La Historia
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Este artículo trata sobre el objeto de la ciencia. Para otros usos de este término,
véase Historia (desambiguación).
En la mitología griega, Clío era la musa de la Historia. Estatua de ella contemplando antes de anotar en
su libro, desde un carro alado cuya rueda es la esfera de un reloj.
• 1Etimología
• 2Definición
• 3Estudio
o 3.1Como ciencia
o 3.2Como disciplina académica
o 3.3Historiador
▪ 3.3.1Perspectivas: justificación, importancia y objetivo
• 4Ramas
o 4.1Historiografía
o 4.2Historiología
• 5Ramas de otras ciencias relacionadas
o 5.1Filosofía de la historia
• 6Áreas de estudio por región geográfica
o 6.1Historia universal
▪ 6.1.1Periodización tradicional
o 6.2Historia nacional
• 7Véase también
• 8Notas
• 9Referencias
• 10Bibliografía
• 11Enlaces externos
Etimología[editar]
La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por
«investigación» o «información», conocimiento adquirido por investigación), del
verbo ἱστορεῖν («investigar»). De allí pasó al latín historia, que en castellano
antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título de la Estoria de
España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en
el castellano como un cultismo en su forma latina original.
La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-,
«saber, ver» —construcción hipotética—)3 presente también en las palabras
latinas idea o visión, en las germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,4 y
las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas de la familia indoeuropea.5
La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περὶ τὰ ζῷα
ἱστορίαι (léase Peri ta zoa jistória, latinizado Historia animalium, traducible
por Historia de los animales [el título griego es plural y el latino es singular]).6 El
término se derivaba de ἵστωρ (léase jístōr, traducible por «hombre sabio»,
«testigo» o «juez»). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos
homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las
inscripciones beocias (en un sentido legal, con un significado similar a «juez» o
«testigo»). El rasgo aspirado es problemático, y no se presenta en la palabra
cognata griega εἴδομαι («aparecer»). La forma ἱστορεῖν («inquirir»), es una
derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en
la civilización helenística.
Definición[editar]
A su vez, se llama «historia» al pasado mismo, e incluso puede hablarse de una
«historia natural» en que la humanidad no estaba presente,[cita requerida] que se
utilizaba en oposición a la historia social, para referirse no solo a la geología y
la paleontología, sino también a muchas otras ciencias naturales —las fronteras
entre el campo al que se refiere tradicionalmente este término y el de
la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología—,
y que se pretende complementar con la historia ambiental o ecohistoria,n. 3 y
actualizarse con la denominada «Gran Historia».789
Ese uso del término «historia» lo hace equivalente a «cambio en el tiempo»n. 4 En
ese sentido, se contrapone al concepto de filosófico equivalente a esencia o
permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en
la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a
la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva
histórica —el cambio— o bien filosófica —su esencia—. De hecho, puede hacerse
eso para la historia misma (véase tiempo históricon. 5) y para el tiempo mismo. En
este sentido, todo pasado en relación con el presente hace alusión al tiempo y a
su cronología, y por lo tanto tener historia.[cita requerida]
Estudio[editar]
Como ciencia[editar]
Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a
clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias
sociales (también denominadas ciencias humanas), o incluso se la llega a
considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de
estas a aquellas.10
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia
social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con
los del arte si se basan en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor
medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude
Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la
mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del XXI
(incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones
metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy
Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich
Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Lawrence Stone, E. P.
Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de
Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, lo hicieron desde una
perspectiva multidisciplinar (Braudel combinaba historia con geografía, Bracher
con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología, Trigger
con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores
y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre
ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias
metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos
que propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de
comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.n. 6
Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad
tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el
conocimiento de la historia y su transmisión, y de hecho de un modo general
aceptan y se someten a los mecanismos institucionales, académicos y de práctica
científica existentes en la historia y comparables a los de otras ciencias (ética de
la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso
científico, etcétera).[cita requerida]
La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para
obtener, procesar e interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias
auxiliares de la historia de metodología muy diferente, cuya subordinación o
autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.[cita requerida]
Como disciplina académica[editar]
Véanse también: Cronista e Historiografía.
La Historia de Italia de Francesco Guicciardini, 1561
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano,
de Antonio de Herrera, edición de 1601
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Este artículo trata sobre el objeto de la ciencia. Para otros usos de este término, véase Historia
(desambiguación).
En la mitología griega, Clío era la musa de la Historia. Estatua de ella contemplando antes de
anotar en su libro, desde un carro alado cuya rueda es la esfera de un reloj.
Índice
1 Etimología
2 Definición
3 Estudio
3.1 Como ciencia
3.3 Historiador
4 Ramas
4.1 Historiografía
4.2 Historiología
7 Véase también
8 Notas
9 Referencias
10 Bibliografía
11 Enlaces externos
Etimología
La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por «investigación» o
«información», conocimiento adquirido por investigación), del verbo ἱστορεῖν («investigar»). De
allí pasó al latín historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título
de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el
castellano como un cultismo en su forma latina original.
La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-, «saber, ver» —
construcción hipotética—)3 presente también en las palabras latinas idea o visión, en las
germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,4 y las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas
de la familia indoeuropea.5
La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περὶ τὰ ζῷα ἱστορίαι (léase Peri
ta zoa jistória, latinizado Historia animalium, traducible por Historia de los animales [el título
griego es plural y el latino es singular]).6 El término se derivaba de ἵστωρ (léase jístōr, traducible
por «hombre sabio», «testigo» o «juez»). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos
homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las inscripciones beocias (en un
sentido legal, con un significado similar a «juez» o «testigo»). El rasgo aspirado es problemático, y
no se presenta en la palabra cognata griega εἴδομαι («aparecer»). La forma ἱστορεῖν («inquirir»),
es una derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en la civilización
helenística.
Definición
A su vez, se llama «historia» al pasado mismo, e incluso puede hablarse de una «historia natural»
en que la humanidad no estaba presente,[cita requerida] que se utilizaba en oposición a la historia
social, para referirse no solo a la geología y la paleontología, sino también a muchas otras ciencias
naturales —las fronteras entre el campo al que se refiere tradicionalmente este término y el de la
prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología—, y que se pretende
complementar con la historia ambiental o ecohistoria,n. 3 y actualizarse con la denominada «Gran
Historia».789
Ese uso del término «historia» lo hace equivalente a «cambio en el tiempo»n. 4 En ese sentido, se
contrapone al concepto de filosófico equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar
de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos
anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede
tener una perspectiva histórica —el cambio— o bien filosófica —su esencia—. De hecho, puede
hacerse eso para la historia misma (véase tiempo históricon. 5) y para el tiempo mismo. En este
sentido, todo pasado en relación con el presente hace alusión al tiempo y a su cronología, y por lo
tanto tener historia.[cita requerida]
Estudio
Como ciencia
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al
considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan
en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John
Lukacs, Donald Creighton, Gertrude Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición
científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del XXI
(incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a
Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce
Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Lawrence
Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de Lara o
Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, lo hicieron desde una perspectiva multidisciplinar
(Braudel combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay
con psicología, Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las
anteriores y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos
hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la
historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un determinismo que (al menos desde
la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.n.
6
Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad tampoco
defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de la historia
y su transmisión, y de hecho de un modo general aceptan y se someten a los mecanismos
institucionales, académicos y de práctica científica existentes en la historia y comparables a los de
otras ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y
consenso científico, etcétera).[cita requerida]
La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e
interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología
muy diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se
apliquen.[cita requerida]
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, de
Antonio de Herrera, edición de 1601
En la enseñanza media de la mayor parte de los países, los programas de historia se diseñaron
como parte esencial del currículo. En especial la agregación de historia presente en los lycées
franceses desde 1830 adquirió con el tiempo un prestigio social incomparable con los cargos
similares en otros sistemas educativos y que caracterizó el elitismo de la escuela laica republicana
hasta finales del siglo XX.