Evaluación Psicológica Lecciones Introductorias - Carmelo Ibáñez

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L$8N 84-7585 929 1
EVALUACION PSICOLOGICA

LECCIONES INTRODUCTORIAS
EVALUACION PSICOLOGICA

LECCIONES INTRODUCTORIAS

Carmelo lbáñez Aguirre

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El privilegio de enseñar
tal vez sólo sea comparable
al placer de aprender. Así que:

A mis alumnos.
Y a mis maestros.
INDICE

Introducción................................................................. 13

l. BASES CONCEPTUALES Y DESARROLLO HISTORICO


Introducción............................................................ 19
l. l. La Evaluación Psicológica y conceptos afines.............. 21
1.1.1. Medición............................................... 21
1.1.2. Valoración............................................. 25
1.1.3. Evaluación............................................. 28
1.1.4. Evaluación psicológica y Psicodiagnóstico....... 35
1.2. Desarrollo histórico............................................. 38
1.2.1. Antecedentes.......................................... 39
1.2.2. Constitución........................................... 40
1.2.2.1. F. Galton................................... 41
1.2.2.2. J. M. Cattell.. ... .. .. .. ..... .. . . ........ ... 42
1.2.2.3. A. Binet.................. .. . . . . . . . . . . . .. . . . 43
1.2.2.4. Otras figuras destacables................. 46
1.2.3. Desarrollo.............................................. 47
1.2.4. Consolidación.......................................... 49
1.2.5. Situación actual....................................... 51
Conclusión............................................................ . 54
2. DIVERSIDAD DE METODOS Y MODELOS
Introducción............................................................ 63
2.1. Métodos principales............................................. 65
2. l. l. Método correlaciona! ............·..................... 66
2.1.2. Método experimental................................ 69
2.1.3. Método cuasi-experimental.......................... 73
2.1.4. Método observacional................................ 77
2.2. Controversias metodológicas................................... 85
2.2.1. Explicación vs. Comprensión....................... 85
. .

2.2.2. Generalidad vs. Especificidad....................... 87


2.2.3. Cuantitativo vs. Cualitativo ... ;...................... 89
2.2.4. Idiográfico vs. Nomotético............. .. . . . . . ....... 93
2.3. Modelos teóricos.................................................. 98
2.3.1. Psicométrico... ... . . . .. . ... . .. . . . ... . . . ......... ... .. . 101
2.3.2. Psicoanalítico......................................... 103
2.3.3. Modelo Conductual................................. ... 107
2.3.4. Modelo Cognitivo.................................. 112
2.3.5. Polarización entre evaluación
Tradicional y Conductual.............. .. . . . . . ... . 120
2.3.6. Modelos integradores................... . ......... .. 130
2.3.6.1. Conductual-cognitivo..................... 131
2.3.6.2. Conductismo paradigmático............. 134
2.3. 7. Hacia una integración teórico-metodológica..... 139
Conclusión............................................................. 143

3. EL PROCESO EN EV ALUACION PSICOLOGICA


Introducción............................................................. 149
3.1. La evaluación como proceso................................... 150
3.2. Recogida de información inicial............................... 155
3.2.1. Planteamiento del problema......................... 155
3.2.2. Precisión del problema................................ 157
3.3. Formulación de hipótesis........................................ 159
3.3.1. Elaboración de hipótesis............................. 159
3.3.2. Operacionalizaciones.. .. .. ...... .... ..... .. . . .. . ...... 162
3.4. Contrastación de hipótesis....................................... 163
3.4.1. Planificación de la investigación.................... 164
3 .4. l. l. Alternativas metodológicas.............. . 164
3.4.1.2. Objetivos de la evaluación................ 164
3.4.1.3. Contrastación de hipótesis y
planificación evaluadora................ 165
3.4.2. Recogida de información............................ 167
3.4.2.1. Selección de instrumentos................ 167
3.4.2.2. Clasificación de los instrumentos....... 168
3.4.2.3. Triangulación de datos.................... 169
3.4.3. Integración interpretativa............................. 171
3.4.4. Juicio diagnóstico...................................... 173
3.5. Resultados y Programación de la intervención............... 174
3 .5. l. Elaboración del informe................. . . . . . . . . . .. . . 175
3.5.2. Indicación de la forma de intervención............. 176
3. 5. 3. Planificación de la intervención...................... 178
3.6.Control. .............................................................. 179
3.7. La evaluación como proceso de toma de decisiones.......... 181
Conclusión................................................................ 185

4. PROBLEMATICA Y DIRECTRICES GENERALES EN EVALUACION


INFANTIL, DE LA ADOLESCENCIA Y LA VEJEZ
Introducción............................................................. 189
4.1. La evaluación infantil y adolescente
4.1.1. Conceptos y objetivos diferenciales básicos....... 191
4.1.2. Generalidades sobre métodología y técnicas...... 195
4.1.2.1. El método de los tests..................... 196
4.1.2.2. La metodología observacional............ 199
4.1.2.3. El concurso de otros métodos............ 201
4.1.3. Problemática evaluadora
característica de estas edades................. . . . . 202
4.1.3.1. Mediatización ambiental.................. 202
4.1.3.2. Psicopatología infantil y adolescente... 205
4.1.3.3. Retraso mental............................. 208
4.1.3.4. Evaluación del potencial de aprendizaje. 211
4.1.3.5. La prevención............................... 214

4.2. Evaluación psicológica en la Vejez


4.2.1. Conceptos y objetivos diferenciales básicos...... 219
4.2.2. Generalidades sobre metodología y técnicas...... 221
4.2.2.1. El método de los tests..................... 222
4.2.2.1.1. Eval. funcionamº intelectual.. 223
4.2.2.1.2. Eval. de la memoria............ 225
4.2.2.2. Los autoinformes.... ........ ....... .. . .. . .. 226
4.2.2.2.1. Habilidades sociales............. 227
4.2.2.2.2. Apoyo social.................... 229
4.2.3. Problemática evaluadora
característica de esta edad......................... 230
4.2.3.1. El deterioro intelectual.................... 233
4.2.3.2. Evaluación psicopatológica........... .... 235
4.2.3.2.1. Ansiedad......................... 236
4.2.3.2.2. Depresión........................ 238
4.2.3.2.3. Demencia......................... 240
4.2.3.3. Eval. del potencial de aprendizaje....... 242
4.2.3.4. La prevención............................... 244
Conclusión................................................................ 246
CONCLUSION.................................................................. 251
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS........................................ 257
INTRODUCCION

La Evaluación psicológica es una disciplina que se halla en una crisis debida


al desarrollo acelerado que incluso está afectando a su identidad (significativamente
hasta hace sólo una o dos décadas se la reconocía por lo general con otro rótulo, el de
Psicodiagnóstico). Pero el desarrollo en cuestión no se limita a aspectos de
nomenclatura, sino que afecta a la concepción, postulados teóricos en que se sustenta,
metodología, implementación de nuevas técnicas y, en suma, la expansión del campo
de sus objetivos y aplicaciones en la sociedad.

Junto al énfasis en los requisitos científicos de la Evaluación psicológica, se está


avanzando en la progresiva integración de la evaluación/psicodiagnóstico con la
actividad interventiva (tratamiento, rehabilitación, consejo, prevención, etcétera). De
ello se sigue un mayor impacto y eficacia, sobre todo cuando los evaluadores trabajan
en equipos pluriprofesionales que van tomando consensuada- mente decisiones
conducentes a la intervención o fase de ayuda al cliente/paciente.

Este texto se articula en cuatro capítulos. El primero se dedica a la exposición


resumida de la historia de la Evaluación psicológica/Psicodiagnóstico, así como a la
reflexión sobre la idea o concepto que sustentamos de la/el misma/o. Es en este primer

13
capítulo donde se podrá reflejar matiz.adarnente la complejidad de la materia en estudio,
así como los avatares asociados a la idea de situación crítica que hemos avanzado. En
cualquier caso, el progresivo mayor ajuste por parte del evaluador a la metodología
científica se ve recompensado por la expectativa de mejores resultados. La
disponibilidad de instrumentos de evaluación debidamente contrastados, en última
instancia están llamados a potenciar la capacidad perceptiva del evaluador, acrecentar
la precisión, así como el almacenaje y organiz.ación de la información recogida a lo
largo del proceso evaluador. Obviamente la enorme expansión de las variables
analiz.adas en la evaluación, conlleva la necesidad de un mayor esfuerzo de ekzboración
interpretativa por parte del evaluador.

El segundo capítulo podría haberse presentado desglosado en dos: modelos


teóricos y metodología donde se sustenta la actividad evaluadora. Al agruparlos se
pretende dar una idea de cierta integración de esos dos aspectos centrales de la materia.
En este sentido se prestará una considerable atención al fenómeno de confluencia de
algunos modelos y métodos. Los enfoques tradicional y conductual han limado las
aristas que los enfrentaba y apuestan en muchos casos por una aproximación y
complementariedad que puede resultar interesante para la Evaluación psicológica. Los
supuestos que se analiz.arán de integraciones de modelos, apuntan asimismo en parecida
dirección y no son desvinculables de sus facetas metodológicas y tecnológicas.

El tercer capítulo, dedicado al proceso de evaluar, ofrece una visión dinámica


de la tarea a realiz.ar, y aunque sigue un esquema de actuación en fases, trata de no
escamotear la complejidad inherente a la interrelación de las mismas y a su profunda
mutua implicación, en la línea de una toma continuada de decisiones, cuestión sobre
la que se realiz.a a su vez una reflexión explícita.

El cuarto y último capítulo se consagra al estudio - en plan visión panorámica -


de las peculiaridades o especificidades conceptuales, metodológicas y aplicadas de la

14
población (evolutivamente "distinta") de la infancia, adolescencia y vejez. De esta
forma se intenta dar una visión más completa de la materia de la Evaluación
psicológica y ofrecer unas ideas que orienten en el empeño de adaptar los
conocimientos sobre la evaluación a las poblaciones mencionadas. El interés de abordar
este capítulo conecta con la importancia que en la actualidad cobra la evaluación del
cambio (evaluación dinámica, en la terminología de Feuerstein), que se produce a lo
largo de todo el ciclo vital. Son amplias las perspectivas que dichas ideas abren en la
línea de los tratamientos educativos, de salud, terapéuticos y de otras formas de
canalización de la influencia social por parte de los psicólogos.

Cada uno de los capítulos mencionados a su vez engloba en sí varias lecciones


de carácter introductorio, el conjunto de las cuales ofrece una panorámica esencial de
la Evaluación psicológica que confiamos suscite el interés del lector.

15
16
CAPITULO 1
11

BASES CONCEPTUALES
y
DESARROLLO HISTORICO

17
18
l. BASES CONCEPTUALES Y DESARROLLO HISTORICO

Introducción

A lo largo del siglo aproximado de historia de la evaluación psicológica, período


prácticamente tan dilatado como el de la propia existencia de la psicología como ciencia,
la evaluación/psicodiagnóstico ha constituido la cara o escaparate de dicha disciplina y,
si bien ambas no siempre han evolucionado acompasadamente, la evaluación psicológica
ha reflejado los avances de la psicología, al tiempo que ha sabido dotarle de instrumentos
potenciadores de su desarrollo teórico-aplicado. De hecho, el desarrollo de la evaluación
ha sido uno de los pilares sobre los que se ha sustentado el creciente impacto social de
la psicología (Caparrós, 1984).

Como resultado de la evolución histórica a la que nos referimos, el propio


concepto de evaluación se ha desarrollado. Hoy es el término Evaluación psicológica
(Assessment) el que se ha generalizado como más oportuno, imponiéndose sobre otros
con gran arraigo como el de Psicodiagnóstico, gracias a su mayor generalidad, alcance
explicativo y sentido, el cual - entre otras funciones, aunque no siempre y
necesariamente - incluye la del propio psicodiagnóstico.

Sin embargo, el término Evaluación psicológica no está exento de ambigüedad


en la medida en que en la práctica se concibe de diferente forma según varíen los
modelos y enfoques desde los que se parte al respecto.

Esta variedad de definiciones del término van desde: a) aquellas actividades

19
cognitivas que se encuentran comprometidas con la formación de impresiones y la
emisión de juicios sobre las personas; b) los procedimientos orientados a recabar
información sobre personas; y c) el proceso de sistematizar dicha información,
organizarla e interpretarla (Pelechano, 1977). Pues bien, la conjunción e integración de
la diversidad de acepciones plasma de un modo acabado la inherente complejidad que
entraña la tarea de evaluar en psicología.

Otros rasgos diferenciales de la conceptualización que cabe hacer de la evaluación


psicológica se relacionan con los contenidos de dicha tarea, bien entendido que
apostamos por la comprehensiva esquematización del enfoque bio-psico-social. Y no está
de más añadir que se hace necesario prestar atención en el análisis evaluador a los
contenidos positivos tanto como a los negativos, a lo adaptativo y potencialidades del
individuo y no sólo a lo desadaptativo y limitaciones del mismo, huyendo así del sesgo
patologizador, reduccionista y empobrecedor, característico de la vieja conceptualización
del psicodiagnóstico.

En el primer capítulo de este trabajo se van a analizar algunos conceptos básicos


de esta disciplina, como son los de medición, valoración, evaluación y psicodiagnóstico,
los cuales remiten a la multiplicidad de ámbitos y tareas donde la disciplina encuentra
acomodo. La segunda parte del capítulo centrada en el desarrollo histórico de la
evaluación psicológica, va a permitir adentrarnos en el terreno de su desarrollo - en
paralelo con el de la psicología como ciencia social - hasta captar el alto grado de
maduración y complejidad hoy adquirido y la gran extensión de sus aplicaciones en
ámbitos aplicados cada vez más ensanchados y fértiles. Esto viene a significar que los
objetivos de la evaluación psicológica se han expansionado, la disciplina ha madurado
notablemente y son amplias las expectativas que hoy levanta, por su utilidad y
relevancia, la evaluación psicológica.

20
1.1. La Evaluación Psicológica y conceptos armes

En tomo a la tarea de la Evaluación Psicológica existen un conjunto de términos


que por su relación con ella, conviene precisar porque de lo contrario se hace imposible
manejarlos con el debido rigor. Los más relevantes son medición (measurement),
valoración (evaluation), evaluación (assessment) y psicodiagnóstico. Intentaremos
conceptualizarlos y definirlos para resaltar sus aspectos diferenciales, así como la
relación, más o menos próxima, que cada uno de ellos mantiene con el término de
significado más general entre ellos que es el de evaluación psicológica.

1.1.1. Medición

En psicología la medición es el ''proceso de unir conceptos abstractos con


indicadores empíricos" (Pelechano, 1988b, p. 326). Medir ha sido siempre el reto de
todas las ciencias, la psicología entre ellas: "La psicología no puede alcanzar la certeza.
y exactitud de las ciencias fisicas si es que no se funda en el experimento y en la
medida" (J. M. Cattell, 1890). Medir no es otra cosa que asignar números, más

exactamente unidades de medida, a la descripción de los datos referidos al


comportamiento de acuerdo a ciertas reglas (Silva, 1982). Las mediciones han de ser
exactas, fiables, válidas y útiles (Silva, 1989).

En términos generales, medir es comparar una magnitud con otra de su misma


especie considerada como unidad, o con otra magnitud adecuada al caso para conocer
su extensión o cantidad. No podemos evaluar verdaderamente más que lo que podemos
medir (Claparede, 1961). Ahora bien, en un sentido apropiado a las ciencias sociales,

21
medir es una operación más indirecta que la que se da en las ciencias naturales, que
exige asignar simbolos numéricos a determinadas magnitudes, atributos o
acontecimientos. "El científico no toma para examen unidades de estado preexistentes
a ese examen; más bien, con sus estrategias, con su método, con sus instrumentos de
observación, de experimentación y de medida, las crea"- (Fierro, 1981, p. 10). El
objetivo de la medida es originar una puntuación precisa en relación a alguna variable
(Kline, 1985).

Trasladar la medición a la psicología y en concreto a la evaluación psicológica,


si bien exige flexibilizar el sentido del término y adecuarlo a las particularidades que
presentan en este área las mediciones, acarrea grandes ventajas. Por una parte, permite
ir más allá de la mera descripción, al plasmar las observaciones en datos. Además, las
mediciones sirven para operacionalizar conceptos y perfilarlos de algún modo. A este
fin, las unidades de medida utilizadas dependerán del comportamiento en cuestión, del
instrumento disponible, de la teoría desde la que se trabaje y de los objetivos fijados.
Ejemplos de unidades de medida comportamentales son la ocurrencia, la frecuencia,
duración, magnitud e intensidad. Gracias al apoyo de instrumentos como los rating
sea/es se consigue reducir lo cualitativo a cuantitativo.

Los diferentes tipos de medidas utilizables en evaluación psicológica han sido


agrupados (Pérez Gómez, 1982, p. 272) en cuatro grupos: 1) los tests de personalidad,
2) los análisis de contenido de las entrevistas, 3) los puntajes sobre escalas, y 4) las
medidas fisiológicas.

En este sentido los instrwnentos de medición psicológica, sean tests, escalas,


aparatos, etc. se constituyen en apoyos de la observación y facilitadores de la recogida
de datos, objetivos y rigurosos, si bien nunca comparables a los de las mediciones en
ciencias naturales. La psicometría se ocupa de efectuar la transición de las categorías

22
manifiestas a escalas cuantitativas utilizadas en los tests mentales en general. Los
principios psicométricos deben regir en toda medición científica (Femández-Ballesteros,
198le).

La aparición precoz de los tests psicológicos en la historia de la psicología·


aplicada (el término test mental fue acuñado en 1890 por James McKeen Cattell en su
artículo "Tests y medidas mentales") acaso sea el testimonio más claro de la necesidad
sentida de medir constructos, llegando al extremo de que en muchos casos la tecnología
de los tests, es decir, los instrumentos diseñados para la medición de constructos, ha ido
por delante de la investigación y consiguiente precisa descripción de lo que se medía con
ellos. Se ha partido al respecto de suposiciones no siempre demostradas, las cuales se
dejan entrever en la misma definición de constructo, aportada por Cronbach y Meehl
(1955), como "atributo que se postula de las personas y que se asume que se encuentra
reflejado en la cumplimentación de un test" (p. 283).

En definitiva, es sólo la relación funcional - lo que ciertamente no es poco - la


que entra en juego en dichas mediciones. Esta matización que apuntamos está bien
recogida en la siguiente definición de medición : "uso de métodos cuantitativos para
medir respuestas cuya relación funcional con los estímulos definidores de una situación
dada permite injerir la existencia e intensidad de los procesos psicológicos" (Pelechano,
1980, en Silva, 1982, p. 96).

Hecha la anterior precisión acerca del objeto de la medición en psicología


aplicada y en concreto a través de los tests (testing), que supone haber determinado de
antemano lo que deseamos medir y el procedimiento disponible para ello, conviene hacer
alguna alusión a las limitaciones de dichas mediciones. Pues hay que contar con que la
exactitud en la medición por medio de los tests mentales, por ejemplo, en la obtencion
del CI, es relativa en cuanto que se da un monto de error sistemático en la medición (el

23
error típico de medida que contempla el modelo clásico de los tests).

Por otra parte, Sattler (1988) se refiere a otras fuentes de errores cometidos en
la administración y calificación del test, factores personales circunstanciales (actitud,
motivación del examinando, empatía del examinador... ), cambios ambientales extremos,
experiencia en la aplicación por parte del psicólogo y / o en la realización por parte del
sujeto examinado, etc. No podemos tampoco ignorar las tendencias de respuesta que se
dan en la contestación a los cuestionarios psicométricos y no psicométricos de
personalidad (deseabilidad social, aquiescencia, etc.)

Aunque no sea más que a título enunciativo, apuntamos los tipos básicos de
escalas de medida o formas de asignación de números a aspectos o relaciones empíricas
existentes en psicología. Estas son las escalas nominales, ordinales, de intervalos y de
razones. Cada una de ellas tiene su utilidad distinta. Las nominales simplemente para
identificar variables. Las ordinales para ponerlas en orden jerárquico. Las de intervalo
contienen una unidad de medición e intervalos iguales. Las de razón contienen una
unidad de medición y un punto cero (Sattler, 1988). En las ciencias de la conducta, la
mayoría de las escalas son ordinales y algunas de ellas de intervalo, y su origen, por
tanto, es arbitrario (Amau, 1978).

Dichas escalas varían en base a la relación existente entre los números asignados
y los valores que adopta el fenómeno que se pretende medir (Vizcarro y Arévalo, 1990).
La utilización adecuada de las unidades de medida varía asimismo en función del tipo
de escalas a que pertenecen: por ejemplo, la posibilidad de realizar determinadas
operaciones aritméticas con ellas (ver Stevens, 1946, en Bartolomé, 1978, p. 116) y la
propia interpretación de los datos, van unidas a su conocimiento diferenciado.

Otros problemas asociados a la medición en psicología son: la correspondencia

24
entre las unidades de medida y las propiedades de lo que deseamos medir, la objetividad
o precisión de los aspectos medidos, la utilidad de dichas medidas para los fines de la
evaluación, por ejemplo, y el significado o sentido concreto que adquieren las
mediciones psicológicas en función del contexto donde se producen (variables
motivacionales, socio-culturales, etc).

Los tests mentales son técnicas de medición psicológica por antonomasia ; se


caracterizan por ser sistemáticas, estandarizadas y objetivas, y sirven para comparar la
conducta de dos o más personas (Cronbach, 1990). Se aplican con intención
cuantificadora y sobre el supuesto de que las diferencias individuales son cuantitativas,
no cualitativas, es decir, que las diferencias psicológicas entre las personas son un asunto
de grado (Anastasi, 1966).

Otro aspecto importante a tener en cuenta respecto a la medición es su utilidad


al servicio de la comprensión y explicación de los fenómenos psicológicos, valoración
que va unida a la importancia que se otorga a las técnicas de evaluación psicológicas,
particularmente las cuantitativas, como fundamento imprescindible para la
operativización de las variables que intervienen en la investigación tanto básica como
aplicada y la comprobación de hipótesis (Cronbach, 1972, Fernández-Ballesteros, 1980,
Kerlinger, 1975).

1.1.2. Valoración

El concepto de valoración (evaluation), próximo en la literatura especializada al


de evaluación (assessment), si bien incluye en sí al concepto de medición (measurement)
que acabamos de analizar, es más amplio y complejo que éste. Valorar conlleva aplicar
un juicio de valor acerca de una descripción cualitativa y/o interpretar determinados

25
elatos o cuantificaciones. Al aplicar el paso interpretador sobre los elatos derivados de la
medición, se tiene en cuenta los criterios u objetivos marcados. Por ejemplo, la
valoración de programas o intervenciones sociales, en que se miden las variables
implicadas en el proceso y se analiza el éxito o fracaso, es decir, su mayor o menor
eficacia. Se está generalizando la idea de que todo programa de acción social ha de ir
acompañado de una fase de valoración del mismo (Martorell y Lillo, 1990, Fernández-
Ballesteros, 1987, 1992).

Aunque en la práctica todavía existe cierta confusión en la utilización de los


términos valoración y evaluación, lo que se refleja, por ejemplo, en los monográficos
sobre el tema publicados por Anales de Psicología (1989) yBordon ·(1990), etc., es útil
la distinción establecida por Fernández-Ballesteros (1985). En este artículo, la autora
diferencia la evaluación psicológica de la evaluación valorati.va, asimilando ésta a la
valoración. En contraposición a evaluación o proceso de medición psicológica de sujetos
humanos, valoración se refiere a la "estimación sobre el valor o la efectividad de
programas de intervención o al análisis de resultados de actividades humanas" (p. 9).
Más recientemente, la misma autora ha definido la valoración como "la sistemática
investigación del mérito, valor o éxito de concretos tratamientos, intervenciones o
programas, llevados a cabo con el fin de producir cambios comportamentales en el
contexto social" (Fernández-Ballesteros, 1992, p. 475).

Los procesos de que consta la valoración de un programa, ilustran qué es en la


práctica la valoración de la que se habla. Según Ato y cols.(1989), el proceso en
cuestión, dirigido a valorar si un programa ha conseguido o no alcanzar los objetivos
para los que fue implantado, consta de los pasos siguientes:

*Fijarlos objetivos, es decir, determinar lo que se desea valorar

26
* Transformar los objetivos en variables observables (definición operativa)

* En su caso, desarrollar instrumentos de medida, selecionar las situaciones


adecuadas y recoger datos empíricos relativos a las variables identificadas

* Comprobar los objetivos logrados, valorando el éxito o fracaso y el coste-


beneficio.

Como se desprende de lo anterior, la valoración de programas (existen otras


valoraciones de tratamientos, procedimientos instruccionales, ejecuciones, puestos de
trabajo ... ) es una disciplina fundamentalmente aplicada en la que sobre todo importa la
adecuada utilización de los resultados. Dada su complejidad e implicación varia
(psicológica, social, económica ... ) el psicólogo realizará esta labor integrado en un
equipo multiprofesional. Por lo demás, la valoración contribuye a facilitar la toma de
decisiones, clarificar opciones y reducir incertidumbres, dentro de los condicionantes
espacio-temporales, valores y recursos disponibles (Esteve y cols., 1993).

Para Femández-Ballesteros (1992), el concepto de valoración de programas hace


referencia a la "sistemática investigación del mérito, valor o éxito de concretos
tratamientos, intervenciones o programas llevados a caho con el.fin de producir cambios
componamentales en el contexto social" (t. II, p. 475). "La valoración supone un
corifunto de actividades prácticas en base a unos supuestos teóricos que no están
integrados en un paradigma acepta.do y único" (Femández-Ballesteros, 1987, p. 39).

En definitiva, el concepto de evaluación se reserva para el análisis de las


características individuales de utilidad para el diagnóstico, la orientación y la selección,
así como también para el análisis de comportamientos problema y de las variables
relevantes para el tratamiento y cambio. Sin embargo, el concepto de valoración resulta

27
más ajustado a efectos de llevar a cabo la estimación de los tratamientos y cambios, así
como de programas e intervenciones sociales. Una vez diferenciados los objetos a los
que se refieren técnicamente estos dos términos, en nuestra opinión no se ve la ventaja
que pueda ofrecer utilizarlos de forma intercambiable.

Según Cronbach (1982, citado por Fernández-Ballesteros, 1987, p. 40), los


elementos básicos de cualquier valoración se simbolizan con el acrónimo •uto n :

unidades(u), tratamientos(t) y operaciones observadas(o). En efecto, cualquier


investigación valorativa se ocupa de ciertas variables (sujetos, grupos, sistemas), es
decir, existe una unidad determinada. En segundo lugar, se pretende valorar algún
tratamiento o programa. Y por último, tras realizar una serie de análisis y/o mediciones,
se barajan operaciones observadas que reflejan los efectos alcanzados.

En la medida en que la valoración de programas exige el análisis 4iteraccional,


que cuenta con una complejidad añadida debido a su dificultad intrínseca, las dificultades
metodológicas que se manifiestan en este campo han conducido a la aceptación de
metodologías cualitativas y descriptivas (Foms, Kirchner y Torres, 1990).

Para terminar, señalamos que valoración, por una parte, amplía el significado de
medición psicológica y a la vez es una acuñación oportuna y útil que testimonia el
enriquecimiento o expansión de las tareas que históricamente se han venído realizando
en el ámbito del psicodiagnóstico.

1.1.3. Evaluación

En el apartado anterior, en la contraposición hecha con valoración, se han


avanzado las ideas esenciales de lo que entendemos por evaluación en psicología.

28
Evaluar es "examinar el grado de adecuación entre un conjunto de informaciones y un
conjunto de criterios adecuados al objetivo fijado, con el fin de tomar una decisión" (De
Ketele, 1980, p. 17). Por consiguiente, la evaluación rebasa la medición, sea por
aplicación de tests u otras técnicas, ya que connota la integración y valoración del
conjunto de la información recogida en la exploración de personas. De ningún modo
cabe identificar evaluación psicológica, ni siquiera psicodiagnóstico, con mental testing
(Femández-Ballesteros, 1980, 1983, 1992, Maloney y Ward, 1976, Matarazzo, 1976,
Pawlik, 1979, Silva, 1983, Weiner, 1972).

La expresión psychological assessment tomó carta de ciudadanía en psicología a


partir de la publicación en 1948 de la Oficina de Servicios Estratégicos del Ejército de
los Estados Unidos de "Assessment of Men". Se refiere al intento de combinar las
aproximaciones existentes en la época de examen a base de tests psicológicos y de
aproximación clínica, en el sentido de intentarse una síntesis holística e intuitiva del
conjunto de la información recabada en el examen psicológico (Luria, Zeigarnik y
Poliak:ov, 1979, Silva, 1990).

Una vez hechas las matizaciones sobre lo que entendemos por medición, no
consideramos de interés contraponer conceptualmente la idea de medición con la de
evaluación, al estilo de la diferencia marcada por Dorsch (1976), quien señala que "en
la evaluación se aplica a lo percibido, en vez de instrumentos de medida, un sistema de
relación interior, que se ha formado a base de experiencias anteriores" (p. 357). Por el
contrario, somos partidarios de incluir la idea de medición, debidamente acotada y
matizada, como un proceso inherente a la evaluación psicológica. "La evaluación
psicológica consiste, fundamentalmente, en la cuantificación de fenómenos psíquicos"
(Pichot, 1994, p. 117).

No obstante, la evaluación psicológica no se agota en la mera medición y, por

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otra parte, cabe realizar algunas formas de evaluación que no conllevan necesariamente
mediciones, como puede ser el caso de determinadas evaluaciones psicológicas cuyo
objetivo sea descriptivo. En este sentido hay que recordar que una de las significaciones
de evaluación es la de formación de impresiones y emisión de juicios acerca de los
demás (Pelechano, 1988a).

Así pues, la evaluación psicológica puede perseguir objetivos diferentes:


describir, clasificar, predecir, explicar y controlar los fenómenos objeto de estudio. En
unos supuestos más que en otros, el evaluador efectuará un cierto número de
estimaciones cuantitativas (mediciones propiamente dichas) y cual.itativas acerca del
valor, la importancia o la incidencia de determinados objetos, personas o hechos (Forns,
1981, Vizcarro y Arévalo, 1990).

La idea amplia, ambiciosa y compleja, de evaluación psicológica que subyace en


el párrafo precedente y que suscribimos, pone en evidencia la insuficiencia de la visión
testológica de esta disciplina, donde en la práctica se tendía a equipararla con la
aplicación de baterías de tests mentales de diversa índole. En apartados que iremos
desarrollando más adelante, se irá presentando la idea que sustentamos de la evaluación
psicológica, la cual, aunque a veces incluya la procedencia de utilizar tests, éstos ni son
imprescindibles al efecto, ni por supuesto con su utilización se agotan los recursos
tecnológicos o de instrumentación disponibles para recabar información en la evaluación
psicológica.

Conviene distinguir conceptualmente entre tests y técnicas. Los tests son


instrumentos que recogen información sistemática y tipificable acerca de la conducta de
una o más personas, que permite una comparación entre las conductas que realizan las
personas y son fiables y válidos. Por su parte las técnicas son instrumentos de recogida
de información que o bien (1) no son sistemáticos, (2) no permiten una comparación

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