Generación Del 98
Generación Del 98
Generación Del 98
Este movimiento posee semejanzas con el Modernismo, tales como la reacción que
ambos presentan contra la crisis y el afán por la rebeldía, además del objetivo de
alcanzar una vida mejor. Sin embargo, se diferencia del movimiento citado en que en
vez de una visión estética, aporta un enfoque de protesta o crítica por lo que los géneros
más cultivados serán la novela o el ensayo.
Los rasgos principales de este movimiento son una visión ética que busca solucionar
problemas, la expresión en lenguaje natural y sencillo; el uso de localismos y arcaísmos
y ello junto a la búsqueda de respuestas a los males del país desencadenarán en las obras
con temas como son el tiempo, la soledad, el desengaño, la muerte que constituyen los
típicos noventayochistas. El estilo de este movimiento se caracteriza mayoritariamente
por su subjetividad y austeridad lingüística por ello, predominan el ensayo y la novela,
pues constituyen los medios por los que pueden dar su visión libremente a través de
viejos vocablos o arcaísmos a su vez.
Los autores más destacados de la época fueron José Martínez Ruiz (Azorín), Pío
Baroja, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán.
José Martínez Ruiz, apodado como “Azorín” fue el fundador de la Generación del 98.
En su literatura se halla una acusada percepción de la vida como transcurso hacia la
muerte. Los rasgos característicos del mismo fueron el tiempo como repetición, influido
por Nietzsche, la literatura como fuente de inspiración, la reivindicación de los
pequeños detalles y la deliberada ausencia de acción o fábula. Debido a ellas, los temas
que frecuenta el autor son la eternidad y la continuidad. Su capacidad es la sensibilidad,
el conseguir percibir el valor emotivo y poético de aquello que observa. Entre sus obras
más destacadas se encuentran ensayos como La ruta de Don Quijote o prosa como Antonio
Azorín o La voluntad.
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Respecto al autor Pío Baroja, es considerado el gran novelista de la Generación del 98. Todas sus obras
pertenecen al género narrativo ya que son novelas, cuentos y narraciones cortas. Las
características temáticas y formales de este autor son el pesimismo, pues él piensa que
la vida es una lucha continua carente de finalidad; los personajes polarizados, que
clasifica en hombre de acción y abúlico; una estructura abierta en la que las acciones
ocurren sin plan definido y, por último, un estilo claro. Su técnica para construir la
novela se basa en la espontaneidad y la observación de la realidad inmediata. Sus
numerosas obras se clasifican en trilogías. Dentro de su trilogía "la raza", la más
destacada es una novela titulada El árbol de la ciencia.
Otro de los autores importantes fue Miguel de Unamuno “el filósofo”, para quien
la novela es el cauce de expresión de problemas filosóficos e inquietudes existenciales.
El tema central de su narrativa es el ansia de inmortalidad, concretamente el conflicto
entre el impulso religioso y la razón, tal y como refleja en su creación literaria, la
"nivola". Su pensamiento es una continua reflexión sobre el sentimiento trágico de la
vida y sobre el tema de España y su regeneración. Entre sus novelas destacan Niebla y
Abel Sánchez, en las que predomina el conflicto interior de los personajes; pero también
destaca en poesía como El Cristo de Velázquez.
Valle- Inclán, la imagen rupturista de la época, destaca sobre todo por la creación del
“esperpento”; obras en las que deformaba la realidad mediante personajes grotescos que
se mueven en ambientes raros y sorprendentes. En sus obras demostró el magnífico
dominio que poseía sobre los recursos expresivos del idioma, es decir, un virtuosismo
léxico. Cultivó todos los géneros literarios, pero destacó en prosa con obras como La
guerra carlista y en el teatro con Luces de Bohemia.
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La generación del 98 es un grupo de autores españoles de finales del siglo XIX que se
caracterizan porque incorporan a su obra una reflexión sobre la esencia de España
basada en su tradición histórica y cultural. Otros lo llaman generación finisecular.
La principal fuente de inspiración de los noventayochitas es Castilla, la que ellos
consideran el corazón de la identidad hispana.
Emplean el paisaje, monumentos, tipos e historia de la región castellana en sus ensayos,
novelas, poemas, obras de teatro, pinturas y fotografías.
ANTONIO MACHADO RUÍZ. Nació en Sevilla el 26 de julio de 1875, fue poeta
español representante de la generación del 98, su obra inicial, de corte modernista
evolucionó hacía un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una
poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la
existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría
popular más ancestral.
Dicho en palabras de Geraldo Diego “hablaba en verso y vivía en poesía”. Fue uno de
los distinguidos alumnos de la ILE, con muchos idearios estuvo siempre comprometido.
Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española, en Colliure el 22 de
febrero de 1939.
PRINCIPALES OBRAS DE LA GENERACIÓN DEL 98. Títulos más importantes:
La lucha por la vida es una trilogía escrita por el escritor de la Generación del 98 Pío
Baroja, formada por las novelas: La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora
roja (1905). Todo parece indicar que su título se inspira en el lema de Darwin en su
obra El origen de las especies.1 Apareció como novela por entregas en el diario El
Globo, entre el 4 de marzo y el 29 de mayo de 1903, completando un total de 59
capítulos. Reescribiendo lo publicado, Baroja editó durante 1904 el conjunto en tres
novelas, siguiendo la pauta habitual en su narrativa. a A lo largo de ellas, el escritor
vasco desgrana la vida de un muchacho soriano, desde su adolescencia hasta el
desenlace, en el marco de la gran metrópoli que fue el Madrid convulso, deslumbrante y
antagónico del periodo de tránsito del siglo XIX al XX.2 La trama, que casi en su
totalidad se desarrolla en el submundo de los marginados de la ciudad, 3 se argumenta
ideológicamente con la visión barojiana de los orígenes del movimiento anarquista en
España.45 El argumento queda sometido a la acción y sus consecuencias, con un estilo
descarnado (tremendista antes de que Cela inventara el tremendismo) e ingenuo,
casi naïf.6
En La lucha por la vida, construida entre realismo y ficción, b7 y como ocurre en otras
novelas suyas ambientadas en Madrid,8 el escritor vasco refleja la
particular jerga barriobajera, como antes y después hacen otros importantes novelistas
del realismo literario español, en especial Benito Pérez Galdós, además de Vicente
Blasco Ibáñez e incluso Emilia Pardo-Bazán.9
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Mala Hierba (1904) PIO BAROJA Sinopsis. «Mala hierba» es la segunda novela de la
trilogía «La lucha por la vida». Es la continuación de la historia relatada en «La busca»,
de la que constituye su segunda parte. Está protagonizada por sus mismos personajes y
ambientada en los mismos lugares madrileños en los que ocurre la acción de la primera.
En «Mala hierba» se narra la vida de Manuel, el protagonista, durante los años
fundamentales de su juventud, hasta que cumple los veintiuno, un largo periodo en el
que no consigue incorporarse de forma estable a la vida honrada de los demás
trabajadores, pues tras un corto periodo como impresor, volverá al mundo de los vagos,
primero, y de la delincuencia, después. Si en «La busca» aparece sobre todo la golfería
miserable de los barrios más pobres de Madrid, los alejados del centro, en «Mala
hierba» se completa la muestra con el hampa más distinguida, la del interior de la
ciudad, desde la golfería que se mueve en torno a los garitos de juego, hasta los que los
dirigen, apuntando incluso a los más poderosos (ciertos periodistas y políticos).
Aurora roja” (1905) cierra la trilogía «La lucha por la vida». Los otros dos volúmenes,
«La busca» y «Mala hierba», están publicados en esta misma colección. La trilogía
relata la historia de Manuel, desde su llegada a Madrid hasta su inserción en la sociedad
como obrero adulto, primero, y como industrial, después; cada una de las tres novelas
comprende una de las fases de la vida del muchacho, el largo proceso por el que pasa
hasta hacerse un sitio en la sociedad. «Aurora roja« se ocupa de los años en los que
Manuel, ya establecido como impresor, siente ciertas inquietudes sociales en el entorno
anarquista de principios del siglo XX. Manuel ya no es aquel joven abúlico y ocioso
llevado por unos y otros en las dos novelas anteriores. Ahora asiste regularmente a su
trabajo y lucha por convertirse en un honrado industrial. Quiere ser dueño de su propia
empresa. Sigue formándose su personalidad y va teniendo un criterio definitivo sobre el
mundo que le rodea.
Zalacaín el aventurero (1906) PIO BAROJA. La obra narra varias de las aventuras y
desventuras de un muchacho vasco, Martín Zalacaín, nacido en la villa imaginaria de
Urbía o Urbide, criado por un viejo pariente, Tellagorri, cínico de la taberna de Arkale.
Su hermana, Ignacia o «la Iñasi», es pretendida de amores por el señorito Carlos de
Ohando, su enemigo y hermano de Catalina de Ohando, a la que Zalacaín ama. Para
evitar que Carlos engañe a su hermana Ignacia, Martín la casa con un amigo suyo,
Bautista Urbide, ayudante del panadero del pueblo. El matrimonio se irá a vivir a Zaro,
un pueblo vascofrancés, pero luego Bautista acompañará a Martín Zalacaín en muchas
de sus andanzas durante el estallido de la Tercera Guerra Carlista.
Las inquietudes de Shanti Andía (1911) Las inquietudes de Shanti Andía es una novela
de Pío Baroja, publicada en 1911, que su autor clasificó en la serie El mar, junto con El
laberinto de las sirenas (1923), Los pilotos de altura (1929), y La estrella del capitán
Chimista (1930). La novela está compuesta de siete libros y un epílogo.1
En 1947 fue llevada al cine bajo la dirección de Arturo Ruiz Castillo.
4
El protagonista, Shanti Andía, ya anciano, cuenta sus memorias desde la infancia.
Natural de Lúzaro, un pueblo pesquero de Guipúzcoa, siempre se ha sentido atraído por
el mar, al igual que su padre, capitán de un barco, que murió en el Canal de la Mancha.
César o nada (1911) a trilogía de novelas autónomas que Pío Baroja (1872-1956)
englobó bajo el título 'Las ciudades', integrada por César o Nada, 'El mundo es ansí' y
'La sensualidad pervertida' , constituye un espléndido retrato del clima social, espiritual,
intelectual y político de la España de la época. Imbuido de una moral individual de corte
nietzscheano, César Moncada se entrega a la acción política. Considerando, en la línea
de algunos regeneracionistas, que España sólo puede superar la decadencia mediante un
gobierno fuerte y autoritario, pero progresista, que combata el caciquismo, el poder de
la Iglesia y las desigualdades sociales, intenta poner en práctica sus ideas en el
imaginario pueblo zamorano de Castro Duro, pero el sustrato en que éstas se sustentan –
un sentimentalismo paralizador, falta de voluntad y una acusada abulia– lo conducen al
fracaso.
5
conjunto aparece como informe, revuelto y desordenado. Esta documentación se perdió
durante la Guerra Civil cuando su casa en Madrid fue bombardeada.
Los acontecimientos que sirven como telón de fondo a los hechos son la Guerra de la
Independencia en 1808, las batallas de fernandinos contra constitucionalistas, de
absolutistas contra liberales y de liberales moderados contra liberales exaltados durante
el Trienio liberal (1820-1823), la invasión de los Cien mil hijos de San Luis, la
depuración de los militares liberales, la Primera guerra carlista (a las maquinaciones de
Aviraneta para acabar con este conflicto dedica el autor cuatro volúmenes: El amor, el
dandismo y la intriga, Las figuras de cera, La nave de los locos y Las mascaradas
sangrientas), la depuración de los militares carlistas, la regencia de Espartero, el exilio
de la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, el exilio de Espartero y la Revolución
de 1854, además de otros incidentes internacionales en Europa, África y América.
El estilo que se ejerce es el impresionista habitual del autor. También, como es propio
del mismo, da cabida a elementos propios de la novela de aventuras: misterio, tramas
conspirativas, sociedades secretas, viajes, guerras, revoluciones, ejecuciones, cárceles,
fugas, duelos, bailes, matanzas, crueldades... Abundan los personajes episódicos que
tienen siempre alguna historia interesante que contar, de modo que con frecuencia la
acción, muy ágil, se ve interrumpida por otras secundarias formando lo que Justo
Navarro llama una "tertulia de voces" narrativas que constituyen un
complejo perspectivismo. El caso extremo es Las mascaradas sangrientas (1927),
novela en la que el relato de un crimen llega al lector a través de la elaboración sucesiva
de seis personajes: Paco Maluenda, Álvaro Sánchez de Mendoza, el anónimo que
trabaja sobre los apuntes de este último, doña Paca Falcón, Pello Leguía y el editor
moderno de las Memorias Shanti Andía.
El narrador inicial no es Baroja, sino uno de sus personajes, Shanti Andía, quien,
habiendo transcrito las memorias de su tío Juan de Aguirre en el séptimo libro de Las
inquietudes de Shanti Andía (1911) encuentra las de un sobrino del guerrillero Pedro de
Leguía y las de un amigo y maestro de este, Aviraneta; animado por su tía Úrsula, que
le dice: «Publica las memorias como si las hubieras encontrado o como si las hubieras
escrito tú», se pone a ello de manera tal que advierte al lector:
«Ahora ya casi no sé lo que dicta Aviraneta, lo que escribió Leguía y lo que he
añadido yo; los tres formamos una pequeña trinidad, única e indivisible. Los
tres hemos colaborado en este libro: Aviraneta, contando su vida; don Pedro
Leguía, escribiéndola, y yo, arreglando la obra al gusto moderno, quizá
estropeándola».
Entre los narradores principales de ese coro de voces narrativas aparece como
principal "Pello" Leguía, que es también un compilador. Leonardo Romero Tobar le
asigna cuatro funciones complementarias de menor a mayor importancia que se
realizan en los dos planos del narrador y del personaje:
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2. Nexo formal de unión en los principios y finales de novela, entre los
diversos relatos que forman la serie
3. Protagonista de una de las novelas
4. Figura antitética y complementaria de la de don Eugenio de
Aviraneta.
El propio Aviraneta cuenta parte de sus aventuras en novelas como El escuadrón
del brigante, Crónica escandalosa, Desde el principio, hasta el fin... pero también
otros personajes, como Pepe Carmona en los pasajes principales de Las furias, o
López del Castillo en la mayor parte de Los confidentes audaces. También es el
caso de las “memorias” del inglés J. H. Thompson (La ruta del aventurero). En
algunas novelas se opera un cambio de narrador (La ruta del aventurero, Los
contrastes de la vida, Las furias...) Y la identidad del narrador cambia dentro de la
primera persona prestándose a confusión y obligando a veces al lector a hacer un
esfuerzo para identificarlo, como ocurre con la historia de “La mano cortada”
de Los caminos del mundo. Otras veces, un narrador en tercera persona hace
desaparecer la identidad narratoria de Leguía: así ocurre en El aprendiz de
conspirador, Las figuras de cera, Humano enigma, La venta de Mirambel, La
veleta de Gastizar... de forma que el discurso se transforma en un relato anónimo o,
por mejor decir, neutro.12
A La nave de los locos (1925) Baroja antepuso un importante prólogo o ensayo
donde se defiende de las críticas hacia su forma de novelar vertidas por José Ortega
y Gasset en El Espectador, buscando la fórmula de una novela abierta y disgregada,
como la propia vida. Por demás, la visión de la historia de Baroja es aún más
sombría y pesimista que la de Galdós y, según Justo Navarro, "su narración es
menos épica que carnavalesca, de suerte que lo monstruoso acaba siendo tan
insignificante como lo anodino".3
7
Sevilla y convencido institucionista, y su esposa, Cipriana Álvarez Durán, de cuya
afición a la pintura quedó como ejemplo un retrato de Antonio Machado a la edad de
cuatro años.6d
La infancia sevillana de Antonio Machado fue evocada en muchos de sus poemas casi
fotográficamente:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero...
«Retrato», Campos de Castilla (CXVII).
Es Machado autor de pocas, pero grandes novelas
8
Situación de Campos de Castilla
La situación de la obra Campos de Castilla tiene lugar en Castilla, concretamente en una
aldea, Vinuesa y Muedra, cerca de Cidones. De hecho, aparecen varias ciudades citadas,
sobre todo por el hermano menor que es el que ha recorrido mundo y regresa a casa de
nuevo. No se conoce exactamente la época en que tiene lugar la historia, pero sí que nos
ofrece una parte histórica en la que se vive basado en el sometimiento, las costumbres y
la vida conservadora. En ella, la honra y el honor son dos sentimientos muy importantes
que definen a las personas.
Además, el autor deja entrever que los actos de los hombres pueden venir influenciados
por los comentarios o conversaciones con sus mujeres, de ahí que siembre la duda de
quién fue exactamente la idea de acabar con el padre de la familia.
Campos de Castilla está escrito en tercera persona. Dispone de un narrador que es el que
cuenta la historia sin dar ninguna opinión o sentimientos por lo que ocurre, aunque
cuando se revisa lo que escribe, sí que, veladamente, está expresando lo que siente.
Las frases son cortas y muy cultas. Salvo las descripciones, todo lo demás busca decir
mucho con pocas palabras. Esto es debido a que se trata de una obra en verso, con lo
que tenía que regirse por la métrica de un romance.
Al principio, la trama de la historia impacta y es rápida, pero el autor lo hizo para llegar
exactamente al asesinato ya que, a partir de ahí, toda la obra está centrada en ese
asesinato y en las consecuencias que tiene para los personajes.
9
lo más importante. Además, hablamos de una persona honesta y enamorada de los
suyos.
Esposa. La esposa de Alvargonzález no tiene un papel demasiado representativo en
Campos de Castilla, sino que es más secundario. Además, conforme avanza la historia,
si bien se ve en varios momentos, lo cierto es que el autor la sume en un estado de
tristeza por la pérdida de su marido asesinado.
Por supuesto, esto también se puede ver de otra forma, ya que si antes decíamos que
Alvargonzález era un hombre que lo daba todo por su familia, y era un enamorado, el
hecho de que su mujer lo perdiera también podía interpretarse como que hubiera
perdido su sentido de la vida, a la persona que tanto ha querido y la ha querido, que no
sabe cómo seguir adelante sin él.
Miguel. Miguel es el hijo pequeño de la familia. Hasta ese momento, no ha vivido con
ellos sino que, tras una discusión acerca de su futuro, ya que no quería ser monje, se
marcha de casa. Cuando vuelve, las cosas entran en acción.
Nueras.En esta obra, también las mujeres de los hijos tienen alguna relevancia, pero no
son más que accesorios con las mismas personalidades que sus propios maridos. De
hecho, el autor no les da demasiada voz ni voto a ellas.
¿Qué quiere transmitir el autor como conclusión?
Campos de Castilla no es solo una obra en la que se cuenta un asesinato. Habla de una
historia cuyo centro es el asesinato, pero también que hay justicia divina, es decir, que si
alguien hace una mala acción, habrá un castigo, tarde o temprano, para ello.
Así, podríamos decir que Campos de Castilla es un ejemplo de la típica frase «quien la
hace, la paga», donde tras el asesinato, los propios asesinos acaban tomando de su
propia medicina ya que no logran lo que ellos querían en un primer momento.
Sin embargo, Machado no solo se centra en este tema, sino que habla de otros, de forma
quizá más velada, como el «mal de amor», por parte de la madre quien, al perder a su
10
esposo, se sume en una tristeza; o las envidias y los celos por parte de los hijos que
provocan el asesinato del padre.
Sin embargo, pasa desapercibido cómo la historia del hijo menor cambia. Él se marcha
de su casa porque quiere seguir a su corazón y su padre decide darle su herencia para
que haga lo que quiera. Así, este se va a ver mundo y regresa, no pobre, sino feliz y
enriquecido en cuanto a cultura y a felicidad. Por tanto, también aquellas acciones que
son buenas, tienen su recompensa en el libro.
11
Juan de Mairena murió en Casariego de Tapia en 1909.nota 3 En el frontispicio de su obra
atribuida, recopilada y publicada en 1936 con el título: Juan de Mairena. Sentencias,
donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, aparece la única imagen que se
conoce del supuesto maestro; se trata de un retrato en sombra de tinta hecho para la
ocasión por José Machado, hermano menor de Antonio. Al pie del dibujo se menciona
que ese era su aspecto a los 33 años, o sea en 1898, y como corresponde a fecha tan
dolorosamente noventaiochista, su rictus es dolorido y taciturno, aunque juvenil, con la
mirada inclinada hacia abajo.3
Ramón del Valle- Inclán (1986-1936) Ramón María Valle Peña (Villanueva de Arosa,
28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), también conocido
como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, fue un dramaturgo,
poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria
denominada modernismo. Se le considera uno de los autores clave de la literatura
española del siglo XX.
Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista.
Destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que
satirizó amargamente la sociedad española de su época. Estudió Derecho en Santiago de
Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó de
periodista en El Correo Español y El Universal. A su regreso a Madrid llevó una vida
literaria, adoptando una imagen que parece encarnar algunos de sus personajes. Actor de
sí mismo, profesó un auténtico culto a la literatura, por la que sacrificó todo, llevando
una vida bohemia de la que corrieron muchas anécdotas. Perdió un brazo durante una
pelea. En 1916 visitó el frente francés de la I Guerra Mundial, y en 1922 volvió a viajar
a México.
Respecto a su nombre público y literario, Ramón del Valle-Inclán es el que aparece en
la mayoría de las publicaciones de sus obras, así como en los nombramientos y ceses de
los cargos administrativos institucionales que tuvo en su vida. El nombre «Ramón José
Simón Valle Peña» solo aparece en los documentos de la partida de bautismo y del acta
de matrimonio. Como Ramón del Valle de la Peña solo firma en las primeras
colaboraciones que realiza en su tiempo de estudiante universitario en Santiago de
Compostela para Café con gotas. Semanario satírico ilustrado. Con el nombre de
Ramón María del Valle-Inclán se le encuentra en algunas ediciones de ciertas obras de
su época modernista,nota 4 así como en un texto igualmente de su época modernista, que
responde a una particular «autobiografía».nota 5 No solo él mismo toma a veces este
nombre durante esta época literaria, sino que también Rubén Darío igualmente así le
declama en la «Balada laudatoria que envía al Autor el Alto Poeta Rubén» (1912). nota 6
Por otra parte, tanto en la firma ológrafa que aparece en todos sus textos manuscritos,
como en el membrete del papel timbrado que utiliza, solo indica Valle-Inclán, a secas.
Valle Inclán escribió poemas, cuentos, novelas y teatro. OBRAS MÁS IMPORTANES
12
Las comedias Bárbaras:
El resplandor de la hoguera
Gerifaltes de antaño
Ramiro de Maeztu nació el 4 de mayo de 1874 en Vitoria.4 Fue hijo de Manuel Maeztu
y Rodríguez, un hacendado e ingeniero cubano de ascendencia navarra nacido
en Cienfuegos, hijo del último intendente general siendo la isla de Cuba aún territorio
español, y de la británica Juana Whitney, nacida en Niza. Sus padres se conocieron
en París, cuando su madre tenía dieciséis años, y se trasladaron a vivir a Vitoria. De la
pareja nacieron cinco hijos: Ramiro, Ángela, Miguel, la pedagoga María de Maeztu y el
pintor Gustavo de Maeztu.nota 1
La muerte del padre en Cuba en 1894 tras la ruina de los negocios agrícolas familiares
en Cienfuegos dejó a Juana Whitney y sus hijos en situación económica precaria. Tras
trabajar unos meses en París, Maeztu se traslada en 1891 a Cuba para ayudar a su padre
a remontar los negocios, cosa que no consiguen. En 1892 Maeztu se embarca en
13
Cienfuegos dirección a La Habana. Aquella sería la última vez que, teniendo dieciocho
años, vería a su padre. En La Habana sobrevivió ejerciendo todo tipo de empleos, entre
ellos lector en una fábrica de tabacos en la que leía a los obreros obras de autores
como Ibsen, Kropotkin, Marx o Galdós. En 1893 puede ir unos días a Nueva York a
visitar a un pariente y queda prendado de la sociedad estadounidense. A mediados de
1894, tras la muerte de su padre en la localidad de Santa Clara, su madre le pide que
regrese a España. La familia tuvo que trasladarse a Bilbao, ciudad en la que Juana
montó la Academia Anglo-Francesa (luego Academia Maeztu), donde Juana impartía
inglés y Ángela francés.5
Ramiro pasó parte de su juventud en París y en La Habana dedicado a oficios diversos y
se inició en el periodismo. Autodidacta y de ideas combativas, se trasladó a Madrid en
1897, un hecho decisivo en su vida literaria, ya que inició entonces una colaboración
importante con distintos periódicos y revistas, como Germinal, El País (editado de 1887
a 1921), Vida Nueva, La España Moderna o El Socialista, entre otros, con una
orientación socialista reformista. Empleó por esta época el seudónimo «Rotuney». 6nota 2
En esos años también da inicio a su amistad con regeneracionistas e intelectuales,
especialmente con Azorín y Baroja, con quienes formó el grupo conocido bajo el
nombre de «Grupo de los Tres», y fue un exponente destacado de la
llamada generación del 98. En sus colaboraciones de prensa —una pequeña parte de las
cuales recogió en su primer libro: Hacia otra España— examina las causas de la
decadencia española, hace una crítica muy dura de la vida nacional y propone una
renovación de estilo europeísta.
Entre 1905 y 1919 residió en Bayswater, Londres, donde trabajó como corresponsal
para La Correspondencia de España, Nuevo Mundo y Heraldo de Madrid. Viajó por
Francia y Alemania, y fue corresponsal de guerra durante la Primera Guerra Mundial en
Italia entre 1914 y 1915. Este periodo representa su fase liberal y de admiración a las
instituciones británicas, ocupando su atención en numerosas disciplinas (filosofía,
política o literatura) cuya actualidad acercaba al público español. Publica en
inglés Authority, liberty and function in the light of the war (1916)7 —aparecido cuatro
años después en español como La crisis del humanismo—, donde somete a examen los
conceptos de autoridad y libertad en la sociedad moderna. El 14 de diciembre de 1916
contrajo matrimonio en Londres con la inglesa Alice Mabel Hill, con la que tuvo a su
único hijo, Juan Manuel de Maeztu y Hill, nacido en 1918.8
Militarista convencido,9 tras su regreso a España, en 1919, comienza su desconfianza en
la democracia liberal y va cuajando su evolución hacia el tradicionalismo de signo
católico, que se consumará durante la dictadura de Primo de Rivera. A comienzos de
1927 ingresó en la Unión Patriótica.10 Durante un breve periodo de tiempo fue miembro
de la Asamblea Nacional Consultiva instaurada por la dictadura, entre 1927 y enero de
1928.11 En diciembre de 1927 fue nombrado embajador extraordinario y
plenipotenciario en Argentina,12 ejerciendo el cargo entre febrero de 1928 y febrero de
1930.13 Allí tuvo ocasión de tratar con el nacionalista Leopoldo Lugones y con el
jesuita Zacarías de Vizcarra,14 introductor este último en 1926 de la idea de la
«hispanidad» (que propuso como sustituto del espurio término raza); una idea que
Maeztu asumió como propia y después abanderó. En esos años mantiene su concepto de
decadencia, esencial en la actitud intelectual de los hombres del 98, e intensifica su
defensa de los valores católicos y de las tradiciones hispánicas.
Nada más producirse la caída de Primo de Rivera, Maeztu dimitió de su cargo de
embajador y regresó a España. Se movió entonces en la órbita de la Unión Monárquica
Nacional, construida sobre los restos de la Unión Patriótica. 15 Por entonces conoció al
14
joven integrista Eugenio Vegas Latapie; ambos, con el concurso del marqués de
Quintanar, proyectaron la creación de una sociedad cultural y una revista de
pensamiento que acabó llamándose Acción Española (aunque Maeztu propuso en
principio denominarla Hispanidad). La sociedad se creó en octubre de 1931 —tras
la proclamación de la Segunda República española— y el primer número de la revista
apareció el 15 de diciembre de 1931. En la nueva organización Maeztu adquirió de
inmediato «un claro perfil de líder espiritual».16 En su artículo inaugural, Maeztu
representó a España como una encina, que hunde sus raíces en la tierra (en la tradición),
pero se encuentra sofocada por la hiedra, «es decir, por la intelligentsia progresista —
resume González Cuevas—, ajena a la savia vivificadora de la historia, e incapaz, por
tanto, de regenerar la nación».17 Ese artículo de presentación de la revista le valdría
el Premio Luca de Tena otorgado por el diario ABC. Desde el número 28 de la revista,
Maeztu figuró formalmente como su director, y lo fue hasta el último número, el de
junio de 1936.
El 20 de marzo de 1932 ingresó como miembro de número en la Academia de Ciencias
Morales y Políticas con la lectura de El arte y la moral.18
En esta última fase su ideario intensifica su relación con el viejo tronco de pensamiento
tradicionalista español (Donoso Cortés, Menéndez Pelayo, etc.) y mantiene afinidades
con los teóricos del integralismo lusitano. Este ideario en pro de la civilización
hispánica y católica, desarrollado en sus artículos publicados en Acción Española, fue
recogido en su libro Defensa de la Hispanidad, que se convirtió en su obra más
influyente y en exponente de su pensamiento. Su doctrina de la Hispanidad, un mundo
espiritual que uniría a España y a sus antiguas colonias por medio del idioma español y
la religión católica, constituyó una de las herramientas ideológicas de la derecha
antirrepublicana y el franquismo.19 Representante de la línea más espiritualista (frente a
la biologicista) del concepto de «raza» abrazado en la derecha española, 20 Maeztu
preconiza en su obra un racismo blanco, desdeñando a las «muchedumbres de Oriente»
y describiendo como «razas atrasadas» a aquellas no blancas integrantes de la
«Hispanidad».21 Su igualitarismo racial se restringía al ámbito de la salvación
ultraterrena.22
Desde 1932 deja constancia, en varios artículos para Acción Española y el diario ABC,
de su admiración por Adolf Hitler, mostrándose también partidario
del antisemitismo del Partido Nazi. También desde las páginas de ABC llegó a
manifestar su deseo de que en España triunfase un movimiento nacionalista similar al
hitleriano para enfrentarse a la democracia y al marxismo, pidiendo al extremista José
María Albiñana que liderase el proyecto.23
Terminó militando en Renovación Española, partido político significado por su
oposición frontal al régimen de la República, en cuyas filas fue elegido diputado en las
Cortes por Guipúzcoa en las elecciones de noviembre de 1933. Ya en 1931 abogaba por
la instauración de una «monarquía militar» con el monarca como dictador.24 Tras
la huelga revolucionaria de octubre de 1934 exacerbó todavía más sus posiciones
contrarrevolucionarias y abogó por llevar a cabo una represión ejemplar que dejara a
España pacificada «por una o dos generaciones».25
El 30 de mayo de 1935 leyó su discurso de ingreso en la Academia Española,
titulado La brevedad de la vida en nuestra poesía lírica.26
Las noticias del estallido de la sublevación militar en Marruecos, que daría origen a
la Guerra Civil, lo sorprendieron en la redacción de la revista Acción Española, junto a
su joven discípulo José Luis Vázquez Dodero y al escritor Ernesto Giménez Caballero.27
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Se refugió en la casa del primero, donde sería detenido por un grupo mixto compuesto
por policías y milicianos el 31 de julio de 1936. 28 Internado en la cárcel de Ventas el 2
de agosto,29 fue uno de los 32 prisioneros «sacados» en la noche del 28 al 29 de octubre
de 1936 por agentes del Comité Provincial de Investigación Pública (CPIP, agrupación
revolucionaria izquierdista, con una orden firmada por el director general de
Seguridad Manuel Muñoz bajo el pretexto de ser transferidos a la cárcel de Chinchilla,30
y asesinado, mediante fusilamiento, sin juicio previo, en el cementerio de Aravaca, en
las proximidades de Madrid. Sus últimas palabras, se ha dicho, habrían sido «Vosotros
no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡para que vuestros hijos
sean mejores que vosotros!».3132
Hechos póstumos
En 1939 se denominó al Instituto-Escuela Instituto Nacional «Ramiro de Maeztu». En
1974 se le otorgaría de manera póstuma el título de I conde de Maeztu.33
Obras
ORIGEN. El siglo XIX termina con una grave crisis, con el fin del imperio
colonial español. En 1895 se produce el levantamiento de Cuba y un año más tarde el de Filipinas;
que eran sus últimas colonias. España, aunque reaccionan antes las revueltas, sufre una derrota
total y en 1898 se ve obligada a firmar el Tratado de Paz en París en el que se firmó
la independencia de Cuba y Estados Unidos consiguió el poder de Filipinas y Puerto
Rico.-
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CONTEXTO HISTÓRICO. En 1998, España, que hasta entonces había sido un gran imperio,
pierde las colonias de Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Derrota que hiere el orgullo de muchos españoles,
pues demuestra que el país ha entrado en decadencia. La generación del 98 recibe su nombre de esta
fecha decisiva. Además, España sufre serios problemas sociales.
Los obreros, que trabajan en condiciones muy duras, empiezan a organizarse en sindicatos de
orientación anarquista y socialista. Reivindican mejoras laborales, se oponen a las campañas militares en
Marruecos y atacan a la iglesia. Durante el reinado de Alfonso XIII se celebran elecciones y se
alternan en el poder dos partidos, el conservador y el liberal. A partir de 1923desaparecerá toda
apariencia de democracia y se suspenden las libertades públicas. Ocupa el poder el dictador y general
Miguel Primode Rivera-
UBICACIÓN GEOGRÁFICA. España- CARACTERISTICAS
1) Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas delIrracionalismo europeo, en particular
de Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Schopenhauer, y Henri Bergson.2) Don Quijote
y Segismundo forman el llamado símbolo de la raza.3) Sienten un gran interés y amor por los
pueblos abandonados y polvorientos; revalorizan su paisaje y sus tradiciones, estudiando los mitos
literarios españoles y el Romancero.
4) Rechazan la estética del Realismo y su estilo de frase amplia, de elaboración retórica y
detallista, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la calle, de sintaxis más corta y carácter
impresionista; recuperaron las palabras tradicionales y castizas campesinas.5) El
pesimismo es la actitud más corriente entre ellos y la actitud crítica y descontentadiza
les hace simpatizar con románticos como Mariano José de Larra, al que dedicaron un
homenaje.
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Aunque no abunden los estudios tradicionales sobre la presencia femenina en la
literatura española, lo cierto es que existían mujeres que se dedicaban a escribir. Y no
eran pocas. La historiografía las ha dejado de lado porque en España se vivió un receso
democrático y social con la llegada de la dictadura franquista, que relegaba las mujeres
a tareas del hogar. Sin embargo, existen mujeres escritoras de la Generación del 98 que
merece la pena conocer y que queremos recuperar del olvido impuesto por la sociedad
patriarcal.
No debemos olvidar, además, que en el siglo XIX ya habían aparecido los movimientos
feministas y las mujeres de Occidente empezaban a hacerse oír y sentir en las
sociedades capitalistas. Esto hizo que, las mujeres que estudiaremos en esta lección,
defendieran el feminismo y apostaran por una sociedad igualitaria en la que los hombres
y las mujeres contaran con los mismos derechos. Para ello, crearon novelas, poesía,
teatro y ensayos que son esenciales para conocer nuestra historia cultural y social más
reciente.
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Faustina Sáez de Melgar. Pero además de Pardo Bazán (que es muy conocida por
todos), hay otros nombres de mujeres escritoras de la Generación del 98 que han
caído totalmente en el olvido. Este es el caso de Faustina Sáez de Melgar, una
importante literata de la época que fundó el Liceo Femenino de la Villa y la Corte;
su objetivo era promocionar el trabajo de las mujeres artistas.
Fue poeta y novelista. Publicó su primer poema con tan solo 17 años y, a los 18, se
convirtió en colaboradora habitual de revistas de la época como "Ellas" o "Álbum de
señoritas", revistas que permitían a autoras femeninas. Debido a su matrimonio con un
funcionario del Estado, Faustina pudo centrarse en su carrera literaria y llegó a publicar
un poemario titulado "La lira del Tajo". Pero no fue hasta el 1860 cuando con su novela
"La pastora de Guadiela" consiguió un gran éxito y, desde entonces, se convirtió en una
escritora muy popular y con publicaciones muy regulares.
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Carmen de Burgos. Seguimos conociendo a las mujeres escritoras de la Generación
del 98 más destacadas para hablar, ahora, de Carmen de Burgos. Esta andaluza de
nacimiento, se decidió separar de su marido y comenzar una vida nueva en Madrid.
Trabajó como periodista, contando con un fondo de más cuatro mil artículos
escritos con su pluma. Las publicaciones de estos textos iban a las publicaciones de
lo que se conocía como "periodismo de mujer", pero bajo su seudónimo de
"Columbine" lanzó opiniones punzantes sobre temas actuales.
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Concha Espina. Concha Espina también es considerada como otra de las mujeres
escritoras de la Generación del 98 que se quedaron silenciadas por los historiadores.
Esta autora escribió tanto teatro, como relatos y novelas, trabajos con los que
consiguió un gran reconocimiento en su época.
Algunas de sus obras fueron "Mujeres del Quijote", un trabajo de investigación
publicado en 1903; también publicó "Mis flores", un poemario que tuvo un gran éxito.
Trabajó como colaboradora en revistas y periódicos de la época y en el 1909 es cuando
publica su novela "La niña de Luzmela".
Viviendo en Madrid, Concha Espina estrena en el 1918 su obra de teatro "El jayón", una
pieza que está inspirada en un relato corto que ella misma escribió. En España no tuvo
demasiado éxito, pero en Brasil se adaptó esta obra al formato de la ópera y se
denominó "L'Innocente". Esta obra fue propuesta para el Premio Nobel.
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María de la O Lejárraga García es otra de las autoras imprescindibles de la
Generación del 98. Fue una escritora y defensora del feminismo que firmaba sus
textos con el seudónimo María Martínez Sierra, apellidos adoptados de su marido
(Gregorio Martínez Sierra).
Hoy en día se tiene constancia de que María firmaba muchas veces sus obras con el
nombre de su marido para que, así, sus obras fueran leídas por un mayor número de
público. En su producción literaria destacan las obras de teatro y los libretos
musicales; de hecho, tuvo un gran éxito como dramaturga.
Sus piezas teatrales eran de carácter ideológico y proferían una gran crítica al concepto
del amor romántico. Dentro de sus obras destacamos piezas como "El ama de casa"
(1910), "Mujer" (1925) o "La hora del diablo" (1926) son algunos de sus títulos más
destacados de su producción.
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Del amor y otras pasiones. Artículos literarios
Además, también realizó estudios de otras mujeres muy destacadas en la cultura como
fueron Concepción Arenal o Sor Juana Inés de la Cruz.
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Bibliografía
Zubiaurre, M. (2004). De identidades, olvidos y mixtificacione: Protagonismo
femenino y Generación del 98. Mester, 33(1).
Serrano, M. I. (2003). Las escritoras de la generación del 98: una dimensión
olividada (Doctoral dissertation, Montclair State University).
Núñez, C. (1999). Carmen de Burgos en la generación del 98.
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La Generación del 98 es el nombre por el que se conoce a un movimiento cultural y
literario promovido por un grupo de poetas, escritores y ensayistas españoles nacidos
entre 1864 y 1876 que se vieron muy afectados por la profunda crisis que se
desencadenó a raíz de la pérdida de las últimas colonias en 1898: Puerto Rico, Cuba,
Guam y Filipinas.
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difundirlo en diferentes ensayos críticos de periódicos y finalmente fue reconocido
como un movimiento organizado.
Todos los autores del movimiento cultural y literario se mostraban muy preocupados
por el futuro de España y su posición con respecto al resto de países del mundo. Los
temas principales de los autores, además del problema de España, eran la vida y la
muerte, así como la religión. Fue Miguel de Unamuno el que más se centró en la vida y
la muerte en sus obras, aunque el resto de autores también dieron muestra de ello.
Respecto a la religión, no había ninguna unanimidad. Mientras que Azorín y Maeztu
eran grandes fieles, Baroja era agnóstico, y Unamuno se mostraba dubitativo sobre la
existencia de Dios.
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Mientras que la España real estaba sumida en la miseria, la oficial mostraba imagen
impecable. Los intelectuales quisieron hacer ver a través de sus obras la realidad iba
más allá de las simples apariencias. Rechazaban a la burguesía y consideraban que era
una clase social fracasada y derrotista que no hacía ningún bien al conjunto de la
sociedad.
Nuevos géneros literarios
En la Generación del 98 se crearon nuevos géneros literarios, mientras que otros ya
existentes fueron reformados. Por ejemplo, Unamuno introdujo la ficción narrativa con
su ‘Nivola Unamuniana’ frente a la novela realista que imperaba en el siglo XIX. A lo
largo de su vida Unamuno escribió muchas obras de teatro que giraban en torno al
drama filosófico.
Por su parte, Azorín utilizó la novela lírica e impresionista, jugando con el tiempo y los
espacios. Sentía especial predilección por utilizar los mismos personajes en diferentes
épocas de la historia. En cuanto a Pío Baroja, creó la novela abierta muy influenciado
por el bolletín.
La influencia de la gran crisis en la que estaba sumida España y el modernismo fueron
de gran inspiración para los autores, así como para pintores e incluso músicos.
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