Reposo Divino para La Inquietud Humana
Reposo Divino para La Inquietud Humana
Reposo Divino para La Inquietud Humana
INTRODUCCION:
Hoy queremos conversar con ustedes acerca de un día especial, el mejor de la
semana. Un día para recargar las baterías y recuperar fuerzas para afrontar las luchas
cotidianas. ¿Cuántos de ustedes estuvieron leyendo los mandamientos? Los cuatro
primeros, que estaban en la primera tabla, de las dos que el Señor le dio a Moisés, nos
habla del amor hacia Dios. Si lo amamos de verdad, no podremos tener dioses ajenos,
adorar imágenes o tomar su nombre en vano. (Eso es lo que prescriben los primeros tres
mandamientos) Pero el cuarto precepto tiene una ventaja adicional. No solo nuestro amor
por el Creador sino que nos ayuda a vivir con salud y felicidad. Vamos a leerlo.
I. EL CUARTO MANDAMIENTO
ILUSTRACION:
Se cuenta que un joven zar de Rusia, hace muchos años, recorría los jardines
reales cierto día, cuando noto que afuera, en un campo vecino, un guardia del palacio
estaba en posición de firme, con todo su pompa y aspecto ceremonioso. Le pregunto al
joven ¿Qué estaba cuidando?. El soldado no sabía. Lo único que sabia era que había
ordenes que hubiera un centinela en su puesto.
El joven zar, curioso, examino los registros. Descubrió que un tiempo, la reina Catalina
hizo cultivar cierta extensión con una clase de rosas. En ese preciso punto había crecido
un rosal hermoso y escogido. Cada semana ella permitía que los campesinos vinieran a
ver las rosas. Pero ordeno que un centinela estuviera de guardia para cuidar ese rosal en
particular. La orden nunca había sido cambiada. El rosal había desaparecido con el
tiempo. ¡Pero un centinela montaba guardia a un matorral!
¿No podría ser que nosotros estuviésemos guardando celosa y sinceramente algo de
ninguna manera es sagrado? Los siglos cuentan su historia.
ILUSTRACION:
Cierto día un predicador chino, hablando de la santidad del sábado y la gratitud a
Dios por el, decía lo siguiente: “Una vez un hombre fue al mercado llevando su
bolsita con siete grandes monedas de cobre. Viendo a un mendigo que lloraba por
ayuda le diό, al infeliz, seis de sus siete monedas. Entonces el mendigo, en lugar de
agradecer, siguió detrás del hombre y le robo la séptima moneda. ¡Que acto
abominable! Si, pero al decir esto nos condenamos a nosotros mismos. Recibimos de
las manos de nuestro bondadoso Dios seis días y pesar de eso no estamos contentos.
Le robamos el séptimo.
APELACION:
El mandamiento del Señor dice: “Acuérdate”Estamos muy propensos a olvidar el
monumento de la creación. El séptimo día es para dedicarlo a Dios.
Hay bendición especial para la observancia del sábado y es la señal de nuestra lealtad
a Dios. Recuerde que felicidad es obedecer.
Fin.