San Justino Mártir
San Justino Mártir
San Justino Mártir
esto hace, encuentra a Dios, porque Dios se deja encontrar por quien lo busca
con recto corazón y con amor. Y cuando encuentra a Dios Uno con la
inteligencia, Dios se revela, en Cristo, como Dios Uno y Trino, como Trinidad
Una y Santa, que pone en marcha, por deseo de Dios Padre, el plan de
salvación, enviando a la Segunda Persona de la Trinidad a morir en Cruz, para
conducir a los hombres, por medio de la Tercera Persona de la Trinidad, el
Espíritu Santo, al Reino de los cielos. Es esto lo que le sucedió a San Justino y
es lo que le sucede a todo hombre que con rectitud de corazón y con amor
busca a Dios: lo encuentra con su inteligencia como Dios Uno y ese Dios Uno
se le revela como Uno y Trino, que ha venido a la tierra en el Hijo de Dios,
para llevarlo, en el Hijo, por el Espíritu Santo, al seno de Dios Padre.
Apresados los santos, fueron conducidos ante el prefecto de Roma, de
nombre Rústico.
Llegados ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino: «Ante todo
cree en los dioses y obedece a los emperadores.»
Justino contestó:
«El hecho de que obedezcamos los preceptos de nuestro Salvador
Jesucristo no puede ser objeto ni de acusación ni de detención.»
Rústico replicó:
«¿Qué doctrinas profesas?»
Justino dijo:
«Me he esforzado por conocer todas las doctrinas, y sigo las verdaderas
doctrinas de los cristianos, aunque desagrade a aquellos que son presa de sus
errores.»
Rústico replicó:
«¿Estas doctrinas te agradan a ti, desgraciado?»
Justino contestó:
4
«Así, pues, ¿te imaginas que cuando subas al cielo recibirás la justa
recompensa?»
Justino contestó:
«No me lo imagino, sino que lo sé y estoy cierto.»
El prefecto Rústico dijo:
«Vamos al asunto que nos interesa y nos apremia. Poneos de acuerdo y
sacrificad a los dioses.»
Justino respondió:
«Nadie, a no ser por un extravío de su razón, pasa de la piedad a la
impiedad.»
Rústico replicó:
«Si no hacéis lo que os mandamos, seréis torturados sin misericordia.»
Justino contestó:
«Es nuestro deseo más ardiente el sufrir por amor de nuestro Señor
Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento nos dará la salvación y la
confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y
más terrible que éste.»
Igualmente, los otros mártires dijeron:
«Haz lo que quieras; somos cristianos y no sacrificaremos a los ídolos.»
El prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo:
«Por no haber querido sacrificar a los dioses ni obedecer la orden del
emperador, que sean azotados y conducidos al suplicio, para sufrir la pena
capital de acuerdo con las leyes.»
Los santos mártires, glorificando a Dios, fueron conducidos al lugar
acostumbrado; allí
fueron decapitados y consumaron su martirio en la confesión de nuestro
Señor Jesucristo.