Teatro en México
Teatro en México
Teatro en México
Armando Partida T.
(Universidad Nacional Autónoma de México)
1
Representada por la Compañía con los alumnos del Colegio de San Pedro y San Pablo, el domingo 2 de
noviembre de 1578 con motivo de la recepción de las Santas Reliquias donadas a la iglesia novohispana.
2
Othón Arroniz, Teatro de evangelización en nueva españa. Xalapa, Gobierno del Estado de Veracruz –
Universidad Veracruzana, Primera edición facsimilar, 1994, p. 155. Al respecto Arroniz abunda a
continuación “Es sabido cuánto la polémica alcanza toda su amplitud con el Pastor Fido, de Battista
Guarini (compuesto entre 1580-1585, pero publicado hasta 1590), y la severa crítica que a esa obra
enderezó Giason Denores con una fórmula lapidaria: el género es indeseable, ‘per essere mista, per
essere doppia, per non essere uniforme’”.
154
Por desgracia, la estatura de los grandes dramaturgos del siglo XVII del
teatro novohispano, Juan Ruiz de Alarcón y Sor Juana, han opacado la obra del
resto de los dramaturgos locales, muchas veces considerados como menores o
segundones, por casi la totalidad de la crítica literaria, que dejó de lado o en un
segundo plano las particularidades del arte dramático y del propio desarrollo
teatral y de la espectacularidad en la Nueva España, además de la propia
espectacularidad ya presente en el teatro de evangelización.
Por ello es necesario efectuar una reconsideración sobre esta producción
dramática y sus autores, para poder establecer el desarrollo del género dramático
en este período novohispano, sobre el que se puede encontrar un amplio
panorama, que va de los coloquios y autos, pasando por las tragicomedias,
apologías, hagiografías, loas, hasta llegar a la comedia barroca. De allí que los
autores dramáticos presentados a continuación, de ninguna manera deben
considerarse como supeditados al par antes mencionado, dado que ninguno creó a
la sombra de éstos; sino simultáneamente a ellos, siguiendo los modelos
asimilados, para así poner de manifiesto su propio ejercicio en la producción
dramática de su tiempo.
Francisco Bramón (¿? 1664) es autor de la novela Los sirgueros de la virgen
sin original pecado (1620), “‘una especie de novela pastoril entretejida en prosa y
versos, en la que relata los plácidos escarceos bucólicos de algunos personajes
bautizados con nombres pastoriles: Anfriso, Palmerio, Florinarda y Marcila”.3
Novela híbrida, en la que además de la prosa y el verso se incluye también el
género dramático en el capítulo tercero, El auto del triunfo de la Virgen y gozo
mexicano, representado por los mismos protagonistas de la narración. Para
Agustín Yañez, quien la editara en el siglo XX, 4 la novela no resulta
estilísticamente homogénea, en tanto Anderson Imbert considera
3
Humberto Maldonado, La teatralidad criolla del siglo XVII. Estudio introductorio y notas. México,
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), 1992 (Teatro Mexicano, Historia y Dramaturgia
VIII), p. 52.
4
Agustín Yañez, Francisco Bramón Los sirgueros de la Virgen Joaquín Bolaños La portentosa vida de la
muerte. Prólogo y selección. México, Imprenta Universitaria, 1943 (Biblioteca del Estudiante Universitario
45).
155
[q]ue el libro tiene una cerrada unidad de autor y de estructura. No
sólo la novela y el auto son interdependientes, sino que en esa
interdependencia reside el mayor valor de Los sirgueros: es la novela
de la creación de un “auto”. Las diferencias de estilo... entre el relato y
el “auto virginal” podrían explicarse fácilmente --sin necesidad de
acudir a la hipótesis de dos autores-- por la sencilla razón de que esos
estilos están funcionando en géneros diferentes. Aun así salta a la vista
que la materia es común: los argumentos sobre el pecado original y la
Inmaculada Concepción de María se repiten en la novela y en el auto
con los mismos giros lógicos y expresivos.5
5
H. Maldonado, ob. cit.; p. 52.
6
Idem.
7
A.Yañez, ob. cit.; p. XVII.
8
Tres piezas teatrales del virreinato -Tragedia del triunfo de los santos, Coloquio de los cuatro Reyes de
Tlaxcala, Comedia de San Francisco de Borja. Edición y prólogos de José Rojas Garcidueñas y Juan José
Arrom, México, Instituto de Investigaciones Estéticas UNAM, 1976.
156
No obstante, las consideraciones al respecto, el investigador del teatro
novohispano del siglo XVI, José Rojas Garcidueñas, ya había señalado su posible
pertenencia al siglo XVII, por las características literarias que en éste encontrara:
9
Cf., José Rojas Garcidueñas, “Prólogo al Coloquio de los Cuatro Reyes de Tlaxcala”, Tres piezas
teatrales del virreinato --Tragedia del triunfo de los santos, Coloquio de los cuatro Reyes de Tlaxcala,
Comedia de San Francisco de Borja. México, UNAM, 1976, p. 149-181.
10
Idem, p. 164.
11
Cuadernos Americanos, Vol. CLXIII, Nº 2, marzo-abril 1969. México, p. 172 a 184.
12
Arturo Souto Alabarce, Teatro indiano, de los Siglos de Oro --Lope de Vega. El nuevo mundo
descubierto por Colón y El Arauco domado, Tirso de Molina: Trilogía de los Pizarro. Calderón de la Barca:
La aurora en Copacabana. Introducción. México, Trillas, 1988 (Lanterna Mágica, 12), p. 59-106.
157
Lope, fuera publicada en 1614, aunque Menéndez y Pelayo apunta que dicho título
ya aparecía en una lista de 1604.
Rojas Garcidueñas, en la presentación a la segunda edición del Coloquio...,
sigue la génesis del origen del manuscrito, mostrándonos con que se encontró:
...hay una pieza que parece ser de puño y letra del autor, pues la
escritura se parece mucho a la de la dedicatoria. Ya sea de Gutierre de
Luna o de otro, la letra es distinta a la del texto general, Esta pieza,
que se denomina capítulo, lleva por título Coloquio de la nueva
conversión y bautizo de los quatro ultimos Reyes de Tlaxcala en la
Nueva España. El coloquio, que parece haber sido intercalado, termina
en la hoja 246.14
13
J. Rojas Garcidueñas, ob. cit.; p. 152.
14
J. Rojas Garcidueñas, ob. cit.; p. 154.
158
XICO:
¿Qué haré? ¿Dejaré mi Hongol
Por ese Cristo extranjero
Dios-hombre y Dios español?
¿Dejaré luna y lucero,
Noche y día, cielo, sol?
Pero sí lo dejaré;
Aunque la causa no sé
de que aventure su luz
Por eso que llaman cruz,
en que su martirio fue.
Mas no los puedo faltar,
Que si de su gusto excedo,
Temo que me han de matar…
Mas ¿quién busca a Dios por miedo
Si por amor se ha de hallar?
No hay cosa más imposible
Que dejar la antigua fe.
Pero si Hongol ángel fue,
y su costumbre terrible,
Cristo Dios es invencible.
Aquél, soberbio, impaciente,
que castigó su Hacedor
por rebelde e imprudente,
seguir a Cristo mejor
y estarle quieto obediente
(Sale Maxiscatzin Rey)15
De allí que consideramos no son del todo justas las objeciones de Elsa
Cecilia Frost respecto a este auto, en la antología sobre el teatro profesional
jesuita del siglo XVII:
...no es, a pesar de su título, una comedia histórica. El autor ni siquiera
intenta una reconstrucción, por esquemática que fuera, del mundo
prehispánico y de sus personajes puede decirse que carecen de
15
Coloquio de los cuatro reyes de Tlaxcala, ob. cit.; p. 202-203. Los versos correspondientes a La
famosa comedia del nuevo mundo descubierto por Cristobal Colón, de Lope de Vega, son los siguientes:
(Vanse.) (Dulcallín solo.) ¿Qué haré? ¿Dejaré mi Hongol/Por ese Cristo extranjero/Dios-hombre y Dios
español?/ ¿Dejaré luna y lucero,/noche, día, cielo, sol? / Pero sí lo dejaré;/aunque la causa no sé/de que
aventure su luz/por eso que llaman cruz,/en que su martirio fue. / Mas no los puedo faltar,/que si de su
gusto excedo,/temo que me han de matar;/mas ¿quién busca a Dios por miedo/si por amor se ha de
hallar? / No hay cosa más imposible/que dejar la antigua fe/y a la costumbre terrible. / Pero si Hongol
ángel fue,/y Cristo Dios invencible;/aquél, soberbio, impaciente,/que castigó su Hacedor/por rebelde e
imprudente,/seguir a Cristo mejor. (Éntre en hábito de indio, el Demonio, y téngale.) Teatro Indiano de
los siglos de oro, ob. cit.; p. 101-102.
159
cualquier relación con la realidad. Son enteramente unidimensionales y
resultan sólo portavoces de ideas teológicas.16
¿Pero acaso en esa época puede hablarse de otro teatro que no reuniera
estas características? Dada la circunstancia, ¿esto no vendría a ser una apología
de la tarea de la evangelización? Es decir, una obra apologética, al igual que la
anterior, características por igual determinantes del propósito de la escritura de
esta obra, concluyentes en el propio estudio de esta investigadora:
Por ello, no nos cabe la menor duda de que este texto fue escrito con el
propósito de celebrar el primer centenario del proceso claro y abierto de la
evangelización en Nueva España. Por su parte, el jesuita Matías de Bocanegra,
nacido en la ciudad de Puebla de los Ángeles en 1612 y muerto en 1668 en la
ciudad de México, fue un reconocido dramaturgo, además de confesor de monjas,
profesor de retórica, auxiliador de reos y famoso predicador -el mismo obispo Juan
de Palafox y Mendoza le mostró deferencia-. Además de haberse distinguido como
autor de un famoso poema de su época, A la vista de un desengaño, tema que,18
de cierta manera, es el eje central de su Comedia de San Francisco de Borja,19
hagiografía del segundo capitán de la orden de los jesuitas, Francisco de Borja,
duque de Gandía (1510-1572), principal en la corte de Carlos l -Carlos V de
Alemania- (1500-1558), quien al abdicar a favor de su hijo Felipe ll (1527-1598),
se recluyera en el monasterio de Yuste, siguiendo, de cierta manera, los pasos de
16
Elsa Cecilia Frost, Teatro profesional jesuita del siglo XVII. Estudio introductorio y notas. México,
CNCA, 1992 (Teatro Mexicano, Historia y Dramaturgia V), p. 33.
17
Idem.
18
Cf. Juan José Arróm: “”Matías de Bocanegra”, Tres piezas teatrales del virreinato --Tragedia del triunfo
de los santos, Coloquio de los cuatro Reyes de Tlaxcala, Comedia de San Francisco de Borja.
Presentación. México, UNAM, 1976.
160
Borja, su favorito, quien antes renunciara al mundo y sus privilegios, para
enlistarse en el ejército de la Compañía de Jesús.
A Matías de Bocanegra, en “su Historia de la poesía hispano-americana,
Menéndez Pelayo lo menciona como ‘humanista mexicano de vivo ingenio en el
siglo XVII, versificador gongorino, Autor de la ‘Canción alegórica al desengaño’,
que se hizo muy popular y fue glosada por muchos poetas’”.20
Además de autor de este famoso poema y de sermones, lo fue también de
escritos de circunstancia -como todos los poetas de su época-; entre los que
podemos considerar Viaje del marqués de Villena por mar y tierra a Nueva España
(1640), encontrado por igual entre los mismos documentos junto con La comedia
de San francisco de Borja, representada ante este virrey, a su llegada a México.
En su producción literaria se hace presente el pensamiento jesuita, al lado
de las particularidades barrocas dominantes, en obras como Arco triunfal de la
catedral de México (1640), Teatro jerárquico de la luz, pira cristiano-política del
gobierno, escrita con motivo de la llegada del virrey Salvatierra, en 1642, además
de “la descripción del auto de fe de 1649 y, al año siguiente, compuso versos
sobre la fábula de Hércules para celebrar la entrada del nuevo virrey, el conde de
Alba de Liste”21.
Como puede constatarse, la perspicacia jesuítica resulta dominante en la
producción literaria de este autor, definitiva para la escritura de su comedia, por
prestarse:
19
Ibid., p. 221-379.
20
E. C. Frost, ob. cit.; p. 32.
21
Ibid., p. 33.
161
accediera al envió de sus representantes a nuestro país, gracias a las peticiones de
Tata Vasco23 y de cuya llegada ya no pudo ser testigo, ya que falleció en 1565,
antes de la llegada del primer grupo de jesuitas (1572). En esta comedia, la
apoteosis del final concluye, al igual que en el Auto de la Virgen y gozo mexicano
de Francisco Bramón, con un rumboso tocotín,24 incluido en la estructura de esa
jordana teatral en que fuese representada la Comedia de San Francisco de Borja,
además de
Don Julio Jiménez Rueda, al igual que Thomas Hanrahan, atribuye también
a Bocanegra la comedia Sufrir para merecer, por haberse encontrado entre los
demás manuscritos de este autor. Sin embargo, Elsa Cecilia Frost no la estima de
su autoría, al igual que otros investigadores, por considerar que:
22
Idem.
23
Vasco de Quiroga (1470?- 1565). Oidor de la Nueva España y visitador y obispo de Michoacán (1534),
fundó la comunidad indígena de Santa Fe, y fomentó la formación de oficios e industrias locales en
Michoacán
24
Cf. Armando Partida Tayzan, “El tocotin en la loa para el auto “El divino Narciso”: ¿Criollismo
sorjuanino?, en: bib.crevantesvitual.com/FichaMateria,html? Ref=75021.
25
Tres piezas teatrales del virreinato --Tragedia del triunfo de los santos, Coloquio de los cuatro Reyes
de Tlaxcala, Comedia de San Francisco de Borja. Edición y prólogos de José Rojas Garcidueñas y Juan
José Arrom. México, Instituto de Investigaciones Estéticas UNAM, 1976, pp. 377-379.
162
argumento, la pieza es una buena muestra de todo lo que la Compañía
de Jesús combatía en el teatro26.
Para satisfacer el gusto del público, el teatro barroco profano puso sobre el
escenario situaciones, personajes y enredos, presentes en la realidad del
momento, correspondientes a la vida cotidiana de las clases sociales dominantes;
de allí que la iglesia novohispana consideraba la comedia como una amenaza para
las buenas conciencias de sus feligreses. El mismo obisp, Juan Palafox y Mendoza
las censuró en su Epístola Exhortária a los Curas y beneficiarios de la Puebla de los
Ángeles (1664):
[n]o son las comedias sino un seminario de pasiones, de donde sale la
crueldad embravecida, la sensualidad abrasada, la maldad instruida...
¿qué cosa hay allí, que sea de piedad?... Ver hombres enamorados,
mugeres engañando, perversos aconsejando... desenfrenan todos los
apetitos sensuales... allí se recrean y se relajan los sentidos, allí se
deleytan las potencias y cobran fuerzas los vicios... porque sin duda es
26
E. C. Frost, ob. cit.; p. 35.
27
H. Maldonado, ob. cit.; p. 30.
28
H. Maldonado, ibid., p. 42.
163
cátedra donde enseñan las maldades, en donde a la casada le advierten
como engañará al marido, a la doncella a sus padres, de qué manera se
harán sin pena los adulterios... ¿qué hace el Christiano donde se
enseñan los vicios sino a prender a obrar lo que está mirando hacer? 29
29
Hildburg Schilling, Teatro profano en la Nueva España. Fines del siglo XVI a mediados del XVIII.
México, UNAM, 1958, p. 168.
30
H. Maldonado, ob. cit.; p. 42.
31
María Dolores Bravo Arriaga, Sor Juana Inés de la Cruz, antología. Estudio introductorio y notas.
México, CNCA, 1992 (Teatro Mexicano, Historia y dramaturgia VII), p. 46-7.
164
Ignacio Arellano, un investigador español de nuestros días, asegura que
“existe [...] en el siglo XVII la conciencia de un tipo de comedia
especial, de tema amoroso y ambiente coetáneo y urbano, con
personajes particulares y basada fundamentalmente en el ingenio. (34)
Galanes y damas se persiguen a través de enredos y malentendidos
para llegar al objeto de su deseo amoroso, pues la “comedia de capa y
espada” concluye siempre felizmente con la concertación de la boda de
los protagonistas32.
De manera que, si bien aún cabe la duda de que Matías de Bocanegra sea
el autor de Sufrir para merecer, no podemos negar que esta comedia barroca
corresponde a la primera mitad del siglo XVII y que ésta sigue el modelo propio de
la comedia amorosa, de la comedia barroca de la época.
Agustín de Salazar y Torres (1642-1675) es otro de los dramaturgos que si
bien no del todo criollo, si podemos considerarlo como hispanomexicano por haber
residido en Nueva España de 1647 a 1660 y haber regresado a Europa después de
efectuar sus estudios en los colegios de estas tierras, cuando ya contaba con obra
literaria, iniciada a los catorce años. De su comedia Elegir al enemigo (1664)33 es
particularmente significativa la loa, en la que aparece América, como uno de los
cuatro continentes, entonces reconocidos. Sobre el particular, Maldonado apunta
en su presentación a la edición:
32
M. D. Arriaga Bravo, ob. cit.; p. 47
33
H. Maldonado, ob. cit.; p. 75-116.
34
H. Maldonado, ibid., p. 71.
165
jesuítica a mediados del siglo XVII, a los que por igual tuviera acceso Sor Juana
Inés de la Cruz, como fácilmente puede comprobarse en la lectura de su obra.
Sobre las características de la construcción dramática de la Loa de este
autor, Maldonado anotaría:
Estos tratadistas sin duda alguna fueron conocidos por Sor Juana,
aproximando su estética a la de éste autor. Al respecto, después del estudio de la
obra de Salazar y Torres, Humberto Maldonado arriesgaría en una conversación la
conjetura de que el modelo de loa seguido por nuestra dramaturga correspondía
más al de este dramaturgo que al de Calderón, como todos los estudiosos de su
obra lo han señalado. Hipótesis que, por desgracia, Maldonado no pudo probar
debido a su temprana desaparición; pero, de cierta manera, puede detectarse.
A su favor habla el conocimiento indudable que de la obra de Salazar y
Torres tuviera la monja jerónima, al haber contribuido con el tercer acto de la
comedia El encanto es la hermosura o el hechizo sin hechizo, dejada inconclusa
por éste y hace poco tiempo editada, como La segunda Celestina,36 a la cual la
propia Sor Juana se refiriera en el segundo sainete de su comedia Los empeños de
una casa (1683).
Maldonado encuentra la evidencia del criollismo de este autor en que no
obstante aludir a la situación que se vivía en la monarquía de los Absburgo
35
H. Maldonado, ibid., p. 72.
36
Guillermo Schmidhuber, Sor Juana Inés de la Cruz/Agustín de Salazar y Torres. La segunda Celestina.
edición y prólogo. México, Vuelta, l990 (El gabinete literario).
166
cantar, uniendo sus gestos a las muecas de sus compañeras Asia,
África y Europa ... Contrario de lo que imaginaba un ciudadano
madrileño, aferrado a sus timbres y blasones, América desea imponer
ante el Día y la alegría, su presencia perfectamente individualizada --
junto con la de Asia--, aunque sólo sea para ponderar los trabajos
evangelizadores de los españoles que dirigieran la conquista espiritual
en sus dilatados territorios.37
Por otra parte, se impone hacer mención de que el destino de Acevedo está
por igual relacionado con el destino de la dramaturgia criolla del siglo XVII, hecho
por igual consignado por Sor Juana en Los empeños de una casa, representada en
1683, un año antes de la de Acevedo y acerca del cual también hace mención, en
el sainete segundo de sus empeños...
37
H. Maldonado, Maldonado 73.
38
Ibid., p. 123-167.
39
Ibid., p. 119.
40
Idem.
167
Asimismo, al capitán Alonso Ramírez de Vargas (1662-1696) podemos
considerarlo como otro de los dramaturgos novohispanos distinguidos del XVII.
Ampliamente apreciado como autor dramático en su momento por su reconocido
auto El mayor triunfo de Diana, presentado hacia 1683, para la celebración de los
festejos universitarios de ese año, ante el virrey Tomás Antonio de la Cerda y
Aragón, conde de Paredes y marqués de la Laguna. Esta circunstancia lo hace
contemporáneo de Sor Juana -de quien el mismo año se representaran sus
empeños...- y, del cual da noticia Sigüenza y Góngora en Triunfo parténico,
quien, sin duda alguna, fue espectador de esta lujosa representación emparentada
con el teatro palaciego:
El mayor triunfo de diana salió tan perfecto en las partes de que consta
su primoroso artefacto, que juzgando no debérsele para su
representación menos adornos que en los que su todo excedieron a
cuantos aquí nos han vendido por grandes, se dispuso en el general
uno: “Cual ya dio Atenas / Cual Roma teatro dio a sus escenas”...No se
advirtió en su estructura laboriosa cosa alguna que no se admirase
perfecta, siendo sus apariencias y mudanzas tan instantáneas que
dejaban burlados en su presteza a los ojos linces, admirándonos éstos
de las costosísimas galas que a cada paso servían.41
Por fortuna, contamos con la jornada teatral de los empeños... de sor Juana para
poder apreciar las partes constitutivas de su composición dramática, además de su
barroca estructura, permitiéndonos restablecer la dramaturgia y teatralidad de la
41
H. Maldonado, op. cit., p. 171)
42
Idem.
168
segunda mitad del siglo XVII novohispano. Gracias a la crónica de Sigüenza y
Góngora, se puede conjeturar sobre la escenificación del triunfo de Diana.
Escenificación que, por igual, nos muestra las formas de representación de su
momento, ya no en el teatro palaciego, sino en el Coliseo:
43
Idem.
44
Ibid., p. 172.
45
Ibid. pp. 175-176.
169
la manera barroca, resultan “verdaderos gritos visuales”, como personajes
escénicos. 46
Como hemos podido percatarnos en este panorama de la teatralidad
novohispana del siglo XVII, la diversidad de géneros es riquísima y, tanto el texto
dramático como el espectacular, correspondían a las expectativas del público
novohispano. Por otra parte, la función estética y la social estaban determinadas
por las propias condiciones entonces imperantes en Nueva España y por el
desarrollo de la teatralidad peninsular, ya que los dramaturgos criollos seguían los
modelos en boga, para poner de manifiesto sobre los escenarios la teatralidad de
su propia vida social.
Y, finalmente, salta a la vista el hecho de que el catálogo de obras y de
dramaturgos criollos de este siglo XVII es mucho más amplio y variado que la
dupla hasta ahora sólo reconocida de Juan Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la
Cruz.
Abstract:
The idea that the Novohispanic theatre scene of the 17th Century was rather poor
is largely mistaken. On the one hand, because there were many playwrights at the
time, but they were overshadowed by the fame of Juan Ruiz de Alarcón and Sor
Juana Inés de la Cruz. On the other hand, because the Novohispanic society
needed means of entertainment, and Spanish or local theatrical performances
were a big part of them. These performances included heroic tragedies, comedies
of saints or comedies of errors with a romantic plot. In this article, we present
some of the less known active authors of this century.
46
Ibid. 172.
170