Ebook Joseph Amor en Las Venas
Ebook Joseph Amor en Las Venas
Ebook Joseph Amor en Las Venas
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Disfruta la dicha de iniciar un nuevo camino, no temas, aunque ten
presente que todo inicio posee un fin, pero de ti depende que el fin sea el
inicio de algo mucho más trascendente...
CRISTHYAN
BOJÓRQUEZ
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Contenido
Prólogo
1. Nace un sentimiento...........................................................................7
2. La batalla interna.............................................................................29
6. Hasta el final.....................................................................................87
7. La carta...........................................................................................149
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Prólogo
La vida está llena de momentos, cada uno de ellos van armando un rompecabezas
que al final del tiempo termina por mostrar una gran imagen, algo que no vemos
hasta que concluye, hasta que todo está en su lugar. Cada persona es responsable
de armar su rompecabezas con lo mejor o lo peor; y puede ir viendo la forma que va
tomando con el paso del tiempo.
Para llegar a cualquier lugar existen dos caminos: El fácil y el difícil. El primero es el
que simplemente necesitas dejarte caer y llegarás hasta donde te lleve la caída. El
otro es el de subida, rocoso, que pocos deciden tomar; pero que al final del día te
llena de satisfacciones y hace sentir que la subida valió la pena; de ahí nadie te
tumba, no te puedes caer tan fácilmente, por lo que nadie puede decir que eres flojo
o que llegaste ahí por dejarte caer.
Vivimos en sociedad y todo lo que hacemos o dejamos de hacer termina por afectar
a los demás; siempre que vemos las cosas a nuestro alrededor y no hacemos nada
por cambiarlas, estamos contribuyendo a destruir, a mal hacer, pero sobre todo, a
convertirnos en malvivientes. Piensa: ¿Qué has hecho hoy adicional a tus tareas
diarias para superarte? ¿Mejorar tu vida? ¿Tu ciudad? ¿Tu familia? ¿Lo que te
rodea? Un mejor mundo sólo lo podemos lograr cambiando y para hacerlo, tenemos
que mejorar nuestras actitudes; si no, todo será inútil.
Joseph Amor en las Venas es una historia en la cual tú eres el protagonista, tú eres
el actor principal, tú eres Joseph. Tú puedes ser ese personaje que conocerás en
esta obra, una persona que cambió vidas, que dio vida, que inspiró vidas.
Te invito a leer este libro para que al final del día, te preguntes qué hiciste y te
puedas responder: ¡Hice algo por mejorar!
Aprovecha tu vida, sólo hay una. Utiliza bien el tiempo porque se termina y llena de
buenos y bonitos momentos tu rompecabezas.
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Nace un sentimiento
---Es hora de entrar al salón, jóvenes, la clase está por iniciar--- fue la
voz que se escuchó el primer día de clases del semestre universitario
que cambiaría mi vida para siempre. Era mi segundo año de ingeniería
en el Tecnológico, estaba un poco enfadado porque se me había
cancelado un grupo de Estadística y no confiaba en las reubicaciones.
Era la primera vez que me sucedía desde que inicié mis estudios
universitarios.
Estoy convencido de que cada ser humano forja su destino; sin embargo,
en ocasiones se puede creer que ya está escrito por la manera en que
se van dando las cosas. Es como si cada acontecimiento estuviese
arreglado para que vivas un momento intenso que te hará salir de donde
estás metido y reflexiones sobre ti mismo. La historia con Danira, o mejor
dicho, mi historia con Danira, es una muestra de cómo la mano de Dios
está siempre presente y nos enseña el camino de la única forma en que
podríamos comprenderlo: con amor.
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consolidar algunas amistades nuevas. Terminada la clase de un
miércoles, se empezó a escuchar:
---¡Hagamos una fiesta!--- gritó un joven sentado al fondo.
---No, mejor vamos al antro todos y luego a un after--- dijo una
compañera de al lado.
---¡Ya sé!--- dijo Mary, una amiga desde la preparatoria--- ¡Hagamos una
gran fiesta en la casa de Joseph! ¿Qué les parece?
---¡Sí, sí, sí!--- gritaron todos, algunos sin saber quién era Yo.
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---¿Qué, no puedes?--- me contestó--- Piénsalo y luego nos avisas--- dijo
eso y se fue como si no hubiera ningún problema.
Terminada la clase del viernes--- dos días después---, salí como rayo
hacia las aulas de videoconferencias. A la mitad del camino escuché una
voz que gritó:
---¡Joseph! ¿Vas a poder prestarnos tu casa?--- era Mary, me detuve y
la esperé. No venía sola, la acompañaba una amiga suya a la que nunca
le había puesto atención; también estaba en nuestra clase de
Estadística. En cuanto me alcanzaron, Mary preguntó:
---¿La fiesta podrá ser en tu casa, Joseph?
---¡Creo que no!--- respondí un poco tajante y en eso, la amiga de Mary
me abordó.
---Por favor, Joseph, ándale. Nadie quiere que la fiesta sea en su casa y
tú eres nuestra última esperanza de tener un buen reventón--- esas
fueron las primeras palabras que escuché de la dulce voz de Danira, la
muchacha que acompañaba a Mary.
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Al término de la clase del jueves de la siguiente semana, ella se dirigió a
mí--- durante toda la clase estuvo sentada en la banca de al lado, pero ni
siquiera habíamos cruzado una mirada.
---Oye, Joseph, ya sé cuanto dinero necesitamos para la fiesta, pero hay
un problema: no tengo carro para ir a comprar las botanas, refrescos y
demás bebidas, ¿qué hacemos?--- lo dijo mientras giraba en su butaca
hacia mí, sonriendo y abriendo sus ojos en los que podía ver mi propio
reflejo.
---No te preocupes, podemos ir en mi carro, cuando quieras nos
ponemos de acuerdo--- fue mi respuesta impulsiva, a lo que ella
contestó:
---Puedes pasar por mí el fin de semana y hacemos juntos las compras,
pero ¿sabes dónde vivo?
---No, no sé dónde vives--- respondí---, ¿podrías darme tu dirección?
---Claro Joseph.
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más cerca quise pasarla sin voltear, como si no la hubiese visto. No
obstante; al momento de estar junto a ella detuve mi camioneta--- una
Pick up modelo 86--- y mirándola con una sonrisa, le dije:
---¿Ocupas que te lleve?--- ella volteó y al reconocerme...
---¡Claro que sí, Joseph! ¡Qué suerte! Así sabrás dónde vivo sin
necesidad del mapa absurdo que dibujé.
Es inexplicable cómo instantes tan breves pueden hacerte sentir tan vivo,
ilusionado o, dicho de otra manera, completamente enamorado. Jamás
había experimentado tal sensación, cada vez que terminaba una de mis
clases, corría hacia la siguiente aula con la esperanza de toparme, por
unos segundos, con Danira. Esperaba ansioso la clase de Estadística
para poder verla otra vez. Pasados 15 minutos de la clase del viernes
que tanto anhelaba, Danira no aparecía, me sentí un poco desesperado
porque ella nunca acostumbraba faltar. “Vaya, ahora que la estoy
esperando no llega”, fue mi reacción casi al concluir la hora de
Estadística a la que nunca se presentó. Camino a mis otras clases,
decidí ir a la biblioteca a entregar unos libros y a un costado de la puerta
observé a un muchacho platicando con... ¡Danira! Mi pulso se aceleró de
repente. Sin importarme la plática iniciada del otro muchacho, interrumpí
su conversación acercándome para preguntarle:
---¿Por qué faltaste a clase? Te esperaba para ponernos de acuerdo en
los últimos detalles--- me miró fijamente tomándome de los hombros.
---¡Perdí mi bolso con todas mis credenciales e identificaciones! Las
necesito para poder inscribirme en el verano científico en el extranjero
del que te platiqué--- la vi desesperada, no tanto por su bolso y
pertenencias, sino porque no podría inscribirse en el curso de genética
que había programado para el próximo verano.
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---Deberías llamar a tu mamá, de seguro tiene documentos tuyos que
servirán en tu inscripción--- mi comentario fue con la intención de que se
calmara un poco pero no surtió efecto.
---Ya lo hice, Joseph--- respondió---, pero tengo que ir hasta mi casa por
ellos--- al no ver inconveniente alguno, me ofrecí a llevarla.
---Pues vamos, ¿qué tanto tiempo nos puede tomar? Tu casa está a
unas cuantas cuadras del Tecnológico--- no quería desaprovechar
ninguna oportunidad en la que estaría con ella. A pesar de mi
disposición, seguía alterada.
---No es tan sencillo, lo que pasa es que donde tú conoces que vivo no
es la casa de mi familia, ahí sólo me asisten como estudiante. Mi
verdadera casa está en Los Mochis, Sinaloa--- no estaba seguro si era
foránea o no, pero con esa aclaración no quedó duda alguna.
---¿Y qué puedo hacer entonces? ¿Te llevo a la Central de Autobuses?
O cualquier cosa que necesites, por favor, búscame o llámame y con
mucho gusto te ayudaré.
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e intercambiamos una mirada. Creo que notó el brillo en mis ojos, pues
hizo una gran sonrisa para mí.
---¿Nos vamos?--- le dije jalándola suavemente de su mochila escolar.
---No, cambiaron los planes, la verdad es que me da mucha pena contigo
y además tú estás sacrificando algunas de tus clases por ayudarme.
Otros amigos que ya se desocuparon se ofrecieron a llevarme; mil
gracias de todas formas por tus intenciones, eres una gran persona.
La noticia me cayó como balde de agua fría, lo que explicó era muy
razonable; sin embargo, quería estar con ella aunque fuera un par de
horas solamente. Las clases no importaban, estaba viviendo algo que ni
todos los conocimientos del mundo podrían compararse con las
sensaciones que Danira despertaba en mi ser.
---Bueno, está bien. Entonces el sábado no me vas a acompañar a
comprar las cosas ni vas a poder asistir a la fiesta ¿verdad?--- mi tono de
voz era un tanto desconsolado.
---Lo siento, no voy a poder acompañarte. Pero si regreso temprano, iré
a la fiesta--- inmediatamente le propuse:
---Si llegas para la fiesta, llámame y voy por ti a la Terminal de
Autobuses. Si faltas no será lo mismo--- mi rostro cambió y no quedó
más que despedirnos nuevamente con un beso en la mejilla.
¡Al fin sábado! Día en que posiblemente regresaría Danira. Aun así no
salí a ningún lado, estuve encerrado en mi cuarto con un terrible
malestar de estómago. Lo tenía hecho nudo, no aceptaba casi nada de
alimento; a eso le atribuí que me faltaban las fuerzas para hacer mis
obligaciones cotidianas. La fiesta no me motivaba en lo absoluto, Danira
no estaría. Nadie preparó algo en especial, lo único que salvó tal evento
fue el sonido del teléfono a las 7:30 de la tarde.
---Bueno--- contesté.
---Buenas tardes, ¿está Joseph?--- fue asombroso, quien llamaba a mi
casa era mi hermosa Danira.
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---No, no está--- bromeé con ella---, ¡aguarda! Soy yo, Joseph. Estaba
jugando, ¿dónde estás, en la Terminal de Autobuses?
---No, estoy en mi casa de asistencia, ¿y la fiesta? ¿Dónde va a ser?
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---Hablé con Mary, le pedí que le llamara a Raúl para vernos en tu casa y
decidir a dónde sería bueno ir de reventón.
---Muy bien, entonces me apresuro, no sería bueno que tocaran a la
puerta y nadie les abriera.
Todos nos miramos y la verdad ninguno apoyó la idea. Fue una suerte,
en realidad, no sabía bailar muy bien y lo que menos quería era hacer el
ridículo frente a la hermosa jovencita que me hacía sentir mariposas en
el estómago.
---Mejor vayamos a la feria, ahí hay mucho que ver--- esa fue la oferta de
Mary, nos pareció bien a los cuatro y no perdimos más tiempo.
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descansaba sobre mi brazo cuando se acercaba demasiado. Su perfume
quedó impregnado en mis manos con el simple contacto que tuvimos al
saludarnos. Aquella noche, empezó una dura batalla en mi interior; por
un lado, estaba convencido de que era amor lo que sentía por Danira,
pero al mismo tiempo, en mi cabeza rondaba la terrible idea de que yo
no era lo suficientemente bueno como para gustarle y mucho menos
para formalizar una relación con ella. Dentro de ese auto, inició mi viaje
hacia un destino incierto y desconocido, maravilloso y doloroso a la vez.
Con suspiros y lágrimas, noches de amor y desamor; no sé cómo se le
pueden llamar a todas esas emociones encontradas. Quizás, lo único
que se le asemeje sea la miel, pero una miel amarga.
---Estaciónate tras ese camión, es un buen lugar--- Mary estaba
desesperada por entrar a la feria.
---¡Mira! Esa caricatura me encanta--- señaló Danira la entrada de la
feria, donde había un camión con el dibujo de un personaje de caricatura
japonesa.
---¿De verdad tienes tiempo para ver caricaturas?--- le pregunté en un
tono burlón.
---Claro, cuando puedo me encantan, hacen que me relaje y olvide cosas
absurdas que no tienen solución--- me extrañó que se refiriera a cosas
sin solución bajando la mirada. En fin, no le di importancia.
Una vez recorriendo la feria, mi único mundo era Danira: su plática, sus
gustos, su manera de caminar. Para resumir, todo lo que la envolvía me
interesaba.
---Hola, ¿cómo están? ¿Qué les parece la feria de este año?--- por un
momento me distraje y saludé a mi hermana quien también visitaba la
feria con sus amigos.
---¿Qué te sucede Joseph? ¿Acaso Danira tiene un imán contigo?
¡Sepárense!--- curiosamente Mary notó que no podía despegarme ni un
segundo de Danira.
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único que me interesaba, y valoraba, era su amistad. Ese tema estaba
olvidado; no obstante, mi repentino enamoramiento le cayó a Mary como
témpano de hielo y jamás pudo ocultar su descontento siempre que
Danira y yo estábamos juntos. “Por favor, Mary, déjame tranquilo”, fue el
pensamiento que me invadió con algo de coraje. Por fin estaba con
Danira en algo diferente a nuestra relación de compañeros de clase y
una personita se empeñaba en estropearlo. “¡Qué suerte la mía!”
Reclamé.
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---¿Por qué no nos tomamos una foto todos juntos?--- preguntó Mary
mientras pasábamos por un puesto de fotografías en llavero.
---¡Excelente idea!--- dijimos.
Sobra decir que esa noche la pasé en vela, repasando uno a uno los
encuentros cercanos con la mujer que, sin duda, amaba; tratando de
convencerme de que sí tenía oportunidad con ella, por mínima que fuera,
pero que existía. ¡Esa noche pude sentirlo!
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unos cuantos versos de amor”, eso pensaba cada vez que concluía un
nuevo poema inspirado por Danira. Los primeros versos que
comenzaron a navegar en el ambiente después de la noche en la feria,
fueron los siguientes:
Era martes al medio día, había cumplido con todas mis obligaciones
escolares y por esa razón me encontraba descansando en casa cuando,
de repente, sonó el teléfono y bromeé conmigo diciendo: “Ha de ser
Danira”, levanté la bocina y escuché:
---Buenas tardes, ¿está Joseph?
---Sí, soy yo--- respondí---. ¿Quién habla?
---Hola, soy Danira--- ¡Guau! No lo podía creer. Danira había llamado
después de dos semanas de la feria.
---¡Qué sorpresa tan agradable, Danira! ¿A qué debo tu llamada?---
explicó sus motivos:
---¿Recuerdas que dijiste que te llamara si necesitaba algo? Pues,
aunque me da mucha pena, sí ocupo de tu ayuda.
---¿En qué puedo servirte?--- le pregunté un tanto intrigado.
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---Voy a cambiarme de casa y no tengo en que llevarme mis cosas,
¿podrías ayudarme?
---Por supuesto, con mucho gusto--- me encontraba verdaderamente
contento, ayudaría a Danira y sabría su nuevo domicilio; con esto,
consolidaba mi amistad para demostrarle mis buenas intenciones.
---Gracias, Joseph. Te llamo mañana en la tarde cuando todo esté listo,
vendrá mi mamá a ayudarnos--- así explicó el procedimiento de su
mudanza. Casi sin aliento sólo dije:
---Muy bien, Danira. Espero tu llamada.
Una vez frente a su casa, Danira salió vistiendo un Jeans azul muy claro,
con blusa rosa y sus lentes de aumento.
---¡Qué bien te ves!--- fue mi saludo.
---¡Gracias!--- recibió con agrado mi cumplido--- ¿Podemos ir por mi
mamá a la Terminal de Autobuses? No tarda en llegar.
---Claro, sube.
Camino a la Terminal, explicó el motivo de su mudanza:
---Me asisten bien. Sin embargo, no me gusta la comida que prepara la
señora y eso no es todo, se molesta cuando las demás muchachas que
asiste y yo queremos salir a divertirnos. Prefiero cambiarme que tener
problemas serios con ella--- a mi ver, tenía muy buenos motivos.
---¿Y dónde será tu nuevo domicilio?--- le pregunté sin ocultar mi interés.
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---Frente al Tecnológico, ya no tendré que caminar todos los días con el
fuerte sol de la tarde.
---Me parece muy bien. Mira, llegamos a la Terminal--- estacioné el auto
en un buen lugar.
Entramos y aguardamos sentados, Danira dijo:
---Vas a conocer a mi mamá, estoy segura de que le caerás muy bien.
---¿De verdad?--- no supe qué responderle, estaba algo nervioso.
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---Sí, señora, lo haré--- ¿Qué más podía pedir? Quien quería fuera mi
suegra estaba encargándome a su hija. Al parecer, gané su confianza en
poco tiempo.
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después del regaderazo, con la loción que tanto le había gustado a
Danira.
---Ding Dong--- toqué el timbre de la nueva casa de asistencia e
inmediatamente abrió ella. Lucía realmente hermosa con el cabello
suelto, su bella sonrisa y un pantalón café claro, muy bonito, que
denotaba su delicada figura.
---¿Nos vamos?--- dijo ella.
---Sí, la función está por comenzar--- abrí la puerta del auto y le pedí que
subiera.
Cada metro de camino al cine fue como una fantasía en la que no creía,
apenas tres días antes planeaba cómo acercarme a Danira y ya estaba
en mi primera cita a solas con ella; eran indescriptibles las sensaciones
que experimentaba. Pude notar que Danira se veía contenta; y ¡vaya si
fue impresionante ver la entrada del cine cuando llegamos! Estaba
repleta de jóvenes del Tecnológico y, curiosamente, me topé con mi
amiga Marlyne, quien hacía fila para entrar a la función de otra película
diferente a la que nosotros veríamos.
---Hola, ¿acostumbras venir mucho al cine, amiga?--- fue la manera en
que la saludé al besarla en la mejilla.
---No, de hecho casi no vengo, Joseph. ¿Y tú?
---Yo tampoco--- le confesé.
---Y… ¿Con quién vienes?--- extrañada preguntó.
---Con ella, Danira--- la señalé ligeramente.
---Que bien, bueno, me despido Joseph. Espero verte pronto.
---Disfruta la película, Marlyne--- le aconsejé.
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---Te hace falta variar tu forma de divertirte un poco más Joseph, no todo
es salir a tomar cerveza y buscar nenas--- sentí como si Danira me
estuviera reprendiendo, quizás me lo merecía.
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Llegamos en menos de 15 minutos.
---¡Muchas gracias! La pasé súper bien--- dijo ella parada en la puerta de
su casa.
---Gracias a ti Danira, soy yo el afortunado por haber pasado esta noche
contigo--- le regresé el cumplido y, antes de despedirnos, le recordé su
deuda.
---¿Cuándo salimos de nuevo? Recuerda que prometiste que la próxima
vez tú invitabas--- sonriendo respondió:
---El próximo miércoles a la misma hora. Mañana voy a mi verdadera
casa; extraño a mi familia pero regresaré para saldar mi deuda.
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A las siete en punto entré a la ducha, me afeité minuciosamente y di el
baño obligatorio de loción; seleccioné una playera con un pantalón beige
claro y un peinado algo diferente. Noté inmediatamente que mi
alimentación y el ejercicio ayudaron a que perdiera peso; me sentía
mejor y más delgado. La pancita que me caracterizaba no se notaba ya.
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un hospital para enfermos mentales. No quiero decir que le puse
demasiada atención a la película, al menos, estaba más relajado; tanto
que empezamos a jugar con los chocolates, embarrándonos la cara uno
al otro tiernamente.
---¡Se acabó!--- dijo cuando la envoltura de su chocolate estaba vacía.
---Dámela, yo la tiro--- mentí, no tenía intención de tirar las envolturas,
sino guardarlas como recuerdo de aquella noche en la que sentí a Danira
más cerca de mí, como si fuera mutuo mi sentimiento hacia ella.
Los juegos continuaron, pero con nuestras manos. Nos peleábamos por
el descanso del brazo que compartían los asientos. Ella quitaba mi mano
y ponía la suya, yo hacía lo mismo hasta que nos quedamos tomados de
las manos por, cuando menos, un minuto. Esa noche, fui el hombre más
feliz de la Tierra y Danira pudo verlo en mis ojos enamorados.
---¡Qué buena película!--- no supe decir otra cosa con la emoción,
estando fuera del cine; ella afirmó lo mismo y subimos al auto como dos
adolescentes a los que sus papás esperan antes de que oscurezca.
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Nos agradecimos por la maravillosa velada, ninguno de los dos quería
despedirse aún. Permanecimos afuera bastante tiempo, continuando con
nuestros juegos y, aunque no lo crea, fui yo quien dio pie a que
finalmente nos despidiéramos; por consideración a ella obviamente, por
mí, nos hubiéramos quedado hasta el amanecer.
---Buenas noches, Danira...
---Buenas noches, Joseph. Gracias otra vez--- nos besamos
efusivamente, tocando de forma muy ligera no sólo las mejillas, sino
parte de nuestros labios.
Y venciendo todos mis temores, rodeé su cintura con mis brazos, puse
mi rostro frente al suyo. Su respiración estaba agitada al igual que la mía
y cerrando los ojos, finalmente... La besé en los labios.
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La batalla interna
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La rosa aguardaba en el asiento delantero del auto, quería darle una
sorpresa a Danira. Jamás le había dado un presente y como iba a ser el
primero, estaba muy nervioso; casi se me salía el corazón por la boca. Al
fin ella salió, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo: vestíamos
pantalón negro y playera--- blusa en su caso--- blanca.
---Hola, ¿nos vamos?--- fueron sus palabras acercándose a mi auto.
---Danira, por favor, puedes detenerte y cerrar tus ojos--- le pedí
amablemente.
---¿Por qué? ¿Qué pasa?--- continuó avanzando.
---Tengo una sorpresa, hazme caso por favor--- inesperadamente hizo
caso omiso a mis súplicas y vio lo que yacía sobre el asiento delantero:
la rosa roja.
---Ya vi lo que es…--- expresó.
Sentí que la sangre se me subió a la cabeza, una profunda decepción
me invadió.
---¿Por qué lo hiciste, Danira? Era una sorpresa que te había preparado-
le reclamé.
---Lo que pasa es que soy muy curiosa y no puedo aguantar, me
desespero mucho con las sorpresas--- puso una tonta excusa.
Resignado, procedí a abrir la puerta y le entregué la rosa, ¿qué más
quedaba?
---Espero te guste, iba a ser una sorpresa pero la viste antes de tiempo---
dije con una sonrisa un poco forzada.
---Gracias, Joseph, está muy bonita--- fue su único comentario.
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“Vaya, de todas las pizzerías de esta ciudad eligió la más cercana con un
sazón no muy agradable a mi paladar”. Volví a hablar en mi mente.
Una vez que me halagó de esa forma, el mal humor se alejó e iniciamos
una plática menos tensa sobre un suceso que le ocurrió mientras estaba
en su ciudad natal:
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---No te he contado, Joseph; choqué el automóvil de mi madre---
impulsivamente repliqué:
---¿Y no te pasó nada grave?
---Afortunadamente no, fue un alcance leve, pero sí usé un collarín
durante una semana.
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---Estoy segura que algún día logarás algo grande, Joseph; tan sólo sé
un poquito disciplinado--- otra vez mostraba su confianza hacia mí.
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---¿Tienes novio?--- apartó su mirada y la dirigió hacia la guantera del
auto, meditó unos segundos que parecieron días enteros. Luego,
simplemente movió los labios para decir:
---Sí, sí tengo novio…
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Derrotado en el asiento de mi auto, recordé el paquete que me había
entregado fuera de su casa, minutos antes de dirigirnos a la Terminal.
---Esto solucionará todo, seguramente es una disculpa anexa a una
confesión de amor--- ingenuamente pensé.
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La metamorfosis del amor
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necesitaba la ayuda que yo podía darle--- mi sangre es “O” positivo---
daba vueltas en mi cabeza al mismo tiempo en que pensaba que tenía
solamente media hora para comer, regresar a la escuela e ir a trabajar
saliendo de mis clases.
Hizo que leyera los requisitos detenidamente; para mi fortuna los pasé
todos y, sin perder tiempo, fui al otro edificio. Una vez ahí, pregunté a
una enfermera si sabía algo de un niño con leucemia que necesitaba
sangre tipo “O” positivo anunciado en la radio; ella dijo que ahí no había
ningún niño con leucemia y tal vez estaría en otro edificio. Sus palabras
me desanimaron un poco, afortunadamente la enfermera se ofreció a
ayudarme a buscarlo, sólo pidió que la esperara cinco minutos a que
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terminara su turno de trabajo; acepté con una sonrisa en mi rostro.
Pasaban los cinco minutos y una infinidad de ideas se mezclaban en mi
cabeza, algunas eran sobre el sufrimiento que tienen que soportar los
niños a tan corta edad; también seguía pensando en Danira, mi amor por
ella y en muchísimas otras cosas. Al término del tiempo acordado, la
enfermera me dirigió la palabra dándome instrucciones acerca de lo que
íbamos a hacer--- fue una verdadera suerte que ella me reconociera, si
hubiera pasado frente a mí sin decir nada, no la hubiese reconocido---.
Pidió que la esperara afuera, en el monumento a Colosio--- escultura
conmemorativa al candidato presidencial asesinado en 1994 que se
encontraba a las afueras del hospital de especialidades del Seguro
Social---. La esperé sentado frotándome las manos. Cuando llegó, nos
dirigimos en busca del niño. Ella preguntaba si recordaba algo que
pudiera ayudarnos; le dije que no estaba muy seguro, pero que la cama
del niño era doscientos treinta y otro número que no recordaba. Eso fue
suficiente para la astuta enfermera, supo que estaba en el segundo piso
del edificio frente a nosotros; me indicó cómo llegar y se despidió.
Cuando llegué allá, pregunté a las personas encargadas de los
expedientes sobre un niño que necesitaba sangre tipo “O” positivo
anunciado en la radio; las dos recepcionistas comenzaron a indagar y,
como relámpago, una señora que supuse era la madre se aproximó a
nosotros. Era una mujer alta, morena, con el cabello rizado y muy
delgada; pude ver un cansancio en sus ojos, pero más aún, noté una
profunda pena en su corazón.
---Soy Teresa, la madre del niño que buscas, ¿qué se te ofrece?---
cuestionó con una voz quebradiza, como cuando acabas de llorar.
---Mucho gusto, Teresa, mi nombre es Joseph y escuché un anuncio por
la radio en el que necesitaban sangre tipo “O” positivo para un pequeño
con leucemia. Estoy aquí como donador voluntario, por mis venas corre
esa sangre--- pero faltó mencionar: y un fuerte amor por Danira.
---Muchas gracias, joven. Julián, mi hijo, está dormido; hoy tuvo un día
muy pesado como casi todos desde que se le manifestó la enfermedad;
pero en su nombre le agradezco sus buenas intenciones.
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---¡Quiera Dios que así de fácil sea siempre encontrar a un donador!
Me entregó el vaso con las anotaciones, yo sonreí. Teresa dio las
indicaciones necesarias para ser donador de su hijo, la escuchaba y
asentía con la cabeza.
---Muy bien, Teresa--- dije---. Mañana me presentaré en ayunas a las
siete de la mañana en el banco de sangre.
---Está bien, joven--- dijo la recepcionista.
Cuando me despedí, todos dieron las gracias, especialmente Teresa.
---¡Para mí es un placer!--- afirmé.
Rumbo a casa recordé que en los últimos días no había comido bien,
pues estaba todo el día en la escuela o en el trabajo; y cuando al fin
tenía un platillo frente a mí, el apetito se desvanecía. De modo que fui a
cenar antes de irme a descansar, previniendo una posible debilidad
después de que me extrajeran la sangre.
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eso, Joseph--- me miró con los ojos húmedos---, me parte el alma. Y a
pesar de que lo regaño diciéndole que él está muy chico para saber de la
muerte, sigue gritando y llorando, pidiendo volver a casa--- Teresa y
Julián eran de La Paz, Baja California Sur.
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confusión y no era posible hacer el proceso. Me inquieté pues perdí en
vano mi clase de las tres de la tarde.
---Lo siento mucho, Joseph, esto debió haberse evitado--- se disculpó
Teresa muy angustiada.
---No te preocupes--- la alenté---, Dios sabe por qué hace las cosas.
Casi al final del día, salí del resto de mis clases y fui a casa; eran como
las siete. Recostado en el sillón de la sala, mamá me informó que había
un recado para mí... Era de Danira. Pedía que la llamara a las ocho de la
noche. Las dos semanas que ella estaría con su familia habían concluido
y se encontraba en la ciudad para realizar unos trámites pendientes en el
Tecnológico. La verdad, no tenía ganas de llamarle, sabía que me
buscaba para devolverme un contenedor térmico--- se lo presté la
primera ocasión que la llevé a la Terminal de Autobuses--- y quizás para
darme algo que prometió traerme de su ciudad natal; de tal modo que no
la llamé. En lugar de ello fui a visitar a una amiga, Marlyne, para que le
diera a la maestra de Materiales Industriales una nota de mi parte, en la
que me disculpaba porque no asistiría a clases, otra vez, por estar
donando mi sangre a Julián, un niño con leucemia.
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---La mejor paga sería que Julián sanara, eso me haría muy feliz---
cuando terminé de hablar, ambos guardamos silencio; en ese instante,
vino de nuevo a mis pensamientos el rostro de Danira y debo admitirlo,
pensé: “Dios mío, si realmente merezco algún tipo de ayuda, tú bien
sabes con quién la necesito. ¡Ayúdame a calmar esta pena, por favor!”
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contactaron? ¿Por qué tú, Joseph?--- respondí sencillamente diciéndole
que había escuchado en la radio un mensaje acerca de un niño que ni
siquiera conocía, pero que me necesitaba. Por esa razón, hacía lo que
estaba haciendo: dar amor a quien necesitaba amor; Marlyne se
sorprendió:
---¡Asombroso! ¿Y...--- en eso, entró la maestra.
Iban a ser las once, la maestra se ausentó unos minutos del laboratorio
de Materiales Industriales, así que me retiré sin su permiso. Casi corría
para estar lo más pronto posible en el Banco de Sangre; cuando llegué
ahí, donde me esperaba la máquina de aféresis, el médico me vio y dijo
a la bocina del teléfono que sostenía con su mano:
---Ya está aquí el joven donador, iniciaremos el proceso de extracción de
plaquetas de inmediato--- hablaba por teléfono con Teresa, quien
desesperada preguntaba una y otra vez por mí.
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tarde y no había probado alimento en todo el día. Era requisito para la
aféresis encontrarse en ayunas mientras ellos hablaban de tortas
enormes, pollos asados y demás platillos que jamás había escuchado,
pero que sonaban deliciosos--- y al final, sólo hablaron sobre
homosexuales, en especial del cantante Boy George y la entrevista para
el programa de VH1: Behind the music. En ese programa, Boy George
revelaba la relación amorosa que vivió con uno de los integrantes de su
banda, mismo que lo fraudó económicamente; rompiéndole el corazón y
negando todo vínculo amoroso con el peculiar cantante. Lo último que
recuerdo sobre eso, fue el comentario de la Doctora:
---Boy George dijo que no le guarda rencor a su ex pareja que lo
traicionó. No lo demandará ni le desea el mal; lo único que le pide es que
acepte que él también lo amó y vivieron una fantasía romántica juntos.
---¡Vaya!--- pensé--- Hasta recostado con agujas en los brazos uno se
entera de cosas, ¡y vaya qué cosas!
Debo admitir que la plática de mis acompañantes hizo más amena mi
estancia en ese lugar.
---Bueno, hemos terminado Joseph, aquí están tus plaquetas--- el
médico extrajo una bolsita transparente del interior de la máquina, la
puso frente a mis ojos con la intención de que viera las plaquetas que
iban a darle una esperanza más a Julián---. Esto te dolerá un poco, seré
lo más rápido posible--- advirtió cuando estuvo a punto de extraer las
agujas que perforaban mis venas---. Muy bien, ya está, te vendaré y
permanece así durante tres horas mínimo.
---Gracias, Doctor--- dije bajando un pie del sillón donde estaba
recostado---, ¿podré ir a mi clase de deporte? Es a las tres de la tarde.
---Por supuesto que no, Joseph. Estarás incapacitado, sin levantar
ningún objeto pesado el resto de la semana; no querrás que se desgarre
una vena ¿verdad?
Estando en casa, sólo había una pequeña torta fría para comer, “¡qué
manjar!”, pensé sarcásticamente. La tomé y le di como tres mordidas,
casi media torta permaneció sobre la mesa, tenía algo más importante
que hacer: una llamada telefónica.
44
Le marqué a Danira, nadie contestó; me lo esperaba, ya le había llamado
más temprano ese día--- salí de clases un momento a un teléfono
público--- y la noté un tanto molesta mientras confirmaba mis sospechas
del porqué me buscaba la noche anterior. Efectivamente, quería
regresarme mi contenedor térmico, pero no mencionó nada acerca de un
presente adicional; lo más cómodo para mí fue fingir demencia y
disculparme por no haberle llamado el día anterior como lo pidió en su
recado.
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En el camino a la Terminal, hablábamos sobre sus vacaciones y ella trajo
de nuevo a mi mente aquel último día que salimos, en el que me había
sentido fatal. Danira ingenuamente preguntó:
---¿Te enojaste por lo que hice?--- se refería a haberme pagado su parte
de la comida, en lugar de darme la carta o confesión de amor que
estúpidamente esperaba.
---Eso ya pasó…--- le contesté.
---Pero no te enojaste ¿verdad?--- repitió.
---Sí, sí me enojé--- hablé rápido y en voz baja.
---¿En serio? ¿Te hice enojar, Joseph?
---Sí... No…--- total, no le externé lo que realmente había sentido; en
lugar de ello, cambié el tema de la conversación.
46
Caminando hacia el lugar donde vendían los boletos, pude sentir su
mirada tierna hacia mí; no soportaba que me mirara de esa manera, no
quería ilusionarme de ningún modo, por lo que la interrumpí:
---Por favor, Danira, no te rías de mí y no me veas de esa manera--- a lo
que ella replicó:
---No estoy riendo. Eso que hiciste está muy bien; es rara la persona que
se interesa por el bienestar de un completo desconocido.
47
Luego, se corrió la pequeña cortina que separaba la cama de Julián con
la de otro pequeñín; era la mamá del niño de la cama de al lado,
físicamente diferente a Teresa, pero idéntica en lo que reflejaba su
mirada. Sin ningún tipo de prudencia, entró en la conversación que
sosteníamos diciendo:
---Si todas las personas fueran como usted joven, estos pobres niños
sufrirían menos--- avergonzado contesté:
---No diga eso, Señora, cualquiera puede hacer lo que hice.
Aunque ella tenía razón, no acerca de su cumplido, sino sobre el
sufrimiento que experimentan los niños enfermos de leucemia u otro tipo
de cáncer. Durante mi búsqueda del cuarto 232, caminé por el pasillo y vi
en los otros dormitorios niños con varias agujas en sus brazos, calvos,
gritando de dolor junto a sus madres golpeadas por el sufrimiento; mis
ojos, comenzaron a nublarse al afirmar: “así que esto es una pequeña
muestra de tu vida Julián. Jamás hubiera imaginado lo dichoso que
soy por el simple hecho de estar sano. ¡Gracias, mi Señor!”
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La alianza por la vida
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---¡Dios mío, gracias, es Julián!--- grité queriendo correr a abrazarlo--- ¡Y
está vivo!--- pensé.
En eso, entró Teresa asustada por el escándalo, se tranquilizó al verme.
---Joseph, ¿qué haces aquí?
---Vine a ver a Julián, quería estar seguro de que se encuentra bien---
Teresa asintió con la cabeza y pidió que me acercara a la cama.
---Hijo, te presento a Joseph, él es el muchacho que querías conocer y
que se ha preocupado tanto por tu salud. Incluso, en este momento
llevas en tus venas el regalo que él te dio: los soldaditos que necesitabas
para soportar el tratamiento.
Quedé como estatua, ¿en verdad apreciaban tanto la donación que
hice? Sólo me restó extender mi mano y decir:
---Mucho gusto, Julián. También tenía ganas de conocerte, eres un niño
muy valiente.
50
vida como los otros niños de su edad; en mis manos no está curar su
enfermedad, pero sí ayudarlo en la batalla. Si tú lo permites, quiero ser
su donador permanente siempre que lo necesite.
51
El 18 de agosto, casi mes y medio de mi último encuentro con Teresa y
Julián, sonó el teléfono que contestó mi madre.
---Joseph, tienes una llamada de Teresa, dice que te conoce--- como
resorte me levanté de la mesa en la que acostumbraba hacer mis tareas
y tomé el teléfono.
---Bueno--- dije nervioso a la bocina.
---Joseph, soy Teresa, la mamá de Julián. Disculpa que te moleste pero
te necesitamos, toda la semana mi niño ha presentado una baja de
plaquetas, esperábamos que se recuperara por sí solo pero no sucede y
la próxima semana le toca el tratamiento, tengo miedo que no lo supere--
la percibí desesperada, como en nuestro primer encuentro. Traté de
calmarla.
---Despreocúpate, mañana mismo iré a hacerme los exámenes
correspondientes, no habrá problema, creo que estoy completamente
sano, para la próxima semana tu hijo tendrá mis plaquetas nuevamente.
---Gracias, Joseph--- la escuché más tranquila.
---Sólo te pido una cosa, Teresa, arregla todo para que en cuanto llegue
al banco de sangre me atiendan sin perder mucho tiempo, te lo pido de
favor.
---Claro, Joseph, así lo haré.
Salí del hospital y tuve 20 minutos para llegar al Tecnológico y asistir sin
retardo a mi clase de las ocho, la materia era Procesos de Manufactura y
52
mi amiga Marlyne la cursaba junto conmigo. Al término de la clase me
acerqué a ella, en voz baja le dije:
---Quisiera platicar contigo sobre algo que me quita el sueño, no lo he
compartido con nadie y creo que necesito un par de consejos. ¿Podrías
ayudarme?--- la cara de Marlyne permaneció firme y tensa, como si lo
que tenía que decirle era algo verdaderamente serio. Por eso la elegí
como mi paño de lágrimas, ella siempre estaba dispuesta a dar todo por
un amigo.
---Joseph, tú sabes que cuentas conmigo para lo que sea. Si necesitas
hablar con alguien, te escucho con mucho gusto, ¿cuándo te parece que
nos veamos?--- la desesperación se apoderó de mi ser, estaba a punto
de estallar, necesitaba sacarlo de mi pecho.
---¡Lo más pronto posible, Marlyne! ¿Estás libre esta hora? Yo no tengo
clase sino hasta el siguiente módulo--- Marlyne debió darse cuenta de mi
estado ya que, serena, contestó:
---Tengo clase, Joseph, pero no importa; creo que la conversación que
vamos a tener amerita que falte. Vayamos a la cafetería a platicar de una
buena vez.
---¿Estás segura, no importa si te ausentas de tu clase?--- sentí
remordimientos.
---Para nada y el tiempo es oro, Joseph. Empecemos, ¡dos clases no
estoy dispuesta a pintearme! Jajaja--- reí con ella.
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---Es que no me entiendes, Marlyne, hay una batalla en mi interior---
argumenté---. Estaba seguro de que mi amor era correspondido y
después me cortaron las alas cuando volaba lo más alto que un ser
humano puede imaginar; y para colmo, lo peor es que yo mismo me
desprecio, creo que no soy lo suficientemente bueno para ella, que
merece algo mejor; pero eso no hace que deje de amarla. No, al
contrario, cada día que pasa, cada momento que estoy con ella o que la
veo de lejos, me siento más y más enamorado. Marlyne, no tengo
esperanzas, cómo puedo iniciar una lucha por su amor si ya estoy
derrotado; me siento poca cosa junto a ella, no valgo nada, soy uno del
montón que tontamente se ilusionó con un amor imposible, si tan sólo
pudiera arrancármela del corazón--- mi amiga, seria, escuchaba---. Y la
historia no termina ahí, ella tiene novio, siempre lo ha tenido, ¿entonces
qué me queda? Nada, absolutamente nada, saborear una miel amarga
cada ocasión que abro los ojos y mi única necesidad es verla; aunque
sea sólo eso, verla, a pesar de que sus pensamientos los ocupe otro. Por
favor, Marlyne, necesito ayuda.
Ella interrumpió su silencio con una pregunta:
---¿Y cómo quieres que te ayude, Joseph?--- tomé aire y compartí lo que
más me dolía.
---Necesito que me ayudes a quitarme esta estúpida idea de la cabeza---
mi amiga seguía confundida.
---¿Cuál idea, Joseph? No entiendo.
---Todo lo que te he dicho es verdad, Marlyne, pero falta algo. En mi
corazón está la sensación de que Danira también siente algo por mí,
¡que también me ama! Y eso, me hace pasar en vela las noches desde
que la conocí.
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---Lo recuerdo perfectamente, ¿cómo supiste que era ella?--- soltó una
carcajada y despejó mi duda.
---Ay Joseph, fue tan fácil, esa noche tus ojos te delataban. A leguas se
notaba que morías por ella.
---No es cierto, Marlyne, no te burles--- repliqué---. No se me notaba
tanto.
---Claro que sí. En la vida hay tres cosas que no se pueden ocultar: el
dinero, lo pendejo y el amor--- explotamos en una carcajada en la que
todos los ocupantes de la cafetería escucharon, volteando a vernos con
una mirada acusadora. Avergonzados, tratamos de ocultarnos tras
nuestras mochilas.
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buen compañero de batalla que te escucha sin juzgarte--- hecho ese
nuevo pacto, entré al resto de mis clases.
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---Julián, sé que por lo que estás pasando no es nada fácil, ni para un
adulto, pero has demostrado valor siempre y eso te tiene aquí, parado
frente a mí--- el pequeño no parpadeaba de lo atento que estaba---; por ti
está luchando tu madre, los doctores y ahora yo, Joseph Armenta. Sigue
luchando también y dentro de un tiempo volverás a casa completamente
sano. Esa, debe ser tu única preocupación, ¡sanar!
El pequeño de seis años terminó de secar sus lágrimas y concluyó:
---Sí, Joseph, voy a ser un niño sano y regresaré a casa con mi mamá.
---Así se habla, campeón--- lo acosté para darle un tormento de
cosquillas. En eso, entró Teresa.
---¡Joseph, qué sorpresa! ¿A qué debemos tu visita?--- Julián se
adelantó.
---¡Mira mamá! Vino a traerme helado de vainilla, ¿puedo comérmelo
todo?---avergonzada le respondió:
---Sólo si comes lo que te trae la enfermera, necesitas frutas y verduras
también. Disculpa, Joseph, si no me encontraba--- aclaró---, estaba con
las otras madres en la misa de Pepe, dormimos a los niños y nos fuimos.
---Así que por eso el silencio invadió los pasillos del hospital--- despejé
mi duda pensando en voz alta.
---Y no es necesario que le compres obsequios a Julián, ya es mucho lo
que haces por nosotros.
---Lo hago porque más que el donador de Julián, soy su amigo y los
amigos no necesitan pretextos para darse obsequios, ¿verdad Julián?
---Sí, Joseph, cuando pueda también te daré uno--- respondió el
pequeño.
---Tú sabes lo que haces, pero te advierto, lo vas a mal acostumbrar---
movió Teresa su cabeza negativamente, en señal de no estar muy de
acuerdo.
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---Hasta luego, Teresa, gracias por todo--- iba saliendo del cuarto cuando
me tomó del brazo con intenciones de detenerme.
---Verifiqué los resultados de tus análisis, estás limpio, más sano que la
vez anterior dijo el Doctor; te lo pregunto de nuevo: ¿estás seguro que
quieres seguir ayudándonos, Joseph?--- vi angustia en los ojos de
Teresa.
---Por supuesto, siempre cumplo mis promesas y si estoy más sano es
por Julián, quiero darle lo mejor de mí--- percibí el alivio en su rostro. Me
dejó ir no sin antes pedirme un último favor:
---Entonces, te espero el lunes a las tres de la tarde en la máquina de
aféresis, desayuna sólo jugo de frutas.
---OK, Teresa, ahí estaré.
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ganas de verte, pero me dio pena decírtelo por teléfono, así que puse a
Mary por delante--- me sonrojé con su comentario.
---Yo también, Danira, deseaba verte como no te imaginas, ha pasado un
mes desde que nos vimos, ¿cómo has estado?
---Muy bien, pero no tan bien como tú. Luces más delgado y erguido,
¿has estado haciendo ejercicio?--- pude ver cierta vergüenza en su cara.
En nuestros encuentros, ella siempre vestía con la mejor ropa y
maquillaje; en esa ocasión, usaba tenis viejos, ropa deportiva no muy
nueva y nada de maquillaje. A pesar de ello, para mí, lucía bella,
hermosísima.
---Estoy comiendo bien y trato de ejercitarme cuando puedo, no creas
que me mato mucho. Necesito estar sano no fortachón--- esa era la
realidad, Julián no requería músculos, sino la sangre de mayor calidad
posible.
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---Sí, estoy muy contenta, más porque casi echaba todo a perder,
¿recuerdas cuando perdí todas mis credenciales en el Tecnológico?---
otra vez, en el mundo solamente existíamos nosotros.
---¡Cómo olvidarlo! Casi me tocaba lidiar contigo, pero a decir verdad, me
hubiera sacrificado con mucho gusto.
---¡Qué malo eres! No te burles de mí, a ti también pudo pasarte.
Sentí una mirada penetrante que me hizo voltear hacia mi izquierda, era
Mary quien nos observaba detenidamente; Danira se incomodó y fingió
tener dormidos los pies.
---Es hora de irnos, el autobús ya está aquí, vámonos, no hay tiempo---
fueron las palabras de Mary al momento que tomaba del brazo a Danira.
---¡Espera!--- ella se soltó---, Joseph dijo que nos tenía un regalo.
¿Dónde está?--- estaba tan concentrado en la plática, o más bien,
tontamente enamorado, que lo había olvidado.
---Está en el auto, vuelvo enseguida--- corrí por los obsequios, eran dos
rosas rojas, una para cada una con una cartita en la parte superior. No
me demoré---. Aquí están--- mostré las rosas---. Mary, que te vaya muy
bien--- primero se la entregué a mi amiga de la prepa con su madre
parada junto a mí. Luego a la mujer que cada noche me robaba el
sueño---. Danira, recuerda que hay bastante gente que te espera---
principalmente yo, dije internamente---, disfruta lo que con tanto
entusiasmo planeaste y sube un peldaño en tu carrera como
investigadora.
Le entregué la rosa, la abracé fuertemente y le di un beso en la mejilla
que cualquiera a más de cinco metros de distancia, hubiera asegurado
que fue en los labios.
---Gracias, Joseph, te voy a extrañar, es de lo único que estoy segura,
espero que tú también te acuerdes de mí de vez en cuando--- si supiera
que primero pienso en ella y luego hago todo lo demás, hubiera omitido
ese comentario.
---Adiós, Danira. Apresúrate, se va el autobús--- me miró fijamente y con
un impulso no planeado... Me besó, ligeramente en los labios, con la
rapidez que sólo da un tímido sentimiento.
---Adiós, Joseph.
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escribir. Ahora, los versos no trataban de una ilusión que comienza, sino
de un desamor que se negaba a ser olvidado, confundido, con dolor,
mucho dolor en lo más profundo del corazón:
Dime, amor,
¿por qué en tan sólo dos noches fingiste
amarme con gran pasión?
¿Acaso creíste que mi corazón
no podía sentir dolor?
¿Qué no sangraba si lo herías negándole tu amor?
Antes de irme, necesito oír tu voz.
Y me digas que ahora sabes que mi corazón,
puede sentir... dolor.
Después de haber escrito los versos, cerré los ojos, bajé la cabeza y la
coloqué entre mis brazos cruzados que descansaban sobre la mesa de
la cocina. No pude evitarlo, un par de lágrimas se me escaparon y
rodaron por mi cara, ahí permanecieron, sin ser secadas. Cuando abrí
los ojos nuevamente, había salido el sol y mi madre lavaba la ropa en el
patio, escuché el peculiar sonido de la lavadora. Dije en voz baja:
“realmente estaba cansado, sólo necesitaba sacar lo que llevaba en el
pecho y que me estaba asfixiando dentro, inexplicablemente, más dentro
61
de lo que imaginaba”. Tomé la hoja con los versos y la puse en el cajón
de recuerdos, objetos que traían a mi mente momentos compartidos con
Danira: los boletos del cine, las envolturas de chocolate, la foto en la
feria y ahora, una hoja con versos que piden a gritos desesperados que
se acabe este dulce trago de miel amarga.
---¿Qué te sucede, Joseph, estás enfermo?--- ya se estaba tardando,
mamá me siguió hasta la habitación con dos aspirinas---. Toma, con esto
te sentirás mejor si no quieres ir al doctor.
---Gracias, mamá, pero lo que tengo no se cura con aspirinas--- ella
sabía exactamente lo que me sucedía, así son las mamás; sin embargo,
disimuló como si tuviera una cruda. Mala elección, desde que conocí a
Julián, no había probado ni una sola gota de alcohol.
62
---Sin tus plaquetas, Joseph, tal vez él ya no estuviera aquí. Gracias de
verdad, las palabras se quedan cortas para decirte cuánto te lo
agradezco--- me alegré con la noticia.
---Teresa, ahorra tus energías, jugamos en el mismo equipo, todo tu
amor y entusiasmo deben ser para Julián; en cuanto pueda iré a visitarlo,
celebraremos una victoria más--- finalizamos nuestra plática y colgué el
teléfono.
63
intelectual. Desde que inicié con la lectura, he devorado libros de
superación personal, ciencia, política, novelas, historia y religión; y
mientras más saber adquiero, me doy cuenta de lo mucho que falta por
conocer. Debo confesar, mis libros favoritos son los de superación
personal, la mayoría de la gente cree que hablar sobre sí mismo no es
importante, error, uno como ser humano único e independiente, es lo
principal en este vasto universo. Si se quiere aprender o dominar algo,
es primordial conocerse a sí mismo antes de iniciar el viaje; y hacer el
esfuerzo de nunca olvidar los elementos fundamentales de la vida: Amor,
Valor, Respeto, Dedicación, Empatía y Dios; si los llevamos presentes en
nuestro andar por la vida, todo lo demás parecerá secundario ya que las
personas necesitamos cimientos. Como las grandes construcciones,
buenos cimientos pueden edificar grandes hombres y mujeres que sin
duda alcanzarán el sueño máximo: ser felices con lo que tienen y no
envidiando lo que no poseen, disfrutando el recorrido por la vida hacia la
realización y no solamente esperando llegar a la meta para decidirse a
ser felices.
64
Perseverancia, el gran secreto
La taquilla del cine estaba llena, lo suponía por ser miércoles, boletos al
dos por uno.
---Dos para LA ERA DEL HIELO, por favor--- le pedí a la coqueta
taquillera.
---Aquí tiene, joven. Disfruten la función.
Entramos corriendo a la sala, el pequeño estaba fascinado al ver tanta
gente, alfombra por todas partes y una dulcería enorme.
---Siéntate aquí y aparta este otro lugar para mí--- le indiqué golpeando
el asiento de al lado---, en un instante regreso, voy por palomitas y un
refresco a la dulcería--- él asintió con una sonrisa.
65
---¡Julián! ¿Dónde estás? ¡Julián! ¡Julián! ¡Julián!--- de pronto, escuché
la voz del travieso.
---Aquí estoy, Joseph, abajo--- el muy bribón se puso a corretear en la
parte baja de la sala con otros niños igual de traviesos que él.
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amor que esté a nuestro alcance porque ni el dinero o el poder son
alimentos vitales como lo es el amor verdadero.
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---Sí, Joseph, soy yo, contenta de estar de vuelta. ¿Cómo estás? ¿Qué
haces? Te noto agitado--- quería decirle que era mi corazón latiendo a
mil por hora a causa del sonido de su dulce voz.
---Lo que sucede es que estaba lavando mi camioneta y estoy un poco
agitado--- le dije una verdad a medias.
---Bueno, no te quito más el tiempo, te llamé para decirte que traigo
enyesada la pierna derecha y quisiera saber si puedes ayudarme a subir
las escaleras de mi clase de mañana, es en la segunda planta del
edificio frente a la cafetería, ¿puedes?--- hasta la pregunta era necia, si
de eso pedía mi limosna.
---Claro, Danira, te veo mañana a las ocho en las banquitas de la
cafetería.
---Gracias, tú siempre tan lindo. Disculpa tantas molestias, pero a nadie
más le tengo confianza--- no desaprovechó la ocasión para hacerme un
cumplido.
---OK, Danira, nos vemos mañana--- colgamos.
Un grito se me escapó al dejar en su lugar la bocina telefónica, estaba
tan contento que permanecería en vela durante toda la noche.
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---¿Qué es eso, Joseph? No luce como una libreta común, ¿escribes
algo especial en ella?
---Que observadora eres. Sí, en efecto, es una libreta muy especial. Aquí
escribo las ideas y sentimientos que no puedo expresar de otra forma---
se quedó paralizada observándome fijamente. Ya lo mencioné, era una
niña preciosa con cabello rubio, ojos color verde y tez blanca, ese era mi
prototipo de mujer hermosa; no obstante, Danira llegó para romper todo
estereotipo.
---¡Ahí va, a ella estoy esperando, nos vemos Mónica!--- tal vez fui un
poco descortés, los buenos modales salían sobrando en ese momento,
Danira estaba frente a mis ojos.
Vestía una blusa amarilla entallada y un pantalón negro, sin olvidar el par
de muletas que compensaban a su pierna derecha enyesada de la rodilla
para abajo. Me acerqué a ella como abejas a la miel.
---¡Joseph! ¡Qué gusto volver a verte! Te extrañé no sabes cuánto--- mis
piernas extrañamente temblaban, debió haber sido por la emoción.
Apenas me enteré por correo electrónico que la mujer a quien tanto
amaba regresaría y ya la tenía frente a mí tan hermosa como en mis
sueños más profundos.
---Danira, permíteme ayudarte con tu mochila, cargas demasiados libros
y en un descuido pueden hacerte caer, se nota que todavía no dominas
bien las muletas, ¿verdad?
---Jajaja, tienes razón, Joseph--- su risa era alimento para mi alma---,
pero eso no importa, cuéntame sobre ti, ¿qué has hecho estos meses?
He escuchado por ahí que no eres el mismo que todos conocíamos,
¿qué te ha pasado?
Deseaba decirle: “Me enamoré de ti”, pero sólo le regalé una sonrisa
evadiendo su pregunta.
---Danira, es hora que entres a clase y yo también, ¿a qué hora te
desocupas este día? Quisiera seguir platicando contigo--- meditó un rato
haciendo memoria de sus compromisos.
---A las ocho de la noche, salgo precisamente de esa aula--- me indicó
señalando con su delicado dedo índice.
---Espérame en las mesitas fuera de la cafetería cuando salgas, ¿qué te
parece, princesa?--- Nunca la había llamado así, pero creo que ese
adjetivo le gustó.
---Me parece perfecto, Joseph.
69
---Muy bien, entonces vendré y hablaremos sobre tantas cosas que han
sucedido en nuestras vidas--- lo último que quería hacer era alejarme de
ella, así que le ayudé a subir las escaleras y la dejé en su salón de clase.
Permanecí como cinco minutos hipnotizado una vez que nos
despedimos. “El amor es más que una sensación, es ahora parte de mí”,
me resigné.
70
para su estatura y yo, obviamente me sentía en el cielo con ella en mis
brazos.
71
Terminamos de comer los helados y nos fuimos. La ayudé a subir al
auto, cerré su puerta como todo un caballero y me dispuse a subir
también.
---Gracias por el helado, estuvo muy rico.
---Gracias a ti, Danira, por disfrutarlo conmigo.
Dimos unas cuantas vueltas sin rumbo fijo, solamente manejaba con mis
sentidos puestos en ella, hasta que se quejó:
---¡Ay! Se me entumió la pierna--- le di la solución.
---Pues ponla sobre el tablero, así se te quitará lo entumido y fluirá mejor
la sangre.
Su cabello olía delicioso aparte de toda ella con ese peculiar perfume
que me encantaba, su piel--- usaba una blusa con los hombros
descubiertos--- era tan suave que ni la seda más cara hubiera tenido
comparación.
---¿Y ahora qué?--- preguntó ingenuamente.
---No sé--- respondí más tontamente.
Sucedió lo inevitable: parado frente a un semáforo la volteé a ver a los
ojos, ella hizo lo mismo y nuestros labios comenzaron a acercarse. Fue
un beso tan intenso que lo sentí recorriendo todo mi cuerpo, cada
órgano, cada célula de mi ser lo sentía suyo, mis dedos se perdían entre
su suave cabello y en el ambiente sólo se escuchó, tan despacio, un
suspiro que armaba una frase: “TE AMO”.
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tensión que nos afligía, hasta la fecha no sé si lo de la radio fue buena
idea:
---Por Dios, no es cierto---pensé.
73
Dos de la mañana, el sueño me abandonaba, nuevamente esa
sensación que me quemaba las entrañas. En menos de dos minutos ya
estaba en la mesa de la cocina escribiendo unos versos que fluían como
si solamente los tomara del aire que respiraba:
Y caminábamos de la mano
por aquella orilla
del mar formado
por una lágrima mía
y una lágrima tuya
que reflejaba el amor en nuestras vidas.
Ambas derramadas por la ternura del amor,
ambas derramadas por el temor... al amor.
74
El fin de semana recibí una invitación telefónica de Raúl para ir al antro.
---Me parece bien, hace mucho que no salgo a divertirme--- le dije. ¿Qué
más me quedaba? Si permanecía en casa estaría en vela de todas
formas.
---Bien, Joseph, pasaré por ti a las nueve este viernes; créeme, nos
vamos a divertir--- colgué y apagué mi celular, la pila estaba casi vacía,
necesitaba la poca carga para llamar a Teresa y preguntar por el estado
de salud de Julián.
---¿Teresa? ¿Cómo estás? Soy Joseph, llamo para saber si Julián está
bien--- ella se alegró con mi llamada.
---Gracias por estar al pendiente de mi hijo. Él está muy bien, tenías
razón, esa salida al cine lo revitalizó, ahora sigue al pie de la letra las
indicaciones del doctor porque dice que le falta mucho por conocer y no
quiere perderse de nada. Está ansioso por verte de nuevo--- vaya, casi
se me acababa la batería con esa llamada, pero bien valía la pena.
Podía estar tranquilo y divertirme sin estar preocupado por Julián.
---Me da gusto, este fin de semana estaré ocupado así que no podré ir a
visitarlos, pero como de costumbre, estaré pendiente si me necesitan---
Teresa comprendió.
---Muy bien, Joseph, imagino que un joven de tu edad tiene algo más
divertido que hacer; no solamente visitar el hospital. Pásatela bien y que
Dios te bendiga--- colgamos, mi teléfono estaba muerto.
75
---¿Qué, le sacan? Lástima carrito que traen--- era un Mustang 98. Raúl
los provocó y ellos aceptaron el reto.
---Raúl, no creo que sea buena idea, tus reflejos están torpes y lentos,
además, la calle se adelgaza demasiado a 50 metros--- me miró como
diciendo, y lo dijo:
---¡Eres un miedoso! ¿Qué nos puede pasar?--- los ebrios competidores
esperaban a que la luz cambiara a verde, se escuchaban los motores
acelerados.
En el instante que vi la señal verde, tomé la palanca de cambios y la
coloqué bruscamente en la posición neutral, Raúl no se dio cuenta del
incidente, sólo de que no avanzaba su auto.
---¡Qué te pasa porquería! ¡Anda, me haces quedar en ridículo!---
vociferó golpeando el volante.
Iban a dar las doce cuando nos hartamos de estar dando vueltas y
vueltas.
---¿Qué te parece si entramos a un lugar? El antro de la esquina se pone
bien--- le sugerí a mi peculiar compañero que sacó la cabeza por la
ventana, inspeccionando.
---Se ve que están entrando varias morras bien buenas. Sí, Joseph,
estaciónate y entremos.
76
Entramos a La Guerra--- nombre del antro bar--- y buscamos donde
sentarnos, bueno, yo busqué donde sentarme, Raúl se fue directito a la
barra de bebidas. Regresó al lugar que difícilmente conseguí
acompañado con dos muchachas.
---Mira Joseph, te presento a unas amigas: Kate y Natalia. Ellas son
súper y saben divertirse--- las señoritas lucían en el mismo estado que
Raúl, cargando un bote de aluminio con la cerveza tradicional cada una.
Me limité a decir:
---Mucho gusto--- luego me dirigí a Raúl---. ¡Están guapísimas tus
amigas!--- a las dos chicas las atacó la risa.
---¿Podemos sentarnos aquí? Estamos cansadas de bailar--- no tenía
por qué negarlo, si estaba en ese lugar era para divertirme y qué mejor
que con dos muchachas de buen ver.
---Discúlpenme--- recorrí dos sillas hacia atrás---, soy yo el que quiere
que se sienten con nosotros.
---Así se habla, Joseph--- Raúl apoyo la invitación que les hice a las
alegres chicas.
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Es increíble lo necio que puede ser alguien bajo los efectos del alcohol.
No haciéndole caso, fui muy sutil:
---De verdad, Kate, te lo agradezco pero mi respuesta final es no.
Tómatela tú, se está calentando.
Raúl intervino:
---Sí, Kate, deja al abuelo con su cocol de limón, así habrá más cheve
para nosotros.
78
Lo que estaba presenciando me tenía asombrado, cuántas veces había
visitado lugares como ese y no pasaba nada; al contrario, me divertía
como todos. En verdad que el permanecer sobrio y con los sentidos
alerta durante toda la noche cambió mi manera de ver las circunstancias.
Uno cree que ha bebido poco y sólo se tacha de borracho al que sale
arrastrándose del antro, ¡error! Borracho es aquel que bebe más de lo
que su cuerpo puede tolerar y se refleja en una disminución de los
reflejos, incongruencias al formar las ideas y desinhibiciones. Gracias a
Julián, me abstuve de ingerir cualquier cosa que contuviera alcohol, eso
me dio la posibilidad de ver lo que realmente sucede y de lo que yo era
parte en el pasado. Eso no era diversión, sino embrutecimiento.
79
Kate me hacía preguntas en el camino.
---¿Estudias o trabajas?
---Las dos cosas, Kate.
---¿Tienes novia?
---No, no tengo novia--- en mis respuestas, mi tono era cortante.
---¿Sales con alguien en especial?
Por alguna extraña razón, la gente cree que si le eres infiel a alguien eso
no significa que no le ames. Hay dos motivos que propician la infidelidad
a mi ver: o no amas realmente a la persona a la que le eres infiel, que es
la opción más común, o definitivamente no te amas a ti mismo y buscas
80
en muchas personas distintas, y al mismo tiempo, lo que sientes que te
hace falta.
---Voy a ser sincero, Kate, no traigo preservativo, condón para ser más
claro, así que mejor ahí la dejamos, no vaya a ser que empecemos algo
que no podamos parar--- ella rio nuevamente.
---¡En verdad crees que soy tan pendeja para atenerme a los pinches
hombres! Yo traigo siempre mis condones y son de los buenos, mira---
abrió su bolso y me enseñó un paquete nuevecito---. ¿Ahora ya vas a
dejar de poner pretextos, Joseph? No aguanto las ganas.
Uno jamás se imagina toparse con las drogas; sin embargo, siempre
están presentes: en las fiestas, en reuniones sociales, en los barrios
pobres y en los centros de alta sociedad. Las drogas están en todas
partes y no respetan género, edad o estatus social.
---¿Para qué quieres eso? Tírala inmediatamente--- pude percibir que
empezaba a molestarse.
81
---Para tu información niño con esto se baja la peda en caliente. Con uno
o dos pases quedas como nuevo y quítate esa máscara de santurrón
que me estás empezando a molestar. A mí no me haces pendeja, tú
también le haces a esto.
Era como si toda la sangre que corre por mis venas se me hubiera
subido a la cabeza, una furia tremenda se apoderó de mí y estuve a
punto de pedirle que bajara del auto. En lugar de ello, permanecí callado
unos cuantos minutos, me calmé y comencé a hablar:
---Es una lástima, Kate, que no veas más allá de lo que te pueden
mostrar tus ojos. Tienes razón, constantemente perforo mis venas con
agujas enormes, duele sí--- sobé mi brazo---, pero no lo hago para
drogarme o introducirme sustancias que poco a poco acaban con mi
vida. Nada de eso, sino todo lo contrario, lo hago para extraer parte de
mi vida que necesita un pequeño enfermo de leucemia y que le entrego
con todo el amor posible.
En eso, estacioné el auto y volteé a verla fijamente a los ojos, ella hacía
lo mismo con una cara de impresión.
---Su nombre es Julián y tiene escasos seis años, es un bebé para mí
todavía, pero posee una fortaleza que jamás había visto y unos deseos
de vivir que lo han mantenido de pie, luchando contra su enfermedad. Al
ver la batalla que libraba Julián, a quien conocí por azares del destino,
decidí unirme a su lucha convirtiéndome en su donador permanente de
plaquetas, sangre o lo que necesite. Por eso, siempre que veas marcas
en mis brazos, estaré feliz, porque significa que Julián sigue con vida,
82
que no ha abandonado la batalla contra la leucemia y está más cerca de
recuperarse y ser un niño sano.
Raúl comenzó a hacer ruidos extraños sin despertar del profundo sueño
que le había provocado el alcohol, ella fijó su mirada hacia él y preguntó:
83
---¿Así me veo cuando estoy en el mismo estado?--- no desperdicié la
oportunidad para contestarle.
---No, Kate, luces peor porque eres tú. Considera a tu ser como lo más
valioso. Es inconcebible que lo más valioso ande arrastrándose y
vomitando, acabando lentamente con su propia vida. Imagina que Raúl
adoptara otro niño con leucemia, su vida cambiaría si hace el
compromiso de salvarlo junto con los doctores; o mejor aún, imagina que
tú lo hicieras, dejarías el alcohol, las drogas, el sexo ocasional,
simplemente crecerías como persona y aprenderías a amarte a ti misma.
Te voy a compartir algo--- tomé su mano con fuerza---, cuando el
pequeño Julián me da las gracias, siempre pienso silenciosamente:
gracias a ti Julián, lo poco que te he ayudado me lo has regresado
multiplicado. No sé realmente quién está salvando a quién. Tú decides,
Kate, la vida que quieres tener, puedes ser una más como muchas o ser
alguien especial que se ama a sí misma y, a propósito, ya tienes una
razón para amarte: tu salud. Si dejas toda esta cochinada--- la droga---
que únicamente te lastima, te sentirás más viva que nunca. Encuentra a
tu Julián, Kate, lo necesitas, el amor a uno mismo es un regalo de Dios,
no lo desperdicies.
84
los brazos de su madre con tanto alcohol y llanto, que era lógico se
quedara dormida. Su madre asustada, preguntó:
---¿Qué pasó, joven? ¿Se encuentra bien mi hija? Nunca había llegado
dormida--- aunque era tarde y los ojos se me cerraban por el sueño,
aproveché para hablar un poco con su madre.
---Está dormida porque en esta ocasión no se dio el pase obligatorio de
coca para bajarse la borrachera, señora--- argumenté tocando la nariz de
Kate con mi dedo---. Seré muy breve: su hija los necesita más que
nunca, los ama y sé que ustedes la aman también. El problema está en
que ella no se ama a sí misma, de ahí se originan sus comportamientos
y adicciones. Ella está pidiendo a gritos ayuda, creo que usted y el padre
de Kate son las personas más indicadas para ayudarla, juntos tomarán la
mejor decisión en esta nueva oportunidad que les da la vida. Ella ya dio
el primer paso, acaba de reconocer frente a mí que tiene un problema y
que no le gusta; tiene miedo, sí, pero eso no la detendrá si cuenta con
ustedes.
85
una mejor calidad de vida, tanto física como mental. Curiosamente,
aprendí a quererme más cuando supe de lo que podía ser capaz
ayudando a Julián. Ese pequeño llegó a mi vida para cambiarla
completamente y ahora estaba influyendo en más jóvenes, como Kate,
que en sus ojos logré ver la sinceridad y deseos de salir adelante,
rehabilitarse y, quizás, ayudar a otros con su problema. Con esto pudiera
parecer que los sentimientos son reproducibles y multiplicables: ayudé a
Julián y él a mí, ahora alguien como Kate también se beneficiaba de esa
relación. Ella, cuando esté lista, apoyará a otros jóvenes, sumando
eslabones a la cadena. Estúpidamente me pregunté:
---¿Y el primer eslabón? ¿Quién lo colocó?--- la respuesta era obvia,
Danira era el primer eslabón, mi amor por ella había desatado toda esta
serie de eventos. Nunca hubiera pensado que yo, Joseph, sería el
protagonista.
86
Hasta el final
Nos encontrábamos en el mes de noviembre, la pierna de Danira estaba
a punto de sanar. La veía con poca frecuencia. En realidad, ambos
preferíamos evitar encuentros en los que estuviéramos solos, frente a
frente; a cambio de ello salíamos en grupo: al cine, a cenar o a las
noches de antro organizadas por los estudiantes del Tecnológico. Por mi
parte, me sumergí en la lectura y mis obligaciones personales; lo que me
sacó de ese trance fue una visita de Raúl, me extrañó en un principio
que lo hiciera a media tarde en jueves y se lo hice notar.
---¿A qué debo tu visita, Raúl? Si no hay fiestas programadas ni nada---
tal vez fui un tanto grosero, pero con él no había problema. Aunque
éramos diferentes siempre nos llevábamos muy bien.
---¡Ah, que Joseph! Siempre tan preguntón, ¿qué no te puede visitar un
amigo nada más porque sí?--- salí y me recargué en su auto con el vidrio
del copiloto a medio subir.
---Tienes razón, ¿quieres pasar? Estaba leyendo una novela pero por ti
puedo interrumpirlo--- mi amigo denotó su prisa.
---No te molestes con mi broma, no eres un preguntón, tan sólo estaba
jugando. La verdad es que vine porque alguien me lo pidió y al parecer
es muy importante para ella.
Extrañado, le pregunté a qué se refería. Mi amigo contestó:
---¿Recuerdas a Kate? La muchacha que conociste en La Guerra, bien
chula por cierto--- afirmé con la cabeza---. Estuvo en tratamiento de
rehabilitación por sus adicciones; de hecho, acaba de salir de una clínica
y está de regreso con sus padres. Me la encontré en el cine e
inmediatamente preguntó por ti, le dije que seguías siendo el mismo
sangrón de siempre--- metí mi mano por la ventana del auto y le di un
ligero golpe a Raúl en la cabeza---. Sí, Joseph, aunque me pegues eso
no te quita lo sangrón; bueno, ese no es el punto. Kate me pidió que te
diera el mensaje de que ya está mejor y que se siente genial. Cada día
agradece a Dios por haberse encontrado contigo esa noche loca y no
con algún otro bribón que se pudo aprovechar de su estado. También me
pidió dos cosas más: que te hiciera saber que ha entendido lo que
significa amarse a sí mismo para poder amar a los demás y salir
adelante aunque el mundo esté lleno de vicios y de gente que te lastima;
y que--- Raúl frunció el ceño como si no comprendiera del todo--- le
dieras las gracias de su parte a Julián, el ángel de la guarda sin alas.
87
La alegría no se hizo esperar en mí.
---¡Gracias, Raúl! Tu mensaje me alienta demasiado, es bueno saber
que Kate está mejor--- golpeé el cofre de su auto, lo que hizo que él se
bajara para detenerme.
---¡Calma, calma amigo, arruinas la carrocería!--- me apartó--- Sin ser
imprudente Joseph, ¿qué sarta de barbaridades hablaste con Kate? De
seguro fue cuando perdí el conocimiento porque no recuerdo nada.
Miré el cielo dándole gracias al Señor y le respondí a mi ingenuo amigo:
---Así fue, Raúl, tú estabas completamente borracho y dormido. Kate y
yo platicamos un par de horas, pero valieron la pena para que ella se
reencontrara a sí misma y a su camino. ¡Qué feliz me siento!
88
parecía, mi amigo no era nada tonto, estaba descifrando quién era
realmente Julián.
89
Permanecimos callados, más Raúl por la sorpresa de ver a tantos niños
enfermos, y más aún, por conocer a Julián, el ángel sin alas, enfermo de
leucemia a tan corta edad.
---Ven, Raúl, acerquémonos. Nuestra compañía le sentará bien--- nos
acercamos al pequeño arrimando dos sillas que estaban en el cuarto.
Empezamos a platicar:
---Quita esa cara, Julián. No has escuchado el dicho: a mal tiempo buena
cara--- el niño me miró fijamente y al fin habló:
---Me duele mucho el cuerpo, siento que me quema y no sé por qué.
Dice mi mamá que está a todo lo que da el aire acondicionado, pero
siento como si me quemara, principalmente en la espalda y los brazos.
90
que conservo de él. Es tan difícil encontrar donadores. Y si alguien de
buena fe se ofrecía a ayudarnos, en bastantes ocasiones no pasaba el
examen de donador, ya sea por alcohol, drogas o por tener relaciones
sexuales irresponsables. Todo eso los descartaba e impedía que nos
ayudaran. Aunque nunca tocamos el tema--- continuó Teresa--- sé que
Joseph ha tenido que cambiar demasiadas cosas en su vida para poder
ayudar a mi hijo siempre que lo necesite; es un buen muchacho, todas
las noches rezo por mi hijo y por él para que le vaya bien en todo lo que
haga. No puedo pagarle lo que está haciendo por nosotros, ni siquiera es
un familiar, es un joven como muchos que andan por ahí, pero con una
virtud que lo separa de los demás: Joseph ha aprendido a escuchar a
su corazón.
91
instante lo valoras como si fuera el último. Eso lo debiste haber
aprendido de Julián--- apoyé sus conjeturas.
---Así es, Raúl, desde que conocí a Julián mi vida ha cambiado
completamente y espero que pueda influenciar a la mayor cantidad de
jóvenes que sea posible--- Raúl frotó su barbilla y sacó una conclusión
muy acertada.
---Por eso Kate estaba tan interesada en que supieras de su
rehabilitación y también mencionó a Julián. Esa noche, después de
beber en La Guerra, le hablaste de tu historia con él; y eso la hizo
recapacitar, ¿o me equivoco?
---En lo absoluto, tienes toda la razón. Lo curioso es que las cosas se
fueron dando, por mi mente no pasó compartir esto con Kate, creo que
fue el destino el que propició que ella supiera de Julián y lo viera como
una pequeña luz que comenzó a iluminar su camino.
92
Caminamos hasta la salida del hospital, mi auto estaba estacionado a
dos cuadras y el de Raúl se podía ver desde donde estábamos, de tal
manera que le pedí un aventón a mi coche. En esos minutos,
continuamos nuestra plática.
---Sabes, Joseph, que diferente son las cosas cuando bajas la guardia,
mis padres una y otra vez me rogaron que dejara de tomar o que por lo
menos le bajara; incluso me visitaron jóvenes del grupo que te comenté,
invitándome a una sesión, sólo una y que después de eso decidiera si
continuaba o no. Jamás acepté, llegué a cerrarles la puerta en las
narices con tal de que no me molestaran, ¿acaso planeaste esto,
Joseph? Ya no sé qué pensar de ti.
Bajé el parasol de mi lado y observé mis ojos en el pequeño espejo
cuadrado. Lo subí y contesté la interrogante de mi amigo.
---Cuando salimos de La Guerra la otra noche, estabas irreconocible,
muy tomado. Pero eso es lo de menos. Imagina que te hubieras ido a
casa manejando, de seguro provocas un accidente. O si te vas con una
nena, como tú las llamas, en ese estado, desconocida, y tienes sexo con
ella, lo último que iba a pasar por tu mente era ir a comprar condones
para protegerte y ya lo sabes, con una vez es suficiente para embarazar
a una joven o, peor aún, para contraer una enfermedad venérea--- Raúl
escuchaba atentamente, comprendiendo cada palabra, recreando la
absurda situación por la que pasó y que a causa del alcohol había
quedado borrada de su mente---. Fue coincidencia mi amigo que te
toparas con Kate, de ahí surgió tu curiosidad por Julián y sí, pude
hablarte sobre él como lo hice con Kate, pero tú eres mi amigo y si la
historia de un pequeño enfermo con leucemia era la oportunidad para
ayudarte, no podía correr el riesgo de que la tomaras a la ligera; así que
por eso te dejé con toda tu curiosidad y te traje hasta acá--- señalé el
hospital con mi mano---, al mundo que conocí hace meses y me ha
cambiado la vida; y por lo visto, puede cambiar la de otros jóvenes
también. Discúlpame, Raúl, no lo planeé. Como muchos acontecimientos
que han estado ocurriendo, simplemente tu visita fue obra del destino.
Toma el destino en tus manos amigo, las oportunidades están ahí, de ti
depende tomarlas o dejarlas.
93
---El ángel ya hizo su parte, el resto, será tu elección. Sigue adelante,
amigo--- subí a mi auto y vi como el de él se alejaba.
94
trabajos finales--- en lugar de darme esa excusa hubiera dicho que no
quería verme. Bueno, por lo menos eso pensé.
---No hay problema, será en otra ocasión, me da gusto que estés a punto
de recuperarte completamente...
Nos quedamos callados en la bocina por varios segundos.
---¡Espera, Joseph! Antes de colgar quisiera pedirte que me acompañes
a la iglesia; aunque esté demasiado ocupada, siempre hay tiempo para
el Señor y qué mejor que ir contigo. He ido muchas veces sola en las
últimas semanas--- esas palabras me animaron.
95
---Gracias, tú también luces preciosa--- no le pasó desapercibido mi
reciente corte de cabello con una buena afeitada después de meses de
usar barba.
Tomó sus llaves, me indicó que era hora de irnos. Subimos a mi auto y
nos dirigimos a una iglesia a siete cuadras de su casa; llegamos y los
carros comenzaron a amontonarse tratando de acaparar los mejores
lugares para estacionarse. Por mi parte, elegí uno cercano a la entrada
del templo, lo menos que deseaba era que Danira se esforzara en
caminar con sus muletas.
---Entremos, faltan diez minutos para que inicie el Padre con la misa
dominical, ¡apresúrate, Joseph!--- asentí con la cabeza.
---¡Espera! Te ayudo a bajar.
96
los muchachos se juntan o casan creyendo que la principal razón que los
une es el sexo. Ya no se usa llegar virgen al matrimonio, dice la
juventud; entonces, ¿para qué nos hacemos tontos? Por más que se les
diga a las parejitas de novios que reserven ese momento especial hasta
que su unión sea consagrada por Dios, les entra por un oído y les sale
por otro. ¡Ah! Pero aquí tenemos muy claras las consecuencias:
embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual y un
vacío de pertenencia que baja la autoestima de nuestros muchachos.
97
hablen con su pareja lo más que puedan, creen el hábito de la
comunicación eficaz, ténganse la confianza de compartir sus
sentimientos, gustos, disgustos; y si ya no sienten nada por su
compañero o compañera, también comuníquenlo. Sólo así podrán darle
solución o terminar sanamente la relación, en lugar de destrozarse con
mentiras e infidelidades. Es muy sencillo lo que les pido--- nos miró
fijamente a todos---, me abstengo de darles un sermón 100 % religioso,
les hablo con la experiencia de un ser humano que cree en Dios, pero
consciente de que nos encontramos en un mundo terrenal con
tentaciones. Si vamos a ser víctima de los placeres, hagámoslo con
responsabilidad y madurez, no como ingenuos que hipócritamente nos
asustamos de lo que hacen los demás y a escondidas hacemos
exactamente lo mismo o mucho peor.
El Padre era demasiado acertado, qué caso tenía darse golpes de pecho
y no estar preparado para afrontar las tentaciones con responsabilidad.
Es mejor decir que somos simples seres humanos en búsqueda del
camino, con tropiezos y fallas, en lugar de navegar con la hipócrita
bandera de Santo, que dice serlo con la única intención de criticar a los
demás. El Padre cerró sus palabras:
---Conózcanse y conozcan a su pareja. El hábito de la comunicación es
una valiosa herramienta que les ayudará bastante en su relación, tengan
el valor de hablar y compartir sus verdaderos sentimientos por duros que
parezcan. Es mejor buscar solución a tiempo que luego señalar
culpables y, para finalizar, les pido una sola cosa más: acérquense a
Dios, Él siempre nos está esperando.
98
Danira. Sentí cómo el color se me subió a la cara, ella sonrió y agachó,
pero ninguno de los dos desmentimos a tan excepcional sacerdote.
Terminada la misa, nos dirigimos al auto sin decirnos ni una sola palabra.
Ella se adelantó pues yo no me podía quedar con la intriga de no saber
quién era ese Padre con un estilo tan motivante a mi consideración. Me
acerqué a él y le pregunté:
---Disculpe, Padre, ¿podría decirme su nombre?--- él sonrió y me
observó a los ojos como si quisiera leer algo en ellos, luego respondió:
---Soy el Padre Mundo, ¡encantado de conocerte, Joseph!
Me quedé helado, ¿cómo sabía mi nombre? Si era la primera vez que lo
veía. Le hice saber mi confusión.
---¿Me conoce, Padre? Porque francamente jamás lo había visto---
carcajeó y colocó su mano sobre mi hombro.
---Joseph, el joven Joseph. Tienes razón, tú no me conoces pero a mí
me han hablado mucho sobre ti; ¿acaso piensas que los sacerdotes sólo
estamos en las iglesias? Por supuesto que no, en lo particular visito
mucho los hospitales y hago oración por los enfermos junto a sus seres
queridos, obviamente que voy vestido de civil para no inquietar a los
pacientes y piensen que han traído a un Padre porque van a morir--- las
dudas comenzaron a despejarse---. Y algunas veces te he visto---
continuó---, entrar a la habitación 232 del pequeño Julián. Quizás tú no
me recuerdes debido a que siempre estaba con los familiares de otros
enfermos pero me llamó mucho la atención tu interés por ese niño, así
que me atreví a preguntarle a su madre, Teresa, si eras un familiar
cercano. Ella respondió que no y eso dio pie a que me contara toda la
historia de cómo entraste a sus vidas y luchas junto a ellos por la salud
de Julián. Te felicito, Joseph, ese tipo de acciones demuestran la
verdadera Fe en Dios, más que venir cada domingo sin falta a la iglesia,
aunque algunos se ofendan--- el Padre terminó de apapacharme y sólo
quedaba decirle:
---Gracias, Padre Mundo, en verdad me da gusto conocerlo. Bueno, me
tengo que ir, están esperándome, luego nos vemos en el hospital.
---Ve con Dios, hijo, y que el Todopoderoso ilumine tu camino siempre.
99
---Nada, tan sólo quería conocerlo, me encantó su estilo y sinceridad y,
no me lo vas a creer, hasta resultó conocido de unos amigos--- ella se
extrañó.
---Mmm, creí que le estabas reclamando el comentario que hizo respecto
a nosotros, cuando aseguró que éramos pareja.
100
honestos religiosos, perfectos... ¡imposible encontrarlos! Porque, ante
todo, somos seres humanos.
101
me quería porque me había mandado una enfermedad muy fea, ¿por
qué no me enfermé de gripa o varicela como los otros niños? No, mi
enfermedad se llamaba Leucemia y me podía morir si los doctores
dejaban de atenderme. Muchas veces le pregunté a Diosito que si por
qué yo, hasta había días en los que me enojaba con él por culpa de los
difíciles momentos que nos hacía pasar a mí y a mi mami. Pero ahora
entiendo por qué me enfermé: para poder conocer a mi amigo Joseph---
al leer esas últimas palabras, mis ojos se nublaron por completo, los tallé
y seguí leyendo---. Si no necesitara los soldaditos que tú me das cada
vez que los míos se mueren, nunca nos hubiéramos convertido en
amigos. Yo sería un niño normal y malcriado con mi mamá, por eso
Diosito hizo que me enfermara; pero no me dejó solo, también me
mandó a una persona que me ayudaría sin siquiera conocerme, que se
convertiría en mi amigo y me haría entender lo importante de seguir
luchando. Tú, que no tenías ninguna obligación de ayudarme, estabas
dándome todo lo que estaba a tu alcance, ¿por qué yo, a quien le
estaban salvando la vida, no iba a luchar también? Siempre me has
dicho que es más lo que has aprendido de mí que lo que realmente me
das; pues quiero decirte que no es cierto, antes de que llegaras me la
pasaba dormidito, con el fuerte deseo de nunca más despertar y volver a
sentir el dolor de las agujas y ese líquido que me quema por dentro.
Ahora, no tengo miedo a eso pues sé que es para ayudarme y que es
urgente que me alivie para poder conocer todas las maravillas del mundo
que me faltan por recorrer. Joseph, tú me llevaste al cine y me divertí
como loco, imagina cuando vaya a esas playas y bosques que hemos
visto en los libros que me traes, voy a sentirme como el rey del mundo.
Mi mamá está más tranquila y también es gracias a ti; antes, ella no
dormía por semanas enteras buscando donadores que, algunos, le
pedían dinero por sus soldaditos y mi mami tenía que dárselo porque
sabía que quizás yo no soportaría el tratamiento. No sé quién eres
realmente, Joseph, no eres mi papá, ni mi primo, ni mi maestro de
Kinder, tú sólo me has dicho que estudias para ser alguien en la vida y
que tienes muchos sueños que poco a poco irás realizando. Déjame
decirte que yo también tengo sueños: cuando sea grande quiero hacer
algo por los niños con enfermedades feas, quiero que siempre tengan a
alguien como yo te tengo a ti, Joseph, que los haga sentir valiosos y les
eche porras para que se repongan. No sé cómo le voy a hacer, pero
estoy seguro que cumpliré mi sueño como tú cumplirás los tuyos. Estar
enfermito me limita a no ser como los demás niños, pero ¿quién quiere
102
ser común y corriente? Si me tocó tener Leucemia, voy a luchar contra
ella con tu ayuda y la de mamá, para que cuando esté completamente
curado, sea un niño especial que piense en el sufrimiento de los demás y
no un egoísta que piensa sólo en sí mismo. Eso, Joseph, me lo has
enseñado tú, no con palabras, sino con tus actos, al conocerte me he
dado cuenta que vale la pena vivir en este mundo, por eso me voy a
quedar aquí hasta que Diosito quiera y conoceré a muchas otras
personas buenas como tú. Joseph... Siempre estarás en mi corazoncito,
te quiero mucho, mi gran amigo”.
FELIZ NAVIDAD
Julián.
103
campo laboral de los futuros egresados del Tecnológico. Al término de la
conferencia, el presidente de la asociación clausuró el evento y dio un
mensaje importante.
---La convocatoria de registro de planillas para el cambio de la mesa
directiva de la SAI está abierta a partir del día de hoy, organicen sus
planillas y continuemos con la tradición de los alumnos de ingeniería,
quienes siempre vamos ¡un paso adelante!
104
desde este momento veo un beneficio, tendré más de diez nuevos
amigos.
Cuando terminé de hablar sentí que todos y cada uno de los asistentes
me observaban fijamente, incluso Cintia comentó:
---¡Qué bonito hablas, Joseph! ¿Verdad?--- dijo dirigiéndose a los
demás. El resto apoyó su comentario.
105
Me quedé mirando fijamente el pequeño pizarrón en la pared ideando
una estrategia, hasta que Lila me sacó del trance con un ligero golpe en
la cabeza.
---Anda, Joseph, ya no pienses tanto, nos vemos el viernes, ¿quieres
que te salude a Danira o no?--- fue muy sarcástica.
---Sabes que sí, Lila. Lástima que su carrera no corresponde a la
nuestra, de lo contrario la invitaría a participar--- Lila me vio con una
sonrisa.
---De eso no tengo duda alguna, Joseph, si por ti fuera, la tendrías aquí
sentada frente a ti todo el día--- tocó una silla y reímos.
Eje número 1, los estudiantes: ¿Dónde está escrito que debemos ser
sólo 12 integrantes de la mesa directiva? Propongo que seamos 12 los
responsables de cada área y se integren equipos por cada uno de
nosotros, así multiplicaremos mínimo por cinco a la mesa directiva, lo
106
que se verá reflejado en la votación. Si cada uno jala determinado
número de votos de los estudiantes, mientras más seamos en la
contienda, muchos más votos nos favorecerán en la elección.
107
campaña será el azul. Además de ser un color que en lo personal me
gusta mucho, es el mismo color utilizado por las empresas más grandes
de la región que podrían patrocinarnos, ¿qué les parece amigos?---
nuevamente, el silencio los hizo reflexionar un momento. A los segundos,
acordaron y aprobaron todas y cada una de mis propuestas; la verdad,
me sentía genial, como pez en el agua.
Finalizó la reunión, cada uno tenía una tarea asignada en pro de los
objetivos planteados, éramos un equipo muy diverso, creo que eso lo
hacía excepcional. Si somos auténticos y tratamos de aportar al equipo
lo que dominamos, se hace una combinación de talentos que sin duda
nos llevará a la victoria. Se rumoraba que saldrían dos planillas más, una
roja y otra amarilla. Sus nombres de campaña eran Idem--- que al
parecer significaba lo mismo, y era la planilla favorita de la SAI saliente---
y Radicales, respectivamente. En la planilla Idem se habían agrupado
estudiantes que parecían cortados con la misma tijera, se podía decir
que eran “los fresas” de la escuela que no simpatizaban con muchos,
pero contaban con el capital suficiente para dar una buena batalla
gracias a los patrocinios que obtendrían de las empresas de sus padres.
Por otro lado, los Radicales hacían honor a su nombre, era una planilla
que salió por el hecho de dar la contra, sus integrantes eran estudiantes
con muchos años en el Tecnológico, los comúnmente llamados “fósiles”
y quienes no se perdían ni una sola borrachera. A los Radicales les
gustaba el relajo, pero se caracterizaban por ser flojos y criticones a las
políticas establecidas por la institución. La Alianza Celeste no obtendría
la victoria tan fácilmente, su fortaleza se sustentaba en la diversidad de
sus integrantes, aun así, nada estaba escrito para ninguna de las
planillas contendientes.
Tres días antes del registro, decidimos elegir a los que ocuparían los
principales puestos en caso de resultar victoriosos. En el salón donde
acostumbrábamos reunirnos, hicimos la votación correspondiente para
Presidente, Vicepresidente y Tesorero.
---Esperamos ser lo más objetivo posible, debemos elegir a las personas
que puedan con el paquete, no a nuestros amigos o compadres. Está en
juego el destino de los estudiantes del Tecnológico y no podemos darnos
el lujo de tomarlo a la ligera, lo que decidamos hoy, será casi el 50 % de
nuestra victoria o derrota--- Lila se encargó de dejar bien en claro los
108
propósitos del proceso, votaríamos de manera secreta y sin posibilidad
de hacerlo por nosotros mismos, debíamos votar por alguien más.
109
maravillar por los talentos que Dios le dio, sino todo lo contrario, los ha
usado de forma natural por el bien del equipo colocándose al frente,
como los verdaderos líderes, en los cañones del enemigo, no detrás de
su gente utilizándola como escudo. Estamos muy jóvenes aún--- ella
prosiguió--- y nos falta mucho por aprender; también le pido a nuestro
Presidente que comparta con nosotros esos secretos que hacen su
mirada diferente a la de todos los demás, con un brillo especial que nos
hace creer que nada es imposible y podemos alcanzar hasta el sueño
más lejano si nos lo proponemos--- Lila respiró profundamente para
concluir---. Y una última cosa, enséñanos a vivir con tanta pasión como
tú lo haces; en donde no hay tareas pequeñas, sino grandes
aprendizajes y donde cada día, parece ser el último de la existencia. Eso
es lo único que te pido... Joseph, ¡nuestro Presidente de la Alianza
Celeste y para quien pido un fuerte aplauso!
Sentí una corriente de vida por todo mi cuerpo, desde el cabello hasta la
punta de los pies. Abracé a cada uno de mis nuevos amigos y
compañeros de lucha. Terminé con Lila y solamente dije alzando mi
puño:
---¡Gracias, obtendremos la victoria!
110
completamente, este desfavorable acontecimiento retornaba su temor de
perder a su pequeño hijo.
---Teresa, calma, no te preocupes, mañana me haré los estudios; me he
mantenido sano y libre de cualquier cosa que pudiera excluirme como
donador. Pasado mañana Julián tendrá mis plaquetas y se recuperará de
una buena vez por todas, solamente te pido que tengas Fe--- guardé
silencio por un momento y apreté con la mano el crucifijo de madera que
colgaba en mi pecho---. Siento que algo está por suceder, lo siento en mi
corazón.
Así lo hizo, pero olvidó abrir la válvula del flujo de retorno de sangre, por
lo que cuando se percató, la abrió sin la menor delicadeza.
---¡Ay!--- se me escapó un grito por el intenso dolor que sentí en la vena
de mi brazo--- ¿Qué ocurre señorita? Jamás se había complicado tanto y
mucho menos había tenido dolor.
La máquina se detuvo por sí misma, haciendo un extraño ruido que
indicaba que algo andaba mal.
---Parece que es el retorno de sangre--- murmuró la enfermera---, debe
estar obstruida o mal perforada la vena.
Extrajo la enorme aguja de mi brazo y la volvió a introducir en otra vena
que había localizado. El dolor no cesaba y la máquina volvió a apagarse.
111
---Disculpe señorita, le pido de favor que no se vaya hasta que todo
marche bien. Necesitamos extraer mis plaquetas sin más
complicaciones--- la enfermera seguía sin comprender lo que realmente
pasaba.
112
---Se corre el riesgo de que entre aire a tu sangre y se provoquen daños
en el cerebro o el corazón a causa de un tipo de trombosis, ocasionada
por el vacío en la sangre--- en cuanto escuché eso, inmediatamente
ordené:
---¿Y qué espera para quitarme todo esto? A que me pase algo para
decir que sí falló la máquina. ¡Por algo se apaga, tiene un problema!--- la
regañé sin piedad--- Métase esto en la cabeza señorita: nada es infalible
y hay señales que nos indican que las cosas andan mal. No vuelva a
cometer el mismo error porque le puede costar una vida.
Todo indicaba que estaba a punto de irme, por más que ese hubiese
sido mi deseo, no podía hacerlo; Julián necesitaba urgentemente mis
plaquetas. Tantos meses de lucha no serían tirados a la basura por un
poco de sangre derramada.
---Disculpe, Doctora, ¿está insinuando que me puedo ir sin que hayan
extraído las plaquetas que un pequeño niño con Leucemia necesita?
---Claro que sí, Joseph, tú no tienes ninguna obligación, cumpliste con el
hecho de estar aquí y si el proceso falla no es culpa tuya--- miró a la
reprendida enfermera---. ¿Imagino que no querrás sufrir más piquetes de
aguja? Además, tus venas quedaron muy lastimadas.
113
Respiré profundamente tratando de tranquilizarme, Julián me necesitaba
completamente cuerdo y no cegado por la ira. Calmado, pregunté a la
doctora:
---Hay otra máquina de aféresis ¿verdad? Recuerdo que hace cinco
meses escuché que la habían solicitado por la demanda en aumento de
plaquetas para los pacientes con Leucemia--- gracias a Dios en una de
mis tantas visitas al Banco de Sangre escuché una conversación que me
dio esa información.
---En efecto, en el cuarto del fondo tenemos la nueva máquina. ¿Estás
seguro que quieres continuar con el proceso? Lo más probable es que te
queden marcas muy feas y moretones que no podrás ocultar. Sin
mencionar el dolor--- miré fijamente a la doctora y le contesté:
---¡Y qué son unos moretones comparados con la vida de Julián!
Apresúrese, el tiempo es oro.
114
disciplina y el amor propio y al prójimo. Tan sólo cuando comprendamos
eso, nada, absolutamente nada podrá detenernos. Joven no es aquel de
corta edad, porque cuántos jóvenes viejos hay que han perdido su ideal
y prefieren cómodamente navegar a voluntad de la corriente. Joven es
aquel que tiene sueños, que lucha por ellos aunque deba navegar contra
la corriente; y sólo al momento de unirnos los verdaderos jóvenes,
tendremos el cambio de la sociedad en nuestras manos.
---Ya puedes irte, Joseph. Recuerda que no debes cargar nada pesado
dentro de tres días, por las complicaciones que hubo--- sentía dormidos
ambos brazos.
115
hubiera tenido a mi hijo por tanto tiempo y, sobre todo, tan feliz como tú
lo has hecho. Gracias, Joseph, muchas gracias…
116
estudiantes de ingeniería por el simple hecho de acercarse. En
respuesta, convoqué a junta ya que percibí alterado a mi equipo.
---Bien, jóvenes, el motivo de la reunión es analizar a nuestro
contrincante y seguir adelante con la campaña con mucho más ánimo
que antes--- Paola pidió la palabra.
---Pienso que deberíamos sacar el fondo de reserva y contratar un grupo
musical más económico que el de Idem. No podemos dejar las cosas
así, ¡se nos están yendo votos!--- en cuanto terminó, quiso hablar
Alfonso.
---No estoy de acuerdo, pienso que es mejor dar regalos a los
estudiantes, no tan caros como los que está dando Idem, pero sí la
mayor cantidad que podamos aunque nos acabemos el fondo.
Nadie dijo una sola palabra, fue como si mi mensaje hubiera despejado
sus temores y comenzaran a pensar nuevamente, evitando dejarse llevar
por impulsos emocionales.
---Y además, querido equipo que integra la orgullosamente llamada
Alianza Celeste, en lugar de ver su estrategia como ataque, usémosla
117
para nuestro beneficio. Cientos de estudiantes ya se percataron que
existe una contienda por la SAI gracias al alboroto que hizo Idem, pero
un alboroto sin propuestas efectivas; ahora si seguimos con nuestro plan
de campaña, será más fácil convencer a esos nuevos estudiantes
atentos a la contienda y que, seguramente, se verán identificados con
nuestras propuestas.
Una vez que la paz volvió al equipo, Lila, la vicepresidenta, quiso decir
unas palabras:
---Lo que comenta Joseph es muy cierto, después de haberlo
escuchado me siento tranquila y con más deseos por salir a la batalla.
Déjenme decirles que no nos equivocamos al elegirlo como presidente
de la Alianza Celeste, o mejor dicho, como Líder de este gran equipo.
Lila me abrazó y dio un beso en la mejilla, aprovechando para decirme al
oído:
---Pregunta Danira que si puedes ir a su casa mañana por la tarde, tiene
muchas cosas que platicar contigo, ¿le digo que sí vas a ir?--- ese
susurro me tomó por sorpresa.
---Dile que trataré, Lila.
Antes de terminar con la reunión, informé que el video de campaña
estaba listo y di indicaciones de los salones claves para mostrarlo.
También la mascota haría su aparición dentro de una semana y la
presentación oficial de las propuestas estaba a menos de cinco días.
Cerré la reunión con un último mensaje:
---Amigos, no permitamos que los sucesos del exterior determinen lo que
hagamos aquí dentro como equipo. Es mucho mejor que aquí dentro,
como un equipo sólido, decidamos lo que va a suceder en el exterior. A
eso, se le llama confianza y disciplina, nunca lo olviden.
Los esfuerzos de la Alianza Celeste rindieron sus frutos. A los pocos días
los estudiantes se convencían de la calidad de nuestro equipo y
criticaban a la planilla Idem de fanfarrones debido a la gran cantidad de
dinero gastado en su campaña, salido obviamente de las empresas de
sus padres. Todo lo anterior se sumaba al comportamiento elitista que
denotaban sus integrantes; si alguien no los apoyaba, se mostraban
ofensivos insultándolos como descerebrados y con mal gusto por
escoger a las planillas que no podían ni financiar una buena fiesta. Esa
actitud los hizo caer de las preferencias de hasta sus propios amigos, a
quienes los trataban con prepotencia al verse casi derrotados en la
118
contienda. Carlos, un muy buen amigo de Alex, el presidente de Idem, se
me acercó en una ocasión mientras desayunaba en la cafetería.
---Tú eres, Joseph, ¿verdad?--- asentí con la cabeza---, vengo a pedirte
algo--- me sorprendió---. Como has de saber, soy amigo de tus
contrarios, aunque a ti no te guste llamarlos así; pero bueno, ese no es el
punto. El motivo de acercarme es para pedirte que ganes la contienda,
he visto tu humildad combinada perfectamente con tu capacidad de
liderazgo, esa mirada que tienes cuando hablas y expones tus ideas,
¡cielos! Das una confianza que pocos, óyeme, muy pocos logran con
simples palabras. También he visto cómo tratas a tu equipo, estás
siempre al frente de ellos, protegiéndolos y guiándoles, en lugar de estar
detrás empujándolos y cubriéndote para no recibir golpes. Ignoro cuál
sea tu pasado, Joseph, sólo he escuchado que en menos de un año has
transformado tu vida completamente y has dejado de ser un chico común
para convertirte en el líder que muchos deseamos ser--- Carlos miró su
reloj y continuó---. No deseo quitarte mucho tiempo pues veo que estás
desayunando, sólo quiero decirte que una vez que termine esta lucha por
la Sociedad de Alumnos de Ingeniería, puedes contar conmigo para
cualquier proyecto. Si también quiero convertirme en un líder debo
rodearme de los mejores; y tú, Joseph, eres el mejor que he visto. Sigue
avanzando, que el ego no te haga caer, porque líderes egocéntricos hay
muchísimos; pero líderes humildes, de esos tenemos hambre. Sigue
adelante, Joseph, tu juventud no es un obstáculo, al contrario, es signo
de admiración y respeto.
119
viejitos y no tengamos fuerzas ni para levantarnos? No, Carlos, me niego
a ello y te invito a que te niegues también; tuve la dicha de que Dios me
mandara un ángel que cambió mi vida. Si estás interesado en conocer la
causa que me impulsó a ser como soy ahora, por favor, no faltes al
debate de planillas, ese será el lugar donde mil jóvenes conocerán la
importancia del primer valor universal: El amor.
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¿ves qué sencillo es? Publicidad gratis--- mi amiga sonrió y puso su
mano sobre mi hombro.
---Ay, Joseph, tú tienes una buena solución para todo. Está bien, confiaré
en ti.
Pude notar el cambio de ánimo en las caras de mis atentos oyentes, tal
vez debí concluir la reunión en ese momento; sin embargo, tuve un
fuerte deseo de compartir algo que aprendí mientras leía hasta la
madrugada, en esas noches de insomnio y dolor, donde mi único alivio
era leer o escribir lo que sentía por dentro.
---Antes de terminar y seguir con nuestra exitosa campaña, quiero
compartir con ustedes algo más. A lo mejor es muy fácil hablar de
disciplina, pero alcanzarla requiere de un constante esfuerzo que puede
durar incluso años. Permítanme mencionarles a Gandhi, el líder hindú
que con una revolución pacífica logró la independencia de su amado
país: La India. No fue nada fácil para él y no lo logró en un año o dos,
sino en muchos años de lucha sin armas, donde en lugar de asesinar a
los opresores, trató de llegar a la conciencia de su propio pueblo, de
quienes los sometían y del mundo entero, detonando así una bomba
121
ideológica que liberó a La India del imperio de Inglaterra. Disciplina, ese
fue el secreto de Gandhi junto a un profundo amor por su gente; él
pasaba semanas enteras ayunando por su causa, en uno de esos
ayunos casi perdía la vida, pero no la esperanza. Cuando la gente no
creía en él, su autodisciplina lo ayudó a no desesperarse y abandonar el
barco que había zarpado rumbo a la libertad de su pueblo; también, al
momento de ser agredido físicamente por sus enemigos, él no levantó un
sólo dedo en su contra, en cambio, les mandaba bendiciones y
declaraba públicamente el amor que sentía por ellos. Y esperaba que
Dios los iluminara para que pudieran ver los errores que cometían al
someter a un pueblo tan noble como La India.
Una semana antes del debate entre los presidentes de las tres planillas
registradas ante la SAI, salí a las nueve de la noche de mis clases de
ingeniería. Dejé mi auto fuera del estacionamiento porque llegué a las
siete de la tarde y a esa hora, por lo general, no hay lugares disponibles,
ni siquiera a las afueras del Tecnológico por la inmensidad de autos que
ocupan todos los espacios. Viéndome en esa situación, estacioné mi
camioneta a dos cuadras de distancia, fue el lugar más cercano que
pude encontrar. Rumbo a mi auto al término de la clase, me topé con
122
Héctor--- el presidente de los Radicales--- en una parte muy oscura por
la que tenía que atravesar forzosamente.
---Que tal, Joseph, ¿cómo estás? No deberías andar solo por lugares tan
ocultos, algo te podría pasar ahora que eres tan famoso--- de esa
manera me abordó.
Lo miré fijamente, parecía como si tratara de atemorizarme.
---¿Qué quieres, Héctor? Cuando intenté hablar contigo para llevar la
competencia en paz siempre te negaste, decías que me veías como
enemigo y si hablabas conmigo, traicionarías a tu equipo.
Héctor era uno de tantos fósiles del Tecnológico, contaba con más de 30
años de edad, 10 de los cuales los había invertido en sus estudios
universitarios que, a decir verdad, no tenían para cuando terminar.
También se caracterizaba por ser conflictivo con los maestros y renegar
de las políticas de la escuela. Más de una ocasión, lo vi haciendo
escándalos en las fiestas que organizaba la SAI, obviamente bajo los
efectos de mucho, pero mucho alcohol.
---Quiero proponerte un trato, Joseph. Espero, por tu bien, no lo
rechaces.
123
fuerte golpe en el estómago que me sacó el aire. Mis opresores me
reincorporaron. Viendo de frente a Héctor, me confesó:
---Jamás había tenido tantas ganas de pegarle en la madre a alguien
como a ti, Joseph, te detesto de verdad--- me atestó un fuerte golpe en la
cara que reventó mis labios, dejando fluir la sangre sobre mi barbilla
hasta el cuello. Nuevamente me reincorporaron, escupí el exceso de
sangre para poder hablar.
---Eso que sientes, Héctor, esa ira descontrolada hacia mí tiene nombre:
se llama envidia. No me conoces, así que no puedes odiarme. Deja de
preocuparte por lo que hago y empieza a atender tus asuntos. Si sientes
que te estoy robando algo, el triunfo por la SAI, es porque estuve
dispuesto a pagar el precio que ello requiere. No me cayó del cielo, ni
por coincidencia los estudiantes creen en mí, todo eso tiene un
trasfondo, tiene un compromiso conmigo mismo, un compromiso de auto
superación constante. La vida es un juego que tú decides cómo jugarlo:
con las cartas que se te han dado y sacándoles el mayor provecho con
optimismo o virando hacia las cartas de los demás y deseándolas;
poniendo excusas que te va mal en la vida porque Dios no te dio las
cartas que hubieras querido para jugar el juego de la vida.
124
segundo, la playera azul que usaba con los logotipos de la planilla
estaba bañada en sangre. No podía llegar así a mi casa pero tampoco
debía demorarme mucho en tratar de curar mis heridas, por lo que tomé
una decisión: “iré a casa de Danira, me encuentro a tan sólo tres cuadras
de distancia”. Y así lo hice.
Inmediatamente tomó mi mano y jaló hacia adentro, con una seña indicó
que me sentará en el sofá de la sala mientras ella hurgaba en el botiquín.
A los pocos minutos regresó con gasas, yodo y unos desinflamatorios; se
sentó a mi lado. Humedeciendo una gasa en agua y yodo disuelto,
comenzó a limpiarme el rostro.
---Ahora sí, Joseph, cuéntame qué fue lo que pasó exactamente.
¿Trataron de asaltarte acaso?--- las tiernas manos de la mujer que
amaba adormecían mi piel, como por arte de magia, el dolor cesó y mi
atención se centró en contemplar su belleza; en realidad, habían pasado
muchos meses desde que no la tenía así, tan cerca, casi respirando su
mismo aire y, en ese instante, sintiendo el rose de su piel y el perfume de
su cabello.
---Preferiría no hablar de ello, Danira, pero te estás tomando tantas
molestias que no me parece justo dejarte intrigada. Te lo voy a decir con
una sola condición.
---¿Cuál, Joseph?--- preguntó alzando la ceja.
---No se lo comentes a nadie, por favor. No quiero que pase a mayores
ni crear una revuelta--- ella me miró de una forma que me recordaba
aquellos momentos en los que nos estábamos conociendo y en los que
creí que ella también sentía algo por mí.
---Te lo prometo, Joseph, no diré ni una sola palabra si ese es tu deseo.
125
Saqué de una pequeña caja dos desinflamatorios y me los tomé con el
agua del vaso que estaba en la mesa de la sala, retiré las gasas de mi
labio superior y empecé con el relato.
---Esto no debió haber sucedido, fueron Héctor y sus amigos, los
integrantes de la planilla los Radicales. Se tomaron muy en serio la
cuestión de la contienda, que debe ser un espacio de sana competencia
para los estudiantes, no una actividad para dividirnos y meternos en
problemas. Sucedió hace una media hora, cuando salí de clase e iba
hacia el auto. En una calle oscura me abordaron y amenazaron para que
declinara a la presidencia de la SAI. Obviamente me negué, por lo que
empezaron a golpearme tratando de hacerme cambiar de parecer.
Gracias a Dios, pude sacar fuerzas y zafarme de la lluvia de golpes, corrí
lo más rápido que pude y veme aquí, quitándote el tiempo curando mis
heridas. ¡Ah! ¡Qué cosas tiene la vida!
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había tenido distantes uno del otro. Esa brevedad, no puedo describirla
con palabras, pero no importa, ese momento lo hicimos nuestro para
siempre.
Algunas veces quería denotar que yo era uno más de sus tantos amigos,
pero en contadas ocasiones, abría su corazón y mostraba sus
verdaderos sentimientos que no eran muy diferentes a los míos; de
hecho, cualquiera diría que ella estaba tan enamorada de mí como yo de
ella.
---¡Ya basta de estar jugando, Danira!--- le reclamé--- Sabes muy bien a
qué me refiero. Siempre ha sido lo mismo desde que nos conocimos, ¿a
qué le temes tanto? Ya te lo dije y lo vuelvo a repetir: ¡Te amo!--- ella se
sintió más incómoda que de costumbre, me daba mucha pena ser tan
contundente pero la angustia de no saber lo que ocurría realmente
estaba matándome.
127
En otras circunstancias, jamás me hubiera atrevido a poner las cartas
sobre la mesa; gracias a mi nueva forma de tomar la vida, era mayor mi
temor a perderla por mis inseguridades que de una buena vez si no me
amaba realmente. Entendería que su comportamiento fue un simple
juego adolescente.
---Discúlpame por esta situación, el que te ame no me da derecho a
exigirte absolutamente nada, menos a que me ames también por mucho
que me duelan tus rechazos inesperados--- al decir eso, me levanté de
mi asiento---. Lo que me tiene aquí, parado frente a ti, es lo que siento
que tú sientes por mí cuando quitas esas ataduras y máscaras que
insistes en mostrarme. Es como si fuera el cuento de Cenicienta. Eres mi
princesa una noche, pero después de determinada hora, te conviertes en
alguien que estoy seguro no eres tú; y me castiga con su indiferencia.
¿Por qué, Danira? ¿Por qué?--- froté mi cabeza en señal de
desesperación.
Ella estaba acorralada, fui demasiado directo, así tenía que ser. Mi
corazón estaba a punto de explotar por tanta incertidumbre.
Permanecimos callados, hasta que Danira rompió el silencio.
---Joseph, no sé de qué me hablas. Bueno, confieso que sí me he
sentido atraída hacia ti en varias ocasiones, pero hasta ahí. Acabo de
terminar con mi novio...
---Sí, ya lo sé, hace dos meses--- la interrumpí muy groseramente.
---Te repito, Joseph, acabo de terminar con mi novio y fue algo muy
doloroso. Creí que nunca lo dejaría por la manera en que se fue dando la
relación. Derramé muchas lágrimas, no imaginas cuánto he sufrido y
seguiré sufriendo por el resto de mi vida--- cuando escuché eso último,
agachó la mirada y noté que una profunda pena la invadía.
---¿Por el resto de tu vida?--- le pregunté dolido---. Eso significa que
sigues enamorada de él. Entonces, ¿por qué terminaste la relación?---
Ella hubiera preferido no contestar, pero ambos sabíamos que
estábamos en el momento que nos definiría.
---¡Porque no lo amo! Desde hace tres años, nuestra relación duró cinco,
pero... No, no lo entenderías.
---Para eso estoy aquí, para tratar de entender--- se secó una lágrima y
dirigió sus pasos hacia la puerta, abriéndola.
---Perdona que te pida que te vayas, Joseph. No resisto más, lo que
pasa entre nosotros no lo puedo explicar. Seremos simplemente amigos
o nos dejamos de ver para siempre, la decisión es tuya. Aquí estaré
128
cuando quieras un abrazo, una palmada en la espalda o una sincera
oyente de tus penas; pero hasta ahí, espero quede claro.
A decir verdad, quedé peor que como llegué. Fui hacia la puerta y me
despedí de ella con un beso en la mejilla, diciéndole:
---¡Cuídate mucho… Mi princesa!--- salí de su casa, encendí el auto y
arranqué con la intención de nunca, ¡nunca regresar!
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rápida y me agarró descuidado, estaba de espaldas imagínate. Gritó:
¡cuidado Joseph! Ingenuamente volteé y la bola de béisbol golpeó justo
en mi boca y el resto es historia. De buena suerte que no se me cayó
ningún diente.
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Entré a la dichosa habitación 232 y vi a Julián jugando con un carrito de
plástico. Lucía muy bien, vestía un overol de mezclilla que hacía juego
con un sombrerito redondo que ocultaba su cabecita calva. En cuanto
me vio, corrió hacia mí gritando.
---¡Joseph, viva!, éste sí va a ser un buen cumpleaños. Gracias, Diosito,
por prestarme este día a mi amigo--- se abrazó de mis piernas y lo alcé
en brazos; le hice cariños en su peculiar nariz chata y pregunté:
---¿Quieres verme hablar frente a mil jóvenes en el teatro de la ciudad?--
inmediatamente respondió.
---Sí, quiero aprender de ti, porque cuando sea grande voy a llevar mi
mensaje a muchos, muchos niños con Leucemia y a sus padres; y tengo
que saber hablar ante miles y miles de personas--- su entusiasmo me
conmovió.
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Al momento que el presidente hablaba, Héctor estaba sentado junto a
mí, muy incómodo para mi ver; creo que sentía remordimientos por lo
ocurrido una semana antes, quiso aligerar las cosas diciéndome:
---Lamento mucho lo que pasó, Joseph, tenías razón, estaba viviendo
tras la máscara de mis miedos. Gracias a tus palabras, creo que
encontraré mi camino como al parecer tú has encontrado el tuyo. Te
deseo lo mejor y si alguna vez necesitas de mí, cuenta conmigo---
coloqué mi mano sobre su hombro en señal de que aquel suceso estaba
olvidado y que agradecía su sinceridad y disposición para iniciar una
amistad con mi persona.
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aprendido que somos lo que decidimos ser: triunfadores o excusadores.
Yo era un excusador puesto que a todo le ponía una excusa, pero desde
hace una semana he decidido empezar el camino para ser triunfador y le
doy las gracias al joven triunfador que me habló sin temor, invitándome a
tomar esta decisión. Estoy seguro que el camino no será fácil y tendré
que hacer un gran esfuerzo, he desperdiciado muchos años de mi
juventud en tonterías; pero eso no importa ahora, porque ya inicié el
camino.
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Los ojos de Teresa se abrieron como si hubiera visto a un fantasma, por
mi parte me puse en cuclillas y le extendí mi mano a Julián para ayudarle
a subir por el frente del escenario, en lugar de hacerlo por las escaleras.
El pequeño, aunque estaba un poco confundido, confiaba tanto en mí
que no se demoró en atender el llamado y con un salto, alcanzó mi mano
extendida y subió al escenario. Al estar parado frente a tanta gente, el
niño valiente se sintió algo intimidado por lo que se abrazó de mi pierna
izquierda. La escena era más que conmovedora, todos los asistentes
hicieron ese peculiar sonido que acompaña a la ternura. Una vez que
Julián se sintió más en confianza, continué con mi discurso.
---Él es Julián, un niño que hoy cumple siete años y, desde antes de los
seis, está enfermo de Leucemia. Es la bendición más grande que Dios
me ha enviado hasta el momento. Gracias a él, me he encontrado a mí
mismo, a Dios y a la gente con la que comparto la vida. No sé si fue
coincidencia que nos encontráramos o estaba escrito en el destino, el
hecho es que sucedió y nos unimos en una Alianza por su Vida. Juré
convertirme en su donador de sangre y plaquetas para que pudiera
resistir los duros tratamientos y que nunca le iba a fallar. Él--- le froté la
cabeza suavemente con mi mano---, prometió nunca rendirse y luchar
hasta el final para verse curado. Los doctores le daban unos meses
cuando lo conocí. Ahora, a casi un año de habernos encontrado,
estamos a punto de ganarle la batalla a la Leucemia; pero para eso han
sido necesarias las “Cinco D del éxito” que voy a compartirles,
esperando que les sean tan útiles en su vida como lo han sido en la
nuestra.
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amigos, descuidar clases u horas de diversión; en otras palabras, me
decidí a hacer lo necesario para contribuir a salvar la vida de Julián.
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entra la maravillosa y quinta D del éxito: DIOS. Una vez que hemos
hecho todo lo que está a nuestro alcance como seres humanos y
demostrado que lucharemos hasta el final por alcanzar ese anhelo tan
profundo que nos ha permitido escalar por las primeras cuatro D, es en
ese momento donde entra la poderosa mano de Dios que todo lo puede.
Tan sólo necesitamos tener Fe y paciencia, porque lo imposible, Él lo
vuelve posible; pero sólo en este místico orden: primero trabajamos
nosotros y luego Él nos da la recompensa. Julián no está curado
completamente, como ya lo dije. Pero lo estará, de eso estoy seguro.
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Un mar de jóvenes salió del teatro, unos riendo, otros pensativos y unas
cuantas secándose las lágrimas que de seguro les provocó el haber
escuchado a Julián. Por mi parte, fui con Teresa quien me dio un fuerte
abrazo.
---¡Felicidades, Joseph! Eres un chico muy especial y te agradezco que
además de todo lo que le has dado a mi hijo, también le regales este
maravilloso ejemplo. Dios te bendiga siempre--- como de costumbre, le
agradecí e hice notar que era un gusto para mí convivir con su bebé.
Les pedí que aguardaran en la entrada del teatro para continuar con el
plan de celebración por el cumpleaños de Julián.
---Los veo en un minuto, antes de irme tengo que buscar a alguien.
Joseph:
A tu lado he aprendido que los sueños se vuelven realidad, que son
alcanzables aunque el camino parezca muy duro, como sólo tú pudiste
haberlo hecho notar: primero hacemos todo lo posible como seres
humanos y luego Dios hará el resto... Hermosas palabras, ¿verdad? Me
dan una esperanza que no te imaginas cuánto necesitaba. Ahora confío
en Dios más que nunca gracias a ti: Joseph, mi gran amor.
Danira.
137
No lo podía creer, mi amor Danira confesaba lo que siempre aseguré:
que estaba completamente enamorada de mí. Sentía tanta felicidad que
quería abrazarla y jamás soltarla, llenarla de besos y decirle mil y un
veces: “Te amo”. Sin querer, me di cuenta que algo estaba escrito al
reverso de la hoja de papel que me había hecho tan feliz. Volteé la hoja y
dispuse a leer las misteriosas líneas, también escritas con la letra de
Danira:
Joseph:
Quizás no me entiendas, pero que te ame no significa que podamos
estar juntos, hay una parte de mí que no conoces y no puedo cambiar
por el momento; sin embargo, como ya te lo dije, gracias a ti he
recuperado las esperanzas. Voy a luchar hasta el final y, si Dios así lo
quiere, luego estaremos juntos; pero por el momento no, es imposible.
Te lo pido de favor, Joseph, no me busques más, no trates que lo
nuestro vaya más allá de una bonita amistad; no lo soportaría. Confía en
mí y ten Fe, lo único que quisiera en este momento es estar junto a ti,
pero no puedo, así es la vida, ya lo comprendí. Sigue adelante, Joseph,
muéstrale al mundo que tan alto puedes llegar, porque tienes alas.
Danira.
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El lunes próximo se llevaron a cabo las votaciones, estaba prohibido
hacer proselitismo ese día, pero eso no impidió que estuviésemos 100 %
pendientes de que el proceso se llevara limpiamente. Aunque algunos de
los integrantes de la Alianza Celeste se sentían muy confiados, siempre
les remarqué la importancia de estar preparados para todo y conservar la
humildad. Festejar y alegrarnos en caso de obtener el triunfo, mas nunca
perder la humildad. Las votaciones se cerraron a las cinco de la tarde, el
presidente de la SAI saliente, Alex y yo, nos dirigimos con las urnas
llenas a la oficina del coordinador de la carrera de ingeniería, él daría
legalidad y el triunfo a la planilla que obtuviese el mayor número de votos
efectivos. Abrimos la primera urna y empezamos el conteo, todos los
integrantes de las planillas estaban afuera nerviosos, esperando el
resultado. En un inicio, por cada voto para la Alianza Celeste, había un
voto para Idem y uno que otro para los Radicales que, como lo hizo
saber Héctor en el debate, habían declinado. Fue cuando abrimos la
segunda urna el momento en que la felicidad comenzó a invadirme, por
cada voto para Idem, había cuatro para la Alianza Celeste y así se
mantuvo en la tercera, cuarta y quinta urna. La victoria era nuestra, la
Alianza Celeste había logrado el objetivo a pesar de las dificultades. El
coordinador de ingeniería exclamó:
---Está más que claro, la planilla azul ganó. Y tú, Joseph, eres el nuevo
presidente de la Sociedad de Alumnos de Ingeniería. ¡Felicidades!--- me
dio un fuerte abrazo---. Y felicidades para ti también Alex, excelente
contienda, muy acalorada, creo que el Tecnológico jamás había
experimentado tanta pasión en este tipo de competencias. Sigan
adelante muchachos.
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abiertas para todos aquellos que quieran hacer equipo con nosotros---
terminé de hablar y aplaudimos en señal de estar unidos como jóvenes.
Lila fue quien concluyó tan emotivo momento.
---¿Y qué estamos esperando? ¡Vamos a celebrar!
Fue la mejor SAI desde su fundación, el equipo iniciado por una simple
planilla de nombre Alianza Celeste creció y logró su principal objetivo:
unir al estudiantado del Tecnológico. El trabajo era duro pero
reconfortante, más cuando los mismos estudiantes se nos acercaban y
decían:
---Excelente trabajo, sigan así, estamos convencidos de que no nos
equivocamos al votar por ustedes.
Líder juvenil, no tengas miedo de ser superado, no, que eso te estimule a
ser mejor cada día. Cuando te hayas estancado y creas que has llegado
a tu más alto límite, entonces sí asústate, ¡atérrate! Porque el ser
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humano no tiene límites y si tú te has limitado a ti mismo, tendrás que
regresar a tomar asiento junto a la multitud, a ser un espectador más y
no un valiente protagonista de la vida.
Una noche antes de que entregaran los resultados de Julián, fui por él al
hospital y lo llevé a la iglesia para pedirle al Señor que erradicara de una
buena vez su terrible enfermedad. El pequeño se veía sano, sin ningún
indicio del cáncer que por tanto tiempo lo atacó. Entramos por la puerta
principal de la iglesia, nos sentamos frente a un enorme Cristo
crucificado y ensangrentado por sus heridas. En cuanto nos
acomodamos frente a Él, Julián preguntó:
---¿Ese señor es Diosito, Joseph? Se ve que está sufriendo mucho,
como cuando yo estaba muy enfermo antes de conocerte--- con sus
palabras mis ojos se humedecieron. Los tallé y contesté a mi valiente
ángel.
---No Julián, él es sólo una imagen del hijo de Dios que fue enviado hace
muchos años para salvarnos. Con esta representación tratamos de
nunca olvidar que Jesús, el hijo de Dios, dio su vida como muestra del
enorme amor que su Padre y Él sienten por nosotros--- Julián se interesó
aún más con mi relato.
---Entonces, ¿dónde está Dios, Joseph?--- puse mi mano derecha
extendida completamente en su diminuto, pero fuerte pecho.
---Está aquí, Julián, dentro de ti, en lo más profundo y bello de tu ser. Por
esa razón, cuando lo llamaste, Él te escuchó; a diferencia como sucede
con muchos de nosotros, que Él nos llama pero no lo escuchamos. Dios
está dentro de ti, Julián, tú eres su templo más sagrado y maravilloso
porque, déjame decirte, Él te hizo con sus propias manos con todo el
amor que te puedas imaginar.
Julián se sorprendió con todo lo que le decía, pero aún le quedaba una
duda.
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---¿Y a qué hemos venido aquí, Joseph?--- bajé la mirada y cerrando los
ojos contesté su pregunta.
---Para pedirle a Dios, desde tu interior, del mío y del de todas las
personas que han pisado las iglesias del mundo entero, ¡qué te sane,
Julián! Porque solamente Dios puede hacer ese milagro.
El Padre Mundo nos pidió que nos tomáramos de las manos y oráramos
por el milagro para Julián.
---Este es el momento en el que el Señor tiene puestos los ojos fijamente
en este pequeño valiente que no desistió en su batalla por la vida, sólo
nos queda aguardar su decisión y esperamos que sea la que reina en el
corazón de todos nosotros--- el Padre agachó la mirada y comenzó a
orar, nosotros hicimos lo mismo. Cuando pasaron diez minutos, el Padre
Mundo le pidió al doctor:
---Ya puede abrir los resultados, por favor.
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---Joseph, quisiera que abrieras el sobre y fueras el primero en ver los
resultados--- hice caso a su petición, así que me acerqué y tomé el
sobre.
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Julián y Teresa regresaron a su casa en La Paz, Baja California Sur.
Querían compartir el milagro con todos sus familiares y amigos cercanos.
Aunque los resultados mostraron que Julián estaba sano, los doctores
recomendaron estarlo monitoreando constantemente por varios meses,
por lo que regresarían al Hospital IMSS de la ciudad con frecuencia.
Teresa prometió llamarme cuando volvieran; y si el tiempo y la distancia
nos llegasen a separar para siempre, nunca me iban a olvidar. Unas
horas antes de que partieran, estaba con ellos disfrutando los últimos
momentos del capítulo que cambió mi vida. Teresa dijo:
---Joseph, mi hijo, gracias a un milagro, se ha curado. Tú eres parte de
ese milagro y estoy segura que Dios te va a recompensar. Tú le has
dado tanto amor a mi hijo como si fuera el amor directo del Señor; ahora
busca tu destino y sé feliz, te lo mereces--- me abrazó y pude
experimentar una paz en ella que nunca había sentido.
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la SAI, mis notas eran las mejores puesto que tenía intenciones de
estudiar un posgrado una vez que egresara del Tecnológico y adquiriera,
cuando menos, dos años de experiencia laboral. Eso me haría madurar y
trazar mejor mi camino. Casi al término de mi último semestre, a menos
de un mes de los festejos de graduación, me encontraba en la sala de
juntas del Rector, tomando protesta y entregando la Sociedad de
Alumnos de Ingeniería a la nueva mesa directiva que ganó por una
votación muy cerrada; pero que a final de cuentas, obtuvo el triunfo. Los
nuevos integrantes de la SAI compartieron nuestra experiencia en un
sencillo festejo en honor a ellos. El presidente entrante, Diego, no se me
despegó ni por un sólo minuto, dijo que quería superar nuestro trabajo y
que a pesar de ser una meta muy ambiciosa, trataría de cumplirla. Por
eso quería conocer a fondo a Joseph, el líder que unió al estudiantado
de nuestra querida casa de estudios. Diego comentó:
---Supe lo de la historia de Julián, maravillosa en verdad; de hecho, yo
estaba ahí, en el teatro, escuchando cada una de tus palabras. Es
impresionante que aplicando las “Cinco D” que mencionaste, le hayan
salvado la vida por tanto tiempo a un pequeño enfermo de Leucemia---
Diego calló sus palabras y puso gesto pensativo antes de volver a
hablar---. Pero tengo una duda, en aquella emotiva reunión de jóvenes tú
dijiste que habían alcanzado las cuatro primeras “D del éxito”, sólo
faltaba la quinta: Dios, para cumplir el milagro de curar a Julián. Si no
soy indiscreto, quisiera saber si a más de un año de aquel evento,
¿Julián sanó?
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---Estás completamente equivocado, Diego, Julián está vivo y sano. Le
ganó la batalla a la Leucemia y sólo porque confió ciegamente en la
“quinta D”: Dios. Él hizo el milagro para que Julián sanara una vez que
nosotros hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Si ya no lo veo,
es porque regresó a casa a hacer su vida, su vida como un niño especial
que valora más que nunca su estancia en este mundo--- sin decir más,
Diego me abrazó y se mostró muy contento.
Durante el resto de la tarde no hice otra cosa más que pensar en Danira,
mi amor por ella estaba intacto e incluso era mayor por los deseos que
tenía de verla. A las nueve de la noche salí del Tecnológico y me dirigí a
su casa, no me guiaba la razón, sino mi corazón. Ella ya no vivía a una
cuadra de ahí, en el último semestre se cambió a otra casa de asistencia
a la que tardé 30 minutos en llegar, Lila me había pasado la dirección.
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Estando fuera de su nueva casa, dudé varias veces si tocar el timbre o
no, al final, el deseo de mi corazón por verla fue mucho más fuerte.
Toqué y al minuto se asomó una hermosa muchacha con una negra y
sedosa cabellera. Era Danira.
---¡Joseph!--- se sorprendió demasiado--- Me alegra verte, no me lo
esperaba, tengo tantas cosas que contarte, pásale por favor.
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nuestros seres era indescriptible, mágico. Nuevamente me convertí en el
hombre más feliz del mundo. Me quité la playera y la de ella también, el
roce de nuestra piel era extraordinario, la mejor sensación que ni los más
grandes reyes del mundo han de haber experimentado con la misma
intensidad con la que nosotros lo disfrutábamos. Las únicas palabras que
se escuchaban eran: “Te amo, Joseph” y “Te amo, Danira”, era como si
nuestra historia hubiera sido escrita y estaba destinada a tener un final
feliz, un final de profundo y eterno amor. Eso fue… Amor.
Otra vez no, no cometería el mismo error, tenía que averiguar qué era lo
que realmente sucedía.
---¡Maldita sea, Danira! ¿Qué pasa? ¿Qué no ves que me estoy
muriendo de amor por ti? ¿Por qué me haces esto?--- golpeé la pared
con la mano apuñada, fue tan fuerte que comencé a sangrar,
afortunadamente no había nadie más en la casa. Danira empezó a llorar.
---Vete, Joseph, por favor, vete. No me preguntes más, sólo vete--- se
cubría el rostro con las manos sin parar de llorar.
---No me voy a ir, Danira, ¿y sabes por qué? Porque tú también me
amas y algo que no entiendo, irreal, que tú insistes en ocultar; no nos va
a separar. Dímelo, dime qué es, te lo pido, Danira, ¿dime por qué no
podemos estar juntos?
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La carta
Danira, amor mío:
Eternamente Enamorado
Joseph.
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