Primer Modulo Oratoria Forense

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DESARROLLO TEMÁTICO DEL CURSO DE ORATORIA FORENSE

PRIMER MÓDULO
ORÍGEN ETIMOLÓGICO.

El término ORATORIA se deriva de la voz latina Oratorium derivado de orare que


significa orar.
FORENSE: Todo lo relacionado con la administración de justicia.
De lo anterior se puede decir que el término ORATORIA:
Es el arte hablar en público o en privado persuadiendo con la palabra.
Es el arte de informar, impactar, conmover y entretener por medio de la palabra .
La elocuencia es una facultad natural o un don que sirve para deleitar al público por
medio de la palabra.
LA ORATORIA: La persona que habla con soltura y belleza, con claridad y agradable
dicción, crea alrededor de sí un campo psicogravitacional, (atracción) capaz de
manifestar influencia y un efecto de atracción sobre sus semejantes: Al margen de su
apariencia física siempre que ésta no sea verdaderamente repulsiva, la persona que
habla bien, lo quiera o no, se convierte en el guía, portavoz y depositario de la
confianza de quienes le rodean.

ORÍGEN DE LA ORATORIA

La oratoria nació en Sicilia (Italia) y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde


fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Había unos
profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los
tribunales. El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Isócrates creó
una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y
patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por
altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este tipo de oratoria
llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.

De Grecia la oratoria pasó a la república romana, donde Marco Tulio Cicerón la


perfeccionó.
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REQUISITOS PARA SER UN BUEN ORADOR.

En el campo de la oratoria deben tomarse en cuenta algunos requisitos que son


indispensables para ser un buen orador entre los que se encuentran:

1. Realiza contacto visual. El contacto visual es muy importante. Puedes mirar sobre
las cabezas de las personas, porque parece que los estás mirando directamente, ¡pero
en realidad no lo estás haciendo! No te excedas, o correrás el riesgo de parecer que
estás asintiendo con tu cabeza, o que eres muy rígido.

2. Ten un punto y apégate a él. En algunas ocasiones tendrás que hablar de un tema
en específico. Incluso en una conversación casual, es importante concentrarte en un
conjunto limitado de ideas relacionadas. Si derivas de una idea a otra, tu discurso
parecerá un mal poema, o una maniobra obstruccionista que puede aburrir a los
oyentes.

3. Habla claramente. Puede ser tentador decir tecnicismos, costumbrismos o


extranjerismos. Tampoco valdrá la pena para el oyente invertir su tiempo en tratar de
descifrar lo que intentas decir.

4. Ajusta tu discurso de acuerdo a tu audiencia. Una audiencia técnica apreciará el uso


de su jerga o acrónimos. Si tu audiencia tiene problemas para comprender los
conceptos, quizás sea necesario que hables más lento y ofrezcas algunos ejemplos
generalmente familiares.

5. No utilices el mismo tono durante todo el discurso. Esto te hace sonar como una
persona seca, opaca y aburrida. Levantar la voz en algunas partes te hace un mejor
orador. Imagina que es un debate, e intentas dar énfasis a las partes importantes.
Martin Luther King, uno de los más grandes oradores de la historia subía y bajaba su
tono durante sus discursos.

6. No seas condescendiente. Cuando las personas son tratadas como idiotas, o como
niños pequeños, pueden ponerse hostiles e ignorar lo que digas. Suenas
condescendiente cuando utilizas un tono cantado en tu discurso, suspiras en voz alta, o
menosprecias a tus oyentes de alguna manera.
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7. Se Interesante: Consiste en atraer la atención de las personas en todas las


manifestaciones, en el mensaje que sea de actualidad, en su presentación personal, en
su logística entre otros
8. Habla fuerte. Las personas tienen que escuchar lo que digas, sin importar si están en
la primera o en la última fila, o si hay mucho ruido.

9. Sé honesto. Recuerdas la historia del niño que gritaba (No mentir, no engañar)

10. Organiza lo que estás diciendo. Si hay muchas ideas o detalles relacionados con tu
idea principal, habla de cada una de ellas de forma deliberada. Si estás intentando
cubrir grandes cantidades de información, quizás mencionar lo que vas a decir al
principio, y después resumir lo que dijiste en la conclusión.

11. Sé amable, sigue los convencionalismos sociales y se racional. Obviamente hay


muchos oradores que no siguen este paso, y aun así tienen grandes audiencias y
muchos seguidores. Probablemente no seas uno de estos oradores.

12. Utiliza tus manos No hay nada peor que un orador con las manos en los bolsillos, o
con las manos pegadas a los costados.
13. Observa videos de grandes oradores como: (Martin Luther King, ó John F)

EL LENGUAJE:
Definición de lenguaje:
Es la capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos o
facilitar cualquier tipo de información por medio de la palabra. (Lenguaje oral).
Es el sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicase por escrito.
(Lenguaje escrito).
La oratoria es el arte de hablar elocuentemente, de persuadir y mover el ánimo
mediante la palabra. Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la
habilidad de hablar bien con fluidez, conmover y convencer.
La palabra oratoria tiene dos sinónimos de uso frecuente; retórica y elocuencia. El
primero, del griego “rhétor” (orador), “arte del bien decir, de embellecer la expresión
de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado la eficacia adecuada para
deleitar, persuadir o conmover” y el segundo, “facultad de hablar o escribir de modo
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eficaz para deleitar, conmover y persuadir”.

Finalmente, recordemos que la oratoria está enmarcada en el ámbito de las ciencias


sociales, ella estudia al hombre en su relación con el medio social en el que se
desenvuelve. Un medio que no siempre resulta agradable para quienes viven
incomunicados con sus semejantes; pero, felizmente, la oratoria nos enseña a
expresarnos con propiedad y elegancia, a conocer y a utilizar correctamente nuestro
idioma y a transmitir nuestros discursos de manera eficaz. Como toda actividad
humana, su dominio exitoso requiere de constante práctica.
La importancia de la oratoria
En los negocios o cualquier otra actividad de interrelación, la forma en que hablemos,
en que nos comuniquemos, será el patrón por el cual se nos juzgará, se nos aceptará o
rechazará.
Hablar con orden, con claridad, con entusiasmo, con persuasión; en resumidas cuentas,
con eficacia, no es un lujo sino una necesidad. El 90% de nuestra vida de relación
consiste en hablar o escuchar; sólo el 10% en leer o escribir.
Si la imagen que usted quiere dar de sí mismo/a es la de una persona que sabe a dónde
va, que tiene una actitud positiva hacia la vida, ideas dinámicas y don de gentes, el
lenguaje es el principal instrumento que deberá utilizar para transmitir esa imagen a
quienes le rodean.
El buen discurso es un medio de servicio para los semejantes, y es una tarea ardua.
Hay que reconocer que quien dice un discurso asume una gran responsabilidad.
Tres clases de discursos
Se considera que hay tres tipos diferentes de discursos, según su finalidad:
1) Discursos destinados a informar.
2) Discursos destinados a la acción.
3) Discursos destinados a entretener.
... y tres clases de oradores
Hay tres clases de oradores:
Aquellos a quienes se escucha;
Aquellos a quienes no se puede escuchar; (lenguaje muy técnico, contar una historia y
luego otra y así sucesivamente, el que cuenta chistes, habla con ironías,
y aquellos a quienes no se puede dejar escuchar.
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Las tres partes básicas de un discurso


1) Introducción o Presentación
2) Desarrollo del tema
3) Conclusión (parte en que se "remacha" el objetivo y se lo deja perfectamente fijado).

Dramatizar lo que se comunica


Dramatizar algo es darle acción. Y eso puede hacerse de distintos modos. Se puede
dramatizar mediante el uso de un diálogo, imaginario o real (con el público o un
interlocutor). También haciendo una cita de alguna figura muy famosa, o efectuando
una narración, o dando un ejemplo personal, mostrando un objeto, formulando una
pregunta impresionante, o realizando una afirmación sorprendente...

La dramatización, como otros recursos, está dirigida a despertar la curiosidad del


público.
Características de la voz
El tono: suave, duro, dulce, seco, autoritario, etc.
La altura: grado entre agudo y grave. El primero suele asociarse con un estado de
agitación o alteración, el segundo con climas de mesura y afecto.
El ritmo: la velocidad con la que nos expresamos.
El volumen: con él demostramos si permanecemos tranquilos y controlados o hemos
perdido la serenidad.
Evitar la monotonía. La inflexión inadecuada al comenzar o terminar una frase.
El modo de hablar
El modo de hablar incluye el tono, la enunciación, la pronunciación, el volumen y la
corrección de las palabras que se usan. También influyen el aplomo con el que
hablamos, el control que tenemos de nuestros ademanes, y el contacto ocular que
mantenemos con los interlocutores o el público.
La preparación
“Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueve décimas partes” (Dale
Carnegie)
Si se quiere hablar bien hay que pagar el precio debido. Hay que trabajar, pensar y
practicar.
Nadie ha encontrado nunca un sustituto satisfactorio para la inteligencia, ni para la
preparación.
“Si tengo que dirigir un discurso de dos horas, empleo diez minutos en su preparación.
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Si se trata de un discurso de diez minutos, entonces me lleva dos horas...”. Así se


expresaba nada menos que Winston Churchill.

Además del qué se dirá, es enorme la importancia del cómo habrá de decirse. Y aquí
interviene lo más importante que puede esgrimirse en un diálogo o un discurso: el arte
de interesar. En la preparación de una clase o discurso hay que dar mucho más tiempo
a buscar medios de suscitar el interés que el que se dio al estudio del tema.
La buena preparación también aumenta la claridad de nuestro pensamiento y de
nuestra expresión. Recordemos el viejo aforismo que dice: “Si la fuente nace turbia, no
irán claros los arroyos”.
Las pausas
Considere el uso de la pausa como un arma de gran importancia en el arsenal que
representa el dominio del ritmo. El espacio entre palabras, frases o pensamientos, no
se debe “emborronar” con sonidos tan desagradables como "eee...". Utilizar "eee..." o
"mmm...", es humano; pero utilizar la pausa, desnuda de todo sonido, es divino. El
elemento más difícil, de mayor utilidad y menos apreciado en el arte de la oratoria, es
el silencio. La pausa correctamente medida, demuestra confianza y reflexión. A la
inversa: los presentadores de cualquier medio que se despachan con demasiada
velocidad, llegarán los últimos.
Las pausas son un excelente recurso para enfatizar. Permiten también mantener y
controlar la atención.

Expresión clara y precisa:


Es la forma de transmitir un mensaje a una persona o a un grupo de personas de
manera que no queden dudas, contradicciones o reacciones adversas; es decir un
mensaje claro y sin rodeos, sin rebuscar las palabras. En caso de términos técnicos
explicarlos para dejar al receptor satisfecho con el mensaje.

Lenguaje corporal:
Es la forma de comunicarnos a través de los gestos, posturas o movimientos del cuerpo
y rostro para transmitir información sobre las emociones y pensamientos del emisor.
Suele realizarse inconscientemente de manera que habitualmente es un indicador muy
claro del estado emocional de las personas. Existen personas que pese a no ser
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desagradables o antipáticas generan desconfianza y esto hace que no puedas


confesarles tus emociones reales. Esto se da porque existe una contradicción entre su
comunicación verbal y su lenguaje corporal. Otras personas en cambio irradian un gran
carisma, su expresión corporal está alineada con su lenguaje verbal y transmiten
confianza y calidez.

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