Delgadilllo, Victor - Indigenas. Vivienda y Trabajo en El Centro Historico de MX
Delgadilllo, Victor - Indigenas. Vivienda y Trabajo en El Centro Historico de MX
Delgadilllo, Victor - Indigenas. Vivienda y Trabajo en El Centro Historico de MX
INTRODUCCIÓN
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Profesor investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México e Investigador Nacional Nivel
1.
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Vecindad: inmueble con cuartos en alquiler para familias de bajos ingresos, hay casas unifamiliares
antiguas transformadas en vivienda colectiva, y vecindades construidas ex profeso (hileras de cuartos en
alquiler). Los sanitarios y lavaderos son generalmente de uso colectivo.
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análisis territorializado de las políticas públicas. El primer apartado, aborda
el proceso de migración de los indígenas a la ciudad y el contexto en que el
tema indígena irrumpe en la agenda pública. El segundo apartado, analiza
las políticas de vivienda y de recuperación del patrimonio edificado. A partir
de un análisis territorializado (realizado con un sistema de información
geográfico) se evidencia una política pública híbrida y diferenciada en el
centro histórico de la ciudad de México (ver Delgadillo, 2008). El último
apartado, analiza un conjunto de políticas de atención a los indígenas,
sumamente sectorizadas y parciales, que centran su interés en la cantidad,
más que en la calidad de las acciones y explora el tema de la identidad
étnica como un discurso y una estrategia para la negociación de servicios y
bienes con el Estado, entre ellos la vivienda.
1. INDÍGENAS URBANOS
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En 2005, la Zona Metropolitana del Valle de México (16 Delegaciones del Distrito Federal, 58 Municipios
del Estado de México y un Municipio del Estado de Hidalgo) tenía 18.7 millones de habitantes.
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Algunos de estos pueblos fueron “reducciones” creadas ex profeso por los conquistadores españoles para
controlar a la población recién conquistada. Es decir, son asentamientos del siglo XVI y XVII.
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con el movimiento zapatista en Chiapas en 1994. Desde entonces una gran
cantidad de investigaciones, publicaciones y debates se mantienen sobre el
tema, aunque no haya avances sustanciales en materia de legislación sobre
el derecho indígena y en materia de políticas continúen los enfoques
asistencialistas y clientelares.
Las estadísticas oficiales en México apenas comienzan a incluir el
tema indígena, pero el indicador que toman en cuenta para determinar a esa
población es sí hablan una lengua nativa o no, y eso en el caso de las
personas mayores de 5 años. De acuerdo al Instituto Nacional de Geografía,
Estadística e Informática (INEGI) en 2005 la población de 5 y más años que
hablaba una lengua indígena en el Distrito Federal (DF) era de 118,424
habitantes y la población indígena total estimada era de 247,208 habitantes
(así, el 52% de la “población indígena” es menor de 5 años). Los indígenas
en el DF representan el 2.83% de una población total estimada en 8.72
millones de habitantes y aunque se distribuyen en todo el territorio,
mayoritariamente se concentran en algunas Delegaciones:
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En estas dos Delegaciones residen casi tres millones de habitantes, es decir, uno de cada tres capitalinos.
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dispersos en la ciudad en colonias populares o de clase media; 2. Los grupos
indígenas que llegaron hace décadas pero se especializaron en el comercio
en la vía pública, aún viven en zonas céntricas y sus condiciones de vida son
parecidas a las de los inmigrantes recientes: para ellos vivir en el centro es
importante, pues tienen un tipo de empleo temporal e informal y un
alojamiento precario; 3. Otros grupos (como los Triquis de San Juan
Copala) viven temporalmente en esta ciudad debido a la violencia en su
región de origen y aún no deciden su permanencia definitiva en la ciudad; 4.
Jóvenes que llegan a trabajar directamente como empleadas domésticas y
viven en las casas de sus patrones, en colonias de clase media y clase media
alta. También puede incluirse el caso de los migrantes que trabajan como
albañiles y duermen en las obras en construcción.
Otro de los mitos que se propagan es que los indígenas viven de
producir y vender artesanías en mercados formales y en las calles. Aunque
hay algunos grupos que producen y venden cierto tipo de artesanías, hay
muchos otros que no lo hacen. Algunos grupos indígenas producen y
venden gorras de santa clós y pantalones deportivos; otros venden
artesanías y textiles producidos en otras regiones o países (como
Guatemala); y muchos más tienen negocios informales (renta de equipo de
luz y música para fiestas y bailes), venden mercancías (frutas, chicles,
cigarros) o prestan servicios informales en la calle (lustradores de zapatos o
limpia parabrisas).
A). Los Otomíes viven en áreas urbanas cercanas a la céntrica Zona Rosa
(un centro turístico y de entretenimiento), donde trabajan en las noches
vendiendo cigarros y chicles. Poco más de 90 familias habitaban 4 baldíos
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en la colonia Roma, donde construyen viviendas con materiales
provisionales (madera y lámina); y 5 familias más habitaban un inmueble en
riesgo de derrumbe en la colonia Juárez.
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El 12/10/2007 los vendedores “ambulantes” que ocupaban el perímetro A del centro histórico fueron
desalojados de la calle y reubicados en nuevas plazas comerciales. Para realizar este nuevo programa de
reubicación del comercio en la vía pública, el GDF expropió varios inmuebles y destruyó las edificaciones
existentes (entre ellas algunos monumentos históricos) para construir las nuevas plazas comerciales.
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El gobierno federal se reserva varias atribuciones sobre el DF.
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Revolución Democrática), que ha pretendido impulsar “otra forma” de
gobierno y combatir la pobreza, con distintos acentos: Cárdenas (1997 –
2000) pretendía generar un gran movimiento de participación ciudadana,
para involucrar a los ciudadanos en la solución de los distintos problemas de
esta ciudad, López Obrador (2000 – 2006) puso un mayor énfasis en atender
la pobreza (en la práctica también favoreció a algunos ricos y a la iglesia
católica), mientras Ebrard (2006 – 2012) mantiene un discurso pragmático
que habla de sustentabilidad, competitividad y equidad.
Los gobiernos perredistas han reconocido a los indígenas migrantes
como grupos vulnerables a quienes se debe atender prioritariamente, a
través de distintas políticas y programas, que en particular atienden de
manera asistencialista y sectorizada algunas necesidades de esa población,
tales como: el otorgamiento de desayunos escolares, cursos sobre derechos
humanos, becas para estudiantes, créditos blandos y altamente subsidiados
para el acceso a una vivienda en propiedad. Se trata de políticas altamente
sectorizadas que no atienden otros problemas fundamentales que en gran
medida han determinado la histórica situación de exclusión social de estas
familias, como la capacitación, la educación y la generación de mejores
empleos. Así, a menudo las políticas sociales dirigidas a este sector
contradicen otras políticas sociales y urbanas que por ejemplo, impiden que
la población que reside o trabaja en el centro se gane su sustento en la calle.
Tal es el caso de la política de “rescate” del centro histórico de la ciudad de
México que desde el año 2002 ha incluido el desalojo paulatino y la
persecución policíaca de los vendedores ambulantes, entre ellos varios
indígenas9.
En 2001 se creó un Consejo de Consulta y Participación Indígena del
DF, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social del GDF, en el que
participan representantes de los distintos grupos indígenas “originarios” y
“migrantes”, funcionarios públicos y representantes de universidades y
organizaciones no gubernamentales. En este foro, los funcionarios públicos
encargados de la atención a la población indígena en el DF evidencian: 1. El
trato sectorizado que se da a esta población: apoyo a trámites en el registro
civil, asesoría jurídica, programas de salud; 2. Que muchos de estos
programas ponen el énfasis en el cumplimiento de metas (número de
microcréditos, consultas, asesorías y becas) sobre la calidad de los servicios;
3. Que la población beneficiada no cumple sus responsabilidades (no pago
de los microcréditos que reciben); y 4. Las dificultades que impiden
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No es casual que en los distintos foros sobre los indígenas en la ciudad una de sus mayores demandas sea
que les permitan ganarse su sustento en la calle y que las autoridades no les decomisen su mercancía.
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instrumentar programas de empleo y lo “imposible” que resulta modificar la
prohibición de venta en la vía pública del centro histórico (Santaella, 2006:
323-326) (López, 2006: 341-370).
En materia de vivienda, el Instituto de Vivienda (INVI), encargado
de aplicar la política habitacional, diseñó un programa de atención
específico para la población indígena de la ciudad que busca garantizar el
acceso a una vivienda en condiciones de equidad, de acuerdo a sus ingresos
y capacidad de pago; y respetar las formas de organización económica y las
prácticas culturales y comunitarias de ellos. En el período 2000 – 2006, el
INVI (2006) registró a 55 grupos indígenas con 1,598 familias indígenas
residentes en todo el D.F: de ellos el 25.45% son Mazahuas, 16.36%
Otomíes, 16.36% Triquis, 1.82% Chontales y 38.18% pertenecen a distintos
grupos. De manera paralela, los grupos indígenas desarrollaron estrategias
de negociación y gestión con el GDF para acceder a una vivienda en
régimen de propiedad privada.
A pesar de que el gobierno local y el federal representaban
orientaciones políticas diferentes, ambos gobiernos coincidieron en algunos
programas y proyectos específicos, como es el caso de la “recuperación” del
centro histórico y de la atención a indígenas residentes en la ciudad, que se
materializó en un aporte financiero a través de la CDI (con 32.8 millones de
pesos)10 para la realización de 14 proyectos habitacionales con 379
viviendas en conjuntos habitacionales distribuidos fundamentalmente en las
áreas centrales, y para el realojamiento de otras 66 familias en otros 6
proyectos. En total se atendieron a 445 familias indígenas.
4. CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA