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Elton Mayo.- Descubre que por encima de los datos económicos hay
otros factores que afectaban a la motivación de los trabajadores cómo el
sentido de la solidaridad social (desarrollo en los individuos del
sentimiento de pertenencia al grupo), también afectan el estilo de
dirección participativo.
Su objetivo era
aumentar la productividad, disminuir los
conflictos mediante la integración y la
participación. Se pretendía crear el
sentimiento de comunidad de empresa y que
los obreros fueran cooperativos.
> La sociología es una ciencia que cuenta con sus propios métodos e
instrumentos de análisis
55
Que como dijimos en el capítulo anterior, solo lo tomaba como trabajo “asala-
riado”, aunque lentamente tendrá que ir corrigiendo esa tendencia.
63
Dr. Pablo Guerra
64
Sociología del Trabajo
65
Dr. Pablo Guerra
66
Sociología del Trabajo
Esta última consiste en un discurso “para justificar y racionalizar una situación después
de que se haya producido o para legitimarla de antemano”. La filosofía por su lado es una
actividad que produce discursos eludiendo lo empírico y pragmático por lo cuál se encierra
en sí misma dictando su coherencia interna en el respeto de la lógica inducida por “los
primeros principios”. “El discurso filosófico se distingue del ideológico en la medida en que
no intenta persuadir sino hacer evidente, tampoco pretende engendrar la acción sino la
sabiduría que puede ser inacción. Se diferencia del discurso científico al extraer su subs-
tancia de la deducción o de la controversia con otro filósofo, y no de los hechos producidos
por el mundo exterior: éstos no tienen ninguna influencia sobre sus enunciados”. Cfr.
Tripier, P.: Del trabajo al empleo. Ensayo de sociología de la sociología del trabajo, Madrid,
MTSS, Col. Economía y Sociología del Trabajo No. 74, 1995, pág. 38-39.
57
Cfr. Wallace, W.: La lógica de la Ciencia en la sociología, Madrid, Alianza
Universidad, 2ª. Edición, 1980, pág. 15.
58
Cfr. Wallace, W.: Ibídem., pág. 17.
59
Cfr. López Pintor, R.: Sociología Industrial, Madrid, Alianza Ed., 1986, pág. 16
y ss.
67
Dr. Pablo Guerra
68
Sociología del Trabajo
El otro ejemplo que queríamos citar tiene que ya no con una afirma-
ción en concreto, sino más bien con toda una “cultura industrializadora”
también muy usual, y que incluso adquiere enorme importancia en los
conceptos manejados por la propia sociología del trabajo. Fruto de esa
cultura a la que hacíamos referencia, tendemos a hacer uso de una innu-
merable cantidad de conceptos, citas, ejemplos, y datos correspondien-
tes a la realidad industrial, lo que seguramente es una “herencia maldita”
del siglo pasado donde indudablemente el trabajo giraba sobre manera
en torno a la Industria61. No es el caso hoy en día, donde las actividades
industriales en los países de ingreso alto representan tan sólo el 4% de la
población activa del mundo. En Uruguay, menos del 20% de la PEA está
ocupada en la Industria Manufacturera, con una tendencia de crecimiento
negativo al menos en términos relativos. Para muchos, este dato significa
que deberíamos dirigir nuestra atención al sector de los servicios, lo que
sería algo bueno si no descuidáramos un pequeño detalle: resulta de una
concienzuda lectura de los números mundiales, que el sector primario
todavía concentra el 60% de la población activa de los países de ingreso
bajo. Y más aún: los trabajadores de explotaciones agrícolas familiares
de ingreso bajo y mediano (entre los cuáles ubicamos a Uruguay), según
datos del Banco Mundial, constituyen el 40% de la PEA mundial.
Luego de estos ejemplos, donde intentamos mostrar cómo es necesario
un mejor manejo de información científica para contribuir a mejorar el
diagnóstico de muchos problemas, continuaremos nuestra reflexión ini-
cial.
Vayamos a lo específico de la sociología como ciencia. Ya vimos que la so-
ciología parte de un método científico común a todas las ciencias (obser-
vación del objeto de estudio, empirismo, partida de una teoría; neutrali-
dad ética, crítica de la realidad, etc.). Sin embargo, las discusiones epis-
temológicas sobre el carácter científico de la sociología han dado lugar
a una serie de interpretaciones yo creo que altamente positivos, por las
cuáles, se cuestiona la tradición positivista del saber sociológico que ca-
60
Cfr. Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial 1995, Washington
DC, Banco Mundial, 1996, pág. 12.
61
Es sintomático en ese sentido, que las corrientes anglosajonas llamen
“Sociología Industrial” a lo que en realidad es Sociología del Trabajo, ya que obviamente
no se detienen únicamente en el fenómeno de la industria.
69
Dr. Pablo Guerra
Esta visión que exponemos, sin embargo, está lejos de ser asumida por
toda la comunidad científica. De hecho, en el ámbito epistemológico, los
años setenta y ochenta fueron especialmente fermentales en la llamada
“disputa del positivismo”. Veamos rápidamente los rasgos fundamentales
de esta discusión:
62
Cfr. Giner, S.: Sociología, Barcelona, Ed. Península, 1993. En Radl Philipp, R.:
Sociología Crítica: perspectivas actuales, Madrid, 1996, pág. 25.
70
Sociología del Trabajo
Fue sin embargo Durkheim quien selló definitivamente ese carácter posi-
tivista, para quien “los hechos sociales deben ser considerados cosas”. Su
visión inductiva conducirá a postular que lo prioritario es la cuestión del
método. Luego, mediante la inducción, llegamos a la teoría. Por esa vía,
sólo se admite el método empírico como correcto, y el principio de veri-
ficación para la comprobación de los datos, como plenamente científico.
63
Cfr. Osipova, E., et alt: Historia de la sociología del siglo XIX a comienzos del
XX, URSS, Ed. Progreso, 1989, pág. 40.
64
Cfr. Radl Philipp, R.: op. cit, pág. 39.
71
Dr. Pablo Guerra
2. El conocimiento cumple una función para con los sujetos; sirve a estos
para conocer, explicar y predecir el mundo que les rodea y ‘comienza
con problemas. No hay conocimiento sin problemas pero tampoco
hay problemas sin conocimiento’.
65
Cfr. Radl Philipp, R.: Ibídem. pág. 41.
72
Sociología del Trabajo
73
Dr. Pablo Guerra
Entre las técnicas cualitativas una de las más utilizadas por la sociología en
general, y la sociología del trabajo en particular68 ha sido la observación
participante. Esta consiste, en síntesis, “en la introducción del investiga-
dor en la comunidad objeto de su investigación y, a base de integrarse
como un miembro más de esa sociedad, poder obtener los datos desea-
dos.
66
Cfr. Hakim, C.: Research design: strategies and choices in the design of social
research, London, Routledge, 1994.
67
Cfr. Cea D´ancona, Ma.: Metodología cuantitativa. Estrategias y técnicas de
investigación social, Madrid, Ed. Síntesis, 1996.
68
Al respecto, Cfr. Weil, S.: La condition ouvrière, París, Gallimard, 1951.
74
Sociología del Trabajo
Todo ello implica la doble necesidad, como indica el nombre de esta téc-
nica, de participar –en la vida comunitaria, se entiende– y observar todo
lo que se produce a su alrededor69.
Otra de las técnicas más usuales, y que en Sociología del Trabajo ha per-
mitido congregar mucha información respecto a la evolución del trabajo
por medio de la mirada de los actores, es la técnica de las historias de
vida. Estas surgen en la década del sesenta, partiendo de una crítica a
los modelos totalizantes de la macrosociología, apuntando a una visión
microsociológica donde la vida cotidiana adquiere mayor relevancia. En
su génesis en el ámbito teórico se pueden encontrar tres fuentes: el in-
teraccionalismo simbólico (Meed y Luhmann), el etnopsicoanálisis de
Devereux, y la crítica a la macrosociología de Bordieu70.
Otras técnicas cualitativas tienen que ver con las entrevistas en profundi-
dad, los estudios de dinámica de grupos, el análisis de contenido (aunque
en este caso, también es considerable el análisis cuantitativo), etc.
69
Cfr. Maestre Alfonso, J.: La investigación en Antropología Social, Madrid, Ariel
Sociología, s/f.
70
Cfr. Guerra, P.: Epistemología del método cualitativo para la intervención
social en OEPs, Santiago, Paper, Programa de Economía del Trabajo, febrero de 1994.
71
Entre las primeras experiencias en Uruguay quisiera señalar la importancia
que tuvieron los seminarios de metología cualitativa impartidos en los noventa por el Prof.
Marco Supervielle.
75
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76
Sociología del Trabajo
TRABAJO EN GRUPOS
72
En ese sentido Tripier es de la idea que la sociología del trabajo ha utilizado
fundamentalmente dos modelos de explicación. Uno basado en la génesis del trabajo
asalariado y en especial del trabajo operario: “en tal caso el trabajo obrero se concebiría
partiendo del trabajo artesanal, como transformación de éste”. Los autores más destaca-
dos son Smith, Marx, Proudhon, Friedmann, Coriat, Braverman, Freyssenet, Dadoy, etc.
Por otro lado, se partía de situaciones estructurales, denominadas situaciones de trabajo,
que explicarían la relación de trabajo de cada uno con la dinámica social. Aquí se desta-
caron Mayo (fundador de la sociología del trabajo), Halbwachs, Katz, Walker y Guest,
Mallet, Perrow, Crozier, etc. Cfr. Tripier, P.: op. cit., pág. 13.
77
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Texto 2:
78
Sociología del Trabajo
79
Dr. Pablo Guerra
80
Capítulo III
73
En este sentido, Rolle maneja que “la imprecisión del término mediante el
cuál se designa hoy la disciplina así creada no es pues circunstancial, sino, al contrario,
un aspecto de una ambigüedad necesaria”. Cfr. Rolle, P.: Introducción a la Sociología del
Trabajo, Barcelona, Ed. Planeta, 1974, pág. 11-12.
81
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82
Sociología del Trabajo
83
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75
Cfr. Zubero, I.: El trabajo en la sociedad. Manual para una sociología del
trabajo, Bilbao, UPV, 1998, p. 3, citando a R. Badham en su obra The sociology of indus-
trial and post-industrial societies. Zubero sin embargo cree que esos valores propios del
industrialismo siguen vigentes (productivismo, evolucionismo, adquisitividad, competencia,
racionalidad instrumental) y por lo tanto seguimos viviendo en una sociedad industrial, lo
que deriva en la centralidad de la Sociología del Trabajo
84
Sociología del Trabajo
85
Dr. Pablo Guerra
El enfoque adaptativo:
Como habíamos expuesto anteriormente, la Sociología del Trabajo habría
nacido en EUA con las investigaciones dirigidas por Elton Mayo en la plan-
86
Sociología del Trabajo
Por ello se puede decir, que en este marco, la sociología del trabajo surge
como “respuesta a la demanda social generada por los ingenieros”. Esa
respuesta, sin embargo no tendría como referente un discurso crítico
frente a las estructuras sociales que generaban formas y modos de pro-
ducción alienantes; sino por el contrario, un enfoque “adaptativo”, que
intenta mejorar la productividad de las empresas a la par que las condicio-
nes de trabajo de sus integrantes. Desde este punto de vista, la sociología
del trabajo (o más propiamente la psicosociología del trabajo) tomaba un
rango científico que algunos autores llamaron despectivamente “funcio-
nal al sistema”.
87
Dr. Pablo Guerra
partiendo desde una visión más bien crítica de la realidad social. Para
éstos, introducirse en una fábrica para adaptar las conductas de los traba-
jadores a los fines de la empresa, se trataba de una acción absolutamente
“funcional al sistema” como habíamos dicho anteriormente. No será sino
hasta la década del ochenta que los sociólogos vuelcan su mirada hacia las
empresas e intentan, desde una orientación más “relacionista”, vincular
sus conocimientos en pro de mejorar la competitividad de las empresas.
Muchos sociólogos entonces, ya sea vinculados a la parte trabajadora, ya
sea vinculados a la parte empleadora, o incluso como articulador de los
dos intereses, regresan a las empresas como habían hecho los primeros
investigadores norteamericanos a principios de siglo.
El Paradigma de la Modernización:
88
Sociología del Trabajo
80
Cfr. Supervielle, M.: ponencia presentada al II Curso de Postgrado de forma-
ción de sociólogos del Ciesu-Flacso; en Piñeiro, D. (Comp.): Los trabajos de la Sociología,
Montevideo, Ciesu y Banda Oriental, 1988, pág. 97.
89
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81
En este sentido, cabe resaltar el estudio sobre la conciencia obrera en dos
empresas mineras chilenas (Huachipato y Lota), de los años 1956-58. En este estudio
participaron Touraine, Reynaud, Brams, Di Tella, y Pécaut, entre otros. Se constituyó en
uno de los primeros trabajos importantes en materia de sociología del trabajo en nuestro
continente, por diversas razones, entre las cuáles el presupuesto disponible, la temática
analizada y las metodología adoptadas.
90
Sociología del Trabajo
82
Cfr. Montero, C.: “Paradigmas teóricos en los estudios del trabajo”, ponencia
presentada en el Primer Congreso Latinoamericano de Estudios del Trabajo, San José de
Puerto Rico, 15-20 de Mayo de 1994.
83
Cfr. Braverman, H.: Trabajo y capital monopolista, México, Nuestro Tiempo,
1975.
84
Cfr. Burawoy, M.: Manufacturing consent. Changes in the labour process under
monopoly capitalism, Chicago, Chicago University Press, 1979. Estos temas serán desarro-
llados en el Capítulo VI.
91
Dr. Pablo Guerra
Este pasaje a la fábrica, orientado por posiciones clasistas, será luego de-
sarrollado por Benjamin Coriat, un francés de gran notoriedad por sus
trabajos sobre el taylorismo (El Taller y el Cronómetro), la automati-
zación (el Taller y el Robot), y el toyotismo (Pensar al revés); de gran
difusión en nuestro continente.
85
Cfr. Doeringer, P. y Piore, M: “Internal labour markets and mampower analy-
sis”, Lexington, MA: DC.Healt, 1971; Gordon, D.: “Theories of poverty and umployment”,
Lexington: Lexington Books, 1972; Edwards, R. et alt: “Labour Market segmention”,
Lexington, Lexington MA: DC helath, 1975; etc.
86
Cfr. Abramo, L. Y Montero, C.: op. cit., pág. 80.
92
Sociología del Trabajo
Por este paradigma, la sociología del trabajo se vuelca sobre todo hacia
una sociología del empleo, echando mano fundamentalmente a una can-
tidad de estudios estadísticos vitales para interpretar la evolución de las
condiciones de empleo en nuestro continente.
En América Latina, los textos de Piore y Sabel han tenido una enorme
repercusión, y no hay Universidad que no los estudie. Muchos investiga-
dores y sociólogos además han adoptado sus esquemas de análisis para
interpretar la crisis en varias empresas manejadas por sistemas rígidos de
orientación taylor-fordista.
93
Dr. Pablo Guerra
...
94
Sociología del Trabajo
Parece claro que los problemas de nuestros países no son los del res-
to del mundo. De hecho, no en vano hay una diferencia en los niveles
de ingreso, entre los países del norte y del sur de nuestro globo, de 56
veces. ¿Eso acaso no repercutirá en las condiciones de trabajo de nues-
tros países? Somos de la idea que efectivamente partimos de realidades
diferentes, y por lo tanto es necesario esforzarse, no por tener diversas
sociologías del trabajo, lo que sería una tontería; pero si por tener cierta
originalidad en la discusión de determinados temas; privilegiando aquellos
que necesitan más urgencia; y posponiendo otros que parecerían no ser
importantes al menos a corto plazo.
95
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Los debates sobre el “fin del trabajo”, tan en boga en Europa en los años
ochenta, a influjos de Gorz, Schaft, Robin y tantos otros; y luego divulga-
do –con eficiente política de marketing mediante– por Rifkin, ¿acaso se
relacionan con los problemas reales que enfrentan nuestros países? ¿Es
posible admitir que en A.L. puede haber un reparto de las rentas como
proponen algunos de los citados autores, en lugar del trabajo productivo?
Algunas de estas respuestas las encontraremos en el texto de Dombois y
Pries al final de este capítulo.
96
Sociología del Trabajo
97
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4. La Fase actual
98
Sociología del Trabajo
En lo relativo a la enseñanza
terciaria privada, la Universidad
Católica crea primero un
Instituto de Ciencias Sociales;
y luego la Facultad de Ciencias
Sociales, con buena parte del
cuerpo docente del Claeh; y
brindando las mismas carreras
que su similar de la Universidad
de la República, aunque preten-
diendo un perfil más asociado a
las “ciencias sociales aplicadas”.
99
Dr. Pablo Guerra
100
Sociología del Trabajo
Por su lado, los últimos años han mostrado una pérdida de centralidad de
las ONGs. como activadoras de investigación; un papel más importante
de la Udelar a partir de la creación de la FCS; un mayor dinamismo de la
oferta privada (consultoras); y ciertas demandas a nivel Gubernamental,
fundamentalmente en el área de las oficinas dependientes de la OPP, y del
MTSS. La creación de la ANII, último de los hitos en esta corta historia,
seguramente potenciará las investigaciones en esta área. Para 2010 esta-
ban registrados en el Sistema Nacional de Investigadores 13 investigado-
res activos con trabajos publicados y líneas de investigación en sociología
del trabajo. Por orden alfabético: Batthyani, Karina; De Martino, Mónica;
De Sierra, Gerónimo; Guerra, Pablo; Marrero, Adriana; Martínez, Ivonne;
Pérez, Leticia; Pucci, Francisco y Quiñones, Mariela.
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Sociología del Trabajo
Texto 3:
Dombois, R. y Pries, L.:
103
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104
Sociología del Trabajo
105
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Por todos estos motivos, conceptos tales como los de “sector formal” y
“sector informal”, o de “condiciones de empleo atípicas”, resultan poco
fructíferas para analizar el sistema ocupacional en América Latina, pues
reposan implícitamente sobre la base normativa del trabajo asalariado y
de ciertos estándares generales de la actividad laboral dependiente, base
que es válida para los países altamente industrializados y estructura la
realidad de estos mismos países, pero que difícilmente puede tomarse
como punto de referencia dominante para el contexto latinoamericano.
Asimismo, debido a la heterogeneidad de las formas de sustento que allí
prevalece, resulta poco adecuado el que las ciencias sociales hagan del
mercado de trabajo el punto de referencia dominante, si no es que único,
de su análisis del trabajo. /…/
106
Sociología del Trabajo
Más aún que en los países del norte, la sociología del trabajo en América
Latina debe por lo tanto “desindustrializarse” y dirigir la mirada, de
acuerdo con la especifica estructura ocupacional de esta región, hacia
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Sociología del Trabajo
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Sociología del Trabajo
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Sociología del Trabajo
En este contexto, cabe mencionar los muchos estudios de caso que des-
criben las interrelaciones complejas entre trabajo formal e informal, tra-
bajo doméstico de reproducción, las relaciones específicas de género y,
por ejemplo, las orientaciones religiosas-místicas los cuales, en su con-
junto, cuestionan fuertemente la importancia del sistema de relaciones
industriales formal para la regulación de las condiciones de trabajo y em-
pleo. De esta manera, la empresa está considerada no solamente como
una unidad técnica-económica-organizativa, sino, en un sentido más am-
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Dr. Pablo Guerra
114
| Asesoría Técnica Parlamentaria Enero de 2019
Autor Resumen
Samuel Argüello Verbanaz Los efectos de la automatización sobre los trabajadores y el mercado de
Correo electrónico: trabajo se ha discutido desde finales del siglo XVIII. Todas estas
[email protected]
reflexiones hechas por grandes economistas y filósofos permiten poner
Tel.: (56) 32 226 3188
en perspectiva histórica el problema y darse cuenta de lo difícil que es
hacer predicciones concretas al respecto.
Nº SUP: 118.701
Una de las preocupaciones recurrentes ha sido el desempleo tecnológico,
Nota aclaratoria es decir que la automatización sustituya a los trabajadores de una forma
Este documento es un tan masiva que genere desempleo de largo plazo a gran escala. A lo largo
análisis especializado de la historia, los empleos que producen la tecnología de automatización
realizado bajo los criterios de y los nuevos sectores que esta crea han contrarrestado la destrucción de
validez, confiabilidad, puestos de trabajo. Sin embargo, la historia pasada no asegura que la
neutralidad y pertinencia que interacción entre los elementos del problema sea la misma en el futuro y
orientan el trabajo de que produzca un resultado similar de aumento global del empleo.
Asesoría Técnica
Parlamentaria para apoyar y La polarización del mercado es otro posible efecto de la automatización.
fortalecer el debate político-
Los empleos rutinarios de cualificación media son más fácilmente
legislativo. El tema y
contenido del documento se
automatizables, a diferencia de los trabajos abstractos y manuales no
encuentra sujeto a los rutinarios que tienden a ser de alta y baja cualificación, respectivamente.
criterios y plazos acordados Esto puede provocar que aumente la demanda de empleos de alta y baja
previamente con el cualificación y disminuya los de cualificación media, lo que polariza el
requirente. Para su mercado de trabajo.
elaboración se recurrió a
información y datos obtenidos Si bien es poco prudente intentar predecir la forma concreta que tomará
de fuentes públicas y se la automatización a largo plazo, sí es previsible que genere profundos
hicieron los esfuerzos cambios que afecten a los trabajadores. Es por ello que el Estado puede
necesarios para corroborar su ser un actor muy importante, a través de las políticas educativas, de
validez a la fecha de
formación y de los sistemas de seguridad social, para proteger a los
elaboración
trabajadores que tengan que adaptarse a nuevas formas de realizar su
trabajo o que deban buscar trabajo en sectores completamente nuevos a
causa de la desaparición de los tipos de empleo que realizan.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile | Asesoría Técnica Parlamentaria
Introducción
El presente informe aborda la problemática de los efectos económicos de la automatización,
especialmente sobre el mercado de trabajo y los trabajadores. Se trata de una introducción general que
no pretende agotar la temática o hacer un análisis exhaustivo de los diferentes aspectos de la materia,
ya que es un fenómeno muy complejo y con muchas aristas.
Es necesario aclarar que cuando en este informe se hable de automatización, se hace referencia en
general a las nuevas tecnologías existentes o que puedan existir en el futuro y que potencialmente
tengan un impacto significativo en modificar las condiciones técnicas del trabajo y en realizar tareas que
actualmente las hacen mayoritariamente los trabajadores.
Teniendo presente lo anterior, se tratarán cuatro puntos que son recurrentes en la literatura sobre la
materia. En la primera parte se hace una breve referencia histórica a los efectos de la automatización y
las preocupaciones que esta ha generado en los últimos siglos. Puede ser útil hacer este recorrido
histórico para tener una perspectiva amplia, ya que no es ni mucho menos la primera vez que este tema
se ha discutido en los últimos doscientos cincuenta años. En la segunda parte se analiza cómo puede
afectar la automatización al nivel de empleo y al desempleo para el conjunto de una economía. Luego
se consideran los principales impactos de la automatización sobre los tipos de empleo, con especial
énfasis en lo referente a los tipos de tareas, la cualificación de los trabajadores y el nivel de salarios y la
polarización del mercado de trabajo. Finalmente, en la cuarta parte se hace una breve referencia a las
posibles respuestas que el Estado puede dar a los cambios que genera la automatización sobre la
economía a través de las políticas públicas en seguridad social y formación de los trabajadores.
Los efectos de la automatización sobre la economía, el empleo y sobre los trabajadores ha sido una
preocupación que se ha discutido de manera recurrente desde, al menos, el siglo XVIII. En particular,
en la literatura se ha llamado el desempleo tecnológico a la posibilidad de que la automatización no
solamente provoque la supresión de ciertos tipos de empleo sino la reducción global del nivel de empleo
y el surgimiento de un desempleo masivo y de largo plazo.
Ya en 1767, el renombrado economista Sir James Steuart trató los posibles efectos negativos que podía
tener sobre el desempleo la introducción de maquinaria que sustituyera a trabajadores (Mokyr et al.
2015, p. 33-34). En la historia del pensamiento económico es famoso el análisis que, en el primer cuarto
del siglo XIX, el célebre economista David Ricardo hizo al respecto, en el sentido de que la
automatización frecuentemente es perjudicial para los trabajadores y que bajo ciertas circunstancias
podría dejar a una parte relevante de la población sin trabajo y deteriorar su nivel de vida (Ricardo 1821,
p. 388-391).
Las preocupaciones por los efectos de la utilización de maquinaria sobre el mercado de trabajo se
manifestaron de manera más directa a través de movimientos obreros como los Luditas entre 1811 y
1816 o de Capitán Swing entre 1830 y 1832, que buscaban frenar la mecanización de la producción.
Así, en la Inglaterra de plena Revolución Industrial, los Luditas en Nottingham, Lancashire y Yorkshire,
como parte de sus reivindicaciones destruían las máquinas introducidas en las fábricas y luchaban para
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impedir el avance de la mecanización que podía implicar sustituirlos en sus puestos de trabajo (Mokyr
et al. 2015, p. 34-35, Autor 2015, p. 3).
En la segunda mitad del siglo XIX, Karl Marx también consideró la problemática de los efectos de la
automatización sobre los trabajadores. En su análisis, los avances tecnológicos de la revolución
industrial generan constantemente que una proporción creciente de la población trabajadora sea
redundante, es decir que no encuentra empleos o solamente encuentre empleos en los momentos de
mayor crecimiento de la economía, lo que a la vez genera que los salarios se mantengan bajos para los
trabajadores empleados (Marx 1867, p. 782-808).
Más recientemente, a mediados del siglo XX, las preocupaciones por los efectos de la automatización
volvieron a estar presentes. Así, por ejemplo, en 1964 el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson
constituyó la Comisión Nacional Blue-Ribbon sobre tecnología, automatización y progreso económico,1
para analizar, entre otras cosas, los efectos de la automatización sobre el empleo. Si bien la comisión
llegó a la conclusión de que la automatización no era una amenaza para los niveles de empleo,
recomendó tomar medidas para contrarrestar los efectos disruptivos del rápido cambio tecnológico,
como por ejemplo establecer un ingreso mínimo garantizado para cada hogar o que el Estado fuera un
empleador de último recurso para los desempleados con más dificultades para incorporarse al mercado
laboral (Autor 2015, p. 3-4).
Esta breve revisión histórica de la preocupación sobre los efectos negativos de la automatización sobre
el empleo puede servir para poner en perspectiva un problema que en diferentes momentos y bajo
diversas formas ha sido recurrente desde hace unos doscientos cincuenta años. Es decir, que la
problemática en sí no es un hecho nuevo, pero sí se presenta en lo específico bajo nuevos aspectos a
analizar a causa de las propias características de la tecnología que se desarrolla en la actualidad y que
se desarrollará en el futuro próximo, en particular la inteligencia artificial. Una lección que se puede
extraer del análisis histórico de la discusión sobre la automatización es que es muy difícil, y
frecuentemente imprudente, hacer predicciones concretas sobre sus efectos de largo plazo, y si bien ha
habido reflexiones profundamente acertadas sobre el problema, también ha habido con frecuencia
predicciones opuestas a lo sucedido posteriormente.
Sin embargo, el haber considerado la recurrencia de esta discusión permite plantearse las preguntas
subyacentes y recurrentes del tema: ¿esta vez será diferente a los últimos dos siglos? ¿La
automatización va a generar altos niveles de desempleo permanente y a trastocar la esfera del trabajo
de manera generalizada a un nivel que implique que una gran cantidad de trabajadores se vean
perjudicados?
1El nombre en inglés de la comisión fue Blue-Ribbon National Commission on Technology, Automation, and
Economic Progress.
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Estas preguntas no tienen una respuesta directa, y la solución dependerá de los aspectos específicos
que tome el desarrollo tecnológico y cómo esto se relacione con el resto de elementos de la economía
y de la sociedad en general. Por lo tanto, en el presente informe no se intentará responder a esas
preguntas, sino solamente plantear algunos elementos a tener en cuenta para acercarse al tema.
Muchas de las tecnologías que se desarrollan para la producción, tal vez la mayoría, están diseñadas
para ahorrar mano de obra directa, ya sea para sustituir fuerza muscular por fuerza mecánica, trabajo
manual meticuloso por precisión de máquina o cálculos manuales y propensos al error por cálculos
digitales de alta velocidad. Por lo tanto, si una gran proporción de la tecnología se desarrolla para ahorrar
mano de obra, la pregunta relevante, tal vez sea ¿por qué el desarrollo tecnológico no ha hecho ya que
la gran mayoría de trabajadores se queden sin empleo? (Autor 2015, p. 5-6) Es decir, por qué no hay
desempleo tecnológico masivo. Para responder a esto hay que tener en cuenta al menos dos elementos
fundamentales del cambio tecnológico y de su relación con la producción y el empleo. A continuación se
explican dos aspectos que ayudan a entender por qué la automatización, a pesar de tener un efecto
inmediato de reducción de la cantidad de trabajo directo necesario para realizar ciertas tareas, puede
aumentar la demanda de empleo global, cosa que históricamente ha sucedido. Se pondrán algunos
ejemplos a modo de ilustración de los procesos complejos mencionados.
En primer lugar, la automatización de una de las etapas o tareas de la producción puede hacer que las
otras etapas o tareas relacionadas se vuelvan mucho más productivas. Esto se debe a que en general
un puesto de trabajo implica la realización de múltiples tareas, y muchos procesos productivos requieren
a la vez de repetición y creatividad, músculo y cerebro, fijación a reglas claras y aplicación juiciosa de la
discreción, “transpiración e inspiración”. Todos estos elementos juegan roles esenciales en la
elaboración de un trabajo, y por lo tanto la automatización de una tarea puede mejorar la productividad
de las demás tareas que son realizadas por un mismo trabajador (Autor 2015, p. 6).
Para comprender mejor este principio puede ser útil poner un ejemplo. La introducción de los cajeros
automáticos en los Estados Unidos no eliminó ni redujo la cantidad de empleados que trabajaban de
cajeros en los bancos, al contrario, su número aumentó ligeramente. Este aumento del empleo fue el
resultado de la actuación de dos fuerzas. Por un lado los cajeros automáticos redujeron el costo de
operar una oficina bancaria, por lo que el número de sucursales bancarias aumentó, y a pesar de que el
número de empleados por sucursal se redujo, la demanda total de cajeros aumentó. Por otro lado, a
medida que las tareas rutinarias de dispensar billetes se redujeron por la introducción de cajeros
automáticos, las otras tareas no automatizables que realizaban los cajeros se volvieron más rentables.
Así, los empleados empezaron a volcarse a las tareas de “relaciones bancarias”, es decir que empezaron
a realizar principalmente tareas de venta de productos bancarios como tarjetas de crédito, préstamos y
productos de inversión. Precisamente estas tareas eran las que generaban un mayor margen de
ganancia a los bancos, por lo que esto tendió a incrementar la demanda de cajeros de empleados de
banco (Bessen 2015, p. 17). El resultado es que entre 1980 y 2010 el número de cajeros humanos
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aumentó de 500.000 a 550.000 en los Estados Unidos (Autor 2015, p. 6).2 Por lo tanto, la tecnología que
automatiza ciertas tareas puede aumentar a la vez la productividad de otras que realiza el mismo
trabajador, y así aumentar la demanda de empleo.
En segundo lugar la automatización interactúa de forma compleja con la demanda de bienes y servicios
y con los trabajos necesarios para producirlos. Por un lado la introducción de procesos de
automatización implica el aumento de la demanda de trabajo para producir y el mantener la tecnología
que permite la automatización (ingenieros, técnicos, diseñadores, etc.), es decir los empleos
directamente relacionados con la industria que produce la tecnología de automatización. Por otro lado
la automatización ha permitido la innovación de productos. Es decir, la creación de nuevos tipos
productos y servicios que no existían y por lo tanto el desarrollo de sectores completamente nuevos y la
consecuente creación de demanda de trabajo para puestos de trabajo en estos nuevos sectores que,
en cuanto a contenido laboral específico, antes no existían. Finalmente, la relación entre la
automatización y el empleo puede ser más indirecta y difícil de prever, como por ejemplo lo que sucedió
con la industria del automóvil, que a pesar de eliminar completamente el sector de transporte por tracción
animal, al aumentar la posibilidad de desplazamiento y reducir su costo, fomentó el desarrollo de
servicios destinados a servir a los automovilistas, como por ejemplo los hoteles de carretera o las
empresas se comida rápida (Autor 2015, p. 7).
Estos dos puntos muestran cómo la relación entre automatización y niveles de empleo y de desempleo
es compleja y cómo, hasta ahora, el resultado global de largo plazo ha sido un aumento de la demanda
de trabajo. Sin embargo la relación entre la automatización y el empleo es una cuestión empírica, y la
experiencia pasada no asegura que la interacción entre los elementos del problema sea la misma en el
futuro y que produzca un resultado similar de aumento global del empleo. Como menciona Autor (2015,
p. 4), “las interacciones pasadas entre automatización y empleo no pueden dirimir las discusiones sobre
cómo estos elementos pueden interactuar en el futuro: en particular, el surgimiento de un poder
computacional altamente mejorado, la inteligencia artificial y la robótica generan la posibilidad de
reemplazar trabajo a una escala nunca antes vista. […] Sea lo que sea que depare el futuro, el presente
claramente permite el resurgimiento de una ansiedad por la automatización”.3
2 En todo caso el crecimiento de los cajeros humanos fue menor que el crecimiento total de empleo en esa época,
por lo que la participación de los empleos de cajero en el total del empleo de los Estados Unidos se redujo.
3 Traducción propia.
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Autor (2015) propone un análisis basado, en vez de en los trabajos, en las tareas que componen los
trabajos, una perspectiva que es útil para comprender la polarización del mercado laboral. En lo
fundamental hay dos tipos de tareas: por un lado las rutinarias, y por otro las abstractas y manuales no
rutinarias.
La característica fundamental de las tareas rutinarias es que se puede codificar4 en las operaciones que
las componen y por tanto pueden ser en potencia totalmente automatizadas. Las tareas rutinarias son
características de muchas actividades manuales y cognitivas de un nivel de formación media. Son
rutinarias por ejemplo las tareas de la contabilidad de las empresas; las tareas de clasificación,
ordenamiento y almacenamiento de información propios del trabajo de oficina; o la ejecución de algunas
operaciones físicas repetitivas (aunque complejas) en un entorno controlado y no variable como el de
una fábrica. Dado que las tareas de estos empleos “siguen procesos precisos y bien comprendidos,
cada vez son más susceptibles de ser codificados en software y realizados por máquinas” (Autor 2015,
p. 11).
Por el contrario, las tareas abstractas y manuales no rutinarias no son fácilmente codificables porque
cuando las realizamos en realidad las comprendemos tácitamente. Las hacemos sin dificultad y en gran
medida no somos capaces de explicar completamente el proceso que hemos seguido para cumplir con
el objetivo de la tarea. Al escribir un texto persuasivo, desarrollar una hipótesis para explicar un
fenómeno o gestionar las relaciones laborales de un grupo de personas, hasta cierto punto solamente
sabemos tácitamente cómo hacerlo, a pesar de que lo hacemos con relativa facilidad y eficazmente.
Hay que considerar que las actividades abstractas más complejas pueden ser automatizables, como las
operaciones matemáticas avanzadas o la deducción lógica. Por el contrario, actividades que no son de
gran complejidad formal como las habilidades sensoriales y motoras, las actividades que implican
flexibilidad física en entornos cambiantes, el sentido común, el lenguaje hablado, la intuición, etc., son
actividades que hasta ahora han mostrado ser muy refractarias a la codificación y la automatización
(Autor 2015, p. 11-12).
Los trabajos que llevan a cabo los profesionales, los técnicos altamente cualificados y los directivos
reposan precisamente en tareas abstractas que son difíciles de codificar y automatizar. Por otro lado,
los empleos con una gran carga de tareas manuales que llevan a cabo las personas con baja formación,
como la limpieza, servir comida, cuidado de personas dependientes, servicios de seguridad personal,
etc., son igualmente poco susceptibles de ser codificados y automatizados. En cambio, los trabajos
administrativos rutinarios, los empleos en fábricas y muchos empleos de oficina, se componen en gran
4 Con el término codificar se hace referencia a determinar y explicar de manera completamente definida y explícita
todas las instrucciones y acciones necesarias a seguir para realizar una tarea en todos sus detalles relevantes y
teniendo en consideración las posibles variaciones y las respuestas a dichas variaciones. La codificación permite
que estas instrucciones sean tratadas por un software informático y puestas en práctica para realizar las tareas de
forma automática.
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medida de tareas que se pueden codificar en sus rutinas y que con el avance en la informática, de la
inteligencia artificial y de la robótica pueden o podrán ser automatizados en gran medida.
Con estos elementos se puede comprender el fenómeno de la polarización del mercado de trabajo. Lo
que sucede es que los trabajos del primer grupo (intensivos en tareas abstractas) y del segundo
(intensivos en tareas manuales no rutinarias) se encuentran habitualmente en los dos extremos del
espectro de ocupaciones del mercado laboral (directivos y profesionales por un lado y trabadores de
servicios y operarios por el otro), y los que son más fácilmente automatizables se encuentran en el medio
(oficinistas, administrativos, contables, etc.). Por lo tanto, si las tareas propias de los empleos de
cualificación media se automatizan en gran medida, lo que puede suceder es que se reduzca
drásticamente su demanda y que aumente la demanda tanto de trabajos de muy alta cualificación y altos
salarios, como la demanda de trabajos de baja cualificación y bajos salarios. Lo que en esencia provoca
una polarización del mercado laboral, el “vaciamiento” de los empleos de cualificación media antes
mencionado.
Estas variaciones en el mercado de trabajo se dan a la vez que otras grandes tendencias mundiales
como la globalización y el cambio demográfico tendiente al envejecimiento de la población, por lo que
es difícil determinar qué parte de este cambio es resultado de la automatización (OCDE 2018, p. 2), pero
sí es previsible que las tareas que implican la resolución de problemas que son difíciles de codificar
vayan ganando en importancia relativa respecto a las tareas rutinarias.
La polarización del mercado de trabajo y los cambios profundos de las propias tareas que componen los
trabajos, pueden tener un impacto negativo para los trabajadores que no estén en condiciones de hacer
la transición hacia los nuevos escenarios (OCDE 2018b, p. 3). Por ello, es relevante considerar las
posibles respuestas desde el Estado a los desafíos que plantea la automatización para el futuro.
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Intermedio, rutinario
Intermedio, rutinario
Intermedio, rutinario
Cualificación alta
Intermedio, no rutinario
Cualificación baja
Cualificación alta
Intermedio, no rutinario
Cualificación baja
Cualificación alta
Intermedio, no rutinario
Cualificación baja
Fuente: OCDE 2018b, p. 1.
Para el caso de Chile esto también es relevante, ya que, si bien como se ha visto es poco prudente
hacer previsiones demasiado precisas sobre cómo cambiará el mercado de trabajo por la
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Como mencionan Mokyr et al. (2015, p.47), la transición a una economía mucho más automatizada
puede implicar una disrupción “dolorosamente disruptiva para algunos trabajadores e industrias […]. Sin
embargo, mientras que las transiciones previas como la Revolución Industrial se hicieron con escaso
apoyo del gobierno para aquellos a los que desplazó, esta requerirá de la política pública para aliviar los
efectos de dislocación más duros”.
Es por ello que, desde el punto de vista de la política pública, la OCDE (2018, p. 4) considera que “los
sistemas educativos necesitarán adaptarse a los cambios producidos por la automatización y enseñar a
los niños y a los jóvenes las habilidades que les permitan sacar toda la ventaja de la actual ola de
implementación tecnológica. Esto incluye habilidades como la inteligencia cognitiva y social, pero
también abarca las habilidades necesarias para trabajar eficazmente en un contexto digital, tanto como
especialistas y como usuarios de tecnologías digitales”.
Hay que tener en cuenta que según el tipo de modificaciones que provoque la automatización se deberán
poner en marcha diferentes tipos de políticas. En general hay dos tipos de enfoques de política pública:
1) la mejora de la formación y la recualificación y 2) las redes de protección social.
En cuanto a la formación de los trabajadores, se pueden distinguir dos casos generales para las
personas que ya están en el mercado de trabajo. En primer lugar las políticas para readecuar o mejorar
las habilidades en los sectores donde la forma de realizar los trabajos cambie sustancialmente. En
segundo lugar la recualificación y la recolocación completa para los trabajadores de los empleos que
puedan desaparecer por completo a causa de la automatización, ya que los nuevos puestos de trabajo
pueden requerir tanto nuevas habilidades como estar situados en zonas geográficas diferentes a los
empleos que se destruyan (OCDE 2018, p. 4).
Respecto a las políticas de protección social, dadas ciertas nuevas tendencias tecnológicas que afectan
al mercado laboral, estas podrían tener limitaciones. Por ejemplo en la llamada “economía de
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plataforma” o “economía a la demanda”, es decir los servicios como Uber, donde los trabajadores son
formalmente independientes pero en el desempeño de sus labores dependen completamente de la
empresa propietaria de la plataforma. Con este tipo de trabajadores, las políticas laborales y sociales
clásicas pueden lidiar de manera menos efectiva que con los asalariados típicos. Así, instituciones como
el salario mínimo, el seguro de desempleo, la duración legal de la jornada, el pago de cotizaciones, las
pensiones, etc., se basan en la existencia de una relación laboral formal clásica con el empleador (OCDE
2018b, p. 4), por lo que estos trabajadores pueden quedar al margen de estos sistemas si no hay
modificaciones legales al respecto.
Además, en parte a causa de las perspectivas que ofrece la automatización y de las nuevas formas de
empleo que esta implicará, se discute actualmente la posibilidad de introducir la llamada renta básica
universal, una medida que implica un cambio completo de paradigma de la seguridad social (OCDE
2017b, p. 1). La renta básica universal es un ingreso incondicional para todos los ciudadanos de un país,
independientemente de su condición laboral o nivel de ingresos. Esta medida es una de las que desde
hace algunos años se ha empezado a discutir ampliamente para lidiar con los problemas de desempleo
de larga duración a causa de la automatización, con la polarización del mercado de trabajo y de los
salarios y con las nuevas formas de empleo que no quedan cubiertas por los sistemas de protección
tradicionales. Por supuesto que no está exenta de controversia, en particular sobre los sistemas
impositivos y de gasto público, pero el hecho relevante es que las medidas a implementar en materia de
seguridad social pueden implicar cambios muy profundos al sistema de coberturas sociales.
Conclusión
Como se ha visto, la automatización que se desarrolla en la actualidad y que se desarrollará en el futuro
próximo genera muchos interrogantes, tanto a nivel de sus efectos sobre los trabajadores y el mercado
de trabajo como a nivel de las posibles respuestas del Estado.
Más allá de si exista o no desempleo tecnológico, de la forma específica que tome la polarización del
mercado de trabajo y de los salarios, la literatura actual parece estar de acuerdo en que los cambios
sobre el mercado laboral y sobre las condiciones de empleo de los trabajadores serán profundos.
Probablemente habrá muchos trabajadores que verán trastocada su situación laboral a causa de la
automatización, por lo que uno de los aspectos relevantes de la discusión será cómo lidiar con las
situaciones de transición para ellos.
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Referencias
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Aviso aclaratorio
Asesoría Técnica Parlamentaria, está enfocada en apoyar preferentemente el trabajo de las Comisiones
Legislativas de ambas Cámaras, con especial atención al seguimiento de los proyectos de ley. Con lo cual se
pretende contribuir a la certeza legislativa y a disminuir la brecha de disponibilidad de información y análisis entre
Legislativo y Ejecutivo.
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International Journal of Information Systems and Software Engineering for Big Companies (IJISEBC)
gonzález vidales, C. (2019). Seguridad y salud de los trabajadores 4.0. International Journal of Information Systems and Software Engineering for Big
Companies (IJISEBC), 6(1), 123-131.
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1. Introducción
Cada una de las revoluciones industriales tienen una o varias innovaciones que provocan el inicio de la
misma: en la primera revolución industrial fueron las máquinas, y en concreto, la máquina de vapor; en la
segunda revolución las nuevas formas de gestionar y organizar el trabajo y la producción en masa gracias a la
IJISEBC, 6(1), 2019
Si la digitalización y la robotización son fenómenos característicos de la Industria 4.0 es gracias a una serie
de factores interconectados, a saber: “el aumento en la potencia [tanto] de los ordenadores, [como] de la
capacidad de almacenamiento (Big data) y de su procesamiento”; “la inteligencia artificial”; “la robótica y
fábrica inteligente” o Smart factory; “el internet de las cosas” o Iot; “la impresión 3d”; y “la economía
colaborativa” o economía de plataformas. Entre estos factores se encuentran algunos que ya han formaron
parte de la tercera revolución industrial y que se incorporan a la cuarta revolución industrial debido a que se
han visto “potenciados” bien, por un aumento de sus propiedades o bien, por la posibilidad de aplicarse en
nuevos ámbitos (rodríguez, 2017: 36-46).
Sin duda, los cambios introducidos por la 4ª revolución industrial abren la puerta a un nuevo escenario en
el que aparecen nuevos retos y oportunidades como son: “la digitalización de los procesos”, que permitirá a
través de la conectividad mejorar la eficacia operativa de la industria; “la globalización de la tecnología y la
economía”, que implicará, con una alta probabilidad, el establecimiento de unas condiciones de seguridad y
salud mínimas universales; la evolución del concepto de trabajo, donde la flexibilidad será la cualidad esencial
del nuevo trabajo; el “desarrollo de nuevos empleos” y profesiones desconocidos hasta ahora; y finalmente,
cambios en el paradigma social, tendiendo al individualismo social en el mundo físico, en contraposición con
el mundo cibernético o virtual donde aumenta la sociabilidad y la necesidad de compartir experiencias y
vivencias, algo que está provocando en la realidad social actual el menoscabo de “derechos humanos básicos
como el [derecho a la] intimidad, libertad de expresión o seguridad jurídica” entre otros (gómez-Cano,
Bestratén & gavilanes, 2018: 8-11).
2. aproximación a la cuestión
todos estos cambios, como ya ha sucedido en anteriores revoluciones industriales, traen aparejados tanto
ventajas como inconvenientes. Entre las principales ventajas cabe destacar, como es lógico, la mejora de la
competitividad y la productividad de la industria. debido, en primer término, a una optimización de los
procesos productivos haciéndolos más “eficientes y flexibles”, lo que implicará, por un lado, una disminución
en los plazos de producción, con el consecuente ahorro de recursos, y por otro, la adaptación de los productos
a los clientes. En segundo término, la mejora de los productos existentes y la generación de nuevos productos
debido a la combinación de la robótica y las tecnologías digitales. todo ello, finalmente, permitirá adaptar la
oferta y la demanda a las necesidades específicas de cada cliente (ministerio de Industria, Energía y turismo,
2015: 27).
por otro lado, entre los principales riegos o inconvenientes a los que se enfrenta la Industria 4.0 se
encuentran los posibles empleos que la automatización podría destruir en las próximas décadas. Con el objetivo
de precisar esta cifra se han realizado numerosos estudios, que tratan de dar respuesta a esta incógnita. uno
de los primeros estudios que trató de determinar esta cifra procede de la universidad de oxford, y estima una
destrucción de empleo provocada por la robotización en los Estados unidos del 47% de los actuales empleos
(frey & osborne, 2013: 41).
posteriormente, distintos investigadores han extrapolado el estudio a otros países utilizando la misma
gonzález vidales, C. (2019). Seguridad y salud de los trabajadores 4.0. International Journal of Information Systems and Software Engineering for Big
Companies (IJISEBC), 6(1), 123-131.
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metodología empleada por frey y osborne para realizar nuevos estudios. Estos estudios, pronostican la
desaparición de un 35,7% de los empleos en finlandia (pajarinen & rouvinen, 2014: 3); del 59% de 18,3
millones de empleos estudiados en alemania (Brzeski & Burk, 2015: 1); y para el resto de los países europeos
la cifra oscila entre un 45% y un 60% (Bowles, 2014: 1).
Estudios más recientes, subsanan algunas de las críticas a los primeros estudios, considerando las distintas
tareas que son necesarias para el desempeño de cada una de las ocupaciones estudiadas arrojan datos algo
más optimistas. ahora bien, todos ellos excluyen la variable empleo generado, debido a la dificultad de
cuantificar la misma, pues se trata de nuevos empleos que por el momento no existen. a modo de ejemplo,
estas nuevas investigaciones estiman la destrucción de empleo para EEuu del 9% frente al 47% de los
primeros estudios, para finlandia el 7% frente al 35,7%, mientras que alemania pasaría del 59% al 12% de
empleo destruido por la automatización (arntz, gregory & Zierahn, 2016: 33).
así, la unión Europea en 2017 a través de la Comisión Europea, con el objetivo de proteger la posición
de liderazgo y competitividad de los países miembros en la industria tecnológica, propuso implementar la
Estrategia renovada de política Industrial. Esto, junto con las ayudas destinadas al desarrollo de la
automatización, y la colaboración en sectores como el manufacturero, agricultura de alta precisión y el
energético, serán el pilar del desarrollo y crecimiento sostenible de la industria y el empleo en la nueva
revolución industrial (Comunicación de la Comisión Europea, 2017: 1-22).
alemania por su parte, para hacer frente a esta nueva revolución y no perder su posición competitiva de
liderazgo tecnológico en el mercado, ha implementado la Estrategia de alta tecnología 2020. Entre los
objetivos de esta estrategia, e esta la automatización de sus manufacturas, utilizando para ello; la combinación
de máquinas (robots) capaces de tomar decisiones descentralizadas y de cooperar entre ellas y con los
trabajadores; y la utilización del denominado internet de las cosas (mcdougall, 2014: 13).
En el caso de España, el ministerio de Industria, Comercio y turismo cuenta con una iniciativa público-
privada denominada Industria Conectada 4.0 circunscrita a la agenda para el fortalecimiento del Sector
Industrial en España y la agenda digital para España, cuyo objetivo es la transformación digital de las empresas
españolas a fin de reforzar la competitividad de la industria. para conseguir estos objetivos se cuenta, en primer
lugar con una línea de apoyo financiero a proyectos empresariales para la transformación digital; y, en segundo
lugar, con un programa de asesoramiento a pymES para implantar la digitalización en las empresas de forma
efectiva.
así, los cambios en la órbita del trabajo no son solo consecuencia de la robotización, las tecnologías
digitales están posibilitando la creación de nuevas formas de trabajo a través de las plataformas digitales. En
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los últimos tiempos el número de plataformas digitales, en concreto las plataformas dedicadas a economía
colaborativa, han crecido exponencialmente (Beltran i Cangròs, 2016: 16). El objetivo de estas plataformas es,
sencillamente, poner en contacto a los usuarios de estas con los “prestadores de bienes” o servicios, pudiendo
estos últimos ser “prestadores de servicios ocasionales” o dedicarse de manera profesional y permanente
IJISEBC, 6(1), 2019
(mercader, 2017: 32), siendo en este punto donde aparecen dificultades para determinar la relación laboral
de los prestadores de servicios.
El uso de plataformas digitales en el ámbito del trabajo tiene, como no podía ser de otro modo, tanto
ventajas como inconvenientes, en función de las aplicaciones prácticas que tenga la plataforma. así, por
ejemplo, entre las principales ventajas del uso de estas aplicaciones tecnológicas se encuentra la posibilidad de
conectar de forma rápida a oferentes y demandantes de empleo, permitiendo encontrar el talento que necesita
cada empresa en el momento justo que lo requiera. Ello permite, además, que los demandantes de empleo
pueden conocer las habilidades y estudios que se requieren en cada momento, adaptando su formación a las
necesidades del mercado (mcKinsey global Institute, 2015: 1-2). Ejemplo de ello, son las plataformas como
linkedIn o monster dedicadas a poner en contacto a trabajadores con empleadores. Se trata pues de una
versión moderna de la sección de empleo de los periódicos, pero con un feedback entre trabajador empleado
mucho más rápido.
ahora bien, como ya se ha adelantado anteriormente, el gran inconveniente de las plataformas digitales
surge “cuando se realiza una actividad o se presta un servicio” mediante las plataformas denominadas de
“economía bajo demanda”, donde los usuarios seleccionan, a través de esta, al profesional que necesitan y
pagan por el servicio prestado, en este punto aparecen “zonas grises para el derecho del trabajo” (Álvarez,
2017: 52). Como muestra de ello, cabe remitirse a las últimas sentencias dictadas en torno a la laboralidad, o
no, de los repartidores de las plataformas glovo y deliveroo. así, en el caso de deliveroo (Sentencia núm.
244/2018Jur 2018\152297) los riders tienen una relación laboral con la empresa, mientras de los riders de
glovo (Sentencia núm. 284/2018 Jur 2018\248326) no.
por otra parte, no se debe caer en el error de creer que la Industria 4.0 será solo una revolución tecnología,
pues existen múltiples factores de carácter global y de realidad muy compleja que “exige profundizar en la
ética, la creación de valores y en su impacto social” (Sánchez-urán & grau, 2017: 1). por ello, la Industria 4.0
debe apostar por las personas, ya que serán el mayor activo en esta nueva revolución, pues aportarán la
innovación y la optimización de los procesos tecnológicos (gómez-Cano, Bestratén & gavilanes, 2018: 7)
necesarios para lograr una sociedad más justa y avanzada.
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ahondando en el impacto que tendrán la robotización sobre la seguridad y salud laboral, entre los aspectos
positivos a destacar se encuentran la “mejora [tanto] de las condiciones laborales” como el aumento de la salud
de los propios trabajadores. todo ello es posible gracias a la robotización de aquellos trabajos que entrañen
peligro para la salud del trabajador. Circunstancia, esta, que permite alejar a los operarios de los objetos,
En cuanto a los aspectos negativos de la robotización, si bien, en un primer momento con la robotización
industrial se eliminan muchos de los “riesgos [entre otros] físicos derivados de la manipulación de objetos o
sustancias peligrosas”; posteriormente, debido a la interacción persona-robot pueden emerger nuevos riesgos
(lópez peláez, 2003: 13), los cuales deberán ser sometidos a una posterior evaluación de riesgos, a fin de
proteger al trabajador de ellos.
por otro lado, la implantación de robots colaborativos puede suponer un aumento del “estrés laboral y
fatiga”, producido principalmente por la combinación de los siguientes factores estresores: “ritmo de trabajo”,
el trabajador debe adaptar su ritmo al del robot; “aumento de las responsabilidades”, el trabajador tiene una
mayor autonomía en el trabajo y en la toma de decisiones; y “reducción de los tiempos muertos y descansos”,
ya que las maquinas no necesitan realizar parones para recuperarse. del mismo modo, el trabajo con robot
puede suponer para el trabajador un esfuerzo adicional de adaptación a esta nueva tecnología, pudiendo dar
lugar al desarrollo de patologías, como tecnoansiedad, tecnofatiga o tecnoadicción (del rey & tena, 2018:
322-323).
Se debe añadir que los riesgos psicosociales no son los únicos nuevos riesgos derivados de esta nueva
situación laboral, pues también se pueden generar nuevos como: “riesgos mecánicos (aplastamiento, corte,
enganche, etc.) debidos a la posible colisión entre robot y persona” debido a que ambos comparten el mismo
lugar de trabajo; además, existe el “riesgos de trastornos musculo-esqueléticos debidos a la posible imposición
de ritmos de trabajo por parte del robot a la persona” (Sanz, 2018: 10).
por un lado, en cuanto a las implicaciones positivas del teletrabajo se encuentra “la reducción de la
probabilidad de sufrir un accidente” en los desplazamientos al centro de trabajo, única circunstancia que se ha
podido demostrar que constituye una verdadera mejora en materia preventiva, pues el trabajo se realiza desde
el propio domicilio, y el trabajador solo se desplazará al centro del trabajo en muy contadas ocasiones (CCoo,
2017: 9).
asimismo, algunos estudios incluyen como mejora preventiva asociada al teletrabajo la posibilidad de
conciliar la vida familiar, personal y profesional, gracias a la flexibilidad en los horarios de trabajo que permite
esta modalidad de trabajo (pérez & gálvez, 2009: 62), evitando con ello los riesgos psicosociales asociados a
la falta o deficiencia de conciliación de ambos mundos, familiar y profesional.
por otro lado, son esos mismos riesgos psicosociales uno de los principales aspectos negativos del
teletrabajo, para la salud laboral de los trabajadores, los cuales parecen superar a los aspectos positivos
anteriormente citados. así los factores de riesgos derivados del teletrabajo, principalmente, son: la ausencia de
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relaciones personales, provocado por la falta de contacto con los compañeros; la conectividad permanente del
trabajador; la sobrecarga de trabajo (CCoo, 2017: 9); o el tecnoestrés, provocado por “un desajuste entre las
demandas y los recursos relacionados con el uso de las tICs”, pudiendo materializarse en las ya mencionadas
tecnoansiedad, tecnofobia o tecnoadicción (Salanova, 2007: 5-6).
IJISEBC, 6(1), 2019
Estudiados los riesgos derivados de la tecnología, se puede observar como la incorporación de esta al
trabajo supone la disminución de algunos de los riesgos físicos, en contraposición con los riesgos psicosociales
que parecen incrementarse por el mismo hecho. tal circunstancia necesitaría de un análisis más profundo del
que en esta investigación se le otorga, al objeto de establecer las medidas preventivas necesarias para eliminar
los citados riesgos.
Como ya se mencionó anteriormente, los nuevos robots colaborativos interactúan con el personal y de ahí
la necesidad de establecer medidas de seguridad que protejan a los trabajadores. dichas medidas se están
abordando desde dos vertientes; por un lado, los fabricantes e instaladores deben garantizar una serie de
medidas preventivas para sus máquinas; y, por otro lado, el empresario debe de garantizar la seguridad de los
empleados cumpliendo con las obligaciones previstas en la ley de prevención de riesgos laborales.
así, los robots cumplen con las medidas de seguridad desde su “diseño, fabricación, instalación,
mantenimiento y (hasta su) retirada” (unE-En ISo 10218-2, 2011: 8) a fin de proteger de una forma integral
al trabajador. Con este objetivo, la norma unE-En ISo 10218-2 define los robots cooperativos o
colaborativos como aquellos “diseñado(s) para interaccionar directamente con un humano dentro de un
espacio de trabajo” y establece, junto con la norma unE-En ISo 10218-1 (2011), los requisitos de seguridad
de robots industriales, entre los que destacan: “la parada de seguridad”, “guiado manual”, “el control de la
velocidad y la distancia de separación”, y limitación de potencia y/o fuerza por diseño o por la función de
mando” (Sanz, 2018: 9). ahora bien, es necesario tener en cuenta que las medidas de seguridad integradas en
los propios robots, aunque totalmente necesarias, no sustituyen las medidas preventivas que debe adoptar el
empresario, a fin de dar cumplimiento a la ley de prevención de riesgos laborales.
En cuanto a la normativa nacional, es necesario precisar que la ley de prevención de riesgos laborales (en
adelante lprl), no recoge entre su articulado mención expresa al trabajo con innovaciones tecnológicas como
la robótica o la digitalización. Sin embargo, se trata de un texto normativo destinado a la protección genérica
de todos los trabajadores, y si se puede observar la preocupación del legislador por los riesgos asociados a la
tecnología en terminados artículos.
así, en el artículo 4. 6 lprl la definición propuesta de equipo de trabajo debe entenderse en un sentido
amplio, incluyendo aquellos equipos tecnológicos. En el mismo sentido, el artículo 4.7 lprl en el que se
establecen las condiciones de trabajo que pueden ser susceptibles de generar riesgos para la seguridad y salud
del trabajador se incluyen “las características generales de (…las) instalaciones, equipos (...) y demás útiles
existentes en el centro de trabajo”, incluyendo las nuevas innovaciones tecnológicas en el ámbito de aplicación
de la lprl, y con ello a los riesgos derivados de la tecnología. avanzado en el texto, el artículo 15.1ºe lprl
recoge la necesidad de tomar medidas preventivas acordes a “(…) la evolución de la técnica” expresión que
podría incluir las nuevas tecnologías. por su parte, el artículo 19 lprl, dedicado a la formación de los
trabajadores, prevé la obligación de formar al trabajador en caso de que se “(…) introduzcan nuevas
tecnologías o cambios en los equipos de trabajo”. finalmente, en el artículo 33 la lprl establece las
obligaciones de consulta a los trabajadores en caso de introducir “(…) nuevas tecnologías, en todo lo
relacionado con las consecuencias que éstas pudieran tener para la seguridad y la salud de los trabajadores (…
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Companies (IJISEBC), 6(1), 123-131.
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por otra parte, como se ha expuesto en el apartado anterior, los riegos que aumentan significativamente con
la implantación de la robótica, la digitalización y el teletrabajo en las empresas, son los riesgos de tipo
para encontrar una normativa específicamente relacionada con el estrés y la fatiga se debe acudir en el
ámbito supranacional a la directiva 2003/88/CE, de 4 de noviembre de 2003, relativa a determinados aspectos
de la ordenación del tiempo de trabajo, pues un desajuste en los tiempos de trabajo y descanso o un ritmo de
trabajo inadecuado, como se ha visto sucede con la introducción de las nuevas tecnologías, es un factor de
riesgo psicosocial que se debe eliminar.
por otro lado, a nivel nacional existe un amplio número de notas técnicas de prevención, elaboradas por el
Instituto nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo, entre las que se pueden destacar, con relación al tema
en cuestión: ntp 318: El estrés: proceso de generación en el ámbito laboral; ntp 438: prevención del estrés:
intervención sobre la organización; ntp 349: prevención del estrés: intervención sobre el individuo; ntp
730: tecnoestrés: concepto, medida e intervención psicosocial; ntp 450: factores psicosociales: fases para
su evaluación; ntp 702: El proceso de evaluación de los factores psicosociales; o ntp 926 de factores
psicosociales: metodología de evaluación, entre otras. Sin embargo, se deber tener en consideración que estas
notas técnicas no son de obligado cumplimiento, salvo que estén recogidas en una disposición normativa, pues
se trata de guías de ayuda para prevenir los riesgos psicosociales.
Como se ha podido comprobar, no existe una normativa específica y sistematizada aplicable a los riesgos
psicosociales surgidos al albor de la Industria 4.0. por este motivo, algunas de las recomendaciones generales
para proteger eficazmente al trabajador podrían ser:
1.- Incluir una referencia a los riesgos psicosociales en la lprl, pues así podría fomentarse la protección
de estos riesgos.
2.- Crear nuevas figuras e instrumentos organizacionales que complemente la figura del experto en
psicosociología en los servicios de prevención de las empresas (…)” (lópez Cabrera, 2015: 354).
3.- fomentar la introducción de los riesgos psicosociales en la negociación colectiva, ya que el Estatuto de
los trabajadores considera esta posibilidad, y son los interlocutores sociales que mejor conocen estos riesgos.
además, se podrían implantar estrategias específicas para mejorar “las condiciones de seguridad y salud”
en un contexto de trabajo robotizado como (del rey & tena, 2018: 325):
1.- Incrementar la formación de los trabajadores en nuevas tecnologías y mejorar de la formación continua
del trabajador.
2.- regular la jornada de trabajo, ajustándola a las necesidades del trabajador no del robot o la producción.
En cuanto a las principales recomendaciones para eliminar los riesgos psicosociales del teletrabajo se
encontrarían (manzano Santamaría, 2017: 23-24):
1.- “realizar un estudio de necesidades de implantación de nuevas tIC (dispositivos, software, app etc.)
evitando cambios constantes o innecesarios. Informar y fomentar la participación de los trabajadores en los
procesos de implantación de nuevas tIC”.
2.- garantizar “la desconexión digital, evitando su uso inadecuado durante los descansos y pausas, fuera
de la jornada laboral, etc.”.
3.- “facilitar la comunicación con y entre trabajadores remotos, potenciar las relaciones sociales entre los
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compañeros (…)”.
4.- “Impartir formación a los trabajadores (…) superiores jerárquicos y gerentes (…)”
5. Conclusiones
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la robótica y la digitalización son fenómenos imparables que han llegado para quedarse y la implantación
de estos en las empresas supondrá un desafío para todas las empresas y trabajadores. Solo las empresas que
consigan adaptarse podrán sobrevivir en esta nueva era tecnológica. para lograr la adaptación será necesario
tanto la disposición de los empresarios como la del legislador, pues este último debe facilitar los medios que
permitan una implantación de la Industria 4.0 segura y acorde a la evolución de la tecnología.
la incidencia de las innovaciones tecnologías sobre la seguridad y salud del trabajador, en cuanto a los
riesgos psicosociales se refiere, es alta. por ello, se hace necesario apostar por dar un cumplimiento escrupuloso
de la lprl en lo relativo a la consulta y participación del trabajador, así como a la formación de los
trabajadores, con el único objetivo de proporcionarles las herramientas necesarias para enfrentarse a la
tecnología sin dañar su salud.
la negociación colectiva debería tener un mayor peso a la hora de establecer las medidas preventivas a
tomar en caso de introducción de nuevas tecnologías, pues la ley de prevención de riesgos laborales otorga
esta posibilidad a los agentes sociales (lópez Cabrera, 2015: 353). de este modo, las medidas adoptadas se
ajustarían mucho mejor a la situación de cada empresa, pues los negociadores conocen de primera mano los
riesgos de sus representados.
para finalizar, será necesario desarrollar una regulación específica sobre robots colaborativos y prevención
de riesgos laborales en los próximos años, prestando especial atención a los riesgos psicosociales. Si bien, y
enlazando con el anterior párrafo, la negociación colectiva podría ocuparse de esta problemática, al parecer
de la autora sería más conveniente un desarrollo normativo específico ya que los convenios colectivos tienden
a recoger el tenor literal de la ley lo que podría ser contraproducente para la iniciativa de protección del
trabajador ante estos nuevos riesgos.
agradecimientos
El presente trabajo queda enmarcado dentro de los trabajos de investigación desarrollados por la autora en
el proyecto de Investigación financiado por el ministerio de Economía y Competitividad dEr2017-82192-C3-
1-r, titulado nuevos lugares, distintos tiempos y modos de trabajar: Innovación tecnológica y cambios sociales;
y dentro de la convocatoria de becas y ayudas para la formación de doctores del programa nacional de
formación de profesorado universitario 2017 del mECd.
gonzález vidales, C. (2019). Seguridad y salud de los trabajadores 4.0. International Journal of
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