El Derecho Romano y Sus Fuentes
El Derecho Romano y Sus Fuentes
El Derecho Romano y Sus Fuentes
Para los juristas romanos, el derecho era el resultado de las leyes, plebiscitos, senadoconsultos,
constituciones imperiales, edictos de los magistrados y respuestas de los Prudentes. A esto hay
que añadir la fuente del derecho más abundante en su origen: la costumbre.El mos maiorum, esto
es, las tradiciones de los antepasados relativas a lo que se estima como justo, sirvió de base a la
organización gentilicia y familiar, a todo es sistema de relaciones privadas y a la estructura jurídica,
religiosa, cultural y social de Roma, hasta la aparición de la Ley de las XII Tablas (mediados del siglo
V a.C.). Mientras no hubo leyes escritas, el dominio de los pontífices sobre el Derecho fue
prácticamente total. En los libri pontificales se guardaban los dictámenes sobre cuestiones
públicas, y sólo los pontífices podían consultarlos.La primera ley escrita en Roma fue la Ley de las
Doce Tablas (Lex Duodecim Tabularum), obra de dos colegios sucesivos de diez miembros
(Decemuiri legibus scribundis consulari potestate). El texto íntegro de la Ley no ha llegado hasta
nosotros y sólo se la conoce fragmentariamente a través de citas y referencias de autores
tardíos.Se trata de un texto muy simple, expresiones imperativas de gran rudeza. Se admite la ley
del talión y la pena de muerte para el ladrón de mieses. Redactadas entre 451 y 449 a.C., no
fueron derogadas hasta Justiniano, aunque estaban en desuso desde mucho antes. A partir de la
Ley de las Doce Tablas, el fas (lo lícito) y el ius (lo justo) se disocian y el Derecho comienza un
proceso de secularización.En la época arcaica, además de los mores maiorum y de su fijación en la
Ley de las Doce Tablas, tuvieron algún papel como fuentes del derecho las leges. La leges, en
términos generales, eran declaraciones de potestad que vinculaban tanto a quien las daba como a
quien las aceptaba. Podía tratarse de una lex privata, esto es, la que declaraba quien disponía de
lo suyo en un negocio privado, o de una lex publica, es decir, la declarada por un magistrado y
recibida por los comicios con su autorización. Esta ley era dictada por el magistrado en los
comicios, donde se prestaba la autorización por parte del pueblo para que vinculara a todos los
ciudadanos y, era pública, precisamente porque se daba al pueblo y su texto se exponía ante
él.Quien daba la lex publica era un magistrado (rogatio) y no el pueblo, que, en los comicios, sólo
se limitaba a autorizarla (iussum) o a vetarla, mediante el voto con las palabras uti rogas (como lo
dictas) o antiqua.El plebiscitum no afectaba, en principio, más que a la plebe, pero con el tiempo
llegó a ser una variante de la lex, ya que la Lex Hortensia (287 a.C.) lo hizo obligatorio para todos
los ciudadanos.El senatusconsultum es un dictamen del Senado. Al caer en desuso los comicios
legislativos, en el siglo I d.C., el Senado heredó este poder, que el emperador acabó
monopolizando. El ius ciuile, derecho civil, es un derecho creado por los romanos sólo para los
romanos.El ius gentium regulaba las relaciones entre romanos y extranjeros. En lo sustancial no se
diferencia del ius ciuile, pero es más sencillo, menos formalista y prescinde de complicados
rituales. En época ciceroniana se identificó el ius gentium con el Derecho Natural, como un
conjunto de preceptos jurídicos y éticos dictados por la naturaleza para todos los hombres y
pueblos.El ius honorarium se basaba en los edictos de los magistrados, y respondía al derecho que
éstos tenían de hacer reglamentos y comunicaciones (ius edicendi). Sólo el veto de otros
magistrados (intercessio) podía limitar la libertad del pretor. Esto permitía ir adaptando el derecho
al ritmo de las necesidades sociales, y convirtió al ius honorarium en la principal fuente del
Derecho y en la creación más original de la capacidad jurídica de los romanos.Ya que ni los
magistrados ni los jueces estaban en realidad familiarizados con el derecho, llegaron a ser de gran
importancia personas que, aunque no participaban en la administración de la justicia, sí tenían
conocimientos legales: eran los iurisprudentes (también llamados iurisconsulti o iurisperiti). Los
responsa iurisprudentium eran grabados y editados por los alumnos del experto en cuestión, y
tenían autoridad proporcional a su reputación como abogado.El ‘dar respuesta’ conducía a la
adquisición de poder, y de algún modo Augusto debió de controlarlo, limitando el derecho de
responsa a ciertos juristas, a los que se concedió el ius publice respondendi ex auctoritate
Principis, es decir, los responsa de ciertos jurisconsultos debían darse como emanados de su
propia autoridad y, en tal carácter, se restringía la libertad del juez que debía preferir sus
opiniones a las de aquellos que no contaban con esta facultad.
La época clásica del derecho romano fue antecedida por la denominada arcaica, que comprendió
el período de la Realeza y gran parte de la República (753 a.C.-130 a.C.), y que en cuanto a las
fuentes del derecho se caracterizó, entre otras notas, porque su fuente inicial fueron los mores
maiorum, luego fijados en la Ley de las Doce Tablas.La época clásica, que correspondió a la de la
consolidación del Derecho Romano como un derecho de juristas, se extendió desde el 130 a.C.
hasta el 230 d.C.En los siglos I y II d.C. la jurisprudencia alcanza su máximo esplendor. El régimen
imperial supo alentar el desarrollo de la ciencia jurídica y aprovecharlo para sus fines políticos y
para la administración del Estado.Quinto Mucio Escévola, que fue cónsul el año 95 a.C., escribió la
primera exposición sistemática del ius civile en 18 libros, que se ocupaban ordenadamente de las
siguientes materias: herencia, personas, cosas, y obligaciones.Las figuras más relevantes al
principio de la época clásica fueron M. Antistio Labeón (42 a.C.- 22 d.C.) y C. Ateyo Capitón
(muerto en 22 d.C.). El primero era de espíritu innovador y amante de las libertades republicanas;
es muy citado por juristas posteriores. Capitón, más conformista, no ejerció influencia posterior.
Estos dos juristas fundan dos escuelas rivales: los sabinianos (fundada por Capitón) y los
proculeyanos (fundada por Labeón).En la época de los Antoninos (siglo II d.C.) aparecen grandes
juristas, entre los que destaca Gayo, el único jurista romano del que se conserva una obra
prácticamente completa, Institutiones, que es una exposición sumaria de todo el derecho romano
privado. También a esta época pertenecen Juvencio Celso, autor de unos Digesta de gran
influencia en escritores posteriores, L. Salvio Juliano, también muy influyente en autores
posteriores, y Sexto Pomponio.En tiempos de los Severos (primera mitad del siglo III d.C.) los
juristas más importantes son: Papiniano, condiscípulo y amigo del emperador Septimio Severo,
miembro del Consilium Principis [1], Paulo, Ulpiano y Modestino.
La época postclásica comprendió el período político llamado Dominado o Bajo Imperio. Comenzó
hacia el 230 d.C. con los cerca de 50 años de anarquía política y acabó en Oriente hacia el 530 d.C.
con la fijación del Derecho Romano llevada a cabo por Justiniano.La jurisprudencia cedió su lugar
como principal fuente del derecho a la legislación Imperial. La intervención del emperador en el
campo del derecho acabó por convertirse en la fuente del mismo, mediante las constituciones
imperiales.La Constitutio Principis comprende toda clase de disposiciones emanadas del
emperador. Su lema era ‘quod Principi placuit legis habet uigorem’. Las constituciones imperiales
presentan varias facetas: edictos, decretos, epistulae y mandatos.
Junto a estas formas se encontraban los rescripta que, en cuanto emanadas del emperador, se las
considera genéricamente como constituciones imperiales, aunque eran una manifestación de la
jurisprudencia vinculada al poder imperial a través del consilium del Príncipe. En el siglo V la
hegemonía pasa a Oriente sobre todo porque allí se dio un activo cultivo académico del derecho,
vinculado particularmente a las universidades de Berito y de Constantinopla, donde hubo toda una
escuela de profesores de derecho que mantuvo la tradición clásica del derecho romano. Estos
juristas abrieron el camino para la obra de Justiniano. La variedad de las normas jurídicas
imperiales se plasmó en las obras que sistematizaban su contenido: el codex. Los primeros fueron
fruto de la iniciativa privada de un jurisconsulto, cuyo nombre toman [2]. La primera codificación
oficial fue el Codex Theodosianus, ordenada por Teodosio II y que entra en vigor en 439 d.C.Esta
labor codificadora culmina en las grandes compilaciones de Justiniano. El conjunto de
compilaciones de Justiniano, realizadas entre 528 y 533, se conoce desde el siglo VI con el nombre
de Corpus iuris ciuilis, y se reparte en los siguientes bloques:
- Institutiones: de carácter elemental, dedicadas a los estudiantes, cuya base son las
Institutiones de Gayo.
El ciudadano romano en óptima situación jurídica –ciuis optimo iure- gozaba en el orden privado,
entre otros, de los siguientes derechos:
En un principio sólo podían ser ciudadanos romanos los que habitaban en el territorio urbano. En
el siglo I a.C. se extendió la ciudadanía romana a toda Italia. Ya en el siglo II d.C., el emperador
Caracalla nombró ciudadanos a todos los habitantes del Imperio.Los únicos sujetos de derecho con
toda plenitud y extensión eran los que reunían estas condiciones: ser libre, ciudadano romano y
no estar sujeto a ninguna otra autoridad familiar. Así, los paterfamilias son los únicos romanos con
plenitud de derechos, cosa que no ocurría con sus hijos, aunque hubieran llegado a la mayoría de
edad, mientras viviera el padre, de cuya autoridad dependían.La mujer romana no gozaba del ius
suffragii ni del ius honorum.La situación jurídica de los esclavos fue variando a través de la historia
de Roma. En época primitiva eran escasos y su situación era parecida a la de los hombres libres
trabajadores. Sin embargo, en los primeros tiempos de la República comienza la cosificación del
esclavo (en la Lex Aquila –siglo III a.C.-, las lesiones a un esclavo eran considerados como daños en
las cosas), cuando van surgiendo las grandes explotaciones agrícolas, el auge de las manufacturas
y la minería. El esclavo es la fuerza del trabajo, y carece de derechos.En época imperial, con la
aparición del ideal de humanitas y del cristianismo, las condiciones de vida del esclavo se
suavizaron y mejoraron. Aunque no tenía personalidad jurídica, podía realizar negocios, pero todo
lo que adquiriera pasaba a ser patrimonio de su dueño. Podía disponer de alguna pequeña
cantidad de bienes (peculium) en disfrute, pero no en propiedad. No tenía derecho al matrimonio
legal, pero la unión entre esclavos (contubernium) era de carácter estable y monogámica.