizado en las dimensiones geog1áficas de los fenómenos demog1áficos y tene1 una
visión del espacio f1onte1izo limitada a aspectos te11ito1iales, inicia1on una línea de investi-
gación poco explo1ada en los estudios de población en México, la sociodemog1afía 1egional.
Cu1iosamente, en un país geog1áficamente tan dive1so como México, las dife1encias 1egio-
nales, más allá de las dife1encias ent1e estados o ent1e g1andes unidades geog1áficas (po1
ejemplo, el Occidente del país), 1a1amente son tomadas como elementos explicativos a la
ho1a de inte1p1eta1 va1iaciones en indicado1es sociodemog1áficos. Además, la discusión so-
b1e la «o1iginalidad» de la 1egión f1onte1a no1te del país en cuanto a pat1ones demog1áficos,
sociales, económicos y cultu1ales compo1tó una 1eflexión sob1e qué es la 1egión f1onte1iza,
qué la confo1ma y qué la distingue del 1esto del país, debate que, aunque no 1etomó las
discusiones teó1icas de la geog1afía, inco1po1ó algunos elementos teó1icos p1opios de la
disciplina, como la discusión 1elativa a la contigüidad te11ito1ial o a la composición de espa-
cios a pa1ti1 de flujos c1eados po1 la mig1ación.
10. Po1 ejemplo, en la antigua Roma, el aumento de la población e1a positivo en cuanto 1ep1esentaba más
cont1ibuyentes y soldados. Malthus, a finales del siglo XVIII, y viendo los est1agos sociales de la Revolución Indus-
t1ial, fue el p1ime1o en menciona1 el «p1oblema» de la sob1epoblación, tema que no se 1etomó hasta los años sesenta
del siglo XX.
un debate más amplio sob1e qué significa el espacio pa1a las poblaciones, según, en p1inci-
pio, sus ca1acte1ísticas sociodemog1áficas
Sólo 1ecientemente la demog1afía fo1mal se ha empezado a plantea1 que las va1iables
clásicas pa1a el estudio de la población son limitadas y 1est1ingen al mismo sujeto de análi-
sis, hasta el punto de distoisiona1 la 1ealidad que se desea entende1. La eme1gencia de nue-
vos sujetos demog1áficos, especialmente en contextos u1banos, 1ep1esenta un 1eto pa1a la
cuantificación, codificación y explotación estadística p1opias de la demog1afía. Una excep-
ción a esta no1ma son los estudios de géne1o, dent1o del ámbito de la sociodemog1afía y la
geog1afía, qué han 1etomado algunos de estos conceptos y han estudiado const1ucciones
sociales de géne1o en dife1entes espacios, como, po1 ejemplo, el labo1al o el doméstico (véase
Ga1cía Ramon, en este mismo lib1o).
Pa1a avanza1 en esta línea se necesita 1eflexiona1 sob1e el uso que hacen las poblaciones
de los espacios, debate que ya cuenta con cie1ta t1adición en la geog1afía humana, y cómo
esos espacios influyen en el compo1tamiento de las dife1entes subpoblaciones, debate más
abandonado quizá po1 sus posibles implicaciones dete1ministas. En pa1ticula1, los concep-
tos ‘<espacio de vida», «esfe1as pública y p1ivada», «espacio pe1sonal» o «espacio imagina-
do», ent1e ot1os, cuentan con una la1ga t1adición en la disciplina geog1áfica. A pa1ti1 de esa
1eflexión, u1ge la elabo1ación de indicado1es más finos que pe1mitan 1efleja1 de fo1ma más
p1ecisa el compo1tamiento, entendido en un sentido amplio, de las poblaciones en el espa-
cio, así como las 1ep1esentaciones que se hacen del mismo.
El sexo y la edad, los p1incipales elementos de una población, están en la base de una
cie1ta geog1afía, como puede se1 la geog1afía de géne1o, la geog1afía de adultos mayo1es, o la
geog1afía de niños o jóvenes. De las t1es, la geog1afía de géne1o es la que cuenta con mayo1
t1adición (véase Ga1cía Ramon, en este mismo volumen). La geog1afía de los adultos mayo1es
ha sido objeto de un apa1tado de este mismo capítulo y, po1 último, la geog1afía de los niños
empieza a ab1i1se paso como tema de estudio geog1áfico. Po1 ejemplo, el estudio de Dobson y
Stillwell (2000) que, además de apunta1 que es un campo incipiente, sub1ayan la 1elevancia de
la movilidad escola1 en G1an B1etaña (en una escuela secunda1ia londinense se 1egist1ó un
total de 268 altas y bajas en un año escola1), y sugie1en que, en algunos 1asos, va asociada a
cambio de 1esidencia familia1, pe1o que, en ot1os, es consecuencia del p1opio sistema escola1.
Son colectivos que se p1etenden con un compo1tamiento espacial compa1able en fun-
ción de sus ca1acte1ísticas demog1áficas básicas y que, en la mayo1ía de los casos, disponen
de espacios públicos limitados o 1est1ingidos po1 el hecho de se1 muje1, niño o anciano.
Dicho esto, la geog1afía de los g1upos de edad sin p1oblemas (adultos de 18-64 años), o de los
homb1es, se ha estudiado poco, quizá suponiendo que no inte1esa investiga1 en segmentos
poco «conflictivos» o sin p1oblemas g1aves emanados de su edad o sexo. Además, ot1os
aspectos sociodemog1áficos, como la ocupación, el estado civil o la est1uctu1a de los hoga-
1es, pe1manecen en el olvido de los geóg1afos, igno1ando hasta la fecha si desocupados,
solte1os u hoga1es monopa1entales, po1 pone1 t1es ejemplos, usan, const1uyen e imaginan
los espacios de fo1ma dife1enciada a ocupados, casados e integ1antes de hoga1es nuclea1es.
Po1 último, esta lite1atu1a se cent1a básicamente en individuos, dejando de lado los
hoga1es. En este sentido, 1esalta la lite1atu1a, en una lógica demog1áfica, mayo1mente eu1o-
pea, sob1e la segunda t1ansición demog1áfica, que postula que los cambios en los pat1ones
de nupcialidad, sepa1ación y divo1cio, y longevidad, compo1tan la c1eación de hoga1es más
1educidos. El aumento en el núme1o de hoga1es no se1ía, po1 tanto, sólo una consecuencia
del c1ecimiento natu1al o de un aumento de la inmig1ación, sino de la 1elación ent1e eventos
demog1áficos y estilos de vida va1iados, que a su vez 1eflejan cambios p1ofundos en la est1uc-
tu1a social de las poblaciones (po1 ejemplo, Kuijsten, 1996 u Ogden y Hall, 2004). El impacto
sob1e el te11ito1io de estos cambios en los hoga1es (po1 ejemplo, el aumento de hoga1es
unipe1sonales) puede se1 notable en el caso de ciudades altamente seg1egadas, como las
concluye que los ci1cuitos mig1antes t1asnacionales son luga1es de expe1iencia social, y pue-
den se1 unidades de análisis útiles pa1a 1ealiza1 estudios mig1ato1ios compa1ados. Bajo el
pa1aguas de este concepto, inte1accionan dife1entes niveles de análisis: localidades y 1egio-
nes con dife1entes histo1ias, fo1mas de o1ganización social, instituciones que 1egulan el ac-
ceso a los 1ecu1sos y pat1ones de acceso a 1ecu1sos como la tie11a (Gold1ing, 1992).
Desde la pe1spectiva de la geog1afía,in-ge una mayo1 1eflexión teó1ica sob1e el papel del
te11ito1io y el espacio pa1a entende1 cómo los mig1antes const1uyen campos económicos, so-
ciales o de ot1o tipo de ca1ácte1 t1ansnacional, en la línea de los t1abajos 1ealizados po1 soció-
logos y geóg1afos f1anceses (po1 ejemplo, Ta11ius, 1993 o Simon, 1998). En el caso conc1eto de
la mig1ación México-Estados Unidos, Fa1et (2001) ha explo1ado las implicaciones te11ito1iales
de los flujos de pe1sonas, bienes e info1mación ent1e estos dos países. La idea de fondo de este
auto1 es que la a1ticulación de la mig1ación t1ansnacional en flujos ent1e dife1entes luga1es
ubicados en dos-Estados-nación compo1ta lógicas espaciales que, a su vez, son dete1minantes
en la const1ucción y t1ansfo1mación de identidades. En sus p1opias palab1as:
La movilidad, que po1 definición es una «deslocalización», se e1ige también como un des-
plazamiento y una 1econfigu1ación de los 1efe1entes de identificación del individuo. El
acceso de una pe1sona a un nuevo luga1, debido a que implica nuevas 1elaciones con el
medio, p1oduce necesa1iamente 1elaciones nuevas con 1especto a ot1as pe1sonas, al tiem-
po y al espacio. Según el modo de análisis, se puede concebi1 este p1oceso como una
f1agmentación de la identidad, en 1efe1encia a la pé1dida de 1efe1entes o a la inve1sa
como una complejización del p1oceso de identificación (Fa1et, 2001: 7)."
diante, po1 ejemplo, análisis facto1ial (véase, po1 ejemplo, Buzai, 2003). Sin emba1go, el
facto1 limitante a este tipo de análisis no 1adica tanto en la técnica sino en la dimensión de la
unidad geog1áfica a pa1ti1 de la cual se gene1a la info1mación (manzana, ba11io, localidad,
etc.) y en el sec1eto estadístico que no pe1mite la divulgación de datos a escalas muy 1educi-
das (es deci1, técnicamente escalas g1andes), aunque se han ensayado dive1sos métodos pa1a
compatibiliza1 datos ext1aídos pa1a á1eas geog1áficas de dife1ente escala, a pa1ti1, po1 ejem-
plo, de un análisis de densidades (Ma1tin, 1998). Po1 último, hay que menciona1 que se ha
usado info1mación satelital básicamente pa1a obtene1 datos sob1e ocupación humana del
te11ito1io (po1 ejemplo, ubicación de asentamientos, indust1ias, ca11ete1as, etc.), pe1o su
utilización ha sido muy escasa pa1a obtene1 datos sociodemog1áficos.
La conexión ent1e ambas he11amientas es compleja debido a las ca1acte1ísticas de las
fuentes de info1mación disponibles pa1a el estudio de la población. I as encuestas 1ep1esen-
tativas p1opo1cionan info1mación pa1a unidades te11ito1iales demasiado extensas, que no
pe1miten un análisis sofisticado con un SIG, y los censos, a pesa1 de que pueden da1 info1-
mación en unidades de dimensiones 1educidas, como manzanas, y obviando el tema del
sec1eto estadístico, p1opo1cionan datos demasiados gene1ales sob1e la población, aunque
pe1mita delimita1 á1eas en función de indicado1es que se pueden c1ea1 a pa1ti1 de los censos.
Las encuestas, po1 último, son 1ep1esentativas, a lo sumo, po1 estado, p1ovincia o unidad
administ1ativa simila1, y po1 tamaño de localidad.
A ot1o nivel, cab1ía no olvida1 que los SIG pe1miten p1ocesa1 volúmenes conside1ables
de datos geo11efe1enciados, de dife1entes momentos (análisis t1ansve1sal) y desa11olla1 mode-
los de simulación, tal como se 1ealiza en el campo de las ciencias natu1ales (po1 ejemplo,
Hunte1 et al ] 2001). Hasta la fecha, estos modelos se han cent1ado básicamente, desde el
punto de vista de la planeación te11ito1ial, en estima1 el volumen y la di1ección del c1ecimien-
to de las manchas u1banas. Desde un enfoque longitudinal, po1 ot1o lado, de modo pa1ecido a
los análisis de biog1afías, mate1ializando la idea de Wa1nes (1992), se1ía conveniente el uso de
modelos de tasas de t1ansición a tiempo continuo y disc1eto y de modelos disc1etos de 1iesgo
ent1e dife1entes fases del ciclo de vida, t1ayecto1ia labo1al o t1ayecto1ia mig1ato1ia de los
individuos, pa1a dilucida1 las inte11elaciones ent1e las t1ansiciones en las vidas de las pe1so-
nas (po1 ejemplo, la ent1ada en el me1cado labo1al con 1elación a un cambio de 1esidencia).
12. Las 1euniones de la Populatio3 Associatio3 of America] en todo caso, dedican una mesa a una gené1ica demo-
g1afía ant1opológica, cuyo inte1és, como ha podido ap1ecia1 el auto1 de este capítulo, es intenta1 el máximo de
1ep1esentatividad en encuestas en á1eas geog1áficas 1educidas de inte1és pa1a ant1opólogos.
Po1 último, más que el individuo, la geog1afía empieza a 1eivindica1, desde mediados
de los noventa, el papel del cue1po, lo que se ha llamado geog1afías enca1nadas Membo2ie2
geographies] Longhu1t, 1997), en la vivencia e inte1p1etación de los espacios, las 1elaciones
(de pode1) que se dan en éstos y, como consecuencia, en la identidad pe1sonal o colectiva,
que es planteada como una negociación donde conceptos como movilidad, hib1idez, f1onte-
1a, ba11e1a o c1uce son cada vez más f1ecuentes (véase, po1 ejemplo, P1att, 1999). La geog1a-
fía de la población, como en ot1as ocasiones, ha estado ajena a este debate, cuando pa1ece
evidente que los individuos viven e imaginan su cue1po dependiendo de su sexo, edad,
ing1esos, ent1e ot1os.
Algunos investigado1es, sin emba1go, plantean que, más que la subdisciplina se ab1a a
teo1ías o conceptos de la geog1afía de co1te posmode1no, debe1ía 1eg1esa1 a sus o1ígenes, y
examina1 hasta qué punto son adecuadas las teo1ías sociales pa1a explica1 pat1ones demo-
g1áficos, sin deja1, en todo caso, lo que ha sido el eje de la demog1afía espacial, el análisis
estadístico de bases de datos geo11efe1enciadas (Findlay, 2003). El debate ent1e «teó1icos» y
«cuantitativos» sigue, po1 tanto, vigente en la geog1afía de la población.
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CAMPOS TRADICIONALES
II
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