SodaPDF-processed-¿Cómo Puedo Lidiar Con El Dolor - Maestra Verdadera Blog - Aviva Nuestros Corazones
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¿Cómo puedo
Sin lugar a dudas todas podemos estar de acuerdo en que el tema del sufrimiento es algo que
no es anejo a ningún ser humano. El dolor es algo que ha estado presente desde el momento de
la caídaGuardar
y de alguna manera u otra está presente en nuestra vida y nuestro ministerio. Muchas
veces podrás encontrar personas en tu vida que están sufriendo y no saben cómo lidiar con ello,
u otras observan tu vida cuando te toca a ti enfrentar el dolor. Es por eso que el día de hoy
conversamos sobre esa pregunta en nuestro blog: ¿Cómo puedo lidiar con el dolor? -Yamell
de Jaramillo- Blog Maestra Verdadera
En enero de 2013, le rogué a Dios por algo de paz y tranquilidad en mi vida. Comenzó con pequeñas
peticiones: «¿Puedo tener unas horas a solas, Señor? No, creo que realmente necesito un día
completo. ¿Qué tal una semana? Piensa en cómo podría servirte mejor, Dios, si tan solo tuviera una
semana de paz y tranquilidad».
Sin que yo lo supiera, Dios ya estaba planeando mi paz. Mis hijos se fueron a Covenant College, y mi
esposo, Jim, comenzó a planificar mi jubilación de la enfermería. Pero lo que no estaba planeando
era el 1 de octubre de 2013. Ese día, mi amado Jim murió.
Las primeras dos semanas tuve un desfile incesante de consoladores, algunos con plantas y otros con
guisos. Mi buzón estalló con tarjetas de condolencia, notas y cartas. Luego, mis hijos regresaron a la
universidad y todos los demás volvieron a sus vidas. El silencio de la mañana del primer sábado fue
ensordecedor. Ni la televisión ni la radio pudieron ahogarlo. Un silencio doloroso invadió mi alma y
excedió su bienvenida. En lugar de ofrecer un refrigerio, me dejó sin energía.
Elisabeth Elliot escribió: «Sufrir [es] tener lo que no quieres y querer lo que no tienes. . .» 1 Ella lo
sabía bien, enterró a dos maridos antes de su muerte en 2015.
He sido viuda durante casi siete años y he aprendido que la batalla de cada mujer contra el dolor es
única. Alguien a quien amamos parece haber desaparecido, no importa cuántas advertencias
hayamos recibido. He venido a llamar el mío un silencio doloroso. Entonces, ¿cómo te las arreglas
con este compañero no deseado que intercambió lugares con tu ser querido?
Dios te decepcionó, ¿no es así? Esa oración de fe rogándole que sanara a tu esposo, ¿no la escuchó?
¿Tu ser querido murió? ¿No sabía Dios cuánto necesitaba el mundo a esa persona, con verrugas y
todo?
Mi esposo luchó contra el cáncer cuando era adolescente e hizo del Salmo 91:16 su versículo de vida:
«Lo saciaré de larga vida, Y le haré ver Mi salvación».
El objetivo principal de Jim era honrar al Señor. Sin embargo, murió a los cincuenta y cuatro. Parece
una contradicción, ¿no? Dios no falló a Su promesa; yo fallé en entenderla. Matthew Henry escribe
que este versículo significa vivir lo suficiente:
«[Ellos] continuarán en este mundo hasta que hayan hecho la obra para la que
fueron enviados a este mundo y estén listos para el cielo, y eso es suficiente. . ..
Dios, por su gracia, los apartará del mundo y hará que estén dispuestos a dejarlo.
Un hombre puede morir joven, pero morir lleno de días. . . 2».
Todavía es difícil, pero esta idea tranquilizó mi corazón. El trabajo de Jim estaba hecho y el mío no.
Dios todavía tiene planes de usarme, incluso como viuda.
Dios ya sabe todo sobre nuestras dudas. Él no se siente intimidado ni ofendido por ellas. ¿Alguna vez
has levantado a un niño después de que se cayó y se raspó la pierna? Quizás inicialmente luchó
contigo, te rechazó e incluso te culpó. ¿Qué hiciste? Probablemente envolviste tus brazos aún más
alrededor de él hasta que sus sollozos se calmaron con un profundo suspiro de alivio. Nuestro Padre
celestial está esperando aún más fervientemente para abrazarte a ti y a tus brazos vacíos. Pero es
difícil, ¿no?
Es posible que tu tiempo con el Señor se vea un poco diferente en este momento, pero sigue haciendo
todo lo posible para estar en Su presencia. No hay otro remedio que Él. Durante mucho tiempo
después de la muerte de Jim, luchaba con orar. Todavía me presentaba ante el Señor y me sentaba
en silencio en Su presencia. Usé una aplicación para escuchar mi plan bíblico leído en voz alta.
Escuchar la Palabra de Dios calmaba mi caótico corazón.
Lamentablemente, a menudo vemos Filipenses 4:13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»,
como una frase que podríamos ver en un meme cursi, por lo que no reconocemos lo que realmente
es, un clamor desesperado por la ayuda de Dios. Recuerda, el mismo Pablo que se jacta aquí de
que puede hacer todas las cosas a través de Cristo, es el mismo que le rogó a Dios que le quitara un
aguijón en la carne. Dios le recordó a Pablo algo que pegué en la pared de mi dormitorio el día que
murió Jim: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con
muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí (2
Cor. 12:9).» Esta verdad me recordó que debía levantarme de la cama. Hacer la cama. Vestirme.
Ponerme en marcha. Esta verdad te permitirá levantar la cabeza y mirar hacia arriba.
¿Sabes cuál es la ironía? Mientras me sentaba ante el Señor con el Salmo 91 abierto, con mis
malentendidos al respecto, agitando mi puño hacia Dios, Él me dio entendimiento, no solo de los
últimos versículos, sino de todo el salmo.
«El que habita al amparo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente» (Sal.
91:1).
Dios te invita a sentarte a Sus pies y estar en Su presencia. El versículo 4 habla de que Él te cubre con
Sus alas, así como un ave madre lo haría con sus polluelos, y que Su fidelidad es escudo y adarga.
Dios puede ser tanto el tierno consuelo que anhelas, como el feroz guerrero de protección que
necesitas. Solo Él puede ayudarte a superar esto. Solo Él continuará cuidando de ti y de tu corazón
dolido, incluso cuando los días se conviertan en meses y años.
No podemos pensar correctamente en el Salmo 91 sin pensar en Cristo. Las promesas de protección
en este pasaje fueron en última instancia para Él, hasta que completó la obra que Dios tenía que
hacer. Sufrió cruelmente para poner fin al pecado y la muerte. Dios no detuvo Su mano cuando Su
Hijo fue crucificado. Por eso, podemos decir por fe: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh
sepulcro, tu aguijón?» (1 Co. 15:55).
Joni Eareckson Tada lamentó la pérdida de lo que pudo haber sucedido cuando se quebró el cuello
en un accidente de buceo a los diecisiete años. Durante años luchó contra la depresión y los
pensamientos suicidas. Sus oraciones fueron parte de su viaje para salir de ese dolor: «Dios,
ayúdame a ver cosas en tu Palabra que no he entendido antes. Si no puedo morir, muéstrame cómo
vivir».
Que ese sea el clamor del corazón de todas las que estamos afligidas: «Ayúdame a verte, Señor, y
muéstrame cómo vivir».
1
Elisabeth Elliot,Suffering Is Never for Nothing [El sufrimiento nunca es en vano] (Nashville: B&H, 2019), 9.
2
Matthew Henry, Commentary on the Whole Bible [Comentario de toda la Biblia], vol. III, https://ccel.org/ccel/henry/mhc3/mhc3.Ps.xcii.html.
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Sobre el autor
Gaye Clark
Gaye Clark trabaja como enfermera cardíaca en Augusta, Georgia, es corresponsal a
tiempo parcial de la revista WORLD y directora de iniciativas femeninas de
Servants of Grace. También es voluntaria en iCare, una organización cristiana que
provee ayuda para víctimas de tráfico. En su tiempo libre escribe sobre tráfico
sexual, la vida cristiana y ministerio laico. Ha escrito para Gospel Coalition,
Servants of Grace, y otros ministerios de comunicación en línea. Tiene dos hijos
adultos, Anna y Nathan.