Cuento Celos

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Topón y Topito.

Cuento infantil sobre los celos

La señora Topo tenía dos hijos: Topón y Topillo.  Topón, que era el
mayor, creía que su madre siempre favorecía a Topillo y cada mañana se
quejaba, diciendo:

-A Topillo le has dado un desayuno mejor que el mío.

-No, Topón- respondía la señora Topo- No es mejor, es distinto.  Topillo aún es


pequeño y no puede comer lo mismo que tú. Los dos desayunos son buenos.
Pero Topón no se quedaba convencido.

A la hora de lavarse la cara y arreglarse Topón volvía a protestar:

-Mi peine es más duro que el de Topillo y da más tirones.

Mamá Topo le explicaba que el pelo de Topillo era muy fino y necesitaba un
cuidado especial, pero Topón creía que su madre prefería a su hermano
pequeño.

Cuando la señora Topo anunció a sus hijos que iban a salir de la madriguera
para jugar un rato en la superficie, Topón tuvo una idea:

“Saldré por el túnel de Topillo porque seguro que también es mejor que el
mío”. Ni corto ni perezoso, Topón se aventuró por el camino por el que solía
salir su hermano, pero no pudo avanzar casi nada porque era tan estrecho que
quedó atascado casi al principio.
-¡Socorro, socorro!- Gritó Topón- ¡Estoy atrapado en el túnel de Topillo!

La señora Topo y Topillo empezaron a escarbar rápidamente con las uñas en


la tierra hasta que al fin lograron liberar a Topón.

-¡Qué susto Mamá, ese túnel era muy pequeño para mí!

-Claro- repuso su madre- pero es perfecto para Topillo.

La señora Topo le dijo entonces a su hijo mayor:

-Topón, yo os quiero igual a Topillo y a ti, lo único que pasa es que


necesitáis cosas diferentes. Recuerda que: “cada caminante tiene su camino:
no hay que compararlo con el del vecino”.

Preguntas de comprensión lectora para niños

Puedes utilizar este cuento corto para comprobar si tu hijo prestó atención.


Mejora su comprensión lectora con ayuda de estas preguntas: 

1. ¿Quiénes eran Topillo y Topón?

2. ¿Quién sentía celos de los dos?

3. ¿Qué le pasó a Topón por querer lo mismo que Topillo?

4. ¿Qué le dijo la mamá a Topillo y Topón para que no sintieron celos?


En ese bosque todos sabían que la liebre era el animal más veloz. Todas las
mañanas, antes de que saliera el sol, la liebre corría y corría por las estrechas
sendas entrenando cada día. Cuando los demás despertaban, ya había hecho
kilómetros y kilómetros sin que nadie se enterara. Tan solo el búho, cada amanecer,
veía a la liebre correr, pero no decía nada.

Un día, un conejo con fama de envidioso, se plantó delante de la liebre y dijo delante
de todos:

- Es fácil ser el más veloz cuando la naturaleza te da ese don.

La liebre oyó al conejo, pero no dijo nada.

Al otro día el conejo volvió a decir:

- ¡Dejad paso a la liebre que corre como un rayo! - y al mismo tiempo, mofándose de


ella, hizo una mueca cuando pasó por su lado.

Cada día, la liebre escuchaba y aguantaba sus burlas sin decir nada.

Una tarde, el conejo envidioso fue a visitar a sus padres a una madriguera cercana, y
en el camino se  hizo de noche. De repente le llegó el olor inconfundible del fuego y,
enseguida se vio envuelto entre las llamas y una espesa humareda. Empezó a toser
ahogándose y no podía ver nada con el humo.
El búho desde lo alto de un árbol ululó enseguida alertando a los animales:

- ¡Fuego, fuego, fuego! - y todos salieron huyendo de allí.

¿Todos? No.

La liebre fue corriendo hacia el fuego y, poniendo en peligro su vida, se metió


entre las llamas y fue salvando a los animales que estaban en el incendio.
Entre ellos se encontraban el conejo envidioso y sus padres.

En poco tiempo, gracias al búho y a la liebre, se habían salvado muchos


animales del terrorífico incendio.

El conejo envidioso agachó las orejas y muy apesadumbrado dijo delante de


todos:

- Perdóname liebre.

Y entonces, fue cuando el conejo descubrió lo que ya todos sabían; la liebre


además de ser la más veloz, era valiente y generosa.

La liebre continúo corriendo, corriendo, corriendo, antes de que saliera el sol.

El búho, nunca contó en el bosque, que la liebre además de ser veloz, valiente
y generosa tenía una voluntad de hierro.

Preguntas de comprensión sobre 'La liebre veloz y el conejo envidioso'


¡Esperamos que os haya gustado mucho este cuento sobre la libre y el conejo!
¡Seguro que sí! Una vez que terminéis de leerlo, puedes proponerle a tu hijo
algunas actividades de compresión lectora para comprobar si ha entendido la
historia y si le ha llegado el mensaje final.

1. El juego de las preguntas


- ¿Qué hacía todas las mañanas la liebre?
- ¿Qué le decía el conejo para burlarse de ella? 
- ¿Qué ocurrió para que el conejo se viera en una situación muy peligrosa?
- ¿Qué hizo la liebre para ayudarle?

2. ¡A dibujar se ha dicho!
Además de comprobar con estos ejercicios la memoria y concentración de los
niños, también podemos poner en práctica otras habilidades. ¿Te animas? A lo
largo del cuento aparecen varios animales. Dile a tu hijo que los nombre y
pídele que haga un dibujo de cada uno de ellos. Otra opción es hacer una
manualidad con material de reciclaje, como rollos de papel higiénico.

3. To be continued...
¡Vamos a trabajar ahora un poco la imaginación! ¿Cómo crees que sería la
segunda parte de este cuento? ¿Volvería el conejo a hacer alguna de las
suyas? ¿Seguiría liebre saliendo a correr cada día? ¿De qué nuevas cosas
serán testigo los ojos del señor búho?.

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