Una Introducción A La Interpretación Bíblica Tarea
Una Introducción A La Interpretación Bíblica Tarea
Una Introducción A La Interpretación Bíblica Tarea
Esteban De Vries
Introducción
Al comenzar con este estudio sobre la Hermenéutica (Interpretación Bíblica), nosotros tenemos
que decir una sola cosa, "¡Lea la Biblia!" No hay nada que pueda sustituir a la lectura bíblica. Si su
propósito es entender y aplicar la enseñanza bíblica, su lectura es indispensable. Los comentarios y
diccionarios bíblicos tienen su lugar, pero hasta que usted haya leído un pasaje en su contexto
cuatro o cinco veces, no habrá porqué consultar un comentario.
La Biblia es un libro único que tenemos que comprender. En este estudio, primeramente, vamos a
examinar la Biblia para comprender qué lo es. Este es primer paso a la interpretación. Después,
estudiaremos la importancia del contexto y el contenido de la Biblia. Finalmente, estudiaremos
cómo aplicar el mensaje de la Biblia para hoy en día.
Revelación
La Revelación General
Dios se ha revelado a todo el mundo en una manera muy general por medio de lo que El ha
creado. En la naturaleza, en los cielos y en todo el universo, nosotros leemos y escuchamos del
poder y de la imaginación de nuestro Dios. La creación misma, según la Biblia, es testigo a las
cualidades divinas de Dios. Mirando a las estrellas de los cielos o a los peces del mar, uno aprende
algo de Dios. "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
manos... " (Sal 19:1) Pablo repite esta idea en Rom 1:20 donde dice, "Porque las cosas invisibles
de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." O sea, que es
mucho lo que uno puede aprender de Dios sin abrir la Biblia. Lamentablemente, esta revelación
no basta porque el hombre tiene los ojos obscurecidos por el pecado. Nosotros hemos perdido la
capacidad de entender el mensaje de la naturaleza.
La Revelación Especial
"Revelación Especial" puede significar cualquier revelación que no sea general. Sin embargo,
nosotros vamos a usar esta frase para hablar de la revelación especial que está en la Biblia.
Habiendo el pecado dañado el testimonio de la creación y destruido la capacidad para el hombre
interpretarlo, Dios tuvo que revelarse en una manera aún más clara y específica. Aunque Pablo
dice que el hombre no tiene excusa para no poder ver a Dios en la creación, también reconoce que
ya no hay nadie quien lo busque (Rom 3:10). Por esto Dios ha exigido que unos de sus fieles
escriban sus palabras para su pueblo. Así el pueblo de Dios puede llegar a entender la misión y el
ministerio de Dios entre los hombres. Y así también los hijos de Dios podemos llegar a un
conocimiento más amplio de quién es nuestro Dios.
Esta revelación especial llega a su plenitud en Jesucristo, quien es el autor de la creación (Juan 1),
el medio de nuestra salvación y la forma más completa de la auto-revelación de nuestro Dios.
Hebreos 1:1 y 2 lo describen así: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras
en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo...” La Biblia, como revelación
especial, es un largo y divino testimonio en cuanto a este Hijo de Dios y su misión en y con
nosotros.
En el Antiguo Testamento, desde el principio del trato de Dios con el hombre, Dios ha pedido que
algunos hombres escriban sus palabras para todo su pueblo. En cuanto a la ley, Dios dijo a Moisés,
"Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel"
(Ex 34:27). Estas palabras siempre han sido las que definen la relación entre Dios y su pueblo.
Después de Moisés, Dios seguía hablando con su pueblo por medio de los profetas. A Isaías Dios le
dijo, "Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro,
para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre" (30:8). Se puede ver que Dios
dio su palabra para escribirla y para recordarla. Su propósito era que ella sirviera como guía para
su pueblo. Lo que tenemos en el AT son los escritos, recibidos primeramente por el pueblo de
Israel y luego por la Iglesia, como la palabra verdadera de Dios.
En el Nuevo Testamento, la iglesia primitiva continuaba con el Antiguo Testamento como palabra
de Dios, y aceptó también algunos de los escritos apostólicos sobre la vida y la enseñanza de Jesús.
Además, fueron aceptadas algunas de las cartas de los apóstoles (véase II Pedro 3:16). Hubo cierta
controversia en cuanto a algunas de las cartas, pero el Espíritu obró, dirigiendo y controlando todo
el proceso de selección de los libros, para que finalmente toda la iglesia aceptara los libros que
eran, verdaderamente, la palabra de Dios. Los 66 libros que componen nuestra Biblia son los que
testifican de su propia autenticidad y los que el Espíritu Santo ha confirmado para el pueblo
cristiano.
• ¿Qué significa la revelación general, y dónde se nos habla de esta revelación en la Biblia?
• ¿Podemos llegar a un conocimiento pleno de Dios por medio de la revelación general?, ¿Por
qué?
La Inspiración de la Biblia
Nosotros creemos que las Sagradas Escrituras fueron inspiradas por Dios. El pasaje clave para esta
doctrina es II Timoteo 3:16. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia...” Pero nuestra pregunta es, ¿qué significa la
palabra inspirada? Muchos han opinado sobre la inspiración de las Escrituras. Debemos estudiar,
cuidadosamente, lo que se ha opinado para entender mejor lo correcto. La primera idea errónea
es la de una inspiración artística. Los que apoyan ésta interpretación de la inspiración dicen que los
autores de la Biblia, habiendo sido impresionados por Dios y sus obras maravillosas, compusieron
historias, cuentos y poemas para expresar lo que sentían. O sea, no es una inspiración divina, sino
una inspiración humana. Y por ser humana nosotros la rechazamos. Pablo habla de una inspiración
divina. Nosotros encontramos la segunda idea errónea por el otro extremo. Esta idea o teoría se
llama la inspiración mecánica. Esta teoría enseña que Dios dictó, palabra por palabra, todo el
contenido de la Biblia. Los autores humanos no tenían nada que ver con el mensaje, eran nada
más que los secretarios de Dios y escribieron sus dichos. Es cierto que en algunos casos Dios
trabajó así, pero, por lo general, Dios daba mayor participación al autor humano.
Nosotros creemos en una inspiración verbal (toda palabra) y orgánica. La inspiración es verbal en
el sentido de las palabras de Pablo, "Toda la Escritura es inspirada por Dios." No hay ninguna
palabra en la Biblia que no fuera inspirada por Dios. Pero esto no quiere decir que todas las
palabras fueron dictadas. Por esto, usamos la palabra orgánica. Orgánica quiere decir "de la
tierra", o sea, que estas palabras inspiradas salieron también de situaciones reales. Dios usó a los
autores tales como eran para comunicarse con su pueblo. Dios escogió a los autores de la Biblia
con el fin de usar sus personalidades y situaciones (las de los autores) para revelarse a su pueblo.
La situación y la personalidad de los autores humanos son importantes para ayudarnos entender y
aplicar el mensaje de Dios a nuestras vidas. Si no entendiéramos la naturaleza orgánica de la
inspiración, no podríamos interpretar la Palabra de Dios.
• ¿Cuál es el texto clave para la doctrina de la inspiración de la Biblia? ¿Puedes recordar otros
pasajes que hablan de la Biblia como “Palabra de Dios”? (menciona por lo menos 2)
• ¿Cuáles son las dos ideas erróneas de inspiración y por qué son erróneas? • ¿Qué quieren decir
las palabras verbal y orgánica, con respecto a la inspiración bíblica?
La Naturaleza de la Biblia
Ya hemos establecido que la Biblia es la inspirada revelación de Dios. Ahora presentaremos algo
más sobre la naturaleza de la Biblia. Primeramente, debido al hecho que es la inspirada revelación
de Dios, la Biblia es sin errores.
Simplicidad de la Biblia
Habiendo leído todo el contenido de este librito, es posible que usted haya concluido que usted no
puede ser estudiante de la Biblia. Lo que era, una vez, muy sencillo ahora se ha puesto complicado
en gran manera. De acuerdo. Este trabajo puede ser muy arduo. Sin embargo, creemos que hasta
los niños pequeños pueden entender el mensaje de la Biblia. ¡Jesús me ama! Este es lo más
importante. Y éste es el mensaje que todos podemos comunicar con los demás. No importa cuan
difícil de entender sean algunas partes de la Biblia, estas partes también dan testimonio de Jesús.
La Biblia no es un libro con muchos temas distintos e historias diferentes. La Biblia contiene una
sola historia y lleva un sólo tema. La historia es la de su salvación, y el tema es el amor de Dios
hacia el hombre. ¿Qué puede ser más sencillo o más simple?
Suficiencia de la Biblia
que se nos permite saber en cuanto a este plan de redención. No hay otro libro ni otro plan divino
para el hombre.
Esta doctrina tiene una amplia base bíblica. En todo el AT nosotros vemos como Dios insiste en la
suficiencia de su revelación y rechaza la de los otros profetas o los otros dioses. Los profetas
verdaderos siempre luchaban para proteger la pureza de la religión revelada por Dios - y su pueblo
siempre combatía la tendencia de mezclarla con otras religiones. En el Nuevo Testamento la
doctrina de suficiencia se hace aún más clara. Pablo, Pedro, Juan, Judas, y Santiago, todos escriben
en contra de los falsos profetas y los "nuevos" mensajes. Ellos también vivían rodeados por
personas que querían mezclar el evangelio con otras cosas.
Es muy fácil señalar a los mormones o los Testigos cuando pensamos en personas que rechazan la
suficiencia de la Biblia, pero hay que pensar en nuestra propia casa también. ¿Qué estamos
haciendo cuando dejamos que el tiempo de la predicación se convierta en el contar de sueños o el
hablar de testimonios personales? Puede haber lugar para testimonios, los necesitamos. Pero no
podemos dejar que nada quite la predicación de su lugar en nuestros cultos. Cuando nos
mantenemos bien atados a la Palabra, hay poca posibilidad de que nos perdamos. ¡Sigamos fieles
a la Palabra y a su Autor!
• Lea Gálatas 1:8,9 y Apocalipsis 22:18,19. ¿Qué pasará con alguien que trata de añadir algo o
quitar algo de la Palabra de Dios?
Ya sabemos porque debemos estudiar y entender la Biblia. Ahora hay que decir, "Cómo". Lo que
se ha escrito antes fue para prepararnos para tomar este paso de interpretación.
Hay algunas personas que dicen que la interpretación no es necesaria. Lo único que uno necesita,
según ellos, es la fe. Dios lo dijo, yo lo creo, ¡está resuelto el asunto!, dirían ellos. Claro que
estamos de acuerdo con las primeras dos partes del dicho, Dios lo dijo y nosotros lo creemos. Pero
el creerlo no necesariamente resuelve el asunto. Aunque muchos niegan la importancia de la
interpretación, todos interpretamos. El que dice que cree algo, sin interpretaciones humanas, está
hablando mentiras. Por ser seres humanos nosotros, por naturaleza, interpretamos todo lo que
vemos y leemos. No hay nada que suceda que escapa nuestra interpretación.
Somos así porque somos formados e impresionados por nuestro ambiente cultural. Respondemos
en cierta manera a ciertas cosas en la vida porque así responden todas las personas que
conocemos. Nuestra cultura nos enseña cómo procesar la información que nos llega. En otras
épocas la gente pensaba muy diferente a la de hoy; y aún hoy, dentro de las distintas culturas, el
hombre no percibe igual las cosas. Hay que entender esto para entender lo que una persona de
otra cultura u otro tiempo dice. Y esto, sencillamente, se llama interpretación.
Sí, creemos que la Biblia, toda página y toda palabra, es la inspirada Palabra de Dios. Pero tenemos
que estar de acuerdo en cuanto a ciertos principios de interpretación. El primero es que todos
interpretamos.
¿Qué es Contexto?
Nuestro ambiente histórico y cultural influye mucho nuestra comunicación. Influye tanto lo que
decimos, como la manera en que recibimos información y la forma en que respondemos a ella.
Para entender lo que alguien dice, hay que entender de dónde viene. Aun dentro del mismo país
hay diferencias. Cuando un capitaleño no entiende lo que dice o hace uno del campo, se le
atribuye a una diferencia cultural. Esto tiene que ver con el contexto.
¿Cuánto más será la diferencia cuando tratamos asuntos tan lejanos en el pasado y tan lejos con
respecto a nuestras culturas? Por esto, volvemos a decir, "La interpretación de las Escrituras es
indispensable." Esta interpretación está compuesta por tres pasos. Los pueden ver en la
introducción de éste librito. En los primeros capítulos tratamos de darle un buen comienzo para el
primer paso de entender lo que es la Biblia. Ahora vamos a ver el mensaje original y su contexto. A
veces es obvio, otras veces no es tan fácil. Aquí ofreceremos algunos principios para comenzar el
trabajo.
Buscar y sacar la intención original del autor de un libro o escrito se llama exégesis. Este es un
principio fundamental para estudiante y ministro bíblico: de entender lo que el autor quería decir
a los lectores originales. Solamente después de entender este paso podemos seguir el proceso de
interpretación.
No es tan difícil hacer que la Biblia diga lo que uno quiera si uno no respeta el contexto ni la
intención original. Lo lamentable es que esto suceda con tanta frecuencia dentro de la iglesia
cristiana. Hay muchos mensajes que contienen un buen consejo pero que a la vez son abusadores
del texto. O sea, en vez de predicar lo que el texto dice, utilizan el texto para predicar lo que ellos
quieren decir. Cuando la relación entre la intención original y el sermón está rota, estamos ya en
un camino muy peligroso, y vamos andando sin manera de refrenarnos.
Un ejemplo muy común de este problema se encuentra en la frase, "Escudriñad las Escrituras." No
cabe duda alguna que debemos escudriñar las Escrituras, pero esto no es lo que Jesús está
diciendo en Juan 5:39. El punto de Jesús era que las Escrituras en si no daban vida, como pensaban
los judíos. Sino, ellas testificaban de quién sí daba vida, el Señor Jesucristo. O sea, uno puede
escudriñar las Escrituras y quedarse ciego si uno no levanta la cabeza a ver de quién testifica las
Escrituras.
Aunque no es peligroso decirle a uno, "Escudriñe las Escrituras," sí, es peligroso sacar ésta frase de
su contexto original. Si lo hacemos, perdemos el sentido auténtico del pasaje, y entonces es muy
probable que lo mal interpretáramos también.
El Contexto Bíblico
El contexto bíblico influye el mensaje. Para comprender algún versículo de la Biblia, debemos leer
el contexto. No estamos hablando de unos pocos versículos. Para entender estos pocos versículos,
hay que leer el capítulo en que se encuentran. Y para comprender este capítulo, hay que leer el
libro entero. Y aun para comprender el libro, hay que tener en mente el mensaje de la Biblia
entera. Para entender I Corintios 13, hay que entender lo que Pablo está haciendo en toda la carta
de I Corintios. La única manera de proteger el mensaje de Dios en la Biblia es respetando su
contexto. Son muchas las religiones falsas que han comenzado con unos versículos mal
interpretados. Cuando sacamos unos versículos de su contexto bíblico, es muy fácil hacer que la
Biblia diga lo que uno quiera. Para evitar esto, respetemos el contexto.
Pero no es suficiente pensar solamente en términos de los libros enteros, hay que considerar el
lugar que ocupa el libro en el conjunto de los demás libros. Los libros de los Reyes, por ejemplo, no
tienen significado ninguno si uno no entiende su relación con las promesas de Dios en el libro de
Deuteronomio. Sin entender el rol de Deuteronomio en los libros de los Reyes, uno va a perder el
punto principal de estos libros.
El principio de mayor importancia es ésta: las Escrituras deben ser interpretadas por las mismas
Escrituras. Con este concepto lo que se quiere decir es que la Biblia es un libro integrado, con un
sólo propósito (Juan 20:31). No se contradice. En lugares donde hay diferencias o contradicciones
aparentes, tenemos que profundizar nuestro conocimiento de dichos pasajes y contextos hasta
poder entender cómo se apoyan. Y cuando lo hacemos, veremos que cualquier cosa que la Biblia
dice se puede interpretar a través de otro texto bíblico.
Por ejemplo, hay que considerar lo que dice Santiago sobre la importancia de las obras como
muestra de salvación cuando se contempla la enseñanza de Pablo sobre la salvación por fe.
También con respeto a la profecía, hay que tomar en cuenta lo que dice el resto de la Biblia sobre
los tiempos finales, para no lanzarse con un sólo pasaje. Cuando tomamos en serio toda la
revelación bíblica nos protegemos de los errores que ciertos sectores de la iglesia evangélica
cometen con mucha frecuencia.
En el último capítulo intentamos encaminarle en el trabajo de exégesis con cada tipo de literatura
bíblica. Ahora, quisiéramos recomendar algunas herramientas para ayudarle con este trabajo.
Primero, se necesita una buena traducción de la Biblia. Debe usarse un
español moderno porque de nada vale algo que no se entiende. Siempre vale la pena también leer
una o dos otras versiones. Los traductores no solamente traducen, sino interpretan también. Por
esto es muy bueno saber las opiniones de los expertos. Segundo, una Biblia de Estudio puede ser
de gran provecho. Tendría que tener introducciones para todos los libros, unos pocos comentarios
y una buena concordancia. La Biblia de Estudio puede proveer una buena base para el nuevo
estudiante. Tercero, un diccionario bíblico que provee mayor información sobre el contexto de
cada libro bíblico. Un buen diccionario puede ofrecer más materia que la Biblia del Estudio. No
sólo provee introducciones a los libros, sino también nos explica muchos conceptos y términos
bíblicos que no son muy conocidos hoy día. La última herramienta sería algunos comentarios. Pero
hay que cuidarse mucho con ellos. Es muy fácil dejar de leer y estudiar la Biblia cuando uno
consigue algunos comentarios. En vez de hacer este trabajo tan necesario por todos, el dueño del
comentario deja que otro lo haga. Como dijimos al comenzar, nunca se debe dejar la lectura
repetida de la Palabra de Dios.
La Biblia, por medio de la forma de literatura que utiliza, nos da algunas pautas sobre su
interpretación. Nosotros no leemos ni entendemos toda literatura en la misma manera. Cuando yo
leo un poema no lo leo en la misma manera que leo el periódico cada mañana. Tampoco leo una
novela con las mismas expectativas que tengo cuando leo una obra histórica. En todos estos casos
los autores me están tratando de decir algo, pero me lo dicen en formas distintas.
Dios, en su Palabra, ha utilizado todos los tipos de literatura. Desde parábolas hasta poemas
eróticos, Dios los utiliza a todo para revelarse a nosotros. Pero si no entendemos el medio de la
comunicación (el tipo de literatura) perdemos también el mensaje. Por esto hablaremos, en muy
pocas palabras, de las distintas formas de literatura en la Biblia.
El Pentateuco
El Pentateuco (los primeros 5 libros de la Biblia) está compuesto por narraciones y leyes. El libro de
Génesis es indispensable para entender los demás libros de la Biblia. En Génesis tenemos la base
de todo (sea creación, pecado o salvación) y por medio de Génesis podemos entender de dónde
venimos y para dónde vamos.
Para estudiar y entender el Pentateuco, hay que dominar bien los primeros capítulos de Génesis y
los últimos capítulos de Deuteronomio. En ellos encontramos la llave que nos abre todo el Antiguo
Testamento. En los primeros capítulos de Génesis, como decíamos antes, encontramos la base de
la misión de Dios aquí en la tierra. Y, también en ellos, encontramos las respuestas a unas de las
preguntas más profundas de la raza humana. ¿De dónde venimos? ¿Por qué existe tanto
sufrimiento en el mundo? ¿Qué pasó? ¿Si Dios es tan bueno, por qué deja que el hombre sufra?
Estas preguntas hallan sus respuestas en la primera parte de Génesis.
Los últimos capítulos de Deuteronomio, específicamente Dto. 28-30, nos dan un contexto para
todas las leyes que están contenidas en los capítulos que los preceden. Estas leyes definen la
relación entre Dios y su pueblo, y Dto. 28-30 explica las consecuencias de la obediencia y de la
desobediencia con respecto a estas leyes. Todas las narraciones, las profecías, los poemas y la
sabiduría que siguen al Pentateuco comparten esta misma base.
El pacto entre Dios y su pueblo es establecido en el Pentateuco. Estos 5 libros son la ventana por la
cual debemos mirar los otros 61 libros de la Biblia.
• ¿Cómo es que debemos utilizar el principio, 'las Escrituras se interpretan por las Escrituras'?
• Lea los siguientes pasajes y explique su relación: Levítico 19:9-13 y Amós 8:412
Los Libros Históricos del Antiguo Testamento no son sencillamente informativos. O sea, no existen
solamente para que sepamos algo de como vivía el pueblo de Dios hace tres mil años. Todas estas
narraciones históricas tienen un propósito muy práctico. Fueron escritos con la finalidad de que el
pueblo de Dios respondiera con cambios en su vida a la información (predicación) contenida en
ellos. Los eventos recordados siempre tienen algo que ver con el pacto entre Dios y su pueblo.
Estos eventos son testimonios de la fidelidad de Dios con respecto a sus promesas - sean de
bendición o de maldición. Por medio de estas historias, las positivas tanto como las negativas, el
pueblo de Dios era recordado de la presencia y ministerio de Dios entre ellos.
• Lea el libro de Rut y explique su relación con el libro de Jueces y con el rey David.
Poesía y Sabiduría
Aunque toda la Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, en ella también se da voz a todas las
emociones y pensamientos humanos. Los Salmos, por ejemplo, son principalmente poemas de
oración. Son dirigidos desde abajo hacia arriba. Aprendemos mucho de Dios en ellos, pero su
propósito verdadero es enseñarnos la oración. En ellos el hombre levanta su voz a Dios en una
oración de alabanza, de gratitud, o de alegría. También el hombre se dirige a Dios con sus
frustraciones, sus lamentos y su clamor por justicia. Si queremos mejorar nuestra vida de oración,
debemos estudiar la poesía de la Biblia. Si queremos aprender cómo expresarnos y abrirnos
delante de Dios, vamos a los Salmos.
Con respecto a la Sabiduría de la Biblia, es importante, otra vez, reconocer el tipo de literatura que
estamos tratando. La Sabiduría del Antiguo Testamento no es profecía, ni promesa, ni garantía. En
el contexto de un pueblo que vive dentro de los límites de su pacto con Dios, los sabios nos
ofrecen sus inspiradas observaciones en cuanto a la vida humana. Después de conocer a Dios (El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová, Prov. 1:7) comenzamos a conocernos a nosotros
mismos.
Pero si nosotros no vivimos en una sociedad establecida por un pacto entre Dios y su pueblo,
¿podemos esperar las bendiciones recordadas en Proverbios? Claro que podemos esperar las
bendiciones de Dios, pero no siempre serán larga vida, riqueza o muchos hijos. En Cristo nosotros
hemos visto otra clase de riqueza, y hemos llegado a otro nivel de sabiduría. Sin embargo, la
Sabiduría del AT es un buen comienzo para todos en nuestro camino hacia una mejor relación con
Dios y con las personas que nos rodean.
• Lea Proverbios 10:4. ¿Es este versículo siempre la verdad en todos los casos? ¿Por qué es o no
es? (recuerde el tipo de literatura que es la sabiduría)
Los Profetas
Cuando nosotros pensamos en la profecía, casi siempre pensamos que tiene algo que ver con el
futuro. Pero no es así. El 99% de la profecía del AT tiene que ver con el pasado. Lo poquito que
tenía que ver con el futuro en aquel tiempo ya se cumplió en Cristo y, para nosotros, es un asunto
pasado. Todo esto quiere decir que no debemos buscar la clave de la profecía en el futuro. Toda la
profecía bíblica fue dirigida a situaciones actuales. Y aun cuando los profetas hablaban del futuro,
lo hacían para cambiar la conducta del pueblo de Dios en el presente.
Dios siempre mandó los profetas para recordar a su pueblo de su voluntad para ellos y de las
condiciones del pacto en que vivían. Lo que a nosotros nos toca en el estudio de los profetas no es
determinar cuándo y dónde fueron cumplidas las profecías. Lo que tenemos que hacer es aplicar la
palabra de Dios en cualquier situación semejante en nuestra vida. Si Amós profetizó en contra del
abuso de los pobres, tenemos que examinar nuestras vidas y nuestro contexto para ver si hay
algún problema parecido. En tal caso, podemos escuchar la voz de Dios sobre dicha situación.
También nos toca seguir el hilo de la historia de la salvación en el intercambio entre Dios y su
pueblo. Cada conflicto, cada falla y cada logro en la historia de la salvación nos llevan hacia el
pleno cumplimiento del plan de Dios en Cristo Jesús. Los profetas son signos en este camino que
marcan el progreso de Dios en su plan de salvación.
• Lea Jeremías 1 y conteste las preguntas: ¿Quiénes eran los reyes durante el tiempo de Jeremías?
• ¿Cuándo fueron cumplidas las palabras de Jeremías en 1:15-16?
Libros Históricos – NT
El apóstol Juan, al final del Evangelio que lleva su nombre, dice: "Hizo además Jesús muchas otras
señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han
escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en
su nombre" (20:30,31). Nos gustaría saber mucho más de lo que sabemos de la vida de Jesús. En
realidad, se sabe muy poco. El mismo Juan concluye diciendo, "Y hay también otras muchas cosas
que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los
libros que se habrían de escribir" (21:25).
Ninguno de los apóstoles intentó escribir una biografía de Jesús. Contar toda la historia de su vida
no era el propósito de ninguno de ellos. Su propósito al escribir cada historia, cada parábola, y
cada milagro era el de predicar el evangelio. Cada autor tenía distintos lectores y cada uno contó
(o predicó) los asuntos de Jesús pensando en lo que sus lectores más necesitaban. Por esto, cada
evangelio es distinto y las mismas historias están relatadas en formas diferentes. Estas diferencias
nos ayudan a ver los temas y las preocupaciones de sus autores. Haciendo una comparación de
estas diferencias podemos entender mejor cada uno de los evangelios. Volvemos a repetir que los
evangelios y los Hechos no son solamente información, constituyen una predicación. Debemos
leerlos así.
• Utilice una Biblia de Estudio o un Diccionario Bíblico para encontrar algo acerca de quiénes eran
los lectores originales de cada evangelio y cuáles eran sus temas distintos.
o Mateo:
o Marcos:
o Lucas:
o Juan:
Las Epístolas
Las cartas de los apóstoles a las iglesias primitivas son una clase de literatura muy distinta. Más
que los otros tipos de comunicación bíblica, estas cartas son ocasionales. La palabra ocasional
quiere decir que ellas fueron escritas para una situación y un público muy específico. El propósito
de Pablo cuando escribió su carta a los Gálatas no era escribir algo sobre la participación de todos
los cristianos de todos los siglos en el pacto entre Dios y Abraham. Pablo escribió a los Gálatas
para resolver un problema que ellos tenían. Este problema tenía que ver con algunos judíos que
enseñaban una mezcla de cristianismo y salvación por la ley de Moisés. Para resolver este
problema específico, Pablo explica como todos los cristianos somos hijos de la promesa, no hijos
de la ley. Pero para nosotros entender el mensaje de Pablo, tenemos que entender lo que
ocasionó la carta. ¿Cuál fue el problema? ¿Cuáles eran los elementos del problema? ¿Cómo
responde la carta a este problema?
Ahora, algunas cartas son más específicas que otras. I y II Corintios son muy específicas. Ellas
tratan de situaciones muy personales dentro de la iglesia y nosotros, a veces, quedamos
anhelando tener más información. Las Epístolas a los Hebreos y a los Romanos, por el otro lado,
son mucho más generales. Hay que entender el contexto, pero el significado de la mayoría de
estas cartas es más obvio.
Quizá nosotros hemos hecho demasiado énfasis en lo lejano de la comunicación bíblica. Aunque
cada autor de la Biblia tenía su propósito ocasional, Dios también tenía un propósito para su
pueblo de todos los siglos. Si afirmamos que las Escrituras tenían un propósito y un mensaje
original, tenemos que afirmar también que por medio de ellos Dios tiene un mensaje para
nosotros hoy día.
Una vez que descubrimos todo lo que se pueda de la situación original, nos toca transferir esta
información y comunicación a la situación actual. Nos toca cruzar el canon histórico. A veces, no
hallamos dónde aplicar algunas cosas. En cuanto a las leyes de Levítico, por ejemplo, podemos
aprender algo de Dios por medio de ellas, pero hallar una aplicación directa a nuestra vida para
todas las leyes no es posible. Ellas siguen siendo Palabra de Dios, pero tienen otro significado para
nosotros. No obstante, la mayoría de la materia bíblica no será tan difícil de aplicar o interpretar.
Los seres humanos siguen con los mismos problemas y los mismos pecados. Y una buena parte de
la Biblia puede haber sido escrita ayer por su semejanza a la situación actual. En estos casos el
canon histórico se hace chiquitito y nosotros cruzamos con facilidad.
Cuando pensamos en la historia de salvación, y recordamos que toda la Palabra de Dios fue
cumplida en Cristo, podemos siempre señalar el rol que esa ley o aquella historia juega en el plan
divino. Así también hallamos su propósito y significado para nosotros.
Habiendo hecho nuestra tarea, tenemos que aplicársela a la situación actual. Hay tantos mensajes,
estudios o sermones que se quedan en el aire porque el mensajero no termina su trabajo, no
aplica o conecta la Palabra de Dios a la vida del creyente. La Palabra de Dios fue escrita en una
forma muy concreta. Tenía mucho que ver con la vida actual. Se trataban todos los aspectos de la
vida. Nosotros, en cambio, espiritualizamos lo que tiene, en verdad, un significado muy físico.
El público original de la Palabra de Dios no estaba compuesto por teólogos ni profesores. Sino su
público estaba compuesto por agricultores, pescadores, hombres de negocios, amas de casas,
jóvenes y ancianos. Y es con ellos que el Señor quiere seguir
Para este trabajo nuestras herramientas son el periódico, algo de la cultura popular, mucho
tiempo conversando con los creyentes y los que no son creyentes, y mucha oración. Así
hallaremos el problema o la necesidad, y el Señor nos ayudará a aplicar su Palabra.
• Lea Santiago 4:11 a 5:6 y conteste las preguntas. o A quiénes se dirige Santiago en...
4:11-12
4:13-17
4:11-12
4:13-17
5:1-6
Conclusión
Nosotros comenzamos con las palabras, "¡Lea la Biblia!", y así vamos a terminar. Esperamos que
usted siga leyendo la Palabra de Dios y que ahora, más que nunca, se dedique a esta lectura. Es el
deseo del autor que este librito le haya ayudado a ver esta necesidad y, que le haya animado para
hacer este trabajo. La Biblia es un tesoro sin precio, hay que tratarla con cuidado. Que el Señor le
bendiga mucho.