Castoriadis

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Prof. Nicolás Sosa Georgieff.

Filosofía.
Naturaleza y valor de la igualdad (Ginebra,1981) en “Los dominios del hombre”. Cornelius
Castoriadis (1922-1997).

La sociedad es autocreación, su institución es autoinstitución hasta ahora autoocultada. Esta


autoocultación es precisamente la característica fundamental de la heteronomía de las sociedades. En las
sociedades heterónomas, es decir, en la inmensa mayoría de las sociedades que existieron hasta ahora
-esto es, casi todas-, encontramos (institucionalmente establecida y sancionada) la representación de una
fuente de institución de la sociedad que está fuera de la sociedad: los dioses, Dios, los antepasados, las
leyes de la naturaleza, las leyes de la razón, las leyes de la historia. En otras palabras, encontramos la
representación impuesta a los individuos de que la institución de la sociedad no depende de ellos, de que
los individuos no pueden establecer ellos mismos su ley -pues esto es lo que quiere decir autonomía-, sino
que la ley está ya dada por algún otro o alguna otra entidad. Hay pues autoocultación de la autoinstitución
de la sociedad y esto forma parte de la heteronomía de la sociedad.

Pero toda sociedad es también creación de un tipo histórico específico de individuo y “fabricación en
serie” de ejemplares de ese tipo: la que la sociedad francesa, suiza, norteamericana o rusa fabrica como un
individuo tiene muy poco que ver (aparte de características tan generales que resultan vacías) con el
individuo que fabricaban las sociedades romana, ateniense, babilónica o egipcia, para no hablar de
sociedades primitivas.

Esta creación y esta fabricación implican siempre la forma abstracta y parcial de igualdad, porque la
institución opera siempre por lo universal y en lo universal o lo que yo llamo conjuntista-identitario: la
institución opera atendiendo a clases, propiedades y relaciones. La sociedad, desde el momento que está
instituida, crea al comienzo una “igualdad” sobrenatural entre seres humanos... La sociedad debe decir:
los hombres, las mujeres, los que tienen entre dieciocho y veinte años, los que viven en tal aldea; opera
necesariamente atendiendo a clases, relaciones, propiedad. Pero esta “igualdad” segmentaria y lógica es
compatible con las desigualdades sustantivas más agudas.

La idea de una igualdad social y política de los individuos no es ni puede ser una tesis científica o una
tesis filosófica. Es una significación imaginaria social y, más precisamente, una idea y una voluntad
política, una idea que corresponde a la institución de la sociedad como comunidad política. (…)

(...)Semejante sociedad autónoma es inconcebible sin individuos autónomos y viceversa. Es una grosera
falacia oponer aquí una vez más sociedad e individuo, autonomía del individuo y autonomía social, puesto
que cuando decimos individuos hablamos de un aspecto de la institución social y cuando hablamos de un
aspecto de la institución social hablamos de algo cuyo único portador efectivo, eficaz y concreto es la
colectividad de los individuos. No puede haber individuos libres en una sociedad sometida. (…)
La autonomía de los individuos, su libertad (que implica, claro está, la capacidad de cuestionarse a ellos
mismos) tiene también sobre todo como contenido la participación igual de todos en el poder, sin la cual
no hay ciertamente libertad, así como no hay libertad sin igualdad. ¿Cómo podría yo ser libre si otros
deciden sobre lo que me incumbe y yo no puedo tomar parte en esa decisión? (…)
Para pensar...
¿Qué implica la institución social?, ¿qué supone “fabricar individuos” en esta sociedad?En relación
al texto, ¿qué preguntas filosóficas te surgen? y, ¿cuál consideras que es la tarea del filosofar?

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