Naturaleza Jurídica Del Amparo

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Doctorado en Derecho

Catedra: Teoría General de los Medios de Protección Constitucional


Docente. Dra. María Elena Toro Dupoy

“Naturaleza Jurídica del Amparo Constitucional”

Abogado: Edwin Oswaldo Montilla Castiblanco.

Cédula de Identidad. N.° V.- 13.173.781

Junio 2018
INTRODUCCIÓN

En nuestro criterio, el amparo constituye, uno de los más importantes


instrumentos procesales, mediantes los cuales se materializa nuestro “Sistema de
Justicia Constitucional”, por cuanto atiende a la parte más importante del contenido del
texto constitucional, esto es a los derechos y garantías constitucionales de los
ciudadanos, pues, en atención a su carácter normativo, no se cumpliría plenamente con
sus postulados si sólo se atendiese a la incolumidad objetiva de su texto, sin la atención
a la realización específica y real de los derechos y garantías de los ciudadanos como
limitación efectiva de los poderes del Estado. De allí, la importancia del estudio de tan
destacada institución, tanto como medio del derecho procesal constitucional, destinado
al ejercicio concreto del derecho a ampararse y su idoneidad para la satisfacción de los
derechos constitucionales; como en cuanto a la naturaleza jurídica de esta institución,
como medio destinado a preservar la incolumidad del texto constitucional.

NATURALEZA JURÍDICA DEL AMPARO CONSTITUCIONAL EN


VENEZUELA

El artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, muy


similar al artículo 49 de la Constitución del 61, – primera Constitución en Venezuela
donde aparece el amparo constitucional 1– dispone:

“Artículo 27.- Toda persona tiene derecho a ser amparada por los
tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y garantías
constitucionales, aun de aquellos inherentes a la persona que no figuren
expresamente en esta Constitución o en los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos.

El procedimiento de la acción de amparo constitucional será oral,


público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad, y la autoridad judicial
competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la situación
jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella”.

1
Si bien en la Constitución de 1967, se intentó introducir esta figura en las disposiciones
constitucionales, los constituyentes de la época desistieron de incluir la institución del amparo
constitucional, debido al fundado temor, de que a través de ella –tal como lo ha evidenciado la realidad
reciente–, los jueces desvirtuaran al punto de sustituir todo el ordenamiento jurídico adjetivo.
Ahora bien, al amparo constitucional en Venezuela se la ha dado distinta
naturalezas jurídicas, o se la ha llamado de distintas formas, como consecuencia tanto
de sus propias particularidades, como de aquellas que las han sido otorgadas o
inventadas por la doctrina y la jurisprudencia de las distintas Salas de la extinta Corte
Suprema de Justicia, como de la Sala Constitucional del actual Tribunal Supremo de
Justicia; así, se le ha llamado recurso, acción, pretensión, demanda, juicio, proceso,
garantía, institución, entre otros.

En el presente ensayo, se busca establecer una aproximación de cuál es la


naturaleza jurídica del amparo constitucional, partiendo para ello, de lo que dispone o se
desprende de la propia redacción del artículo 27 constitucional, de la cual puede
extraerse una naturaleza dual, que más adelante trataremos de fundamentar, no sin antes
referirnos muy sucintamente a algunas de las diversas posturas que han sido asumidas
en ese sentido.

Así, tenemos que Brewer Carias2 sostiene que el amparo es un derecho,


no una simple acción o recurso, que puede ejercerse tanto por vía incidental, en
procesos que no tengan como finalidad directa la tutela de derechos constitucionales,
como mediante el proceso instaurado para tal fin, es decir, aquel instaurado para su
tutela directa (proceso de amparo –artículo 49 de la Constitución de 1961, 27 de la
vigente–). De esa forma, el citado autor señala que el amparo no es simplemente una
acción de amparo, sino la consagración “del amparo como un derecho fundamental
más, y no sólo como una garantía adjetiva del resto de los derechos constitucionales”

En razón de la posición del referido autor, la cual hizo llegar al senado en


las discusiones, que se dieron en el proceso de formación de lo que hoy es, la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales; surgieron distintas
formas de manifestación del amparo (amparo ejercido conjuntamente con la acción
popular de inconstitucionalidad ex–artículo 3; conjuntamente con una pretensión
contenciosas administrativa de nulidad ex–artículo 5; así como, en otros procesos ex-
artículo 6.5), con lo cual se consagró la distinción de amparo autónomo y acumulado o
cautelar; confundiéndose, de esa forma, al derecho–garantía de amparo, con las distintas
formas en que podía manifestarse o peticionarse jurisdiccionalmente, por cuanto si
2
Brewer, A. El Derecho de Amparo y la Acción de Amparo. Revista de Derecho Público N° 22, 1985.
consideramos al amparo como un derecho constitucional dirigido a garantizar a otros
derechos constitucionales, tenemos que sostener que éste puede hacerse valer mediante
una pretensión dirigida en cualquier proceso instaurado o que se instaure para tal fin,
ello en virtud del aspecto normativo del texto constitucional, es decir que, en nuestro
criterio, no era necesario el establecimiento expreso y específico de esas posibilidades
procesales para su materialización.

Por otro lado, para la doctora Hildegard Rondón de Sansó 3 el amparo


constitucional es la garantía o medio a través del cual se protegen los derechos
fundamentales que la Constitución reconoce a las personas, la cual se concretiza
mediante el proceso de amparo. Es decir, no le otorga el contenido amplio que sugiere
Allan Brewer Carias.

Por otra parte, para Jorge Kiriakidis4 “no es cierto que en la Constitución
existan o convivan dos amparos, por un lado, la garantía y por el otro, el juicio, la
realidad es que amparo garantía (o derecho) y el amparo juicio son una misma cosa. Y
es en el juicio de amparo que se concreta la garantía que supone el amparo
constitucional”; lo que quiere decir que para el referido autor el amparo es una garantía
y juicio especial al que hace referencia el texto constitucional en su artículo 27, por
cuanto “(e)n la Constitución no todo juicio en el que se brinde protección a los
Derechos Fundamentales realiza el amparo constitucional”, para luego concluir
categóricamente que “(s)ólo cuando la tutela de los derechos fundamentales se logra
mediante la vía judicial del amparo constitucional es que se ejecuta el amparo a que se
contrae el artículo 27 de la CRBV”.

Con la referida aseveración, en nuestro criterio, el autor confunde al


amparo con el medio mediante el cual este materializa la garantía del efectivo ejercicio
o goce del resto de los derechos constitucionales cuya tutela se peticiona.

La Sala Constitucional se ha referido indistintamente al amparo como


garantía o medio a través del cual se protegen los derechos constitucionales (s.S.C. n°
18/01); como acción (ss.S.C. n° 1588/01 y 1864/04;), pretensión (s. SC n° 1237/01),
3
Rondón de Sansó, H. Amparo Constitucional. Editorial Arte, Caracas, 1988
4
Kiriakidis, J. El amparo constitucional venezolano: mitos y realidades. Editorial Jurídica Venezolana.
Colección Justicia n° 1. Caracas. 2012.
recurso, pero cuando atiende expresamente a su naturaleza se refiere a su carácter
restablecedor no constitutivo de derechos, y no extraordinario ni residual sino adicional
para la tutela de los derechos constitucionales (s.SC n° 1080/05).

Ahora bien, el amparo constitucional constituye sin duda alguna, uno de


los instrumentos que conforman la justicia constitucional, quizás uno de los más
importantes, por cuanto mediante su ejercicio se peticiona la tutela de los derechos
fundamentales, pues de nada valdría un texto constitucional inviolable, incólume, sin la
efectiva materialización de sus postulados, máxime de los que contienen los derechos de
los ciudadanos.

En efecto, afirmándose la existencia y supremacía normativa de la


Constitución (artículo 7 constitucional), se tiene claro que ésta no solo tiene contenido
programático dirigido a los órganos que conforman la estructura política del Estado,
para que éstos la desarrollen; por el contrario, está dirigida a todos los ciudadanos y
funcionarios del Estado, de allí que los destinatarios de los derechos allí consagrados
puedan exigir su cumplimiento a los órganos encargados de hacerlos cumplir, por ello,
se hace posible la desaplicación de las disposiciones normativas que colidan con sus
postulados, por parte de los tribunales, quienes, en una acertada afirmación de muchos,
se han convertido en sus guardianes (gobierno de los jueces).

Ahora bien, es de superlativa importancia que para el estudio de este


específico instrumento de tutela y protección del texto constitucional, se parta de la
precisión de su naturaleza, para ello debemos adentrarnos en su propia esencia,
desmembrarlo hasta encontrar su núcleo esencial, pues con la determinación de su
naturaleza sabríamos lo que en realidad es el amparo, para ello debemos partir de lo que
dispone la Constitución

Como se sostuvo supra, muchos han sostenido que es una demanda,


otros, un proceso, una garantía, un derecho, una acción, pretensión, recurso, una
institución, etc.; no obstante, consideramos que no debe confundirse lo que en realidad
es el amparo, con la forma, modo, instrumento o camino para que hacerlo efectivo.

Así, sostener que el amparo es un proceso sería tanto como confundirlo


con el camino procedimental que hay que recorrer para su materialización. De igual
forma, el sostenimiento de que constituye una pretensión (término más preciso y técnico
que referirse a él como acción –derecho general abstracto- o demanda –escrito que
contiene la pretensión-) sería tanto como confundirlo con el vehículo con el cual debe
transportarse y recorrer el camino (proceso-procedimiento) para su objetiva existencia y
materialización de su cometido.

Por ello, creemos que para la determinar con precisión lo que es


realmente el amparo constitucional, debe partirse de lo establecido en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, la cual se refiere a este medio de tutela de
derechos constitucionales, en su artículo 27, de la siguiente forma:

Toda persona tiene derecho a ser amparada por los tribunales en el


goce y ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aun de
aquellos inherentes a la persona que no figuren expresamente en esta
Constitución o en los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos.

El procedimiento de la acción de amparo constitucional será oral,


público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad; y la autoridad judicial
competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la situación
jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella. Todo tiempo
será hábil y el tribunal lo tramitará con preferencia a cualquier otro
asunto.

La acción de amparo a la libertad o seguridad podrá ser interpuesta por


cualquier persona; y el detenido o detenida será puesto o puesta bajo la
custodia del tribunal de manera inmediata, sin dilación alguna.

El ejercicio de este derecho no puede ser afectado, en modo alguno, por


la declaración del estado de excepción o de la restricción de garantías
constitucionales. (Resaltado añadido).
Como se observa, se desprende claramente que el amparo tiene una
naturaleza dual, pues, constituye, en un primer lugar, un derecho, que no tiene un
obligado pasivo universal, sino un obligado directo “los tribunales de la república”, de
ser amparado en el ejercicio y goce del resto de los derechos constitucionales, es decir,
que es un derecho que persigue garantizar la eficacia de los demás derechos
consagrados en la Constitución. Aun cuando es cierto que en el párrafo siguiente se
refiere a las características que debe reunir el proceso que se debe transitar para su
materialización, no por ello debe sostenerse que el amparo constituye un proceso, pues,
se insiste, el texto constitucional no se refiere a uno en específico, no fija un proceso,
sino que señala los lineamientos esenciales que debe seguir el legislador para su
establecimiento.

La Constitución constituye la norma suprema (artículo 7), por lo tanto es


la cúspide de todo el ordenamiento jurídico, de allí que deba cumplirse por todos, de lo
que no escapan los órganos del Estado en general ni los tribunales en especifico,
quienes aunque no lo dijese expresamente en su artículo 27, de cualquier forma, están
obligados al resguardo de los ciudadanos en el ejercicio y goce de los derechos
consagrados constitucionalmente, a pesar de ello, se les estableció expresamente el
derecho a ser amparados, para el supuesto de que no se hubiese cumplido de forma
voluntaria con tal obligación, y los ciudadanos se encuentren impedidos, en cualquier
forma, en el ejercicio o goce de sus derechos constitucionales, ante ello tienen el
derecho de exigir el cumplimiento de tal obligación para el goce y ejercicio efectivo de
los mismos, en cualquier proceso o procedimiento no necesariamente y de forma
exclusiva mediante un proceso único, pues la constitución es clara cuando dispone que:
“(t)oda persona tiene derecho a ser amparada por los tribunales en el goce y ejercicio
de los derechos y garantías constitucionales”, no debe limitarse al amparo a un
determinado proceso, pues esas características esenciales que estableció el constituyente
para la constitución de un proceso para el trámite de la pretensión (entendida como el
vehículo donde se transporta o se materializa el derecho) de amparo, funciona para el
supuesto de que no esté instaurado un proceso donde pueda exigirse el cumplimiento de
tal deber, es decir, amparo autónomo, para que, de cualquier forma, exista siempre un
medio para el ejercicio del derecho constitucional a ser amparado y se hagan efectivos
los derechos cuyo goce y ejercicio se pretende.
De allí, que se sostenga que el amparo es un derecho-garantía, pues
constituye el derecho que tienen todos los ciudadanos de ser amparados en sus derechos
consagrados en la Constitución, el cual se concretiza mediante una pretensión contenida
en una demanda, es decir, se materializa mediante otros derechos de rango
constitucional “acción” y de “acceso a la justicia” (artículo 26 constitucional). El
amparo es el derecho de que se me tutelen mis derechos constitucionales, y a su vez la
garantía de respeto, materialización o eficacia de los otros derechos contenidos en la
constitución.

En conclusión, consideramos que el amparo es el derecho de peticionar


la tutela de los derechos constitucionales, que han sido vulnerados y, con ello, la
garantía de la eficaz existencia de los derechos cuya tutela se peticiona.

BIBLIOGRAFÍA
1. Brewer, A. El Derecho de Amparo y la Acción de Amparo.
Revista de Derecho Público N° 22, 1985.
2. Rondón de Sansó, H. Amparo Constitucional. Editorial Arte,
Caracas, 1988
3. Linares, G. El proceso de amparo. Tesis para optar al título de
Doctor en Ciencias mención derecho. Revista de la facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas n° 113, UCV. 1999.
4. Kiriakidis, J. El amparo constitucional venezolano: mitos y
realidades. Editorial Jurídica Venezolana. Colección Justicia n° 1. Caracas. 2012.
5. www.tsj.gov.ve/decisiones.

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